Denuncia Torres

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  • 8/6/2019 Denuncia Torres

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    FORMULA DENUNCIA

    Seor Presidente del Consejo de la Magistratura

    Ezequiel Nino, apoderado de la Asociacin Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ)

    conforme copia del Estatuto que se acompaa-, con el patrocinio letrado de Luis Francisco

    Villanueva (CPACF T 87F 762; CUIT N 20-25495450-1, inscripto en el rgimen de

    monotributo), con domicilio real en Avenida de Mayo 1161 5 of. 9 de la Ciudad

    Autnoma de Buenos Aires (Zona 55), constituyendo domicilio procesal en el mismo, al

    Seor Presidente del Consejo de la Magistratura del Poder Judicial de la Nacin me

    presento y digo:

    I. OBJETO

    De acuerdo con lo dispuesto en los artculos 114, inc. 4, de la Constitucin Nacional -en

    adelante, CN-, en los artculos 7, inc. 12; y 14, de la ley 24.937, y del art. 1 y ss. del

    Reglamento de la Comisin de Acusacin, en mi carcter de justiciable y presidente de la

    Asociacin Civil por la Igualdad y la Justicia vengo a formular denuncia contra el JuezSergio Gabriel Torres.

    Por los motivos de hecho y de derecho que expondr, solicito a la Comisin de Acusacin

    de este Consejo de la Magistratura que de acuerdo a su criterio disponga una sancin de

    apercibimiento, advertencia o multa para el juez, todo en los trminos previstos por los

    artculos 114 inc. 4 de la CN, y artculos 7 inc. 12; y 14 de la ley 24.937. Tal como lo exige

    el artculo 2 del Reglamento de la Comisin de Acusacin del Consejo de la Magistratura,

    adjunto copia certificada de mi documento de identidad, y copia simple de esta

    presentacin, as como tambin copias simples de prueba documental relevante para la

    decisin de este caso concreto.

    II. PERSONERA

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    La Asociacin Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) es una organizacin apartidaria, sin

    fines de lucro, comprometida con la misin institucional de contribuir al fortalecimiento de

    las instituciones democrticas y la defensa de los derechos y garantas constitucionales.

    Entre sus programas de trabajo, realiza iniciativas tendientes a promover la implementacin

    de los mejores estndares y prcticas institucionales en relacin con la investigacin

    judicial de hechos de corrupcin, de acuerdo con los compromisos constitucionales e

    internacionales de la Repblica Argentina.

    ACIJ es una asociacin civil que se encuentra autorizada para funcionar con carcter de

    persona jurdica en los trminos del art. 33, 2da. parte inc. 1, del Cdigo Civil conforme

    resolucin de la Inspeccin General de Justicia N 231/2003 de fecha 12 de Marzo de 2003.

    La documentacin acreditante de la personera consta del Acta Fundacional y Estatuto de la

    ACIJ, la Resolucin IGJ antes citada y el Acta de Asamblea que contiene la designacin de

    autoridades de fecha 12 de Mayo de 2005, ms el acta de Asamblea general ordinaria y

    Asamblea extraordinaria de fecha 2 de Octubre de 2008, documentacin que se adjunta.

    III. EL ACCESO DE ACIJ A LAS CAUSAS PENALES DONDE SE

    INVESTIGAN HECHOS DE CORRUPCION

    La corrupcin afecta directamente a la sociedad civil, puesto que siempre trae aparejado un

    efecto de desfinanciamiento del Estado, el que se traduce en la imposibilidad de utilizar

    fondos del erario pblico en las polticas pblicas necesarias para la comunidad y,

    paralelamente, en un mal funcionamiento de las instituciones. Ello, como consecuencia de

    que el inters de los funcionarios se concentra en la obtencin de beneficios para s o para

    terceros, y no en desempear como es debido las funciones para las que fueron designados.

    En ese marco, ACIJ se presenta en casos de corrupcin para tomar vista de los expedientes

    para observar y hacer minuciosos anlisis sobre el desarrollo de los mismos.

    Fue as como nos presentamos en la causa 5198/2007 caratulada Romano Rubn Daro y

    otros sobre encubrimiento, del registro del Juzgado Nacional en lo Criminal y

    Correccional Federal N 9 de Capital Federal, Secretara 17; de conformidad con lo que

    surge de una armnica interpretacin del artculo 131 del Cdigo procesal Penal de la

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    Nacin en relacin con lo establecido por la Convencin Americana de derechos humanos,

    el Pacto Internacional de derechos Civiles y polticos, la Convencin Interamericana contra

    la Corrupcin y la Convencin de las Naciones Unidas contra la Corrupcin.

    En la mencionada causa se investigan presuntos hechos de corrupcin relacionados con ex

    prestadores del PAMI. Asimismo en el marco de ese expediente se logr tomar

    conocimiento de una sucursal del Banco BNP Paribas, no registrada legalmente en el Banco

    Central de la Repblica Argentina (BCRA), en donde se realizaban millonarias operaciones

    financieras en el extranjero. Bsicamente se sospecha de operaciones de lavado de dinero,

    donde agentes colocaron dlares y lograron que sus depsitos fueran transferirlos al

    exterior sin dejar rastros de la operacin. La metodologa no sera una sorpresa si no fuera

    porque se trata de una sucursal no registrada del BNP Paribas, el banco oficial de la ciudad

    de Pars, con sucursales en 85 pases del mundo.Por el vnculo de estos hechos planteados con el sistema de impunidad de los delitos

    econmicos que nos aqueja y con la complejidad para investigar y probar el desvo de

    fondos que generan los hechos de corrupcin, lo que constituye un obstculo para nuestro

    desarrollo como sociedad, es por lo que ACIJ, como organizacin de la Sociedad Civil se

    interesa en tener acceso a este tipo de actuaciones judiciales. Lo cual, en el caso que nos

    ocupa, se realiz formalmente en junio de 2008, mediante un escrito que tuvo aceptacin

    por el juez que tena a su cargo la tramitacin del expediente, el Dr. Araz de Lamadrid.

    Esa resolucin adquiri el carcter de cosa juzgada toda vez que no fue impugnada por

    ninguna de las partes.

    Sin embargo el juez aqu denunciado, Sergio Torres, se neg sistemticamente a cumplir

    con aquel fallo, y luego con otros que posteriormente emitiera la Sala II de la Cmara

    Criminal y Correccional Federal.

    IV. SNTESIS DEL CASO

    Para poder dar comprensin y sentido a los diversos actos llevados a cabo por el juez

    Sergio Gabriel Torres que motivan la presente denuncia, es necesario tener una idea

    sinttica de los procedimientos sucedidos en el marco de la mencionada causa.

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    Con fecha 10 de junio de 2008 solicitamos la vista de las actuaciones referidas

    anteriormente, con fundamentos en derechos constitucionales y jurisprudencia del

    fuero que asistan a tal pretensin.

    El 25 de agosto de 2008, el juez federal Octavio Aroz de Lamadrid mediante una

    resolucin nos concedi la vista del expediente en cuestin. El Magistrado dej a

    salvo su opinin sobre que se nos debera considerar extraos en el proceso ya que

    perjudicamos a los imputados, pero que sin embargo no es razonable rechazarla

    para que a la postre la Alzada la admitiera (considerando para ello los criterios

    favorables a la cuestin que mantienen ambas salas de la Cmara del fuero). Sin que

    exista apelacin de las partes eventualmente afectadas, la resolucin judicial que

    reconocie el derecho qued firme.

    Durante aproximadamente un ao pudimos tomar vista de las actuaciones y solicitar

    las fotocopias necesarias sin inconveniente alguno.

    El 21 de diciembre de 2009 el Juez Aroz de Lamadrid present la renuncia a su

    cargo asumiendo la subrogancia del Juzgado Federal 9 el Juez Sergio Gabriel

    Torres.

    A partir del ao 2010, cada vez que algn miembro de la organizacin iba a procurar la

    referida causa con distintas excusas los empleados judiciales de la mesa de entradas nos

    denegaban el acceso a las actuaciones. Esto sucedi en reiteradas oportunidades, por esa

    razn, tambin intentamos hablar con el Secretario del Juzgado (responsable ltimo de la

    atencin de la mesa de entradas), negndose a atendernos cada vez que lo solicitamos.

    Estas vas de hecho mediante las cuales se le impidi a ACIJ acceder a la consulta

    del expediente implicaron un total desconocimiento de lo resuelto oportunamente en

    autos. Por este motivo volvimos a presentar un escrito solicitando formalmente

    acceso a las actuaciones.

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    Personalmente nos notificamos de una nueva decisin en la que ahora el el juez

    Torres no haca lugar a la vista del expediente, motivo por el cual el 15 de octubre

    de 2010 presentamos recurso de apelacin contra esa resolucin.

    El juez Torres no hizo lugar a la apelacin y en consecuencia dedujimos queja

    frente a la Cmara.

    El 15 de diciembre de 2010 la Sala II de la Cmara del fuero resolvi hacer lugar al

    recurso de queja presentado. Declar mal denegado el recurso interpuesto por ACIJ

    y concedi la apelacin deducida contra el rechazo de la solicitud formulada para

    tomar vista de las actuaciones. En el mismo resolutorio, la Alzada revoc esta

    ltima decisin.

    Con el fallo de Cmara a nuestro favor, nos presentamos al menos tres veces ms en

    la mesa de entradas del juzgado solicitando ver el expediente: en todas las ocasiones

    nos denegaron el acceso a la causa argumentando que las actuaciones se

    encontraban a despacho, a estudio y/o a la firma.

    V. REVISIN DE LOS ACTOS REALIZADOS POR EL JUEZ

    V.1. LA CONDUCTA DEL JUEZ TORRES

    Sin lugar a dudas, el juez Torres actu incumpliendo decisiones judiciales que tenan

    autoridad de cosa juzgada y resoluciones de su Superior al desconocer las relaciones de

    subordinacin en las que se encuentra sometido, lo cual implica un acto de suma gravedad

    institucional, y la negacin misma del Estado de Derecho y de las directivas delordenamiento jurdico.

    A su vez, como mencionamos en el apartado anterior, el juez nos neg un derecho que

    poseamos, de manera arbitraria y sin ningn tipo de fundamento, ocasionando de esta

    manera que se cuestione profundamente la legalidad de sus actos.

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    V.2. DISPOSICIONES CONTRADICTORIAS

    La primera falta grave del juez Torres que motiva nuestra denuncia, consiste en que el

    mencionado magistrado dej de lado el fallo del juez que instrua previamente la causa,

    Aroz de Lamadrid. Si quien estando subrogando- ejerce la magistratura y tiene un

    criterio distinto que el juez anterior, puede plasmarlo en otros expedientes. Pero, aunque

    resulte obvio aclarar, lo que no puede hacer el juez, en modo alguno, es retrotraer la

    cuestin ya debatida y resuelta- en autos, al punto cero.

    En el caso de marras ya haba una resolucin que se encontraba firme, un acto

    jurisdiccional que reconoci nuestros derechos. Negar la vista fue sin duda regresivo con

    nuestros derechos constitucionales que ya haban sido reconocidos en el auto fechado el 25

    de agosto de 2008.En segundo lugar, para peor, el juez Torres continu impidindonos el acceso al expediente

    luego de que la Cmara de Apelaciones revocara la disposicin emitida por susodicho juez

    en la cual sin respetar el principio de cosa juzgada- nos negaba la vista.

    A nuestro parecer, el comportamiento del juez Torres resulta as ser arbitrario y de una

    enorme contradiccin. Ha colisionado y daado los derechos que habamos adquirido y

    luego ratificados por la Cmara. Ms an, tal negacin no slo ha afectado nuestras

    garantas constitucionales, sino que adems deviene totalmente hurfana de fundamentos.

    V.3. NO ACATAMIENTO DEL FALLO DE CMARA

    DESOBEDIENCIA AL SUPERIOR

    Como previamente mencionamos, a pesar de obtener por segunda vez un fallo favorable

    en esta oportunidad de la Exma. Cmara-, el juez Torres no se sinti compelido a cumplir

    lo resuelto. Efectivamente hasta el presente no nos permite tener acceso a las actuaciones.

    Sostenemos entonces que se trata de un acto judicial que de modo manifiesto y grosero se

    aparta del orden jurdico vigente y que, dada su manifiesta inexplicabilidad jurdica, puede

    dar indicios ciertos de esconder un posible desvo en el ejercicio del poder jurisdiccional

    concedido por la Constitucin a los magistrados, y que podra surgir la responsabilidad

    poltica del juez por mal desempeo.

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    A ello se le suma un abuso de poder en sus funciones, por no someterse a la decisin del

    tribunal de alzada.

    En el caso de marras el juez Torres gravemente Desconoci la autoridad de que estn

    institucionalmente investidos los tribunales superiores en los casos sometidos a su

    jurisdiccin, lo que equivale a decir que conculc la seguridad jurdica inherente a los

    efectos de las resoluciones de aqullos, pues no existe disposicin legal alguna que faculte

    al juez de instruccin a reexaminar el mrito de las decisiones de la instancia de alzada al

    conocer en la competencia asignada por el recurso de apelacin1.

    El juez hizo prevalecer su propio criterio por sobre aqul del rgano superior, actuando con

    el deliberado e inalterable designio de eludir una clara y concreta directiva dispuesta por el

    tribunal de alzada, sin importarle la ineficaz actividad procesal que alentaba y con ello,

    sumir en la incertidumbre un puntual pedido destinado a acceder a las actuaciones.

    VI. AFECTACIN DE GARANTAS

    En el caso de autos, el juez Torres afect gravemente una serie de garantas y derechos a

    travs de su proceder. Desde nuestro punto de vista, los principios de cosa juzgada,

    seguridad jurdica e imparcialidad de los jueces, se han visto peligrosamente perturbados

    perjudicndonos de manera directa.

    VI.1. COSA JUZGADA Y SEGURIDAD JURDICA

    El respeto a la cosa juzgada es uno de los pilares fundamentales sobre los que se asienta

    nuestro rgimen constitucional y por ello no es susceptible de alteraciones ni aun por va de

    la invocacin de leyes de orden pblico, porque la estabilidad de las decisiones

    jurisdiccionales tiene igual carcter y constituye un presupuesto ineludible de la seguridad

    jurdica; la autoridad de la sentencia debe ser inviolable tanto con respecto a la

    determinacin imperativa del derecho sobre el cual requiri pronunciamiento judicial,

    1Jurado de enjuiciamiento, expediente N 26 caratulado Dr. Guillermo Juan Tiscornia s/ pedido de enjuiciamiento, 19de diciembre de 2007.

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    cuanto en orden a la eficacia ejecutiva de este ltimo(CSJN: "Fallos" 254:320, y 283:66,

    entre otros).

    En el caso de marras la peticin de tomar vista de las actuaciones fue oportunamente

    juzgada. Exactamente el 25 de agosto de 2008, la solicitud fue atendida, y se nos permiti

    tomar conocimiento de causa y solicitar las fotocopias que consideramos necesarias. La

    resolucin no fue apelada por lo que an se encuentra firme.

    Sin embargo, como se dijo, Torres mediante una resolucin sin fundamentos, resolvi

    desconocer ese fallo, obligndonos a plantear un recurso de apelacin, al cual encima

    accedimos por va de la queja a la Cmara, y que nos result favorable.

    Como se dijo, Torres, continu arbitrariamente desconociendo los fallos judiciales que se

    han pronunciado al respecto. Esto significa que su no acatamiento por parte del juez Torres,

    es un acto grave, manifiesto e irregular que menoscaba las garantas del debido proceso y elprincipio que insta la seguridad jurdica al no respetar y subordinarse a lo ya decidido.

    La cosa juzgada constituye un presupuesto ineludible de la seguridad jurdica. Ella brinda la

    certeza del derecho tanto en el mbito de su publicidad como en el mbito de su aplicacin.

    Es una garanta que tiene cada individuo de que sus derechos no sern violentados ni

    modificados por procedimientos irregulares.

    Por seguridad jurdica entonces, se debe entender la certeza que pueden tener los miembros

    de una sociedad respecto de cul es el orden jurdico que los rige; cules son las normas

    que deben acatar y cules las consecuencias de su desconocimiento. As tambin opera con

    fundamento en el principio de confianza que los individuos le tienen al Poder poltico,

    jurdico y legislativo de que las normas se cumplirn, por lo cual se asegura el Estado de

    Derecho en una sociedad.

    En este caso concreto, el juez Torres se desvi de sendos fallos judiciales, incluyendo uno

    de sus superiores, afectando nuestra a confianza al Poder Judicial, y por tanto tambin, la

    Seguridad Jurdica.

    VI.2. IMPARCIALIDAD

    La paradoja que presenta el principio de imparcialidad, es que requiere que el juez tenga un

    conocimiento profundo de la situacin, pero al mismo tiempo no tome parte de ninguna

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    posicin en concreto sino que se atenga, sin tener inters en el resultado del pleito, a una

    resolucin objetiva del conflicto. Claramente, as planteada la cuestin, puede apreciarse

    que es casi imposible la existencia de una imparcialidad en estado puro. Por ello, podra

    decirse que un sntoma que demuestra que estamos ante indicios de parcialidad relevantes,

    es la persistencia en el tiempo.

    En el presente caso, el juez Torres desestim el fallo de Cmara que nos era favorable,

    como as tambin nuestras reiteradas solicitudes de vista posteriores, ya fueran ellas escritas

    o en forma personal ante la mesa de entradas del juzgado. Restringirnos de esta manera el

    acceso a la causa por ms de un ao, vulnerando el derecho que se nos haba conferido, con

    reiteradas negativas y evasivas, permite arribar a la nica conclusin posible de que en el

    caso concreto el juez tiene una animadversin evidente respecto de estos justiciables. Nos

    encontramos con caprichosas oposiciones a mostrar pblicamente la informacin que hay plasmada en el expediente, apareciendo la solitaria voluntad del juez como nica

    motivacin del acto. Surge as un desempeo deficiente que justifica algn tipo de sancin

    para el magistrado por existir un inocultable y grave apartamiento de la misin que le ha

    sido conferida como juez, y que resulta violatoria de uno de los deberes fundamentales de

    la magistratura, cual es el de su imparcialidad.

    VII. SANCIONES DISCIPLINARIAS

    VII. 1. BREVE INTRODUCCIN

    Dice Marienhoff que los funcionarios y empleados pblicos tienen distintas

    responsabilidades atendiendo a los diferentes modos posibles en los que se manifiesta su

    actividad. Ella puede ser poltica, penal, civil y administrativa o disciplinaria. La diferencia

    estriba en que cada una tutela bienes jurdicos distintos2.

    Los juicios de responsabilidad poltica, tienen por objeto evaluar si se mantienen las

    condiciones de idoneidad para que un funcionario pblico permanezca en una funcin sobre

    la base de un cargo o denuncia que la puso en duda. Se trata de un procedimiento de

    2 MARIENHOFF, Miguel S., "Tratado de Derecho Administrativo", t. III-B, Abeledo Perrot, tercera edicin,Buenos Aires, 1983, p. 368.

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    saneamiento y depuracin institucional, que supone el ejercicio de un control interorgnico

    y su finalidad principal es la tutela del inters general3.

    Efectivamente, el juicio poltico o proceso de remocin, en el caso de los jueces, es el nico

    mecanismo por el cual se puede hacer efectiva la "rendicin de cuentas" que losmagistrados judiciales, como funcionarios pblicos, deben a la comunidad, a diferencia de

    quienes dependen de la eleccin popular, cuyo desempeo es evaluado polticamente en

    cada eleccin.

    El propsito ltimo de un proceso de remocin no es tanto el castigo de la persona como la

    proteccin de la sociedad4. No obstante ello y debido a que se encuentran afectados tambin

    derechos individuales patrimoniales o aquellos que hacen al buen nombre del funcionario

    no puede negrsele a la remocin un carcter indirectamente sancionatorio, por eso se le

    aplican las reglas de debido proceso y defensa en juicio5.

    Por su parte, los procesos de responsabilidad disciplinaria representan el paradigma

    del control intraorgnico y se fundan en relaciones de subordinacin6. Estn

    relacionados con el buen funcionamiento de una organizacin. Son, por lo tanto,

    corporativos o institucionales.

    La facultad disciplinaria en sentido estricto o sea aquella que no conlleva la separacin del

    cargo del magistrado o funcionario judicial- no ha sido siempre claramente reglamentada ni

    eficazmente ejercida por los rganos encargados de hacerla efectiva.

    Normalmente tal funcin de superintendencia ha estado a cargo de las cpulas de los

    respectivos poderes judiciales y slo en algunos textos constitucionales aparece conferida a

    3 SANTIAGO, Alfonso (h), "Grandezas y miserias en la vida judicial. El mal desempeo como causal de

    remocin de los magistrados judiciales", El Derecho, Buenos Aires. Ver captulo primero: "Los procesos deresponsabilidad poltica de los magistrados del Poder Judicial de la Nacin", ps. 13/36.4 BIDART CAMPOS, Germn, "Derecho Constitucional del Poder", Buenos Aires, EDIAR, t. I, p. 380;

    GONZLEZ, Joaqun V., "Manual de la Constitucin Argentina", La Ley, Buenos Aires, 2001, p. 478.5 Fallos: 316:2940, 326:4816 y 327:1914.6 CANDA, Fabin Omar, "Responsabilidad Disciplinaria de los Funcionarios Polticos", Abeledo- Perrot,

    Buenos Aires, 2004, p. 73.

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    los llamados Consejos de la Magistratura (Constitucin Nacional reformada en 1994,

    Constitucin de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires y Constitucin del Chubut de 1994,

    en este ltimo caso, slo con facultades instructorias).

    VII. 2. CREDIBILIDAD EN EL PODER JUDICIAL

    Parte de la crisis de credibilidad que afecta al Poder Judicial debe ser atribuida a la falta de

    oportuna sancin de aquellas conductas que conspiran con la eficaz prestacin del servicio

    de justicia. Incluso tal falencia ha motivado que algunas faltas que pudieron ser

    convenientemente advertidas y eventualmente corregidas en la ocasin debida hayan

    derivado, a la postre, en situaciones extremas y sin retorno, frente a las cuales la medida

    separativa se eriga como la nica solucin posible. La judicatura debe entonces reivindicar

    y reclamar el correcto ejercicio de las facultades disciplinarias por los rganos competentes,

    como modo de hacer efectivo el actuar responsable en la funcin que le incumbe.7

    VII.3. FALTAS DISCIPLINARIAS

    Si bien los tipos disciplinarios en funcin de los cuales se juzga la actuacin de los jueces

    no se encuentran sometidos a idnticos requisitos y limitaciones que los que rigen para la

    sancin penal, la mayora de las reglamentaciones vigentes, an las mas recientes, se

    exhiben como imprecisas y generales a la hora de describir la conducta que se reputa

    reprochable.

    En ese sentido la reglamentacindel Consejo de la Magistratura Nacional (Leyes 24.937 y24.939) y la que corresponde a idntico organismo de la Ciudad Autnoma de Buenos

    Aires (Ley 31) determinan, como pauta general a la que se subordinan las faltas

    especficamente enunciadas, que ellas refieran a cuestiones vinculadas a la eficaz

    prestacin del servicio de justicia (arts. 4, primer prrafo y 32, respectivamente).Tambin la falta disciplinaria se configura mediando reiteracin de ciertas conductas, como

    el incumplimiento de normas procesales y reglamentarias. A nuestro entender el

    7 Congreso de Magistrados y Funcionarios de la Republica Argentina (Buenos Aires 18/19 de agosto de

    1998), Responsabilidad Disciplinaria de los Jueces. Enrique Mximo PITA, Director del Instituto de

    Estudios Judiciales (F.A.M.), Vocal Cmara Apelaciones Civil y Comercial de Paran (Entre Ros).

    11

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    incumplimiento aislado de una norma procesal o reglamentaria puede revestir tal gravedad

    que justifique, por s solo, la aplicacin de una sancin disciplinaria, posibilidad

    aparentemente vedada por la norma reglamentaria en cuestin.8

    En el caso que motiva esta presentacin de lo que se trata es de reiterados incumplimientos

    con disposiciones judiciales. La afectacin evidente al servicio de justicia se produce

    cuando se priva del cumplimiento a favor del justiciable de una solucin ya definida.

    Tambin cuando se lo obliga al dispendio de tiempo y recursos slo por una arbitraria

    tozudez en cumplir con una manda judicial.

    VII.4. LAS SANCIONES

    El catlogo de sanciones que integran el llamado rgimen disciplinario (descartado el 'mal

    desempeo' como causa de imputacin de responsabilidad disciplinaria, slo susceptible de

    analizarse en la Comisin de Acusacin) contempla como sancin de mayor gravedad- la

    multa (hasta un 30% de los haberes). Por debajo, se indican el apercibimiento y la

    advertencia (en la Ciudad Autnoma se incluye un escaln menor: la recomendacin). En el

    derecho comparado encontramos previsiones sobre la caducidad o cancelacin de las

    sanciones por el transcurso del tiempo (Espaa, Ley Orgnica del Poder Judicial 6/1985 y

    16/1994, art. 427).

    Las sanciones mencionadas previstas en la ley 'advertencia', 'apercibimiento' y 'multa de

    hasta el 30 por ciento de sus haberes' son de aplicacin "por cuestiones vinculadas a la

    eficaz prestacin del servicio de justicia" (art. 14, A, de la ley 24.937), finalidad expresa de

    la norma que limita el anlisis de las conductas a los aspectos all precisados. Como se dijo

    en este caso se trata de una cuestin ms que evidente la afectacin en el servicio de justicia

    en que incurri el juez Torres.

    No obstante, entre los siete incisos que contienen las causas que puedan dar origen a alguna

    de esas sanciones, se menciona "los actos ofensivos al decoro de la funcin judicial o que

    8 Idem

    12

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    comprometan la dignidad del cargo" (inc. d) y "la falta o negligencia en el cumplimiento de

    sus deberes, as como de obligaciones establecidas en el Reglamento para la Justicia

    Nacional" (inc. g). Es indispensable que el Consejo de la Magistratura indague sobre el

    eventual incumplimiento de sus deberes por parte de Sergio Torres, entre ellos el de

    resolver en tiempo y forma. El de hacerlo ajustado a derecho, con imparcialidad y sin

    arbitrariedades como las que evidencia este caso.

    La pregunta que queda ahora por hacer es: los hechos antes descriptos, por las

    circunstancias en que se produjeron afectaron el decoro de la funcin judicial o

    comprometieron la dignidad del cargo?

    A nuestro parecer, el juez Torres infringi las normas legales y reglamentarias vigentes en

    materia de incompatibilidades y prohibiciones, establecidas para la magistratura judicial

    (Artculo 14 ley 24.937, inc. A.1); no respet a los magistrados superiores (inc A.2); nos

    trato de manera incorrecta a nosotros como abogados y sin el debido respeto (inc. A.3);

    ofendi el decoro de la funcin judicial comprometiendo la dignidad de su cargo (inc. A.4);

    incumpli reiteradamente en numerosas oportunidades las normas procesales y

    reglamentarias (inc.A.5); falt en el cumplimiento de sus deberes, as como a las

    obligaciones establecidas en el Reglamento para la Justicia Nacional (inc. A.7).

    VIII. CONCLUSIONES

    El juez Torres ha actuado de una manera irregular, con vicios que menoscaban el decoro y

    la respetabilidad del cargo. As mismo, ha incurrido en una manifiesta y grave

    inobservancia de los principios de la cosa juzgada, la seguridad jurdica y la imparcialidad

    que se exige a todos los Magistrados. Sus actos ponen en duda su capacidad para el normal

    desempeo de su funcin. Y su patrn de conducta arbitrario permite prever que el

    desconocer el derecho y la autoridad de sus superiores puede ser un vicio que lo acompae

    a lo largo de toda su carrera.

    La actitud del juez denunciado constituy la manifestacin de un patrn general de

    conducta desarrollado en este caso y que representa, sin dudas, un contexto de falta de

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    idoneidad y de abuso de sus facultades funcionales, sin fundamento alguno y de manera

    ilegtima.

    Las particulares y especialmente graves circunstancias de este caso exigen que se controle

    el contenido de las decisiones adoptadas por Torres en este proceso, y se examine el

    verdadero sentido de su labor notoriamente arbitraria para con esta parte, profundamente

    desobediente de sentencias firmes y absolutamente abusiva de su poder jurisdiccional, por

    el otro.

    De tal manera, y por los motivos expuestos, es nuestro deseo solicitar a la Comisin de

    Acusacin de este Consejo de la Magistratura que analice los hechos imputados y de

    acuerdo a lo que estime conveniente disponga una sancin para el juez en cuestin.

    IX. OFRECIMIENTO DE PRUEBA

    A los efectos de probar fehacientemente los extremos fcticos de esta denuncia, ofrecemos

    los siguientes elementos de prueba:

    a. Documental

    1. Copia del escrito titulado SOLICITA ACCESO A LAS ACTUACIONES

    recibido en el Juzgado Federal 9 el 10/6/2008.2. Copia de la resolucin de fecha 25/8/2008 por la que se le concede a ACIJ la vista

    del expediente.

    3. Copia del escrito titulado MANIFIESTA. SOLICITAN. AUTORIZAN..

    4. Copia del escrito titulado INTERPONE APELACIN.

    5. Copia de la resolucin de la sala II de la Cmara Federal de fecha 15/12/2010 con la

    cdula de notificacin respectiva

    b. Testimonial

    Solicitamos se cite a declarar a las siguientes personas:

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    1. Luis Villanueva, coordinador del Programa Accin Ciudadana y Lucha Contra la

    Corrupcin de ACIJ, abogado, DNI 25.495.450 con domicilio en Av. de Mayo 1161, 5

    piso, depto 9, de esta ciudad.

    2. Ins Herrera, voluntaria del Programa Accin Ciudadana y Lucha Contra la Corrupcin

    de ACIJ, abogado, DNI 34.577.221, con domicilio en Tucumn 1980 4 piso, depto.

    C, CABA.

    3. Lorena Joaqun estudiante, DNI 27.273.786, con domicilio en Alem 388, Lomas de

    Zamora, Provincia de Buenos Aires

    4. Patricia Bustamante Quintero, abogada del Programa Accin Ciudadana y Lucha

    Contra la Corrupcin de ACIJ, CI 14.019.614-2 con domicilio en Yapey 250 2 piso,

    depto C CABA.

    5. Empleados y secretario del tribunal, cuyos datos debern obtenerse a partir de laproduccin de prueba informativa (ver infra).

    c. Instrumental.

    Se requiera al Juzgado en lo Criminal y Correccional Federal 9, secretara 17, copia ntegra

    y certificada de aquellas presentaciones de ACIJ en la causa (y su respectivas resoluciones)

    realizadas en la causa 5198/2007 caratulada Romano Rubn Daro y otros sobre

    encubrimiento.

    d. Informativa

    Se requiera al Juzgado en lo Criminal y Correccional Federal 9, secretara 17, o en su

    defecto a la Oficina de Habilitaciones de la Cmara del fuero, la nmina completa del staff

    de dicha dependencia judicial, desde 2008 al presente.

    e. Se provea todo otra medida tendiente a acreditar la materialidad de la falta

    imputada.

    X. PETITORIO

    Por todo lo expuesto, solicito:

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