Del fútbol como excusa

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  • 7/28/2019 Del ftbol como excusa

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    que atae no slo a una dimensincolectiva,a la tragedia deunasocie-dadescindida entre traidores y vc-timas, sino tambin a un nivel nti-mo, casi ontolgico. Pero ms alldel plano poltico, Martutene estambin una historia de amor in-usual. Una historia que retrata lostringulos amorosos desde unaperspectiva desacostumbrada: lade las injusticias que cometen lasparejas casadas con quienes inter-fieren en sus vidas. Embebida encierta manera en el argumento deMontauk, hasta tal punto que unahistoria parece la continuacin dela otra, Martutenerecala en aspec-tos aparentemente insignificantes

    peroque delatan nuestras miseriasy nuestros ms profundos miedoscomo seres humanos. Esta es sugrandeza, lo que la hace nica.

    Deca Claude Simon, y esta estambin la frase escrita en la con-traportada de Los pasos inconta-bles, que lamemoriaes unplatoro-to. Ramn Saizarbitoria sabe en-contrar los fragmentos dispersos ycasi escondidos del plato. Lo haceminuciosamente,sin quesele esca-pe ninguno. Solo as logra la obraperfecta; una obra sin fisuras. |

    ron haber vivido y compartido susamigos muertos: Cuando todoaquello acabase (...) a Diego sola-mente le quedara un camino: em-pezar a escribir por una vez desdesu propia piel, contar cmo cono-ci a Sotoy Zeberio,narrartodo loque sucedi en los momentos quecompartieron y todo lo que suce-di en los momento que no pudie-ron compartir. Y es as como, na-rrando lo que no pudo compartirconsus amigos, se amplael marconarrativo, que no solamente giraen torno a los dos jvenes asesina-dos por los terroristas del GAL sibien su memoria impregna toda lanovela, sino sobre lavidadelpro-pio Diego, recreada en una suce-sin de escenas que remiten inevi-

    tablemente al momento en que lostorturadores escribieron en su es-paldala palabra chivato y a cuandoescuch los gritos de sus amigos

    justo antes de que fuesen enterra-dos en cal viva.

    Es inevitable que quien narraloshechosse conviertaen el prota-gonista: Este narrador se busca as mismo. Las experiencias trau-mticas se van acumulando: la des-aparicin del padre; Ana, el amorde su vida, perdida, reencontraday perdida definitivamente; amoresy amistades, fidelidades y traicio-nesquese irnenlazando con elpa-

    sado que le atormenta. Se crea deeste modo un mundo rico y varia-do, donde cada personaje tiene supropia historia y donde el pasadoregresa, como regresa Ana, paracrear una sensacin de vaco. Muyespecialmente con el ingeniero se-cuestrado por ETA, encerrado enun zulo y atormentado por lashor-migas queintentamatarcon la ayu-da de Diego. O con la carpeta don-de estaban los manuscritos deSoto, dramaturgode enorme curio-sidad intelectual, y dela quese apo-dera Diego, no se sabe muy bien siconel afn de utilizarlos para con-vertirse en el prestigioso escritorquees hoyo para continuarla obrainterrumpida de quien fuera sugran amigo. Su relacin con Glorialelleva a traducirPlatnov,de Ch-

    jov, un escritor que tiene un enor-me peso, como lo tienen, en menormedida, Pessoa (Llegu a Lisboa,pero no a una conclusin), Kafka,Borges o Faulkner.

    Todo contribuye a la notable ri-queza de una novela alejada de loslugares comunes, donde las esca-sasreferencias generales a los vas-cos, ms all de sus personajes,estn expresadas con dramticaintensidad, como en laobraDesan-grarse de Gloria, la hija de un si-niestro admirador del nazismo.Consciente de que el primer com-promisode todo novelistaes conlaliteratura, Harkaitz Cano ha sabi-dodara unconflictode origenpol-tico una dimensin profundamen-tehumana entorno a laprdidadela felicidad,en torno al tanacucian-te como imposible deseo de volvera bailar el twist, como hicimos elao pasado. |

    ALBERT LLAD

    Daniel Vzquez Salls (Barcelona,1966) compaginsu formacinpe-riodstica con la cinematogrficaen Nueva York. Eso, junto al gustoporla gastronoma,herencia recibi-da de su padre Manuel VzquezMontalbn, lo han convertido enun cronista polifactico que puedehablar tanto de ftbol, de espascomo de cocina (obtuvo el premioArzak en el 2004). Con su terceranovela, El intruso, logra una apeti-tosa mezcla que funciona por elhbil uso de las prolepsis, antici-pando acontecimientos a un lectoryaatrapadoporel ritmode unpro-tagonista, Mem (Marcial Crde-nas), que pasa de ser un escritor

    con nfulas de malditismo a estaren la primera fila del complejo en-granaje delFC Barcelona, en plenadecadencia (el relato se sita en el

    2021), despus de que se hayan re-tirado viejas glorias como Xavi.Ser guionista me ayud mucho aestructurar las historias. A inten-tar que no hayan demasiadas ca-das en el relato. Pero despus hasde dar el salto y convertirte ennarrador, apunta sonriente.

    Reconoce el privilegio de habersido hijo del creador del detectivePepe Carvalho en muchas facetas.Como la del ftbol. En este senti-do, recuerda las tertulias en casa,despus de jugar el Bara, con He-

    rralde, Termes o Borja RiSiempre hasta tarde y con mhumo. En El intruso el ftbslo unaexcusa.La novelase ctituyecomouna stiraen el quvicepresidente (Bellpuig) conal protagonista para que le ime de los movimientos de otrectivo (Dalmau), mientras upresidente (Muiz), llorn y vorico gracias a la especulacimobiliaria aparece como el spatriasde unclubal bordedelmo.La burbujaan no ha expdo en el ftbol, pero llegar. Dsensacin de que todo est agtado con pinzas, afirma el aHay mucha gente en el mudel ftbol contina a quienimporta nada el deporte. El fes slo plataforma de poder.

    Su prosa gil nos adentra, en un entramado que resultaautntica metamorfosis del etorfrustrado,que seroruga,cllo, hasta convertirse (as se ven unacrislida. Abandona a la

    jer (Carola), una mantis resa, para experimentar una n

    juventud al lado de una prostNo es la primera vez que el ase interesa por el tema de la fliaen la doble condicinde po

    lidad y crcel.EnLafiestaha tnado (2009) tambin tratabunacrisis de pareja. Para Vzque pas una tragedia persoescribir le ayud a reponersede a una cancin de Serrat:haynadamsbelloque loqueca he tenido, nada ms amadolo que perd.

    Otro de los focos de esta novela son los hermanos Whfichajesestrella,unoen el Readrid y otro en el Bara. Es, cun juego de espejos, una moqueva ensendonoscmo ladel fracaso y del xito se parms de lo que creemos a prio

    La ciudad y el ftbol tambi

    dan de la mano. El Bara hmuy bien para no caer en un do de depresin generalizpiensa el autor. La ciudad hautodefinirse. Quiere ser unatal? O recuperar algo del esplibre de los aos setenta?, quez se muestra a favor dtransformacin pero sin quese traduzca en una obsesinla esttica. En cierto sentido,ce que quieran convertir Barnaen Suiza, y estnquitandolanas de vivir en la calle. |

    Narrativa DanielVzquez Sallsescribe una stisobre la decadencia de un Bara del futuro en el qla nica victoria es el poder y el cinismo personal

    Del ftbol

    como excusa

    Ramn Saizarbitoria EREIN

    La novela gira entorno a dos miembrosde ETA torturadosy asesinados, vistospor un delator y testigo

    DanielVzquez SallsEl intruso

    TEMAS DE HOY

    352 PGINAS

    18.50 EUROS

    El autor DanielVzquez SallsMAN ESPINOSA