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Doctrina del Ministerio Público 2010 154 “DOCTRINA DEL MINISTERIO PÚBLICO 2010” 1.- FECHA DE ELABORACIÓN: 26-08-2010 2.- DIRECCIÓN REMITENTE: Dirección de Consultoría Jurídica 3.- MATERIA: Derecho Procesal Penal 4.- TEMA: Derecho de la Defensa 5.- EXTRACTO El abogado defensor, previamente designado y juramentado por el órgano jurisdiccional, tiene el derecho de acceder a las actas y a obtener copia de las mismas, aun en aquellos casos en que existan elementos suficientes que hagan presumir la falta de voluntad del imputado de someterse a un proceso penal. 6.- CONTENIDO 6.1.- COMUNICACIÓN OFICIO N° DCJ-15-0678-2010-037710 6.2.- FECHA: 26-08-2010 6.3.- TRANSCRIPCIÓN “Me dirijo a usted, en la oportunidad de referirme a su comunicación N° 08-FS-001500-10-32674 de fecha 09 de junio del presente año, por medio de la cual eleva consulta relacionada con la expedición de copias en las causas signadas con los Nros. (…), las cuales fueran solicitadas por la abogada (…), en su carácter de defensora del ciudadano (…) por la presunta comisión de los delitos de Falsa Atestación ante Funcionario Público, Corrupción de Funcionario Público y Forjamiento de Documento, quien se encuentra evadido, y que son conocidas por la Fiscalía (…) del Ministerio Público de esa Circunscripción Judicial. Asimismo, entre los recaudos por usted remitidos consta la comunicación N° (…) suscrita por la Fiscal que conoce de la causa en cuestión y por medio de la cual informa, además de la solicitud de copias realizada, que la causa en cuestión se encuentra en fase de Juicio Oral y Público El fundamento de la presente consulta, es que este órgano asesor se pronuncie sobre la procedencia o no de las copias requeridas, teniendo en cuenta que por una parte se encuentran los derechos constitucionales, principios y garantías que asisten al imputado, y por la otra, que el mismo se encuentra evadido. Ahora bien, antes de emitir opinión en relación con el asunto sometido a consulta, se estima pertinente citar el contenido de la Circular N° DFGR-DGSSJ-DCJ-1-99-20 de fecha 29 de septiembre de 2009, relativa al procedimiento para solicitar instrucciones y elevar consultas, la cual establece: (...) Por lo tanto, los representantes del Ministerio Público no deben supeditar sus actuaciones a las opiniones que emita este órgano asesor en un asunto concreto en el cual hayan requerido su opinión, aunado al hecho que el dictamen que se emite es de carácter general, en el que se expresa un

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“DOCTRINA DEL MINISTERIO PÚBLICO 2010”

1.- FECHA DE ELABORACIÓN: 26-08-2010

2.- DIRECCIÓN REMITENTE: Dirección de Consultoría Jurídica

3.- MATERIA: Derecho Procesal Penal

4.- TEMA: Derecho de la Defensa

5.- EXTRACTO

El abogado defensor, previamente designado y juramentado por el órgano jurisdiccional, tiene el derecho de acceder a las actas y a obtener copia de las mismas, aun en aquellos casos en que existan elementos suficientes que hagan presumir la falta de voluntad del imputado de someterse a un proceso penal.

6.- CONTENIDO

6.1.- COMUNICACIÓN Nº OFICIO N° DCJ-15-0678-2010-037710 6.2.- FECHA: 26-08-2010

6.3.- TRANSCRIPCIÓN

“Me dirijo a usted, en la oportunidad de referirme a su comunicación N° 08-FS-001500-10-32674 de fecha 09 de junio del presente año, por medio de la cual eleva consulta relacionada con la expedición de copias en las causas signadas con los Nros. (…), las cuales fueran solicitadas por la abogada (…), en su carácter de defensora del ciudadano (…) por la presunta comisión de los delitos de Falsa Atestación ante Funcionario Público, Corrupción de Funcionario Público y Forjamiento de Documento, quien se encuentra evadido, y que son conocidas por la Fiscalía (…) del Ministerio Público de esa Circunscripción Judicial. Asimismo, entre los recaudos por usted remitidos consta la comunicación N° (…) suscrita por la Fiscal que conoce de la causa en cuestión y por medio de la cual informa, además de la solicitud de copias realizada, que la causa en cuestión se encuentra en fase de Juicio Oral y Público El fundamento de la presente consulta, es que este órgano asesor se pronuncie sobre la procedencia o no de las copias requeridas, teniendo en cuenta que por una parte se encuentran los derechos constitucionales, principios y garantías que asisten al imputado, y por la otra, que el mismo se encuentra evadido. Ahora bien, antes de emitir opinión en relación con el asunto sometido a consulta, se estima pertinente citar el contenido de la Circular N° DFGR-DGSSJ-DCJ-1-99-20 de fecha 29 de septiembre de 2009, relativa al procedimiento para solicitar instrucciones y elevar consultas, la cual establece: (...) Por lo tanto, los representantes del Ministerio Público no deben supeditar sus actuaciones a las opiniones que emita este órgano asesor en un asunto concreto en el cual hayan requerido su opinión, aunado al hecho que el dictamen que se emite es de carácter general, en el que se expresa un

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pronunciamiento fundamentado en criterios doctrinarios y jurisprudenciales, que puede ser o no aplicado a un caso concreto, dependiendo de sus particulares características. Dicho esto, se procede entonces a opinar sobre la procedencia de la expedición de copias simples o certificadas de las actas que conformen una averiguación penal, en aquellos casos en los cuales se ha verificado que el imputado no se encuentra a derecho. Así las cosas, una vez se señala a una persona como autor o partícipe de un hecho punible, por un acto de procedimiento de las autoridades encargadas de la persecución penal, ésta adquiere el carácter de imputado, y le nacen en consecuencia todos los derechos establecidos en el artículo 125 del Código Orgánico Procesal Penal. Entre estos derechos, se destaca a los fines que ahora nos ocupan; el de ser asistido, desde los actos iniciales de la investigación, por un defensor que designe él o sus parientes y, en su defecto, por un defensor público. A su vez, este profesional del derecho encargado de la defensa del imputado tiene una serie de derechos, siendo uno de ellos el de tener acceso a las actas que conforman la investigación, lo cual se encuentra recogido en el artículo 304 del Código Orgánico Procesal Penal de la siguiente manera: (...) Este derecho que tienen tanto el imputado como su defensor de acceder a las actas que conforman una investigación penal, ha sido entendido tanto por el Tribunal Supremo de Justicia como por esta Institución en un sentido amplio, permitiéndoles obtener copias de las actas que conforman la investigación, con el propósito de que disponga de más tiempo para poder preparar los alegatos necesarios para ejercer el derecho a la defensa, tal como ha sido plasmado en la Circular N° DFGR-DCJ-2-8-10-16-17-2008-015 de fecha 29 de octubre de 2008, relativa al procedimiento para la expedición de copias. Adicionalmente a ello, entre los derechos del imputado se encuentra la prohibición de ser juzgado en ausencia, según lo dispone el numeral 12 del artículo 126 del Código Orgánico Procesal Penal. El juicio en ausencia está proscrito en nuestro ordenamiento jurídico, siendo el espíritu de ésta garantía procesal salvaguardar el derecho a la defensa y al debido proceso; al evitar que se juzgue a un ciudadano a sus espaldas, sin ser notificado de los cargos que se le imputan y obviamente impidiendo hacer el descargo correspondiente y probar lo conducente en su defensa. La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia congruente con la prohibición legal del juicio en ausencia se ha pronunciando agregando –que existen una serie de actos que necesariamente requieren la presencia del imputado, no siendo delegable en mandatarios tal facultad, cuyo origen es precisamente garantizar el derecho a ser oído y a la defensa del imputado—( sent. N° 938.- 28-04-2003). Y cita como ejemplo de estos actos, la apelación del auto de aprehensión. Por argumento en contrario, se desprende entonces que existen ciertas actuaciones que no requieren la presencia del imputado, siendo una de ellas la obtención de copias de la investigación penal. La expedición de copias a las partes no constituye un acto de procedimiento, o una solicitud que pueda representar una afectación de los derechos del imputado, más bien constituye una reafirmación del reconocimiento de los derechos y garantías de las partes dentro del proceso penal, por cuanto, como se dijo antes, una de sus finalidades es permitir al abogado defensor disponer del tiempo necesario para preparar su defensa. Por otra parte, existe otra cuestión fundamental que debe tomar en cuenta la Fiscalía Superior al momento de pronunciarse sobre la procedencia o no de la expedición de copias de actas que conformen una investigación penal, ello es la fase procesal en que se encuentre dicha causa, y el órgano al cual le corresponda su guarda.

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Por ejemplo, en la fase de investigación la causa reposa físicamente en la representación del Ministerio Público encargada de su conocimiento, por lo tanto todas las personas que pretendan enterarse del contenido de las actas, deberán presentarse ante la sede de esa fiscalía del Ministerio Público, y realizar sus peticiones ante ese despacho o en su defecto ante la Fiscalía Superior del Ministerio Público de esa Circunscripción Judicial, quien las canalizará o procederá a darles el trámite correspondiente. En caso de encontrarse la causa en fase de juicio oral y público o en fase de ejecución, le corresponderá al órgano jurisdiccional en el cual repose la causa pronunciarse sobre las solicitudes que realicen las partes. Sin otro particular al cual hacer referencia.”

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“DOCTRINA DEL MINISTERIO PÚBLICO 2010”

1.- FECHA DE ELABORACIÓN: 10-09-2010

2.- DIRECCIÓN REMITENTE: Dirección de Consultoría Jurídica

3.- MATERIA: Derecho Procesal Penal

4.- TEMA: Derecho de la Defensa

5.- EXTRACTO

El abogado defensor tiene el derecho de acceder a las actas que conforman la investigación penal una vez que haya sido designado y juramentado por el órgano jurisdiccional, no siendo necesario esperar a la celebración del acto formal de imputación, por cuanto ello constituiría una violación al derecho a la defensa.

6.- CONTENIDO

6.1.- COMUNICACIÓN Nº OFICIO N° DCJ-15-0971-2010-040394 6.2.- FECHA: 10-09-2010

6.3.- TRANSCRIPCIÓN

“Me dirijo a usted, en la oportunidad de referirme a su comunicación N° AMC-F57°-147-2010, de fecha 12 de agosto de 2010, por medio de la cual informa sobre su criterio con ocasión a la solicitud planteada por el abogado (…), en su carácter de defensor del ciudadano (…), imputado en la averiguación N° (…), por la presunta comisión de uno de los delitos Contra Las Personas. En tal sentido, a los fines de ilustrar a esta Dirección sobre el caso en cuestión, manifiesta que el citado profesional del derecho se presentó ante esa representación del Ministerio Público con el fin de consignar copia del Acta de Nombramiento y Aceptación del Cargo de Defensor, y de igual manera solicitó el expediente en el cual su defendido se encuentra vinculado, a lo cual se le indicó que el mismo le sería entregado para su revisión al momento en el cual se fuera a celebrar el Acto de Imputación, de conformidad con lo establecido en el artículo 304 del Código Orgánico Procesal Penal. Ante tal situación el referido abogado defensor consignó un escrito (cuya copia anexó a su solicitud de opinión), mediante el cual requiere que se le informe sobre el acto normativo de efectos generales emanado del Despacho del Fiscal General de la República que instruye en tal sentido, e igualmente manifestó su deseo de rendir declaración ante un tribunal y no ante la sede del Ministerio Público. Dicho ello, le corresponde entonces a este órgano asesor emitir opinión en torno al presente caso, en el sentido de determinar el momento en el cual la averiguación penal puede ser revisada por el abogado defensor de la persona investigada. Como punto previo, se considera pertinente referir que no existe circular alguna, o instrucción de carácter general por medio de la cual la actual Fiscal General de la República o alguno de sus antecesores, haya impartido instrucciones relacionadas con el momento a partir del cual las actuaciones puedan ser revisadas por el abogado defensor.

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Ahora bien, a los fines de emitir una opinión en relación al presente caso, corresponde determinar el momento a partir del cual se considera imputada a una persona, para lo cual es útil revisar el contenido del artículo 124 del Código Orgánico Procesal Penal que pauta: (...) Adicionalmente, se debe tener presente que este acto de procedimiento puede suponer un señalamiento expreso por parte del Ministerio Público (Acto de Imputación) o bien cualquier otro acto que implique una persecución directa hacia la persona (allanamiento, interceptación de comunicaciones, etc). En relación con la definición de imputado, Manzini, citado por Emilio Calvo Baca, en su “Terminología Jurídica Venezolana” expresa que: “…imputado es el sujeto de la relación procesal contra quien se procede penalmente. Asume la calidad de imputado quien, aun sin una orden de la autoridad judicial, es puesto en estado de arresto a disposición de ésta, o bien aquel a quien, en un acto cualquiera del procedimiento es atribuido el delito.” (408, 2010). Entonces, a partir del momento en que exista un acto de procedimiento contra una persona, se le reconocen a ésta todos los derechos establecidos a su favor en el artículo 125 del Código Orgánico Procesal Penal, siendo pertinente destacar a los fines que ahora nos ocupan, el consagrado en el numeral 3, que pauta: (...) De todo esto se colige que desde el momento en que las autoridades encargadas de la persecución penal, realicen un acto de procedimiento contra una persona, señalándola como autor o partícipe de un hecho punible, ésta tiene derecho a ser asistida por un abogado defensor, lo cual garantiza el cumplimiento del derecho a la defensa. Se puede decir que el derecho a la defensa surge desde el momento en que el procedimiento se dirige contra una determinada persona, imputándole la comisión de un determinado hecho delictivo. En este orden ideas, la defensa técnica, realizada por un profesional del derecho, en términos generales persigue un doble objetivo; garantizar que las partes puedan actuar en el proceso de la forma más conveniente para sus derechos e intereses jurídicos, y defenderse debidamente contra la parte contraria; y, asegurar la efectiva realización de los principios de igualdad de las partes y de contradicción, que imponen a los órganos judiciales el deber positivo de evitar desequilibrios entre la respectiva posición de las partes o limitaciones en la defensa que puedan conducir a algunas de ellas a un resultado de indefensión. En la fase de investigación la finalidad del derecho a la defensa, y en concreto de la asistencia del abogado defensor es garantizar la contradicción con el propósito de desvirtuar la imputación fiscal, proponer diligencias que sirvan para demostrar la inocencia del imputado, y conferir valor probatorio a los actos en que la ley establezca como obligatoria la presencia del defensor. No obstante, la simple existencia de un defensor no es suficiente para asegurar el derecho a la defensa, pues solo proporciona una posibilidad formal de igualdad no siempre expresada como tal en la realidad. En el caso que ahora nos ocupa, a los fines de precisar a partir de que momento se le debe permitir el acceso a las actas al abogado defensor, se estima necesario transcribir algunas normas que sobre la declaración del imputado contiene el Código Orgánico Procesal Penal. (...) Se puede decir entonces, que el momento en que la persona es formalmente imputada de la comisión de un hecho punible, es la primera oportunidad que tendrá para exponer todos las razones de hecho y

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de derecho que considere útiles para demostrar su inocencia, así como para desvirtuar aquellas que cursen en su contra. El autor Moreno Catena, citado por Jesús María Izaguirre Guerricagoitía en su obra “La investigación Preliminar del Ministerio Fiscal. La Intervención de las Partes en la Misma.”, sostiene: “…la finalidad de la imputación es la de impedir la situación de la persona que se sabe sometida a proceso pero ignora de qué se le acusa, pudiendo encontrarse en dicha situación de un modo indefinido. Todas estas son características del proceso penal inquisitivo, lo que no puede ser asumido como propio del proceso penal de un Estado de Derecho.” (267, 2001). Con base en ello, y a los fines de garantizar los postulados constitucionales es que al momento de librar la citación a la persona que ha de ser imputada se le informa que deberá estar asistida de un abogado defensor, previamente designado y juramentado por el órgano jurisdiccional. Es entonces, luego que el profesional del derecho haya cumplido el requisito de su juramentación ante un tribunal en funciones de control, que es reconocido como abogado defensor, y puede en consecuencia ejercer todas las atribuciones que le reconoce la Constitución y las leyes, lo cual incluye obviamente tener acceso a las actas para poder cumplir con su función de defender a la persona que será imputada. Igualmente, por ser en este acto de imputación la primera oportunidad en que tanto la persona a ser imputada, como su defensor, se enteran de los elementos de hecho y de derecho que cursan en su contra, de no permitirle acceso previamente a las actas que conforman la investigación, no dispondrán del tiempo suficiente para elaborar una estrategia de defensa, y mucho menos para promover los elementos necesarios para desvirtuar los hechos que le son imputados. Ello es violatorio del derecho a la defensa, ya que si bien es cierto que la persona se encuentra asistida por un profesional del derecho en el momento de realizarse la imputación, éste no ha contado con el tiempo y los medios suficientes para poder ejercer efectivamente sus funciones, ya que conocerá de ellos en la audiencia misma, tornando esta defensa en un simple formalismo que busca revestir de garantías la actuación del representante del Ministerio Público. De modo que no se debería esperar hasta el acto de imputación para permitir el acceso a las actas al abogado defensor, ya que ello limita el ejercicio de su legítimo derecho a la defensa, sino que por el contrario, desde el momento en que el abogado es juramentado como defensor está plenamente facultado para ejercer las atribuciones que le son reconocidas por la ley. En este sentido, en el Informe Anual del año 2005, se observa una opinión emanada de la Dirección de Revisión y Doctrina, cuya máxima reza: “Para que el Fiscal del Ministerio Público pueda dar acceso a las actas del proceso a un abogado, debe verificarse su nombramiento como defensor, así como la aceptación del cargo y su juramentación ante el órgano jurisdiccional.” (263-264). Quedando entonces establecido que se debe garantizar el acceso a las actas al abogado defensor que se encuentre designado por el imputado y juramentado por el órgano jurisdiccional, aun cuando no se haya celebrado el acto de imputación, se procede entonces a revisar el segundo alegato expuesto por el abogado (…), en su carácter de defensor del ciudadano (…), en el sentido de rendir declaración ante un tribunal, de conformidad con lo previsto en el numeral 6 del artículo 125 del Código Orgánico Procesal Penal. En este sentido, es pertinente destacar que la primera declaración que rinde una persona, en la cual se le atribuye la condición de imputado, puede deberse a dos supuestos, siendo el primero de ellos una citación efectuada por el titular de la acción penal, en la cual se le informa que debe estar acompañada de un abogado defensor previamente designado y juramentado; y el segundo, que exista un acto de procedimiento en su contra, de aquellos que le confieren la condición de imputado, y acuda voluntariamente a ejercer sus derechos como tal.

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Es importante tener presente, que en este acto debe darse formal cumplimiento a todas las previsiones contenidas en el artículo 131 del Código Orgánico Procesal Penal, transcrito precedentemente. En esta oportunidad, el imputado bien puede no exponer nada en relación con el hecho motivo de la investigación y acogerse al precepto constitucional, que lo exime de declarar en su contra, o exponer todo lo que considere necesario para desvirtuar las sospechas que sobre él o ella recaigan. Es con posterioridad a dicho acto, que el imputado puede, siempre en compañía de su abogado defensor, rendir declaración ante el órgano jurisdiccional, de conformidad con lo establecido en el ya mencionado numeral 6 del Código Orgánico Procesal Penal. Sin otro particular al cual hacer referencia.”