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Este es un día nada especial; es un domingo como cualquiera, sin emociones que puedan describir a la perfección como me siento, simplemente el tiempo corre más rápido o más lento según el momento que me moleste. No supera la normalidad. Tengo una manzana entre mis manos por momentos y los que restan son para escribir en el gastado teclado de mi ordenador. Creo que es algo muy molesto no poder comer cuando estás frente a una máquina como esta porque no consigues concentrarte en lo que haces con ella ni disfrutas de tus alimentos como manda el Señor. ¡Oh, Dios! Expúlsame de tu lista selecta hacia el limbo y el camino hacia el paraíso; he pecado de gula exacerbada y no merezco más que el purgatorio lleno de alimentos que amenazan con lanzarse rumbo a mis caderas hasta hacerlas reventar. Consumo la fruta poco a poco mientras realizo las actividades de alta demanda que me exige el programa de vida que hoy elijo vivir. Tiendo mi cama, barro mi pequeño espacio de cuarto destinado al descanso nocturno que no es aprovechado sino hasta avanzada la madrugada; enciendo la radio y pongo algo de música (la trova esta bien); el último trozo de manzana desaparece dentro de mi boca, dejando como legado de su existencia, siete semillas color ocre y un pequeño palito del cual desconosco su nombre; coloco mis hojas de lectura frente a mi y me dispongo a prodecer con esa noble actividad, pero de repente, algo me llama en la cocina. Siento el frío que cala mis huesos de la mano izquierda,tomo el cuchillo y comienzo a rebanar un poco de papaya; la pelo y llevo con la punta del arma, las semillas hacia un lado de la carne anaranjada que me voy a comer. Es UNAM- FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES HISTORIA MUNDIAL I Morales Hernández Marlen Grupo 0001 Tarea no.1 (Descripción de un día, presente sin gerundios).

Descripción de Día Sin Gerundios

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Descripción de una día de rutina sin utilización de gerundios.

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Page 1: Descripción de Día Sin Gerundios

Este es un día nada especial; es un domingo como cualquiera, sin emociones que puedan describir a la perfección como me siento, simplemente el tiempo corre más rápido o más lento según el momento que me moleste. No supera la normalidad.

Tengo una manzana entre mis manos por momentos y los que restan son para escribir en el gastado teclado de mi ordenador. Creo que es algo muy molesto no poder comer cuando estás frente a una máquina como esta porque no consigues concentrarte en lo que haces con ella ni disfrutas de tus alimentos como manda el Señor. ¡Oh, Dios! Expúlsame de tu lista selecta hacia el limbo y el camino hacia el paraíso; he pecado de gula exacerbada y no merezco más que el purgatorio lleno de alimentos que amenazan con lanzarse rumbo a mis caderas hasta hacerlas reventar.

Consumo la fruta poco a poco mientras realizo las actividades de alta demanda que me exige el programa de vida que hoy elijo vivir. Tiendo mi cama, barro mi pequeño espacio de cuarto destinado al descanso nocturno que no es aprovechado sino hasta avanzada la madrugada; enciendo la radio y pongo algo de música (la trova esta bien); el último trozo de manzana desaparece dentro de mi boca, dejando como legado de su existencia, siete semillas color ocre y un pequeño palito del cual desconosco su nombre; coloco mis hojas de lectura frente a mi y me dispongo a prodecer con esa noble actividad, pero de repente, algo me llama en la cocina.

Siento el frío que cala mis huesos de la mano izquierda,tomo el cuchillo y comienzo a rebanar un poco de papaya; la pelo y llevo con la punta del arma, las semillas hacia un lado de la carne anaranjada que me voy a comer. Es increíble que con la primera mordida que doy, engañe el sabor de la manzana que minutos antes me provocaba placer; pero la injuria ha surtido efecto. La frialdad de la delicia que saboreo, golpea mis dientes haciéndolos pedir perdón por haber tenido a una fruta ajena a la que ahora osa tocar mi lengua y paladar. Me arrepiento un poco, pero no lo suficiente y la vuelvo a morder hasta que el dolor desaparece.

Supongo que es una advertencia el castigo terrenal que sufro con la comida fría. Es una advertencia del salvador para que deje el pecado, pero si a eso debo atenerme en el paraíso, prefiero vivir como ahora, con el alma en pena los domingos, disputandome los aromas y sabores que me ofrece la pequeña covacha.

UNAM- FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALESHISTORIA MUNDIAL I Morales Hernández Marlen Grupo 0001 Tarea no.1 (Descripción de un día, presente sin gerundios).Fecha de entrega: 18/0/2014.