Del Socialismo Utopico Al Anarquismo - Felix Garcia Moriyon

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  • DEL SOCIALISMO UTPICOAL ANARQUISMO

  • FLIX GARCA MORIYN

    DEL SOCIALISMOUTPICO AL

    ANARQUISMO

  • DEL SOCIALISMO UTPICO AL ANARQUISMO / 7

    ISBN: 9XXXX-XX-X

    La reproduccin de este libro, a travs de mediospticos, electrnicos, qumicos, fotogrficos o de foto-copias est permitida y alentada por los editores.

    Queda hecho el depsito que marca la ley 11.723

    Impreso en Argentina / Printed in Argentina

    Garca Moriyn, FlixDel socialismo utpico al anarquismo - 1a.

    ed. - La Plata: Terramar, Buenos Aires, 2008.XXX p.; 20x12,5 cm. (Utopa Libertaria)

    ISBN 987-XXXX-XX-X

    1. Anarquismo-Ideologa Poltica. I. Ttulo

    CDD xxx.57

    INTRODUCCIN

    No cabe la menor duda de que el anarquismo es un movi-miento que no ha gozado de buena prensa; es ms, se puededecir que ha sido uno de los movimientos sociales peor trata-dos por los historiadores, tanto oficiales como aficionados, quehan acuado una serie de tpicos carentes de fundamento. Enparte, esta costumbre comienza ya cuando en 1901 el presi-dente Theodore Roosevelt resume la reputacin de losanarquistas afirmando: El anarquismo es un crimen contra laHumanidad y todos los hombres deberan formar un frentecomn contra los anarquistas. Roosevelt suceda en la presi-dencia a Mac Kinley, asesinado por Len Czolgosz.

    ste haba actuado en solitario, pero el hecho de haber asis-tido a una conferencia de Emma Goldman fue suficiente paraque la polica considerara que obedeca a una conspiracinanarquista. Siguiendo el famoso precepto de calumnia, quealgo queda, no fue suficiente el que un tribunal de justiciaamericano considerase que la ejecucin de Spies y sus compa-eros por los sucesos de Chicago estuvo motivada por prejui-cios ideolgicos, y no por pruebas que demostraran la implica-cin de los condenados en actos de violencia. La imagen delanarquista como persona siniestra, enemigo de todos los valo-res humanos y portador de bombas que arrojara indiscrimi-nadamente a una sociedad indefensa, ha pasado a la posteri-dad, potenciada adems por algunas novelas como la de JosephConrad, El agente secreto, o la de Henry James, La princesaCasamassima.

    Resulta tambin bastante curioso el comprobar que el des-prestigio del anarquismo no procede solamente de las fuerzassociales ms conservadoras, sino tambin de otros grupos deizquierda, en concreto los del campo marxista. El enfrentamien-to entre ambas corrientes del socialismo procede ya de la I In-ternacional, pero adquiere especial virulencia a partir del triunfode la revolucin bolchevique en Rusia. Los ataques dirigidospor los grandes tericos marxistas o sus grandes lderes, como

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    Lenin, Stalin o Plejanov, son, sin duda, muy duros, culminan-do, a modo de ejemplo, en la definicin que del anarquismoofrece el Diccionario de Filosofa editado en la Repblica De-mocrtica Alemana, todo un ejemplo de deformacin groserae intencionada de la verdad histrica. Agrava en este caso lasituacin el hecho de que los conflictos con el anarquismo noslo se quedaron en ataques tericos, sino que tambin se evi-denciaron en los hechos. Basta repasar los nombres deKronstadt, Ucrania y Machno, Barcelona y Aragn, para com-prender que hubo algo ms que palabras, es decir, que hubotambin una dura, consciente y sistemtica represin de losanarquistas, enemigos polticos a los que no se poda dejar li-bertad de movimientos.

    Algo similar ocurre con la represin no justificada de la quefueron vctimas todos los anarquistas por parte de la polica,pudiendo recordar aqu los crmenes de Chicago, los sucesosde Jerez o los procesos de Montjuich.

    Sin embargo, cuando uno se aproxima al pensamiento y laprctica anarquista, comprueba en seguida que existe un abis-mo entre la imagen estereotipada y oficial y lo que parece serreal, abismo que sigue siendo difcil de explicar.

    Parte de la culpa procede, sin duda, de los propiosanarquistas, los cuales, en la ltima dcada del siglo pasado, sedejaron tentar por un clima generalizado de violencia que losllev a aceptar en un congreso de 1881 la propaganda por elhecho; aunque tal aceptacin fuera ms retrica que prcticaefectiva, y aunque esa exaltacin de la violencia finisecular nofuera exclusiva de los anarquistas, el hecho es que, gracias aalgn atentado especialmente llamativo, se ganaron esa aureo-la de dinamiteros del orden social.

    Parte procede tambin de la inveterada mana de la mayorparte de los historiadores que suelen contar siempre la historiade los vencedores, y, desde luego, los anarquistas se caracteri-zan por una serie ininterrumpida de fracasos; al menos de fra-casos segn los baremos establecidos por el pensamiento ofi-cial, puesto que para un anarquista la dictadura del proletaria-do implantada en Rusia tras la revolucin no es un xito, sinoun fracaso rotundo de las expectativas liberadoras del proleta-riado. Por otra parte, se puede suponer que las organizaciones

    obreras anarquistas contribuyeron, junto con el resto del mo-vimiento obrero organizado, a mejorar las condiciones de vidade la clase obrera; a no ser que, sin ninguna justificacin seatribuya, de forma sistemtica, toda mejora a otras corrientesy todo fracaso a los anarquistas.

    De todas formas, sigue siendo parcialmente inexplicable esecmulo de falsificaciones histricas repetidas numerosas ve-ces, de las que podramos ofrecer si tuviramos espacio di-versos ejemplos. El hecho de que en los ltimos aos se hayanpublicado varios trabajos ms documentados y se haya asisti-do a una indiscutible revalorizacin tanto de los socialistas ut-picos como del socialismo libertario, ha permitido mejorar unpoco el panorama bibliogrfico, pero todava una obra publi-cada en 1979 por un buen conocedor del anarquismo comoArvon sigue partiendo de una confusa concepcin de lo quedebe entenderse por anarquismo. No es de extraar que puedaexponer el pensamiento libertario recurriendo a autores tanvariados como Tucker, Thoreau, Stirner, Tolstoi o Baader-Meinhof. Ms confusa todava es la seleccin de Horowitz, elcual, en una antologa clebre sobre el anarquismo, incluye,adems de a los anteriores, autores tan significativos comoConrad, Dostoyevsky o Camus, empezando eso s porDiderot. No es de extraar que de un concepto del anarquismoque puede ser aplicado a personajes tan diversos slo puedaresultar la confusin ms absoluta.

    No pretendemos polemizar con esos autores, trabajo queya hemos hecho en otras ocasiones; simplemente pretendemosen este libro ofrecer una exposicin ms coherente de lo quefue y signific el movimiento anarquista. Y no se puede olvidarque el anarquismo es una determinada corriente del pensamien-to socialista y del movimiento obrero, que tiene su aparicin ydesarrollo en los siglos XIX y XX, y que se diferencia de las de-ms corrientes socialistas por su especial nfasis en la crtica alEstado y por una defensa radical de la libertad individual com-patible con la solidaridad, para lo cual propone un modeloautogestionario de sociedad. Es posible que alguno estime quees una definicin algo restringida del anarquismo que deja fue-ra a algunos autores tradicionalmente considerados comoanarquistas, pero, en nuestra opinin, es la nica vlida que

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    puede permitir ir ms all de esa confusin profundamentearraigada en los estudios sobre el pensamiento libertario.

    Por este motivo, y teniendo en cuenta el carcter del presen-te libro, hemos optado por basar nuestra exposicin recurrien-do constantemente a los autores ms significativos: Proudhon,Bakunin, Kropotkin, Malatesta, Mella y Abad de Santilln, estosdos ltimos de especial inters por ser muy representativos delanarquismo espaol, una de las manifestaciones ms slidas yduraderas del movimiento libertario internacional. Ciertamen-te, podramos haber incluido a otros pensadores interesantes,e incluso nos hubiera gustado hacerlo, pero tambin nos hu-biera llevado muy lejos y no habramos podido resumirlo entan pocas pginas. Por otra parte, ms que realizar una exposi-cin completa sobre la historia del movimiento anarquista he-mos intentado dejar lo ms claro posible sus ideas centrales, elncleo terico que, sin renunciar a una amplia diversidad, ofre-ci un comn denominador a un conjunto de personas y gru-pos que comprendieron que no se puede ser libre si no se essolidario, y que se esforzaron constantemente en mantener undifcil equilibrio entre las dos dimensiones de la vida, la perso-nal y la colectiva.

    CUADRO CRONOLGICO COMPARADO

    SOCIALISMO UTOPICO Y ANARQUISMO CONTEXTO HISTORICO, SOCIAL Y CULTURAL

    1789.Estados generales en Pars.T. PAINE: Los derechos delhombre.

    1791.El Parlamento ingls apruebauna ley contra la trata.

    Ejecucin de Luis XVI.

    1794.Creacin de las escuelasprimarias en Francia.

    Mquinas de hilar y prensahidrulica.

    LAPLACE: Exposicin del sistemadel mundo.

    1798.MALTHUS: Ensayo sobre elprincipio de la poblacin.

    1801.Primer barco a vapor y primerafbrica de azcar deremolacha.

    1806.HEGEL: Fenomenologa delespritu.

    1807.Abolicin de la servidumbre enPrusia.

    Insurreccin de las coloniasespaolas.

    1793.W. GODWIN: Ensayo sobre lajusticia poltica.

    1796.Conspiracin de Los Iguales.Ejecucin de BABEUF y DARTH.

    1804.FOURIER: Armona universal.

    1808.FOURIER: Teora de los cuatromovimientos.

    1809.Nace PROUDHON.

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    1845.STIRNER: El nico y supropiedad.

    1848.Revoluciones en casi todaEuropa.

    1853.Nace MALATESTA.OWEN: El futuro de la raza

    humana.

    1858.PROUDHON: La justicia en larevolucin.

    1861.KROPOTKIN en Siberia.1864.BAKUNIN conoce a PROUDHON y

    pasa al anarquismo.Nihilistas rusos.

    1865.PROUDHON: El principio federativo.Fallece en Pars.

    BAKUNIN: Catecismorevolucionario.

    Primera Conferencia de laInternacional.

    1867.Segunda Conferencia de laInternacional en Lausana.

    1869.Fundacin en Espaa de la F.R.E.BAKUNIN se relaciona con

    Netchaev.

    1844.MARX: Manuscritos.COMTE: Discurso sobre el

    espritu positivo.BERLIOZ: La condenacin de

    Fausto.Rotativa.Ley de las sensaciones de

    WEBER FECHNER.1847.MARX: Miseria de la Filosofa.

    VERDI: Macbeth.MARX-ENGELS: Manifiesto

    comunista.STUART MILL: Principios de

    economa poltica.COURBET: Entierro en Ornans.GERHARDT: aspirina.

    1854.Guerra en Crimea.WAGNER: El anillo de los

    Nibelungos.BOOLE: Anlisis de las leyes

    del pensamiento.RIEMANN: geometras no

    euclidianas.1856.FLAUBERT: Madame Bovary.

    Hombre de Neardenthal.MENDEL: Leyes de la herencia.

    1859.Abolicin de la servidumbreen Rusia.

    DARWIN: Origen de las especies.Guerra de Secesin en EE.UU.

    TOLSTOI: Guerra y paz.

    MARX: El capital.

    MENDELEIEV: Clasificacin delos elementos.

    Concilio Vaticano I.

    1812.Destruccin de las mquinaspor los obreros en paro enInglaterra.

    1813.OWEN: Una nueva visin de lasociedad.

    1814.Nace BAKUNIN.

    1823.SAINT SIMON: Catecismo de losindustriales.

    1824.Fundacin de New Harmonypor OWEN.

    1825.SAINT SIMON: Nuevocristianismo. Fallece en Pars.

    1831.Rebelin de los tejedores deseda en Lyon.

    1834.Unificacin de los sindicatosingleses e irlandeses porOWEN.

    1837.Fallece FOURIER.1840.PROUDHON: Qu es la

    propiedad?

    1842.Motines cartistas enInglaterra.

    Nace KROPOTKIN.1843.PROUDHON: Sistema de las

    contradicciones econmicas.

    1810.GOYA: Los desastres de laguerra. DALTON: Nuevo sistemade la filosofa qumica.

    1820.Revoluciones en Madrid,Lisboa y Npoles.

    1821.Muere Napolen.FARADAY: Principio del motor

    elctrico.BEETHOVEN: Novena sinfona.

    Primera lnea de pasajeros deferrocarril en Inglaterra.

    1830.VICTOR HUGO: Hernani.A. COMTE: Curso de filosofa

    positiva.Mquina de coser de

    THIMONNIER.

    BALZAC: La bsqueda de loabsoluto.

    Segadora de MAC CORMICK.TOCQUEVILLE: La democracia en

    Amrica.Primera lnea telegrfica.Pars iluminado por luz de gas.

    1841.FEUERBACH: La esencia delcristianismo.

    Primera anestesia general.

    JOULE: Equivalente mecnica delcalor.

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    1871.La Comuna de Pars. ZOLA: Los Rougon-Macquart.BAKUNIN: Dios y el Estado.Reconocimiento de los sindi-catos en Inglaterra.

    1872.MALATESTA conoce a BAKUNIN.Congreso de La Haya: ruptura NIETZSCHE: El origen de laen la Internacional. tragedia.

    1873.Congreso anarquista de SaintImier. Depresin econmica en

    BAKUNIN funda la Alianza. Inglaterra.1876.Fallece BAKUNIN.

    Disolucin de la Primera Inter-nacional. I Repblica en Espaa.

    BELL: El telfono.BRAHMS: Sinfona en do menor.

    1879.GUESDE funda el PartidoSocialista francs.

    PASTEUR: vacuna.1881.Conferencia anarquista de OSCAR WILDE: Poemas.

    Londres: comienza la propa- Comienza la construccin delganda por el hecho. canal de Panam.

    1883.Sucesos de Jerez. Expansin francesa en Asia.Automvil.

    1884.Ley sobre los sindicatos en Conferencia de Berln: repartode Francia. Africa.

    FREGE: Fundamentos de laAritmtica.

    1886.GUYAU: Esbozo de una moralsin sancin ni obligacin.

    Celebracin y manifestacin del1 de Mayo en Estados Unidos.

    MALATESTA introduce el anar-quismo en Argentina.

    KROPOTKIN: Palabras de un re-belde.

    1889.Fundacin de la II Internacional.1891.MALATESTA: La anarqua.

    KROPOTKIN: La moral anarquista. LEN XIII: Rerum Novarum.1892.KROPOTKIN: La conquista del pan. DVORAK: Sinfona del Nuevo Mundo.1893.Bomba en Haymarket y ejecu- DURKHEIM: La divisin social del

    cin de anarquistas en Chicago. trabajo.

    1897.Nace ABAD DE SANTILLAN.

    1900.SOREL: Reflexiones sobre laviolencia.

    1902.Fusin de la CGT y las Bolsasdel Trabajo.

    1905.Domingo rojo en SanPetersburgo.

    1906.Congreso de Amiens: elanarcosindicalismo.

    KROPOTKIN: El apoyo mutuo.1909.Semana trgica de Barcelona.

    KROPOTKIN: La ciencia modernay el anarquismo.

    1910.Fundacin de la CNT.

    1911. I Congreso de la CNT.Agitacin social en Inglaterra.

    1914.Semana roja en Italia.

    1917.Revolucin rusa.Huelga general revolucionariaen Espaa.

    1918.Congreso de la CNT en Sans.ABAD DE SANTILLN en la FORA.

    1919.Huelga de La Canadiense.Comienzo del pistolerismoamarillo en Barcelona.

    Aplastamiento de losespartaquistas en Alemania yde los Consejos de Bela Kunen Hungra.

    Jubileo de la Reina Victoria;apogeo del Imperio britnico.

    FREUD: Interpretacin de lossueos.

    HUSSERL: Investigacioneslgicas.

    LENIN: Qu hacer?

    EINSTEIN: Teora restringida dela relatividad.

    Po BAROJA: La lucha por lavida.

    KANDINSKY: Obras abstractas.RUSSELL y WHITEHEAD: PrincipiaMathematica.

    STRAVINSKY: El pjaro de fuego.RUTHEFORD: Estructura deltomo.

    La I Guerra Mundial.PROUST: En busca del tiempoperdido.

    GRIFFITH: El nacimiento de unanacin.

    KEYNES: Las consecuenciaseconmicas de la paz.

    Guerra civil en Rusia.

    WITTGENSTEIN: Tractatus.1922.Marcha de Mussolini.

    Stalin, secretario general.

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    1 - BUSCANDO LAS RACES

    1.1. UNA LARGA HISTORIA

    Es comn a la mayor parte de los anarquistas el haber sidoenormemente receptivos a todas las corrientes e ideas en lasque vean un deseo de libertad y de justicia. El carcter global eintegral de su proyecto, que buscaba modificar no slo la so-ciedad sino tambin las personas concretas e individuales, fa-voreca esa tendencia que, durante su existencia como movi-miento organizado, les hizo acoger en sus publicaciones y ensus panfletos propagandsticos todas las innovaciones valio-sas. Por otra parte, los anarquistas nunca compartieron el ma-terialismo histrico de Marx; al menos, no lo compartieroncon todas sus consecuencias. Esto les permiti dirigirse haciala historia con un talante ms abierto y rastrear a lo largo delos siglos todas las huellas de una defensa de mejores condicio-nes de vida para los seres humanos, para concluir que en esashuellas ya se podan recoger los primeros testimonios de unpensamiento y de una prctica anarquista, pensamiento con elque evidentemente se sentan identificados, aun reconociendoque, al haber cambiado las circunstancias sociales, resultabanecesario replantear en profundidad ese aliento anarquista queapareca en pocas histricas lejanas.

    Sin duda Abad de Santilln es uno de los pensadoresanarquistas que ms ha insistido en este tema. Segn l,

    en todos los tiempos, por encima de las castas y las clases, lasociedad ha tenido una minora progresiva que arrastra haciaadelante; una minora regresiva, reaccionaria, que tira haciaatrs, y una mayora que va hacia la una o la otra, segn lascircunstancias y las influencias puestas en juego para sugestio-narla y moverla (...). Los anarquistas somos los herederos ycontinuadores de la minora progresiva; la aspiracin de staa una humanidad feliz, coincide con lo que nosotros queremos(...). Nosotros encarnamos el polo de la libertad, el anhelo

    JOYCE: Ulises.1924.LUXACS: Historia y conciencia de

    clase.El Kuomintang en el poder enChina.

    MANN: La montaa mgica.DE BROGLIE: Mecnicaondulatoria.

    BRETON: Manifiesto delsurrealismo.

    1925.HITLER: Mi lucha.

    EINSTEIN: El acorazadoPotemkin.

    Limitacin de libertadessindicales en Inglaterra.

    HEIDEGGER: El ser y el tiempo.LAMATRIE: La expansin del

    universo.HEISEMBERG: Relaciones deincertidumbre.

    1929.Jueves negro en Nueva York:La gran depresin.

    II Repblica en Espaa.1933.ROOSEVELT.

    HITLER, canciller.Fundacin de FalangeEspaola.

    Victoria del Frente Popular ysublevacin de Franco.

    KEYNES: Teora general sobre elempleo.

    Los procesos de Rusia.

    1921.Represin en Kronstadt.

    1927.Juicio de Sacco y Vanzetti.Fundacin de la FAI.

    1931.Congreso de la CNT en elConservatorio: federaciones deindustria.

    1936.Colectivizaciones y entrada delos anarquistas en el Gobierno.

    1937.Represin contra la CNT y laFAI en Barcelona.

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    tradicional de las minoras que pugnaron siempre por la justi-cia; somos como el resumen, la sntesis de diversas tendenciasprogresivas histricas, que se han ido depurando de errores,de contradicciones y de deficiencias.

    (ABAD DE SANTILLN: 1978, pp. 56-59)

    De todas formas, eso no lleva a olvidar, como decamosantes, las diversas circunstancias histricas.

    Idea de infinitud, la anarqua es el eterno ms all, el esprituque salta por sobre todas las barreras; pero como cada pocay cada ambiente circunscriben las conquistas maduras y posi-bles, la utilidad y la razn mxima de los anarquistas est ensaber polarizar en ellos las luchas en torno a esas adquisicio-nes (...). La anarqua es, lo repetimos, la animadora perma-nente de todo progreso, de toda reivindicacin de justicia, detodo impulso hacia la libertad. Y es en ese sentido que losanarquistas de una poca y de un ambiente dados establecensu programa de accin y de trabajo, las bases y los objetivosinmediatos de su militancia y se convierten, para las grandesmasas, en los smbolos de la lucha emancipadora. Que la anar-qua como concepcin abstracta y filosfica es ms? Efectiva-mente, pero como movimiento combativo y revolucionario estanto ms slida y est tanto ms justificada cuanto ms inter-preta y tiende a realizar o a acelerar la madurez de las posibi-lidades progresivas de una poca en un ambiente dado.

    (ABAD DE SANTILLN: 1978, p. 252)

    Cappelletti, recogiendo este planteamiento, insiste en quees posible trazar una prehistoria del anarquismo, siempre queno se confunda esta prehistoria con el anarquismo propiamen-te dicho, filosofa social que surge y se desarrolla a lo largo delsiglo XIX, con el comienzo de la revolucin industrial y el naci-miento de la clase obrera.

    Muchas de las ideas esenciales del anarquismo fueron conce-bidas y expresadas, de un modo ms o menos aislado, y encontextos filosficos ciertamente muy diversos (entre s y conrespecto al pensamiento anarquista moderno) desde pocas

    muy remotas de la historia de la cultura. En cuanto represen-tan una posicin tico-poltica que traduce un sentimiento derebelin frente al poder en general, y en cuanto tal sentimientoparece haberse dado con mayor o menor profusin, con ma-yor o menor autoconciencia, en todas las sociedades histri-cas, podra decirse que tales ideas anarquistas son universa-les, y hasta se podra hablar del carcter suprahistrico ysimplemente humano del anarquismo.

    (CAPPELLETTI: 1983, p. 3)

    Con esta precisin se puede uno remontar hasta el siglo V a.C. e incluso salirse del marco de la cultura occidental.

    Sin duda, sta es la perspectiva de Kropotkin cuando escri-be el artculo Anarquismo para la Enciclopedia Britnica,pero tambin cuando en El apoyo mutuo hace un recorridopor la historia de la humanidad y va mostrando las diferentesmanifestaciones de organizaciones sociales solidarias y nojerarquizadas. Kropotkin distingue entre dos concepciones dela sociedad, la defendida por el anarquismo y el socialismoms valioso y no autoritario, y la jerrquica.

    A la primera tendencia debemos la evolucin, obra de las pro-pias masas, de aquellas instituciones (el clan, la comunidadaldeana, el gremio, la ciudad libre medieval) por las que lasmasas resistieron a las invasiones de los conquistadores y delas minoras ansiosas de poder. Esta misma tendencia se mani-fest con gran energa en los grandes movimientos religiososde los tiempos medievales, sobre todo en los primeros de laReforma y en sus precedentes. Hall al mismo tiempo claraexpresin en las obras de algunos pensadores, desde los tiem-pos de Lao-tse, aunque, debido a su origen popular y no esco-lstico, tuvo mucho menor eco entre los estudiosos que la ten-dencia opuesta.

    (KROPOTKIN: 1977, II, p. 127)

    Por eso menciona a continuacin, exponiendo resumida-mente su pensamiento, a Arstipo, a Zenn al que dedica msespacio y elogia notablemente para mencionar despus a losprimitivos cristianos, los hussitas, los anabaptistas, y otros

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    movimientos. Tambin incluye autores como Rabelais, Feneln,y algunos aspectos de Rousseau o de Diderot, lista queCappelletti en su trabajo ampla bastante y que puede servir deejemplo, para los anarquistas, de hasta qu punto es profun-da la tendencia de la naturaleza humana que busca una socie-dad solidaria y sin gobierno.

    1.2. LA REVOLUCIN FRANCESA

    Pero, como ya hemos dicho, hay que esperar bastante paraempezar a ver las primeras formulaciones de un pensamientoque se aproxime ms a lo que va a ser el anarquismo. Hay queesperar a la Ilustracin y a la Revolucin Francesa, pocas delos primeros pensadores que adelantaron la necesidad de unasreformas sociales que acabaran con las injusticias del nacienteorden burgus. El siglo XVIII va a fraguar unos conceptos bsi-cos que marcarn decisivamente las reflexiones y las prcticasdel siglo posterior: la confianza en la ciencia, la confianza en laeducacin y la confianza en un progreso que conducira haciauna sociedad mejor. El optimismo de una burguesa ascenden-te en lucha contra los privilegios de una nobleza cada vez msincapaz de resolver los problemas que tena planteados la so-ciedad, infunde una gran confianza en la capacidad de la razny de la educacin para llevar a cabo las necesarias reformasque desemboquen en la libertad, la igualdad y la fraternidad.Los anarquistas sern especialmente receptivos por lo que serefiere al papel posible que desempear la educacin, a la quedarn gran importancia.

    La Revolucin Francesa constituye el acontecimiento deci-sivo que abre el paso a toda una serie de movimientos socialesy polticos que se desarrollarn en el siglo XIX. Kropotkin, quededic un gran estudio a la Gran Revolucin, consideraba que,del conjunto de ideas que brotaron espontneamente en losaos revolucionarios, surgieron las ideas comunistas,anarquistas y socialistas vigentes en su poca.

    Dos grandes conquistas caracterizan en efecto el siglo poste-rior a los hechos de 1789-1793. Ambas tienen su origen en la

    Revolucin Francesa, que tom a su cargo la obra de la Revo-lucin Inglesa, amplindola e insuflndola de todo el progre-so realizado desde que la burguesa inglesa haba decapitado asu rey y transferido el poder a manos del parlamento. Estasdos grandes conquistas son la abolicin de la servidumbre y laabolicin del poder absoluto, que han atribuido al individuounas libertades personales en las que ni siquiera so el siervoy el sbdito del rey, y que han contribuido al mismo tiempo aldesarrollo de la burguesa y del rgimen capitalista.

    (KROPOTKIN: 1976, p. 184)

    Aunque limitadas, estas conquistas de lo que, posteriormen-te, se llamaron democracia formal y derechos del ciudadano,fueron muy importantes.

    Pero los anarquistas y socialistas posteriores no prestan es-pecial atencin a este aspecto fundamental de la revolucin eincluso criticarn constantemente la limitacin de los derechosdel ciudadano. Su afinidad con la revolucin procede de unaserie de ideas y movimientos que surgieron en aquellos das yque suponan el cuestionamiento radical de las insuficienciasde la revolucin burguesa. Los anarquistas, especialmente, fue-ron muy duros con el jacobinismo y con la concepcin jerr-quica y autoritaria de una revolucin impuesta por el terror yel poder absoluto; ste sera, por ejemplo, el planteamiento cen-tral de Saint-Just, que sigui ejerciendo influencia en el sigloposterior (Manuel, 1984, 52). En los movimientos populares,instigados por los mismos lderes burgueses de la revolucin,comenzaron a aparecer ideas radicales que consideraban insu-ficiente totalmente el conjunto de medidas polticas. Los sans-culottes, con personas como Jacques Roux o Jean Varlet, vie-ron claro que la libertad poltica no es ms que un caminoinofensivo mientras existan hombres que puedan matar impu-nemente a otros de hambre. Marat ser otro de los personajesfundamentales en esta lnea, que insiste tanto en la capacidadrevolucionaria del propio pueblo como en la insuficiencia delas medidas exclusivamente polticas; ser necesario, segn l,acabar con la opulencia y la riqueza. No deja de resultar signi-ficativo el hecho de que Robespierre, para atacar a los elemen-tos izquierdistas que defendan esas ideas, utilizara el adjetivo

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    despectivo de anarquistas y sediciosos; probablemente es laprimera vez que aparece el trmino anarquismo aplicado a unmovimiento poltico (JOLL: 1968, pgina 36).

    El que pasar a convertirse en una figura legendaria paratodos los revolucionarios posteriores ser, sin embargo, Babeuf,personaje bastante peculiar de la Revolucin, pero con el granmrito de haber comprendido y expresado con mayorradicalidad todava que la revolucin poltica debe pasar a seruna revolucin econmica y social, lo cual, adems, se conse-guir fundamentalmente a travs de las conspiraciones de gru-pos de radicales. Babeuf y sus colaboradores, como Buonarrottio Darthe, o Marchal, el ms libertario de todos los hombresde la Revolucin francesa, sern tajantes con Robespierre y elComit de Salvacin Pblica: se limitan a la defensa de los pro-pietarios, mientras que polticos, negociantes, compradores yespeculadores se han limitado a reemplazar a la nobleza here-ditaria por una nueva clase, lo que significa que no ha habidoningn cambio para el pueblo (DESANTI: 1973, pgina 32). Poreso, para Babeuf, la Revolucin Francesa no era ms que elprimer acto, el preludio, de otra gran revolucin que, por fin,conseguira la igualdad y felicidad buscadas.

    Babeuf tiene claro el origen de todos los males:

    La propiedad privada es la fuente principal de cuantos malesafligen a la sociedad...; el sol brilla para todos y la tierra no espropiedad de nadie. Vamos, pues, amigos; hostiguemos, arre-metamos, acabemos con esa sociedad que no se ajusta a noso-tros. Tomad lo que os haga falta donde os plazca. Lo que so-bra pertenece por derecho al que nada tiene.

    (JOLL: 1968, p. 41)

    Los partidarios de Babeuf pusieron como causa de todoslos males la desigualdad en la distribucin de los bienes, moti-vo por el que, admitiendo otros derechos, negaron radicalmenteel derecho de propiedad privada y optaron por la comunidadde bienes y trabajos. La ley de hierro de la igualdad no podaromperse de ninguna manera, y as lo haca constar su clebreManifiesto:

    Queremos una verdadera igualdad o morir, eso es lo que que-remos. Y conseguiremos esa igualdad real al precio que sea.Ay de aquellos que se interpongan...!

    (MANUEL: 1984, p. 63)

    1.3. SAINT-SIMON Y OWEN

    La Revolucin Francesa, como ya hemos visto, haba lleva-do a la prctica algunos postulados fundamentales de la Ilus-tracin, pero haba dejado un cierto malestar; para unos sehaba abierto un perodo de grandes cambios y conmocionessociales, de trastornos en el orden establecido que amenaza-ban con hundir los cimientos de la sociedad; para otros se tra-taba ms bien de que se haba llegado a las puertas de unaimportante y radical modificacin social, pero no se haba que-rido o podido llegar hasta el final, con lo que las reformas in-eludibles de tipo social y econmico quedaban sin terminar. Elhecho es que surgi una conciencia de atravesar una crisis pro-funda, que anunciaba un momento crucial de la historia de lahumanidad. El nacimiento de la sociologa, excepcin hechade la obra de Montesquieu, tiene lugar precisamente en estosmomentos, impulsada en gran parte por el deseo de encontrarremedios racionalmente estructurados que pudieran hacerfrente a los problemas. Los problemas del ciudadano, capitalesen la generacin anterior, cedieron el paso a la cuestin social,que ocup completamente los esfuerzos tericos y prcticos delos llamados socialistas utpicos*, especialmente los de los tresms importantes: Saint-Simon, Owen y Fourier. Pero ocupabatambin la atencin de filsofos ms especulativos como Hegely los hegelianos que lo sucedieron, y, una generacin ms tar-de, de sociolgos conservadores como Comte y revoluciona-rios como Marx o los mismos anarquistas.

    Saint-Simon, Fourier y Owen predijeron el futuro y, con elmismo impulso esforzado, trataron de controlarlo persuadien-do a sus contemporneos de que adoptaran por las buenas, sin

    * Los asteriscos hacen referencia a trminos cuya explicacin hallar el lectoren el Glosario que aparece al final del libro, pgina 175.

  • 24 /FLIX GARCA MORIYN DEL SOCIALISMO UTPICO AL ANARQUISMO/ 25

    derramamientos de sangre, el curso que tenan que seguirinfaliblemente las cosas. Estaban realmente intoxicados de fu-turo: no dejaban de mirar hacia lo que estaba a punto de ocu-rrir, sabiendo que ello sera bueno para la humanidad. El pa-sado no era ms que un prlogo, y el presente era una cargaespiritual y moral, por no decir fsica tambin, que resultaba aveces punto menos que insoportable. Para convencer a sus con-temporneos de las virtudes de sus sistemas, los fundadores ysus principales discpulos escribieron libros que se converti-ran en textos cannicos y se aprovecharon de lo que entonceseran instrumentos relativamente nuevos para ganar proslitosy hacerse publicidad: numerosos peridicos y revistas (...), pan-fletos (...), charlas-coloquio y mtines.

    (MANUEL: 1984, p. 70)

    La preocupacin central de estos grandes utpicos no esta-ba, por tanto, en los medios que haba que utilizar para alcan-zar esa sociedad futura, sino en describir su forma de organiza-cin, dando por supuesto que ineludiblemente llegara en unplazo no muy largo.

    Saint-Simon (1760-1825) es posiblemente el ms importantede todos y el que, en parte debido a su magnetismo personal,logr una escuela ms nutrida que pas a realizar numerosasobras de todo tipo confiados sus discpulos en el advenimientode un orden social ms justo. Es uno de los grandes fundadoresde la sociologa y tanto Proudhon como Marx y en otro cam-po, Comte le deben numerosos anlisis e incluso conceptoscon los que abordar el estudio de la sociedad. Se lo puede con-siderar el primer pensador que estudia la evolucin histricaen trminos de lucha de clases econmicas y sociales, lo quesera incorporado por Marx, quien tambin recogi la impor-tancia que Saint-Simon confera a la economa (Joll: 1968, p-gina 47). De hecho, el francs ya no distingue entre nobles ysiervos, sino que la distincin fundamental ser la que existeentre trabajadores y ociosos, convirtindose en un profeta deuna nueva civilizacin basada sobre el trabajo y la industria,de la que quedaran excluidos todos los que no trabajan. Detodas formas, aunque su preocupacin central era la clase ms

    numerosa, la clase obrera, su mensaje parece dirigido directa-mente a los grandes hombres de negocios, a los ingenieros y loscientficos, a los banqueros, es decir a todos los que con suesfuerzo y su dedicacin estn generando un mundo nuevo, y aello se dedicaron con fervor sus discpulos, contribuyendo a laconsolidacin del imperio napolenico y del capitalismo finan-ciero e industrial de Europa (CAPPELLETTI: 1983, pg. 73).

    Algunas ideas de Saint-Simon van a tener gran repercusinposteriormente. Ser el primero en insistir en que la polticadebe ser abandonada para convertirse ms bien en la adminis-tracin de los asuntos econmicos, en el seno de una sociedadpacfica e industrial en la que los intereses de patrones y obre-ros no seran opuestos, pues ambos son industriales y exaltanel trabajo. De todas formas, l no plantea una crtica al estiloanarquista, pues aade a continuacin la necesidad innegablede que exista un verdadero gobierno jerarquizado, en el quelos jefes industriales llevaran las riendas, pero su gobierno yano sera un mando autoritario, sino una autntica direccin, ala que se asociara el pueblo. La poltica se subordina as a laeconoma, y los problemas planteados por las luchas polticasy por los derechos del ciudadano pasan a un segundo trmino.Lo importante es encontrar una nueva cohesin social que re-fuerce el nuevo orden que surgir de la extensin pacfica de laindustria. Saint-Simon estar siempre muy preocupado por elamor y la solidaridad, sin los que ser imposible alcanzar unasociedad armnica y orgnica en la que cada uno cumpla sufuncin contribuyendo todos al bienestar colectivo. La preocu-pacin por el tema lo llev a desarrollar las bases de una nuevareligin laica que sustituyera al cristianismo, aunque mante-niendo el amor como ncleo de su mensaje y clave de una mo-ral del socialismo industrial (DESANTI: 1973, pg. 103).

    La posicin de Owen va a diferir bastante de la de Saint-Simon. Robert Owen (1772-1858) parte de su propia expe-riencia como industrial con un enorme xito en su actividadcomo tal. Llev a la prctica una fbrica modelo en la que semejoraron notablemente las condiciones de vida de los traba-jadores y se crearon una serie de conquistas sociales que seranbuscadas por toda la clase obrera del siglo XIX. l no tena lamisma confianza que Saint-Simon en el sistema industrial y

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    busc ms bien la realizacin de pequeas comunas en las quefuera posible ofrecer una vida ms integral; intent llevarlo ala prctica en Estados Unidos, pero termin en un rotundofracaso. Lo ms destacable de Owen sera la enorme importan-cia concedida a la educacin, basndose en que los seres hu-manos somos producto de las circunstancias, por lo que unabuena educacin cambiar la sociedad, sobre todo si tenemosen cuenta la bondad natural de los seres humanos. Con esaeducacin integral*, que comienza ya en los jardines de infan-cia y busca integrar el trabajo manual y el intelectual, se lograr

    dar vida a un sistema social nuevo en el que los hombres seaneducados desde la infancia hacia la solidaridad y la coopera-cin, en el que el trabajo manual sea fuente de bienestar paratodos empezando por el obrero, en el que se acabe con el pre-juicio que quiere el bienestar y el progreso de un pueblo sincontar con el de los dems.

    (TOMASI: 1978 p. 46)

    Sern sin duda sus ideas educativas las que repercutan msen el socialismo posterior y especialmente en el anarquismo,pues Owen, ms reacio al Estado, se encontraba prximo aalgunos principios bsicos libertarios.

    1.4. LA ARMONA PASIONAL DE FOURIER

    De los tres grandes utpicos, Fourier es el que aporta ele-mentos ms originales y el que defiende el modelo de sociedadms libertario. Se sita prximo a Owen y alejado de Saint-Simon.

    Owen y Fourier tuvieron en comn su rechazo total del siste-ma industrial de la poca, cuyas miserias conocan por su ex-periencia al frente de una fbrica o vendiendo productos ma-nufacturados; una confianza absoluta en el contagio gradualdel movimiento comunal, con la fe concomitante en que unsolo experimento con xito basado en sus principiosorganizativos suministrara un ejemplo tan concluyente que

    acabara convenciendo al resto de la humanidad, mejor quecualquier otro argumento, a adoptar en seguida su sistema;una gran fe en la doctrina psicolgica de la motivacin, cuyasleyes ellos haban descubierto; un rechazo de la accin revolu-cionaria como medio para cambiar el sistema; y una igual va-loracin del papel primordial de la educacin de los nios.

    (MANUEL: 1984, p. 76)

    l tambin procur crear unas comunidades, los falansterios,en las que se aplicaran sus principios de organizacin social, ytuvo discpulos que continuaron su labor.

    De todos los utpicos es seguramente Fourier el que mscae en el defecto de ofrecer una reglamentacin minuciosa ydetallada de lo que debera ser su futura sociedad. Todo estprevisto en sus obras, hasta los ms mnimos detalles, demos-trando una capacidad imaginativa realmente notable. Sin em-bargo, se aleja de los dems utpicos y de las tradiciones ilus-tradas en puntos fundamentales, entre los que puede destacarla aversin que senta hacia toda filosofa y hacia los filsofos.Para l la fase ascendente de la humanidad, precisamente deta-llada en todas sus etapas, conducir a una sociedad armnica,pero tras la fase ascendente viene otra descendente que volvera situar a los seres humanos en etapas previas, incluso al salva-jismo (ENGELS: 1975, pg. 127). Su optimismo, por tanto, esms matizado que el de sus compaeros utpicos. Pero tampo-co cree en una armona estable; odia a todos los moralistas yvirtuosos y ilustrados y presocialistas por haber pensado enuna sociedad feliz de la que hubieran desaparecido los conflic-tos, pues la discordia no puede ni debe ser desarraigada delconjunto de las pasiones humanas. En este sentido, ofrece unaimagen menos dramtica del conflicto social, considerndolocomo algo positivo.

    La gran obsesin de Fourier ser la libertad, que lo lleva acriticar duramente la civilizacin en la que vive. Reconociendoa Sade como uno de sus antecesores, sostiene que la civiliza-cin es el resultado de un gran esfuerzo represivo que terminadestruyendo lo mejor que tenemos dentro. Se propone reivin-dicar todas las pasiones humanas y utilizarlas para construiruna armona pasional en la que haya desaparecido todo tipo

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    de autoritarismo. Es ms: aunque no niega en ningn momen-to la necesidad de anular las diferencias entre ricos y pobres,dado que su proyecto busca una liberacin de la sociedad y delos individuos que la componen de la forma ms integral posi-ble, considera que en esta sociedad capitalista incluso los ricosestn frustrados y han reprimido todas las pasiones a las que,en un mundo libre, hubieran dado libre curso, sin que eso su-pusiera en absoluto ningn conflicto insuperable. La civiliza-cin industrial es una civilizacin miserable porque genera in-satisfaccin en todos, absolutamente todos, sus miembros,

    porque sus pasiones estn insatisfechas, sus sentidos no estnapaciguados, sus emociones amorosas estn doblegadas, demanera que sus sensibilidades sociales naturalmente comple-jas slo encuentran salida por canales muy limitados y nomenos lamentables. Como consecuencia de ello todos los hom-bres estn aburridos.

    (MANUEL: 1984, p. 167)

    Con razn se lo ha considerado como un antecedente deFreud, pues tambin l pensaba que sera posible una sociedaden la que se hubiera eliminado la represin injustificada de laspasiones.

    Los falansterios intentan crear una sociedad que, en lugarde ir en contra de los instintos naturales, se adapte a esos ins-tintos y trate de darles cumplida satisfaccin. No es algo impo-sible una sociedad que satisfaga las apetencias humanas de viday relacin social, de variedad de alimentos y de placeres refina-dos, capaz de regirse a s misma sin necesidad de autoritarismos(JOLL: 1968, pg. 44). Busquemos, ms bien, una nueva orga-nizacin del trabajo que integre el trabajo manual y el intelec-tual, que combine el trabajo y el placer, satisfaciendo la necesi-dad de cambio y de variedad de todos los seres humanos, yevitando las rutinas insoportables de la organizacin indus-trial. Una sociedad en la que la familia monogmica haya des-aparecido y se haya alcanzado la libre expresin de la sexuali-dad y del amor, pues, en definitiva, es el placer y el amor lo quedebe regir toda sociedad en la que se busque una liberacintotal y plena del ser humano (Desanti: 1973, pg. 192). Tenido

    por loco o por libertino por sus contemporneos, muchas desus intuiciones han mostrado una clarividencia notable y hanpodido ser recogidas posteriormente, pero, sobre todo, hanpodido ser recuperadas por todo socialismo que busca algoms que la modificacin de las relaciones sociales de produc-cin.

    El socialismo utpico fue velozmente superado, pues rpi-damente los acontecimientos se desarrollaban. Los deseos desus defensores de un cambio gradual y pacfico de la sociedad,posiblemente impresionados por el trauma de la RevolucinFrancesa, no tuvieron espacio en la generacin siguiente. Tam-poco pudo ser recogida la confianza casi absoluta en la capaci-dad de la educacin y de la razn para cambiar las condicionessociales. Sin duda, la tesis central de Engels en el libro quecitbamos antes no es justa y ha contribuido a crear una con-cepcin peyorativa de la utopa *, para contraponerla al rigorde los anlisis cientficos marxistas. Bakunin tambin fue ex-plcito condenando a los utpicos, tanto por su confianza in-genua en la posibilidad de convencer y persuadir a los explota-dores *, como en sus minuciosos estudios de la sociedad futu-ra, sociedad que para los anarquistas no se poda dibujar deantemano (Bakunin: 1976, pg. 130). Pero de todas formas,los anarquistas tuvieron menos dificultades para reconocer loque deban a los utpicos, aparte de que mantuvieron algunasde sus tesis, especialmente las que hacan referencias a la nece-sidad de atender a la educacin y las que buscaban una libera-cin integral, no slo econmica, de los seres humanos. A lossocialistas utpicos les corresponde, en todo caso, el mrito dehaber puesto la atencin sobre el problema fundamental quedeba resolver la sociedad de su tiempo, el problema social yeconmico, superada ya la etapa de las luchas polticas. Lageneracin posterior, despus de haber vivido los acontecimien-tos revolucionarios de 1848 podr, partiendo de lo que estossocialistas utpicos haban hecho, plantear las cosas de formaradicalmente distinta.

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    1.5. GODWIN Y STIRNER

    Godwin (1756-1836) pertenece a una tradicin distinta ala que acabamos de exponer; pertenece a una larga tradicinde filosofa poltica inglesa y supone una radicalizacin del li-beralismo que lo sita ya en posiciones casi completamenteanarquistas. En este sentido, puede ser til para comprenderlas relaciones que puede haber entre el liberalismo radical y losanarquistas, recogiendo estos ltimos algunos postulados b-sicos de los anteriores, pero dando un paso ms al aadir alliberalismo una fuerte crtica econmica propia de todo movi-miento socialista. Para Kropotkin, Godwin fue

    el primero que formul las concepciones polticas y econmi-cas del anarquismo, aunque no diese tal nombre a las ideasexpuestas en su notable obra. Las leyes, escribi, no son pro-ducto de la sabidura de nuestros antepasados: son productode sus pasiones, su timidez, sus envidias y su ambicin. Elremedio que ofrecen es peor que los males que pretenden cu-rar. Si se aboliesen todas las leyes y tribunales, y slo en esecaso, y si se dejase decidir sobre los pleitos que surjan a hom-bres razonables elegidos para este fin, se creara gradualmenteautntica justicia. En cuanto al Estado, Godwin peda abier-tamente su abolicin. Una sociedad, escribi, puede existirperfectamente sin gobierno si las comunidades son pequeas yabsolutamente autnomas. Respecto a la propiedad, afirmque slo la justicia debe regular los derechos de cada cual atodo objeto capaz de contribuir al beneficio de un ser humano:el objeto debe ir a quien ms lo necesite. Su conclusin era elcomunismo, pero no tuvo el valor de mantener sus opiniones.

    (KROPOTKIN: 1977, II, p. 130)

    Godwin mantiene un conjunto de ideas que lo sitan muycercano al anarquismo, casi en la misma lnea. Para l, el esp-ritu humano es plstico, resultado de las circunstancias y de laeducacin recibida, de donde se deduce la importancia queconcede a esta ltima. La razn es, adems, el poder mximodel ser humano, que, a su vez, es perfectible, capaz de mejorarindefinidamente. Obviamente todos los seres humanos son igua-

    les, obedeciendo las posibles diferencias a las injustas condi-ciones sociales. La mayor fuerza para perpetuar estas injusti-cias est en las instituciones humanas, motivo por el cualGodwin sostendr que resulta absolutamente imprescindiblela abolicin de cualquier tipo de gobierno (Cappelletti: 1983,pg. 98). La crtica a las instituciones y al Estado afecta tam-bin al parlamentarismo, un rgimen que tampoco contribuyea mejorar ni a cambiar las condiciones de vida de los hombres.Frente al Estado y a las jerarquas. Godwin va a defender cons-tantemente al individuo, pero tambin a la sociedad, que deberecuperar la capacidad de iniciativa y de actuacin que el Esta-do intenta apropiarse. Una sociedad descentralizada en la quetambin habra desaparecido la propiedad privada y la riquezaconsiguiente, las cuales son causa de graves trastornos y difi-cultades para establecer una convivencia. Todo un proyectotico en busca de una verdadera justicia que en su sociedad nose daba.

    Las ideas polticas expuestas por Godwin, especialmente sucrtica al Estado y su visin tica de la sociedad, coincidenintegralmente con el anarquismo posterior; pero sus ideas so-bre la armona estn ms alejadas, puesto que l no ha conoci-do todo el desarrollo posterior de la crtica de la economacapitalista ni el desarrollo del movimiento obrero (Cano: 1977,pgina 190). Por otra parte, no hay ninguna relacin directaentre Godwin y los anarquistas; su pensamiento tuvo poca re-percusin y careci de continuadores, por lo que, aunque en lencontramos una exposicin casi completa de lo que sera elanarquismo, ni Proudhon ni Bakunin lo leyeron, ni tampoco lincorpor su doctrina a ningn movimiento organizado.Godwin ser redescubierto ms adelante por los anarquistasque vern en l su antecesor inmediato, pero entre ambos hayun salto en el que no hay nada (WOODCOCK: 1963, pgina 84).

    El caso de Stirner es ms significativo, en la medida en quecontribuye a aclarar la confusin de los historiadores respectodel anarquismo. Es corriente encontrar referencias a su obra osu persona en casi todos los estudios sobre el anarquismo, con-siderndolo un representante del pensamiento libertario; el mis-mo Nettlau consider que Stirner era un anarquista, descu-briendo en l cierta defensa de la sociedad (Nettlau: 1978, pg.

  • 32 /FLIX GARCA MORIYN DEL SOCIALISMO UTPICO AL ANARQUISMO/ 33

    69), pero ya Kropotkin recrimin a Nettlau esta apreciacin.Para Kropotkin, Stirner no solamente reivindicaba el indivi-duo frente a la opresin del Estado y contra las servidumbresque impondra un socialismo estatalizado, sino que tambin,exaltando hasta el final el nico, el yo, pretenda liberarlo detodo vnculo social o moral, con lo que haca imposible unasociedad basada en el apoyo mutuo y destrua as la base fun-damental del pensamiento anarquista (Kropotkin: 1976, pg.38). Nada hay en l, por tanto, de socialismo, y nada tampocode anarquismo, como los grandes anarquistas negaron, por loque carece de justificacin el seguir incluyndolo en exposicio-nes sobre el tema, a no ser que se haga alguna precisin queayude al lector a no descaminarse. Criticar el Estado y defen-der el yo individual no es suficiente para ser considerado anar-quista.

    Stirner es un pequeo burgus. Como tal, desea ante todo unorden social sin ninguna jerarqua que lo coarte, y por estarazn detesta especialmente la fuerza del proletariado comoclase emergente, espectculo histrico al que est asistiendo yque prefiere no presenciar ocultando la cabeza bajo el ala pro-pia. Junto a esta negacin de lo jerrquico, el pequeo bur-gus anhela separarse de los lazos sociales y comunitarios,volver a un estado de naturaleza preroussoniano para poderdarse al narcisismo absoluto. Igualmente busca zafarse de todoenganche orgnico en la praxis comn de un partido militan-te. Por fin, el Stirner pequeo-burgus desea montar su espec-fica forma de dominacin por medio de la propiedad de unnegocio.

    (DAZ: 1975, p. 103)

    Todos los conocedores del anarquismo, excepto los msproclives al individualismo, compartirn esa visin de Stirnercomo pensador no socialista.

    2 - UNA HISTORIA TERMINABLE

    2.1. PROUDHON: LAS PRIMERAS INTUICIONES

    Todos los autores que hemos visto en el primer apartadopueden ser incluidos como antecedentes, ms o menos prxi-mos, del anarquismo, pero si no queremos confundirlo todo,no pueden ser considerados de ninguna manera comoanarquistas. Hay que esperar a la aparicin de Proudhon (1809-1865) para que podamos hablar ya propiamente de anarquis-mo, siendo l precisamente el que invent el trmino y lo hizopasar a la posteridad. Una caracterstica decisiva de Proudhones su formacin autodidacta y su contacto permanente con elpueblo, contacto del que estaba orgulloso. Como l mismo diceal jurado que deba juzgar uno de sus trabajos presentados aconcurso:

    Nacido y crecido en el seno de la clase trabajadora, pertene-ciendo todava a ella hoy y siempre con el corazn, por natu-raleza, por costumbre y sobre todo por comunidad de intere-ses y de deseos, el candidato, si obtiene vuestros votos, serfeliz (...) de poder desde ahora mismo trabajar sin tregua, pormedio de la filosofa y de la ciencia y con toda la energa de suvoluntad y las fuerzas de su mente, para la completa libera-cin de sus hermanos y de sus compaeros.

    (WOODCOCK: 1963, p. 103)

    Considerado por Marx una contradiccin viviente, noen vano Woodcock titula el captulo que le dedica El hombrede la paradoja. Carente de una slida y suficiente formacinfilosfica y econmica, no se puede negar que en su vida hayalgunas contradicciones, pero se deben ms bien a que estdando los primeros pasos de una formulacin de las ideas so-cialistas alejada del moralismo genrico de los socialistas ut-picos y a la misma evolucin de su pensamiento, que tiene queir haciendo frente a diversos problemas. Slo desde esta pers-

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    pectiva podemos entender mejor el hecho de que llegara a serdiputado tras la revolucin de 1848, aunque rpidamente aban-don el Parlamento; o sus cambios en torno de la propiedad yel salario, doctrina que lo distancia un poco de lo que serposteriormente sostenido por los anarquistas (Proudhon: 1972,pginas 16-24). A pesar de esto, sin duda, se puede considerara Proudhon como el primero y ms importante de los filsofosanarquistas, al que sus continuadores, incluso con modifica-ciones y crticas, no haran ms que desarrollar sin aadir grancosa (Jon: 1968, pg. 69).

    Toda su vida es un esfuerzo continuado por estar al serviciodel pueblo desde diversos frentes. Por eso acude en un momen-to determinado al Parlamento, por eso realiza una incansabletarea de publicista en revistas y folletos, y, por eso, se esfuerzatambin en crear un Banco del Pueblo, una institucin con laque pretenda crear una red de artesanos y campesinos querompiera con el sistema capitalista y permitiera un paso pacfi-co a una sociedad libre. Aunque este Banco no lleg a ver laluz, tanto en el proyecto como en otras intervenciones deProudhon se observa una peculiar interpretacin de lo que debeser la asociacin de los trabajadores, que es un preludio de lasideas anarcosindicalistas implantadas dcadas ms tarde. ParaProudhon, la asociacin debe ser apoltica, en el sentido derechazar todo jacobinismo o revolucin poltica que daarairreparablemente el objetivo principal: la revolucin social. Almismo tiempo confa en que el asociacionismo, al extenderse,har posible una revolucin pacfica apoyada en el poder de larazn y del ejemplo. Por descontado que esa asociacin deberser una escuela en la que los obreros tomen conciencia de susposibilidades y de su situacin, y adems deber, en su prcti-ca y su funcionamiento, prefigurar las caractersticas de la so-ciedad futura por la que se lucha.

    Esta peculiar concepcin, fiel al principio de que la libera-cin de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores mis-mos, fue, en gran parte, la que contribuy al enfrentamientoentre Marx y los delegados proudhonistas en la Ia Internacio-nal. Proudhon nunca estuvo de acuerdo con el planteamientode la Asociacin que ofreca Marx, pues, la consideraba exce-sivamente centralizada y autoritaria. Se produca as el primer

    enfrentamiento claro y directo que habra de marcar las rela-ciones entre anarquistas y comunistas; o entre socialistas auto-ritarios y socialistas libertarios, para recoger la terminologaque expresa mejor, desde la perspectiva anarquista, dnde sesita el enfrentamiento.

    Proudhon sienta as las bases de una doctrina que, como lmismo dice, tiene una dimensin negativa y otro positiva, esun destruam et aedificabo, que por un lado ataca duramente ala propiedad, al Estado y a la Iglesia, y, por otra parte, proponeque la lucha contra esos tres factores tiene que basarse en laigualdad, la reciprocidad (mutualismo) y en un federalismo *que partiendo desde abajo alcance la libre asociacin de todosa travs de pactos temporales y revocables. La desaparicin dela propiedad privada de los medios de produccin y del Estadoson condiciones indispensables para avanzar hacia una socie-dad nueva sin opresin * ni explotacin *.

    En un trabajo en el que define la voz Anarqua para elDiccionario Larousse, escrito en 1864 ya al final de su vidaresume muy bien lo que entiende por anarqua:

    He querido con esta palabra indicar el trmino final del pro-greso poltico. La anarqua es, si se puede expresar as, unaforma de gobierno o de constitucin en la que la concienciapblica y privada, formada por el desarrollo de la ciencia y delderecho, es suficiente para mantener el orden y para garanti-zar todas las libertades; en la que, por lo tanto, el principio deautoridad, las instituciones policiales, los instrumentos de pre-vencin y de represin, la burocracia y el fisco, etc., estn re-ducidos y simplificados al mximo; donde, con ms razn, lasinstituciones monrquicas y la centralizacin se sustituyen conformas federativas. Cuando la vida poltica y la domstica seidentifiquen, cuando, resueltos los problemas econmicos, losintereses individuales y sociales encuentre equilibrio y solida-ridad, est claro que, desaparecido todo tipo de opresin, es-taremos en plena libertad o anarqua. Las leyes funcionarnellas solas, sin vigilancia ni imposicin, por medio de la es-pontaneidad universal.

    (TOMASI: 1978, p. 88)

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    2.2. BAKUNIN: AL SERVICIO DE LA REVOLUCIN

    Indiscutiblemente, si hay un hombre asociado al anarquis-mo, si hay alguna persona que encarnara en su vida el anar-quismo y contribuyera ms que nadie a la consolidacin y ex-tensin del socialismo libertario, se es Miguel Bakunin (1814-1876). A diferencia de Proudhon, su origen es noble y recibede su padre una cuidada educacin liberal, influida porRousseau; comienza una carrera militar, pero pronto renunciaa ella para dedicarse a la filosofa, primero en Mosc y mstarde en Alemania, donde en 1840 entra en contacto con losjvenes hegelianos. Lee atentamente las obras de Fourier y deProudhon, convencindose de que una nueva sociedad slo serposible con la desaparicin del Estado y de toda forma de au-toritarismo. Ya en Pars entra en contacto con el mismoProudhon, pero tambin con Marx, Cabet, Lammenais y loscrculos revolucionarios, dedicndose de cuerpo y alma a larevolucin, por lo que pronto ser conocido por las policas detodos los pases europeos.

    Su imagen revolucionaria se agranda considerablemente conlos sucesos de Dresde en 1849, haciendo causa comn con losinsurrectos, por ms que no comparta totalmente sus puntosde vista. Su participacin fue importante, suscitando la admi-racin incluso de Marx, pero una vez fracasada la revolucin,no consigui escapar como su compaero en el levantamiento,Ricardo Wagner, por lo que se vio llevado a una serie sucesivade prisiones y de sucesivas condenas a muerte conmutadas enlas crceles de Polonia, Austria y, finalmente, de Rusia, siendoposiblemente, de todos los grandes lderes revolucionarios, elque padeci mayores penalidades; penalidades que lo llevarona escribir una famosa confesin al zar, en la que, sin renunciara sus principios, solicitaba clemencia, encontrndose en unasituacin fsica y moral muy penosa (BAKUNIN: 1976, pgina21). Deportado finalmente a Siberia, logr escapar y volver aEuropa, incorporndose de nuevo a la accin revolucionaria.

    Es, precisamente, despus de su vuelta a Londres, en 1861,cuando las ideas de Bakunin evolucionan decisivamente y pa-san de un nacionalismo, ms o menos radical, a un slido anar-quismo. Sus relaciones con la Ia Internacional y los enfrenta-

    mientos con Marx, sus relaciones con los revolucionarios ita-lianos y suizos, lo decantan definitivamente hacia el anarquis-mo, consiguiendo ir ms all de Proudhon no tanto por unamayor solidez terica cuanto por conseguir que las ideasanarquistas arraigaran en un movimiento obrero y tuvieranuna amplia difusin por toda Europa, pasando a convertirseen una doctrina de accin poltica (BAKUNIN: 1973-A, pg. 13).La polmica con Mazzini lo lleva a afirmar el sentido obrero einternacionalista de la revolucin, mientras que la polmicacon Marx, similar a la que ya haba tenido Proudhon, lo llevaa reafirmar un socialismo no autoritario en el que elfederalismo* y la abolicin del Estado pasan a ser cuestionescentrales.

    Bakunin estuvo volcado toda su vida ms a la accin revo-lucionaria que a escribir o exponer de forma coherente y siste-mtica su pensamiento; es autor ms bien de panfletos, de li-bros incompletos, de programas revolucionarios para las orga-nizaciones que creaba o contribua a crear, escritos de menossolidez terica que los de Proudhon o los de Kropotkin, peroindiscutiblemente con una notable fuerza propagandista, ca-paz de desencadenar la accin a su alrededor. Como l mismodice,

    yo no soy ni un sabio, ni un filsofo, ni siquiera un escritor deoficio. He escrito muy poco en mi vida, y solamente lo he he-cho, por decirlo as, a pelo, cuando una conviccin apasiona-da me forzaba a vencer mi repugnancia instintiva contra todaexhibicin de m propio y en pblico. (...) Yo soy un buscadorapasionado de la verdad y un enemigo no menos apasionadode las ficciones desgraciadas con que el partido del orden (...)pretende servirse todava hoy para dominar y esclavizar almundo. Yo soy un amante fantico de la libertad, a la queconsidero como el nico medio en el seno del cual pueden de-sarrollarse y agrandarse la inteligencia, la dignidad y la felici-dad de los hombres.

    (GURIN: 1977, p. 134)

    En el duro y poco edificante enfrentamiento con Marx seestaba ventilando la concepcin de lo que deba ser un movi-

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    miento revolucionario de trabajadores. La disputa de ambostermin con la misma Internacional y escindi definitivamenteel socialismo en dos ramas. Uno y otro se siguieron respetan-do; para Bakunin los anlisis econmicos de El Capital eraninsustituibles, mientras que Marx, como muestran las anota-ciones a la obra de Bakunin Estatismo y anarqua, sigui le-yendo y reflexionando hasta el final de sus das las crticas delruso al Estado y al autoritarismo. Al margen de las responsabi-lidades personales, de las calumnias y las malas artes que seemplearon en esta escisin para desprestigiar al contrario, esinteresante destacar que Bakunin refuerza a partir de entoncesuna concepcin autogestionaria * y federalista de lo que debeser el movimiento obrero, organizado por los trabajadores mis-mos, rechazando la constitucin de cualquier tipo de partidopoltico o la aceptacin de una dictadura del proletariado comoetapa de transicin hacia la implantacin definitiva del comu-nismo. Al mismo tiempo, consciente de que la clase obrera pors misma no llega a tener fcilmente una accin revolucionaria,potencia la creacin de asociaciones secretas en las que se inte-graran los elementos ms conscientes y que tendran comomisin incorporarse a los movimientos obreros ms ampliospara desde ellos encauzar y alentar a los trabajadores haciauna accin autnticamente revolucionaria. Este esquemaorganizativo tendr una enorme importancia en la prcticaanarquista, especialmente en el caso de Espaa, y plantearalgunas dificultades tericas y prcticas sobre el papel dirigen-te de las minoras, nunca totalmente resuelto en el seno delmovimiento libertario.

    Sobre Bakunin, no obstante su gran entrega revolucionaria,se volcaron multitud de injurias, incluso la de ser un agente alservicio del zar. De todas ellas, la que reviste una especial im-portancia es su colaboracin con un joven nihilista ruso,Nechaev. Por ms que Arthur Lehning haya demostrado yacon pruebas que Bakunin no intervino en la redaccin del fa-moso Catecismo Revolucionario, conocido panfleto exaltandola violencia y el terrorismo * y por ms que est demostradohasta la saciedad que Bakunin fue engaado por el joven ruso,rompiendo luego tajantemente con l, el hecho es que la fugazcolaboracin de ambos sirvi para vincular la doctrina anar-

    quista con la prctica del terrorismo individual, prctica quealcanzar especiales connotaciones en las dcadas posteriores,como veremos a continuacin (JOLL: 1968, pg. 86). En cual-quier caso, gracias a Bakunin, el anarquismo sala reforzadocomo una concepcin del socialismo arraigada en el movimientoobrero con propuestas especficas para hacer frente al sistemacapitalista y encarar la revolucin social.

    2.3. KROPOTKIN: CIENCIA, TICA Y ANARQUISMO

    Cuando Bakunin muere, en 1876, tras haber dado un fuer-te impulso al movimiento anarquista, no existe ninguna figurade talla entre los de su generacin, por lo que se erige en nuevafigura indiscutible del anarquismo Pedro Kropotkin, el cual,junto con Malatesta, va a continuar y a profundizar algunosaspectos del anarquismo de indudable inters. Kropotkin (1842-1921) perteneca a una familia de la alta nobleza rusa, lo que lepermiti acceder a una cuidada educacin, llegando incluso aformar parte, personalmente recomendado por el zar Nicols,del Cuerpo de Pajes (KROPOTKIN: 1973-A, p. 63), pero ni legust mucho esa situacin, ni tampoco la carrera militar queemprendera poco despus. Alejndose de la vida oficial, buscaun destino en Siberia que tendr enorme importancia en suformacin, como muestran los numerosos ejemplos que allobtiene para fundamentar posteriormente su tesis central de Elapoyo mutuo*. Tras viajar a Zurich, entra en contacto con loscrculos anarquistas, con Guillaume y los relojeros del Jura,dedicndose ya desde ese momento a la propagacin de la re-volucin en Rusia y fuera de Rusia, lo que tambin le costalgunos aos de crcel.

    Un aspecto realmente nuevo introducido por Kropotkin esel intento de fundamentar cientficamente el anarquismo, mos-trando la compatibilidad entre ste y la ciencia moderna, comoexpone largamente en uno de sus escritos. Su mentalidad deinvestigador lo alejaba del mtodo dialctico que, heredado deHegel y los hegelianos, haban mantenido, con algunas dife-rencias, tanto Bakunin como Proudhon.

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    El anarquismo es una concepcin del universo fundada en unainterpretacin mecnica (sera mejor decir cintica, relacinentre la fuerza y el movimiento, pero esta palabra es menosconocida) de los fenmenos que comprenden la totalidad de laNaturaleza, incluso de la vida de las sociedades humanas, ysus problemas econmicos, polticos y morales. Su mtodo esel de las ciencias naturales, y todas sus conclusiones han de serverificadas por dicho mtodo para considerarlas verdadera-mente cientficas. Su tendencia es construir una filosofa sint-tica que abarque todos los hechos de la Naturaleza, sin excluirla vida de las sociedades.

    (KROPOTKIN: 1977, I, p. 168)

    El que las ciencias sociales todava no estn consolidadaspor su reciente fundacin, no debe llevarlas a utilizar un mto-do que, como el dialctico, no ha aportado nada a la ciencia.

    Prueba de este inters es su interpretacin de la evolucinofrecida en una de sus obras ms importantes, El apoyo mu-tuo. Arremete en esta ocasin contra el darwinismo social di-fundido por Huxley, que pretenda hacer ver que es la luchapor la vida y el triunfo de los ms fuertes lo que explica laevolucin. Muy al contrario, Kropotkin insiste con energa enque es la ayuda mutua, la capacidad de unirse solidariamentepara vencer las dificultades que el medio pone al desarrollohumano, la que determina la evolucin de las sociedades. Frenteal individualismo burgus insolidario, el individualismo anar-quista se articula en torno de la idea central de solidaridad yapoyo mutuo*, nico principio sobre el que se puede organi-zar una vida social de la que hayan desaparecido la opresin yla explotacin (Daz: 1978, pg. 34).

    Puesto el apoyo mutuo como piedra angular del edificioterico y prctico del anarquismo, Kropotkin acenta tambinel talante tico del movimiento. Gran parte del atractivo queejerci entre la intelectualidad de la poca, pero incluso entrelos que lo perseguan con temor y respeto a un tiempo, procededel profundo talante tico de su persona. Cuando fue injusta-mente encerrado en prisin en Francia, fueron muchos los quese volcaron para prestarle ayuda y pedir su liberacin, inclusoalgunas sociedades cientficas le ofrecieron enviarle a la crcel

    todo el material bibliogrfico que necesitara para continuarsus publicaciones (WOODCOCK: 1962, pg. 195), y durante todasu vida su colaboracin fue solicitada por sociedades cientfi-cas y universitarias del mximo prestigio.

    Dos son los ejes fundamentales de la tica de Kropotkin,tica que es expresin de la tica libertaria y que arraiga pro-fundamente en su seno. Por un lado, es una tica profunda-mente vitalista en la que el bien moral es lo que favorece a lavida humana, a su pleno desarrollo; por otra parte, es una ti-ca radicalmente antiindividualista y antiegosta: slo en la co-munidad, en la solidaridad y el apoyo mutuo, se puede en-contrar el bien moral. Junto a eso, es tambin una tica querompe con toda referencia a la trascendencia, aunque el ates-mo de Kropotkin no sea tan militante y destacado como enBakunin; del mismo modo es antimetafsica, en el sentido de sucientifismo, que la aleja de toda especulacin filosfica. El va-lor supremo de esa tica ser, como es lgico, la justicia consi-derada como la absoluta igualdad de los seres humanos, lo queexige la supresin del Estado y de todos los medios de opre-sin, pues slo en una sociedad anarquista tendr sentido y sepodr realizar esa tica plena que l propone (Cappelletti: 1978,pg. 117).

    Ese talante tico se manifiesta en su oposicin al colectivis-mo de Bakunin. En aquellos aos, como prueban muy bien losproblemas que se discutan en el anarquismo espaol, hubouna discusin fuerte entre los anarquistas partidarios del co-lectivismo y los partidarios del comunismo*. Kropotkin defen-der esta ltima posicin precisamente porque los restos delsistema de salariado que quedaban en el colectivismo de-ban ser suprimidos en todo sociedad que se planteara comoradicalmente justa. El lema de la nueva sociedad ya no deberaser nunca a cada uno segn su trabajo, sino ms bien decada uno segn su capacidad y a cada uno segn sus necesida-des (GURIN: 1977, pgs. 289-308). Las ideas de Kropotkintuvieron una difusin extraordinaria en Espaa y desemboca-ron, finalmente, en la implantacin del comunismo libertarioen los aos de la guerra de 1936 (GARCA: 1977).

    En un congreso celebrado en Londres en 1881, losanarquistas reunidos, entre los que se encontraban Kropotkin

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    y Malatesta, se mostraron partidarios de tcticas ms radica-les, englobadas en el nombre genrico de propaganda por elhecho*. La actitud de Kropotkin ante la violencia que se des-encadenar en los aos posteriores es caracterstica del anar-quismo: sin prestar nunca un apoyo directo, se negar tambina condenar una violencia que siempre es interpretada comoreaccin defensiva frente a una sociedad injusta y opresora. Eldebilitamiento del movimiento anarquista, as como la progre-siva prdida de su salud, lo alejan despus de tres aos de pri-sin en Francia de la prctica revolucionaria, dedicndose msa la labor de propaganda y de difusin de las ideas anarquistasen su residencia de Inglaterra. La escisin casi ruptura conlos anarquistas se produce cuando en 1914 Kropotkin se ponede parte de los aliados, en lugar de sostener una condena radi-cal de una guerra que se consideraba estrictamente propia delsistema capitalista. Al estallar la Revolucin Rusa Kropotkinvuelve a su tierra, pero rpidamente se enfrenta a los nuevoslderes, acusndolos de reproducir los mecanismos de repre-sin y opresin en una clebre carta enviada a Lenin; aunquecondena el rgimen bolchevique, tambin se muestra absoluta-mente contrario a la contrarrevolucin, y piensa que la nicamanera de contrarrestar la evolucin negativa es llevar hasta elfinal las exigencias de la revolucin. Su prestigio internacionallo convierte en intocable, pero su entierro, al que acudieronmiles de personas, fue el ltimo acto pblico de los anarquistasen Rusia, aplastados definitivamente poco despus en Kronstadty en Ucrania.

    2.4. MALATESTA: EL IDEAL REVOLUCIONARIO

    La otra figura indiscutible del movimiento obrero duranteestos aos es Malatesta, un italiano que desde los diecisieteaos perteneci a la Internacional y casi con la misma edadconoci a Bakunin y se volc a la propagacin y extensin dela concepcin anarquista del socialismo. Malatesta (1853-1932)tuvo una actividad algo distinta y una forma de ser diferente ala de Kropotkin, posiblemente ms cercana a la dedicacinexhaustiva de Bakunin a las actividades revolucionarias; fue-

    ron sesenta aos totalmente dedicados a la accin y la propa-ganda, en diferentes lugares de Europa y de Amrica, dondetuvo especial importancia como iniciador del fuerte movimientoanarquista en la Argentina. Fue duramente perseguido por di-ferentes gobiernos, que lo tuvieron ms de diez aos en la cr-cel, la mayor parte en espera de juicio pues los jueces, que sen-tan en general un gran respeto por su figura, solan absolverloen caso de llegar el juicio. Esta actividad enorme, unida al he-cho de que l se gan la vida trabajando como obrero especia-lizado y no con sus escritos explican, en parte, por qu slocontamos casi con artculos sueltos y breves escritos, lo que nodesmerece la profundidad e inters de sus ideas, como biensubraya Richards (MALATESTA: 1975-B, pg. 10).

    En toda su actividad Malatesta muestra un gran sentidoprctico que, en parte, lo va a alejar de Kropotkin, con el quemantendr diversas polmicas, bien explicadas por l mismo(MALATESTA: 1975-B, pgs. 345-352). Malatesta se inclina porel comunismo libertario, pero con una visin ms clara y msrealista, que considera una evolucin progresiva del colectivis-mo al comunismo. Esta evolucin tiene que ir precedida por laformacin de una mayor solidaridad y una educacin moralalta. Se esforz constantemente por superar las divisiones quehaba en su poca en el seno del anarquismo, aunque esto noquita el hecho de que su propia actividad fue un semillero dediscusiones y enfrentamientos, por lo que, en parte, se puedeentender que no tuviera gran xito, ni siquiera en Italia. Comoseala y resume Nettlau, mantiene un realismo que lo sitafrente a un optimismo anarquista que crea en la espontanei-dad, en el deseo de ser superiores a los dems. La anarquadebe basarse ms en la voluntad y la razn, dando una expre-sin razonada y medida de la vida social, de la autonoma ysolidaridad como pilares de una vida (NETTLAU: 1978, p. 170).

    Al contrario que muchos anarquistas contemporneos su-yos, encabezados por el mismo Kropotkin, Malatesta no caeen un optimismo algo ingenuo que piensa en la revolucin comoun acto espontneo que permitir instaurar una sociedad nue-va en la cual, gracias a la abundancia de recursos, habr bienespara todos, en una especie de toma del montn sin restriccio-nes. Esta concepcin ampliamente aceptada y resumida por

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    Kropotkin en La conquista del pan, supone dos fallos que sonimportantes en opinin de Malatesta. En primer lugar, suponeuna confianza excesiva en la ciencia y en la evolucin necesariade la sociedad humana hacia una sociedad anarquista. Puesbien, la ciencia nunca llega a agotar ni a demostrar lo que pre-tende alcanzar la anarqua; sta

    no est fundada sobre ninguna verdadera o supuesta necesi-dad natural y pudiera realizarse o no realizarse segn la vo-luntad humana. Aprovecha los medios que la ciencia propor-ciona al hombre en su lucha contra la naturaleza y contra lasvoluntades en oposicin; puede utilizar los progresos del pen-samiento filosfico, cuando sirve a los hombres a razonar me-jor y a distinguir ms fcilmente lo real de lo fantstico; perono puede ser confundida, sin caer en el absurdo, ni con la cien-cia, ni con un sistema filosfico cualquiera.

    (DAZ: 1977-A, p. 107)

    Si queremos ser coherentes con la libertad humana, no po-demos dejar de reconocer que la implantacin de una sociedadanarquista es un hecho contingente, que depende de la accinconsciente y voluntaria de los hombres, nunca de una ley inde-pendiente de la voluntad humana.

    En segundo lugar, se est corriendo el riesgo de olvidar com-plejos problemas organizativos que no se resuelven con unoptimismo difuso en la capacidad revolucionaria de las masas.Posiblemente su contacto diario con la accin lo condujo atener una visin ms afinada de esas exigencias prcticasorganizativas que tendan a ser olvidadas por los anarquistasde su tiempo, en un momento de acentuada crisis del movi-miento (WOODCOCK: 1962, pg. 245). Insisti especialmente enla necesidad de crear conciencia entre los campesinos y traba-jadores a travs de una propaganda constante, nica manerade poder cambiar al mismo tiempo el hombre y las estructurassociales, y de conseguir que sea el mismo pueblo el sujeto de larevolucin. La lucha no debe limitarse a objetivos econmicos,sino que debe ir radicalizando y profundizando los deseos delpueblo hasta llegar el momento en que se pueda iniciar la revo-lucin, en la que tambin ser necesario dejar amplio margen a

    la libertad de los diferentes grupos (MALATESTA: 1975-A, pg.230). Aunque confi excesivamente en las posibilidades revo-lucionarias de los levantamientos realizados por unos pocos, yl mismo particip en un movimiento insurreccional* enBenevento, introduciendo la costumbre arraigada en el anar-quismo de confiar en la provocacin mediante el ejemplo, sedio cuenta tambin en su momento de las posibilidades queplanteaba la nueva corriente anarcosindicalista y procur apo-yarla, aunque insistiendo en que no deba absorber el anar-quismo.

    Por ltimo, conviene llamar tambin la atencin sobre latica anarquista de Malatesta. Una vez ms nos encontramoscon unos principios bsicos comunes a todos los anarquistas;es el amor, la cooperacin fraterna y la rebelin contra el mal afavor de la dignidad y la libertad de los seres humanos, lo quedebe guiar la accin anarquista. En determinados momentosser necesario recurrir a la violencia, por ms que el anarquis-mo sea casi sinnimo de pacifismo; el sistema social en quevivimos es violento y slo con la violencia podr ser erradica-do. Pero no se debe defender la violencia por la violencia, delmismo modo que no se puede defender de forma general todoatentado, aunque siempre debamos comprender que esos aten-tados suelen producirse como reaccin ante la impune violen-cia del orden establecido y de sus guardianes. El antimilitaris-mo e internacionalismo de Malatesta lo llev a un ltimo en-frentamiento con Kropotkin, pues l nunca acept que se pu-diera defender a los aliados en una guerra que nada tena quever con intereses de emancipacin o mejora de las condicionesde vida de los trabajadores.

    2.5. HACIA EL ANARCOSINDICALISMO

    A finales de siglo, en las ltimas dcadas del mismo, el anar-quismo entraba en una situacin difcil, en parte similar a ladel resto del movimiento socialista que, tras la grave derrotade la Comuna de Pars, estaba buscando una reorganizacin.El Congreso de Londres de 1881 se dedica a ratificar la pro-paganda por el hecho* como la tctica ms adecuada del anar-

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    quismo, abriendo as el paso a toda una poca en la que losatentados proliferaron, asocindose desde entonces la imagendel anarquismo con la del terrorista individual. En esta etapa,mientras los grandes dirigentes seguan manteniendo los prin-cipios centrales,

    cuajaron en Europa y en Amrica grupos reducidos, sin dele-gaciones, secretaras ni locales, integrados a menudo por slodos o tres personas, determinados a demostrar mediante actosde postrer desafo el desprecio que la sociedad les mereca. Deaqu que a menudo sea difcil distinguir al verdadero militanteanarquista, entregado por entero a la causa, del psicpata cu-yos oscuros impulsos lo mueven a tomarse su desquite parti-cular de la sociedad con acciones de las que los anarquistasfueron los primeros en proporcionar ejemplos.

    (JOLL: 1968, p. 116)

    Todo anarquista era ya, para la sociedad y para la polica,un peligroso terrorista asociado con una conjura internacional.

    El hecho es que el anarquismo estaba fragmentado y que laproliferacin de revistas, escritos y panfletos exalt excesiva-mente esa violencia, sin darse cuenta de lo que poda perjudi-car eso al anarquismo, como el mismo Kropotkin terminarareconociendo. Aislarse del pueblo, renunciar a toda organiza-cin y exaltar un individualismo radical sin dimensin solida-ria no poda llevar a ningn sitio, a pesar de esa aparente flora-cin (NETTLAU: 1978, pg. 155). Se haba abandonado la intui-cin de Bakunin que supo vincular el anarquismo con los mo-vimientos de masas, e incluso se llegaba a criticar al pensadorruso de exceso de marxismo. Se dejaron atrapar por un crculovicioso en el que el aislamiento generaba individualismo y ste,a su vez, ms aislamiento; del mismo modo, la represin pro-vocaba actos de violencia, los cuales no hacan ms que incre-mentar la represin (GURIN: 1965, pg 90).

    En este ambiente, las cosas se complicaron an ms al di-fundirse el anarquismo en el seno de los grupos de artistas eintelectuales, que se enfrentaban a la crisis de fin de siglo conuna actitud de franca rebelda y de afirmacin radical de laindividualidad creadora. Unamos a todo este ambiente confu-

    so y agitado la filosofa de Nietzsche, y el cmulo de desprop-sitos y de malas interpretaciones del anarquismo alcanza supunto culminante, que los mismos anarquistas de la poca su-pieron denunciar rpidamente, pero que los historiadores pos-teriores no han hecho ms que repetir. Buen ejemplo sera elsiguiente prrafo de un gran conocedor del anarquismo:

    Por ms que el anarquismo sufra humillantes derrotas en elcampo poltico y social, existe al menos un campo en el que nocesa de obtener esplendorosas victorias: es el de las artes y delas letras. En esta smosis entre anarquismo y vida artstica, lahistoria y la lgica se reconcilian. El anarquismo se aplica consuma dificultad a los problemas polticos y sociales; slo demal grado abandona la concepcin de una soberana indivi-dual por la que el compromiso poltico y social, ya sea con-trado en vistas de su mantenimiento o de su reconquista, im-plica necesariamente la renuncia al menos provisional de susprerrogativas. El anarquista ejerce, en cambio, una indiscuti-ble fascinacin sobre los artistas y los escritores; el genio crea-dor de stos halla en la autonoma personal que les es recono-cida la justificacin de una obra que se despliega con todalibertad, fuera de los senderos trillados y de las normas coacti-vas. A diferencia de la vertiente poltica, que est sembrada deasechanzas, la vertiente esttica del anarquismo seduce por susoltura; esta ideologa conduce hacia una creacin literaria yartstica original.

    (ARVON: 1979, p. 129)

    A finales del siglo, con la recuperacin de ciertos plantea-mientos tcticos, como la lucha por las ocho horas y la huelgageneral *, el anarquismo de la mano de una nueva generacinde lderes va a encontrar otra vez el camino de la insercin enlos grandes movimientos obreros, mostrando en las siguientesdcadas su propia capacidad organizativa y revolucionaria. SerPelloutier con sus Bolsas del Trabajo (PELLOUTIER: 1977), ayu-dado por Monatte, Delesalle, Pouget y otros, quien consiga lafusin entre anarquismo y sindicalismo que se haba perdidodesde la I Internacional. La Carta de Amiens de 1906 ser elmanifiesto programtico, y en el Congreso anarquista celebra-

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    do en 1907 en Amsterdam, a pesar de las dificultades y lasresistencias planteadas por algunos anarquistas, se consigue laaceptacin de esa intervencin en los sindicatos, si bien en losaos sucesivos se seguir discutiendo la forma concreta de en-tender esa relacin e intervencin. El mismo Malatesta acepta-r la va anarcosindicalista y ser su forma de entenderla laque ms poderosamente influya en la organizacin ms exitosadel movimiento anarquista internacional, la CNT (GARCA:1979, pgs. 323-390).

    No se comprendera bien la recuperacin del anarquismotras los difciles aos de violencia y represin, si no tuviramosen cuenta la importancia que alcanz en sus filas el tema peda-ggico, con la consiguiente creacin de escuelas. Personalida-des como Faure, Grave, Robin, y otras ms alejadas del anar-quismo pero muy prximas a l en sus planteamientos educati-vos, como seran Tolstoi o Ferrer Guardia, crearon una co-rriente de formacin y creacin de conciencia absolutamentecoherente con los planteamientos clsicos del anarquismo, peroespecialmente prxima a la inspiracin profunda que animabalas Bolsas de Trabajo de Pelloutier, las cuales surgieron preci-samente como centros para procurar trabajo a los obreros, peroque rpidamente se convirtieron en centros destinados a laeducacin y a la discusin de todos los problemas que afecta-ban a la clase obrera (JOLL: 1968, pg. 184).

    2.6. ABAD DE SANTILLN: EL CANTO DEL CISNE

    Con Abad de Santilln llegamos al trmino de este pequeoresumen de una historia terminable. No se trata solamente deque sea el ltimo de los grandes pensadores anarquistas en unsentido cronolgico, sino tambin de que con l el pensamien-to libertario llega, en nuestra opinin, a su madurez. En l sejuntan el testimonio de una vida militante totalmente entrega-da al servicio de la liberacin de los hombres, y la profundidadde un terico que se ha esforzado por resolver los problemasque se le presentaban al anarquismo segn iban variando lascircunstancias, con una constante: la fidelidad a los principiosbsicos del anarquismo (ABAD DE SANTILLN: 1977).

    Nacido en Len, su primer contacto con el anarquismo va aser la crcel, donde quedar profundamente atrado no tantopor la solidez de una doctrina cuanto por la calidad moral delos obreros anarquistas, lo que lo llevar a reforzar la interpre-tacin del anarquismo como una tica social y revolucionaria.Rpidamente comienza su xodo, similar al de otros grandeslderes como Malatesta, en este caso para no hacer el serviciomilitar. Llega primero a la Argentina, donde entra en contactocon los sectores anarquistas, para ir despus a Alemania, don-de conocer a hombres de la talla de Rocker, Nettlau,Pannekoek y otros prestigiosos militantes de izquierda, y don-de colaborar en la fundacin de la AIT (Asociacin Interna-cional de Trabajadores). Pronto volver a la Argentina, pas enel que pasar gran parte de su vida dedicado plenamente a lastareas de propaganda y de organizacin en el seno de la poten-te FORA (Federacin Obrera Regional Argentina).

    Durante los aos veinte, su mayor preocupacin terica vaa ser la relacin entre sindicalismo y anarquismo, debate que,como acabamos de mencionar, reproduca el que ya se habaplanteado en 1907 en Amsterdam. Abad de Santilln se distan-cia tanto de una excesiva neutralidad e independencia de lossindicatos, como la que defenda en Espaa el gran lder ngelPestaa, como de la excesiva idealizacin del movimiento obre-ro, que pareca haber defendido Malatesta. Para l, el sindica-to no puede ser neutro, sino que debe tener una definicin anar-quista, reconociendo otros sindicatos con una definicin dife-rente. Por eso propone una frmula que se har famosa, latrabazn que continuaba las concepciones que en su momentohaba defendido un Bakunin respecto del papel que deban de-sempear las minoras, la famosa Alianza, en el seno de losmovimientos obreros y revolucionarios ms amplios. Los mili-tantes ms conscientes deben estar presentes en los sindicatos,ser los primeros en las luchas y en el trabajo por la colectividadpara, con su ejemplo, arrastrar a los dems y conseguir unaorientacin anarquista que por s misma no poseen los obreros(GARCA: 1979, pg. 716). Esa sera la lnea fundamental de laFAI (Federacin Anarquista Ibrica) espaola, aunque la prc-tica se distanciara en algunas ocasiones de sus principios teri-cos.

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    En 1931 vuelve a Espaa y participa en el Congreso delConservatorio, marchndose inmediatamente para volver yaen 1933. En estos aos, su preocupacin dominante ser laorganizacin econmica de la revolucin, intentando ir msall del excesivo espontanesmo que, heredado de Kropotkin yapoyado en el optimista lema toma del montn, tena mu-chos adeptos en el seno de la CNT (Confederacin Nacionalde Trabajadores). Considera que las complejidades de la eco-noma industrial avanzada necesitan una organizacin mscomplicada, que debe estar pensada antes de que tenga lugar larevolucin; ofrece un elaborado organigrama que tiene partede su inspiracin en el consejismo de algunos autores comoPannekoek. Expone su pensamiento en un importante trabajo(ABAD DE SANTILLN: 1978) y lo que es ms importante, las cir-cunstancias revolucionarias que se desencadenan en Espaa lepermiten a l y a todos los anarquistas espaoles poner en prc-tica los modelos organizativos preconizados por ellos durantetantos aos; y los modelos resistieron la prueba de fuego de suaplicacin, al margen de las dificultades y contradicciones quepudieran surgir en las difciles circunstancias en que se desa-rrollaron (GARCA: 1977, pg. 135).

    Abad, como Consejero de Economa de la Generalitat, seencarg de la tarea de coordinar los esfuerzos de las industriascolectivizadas, pero dimiti en seguida. En mayo de 1937 suintervencin fue decisiva para que los anarquistas depusieranlas armas, muriendo all la revolucin. Posteriormente, reco-noci que hizo mal, que debi haber seguido hasta el final yque, en definitiva, una de las causas ms importantes del fraca-so de la Revolucin Espaola estuvo en la falta de calidad delos dirigentes, l entre ellos, que no supieron estar a la alturade la capacidad revolucionaria del pueblo; es decir, en un lti-mo acto de reafirmacin anarquista, sostendr que la revolu-cin fracas por no haber sido suficientemente anarquista. Detodas formas, en las calles de Barcelona no slo era derrotadoel anarquismo espaol; ms bien se trataba del final de todauna pgina del movimiento obrero, que haba comenzado unsiglo antes en Europa. Los anarquistas y socialistas espaoles,acompaados por los sobrevivientes de las sucesivas derrotas yaplastamientos del movimiento obrero europeo que haban

    venido a Espaa a librar su ltima batalla contra el capitalis-mo, fueron los ltimos en caer, pero terminaron siendo venci-dos. Lo que viene despus de la Segunda Guerra Mundial esotra historia, por ms que en ella pueda continuar la tradiciny los postulados bsicos que levantaron los socialistas, tantolibertarios como autoritarios. Releyendo los escritos deAbad y, ms an, releyendo lo que sucedi en las colectiviza-ciones, no podemos negar que el movimiento obrero supo ofre-cer, como el cisne, su mejor canto antes de morir.

  • DEL SOCIALISMO UTPICO AL ANARQUISMO/ 53

    3 - NI DIOS NI AMO

    3.1. UNA DISTINT