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DEL OCIO A LA FÁBRICA

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DIEGO ROLDÁN - Del ocio a la fábrica. Sociedad, espacio y cultura en Barrio Saladillo (Rosario, 1870-1940), Prohistoria Ediciones, Rosario, 2005 * Los hilos que tejen la trama contada en este libro articulan la historia de un barrio de la denominada "Zona Sur" de Rosario con vastos fragmentos de la historia rosarina y argentina de los siglos XIX y XX. Del Ocio a la Fábrica… persigue el objetivo de mostrar las marcas constitutivas del proceso de configuración de un espacio. Las preguntas que animaron la investigación y las demostraciones a las que se arribó tras aquella, encuentran su punto de partida en síntomas, para calar luego en lo profundo. La investigación se centró en la confirmación histórica del barrio Saladillo (Rosario), durante el período que se inicia en las últimas tres décadas del siglo XIX y concluye aproximadamente en 1940. La fundación de la Aldea Saladillo por el Consejo Ejecutor de la Municipalidad de Rosario en 1873 y la inauguración de los Nuevos Mataderos Municipales en el cruce de las calles Lamadrid y Convención, en 1932, son los extremos de la periodización del rico proceso que configuró a Barrio Saladillo y a la Zona Sur de Rosario de manera relativamente duradera. Saladillo dejó de ser un faubourg burgués para convertirse en un barrio obrero. Presentar el análisis de esa metamorfosis en toda su complejidad es el principal objetivo de este libro.

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prohistoriaediciones

DIEGO P. ROLDÁN

Del Ocio a la FábricaSociedad, espacio y cultura

en Barrio SaladilloRosario 1870-1940

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prólogo de Darío G. Barriera

prohistoriaediciones

ISBN 987-20884-7-0Rosario, 2005

DIEGO P. ROLDÁN

Del Ocio a la FábricaSociedad, espacio y cultura

en Barrio SaladilloRosario 1870-1940

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Roldán, Diego P.Del ocio a la fábrica: sociedad, espacio y cultura en barrio Saladillo. Rosario,

1870-1940 / por Diego Pablo Roldán; prologado por Darío Barriera. - 1a ed. - Rosario:Prohistoria Ediciones, 2005.

284 p. ; 23x16 cm. (Crónicas Urbanas / dirigida por Sandra Fernández y GabrielaDalla Corte ; 3)

ISBN 987-20884-7-0

1. Historia-Rosario (Santa Fe 2, prov). I. Barriera, Darío -prol. II. Título CDD 982.24.Fecha de catalogación: 02/03/2005

colección Crónicas Urbanas — 3ISSN 1668-5369dirigida por Sandra Fernández y Gabriela Dalla Corte

Tirada: 500 ejemplares

Composición y diseño: Prohistoria EdicionesEditing: DPRDiseño de Tapa: Grabinski Seguí EnelbancoIlustración de Tapa: Verónica Martínez

TODOS LOS DERECHOS REGISTRADOSHECHO EL DEPÓSITO QUE MARCA LA LEY 11723

© Diego P. Roldán© prohistoria edicionesTucumán 2253, S2002JVA ROSARIO, ArgentinaEmail: [email protected]: www.prohistoria.com.ar

Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio, gráfico,magnético, electrónico u óptico, incluyendo su diseño de portada, tipográfico y logos, sinexpresa autorización del editor.

ISBN 987-20884-7-0

Impreso en la Argentina – Printed in Argentina

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A Carlos GuidaIn Memoriam

Para María Esther y Ramón

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Índice

PRÓLOGO .........................................................................................

INTRODUCCIÓN .............................................................................

I LA MIRADA DEL SILENCIO. ITINERARIOS Y ..............TENSIONES ENTRE EL PASADO Y EL PRESENTE .......

II INMIGRACIÓN Y NEGOCIOS.MANUEL Y JOSÉ ARIJÓN: TRAYECTORIAS,INVERSIONES, ESPECULACIÓN Y FILANTROPÍA. ....ROSARIO 1857-1924 ..............................................................Dos hermanos: tentativas sobre la zona oscura que conducede la inmigración al éxito comercial ....................................................

III LA SOCIEDAD ANÓNIMA “EL SALADILLO”. ................EQUIPAMIENTO, URBANIZACIÓN, LOTEO Y ..............POBLAMIENTO ......................................................................Aguas curativas, primeras funciones urbanas y borrosos recuerdosde cosechas de alfalfa ...........................................................................La Sociedad Anónima “El Saladillo”. Los perfiles de una renovaciónseccionada .............................................................................................La belleza del paisaje y el discreto encanto del suburbio ....................Urbanización, equipamiento y poblamiento .........................................

IV “SALADILLO ERA UN MUNDO”.OCIO, DEPORTE Y CELEBRACIÓN .................................Los Baños del Saladillo ¿De la curación al ocio? ................................Palomas y blancos. Ocio y patriotismo en la práctica del Tiro ............La poética del espacio. Dos poemas titulados “El Saladillo” ................

La pérdida del aura ...............................................................................a-¿Baños privados o públicos? Vida y muerte de la exclusividad ...... de una práctica social .......................................................................b-Los Corsos del Saladillo: distinción y masividad, serpentinas ........ y pedradas .........................................................................................

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V LA RUTA DE LA CARNE Y LA RECONFIGURACIÓN ..DEL ESPACIO. INSTALACIÓN DEL FRIGORÍFICO .....SWIFT Y DEL NUEVO MATADERO MUNICIPAL ..........La imaginación rendida frente al cálculo. Dilemasen la construcción y en la localización de los Nuevos Mataderosy del Mercado de Haciendas ................................................................a- La ciudad contra los mataderos ......................................................b- Reforma o demolición. Posibilidades para la relocalización .........

del Matadero y la construcción del Mercado de Haciendas ...........c- Entre los estertores de la Guerra, los Nuevos Mataderos ...............

regresan a Tablada ...........................................................................d- Después de la Guerra. Mataderos y Viviendas

en los años 1920s. ............................................................................Cámaras frías sobre las orillas del arroyo y la comercializaciónde la carne .............................................................................................Aguas rojas, olores fétidos y Pueblos Nuevos .....................................Mataderos y Frigoríficos, la carne nace del Sur ...................................

CONCLUSIONES .............................................................................

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Siglas y abreviaturas más utilizadas

ACD Actas Concejo Deliberante de RosarioADGC Archivo de la Dirección General de Catastro de la Municipalidad

de RosarioACE Archivo del Colegio de Escribanos, RosarioAGP Archivo General de la Provincia de Santa FeAMHP Archivo del Museo Histórico Provincial, RosarioAT Archivo Torriglia, RosarioATP Archivos Tribunales Provinciales, RosarioAv. AvenidaBv. BulevarDGTG Dirección General de Tiro y GimnasiaDS CDN Diario de Sesiones Cámara de Diputados de la NaciónDS CSN Diario de Sesiones Cámara de Senadores de la NaciónDS HCD Diario de Sesiones del Honorable Concejo Deliberante, RosarioET HCD Expedientes Terminados del Honorable Concejo Deliberante,

RosarioMCEMR Memorias del Concejo Ejecutor de la Municipalidad de Rosariom/n moneda nacionalPE Poder Ejecutivo

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Ilustración 1 — Panteones Familias José y Manuel Arijón ....................

Ilustración 2 — Evolución de la Lonja Manuel Arijón años 1870s. .......

Ilustración 3 — Detalle de la Tumba de José Arijón ..............................

Ilustración 4 — Plano de Rosario año 1905 (Fragmento) .......................

Ilustración 5 — Almacén y Astillero - Puerto Plaza de Saladillo ...........

Ilustración 6 — Plano de Rosario 1858...................................................

Ilustración 7 — Chalet de Fausta Coll de Arijón – Av. Arijón ...............

Ilustración 8 — Chalet de Constantino O. Raffo .....................................

Ilustración 9 — Chalet del Ing. Abel J. Pagnard .....................................

Ilustración 10 — Chalet ocupado por Pedro Mayor – Av. Arijón 38 .......

Ilustración 11 — Establecimiento Balneario de Saladillo –Compartimentos .............................................................

Ilustración 12 — Establecimiento Balneario de Saladillo –Pileta de Natación ..........................................................

Ilustración 13 — La cascada de los Baños – Pileta...................................

Ilustración 14 — Restaurante y Café de los Baños ...................................

Ilustración 15 — Club Diana de Tiro a la Paloma – Vista exterior ..........

Ilustración 16 — Club Diana de Tiro a la Paloma – Vista interior ...........

Ilustración 17 — Chalet de la Compañía del Ferrocarril Rosario –Puerto Belgrano – Av. Arijón 20 ...................................

Ilustración 18 — Antigua Estación del Tranway – Av. Arijón ..................

Ilustración 19 — Panadería Ferrari – Av. Arijón ......................................

Ilustración 20 — Almacén Ramaciotti – Av. Arijón y Ayacucho ..............

Ilustración 21 — Carnicería de Saladillo – Av. Arijón .............................

Ilustración 22 — Escuela Mixta Provincial – Av. Arijón 33 .....................

Ilustración 23 — Comisaría – Av. Arijón 49 .............................................

Tabla de Ilustraciones

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Ilustración 24 — Proyecto de Urbanización. Barrio Saladillo.Primera Sección (1906) .................................................

Ilustración 25 — Primera y Segunda Sección Barrio Saladillo.Detalle de lotes por manzana y recorridodel Tranway (1909) .......................................................

Ilustración 26 — Proyecto de Urbanización. Barrio Saladillo.1° y 2° Sección (1909) ..................................................

Ilustración 27 — Plano de la red de Aguas Corrientes y Cloacas.Rosario 1909 ..................................................................

Ilustración 28 — Tiro Suizo Fachada – Album Sociedad Anónimael Saladillo .....................................................................

Ilustración 29 — Tiro Suizo – Folleto 1926 ..............................................

Ilustración 30 — Diagrama Proyecto Plaza Colón 1926 ..........................

Ilustración 31 — Plano Rosario 1915 (Fragmento) ..................................

Ilustración 32 — Plano Rosario 1927 .......................................................

Ilustración 33 — Plano Rosario 1931 (Fragmento) ..................................

Ilustración 34 — Tranvías Rosario 1941 ...................................................

Ilustración 35 — Proyecto de Retrazado de la línea 8de Tranvía a Saladillo 1934 ...........................................

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Prólogo

El contenido del libro de Diego Roldán puede considerarse el resultadode al menos dos largos procesos: la elaboración de una Tesis de Licen-ciatura en una Universidad estatal argentina y la necesaria traducción de un

texto de tesis al formato libro. Dos desarrollos que requieren mucha disciplina, ungran esfuerzo y, desde luego, de los cuales puede esperarse poco rédito. La Universi-dad Nacional de Rosario casi no produce Licenciados en Historia porque, en términosde rendimiento, esa titulación compite mal con la de Profesor —habilitante para ense-ñar, investigar y estudiar posgrados. Transformar una tesis en libro es, sobre todo, unacto de generosidad que exige atravesar el umbral existente entre la producción aca-démica del conocimiento y la transmisión de sus resultados a una comunidad másamplia que la académica, sin abrigar la menor expectativa sobre la obtención de unbeneficio comercial.

Ambos procesos presentan también otras semejanzas: una, quizás la central, esque suponen aprendizajes en los cuales el embrión se convierte en candidato, atrave-sando ritos e instancias represivas insalubres. Las voces que el investigador en ciernesdecide oír a lo largo de su formación, es cierto, le abren caminos y muestran horizon-tes; pero también ocluyen ventanas, desalientan experimentaciones, truncan expecta-tivas. Al final, que el asunto haya arribado a algún puerto o haya naufragado, dependeen gran medida de la fortaleza del embrión, de los recursos del candidato.

Pocos tienen la energía que Diego Roldán esgrime para investigar y para contarlos resultados de su investigación. Para insistir, para desistir y para abrir brechas nue-vas. Este, su primer libro, rinde tributo a lo mejor que puede esperarse de un libro dehistoria: equilibrio entre ideas –en plural– y datos; entre pesquisa e interpretación;entre profundidad y distancia. Con el tiempo, desde luego, su saber hacer nos regala-rá más e incluso mejores páginas.

Del ocio a la fábrica pone en discusión —para mi gusto con una sutileza quealgunas veces oscurece el mensaje— cronologías e interpretaciones sobre aspectos dela historia de la ciudad de Rosario y estos cuestionamientos, lateralmente, irritan cier-tos lugares comunes sobre la historia de la Argentina Moderna. Las enormes dificulta-des que el autor de este libro encontró, por ejemplo, para caracterizar un supuestomercado inmobiliario en Rosario a comienzos del siglo XX son el fiel reflejo de laindefinición que el mismo proceso —a ojos de otros investigadores completamentenítido— muestra a quien se deja informar por las fuentes sin prejuicios. Los agentesestudiados por Roldán enfrentaron en su hora conflictos y confusiones, debatiéndoseentre lo que fue denominado la maximización de los beneficios o la minimización delos riesgos. Esos sujetos producían discursos modernizadores incongruentes con sus

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actividades económicas y hasta con sus morales higienistas; discurrían, también, con-servadores y nacionalistas allí donde y cuando se levantaba la bandera de la moderni-dad. La racionalidad faltaba a la cita donde su presencia era descontada, mientras quepor la trastienda, en el definitorio campo de la toma de decisiones, los agentes hacíancosas racionalmente, aunque, hélas, no los orientaba la lógica de la historia sino supropia mirada cortoplacista, gestada en medio de sus necesidades más coyunturales ybasada en la naturaleza de sus vínculos inmediatos. Esto no es toda la historia, perotambién es historia.

Fraguada como una crónica de la ciudad de Buenos Aires y su hinterland, luegotraducida como historia argentina al calor del tendido de los ferrocarriles y de otrasfunciones de urbanización a escala de territorio nacional, la imagen clásica sobre eldenominado período de formación de la Argentina Moderna adquiere matices enri-quecedores vista desde el observatorio que plantea este libro. Ni tan cerca ni lo sufi-cientemente lejos de la Cabeza de Goliat, el mirador rosarino permite pensar unasuerte de modernidad en los suburbios del balbuceante Estado Nación. Los años 1920s.desnudan las enormes contradicciones que presenta la aceleración del proceso de di-ferenciación socioeconómica en nuestro país y en el mundo: Roldán elige mostrarnoscon un prisma provocador algunos detalles de este proceso en escenarios precisos ypreciosos. A la imagen de una Argentina agroexportadora al filo de la crisis y defrigoríficos que sólo aparecen en las estadísticas, la sumisión del autor a búsquedastediosas nos regala la posibilidad de imaginar, junto al análisis de la marcha generalde la economía, los avatares locales de la ubicación de los mataderos y, con ellos, desus desperdicios, sus hedores y sus humores…

El libro está construido con cinco entradas no sólo destinadas a mostrar la trans-formación de un faubourg en barrio obrero sino también a organizar el análisisentramando procesos superpuestos: la curva del paisaje es producto necesario delproceso de división de la propiedad de la tierra, de su loteo, de las relacionesinterpersonales e institucionales que orientaron y permitieron su equipamiento y susdiferentes usos. Estas relaciones, además, canalizaron los negocios que diseñaron eltrazado de las rutas, de los caminos y del circuito de prestación de servicios; fueronfundantes, también, de la asociación entre patriotismo y tiempo libre primero, locali-zación de industrias y asentamiento habitacional de potenciales trabajadores después…El paisaje de Saladillo es, siempre, la manifestación de múltiples corrientes concu-rrentes. Las trampas tendidas por la historia urbana y por la historia local fueron há-bilmente eludidas por un investigador que convirtió la información y los segmentosespacio-temporales en pretextos para tratar problemas generales debidamente locali-zados, para hacer historia a secas. Las imágenes obtenidas son el resultado de unametodología que el autor logró apropiarse rápidamente, basada en la construcción derealidades que conforman configuraciones y en la convicción de que, escribiendohistoria, las contradicciones no deben suprimirse ni superarse, sino revelarse –comolo escribió el bueno de Benjamin– para ser mostradas.

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Edgar Alan Poe puso en boca de su personaje preferido unas palabras incómo-das sobre Vidocq. Aunque reconocía en él a un hombre de excelentes conjeturas yperseverante, cuestionaba su pensamiento errático, originado en el excesivo ardor desus investigaciones. “Dañaba su visión —escribió Poe— por mirar el objeto desdedemasiado cerca. Quizá alcanzaba a ver uno o dos puntos con singular acuidad, peroprocediendo así perdía el conjunto de la cuestión. En el fondo se trataba de un excesode profundidad, y la verdad no siempre está dentro de un pozo. Por el contrario, creoque, en lo que se refiere al conocimiento más importante, es invariablemente superfi-cial. La profundidad corresponde a los valles, donde la buscamos, y no a las cimasmontañosas, donde se la encuentra.” Mirar desde las montañas para encontrar la pro-fundidad: hauture de vue. El autor de Los Crímenes de la Calle Morgue dejó, comoacaba de leerse, bellísimas líneas sobre metodología histórica. Edificado sobre unsuelo plano, el pasado de Saladillo y Rosario revive en este libro bajo la mirada de uninvestigador incansable que, a diferencia de Vidocq, sube y baja entre alegóricos va-lles y cimas tantas veces como la realidad de la tarea lo requiera.

Darío G. BarrieraRosario, febrero 17 de 2005

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Introducción

“Si examinas tu mano a través de un microscopio,verás una imagen grotesca: árboles, barrancas, pie-dras en vez de pelos, poros, granos y polvo... Enmi opinión éste es un realismo más auténtico queel primitivo.”

Evgeni Zamiatin1

En 1937, el letrado rosarino José Lo Valvo hallaba la siguiente fórmulapara referirse a los obstáculos que la percepción imponía al nuevo ur-banismo: “Decididamente, nos hallamos ante un caso de presbicia no único

por cierto. No ver lo que nos está más próximo es un fenómeno frecuente.” 2 El trabajoque se despliega a continuación participa parcialmente de esta sensibilidad, ya que sepropone convertir en objeto de estudio lo obvio, lo banal, lo inmediato.3 Elementosdispersos, que no parecen haber avivado más que un tenue interés en la historia localde tono tradicional,4 son el comienzo de una larga e intrincada madeja, cuya urdimbreexpone un fragmento del pasado de la ciudad de Rosario.

La lente analítica se enfoca sobre un barrio de la denominada “Zona Sur deRosario”, aunque en no pocas ocasiones los hilos de la trama se entrecruzan con am-plias parcelas de la historia de los siglos XIX y XX. De esta operación resulta unapersistente movilidad de la escala de observación que atraviesa la totalidad del argu-mento. El proceso de configuración inestable y provisoria de un espacio específico hasido tratado a partir de una noción particular de espacio. Entendemos al mismo, comouna configuración de sentido variable que resulta de la trama de flujos diseñados a

1 ZAMIATIN, Evgueni Nosotros, CEAL, Buenos Aires, 1984, p. 16. Estudio introductorio de ElvioGandolfo.

2 LO VALVO, José Urbanismo, en Revista de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, núms. 21-22, Imprenta Universidad del Litoral, Santa Fe, 1937, pp. 7-8.

3 Conviene destacar que ésta es una versión ajustada de la Tesis de Licenciatura titulada: La construcciónde un espacio. Relaciones sociales y configuraciones de sentido en los primeros pasos del Sur. BarrioSaladillo – Rosario 1873-1932. La misma fue leída en la Facultad de Humanidades y Artes, endiciembre de 2003 y contó con la orientación de los Drs. Marta Bonaudo y Darío Barriera.

4 BEMBO, Sandra; FOSTER, Nelly; ROCHA, Marisa “Barrio Saladillo: Pasado y Presente”, en Rosario,Historias de aquí a la vuelta, núm. 15, 1991; AGNESSE, Graciela; BREZZO, Liliana; MARTÍNEZDE NEIROTTI, Mónica Rosario y sus vecinales. Movimiento histórico y perspectivas, DirecciónGeneral de Vecinales, Municipalidad de Rosario, Editorial “La Gráfica”, Rosario, 1997; CAMPAZAS,Alberto Historia de los Barrios de Rosario, Homo Sapiens Ediciones, Rosario, 1997.

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partir de las relaciones sociales, en sentido amplio, y que dan lugar a unas representa-ciones culturales fraguadas a partir de la experiencia e interacción social y cultural delos agentes a través del tiempo-espacio.5 En tal sentido, ensayamos pensar las relacio-nes sociales y culturales y las configuraciones espacio-temporales como procesosindivisibles, imbricados en una construcción inconclusa e inestable.

La perspectiva analítica adoptada ha ordenado el argumento: la narrativa res-ponde fundamentalmente al proceso de maduración de las ideas y de la construcciónde distintas interpretaciones sobre los temas abordados. A grandes trazos, el objetivodel montaje argumental ha sido mostrar, hasta donde fuera posible, las marcas consti-tutivas del proceso de configuración de un espacio y las correspondientes a su cons-trucción analítica. La lógica de formulación de las preguntas y de las demostracionesparte invariablemente de componentes sintomáticos o epifenoménicos. Desde la es-puma de las olas se proyecta bucear en aguas más profundas y hacer del relato, tam-bién, un emergente de este viaje. Por lo demás, se ha renunciado intencionalmente acolocar apartados específicos sobre teoría, debido a que las observaciones teórica-mente cargadas que marcan la investigación resultan indisociables del análisis de losproblemas específicos.

La mirada se concentra sobre un laboratorio preciso, aunque probablemente pocoexcepcional. La tarea de investigación se desarrolló haciendo eje en la conformaciónhistórica del barrio Saladillo (Rosario), durante el período que se inicia en las últimastres décadas del siglo XIX y concluye, sin una definición firme, aproximadamente enlos años 1940s. La periodización podría precisarse aún más, a partir de la considera-ción de dos hechos significativos: 1873 la fundación de la Aldea Saladillo por elConcejo Ejecutor de la Municipalidad de Rosario y 1932 fecha de inauguración de lasflamantes instalaciones de los Nuevos Mataderos Municipales, en la convergencia deLamadrid y Convención. Puntos cuasi terminales de un proceso trabajoso, arduo ysobre todo contradictorio que configuró a Barrio Saladillo y a la Zona Sur de Rosariode manera relativamente duradera. Precisamente, entre 1870 y 1930 la historia localtradicional ha detectado una transformación que afectó a Saladillo, este barrio dejó deser un faubourg burgués para convertirse en un barrio obrero; presentar esa metamor-fosis en toda su complejidad es el principal objetivo de este libro.

Luego de un capítulo destinado a brindar una imagen del barrio, se analizan lasmodalidades de la inmigración, la acumulación y la filantropía practicada por doshermanos gallegos llegados a Rosario cuando promediaba el siglo XIX. Las relacio-nes sociales de Manuel y José Arijón son observadas durante los años 1850-1923.Manuel Arijón fue quien promovió una organización territorial específica para Saladillo,esbozando los primeros perfiles urbanos del área. Posteriormente, la atención se con-centra sobre la construcción de diversas imágenes en torno a Saladillo. La Zona Oes-

5 Sobre esta conceptualización nos permitimos citar la presentación de un trabajo reciente BARRIERA,Darío y ROLDÁN, Diego (comps.) Territorios, espacios y sociedades. Agenda de problemas ytendencias de análisis, Serie Materiales de Cátedra Escuela de Historia, UNR-Editora, Rosario, 2004.

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te, donde se llevaban a cabo actividades productivas primarias, fue negada, en aras deafianzar el sueño romántico de la élite de una naturaleza virgen, separada de la ciudady, principalmente, liberada del yugo de las relaciones sociales. En este marco, se in-tenta recuperar las conexiones, las vías de acceso y los flujos que configuraron elespacio a partir de los usos y circuitos espacializados. Forman también parte de estenúcleo los proyectos de segregación espacial ideados por la élite y las alternativas queestos agentes ensayaron ante su inviabilidad en el contexto de la inmigración masiva.

Luego, las ideas de la época sobre el paisaje agreste cobran protagonismo. Elespacio deseado por la imaginación de la élite se articula con la posibilidad de crearentornos que reunieran el campo y la ciudad, la naturaleza y la civilización. Así, sonrecuperados los proyectos diseñados sobre el espacio y las formas de su apropiaciónestacional. Subsiguientemente, se explora la trama material que brindó soporte a estassensibilidades, atendiendo especialmente a los elementos vinculados con el conglo-merado civilización-urbanización. Se analizan, entonces, las actividades de la Socie-dad Anónima “El Saladillo” tendientes a la implantación de dispositivos deequipamiento del territorio, en términos de funciones urbanas: extensión de las líneastanviarias, diseño de manzanas, trazado de calles, distribución de loteos, colocaciónde adoquinados, proyección de puentes, plazas, espacios verdes, centros cívicos, cons-trucción de edificios en sus inmediaciones, tendido de servicios (agua potable y luzeléctrica), etc. A partir de la implantación de esta infraestructura se indaga sobre elcircuito de relaciones que ligaba a la Sociedad Anónima con el ente municipal.

Una vez reconstruida esta parte de la configuración espacial se pasa a analizarlas prácticas desplegadas por la élite rosarina en Saladillo. Los usos del balneario ylas actividades del sport aristocrático, cristalizadas en el Club de Tiro a la Paloma,son particularmente auscultadas, en razón de que estas prácticas fueron capaces, en suhora, de traducirse en signos inequívocos de identidad, distinción y prestigio social.Con respecto a los balnearios, a partir del caso estudiado, se ensaya una hipótesisalternativa a la secuencia higiene-ocio que resulta de ciertos análisis efectuados sobrebalnearios europeos. Asimismo, se reflexiona alrededor de experiencias registradasen Saladillo que enfatizan las propiedades redentoras del espacio verde para el trata-miento de enfermedades físicas y mentales y para eliminar las “desviaciones” de laconducta.

La pérdida del aura que embargó a Saladillo es constatada a través de dos sínto-mas de la caída del prestigio y de la distinción de un espacio relacionado, hasta losaños 1920s., con los sectores más encumbrados de la sociedad rosarina. Uno de estossignos se incardina en la masificación de los festejos de carnaval, fiesta que dejó deratificar la supremacía social de la élite, pasando a recobrar sus usos inadecuados antelos parámetros de civilización, buen gusto y decoro. Del mismo modo, los espaciosbalnearios de Saladillo, pero también de la ciudad de Rosario, son testigos de unamasificación y popularización que crece a la sombra de la metamorfosis experimenta-

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da en el tejido social de la ciudad en las décadas de 1920 y 1930, y que podríamosdenominar: el alumbramiento de la sociedad de masas.

La inscripción espacial de esta sociedad masiva en Saladillo no sólo tuvo porcorrelato la municipalización y la popularización del balneario, sino también lareconfiguración espacial que proveyó la instalación de la planta del Frigorífico Swift,lindante con el extremo Este del Barrio. Tal proceso condujo la investigación hacialos Mataderos Municipales, su emplazamiento y los ulteriores proyectos deremodelación, saneamiento y traslado. Se contrapesaron, al inicio del último capítulo,las sensibilidades civilizadas que oponen los mataderos a la ciudad. Tanto para lainstalación del frigorífico Swift como para los diversos proyectos de relocalizaicóndel Matadero Municipal consideramos un período bastante extenso: los casi setentaaños que separan 1875 de 1942. El derrotero reconstruido por este capítulo final esquizá el más complejo: se analizan las lógicas de localización de los establecimientosdestinados a faenar (Matadero Municipales y Frigorífico Swift) y a vender vacunos(Mercado General de Haciendas), la competencia que se despliega entre ellos, lastrabas jurisdiccionales para la introducción de carnes, y los circuitos de su transportedesde las playas de matanza hasta el consumo al menudeo.

La reconfiguración del espacio resulta un proceso extremadamente contradicto-rio, cuyo tratamiento desplegado a lo largo de medio siglo ensaya presentar, medianteel relevamiento que involucra diversos proyectos de ciudad y sus interrelaciones, unaimagen posible sobre la configuración espacial genéricamente identificada con el Surde Rosario y Villa Gobernador Gálvez.

Antes de concluir, quisiera agradecer a las personas que hicieron posible estetrabajo. En primer lugar a sus orientadores Darío G. Barriera y Marta S. Bonaudo,quienes generosamente consagraron su tiempo, conocimiento y afecto durante largosmeses de consulta, escritura y correcciones. Sin sus sugerencias, su apoyo incondicio-nal y la libertad que me concedieron, este libro no habría sido jamás llevado a térmi-no. A verdaderos maestros que siempre brindaron su atención a los comentarios, pormomentos algo abrumadores, sobre mi investigación y de modo diverso realizaronsugerencias cardinales: Bernard Vincent, José Javier Ruiz Ibáñez, Gaetano Sabatini,Alejandro García García y François Godicheau. No puedo dejar de reconocer la ayu-da de los entrañables amigos y colegas del Grupo Prohistoria, círculo con el que miformación como historiador ha contraído una deuda incalculable. A mis compañerosy amigos de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosa-rio, que de una u otra forma han contribuido con esta investigación. No quisiera omitira colegas que desinteresadamente han colaborado con mi trabajo, aportando materia-les, orientaciones y comentarios, particularmente a Juan Cruz Tolarovic, Oscar Videlay Norma Lanciotti. Del mismo modo deseo destacar la buena predisposición que hantenido los responsables de los distintos archivos que he visitado durante la investiga-ción: en representación de ellos quiero reconocer el estoicismo y la prodigalidad de

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María Cristina Malisani, Ernesto Della Riva del Archivo de Digestos del ConcejoMunicipal de Rosario. Agradecer a Valeria Príncipe de la Biblioteca Argentina, aLidia de la Biblioteca Municipal General San Martín y al personal de la BibliotecaPopular de la Asociación de Mujeres y del Archivo de la Dirección General de Catas-tro. En el plano afectivo, un especial agradecimiento merecen mis padres y familiares.La mayor parte de las ilustraciones que componen este volumen han sido realizadas orevisadas por Verónica Martínez, quien ha acompañado y tolerado, paciente eindulgentemente, mis obsesiones de historiador durante todos estos años.

Rosario, febrero 2005

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CAPÍTULO I

LA MIRADA DEL SILENCIOITINERARIOS Y TENSIONES

ENTRE EL PASADO Y EL PRESENTE*

“…nadie es tan apto para saborear un paisaje comoquien por primera vez lo contempla, presentándo-se entonces la Naturaleza con toda su novedad ysin que aún se haya embotado por miradas algofrecuentes.”

Charles Baudelaire6

“Importa poco saber orientarse en una ciudad. Per-derse, en cambio, en una ciudad como quien sepierde en el bosque, requiere de aprendizaje. Losrótulos de las calles deben entonces hablar al queva errando como el crujir de las ramas secas, y lascallejuelas de los barrios céntricos reflejarle lashoras del día tan claramente como las hondonadasdel monte.”

Walter Benjamin7

Sobre la tarde planea un sol unánime e inclemente. El transporte públicode pasajeros conduce, a través de avenidas y de calles rutinarias, el ince-sante flujo de la gente que abandona el agitado centro para ingresar en la siesta

de los suburbios. También hay muchos que no sin muecas de disconformidad estánobligados a acometer el camino inverso. Uno de estos trayectos, pleno de pautas y

* Agradezco especialmente al Prof. Juan Cruz Tolarovic que ha sido para mí un excelente guía a la horade recorrer las calles del barrio y develar las sensibilidades de sus habitantes. Las impresiones expuestasen el presente texto fueron recogidas en noviembre de 2002.

6 BAUDELAIRE, Charles Los paraísos artificiales, Editorial Hispano Americana, s/f, p. 85.7 BENJAMIN, Walter Infancia en Berlín hacia 1900, Afaguara, Buenos Aires, 1990, p. 15.

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repeticiones anestesiantes, endereza su guía hacia el Sur, con dirección a uno de losconfines de la ciudad, al propio límite Sudeste de la jurisdicción municipal.

Veinte largos minutos separan el viejo casco urbano de las calles que componenbarrio Saladillo, nacido en el vértice Sud-Oriental de la ciudad, a orillas de la con-fluencia del arroyo que le da nombre y el Río Paraná.8 Cerca de seis kilómetros dibu-jan un trayecto prácticamente rectilíneo, enmarcado por una urbanización genérica-mente baja que conforma un conglomerado de casas unifamiliares, salpicado por al-gunas fábricas y depósitos. Estos espacios, que sirven de corredor entre el centro ySaladillo, atestiguan rasgos multiformes, huellas de urbanizaciones dispares tanto entiempos como en proyectos.

Antes de que Saladillo abra sus puertas, el recorrido alcanza otro umbral confuertes inscripciones históricas en su aspecto material. El barrio Tablada fue el accesomás directo al mundo de la producción y comercialización de los productos cárnicosen el Rosario de fines del siglo XIX y principios del XX. Esta zona del Sudeste de laciudad, ajena a los paseos de la “buena sociedad”, promediando la década de 1870,asistió a la inauguración del Matadero Municipal. Instalaciones que se convirtieron enun hito urbano, capaz de resignificar el espacio y forjar identidades asentadas en eltrabajo. Los habitantes de este barrio durante décadas han vinculado su constituciónidentitaria al Matadero y a las industrias de productos semielaborados que surgieron asu alrededor.9

Asimismo, aquellos parajes aislados y distantes fueron elegidos por la élite localcomo el territorio idóneo para el emplazamiento de los dispositivos que materializa-ban su utopía de una ciudad disciplinada. En la década que se extiende entre 1889 y1899, fueron construidos y prestaron funciones el Asilo de Mendigos y Dementes, “ElBuen Pastor” y “San Vicente de Paul”.10 Otro establecimiento que ya funcionaba en elárea era el Vaciadero Municipal de Basuras. Estas instituciones disciplinarias y laúltima destinada a concentrar desechos estaban distribuidas en cuatro puntos diferen-ciados de la trama urbana, que sin embargo compartían una característica: la separa-

8 “Art. 2° Se declara el Municipio de Rosario comprendido en los límites siguientes: por el Este y elNorte el Río Paraná y por el Sud y el Oeste los Arroyos Saladillo y Ludueña...” Ley de creación de laMunicipalidad de Rosario. A la que siguen las ordenanzas dictadas por la misma corporación elReglamento Interno, y demás documentos mandados a publicar por ella, Imprenta Carrasco, Rosario,1862, p. 4.

9 Cfr. GERGOLET, Silvia Aquel ... ‘sucedió en Tablada’ ‘El aluvión zoológico’ ...’Era el subsuelo dela patria sublevada’, Tesis de Licenciatura en Antropología, Escuela de Antropología, Facultad deHumanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario, 1999; BRIENZA, Lucía; SIMONASSI, Silvia;DONADILLE, Graciela “Territorio y temporalidad. El proceso de conformación del mundo del trabajoen un barrio de Rosario”, en II Jornadas de la Cuenca del Plata, UNR, Rosario, 16, 17 y 18 deoctubre de 2002.

10 Cfr. MALLA, Jorge El barrio tablada y los orígenes de la biblioteca Constancio C. Vigil, AsociaciónVecinal Rosario Sud Este, Rosario, 1995.

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ción del casco urbano.11 La segregación del núcleo urbano comercial de Rosario lesbrindaba un carácter oculto, recubría a los Asilos y al basurero de una propiedadcercana a la invisibilidad y reunía, en las orillas de la ciudad, a los espacios y a losactores potencialmente conflictivos. La ciudad rechaza aquello que detesta, aquelloque está de sobra, aquello con lo cual no quiere contaminar su imagen.12 En estoslugares, especialmente diseñados para recluir a los agentes de la “anomia”, domina-ron los organigramas del positivismo finisecular, y en apogeo hasta los años 1920s.,que confluyeron con otras ideas en boga referidas al orden social y a su preserva-ción.13 Así, una vez más, la ciudad exhibía el brillo de sus actividades comerciales yadministrativas, engalanadas por bellas edificaciones eclécticas. Mientras su faz ocul-ta vedaba a la mirada las zonas reservadas a la producción, el depósito de desperdi-cios y la reclusión de elementos “indeseables” y potencialmente “peligrosos”.

Una vez transpuesta la vieja Tablada, de cuyas instituciones la ciudad guarda lamemoria de varias demoliciones y edificios refuncionalizados, el itinerario principiaa rozar el asfalto de Saladillo. Velozmente, la mirada se concentra sobre una construc-ción particularmente descolorida. Una casa enclavada en el área residencial y comer-cial que bordea la calle Ayacucho (altura del 5600) expone su frente, provocando consu apariencia un fuerte contraste. Entre bajos edificios de departamentos y resguarda-das vidrieras emergen sus elevadas paredes oscurecidas por el tiempo. Su techo, cons-truido a dos aguas con chapas ahora oxidadas, es celosamente resguardado por rema-tes anacrónicos, al tiempo que se derraman por sus bordes anticuadas marquesinas.En sus fondos visibles, una multitud de objetos de hojalata se apiña en silenciosodesorden.

La obra corresponde al ferrocarril de capitales ingleses que surcó el barrio conlos ramales que unieron, a partir de 1902, Rosario y Buenos Aires. Seguramente esosmuros han albergado al personal jerárquico de la empresa. Sin embargo, de aquel

11 Es de notar que el Vaciadero de Basuras estaba en las proximidades del Matadero Municipal, lo cualen los años 1920s. provocó la indignación de algunos concejales imbuidos del ideario higienista, en elque reverberaban aún teorías miasmáticas. “Todos sabemos las condiciones deplorables del actualmatadero que está en comunicación, en una amalgama vergonzosa, con el vaciadero de basuras endonde se hace una promiscuidad de substancias, gases y elementos nocivos que constituyen un algoindigno y bochornoso...” Discurso del Dr. Florentino, Presidente de la Comisión de Higiene. DS HCD1924 (Diario de Sesiones Honorable Concejo Deliberante), 11/03/1924, p. 9. Sin embargo, elemplazamiento de este sitio tras el matadero, pese a las complicaciones que podía representar para lasalud pública, da muestras de una inversión económica que tiende a disminuir los costos. Los deshechosproducidos por el Matadero y sus industrias anexas serían ofrecidos sin mediación del flete al Vaciadero.

12 Cfr. WACQUANT, Löic Los parias urbanos. Marginalidad en la ciudad a comienzos del milenio,Manantial, Buenos Aires, 2002.

13 VEZZETTI, Hugo La locura en la Argentina, Paidós, Buenos Aires, 1985; TERÁN, Oscar Positivismoy nación, Punto Sur, Buenos Aires, 1985. También pueden revisarse los alegatos de uno de lospropulsores de esta línea dentro de la medicina argentina: Cfr. INGENIEROS, José “Los estudiospsiquiátricos en la Argentina” y “Los modernos asilos para alienados”, en La locura en la Argentina,Agencia General de Librería y Publicaciones, Buenos Aires, 1920, pp. 153-227.

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prístino uso de distinción socio-ocupacional el tiempo sólo ha conservado una forma,un diseño cifrado en la obscena materialidad del objeto. Hoy es un humilde garaje, enpésimas condiciones de conservación y limpieza. Su presentación intempestiva, en unmarco que no hace sino rechazarlo, no concita un entorno de sorpresa o sospecha;salvando el hecho de que contradice flagrantemente la orientación de la línea de edi-ficación. El paisaje, aún en sus elementos más singulares, se naturaliza para los pa-seantes habituados a recorrerlo cotidianamente. La escasa gente, que reúne la caluro-sa escena de la siesta, camina sin alcanzar a comprender cómo es posible mirar conalguna insistencia aquello que siempre estuvo allí, exhibiendo una silueta desagrada-ble y opaca.

Se trata de un vestigio de un tiempo perdido y olvidado, que lucha por subsistiren Argentina, donde el transporte ferroviario cobra, en ocasiones, un halo defantasmagoría decadente. Sin embargo, en su territorio subsisten como testigos mu-dos antiguas marcas urbanas: rieles, casas, barrios y estaciones ferroviarias.14 Signosque alguna vez fueron emisarios de la Argentina pujante y en constante progreso, hoyson sólo cicatrices que el cemento se resiste a borrar definitivamente. Aquí tambiéntodo lo sólido se ha desvanecido bajo el peso y entre los perfiles de nuevas estructu-ras, y para comprobarlo sólo basta avanzar. Sin embargo, la desaparición dista muchodel absoluto. Clío cuenta con algunos hijos aún demasiado vivos o aguardando suhora para ensayar, bajo nuevas formas, un simulacro de resurrección.

Torcer el rumbo con dirección hacia la vía axial que ha conocido el primer traza-do urbano de Saladillo, implica ingresar en una comarca dominada por los ritmos dela contraposición y de la yuxtaposición. Sobre la Avenida Arijón,15 se dan cita parábo-las y curvas caprichosas del espacio y del tiempo, moviéndose en variadas direccio-nes, agitadas por fuerzas e intereses casi inasibles. La danza de los objetos, que origi-nados en el pasado persisten en el presente, aflora en instantáneas luminosas que des-cubren la acumulación de estratos espacio-temporales y sumergen al ojo avisado enun estado de permanente perplejidad. La historia asalta a cada paso con sus signosencriptados. Las fachadas, los muros, las entradas transmiten un sentido que se escu-rre entre las mallas tejidas por el esfuerzo de comprender y de desentrañar. Laconflictividad visual se incrementa.

14 En general las estaciones ferroviarias de Rosario, los talleres y los galpones de almacenamiento delferrocarril, cuando no se encuentran en el más absoluto abandono, han sido refuncionalizados –particularmente en la zona Centro y Norte–, albergando oficinas públicas, museos y centros culturales(proyectados y en funcionamiento), prestando la escena a ferias de antigüedades los días feriados,matizadas por la construcción shoppings y restaurantes que arriban tras el tendido de puentesinterprovinciales. En esta geografía, los añejos talleres tienen su cara vuelta hacia un pasado caduco yque se resiste a asumir los rasgos del rigor mortis, consagrados, ahora, a la hilaridad de las nuevasmercancías que los recorren.

15 Nombre que obtiene este antiguo camino en homenaje al fundador del paraje y dueño de las tierrasque lo componían: Manuel Arijón (¿-1900).

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En la proximidad de un viejo almacén, perteneciente a las primeras urbanizacio-nes del barrio, un murmullo distiende la mirada. Un sonido lejano de pasos y cánticosrumorea sobre el asfalto. A lo lejos, se perciben raídas pancartas con la sigla “C.C.C.”.16

Debajo, un nutrido conjunto de personas de condición humilde camina con los ojosnublados, casi movidos por una fuerza misteriosa. Se trata de los miembros y simpa-tizantes de una agrupación política de izquierda. Sus pasos macilentos buscan alcan-zar alguna de las plazas que dan sentido al centro de la ciudad. Seguramente, su des-tino será alguna de las sedes del poder político y su actividad la protesta, el reclamofrente a la exclusión habitual de que son objeto. La respuesta... quizá sea mejor noimaginarla.

Por unos instantes, los mecanismos de la mirada quedan impotentes, suspendi-dos. Resulta problemático volver a observar las construcciones y poder extraer algúnsentido. Es difícil no pensar que en cada momento dedicado a la contemplación se leestá dando, de algún modo, la espalda a la realidad. Afortunadamente, la conmocióndura unos minutos, luego es posible recuperar la perspectiva. Entonces, se tiene lacompleta seguridad de que en parte este itinerario, este extravío por las calles de unbarrio actualmente popular, está también destinado a comprender esas siluetas que alo lejos y lentamente son absorbidas por el pavimento caliente.

A poco andar, irrumpe otra construcción algo desconcertante, aunque por moti-vos bien diversos. Parece una mansión, al menos eso indica su estructura. Se trata deuna casa de dimensiones importantes que imita, con un moderado sentido del gusto,una suerte de petit château. La parte central de la construcción está compuesta por unespacio cúbico dividido en dos plantas; los vértices de este cuerpo están flanqueadospor cuatro torreones sin almenas. A sus lados dos cocheras extienden sendos techos.Los materiales empleados simulan antiguas piedras, sin embargo su emplazamientoen el conjunto no puede remontarse más allá de los años 1980s. Un gran y cuidadoparque circundante señala los límites del extenso terreno, sobre el que se esparcen sinorden cuatro autos de prolijo diseño y alto costo.

Al girar, se aprecia enfrente de la casona un paredón que circunda un baldío, enla pared blanca se extiende un graffiti que reza “Gloria a los héroes de Trelew. FF.AA. Asesina”, completan el conjunto una estrella roja y, distribuida sobre sus tresvértices superiores, la sigla “T. M. R.” 17 El efecto de contrastes se multiplica y cobrauna nueva potencia. Las historias se tejen con hiladas superpuestas. Los polos delmundo parecen contemplarse en silencio durante un momento, apenas veinte metroslos separan. Los signos se desperdigan por doquier, aguardando ser exhumados de losmuros, revivir a través de su lectura.

Más adelante, las veredas, matizadas por el césped, son resguardadas por cons-trucciones modestas. A los lados se ciñen pequeñas y pintorescas casas que pudieron

16 Corriente Clasista y Combativa.17 Este graffiti hace alusión a un hecho político de importancia en la historia del Terrorismo de Estado y

las organizaciones armadas de los años 1970s.

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albergar a lo sumo una o dos familias. Su antigüedad, merced al estilo, el jardín queprolonga los verdes de las sendas hacia el interior, el diseño de las rejas, varía en unespectro que abarca desde principios del siglo XX y se extingue alrededor de los años1920s-1930s.18 Algunas, más antiguas, han sido víctimas del desgaste natural y la másperfecta desidia. Estas estructuras informan sobre sus habitantes. Casas similares enbarrios periféricos fueron ocupadas en los años 1910-1920 mayoritariamente porempleados que podían pagarlas a través de mensualidades.19

En medio de estas prolijas construcciones, sin techos ni ventanas una estructuraennegrecida ofrece generosa sus paredes horadadas por la humedad. Una puerta y dosrejas oxidadas defienden un terreno pleno de altas gramillas. El estado general de laconstrucción es lamentable. Algunos detalles como la puerta y las rejas brindan sig-nos sobre su antigüedad que se remonta quizá a unos setenta años. Probablemente,esta forma inconclusa sea un proyecto truncado o una demolición ocasionada por lareversión de condiciones económicas favorables, por los usos del espacio barrial y lascalidades sociales de sus habitantes, e incluso por la falta de un servicio de transporteadecuado. Este frente, levantado como una escenografía decadente, no acierta a darrespuestas acabadas. Sin embargo, esta figura se perpetua como una nota arquitectó-nica cuya aquiescencia es la disonancia.

A escasos metros en dirección al Este, dos edificaciones imponentes flanqueanla calzada de la Av. Arijón. Importantes y duplicadas casonas se erigen sobre lasproximidades de una esquina. Se trata de la vieja Villa Fausta, la residencia veraniegafamiliar de Manuel Arijón. Su nombre, que se reitera en el curso de una antigua ave-nida, pertenece a doña Fausta Coll de Arijón. Esta mansión se encuentra rodeada porun extenso parque, su estilo es clásicamente italianizante, dos galerías avanzan sobreel contorno. Se trata de una vivienda de una sola planta, ceñida por una terraza condecoraciones que se proyectan en alto, descubriendo algunas formas metálicas. Laspuertas y ventanas son considerablemente amplias, sendos techos descoloridos com-ponen el porche y su prolongación en la galería lateral. Pilotes de madera sostienenesta estructura que tiene por única decoración algunas tejas. El estado general deconservación de esta vivienda no es óptimo. Un mástil, ubicado en el predio que seextiende tras la entrada, señala el carácter oficial de esos muros.

18 Datar estas construcciones prologadas por pequeños jardines resulta una operación sencilla, si secoloca este indicio en relación las teorías higienistas sobre el cubaje, la circulación de aire, el isolamientoy los porcentajes de superficie cubierta y libre de viviendas que se transformaban en un ámbito higiénico.Al respecto son ilustrativas las impresiones del Intendente Dr. Manuel E. Pignetto. ET HCD(Expedientes Terminados del Honorable Concejo Deliberantes), Noviembre de 1926, fs. 96-101.

19 Puede corroborarse también esta presunción a través de un emprendimiento público de vivienda popularque poseía la misma fisonomía externa y estaba destinado a sectores de ingreso similar, ver: ROLDÁN,Diego, MARTÍNEZ, Ignacio, y ROVIRA, Leticia “Límites para la modernización de una trama urbana.La vivienda del Trabajador, Rosario (Argentina), 1920-1926”, en Anuario de Espacios Urbanos.Espacio, Historia, Diseño, UAM-Azcapotzalco, México, 2002.

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Los usos de este edificio han sido muy variados. Tras sus primeras décadas, deempleo como vivienda familiar de descanso estival, fue vendida por los sucesores deFausta Coll en 1914 a la familia Cassarino, quienes a su vez la donaron al Estadoprovincial en 1930. Desde entonces se ha transformado en edificio comodín para lasinescrutables intenciones de los sucesivos gobiernos provinciales. Siguiendo estosextraviados designios, ha cumplido funciones de Escuela de Cadetes de la Policía,Cuartel de Bomberos Zapadores, sede de la entidad benéfica CEPROME, Penitencia-ría Provincial y actualmente, desde 1996, se la conoce como La Casa de la CulturaArijón, que oficia de museo y centro cultural barrial. Esta construcción, pese a noencontrarse en las mejores condiciones de conservación, es la única que sigue en piedel conjunto de seis casas que Arijón mandó a construir en 1887-88, para solaz ydescanso de las familias acomodadas de Rosario. Estas residencias contaban con es-casa variedad de formas. Por las fotografías conservadas, se destacan algunos patro-nes estándares: la decoración era mínima y los perfiles mesurados y simétricos.20

Villa Regina se encuentra frente a la antigua casa de los Airjón. Su estilo esmucho más elaborado; pese a sus dos plantas, también reconoce las marcas distintivasde la sobriedad que caracterizaba a las casas de campo. La ornamentación se reúnesobre sus paredes. La complejidad de los techos orlados con tejas rojas delata uncierto afrancesamiento. El parque es exuberante, la vegetación variada, algunos tiposde palmeras, dos cipreses, y multiplicidad de coníferas resguardan sus muros del sol yde los ojos indiscretos. Sobre la entrada, una pequeña fuente, delicado detalle, seyergue a uno de los lados. Los cuidados techos, con sus formas agudas proyectadashacia el cielo, esperarán sin éxito las nieves invernales para las que han sido diseña-dos. En estas latitudes sólo procurarán consolarse con la caída de la lluvia y el desli-zamiento de los rayos solares. Los actuales habitantes muestran un peculiar cuidadopor su seguridad personal que se materializa en complejas series de rejas que se su-perponen frente a las entradas. En este conjunto se patentiza, una vez más, que elobjeto de la distinción social no logra sintetizar belleza y utilidad. Forma y funciónpermanecen en conflicto y divorciadas en esta arquitectura. La élite rosarina en losalbores del siglo, desprovista de todo abolengo, se veía compelida a la imitación. Labúsqueda de elementos idóneos para fundar una tradición ausente tropezaba no pocasveces con elementos artificiosos, en un incesante e insensato tráfico de símbolos yformas.

El Este sigue exponiendo, cual pródigo anfitrión, los vestigios de su juventud.La edificación se torna más baja, particularmente con dirección al Sur y lentamentecomienzan a emerger con galas de rojo terroso y apagado las barrancas del arroyoSaladillo. Este escenario resulta muy atractivo en las puestas de sol, cuando el ocaso

20 Para una visión global de los las primeras construcciones de Barrio Saladillo, resulta sumamenteesclarecedora la colección fotográfica reunida en: Álbum. Sociedad Anónima “El Saladillo”, BarrioSaladillo, Talleres Gráficos Woelfing, 1905.

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presta aún mayor belleza a esta tierra que se presenta insurgente frente a la urbaniza-ción, pertinaz defensora de su probable virginidad.

El arroyo contaba hasta hace algunas décadas con un brazo que se extendíahacia el Norte, del cual hoy sólo queda un curso imaginario. El Estado municipal ha“inmortalizado” este corredor con una rústica vía de cemento acordonada por luces.El testigo más fidedigno de aquel curso de agua es la baranda del viejo puente que seemplazaba sobre el arroyo. Esta pasarela proyecta a medias su armazón de hierro yhormigón hasta nosotros. Hoy es un mero barandal que protege un lecho seco, sobreel que crece en libertad la hierba. Además de prestar las funciones consabidas de unpaso sobre las aguas, en su hora ofició como frontera espacial que diferenciaba lascalidades sociales de los habitantes del barrio. Prueba de esta afirmación son las cons-trucciones que flanquean el tramo subsiguiente de la avenida Arijón con rumbo alEste. Allí las casas son bajas, los materiales tienen mucho que envidiar a las villas delas familias acomodadas y a las casas menos suntuosas que se levantan al otro lado delpuente. El mundo barrial estaba segregado en un espacio relativamente breve,21 por uncurso de agua que distinguía a un lado y otro las calidades sociales de la población.Estas viviendas, con una factura desprendida de toda pretensión, testimonian el carác-ter más popular de las gentes que las habitaron. Se elevan como formas de habitación,que lejos de los refugios estacionales de la élite, revisten un carácter permanente en supatrón de ocupación. Sus materiales de orígenes dudosos y mantenimiento pésimoprestan los primeros trazos que delinean la silueta del barrio popular.

Seguir la trayectoria del extinto brazo Norte del arroyo, conduce a la segundacalle de referencia en este escenario de la primera urbanización de Saladillo: la viejaAvenida del Rosario, llamada desde 1929 Manuel Lucero.22 A la vera de este camino,Manuel Arijón instaló los Baños “El Saladillo”, cuyas aguas presuntamente poseíanpropiedades curativas e higiénicas. La gran pileta y los baños individuales albergaronel esparcimiento y la sociabilidad de la élite urbana, durante los primeros años delsiglo XX y se tornaron hacia fines de la década de 1930 en un espacio de uso popular.De ese mundo sólo queda un paredón marchito y algunas escaleras truncas, el resto hasido engullido por obra del tiempo y de los hombres.

Los primeros tramos de la vieja Av. del Rosario, en el perímetro de Saladillo,están dominados por la plaza O’Higgins. Espacio verde singular que se desdobla endos manzanas, una está vigilada por los frentes de la Iglesia de la Merced, cuya cons-trucción se inició en 1912, y la otra por la Escuela Aristóbulo del Valle, con antece-dentes fundacionales en el año 1907. Esta plaza reproduce el antiguo modelo de plazacentral que troquela y otorga sentido al espacio circundante, y a cuyo derredor seemplazan los centros del poder cívico y religioso. A escala, y con un éxito a todas

21 Se trata de las tres cuadras que se extienden sobre Av. Arijón desde Ayacucho hasta el antiguo BrazoNorte del Arroyo Saladillo. La parte más lucida de la Primera Sección del Barrio Saladillo.

22 Ordenanza núm. 46 de 1929. DS HCD 12/06/1930, pp. 449-451.

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luces menor, la antigua plaza Colón, hoy O’Higgins, pretendió cumplir la función dela Plaza 25 de Mayo en la zona céntrica, casi seis kilómetros al Norte.

Remontar la Av. Lucero en dirección al río traslada la observación a otro sectordel barrio. Allí han impreso sus huellas grupos sociales menos distinguidos y másinestables. Los sectores que habitaron esta zona fueron inmigrantes y luego migrantesinternos, cuyo ascenso social distó mucho de ser firme y estar garantizado. Se trata deun territorio colonizado por pequeñas casas y por humildes negocios. En esta geogra-fía baja y típicamente suburbana, descuella un viejo y enorme caserón de dos plantas.Su poderosa y monolítica estructura cuenta con un ático y numerosas ventanas alarga-das, rematadas por altos techos construidos en chapa. Más al Norte se levanta otravivienda de características similares, aunque resuelta en formas más estilizadas y com-plejas. Seguramente, símbolo de distinción de sus habitantes y de su función. Estosedificios dislocados del contexto, señalan con su inconfundible estilo la vecindad delferrocarril y del frigorífico. Las pretéritas casas de la administración y la residencia dealgunos funcionarios.

Un paso a nivel nos exonera de toda duda, se trata del ferrocarril de capitalesfranceses con rumbo a Puerto General Belgrano que fue tendido en 1910.23 La geogra-fía actual de sus inmediaciones ofrece la dramática postal de las miserias contenidasen los asentimientos precarios que se levantan hoy a la orilla del camino de hierro. Enesas construcciones ruinosas predominan, como antaño, la chapa y la madera. Susemplazamientos irregulares parecen amontonarse descuidadamente en hiladas quereproducen el frente de una calle recorrida por lentas y ensordecedoras máquinasmetálicas, a cuyo paso los niños obsequian trozos de piedra. En medio de estas vivien-das miserables, donde la gente se ve empujada al hacinamiento y a la pobreza, laedificación resulta amorfa, carente de líneas claras y en constante proceso de transfor-mación. Sus habitantes, que transitan diariamente los recovecos de este pequeño ypaupérrimo laberinto inserto en el barrio, que se reproduce en sus zonas de urbaniza-ción más reciente, conceden al observador otra tregua. Un nuevo punto de inflexión,donde se percibe la imposibilidad de hollar los arcanos contenidos, no ya en las es-tructuras materiales antiguas, sino en la mirada esquiva y taciturna que condensa lahistoria de aquellos hombres que deben dormir bajo las chapas.

Paulatinamente, el trazado de las calles se muestra más irregular, las fondas, lospuestos de frutas y de pescadores irrumpen sobre las aceras. El bullicio se multiplica,los automóviles pasan con más prisa y el sonido se quiebra en fragmentos decotidianeidad. El olor del río comienza a capturar la atmósfera. La chimenea abando-

23 Cabe destacar que Rosario fue una ciudad que atrajo particularmente la concurrencia de los capitalesfranceses, instalados fundamentalmente en vías férreas, talleres y la bella estación Rosario Oeste, asícomo en la Sociedad Hersent et Fils y Schneider et Cia. que explotó el puerto de Rosario de 1902 a1942. Cfr. SCOBIE, James Buenos Aires del Centro a los Barrios 1870-1910, cit.; BOURDE, GuyBuenos Aires, inmigración y urbanización; ÁLVAREZ, Juan Hisotria de Rosario (1689-1939), UNR-Edtira/Municipalidad de Rosario, Rosario, 1998.

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nada del Frigorífico Swift dibuja su silueta apoyada en un edificio clásicamente an-glosajón.

Atrás han quedado el Sindicato de la Carne, su sede actual de superficie media-na con varios pisos y la estructura de hormigón de su centro de salud, truncada por loscambios políticos que trajo 1955.24 Entre ambos, en el cruce de varias arterias, selevanta el monumento de cuerpo entero de Eva Perón. Su brazo derecho en alto pare-ce avanzar en sus líneas de concepción escultórica y significado hacia un futuro delucha, coronado por la victoria y la gloria, su espalda arqueada insinúa el desplieguede unas alas invisibles, pero inscriptas en la gestualidad de la escultura.25 La másantigua de las placas que se congregan a sus pies tiene por símbolo excluyente unlibro. Es la representación en bronce de la ‘obra literaria’ de Eva Perón: La Razón deMi Vida. La sentida dedicatoria reza: “En tu libro están escritas las verdades eternasde tu alma. Los compañeros de las cámaras frías eternamente agradecidos. 1953.”Esta placa conmemora la muerte de Evita, su “paso a la inmortalidad” y el infinitoagradecimiento de sus hijos, los brazos de la carne. Hombres y mujeres que habitaronlas frías cavidades del frigorífico Swift, desde su instalación en 1924 hasta promediarel siglo. Ellos/as encontraron en el peronismo una expresión de su vindicación en elorden social. La creciente y notable politización de los reclamos por mejores condi-ciones de vida y de trabajo, prestaron a Saladillo los ingredientes necesarios paraimaginarlo como un espacio urbano con una cultura política peronista. El Justicialismo,en tanto movimiento fundacional que canalizó las insatisfacciones de una Argentinamasiva y popular, tuvo y quizás tiene por característica avasallar la historia preceden-te. Reemplazar las experiencias vividas por relatos oficiales, rotular algunas de lasformas a través de las cuales se percibe el pasado y construir imágenes rígidas ymitológicas del mismo ha sido un oficio en el cual el peronismo mostró una admirablepericia.26 Así, en los imaginarios urbanos configurados alrededor de las identidadesbarriales y en el sentido común de la percepción territorial identitaria, las regiones del

24 En 1955 fue derrocado, tras golpe de estado, el segundo gobierno de Juan Domingo Perón. El impactode los acontecimientos que se sucedieron luego dejaron hondas huellas en la historia argentina. Elperonismo fue proscrito, quedando excluido de la contienda electoral. El sindicalismo asociado alpartido tuvo que negociar bajo nuevos parámetros ocultando y dejando de lado sus simpatías oingresando en la clandestinidad de la resistencia.

25 Un busto de Eva Perón fue colocado allí tras su muerte acaecida en 1953. La estatua, según losvecinos, en 1955 sufrió un atentado -le habrían puesto una bomba- y la esposa de un sindicalistallamada Leonor la protegió en su casa del accionar gorila (antiperonista). En 1998 se colocó la actualescultura en bronce de cuerpo entero, realizada por Francisco Pelló.

26 Sobre la superposición de registros de memoria resultan sumamente sugerentes las aproximaciones deJAMES, Daniel “17 y 18 de octubre de 1945: el peronismo, la protesta de masas y la clase obreraargentina”, en Desarrollo Económico, v. 27, oct-dic, 1987; JAMES, Daniel “Historias contadas enlos márgenes. La vida de Doña María: historia oral y problemática de géneros”, en Entrepasados, añoII, núm. 3, 1992; JAMES, Daniel Doña María. Historia de Vida, Memoria e Identidad Política,Manantial, Buenos Aires, 2004.

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Sur de Rosario son todavía concebidas como un universo que siempre fue jurisdicciónpolítica peronista.

El trayecto de Av. Lucero, concluye sobre un viejo puente de hierro y hormigón,que recuerda las estructuras del ferrocarril. Este pasaje se despliega en las proximida-des de la desembocadura del Arroyo Saladillo en el Río Paraná. De un lado observa-mos el viejo y desvencijado embarcadero que Manuel Arijón bautizó como PuertoPlaza y que sirvió a sus intereses exportadores de alfalfa. Una multitud de lanchas seagolpa en ambas orillas. De entre las aguas asoma parte de una vieja embarcación amedio hundir. Su mástil se proyecta inútilmente hacia el cielo, en un intento por riva-lizar con la alta chimenea del frigorífico norteamericano que se eleva en la otra mar-gen del arroyo.

Las aguas se ensanchan por algunos cientos de metros para perderse en el Paraná,en comunión de sabores y sombras. El viejo frigorífico se mantiene hermético, mudoante la vista del observador. Sólo deja ver de costado la estructura de varios cuerposde hormigón dividida en tres plantas, pobladas por un abigarrado conjunto de venta-nas y coronada por sendos tanques de agua. Sola y triunfal, la alta torre, que otroradespidiera un humo maloliente, parece encaminar la quilla de esa inmensa nave reple-ta de carne que avanza soñolienta de espaldas al bullicio de la ribera. Su proa quedaoculta y sólo podemos imaginarla extendiéndose a orillas del río, aguardando pacien-te el arribo de barcos mercantes y de carga, sobre la jurisdicción de la inmediata VillaGobernador Gálvez.

Atravesar el tejido enmarañado de calles, plazas, edificios caducos y rostrosausentes, por uno de entre tantos recorridos posibles, permite visualizar los perfiles deun conglomerado urbano periférico, cuyos habitantes no cesan de reclamar para sí unaidentidad específica. Una configuración de sentido que no encuentra en el presente sueje vertebrador y que deambula entre las marcas del pasado, las vidas de los mayores,las viejas mansiones remozadas, las fábricas vacías, las chimeneas obstruidas y losmonumentos políticos que recuerdan a los muertos de un tiempo que no volverá. Laidentidad siempre es una búsqueda, pero en este caso parece hallarse reconfiguradasobre un paisaje entrañable, una sociabilidad barrial y un transcurrir cotidiano por loscaminos de nostalgias similares y esperanzas evanescentes. Muchos de los hijos deeste barrio se han marchado, pero ninguno puede regresar a sus calles sin sentir querecorre una porción de su propia existencia. “La ciudad emocional está muchas vecesmás cercana a la realidad —a la esencia de lo urbano— que la representación y elordenamiento urbanísticos racionales impuestos por funcionarios estatales.”27

27 SHIELDS, Rob “A Guide to Urban Representation and What to Do About it: Alternative Traditions ofUrban Theory”, en KING, Anthony D. (ed.) Re-Presenting the City: Ethnicity, Capital and Culture inthe 21st-Century Metropolis, Macmillan, London, 1996, pp. 242-243. Citado en ALMANDOZ, Arturo“Notas sobre la historia cultural urbana. Una perspectiva latinoamericana”, URL: http://www.etsav.upc.es/urbpersp, p. 32. [Perspectivas urbanas/Urban Perspectives, núm. 1, pp. 29-39.]

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CAPÍTULO V

LA RUTA DE LA CARNE Y LARECONFIGURACIÓN DEL ESPACIO

INSTALACIÓN DEL FRIGORÍFICO SWIFTY DEL NUEVO MATADERO MUNICIPAL

“A izquierda y a derecha del automóvil, la ciudadse desintegraba; crecía el firmamento y ya impor-taban poco las casas y mucho un horno de ladri-llos o un álamo [...] Al sur de la ciudad de mi cuentofluye un ciego riachuelo de aguas barrosas, infa-mado de curtiembres y de basuras. Del otro ladohay un suburbio fabril donde, al amparo de un cau-dillo barcelonés, medran los pistoleros.”

Jorge Luis Borges496

Este capítulo pretende avanzar sobre un problema que ha estado presente desdelas primeras páginas: la reconfiguración del faubourg de élite en un barriopopular, y mayoritariamente obrero. El pasaje del ocio a la fábrica. Frente a

esta yuxtaposición de imágenes, propuesta por los propios agentes, una pregunta seimpone: por medio de qué mecanismos fue posible una transformación tan substancialy radical del perfil social del espacio urbano de Saladillo. Además, debe destacarseque el proceso fue llamativamente breve. En el plazo de una década la nueva configu-ración emergía claramente ante la mirada, más o menos sorprendida, de los contem-poráneos.

“De todos los barrios de Rosario el Roque Saenz Peña, antiguoSaladillo es el que desde el comienzo de su existencia hasta ahoraha evolucionado a través de dos aspectos totalmente distintos.Nacido como apacible alejamiento veraniego, barrio de quintasumbrías y de chalets, el progreso lo industrializó y el frigorífico y

496 BORGES, Jorge Luis “La muerte y la brújula”, en Ficciones, Alianza, Madrid, 1998.

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el reciente Matadero Modelo congregaron una población obreraque levantó sus viviendas humildes y confirió al barrio su nuevoaspecto “497

Como se señala en la nota, el proceso de reconstrucción del espacio barrial reco-noce dos hitos de magnitud: la instalación de la planta del Frigorífico Swift (1924), enla jurisdicción de la Comisión de Fomento de Villa Gobernador Gálvez, y de losNuevos Mataderos, Mercado de Haciendas y Frigorífico Municipales, sobre el vérticeNoreste de la traza de Saladillo (1932). Estos dos hechos, sin duda de enorme relevan-cia, hablan de un proceso casi cerrado y nada atestiguan de las configuraciones quehicieron posible la instalación de estos establecimientos en un ámbito que, hasta hacíamuy poco, había sido el territorio del deseo de la élite.

Los apartados que siguen dibujan un recorrido sinuoso e intrincado que se iniciaen el último cuarto del siglo XIX y concluye antes de alcanzar la primera mitad delsiglo XX. El itinerario pretende ajustarse a las alternativas que se dieron cita alrede-dor de los Mataderos, el Mercado de Haciendas y la instalación de plantas frigorífi-cas. Son exhumados los pasados posibles que quedaron truncos, la redistribución einestabilidad de los juegos de fuerzas que permitieron alternativamente y en conjuntola transformación del barrio veraniego de la élite en el barrio obrero meridional deRosario. El lugar homogéneo y unánime en el que se faenaba la carne.

La imaginación rendida frente al cálculoDilemas en la construcción y en la localizaciónde los Nuevos Mataderos y del Mercado de Haciendas

a- La ciudad contra los mataderos

“Por lo tocante a los demás animales, debo decirteque nunca se ven aquí rebaños de bueyes y carne-ros, como los que entorpecen y deshonran las ca-lles de Londres, causando en ellas mil accidentes,difundiendo la inquietud, y a veces el terror y lamuerte, al mismo tiempo que habitúan al pueblo aideas de sangre; porque aquí los mataderos y car-nicerías están fuera, sin que las bestias penetrenjamás en la ciudad, sin que se vea en ella nuncasangre, cadáveres de animales, y hasta evitan queun considerable número de carniceros se habitúen

497 “El trabajo lo renovó al industrializarlo al viejo barrio Saladillo”, La Capital 22/12/1932, p. 6.

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a ver sin horror carnicerías humanas a fuerza deempapar sus cuchillos y sus manos en la sangre deotras víctimas.”

Etienne Cabet498

Desde Tomás Moro, las plumas que ponían en movimiento la imaginación utópicaamalgamaron con firmeza el ensueño y el deseo.499 Algunos siglos después, las uto-pías socialistas, como Viaje a Nueva Icaria de Cabet, siguiendo el antiguo paradigma,han reflexionado sobre las ciudades en tanto espacio para sentar sus pareceres respec-to a la distribución de actividades y el sostenimiento de relaciones con el campo.500 Enlíneas generales, estas narraciones se afanan por describir, con lujo de detalles, cómodebían ordenarse los agrupamientos urbanos. Para Cabet y otros, la ciudad era unproducto de la inhumanidad capitalista y por ende debía ser humanizada desde unaperspectiva socialista. En la Argentina, no faltaron ejemplos que ensayaran, en oca-siones con una orientación política semejante a la de Cabet, la construcción utópicade calles invisibles y ciudades imaginarias.501

Amén de las largas páginas destinadas a describir las características de la ciu-dad, en ciertos pasajes de Viaje a Nueva Icaria se aprecia la necesidad de disminuir elgrado de exhibición de la matanza de animales. Es sabido que las utopías no hacensino exponer, en el plano proyectivo, las necesidades y los anhelos del presente.502

Esta preocupación de Cabet había sido tomada de las normativas que el régimennapoleónico dispuso a principios del siglo XIX. La matanza de reses en la vía públicafue prohibida a partir de 1809, un año después Napoleón Bonaparte inauguró, en lasafueras de París, el primer matadero de la que sería la capital del siglo XIX. Losmataderos fueron ideados como lugares retirados, sitios donde la matanza pudiera ser

498 CABET, Etiennne Viaje a nueva Icaria, Orbis, Barcelona, 1986, v. 1, p. 43.499 MORO, Tomás Utopía, CEAL, Buenos Aires, 1989.500 Para una evolución del relato utópico alrededor de la ciudades ver el largo estudio introductorio que

prologa a QUIROULE, Pierre La ciudad Anarquista Americana, Ediciones Tuero, Madrid, 1991.501 SIOEN, Aquiles Buenos Aires en el año 2080. Una historia verosímil, Buenos Aires, 1879;

WEIMBERG, Felix Dos utopías argentinas de principios de siglo, Hyspamérica, Buenos Aires, 1986.El libro está dedicado a QUIROULE, Pierre La ciudad anarquista americana, La Protesta, BuenosAires, 1914, y a DITTRICH, Julio O. Buenos Aires en el 1950 bajo el régimen socialista, BuenosAires, 1908. También desde un paradigma higienista: CONI, Emilio “La ciudad argentina ideal o delporvenir”, en La Semana Médica, núms. 3-4, 1919. En la ciudad de Rosario también se planteó entérminos más proyectvios una formulación utópica en dos ocasiones, aunque el paradigma deenunciación estaba sensiblemente alejado del socialismo: LO VALVO, José La Ciudad Nueva…, cit.;LO VALVO, José Urbanismo…, cit.; LO VALVO, José Planificación y Urbanismo, Santa Fe, UNL,1949, en este último texto se proyectaba la construcción de dos ciudades nuevas y utópicas, susnombres: “Evonia” y “Peronia”.

502 BACZKO, Bronislaw Los Imaginarios Sociales. Memorias colectivas y esperanzas, Nueva Visión,Buenos Aires, 1991.

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encubierta, vedada a los ojos de la sociedad. Este primer proceso de ocultamiento dela muerte y del faenamiento, mediante la segregación espacial, fue complementadohacia fines del siglo XIX, cuando la racionalización de la violencia y de la muerteingresó, ataviada con indumentarias higiénicas, a los mataderos.

Las ideas higienistas apuntalaron el desplazamiento de los corrales hacia lossuburbios, a fin de no contaminar el ambiente habitado. Semejantes planteos fueroncompletados por la tendencia centralizadora del nuevo poder político que prescribíala concentración de las actividades de venta, preparación, muerte y descuartizado enun solo edificio.503 La matanza perdía, entonces, su aura tanto de sacrificio ritual comode uso corriente. Del mismo modo, el matadero se constituía en un síntoma palpablede la aversión dispensada por la sociedad capitalista hacia las practicas violentas queinvolucraban el derramamiento de sangre.504 En este marco, los mataderos modernosse configuraron como un dispositivo arquitectónico higiénico, racional y civilizado.

El matadero de Villete, construido a instancias de Haussmann, e inaugurado en1867, al mismo tiempo que el de la ciudad estadounidense de Chicago, fueron losprimeros ejemplos de matanza racionalizada de animales. Forma de aniquilamientoindustrializado, con pasos y procedimientos estrictamente ajustados y dictaminadospor la técnica, el anonimato, la higiene y la invisibilidad.505 La estructura geométricade los mataderos, formulaba una racionalización algebraica y una estricta funcionalidaddel espacio cerrado, a la vez segmentado y conectado, en procura de una mayor efica-cia en el proceso de faenado.506

En Argentina, la modernización de los mataderos se topó con ciertas rémorasdel pasado. La racionalización impuesta en Europa debió enfrentar la competencia delas técnicas criollas para la matanza, que contaban, al otro lado del océano, con una

503 Es notable que con anterioridad a estos presupuestos los mataderos eran numerosos y se ubicaban encualquier parte de la ciudad. “...en todo tiempo el trabajo de los expendios y tiendas se desbordabahacia la vía pública; cuando hacía falta, la calle proporcionaba al tablajero una cómoda ampliación y,a la vez, un canal de desagüe. Así es que desde siempre, la calle era un lugar donde se veía degollar alganado” AGULHON, Maurice “La sangre de las bestias...”, cit., p. 218.

504 Como se ha comprobado en el tratamiento del tiro a la paloma, este horizonte cultural que excluía lavisibilidad de la violencia ha debido afrontar no pocas resistencias sociales para su difusión. AlainCorbin analiza este momento como el pasaje de las “matanzas dionisíacas” a las “matanzaspasteurizadas” características del siglo XIX. Cfr. CORBIN, Alain Le village des cannibales, Aubier,París, 1990.

505 Se trataba, en última instancia, de fingir que la matanza no existía. De hacer abstracto (olvidable) loque en su materialidad descompone la visión civilizada. Cfr. VIALLES, Noéli Le sang et la chair. Lesabattoirs des pays de Adour, Editions de la Maison de Sciences de l’Homme, París, 1987.

506 La disociación visual en etapas del proceso de faenamiento, la temprana aplicación del taylorismo enlas industrias cárnicas, tanto en el sacrificio y el procesamiento de reses, y el ocultamiento social delos mataderos hacen de estos recintos lugares racionales de administración y tecnificación de la muerte.PICK, Daniel War machine. The Rationalisation of Slaughter in the Modern Age, Yale UniversityPress, New Haven & London, 1993. Citado en ANDREASSI, Alejandro Arbeit Macht Frei. El trabajoy su organización en el Fascismo (Alemania e Italia), Ed. El Viejo Topo, Madrid, 2004, p.72.

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holgada tradición y una elevada reputación. Sin embargo, la algarabía festiva del ma-tadero federal, magistralmente descrito por Echeverría, dejaría paso a una sensibili-dad notablemente más civilizada. El espectáculo de la matanza “animado y pintores-co”, se tornaba lentamente una exhibición “horrible”, “fea”, “inmunda” y “deforme”.En las dos imágenes que siguen, de calidades literarias visiblemente desbalanceadas,se describe a través de síntomas este proceso de reconfiguración de la sensibilidadprovista, en términos elisianos, por el proceso de civilización y relativa racionalizaciónde la matanza.507

“Siguió la matanza, y en un cuarto de hora cuarenta y nueve novi-llos se hallaban tendidos en la plaza del matadero, desollados unos,los otros por desollar. El espectáculo que ofrecía entonces eraanimado y pintoresco, aunque reunía todo lo horriblemente feo,inmundo y deforme de una pequeña clase proletaria peculiar delRío de la Plata.” 508

“La matanza es una cosa atroz. Un hachazo en pleno mate delherbívoro, desborde de sangre espumosa, espesa, se diría en esta-do de ebullición ¡Aquello humea! y después... el degüello. Todoconsumado con premeditación y ensañamiento. Es cosa como parareírse de la corrida de toros.” 509

Los mataderos consiguieron, hacia fines del siglo XIX, al menos en el caso deRosario, concentrar relativamente la actividad de la matanza en la ciudad y emplazarselejos del núcleo poblado, procurando ocultar la muerte de los bovinos, y amparar alambiente “digno” de los bulevares de toda contaminación. Varios trabajos han señala-do que la implantación de los Mataderos se realizó en un área suburbana: el barrioTablada, Calzada o Mataderos, según la nomenclatura utilizada.510 En este territoriomeridional, Manuel Calzada poseía una importante extensión de tierras que alternati-vamente vendió y donó para una serie de emprendimientos. Aquellos solares fueron elescenario propicio para los planes del gobierno local. La zona fue destinada por laadministración municipal, primero, a la instalación y el funcionamiento de las “indus-trias insalubres”,511 y, luego, a la concentración de población marginal de toda especie

507 ELIAS, Norbert El proceso de civilización..., cit.508 ECHEVERRÍA, Esteban El matadero, Plus Ultra, Buenos Aires, 1977, p. 17. [1° ed. 1838]509 Gestos y Muecas, año II, núm. 46, 07/12/1913.510 GERGOLET, Silvia Aquel ... ‘sucedió en Tablada’..., cit.; MALLA, Jorge El barrio tablada..., cit.;

BRIENZA, Lucía; SIMONASSI, Silvia, DONADILLE, Graciela “Territorio y temporalidad...”, cit.511 En 1873 se pone en funcionamiento la primera ordenanza que establecía no sólo los límites y las

jurisdicciones del municipio sino que agregaba los radios donde era posible establecer las llamadasindustrias insalubres. Cfr. Digestos y Ordenanzas de la Municipalidad de Rosario de Santa Fe 1860-1889, s/d.

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en instituciones de encierro.512 Ambos procesos recubrieron a Tablada de un perfildefinido y peculiar. Estos dos proyectos fueron completados por las iniciativas deri-vadas de la construcción de Hospitales, en el barrio homónimo, ubicado con mayorproximidad del centro de la ciudad, en la inmediata continuación noroeste de Calza-da.513

El 9 de marzo de 1875, el Concejo Ejecutor recibió la autorización para invertiruna suma “aceptable” en la compra de los terrenos para el emplazamiento del Matade-ro Municipal.514 Las estructuras del edificio debían levantarse en una superficie ubica-da al Sur de la ciudad, sobre las barrancas del Paraná y a una distancia no menor a lastreinta cuadras del núcleo urbano.515 La primera parte de la disposición coincidía conlas ideas que el Municipio se formaba respecto a los usos del Sur y en acuerdo a laprospectiva del futuro crecimiento de la urbe. Esta zona de la ciudad se configuraba,a los ojos de los agentes del gobierno, en el continente de las industrias insalubres,que respondía, como es obvio, a cuestiones higiénicas, civilizatorias y urbanizado-ras.516 Además, de manera implícita, la lejanía aludía a posibles precauciones de laélite con respecto al tipo de población que la producción y comercialización de lacarne solían atraer. La tradición estigmatizaba a los oficios manuales, y aún más rui-nes resultaban los trabajos que implicaban un contacto fluido con substancias tanindignas como la sangre animal.517 Por otra parte, desde El Matadero de Echeverría,estos sitios fueron vinculados con costumbres bárbaras y actitudes políticas pocoproclives al liberalismo. Estas construcciones culturales, sin duda, operaron, junto alas visiones higienistas, en el momento de decidir el alejamiento de los mataderos dela ciudad.

No obstante, la ordenanza remarca la necesidad de la proximidad de los estable-cimientos respecto a las costas del Paraná. La posibilidad de embarcar ganado estaba

512 Asilo de Mendigos y Dementes, Asilo “El Buen Pastor” y Asilo “San Vicente de Paul” se congregaronen sus alrededores entre 1889 y 1899.

513 Este ciclo se inicia a principios del siglo XX con la fundación del Hospital Italiano, luego continúa enlos años 1910s. con la creación del hospital Español y se completa con la inauguración de la Clínicadel Trabajo en 1926.

514 Digestos y Ordenanzas Municipalidad de Rosario, 1889, s/d515 Digesto Municipal de Rosario de Santa Fe, 1860-1889, s/d.516 Es notable que a lo largo de los últimos años del siglo XIX y primeros del siglo XX quienes detentaron

la potestad de ordenar las estructuras urbanas de la ciudad no fueron los urbanistas sino los médicos.Cfr. RIGOTTI, Ana María “Dejad que el médico gobierne. Ciudad ideal para asegurar el porvenir”, enCuadernos del CURDIUR, núm. 42, 1989.

517 En la cultura judeocristiana la sangre es decididamente uno de los fluidos más despreciables queexisten en el orden natural, un líquido con poderosas propiedades contaminantes. A punto tal queaquellos que tenían contacto con él no podían ser dignos de acercarse a lo sagrado, tal la prescripciónque regía sobre las mujeres respecto a la eucaristía durante la menstruación, en los primeros siglos dela era cristiana. Cfr. BROWN, Peter El cuerpo y la sociedad..., cit. pp. 206-207.

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latente, debía contarse con una localización que atendiera a los contactos con las víasfluviales. Del mismo modo, el agua ha sido y es hoy día un elemento clave para estetipo de establecimiento. Era necesario contar con agua para llevar adelante el faenadoy luego resultaba indispensable a la hora de desechar algunos residuos orgánicos pro-pios de la actividad.518 Instalado a escasos doscientos metros del Matadero, el vaciaderode basuras era el sitio indicado para acopiar y, en algunos casos negociar, los desper-dicios de las faenas. De modo que la ordenanza proyectaba un complejo destinado aminimizar los costos de transporte, mediante la reducción de las distancias, tanto setratara de trasladar producción para la comercialización como expurgar las sobras quearrojaba la industria. De manera análoga, el diseño apuntaba a mantener un ambientehigiénico, retirado (invisible) y eficiente.519

La realización de las obras fue extremadamente veloz. Para 1876 el MataderoMunicipal estaba funcionando.520 Semejante celeridad estuvo determinada por la apre-miante necesidad del municipio de contar con un espacio para la faena de reses en laciudad, y adjudicarse paulatinamente tareas de control sobre su jurisdicción en laproducción de carne. En tal sentido se pusieron en movimiento la inspección de higie-ne y la inspección veterinaria,521 así como el cobro de tasas a las carnes que ingresaranal municipio faenadas, sin haber abonado el impuesto de matanza que regía en losMataderos Municipales.522 Estas iniciativas muestran ensayos aún tímidos de un cier-

518 VEALL, Frederick Estructura y funcionamiento de mataderos medianos en países en desarrollo,ONU para Agricultura y Alimentación, FAO, Roma, 1993.

519 Las teorías clásicas de la geografía de la localización de las actividades económicas parecen cumplirsea la perfección en este dispositivo de la industria de la carne. MÉNDEZ, Ricardo “Organizaciónespacial de las actividades económicas”, en Geografía económica. La lógica del capitalismo global,Ariel, Barcelona, 1998, pp. 255-319, en especial los comentarios a las teorías de la localización deWEBER, Alfred Sobre la localización industrial (1909) y CHRISTALLER, Walter Los lugarescentrales del sur de Alemania (1933). Para una visión estructuralista de estas teorías ver: CASTELLS,Manuel Sociología del espacio industrial, Ed. Ayuso, Madrid, 1977.

520 En 1875 se fija el plano para la construcción de los Mataderos. Recopilación de Digestos y OrdenanzasMunicipalidad de Rosario 1889, s/d

521 Hacia fines del siglo XIX se creó la oficina de Higiene (1887) que tenía bajo su tutela la inspección delos establecimientos insalubres. Digesto Municipal 1860-1889, s/d Ordenanza del Concejo Deliberantedel 1°/4/1887. Estas normativas fueron completadas por otro ciclo de institucionalización de loscontroles higiénicos a partir de la fundación de la Asistencia Pública, la Oficina de Desinfección yluego la de Higiene Pública dependiente de la Administración Sanitaria tuvo bajo su vigilancia a losmataderos a partir de dependencias especializadas Laboratorio Bacteriológico, Oficina Químia,Inspección Veterinaria de Mataderos y Tambos. Digesto Municipal. Ordenanzas, decretos, acuerdosy reglamentos, contratos, etc. Municipalidad de Rosario (Provincia de Santa Fe, República Argentina)dictadas en el año 1913, Talleres de “La República”, Rosario, 1915, Ord. Nº 23 del 12 de agosto de1913.

522 En 1880, apareció la primera queja, firmada por el rematador de hacienda Erasmo Quintana, a raíz dela introducción de vacunos al Municipio de Rosario a través del ferrocarril. Se planteaba que estasreses no pagaban el impuesto del matadero y que además mermaban la cantidad de animales carneadosen los Corrales de Abasto. Solicitaba al Concejo que dictara una ordenanza para prohibir la introducciónde carnes sin mediar el pago de un canon. Este pedido fue considerado al año siguiente, cuando se

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to control de la producción, la circulación y los primeros atisbos de regulaciónimpositiva con relación a la circulación de carne.

En términos generales, el tránsito de tropas que ingresaban al matadero se reali-zaba a pie o por medio de los ferrocarriles. La circulación de haciendas por los cami-nos del Sur no fue objetada hasta el Centenario, puesto que no había poblaciónavecindada que sufriera las molestias del paso de ganado. Por lo tanto, entre 1876 y1910, el ganado circuló libremente por aquellos parajes, accediendo al matadero paraser sacrificado. Efectuadas las tareas en el edificio de Bv. Segui y Berutti, losabastecedores se encargaban de distribuir el producido en las carnicerías de la ciudad,para lo cual, a partir de 1890, debieron contar con unos carros con cajuelas especiales,forradas en zinc y dotadas de ganchos colocados a una altura y con una resistenciaproporcional al peso de la carga.523 Estos vehículos estaban sometidos a la inspecciónde sus condiciones higiénicas por parte de la Municipalidad.

Pese a las previsiones de la Municipalidad el Matadero no lograba dar abasto atoda la ciudad. El problema de los transportes impedía trasladar la carne a largasdistancias sin provocar el encarecimiento del producto. La inexistencia o el elevadocosto de mecanismos de enfriado añadía una complicación considerable a la posibili-dad de hacer llegar alimentos en buenas condiciones de conservación, aunque, segu-ramente, para la época este no era el problema mayor. De esta suerte, el Municipio seenfrentó al dilema que planteaba la incompatibilidad de dos criterios que había adop-tado simultáneamente: la centralización de las actividades de matanza y el abasteci-miento de la totalidad de la jurisdicción. Los medios técnicos para el abastecimientono pudieron ser mejorados en el corto plazo y por lo tanto el ideal centralizador fueresquebrajado. El municipio, en 1886, autorizó la construcción de otro matadero demenores dimensiones y administrado por privados, al Oeste del Cementerio Munici-pal. Este edificio estaba destinado a surtir a las carnicerías distantes a más de unalegua del Matadero Municipal.524

En un plazo relativamente breve, los Mataderos patrocinados por el municipiono sólo debieron enfrentar este problema. La velocidad y la coyuntura en que fueronrealizadas las construcciones comportaron importantes cuotas de imprevisión. Lasinstalaciones quedaron obsoletas en menos de dos décadas, debido a su incapacidadpara trabajar sobre un número cada vez más elevado de cabezas ingresado a corrales.Las dificultades que existían para imponer sobre aquellas estructuras métodos racio-nales, higiénicos y modernos de matanza y la amalgama insalubre que configuraba elMatadero en su proximidad al Vaciadero de Basuras dispararon proyectos de reforma.

elaboró una ordenanza fijando un estipendio para la introducción de carne vacuna fresca, que extendíalas mismas consideraciones vigentes para la introducción de carne de cerdo. ET HCD 1880, fs. 108-109. Digestos y Ordenanzas de la Municipalidad de Rosario de Santa Fe 1860-1889, s/d.

523 Anteriormente la carne era colocada sobre los carros sin mayores precauciones que las necesariaspara acomodarla de modo tal que permitiera subir una buena pesada.

524 Digesto Municipal de Rosario de Santa Fe, 1860-1889, s/d, 26/06/1886, p. 119.

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El sentido de estos diseños básicamente apuntaba a tres cuestiones: el planeamientode obras de infraestructura tendientes a asegurar el suministro de agua permanente yabundante a las instalaciones, la ampliación de los mataderos para lograr una mayorcapacidad instalada, que permitiera faenar un número superior de reses al día, y, algomás adelante, planteos alrededor de la inconveniencia de la proximidad del Mataderoy el Vaciadero de Basuras.

El primer problema, data de 1891, y generó un gran número de propuestas. Seintentaba, según los miembros del ente municipal, hallar un medio económico y segu-ro que proveyera agua al Matadero. Finalmente, el procedimiento escogido fue unrudimentario sistema de bombas y depósitos diseñado a los efectos de proporcionarlaen abundancia y con escaso costo. Este componente se tornaba imprescindible para elnormal desarrollo de las actividades del matadero, cada vez más amplias.525 El preca-rio sistema suministró agua al Matadero hasta comienzos del siglo XX, cuando seextendió hacia el Sur la red de agua potable.

Pero no sólo el agua resultaba insuficiente para las actividades de los mataderos,algo similar ocurría con su estructura edilicia. En 1894, el Ingeniero Ramón Araya,por entonces a cargo del Departamento de Obras Públicas, presentó a consideracióndel Concejo un plano donde constaba la estructura actual del matadero y las futurasampliaciones que proyectaba, a fin de lograr mejorar su capacidad instalada.526 Laestructura expuesta a dictamen del Concejo colocaba el acento en un diseño geométri-co y compacto tendiente a modernizar, dentro de los límites que impone toda reforma,un croquis de planta anticuado, que merecía ser geométricamente racionalizado. Elnuevo espacio permitiría, en teoría, erradicar al matarife criollo y sus reprochablesconductas del seno del Matadero Municipal.

Por otra parte, esta propuesta coincidió con un nuevo intento del poder políticolocal por recentralizar las actividades vinculadas a la faena de carnes en el edificio delos Mataderos Municipales. En esta ocasión, resurgieron los deseos del Municipiopor controlar un eficiente desempeño de higiene, centralizar y racionalizar las activi-dades de la matanza y de la exacción impositiva. Evidentemente, dadas las caracterís-ticas y los recursos disponibles para la municipalidad en esa época, sus aspiracionesdebieron aguardar al menos hasta las primeras décadas del siglo XX.527 El matadero

525 24/09/1891 propuesta del señor Emilio Magaldi de construir un aparato orientado a suministrar aguaen suficiente cantidad al matadero. Proyecto de la Comisión de Hacienda para construir un fososemisurgente y establecimiento de bombas y depósitos suficientes para el Matadero. ACD 1891, fs.121-122.

526 ET HCD enero-abril 1895.527 “Prohibiendo la matanza de reses fuera del matadero público. La matanza de animales fuera del matadero

público de animales destinados al consumo, es contraria e inconveniente a los intereses económicos ehigiénicos del municipio, pues ella se verifica cuando se realiza la inspección sanitaria de los mismos.”Este decreto firmado por el Intendente Gabriel Carrasco apareció el 26/01/1891. Digesto Municipal,Ordenanzas, Decretos, Acuerdos, Reglamentos, Contratos, etc. de la Municipalidad de Rosario de SantaFe dictados 1890-1891, Librería e Imprenta Clivé, Rosario, 1892.

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necesitaba incrementar sus dimensiones, eficiencia y hasta su productividad —en tér-minos, que se proyectaba desde entonces faenar mayor cantidad de animales al día—para lograr abastecer a la totalidad de la jurisdicción. Las funciones de control y vigi-lancia eran, en la prosa del Intendente Dr. Gabriel Carrasco, atribuciones irrenunciablesdel gobierno municipal y debían disponerse todos los medios necesarios para su cum-plimiento. La voluntad centralizadora no podía reparar en atenuantes y, por lo tanto,se guardaba silencio respecto al probable incremento del costo de la carne para losconsumidores. El efecto de estas medidas sobre los precios de la carne sería conside-rable, ya que no se había originado una transformación sustantiva en los medios detransportes. El anhelo de control del Municipio, aún imaginario, se imponía en la letrade este decreto por encima de los intereses de la comunidad.

Sin embargo, desde hacía unos pocos años, un medio de transporte, guiado aúnpor tracción animal, conectaba el área urbanizada, la Plaza López, con la zona de losMataderos. Este transporte representaba una ampliación de la línea concedida para suexplotación, en 1888, a Manuel Arijón, denominada Tranways del Saladillo yescriturada al año siguiente.528 Este servicio en teoría tenía por función guiar a lafuerza de trabajo proveniente de otras zonas de la ciudad a los alrededores del mata-dero, pero también podía desempeñarse como un medio para transportar carne enpequeñas cantidades del centro de matanza hacia otros sectores de la ciudad.529

El Vaciadero de Basuras rápidamente se constituyó en un problema de higienepública. Consecuentemente, abundaron los proyectos para hallar una forma higiénicade eliminar los desperdicios. El 17 de septiembre de 1884, Ernesto Laforg se hizo conel permiso para instalar un horno destinado a la incineración de todas los detritos quese produjeran en el municipio.530 Este proyecto jamás fue llevado a cabo, sin embargo,debe recordarse que el emplazamiento del Vaciadero de Basuras, contiguo al Matade-ro, y la construcción de los Hornos Incineradores estuvieron en la base de los ensayosde relocalización y construcción de los Nuevos Mataderos Municipales, durante lasprimeras décadas del siglo XX. Sobre este tema se regresará más adelante.

528 La ampliación de la línea de Tranvías del Saladillo fue acordada con la municipalidad por ordenanzade 24/09/1891. Según consta en la resolución éste era el único medio de transporte que conducía alMatadero Municipal. “Se autoriza a Manuel Arijón a prolongar la línea de Tranways del siguientemodo: desde el establecimiento de Baños que posee hasta el Camino del Matadero que es actualmentela prolongación de la calle Berutti, continuando por el hasta Cochabamba, por ésta hasta 25 deDiciembre, por ésta hasta Pasco, y por ésta hasta empalmar con la vía establecida que le pertenece.”ET HCD 1890, t. I. Las primeras peticiones de ampliación de la línea de tranway para servir alMatadero Público por parte de Arijón datan del 16/09/1889. ET HCD septiembre-diciembre 1890, t.III, f. 17.

529 En la ordenanza de 15/07/1888 se estipulaba en el artículo 6° que no era posible conducir ningúnbulto fuera de la plataforma delantera y que dentro del coche sólo podrán conducirse aquellos que porsu tamaño puedan colocarse debajo de los asientos sin incomodar la libre circulación de los pasajeros.Contravenciones a este punto serían sancionadas con una multa de cinco pesos. Digestos y Ordenanzasde la Municipalidad de Rosario de Santa Fe, 1860-1889, s/d, p. 277.

530 Digestos y Ordenanzas de la Municipalidad de Rosario de Santa Fe, 1860-1889, s/d, p. 103.

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Además del Vaciadero de Basuras, otras construcciones de los alrededores ha-cían de este espacio un lugar indeseable e infecto.531 La instalación del Mataderogeneró en su entorno un cónclave de establecimientos de industrias “semielaboradas”,todas derivadas del aprovechamiento de productos animales desechados o vendidospor la Tablada. Numerosas curtiembres, graserías, triperías, paterías, jabonerías,saladeros, etc. abrieron sus puertas en el espacio aledaño. El Matadero, cual polo de laactividad económica, atraía una serie de producciones afines, a las cuales brindabasus insumos y a su vez éstas disfrutaban de la infraestructura de servicios y comunica-ciones que, pese a no ser particularmente densa, prestaba una inestimable utilidad.

El proceso registrado en la zona puede caracterizarse como una difusión de ac-tividades complementarias que reconocen por centro al establecimiento de mataderosy se articulan con él en un circuito productivo aledaño.532 También este tipo de indus-tria prefiguraba las características del hábitat de los sectores que allí desarrollaban sutrabajo cotidiano. Ranchos construidos con materiales precarios, paja, madera, chapa,cartones, y barro compusieron el perfil material de los asentimientos en derredor a losMataderos. Estas casas bajas y miserables, a ojos de los contemporáneos, fueron fac-tores determinantes de los comportamientos y de la salud de sus habitantes.

“Al salir del matadero discurrimos largo rato por sus alrededores,y en verdad que no es muy agradable el espectáculo que ofrecenaquellos suburbios, desparramados aquí y allá vimos infinidad deranchos construidos en barro, en los que juegan importantísimopapel las latas de aceite y de otras substancias, los techos son depaja unas veces, otras veces combinados con aquel metal [...] Ta-les ranchos están habitados por familias criollas que sino disfru-tan de muchas comodidades en sus humildes viviendas, sin em-bargo viven dichosas, en constante buen humor siempre de bulla,trocando penas por alegrías [...] Noche tras noche se suceden losbailes [...] el rasgueo de guitarra criolla rompe la calma nocturna;la risotada y el jolgorio todo lo inundan de alegría, tango, gato,malambo, ginebra cerveza [...] alegre barrio, tan alegre como an-tihigiénico” 533

El mundo anti-higiénico, irracional y precivilizado gestado en las calles linderascon el Matadero resultó irreformable para las primeras décadas del siglo XX. En lasconcepciones de los agentes del gobierno municipal el traslado se impuso poco apoco.

531 “El barrio ocupado por el antiguo Vaciadero de Basuras, el Vaciadero Nuevo y diversas industriasinsalubres (paterías, curtiembres, etc.) es sin duda alguna el que mayor con porcentaje contribuye a lamortalidad.” Tercer Censo Municipal de Rosario..., cit.

532 Cfr. MÉNDEZ, Ricardo “Organización espacial...”, cit.533 Monos y Monadas, año II, núm. XXXIV, 04/02/1911.

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b- Reforma o demolición. Posibilidades para la relocalización del Mataderoy la construcción del Mercado de Haciendas

“El matadero de la Convalecencia o del Alto, sitoen las quintas al sur de la ciudad, es una gran playaen forma rectangular, colocada al extremo de doscalles, una de las cuales allí termina y la otra seprolonga hasta el este. Esta playa, con declive alsur, está cortada por un zanjón labrado por la co-rriente de las aguas pluviales, en cuyos bordes la-terales se muestran innumerables cuevas de rato-nes y cuyo cauce recoge en tiempo de lluvia todala sangraza seca o reciente del matadero. En lajunción del ángulo recto, hacia el oeste, está lo quellaman la casilla, edificio bajo, de tres piezas demedia agua con corredor al frente que da a la calley palenque para atar caballos, a cuya espalda senotan varios corrales de palo a pique de ñandubaycon sus fornidas puertas para encerrar el ganado.”

Esteban Echeverría534

La situación en que estaba sumido el territorio de los mataderos y los problemas queel establecimiento tenía para su correcto funcionamiento fueron comentados por laprensa durante los años posteriores al Centenario. Las cuestiones axiales abordadaspor los artículos versaban sobre la extrema brutalidad de la matanza “a la criolla” y lafalta de higiene vigente en las actividades propias de la faena.535 Una infinidad dereglamentaciones internas, que alcanzan desde el estricto cumplimiento de los hora-rios de matanza hasta las operaciones que debían realizarse en la faena, trataron deoptimizar y civilizar las prácticas seculares de los matarifes. Sin embargo, la proble-mática vinculada a la higiene fue de más difícil y larga resolución, debido a que nosólo respondía a cuestiones de funcionamiento sino de estructura edilicia y de locali-zación.536

El primer proyecto de traslado del matadero apareció en una denuncia de laprensa sobre los negocios de la Sociedad Anónima “El Saladillo”. Las páginas de ElMunicipio exponían que Alberto J. Paz, Emilio O. Schiffner y un grupo de los futuros

534 ECHEVERRÍA, Esteban El Matadero..., cit., p. 15.535 Gestos y Muecas, año II, núm. 46, 07/12/1913.536 En este sentido el rol que jugaba la conjunción anti-higiénica del matadero y del vaciadero de basuras,

construida por algunos médicos higienistas, entre los que se destacan los Drs. Eladio Eguren y FranciscoFlorentino, jugó un rol preponderante en las ideas vertidas en torno a las posibilidades de la remocióndel Matadero.

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accionistas de la Sociedad pretendían comprar los terrenos de la Sucesión de ManuelArijón, por la suma de $1.200.000 m/n, con el sólo objeto de vender alrededor del87,5 % de la superficie a la Municipalidad, ya que el ente instalaría allí los NuevosMataderos. La superficie que estaba prevista para la venta era realmente exagerada yevidenciaba un enorme negocio para Paz y Schiffner, quienes apropiábanse de losresortes presuntamente públicos del Municipio para canalizar su acumulación patri-monial privada.537 Este proyecto nunca llegó a concretarse y de él sólo ha quedadoregistro en la prensa: ningún expediente o debate del Concejo se refiere a esta temáti-ca. Sin embargo, la idea de trasladar los mataderos comenzaba a cobrar fuerza en losproyectos de saneamiento de la ciudad y entre los posibles sitios para su relocalizaciónemergía el barrio Saladillo.

Tras la frustración del proyecto del Nuevo Matadero en Saladillo, algunos miem-bros de la Sociedad Rural Rosarina, fundada en 1895, promovieron la idea de cons-truir un Mercado de Haciendas en Rosario. Este ensayo buscaba establecer una repre-sentación de los hacendados santafesinos fuera de la égida porteña. Hacia 1908, enuna asamblea de miembros de la Sociedad Rural se argumentó la necesidad de instalarun mercado para negociar productos a la vista y obtener mejores precios. Según susconclusiones ésa era una necesidad apremiante para una ciudad de las dimensiones yde la importancia que había adquirido Rosario en primeros años del siglo XX. Através de este movimiento, los miembros de la Sociedad Rural local intentaban gene-rar un polo de comercialización alternativo al mercado de Liniers de Buenos Aires,que además buscaba concentrar la venta de haciendas de las vecinas provincias deCórdoba y Entre Ríos.

Esta agrupación para mercadeo de las haciendas brindaba una nueva y más po-derosa presencia a Rosario en el negocio de los vacunos y, al mismo tiempo, resultabaextremadamente beneficiosa para los hacendados de los territorios provinciales veci-nos, dado que no deberían abonar excesivos costos de traslados hasta Buenos Aires.La distancia y el factor económico implícito en el transporte se imponía como deter-minante en la ventaja y desventaja relativa de la iniciativa. El nuevo Mercado deHaciendas llenaría las aspiraciones de una ciudad pujante y en pleno crecimiento comoRosario. A la vez, lograría beneficiar a los productores ganaderos del interior, restán-dole, además, a la Capital Federal el absoluto control en la tasación de la carne. Deeste modo se construiría un nuevo centro ganadero comercial en el Sur de la provinciade Santa Fe.538

Un mes después del éxito rotundo que arrojó la asamblea de la Sociedad Rural,Fermín Lejarza y E. Ortíz se entrevistaron con el Intendente Nicasio Vila, para con-sultarle sobre las posibilidades de que la Municipalidad participara en el financiamientode la construcción de un Mercado de Haciendas en Rosario. La entrevista arrojó un

537 El Municipio 13/07/1905.538 “Mercado de Haciendas de Santa Fe”, La Capital 04/07/1908.

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resultado favorable. Vila se mostró entusiasmado con la proposición y se comprome-tió a solicitar un empréstito a Bélgica para financiar los gastos de la obra. La localiza-ción del Mercado General de Haciendas fue fijada en un terreno de unas 1.000 hectá-reas, a adquirirse en los suburbios, posiblemente en Saladillo.539

El 1° de septiembre de 1908, la Exposición Rural inició sus actividades con unencendido discurso de apertura, pronunciado por el presidente de la Sociedad Ruralde Rosario:

“El propósito de instalar un Mercado de Haciendas en Rosario hatenido ya la mejor acogida y a nadie se oculta que esta idea se ligacon la ulterior construcción de un frigorífico [...] la ambición semezcla al afán del éxito de las industrias privadas, el fervienteanhelo de incrementar el rango de la provincia [...] La iniciativade la Rural necesariamente debía obtener buena acogida, indu-ciendo a la municipalidad a hacerla propia para anexionar el mer-cado a los nuevos mataderos que proyecta construir” 540

En esta alocución se evidencia que los proyectistas de la instalación de unosNuevos Mataderos no habían renunciado completamente a localizar el edificio enSaladillo. Para la élite, era bastante obvio que este tipo de establecimientos debíanlevantarse en el Sur de la ciudad, pero resulta llamativa la insistencia que Vila mani-festaba con respecto a Saladillo específicamente. Por otra parte, la prédica de losmiembros de la Sociedad Rural no sólo planteaba construir un Mercado de Hacien-das, añadían al proyecto original un Nuevo Matadero Municipal y un Frigorífico re-gional.

La inclusión de este elemento en el discurso de los terratenientes no resulta ca-sual. Hacia 1907 el Frigorífico Swift inició actividades en la Argentina, comprandouna gran planta en Berisso. Las operaciones que planeaba realizar la firma en el terri-torio nacional tendían a integrar el rubro agropecuario desde la cría del novillo hastala venta de carne enfriada y congelada al extranjero. Esta estrategia de integraciónvertical de los rubros productivos, efectuada por conglomerados de capital sumamen-te poderosos, despertaba una profunda alarma entre los hacendados, que intentabantorcer el rumbo a la concentración de capitales a través de establecimientos que com-pitieran con los grandes frigoríficos.541

539 “Mercado General de Haciendas”, La Capital 22/08/1908.540 “Mercado de Haciendas su necesidad en Rosario”, La Capital 01/09/1908, p. 6.541 Sobre este conflicto puede consultarse el clásico trabajo de SMITH, Peter Carne y política en la

Argentina, Hyspamérica, Buenos Aires, 1986.

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“De realizarse el proyecto desaparecería una industria genérica-mente nacional, construidas con elementos propios y capitalesargentinos [...] los yanquees pretenden criar, faenar, congelar yexportar. Todas estas operaciones las realizarían a bajo costo ypor lo tanto mantendrían bajo presión de competencia a los ha-cendados locales.” 542

Finalmente, las gestiones ante las financieras belgas resultaron infructuosas. LaMunicipalidad abandonó momentáneamente sus proyectos para la instalación de unNuevo Matadero Modelo y la construcción del Mercado de Haciendas. Las aspiracio-nes de la Sociedad Rural parecían desvanecerse de un plumazo, la realización delMercado de Haciendas, tan cercana apenas unas semanas atrás, repentinamente sedesmoronaba. El diagnóstico de situación era terminante: el emprendimiento no con-taba con financiamiento alguno.543

A pesar de los contratiempos, los miembros de la Sociedad Rural persistieron ensus esfuerzos para dotar a Rosario de un Mercado de Haciendas. Durante 1909, bajola presidencia de Lisandro De La Torre y Joaquín Lagos se conformó la SociedadAnónima denominada “Mercado General de Hacienda”. Esta firma aunaba los capita-les de los miembros más caracterizados y emprendedores de la Sociedad Rural por lasuma de $300.000 m/n, una cifra accesible para influyentes “hombres de negocio”.544

Este grupo de empresarios y ganaderos estaban empeñados en comprar terrenosubicados en Saladillo. La fracción seleccionada se encontraba atravesada de Norte aSur por las vías del Ferrocarril a Buenos Aires, y su vértice Norte estaba ubicado en laintersección de las Avenidas San Martín y Arijón. La forma del lote era trapezoidal,debido a la oblicuidad que imponía a su lado recostado sobre el Este la traza de laAvenida San Martín. Su superficie sumaba aproximadamente unos 60.000 m2. En tanamplio solar se llevarían a cabo las obras de la construcción del Mercado General deHaciendas. El montaje del edificio, que se verificó durante 1910, exhibía, por enton-ces, su estructura aún abrazada por andamios. Sin embargo, contaba con buena partede su construcción finalizada. El edificio se levantó en lo que parecía ser una esquina,desgajado del contexto que lucía unos alrededores desérticos. En realidad, la cons-trucción se hallaba en el límite de la segunda sección del barrio Saladillo, cuya urba-

542 “Trust yankee de frigoríficos. Consecuencias de su realización”, La Capital 24/09/1908. Aquí podemosvisualizar una inmediata conexión con el superficial y adaptable “antiimperialismo” nacionalista delos hermanos Carlés. “Proyecto para prohibir los Trust”, en DS CDN 1909, t. 1, 21/06/1909, pp. 155-159.

543 El 8 de octubre de 1908 se confirmaba que el Intendente Vila no había logrado contactar ningúnempréstito. La Capital 08/10/1908.

544 La Capital 25/09/1908. “La suscripción de acciones cubrióse rápidamente llamándose en seguida auna primera licitación de la obra, en terrenos adquiridos en El Saladillo. Ambas licitaciones tuvieronbuen éxito y hoy se ve parte del edificio en construcción que avanza rápidamente.” Monos y Monadas,1910, t. I.

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nización se había aprobado hacía apenas un año y a esto respondían los perfiles delpaisaje circundante.545

Sin dudas, para el fin declarado de levantar el Mercado de Haciendas, por ciertoconsiderablemente acotado, la superficie adquirida era notablemente exagerada, yaque decuplicaba holgadamente la que había servido hasta entonces al Matadero Mu-nicipal de Barrio Tablada. Indiscutiblemente, la cuantía de las tierras adquiridas, com-binada con algunas declaraciones de los miembros de la Sociedad Rural, que luegoformaron parte de la Sociedad Anónima “Mercado General de Haciendas”, adviertenacerca de una idea bastante más general sobre el uso de los terrenos. La naturaleza yenvergadura de esta compra señalan las intenciones de combinar en un solo espaciotodas las actividades vinculadas a la comercialización, faenamiento, enfriado y ventade la carne. Una alternativa de los grandes propietarios argentinos de tierras einvernadores de ganado frente a los trust frigoríficos y al control porteño del merca-do.

Por otra parte, la localización de las tierras, la zona escogida para la instalacióndel “Mercado de Hacienda”, no resultó en absoluto azarosa o sólo orientada por unnegocio inmobiliario. Antes bien, puede constatarse que el lugar de emplazamiento delos terrenos manifestaba, desde el punto de vista comercial, su carácter estratégico. Lalocalización del solar en términos generales lo colocaba como una bisagra entre lazona Oeste de Saladillo, espacializada a partir de las actividades productivas vincula-das a la cosecha de forrajes y a la cría de ganado, y la zona Este, donde comenzabana formarse las urbanizaciones —más específicamente en el lugar en que se extinguíala Segunda Sección del Barrio Saladillo. Las implicancias de esta ubicación relativaresultaron muy transparentes. En principio, establecía una posibilidad cierta para laprovisión de forrajes y ganado con miras a realizar ventas de animales provenientesde corrales aledaños. Además, habilitaba al usufructo de diversos servicios mediandouna breve prolongación de sus redes (caminos, transporte, luz y agua potable) queestaban o estarían a corto plazo en disponibilidad para la lindante zona urbanizada deSaladillo. Como se ha dicho, la venta de la carne requería de ciertos servicios que sólose encontraban en el área urbana.

El solar, también, era atravesado oblicuamente por el Ferrocarril a la Provinciade Buenos Aires. Línea férrea que era utilizada por los productores del litoral paraconducir sus bovinos al Mercado de Liniers. Los promotores del Mercado General deHaciendas de Rosario apuntaban a que se sostuviera el uso del riel para lacomercialización, pero proponían que las haciendas provenientes de Entre Ríos, Co-rrientes, Santa Fe y Córdoba fueran detenidas en las puertas del nuevo Mercado Ge-neral de Haciendas. Para atraer un gran número de productores, esta plaza debía ofre-cer una amplia conveniencia en el precio del transporte y de los remates. El futuroemplazamiento del Mercado de Hacienda estaba dispuesto a una distancia razonable

545 Monos y Monadas..., cit.

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del Matadero, de modo tal que no difcultara la conducción de las tropillas al remate yluego a la matanza. De todas maneras, la ubicación algo dilatada sobre el Oeste y laproximidad del barrio Saladillo entorpecieron la ruta de las cáfilas que tenían pormeta el Mercado de Haciendas. Asimismo, la distancia Este-Oeste que mediaba entreel Matadero Municipal y el Mercado de Haciendas complicó el traslado, particular-mente para los productores que tuvieran sus corrales hacia el Sudeste, aunque noinfluyó de igual modo sobre los rediles situados al Oeste.

Las expectativas que desató la inauguración del Mercado de Haciendas en Ro-sario fueron considerables, aunque no fueran refrendadas por las alternativas que su-mieron a este emprendimiento durante la década iniciada bajo los auspicios del Cen-tenario.

“Los empresarios de Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes han esti-mado como progresiva la iniciativa y contribuirán con la misma,enviando sus haciendas a los nuevos mercados” 546

El “aristocrático” barrio Saladillo no dejó de acusar la proximidad del Mercadode Haciendas a sus zonas urbanizadas. La venta de ganado en las áreas aledañas albarrio promovió el tránsito de animales en pie a toda hora, que generaron demandaspor parte de los vecinos y las sociedades anónimas que regenteaban el nuevo espaciourbano. Este tipo de solicitudes se agudizaron a partir del afincamiento permante depoblación en Saladillo, que relativizaba los aún persistentes hábitos de residenciaestacional. La Sociedad Anónima de los Baños y Parques del Saladillo encabezó elpetitorio, presionando al Municipio para que regulase el tránsito de hacienda en lazona urbanizada.

“A nuestro criterio las haciendas podrían transitar desde el Ríopor Av. del Rosario hasta Viena, por ésta hasta Av. Arijón, porésta hasta Av. Argentina, por ésta hasta calle Centenario, conti-nuando hasta calle Paraguay siguiendo por ésta hasta Av. Arijón ypor ésta hasta Centenario continuando luego por San Martín.” 547

En estas comunicaciones, firmadas por varios vecinos y miembros de la Socie-dad Anónima “El Saladillo”,548 nuevamente se retrataba el perfil del barrio con califi-

546 “Mercado de Haciendas su éxito asegurado”, La Capital 05/02/1908. Cabe mencionar que la insistenterecuperación de los derroteros de este proyecto por el diario La Capital y la valoración del mismoresponde a los intereses de la familia Lagos involucrados en la construcción del Mercado de Haciendas,ya que Joaquín Lagos ocupaba la vicepresidecia de la Sociedad Anónima “Mercado General deHaciendas”.

547 ET HCD agosto-septiembre 1912, f. 201. El recorrido descrito bordea toda la Primera Sección deSaladillo, para utilizar solamente en contadas ocasiones sus arterias centrales, pero a una distancia deal menos cinco cuadras del núcleo urbanizado.

548 R. M. Gutiérrez; Pedro Martínez; Constantino Raffo; Cornelio Casa Blanca; Antonio Raulf; EclestinoPisani; Enrique Álvarez; Juan Berges, Carlos Vila. ET HCD agosto-septiembre 1912, f. 201.

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Ilustración 31 — Plano Rosario 1915 (Fragmento)

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cativos conocidos: “próspero” y con “edificación de lujo y recreo”. Como se ha des-crito arriba, el tránsito de los cuadrúpedos se registraba en el periplo que del MercadoGeneral de Hacienda, ubicado contiguo al Oeste de la segunda sección del barrio,concluía en los portones del Matadero Municipal. En este marco, no había vías prin-cipales o pautadas y la entrada, sobre todo a la primera sección del barrio, era cosafrecuente. Los pedidos sobre posibles rodeos de los vacunos en la zona urbanizadapodían originar reclamos por parte de los abastacedores. No obstante, el peligro im-plícito para el barrio en el tráfago de haciendas era considerable, particularmentesobre Av. Arijón y Av. Argentina surcadas por las vías del tranvía. Por lo tanto, seaprobaron las sugerencias de los reclamantes. El barrio Saladillo se libró del ingresomasivo de vacunos a sus calles por una década. Con la instalación del Mercado Gene-ral de Haciendas, en el ambiente bucólico de Saladillo, volvieron a irrumpir las rela-ciones sociales, la producción humana en la “naturaleza”, esfumándose, a la vez, lasidílicas, románticas y vaporosas visiones sobre un paisaje agreste librado de la acciónde los hombres.

Hacia el Centenario, la Sociedad “Mercado General de Haciendas” contó con laoportunidad inmejorable para probar sus orientaciones con respecto a la producción ycirculación de la carne. El funcionamiento del Matadero continuaba ofreciendo unsinnúmero de dificultades, entre los varios problemas seguían descollando la insufi-ciencia de la higiene,549 la irracionalidad en las operaciones de matanza y, por supues-to, la vecindad del Vaciadero de Basuras.550 Por lo tanto, la Municipalidad retomócomo un tema prioritario en su agenda política las problemáticas derivadas del empla-zamiento y el funcionamiento del Matadero Municipal. Hacia el Centenario los agen-tes del gobierno local llegaron a la conclusión de que los Viejos Mataderos eranirreformables, debían construirse nuevas instalaciones en sintonía con las necesidadesdel presente y del futuro tanto de Rosario como del mundo (Europa y Estados Uni-dos). Así, el 25 de mayo de 1912, se designó una comisión para evaluar la mejorubicación de los Nuevos Mataderos. Este cuerpo creado ad-hoc debía estar integrado

549 “...las actuales instalaciones además de ser anticuadas y no responder a las necesidades presentes dela población son un peligro para la salud pública, puesto que aquello está convertido en un inmundofoco de infección. Baste saber que en varias cuadras a la redonda del matadero, se hace insoportableel ambiente, extrañando a justo título que se permita vivir en aquellos alrededores donde lasenfermedades están a la orden del día.” “Construcción de Nuevos Mataderos”, La Capital 13/08/1910. No es casual que la nota, aparecida en un periódico tan cercanamente vinculado a la Sociedad“Mercado General de Haciendas”, imponga este debate y cierre sus manifestaciones como sigue:“Para Rosario se halla planteado un problema que desde hace mucho tiempo urge resolver, laconstrucción de Nuevos Mataderos. Piden que el tema sea considerado por el Concejo.” Tambiénpuede consultarse la nota de Gestos y Muecas 7 de diciembre de 1913, intitulada “Lo que comemos”.

550 Se señalaba que los mataderos desde hace 30 años efectúan las mismas operaciones defectuosas defaenamiento, fundamentalmente por los problemas que presentan a la luz de la higienización de losproductos cárnicos y lo insuficiente que resulta la inspección veterinaria. “...seguimos utilizando lossistemas viejos, criollos, por que la inspección veterinaria se efectúa en este país nada más para llenaruna fórmula...” “Los Mataderos. Las viejas deficiencias”, La Capital 27/02/1909.

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por un higienista, designándose a Clemente Álvarez;551 un ingeniero, nombrándose aHéctor Thedy;552 un consignatario de hacienda, escogiéndose a José Villarino; unmatarife o abastecedor: Sebastián Biaggino y el presidente de la Sociedad Rural: JuanJ. Andino.553

La nómina remite a un criterio de selección que muestra solapadas dos intencio-nes distintas. El higienista ocupaba dentro de la comisión el primer lugar, debido alrol preponderante que los médicos ejercían en la toma de decisiones sobre la disposi-ción de las actividades insalubres en la planta urbana.554 Seguido de cerca, en sordadisputa, por el Ingeniero, quien, quizá algo más alejado de los problemas de la higie-ne, estaba largamente preparado para medir distancias, establecer los transportes po-sibles y, en definitiva, calcular los costos de las actividades económicas. Medianteestos cómputos, los ingenieros estaban listos para definir las formas económicas delespacio.555 Los dos primeros puestos estaban reservados a profesionales de la cienciamédica y la ingeniería, cada vez más escindida de la arquitectura, y a hombres que,además, siempre estuvieron en las proximidades del gobierno municipal. Podría afir-marse que no se trataba de técnicos independientes y desinteresados, sino de agentesque tenían, además de su profesión liberal, una cierta inscripción política.

En segundo término, se cuentan dos miembros de corporaciones. Por una parte,el presidente de la Sociedad de Abastecedores, José Villarino, y, por otra, el de laSociedad Rural, Juan J. Andino. La representación que éstos aportaban estaba marca-da por un fuerte carácter sectorial, atendiendo por igual a los intereses de lacomercialización y producción del ganado. Villarino y Andino fueron los veedores delos negocios propios y de sus colegas en el seno de la comisión. Su rol consistía enevitar que las decisiones de técnicos y políticos lesionaran los intereses de grupos

551 Es conocida la trayectoria de Clemente Álvarez dentro de los órganos de salud del municipio y en lamedicina higienista. Sobre el particular conviene consultar PIACENZA, Paola “Clemente Álvarez: lapalabra que sana”, en SONZOGNI, Élida y DALLA CORTE, Gabriela (comp.) Intelectuales rosarinosentre dos siglos. Clemente, Serafín y Juan Álvarez. Identidad local y esfera pública, Prohistoria &Manuel Suárez-editor, Rosario, 2000, pp. 133-149.

552 Héctor Thedy había estado pocos años atrás encargado de la Dirección del Departamento de ObrasPúblicas del Municipio.

553 Digesto Municipal. Ordenanzas, decretos, acuerdos y reglamentos, contratos, etc. Municipalidad deRosario (Provincia de Santa Fe, República Argentina) dictadas en el año 1912, Imprenta Scagnoli,Rosario, 1913.

554 Los médicos habían logrado vincularse en asociaciones que mejoraban sus condiciones para presionare impulsar acciones sobre la disposición de la planta urbana. Los higienistas eran los técnicos quecontaban con los medios, el capital cultural y corporativo necesario para ocuparse de los contornoshigiénicos de la urbanización y de la forma que asumiría ésta en última instancia. SILVESTRI, Graciela“La ciudad y el río. Un estudio sobre las relaciones entre técnica y naturaleza a través del caso delpuerto de Buenos Aires”, en LIERNUR, Frncisco y SILVESTRI, Graciela El Umbral de la metrópolis...,cit. RIGOTTI, Ana María “Dejad que el médico...”, cit.

555 Esto queda claramente evidenciado en el debate sostenido por Huergo respecto al puerto de BuenosAires unas décadas atrás. Cfr. SILVESTRI, Graciela “La ciudad y el río...”, cit.

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concretos que se desempeñaban en la actividad de cría de ganado y abastecimiento delas carnicerías de la ciudad.

Al iniciar sus actividades, esta comisión reafirmó el concepto que guiaba a laMunicipalidad en la temática de los Mataderos: era imperioso construir un nuevoedificio y proporcionarle una ubicación más favorable. En consecuencia, se produjoun dictamen por el cual se llamaba a concurso de oferentes. Los poseedores de terre-nos ubicados al Sur de la ciudad, que desearan destinarlos al emplazamiento de losNuevos Mataderos, debían presentarse ante la Municipalidad y realizar su propuesta.A la convocatoria, lanzada en julio-agosto de 1912, respondieron varios interesados.Una particular relevancia reviste retomar las opiniones que los miembros de este gru-po vertieron en la comparación de las diversas presentaciones para la localización delos Nuevos Mataderos. Es posible comprobar en el seno de estas valoraciones la pre-sencia embrionaria e inconsciente de la geografía de la localización industrial, funda-mentalmente elaborada por Alfred Weber (1909) y Walter Christaller (1933).556 Lossupuestos de estas teorías operaban más allá de la ciencia académica y tenían susorígenes en los cálculos económicos, dinamizados bajo la lógica de la economía libe-ral capitalista, por los agentes empresariales y técnicos.

Las ofertas de distintas sociedades y propietarios particulares aparecen reunidasen una de las carpetas de Expedientes Terminados de 1912.557 Ocho propuestas fueroncolocadas bajo el estudio de la comisión formada a efectos de determinar la situaciónurbana de los Nuevos Mataderos Municipales, hecho que demuestra el interés exis-tente entre los propietarios de tierras meridionales de la ciudad por negociar sus terre-nos con motivo de las nuevas construcciones. Las presentaciones, en orden de evalua-ción, fueron las siguientes: Terrenos de Esteban Scabin, Herederos de Manuel Arijón,The Barbarian Co., Filiberto Laporte, Sociedad Anónima “El Saladillo” y SociedadAnónima “Mercado General de Haciendas”, Sucesores de Teodelina de Alvear y Neily Cia.

El dictamen de la Comisión que entendía en el asunto, se inicia descartandoalgunas propuestas evaluadas como poco propicias. Ellas son la de Esteban Scabin, lade los Herederos de Manuel Arijón, la de The Barbarian Co. y la de Filiberto Laporte.Estos terrenos fueron desestimados por razones similares: ubicación, accesibilidad,posibilidades de ampliación de los servicios, y costos relativos en función de la loca-

556 WEBER, Alfred Sobre la localización industrial (1909) y CHRISTALLER, Walter Los lugarescentrales del sur de Alemania (1933) Es notable que cuando estas teorías eran desarrolladas en lalejana Alemania ya estaban ampliamente difundidas, a través de la amalgama de la economía políticaliberal y la geografía pregonada por Levasseur, en Francia a fines del XIX. Cfr. CHARTIER, Roger“L’histoire entre la géographie et la sociologie”, en Au bord de la falaisse. L’histoire entre certitiudeset inquietudes, Albin Michel, París, 1998; RHEIN, Catherine “La geografía ¿disciplina escolar ociencia social?”, en CATTARUZZA, Alejandro y ESCOLAR, M. (comps.) La problemática de lasciencias sociales, EUDEBA, Buenos Aires, 1994.

557 El 25/09/1912 “Se elevan los proyectos de la nueva localización del matadero”, ET HCD noviembre1912, fs. 391-441.

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lización.558 Fundados los rechazos de la comisión, sólo continuaron bajo examen lasofertas de Herederos de Teodelina de Alvear, la Sociedad Anónima “El Saladillo”, laSociedad Anónima “Mercado General de Haciendas” y Neil y Cia. Su competenciafue resuelta a través del concurso comparativo de las ventajas contenidas en cada unade las potenciales ubicaciones. Nuevamente aquí se tuvieron en cuenta el acceso a losferrocarriles, la provisión de agua potable y la factibilidad para la construcción dedesagües, la distancia y la facilidad de comunicación con el centro de la ciudad y,finalmente, el precio por metro cuadrado. En este último punto, se solicitó a los oferentesque realizaran una bonificación sobre los importes inicialmente presentados. Esta su-gerencia tendía a desatar la competencia entre los postulantes y generar condicionesmás favorables para la adquisición municipal.

Tras las bonificaciones se realizó la primera comparación de la situación urbanade los terrenos que aún continuaban con posibilidades. Se descartó la fracción de Neily Cia., por hallarse a una distancia respecto al centro de la ciudad que duplicaba la delos terrenos de otros candidatos. El camino vecinal, que hacía las veces de corredorentre los terrenos y el centro, debía ser pavimentado y la construcción de obras sani-tarias, con desagües en el arroyo Ludueña, implicarían un sinnúmero de erogacionesque se adicionaban al precio de compra.

Frente a las tres propuestas que seguían en competencia, la comisión parecíainclinada a favorecer alguna de las presentadas por las Sociedades Anónimas. Ambas,como se sabe, interesadas desde hacia algunos años en contar con el matadero en sustierras.

“Los otros terrenos en el sentir de esta comisión tienen ubicaciónconveniente ofreciendo ventajas desde este punto de vista las del“Mercado General de Haciendas” y la de la Sociedad Anónima“El Saladillo”, ambos contiguos. Porque con respecto a los terre-nos de los Herederos de Alvear, se encuentran en más alto nivel,cerca de las cañerías de aguas corrientes y de las vías de ferroca-rril, y también porque las obras de desagües que se construyan

558 Los terrenos de Esteban Scabín presentaban una ubicación idéntica a los de los Herederos de Teodelinade Alvear, sin embargo, su precio era sensiblemente superior. Herederos de Arijón y The BarbarianCo. ofrecían terrenos emplazados sobre antiguos caminos vecinales que no eran asimilables al tráficousual de la ciudad y en los que deberían realizarse obras de pavimentación de elevado costo (20.000metros de superficie pavimentada) y que no ofrecerían beneficios públicos complementarios. Por suparte, The Barbarian Co. disponían de terrenos extremadamente costosos con una ubicación aúnmenos ventajosa que los anteriores. Los terrenos de Filiberto Laporte se manifiestan inutilizablesdebido a las enormes erogaciones que ameritaría proveer a esa zona de un sistema de desagües cloacalesindispensable, según las normas de higiene, para el funcionamiento del matadero y el mantenimientode la higiene pública. ET HCD noviembre 1912.

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podrán servir para el saneamiento de un barrio interesante delmunicipio y ofrecer por esta razón una solución económica másfácil.” 559

El barrio Saladillo parecía estar sometido a la encrucijada de la ganancia. Suidentidad aristocrática y exclusiva tambaleaba. La más mínima opción de negociargrandes extensiones de tierra por parte de la Sociedad Anónima “El Saladillo” seríallevada a la práctica, aunque el destino de estas operaciones resultara absolutamenteajeno a los perfiles retratados en el Álbum publicado a principios del siglo XX. Lasmarcas productivas del Oeste también estaban presentes, la infraestructura de los te-rrenos los tornaban atractivos para diverso tipo de inversiones. A pesar de que elcontorno social de nuevas instalaciones ocasionara una fisonomía contradictoria conel paisaje antropológico del barrio. Décadas después, la lógica inscripta en la venta yla ganancia, obtenida del comercio con grandes extensiones de tierra, culminó porahogar las compras de discretos y elegantes solares para erigir mansiones aisladas.

No obstante las cualidades de los terrenos destinados a la venta por ambas socie-dades anónimas eran divergentes. La ubicación, las superficies y los precios no eranequivalentes. Los Herederos de Teodelina de Alvear ofrecían la mayor extensión: 30hectáreas a $185.400 m/n ($6.180 m/n x hectárea), la Sociedad Anónima “El Saladillo”y Sociedad Anónima “Mercado General de Haciendas” colocaban a la venta 20 y 10hectáreas, respectivamente, a un precio común de $282.000 m/n ($14.100 m/n x hec-tárea y $28.200 m/n x hectárea). Las diez hectáreas y los casi $100.000 m/n consti-tuían una diferencia que opacaba considerablemente aquellas ventajas iniciales deubicación, que favorecían a las sociedades anónimas frente a los Herederos de Alvear.

Finalmente, todas las dudas fueron despejadas cuando los Herederos de Teodelínade Alvear colocaron a disposición de la Municipalidad, libres de cualquier costo losterrenos de su propiedad ubicados en el extremo Sur de la jurisdicción. Entonces eraimposible establecer competencias en términos de costos relativos con el resto de laspropuestas, que no se avinieron a establecer la gratuidad de sus terrenos. El ofreci-miento de los sucesores de Alvear no era completamente desinteresado y resultabaimpracticable tanto para la Sociedad Anónima “El Saladillo” cuanto para la SociedadAnónima “Mercado General de Haciendas”. Los Herederos de Alvear entregaban suspropiedades sin costos, a cambio de la construcción a cargo del Municipio de infraes-tructura: adoquinados. Esto era irrelevante para las otras dos sociedades vendedoras,debido a que de llevarse a la práctica la extensión del adoquinado la valorización desus terrenos remanentes sería muy relativa. Ambas sociedades contaban con este tipode infraestructura urbana en las inmediaciones de sus propiedades, debido a la cerca-nía de las secciones del Barrio Saladillo. Entretanto, la situación era bien distinta paralos herederos de Teodelina de Alvear, cuyas tierras se ubicaban en el extremo Sur de

559 ET HCD noviembre 1912, f. 395.

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la ciudad, donde la urbanización distaba mucho de estar próxima. Estos agentes eco-nómicos especularon con que el adoquinado y la instalación de los Mataderos coloca-rían en valor los terrenos remanentes de la donación.

Así, el 27 de noviembre de 1912 se aprobó la ordenanza 69 que establecía lacesión de los terrenos de los Herederos de Teodelina F. de Alvear.560 Las precaucionessobre la localización alejada del centro, la inexistente infraestructura de transporte yde servicios quedaron vencidas frente a la gratuidad y a la supremacía de un criterioeconómico cortoplacista. Las erogaciones para la adquisición del terreno no seríancuantiosas, las inversiones para la puesta en marcha de las actividades ascenderían auna cifra respetable y la distancia que existía entre los terrenos y el centro de la ciu-dad, alrededor de ocho kilómetros, probablemente se reflejarían en el precio de unbien primario como la carne.561

Sin embargo, los agentes del Municipio dejaron de lado los cálculos a largoplazo y obnubilados por la cancelación de la inversión inicial convocaron un concur-so de proyectos para la erección de los Nuevos Mataderos Municipales. El concursose disputó durante noviembre de 1916. Los pre-proyectos no alcanzaron las expecta-tivas de la comisión evaluadora, por cuanto el certamen fue declarado desierto. Ellema racionalizador y proto-funcionalista Sin Adornos recibió la primera mención yla segunda fue conquistada por un proyecto cuyo título enunciaba las necesidades delos Nuevos Mataderos: Higiene, Aire y Luz. La comisión decidió que la estructura aconstruirse debía reflejar una combinación de los aspectos positivos de ambos pro-yectos. Las tareas se ejecutarían bajo la supervisión del Ingeniero Hermann Louble,autor de Sin Adornos.562

Dos años después de haberse aceptado la donación de terrenos efectuada por losHerederos de Teodelina de Alvear, el ingeniero Louble, encargado de inspeccionarlas obras de los Nuevos Mataderos, envió una comunicación al Concejo manifestandosu preocupación por la irresolución del lugar definitivo para instalación del edifi-cio.563 Esta solicitud fue destinada a la Comisión Especial de Mataderos y no hallamosninguna contestación sobre el asunto en los años subsiguientes.

Los procesos desatados en el ámbito de la economía mundial, catalizados por elestallido de la Gran Guerra, impactaron de manera negativa en la economía argentina.

560 Digesto Municipal. Ordenanzas, decretos, acuerdos, reglamentos contratos, etc. de la Municipalidadde Rosario. República Argentina, 1912, Imprenta Scagnoli, Rosario, 1913.

561 Sólo en disidencia con la resolución de aceptar la donación de los Herederos de Teodelina de Alvearse levantó la voz del Intendente Municipal, J. Daniel Infante, quien asentó su crítica en la lejanía delmatadero y el encarecimiento que el flete proveería a un artículo de primera necesidad como la carne.Sin embargo, los concejales encargados del proyecto retrucaron que no habría mayor dificultad paraprolongar la línea de tranway hasta los terrenos de Alvear. En definitiva, algunos plantean queconstituido el trust de los abastecedores el factor transporte dejaba de ser determinante en el precio dela carne. ACD 1912, 27/11/1912, f. 190.

562 ET HCD noviembre 1915, fs. 730-750.563 ACD 1916, 22/12/1916.

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Las dificultades para desarrollar una obra de la magnitud de los Nuevos Mataderos yMercados de Hacienda, ya resignada momentáneamente en 1906 por el fracaso de unempréstito internacional, se habían incrementado ostensiblemente a partir de la co-yuntura de descenso de las exportaciones y de la salida de capitales que inauguró la IGuerra Mundial. La crisis cubrió con un manto de problemas urgentes la carencia dehigiene y la irracionalidad productiva imperantes en los Mataderos.

El consumo de carne había mermado visiblemente, la desocupación arreciaba.Los jornaleros vagaban famélicos por las calles, tras la ayuda de las ollas populares yde la caridad. La situación a ojos de los contemporáneos era provocada por la anóma-la condición económica internacional, que obstaculizaba la integración argentina almercado mundial. La carne aumentaba entre un 20 y un 50% en término de días, a raízde las enormes remesas de exportación que demandaba la Guerra. La prensa proponíapara palear la situación la aplicación de las regulaciones estatales:

“...urge la realización de obras públicas organizadas de maneraque se emplee en ellas por turnos, el doble de personal necesariorepartiéndose el jornal que aunque sea reducido siempre ha de sersuficiente para impedir que los hombres sanos y de buena índolese pierdan en la vagancia y en la delincuencia o tengan que depri-mirse ante la limosna de un mendrugo” 564

Los mataderos habían pasado de momento a un cómodo segundo plano, sólocon las instalaciones de nuevos frigoríficos y la recuperación económica nuevos airesremovieron el debate sobre este viejo problema urbano.

c- Entre los estertores de la Guerra, los Nuevos Mataderos regresan a TabladaLuego de un año de postergaciones, en 1917, el Concejo Deliberante comenzó a ensa-yar respuestas a la pregunta del Ingeniero Hermann Louble. Un expediente, que fuemoneda de curso continuo en los años posteriores, apareció en 1917 justificando lasdemoras en la localización de los Nuevos Mataderos: el desconocimiento de algunosediles sobre la materia, ocasionado por la constante renovación de los miembros delcuerpo,565 imponía postergaciones recurrentes al tratamiento de una temáticaacuciante.566 Pese a este señalamiento, la ignorancia sólo se extendió por el brevísimoplazo de un mes, cuando la Comisión Especial de Mataderos se expidió en torno a lautilidad de los terrenos de la donación de los Herederos de Teodelina F. de Alvear. Larelación de sus virtudes y de sus ventajas se realizó en un estricto contrapunto con los

564 La Capital 02/03/1917, p. 4.565 Esta renovación tiene estrecha relación con que, hasta entrada la década de 1920, los escaños del Concejo

se constituían ad-honorem y los concejales podían renunciar de manera indeclinable en cualquier momento(en general las renuncias eran aceptadas por el HCD) y por otra parte la periodicidad de las elecciones,éstas se realizaban todos los años renovando una porción considerable de representantes.

566 La Capital 06/01/1917.

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terrenos en los que por entonces se erigía el Matadero; por primera vez se planteaba laposibilidad de ubicar los Nuevos Mataderos sobre los escombros de la demolición, enel mismo barrio Tablada.

La Comisión Especial estableció, a comienzos de 1917, que los terrenos dona-dos sólo contaban con la ventaja de no haber importado erogación alguna y estardotados de una vasta superficie, superior a la de los Mataderos sitos en Tablada. Losdefectos consignados son numerosos y ofrecen un anticipo de la valoración final, losargumentos reproducen, en parte, las observaciones que realizó, hacia fines de 1912,el Intendente Infante y que fueron desatendidas por el Concejo. Las condiciones des-favorables son enumeradas en el siguiente orden: situación distante del centro, au-mento de los costos de transporte y consecuente incremento del costo de la carne,necesidad de obras camineras (adoquinados y pasos a nivel). La ubicación desfavora-ble con respecto al Paraná implicaba una ampliación de la inversión para llevar ade-lante la red cloacal y para sanear la desventajosas posición de embarque. Sobre estaúltima cuestión, la comisión acuñó una frase digna de los geógrafos que estudian lalocalización de las actividades económicas: “Bajo el punto de vista industrial el puer-to de embarque alejado constituye un inconveniente de indiscutible importancia.” 567

En el mismo orden, se insiste sobre las dificultades de comunicación con elcentro de la ciudad: construcción de un puente sobre el paso a nivel de la CompañíaGeneral de Ferrocarriles a la Provincia de Buenos Aires, provisión de adoquinadosobre Av. San Martín, de un sistema de desagües y cloacas y trabajos de nivelaciónpara mejorar la accidentada topografía del terreno, hecho que implicaba la construc-ción de varios terraplenes. También eran importantes las complicaciones que esteemplazamiento ocasionaba para el embarque de carnes congeladas, destinadas a laexportación y no lo eran menos los incrementos de costos de edificación por aumentode distancia.

Nuevamente, los elementos centrales de las teorías de la localización, el aumen-to en los costos relativos de los productos, de las construcciones y los transportes,estrechamente relacionados con la ampliación de la distancia, aparecen dirigiendo lasopiniones de la Comisión Especial. La concepción central de la proximidad del ríopara el embarque de las carnes había sido estipulada ya en el proyecto del antiguomatadero. Sin dudas, a partir de la expansión que la comercialización de la carne alarga distancia había experimentado a principios de siglo, al perfeccionase los siste-mas de transporte y conservación y generarse una coyuntura económica internacionalpropicia, la cercanía de vías fluviales resultaba un elemento fundamental para el éxitode los Nuevos Mataderos.568

567 “Los Nuevos Mataderos. El dictamen de la comisión especial. Necesaria postergación del asunto”, LaCapital 07/01/1917.

568 A modo de muestra, se señala que las exportaciones de carne aumentaron excepcionalmente a comienzosdel siglo XX. Una serie de circunstancias se concatenaron para que esto fuera posible. La crisis del

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Los juicios vertidos por la Comisión sobre los terrenos de Tablada ofrecen unnegativo de los que fundamentaron el rechazo de la donación de los Herederos deAlvear. Es claro que los argumentos elaborados, apenas un lustro después, invertíanlas conclusiones de la comisión que aceptó los terrenos de Teodelina de Alvear en1912. Se observa que los terrenos ubicados en Barrio Tablada contaban con todas lasobras de infraestructura necesarias. El Municipio sólo debía iniciar los trámites paraconcretar la expropiación de la tierra adyacente, con el objeto de producir mejoras yampliaciones. Aunque persistía el inconveniente inscripto en la proximidad delVaciadero de Basuras. Empero los miembros de la Comisión estaban lejos de conside-rar insalvable semejante escollo.

“Podría objetarse que la necesidad apuntada de alejar el Vaciaderode Basuras o de sustituirlo por medios higiénicos y modernos comosería la incineración originaría gastos imputables a la instalaciónde los Mataderos en terrenos cercanos [...] dicha objeción no ten-dría fundamento puesto que la necesidad de alejar el vaciaderosubsistirá, aún en el caso de que los mataderos se construyan allí,y aún más urgente su alejamiento porque la zona poco a poco esinvadida por la población urbana, cuyas exigencias son ineludi-bles.” 569

A partir de estas afirmaciones, los Nuevos Mataderos comenzaron a integrarse,como en el lustro anterior, a la replanificación del Vaciadero de Basuras y la potencialinstalación de Hornos Incineradores. No obstante, a comienzos de 1917, a juicio de laComisión Especial, los Mataderos debían levantarse en la propia Tablada. En sólocinco años, la oferta de los Herederos de Alvear fue completamente dejada de lado,los argumentos para este rechazo ya estaban presentes en el inicio de los debates. Pesea esta decisión de reconstruir los Mataderos en Tablada, el matutino La Capital insis-tía en el aplazamiento de cualquier suerte de acción concreta. Debido a que la obraimplicaría un importante desembolso de capital que la Municipalidad no estaba en

mercado francés de lana desalentó a los productores a continuar invirtiendo en este rubro. Lossuministros de carne aumentaron, cuando paralelamente la competencia disminuía. La guerra Anglo-Boer bloqueó las remesas de Sudafrica y demandó más carne para los ejércitos. La sequía redujo alganado australiano, el consumo interno y las huelgas de Chicago mermaron la afluencia de carneestadounidense, los puertos británicos cerraron sus puertas al ganado potencialmente contaminadopor aftosa. En este marco, Argentina fue uno de los más notables abastecedores de carnes del ReinoUnido, idilio interrumpido a partir del asentamiento del trust estadounidense y la competencia queéste supuso para el capital británico, asimismo el conflicto se desencadenó con los hacendados localesque se sumaron a la causa británica. Cfr. SMITH, Peter Carne y política..., cit., pp. 42-43 y ss.

569 “Los Nuevos Mataderos. El dictamen de la comisión especial. Necesaria postergación del Asunto”,La Capital 07/01/1917.

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condiciones de encarar.570 La crisis aún era lo suficientemente perentoria como paraimpedir grandes inversiones, incluso, cuando estas significaran un beneficio públicode magnitud.

Pese a los coletazos de la crisis, a las noticias que en unos meses llegaron desdeRusia, al ciclo de protesta obrera local y a la difícil situación por la que atravesaba laeconomía argentina, aún había quienes esbozaban proyectos imponentes. Era el casode la Sociedad Rural de Rosario que envió al Concejo una misiva indicando la conve-niencia de instalar un establecimiento que se convirtiera en Matadero y FrigoríficoRegional.571 Precisamente, en los primeros meses de 1917, el Mercado General deHaciendas, fuertemente coligado a la Sociedad Rural, lanzó una nueva propuesta parasus operaciones. Tras reconocer los esfuerzos que se comprometieron en esa empresay los escasos resultados obtenidos, se planteaba que, a partir de la intervención de losconsignatarios Salaberry y Berteche, autoridades en el rubro, el Mercado de Hacien-das disfrutaría de un período de enorme prosperidad y dinamismo.572

Frente a estas iniciativas varias preguntas emergen casi automáticamente: ¿cuálfue la situación que impulsó a este planteo que implicaba la erogación de enormessumas en una coyuntura tan desfavorable? ¿Por qué el diario La Capital instaba alahorro estatal mientras los miembros de la Sociedad Rural pedían, a menos de un mes,una inversión de capital mayúscula, considerando los lazos que unían a ambas institu-ciones?

Promediando 1917, el Frigorífico Swift La Plata S.A. había adquirido los terre-nos sobre los que levantaría en breve una gran planta frigorífica. A pesar de la persis-tencia de la coyuntura negativa engendrada por la guerra, los miembros del directoriohabían invertido en Rosario. Sin embargo, la potencial instalación de una explotaciónavalada por el capital de la Compañía Swift era una competencia que el Viejo Matade-ro Municipal no lograría resistir. Por otra parte, los terratenientes temían que el circui-to de la producción cárnica fuera copado por los estadounidenses y que su producciónno lograra ser puesta en mercado. A pesar de las alicaídas finanzas municipales, se

570 “La situación actual no es propicia para el empleo de grandes capitales, de los cuales por otra partecarece la municipalidad, afanada como se encuentra en cumplir con sus actuales compromisos queson muchos...” “Los Nuevos Mataderos”, La Capital 20/03/1917.

571 ET HCD noviembre 1917, f. 115. En el mismo sentido se manifestaron algunos miembros de la LigaPatriótica años después Enrique Peme, delegado por la brigada Gualeguaychú, propuso la creación deun Gran Frigorífico Nacional, en el marco III Congreso de Trabajadores organizado por la LigaPatriótica. Este firgorífico con asiento en San Nicolás faenaría las haciendas provenientes de BuenosAires y Sud de Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y San Luis. Tercer Congreso de Trabajadores de laLiga Patriótica Argentina, Sesiones del 22, 23, 24 de mayo, Talleres Gráficos “Cúneo”, BuenosAires, 1922, p. 109 y ss.

572 Estos consiganatarios estaban ligados a los principales abastecedores de toda la ciudad. El proyectotenía por límites la jurisdicción municipal y era sensiblemente más acotado que los diseños iniciales.Sin embargo, las actividades habían resultado tan infructuosas que con sólo conquistar la plaza rosarinalos inversores manifestaban su conformidad. “Mercado de Haciendas las futuras operaciones”, LaCapital 06/03/1917 y “Mercado General de Haciendas”, La Capital 15/03/1917.

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ensayó nuevamente el tratamiento del tema con un relativo éxito. Los mataderos de-bían ser reformulados con prontitud si se quería que continuaran operando.

d- Después de la Guerra: Mataderos y Viviendas en los años 1920s.

“En diversas zonas de la ciudad se han construidobarrios de casas económicas para empleados yobreros. El Gobierno y la industria privada coope-raron en la obra de dar al trabajador un hogar có-modo, higiénico y módico [...] se han edificadobloques celulares de casas de agradable aparien-cia y suficiente comodidad.”

Ezequiel Martínez Estrada573

“Modifiquemos, pues, a Rosario la fisonomía; nola condenemos a parecer un taller colosal en queal crepitar de las fraguas y el rodar de las poleassólo sea una respiración anhelosa de pechos ja-deantes, el sudor de muchos rostros, el surgir demuchos cuerpos!...”

José Lo Valvo574

En 1920, el concejal José Lo Valvo, por entonces militante de las filas del PDP, pre-sentó una ordenanza de Viviendas Baratas para Obreros. En ella se establecía que sulocalización debía coincidir con lugares “...próximos a las grandes fábricas, talleres,líneas de ferrocarriles y tranvías”.575 Si bien la ordenanza no obtuvo mayor éxito,marcó el camino sobre el que se montaría una iniciativa posterior. En 1923 y, porsegunda vez, en 1926 se programan las ordenanzas de “La Vivienda del Trabajador”,el primer emprendimiento municipal de viviendas para obreros de dimensiones consi-derables.576

La idea de Lo Valvo implicaba un diseño alternativo en la morfología del barrioobrero, matizando la funcionalidad y la extensión de la grilla con la colocación deespacios verdes y jardines.577 Contemporáneamente a esta proposición se definió al

573 MARTÍNEZ ESTRADA, Ezequiel La cabeza de Goliat..., cit., p. 216.574 LO VALVO, José Acción municipal, Ed. Rooy Cia., Buenos Aires, 1922, p. 38.575 Compendio de Diegestos municipal publicado en el año 1931, publicado durante la intendencia del

Dr. Alejandro Carrasco, Talleres Pomponio, Rosario, 1932, p. 537.576 Sobre este proyecto ver: RIGOTTI, Ana María Municipio y vivienda..., cit.; ROLDÁN, Diego;

MARTÍNEZ, Ignacio y ROVIRA, Leticia “Límites para la gestión...”, cit.577 “Procurará dejarse, en caso de ser ello preciso, espacios libres para jardines, plazas, escuelas; así

como dotar al barrio de mercados, escuelas de artes y oficios, dispensarios, salas-cunas, jardines deinfantes, colonias escolares, instituciones que fomenten el ahorro y la asociación cooperativa.”

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barrio Tablada como el lugar indicado para la erección de los Nuevos MataderosMunicipales.578 La coyuntura de posguerra parecía abrir nuevas perspectivas para laindustria de la construcción, los municipios, tras la crisis, eran compelidos a llevaradelante nuevas tareas que implicaban una inédita regulación de la salud, la culturapopular, los establecimientos industriales y la vivienda obrera.579

Los Nuevos Mataderos se construirían en Tablada, pero quedaban pendientesdos asuntos de importancia cardinal. El primero, referido al Vaciadero de Basuras y ala inminente, aunque siempre pospuesta, construcción de Hornos Crematorios. El se-gundo, vinculado al saneamiento y corrección urbanística del barrio que rodeaba alestablecimiento de los mataderos. En primer término, los concejales optaron por in-tentar solucionar el problema de financiación de la obra, aplazando la resolución detemas concomitantes. De este modo, se estipuló que una serie de contribucionesimpositivas, vigentes sobre gastos de lujo, fueran depositadas en una cuenta nominada:“Licitación y Construcción de Nuevos Mataderos”, abierta a tal efecto en el BancoMunicipal de Prestamos y Caja de Ahorro.

Pese a los denodados esfuerzos, los fondos no fueron reunidos con suficientepremura y el asunto se dilató. En 1924, los Nuevos Mataderos volvían a entrar en elorden del día, las obras del Frigorífico Swift estaban a punto de terminarse, una com-petencia desigual era inevitable. Desde el Municipio se intentó que semejante rivali-dad no fuera un ultimátum para los Mataderos. El Dr. Florentino, médico higienista yconcejal, arremetió en el recinto con una dura crítica a los Viejos Mataderos e insistió,a lo largo de las sesiones de aquel año, sobre la necesidad de poner en marcha laconstrucción de un nuevo establecimiento y de los hornos para la incineración debasuras. Sus argumentos retoman la crítica a la falta de higiene, la brutalidad de lamatanza, la imposibilidad del control por parte de la Inspección Sanitaria y la promis-cuidad implícita en la convivencia del Matadero con el Vaciadero de Basuras.

“Para Rosario, próxima a cumplir su segundo Centenario de exis-tencia [1925], es una vergüenza que a través de tan largo tiempo ya la altura de la civilización en que nos encontramos, tenga un

Compendio de Diegestos municipal publicado en el año 1931, publicado durante la intendencia delDr. Alejandro Carrasco, Talleres Pomponio, Rosario, 1932, p. 537. DS HCD 1920, 08/06/1920.

578 Ordenanza 30 del 10 de agosto de 1921. “Art. 1 Destínese los terrenos propiedad municipal donde sehallan instalados los actuales mataderos para que en ellos se levanten los Nuevos Mataderos, Tabladay Frigorífico Municipales. Art. 2 Autorízase contratos ad-referendum con los propietarios de los terrenosfracciones comprendidos entre Ayolas, Convención, Esmeralda y Bv. Segui con destino a lasconstrucciones. Art. 3 Se solicitará a las HH CC LL las facultades para expropiar los terrenos dequienes se nieguen a vender. Art. 4. Quedan sin efecto la ordenanza 69 del 27/11/1912, referida a lasdonaciones de la Sucesión de Teodelina de Alvear, así como las concesiones otorgadas a los herederos.”Digesto Municipal. Ordenanzas, decretos, acuerdos y reglamentos, contratos, etc. Municipalidad deRosario (Provincia de Santa Fe, República Argentina) dictados en el año 1921, Imprenta J. B. Ravini,Rosario, 1926, p. 103.

579 ACD noviembre 1920, 30/11/1920, fs. 10-26.

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sistema de acumulación de inmundicias tan primitivo que es unverdadero atentado a la salud pública y una verdadera conspira-ción contra la higiene. Es también un fomento al vagabundaje, porcuanto como es sabido hay una cantidad de individuos que se de-dican a recoger residuos y a vivir de la recolección de basuras,fomentando como digo la holgazanería y el vagabundeo” 580

Durante el mismo año, el concejal Morcillo (PDP) presentó un proyecto pararefaccionar el Barrio Mataderos, con un complejo que implicaba urbanización, higie-nización y desagüe del barrio.581 La construcción del nuevo establecimiento urbanorecibió un fuerte impulso en 1925. Luego de algunas demoras en la evaluación de losproyectos, se decidió destinar la suma de $32.51 m/n para adquirir los terrenos de losHerederos de Cardozo, a fin de ampliar las instalaciones.582 También se destinaron$19.500 m/n a las reformas del establecimiento existente583 y se pagaron $5.000 m/n aHermann Louble a cuenta de los honorarios por la confección de los planos de losNuevos Mataderos.584 Finalmente, se autorizó el llamado a licitación por seis mesespara la construcción de las obras. La penuria económica, que otrora oprimía las finan-zas municipales y convertía sus iniciativas en arrestos de voluntarismo estéril, se ha-bía difuminado temporalmente.585 Nuevos vientos de abundancia parecían soplar, im-pulsando la realización de proyectos originales. La competencia de Swift obligaba aaceitar los mecanismos para obtener resultados sobre los mataderos en el corto plazo.

Esta ola de proyectos incluyó uno muy peculiar. En noviembre de 1926, se apro-bó la Ordenanza Contrato de la Vivienda del Trabajador, que vinculaba a la Munici-palidad con la constructora de viviendas en serie Rossi e Hijo —denominada Compa-ñía de Construcciones Modernas de Buenos Aires. La Ordenanza Contrato de no-viembre de 1926 fijaba los lugares en los que serían emplazados los cuatro barrios de“La Vivienda del Trabajador”: Arroyito, Mendoza, Parque y Mataderos. En principio,la construcción en el último de los barrios estaba orientada a dar salida al proyecto deMorcillo, a la sazón también redactor de la ordenanza de la Vivienda del Trabajador,respecto al saneamiento higiénico y urbano del barrio que se desplegaba sobre losalrededores del Matadero. La superficie destinada a tal emprendimiento estaba deli-

580 DS HCD1924, 11/03/1924, p. 15.581 DS HCD 1924, 21/03/1924.582 La fracción de terreno se encontraba en Ayolas, Esmeralda Vía Curva del Ferrocarril Central Argentino.

Su superficie contaba con 8.900 m2 y su costo por m2, calificado por los miembros de la Comisión deGobierno como equitativo, asciendía a 3,60 por m2.

583 DS HCD 1924, 08/10/1924.584 DS HCD1924, 28/11/1924. Cuatro años después, Louble entregaba los planos definitivos. ET HCD

1928, Tomo que contiene los planos de los nuevos Mataderos Municipales, Frigorífico, Mercado deHacienda.

585 ÁLVAREZ, Juan “Desordenes extremistas. Paulatina mejora de la situación económica. Períodopróspero y nueva crisis. (1921-1929)”, en Historia de Rosario..., cit.

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mitada, según la letra de la ordenanza, por las calles Bulevar Segui y Necochea (frenteal Matadero).586

Mataderos quedó fuera de la agenda, fue, en definitiva, de los cuatro barriospropuestos el único no urbanizado por la constructora Rossi e Hijo. Según Ana MaríaRigotti, las tierras destinadas para este complejo de “La Vivienda del Trabajador”fueron adquiridas por Rossi e Hijo a Bartolomé Tiscornia.587 En esta transferenciamuy probablemente estuvieron comprometidos algunos otros intereses económicos,que no se alcanzan a vislumbrar claramente. Lo cierto es que, en los primeros mesesde 1928, la firma Rossi e Hijo solicitó la desvinculación de estos terrenos de “LaVivienda del Trabajador”.588 La oficina técnica de La Vivienda del Trabajador se avi-no a la solicitud de liberación referida a los terrenos reservados a “La Vivienda delTrabajador Barrio Mataderos”.589

Los argumentos de Rossi e Hijo señalaban que la empresa contaba con una can-tidad suficiente de superficie para llevar adelante las construcciones necesarias para“La Vivienda del Trabajador”, conforme a la Ordenanza Contrato.590 Más allá de lasirregularidades, especialmente prolíficas en “La Vivienda del Trabajador”, el 20 dejunio de 1928, la Comisión de Obras Públicas y Seguridad del Concejo consideró enregla la petición de Rossi e Hijo y concedió a la firma la liberación de los terrenos. Lafracción de tierra, ubicada entre Bulevar Segui y Necochea enfrentada al Matadero,quedó en manos de la empresa para su explotación privada.591 El dictamen reprodujopunto por punto la solicitud de Rossi e Hijo, agregando sólo un dato al rompecabezas,sin embargo se trata de una referencia cardinal.

“...los terrenos adquiridos para la construcción de estas casas sonsuficientes y habiendo desaparecido la causa principal que erala proximidad de los mataderos, puesto que rstos (sic) serán tras-ladados más al Sud, os aconseja aprobar el siguiente proyecto:

586 Digesto Municipal. Ordenanzas, decretos, acuerdos y reglamentos, contratos, etc. Municipalidad deRosario (Provincia de Santa Fe, República Argentina) dictados en el año 1926, Imprenta J. B. Ravini,Rosario, 1930, pp. 347-348.

587 RIGOTTI, Ana María Municipio y vivienda..., cit, p. 130.588 El expediente n° 4506-B-1928 iniciado por “La Vivienda del Trabajador” hace constar que Rossi e

Hijo alegaba la necesidad de liberar estos terrenos de todo lo relativo al proyecto. ET HCD octubre1928, f. 3218.

589 Consta entre los registros de Expedientes Terminados que Rossi e Hijo tras obtener la liberación delos terrenos elevó un pedido de urbanización entrado por expediente n° 3026-e-29 para construirsobre una fracción de los terrenos de su propiedad en barrio Mataderos. ET HCD junio 1929, f. 2316.

590 Es notable que en la Ordenanza Contrato sólo se fijan la localización de las viviendas, pero no se hacemención exhaustiva a la cantidad de las mismas. Cfr. Digesto Municipal. Ordenanzas, decretos,acuerdos y reglamentos, contratos, etc. Municipalidad de Rosario (Provincia de Santa Fe, RepúblicaArgentina) dictados en el año 1926, Imprenta J. B. Ravini, Rosario, 1930.

591 DS HCD 1928, 20/06/1928.

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“Decreto: Art. 1. Autorizase a los señores Rossi e Hijo para quedispongan libremente de la fracción de terreno que adquirieron enla proximidad de los mataderos Municipales con destino a la cons-trucción de casas económicas para obreros.”592

Esta sanción revocatoria de la ordenanza 41/1926, que establecía las condicio-nes de contratación con Rossi e Hijo para la construcción de “La Vivienda del Traba-jador”, se constituye en un indicio sobre la decisión del Municipio de trasladar losmataderos, nuevamente, hacia el Sur. A comprender esta reconsideración se consagrael resto del apartado.

Durante todo el año 1926, los proyectos en torno a los Mataderos parecen estarguiados por el perfeccionamiento de los mecanismos económicos que dieron lugar asu financiación. La construcción de los Mataderos se muestra enlazada cada vez másde cerca con la de los Hornos Incineradores de Basuras, hecho que aumentaba lasposibilidades higiénicas de los Nuevos Mataderos, al mismo tiempo que incrementabalos gastos necesarios para las obras. A tales efectos, un impuesto adicional a la matan-za se encauzó hacia el fondo habilitado en el Banco Municipal de Préstamos y Caja deAhorro. La cuenta abierta en el Banco Municipal nominó pomposamente las futurasconstrucciones: “Nuevos Mataderos, Mercado de Haciendas y Frigorífico y los Hor-nos Incineradores de Basuras.” 593 En el debate sobre el incremento del impuesto dematanza aparecen voces que no están conformes con la localización de los NuevosMataderos. Algunos concejales argumentan que su ubicación actual sería perjudicialpara el futuro de la ciudad, en tanto Tablada era un “lugar central” (urbanizado en susalrededores) y porque resultaba muy próximo al Frigorífico Swift. Los edilespeticionaban la postergación del asunto, por no sentirse plenamente informados sobreel tema.594 El nuevo y poderoso frigorífico imponía acciones diligentes y acallar eldebate estéril. Quien no estuviera a la altura de las circunstancias debía guardar silen-cio, la situación era compleja y debía dársele una pronta solución.

592 DS HCD 1928, 20/06/1928. La cursiva me pertenece.593 Del mismo modo se estipulan los montos, los plazos y la secuencia de la construcción -algo extraña-

de cada una de las obras pautadas en el título y de aquellas que sólo cuentan con planos relativamentedefinitivos en el caso de los Mataderos. En total las obras demorarían casi cuatro años (46 meses) y susecuencia estaba pautada del siguiente modo: 1- Mercado de Haciendas (8 meses). 2- Corrales dedescanso, bretes de matanza, calle cubierta, instalaciones y sección desperdicios (24 meses). 3- HornoIncinerador de Basuras, construcción a iniciarse luego de terminar los puntos 1 y 2, dilatándose durante14 meses. Finalizados los hornos se culminará el Mercado de Haciendas y las demás obras. DS HCD1928, 05/11/1926.

594 Las objeciones del concejal Traba fueron despejadas por el veterano concejal Florentino, que habíaparticipado del ciclo de debates en torno al rechazo de los terrenos ofrecidos por la Sucesión deTeodelina de Alvear a fines de los años 1910s.

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“Morcillo: —Es [...] una obra que no se puede postergar por mástiempo, hasta por la salud del mismo vecindario de esta ciudad.Se impone que de una vez por todas se realice esta obra de indis-cutible progreso, porque en la forma en que está funcionando ac-tualmente los mataderos es imposible continuar por más tiempo, yla Municipalidad no puede depender de los Frigoríficos ni per-mitir que se faene en forma irregular como se hace hasta ahora.“Florentino: —No debe permitirse la postergación del proyecto.Esto permitiría que el monopolio de los frigoríficos perjudiquelos intereses del pueblo consumidor, provocando alteraciones enel precio de la carne, según sea lo que más convenga a los intere-ses de esos trust.” 595

La gran torre del frigorífico Swift, arrojando su humo maloliente, desde el iniciode sus actividades, preocupaba a los ediles, que bajo el artilugio de defender los inte-reses de los consumidores, apostaban a la construcción inmediata de los Nuevos Ma-taderos. Se trataba, ante todo, como se ha dicho, de una política de subsistencia. Laúnica forma en la cual el control de la matanza y los impuestos derivados de la mismapodrían ser retenidos por la Municipalidad era construyendo un nuevo establecimien-to de Mataderos, que estuviera en condiciones de competir con el frigorífico estado-unidense. Además, se intentaba prohibir las matanzas ilegales que en ese momento seregistraban en puntos periféricos de la ciudad, fundamentalmente en el Oeste y enAlberdi.596

Por otra parte, la cantidad de población que existía en Rosario para 1926 segúndatos censales ascendía a cerca de 407.000 habitantes.597 Siguiendo la línea de estecálculo optimista, en el propio recinto durante 1929, se estimó la población total deRosario en medio millón.598 Semejante cifra hacía imposible que el Matadero, tal comoestaba instalado en Tablada, consiguiera servir a las necesidades de tamaña ciudad, locual daba mayor impulso a la ya establecida supremacía del Swift. El predominio dela técnica y de la concentración de capital que aunaba el frigorífico fue completadopor la creciente presión de un mercado de consumo que no podía ser abastecido,

595 DS HCD 1928, 05/11/1928, p. 209, la cursiva me pertenece.596 Cuando en 1929 se clausuraron los mataderos de Alberdi, los abastecedores protestaron, argumentando

que pese a las malas condiciones de higiene, estos establecimientos difícilmente superaran la ausenciade estas aptitudes imperantes en el Matadero Municipal. DS HCD 1929, 14/11/1929.

597 Cuarto Censo Municipal. Levantado el 21/10/1926 bajo la dirección de Dr. Domingo Dall’Anese, enRevista de la Facultad de Ciencias Económicas, Comerciales y Políticas, Tercera Serie, t. IV, Rosario,1933. Aunque el prólogo de esta edición señala que probablemente la cantidad haya sidointencionalmente elevada puesto que en arreglo a la Ley Orgáncia de Municipalidades con una poblaciónsuperior a 400.000 habitantes las representaciones en el Concejo Deliberante se duplicaban.

598 DS HCD 1929, 06/12/1929, p. 968.

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desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo, por los obsoletos Mataderos Muni-cipales.

No obstante, las intenciones por dar salida rápida al asunto se vieron obstaculi-zadas con motivo de las dificultades que al año siguiente se suscitaron en la compra deterrenos. La inminente instalación de “La Vivienda del Trabajador”, que proveería deun servicio de infraestructura más complejo al barrio Tablada, valorizaría enorme-mente las superficies adyacentes. Los propietarios de los alrededores del Matadero,entre ellos los Sucesores de Cardoso, se negaron a vender a bajo costo y complicaronlas posibilidades de localización del nuevo edificio en Barrio Tablada, debido a queera imperioso ampliar la superficie existente para poder construir los Nuevos Matade-ros con cierta ventaja y alimentar las expectativas de competitividad frente al Swift.599

Ante las dificultades mentadas, en 1927, se trató de conseguir nuevos terrenosdebido a la insalvable insuficiencia de los que habían sido destinados a tal fin enTablada desde 1917 (por dictamen de comisión) y en 1921 (por ordenanza). Uno delos oferentes que se presentó a la nueva licitación fue la propia empresa Rossi e Hijo,los concesionarios de “La Vivienda del Trabajador” exponían a consideración losterrenos remanentes del “barrio obrero” proyectado en la zona. Su propuesta fue rápi-damente desestimada, puesto que estas fracciones, excesivamente caras,600 eran insu-ficientes para el nuevo establecimiento proyectado.601 Conjuntamente, se registraronotras dos ofertas.

Por su parte, Saa Pereyra ofrecía unos terrenos ubicados al Sur, entre Tablada ySaladillo, recostados sobre la orilla del Paraná. Éstos fueron valorados positivamentepor sus comunicaciones: tres vías de ferrocarril, abundante servicio de ómnibus—habilitados orgánicamente a partir de 1925— y por su provisión de servicios: dis-ponibilidad de aguas corrientes y electricidad. Sin embargo, las vías del ferrocarrildividían el terreno en varias fracciones entorpeciendo el tránsito de las haciendas y elcontrol de las mismas, la distancia del Matadero y el Mercado de Haciendas dificulta-ría las posibilidades de atender a la matanza y a la venta, la desviación del Ferrocarrilcon destino a la Provincia de Buenos Aires generaría un sinnúmero de problemas altratarse de una curva de empalmes múltiples, los ramales quedarían obturados paranuevas ampliaciones, la estación de ganado permanecería asentada sobre una calle deacceso y no habría espacio suficiente para el estacionamiento de trenes de hacienda.Del mismo modo, el ganado llegado por la vía fluvial no podría ser trasladado alMercado de Haciendas sin atravesar zonas urbanizadas, con todos los perjuicios queello ocasionaba a los vecinos; la situación sería semejante a la que planteaba el reco-rrido entre el Mercado y el Frigorífico. Desde el punto de vista urbanístico, se ocluiría

599 ET HCD 1927, 06/09/1927, p. 338.600 $4 m/n la vara cuadrada. DS HCD 1927.601 Aún no habían sido liberados los terrenos correspondientes a la Vivienda del Trabajador, lo cual

indica que sólo podrían utilizarse para los Nuevos Mataderos predios adyacentes a las construcciones.

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el actual camino a Saladillo y la futura prolongación de la Avenida Belgrano. Asimis-mo quedaría cortado Bulevar Segui antes de llegar a la barranca y se desmereceríanlas casas de “La Vivienda del Trabajador” al estar ubicadas detrás de los corrales dehaciendas.602

La comisión colocó en un lugar más aventajado para la licitación del conjuntode construcciones [Mataderos, Mercado de Haciendas Frigorífico y Vaciadero deBasuras] a los terrenos ofrecidos por la Sucesión de Carlos Casado. La configuracióndel suelo era aprovechable para la construcción, resultaba sencilla la edificación dedesembarcaderos de trocha ancha y angosta, sería fácil el acceso al Matadero de lahacienda traída y embarcada por vía fluvial, el ganado comprado por el FrigoríficoSwift podría llevarse por arreo, eliminando la dificultad del reembarque, y sin provo-car mayores inconvenientes en zonas urbanizadas. La distancia al centro no resultainconveniente a los abastecedores.603

Las valoraciones, más que atenerse a la distancia física del lugar, insisten sobrelas cuestiones referidas a las rutas que las reses debían describir en el triángulo forma-do por el Matadero, el Mercado de Haciendas y el Frigorífico Swift. Con este proyec-to, la Municipalidad esperaba que el Frigorífico condujera sus reses para ser sacrifica-das en el Matadero de Rosario, a fin de no abonar impuestos adicionales por ulterioresintroducciones de carne. Otro de los puntos sobresalientes, en esta evaluación, fue lacomunicación vía ferrocarril y vía puerto en términos de embarque y conducción delganado. Finalmente, el terreno de la Sucesión de Carlos Casado resultó escogido paraemplazar definitivamente los Nuevos Mataderos. Después de innumerables modifica-ciones y cambios de rumbo la obra se radicó en aquel solar.

Uno de los saldos de esta relocalización de los Nuevos Mataderos fue la pérdidade sentido de “La Vivienda del Trabajador de Barrio Tablada”. La razón fundamentalpor la que resultó irrealizable consistía en la definitiva ausencia del Matadero en susinmediaciones. Así, fue abortado el segundo barrio que prometía tener las caracterís-ticas más cercanas al título del emprendimiento.604 Este fracaso se consolidó a partirde la solicitud de Rossi e Hijo de no urbanizar y liberar de la operación aquellosterrenos. Las dificultades topográficas, la ausencia de infraestructura, el carácter insa-lubre y la dudosa facilidad de las comunicaciones con el centro urbano colocaban aestas tierras en una situación desfavorable. Sólo la instalación de los Mataderos y la

602 ET HCD octubre 1927, Informe presentado por la comisión especial encargada de la construcción delos Nuevos Mataderos, fs. 2160 y ss. Me permito insistir, a la fecha de redacción de este informe, aúnno habían sido desafectadas los terrenos para la construcción de la Vivienda del Trabajador.

603 ET HCD octubre 1927, Informe presentado por la comisión especial encargada de la construcción delos Nuevos Mataderos, fs. 2160 y ss.

604 Evidentemente de los cuatro barrios proyectados, Arroyito, Mendoza y Mataderos eran los que estabanen las zonas más alejadas del centro y de urbanizaciones suntuosas, salvando la proximidad de Arroyitocon Alberdi, pero que también era compartida con Refinería. El barrio Parque de “La Vivienda delTrabajador”, decididamente tuvo otro perfil, mucho más vinculado a sectores medios en ascenso.

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Ilustración 32 — Plano Rosario 1927

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Ilustración 33 — Plano Rosario 1931 (Fragmento)

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colaboración de la Municipalidad, para tratar de revertir las condiciones topográficasy urbanistas, hubieran brindado la cobertura necesaria que otorgaría seguridad a lainversión de Rossi e Hijo. La iniciativa privada perdía serias posibilidades de obtenerimportantes ganancias en un lapso breve y aumentaba los cuantums de incertidumbre.Las expectativas de la firma sólo podían cumplirse con el concurso de “La Viviendadel Trabajador”, el Banco Municipal de Prestamos y Caja de Ahorro, y la propiaMunicipalidad de Rosario.

Esta declinación no impidió a Rossi e Hijo adjudicarse la construcción de losNuevos Mataderos Municipales, al Norte de Barrio Saladillo. Las tierras que fueronde Carlos Casado y que estaban ubicadas en Lamadrid y Convención contaban conuna superficie aproximada de 350.000 m2. Rossi e Hijos se presentaron a la licitaciónconvocada y prolongada en varias ocasiones por la municipalidad. Finalmente, el con-curso de proyectos y de precios se realizó el 29 de noviembre de 1928. Al día siguien-te fue redactada la Ordenanza Contrato que estipulaba los valores y las característicasde la construcción. En total la firma del contrato redondeaba la cifra $4.200.000 m/n,un tercio de lo estipulado para la construcción de los cuatro barrios de “La Viviendadel Trabajador”.605 Evidentemente, Rossi e Hijo obtuvo, a fines de los años 1920s.,uno de los contratos más ventajosos y de adjudicación más dudosa que la Municipali-dad estableció con privados para la realización de obras públicas.606

Las instalaciones presupuestadas, que eran una referencia fidedigna de los pla-nos de Hermann Louble, constaban de un Mercado de Haciendas, seccionado en Mer-

605 Por la construcción de “La Vivienda del Trabajador” se sancionó un emprestito provincial de$12.000.000 m/n. La firma sin embargo terminó cobrando en títulos una cifra algo menor, cercana alos $6.000.000 m/n.

606 Este hecho motivó las fuertes denuncias del concejal por el Partido Socialista, Ceferino Campos, enun largo alegato sobre las irregularidades de “La Vivienda del Trabajador”. DS HCD 1933, 06/10/1933, pp. 863-870; DS HCD 1933, 24/11/1933, pp. 1165-1195. Otros negociados discutidos en ladécada siguiente, pero que habían tenido orígenes diez años atrás, fueron, por una parte, el de laCompañía de Aguas Corrientes, cuyo resultado fue compilado en ET HCD Investigación sobre elcumplimiento del contrato de la Compañía de Aguas Corrientes y Obras de Salubridad, 1932. Luegoel conflicto con la compañía belga de tranvías eléctricos culminó con la municipalización del servicioen 1932. ET HCD Conflictos tranviarios y Municipalización del Servicio, 1932. Un negociadoaltisonante fue el de la firma Bugnone y Guida que contrataron la pavimentación de las grandesarterias de la ciudad durante los años 1920s. Las denuncias que al respecto formuló el concejal socialistaFrancisco Bodetto fueron publicadas en 1934 y prologadas por su camarada Ceferino Campos.BODETTO, Francisco El negocio de los pavimentos al descubierto, Talleres Gráficos Argentina, 9 dejulio 1351, Rosario, febrero 1934. Finalmente, corresponde el cierre de este ciclo al movimientovecinalista encabezado por el concejal Manuel Varón, representante del Partido Liberación, que culminóen la escritura de los ya citados tomos sobre los negociados de la empresa de energía eléctrica (SER):VARÓN, Manuel El servicio público de electricidad en Rosario..., cit. Esta investigación arrojócomo correlato político efectivo la recolección de 30.000 firmas de usuarios del servicio suministradopor la SER a favor de una importante rebaja, además de una persistente movilización nocturna, durantelos últimos años de la década de 1930, en las que se pegaban carteles sobre los postes de electricidadincriminando a la SER y a algunos concejales —particularmente Armando Arijón (hijo mayor de José

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cado de Vacunos y Mercado de Porcinos y Lanares; un Matadero Modelo con corralesde encierre, brete de matar, salas de faenar, sección aprovechamiento desperdicios,instalaciones mecánicas para la matanza y transporte de reses, instalación de aguafría, caliente y vapor, instalaciones de electricidad y canalización; un Frigorífico com-pleto, máquinas, talleres, canalización de agua, luz eléctrica, aislamiento en corcho,instalación mecánica para fuerza motriz, tuberías de circulación de gas frío, fabrica dehielo, provisión de agua con pozos, y bomba, instalación mecánica para el transportede carne. Además se dispusieron oficinas de administración y coordinación.

Para 1929, el mercado de Haciendas había sido construido. Rossi e Hijo solici-taban un adelanto, sobre el total de la cifra acordada por el contrato, para acelerar losritmos de construcción del Matadero.607 La distancia que se estableció a partir 1929entre el Mercado de Haciendas, construido en los terrenos que fueron de Casado, y elantiguo Matadero era de alrededor de 1,5 Km. Esta nueva redistribución de los puntosde referencia en la ruta de la carne impuso un periplo que incomodaba y obligaba a losabastecedores a incurrir en mayores gastos. Además, este sector reprochaba que loscostos de las nuevas obras, prorrateados en nueve años, fueran sufragados por unimpuesto adicional a la matanza que en definitiva debía ser abonado por losabastecedores. Aún cuando su importe se transfiriese luego al precio final de la carne.Los abastecedores presionaban para que se concluyeran definitivamente las obras,pues “...en la actualidad estaban sufriendo la competencia del frigorífico Swift queintroducía carnes en condiciones más ventajosas.” 608

Pese a los intentos de propulsar una construcción diligente del matadero y lograrcolocar el establecimiento municipal en una posición menos desventajosa con respec-to al frigorífico estadounidense, la crisis económica y política tuvo su impacto defini-tivo sobre este y otros proyectos en septiembre de 1930. Los encendidos pedidos delos abastecedores quedaron aplazados para mejor ocasión. Sus demandas tuvieronque amoldarse a las circunstancias y sobre todo sufrieron la contracción del mercadode consumo de carnes.609 La crisis también arrastró a la empresa constructora de losNuevos Mataderos, que complicada por su irregular situación respecto al contrato de

Arijón) en manejos fraudulentos y cobro de sobornos. ET HCD septiembre 1939, t. V. La AsociaciónLiberación sobre rebajas en las tarifas de servicios públicos. Consta de 30.000 firmas estampadas a lolargo de 900 folios.

607 El aumento de velocidad en la construcciones fue probada a principios de 1930, cuando la empresaconstruyó un horno de ladrillos en las inmediaciones de las construcciones para servir de abastecimientoa las mismas. Aunque la instalación de este tipo de industrias en la zona estaba prohibida, la premuraque envolvía a la obra habilitaba la contravención de cualquier tipo de normativa vigente. La Capital04/02/1930. En defensa de Rossi e Hijo puede argumentarse que era una de las pocas constructorasdel país que contaba con un método de construcción en serie que abarataba y apresuraba enormementesus trabajos. Cfr. ROGOTTI, Ana María Municipio y Vivienda..., cit.

608 DS HCD 1929, 14/12/1929, p. 968.609 SMITH, Peter Carne y política..., cit.

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“La Vivienda del Trabajador”, se declaró en quiebra a fin de no enfrentar las deman-das que pesaban sobre la calidad de sus construcciones.610

La crisis de los primeros años 1930s. sumó nuevos obstáculos a la dilatada em-presa de construir los Nuevos Mataderos. Múltiples contratiempos se interpusieronpara la realización de las obras, éstas recayeron en manos de la Sociedad AnónimaWoiss y Feytag, cuya propuesta había sido desestimada durante la licitación adjudica-da a Rossi e Hijo. En 1931, pese a las profusas dificultades, la estructura de los Nue-vos Mataderos estaba casi completa. Aún se carecía de algunas las instalaciones in-dispensables para su funcionamiento. El complejo de matanza ganadera fue califica-do, en razón de sus características edilicias y de la higiene inscriptas en el funciona-miento de sus estructuras, por distintos medios internacionales, como un estableci-miento modelo, el cual hasta el momento no hallaba parangón en toda América Lati-na.611 En los primeros días del año 1932, se inauguraron definitivamente los flamantesmataderos. La Intendencia de Esteban Morcillo principiaba con esta obra, largamentepostergada, el camino reformista que caracterizó el perfil de su gestión. Una adminis-tración orientada a la realización de los desdeñados proyectos de modernización con-servadora del municipio elaborados, durante los años 1920s., por los miembros delPartido Demócrata Progresista. Los Mataderos, Frigoríficos y Mercado de Haciendasfinalmente convivían en un mismo espacio, organizado para la venta, faena y enfriadode la carne. Las aspiraciones de Lisandro De La Torre y de muchos otros grandespropietarios rurales se concretaban tras dos décadas de indecisión. De cualquier modo,la ventaja de siete años otorgada al Frigorífico Swift era irreversible, a pesar de lastrabas que se impusieron a la circulación de carne, durante toda la década de 1930.612

Cámaras frías sobre las orillas del arroyo y la comercialización de la carne

“El maestro explicó la diferencia que separa a losanimales en herbívoros y carnívoros.Poco después preguntó a un niño desatento.—Vamos a ver ¿Cómo se llaman los animales quecomen carne?

610 El quebranto de Rossi e Hijo y su desvinculación con la Vivienda del Trabajador y la construcción delos Nuevos Mataderos, emprendimientos por los cuales de cualquier modo cobraron una suma queascendió a alrededor de $8.000.000m/n, fue reconocido por el Comisionado Interventor Dr. AlejandroCarrasco que asumió en septiembre de 1930. Cfr. Compendio de Diegestos municipal publicado enel año 1931, publicado durante la intendencia del Dr. Alejandro Carrasco, Talleres Pomponio, Rosario,1932.

611 La Capital 08/03/1931.612 Aunque buena parte del proyecto de los Mataderos y Meracado de Hacienda se llevó a término, no se

logró construir los Hornos Incineradores de Basuras, quedando su licitación desierta. ET HCD HornosIncineradores de Basuras, 1933.

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El alumno improvisadamente—¡Los ricos!”

Humor, en Gestos y Muecas613

El precio de la carne tendió al alza hacia 1913, a partir de la fractura del pool defrigoríficos, promovida por Armour & Cia.614 Desde ese momento, se desató una duracompetencia entre los antiguos frigoríficos anglo-argentinos y sus nuevos y mejordotados oponentes estadounidenses; la batalla sólo fue sofrenada por los efectos de laGuerra de 1914. Si bien esta coyuntura, en principio, disminuyó los envíos de carnesa Europa, la situación se revirtió abruptamente en 1915, cuando Inglaterra inició lascompras con miras a abastecer a los ejércitos aliados. La primacía de la carne conge-lada sobre la enfriada perjudicó a los productores ganaderos de alto standing y obligóa la reorientación de su producción. Del mismo modo, la exportación dejó escasossuministros para el mercado local. Por lo tanto, el nuevo contexto económico, no fueprecisamente favorable a la disminución de los precios de la carne en su venta almenudeo.

En 1918, los abastecedores de Rosario, ante los frecuentes aumentos del preciode la carne para consumo, argüían que la responsabilidad de estas fluctuaciones co-rrespondía a las enormes remesas de exportaciones que tornaban insuficiente el pro-ducto. En definitiva, la escasez de la carne colocada en el mercado de consumo eleva-ba su precio final.615 Estos incrementos de costo fueron cuantitativamente presenta-dos, a fines de los años 1960s., por Peter Smith.616 Aunque los guarismos sólo reflejanla situación de Buenos Aires, puede apreciarse un aumento del valor promedio de lacarne, entre 1914 y 1919, que de $0,50 por kilo se eleva a $0,71, un incremento del21% distribuido en cinco años. Estos costes adicionales emergieron en medio de unasituación particularmente grave, vinculada con los problemas ocasionados por la des-ocupación, la crisis de la producción agrícola, la migración interna hacia las ciudadesy el alza inflacionaria de precios.

Con sus variaciones específicas, las carnes también recibieron un fuerte aumen-to en Rosario. La prensa local atribuía esta suba a los intereses especulativos de algu-nos hacendados, que sólo procuraban aumentar sus ganancias en un período excep-cional. No se alcanzaba a comprender cabalmente cómo era posible que en el país,cuya producción ganadera abastecía al mundo entero, los precios de este insumo bási-co resultaran inaccesibles para gran parte de la población. El retaceo de la abundanciade carnes en el mercado de consumo era ocasionado por las extraordinarias exporta-

613 Gestos y Muecas, año I, núm. 6, 12/10/1913.614 Prefiero no abundar demasiado en este problema, dado que fue tratado extensamente por SMITH,

Peter Carne y política..., cit.615 “La cuestión de la Carne”, QUIROGA, Isidro Memoria presentada…, cit.; “Aumento de la carne”, La

Capital 11/07/1918.616 Cfr. SMITH, Peter Carne y política..., cit., p. 78.

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ciones. Los medios de prensa tomaron partido por los abastecedores y carniceros,exonerándolos de toda responsabilidad frente al aumento.

“La causa del excesivo aumento que en breves días llegó al 20%sobre los anteriores precios, puede buscarse en la especulacióninmoderada de un grupo fuerte de exportadores que aprovechan-do el momento propicio de la guerra, envía ganado en condicio-nes apreciables fuera del país, provocando con ello su escasez ycomo consecuencia inmediata la suba de tarifas.” 617

La crisis promovió solicitudes de variados sectores orientadas a alentar una mayorintervención del Estado. Se entendía que el juego económico no podía fluir libremen-te en momentos tan críticos y que los poderes públicos debían asumir roles excepcio-nales, compelidos por coyunturas no menos anormales.618 A estas sugerencias, quepropulsaban en sus planteos más radicalizados el abasto municipal de las carnes, res-pondieron los proyectos reformistas, encarados durante la intendencia de EmilianoFerreyra.619 Un conjunto de propuestas fue apenas esbozado, bajo la guía que suponíael informe redactado por Bialet Laprida —hijo de Bialet Massé— sobre el estado dela clase obrera local. Los planes se destinaron fundamentalmente a estimular el ahorropopular, fomentar el seguro, promover el socorro mutuo, propagar la cultura popularmediante bibliotecas, extender el servicio de la asistencia pública, consolidar la fami-lia, protegiendo a la mujer y al niño a través de asilos y reformatorios, generar unaagencia de colocaciones para los obreros desocupados, etc. Este abanico de disposi-ciones, muy a la época, fueron truncadas, debido a la destitución de Ferreyra, peromanifestaron la actualidad de la preocupación del poder municipal por intervenir enmateria económica y diseñar una política filantrópico-asistencial.620 Sin embargo, pesea los nuevos roles, al menos discursivamente, asignados al municipio, los empresariosprivados eran quienes “naturalmente” podían revertir la situación.

El Frigorífico Swift La Plata SA había dispuesto invertir en la compra de terre-nos para instalar una planta en la ciudad de Rosario. Los medios locales ofrecierondetalles de la noticia no sin dejar traslucir una notable simpatía. La definitiva adquisi-ción se llevó a cabo en el mes de mayo de 1917. El frigorífico Swift se instalaría a labrevedad en Saladillo, las expectativas eran enormes y la ansiedad crecía. La firmahabía adquirido los terrenos de manos de la Sociedad Anónima “El Saladillo”, quefrente a la crisis consiguió finalmente colocar una importante extensión de tierras para

617 “La carne sigue aumentando y lo hizo en muy pocos días un 20%”, La Capital 11/08/1918.618 En la sección anterior, se ha referido a ciertas propuestas de intervención estatal que aparecieren

estampadas en los periódicos, como la construcción de obra pública en procura de activar el mercadode trabajo.

619 La Capital 14/08/1918.620 Sobre estas cuestiones pueden revisarse los datos recopilados en “Del municipio regulador a la ciudad

activa”, en RIGOTTI, Ana María Municipio y vivienda..., cit,, pp. 33-71.

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la formación de un establecimiento industrial. La implantación del frigorífico augura-ba nuevas urbanizaciones, cuya tipología podría sumar un perfil desconocido al ba-rrio de descanso. Probablemente, el curso del arroyo y la ubicación de los terrenos enla jurisdicción de Villa Gobernador Gálvez minimizaban, al menos en los papeles, losefectos que una industria vinculada con la carne podría acarrear al aristocrático ba-rrio. De cualquier modo, la nueva configuración de sentido que se generó en el espa-cio circundante fue aplazada, dado que la empresa frigorífica había decidido aguardara una coyuntura más favorable para la instalación de su planta.621

Entretanto, se especulaba también con la potencial instalación de otros frigoríficos,entre los que sobresalía el perteneciente la firma Armour. La Capital celebró abierta-mente la posible implantación de estos establecimientos industriales, debido al pro-greso y al lustre que conferirían a Rosario. Además, dichas empresas se convertiríanen una fuente de puestos de trabajo, que conseguirían mermar los problemas ocasio-nados por la elevada desocupación, y mediante sus concentrados capitales abarataríanel costo de la carne para el consumo. Este último argumento, reducía a su mínimaexpresión todo tipo de trabas para el montaje de los frigoríficos y, muy por el contra-rio, alentaba la concesión de todas las facilidades posibles para radicar la inversión enel municipio. La empresa privada de capital extranjero se constituía en un poderosopaliativo imaginario para la desocupación imperante. De aquellos apasionadosenfrentamientos entre frigoríficos y hacendados, que caracterizaron la fundación delMercado General de Haciendas, no quedaban demasiadas huellas. La reactivacióneconómica se imponía con urgencia.622 Sin embargo, este entusiasmo inicial fue segui-do por la necesidad de gestar, como se ha visto, un Matadero Municipal y un Frigorí-fico Regional apenas la economía comenzó a dar signos de restablecimiento.

El Frigorífico Swift mantuvo la idea de iniciar cuanto antes la construcción de laplanta, aunque estos propósitos fueron dilatados por la deprimida situación económi-ca. Por su parte, la firma Armour declinó su análogo proyecto, debido a las alternati-

621 La coyuntura no era propicia para la instalación del Frigorífico. La Guerra implicaba que los costos deproducción se elevaran ostensiblemente, debido a que la mayoría de los materiales eran importados.Los precios de la carne no eran tampoco los más alentadores y además el frigorífico atravesaba unacomplicada situación con sus obreros de Berisso que tentaban ingresar a la FORA y generaron episódioshuelguísticos sobre fines de 1917 y principios del año siguiente. LOBATO, Mirta Zaida La vida enlas fábriacas. Trabajo, protesta y política en una comunidad obrera, Berisso (1904-1970), Prometeolibros/Entrepasados, Buenos Aires, 2001, pp. 165 y ss. No obstante la fuerte alza en la demanda deconservas luego de la I Guerra habría tornado insuficiente la operatoria del Frigorífico de Berisso, portanto la sección conservas abrió sus puertas en Rosario alrededor del año 1922, cuando el Frigoríficoaún no estaba plenamente instalado.

622 “El establecimiento de los frigoríficos traería a Rosario la movilización de importantes capitalescontribuyendo a dar empleo a varios miles de trabajadores que con sus ganancias darían animación auna buena parte del comercio. Se comprende la conveniencia que existe en que los poderes públicosde la provincia y la nación den facilidades a las empresas de referencia para la realización de supropósito.” “Instalación de Frigoríficos. Varios proyectos”, La Capital 08/03/1917.

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vas generadas por “el mercado” alrededor del precio del ganado.623 El solar que Swiftescogió para sus instalaciones respondía a los usos en la localización de este tipo deindustrias. El destino de la producción fundamentalmente estaba orientado a la expor-tación, por lo tanto el lugar de transformación de las reses en carne debía lindar con lazona de embarcado. Así, los frigoríficos eran instalados invariablemente a orillas dealgún río caudaloso o directamente del mar.624

En consecuencia, el espacio seleccionado por el Frigorífico para levantar susestructuras estaba delimitado por un conjunto de tierras alejadas en la zona Este sobrela margen Sur del arroyo Saladillo, lindantes con la ribera del río Paraná y que seencontraban en las inmediaciones del vértice Sur-Oriental de la jurisdicción del muni-cipio de Rosario. En aquel paraje el arroyo Saladillo se encuentra con el río Paraná,brindando una accesibilidad fluvial inmejorable. Debido a su ubicación relativa a lasmárgenes del arroyo, y a las negociaciones territoriales de los primeros años 1900s.,los terrenos se hallaban en jurisdicción de la Comisión de Fomento de Villa Goberna-dor Gálvez.

La operación inmobiliaria se llevó a cabo en mayo de 1917 con la empresarosarina que regenteaba el barrio Saladillo. La fracción de tierra en cuestión habíasido adquirida por la Sociedad Anónima “El Saladillo” a partir de la venta del parqueprivado del Sr. Eduardo Pini, quien, a su vez, alrededor de los primeros años de ladécada de 1910, los había comprado a su anterior propietario, el Ingeniero AbelPagnard.625 Remontarse a las primeras especializaciones productivas del terreno remi-te a la zona difusa, en cuyas proximidades se emplazaba Puerto Plaza de ManuelArijón, durante las últimas décadas del siglo XIX.626

La adquisición de terrenos por parte de la firma Swift La Plata S.A. culminó en1925. Una vez levantado el frigorífico, los terrenos adyacentes, que sumaban unasuperficie de 589.615,49 m2, fueron empleados en la construcción de un campo de

623 La Capital 21/07/1917.624 Cfr, BOURDE, Guy Buenos Aires…, cit.625 Reconstrucción efectuada a partir de los planos del Municipio de Rosario: Plano General del Municipio

del Rosario de Santa Fe, 1908. Publicado por el Departamento de Obras Públicas de la Municipalidad,Ingeniero Director Héctor Thedy. Aprobado por el Intendente Santiago Pinasco el 10 de abril de 1905,Rosario; Plano General del Municipio de Rosario de Santa Fe. Publicado por el Departamento deObras Públicas de la Municipalidad de Rosario. Ingeniero Director Ramón Araya, Impresión autorizadapor el intendente Isidro Quiroga, 23 de agosto de 1909. Secretario Juan Álvarez, EstablecimientoGráfico Welfin, Rosario, 1910; Plano del Municipio de Rosario de Santa Fe, 1915. Publicado por elDepartamento Municipal de Obras Públicas. Ingeniero Director Juan Barberis. Intendente Oscar Meyer.Secretario Pedro Palenque, Rosario, 1915; Plano del Municipio de Rosario de Santa Fe 1927; Planodel Municipio de Rosario 1930. Confeccionado por el Departamento Municipal de Obras Públicas.Ingeniero Director Mario Morgantini. Intendente Municipal Dr. Alejandro Carrasco. Secretario deHacienda y Obras Públicas Don Pantaleón Martínez Zurbano. Secretario de Gobierno Dr. GonzálezSabathie, Litográfica Jacobo Peuser, Rosario, 1931.

626 Según figura en el Censo Provincial de 1887.

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Golf, destinado al esparcimiento de los directivos de la empresa.627 Esta ampliación severificó a través de la compra de una nueva fracción de tierra perteneciente a la Socie-dad Anónima “El Saladillo” y la adquisición del edificio que albergó durante la déca-da de 1920 a un nosocomio de la Liga Argentina de Lucha Contra la Tuberculosis,conocida popularmente como la “Casa de la Salud”.628 Ambos gestos se inscriben enuna suerte de exhumación de los antiguos usos y hábitos que caracterizaron al barrioregenteado por la Sociedad Anónima. No obstante, las nuevas condiciones del espa-cio social impidieron la realización de ese proyecto.629

Los agentes y representantes del Frigorífico Swift sustentaron su opción por elterreno en estrecha relación con la estrategia productiva y comercial que estaban dis-puestos a diseñar. Las zonas adyacentes al ejido urbano de Rosario ofrecían a la em-presa norteamericana numerosas y atractivas ventajas. Las prácticas desplegadas so-bre el espacio denotan una racionalidad económica que intentaba cubrir, a través de lalocalización industrial, objetivos de corto y largo alcance. La ubicación permitía elfácil acceso a la exportación de los productos elaborados, a esto concurrían la cerca-nía de las aguas del río Paraná y del arroyo Saladillo, las vías del Central Argentino ydel Ferrocarril Francés de Rosario-Puerto General Belgrano y del Ferrocarril a laProvincia de Buenos Aires, que divide la traza urbana de Villa Gobernador Gálvez.Por añadidura, la locación gozaba de tres accesos de primer orden en sentido Norte-Sur: Bv. Oroño, San Martín y Ayacucho, algo recostado sobre el Oeste Av. OvidioLagos.

627 MORAL, Fray Dionisio y SIMÓN, Omar A. Barrio Pueblo Nuevo, Ciudad de Villa GobernadorGálvez. “Reseña histórica”, Villa Gobernador Gálvez, 1998, 41 pp. En esos terrenos se encuentraactualmente la Planta Nueva del Frigorífico.

628 A principios del siglo XX este edifico constituía el Palacio Pagnard, que había sido retratado en elálbum publicitario que lanzó la Sociedad Anónima el Saladillo en 1905 como una de las mayoresobras arquitectónicas con las que contaba por entonces el barrio. Las escrituras de venta de este solarse encuentran en el Registro del Colegio de Escribanos, Escritura de 7 de octubre de 1925. MORAL,Fray Dionisio y SIMÓN, Omar A. Barrio Pueblo Nuevo..., cit.

629 En 1926 la Liga Argentina Contra la Tuberculosis buscaba afanosamente instalar su Sanatorio enalgún rincón del barrio Saladillo. Las propiedades curativas del espacio, aún agreste, seguíanreverberando en el imaginario de sus directores. Sin embargo la propuesta chocó con importantesobstáculos. El terreno alternativo al chalet de Pagnard estaba ubicado en Avenida San Martín y Arijón.Por lo tanto, varios vecinos del barrio elevaron su voz para impedir que el nosocomio se instalara allí.La localización no lograría la asepcia necesaria que debía recubrir a una estructura consagrada a unapatología infecto contagiosa. El lugar estaba situado en la intersección de arterias particularmenteanimadas del barrio, implicando posibilidades de contagio e impidiendo el debido aislamiento de losenfermos. (10/02/1926). Digesto Municipal. Ordenanzas, decretos, acuerdos, reglamentos, contratos,etc. de la Municipalidad de Rosario. República Argentina, 1926, Imprenta J. B. Ravini, Rosario,1930, pp. 520-521. La mayor parte de los empleados y los directivos del frigorífico, por su parte,rápidamente trasladaron sus residencias fuera del barrio hacia lugares de menor contacto con lasmasas obreras.

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Sedujo, también, a J. Hudson, director del frigorífico de Rosario, la cercanía deun mercado próximo tan importante. La segunda ciudad de la Argentina, que contabapor entonces con cuatrocientos mil habitantes. Quizá convenga aquí insertar un cua-dro que contemple la evolución poblacional de la ciudad de Rosario desde fines delsiglo XIX hasta promediar los años 1920.

Año de levantamiento y jurisdicción Cantidad total de habitantesque ordena los Censos(Rosario 1858-1925)

1858 Confederación Argentina 9.7851869 Nacional 23.1691887 Provincial 50.9141900 Municipal 112.4611906 Municipal 150.6861910 Municipal 192.2781914 Nacional 222.5921925 Municipal 406.469

Fuentes: FALCÓN, Ricardo, et al. “Élites y sectores populares...”, cit. Primer Censo Municipal1900; Segundo Censo Municipal 1906; Tercer Censo Municipal 1910; Tercer Censo Nacional1914; Cuarto Censo Municipal 1925.630

Al parecer a mediados de la década de 1920, esta plaza comercial ingresó en unacoyuntura de expansión sostenida, que la tornaba especialmente propicia a los ojos delos inversores norteamericanos. Se trataba de capturar una demanda potencial en cre-cimiento, destinada a completar las exportaciones, dando, a la vez, salida a los pro-ductos cárnicos y promoviendo las industrias secundarias. Este apéndice resultaríavital en caso de que los ciclos de exportación tuvieran comportamientos depresivos.El mercado latente no sólo proveería al frigorífico de consumidores ávidos de carnesrojas, sino también de la fuerza de trabajo que animaría las faenas diarias de la planta.Los trabajadores llegarían por varios conductos, el más frecuente las líneas 8 y 11 delos tranvías eléctricos, a partir de 1925 la línea 8 extendió su recorrido hasta Villa

630 Las variaciones en la tasa de crecimiento demográfico en los censos del siglo XX son las siguientes:1900-1906 34% (5,6% anual); 1906-1910 28% anual (7% anual); 1910-1914 15% (3,75% anual);1914-1925 79% (6,58% anual).

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Gobernador Gálvez, constituyéndose, luego, una segunda línea denominada 8 bis.631

Además, algunos ómnibus privados servían también a Swift.632

A estas ventajas, se añadía la abundante dotación de materias primas, fundamen-talmente ganado vacuno, al que luego se incorporó el lanar y porcino; en la mismaforma existían innumerables aprovisionamientos de forrajes para la cría del ganado.Los animales permanecerían retenidos en los corrales de Villa San Diego y seríantrasladados desde allí a las playas de matanza. La localización del establecimientopermitía el incremento y la diversificación de actividades con la finalidad de evitar eldispendio de la fuerza de trabajo, la energía, el combustible y los desperdicios. Lasinfraestructuras de comunicación, ya fueran calles, vías férreas, cursos fluviales nave-gables por barcos frigoríficos de gran calado, redes tranviarias y recorridos de ómni-bus eran las condiciones materiales necesarias para la afluencia de materia prima ymano de obra, así como las salidas de los productos tanto hacia la exportación comoa la comercialización en Rosario.633

Villa Gobernador Gálvez ofrecía, además, ciertas ventajas adicionales. La inexis-tencia de un ente Municipal constituido, si bien representaba algunas dificultades parala provisión de servicios a la planta frigorífica, compensaba largamente estos levesobstáculos con una carga impositiva notablemente menor, la ausencia de controlesexhaustivos, las facilidades de radicación y desarrollo de las actividades productivasy comerciales.

Los trabajos de construcción del establecimiento se iniciaron en 1922 y paramayo de 1924, casi habían sido totalmente finalizados. Quinientas toneladas de carnecongelada se despacharon el penúltimo día de 1924, desde el embarcadero del Frigo-rífico Swift, sobre una barca de Lamport and Holtline, “El Murillo”, de bandera ingle-sa. El destino de la carga, el puerto de Brermehaeven en Alemania. El frigorífico,diseñado por el Ingeniero M.A.A. Burns, estrenaba sus instalaciones e inauguraba susactividades de exportación.634

El Swift inició sus compras de insumos, vinculadas en principio a las haciendastipo “Continental” y “Conserva”.635 Sus instalaciones continuaban habilitándose en1925 y la capacidad de faenamiento se ampliaba día tras día.636 Rápidamente, el volu-

631 ET HCD septiembre 1925, fs. 235,332-333.632 La línea que llegaba casi hasta el Swift era la “L”, que infructuosamente intento ampliar su recorrido

hasta la puerta del establecimiento en agosto de 1930. ET HCD enero-febrero-marzo 1930, f. 424.633 Una estrategia semejante escogió el Frigorífico Armour, en 1926. Cuando ensayó, sin mayor

consecuencia, instalarse en la vecina localidad de Alvear, donde también funcionaba una Comisiónde Fomento y las facilidades resultaban enormes, aunque este pueblo no se hallaba tan próximo aRosario y las salidas fluviales no eran tan inmediatas, sin alejarse en demasía de la reducida áreaurbanizada. Sus planos fueron rechazados por el Poder Ejecutivo Nacional por encontrarse fuera delínea de construcción y en un terreno poco firme. Cfr. La Capital 26/02/1926.

634 La Capital 30/12/1924.635 La Capital 25/01/1925.636 La Capital 11/02/1925.

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men de actividades del Swift sobrepasó a los Mataderos Municipales. Sus remanentesno exportables debían ser colocados en otra plaza, y a tal fin se había decidido suubicación estratégica inmediata a Rosario. De modo que, en marzo de 1925, a sólotres meses de su inauguración, el frigorífico pidió autorización para ingresar carnes almunicipio. La iniciativa fue recibida no sin cierto recelo por los funcionarios munici-pales, los miembros de la Sociedad de Abastecedores y los de la Sociedad Rural deRosario.637 Atrás habían quedado, ya casi olvidados, los auspicios dispensados a laempresa y los ofrecimientos incondicionales de 1917, los augurios de éxito y progre-sos que sintetizaba Swift se habían desvanecido junto con la crisis. A medidos de1920, de todo aquello sólo habían medrado, sin proporción, las amenazas de compe-tencia desleal.

Las reticencias de varios sectores generaron una profunda preocupación. Paraevaluar la situación del ingreso al municipio de carnes provenientes del Swift, seformó una comisión encargada de dirimir este asunto, que por cierto resultó bastanteespinoso. Si bien era necesario propender a la baratura de los artículos de primeranecesidad para favorecer a la población consumidora, el ofrecimiento del Swift devender carne a costo reducido en Rosario había provocado la indignación de losabastecedores y otros intermediarios. También, el bienestar de los habitantes, medidoen términos de abaratamiento de las subsistencias, representaba un obstáculo paraelevar el monto de los impuestos municipales a la matanza, imposibilidad que al mis-mo tiempo representaba la sentencia de muerte de los Mataderos Municipales. Swiftcontaba con la ventaja de una producción libre de los gravámenes que alcanzaban alos abastecedores y a los comerciantes de Rosario. Esta operatoria establecía clara-mente una situación de privilegio ante el Municipio. La prensa abogaba por el iniciode las transacciones del frigorífico en el mercado local, pero advertía que éstas nodeberían lesionar los intereses de terceros. El difícil acuerdo recalaba en manos deuna comisión especial, nombrada a efectos de destrabar la situación.638

La comisión encargada de establecer la modalidad de venta del Frigorífico Swiftera ante todo un ente que reunía a los sectores involucrados. Finalmente, quedó inte-grada por los presidentes y algunos vicepresidentes de las siguientes instituciones:Sociedad Rural de Rosario (Joaquín Marull y Leopoldo Uranga), Sociedad UniónAbastecedores (Antonio Cingolani), El Centro de Consignatarios (Francisco Madrid),Frigorífico Swift La Plata S.A. (Quintin Munce). Por la Municipalidad de Rosario:Contador Hiram Calogero (Asesor Contable) y Dr. Nicolás R. Amuchástegui (AsesorLegal). En la primera reunión se decidió pedir los antecedentes que sobre el temahubieran reunido los municipios de La Plata y Córdoba. La alarma de este gruporespecto a las nuevas intenciones del Swift era algo inmoderada. A sus ojos, todo el

637 La Capital 08/03/1925. Los abastecedores habían planteado ya su enérgico desacuerdo por tratarsede un proyecto que, a su modo de ver, era el puntapié inicial del proceso de trustificación del mercado.

638 “La venta de Carne en la ciudad”, La Capital 12/04/1925.

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proceso de producción y comercialización de la carne quedaría en manos del frigorí-fico que detentaría un dominio inexpugnable.

“Enormes prejuicios que traería a la comuna en tanto el Frigorífi-co Swift absorbería los productos de los Mataderos, de losabastecedores, consignatarios, carniceros y establecimientos quefabrican productos derivados.” 639

Un mes después, insistían con diagnósticos igualmente poco alentadores, sobrela introducción de carnes por parte del frigorífico:

“...se trata de un grave problema que merece ser estudiado conmuchísimo detenimiento porque abarca puntos de capital impor-tancia que entre los que podría encontrarse involucrada la futuradesaparición de los Mataderos Municipales, lo que implica un seriopeligro para el municipio.” 640

Las demoras en la resolución de la Comisión eran propias de su funcionamientoburocrático incompatible con las urgencias del mercado. El grupo no había elegidolas reuniones plenarias como mecanismo resolutivo, antes prefirió realizar análisisindividuales de la propuesta de Swift, exponiéndola, además, a la consideración deotros miembros de las distintas sociedades. Ante el retraso, el frigorífico inició activi-dades de comercialización sin autorización. Al menos, así lo denunciaba el concejalDella Cella en junio de 1925.641

En vista de los acontecimientos, el dictamen de la comisión se expuso a conside-ración del Intendente, y éste reglamentó un decreto que estableció los impuestos queel frigorífico debía abonar en concepto de introducción de carnes al municipio.642 Lasoperaciones comerciales que realizara el Swift en jurisdicción de la Municipalidad deRosario quedaban reglamentadas por la Ordenanza General de Impuestos vigente en1925. En consecuencia, la carga que se dispuso sobre la entrada de carnes fue especi-ficada para el frigorífico Swift, en forma proporcional, sobre los siguientes rubros:“...res, media res, cuarta res, considerándose como lo último cualquier fracción me-nor.” 643

639 “Se reúne la comisión para establecer la venta del Frigorífico Swift en Rosario”, La Capital 21/04/1925.

640 “La Solicitud del Frigorífico. El estado del asunto”, La Capital 12/05/1925.641 Se argumentaba que el frigorífico posiblemente no abonaba ningún impuesto en concepto de

introducción de carnes al Municipio. ET HCD agosto 1925.642 “Estableciendo el Impuesto que deba abonar el Frigorífico Swift por las carnes que introduzca al

municipio”, en Digesto Municipal. Ordenanzas, decretos, acuerdos y reglamentos, contratos, etc.Municipalidad de Rosario (Provincia de Santa Fe, República Argentina) dictados en el año 1925,Imprenta J. B. Ravini, Rosario, 1930, pp. 707-712.

643 “Estableciendo el Impuesto...”, cit., p. 707.

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Sobre todo el último rubro, que homologaba la carga que pesaba sobre un cuartode res (aproximadamente 70 kg.) a cualquier fracción inferior, desató la polémica.Quintin Munce argumentó que este subterfugio no hacía más que violar el principioconstitucional de la equidad fiscal. Por otra parte, consideró en el mismo plano elimpuesto a las menudencias que introdujera el frigorífico, ya que estas partes no esta-ban gravadas ni para su producción en el propio Matadero Municipal. La comisión semantenía en su argumento, más allá de las disidencias expresadas por Munce.

El intendente Pignetto, consideró procedente y conveniente la introducción aRosario de carnes originadas por las actividades del frigorífico, ya que promovía lacompetencia y beneficiaba al consumo. No obstante, tomó partido en varios de susreparos a favor de la mayoría de la comisión y particularmente se sintió a gusto conlos argumentos de los representantes de la Sociedad Rural. Antes de aclarar que elEstado no podía, en ningún caso, impedir la libre circulación de mercancías y quesobre este terreno debía atenerse sólo a colocar las cargas públicas, sustentadas en elprincipio de la equidad fiscal, se hizo eco del pedido de construcción de los NuevosMataderos. La actual infraestructura de los productores locales y del municipio nopodía oponer ningún tipo de resistencia a la producción del frigorífico estadouniden-se, los impuestos establecidos otorgarían el tiempo necesario para la construcción deuna infraestructura tan anhelada como prorrogada. El Nuevo Matadero Municipalrecobraba impulso a partir de la reciente desaparición del Mercado General de Ha-ciendas (1923); la Sociedad Rural y el Municipio quedaban desguarnecidos frente acualquier intento de penetración en el mercado.644 En la retórica de Pignetto el nuevoestablecimiento municipal para la matanza aparecía como la alternativa al inminentemonopolio de Swift, para ello el Intendente invocaba las razones expuestas por losmiembros de la Sociedad Rural.

“...debe existir la competencia entre las empresas Frigoríficas ylos Matarifes, para beneficio de la población, si bien se agrega,más adelante, que, para la efectividad de esa competencia es in-dispensable la construcción previa de Nuevos Mataderos Mode-los.” 645

El municipio había quedado en un lugar incómodo, debía atender a sus intereses,a los de los productores de ganado y a los de los comerciantes de carne. Al mismo

644 En 1924, el Mercado General de Haciendas puso a la venta sus terrenos y edificaciones radicadas enSaladillo. Hacía unos años que había dejado de operar en la plaza. “En el Saladillo. Con grandesfacilidades de pago. Se vende la espléndida casa que era de la Sociedad Anónima Mercado General deHaciendas, construida en niveles y con materiales de primer orden.” La Capital 07/11/1924.

645 “Estableciendo el Impuesto...”, cit., p. 707. Es notable que esta reglamentación es una de las pocasque se incluyen en la documentación de digestos, con los argumentos de la Comisión Especial para elEstudio del problema seguida por la argumentación del Intendente. En cierta forma, este espacioexcepcional consagrado a la cuestión evidencia su importancia.

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tiempo, necesitaba aparecer como prescindente en materia de intervención económicay no perjudicar a los consumidores imponiendo impuestos elevados a un bien de con-sumo elemental. A mediano plazo, la situación generada a partir de esta reglamenta-ción fue compleja y derivó en la posterior instalación de nuevos controles.

Al igual que la introducción de carne, la afluencia de ganado que se dirigía alSwift provocó no pocos malos entendidos con la población del barrio Saladillo. Mien-tras se efectuaban los preparativos para los muy concurridos y no menos distinguidoscarnavales de 1926, el concejal Morcillo, a la sazón vecino del barrio, denunciaba eldesagradable y peligroso paso de haciendas por las arterias principales de Saladillo.El miembro de la bancada del PDP señalaba que “...actualmente en Barrio RoqueSaenz Peña [Saladillo] no se puede vivir por la cantidad de animales que pasan alfrigorífico con el peligro que es de suponer para los habitantes del paraje.” 646 Segúnparece, los vacunos eran conducidos por las calles principales del barrio, ya no conrumbo al antiguo Mercado General de Haciendas, caído en desgracia promediandolos años 1920s., sino con destino al frigorífico estadounidense. Los agentesabastecedores de Swift conducían sus haciendas desde los Mataderos Municipales deRosario hacia el frigorífico, que compraba ganado suplementario en el mercado quefuncionaba anexo a los Mataderos. Trasladar la hacienda en pie era lo más aconseja-ble y, desde el punto de vista de la ganancia, conveniente. Swift estaba equipado conuna playa de matanza, los impuestos devengados por esta actividad eran notablemen-te inferiores a los que cobraba el Matadero Municipal. La Comisión de Fomento deVilla Gobernador Gálvez se mostraba extremadamente permisiva con las actividadesde matanza, pues aun así, de ellas se derivaba más de la mitad de su presupuesto.647 Enconsecuencia, muchos productores guiaban su ganado con dirección Norte-Sur y en eltrayecto atravesaban el barrio Saladillo.

La intendencia fijó una ruta para que las tropas en pie bordearan el barrio,648 susprevenciones usualmente fueron desoídas.649 Además, muchas tropillas trasladadas noeran declaradas al mercado existente en Mataderos y sin mediar autorización algunase dirigían directamente hacia el Frigorífico Swift.650 Esta problemática se agravó enla medida en que el espacio de Saladillo dejó de tener relevancia para la jurisdicciónmunicipal, aunque conviene decir, que comenzó a demandar otro tipo de atención

646 DS HCD 1925, 29/05/1925, p. 256.647 ET HCD diciembre 1934, f. 5870. Tomo consagrado al Presupuesto 1935.648 “Prohibiendo el tránsito de Hacienda por Barrio Roque Saenz Peña. Decreto de la Comisión de

Gobierno: Las haciendas propiedad del Frigorífico Swift que desde los Mataderos son conducidas alos corrales en Villa Diego deberán seguir el siguiente camino. Camino del Matadero, Del MolinoColorado, el camino entre las propiedades de J. Erramuspe y Herederos de Carlos Casado, cruzar porel puente de hierro existente de al línea del Ferrocarril de Rosario a Puerto General Belgrano hasta ellímite del Municipio en le Saladillo” DS HCD 1925, 29/05/1925, f. 256.

649 DS HCD 1925, 31/07/1925.650 ET HCD noviembre 1927, f. 547.

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dada la nueva tipología social de sus habitantes. En vísperas del último carnaval aris-tocrático de Saladillo, durante el verano de 1929, el tránsito de haciendas era escanda-loso y provocaba enormes complicaciones, sin embargo, el municipio permanecíaajeno a la problemática.

“...quejas sobre la inmensa cantidad de ganado vacuno y caballarque anda deambulando [...] se cuentan diariamente y en distintashoras 80 y más animales, destrozando cercos, tapias y jardines,etc., no obstante correr un serio peligro para el vecino, pues debi-do a los fuertes calores reinantes las bestias se encuentran excita-das y tratan de embestir a quien ven pasar, como no hace poco alsalir de un comercio de aquella zona fue atropellado un niño poruna vaca dejando a la infeliz criatura desnuda.”651

A ojos de las autoridades el frigorífico había hecho un doble trabajo. El primero,consistía en atraer población de calidad social dudosa, poco compatible con la éliteque emprendía el éxodo de aquel paraje de retiro, pese a que no se resignaba total-mente a perder su fastuoso corso. El segundo, tiene correlación con la circulación decarnes por las inmediaciones, paso que merecía un control tan ajustado como la nuevapoblación residente.

Sobre el primer proceso ensayaremos algunas explicaciones en el apartado pos-terior. Cabe, entonces, considerar el control de los trayectos de la hacienda y delcobro de impuestos. A estos fines, el municipio creó una serie de puestos decontroladores que estaban encargados de percibir las tasas correspondientes. Estasinspecciones, alrededor de los primeros años 1930s., resultaban insuficientes. Sinembargo, la Municipalidad carecía de fondos para aceitar el funcionamiento, la nece-saria demanda de personal extra incrementaría excesivamente el presupuesto destina-do a sueldos, aunque, al mismo tiempo, estos cargos de control generarían nuevosingresos para el Municipio.652

El Frigorífico Swift, en la coyuntura de crisis, ingresaba más carne al municipioque usualmente, a tales fines había habilitado una carnicería apenas separada de Ro-sario por un puente de no más de veinte metros. La carne proveniente de la firmaSwift, que trasponía la jurisdicción municipal de Rosario, presentaba unos precios demercado palmariamente menores. Por lo tanto, estas incursiones perjudicaban al Mu-nicipio en un doble sentido. Primero, el tesoro municipal no lograba percibir los im-puestos correspondientes a la introducción de materia cárnica sacrificada fuera del

651 “Despreocupación de las autoridades de Rosario por Barrio Roque Saenz Peña”, La Capital 02/02/1929.

652 El pedido de incremento del personal en esta ocupación de control se funda en la importante recaudaciónque implicaba este rubro y la dificultad de los cobros ocasionados por la insuficiencia del personal.Aún con estas deficiencias la recaudación se elevaba a $300 m/n diarios. ET HCD enero, febrero,marzo 1930, f. 1325.

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municipio. Segundo, el Nuevo Matadero Municipal, pese a su gran capacidad instala-da, que daba la posibilidad de enfrentar al Swift sin enormes dificultades, no lograbacolocar su producción en el mercado.653 Muchos vendedores al menudeo preferíanadquirir los productos económicos ofrecidos por el frigorífico estadounidense o porsus intermediarios antes que contratar el abasto en Rosario, donde los impuestos,controles y trámites burocráticos se multiplicaban.654

La competencia entre los Nuevos Mataderos y el Swift se desplegó a lo largo dela difícil década de 1930. El establecimiento municipal fue relativamente protegidopor el Municipio, recibiendo, durante los primeros años 1930s., un apoyo casi incon-dicional de las corporaciones de productores y de abastecedores. Así, en 1934, sedestacaba un proyecto de modificación del régimen impositivo para la introducciónde carnes al municipio de Rosario. La Comisión de Fomento de Villa GobernadorGálvez no dudó en sintetizar con una frase emblemática el emprendimiento: “...deacuerdo al proyecto de comisión, pagaría más quien introduce carne, que quien faenaen el Matadero Municipal” 655 El Municipio amparaba las actividades de su NuevoMatadero mediante una agresiva legislación fiscal. Esta situación no era homologablea la que se produjera al promediar la década de 1920, debido fundamentalmente a queen ese momento se trataba de salvaguardar un establecimiento que se encontraba enuna posición de fuerte debilidad relativa. En los 1930s., se trataba de poner en funcio-namiento un sistema normativo capaz de derivar una mayor cantidad de actividadeshacia el Matadero y Frigorífico Municipal, la rivalidad con el Swift se expresaba sinmediaciones de ninguna especie. En la tan mentada disputa por el mercado, el munici-pio cumplía un rol primordial, al poner al servicio de sus emprendimientos mecanis-mos impositivos. A la sazón, estos controles sobre el ingreso de mercancía dentro deterritorios jurisdiccionales estaban en boga en el ámbito nacional, a partir de las ba-rreras arancelarias que se implementaron a escala global en los inicios de la crisis de1929.

La nueva inventiva que pergeñaba el Municipio era cobrar un impuesto inacce-sible sobre el ingreso de carnes, de modo tal que los costos por faenar en el mataderofueran inferiores a los ocasionados por la instrucción de carnes.656 Esto claramenteimplicaba centralizar la matanza de reses en los mataderos de Rosario, inutilizando

653 El 15 de diciembre de1929 una denuncia del Centro Abastecedores establecía que en Rosario operabanunos 43 abastecedores que faenaban a diario unos 280 animales, 6 1/2 reses por abastecedor. Elfrigorífico Swift introducía 120 vacunos, en una proporción semejante, había 20 acopiadores delfrigorífico que no abonaban matrícula ni tasas. ET HCD Presupuesto, abril 1933, f. 756.

654 En 1929, los abastecedores de Rosario reclamaban por las matriculas e impuestos que debían abonarpara obtener la habilitación en el ramo, mientras los acopiadores del Swift introducían mercancíascon vehículos sin patente municipal, no pagaban impuestos, y no sufrían las inspecciones debido aque sus transportes no eran sencillamente identificables. ET HCD Presupuesto, abril 1933, fs. 793-797.

655 ET HCD diciembre 1934, f. 5869, Presupuesto de 1935.656 ET HCD diciembre 1934, f. 5869, Presupuesto de 1935.

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las playas destinadas a tal actividad en el vecino Frigorífico Swift y absorbiendo, así,todas las regalías de la actividad. El Frigorífico extranjero fue colocado en una encru-cijada: renunciar a la introducción masiva de carnes o bien faenarla en los MataderosMunicipales de Rosario.

En reiteradas oportunidades, Swift había puesto en cuestión las políticas de co-bro fiscal arbitradas por la Municipalidad. En 1932, inició juicio al Municipio porduplicación de pago de impuestos durante el período 1929-30.657 La empresa delimi-taba su territorio, exponiendo claramente sus objeciones a maniobras que comporta-ban su sometimiento al rigor de lo que entendían como iniquidad fiscal. Lentamente,estas primeras ofensivas del frigorífico, sumadas a la baratura de sus productos en uncontexto de crisis, tendieron a erosionar los pilares de la alianza que soportaba lasmedidas impositivas municipales: la Sociedad de Abastecedores y la Sociedad Rural.Hacia 1935, ambas corporaciones, que habían prestado un apoyo irrestricto a las po-líticas tributarias del gobierno local, pusieron en cuestión el régimen impositivo quepesaba sobre la introducción de carne por parte del Frigorífico Swift. Los acopiadoresobjetaron que el incremento en las tasas sobre reses, trozos y menudencias provenien-tes del Frigorífico Swift repercutiría negativamente en el precio de abasto y finalmen-te en los mostradores de las carnicerías. El encarecimiento de un producto básico, porla vía indirecta de un impuesto cargado al precio de consumo final, tendría por conse-cuencia inevitable el deterioro del nivel de vida de los trabajadores y sectores máshumildes de la sociedad.658

En rigor, los abastecedores se habían dividido a mediados del primer lustro de1930. La coyuntura de la crisis era completada por la construcción del Nuevo Mata-dero, ambos factores elevaban los costos de producción y comercialización. En talcaso, la crisis generó un alza inflacionaria de precios y la estructura pendiente delmatadero demandaba un periplo de las haciendas desde el Mercado, como se ha di-cho, hasta los Viejos Mataderos de Tablada. Algunos abastecedores eligieron abando-nar las seguridades que brindaba el Matadero Municipal, y ante las mejores condicio-nes que proponía Swift optaron por asociarse a la firma extranjera. De este modo, en1930, los abastecedores ya no formaban un bloque homogéneo ni peticionaban conobjetivos semejantes. Antes bien, pueden percibirse entre sus filas las mismas contra-dicciones y desavenencias que existían entre el Matadero Municipal y el FrigoríficoSwift; los agentes se enfrentaban en la producción, en términos de volúmenes, pero elabastecimiento del mercado rosarino era el punto clave de la controversia. Las expor-

657 ET HCD enero, febrero, marzo 1930, f. 150. La comunicación data de 20/06/1932 y la suma por laque se inician las acciones asciende a $35.173,63 m/n.

658 ET HCD junio 1935, t. 1, f. 1383. Esta petición fue rechazada por la comisión de presupuesto y tasasel 22/03/1935.

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taciones definitivamente eran un terreno en el cual el poderío norteamericano resulta-ba inamovible.659

El otro puntal de las propuestas, para controlar vía impuestos las actividades deingreso de carnes del Frigorífico Swift, había sido la Sociedad Rural de Rosario. Sinembargo, ante la concreta suba del impuesto ésta adoptó una posición casi inesperada.

“De sancionarse los impuestos de la forma propuestas las grandesempresas que sacrifican ganado fuera del municipio, FrigoríficoSwift por ejemplo, reducirán notablemente sus compras por lasdesventajas de poder colocar, sus carnes frente a los nuevosgravámenes y esto, indudablemente perjudicaría primero a los pro-ductores de carne y luego a los consumidores. De ocurrir esto lamunicipalidad habría conspirado contra el mayor consumo de car-nes y contra sus propios intereses al ver notablemente disminui-dos sus ingresos fiscales.” 660

Según la Sociedad Rural, toda la cadena de producción sería afectada por unamedida tributaria como la que preparaba el Municipio de Rosario. La naturaleza de ladisposición comprometía de igual forma a productores y consumidores y, por ende,planteaba una situación negativa para ambos grupos. No obstante, debe tenerse encuenta, que la utilización de los consumidores, en los argumentos de los hacendados,siempre fue algo engañosa y no pocas veces se mostraba teñida de una dosis de mani-pulación y de retórica vacía. Si bien, en líneas generales, se ha establecido que losaños 1930s. fraguaron una oposición irreductible entre los frigoríficos y los grandeshacendados, debido a que los primeros canalizan la mayor parte de los dividendos dela actividad dejando rezagados a los segundos,661 este hecho parece no ser tan senci-llamente verificable en los comportamientos mantenidos por la Sociedad Rural deRosario y Frigorífico Swift durante el período. Al parecer, la constricción de la de-manda externa, la caída en los niveles de matanza y la depreciación del valor de lacarne, ante un consumo deprimido, derivó en una situación crítica tanto para los ha-cendados como para los frigoríficos. Ambos, durante el primer quinquenio de la déca-da de 1930, se orientaron a realizar su capital, en medio de un proceso de crisis de

659 Las exportaciones de carne efectuadas por el Frigorífico Swift de Rosario, durante el primer mes de1929, alcanzaba en Bovinos enfriados 4.141 cuartos delanteros (376 toneladas) y 4.679 cuartos traseros(378 toneladas) 302 reses de carne congeladas con 9 toneladas; 58 toneladas de menudencias congeladasy 4 toneladas de cortes bovinos enfriados a Amsterdam, Londres y Líverpool. Una mirada rápida aestos datos marca el privilegio de las carnes enfriadas sobre las congeladas tal como lo demostróSMITH, Peter Carne y política..., cit. Por otro lado, se observan enormes volúmenes de exportaciónfrente a los cuales el Matadero Municipal aparecía impotente.

660 ET HCD diciembre 1934, f. 5880, Presupuesto para 1935.661 Supuestamente, con el Pacto Roca-Runciman se rehizo la alianza entre ganaderos y grupos económicos

británicos, contrariando los intereses de los frigoríficos norteamericanos. Cfr. SMITH, Peter Carne yPolítica..., cit., pp. 137 y ss.

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sobreproducción. En este sentido, los hacendados no se sintieron vejados por los ba-jos precios que abonaba Swift durante el período y aunaron fuerzas para que el frigo-rífico pudiera vender libremente en la plaza rosarina. Obviamente, el incremento deintroducción de carnes faenadas en la planta Swift al Municipio implicaba un aumen-to en las ventas de los ganaderos a los acopiadores del frigorífico. Al igual que en1917, cuando tocaba a su fin la crisis de la Primer Guerra, los objetivos comunesplanteados por una situación extraordinaria acercaban a presuntos enemigosirreductibles: la Sociedad Rural de Rosario y el Frigorífico Swift se asociaron, en losprimeros años 1930s.

La obstinación del Municipio por imponer este tipo de normativa fue cediendoante la presión sectorial. A fines de 1935 la ordenanza de impuestos para la introduc-ción de carnes fue flexibilizada y los costos que debía asumir el frigorífico se reduje-ron. Del mismo modo, se retrocedió en el intento de centralizar todas las actividadesde matanza de la región en el Matadero Municipal. Sin embargo un reglamento, queredobla en rigor a los por entonces vigentes, fue diseñado apenas dos años después.

El 28 de abril de 1937, se establecía el Reglamento de Introducción de Carnesal Municipio. Éste, antes que imponer fuertes o nuevas tasas, establecía estrictos con-troles para evitar la entrada ilegal de productos cárnicos al municipio. Su articuladodividido en veinticuatro puntos, señalaba una voluntad de vigilancia que se desplega-ba sobre la figura de los abastecedores del Frigorífico Swift. Nuevamente, el espíritude la ordenanza podría enmarcarse en la exigencia de inspeccionar la introducción decarnes desde el frigorífico, para evitar una competencia desleal con el Matadero y, aun solo tiempo, reactivar la recaudación. La severidad, complejidad burocrática yorientación de la vigilancia hacia las actividades de la firma Swift puede comprobarseplenamente en el cuerpo del texto.

“El servicio de control en el frigorífico Swift se hará en dos tur-nos. Uno por la mañana con tres empleados y otro por la tarde condos empleados. Uno de los empleados de cada turno estará encar-gado de la revisión y sellado de las facturas que el frigorífico pre-sente, y extenderá la boleta de tránsito. [las carnes de tránsito de-ben ir acompañadas por una boleta de color especial, diferente alas utilizadas para consumo popular en la ciudad] En las horasque no esté de turno llenará las planillas que deberán retirarse a lareceptoría. En estas planillas deberá especificar todas las mercan-cías que se despachen y el derecho pagado. Los otros dos emplea-dos verificarán que la carne que se cargue en los vehículos o lan-chas esté de acuerdo a la boleta o factura que deberá presentar el

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acarreador, teniendo especial cuidado de vigilar que las carnes detránsito no estén mezcladas con aquellas que se dirigen al munici-pio.” 662

Esta estricta normativa evidencia las dificultades que existían para realizar co-rrectamente los controles, y la corrupción entre los empleados municipales, debido ala cantidad de controladores que se disponían con destino a generar un efecto devigilancia recíproca. Del mismo modo, la reglamentación muestra las estrategias queutilizaban los abastecedores para eludir las cargas, fundamentalmente a partir de laconfusión de carne de tránsito, sobre la que pesaba una tributación inferior, con ladestinada al consumo en Rosario. Pero la municipalidad no estaba conforme con esteprimer punto, era necesario que Swift perdiera posiciones en el mercado rosarino, alque colmaba con sus productos desde medidos de los años 1920s. Para completar supropósito, fortalecer a los Nuevos Mataderos, el Municipio produjo una nueva orde-nanza de impuestos en 1938.

En 1935 el costo por la introducción de un animal completo al municipio era de$48 m/n (aproximadamente $0,20 por kg.), tres años después se elevaba hasta $60m/n por animal (aproximadamente $0,25 por kg.). Sin embargo, la medida, que pre-tendía generar un efecto de “equidad fiscal”, planteaba la vigencia de este impuestotanto para las carnes faenadas en Swift como para las que fueran producidas en elMatadero Municipal. Como era previsible, la medida generó reclamos por parte delos abastecedores vinculados al Frigorífico. Este grupo impugnó el impuesto sobre laintroducción de menudencias por parte de Swift, debido a que éste jamás había sidoaplicado a productos análogos facturados en el Matadero. El encargado de Ganado,Hacienda y Mercado del Municipio respondió con vehemencia, acusando al frigorífi-co de llevar adelante actividades rayanas en el “contrabando” de carnes al menudeo.

“El frigorífico Swift tienen instalada una carnicería en las puertasdel municipio. Miles de kilos de carne y subproductos son intro-ducidos en pequeños paquetes por particulares, hoteleros, carni-ceros, etc., etc. en colectivos, automóviles a esta ciudad mensual-mente, que no han sufrido carga de gravámenes que al procederdel matadero habrían constituido a aumentar los egresos.” 663

Las disputas entre el Swift y el ente Municipal se prolongaron durante los añosvenideros. Las reglamentaciones municipales resultaron siempre insuficientes, aún ensus formulaciones más técnicas y elaboradas, para impedir el ingreso de carne. Ungoteo imperceptible fue inevitable. Las Parrillas de Saladillo y sus carnicerías fueron

662 Reglamento de Introducción de Carnes al Municipio, 28/04/1937, 34 pp. ET HCD noviembre 1942,t. 2.

663 ET HCD mayo 1940, t. II, f. 1959.

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abastecidas largo tiempo con carnes compradas en Swift, que no eran objeto de impo-siciones tributarias de ninguna especie.664

Pese a la imposibilidad de regular totalmente la introducción de carnes, hacialos primeros años 1940s., la Municipalidad alcanzó un éxito considerable en la prohi-bición del tránsito de haciendas.665 Del mismo modo, casi una década después el Mu-nicipio visualizaba la reconfiguración del espacio iniciada en 1924 merced a la insta-lación del frigorífico, a través de la imposición de los radios fijados para actividadesindustriales insalubres y peligrosas que ocasionó la instalación de un importante gru-po de industrias en Saladillo.666

Aguas rojas, olores fétidos y Pueblos Nuevos

“Al frigorífico se lo divisaba desde lejos siempreenvuelto en las penumbras de una humareda gris yde rocíos nauseabundos. El alto murallón y la chi-menea dominante lo convertían en un castillo, tansórdido como los medievales, en cuyo interior lasnorias, caños y canaletas por donde se escurrían lasangre y los desperdicios al Paraná, se enredabanentre las plantas fabriles, calderas y cámaras defrío.”

Arturo M. Lozza667

664 SONZOGNI, Élida et al. “Todo tiempo pasado no siempre fue mejor: Notas acerca de las historiasocupacionales de tres vecinos del Barrio Saladillo”, en Anuario de la Escuela de Historia, núm. 16,UNR, 1995.

665 La Ordenanza 18 de 13/04/1940 fijaba la prohibición del arreo de ganado en el perímetro del municipio.Sólo se eximía a las haciendas que fueran destinadas al abastecimiento de tambos y mataderos, peroéstas podrían circular, en un número siempre menor a tres, fuera del perímetro fijado por 27 de febrero(Sur) Av. Francia (Oeste) y el Río (Norte y Este) y con horarios restringidos. ET HCD noviembre1942, t. II, f. 29.

666 A comienzos de la década de 1940, se presentó una ordenanza que planteaba promover la radicaciónde industrias en el radio exterior a Av. Uriburu y Bv. Avellaneda. A estas empresas se le concedió laexención impositiva por el término de una década, fijándose que para acceder al beneficio debíanrealizar una inversión superior o igual a los $50.000 m/n y emplear un mínimo de 20 obreros. Tambiénse establecieron facilidades para la construcción de viviendas y sistemas de asistencia para obrerosque se afincaran en la proximidad de la fábrica. Finalmente, se propuso que las industrias que no seencontrasen en el perímetro señalado fueran trasladadas, gozando de iguales beneficios al serrelocalizadas en el radio permitido. DS HCD 1942, 05/06/1942, p. 454. Poco menos de seis mesesdespués, aparece un pedido para construir una fábrica de producción y envasado de oxígeno, OxigenaSA, que se construyó en acuerdo con el radio especificado, en los terrenos del antiguo Saladillo, en elperímetro de Lamadrid, Anchorena, Pavón y Serrano. DS HCD 1942, 13/10/1942.

667 LOZZA, Arturo “Frigorífico Swift. La historia no terminó”, URL: http://www.nuestrapropuesta.org.ar(26/09/2002).

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“…allí en los arrabales, se aglomera todo cuantohay de malo, de inmundo, de miserable, de corrom-pido y de malsano. Allí va, podemos decir, la es-puma de la ciudad, lo que arrojan sus calles cen-trales, lo que rechazan sus casas lujosas o decen-tes tanto en materia de industrias, de profesiones,de medios para ganarse la vida, como de estable-cimientos de perversión y de insalubridad […] allíse dejan ver con su aspecto más o menos grotescoy repugnante, los cafés, fondas, tabernas y canchasde la más baja especie; allí se come se bebe y sebaila en medio de la suciedad y la miseria […] Losmataderos públicos, las fábricas de cueros, las ca-sas en que se trabaja con materia animal, convier-ten generalmente a los suburbios de las ciudadesen sitios malsanos, en los cuales la putrefacciónde los residuos orgánicos está en su apogeo”

Eduardo Wilde668

Hacia comienzos de 1924, el frigorífico Swift anunciaba el inminente lanzamiento desu nueva planta en Rosario. En ese contexto, la Sociedad Anónima “El Saladillo” seembarcaba en los remates masivos, organizados por su operador y socio FernandoPessan, tendientes a colocar lotes con amplias facilidades de compra —precios debase módicos y en cien mensualidades sin interés. En 1923, estos eventos comercialesse mostraron extraordinariamente exitosos, a punto tal que el rematador publicó unartículo en el diario La Capital intitulado “La Consagración del Barrio ‘El Saladillo’”.669

Del mismo modo, se registraron remates en las zonas aledañas al barrio, promovidospor Castagnino y Casas.670 Esta zona algo alejada del complejo industrial fue la que sepromovió también en los primeros remates de 1924, cuando se vendían lotes en Av.San Martín, Av. del Rosario entre Mitre, Entre Ríos y Corrientes. Los atractivos ofre-cidos a los compradores estaban plantados en la existencia de adoquines, servicio detranvías y también la escasez de lotes sin veredas.671

668 WILDE, Eduardo Curso de Higiene Pública, Buenos Aires, Imprenta y Librería de Mayo, 1885, p.405.

669 Pessan había conseguido vender 70 lotes en una tarde, por una cifra que ascendía a los $127.000 m/n. Para el operador era un inconfundible indicio de la recuperación sostenida del mercado de tierras,tras la crisis de la I Guerra. Además, el crédito de estas operaciones confirmaba el interés que loscompradores mostraban respecto a Saladillo. La Capital 12/04/1924.

670 Más allá que estos terrenos se emplazaban allende Av. San Martín hacia el Oeste (Mitre y Corrientes)y frente al Club Tiro Suizo, el clasificado que promueve la concurrencia al remate alega: “En el barriodonde se construye el frigorífico Swift lugar de inmenso porvenir”. La Capital 22/06/1923. Aunque,en rigor, los terrenos ofrecidos a la venta se hallaban a casi tres kilómetros del Swift.

671 Remate de Fernando Pessan en “El Saladillo” La Capital 05/04/1924.

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Pessan volvió a convocar al remate con un clasificado algo más extenso, dondese destacaban, por una parte, las características contradictorias que comenzaban atrazar los contornos urbanos y sociales del barrio y, por otra, la necesidad de la Socie-dad Anónima “El Saladillo” de vender lotes con extrema premura, sin importar enningún caso el destino de los mismos y asegurándose sólo el pago de las mensualida-des. El carácter popular del remate estaba inscripto en el lugar de realización, Av. SanMartín y Av. del Rosario, al aire libre y cerca de los terrenos implicados en la opera-ción.

Norma Lanciotti ha sostenido que las subastas públicas diferían en su modalidadde realización en caso de que se quisiera atraer a inversores o a familias. Esto señalaque la metodología del remate prefiguraba hasta cierto punto el perfil del comprador.En caso de que se buscaran urbanizadoras, los remates se llevan a cabo en un recintocerrado y exclusivo. Si se estaba tras compradores familiares se realizaban en lugaresabiertos y próximos a los solares en cuestión.672 Siguiendo este razonamiento, puedeconstatarse que la Sociedad Anónima “El Saladillo” no publicó durante su primeraetapa clasificados abundantes para la comercialización de sus terrenos, antes bien selimitó a editar su Álbum propagandístico y a manejarse con los operadores inmobilia-rios.673 Este cambio de estrategia comercial denota que las transformaciones del ba-rrio implicaban una modificación social, de la cual la Sociedad Anónima “El Saladillo”era plenamente conciente, aunque aún no lograba asimilarla sin contradicciones.

“En la esquina de San Martín y Av. del Rosario donde estará mibandera. El mejor sitio progresista y aristocrático barrio. Con to-dos los servicios de urbanización, alumbrado, adoquinado, correos,asistencia pública, campo de deportes, paseos públicos, grandescolegios, balnearios, etc., etc.

[en recuadro] El gran Frigorífico Swift en rápida construcción ini-ciará sus operaciones en breve, dando ocupación a centenares deobreros y empleados; la inmensa serie de nuevas industrias que seestán estableciendo allí las grandes construcciones que aumentanvertiginosamente y la vida activa que palpita en toda la zona delSaladillo constituyen la prueba más convincente que se trata de lamejor parte del Rosario, para especular o para levantar residenciapropia.” 674

672 LANCIOTTI, Norma “Las transformaciones de la demanda...”, cit., p. 16.673 Respecto a las transacciones de la Sociedad Anónima “El Saladillo” pueden revisarse los trabajos de

Lanciotti ya citados.674 La Capital 05/04/1924.

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Este clasificado parece mostrar, en su primer párrafo, aquello que Saladillo ha-bía sido hasta el momento, un barrio que había logrado, a través de su perfil aristocrá-tico, el progreso y la extensión de los servicios públicos y de funciones urbanas. Mien-tras, que el recuadro auguraba los cambios que la instalación del Frigorífico depararíaa aquel espacio distinguido, atrayendo un nuevo tipo de población. El ciclo de indus-trialización aparece soportado por la infraestructura del barrio aristocrático, en térmi-nos de difusión de servicios públicos; no obstante, los perfiles sociales de la pobla-ción vieja y nueva no podían eludir un conflicto velado. De cualquier modo, se dejabamuy en claro que este sector de la ciudad no tenía nada que envidiar a cualquier otroparaje, en términos de la dotación de servicios, polo de atracción para los inversoresy los compradores, factores de valorización de la tierra en el fragor del remate.

Ejemplos de este tipo se multiplicaron en los meses siguientes; quizá merezcamencionarse la subasta que comprometía a los lotes de la llamada isleta.675 Se trataba,del territorio urbanizado entre los dos brazos del Saladillo, un terreno que alternativa-mente fue representado como jurisdicción de Rosario o de Villa Gobernador Gálvez,dependiendo cuál de los dos brazos del arroyo se considerase límite de la misma.676

También aquí en unos terrenos muy cercanos a Swift se vislumbra la oposición entreel espacio configurado alrededor de las relaciones sociales generadas por la élite y elfuturo espacio que la industria y los obreros construirían. El lugar se hallaba próximo,al mismo tiempo, a los baños y a las nuevas instalaciones del frigorífico, convivenciaque para 1924 no parecía problemática ni ofensiva. Los usos de estos terrenos podíanser de lo más diversos, abarcando desde la especulación hasta la construcción deviviendas, pasando por explotaciones comerciales que en general eran complementa-das por la habitación. Los años 1920s., también, señalaron el proceso de recuperacióndel centro por parte de las élites y el abandono de los suburbios. Los sectores popula-res fueron relocalizados lejos de las sedes del poder político, administrativo y comer-cial de la ciudad. Por el contrario, sus hogares debían aproximarse a los nuevos nudosde producción.677

“A 300 metros del frigorífico Swift 6 lotes en 61 mensualidadessin interés. Sobre la Avenida del Rosario y Avenida Diana caminoobligado a la importante industria a inaugurarse en breve. Próxi-mos a los grandes baños y del buffet-restaurante, al alumbradoeléctrico, tranvía, adoquinado, aguas corrientes y demás factoresde urbanización. El domingo 16 de noviembre a las 15 horas (3pm) frente al restaurante del Saladillo, sobre los mismos terrenos

675 Las delimitaciones del área eran los dos brazos del Arroyo, las vías del Ferrocarril a Puerto GeneralBelgrano, las calles Roma, Fausta y París. Los lotes se encontraban sobre Av. Diana y del Rosario. LaCapital 09/10/1924, incluye mapa del área.

676 Sobre estos conflictos puede consultarse ÁLVAREZ, Juan Historia de Rosario..., cit.677 RIGOTTI, Ana María Municipio y vivienda..., cit.

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en venta. Los terrenos de enorme e inmediato porvenir. Los másdisputados por su privilegiada posición. Excelentes para especu-lar, inmejorables para levantar una casita, magníficos para el es-tablecimiento de un negocio.” 678

Lentamente la presencia del frigorífico, colocada en primer término, ganaba pre-sencia frente a las instalaciones más antiguas. Esto es claro debido a que la multiplica-ción de los remates sólo se produce en vísperas de la construcción y la puesta enmarcha del Swift. Semejante obra fue la condición de posibilidad fundamental queabrió camino a la venta masiva de lotes y que, paralelamente, generó expectativas entorno al espacio y moldeó la configuración urbana de Saladillo a partir del estableci-miento de nuevos nodos, tales como un recinto industrial y las actividades gestadas asu alrededor.

Hacia principios de 1924, el funcionamiento de la planta ocasionó un primerinconveniente para los residentes del barrio. El mismo fue señalado en el Concejo porel incansable higienista Francisco C. Florentino, quien planteaba que el ambiente delbarrio en ciertas zonas se encontraba “...saturado de gases malolientes como conse-cuencia de las emanaciones insalubres que hacen nocivo el aire para la salud públi-ca...” 679 Este argumento prosperó en una solicitud al Departamento Ejecutivo paraque se investigasen las causas de la insalubridad del ambiente en el barrio, puesto quelas emanaciones de gases resultaban nocivas para la salud y generaban un ambientedesagradable en un lugar tan distinguido.680

Cuando este proyecto fue analizado por los ediles en el recinto, se declaró quepara los pobladores resultaban desconocidas las causas que originaban la degradacióndel ambiente del barrio, sin embargo los vecinos no ocultaban su incomodidad y fas-tidio. Algunos sostenían que las emanaciones pestilentes provenían del vaciadero debasuras, mientras otros eran de la opinión de que surgían de los desperdicios arroja-dos a las aguas del Saladillo por el frigorífico Swift.681 Esta problemática fue derivadaa la Administración Sanitaria que se encargó de dilucidar el origen de la contamina-ción ambiental.

Bajo el signo de una celeridad desusada en el Municipio, el Director de la Admi-nistración Sanitaria remitió una nota al Concejo pocos días después.682 No había du-das, la inspección arrojaba un solo resultado posible: la contaminación procedía delfrigorífico Swift, el cual aún no contaba con la totalidad de sus instalaciones en fun-cionamiento. Los problemas de la organización de la planta eran variados y fueron

678 La Capital 08/11/1924, p. 13. La cursiva pertenece al original.679 ET HCD abril 1925, f. 23. Minuta de comunicación para que se disponga la investigación sobre los

orígenes de la insalubridad del ambiente de Barrio Roque Saenz Peña.680 ET HCD abril 1925, f. 30.681 DS HCD 1925, pp. 90-91. Insalubridad del ambiente en el barrio Roque Saenz Peña, 03/04/1925.682 ET HCD agosto 1925, t. I, f. 417. La nota está fechada 15/04/1925.

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enunciados en esta comunicación detalladamente, ya que a su inadecuación para laeliminación de los desperdicios se atribuía la contaminación ambiental.

Los corrales, playa de matanza, lavaderos de carnes, cámaras frías, departamen-to de grasa, extracto de carne, etc. que componían el complejo empleaban a 1.100trabajadores, que faenaban alrededor de 1.500 animales a diario. Mientras que unacifra de obreros superior, alrededor de 2.000, estaban abocados a finalizar el edificio.La planta contaba con aguas corrientes y sistema privado de cloacas que desaguabanen el río.683 El Director de Salud Pública señaló que pese a encontrarse la ciencia encondiciones de minimizar los efectos de la industria sobre la higiene, aún tenía valorla frase de C. Freycinet “[l]a mayor parte de las industrias son insalubres” 684 Sinembargo, en el planteo del higienista no aparece una consideración más que tangencialde las problemáticas que la insalubridad del ambiente de trabajo deparaba a los pro-pios obreros de la planta, antes bien el diagnóstico y la propuesta eran ensayados parasolucionar las preocupaciones de quienes no compartían las agotadoras y cronométricasjornadas dentro de la fábrica.

Los problemas centrales y las proposiciones sobre los mismos se concentrabanen la eliminación de los vapores malolientes y en el desagüe de los propios detritus delos obreros y de la faena. Sobre el primer punto, se sugirió la adopción del método decondensación de vapores para evitar que las emanaciones insanas perjudicaran la lim-pieza del aire, para este tipo de tratamiento sobre el humo se requería la adquisición,por parte de las autoridades del frigorífico, de variados equipos especiales. Respectoal segundo punto, se argumentó que la proporción de letrinas por obrero no podía serinferior a 1 en 50, que aún era notablemente baja.685 La eliminación del agua de losretretes y la de las canaletas del procesamiento de carnes imponía un tratamientoprevio de depuración biológica, mediante tanques sépticos y filtros bacterianos. Am-bas precauciones, aumentar el número de letrinas por obreros y depurar las aguasresiduales, permitirían mejorar la calidad del agua y del aire.

Pese a la claridad del diagnóstico y de la propuesta, los problemas jurisdicciona-les y las garantías gubernamentales conspiraron contra posibles soluciones. La purifi-cación del ambiente de Saladillo fue postergada. En principio, la Municipalidad deRosario remitió las actuaciones acerca la insalubridad del barrio meridional de Rosa-rio a la Comisión de Fomento de Villa Gobernador Gálvez. Sin embargo, ésta nointervino en la problemática, alegando que la Ley Especial n° 1898 sometía todos losasuntos referidos a frigoríficos a la consideración del Poder Ejecutivo y que la infor-mación debía ser despachada para su estudio por parte del gobernador de la provin-cia.686

683 ET HCD agosto 1925, t. I, f. 418.684 ET HCD agosto 1925, t. I, f. 418.685 En las condiciones que se encontraba por entonces el Frigorífico Swift se hacían necesarios 22 urinarios

para los trabajadores de faenamiento y 40 para los empleados en la finalización del edificio.686 ET HCD mayo 1925, t. 2, f. 635.

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Bajo este argumento se ocultaban otras motivaciones. Las regalías que arrojabala actividad del frigorífico para el funcionamiento de la Comisión de Fomento, esti-madas en el 50 % de sus ingresos, convertían a esta última en un poder político inhábilpara imponer condiciones al establecimiento industrial. Era sabido que el P. E. Pro-vincial había otorgado enormes facilidades para la instalación del frigorífico y queéste en cierta mediada había sido recibido como un establecimiento que ocuparíamano de obra y abarataría la carne para el consumo. Por lo tanto, la solicitud delMunicipio de Rosario quedó sin tratamiento, también, en el ámbito político provin-cial. El poder del “trust yanqui” parecía incuestionable para las endebles políticasestatales de la provincia de Santa Fe.687

Los vecinos del barrio Saladillo debieron adaptarse a los desagradables aromastransportados por aires que sólo una década atrás habían merecido los calificativos devivificantes e higiénicos. Uno de los atractivos de Saladillo, de los encantos que loconvertían en sitio privilegiado de los deseos de la élite era ahogado a manos delprogreso industrial. Su peculiar amanzanamiento rectangular, que pretendía lotear sinterrenos remanentes y atraer a la estructura urbana los frescos aires del río y del arro-yo, jugaba ahora un rol desafortunado, al facilitar la rápida circulación de los hedoresproducidos por el frigorífico. Particularmente, las tardes en que se calcinaban loshuesos y el viento del Este arreciaba, los alrededores del barrio se tornaban práctica-mente irrespirables. La plaza destinada al ocio de selectos grupos sociales era malo-grada por razones ambientales.

Los efectos del frigorífico, incrustado al Este de la geografía aristocrática, no sedetuvieron en la mera contaminación ambiental. Ante la corrupción del ambiente que-daron impotentes los discursos higiénicos que se habían construido alrededor deSaladillo. La belleza del paisaje y el discreto encanto del suburbio parecían habersemarchitado definitivamente, entre la neblinosa sombra que exhalaba la matriz de lacarne. Las emanaciones fétidas, las informes volutas de humo y las rancias lloviznascondensaron la atmósfera del suburbio con una lobreguez imperturbable. No obstanteel barrio comenzó a ser animado por nuevos ritmos, el hormigueo permanente dedelantales blancos colmaba los mediodías, bajo la agotadora repetición de Sísifo, y elverano traía claridad a aquellos parajes, aunque los olores no siempre eran los adecua-dos ni la composición de las aguas la más límpida.688

Swift a los ojos de la élite resultó un factor contaminante en varios sentidos. A ladegradación del ambiente del barrio se amalgamó un proceso análogo que comprome-tía las calidades sociales de los habitantes. Los remates de la primera mitad de 1920,confluyeron en afincamientos definitivos en los años siguientes. Nuevos contingentes

687 ET HCD Complementario de Archivo, 1926, t. 1.688 Con respecto al problema de lo que podríamos denominar una “antropología de los sentidos” y en lo

que se refiere específicamente a la percepción de los olores ver: CORBIN, Alain El perfume o elmiasma. El olfato y el imaginario social. Siglos XVIII y XIX, FCE, México, 1987, 252 pp.

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migratorios llegaron a Rosario, una inmigración venida mayoritariamente de EuropaCentro-Oriental: lituanos, polacos, checoslovacos, griegos, yugoslavos, armenios,búlgaros, ucranianos, rusos y turcos. Estos nuevos pobladores tenían característicaspropias, en su mayoría no hablaban castellano, y además fueron moldeados en mu-chas actitudes por el tipo de labor en que se desempeñaron. Población europeo-orien-tal, arrojada por la Guerra, la revolución, el hambre y las disputas nacionales llegó alas costas Argentinas en los años 1920s. Junto a Brasil, nuestro país se convirtió enreceptor principal de estos inmigrantes. Los flujos de europeos orientales haciaSudamérica se incrementaron tras las cuotas impuestas por Estados Unidos en 1923-1924,689 anteriormente foco de inmigración para los naturales de Centro-Europa yEuropa-Oriental, donde también se empleaban en los frigoríficos de Chicago. Cabedestacar que en Rosario esto grupos llegaron desde 1917, formando asociaciones na-cionales específicas.690

La urbanización que conglomeró a estos trabajadores tan heterogéneos, equipa-rados en general por su descalificación laboral, desestructuraron los esquemas urbani-zadores de Saladillo. El barrio rompió fronteras al Sur, el frigorífico reconfiguró elespacio haciendo que Saladillo compartiera un mismo continum, sólo descompuestopor el ferrocarril, con Villa Gobernador Gálvez. La fisonomía de la nueva “urbaniza-ción” poseía características peculiares. Los loteos de 1927-29 dieron lugar a una for-mación comunitaria que se denominó alternativamente “Barrio Frigorífico”, “BarrioIndustria” y “Pueblo Nuevo”. La nomenclatura del espacio ponía en juego el origeneminentemente industrial de la aglomeración urbana, carente de cualquier suerte detrazado medianamente planificado. De materiales efímeros, azarosos e irregulares eranlas viviendas que componían esta urbanización caótica, que se oponía decididamentea la traza regular de la ciudad.691

El plano de este agrupamiento, levantado diez años después de su formación,muestra la confluencia de un trazado marcadamente irregular, efectuado sin ningúntipo de planificación ni regulación. La situación llega a tal punto que las manzanastienen bordes imprecisos, sus límites aparecen descritos por trazos de tinta esfumada.Las calles en ocasiones, además de ser extremadamente angostas, obligan al dibujantea doblegar la vigilancia sobre su pulso y trazar líneas caprichosas, exhibiendo una vezmás la falta de previsión y regulación que caracterizó la formación del barrio.692

689 Cfr. OATRNY, Josef “Algunos problemas del estudio de la emigración checa a América Latina”, enEstudios Migratorios Latinoamericanos, núm. 27, 1993; AVRAMON, Rumen “La emigración búlgaraen Argentina (1900-1940)”, en Estudios Migratorios Latinoamericanos, núm. 13, 1990.

690 El Centro Checoslovaco de Rosario se formó por asamblea el 20/07/1917. El aviso publicado endiario La Capital invitaba a todos los “checos y slovacos” a participar de la misma. La Capital 17/07/1917, p. 5.

691 Esta formación urbana fue fijada en su traza bajo la denominación de Pueblo Nuevo en 1939.692 MORAL, Fray Dionisio y SIMÓN, Omar A. Barrio Pueblo..., cit.

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El saneamiento de las líneas de edificación y la normalización de la traza fueronpreocupaciones tardías. En este caso, como en el de tantos distritos nacidos casi de lanada en las inmediaciones de establecimientos industriales, primero se produjo unaprecaria y semi-anárquica urbanización y luego sobrevino la inquietud por sus proble-mas. En particular, la Comisión de Fomento Villa Gobernador Gálvez y luego el Mu-nicipio se mostraron menos preocupados por los efectos urbanos y ambientales delFrigorífico Swift, que la propia prensa y los vecinos de la ciudad de Rosario,persistentemente alarmados por los dudosos progresos que se desprendían de la nuevavida fabril.

Este tipo de mirada sobre Pueblo Nuevo se proyectó desde la tribuna de LaCapital. Durante el transcurso de 1929 y, al menos, hasta los primeros años 1930s., sereiteró la inquietud por la moralidad del nuevo agrupamiento. Esta población debíaser controlada por su peculiaridad, sus crímenes vinculados a la explotación delenocinios,693 su proximidad a Rosario y sus aires levantiscos.

“Pueblo Nuevo es un barrio que tiene las características de unrincón minero australiano o canadiense, de esos con los que noshan familiarizado el cinematógrafo. Formado de una manera im-provisada, a raíz del funcionamiento del Frigorífico Swift inme-diatamente se pobló con unas 2.000 personas de ambos sexos quehablan todo género de idiomas y dialectos [...] al mes de existirPueblo Nuevo fue necesario establecer un destacamento de poli-cía con 30 hombres, lujo del que no disfrutan barrios antiquísimosde la ciudad.” 694

Otro de los problemas ocasionados por este agrupamiento suburbano se ligabaal servicio de aguas corrientes y cloacas que concurrían a la higiene de su población.Los habitantes, durante los primeros años, debían comprar el agua a particulares. Sóloen 1929 se inició el suministro gratuito a cargo de la Comuna de Villa GobernadorGálvez. Pueblo Nuevo contaba con 2.000 habitantes y por su veloz aparición, su tra-zado, edificación, falta de higiene, población hacinada y heterogénea se constituía, alos ojos de los periodistas, en un centro de infección.695 La purulencia emergía atrozen medio de una ciudad pujante y con pretendidos visos de modernidad, las fibras delantiguo higienismo decimonónico parecían gozar de excelente salud.

693 A este tipo de actividad acudían en calidad de clientes los conscriptos que servían en el Regimiento11, General Las Heras ubicado al norte del Saladillo. La Capital 05/02/1929. En 1931 esta situaciónse prolongaba, instando a un llamado de atención sobre el funcionamiento de los burdeles frente a laentrada del frigorífico “...por donde todos los días pasan centenares de obreras que trabajan en elestablecimiento [...] constituyendo un espectáculo lamentable para las familias.” La Capital 25/03/1931.

694 “La moralidad en los suburbios. Pueblo Nuevo”, La Capital 23/01/1929, p. 10, la cursiva me pertenece.695 La Capital 02/02/1930.

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La postergación del servicio de aguas corrientes se prolongó hasta la década de1940, al igual que las primeras pavimentaciones y otras medidas de índole semejante.El Club Náutico de Rosario solicitó en 1934 la colocación de una boca de expendio deagua corriente en las inmediaciones de la isleta.696 Una aglomeración que se habíagenerado en los tiempos de la crisis de 1929 y cuyas características habitacionaleseran extremadamente precarias.

“Nos impulsa a formular este pedido el ingrato espectáculo quepresenciamos diariamente, de mujeres y criaturas, las que llevan-do sendos recipientes van a nutrirse de agua para el consumo en elrío Paraná, debiendo recorrer bajo cualquier inclemencia del tiem-po, más de 400 metros, lo que constituye un verdadero sacrificio,para obtener al fin agua sucia, por cuanto deben recogerla en laorilla misma del río, sin filtrar y contaminando por la proximidadde las bocas de servicios de desagües cloacales de la ciudad loque representa un peligro para la salud de los que se ven obliga-dos a usarla [...] la intención es mejorar la afligente situación deese numeroso núcleo de más de cien familias, formadas en su to-talidad de gente obrera que debido a circunstancias especiales seven obligadas a vivir en humildes ranchos, privados de un ele-mento tan indispensable como el agua.” 697

Los argumentos desinteresados del Club Náutico, sensibilizado por la situaciónde crisis, no hicieron mella en la Compañía de Aguas Corrientes que implacable si-guió un criterio ajustado sólo a la maximización de las ganancias. En definitiva, laextensión del servicio de aguas corrientes a esta zona era a juicio de la empresa im-practicable, debido a que la población se hallaba demasiado lejos de su red. Además,el servicio sería gratuito, lo cual no permitiría recuperar la inversión en la prolonga-ción de las cañerías y, por último, la población allí afincada era a su criterio demasia-do escasa e irrelevante como para ameritar gestión alguna.698

A pesar de las dificultades inscriptas en el galimatías de lenguas, pese o graciasa los problemas de urbanización, a las vidas miserables y a la explotación combinadadel monitor y del cronómetro, de las norias y las cámaras frías, los obreros de laindustria frigorífica lograron formar agrupaciones para resistir a las formas de organi-zación y condiciones de trabajo imperantes en el frigorífico. Durante 1925, en el pri-mer año de funcionamiento de la planta, se iniciaron los conflictos que alumbraron ala Sociedad de Resistencia de Obreros y Obreras del Swift, que anudaba un conglo-

696 Próxima al primer paso a nivel del Ferrocarril a Puerto General Belgrano.697 ET HCD Prescripción Reglamentaria, septiembre, 1939, t. IV, f. 6263. La nota se halla fechada en 08/

06/1934.698 ET HCD Prescripción Reglamentaria, septiembre, 1939, t. IV, f. 6266.

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merado ideológico diverso: anarquistas, socialistas, sindicalistas y comunistas. En elmes de octubre de 1928, año en que la conflictividad social en Rosario resultó particu-larmente significativa, se formó, al calor de la actividad huelguística, el sindicato deobreros de la carne, dirigido por el Partido Comunista. Este sindicato compitió, en losprimeros años 1930, con la Sociedad de Resistencia, suplantándola definitivamente amediados de la década. La base de apoyo del primer Sindicato de la Carne estaba enlos inmigrantes provenientes de Europa del Este, a ellos, desde mediados de 1929, sededicaron una serie de conferencias dictadas en diversos idiomas.699

En 1930, el Sindicato llevó adelante una huelga para imponer a la patronal unpetitorio en el cual constaban como puntos más relevantes la jornada de 8 horas, elpago de horas extras, aumento de salarios, igual trabajo igual salario sin diferencia desexo y edad, regulación del trabajo de los menores, pago por accidentes de trabajo,instalación de una sala de primeros auxilios en el frigorífico, aumento del número y delas comodidades de los cuartos de baños, abolición del trabajo a destajo, descanso de15 minutos cada dos horas, paga doble por trabajo domingos y feriados, reconoci-miento del sindicato, licencia paga por embarazo y enfermedad, anulación de los des-pidos sin justificación y vacaciones anuales con goce de sueldo de 15 a 30 días.700

La huelga que se desarrolló para imponer los puntos de este petitorio, eminente-mente reformista, produjo serios altercados con la policía. A fin de controlar los pros-tíbulos y reprimir las movilizaciones obreras se había establecido aquel extraño régi-men del lujo en Pueblo Nuevo, al que aludían los redactores de La Capital. Semejantesistema de privilegio no consistía en otra cosa que en un nutrido destacamento poli-cial. Esta incongruente prerrogativa que detentaba la zona fue sufrida por los obrerosque se movilizaron a principios de 1930. Las “fuerzas del orden”, lejos de las actitu-des que dos años antes sostuviera Ricardo Caballero,701 cargaron contra 1.000 mani-festantes que se hallaban en el piquete desarrollado en la puerta del frigorífico, dejan-do a varios de ellos lesionados.702

Evidentemente, estas páginas resultan completamente ajenas a la apacible vidade la élite que ocupó las primeras partes del presente estudio. El mundo de la carnehabía constituido un nuevo espacio: las relaciones sociales generaron configuracionesde sentido inéditas y el espacio pasaba a estar dominado por una identidad fraguada,

699 El petitorio de huelga fue redactado en la Sociedad Búlgara de Barrio Saladillo. La Capital 30/01/1930.

700 La Capital 30/01/1930.701 MONSERRAT, María Alejandra “La cuestión social y el radicalismo en el pensamiento de Ricardo

Caballero”, en VII Jornadas Inter-Escuelas Departamentos de Historia, Neuquén, 1999.702 Como habitualmente en estos casos, fuentes policiales señalaron que los manifestantes no pasaban de

ser “100 agitadores” a los que se habían sumado obreros desocupados, que abundaban en 1930. Lafuente omite que esos obreros habían sido despedidos del frigorífico pocos días atrás, frente a lasolicitud de reconocimiento del petitorio y el sindicato. Sin embargo, es cierto que la Sociedad deResistencia no participó de la huelga, probablemente por hallarse en competencia con el sindicato ohaber planteado una nueva relación con la patronal. La Capital 30/01/1930.

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ya no por las prácticas del savoir vivre, sino por la labor rutinaria y repetitiva que elfrigorífico estadounidense aportaba a Saladillo, en tanto vanguardia de la organiza-ción taylorista del trabajo en Argentina.703

Mataderos y Frigoríficos, la carne nace del Sur

“Algunos barrios varían de aspecto en una tempo-rada: Me ausento por una semana, me dijo una se-ñora, y al volver a mi casa no reconozco ya micalle.”

Paul Morand704

La instalación del Frigorífico Swift, los Nuevos Mataderos y sus urbanizaciones ale-dañas reconfiguraron el espacio. El Sur de Rosario se erigió en el principal núcleoproductor de carne de la ciudad. A nivel del imaginario social el mundo de la carneconfigurado en los años 1930s. siempre habría estado allí. Poderosos discursos quetienden a inmovilizar a quienes pretenden mirar hacia atrás, como la retórica peronista,operaron tenazmente para imprimir esta visión en las conciencias de los rosarinos. Elsindicato de la Carne, según esta versión oficial, no existió antes de su reconocimientopor parte del Secretario de Trabajo y Previsión, representante del gobierno del Gene-ral Farrell. Es decir, no hubo agrupaciones obreras de ninguna especie hasta que seformó el Sindicato de Obreros de la Carne y tal cosa fue una obra conjunta de Perón yde los obreros. En términos más generales, Saladillo no fue nada, o mejor fue unpáramo antes de que se levantara la planta Swift.705 Pero esta imagen, como cualquierotra, cuenta con un pasado y es, ante todo, el efecto de una construcción histórica.Aquí sólo trataré una de las aristas materiales de su gestación, siguiendo el hilo delcapítulo, colocado en los vínculos y las comunicaciones.

703 Cfr. PALACIOS, Alfredo La fatiga y sus procesos sociales, Calridad, Buenos Aires, 1944; LOBATO,Mirta Zaida “Organización racionalidad y eficiencia en la organización del trabajo en la Argentina: elsueño de la americanización y su difusión en la literatura y la prensa”, Trabajo presentado enAmericanización: aspectos culturales, económicos y tecnológicos de la transferencia de un modelo.Los Estados Unidos y América Latina en el siglo XX, Conferencia regional preparatoria de la sesiónplenaria 41 “Americanisation: Cultural Transfers in Economic Sphere in the 20 th Century. Economicand Technological Aspects in Developed and Developing Countries”, del XIII Congreso Internacionalde Historia Económica de la International Economic History Association, Buenos Aires, 2002;LOBATO, Mirta Zaida El ‘taylorismo’ en la gran industria exportadora argentina, Buenos Aires,CEAL, 1989; LOBATO, Mirta Zaida La vida en las fábricas..., cit.

704 MORAND, Paul Nueva York, p. 260. Citado por LO VALVO, José Urbanismo..., cit. p. 21.705 Entrevista a Alberto Molinelli, ex-obrero empleado del Swift, llegado desde Ramallo en 1944 a causa

de una sequía en el campo. Ver “Capitel en Barrio Saladillo”, La Capital 18/08/1996.

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Este proceso de reconfiguración del sentido espacial de Saladillo fue completa-do, desde el punto de vista urbanístico, a partir del aislamiento registrado en el barriocon relación al resto de la trama urbana de Rosario. Esta situación se produjo median-te la inutilización de arterias claves, provocada por las negligencias de las interven-ciones acarreadas por el golpe de 1930 y por la inestable relación entre la Municipa-lidad y las Empresas de Servicios Públicos, inaugurada por la coyuntura de crisis.706

El 19 de octubre de 1909, se había planteado la apertura de calle San Martín y suconversión en una arteria con salida hacia el Sur. Algunos años después, los conceja-les Godofredo Copello, Rafael Benzuley y José Della Cella fueron comisionados paragestionar contratos ad-referendum, a fin de llevar a cabo las expropiaciones pertinen-tes.707 Anteriormente a estos sucesos el tranway a Saladillo llegaba al barrio por estavía desviándose en su intersección con Avenida Arijón. San Martín ha sido y es hoydía una de las calles que más variantes presenta en su recorrido a lo largo de la ciudad:peatonal, calle de dirección única, avenida sin canteros, avenida con camino central,etc. La configuración actual que asume San Martín obedece, sobre todo en su últimotramo orientado hacia al sur, a las actuaciones del gobierno presidido por el comisio-nado de la intervención de septiembre de 1930: Dr. Alejandro Carrasco.

En 1930 el comisionado Carrasco consideró conveniente recuperar las grandesavenidas del Sur, crear agradables panoramas y amplias vías higiénicas para la circu-lación del aire, y porque no, también, de las fuerzas de represión. A tal fin decidióconcretar un gran camino central en la Avenida San Martín, reajustando la ordenanzade pavimentación número 38 de 1929. Se estipulaba el reemplazo de los rieles deltranvía por una pasarela con cantero central. Por lo tanto, la compañía de tranvíaseléctricos debería correr los rieles a cada uno de los lados de la arteria. En teoría, nose afectaba la comunicación del transporte urbano en la zona, al mismo tiempo, sevalorizaban los terrenos con frente sobre la avenida, y se creaba una vía higiénica,agradable y segura.

Sin embargo, con la irrupción de la crisis, la Empresa de Tranvías Eléctricos deRosario comenzó a tensar la cuerda, resistiéndose a invertir en estas modificacionesque en nada mejorarían su recaudación. La oposición fue tan tenaz que el Intendente,en un rapto de autoridad, propio de su gestión impulsada por una miríada de decre-

706 En su mayoría las empresas concesionarias de servicios públicos se resistieron, luego de 1930, acumplir completamente sus contratos. Cualquier ampliación de servicios o prestaciones adicionalesno podían generar divisas con velocidad y las garantías que ofrecía el Municipio no eran suficientespara el capital privado. Estas actitudes y el ingreso de la representación socialista y comunista en elConcejo, a partir de la vigencia de la ley de escrutinio proporcional con representación de las minoríasde 1927, completada por la aparición del movimiento vecinalista que ganó dos escaños en 1932 ycuatro convencionales constituyentes para la reforma del año siguiente, produjeron desavenenciasimportantes entre el Municipio y las concesionarias.

707 ET HCD junio-julio 1912, f. 80. Comunicación fechada 27/03/1912.

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tos,708 decidió sepultar los rieles del tranvía, y cual si aquéllos nunca hubiesen existidoprocedió a la pavimentación de Avenida San Martín.709 En donde otrora transitara eltranvía, para comienzos de los años 1930s., se emplazó un cantero de cautelosa belle-za y que sólo permitía la circulación peatonal, en parajes cuyo alejamiento del centroimponía medios de locomoción diferentes. La ausencia de otras calles pavimentadascon rumbo al Sur sobrecargó el tráfico en Avenida San Martín, hecho que se agravó aconsecuencia de la división de la misma en dos fajas asfálticas y la pérdida de espacioque el emplazamiento del cantero central representaba para la circulación vehicular.

Saladillo, servido desde 1888 por el tranway a caballo, quedaba fuera del alcan-ce del transporte público. Sólo la línea “L” del sistema de colectivos llegaba a laconfluencia de Avenida Arijón y San Martín.710 También la línea “M” se dirigía haciael sur, pero sus servicios eran algo intermitentes. En 1934, los vecinos del Saladillopeticionaron por el restablecimiento de la línea 8 de tranvías, debido al aislamientoque sufría la zona con respecto a todo el Municipio. Del mismo modo, se presentaronproyectos para la ampliación de la línea 11, que conducía al Matadero.

Es notable la merma de la afluencia de transportes a la zona que ocasionó lamedida de Carrasco. En la década de 1920, Saladillo contaba con un servicio de óm-nibus particular (1924) y además con dos líneas de tranvías: la clásica n° 8 (1888tracción a sangre-1908 tracción eléctrica), que llegaba hasta los baños, y la n° 8 bis(1924), que se adentraba en la vecina Villa Gobernador Gálvez. El barrio se encontra-ba mejor servido cuando su población y edificación eran menos nutridas, aunque másdistinguidas.711 Los pedidos de ampliación de los recorridos del tranvía que llegaban aSaladillo se multiplicaron712 y fueron presentados por la Sociedad Vecinal BarrioSaladillo. Esta sociedad emergió en 1932, al calor del conflicto por el cobro de las

708 Ver Compendio de Diegestos municipal publicado en el año 1931, publicado durante la intendenciadel Dr. Alejandro Carrasco, Talleres Pomponio, Rosario, 1932. El asunto de la Vivienda del Trabajador,la rescisión del contrato con Rossi e Hijo se produce en esta coyuntura por un acuerdo del comisionadoy la empresa bajo cuerda. Cfr. RIGOTTI, Ana María Municipio y vivienda..., cit. Los acuerdos con laSER en este período son particularmente alarmantes Cfr. VARÓN, Manuel El servicio público deelectricidad en Rosario..., cit. De la misma suerte los negocios sobre la pavimentación se cumplen acualquier precio Cfr. BODETTO, Francisco El negocio de los pavimentos al descubierto..., cit. Aunquecierto es que las negociaciones con la Empresa de Travías Electricos de Rosario se había complicadocada vez más en la administración de Fermín Lejarza, sucesor de Alejandro Carrasco. Finalmente, en1932, el intendente demoprogresista Esteban Morcillo municipalizó el servicio apareciendo la EmpresaMixta Municipal de Transporte, absorbida completamente por el ente municipal el 1 de enero de1933. Cfr. Memoria de la Labor Desarrollada en el período 1932, elevada al HCD por el IntendenteMunicipal Don Esteban Morcillo, Rosario, 1933.

709 La decisión del Intendente fue firmada precisamente el 07/10/1930 ET HCD PrescripciónReglamentaria, Septiembre, 1939, t. II, f. 5871.

710 ET HCD enero-febrero-marzo 1930, f. 424.711 ET HCD Prescripción Reglamentaria, septiembre, 1939, f. 5896.712 Una de las solicitudes incluía una vía alternativa a la diseñada por San Martín para el recorrido:

“Entrada por Ayolas, tomando la circunvalación existente en Ayolas y San Martín, podría tomar los

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cuotas correspondientes a los lotes comprados en la zona y cuyo precio se ajustaba ala escalada inflacionaria de la crisis.713 Este grupo vecinal714 peticionaba por el sanea-miento del servicio de transporte en Saladillo, puntualizando las dificultades de tras-lado de la población residente.

“La supresión de la línea 8 y más tarde la municipalización de losmedios de transportes colectivos ha traído por resultado la esca-sez de los mismos a los barrios del Sud; y por lo tanto al haber taldeficiencia, muchas familias que debido a las facilidades que deltransporte existían años atrás, habían comprado lotes de terrenospara construir sus casitas, con el deliberado propósito de poderliberarse de los altos alquileres que rigen al centro urbano, y estasconstrucciones se efectúan a costa de grandes sacrificios, y vensehoy obligados a vender a precios irrisorios, dada la valorizaciónde la propiedad, o alquilar si es que encuentran inquilinos que lasarrienden, con el de irse a vivir a otra parte, donde existan mediosde comunicación que les haga más fácil el poder concurrir a susocupaciones u empleos [...] estas emigraciones han traído comoconsecuencia el estancamiento de estos barrios, con los perjuiciospara todos en general.” 715

Uno de los efectos más notables de este proceso de retracción del transporte deSaladillo fue el éxodo de muchas familias, que confirmó en cierta medida una tipologíabarrial más cerrada, concentrada en aquellos pobladores que no tenían necesidad al-guna de trasladarse hasta el centro y que podían pasar sus días en las inmediaciones,debido fundamentalmente a que trabajaban en el frigorífico Swift o en los MataderosMunicipales. Los nuevos pobladores del barrio experimentaron la proximidad de suresidencia respecto a su lugar de trabajo y, al mismo tiempo, estaban peor comunica-

rieles por Buenos Aires hasta Arijón y volviendo por Av. del Lucero [antigua Av. del Rosario sunombre fue modificado en 1929].”

713 ET HCD marzo 1932, f. 587.714 Esta Asociación conformaba un movimiento que confluyó en la formación de varios partidos políticos,

entre los que se contaba el Liberación de Manuel Varón, que se presentaron en las elecciones deconvencionales para la Reforma de la Constitución Provincial en 1932. Cfr. ARMIDA, Marisa yPRÍNCIPE, Valeria La convención constituyente rosarina de 1933. Un debate de ideas en el marcode una constitución aplicada a destiempo, Seminario Regional, FHyA, UNR, Rosario, 1999;FERNÁNDEZ, Sandra y ARMIDA, Marisa “Una ciudad en transición y crisis (1930-1943)”, en PLÁ,Alberto Jorge (Comp.) Rosario en la Historia (de 1930 a nuestros días), t. I, UNR Editora, Rosario,2000, pp. 33-34.

715 ET HCD Prescripción Reglamentaria, septiembre, 1939, f. 5896. Comunicación de los vecinos delBarrio Roque Saenz Peña sobre la transformación de los transportes. Fechada 06/06/1934.

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dos con el centro; la conciencia identitaria comenzaba a transitar los rigores de laexplotación en las faenas de la carne y las cámaras frías.716

Frente a las reiteradas solicitudes para ampliar el recorrido de los tranvías. LaMunicipalidad halló no pocas dificultades para extender las vías por otra arteria queno fuera San Martín, debido a la escasez de calles pavimentadas en el área. En conse-cuencia, el Departamento de Obras Públicas se pronunció a favor de la destruccióndel cantero central, que permitiría volver trazar por allí los soportes del tranvía.717

La opinión del Departamento de Obras Públicas se oponía a la del Centro laPropiedad, agrupación de propietarios y especuladores inmobiliarios. Los miembrosdel Centro argumentaron que eliminar el cantero central provocaría un afeamiento dela zona, la estética dimanada de la perspectiva inscripta en los jardines sería reempla-zada por el desagradable espectáculo de columnas de metal, y el cielo se cubriría deabyectos cables.718 Evidentemente, los puntos de vista que se expresan aquí estabanvinculados a la valorización de los terrenos en función de las instalaciones estéticas.Sobre todo de la zona que se encontraba cercana al Norte de la Avenida Uriburu y queno sería perjudicada por la escasez de transporte.

Años atrás, vecinos del Barrio Calzada [Tablada, Viejos Mataderos] propusie-ron un proyecto alternativo. La vida entera de estos hombres había transcurrido en losmataderos, luego de 1932 necesitaron trasladarse hacia el Sur, con dirección al nuevoestablecimiento de matanza. Hacia comienzos de la década de 1930, ya habían solici-tado a Carrasco la ampliación de la línea 11 del tranvía y el Comisionado había acep-tado; dos años después el asunto había prescrito, siendo archivado.719 Los vecinosreiteraron la solicitud en octubre de 1934, expresando la urgente necesidad que exis-tía para comunicar los Nuevos Mataderos, Saladillo y el Frigorífico Swift. Los habi-tantes de estas zonas;

“...en su mayoría obreros, del Barrio Calzada, Ferrocarril PuertoGeneral Belgrano, Mataderos tienen que recorrer de 10 a 30 cua-dras para llegar a ómnibus a la calle San Martín o al Swift o Ma-taderos a trabajar para ganar el pan para sus hijos” 720

A este proyecto de prolongación de la línea 11 se oponían los vecinos que aúnquedaban del antiguo barrio Saladillo, quienes habían presenciado sus años gloriosos

716 Es sabido que ha sido frecuentemente planeado el axioma que vincula a una clase obrera con concienciade sí misma y a la proximidad del lugar de residencia y el lugar de trabajo. Para una revisión crítica dealgunos de estos planteos ver: OYON BAÑALES, José Luis “Historia urbana e historia obrera:reflexiones sobre la vida obrera y su inscripción en el espacio urbano, 1900-1950”, en VII Seminariode História da cidade e do urbanismo, Lisboa, 2001.

717 Prescripción Reglamentaria, septiembre 1939, t. II, f. 5896.718 ET HCD Prescripción Reglamentaria, septiembre, 1934, f. 5919.719 ET HCD Prescripción Reglamentaria, septiembre, 1934, f. 5902.720 ET HCD Prescripción Reglamentaria, septiembre, 1939, t. II, f. 5902.

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y aún vivían allí en contacto fluido con el centro, extraños a los ritmos de la produc-ción cárnica. Estos residentes sufrían las dificultades del viaje al centro, un periplolargo, con un servicio de ómnibus extremadamente irregular. La ampliación del servi-cio de la línea 11 aparecía demasiado conectada a los Nuevos Mataderos y al Swift,excesivamente recostada sobre el Este de la urbanización. Estos vecinos exhortaban ala reposición de la línea n° 8, afincada sobre calle San Martín, mediando la supresiónde los canteros centrales.721

Poco éxito tuvieron los pobladores que buscaron reinstaurar la conexión entreSaladillo y el centro de la ciudad, la orientación del espacio había cambiado y por lotanto también sus redes de comunicaciones. Rápidamente, en noviembre de 1934 sehizo lugar al pedido de los vecinos del barrio Calzada. El Concejo solicitó a la Empre-sa Mixta Municipal de Transporte la ampliación de las vías de la línea 11, desde losviejos mataderos por Berutti hasta Lamadrid, Caseros y Av. Lucero. El frigoríficoSwift colaboró para llevar adelante el proyecto que dependía de los poderes públicos,demostrando su interés por este medio de transporte, que jugaba un rol primordialpara la llegada de trabajadores a su planta.722

Hacia los primeros años 1940, se proyectaba un puente de hormigón armado queuniría Avenida Lucero, antigua Avenida del Rosario, con el Frigorífico Swift. La es-tructura del mismo sería costosa, en tanto se proyectaba que la línea 11 de tranvíapudiera conducir a los obreros hasta la entrada del frigorífico. La empresa Swift fueinvitada por la Municipalidad a colaborar en la obra. Treinta años antes se planteabaun problema semejante con el puente de hormigón armado que Rafael María Gutiérrezintentaba construir sobre el Saladillo, para vincular a través del nuevo tranvía eléctri-co, la Av. del Rosario y los Baños. Los centros de atracción de las comunicaciones sehabían desplazado, su ubicación estaba cada vez más hacia el Este, pero la configura-ción de sentido que congregaban a su alrededor distaba de ser homóloga.

Los fijos y flujos productivos del Oeste de Saladillo, que complementaban lasinstalaciones pergeñadas para el solaz de la élite, perdían terreno a manos de nuevasurbanizaciones.723 Entretanto, novedosas actividades productivas ganaban las riberasdel río Paraná y el Norte de las primeras secciones del barrio —especialmente calleLamadrid. Las urbanizaciones y fastuosas construcciones, que se llevaron a cabo en-tre 1906 y 1920, quedaron aprisionadas entre barrios populares e industrias insalu-bres. La causante de esa urbanización, del equipamiento del territorio, de la creaciónde numerosas funciones urbanas y del afincamiento de pobladores, la Sociedad Anó-

721 ET HCD Prescripción Reglamentaria, septiembre 1939, t. II, fs. 5921-5954-5926. El perfil social deeste grupo de vecinos se deduce del lenguaje utilizado en su comunicación y la inclusión de fotografíasde varias capitales europeas, en particular Londres, donde el servicio de tranvías atraviesa el centro dela calzada.

722 ET HCD Noviembre 1934, t. 1, minuta de comunicación fechada 26/10/1934.723 Barrio Tiro Suizo y “Las Delicias”.

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Ilustración 34 — Tranvías Rosario 1941

nima “El Saladillo”, desapareció a fines de la década de 1930, junto con aquelloshombres de negocios que habían adquirido de sus manos lotes y mansiones en laprimera década del siglo. El barrio obrero había nacido alrededor de la gran torre delfrigorífico: hacia el Norte, las instalaciones de los Nuevos Mataderos delimitaban unnuevo espacio, peculiar y recostado sobre sí mismo.

Esta imagen pertenece al sitio de la ASOCIACIÓN ROSARINA DE AMIGOS DEL RIELHistoria de tranviaria de Rosario, URL: http://www.arar.org.ar/CT_HTTV.html

y el gráfico ha sido realizado por Carlos A. Fernández en 1999

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Ilustración 35 — Proyecto de Retrazado de la línea 8 de Tranvía a Saladillo1934

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CONCLUSIONES

En las páginas anteriores se ha propuesto un recorrido a través de algunas expli-caciones posibles, sobre las formas que revistió el proceso de reconfiguraciónde un espacio a partir de un conglomerado de circunstancias, proyectos y alter-

nativas, que esbozan un pasado móvil y abierto. A tales fines, se ha utilizado unaperiodización flexible, cuyos puntos extremos serían 1870-1940 —si bien correspon-de reconocer que no se acudió al siglo XIX con la misma fuerza que al siglo XX. Estaconsideración del proceso, a lo largo de un período relativamente prolongado, hadado lugar a la observación de un complejo que se desarrolló en un territorio concretoy que generó un espacio de características cambiantes, cuyos límites también resultan,tras la investigación, difusos y versátiles, a consecuencia de que estas demarcacionesson colocadas por los agentes que las construyen y reconstruyen permanentemente.

Se ha intentado con las fuentes disponibles construir una historia minuciosa ydetallada, que permitiera reconocer algunas claves para explicar el proceso de cons-trucción y transformación de un espacio, el cual no puede estudiarse como una meratransición verificada en el plazo de una década. Antes bien, se ha trabajado sobre unargumento que intenta restituir la complejidad de la metamorfosis de un barrio aristo-crático, dedicado al solaz de la élite, que se convirtió en un distrito industrial consa-grado a la elaboración de productos cárnicos. Para lograr comprender este proceso,fue menester partir de las etapas formativas, y atender a la sobreimpresión de formasde organización diversas en un mismo territorio. De este modo se privilegió la cons-trucción de un argumento alternativo al que establece el sentido común, por una parte,que Saladillo fue desde siempre un barrio obrero y por añadidura peronista. Del mis-mo modo, se ha tratado de desmontar la ficción propagada por el Estado Municipal,que ha matrizado el rol del Sur de Rosario, como una unidad homogénea vinculada ala producción de la carne y a las industrias insalubres.

Si bien el análisis no aborda el período peronista, muestra en primer lugar que laconfiguración espacial del Sur de Rosario, estuvo marcada profundamente por lasrelaciones sociales y las actividades económicas que se desarrollaron en su seno, yque éstas no siempre revistieron características idénticas ni apuntaron hacia un mismoobjetivo. Por lo tanto, las identidades emergentes fueron diversas e inestables. Ade-más se demuestra que la supuesta homogeneidad del Sur de Rosario es una invenciónde las ordenanzas municipales; labor iniciada en la década de 1860, interrumpida apartir de 1880 y prolongada en 1920-30. Esta secuencia responde a los proyectos dela élite sobre la segregación urbana, al carácter intensivo del fenómeno inmigratorio ya la masificación de la sociedad rosarina. Los sectores hegemónicos no consiguieroncontrolar los dos últimos procesos y sus derivaciones, a ellos le opusieron primero

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respuestas adaptativas y luego infructuosos ensayos de regulación y represión. El re-corrido que propone este trabajo muestra que las relaciones sociales y los planes queanimaban a Saladillo, eran mucho más variados y complejos, y que la operación derotular taxativamente al barrio en su período inicial o en una etapa posterior, sólocontribuiría a ocultar la mencionada complejidad y anular el carácter contradictoriodel proceso.

En síntesis, a lo largo de esta investigación se ha pretendido analizar, de la ma-nera más pluridimensional posible, las lógicas solapadas, contiguas e imbricadas quese han dado cita en juegos de fuerza variables, orientados a dar forma a un espacioconstruido por una diversidad de agentes (miembros de la élite, compañías de servi-cios públicos, publicistas, técnicos de la construcción, empresas inmobiliarias, traba-jadores, fábricas extranjeras, funcionarios del municipio, corporaciones locales, pe-riódicos, etc.). El efecto de la interacción de estas agencias ha sido el proceso deconstrucción material y simbólica de Saladillo, un espacio cuyos contornos sociales yculturales se muestran particularmente móviles, y cuya definición y apropiación en elcorazón de la ciudad, se ofrece con una marca de persistente inestabilidad durante elperíodo analizado.

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