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Entre más justo, simple y cercano sea el Derecho de una nación, más oportunidades habrá de entenderlo y seguirlo, de prosperar y vivir en paz.

Derechos Fundamentales de Las Personas Juridicas Colombia

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Entre más justo, simple y cercano

sea el Derecho de una nación,

más oportunidades habrá de

entenderlo y seguirlo, de

prosperar y vivir en paz.

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DERECHOS FUNDAMENTALES DE LAS

PERSONAS JURÍDICAS

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1. Introducción

En una democracia constitucional el estado

debe proteger las libertades básicas para que

los individuos puedan alcanzar sus intereses.

Estos intereses y objetivos, fundamento de la

realización de la persona, tanto en el campo

individual como social, pueden ser alcanzados

de diferentes maneras para lo cual las

personas son liberes en elegir tanto los

intereses como los medios para conseguirlos,

siempre que, siguiendo a Rawls, sean

compatibles con un ámbito igual de libertades

de cada una de las demás personas. Los

derechos fundamentales constitucionales son

límites al poder del estado y las actividades de

los ciudadanos que garantizan determinados

ámbitos de libertad e intereses básicos de las

personas. Tradicionalmente se ha entendido

que los derechos fundamentales son los

derechos de libertad y autonomía tales como

la vida, la integridad personal, la igualdad,

libertad de expresión, debido proceso etc. Sin

embargo, desde la segunda mitad del siglo XX

se ha visto una extensión de derechos

fundamentales tanto en contenido como en

extensión. Es así como, una de las corrientes

de dicha extensión es la ampliación de

titulares de derechos; en efecto ya no es solo

el hombre, individualmente considerado,

quien es titular de libertades y derechos

básicos, se reconoce ahora a los grupos y las

colectividades e inclusive al pueblo como

titulares de derechos constitucionales,

convirtiendo en problemática la tarea de

identificar cuáles de ellos son fundamentales.

En este sentido, en los últimos años ha

ingresado en la discusión constitucional la

pregunta de si las personas jurídicas

(personas colectivas) pueden o no ser titulares

de derechos fundamentales. Algunas

constituciones, como la alemana reconocen

expresamente que "los derechos

fundamentales rigen también para las

personas jurídicas”. La Constitución Política

colombiana de 1991 (en adelante C.P),

incorporo diferentes disposiciones que

manifiestan la extensión de derechos

fundamentales, sin embargo guardo silencio

en cuanto a la titularidad de derechos

fundamentales por parte de las personas

jurídicas. En este trabajo se indagara la

solución que ha dado la jurisprudencia

constitucional colombiana sobre el tema de la

titularidad de derechos fundamentales de las

personas jurídicas ante la falta de una

disposición constitucional expresa que

reconozca dicha titularidad.

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2. Justificación de la

titularidad de derechos

fundamentales de las

personas jurídicas

Tradicionalmente el derecho positivo ha

reconocido que existen entidades diferentes a

la del hombre a las que se les reconoce

capacidad para adquirir derechos y contraer

obligaciones, o sea que existen personas

diferentes a la del ser humano. Es así como

los códigos civiles de tradición continental han

reconocido que las personas jurídicas son

entes susceptibles de adquirir derechos y

contraer obligaciones. Sin embargo, a pesar

del reconocimiento legal de esta figura, no es

clara la razón por la cual se hace este

reconocimiento, mucho menos si se pretende

reconocerles derechos fundamentales.

Quienes niegan la posibilidad de conceder la

titularidad de derechos fundamentales a las

personas jurídicas, consideran que dichos

derechos son estrictamente humanos e

individuales, lo anterior de conformidad con la

filosofía que inspiró las primeras

constituciones y declaraciones de derechos.

Así, se entiende que los derechos están

estrictamente ligados a la dignidad de la

persona humana como individuo, manifestada

en la autonomía para elegir libre y

responsablemente la forma de vida con el

consiguiente respeto por los mismos derechos

y libertades de los demás. Desde este punto

de vista, las personas jurídicas pueden llegar

a jugar un papel importante dentro de los

derechos fundamentales pero solo como

representantes de derechos ajenos,

especialmente cuando están en juego los

derechos de sus miembros, y el hecho que se

conceda la legitimación a las personas

jurídicas para exigir el respeto por derechos

de individuos, como lo hace el art. 86 de la

C.P, no implica que ella sea titular de derecho

fundamental alguno.

En la práctica constitucional colombiana, dado

que la constitución no reconoce expresamente

la titularidad de derechos fundamentales de

las personas jurídicas, la Corte Suprema de

justicia ha defendido la tesis negativa sobre la

titularidad de derechos fundamentales por las

personas jurídicas. Según esta Corte, el

constituyente del 91 no extendió las garantías

fundamentales a los entes que el hombre

crea, como las personas jurídicas, los cuales

adquieren o pierden el reconocimiento de su

capacidad como titulares de derechos y

obligaciones por la exclusiva voluntad

humana. El argumento de la Corte Suprema

se sintetiza en asegurar que, de conformidad

con la filosofía que inspiró la creación de los

derechos fundamentales, estos solo pueden

ser gozados por la persona humana.i Ahora, si

bien es cierto que no es evidente la

justificación de la titularidad de las personas

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jurídicas de derechos fundamentales, la Corte

Suprema y en general el argumento

individualista, es superficial y anacrónico.

Primero porque confunde la noción de

derechos humanos, que son derechos

exclusivamente morales, con la noción de

derechos constitucionales fundamentales

positivos. Mientras los primeros se predican

exclusivamente del hombre, los segundos,

según la configuración del derecho positivo

del ordenamiento que se estudie, se pueden

predicar o no de entes diferente de la persona

humana. No quiero decir que los derechos

fundamentales positivos no tengan que ser

justificados moramente sino que no hay

motivos o razones morales, para que el

derecho positivo no reconozca tales derechos

a las personas colectivas.

Como se dijo, a pesar de que no haya una

prohibición moral para dicho reconocimiento,

ello no significa que esta tarea sea sencilla y

evidente, y no es adecuado llegar a la

conclusión de la legitimidad del

reconocimiento de derechos fundamentales a

las personas colectivas por vía de descarte del

argumento negativo. Debe existir un

argumento positivo que justifique el

reconocimiento. Además, veremos como la

titularidad de derechos fundamentales por las

personas jurídicas tiene justificación moral -y

hasta necesidad- dentro de una democracia

constitucional

De forma contraria al argumento de la Corte

Suprema de Justicia, la Corte Constitucional

defiende una tesis positiva sobre la titularidad

de derechos fundamentales por las personas

jurídicas. En efecto, la Corte Constitucional ha

defendido una “tesis extendida” de los

derechos fundamentales, mediante la cual se

incluye dentro de los titulares, además de la

persona humana, a las personas jurídicas. En

repetidas oportunidades La Corte ha

argumentado como el art. 86 de la C.P

consagra genéricamente el derecho de toda

persona a iniciar la acción de tutela, son

titulares de dicha acción todas las personas,

que en el derecho colombiano son las

naturales y las jurídicas de conformidad con lo

dispuesto en el Código Civil.ii Este argumento

recurre a un razonamiento errado, pues del

hecho que se de legitimidad procesal para

iniciar acciones para la protección de

derechos fundamentales no implica que se

reconozca su titularidad, o en otras palabras

“es una norma de legitimación procesal y no

de atribución o reconocimiento de titularidad

de derechos”iii. Por ello, este argumento no

desvirtúa la legitimidad de la tesis negativa

defendida por la Corte Suprema por lo que se

debe recurrir a otro tipo de razonamiento que

justifique la tesis extendida de titularidad de

derechos fundamentales. Además lo que

pretendemos encontrar es un principio que

justifique, dentro de una democracia

constitucional, el reconocimiento de derechos

fundamentales a las personas jurídicas, y el

hecho de recurrir a una interpretación

dogmática de la cláusula constitucional del

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Art. 86, no ayuda en dicho propósito.

Ante este problema la Corte recurre a dos

tipos de argumentos que ella misma clasifica

como necesidad y otros de conveniencia. En

cuanto a los primeros, afirma que las

personas jurídicas “no son una fantasía sino

un concepto jurídico con sustento en la

realidad de la personalidad humana. Esta

forma “realista” de concebir las personas

jurídicas, considera que la entidad de la

persona colectiva se convierte en una

“realidad” autónoma que se independiza de la

persona humana. En este primer orden

argumentativo agrega que, es necesario que

el ordenamiento jurídico proteja la razón

común en el hombre, siendo la persona

jurídica uno de los medios más adecuados

para ello, pues vincula a los hombres en sus

intereses comunes, “con el fin de que puedan

actuar en la sociedad en condiciones de plena

seguridad y responsabilidad”. La propuesta

teórica de la Corte concibe una teoría realista

mixta, pues además de asimilar las personas

jurídicas a la realidad de la persona humana

entiende a la razón como una “idea fuerza”

que se independiza de los individuos que

comparten determinados intereses. Esta

teoría realista de las personas jurídicas es en

realidad una concepción fantasiosa al

pretender justificar determinado concepto sin

una comprobación empírica, convirtiéndose

en una propuesta vaga y si mucho pictórica de

tal fenómeno.iv

Por su parte, en los argumentos de

conveniencia, se señala que la persona

jurídica permite realizar actividades que

requieren la unión de personas y capitales

que de otra manera no seria posible realizar,

además, se permite a los grupos actuar con

independencia gracias a la cohesión que le es

otorgada en consecuencia de su autonomía

de conformidad con el argumento de

necesidad. Agrega la Corte que el

reconocimiento de personas colectivas

asegura intereses y actividades mas allá de

los límites temporales de la vida humana, así,

“la persona jurídica se torna en la continuidad

de una función realizadora y en la solidez de

un fin legítimo” sin lo cual no se podría

alcanzar. Por ultimo, la Corte asegura que la

persona permite destinar patrimonios para

lograr determinados fines, sin que los

aportantes sufran las contingencias de la

actividadv.

En definitiva, la Corte, dadas las dificultades

para que se atribuyan determinadas

“realidades” sobre hechos que nos son

posibles de determinar empíricamente,

recurre al segundo tipo de argumentos, los

cuales, al ser hechos no pueden ser razones

para justificar la titularidad de derechos, pues

se requiere de un argumento moral para

lograr tal cometido, mas aun si se pretende

justificar la titularidad de derechos

constitucionales que en definitiva son

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derechos morales. En efecto, el argumento

pretende defender la idea de que las

personas jurídicas tienen una identidad moral

que las hace per se titulares de derechos al

concebirlas como reflejos de ciertos rasgos

que las hacen similares a la persona humana,

pero, como ya se dijo, este argumento no es

comprobable empíricamente, con lo cual la

corte pretende justificar en la idea de la

independencia de la razón compartida por la

cual fue creada. A diferencia de lo expuesto,

creemos que es correcto entender a la

persona jurídica como un concepto complejo

que cumple diferentes funciones en distintos

contextos y cuya justificación no es entonces

una realidad incomprobable, ni la vida

independiente de cierta razón, sino la

necesidad del ordenamiento jurídico de

garantizar la vida grupal y social de los

individuos y en general los valores y principios

que justifican una democracia constitucional.

Es decir, dado que la persona jurídica es

expresión de diferentes funciones y en

diferentes contextos, su fundamento es la

propia dignidad del hombre, su autonomía y

libertad para perseguir y alcanzar diferentes

propósitos en la vida social, y el hecho de

reconocerles derechos fundamentales es una

herramienta del derecho positiva para

potencializar los derechos ideales. De forma

similar, aunque sin desarrollar a profundidad

el argumento, la Corte ha afirmado que los

derechos fundamentales no tienen sustento

únicamente en la persona como individuo

humano sino en las distintas formas de vida

colectiva, grupal y social, en donde el

individuo pretende alcanzar intereses

colectivos o individuales con la colaboración

de otros; de esta manera las personas

jurídicas vienen a ser proyecciones del ser

humano que surgen de acciones de este, que

tienen un patrimonio, autonomía y una

identidad propia, por lo tanto, los derechos

fundamentales deben entenderse como

aquellos que confieren legitimidad al

ordenamiento jurídico, pues son un

reconocimiento que hace el derecho positivo

de unos bienes que son necesarios para la

proyección de la persona humana en sus

relaciones sociales.

En desarrollo de lo hasta acá expuesto, y dado

que la sociabilidad y solidaridad del hombre

debe ser fomentada por el derecho positivo y

no limitada por un indebido individualismo, de

allí que, dado que el hombre se realiza como

persona en la colectividad, se necesita de una

protección del derecho en el aspecto colectivo

del hombrevi. En otras palabras se reconocen

derechos fundamentales a las personas

jurídicos dado que son una forma de

experiencia colectiva del ser humano que el

derecho debe cultivar y proteger, y en la cual

es ser humano se proyecta y busca intereses

que el derecho debe proteger y fomentar.

Por otra parte, existen derecho y libertades

básicos que no se predican de características

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sustanciales de los titulares sino que protegen

situaciones objetivas procedimentales y que

deben ser garantizados a cualquiera que el

ordenamiento jurídico haya dado la capacidad

para participar de dichos procesos. Dichos

derechos contienen, en palabras de la Corte

Constitucional “principios objetivos de

procedimiento de carácter universal,

aplicables a los procesos judiciales y

administrativos, y a los cuales puede apelarse

indistintamente por parte de las personas

naturales o jurídicas, públicas o privadas” viiEn

efecto, los derechos que la corte justifica

como “principios objetivos de procedimiento

de carácter universal” deben ser aplicados

dentro de cualquier contexto por lo que no hay

razón alguna para no reconocer la titularidad

de dichos derechos (por ejemplo el debido

proceso) a las personas jurídicas.

En conclusión, el argumento según el

cual se concibe a la persona jurídica como

realidad autónoma, es errado por ser

fantasioso por no tener comprobación

empírica y por pretender fundamentar el

reconocimiento de derechos fundamentales a

las personas jurídicas en una entidad

abstracta. La persona jurídica es por el

contrario un concepto creado por el derecho

positivo dándole algunas características del

individuo (por ejemplo autonomía y libertad),

cuya justificación radica en el hecho que

cumple, de diferentes formas y en diferentes

contextos, la función de proyectar y encauzar

proyectos colectivos en que se ven

comprometidos derechos constitucionales-

morales de las personas. No queremos decir

que las personas jurídicas sean simples

representantes de los derechos individuales

de los miembros, sino que la justificación de

los derechos de que son titulares no se

fundamenta en un derecho moral de la

persona jurídica sino en derechos morales de

los hombres ya sea como individuos o como

grupo y que las personas jurídicas son

proyecciones de los derechos de la persona

humana sea como individuo o en sociedad,

por lo que se hace necesario reconocer la

titularidad de derechos fundamentales de las

personas jurídicas para proteger los intereses

y derechos de las personas y ampliar la

eficacia de los mismos “más allá del ámbito

de lo privado y de lo subjetivo para ocupar un

ámbito colectivo y social”viii.

3. Límites a la titularidad

de derechos

fundamentales de las

personas jurídicas

En el titulo anterior se concluyó que las

personas jurídicas son titulares de derechos

positivos, incluso fundamentales, sin

embargo, y aun cuando se reconozca que las

personas colectivas pueden ser titulares de de

tales derechos, ello no implica que lo puedan

ser de todos los reconocidos por la Carta. En

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efecto, el tipo de justificación que concluimos

nos da de por si la idea de los limites que

deben existir sobre los derechos

fundamentales de la persona jurídica; o sea

que si el ejercicio del derecho no implica la

potenciación, proyección y ampliación de

derechos ideales de la persona humana no

habría razón para reconocerlo como derecho

fundamental de la persona colectiva. Además,

existen otros derechos, que por su propia

naturaleza, no le son predicables de la

persona jurídica, como es el caso del derecho

a la vida y la libertad de locomoción. En este

orden de ideas podríamos concluir que los

limites a los derechos fundamentales de las

personas jurídicas esta dado. primero por

razones de índole normativo, cuando no se

puede justificar el derecho en el principio

moral que legitima el reconocimiento de la

titularidad de derechos fundamentales de la

persona jurídica; y segundo, por razones de

imposibilidad material dadas las

peculiaridades de la persona jurídica.

En este sentido, en la sentencia T-411

de 1992, una de las primeras sobre el tema,

la Corte parte de la diferenciación entre

derechos personalísimos “que se predican

exclusivamente de la persona humana”

(derecho a la vida, prohibición de desaparición

forzada, torturas, tratos o penas crueles,

inhumanos o degradantes, el derecho a la

intimidad familiar, entre otros). Este tipo de

derechos no pueden ser reconocidos a las

personas jurídicas por razones de

imposibilidad material, pues tales derechos

tienen un sustento fáctico necesario para la

titularidad del derecho. Sin embargo, para la

Corte, las personas jurídicas son titulares de

derechos fundamentales indirectamente en

aras de proteger los derechos fundamentales

de las personas naturales asociadas a la

persona colectiva. En este caso, a pesar de lo

dicho por la Corte, la persona jurídica no es

titular de derechos fundamentales sino que

adquiere legitimidad procesal para iniciar la

acción tendiente a la protección de tales

derechos, lo que no implica titularidad. Por

otra parte la Corte ha expresado que la

persona jurídica es titular de derechos

fundamentales directamente, o sea

autónomamente, siempre “que esos derechos

por su naturaleza sean ejercitables por ellas

mismas según su propia naturaleza social y

según el derecho de que se trateix. Sin

embargo esta concepción es bastante oscura

y posiblemente irrelevante, si entendemos

que para justificar determinado derecho no

basta que el derecho sea ejercitable sino que

además cumpla con los parámetros del

principio justificativo que hemos expuesto o

sea que cumpla con las razones de índole

normativa. Así, por ejemplo se ha discutido si

las personas jurídicas tienen derecho al buen

nombre, ante lo cual la Corte no ha definido

una posición clara. Este tribunal ha afirmado

que, dado que le derecho al buen nombre se

deriva directamente de la dignidad humana,

las personas jurídicas no pueden ser titulares

de este derechox. Sin embargo, en otra

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ocasión, sin ninguna argumentación

especifica, afirmo que, como las personas son

titulares de derechos fundamentales, también

lo son del derecho a la intimidad y al buen

nombrexi. Para resolver este problema

debemos recurrir al principio justificativo que

hemos defendido, ante lo cual, es evidente

que para que una persona jurídica cumpla su

función debe gozar de buen crédito sin el cual

la eficacia de sus actividades y por ende la

proyección de derechos ideales se vería

mermada. Ante ello el derecho debe proteger

el nombre de las personas jurídicas pero no

entendido como emanación de la dignidad de

la persona jurídica sino de la protección de la

actividad que ella realiza. Otro caso

problemático que puede ser solucionado

aplicando el principio que hemos defendido es

el de si las personas jurídicas de derecho

público son titulares de derechos

fundamentales. La Corte Constitucional

defiende la idea según la cual las personas

jurídicas de derecho público son titulares de

derechos fundamentales siempre que se

ajusten a su naturaleza, actividad y funciones,

en razón a que, las actuaciones de sus

órganos repercuten en los intereses y

derechos de las personas. La Tesis de la Corte

es extremadamente amplia en reconocimiento

de los derechos fundamentales a las personas

jurídicas de derechos publico pues son pocos

los casos en que las actuaciones de las

personas de derecho público repercuten en el

interés o derechos de las personas, ante lo

cual se podría concluir que las personas

jurídicas de derecho público están en un plano

de igualdad de derechos con las de derecho

privado. Este plano de igualdad no tiene

justificación en cuanto a los derechos

fundamentales, en razón a que las personas

de derecho público son en realidad las

destinatarias de los derechos fundamentales,

por lo que no parece coherente que sean

titulares y destinatarias de derechosxii; o en

otras palabras que los derechos

fundamentales ya no solo son atributos de los

individuos contra el poder sino del poder

contra el poder. En efecto debe existir una

diferencia de reconocimiento entre los

derechos fundamentales de las personas

jurídicas de derecho público y las de derecho

privado, dado que mientras las segundas

están dispuestas para el desarrollo de los

derechos de las personas, las primeras son

consecuencias del poder público. Por lo tanto,

las personas de derecho público pueden ser

titulares de derecho fundamentales cuando su

actividad está directamente vinculada con la

promoción y defensa de derechos

fundamentales de las personas privadas o

cuando el ejercicio del derecho contiene

“principios objetivos de procedimiento de

carácter universal, aplicables a los procesos

judiciales y administrativos, y a los cuales

puede apelarse indistintamente por parte de

las personas naturales o jurídicas, públicas o

privadas” de la forma como lo explicamos en

la primera parte de este trabajo.

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4. Conclusión

Las personas jurídicas, como concepto creado

por el derecho positivo, que refleja variadas

funciones, de diferentes formas y en

diferentes contextos, debe ser titular de

derechos fundamentales que sirvan para

proteger, fomentar y ampliar la eficacia de los

derechos constitucionales de la persona

humana como un aspecto de su vida grupal y

colectiva en la cual, la persona jurídica es un

proyección de intereses y derechos

fundamentales. Además, no hay razón alguna

para negarles la titularidad de derechos que

garantizan situaciones objetivas

procedimentales (por ejemplo el derecho al

debido proceso). Por lo tanto, dado que en la

C.P de 1991 no existe disposición expresa que

reconozca o prohíba la titularidad de derechos

fundamentales por las personas jurídicas, la

práctica constitucional se encuentra

legitimada para reconocer dicha titularidad.

Sin embargo, a pesar que se reconozca que

las personas jurídicas tienen derechos

fundamentales, este reconocimiento tiene

límites. Estos límites están dados por razones

de índole normativo, cuando no se puede

justificar el derecho en el principio moral que

legitima el reconocimiento de la titularidad de

derechos fundamentales de la persona

jurídica (por ejemplo reconocer derechos

fundamentales a personas jurídicas de

derecho público); y segundo, por razones de

imposibilidad material dadas las

peculiaridades de la persona jurídica (por

ejemplo reconocer las personas el derecho a

la libre locomoción).

Fabio Enrique Pulido Ortíz

2009

                                                            i Corte Suprema de Justicia, Sala Civil, Sentencias 994 de 22 de junio de 1994 y 3927 del 16 de julio de 1997; igualmente ver Corte Constitucional, Sentencia T-200 de 2004, en la que este tribunal revoca una decisión de la Corte Suprema por fundamentarse en los argumentos expuestos.

ii Ver sentencias T-411 de 1992, T-496 de 1992, T-051 de 1993,

iii Ángel J. Gómez Montoso. La Titularidad De Derechos Fundamentales Por Personas Jurídicas (Análisis De La Jurisprudencia Del Tribunal Constitucional Español)

iv En cuanto a las diferentes posiciones doctrinarias que justifican y explican las personas jurídicas, me he basado en Carlos S. Nino, Introducción al Análisis del Derecho, Buenos Aires, Ed. Astrea, 2005.

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                                                                                          v Este complejo de argumentos es desarrollado por la Corte Constitucional en la sentencia T-396 de

1993. "

vi Ver entre otras, las sentencias T-201 de 1993, T-396 de 1993, T-142 de 1996. De forma similar la jurisprudencia española, cuya constitución tampoco manifiesta expresamente la titularidad de derecho fundamentales de las personas jurídicas, ha manifestado que “la plena efectividad de los derechos fundamentales exige reconocer que la titularidad de los mismos no corresponde sólo a los individuos aisladamente considerados, sino también en cuanto se encuentran insertos en grupos y organizaciones, cuya finalidad sea específicamente la de defender determinados ámbitos de libertad o realizar los intereses y los valores que forman el sustrato último del derecho fundamental…se afirma la necesidad de reconocer derechos fundamentales a las personas jurídicas para garantizar en definitiva los derechos fundamentales de los ciudadanos (la organización no sólo como resultado del ejercicio de los derechos sino también como medio y como titular)…”.( Sentencia del Tribunal Constitucional español 64/1988 citada por Ángel J. Gómez Montoso. La Titularidad De Derechos Fundamentales Por Personas Jurídicas)

vii Corte Constitucional, Sentencia C-360 de 1996.

viii Ángel J. Gómez Montoso. La Titularidad De Derechos Fundamentales por Personas Jurídicas

ix Ver Corte Constitucional, Sentencias T-133 de 1995, T-138 de 1995, T-411 de 1992, SU-182 de 1998, T-415 de 1999, entre otras.

x Ver Corte Constitucional, Sentencia T-472 de 1996.

xi Ver Corte Constitucional Sentencia T-462 de 1997

xii Estudios Constitucionales, Revista del Centro de Estudios Constitucionales, Universidad de Talca, Chile, Pág. 195