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Deseo y acto en Psicoanálisis yPsicología
Unos años de paso por la Facultad de Psicología hacen entender acualquiera que hablar bien o mal dealgo no produce consecuencias muydistintas. El caso es que «se hablade », yeso es lo opuesto a la indiferencia.
En este sentido ocurre que en lostextos de Psicología hay un discurso que aspira los humos del Psicoanálisis . Hay títulos significativoscomo aquel de «Hechos y palabrería», de Eysenck. El caso es que sudemostración no va por el camino delo que ofrecen, pues no hablan de loque ellos hacen sino de lo que hacen los otros . Lo que no deja de sersignificativo pues la suya es unaciencia de la conducta.
Sin embargo, en los textos del Psicoanálisis no es habitual una críticaa la Psicología. Hay una concentración más precisa sobre el tema quese estudia, pues ése tiene ya suficientes problemas planteados.
Tampoco intentaré aquí una críti ca de esa índole . Por el contrario ,pienso que entre Psicología y Psicoanálisis no sólo coincide el típo desíntomas patológicos a tratar , sinoque se ha disparado su abordaje enla misma dirección pero en sentidodistinto .
Así pues, podemos analizar esoslugares comunes y la lógica de susentido .
Por ejemplo , el punto de partidaes importante. Con uno de los caminos que ha tomado la Psicología seha puesto a punto la modificación dela conducta. De ahí se parte , no haynada oculto , y lo que importa es laconducta como tal , ésa que está ahíy que provoca un dolor al sujeto . Loque obliga a una cierta lógica delcangrejo -en el mejor de los senti dos- es decir, hay que ir haciaatrás, puesto que si esa conducta-un síntoma cualquiera- está ahíes porque anteriormente ha sidoaprendida. Y si el aprendizaje ha
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consolidado es porque han habidorefuerzos en el camino , lo que implica necesariamente al Otro del lenguaje .
En el Psicoanálisis ocurre otracosa. También hay una conductapero aquí constituye ésta el puntode llegada. Se trata de un acto peroes la acción del sujeto quien lo determina en el punto en que ahí él realiza su deseo. Y, en tanto que es supropia acción quien lo demuestra, élpuede llegar a entenderlo.
No se busca ahora lo que haaprendido , pues el Otro ha sido bus cado y hallado primero ; su conductaserá posterior.
Esto es fácilmente reconocible enaquel consejo que daba Freud a suspacientes en las primeras sesionesdel tratamiento: «No tome decisiones importantes, aplácelas ; hablemos primero». Hablar antes que actuar. Y, en efecto, le hablaban , aFreud, a ese Otro que les prometíaoír pacientemente sus palabras. Élno les enseñaba; pero ellos aprendían. El camino de su discurso losconducía lentamente hacia la sorpresa, pues su acto posterior desmentía los programas que habían tra zado mientras hablaban. (Tal el reproche de los pueblos a sus gobernantes tras una campaña electoralprometedora.) Si en algo podían llegar a creer era en su acto pues lomovía su deseo, a pesar de todossus dichos. «Yo creía que lo amabay, sin embargo...»
Afectos distintos cuando la lógicade sus palabras no permitía al sujetoninguna escapatoria. «¿No ve la conclusión que se impone? », decíaFreud con toda delicadeza a Isabelde R., una de sus encantadoras analizantes, en un momento en que aúnsu teoría no podía llamarse radicalmente psicoanalítica.
Difícilmente podía Isabel de R.creer plenamente en sus propias palabras después de esa intervención
de Freud. A partir de ahí, ya no tenía más remedio que creer en sudeseo .
Hay entonces un recorrido desdela palabra hasta la conducta que lapone en cuestión yeso permite alsujeto tomar sus seguridades de supropio acto .
Por el otro lado , por el lado de laPsicología, en la medida en que esun movimiento inverso que parte dela conducta, eso instala al sujeto fuera de la sorpresa, pues lo que halladespués es la palabra . Ya se sabeque cuando alguien habla no suelesorprenderse . Es ésta una cualidadreservada para algunos seres muyespeciales . ¿Quién se encuentra a símismo en el momento en que habla?Nadie, a no ser que un acto de suanalista le indique el punto exactodonde encontrar su ser de deseo .
Siendo así, el diagnóstico se distancia del modelo médico , pues elconjunto de síntomas es del sujeto .En cambio , su deseo, llevado de lamano de su fantasía, incluye al analista como parte suya .
Que el deseo del sujeto sea el deseo del Otro no quita que él tengatambién uno .
En cambio, decir que todo es influencia del ambiente no impide queel diagnóstico psicológico vaya encontra de esta misma hipótesis, yaque al tomar el conjunto de los síntomas que son propios de un sujetosin considerar la estructura del deseo que los sostiene desde su fantasma -lo que incluye al terapeuta-, eso constituye considerar a unsujeto en sus síntomas, sin considerar la influencia del Otro .
En esta manera de entender laPsicología que comentamos, el acto,la conducta de la que se trata es ladel sujeto, mientras que su terapeuta es el que habla .
Es lógico que cuando el Otro ejerce su acto eso motive al sujeto paraconseguir el suyo propio .
y también es lógico que si, de ot romodo , el terapeuta ejerce su palabra, el sujeto quiera con seguir lasuya. De ahí que no tom e conf ianzasino en las palabras .
Pero se dice aquello que del hombre hay que considerar sus obras .Por esto su palabr a sólo tom a valorc uando e lla corre lac iona con suac to . En caso contrario -que es lomás frecuente. incluso inevitable deun modo es tructural-ono sirve paramucho .
Que con el perro de Pavlov lo impo r tante se a que segr eg a saliv a- esa conducta- , ante un estímulocondic ionado. el lo no quit a que, pormucho que se lo olvide, alguien tuvoque accionar la campana. Inc luso eldi señ o del ex per imento , pu es e lperr o es «de Pavlov» y no simplemente perro.
De ahí que la figura del Otro , porpoco que se la considere , no deja depromover los efectos .
Con eso . el perro lleg a a aprenderlo. pero . ¿es porque se lo han enseñado?
Veamos. A un perro , que le segregue saliva ante la carne, es lo co nvenido. pues sus mandíb ulas devoran el instinto .
Es un poco dist into cuando un serhumano devora los libros , pues asíse convierte en su peor enemigo. Almenos eso es lo que decía un es crito conocido .
¿Qué ocurre en ese caso? Puesque él acaba por aprender . ¿A qué?A desenvolverlos , pues a su juic ioestán para eso. Los libros se lo enseñan todo , son sus mejores maestro s.
Y, ¿no ocurre que basta con queel maestro esté obsesionado por enseñar para que el alumno est é obsesionado en no aprender?
Por ello es mucho más oportunoencaminar las cuestiones por el ladode l aprendizaje. Aunqu e haya quepreguntarse qué efec to se producecuando el maestro enseña la campana, incluso la luz que anuncia la carne del libro .
El maestro conoce el int erruptorporque sabe lo que ese animal desea - de ahí que su cond uc ta de segregar saliva muestre un deseo devorador.
El saber tiende hacia el sujetopue sto que ést e pide ese saber, leinteresa y lo necesita porque apuntaa lo que él quiere. Este movimi entodescribe la calid ad del saber.
En cambio , la cantidad del saber-lo que podemos llamar conoci-
miento- , no apunta sino a la ignorancia - es un hecho de estructu ray no algo peyorativ o . El cono címiento como cant idad es lo que se puede enseñar . Pero el saber en tant oque cal idad de l sujeto que lo pideobl iga a cierta prud encia, pues lopid e, no para que le sea dado , s inopara que le sea permit ido obtenerl opor sus propios med ios .
El conocimiento , en tanto quecant idad de inf ormación es aliado deun poder. Y así como la técni ca senutre de la cienc ia, el conocimientose nutre del saber .
La técnica es un conjunto de conocimientos posibl es de contro larpor su pod er establecido . Un gob ierno puede secuestrar a un técnicoobligarlo a construir un arma. Con uncientífico es más difícil . A Einstein,los comunistas le llamaban capitalista y los capitalistas le llamaban comuni sta. Los alemanes , judío , y losjud íos, en fin ... Por su parte , Galileoabjuró, pero no del todo.
Un científ ico sabe qué es eso ; eltécni co apre nde cómo se hace.
La expulsión de J . Lacan de la IPAfue debida a una cuestión técni ca.
La Asociación marca el tiempo de lassesiones de análisis . Un tie mpo fi joque todo analista debe cumplir .
J. Lacan, que sabía qué era esodel Psicoanálisis y , por tanto, cóm ose hacía, planteó un cambio en esapauta . El ti empo pod ia ser variable ydio sus razones para ello. Lo ec haron. El poder no at iende a razones .
Ese cambio podía llevar a algun osde esos que sabían cóm o se hacía aint err ogarse sobre qué era eso quehacían. No podían permit irlo de ningún modo . .Con el t rabajo que se habían tomado para llegar a ignorarlo '
Yeso que Fre ud lo había advertido : «No hay una técnica analít icapropiamente dicha, al andar se hacecamino...»
Pero sí hay saber analít ico . El suje to pone en juego su deseo yapuesta por él co n quien supone quesabe cuál es . No hay té cnica posíblecuando se trata de las est rate giasde l des eo que cada sujeto desarrolla en el camino que ha trazado ensu vida .
El Psico análisis apunt a hacia esedeseo conge lando el acto . aplazándolo para que ocurra después y sólodespués de la palabra. Una vez queésta despliega todos sus tentácu losy agota todas las pos ibilidades deco nvence rse e ins istir en lo que elOtro quiere oír - aunque sólo seaporque lo ignora, y hacérselo ignorar es tarea de l analist a- , só lo enese momento podrá decir lo que élquiera verdaderament e . Tal vez suac to sea ahora disti nto cuando el deseo que lo sostiene se le revela concierta c rudeza
Por el contrario , la Psicología, enla medida que elabora sus técnicasde modifi cación de conducta apuntahacia el ac to , conge lando el dese oque lo soporta. Las causas puedenespe rar . No hay aprendizaje ahí sobre el propio deseo, sencillamenteporque hay enseñanza de una nuevaconduc ta. Las técnicas avers ivas .las técni cas de desensibilización sistemáti ca, etc . t ienen ese comet ido
El perro de Pavlov no enco ntró ensu camino a la «perest roika». Por primera vez, ahora, en Rusia. con laapertura que lleva a cabo el gobier no, se permite la publicación de laobra de Freud y , aún así, los editores están encontrando bastante sproblemas burocrát icos.
¿Acaso no iba a se rvir de nada queEspaña fu era uno de los primero spaíses que tradujeran los escr itosfreudianos ? Al menos están ahí ypueden ser leídos .
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