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Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires Facultad de Ciencias Humanas Sede Quequén Tesis de Licenciatura en Turismo Del turismo de elites al turismo de masas. Historia, turismo y patrimonio: el caso de Necochea (1900- 1976)Tesistas: Nielsen, Mariel; Rodriguez, Luz Alihuén Director: Dr. Juan Manuel Padrón Codirectora: Dra. Valeria Palavecino Tandil, Junio 2016

Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

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Page 1: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires

Facultad de Ciencias Humanas – Sede Quequén

Tesis de Licenciatura en Turismo

“Del turismo de elites al turismo de masas. Historia,

turismo y patrimonio: el caso de Necochea (1900-

1976)”

Tesistas: Nielsen, Mariel; Rodriguez, Luz Alihuén

Director: Dr. Juan Manuel Padrón

Codirectora: Dra. Valeria Palavecino

Tandil, Junio 2016

Page 2: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

I

Resumen

El presente trabajo pretende aportar elementos descriptivos y explicativos que permitan

revalorizar la historia necochense y su patrimionio, a partir de entender la historia de la

ciudad y el rol que jugó el turismo durante el siglo XX. Se toma como tema central de

estudio el impacto que tuvo el pasaje de un “turismo de elite” a un “turismo de masas”

en los destinos de “sol y playa” en la Argentina del siglo XX. Dicha problemática será

abordada a partir del caso de la ciudad de Necochea en el período comprendido entre

comienzos del siglo XX y 1976. De esta manera se plantea como hipótesis que el pasaje

de un turismo de elite a un turismo de masas en el periodo antes mencionado, supuso en

el caso de Necochea cambios importantes en lo espacial y material, en las pautas de

sociabilidad y en la definición de una identidad local que abandonó sus referencias

elitistas para adoptar, no sin tensiones, un universo popular acorde a las nuevas formas

del turismo. Para ello se recurrió a entrevistas orales a individuos relacionados con la

historia necochense, especialmente con el campo del turismo, y se analizaron

publicaciones periódicas referidas a la historia de Necochea.

Page 3: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

II

Agradecimientos

En primer lugar, queremos agradecer la presente Tesis de Grado a nuestro director Dr. Juan

Manuel Padrón y codirectora Dra. Valeria Palavecino, quienes nos guiaron y apoyaron en este

proyecto, confiando siempre en nosotras, y junto a ellos, con esfuerzo, paciencia y mucho

esmero, hoy pudimos llegar a la meta. A Valeria Capristo, por todo su apoyo y acompañamiento

en nuestra carrera.

También a aquellos amigos y familiares que estuvieron a nuestro lado y creyeron en nosotras,

principalmente a nuestros padres, que gracias a ellos y a la educación que nos brindaron hoy

llegamos a esta instancia.

No podemos dejar de mencionar a todas aquellas personas que, de un modo u otro, participaron

de este trabajo y lo hicieron posible. Sobre todo, a todos aquellos que prestaron su tiempo para

las entrevistas: Alberto, Felipe, Néstor, Daniel, “Beba”, Nilda y Juan. A los encargados de la

Biblioteca Popular “Andrés Ferreyra”. A Jorge Freitas, por su disposición a brindarnos

materiales para este trabajo.

Sin más, y no menos importante, esta tesis está dedicada a cada una de nosotras, compañeras y

amigas incondicionales, que sin el mutuo acompañamiento este camino indudablemente no

hubiera sido el mismo. Llegamos, y al fin lo logramos.

Luz y Mariel.

Page 4: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

III

Índice

Introducción 1

Estado de la cuestión 3

Marco teórico metodológico 6

Lineamientos metodológicos 10

Organización de la tesis 12

Capítulo 1: Argentina, Necochea y el turismo de los años treinta a los

setenta 14

Argentina, de la crisis de los años treinta al advenimiento del

peronismo 14

Los años del peronismo 16

América Latina y la Argentina de los sesenta a los setenta 18

La ciudad de Necochea, de sus orígenes a los años treinta 20

Los años del peronismo en Necochea 23

Necochea, de la Revolución Libertadora a la dictadura de 1976 27

Una historia del turismo 30

El turismo en Argentina hasta 1976 34

Capítulo 2: Playas, hoteles y transportes. Del turismo de elite al turismo de

masas. El caso de Necochea 38

“Llegar a destino”: transporte y turistas 38

La hotelería en Necochea: de la fundación a los años setenta 44

“De la Rambla a la playa”: cambios en las formas de

sociabilidad 52

Turismo social y políticas estatales: el caso de Necochea 60

Capítulo 3: Entre el “centro viejo” y la “villa balnearia” 67

El desarrollo urbanístico hasta los años setenta 67

Los orígenes de Necochea, la villa balnearia y el turismo hasta

los años cuarenta: hotelería, balnearios y transporte 73

Necochea, la villa y el turismo entre los dos peronismos: un

paisaje que se modifica 79

Page 5: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

IV

La Construcción Horizontal y su impacto en el Turismo 82

Las Percepciones sobre lo Viejo y lo Nuevo 86

Capítulo 4: Fiestas, festivales y turismo 92

El caso del Festival de Espectáculos para Niños 94

El Festival, entre el turismo y el arte 97

De carnavales, letras y juventud 106

Conclusiones 112

Bibliografía 115

Entrevistas orales 115

Fuentes éditas 115

Libros, capítulos de libros y artículos en revistas científicas 116

Page 6: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

1

Introducción

Necochea es una ciudad costera ubicada al sureste de la provincia de Buenos Aires, que

cuenta con un litoral marítimo extenso y paisajes naturales que han atraído, a lo largo de

la historia, gran cantidad de visitantes. Esta zona tuvo relevancia económica tanto por

las tierras que la rodeaban y por su puerto, emplazado sobre la desembocadura del río

Quequén, como también por las posibilidades que sus playas brindaban para la actividad

turística.

Quien en la actualidad llega a la ciudad, especialmente en la temporada estival, se

encuentra con un universo espacial y social escindido. Por un lado, el reconocido por los

turistas como “centro viejo”, núcleo originario de la ciudad emplazado a poco menos de

una legua de la zona costera. Por el otro el “centro nuevo” o la “villa”, ubicado sobre la

costa atlántica, más dinámico y moderno durante el verano, centro de la actividad

turística y acceso directo a la zona de playas. Entre ellos una ciudad que parece

unificarlo todo, pero que no logra romper con esa dicotomía evidente para los visitantes.

Ahora bien, ¿cómo se construyó esa escisión? ¿Es una percepción que sólo tiene

sustento en una mirada del espacio urbano? ¿O tiene raíces más profundas ligadas a

aspectos sociales, culturales, identitarios y patrimoniales de la propia historia de la

ciudad? ¿Hasta dónde el turismo –y su desarrollo a lo largo del siglo XX–, influyó en

esta construcción colectiva que define esa territorialidad? Estos son algunos de los

interrogantes que nos han permitido comenzar a pensar, definir y redefinir esta

investigación.

Históricamente, el turismo en Necochea ha constituido una actividad económica y social

importante para la ciudad, aunque sólo se valorizó el recurso “playas”. Sin embargo, el

partido y la ciudad poseen recursos naturales y culturales, tangibles e intangibles, que

no han sido reconocidos por los diferentes actores ligados a la actividad turística. La

historia de la ciudad y el rol –fundamental– que cumplió en ella el turismo de “sol y

playas” pueden ser un campo fructífero para entender estas ausencias, y aún para dar

posibles respuestas a los interrogantes anteriormente planteados.

Llama la atención, además, la ausencia de “historias” sobre la ciudad de Necochea, que

han venido a ser suplantadas por crónicas periodísticas, o relatos parciales producto de

la pluma de historiadores aficionados o periodistas interesados en aspectos puntuales de

la historia local. Incluso en el campo de la historia del turismo, el lugar que ocupa la

Page 7: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

2

ciudad es absolutamente marginal, eclipsada por la “Perla del Atlántico”, la ciudad de

Mar del Plata. Necochea es, en ese sentido, una ciudad escindida en lo espacial, sin una

historia que dé cuenta de esa realidad1.

En ese sentido, esta investigación de carácter histórico busca aportar algunos elementos

descriptivos y explicativos que permitan revalorizar la historia necochense y su

patrimonio, a partir de entender la historia de la ciudad y el rol que jugó el turismo – y

sus cambios – durante el siglo XX. Toma como tema central de estudio el impacto que

tuvo el pasaje de un “turismo de elites” a un “turismo de masas” en los destinos de “sol

y playa” en la Argentina del siglo XX, en especial en la constitución del patrimonio

tangible e intangible de los espacios que fueron afectados por dicho pasaje.

La problemática antes presentada se analizará a partir del caso de la ciudad de Necochea

en el período comprendido entre comienzos del siglo XX –momento en el que se

consolida un turismo de élite en los destinos turísticos de “sol y playa”– y 1976 –punto

de quiebre institucional y social del país, que marcará el fin del modelo tradicional de

turismo de masas–.

De esta manera, planteamos cómo hipótesis que el pasaje de un turismo de elite a un

turismo de masas en el período antes mencionado, supuso en el caso de Necochea

cambios importantes en lo espacial y material, en las pautas de sociabilidad y en la

definición de una identidad local que abandonó sus referencias elitistas para adoptar, no

sin tensiones, un universo popular acorde a las nuevas formas del turismo. Es decir, ese

pasaje supuso la modificación sustantiva del patrimonio –tangible e intangible– local, e

impactó en la construcción de la identidad necochense, muchos de cuyos rasgos pueden

visualizarse en la actualidad.

En ese sentido, acordamos con la Convención de la UNESCO (1972) en que “los

Estados deben hacer que el patrimonio cultural cumpla una función en la vida colectiva

de los pueblos”, pero para que ello sea posible debe tenerse en cuenta que:

*Sólo se protege lo que se conoce: es necesario localizar, delimitar, documentar

e inventariar los bienes culturales;

*Sólo se conoce lo que se comprende: se debe evaluar, estudiar y comprender la

significación histórica y actual de dichos bienes;

1 Debemos destacar que aquí no tomaremos como tema de estudio otra separación espacial que ha

marcado la historia de la ciudad: aquella que nace en la existencia del Río Quequén, y en la orilla opuesta

la ciudad homónima, albergue del puerto e histórica reclamante de “autonomía”.

Page 8: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

3

*Sólo se comprende lo que se analiza: es necesario investigar, preservar,

conservar, proteger y engrandecer los bienes culturales;

*Sólo se analiza lo que se valora: implica restaurar, rehabilitar, poner en valor,

interpretar y difundir dichos bienes.

Si el objetivo general de este trabajo es aportar a la historia del turismo en la Argentina

del siglo XX y su impacto en el acervo patrimonial, se plantean objetivos específicos

que, desde lo micro, permitan acercarnos a ese objetivo general. De esta forma, esta

investigación intenta aportar un conocimiento que permita –desde sus modestos

alcances– conocer, comprender y, por tanto, proteger el patrimonio necochense, tanto

tangible como intangible, aportando elementos para comprender los cambios históricos

e identitarios de la ciudad. Por otro lado, y como presentaremos en los lineamientos

teórico metodológicos, esta tesis intenta recuperar no solo las fuentes tradicionales con

las que se manejan los historiadores (publicaciones, memorias, documentos escritos),

sino la voz de los actores involucrados con esa historia, individuos que de una u otra

forma han tenido una participación directa en la historia del turismo en Necochea.

Estado de la cuestión

En general, existe un creciente número de investigaciones que dan cuenta de la historia

del turismo en el mundo. En los últimos años esos trabajos no sólo se han multiplicado,

sino que, de la mano de una renovación historiográfica significativa, han visto modificar

sus campos de análisis. Aun así, como destaca Elisa Pastoriza (2012),

“la historia del turismo no ha sido un objeto apreciado por la historiografía en

general y prácticamente desconocido en el escenario nacional. Es relativamente

reciente el interés de los historiadores sociales por estas problemáticas

relacionadas con el esparcimiento popular y el debate del ocio y la recreación. Y,

si bien, durante los últimos años se ha llegado a reconocer las oportunidades que

otorga ampliar el interés en las problemáticas que presentan su exploración, su

conocimiento todavía es muy irregular. La mayoría de los historiadores ven la

historia del turismo como un tema frívolo, una actividad meramente lúdica y algo

que no es digno de estudios académicos”.

A pesar de esto, como la misma autora destaca, en los últimos años se viene dando un

cambio en el mundo anglosajón y europeo que rescata la historia del turismo atendiendo

a analizar las vacaciones, el ocio, la sociabilidad, el consumo y el esparcimiento

popular. Este interés se apoya en un cambio historiográfico que pone en la agenda de la

Page 9: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

4

nueva historia al individuo y el consumo, sin descuidar un vocabulario clásico centrado

en la idea de clases, rangos y categorías sociales. Como destacan la propia Pastoriza y

Melina Piglia en un trabajo colectivo, actualmente

“los estudios sobre el turismo pueden aportar matices, puntos de vista, a través de

miradas no tradicionales, a los debates sobre el Estado, las políticas públicas, la

sociedad civil, la modernización, la construcción de la identidad y sobre la

cuestión referente a los territorios nacionales” (2012)

En este sentido, nos interesa para nuestro trabajo los aportes que, desde la historia del

turismo se dan para la construcción de las identidades, y la revalorización del

patrimonio tangible e intangible. Entendemos que no todos estos trabajos son una

referencia directa para esta investigación, por lo que nos interesa mencionar algunos

que, por indagar cuestiones como el ocio, las identidades locales en localidades costeras

turísticas, o la relación entre patrimonio y turismo, pueden aportar cuestiones

importantes para el presente trabajo de investigación.

En ese sentido, para el caso de la ciudad de Necochea no se encuentran antecedentes en

este tipo de investigación. Sin embargo, podemos nombrar diferentes trabajos realizados

para ciudades turísticas de la costa argentina. Uno de ellos es la compilación organizada

por Graciela Zuppa (2004), la cual aborda la historia de las transformaciones sociales

que condujeron al sustento del tiempo libre en Mar del Plata. El libro reconoce en el

concepto de sociabilidad una herramienta central para analizar las relaciones que los

individuos establecen en los espacios de ocio. A partir de diferentes trabajos, se indagan

las experiencias que los sujetos obtenían en dichos encuentros, buscando reconstruir las

formas en que desarrollaban actividades significativas en el plano del ocio.

En otro estudio Pastoriza (2002a) muestra la historia de varias ciudades turísticas

costeras (Mar del Plata, Viña del Mar y Montevideo) de aspectos tan disimiles como los

espacios de consumo social, de sociabilidad, de encuentro entre lo público y lo privado.

Varios de estos trabajos, centrados fundamentalmente en el caso de Mar del Plata, dan

cuenta de algunas de las características que mencionamos. Destacamos a los fines de

nuestra investigación el de la propia Pastoriza (2002b), que indaga sobre los planes de

acceso al turismo social que puso en práctica el peronismo, y que incluía no sólo la

activa participación del estado nacional y provincial, sino de sectores privados y de

organizaciones obreras interesados en la ampliación del turismo entre las masas

trabajadoras. Una de sus hipótesis, por demás sugerente, es que

Page 10: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

5

“el hecho de que en la Argentina no prevaleciera la tesitura de fundar nuevos

centros alternativos de turismo para las clases medias o trabajadoras, lo que

hubiese permitido a las aristocracias porteñas mantener su reducto. Por el

contrario, la tendencia fue adoptar y transformar lo existente imprimiéndole su

propio sello” (p. 106)

Por otro lado, el trabajo destaca las continuidades que existieron entre los gobiernos de

los años treinta y el peronismo, que profundizó un proceso de expansión del acceso al

ocio en la ciudad balnearia que ya existía. Y aún más, ese proceso no supuso la

expulsión de los sectores de la elite de la ciudad, ni su ocupación por los sectores

trabajadores, sino una amalgama que tuvo en los sectores medios a sus principales

beneficiarios.

Más recientemente, la misma autora construye breves relatos en base a testimonios, que

reponen la vivencia de una ciudad, Mar del Plata, en el período que va de la década del

’30 hasta la actualidad. Este último libro es muy útil para nuestra investigación ya que la

metodología de trabajo utilizada puede ser una importante fuente de referencia para

trabajar las entrevistas. Por otro lado, aunque la ciudad de Mar del Plata ha presentado

un desarrollo turístico diferente al necochense, se puede utilizar dicho desarrollo como

punto de referencia para analizar el pasado de nuestra ciudad (Pastoriza, 2009).

Más cerca en el tiempo Pastoriza abordó una breve historia del turismo en la Argentina,

en la cual el caso de Necochea encuentra un lugar en un capítulo dedicado a los pueblos

pampeanos que “miran al mar” (2011). En el trabajo se destaca la evolución general del

turismo en la Argentina, poniéndose el acento en el pasaje de un turismo de elites a un

turismo de masas en la primera mitad del siglo XX. En el mismo se pone atención a

varios fenómenos que modificaron significativamente el turismo en la Argentina: el

descubrimiento del mar como destino de ocio por parte de las elites; la diversificación

de los espacios de turismo con el auge del turismo de “sierra”; el creciente rol estatal

como facilitador del turismo a partir de los años treinta; y la “democratización del ocio”

–y el turismo– con la llegada del peronismo. Para el caso necochense, Pastoriza destaca

que el desarrollo turístico de esta ciudad estuvo condicionado por la experiencia

marplatense, que fue la que impuso las vacaciones en la playa. Además, es importante

destacar que tanto Necochea como Quequén, se planificaron como ciudades ligadas a la

economía agroexportadora, y solo el desarrollo posterior de una verdadera “industria del

ocio”, modificó la economía de la primera, mientras que la segunda pasó a convertirse

con la construcción del puerto en una ciudad industrial y de servicios.

Page 11: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

6

Otros estudios sobre la historia del turismo en la Argentina provenientes del campo de

los estudios sobre el turismo, como los de Noemí Wallingre (2007) y Regina Schlüter

(2003), aportan una mirada más general y de largo plazo, más centrada en un análisis de

la oferta y la demanda turística, y el rol estatal en su promoción, en el caso de la

primera; o en el rescate de un proceso de reemplazo del turismo de playas por el turismo

rural u otras formas de turismo alternativo en el comienzo del siglo XXI, en el caso de

la segunda. Poco y nada aportan sus trabajos sobre el caso de Necochea, que queda

relegada en los análisis a ser un simple apéndice de Mar del Plata en las inclinaciones de

los turistas argentinos.

En resumen, esta breve reseña de los principales estudios sobre la historia del turismo

en la Argentina da cuenta de un campo del conocimiento histórico con un desarrollo aún

limitado, en donde los avances que se han presentado están limitados fundamentalmente

a la primera parte del siglo XX. En ese sentido, los estudios de caso pueden aportar

información e hipótesis interesantes que pueden complejizar los avances que se han

dado hasta este momento.

Marco teórico metodológico

Uno de los conceptos que serán utilizados en esta tesis es el de patrimonio. Según

Almirón, Bertoncello y Troncoso (2006), el patrimonio suele ser entendido como el

acervo de una sociedad, acumulado por tradición o herencia y que es compartido por los

miembros de la misma. El mismo es definido por criterios de obsolescencia, nobleza o

escasez. En esta concepción el patrimonio adquiere un carácter estático, lo cual es

puesto en cuestionamiento por algunos autores, ya que resaltan los procesos sociales

que se encuentran implícitos en la condición de patrimonio. Desde esta perspectiva,

Prats (1998) señala que el patrimonio es resultado de procesos de activación patrimonial

que consisten en la “legitimación de unos referentes simbólicos a partir de unas fuentes

de autoridad (de sacralidad si se les prefiere llamar así) extra-culturales, esenciales y,

por tanto, inmutables” (p.64). Para este autor los criterios de obsolescencia, nobleza o

escasez no son válidos en la activación del patrimonio, aunque sí lo son la naturaleza, la

genialidad o la historia. Cualquier cosa que contenga estas características es

potencialmente patrimonializable, y una vez que son “activados” como patrimonio

pasan a formar parte de los repertorios patrimoniales existentes.

Prats agrega que se trata de un proceso de selección definido por valores, ideas e

intereses contemporáneos, y llevado a cabo por aquellos actores sociales con el

Page 12: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

7

suficiente poder para lograrlo, aunque se pretenda legitimar dicho proceso mediante la

imagen de sujeto colectivo. Son los expertos y los científicos quienes cuentan con la

capacidad de proponer interpretaciones y significados para establecer esos nuevos

repertorios patrimoniales. De esta forma, se entiende que el patrimonio no lo es por sus

características intrínsecas sino por el resultado de la intencionalidad de determinados

individuos que logran imponer su posición y la cristalizan en el objeto patrimonializado.

Una vez convertido en patrimonio se carga de valor y universalidad al objeto que

aparentemente le eran propias.

Es desde lo anterior que se puede considerar al patrimonio como un espacio de conflicto

ya que lo que se define como patrimonio universal y compartido por todos, puede no

serlo por todos los sectores de la misma sociedad. Desde el punto de vista de María Luz

Endere (2010), hoy en día la visión del patrimonio es más amplia y flexible que antes,

ya que se considera tanto lo monumental, como lo que se encuentra debajo de la tierra y

las aguas, y también lo natural. A esto se agrega que la protección de un monumento

requiere también de la protección del entorno natural en el que se encuentra emplazado,

en concordancia con la Carta de Venecia (ICOMOS, 1964).

La comprensión de los recursos culturales y naturales que se encuentran diseminados en

el paisaje ha tenido grandes consecuencias en la categorización de lo que se considera

patrimonio. Algunos países consideran áreas protegidas aquellos sitios con mayor grado

de intervención humana, mientras que comenzó a desarrollarse el concepto de paisaje

para poder clasificar de manera más adecuada aquellos sitios que no eran estrictamente

naturales ni culturales. Es por esto que el Comité del Patrimonio Mundial incorporó en

1992 el concepto de sitios mixtos, entendiéndose “aquellos bienes culturales que

representan el trabajo conjunto del hombre y la naturaleza” y que “ilustran la

evolución de la sociedad humana y sus asentamientos a lo largo del tiempo…” (Endere,

2010: 29).

Según la autora, el patrimonio debe dejar de ser considerado como algo estático para

tornarse dinámico, como un proceso que abarca todo aquello que se encuentra

influenciado por los grupos humanos y que se considera digno de ser preservado.

Un ejemplo pertinente es el Patrimonio Intangible. En los últimos años se ha progresado

en el reconocimiento del patrimonio intangible, el cual ha sido protegido a nivel

internacional por la Convención de la UNESCO de 2003, por lo que debe protegerse la

cultura material de una comunidad como también sus conocimientos ancestrales,

técnicas, rituales, música, memoria oral, etc. Estos son los aspectos intangibles de la

Page 13: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

8

cultura que le proveen de un sentimiento de identidad y continuidad a través del tiempo.

Finalmente, la autora plantea que

“el patrimonio está formado por aquellos bienes tangibles o intangibles que una

comunidad o, al menos determinados sectores de ella, eligen proteger como

testimonios del pasado y desean transmitir a las generaciones venideras. Por eso

suele afirmarse que el patrimonio no es sino una construcción social que se hace

desde el presente con una fuerte intencionalidad respecto de lo que se desea

preservar” (p. 29).

A continuación, presentaremos algunas categorizaciones que dan cuenta de la

diversidad de posibilidades que encontramos a la hora de referenciarnos en el

patrimonio, y que serán tenidos en cuenta en el presente trabajo. En ese sentido, por

Patrimonio Cultural entendemos al que, según Crespi Vallbona y Planells Costa (2003),

“engloba la literatura, el arte, los monumentos, los museos y los ecomuseos, la

arquitectura religiosa, civil, militar, industrial o popular, la música, las danzas,

las celebraciones festivas, las costumbres, la gastronomía, las leyendas, los

rituales, etc., es decir, todo el conjunto de elementos simbólicos que ayudan a

configurar la identidad cultural del territorio en el que se hallan, una vez

legitimados socialmente” (p. 13).

Por sus características este se puede dividir en patrimonio cultural intangible

(inmaterial) y tangible (material). Según la Convención para la Salvaguarda del

Patrimonio Cultural aprobada por la UNESCO en 2003, el primero hace referencia a los

usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas, instrumentos, objetos,

artefactos y espacios culturales que le son inherentes, que las comunidades, los grupos,

y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio

cultural. Este tipo de patrimonio se transmite de generación en generación, es recreado

constantemente por las comunidades y los grupos en función de su entorno, su

interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y

continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la

creatividad humana. El patrimonio intangible está fuertemente asociado a la identidad, y

brinda a toda población local un sentimiento de identidad y continuidad con su pasado.

El segundo comprende, según Convención para la Protección del Patrimonio Mundial

Cultural y Natural de 1972, los bienes culturales “inestimables e irremplazables” de la

humanidad, que representan una simbología histórico-cultural particular para los

habitantes de una cierta comunidad. El mismo abarca monumentos (obras

arquitectónicas, esculturas, pinturas y obras de carácter arqueológico), conjuntos

Page 14: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

9

(construcciones aisladas o reunidas), lugares (obras del hombre y la naturaleza) y

artefactos culturales.

Otro concepto central para nuestra investigación es el de turismo. Debido a que el

estudio del turismo es un fenómeno reciente y multidisciplinario, no existe una

definición compartida por todos, sino que cada ciencia desde la que se lo aborda plantea

una conceptualización desde su punto de vista. La Organización Mundial de Turismo ha

aportado una definición oficial, según la cual

“el turismo comprende las actividades que realizan las personas durante sus viajes

y estancias en lugares distintos a los de su entorno habitual, por un periodo

inferior a un año, con fines de ocio, por negocio y otros motivos” (Sancho, 1998:

46).

Se trata de una definición amplia y flexible, que da cuenta de las principales

características del turismo: enumera los posibles elementos motivadores del viaje;

delimita el arco temporal a menos de un año; define la actividad desarrollada antes y

durante el periodo de la estancia; y localiza la actividad turística como una actividad

realizada por “fuera de su entorno habitual”.

Independientemente de la definición que tomemos para conceptualizar el turismo,

entendemos que ella debe tomar en cuenta varias cuestiones centrales. En primer lugar,

cuando hablamos de turismo existe un movimiento físico de los turistas que se

desplazan fuera de su lugar de residencia. En segundo lugar, comprende el viaje hacia el

destino como las actividades que se realizan en este, durante una estancia en el destino

que no puede ser permanente –es decir está acotada en el tiempo–. Y por último, abarca

los servicios, productos e infraestructura creados para satisfacer las necesidades de los

turistas. Como plantean Da Cunha y Campodónico (2005),

“el turismo puede ser concebido como un fenómeno social que implica el

acondicionamiento de recursos naturales para la explotación racional y la

instrumentación de diversos servicios con el objetivo de satisfacer las necesidades

de los consumidores, pero también como un fenómeno económico que genera

necesariamente la construcción de instalaciones recreativas, el acondicionamiento

de hoteles y otros servicios, ampliando el uso del espacio en un proceso de

generación de empleos y de nuevas fuentes de ingreso” (p. 42).

El turismo debe ser considerado, de esta forma, un hecho social que tiene un impacto

directo tanto en el que disfruta como turista de un tiempo de ocio en un espacio ajeno al

que habitualmente transita, como en los espacios –y sus habitantes– que reciben ese

movimiento.

Page 15: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

10

Por turismo social entenderemos a aquel “subvencionado por el Estado para las

personas de menores recursos o de las asociaciones de trabajadores”, y que nace

después de la Segunda Guerra Mundial en diferentes países con la implementación de

las vacaciones pagas (Acebo Ibañez y Schlüter, 2012: 459). Como dato distintivo no

busca el fin de lucro y está destinado a los extractos más débiles de la sociedad, o para a

aquellos que poseen algún tipo de limitación psicofísica para su práctica.

Por otro lado, debemos destacar una clara distinción que es fundamental a los fines de

nuestra tesis, y que implica al turismo de elites del turismo de masas. El primero se

referiría, según aprecia Bertoncello para el caso argentino de comienzos del siglo XX, al

“practicado sólo por los sectores sociales más acomodados de la población,

quienes emulando comportamientos sociales de grupos europeos con los que se

identifican, comienzan a viajar con fines turísticos hacia algunos lugares del país.

El turismo tiene para estos grupos una clara función social, en la medida en que se

trata de una práctica compartida que define y refuerza el grupo de pertenencia y

establece claras distinciones respecto de los otros; en gran medida, es una

práctica social complementaria a otras que, con roles similares, conforman los

hábitos de recreación de estos grupos […] Forma parte, en definitiva, de los

hábitos y costumbres que se definen como “civilizados” y que establecen claras

distinciones sociales respecto de quienes no los practican, algo fundamental en un

grupo que está definiendo su propio lugar social, en el contexto de una sociedad

atravesada por la inmigración masiva y tensada por los procesos de integración

nacional” (2006: 319-320).

Mientras que por el segundo entendemos, siguiendo a Noemí Wallingre, al que

“se caracteriza por el gran número de personas que lo realizan y que da lugar al

desarrollo de grandes centros turísticos. Esta modalidad comenzó a partir de la

Segunda Guerra Mundial, cuando se inició el desarrollo de un turismo más

accesible y las personas accedieron al derecho de disfrutar de vacaciones pagas”

(2012: 25).

Lineamientos metodológicos

Esta investigación es de carácter cualitativo. En ese sentido, la investigación cualitativa

problematiza las formas en las que los individuos y los grupos constituyen e interpretan

a las organizaciones y a las sociedades. Su intención es entender los acontecimientos,

acciones, normas, valores, etc., desde la perspectiva de los propios sujetos que las

producen y experimentan, tratando de captar la perspectiva del actor y la comprensión

Page 16: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

11

de quienes están siendo estudiados. La metodología elegida en el momento de diseño de

la investigación exigirá una revisión constante durante el transcurso del trabajo ya que,

como el objeto no puede ser bien entendido desde el comienzo, tampoco es posible

encontrar por adelantado las formas óptimas para su estudio.

En este sentido, en esta investigación avanzaremos sobre dos campos diferenciados,

aunque complementarios para nuestro caso, de metodología de recolección de datos y

análisis de los mismos. Por un lado, recurriremos a entrevistas orales a individuos

relacionados con la historia necochense, especialmente con el campo del turismo. Para

nuestro estudio hemos apelado a entrevistas no estructuradas, de carácter abierto, que

nos permitirán indagar las temáticas trabajadas en esta tesis, como así también las

historias de vida de nuestros entrevistados, fundamentales para entender su percepción

de esos relatos.

Si bien esta investigación no puede ser englobada dentro de lo que se denomina

“historia oral”, sí reconoce algunas de las características que esta presenta y que

creemos importantes para pensar nuestra investigación. En ese sentido, compartimos la

visión de algunos historiadores que la consideran una forma de aproximación a los

sectores sociales “sin historia”, centrada en el rescate de la memoria colectiva social e

individual.

La historia oral es una forma muy útil para aproximarse al estudio de la subjetividad de

los grupos sociales, trazar la permanencia de tradiciones, sentidos, prácticas comunes,

realizar análisis en profundidad de ese sentido común que marca los comportamientos

humanos tomando en cuenta su evolución en una época histórica determinada.

Esta técnica de investigación consiste en la recolección de testimonios orales,

anécdotas, canciones, cuentos, folclore, poemas, entre otras formas de transmisión oral.

No es importante la veracidad de los testimonios sino la posibilidad de indagar sobre su

sentido a través del tiempo. Cada testimonio marca diferencias y similitudes en la

memoria2 de las personas, que está marcada fuertemente por la experiencia de vida, la

actual postura política e inclusive su clase social (Moss, Portelli, Fraser, et. al., 1991).

Entendemos que a través de la oralidad se trata de disparar la memoria para construir

una fuente que nos aporte a lograr una forma más completa de comprensión del proceso

social. También proveerá de una fuente al investigador para aprehender tanto la

2 La memoria de los individuos es selectiva, lo que significa que de hecho tienen memoria ya que el

olvido es constitutivo de la memoria. Lo que precisamente da interés al testimonio orales la relación

entre el recuerdo espontáneo, el recuerdo solicitado y exhumado y el silencio. La ausencia es tan

significativa como la presencia. (Joutard, 1984).

Page 17: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

12

subjetividad de una época, como para percibir una serie de datos que de otra manera no

han quedado registrados.

En nuestro caso tomaremos los testimonios de aquellas personas que hayan estado

vinculadas al turismo, ya sea desde la actividad hotelera –central para nuestro tema de

estudio–, como de aquellos ligados a las políticas públicas –funcionarios públicos del

período– e historiadores locales. La lista de entrevistados está integrada por:

Alonso, María Angélica, viuda de Faidella (alias Beba). Dueña de Hotel Plaza.

Echeverría, Alberto. Dueño del Hotel Trocadero.

Ferrelli, Daniel. Expresidente del ENTUR [Ente Necochea de Turismo].

Izzo, Nestor. Expropietario del Balneario Izzo.

Muguerza, Felipe (alias Gogui). Ex - Secretario de Turismo de Necochea.

Ratti, Juan. Historiador amateur local.

Rodriguez, Nilda. Ex – mucama Hotel Trocadero.

Por otro lado, analizaremos publicaciones referidas a la historia de Necochea,

especialmente las publicaciones periódicas del período estudiado, en particular anuarios

periodísticos, revistas, folletería, etc., fuentes que nos permitirán reconstruir la historia

de la ciudad y el partido de Necochea, huérfana aún de una historia (véase Bibliografía).

Además, trabajaremos con imágenes de la ciudad –fotografías, postales turísticas,

imágenes reproducidas en los medios periodísticos– que permiten percibir los cambios

analizados, y complejizar en muchas ocasiones las explicaciones brindadas.

Organización de la tesis

La presente tesis está organizada en cuatro capítulos, conclusiones y bibliografía –

además de la presente introducción–. En el Capítulo 1–titulado “Argentina, Necochea

y el turismo de los treinta a los setenta”– contextualizaremos el trabajo de investigación,

haciendo una breve presentación de la historia argentina para el período estudiado –

ubicándola en Latinoamérica y el mundo–, para luego hacer una breve presentación de

la historia de la ciudad de Necochea. Cerramos el capítulo con una introducción a la

historia del turismo a nivel mundial y argentino.

El Capítulo 2–titulado “Playas, hoteles y transportes. Del turismo de elite al turismo de

masas. El caso de Necochea”– está centrado en el análisis del pasaje de un turismo de

elites a un turismo de masas en la ciudad de Necochea. Este análisis se centra en

Page 18: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

13

describir algunos de los elementos que permitieron el desarrollo del turismo de masas

en la ciudad –transporte, hotelería, formas de sociabilidad, y el rol estatal–.

El Capítulo 3–titulado “Entre el centro viejo y la villa balnearia”– se centra en describir

y analizar los cambios que se dieron en la ciudad de Necochea, en especial en la

espacialidad que une el viejo casco urbano con la villa marítima. Lo viejo y lo nuevo

son presentados en el análisis de los cambios que se dieron en la grilla urbana, y en el

desarrollo –no siempre controlado– de nuevas edificaciones y espacios verdes, y como

esto impacto en el desarrollo patrimonial de la ciudad.

Por último, en el Capítulo 4–titulado “Fiestas, festivales y turismo”– se analiza uno de

los exponentes más importantes del patrimonio intangible necochense, el Festival de

Espectáculos para Niños, su relación con el turismo y el impacto que tuvo para la

ciudad. La tesis termina con las Conclusiones, apartado en el que retomamos las

conclusiones presentadas en los diferentes capítulos y avanzamos algunas posibles

líneas de investigación a desarrollar en futuras investigaciones.

Page 19: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

14

CAPÍTULO 1: Argentina, Necochea y el turismo de los años treinta a

los setenta

Argentina, de la crisis de los años treinta al advenimiento del peronismo

El golpe de septiembre de 1930 que acabó con el gobierno de Yrigoyen fue un punto de

quiebre para la historia argentina. El primer golpe militar, pobremente organizado y con

un apoyo pasivo de sectores opositores al radicalismo, lograba desplazarlo del poder,

inaugurando un ciclo de intervenciones militares que culminarían 40 años después con

el golpe de marzo de 1976. El golpe abrió una serie de disputas que, lejos de poder

resumirse entre un enfrentamiento entre “autoritarios” y “democráticos”, como ha

planteado Cattaruzza (2009), involucró a diversos actores que dirimieron sus conflictos

en el plano social, económico, político y cultural.

En términos políticos, los años treinta estuvieron marcados por un intento de los

sectores conservadores de retomar el lugar preponderante que la reforma de 1912 y las

elecciones posteriores le habían arrebatado. La lucha entre dos sectores – uno

corporativista apoyado en el propio presidente Uriburu y en sectores nacionalistas; otro

defensor de la democracia y la institucionalidad, conformado por los partidos

tradicionales y los medios de comunicación masivos– terminó en el triunfo de éste

último, que gobernó hasta 1943 con la proscripción de la Unión Cívica Radical, el

partido del derrocado Yrigoyen, y cuando esta fue levantada por medio del llamado

“fraude patriótico”.

El ciclo se cerraría en Junio de 1943, cuando el vicepresidente en ejercicio, el

conservador Castillo intentó imponer un sucesor conservador favorable al bando aliado

en la guerra que se desarrollaba a nivel mundial. El veto de las Fuerzas Armadas,

abiertamente pro-fascistas, culminó en un nuevo golpe de Estado, antesala directa de la

llegada de Perón al poder. Este era uno de los militares más destacados en la

organización del golpe de 1943, cuyo poder se cimentó al reorganizar la Secretaría de

Trabajo y lograr el apoyo de amplios sectores trabajadores y sindicales, los que le

reconocían una política de reconocimiento de derechos laborales inédita en el país.

Luego de un confuso episodio en octubre de 1945, en el que Perón fue detenido por los

sectores liberales de las Fuerzas Armadas y “rescatado” por las movilizaciones obreras

Page 20: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

15

del día 17, las elecciones de 1946 confirmaron su lugar preponderante en la política

nacional.

En el plano económico, la Argentina no escapó a las restricciones que la crisis de 1929

impuso a las economías latinoamericanas. Según Gaggero y otros, esto se tradujo en una

disminución del valor y volumen de las exportaciones, lo que obligó a producir

localmente todos aquellos productos que antes eran importados, generando una

importante caída de las divisas. Muchos países optaron por subir los aranceles

aduaneros, controlar las divisas y depreciar la moneda (2004: 167). Este proceso llevó a

que se desarrollaran todas las ramas de la industria que antes constituían la mayoría de

las importaciones de los países de la región, como, por ejemplo, industria liviana,

artefactos para el hogar y textiles. Este tipo de industria requería tecnología simple,

siendo extensivas en el uso de mano de obra. Como consecuencia se percibió el

aumento acelerado de la urbanización.

En la Argentina la crisis de 19291, que se extendió hasta entrados los años treinta,

supuso una redefinición de la economía argentina. Como plantea Cattaruzza,

“las transformaciones que tuvieron lugar en la economía en torno a la crisis de

1929 fueron muy importantes, y terminarían por cambiar durante varias décadas

el eje de la economía argentina, que se desplazó de la venta de productos

primarios en el mercado internacional a la producción destinada al mercado

interno, con una marcada presencia de la industria” (2009: 164).

Si bien la exportación de productos agropecuarios no desapareció, tuvo un lugar menos

relevante que en los años previos. Fue el crecimiento industrial cimentado en la

sustitución de importaciones donde se dio el cambio más importante, crecimiento que se

vio acompañado por ciertas medidas de protección arancelaria promovidas por los

gobiernos del período.

En el plano social, una mayor participación de los sectores trabajadores en la

cotidianidad de las grandes ciudades marcó un cambio significativo con el pasado. A

este se le sumó una caída importante de la inmigración ultramarina, movimiento que no

afectó la población de las grandes ciudades, cuya población se vio alimentada por

1 La crisis económica que se abrió en 1929 en los Estados Unidos, con la caída de la Bolsa, se extendió a

todo el mundo y afectó a la mayor parte de las economías mundiales a lo largo de la década siguiente,

reduciendo el comercio mundial y generando una recesión importante; véase Hobsbawm (1998).

Page 21: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

16

migrantes internos, provenientes de las zonas rurales del interior. Este proceso se debe,

en palabras de Lila Caimari, a

“la fuerza inédita que en los años treinta ejerce el imán de las grandes ciudades se

explica por su coincidencia con un ciclo rural expulsivo: la declinante demanda de

mano de obra de una agricultura que se ha ido transformando en tecnológica –aun

parcialmente–, el fin del proyecto de las colonias agrarias inmigratorias, la

decadencia del arriendo que históricamente había vinculado explotación y

asentamiento, un nuevo patrón de mudanza de productores a las ciudades

cercanas…” (2012:197).

Por otro lado, desde comienzos de los años treinta se empieza a hacer evidente una

mejora general en el bienestar de amplios sectores de la sociedad, en especial de los

trabajadores urbanos, proceso que se verá expandido durante los años del peronismo.

Esta “democratización del bienestar” comienza a manifestarse con fuerza en el acceso

que tienen estos sectores a formas de divertimento antes vedadas, como el cine y el

teatro. Los sectores medios lograron ya en los años treinta acceder a vacaciones, con la

posibilidad de conocer los destinos turísticos antes exclusivos de las elites.

Los años del peronismo

Como hemos mencionado, la llegada al poder de los militares en 1943 supuso el

ascenso político de Perón, en especial desde su accionar en la Secretaria de Trabajo y

Bienestar Social, nueva denominación del viejo Departamento Nacional de Trabajo.

Desde allí su principal objetivo era resolver conflictos laborales y organizar los

sindicatos, reconociendo los reclamos y necesidades de las organizaciones obreras. A un

año del golpe de estado Perón se había transformado en la principal figura del régimen

militar, siendo sus únicos oponentes para este momento el Departamento de Estado

norteamericano, los radicales y los medios gráficos liberales. Sin embargo, su detención

en octubre de 1945 marcó un quiebre importante, demostrando a amplios sectores el

ascenso que tenía el coronel entre los sectores obreros. Esto mismo fue lo que lo llevó,

meses después, inesperadamente a la presidencia del país.

En su mandato aplicó ciertas reformas laborales que beneficiaron en gran medida a la

clase obrera, reformas que entendían que “las poblaciones no podían estar condenadas

a sufrir la desocupación o la miseria, sino que la acción estatal debía evitarlas”

(Cattaruzza, 2009: 208), y buscaban “prevenir la radicalización de los conflictos y la

Page 22: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

17

propagación del comunismo” (Torre y de Riz, 2002: 60). Así, el gobierno peronista

llevó a cabo una política económica cuyos tres objetivos principales eran: fomentar una

distribución más equitativa de la renta nacional; el establecimiento de un sistema de

incentivos que premiara las actividades orientadas al mercado interno y desestimulara la

producción dirigida a los mercados internacionales; y la expansión del gasto público,

que reforzaba el papel del Estado en la producción y la distribución. Perón escogió la

continuación de la industrialización liviana ya que era más congruente con una

distribución progresiva de la renta. Esta política económica del peronismo no fue fruto

de una estrategia económica deliberada, sino de la combinación de una serie de

circunstancias favorables que no se volverían a repetir en la historia de la economía del

país, la cual se vio beneficiada por los crecientes ingresos fiscales, la masificación del

ahorro institucionalizado, y la evolución del mercado internacional de la posguerra

(Torre y de Riz, 2002: 60-61).

Por otro lado, la política laboral de Perón tenía como objetivo hacer extensivo el sistema

de pensiones a todos los trabajadores empleados del comercio y la industria,

introduciendo las indemnizaciones por despido y las vacaciones pagas. Además, se

dictaron varios decretos que reforzaron las mejoras hacia los sectores trabajadores:

aumentos salariales, protección de la estabilidad laboral, extensión de las jubilaciones,

aguinaldo, entre otros.

La democratización del bienestar antes mencionada tuvo, en ese contexto, su momento

de mayor esplendor. El turismo fue en ese sentido la imagen más clara de una escala de

expansión novedosa. Como refleja Caimari en cifras, la progresión va de “65.000

turistas en 1930, 380.000 diez años después, y 1 millón a las puertas de 1950”

(2012:243). Fue el turismo social el que mejor refleja un logro para los sectores

trabajadores que pueden aspirar a los beneficios que ya tenía una parte importante de las

clases medias, que sin embargo les es imposible conseguir sin esa activa acción estatal.

Aun así, para comienzos de los años cincuenta la crisis del régimen era evidente. Los

cambios a nivel mundial, con el fin de la bonanza que había significado la neutralidad

en la Segunda Guerra Mundial, más una serie de malas cosechas – que afectaban el

bienestar económico estatal – culminaron en un abierto enfrentamiento con los sectores

opositores, que con el activo apoyo de la Iglesia y de los militares derrocaron al

gobierno en septiembre de 1955.

Page 23: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

18

América Latina y la Argentina de los sesenta a los setenta

La denominada Guerra Fría se inició en 1947, y supuso un estado de constante tensión

entre los Estados Unidos y la URSS –así como con los bloques liderados por cada uno

de ellos– motivado, principalmente, por sus pretensiones hegemónicas, generando así

un sistema internacional bipolar, caracterizado por

“1) elevada concentración militar en ambos bloques; 2) intensa campaña

propagandística en contra del otro; 3) rechazo de forma general del compromiso y

la negociación, sustituidos por la polémica y la denuncia; 4) conflicto entre

capitalismo y socialismo que tuvo su expresión en situaciones revolucionarias en

el tercer mundo; 5) ejercicio de una política de represión y persecución de

aquellos sospechosos de colaborar o simpatizar con el enemigo; 6) confrontación

Este-Oeste que se impuso sobre cualquier otro aspecto de las relaciones

internacionales.” (Gaggero y otros, 2004: 227).

La Revolución Cubana condicionó el futuro de Latinoamérica en ese contexto. El

triunfo revolucionario y su paso a la órbita soviética llevaron a los Estados Unidos a

tomar medidas concretas para evitar la expansión del comunismo por la región. Por un

lado, intentó aplicar reformas modernizadoras en América Latina, planteando un

programa que relacionaba la ayuda económica masiva para América Latina, con el

fortalecimiento de “reformas democráticas”. Este programa fue llamado “Alianza para

el Progreso”, e incluía como metas económicas la importancia de la diversificación

económica a través de la acelerada industrialización, el aumento de la producción

agrícola, y la creación de acuerdos para alcanzar estabilidad en los precios. Su fracaso

alentó a los sectores más duros del gobierno norteamericano a impulsar la Doctrina de

Seguridad Nacional, que influiría en la formación de militares de las naciones

sudamericanas, fomentando una guerra contra el comunismo desde los aspectos

políticos, ideológicos, militares y económicos (Gaggero y otros: 2004).

La consecuencia de estas medidas fue que a partir de la década del 60 en varios países

latinoamericanos fueron impuestos regímenes represivos mediante golpes militares,

donde las decisiones eran tomadas por los altos mandos militares, por ejemplo, Brasil en

1964, Argentina en 1966 y 1976, y Chile en 1973. La modernización económica y la

eliminación del peligro comunista solo podía ser llevada adelante por la fuerza, contexto

que limitó considerablemente el desarrollo de democracias y permitió la represión de

Page 24: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

19

todo tipo de manifestación opositora –ya sea en el plano económico, político o cultural–

a los regímenes instaurados por la fuerza.

En la Argentina esos procesos se manifestaron con una creciente inestabilidad política,

social y económica, que impidió la consolidación de un régimen democrático viable. La

proscripción del peronismo fue un factor central en la vida política hasta 1973, cuando

el propio Perón logró regresar de su exilio y ser elegido presidente por tercera vez. En el

plano económico, los objetivos de quienes habían derrocado al líder peronista en 1955

se resumían en defender el retorno a la estrategia económica basada en el libre cambio,

con el fin a corto plazo de ajustar la economía para compensar el déficit de la balanza de

pagos, y a largo plazo recrear la estructura económica y el equilibrio político y social

anterior a la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, el período se caracterizó por la pervivencia del peronismo y el fracaso de

los sucesivos experimentos políticos y económicos, entre los que se destacó el modelo

desarrollista encarado desde el gobierno de Arturo Frondizi. Aún cuando éste último

intentó morigerar la represión de los simpatizantes del líder exiliado, sus políticas

económicas tendientes a la modernización industrial y los límites a las negociaciones

con los sectores trabajadores, terminaron por mellar al gobierno, que no pudo resolver el

problema del peronismo y fue desplazado por las Fuerzas Armadas. La crisis política

posterior, que incluyó enfrentamientos abiertos entre diferentes sectores militares,

culminó en 1966 con la llegada al poder del general Onganía, quien representaba de

manera acabada el modelo del militar fomentado por los Estados Unidos para el

continente, es decir, portador de ideas modernizadoras en lo político y económico, y

“paladín” del anticomunismo.

El nuevo gobierno basó su gestión en un plan de tres etapas: la económica, que estaba

orientada a alcanzar la estabilidad y modernización del país; la social, que consistía en

la distribución de los beneficios recogidos durante la primera etapa; y por último la

política, que marcaría el fin de la revolución y se transferiría el poder a organizaciones

auténticamente representativas, en el marco de un sistema corporativista. Su fracaso fue

evidente para 1969. Como ha planteado Vicente Palermo, luego de la implantación de

un orden a través de la represión (intervención de universidades, abolición del derecho a

huelga, disolución de asociaciones estudiantiles, apego a una moral cristiana, entre otras

medidas) “es la fórmula política la que, si por un lado hace posible la implementación

Page 25: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

20

de una gestión económica de ésta índole2, por otro lado estalla debido a su propia

orientación represiva” (2012: 50). La crisis sobreviene cuando la oposición de

trabajadores y universitarios –con la consiguiente represión por parte del gobierno–,

demostró la debilidad del elenco gubernamental, que terminó siendo cooptado por los

sectores liberales y antiperonistas del Ejército3. Un último intento de retorno a la

democracia sin el peronismo fracasó en 1972, abriendo las puertas del regreso de Perón

a la presidencia.

Luego de un breve interregno de Héctor Cámpora –elegido presidente por la prohibición

que alcanzaba a Perón de participar en las elecciones–, el líder peronista llevó adelante

un gobierno cuyo objetivo era alcanzar una “democracia integrada”, en la cual se

colocaba a los grupos de interés y los partidos políticos en igualdad de condiciones

(Torre y de Riz, 2002: 120-121). La firma de un “pacto social” intentó ordenar una

economía jaqueada y limitar la protesta social, aunque sin éxito. La muerte de Perón no

hizo más que acelerar la descomposición política –con el enfrentamiento entre los

sectores de la izquierda y la derecha peronista–, económica –con una descomposición

del poder adquisitivo de los sectores trabajadores en aumento y un progresivo

endeudamiento estatal– y social –con la creciente represión de los sectores opositores al

gobierno–. El clima de inestabilidad culminó en marzo de 1976, con un golpe de estado

que inauguraría la dictadura más sangrienta de la historia del país.

La ciudad de Necochea, de sus orígenes a los años treinta

Antes de la llegada de los españoles, el territorio del actual partido de Necochea se

encontraba poblado por grupos cazadores-recolectores nómadas que ocupaban el

territorio pampeano desde unos 14000 años antes del presente. La costa fue un espacio

propicio para que estos grupos encontraran rodados costeros con los cuales fabricar sus

artefactos líticos –armas y herramientas cortantes, entre otros–, aunque en los tres

milenios previos a la llegada de los españoles la vida se desarrollaba primordialmente

2 Durante el “onganiato” hubo continuidad económica con el pasado, en lo referido al modelo de

desarrollo con el comando del Estado. Las medidas centrales fueron un fuerte proteccionismo, privilegio

del sector industrial y expansión de la estrategia desarrollista, donde se alentaba la producción de insumos

intermedios, bienes de capital y disciplinando la fuerza laboral, alentando la productividad y el control de

la puja distributiva (Palermo, 2012: 50)

3 La oposición nació en la provincia de Córdoba, donde los obreros del sector automotriz y siderúrgico,

con el apoyo del estudiantado universitario, protagonizaron el “Cordobazo”, verdadera revuelta popular

que minó el poder del gobierno de Onganía.

Page 26: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

21

en la llanura y las visitas a las costas, registradas en la dieta de estos grupos, eran

marginal (Politis, 2012). A partir de la llegada de los españoles estas sociedades

indígenas sufrieron cambios profundos, entre los que se destacó el uso del caballo y el

desarrollo de un sistema de cacicazgos que, débil en un principio, terminó siendo muy

poderoso para el siglo XVIII. En paralelo, se dio una fuerte militarización como

respuesta a la presión del estado colonial, primero, y republicano después. Además, los

contactos con los europeos fomentaron en estos grupos nuevas pautas de consumo

socioculturales, que se incrementaron desde el siglo XVII, con el fin de las guerras entre

españoles y araucanos en Chile.

De este período datan los primeros contactos de los españoles con el territorio del actual

partido de Necochea. El jesuita José Cardiel fue el primero en incursionar por el sudeste

de la provincia de Buenos Aires, en el año 1748, llegando hasta la desembocadura del

río Quequén Grande, y fue quien efectuó los primeros trabajos de cartografía de la

región, advirtiendo la fertilidad de las tierras y su aptitud para los cultivos y la cría de

ganado. Sin embargo, no fue hasta el año 1820 que se comenzó a poblar el sudeste de la

provincia. Con el inicio de la organización nacional comenzó la creación de los

partidos, siendo fundado el partido de Necochea en 1865. No obstante, uno de los

principales problemas que inquietaba a los pobladores seguía existiendo: los malones

indígenas, que causaban estragos en las poblaciones, llevándose enorme cantidad de

ganado y mujeres. Por lo tanto, se creía necesaria la creación de un pueblo que

aglutinara a la población, protegiéndola de dichos ataques indígenas.

Es así entonces que en 1871 Ignacio Murga4 empezó a reclamar la fundación de un

pueblo que fuera cabecera del partido (véase Imagen 1.1). Debido a que ningún

asentamiento poblacional podía prescindir de un elemento vital como es el agua, se

determinó que la zona ideal a poblarse sería aquella adyacente al río Quequén Grande,

en cercanías del Océano Atlántico. Un hecho fortuito reactivó la necesidad de

consolidar un poblado estable en la región: el naufragio de un velero llamado “El

Filántropo” sobre la costa del paraje Médano Blanco, que transportaba carga para el

puerto de Bahía Blanca en pleno invierno. El desamparo de las costas en la región, en

especial por la falta de asentamientos efectivos, llevó a que los pobladores de la zona

4 Nacido en Dolores el 19 de Julio de 1842, su nombre completo era Ángel José Ignacio Murga. Era hijo

de Segundo Murga – tucumano de origen – y Carmen Picado – hija de un importante terrateniente -. Fue

el primer intendente de la ciudad de Necochea, juez de paz, y concejal por el conservadurismo. Falleció a

los 76 años en Buenos Aires, el 5 de Mayo de 1918.

Page 27: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

22

reactivaran su pedido de consolidación de una cabecera de partido. El naufragio impulsó

una serie de reuniones entre estos, que culminaron en la redacción de petitorio dirigido a

las autoridades porteñas y platenses solicitando la creación de un pueblo. Se

encontraban entre los firmantes Ángel I. Murga (comandante de Guardias Nacionales) y

Victorio de la Canal (Juez de Paz). No obstante, las gestiones se vieron aplazadas por la

acción de los malones indígenas sobre la zona. Varios años después, en 1877, Ángel I.

Murga convocó a un nuevo encuentro de vecinos, donde se confió a Murga la tarea de

entrevistar a funcionarios del gobierno. Se comprometería todo el apoyo electoral al

partido político que se propusiera llevar a cabo el proyecto. Fue de esta manera como

los doctores Dardo Rocha y Aristóbulo del Valle se involucraron en la cuestión quienes,

luego de una serie de tropiezos burocráticos, procedieron a la expropiación de dos

leguas cuadradas pertenecientes a Don Eustaquio Díaz Vélez.

Por decreto del 8 de junio de 1881 se encomendó al agrimensor José María Muñiz la

tarea del trazado de la planta urbana y aledaños. La fundación del pueblo se dio el 12 de

octubre del mismo año. Su desarrollo estuvo marcado por dos hitos fundamentales, en

palabra de Pastoriza: la llegada del ferrocarril en 1892 y la construcción del puerto

Quequén en 1911 (2001: 68). Junto a esto en 1890 nació el balneario, ubicándose el

mismo sobre la costa atlántica a más de 4 kilómetros de la ciudad, sobre una franja de 4

manzanas ubicadas sobre la costa. La Villa Díaz Vélez, tal la denominación que tuvo

desde sus orígenes, tenía sin embargo un origen previo, por la acción de emprendedores

privados como el inmigrante vasco Juan Azúa, quien había construido un hotel y un

balneario en 1884. Con el paso del tiempo el balneario se fue poblando gradualmente,

con una edificación de estilos variados. El balneario contó con una Rambla Municipal

que oficiaba como un centro social. Hacia el año 1914 existía un tranvía que unía el

centro de la ciudad con el balneario, además de varios hoteles y un casino (Pastoriza.

2001:70).

Page 28: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

23

Imagen 1.1: Ángel José Ignacio Murga

Fuente: http://www.juanjoseflores.com.ar/2014/01/murga-83-anos-en-el-olvido.html

El crecimiento de la ciudad en las primeras décadas del siglo XX se vio coronado en los

años treinta cuando tanto el Estado nacional como el provincial promovieron varias

acciones modernizadoras que afectaría directamente el desarrollo de la ciudad. Por un

lado, se mejoraron los medios de transporte que unían a la ciudad con el resto del

territorio; por otro, en 1938 se construyó un camino costero que unía la zona portuaria

con la villa y la ciudad, y el Estado provincial inició un plan de remodelación urbana

que implicó la ampliación de la Rambla, donde se construiría un nuevo paseo comercial.

Además, se construyó el Palacio Municipal, se modernizaron las plazas y el sanatorio

municipal, se creó el cementerio y se pavimentaron las calles principales (Pastoriza.

2001:71). Para fines de la década del treinta, el casco urbano de la ciudad se encontraba

consolidado, y era la villa balnearia la que comenzaba a desarrollarse con necesidades

concretas de modernizar sus instalaciones.

Los años del peronismo en Necochea

Los años que van de 1945 a 1955 se caracterizaron por el gran impulso económico que

experimentó la ciudad, gracias a la industria pesquera, la actividad portuaria –en

Page 29: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

24

especial la exportación de cereales–, la actividad turística y la producción agrícola

ganadera de la región.

La actividad portuaria era una de las principales fuentes de ingresos y trabajo para la

ciudad. Aún así, el puerto Quequén requería ciertas modificaciones en su estructura para

asegurar el óptimo funcionamiento de la actividad ya que, tanto el escaso calado del

canal de acceso junto con la constante afluencia de bancos de arena y la escasa

extensión de sus muelles, hacían que se torne difícil el acceso de los barcos de ultramar,

desviándolos hacia otros puertos más accesibles. Por otro lado, la actividad pesquera era

importante, y lo obtenido se enviaba a la ciudad de Buenos Aires, reservándose algunas

especies para las fábricas de conserva y manipulación del pescado que funcionaba en

dicho puerto, industria fundamental durante el período que mantenía una producción

tanto para el mercado interno como para el externo.

En cuanto a la actividad turística, a pesar de no haberse realizado grandes obras de

mejoramiento del balneario Villa Díaz Vélez por lo menos por 10 años, la afluencia de

turistas a las playas necochenses se acrecentó año a año. En concordancia con dicho

crecimiento, se sumaban periódicamente nuevos establecimientos de hospedaje,

contribuyendo así al progreso y comodidad del balneario. La gran afluencia turística se

debía a diferentes motivos, entre los que se destacaban la seguridad de sus playas, su

amplitud, su suave declive, la conexión de la ciudad con los principales centros urbanos

del país, y ya con el peronismo la incorporación del balneario en los planes de turismo

social.

La inestabilidad política en la conducción del partido de Necochea no fue un

impedimento para su desarrollo.5 En estas décadas la Villa Díaz Vélez tuvo un proceso

de mejoramiento notorio, que incluyó la expropiación de tierras costeras para ampliar el

balneario hacia el sur, y la urbanización de la zona. Una parte de los gastos de este

proceso estuvo asignado a las ganancias que obtenía el fisco con el casino de la ciudad.

Pero además los privados, a través de la Asociación de Fomento de Necochea, tuvieron

una activa participación en este desarrollo, mejorando los caminos de acceso a la Villa y

5 Durante los gobiernos peronistas (1945 – 1955), se sucedieron 12 comisionados e intendentes. Ellos

fueron: Nestor Montangero (03/03/45 – 04/10/45), Hernani Morgante (02/02/46 – 26/04/46), Humberto

Bonaura (26/04/46 – 19/07/46), Antonino Ugo (19/07/46 – 31/05/47), Ernesto Presa (10/08/47 –

03/02/48), Eulogio Bengochea (03/02/48 – 05/04/48), Francisco Fusté Padrós (05/04/48 – 01/05/48), José

Brun (01/05/48 – 17/12/49), Andrés Villanueva del Gage (17/12/49 – 01/05/50), José Marchetti (01/05/50

– 19/01/52), Lerio Rossi (19/01/52 – 02/05/52) y Rodolfo Juvencio Arce (02/05/52 – 22/09/55).

Page 30: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

25

aquellos que la comunicaban con todo el frente costero. Con Ernesto Presa de

comisionado se mejoraron las comunicaciones viales entre la ciudad y la costa, en

especial entre la estación ferroviaria y la urbanización costera. En enero de 1948, se

sancionó una ordenanza municipal que establecía la ampliación de la planta urbana y la

Villa Díaz Vélez, tarea que estaba a cargo de la Dirección de Pavimentación de la

Provincia. Además, se desarrollaba un amplio programa de instalación de cloacas, que

pretendía mejorar sensiblemente la vida en la ciudad. Otra mejora importante para la

ciudad fue el Plan de Pavimentación Urbana y Suburbana de Necochea de 1949, que

pretendía ampliar los afirmados existentes en la ciudad y la zona del balneario.

En este período, la Villa Díaz Vélez poseía sólo 500 metros de frente marítimo, debido

a la existencia del parque que ponía freno al avance urbano. Se hacía necesaria una

expansión que posibilitara el aprovechamiento de las playas en toda su extensión, por lo

que se propuso extender la avenida costanera y lotear los espacios a su vera. La ley de

forestación y urbanización puso en manos del Instituto Inversor de la Provincia de

Buenos Aires la tarea de mejorar y estimular el desarrollo de zonas afectadas a la

actividad turística. Dicho Instituto procedería en Necochea a urbanizar, subdividir y

vender en lotes las tierras que expropiaría el estado bonaerense para ampliar el

balneario. Se reservaron los espacios para obras públicas proyectadas con anterioridad,

como el edificio destinado a Hotel Provincial y Casino (Anuario Necochea, 1950: 37).

Durante los años del peronismo, los primeros días de diciembre comenzaban a arribar a

Necochea los primeros contingentes de turismo social. Cada grupo de turistas,

beneficiarios de este sistema oficial, permanecería en la ciudad por espacio de 10 días.

Los turnos se iban renovando sucesivamente hasta finales de marzo. La organización

del sistema estaba a cargo de la Dirección de Turismo y Parques de la Provincia, la cual

realizó oportunamente los contratos de alojamiento con la industria hotelera –que

ofrecía tarifas especiales–, por intermedio de la Asociación de Hoteles y Afines de

Necochea.

A comienzos de los años cincuenta, la ciudad experimentó una alta demanda por parte

del turismo social, que demostró la gran aceptación que tuvo el balneario. Durante los

meses de diciembre, enero y febrero llegaron a la ciudad contingentes patrocinados por

la provincia de Buenos Aires, con el slogan “Usted se paga el pasaje, la Provincia el

Hospedaje”, que permitieron la prolongación de la temporada hasta finales del mes de

marzo generando temporadas muy exitosas en lo económico, en especial para aquellos

Page 31: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

26

hoteles que albergaban dichos contingentes (Getino, 2002: 180). Aún cuando estos

planes de los gobiernos peronistas buscaron fomentar una oferta turística amplia, que

incluyera los destinos serranos, el éxito que experimentaban las playas marítimas de la

provincia frente a estos obligaron a mejorar y ampliar sus comodidades de hospedaje.

José Marchetti, intendente entre 1950 y 1952, dictó una de las ordenanzas más

importantes del período en la que disponía la adhesión de la Municipalidad de Necochea

al proyecto de la Dirección de Pavimentación de la Provincia sobre la construcción de

afirmado y obras conexas en la segunda parte de la avenida costanera, en un tramo de

10 cuadras. Esta gestión estaba basada en la Ley Provincial 3.928 que establecía que la

tierra expropiada por el fisco, frente al mar se fraccionaría y vendería en subasta

pública. La ley citada disponía que la diferencia que se obtuviera entre el precio de

adquisición por parte del gobierno y el que arrojara la subasta se emplearía íntegramente

en Necochea, en obras de urbanización del balneario, caminos, hoteles, campamentos de

turismo, un nuevo casino y servicios de asistencia social. En 1951 comenzó el proceso

de urbanización del Parque Díaz Vélez, terreno expropiado por el gobierno provincial

para la ampliación del balneario (Anuario Necochea, 1951:103).

En cuanto a la ordenación edilicia se reglamentaron las actividades de los corredores de

hoteles, los que debían inscribirse en un registro municipal y cumplir con los requisitos

mínimos para cumplir con su funcionamiento según las leyes vigentes. Además, se dio

un proceso de reordenamiento territorial, que incluyó un amplio estudio realizado por la

Oficina de Obras Públicas y Catastro municipal en donde se establecieron cambios en

la nomenclatura de las calles. Esto incluyó que a cada calle se le otorgó un número y

denominación, una numeración domiciliaria ascendiente en función de la continuidad de

las denominaciones de las calles, legislación que se ampliaría con el crecimiento de la

planta urbana. Por otro lado, entre 1951 y 1955 se dieron marcha a obras de mejora en

la zona portuaria, que incluyeron la construcción y prolongación de las escolleras que

protegían el ingreso a la zona portuaria. En 1954 se construyó un nuevo puente que unía

la ciudad con el puerto, sobre el río Quequén, lo que facilitaba el ingreso automotor a la

zona portuaria. Las exportaciones marítimas mejoraron sensiblemente, cuando la

exportación de granos superó el millón de toneladas, en especial con cereales como el

trigo y la avena.

Page 32: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

27

Necochea, de la Revolución Libertadora a la dictadura de 1976

La Revolución Libertadora se hizo con el poder municipal en Necochea el día 22 de

septiembre de 1955, cuando tropas al mando del capitán de corbeta Rafael González

Ardalur tomaron posesión de la intendencia municipal y la comisaría. Las primeras

medidas tendieron a “limpiar” toda manifestación del peronismo, como retratos, bustos,

escudos partidarios y demás símbolos, que eran arrojados por las ventanas a la calle.

Aquellos empleados municipales que no acataron las órdenes fueron detenidos y

trasladados a la comisaría.

La Intervención Federal en la provincia otorgó a la comuna necochense una partida de

1.000.000 de pesos para la construcción de edificios que funcionarían como

delegaciones municipales, que incluyó una serie de mejoras en el alumbrado público y

en el pavimentado de arterias fundamentales de la ciudad. Para 1958, las elecciones

pusieron fin a la intervención militar, y fue elegido intendente Edgardo Hugo Yelpo,

candidato de la Unión Cívica Radical Intransigente6. Una de sus primeras acciones fue

la constitución de la Comisión Municipal de Turismo, cuya función primordial era el

fomento del turismo en la ciudad. En ese sentido, en 1961 se desarrolló la primera

edición del Festival Infantil, que incluía diversas actividades culturales infantiles. Las

actividades en favor del turismo incluyeron medidas tildadas de modernistas, como la

demolición de los hoteles Paris Hotel y Necochea Hotel, que fueron un importante

impacto para el patrimonio local.

Por otro lado, durante el gobierno de Yelpo se realizaron diversos trabajos de

pavimentación en la zona céntrica de la ciudad, fueron declaradas oficialmente iniciadas

las obras de la central termoeléctrica provincial, empresa que generó una nueva fuente

de trabajo muy valorada hasta la actualidad, y se concluyeron las obras ampliatorias del

elevador terminal del Puerto Quequén, comenzadas en 1952.

Durante el gobierno militar iniciado en 1962 se dio la remodelación integral de la

diagonal San Martín, arteria que unía la Villa Balnearia y la ciudad de Necochea, se

ampliaron otras arterias, se instalaron sistemas de cloacas y tendido telefónico. Las

6 Entre 1955 y 1976 se sucedieron los siguientes intendentes: Rafael González Aldalur (22/09/1955 –

13/04/1956), Jorge Isaac Soldavini (13/04/1956 – 02/05/1958), Edgardo Hugo Yelpo (02/05/1958 –

01/09/1962, UCRI), Noberto Echegoyen (01/09/1962 – 27/12/1962), Osvaldo Mascardi (28/12/1962 –

12/10/1963, Partido Federal), Edgardo Hugo Yelpo (12/10/1963 – 13/07/1966, UCRI), Carlos Alberto

Ceretti ( 13/071966 – 30/07/1966), Norberto Echegoyen (30/07/1966 – 20/12/1968), Alberto Percario

(20/12/1968 – 25/05/1973), Juan José Laterza (31/05/1973 – 08/09/1973, PJ) y Edgardo Hugo Yelpo

(08/09/1977 – 10/05/1976).

Page 33: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

28

elecciones permitieron a Yelpo volver a la intendencia en 1963. El nuevo gobierno

mantuvo la política de mejora de la ciudad, que incluyó la inauguración de la Terminal

de Ómnibus de la ciudad en 1965. El estallido revolucionario de 1966 dispuso la

cesantía de las autoridades, y su reemplazo por el comisionado interino Teniente

coronel Carlos Alberto Cereti, quien fue reemplazado en julio por el doctor Norberto J.

Echegoyen, con el cargo de intendente municipal.

La reorganización de la oferta hotelera sindical, promovida desde el gobierno nacional

en busca del apoyo de los sectores sindicales, permitió un crecimiento turístico

importante en los primeros años del gobierno de Onganía, que en la temporada 1967/68

se reflejaba en 69000 turistas más que en la temporada 1965/66. Además, en 1968 se

puso la piedra fundamental del edificio del Casino, único por su estructura en

Sudamérica, y se clausuró definitivamente la estación ferroviaria de la ciudad. Por otro

lado, se comenzó con la remodelación de la avenida 59, lo que supuso reestructurar la

Rambla para habilitar espacios para el estacionamiento vehicular. La muerte de

Echegoyen permitió la llegada al municipio de Alberto Percario, quien al desarrollar

una política de modernización de la zona balnearia, destruyó el patrimonio

arquitectónico de la ciudad: se demolieron la rambla, las casonas y el primer palacio

municipal (véase Imagen 1.2). Por otro lado, se creó el Museo Histórico Regional, que

se ubicaría en la casona de los Díaz Vélez en medio del Parque Lillo, con el objetivo de

rescatar, preservar y hacer conocer la historia necochense. Así, entre los años 1970 y

1973 se terminó de consolidar el casco “histórico” de la ciudad, mientras que la

edificación en el sector del balneario comenzaba a hacerse más densa. En ese contexto,

la construcción del edificio del Casino y el aumento del poder adquisitivo general

fueron dos factores muy importantes que provocaron gran afluencia turística.

Page 34: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

29

Imagen 1.2: Alberto Percario

Fuente: http://www.ecosdiariosweb.com.ar/u/fotografias/m/2014/10/30/f700x390-8547_47565_46.jpg

En 1973, con las elecciones que abrieron el regreso del peronismo al gobierno, asumió

Hugo Yelpo como intendente municipal. Ese mismo año se inauguró la primera etapa

del complejo casino, que comprendía la sala de juegos, la confitería y los locales

comerciales, cuya segunda etapa fue concluida en 1975, que comprendía el salón

auditórium, una boite, una pileta de natación, obras de acceso y estacionamiento, y de

parquización. En paralelo, se dio entre los años 1973 y 1976 un crecimiento importante

de las edificaciones en altura de viviendas multifamiliares en la zona del balneario; lo

que implicó un crecimiento de la infraestructura sin precedentes, sin el control estatal

necesario ni un plan urbano específico que estableciese las normas edilicias a seguir. El

golpe de estado de marzo de 1976, rompió con la experiencia democrática nacida en

1973, aunque en la ciudad la intendencia de Yelpo se extendió por unos meses más.

Este breve recorrido por la historia de Necochea hasta el golpe de 1976 debe

complementarse con un dato que permite entender el desarrollo del partido de Necochea

a lo largo del período estudiado: su población. Según los datos expuestos en el Cuadro

1.1, la población del partido tuvo un crecimiento importante hasta comienzos de los

años cincuenta, cuando la misma se estabilizó. En términos de división por sexos, hasta

los años sesenta existió una clara predominancia de los hombres, que sólo se revirtió en

Page 35: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

30

el censo de 1970. En general, estos datos muestran un comienzo ligado

fundamentalmente a las actividades agrarias, en donde la mano de obra masculina era

fundamental. Ya para los años cuarenta esa realidad había cambiado significativamente:

a la actividad portuaria se debe sumar la turística, y el crecimiento de la población

femenina había logrado equilibrar a la masculina.

Cuadro 1.1: Población de la ciudad de Necochea y la Pcia. de Buenos Aires (1869-

1970)

Censo Necochea Pcia. de Buenos Aires

Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total

1869 816 313 1129 274021 221086 495107

1881 2156 1205 3361 296681 229900 526581

1895 5657 4400 10057 514955 406213 921168

1914 12030 9262 21292 1148998 917950 2066948

1947 26159 23290 49449 2244510 2029364 4273874

1960 22219 21281 43500 3424199 3324571 6766108

1970 25571 25574 51145 4410679 4363850 8774529

Fuente: Datos de estadísticas de Censo 1869, 1881, 1895, 1914, 1947, 1960 y 1970.

Una historia del turismo

Si bien el turismo como lo conocemos en la actualidad es un fenómeno reciente como

práctica social institucionalizada que responde a cambios en las estructuras sociales a

partir de los años 50, existen antecedentes de viajes de placer en la antigüedad, donde el

empleo de tiempo libre para el disfrute era una práctica exclusiva de la aristocracia de

turno (Getino, 2002: 29). Uno de los primeros antecedentes de la práctica turística

fueron los viajes con motivos religiosos de la época medieval, donde los peregrinos se

dirigían hacia lugares que eran considerados santos, como Roma o Santiago de

Compostela. En el Renacimiento se priorizó, como refiere Getino, “la idea de que la

verdad reside fuera de la mente y el espíritu y obliga a explorar y comprender la

experiencia humana más que la divina.” (2002: 31). La necesidad de conocimiento de

los hombres llevó a las personas, sobre todo en el siglo XVII con el surgimiento de la

burguesía, a interesarse más por visitar grandes centros culturales, como fue el caso de

Italia.

Page 36: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

31

Pero fue la “revolución industrial” y los “viajes de descubrimiento” las que permitieron

el desarrollo del proto-turismo. Como plantea Marc Boyer,

“Se puede observar una concordancia temporal entre el desarrollo de la

«civilización industrial» y los grandes descubrimientos del viaje, ambos fenómenos

británicos, lo que da pie a poder hablar de una «Revolución turística». Las

diferentes fases del pre-turismo primero y del turismo después son contemporáneas

de las eras paleo y neo-industriales. De hecho, la palabra turista apareció en los

años treinta del siglo XIX, aunque el fenómeno existía con anterioridad.” (2002:

18)

En el siglo XVIII surge el “grand tour”, que consistía en un viaje de varios meses con

finalidades tanto culturales, educativas y políticas para aquellos miembros de la

burguesía europea que podían costeárselo. Este viaje se creía imprescindible en el

proceso de formación de los hombres. Pero no fue sino hasta la Revolución Industrial, a

comienzos del siglo XIX, que gracias a las grandes innovaciones tecnológicas y al

desarrollo de transportes e infraestructura hotelera, que comenzó a insertarse la práctica

turística en el tiempo de las “minorías privilegiadas”, en especial de la clase media

(Getino, 2002: 32).

Con el desarrollo de las tecnologías de transporte, en especial del ferrocarril, se

acortaron las distancias y por lo tanto los tiempos y costos que implicaban los viajes. Es

por eso que el acceso a las prácticas turísticas dejó de ser exclusivo de la nobleza para

pasar a ser una práctica más generalizada en la sociedad. Fue en Gran Bretaña donde

surgió el término “turista”, que deviene del concepto “grand tour”.

El primer antecedente de viajes organizados, o “paquetes”, se lo debemos al gran

pionero de la actividad turística Thomas Cook, que en 1841 movilizó alrededor de 600

personas con el fin de asistir a un congreso. De esta forma realizó el primer viaje en

grupo con fines lucrativos. Cinco años más tarde, organizó el primer viaje guiado y en

1851 creó la agencia de viajes “Thomas Cook and Son”, que pronto se expandió,

estableciendo oficinas en cerca de 70 países. Cook introdujo poco tiempo más tarde los

viajes individuales con todos los gastos incluidos y los cheques de viajero.

Este desarrollo turístico al que hacemos mención, responde al desenvolvimiento de los

países europeos y de mayor poder a nivel mundial. En Latinoamérica no existían

grandes hoteles, ni agencias de viajes. Las clases adineradas latinoamericanas preferían

viajar a Europa en lugar de recorrer el territorio de sus países. Además, no existía un

Page 37: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

32

“turismo receptivo”, ya que sólo llegaban al país inmigrantes de las zonas pobres de

Europa buscando la construcción de un futuro próspero, o simplemente escapando de

los conflictos bélicos europeos.

A fines del siglo XIX en Europa, donde predominaba el turismo de tipo “termal”,

comenzó a tomar lugar el turismo de “sol y playa”, siendo las playas cálidas del Mar

Mediterráneo el principal destino. A ello favorecía el avance tecnológico en los

transportes, destacando en primer lugar los ferrocarriles y luego el automóvil. En este

período se comenzaron a fundar asociaciones en relación con el turismo, como por

ejemplo la “Unión Internacional de Organismos Oficiales de Publicidad Turística”, que

luego de la Segunda Guerra Mundial se convirtió en la “Unión Internacional de

Organismos Internacionales de Turismo”. Si bien este período se caracterizó por la

instalación de grandes hoteles como el Boston Hotel o el Ritz Carlton, en Europa

también se comenzó a establecer una serie de hoteles de categorías más bajas que serían

la base del turismo de masas del siglo XX (Getino, 2002: 35).

Durante la primera mitad del siglo XX se dio una transición entre el turismo de elite y el

de masas. Fueron muchos los factores que facilitaron el desarrollo de la actividad: la

construcción de nuevas rutas, las mejoras en los ferrocarriles, la generalización del uso

del automóvil y la ampliación de las posibilidades de uso del transporte aéreo, entre

otros. Por esto la población de aquellos países más industrializados de la época comenzó

a disfrutar de mejores condiciones de vida, como por ejemplo la instauración del

domingo como día de descanso, y a partir de 1918 la conquista de la jornada laboral de

8 horas, aún cuando tardó algunas décadas más en extenderse a otros países. Es preciso

destacar que en el año 1936 se incorporó en algunas legislaciones el derecho a las

vacaciones pagas, que en las dos décadas posteriores sería común en todas las

legislaciones europeas y de otras regiones del mundo (Getino, 2002: 36).

Cómo plantea Bertram M. Gordon, con un turismo en crecimiento, su papel como

fuerza económica se ganó reconocimiento político y la intervención del Estado en su

promoción, la que creció durante la primera mitad del siglo XX. Algunos ejemplos

europeos dan cuenta de esto. Así por ejemplo, en 1910 Francia estableció una Office

National du Tourisme para auspiciar el turismo. Las leyes francesas permitieron

organizar el funcionamiento de balnearios, hoteles de salud y centros turísticos. En 1935

se fundó el Commissariat au Tourisme, y al año siguiente el gobierno del Frente

Popular inauguró las vacaciones pagadas, que junto al desarrollo de los albergues

Page 38: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

33

Juveniles, propiciaron los viajes por todas las regiones del propio país. El Dopolavoro

en la Italia Fascista y el Kraft durch Freude en la Alemania nazi, fueron ambas

organizadas con agendas para promocionar los crecientes sentimientos de comunidad

nacional, y directamente el turismo en estas naciones. Incluso la Unión Soviética, a

pesar de su preocupación por el trabajo, creó Intourist, una asociación de viajes durante

los años de entre guerras. En el caso británico, desde finales de la década del treinta se

multiplicaron las vacaciones “todo en uno” –alojamientos en chalet, servicio de comida

en restaurante y actividades de ocio en el mismo lugar–, con todos los servicios por una

libra al día. En 1937 nació el primer campamento de vacaciones comercial, los que se

multiplicaron en los años posteriores, permitiendo el alojamiento de 500.000 turistas

para 1939. En 1938 el gobierno británico aprobó la ley “Vacaciones con paga”, lo que

permitió incrementar la posibilidad de viajes turísticos –aún de corta escala– para

muchos trabajadores británicos (2002: 132-134).

Estos cambios crearon industrias locales de hoteles, tabernas y libros de guía, y fue la

propia Liga de Naciones –antecedente de la actual Organización de las Naciones

Unidas– la que reconoció el crecimiento del turismo cuando en 1937 definió como

turista a “alguien que viaja por placer, abandona su lugar de residencia habitual

durante más de veinticuatro horas y menos de un año; siendo excursiones los viajes de

menos de veinticuatro horas”. La Segunda Guerra Mundial interrumpió los programas

turísticos, aunque no terminó con el espíritu turístico. Primero los alemanes y luego los

norteamericanos recorrieron Francia no sólo como soldados en guerra, sino también

como curiosos “turistas” con sus cámaras en mano. Luego de la guerra, se dio un

despegue del turismo en todo el continente, en especial con la aparición de autos baratos

–los Renault 4CV y el Citroën 2CV franceses fueron emblemáticos– y los primeros

paquetes de vacaciones en avión. Aún así, el tren seguía siendo el medio de transporte

favorito, seguido por el transporte automotor. La recuperación económica de la post-

guerra de mediados de los años 50, junto con la estabilidad política y económica

generada por la Guerra Fría, contribuyeron a un enorme crecimiento del turismo.

Posteriormente, el abaratamiento de los costos de avión multiplicaron los viajes

transoceánicos (Gordon, 2002: 135-136).

El rápido desarrollo turístico, que tiene efectos tanto en la economía, el empleo, la

cultura como en el medio ambiente, llevó a la necesidad de normar la actividad. Con

este fin se fueron conformando a lo largo de los años diversos organismos

Page 39: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

34

internacionales como la Organización Mundial del Turismo (OMT), la UNESCO, el

Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Fondo Monetario

Internacional (FMI), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente

(PNUMA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Conferencia de las

Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo (CNUCED), la Organización para

la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), entre otros.

El turismo en Argentina hasta 1976

Como se mencionó en el apartado anterior, según explica Getino, los antecedentes del

turismo en América Latina respondían a la llegada de inmigrantes con el anhelo de

forjar un futuro mejor para sus familias, aunque para ello debieran invertir su vida en

trabajos “casi de esclavos” (2002: 176). Sin embargo, los que comenzaron a utilizar en

los países latinoamericanos la actividad turística como disfrute del ocio y tiempo libre

fueron los sectores sociales más acomodados de la población, es decir, las elites dueñas

del poder político y económico. El turismo formaba parte de los hábitos y costumbres

que se definían como “civilizados”, por lo que tenía para estos grupos una función

social muy importante, “ya que se trata de una práctica compartida que define y

refuerza el grupo de pertenencia y establece claras distinciones respecto de los otros”

(Bertoncello, 2006: 320).

En este contexto, los destinos principales eran lugares de playa, montaña, aquellos con

grandes paisajes, y los que se asemejaran a los destinos turísticos europeos. Sin

embargo, estos atractivos funcionaban como contexto de la experiencia turística. Es

decir, el recurso turístico funcionaba como lugar de reunión o aquel sitio que permitía a

las personas mostrarse frente a otras. En la definición de los destinos turísticos

predilectos tuvo, también, gran injerencia el desarrollo de los medios de transporte

como el ferrocarril. Por último, cabe destacar que el “Grand Hotel” era el alojamiento

clave de este tipo de turismo. Hacia fines del siglo XIX Mar del Plata constituía el

principal destino turístico de elite, junto con las sierras de Córdoba y los centros

termales.

Como refleja Pastoriza (2011), en la Argentina la experiencia del veraneo fue anterior a

lo que se denominó turismo. Como la autora destaca, el veraneo

Page 40: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

35

“implicó la invención de las clases altas de una cultura que comprendió, para el

caso de las riberas marítimas, primero la contemplación y apropiación del paisaje

costero para luego incorporar las rutinas de los baños marítimos. También para el

disfrute de las sierras, en especial de las cordobesas, sucedió un proceso

semejante. La vinculación con la naturaleza se conjugaba con una intensa vida

social, combinando sensaciones muy atrayentes: lo sublime ante un bello paisaje y

el vértigo de una acentuada sociabilidad. El veraneo duraba aproximadamente

tres meses y fue practicado principalmente por las capas más altas de la sociedad.

A medida que esta cultura fue alcanzando a nuevos sectores sociales, se amplía y

el veraneo se torna en turismo. En efecto, entre los años veinte y treinta, de la

mano de la democratización social, aparece el término turismo asociado a la

apropiación de las clases medias de la cultura de la playa” (pp. 29-30).

Así, durante los años veinte, y con la consolidación de sectores medios urbanos, más la

difusión del transporte automotor, la divulgación de diferentes destinos turísticos y la

acción estatal – muy limitada aún –, el turismo comenzó a tener ciertos rasgos de

masividad. En 1930 comenzaron a darse grandes cambios estructurales en el ámbito

laboral del país que, años más tarde, iban a desencadenar la expansión de la práctica

turística a las clases sociales menos acomodadas. Entre dichos cambios podemos

mencionar la obtención de la ley de descanso del sábado por la tarde, la limitación del

horario de trabajo tanto diario como semanal, y las vacaciones pagas. Un ejemplo de la

acción estatal en favor del turismo fue la gobernación de Manuel Fresco en la Provincia

de Buenos Aires, a partir de medidas tendientes a mejorar la llegada a los centros

turísticos y, en el caso de Mar del Plata, a una serie de obras públicas que mejoraran las

condiciones de la ciudad como destino turístico.

El periodo peronista fue paradigmático para el desarrollo turístico del país,

principalmente a través de la oferta de turismo social, definido por Getino como aquel

que

“facilita el acceso al turismo a un segmento de la población con escasos recursos

y permite direccionar la demanda turística en tiempo y espacio, aumentando el

nivel de actividad del sector al disminuir el problema de la estacionalidad de la

demanda, buscando extender los plazos de descanso a lo largo del año” (2002:

215).

Este proyecto turístico era administrado por el gobierno peronista, a través de la

consolidación de los sindicatos, que además de defender a los trabajadores, en muchos

Page 41: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

36

casos ofrecían servicios turísticos a sus afiliados. Fue de esta forma que los sectores

obreros y aquellos que integraban la clase media-baja pudieron acceder de forma masiva

al turismo. El auge del transporte automotor tuvo gran injerencia en el desarrollo

turístico del país, gracias a la mayor libertad de traslado que brindaba frente al

ferrocarril (Bertoncello, 2006: 322).

Se trató de cambios sociales que generaron la modificación profunda en algunos

destinos consolidados, así como también permitieron que muchos otros destinos fueran

sumándose al mapa turístico argentino, como por ejemplo los Parques Nacionales. Mar

del Plata fue uno de los destinos turísticos que más profundos cambios sufrió, pasando

de ser un destino exclusivo de elite, a ser el principal destino masivo de “sol y playa”

del país. Con la sanción de la Ley de Propiedad Horizontal y créditos que ofrecía el

Banco Hipotecario a muy baja tasa, muchos turistas pudieron adquirir la tan ansiada

“casa de vacaciones”, y de esta forma miles de departamentos fueron construidos en los

destinos estivales en tiempo record (Getino, 2009: 180).

El fin del gobierno de Perón en 1955, por medio de un golpe militar, instauró un

gobierno que se encargó de desmantelar las políticas que fomentaban el turismo social.

De hecho, se sucedieron dos décadas en las cuales el turismo no tuvo ningún lugar de

privilegio en las políticas de gobierno. En 1956 se creó por decreto-ley la Dirección

Nacional de Turismo (DNT), que dependía de la Secretaría de Transportes del

Ministerio de Obras y Servicios Públicos. No fue sino hasta finales de la década del 60

que se dispuso por ley la transferencia de la DNT a la recién creada Secretaría de

Difusión y Turismo, con la intención de incentivar las inversiones en infraestructura

turística y promover la imagen del país en el exterior, todo esto en el marco de un

proyecto desarrollista que buscaba la atracción de inversiones extranjeras. (Getino,

2002: 181). Sin embargo, los incentivos al turismo interno fueron escasos.

A partir de 1970 el gobierno militar sancionó leyes de fomento turístico que estaban

orientadas a promover el turismo internacional en ciertas zonas de Argentina,

estableciendo el quite de impuestos para aquellas empresas tanto nacionales como

extranjeras que invirtieran en la construcción, equipamiento o explotación de

establecimientos hoteleros. Se creó la Subsecretaría de Turismo. Más tarde, con el

nuevo gobierno de Perón, se trató de recuperar el papel del turismo social y el turismo

interno mediante proyectos orientados a fortalecer los servicios del sector. Se creó

también un plan trienal que tenía como objetivos la reconstrucción y la liberación

Page 42: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

37

nacional, pero no pudo ser llevado a cabo debido al golpe militar de marzo de 1976. A

partir de entonces, el objetivo del gobierno militar sería promover el turismo

internacional receptivo, y de esta forma atraer visitantes con alta capacidad de gasto

diario. También se promovía el turismo externo, que se sustentaba en una moneda fuerte

que animaba los viajes e inversiones en el exterior (Getino, 2002: 183).

Page 43: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

38

Capítulo 2: Playas, hoteles y transportes. Del turismo de elite al

turismo de masas. El caso de Necochea

“Llegar a destino”: transporte y turistas

El desarrollo turístico de la ciudad de Necochea no puede disociarse del desarrollo de

una red de transportes que desde mediados del siglo XIX comenzó a afianzarse en el

territorio pampeano. La expansión de la frontera agrícola, con la consiguiente expulsión

violenta de los pueblos indígenas que habitaban el territorio, fue acompañada del

desarrollo de una red de caminos y vías que tenían como principal función comunicar el

interior productivo con el puerto porteño.

En ese proceso de desarrollo de los medios de transporte en la región, el ferrocarril

cumplió un rol fundamental. Aún cuando su origen puede ligarse directamente con el

transporte de bienes primarios y mercaderías, los nexos entre su desarrollo y el turismo

no fueron menores. El ferrocarril representó el principal medio de transporte en el

veraneo de las élites que a fines del siglo XIX comenzaron a vacacionar en el país,

como consecuencia de la Primera Guerra Mundial y su coyuntura, que interrumpió los

viajes de las élites a Europa y favoreció el turismo interno, principalmente a la costa

bonaerense y a las sierras de Córdoba. En ese proceso, la primera ciudad en adquirir

relevancia a nivel nacional fue Mar del Plata, donde llegaban las familias en tren desde

Buenos Aires para pasar la temporada estival.

La extensión de las líneas ferroviarias en la provincia de Buenos Aires siguió un patrón

radial centrado en el puerto porteño. Los ramales que se extendieron hasta la ciudad de

Necochea se originaron en el ramal Buenos Aires – Chascomús de 1865, perteneciente

al Ferrocarril del Sud. Este ramal se extendió hasta Ayacucho en 1880, y recién 12 años

después alcanzó desde Balcarce a Quequén (agosto de 1892) y Necochea (agosto de

1894). La llegada del ferrocarril supuso el declive de las líneas de diligencias que aún

operaban en la zona, que dejaron de hacer los recorridos más extensos (con Tandil o

Ayacucho), para concentrase en el espacio más cercano, mientras el desarrollo del

sistema automotriz se lo permitió.1

1 El último servicio de diligencias data de comienzos de los años cuarenta, cuando las galeras propiedad

de Santagata, que unía Necochea con San Martín (Partido de Lobería), dejaron de circular; (Centenario de

la fundación de Necochea 1881-1981, Ecos Diarios, 12 de Octubre de 1981: 34).

Page 44: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

39

Antes de la extensión de la línea hasta Necochea, los pasajeros debían cruzar el río en

balsa, y de allí continuar en carreta. El 1 de agosto de 1894 el tren cruzó el río a la altura

del paso Cardiel, donde funcionaba la antigua balsa, y la estación fue construida en la

actual calle 62, entre 49 y 43. Esto motivo que el centro de la ciudad se corriera en

dirección a la propia estación (véase Imagen 2.1). El impacto del ferrocarril se hizo

sentir en todo el partido de Necochea, ya que con las sucesivas ampliaciones de

diferentes ramales nacieron varios poblados rurales, como Nicanor Olivera, Claraz, Juan

N. Fernández y Ramón Santamarina, todos en 1908. Por último, el tren alcanzó el nuevo

puerto de Quequén en 1922.

Imagen 2.1: Legada del Primer tren a Necochea 1894

Fuente: Pinceladas de Historia y Actualidad, Ayer y Hoy. Ecos Diarios 12 de Octubre 1996.

Para mediados del siglo XX, después de la nacionalización de los ferrocarriles por parte

del gobierno peronista, existían 10 servicios de trenes entre la ciudad de Buenos Aires y

Necochea, los que tardaban entre 8 y 12 horas en hacer el recorrido. Para 1950 se

incluyó un servicio de tren diesel, el cual podía hacer el mismo recorrido en apenas 6

horas. Esto supuso una gran circulación de personas durante el período, producto en

buena parte del impulso que se le dio al turismo. Sin embargo, en 1964 el Estado

Nacional a través de Ferrocarriles Argentinos, decidió el cierre de la estación de

Necochea, aduciendo cuestiones de seguridad en el cruce del puente sobre el río. Así,

los trenes tuvieron como terminal a la estación de Quequén.

Page 45: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

40

El otro medio de transporte por excelencia fue el automotor. Como ha mostrado Ospital

(2005), la rápida proliferación del automóvil en el período de entreguerras generó una

cierta democratización del turismo, ya que permitió que otros sectores sociales viajaran

por el país, evitando el monopolio que tenía el ferrocarril y los hoteles que se

encontraban vinculados a estos. Aún así, existían problemas concretos que limitaban esa

expansión. Por un lado, el pobre desarrollo de una red de caminos acordes para los

vehículos de la época. Por otro lado, los altos costos de éstos y de su mantenimiento,

que los hacían inaccesibles para los sectores medios bajos. Y por último, allí donde los

automotores podían llegar – tal es el caso de ciudades como Mar del Plata – seguían

siendo lugares de turismo limitados a una elite a la cual los sectores medios no tenían

acceso.

La sanción de la Ley de Vialidad 11.658 en octubre de 1932, llevó de unos escasos

2.000 Km. de caminos de tránsito permanente en 1931, a 30000 Km. para 1944, gracias

a la activa acción estatal. Según Ballent (2005), “la obra vial suscitaba una enorme

adhesión, ignorada únicamente por las empresas de ferrocarriles, que asistían no sin

resistencias a la consolidación de un enemigo al que suponían mortal”. Si en un

comienzo esa obra se centró en la mejora de la red caminera por la necesidad de

modernizar un servicio retrasado, pronto encontró excusas significativas para llevar

adelante su cruzada. El turismo fue una de ellas. Entendido como un sector de la

economía con altas potencialidades, en especial en plena crisis de los años treinta, el

Estado actuó en consonancia para atar el desarrollo caminero a ocio de amplios sectores

de la población. Además, los discursos oficiales se encargaron de compatibilizar el

transporte de la producción agropecuaria y el turismo, destacando que no eran objetivos

incompatibles para una red vial.

De esta forma, los caminos sin polvo y sin barro dejaron paso a red de rutas

permanentes que permitían un flujo constante de turistas y visitantes entre los

principales puntos del país. La Ruta 2 que unía Buenos Aires y Mar del Plata fue el

símbolo de la nueva época, con su inauguración en 1938. En ese contexto, Ballent

destaca que

“uno de los aspectos más destacables de la extensión del turismo en relación con

el automóvil consistía en la propuesta de nuevas modalidades de desarrollo,

entendiendo al auto como transporte privado –familiar–, que daba la posibilidad

Page 46: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

41

de establecer un nuevo tipo de relación con la naturaleza o con los lugares

turísticos, permitiendo desplazamientos de enorme libertad.” (2005)

En este contexto las mejoras en los caminos que permitían acceder a la ciudad no se

hicieron esperar. La Ruta 88 que unía Mar del Plata con la ciudad nació como camino

en 1908 por iniciativa del Touring Club Argentino, y recién en 1943 se realizó una obra

de hormigón de apenas 3 metros de ancho, que si bien mejoraba significativamente el

transito obligaba a los autos a abandonar el camino al encontrarse con circulación en el

sentido opuesto. Recién a fines de los años cincuenta se haría un nuevo carril que

permitiría un tránsito fluido2. La Ruta 227 une la ciudad de Necochea con la Ruta

Nacional 226, conectando la ciudad con Tandil y Balcarce. Para los años setenta solo se

encontraba asfaltado el trayecto que unía Quequén con la ciudad de Lobería. Las

mismas características presentaban las rutas 86 (provincial) y 228 (nacional), que unen

la ciudad con la región. En general, estas vías de comunicación estaban pensadas para

acercar la producción agrícola al puerto de Quequén, aún cuando el turismo se viera

favorecido y fuera la escusa fundamental para que el Touring Club Argentino y el

Automóvil Club Argentino reclamara la acción estatal para mejorar sus condiciones.

Como plantea Piglia (2014), este desarrollo en la red vial, junto al desarrollo hotelero y

turístico, con una fuerte impronta estatal fue fundamental para modificar el perfil

productivo de muchas regiones y afianzar el perfil turístico de otras. Dentro de este

grupo se encontraba la ciudad de Necochea, que llegado el peronismo al poder pudo

articular un desarrollo turístico sin precedentes sustentado en una infraestructura

consolidada. En este contexto, ¿cuál fue el impacto de los diferentes medios de

transporte en el turismo en Necochea? En el caso de ferrocarril, para comienzos de los

años treinta este no era para nada despreciable. Con un desarrollo limitado del

transporte automotor, el número de viajeros que llegaban a la ciudad eran de

aproximadamente 10.000, de los cuales un número importante eran turistas, según

señalaban los anales del Ferrocarril del Sud.

Entrados los años cuarenta este número creció significativamente con la multiplicación

del número de servicios que se ofrecían. Aún así, la competencia del automotor y de los

servicios de ómnibus se sintió profundamente. Así, en el año 1951 la Asociación de

Fomento de Necochea, con la colaboración del Ferrocarril Nacional General Roca y de

2“Nuestra portada: Camino Mar del Plata-Necochea”, en Vialidad. Revista de la Dirección de Vialidad,

Año 3, Nro. 8, Julio-Agosto-Septiembre 1959, p. 86.

Page 47: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

42

algunas de las empresas de ómnibus, dio a conocer las cifras de la afluencia de turistas

que se registró en la ciudad durante el período comprendido entre el 15 de diciembre de

1949 y el 31 marzo de 1950, es decir el período estival. Según esos datos, habían

llegado por ferrocarril 28.500 pasajeros, por ómnibus 97.800; en automóvil 10.000. En

total eran 130.300 visitantes (Anuario Necochea, 1951: 61).

La corriente turística más importante provenía de la Capital Federal y zona del Gran

Buenos Aires, formando el 65% del total. Bahía Blanca y La Pampa seguían en orden

de importancia, y luego la zona del sudeste bonaerense (Anuario Necochea, 1950: 35).

Néstor Izzo, hijo de los propietarios del entonces famoso balneario "Izzo", ubicado en la

actual Avenida 2 entre Calles 83 y 81, plantea que la ciudad recibía muchos veraneantes

de Capital Federal así como de Mendoza y Tucumán3; aunque también llegaban turistas

de ciudades del interior del país, como de Córdoba capital y de Rosario, según recuerda

Beba4. Una parte importante de ese turismo se desarrolló a partir de la implementación

de tarifas sociales, especialmente en el ferrocarril. Como destaca Pastoriza (2008), se

propiciaron paquetes de viajes baratos con boletos económicos con acuerdos con las

empresas de transporte, con descuentos de entre un 15 y 25%. Además, desde los años

cincuenta comenzaron a circular servicios ferroviarios rápidos con una tarifa “turista”,

que además de contar con precios promocionales incluía beneficios para los viajantes.

Beba Faidella, miembro de la familia propietaria del “Hotel Plaza”, recuerda que desde

los primeros años de la década del 50, los turistas viajaban a Necochea en tren, con gran

cantidad de equipaje, grandes baúles y se hospedaban por un mes. 5 Echeverría coincide

con Faidella, y remarca que los trenes funcionaban muy bien, con un promedio de 6

horas y media en el recorrido que unía Buenos Aires – Necochea.

Ahora bien, ¿quiénes eran esos turistas? Según el mismo Echeverría, cuya familia era

propietaria del “Hotel Trocadero”, el turismo que recibía el balneario en las primeras

décadas del siglo XX se trataba de un turismo de elite con largas estadías: "...eran

largas estadías normalmente, mínimo casi un promedio de 15 a 20 días, pero había

gente que se quedaba dos meses y había gente que se quedaba 45 días, ¿no?..."6

3 Entrevista a Néstor Izzo, Necochea, 30 de octubre de 2012.

4 Entrevista a Beba Faidella, Necochea, 31 de mayo de 2013.

5 Entrevista a Beba Faidella, Necochea, 31 de mayo de 2013.

6 Entrevista con Alberto Echeverría, Necochea, 24 de octubre 2012.

Page 48: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

43

Todos nuestros entrevistados refieren como los principales visitantes de Necochea a los

miembros de la colectividad judía, probablemente muchos de ellos de la Capital

Federal. La señora de Faidella resalta que la elite porteña visitaba la ciudad en el mes de

enero, mientras que los miembros de la colectividad judía lo hacían en el mes de

febrero. Así, como relata Alberto Echeverría,

"... nosotros teníamos mucha colectividad judía, la colectividad judía que había

entrado al mundo... que había llegado acá como inmigrante y había entrado al

mundo industrial, ¿no? Es decir, ehh... y al mundo de las joyas y, es decir, la

Calle Libertad en Buenos Aires que es una Calle de joyerías […] bueno, ehh...

era gente ehh... eran nuevos ricos... "7

Para Néstor Izzo, los judíos a pesar de ser una comunidad importante para el turismo

local, muchas veces eran discriminados. Sus recuerdos dan cuenta de esto, con un

discurso que no es ajeno a esa discriminación:

"... Nosotros teníamos unos judíos que eran criollos, la verdad eran criollos

[…] y venían toda la vida, toda la vida vinieron ahí […] un poquito los echaron

de Necochea... no los trataban muy bien... y el judío era el que tenía... el que

tenía la plata..."

Beba Faidella rescata el alto nivel socio-económico de muchos de esos turistas, entre los

que vuelve a destacar a los de la comunidad judía:

"... en esa época la gente venía en tren, no me lo... eso sí que no me lo olvido

nunca, que venían con los baúles el 2 de enero, por ejemplo, y se iban el 30 de

enero […] eso esa la gente que tenía mucho dinero que ehh... que podía salir de

vacaciones todo el mes de enero. […] todo el mes de febrero venia toda la gente

que era judía, todos judíos porque ellos cerraban todo el mes de febrero las

fábricas, las empresas, todos los negocios y venían, y se quedaban acá un

mes..."

Sin embargo, sería erróneo limitar el flujo de turistas a una elite porteña. Los años

cuarenta fueron, en ese sentido, un punto de quiebre, ya que con el impulso estatal

comenzó a consolidarse un turismo social que privilegiaba a los sectores medios y

trabajadores. Para conocer el impacto de ese cambio es necesario entender, además de

los cambios que presentamos sobre los medios de transporte, los cambios que se dieron

en la hotelería.

7 Entrevista con Alberto Echeverría, Necochea, 24 de octubre 2012.

Page 49: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

44

La hotelería en Necochea: de la fundación a los años setenta

Como hemos hecho referencia en el capítulo anterior, la ciudad de Necochea fue

fundada como cabecera del partido homónimo en 1881, gracias al impulso de la

economía agroexportadora que se desarrollaba en Argentina. Al definirse su trazado

urbano, el centro administrativo y social fue instalado a más de tres kilómetros del mar,

lo que se atribuye a uno de los fundadores de la misma, Francisco Baño, quién habría

sugerido separar dicho espacio de la costa por una franja de al menos 30 o 40 cuadras,

para evitar las molestias constantes que los médanos y el viento podían causar en los

habitantes del nuevo ejido.8

Pocos años más tarde, en 1884, gracias a la iniciativa de Julián Azúa vecino que firma el

acta de fundación de la ciudad, se dan los primeros pasos hacia el nacimiento del

balneario. Azúa, quién se refería a las playas necochenses como “La Perla del Océano”,

dedicó todos sus esfuerzos a mejorar las condiciones de acceso al mar. El denominado

por los vecinos de la naciente ciudad “loco de la costa”, fue un pionero del turismo al

fundar ese mismo año el primer hotel sobre el litoral del pueblo: “La Perla del San

Sebastián Argentino” (véase Imagen 2.2 y 2.3), luego renombrado como “Gran Hotel

San Sebastián Argentino”, y junto con éste el primer balneario, el “Balneario Azúa”,

que llegó a contar con 48 casillas de baño de madera.

Como refiere Bertoncello (2006), a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX se

desarrolló un tipo de turismo llamado de "elite", monopolizado por los miembros de la

alta sociedad como práctica social que afianzaba el sentido de pertenencia a un grupo y

marcaba la distinción con otros. El “Grand hotel” fue el alojamiento típico de este tipo

de turismo, siendo éste el núcleo de reunión social por excelencia del momento en las

ciudades turísticas. Para Bertoncello estos eran los grandes hoteles integrales típicos de

la época, donde el huésped disponía de todos los servicios necesarios para disfrutar de la

8 En su libro “Horas perdidas”, Baño relata que a finales del mes de septiembre de 1881 el grupo de

fundadores, entre ellos Ángel y Segundo Murga, Victorio de la Canal, José González, Nicanor Duarte,

José Querencio, José María Muñiz, y el propio Baño, se dirigieron desde la sede de las autoridades del

partido situada en Médano Blanco a la desembocadura del Río Quequén Grande, para cumplir con el

decreto de fundación de la cabecera de partido. Una vez en el lugar, se suscitó una extensa discusión

acerca de la ubicación del nuevo pueblo. La mayoría consideraba que debía ser fundado lo más cerca

posible del océano. Sin embargo, Baño que conocía la dinámica de la arena que se encontraba en

desplazamiento permanente, evaluó que esto constituiría una molestia constante para los futuros

pobladores. Es por ello que sostuvo la conveniencia de ubicarlo a 30 o 40 cuadras tierra adentro,

sugerencia que fue aceptada por el agrimensor Muñiz y el señor Murga, asignándole a Baño el honor de

plantar la primer bandera en el futuro lugar de fundación (Centenario de la fundación de Necochea 1881-

1981, Ecos Diarios, 12 de Octubre de 1981: 12).

Page 50: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

45

mejor manera posible su estadía. Esos primeros emprendimientos, como el de Azua,

bien pueden ubicarse dentro de esta categoría.

Imagen 2.2: Hotel San Sebastián Argentino

Fuente: Centenario de la Fundación de Necochea, Ecos Diarios 1981.

Imagen 2.3: Rambla Balneario San Sebastián Argentino

Fuente: archivo personal.

Pastoriza (2008) explica que, con la llegada del turismo social, los grandes hoteles

comenzaron a desaparecer debido al cambio en las modalidades de alojamiento que

comenzaron a desarrollar los turistas, como la compra o alquiler de departamentos o

Page 51: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

46

casas para el veraneo, así como también el surgimiento de la hotelería sindical en los

años cuarenta. Para el caso de Mar del Plata, el mayor ingreso de veraneantes implicó

un cambio en la hotelería privada que llevó al declive de los grandes hoteles de lujo.

Necochea experimentó un proceso similar, dónde los grandes hoteles de las primeras

décadas dejaron de ser funcionales a los requerimientos de las masas turísticas, por lo

que en la mayoría de los casos fueron demolidos para construir en su lugar edificios de

departamentos u hoteles de menor jerarquía. Sin embargo, la autora resalta que desde

mediados de la década del 30 se podían encontrar distintas categorías de hoteles,

situándose el mayor consumo en las categorías intermedias.

Alberto Echeverría y Beba Faidella recuerdan que a mediados de la década del 40 el

hospedaje en Necochea era ciento por ciento hotelero, y no existían alternativas de

alojamiento extra-hotelero, es decir, alojamiento en departamentos o casas de veraneo

particulares. Además, los turistas demostraban gran fidelidad al destino vacacional y al

hotel, ya que año a año repetían su elección.9 La historia de la hotelería en Necochea

había comenzado con los orígenes del poblado. El primer hotel de la ciudad fue el Hotel

El Progreso, ubicado cerca de la plaza e inaugurado en el año 1882. Si bien no era un

hotel emplazado en la villa costera, el mismo permitía la llegada de los primeros

visitantes que, atraídos por las costas locales, hacían sus primeras experiencias

turísticas.

El primer hotel en la zona costera fue La Perla del San Sebastián Argentino, construido

por un inmigrante vasco, Julián Azúa, apodado “el loco”. Este desarrolló el primer

emprendimiento que para 1887 contaba con 48 casillas de baño en las playas y el

tamaño del propio hotel se había expandido, para recibir un número creciente de

visitantes. Paralelamente en la zona céntrica de la ciudad nacía la Fonda de Chaparro

(1885), que posteriormente se convertiría en el Gran Hotel de la Amistad, manejado por

pobladores de las ciudades de Maipú y Dolores recién llegados a la ciudad. Uno de

ellos, Juan Marino, se haría cargo posteriormente de la administración del mismo, a la

vez que alquilaría el local costero a Azua, convirtiéndose con el tiempo en un verdadero

empresario del rubro, quizás uno de los más importantes con el paso de los años.

En 1890 nacía en la ciudad el Hotel Liverpool, espacio en donde se desarrolló una

importante actividad cultural, social y política de la ciudad. Con actividades similares

9 Entrevista a Beba Faidella, Necochea, 31 de mayo de 2013; entrevista con Alberto Echeverría,

Necochea, 24 de octubre 2012.

Page 52: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

47

pueden destacarse espacios como el Hotel Necochea de 1908; La Perla Hotel Marino,

nacido como una construcción en madera que entre 1910 y 1911 que se convirtió en una

construcción de materiales tiempo después; el Hotel San Martin nacido en el año 1928.

En la década del 40 funcionaba el Hotel Moderno y el Hotel Trocadero. Como se

recordaba a comienzos de los años treinta,

“…los hoteles siempre esplendorosos, no omiten esfuerzos ni sacrificios con tal de

brindar al veraneante los halagos de una vida confortable y entretenida. Salas de

entretenimientos, bares y bibliotecas, son los que disponen los hoteles para

comodidad y distinción de sus huéspedes…” (Revista Necochea, Cincuentenario de

su Fundación, 1931).

Para comienzos de los años cincuenta los hoteles más importantes eran San Sebastián

Argentino, La Perla Hotel Marino, Royal Hotel, Atlántico Hotel y Necochea Hotel. Se

trataba de hoteles integrales, que brindaban servicio de pensión completa, la que incluía

desayuno, almuerzo y cena. Entre los servicios adicionales que ofrecían estaban los

salones de esparcimiento para adultos y para niños, salones comedor, salones de fiestas,

orquesta, bar, canchas de tenis, canchas de golf, parques de juegos infantiles, garaje para

autos, y hasta balneario propio en algunos casos (Centenario de la Fundación de

Necochea, 1981:178).

El Hotel San Sebastián Argentino fue primer hotel que abrió sus puertas al público en la

actual Avenida 2 y esquina 87, en el incipiente balneario, construido por Julián Azúa

aunque con el paso de los años fue cambiando de dueños y arrendatarios. A fines de la

primer década de 1900 fue adquirido por Tomás Albistur, empresario de Bahía Blanca,

y luego arrendado en 1911 por la familia Roqués, proveniente de la ciudad de Dolores,

quienes lo renombraron como Hotel París, comprando su edificio en 1918. Diez años

más tarde sus propietarios construyeron el primer piso, ampliación que le permitió

contar con 120 habitaciones y 50 baños. El Hotel Paris brindo sus servicios hasta el año

1960 cuando cerró sus puertas (Centenario de la Fundación de Necochea, 1981:178).

El hotel La Perla Hotel Marino, actualmente el hotel más antiguo del balneario, fue

construido por Delarregui en 1887 y arrendado por Juan Marino y su esposa Genoveva

Piloni, quienes en la década de 1890 compraron el establecimiento En un principio fue

construido en madera y llamado La Perla General Díaz Vélez, pero para 1910 fue

trasladado a su actual edificio. Durante casi veinte años mantuvo sólo una planta baja,

hasta que en 1930 fue construido el primer piso. Las sucesivas ampliaciones y

Page 53: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

48

remodelaciones le permitieron contar con 100 habitaciones (véase Imagen 2.4). Situado

a 100 metros del mar, poseía balneario propio, hall, terraza, gran comedor, salón de

baile, orquesta, juegos para niños y cancha de golf. Una vez fallecidos sus dueños

originales, el hotel quedó en manos de sus herederos, quienes mantuvieron la empresa

familiar (Centenario de la Fundación de Necochea, 1981:178).

Imagen 2.4: Hotel La Perla Hotel Marino (1930)

Fuente: Centenario de la Fundación de Necochea, Ecos Diarios 1981.

Imagen 2.5: Hotel Necochea (1930)

Fuente: Revista Necochea, Cincuentenario de su Fundación, 1931.

El Hotel Necochea fue construido en el año 1908. En su momento de mayor esplendor

fue un lujoso hotel que contaba con más de 100 habitaciones, grandes salones de fiesta,

Page 54: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

49

orquesta, canchas de tenis, parque de juegos infantiles, garaje para autos, restaurant a la

carta bajo la dirección del Restaurante Ferrari de Buenos Aires, y fue sede del primer

casino oficial de la ciudad. A principios de 1912 se inauguró allí una sala de cine

Lepage, que alcanzó gran éxito debido a su calidad de reproducción (véase Imagen 2.5).

Fue demolido, junto con el Hotel Paris en el año 1961 (Centenario de la Fundación de

Necochea, 1981:178).

Por su parte el Hotel Atlántico inaugurado en 1928 por los señores Faidella y

Fernández, ocupaba toda una manzana frente a la actual plaza San Martín (véase

Imagen 2.6). Contaba con más de 100 habitaciones, con capacidad para 300 pasajeros,

baño privado con agua fría y caliente, gran comedor, salón de fiestas, bar, amplias

galerías, gran patio central y salón para fumadores. Luego de más de cuarenta años de

actividad cerró sus puertas debido al loteo que dio lugar al progreso del balneario con la

construcción de grandes edificios y comercios (Centenario de la Fundación de

Necochea, 1981:179).

Imagen 2.6: Hotel Atlántico (1930)

Fuente: Revista Necochea, Cincuentenario de su Fundación, 1931.

Por último el Hotel Royal, construido en 1929 era un edificio de seis pisos en los cuales

se encontraban 250 habitaciones con baño privado en cada una, baños calientes de agua

de mar, solárium, grandes salones comedores y una lujosa Boîte llamada Aldea Tropical

y más adelante renombrada como Casablanca (véase Imagen 2.7). Poseía un túnel que

comunicaba el hotel directamente con la playa, pasando por debajo de la Avenida

costanera. A principios de la década del 30, en los meses de enero, febrero y marzo eran

Page 55: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

50

contratados reconocidos artistas del Teatro Colón y Teatro Nacional de Buenos Aires,

que ofrecían charlas y conciertos para los huéspedes en los diferentes salones del hotel.

Fue sede del Casino de la ciudad entre los años 1956 y 1958, el cuál permaneció allí

hasta que fue construido su edificio propio en los años 70. Este pintoresco hotel

funcionó como tal hasta 1958, cuando se convirtió en un edificio de departamentos

(Centenario de la Fundación de Necochea, 1981:179).

Imagen 2.7: Hotel Royal (1930)

Fuente: Revista Necochea, Cincuentenario de su Fundación, 1931.

Como hemos observado, el perfil de hoteles destinados a la elite veraneante dominante a

comienzos de los años treinta comenzó a modificarse unos años después (véase Imagen

2.8). El ocaso de muchos de estos grandes hoteles, pensados para un turismo de elite, se

dio como puede observarse a partir de los años cincuenta. La mayoría de los hoteles

antes mencionados o se reconvirtieron en edificios de departamentos o fueron

demolidos frente al avance de la zona balnearia. Sin duda que los cambios que se

experimentaron en el turismo desde los años cuarenta, con la irrupción del turismo de

masas fomentado por el Estado peronista tuvo un impacto directo en estos

Page 56: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

51

emprendimientos. El nuevo turismo reclamaba nuevas formas de alojamiento y

diversión.

Imagen 2.8: Área del balneario con los primeros hoteles (circa 1930)

Fuente: Revista Necochea, Cincuentenario de su Fundación, 1931.

Aún así, ya antes de los años cuarenta existía una oferta hotelera de menores

dimensiones, orientada a un turismo de clase media y media baja, o para los sectores

trabajadores acomodados. Entre estos hoteles se destacaban De las Brisas, Plaza y

Trocadero. El primero propiedad de Serafín Faidella fue arrendado por Segundo

Echeverría, estaba ubicado en las actuales Calles 4 esquina 85. El Plaza era propiedad

de José Faidella y abrió sus puertas en 1933, existiendo en la actualidad bajo la

dirección de la señora Beba Alonso, viuda de Faidella (véase Imagen 2.9). Finalmente,

el hotel Trocadero fue inaugurado por su propietario Manuel E. Mas, y poco tiempo

después arrendado por Segundo Echeverría; funcionó hasta el año 1979 para dar paso a

la construcción el actual Paseo Centenario.

A finales de la década del 60 se construyó una gran cantidad de hoteles, todos

orientados a un turismo de masas. Entre esos hoteles de destacaron el Corona, León

Tres Reyes, Almería, Argentino, Bahía, Compostela, Continental, España, Gala, Hostal

del Rey, Infriccioli, Corrientes, Internacional, Las Brisas, Necochea, Real, Las Olas,

Venezia, entre otros. Si bien se trataba de hoteles más sencillos, con menor cantidad de

servicios que los grandes hoteles de la primera mitad del siglo, no dejaban de brindar

servicios adicionales para el nuevo tipo de veraneante que llegaba a la ciudad.

En resumen, los cambios que se dieron en la hotelería respondieron a múltiples

estímulos. Sin duda el impulso estatal a un turismo de masas fue una variable

Page 57: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

52

importante para entender el lento remplazo de los viejos hoteles pensados para las elites

por otros que, si bien ofrecían servicios variados, estaban pensados para los sectores

medios y trabajadores. Además, las conductas de los veraneantes fueron modificándose,

y con ellas los diferentes servicios debieron evolucionar para adaptarse a los

requerimientos de la demanda. Fueron cambios que modificaron la fisonomía del

balneario, con la desaparición de grandes hoteles y la aparición de nuevos y más

pequeños establecimientos hoteleros, y que reafirmaron a Necochea como una de las

opciones turísticas más importantes detrás de Mar del Plata.

Imagen 2.9: Hotel Plaza (década 1950)

Fuente: archivo personal.

“De la Rambla a la playa”: cambios en las formas de sociabilidad

Hemos visto como el turismo, los transportes y la hotelería tuvieron una íntima relación

durante el siglo XX. Otro elemento que se vio modificado con los cambios que se

dieron en el turismo fueron las formas de sociabilidad en Necochea. En ese sentido, es

importante remarcar que la vida social jugaba un papel muy importante en el veraneo de

los turistas. Los actores ligados a la actividad turística reconocieron desde siempre esto

y actuaron en consecuencia. Así, en la primera mitad del siglo XX los hoteles

organizaban grandes fiestas en sus salones para huéspedes e invitados (véase Imagen

2.10). Dichas fiestas y bailes servían como espacio de sociabilidad, con un fuerte

carácter familiar en donde los jóvenes eran presentados en sociedad. Alberto Echeverría

recuerda que las fiestas que brindaba el Hotel Marino servían para la presentación de las

Page 58: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

53

jóvenes, las que recibían un carnet de baile, que consistía en una tarjeta dónde cada

joven que deseaba bailar con ella debía anotarse:

“Ehh... ese hotel [Marino] organizaba bailes y daba un carnecito de baile que yo

no no… se los quise guardar y mostrárselo a ustedes porque, es decir, se

organizaba el baile y había que anotarse ehh, para pedir el baile a una chica en el

ca… cada chica tenía un carnet de baile no?? Entonces se anotaba eh… como un

turno… […] Porque las chicas tenían que rotar, no bailar siempre con el mismo…

si vos querías bailar con el mismo era como que ya estabas como de novio… y ya

lo tenías que… quedabas como desubicada ahí entendés?”10

Imagen 2.10: Bailes de Carnavales en el Hotel Necochea (fines años 1920)

Fuente: Revista Necochea, Cincuentenario de su Fundación, 1931.

Si bien los hoteles eran un espacio primordial para la sociabilidad necochense en los

años cincuenta, especialmente en la época estival, otros espacios relevantes para los

visitantes eran los diferentes paseos que caracterizaban la grilla urbana y suburbana de

la ciudad balneario. Hasta los años cuarenta, aproximadamente, Echeverría recuerda que

uno de los paseos más importantes de aquellos años era el tramo que unía la Avenida 10

y el puerto de la ciudad. Este se desarrollaba en sulqui, cruzando por un puente de

madera que conectaba directamente con la playa de la ciudad de Quequén. De allí el

10 Entrevista con Alberto Echeverría, Necochea, 24 de octubre 2012.

Page 59: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

54

visitante podía acercarse a la escollera norte, donde se “bajaba” a tomar mate y comer

“cornalitos” fritos, comida típica de la zona y del período. Entre las actividades de los

veraneantes no faltaban los paseos en caballo. Echeverría recuerda que luego del

almuerzo, en el horario de la siesta, era muy común que los jóvenes salieran en grupo

hasta el hoy Parque Miguel Lillo y alquilaran un grupo de caballos y salieran todos

juntos a recorrer la zona.

“…era muy usado el paseo en caballos, es decir, en barra de caballos, o sea, se

salía… los muchachos y las chicas salían en grupo… [… ] era una cosa ehh…

informal, que se hacían… espontáneamente. Pero era muy usual, es decir que…

venir a veranear y… y salir dos o tres veces en caballo…”11

Otros paseos importantes eran la vera del Río Quequén, en especial en la zona de

cascadas y los manantiales. La costa ofrecía paisajes alternativos a las playas, ubicados

a cierta distancia de la zona céntrica. Sin embargo, aquí el paseo más importante como

marco de reunión social por excelencia fue la Rambla Municipal. La misma se

encontraba sobre la Avenida Costanera y la actual Calle 83. Había sido remodelada en

los años veinte, siendo su cambio más importante el abandono de la madera en su

estructura. En los años 30 la Rambla era una galería comercial que daba cierre al paseo

por la Calle 13, paseo comercial de no más de 100 metros ubicado a metros del mar

(véase Imagen 2.11).12 Izzo, con una sonrisa en el rostro, nos explica que todos iban allí

pues era el lugar donde estaba la confitería Belmar.13 Como refiere Echeverría, esta era

un “lugar de contacto” de sociabilidad, en especial entre los jóvenes. Allí estos podían

disfrutar de distintos juegos de mesa, se tocaba el piano y otros instrumentos musicales

y, por las noches, se convertía en un espacio bailable.14

11 Ibidem.

12 En la actualidad, renombrado como Calle 83, se ha ampliado a un paseo de 250 metros, siendo su tramo

más importante el que se encuentra frente a la Plaza San Martín.

13 Entrevista a Néstor Izzo, Necochea, 30 de octubre de 2012.

14 Entrevista con Alberto Echeverría, Necochea, 24 de octubre 2012.

Page 60: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

55

Imagen 2.11: Rambla Necochea desde la playa (década de 1940)

Fuente: archivo personal.

Durante el día, la Rambla sumaba una nueva funcionalidad: en su parte inferior, de lado

del mar, representaba un refugio contra el sol para los veraneantes. Se trataba de una

construcción de cemento elevada alrededor de 5 metros sobre el nivel de la playa. Juan

Ratti, historiador de la ciudad, explica que la Rambla era el centro del pueblo, es decir,

el centro de aquella parte de la ciudad ubicada en medio de la playa. Allí la gente podía

encontrar todo lo que necesitaba, y su existencia evitaba caminar varias cuadras para

conseguirlo, o muchas veces trasladarse a la lejanía del centro viejo. En la Rambla

existía la que, para muchos de nuestros entrevistados, era una de las mejores confiterías

de Necochea, la confitería Belmar antes mencionada (véase Imagen 2.12). La misma

estaba orientada a sectores de clase media y alta, los que se congregaban durante todo el

día: por la mañana y tarde las familias, y por la tarde – noche los jóvenes. Era

considerado un lugar de contacto social informal, sin necesidad de asistir a salones de

baile, que según Echeverría eran pocos y cerraban muy temprano, a las dos de la

mañana. 15

15 Ibidem.

Page 61: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

56

Imagen 2.12: Confitería Belmar – Rambla Necochea (década de 1950)

Fuente: archivo personal.

Imagen 2.13: Postal de la época – Rambla Necochea (enero 1959)

Fuente: Ecos diarios, Anuario 99, “Imágenes de fin de siglo”, febrero 2000.

Page 62: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

57

Por otro lado, buena parte de los negocios que se encontraban en ese espacio tenían

como objetivo fundamental brindar servicios al turista. Así, por ejemplo, se podían

encontrar allí sucursales del Banco Nación, las oficinas del Correo, el local de la Unión

Telefónica, etc. (véase imágenes 2.13 y 2.14). Su desaparición, a comienzos de la

década del 70, supuso un golpe significativo para el paisaje de la costa de la ciudad. Y

este golpe se trasladó a la memoria de los lugareños. Como recuerda Néstor Izzo, "...el

paseo de la Rambla era hermoso, todos los negocios, era otra cosa. Y vino no sé, no me

acuerdo quien fue el que la volteo y... la cosa es que no la tendría que haber

volteado."16 A las razones de índole estructurales, que llevaban a autoridades

municipales a sostener que los cimientos de la construcción no soportarían por mucho

tiempo el peso del edificio, se le sumaron opiniones que veían en el viejo edificio una

vestigio del pasado ajeno a la modernidad a la que aspiraba la ciudad. En palabras de

Muguerza “ya no eran de tanta categoría, eran bastante viejitos ya”.17 Por lo tanto,

desde la Secretaría de Obras Públicas del Municipio se tomó la decisión de demoler el

edificio principal, quedando en pie sólo la base de la estructura, tal y como podemos

apreciarlo en la actualidad.18

Imagen 2.14: Imagen aérea Rambla Necochea (década de 1960)

Fuente: archivo personal.

16 Entrevista a Néstor Izzo, Necochea, 30 de octubre de 2012.

17 Entrevista con Muguerza, Necochea, 3 de Julio de 2013.

18 El cuestionamiento que los necochenses se hacían por aquellos años es el mismo que se hacen hoy en

día: tanto desde lo estético como desde lo funcional, la estructura de la rambla está totalmente

desaprovechada, dando una triste imagen de abandono.

Page 63: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

58

Aún cuando las voces que se alzaron contra el derribo de parte de la Rambla no fueron

pocas, lo cierto es que esto fue llevado adelante debido a que aquellas prácticas de

sociabilidad que habían pervivido con fuerza hasta comienzos de los años cincuenta

aproximadamente, no tenían el mismo peso 20 años después. Aquí debemos destacar

que la rambla no era el único atractivo que visitaban los turistas, y con la llegada del

turismo social en los años peronistas otros espacios comenzaron a cobrar importancia.

Sin duda los balnearios seguían manteniendo un lugar privilegiado en la elección de los

turistas (véase Imagen 2.15). Para los años sesenta existían varios balnearios, entre los

que se destacaban aquellos cuya actividad se había iniciado unas décadas antes: el

Balneario Marino, nacido en 1910 junto con la construcción de La Perla Hotel Marino,

el cual brindaba servicios a los huéspedes del hotel; el Balneario Modelo, creado en

1926 y funcionó hasta mediados de la década del 70; el Balneario Serrano, que fue la

continuación del antiguo Balneario Paris, y funcionó desde la década del 40 hasta fines

de la primer década del siglo XXI; el Balneario Ricci, construido en 1935, y el

Balneario Izzo, que comenzó a funcionar en la década de 1940.

¿Qué características tenían esos balnearios? Néstor Izzo recuerda que la actividad de los

balnearios a mediados de siglo era bien distinta a la de hoy en día. Recuerda que

existían casillas de madera que oficiaban de vestuarios, ya que la gente se cambiaba sus

ropas por el traje de baño en la misma playa. Dichas casillas poseían ruedas, por lo que

al finalizar la temporada de verano eran trasladadas de tiro por un caballo y colocadas

frente al antiguo Hotel Necochea. Según Izzo, el balneario de su padre comenzó con tres

carpas y tres sombrillas, pero que con el paso del tiempo fue creciendo y haciéndose

conocido entre los turistas, hasta alcanzar entre 150 y 200 sombrillas. Los servicios que

se brindaban en el establecimiento eran variados, desde el alquiler de trajes de baño – ya

que era común que los veraneantes no poseyeran trajes de baño propios–, hasta el uso de

vestuarios y duchas de agua fría. Con posteriores remodelaciones las casillas de baño

fueron retiradas y se construyó un edificio de mampostería que poseía servicio de agua

caliente. Por otro lado, las sombrillas debían ser colocadas cada día dependiendo de la

marea. En el caso de las carpas las mismas eran acomodadas en forma de “u”, para que

entrara la mayor cantidad posible en un espacio reducido (Véase imágenes 2.16 y 2.17).

La precariedad de esos emprendimientos se observa en el propio relato de Izzo, cuando

recuerda que cuando llegaban nuevos clientes y las carpas ya se encontraban alquiladas

Page 64: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

59

en su totalidad, su madre “cosía nuevas carpas en el momento, por lo que en

aproximadamente una hora los clientes tenían su carpa colocada sobre la arena”. 19

Imagen 2.15: Casillas de madera (década de 1930)

Fuente: Revista Necochea, Cincuentenario de su Fundación, 1931.

Imagen 2.16: Disposición de sombrillas en Balneario Izzo (década de 1940)

Fuente: Propia.

19 Entrevista a Néstor Izzo, Necochea, 30 de octubre de 2012.

Page 65: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

60

Imagen 2.17: Bajo la arcada del Balneario Izzo, su propietario (década de 1940)

Fuente: Propia.

Turismo social y políticas estatales: el caso de Necochea

Hemos destacado en este capítulo tres elementos que definieron el turismo en Necochea

desde comienzos de siglo XX hasta los años sesenta. Tanto los cambios en los medios

de transporte, como en la hotelería y en el uso de las playas, son elementos

fundamentales para entender el turismo de “sol y playa” y las posibilidades que tiene

para desarrollarse. Sin embargo, es necesario analizar un cuarto elemento que nos

permitirá tener una mirada más completa de ese fenómeno: el rol estatal en la definición

y promoción turística, y su impacto en los rasgos que esta asume.

Como hemos visto, desde los años treinta y durante todo el período que estudiamos, el

turismo fue cambiando en la ciudad y con ello la tipología de turista. Como explicamos

en el capítulo anterior, el turismo social comenzó a desarrollarse gracias al aporte de los

sindicatos y los convenios que estos tenían tanto con distintos hoteles de la Costa

Atlántica, como de los destinos serranos del interior de la provincia. A finales de la

década del 40 el gobierno impulsó medidas favorables al turismo que tenían como fin

facilitar a aquellas personas de bajos recursos el acceso a las vacaciones en los destinos

Page 66: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

61

turísticos del interior. Se trataba de planes en los que el gobierno brindaba alojamiento

gratuito y los veraneantes sólo debían abonar el transporte, que en un principio se

trataba del ferrocarril, aunque más adelante incorporó el ómnibus.

El programa de turismo social fue presentado en 1945 en el contexto de la sanción del

decreto 1740 mediante el cual se otorgaba el derecho a las vacaciones remuneradas

obligatorias, así como los decretos que establecían el salario mínimo, vital y móvil, el

Sueldo Anual Complementario y la creación del Instituto Nacional de Remuneraciones.

Según Pastoriza (2008), las políticas de turismo social debían asegurar el alojamiento

gratuito, por lo que se implementaron tres modalidades de hospedaje diferentes pero

relacionadas entre sí: las colonias de vacaciones y hoteles que administraba la

Fundación Eva Perón, los contratos con los gobiernos provinciales y la hotelería privada

para brindar alojamiento gratuito a diferentes contingentes, y la hotelería sindical por

medio de la compra o alquiler de hoteles. Otro pilar fundamental del plan fue la

extensión de las licencias pagas por vacaciones obligatorias a los trabajadores.

La implementación de estas políticas tuvo en la niñez un referente fundamental. En ese

sentido, el edificio de la Colonia Marítima de Niños Débiles, construido en 1928,

permitió la llegada de importantes grupos de niños que pasaban sus vacaciones en la

ciudad.20 En el mismo se daba alojamiento durante las vacaciones a contingentes de

niños que participaban en programas de turismo social, divididos en cuatro grupos, los

cuales comenzaban a llegar los primeros días de diciembre hasta la primera quincena de

marzo. El edificio tenía una capacidad para albergar 864 niños, los cuales eran divididos

en pabellones iguales (véase Imagen 2.18). Poseía capilla donde se celebraba misa

semanalmente, amplios salones para números artísticos, sala de estar, de juego, dos

comedores, servicio médico permanente y un pabellón de enfermería, lavadero

automático, equipo de costureras, entre otros servicios (Anuario Necochea, 1967/68:63).

20 En 1923 el Dr. Leopoldo Bard, diputado nacional por la Unión Cívica Radical, propuso la creación una

Colonia Marítima de Niños Débiles en Necochea, lo que se concretó en 1928 con un edificio de estilo

académico afrancesado o neoclásico. En marzo de 1928 recibió su primer contingente de 180 niños.

Page 67: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

62

Imagen 2.18: Colonia de niños débiles (década de 1960)

Fuente: archivo personal.

Según relata Felipe Muguerza, Secretario de Turismo de la ciudad entre los años 1966 y

1973, estas políticas se mantuvieron incluso después de la caída del peronismo en 1955.

Después del golpe de 1966, a la Colonia llegaban contingentes de alrededor de mil

niños de la ciudad de Buenos Aires, que se iban renovando cada 15 días. Este turismo

social fue impulsado por el Ministerio de Bienestar Social de la Nación, según recuerda

Muguerza, quién señala que el Ministro de Bienestar de la Nación Julio Álvarez había

creado un plan nacional con el fin de brindar acceso al turismo a personas que, de otro

modo, no hubieran podido acceder. De hecho, Muguerza asegura que era el mismo

municipio de Necochea quien solicitaba al gobierno nacional que envíen contingentes a

la ciudad.

Otro de los planes de veraneo fue el implementado por la Dirección de Turismo y

Parques de la Provincia de Buenos Aires durante los años del peronismo, el llamado

Plan de Turismo Escolar, para el cual el Ministerio de Educación realizaba la selección

de los alumnos a los cuales alcanzaría el beneficio, que constaba de una estadía gratuita

para los niños en edad escolar de veinte días en hoteles de Necochea y Tandil,

brindando a cada beneficiario pasajes de primera clase, asistencia médica, asistencia a

actos recreativos y culturales organizados especialmente para ellos (Anuario Necochea,

1954:65). Alberto Echeverría, por otro lado, recuerda los planes que creó Eva Perón,

llamados "Evita", que traían niños en forma gratuita, ya que según sus palabras “la

Page 68: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

63

economía daba en esa época” (véase Imagen 2.19). Según nos comenta Alberto, el

gobierno de Perón contrató hoteles de forma permanente, para que reciban de forma

exclusiva contingentes de turismo social. Entre ellos recuerda al Hotel Mayo, el Hotel

Lido y el Hotel Milesi.21

Imagen 2.19: Niños de la Colonia de paseo por la playa

Fuente: Ecos diarios, Anuario 99, “Imágenes de fin de siglo”, febrero 2000.

¿Cuál fue el impacto de esas nuevas formas de turismo social en la ciudad de

Necochea? Para nuestros entrevistados las percepciones del impacto de estas políticas

son encontradas. Para aquellos que administraban hoteles, su impacto fue muy

perjudicial para Necochea, ya que los turistas tradicionales comenzaron a alejarse de la

ciudad hacia otros destinos más exclusivos. Para Echeverría, por ejemplo, Necochea era

un destino turístico bien posicionado: “...Necochea era exclusivista, ¿no? ehh... no era

exclusivista porque lo exclusivo es cuando te separa, y en ese momento no existía otro

veraneo que para esa gente que estaba bien...”22. Así mientras reconoce que parte del

público de “elite” siguió visitando Necochea en sus vacaciones, una parte se desplazó a

destinos más novedosos y exclusivos, como Pinamar. En su caso, estos cambios se

percibieron en diversas alteraciones en su actividad. Por un lado, el nuevo turista con

menor capacidad de gasto comenzó a pedir planes de comidas de media pensión

(desayuno y cena), frente a la oferta de pensión completa (desayuno, almuerzo y cena)

21 Entrevista con Alberto Echeverría, Necochea, 24 de octubre 2012.

22 Ibidem.

Page 69: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

64

existente hasta entonces; por otro, las estadías comenzaron a disminuir. Como

consecuencia, una parte importante de los hoteles comenzaron a ofrecer alojamiento

sólo con desayuno, abriendo el restaurant a la carta con el objetivo de captar público

externo al hotel.

En el caso de los Faidella, propietarios del Hotel Plaza, debieron cerrar definitivamente

el restaurant, para reducir costos. Según relata Beba Faidella, el Hotel Plaza recibía

contingentes de turismo social, aunque considera que este cambio en el perfil turístico

fue “malo” para la ciudad. Como explica los turistas que accedían a vacacionar en la

ciudad a través de los planes del gobierno, pertenecían a un nivel económico muy bajo,

lo cual no le aportaba beneficios económicos a Necochea. Ella argumenta que los

turistas que solían visitar la ciudad dejaron de hacerlo con la llegada del turismo social.

Sin embargo, agrega, otro motivo por el cual los visitantes adinerados comenzaron a

elegir otros destinos fue el mal trato por parte de los mismos necochenses: "...Muchos

ehh... se creían que teníamos la mina de oro y... por ejemplo la ehh... empezaron a

este... a esquivar a los judíos y eso fue para nosotros muy malo, los judíos se fueron a

Miramar."23

Néstor Izzo coincide en parte con Beba, ya que, aunque él no cree que la llegada del

turismo social a Necochea haya sido lo que afectó negativamente a la actividad turística,

considera que los necochenses no querían a los judíos y por ese motivo se fueron yendo.

De hecho, Izzo no percibió al turismo social como un movimiento masivo en la ciudad,

sino que, según recuerda, sólo llegaban contingentes de niños a la colonia de vacaciones

y, en ocasiones, también sus padres. Así, según sus palabras, “Necochea fue perdiendo

(al turismo de elite) porque lo perdimos nosotros”.24

Tanto Izzo como Muguerza creen que es erróneo, y fundado en alguna forma de

discriminación de índole social, suponer que fue el turismo social el que generó un

cambio “negativo” en la actividad turística en Necochea. Referenciándose en el

presente, y en un posible futuro, Muguerza comenta:

"...si yo pensara así me sentiría muy mal... no, no, no, yo creo que además

Necochea no tiene que ser para una elite, vos tenés que apuntarle alto a eso

para que la gente traiga dinero a Necochea y, y, y después de aquí vos tenés que

23 Entrevista a Beba Faidella, Necochea, 31 de mayo de 2013.

24 Entrevista a Néstor Izzo, Necochea, 30 de octubre de 2012.

Page 70: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

65

crear las condiciones para que esto no sea solamente para los ricos porque si

haces eso creo que estamos todos equivocados ¿no?...”25

En resumen, siguiendo a Bertoncello (2006) podemos afirmar que las transformaciones

que se dieron en las prácticas de turismo se debieron no solo al cambio social que

implicó el turismo social, sino también a otros cambios sociales como fue el

surgimiento y expansión del automóvil, junto con la consolidación de nuevos caminos

que permitían acceder a nuevos destinos dónde el ferrocarril no llegaba. Este fenómeno

generó que aquellos turistas que anteriormente visitaban los destinos tradicionales en

tren u ómnibus, al adquirir un vehículo propio pudieran animarse a conocer nuevos

destinos aún sin explotar, tal como los pueblos de la Costa Atlántica, Pinamar y Villa

Gesell, alterando así al mapa turístico tradicional de la Argentina, donde los destinos

tradicionales de mar y sierra se modificaron y nuevos destinos fueron consolidándose en

un nuevo mapa del turismo en el país. Como refiere Pastoriza (2008),

“…al hasta entonces casi único servicio de transporte, el ferrocarril, puerta de

entrada a la mayoría de los centros recreativos del país, se sumaron el ómnibus y

el automóvil. En los cuarenta, unos 480.000 vehículos transitaban las carreteras

nacionales, permitiendo la llegada a lugares recónditos. El viaje y el

conocimiento, en especial a las sierras de Córdoba y a las playas atlánticas, se

transformaba en un sueño posible…”

En nuestro estudio debemos incluir como factores adicionales que modificaron las

prácticas de turismo el desarrollo de un sistema hotelero que viró de una hotelería

destinada a las elites, modelo que pervivió con fuerza hasta los años cuarenta, a una

hotelería destinada a los sectores medios, bajos y trabajadores, que se convirtieron en

usuarios fundamentales del turismo social promovido desde el Estado

fundamentalmente después de la llegada del peronismo al poder. Junto a esto la

participación de niños y jóvenes en colonias de vacaciones o en el llamado “turismo

escolar” reforzó ese proceso de cambio. En paralelo, las mejoras en el acceso a las

playas y la multiplicación de balnearios destinados a los nuevos turistas, permitieron y

afianzaron esos cambios en el perfil del turismo que llegaba a la ciudad balnearia.

Por último, las ya mencionadas políticas sociales estatales que tendieron a democratizar

el acceso a las vacaciones y a la posibilidad de movilizarse a los principales centros

25 Entrevista con Muguerza, Necochea, 3 de Julio de 2013.

Page 71: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

66

turísticos nacionales. En ese sentido, Necochea fue uno de los destinos beneficiados,

modificando significativamente las prácticas y la fisonomía de la ciudad.

Page 72: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

67

Capítulo 3: Entre el “centro viejo” y la “villa balnearia”

La ciudad de Necochea desde el momento de su fundación se fue transformando en un

atractivo para aquellas personas que buscaban playas tranquilas. Llegar a la ciudad a

comienzos del siglo XX era encontrarse con una amplia avenida que unía el centro de la

ciudad con la villa, distancia que se recorría, luego de descender del tren, por un tranvía

eléctrico, rápido y económico. Transitar la avenida principal era, para el visitante, llegar

a una villa con escasa vegetación, muy pocas construcciones edilicias y mucha gente

disfrutando de la Rambla y su sombra. Esa imagen icónica fue mutando a lo largo del

siglo XX, en especial luego de la llegada del peronismo al poder.

En el presente capítulo analizaremos cómo se constituyó espacialmente la ciudad

balnearia, y cómo la contraposición de dos espacios, el viejo centro de la ciudad y la

villa balnearia Díaz Vélez, marcaron la identidad de la ciudad y las características que

asumió la actividad turística.

El desarrollo urbanístico hasta los años setenta

La ciudad de Necochea nació con dos límites claros, por un lado el río Quequén y por el

otro el mar. Como muchas ciudades de la pampa bonaerense su crecimiento se centró en

los alrededores de la Plaza Central, al menos en sus primeros diez años de existencia.

Para 1914 ese radio se había extendido hacia la zona del río, hacia la zona en que se

ubicaba la balsa que permitía cruzarlo y llegar a Quequén – especialmente después de

1892 con la llegada del ferrocarril a la misma. En esta primera época la zona de la Villa

Díaz Vélez no pasaba de ser un pequeño conglomerado de construcciones a las que se

podía acceder por senderos (Carrera y otros, 1981: 285).

Después de 1914 con la llegada del tren a la ciudad, se dan dos procesos concatenados.

Por un lado, la zona urbanizada se extiende de la zona de la plaza central a la calle 62,

que permitía llegar hasta la nueva estación ferroviaria emplazada en la ciudad. Esta calle

además albergó el primer tranvía. Por otro lado, comienza a desarrollarse la villa

balnearia, lo que exige mejorar las comunicaciones con ésta, lo cual se concreta con la

Diagonal San Martín y la llegada del tranvía a la misma. Para fines de los años veinte

este medio de transporte fue reemplazado por el colectivo, y la calle 62 comenzó a

Page 73: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

68

declinar su importancia frente a la calle 59, la cual cobró especial significancia por unir

el centro de la ciudad con el puerto y el balneario.

Imagen 3.1: Diagonal San Martín (circa 1947)

Fuente: archivo personal.

Este desarrollo espacial se vio completado a partir de 1945, cuando el centro de la

ciudad quedó unido tanto con la villa balnearia por medio de la Diagonal San Martín

(véase Imagen 3.1), como la villa con el puerto y Quequén por la Avenida 10. Pero fue

otro el gran cambio urbanístico para la ciudad: la creación del Parque “Miguel Lillo”, a

partir de la expropiación de tierras a la familia Díaz Vélez. Este período, que bien

podría extenderse hasta comienzos de 1980, se caracterizó por la expansión de la zona

portuaria y balnearia.

Sin embargo, después de la caída de Illia la ciudad tendió a estancarse, pues son pocas

las obras públicas que se desarrollaron. Entre estas se destacaron el nuevo edificio del

Casino y el puente Ezcurra, que reemplazó al primitivo puente del Puerto (véase Imagen

3.2). Otro de los elementos característicos de este período fue el desarrollo de dos

pequeños centros comerciales en la zona portuaria y en el balneario, que se convertiría

en un “segundo” centro para la ciudad. Este crecimiento, en especial en la zona

balnearia, tendió a ser descontrolado después de 1970, cuando se hizo necesario un plan

urbanístico que regulara la multiplicación de viviendas multifamiliares y la construcción

de los primeros edificios sobre la costa (Carrera y otros, 1981: 286).

Page 74: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

69

Imagen 3.2: Puente Ezcurra – Puente del Puerto – Elevador terminal del puerto (Circa 1969)

Fuente: Archivo personal.

Si nos detenemos en la descripción que realizaron los miembros del Equipo de

Preservación, Planificación y Diseño Ambiental a comienzos de los años ochenta, la

expansión de la ciudad y los lazos que la unían a la villa Balnearia, encontramos un

desarrollo que hasta mediados del siglo XX estuvo caracterizado por el lento pero

constante poblamiento del viejo centro de la ciudad, y una modesta concentración

urbana tanto en la zona balnearia como en las arterias que conectaba esta con el centro.

Como podemos observar en los Mapas 3.1, 3.2, 3.3 y 3.4, entre 1881 y 1945 fue en la

ciudad donde se concentró el mayor impulso urbanístico, y para el final de este ciclo la

villa balnearia apenas había logrado un pequeño desarrollo. Esa expansión territorial fue

posible por el desarrollo de los medios de transporte, que facilitaron enormemente la

conexión entre el centro de la ciudad y la zona balnearia, y entre esta y otros espacios

importantes de la ciudad, como el puerto y Quequén.

Fue el peronismo quien dio un fuerte impulso urbanístico a la villa balnearia, en

especial con el desarrollo de una mayor infraestructura que soportara el turismo (véase

Mapa 3.5, el trazado urbanístico en 1950). De esta época es el Parque Miguel Lillo antes

mencionado. El mismo nació con la expropiación por ley de las tierras de Díaz Vélez,

se convirtió en reserva forestal y espacio de esparcimiento para turistas y necochenses.

Su función primigenia fue la de fijar las dunas.

Page 75: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

70

Mapa 3.1: Necochea y la villa balnearia (1881-1894)

Fuente: Carreras y otros (1981: 286)

Mapa 3.2: Necochea y la villa balnearia (1894-1914)

Fuente: Carreras y otros (1981: 286)

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71

Mapa 3: Necochea y la villa balnearia (1914-1927)

Fuente: Carrera y otros (1981: 287)

Mapa 3.4: Necochea y la villa balnearia (1927-1945)

Fuente: Carrera y otros (1981: 287)

Page 77: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

72

Mapa 3.5: Necochea y la villa balnearia (década 1950)

Fuente: Archivo propio

Page 78: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

73

Los orígenes de Necochea, la villa balnearia y el turismo hasta los años cuarenta:

hotelería, balnearios y transporte

A partir del año 1913 la ciudad comenzó a desarrollar grandes obras gracias a dos

resortes económicos poderosos que le permitían llegar a esa situación de prosperidad:

por un lado el puerto, y por el otro los balnearios. El puerto era considerado uno de los

principales soportes económicos de la ciudad de Necochea. Emplazado en la ciudad de

Quequén, sobre la desembocadura del río homónimo, es terminado para mediados de

los años diez, después de varios fracasos. En esos años se convierte en una salida

privilegiada para los granos y vacunos que reclama la Europa en guerra, beneficiando la

actividad económica de la ciudad y toda la región. Para fines de los años veinte el

caudal de comercio que debe soportar obliga a solicitar su ampliación que, aprobada por

el gobierno de Yrigoyen, es abandonada luego de su derrocamiento (Di Bartolo, 1981:

129-132)

La otra de las columnas que sostenían económicamente a la ciudad fue el balneario,

considerado como un “balneario moderno”, ya que el confort y las comodidades del

mismo satisfacían las exigencias de la vida moderna, incluyendo detalles de sus gustos

y costumbres, sin empobrecer sus cualidades naturales. Sin embargo, con el paso de los

años los afanes exagerados de modernización usurparon a la naturaleza sus mayores

atractivos, transformando radicalmente el paisaje de la villa balnearia. Como marcaban

los relatos a cincuenta años de la fundación de la ciudad, “estos arrebatos de

modernización que se desatan en nombre del progreso, un aspecto que se halla en

abierta contradicción con su finalidad esencial, que no es otra que la muy justa y

respetable de disfrutar ampliamente de los beneficios que se persiguen con una

permanencia a orillas del mar” (Revista Necochea, 1931).

En 1929 se inauguraba la actual Av. Costanera con la denominación de 9 de julio de

1816. La misma estaba pavimentada para 1931, y permitía la circulación de numerosos

vehículos que llevaban a los veraneantes a disfrutar de las playas y las atracciones de la

villa, que para esos años incluían un cine y diversos bares. Aun cuando la urbanización

debió esperar hasta 1945, los balnearios tenían un desarrollo significativo en esos años.

El primer balneario databa de 1884, cuando Julián Azua construyó junto al hotel La

Perla de San Sebastián Argentino un balneario que contaba con numerosas casillas de

madera. A este emprendimiento se sumó el de Juan Marino que asoció su hotel de

madera a un emprendimiento balneario de significativa importancia hasta bien entrados

Page 79: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

74

los años treinta. Posteriormente estos emprendimientos quedaron en manos de Ernesto

Marino y de Antonio Izzo.

En 1915 se instaló la Rambla de Sala y Bruno Más, construida de madera con

plataforma y casillas de madera. La misma subsistió hasta 1921 cuando un incendio la

destruyó. En ese período se multiplicaron los emprendimientos privados, que

acompañaban el desarrollo de los balnearios municipales, y eran el sostén de las

actividades estivales. Para 1927 existían dos ramblas, una privada y otra municipal. Fue

esta última la que tuvo mayor importancia, y en las décadas siguientes siguió

expandiéndose, terminándose las obras para comienzos de los años cuarenta. La misma

contaba con galerías comerciales en la planta alta y salones de baile en el nivel de la

playa (Véase Imágenes 3.3 y 3.4).

Sin duda que ese desarrollo modernizador que despertaba el recelo de muchos

necochenses a comienzos de los años treinta, no puede despegarse de la importancia que

iba desarrollando la actividad turística en la ciudad balnearia. En ese sentido,

entendemos que el turismo es aquella actividad con gran potencial para generar

beneficios, ya sean sociales o económicos. A su vez, cumple con un rol efectivo en el

caso de la pobreza, el desarrollo sustentable, el crecimiento económico, la creación de

empleo y el intercambio cultural entre países. El turismo en relación a la ciudad de

Necochea y a todos los territorios donde se desarrolla, se lo considera una actividad

complementaria, como se mencionó en capítulos anteriores, porque integra a todos los

sectores económicamente activos, como la ganadería, la agricultura, la pesca, etc.,

uniendo los esfuerzos provenientes de los sectores público y privado.

Page 80: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

75

Imagen 3.3: Detalle de las Ramblas y la Villa en 1927

Fuente: Archivo personal.

Imagen 3.4: Detalle de las Ramblas y la Villa hacia fines de la década de 1940

Fuente: “Centenario de la Fundación de Necochea”, Ecos Diarios 1981.

Page 81: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

76

La actividad turística representa una oportunidad para nuevos negocios, la promoción y

difusión de la cultura y la distribución de la renta, además de actuar como herramienta

auxiliar para la preservación del medioambiente y del patrimonio histórico (Correa,

2010: 44). Se debe destacar también que un producto turístico es aquel que articula

sobre tres elementos fundamentales como lo son el alojamiento, el transporte y el ocio,

sin olvidar la relación sistemática entre los mismos para poder dar lugar a la actividad

turística. En ese sentido, pensar a Necochea como centro turístico exige redimensionar

históricamente estos elementos, historiando el proceso de constitución del mismo. De

esta forma es necesario pensar la relación que existió entre el poblado propiamente

dicho y el balneario, atractivo turístico fundamental de la ciudad.

Como hemos mencionado, el balneario nació por iniciativa privada en el año 1884,

distanciado del centro original de la ciudad. En paralelo comenzaron a inaugurarse

hoteles de diferente índole contribuyendo a la comodidad y al progreso del mismo, y

con el paso de los años este se fue poblando gradualmente. Junto al desarrollo de la

hotelería se multiplicaron las casas de veraneo y las construcciones horizontales, que

permitieron expandir el turismo y dar respuesta a una llegada creciente de nuevos

veraneantes. Tanto la zona del Centro como la de la Villa fueron escenario de la

creación de edificios que acompañarían la actividad turística, además de paseos

tradicionales, como la Rambla Municipal, que fue uno de los principales atractivos

turísticos en aquellos años. Sin embargo, este proceso no estuvo exento de conflictos, en

especial desde comienzos de los años diez cuando se comenzó a planificar la división

del ejido que pretendía dar vida a un pueblo balneario entre Necochea y el mar.

Aun cuando habían fracasado los intentos originales de ubicar la ciudad sobre la costa,

para 1901 Eustaquio Díaz Vélez había comenzado las gestiones para fundar un pueblo

entre Necochea y el océano. En febrero de 1902 se presentó el primer proyecto, que fue

rechazado por el Departamento de Ingenieros de la Provincia de Buenos Aires. Recién

en 1927 cuando se aprobó el ensanche del ejido de Necochea en 10.000 hectáreas, los

herederos de Díaz Vélez aceptaron el ensanche de la villa, y una década después estos

solicitaron la aprobación de la división de tierras en ésta. La dirección de Geodesia

aprobó el proyecto, pero la Municipalidad de Necochea se opuso, por considerarse que

la “subdivisión es inconveniente para una ciudad balnearia cuya población estable y de

temporada no es de gran densidad”, considerando que era inútil la ampliación de la

zona balnearia en “regiones actualmente despobladas” (Flores, 2015a).

Page 82: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

77

Aun cuando la Dirección de Geodesia siguió fomentando el proyecto, y el Consejo de

Obras Públicas de la Provincia consideró que podían aprobarse las subdivisiones

propuestas, la Municipalidad de Necochea, por presión de la Asociación de Fomento y

de la Cámara Comercial local, se opuso al proyecto. Recién en 1945 las autoridades

municipales y entidades locales comenzaron a exigir la aprobación del proyecto de

expropiación de las tierras, que se daría con la llegada del peronismo al poder.

Además del desarrollo hotelero y edilicio, y de la posibilidad de ampliar el ejido de la

villa, el turismo se vio beneficiado por la expansión de los medios de transporte. En este

sentido, dos procesos fueron fundamentales para el desarrollo urbano y turístico de

Necochea y su villa balnearia. El primero, el desarrollo de transportes más eficientes y

veloces para comunicar la ciudad con el exterior y con la villa oceánica. Durante el siglo

XIX llegar hasta el partido de Necochea, fundado en 1865, suponía pasar de 8 a 10 días

en galeras desde Buenos Aires. La extensión de las líneas ferroviarias acortó

sensiblemente estas distancias, hasta que en 1892 éste llegó a Quequén, y dos años

después se inauguró la estación de Necochea. De esta forma, las comunicaciones con el

resto de la provincia se hicieron más frecuentes y rápidas, permitiendo la llegada de

visitantes en tiempo record para la época.

Internamente, el desarrollo del tranvía a partir de 1921 fue de suma importancia para

unir la ciudad con la villa balnearia. Este servicio existió hasta 1938 cuando las vías y la

infraestructura del mismo fueron levantadas, liberando a la Diagonal San Martín para el

servicio automotor (véase Imagen 3.5). En este sentido, el desarrollo del sistema vial

argentino y la mejora en las calles de la ciudad – en especial con la pavimentación de la

zona céntrica desde 1935 –, terminaron por definir la fisonomía del transporte inter e

intra urbano. Desde comienzos de los años cuarenta se empezaron a desarrollar las

líneas de ómnibus que unían la ciudad con el resto de la provincia, compartiendo con el

ferrocarril el rol fundamental de movilizar a visitantes y turistas hacia la ciudad.

Page 83: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

78

Imagen 3.5: Tranvía en Diagonal Atlántida (circa 1930)

Fuente: http://www.busarg.com.ar/historia/necochea/21.jpg

En segundo lugar, el desarrollo de la infraestructura caminera y ferroviaria fue central

para afianzar este proceso. Así, salvar el río Quequén fue el gran desafío entre fines del

siglo XIX y 1930. El primer puente ferroviario data de 1894, aunque su construcción

había comenzado en 1890 (véase Imagen 3.6).

Imagen 3.6: Tren cruzando el puente ferroviario Quequén - Necochea

Fuente: Archivo personal.

Page 84: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

79

Hasta 1929 cuando se inaugura el Puente Colgante Hipólito Irigoyen, una imagen

central de la iconografía de la ciudad, el paso del río se daba a través de los pasos

Cardiel y Gil por medio de balsas, o por algunos puentes de menor importancia que

fueron destruidos por el río. La inauguración del puente supuso una mejora significativa

en las comunicaciones con la vecina Quequén y el resto de la provincia (Flores, 2015b)

(véase Imagen 3.7). Poco antes se había inaugurado el Puente del Puerto o Viejo Puente,

que existió hasta fines de los años sesenta. Además, el desarrollo automotor supuso la

pavimentación de buena parte de las calles de la ciudad, y para comienzos de los años

cuarenta este proceso alcanzó la diagonal que unía la ciudad con la villa.

Imagen 3.7: Inauguración del Puente Colgante (1928)

Fuente: http://museodn.com/2012/02/25/inauguracion-del-puente-colgante/

Necochea, la villa y el turismo entre los dos peronismos: un paisaje que se modifica

La llegada del peronismo al poder supuso algunos cambios fundamentales en el paisaje

de la ciudad. Como hemos mencionado, el desarrollo del ejido de la villa a comienzos

de los años cuarenta fue el punto culminante de una expansión de la zona costera a la

luz de un crecimiento turístico significativo.

Page 85: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

80

Este desarrollo y la masiva llegada de turistas obligaron a modificar en los años

posteriores la fisonomía de la ciudad. Aparte de los grandes hoteles que la gente podía

disfrutar, se extendieron los balnearios y los servicios que estos prestaban. El Estado

tomó las riendas de los cambios que ese proceso de expansión requería. En ese sentido,

la creación de un espacio verde para la ciudad en la zona costera, que además sirvieran

para fijar las dunas de arena, se vio concretado en 1948 con la inauguración del ya

mencionado Parque Miguel Lillo.

El parque fue creado para contrarrestar las dificultades que traía la arena a la ciudad,

dado los constantes vientos que azotaban la costa. Constaba de 450 hectáreas

expropiadas a la familia Díaz Vélez, posteriormente ampliadas con 150 hectáreas más

donadas por la Provincia de Buenos Aires. Posteriormente el Ministerio de Asuntos

Agrarios llevó adelante la tarea de fijación de dunas, creándose el Vivero Dunícola y

Estación Forestal Eva Perón. Además, la fijación del sistema de dunas frontales

aseguraba el tamaño y la calidad de las playas.

En 1955 se sustituyó la denominación Vivero Dunícola y Estación Forestal Eva Perón

por el de Parque Miguel Lillo. Comenzaron en paralelo los intentos de desarrollo

inmobiliario en la zona, que tuveron la resistencia de los vecinos de la villa. Así, por

ejemplo, en los años sesenta nace la Primera Comisión de Amigos del Parque Provincial

Miguel Lillo. Además de ser un paseo obligado para el turismo, alberga un Anfiteatro

con capacidad para 1500 espectadores que fue escenario de acontecimientos artísticos

de gran jerarquía, y la vieja casona de los Díaz Vélez, verdadera joya de arquitectura

colonial, transformada en Complejo Museológico donde funcionan el Histórico –

Regional Bromatológico y de Ciencias Naturales.

Otro hito en ese proceso fue la inauguración del Casino el día 9 de febrero de 1973

frente al mar, con parte de su entorno resuelto por el escenario natural que brindaba el

Parque Miguel Lillo (véase Imagen 3.8). El edificio contaba con una sala de teatro, una

pileta, salas de juego, confitería, restaurant, galería comercial, bowling, bar, sala de

billares, pista de patinaje, dependencias para la administración, vivienda del personal

superior y hall central de entrada. Su construcción estuvo a cargo del Estado Nacional, a

través de la Dirección de Arquitectura, dependiente del Ministerio de Obras Públicas y

la ejecución de la obra fue responsabilidad de la empresa Seminara. La segunda etapa

tuvo como principal concreción el salón auditórium inaugurado en enero de 1975.

Formaron parte de la ampliación del complejo una boite, pileta de natación, la

Page 86: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

81

parquización y obras de acceso. Rápidamente el edificio se convirtió en un ícono de la

ciudad –junto al Puente colgante–, convirtiéndose en una de las imágenes que definía la

identidad de la ciudad.

Imagen 3.8: Complejo Turístico “Casino de Necochea” (años setenta)

Fuente: archivo propio.

En resumen, el desarrollo de la hotelería, del ejido de la villa y de los balnearios, más

las importantes obras que se dieron en los años posteriores al peronismo marcaron la

importancia que tomó la villa balnearia frente al viejo centro. Con el paso de los años

las principales obras edilicias y de infraestructura se desarrollaron en esta parte de

Necochea, denominado por los lugareños como “centro nuevo”, debido a la importancia

que tenía la actividad turística para con el lugar. Este desarrollo estimuló que los

veraneantes eligieran instalarse en este sector y no en el “centro viejo”, como se

denominaba al centro comercial del poblado original, que estaba más alejado de las

actividades recreativas.

La evolución de los distintos elementos relacionados con el turismo muestra que, si bien

es necesario que una ciudad tenga ciertas condiciones mínimas para transformarse en un

destino turístico, el desarrollo de esta industria tiene mucho de estrategia y también de

inversión por parte de actores públicos y privados. El turismo parte de la existencia de

un lugar y de la voluntad de desplazamiento por parte de otros. Como plantea Ana

Correa, esto está lejos de ser un fenómeno espontáneo. El crecimiento y desarrollo

depende de la sistematización de los recursos, la planificación y la gestión relacionados

Page 87: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

82

con los recursos, los mercados potenciales, la infraestructura y la necesidad de una

localidad de tener al turismo como un elemento para el desarrollo económico (Correa,

2010:40).

La Construcción Horizontal y su impacto en el Turismo

En el año 1948 se sancionó la ley 13512 de Propiedad Horizontal, promulgada el 13 de

octubre y publicada el 18 de octubre del mencionado año.1 En Necochea su aplicación

comenzó a ser efectiva con los primeros edificios sobre la costa, y tenía como función

fundamental regular las relaciones entre los propietarios de pisos o departamentos, o

posibles inquilinos. Las construcciones edilicias eran uno de los factores más

importantes que desarrollaba el turismo en la villa. Como marca Pastoriza, analizando el

caso de la ciudad de Mar del Plata donde se construyó más del 50 por ciento del parque

habitacional actual en lo que va del año 1950 al 1970, estas décadas transformaron el

frente marítimo en un muro de edificios, siendo este el lugar privilegiado por los turistas

para pasar sus vacaciones. Los habitantes locales eran los que, con una propiedad

adquirida de antemano, vaciaban sus casas o chalets en el verano para alquilarlos, con el

objetivo de tener una ganancia extra y ofrecer el servicio de la cercanía al mar

(Pastoriza, 2002:102-103).

Esto fue una de las causas principales de por qué el turismo se situaba en esta parte de la

ciudad. Además, fue causa directa para que la gran mayoría de los turistas pasaran aquí

sus vacaciones, al igual que los residentes que tenían su casa en el centro viejo y se iban

por la temporada a vivir a la villa, o los alquilaban para poder sustentar los gastos en el

invierno. Esto también afectaba indirectamente a los hoteles de la ciudad, ya que los

turistas que eran clientes permanentes de la hotelería, cambiaban sus costumbres

habituales y pasaban a alquilar un departamento para disfrutar sus días en Necochea.

Echeverría, uno de nuestros entrevistados, nos comentaba que, por los años 60

aproximadamente, “…con el alquiler de los mismos, el veraneante ahorraba dinero, no

porque le guste a la mujer, ella prefiere un hotel para que la atiendan…”2

1 Legislación sobre Propiedad Horizontal, Cátedra: Actos de Levantamiento Parcelario. Departamento de

Ingeniería en Agrimensura. Facultad de Ingeniería. Universidad Nacional de San Juan. Alfredo Mario

Laplagne, Ingeniero Agrimensor Mat 1489.

2 Entrevista con Alberto Echeverría, Necochea, 29 de octubre 2012.

Page 88: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

83

El turista ahorraba dinero en el alojamiento y repartía lo que le quedaba para los demás

prestadores de servicios turísticos (gastronomía, paseos, etc.). Esto era muy favorable

para la zona de la playa, ya que la gente prefería alojarse en sus cercanías y dejar su

dinero también allí en otras actividades. Pero no era muy conveniente para los hoteles,

porque los edificios iban creciendo con la demanda, y esa era una competencia que,

desde la mirada de los hoteleros, tenía claros visos de deslealtad. Como nos comentaba

Echeverría,

“… en febrero te alquilaban por día también… es una competencia casi desleal

para la hotelería porque ¿qué pasa? La hotelería tiene una economía blanqueada,

todo el personal está en blanco… al Estado el hotel le conviene… un departamento

lo único que vos le podes poner es un impuesto acá en la playa…”3

Para algunos de nuestros entrevistados la escasa política de preservación de muchas

casas antiguas de familias que venían a veranear todos los años, de mucho valor

patrimonial, frente al avance edilicio y de pubs sin ninguna zonificación previa, fueron

desastrosas para la zona aledaña a la playa. En este caso, los edificios eran, por un lado,

favorables para todos aquellos turistas que querían alojarse en la villa, pero por el otro

lado, teniendo en cuenta la destrucción patrimonial que sufrió dicho espacio, más la

escasa planificación por parte de los ámbitos estatales, afectaron la actividad hotelera

que debió retirase por los ruidos de los pubs a zonas alejadas de la playa. Como plantea

Echeverría, el avance de la modernidad con los pubs, los chalets y los comercios

anularon la expansión de inversiones reales, que podrían haber encontrado en el rubro

hotelero un espacio de canalización fundamental.

En ese contexto, desde los años cincuenta y sesenta se dio la llegada masiva de las

clases medias a los balnearios argentinos. El ritmo de un estribillo muy popular en

aquellos años, “A Mar del Plata yo me quiero ir” y su posterior “¡Qué lindo que es

estar en Mar del Plata!”, condensaba el deseo de millones de hombres y mujeres que

en los días tórridos del verano porteño podían concretar el sueño de conocer el

balneario, como plantean Carlos Larrinaga y Elisa Pastoriza (2009: 308). Según

Rodolfo Bertoncello (2006:328), se puede decir que la práctica turística se afirma como

algo natural y necesario para sectores cada vez más amplios de la sociedad y, al mismo

tiempo, como algo posible y efectivamente experimentado. Según Pastoriza, Necochea

fue una de las ciudades afectadas positiva e indirectamente por el veraneo en Mar del

3 Entrevista con Alberto Echeverría, Necochea, 29 de octubre 2012.

Page 89: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

84

Plata. Este popular balneario aparece como un símbolo no solo de diversión y descanso,

sino también como el ámbito donde pueden expresarse las ambiciones de progreso

social (2002: 106). Esta ciudad fue uno de los centros emisores del turismo, y gracias a

su desarrollo turístico Necochea es hoy en día elegida por muchos turistas que prefieren

veranear y alojarse en esta ciudad.

El avance edilicio dio respuesta a ese crecimiento del turismo, y se manifestó en la

construcción de edificios horizontales de relevancia. Fue así que nacieron edificaciones

de envergadura como el Hotel Horizonte, y los edificios Aconcagua, Tres Arroyos y

Buenos Aires (véase Imágenes 3.9 y 3.10). Estos edificios permitieron un número

importante de propietarios que elegían un lugar privilegiado para habitar, frente al mar.

Sin embargo, el proceso no estuvo exento de problemas, ya que como se ha

mencionado, ese desarrollo edilicio no respetó la vieja fisonomía de la villa, que

lentamente fue desapareciendo con los viejos edificios demolidos (véase Imagen 3.11).

Imagen 3.9: Frente marítimo de Necochea (años sesenta)

Fuente: Detalle de postal, archivo propio.

Page 90: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

85

Imagen 3.10: Frente marítimo de Necochea (años sesenta)

Fuente: Detalle de postal, archivo propio.

Imagen 3.11: Frente marítimo de Necochea (década del 70)

Fuente: “Centenario de la Fundación de Necochea”, Ecos Diarios, 1981.

Page 91: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

86

Las Percepciones sobre lo Viejo y lo Nuevo

Juan Ratti, historiador de la ciudad de Necochea, recordaba que en el año 1946 todos los

hoteles estaban situados en la zona de la villa balnearia, ya que tenían convenios con los

sindicatos. Estos hoteles eran verdaderos emprendimientos económicos y turísticos que

incluían sus propios balnearios y estaban a la vanguardia de los cambios tecnológicos.

Como recuerda de aquella época,

“…el hotel inclusive te ofrecía alquilarte una carpa o una sombrilla, en un

balneario en la cual estaba permanentemente relacionado, todo el año, si no era

por cuestiones familiares era por cuestiones de amistad o por cuestiones de

tiempo. Por ejemplo, el Royal tenía hasta su propio balneario, el Moderno lo tenía,

y el Marino lo tenía…”4

En concordancia con Ratti, Echeverría recordaba que “el balneario Royal era el

balneario privado al principio del hotel Royal… era un hotel que tenía ascensores con

ascensoristas permanentes que manejaban una palanca y subía y bajaba”. Esta oferta

era respondida con cierta fidelidad por parte de los turistas que año a año visitaban los

mismos locales. Como el mismo Echeverría recordaba, “la gente era fiel a cada hotel

[…] no existían departamentos extra-hoteleros, era cien por cien hotelería”.5

No es simple coincidencia que los hoteles que ofrecían este servicio se encontraran en la

zona del balneario, sino todo lo contrario, sus dueños reconocían las potencialidades de

esta ubicación y la necesidad de multiplicar las ofertas a los turistas. En ese sentido,

como el propio Ratti señala, a esta parte de la ciudad se la podía caracterizar como “la

más audaz” en lo que se refiere al negocio: “…el turismo produjo la ola que se volcó a

un lugar que antes no existía gente, que eran las playas de la costa bonaerense…”.6

Para él fue el turismo el gran impulsor de la ciudad, y en especial de la villa. Algunos de

sus paseos, como la Rambla, eran el refugio de las clases medias y medias altas, que

todavía elegían Necochea a comienzos de los años cuarenta como espacio de veraneo.

Por su parte, Néstor Izzo, otro de los entrevistados, concuerda con Ratti en marcar la

Rambla como uno de los atractivos más importantes de la ciudad.7 Según ambos, en

esos años eran los sectores medios y altos los que permitieron el desarrollo turístico de

4 Entrevista con Juan Ratti, Necochea, 7 de junio 2013.

5 Entrevista con Alberto Echeverría, Necochea, 29 de octubre 2012.

6 Entrevista con Juan Ratti, Necochea, 7 de junio 2013.

7 Entrevista a Néstor Izzo, Necochea, 30 de octubre de 2012.

Page 92: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

87

la ciudad y la villa, y la infraestructura que sostuvo ese turismo era un buen ejemplo de

sus gustos.

Todo se situaba en la villa: los hoteles más nuevos, ubicados la mayoría en calles

impares para encontrar más fácil el mar; el viejo casino como “el lugar de encuentro”,

según lo relata Daniel;8 el Parque Miguel Lillo y la Rambla, todos espacios visitados

asiduamente por los veraneantes. Los años cuarenta y cincuenta fueron un punto de

inflexión. Aquí comienza el cambio de la demanda turística. Ratti nos argumentaba que

“la rambla no era para cualquiera”, dejando al desnudo una concepción elitista del

turismo, que terminaría con el advenimiento del turismo social y la democratización del

acceso a los espacios públicos.9

Haciendo referencia al “Hotel Paris” – situado en la Villa Díaz Vélez –, Ratti rememora

que ahí se “terminaba el mundo”, ya que la calle 89 terminaba allí. La villa se limitaba

a unas pocas calles y toda la gente se situaba en ellas, en ese lugar popular. En el mismo

sentido se expresaba Nilda Rodríguez, para quien la vieja Necochea se encontraba

geográficamente y simbólicamente “lejos”

“...la gente cuando preguntaba decíamos que allá estaba todo lo de antes, lo viejo

de antes, los negocios grandes, el banco, la Municipalidad, la parroquia, todas

esas cosas que acá recién se estaba iniciando. Esto después iba a ser Necochea

nueva…”10

Esta percepción del espacio geográfico era reafirmada por todos los entrevistados, para

quienes el “centro viejo” se lo conocía como aquel olvidado por la gente, y el “centro

nuevo” y su playa como el lugar popular, el lugar donde se encontraban las

construcciones más nuevas y modernas, donde el turista elegía pasar sus vacaciones,

donde la actividad en temporada estival se lleva a cabo.

De todas maneras, no debemos olvidar que no todo se situaba en la villa. En el “centro

viejo” de Necochea también había grandes hoteles, en donde los turistas de mayores

recursos se daban el lujo de alojarse, aun teniendo las playas a solo seis kilómetros de

distancia. Izzo recuerda que al centro viejo no lo conocían mucho, que la gente solo iba

a él los días feos para distraerse y escapar del frío de la playa. Ahí se encontraban las

8 Entrevista con Daniel Ferrelli, Necochea, 15 de octubre 2012.

9 Entrevista con Juan Ratti, Necochea, 7 de junio 2013.

10 Entrevista con Nilda Rodriguez, Necochea,

Page 93: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

88

cosas más baratas, porque “en la playa te cobraban más caro y eso también

perjudicaba a los comerciantes de la villa”.11

Daniel Ferrelli recordaba a la villa como “hermosa” y destacaba que por las noches esta

transformaba dos de sus calles en peatonal, cosa que no sucedía con el centro viejo. No

solo nos podía argumentar eso, sino que también nos decía que la misma era muy

prolija en aquella época, el orden y la limpieza que había era “increíble”, destacando

que eso le gustaba mucho a la gente porque Necochea era una ciudad que poseía una

oferta muy variada y cumplía con las expectativas del momento, generando así turistas

fieles verano a verano. En sus recuerdos Daniel destaca, en relación al “centro viejo”,

que “el centro se mantenía más apartado de lo que era la colonia turística aunque a la

gente siempre le gustaba ir y ver los negocios”.12

Esto es una clara visión de lo que sucedía antes y de cómo los turistas mismos

diferenciaban el centro viejo como aquello tradicional y a la villa como algo

contemporáneo y popular, “…todo lo que estaba relacionado con el turista era acá…”,

señala Daniel, ubicándose geográficamente en la villa balnearia. Aquí también asistía

mucha gente famosa, lo que atraía mayor número de turistas. Según Izzo, su padre

invitaba jugadores de futbol famosos a su hotel, lo que le permitía promocionar su

establecimiento. Claramente el nivel socioeconómico de quienes asistían a la villa

balnearia hasta los años cuarenta era muy elevado, y eso le daba un prestigio importante

a la zona de la playa. No solo en su hotel se situaba la “alta sociedad”, sino también en

otros hoteles ubicados en la zona de la villa.

Por otro lado, la zona de la villa tenía servicios que la diferenciaban del casco viejo de

la ciudad, y que apuntaban a brindar el mayor confort y entretenimiento a los turistas.

Un claro ejemplo de esto eran los paseos en sulquis, que según Echeverría eran

alquilados en la zona y permitía recorrer la Av. 10 hasta la zona del puerto. En ese

sentido, esas ofertas recreativas diferenciadas marcaban una clara competencia entre

ambos espacios por brindar entretenimientos a los veraneantes, aunque también eran un

reflejo de universos diferentes de visitantes. Como recuerda Alberto Echeverría, “el

11 Entrevista a Néstor Izzo, Necochea, 30 de octubre de 2012.

12 Entrevista con Daniel Ferrelli, Necochea, 15 de octubre 2012.

Page 94: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

89

centro y la playa en esos años era competitivo […] la gente de la playa era de la playa

y la del centro era la del centro”.13

Según nuestro entrevistado, la gente del centro eran aquellos que representaban al

campo, en la mentalidad de los habitantes de la villa, y la gente de la villa representaba

el turismo. Esta distinción incluía como corolario, según nuestro entrevistado, que la

gente del campo no quería mucho al turista, ya que durante el verano los lugares se

colmaban de gente y los que vivían en la ciudad todo el año debían adaptarse a los

nuevos movimientos turísticos de la Necochea veraniega. Una anécdota del propio

Echeverría ilustra esta adaptación siempre conflictiva: al tener un restaurant, una noche

estival llegó uno de sus proveedores –cliente habitual de su local– estando el salón

repleto de turistas, por lo que Alberto tuvo que disculparse e informarle que sería

imposible atenderlo. El cliente que concurría durante todo el año al local se enojó

aduciendo que fuera del verano era muy bien atendido y se retiró del local. Este parecía

ser el comportamiento promedio del necochense, que según el propio entrevistado

detestaba al turista y se sentía invadido por él. Sin embargo, para Echeverría la gente no

podía entender la importancia del turismo, que según él

“…es el aguinaldo de todo comercio de Necochea, todo comercio estable, pero a

su vez el hecho de estar separado la playa del centro, hubiera sido ideal que

hubiera existido un solo centro, porque hizo que acá en la playa no existiesen los

negocios consolidados, porque acá tienen que vivir solamente de lo que generan

en el verano y en el invierno nada casi, entonces, eso es un combo que lleva a que

haya inversiones de calidad, fíjese que en el centro los negocios son de calidad,

acá no son de calidad. Eso fue una gran contra para la ciudad de Necochea y yo

creo que es uno de los factores que llevó también a que la ciudad no se

desarrollase en una oferta atractiva y que no tengamos el mejor público…”14

Según nuestro entrevistado lo que estaba en juego era una percepción diferenciada – y

contrapuesta – de los efectos del turismo en la economía de la ciudad. Mientras que para

los habitantes de la villa la actividad turística era el motor de las inversiones de la

ciudad, aquellos que tenían sus actividades en el centro viejo – mayoritariamente

comerciantes – entendían que esas inversiones se limitaban a la zona balnearia, y el

turismo sólo traía una invasión indeseable para la tranquilidad de la ciudad.

13 Entrevista con Alberto Echeverría, Necochea, 29 de octubre 2012.

14 Ibidem.

Page 95: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

90

Es difícil limitar estas reflexiones al pasado. Sin duda nuestros entrevistados reflexionan

a partir de comparar ese pasado, muchas veces indefinido, con un presente más

complejo. Según Echeverría, en el pasado sólo la burguesía necochense mantenía un

contacto fluido con los turistas, en especial durante los años del turismo de masas. El

retroceso de estas modalidades de turismo –tanto el de elite como el de masas – trajo

aparejado un turismo de corto plazo, que además no hace grandes distinciones entre la

vieja ciudad y la zona balnearia. Debido a este cambio de turismo se modificaron las

percepciones sobre la ciudad. Ya no existía una diferencia entre ambos espacios, porque

como el mismo Echeverría nos explicaba

“…La gente en aquellos últimos años y hoy en día aprovechan al máximo los días

feos para ir al centro, e incluso no hay turista que no se haga una recorrida. En

verano es fantástico ver como el centro se mueve, así que la historia ha cambiado,

pero el público también ha cambiado…”15

Felipe “Gogui” Muguerza retoma esas diferencias entre el viejo centro y la zona

balnearia. Para él viejo centro era la zona tradicional, donde la gente de campo – “gente

adinerada”- tenía mayor influencia, mientras que la villa era un espacio ocupado por

individuos con una mentalidad progresista y colaborativa. Como Muguerza expresaba,

“…había muchísima gente en la villa pero lo cierto es que también era muy

pujante el conjunto de comerciantes… había mucha gente que todos los de la villa

trabajaban pero incansablemente en mejorar las cosas… y el centro era más

tradicional, como que realmente tenía una orientación distinta… la gente del

centro en aquel momento era la gente del campo…”16

En resumen, el crecimiento de Necochea estuvo marcado por la dicotomía entre un

núcleo original, más tarde conocido como el “viejo centro”, y la zona del balneario,

originalmente reconocida como la Villa Díaz Vélez. El crecimiento urbanístico y los

lazos materiales y simbólicos que se dieron entre ambos espacios fueron elementos

centrales para comprender la construcción de la identidad necochense.

En ese sentido, tres elementos fueron centrales para entender la urbanización de la

ciudad y la villa, y la tensión siempre latente entre ambos espacios: la hotelería, los

15 Ibidem.

16 Entrevista con Muguerza, Necochea, 3 de Julio de 2013.

Page 96: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

91

balnearios y el transporte. Difícilmente el desarrollo turístico de la ciudad pueda ser

entendido por fuera de la iteración de estos elementos. Así, si el transporte permitió

acercar la ciudad al mar, la hotelería y los balnearios tendieron a separarla, ubicando la

modernidad que estos trasmitían por fuera del viejo núcleo poblacional. De esta forma,

las tensiones que existieron desde el comienzo mismo del desarrollo urbanístico de la

villa, expresados cabalmente en la negación de un ejido urbano para la zona balnearia,

se extendieron en el tiempo con el afianzamiento de dos modelos de desarrollo

contrapuestos. Mientras el “centro viejo” tendió a asociarse con el mundo rural y

conservador, el turismo y lo innovador se identificaron con el espacio del balneario.

Ese conflicto pareció comenzar a definirse con el peronismo, cuando la zona balnearia

fue favorecida con nuevos espacios de ocio –el Parque Miguel Lillo como principal

atractivo– y un muro edilicio en el frente marítimo que, si bien realzaba los rasgos de

modernidad de la ciudad, producía fuertes tensiones entre los principales actores

sociales y económicos que sostenían el desarrollo turístico. Además, las festividades y

los espacios de sociabilidad quedaron concentrados en la zona balnearia, profundizando

un proceso que se había iniciado unas décadas antes con los primeros balnearios y la

construcción de la Rambla.

Esos cambios materiales tuvieron su correlato en las percepciones de los diferentes

actores. El relato de aquellos que estuvieron ligados a la actividad turística,

especialmente a la hotelera, rescata esa dicotomía como un elemento constitutivo de la

identidad necochense. Lo viejo y lo nuevo, la modernidad y la tradición, eran algunas de

las caras que expresaban esa realidad, y que escondían fuertes tensiones que nunca

afloraron abiertamente pero que expresaban el resquemor de muchos habitantes de la

ciudad frente a la villa y los turistas que la visitaban. Si en el plano material ciudad y

villa se había fundido en una misma grilla urbana, en el plano simbólico ese proceso

tendió a crear una brecha que se hizo cada vez más amplia, y que expresaba –incluso

desde los silencios– dos modelos de desarrollo – urbano y socioeconómico –

encontrados.

Page 97: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

92

Capítulo 4: Fiestas, festivales y turismo

El verano de 1962 no fue como otro para los necochenses y los turistas que habían

llegado hasta la ciudad. A mediados de enero se desarrollaba el Primer Festival Infantil

en la ciudad, festival que intentaba nuclear la actividad teatral destinada a los niños a

nivel nacional e internacional. ¿Cuáles fueron las razones que decidieron la realización

de dicho festival? ¿Quiénes eran los responsables directos de ese proyecto y que

esperaban de él? ¿Qué impacto tuvieron dichos festivales en el turismo necochense, y

¿Cómo se articularon con las festividades ya presentes?

La práctica turística se asocia a un vasto conjunto de actividades económicas, que en

buena parte están vinculadas a la prestación de servicios imprescindibles para el

turismo: transporte, hotelería, restaurantes, servicios recreativos, etc. Como expresa

Bertoncello, esto implica “la intervención de un conjunto de agentes económicos que,

como tales, orientan sus acciones en pos de la obtención de un beneficio económico”.

Así, se puede afirmar que el turismo implica un conjunto de consumos que dan lugar a

actividades económicas diversas (viajar, alojarse, alimentarse, etc.) (2002:34-35).

En ese contexto, el llamado “turismo de sol y playa” se ha convertido en un

dinamizador de las actividades económicas en aquellos destinos que poseen las

condiciones para desarrollarlo. Aún así, este tipo de turismo afronta serias dificultades,

ligadas unas a la estacionalidad de este tipo de turismo, y otras al lugar que los turistas

asignan al espacio a nivel regional. En ambos casos se han desarrollado estrategias que

han permitido superar estas limitaciones. Como han planteado García y García (2003),

una de las alternativas a la estacionalidad ha sido el desarrollo y la potencialización de

fiestas populares y festividades culturales que buscan ampliar, por fuera de la época

estival, las potencialidades de esos destinos turísticos.

Pero además, estas prácticas pueden ser pensadas también para entender como los

diferentes actores ligados a la actividad turística (fundamentalmente los prestadores),

configuran estrategias tendientes a realzar las potencialidades del destino turístico en el

cual desarrollan sus actividades. Como plantean los autores antes mencionados,

“la celebración de este tipo de eventos culturales puede ser el factor determinante

en la elección de dicho destino, ya que, bien por el atractivo del festival en sí

mismo, bien por el hecho de servir de complemento a la oferta genérica del destino

turístico considerado, se estará en condiciones de dar satisfacción a las

Page 98: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

93

expectativas de unos turistas, que cada vez se muestran más exigentes, que están

mejor informados y que son conocedores de las diferentes posibilidades que les

presentan destinos turísticos alternativos” (p. 101).

En este sentido, es necesario definir qué entendemos por fiesta y qué por festival,

objetos del análisis de este capítulo. La bibliografía sobre fiestas es muy amplia, buena

parte de la misma remite a alguna de las festividades más significativas de las

comunidades humanas, tal es el caso de los carnavales, festividades arquetípicas que

permiten enumerar algunas de las características fundamentales de las fiestas. Para

nuestro trabajo compartiremos una definición amplia planteada por Olga Pizano

Mallarino y otros (2004), según la cual las fiestas

“son construcciones míticas simbólicas en las que se manifiestan las creencias,

mitos, concepciones de la vida y del mundo, y los imaginarios colectivos y están

asociadas a algunas etapas del ciclo vital, de la economía, de las creencias

religiosas, de la política y de otras motivaciones humanas. Se transmiten por

tradición y son originales y propias de una sociedad, en un espacio y un tiempo

determinados” (p.20).

Según estos autores, en las fiestas hay un sujeto celebrante que las dota de significado, y

un objeto celebrado evocado por medio de ritos y símbolos. Las fiestas pueden

movilizar desde grupos pequeños (las familias) hasta colectividades mayores, y en todos

los casos se definen a partir de crear un tiempo distinto al normal, que rompe con las

jerarquías y los códigos comunicativos y de conducta tradicionales, reemplazándolos

por otros transitorios. El lugar donde se desarrollan se convierte en un espacio

ceremonial, y lo que es importante para nuestro trabajo, “la fiesta es la identificación

que hace que los celebrantes tengan sentido de pertenencia y hospitalidad hacia los

visitantes” (p. 21).

A diferencia de estas, pero sin dejar de formar parte de una tipología festiva, los

festivales pueden ser definidos, según Szabó (2010), desde dos perspectivas: una de

carácter cultural/antropológico, se refiere a “una celebración periódica hecha de una

multiplicidad de formas rituales y eventos que directa o indirectamente afectan a todos

los miembros de una comunidad y que de manera explícita o implícita, muestra los

valores de base, la ideología, la visión del mundo que es compartida por miembros de

la comunidad y que son la base de su identidad social”; la otra, entendida como

definición aplicada (técnica) entiende a los festivales como “una serie de eventos

Page 99: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

94

festivos o especiales… con al menos 3 programas; preparado para una audiencia;

organizado periódicamente; con una fecha clara de inicio y finalización; sus objetivos

principales son la mediación de los valores y la experiencia comunitaria.” (pp. 2-3). A

los fines de este análisis, entendemos que es necesario abordar el concepto de festivales

desde una mirada totalizadora, que tome en cuenta las dos dimensiones antes

mencionadas.

El caso del Festival de Espectáculos para Niños

El Festival Infantil de Necochea, como se lo conoció popularmente, surgió a partir de un

proyecto de la Junta Vecinal de Playas de Necochea, presentado en marzo de 1961. La

iniciativa originaria proponía la realización de diversos espectáculos destinados a la

infancia, con un claro fin de promover, además de las actividades culturales, el turismo.

Junto a la Junta Vecinal, participó activamente en el proyecto la Comisión Municipal de

Turismo, y contó con el auspicio de la Lotería de Beneficencia y Casinos, el Instituto

Cinematográfico Argentino, el Fondo Nacional de las Artes y el Comité Argentino para

la UNESCO.

El 5 de enero de 1962 se inauguró el Primer Festival de Espectáculos para Niños, que se

inició, como se haría en ediciones posteriores, con un desfile de carrozas cuya temática

cambiaba año a año (véase Imagen 4.1). Las actividades se desarrollaban en su mayoría

en el Parque Miguel Lillo, y abarcaban desde teatro, cine, títeres, danza, canto, música y

artes plásticas, como así también actividades deportivas y de recreación. En los años

posteriores, se fueron incorporando otras actividades, como el Certamen Nacional de

Autores de Teatro para Niños (1968), Certamen de la Canción Infantil (1970), y el

Congreso Nacional del Niño y el Espectáculo Público (1970) y el Primer Congreso

Internacional de Cine para la Juventud1.

1En 1973, la Asociación de Teatro para la Infancia y la Juventud de España, publicaba una reseña de la

décima edición del Festival, celebrada en 1971, en donde destacaba la importancia de dicho festival en la

promoción del teatro y las actividades culturales entre los niños. Véase “Festivales de Espectáculos para

niños. Necochea - 1962/71”, en Boletín Iberoamericano de Teatro para la Infancia y la Juventud, núm. 2

(octubre 1973), Madrid.

Page 100: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

95

Imagen 4.1: Primer afiche del Festival Infantil. Año 1962

Fuente: www.necochea.gov.ar (consulta Julio de 2015)

El rol de los prestadores de servicios turísticos en la organización del festival fue muy

importante. En principio, no buscaban réditos económicos al propiciar dicho festival,

como no lo hacían con las diversas fiestas populares que apoyaban, sino publicidad para

sus actividades, ya que estas fiestas atraían mucha gente y el boca en boca era la mejor

publicidad, porque no solo permitían dinamizar la ciudad y la actividad turística, sino

también unir a la gente que trabajaba en estos rubros y tenía directa injerencia en esos

festivales.

Dicho interés en la publicidad de esas actividades festivas no parece ser un elemento

menor en el apoyo que los prestadores de servicios turísticos les brindaron a las mismas.

Como menciona Octavio Getino (2002), la publicidad de ciertas imágenes turísticas a

través de los medios inducen en la expectativa que puede tener el individuo en el

momento de tomar decisiones sobre un lugar de destino, pero de igual manera, esa

expectativa y la imagen que le es inherente incide a su vez en las ofertas promovidas, lo

cual obliga a estudios periódicos y permanentes sobre la evolución de la demanda. (p.

41).

Page 101: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

96

El destino turístico no sólo se construye de publicidad, gente y turismo. Para poder

analizar esta perspectiva Ana Correa señala que la evolución de los distintos elementos

relacionados con el turismo nos muestra que si bien es necesario tener algunas

condiciones mínimas para transformarse en un destino turístico, el desarrollo de esta

industria tiene mucho de estrategia, y también de inversión por parte de actores públicos

o privados. El turismo parte de la existencia de un lugar y de la voluntad de

desplazamiento de los potenciales turistas. Pero está lejos de ser un fenómeno

espontaneo: el crecimiento y desarrollo depende de la sistematización de los recursos,

los mercados potenciales, la infraestructura y la necesidad de una localidad de tener al

turismo como un elemento para el desarrollo económico (2010:40).

En este caso, nos encontramos con una ciudad que iba evolucionando con el pasar de los

años, ya no sólo desde lo económico, sino también en lo que se refiere al empuje

cooperativo para la creación de infraestructuras relacionadas a la actividad turística. Los

eventos culturales no fueron ajenos a esa evolución y transformación de la ciudad.

Como plantea Correa, siguiendo a Charles Landry, Necochea podría ser caracterizada

como “ciudad creativa”, si atendemos a tres dimensiones presentes en su historia

turística y cultural: primero, se construyó sobre la idea de la creatividad como un

instrumento de desarrollo urbano, donde las ciudades creativas son capaces de encontrar

soluciones nuevas para problemas cotidianos; segundo, se basan en el uso de

actividades e industrias culturales ya que están referidas a cierto dinamismo en el sector

creativo productivo; y tercero, tienen la capacidad de atraer competencias creativas, es

decir, recursos humanos creativos. Efectivamente, la capacidad de una ciudad para ser

innovadora está relacionada con la capacidad de entrenar, mantener y atraer a esta nueva

“clase” social, que tiene el conocimiento y las habilidades requeridas en los sectores

creativos intensivos de avanzada, que son los que crean mayor valor y promueven

competitividad en las economías contemporáneas (2010:65-66).

En ese sentido, la iniciativa desarrollada desde comienzos de los años sesenta en

Necochea, particularmente desde los espacios relacionados a los prestadores de

servicios turísticos, buscaron innovar en el plano cultural para apuntalar el desarrollo

integral de la ciudad. En ese sentido, el festival como espacio de fomento del

entretenimiento y formación de los niños buscó además promover el desarrollo artístico

local, con acciones como la atracción de escuelas de teatro nacionales y regionales, y la

invitación de personalidades reconocidas de quehacer artístico, que ponían a la ciudad

Page 102: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

97

en el centro del interés cultural nacional. Este desarrollo, apoyado en las competencias

de un sector determinado, en este caso el cultural-artístico, fue vital además para

fomentar el crecimiento económico de la ciudad, ya que aportó recursos económicos

extras a las actividades turísticas ya existentes. En este sentido, como propone Ana

Correa, el turismo puede aportar una contribución vital al crecimiento de los países en

vías de desarrollo, ya que es una industria que ofrece múltiples ventajas a dichos países,

no solo por la inyección directa de recursos, sino por la posibilidad de generar

encadenamientos productivos con otras industrias locales y por la capacidad de generar

empleo genuino local de distintos tipos de calificación (2010: 71-75). En nuestro caso,

ese desarrollo turístico fue acompañado por estrategias tendientes a potenciar el

desarrollo integral de la ciudad, donde la cultura cumplía no solo funciones accesorias a

la industria turística, sino que tenía un valor intrínseco potenciador del desarrollo local.

Como veremos, aún cuando esto no fue la estrategia central de las acciones de los

actores que propiciaban estas festividades, fue una consecuencia inmediata de éstas.

El Festival, entre el turismo y el arte

Como mencionamos, el Festival Infantil nació con la idea de potenciar las actividades

culturales y artísticas en el período estival. Al crearlo, se buscaba el desarrollo de

actividades y eventos destinados a los niños, tanto necochenses como turistas,

multiplicando la realización de espectáculos con fines de promocionar la ciudad de

Necochea. La intención del festival era abarcar una amplia gama de disciplinas del arte,

como el teatro, mímica, cine, danza, canto, etc., que pudieran atraer al niño para su

diversión y desarrollo.

¿Cuáles fueron las razones que llevaron a pensar el festival? La temporada en esos años

comenzaba alrededor del 15 de enero y se extendía hasta finales de marzo, cuando

venían familias tradicionales que vacacionaban todo el mes. En consecuencia, se creía

que era necesario extender aunque sea una semana más la temporada, y por ese motivo

se pensó en algún tipo de festival que permitiera aprovechar las primeras semanas del

nuevo año. Como recuerda Alberto Echeverría,

“…El tradicional Festival Infantil de Necochea surgió a partir de un proyecto

de la Junta Vecinal Playas de Necochea, presentado en marzo de 1961. Esta

iniciativa proponía la realización de espectáculos destinados a la infancia con

fines de promoción turística. La Junta Vecinal de entonces, con la idea del

Page 103: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

98

farmacéutico Sr. Gauna, junto a Pepe Faidella, hotelero, y Mircoli,

comerciante, pensaron en la idea de extender la temporada de Verano, ya que

los primeros días de Enero no venía la cantidad de familias deseadas, y tener

algo que fuera gratuito para el público podría ser interesante. Contactaron al

Prof. Roberto Castiglioni2, una persona con muchos contactos en el mundo de la

cultura y el espectáculo teatral […] Así que se consiguieron auspiciantes que

permitió en esos gloriosos primeros años, que se autofinanciara sin costos

locales y no solo esto, sino que permitió traer artistas de real valía [a los] que

estar en el Festival les significaba un “cartel” para su proyección posterior…”3

Beba Alonso, viuda de Faidella, una de las entrevistadas, recuerda las fiestas como algo

muy positivo para el balneario, donde mucha gente importante participaba de los

eventos. También recordaba que las fiestas populares no solo sucedían en la playa, sino

que también se llevaban a cabo en la zona del centro de la ciudad, como por ejemplo las

fiestas en la Municipalidad, que le daban mucha vida a Necochea y a la vez atraían

gente hasta aquí. Por su parte Juan Ratti recordaba al festival infantil como “una de las

cosas más importantes en este país…”.4

Todos los entrevistados coinciden en que el festival se realizaba para promocionar

Necochea, y la gente que participaba en él siempre buscaba algo más para hacer. Como

ya se mencionó, todos coincidían en que otro de los objetivos que se lograba con estas

fiestas era adelantar y extender la temporada. Aún así, Izzo remarcaba que la gente

venía a Necochea por la playa, no por un carnaval. Parece innegable que para todos

aquellos que recuerdan el origen del festival, el turismo de “sol y playa” es fundamental,

y la fiesta es un elemento más que intenta condicionar dicho turismo. Muguerza los

plantea claramente cuando, al referirse a los creadores del festival y sus motivaciones,

expresa que “cuando ellos deciden hacer el festival infantil lo hacen para tratar de

2Otra versión pone a Castiglioni como responsable directo de la creación del Festival. Según Guillermo

Aníbal Ignacio, ex director de Ecos Diarios de Necochea, Castiglioni llevó la propuesta al intendente

municipal Edgardo Hugo Yelpo, quien habría visto la potencialidad del festival y habría derivado su

organización a la junta Vecinal de Playas. Castiglioni sería años más tarde promotor principal de la

Primera Feria del Libro de Buenos Aires (1975). Véase Correa, Miguel: “El verdadero y desconocido

creador del Festival de Espectáculos para Niños”, disponible en

http://www.politicanecochea.com.ar/content/el-verdadero-y-desconocido-creador-del-festival-de-

espect%C3%A1culos-para-ni%C3%B1os#.VWX5WBvbKP8 (consultado en mayo de 2015).

3Entrevista con Alberto Echeverría, Necochea, 29 de octubre 2012.

4Entrevista con Juan Ratti, Necochea, 7 de junio 2013.

Page 104: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

99

adelantar la temporada […] entonces adelantaban dos semanas la venida de gente a

Necochea…”5

Además, todos nuestros entrevistados parecen coincidir en que en aquella época, era

central el trabajo conjunto de todas las personas que colaboraban para la realización del

evento, quienes buscaban comprometer a todas las instituciones locales para su

concreción. De esa manera todos se iban insertando en el mundo del turismo,

reconociendo su potencialidad y promoviendo su desarrollo, ya que todos contribuían

con su aporte al festival a su desarrollo. Así, por ejemplo, la hotelería colaboraba

brindando el alojamiento de manera gratuita para algunos de los famosos que acudían a

la ciudad para asistir al festival.

Imagen 4.2: Banderín del Primer Festival de Espectáculos para Niños

Fuente: www.necochea.gov.ar

No se puede dejar de mencionar, como recuerda Alberto Echeverría, que el festival

recibía muchas subvenciones, por lo tanto, era gratis en todas sus actividades. Muguerza

concuerda en esto, recordando que tanto el Ministerio de Bienestar Social, el Ministerio

de Educación a través de la Subsecretaria de Cultura, el Fondo Nacional de las Artes, la

Lotería Nacional y Casinos ponían “fortuna para el Festival”, lo que permitía que el

5Entrevista con Muguerza, Necochea, 3 de Julio de 2013.

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100

aporte de los necochenses, en especial los prestadores turísticos, fueran mínimos. Como

menciona Echeverría,

“…La Comisión Municipal de Turismo, con el auspicio de la Lotería de

Beneficencia y Casinos, el Instituto Cinematográfico Argentino, el Fondo

Nacional de las Artes y el Comité Argentino para la UNESCO, trabajaron para

hacer realidad esa idea, repetimos a costos cero, o de valor irrelevante. En

épocas más duras económicamente también con otros métodos, pero también

con capacidad, se creó una Comisión específica del Festival Infantil, y el Sr.

Samuel Freiler y el Agr. Marchetti, pusieron lo suyo...”6

Este apoyo económico, se veía potenciado por el impacto que tenía en la prensa local y

nacional el festival. Diversos críticos y corresponsales participaban del mismo, y

convertían sus crónicas en publicidad gratuita para la ciudad. Tanto Muguerza como

Echeverría recordaban lo mismo, siendo el primero el que destacaba que “…acá los

diarios importantes del país, Clarín, La Prensa, La Razón, La Nación, mandaban todos

los periodistas especializados destacados a Necochea durante quince días a cubrir el

festival…”7.

La publicidad no se limitaba a los grandes medios nacionales. No debemos olvidar que

en aquellos años acudían a la ciudad diferentes artistas para participar del evento. Estos

eran los más importantes y destacados del espectáculo para niños, entre los que se

destacaron Leda Valladares y Maria Elena Walsh en 1962, Mané Bernardo y Sarah

Bianchi o Javier Villafañe y sus títeres, quienes participaron del festival hasta 1976,

cuando el golpe militar censuró su participación (véase Imágenes 4.3 y 4.4). Todos eran

recibidos por los prestadores hoteleros, quienes brindaban las plazas para su alojamiento

a cambio de la promoción que esto significaba para sus establecimientos. Como

recuerda Alberto Echeverría,

“…el éxito del festival era la calidad de los que venían […] María Elena Walsh,

Leda Valladares, Roberto Bles, Pipo Pescador, Hugo Midon, eran monstruos del

espectáculo para niños […] participaron o estuvieron presentes de alguna manera

durante las 51 ediciones de una festividad popular que es parte de la identidad de

6Texto entregado por el Sr. Echeverría el día 29 de Octubre de 2012.

7Entrevista con Muguerza, Necochea, 3 de Julio de 2013.

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101

los necochenses. Varias generaciones fueron marcadas a lo largo de los años por

sus ricas manifestaciones artísticas de gran nivel…”8

En el mismo sentido se manifestaba Muguerza, quien recordaba que “venían en esos

momentos en los primeros festivales, los más altos exponentes de la cultura nacional…

Lo mejor de lo mejor ha pasado por aquí…”9. Los restaurantes, por ejemplo, también

colaboraban, ya que proveían almuerzos y cenas gratuitamente para artistas y críticos.

En general, todos los prestadores de servicios en aquellos años colaboraban de forma

conjunta y muy activa para hacer posible el festival y con ello contribuían en la

extraordinaria promoción de la ciudad. Como resume Muguerza, “la gente colaboraba,

los chicos colaboraban […] todo el mundo ponía su granito de arena porque sabían

que era para Necochea…”10.

Imagen 4.3: Leda Valladares y María Elena Walsh con autoridades del Festival (1962)

Fuente: www.necochea.gov.ar

8Entrevista con Alberto Echeverría, Necochea, 29 de octubre 2012.

9Entrevista con Muguerza, Necochea, 3 de Julio de 2013.

10Entrevista con Muguerza, Necochea, 3 de Julio de 2013.

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102

Imagén 4.4: Leda Valladares y María Elena Walsh en el escenario (1962)

Fuente: www.necochea.gov.ar

Daniel Ferrelli, niño en los inicios del Festival, nos comentaba que el esfuerzo que

realizaban las instituciones era muy grande ya que era una fiesta muy importante. Como

recuerda, “…el festival infantil era un festival importante… y eran fiestas que se

desarrollaban en lo que es la Villa Balnearia no?...”11. En aquel momento el Festival

tenía alcance Internacional, porque no solo iba gente cercana a la ciudad o gente que

llegaba a este por medio de las competencias que se realizaban a nivel nacional y

provincial, sino que también acudían artistas de Brasil, y delegaciones de Valparaíso y

Concepción, Chile. Esto iba acompañado de la retribución que otros festivales o eventos

tenía para con las autoridades del festival necochense. Así, por ejemplo, Muguerza

recuerda que,

“…mira cómo será de importante esto que en el año 1967 nos invitan, como

invitados especiales en Argentina, única institución que fue invitada a Ecuador-

Quito a un congreso de la COTAL (Confederación de Organizaciones Turísticas

para América Latina) […] y ahí sabes la promoción que se hizo…”12

11Entrevista con Daniel Ferrelli, Necochea, 15 de octubre 2012.

12Entrevista con Muguerza, Necochea, 3 de Julio de 2013.

Page 108: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

103

El impacto del festival fue también importante a nivel nacional. Basta mencionar que

quienes participaban del festival teatral provenían de una competencia que se realizaba a

nivel nacional, en cada provincia. Necochea era referencia en el teatro infantil, y ocupar

un lugar en su programación era sinónimo de reconocimiento a nivel nacional. En este

sentido Muguerza destaca que,

“…durante todo el invierno la Subsecretaria de Cultura de la Nación a través

de la Jefatura de Teatro, en relación con las provincias, se hacían competencias

en cada una de ellas, y después por regiones se nucleaban los grupos de teatro

[…] se juntaban los ganadores de las competencias provinciales para competir

quien ganaría el Elefante de Oro…”13

Las compañías de teatro no recibían dinero para acudir a la ciudad, asistían y

participaban para lograr reconocimiento, y si ganaban el Elefante de Oro, el premio

mayor del festival, obtenían muchísima más publicidad (véase Imagen 4.5). Dicho

premio, simbolizado en la figura de un elefante, acompañó al festival desde sus

orígenes.

Imagen 4.5: Elefante de marfil, símbolo del Festival Infantil

Fuente: propiedad de Beba Alonso, Viuda de Faidella.

13Entrevista con Muguerza, Necochea, 3 de Julio de 2013.

Page 109: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

104

El impacto que tenía el festival entre el público era muy importante. Si regionalmente

era llevado a diversas localidades del partido de Necochea, como recodaba Muguerza, a

nivel nacional no tenía nada que envidiar a otros festivales que, sin ser una competencia

(tal es el caso del Festival de Cosquín, desde mediados de los años sesenta),

comenzaban a destacarse en el plano cultural y artístico. El festival no sólo era

reconocido por la gente que vivía todo el año en Necochea, sino también por todos

aquellos que acudían con el anhelo de vivir esa experiencia que todos comentaban.

Como recuerda Beba Alonso, “venían los mejores periodistas […] venían los mejores

fotógrafos”14. Esto se debía, como recuerda Muguerza, al grado de profesionalismo e

inversión que tenían los espectáculos. Según este, la estructura sobre la que se montaban

los espectáculos no existía en ningún lado. Por ese motivo Necochea atraía mucha

gente, y “trascendió Cosquín y todo eso […] era una cosa monstruosa la cantidad de

gente que venía…”15.

Imagen 4.6: La elefanta Mara, símbolo durante los primeros años del festival, sobre la

Rambla Municipal.

Fuente: http://i55.tinypic.com/339n9mc.jpg (consulta mayo de 2015)

Sin embargo, el éxito de los primeros años y la activa participación de los diferentes

actores involucrados en el festival dejo paso a un paulatino declive. Según Beba Alonso,

14Entrevista a Beba Faidella, Necochea, 31 de mayo de 2013.

15Entrevista con Muguerza, Necochea, 3 de Julio de 2013.

Page 110: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

105

a la repetición artística se le sumó que muchos de los organizadores pioneros se fueron

alejando del festival, lo que trajo serios problemas organizativos. Para Beba, “la gente

no se comprometió como se debía haber comprometido.”16, y en palabras de Muguerza,

“se perdió toda esa organización…”17.

Imagen 4.7: Imagen propagandística de Necochea

Fuente: colección propia

En cambio, Daniel Ferrelli argumenta que, con el tiempo, el festival dejó de ser una

fiesta organizada por los empresarios, y que su politización inició la crisis. Los

prestadores turísticos lentamente dejaron de participar, y todo el sostén económico del

festival se trasladó al estado municipal, que además perdió el apoyo del estado

provincial y nacional a comienzos de los sesenta. En este contexto, Echeverría destaca

que desde el municipio “hicieron lo que pudieron pero tuvieron merito también, pero

ya era decadente…”18.

Por otro lado, el propio Echeverría remarca otra posible explicación a la decadencia del

festival. Según él, los avances tecnológicos asestaron un golpe significativo al arte del

festival: “en ese momento no existía Disney Word […] hoy día quien no ha ido lo ve

por televisión… el chico esta con las computadoras, con los videos juegos…”19

16Entrevista a Beba Faidella, Necochea, 31 de mayo de 2013.

17Entrevista con Muguerza, Necochea, 3 de Julio de 2013.

18Entrevista con Alberto Echeverría, Necochea, 29 de octubre 2012.

19Entrevista con Alberto Echeverría, Necochea, 29 de octubre 2012.

Page 111: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

106

Es posible, sin embargo, esbozar algún tipo de explicación alternativa. Como plantea

Bertoncello, con el paso de los años, el turismo ha ido cambiando paulatinamente, y se

ha desarrollado lo que podría denominarse turismo postfordista en donde los destinos

tradicionales del turismo masivo sufren un deterioro o degradación, al tiempo que se

asiste al surgimiento y expansión de modalidades turísticas alternativas, orientadas a

demandas puntuales y específicas, sumamente fragmentadas y heterogéneas en términos

de atractivos, prácticas y demandantes, como así también territoriales. Además, las

sociedades atraviesan también profundas transformaciones en términos de ideas y

representaciones, y la búsqueda de la satisfacción personal parece predominar por

encima de los encuadres o pertenencias colectivas. La convivencia de estas nuevas

modalidades con las tradicionales, que no han desaparecido de un día para el otro, hace

que el panorama general del turismo se vuelva aún más complejo y heterogéneo, y más

difícil de comprender (2002: 37-39, 45).

En resumen, para comienzos de los años setenta comenzaron a percibirse signos de

desgaste en la organización del festival infantil, signos provenientes tanto de la falta de

apoyo oficial como del desinterés creciente de muchos de los actores involucrados en su

organización, en parte por lo que denominaban la intromisión de la política, en parte por

el creciente desinterés de los privados en el sostenimiento del mismo. Si bien no

desapareció, después de 1976 su crisis se hizo evidente, y solo luego de 1983

comenzaría a recuperar parte del esplendor conseguido en sus años fundacionales.

De carnavales, letras y juventud

No sólo el Festival Infantil se desarrollaba en la zona del balneario, sino también el

carnaval y los corsos. Como recordaba Daniel Ferrelli, estos se vivían con mucha

alegría, y como plantea Néstor Izzo, era un momento en el cual los necochenses podían

compartir con los turistas un espacio de diversión y alegría. Según sus palabras, “la

gente era más divertida, yo cuando estaba en el balneario me acuerdo que se jugaba al

carnaval con los turistas.”20 En concordancia con Izzo, Nilda Rodríguez comentó que

las fiestas del carnaval se llevaban a cabo desde la playa hasta el centro, por el

boulevard de la ciudad.

20Entrevista a Néstor Izzo, Necochea, 30 de octubre de 2012.

Page 112: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

107

Sin embargo, no eran los únicos momentos festivos de la ciudad. Otra de las fiestas

recordadas por Echeverría fue la Fiesta de las Letras. En el año 1964, este evento trajo

la “elite de las letras argentinas”. Su nacimiento se produjo cuando algunos de los

mentores del Festival Infantil, entre ellos Gauna, junto a Pepe Faidella y Mercuri

entusiasmaron al ya mencionado Castiglioni para desarrollar esta actividad. Según una

crónica actual, la primera Fiesta de las Letras tuvo como centro a la Gran Galería

Central, donde se realizaron conferencias, mesas redondas, exposiciones y ferias de

libros, además de concursos para nuevos autores, que eran juzgados por jurados

especiales y a sus ganadores se les publicaban sus trabajos. El primer invitado fue Jorge

Luis Borges, al que le siguieron literatos de los más diversos orígenes ideológicos y de

géneros: Victoria Ocampo, Silvina Bullrich. Abelardo Arias, Ernesto Sábato, Manuel

Mujica Lainez, Federico Peltzer, María Esther de Miguel, Martha Lynch, Hermes

Villordo, Abel Posse, Joaquín Gómez Bass, Rubén Vela, Arturo López Peña, María

Elena Walsh, María Fux, Leopoldo Marechal, Bernardo Verbistky, María Inés Ure,

Armando Tejada Gómez, Ricardo Halac y Mempo Giardinelli

Dicha fiesta permitió, por un lado, reflexionar sobre las letras en la Argentina de

mediados de los sesenta, pero además fomentó que necochenses y turistas se

encontraran con sus escritores favoritos en las calles de la ciudad turística. Además, este

festival fue muy importante en el plano publicitario, ya que dio a conocer la ciudad en

los principales medios del país, inaugurando una forma de encuentro literario que

posteriormente otras ciudades turísticas repetirían, tal es el caso de Bariloche. Como

recuerda Echeverría, “la patente del primer lugar en hacer la fiesta de las letras fue

Necochea […] había candidatos al Premio Nobel!!!”21

La Fiesta Nacional de las Letras, en principio organizada por una comisión especial con

apoyo de la filial local de la SADE (Sociedad Argentina de Escritores), se efectuó

ininterrumpidamente hasta el año 1975 contando con diversos escenarios, como la vieja

biblioteca de calle 62 entre 55 y 57 y el Salón Auditorium de la Municipalidad. Se

reactivó en los años ochenta, para renacer en los años noventa, siguiendo hasta la

actualidad, aunque con un impacto y brillo mucho menor que en sus comienzos22.

21Entrevista con Alberto Echeverría, Necochea, 29 de octubre 2012.

22Véase Flores (2014a).

Page 113: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

108

Por último, es importante destacar la Fiesta de la Juventud, que comenzó a organizarse

en 1969, siendo su primera edición en diciembre de ese año (véase Imagen 4.8). Según

relata Muguerza esta se creó con el fin de poder entretener o movilizar a la juventud de

la ciudad, ya que había un Festival para niños, pero los jóvenes no tenían ningún

espacio de reunión. Según nuestro entrevistado, la fiesta fue organizada por la Comisión

de Turismo, con el apoyo de muchos artífices del Festival Infantil.

Imagen 4.8: Banderín 1° Fiesta de la Juventud

Fuente: colección propia.

La misma era organizada en conjunto con diferentes instituciones de la ciudad, entre las

que destacaban los colegios secundarios, y desde sus inicios fue pensada como una

continuación “generacional” del Festival Infantil. Como recuerda Muguerza,

“estábamos trabajando una barbaridad para todos los chicos, para los niños, y se me

ocurrió Necochea tiene también juventud! […] esas cosas estaban organizadas con

todos los colegios…”23

La fiesta, que en su segunda edición de 1970 se denominaba era “Fiesta de la juventud.

Música beat junto al mar”, juntaba jóvenes de todo el país que, atraídos por los grupos

musicales del momento, participaban de un evento que duraba tres días, y cuyos puntos

de reunión eran las playas y los diferentes pubs de la época: La fiesta continuaba en los

23Entrevista con Muguerza, Necochea, 3 de Julio de 2013.

Page 114: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

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boliches de moda de ese momento: Loko's, Noi, UFA y Rimini. El festival beat se

desarrollaba en el Cine Ocean. Además de la elección de la reina, se realizaban debates

y encuentros de jóvenes en las playas. La principal atracción de la fiesta era, sin duda,

las diferentes bandas que participaban del evento, entre las que se destacaron El Trio

Galleta en su segunda edición y algunas bandas locales, como recuerda Muguerza: “el

Trío Galleta por ejemplo, eran conjuntos importantísimos que nosotros traíamos

inclusive aquí sin que nos costara nada”24.

Según un cronista de la época, la fiesta modificaba la fisonomía de la época, y convertía

a la ciudad de “diciembre” en la ciudad de “febrero”, en referencia al movimiento

turístico que dicha actividad promovía fuera de los meses tradicionales:

“Que me cuenta de Necochea, del fin de semana, la gente y el tiempo y todo lo

que coadyuvó a que nos sintiéramos en febrero al mirar la 83 y ver el

movimiento que no solamente se circunscribió a nuestra calle-calle, sino que

llegó hasta la ancha 79, la quieta (pero no tanto) 81, y se hizo sentir

continuamente en la 85 […] Necochea sirvió como nexo entre jóvenes que de

otra forma tal vez nunca hubiesen tenido oportunidad de saber de los otros. Y la

opinión de quienes participaron en este encuentro es unánime: que se repita”.

Pocos días después, el mismo cronista reconocía el carácter promocional del turismo

que tenía la nueva fiesta, al sentenciar que “si juzgamos el aspecto promocional como

necochenses, el mismo fue ampliamente cumplido. Antes y durante la realización de la

Fiesta de la Juventud. Y seguramente, los jóvenes seguirán hablando del evento y por

ende de Necochea”25.

Aún así, otras crónicas, más cercanas a las experiencias de los jóvenes participantes de

todo el país eran más críticas, desnudaban el desinterés de éstos, y las limitaciones del

propio festival. Una larga entrevista, tomada del número 10 de la Colección Alquitrán,

en junio de 1971, una revista de Editorial Álamos, que creemos interesante reproducir,

da cuenta de esa apatía:

“-¿Cómo te sentís en Necochea?

-Bien, me gusta, pero todos creíamos que era una ciudad más grande, pero las

playas son una maravilla aunque hace frío y no pueda darme un buen

chapuzón…

24Entrevista con Muguerza, Necochea, 3 de Julio de 2013.

25Reproducido en Flores (2014b).

Page 115: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

110

-¿Qué opinás del Festival?

-Creí que iba a ser diferente, que iba a haber muchísima gente…

-¿Te aburrís?

-Aburrir… no me aburro porque converso con mis compañeros… pero quisiera

volver a Mendoza, yo tengo novia y…

-¿Estás arrepentido de haber viajado?

-No, no estoy arrepentido porque pude conocer Necochea y la Dirección de

Turismo nos “aguanta” a todos nosotros, es todo gratis, pero yo que sé, estoy

medio mareado, yo quisiera volver a Mendoza.

Luis, organista del conjunto Formación 2000, cara de niño, cabello muy largo y

rodeado de miradas agresivas y estudiosas.

-¿Cómo te sentís en Necochea?

-Mal, no hay turistas y los pobladores y delegaciones no están acostumbrados

parecería a ver tipos como yo, inclusive les hice un chiste inocente y se la

tomaron para otro lado y andan diciendo que fumamos marihuana, están locos y

aburridos.

Nos niegan, nos tratan con frialdad e indiferencia. No pasó nada, estamos

cansados, agotados de tocar tanto y de tanto aburrimiento, estamos fundidos…

Un turista. Uno de los pocos turistas, bluejeans, chicles, patillas… etc.etc.

-¿Qué hacés en Necochea?

-Vine a veranear y a ver lo que pasaba con un amigo, pero fracasamos, hace

frío y aquí hay poco para ver. Creo que nos vamos mañana al mediodía a

Gesell, esperaba encontrar un festival monstruo, más grande que los que se

hacen en Buenos Aires, no hay nada, además la gente es muy fría aquí, deben

estar también desilusionados porque vino poca gente, bueno…

Llega el amigo, saludan, prenden cigarrillos… y se van.”26

Según esa misma crónica, el festival estaba lejos de satisfacer a sus destinatarios, a los

organizadores y a la propia movida musical beat nacional. Como refleja la crónica,

“los jóvenes, al ser testigos de espectáculos repetidos y de calidad dudosa,

optaron por concurrir cada vez en menor número y deambular insistentemente

por los alrededores de la rambla y calles cercanas, otros, se reunían a tomar

café en los “boliches” adyacentes, dando de esta manera la única pauta de

movimiento o de fiesta dentro de un disociado clima festivalero”.27

Solo el propio Municipio, a instancias de la Dirección de Turismo, se encargaba de

realzar el festival, con gacetillas destinadas a la prensa nacional en las cuales se jactaba

de que “la cosa está en Necochea”.

26Citada en http://www.revistalatia.com.ar/archives/863 (visitada en mayo de 2015).

27Citada en http://www.revistalatia.com.ar/archives/863 (visitada en mayo de 2015).

Page 116: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

111

En resumen, en este capítulo hemos analizado el lugar que ocuparon las fiestas y

festivales en la definición de un perfil turístico en la ciudad de Necochea. En este

sentido, hemos visto como estas actividades estuvieron directamente relacionadas con la

actividad turística, ya sea por el impulso deliberado de la comunidad como por la acción

–u omisión– del Estado. Así, muchas de estas actividades buscaron desde un principio

potenciar la oferta cultural de la ciudad, como una forma de diversificar una oferta

turística limitada al llamado turismo de “sol y playa”. Muchos de nuestros entrevistados

refirmaron la idea de pensar estas fiestas como una forma de extender la temporada,

estrategia que intentaba multiplicar el potencial turístico de la ciudad. Sin embargo,

creemos que otra razón que llevó a generar este tipo de eventos fue la necesidad de

concebir una oferta que permitiera “competir” con Mar del Plata, destino turístico

estival por excelencia del país. Era necesario reafirmar una identidad alternativa que

ubicara a Necochea en igualdad de condiciones frente a la “Perla del Atlántico”.

En ese sentido, se impuso la idea de que el turista debía ser seducido con una oferta que

incluyera formas de esparcimiento y sociabilidad ajena a las actividades estrictamente

estivales. El Festival de Espectáculos para Niños, los carnavales o la Fiesta de la

Juventud, fueron organizados en este sentido, aún cuando los mismos permitieron un

desarrollo artístico y cultural significativo que puso a la ciudad en la consideración

nacional, en especial en el caso del rápidamente reconocido como “festival infantil de

teatro”. La cuestión era, como reafirmaba la gacetilla municipal antes mencionada,

potenciar la idea de que “la cosa estaba en Necochea”.

Page 117: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

112

Conclusiones

En la presente tesis hemos planteado el análisis del impacto del pasaje de un turismo de elite a

uno de masas en las ciudades de turismo de “sol y playa” en Argentina, y cómo ese pasaje

afectó la historia, el patrimonio y la identidad en dichos espacios. Para esto centramos nuestro

análisis en la ciudad de Necochea en el período comprendido entre comienzos del siglo XX y

1976, momento de quiebre institucional y de crisis del modelo de turismo de masas

tradicional. En nuestro caso plateamos como hipótesis de trabajo la idea que ese pasaje antes

mencionado supuso, en el caso de Necochea, cambios importantes en lo espacial y material,

en las pautas de sociabilidad y en la definición de una identidad local que abandonó sus

referencias elitistas para adoptar, no sin tensiones, un universo popular acorde a las nuevas

formas del turismo. Es decir, ese pasaje supuso la modificación sustantiva del patrimonio –

tangible e intangible– local, e impactó en la construcción de la identidad necochense, muchos

de cuyos rasgos pueden visualizarse en la actualidad.

Si ubicamos el caso de Necochea en la historia del turismo, estamos frente a un claro caso de

destino turístico de “sol y playa” que no estuvo aislado del desarrollo que esta actividad tuvo

en el mundo y particularmente en la Argentina. En este sentido, en el Capítulo 2 mostramos

cómo el avance del turismo de “sol y playa” estuvo íntimamente relacionado con el desarrollo

del transporte –ferroviario y automotor–, la hotelería y los balnearios. Así, al impulso privado

original, se le sumó el rol fundamental del Estado que promovió el desarrollo en

infraestructura. En las décadas del treinta y cuarenta esta participación estatal se amplió

significativamente, ya que se convirtió en activo promotor del turismo de masas, en especial

con la llegada del peronismo al poder.

Esto tuvo un impacto directo en ciudades como Necochea, que vieron modificarse tanto su

paisaje urbano como las prácticas de sociabilidad predominantes. Los viejos hoteles

destinados a las elites dejaron paso a espacios destinados al turismo de masas, y las playas

comenzaron a verse pobladas de jóvenes y niños beneficiados por las políticas de turismo

social. Los espacios de sociabilidad comenzaron a experimentar cambios significativos. Si la

Rambla era el espacio por antonomasia de la sociabilidad de las elites hasta los años treinta,

entre 1940 y 1970 su lugar central en la vida del balneario se vio eclipsado por la aparición de

otros espacios –el Parque Miguel Lillo, un nuevo centro comercial, un nuevo edificio del

Casino– que modificaron las pautas de sociabilidad y el paisaje urbano.

Page 118: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

113

En el Capítulo 3 analizamos cómo el crecimiento de Necochea estuvo marcado por la

dicotomía entre un núcleo original –“el centro viejo”–, y la zona del balneario, originalmente

reconocida como la Villa Díaz Vélez. La relación entre ambos espacios, tanto en el plano

material como simbólico, marcaron la construcción de la identidad necochense. Nuevamente

aquí el transporte, los balnearios y el desarrollo hotelero jugaron un rol singular en esa

dicotomía, ya que si el primero tendió a unir materialmente ambos espacios, el creciente

desarrollo hotelero y de infraestructura en balnearios reforzaron la imagen de la zona costera

como núcleo moderno de la ciudad. La identidad necochense se referencio, así, en dos

espacios contrapuestos: el “centro viejo” asociado con el mundo rural y conservador; el

“espacio del balneario” con el turismo y lo innovador. De esta forma, si en el plano material

ciudad y villa se había fundido en una misma grilla urbana, en el plano simbólico ese proceso

tendió a crear una brecha que se hizo cada vez más amplia, y que expresaba dos modelos de

desarrollo –urbano y socioeconómico– encontrados.

Por último, en el Capítulo 4 analizamos el lugar que ocuparon las fiestas y festivales en la

definición de un perfil turístico en la ciudad de Necochea, especialmente desde los años

sesenta. Estas actividades buscaron potenciar la oferta cultural de la ciudad, como una forma

de diversificar una oferta turística limitada al llamado turismo de “sol y playa”, con menor o

mayor participación estatal. Ya sea por extender la temporada veraniega, como por competir

en ofertas culturales con otros destinos como Mar del Plata, la implementación de estos

festivales modificó ciertos aspectos de la identidad necochense. Sin duda, el desarrollo del

patrimonio intangible en la ciudad tuvo con el Festival de Espectáculos para Niños, los

carnavales o la Fiesta de la Juventud, un punto de inflexión importante, poniendo a la ciudad

en la consideración nacional.

Si retomamos algunos de los interrogantes que nos planteamos al comienzo de esta tesis, es

importante remarcar que la construcción de la identidad necochense se construyó sobre la

base de una escisión que no solo estuvo referenciada en una cuestión espacial –aún cuando

esta fue importante desde los orígenes de una ciudad apartada de la línea costera–. El

desarrollo del turismo y los cambios que este imprimió en la ciudad –tanto en el plano

material como de la sociabilidad– fue una fuente fundamental de esa construcción. El pasaje

de un turismo de elites a un turismo de masas supuso cambios significativos a lo largo del

siglo XX, que en el caso de Necochea implicaron el abandono de un modelo de desarrollo

turístico que priorizaba el ocio de los sectores dominantes de la sociedad argentina hasta los

Page 119: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

114

años treinta, por otro en donde, al amparo de las políticas sociales estatales, amplios sectores

de la sociedad alcanzarían los beneficios de la “democratización del bienestar”. Esto fue

paralelo a un lento declive de la ciudad como destino turístico bonaerense, especialmente

después de la caída del peronismo. Quienes de alguna manera fueron testigos –y activos

partícipes– de ese proceso, ya sea por tener directa injerencia en las políticas estatales o por

participar de la actividad turística de la ciudad, presentan relatos encontrados sobre el mismo.

Si por un lado rescatan las formas en que los principales actores vinculados a la ciudad se

adoptaron a la nueva situación –por ejemplo, con la activación de festivales culturales–, por

otro anhelan un pasado que no volverá, que se expresa en la “pérdida” de ciertas formas de

sociabilidad y en los espacios en la que esta se desarrollaba –la Rambla sería un ejemplo

paradigmático–.

Sin duda este trabajo es una mirada parcial sobre este tema, y no avanza sobre temáticas que

seguramente son fundamentales para entender la actualidad de Necochea como ciudad

turística. En ese sentido, sería necesario avanzar en los años posteriores a los trabajados en

esta tesis, para comprender cómo las políticas represivas llevadas adelante por la última

dictadura militar primero, y las políticas neoliberales después, marcaron la identidad local, e

impactaron en el desarrollo patrimonial de la ciudad. Es necesario adentrarse también en la

relación que la ciudad estableció con Quequén, espacio urbano que se definió como

complemento económico y social de la misma. También es preciso continuar en el estudio del

lugar que ocuparon los sectores populares en la historia necochense, recuperando su voz y su

historia.

En resumen, a partir de lo expuesto en este trabajo, podemos reafirmar nuestra hipótesis,

dónde el pasaje de un turismo de elite a un turismo de masas en los años que van de 1930 a

1976, supuso, en el caso de Necochea, cambios importantes en lo espacial, en las pautas de

sociabilidad y en la definición de una identidad local que abandonó sus referencias elitistas

para adoptar, no sin tensiones, un universo popular acorde a las nuevas formas de turismo. Y

este proceso supuso tensiones, definiciones y continuas redefiniciones de una identidad que

tiene en el turismo de “sol y playa” uno de sus elementos definitorios.

Page 120: Del turismo de elites al turismo de masas. Historia

115

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