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Desde que publicó sus Leyendas de Guatemala, en 1930, Miguel ÁngelAsturias había venido incubando –según propia confesión- estos relatos yleyendas.Hayunhiloconductormágico,lopopular,enlosrelatosdeLidaSalylosJuanes,yunhilomíticoenlasleyendas.Relatosson,yleyendas,delaGuatemaladeMiguelÁngelAsturias,esaGuatemala intensaydolorosadeJuanantes y de la 'campana difunta', esa que los Matachines recorrenhaciendobrillarsusmachetesyqueLidaSal reflejaensuespejodeagua,esaqueafuerzadetallarytallarvaapareciendoenla 'máscaradecristal',esaquesubeygiraconJuanGiradorysushijos,esaqueseescondetrasGiradorysushijos,esaqueseescondetrasJuanHormigueroylas'tablillasque cantan', esa, en fin, de Quincajú, esa de dioses y hombres, esalegendaria,ladeMiguelÁngelAsturias.

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MiguelÁngelAsturias

ElespejodeLidaSal*

ePubr1.0Piolin24.08.13

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Títulooriginal:ElespejodeLidaSalMiguelÁngelAsturias,1967Diseñodeportada:Piolin

Editordigital:PiolinePubbaser1.0

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ElespejodeLidaSal

PÓRTICO

Yesto ocurre en un país de paisajes dormidos.Luz de encantamiento y esplendor.Paísverde.Paísdelosárbolesverdes.Valles,colinas,selvas,volcanes,lagosverdes,verdesbajoelcieloazulsinunamancha.Ytodas lascombinacionesde loscoloresflorales,frutalesypajarerosenelenjambredelasanilinas.Memoriadeltemblordelaluz.Anexionesdeaguaycielo,cieloy tierra.Anexiones.Modificaciones.Hastaelinfinitodoradoporelsol.Perorompamos,rompamosyaesteespaciodecoloresdefuego, tratandodealcanzar al tacto ladulzurade lapiedra tiernaque se cortaparaedificarciudades,torres,dioses,monstruos,ladurezadelasobsidianas,goteronesdelas noches más profundas, y el verde perfecto de las jadeítas. Otro tacto para lasfrutas.Dedosdenavegacionesquerodeanlaredondezdecadapomaenloquecidadeperfumeyderramadademiel.Elpaisajecambia,laluzcambia,cambiaelmundodelapiedrajuntoalasfrutastropicales,vecindadquetrasladaloreal,visible,palpable,alaregióndelolerygustar.Nuevadelicia.Paraquéexplicarse.Intimasestructurasderramadas.Elaguaesunespejo.Alguienharotolashistoriasantiguasycanta.Elencuentrofortuito.Larevancha.Cantarenmediodeunmundodeimágenesqueyadeporsísonestampasinigualables.Sóloigualesaellasmismas.Guatemalasóloesigualaellamisma.Presenciasyausenciasmisteriosas.Loquecallael enigma.Nohacefaltaleerlosjeroglíficos.Seleenlasestrellas.Elhuracánazulnohavueltodelas edades. Tornará y entonces, edades y estilos, mensajes y leyendas nos seráncomunicados.Mientras tanto, gozad, gocemosde estaGuatemalade colores, verdeuniversoverde,heridoporelprimersílice,caídodelosastros.

Laimaginaciónjuega.Hayrelieves,pirámides,templosenlasciudadesapagadas.Detenerse, imposible. El vértigo sigue al instante en que sobrecogidos, extasiados,contemplamoslaciudaddeTikal.Arroyosderuidohúmedo,voces,entrechocarsedetroncos, aletear de aves, que van a dar almar inmenso del silencio. Todo palpita,vive, se desangra en verdor sobre la inmensa lámina endurecida del Peten. Sedgeológica, milenaria, no de arenas o desiertos, sino establecida bajo bosquesluminososyfragantes.¿Porqué?¿Porquéestapizarraquesetragaelagua,negadorade posibilidades de vida para el hombre, y estos bosques de abundancia y locura?¡Dioses! ¡Dioses!Y desde entonces todo yuxtapuesto. Sobre pirámides, pirámides.

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Sobre divinidades esculpidas, duchas de jeroglíficos. El arte de volver la piedra,vapor de sueño. Todo yuxtapuesto. El idioma. La cadencia. Constancia decrecimientomineral.El ojo no acostumbrado se equivoca.Hayun rigor demuertedebajodetantacosaviva.Lasmásbellasespeciesanimales.Lospájarosmásbellos.El quetzal. Y el de la garganta con todos los sonidosmusicales, el cenzontle. Lasmariposas.Calisteniadealasdeorquídeas.Losreptilesdepielesdepreciosaspiedras.Algún cambia-colores. Algún sueña-colores. El pavo azul.Más allá, sólo el cielo.Hipótesis. Oh, frágiles hipótesis, ante este mundo auténtico, cambiante entre elparpadeardelosdíasdeuncalendarionoencontrado.

Uncalendariodepasos.Elcalendarioandante.Lafábuladelandardeltiempoconlos pasos del hombre. Naturales, lógicos, existentes y sin embargo, habitantes demundosdeotrascategorías.LosindiosdeGuatemalasoncomopiezasdeimaginería,bordados,esculpidos,pintados,recamados,mayassobrevivientesdesolespretéritos,nodeestesolenmovimiento.VanyvienenporloscaminosdeGuatemala,connosesabequédeinmortales.Soninmortalesenelsentidodequeunosustituyeaotroeneltablero del mercado. Enjambres de palabras volanderas como abejas, en el trato.Frutasqueprolongan sucoloridoen lo fastuosode los trajesde lasmujeres.Prisa,ninguna.Eltiempoesdeellos.Metenysacanlasmanos,enlaoferta,devolcanesdegranosdorados,denube»detamarindosfragante»,denochesdepimientasredondasy de las redondas condecoraciones del chocolate en tablillas, así como de lastrementinas y hojasmedicinales.Y de vuelta a los caminos, altos y ceremoniosos,dueñosdesposeídosqueesperanelregresodelfuegoverde.'

Loperdieron.Seloarrebataron.Lesrobaronelfuegoverdeytodofueangustiasobrelatierra.Nihumedadniatardedistancias.Cadaquienmuriódondeestaba.Lajungla, polvo. Todo polvo entre los dedos. Y el arenal sonriente. Piedras. Ahogo.Dedosespinosos.Largosdedosespinosos.Telescopioshechosdetroncosdepalmerasvacíospordentro,parataladrarelcielo,apuntaraloalto,preguntaralosasirosporelretornodelfuegoverde.Suyoseráentoncesloqueahoradetentanotrasmanos.AlosmayasdeGuatemala,lesfuerobadoelfuegoverde,lavegetaciónquelespertenecía,yporesosuslibroshablandelestallidodelainsaciablesed.Nofuetododichoalamedida del agua, a la medida del viento. La brea guarda en memoria de vegetalcristalizado,eltras—fondodeesased,yelgritodeaquellasgentes,quesonéstasquevanyvienenporloscaminos,lospoblados,lascalles,lasplazasdeGuatemala.

Ciudades.Otras ciudades.Más nuevas, bien que centenarias.Águilas bicéfalas,viruelaplaterescay teologías. Imposible trasplantara tierrasdefiesta luminosaunareligióndecatacumba.PobreEspaña.Sellevóelvacíoconvertidoenoroydejóunatradicióndesangre,saberysentirquelloredoencrucesyespadonessobreciudadestanantiguascomoéstadeAntiguaGuatemala—cacofónicaymedrosa.

Inmoralseñorío.El regresode losastros.Lacerradurade lapuertadelcieloen

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forma de cometa. Y el enigma el mismo. El enigma de la cauda de la greca queserpenteaatravésdelostemplos,palacios,mansiones.Espeorlamonotoníaqueelvacío. Romperla. Embriagarse. Embriagar los muros con las decoraciones másfantásticas. No por «horror al vacío», por horror al hastío. Frisos. Dinteles.Dentelladas. Detengámonos. Entre el grano de maíz y el sol empieza la realidadcarbonizadadelsueño.

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Losríosvanquedandosinresuelloaldecaerelinvierno.Alblandoresbalardelascorrientessustituyeelsilencioseco,elsilenciodelased,elsilenciodelassequías,elsilenciodeláminasdeaguainmovilizadaentrelosislotesdearena,elsilenciodelosárboles que el calor y el viento tostado del verano caliente hacen sudar hojas, elsilencio de los campos donde los labriegos dormitan desnudos y sin sueño. Nimoscas.Bochorno.Solfiludoytierracomohornodequemarladrillos.Losganadosenflaquecidosseespantanelcalorconelrabobuscandolasombradelosaguacatales.Porlahierbasecayescasa,conejossedientes,serpientessordasenbuscadeaguaypájarosqueapenasalzanelvuelo.

Niquédecir,porsupuesto, loquegastanlosojosenvertantatierrasobreplana.Por loscuatro ladosde ladistanciaseva lavistahastaelhorizonte.Sólo fijándosebiensedivisanpequeñosgruposdeárboles,camposdetierrasremovidasycaminosdeesosqueseformandetantopasarypasarporelmismopuntoyquevanllevandoporallímismo,haciaranchosconhumanocontentodefuego,demujer,dehijos,decorralesdondelavidapicotea,comogallinainsaciable,elcontentodelosdías.

Enunadeesasdesesperadashorasdecaloryescasezdeaire,volvióacasadoñaPetronilaÁngela,aquienunosapelabanasíyotrosPetrángela,esposadedonFelipeAlvizures,madredevarónyencintademeses.DoñaPetronilaÁngelahacecomoquenohacenadaparaquesumaridono la regañeporhacercosasenelestadoenqueestá, y con ese como no hacer nada mantiene la casa en orden, todas las cosasderechas:ropalimpiaenlascamas,aseoenlashabitaciones,patiosycorredores,ojosen la cocina, manos en la costura y en el horno, y pies por todas partes: por elgallinero,porelcuartodemolermaízocacao,porelcuartodeguardarcosasviejas,por el corral, por la huerta, por el cuarto de aplanchar, por la despensa, por todaspartes.

Suseñormaridolariñecuandolaveentareas,quisieraqueseestuvierasentadaotendida a la bartola, y eso es malo, porque los hijos salen holgazanes. Su señormarido,FelipeAlvizures,esunhombreespaciosopordentro,loquelohacelentoensusmovimientos,yporfuerasiempreenfundadoenespaciosasropasdedril.Pocas

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aritméticas,puessabesumardecorridoconmaíces,ypoquísimasletras,puesnohacefalta saber leer, como sabenmuchos que jamás leen.Además, lo de espacioso pordentrolodecíaella,porquelecostabajuntarlaspalabras.Parecíaquelasibaatraerunaaunpuntoyotraaunpuntomásretiradotodavía.Dentroyfueradeél,elseñorFelipe, tenía donde moverse a sus anchas para no hacer nada a la carrera, parareflexionarcabal,cabal.Ycuandolelleguelahora,Diosguarde,decíaPetrángela,silamuertenoloacorrala,noselovaapoderllevar.

Portodalacasaserepartelafuerzadelsol.Unsolconhambrequesabequeeslahoradel almuerzo.Perobajo los techosde tejadebarro se sientemásbien fresco.Contrasucostumbre,Felipito,elhijomayor,llegóantesquesupadre,saltóacaballosobrelapuertadetrancas,sólodostrancasteníapasadas,lasmásaltasypeligrosas,yentre el espanto de las gallinas, los ladridos de los perros y el revolotear de laspalomasdecastilla,despuésdeunaidayvenidaavelocidadderelámpago,sentóelcaballoentre laschispasarrancadasdelchoquede lasherradurasen laspiedrasdelpatio,ysoltóunarisotada.

—¡Quésingracia,Felipito...yasabíaqueerasvos!Asumadrenolegustabanesasvistosidades.Elcaballoconlosojosbrillantesyla

bocaespumosa,yFelipitoyaentierraabrazandoycontentandoasuseñoramadre.Al poco rato llegó su padre montado en un macho negro, al que llamaban

"Samaritano", por manso. Bajóse de la cabalgadura, pacienzudamente, a botar lastrancasdelapuertaqueFelipitohabíasaltado,lascolocódenuevoyentrósinruido,apenaseltastaceodeloscascosdel"Samaritano"alcruzarelempedradodefrenteelapeadero.

Almorzaroncalladalaboca,viéndosecomosinosevieran.ElseñorFelipeveíaasumujer, ésta a suhijo, y el hijo a suspadresquedevoraban tortillas, rasgaban lacarnedeunapiernadepolloconlosdientesfiludos,tomabanaguaagrandestragosparaquelespasaradelagargantalamasadeunasabrosayucacolorada.

—Diosselopague,señorpadre...El almuerzo terminó, como siempre, sin muchas palabras, entre el silencio de

todos y las consultas de Petrángela a la cara y elmovimiento de lasmanos de suesposo,parasabercuándoéstehabíaconcluidoelplatoypediralasirvientaloqueseguía.

Felipito, después de agradecer a su padre, acercóse a sumadre con los brazoscruzadossobreelpecho,bajalacabeza,yrepitió:

—Diosselopague,señoramadre...YtodoconcluyócondonFelipeenlahamaca,sumujerenunasilladebalancíny

Felipito en un banco, en el que seguía montado a caballo. Cada quien en suspensamientos.ElseñorFelipefumaba.Felipitonoseanimabaafumarenlacaradesupadre y se le iban los ojos tras el humo, yPetrángela, se hamaqueaba, dándose

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movimientoconunodesuspequeñospies.

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LidaSal,unamulatamástorneadaqueuntrompo,seguíaconlaoreja,noenloquehacía,sinoenlachácharadelciegoBenitoJojónyuntalFaluterio,encargadodelafiesta de laVirgen delCarmen.El ciego y Faluterio habían terminado de comer yestaban para irse. Esto ayudaba a que Lida Sal escuchara lo que hablaban. Loslavaderosdeplatosytrastossuciosestabancasialapardelapuertaquelacomederíateníasobrelacalle.

—Los"Perfectantes"—decíaelciego,ensayandogestosigualquesisearrancaradelasarrugasde lacara,molestiasde telaraña—sonlosmágicos,ycómovaaseresoqueustedmedice,cómonosevanaencontrarcandidatasmáximeahoraqueloshombresandantanariscos.Sí,amigoFaluterio,haypocabodaymuchobautizo, loquenoestábueno.Muchosolterónconcría,muchosolterónconcría...

—¿Quéesloqueustedquiere?,yleformulolapreguntaasíabocadejarroparaqueme diga su cabalidad en este asunto, y pueda yo conversarlo después con losotrosmiembrosdelacofradíadelaSantísimaVirgen.Yalafiestaestáencima,ysinohaymujeresque sehagancargode losvestidosde los "Perfectantes",pues seharácomoelañopasado,sinmágicos...

—Hablarnadacuesta,Faluterio,haceresmástrabajoso.Siamímedanlacaridadde ocuparme de los trajes de los "Perfectantes", tal vez encuentre candidatas, haymuchamujercasadera,Faluterio,muchamujerenedaddesumerecimiento.

—Esdifícil,Benito,esdifícil.Creenciasdeantes.Hoyconloquelagentesabe,quién va a creer en semejante cochinada.Demi parte y de parte de todos los delcomitédelafiestapatronal,creoquenohabráinconvenienteendarausted,queesnecesitadoynopuedetrabajarporserciego,losatavíosdelos"Perfectantes".

—Sí,sí,yodarépasospararepartirlos,yasínoseacabanlascosasdeantes.—Mevoy,lodejo,ytengaporhecholoofrecido.—Le tomo la palabra, Faluterio, le tomo la palabra, y voy a buscar por donde

Diosmeayude.Lamano fría y jabonosa deLidaSal abandonó el plato que estaba lavando, se

posóenelbrazodelciego,enlamangadesusacoquedetantoremiendoeraunsoloremiendo.BenitoJojóncedióalademánafectuoso,detuvoelpaso,puesél también

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ibahaciasucasaqueeralaplazatoda,ypreguntóquiénleretenía.—Soyyo,LidaSal,lamuchachaquefriegalosplatosaquíenlacomedería.—Sí,hija,yquéseteofrece...—Quemedéunconsejonuevo...—¡Ja!¡Ja!,entoncesvossosdelasquecreenquehayconsejosviejos...—Ymismitoporeso,yoloquieronuevo.Unconsejoqueinventesóloparamí,

quenoselohayadadoaningunaotra,quenisiquieralohayapensado.Nuevo,quéseentiende,nuevo...

—Veamos,veamos,sipuedo...—Setrata,yasabeusted...—No,nosénada...—Queestoy,¿cómoledijera?,queestoyalgoprendadadeunhombreyésteni

siquieramevuelveaver...—¿Essoltero?—Sí, soltero, guapo, rico...—suspiróLidaSal—,peroqué se va a fijar enmí,

friegatrastes,siélesunagrancosa...—No te desmás trabajo. Sé lo que querés, pero comome has dicho que eres

fregona,mecuestapensarenquetealcanceparadarlalimosnadeunodelostrajesdelos"Perfectantes".Sonmuycaros...

—Porallínoseaflija.Tengoalguito,sinoesmucholoquecuestalalimosna.Loqueyoquierosaberessiustedsecomprometeadarmeunodeesosvestidosmágicosy va donde el ingrato ése a que se lo ponga el día de la patrona.Que se vista de"Perfectante"conel trajequeyo lemande,esoes loprincipal.Lodemáscorreporcuentadelamagia.

—Pero,hija,siademásdenover,nosédóndeencontraralcaballeroésequetehasprometido,delquetehasprendado,puesestoydoblementeciego.

LidaSalseinclinóhastaunadelasgrandesorejasrugosasypeludasymugrientasdelciego,yledijo:

—DondelosAlvizures...—Ah...ah...—FelipitoAlvizures...—Veoclaro,veoclaro...quiereshacerunbuencasamiento...—¡No,porDios!¡Acuérdesequeesciegoynopuedeverclaro,siloqueveenmi

amoreselinterés!—Entonces,sinoesporinterés,esporquetelopideelcuerpo...—No sea animalón.Me lo pide el alma, porque sime lo pidiera el cuerpome

sudaría al verlo, y no sudo cuando lo veo, por el contrario,me quedo como si nofuerayo,ysuspiro.

—Esoestábueno.¿Cuántosañostenés?

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—Diezynuevevoyacumplir,peroyodigoquetalvezvanaserveinte.¡Épale,quitelamanodeallí...ciegoytodotanteandocómoeselbulto!

—Cerciorarme,hijita,cerciorarmedecómoandasdecarnes...—¿VaairdondelosAlvizures?...¡esoesloquemeinteresa!—Hoymismo...¿Yquéesestoquemehasclavadoeneldedo?¿Esunanillo?—Esunanillodeoro,valeloquepesa...—Québueno...québueno...—Y se lo doy a cuenta de lo que haya que pagar por la limosna del traje de

"Perfectante".—Sos práctica, niña, pero no puedo ir adonde losAlvizures, sin saber siquiera

cómotellamas...—LidaSal...—Lindo nombre, pero no es cristiano.Me voy a dondememanda tu corazón.

Ensayaremos la magia. Como a estas horas están las carretas del señor Felipecargando o descargando leña en elmercado,me sentaré en una de ellas, ya lo hehechootrasveces,yallámetendrándevisitaenbuscadeFelipito.

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El ciego le quiso besar lamano a doña PetronilaÁngela, pero ésta la escabulló atiempoyenelairequedóelchasquido.No legustaban losbesuqueosyporeso lecaíanmallosperros.

—Labocasehizoparacomer,parahablar,para rezar,Jojón,ynoparaandarsecomiéndose a la gente. ¿Venía en busca de los hombres? Por allí están en lashamacas. Déme la mano, lo llevo para que no se vaya a caer. ¿Y qué le dio pordejarsevenirtanderepente?Porfortunaustedsabequelascarretasestánasuenteradisposiciónyqueéstaessucasa.

—Sí,Diosselopague,miseñora,ysiechéelviajesinavisarlesantes,esporqueel tiemposenosestáentrandoyhayqueganarle ladelanteraparaprepararbien lafiestadelaSantísimaVirgen.

—Tienerazón,yacasiestamosenvísperasdelgrandía,ytanpronto¿verdad?siparecequenohubierapasadounaño.

—Y ahora se hacen preparativos muy mejores que los del año pasado. Vierausted...

ElseñorFelipeenunahamacayFelipitoenotra,semecíanmientrasibacayendoel sol. El señor Felipe fumaba tabaco con olor a higo y Felipito, por respeto, seconformabaconverformarseydeshacerselasnubesdelhumoperfumadoenelairetibio.

LaPetrángelasellegóhastaellosconduciendoaJojóndelamanoy,yacercadelashamacas,lesanuncióqueteníanvisita.

—Noesvisita—corrigióelciego—,esmolesta...—Losamigosnuncamolestan—adelantóseadecirelseñorFelipealtiempode

sacarunadesuscortaspiernasdelahamaca,parasentarse.—¿Selotrajeronloscarreteros,Jojón?—preguntóFelipito.—Asíesniño,asíes.Perosituvecómovenirme,nosecómomevoyairdeaquí.—Yoleensillouncaballoymelollevo—contestóFelipito—.Poresonotenga

cuidado...—Ysino,sequedaconnosotros...—¡Ay, mi señora, si fuera cosa, me quedaba, pero tengo boca, y ya sabe que

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prendasconboca,molestansiempre!El señor Felipe, mientras tanto, estrechó la mano del ciego, tan llena de

oscuridades,ylecondujoaunasillaquehabíatraídoFelipito.—Levoyaponeruncigarroenlaboca—dijoelseñorFelipe.—Nomepidapermiso,señor,paradargustosnosepidepermiso...Yyafumandoapulmónbatiente,siguióJojón:—Lesdecíaquenoeravisitalamía,sinomolesta.Yasíes,puramolesta.Vengo

conlaembajadadeversiFelipitoquiereseresteañoeljefedelos"Perfectantes".—Ésaescosadeél—dijoelseñorFelipeAlvizures,haciendoseñasaPetrángela

queseacercarayalacercarseaquélla,latomódelacinturainabarcableconsólounbrazo,paraquedarjuntos,atentosalhablardelciego.

—Algotramadoestáeso...—reaccionóFelipito,soltandounchisquetedesalivaquebrillóenelpiso.Cadavezqueseponíanerviosoescupíaasí.

—Noespuñaladadepícaro—adujoJojón—,pueshaytiempoparapensarlobienyresolverdespacio,siemprequeseapronto,puesyalafestividadseviene,yafíjese,niño,quehayqueprobarleelvestido,paraquelequedebienycoserleenlasmangaslosgalonesdePríncipedelos"Perfectantes".

—No creo que haya mucho que pensarlo—decidió la ejecutiva Petrángela—,FelipitoestáofrecidoalaVirgendelCarmen,yquémejoroportunidadpararendirleculto,queparticiparensufiestaprincipal.

—Esosi...—articulóFelipehijo.—Entonces—tercióelpadrebuscandopalabras—,nohaymuchoquepensarloni

másquehablar—ysiempresinencontrarcómodecirlascosas—:¡VidoquenohizoelviajedebaldeseñorBenito!Ysiahora,comodecías,lovasallevarmontado,enelpueblotepodesaprobarelvestidoquetequedemejor,porsihayquehacerlealgunosacomodos.

—PorloprontolosgalonesdePríncipe—dijoJojón—.Elvestidohastadespuésselovoyatraerparaqueselopruebe,porquenomelohandado.

—Sea...—aceptóFelipito—,yparanoperdertiempovoyaversihallounmachomanso,antesdequesenosentrelanoche.

—¡Espere,Donpreciso!—ledetuvolamadre—,vamosaqueJojóntomeunsubuenchocolate...

—Sí,sí,madre,yasé,peromientraséltomaelchocolate,yobuscoelmachoyloensillo. Se hace tarde...—y ya fue saliendo hacia los corrales—, se hace tarde yoscurece, aunque a un ciego lomismo le da andar de día que de noche... se dijoFelipitoparaélsolo.

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Lacomederíaestabaapagadaysilenciosa.Pocagentedenoche.Todoelmovimientoeraamediodía.Asíquehuboespacioyanchuraparaqueelciego,muydelbrazodeFelipitoAlvizures,entraraasentarseenunadelasmesas,yparaquedosojosfijaranenéstesuspupilasnegras,llenasdeunaluzdeesperanza.

—Sesirvendealgo—acercóseapreguntarLidaSal,frotandolamesademaderavieja,gastadaporlosañosylasintemperies,conunaservilleta.

—Unpardecervezas—contestóFelipito—,ysihaypanesconcarne,nosdados.Lamulataperdíapormomentoslaseguridaddelpiso,loúnicoseguroquetenía

bajo lospies.Estabaenunsofocoquedisimulabamal.Cadavezquepodíafrotabasusbrazosdesnudosysussenosfirmes,temblantesbajolacamisita,enloshombrosdeFelipe.Pretextosparaacercárselenofaltaban:losvasos,laespumaderramadadelvasodelciego,losplatosconlospanesconcarne.

—Yusted—preguntóAlvizuresalciego—dóndepernocta,porqueyalovoyairdejando.

—Poraquí.Aquímismoen lacomederíamedanposadaaveces¿Verdad,LidaSal?

—Sí,sí...—fuetodoloqueéstapudodecir,ymáslecostóformarconsuslabioslacifradelvalordelascervezasylospanes.

Enlamanohechahueco,huecoenelquesentíaelcorazón,apretólasmoneditascalentitas que le pagóAlvizures, calentitas de estar en su bolsa, en contacto de supersona, y sin poder resistir más, se las llevó a los labios y las besó. Luego debesarlasselasfrotóenlacaraylasdejócaerentresussenos.

Por la oscuridad sin ojos, esa oscuridad de las noches que empiezan y acabannegras, color de pizarra, trotaba el caballo de Felipito Alvizures que se alejabaseguidodelandarsonzondelmachoenquehabíavenidomontadoelciego.

Yquédifícilromperahablarenmediodetantascosastancalladas.—Sosiego,donciego—lesalióeljuegodepalabras,tandefiestateníaelalma—,

noescosadeandarpalpando...—Lamanotequiereapretar,malpensada,paraquemesintáselanilloquedesde

hoymediste,eneldedo,yacomocosamía,puestrabajomehacostadoganármelo,

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trabajoymaña.Mañanatendrásaquíelvestidode"Perfectante"que luciráFelipitoenlafiesta.

—Yquédebohacer...—Hija,dormirconelvestidobastantesnoches,paraquelodejesimpregnadode

tumagia, cuando uno duerme se vuelvemágico, y que así al ponérselo él para lafiesta,sientaelencantamiento,ytebusque,yyanopuedavivirsinverte.

Lida Sal se quiso agarrar del aire. Se le fue la cabeza. Apretó la mano en elrespaldodeunasilla,conlaotramanoseapoyóenlamesa,yunsollozocerradolellegóaloslabios.

—¿Lloras?—¡No!¡No!...¡Sí!¡Sí!—¿Llorasonolloras?—Sí,defelicidad...—Pero¿tanfelizsos?...¡Sosiego,donciego,sosiego!Latetacalientedelamulataselefuedelamanoalviejo,mientrasaquéllasentía

quelasmonedasconquelepagóFelipitoAlvizures,escurríanseledelossenoshaciaelvientre, igualque si su corazónestuvieraya soltandopedazosdemetal caliente,emitiendodineroparaacabardecubriraJojón,lalimosnadeltrajemágico.

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Nohabíadisfrazmásvistosoqueeldel"Perfectante".CalzóndeGuardiaSuizo,petode arcángel, chaquetilla torera. Botas, galones, flecos dorados, abotonaduras ycordones de oro, colores firmes y tornasolados, lentejuelas, abalorios, pedazos decristal con destellos de piedras preciosas. Los "Perfectantes" brillaban como solesentrelascomparsasqueacompañabanalaVirgendelCarmen,durantelaprocesiónquerecorríatodaslascallesdelpueblo,lasprincipalesylashumildes,puesnadieeramenosparaquenopasaraporsucasalaGranSeñora.

ElseñorFelipemovió lacabezadeun ladoaotro.Pensándolobien,nomuy legustaba que su hijo vistiera aquella rimbombancia, pero, como ponerse en contrahabría sido herir los sentimientos religiosos de la Petrángela,más despiertos ahoraqueestabaencinta,disimulósudesagradoconunabromaquesuconsorteencontródemalgusto.

—Tanprendadoestabayodetuseñoramadrecuandonoscasamos,Felipito,quelagentecontabaqueellahabíadormidosietenochesseguidasconeltrajeconqueyosalíde"Perfectante",haráunosveintisiete,treintaañostalvez...

—¡Nuncasalióde"Perfectante"tupadre,hijo,nolecreas!...—locontradijoella,temerosayapesarada.

—Pues entonces debaldito dormiste con el traje...—rió Alvizures, hombre depocasrisas,ynoporquenolegustarareírse,erasabrosoreírse,sinoporquedesdequesecasódecía—:larisasequedaenlapuertadelaiglesiadondeunosecasa,dondeempiezaelviacrucis...

—Esodequeyotemagiéparaquetecasarasconmigo,espurainvencióntuya...Sisalistede"Perfectante",quiénsabeporquienotra...

—¿Otra?... Ni veinte leguas a la redonda... —y rió, rió de muy buena gana,invitandoareírseaFelipito—:¡Reíte,hijo,reíte,aúnsossoltero!Elreírylarisasonprivilegiosde lasoltería.Cuandotecases,cuandoalgunaduermaconelvestidode"Perfectante"quetetoquelucirenlafiesta,adiósrisaparasiempre.Loscasadosnonosreímos,hacemoscomoquenosreímos,loquenoeslomismo...larisaesatributodelasoltería...delasolteríajoven¿eh?porquelossolteronesviejostampocoseríen,enseñanlosdientes...

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—Tupadretodoloenreda,hijo...—reaccionólaPetrángela—.Larisaesdelosjóvenes, casados o solteros, y no de los viejos, y a él le entró el viejo, qué culpatenemos,leentróelviejo...

LaPetrángelanoconcilioelsueñoesanoche.Asomabanasuconcienciaaquellasnoches en que en verdad durmió con el traje de "Perfectante", que el señor FelipeAlvizures vistió en la fiesta hará treinta años.Tuvoque contradecirlo ante su hijo,porque hay secretos que no se revelan ni a los hijos. No secretos, intimidades,pequeñasintimidades.Noamanecía.Sintiófrío.Trajolospiesalamordelacobija.Apretó los párpados. Imposible volver a dormirse.El sueño andaba ausente de susojos, temía que a esa hora, en víspera de la fiesta deNuestra Señora del Carmen,alguna estuviera durmiendo con el traje de "Perfectante" que luciría Felipito, paraimpregnarlodesusudormágicoyqueporesteartelosedujera.

—¡Ay, Señora del Cielo, Virgen Santísima!... —mascullaba—, perdona mistemores,missupersticiones,séquesonestúpidos...quesonsólocreencias,creenciassinfundamento...peroesmihijo...mihijo!

Loefectivoseríaevitarquesalierade"Perfectante".Perocómoevitarlo,sihabíaaceptado e iba a figurar como Príncipe de los "Perfectantes". Sería desorganizarlotodoyluegoqueella,antesuesposo,fuelaquedispusoqueFelipitoaceptara.

Noamanecía.Nocantaban losgallos.Labocaseca.Elpeloentelarañadoensucaradetantobuscarelsueñoenlaalmohada.

—¿Qué mujer, Dios mío, qué mujer estará durmiendo con el traje de"Perfectante"quellevarámiFelipito?

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ElespejodeLidaSal

6

Lida Sal, más pómulos que ojos de día, pero de noche más ojos que pómulos,arrastrabalaspupilasdeunladoaotrodelapiezaenquedormíayalasegurarsequeestabasola,quesólolagranoscuridaderasucompañera,lapuertabienatrancada,lapuerta y un ventanuco que daba a la más ciega despensa, quedábase fríamentedesnuda, paseaba susmanos de piel escamosa por la fregadera de los trastes, a lolargo de su cuerpo fino, y seca la garganta por la congoja, y húmedos los ojos, ytemblorosos losmuslos, se enfundaba el traje de "Perfectante", antes de echarse adormir. Peromás que dormir, era la privazón la que le iba paralizando el cuerpo,privazón y cansancio que no impedían que, en voz baja, medio dormida, leconversaraaltrapo,leconfiaraacadaunodeloshilosdecolores,alaslentejuelas,alosabalorios,alosoros,sussentimientosamorosos.

Perounanochenoselopuso.Lodejóbajosualmohadahechounmolote,tristeporque no tenía un espejo de cuerpo entero para vérselo enfundado, no porque leimportara saber cómo le quedaba, si corto, si largo, si folludo, si estrecho, sinoporqueerapartedelapremagia,vestírseloyvérselopuestodelantedeungranespejo.Poco apoco lo fue sacandodebajo la almohada,mangas, piernas, espalda, pecho,para acariciarlo con sus mejillas, posarle encima la frente con sus pensamientos,besarloconmenudoschasquidos...

MuydemañanavinoJojónporsudesayuno.Desdequeandabaenconnivenciasconella,comíaasuapetito,siempreaespaldasdelapatrona,queenesosdíaspocoestaba en la comediría, pues andaba haciendo los preparativos para poder darcumplimientoconlaclientelaylosforasteros,durantelosdíasdelafiesta.

—Ladesgraciadeserpobre—sequejólamulata—,notengoespejograndeparaverme...

—Yesosíqueesurgente—lecontestóelciego—,porqueporallítepuedefallarlamagia...

—Yquéhacer,sóloquemefueraametercomoladrona,aunacasarica,amedianoche, vestida de "Perfectante". Estoy desesperada.Desde anoche estoy que no séquéhacer.Aconséjeme...

—Esloquenosé...Lamagiatienesusconsistencias...

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—Noentiendoloquemequieredecir...—Sí, porque la magia consiste en esto o consiste en aquello, pero siempre

consiste en algo, y .en este caso, consiste en vestir de "Perfectante" y verse en unespejodecuerpoentero.

—Yustedsiendociego,cómosabedeespejos...—Nosoyciegodenacimiento,hijita.Perdílavistayadegrande,culpadeunmal

purulentoquemecarcomiólospárpados,primero,yluegosemefueadentro.—Sí,enlascasasgrandes,haygrandesespejos...allídondelosAlvizures...—DizquehayunomuyhermosodondelosAlvizuresyhastasecuenta...No,no

espicardía...Bueno,pero talvezconesotepuedodarunaesperanza.Poreso te loreferiré,noporchismoso.Hagolasalvedadparacuandoseassunuera.Secuentaquecomo la madre de Felipito, doña Petrángela, no tuvo espejo donde verse cuandohechizó a su marido, el día que se casó llevaba el traje de "Perfectante" bajo elvestidodenovia,yaldecirledonFelipequesedesvistiera,sequitóeltrajeblancoyenlugardeaparecerdesnuda,resultóde"Perfectante",sóloparacumplirelrito,paracumplirconlamagia...

—¿Yasísedesnudanloscasados?—Sí,hija...—¿Entoncesustedfuecasado?—Sí,ycomoaúnnomehabíacarcomidolosojos,elmal,pudeveramimujer...—Vestidade"Perfectante"...—No,hija,encuerodeEva...Lida Sal retiraba el tazón en que acababa de tomar café con leche el ciego y

sacudíalasmigasdepansobrelamesa.Nofueraavenirlapatrona.—No sé dónde, pero tenés que buscar un espejo para verte de cuerpo entero

vestida de "Perfectante"... —fueron sus últimas palabras. Esa vez se le olvidóadvertirla que el plazo para devolver el vestido se iba acercando, que ya la fiestaestabaencima,yquehabíaquellevareltrajeadondelosAlvizures.

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ElespejodeLidaSal

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Estrellas casi náufragas en la claridad de la luna, árboles de color verdoso oscuro,corralesolorososa lecheyasereno,montonesdehenohacinadoenelcampo,másamarillo a la luz del plenilunio. La tarde se había quedado mucho. Se había idoafilandohastanosersinounreflejocortantejustodondeelcieloyaeraestrellado.Yenesefilocortante,azulenco, rojizo, rosa,verde,violetade la tarde, teníaLidaSallosojosfijos,pensandoenquesellegabaelplazodedevolverelvestido.

—Mañanaúltimodíaquetelodejo—leadvirtióJojón—,puessinoselosllevoatiempo,loechamosaperdertodo...

—Sí,sí,notengacuidado,mañanaseloentrego,hoymeveoenelespejo...—Enelespejodetussueñosserá,hijita,porquenoveodónde...ElfiloluminosodelatardelequedóaLidaSalenlaspupilas,comolarendijade

unimposible,comounarendijapordondepodíaasomarsealcielo.—¡Sabandijamaldita!...—vinoatirarladelpeloladueñadelacomedería—.¡No

tedavergüenza,contodoeltrasteríosinlavar!Hacedíasqueandaspululandocomolocaynoteandalamano.

Lamulatasedejótirarlagreñaypellizcarlosbrazossincontestar.Unmomentodespués, comopor ensalmo, amainó el regaño.Pero era peor. Porque al palabreríoinsultantesiguieronjaculatoriasyadoctrinamientos.

—Ya viene la fiesta y la señorita ni siquiera me ha pedido para hacerse unamudada nueva. De lo que te tengo debías comprar un vestido, unos zapatos, unasmedias.Noescuentodepresentarteenlaiglesiayenlaprocesióncomounapobrechaparrastrosa.Davergüenza,quévanadecirdemíquesoytupatrona,lomenosquetetengoconhambreoquemequedocontusmesadas.

—Pues,sileparece,mañanamedaysalgoacompraralgo.—Pues,claro,niña,agradoquiereagrado.Vosmeagradásconeloficio,yyote

agradocomprándoteloquetehacefalta.Ymás,quesosjovenynososfea.Quiéntedicequeentrelosquevienenavenderganadoalafiesta,notesaleunbuenpartido.

LidaSal, la oía comonooírla.Fregaba sus trastos, pensando, rumiando loquehabía imaginado frente a la última rendija de la tarde. Lomás duro era fregar lossartenesylasollas.Quéinfelicidad.Teníaquerasparlasamuñecaconpiedrapómez

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hasta quitarles lamantecosidad del fondo y luego, por fuera, batallar con el hollíntambiéngrasiento.

Elesplendordelalunanopermitíapensarqueeradenoche.Sóloparecíaqueeldíasehabíaenfriado,peroqueseguíaigual.

—No queda lejos —se dijo dando forma verbal a su pensamiento— y es unaguajebiengrande,casiunalaguneta.

No se quedó mucho en su cuarto. Había que estar de regreso al amanecer yentregar el traje de "Perfectante" al ciego, para que lo llevara a casa de losAlvizures...ah,peroantesteníaquevérseloellaenungranespejo.Lamagiatienesusconsistencias...

Al principio, el campo abierto la sobrecogió. Pero luego fue familiarizando losojosconlasarboledas,laspiedras,lassombras.Veíatanclaropordondeiba,queleparecíaandaralaluzdeundíasumergido.Nadielaencontróconaquelvestidoraro,sinohubieraechadoacorrer,comoanteunavisióndiabólica.Tuvomiedo,miedodeser una visión de fuego, una antorcha de lentejuelas en llamas, un reguero deabalorio, de chispas de agua que integrarían una sola piedra preciosa con formahumana,alllegaryasomarseallagovestidaconeltrajequeluciríaFelipitoAlvizuresenlafiesta.

Desdelaspestañasdeunbarrancoolorosoaderrumbes,entreraícesdesenterradasypiedrasremovidas,contemplóelanchoespejoverde,azulyhondo,entrecendalesdenubesbajas, rayos lunaresysueñosdeoscuridad.Secreyóotra.¿Eraella?¿EraLidaSal?¿Era lamulataquefregaba los trastesen lacomedería, laquebajabaporaquelcamino,enaquellanoche,bajoaquella luna,conaquelvestidodefuegoyderocío?

De lado y lado iban rozándole los hombros las pestañas de los pinos, floressonámbulasdeperfumedormidolemojabanelcabelloylacaraconbesosdepocitosdeagua.

—¡Paso! ¡Paso!...—decía al avanzar por entre bosques de árboles de jengibre,fragantes,enloquecedores.

—¡Abran paso! ¡Abran paso!... —repetía al dejar atrás rocas y piedrasgigantescasrodadasdesdeelcielo,sieranareolitos,odesdelabocadeunvolcánennoremotocataclismo,sierandelatierra.

—¡Paso! ¡Paso!... —a las cascadas...— ¡Campo y anchura para que pase lahermosura!—a los regatos y arroyos que también iban como ella a verse al granespejo.

—¡Ah!¡Ah!,austedesselostraga—lesdecía—yamínomevaatragar,sólomevaaver,mevaavervestidade"Perfectante",paraquesecumplancabales lasconsistenciasdelamagia.

Nohabíaviento.Lunayagua.LidaSalsearrimóaunárbolquedormíallorando,

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masalpuntosealejóhorrorizada,talvezerademalagüeroasomarsealespejojuntoaunárbolquellorabadormido.

Deunladoaotrodelaplayafuebuscandositioparaversedecuerpoentero.Nolograbasu imagencompleta.Decuerpoentero.Sóloquesubieraaunade lasaltaspiedrasdelaotraorilla.

—Simevieraelciego...,peroquétontería,cómopodíaverlaunciego...Sí,habíadichounatonteríaylaqueteníaquemirarseeraella,mirarsedepiesacabeza.

Yaestaba,yaestabasobreunarocadebasaltocontemplándoseenelagua.¿Quémejorespejo?

Deslizó un pie hacia el extremo para recrearse en el vestido que llevaba,lentejuelas,abalorios,piedrasluminosas,galones,flecosycordonesdeoroyluegoelotropieparaversemejoryyanosedetuvo,diosucuerpocontrasuimagen,choquedelquenoquedónisuimagennisucuerpo.

Pero volvió a la superficie. Trataba de salvarse... lasmanos... las burbujas... elahogo... había vuelto a ser la mulata que peleaba por lo inalcanzable... la orilla...ahoraeralaorillaloinalcanzable...

Dosinmensascongojas...Loúltimoquecerrófuerenlasinmensascongojasdesusojosquedivisabancada

vezmáslejos,laorilladelpequeñolagollamadodesdeentoncesel"EspejodeLidaSal".

Cuandollueveconluna,flotasucadáver.Lohanvistolasrocas.Lohanvistolossauces que lloran hojas y reflejos. Los venados, los conejos lo han visto. Setelegrafíanlanoticia,conlapalpitacióndesuscorazoncitosdetierra,lostopos,antesdevolverasusoscuridades.

Redesdelluviadeplataparpadeantesacansuimagendelespejodesazogadoylapaseanvestidade "Perfectante"por la superficiedel aguaque la sueña luminosayausente.

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JUANANTESELENCADENADO

Noleenrostrónada(conversaciónconojos,conmanos),laCardenalaCifuentes.Noeranpalabras.Lassuyasnoeranpalabras.Noatinabaarespondernada.Eransonidosarticulados a su angustia, al frío de su espinazo, a la carne de gallina que pormomentos lo convertía en una regadera de poros gordos. Le comían el cuerpo, lacabeza,laspalmasdelasmanos.¿Porqué,porquénolecontestabaalaCardenala?Palabras.Pocas.Muypocas.Gusanosmedidoresatravésdelargossilencios.Despuésde todo.Eso sedicecuando se suman los sucesosmásdispares, emparentados, sinembargo, entre sí, por no se sabe qué fatalidad. El diluvio del llanto. Alguna vezlloró.Antes.LaCardenalaseloechabaencara.Peroesavezellatambiénlloró.Sola.Despuésqueélsefue.Nosefue,sedurmió.Esigual.Soltarel llanto,ahogándose,para no despertarlo con los sacabocados de los sollozos. Y entredecirse cosaspaladeándolas. Si el Ángel la hubiera ayudado. El Ángel Custodio. Naturalmente,nadasobrenatural,sielÁngelCustodiolahubieraayudado,naturalmente...

Enlanaturalezapasanlascosas.Mentiraqueseaenotraparte.Sóloqueaquellofue comounmal sueño.Lasmujeres somos estúpidas. ¿Lasmujeres?No sé si lasotras, pero yo soy la estupidez con faldas. Haberme empeñado en ir con él a esacábala omartingala. Lo habían citado almonte,mientras estaba borracho. Ese díatomóaguardienteporque tuvoganas.Noacostumbrabaabeber.Peroesedíabebió.No se iba a quedar con las ganas. Pero fueron unas ganas especiales, como élexplicaba,porquefísicamenteellicorlerepugnó,suolor,sucolor,supesodeclaradehuevo, aunquementalmente,poralgo interno,unacomodesazón, lonecesitaba,igualquelaluz,igualqueelhabla.

Elcasoesquesetomósustragos,sinmotivo,yaquíestálaraízdelacábalaoquiénsabecómollamaraeseenigma.Talvezselepodríallamar...No,no.asíno...Peroescábala,porqueesenigma...Es,lasdoscosas...Vaya,conloquesea.Lociertoes lo que salió. El aguardiente lo emborrachó y estaba más allá de sus senados,cuandooyóque lo llamaban,yella,por estúpida, lo indujoa ir al encuentrode superdición.SielÁngelCustodiolahubieraayudado.Sileshubierasalidoalpaso,consuespadade fuego,cuando ibancomodossombras friolentasarrastrándoseporuncamino lodoso, después de la lluvia. Sólo que allí empezaron unas como visionesextrañas.Lalluviahabíadejadoelairecuadriculado.Todolo«notaban»,laCardenalaempleaba lapalabra«notar»pormirar,a travésdecuadradnos, igualqueundibujocuadriculado.

El viento sabía a vinagre de hojas ácidas.Nadie los empujaba.Ellos. Sus pies.Peroporquésuspieslesobedecían.Veceshayenquelospiesnodebíanobedecer.SielÁngelCustodiosaleylesechazancadilla.Caenytalvezreflexionan,sedetienen.Peromarchabancomoenloquecidos.Unotrasotro.Juanantes(noerasunombreyera

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su nombre. Se llamaba Juan, pero nació antes que un hermano gemelo que naciómuerto, y por eso le quedó —«Juanantes») iba como se camina en los sueños,despedazándoseenalgodóndormido,esealgodóndelanochemojada,sinestrellas,acida,conacidezdehojasmojadas.Yelladetrás,igualqueunaespuelademaldiciónaguijoneándolo,paraquenoseregresara,paraquenoseacobardara,yaquehabíantomadolaresolucióndequeJuanantesacudieraalacita.Hombreeshombre,noescualquiercosa.YJuanantesdebíaprobarlo.ProbárseloalaCardenala.Laesperanzadequefueraalencuentrodesudicha,deladichaparalosdos,dealgunaluzbuena.Latierraestá llenadelucesbuenasylucesmalas.Yel todoeraquelessalieraunabuena lumbre. El bienestar luminoso. Los que lo han sentido, dicen que es algocorrelativoalparaísoterrenal.Sinduda.AsíloexplicabalaAntonia.Nolosupoporella.Erasuenemiga.SinoporlaSabina.YnoporlaSabinadirectamente,sinoporsucuñada Luciana. Por ella lo supo. Cuando la luz que se encuentra es buena, bailaigualqueuntromposobrelahierba,unolanotaynodacréditoasusojosaltiempoqueelcuerposelevallenandodecontento.Eslaluzdelargavida,debuenasalud,debuenasnoticias, debuenosnegocios.No se tienta, pero se agarra.No se siente,peroembadurna.Ysegoza,segozadeellaentredosinfinitos,ratitoenquesedejadesermortal,enelquelamuertenopuedellegar.

Si encontraran la luz buena. La Cardenala estaba segura que sí. Y por eso loaguijoneaba,igualqueunaespuelacondientesyconpelosypalabrasestúpidas.Elladetrás, Juanantes no se regresaría, no se acobardaría, y enfrentaría su destino.Cualquiera que fuera... No, ella no dudó, como que se llamaba Cifuentes, laCardenalaCifuentes,queencontraríanlaluzbuena,lafelicidad,ladicha,elbienestar,elregocijo,todoesoqueesmásquetodo.

¿Porquésiotroslahabíanhallado,selesibaanegaraelloslaluzbuena?Eso,eso. Y a no detenerse, a cruzar rápidamente esos primeros bosquecitos de pinocolorado,pocovestido,detroncosyramajesdesnudos.

Juanantes,adelante,sinhablar.Ella,detrás,sinhablar.Ningúntemorytodoslostemores. Los pasos, A veces se oían sus pasos como sapos que caían en el lodo.Pájarosnocturnos,conejosquecorríanalsentirpasarlosbultos,elmidocosquillosodealgunavíbora,palabraquenodecíalaCifuentes,puessiemprealasculebraslasllamaba «animales». Peligro, peligro. Pensarlo la estremeció. Si en lugar de la luzbuena,encuentranelgranculebrónquesaledelatierraenlasnochesoscuras.Pero,no podía ser. Juanantes, en su borrachera, oyó bien que lo llamaban, que le dabancita, junio a una hoguera, prendida en plenomonee.Debía acercarse a la hoguera,inclinarse a recoger algo, aneesque el fuego loquemara, seguir elmandatoque lehacían. Probablemente era un tesoro el que les esperaba. Y por eso tambiénmarchabantanligero,ariesgodecaeryromperseunapiernaounpie...

Cuestaarriba.Nosóloloempinado,sinoloresbaloso.Esalluviafinaquedejael

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suelo como ensalivado. El menor mido, para ellos, sobre todo para la CardenalaCifuentes, era una señal. Mucho animal salvaje corretanteando en la noche.Vagabundos ojos luminosos que por instantes horadaban la «niebla esponjada,adheridaalatierracomounamantadeinsectosalosqueelrocíolesmojólasalas.Alsalirelsolcadadía,lasalasdelosinsectosenlutadosqueformanlatiniebla,sesecan,ypor eso lanocheemprendeelvueloydesaparece, sin saberse adondeva, enquélugarseesconde.Enalgúnlugardebemetersetantatiniebla,tantaoscuridad.

—¡Juanantes—gritólaCardenala—,yahemosandadosuficientementeynohaynada!

PeroJuanantesnolaoyó.Norespondió.Nisiquieramoviólacabeza.Sucabezade tiniebla bajo su sombrero de palma. Sólo su sombrero blanco, sólo eso se lenotaba.Denoseresablancura,laCardenalapierdeelbultodesuhombre.Sucabezadetiniebla,deinsectodetiniebla.

Adelanteiba,seguía.Sindetenerse.Sinpensamiento.Vacíodeloqueeraél,deloqueélhabíasidosiempre.Unhombreprudente,precavido,pocodadoalasvalencias.OtroJuanantesinstaladoensupellejo.Entodosuinterior,hastaenlomásadentrodesu ser. Un Juanantes impetuoso, de agarrotados dedos alrededor del mango delmachete,fijaslaspupilasenloinvisible,porqueadelantepocoselograbaver,fueradellugardondeponíalospies,¿Quélepasaba?¿Adóndeiba?¿Quiénlollevaba?

Fue...fueunadebilidadsuyahaberlecontadoalaCardenalaloqueoyódormido,mientras dormía la gran borrachera que se puso un día entre semana, en que nocelebrabanada,noteníarencorquetaparnitristezaqueolvidar.

—¿Yoístebienlanocheenqueestascitado?—asícomenzólaCardenala,muymojaditas las palabras de saliva de beso de loro quemás es piquetazo de loro. Ycomolorosiguió:

—Pues,silooísteytecitarondebesir,quiéndijomiedo,¿noteparece?,ycomodondeseparaunhombreseparaotro,estoysegura...

—Noestés seguradenada—lecortóélpensandoqueantesdecontarle loquehabíaoídoborracho,mejorsehubieratragadolalengua.

—Si sabré que no debo estar segura de nada, que no parece que me hubieraayuntadoconunhombre—sinocon la inseguridadmisma.No sabesnunca loquequerés,nosabesparadóndevas.

—Ahorasísé,pero...—flaqueó—,no,nosésideboresponderalllamadodeesavozextraña,irenbuscadeesaluz.

—Sifueraladelasuene...—¿Ysinoes?—interrumpióJuanantes,ansioso,aéltambiénlehabíarascadoel

pellejo del cráneo, con cosquilleo inexplicable, la ambición de ser rico, de que elhallazgo de la luz buena le diera el camino para encontrar un tesoro en aquellasmontanas.

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—Sinoes,puesnosepierdenada.Másque,segúndijiste, lavozteindicóqueencontrarías un fuego, y cerca una bolsa, un bolsón. ¡Es la suerte Juanantes, es lasuerte —se entusiasmaba la Cardenala—, en ese bolsón hallaremos mil miles demonedasdeoro!

Ylopeoresquenosóloseentusiasmabaella,sinocontagiabaaJuanantes.Entrelafechadesusueñoylanochedelacita,nohubopazensucasaysefue

descuidando todo, las siembras, los gallineros, las hortalizas. La Cardenala no lodejabaniasolniasombra.Seperseguíancomofantasmas.Sinhablarsesabíanloquesedecían.Paraquéhablar,sisiempreestabanenlamismaronda.Juanantesindecisoy la Cardenala exigente. La voz misteriosa que oyó borracho, entró como unamaldición,comounafatalidadasucasa.Ellarectificaba,violenta:

—¿Maldición? ¿Por qué, Juanantes, no pensás lo que decís? Entró como unabendición,comounaesperanza,comounsoploquenoshahechosalirdelpozosinescapedondeestábamossumidos,aalgoquepuedesermejorcito...

El sueño cabal no volvió a trepar a sus camas hechas de troncos demadera ytrenzadode lazo recubiertoporuna esterilladepalma,y toda lanoche andaba, lesandabapor encima, como si fuera un perro peludoque diera vueltas y vueltas, sinecharse jamás.Ysicerraban losojos, ratosenteros losapretaban,eraparaentreverinmóvileselporvenirhastaquelafatigalosvencía,entreunacorazonadabuenayunamala, ratos temerosos y ratos seguros de que Juanantes encontraría la luz, en elmonte,yqueelbolsóneraefectivamenteunquintaldeoroenmonedas,odepiedraspreciosas.

Sí eranmonedas cómo las gastarían y si eran piedras preciosas, a quién se lasvenderían...

Laautoridadpodríaentrarensospechas—Juanantes,estásdormido...—No...—¿Siesoroelquehayenlabolsa,quéhacemos?En vano esperaba la respuesta. Cuando más un gruñido. Pero a su tumo éste,

incorporándose,medroso,hablaba:—Cardenala,noteparecequeesmejornoir...Puedeserlaluzmalayyametorcí

parasiempre.Almenos,hoysoypobre,perodichoso.—Cobarde,esoesloquesos.Cobarde,comotodoindeciso.Ratosdecísquevasy

ratosqueno.Otranoche,araízdelmismodiálogo,laCardenalafueterminante:—¡Ah, pero eso sí, si no vas vos, voy yo!Vale que yame dijiste la fecha, el

primermartesquecaigaennuevedelmes,yellugar,abajitodelCerrodeArena.Yallíahoraqueiban,éladelanteyellaatrás,encuerpoyalma,contraposytodo

(tantasveceshabíanhechoelviajeimaginativamente)resbalarondelCerrodeArena,

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sinpodersedetener,alplieguedeunaentrecerradabarrancaquedabaauncamino.Se sacudieron las palmas de las manos que metieron al resbalar intentando

detenerse,parasacarselasarenasqueseleshabíancasimetidoenelpellejo.—Elcaminonoslleva—hablóellaatrás.Y Juanantes siguió sin contestar. Allí en esa barranca nacía un camino. Un

caminonacecomounrío,muypequeño,perosejuntaconotroscaminosysetornaen camino grande. A poco de andar, ya no era un caminito, sino una trocha paracarretas.

—¿Llevaselmachete?...—ellasabíaquelollevaba,quesuhombrejamásandabasinmachete,perotuvomiedoyquisoasegurarse,oírledecirquelollevaba.

—Yfiludoquecortaunpeloenelaire—respondióJuanantes,envozalta,comopara que, si algún enemigo andaba oculto, supiera que de atacarlo tendría quevérselasconunhombrearmado.

—Yovoyrezando—intentóresponderlaCardenala,peronoarticulólaspalabras.Lefaltabalafuerzadelcorazón,yhabríaqueridoadelantarseenesemomentoa

detener a su hombre, y decirle que no siguiera, que se volvieran. Un malpresentimiento.

Ibarezando,rezándoleatodoslossantos,perosobretodoalAnimaSola.Yvariasvecesseoyó,repitiendocomoinvocacióndesonámbula:

—¡ÁnimaSola!...¡ÁnimaSola!..¡ÁnimaSola!...UnaluzdeslenguadaSí,tantaslenguasdefuegosalíandeaquelmontóndehojas

demaíz y ramas secas. Se les presentó de golpe, en una vuelta del camino ancho.Alguienloencendió.Sí,alguienloencendió.Peroquién,sialrededornoencontraronpersonaviviente.Yelpulsodelacabalidaddeencenderlacuandoellosseacerraban.Si no lo encienden justa se consume, lo arrebata el viento. Juanantes se detuvo,levantandounbrazo, comoparacubrirse losojosdelviolentogolpedel resplandordorado, en plena oscuridad.Detrás, laCardenala sin saber qué decir, santiguábase,conunarespiraciónqueseleibayotraqueselevenía.

—Noteacerques.Juanantes...—estuvoapuntodegritarle,perosuhombreteníaqueallegarseacumplirlacita,talycomolefuemandado.

Y así lo hizo aquél, machete adelante, bien agarrado del mango, lanzandomachetazosdeunladoaotro,comosicortaraelairedeafuerayelairequelefaltaba.

Diolavueltaalrededordeltugaron,ytalcomolooyóensuborrachera, jumoalasllamas,alladodelasbrasas,divisóunbolsóndebrin.

—¡Eloro!¡Eldinero!¡Laspiedraspreciosas!—sedijoyarriesgándoseaquemarelaladesusombrerooelpelolanudodelachaqueta,alláfueydeunlirónretiróelbolsón, comento de sentir que pesaba, y volvió al lado de la Cardenala con lasensaciónyolordelascejasylaspestañaschamuscadas.

—Noperdamostiempo—ledijoella,másambiciosa,lequemabalacuriosidad,

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saberloantesposibleloqueaquelsacoencerraba,yhuyerondellugar,dejandoatrásellogarón.

Al tacto, no miraban nada, palparon por fuera lo que había en el interior delbolsón.Unoscomohuesosdemuerto.Ajuzgar...Pero,no,no...Loquesísesentíabien,esunpesocomodemetal...

Lo abrieron. Pero, en la oscuridad, imposible saber lo que había. Másdirectamente, palpando, pudieron decir que además de huesos humanos, había unmachete,yenunabolsapequeña,unmontóndemonedasyunabotellallena.

¡Eltesoro!¡Eltesorodel...muerto!Todoeraunmisterio.Enuncomocanutodemetalsintieronquehabíaunpapel,

algoasí comounpapel sellado,que, sinduda,era laescrituradealgunapropiedadque...

Tartamudeaban.Propietariosyricos...Pero aquellos huesos, y aquel machete, y la botella que resultó llena de

aguardiente. De esto, de lo que pasó aquella noche de tiniebla acaramelada, dura,nadiesuponada.Loocurridoselotragóelsilenciodedosmortalidades,comodecíanellos.Juanantes(sunombrecompletoJuanantesDiosRodríguez,lovolvióaoírenelJuzgado),animalizabalacara,cadavezquelospolicías,losjueceslepreguntaban,leinterrogaban por qué había peleado con Prudencio Salvatierra, al que ni siquieraconocía.

—Poralgoseria.,—contestabaJuanantes,lalenguaenlainmensavaguedaddelpensamiento.

—Doshombresno se salenamatar amachetazos, sinopor algo.Alguna razóntenían.¿EratuenemigoSalvatierra?

—Puesmienemigo,no—¿Loconocías?—Pues,tampocoloconocíayo,niélmeconocíaamí...—¿Yporesosepelearon?—Bueno,nosencontramosynospeleamos.Meapeteciósusangre.Hayprójimos

a los que uno les quiere ver chorrear la sangre encima. Y allí no más lo reté amachetearseconmigo,yyafuecosadehombres...

—Bueno,puesporcosadehombrestetocaráunbuencastigo...—Asíhadeser,porcosadehombressiempresepaga...Animalizaba la cara, quémanera de vidriar los ojos para borrar de sus pupilas

(oda expresión, de sus pupilas quietas, qué manera de enfriarse el gesto, medioafligida labocabajo el bigote escaso.Yquémanera tambiénde serhumilde, peroestoeradenaturaleza,humilde,quitadoderuidos.

Unayotravezlointerrogóeljuez.Retarseaduelosinconocerse.

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—Ysiesciertoqueno lohabíasvistonunca—acercabael funcionariosucaraconanteojos a la cara inexpresivadel acusado—porquédiablos se temetió en lacabezaretarlo,gritarlequesacarasumacheteporqueloibasamatar,porqueteestabaordenado,teestabamandadoquelomataras.

Juanantes seconformabaconcallar,yestohacía subir lamostazaal caletredeljuezquevolvíayvolvía,valiéndosedeotraspreguntas,afindequeaquélconfesaraquiéneraelautorintelectualdeundelitoqueahorasóloélcargaba.

—¿Alguien tepagó?¿Alguien teofreciópagaparamataraSalvatierra?—yyaporotroscaminos—:Juanantes¿sabesloqueeselhipnotismo?

—Novoyasaber,pues...—Buenos,sabesonosabes—Sé...—¿Ynosetehaceentoncesquematasteaturivalenelduelo,bajolaacciónde

unpoderextraño,igualquehipnotizado?—Nosentí.Quizáquesí,quizáqueno.—¿Y,quéfueloquesentiste?—Entré a beberme un trago a ese lugar, y a medias tenía la copa, todavía

vaciándomelacopaenlabocaestaba,cuandooyíquealguiendijoelnombrede...—PrudencioSalvatierra—Eso,ytodoretumbóenmi,igualquesimehubieracaídoencimaunamontaña

depiedras.Mesentítangolpeadoportodaspartes,elruidodesunombremegolpeóentalforma,queallímismosaquéelmacheteyloinvitéaquepelearaasabiendasqueélnomepodíamataramíporqueyoestabahechodepequeñaspiedras.

Juanantes no contestaba, contentándose con jugar con el sombrero de paja quemanteníaenlasmanos,mientrasdurabaelinterrogatorio.

Le echaron diez años por homicidio. Después de tanto escribir, diez añitos deprisiónechadosencima,comodiezañosdetierra.Hizocuentaqueeraasí,quediezañosdesuvidaibaaestarmuerto,ycuandosalieradelacárcel,estaríacomoquiensaledelcementerio.

Peromejorpresoquemuerto,seconsolabalaCardenalaCifuentes,cadamesmásagobiada, cada día más triste, pues parecía que a ella le habían echado encimasemejantecastigo.Seempicócomosirvienta,asíquedabacercadelacárcelgrande,adonde trasladarona Juanantes,yaconsentencia firme,de supuebloa lacapital.Ydomingoadomingo,despuésdebañarsealascincodelamañana,mudarsederopa,sacabalaropadesalirapascar,peinarseconmantecaperfumada,lasdostrenzascondoshermososlistonesqueundomingoeranrojosyotroverdes,yotroamarillos,seiba a la penitenciaria feliz de llevar a su preso la alegría de su presencia, algunospanesrellenos,ycigarros.

Ese domingo Juanantes la enredómucho entre sus brazos que asomaban como

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doscabezasdeserpientesdelarejaquelosseparaba.—Ya—ledijoalaoreja—vaaterminaresto.Ellanoentendió,perotampocopidióqueleexplicara.Esdecirnoentendióloque

sabía.Sabía que la cárcel tenía que terminar, perohacía tantoque estaba terminando.

Desde que se entra a la cárcel, empieza a terminar. Y no termina. Y no terminanunca...

Aunque,adecirverdad,Juanantesparecíamuyconformeconestarallíencerrado,pues le pesaba, cada día menos, el difunto Salvatierra, que de otra suerte habríatenidoquecargarlocomounremordimientoenlosentresijosdelalma.Pagoaquívquedamosenpaz,sedecíaJuanantes,yestolocontentaba.

—Yal salir,quévasahacer—le tembló lavoza laCardenala,queno ledijo,temerosadelosplanesdesuhombre:qué«vamosahacer",sinoquévasahacer...

Juananteslamiró,comoquieninterroga,tambiéntemeroso,aquésedebíaaquel«qué vas a hacer» ¿Tendría intención de quedarse en la ciudad sirviendo? ¿Otrohombre?...

—Hablemos claro, Cardenala Cifuentes —la medio rechazó Juanantes,irguiéndosedetrásdelareja,eramásaltoqueella—,¿Pensásquedarteaquí,novasavolverconmigoallá...?

—No...El«no»de laCifuentes fustigó lacaradelprisionero, igualqueun latigazodel

capataz de calabozos. Tragó saliva, inmovilizó la cara, y alzándose de hombros,murmuró:

—Buenoquémeimporta,meiréyosolo...Sabesquetengoquevolverallá—Séquetenésquevolverallá,yyoquéquerésquetediga,yanoquieroseguir

eneseenredo.MefuiaconfesaryelPadremedijoqueerancosasdelmismísimodiablo.

—¿Le hablaste de la luzmala?—preguntó violento, casi saliéndose de la rejaparadeshacerlaconsusmanos,Juanantes.

—No,peroleconfeséqueeramuysupersticiosa.—Bueno,esonoimporta—ydespuésdeunbrevesilencio,delacallellegabael

ruido de las bocinas de los automóviles, los pitazos de los policías..., añadióJuanantes...—, loqueyoquisierasaber,Cardenala,porqué,quién temetióa irteaconfesar...

—Loexigiólapatraña.Dijoqueeracuaresma.—¿Yentoncesnotevasconmigo?—insistióJuanantes.—No...Y,luegodeunsilenciomolesto,aquéljuntólasmanos,yrepitió:—Bueno,no.

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Pero no se conformaba.A eso sí que no se conformaba.La cárcel estaba bien.Tenía que pagar el muertecito. Pero la pérdida de la Cifuentes, no imposible,imposible...

El guardián puso término a la visita, y Juanantes la vio irse, y se quedópalpándoseporencima,yaquenopodíapalparsepordentro.

Se lo esperaba, y a pesar de eso... Pero, por qué se lo esperaba... Porque alhombreque lecae lacentellade la luzmala,ennada levabien,en todolevamalhastaquesufluidolodeja...

Entonces se tendrá que ir solo a su pueblo, cumplido el pago por el difuntoSalvatierra, el pago en días de cárcel, pago en que los años son como los billetesgrandes,demilpesos;losmeses,losbilletesdediezpesos;losdías,losbilletesdeunpeso,ylashoras,lasmonedas,yporfortunaqueyasucuentaibaaquedarsaldada

—¿Venistes?... —preguntó al siguiente domingo, a la hora de visitas, a laCardenala.

—Sí.Meestásviendoypreguntas...—Bueno,creí...—Creí,creí...porcréduloestásenlacárcel—riólaCardenalayJuanantesnotó

quealreírmostrabaundientedeoro.—¿Yesediente?—Mesalió...—rióellaconmásganaparamostrarlomejor,paralucirlobien—.

Nomesalió,melopusoeldentistadelapatrona.—¿Lepagaste?—Seguroquelepagué,siesoro,vosquecrees...—Buenoy...—titubeóJuanantes—,aquísemeterminayaeltiempoquemetoca

estar,ymepiensoiralnomássalir.Vosnovenísconmigo—temblódeloscalcañalesalacoronilla—,¿Verdad?

—No...Unno,cortadoconlosdientesyahora,coneldientedeoro,elcolmillodellado

delcorazón.—Buenoestuvoquemelodijeras,antesquemehicierailusiones—selecayóla

voz adentro, sin poder decir más, y agregó, ahogado—, al menos así, sé a quéatenerme,¿noteparece?...—yremató,conforme,losojostristespuestosenlosdelaCardenala,yunabriznadesonrisaentreloslabiosduros—:¡Soncosasquepasanenlavidaalosquelespegalaluzmala!

—¡JuanantesDiosRodríguez!...—resonó sunombre en lospatiosdel presidio,inmensosgolfosdesolydesilencio,despuésdelmediodía.

Corrió al encuentro del Alcaide que lo llamaba. Saludó un poco a la maneramilitaryelijo:

—Préseme...

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—Agarre sus pertenencias... —el Alcaide notó que no lo entendía, ¿No leentendíaosehacíaelbobo?,ycambióellenguajeyeltono—,agarratodastuscosas,recogetodoloquetengasentucelda,porqueyalevaslibre.

Yaesofueentretristeyalegre,comosillegadoeseinstantelepesarairse.Teníatan pocas cosas.Unos cuantos trapos.Los pedazos del retrato de laCardenala. Lorompió,peroconservólospedazos.Habríaqueridojuntarlosporúltimavezparavercómoera,peronotuvotiempo,yademás,ya tantasveces lahabía juntadoy tantasdespedazado,sinnecesidaddemachete.Enlugardeultimaraunprójimoenemigo,hayquepedirlesuretratovromperlocomohizoélconelde lamásmalditade lasmujeres.

—Sesentadocenasdesombreros—noeraposible,peroasíestabaescritoenloslibrosdecontabilidaddelacárcel.

Esohabíahecho:sesentadocenasdesombreros.Le contaron, peso sobre peso, lo que le pertenecía, y salió con su maleta al

hombro,vestidodegente,alquitarseeltrajedepreso,consubuensombreronuevo,unoquehabíahechoparaél,bienaludo,paraeldíaquesaliera.Elairelemovíalasalasalsombrero.Lasensacióndelalibertadenlasalasdesusombrero.

—¿Aquí voy a poner mi nombre? —preguntó al hotelero, y al movimientoafirmativodelacabezadeaquél,loescribió:JuanantesDiosRodríguez.

Peronosequedóenaquelhotelitodemalamuerte.Sóloescribiósunombreenelregistro de pasajeros, y sin explicación escapó. ¿Qué había visto? ¿Qué habíasucedido?

¡Las llaves!... ¡Las llavesde los cuartos!...Unasenormes llavescomo lasde lacárcel,comolasdeloscalabozos...

Sin dormir y sin comer, a donde iba enbuscade un sandwichhabía quehacercola,lagentelossábadossevuelcaalascalles,colacomolospresosenlacárcelalahoradelacomida,lospresosunotrasotro,cadaquienconsuplato.Prefiriónocomerypusopiesenlapolvorientacarretera,caminoasusmontañas,allugarenqueteníaquecumplir...

¿Cumplirqué?Yahabíacumplido,yahabíamatado,enduelo,esverdad,aPrudencioSalvatierra,

deestohacianueveañosycomosihubierasidoayer,yyatambiénhabíapagadoenlacárcelelcostodeldifunto.¿Quédeudateníaentonces?

El sabía que tenía que cumplir, y eso era todo. ¿Para qué representárselo, enpalabras,enpensamientos?

Los hechos son más discretos. El hecho es más solo, más simple. Lo haría.Cumpliría,ynadamás...

AnduvopordondevivióconlaCardenalaCifuentes.Nadahabíacambiado.Todaslascosasiguales.Losárboles,laspiedrasyparecíanserlasmismasiguanaslasque

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ahora,despuésdenueveaños,seasoleaban,ylosmismospájaroscarpinteroslosquecantaban,lasmismasardillaslasque,cosquillosas,subíanybajabandelosárboles,ylosmismosconejoslosqueseescabullían..

Cumplir. Juanantes lema que cumplir. Se sentía funesto. Hay la peste de losfunestos.Losfunestosesgentequeatraelasdesgracias.Yél,mientrasnocumpliera,mientrasnopagara,erafunesto.

Yasílollamaba,sinmiramiento,elviejodelascodornices.—Funesto,no tedasmaña—ledecíaelviejo—yporesonada tesalebien.Si

escupís, escupís torcido, el ventarrón asoma cuando estás meando, y te echás losorines encima, y si te peinás, la raya te sale torcida. Igual estuve yo y por eso teaconsejoquecumplas.Sé,sé,yoséloquetepasa,porqueigualitomesucedióamí,ynoquieroqueconmigotesigashaciendoeldesentendido.

—Pero, la verdad —rompió la gran cascara de su silencio, de un silencioendurecidoenañosalrededordeunsecreto,Juanantes—,laverdadesquenopuedocumplir.TataGuamarachito,porquenotengoenemigos...

—¿Yacasohaynecesidad?—balbuceóelviejo,paseandoporsucarasinbarba,unos cuantos pelos blancos, la mano suave de tanto acariciar las alas de lascodornices.

—¿Cómo que no? —frunció las cejas Juanantes, tratando de fijar los ojos,quietamente,enlamiradadeTataGuamarachito.

—Puescomolooís,nohaynecesidad...—Veamos, veamos. Tata Guamarachito, no me vengas con responsos. Para

enterrar la luz mala, que me cayó a mi por desgracia, no por desgracia, por unadesgraciada... —y escupió torcido, pero no porque la saliva se le fuera por elcolmillo, sino intencionadamente—, para enterrarla, tengo que establecer, en elmandato,queelquelaencuentre,elquelatope,debemataraalguien...yyo,yonotengoaquienmatar...hayqueponerseenlarealidaddelascosas...

Ydespuésdeunbreverespiro:—Yporeso.Tata,nomepuedodeshacerdelaluzmala,queyameestáponiendo

lospulmonescomocernidoresdearena.Tueso,tuesoytueso,yescupísangreelotrodía.

—Esemallosacastedelacárcel...¡Latisisesellaureldelasprisiones!—Peroeslaluzmala.TataGuamarachito,mienfermedadeslaluzmala...—un

repentinoataquede tosahogósuvoz.,se lebañaronlassienesdesudor,yquedóseviendocomolucitas.

—¿Y en qué conoces, funesto, que es la luz mala? —preguntó el viejo consuavidad.

—Enquelaluzmalasemefragmentaantelosojos.Veo,enplenodía,quebailaalrededordemipersonaenformademinúsculaslucitasdechispitasdefuegodorado

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quemehacentoser,sudar,basquear.—Puesentoncessalídeella...—¿Y cómo, si no tengo enemigo a quienmandarmatar?—contestó Juanantes

conciertofastidio.—Nobrusquiéslavoz,funesto.TataGuamarachitovinoaverteportubien.Oími

consejo. Lo que encontraste esa noche, los huesos de muerto, el canuto de metaldondeveniaelmandato,ordenándoteretaradueloaSalvatierra.Noteechesmuchasculpas,ysobretodoyalopagasteenlaprisión,lomatasteenbuenalev,doshombresmachete enmano frente a frente son dos hombres y pensá, pensá, si él te hubierafiniquitado. Y pensá también que el que encuentra la luz mala y no cumple sumandatoalpresentárseleeldesconocidoaquiendebeultimaramachetazos,éste lomata a él después de un tiempo. Si vos, Juanantes de antes, antes, no te doblas aSalvatierra luego de oír su nombre y reconocerlo, tené por seguro que no estaríasaquí,ah,porsegurotenelo,pueseltehabríadifunteadoalencontrartedenuevo.Esloqueestáescritoysecumple...

—Habríasidomejor,quizá...—¡Nodigastonterías,ningúnvivo,queyosepa,estámejormuerto!—Sinmás filosofías.TataGuamarachito, quédebohacer ahora—suplicó entre

sudoresytosesJuanantes.—Vasaencenderelfogaróndeluzmala.—¿Quién?—Vos...—¿Yo?—Sí,vos,yvasadejarporescritotuordendemando,tumandatodemuerte,que

poralgotellamasJuanantesdeantesantes,antes...—Perocómovoyahacer,sienelmandatotengoqueordenarqueelquesetope

conla luzmalayrecojaelbolsóndebrindebeiramatarendueloa...unenemigoqueyonotengo...

—Todoesoestámuybienrazonado.Juanantesdeantes,peroyotevoyadarotrocamino mejor. Vas a romper la cadena de la muerte, la cadena que te tieneencadenado¿emendes?...

—¿A qué estoy encadenado? —indagó Juanantes, después de un silencio quellenabalarespiracióndelosdoshombres.

—A romper la cadena de la muerte... —insistió Tata Guamarachito, y, no tepongaspálido,notemepongasfunesto.

—¿Romperlacadenadelamuerte?No,TataGuamarachito,esomepuedetraermásdesgracias,mástorcidura...

—Esa luzmalaque tecentellóavos,que tecayócomocentella,esdeudorademuchísimasmuertes,yyaestiempodecortarla.Dichosoaquel,sí,dichosoaquelque,

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comovos,puedehacerlo...—Dígamecomo...—Te voy a acompañar. Vamos a citarnos de aquí a nueve noches. Ahora, las

noches están claras, hay luna, pero dentro de nueve días será la pura muebla.Entoncesteofrezcomicompañíaymiconsejo,yvamos...

TataGuamarachitoyJuanantes,escondidosdetrásdeunospinosenanos,oyeronalo lejos pasos de caballería. Lentos, marcados. Se conocía que la bestia veníatanteandodondeenterrabaloscascosporelcaminopedregosodeunacuesta,antesdeentraralplanenqueaquéllosteníanpreparadoellogaróndeluzmala.

Contra la suaveclaridadde lasestrellas,en la semisombra lechosaseperfiló lafiguradeljineteysucabalgadura.Aúnveníalejos.Eltiempopreciso,sinembargo,paraqueJuanantesprendieraelfuego.Yasílohizo.

Unaestrellacaídaenmediodelmonteoscurohabríasidoigual,contalbrilloseiluminaronloscontornos.

El del caballo titubeó, pero no le quedaba otro camino, y, ya más cerca delfogarón,echópieatierra,pistolaenmano.

No se detuvo ni pudo resistir a la tentación. Pálido, jadeante, las mechas delcabelloqueescapabandesusombrero,sobrelafrenteylosojos,igualquellamasdeun fuegonegro, arrebatóelbolsóndebrin, sallóal caballoy sealejóa trote largo,luegoseoyóqueparejeaba,mientraselfogarónseguíaardiendo.

—Yavesquefuesencillo—abrazóTataGuamarachitoaJuanantes—.Ahorayanotepuedollamarfunesto,yatesacudistedelaluzmala.

—Yaera tiempo—respiró, al decir así, Juanantes—,despuésdemásdenueveaños, ya era tiempo queme sacudiera, y Dios se la pague a usted queme dio suconsejo.

—Pero,nosólotesacudistedelaluzmala,sino,Juanantesdeantes,rompistelacadenadelamuerte.Enelpliegoqueescribistedepuñoyletrayquemetimoseneltubodemetaljuntoaloshuesosdemuerto,tumachete,elmismomacheteconqueultimasteaSalvatierraylabotelladeaguardientedeculebra,noordenabasbatirseaduelonimatar¿Quéfueloquepusiste?

—En,éseesmisecreto...—¿Quéfueloqueordenastequehicieraelqueloencontró...?—Matar, no. ¿A quién iba a mandar matar, si, como le dije, Tata, no tengo

enemigos?—Entonces,quéeraloqueordenabas.—Lerepito,TataGuamarachito,queéseesmisecreto...—Lorespeto...—¿Meperdona?¿Meperdonaquenoselocuente?—¿Perdonarte?Meencantanloshombre»consecretos.Pero,déjamequetediga,

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que no sólo te sacudiste de la luz mala, sino rompiste una cadena que ya debíamuchasmuertes...yotengo—siguióhablandoelviejo,mientrasfumaba,entretosesycarraspeadas—,yotengocercadecienañosy,oíbienloquetevoyadeletrear.Eradetuedad,vosdebestenertustreintaaños.

—Veintiocho—exclamóJuanantes.—Puestuedadtendríayocuandometopéconlaluzmalavlaordendebatirmea

dueloconun talBelisarioConsuegra,queeraun tipoamargo,segúnsupedespués.No lo conocía, no lo había visto nunca, pero de repente en una feria, comprandoestaba yo unpotro, oí que alguien gritó: ¡BelisarioConsuegra!, y fue como si unamontaña de piedras me hubiera caído encima. No vi ni oí más. Desenfundé elmachete y me fui para adonde aquél estaba y le dije que sacara su machete paradefenderse, si no quería que lomatara como chucho... Lo sacó y lomaté, lo hicepedamos,pueselolordelasangremevolviócomoloco.

—¿Y enterraría usted, Tata, su luz mala con algún mandato? —atrevióJuanantes...

—Sí.Juanantesdeantes.MimandatofueretaradueloymataraTalislaloYañes,unmexicano,mienemigo—Yencontrómi luzmalaymimandato,un talPlácidoSalgaespera.YtambiénSalgaesperaultimóalmexicanoamachetazos.Yelmandatode tal Salgaespera lúe contra un su enemigo, Garricho Dardón, a quien ultimóRemigioHuertas,yelmandatodeHuertas...¡Dichosovosquerompistelacadena!

Juanantessiempreveíaamanecer,peronuncacomoaquellamañana,liberadodela luz mala, le pareció más bello el asomar del día, el aparecer, entre fulgoresinciertos,el rosiclerdelalbanuevecita.TataGuamarachitonoquisoaceptarlepagoalguno. Si le quería reconocer algo, que le dijera cuál era su secreto, qué habíaescrito,conquémandatosefueeldelcaballo.Peroenesonopudocomplacerlo.EnesonopudocomplaceraTataGuamarachito,ysequedósolofrentealamanecer.Verlascosasagradeciendoqueexistieran.Verlassinrencorysintristeza.Ah,sivolvieralaCardenalaCifuentes.Pero,paraquéquererquevolviera.Pausósuspensamientos,temeroso de lo que pensaba. Pero el pensar no se detiene y se le evidenció que laCardenalaCifuentesformabapartedelaluzmaléfica,aquellaquelollevóalcrimen,aqueelpobreSalvatierraquedaraconlacaraheladacontraelsuelo,sinvida.

Seguía amaneciendo. Retuvo la mirada bajo los párpados que le pesaban decansancioydesueño.Pájarossaltarines,trinoaquíytrinoallá.Unaligerahumedaddeperfumadospólenesdeorquídea.Unbatirlejanodealgúnleñadorquetumbabaunárbolhachazotrashachazo.

Depronto salió corriendo,barranca abajo, tras el viejoy antesde alcanzarlo legritó:

—TataGuamarachito,vengaaquelecomuniquemisecreto...Selodijoaloído...

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Laorejapeludadelviejojunioasuslabiosbisbiseantes.Ycuandoterminó,entrecerrólosojosqueriendoretenerlaslágrimas.—¿Eso pusiste? ¿Eso mandastes? ¿Esa fue tu orden?, preguntaba Tata

Guamarachito,larisapintadadesuslabiosasusmejillas,comosirieracontodassusarrugas.

—Sí,esomismo,puesaellatambiénladespedacéalromperelretrato...ysemehace.Tata, que cuando rompí el retrato de laCardenalaCifuentes enmi calabozo,empecéalibrarmedesumaleficio.Lamujer,cuandonosalebuena,eslapeordelaslucesmalas,yporesoenmimandatoordenéaldesconocidodelcaballoquetomaraelprimerretratodeunapérfida,ylorompierahaymuchasmanerasdehacerpedazosalagente...

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JUANHORMIGUERO

...Yoséquesevuelventierralosquesecomenelsueño...Oírlo decir me dejó apabullado. Yo me comía el sueño. Completamente

apabullado. No es necesario explicarlo. Me comía el sueño y me iba sintiendo...¿Cómohacer?...¿Mevolveríatierra?...¿Cómohacerparadejardealimentarconmisueño,despierto entre losmíos, cuando todosdormían,mi irrealidadnocturna,queeraloúnicorealdemiexistencia?

¡Comerseelsueño...vayaunaexpresión!El tiempocalurosomeobligóaabrir laventanaquedabaa la terraza.Elpolvo

que el viento deposita durante el día, humedecido a esas horas por el relentenocturno, llegaba amis narices con fuerte olor a tierramojada, a lo que olían,meestaba volviendo tierra, insensiblemente, mi pelo, mi saliva, mi cuerpo, cuandosudaba.

Oloratierramojada,amohodulzón,atodoestoolíayoporcomermeelsueño,no porque durmiera (el que duerme come), recto sentido del concepto, sino poraquellodequejamáspegabalosojos.Yahoramenos,inquietoporelsaborabarrodemisudoryunastierritasquesemeformabanenlosojos,enlasuñas,enlosdientes...

Ynoesqueunosevuelvatierracomolosmuertos,decomerseelsueño,esdecirdecomerseelsueñodenodormir.No,esotracosa:lasensacióndeunatierraviva,deunatierraconsedfrentealagua,seddeterrónsecoenloslabios,yunainsoportablecosquillaenlasyemasdelosdedosjuntoalostiestosconflores.Yluegoelhervordeolla,puestaalfuego,queunoseoyeenelpecho.Aolladeparedesdelgadas,detierravidriosa,deloquetalvezestánhechasmisorejas,mispárpados...

Comerse el sueño... Pues es comérselo y no dormir, tragárselo y quedarse envela...oírlanochepasarcontodossusruidosy,pormomentos,nooírnada,comosiyafuéramosdetierra...

Paulatinamentenosgana larigidezdeesanuevacarne.Derepente,seríamejor.Nohabría tiempodepensar.Pero,poroaporo,peloapelo.Elquesevuelve tierraporquesecomeelsueño,esdueñodeunalucidezmarchita,peronoporellomenorqueladelqueselevantadormido.LaLucidezdelatierra...

¿Quiéninterrumpe?Hasidoundisparo...¿Undisparolejano?...Unmonochilla...Notengotiempode

pensarenotracosaquenosealabestezuelacoludaquehasaltadoporlaventanaycorrido a refugiarse a mi lado, tiritando como la noche estrellada, los dientecillosapretados,blancos,ylosojillos,yacerrados,yaabiertos,comosiguiendolosaltibajosdeldolorquelecausalabalaenunbrazo.

Tratodeacariciarloyélagradececonmiradadefruta.Lehabloparaquesesientaseguro.Lecuentoquedesdequelleguéaaquellacasa,noduermo,mecomoelsueño,

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estoycondenadoavolvermetierra.Nosemueve.Meoye.Escuchalossonidosquesalendemislabiosysedacuenta

quelehablo,porque,pobrecita,seacurrucaaúnmás, lamanonegradelarguísimosdedos,apretadaalbrazodelquelemanasangreysolloza.

—Yaoí...—tronóunavoz,ladelquehizoeldisparo—,ytodoestámuybonito,peroelmonomepertenece...

—¿Porqué?—dije,encarándomeconunhombreprieto,decabelloslargosyojosenrojecidos.

—Porqueesmío...—¿Cómotuyo?—Yoloherí...—¿Yesotedaderecho?—¡Claroquesí!—Puesbuscóasiloenmicasa,ynoteloentrego...—Mejormeloda—dijocachazudamente—,novayaaserquepaseunaqueno

sirve...—Nopuedepasar,porqueyotambiénestoyarmado...—Lonecesito.Mipobremujersevolviótierra,yhayqueregarlaconsangrede

mono,paraquevuelvaasergente...—¿Detierra...?—apurélaspalabras,misojosconvertidoseninterrogantes.—Sí,unmontóndetierra,comoverunhormigueroquerespira...Elmonoseguíadesangrándoseysaltaba, igualqueelástico,enelestertorde la

agonía,temblorososloslabiosnegros,devidriomuertolosojosvivos...—¡Vamos... —dije al inesperado visitante— algo de sangre quedará y la

regaremossobretumujer!¿Seestávolviendotierradijiste?—Sí,decomerseelsueño...—¿Entoncesescierto?—¿Quélepasa?—meinterrogócuandosalíamos,sincontestaramipregunta.—Nada, nada... —le contesté y, apresurando el paso añadí—: ¿Llegaremos a

tiempo?—Sí,talvez...Debemosllegarantesdequeseinstalenlashormigasenloquees

ahoraunmontóndetierraconformademujer...—¿Yquépasasilashormigas...?—Silashormigasseinstalan—meinterrumpió—,yanopodríarescatarla...—Dehabersabido.Tardastemuchoenllegar.Elmonomientrastantoperdiócasi

todalasangre.—Meentretuvebuscándoloenlospajonales.Hastadespuésmedicuentaquese

habíametidoensucasa.Lalunaasomócaliente,arenosa.

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—Esagranmuerta—dijoaquél refiriéndosea la luna,de lamanoarrastrabaalmonomuerto—,secomiótodosusueñoysevolviótierra,lalunaestierra,tierraalaque llegaron las hormigas, antes que la regaran con sangre de mono... granhormiguerocoloradaodoradiosa,cuandobrillacomoahora.

—¿Faltamucho?—preguntóansioso.—Nomucho. Después de aquel entrecejo de cerros. Visto está que quizá a la

pobrecitanoleconveníasalvarse...—Busquemosotromono—propuse—,yotiromuybienconpistola...—Eso sería bueno, peromejor lleguemos. Alguito de sangre le quedará a este

desperdicio.Entre unos árboles de ramazones secas, espinudas, al lado de una casuca de

paredesdeadobeytechodepaja,nosdetuvimos.Erasucasa.—¿Ytumujer?—interroguéansioso.Al hombre se le saltaron los lagrimones que le corrieron por la cara helada,

pálida,depellejoconpelos.De su mujer quedaba un montón de tierra con forma humana, vaga forma

humana, agujereada pormiles de hormigas, coloradas. Lo abracé,mientras dejabacaerelcadáverdelmonoysedeshacíaenlamentosymaldiciones.

Y esamañana, en una piragua larga como un caimán que gobernaba un indiomelenudo,desnudo,consóloel taparrabo,salíporriachosdeaguas transparentesymansas,hastaCarabín,ydeaquí,acaballohastalaestaciónferroviaria,dedonde,enelprimertrendepasajeros,volvíalacapital...

Elpobrehombre,esposodelamujerquesevolviótierra,decomerseelsueño,noquiso acompañarme por más que le ofrecí buscarle trabajo en la ciudad, por nosepararsedelladodesumujer,pornodejarlasola.

—Noestámuerta—meexplicaba—,siquieraestuvieramuerta;estáviva,loquepasaesquesevolviódetierra...

—Peronoves...—tratédeargüirle.—Noveoloqueseve,sinoloquenoseve...Ysequedó.—¡Ah!...—medijo, como si con eso se consolara, antes demarcharme—,por

todo esto de por aquí, igual que mojoncitos, se ven hormigueros del alto de unapersona.Nosonhormigueros,esgentequecomiósueño.Cientos,miles,millonesdehormiguitasnegrasycoloradassealimentandeesesueñocomido,sueñoquesehacemiel, miel espesa que aprovechan los osos hormigueros. Sus largos hocicos... Sutorpezademiopes...Novenquesoncristianosconvertidos,bajodurísimacostra,enesaharinaamarillentaqueseparecetantoalpolvodelosmuertos.

Nohubomaneradearrancarlodeaquel lugar, temíaporella,ysólodespuésdemuchorogarlemeconfesóque,parasalvarasumujer,teníaquecambiardeforma,

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dejardeserhombreyconvertirseenesehormiguero,delarguísimohocicoyescasavista.

—Peroesoesimposible...—Lointentarécuandoestésolo,ydeconseguirlo...¡ah!...deconseguirlo,ladel

oso: empezaré a lamer la tierra barrosa del hormiguero, hasta abrir un agujero pordondemeter la lengua, para que enmi lengua se peguen las hormigas, que son elsueñoqueellasecomió;entremás,mejor,quecuandoseanunanube,enfundarédenuevolalenguaenmibocaymelascomeréhastaacabarcontodas,instanteenquemimujervolveráaserloqueeray...yoseguirésiendoloquesoy,elmisteriosoJuanHormiguero...

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JUANGIRADOR

Barrancos cubiertos de flores.Barrancos llenos de pájaros.Barrancos ahogados enlagos. Barrancos. Y no sólo flores. Pinos centenarios. Y no sólo pájaros. Pinoscentenariosyaltísimos.Ynosólo lagos.Pinosypinosypinos.Florido,pajareroylacustreelmundodeJuanGirador.Allínació,allícreció,jamásseapartódelladodesupadre,quetambiéneraGirador,notomómujerpropianiajenayheredó,enéllamagiadelosenvoltoriosylosgirasoles.

Muerto su padre, lo enterró sin enterrarlo,más afuera que adentro de la tierra,paranoapartarsedesulado.Ylocuidó,hastaquesevolvióhuesos,delpicotazooladentelladadeanimalesquesealimentandecadáveres.Díasynochesdioafectoasupadre muerto. Noches y días se mantuvo sentado en el tronco de un árbol v alreventársele el vientre al difunto Girador, qué reguero de gusanos de colores,siguiendoelritualdelosGiradores,lequitóelombligo,llorónentrecárdenoyvioletaqueenvolvióensedasdecuatrocolores.Lasedanegra,primero,despuéslasedaroja,luegolasedaverdeyporúltimo,lasedaamarilla.Terminadoelenvoltorio,pesabayera como un girasol, enterró los blancos huesos más hondo y marchóse llevandocomoescapulario, sobreelpecho,envueltoensedasdecolores,elombligogiradordelmuerto.

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QUINCAJÚ

¡Oh,valientesqueescucháislashistoriasdeQuincajú,oídlaprimera!

Desaparecídelmundo,noporquehayamuerto,hubierasidomejor,sinoporquenime ven, nimeoyen, nime sienten, como ven, oyen y sientena los quehachan,aserran, cocinan, construyen, hornean, muelen, cargan, siembran, podan, curan,tejen, escriben,miden, pintan, pesan, esculpen, cantan y trabajan la pluma. Amí.sólo cuando desaparece alguien de la familia,me llaman y aparezco en las casascomoespanto,comosiseaparecieralaimagendeladesaparición,yniporesomeven,porcontemplaralotrodesaparecido,alqueyovengoallevarme,ysileshablomeoyensinoírme,escuchansus lamentoso lasperdidaspalabras,en loscaminosdeloído,delquemetrajoenmalahoraacasa,ysialgunavezlesabrazo,losbrazosdanconsuelo,nomesienten,igualquesilosabrazaraunfuncionario

Así se lamentaba Quincajú, así decía, así hablaba, el pensamiento fijo en lapalabratambaleante,losdedosinquietosenlasmanosinmóviles,porqueaesahoradelatarde,despuésdecumplirconlaslibacionesrituales,noteníalacabezacabal.

Luegosedijo,paladeándoselalenguadeestropajo,gruesa,hormigosa,dulcedelamieldeabejasnativasconquesedabasaborderosicleralabebidadelrilodeladesaparición, hecha conmiel corteza de árbol v agua no vista pormujer, se dijo,habló,moviósupalabra.

—¡Ah,sipudieraentraralserviciodelaDiosadelasPalomasdelaAusencia,lasagrada Ixmucané, dejaría este encaminar y encaminar desaparecidos hasta laencrucijada de los cuatro caminos, donde los dejo, después de señalarles el buencamino, el camino por donde no han de perderse, y de advertirles que no estánmuertos,quesólohandesaparecidodelmundodelosvivos!¡Ah,sipudieraentraralserviciodelaDiosadelasPalomasdelaAusencia,lasagradaIxmucané,sipudieradesandartodolocaminadoencaminandodesaparecidos,queesladistanciaquemeseparadelaPuertadelosCalendarios!

Y mientras hablaba, las cavidades naranjas de sus ojos se llenaban de agua,rojaslasalcantarillasdesuslagrimales.

—¡Ah, si me fuera dable llegar a la Puerta de los Calendarios me deslizaría,despegadodelgranpárpadosinpesodemisombra,delasombraquenosacompañaescondidaenelcuerpo,recordándonossiemprequenosotrostambiénsomossombrasqueaparecemosydesaparecemos,párpadoquea lahorade ladesaparición,es ladesaparición misma que se nos echa encima y nos cubre por completo! ¡MedeslizaríamásalládelaPuertadelosCalendariosalolargodelaesteraamarilla,tejidaconcuerosdeserpientesdeluz,ycomotodoslosqueandanporella,desandaneternidades, desandaría en pocos pasos todo lo caminado encaminandodesaparecidosynovolveríajamásaPanpetac!

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Secontemplólasmanospintadasdeazul,susdientes tambiénasomabanazulesentresuslabioscarnosos,saboreando,mientrasanochecía,comoelmássutilvinodela desaparición, la posibilidad de entrar al servicio de la divina Ixmucané, y novolvermásaPanpetac.

Demadrugada, losayudantes llamaronasucasa,sinconseguirqueabriera lapuerta. Primero tocaron suavemente, con el endurecido migajón de sus nudillos.Después a golpes. Acababa de desaparecer el que más había hecho por lasconstruccionesconcalenPanpetac,antestodavegetal,casasdetroncos,techosdehojasdepalmera,yahoramineralizada,petrificada,untalTugunún,yeranecesarioestar junto a su cuerpo de hombre vacío, antes que saliera el sol. Asistirlo,pronunciarsobresucuerpolaspalabrasqueevitanqueloshuesosdelquesevacíayseva,sellenendesilencio,yelcantoquehacequesellenendemúsicaloshuesos.

Cansadosdegolpearle lapuerta, sinobtenerrespuesta, losayudantesentraronpor el gallinero, entre el escándalo amodorrado de las gallinas y los gallos, y lellamaronavoces:

—¡Quincajúúúú!...¡Quincajúúúú!Elecoseoíaredondoenlatiniebla.Nadiecontestó.Enlacocinahallaronfuego

enterrado bajo un volcancito de ceniza. Sacaron algunas brasas, las vivaron asoplidos,yencendieronunaastilladeocotequeprimerochirrióresinosaconeldolordelperfumequeseacercaalfuego,ydespuéssoltólallama.

EllechodeQuincajútodorevuelto.Ajuzgarporlosmovimientosquequedaronperdidos en las ropas de cama, vueltas y más vueltas, manotazos, estirones,despernancamientos.rodillasalpecho,piesadistancia,yporeldesordenenqueseencontraba la habitación, vajilla rota, muebles maltrechos, la batalla había sidohorrorosa,peronoseinquietaronlosayudantes,contentándoseconsonreírconsusdientesazules,porquesabíanqueestopasabacadavezqueQuincajúluchabaconlaserpientedesuborracheraritual.

—¡Quincajúúúú!... ¡Quincajúúúú...! —siguieron dando voces y como nocontestara, el eco en la tiniebla se oía redondo, se marcharon a cumplir con eldesaparecido Tugunún, el de las construcciones con cal el de las construccionesminerales,antesqueelsolquelosgallosanunciabanpintaradecoloreslatierra,yporfaltadeasistenciamágicaselellenaranloshuesosdesilencioynodemúsica.aunqueselomerecíaporhaberdadonacimientoalasciudadesdepiedrayechadoalasafueras,a losbarrancos, lascasasvegetalesdePanpetaccasasde troncosqueretoñabanmientras dormía el hombre, retoñaban y echaban raíces, de paredes decañas*quededíateníanelcolordelaluna,ytechospiramidales.

Nadie volvió a saber de Quincajú. Desaparecido por desaparecido, pretiriódesaparecerdePanpetacsinacompañamientodeplañideras,sinmúsicadeflautas,sinsusayudantesqueentonceslehubieranservidodeprincipalesguiadores.

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Unpastordecabrasconlaspupilascomogranizosnegros,contóqueasomadoeldía se le había pintado y despintado «le los ojos un hombre que le preguntó pordóndequedabalaPuertadelosCalendarios.

Quincajúpensaronlosquelooyeron,Quincajúdijeron"losquelevieronmoversupalabra,moversuslabios,moversulengua,moversuspupilasdegranizonegro,de ese granizo que llovió al comienzo delmundo para que todos tuvieran ojos enPanpetac

¡Desapareció el desaparecedor! ¡Desapareció el desaparecedor Quincajú...!,llorabanlosayudantes,arremolinadosensutristezaalegredeserunodeelloselquelo sustituiría, pero aunque toda la ciudad le lloraba recordando sus virtudes y eldefecto de su afición a las bebidas rituales, Quincajú estaba contento de haberdesaparecido de Panpetac. donde, antes de su desaparición, era ya un honorabledesaparecido,porsu funcióndeacompañara losquedesaparecíanyporsuedad,pueslosmuyviejos,todoslosquesuperansutiempo,vansiendocomodesaparecidosentrelosvivos.

Nadietuvoduda.QuincajúfueelquepreguntóalcabreropordóndequedabalaPuerta de los Calendarios, Quincajú, como le llamaban por haber nacido en unaregiónfamosaporsusososmieleros,losmásgrandesyferocesborrachos,porqueseembriagan con miel y matan con sus garras empapadas en dulzura, y tambiénfamosaporsustemplosyjuegosdepelota.

—¡Ah, si la divina Ixmucané, Diosa de las Palomas de la Ausencia, mepermitiera quedar a su servicio—se iba repitiendoQuincajú—, pero para esometengoquedespintarlasuñasytosdientesazules!

Todolohizo.Noparecíadespintarse,sinoirsepintandodeblanco,amedidaqueraspabacon lapiedrapómezelcolordeduelodesusuñasysusdientes. ¡NomásarañosazulesdeQuincajú!¡NomásrisasazulesdeQuincajú!

Quedótansatisfechodesutrabajoquenoseconocíaconlasuñasylosdientesblancos,comolasuñasylosdientesdelmaízblanco.Perotambiéndebíacortarsuscabellos de hilos gruesos pestilentes a llanto seco.No tenia con qué cortarlos. Secontentóderecogerlossobresusorejas.¡Ah,sentirlasorejasdestapadas!Eraotro.Eraunhombrenuevo.Oír, oír sin la cortina ritualde sus viejasmechas sobre lospabellonesdesusorejasjamásexpuestasalsol.

Másadelantecomiócañasdulces,enunvalleprofundo,alpiedelasMontañasde las Águilas Blancas por sus picachos desnudos con apariencias de águilas, ybebióaguadecocoydurmióal ladode sucuchillodeobsidiana, temerosode losjaguaresylospumasqueempezabanarondarsuolor.Elmiedoalosdientesyalasgarrasdelasfieraslatriturabaloshuesoscuandosedesplomabadecansancio,ylohacíacorrerpavorido,treparalosárboles,otearhorizontesinfinitos,saltarregatos,cuandorecobrabalastuerzasvhusmeaba,presentía,oíaenelvientolaproximidad

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delosjaguaresylospumas.Noalcanzóahuiresanoche.Untigre lositióenunacueva.Sediocuentaque

estabaandandobajotierra,porquesobresucabezatodoseveíaoscuro,sinestrellas.Una caídade agua retumbabaadentro.Y allí había ungrillo, ungrillo que le vioentrarconsusojitosdecanelacaliente.

—Quincajú,notengasmiedo—oyóqueledijoelgrillo—,yopuedomásqueeltigre.Escóndetemásadentroparaquenotehuelaymecomprometoasalvarte...

Era tan pequeña cosa aquel animalito que no le hizo caso. ¡No voy adesaparecer, se decía Quincajú, sino a morir! ¡Qué doloroso! ¡Yo que acompañétantodesaparecidohacialoscuatrocaminosnoalcancélasuertedeladesapariciónsinolamuerte!iElqueesdevoradoporunafiera,muere,mueresucarne,yenesecasomeconvertiréentigre,dejarédeserQuincajú!

—¡No dejarás de ser Quincajú! ¡Te salvaré!... —le seguía el pensamiento elgrillo,sindejardemirarloconsusojitosdecanelacaliente.

—¡Cómovineacaerengarrasdelamuerte!—selamentabaQuincajú—.¡Mejordesaparecido!¡Mejordesaparecido!..

—¡Tesalvaré!—lerepetíaelgrillo,ensuchirrido—¡Tesalvaré!Yopuedomásqueeltigre.

—¿Puedes más que el tigre, infeliz insecto?...—se indignó no tanto contra elanimalito,cuantoconélmismoquecreyóqueeraelqueseforjabaaquellenguajedeesperanza,enlapeordelaspostrimerías,ladelamuerte.

—¡Puedomás que el tigre! ¡Te salvaré conmi canto! ¡Escóndetemás adentroparaquenotehuela,ymisaliadassondosveceselnúmerodeestrellasquehayenelcielo,sóloqueconvertidasengotasdeagua!

Lapresenciaarrolladoradelfelinoquepenetróalacuevadeunsalto(¡Ah.cómoliberar su furiade losbarrotesdeorode supiel! ¡Oh,valientesqueescucháis lashistoriasdeQuincajú!)nolediotiempoadudardelgrillo,apreguntarsesielgrillopodíaonosalvarloconsucanto.Erasupostreresperanza.Ycorrióaescondersealo más hondo de la cueva, por donde se oía caer en cascada un inmenso riosubterráneo.

—¡Grillóóóó!—rugióeltigre—callasoleaplasto.—¡Oteaplastoyoati!—chirrióelgrilloconairefestivo.—¿Túamí?—¡Sí,yoati,porquesidejodecantarsedesplomalacuevasobrenosotros!¡Yo

sostengoeltechodelacuevaconmícanto,poresonomecallo!—¡Calla, te he dicho, y obedece, pues prefieromorir aplastado que perdermi

presaymorirdehambre!—¡No! ¡No! ¡No puedo callarme! ¡Estoy sosteniendo la cueva con mí canto!

¡Sóloqueesperesquemesalgadejodecantar!¡Noquieroquedarenterradoenesta

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tristecueva!—¡Pero que sea pronto... —se abalanzó el tigre contra el grillo de ojitos de

canela caliente, sin lograr amedrentarlo, romper el ritmo de sus ángulos enmovimiento—,porqueyametardalaganadecomermeamipresa...!

El chirrido del grillo se oyó apartarse de la cueva. Riii... Riii... Riii... se ibayendo,pocoapoco.

Sedetuvoantesdesalir:—Mira que sime voy, ya estoy para salir, se desploma la cueva quemi canto

sostiene...Elfelinoporúnicarespuestasegolpeólosflancosconlacola.Doslatigazosque

elecodelasombríaoquedadrepitiómultiplicados.—¡Riii...!¡Riii!...—sosteníaelgrillolacuevaconsucanto.Peroseapartó,sesalió,yelpavordeKinkajúfuetanespantoso,queélqueya

estaba incrustado de espaldas contra el muro del fondo, al darse cuenta que lobuscabaeltigre,seapoyócontodassusfuerzas,desesperadamente,ynosólocedióelmurallón,sinosederrumbólacueva.

Silencio.Elúltimorugidode la fieraenmediodeungran terremoto.Yahora,sóloelcantodelgrillo:

—¡Riii...!¡Riii...!Noveíanada.Unosgrandespárpadosde lodo endurecido.Nooíanada.Unos

grandestaponesdelodoendurecido.Ysobresupielelpesodesuvestimentadelodoqueloibaoprimiendo,ahogándolo,reduciéndoloapiedra.

Noeraunmuerto.Eraundesaparecido.Estoloconsoló.AunquenollegaraalaPuertade losCalendarios.Perodebíaasistirseobiendesaparecerélmismo,paraquesushuesosnosellenarandesilenciosinodemúsica,paraquesushuesosfuerancortadosyconvertidosenflautas,paraquesucráneofueraaprovechadodepanzadetamborcitos.

(¡Oh,valientesqueescucháislashistoriasdeQuincajú!¡Estaeslaprimeraysoncientos...!)

—¿Quiénmegolpea?—preguntóQuincajú,metidoensucorazadeIodovueltopiedra.

—¡Cómoquiéntegolpea...!—yenlavozcreyóreconoceraltigre,peroeltigrehabíamuertoaplastadoporlacuevaquesosteníaelcantodelgrillo.

—Sí,noséquiénmegolpea.—¡Puesdebíassaberlo!—yaloírporsegundavezelbramidomásdoradoqueel

deltigre,sediocuentaqueeraunpuma.—Esperaréaquelluevaparaquesedeshagaesacaparazónquetienesencima.—¿Y cómo está el cielo?—le tembló la voz aQuincajú.Morir.Morir.No. era

horroroso saber que iba a morir. ¿Por qué no lo dejaban así como estaba, ya

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enterrado,desaparecidoamedias,peroenvíasdedesaparecerporcompleto?Empezóallorar,peroprontosediocuentaqueconsuslágrimasibaahumedecer

lacáscara,desucaparazón,yqueporallípodíaempezarabanquetearseelpuma.—¡No,nodebollorar!—sedecía,perolloraba,nadaninadiecortaelllantodel

quevaamorir.—¿Cómoestáelcielo?—remontósuesperanza—,nomehascontestado.Todasu

esperanzalalijabaenquefueraundíasinunanube.—Seestánublando...—lecontestóelpuma,tajante,mentiroso.—Ah,malditogrillo,mibenefactoren lacueva,malditoporquemejorhubieras

dejadoquememanducaraeltigre,bienqueunonotienepreferenciaporleónotigreparaqueselocoman,peroalmenosnomehubierasdadolaesperanzadequelasgotitas de agua,más numerosas que las estrellas del cielo, eran tus aliadas ymeayudaríanasalvarme.Porelcontrarío, lejosdeprotegermecomotúdecías,ahoradisolveránmícaparazóndelodo,yelpumamecomeráenseguida.

Pero, el puma impaciente empezó a arrancarse los bigotes con las garras. Elpompóndesucolallegabahastasusfaucesylomasticaba,embadurnadodesaliva,sinencajarlemucholosdientespresadeladesesperacióndenopodersemandaralestómago,conelhambrequetenía,aquellaviandatanapetecible.Peroyallovería.Sus pupilas, brillantes como almendrones, paseaban por el cielo lavado. Ni unanube.

Su desasosegamiento lo hizo dar unos manotones sobre la caparazón de lodopétreo que guardaba a Quincajú, y un rugido de felicidad partió el silencio. Amanotazos podía romper el barro y de aquella como olla en pedazos saldría elhombrecocidoensusudor,comoquiendiceensujugo.

—¿Quiénmesalvará?—sepreguntabaQuincajú,sintiendoqueseledestrozabaelcráneo,lacabeza,loshuesostodos,acadamanotazodelpumasobreelenvoltorio.

Nolopudoevitar.Unodesusmanotazosprecipitólamoledebarroconsupresaadentro,porunaladeraquedabaaunriodevelozcorrienteycauceprofundo.Saltó,elásticoydorado,conlavelocidaddelrelámpago,peronopudoatajarlo,truenofuesubramidoycayódelomo,conlaspiernasabiertas,jugueteporunosmomentosdelcaudaldelaguaquesellevó,setragóaQuincajú,enloqueyaeraalgoasícomosucostrafuneraria.Alláestáelpumaenlaorilla,lamiéndoseconlalenguacosquillosalapelambremojada,sindejardeveralrío,ymáslejos,entrepeñascales,elespectrodeunhombreconloshuesosmolidos,molidalacarne,quenoparecíasalirdelfondodelasaguas,sinohaberrodadoporundespeñadero.

Alboreóeldíaypasó.Alboreóotrodíaypasó.Alborearonypasaronmuchosdíasconsusnochesdeenjambresdoradosyfuriosos.

Por fin pudo Quincajú escupir una baba de hiel verdosa, contrayendo lascostillascasiquebradas,conlabocacomoembudodeélmismohaciaafuera:vómito

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amargo, ácido, de fuego muerto que verdeó entre los cangrejos charolados,caprichosos,combativos,ylastortugasdecarnecenizaencerradasenellujodesuscareyes.

Agotado,sinmemoria,vacío,tuvolasensacióndevolveraserQuincajúporlagratitudqueseprendióasupechocomounaenredaderaasurespiración.Aalguienteníaqueagradecerelnohabermuerto,elpoderdesaparecer,así,porconsunción.Aalguien... y a la vista del cielo el gran varioloso de oro, lasmiríadas de estrellasfulguranteslerecordaronquehabíasalvadodeperecerahogadoenelfondodelrío,porlapremuraconquelasgotitasdeaguadeshicieronlacaparazóndelodoqueloencerraba,yqueantes'habíaescapadode terminar trituradoentre lasmandíbulasdelpuma,porqueesasmismasgotitasnohabíanacudidoalosllamadosdelafieraquerugíaconunrugidovertebradoyprofundo,paraquelasnubescreyeranqueeraeltruenoycorrieranaponeralrayolassábanascalientesdelalluvia.

Elgrilloseloanunció.Millaresdegotitasdeagua,tantascomoestrellashayenelciclo,tesalvarán.Ysehabíacumplido.Novinieronenformadelluvia.Seunieronhasta convertirse en láminas para ocultarlo en el fondo de un rio. Y ahora, loliberaban de la cueva ambulante que envolvía su cuerpo. Cada uno de aquellosmundosredonditos,invisibles,embebíaunapanículadetierradura,laablandaba,lahumedecía,selallevaba.Yasífuecomosucuerpoquedólibreyflotandotanenlaorillaqueelvaivéndelacorrienteloarrastróalospedregales.

¡Tiuh...! ¡Tiuh...!, pasó un gavilán no muy grande. Quincajú pudo mover lacabeza para seguir su vuelo, contemplarlo en medio de la comba azul, inmóvil,detenido,ycaercomounasonda,preciso,carnicero,hacialaserpientemojadadelrío, pero se desvió y al levantarse de nuevo, llevaba una perdiz herida en suspequeñasgarras.

—¡Gavilán!¡Gavilancillo...!—¡Tiuh...!¡Tiuh...!—¡Gavilán,Gavilancillo, no es una perdiz la que llevas en tus garras sinomi

corazón! Gota a gota pierdomi miel de rubíes y no llegaré al país a donde iba.Extraviéelcaminoyahoraelhumoseamontonaenmisojos.¡Oriéntame!¡Déjamequemedisparedetodoslospuntosfalsosdelarcodelosflecheroscadenciososaloscuatrocostadosdelcielo!Noseréyoelprimeroenllegaradondeelsollevantasusestandartes,queeshaciadondevoy,sinomeengaño,siPanpetacespaldadetierramojada,sigueentreloscardos,sobreloscardos,alPoniente.

—¡Tiuh...!¡Tiuh...!—¡Tiuh...! ¡Tiuh...!, dame lascuatromemoriasdel sueñodelhombredespierto.

Necesito seguir adelante, pero no puedo sin antes colocar las lluvias en susestruendosdeplata,ensusilencioalosárbolessecosyensucongojaalosanimalesen brama. Los dioses, los seres, las cosas, no pueden quedar así, sin que yo las

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ordene, les dé su cabida en la luz, en el misterio, en la sombra, en la palabradevoradora.¿Enmediodemipecho,sedetendrámicorazón,comotedetienestúenmedio del cielo? ¿Veré sin corazón el país de la Diosa de las Palomas de laAusencia...?

(¡Oh,valientes,nolemiréis,oídlo!¡Nolemiréislacarapantanosa,oídlo!)—Los pies entre las piedras no echan raíces. Entre las piedras y la cal y las

arenas. Por eso pude escapar de Panpetac. Nadie puede irse de las ciudadesvegetales.Ypor esome voydeaquí con sólo sacudirmis tobillos suciosdearenahúmeda,ahoraqueloscangrejosylasarañasempiezanaconsiderarmisdedospartedesuanatomía.Tengoelcuerpodefuera.Elríomeamontonótodoelcuerpoafuera.Nada me dejó dentro. Y allí pudo caber la muerte que ya empezaba a traer suscolchas de sueño. ¡Luceros! ¡Luceros lanares con titilar de balido! ¡Voy contravientosyluceros...!

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LEYENDADELASTABLILLASQUECANTAN

Enlas tejavanasde los templosde tinieblayagua,alzadosenzancosdepirámides,tejavanas de madera coloridas al final de escalinatas que caían como cascadas decantosrodados;enlosdintelesdelasfortalezas‘demurosdegranizopetrificado;enlosquiciosdelacasasdetodoslosdíasytodaslasnoches,construidascontroncosdeárbolessobrecolinassiempreverdes,amanecíanconlalunanuevatablillascubiertasdesímbolosy signospintadosparaelcantoyelbaile,ydepositadasallí, antesdelalba, anónimamente, por losMascadores deLunaque llegabande los bosques, sindarlacara,sindejarhuellas,urgidos,cautelosos,arropadosenligeroripiodeneblina.

Distribuidaslastablillas,poemasparacantarybailar,queapenaseranfragmentosde la estera de palabras sin precio himnos a los dioses en los templos, cantos deguerraenlasfortalezas,cancionesfloridasenlascasas, losMascadoresdeLunaseperdíanentrelamuchedumbreporlosmercados,losjuegosdepelota,lasescuelasdetierra blanca, o se ocultaban en las afueras de la ciudad a comer luna helada, lunacreciente,lunaquedeprontonolescabíamásenlabocanienlosojos,porseryalaprimeranochedeplenilunio.

Esanoche,desdeunodelostemplosdetinieblayagua,tinieblavegetalyaguadeoroplenilunar,desdeunadelasfortalezasdegranizopetrificadoytorresdedientesrojiamarillos por el fulgor de los blandones de ocote, desde una de las casasconstruidas sobre colinas verdes, desgranaría la mazorca de maíz el himno sacro,salpicaríasangredebatallalaarengaguerrera,deshojaríafloresdedichaelmadrigal,en lasvocesde losquecantabanparacoronar,con las tablillasescogidas,demaíz,sangreyamoraquellalunaciónpoética.

Si la voz subía de uno de los templos alzados sobre zancos de pirámides, elMascador de Luna, autor de la tablilla que cantaban, vestía de fiesta de maíz, sepresentabaalossacerdotes,astrosdeplumasasomadosalasestructurasgeométricas,y recibía de sus labios, entre pompas rituales, el nombre de consanguíneo de losDioses,ydesusmanosenguantadasenmazorcasdeperlas,elcollardeaguainmóvil,trenzadecristalderocaqueornaríasucuellodeagujasrefulgentes:

Si la voz subía de una de las fortalezas de granizo petrificado, elMascador deLuna,autordelcantodeguerraescogidoparaentonarloenlasatalayasaquellanochedelunagrande,vestíaluzdeplanetajoven,sepresentabaalosguerreros,huracanesdeplumasdequetzal,yrecibíadesuslabios,entreretumbardeatabales,elnombredeFlechadordeCantosdeGuerra,ydesusmanosteñidasdesangredepitahaya,eldardodelanocheadamantina.

Pero, dónde encontrar el mando nacido de copales hablantes, de palabras quepeganlascosas...

Debe llevarlo,mandatario de arcoíris, elMascador de Luna que oyó cantar su

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tablilla en una de las casas de todos los días y todas las noches, construidas sobrecolinas verdes. Allí, entre frutas de carne dulce, azote de chupamieles, humo debarrer sueños, cacaos sanguinarios, pájaros en jaulas y polvo de tabaco, Señor delEspejoqueCambia,y leentregaríanEminentesdeCabellerasdeColasdeAlacrán,asidadelasalasnerviosas,unapalomadeplumóndeespuma.

Lunaciones de los meses sin lluvia. Poesía pintada para cantar y bailar. Cadalunaciónabarcabadesdeeljemedegraciadelalunatierna,hastalaprimeranochedelalunagrande,másgrandeenelespejodeunlagoinmóvilyprofundo,eneldoblepleniluniodecieloyaguaquerepetíanconlaslenguasdesusecos,losnombresdelosMascadoresdeLuna,cuyospoemascantadosaderezabanelsilenciodelanochedivina.

Medianocheplenilunar.Lastablillasquenosecantabanservíanparaencenderelfuegodelosmurciélagos,fuegoqueconvertíaencenizafugazlospoemasrechazadospor visibles invisibles agoreros reunidos en un baño de leche blanca, y, mientrasconsumíanse maderas, pinturas, jeroglíficos, entre llamas de colores y oros deminiaturistas, losMascadores de Luna que no habían conseguido en esa lunaciónpoética, lafazdeConsanguíneosde losDioses, lafazdeFlechadoresdeCantosdeGuerra, la faz de Señores del Espejo que Cambia, internábanse en los bosques acomponer nuevos cantos, y a pintar nuevas tablillas con sangre sonora de pájarosgorjeantes, cascabeles de burbujas de agua, resinas, mágicas, tierras de colores ypolvodepiedrasimantadoraspensamientosconmúsica,usoabusandodelamarillo-maízensushimnosreligiosos,delrojo-sangreerasuscancionesguerreras,delverde-tierrayelazul-cieloensuscantaresamorosos,entreelcieloylatierraelamorcabíaentero, y no volvían a las ciudades ceremoniales, sino pasado el interludio, conpoemasreciénpintados,fragmentosfrescosdelaesteradepalabrassinprecio,máslargaquelavidadetodosloshombres,detodoslospueblos,tejidaconlalenguadelas pequeñas gentes y las grandes tribus, las sedentarias y las trashumantes quecantabanmisteriosamente con los pies de sus poetas de plantas tatuadas de signosastrológicos.Detrásdelastribusqueseibanobedeciendolalógicadelosastros,lospiesdesuspoetasdejabanlacaudadesupoesíaestampadaenelpolvodelcamino.

Y hasta siete veces podían los Mascadores de Luna tomar parte en aquelloslunariospoéticos.Hastasieteveces,porquesisietevecescrecíalauñaplateadadelanoche,sisieteveceslosárbolesalunadossequemabanparpadeando,nohojas,sólopárpados de oro, el firmamento también se quemaba parpadeando, si siete vecesbotaba la noche su pelo de pimienta negra, si siete veces le dolían las olas comomuelas al carinchada del mar, sin que aquellos posesos, enloquecidos lunáticosoyeranentonarsuscanciones,caíasobreelloselpeordeloscastigos,elridículoylaburla:selestomabaprisioneros,vencidosenlaguerrapoética,yselessacrificabaenmedio de danzas grotescas, extrayéndoles del pecho una tablilla de chocolate en

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formadecorazón.Utuquel,MascadordeLuna,lluviadepeloverde,máscaramuertadeesponjade

luciérnagas,participabaporúltimavezenelcertamendelastablillasquecantan.Seisnovilunios seguidos bajó Utuquel de sus montañas de bálsamos y tamarindostrayendoenvoltoriosdehojasfrescasqueempapabanderocíosuscantosescritosconpuntadeespinadesacrificio,sinconseguirquelosMurciélagosdelBañodeLecheBlanca,como llamabana losvisibles invisiblesagorerosdel jurado, leotorgaranelcollardeaguainmóvil,eldardode lanocheadamantinao lapalomadeplumóndeespuma,bienqueelverdaderopremio, elmásambicionadopor losMascadoresdeLuna,fueraoírquecoronabanconsuscantossacros,épicosylíricos,maíz,sangreyamor,laprimeranochedeplenilunio.

AhorabajabaUtuquelporúltimavezadesafiaralosmurciélagos.Erasuséptimalunación.Pececillos íntimoslebebíanlospiesenlosregatos.Ibaacercándosea lostemplos,alasfortalezas,alascasas,ocultalafazensumáscaraluctuosadeesponjadeluciérnagas,sushombrosllovidosdecabellosverdes,lasmanosentregadasalasaldelllanto,desolado,presintiendosuderrotadefinitivaylabefadelsacrificiofingido.

—Crear es robar... —se decía Utuquel en voz alta para poner de su parte, alaceptar sucondicióndehumildeartista robadordecosassabidasyolvidadas,a losvisiblesinvisiblesagorerosqueenalgunapartecelebrabanconsejoparacalificarlastablillas—.Crearesrobar,robaraquí,robarallá,robarentodaspartesengrandeyenpequeño,cuantosenecesitaparalaobradearte.Nohay,noexiste,obrapropianio-ri-gi-nal—enfatizó,enlosjuegosdepelotahabíaoídoalosmurciélagoscensuraralosMascadoresdeLunaquecreíanencabezar escuelaspoéticasoriginales—, todaslasobrasdeartesonajenas,pertenecenalquenoslasdaprestadasdesdeelinteriordenosotrosmismos;pormuchoquedigamosquesonnuestras,pertenecenalosocultosecos, y las lucimos comopropias, prestadas o robadas,mientras pasa el siglo.Losdiosesconfesaronaquéhorayenquélugarrobaron,comotacuatzines,lasustanciaempleadaparacrearalhombre,peroseguardarondedecirdónderobarontodoloquelessirvióparacrearelmundo.

Utuquel rompió jaulasdepestañasconvertidasporel sueñoen trampasdepelofino,luchandoconsuspárpados,vientresdearañaspanzonas,eneldesvelobuscador,obsesivo,adivinatorio,hastaencontrarlaposibilidaddelafiguraenmovimiento,delsímbolopresoenlacárceldelglifoyelsueltoenlosojosdelaire,delanuevapoesía,vuelodemariposas, respiracióndemariposas, sobrenudosde serpientes solemnes,del poema que dejaría de ser niebla dormida en signos petrificados, paratransformarseenlluviademitosyconstelaciones.

—¡Herejía! ¡Herejía...!—gritaban los agoreros en su baño de leche blanca—.¡Herejíadebaratista...!

Noleconocían,peroquépodíaesperarUtuqueldeestaséptimayparaélúltima

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lunación, sino anatema y fuego. Quemarían sus cantos. Su canto a los mineralesalucinados,fosforescentes,querecorrenlosespacioscelestes,tablillaquedejóeneltemplodelDiosdelaLluvia.Sucantoalosvegetalesfantasmas,árbolesquefingenesqueletosde rarísimosguerrerosen luchacontra la tempestad, tablillaquedejóenuna de las fortalezas. Su canto a los animales inimaginables que modelan losalfarerosparacombatirelhastíodoméstico,tablillaquedepositóenelquiciodeunadelascasas.

Incierta la luz de su máscara de esponja de luciérnagas, verde lluvia de suscabellos,seadelantabaasuposiblefracasoparaconjurarlo;

—Yo, Utuquel, Mascador de Luna solitario, seré mañana el p sacrificado decorazóndechocolate,no tejerémás laesteradepalabras sinprecio, tejerécenizas,tejeré flores marchitas... Pero ¡no...!, por qué yo... —revolvíase contra suspresentimientos—,yoquesihablohagoelpresente,sicallohagoelpasadoysihablodormidohagoelfuturo...

Elfuturoseestabahaciendoya,elfuturoseestabahaciendocantoquesubíadeunadelasfortalezasalasomarlalunainmensa,redonda,ritual,lalunadelospinosdetrementinadeplata,silenciosa,sinuso.

Perdido, sonámbulo, sin peso, sin pies como la luna, Utuquel se detuvo aescucharsucantoalosárboles—guerrerosenluchacontralatempestad.

Y no sólo el retumbo de lasas voces guerreras en la fortaleza de las grandespiedras redondas,pulidas,espejeantes, lúcidas,yelcaramboleardeleco,atabalesytrompetas,detuvieronsupaso,sinolasimágenessurgidasdesucanto,queloscorospintaban en el aire, la visión de gigantes carbonosos contra cielos de fuego. Latormentaavanzabadescuartizandoceibas,ahorasólohumosobrelaesparcidasangredelosquebrachoscolorados,derribandopalmerasycocalesdehojasconvertidasentenazasdealacranesiracundos,entreaguacerosdejoyeríahuracanadayrelámpagosque en un abrir y cerrar de ojos fosforescentes se tragaban cedros, guayacanes,madroños, liquidámbares, guachipilines, granadillos, conacastes, caobos,matilisguates, eucaliptos. ¡Utuquel! ¡Utuquel! , se gritaba el Mascador de Luna,horrorizadoanteelespantodesencadenadoporsucantoenvueltoen truenos.Debíapedir perdón, arrodillarse ante la luna la noche de su trofeo, perdón por sumagia,perdón por su poder creador de realidades superpuestas, perdón por la fábula demundosimaginariosquesustituíanyanulabanloreal.Sí,debíapedirperdón,llamaralasiguanasquesonseresdelsol,asarlasafuegoblancoenlacasadelalunayuntadodecenizadeiguana,negarsucanto,desconocersucreación,suhimnoalaguerradelosárbolescontraloselementosbatalladores.

Peroerasuséptimalunación,laúltimavezquepodíaparticipar,comoMascadordeLuna, en el certamen de las tablillas que cantan, y cómoguardar sumistara deluciérnagasheladas,seguirdeincógnito,sinexponerseaquelesacrificaran,vestido

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deyeso,enfiestabufayfingidocorazóndechocolate.¿Dequéhongo,dequéhumo,dequéarenaembriaganteextrajosímbolosysignos

que en contacto de la cábala del aire transformábanse en la más horrible de lasvisionesdetormenta,turbandolaserenadulzuradelacasade’laluna?

¿Por qué no escogieron losMurciélagos del Baño de Leche, su canción a losanimalesinimaginables,creadosporlafantasíadelosalfarerosparaconjurarelhastíodoméstico? sería el feliz endiosado. ¿O su himno religioso a los mineralesincandescentesquerecorrenlosespacioscomodiosesdechispasdediamante?Cerrólos ojos. Apretó los párpados. Todo volvía a ser distancia. Lo perseguía su canto,crecido,chante,encontrasteconlapazdelanochedeplatadulce.Loperseguíanlasvoces,elretumboguerrerodelagranfortaleza.Secubriólosoídos,lasorejasclavesmusicalescartilaginosasenelpentagramadesusdedos.Todovolvíaaserdistanciaen losespejos.Plenilunio.Níqueles.Azogue.Gentequepaseabaardillasariscasdecolas escarchadas, micoleones de pelo de alcanfor, mapaches con anteojeras detiniebla, o discutía acaloradamente el escándalo de las nuevas escuelas poéticas, elcantoalosárboles—guerrerospremiadoenlafortalezaespejeante.

Utuquelavanzóporlaplazadereflejos,enmediodelclamor.Elpueblosaludabaa los Mascadores de Luna que iban a recibir las insignias de sus premios y suspreciosos títulos.Plumas, penachos, escudos, cautivos, todo en tornode su sombrasolitaria, su lluviadepeloverde, sumáscaradeesponjade luciérnagasquesólosequitaríaalllegarypresentarsearecibireldardodelanocheadamantina.

Entróenlafortalezaportodaspartes,porcadapiedraespejeantequereflejabasuimagenyelMás jovende losflecheros,pielcolorde tabacoenrama, lecondujoatravésdepatiosmojadosderocíolunar,suavesescalinatasdebeneplácito,terrazasdearenadoradayestanciasconlosmuroscubiertosdetrofeosdecaza,hastalasatalayasdelasaltasesperas.

Desde allí se dominaba el juego de pelota, brillantes los anillos de alabastroadosadosalosmurosoblicuos,eladoratoriodelosjaguaresylosobrajesdelosquetejíanesterasobordabanconalasdemariposas.

La ceremonia se inició al llegar los caudillos.Elmás rico en plumajes, elmásfloridoenheridasdecombate,elengalanadoGuerrerodelosCuatroEstandartes,seadelantóasaludaraUtuquel—elpoeta—,dándoleelnombredeFlechadordeCantosde Guerra y puso en sus manos el dardo de la noche adamantina. Estruendo debatalla.Lluviadeflechasdisparadasaloaltoporfilas,deguerrerosdispuestosenlasescalinatas como los signos en la tablilla Premiada. Tambores de cara redonda.Golpearenla imagendela lunallenaloshuesosdelosausentes.Tortugasdoradas.Golpear en los caparazones el tiempodetenido y beber en el eco el resquemor delcarey.

ElreciénconsagradoFlechadordeCantosdeGuerra,sosteníaenlasdosmanos,

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apoyándolasobresupecho,latablillapremiada,frentealoscapitanesqueentrabande uno en uno, se detenían y soplaban los signos pintados en ella, para avivar suscolores, sus símbolos, sumagia, su fuego inapagable, su poesía de espejos que alrespirarcantaban.

Unrepentinomovimientodeoleajeentreloscientos,losmilesdeguerrerosquellenabanlaplazaturbólaceremonia

Unode los. caudillos, elCaudillo jefede laFortalezaEspejeante, borró con susoploloqueUtuquel—elpoeta—habíaescritoenlatablillapremiada,ylafiestafuedesolación,cenizadeeclipseelplenilunio, silencioelcanto,ysearrastraronporelpolvolasbanderasdepieldetigre,lassombraspestañudasdelosárboles,losdedosdelasflores,lospanalesdemiel,laesteradepalabrassinprecio,ydelaFortalezadeEspejos,repentinamenteapagados,salióUtuquel—elpoetaconsutablillaenblancocondenadoadepositarlaenlomásaltodeunodelosvolcanes.

Y no sólo Utuquel, Mascador de Luna llovido de cabellos verdes, las manosentregadas a la sal del llanto, sinomuchos son los poetas condenados a depositarnubecillas blancas en los cráteres de los volcanes, semillas de las que salen loscoloresqueelsollerobóalaluna,valiéndosedelatretadelatablillaapagada,paraformarelarcoiris.

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LEYENDADELAMÁSCARADECRISTAL

¡Y,sí,NanalaLluvia,elquehacíalosídolosy.preparabalascabezasdelosmuertos,dejándolasdesabridohueso,betúnencima,teníalasmanostresvecesdoradas!

¡Y,sí,NanalaLluvia,elquehacíalosídolos,cuidadordecalaveras,huyódeloshombresdepieldegusanoblanco,incendiaronlaciudadentonces,yserefugióenlomásinaccesibledesusmontañas,allídondelatierrasevolvíanube!

¡Y,sí,NanalaLluvia,elquehacíalosdiosesquelohicieronaél,eraAmbiastro,teníadosastrosenlugardemanos!

¡Y,sí,NanalaLluvia,Ambiastrohuyódelhombredepieldegusanoblancoysehizomontaña,cimademontaña,sininquietarlelaingrimituddesurefugio,lasoledadmássola,piedrasyáguilas,habituadoaviviroculto,anomostrarsemientrascreabalasimágenessacras,ídolosdebarroycebollín,yporladiligenciaquepusoendarsecompañíadedioses,héroesyanimalesquetalló,esculpió,modelóenpiedra,maderaylodo,conlosutensiliosquetrujo!

¡Y,sí,NanalaLluvia,Ambiastro,faltandoasujuramentodeesculpirenpiedraysóloenpiedra,mientrasdurarasudestierro,sediolicenciaparatallar,ensucañadefumadordetabaco,ungrupodemonitosjuguetones,asidosdelacola,losbrazosenalto como queriendo atrapar el humo, y en un grueso tronco de manzanarrosa, elcombatedelaserpienteyeljaguar!

¡Y,sí,NanalaLluvia!Al nacer el día, luceros panzones y tenues albaluces, Ambiastro golpeaba el

troncohuecodepalodemanzanarrosa,paraponerenmovimiento,razóndeserdelaescultura, al jaguar, aliado de la luz, en su lucha amuerte con la noche, serpienteinacabable,yproducirsonidoderetumbo,talycomoseacostumbrabaenlaspuertasdelaciudad,alasomarellucerodelaspreciosaspiedras.

Glorificadoellucerodelamañana,alabadotodoloquereverdecía,recortadoslosdesaparecidosdelamemorianocturna(...nadiehubieratomadosucaminoyellosnoregresarán...), Ambiastro juntaba astillas de madera seca y a un chispazo de supedernalnacíaaquelqueseconsumesoloytanprontamentequejamáslediotiempopara esculpir su imagen de guacamayo de llamas bulliciosas. Encendido el fuego,ponía a calentar agua de nube en un recipiente de barro y en espera del hervor,soltabalossentidosavagarsinpensamiento,felices,fueradelacuevaenquevivía.Montes, valles, lagos, volcanes apuraban sus ojos mientras perdía el olfato en laborracheradearomasfrutalesquesubíadelatierracaliente,eltactoenelpactodenotocarnadaysentirlotodo,yeloídoenlasrelojeríasdelrocío.

Alformarselasprimerasburbujas,corríancomoperlasdezoguillasdesatadasporlasuperficiedelaguaapuntodehervir,Ambiastrosacabadeunbuculamarillounpuñodepolvodechilecolorado,loquecogíancincodedos,yloarrojabaallíquido

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enebullición.Unguacaldeestabebidaroja,espesa,humeante,comosangre,erasualimentoyeldesufamilia,comollamabaasusesculturasenpiedra,coloreadasdelbermellónalnaranja.

Sus gigantes, talla directa en la roca viva, bañados de plumas y collares demáscaras pequeñas, guardaban la entrada de la cueva en que a los jugadores depelota, en bajorrelieve, seguían personajes con dos caras, la de la vida y la de lamuerte,danzarinesatmosféricos,diosesdelalluvia,diosessolaresconlosojosmuyabiertos, cilindros con figuras de animales en órbitas astrales, dioses de lamuerteesqueléticos, enzoguillados de estrellas, sacerdotes de cráneos alargados y piedrasduras,verdes,rojizas,negras,conrepresentacionescalendáricasoproféticas.

Peroyalapiedraleangustiabayhabíaquepensarenelmosaico.Desplegarsobrelasparedesybóvedasdesuviviendasubterránea,escenasdeceremoniasreligiosas,danzas,asaeteamientos,cacerías,todoloqueélhabíavistoantesdelallegadadeloshombresdepieldegusanoblanco.

Apartólosojosdeunbosquecillodeárbolesqueyasinfuerzaparaizarse,tanaltohabían nacido en lasmontañas azules, se retorcían y bajaban reptando por laderasarenosas,pedregalesynidosdeaguiluchossolitarios.Apartólosojosdeestosárbolescasiculebras,alreclamodelosquesembradosenestribacionesmásbajas,subíansofrecerlesuscopasdeverdoresfragantesysushondascarnesamorosas.Latentacióndelamaderalosacabadesurefugiopobladodeídolospétreos,gigantesminerales,piedras y más piedras, al mundo vegetal cálido y perfumado de las florestas querecorría de noche como sonámbulo por caminos de estrellas que llovían de losramajes,ydedía, traspuesto,enajenado,ansioso,delirante,sueltoadejar lapiedra,faltandoasupromesadenotocarárbol,arcillaomateriablandadurantesudestierro,y lanzarse a la multiplicación de sus criaturas en palos llamarosa, palos carne-amarilla,humo-fuego,maderasquelejosdeoponerresistenciacomolapiedra,durayartera, se entregaban a su magia, blandas, ayudadoras, gozosas. Una concienciaremotalashacíapreferiraqueldestinodeesculturasdepaloblanco,rivaldelmarfilmás fino, de ébanosdesafiadores del azabache, de caobas sólo comparables con elgranatevinoso.

Dormir,imposible.Todosumundodedioses,guerreros,sacerdotesesculpidosenpiedrasduras,casidejoyería,lehacíasentirsucuevacomosepulturademomia.Quelamadera no pasa de ser escultura para hoy y nada paramañana... Semordía loslabios.Porotraparte, suobranoeradepura complacencia.Enterrabaunmensaje.Escondíaunacaudadecometassinluz.Dabanacimientoalagemanística.Sellevóalabocasucañadefumar,adornadaconmontosquejugabanconelhumoquetendíaunvelóentreélysupensamiento.Aunquetodoquedaríasepultadosisedesplomabala caverna.Mejor la madera, esculpir dioses-árboles, dioses-ceibas, esculturas conraíces, no sus granitos y mármoles sin raigambre, esculturas de brazos gigantes,

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ramasquesevestiríandeflorestanenigmáticascomolosjeroglíficos.Nosupodesusojos.Estallaron.Ciego.Ciego.Estallaronlucesalgolpearconla

puntadesupedernal,mientrasbuscabapiedrasduras,enunaveradecristalderoca.Susmanos,susbrazos,supechobañadosenrocíocortante.Se llevó losdedosa lacara,sembradadepiquetazosdeagujas,parabuscarselosojos.Noestabaciego.Fueeldeslumbramiento,elchispado,laexplosióndelarocaluminosa.Olvidósuspiedrasoscurasy la tentacióndelasmaderasfragantes.Teníaalalcancesusmanos,pobresastros apagados, más allá del mar de jade y la noche de obsidiana, la luz de unmediodíadediamantes,muertayviva,fríayquemante,desnudayenigmática,fijayenmovimiento.

Esculpiríaencristalderoca,perocómotrasladaraquellamasaluminosahastasucaverna. Imposible.Más hacedero que él se trasladara a vivir allí. ¿Solo o con sufamilia,suspiedrasesculpidas,susídolos,susgigantes?Reflexionó,lacabezadeunladoaotro.No,no.Nopensarlo.Desconocíatodoparentescoconseresdetiniebla.

Improvisóallímismo,juntoalpeñascodecristales,unacabaña,trajoaldiosqueseconsumesoloypronto,acarreóaguaenuntinajasyenunapiedrademollejónfuedandofilodenavajuelaasuspedernales.

Nuevavida.Laluz.Elaire.Lacabañaabiertaalsolydenochealacristaleríadelosastros.

Días y días de faena. Sin parar. Casi sin dormir. No podía más. Las manoslastimadas, la cara herida, heridas que antes de cicatrizar eran cortadas por nuevasheridas, lacerado y casi ciego por las astillas y el polvo finísimo del cuarzo,reclamabaagua,agua,aguaparabeberyaguaparabañarelpedazodeluzcristalizadaypurísimaqueibatomandolaformadeunacara.

Elalbaloencontrabadespierto,ansioso,desesperadoporquetardabaenaclarareldíaynopocasveces se leoyóbarrer alrededorde la cabaña,no labasura, sino latiniebla.Sinacordarsedesaludarallucerodelaspreciosaspiedras,quémejorsaludoque golpear la roca de purísimo cuarzo de donde saltaban salvas de luz, apenasamanecíacontinuabasutalla,faltodesaliva,cortodealiento,empapadoensudordeloco,enluchaconelpeloqueseleveníaalacarasangrante,lasastillasheridoras,alosojos llorosos,elpolvocegador, loqueleponía iracundo,puesperdía tiempoen‘levantárseloconelenvésde lamano.Y laexasperacióndeafilaracadamomentosusutensilios,yanodeescultor,sinodelapidario.

Peroalfinlatenía,talladaenfuegoblanco,pulidaconelpolvodelcollardeojosymartajadoscaracoles.Subrillocegabaycuandoselapuso—MáscaradeNanalaLluvia—tuvo la sensacióndevaciar su serpasajeroenunagotadeagua inmortal.¡Paredgeológica!¡Sí,NanalaLluvia!¡Soberaníanorebelada!¡Sí,Nana laLluvia!¡Superficiesinparalelo! ¡Sí,Nana laLluvia! ¡Lava respirable! ¡Sí,Nana laLluvia!¡Dédalodeespejos!¡Sí,NanalaLluvia!¡Tumbaritual!¡Sí,Nanalalluvia!¡Nivelde

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sueños luminosos! ¡Sí,Nana laLluvia! ¡Máscara irremovible! ¡Sí,Nana laLluvia!¡Obstáculo que afila sus contornos hasta anularlos para montar la guardia de laeternidaddespierta!

Paso a paso volvió a su cueva, no por sus olvidadas piedras, dioses, héroes yfigurillasdeanimalestalladosenmanantialesdetiniebla,sinoporsucañadehablarhumo.No la encontraba.Halló el tabaco guiándose por el olor. Pero su caña... sucaña...supequeñacerbatana,nodecazarpájaros,decazarsueños...

Dejó lamáscara luminosa sobreunaesterilla tendidaen loque fue su lechodetablasdenogalysiguióbuscando.Selallevaronlosmonitosesculpidosalrededor,seconsolaba,ellaranpacoquisoquedarseenestatenebrosatumba,entreestosídolosygigantasquedejarésoterradosabataqueencontréunmaterialdignodegrismanosdeAmbiastro.

Segolpeabaenlos’objetos.Lapocacostumbredeandarenlaoscuridad,sedijo.Aunquemásbienlosobjetoslesaltanalpasoysegolpeabancanél.Losbanquitosdetrespiesadarleenlasespinillas.Lasmesasnoesperaban,mesasybancosdetrabajo,se le tiraban encima como fieras. Esquinazos, cajonatos, patadas de mesasconvertidasenbestiasenfurecidas.Lostapexcosllenosdetrastesloatacabanporlaespalda,amatar,comosialguienlosempujara,yallíladecaerleencimaollas,jarros,potes, piedras de afilar, incensarios, tortugas, caracoles, tambores de lengüetas,ocarinas,todoloqueélguardabaparaahuyentarelsilenciotonlasfiestasdelruido,mientras los apartes, las tinajas, los guacales, poseídos de un extraño furor, legolpeabanamásymejorydeltediosedesprendían,entrenubesdecuerodebestiasdeaullido,zogasybejucosflagelantescomoculebrasmarcadoras.

Se refugió junto a la máscara. No realizaba bien lo que le sucedía. Seguíacreyendoqueeraél,pocoacostumbradoyaalmundosubterráneo,elquese,golpeabaen las cosas de su uso y su trabajo. Y efectivamente, al quedarse quieto cesó elataque, pausa en la que terco como era volvió a ver de un lado a otro, camapreguntandoatodosaquellosseresinanimadosporsucañadefumar.Noestaba.Seconformóconllevarsealabocaunpuñodetabacoymasticarlo.Peroalgoextraño.Semovíanlaserpienteyeljaguardesutambordemadera,aquelconquesaludabaallucerodelaspreciosasluces.Ysilasmesas,lostapexcos,losbancos,lastinajas,losapaxtes, losguacales, sehabíanaquietado,ahorabajabanysubían lospárpados losgigantes de piedra. La tempestad agitaba sus músculos. Cada brazo era un río.Avanzabancontraél.Levantólosastrosapagadosdesusmanosparadefenderlacaradelpuñetazodeunadeesasinmensasbestias.Maltrecha,sinrespiración,elesternónhundidoporelgolpedeaquelpuñodegigantedepiedra,unsegundogolpecon lamanoabiertaledeshizolaquijada.Enlapenumbraverdosaquequieresertinieblayno puede, luz y no alcanza, movíanse en orden de batalla los escuadrones deflecheroscreadosporél,nacidosdesusmanos,desuartificio,desumagia.Primero

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por losflancos,despuésdefrente,sindargritosdecombate,apuntaronsusarcosydispararoncontraél flechasenvenenadas.Unsegundogrupodeguerreros, tambiénhechosporél,esculpidosenpiedraporsusmanos,trasabrirseenabanicoyjugaramariposas, lo rodearon y clavaron con los aguijones de las cañas tostadas, en lastablasdelacamaenqueyacíatendidojuntoasumáscaramaravillosa.Nolodudó.Selapuso.Debíasalvarse.Huir.Romperelcero.Esegranojoredondodelamuertequenotienedosojos,comolascalaveras,sinouninmensoysolitariocerosobrelafrente.Lorompió,deshizolacifraabstracta,antesdelaunidad,nada,ydespuésdelaunidad, todo, y corrió hacia la salida de la cueva, guardada por ídolos tambiénesculpidosporélenmaterialesde tiniebla.El ídolode lasorejasdecabro,pelodepaxteypechosdefruta.Letocólastetasylodejópasar.Elídolodelosveinticuatrodiablos...viudo,castradoyhonorable.Lesaludóreverenteylodejópasar.Lamujerverde,Maribal, tejedorade salivas estériles.Ledio la suyaparapreñarlay lodejópasar.Elídolodelosdedalesdelalunacaliente.Letocóelmurciélagodelgalilloconla punta de la lengua en un boca a boca espantoso, y lo dejó pasar. El ídolo delcenzontlenegro,ombligodefloripundia.Lesoplóelombligoparaavivarleelceloylodejópasar...

Nochedepuercoespines.Encada espina, unagota luminosade lamáscaraqueAmbiastro llevaba sobre la cara. Los ídolos lo dejaron pasar, pero ya ibamuerto,rodeadodefloresamarillasportodaspartes.

Lossacerdotesdeleclipse,decían:¡Elqueagregacriaturasdeartificioalacreación,debesaberqueesascriaturasse

rebelan,losepultanyellasquedan!Por la ciudad de los caballeros de piedra pasa el entierro deAmbiastro.No se

sabe si ríe o si llora, lamáscara de cristal de roca que le oculta la cara.Lo llevansobretablasdenogalfragante,losgigantes,losídolosyloshéroesdepiedranacidosdesusmanos,hieráticos,atormentados,arrogantes,ylesigueunpueblodefigurasdebarroamasadasconelllantodeNanalaLluvia.

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LEYENDADELACAMPANADIFUNTA

Entre la gente española venida a Indias, muy, muy entrado el siglo XVII —navegación en redondo... Sevilla... San Lúcar... Virgen de Regla... Islas deBarlovento...— llegaron uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete asturianos, sietesegúnelhablapopularytresaldecirdeloscronistasquealaletraañaden:homesdeOviedoconentendimientoen la tinieblade losmetales, trazaron,nocon tinta,sinoconbroncelíquidoysonoro,encatedrales,conventos,ermitasybeaterios,lahistoriadelascampanasdeunaciudadsiemprenueva,dadoquesusfundadores,hidalgosycapitanes,perseguidosporlosterremotos,selaibanllevandoenprocesióndecasas,unacasatrasotradevalleenvalle,enprocesióndeiglesias,unaiglesiatrasotradevalleenvalle,enprocesióndepalacios,unpalaciotrasotrodevalleenvalle,quetalparecíaaquelirdejandoviviendas,templosymansionesseñoriales,destruidasenunvalleylevantadasenotro.

Legajos pagajosos y salobres,mordidos por sellos y contrasellos, desenrollaronante las autoridades eclesiásticas y civiles los fundidores asturianos, folios conmagullamientosdeviajequedabantestimoniodesuarteymaestríaenlafundiciónde campanas, sin contar las cartas de presentación de canónigos corales y alcaldesovitenses ni aquel pergamino de hueso de agua que traía aún fresca, ahogada enarenilla,lafirmadedonSanchoÁlvarezdelasAustrias,CondedeNavayNoroña,alpiederecomendacionesenquehacíaconstardesupuñoyletra«yomismolosescogíentrelosmejoresyantesdepartirlesabrímisbrazosymiscajasfuertes».

Aquellamañanadejunio—unjuniodebandejasdefrutas—huboprisas,olvidos,idasyvenidas,murmullos,manejos,enelconventodelasclarisas,comosielbis—bisdelalloviznaquecaíafuera,prolongarasurumorenlasgaleríasabovedadasdelconvento. Acartonadas en sus tocas, cuellos, petos y puños de lino almidonado,monjas y novicias hablaban, todas a una, de las joyas que les traerían sus familiaspara enriquecer el crisol de la campana encargada a los fundidores llegados deOviedo,sonoraypreciosa,dignadeltemplodeSantaClaradelasClarisasCelestes,quenoacababadesalirdelasmanosdelosalarifes.

Lapiedra,comovivocanto,porosa,sinsecarse,recortadacontijerasdegraciaenloscornisamentosycapiteles;fragantelamaderadelosartesonadosdeltecho,buquecelestial que navegaba en la luz de las altísimas ventanas; desafiante la cúpula;cabalístico el frente plateresco, sensual y fugitivo, y de prodigio la osadíaarquitectónicadeloscuatroarcossostenidosenunasolacolumna.

Santa Clara de las Clarisas Celestes no acababa de salir de las manos de losalarifes y qué contraste, aquella mañana de junio, entre estos menudos indianosvestidosdeaire,tanpocolienzollevabansobresuscarnesmorenas,máshechosparavolar en andamios que para andar en la tierra, y los asturianos, gigantes de caras

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enrojecidas y manos como martillos, atareados noche y día en la fundición de lacampanadelasclarisas.

Laúltimacampana.LadeestascordelerasseríalaúltimacampanaquefundiríanantesdevolverseaOviedooquizáaNuevaEspaña.Ysecomentaba.Ennochesdetertulias llorosas de estrellas y velones, se comentaba que aceptaron el encargo aregañadientesyporinsistenciadelasmonjasquelesprometíanllamarlaClara,sisutimbreeradeoro,Clarisa,sisonabaabambasdeplata,yClarona,sihablabaconvozdebronce.

Gruposantagónicosrecorríanlaciudadcasaporcasaendemandadeoro,platayotros metales. Gente de alcurnia, nobles y ricoshomes, los barrios linajudos enprocura de objetos de oro, joyas, monedas, medallas o polvo de oro de ése quevendían los indios en cañutos de pluma de ave y ellos guardaban en bolsitas ybolsones,asílacampanatendríaacentoáureoysellamaríaClara.Másnumerososymás activos, los segundones iban y venían por calles y plazas con música ypantomima, pidiendo que les regalaran todo lo que fuera plata para su Clarisa,mientrascuarteronesymarranosseconformabanconloqueleshicieranelfavorensiendometal, que para ellos, la campana debía sonar a bronce, sonar a yunque yllamarseClarona.

El parloteo de las clarisas no cesaba aquella mañana de junio. Cuchicheos,manejos, olvidos, melindres, idas y venidas. Una novicia echaría al crisol de lacampana losanillosdebodadesusabuelosmuertos. ¡Anillosdeboda! ¡Sortijasdeamor!¡Cintillosconmásdedosgranosdeonza!,repetían,presurosas,confundidas,sinprestaroídosenesemomentoaladescripciónquehacíaunaprofesadelbrazaletedeoroblancoqueletenlaprometidosufamilia.Decoradoconarabescosenfiligranadeoroamarillo,perteneció,en laRomade losCésares,aunabacante loca.¿Aunabacante loca?, interesábanse todas y la más hermosa, sin alcanzar respiración,entornados los ojos, temblorosas las pestañas, levantaba la mano para santiguarseimaginandotocarseenlafrenteunadiademadediosadesnuda,enelpecho,entresuspechos,undiscodeoroblancoconunescarabajoegipciodealasdelapizlázuliyenloshombroslluviasdezarcillosdeajorcasmusulmanas.

¡Joyas de familia! ¡Oro enamorado! , exclamaba la más apasionada de lascordeleras, pronta a explicar, tras brevísimo silencio, el inmenso sacrificio quesignificabadesprendersedeellas.Porencimadelcostoyelvalorartístico,algunasdeesas joyaseranobrasmaestrasdeantiguaorfebrería,estabasusignificadoafectivo,suvalorsentimental.Losobjetosqueamamosnotienenprecioyporesoresultaaúnmásgrato alSeñor enriquecer el crisol de la campana—¡costara lo que costara sellamaría Clara!— con las joyas amadas, ¡Joyas de familia! ¡Joyas de amor! ¡Oroenamorado! ¡Relicarios medievales, cinturas de matrimonio, cruces de filigranastrenzadas,brochesflorales,amuletos,macuquinas,empuñadurasdeespadas,sartales,

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rosarios,cascaronesderelojes,sinlamáquina,sóloelcascarónáureo!Laúnicaquenohablabaeraunamonjaconversa.LallamabanSorClarinerade

Indiasporsupieldetuesteazulenco,sucabello,nocturnasedadehilosdormidos,ysuspupilasamarillas,colordeoro.Afaltadefamiliaricaqueletrajerajoyas,debíaconformarse con lo que las otras monjas ponían en sus manos para que ella,pobrecita, tambiénenriquecieraelcrisol,nosequedarasinecharalgo,queundije,queuna cadenita, queunalfiler, salvoque... sugería frotándose losojos, gestoquesecundabanotrasmonjas,unaheroístaportuguesaalaquellamabanJu-noche,pornodecirle Ju-día, salvo que... y no pronunciaba el resto con los labios, sino entre losdientesdehueso,salvoque... sorClarinerade indiashicieraelobsequiodesacarselaspupilasylasarrojaraal ígneoyventurosoinfiernilloquealimentanconmetalesdetodalayalosgigantesasturianos.

La de Indias encendía las antorchas vivas de sus pupilas, joyeles que podíancompetirventajosamentecontodoloquelasfamiliasllevabanalasmonjas,sindarsepor aludida, sin decir palabra rechazando la tentación de entregar a la brasca laspepitas áureas que guardaban sus párpados, y eso que las celestes cordeleras laseguían unas, la rodeaban otras, la buscaban todas, restregándose los ojos. Pero sidespiertasedefendíadelaespantosainsinuacióndelaJunoche,heroístaquehablabayhablabayhablabadehéroesyheroicidades,sidespiertasalvabasusojos,dormida...quiéngobiernaa losqueduermen,quiéndetienea losque sueñan... la libertaddelpez,delave,delosfantasmasqueatraviesanparedescomoellaque,elcuerpoenlacamayelánimaenelaire,cruzabamurosdemetroymediodeespesorydejabacaerenelcrisol,sinquepudieranevitarlolosCristobalonesquefundíanlacampana,nosólo sus pupilas, burbujas doradas a temperatura de lava, sino sus córneas, blancoazulosoplomoquetransmutábaseenoromístico.Quéhorriblepesadilla,cambiarsusojosporlucerosdelágrimas.Yseguirmirando,atravésdecortinasdeagua,eldolordelasmonjasporsusacrificio,yelsucedersedeoradoressagradosenelpúlpitodelasclarisas, tocadoscon roquetescelestes, celebrandoel triunfode la Iglesia, enelmartiriodeunanuevasanta,lascampanasechadasavuelo,yentrelascampanas,laqueteníasusojos.¡SantaClaradeIndias,saludábanlaenelcielo,laqueveconlossonidos, ruega por nos! Cendales, serafines, rosicler y azucena... ¡Santa Clarinera,virgen y mártir, saludábanla en la tierra, ruega por nos! Pero, ¿sacarse los ojos,perforarselalenguanoeransacrificiosdesuantiguaraza?Lasangrecorríaporsusmejillasmáspesadaqueelllanto,másabundantequeelllanto,másinconteniblequeelllantoycelajeríasdesacerdotesdelcultosolarcubríanlapartedelfirmamentoquesehabíarasgadoparaqueellacontemplaralasdominaciones,lostronos,loscorosdelosángeles.LosasturianosconvertidosenCristobalonescruzabandeunladoaotroelríodelamuerte.Extraño,ibancomocolgados.Enelaireiban.Moviendolospiesenel vacío iban. Cielo sin sentido. Altas nubes. Más y más altas. ¡El arbitrario, el

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usurero,elcojo,seleasomabaensueñosagritarlelaJunoche,elqueniegalaluzdecualquiermodo,elquegastóelvientredesumadre,inútilmentevientre,inútilmentemadre,tellamarádementealserviciodelÁngelAlirrojo,porhaberhechoentregadelaspreciosaspepitasde tusojos,peroqué importan iniquidady sinrazón, si por tusacrificio,nuestracampanayanosellamarásóloClara,sinoClaradeIndias,porquefuemáselorodetusojosquetodoeloroquenostrajeronlosperegrinosllegadosdeCastilladelOro.Enelfilodetunariz(seguíasoñando,soñabaqueporlaternillalepasabalosdedoslaJunoche),seunenturazatibia,trigueña,contodossussacrificios,y tu raza española, brava y también ensangrentada. Cada lado de tu nariz es unavertiente.¡Sangredelasdosrazas,cegueradelasdosrazas,llantodelasdosrazas!

Leparecíaextrañoestardespierta,vestidadeaire, respirando,vestidadeespejomirandocontodosucuerpodeaguaa laquehabíaamanecidotendida juntoaella,ella fuera del sueño, no la que se durmió anoche, otra... Se sentía extraña en laprimeraluzquesecolabaporlasrendijasdelapuertayelventanucodesucelda.Noteníaexplicaciónhaber sufrido tantoal entregar susojosyamanecerconellos... lacabezahueca,elcuerpomolidoylosoídosconelsilenciodelosestanquesquesevanquedandosinagua...lluviasdeminiatura...llantosdeminiaturacomparadosconlosríosdelágrimasquelloróanochedormida.

Maitines.Lasclarisascelestesaldarleodevolverle losbuenosdías,sefrotabanlosojos,bulliciosas,alegres, lisonjeras.¿Sabríanlodesusueñooseríanobrerasdeburlas al servicio de la Junoche, heroísta a la que el reumatismo deformante ibasacandomédanosdehuesosynuégadosdecarne?

Lloródejúbiloenlasobrehoradespuésdevísperas.DuranteelMagníficat,tocósufrenteunángeldeespejosgiratoriosyfuelarevelación.Perlabasussienessudordevidriomolido.Entregarsusojossóloenpréstamo.LacampanasellamaríaClarade Indias y como ella sería conversa.Qué vehemencia, qué arrebato, qué no saberdónde posar sus pupilas que se despedían de todos y de todo, ora en los paraísosdorados de los altares, ora en el iris que regaba colores en el lomo de loscortasilenciosdepolvodecaleidoscopiosqueentrabanporlosventanales,oraenlosarquitrabes,oraen losencajes, linos, terciopelos,damascos, tafetanesamontonadosenlosescaños,paraserllevadosalasacristía,ora...selenublaronlascosasyloqueeragozocolgabadesuslágrimas,dedosdetirabuzonesdecongoja,ynofuelejos,allímismodejósecaerderodillasenunconfesonarioparagritaraloídodelconfesorsusatánicoorgullo.

Pero el sacerdote se negaba a absolverla. ¿Sacarse los ojos? ¿Rivalizar conreligiosas de más alcurnia ofreciendo en préstamo los pepitones áureos de suspupilas,orolavadoenllanto,paraenriquecerlaamalgamadelacampanaquenosellamaríaClara,sinoClaradeIndias?

No la absolvía. No levantaba la mano. No pronunciaba las palabras

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sacramentales.Esperóyesperó,anonadadaporlainmensidaddesuculpaajuzgarporelsilencio

delconfesor,sinfuerzasparalevantarse,paradespegardelsuelolasrodillashundidasenelfríodelatierratoda,antesqueledieralaabsolución.

Lacabezacolgabasobreelpecho,abatida,llorosa,conmovimientosdeautómata,dejólarejilladelconfesonarioparaasomarsealapuertaysuplicaralconfesor,aúnacostadelamásterriblepenitencia,quelaabsolviera.Silapenitenciaerasacarselosojos,selossacaría.Nolodijo,notuvotiempoysedesploma,sinosedetienedelosencajesdemaderadelasventanillas,queocultabanbajounbonetedetrespicos,unacara apergaminada, sin ojos, sólo los agujeros, sin nariz, los dientes con risa decalavera. Todas hablaban en el convento de lamomia que salía a confesar y ella,aquellanochelahabíavisto...

Yoído:¡Noresucitarán losmuertos, resucitará lavida!Sacrificaste tusojosenelsueño

(no estaba enteramente dormida, Padre...), y los recobraste al despertar.Ahora queestásdespierta(noestoyenteramentedespierta,Padre...),repitelahazaña,datusojosenpréstamoylosrecobraráseldíadelaresurrección.Alacabarelmundobrillaránantiguos soles apagados por siglos y tú despertarás con tus ojos, como despertasteesta mañana. Pero anda, corre, entrégalos antes que termine la fundición de lacampana, sidudasserá tardeynose llamaráClarade Indias,porhabernegado tú,tú...elorodetusojosquesólosetepedíaenpréstamo,sóloenpréstamo,porquealderretirselacampanaconelcalorqueharáelDíadelJuicio,tuspupilasescaparánenbuscade loscuencosvacíos‘de tucara juvenil, todosresucitaremos jóvenes,yquéfelicidadentoncescontemplarconojosquesupierondegloria,repiquedefiesta,quesupieron de alarma, de angustia, de amor, de duelo, qué felicidad contemplar larealidad sagrada de los tiempos. Resucitarás con tus ojos fuera de la realidad delhombre,enlarealidaddeDios...

Dejó atrás, perseguida por la momia, filas de monjas que se frotaban lospárpados, instigadas por la Junoche, recordándole que la campana debía llamarseClarayquefaltabaelorodesusojos...Susojos...Susojos...Quenadieviera,quenadie supiera... Sacárselos al borde del crisol... Arderían como dos bengalas en eldormido,calcinanteyagujosocaldo...Sinpies,siella...Ellasinella...Trompetas...Ángeles... La palma del sacrificio... Oír sin pensamiento los gritos de regocijo, elalboroto,laalgazaradelosquecelebrabancontoritosdepólvora,serpientesdelucesygigantesdefuego,elfinaldelafundicióndelacampana...AltanteoempezóasacarelclavoquemanteníafijosalmaderolosdosdolidospiesdelCristodelasacristía.Eltumulto de los quemovían a las puertas del convento se acercaba.Venían por susojos, llegabanpor susojos, avanzaban sin llegarporpasillos inacabables... pasos...voces...manos,susmanosqueseguíanescogiendo,entrecustodiasyvasossagrados,

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incensarios y reliquias de oro macizo, píxides, benditeras, hisopos, hostearios,pasamanerías, jocalias,algoquepudierasalvarladesusacrificio,pero todoeraoroinválidodeiglesiajuntoalorodesusojoslavadoenladesembocaduradecienríosdelágrimas.Sacóunpañueloparasecarselacaravueltahacialaventanaentreabiertasobreunpatioencendidodefuegosdeartificio,antorchasfriolentas,humodecoloresybuscapiésenloquecidos.Másdeunosecolóenlasacristíayfue,vino,volvió,enzig-zag de relámpago de pólvora. Los que exigían la entrega de sus ojos seguíanavanzando.Pasos.Voces.Manos,susmanosmultiplicadasenelafándearrojarportierra cálices, cruces, copones, ostensorios, patenas, vinajeras, aguamaniles de oro,ínfulasdemitras,flabelasorificadas,cíngulosdeborlasluminosas...quépodíavalertodoesojuntoasusojos...porelsuelotodo,sobrelasalfombras,sobrelosmuebles,sobre las saliveras... ornamentos, misales, alas de ángeles, coronas de mártires,candelabros, mundos, cetros, agnus, griales, portapaces, todo quemado por loscanchinflinesydeshechoporsuspiesendanzaluciferina,yaheridassuspupilasporel cortafrío de todas las tinieblas, el clavo que mantenía sujetos al madero losdosdolidospiesdelSeñorqueellavolvióaclavarconunbesodeciega...

Elmudotestimoniodelascosas,corroborabalaspresuncioneshumanasdeloquefue, además del crimen, la más abominable de las orgías, una saturnal en camposagrado. Todo lo que yacía por tierra y sobre las alfombras con chamuscones depólvora,loprobaba.

ElComisariodelSantoOficioordenóencarcelarpreventivamentealossalitrerosy fabricantes de cohetes, toritos y fuegos artificiales. La Superiora de las clarisasapenas se tenía en pie. El llanto rodaba por sus mejillas lívidas como agua sobremármolEntrelágrimasalcanzóaverlosojoslimpiosyheladosdelPadreProvincial.Apoyado en su bastón, a él también por momentos le flaqueaban las piernas,consultabaalamadreconlosojoslaconvenienciadequeellosdoshicieranreservasante el delegado inquisitorial, por la captura de buenos cristianos sospechados desatanismoporserentendidosenlasartesdelapólvora.

Peroaquélseadelantó.Quenosóloesopensabahacerconellos,excomulgaríaamás de uno, a más de uno quemaría vivo y muchos, si no todos, vestirían elsambenito, que no se manejan estruendos y bengalas, sin connivencias, sinvinculacionesconelCoheteroImpar.

¿Y los asturianos fundidores de campanas?, se preguntaron con la mirada almismo tiempo, la Superiora y el Provincial. ¿Por qué no captura a esosmanipuladores de metales a temperaturas de lava volcánica, algo más diabólico einfernalquelasinocentespólvorasdelosjuegosdeartificio,conelagravantedesupresencia dentro del convento, mientras fundían la campana, y su amistad, casifamiliar, con las más jóvenes cordeleras? ¿Qué espera el Santo Tribunal paraencarcelarlos?

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Esperaba que regresaran, debidamente diligenciados, ciertos pliegos que seenviaronaultramar,recabandoalgunosinformesmásparadesenmascararlos.Noeranasturianosni fundidoresdecampanas.Eranpiratas.¿Y lascartasdepresentaciónylasrecomendaciones?

AlguienhablódelCondedeNavayNoroña,donSanchoÁlvarezdelasAsturias,elcuallosescogióycontratóenOviedo,ytambiénlefuerecado.

DeusZibac,comomalllamabanalinquisidor,aunqueelapodoleibamejorqueelnombre,sellamabaIdomeneoChindulza,eraunamezcladeespañolydeindioqueniélmismoselaaguantaba.Losdosmalosolores.Lasdosenvidias.Ycomoporrealcédulasedispusoqueserindionoeraunamanchaparaobtenerlimpiezadesangre,elInquisidorlaobtuvo,yselimpiótodo,menoselrostropicadodeviruelas.

«Deus» por lo español y «Zibac» por lo indio, Deus Zibac quería decir «Dioshechodezibaque».

Su lenguade sogade ahorcar le llegabahasta las orejas carbonosas, cuando serelamíapensandoenloscogotesdetorodelosparaélfalsosasturianos.Corsarios,serepetía Chindulza, que sorprendieron en alta mar a los verdaderos fundidoresovitensesyseampararondesusidentidades.Afuerzadecavilarselehizoevidenteyno creyó necesario, dados los antecedentes que recogían a diario del espantosocrimen de la sacristía, esperar la vuelta de los exhortos mandados a ultramar.Terminadalafundicióndelacampana,DeusZibacprocedióalacapturadeaquellosgigantones.¿Eranonoeranpiratas?Enladuda,ahorca,Zibac,enladudaahorca.Elmásviejo teníaunasirenatatuadaenunbrazo.Esto lodenunciaba.Piratayhereje.¡Herejes! ¡Herejes! La voz corría, exigía, exigía justicia. ¡Justicia! ¡Justicia! Losdemoniosasturianos.Lacampanadelasclarisasfundidaporpiratas.Quenosetoquenunca.Quesedestruya.Queselancedesdeelcampanarioalvacíoparaquesehagapedazos.¡Hijadeherejes!¡Obradepiratería!¡Justicia!¡Justicia!...

DeusZibacpusomanosalassogas,sogasalospescuezosdelosgigantesysietedíasy sietenoches estuvieron los cuerposde aquellos cristobalones colgados en laexplanadadelCalvarioysietedíasysietenocheslascampanasdelasiglesiastocaronamuerto,noporlosahorcados,porlacampanadifunta.

Ventanas, puertas, bocacalles, cercas, arcos, atrios, puentes dejaban atrás losjinetones, al entrar a la ciudad, seguidos demulas de gran alzada en que traían lacargayelcorreollegadosalGolfoDulceennaosdeultramar.

Diligenciadoslosrequerimientos,reconocidaslasfirmasdecanónigosyalcaldesovitenses, abundantes los testimonios de los que bajo juramento respaldaban laconducta intachable de los fundidores,DeusZibac no pudo levantar lamanos queapoyó, abiertas en abanico, sobre la mesa de audiencias, al inclinarse a leer losdocumentos,y como si le clavaran losdedos con fuego, llovierongoteronesde laspalmatoriascuyoresplandordeincendiollegabaasusojoscomolaluzmuertadeuna

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batallaperdida.Lasletras,laspalabras,lasfrases,bailabanfrenteaélquenoparecíaleerlas, sino tragárselas, traga-atragantarse con ellas. Se le doblaron los brazos, lasmanosenguantesdecera,degotasdecerablanca,ycayódepechosobre lamesa,sobre los pergaminos, sobre los documentos que denunciaban su oprobio... Debruces,losojosvidriadosyunababadereptilsobrelospliegos,yanooyóelromancecallejero...

Losjinetonespreguntanporlacampanadifunta...¡Laenterraron!,lesresponden.Pordondevinieronvuelven.Losjinetonespreguntan¿dóndeestánlosfundidores?¡Ahorcados!,lescontestan.Pordondevinieronvuelven...¡Campanadelasclarisas,laquesequedósinlengua,nolepusieronbadajolospiratasahorcadosquenoeranpiratas,no,sinomuybuenoscristianos!

Ypisando los talones a esas cabalgaduras, otras.Lasde los carros y jinetes deservicio y lanza que acompañaban alMagníficoSeñorDonSanchoÁlvarez de lasAsturias.Nada le detuvo enOviedo.Acudir a sus recomendados.Llegar a tiempo.¿Quiénosóponerendudacredencialesescritasdesupuñoyletra?Viajeazarosoelsuyo.Corriómásdeunaborrasca,huboracionamientosdeagua,ancoradasenislas,cambios de rumbo, avistamiento de corsarios en menor peligro para ellos que nollevabanoro,aunquemuchasvecesaquellosrobadoresdelmarasaltanlosbajelesporesclavosobizcocho.

Ciudadepiscopal.Plantajesyjardines.Huertosdefrutasy.hortalizasderegadillo.Don Sancho amadrigó lágrimas bajo los párpados cerrados. Llorar.No le quedabaotracosaalavistadelaexplanadadelCalvario,trágicoanfiteatroenelqueseahorcóalosfundidoresdelacampanadelasclarisas.

¿Dóndeestabaesacampana?Si Deus Zibac, el inquisidor, el terrible Idomeneo Chindulza, no muere de

apoplejía lanocheenque llegaronasupoder lospliegosdeultramarratificando lacondición de cristianos sin tacha de los ahorcados, don Sancho Álvarez de lasAsturiashabríatenidoquepedirquesedesenterrara,puesaquélhabíaexigidoquese

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cumpliera su orden de enterrarla bajomuchos codos de tierra con el nombre de lacampanadifunta.

La Real Audiencia discutía, mientras tanto, si para recibir y desagraviar a tanMagníficoSeñor llegadodeOviedoy exculpar yvolver al senode la iglesia a losasturianos,debíarevivirselacampanadelasclarisas.¿Revivirse...?Sealzaronvocesairadasenlasaladeacuerdos.¿Revivirunacampana?Revivirohabilitar.¡No,no,lapalabrahabíasidodicha,revivir,ydebíaretirarseantesdeseguirladiscusión,pueseraunablasfemia imperdonable! ¡SóloJesucristoSeñorNuestro, revivió,volviódeentre losmuertos!Yestuvoapuntodenaufragarenaguadesaliva lapropuestadeponerlenguaalacampanadifuntayecharlaavueloeldíaquefuerarecibidoporlaciudad,elbuendonSancho,siunode los fiscalesno intervieneyhaceverque lascampanas mueren y reviven litúrgicamente durante la Semana Santa. Mueren, esdecir,enmudecenelMiércolesSanto,despuésdelosoficios,yrevivenelSábadodeGloria.

Lagente.Lascalles.Elbandoreal.Lanoticia.Setocaráporfinlacampanadelascordeleras.No se abriómucho el compás, pero sí lo bastante para hacer amplia yhonda su cavidad bucal, una argolla por galillo que esperaba la lengua del badajo,interior escamoso en contraste con el pulimento exterior, revestido de signoszodiacales, festones con sus borlas, serafines y en lugar principal, una mitra querepetíalaenormemitratalladaenmaderadelaltarmayor.Sóloquedabaelmisteriodel sonido, para bautizarla Clara, Clarisa o Clarona, según tuviera retintín de oro,retantándeplataoretuntúndebronce.

El día del desagravio, don Sancho, acompañado por el Capitán General y elprimer Obispo arzobispado, llegó a la plataforma por una escalera recubierta desuntuosos lienzos,dondedominando lamajestadde laplaza,sealzaba lacampana,entrefestonesdeflorescoloridas,frutasperfumadas,hojasdeduraestirpeencoronasde encina y laurel, oriflamas, lienzos con escudos, alegorías, armas, emblemas yespejillos que multiplicaban los rayos oblicuos del sol que se hundía entre losvolcanes cuellilargos, decoración luminosa que hacía más visible un lienzo decatafalco sembrado de estrellas y bordado con los instrumentos de tortura de laPasión—clavos, martillos, escaleras, lanzas, látigos—, lienzo de tinieblas tendidobajo la campana en memoria de los que como frutos de muerte colgó de árbolesestériles,enlaexplanadadelCalvario,elinquisidorDeusZibac.

DonSanchorecibiódemanosdelAlcaldeMayoryporencargodelCabildo, lacuerda que pendía del badajo —se adornó con piedras preciosas para que elMagníficoSeñordeOviedoolvidara la sogade los ahorcados—,y lepidióhicieramerceddedarlosprimerosgolpes.

Fueelalboroto.Nadiesequedóensusitio.Masadepueblohastadondelavistallegaba,convertidaenmarbravío. Indiosqueescupíanpor losojos flechasdeodio

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silencioso, mulatos, negros, mestizos, españoles de primera agua con memoria deconquistadores, otros después llegados, todos atónitos, esclavos y vasallos, sin darcrédito al sobrehílo de palabras que acompañaba el sonar de lacampana......absuélvame!absuélvame!—seoíalavozdelamonjaconversa,llegabadeultratumbayapenasformabalaspalabras—....absuélvame,Padre,absuélvame,yome saqué los ojos! ...Clara de Indias... se llamaráClara de Indias pormis ojos deoro...yodimisojosdeoroparaquesellamaraClaradeIndias...!...liberélospiesdelSeñorymeclavéelgarfioenlomásprofundodelaspupilasquecayeronalcrisol...mezcladeCristoySol... delSoldemi raza tenue, sacrificaday sacrificadoraydeCristoloespañol,bravoytambiénensangrentado...

DonSancho,sindarcréditoaloqueoía,golpeabamásymásduro,hastaquelacampana, extinguida la voz de la monja, se fue enronqueciendo y dejó de sonar.Volvíaaserlacampanadifunta,ClaradeIndias,lacampanadelospiratas.

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LEYENDADEMATACHINES

Entre las cuatro grutas sin salida, la del viento, caverna agujereada, la de latempestad, socavón de fuego y tambor de trueno, la de los despeñaderos de aguassubterráneas,cuevadecristalerías,ladelosecos,axiladeguacamayasazules;entrelas cuatro grutas sin salida, el llueve pies y pies y pies alucinantes deTamachín yChitanam,MatachinesdeMachitán.

—¡Nomurió!¡Nomurió...!—gritabanlosMatachinesyendodeunagrutaenotraaperdersusvoces—.¡Nomurió!¡Nomurió...!—cadavezmásrecioellluevepiesypies y pies de su danza frenética—. ¡Y si murió...—blandían los machetes—, simurió,lotenemosjurado,moriremosnosotros,MatachinesdeMachitán!

Temerarios,lluviososdeamuletos,enlagrimadosdevidrios,lágrimasdecolores,cubiertosde tatuajesembriagadorespintadosconsustanciasquesesorbíana travésde la piel, llevaban sus cabezas de un lado a otro, de un hombro a otro, negando,negando que hubiera muerto, negándolo con la oscilación de dos péndulossincronizados, ¡no! ¡no! ¡no!,mientras arreciaba el llueve pies y pies y pies de sudanzasuicida.

—¡Nomurió!¡Nomurió...!—lascabezasdeunladoaotro,deunhombroaotro,ya no péndulos, badajos enloquecidos de campanas tocando rebato, resonantes lastobillerasdecueroderetumbo,tempestuosossusbrazaletesdemetaldetrueno,durosparagolpear la tierrayque la tierraoyera—. ¡Nomurió! ¡Nomurió!—durosparagolpear el cielo y que el cielo oyera—. ¡Nomurió! ¡Nomurió!—la tierra con lostalones,lluviadepiesypiesypies,yelcieloconsusgritos.

Y si hubieramuerto...—no, no, no...— lluvia de pies y pies y pies, seguía sudanza, si hubieramuerto, lo tenían jurado, jurado con sangre, Tamachínmataría aChitanamyChitanamaTamachín,enlaplazadeMachitán.Matachinesalfin.

Y si no cumplían, si no escampaba el lluevepies ypies ypies de sudanza, ellatigueodesuscabezasquenegabanynegabanquehubieramuerto,sinocumplían,siTamachínnomatabaaChitanamyChitanamaTamachín,enlaplazadeMachitán,latierraabriríasusfaucesyselostragaría.

Lluviadepiesypiesypies...seguíandanzando...danzaromorir...piesypiesypies...lascabezasenvaivén...piesypiesypies...envaivénlasajorcasdegusanosdeluz...envaivénlasquetzalpicadurasqueguardabansussienessudorosas...envaivénlatierraquecuereabancadavezmásduro...piesypiesypies...envaivénelcieloquegolpeabanconsusmanosdetempestadesempuñadas...

Danzar o morir... pies y pies y pies... lluvia de pies y pies y pies... danzar omatarse...lojurado,jurado...

Unaestrella-anda-solasedesprendiódelcieloparpadeanteysedeshizoenpolvitoluminoso antes de llegar a los últimos celajes de la tarde derramada como sangre

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alrededordelosMatachinesqueseguíandanzando,negando.Sesalvarían.Levantaron losmachetesparasaludara ladesaparecidaanda-sola.

Podíanrompereljuramentoquelosatabaydejarellluevepiesypiesypiesconquemachacabanladistanciadelavidaalamuerte,enlamásrabiosadelasdanzas.

Romperlo, no. Esa anda-sola que rayó el cielo convertida al caer en rápidalagartijaquecorríaarasdelagua,lesanunciabaquepodíandesatarlo,sincortarsedelanarizlaflordelaire.

¿Desatarsujuramento?Invocaronelfavordelviento,peronadiecontestó,enlagrutaagujereada,nadie

en la gruta de los tambores de la tempestad, nadie en los despeñaderos de aguassubterráneasnienlaaxiladelasguacamayasazules.

Sólo se oía la lluvia de las gotas caídas de las hojas, esa lluvia que las nubesdepositanenlascopasdelosárboles,paraquelluevadespuésdelaguacero.Yesasgotashablaban,Debíanirmuylejosadesatarsujuramento.Alládondevanyvienenlosquevanyvienensinsaberquevanyvienen.Esoquellamanlasciudades.EnunadeestasciudadespreguntarporlacasadelaPita-Loca,llenademujeresyescogeralaquetuvieraelmañanaenlosojoselhoyenloslabiosyelayerenlosoídos.

Dejaronellluevepiesypiesypiesdesudanzasuicida,piesmásenelairequeenlatierra,tocarlatierraeraparaellospalparlamuerte,yempezóellluevepiesypiesy pies de los caminos. El tiempo de enfundar sus machetes en la vaina de lascabalidades.Cabal,machete,soloentuvaina.Pero,cómoreconoceríanlacasadelaPita-Loca. No era difícil. Por las palomas que ostentaba en puertas y ventanas,marcadasafuegoconyerrodeherrarbestias.

Dellluevepiesypiesypiesdesudanzasuicidaallluevepiesypiesypiesdeloscaminos. Huían negando que hubiera muerto. Pero de quién huían si iban juntos.TamachínconChitanam,¿ChitanamhuyendodeTamachín?ChitanamconTamachín,¿TamachínhuyendodeChitanam?lluviadepiesypiesypiesalolargodenochesdealta mortandad de estrellas, a través de bosques de inmensa mortandad de seres,dejando atrás soles e inviernos,mortandad de nubes, pormomentos esperanzados,abatidosotros,temerosossiempredenodarconlacasadelaPita-Locaymenosconesamujer de ayer, hoy ymañana, y que aquella demencial carrera... pies y pies ypies...piesypiesypies...terminaraenlaplazadeMachitán,enundueloapuntayfilodemachete,enquelosdostendríanquematarse,matachinesalfin,alosgritosde¡Tamachín-chin-chin,matachín!¡Chitanam-tam-tam,Machitán!...

—¡Luces!¡Luces...!—gritóChitanam.Tamachín lo confirmó al asomar entre niebla de frior caliente a lo alto de un

cerro,añadiendo:—Nosonluces,sonlospiesiluminadosdelaciudad...andan,corren,sejuntan,

seseparan...

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—Esperaremoseldía—propusoChitanam,prontoasentarse,enunapiedra.—Nopodemosesperar—advirtióTamachín—,simurióno;podemosesperar...—Ganartiempo...—Contralamuertenosepuedeganartiempo,vamos...—¡Ysertodoslosdemásquesoy!...—sequejóChitanamysinsoltarelpaso—:

¡Lanocheencendida, losdiosesencendidos,podríancantar,reír,doblarlosdedosolanzarloscomoagujasdebrújulasconuñashacialacasadelaPita-Loca!

El pinta-pájaros, pinta-nubes, pinta-cielos, pinta-todo —pedazos de aurora...pedazosdesueño...—lessorprendióenlaciudadquedespertabasobrecientos,miles,millonesdepiesypiesypies.Tantasgentesvanyvienen,vienenyvan,sinsaber‘sivanovienen,queesmásloquesemuevequeloquehayfijoenlasciudades.Piesypiesypies,losdetodosylosdeellosqueporcallesyplazasbuscabanlacasadelaPita-Loca.

Y a llegar iban, a la vista las palomas de sus puertas y ventanas, cuando lessorprendióelpasodeunentierro.

Sin consultarse, casi instintivamente, agregáronse al conejo y siguieron tras elféretrohastaelcementerio,silenciosos,compungidos,nosabiendocómoesconderlosmachetes,lacabezadeunladoaotrosobrecóndilosrecónditosparanegarlamuerte.

Alconcluirelsepulturerosufaena,caláronselossombrerosyalacalle.DebíanllegarloantesposiblealacasadelaPita-Locaenbuscadeaquellaqueteníalabiosuntadosdepresente,músicaantiguaenlosoídosyebriedaddefuturoenlaspupilas.Perode lapuertadelcementerio se regresaron.Otroentierro...yotro...yotro.Esamañanaselespasóenterrandogentes.Nopodíanevitarlo,sustraerseasunaturalezaque lesempujabaaseguirloscortejos fúnebresalpasode losenlutadosdeudos,sindejarderepetir,lacabezadeunladoaotro:nomurió...nomurió...

Quéhacer...Huyerondelcementerioatravésdeunbarranco.Buscaríanllegaralacasa de la Pita-Loca por una calle poco frecuentada omal frecuentada, por dondenadiequerríaquepasarasumuerto.

Pero criando ya tocaban fondo en aquella inmensa olla de árboles y peñascos,helechos, orquídeas, reptiles, en un recodo de la vereda que corría al par de unriachueloporunlodazaldeluto,encontraronungrupodecampesinosquesubíanconelblancoataúddeunadoncella.YallávanlosMatachinesderegreso,conelcorazónqueselessalíacontemplandoaquelestuchedenievequeencerrabaelcuerpodeunavirgen.Eneljadeódelacuesta,silenciodepájarosyhojasselesoíarepetir,sicasilodecíanconlarespiración...nomurió...nomurió...

Esperaronqueanocheciera.Denochenohayentierros.Inexplicable.Uncigarrillotrasotro.Inexplicable.Estupidezmunicipal.Llevarunosumuertochocandocontralaluzdeldíacuandoseríamásíntimocruzarlaciudadamedianoche,entrelaslucesdelascallesenprocesióndeciriosodeantorchas,elsilenciomajestuosodelasplazasy

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elrecogimientodelascasascerradas.LacasadelaPita-Loca,desvándemujeresqueseofrecíanenlosespejos,apenas

formasdehumodetabaco,fantasmasdecarneypelocolordeyemadehuevoporlaslucesamarillentas,uñasdeescamadepescadoycejaspostizas, anzuelosquealnopescar goteaban llanto, estaba llena de borrachos que hacían combinacionesenigmáticas de apetitos y caprichos, hasta encontrar, si no el ideal de su tipofemenino, el quemás se acercaba a su deseo.Todas tenían un pasado vivido y unpasadoremotodediosas,sirenas,madonas...comohacerlefondodeojoalmar... lopropioenlamujereselmundopretéritoenqueviveyqueavecesdisimula,aventuradeldisfraz,coneltrajequelavistadepresente.

La mujer que buscaban los Matachines en casa de la Pita-Loca, Tamachín seadelantóaChitanam,ChitanamaTamachínyalfinentraronjuntos,arrebatándoselapalabra para describirla, decía tenermúsica antigua en los oídos, pero sólo en losoídos,reír,hablarybesarenpresente,apesardeserviejatodadentadurademarfil,yfoguearsuspupilashastalimpiarlasdelocotidianoparaverelmañana.

LaPita-Loca,oropendientesenlasorejas,masapanesdeperlasenelpecho,dedosencarcelados en anillos de piedras de colores, verdes, rojas, amarillas, violetas,negras, azules, tornasoles, les puso a prueba lanzándoles preguntas que no porinesperadaspodíandejarderesponderlosMatachines,pueseracerrarselaspuertasynoencontraralamujerquebuscaban,aquellaqueteníaelayerenlosoídos,elhoyenloslabiosyelfuturoenlosojos.

—¿Quiéndelosdossabebailarconzancos?—preguntóaquélla.—Losdos—seadelantóTamachín—,peronosobrezancos,sobrelastetasdelas

diosas...—¿Sabenalgunaoraciónsecreta?—Sabemos, ya lo creo que sabemos oraciones secretas—contestóChitanam y

trasunbreveycalculadosilencioalzó lavoz—:¡Dioses...Dioses...Diosesdeojosconagua,manosgastadasenlasiembra,exactosenlacuentadeltiempo...!

—Yandanbuscando...—lecortólaPita-Loca—,andanbuscandoaNalencan...Amboscallaronyaquéllasedijo,losatrapé.—No,señora...—moviólacabezaTamachínyChitanamañadió:—Desdeluegoqueno.¿QuiénsepreocupaporNalencanenlasciudades?Nadie.

Nitieneresplandorderelámpagoniensordececonelretumbardeloscielos.NoasíalláenMachitán,dondelatempestad,latemibleNalencansedesplomaapocalípticaentretronos,truenosydominaciones...

—Buscamos—intervinoTamachín—alamujerdeayer,hoyymañana...LaPita-Locaencogió losdedos,patasdearañasdecolores,arañadebrillantes,

esmeraldas, rubíes, amatistas, turquesas, ópalos, topacios, zafiros, cada mano, yfrunciólascejasdehumotriste.

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—Nolahemosenterrado.Latenemosparadientesquecomoaustedes,lesgustalamujerrígidayfría,totalmentefría,atemperaturadecadáver.

—¿Muerta?—preguntaron al mismo tiempo losMatachines, sintiendo junto aellosalgoquehabíanolvidado,lapresenciadelmachete.

—Congelada. No era linda, pero no era fea. Los ojos achinados como decocodrilo,respingonalanariz,elpelolacio...

—¿Muerta?—repitieronaquéllossupregunta.—Sí,sesuicidó,elsuicidioeslamuertenaturalaquíenlacasa.Perosiquieren

estarconella,siemprelatenemospreparadaensulechofuneral,olorafloresblancasyaciprés,ajazmíneincienso...hayhombresquelesgustalacarnefría...elamorenelcementerio...hacersumañaentrecuatrocirios...

—No, no, nomurió...—insistían losMatachines sudando el frior acuoso de laangustiaenloshuesos.

—Aaaa...cabáramos,losseñoressondelosquecreen,olooyerondeciraquíenlacasa...LaservidumbrecuentaquelabelladeMachitán,asílallamábamos,selevantadenoche.Losmuertosquesueñanquenoestánmuertossonlosquedeambulanfueradesustumbas.Pueslabella,sueñaqueestáviva,yandaporaquí,porallá,abriendoycerrandolaspuertas.Lobrutalesquecuandounhombrelaposeeparecequereviveya pesar de su rigidez cadavérica, adquieremovimientos de esponja. Pero los estoyaburriendoconmistonterías.¿Quierenestarconella?...Puedeiruno,primero,yotrodespuésosiprefierenvayanlosdosjuntos...

—Debemossacarladeaquí...—Imposible. Por ningún dinero. Es tradición, y mi marido era inglés, un ex

pirata,aunqueaélnolegustabanlos«ex»,quemujerqueentraencasadelaPita-Loca,nosalenimuerta,puesaunmuerta sirveparaquesedencuerdaperversosydegenerados...

—Esamujer tenía—laspalabrascaíande los labiosde losMatachines,quenorealizabancabalmentelosucedido,comoalasdehormigonesviejos—,teníaelayerenlosoídos,elpresenteenlabocayelfuturoenlaspupilas...

—Yporeso,poresosesuicidóprontito.¡Pruébenla,noloesténpensandotanto!Estábañadaylavada...vayan...vayanasualcoba...porencimaselesvequelesgustalacarnemuerta...

Arterosyveloces,trascambiarunamirada,elzig-zagdelosmachetesyacercénlas dos manos de la Pita-Loca cortadas como dos panochas de piedras preciosas,sangrandomásporlosrubíesygranatesqueporsusvasosabiertos...

Desatornillados de sus cabales, sueltos, ciegos, ensangrentados hasta los codos,por momentos gritaban, por momentos ladraban, ladrar de perros que se vuelvenlobos aulladores y por momentos, tras aullar, se lamentaban con rugido de fieras.Gritar, ladrar, aullar, rugir, molerse los dientes, comerse la lengua, tragarse la

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realidad,perdidoelempeño,elsostén,laduda...—No murió... no murió la bella de Machitán... —lloraban a carcajadas... sin

poderseborrarde losojos lavisióndeaquelcuerpode tabacoblanco,momificado,quelaPita-Locaperfumabaparaquelagozaranborrachososonámbulos...

Unaanciana,pelodeplumablanca,lesdetuvoalsalirdelaciudadquedenoche,dormida,noteníapies.

—¿Elcaminobuscan?—inquirió.AloquelosMatachines,macheteenmano,preparadossiempreparaabrirsepaso

afiloymuerte,contestaron:—¡Por la GranAtup que eso buscamos... el camino de regreso... tenemos que

machetearnoshoymismo...quitarnoslavidaenlaplazadeMachitán!—Paraesosonmatachines...—Sí,señora,paraservirla...—¿Amí...?jiji.—surisitaolíaatrapoquemado—,lamuertenomesirve...jijiji!Luegoadujo:—ElcaminodelosMatachinesseacabó...Chitanam,sindarsecuentaqueaquellosignificabaqueparaellosera llegadoel

fin,bromeó:—¿Quédebemosasarparaquesiga?—Asar nada. Hacer mucho. Hacer que les crezca el pelo, salvo que tengan a

alguienquelesdésucabelleraparahacerseelcamino.Tamachínsuspiró:—¡Tenemos... más bien teníamos, señora, pero se quedó sin camino antes que

nosotros!—Losé,yacedormidaenlacasadelaPita-Loca,sobreunaalmohadanegrade

sieteleguasderíoshondos,justoloquelesfaltaaustedesparallegaraMachitán.Sísevolvieranapedirleprestadossuscabellos.

—Es imposible —exclamaron, mostrando a la vieja las manos de la malditaalcahuetaconlosdedosentúnelesdepiedraspreciosashastalasuñas.

—Selecortanlasmanosalariquezamalhabida—dijolaancianahorrorizada—,petoesinútil,esinútil,lesalennuevasmanos...

—¡Apártate... —enarboló el machete Tamachín—, cola del cometa que andadonde no se ve, ya respiras poquito como todos los viejos, pero te juro que vas arespirarmáspoquito,silamuertenonosllevaamicheshastaMachitán!

Laancianadesaparecióylesfueconcedido.Sobreungalápagoformadocondosomóplatos sin colchón, es dura la jineteada final, llegaron al lugar en que debíancumplir su juramento.Albajarde tan frágil como fuerte cabalgaduradehuesos, lamuertemostrabasusdientesdescarnados.

—¿Dequéteríes...?—lepreguntaron.

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Ylarespuestalacónica:—Deustedes...No la oyeron, no les importaba.Ataviados para el duelo: camisas blancas, sus

mejorescamisas,puños,pechoycuelloalforzados,pantalonesblancos,susmejorespantalones, manos y caras teñidas de blanco, cambiaron una mirada de amigosenemigos y lanzaron susmachetes al aire. Estos cayeron enterrados de punta, unofrenteaotro,pulsodematachines,señalandoellugarquelecorrespondíaacadaunoen el terrible encuentro.A Tamachín le quedó el sol en la cara, a Chitanam en laespalda.

Tamachínpensó:Chitanammeaventaja,elsolnoloencandila.Chitanampensó:Tamachínsalióganando,alaluzdelsolmevemejor.

Mientrastomabansusmachetes,unpericopasóvolandosobresuscabezas.—¡Tamachín... chin... chin...matachín!—decía festivoy regresabamásgozoso

—.¡Matachín...chin...chin...Tamachín!Luegoseiba,luegovolvía:—¡Chitanam...tam...tam...Machitán!¡Machitán...tam...tam...Chitanam!—¡PorlaGranAtupqueestoseacabó!—gritóTamachínenfurecido,elmachete

enalto,yendotraselpericoqueseguíaensusburlas...—¡Matachinchín,matachín!...¡Matatamtam,Machitán!—verde,alegre,jaranero

—.¡Matatamtam,Machitán!...¡Matachinchín,Matachín!Y volando, volando, tam-tam y chin-chin... chin-chin y tam-tam..., sacó de la

plazaconvertidaenpalenquealosmatachinesdeMachitánqueloperseguíanconsusmachetes.

—¡Matachinesalfin!...—dijoalguien,noelperico.Alguien.Sóloselemirabaelhombroyenelhombro,posadoelperico.

—Atalayandítolosestuve,paraquenosemataran,perosemepasaron.Sindudaelbailedel lluevepiesypiesypies loshace invisibles,yporesomandéa traerlosconelperico.

Este, al sentirse aludido, echóse hacia atrás, abierto de patitas y alivió la tripasoltandoungusanitodeestiércolenelhombrodelhombredelhombro.

—¡Yporvirtuddeesegusanito—gritóelperico,esponjándosecomounalechugaavergonzada—, salvarán el pellejo Tamachín y Chitanam, y seguirían bailando ellluevepiesypiesypiesenMachitán!

—Salvarladeltodo,no—dijoelhombredelhombro—,selesdejarálavidaporalgúntiempo,sinohacenloquehacen,derramarsangre.

—¡Matachinesalfin!—recalcóelperico.—Al entendido por señas —alzó la voz Tamachín, montando en cólera—,

cobardía y excremento de perico es igual, y a ese precio no queremos la vida losmatachinesdeMachitán.

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—Sinoeseso...—seapresuródecirChitanam,nolasteníatodasconlamuerte,yaunconalgodecaquitadepericopreferíalavida...

Sielhombrodelhombrenodesapareceyelpericonovuela,losparteendoselmachetedeTamachín.

El filo vindicativo cortó el aire y dio en el pie de alguien. Un pie sin sangre,negro,peludoyconlasuñasdepunta.Unpiecortado,nodeuntobillo,sinodeunchillidodesgarrador.LorecogióChitanamsindetenersupaso.VolvíanalaplazadeMachitánareanudareldesafío,interrumpidoporlapresenciadelperico,volanderaslas alas de sus sombreros blancos como sus ropas, las caras y las manosespolvoreadasdeenvésdehojadeencinoblanco,extrañospersonajesdecenizaquellevabansobreelpecho,amuletosdemuerteypedrería, lasmanoscercenadasdelaPita-Loca, cada uno una mano, y a flor de labio, en la resaca de su palabrear decondenadosamuerte,laletaníadelnomurió...nomurió...nomurió...martilladoparaaminorarsuculpaoporqueenverdadcreíanquelosquenomuerendondenacen,nosonmuertos,sinoausentes,doblementeausentescomoaquellaquetuvoelayerenlosoídos,elhoyenloslabiosyelmañanaenlosojos.

Todo inútil, inmensamente inútil. Qué feroz desatino rodarse de preguntas sinrespuesta, desimantados, incongruentes, tránsfugas, perjuros, atragantándose conllanto,alcuelloelpesomuertodelasmanoshinchadascomosaposyreverberantesdeoroygemasdelamalditaalcahueta.

—¿Melodevuelves..,esmipie...esmío!—dijoporseñasyvisajesaChitanam,unmonoporsucolorbañadoenespumadehervordecafé.

—Sitesirve...—contestóaquélyselodevolvió.¿Qué puedo hacer por los señores? parecía preguntarles con sus fiestas el

saraguate coludo, todo ojos a las reliquias que colgaban sobre el pechó de losMatachines.Se les adelantabacojeando, losmirabayvolvía aver atrás.Cojeando,cojeando,nosepusoelpie,rechinabalosdientesyvolvíayvolvíalacabeza.

Losalcanzóapasosdespeñados,elgranRascaninagua.—Porque sueño con los ojos abiertos creen que yo sé cosas—canturreaba—,

creen que yo sé cosas, porque sueño con los ojos abiertos... ¿Y los señores... —enfrentósealosMatachines—,quiénesson,cómosellaman?...¡Ah!¡ah!...—sefijómejorenellos—,sonlosMatachinesdeMachitán.

Elmonosentadoenel suelo,empezóaquerersepegarelpie,antesqueelgranRascaninagualepreguntaraporquétravesuraselohabíancortado.Revolvíasaliva,tierraychillidos.

—¡Telele, dejé de chillar! —amenazó Rascaninagua con el bastón en que seapoyaba, al saraguate.Luegovolviéndosea losMatachines, en tonoautoritario:—Misamigos,enestoscerrosnosedebederramarsangre...

Selimpiólabocaconelenvésdelamano.Lapalabrasangremanchaloslabios

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de solo pronunciarla e inquirió con sus ojos perdidos en hojarasca de siglos, laimpresiónquecausabasumandatode«nomássangre»enaquellosquevivíansóloparaeso,paraderramarla.

—Ysinoderramamossangre,dequéhemosdevivir...—seadelantóaresponder,en tono interrogativo,Chitanam—,y lopeoresqueahoraestamoscomprometidos,porjuramento,yoaderramarlasangredeTamachínyTamachínlamía.

—Peroesopuedeevitarse...—sacudiólacabezaRascaninagua.—¡Imposible!—gritaron,aquéllos.—Nohayimposiblesenmiscerros...—Sipudieraevitarse.—apresuróChitanam,esperanzado,nolasteníatodascon

lamuerte,ymenosamachetazos.—¡Conunrevueltodecobardíaycacadeperico...—engallóseTamachín—, ja,

ja,ja...—soltólarisa,paraañadirenseguida—:LabelladeMachitánnosesperamásalládelavidaydebemosjuntarnosconella...

—¿Yporquélosdos?—frunciólascejasalpreguntarRascaninagua.—Fue el amor lo que la perdió, el amorque sentía por nosotros dos—explicó

Chitanam—, no se decidió por ninguno y cayó en poder de todos los que no laquerían...

—Y...sicumpleneljuramentodereunirseconlabelladeMachitán,sinmorirdeltodo,quélesparece—planteóentonoagoreroyfamiliarRascaninagua.

Elmono,medio dormido, soltaba largos suspiros. Se había pegado el pie. LosMatachinesdudabandesusojos.Cómocreerlo.

Saliva,tierraychillidos,quémejorpegamento.—Morir sin morir del todo... cumpliríamos nuestro juramento y seguiríamos

vivos...—pensabasindecirloChitanam—Perohayunacondición—Rascaninaguaadivinóloqueéstepesabaconlasutil

balanzadelasprobabilidades—,unasolacondición.NosederramarámássangreenMachitán.LasangredelosMatachinesserálaúltima.

—Lo que nos mandes haremos con tal dé morir sin morir —habló Chitanamesperanzado,cadavezmásesperanzado—.Cumplirnuestrojuramentoynoirnosdelavida...

Tamachín guardó silencio. Telele y Rascaninagua le resultaban sospechosos.Apretólasquijadasysemordióelpensamiento.LosMatachines,ellalodijosiempre,son valientes para dar la muerte, pero no para morir. Este zandunguero quierehacernoscreerquemoriremossóloaparentemente.Asínosdavalorparamatarnos.Laspalpitacionesdelcorazónlecosíanloslabios.Alfinlogróhablar:

—Demiparteagradezco,peroninecesitoniacepto.EnfrentarmeconChitanamsabiendoqueesdementiras,merepugna.Sihemosdematarnos,queseadeverdad.

—Nada se pierde con hacer la prueba —murmuró Chita, que seguía no

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teniéndolastodasconlamuerte.—¡Todo se pierde...—se oyó la voz de Tamachín, vozarrónmetálico, duro—,

todosepierdeescuchandoembusteros!Telele bailaba, saltaba, sin que pudiera saberse cuál de los dos pies se había

pegadoconsalivaytierra.—EnfinagregóTamachín,lodesarmabaelprodigiodeveralMonoconlosdos

pies—,oigamoscómoesesodemorir,sinmorirdeveras...—¡Quieto,Telele!—gritóRascaninaguaal saraguatequenodejabapaz—. ¡No

pudiendo serdios, esbailarín!—explicó sonriente, antesde endurecer la caraparaanunciaralosMatachines,pétreoysolemne,quelesdaríadostalismanes,unoacadauno,paraqueasuconjuropudieranvolveralavidadesdeelmardelassustancias.

—Elinstintodeconservación—prosiguióRascaninagua—eselgranperromudo,fielcuidadordelocarnaldelhombre,desucuerpo,desuintegridad,desdehacerlepresentir lospeligroshastadefenderlo ferozmente; luegoviene el nahual o espírituprotector de su ánima, su doble, el animal que lo sostiene siempre, que no loabandonanunca,que loacompañamásalláde lamuerte;yporúltimo lapoderosacombustióndelassustanciasdequeestáhecholovital,lavibraciónmásíntimadelser,oseaeltono.

Hizounapausaysiguió:—Elseñor—sedirigióaTamachínquedespedía,colérico,negrasllamasporlos

ojos—,elseñoresdetonomineralylecorrespondeyleentregoelfrágiltalismándetalcoenformadeespejodehojasdesueñossuperpuestos.Cadaunadesushojasduranuevesiglos,novecientosaños.CadanuevesiglostendráTamachínquecambiardehoja para seguir vivo en su profunda sustancia mineral. Trescientos millones deespejos de talco, contando sólo la primera lámina, arrebatarán su sombra, paramantenerlovivo,delasombradelanoche.

RascaninaguapusolamanoenelhombrodeChitanam:—Encambio, el amigo es de tonovegetal y le entrego el talismán aguaverde,

sangredeárbol,enestetrozoderaízdeceiba,paraquenavegue,despuésdemuerto,en la sangreverdede la tierra,yvuelvacuandoquieraa su formacorporal.EsporvirtuddemistalismanesquelosMatachinesseguiránvivosenlomásíntimodesussustancias,piedraseráTamachín,árbolseráChitanam.

—¡Venganlostalismanes!—gritaronesperanzadosyexigenteslosMatachines.—Pero,parallegaraserindestructiblesysalvarsedelanadausandounaenergía

rudimentaria,másfuerte,sinembargo,queelinstintodeconservaciónyelnahualoanimalprotector,debenevitar serheridosen su formamineralyvegetal,buscar lomásprofundode las selvasy losbarrancos,paraquenadie los toque,no separarsenuncayjurarquesusangreeslaúltimaquesederramaenMachitán.

—¡Por la Gran Atup que así será! —juraron los Matachines al recibir los

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talismanesydesaparecerTeleleyRascaninagua,aquiendieronenpagoasusecretodesupervivencia,lasmanosmuertasyenjoyadasdelaPita-Loca.

LaplazadeMachitánnegreabadecabezashumanas.Eldesafíodelosdesafíos.Lastorresyelfrentedelaiglesia,lasventanasylostechosdelascasas,losárboles,todoerauna sola cabeza.Losvecinosprincipales asomados a susbalcones.En lasesquinas,hombresacaballoconespuelasquesonabanalluviadormida.Alolargodelas aceras, piñas de comerciantes que ofrecían refrescos, comidas, cocos de agua,dulces,frutasybaratijas.

Silencioexpectante,másbienexpectorante.Todos,apesardelmomentoquesevivía,tosían,gargajeaban...

Salierona laplazalosMatachinesseguidosdecomparsasabúlicasquellevabanesqueletos de culebras, gallos degollados, cueros de tigrillos, jaulas de hilos conpajarillos minúsculos, pieles de oveja, aves hipantes, cascabeles de serpientes,cuchillos de sacrificio con la formadelÁrbol de laVida, y afilados por la risa deTohil,afiladordeobsidianas,calaveraspintadasdecolores,azules,verdes,amarillas,cornamentasdevenados...

Los Matachines ocuparon los lugares que los machetes arrojados al aire lesseñalaron,alcaerdepuntayclavarseenlatierra,ysinmásesperarsealzólavozdeChitanam.Pedíaque ledieranpor ataúdel árbolhuecoqueahora sonabaconcienlenguasdemadera.Dormirsuúltimosueñoenuntun.Queuntunfuerasutumba,sutumbaretumbante.

LuegohablóTamachín.Pedíaqueloenterraranenunapiedracavadaasutamañoy,sindecirmás,empezósuúltimadanzadepiesypiesypies...

¡Chin-chin-chin...Matachín-chin-chin...!,piesypiesypies...lluviadepiesypiesypies...

¡Tamachín-chin-chin,..chin-chínTamachín...Tamachín-chin...Tamachín!¡Tam-tam-tam...Chitanam-tam-tam...!—empezóChitanamsuúltimadanza, su,

lluevepiesypiesypies...Antesgritósuproclama,losmachetesalairecomopecesdesol:noibanalencuentrodelamuerte,sinodelabelladeMachitán...piesypiesypies...lluviadepiesypiesypies...

NosehizoesperarlaproclamadeTamachín:¡Unnudodeamordetres,nosepuededesatar...!Enelecoseoía:...nosepuede

desandar...!¡Esloquepasa,Chitanam,cuandonacendoshombresparaunamujer!—¡Esloquepasa,Tamachín,cuandonacendoshombresparaunamujer!Pies y pies y pies... pies y pies y pies... lluvia de pies y píes y pies... golpe...

quite... golpe... quite... chocando losmachetes... plin... plan... golpe deChitanam...plan...pila...golpedeTamachín...plan...plin...plan...quiteygolpedeChitanam...plin..,plan...plin...golpeyquitedeTamachín...losmacheteschocando...piesypies

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ypies...lluviadepiesypiesypies...plin...plan...golpedeMachitán...plan...plin..,quite de matachín... golpe... quite... golpe... quite... sin herirse para prolongar ladanza...ellluevepiesagónico...piesypiesypies...piesypiesypies...nohayquitesinquite...nohaygolpesingolpe...plan...plan...alquite...alquite,Chitanam...algolpe,Tamachín,algolpe,algolpe,algolpe,Chitanam...alquite,alquite,alquite,Tamachín... pies y pies y pies... pies y pies y pies... piesip... es... piesip... es...tambaleantes..,heridosdemuerte...unpuntazoalcorazón...porlatetilla..,

Traposensangrentados...nadamássuscamisas...nadamássuspantalones...susfajascoloradas...sucaítes...sussombreros...

Esoseenterró...sustrapos...nosuscuerpos...sehicieroninvisibles...Sustraposensangrentadosysusmachetes,enunárbolresonanteyenunarocade

gestodoloroso...Días, meses, años... Chitanam transformado en un caobo inmenso y Tamachín

convertidoenunamontaña,sereconocieron:—¡Tam-tam,Chitanam!—¡Chin-chin,Tamachín!—¡Tam-tam,harásusodetutalismán?—¡Chin-chin,Tamachínharáusodesutalismán!—¡Tam-tam,volverásaMachitán?—¡Chin-chin,volveremos,Matachín!Unmachetazorasgóelcielodemielnegra.Heridoscaoboypeñascoporelrayo,

nopudieronhacerusode sus talismanes,volver a set losMatachinesdeMachitán.Lluvia fermentada Ebriedad de la tierra. Los ríos borrachos de equis en equiszigzagueantes.Losárbolesbamboleándoseborrachos.Laebriedaddelmineraleselvegetal. Los minerales son vegetales borrachos. La borrachera del vegetal es elanimal.Losanimalessonvegetalesalucinados,delirantes...

Rascaninagua, seguido del mono que lucía sobre su pecho peludo las manosenjoyadasdelaPita-Loca,asomóconelcuerpointactodeaquellaqueenvidatuvooídos rumorosos de ayeres, labios de brasas que ardían en presente y ojos deadivinacionesfuturas.

Latraíaenbrazos.Pesabamenosqueelhumo,menosqueelagua,menosqueelaire,menosqueelsueño.

Unataúddecaoba.Unpeñascodesangre.Elnudodelastresvidas.Porquesueñoconlosojosabiertoscreenqueyosécosas...¡Astrosmateriales,sedeshojólanochedeldestino!

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