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DENSIDAD DE SIEMBRA Y RIEGO POR GOTEO EN MAÍZ (Zea mays L.).
Introducción
El maíz es el cereal de mayor importancia en México, siendo que la mayoría de las
poblaciones rurales dependen de este cultivo, el cultivo de este grano se practica
en distintos sistemas de producción, que va desde la producción para el
autoconsumo con muy bajos rendimientos, hasta con sistemas de producción
altamente tecnificados como en Sinaloa, donde el rendimiento medio estatal es de
9.92 t/ha-1 en 2007.
El dosel de un cultivo es una estructura compleja de un determinado arreglo
espacial de las hojas que forman el cultivo. Éste actúa como un captador de
radiación y como un intercambiador de vapor de agua y CO2, La estructura de un
dosel, ejerce influencia en la temperatura, concentración de vapor y régimen de
radiación en el medio ambiente de la planta; afecta los procesos de fotosíntesis,
transpiración, alargamiento de células, crecimiento y competencia entre especies
(Russell et al., 1989; Daughtry et al., 1983, Citado por Montemayor et al., 2006).
En teoría, un índice de área foliar óptimo, es definido como aquel que soporta el
incremento máximo de producción de materia seca. Éste es alcanzado cuando las
últimas capas inferiores de hojas son capaces, en promedio, de mantener un
balance positivo de carbono; es decir, cuando el cultivo virtualmente intercepta
toda la radiación fotosintética activa incidente. Se ha observado que los doseles
de maíz con hojas con tendencia vertical arriba de la mazorca, pueden ser más
productivos comparados con aquellos que sus hojas tienen una posición
horizontal.
1
Departamento de Fitotecnia. Universidad Autónoma Chapingo. Chapingo, 56230, Méx.
El patrón de hojas verticales en la parte superior y más horizontales en la parte
inferior permite que las hojas superiores intercepten menos radiación y dejen
pasar más luz hacia las hojas inferiores, logrando que la radiación sea distribuida
más equitativamente sobre el total del área foliar. La predominancia de hojas
erectas en maíz justo antes de la inflorescencia origina una mayor penetración de
luz, dando las tasas de producción más altas. Las hojas verticales fueron más
eficientes en producción por unidad de índice de área foliar. Por lo tanto, el ángulo
de la hoja podria ser una de las muchas características consideradas en un
programa de mejoramiento (Whigham y Woolley, 1974; Pendleton y Hammond,
1969; citado por Montemayor et al., 2006).
Según Melchor y Alarcón, (2005), La densidad de siembra, distribución espacial de
las plantas y la disponibilidad de nutrientes son algunas de las variables
importantes a manejar para obtener los máximos rendimientos en maíz.
Tecnologías como la presurización y aspersión aumentan la eficiencia en el riego,
se ha investigado y mejorado la tecnología de riego por goteo , de gran
importancia en las zonas semiáridas, ya que reduce la evaporación del suelo
desnudo, el escurrimiento superficial y la percolación profunda, en particular, el
riego subsuperficial por goteo (RSG) ha demostrado en zonas semiáridas ser una
tecnología adecuada para la producción de maíz (Lamm et al., 1995), Citado por
Guevara, et al, (2005).
Desarrollo
Evaluaciones hechas por Melchor y Alarcón, (2005), se observó que la variedad
Abasto y el híbrido Shimmer empleando como tratamientos dos densidades de
siembra con y sin fertilización nitrogenada: 41.700 plantas ha-1 sembradas en
forma tradicional a simple hilera con semillas a 30 cm de distancia en surcos
separados a 0.80 m y 83.400 plantas ha-1 sembradas en doble hilera sobre el
surco. El aumento de la densidad plantas y la utilización de nitrógeno incrementó
significativamente (p<0.05) el número de espigas comerciales a cosecha. La
2
fertilización permitió mantener el peso de las mismas utilizando altas densidades
en Abasto y no produjo disminuciones significativas (p<0.05) en Shimmer con
relación al tratamiento de baja densidad. Estos parámetros se expresaron
significativamente en la cosecha donde el aumento de la densidad produce
incrementos del rendimiento que son mayores en Abasto cuando se utiliza
nitrógeno. De esta manera es posible alcanzar entre 25 y 28 t ha-1 de espigas
comerciales de maíz dulce cuando se utilizan 83.400 plantas ha-1 y fertilizantes
nitrogenados.
Según Guevara et al., (2005) examinó el efecto de la densidad de siembra de
maíz en un sistema de riego subsuperficial. Se determinó que el rendimiento de
forraje y grano del híbrido Tigre no fue diferente (p>0.05) entre los tratamientos
(T): T1) líneas a 0.75 m y 90 000 semillas ha-1; T2) líneas a 0.75 m y 133 000
semillas ha-1; T3) líneas alternadas 0.4-1.1 m y 133 000 semillas ha-1. El promedio
de materia seca del forraje fue 23.6 Mg ha-1 y 14.6 Mg ha-1 para grano. Aunque el
índice de área foliar no fue diferente entre tratamientos después del jiloteo, el
número de mazorcas por planta-1 para T1 (1.1) fue mayor que en los otros dos
tratamientos (0.9; p≤0.05). El porcentaje de mazorca en el forraje fue mayor para
T1 y T3 (60 y 63%) en comparación con T2 (53%; p≤0.05). T1 fue adecuado para
la producción de maíz con labranza mínima y riego subsuperficial. En el riego
subsuperficial transversal a las líneas de siembra no existió ventaja al sembrar a
mayor densidad o con un espaciamiento de líneas diferente. En la cosecha del
forraje no hubo diferencia entre los tratamientos para ninguno de los componentes
vegetales analizados. En conclusión el T1, con un espacio entre líneas de 0.75 m
y una densidad de plantas de 90 000 semillas ha-1, es adecuado para la
producción de forraje o grano de maíz con riego superficial por goteo y mínima
labranza bajo las condiciones examinadas. No existe un beneficio en aumentar la
densidad de siembra a 133 000 semillas ha-1. Tampoco se reduce el efecto de la
alta densidad de siembra si las líneas de siembra se alternan a 0.4 y 1.1 m.
3
Cuadro 1: Desempeño del hibrido Tigre en tres esquemas de siembra en el día de siembra 163, al punto de cosecha para grano.
Mientras que Espinosa et al., (2004), estudio el la interacción de densidad de
siembra y las poblaciones de maíz , la población original (PC0), las del primero
(PC1) y el segundo (PC2), Ciclos de selección para prolificación, en este
experimento concluye que no existe diferencias significativas (P≤0.05), entre la
interacción densidad x población, entre poblaciones para rendimiento de grano por
hectárea, (RTG), rendimiento de grano por planta (RGPL) y en la contribución
relativa de los tres tipos de mazorca al RTG (CADRO 2). Esto significa que la
selección para prolificación no causó un incremento importante en el rendimiento
por hectárea.
4
Cuadro 2: Rendimiento promedio de grano por hectárea, por planta y contribución relativa de cada tipo de mazorca, en tres poblaciones prolíficas de maíz cultivadas en dos densidades de población Tecámac, 1999.
Fortis et al, 2009, evaluó el efecto de la aplicación de abonos orgánicos
(biocompost y vermicompost) en la producción de forraje de un híbrido de maíz
amarillo bajo riego por goteo. Los tratamientos consistieron en la aplicación de
biocompost (30 Mg ha-1 ), vermicompost (10 Mg ha-1), fertilización química de 200-
100-100 kg ha-1 (N-P-K) y un tratamiento sin fertilizar, los resultados que obtuvo
indican que el mejor tratamiento fue vermicompost con 64.38 Mg ha-1 de forraje
verde y 12.87 Mg ha-1 de materia seca y concluye que la aplicación de abonos
orgánicos incrementa la presencia de nitratos lo que permitiría no aplicar nitrógeno
al menos al inicio de un nuevo ciclo agrícola. Las variables evaluadas en suelo
(materia orgánica, conductividad eléctrica y pH) se encuentran dentro de los
rangos permisibles para el buen desarrollo del cultivo de maíz. Las variables de
calidad bromatológica del maíz obtenidas, evidencian que la aplicación de abonos
orgánicos (biocompost y vermicompost), son una alternativa de fertilización viable
para alcanzar niveles de calidad óptimos y sin contaminar el ambiente.
Resultados similares fueron reportados por Castellanos (1986), quien señala que
la adición de abonos orgánicos al suelo afecta positivamente el contenido de MO y
otros elementos. Wu y Powell (2007), citado por Fortis et al., (2009). mencionan
que el 50% del estiércol es biodegradado en el primer año, lo cual garantiza el
contenido de MO en el suelo en predios donde se ha aplicado estiércol por años
consecutivos. Julca et al. (2006) señalan que el estiércol es una excelente fuente
de MO y recomienda su uso para mejorar suelos muy pobres, también reportan
concentraciones de MO en el estiércol de alrededor de 5%. Fitzpatrick (1996),
citado por Fortis et al., (2009). Señala que la mayoría de los suelos contienen
1.6% de MO pero en suelos muy áridos, el porcentaje puede bajar a menos de
1%.
5
Tosquy y Castañón, (1998), estudiaron el efecto de la fertilización mineral al
suelo y densidad de población en seis líneas progenitoras de híbridos
sobresalientes en el trópico de México, las parcelas grandes las conformaron las
líneas LE-36, LE-37, LRB-14, D-539, POB 21 y POB 43 y los tratamientos
resultantes de la combinación de los factores densidad de plantas (DP) a 50 y 62.5
mil pl/ha, nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K) a 161-184,46-69 y 0- 60 kg/ha,
respectivamente, fueron las parcelas chicas. Para líneas de las 18 variables
evaluadas, sólo se presentó efecto no significativo en cuatro; la densidad de
62,500 pl/ha aportó el mayor rendimiento de grano. Sin embargo, no hubo
respuesta para el mismo carácter a una fertilización más intensa de N-P-K, pero la
combinación de cada elemento mayor primario en su nivel alto ayudó a detener el
efecto depresivo de la densidad alta en caracteres de grano. Existió efecto aditivo
en la interacción líneas x densidad para rendimiento de grano, donde todas las
líneas incrementaron esta variable cuando se utilizó un mayor número de plantas
por unidad de área. Todas las líneas presentaron buenos rendimientos desde el
punto de vista de la producción de semilla, excepto en la línea LE-36 que presentó
los valores más altos en altura de planta y mazorcas con mala cobertura y el más
bajo porcentaje de germinación.
Sánchez, et al., 2011, evaluó maíces con potencial forrajeros, con los genotipos
H-520, HE-1A17, HE-2A15, V-556AC, VS-536, A7573 y un genotipo criollo. En
promedio de genotipos, la densidad de 83 333 plantas (E1=35,8; E2=37,3 t/ha -1),
superó en rendimiento de forraje a la de 62 500 y 50 000 plantas/ha. Por densidad,
6
Cuadro 3: Características físicas y químicas del suelo al finalizar el experimento.
el máximo rendimiento se tuvo con el genotipo criollo establecido a 83 333 plantas
con 57 t/ha-1 de materia verde. En promedio de densidades el mayor índice de
área foliar se alcanzó con 83 333 plantas y el menor se obtuvo con 50 000
plantas/ha-1. Se ha observado (Olague et al., 2006; Cueto et al., 2006; Núñez et
al.,(2005), Citado por Sánchez, et al., 2011), en condiciones de riego se obtienen
rendimientos promedio de 44,6 a 49,0 t/ha-1 de forraje verde en híbridos de maíz
productores de forraje establecidos a una densidad de 80 mil plantas/ha-1 en riego
y tres estados de madurez obtuvieron un promedio de 57,8 t/ha-1 de forraje verde;
de ahí que los rendimientos del criollo ensayado en temporal sean bastante
aceptables.
En una segunda evaluación confirmó lo observado en E1; así, en promedio de
genotipos, la densidad de 83 333 plantas/ha (37,3 t/ha-1) acumuló más forraje que
la de 62 500 plantas (32,1 t/ha-1), siendo esta última superior que la densidad de
50 000 plantas/ha-1 (25,5 t/ ha-1) (Figura 1). A diferencia de lo obtenido en E1, el H-
564C a 83 333 plantas produjo 43,8 t/ha-1 de forraje, superando en esa densidad
al testigo VS-536 (41,3 t/ha-1) y al criollo que rindió 37,7 toneladas. Los
rendimientos de los diferentes genotipos fueron intermedios en la densidad de 62
500 plantas/ha-1 y los menores se tuvieron a 50 000 plantas; en esta densidad el
elotero A7573 (21,6 t/ha-1) y V-556AC (22,9 t/ha-1) tuvieron los rendimientos más
bajos en forraje (Figura 1). La totalidad de variables en estudio fueron
estadísticamente superiores en el genotipo criollo, excepto en rendimiento para el
segundo ciclo donde fue superior el híbrido, H-564C (Tukey (P≤0,05)). Lo que se
explica porque el número de días a floración masculina y femenina fue mayor en el
criollo por ser una variedad tardía en relación con lo observado en los híbridos,
que fueron precoces. El híbrido H-564C además de tener buen rendimiento por
planta y por hectárea en el segundo ciclo; también destacó en número de elotes
por planta, dado que es un material diseñado para mayor rendimiento de grano,
aunque en precocidad fue superado por otros híbridos como el elotero A7573 y el
H-520.
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Figura 1: Rendimiento en forraje de genotipos de maíz con potencial forrajero, en promedio de tres densidades de siembra (50 000, 62 500 y 83 333 plantas/ ha-1), y dos épocas distintas. Loma Bonita, Oaxaca, México. Enero a abril de 2009 (E2).
Así mismo De la cruz, et al., (2009), determinó el efecto de la densidad de
población, sobre el rendimiento de grano de nueve genotipos de maíz (Zea mays
L.) tropical, En las parcelas grandes se establecieron las densidades de población
de 44 289, 53 200 y 66 500 plantas ha, y en la parcela chica se establecieron las
poblaciones de maíz: población 21, 22, 23, 25, 32, 43, 49, híbrido HS-3G y
variedad VS-536. Hubo diferencias significativas entre densidades sólo para
rendimiento de grano (p < 0.01), en genotipos para altura de planta (p < 0.01),
altura de mazorca (p < 0.01), días a floración (p < 0.01) y rendimiento de grano (p
< 0.01). La densidad de 66 500 plantas ha presentó el mayor rendimiento de grano
(p < 0.05). La interacción entre población y densidad no fue significativa. Los
genotipos de mayor rendimiento de grano fueron: población 21, 23, 25, 43 y HS-
3G. Mientras que el menor rendimiento lo presentó la variedad testigo VS-536. La
altura de mazorca varió entre 0.92 y 1.23 m. La mayor altura de mazorca se
registró en la variedad testigo VS-536.
Mientras, que la menor altura de planta y de mazorca la presentó la población 49.
La floración osciló entre 52 y 57 días. La mayor precocidad se presentó en el
testigo híbrido HS-3G. En tanto, que el genotipo más tardío fue la población 21
con 57 días a floración (cuadro 4).
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Cuadro 4: Valores promedio de nueve genotipos tropicales de maíz sembrados bajo tres densidades de población. REND = rendimiento de grano, AP = altura de planta, AM = altura de mazorca, DF = días a floración. Promedios con la misma letra en columnas son estadísticamente iguales (Tukey; p < 0.05).
El riego por goteo sub-superficial (RGS) es definido como la aplicación del agua
bajo la superficie del suelo a través de emisores con gastos uniformes. El sistema
es diseñado para aplicar bajos volúmenes con altas frecuencias, con el propósito
de mantener el contenido de humedad en el suelo en un nivel que permita un
crecimiento óptimo de la planta. Cuando se diseña apropiadamente, las
aplicaciones de agua son muy uniformes y los requerimientos de agua se ven
reducidos hasta en un 40 %. El sistema ha sido utilizado en la producción de maíz
en el oste de Kansas caña de azúcar en Hawai, algodón en Arizona y sorgo para
grano en Texas; de tal forma que el sistema de riego es económicamente viable
para la mayoría de los cultivos.
Montemayor, et al (2007), efectuó una evaluación del consumo de agua, el índice
de área foliar (IAF) y la producción de forraje en verde y materia seca del maíz
forrajero con riego por goteo subsuperficial (RGS). Se estableció el híbrido Aspros
900 a una densidad de 104 000 plantas ha-1. Los tratamientos fueron tres
separaciones de cinta de riego (0.8, 0.9 y 1.0 m), enterradas a una profundidad de
0.4 m. Como testigo, se utilizó el sistema de riego por gravedad (RG). La cinta de
riego fue de un gasto de 3 L h-1 m-1, con emisores espaciados a 0.3 m. El diseño
experimental fue bloques completos al azar, con cuatro repeticiones y unidades
experimentales de 1200 m2. El riego consistió en reponer 60 y 80% de la
evaporación: el primero, hasta 50 días después de la siembra (DDS); el segundo,
9
de 51 hasta 85 DDS. El volumen de agua en RG fue de 6200 m-3 ha-1, en los tres
tratamientos de RGS fue de 4500 m3 ha-1.
Se aplicaron seis riegos por gravedad; el primero en el momento de la siembra y
los riegos de auxilio a 7, 18, 39, 54 y 74 DDS, con una lámina total acumulada de
62 cm. Los dos primeros riegos fueron de una lámina de 7 cm; el primero se aplicó
después de la siembra y el segundo, siete días después de ésta. Los riegos
posteriores fueron de una lámina de 12 cm. En la Figura 2 se observa que
existieron dos intervalos entre riegos, de 21 y 20 días; uno, durante el tercero y
cuarto riego, y otro, durante el quinto y sexto riegos. Éstos fueron provocados por
una limitada disponibilidad de agua durante el experimento. Largos intervalos
entre irrigaciones crean un déficit de humedad en el suelo y, en consecuencia,
estrés, lo cual se manifiesta de manera negativa en el rendimiento del cultivo. En
el sistema por goteo subsuperficial, la frecuencia de riego fue, en promedio, cada
tercer día; frecuencias de riego de 1, 3, 5 y 7 días no mostraron diferencias
significativas en la producción de maíz. Las altas frecuencias de riego mantienen
un contenido de agua en el suelo constante y pueden incrementar la producción
de maíz hasta en 35% (Coelho y Or, 1999). El consumo de lámina acumulada en
riego subsuperficial fue de 0.45 m, lo cual representa un ahorro de agua de 27.4%,
con respecto al riego de gravedad. Láminas de 0.32 a 0.55 m, en maíz, con
diferentes frecuencias de riego y rendimientos de 14.1 Mg ha-1 de grano (Phene
et al., 1991; Camp et al., 1997). En los modelos de regresión obtenidos de lámina
acumulada, en función de los días transcurridos durante el ciclo del cultivo, se
estimaron los promedios diarios de consumo de agua. Éstos fueron de 0.74 cm,
para el sistema de gravedad, y de 0.5 cm, para el riego subsuperficial, ambos con
coeficientes de determinación de 0.98.
El ahorro de agua en el sistema de riego subsuperficial representó 27.4%, con
respecto al sistema de gravedad, y los consumos diarios de lámina aplicada
fueron de 0.74 y 0.5 cm, respectivamente. El mayor índice de área foliar alcanzado
fue de 5.1, en la separación de 0.8 m entre cintas de riego, sin diferencias
estadísticas entre las separaciones de cinta, al final del ciclo del cultivo, aunque sí
10
hubo diferencias con respecto al sistema de gravedad. El efecto de la separación
de las cintas se observó, a 29 días después de la siembra, en el comportamiento
del índice de área foliar. Se encontraron diferencias estadísticas en la producción
de materia seca; la más alta producción (20.19Mg ha-1) se logró en la separación
de 0.8 m. La mayor producción por unidad de volumen aplicado de agua fue de
4.48 kg m-3. La relación B/C fue de $1.8, lo que significa que por cada peso que
se invirtió en la producción de maíz forrajero, con esta tecnología, se recuperó
$0.80.
11
Figura 2: Lámina de agua aplicada durante el ciclo primavera-verano 2003 en el cultivo de maíz forrajero bajo el sistema de riego por goteo subsuperficial y gravedad.
Figura 3: Dinámica de crecimiento del índice de área foliar del maíz forrajero en diferentes espaciamientos de cinta de riego por goteo subsuperficial y riego por gravedad; los valores en cada muestreo representan el cuadrado medio del error.
Olague, et al, 2006, afirma que el rendimiento de maíz forrajero el la comarca
lagunera, se incrementa de 57 y 27 %, cuando la cintilla se encuentra espaciada a
0.80 y 0.90. El rendimiento de materia seca se incrementó en los tratamientos de
80, 90 y 100 cm de espaciamiento entre cintillas, en un 160, 105 y 51 %
respectivamente, comparado con el testigo. Estos rendimientos fueros
influenciados por la altura de la planta y el porcentaje de hijuelos. Se detectaron
diferencias significativas (P‹0.05) entre los tratamientos. Por otro lado, la lamina
de riego se entre los tratamientos con riego sub-superficial comparada con el
testigo se redujo en un 27.5 %. Con esta reducción, hace un uso más eficiente de
este recurso tan limitado y que contribuye a incrementar la producción. Además
de que el riego sub-superficial incrementa el rendimiento de materia seca respecto
al riego por gravedad hasta en 160 %. Mientras Montemayor, et al (2006a),
menciona que no se observa diferencias significativas en el peso de forraje, entre
los tratamientos de profundidad de la cinta de riego y el riego por surcos. La
profundidad de 0.45 m alcanzó un rendimiento de 46.2 t/ha -1 y el sistema de
surcos de 43.8 t/ha-1. En un trabajo donde se estudio el efecto de cinco
profundidades de cinta 0.2, 0.3, 0.4, 0.5 y 0.6 m, detectaron diferencias
estadísticas en los rendimientos de maíz. En el sistema de riego sub-superficial
de 0.45 m la cual presentó un ahorro de 28 %. En la eficiencia del uso del agua
(EUA) en esta evaluación, los valores máximos alcanzados fueron de 2.9 kg m-3
(kilogramos de materia seca por metro cúbico de agua) cuando la cinta de riego se
enterró a las profundidades de 0.35 y 0.45 m, y 2.0 kg m -3 en el sistema de riego
12
Figura 4: Comparación de la producción de forraje seco en tres separaciones de cinta de goteo subsuperficial y gravedad (Tukey, a = 0.05 y DMS = 2.36).
por surcos. No hubo diferencia estadística significativa entre las tres profundidades
de la cinta de riego, pero si entre éstas y el sistema de riego por surcos. Phene y
Ruskin., (1995), reportan una EUA de 2.92 kg m-3 en estudios realizados de 1984
a 1990 con riego sub-superficial en cinco lugares en California, mientras que
Lamm et al., (1995) reportaron una reducción de 25 % en lámina de riego, que se
traduce entre un 35 a 55 % de ahorro cuando es comparado con el sistema de
aspersión o por gravedad en surcos. Zamora, et al., (2007), también hace una
evaluación sobre la eficiencia en el uso del agua del maíz en riego por goteo en el
campo agrícola de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, Baja
California Sur, México. La variedad utilizada fue Pioner 30G40. Se aplicó el riego
con goteo. Para determinar el volumen de riego se consideró el 50 % de área de
mojado. Durante el período la evaporación fue de 712 mm. La mayor lámina fue
para el tratamiento V, Kc: 1,15: y la menor calculada por el método Blaney y
Criddle. La mayor producción resultó con el tratamiento IV, Kc: 1,0,
estadísticamente igual al tratamiento III, y el menor, para el testigo. En lo referente
a la eficiencia en el uso del agua, la mejor respuesta fue para el tratamiento III,
Kc: 0,85 con 2,96 kg. M-3. Se observa que no necesariamente a mayor dosis de
agua de riego se obtiene un mayor rendimiento, aun en climas desérticos como es
el lugar experimental. El mejor rendimiento se obtuvo en el tratamiento IV, en
donde se aplicó una lámina de riego de 356 mm, pero no se manifiesta en la
eficiencia en el uso del agua, ya que en este caso, fue el tratamiento III (302.6
mm) el que tiene mejor respuesta. Por las condiciones del área de estudio, donde
el agua es un factor limitante para el desarrollo agrícola, es prioridad incrementar
las utilidades por metro cúbico de agua utilizado, por lo que es este último
tratamiento es el que mayor impacto tendrá en la zona. Relacionado con las
necesidades hídricas del maíz, las láminas estimadas coinciden con lo que reporta
la (FAO AGL, 2002), citado por Zamora, et al., (2007), que el maíz, dependiendo
del clima, requiere entre 500 y 800 milímetros de agua. Es importante resaltar las
ventajas del riego por goteo en lo concerniente a la eficiencia en el uso del agua,
lo que se observa en los resultados, que en algunos casos, supera lo señalado en
13
los documentos de la (FAO AGL, 2002; FAO 200b, citado por Zamora, et al.,
(2007).
Cuadro 5: tratamientos y resultados
14
Cuadro 6: evaporación y laminas aplicadas.
CONCLUSIÓN
La relación entre la producción de grano y la densidad de población es compleja,
ya que la mejor respuesta en rendimiento de grano varía de acuerdo a la condición
de suelo, clima, prácticas culturales y genotipo, como se ha observado en los
últimos años en los sistemas de producción se ha venido modificando las
densidades de población, cuando anteriormente se manejaba de 60 mil
plantas/ha-1, ahora con los nuevos materiales que se están liberando se llega a
manejar hasta 130 mil plantas/ha-1, siendo un factor de importancia en esto es el
arquetipo de las plantas ya que una característica principal de estos materiales es
el ángulo de la hoja que son mas cerradas, por lo que a mayores densidades
permite captar mejor la radiación solar y la combinación de manejo (RSG), se
traduce en mayor producción.
La operación adecuada de los sistemas de Riego Subsuperficial por Goteo
(RSG), reduce considerablemente hasta el 40 % el requerimiento de agua, en
comparación con el riego tradicional (riego por surcos), y como se observa es
viable tanto para la producción de grano como para la producción de forraje,
debido a que en los ensayos realizados han aumentado la producción y reducido
el uso de agua.
Para hacer un uso mas eficiente de los recursos como el agua que cada vez esta
mas escasa en las regiones agrícolas, se debe de evaluar y desarrollar nuevas
tecnologías, que se puedan adaptar a los condiciones de nuestro país, y así de
alguna forma mejorar la competitividad de los productores de maíz.
15
LITERATURA CONSULTADA
MELCHOR, M. R.; ALARCÓN, A.; 2005. Manejo de la densidad y la fertilización nitrogenada para mejorar la productividad del maíz dulce. Revista Pilquen, Sección Agronomía. 7(7): 1-6.MONTEMAYOR-TREJO. J. A.; ZERMEÑO, G. A.; OLAGUE, R. J.; ALDACO, N. R.; FORTIS H. M.; SALAZAR S. E.; RODRÍGUEZ, R. J. C.; VÁZQUEZ-V. C.; 2006. Efecto de la densidad y estructura del dosel de maíz en la penetración de la radiación solar. International Journal of experimental botany. 75: 47-53.GUEVARA, E. A.; BARCENAS, H. G.; SALA, F. R.; SALAZAR, M. F. R.; GONZÁLEZ, S. E.; SUZÁN-A. H.; 2005. Alta densidad de siembra en la producción de maíz con irrigación por goteo subsuperficial. Agrociencia 39: 431-439.ESPINOSA, T. E.; MENDOZA, C. MA. DEL C.; ORTIZZ, C. J.; 2004. Rendimiento de grano y sus componentes en poblaciones prolíficas de maíz, en dos densidades de siembra. Revista Fitotecnia 27(1): 39-41.FORTIS, H. M.; LEOS-RODRÍGUEZ, J. A.; PRECIADO, R. P.; ORONA, C. I.; GARCÍA-SALAZAR, J. A.; GARCÍA-HERNÁNDEZ, J. L.; OROZCO-VIDAL, J. A.; 2009. Aplicación de abonos orgánicos en la producción de maíz forrajero con riego por goteo. Terra latinoamericana, 27 (4): 329-336.TOSQUY, H.; CASTAÑÓN, G.; 1998. Respuesta de fertilización y densidad de siembra en líneas de maíz. Agronomía Mesoamericana 9(2): 113-118.
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