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Desde Wittgenstein: apuntes para pensar la ética en primera persona. Dra. Cristina Bosso (UNT – CEW) Publicado en el Anuario de la Academia de Ciencias Sociales, Morales y Políticas- Volumen IV- San Miguel de Tucumán - Año 2015. “Pero es claro que la ética no se refiere al castigo o al premio en el sentido común de los términos.” (Ludwig Wittgenstein) Resumen: La ética es una muestra de la incesante aspiración del ser humano a trascender los límites del mundo de lo puramente material. Proponemos en este trabajo reflexionar sobre la ética a partir de algunos conceptos que encontramos en obra temprana de Ludwig Wittgenstein. A pesar de que su fama proviene fundamentalmente de sus indagaciones en el campo de la filosofía del lenguaje, la preocupación por la ética atraviesa tanto su pensamiento como su vida. Renunciando a la idea de construir un sistema, Wittgenstein nos convoca a pensar por otros mismos. Propone, así, un nuevo modo de hacer filosofía, que en lugar de elaborar teorías, apuesta a la resolución de problemas. Profundamente convencido de este planteo, no puede pensar a la ética como una teoría de los valores ni como la búsqueda de principios generales. Como 1

Desde Wittgenstein: apuntes para pensar la ética en primera persona

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La ética es una muestra de la incesante aspiración del ser humano a trascender los límites del mundo de lo puramente material. Proponemos en este trabajo reflexionar sobre la ética a partir de algunos conceptos que encontramos en obra temprana de Ludwig Wittgenstein.

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Desde Wittgenstein: apuntes para pensar la tica en primera persona.Dra. Cristina Bosso (UNT CEW)Publicado en el Anuario de la Academia de Ciencias Sociales, Morales y Polticas- Volumen IV- San Miguel de Tucumn - Ao 2015.

Pero es claro que la tica no se refiere al castigo o al premio en el sentido comn de los trminos. (Ludwig Wittgenstein)Resumen: La tica es una muestra de la incesante aspiracin del ser humano a trascender los lmites del mundo de lo puramente material. Proponemos en este trabajo reflexionar sobre la tica a partir de algunos conceptos que encontramos en obra temprana de Ludwig Wittgenstein. A pesar de que su fama proviene fundamentalmente de sus indagaciones en el campo de la filosofa del lenguaje, la preocupacin por la tica atraviesa tanto su pensamiento como su vida. Renunciando a la idea de construir un sistema, Wittgenstein nos convoca a pensar por otros mismos. Propone, as, un nuevo modo de hacer filosofa, que en lugar de elaborar teoras, apuesta a la resolucin de problemas. Profundamente convencido de este planteo, no puede pensar a la tica como una teora de los valores ni como la bsqueda de principios generales. Como veremos, Wittgenstein toma distancia de los planteos tradicionales para pensar la tica como una tarea personal, relacionada con la bsqueda del sentido de nuestra vida. Desde este punto de vista, su tarea no ser construir sistemas sino inducirnos a trabajar sobre nosotros mismos. Abstract:Ethics is an example of the relentless human aspiration to transcend the limits of the material world. We propose in this paper reflect on ethics from some concepts found in early work of Ludwig Wittgenstein. Despite his fame comes mainly from his research in the field of philosophy of language, the concern for ethics through both his thinking and his life. Renouncing the idea of building a system, Wittgenstein invites us to think for ourselves. Wittgenstein proposes a new way of doing philosophy, instead of elaborating theories, betting troubleshooting . Deeply convinced of this pose, Wittgenstein can not think of ethics as a theory of values or as the search for general principles. As we shall see , Wittgenstein takes away from traditional thinking, y consider the ethics as a personal task related to the search for meaning in our lives. From this point of view, your task is not build systems but lead us to work on ourselves.I- Las cuestiones ms difciles y las ms importantes.La tica es una de las reas ms difciles de la filosofa. Liberado del mandato de los instintos, el ser humano desde sus orgenes se ha enfrentado a la necesidad de encontrar un criterio que permita distinguir lo bueno de lo malo, lo justo de lo injusto, y una razn que justifique obrar de acuerdo a esta ley. Las diferentes propuestas que se han elaborado a lo largo de la historia son el testimonio de esta bsqueda, que con mayor o menor xito han apelado a diferentes instancias: a la razn, a la compasin, al deber, a sistemas de premios y castigos, en el proyecto de construir sistemas ticos que permitan poner en sintona las conductas de los hombres con el bienestar de una comunidad. Apenas nos introducimos en el tema, advertimos que nos enfrentamos a un abismo; tal es la naturaleza de las dificultades que encontraremos cuando abordamos la reflexin sobre la tica y la profundidad de sus problemas. Resulta, sin embargo, un tema insoslayable ya que en ella se juega nada menos que la pregunta sobre cmo debemos vivir, cuya respuesta nunca es obvia. En efecto: la tica, por dar cuenta de la necesidad propia de los seres humanos de poner en cuestin nuestra propia vida, resulta una reflexin de particular importancia. Imposible sustraernos a sus problemas. Por ser la rama de la filosofa que ms se vincula con la esfera de la praxis, con las acciones y relaciones humanas, encontramos en ella el espacio propicio para reflexionar sobre nuestros propios supuestos y la incidencia que estos poseen en nuestra conducta. Les propongo, por ello, abordar algunos conceptos de Ludwig Wittgenstein que considero oportunos para disparar la reflexin sobre este tema. No es mi intencin reconstruir aqu la concepcin wittgensteiniana de la tica, ya que esto traicionara el ncleo mismo de su modo de pensar. En efecto: Wittgenstein ha renegado de los grandes sistemas tericos, de las explicaciones y definiciones, para proponer un modo diferente de hacer filosofa. Por eso, como en cualquiera de los temas que aborda, no encontraremos en l una teora de los valores o un tratamiento sistemtico de la tica, tampoco soluciones ni recetas. Veremos, por lo tanto, en el prximo apartado algunas consideraciones acerca de su modo que concebir la filosofa que iluminarn su concepcin sobre la tica.Este tema ocupa un lugar de gran importancia tanto en la vida como en la obra de este pensador; no poda ser de otro modo para un individuo interesado casi obsesivamente en alcanzar la perfeccin moral.[footnoteRef:1] Sus afirmaciones sobre el tema, sin embargo, son escuetas y en muchas ocasiones, incluso enigmticas. Ocurre que la tica pertenece, para l, a la regin de lo inexpresable, al espacio de lo no dicho. Por eso slo encontraremos a lo largo de su obra a lo sumo algunos indicios, destellos que descubren nuevas direcciones para el pensar, que nos permiten vislumbrar una concepcin de la tica tan potente como original; no en vano ha atrado recurrentemente la atencin de grandes pensadores. Abordaremos por ello luego las causas que llevan a Wittgenstein a expulsar a la tica de los lmites del lenguaje significativo. [1: Como relata Monk, su implacable veracidad hace que sea tan respetado como temido, llegando a enumerar las veces en las que no haba conseguido ser honesto. Busca siempre mejorarse a s mismo a tal extremo que siente el deber de ser un genio y el deber de ser un santo. Monk, Ray, El deber de un genio, Editorial Anagrama, Barcelona, 1994]

A pesar de la brevedad de sus sentencias, en la obra de Wittgenstein el tema abre espacio a un amplio espectro de problemas, en ocasiones de insondable profundidad. Encontraremos a lo largo de su obra innumerables hilos a seguir, que nos conducen en diferentes direcciones. Dejo de lado por ahora el abordaje de algunas aristas importantes que se abren en el tratamiento de este tema, que quiero dejar sealadas: por un lado la identificacin entre tica y esttica que asume Wittgenstein[footnoteRef:2], sumamente sugerente pero para nada obvia; por otro la regin en que la tica roza los lmites del silencio mstico. Ambos son temas de gran densidad que dejamos para abordar en otra ocasin. [2: (Esttica y tica son lo mismo) Ludwig Wittgenstein, Tractatus logico-philosophicus (1921), Madrid, Editorial Alianza, 1979, 6.421. (En adelante TLP)]

En este caso me interesa detenerme en la concepcin de la tica como una tarea personal, relacionada con el sentido de nuestra vida. Como veremos, Wittgenstein toma distancia de los planteos tradicionales, que entienden a la tica como una teora general de los valores, como un conjunto de reglas generales o pautas para la convivencia, como un conjunto de normativas o prescripciones, o cmo la bsqueda de fundamentos para la moral. Lejos de esto, para Wittgenstein la tica es la investigacin de lo que hace que la vida merezca la pena de ser vivida, relacionada intrnsecamente con la bsqueda de la felicidad. Nos centraremos en esto en los dos ltimos puntos de este trabajo.Nos detendremos en nuestra bsqueda en las obras tempranas de Wittgenstein, ya que se revela all con mayor nitidez una profunda preocupacin por estos asuntos, que en el segundo perodo de su obra avanza hacia otras direcciones. II- Wittgenstein: tica, filosofa y pasin.Desde un comienzo, Wittgenstein se sinti atrado hacia la filosofa por una compulsiva tendencia a resolver cuestiones para las cuales no encontraba respuestas satisfactorias. La filosofa era para l una cuestin vital; experimentaba los dilemas y enigmas filosficos como cuestiones indeseables que lo mantenan cautivo, y se senta incapaz de seguir adelante con su vida cotidiana si no los disipaba con soluciones satisfactorias. Relata Bertrand Russell en varias ocasiones el profundo impacto que le produce el temperamento de Wittgenstein, en el que convive la mentalidad de un lgico con el ejercicio apasionado de la filosofa que no le da descanso, al punto de llegar irrumpir en su cuarto y despertarlo en mitad de la noche para discutir problemas que literalmente le quitaban el sueo. Wittgenstein es, por ello, para Russell, la personificacin del modelo del filsofo, quizs el ms perfecto ejemplo de un genio tal como se lo concibe tradicionalmente: apasionado, profundo, intenso y dominante, dice Russell[footnoteRef:3]. [3: Monk, Ray, El deber de un genio, Editorial Anagrama, Barcelona, 1994, pg. 58.]

Resulta evidente que Wittgenstein no poda sentirse cmodo con el ejercicio de la filosofa al modo tradicional, con sus ansias de generalidad y la bsqueda de principios universales, con el dogmatismo en el que tan fcilmente caemos al filosofar. La filosofa no puede ser para l un mero ejercicio terico sino una cuestin vital que abraza con pasin Se alej, por ello, de los grandes sistemas tericos, de las explicaciones y definiciones, para postular la filosofa como una prctica compleja en la cual es necesario ejercitarse. Se desprender de este sentimiento una nueva propuesta, un nuevo modo de hacer filosofa, que en lugar de elaborar teoras, apuesta a la resolucin de problemas. La filosofa se le presenta, as, como una terapia que permite calmar la angustia que le produce enfrentarse a cuestiones irresolubles. No pretende, entonces, proponer una nueva teora sino ejercitar una tarea de elucidacin y clarificacin, que le permita disolver los problemas que lo mantienen cautivo.Desde este punto de vista la filosofa no puede ser entendida como una ciencia o un sistema de conocimiento, ni su funcin la de construir esquemas generales del pensamiento. Lejos de la concepcin tradicional, no entiende a la filosofa como una teora, o un conjunto de tesis y postulados que podemos estudiar, comprender y repetir, sino como la tarea de esclarecer nuestro pensamiento. Se trata de una prctica, cuya destreza no puede adquirirse simplemente oyendo conferencias o leyendo textos: es necesario ejercitarse, por eso discusin es esencial.[footnoteRef:4] [4: Tal vez lo que Wittgenstein ms amaba era la discusin de ideas. Tenemos innumerables obras que reproducen las interminables conversaciones y discusiones con sus amigos. Incluso sus clases nunca estaban organizadas en base a la discusin de un texto sino a la exposicin y discusin de ideas.]

Renunciando a la idea de proponer un sistema, Wittgenstein nos convoca a pensar por otros mismos. Por ello en alguna ocasin afirma que un tratado filosfico podra constar exclusivamente de preguntas, sin respuestas. Creo que es en este sentido donde ms profundamente advertimos la relevancia de su insistente afirmacin de que la filosofa no es una teora sino una prctica. Slo quiero mostrarles que hay otras formas posibles de pensar les dice Wittgenstein a sus alumnos en clase con aparente modestia[footnoteRef:5]; tras la lectura de sus obras, sin embargo, la filosofa se nos aparece como una posibilidad de transformacin radical, que requiere mucho ms que la comprensin de sus textos, para poner en cuestin nuestra vida misma. La tarea de la filosofa se nos aparece as desde una dimensin inminentemente tica, que no se orienta hacia la adquisicin de conocimientos sino hacia una transformacin integral de nuestra persona. [5: Wittgenstein, Ludwig, Lecciones y conversaciones sobre esttica, psicologa y creencia religiosa, Barcelona, Paids, 1992]

Significativamente, en un aforismo de 1931 sostiene que la filosofa consiste, fundamentalmente, en trabajar sobre uno mismo. En la comprensin de uno mismo. En la propia manera de ver las cosas, y en lo que uno exige de ella.[footnoteRef:6] Wittgenstein seala aqu una de las funciones ms productivas de la filosofa, que en su funcin teraputica nos permite cuestionar nuestros supuestos, ejercer la crtica sobre nuestros propios prejuicios, romper el hechizo, quitarnos las gafas para mirar el mundo de otra manera. [6: Wittgenstein, Ludwig, Aforismos. Cultura y valor, Madrid, Editorial Espasa Calpe, 2007, pg. 55. Las cursivas son del autor.]

No se trata entonces de comprender grandes sistemas o de ser capaces de repetir ideas, no importa lo brillantes que stas sean; se trata de una tarea personal: se trata de pensar por nosotros mismos. Esta es una idea que Wittgenstein mantiene a lo largo de toda su vida a pesar de los vaivenes de su pensamiento. En efecto, tanto en el prlogo del Tractatus como el de Investigaciones Filosficas alude esta tarea; el primero comienza afirmando que "slo podrn comprender este libro aquellos que por s mismo han pensado lo mismo o parecidos pensamientos a los que aqu se expresan"[footnoteRef:7] y en el de Investigaciones: "No quisiera con mi escrito ahorrarles a otros el pensar, sino, si fuera posible, estimular a alguien a tener pensamientos propios"[footnoteRef:8]. [7: Wittgenstein, Ludwig, Tractatus logico-philosophicus (1921), Madrid, Alianza, 1979.] [8: Wittgenstein, Ludwig, Investigaciones Filosficas, Madrid, Editorial Crtica, 1988.]

Wittgenstein no pretende ensearnos nada, slo disparar la reflexin, mostrarnos que es posible pensar de otra manera. As lo dice repetidamente a sus alumnos, y escribe: "Yo debo ser slo el espejo en el que mi lector vea su propio pensamiento con todas sus deformaciones y con esta ayuda pueda corregirlas".[footnoteRef:9] Profundamente convencido de este planteo, no puede pensar a la tica como una teora de los valores ni como la bsqueda de principios generales; su destino no ser construir sistemas sino inducirnos a trabajar sobre nosotros mismos. [9: Wittgenstein, Ludwig, Aforismos. Cultura y valor, Madrid, Editorial Espasa Calpe, 2007, pg.57.]

A pesar de que su fama proviene fundamentalmente de sus indagaciones en el campo de la filosofa del lenguaje, la preocupacin por la tica atraviesa tanto su pensamiento como su vida. Declara en numerosas ocasiones a que a tica constituye la ms importante de las cuestiones. El proyecto de su primera obra, el Tractatus Logico-Philosophicus[footnoteRef:10], sin embargo, excluye explcitamente a la tica de los lmites del lenguaje significativo. Veamos entonces algunas consideraciones que nos permitan entender cul es el lugar que ocupa para l. [10: El Tractatus Logico- Philosophicus, su nica obra publicada en vida, introduce un cambio radical en el modo de concebir el lenguaje que produce una profunda revolucin en el pensamiento contemporneo, ya que a partir del impacto de sus ideas se concreta un viraje que transformar la filosofa. En sus escasas ochenta pginas se tratan temas de lgica, teora del conocimiento, principios de la fsica, tica y mstica, todos ellos pensados desde una nueva ptica: el anlisis del lenguaje. ]

III- La tica, ms all de los lmites del lenguajeInfluenciado por William James, Tolstoi y Schopenhauer, Wittgenstein muestra una profunda vocacin hacia la reflexin sobre la tica. Hertz, Boltzman, Frege y Russell alimentan, en cambio, su tendencia lgico-cientfica. El escepticismo de Mauthner lo alerta sobre las limitaciones del lenguaje. El Tractatus es el producto de la tensin entre estos polos, por eso encierra dos obras en una: es a la vez, un libro de lgica y un libro de tica, y permite a la vez ambas lecturas. En el prlogo del Tractatus Wittgenstein resume el ncleo central de su obra: clarificar el lenguaje y fijar un lmite para el significado. Claridad o silencio es la disyuntiva que nos propone el Tractatus. En este camino, el absoluto queda restringido al espacio de lo indecible. Ocurre que en su propuesta lo que hace que el lenguaje sea significativo es la posibilidad de poner en correlacin su estructura con la estructura del mundo. Las proposiciones son, para l, figuras del mundo. La funcin del lenguaje es describir el mundo, referirse a los hechos, al modo en que suceden las cosas. Las proposiciones de la tica, la esttica y la metafsica transgreden los lmites del significado, ya que pretenden trascender los hechos del mundo para hacer afirmaciones sobre valores, y stos no pertenecen al mundo. Afirma Wittgenstein en el Tractatus: El sentido del mundo debe quedar fuera del mundo. En el mundo todo es como es y sucede como sucede: en l no hay ningn valor, y aunque lo hubiese no tendra ningn valor (TLP 6.41) y tambin: Es claro que la tica no se puede expresar. La tica es trascendental.[footnoteRef:11] (TLP, 6.421) [11: Aunque Wittgenstein no lo explicita, creo que en este planteo le cabe a la tica y a la lgica la caracterizacin de trascendental en sus dos sentidos: en el uso clsico, como aquello que se encuentra ms all del mundo, y en el uso kantiano, como condicin de posibilidad. Tanto la tica como la lgica estn ms all del mundo fctico, y ambas constituyen condicin de posibilidad.]

Esta idea se aclara en gran medida si la relacionamos con lo que dice en la Conferencia sobre tica. Wittgenstein afirma all que se utiliza un lenguaje descriptivo cuando hablamos de lo bueno en un sentido relativo: Este vino es bueno, por ejemplo, sta es la carretera correcta, o este hombre es un buen corredor. En estos casos estamos hablando de objetos que satisfacen ciertos criterios, lo que permite que los evaluemos como apropiados. Pero estas expresiones carecen de sentido cuando pretendemos hacer afirmaciones acerca de valores absolutos, en la medida en que intentamos afirmar que el vino, un camino o el nio se encuentran en relacin con un bien absoluto. Para Wittgenstein reside en ello el error de la a tica, que al igual que la esttica y la metafsica, pretenden ir ms all de los hechos del mundo para hacer afirmaciones sobre valores absolutos. Abandonamos, all, el terreno de las descripciones: el Bien, lo Bello, claramente no se encuentran en el mundo objetivo, por lo tanto no podemos hablar de ellos como hablamos de otros objetos del mundo. Bien, Belleza y Verdad, como ya lo afirmaron los escolsticos, son trascendentales, es decir, se encuentran fuera del mundo de los hechos. La novedad que introduce Wittgenstein consiste en asumir que se encuentran fuera de nuestro alcance: no podemos acceder a ellos, no podemos hablar de ellos con sentido. El absoluto se revela inaccesible al lenguaje. Si pudiramos conocerlos y expresarlos, resultara fcil ponernos de acuerdo. El bien absoluto, dice si es un estado de cosas descriptible, sera aquel que todo el mundo, independientemente de sus gustos e inclinaciones, realizara necesariamente.[footnoteRef:12] Para Wittgenstein el bien absoluto, el que todo el mundo necesariamente tendra que producir, el que todo el mundo reconocera como una necesidad lgica, es una quimera. Ningn enunciado de hecho puede implicar un valor absoluto. [12: Wittgenstein, Ludwig, Conferencia de tica, en Ocasiones filosficas, Madrid, Editorial Ctedra, 1997.]

Wittgenstein condena al silencio la pretensin de hablar de algo que no est ms all del mundo de los hechos; el absoluto pertenece por eso para l a la regin mstica de lo inexpresable[footnoteRef:13]. En aras de liberar el lenguaje de confusiones, la tica queda fuera del mbito de las proposiciones significativas. Pero aunque pretenda hacerlo, no puede liberarse de la pregunta por el sentido de la existencia; una actitud mstica se cuela por ello en algunas afirmaciones del Tractatus. Como veremos en lo siguiente, en las que Wittgenstein desatiende su propio llamado al silencio, y se las arregla para dar una concepcin de la tica, como agudamente seala Russell en la introduccin de esa obra. Encuentra el modo de decir una buena cantidad de cosas sobre aquello de lo que nada se puede decir, sugiriendo al lector escptico la posible existencia de una salida. [13: Hay, en verdad, lo inexpresable. Ello se muestra; es lo mstico (TLP, 6.522). El concepto de lo mstico aparece en numerosas ocasiones en los escritos tempranos de Wittgenstein; se trata de un tema muy caro para l, que resulta sumamente sugerente. No lo abordaremos en este caso ya que se trata de un concepto de gran complejidad, que merece un artculo en especial para abordarlo. Digamos, por ahora, que Wittgenstein postula la existencia de valores absolutos pero siente que por encontrarse fuera de los lmites del mundo pertenecen a la regin de lo inexpresable. Para este tema ver: Pierre Hadot, Wittgenstein y los lmites del lenguaje, Alejandro Tomasini Bassols, Lecciones wittgensteinianas, Roberto Rojo La idea de mundo en el Tractatus y Era religioso Wittgenstein? En Laberintos wittgensteinianos.]

IV - El mundo tico.Como acertadamente seala Roberto Rojo, la densidad de la idea de mundo que opera en Tractatus es irreductible al mundo de los hechos. En efecto, coexisten en l dos ideas de mundo: a la par del mundo de los hechos, encontramos tambin un mundo tico.El primero el mundo objetivo es el que guarda relaciones con la lgica y con la ndole figurativa del lenguaje. ste es susceptible de ser descripto por las proposiciones de las ciencias naturales, ya que la estructura del lenguaje guarda una relacin figurativa con la estructura de los hechos. Sus proposiciones, por lo tanto, pueden ser verdaderas o falsas. Se trata de un concepto impersonal del mundo, en el que todos los hechos poseen igual valor, ya que, como sealamos antes, no hay hechos buenos o malos en s mismos. Transgrediendo los lmites del mundo de los hechos, el sujeto instaura un mundo tico, vinculado con los valores, el sentido de la vida, lo esttico y lo religioso. ste excede el mundo de los hechos: es el mundo humano, constituido por una constelacin de valores y sentidos irreductibles al mundo objetivo. Como sostiene Rojo, a su espacio semntico pertenecen los conceptos de vida, muerte, felicidad, los valores y la voluntad, ninguno de los cuales constituye objeto del mundo fctico.[footnoteRef:14] Esto nos permite dar cuenta de una constante en la vida de los hombres: nuestra natural tendencia de trascender los lmites del lenguaje y del mundo para hablar de algo que se encuentra ms all del mundo de los hechos; inevitablemente pretendemos hablar de lo que no se puede hablar; por ello la tica al igual que la lgica es para Wittgenstein trascendental. [14: Rojo, Roberto, Laberintos wittgensteinianos, San Miguel de Tucumn, EDUNT, 2011.]

Creo que podemos coincidir con Wittgenstein en que en el mundo de los hechos no hay valores: el mundo en s mismo es ticamente neutro; es el sujeto quien introduce las valoraciones, las preferencias, las jerarquas. Lo valioso, lo que realmente importa, el significado de la vida o de aquello que hace que la vida merezca vivirse no se encuentra en el mundo externo, en el mundo de los hechos, en el mundo que puede ser descripto; ciertamente pertenecen a un mbito diferente. Es el hombre quien introduce esta dimensin, que trasciende la mera descripcin de los hechos para aadir en el mundo algo que no estaba en l. Como seala Tomasini Bassols, los valores hacen su aparicin expresando la posicin del sujeto frente al mundo.[footnoteRef:15] [15: Alejandro Tomasini Bassols, Explicando el Tractatus, Bs. As., Editorial Gramma, 2011, pg. 121.]

Esto da cuenta de la incesante aspiracin del ser humano a trascender el mundo de lo puramente material, de construir un mundo nuevo de sentidos, para ajustarlo a nuestra medida, para hacerlo habitable, para crear un mundo al lado del mundo. Como dice Cristina Bulacio, Desear desde lo ms ntimo poner en palabras esa extraa conjuncin de lo relativo y lo absoluto, lo finito con lo infinito, el tiempo y la eternidad, es contradictorio, inconsistente; la lgica lo ha prohibido, pero el hombre lo hace con insistencia, sin claudicaciones ni agotamientos[footnoteRef:16]. La tica es, por esto, para Wittgenstein, el testimonio de una tendencia propia del espritu humano. El mundo tico, podemos decir ahora, es el mundo propiamente humano. [16: Cristina Bulacio, Potica y sentido. Borges y Wittgenstein, en Theoria, revista del Departamento de Filosofa, N especial en homenaje a Wittgenstein, Tucumn, Facultad de Filosofa y Letras, 2006, pg.24.]

A diferencia del mundo de los hechos, el mundo tico es un mundo personal: es el espacio propio del hombre; en l se juega el sentido de la vida y la felicidad humana. En tanto el mundo de los hechos es independiente de mi voluntad, el mundo tico depende de ella. Es un mundo dinmico, cuyos lmites dependen de la voluntad: sta es capaz de cambiar la configuracin de mi mundo, en tanto depende de ella el sentido de mi vida[footnoteRef:17]. Los valores ticos y estticos no alteran el mundo de los hechos, pero s mi vida, su configuracin; y, con ello, los lmites de mi mundo. [17: Para Wittgenstein tica y esttica se encuentran intrnsecamente relacionadas, al punto de llegar a afirmar que son lo mismo. tica y esttica son lo mismo, dice, TLP, 6.421.Aunque esto suene extrao, ambas se vinculan con la subjetividad humana, con el sentido de la vida, con la felicidad. ]

Estas consideraciones permiten explicar, en gran medida, la sorprendente afirmacin de Wittgenstein segn la cual el Tractatus es un libro de tica, lo cual no resulta en modo alguno evidente, ya que su enfoque es preeminente lgico. Sin embargo, una vez que atravesamos la mscara de impersonalidad con que trata de cubrir su rostro en el Tractatus, nos encontramos, por detrs del implacable lgico, con un fino analista capaz de descubrir las sutilezas y complejidades del fenmeno humano, interesado por las cuestiones ms personales de nuestra existencia. V La tica como investigacin acerca del significado de la vida. Wittgenstein ha relegado al absoluto al espacio de lo indecible, pero a la vez siente que la tica es lo ms importante para la vida del hombre. Si est vedado hablar del absoluto, nos queda pensar la tica desde el punto de vista de la experiencia humana; la tica se nos aparece as bajo una luz completamente diferente. Fuertemente marcado por el pensamiento estoico e influenciado por Len Tolsti Los evangelios y William James Las variedades de la experiencia religiosa; marcado por la experiencia de la cercana de la muerte en el frente de batalla, la tica no es para Wittgenstein un conjunto de reglas para la accin ni una teora sobre los valores; se trata de un sentimiento, una experiencia personal, una cuestin existencial, no una doctrina, una costumbre sin vida, ni mucho menos una institucin normativa. Como vimos, la tica no puede ser una ciencia, porque no trabaja con objetos empricos. Wittgenstein la considera ajena a toda especulacin cognoscitiva y reacia a todo tratamiento cientfico, ideolgico o dogmtico. Sus conceptos no tienen validez cientfica, ya que no dicen nada sobre el mundo objetivo. Sin embargo resultan significativos y ms an, imprescindibles para la vida humana. La ciencia no puede proporcionarnos respuestas para estas cuestiones. Es que la tica no es objeto de conocimiento; atiende a cuestiones de otra ndole. Como afirma en el Tractatus, Sentimos que incluso si todas las posibles cuestiones cientficas pudieran responderse, el problema de nuestra vida no habra sido ms penetrado (TLP 652) A la tica le corresponde abordar el problema del sentido de nuestra vida: irresoluble cuestin con la que irremediablemente tarde o temprano nos enfrentamos. Muy lejos de Kant, quin la entiende como la bsqueda de una ley universal, para Wittgenstein se trata de una cuestin interna, existencial. En la Conferencia sobre tica deja bastante en claro esta idea; la tica se nos aparece all como la investigacin sobre lo valioso o lo que realmente importa, la investigacin acerca del significado de la vida o de aquello que hace que la vida merezca vivirse.[footnoteRef:18] Wittgenstein no parece estar buscando un ncleo trascendental, una ley necesaria ni un fundamento universal. Dejando de lado el plano de la teora y de las abstracciones, su propuesta se orienta en otra direccin: la tica, como la filosofa, es una cuestin vital. [18: Dictada el 17 de noviembre de 1929, publicada por primera vez en 1965 en Philosophical Review y reproducida con algunas aclaraciones en Philosophical Ocasiones.]

Lo que le interesa es el aspecto humano de la tica, no las controversias dogmticas sobre el bien o los valores, ni la bsqueda de reglas, sino la posibilidad de dar cuenta de un aspecto del fenmeno humano, de reflexionar sobre un sentimiento que es ntimo y personal, lejano de cualquier posibilidad de sistematizacin. Es por eso que la tica es lo ms importante, ya que se relaciona con el sentido de nuestra vida, con la decisin de lo que yo quiero para ella. Desde este punto de vista, ms que con el deber o con el mandato de seguir una regla, la tica se relaciona con la posibilidad de encontrarnos con nosotros mismos. El propsito de ser fiel a s mismo ha sido la exigencia que lo ha acompaado a lo largo de toda su vida. De hecho, Wittgenstein as lo asume en su vida personal, practicando una moral de tipo weinengeriano, que implica el deber de ser autntico consigo mismo. Sus rgidas convicciones morales lo llevan al extremo de considerar la posibilidad de suicidarse si no es capaz de descubrir el sentido de su vida. Se alista, por ello, en el ejrcito con la esperanza de que la cercana de la muerte en el campo de batalla lo ilumine acerca del valor y el significado de la vida. La tica consiste, para l, justamente en la indagacin de lo que hace que la vida merezca vivirse. Se trata por lo tanto de una respuesta que slo podemos encontrar en el interior de nosotros mismos: la accin tica es el resultado de seguir nuestro mandato interior. Se encuentra por ello muy prxima de la felicidad en la concepcin wittgensteiniana, tan cerca que parecen ser dos caras de la misma moneda: un acto bueno genera felicidad. tica y felicidad se identifican en la medida en que el camino que conduce a ambas es el mismo: ser fieles a nosotros mismos. Dice Wittgenstein: El primer pensamiento que surge cuando se propone una ley tica de la forma t debes es: y qu ocurre si no lo hago? Pero es claro que la tica no se refiere al castigo o premio en el sentido comn de los trminos S que debe haber una especie de premio y de castigo tico, pero deben encontrarse en la accin misma (TLP, 6.422.) La accin tica es el resultado de seguir nuestro mandato interior, es la que har al hombre feliz, es la que hace que la vida merezca ser vivida. El castigo o el premio de nuestras acciones es el sentimiento de vivir o no de acuerdo a nuestras propias reglas; por eso, para Wittgenstein el hombre feliz vive en un mundo diferente al del hombre infeliz.En este punto Wittgenstein parece otorgarle mucha importancia a la subjetividad; en ocasiones relaciona la tica con el sentimiento de sentirse absolutamente seguro. Desandando el largo camino de bsqueda de objetividad que caracteriz a la filosofa de occidente, Wittgenstein rescata la esfera de la subjetividad, para dar cuenta de los sentimientos ntimos e intransferibles. Tambin este mbito nos revela inaccesible al lenguaje, reticente a ser puesto en palabras. En este territorio de la inviolable individualidad es dnde se decide lo ms importante de nuestras vidas: somos o no felices. Nos enfrentamos all con nuestro premio o nuestro castigo. Filosofa y vida se nos aparecen as anudadas de la manera ms radical posible.En tanto numerosos filsofos han buscado diversas teoras sobre la felicidad y la tica, Wittgenstein cree que slo la encontraremos cada uno dentro de nosotros mismos. Por eso no da recetas ni admite mandatos externos; la fuerza de un imperativo moral, al igual que la respuesta a la pregunta por el sentido de la vida slo puede provenir de una decisin personal. Por eso la tica, as como la felicidad, slo puede ser pensada en primera persona. Entendida de este modo, la tica orienta nuestra reflexin no hacia una ley general sino hacia nosotros mismos, hacia la primera persona del singular.

VI- La tica: una filosofa en primera persona. En toda tica subyace explcita o implcitamente un posicionamiento particular con respecto al modo de concebir al hombre. En trminos generales, podemos sealar dos grandes lneas: una pesimista, de corte hobbessiano, que considera al hombre cargado de atributos negativos por naturaleza. Considera, por lo tanto, que necesitan ser entrenados bajo rgidas normas morales para controlar sus impulsos. La otra, a la que llamaremos optimista, cercana a la concepcin socrtica, confa en que el hombre es capaz de darse a s mismo normas morales, de encontrar por s mismo el camino. La primera desemboca necesariamente en la imposicin de normas desde afuera, la segunda confa en que cada uno las encontrar dentro de s mismo, por lo cual apuesta con fuerza a la libertad interior. Wittgenstein, sin dudas, elige la segunda opcin, abonando una concepcin positiva del ser humano que lo hace renegar de la necesidad de leyes y mandatos universales para confiar en que cada uno encontrar la direccin tica solo con escuchar su mandato interior. Como hemos venido argumentando hasta aqu, la perspectiva de Wittgenstein apunta hacia una filosofa en primera persona; esto resulta bastante evidente en el Tractatus, en el que el nfasis est puesto en el sujeto, y no hay consideraciones de ndole social o histrico. Desde su punto de vista, la integridad personal es previa cualquier cuestin social y poltica. En la Conferencia sobre tica vemos reforzada esta direccin: Wittgenstein toma distancia all la propuesta de Moore, para quien la tica es la investigacin general acerca de lo que es bueno. En lugar de decir que la tica es la investigacin sobre lo bueno, podra haber dicho que la tica es la investigacin sobre lo valioso, o lo que realmente importa. O podra haber dicho que la tica es la investigacin acerca del significado de la vida, o de aquello que hace que la vida merezca la pena ser vivida[footnoteRef:19], dice. Esto nos permite advertir que su concepcin de la tica se desarrollar en base al contraste con la idea de "investigacin general" que propone Moore, para orientarse, en cambio, hacia la pregunta por el significado de la vida. [19: Wittgenstein, Ludwig, Conferencia de tica, en Ocasiones filosficas, Madrid, Editorial Ctedra, 1997.]

Wittgenstein entiende la tica como una cuestin personal, no una teora o un conjunto de normas o principios que requieren de fundamentaciones externas. De esto da cuenta Russell en su diario, en el que se refiere a Wittgenstein diciendo: "Abomina de la tica y la moral en general; es una criatura de impulsos y piensa que es as como se debe ser." Como sostiene Monk, Russell no comprende que el nfasis que Wittgenstein pone en la integridad personal no es opuesto a la moral, sino que constituye un modo diferente de entender la moralidad. Dice Monk: "Era tpico de Wittgenstein insistir en la posibilidad de mantenerse incorrupto apoyndose solamente en su propio yo, sobre las cualidades que encontraba en su interior. Si el alma de uno era pura, entonces no importaba lo que le sucediera a uno externamente, nada poda sucederle al propio yo. De este modo, no son las cuestiones externas las que deben causarnos la mayor preocupacin, sino las del yo." [footnoteRef:20] [20: Monk, Ray, El deber de un genio, Barcelona, Anagrama, 1994, pg. 57]

Como vimos, esta idea ya aparece prefigurada en el Tractatus, en donde diferencia del mundo de los hechos, el mundo tico aparece como un mundo personal: es el espacio propio del hombre, en el que est en juego el sentido de la vida y la felicidad humana. En efecto, la perspectiva del Tractatus es estrictamente individual, no cabe en ella la preocupacin por la comunidad, la sociedad o la historia.Acertadamente sostiene Tomasini Bassols que en el Tractatus no existe ni remotamente la posibilidad de recurrir a criterios objetivos, modelos ideales, valores impersonales o principios divinos que puedan garantizar que hemos actuado bien. "La moralidad que nos incumbe es la moralidad de la primera persona, en el sentido ms estricto de la expresin", dice. A causa de esto, una vez que entendemos que de lo que estamos hablando es de la vida de cada quien, requerimientos como los de universalizacin simplemente resultan irrelevantes o totalmente fuera de lugar.[footnoteRef:21] [21: Tomasini Bassols, Alejandro, Notas sobre la felicidad, en Del espejo a las herramientas. Ensayos sobre el pensamiento de Wittgenstein, Alfonso Florez, Magdalena Holgun (compiladores), Colombia, Universidad Nacional de Colombia, 2003. Pg. 77.]

Ningn estado de cosas tiene el poder cohercitivotivo de un juez absoluto, dice Wittgenstein en la Conferencia sobre tica. Y da con esto en la tecla de una clave de la existencia humana. Por eso, la fuerza del imperativo moral no puede venir nunca desde el mundo externo; su fuerza proviene de que yo mismo quien la imponga. En efecto, el carcter apodctico del mandato slo puede provenir de una resolucin interior, de la conviccin personal. El acto moral, en donde se despliega la mayor libertad, consiste en actuar de modo acorde a las propias convicciones.Wittgenstein piensa al hombre en su soledad, librado a su propio destino: apuesta a la potencia de lo individual, a un hombre capaz de darse sus propias reglas, al cual, lejos de mandatos externos, ni mucho menos sobrenaturales, le cabe el deber de construir su propia moral, su propio sentido de la vida, su propio destino. Se enfrenta a una bsqueda casi desesperada del sentido de la vida, signada por la conviccin de que ste debe encontrarse en el interior de cada uno, no en recetas o prescripciones, no en mandamientos o normas impuestas desde fuera. Lejos de convencionalismos sociales, Wittgenstein nos llama a ensayar nuestro propio camino. A pesar de la distancia que los separa, la propuesta de Wittgenstein se aproxima en este punto a la socrtica. Tambin para el griego la tica es algo personal, lo que lo lleva a buscar las normas en su interior. En el pensamiento de Wittgenstein la mxima socrtica "concete a ti mismo" parece poder ser reemplazada por "mejrate a ti mismo", que es algo que l frecuentemente les deca a sus amigos, y en lo que se afanaba diariamente. Consecuente en la prctica con esta concepcin, Wttgenstein nunca se interes por la tradicin y la historia de la filosofa; su proyecto se centr siempre en pensar por s mismo. Significativamente afirma en las Notas de las conversaciones con Wittgenstein recogidas por Waismann: Al final de mi conferencia de sobre tica habl en primera persona. Creo que esto es completamente esencial. Aqu ya no se puede establecer nada ms, slo puedo aparecer como personalidad y hablar en primera persona dice[footnoteRef:22]. Este hablar en primera persona revela todo un posicionamiento y nos induce a descubrir algunos matices que quedaron inadvertidos en los sistemas filosficos tradicionales, ocupados en la bsqueda de pautas generales y fundamentos universales. [22: Ludwig Wittgenstein, Conferencia sobre tica, edicin electrnica de la Universidad Arsis con Notas de las conversaciones con Wittgenstein de Frederich Waismann y y A cerca de la concepcin wittgensteiniana de la tica de Rush Rhees. http://www.philosophia.cl/biblioteca/Wittgenstein/conferencia.pdf]

Extraamente, despus de la Conferencia sobre tica Wittgenstein no vuelve a tratar estos temas en su obra escrita: slo hallamos referencias a estos en la recopilacin de notas de sus alumnos publicadas bajo el nombre de Lecciones y conversaciones sobre esttica, psicologa y creencia religiosa. Su segunda filosofa propondr una perspectiva diferente orientada hacia niveles prcticos en la que se transformar la idea de lmite y el modo de concebir el lenguaje, el mundo y las relaciones entre ambas. Su retorno a la filosofa estar marcado por la ruptura del muro de silencio que construy en el Tractatus, lo que le permitir expandir el dominio del lenguaje significativo para abarcar todas las reas del quehacer humano y dar cuenta de nuestro modo de estar en el mundo. Se ampla con ello el marco de anlisis para incorporar la vida en sociedad y cobra mayor importancia la praxis. Pero el pensamiento de Wittgenstein siempre es un pensamiento en 1 persona; si en el Tractatus se centra en la 1 persona del singular, su obra posterior se extiende a la 1 persona del plural: se transforma en nosotros, incluye la comunidad, pretende una descripcin de nuestra forma de vida. Pero esto es objeto de otro trabajo.

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