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ANÁLISIS Desarreglo del mundo 1 Las consecuencias de la desaparición de la URSS todavía se sienten en la política mundial M. A. BASTENIER Madrid 23 ENE 2015 Obama y Putin en una cumbre del G8 en 2013. / KEVIN LAMARQUE (REUTERS) En el periodo 1989-91 se produjo la implosión de la Unión Soviética. Implosión, no explosión, porque por mucho que el presidente Reagan reclamara el mérito de haber forzado a Moscú a una carrera que no podía sostener, la muerte fue de propia mano. Y esa nova en desintegración surtía efectos que llegan hasta nuestros días: una bipolaridad que se autodestruye, y a la que vagamente reemplaza lo que llamamos multipolaridad, que es una 1 Bastenier, M. A. “Desarreglo del mundo”, en EL PAÍS, Internacional, Madrid, 23 enero 2015. En línea: internacional.elpais.com/internacional/2015/01/06/actualidad/1420547919_764027.html

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ANLISISDesarreglo del mundo

Las consecuencias de la desaparicin de la URSS todava se sienten en la poltica mundial

M. A. BASTENIERMadrid23 ENE 2015

Obama y Putin en una cumbre del G8 en 2013. /KEVIN LAMARQUE(REUTERS)Enel periodo 1989-91 se produjo la implosinde la Unin Sovitica. Implosin, no explosin, porque por mucho que el presidenteReagan reclamara el mritode haber forzado a Mosc a una carrera que no poda sostener, la muerte fue de propia mano. Y esa nova en desintegracin surta efectos que llegan hasta nuestros das: una bipolaridad que se autodestruye, y a la que vagamente reemplaza lo que llamamos multipolaridad, que es una forma de ocultar que no sabemos a ciencia cierta qu sucede; pero s que hay un desencuadramiento de Europa, en el que antiguas alianzas se aflojan o desaparecen y algunas nuevas se hacen sitio; los partidos de izquierda tienen que reinventarse una vulgata, tras la liquidacin del marxismo-leninismo; a la clase trabajadora, con la instalacin del neoliberalismo, le salen ms caros los convenios colectivos; y el desbordamiento de la inmigracin del llamado Tercer Mundo produce una gran floracin de partidos de extrema derecha.

EE UU debe hacer un sobre-esfuerzo para llenar el vaco estratgico evacuado por la URSS y eso facilita la emergencia de nuevos actores, comoBrasil, escenificado de gran potencia regional,y lainsurreccin del chavismovenezolano; Washington, enzarzado en operaciones en tierras del Islam asitico, nutre el terror yihadista, Al Qaida, y su sucesor de servicio, elEstado Islmico o ISIS, instalado entre Siria e Irak. Con la Unin Sovitica vivamos mejor porque poda parecer que todo estaba en su sitio, amigos y enemigos llevaban el carnet de identidad en la boca: conmigo o contra m. Y como la naturaleza y la geopoltica- le tienen horror al vaco haba que aprovechar la coyuntura para edificar un nuevo enemigo.

Al Qaida se gradu en furia antioccidental conel atentado de las Torres Gemelas (2001), pero careca de la capacidad de regimentacin que tuvo Mosc. Y, solo muy recientemente, el Estado Islmico, hacemritospara la sucesin. Parece probable que el recentsimo atentado contraCharlie Hebdoen Pars sea de procedencia yihadista, pero la grave amenaza contra Occidente que supone el califato, no desmiente que su enemigo principal son los regmenes rabes, a los que considera traidores a una idea retrgrada y criminal del Islam, sostenidos, consentidos y paniaguados como estn por EE UU. La paradoja es que la resistencia a ISIS en su tentativa de expansin territorial corre a cargo de enemigos declarados de Occidente, como la Siria de Bachar el Asad; el contingente iran que combate en defensa de Bagdad; y reivindicaciones olvidadas como la del pueblo kurdo, todos ellos bajo el paraguas de la campaa de bombardeos que dirige Washington. Y an es ms notable que el resto de pases rabes no muestre mayor inters por asignar tropas de tierra al combate, quiz porque recelan un viento de futuro en el extremismo yihadista, mientras que de todo el mundo, islamistas de tradicin o sobrevenidos, procedentes incluso de Europa, afluyen a las filas del Estado Islmico.

La desaparicin de la bipolaridad ha engendrado bipolaridades incipientes y sectoriales como un cisma -por ahora contenido- entre bolivarianos y liberal-conservadores de toda la vida en Amrica Latina, queel regreso de Cuba a las instituciones panamericanasno puede conciliar; y un diplomtico armado hasta los dientes en el mar de la China, donde Pekn juega sus cartas de gran potencia frente a EE UU y Japn, mientras numerosas voces aseguran que el imperio del centro es el nuevo agente de una bipolaridad universal. Podra aducirse que la geopoltica no ha cambiado tanto, puesto que antiguas rivalidades se mantienen como la tentativa del presidente rusoVladimir Putinde convertirse en un segundo Pedro el Grande, conla rebatia frente a EE UU y la UEpor Ucrania. Pero nadie niega realidades histricas como la que profetiz Tocqueville en 1832 al afirmar que EE. UU. y Rusia seran las dos superpotencias dentro de 100 aos, y que, por definicin, Mosc y Washington existen para acampar en bandos opuestos. Pero esa bipolaridad se concentra en el antiguo feudo ucraniano de la URSS, y ambas potencias son muy conscientes de que no les conviene una nueva Guerra Fra. Si Mosc fue un par relativamente equiparable a Washington, el Estado neo-zarista de Putin tiene hoy, en cambio, menos de la mitad de la poblacin de la antigua Unin Sovitica, y un ejrcito de recelos en una Europa del Este, que mantuvo medio siglo en arresto domiciliario.

Este es un mundo en el que, como deca Ivan Karamazov: Si Dios no existe y se podra aadir, donde le sustituye el alud abrumador de comunicaciones de Internet-, todo est permitido. Bastenier, M. A. Desarreglo del mundo, en EL PAS, Internacional, Madrid, 23 enero 2015. En lnea: internacional.elpais.com/internacional/2015/01/06/actualidad/1420547919_764027.html