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Desarmable Un juego para armar Manuel González Gil El presente libro contiene un C.D. con la música original de la obra. dxdoMS ¿eb ccíipso

Desarmable un juego para amar y desarmar

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obra de teatro

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Desarmable U n juego para armar

M a n u e l González G i l

El presente l ibro contiene un C.D. con la música original de la obra.

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las acciones que imagino para mis personajes y las justificaciones y subtextos de sus interpretaciones. Y pretendo, obviamente, que las mismas sean leídas y tenidas en cuenta tanto por los señores actores como por el señor director.

Ediciones del Eclipse me ha permitido, con la presente colección de mis obras, que este protagonista y antagonista que habitan en mí tra­ten de resolver su conflicto escribiendo la obra de la mejor manera po­sible. Entiendo que el resultado puede pecar de no dar la debida liber­tad al lector de imaginar la obra escénicamente como le venga en ga­na. Entiendo que no es usual que una edición teatral le dé tanta impor­tancia al detalle de las acciones como al texto mismo. Pido disculpas a quien lo sienta o entienda como una interferencia o intromisión en su trabajo. En última o en primera instancia puede no hacerme caso algu­no. Es más, se lo aconsejo.

Quiero por último agradecer a m i amigo Martín Bianchedi, quien ha permit ido con su talento acompañar, enriquecer y sostener el vuelo de mis obras sobre u n escenario encontrando y creando la música exacta para cada una de ellas.

Manuel González Gil

NOTAS SOBRE LOS PERSONAJES

Y LA PUESTA EN ESCENA

1. Los seis personajes están vestidos con mamelucos y jardineros, go­rros y zapatillas, como si fueran seis albañiles dispuestos a armar y desarmar cuanto se les cruce por su vista.

2. Los actores se encuentran desarmando distintos objetos en sala mientras los chicos van entrando y subiendo al escenario uno por uno sin que se note de manera abrupta que la función ha comen­zado. Esto permitirá ir apagando la luz de sala paulatinamente y evitar el susto de los más pequeños.

3. Para la escenografía se requiere tan sólo de u n espacio a foro sepa­rado del espacio de juego central, el cual será utilizado como una gran ventana pasacalle. Se aconseja la utilización de escaleras de albañiles, a dos aguas, para poder jugar con distintos niveles y pro­puestas.

4. Los elementos que se utilizan en la obra deben tener dimensiones exageradas para "achicar" proporcionalmente a los actores. De no ser así, puede jugarse con objetos imaginarios.

5. Los actores juegan como un grupo de amigos. Es fundamental que no se aniñen para actuar, sino que por el contrario trabajen desde su "niño" adulto.

6. Desarmable está apoyada fundamentalmente en la acción. Debe ser muy dinámica, con mucho ritmo. Si bien los personajes se encuentran suficientemente definidos en la pieza, es bueno también que los acto res puedan jugarlos con mucha libertad y diversión aportándoles

" ••' l i i /o referencia en el punto anterior.

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cia real, dado que en algunas escenas son también desarmadas y rees­tructuradas las relaciones espaciales ofreciendo a los jóvenes especta­dores la posibilidad de ver de qué modo pueden ser superadas en el teatro, con imaginación, limitaciones reales como la del espacio. Una obra de teatro digna de ser vista y un tema que merece ser meditado.

Diario : "Argentinisches Tageblatt" Crítico: Juan Garf - octubre de 1980

Alegre, fresca, musical, Desarmable es en síntesis una propuesta de vida, una invitación a la libertad. Tiene varias lecturas: mientras los n i ­ños más pequeños se sentirán cautivados por situaciones de juego y momentos de humor, trabajados en las cosas cotidianas que están en el mundo, los más grandes percibirán sus dificultades y sus necesida­des afectivas y de relación; en tanto, los adultos serán desafiados a ele­gir entre lo falso y lo auténtico. A partir de algo tan sencillo y tan cier­to como el derecho de desarmar lo dado para volver a armar lo propio.

Revista "Tiempo de crecer" Crítico: Ruth Mehl - agosto de 1984

Sin duda, Manuel González Gi l conoce la mecánica del trabajo del director y ha elaborado con Desarmable una obra a su medida. Una pro­puesta autoral que consiguió plasmar humor, r i tmo, frescura e inteli­gencia. En Desarmable todo parece sencillo y espontáneo. Y ésa es su mayor v i r t u d : un verdadero hecho teatral logrado con imaginación.

Diario "La Razón" - agosto de 1986

DESCRIPCIÓN DE LOS PERSONAJES

EL GRUPO DE AMIGOS: Los actores juegan como niños en una barra de amigos. Es fun­damental que no se aniñen para actuar, sino que por el contrario trabajen desde su "niño" adulto. Los seis están absolutamente apasionados por el juego y obsesionados en desarmar y armar todo lo que se cruce en su camino. Si bien los personajes se encuentran

suficientemente definidos en la pieza, se apor­tan sugerencias para cada uno de ellos: CÉSAR: Es el líder del grupo. Él sabe todo y lo puede todo. Siempre organiza a los demás y sabe qué és lo que hay que hacer. Sus ideas dis­paratadas son expresadas con tanta convicción

que a nadie se le ocurre contrade­cirlo. Se enoja con suma facilidad.

FABIÁN: Es una suerte de j secretario o asistente de

A— Jr , S César. Lo obedece en todo y C (/í^r(\a ^ e s ° l u c ^ o n a r ^ e todos

^- ' sus problemas. Es muy inge­nuo y servicial.

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NORA: Es peleadora. Trata de imponer su voluntad pero la per­sonalidad de César es tan fuerte que nunca lo logra. Es muy coqueta y caprichosa y lo demuestra en la escena de los muñe­cos.

ANA: Es la romántica de la barra. Ama regalar flores y que se las regalen. Siempre vive en su propio mundo, sin pisar dema­siado la tierra.

HUGO: Es "el nuevo" del grupo. Vive distraído y mete la pata constantemente. Sus intervenciones equivocadas ponen de muy mal hu­mor a César. Trata de integrarse con gran impunidad y desubicación.

JUAN: Es entusiasta y divertido. Juega todas las propuestas con gran apasionamiento. Es el que más se di­vierte en los juegos.

EL VESTUARIO

Como si fueran una suerte de albañiles que van a comenzar una jor­nada de trabajo, los seis integrantes del grupo están vestidos con-mamelucos o jardineros de vivos colores. Llevan, además, gorros o cascos, guantes, zapatillas y todo elemento adaptado, que los adultos utilizan en tareas de carpintería, albañilería, pintura, etc.

LA ESCENOGRAFÍA

Para la escenografía se requiere tan sólo de un espacio a foro separado del espacio de juego cen­tral, el cual será utilizado como una gran ventana pasacalle. Se aconseja la utili-

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zación de escaleras de albañiles, a dos aguas, de grandes dimen­siones (doble ancho y doble alto) para poder jugar con distintos niveles y desproporcionar a los actores. También tienen una gran importancia los elementos de utilería que se utilicen. Todas las herramientas del juego-trabajo deben tener dimensiones exagera­das para colaborar con la imagen de adulto-niño que la obra requiere.

LA ILUMINACIÓN

La iluminación y el sonido son de fundamental importancia para la puesta en escena de la obra.

Para el sonido es necesaria la utilización de micrófonos inalámbricos y una capacidad de potencia y fidelidad de equi­pos de reproducción que puedan lograr una absoluta claridad del relato escénico.

En cuanto a la iluminación, debe jugar en tonos cálidos cuando apoya los climas románticos que la obra propone y ser más dura y de mayor potencia durante las coreografías o en los cuadros Puente. Aconsejo dividir el espacio en tres: un sector izquierdo, un sector derecho y separar el sector del foro, donde se encuentra la ventana o.pasacalle.

Cada zona debe iluminarse con luces frontales y con contra­luces. De ser posible, cada zona debe ser iluminada con dos o tres colores. Teniendo esta base la obra puede empezar a con­tarse con la movilidad lumínica requerida.

En caso de disponer de más material, se aconseja el uso de tres sectores de calles: foro, centro y proscenio, también con dos o tres tonos cada uno.

Sería de mucha utilidad disponer de algunos artefactos de mayor calidad para poder jugar los momentos especiales (la escena de los muñecos, el poema, la salida a la puerta, etc.).

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CUADRO PRIMERO: Prólogo ESCENA 1: Presentación

(Con una música instrumental de fondo vemos a cinco actores, tres mujeres y dos hombres, trabajando muy apasionadamente cada uno con diferentes herramientas, de tamaños desproporcionados y colo­res vivos. Nora se encuentra subida a una escalera tratando de ator­nillar algo en el techo. Fabián se encuentra al pie de la escalera con una gran caja de herramientas, buscando una que nunca encuentra. César se pasea entre sus amigos inspeccionando las tareas, ayudan­do y asesorando a cada uno de ellos. Juan se encuentra sobre uno de los lados tratando de quitar unos clavos con una gran tenaza y Ana, en el otro extremo, está serruchando un tronco con un enorme serrucho. Sobre su acción, se escucha una voz en off que genera un clima de despertar a la tarea.)

VOZ EN OFF: Desarmable nuestro autito de carrera y sus ruedas. Desarmables nuestros dibujos ante el minucioso dis­conformismo de la goma. Desarmables las muñecas y los osos de trapo. Desarmables los juegos, las decisiones, los pen­samientos y la imaginación. Desarmar... Desarmar... Buscar

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formas. Llegar a lo inesperado, jugarlo, descubrirlo, conocer­lo y volver a desarmarlo para recomenzar la apasionante bús­queda. Desarmar... Desarmar... Nuestros bolsillos se llenan lentamente de tornillos y tuercas que no tienen cabida en nuestro invento. Y el camión se transforma en pájaro, la puer­ta en barco, el espejo en ventana y la mano en pincel. Desarmar... Desarmar... Es jugar y crear. Es investigar y que­rer entender. Es imaginar y encontrar nuevas preguntas. Desarmar... Desarmar... Es una hermosa manera de crecer.

(La música se desvanece y la luz crece permitiendo ver claramente la tarea de los actores, lo que da por finalizada la primera escena y abre la segunda.)

C U A D R O SEGUNDO: Obertura ESCENA 2 : No sirve para nada

(La escena se ilumina y vemos a los cinco actores trabajando con mucha concentración y dinamismo en sus tareas. Nora deja de ator­nillar el techo subida a una escalera y mira fastidiada la punta de su inmenso destornillador.)

NORA: Fabián, ¿no tendrás otro destornillador? Porque éste tiene la punta rota, no sirve para nada.

FABIÁN: Ahora me fijo.

(Fabián busca dentro de su caja de herramientas. César escucha a Nora y trata de solucionarle su problema.)

CÉSAR: ¿Cómo que no sirve, Nora? A ver déjame a mí que yo de destornilladores entiendo mucho.

(César se sube a la escalera y prueba el destornillador de Nora. Mientras tanto Fabián busca ayuda.)

FABIÁN: No encuentro, Nora.

NORA: Ay, dale, Fabián.

FABIÁN: Ana, ¿tú no tienes un destornillador?

A N A : No, Fabián, pregúntale a Juan.

FABIÁN: Juan, ¿tú no tienes un destornillador?

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JUAN: No, Fabián, pregúntale a César.

FABIÁN: César... (César lo interrumpe para explicarle a Nora y Fabián sigue buscan­do dentro de la caja de herramientas.) CÉSAR: ¿Sabes qué pasa, Nora?, que este destornillador no sirve para nada. O la punta es muy grande o el tornillo es muy chico. NORA: ¿Y qué hago? CÉSAR: No te preocupes, Nora. Yo te voy a conseguir uno que sirva.

NORA: Ay, gracias, César. (César cambia de actitud y le ordena a Fabián, como si antes no hubiera escuchado nada.) CÉSAR: Fabián, un destornillador para Nora. Pero que sirva, ¡¡¡ehü!

FABIÁN: Ya va. Ya va.

NORA: Gracias, César.

CÉSAR: No es nada. No es nada. (César va en busca de Ana para inspeccionar su trabajo. Por uno de los laterales entra Hugo, lo llama a Fabián y lo confunde.)

HUGO: ¡Ana! FABIÁN (fastidiado): Yo soy Fabián. Ella es Ana.

(César va a inspeccionar el trabajo de Juan, pero de pronto descu­bre a Hugo y lo sigue sin que éste se dé cuenta. Hugo se acerca a Ana.)

HUGO: ¿Tú eres Ana?

A N A : Sí.

HUGO: Yo soy Hugo, mucho gusto. ¿No viste el martillo?

A N A : No, pregúntale a Nora. (Al ir a buscar a Nora, Hugo tropieza con César y lo confunde.)

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HUGO: ¡Nora! (César se enfurece porque lo han confundido con una mujer e inten­ta perseguir a Hugo, pero éste sale corriendo de escena.)

CÉSAR: ¿Cómo, Nora? Yo soy César.

(Fabián frena a César.)

FABIÁN: César, ¿tú no tienes un destornillador?

CÉSAR: No, pregúntale a Nora.

JUAN: Fabián, ¿no tendrás otra tenaza? Porque ésta tiene la punta rota, no sirve para nada.

FABIÁN: Ahora me fijo.

CÉSAR: ¿Cómo que no sirve, Juan? A ver déjame a mí que yo de tenazas entiendo mucho.

(Al igual que en el juego anterior, César se inclina junto a Juan y le saca las tenazas de las manos y lo intenta él.)

FABIÁN: No encuentro, Juan.

JUAN: Ay, dale Fabián.

FABIÁN: Ana, ¿tú no tienes una tenaza?

A N A : No, Fabián, pregúntale a Nora.

FABIÁN: Nora, ¿tú no tienes una tenaza?

NORA: No, Fabián, pregúntale a César.

FABIÁN: César...

(César lo interrumpe para explicarle a Juan.)

CÉSAR: ¿Sabes qué pasa, Juan?, que esta tenaza no sirve para nada. O la punta está muy abierta o el clavito es muy chico.

JUAN: ¿Y qué hago?

CÉSAR: No te preocupes, Juan. Yo te voy a conseguir una que sirva.

JUAN: Ay, gracias, César.

(César cambia de actitud y le ordena nuevamente a Fabián.)

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CÉSAR: Fabián, una tenaza para Juan. Pero que sirva, ¡¡¡ehü!

FABIÁN: Ya va. Ya va.

JUAN: Gracias, César.

CÉSAR: No es nada. No es nada. (César va en busca de Ana para inspeccionar su trabajo. Por uno de los laterales entra Hugo, lo llama a Fabián y lo vuelve a con­fundir.) HUGO: ¡Nora! FABIÁN: ¿Cómo, Nora? Yo soy Fabián. Ella es Nora.

(Fabián cada vez se fastidia más y cada vez se enloquece más en su infructuosa búsqueda de herramientas. César va a inspeccio­nar el trabajo de Juan, pero de pronto descubre a Hugo y lo sigue sin que éste se dé cuenta. Hugo se acerca a Nora y sube a la esca­lera.)

HUGO: ¿Tú eres Nora?

NORA: Sí

HUGO: Yo soy Hugo, mucho gusto. ¿No viste el martillo?

NORA: No, pregúntale a Juan.

(Al ir a buscar a Juan, Hugo tropieza con César y lo confunde.)

HUGO: ¡Juan!

(César se enfurece porque lo han confundido nuevamente e intenta

perseguir a Hugo, pero éste sale corriendo.)

CÉSAR: ¿Cómo, Juan? Yo soy César.

(Fabián vuelve a frenar a César.)

FABIÁN: César ¿tú no tienes una tenaza?

CÉSAR: No, pregúntale a Juan. A N A : Fabián, ¿no tendrás otro serrucho? Porque éste tiene los dientes rotos, no sirve para nada. FABIÁN: Ahora me fijo.

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CÉSAR: ¿Cómo que no sirve, Ana? A ver déjame a mí que yo de serruchos entiendo mucho.

(César se inclina junto a Ana y le saca el serrucho de las manos e intenta personalmente realizar la tarea.)

FABIÁN: No encuentro, Ana.

ANA: Ay, dale, Fabián.

FABIÁN: Juan, ¿tú no tienes un serrucho?

JUAN: No, Fabián, pregúntale a Nora.

FABIÁN: Nora, ¿tú no tienes un serrucho?

NORA: No, Fabián, pregúntale a César.

FABIÁN: César...

(César lo interrumpe para explicarle a Ana y Fabián sigue buscan­do desesperado las herramientas que le piden.)

CÉSAR: ¿Sabes qué pasa Ana?, que éste serrucho no sirve para nada. O los dientes están muy gastados o la madera es muy dura.

A N A : ¿Y qué hago?

CÉSAR: No te preocupes; Ana. Yo te voy a conseguir uno que sirva.

A N A : Ay, gracias, César.

(César cambia de actitud y le ordena a Fabián.)

CÉSAR: Fabián, un serrucho para Ana ¡Pero que sirva, ¡¡¡ehü!

FABIÁN: Ya va. Ya va.

A N A : Gracias, César.

CÉSAR: No es nada. No es nada. (César va en busca de Nora para inspeccionar su trabajo. Entra Hugo, lo llama a Fabián y vuelve a confundirlo con otro personaje.) HUGO: ¡Juan!

FABIÁN: ¿Cómo, Juan? Yo soy Fabián. Por ahí está Juan...

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(Señala hacia cualquier parte. César va a inspeccionar el trabajo de Nora, pero de pronto descubre a Hugo y lo sigue sin que éste se dé cuenta. Hugo se acerca a Juan y se inclina junto a él.)

HUGO: ¿Tú eres Juan?

JUAN: Sí.

HUGO: Yo soy Hugo, mucho gusto. ¿No viste el martillo?

JUAN: No, pregúntale a Ana. (Al ir a buscar a Ana, Hugo tropieza con César y lo confunde nue­vamente.) HUGO: ¡Ana! (César se enfurece porque Hugo lo ha confundido otra vez con una mujer e intenta perseguirlo, pero éste sale corriendo.)

CÉSAR: ¿Cómo, Ana? Yo soy César.

(Fabián frena a César.)

FABIÁN: César, ¿tú no tienes un serrucho?

CÉSAR: No, pregúntale a Ana.

(El ritmo del juego escénico ha ido creciendo y cada uno empieza a pedir su herramienta con mayor insistencia.) A N A : ¿Y mi serrucho, Fabián?, ¿para cuándo? NORA: Eso, Fabián, ¿y mi destornillador? JUAN: ¿Y mi tenaza? FABIÁN: No encuentro nada. Lo que pasa es que esta caja de herramientas no sirve para nada. CÉSAR: ¿Cómo que no sirve para nada, Fabián? ¿Cómo que no sirve para nada? A ver déjame a mí que yo de caja de herramientas entiendo mucho. (Mientras César busca en la caja de herramientas de Fabián, éste trata de ayudarlo buscando herramientas entre sus compañeros. La escena toma un ritmo vertiginoso.) FABIÁN: Ana, ¿tú no viste la tenaza de Juan?

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A N A : No. ¿Y mi serrucho? FABIÁN: Ya va. Ya va... Nora, ¿tú no viste el serrucho de Ana?

NORA: No. ¿Y mi destornillador?

FABIÁN: Ya va. Ya va... Juan, ¿tú no viste el destornillador de Nora?

JUAN: No. ¿Y mi tenaza?

FABIÁN: Ya va... Ya va... ¿Y César?, ¿para cuándo?

CÉSAR: ¿Sabes lo que pasa, Fabián?, que esta caja de herra­mientas no sirve para nada. Pero no te preocupes porque yo voy a conseguir una caja que sirva.

(Por uno de los laterales vuelve a entrar Hugo e interrumpe a todos.)

HUGO: ¡Chicos!

(Cansados de las preguntas de Hugo todos exclaman al mismo tiem­po.)

TODOS: ¡No lo vimos!

(Hugo saca de atrás de sus ropas un gran martillo y lo muestra.)

HUGO: No... Quería decirles que encontré el martillo.

(De pronto todos explotan y le piden a César al mismo tiempo sus herramientas, cansados de las promesas incumplidas de Fabián. Todos hablan simultáneamente y ensordecen a César.)

NORA: Claro, ¡Hugo encuentra sus cosas y nosotros no!

A N A : A l final de cuentas, ¡tú no encuentras nada!

JUAN: ¡Tantas promesas y sólo Hugo encontró su martillo!

(César explota, se enoja y los reprende.)

CÉSAR: ¡Basta! Todo el mundo calladito y a desarmar.

(Todos obedecen a César. La música de la canción de la obertura comienza, lo que da por finalizada la escena segunda.)

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ESCENA 3: Desarmable I (La música irrumpe en escena y cada personaje comienza a inte­grarse vocalmente con el sonido de su herramienta, hasta conformar un coro de trabajo; dicho coro es un puente entre la canción de la obertura y una entusiasta coreografía que juega, en su baile, la tarea de armar y desarmar en grupo.)

CORO: Con dos tenazas, una pinza y un ladrillo, nos pondremos todos a construir, en un andamio reforzado con tornillos, gorros de diario, trajes de albañil.

Para clavar la risa en tu ventana y encolarte el sol en la pared. Para pintarte toda una mañana con un pincel.

Con una pala, un serrucho y un martillo, nos pondremos todos a desarmar, en los bolsillos tengo agujeros y tornillos, y quince tuercas para atornillar.

Para colgar la luna de tu cama y llenar de estrellas la ciudad, y sobre una escalera enorme al cielo empapelar.

(La coreografía termina como comenzó: con los ruidos de las herra­mientas, que son utilizadas nuevamente en pos del trabajo de cada uno; de este modo finaliza la tercera escena.)

ESCENA 4 : El clavito (Al finalizar la coreografía todo el grupo vuelve a la actividad de trabajo de la segunda escena.)

NORA: Ven, César. Ayúdame con esto que ya lo desarmé.

(César sube a la escalera y ayuda a Nora a bajar una pieza imagi-

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naria que parece ser muy pesada por el esfuerzo que a ambos les representa. Hugo se dirige hacia Fabián y lo condunde con Nora.)

HUGO: ¡Nora!

FABIÁN: ¡No! ¡Yo soy Fabián! Ella es Nora.

(Hugo va hacia Nora que está muy incómoda, bajando con César la gran pieza imaginaria.)

HUGO: Hola, Nora, ¿te acuerdas de mí? Yo soy Hugo. Yo estaba buscando un martillo, y lo encontré. Y ahora estoy buscando un clavito. ¿Tú no viste ningún clavito?

(Nora trata de interrumpirlo, pero es absolutamente imposible.)

NORA: No, pregúntale a Ana.

(Hugo se dirige hacia el extremo opuesto y al toparse con César lo vuelve a confundir con una mujer.)

HUGO: ¡Ana!

(César deja la pieza imaginaria en el piso y trata de tomar a Hugo por el cuello.)

CÉSAR: ¡No! ¡Yo soy César!

(Nora lo frena y trata de calmarlo.)

NORA: ¡Momento, César! ¡No te pongas así!

CÉSAR: Es que me pone nervioso, Nora. Me llama Ana, me llama Juan, me llama Nora. ¿Yo soy César o no soy César?

(Todos tratan de calmar a César.)

ANA: Bueno, César, tienes razón. Pero cálmate.

(César trata de calmarse y haciendo un gran esfuerzo le dirige la palabra a Hugo.)

CÉSAR: Está bien. Está bien. A ver, Hugo ¿qué quieres?

(Hugo habla lentamente y con temor de volver a equivocarse.)

HUGO: Mira, "César". Yo buscaba un martillo, "César", y lo encontré, "César" y ahora busco un clavito "César".

CÉSAR: Muy bien. Traigan todo lo que desarmamos acá, a ver si Huguito encuentra su clavito.

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(Todos van a buscar sus piezas imaginarias y las colocan frente a Hugo que muy obsesivamente busca su clavo. César hace grandes esfuerzos para no explotar ante la parsimonia de Hugo.)

HUGO: A ver... a ver... a ver... Ahí encontré el clavito en la ventana.

(Todos se miran asombrados ya que nadie ha visto ninguna venta­na.)

FABIÁN: ¿En qué ventana?

HUGO: En esa...

(Hugo señala los objetos imaginarios que todos han depositado fren­te a él y el resto del grupo comienza a mirarlos, y a descubrir en ellos la ventana que Hugo ha visto.)

CÉSAR: ¡Uy, cierto! Esto tiene forma de ventana.

JUAN: ¡Uy!, ¿Por qué no.la colgamos y jugamos a que es una de esas ventanas por las que se puede ver todo, todo, todo?

TODOS: ¡Dale!

(Todos colaboran. Toman la ventana imaginaria y con mucho esfuerzo la cuelgan en uno de los costados. César indica dónde col­garla. Nora sube a una silla y juega como si estuviera mirando por la ventana hacia público.)

A N A : Espera, Juan. Así nosotros salimos a la calle y tú nos ves.

NORA: Sí, y nos saludas.

CÉSAR: Buena idea, vamos, Fabián. Hugo, tú llévate la esca­lera.

(Hugo se detiene; con mucha rabia se lleva la escalera y le pregun­ta a Juan.)

HUGO: ¿A éste quién le dio la batuta?

(Todos salen de escenario y preparan el juego de la ventana lo que da por finalizada la escena cuarta.)

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CUADRO TERCERO: Primer juego ESCENA 5 : La ventana

(La música de la canción de La ventana comienza y Juan canta mientras juega graficando su canción. Mira a público y sus amigos pasan por una abertura que hay aforo del escenario. Todos juegan hablando a público, como si en realidad estuvieran enfrentando a Juan.)

JUAN: Me gusta abrir la venta y ver la gente pasar. M i vecina a la mañana, saca su perro a pasear.

(Ana cruza con un perrito de peluche y se lo muestra a Juan.)

JUAN: Hola, Ana.

A N A : Hola, Juan. ¿Te gusta el perrito que me regaló m i papá?

JUAN: ¡Es hermoso! ¿Cómo se llama?

(A Ana le da mucha vergüenza y lo dice muy bajito y confuso.)

A N A : Tonto...

JUAN: ¿Cómo?

A N A : Tonto...

JUAN: ¿Cómo?

(Lo grita tratando de vencer su vergüenza.)

A N A : ¡Tonto!

(Ana sale de escena y Juan sigue con su canción a público; por la ventana, el elenco gráfica lo que Juan canta.)

JUAN: A través de mi ventana la gente veo pasar como todas las mañanas se van a comprar el pan.

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(Fabián pasa corriendo por la abertura del foro, con una bolsa en la mano y muy enojado. Juan lo detiene.)

JUAN: ¡Hola, Fabián! ¿Cómo estás?

FABIÁN: Mal.

JUAN: ¿Por qué? FABIÁN: Y, me mandaron otra vez a la panadería. ¿A t i te parece? (Fabián camina un poco, de pronto se detiene y vuelve sobre sus pasos.)

FABIÁN: ¿Quieres un caramelo?

JUAN: ¿De qué tienes?

FABIÁN: De frutilla. ¿Quieres?

JUAN: Tira.

(Fabián tira su imaginario caramelo a público como si fuera la ven­tana y Juan lo agarra en proscenio como si desde público se lo hubie­ran arrojarado.)

JUAN: ¡Chau!, Fabián.

(Fabián sale y Juan continúa con su canción.)

JUAN: La gente pasa corriendo ¡Uy!, que enojada que va. Camina muy apurada pero qué le pasará.

(Durante la estrofa de Juan, diversos personajes muy apurados y enloquecidos pasan por la abertura de foro. El último es César quien aparece muy triste por uno de los laterales, con las manos en los bol­sillos y furioso.)

JUAN: ¿Qué te pasa, César?

CÉSAR: ¿Sabes qué me pasó, Juan?... ¿Sabes qué me pasó, Juan? (furioso)

JUAN: No.

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CÉSAR: Me sacaron la bici, Juan. Mira... Si lo agarro al que me la sacó... Si lo agarro...

(César furioso casi no puede articular sus palabras.) JUAN: ¿Qué haces?

CÉSAR: Mira... se la saco... y me la llevo a mi casa.

(César sale furioso y Juan sigue con su canción.)

JUAN: Me gusta abrir la ventana y ver zumbar el avión. Los colectivos, la plaza, los trenes en la estación.

(La gente sigue pasando durante la canción y la última es Nora que pasa corriendo y es detenida por Juan.)

JUAN: ¿Adonde vas, Nora?

NORA: Hola. Perdóname, Juan, pero estoy muy apurada, se me va el tren y no tengo boleto, adiós.

JUAN: ¡Adiós!, Nora.

(Nora sale corriendo y Juan sigue con su canción.) JUAN:

Del vidrio de mi ventana puedo ver salir el sol, César y su bicicleta una rueda se pinchó.

(César aparece por uno de los laterales con un manubrio de bicicle­ta en la mano.)

JUAN: ¡César, la encontraste!

CÉSAR: Sí, Juan, la encontré, pero tenía una goma pinchada. ¡Qué rabia!

(César sale y Juan sigue con su canción.) JUAN:

Ahí viene Nora cantando, ¡Uy!, qué contenta que va!

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Sacó a pasear sus muñecos y juega a que es la mamá.

(Nora aparece por la abertura de foro con Fabián y Ana de la mano disfrazados de muñecos y caminando como tales. Pero a diferencia de los personajes que han hablado con Juan, sale de la abertura y llega al centro de la escena. Los arrodilla y los arregla como jugan­do con ellos. César aparece luego con un ramo de flores y trata de ocultarse para que Nora no lo vea.)

JUAN: César, ¿qué haces con esas flores?

(César trata de hacerlo callar y se oculta avergonzado cuando Nora lo mira.)

JUAN: Nora, me parece que César te quiere regalar flores...

(César quiere correrlo a Juan y éste se escapa de la ventana dejando solos en escena a Nora, a César junto con Fabián y Ana, sus muñe­cos; así se da por finalizada la escena quinta.)

ESCENA 6: Los muñecos (Toda la escena sexta es muda con una música instrumental acom­pañando la escena. César trata de regalarle las flores a Nora y no se anima. Intenta hacerlo varias veces pero siempre fracasa en su intento. Al ver a los muñecos (Fabián y Ana), decide utilizarlos como intermediarios. La primera acción es poner las flores en la mano del muñeco y que éste se las ofrezca a la muñeca. Luego la llama a Nora para que mire a sus muñecos. Nora indignada por la timidez de César modela a la muñeca para que rechace las flores y llama a César para que observe a través de los muñecos, su res­puesta. Una vez que los dos aceptan el código de comunicarse a través de los muñecos, César modela al suyo poniéndolo triste ante el rechazo de las flores y Nora entonces modela a la muñeca aceptándolas. Luego César modela a su muñeco para que le bese la mano a la muñeca y Nora vuelve a rechazarlo a través de la muñe­ca. César modela a su muñeco como si llorara y Nora modela a su muñeca para que lo consuele. César se pone muy contento, pega un salto de alegría y sin darse cuenta les hace perder el equilibrio a los muñecos, que caen al piso. Nora y César corren hacia los muñecos

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para levantarlos y sin querer se toman de la mano. Los dos se sor­prenden y juntos se van, enamorados, llevándose de la mano a los muñecos. Toda la escena es absolutamente muda y se juega a través de un minucioso paso y traspaso de centros de atención, con una serie de cuidadas y claras acciones. Al irse César y Nora de escena junto con los muñecos, Juan vuelve a subir a la escalera y termina la escena cantando.)

JUAN: A través de m i ventana ya mucha gente pasó voy a bajar la persiana mi ventana se cerró.

(Con el canto de Juan, las luces buscan el primer apagón, lo que da por finalizada la escena.)

C U A D R O CUARTO: Cuadro Puente I ESCENA 7: ¿Nos viste? I

(Al volver la luz todos entran corriendo con mucha ansiedad para recordar el juego transcurrido y sus partes más sobresalientes.)

FABIÁN: ¿Nos viste, Juan?

JUAN: Sí, los v i ; a t i te v i cuando ibas a comprar el pan.

FABIÁN: ¡Uy, qué bueno!

A N A : ¿Y a mí?

JUAN: Sí, a t i te v i cuando sacabas a pasear al perro.

A N A : Viste qué lindo mi perrito.

NORA: ¿Y a mí me viste, Juan?

JUAN: Sí, a ti te v i cuando pasabas apurada para ir a tomar el tren.

CÉSAR: ¿Y a mí, Juan?

JUAN: A César lo v i cuando le regalaba flores a Nora.

(Todos le hacen burla, y Nora y César se avergüenzan.)

DESARMABLE

A N A : De qué se ríen, es hermoso regalar flores. Yo cuando estoy en la puerta de casa le regalo flores a todos los que pasan. JUAN: ¿Y por qué no desarmamos la ventana y armamos una puerta para Ana?

TODOS: Bueno... FABIÁN: Un momento, pero... ¿quién sabe desarmar venta­nas? CÉSAR: Yo de eso entiendo mucho, Fabián. Mira, como la ventana es más chica que la puerta, hay que tomarla de un lado y comenzar a estirarla. (Todos lo hacen hasta que quedan en el lugar de la próxima coreo­grafía.) JUAN: César, ¿no te parece que la estás estirando demasiado?

CÉSAR: No, Juan, no importa, después se achica.

(La escena finaliza cuando todo el grupo, en la acción de estirar la ventana imaginaria para convertirla en puerta, queda en posición de iniciar la coreografía de la próxima escena.)

ESCENA 8 : Todo es desarmable I (La música explota y la coreografía de esta canción debe ser bailada en "cámara rápida" dando la sensación de que se ocupan simultá­neamente los espacios del escenario. Todos cantan y bailan con gran dinamismo.)

TODOS: Todo es desarmable, desacomodable, todas las cosas vuelven a su lugar.

Hay que guardar todo, sin rasparse el codo, subiendo y bajando con velocidad.

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Paredes, cortinas, techos, suelos y vitrinas desarmables son, desarmables son-son.

Suena la campana, corre la mañana, hay que terminar todo de desarmar.

Hay que guardar todo sin rasparse el codo, subiendo y bajando con velocidad.

Paredes, cortinas, techos, suelos y vitrinas desarmables son, desarmables son... son...

(El vertiginoso ritmo de la coreografía hace que al terminarla todos queden tendidos en el piso, como desmayados. Así se da por finali­zada la escena.)

C U A D R O QUINTO: Segundo juego ESCENA 9: La puerta

(Hugo, como si no hubiese bailado, trata de levantar a los demás y de no perder el ritmo del trabajo que habían alcanzado con la core­ografía. Pero nadie está dispuesto a continuar.)

HUGO: Vamos, chicos, a levantarse que hay que armar la puerta para Ana. ¡Vamos! Ana, Fabián y Juan, arriba...

(Ayuda a los tres para que se sienten e intenten incorporarse. Luego, va hacia César y Nora y también lo logra.)

HUGO: Bien. Ahora, César y Nora, arriba.

DESARMABLE

(Cuando César y Nora se sientan, los tres personajes anteriores vuel­ven a caer.) HUGO: Ana, Fabián y Juan, arriba.

(Como en una suerte de juego de payasos, son ahora César y Nora los que caen nuevamente.)

HUGO: César y Nora, arriba.

(Por fin, usando todo su cuerpo como si fuera un pulpo, Hugo logra que todos se sienten.) HUGO:.. Muy bien, ahora hay que armar la puerta para Ana, vamos... (Con un juego coreográfico en forma de máquina se arma una puer­ta imaginaria por la que van a pasar todos hasta que, supuestamen­te, queda la puerta terminada. César quiere probar la puerta pero cada uno de los personajes se lo impide.)

CÉSAR: La puerta está lista.

(César intenta abrir y pasar por la puerta imaginaria pero la pre­gunta de Fabián lo detiene.)

FABIÁN: César, ¿por esa puerta se puede entrar?

CÉSAR: Claro, Fabián, ¿cómo no se va a poder entrar? ¿Por?

FABIÁN: Por nada... Por nada...

(Vuelve a intentar abrir y pasar, pero el que lo detiene ahora es Hugo.)

HUGO: César, ¿y por esa puerta se puede salir?

CÉSAR: Claro, Hugo, ¿cómo no se va a poder salir? ¿Por? (Un tanto fastidiado.)

HUGO: Por nada... Por nada...

(Vuelve a intentar abrir y pasar, pero la que lo detiene es Nora.)

NORA: César, ¿y por esa puerta se puede pasar?

CÉSAR (cansándose): Sí, Nora, por esta puerta se puede entrar, salir y pasar. ¿Por?

NORA: Por nada... Por nada...

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(Vuelve a intentar abrir y pasar, pero la que lo detiene es Ana.) ANA: César, ¿y no tienes miedo de quedarte encerrado del lado de afuera?

CÉSAR: No, Ana, por esta puerta se puede entrar salir y pasar, y no tengo miedo de quedarme encerrado del lado de afuera. ¿Estamos? (Se lo ve furioso.)

(Vuelve a intentar abrir y pasar, pero el que lo detiene es Juan.)

JUAN: César, vas a tener que tocar el timbre.

CÉSAR: No, porque tengo la llave y como no se callen la boca paso del otro lado, cierro y por aquí no sale nadie.

(Todos corren y forman una fila detrás de César.)

CÉSAR: Bueno, yo voy a pasar por la puerta para que Ana me regale una flor.

FABIÁN: Yo también.

NORA: Yo también.

(Todos pasan por la puerta imaginaria. La última es Ana, que al salir, dice.)

A N A : A mí lo que más me gusta en el mundo es salir a la puerta.

(La música de la escena siguiente comienza y finaliza la escena novena.)

ESCENA 10 : Mi flor (Ana queda sola en escena bailando y cantando su canción de La puerta. Cada uno de los integrantes del grupo va pasando por delante de ella, jugando los distintos personajes que Ana va enume­rando.)

A N A : Y cuando termino los deberes, voy a la puerta voy y te doy mi flor.

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DESARMABLE

Y cuando la leche acabo de tomar, a la puerta voy a verte pasar.

Y cómo despierta mi curiosidad, por aquella esquina, quién irá a doblar.

Será un abuelo con su bastón, en la puerta lo espera mi flor.

(Sale Juan interpretando un abuelo muy enojado que cambia su actitud y se alegra cuando Ana le regala su flor. La música continúa mientras se desarrolla la acción y, luego, Ana sigue cantando y bai­lando feliz por los poderes de sus flores.)

A N A : Qué contenta que me pongo cuando estoy en la puerta hoy y te doy mi flor.

Pasa un colectivo detrás de un camión, y al pasar le doy mi flor.

Y cómo despierta mi curiosidad, por aquella esquina, quién irá a doblar.

Los veo allí, vienen hacia mí, mi flor los espera aquí.

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(Salen Fabián y Nora como una pareja de enamorados que se pelean. Ana le da una flor a Fabián. Éste se la regala a Nora y los dos se van alegres. Al igual que en la escena del abuelo una música de fondo permanece mientras la acción se desarrolla y, nuevamente, Ana sigue cantando y bailando feliz.)

A N A : Qué contenta que me pongo cuando estoy en la puerta hoy y te doy mi flor.

Pasa un heladero con mucho calor y estornuda al oler mi flor.

Y cómo despierta mi curiosidad, por aquella esquina, quién irá a doblar.

Lo veo allí, viene hacia mí, mi flor lo espera aquí.

(Sale Nora muy triste y llorando con una venda en su dedo índice. Ana la alegra dándole otra flor y vuelve a cantar y a bailar.) A N A :

Qué contenta que me pongo cuando estoy en la puerta hoy y te doy mi flor.

Pasa un cartero y deja en mi buzón él su carta y yo mi flor.

m

DESARMABLE

Y cómo despierta mi curiosidad, por aquella esquina, quién irá a doblar.

Lo veo allí, viene hacia mí, mi flor lo espera aquí.

(Entra César muy triste. Ana repite la fórmula de regalarle una flor, pero esta vez no logra alegrarlo. Le hace cosquillas, y tam­poco. Le regala un caramelo, y tampoco. Decide besarlo y recién entonces César reacciona y se va contento y feliz. Ana vuelve a cantar.)

A N A : Qué contenta que me pongo cuando estoy en la puerta hoy y te doy mi flor

Pasa un sifonero con un gran sifón y al pasar riega mi flor.

Y cómo despierta mi curiosidad, por aquella esquina, quién irá a doblar.

Lo veo allí, viene hacia mí, mi flor lo espera aquí.

(Entra Juan muy enojado. Ana intenta regalarle su flor y Juan se va sin siquiera registrarla. Ana entonces se queda muy triste en el escenario y canta.)

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ANA: Y qué triste que me pongo cuando no llevan la flor que yo les doy.

M i puerta se queda sin sol, mi flor se marchitó

(Entra César totalmente enamorado como se fue y le pide a Ana otro beso, pero Ana está muy triste. César hace con Ana lo que ella hicie­ra un rato antes con él. Le hace cosquillas y nada. Le da un caramelo y nada. Entonces César llama al grupo. Todos vienen con una flor en la mano y se la regalan a Ana. Entonces, todos junto con Ana, cantan y bailan la coreografía de la puerta.)

TODOS: Qué contento que me pongo cuando estoy en la puerta hoy y te doy mi flor.

Y cuando termino los deberes voy a la puerta voy y te doy mi flor.

Y cuando la leche acabo de tomar a la puerta voy a verte pasar.

Y cómo despierta mi curiosidad, por aquella esquina, quién irá a doblar.

DESARMABLE

Lo veo allí viene hacia mí, mi flor lo espera aquí.

(Todo el elenco baila y canta la coreografía. Se da por finalizada la escena y el cuadro con un nuevo apagón.)

CUADRO SEXTO: Cuadro Puente II ESCENA 11 : ¿Nos viste? II

(Al igual que en el comienzo de la escena séptima, al volver la luz, todos entran corriendo con mucha ansiedad, y rodean a Ana para recordar el juego transcurrido y sus partes más sobresalientes.)

FABIÁN: Ana, ¿nos viste?

A N A : Sí, a ti te v i cuando te peleabas con Nora.

CÉSAR: Y a mí, ¿me viste?

A N A : A t i te v i cuando estabas triste.

JUAN: ¿Y a mí, Ana?

A N A : A t i cuando pasaste con hipo. (Hugo rompe la algarabía de los comentarios señalando hacia la puerta imaginaria.)

HUGO: Chicos, chicos, me parece que esa puerta ha quedado un poco abierta.

(Nora rescata la forma de hablar de Hugo y lo expone a sus com­pañeros.) NORA: ¡Uy! ¿Lo escucharon? ¡Dijo un verso! ¡Ay, Hugo! ¡eres un poeta! ¿Puedes decir otro? (Hugo habla sin darse cuenta de nada y sin quererlo vuelve a rimar sus palabras.)

HUGO: Fue sólo un verso chiquito se me ocurrió en un ratito.

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(Hugo es el primer sorprendido de su rima y todos lo admiran.)

A N A : ¡Hugo, dices versos de verdad!

HUGO: Es pura casualidad.

(Hugo se sorprende más aún y todos se enloquecen con la habilidad de rimar de Hugo.)

A N A : ¡Hugo, eres un poeta!

HUGO: Esos versos no son nada, sólo han sido una... pavada.

(Hugo queda enloquecido de contento con las palabras que salen de su boca y comienza a jactarse de su habilidad para rimar.)

CESAR: Hugo, ¿por qué no escribes un poema entero?

HUGO: Una mesa a construir así me pongo escribir.

(Hugo ya encarna un poeta consumado y se da mucha corte. Todos enloquecidos y ansiosos quieren encontrar una mesa. César los detiene y ordena la escena.)

CÉSAR: Quédense quietos; ¡pero, cómo se ponen! Para armar la mesa hay que desarmar la puerta; vamos a estirarla igual que a la ventana.

(Todos se ponen a estirar al igual que en la escena séptima, hasta alcanzar las posiciones del comienzo de la coreografía siguiente; estiran con esfuerzo la imaginaria puerta para transformarla en mesa y Juan pregunta.)

JUAN: César, ¿no te parece que la estamos estirando dema­siado?

CÉSAR: No, Juan, después se achica.

(Con la entrada de la música de la coreografía finaliza la escena y comienza la siguiente.)

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DESARMABLE

ESCENA 12 : Todo es desarmable II (La música explota y la coreografía comienza a bailarse en "cámara rápida" dando la sensación de que se ocupan simultáneamente todos los espacios del escenario. El elenco canta y baila con gran dinamismo.)

TODOS: Todo es desarmable, desacomodable, todas las cosas vuelven a su lugar.

Hay que guardar todo, sin rasparse el codo, subiendo y bajando con velocidad.

Paredes, cortinas, techos, suelos y vitrinas desarmables son, desarmables son... son.

Suena la campana, corre la mañana, hay que terminar todo de desarmar.

Hay que guardar todo sin rasparse el codo, subiendo y bajando con velocidad.

Paredes, cortinas, techos, suelos y vitrinas desarmables son, desarmables son... son...

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(El vertiginoso ritmo de la coreografía hace que, al terminarla, todos queden tendidos en el piso como desmayados. Así se da por finali­zada la escena.)

C U A D R O SÉPTIMO: Tercer juego ESCENA 13 : La mesa

(Hugo, como si no hubiese bailado, trata de levantarlos y de no per­der el ritmo del trabajo que habían alcanzado con la coreografía. Pero nadie está dispuesto a continuar y tratan de persuadirlo de la inutilidad de construir la mesa.)

HUGO: Bueno, chicos, arriba, rápido, a construir la mesa.

JUAN: Hugo, ¿estás seguro que hace falta la mesa?

HUGO: Hace falta una mesa, pero también la cabeza.

(Hugo vuelve a rimar y todos vuelven a entusiasmarse.)

NORA: ¡Hugo, eres un poeta! No te das cuenta, Juan, él desarma las palabras sobre la mesa y después las arma en su cabeza... ¿No es así?

(Hugo contesta rimando las palabras de Nora.)

HUGO: Sí... Sí... Sí...

A N A : ¿Qué más necesitas?

HUGO: Una pluma, nada más.

FABIÁN: ¿Silencio, quieres?

HUGO: Bueno, pues.

CESAR: Bueno, cálmate, Hugo; vamos a armar la mesa, pero en silencio.

(Juegan una coreografía de máquina para armar la mesa. Pero a diferencia de las anteriores, esta máquina ha de ser silenciosa. Al armarla y terminar la mesa, Juan comienza a divertirse.)

NORA: Achíquenla un poco.

DESARMABLE

(Todos colaboran y achican la supuesta mesa imaginaria para Hugo; Juan se divierte.) JUAN: ¡Uy!, ¡qué chiquitita!

NORA: Bueno, agrándenla un poco.

(Todos vuelven a agrandar la mesa chiquitita y Juan vuelve a diver­tirse.)

JUAN: ¡Uy!, ¡qué grandota! (Todos colaboran y achican la supuesta mesa imaginaria para Hugo y Juan vuelve a divertirse.)

NORA: Basta, Juan; achíquenla.

(Hugo termina de una vez por todas con el juego volviendo a inven­tar una rima.)

HUGO: Dejen ésa, muy quieta esa mesa que mi poema ya empieza.

NORA (totalmente embobada): Córranla para el costado.

HUGO: Sí, sí, sí, para ese lado.

NORA: Uy, Hugo, me tienes que enseñar a escribir versos...

(Todos al mismo tiempo le piden a Hugo que les enseñe.)

TODOS: A mí, Hugo.

(Hugo los frena con una nueva rima.) HUGO:

A todos no puedo ahora, mejor empiezo por Nora.

(Se van todos de escena protestando y Nora queda a solas con Hugo.)

NORA: ¿Y qué tengo que hacer?

HUGO: Poner mucha atención.

(La música del poema comienza y con ella se da por finalizada la escena.)

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ESCENA 14 : El poema (Mientras se escuchan las estrofas de la canción, los actores se cru­zan de a dos en el pasacalle, a foro. Juegan mímicamente a inventar cada uno su propio poema. Para esto piensan, dudan y festejan sus propias ocurrencias. Llevan un inmenso lápiz y un papel donde hacen sus anotaciones. Hugo canta.)

HUGO: Un poema se debe hacer con lapicera y papel, arriba de una gran mesa sin escribir el mantel.

(Juan sale de la ventana del pasacalle, interrumpe la lección y viene a decir el verso que escribió.)

JUAN: Esperen un momento, escuchen

(Juan lee el poema que ha escrito para que Hugo lo examine.) JUAN:

Cuando hace mucho calor subo y bajo la escalera. Cuando hace mucho frío me meto en la heladera.

(Hugo y Nora se miran asombrados. Hugo con mucha piedad dice.)

HUGO: Está bien, Juan; pero tienes que practicar, Juan.

(Juan, haciendo su propia interpretación de las palabras de Hugo, sale corriendo enloquecido y llama a todo el grupo; todos se reúnen en la ventana del pasacalle y Juan les dice.)

JUAN: Chicos, Hugo me dijo que tengo que practicar.

(Todos festejan y Hugo continúa la canción. Mientras cantan por la ventana se los ve salir a todos escribiendo cada uno su propio poema.) HUGO:

La tinta deja al pasar letras que quieren bailar palabras que al desarmarse se quieren volver a armar.

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DESARMABLE

(Ahora la que interrumpe es Ana. Sale de la ventana y llega con su poema escrito y dispuesta a leerlo.)

A N A : Escuchen.

(Ana despliega su hoja y muy feliz y convencida, lee.)

A N A : El elefante es grandote, casi grande como un tren pero yo conozco uno que parece un almacén.

(Hugo y Nora, cada vez más asombrados, se miran. Hugo con gran tacto le dice.) HUGO: Tú, Anita, tienes que practicar mucho, mucho, mucho. (Ana, al igual que Juan, sale corriendo como si Hugo la hubiera feli­citado y reúne a todo el grupo en la ventana del pasacalle.)

A N A : Chicos, me dijo que tengo que practicar mucho, mu­cho. (Todos festejan y Hugo continúa con la canción mientras se reite­ran las graficaciones en el pasacalle.)

HUGO: Con un silencio total mi poema voy a empezar mis manos están contentas y mi corazón igual.

(Fabián sale del pasacalle e interrumpe la escena de Hugo y Nora.)

FABIÁN: Ya lo tengo; escuchen.

(Despliega su papel y lee el poema absolutamente convencido de su genialidad.)

FABIÁN: En el agua nado en el aire vuelo, en la cama duermo tapado con la sábana y la almohada.

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(Nora y Hugo, cada vez con mayor asombro, escuchan a sus ami­gos. Hugo piadosamente le responde.)

HUGO : Tú tienes que practicar mucho más.

(Al igual que Ana y Juan, Fabián no interpreta las palabras de Hugo y reúne a sus amigos en la abertura del pasacalle.)

FABIÁN: Chicos, me dijo que tengo que practicar mucho más.

(Todos festejan y Hugo continúa con la canción. Mientras tanto, Nora hace sus propias anotaciones en su papel.)

HUGO: La goma va a desarmar palabras que están de más y el verso se está asomando tiene ganas de cantar.

(César sale del pasacalle e interrumpe la escena.)

CÉSAR: Escucha, Hugo.

(Lee entusiasmado lo que ha escrito para que Hugo lo examine.)

CÉSAR: En el bosque están los pájaros, en la playa las gaviotas... y como no me sale nada voy a jugar a la pelota.

HUGO (sin poder salir de su asombro.): ¿Qué?

CÉSAR: ¿Te das cuenta? Como no me salía nada, lo puse en el verso y quedó bárbaro.

HUGO: Mira, César, tú eres el que más tiene que practicar de todos.

(César, al igual que el resto, se va encantado sin entender las pala­bras de Hugo y festeja con sus compañeros.)

CÉSAR: Chicos, me dijo que soy el que más tiene que practi­car.

(Todos salen corriendo y festejando. Nora y Hugo quedan nueva­mente solos en escena.)

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DESARMABLE

HUGO: ¿Me entiendes, Nora?

NORA: ¿Es algo así, Hugo? (Nora toma el papel en el que ha hecho las anotaciones y mientras canta lee su verso.)

NORA: M i poema pues debe tener ruido de mar, ganas de dar, para cantar mi sueño de desarmar.

HUGO: Muy bien, Nora. (Lentamente, van saliendo todos después de haber escuchado el poema de Nora, la felicitan y se pliegan a cantar la canción con ella.)

TODOS: M i poema pues debe tener ruido de mar, ganas de dar, para cantar mi sueño de desarmar.

(Con la canción cantada por todos se da por finalizada la escena y el cuadro al producirse el tercer apagón.)

C U A D R O OCTAVO: Final ESCENA 1 5 : Desarmable II

(Todos dejan sus lápices y papeles y se reúnen para continuar el juego, pero se frenan pues no saben cómo seguir.) A N A : Bueno, ya podemos desarmar la mesa; total, ahora, Nora puede escribir versos en cualquier parte

CÉSAR: Bueno, ¿y ahora qué armamos? (A nadie se le ocurre nada, pero Fabián termina con la duda.)

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FABIÁN: No importa, primero desarmamos.

NORA: Por supuesto. Ya se nos va a ocurrir algo.

JUAN: Quién te dice, desarmando y armando, descubramos algo nuevo.

(César vuelve a tomar la palabra y con su seguridad acostumbrada convence a todo el grupo.)

CÉSAR: Sí, señores. Sigamos... Jugamos. Desarmamos, nos preguntamos, creamos, investigamos y...

(Todos a coro marcan el comienzo de la canción final.)

TODOS: ¡A desarmar!

(Comienza la música; todos cantan y bailan la coreografía y la can­ción final.)

TODOS: Con dos tenazas, con una pinza y un martillo nos pondremos todos a desarmar. Busco camiones que patinen en el aire y busco aviones que sepan volar.

Para jugar un mundo desarmable y entenderlo un poquito más y que mis manos jueguen en el aire al desarmar.

Con una pala, con un serrucho y un ladrillo nos pondremos todos a desarmar. Con esta mesa voy a hacer una escalera, con la escalera, un gran tobogán.

Para crear un cielo desarmable y a mi estrella invitarte a jugar, y desarmarme de alegría al ver que vos llegas.

(Todos suben a la escalera central y con sus gorros y herramientas forman una imagen final que canta a público.)

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DESARMABLE

TODOS: Para crear un cielo desarmable y a mi estrella invitarte a jugar y desarmarme de alegría al ver que vos llegas.

(La luz se cierra sobre la escalera que alberga a todo el elenco.)

FIN