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Diario de la memoria Córdoba, diciembre de 2012 Publicación de la Comisión y Archivo Provincial de la Memoria. Año V, Nº 6. Exilios Destinos | Experiencias | Relatos

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Diario de lamemoria Córdoba, diciembre de 2012

Publicación de laComisión y Archivo Provincialde la Memoria. Año V, Nº 6.

ExiliosDestinos | Experiencias | Relatos

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Diario de la memoria

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Ludmila da Silva Catela

Así como la violencia, el exilio es unacontante de la historia de la humanidad.Cíclicamente, en diferentes comunida-des y territorios, grupos (cientos, miles,veinte, cuatro, el número es un detalleno menor) de hombres, mujeres, jóvenes,niños, ancianos, abandonan involunta-riamente su tierra por motivos religio-sos, étnicos, políticos. Exiliados, expa-triados, refugiados, transterrados, relo-calizados son algunos de los términosusados para denominar el desplaza-miento forzado de personas, empujadas,expulsadas de las fronteras de sus comu-nidades de pertenencia.

Un indeseado viaje agrieta la vida yconduce a otra tierra, muchas vecesimprevista. Cuña, ruptura, herida, dolor.Cambia el paisaje, el clima, las comidas,la lengua, un conjunto de coordenadasidentitarias cuya diferencia surcarán losregistros de la memoria, el relato del exi-lio. Llanura por montañas. Café pormate. Idiomas a veces irreconociblesreemplazan el español. Todos los días elexiliado se pregunta qué hace allí y, comouna variante del migrante, todos los díasdebe explicarle a otros su diferencia: pre-guntas insólitas sobre el origen, las pala-bras y su acento, los nombres, los gustos,las opiniones.

¿Y el insilio?, ¿esfumarse dentro delterritorio nacional? ¿Cómo es eso? ¿Quésimilitudes y diferencias guarda con elexilio? En este caso la tierra conocida sevuelve extraña, los vecinos pueden ser unpeligro, lo que identifica es mejor borrarlo,desconocerlo. El insilio opera un cambiode identidad que puede ser más dolorosoaún que el exilio. Afuera, el exiliadomuchas veces es acogido por pares deigual condición y, bajo otras normas mora-les, aquello por lo que fue obligado a par-tir, puede ser ignorado, quedar en suspen-

so e incluso valorado. Adentro, el insiliadovive en permanente estado de represiónpsíquica, autocontrol que puede conducira la locura o al desarrollo de una fortalezainusitada. El exiliado o el insiliado pier-den puntos de orientación elementales(tiempo, espacio, sustancia, etc.). Lo cono-cido se vuelve extraño y lo extraño con eltiempo pasa a ser familiar. Tanto el exiliointerno como el externo, en muchas oca-siones fue la última posibilidad de recom-poner la vida frente a la situación límitede la violencia, los secuestros, los centrosclandestinos de detención, la tortura y ladesaparición de amigos, familiares, cono-cidos o de ellos mismos. Ese límite especí-fico entre la vida y la muerte hace del cír-culo del exilio una materia de inusualriqueza para pensar qué pasó, cómovamos, cómo nos relacionamos con losOtros. El exilio es una forma dolorosa yprivilegiada a la vez para descentrarnos yreconocernos en actitudes y pensamientosnada simples, terribles y brillantes, humi-llantes y solidarios, etc..

En Argentina, los exilios aparecen en elcentro de las historias culturales, sociales ypolíticas. No es ninguna excepción étnica onacional. Entre los flujos migratorios de laArgentina aluvional, llegaron millares deciudadanos expulsados de sus países porrazones políticas. Entre éstos encontramosa muchos protagonistas de institucionespolíticas, económicas y culturales. Laexpulsión de “compatriotas” también hasido constante y también promovió trans-formaciones decisivas de nuestra historiacolectiva. ¿Cuál fue la singularidad del exi-lio/insilio que produjo la última dictaduramilitar? Este nuevo número del Diario dela Memoria busca contribuir a las respues-tas de tal pregunta y sus conexas: ¿quiénestuvieron que exiliarse? ¿Quiénes pudieronhacerlo? ¿Cómo fueron sus experiencias?¿Qué aspectos negativos y positivos reco-nocen? ¿Qué pueden relatar del exilio yqué queda aún en la sombra, bajo sospechao dolor nebuloso del silencio?

El exilio que produjo la violencia políti-ca entre fines de los años sesenta hastainicios de los ochenta se caracterizó poruna masividad inédita. Se calcula queentre 300.000 y 500.000 hombres, muje-

res y niños salieron del país o se escon-dieron internamente como única posibili-dad de salvar sus vidas. Es importantesubrayar que fue la violencia de Estadola que tornó imposible la sobrevivenciabajo las condiciones de lucha política quese sostenían. En tanto que nación moder-na, el territorio es un asunto resguarda-do por un Estado centralizador en base acategorías como soberanía, frontera, gen-darmería, documentación y una largacadena de tecnologías de vigilanciapoblacional. Sólo este aparato institucio-nal monopoliza el poder de decidir quié-nes pueden o no vivir bajo su jurisdicción.

El exilio puede ser pensado como lugarde soledad extrema. Sin embargo, tam-bién lo fue de solidaridad, de organiza-ción. La posibilidad de estructurar lavida y sobre todo, de generar espaciosexternos de denuncia sobre la desapari-ción en Argentina. Los exiliados fueroncentrales en la construcción de las redesinternacionales de denuncia; puntos deorigen y apoyo de la difusión, disemina-ción e internacionalización de lo quepasaba en Argentina. Ellos comenzaron asocavar los endebles pilares en los que sesostenía la sanguinaria dictadura.

Los procesos de memoria, sabemos, sonselectivos. El exilio fue durante muchotiempo un espacio de olvido. Quienesretornaban encontraban un país muydiferente al dejado; los que como topossalían del exilio interno bajo un mismosol, debían rehacer la identidad y reatarlazos quebrados que muchas veces eranirrecuperables. Algunos volvieron coneuforia y llenos de esperanza, pero todosestaban heridos, muchos cargaban fuerteresentimiento. El silencio fue un recursopredominante al regresar. La inmensamayoría de los exiliados internos calla-ron, los que retornaron al país no sabíanmuy bien donde estaban. Socialmentefueron mal comprendidos y durantemucho tiempo fueron señalados como“los que se fueron”, los que “se salvaron”.El exilio encontró su condición de cues-tión inestable, de difícil clasificación, desospecha e incomprensión frente al restode las resultantes de la violencia políticacon las que hace sistema: la desaparición,

los centros clandestinos, la tortura. Elexilio siempre fue un tema menor. De esocuesta hablar y creemos imprescindiblecontribuir a abarcar tal silencio interpe-lador. Para pensarlo se impone dejar ensuspenso aquellos juicios morales.

Parece no haber elecciones en las for-mas de irse del exiliado. El exilio priva alas personas de un lugar apropiado en elespacio social y las coloca en un espaciode estigma, de otredad a veces insoporta-ble. ¿Sin tierra, sin identidad, sin desti-no? No es un migrante más. Incomoda,tanto en la sociedad de origen - de la quese sale expulsado por el miedo, la perse-cución política, el terror del Estado –como en la sociedad receptora, que lorecibe e integra a medias, como si llega-ran maculados de algo riesgoso. Sospe-choso para algunos, indiferente paraotros. El exilio y los exiliados ponen encuestión las relaciones entre el Estado ysus ciudadanos; la nación y la nacionali-dad. Así, el desplazamiento forzado demiles de hombres y mujeres, las colocó enel lugar de presentes ausentes, deste-rrándolos también en el retorno, cuandoel silencio los recibió y el olvido los cobijó.

En condición subterránea, las memoriasde los exiliados están como fuerza objetivaque aún parece aguardar momentos y con-diciones de emerger, relatar, cuestionar.Del exilio se guardan objetos, fotos, olores,sabores, recuerdos multiformes. La mayo-ría ultrapasó humillaciones, rencores, mie-dos y culpas. El exilio puede salir de plie-gues, como de ropa guardada mucho tiem-po en una valija, que debe ser sacudida,olida y lavada para volver a usarla. Comotodo viaje, el exilio compone un círculo queune el pasado con el presente, que en elfuturo volverá renovado y el mismo a lolargo de preguntas al recorrer un álbum defotos. Creemos que hoy las condiciones sonpropicias para ir al encuentro de los signi-ficados del círculo del exilio. El ArchivoProvincial de la Memoria abre sus puertasa esta realidad tan singular y universal ala vez. Veremos que puede salir al rompersilencios, abrirse a la comprensión yensanchar las dimensiones que lo compo-nen. El exilio es un círculo. Es un afueraque nos cala por dentro.

El círculo del exilio

Comunicarse permite

intercambiar, poner en

común, reflexionar, trasmitir,

difundir.

El Diario de la Memoria

es una publicación de la

Comisión y el Archivo Provincial de la

Memoria. En sus páginas, distintos puntos

de vista, pretenden recuperar lo que el

terrorismo de Estado, intentó borrar.

Hacer visible, con la fuerza de las

palabras, los trabajos que desde este

espacio llevan a reconstruir y trasmitir el

pasado y sus memorias.

Dirección: Comisión Provincial de la Memoria,Archivo Provincial de la Memoria: Pasaje SantaCatalina 66. Tel.: (0351) 4342449 / 4341501. E-mail: [email protected]ó[email protected]

AutoridadesComisión Provincial

de la Memoria:

• Abuelas de Plaza de Mayo

• Familiares de Desapare -

cidos y Detenidos por

Razones Políticas

• H.I.J.O.S. Hijos e Hijas

por la Identidad y la

Justicia, contra el Olvido

y el Silencio

• SERPAJ Servicio Paz

y Justicia

• Asociación de ex Presos

Políticos de Córdoba

• Universidad Nacional de

Córdoba

• Poder Ejecutivo de la

Provincia de Córdoba

• Poder Legislativo de la

Provincia de Córdoba

• Poder Judicial de la

Provincia de Córdoba

Archivo Provincial

de la Memoria

Directora:

Ludmila da Silva Catela

Diario de la memoria

Edición:

María Laura Villa

Roberto Martínez

Colaboración:

María Cristina

Enrique Hansen

Natalia Magín

Pablo Becerra

Julia Paradi

Mariana Tello

Marcelo Casarin

Susana Romano Sued

Griselda Gomes

Katy García

Horacio Verbitsky

Guido Guidi

Melisa Paiaro

Ernesto Argañaraz

Natalia Colón

Wenceslao Cabral

Marcos Gastaldi

Federico Lorenz

Fotografías:

Acervo Fotográfico del

Archivo Provincial de la

Memoria

Pablo Becerra

Alejandro Frola

Mariano García

Natalia Pittau

Verónica Maggi

Pablo Genero

Victoria Degenaro

Manuel Bomheker

Bahía Flores

Agustina Triqell

Guillermina Martínez

Sandra Siviero

Natalia Magrín

Federico Del Prado

Diseño:

Di Pascuale Estudio

[ www.dipascuale.com ]

Editorial

En tapa > Lucas Di Pascuale:

Hatoum, de la serie Colecciones, 2009.

Tinta sobre papel, 25 x 35 cm.

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Derecho a DecidirEn el Archivo Provincial de la Memoriase llevó a cabo el lanzamiento públicode la campaña multime-dia “Derecho a Deci-dir” que se enmarcadentro de la Cam-paña Nacional afavor del derechoal Aborto Legal,Seguro y Gratuitoen Argentina. Estacampaña se publica-rá en el sitio:www.derechoadecidir.com.ar.

Ricardo Foster“Yo hoy entraba al Archivo, bajaba al sótano, el sótano es un lugar terrible, se lo intervino con una reproduc-ción proyectada sobre una pared toda resquebrajada de un discurso de Videla, que tiene al lado a Menéndez.Yo tenía una sensación extraña ahí, porque uno podría leer “el sótano, simplemente un flashback hacia elhorror, bajar hacia ese sótano”. Y yo lo escuchaba a Videla y decía “Ganamos, yo estoy bajando acá y estoyescuchando a este tipo y esto se ha convertido en un museo de la memoria, será que ganamos. Salvo queeste en una pesadilla y me despierte estando en el sótano. Pero al mismo tiempo tenia una sensación detodo lo que habíamos perdido”. Y es que no hay redención, hay quizás formas de reparación. Hay mane-ras a través de las cuales algo de esas heridas se puede cauterizar, esta por supuesto entre comillas lajusticia, el ejercicio de esa forma de reparación que son los juzgamientos, las condenas imprescindiblesabsolutamente. Pero también esta el mundo que fue tragado inexorablemente, por eso, somos otros. (…)la sensación de estar en un lugar como el del Archivo, La Perla, la ESMA, es siempre esa perturbaciónque tiene que ver con lo que significa sobrevivir a lo irreparable”.

Ricardo Forster, filósofo y ensayista

Memorias para llevar“Memorias para llevar “es el resulta-do del trabajo de Tesis de Melina Arcey Ana Colantonio, de la carrera deComunicación de la UNC. Desde el ÁreaEducación del APM acompañamos entu-siastamente este proyecto, que nos llevó apensar colectivamente en un producto, que losniños que visitan el Museo de Sitio, pudieran llevarse. Una herra-mienta para compartir con sus familias, un recurso que empoderea los más chiquitos como transmisores de memorias. Queríamosque fuera hermoso, colorido, atrapante como un cuento, divertidocomo un juego, cargado de contenido y alegría, que circule la pala-bra desde el protagonismo de los chicos.

Acompaña este producto un audiovisual, que relata que fue y quées el APM, producido por el área de Historia oral.

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Diario de la memoria

Álbumes de VidaSe incorporaron nuevos álbumes a la “Sala Vidas para SerContadas”. Entre ellos, el de Alberto Marcelo Oro. La Salaes parte de Sitio de Memoria “ex D2”. La misma pretendeaportar a la reconstrucción de las historias de vida de losdesaparecidos, a través de álbumes, fotos, objetos y rela-tos que permiten recordarlos.

La visita de BayerOsvaldo Bayer deja sus palabras y su firma en un ejemplar de su libro“Severino De Giovanni. El idealista de la Violencia”, de la colección de laBiblioteca de Libros Prohibidos del APM.

Jóvenes y MemoriaEdición Córdoba del programa nacional “Jóvenes yMemoria, recordamos para el futuro”.

El 27 de octubre se llevó a cabo la presentaciónde las diversas producciones audiovisuales, revis-tas, intervenciones Urbanas, etc. La jornada sedesarrolló en el Comedor Universitario de la Ciu-dad Universitaria de Córdoba, y el cierre musi-cal a cargo del grupo Rimando Entreversos.

El trabajo conjunto entre docentes y estudiantesse llevó adelante desde mayo. Los encuentros serealizaron en la sede del Espacio para la MemoriaCampo de la Ribera y se extendieron hasta el mesde octubre.

Baldosa de laMemoriaBaldosa de la Memoria como home-naje a Yolanda Mabel Damora yJosé Alberto García Sola. La activi-dad se realizó en Bedoya 66, barrioAlta Córdoba, lugar donde fueronsecuestrados en mayo de 1976.

Las rondasde EducaciónEn el marco de la conmemoración de lanoche de los lápices, se llevó adelante laedición 2012 de la “Ronda de la memoria.Hacia una pedagogía de la memoria.” LaRonda de la memoria es un encuentrode jóvenes y sus producciones. Un inter-cambio de experiencias desde las prácti-cas. Un espacio para mostrar y compartirreflexiones en torno a la Memoria y las temá-ticas que signifiquen a niños y jóvenes.

La Ronda de la Lectura es una invitación a niños yjóvenes; docentes y estudiantes a un día de ejercicio ple-no de nuestro derecho a leer en libertad. Este año fue la 4º edi-ción de la Ronda.

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Federico LorenzHistoriador, IDES – CONICET

El 2 de mayo de 1982, durante la gue-rra de Malvinas, el crucero ARA Gene-ral Belgrano fue torpedeado por unsubmarino nuclear británico y se fue apique en menos de una hora. Murieron323 de sus tripulantes, la mayor partede ellos a consecuencia del primero delos dos torpedos que impactaron en elcasco de la nave.

Aún hoy se discute si fue un crimende guerra (así lo calificó la presidentaCristina Fernández en el aniversariode este año) o un acto de guerra (comolo reivindicó ese mismo día durante elacto conmemorativo del Ministerio deDefensa un oficial sobreviviente al ata-que). La controversia por el nombre esuna extensión de las disputas acerca decómo hablar de una guerra todavíademasiado incómoda, superpuesta conun reclamo soberano anquilosado, noen su justicia sino en sus formas.

Más allá de estas disputas, la epope-ya de la supervivencia en las balsas, delos aviones y buques de rescate en bus-ca de los náufragos en el Atlántico Sur,uno de los escenarios más hostiles delplaneta, es uno de los puntos culmi-nantes, por su dramatismo, de la gue-rra de Malvinas. La historia vil de lacompra y venta de las emblemáticasfotografías del hundimiento, tomadaspor un oficial sobreviviente, es otro delos relatos encadenados al destino deesa nave. Podríamos seguir pensandoen otras metáforas de la nacionalidadque encarna el viejo crucero. Su coman-dante Héctor Bonzo, fallecido reciente-mente, explicó en un libro llamado1093 tripulantes del Crucero ARAGeneral Belgrano que la composiciónde la tripulación del buque hundidoexpresaba la presencia de todas lasprovincias argentinas en la nave. LaHistoria es afecta a los símbolos, poreso tampoco es azaroso que haya sido elBelgrano el buque de mayor porte hun-dido durante la guerra: la herida a laMarina golpista de 1976 consistió entorpedear a una nave que había sido elbuque insignia del almirante Rojasdurante el golpe de 1955, símbolo de laArmada gorila y antiperonista.

En otra escala y en una clave distin-ta, la película La deuda interna (1988)de Miguel Pereyra narra la profundi-

dad de los vínculos entre los sobrevi-vientes y la nave hundida, o el peso delas memorias patrióticas de la guerraen las pequeñas localidades de laArgentina. La historia de un conscriptoque descubrirá el mar embarcado en elBelgrano, conocida a través de las car-tas enviadas a su maestro rural enChorcán, expresa con una descarnadasencillez la tragedia de una guerra aúnpoco conocida aunque acerbamente dis-putada como emblema. En diálogo conla escena de La marca del ganado, dePablo de San tis, en la que un Falconblanco de la Marina llega un pequeñopueblo de la provincia de Buenos Airescon la noticia del fallecimiento de unconscripto en el hundimiento, la pelícu-la aporta una gran cantidad de clavesde lectura para pensar las memoriaslocales de Malvinas, a veces tan lejosde la grandilocuencia central aunqueabrevando en las mismas aguas.

Este año, el gobierno nacional eligióel aniversario del hundimiento parapresentar un corto publicitario en elque todos y cada uno de estos sentidosposibles, a mi juicio, han sido banal-mente tratados o sencillamente ignora-dos. Para los que no lo han visto (aún),se trata del entrenamiento de undeportista argentino, Fernando Zylber-berg, que con el fondo de una músicaépica realiza su entrenamiento físicopor la costanera de la capital de lasislas Malvinas. Durante su recorridopasa frente a edificios emblemáticos dela presencia británica en las Malvinas:la oficina del Penguin News, el GlobeTavern, una inconfundible cabina tele-fónica pintada de rojo. En la aperturadel corto, las olas rompiendo sobre unaplaya evocan el desembarco del 2 deabril. En un momento, el atleta, queestá haciendo extensiones de brazossobre la arena, desfallece y cae sobreella; antes ha tenido tiempo de tomarun puñado y dejar que el viento se lalleve: ¿el “traspié” del ’82? En su reco-rrido hay casas, pero no habitantes.Los únicos seres vivos que aparecenademás del corredor son unos pájarosmarinos. Eso también es un reflejo dela percepción que comúnmente tene-mos del archipiélago: un espacio vacío.

Hacia el final, el corto se refieredirectamente a la guerra de 1982 yestablece la relación entre el reclamopor las islas, la carrera del atleta y los

soldados. Un texto dice que es un“homenaje a los caídos y ex combatien-tes”, y el corto lo firma la “presidenciade la Nación”. El final es impactante:con un fondo de rocas que se recortancontra las nubes arrastradas por elviento, mientras la banda sonora evocael ruido seco del cañoneo, leemos: “paracompetir en suelo inglés, entrenamosen suelo argentino”, en obvia alusión alos Juegos Olímpicos que se jugarán,este año, en Londres.

El corto recibió incontables apoyos yalgunas críticas. Quiero aclarar que nome importa que los isleños se hayansentido agraviados “una vez más” alestilo de Fuckland, filmada clandesti-namente en Malvinas en 1999, y queproponía recuperar las islas embara-zando isleñas. Tampoco me preocupaque haya reaccionado el gobierno britá-nico ante la elemental mojada de orejaque la publicidad significa. Es elgobierno imperial el que está en falta, yno el país usurpado. En cuanto a lasemociones que puede despertar, remitoa Me van a tener que disculpar, el cuen-to en el que Eduardo Sacheri hace unpanegírico de Diego Armando Marado-na durante el Mundial de México 1986,y de una manera certera y emotivaexplica por qué le perdona todo, porque“yo le debo esos dos goles a Inglaterra”,convertidos a tan pocos años del finalde la guerra.

La política y el deporte no tienennada y tienen todo que ver. De allí quees una verdadera lástima que el gobier-no haya descuidado la posibilidad dehacer pedagogía desde esa conmemora-ción, retomando algunos de los sentidosprofundos que la guerra evoca, y no lasadhesiones rituales a la causa nacio-nal, que a esta altura del partido debenser repensados para sí, ser reafirma-dos. Que el corto haya sido inicialmen-te producido para la venta de productosdeportivos y luego comprado por elgobierno nacional, no es más que otrosíntoma de este mecanismo y reveladorde la lógica que llevó a su difusión.

Paradójicamente, uno de los clichésmás fuertes para referirse a la guerra,en las memorias de los contemporáneosal conflicto, es aquel de que la guerra“se vivió como un mundial de fútbol”.Abundan los testimonios que expresanla desilusión con la que aquellos afortu-nados que podían sintonizar una radio

argentina, descubrían que la atenciónestaba puesta en los resultados delMundial que se jugaba en España. Másaún, ese es el contrapunto con el queabre uno de los vehículos centrales parala construcción de las memorias de Mal-vinas, el libro Los chicos de la guerra,de Daniel Kon. Vale la pena detenerseen el párrafo que abre el libro:

Es difícil precisar, con exactitud, cuán-do y por qué nace una idea. Esta, la delos “chicos de la guerra”, puede habernacido el 18 de junio de 1982. Ese día,mientras miles de jóvenes argentinosregresaban prisioneros a bordo delbuque inglés Canberra, muchos otrospermanecían heridos en distintos hospi-tales del país, o habían quedado sepul-tados bajo la tierra yerma de las Malvi-nas, escuché a un animador de televi-sión decir, con sonrisa desvergonzada:“los argentinos vivimos hoy una granjornada; hoy juega nuestra selecciónnacional de fútbol, y todos tenemosnuestras esperanzas puestas en lo quevaya a ocurrir en España”.1

El nudo del problema para mí lo consti-tuye el hecho de que en relación conMalvinas sigamos mezclando las cosas.Unas islas vacías en el spot de un paísque ha hecho de la defensa de los dere-chos humanos su bandera; la disputapor la soberanía trasladada al planodeportivo, como si no hubiéramosaprendido nada del año 1978, como sino recordáramos la amargura de losinfantes agobiados por la guerra bus-cándose vanamente en las emisorasnacionales para escuchar en cambio lastransmisiones del mundial bajo lasbombas inglesas.

De allí que el corto estrenado en elaniversario del hundimiento del Bel-grano, como un homenaje a los muertosy a los vivos atravesados por la guerra,demuestra el profundo trabajo internoque en relación con Malvinas, la guerray la causa, debemos hacer. Porque entodo caso, y para cerrar una etapa, lareparación deportiva ya la hizo el Die-go en el 86, en las dos claves: la pícaray la artística.

1. Daniel Kon, Los chicos de la guerra, Buenos

Aires, Galerna, 1984 (13ª. edición), pág. 9.

Diario de la memoria

MirADAs

Homenajes cortos

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Fotos > De izquierda a derecha:

Guillermina Martínez; Pablo Becerra; Federico

del Prado (arriba) y Agustina Triquell (abajo);

Sandra Sivierio (arriba) y Alejandro Frola (abajo).

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Diario de la memoria

En el marco del 36 º aniversario del gol-pe y ante el interés de muchas de laspersonas que transitan por el Museo deSitio, el APM ha presentado el catálogode autores y títulos prohibidos duranteel terrorismo de Estado. Como sabemos,el gobierno de facto también hizo focoen la represión cultural como parte desu plan de exterminio y para ello pusoen marcha la destrucción de libros ytodo lo que rodea la actividad de la lec-tura (escritores, lectores, editores,bibliotecas, librerías, etc.). Un claroejemplo de intimidación fueron las que-mas públicas de libros (como la del cole-gio Manuel Belgrano o la llevada a caboen el predio del Tercer Cuerpo del Ejér-cito). También abundaron los decretosde prohibición, la emisión de circularescon listas de títulos prohibidos y la con-secuente persecución, en muchos casos,de sus autores y de todo aquel quetuviera en su biblioteca expresiones deun pensamiento diferente al que se pre-tendía imponer.

Este trabajo es fruto de varios añosde búsquedas, hallazgos y esfuerzos demuchas personas en procura de comen-zar a reconstruir un mapa cultural ysocial desintegrado por la dictadura. Elcatálogo está concebido como unaherramienta inicial para ingresar aluniverso de la censura en el ámbitoescolar, cultural y social. No pretendesolamente ser un simple listado sinoque intenta reflexionar sobre los senti-dos de la prohibición, en el pasado y enel presente, como así también sobre lasprácticas de resistencia cultural que seopusieron al régimen en su momento.

Las temáticas contenidas en los dife-rentes títulos censurados son múltiplesy variadas, abarcando por ejemplo des-de un tratado sobre matemática moder-na, textos de filosofía, teoría política,biblias latinoamericanas, novelas ycuentos de escritores ya consagrados,enciclopedias, libros marxistas, pero-nistas, las nuevas corrientes pedagógi-cas, revistas de humor político, hastalibros de literatura infantil, entre otrasáreas del conocimiento. Con respecto ala denominada literatura infantil, elrégimen puso especial énfasis en estetipo de discurso porque considerabaque ocultaba “peligrosos fines ideológi-cos” que se oponían a los valores impe-rantes en ese momento.

Esta publicación forma parte de lasactividades que diariamente se vienenrealizando desde la Biblioteca deLibros Prohibidos para recuperar lostrazos de una cartografía culturalcolectiva que se vio atravesada por elautoritarismo, el terror y la censura.Lejos de ser un proyecto cerrado y con-cluido, es una invitación para conti-nuar armando y sumando memorias.

¿Qué me contás?Relatos de un tiempo…

Es el DVD multimedia que sistemati-za el trabajo de registro de historias devida que viene realizando el Área deHistoria Oral del Archivo Provincial deLa Memoria desde el año 2007.

Este material tiene la doble finalidadde servir a la consulta y difusión delacervo del Archivo de Historia Oral enel que se ponen a disposición del públi-co las experiencias y significados delproceso de construcción este archivo através de la explicitación metodológicade trabajo con la historia oral, su signi-ficado, y especificidad en un sitio dememoria. Y al mismo tiempo permitedar a conocer las diferentes coleccionestemáticas y las entrevistas que compo-nen dicho acervo, a través de resúme-nes de las historias de vida y algunosfragmentos de las entrevistas que seencuentran disponibles para la consul-ta en la Sede del Archivo Provincial dela Memoria.

Por otra parte, se brinda como mate-rial indispensable para la acción peda-gógica en el abordaje de los períodosrepresivos de nuestro país, tanto en losespacios de educación formal como noformal. En este sentido, se acercan pau-tas metodológicas y didácticas para eltrabajo con la historia oral. Para ello seofrecen una serie de actividades paradesarrollar en talleres, poniendo énfa-sis en las características de la HistoriaOral como metodología, el relato, lasdistintas nociones de tiempo histórico yel trabajo con las memorias locales.

También, se plantea una propuestaoriginal de un Viaje en el tiempo através de una línea histórica que reco-rre por décadas el período comprendidoentre 1940 y 2010. La particularidad deesta propuesta es que la misma tiene unfuerte contenido simbólico expresado através de sus ilustraciones y está cons-truida en base a los acontecimientos de

la vida política, social, cultural de Cór-doba y el país que las personas entrevis-tadas por el Área de Historia Oral delAPM fueron recordando, ilustrando yresinificando a lo largo de sus relatos.Acontecimientos que son relevantes ensus trayectorias de vidas, y que paraellos fueron determinantes en su formade ver y entender el mundo. Esta líneade tiempo propone múltiples formas deabordarla; desde los acontecimientosque se desprendieron de los relatos,pasando por la noción de tiempo históri-co que abarca, hasta los collages queilustran cada una de las décadas.

Este material a través de la combina-ciones de diferentes recursos textuales,gráficos y audiovisuales ofrece el resul-tado los seis años de trabajo del Áreade Historia Oral en el cual los relatoslocales sobre el pasado nos permitenaproximarnos por un lado a la recons-trucción del funcionamiento del apara-to represor en córdoba, y al mismotiempo dan cuenta de los sentidos cons-truidos a cerca de ese pasado reciente,en el cual a través de sus 9 coleccionesponen de manifiesto la especificidad delo local, las disputas de sentido entrelos actores y la tensión entre las dife-rentes memorias.

Este trabajo constituye un aporte aldebate que, a futuro, tenga como finali-dad la compleja tarea de dilucidar lamatriz cultural de las herencias políti-co-ideológicas que pesan sobre nosotrosy que requieren revisión. La Memoriacolectiva, la circulación de la memoria,la construcción y la reconstrucción dela Memoria son de vital importancia,en la medida en que ayuda a legitimaro deslegitimar procesos; en este senti-do, la existencia de un Archivo de His-toria Oral que posibilite no solo cons-truir memorias, sino también reflexio-

nar sobre ellas, sobre cómo son activa-das y potenciadas o acalladas por losdistintos contextos y en qué medidacomo bien señala Martín Barbero(2001), esta memoria de la que estamoshechos es la que puede ayudarnos acomprender nuestros olvidos, tanto enlo que ellos contienen de razones denuestras violencias como de motivos denuestras esperanzas.

Colecciones

•  Memorias de la represión enCórdoba

•  Memorias del D2•  La resistencia peronista en

Córdoba•  Memorias de los familiares de dete-

nidos y desaparecidos de Córdoba•  Memorias del Movimiento Obrero

en Córdoba•  Vida cotidiana, cultura juvenil y

represión•  Paralelo 78•  Memorias sobre el Movimiento de

Sacerdotes para el Tercer Mundo•  Hijos de detenidos y desaparecidos•  Organizaciones armadas•  Memorias del exilio•  Diversidad sexual y represión en

Córdoba en las décadas de ‘60 y‘70

Barbero, Jesús Martín (2001).

Medios: olvidos y desmemorias debilitan el pasa-

do y diluyen lasnecesidades de futuro. En:

http://www.etcetera.com.mx./pag54ne6.asp.

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Ediciones del PasajeBiblioteca de libros prohibidos

Autores y títulos censurados

durante el terrorismo de Estado

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Diario de la memoria

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La Foto de ayer y de hoy Este espacio pretende recordar un acontecimiento; un lugar; su historia; la postal del pasado

y el sentido en el presente. Reflexionar y debatir por medio de las imágenes.

MONTAJE: PABLO BECERRA

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Natalia Magrin

“Si es cierto que por todos lados se extiende

y se precisa la cuadrícula de la “vigilancia”,

resulta tanto o más urgente señalar cómo

una sociedad entera no se reduce a ella;

qué procedimientos populares (también

“minúsculos” y cotidianos) juegan los meca-

nismos de la disciplina y sólo se conforman

para cambiarlos; en fin; que “maneras de

hacer” forman la contrapartida del lado de

los consumidores (o ¿dominados?), de los

procedimientos mudos que organizan el

orden socio-político. Estas “maneras de

hacer” constituyen las prácticas a través de

las cuales los usuarios se reapropian del

espacio organizado por los técnicos de la

producción sociocultural”

De Certeau, 2000.1

Al cumplirse 43 años del Cordobazo, elArchivo Provincial de la Memoria reali-zó una obra diseñada y producida porlos artistas Lucas Chami y NatachaChauderlot, interviniendo las paredesde la ciudad con imágenes ligadas a larebelión popular de 1969.

¿Por qué en la calle un ritual dememoria sobre el Cordobazo?, quizásporque ese ha sido su escenario, modi-ficando sus usos y límites, cambiandosus sentidos y cartografías delimita-das, alterando el modo instituido dehabitarlo. Quizás porque el espaciopúblico, la calle, ha sido condición deposibilidad del Cordobazo. Lugar don-de se construyen los sentidos, los ancla-jes socio-históricos, donde se alojan lasimágenes. Quizás porque su nombre lacontiene: Cordobazo, su nominación,incluye lo público de un nosotros inclu-sivo, la de la pertenencia a un espacio

geográfico. En los relatos sobre el Cor-dobazo, las calles constituyen elemen-tos fundamentales de reconstrucción;las calles son las memorias del Cordo-bazo. Santa Rosa, General Paz,Colón –mientras escribo pienso en elnombre de las calles y las memorias.Memorias que entran en contradiccióncon las memorias que estaban siendoen la calle. Siendo antes de ser memo-rias.

Un ritual de memorias en la calleporque, como sostiene Leonor Arfuch(2004, p.114), “la calle fue transformán-dose en escenario obligado de partici-pación y experimentación, en el territo-rio por excelencia de la compleja alea-ción entre arte, compromiso y política”.La calle ha sido espacio de resistencia,alojando el pasaje de lo privado a lopúblico construido por las Madres enmedio del terror Estatal. Las interven-ciones urbanas han funcionado comodisparadores de verdad o, a decir deFoucault, como ritual de veredicciónmediante los cuales enunciar lo silen-ciado, visibilizar lo negado. El arte hasido su soporte, en tanto politizacióndel espacio púbico ocupa la escena, dis-puta sentidos desde múltiples lengua-jes interpelando a un nosotros (lostranseúntes), interpelación sobre laconfiguración de la ciudad: ¿quiénesdeciden lo que va a ser visto en el espa-cio público?, ¿qué ingresa al repertoriode lo memorizable?.

Cartografías del CordobazoLas imágenes seleccionadas para

esta intervención urbana son fotografí-as y escenas ligadas al Cordobazo. A laliteralidad de la imagen fotográfica se

incorpora lo relatado, lo testimoniadopor sus protagonistas. A la imagen eltestimonio. Pasado y presente. A lainterpretación de la imagen la signifi-cación del relato.

Bajo un puente, entre las terminalesde ómnibus de la ciudad, tres policíasmontados a caballo; uno de ellos empu-ña un arma de fuego hacia atrás. Enfrente, una mano inmensa, arroja boli-tas de vidrio a los pies de los caballos.Desestabilizar el poder represor. Laacción y el acontecimiento. Los unifor-mados están en blanco y negro, lamano que arroja las canicas a colores.Esta imagen permite pensar la tensiónpasado-presente en la que el repudio ala represión no cesa de escribirse, enlas canicas del presente.

Las memorias y sus soportes. Entrelos objetos de memorias del Cordobazopuede reconocerse el automóvil Citro-ën. Fue parte de las trincheras que res-guardaban, fue el soporte de la broncadetonada, de la insurrección. El Citro-ën en aquella pared está quemado; unniño se acerca, lo observa, lo mira. Elniño asiste a la marca de la rebelión.

Avenida Julio Roca, de nuevo losnombres cartográficos y sus sentidos.En el frente de una casa color gris que-da plasmada la imagen de una señorade pelo blanco con delantal, anteojos yuna bandeja con naranjas. Las frutasrepartidas a obreros y estudiantes,hacedores de la lucha. La solidaridad delos vecinos habita los relatos del Cordo-bazo. La solidaridad del dueño de lacasa gris, que posibilitó escenificarla.

Córdoba, mayo 2012, avenida costa-nera, los autos bajan a gran velocidad,en la esquina un semáforo. El detener-se interpela. Ante los ojos, la giganto-

grafía de Agustín Tosco. Linda metáfo-ra también. Es Tosco a colores, ubicadodebajo de un cartel de propaganda deCoca Cola donde una joven sostienesonriente su botella destapada. Toscotambién tiene una botella en su mano,pero convertida en molotov. Objeto dememoria del Cordobazo. La botella deTosco tiene llama y es a color. El pre-sente de Tosco. El presente es Tosco. Lamemoria también.

Esas son las memorias. Retazos dememorias de diversos espacios, diver-sas experiencias y voces. El relato delas familias, los obreros, los estudian-tes que, encolumnados, bajaban desdelas fábricas, los hospitales escuelas, lascasas, hacia el epicentro de la rebelión.Esta escena del Cordobazo, reinterpre-tada desde el presente, se fija en losmuros de una casona antigua de CalleSanta Rosa. Me paro en frente, la miro,los autos circulan mirando hacia laizquierda y pienso que allí la calle esun lugar. Esa pared se convierte en elsoporte de las historias y las identida-des que quieren ser dichas. Decir elCordobazo, en la calle.

1. De Certeau, M. (2000). La Invención de lo

cotidiano. I Artes de hacer. Universidad

Iberoamericana. Departamento de Historia.

Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores

en Occidente. México.

Diario de la memoria

7

En estas calles se hizo elCordobazo

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Roberto Martínez

“Ya no se sabe, en realidad, dónde queda,

por llamarla así, la frontera, ni, en realidad,

la realidad”.

J. J. Saer

Los exilios provocados por la última dic-tadura militar argentina, sus experien-cias, inevitablemente atraviesan distin-tos aspectos y niveles del discurso sobrenuestra historia reciente. A través dediferentes procedimientos lingüísticos,estéticos, formales los exilios producensus inscripciones, dejan sus marcassobre la superficie discursiva, formanparte de la totalidad de los relatos quebuscan entender, comprender, cómo fueposible el terrorismo de Estado. En eldiálogo entre los discursos sobre larepresión, el exilio puede profundizar ycomplejizar potenciales lecturas. Desdeallí, las experiencias exiliares, nos posi-bilitan visibilizar, echar luz, sobre unperíodo que exige, como tarea substan-cial, la revisión constante.

Situar el discursoEl exilio inventa su propio lenguaje.

En él las palabras y las imágenes sevan desentrañando. Se debaten entre elsonido y el silencio, la luz y la oscuri-dad; entre la indagación de los nombresy su significado, entre los cuerpos y sualiento; en este espacio los intentos pordesentramar las lógicas del terrorismode Estado es la tarea más difícil deabordar. Si por un lado exigen la cerra-zón y el silencio puesto que las palabrasse tornan insuficientes, imposibles,como fue expuesto por Theodor Adorno;por el otro, sólo por la palabra puede ser

tratado. Para Cristina Siscar “la escri-tura sería la mirada distante de aquelloque alguna vez miramos de cerca; unaescena grabada que se ha perdido en eltiempo”. Ante semejante paradoja, larespuesta es hacer preguntas. Estosrelatos contienen representaciones quela dictadura no pudo destruir, en elloslas imágenes y los testimonios que sesalvaron del horror encuentran unespacio para ser, para expresar lo inex-presable, hallan una posibilidad depoder “transmitir una experiencia, parano hablar solo, sino con otros” (SusanaRomano Sued).

Las palabras no pudieron ser destrui-das en la Argentina de la última dictadu-ra con su represión, controles, vigilan-cias, castigos y Centros Clandestinos. Lapalabra y la memoria; el lenguaje y lostestimonios: las narraciones.

Las experiencias del exilio van a mar-car intensamente, quizás irreversible-mente, la tragedia argentina. También ala lengua, ya no es posible usar las pala-bras, hablar o escribir igual que antes del24 de marzo de 1976.

¿Qué le paso a nuestra lengua en losaños de la dictadura? ¿Cómo quedo lalengua? ¿Cómo hablamos después dela dictadura? ¿Cómo narramos la dic-tadura? “El exilio, esa experiencia des-garradora, es capaz de balancearseentre la pérdida y el hallazgo” (RicardoFoster).

Huir del olvido. Los éxodosdel lenguaje

En las narraciones que abordan eltema del exilio se problematiza, entreotras cosas, sobre qué formas debentomar para dar cuenta de la compleji-dad de lo real, para abordar desde dife-rentes miradas las experiencias de lacensura, la persecución, la cárcel y elexilio; también la clandestinidad, la tor-tura, la muerte y la desaparición.

Con el desarraigo, las personassufren la agresión de dos elementos cla-ves de sus identidades: el lenguaje y ellugar. Es, en otras palabras, cuando ellugar habitado por hombres y mujeres,desde donde escriben, hablan, viven, nose corresponden con la lengua propia,con la lengua natural; y con ello la difi-cultad del lenguaje, con ello la sensa-ción de estar siempre fuera de lugar,descolocado. En efecto el registro lin-güístico proscrito gira, se hibridiza.Susana Romano Sued lo define como elshock de la lengua.

A partir de la perdida del lugar–cuando todo se mueve y la ausencia seconvierte en “un acto irreparable, peno-so y vergonzante, como una fuga” (Héc-tor Tizón)–, la relación entre las pala-bras y lo real, y entre el significado y elsignificante se tensionan, entran en cri-sis. Para Jorge Boccanera, “la válvulade la imaginación se cierra, se obtura,en la dictadura. Y hay que empezar a

Diario de la memoria

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Interrupciones.los

en la lenguaexilios

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recuperar la capacidad de asociar y vin-cular, que la imaginación trabaje con laconciencia, porque hay una imagina-ción de la conciencia, y una concienciade la imaginación. Trabajar en esto esempezar a recuperar las palabras, loscontenidos, los símbolos”. Así, el difícil yanhelado regreso de la palabra, la obs-tinada búsqueda por “gobernar” la len-gua, se vuelven un compromiso éticoinquebrantable: desenmascarar al len-guaje, refuncionalizarlo, resemantizar-lo. Se interrogan las palabras clave dela estructura del sentir: desaparecidos,clandestinidad, compañeros, subversi-vos, La Perla; palabras que, durante yluego de la dictadura, expandieron con-notaciones no presentes en otras épo-cas, en otras lenguas. Nuevos referen-tes se suman, y se disputan con los anti-guos la palabra, la connotación, losnúcleos referenciales.

Es, en la mirada de Héctor Schmu-cler, “La palabra como riesgo; tambiéncomo posibilidad de goce, de éxtasis, esdecir de salida. La palabra responsableque hace responsable al hombre en sudoble acepción; responde a y responderde. Capacidad de dar respuesta al otro(lo que significa el reconocimiento delotro) y fuerza moral que exige el recono-cimiento de uno mismo en la palabra”.

Son tiempos “sin precedentes”,1 endonde ninguna palabra define todo loexpresado. Lo acontecido tiene caracte-rísticas que imposibilitan que las pala-bras se congreguen, que reconstruyanlos sentidos y los significados quearrastran consigo.

Esto produce, en el ejercicio del len-guaje, dos dimensiones dialécticamen-te vinculadas, por un lado el objetivo esrepensar el “viejo” lenguaje, mirarlodesde una perspectiva crítica e inten-tar dar cuenta de lo nuevo. El acto de(re)nominación es, simultáneamente,liberador y transformador: la “nueva”palabra proporciona la posibilidad devislumbrar, de entrever, la nueva reali-dad; de remediar los lazos rotos con elpasado, para así volver a poder proyec-tarse hacia un espacio futuro. Un espa-cio que rescate a los exiliados de esepoder totalitario que los obligó a mar-char. Cristina Siscar insiste que en eldestierro “nuestra memoria, nuestrosreferentes, el contexto que da sentido anuestros actos, no existen para losdemás, salvo como relatos. Pertenecena otros espacios y a otro tiempo y poreso adquieren, también para nosotros,una dimensión mítica”

En el cuento “En la noche” de Hum-berto Constantini el lenguaje de lossueños, se podría decir que, opera dedistintas maneras: a veces, permiteabordar aquello que no puede decirse,el sufrimiento, la sospecha, las vícti-mas, lo inenarrable. Otras, parece res-ponder al deseo del narrador de supe-rar tensiones, de quebrar el clima opri-mente de lo que se cuenta. Pero, aveces, la complejidad de lo real exige lareferencia directa: “Ve entonces el otroauto: un Ford Falcon gris, con trestipos adentro. El auto ha girado en laesquina de la casita, y ha entrada en lacuadra de contramano. El hombre veque el auto avanza lentamente haciaél”. Y, en último lugar, una esquina,“una pieza falsa”, evasiva, deviene enrelato de militancias clandestinas ydesapariciones. La complejidad, la sor-

didez de lo real cambian las reglas deljuego lingüístico, “sospecha entoncesque todo lo que está viviendo es un sue-ño”, se dilata, los deseos de huidas fic-ticias se suspenden, se impone la reali-dad, el decir explícito: “tal vez estasemana llague una carta de ellos, sedice (sin pronunciar tampoco ahora elnombre de sus hijos) mientras expulsalentamente el humo. Y el humo ascien-de lentamente hacia el techo encaladode una piecita de Colonia Anzures, enMéxico, a nueve mil kilómetros de Bue-nos Aires”. Una vez que la narraciónlogra correr los velos, la escritura poneen evidencia una de sus estrategiasconstitutivas, la digresión: “todo esto esun sueño”, todo esto es real.

En este caso el sueño, como todos loslenguajes, posibilita una mirada pluralsobre la “Historia”, sobre la realidad;una mirada que se pretende sincerafrente a la visión obstruida y unívocade los dictadores, que con sus lengua-jes, pueden desencadenar accionesletales. Las palabras, que significan yvaloran, entran en tensión. Las pala-bras son sometidas a evaluaciones; son,en tiempos de dictadura, puestas bajosospecha. Y una de las consecuenciasde esta función atribuida al lenguajepor los dictadores es, el exilio lingüísti-co, que busca construir nuevas posibili-dades por todos los medios.

El resguardo de la palabraDesde el exilio, los elementos mate-

riales e inmateriales que constituyenlos modos de entender y sentir la vidasufren un proceso de desplazamiento.El desterrado no puede situarse en latierra de la que partió; más allá delimpedimento real, el retorno es simbó-licamente insostenible porque, desdelos horizontes del exilio, lo que se dejatoma otras dimensiones y ya nada pue-de ser mirado de la misma forma. Seduplican los registros lingüísticos, tem-porales, espaciales, culturales… Héc-tor Tizón en el exilio necesita cerrar losojos para ver, que nada de lo de afueraperturbe la tierra que había dejadoatrás. Ante la necesidad de un parajedonde reasentar el cuerpo y los pensa-mientos expatriados, donde fusionartodos los elementos dispersos, se conci-be un espacio: el espacio de la escritu-ra; y allí hay más preguntas que res-puestas.

Ante la violenta situación el des-arraigo busca la casa, el cuerpo, elnombre, y hasta “el punto de fuga delplacer”, en la palabra, en la imagen:“antes de huir quería ver lo que dejaba,cargar mi corazón de imágenes para nocontar ya mi vida en años sino en mon-tañas, en gestos, en infinitos rostros;nunca en cifras sino en ternuras, enfurores, en penas y alegrías” (H. Tizón).El lenguaje exiliado se tensiona, setransforma en un espacio donde arrai-garse. La palabra es ahora un lugarhabitable, vehiculizadora de un nuevosaber que no se procura totalizador niunívoco. Las palabras son la reserva,los sentidos y la responsabilidad depoder seguir hablando, de seguirdiciendo. “Cuando tantas veces noshemos preguntado por el misterio quenos rodea y que con frecuencia se nospresenta como un peso insoportable yal mismo tiempo bienvenido; cuando eldolor abandona las estadísticas y nos

Diario de la memoria

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Fotos:

Página 8: Verónica Maggi.

Página 9: Alejandro Frola (arriba)

y Pablo Genero (abajo).

1. Las dictaduras surgidas en la década del 70 en América del Sur no significan sólo una crisis política, sino también una dificultad de entendimiento; ya que resulta incomprensible en términos de las cate-

gorías conceptuales de la tradición política occidental. Arendt, en su libro De la historia a la acción, subraya que “La terrible originalidad del totalitarismo no se debe a que alguna ‘idea’ nueva haya entrado

en el mundo, sino al hecho de que sus acciones rompen con todas nuestras tradiciones; han pulverizado literalmente nuestras categorías de pensamientos políticos y nuestros criterios de juicio moral”.

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Fotos:

Página 10: Natalia Pittau (arriba)

y Mariano García (abajo). 2. Ver el texto sobre los “Relatos del exilio. Fotos, historias, memorias”.

FuentesÁlbum “Relatos del exilio. Fotos, historias, memorias”. Sala Exilio, Sitio de Memoria APM.

Boccanera, Jorge; “Tierra que anda. Los escritores en el exilio”.

Schmucler, Héctor; “Memoria de la comunicación”.

Tizón, Héctor; “La casa y el viento”.

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Diario de la memoria

mir entre violentos y asesinos”, los quese fueron para salvar sus vidas. En“Relatos del exilio…” Mirta Sánchez,arriba de la foto de su hijo Camilo enuna marcha realizada por los Organis-mos de Derechos Humanos en 1977,relata: “Exilio. Cuanto dolor encierraesta palabra, es volver a vivir el pasa-do, recordar a los compañeros, la mili-tancia, la marca que nos queda de esemomento, la separación de lo más que-rido. En mi caso dejar a mi hijo en esemomento… un bebé. Luego volver, elencuentro, para mi fue doloroso, tristeporque mi hijo no me reconoció, nosabia que era su mamá”

Pese a los obstáculos, en los desterra-dos subsiste un interés: preguntarsepor la tierra de la que fueron arranca-dos y por las personas que allí queda-ron. Este escenario, siempre abierto,proyecta en cada sujeto las preguntasque se relacionan con la parte más ínti-ma de él mismo, que no se abandonany se reconfiguran constantemente entodo el proceso.

Poner en cuestión a la “Patria” es,básica e imprescindiblemente, disputarlos sentidos discursivos, los sentidoshistóricos. Se vislumbra la imposibili-dad de meterse de lleno en la compleji-dad de la época que se habita sin pasar-le a esa historia el cepillo a contrapelo.Se busca posar sobre los hechos históri-cos que están aconteciendo, otrasvoces, otras miradas a las lecturas einterpretaciones brindadas por elterrorismo de Estado.

Refuncionalizar el discurso militar,denunciarlo, ponerlo al descubierto. Deesta manera se proponen versiones dis-tintas a las dadas por el poder dictato-rial. Las narraciones de los “apátridas”irrumpen, y pretenden, configurar undiscurso contrahegemónico, que con-fronte con la historia oficial y pugnepor hacer emerger las voces, los testi-monios, proscriptos, desaparecidos.Desde los márgenes, estas palabras,empiezan a construir estrategias,acciones, alternativas narrativas queadquieren una importancia capital enla pelea de sentidos. Lo que tambiénimplica disputas por el significado delas lecturas y las escrituras.

De esta manera, las narraciones sobrelos exilios trazan un doble nivel deinterpelación: sobre la historia que rela-tan y sobre las modalidades que seponen en juego para transmitirlas. Altiempo que plantean un esfuerzo porregresar a dimensiones extraviadas,abrirse paso en una comprobaciónincuestionable: dar cuenta del huecogigantesco producido por el destierro. Yesto, para muchos, es su propio desapa-recer en horizontes lejanos, ajenos. Es,la insoportabilidad de no saber ¿a dóndeva a parar todo lo que queda ausente?

atraviesa como puro dolor, cuando cele-bramos la palabra porque nos abre a loinconmensurable, lo indecible, ¿de quéhablábamos? No puedo leer nada sino através de mi vida”. (H. Schmucler).

A través del lenguaje, los sujetos enel exilio, buscan constantemente rede-finir su posición, se esfuerzan por apro-ximarse a lo real y, en el intento, secuestionan su propia identidad, sulugar y el de los otros. Si la realidadson los Centros Clandestinos, lossecuestros, las torturas, los asesinatosy las desapariciones; desde el exilio seimpone la imperiosa necesidad de rede-finir los roles, de ubicar el cuerpo des-membrado, desencajado por la expe-riencia del exilio, en algún lugar, deasentarlo. El destierro, el quebrantocon la situación de la tierra amada, seramifica en la problematización de larealidad de la que se ha saltado invo-luntariamente. Surgirán, así, distintosinterrogantes y posibles repuestas entorno al exilio y a los que se exilian.

Un posible ensayo de reposiciona-miento es la construcción de una gene-alogía de exiliados. El sujeto exiliado,lejos de configurarse como un Ser ple-no, se conforma desde la dispersión.Son tiempos de oquedad, y las perso-nas, buscan (re)armarse a partir defragmentos, vacilaciones, incertidum-bres. Para Siscar buscan “encontrar yperder a la vez, como una sola acción”.En esta experiencia es necesario ras-trear las huellas que diseminó en supartida forzada. “Relatos del exilio.Fotos, historias, memoriasii” es unapropuesta del Archivo de la Memoriaque, en formato álbum, se proponenarrar colectivamente el exilio. Allí,Osvaldo Bayer elije fijar una fotografíade él saliendo de su casa en el exilioalemán, al tiempo que escribe: “Sí, lallegada a Alemania. El repentino regre-so a lo ancestro (…) Un Sepp Payr,herrero, que partió con herramientas aconquistar las pampas en aquellosveleros que tardaban sesenta días encruzar el Atlántico, es devuelto exilia-do, en avión, con el nombre de OsvaldoBayer, su nieto. El campesino tirolésque fue a plantar nueces y a herrarcaballos lleno de ilusiones y de futuro,regresa cien años después, desesperan-zado, sin herramientas. El azul se haconvertido en gris. El emigrado econó-mico del siglo pasado regresa comoemigrado político”.

Otro potencial ejercicio de reconfigu-ración es la acción de tender puentes,de volver a encontrar los parámetros ylos limites del lenguaje, de las pala-bras, de las letras; articulando las his-torias de los que no pudieron exiliarse,de los que eligieron quedarse, de lospresos, de los desaparecidos con lashistorias de los que “se negaron a dor-

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María Laura Villa

El Álbum del ExilioUn álbum guarda fotos que al ser

miradas nos permiten recordar. Unálbum de fotos está cargado de recuer-dos, historias, anécdotas. Puede contarhistorias de vidas, momentos personalesatravesados por cuestiones históricas y através de ellos, puede contar la historiade un país.

En el libro “Fotografía e identidad.Captura por la cámara devolución porla memoria”, de Ludmila da Silva Cate-la, Mariana Giordano y Elizabeth Jelin,se aborda la relación entre Fotografía yMemoria. Allí las autoras se refieren ala interrelación que se genera y sobrecómo la imagen puede servir de “sopor-te al recuerdo”, cuando ese momento fuevivido por quien observa la fotografía, ycomo “vehículo de memoria” cuando sereconstruyen desde el presente situa-ciones en las que participan tanto aque-llos que vivieron esa experiencia comoquienes no participaron.

El “Álbum del Exilio” propone narraresa experiencia a partir de una foto que

sirva como “soporte al recuerdo”. ¿Quénos dice ese momento de la foto? ¿Quérecuerdos dispara? ¿Qué silenciosguarda?¿Qué procesos simbólicos y subjetivos

ocurren en el encuentro/reencuentro conimágenes que nos representan o simboli-zan experiencias vividas?, es la pregun-ta que se inscribe en una de las paredesde la Sala Exilio y que nos interpelaacerca de qué nos pasa cuando recorda-mos a través de las imágenes. Una saladonde se aloja “El Álbum del Exilio”, elcual guarda fotos e historias que nosinvitan a recordar, reconstruir, repen-sar. Este álbum refleja la experienciadel Exilio, su sensación de “no ser deningún lado” y las diversas vivencias.La particularidad es que no sólo invitaa las voces sobre quienes recayó el exi-lio sino a las familias que decidieronacompañar, los hijos, las esposas, espo-sos, madres, padres, etc.

Esta propuesta se incluye dentro delProyecto “Los tiempos del exilio”,inaugurado en diciembre del año pasa-do, el cual pretende construir un espaciode recuperación de las memorias y lashistorias en torno a los procesos de exi-lios políticos, internos y externos, que

afectaron a nuestro país. Se trata dereconstruir las tramas socio–políticas delas personas exiliadas, rescatando susexperiencias, tanto desde sus partidascomo su continuidad en el exilio y elretorno; construyendo así una narracióncon las memorias de los exiliados.

El Exilio es ruptura; silencio, pérdi-da, desarraigo. Exiliarse es dejar partede uno. Partir hacia ningún lugar sien-do lo que no se es, con algo que no espropio. Sin embargo, el Exilio significóla vida frente a la muerte. Exiliarse fuela salvación frente al secuestro, la tor-tura, la desaparición. Fue la libertadfrente a la cárcel. Tal vez por esto, losrelatos y vivencias de esta experienciaquedaron silenciados, guardados, susu-rrados durante mucho tiempo frente alas experiencias del paso por los CCD,la cárcel, y la muerte. Así, quienesdebieron abandonar su país o esconder-se dentro de él simulando ser otros tar-daron mucho tiempo en poder pensar yreflexionar sobre la marcas del exilio.Hay quienes partieron en soledadabandonado sus amores, su familia, sulugar. Hay quienes partieron con ellosa cuestas. Cada historia está marcadapor esa experiencia pero vivida y tran-

sitada de diversos lugares y formas: elmilitante, sus hijos, su compañero,compañera, las madres.

En las páginas escritas hasta hoy, seencuentran imágenes muy variadas através de las cuales se puede leer yentrever, por donde atravesó el Exilio (osu significado) a cada una de esas perso-nas. Hay fotos que hablan del paso porla escuela; fotos en aeropuertos y barcos;de padres e hijos; de vías del tren; deltrabajo político y de las denuncias reali-zadas desde el Exilio. Algunas duelen;otras interpelan; muchas se transfor-man en documentos históricos que dancuenta sobre un momento político ysocial. Las historias de cada una de esasfotos fueron escritas en un registro dife-rente. Cada página tiene diversos usosdel lenguaje y en su narración culminaese recorte iniciado en la elección de lafoto. Algunas historias son descriptivasde la imagen; otras no guardan relacióncon ellas pero si con sus márgenes, conlo que allí no se ve.

“La Lucha que nos parió”La primera hoja del álbum cuenta la

historia de Florencia. Ella elige unafoto que ubica en el centro de la hoja.

Relatosdelfotos, historias, memoriasexilio:

En marzo de 2012, en el marco

de la semana de la memoria por

el aniversario del último golpe de

Estado en nuestro país, el APM

inauguró una nueva sala que

aborda la temática del Exilio a tra-

vés de la relación entre fotografía,

escritura y memoria. Narrar la

experiencia a partir de una foto es

la propuesta. Cada historia indivi-

dual se incluye dentro de un

álbum, construyendo así un relato

colectivo sobre una misma expe-

riencia política, social, económica

y cultural: el exilio, el desarraigo.

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Diario de la memoria

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Es el recuerdo de quien hoy es unamujer trasmitiendo las sensaciones deuna niña ante un suceso que no eligió,no es consciente, no logra entender.Florencia escribe un relato simple,conmovedor y sobre todo contundente,por medio del cual logra transportasey transportarnos en el tiempo en quesucede aquel recuerdo disparado poruna foto de ella con su mamá en elaeropuerto. Contundente porque trazacon simpleza los dilemas que a veceslo niños plantean a los adultos: “Si estan bonito no sé por qué me mandansola. Mi mamá dice que porque elpasaje es caro y los abuelos me extra-ñan mucho. También dice que la aza-fata es muy simpática y me va a cui-dar. Yo no los extraño, ni siquiera losconozco. Pero cuando vuelva a Madridseguro que los voy a extrañar”. Des-pués sigue Viqui, que es la mamá deFlorencia. Ellas escribieron por sepa-rado, sin embargo hay un punto enque sus escritos se unen. Hay unaanécdota que Florencia recuerda. Hayuna foto de dicha anécdota en la histo-

ria de la Viqui. El relato recorre a tra-vés de las fotos, las sensaciones, impre-siones y recuerdos de años en el Exiliode forma metafórica, con recursos lite-rarios que respetan ese recorte plante-ado sobre contar a través de las imáge-nes, y que al mismo tiempo implica unrecorte de la experiencia. Un dejaralgo afuera otra vez; un parate obliga-do, como así lo expresa: “…La vidaquedó a medias y la escuela en las sie-rras pasó a ser una imagen en la nie-bla. El exilio asfixió los sueños, ador-meció los recuerdos, bloqueó los rostrosamados…imposible caminar con unavalija tan cargada de ausencias, tancargada de muerte…”

“El Raulo” también escribe su expe-riencia como hijo de exiliados. RaúlGonzález, además es militante deH.I.J.O.S desde los inicios de la organi-zación. Su relato describe específica-mente la foto que eligió para el Álbumdel Exilio. Aunque el relato se centraen la imagen, también habla de losmárgenes. En esa historia podemos

leer el contexto social y político, la rea-lidad del Exilio y de las dictaduraslatinoamericanas. Raúl nos muestrauna foto de sus compañeros de cursoen una escuela en Suecia y afirma“Entre mis compañeros había sieteuruguayos, cinco chilenos, tres bolivia-nos, cuatro argentinos, el Jorgito deGuatemala, y un español. Salvo esteúltimo, todos éramos hijos de exiliadospolíticos que habían huido de sus paí-ses a raíz de la persecución de las dic-taduras militares. La mayoría de losuruguayos en realidad eran nacidos enBuenos Aires, producto del primer exi-lio de sus padres desde Uruguay aArgentina en 1973, y luego exiliadosnuevamente en 1976 desde Argentina aSuecia.” “En esos años (70/80), Sueciatenía la particularidad de recibir acuanto refugiado político hubiera en elmundo, y en la escuela y en el barrioera muy común jugar con iraquíes,pakistaníes, kurdos, iraníes y gitanos(que no tengo muy en claro de dondevenían), de vez en cuando algún finlan-dés o alguno de Islandia”

La dimensión colectiva. La generación del “nosotros”. “Cuando salía el tren intentaba guar-

dar en mis retinas la imagen de unaBuenos Aires que me trajo mucho dolor,donde milité y viví una historia deamor intensa, abortada por la repre-sión. Recuerdo la infinita tristeza y eltemor que me embargaban cuando lle-gué al ferrocarril Mitre que iba a Tucu-mán, constituía un riesgo viajar. Peroera la fecha ideal, se suponía que el con-trol sería más liviano por ser la últimanoche del año”, escribe Laura Vilte quesintetiza sus sensaciones en las fotosde las vías del tren. La historia de unamujer atravesada por la experienciamilitante. Conoce los riesgos, los códi-gos; el sentido de su lucha y de su par-tida. Sus escritos se refieren al Exilio,pero predomina el recuerdo de su mili-tancia, de las citas, de los compañeros,de la lucha, de lo que allí quedó “abor-tado por la represión”.

El relato de Juan Carlos Juárez fueinscripto en otro registro. Él, no quisoescribir, nos fue mostrando fotos y con-tando historias que grabamos. “Situviera que sintetizar que es el exiliodiría que es una cárcel grande, podestener muchas cosas pero no tenés lo quequerés. Es trasladar tu prisión a otrolado; no es la típica prisión de losbarrotes pero es algo más fuerte. Si teabrieran las rejas de la cárcel te vas,allí tenés todo abierto pero no te vas;¿por qué no te vas?... es el castigo másgrande el exilio tanto exterior como

Diario de la memoria

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interior… cuando estás preso te va avisitar tu familia o tenés compañerosal lado. En el exilio tenés un mundo degente, te haces amigos y todo pero estásprivado de la libertad”. En la historiade Juan Carlos se impone el relatomilitante, colectivo. Como en tantasotras entrevistas los relatos de quienesfueron militantes, se focaliza en esadimensión colectiva con la que ellosvivieron esas anécdotas. Siempre hayun “nosotros”, “el partido”, “los compa-ñeros”. Tanto en sus fotos como en loque él cuenta, la vida, la sensaciónpersonal está en un segundo plano. Eneste relato podemos leer y reconstruirel Exilio desde lo político propiamentedicho. Cómo se organizaban en el exte-rior, cómo eran las posibilidades parasalir del país, quiénes tomaban lasdecisiones, con qué organizacionespolíticas contaban en el exterior; lasdenuncias; los lazos solidarios, etc.Esos son los ejes principales del relato.Entre líneas, se visualiza su vida fami-liar, sus relaciones de pareja, ruptu-ras, encuentros y desencuentros.

Incluso su vuelta a la Argentina, másde 30 años después esta atravesadamás por una dimensión política queindividual. Juan Carlos volvió a laArgentina después de que Kirchnerdescolgara el cuadro de Videla; bromeacon este hecho porque reconoce quenunca confió en este hombre por serperonista.

Bayer: El lujo literarioAl hablar de Exilio hay ciertos refe-

rentes (políticos, escritores, músicos)que aparecen en nuestras memorias.Cuando pensamos en este álbum elobjetivo era darle espacio sobre todo aaquellas voces no conocidas del exilio.Sin embargo, este albúm se encontrócon la visita de Osvaldo Bayer que tam-bién quiso contribuir a este relatocolectivo.

En la foto se ve un Bayer joven cami-nando con una valija. Es la tapa de unode sus libros. Sin duda este relato esuna de las delicias en términos de escri-tura. Pero lo más interesante es que nos

adentra en una dimensión diferente alresto pensando su exilio en relación alde sus padres: “Sí, la llegada a Alema-nia. El repentino regreso a los ances-tros… El emigrado económico del siglopasado regresa como emigrado político”.

La decisión política“Hoy quiero recordar tres imágenes”

relata Betty. De las tres imágenes querescata, la última que nombra es la decuando pudo recibirse después de cua-tro años. Esta historia muestra lasmarcas del exilio en el recorrido de unamujer que decidió acompañar a supareja en el escape de la muerte, deci-diendo apostar a la vida y tener hijos.El párate de su carrera de Kinesiologíay el alejarse de su familia para formarotra. Al final, como si por las imágenesviajaran los recuerdos y a través deellos los reencuentros agrega “Mientrasescribo estas líneas me encuentro con lapersona que llevó a mi marido a AltaGracia el día que partió. No lo veíamosdesde aquel día”.

“…El exilio es dejar a mi hijo…”escribe Mirta arriba de una enormefoto de un niño ubicada en el centro yque ocupa casi la mitad de la hoja. Eseniño es Camilo, el hijo de Mirta. Cami-lo se ve al frente de una marcha reali-zada por los Organismos de DerechosHumanos en 1977 con un cartel quedice “libertad a mi papá”. En su andarel niño busca, quizás sin saberlo,interpretar y reconstruir la historia yla identidad de un país convulsionado.Mirta, ancla su relato en la separa-ción, en el alejamiento, en la distanciaatormentadora que el exilio pusoentre ella y su hijo. Para ella, hoy 36años después, el exilio implicó la sepa-ración de su hijo y el tiempo perdidojunto a él.

El relato de quienes sufrieron el exi-lio por la certeza del amor pueden apa-reces como más despolitizados. Sinembargo, sacrificar por seguridad lamaternidad o acompañar y hacer pro-pio el destierro, la clandestinidad y lapersecución de otro, también son deci-siones políticas.

Diario de la memoria

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En está nota no fueron incluidas todas las

historias que hoy conforman el albúm de exi-

lio por cuestiones de espacio, pero éstas se

encuentran para ser leídas cuando visitan el

Archivo Provincial de la Memoria.

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Daniel Moyanoy el exilioPor Marcelo Casarin

Es posible que el exilio sea para DanielMoyano consustancial a su itinerariovital. Además, tiene indudable corres-pondencia con su repertorio narrativo:en sus primeros libros los protagonis-tas son, en gran medida, desterrados,seres que fueron arrancados de sulugar, despojados de afectos y llevadosa otro menos amable, más hostil.

Hay también una novela bisagra ensu obra, El trino del diablo (1974), quedespliega una versión del exilio inter-no, las tensiones capital / interior, y un

sistema represivo que aísla, margina ycastiga a los desobedientes. Se trata deuna novela profética: “Triclinio selevantó, dio una patada al tarro de lasmonedas y caminó hacia el este, tocan-do en medio de la calle. Desde distintospuntos de la ciudad salían unos indivi-duos aberrantes con picanas, revólve-res, máquinas de luz intensa, leznas,tirabuzones y otros objetos de tortura,y lo siguieron marchando apesadum-brados. A medida que Triclinio recorríacalles seguían sumándose torturado-res, vencidos o derretidos, con sus ins-trumentos de tortura en las manos.Triclinio había recorrido unas diez cua-dras, pero la cola de torturadores llega-ba hasta los puntos cardinales. La gen-te se asomaba a los balcones, como enlas invasiones inglesas, para ver quépasaba, y miraba esa larga procesiónde ratas, como en la historia de Hame-lin, detrás del maravilloso violinista.Lloraban arrepentidos tratando deocultar sus cuchillos, sus palabras ysus trinchetas, pero todo el mundo losveía y no se olvidaba de ellos. Lamadres alentaban a Triclinio, que esta-ba cansado porque con cada torturadorque se sumaba le costaba más esfuerzosacar sonidos del instrumento, y ledecían que tuviera valor y siguiese, queasí acabarían con el flagelo. Y los niñosen edad de recibir gases lacrimógenos yalgún golpe de picana agitaban en loalto banderitas y pañuelos.”

En este episodio Triclinio hace sonarsu instrumento y las ratas/torturado-res no pueden resistir y deben seguirlo.

Aprendo a hablar

Primero me llega el sonido áspero de los murmullos que les rodea la bocay me ponen al centro del vértigoUn balbuceo se desgrana en el pabellónEntra como un aguijónEs un enjambre hacia mi almaA los puños les late la pulsera de sangreSe alegranllenos de son y saliva los latidos

Hay dos caras: cada una deja salir por el hueco redondo de la bocael aliento y el espesor de los compasesde melodías roncas

El aire cabe en la sílabaCabe en el acento enjambradoel cuchicheo aminorael vaivén de un vocablo se queda en míy cuando los tonos de la lengua forasteralevantan vallasmurallasalambres de púa alrededor del primer nido de la palabra que habita en el enjambreen la palpitaciónme pone a salvoes el tesoroEs yacimiento

los tiempos del exilio en el poemapor Susana Romano Sued

Si por fuerza hay que dormir en otralengua; despertar en otra lengua; salu-dar; cocinar y comer en otra lengua;escribir encerrados en las altas paredesde otra lengua, criar hijos y sostenerlosen la lengua ajena, una peripecia en lacual se nos arranca de aquella primera,la materna, que nos fue arrancada jun-to a las cosas nuestras del lugar, delhogar, y hechas destierro, la oquedaddel mundo se vuelve materia bruta, nosamenaza. El exilio es una dimensión dela experiencia que ampara varios senti-dos, y no se deja capturar en un concep-to único, puesto que la universalidad desu significado va demoliéndose en lasingularidad de la vivencia de cadasujeto, de cada comunidad, y del contex-to en que uno y otra han debido atrave-sar el exilio, experimentar la diáspora.La memoria entrama la vivencia delexilio y modula las violencias, los desfa-llecimientos, las extrañezas que cadainstante cotidiano, enajenado por ocu-rrir en una dimensión ajena, de territo-rio, de lenguaje, de costumbre y de dia-rio ajetreo, estampa y marca cuerpo yalma, y se inscribe en la letra y con laletra:. ¿con sangre? ¿Con tinta? Mis exi-lios pueden leerse en estos poemas:

Diario de la memoria

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Ensayos, análisis, aportes

teóricos para la comprensión de

los procesos de memoria. En

esta edición, invitamos a

reflexionar a Susana Romano

Sued, Marcelo Casarin y

Griselda Goméz sobre las

experiencias del exilio. Pensar

sobre cómo, a través de

diferentes procedimientos

lingüísticos, estéticos, formales;

los exilios producen sus

inscripciones; dejan sus marcas

sobre la superficie discursiva de

nuestro pasado reciente.

Zona de debate

Daniel Moyano con Pepe Bianco, en Madrid, 1984.

(FOTOGRAFíA: PEPE LAMARCA).

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Los torturadores parecen ser centena-res, la mano de obra ocupada del apa-rato represivo del Estado. Al final semencionan los “niños en edad de recibirgases lacrimógenos y picana”. En lamisma escena, aparecen las madresalentado a Triclinio: las madres, quetuvieron el protagonismo que todosconocemos en la lucha contra la dicta-dura del ‘76. Lo sorprendente del textoes que fue publicado en 1974, precisa-mente en marzo de ese año. Y no se tra-ta de forzar al texto a decir lo que nodice: presenta episodios que no estándisponibles como dato empírico en larealidad político-histórica del momentode su escritura; y es sorprendente elmodo en que Moyano percibe “lo queestá por ocurrir” o, en otras palabras,cómo articula en su relato artístico, enel discurso poético, lo que de algunamanera está en estado de discursosocial.

El golpe de Estado del 24 de marzo de1976 fue la experiencia más violenta dela historia reciente del país. La repre-sión adquirió una dimensión desconoci-da hasta el momento: el terrorismo deEstado que impuso el gobierno militartuvo como objetivo la aniquilación sis-temática de estudiantes, militantespolíticos y sociales, obreros y sindicalis-tas, intelectuales y artistas; y ello porel simple hecho de ser consideradossubversivos, arbitraria categoría queincluyó a cualquier expresión contesta-taria, o simplemente progresista. Estosacontecimientos no fueron ajenos a lavida de Daniel Moyano, quien inmedia-

tamente fue encarcelado por las autori-dades ilegales y, al poco tiempo, libera-do e inducido a abandonar el país.

Comenzará, entonces, para el escri-tor la difícil etapa del exilio en Madrid,que se extenderá hasta su muerte, el 1°de julio de 1992. En su nuevo lugar nose halla, siente que ha sido arrancadode su tierra, de su lugar y presienteque ya no lo recuperará más. Sientetambién que ha perdido su voz y que nosabe decir ni siquiera buenos días, quees una brutal manera de señalar quetambién ha perdido el lugar simbólicode la escritura: no puede escribir, eltrauma de la cárcel y el exilio han tras-tocado la sensibilidad del artista queno encuentra cómo hablar de eso. Haperdido sus personajes, las historiasque eran la carnadura de sus ficciones.Ha perdido a sus tías, dice y repite, lastías de sus relatos. Y un día, milagrosa-mente, gracias a una tía prestada, nace“Tía Lila”, el emblemático relato que ledevuelve la voz a Moyano: “Un día vinoun amigo que es médico y pintor,Osvaldo Gomáriz, y me dijo: ‘yo tengoun remedio para vos’. Creí que me ibaa dar unas pastillas y le dije que noquería saber nada. Pero él me dio lallave de su bohardilla y me hizo ir avisitarlo: y prácticamente me obligó aescribir. […] Yo ya no creía en nada y letenía miedo a volver a creer en la lite-ratura. Además habían pasado muchascosas en el país, en mi vida, y bueno, yono me considero un escritor realista ypor lo tanto no sabía qué hacer. […] Asíque me planté y le dije a Osvaldo:

‘Mirá, yo no tengo más tías, y solamen-te sé escribir sobre mis tías, así queplanto y se acabó.’ Entonces él me dijo:‘Ah, bueno, yo tengo una, te la presto.’[…] Y se produjo como un pinchazo enesa bolsa de angustias que yo teníaadentro y por el agujerito empezó asalir el cuento…”

Luego de varios años de silencio,Moyano se dedicó a escribir una segun-da versión de esa novela “hija del lopez-reguismo”, que dejó olvidada en laabrupta partida al exilio en 1976, y quereescrita en Madrid se llamó El vuelodel tigre (1981). Después publicó Librode navíos y borrascas (1983), dondecuenta la historia de miles de “conosu-renses” que dejan el país rumbo a unexilio europeo, en barco, en el Cristófo-ro Colombo.

A partir de 1985, Moyano irá recupe-rado, por prepotencia de trabajo, algoque también había perdido como conse-cuencia del exilio: sus lectores. Y habíaperdido la consideración de las edito-riales: en Argentina, formó parte de lasfamosas listas negras, por lo que no sereeditaban sus libros; en España,comenzaron a interesarse por su obramuy lentamente. Pero es quizá laobtención del premio Juan Rulfo por surelato “El halcón verde y la flautamaravillosa”, lo que devuelve a DanielMoyano la confianza en sí mismo, en suverdadera estatura artística y en suvalía de escritor. Este acontecimiento,además, le depara una nueva oportuni-dad en su carrera: contrae agente lite-raria, se vincula con la emblemática

catalana Carmen Balcells. De estarelación, al comienzo, debe reconocerseun estímulo importante a la productivi-dad creativa de Moyano; y aunque fuela agencia Balcells la que consiguióvarios contratos editoriales, la relaciónno terminó bien: es posible que lainsensibilidad comercial de la reputadaempresaria no asesorara conveniente-mente a Moyano, y no le permitiera elencuentro con sus lectores de amboslados del Atlántico.

En cualquier caso, quizá la más repa-radora de las experiencias para Moya-no haya sido la de los talleres litera-rios, que comenzó a dictar en 1987: pri-mero en Cádiz, luego en Móstoles y, porúltimo, en Oviedo. Esta actividad lepermitió reencontrarse con su condi-ción de escritor, a más de ganarse undinero en una ocupación mucho másgratificante que la de lijador de maque-tas en una multinacional, trabajo quedesarrolló por varios años en Madrid.

En esta última parte de los años ’80está empeñado en corregir una porciónimportante de sus textos ya publicados;y está desarrollando la que presumecomo su obra más importante: una nove-la que cerrará (junto a El trino del diabloy El vuelo del tigre) el ciclo latinoameri-cano, según algunos; el riojano, segúnotros: Tres golpes de timbal (1989).

En esta revisión no exhaustiva delitinerario escritural de Moyano debemencionarse El trino del diablo y otrasmodulaciones (1988), una singular ree-dición de la novela (reescrita), acompa-ñada de un puñado de cuentos inéditos.

Diario de la memoria

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Vivir en una lenguaEstoy en silencio. Oigo cómo vienen

de fuera los ecos de las voces mezcladascon la palpitación del cuerpo mío. Ten-go este cuerpo, y este cuerpo soportalos ecos de afuera, ajenos, y los coros dedentro, ajenos también por estar atra-pados en los muros de la constancia dela lejanía.

Palabras dormidas, auscultadas poruna memoria, de visitas furtivas. Soyuna palabra rota, habito en un recintode infancia, in fans: el que no habla; elque no habla, todavía.

Enhebro los abalorios del habla enuna cuerda y escucho las voces que sonecos; no hablan conmigo; prometo lagravedad de la atención a los silabeosde las voces ajenas y acopio estos víve-res para la travesía de la lengua. Séque acechan las sirenas: si las escuchoel habla de dentro va a ceder; si no lasescucho el paño de sordina que envuel-ve al habla de dentro ahogará los ecosque ahora son extraños para el espejoque le pone la otra ajenidad. Pero no; lainfancia no es el lugar de donde vengo.El callar es un callar adulto, luego dehaber practicado el habla, las hablas,la escritura en el regazo áspero del sue-lo natal, provisto aquí y allá por laescarpa de la memoria.

Desde allí es que me arranco; y voyrodeada de mi piel, ropa de dolor.

Es el mismo grito que no se oye, igualque en la fonación improbable en laspesadillas. En el sueño, tonos y sonidosreverberan en el número preciso delviaje: en el lugar de los nombres, de lascosas, de los rostros desfilando a unlado y otro de la despedida. Son las con-

secuencias de la luz despilfarrada en laviolencia, el mucho ver y oír, los cantosrodados que se apilan al costado de lapequeña tradición. Veo que soy unperegrino, y no tengo de dónde venir.

Pronto la lengua ajena desgarra la del-gadez del alojo. Las diéresis, las sise-antes fonéticas se adueñan del peque-ño lugar en mí, de la reserva en la quehan empezado a florecer el soneto, lacorona, las cadencias graves de losonce tonos. Hay sílabas, palabras ale-jandrinas que brillan como diamante.Paladas de frases de arena. Estánsucias de pronunciación, de significa-do, de superficie.

En el umbral de la lengua se alzanlas grafías de escritos antiguos; es elhebreo de mis mayores, admoniciónsobre la palabra y sobre los treinta yseis justos que sostienen el mundo. Elhebreo mezclado a los dialectos de laaldea, lejos de la lengua de los asesi-nos. Residuos, ruinas, vestigios; el cor-te en la garganta para la prosodia des-conocida.

No me muerde aún el idioma. Apenasha hundido sus colmillos en el corazónde lo gregario; la comunidad, deshechay esparcida por las diásporas, me confi-na en lo callado. Gutural, materna, lalengua de oriente rumia en la duna yen la alta barda; costea los restos decoral, y sangra. Carga los hijos en laespalda; no habla.

Las rimas gorjean en la melodía deldestierro mientras las hablas desento-nan aquí y allá; son las afonías de ladespedida, son las endechas mudas,espigando la orilla del corazón biendi-cho. De noche, los tártaros abandonan

el desierto; merodean al borde del sue-ño, sacan provecho del cansancio ydejan prefijos encajados entre las pala-bras graves, en las arcadas. Hoy hecedido a la entonación, a la rima pobre,a la desinencia. A la cancelación sonorade la procedencia. Me nace una frasemonstruosa en un giro de aliento quealberga una pausa entre tono y tono.

Aguamarina es una piedra dura, esun peso en el cabo de la cuerda que memete al mar. Tengo una lengua, unasola, que no es la mía.

El castellano viene a ser vasija, tribu,punta de flecha de obsidiana, mantafuneraria, tango; Andenken; sirve para

adornar el anaquel de la civilización.Sigfrido muere sobre el dorso de unacarta entremares.

Debo conservar puro el castellano,bien que haya sido y esté siendo el idio-ma de la confesión forzosa; el idiomadel mal del sur. Tenemos los gestos, medicen los compatriotas del idioma quehan enmudecido junto conmigo.

La nave de Islandia está quebrada enel mástil, mientras aprendo a hablar lalengua de los asesinos. En la cubiertade la frase está la piedra de corazón,están los carbones, está la brasa meri-diana, la adormidera apaleada en lalucha del idioma.

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En está entrevista reflexionamos sobre la experienciadel exilio e intentamos, a partir de algunas de lasvivencias exiliares de Carlos, pensar sobre cómo el

terrorismo de Estado atravesó todas las esferas y ámbitos denuestro país. Cómo a partir del 24 de marzo de 1976 las cate-gorías de público, privado y clandestino cambiaron para siem-pre; cómo las fronteras se movieron hasta desvanecerse y sereconfiguraron las subjetividades, las familias, los grupos, losargentinos, todo.

Diversos lugares van trazando el derrotero del exilio: San Juan,Mendoza, San Luis, Tucumán, Jujuy, Buenos Aires, Trelew…

No es una trayectoria lineal sobre el tiempo y el país; dife-rentes “hitos importantes” construyen, puntean la lógica de laexperiencia de Carlos Tello. En la argentina de los 70, en sucoyuntura, los caminos espaciotemporales se recorren variasveces. Por ellos, los seres humanos caminan, cambian rumbos,velocidades, dinámicas, pensamientos. Tello recuerda: “En el69 Mendoza”, “En el 72 yo caigo preso, nos llevan a BuenosAires y al penal de Devoto y de ahí a Trelew, salgo en el año 73con Campora”; “En Mendoza estuve trabajando en el Ministe-rio de Gobierno y ahí la conozco a la mamá de Mariana, porsupuesto ahí legalizado. Formamos pareja muy rápidamente ydespués vuelvo a la clandestinidad”; “fue en octubre del año 74,había desaparecido un compañero, ya las tres AAA andabanhaciendo sus…había muerto Perón. Nosotros empezamos nues-tra relación justo el 1 de julio del 74 cuando muere Perón”; “Enel año 75 nace Mariana en Jujuy”; “Me fui a una villa a la casade un compañero”; “en el 75 cuando estábamos en Tucumán yaestaba el Operativo Independencia y había desarticulado todala estructura de Montoneros y habían prácticamente desapare-cido todos los dirigentes de superficie”; “Mi familia estaba enSan Juan”; “En el 83 yo era un auténtico tucumano obrero dela construcción.”

Diario de la memoria

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Andalucía nueva ignara hogaña y antaña(Fragmento)

Griselda Gómez.Es pradera sin aguaLoma morro que repta bajoVientre bajo fondoDe madera seca y ensenada de cuervosPájaros repetitivos rastrerosEn el ápice de los balconesPolizones en crestas de iglesiasIgual que hace tantoDeshidrata con sus mojadosAdoquines y alquitranesCorrederas corrimientosPromete historias e histeriasDe mal calizo y calicanto.

Lo digo porque la he cruzadoCon himnos insigniasEn las burguesías monacalesEn los pobres tejidos y bordadosEn el borde y el tejadoLo digo porque sé de lo que habloNo escribo yo la tramaEllos la hacen.

La prédica es réplica reforma súplicaCampanas deserción y dramaVolver es darse cuentaDe cuántas almasDe cuántas penas

No nos deja poner ni súplicas ni rúbricasY si exilio padecemosElla armoniza nuestra ausenciaLa idiota resignación resentidaDe títulos y premios.

Lo sé porque la he cruzadoCon mi gabán gris y forro de tafetaY en el correo o la estafetaMandaba poemasMandalas a los amigosVulnerables cor-tados do-blados ba…Cor-del do-blez ba-dajoEso seguimos siendoEspantarnos si salimosEn piyama desnudos o con sombrero

Tengo autoridad suficienteDespués de todo después de tantoEn tanto cuando caminoSus alfombras rojas y lúgubres bibliotecasEl corazón empedrado de su manzanaCruzado por la líneas negrasDe la negra sangre que dejaronEstampas de esclavos de lenguas primeras

No soy turista no tengo que agradecerLuces ni credosVengo de pie no hincadaAtravesando las arcadas del CabildoHoy dormidera limosneraAyer no recordarloY más allá hace tiempoCeldas castigos de los ellos y las ellas

A bordo de pies y membranzaEntre san y deánEl recuerdo intacto preservarPor no olvidar.

Además, cuando la muerte anunciadaocurrió el 1° de julio de 1992, Moyanodejó una novela que no alcanzó a revi-sar completamente, Dónde estás contus ojos celestes (que apareció en 2005bajo un sello argentino) que habla tam-bién del exilio, desde el exilio. Dejótambién conjunto de textos que llama-ba memoria-cuentos o memorias musi-cales, que fueron publicados en Oviedo,España, en 1999, bajo el título de unode los relatos: Un silencio de corchea;algunos nunca fueron publicados enlibros, como “Follía”: “Pero esta maña-na, al prender la radio, oigo que estásonando ‘La follía’ y advierto que casitodo lo que soy, o por lo menos lo queconstruí para vivir, pertenece a esasonata de Arcángelo Corelli. […]Lacasa que construí allá en el despojadoCono Sur para criar y donde crié mishijos: la huerta que cultivé, donde veíadía a día madurar la fruta; la músicaque toqué durante 17 años por esospueblos desolados, entre la que estaba“La follía”; los nacimientos y las muer-tes que nos tocaron; la cárcel y despuésel barco y enseguida el camino del exi-lio, todo estaba ya en los primeros com-pases, esta mañana. Y “La follía”, comoal otro lado del mar, seguirá sonando alotro lado de mi muerte, qué duda cabe,ya se sabe que ella lo controla todo.”

Pantanos tragándose los pies. Elescrito flamea hacia el abra tendidaentre los muros de palabras y mi silen-cio. Abajo, una melena de algas. Sobreesos líquenes no crece tallo, no floreceflor, sólo tradición sepultada de raíz.Los nombres pierden sostén, ambulanpor el recuerdo, simulan ser los mis-mos. Es la palabra ajena que labra unaanomalía en el corazón, en el almaforastera. Trebejos que se deslizan sinorden, marañas de voces que atestan elumbral de la razón.

Las pausas trazan los atajos delrelampagueo de las palabras maternasentre el follaje de la Sprache. A dóndeir con los cuadernos mestizos, con esteinjerto.

Una oración de tenacidad a largo plazotañe por los crepúsculos y mora a lafuerza en el rumor de las palabras veci-nas: callar, fue nuestra virtud.

Esa noticia se pierde en el murmullo.Se pierde mientras busca el meridiano.

La caracola enmudece; se le pega unluto de tarde; badajo negro, puente deplata.

El escrito flamea en el abra tendidaentre los muros de palabras y mi silencio.

Parpadea de acento en acento.Habito en una lengua, que no es la mía.

Del poemario Journal,

El Emporio, Córdoba, 2009.

lA ViDA ENtrEEl Exilio y lA MilitANCiA

“Siempre me consideré un exiliado interno porque nunca pude decir ‘me llamo Carlos Tello, soy de San Juan’”

Carlos Tello vive en San Juan, su lugar natal, donde

creció y del cual fue obligado a huir. Su vida militante

comenzó a principios de los 70 cuando tenía 16 años

y aún era estudiante secundario. Su compromiso polí-

tico lo hicieron protagonista de una de las etapas más

movilizadoras social y políticamente del Siglo XX.

Perteneció a la generación de los setenta, fue

Montonero, creyó en la idea de la revolución. Por

esto, también fue protagonista de los crímenes y per-

secuciones de la dictadura: su compañera, “Sisita”,

fue secuestrada y desaparecida; él obligado a escon-

derse, a exiliarse, a vivir siendo otro, y con ello a

separarse de su hija.

Poema en columna siguiente >

Del libro Andalucía Nueva Ignara. Ed. Babel. La

foto que lo acompaña es de Victoria Degenaro.

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En primera persona Tello se acomoda y de a poco empieza

a pensar(se): “No es solo el estar fueradel entorno familiar o social sino el deestar encerrado y con la tensión, con elcorazón en la boca; una tensión perma-nente y con una identidad distinta.Tenía documento con otros nombres yotra historia. No podía decir que era deSan Juan, decía que era de más aquí,de más allá. Eso, en cualquier condi-ción genera problemas de identidad,pero era tan grande la convicción en esemomento que era asumida como unatarea militante. Tener hijos y tenerloscon ese nombre que no era el tuyo, otroapellido…”

RecorridosEn Mendoza paso a la Clandestini-

dad. Se pone muy pesada la cosa y nosvamos. Estuvimos en San Luis y de ahía Tucumán. En enero de 75 me dice laflaca: “estoy embarazada”. Nos vamos aSan Luis, ella se queda y yo me voy aTucumán a buscar lugar. Cuando lle-gamos a Tucumán ella ya estabacomo de 7 meses. Ahí es un peregri-nar de pensión en pensión, tratan-do de ubicar a los compañeros quehabían quedado desperdigados; traba-jar y reorganizar las agrupaciones delIngenio. En el marco de esa clandestini-dad nace Mariana en Jujuy. Se quedanlas dos ahí, porque había un marco decontención importante, mucha familia.La reconoce ella, aparece como madresoltera y padre desconocido.Luego, en Tucumán conseguimos un

lugar donde podríamos estar con lanena, era la casa de unos compañeros.Ahí estuvimos un tiempo, despuésempezamos a rodar por las pensiones.Primero para que no nos detectaran,después porque en algunos lugares noquerían bebés porque lloraban denoche. En esos tiempos yo siempre ibaal sur o al interior de la provincia, arescatar y ver familias, ese era mi labu-ro, tratar de volver a organizarlos. Al poco tiempo que estábamos ahí, ya

Mariana tenía siete meses, compramosun departamento, mi suegro lo compró.Ahí fue donde cayó la “Sisita”, y se lallevaron a la nena también. Yo no esta-ba, andaba en el sur de Tucumán tra-tando de conectar una familia quehabía desaparecido. Cuando vuelvo, elalmacenero de la esquina me adviertede que algo había pasado, que habíahabido un revuelo muy grande, yo parasacarme la duda, abro la puerta deldepartamento era tarde y el tipo estabaesperándome al fondo del pasillo; cierrola puerta y salgo corriendo, ahí me per-siguen y se arma un tiroteo, pero logrozafar. Al otro día me voy a la guarderíacon la esperanza de que la hubierandejado a Mariana ahí, pero dicen que noestaba. Ahí vi que esto era el desastre…

El arrojo a las sombras Tello comienza un exilio de diez años

en donde su militancia y compromisopolítico les van a permitir seguirviviendo, fortaleciendo y marcando susesperanzas. La “nueva” vida va másallá de los aspectos materiales y simbó-licos, trasciende el presente permitién-dole establecer canales subterráneosentre el territorio que lo acoge, amparay oculta y el de sus orígenes que tieneque dejar atrás. Este es el soporte quele va a permitir sortear la nueva vidaen la Argentina que empieza despuésdel 24 de marzo de 1976. También es loque le permite preservar su memoria,su identidad. “Mi militancia se desarrollaba en las

zonas urbanas bajo las condiciones depersecución. El hecho de vivir en condi-ciones urbanas, te aferraba mucho a loslugares y eso era cuando el enemigodetectaba donde podías andar, y todo lodemás. Empezabas a cometer rutinas.

Cuando cae la casa en Tucumán, lacasa donde realmente gozamos, fuecomo una luna de miel tardía pero erade disfrutar. Ahí nos cae la casa, nosrobaron todo pero me llevaron lo máspreciado, mi compañera y Mariana”.Ése fue el momento más jodido, ahícomienza la etapa más dura de la per-secución y el exilio.

El camino de la invisibilidad El exilio interno te impone una nueva

vida en la que una parte de uno deja deser lo que es. Se impone el olvido. En elexilio se desarrolla una doble identidad,que se construye entre los que debemosser y lo que queremos ser, sentir, vivir.El exiliado transcurre en debatiéndoseentre esos sentimientos tan contradic-torios sin perder la esencia de lo fue, decomo llegó a ese lugar. En el exilio haysentimientos que no se pueden contar,son prohibidos, Indecibles, no suceden.Los exiliados actúan como si no les

pasara lo que les pasa; hablar de elloesta prohibido. El exilio se los prohíbe;las personas que los rodean también.Retener los recuerdos en la memoria esla única forma de resistir. “Otras de las cosas del desarraigo es

cuando te van arrinconando a unasituación donde no podes tener nada nifamilia, ni contacto…ni casa, nada.Arraigarse a un lugar era el suicidio.Mas allá de que estaba dentro de laArgentina, yo siempre me considere unexiliado interno porque nunca pudedecir vengo de tal lado, soy de SanJuan, me llamo Carlos Tello, tengo estahistoria, y con el agravante de ser per-seguido. Estuvimos dando vueltasdurante uno años, pero tampoco eso eravida. El no arraigarse también tienesus costos personales y familiares.Entonces empezamos a buscar trabajo,no estable en la construcción. En laconstrucción vos podías trabajar ypodías dar datos falsos ya que no te

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asentaban en ningún lugar. Todos esosaños he vivido en las villas dentro deTucumán cambiando mi propia identi-dad, había adquirido las costumbres,hablaba como Tucumano. Ahí tengouna carta que le escribí a mi hermanosobre el difícil transito de volver des-pués de diez años de haber estadoviviendo como obrero en una villa, mehabía mimetizado y acostumbrado.Durante ese exilio tenía otro nombre,me habían puesto un apodo “Marango-ni” (por el jugador de futbol de un equi-po de Tucumán que era mendocino yellos a mi me tenían como mendocino,todo eso me servía a mi para pasarinadvertido). Es más, en los tiemposque se aflojó un poco la mano era dele-gado de la Construcción, me denomi-nan para ser miembro de la comisióndirectiva de la UOCRA en Tucumán.Por supuesto que yo siempre rechaceporque no podía entrar en ese terreno. Era una inserción con otro nombre y

también con una sospecha en la gentede que yo algo ocultaba, y me cubríanpor eso. La gente me la marcaba, porejemplo una vez hubo un censo y yovivía con otro compañero que tenía sufamilia, él me preguntaba “che Maran-goni vos te vas a querer censar”, y yodecía “no deja que me voy a ir”, pero elme dijo “no, yo le voy a decir a la cen-sista que no hay nadie más en la fami-lia”. O por ahí había operativo rastri-llos y me avisaban para que yo meescapara. O lugares habitúes dondeíbamos a comer con otros compañeros ynos habían reconocido. Nos pasó en unbar de camioneros donde íbamos acomer los domingos; nos dábamos eselujo de juntarnos a comer y conversarun poco. Una vez viene el tipo del come-dor y nos dice “muchachos váyanseporque han estado preguntado por

ustedes”. O en la obra donde trabajabame decían “che, hay un camionero quecasi seguro que es milico ha estado pre-guntando por vos”. Con esto quierodecir, que ellos no sabían, es decir sabí-an mi identidad política que tenía cua-lidades como para ser delegado, perono sabían que detrás mío había unahistoria. Hubo una familia que meadoptó y sabía que yo estaba en la clan-destinidad. Son muchas cosas quevivís que te relacionan con tu vida real,pero a su vez vas adquiriendo una seriede costumbres y modos de vida. Parami el saldo de esa experiencia es man-tener mi salud mental, porque si hubie-ra estado exiliado en otro país o preso osecuestrados no se como estaría de lacabeza, porque a mi me permitió vercomo era el proceso de lectura y recons-trucción del campo popular, me permi-tió ver como nos veían a nosotros queteníamos una imagen muy idealizadadel pueblo, y de lo que pensaban denosotros. Entonces eso por un lado ypor e otro lado tener contención afecti-va, familias que te ayudaban, eso esmuy importante. Y vivir una vida deobrero que nunca había vivido. Lo que estaba siempre presente era

resistir, sobrevivir, y dentro de eso tra-bajar, vivir con lo que teníamos. Logrécomprar un lote, hacer una casita muyprecaria. Yo vivía en una villa, y resul-ta que ahí vivía un dirigente del sindi-cato de gráficos con el cual nos hacemosmuy amigos y armamos una cooperati-va para sacar a toda la gente de lavilla, Él tenia el sindicato que no esta-ba intervenido, ya en las últimas de ladictadura, así es que armamos con ungrupo de gente del sindicato, con algu-nos de la villa y compramos un terrenogrande y después lo fracturamos paraque cada uno se hiciera su casa.

El camino de la visibilidadEl momento crítico se me viene cuan-

do en el año 83 tengo que volver a lalegalidad. Se reorganiza con los exilia-dos que habían vuelto el “Peronismopara la Victoria”, a nivel nacional esta-ba “Intransigencia y Movilización Pero-nista”, Peronismo para la Victoria eracomo una agrupación de esa agrupa-ción nacional. Cuando yo aparezco, ami me daban por desaparecido, me con-tacto con ellos y me ponen al frente de laagrupación como reconocimiento de mitrayectoria, organizan una conferenciade prensa y empiezo a actuar pública-mente. Me encontraba con los compañe-ros que me conocían como Marangoni ya mi se me hacían “así las tripas…esascosas”, la gente, esa familia que mecobijo… y me fui a Jujuy porque nosoportaba esa doble identidad que teníaahí, el Marangoni y el dirigente delPeronismo para la Victoria. Yo le decíaesto no es bueno para la agrupación yahí me pusieron otro apodo, “El Utu-runco” porque decían vos has salido dealguna cueva por ahí, los uturuncoeran famosos en Tucumán, así mepusieron en la villa.

DerroterosOtra parte que fue volver a revolver y

rebobinar en mi identidad fue conocer ami hija. Esa parte fue muy dura. Nosjuntamos en la casa de unos amigos dela familia allá en Jujuy. Ella estabaahí y no le decían quien era yo, cuandollegue me miraba y cuando le digo “yosoy tu papá” ella dice “yo ya sabía queeras mi papá porque te pareces mucho ami tío Mario (mi hermano) y porque yosabía que algún día ibas a aparecer”.Le dije “perdóname todo lo que te heabandonado este tiempo”, y ella me dijo“no tengo que perdonarte papá”. Nosabrazamos y lloramos… después detantos años que había pasado. Tenía 9años y cuando cayó la casa ella tenía 9meses. Muchos años de sufrimiento yaguante contenido de mi parte y de ella,que sabía que yo estaba vivo y le habí-an dicho que estaba exiliado fuera delpaís. Esto era en el año 83, ya habíaganado Alfonsín y ella le decía a losabuelos, “ya que ha ganado Alfonsín yha vuelto la democracia ¿cuándo va aaparecer mi papá?”Durante todo este tiempo Tenía un

compañero que era el que recibía lascartas de mis familias, y yo les respon-día y se las mandaba a las casa de unastías mías. Era una cadena y me man-daban fotos de la Mariana.En la carta que le escribo a mi her-

mano, después de ese momento, le plan-teo esos dos problemas. Por un lado, yoya no podía volver a seguir con mi iden-tidad en Tucumán y necesitaba reinser-tarme y estar con mi hija, pero enJujuy, donde estaba Mariana con suabuela, también se me plantea un pro-blema de identidad. Primero porque yocomo bien decía mi suegra era un “tucu-mano obrero de la construcción”. Y enesas condiciones de búsqueda de miidentidad yo no puedo estar con mihija, no puedo estar bien. Ella tambiéntenía que reconcomerme a mí. Tenía 9años cuando la vi la primera vez. Y cla-ro ella también tenía a sus abueloscomo padres reales, eran los padres dela infancia y yo no quería pasar porencima de eso. Muchos me decían “¿porqué no te la traes con vos?” pero no, por-que yo iba a cumplir con mis deseospero capaz que para ella era un traumamuy grande tener que dejar todo y lle-

varla a San Juan, tan distante. Yoentendí que eso de rescatar mi identi-dad y estar bien conmigo mismo y tra-tar de que mi hija se identifique conmi-go era un proceso, y en ese proceso pri-mero tenía que estar bien yo con unaseguridad no sola psicológica, sinoafectiva y laboral. No podía seguirviviendo a los giros como había vividohasta ese momento. Era un proceso quepuede haberle sucedido a muchospadres cuando se reencontraban consus hijos y Mariana encima estabaentrando en una etapa difícil como lapubertad. Así que me volví a San Juana retomar mis raíces familiares. Mifamilia me recibió con los brazos abier-tos, era fiesta todos los días; ellos tam-bién me daban por muerto. Recibíamucho afecto. En Jujuy también, lafamilia de la SISI me considerabacomo un hijo, pero llego un momentoque mi suegra me dijo “tenes razón Car-los, tenes que irte”. Así fue la recons-trucción, no fue fácil. Con Mariana me vengo a reencontrar

cuando era adolescente y se iba a pasarlas vacaciones conmigo. Fue ahí queentramos a conversar y rebobinar elcassette y empezar a reconstruir todo,qué había pasado, cómo era la madre.En fin todas las preguntas que se hacenlos adolecentes sobres cómo es la histo-ria de sus padres, porque creo que esaspreguntas se hacen aun en los hijos quehan vivido toda la vida con los padres.

Reflexiones finalesLos sentidos que vuelca Carlos Tello,

como los de muchos, sobre sus expe-riencias son el resultado de valoracio-nes que conllevan pérdidas y derrotas,esperanzas y convicciones que perma-necen intactas. Su relato repasa triun-fos y derrotas, conquistas y fracasosque interactúan constantemente entrelo público, lo privado y lo clandestino;entre lo vivamente subjetivo y lo abru-madoramente objetivo; entre las valo-raciones emocionales y las reflexioneshistóricas.

La narración es para Tello, la necesi-dad de reconstruir su identidad. Paraello un punto de partida ineludible esafrontar las distorsiones, interrupcio-nes, desgastes y ausencias que le provo-caron en su vida los tiempos del exilio.“Si bien estaba dentro de los presu-

puestos, dentro de la vida, de la elec-ción, de la militancia, una cosa erapensarlo y otra vivirlo y era muy difí-cil soportarlo. Pero el compromiso y laelección militante un poco era lo quedaba sentido y alrededor del cual gira-ban todas nuestras decisiones. Unopiensa a esta altura de la vida comopuede ser que un militante hayaarriesgado su familia, su hija y hayapuesto en la parrilla la vida propia yla de su familia, todo era en función deuna utopía, un idealismo, pensábamosque si nosotros lográbamos triunfarnuestros hijos iban a vivir en un mun-do mejor, y si no llegábamos nosotroslos hijos de nuestros hijos…porsupuesto que mucho idealismo. Unacosa que tampoco logramos dimensio-nar fue la crudeza del terrorismo deEstado, la represión, la desaparición yhasta donde podían llegar a destruirnuestras familias. De eso no teníamosdimensión. También una idealizaciónde que el pueblo iba a reaccionar fren-te a la represión, al avallasamiento delas libertades y de la democracia…yllevó mucho tiempo para que lograrareaccionar”.

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Latinoamérica vista desde el presente,redescubierta desde el arte, la cultura y sus diferentes lenguajes,formatos, técnicas. Desde el 17 de septiembre al 11 de octubre (elúltimo día de libertad de América), el Archivo Provincial de laMemoria fue intervenido por diversas propuestas teatrales, musi-cales, y de artistas plástico, fotógrafos e instalaciones. También sedesarrollaron proyecciones de películas, charlas y encuentros rela-cionados con problemáticas Latinoamericanas.

Con el eje puesto en los escenarios y cotidianeidades del pre-sente, la muestra reflejó diferentes aspectos de las realidadeslatinoamericanas; lo cual implicó también reflexionar sobrenuestras historias, nuestras memorias. En este camino la plura-lidad de culturas, identidades y problemáticas se articularonpara montar “América Latina a cielo abierto”, de la mismamanera se entramaron las luchas, las resistencias, las esperan-zas, los sueños.

Creemos que el arte puede dar cuenta de estos procesos, correrel velo de aquello que permanece oculto, tapado; y, así, arrastrartransformaciones en nuestras miradas y lecturas que provoquenprecipitar nuestros deseos, hacerlos urgentes. Esta es la apuesta.

ArtistasFederico del Prado, Paola Bernal, Jenny Nager, Inti Huayra, Armando Flores, Pido Gancho,

Thelma y Nancy, Las Pérez Correa, Mariano Clavijo, “Victoria” (Paula Godoy), Cuarteto Magno-lia, Eli Rivarola, Elisa Gagliano, “Zoociedad” Jorge Villegas: “Proyecto Calle” ( Antonieta Lemmey Santiago Sanpaulo), “Vigilar Castigar” (Carolina Godoy y Pablo Tolossa), Ricardo Bertone, DePaso Comparsa, Las Paganas, Luis Gómez, Natalia Colon, Ana Capra, Susana Gonzalez, ConiPrez, Manuel Bomheker, Jorge Frías, Cecilia Berry y Mara Rodríguez, “Recitando para Ana”(Pilar Ortega, Laura Fobbio, David Voloj, Gustavo Bustillo, El Juntadero), La Chispa.

Presentación de Álbumes de VidasDe Miguel Castiglioni y de Ana María Villanueva y Jorge Manuel Diez.

Charlas“Indigenismo y Colonialidad en México y América Latina” Lic. M. Cecilia Iglesias; “Guatemala

en la Guerra Fría” Dra. Silvina Romano; “Algunos aportes desde los Estudios de Género” AnaMarian y Alejandra Martín; “Los tiempos de Exilio” Proyecto APM,

ProducciónFederico Del Prado, Paula Masmas, María Laura Villa, Natalia Ferrero, Camila Iglesias, Gon-

zalo Parodi, Roberto Martínez.

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Por Katy GarcíaPeriodista. Lic. en Ciencias de la Información

(ECI). Diplomada en Periodismo Polític (CUP).

Escribe para Prensared, Agencia digital de

Noticias del Cispren, y medios alternativos.

La madre, clama justicia. José Manuelde la Sota, responsable político máximode la seguridad de las personas, nohabla del tema y tampoco la recibe.Ella ironiza “no es tema de agenda,está en campaña presidencial”. Pero noes solo eso. Algunas marcas discursivassobre los derechos humanos son elo-cuentes. “Tendrían que haber cui-dado mejor a sus hijos”, les dijo a lasMadres y Abuelas de Plaza de Mayo,años atrás. Cuando ordenó reprimir elmotín en la cárcel de barrio San Martínexpresó que “los derechos humanosson para la gente decente”. Y enesta su tercera gestión, instó a “termi-nar con los violentos” aludiendo a lareacción de los estatales frente a larepresión y detenciones efectuadas porla Guardia de Infantería. Desde elderecho constitucional, Horacio Etchi-chury analiza que “De la Sota tiene unaconfusión teórica muy seria porquecomo gobernador se rige por una consti-tución que contempla que los derechoshumanos son para todos”.1 Más allá decualquier hipótesis, se supo que “elRubio del Pasaje” era hostigado porpatrullas policiales que le aplicaban elCódigo de Faltas. Miles de jóvenes sondetenidos en esta provincia y engrosanestadísticas “preventivas” de delitos.

La Mesa de Trabajo por los DerechosHumanos evalúa que por acción u omi-sión ha participado el Estado. “La des-aparición de un cuerpo no se puede sos-tener sin una estructura con una altacapacidad de impunidad”, afirmó Emi-liano Salguero, militante de HIJOS yreferente del organismo.“Queremos que se llegue hasta las

últimas consecuencias, no nos importacual sea la hipótesis, porque estamosclaramente ante una violación de dere-

chos humanos. Facundo le falta a sumadre, le falta a su hija, le falta a susamigos y fundamentalmente nos falta alos cordobeses. Así lo deben entender losfuncionarios políticos y judiciales”,expresó, Claudio Orosz, abogado de lafamilia y de Hijos, querellante junto aMarín Fresneda, en varias causas porcrímenes de Lesa Humanidad juzgadasen Córdoba.2

Para los pobres, cárcelesEn 2001, mientras el país ardía y los

saqueos eran televisados, la policía“disuadió” con balas de plomo a vecinosagolpados frente al supermercadoMinisol. David Moreno (13) fue asesi-nado por la espalda y Martín CastroCelayes (19) en Villa El Libertadormurió al año siguiente por las heridasrecibidas. Un puñado de heridos vivepara contarlo.

En 2004, De la Sota firmó un acuerdomarco con el Manhattan Institute delos Estados Unidos y con la fundaciónAxel Blumberg, con la finalidad deaplicar la política de “limpieza” promo-vida por el alcalde Rudolf Giuliani enNueva York. Aún resuenan las expre-siones de Carlos Medina cuando dijoque “prostitutas y limpiavidrios” debí-an ser eliminados porque actuabancomo “terroristas urbanos”. El Colegiode Abogados recogió el guante, lodenunció ante el Inadi y un sector de lasociedad civil acompañó el rechazo a lapolítica de Tolerancia Cero, creada porel ex jefe de policía de Nueva York,William Bratton.

En aquél momento, Luis MiguelBaronetto, director de la Dirección deDerechos Humanos de la Municipali-dad, criticó las políticas implementa-das por De la Sota. Lo acusó de crimi-nalizar a los pobres. “Los excluye de ladistribución de la riqueza y los sancio-na recluyéndolos como escoria en cárce-les o institutos de menores, sin políticasde reinserción. Se les niega existenciasocial: no existen, no son mostrables,sobran. Para este modelo, hablar deseguridad es hablar de represión,

armas, móviles policiales, baja de laedad en la imputabilidad, cárceles ymurallas”, enfatizaba el funcionarioque renunció en 2010.3

Esta oficina intervino en casos deabuso policial y trabajó los derechoscon talleres y reparto de cartillas. Unbibliorato atestado de denuncias yreclamos la posicionaron como un cen-tro de demandas. Desde que asumióRamón Mestre (h), una de las primerasmedidas que anticipó y tomó fue trasla-dar la repartición del Cabildo Históricoy bajarle el perfil. En este caso, no huboni una adhesión. No fue diferente laactitud asumida por la secretaría dederechos humanos provincial. Y desdeel ejecutivo se lanzó una oferta derecompensa, luego redoblada, que ape-nas tuvo difusión informativa.

Controlar, detener, juzgarLöic Wacquant, en su libro Las cárce-

les de la miseria4 señala que la repre-sión policial y el encarcelamiento sonparte constitutiva del estado neoliberaly en ese sentido se oponen al conceptode estado de bienestar colectivo que veen la desigualdad social la raíz del con-flicto. Desde fines de los ‘90 esta teoríabasada en “el borramiento del estadoeconómico, el debilitamiento del estadosocial y la glorificación del estadopenal” adquirió dimensiones globales.Naturalizó las detenciones, el abuso yhostigamiento policial. La técnica “stopand frisk” que habilita a los hombresde azul a detener y palpar a cualquierpersona “razonablemente sospechosa”en la calle, encuentra en el Código deFaltas su razón legal. Esta herramien-ta del poder político considerada porOrosz como “inconstitucional” vinculapobreza con delincuencia y priva dederechos ciudadanos a miles. En esalínea, Adriana Gentile, abogada delSerpaj, evalúa que “la política de segu-ridad de De La Sota basada en la“seguridad” y la “peligrosidad” –dostérminos vacíos, con demasiadas aris-tas, pero de mucha aceptación en elsector medio y alto de la sociedad–,

FACuNDo RiVERA ALEGRE, DESAPARECiDo

¿Del estado terrorista al estado penal?Falta desde febrero. La última novedad anunciada por el fiscal Alejandro Moyano pone en escena la peor de las hipótesis. Restos óseos

encontrados en un descampado de barrio Maldonado serán cotejados con la sangre de su madre, Viviana Alegre, para investigar el ADN. “La

policía no puede investigarse a si misma”, manifestó y le pidió al gobernador que no encubra a los culpables. Contrariamente a lo que reco-

miendan los manuales, Alejo Paredes, ex jefe de policía, es el ministro de Seguridad. En una provincia arrasada por la dictadura es inadmisi-

ble que una persona desaparezca sin dejar rastros. En el centro del debate: el Código de Faltas y las detenciones arbitrarias.

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Diario de la memoria

“Para mí, lo mataron”

“Facundo es robusto, extrovertido,alegre; es de jugárselas y no le teme anada ni a nadie. Trabaja en laconstrucción, quiere estudiararquitectura; no tiene problemasfamiliares ni económicos; piensahacerse la casita en un terreno de lossuegros”, retrata su madre, desde unavivencia extrema donde se entremezclandolor, fastidio e impotencia.

“El sábado 18 de febrero, estuvoacá, se bañó, miró el programaPasión de Sábado. Fuimos a la casade la suegra, cenamos todos juntos.Salió y al rato cayó a casa con trespibes. Puso música de la Mona(Jiménez), sacó hielo y tomaron vinocon gaseosa”, cuenta.

—Vayan, diviertansé –les dijo,pasada la medianoche, cuando salíanrumbo al baile donde tocaba la bandade Damián Córdoba.

Amaneció con lluvia. Remoloneó y aeso de las 10 cuando el sol partía latierra pensó: “qué raro”. Habíanacordado con “el Facu” que iría atrabajar con ella al mediodía. No pasómucho para que empiece, sola, abuscarlo por comisarías, hospitales yhasta en la morgue. No queríapreocupar a Micaela, su mujer. Se fuea trabajar, con la esperanza de volvery encontrarlo. Nada pasó. A las 48horas, radicó la denuncia. Una amigadel joven lanzó la búsqueda porFacebook. Un llamado la sobresaltó:“nunca lo vas a ver”, dijo una voz ycortó. Numerosas, variadas y hastaincreíbles versiones le fueronacercadas. Recién a los 34 días,apareció un pedido de paradero.

tiende sólo a la represión y estigmati-zación de los pobres; y se respalda ennormas como la Ley anti Droga y deTrata que tienen un alto contenidoinconstitucional”. Y para completar la

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Resabios azules

El “Navarrazo”, preludio del horror posterior, que derrocó al gobiernopopular de Ricardo Obregón Cano y Atilio López, fue protagonizado por elentonces jefe de policía Antonio Navarro, en 1974. Para esa época ya eranconocidos los “métodos” de los Comandos Libertadores de América, versiónlocal de la Triple A, que encontró continuidad durante el estado terrorista enla D2. El caso Siriani, es un claro ejemplo. Durante la democracia el poderpolítico mantuvo intacta esa estructura. Paradójicamente, dos ex policíasafectados por la propia fuerza lo hacen público. Miguel Robles, policíajudicial, hijo del ex comisario José Elio Robles, asesinado por un grupo detareas del D2, descubrió que la versión oficial que le adjudicaba la autoría aMontoneros, era falsa y lo cuenta en su libro La Búsqueda.6 “Un relatoestremecedor y esclarecedor no solo del pasado, tal vez más del presente”,dijo hace dos años Cristina Fernández por Twitter. Luis Urquiza, un expolicía que regresó del exilio y debió irse otra vez porque sus torturadoresintegraban la plana mayor, destapó una olla gigante, en tiempos radicales.Tiempos en que Angeloz y Mestre, jueces y políticos como Oscar Aguadcompartían palco con Luciano Benjamín Menéndez y Primatesta. “LaSombra Azul”, investigación periodística de Mariano Saravia, describe aquélclima asfixiante de complicidades. “La policía de la provincia es todavía unestado dentro del estado, con una jerarquía piramidal y su cúpula al serviciodel poder político de turno…”, decía la carta abierta que Urquiza le envió aRamón Mestre.7 Pero, los unos y los otros, parecen ser los mismos. “Elpartido cordobés y sus vínculos con la Fundación Mediterránea, sectoresinmobiliarios y del agro necesitan de esta guardia pretoriana que es lapolicía, sospechada de fuertes vínculos con el crimen organizado”, apuntaSalguero.8

cruzada de “mano dura” uno de losartefactos fundamentales son losmedios de comunicación que como biendice Pilar Calveiro constituyen “el cora-zón de la nueva hegemonía y su rol esdecisivo en la justificación de políticasde encierro creciente que, agitando labanderas de una criminalidad queseñala a los pobres, encubre las podero-sas redes de las que esos mismosmedios forman parte”.5

un detenido cada 7 minutos“En 2010, la policía detuvo a 37.976

personas por aplicación del Código deFaltas. Un 40 por ciento más que en2009. Una detención cada 13 minutos.Unas pocas –120– llegan a la justiciade faltas y unas 40 condenas confirmanla decisión de un comisario”, afirmóHoracio Etchichury. Significa que unaamplía cantidad de personas es llevadapresa sin razón alguna. “El número dedetenciones en la capital es la mitaddel total provincial. Haciendo una pro-yección, en toda Córdoba se producen76.000 arrestos, uno cada siete minu-tos”, deduce Etchichury.4 Este creci-miento sostenido de detenciones no escasual. Algunos miembros de la fuerzase animaron a denunciar que los obli-gan a detener un número equis de per-sonas por día para engrosar las esta-dísticas. El que se opone, es castigadocon horas de recargo. “Es un modo desatisfacer los deseos de seguridad deuna franja social que ve a los pobrescomo amenaza y condena el trabajosexual que no es delito”, amplía elinvestigador. Y apunta que los negocios

ilegales organizados a gran escala noson posibles sin la protección del poderpolítico.

En ese escenario se fortalece el senti-do común penal que criminaliza lamiseria y fomenta el trabajo asalariadoprecario. “Se prefiere una instituciónvertical donde los ascensos dependende la opinión de un jefe y no del curri-culum”, sostiene.

El abuso policial es moneda corrientey solo se hace visible cuando es lo sufi-cientemente escandaloso y las lesionesgraves. Pasó cuando afectó a senegale-ses refugiados y a trabajadores deprensa que lo denunciaron. Para Orosz“el estado en su afán por ejercer larepresión y disciplinar a la sociedadutiliza el código penal para las cuestio-nes mas graves y deja las faltas meno-res en manos de la policía. “La Consti-tución dice que el poder judicial debeaplicar las penas. Si lo hace un órganode control administrativo, de entradaes inconstitucional”, describe.

En las comisarías que cuentan conunidades judiciales de control los ayu-dantes fiscales deben intervenir aligual que los legisladores. El año pasa-do, un grupo de legisladores, intentó

ingresar a la Unidad de Contención delAprehendido (UCA), y el jefe del esta-blecimiento lo impidió. En cambio enBuenos Aires, la Comisión Nacional dela Memoria, tiene a su cargo las visitasa las cárceles.

¿Derechos? ¿Qué derechos?Lograr que los jóvenes se sientan

sujetos de derecho frente al abuso no estarea fácil. Las abogadas Gentile yNatalia Cañete realizan talleres depromoción de derechos con el foco en elCódigo de Faltas. Hace dos anos lohicieron en clubes de barrio y en elColegio universitario Manuel Belgra-no. En ambos espacios explicaban losartículos más usados por la policía y lasherramientas legales para defenderse.

Los resultados fueron totalmentedistintos. En los clubes escaseaba laparticipaban y no veían que las herra-mientas constitucionales les iban a serútiles en la vida cotidiana. “Se acos-tumbran al abuso y no les es fácil orga-nizarse”, analiza Gentile.

En el Belgrano, la participación fueamplia. La mayoría había tenido algúnincidente con la policía. Se multiplica-ron los encuentros y se socializó la

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Diario de la memoria

Planeta Facu

“Su hija, Boca y el cuarteto eran suspasiones”, cuenta, en la piezaempapelada en azul y oro con póstersy recortes del diario Olé. Desde unálbum de fotos se ve a Facundo niñocuando jugaba al fútbol en el club, yya grande con su mujer e hija. Entreuna y otra, un mechón de pelocastaño de Rocío y uno rubio que elmismo se cortó y guardó. Debajo dela mesa del televisor, intacta, la ropade trabajo y las zapatillas, manchadascon cal y pintura. Sobre una silla, lasAdidas nuevas y en la cama doble,descansa Palermo, su perro fiel.Mientras habla, distraída, revisa uncuaderno. Entre hoja y hoja,ecografías de la beba, la tarjeta debautismo, números telefónicos,entradas a la Sala del Rey…Dice quequiere desarmar la habitación, peroalgo la frena. “Es lo que le queda a lagordita, mira su foto, hace muecas”.

Cuando tenía 11, vio comosecuestraban a su hermano y cuñadaen Mar del Plata. Luego supo que loschuparon en el Pozo de Banfield. Desu primera pareja nació Federico quevive en Brasil. De la segunda, Camilaque murió trágicamente en unaccidente automovilístico, y Facundo.Esta mujer menuda, no se quiebra,desafía al poder, y sigue luchandoporque advierte que si hay impunidad“van a seguir desapareciendo pibes”.

“No se trata de culpar a la victimaque en este caso ni siquiera está paradefenderse”, enrostró a los medios y aquienes justifican, hoy como ayer, laviolencia estatal. “Hay madrugadasque para estar con él, me vengo aesta pieza; tengo la esperanza de queaparezca pero soy muy realista: “paramí, lo mataron”, dejó fluir. (K.G)

Todos por Facundo

Distintos sectores se han involucradoen el reclamo de “Aparición con vida”.La Mesa de Trabajo por los DerechosHumanos, la Coordinadora contra laRepresión Policial e Institucional(Correpi) y el Colectivo de Jóvenes,entre otros. Desde la estructura delestado lo hicieron el Archivo y laComisión Provincial de la Memoria(ver destacado “No es posible

admitir...”), legisladores provinciales;la Comisión de Derechos Humanosdel Congreso nacional que lanzó laCampaña Nacional contra la ViolenciaInstitucional, la Universidad Nacionalde Córdoba, el ministerio deSeguridad de la Nación, la Secretaríade Derechos Humanos de la Nación yel Centro de Estudios Legales ySociales (Cels), querellante en lacausa por la desaparición de LucianoArruga (16) ocurrida en 2009.También hicieron público su apoyoperiodistas, actores y notables. Losjugadores del Club Atlético Belgrano yde la selección nacional, mostraron labandera que interroga sobre elenigma. En las redes sociales el temacircula y hay numerosos videossubidos a You Tube.

“No es posible admitir como sociedad,

y mucho menos en democracia, que exista un

desaparecido en nuestro País. La sociedad

Argentina ha dicho ‘Nunca más’ no sólo como

enunciado retórico sino en la exigencia concreta

de Memoria, Verdad y Justicia y en el respeto

integral de los derechos humanos por parte del

Estado, quienes deben ser garantes de los

mismos”, esto expresaba el comunicado que a

cuatro meses de la desaparición, la Comisión y el

Archivo Provincial de la Memoria emitía

convocando a una conferencia de Prensa en la

cual participaba la rectora Carolina Scotto.

Además de las conferencia de prensa

convocadas desde la comisión y en la cual

participó la mamá de Facundo, el archivo realizó

una serie de actividades articulando con la mesa

de Trabajo, la familia y amigos de Facundo, entre

ellas un Spot que salió por Canal 10 así como

una serie de calcomanías con su cara que fueron

pegadas en plazas, colectivos, colegios, etc.

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Algo habrá que hacer

Un hecho doloroso, pone en debate no solo a la fuerza policial que puertas adentrotambién cuestiona la aplicación del Código de Faltas, sino que obliga al poder central areformular su política de seguridad ciudadana. “La policía de Córdoba no fue objeto deninguna reforma durante la toda la democracia. La doctrina y las formas defuncionamiento inclusive aquella ilegales y abusivas que se replican, así como elamparo de ciertas modalidades criminales, con clara connivencia con sectores de lapolicía, no se modificaron”, analiza Marcelo Saín, ex jefe de la policía aeroportuaria,profesor universitario y especialista en seguridad. En una entrevista publicada por 23,critica la decisión de De la Sota de nombrar a un uniformado y no a un civil al frente delMinisterio de Seguridad.9 Para Etchichury esta situación “es preocupante” porque“significa renunciar a lo que en teoría es el criterio numero uno: la conducción políticade la policía, debe estar en manos de alguien ajeno a la institución que va a sercontrolada”, afirma. Y desde el Cels critican la autonomía policial que favorece laimpunidad y el armado de tramas de encubrimiento (ver nota de HV).

¿Cuándo nos vamos a ocupar las universidades de hacer algo en relación a laformación de los cuadros que integran los servicios de seguridad y las fuerzas armadasen nuestro país? (…) “Tenemos que dejar de quejarnos de su débil conciencia de losderechos humanos, de su precario conocimiento y subordinación a la ley y al poderjudicial. Tenemos que introducir elementos de formación ciudadana porque el tema de laseguridad democrática no es un problema de los técnicos sino de todos. No dejemos enmanos de los mismos de siempre estas políticas que confunden la prevención con larepresión, la disuasión con la intimidación, y la actuación de la fuerza con el abuso”.”,afirmó la rectora Carolina Scotto, durante el lanzamiento de la campaña contra laviolencia institucional. (K.G.)

información. Lo mismo ocurrió en Colo-nia Caroya. Para la abogada el abusopolicial se extiende a todos los jóvenesde cualquier sector “sea por portaciónde rostro, por consumir cerveza en lavía pública, porque les encuentran unporro, por “disturbios” en un baile, reci-tal o en la cancha”. Pero la gran dife-rencia radica en que “a los jóvenes delos barrios pobres les ocurre a diario ytienen terror a denunciarlo” mientrasque los estudiantes de clases más ins-truidas “pueden hacerlo y quejarse por-que les sucede una vez en la vida”. Con-tó que pudo comprobar que “a los queapelan sin abogado les destruyen elacta y los hacen ir otro día”.

La derogación es una demanda quecrece. Sin embargo, no se avizoranseñales de cambio. Unión por Córdoba,tiene mayoría propia en la Unicameral.

Fuentes y notas1. Horacio Etchichury es doctor en Derecho y

Ciencias Sociales (UNC), Magíster en Derecho

en Yale Law School, Estados Unidos. Profesor

universitario en la Facultad de Derecho y

Ciencias Sociales y en la Escuela de Ciencias

de la Información de la que además es egresa-

do. Coautor con Mario Juliano, del libro “Código

de Faltas de la Provincia de Córdoba. Ley 8431,

comentado”, Editorial Lerner, Córdoba, 2009.

2. www.prensared.org (banner El Rubio del

Pasaje)

3. Pobres go home. Ximena Cabral y Katy

García, Rebelion.

4. Loïc Wacquant. Las Cárceles de la miseria.

Segunda edición ampliada. Editorial

Manantial.2010.

5. Pilar Calvero. Violencias de Estado, la guerra

antiterrorista y la guerra contra el crimen como

medios de control global. 2012. Siglo XXI editores.

6. Miguel Robles. La Búsqueda, una entrevista

con Charlie Moore. Colección Testimonios,

Ediciones del Pasaje, APM.2010.

7. Mariano Saravia. La Sombra Azul, el caso

Luis Urquiza. Ediciones del Boulevard.2005.

8. La expresión alude a la armonía acordada

entre radicales y peronistas con el poder real

para gobernar la provincia. El Frente Cívico de

Luis Juez alteró esa unidad, hoy recompuesta.

9. “Todo puede ser peor”, entrevista realizada

por Guillermo Posada, para Revista 23, febrero

de 2012.

A VivianaPor Guido Guidi*

esa mujer está solano parece joven ni viejasólo tiene la edad exacta para recordaralgún familiar caído en el pozo de Banfieldque nunca devolvió la dictadura

esa mujer está solano es clase alta ni bajaviene del linaje de las madres dignidadbusca a su hijo, se despliega, se resisteal silencio cómplice de la justicia

está solano la acompañan los hombres sensiblesque no pueden devolverle su voz ni lo intentanestá sola de los delirantes que sueñan revoluciones planetariasestá sola de los intendentes que siempre se desentiendenestá sola de los códigos que a la cana le faltan

está solasola de la impiadosa iglesia que la deja solasola de los jueces que la quieren dejar sin juiciosola del cordobesismo que no cuida a los cordobeses

esta mujer se llama Vivianaes la madre de Facundo Rivera Alegreque hoy 19 de junio del año dos mil doceespera por su hijo hace 4 mesesy espera también la hija de su hijo de doce mesesy espera esta córdoba de damianes y demonios azulesque no sale de su ruina y que ya no cabe en su muerte

esta mujer está solareclamando que lo devuelvany nosotrosestamos con ella

*Poeta (Leído en el acto realizado frente al Centro Cívico, el 19 de junio de 2012,

reclamando la aparición con vida de Facundo).

Por Horacio Verbitsky * 

Las circunstancias de la desaparición de Facundo Rive-ra Alegre presentan algunos rasgos que imponen la refe-rencia a otros casos de jóvenes desaparecidos en los últi-mos años en el país, en los que se sospecha o se ha com-probado participación policial.

Daniel Solano fue visto por última vez la noche del 5de noviembre de 2011, cuando fue retirado por personalpolicial de un boliche de la ciudad de Choele Choel, enRío Negro. Actualmente hay 22 efectivos de la Policía deRío Negro imputados por este hecho.

Luciano Arruga fue interceptado por un patrullero dela Policía Bonaerense en la madrugada del 31 de enerode 2009 en la localidad de Lomas del Mirador, en LaMatanza y, desde entonces, no se ha vuelto a saber de él.Más de tres años después, la justicia no ha podido esta-blecer aún qué sucedió, ni quiénes son los responsablesde su desaparición.

Iván Torres desapareció el 2 de octubre de 2003 enComodoro Rivadavia, Chubut. Fue visto por última vezen una plaza céntrica de la ciudad al ser levantado porun móvil policial de la Comisaría Primera. La CorteInteramericana de Derechos Humanos condenó en agos-to de 2011 al Estado argentino por la violación del dere-cho a la libertad personal.

Elías Gorosito desapareció el 13 de febrero de 2002 enel Barrio Mosconi de la Ciudad de Paraná, Entre Ríos.Varios testigos vieron cómo efectivos de la ComisaríaQuinta lo golpearon antes de llevarlo. En junio de 2012tres agentes policiales fueron condenados a 12 años deprisión.

En todos los casos los jóvenes habían sufrido distintosepisodios de hostigamiento policial en los meses o sema-nas previas a su desaparición. El análisis de casos, cuyasvíctimas son jóvenes de barrios pobres que padecieronsituaciones de hostigamiento y extorsión policial, pre-sentan elementos que permiten presumir que la desapa-rición aparece como un recurso extremo de encubrimien-to corporativo de una escalada de prácticas violentas, unúltimo recurso para procurar la impunidad de las rela-ciones abusivas que establecen con jóvenes. En la medi-da en que las investigaciones judiciales no logran escla-recer los casos, como ocurre en el caso Arruga, la desapa-rición se presenta como una forma efectiva paragarantizar la impunidad.

A diferencia de la desaparición sistemática de perso-nas bajo el terrorismo de Estado, estos casos no eviden-cian un plan centralizado, sino que muestran las conse-cuencias de prácticas reiteradas de abuso policial en dife-rentes provincias del país. Prácticas que en diferentescasos se dan en el marco de amplios márgenes de auto-nomía policial, sin gobiernos políticos que controlen efec-tivamente su actuación, ni un Poder Judicial que inves-tigue y sancione adecuadamente. Sin embargo, en unpaís con nuestra historia la desaparición de personasconstituye también un poderoso mensaje hacia otrosjóvenes en situaciones similares, así como para los fami-liares de las víctimas, amigos y testigos, que sufren ame-nazas y distintas formas de intimidación.

* Periodista, Director del Centro de Estudios Legales y Sociales.

La desaparicióncomo extremo del hostigamientopolicial a los jóvenes

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Diario de la memoria

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Melisa Paiaro1

La violencia cumple un papel funda-mental en los distintos sistemas políti-cos, principalmente en aquellos que lautilizan no sólo para castigar un modopreestablecido de conductas desviadassino también para sembrar el terror.En el mantenimiento de la eficacia deun poder coercitivo, la violencia “legíti-ma” se caracteriza por ser mesurada yprevisible; en cambio, existe otro tipode violencia, desmesurada y completa-mente imprevisible, que se sostiene ali-mentando una situación de terror.Digámoslo de esta forma, en un siste-ma basado en el terror, la violencia ata-ca de manera casual comportamientosen los que se manifiesta, o se cree quese manifiesta, una crítica u oposición alrégimen imperante. En definitiva, enpalabras de Bobbio (1991) “este tipo deviolencia genera en la población unmiedo irracional, perennemente ame-nazador y sin límites precisos, impi-diendo cualquier cálculo o previsión.”

Entendiéndola de esta manera, laviolencia y el terror han sido constan-tes históricas recurrentes en la con-ciencia del poder y de la sociedadargentina. Para Duhalde (1999) el úni-co pathos que recorre todo el curso denuestro pasado como una continuidadsin fracturas es el de “matar al disiden-te”. En ese sentido, la historia políticaargentina estuvo marcada por una cre-ciente presencia militar y por el uso dela violencia ilegítima para imponerdesde el aparato estatal aquello que nose podía consensuar desde la política.En tal contexto, la práctica de matar alenemigo, al “otro”, no se limitó a la eli-minación física de los opositores políti-cos, sino que tuvo un efecto pedagógicoy docente frente a la ciudadanía engeneral. Cada muerte no implicó única-mente el acabar con la vida de la vícti-ma; detrás de cada asesinato habíapolíticas, proyectos y pertenenciassociales en disputa, que motivaron ydecidieron la eliminación física de quie-nes eran considerados “enemigos”.

Particularmente, en la provincia deCórdoba, desde el Navarrazo ocurridoel 28 de febrero de 1974, se puso enmarcha un proceso orientado a desmo-vilizar y terminar con lo que, por ese

entonces, se apuntaba como la “amena-za subversiva”. La virulencia de larepresión, ilegal y clandestina, desple-gada en nuestra provincia durante losaños previos al golpe de Estado, sematerializó bajo el amparo de las auto-ridades gubernamentales y la legisla-ción punitiva que formaba parte delandamiaje institucional.

Especialmente, hacia mediados de1975, se terminó de conformar en Cór-doba un nuevo modelo represivo, aso-ciado a la nacionalización de las estra-tegias ensayadas en Tucumán, que semantuvo hasta el advenimiento del gol-pe de Estado de 1976. Dicho modelo sebasó en la acción conjunta del Coman-do del Tercer Cuerpo de Ejército, con suDestacamento Militar de Inteligencia141 “Gral. Iribarren”, y la Policía de laProvincia de Córdoba, subordinada a lacual se encontraba el Departamento deInformaciones Policiales “D2”. No fuecasual que, entre agosto y septiembrede 1975, todas las fuerzas de seguridadque actuaban en la provincia sufrieranel recambio de sus conducciones, aca-rreando con ello una modificación ensus líneas de acción. Pensemos en elTercer Cuerpo de Ejército; precisamen-te entre esos meses fue nombrado comoComandante en Jefe el Gral. LucianoBenjamín Menéndez, quien fuera(“casualmente”) interventor federalinterino entre el 19 y 20 de septiembrede 1975. Por su parte, la Policía de laProvincia también se vería afectadapor el clima de cambios; en agosto seríadesignado Jefe de la institución, Alber-to Luis Choux, posteriormente reem-plazado por el Inspector Gral. MiguelÁngel Brochero a partir de un decretoelaborado por el interventor BercovichRodríguez en el mes de septiembre. LaJefatura de Policía, que funcionaba enel Pasaje Santa Catalina, entre laCatedral y el Cabildo Histórico, a 50metros de la Plaza San Martín2, com-partía las instalaciones con el Departa-mento de Personal (D1), el Departa-mento de Informaciones (D2), el Depar-tamento de Operaciones (D3), elDepartamento de Investigaciones (D4)y el Departamento Judicial (D5).

Sin lugar a equivocarnos, podemosdecir que hacia la segunda mitad de1975, el Departamento de Informacio-nes de la Policía (D2) se constituyó

como uno de los principales centros delcircuito represivo ilegal de nuestra pro-vincia. Desde agosto, el Jefe máximo deeste Departamento fue el ComisarioInspector Pedro Raúl Telleldín3, el Unoen la jerga policial, quien le dio formadefinitiva al aparato represivo policial,incorporando al D2 efectivos de otrascomisarías afines a su ideología y a civi-les provenientes de grupos de inteligen-cia. Armó, de esta manera, una verda-dera selección de torturadores. Susintegrantes eran: Sargento “Gato”Gómez, Carlos Yanicelli (Tucán Gran-de), Raúl Yanicelli (Tucán Chico), Raúl“Sérpico” Buseta, Rodolfo Gustavo“Cacho” Salgado, Hermino Jesús Antóny su hermana Graciela “la Cuca”, Fer-nando “el Tuerto” Rocha, RamónEduardo Zavaleta, Ricardo Vázquez,Julio Jorge Juan, Francisco Gontero,“el Pantera” Torres, “el Chato” Flores,Ricardo Lencina, Luis “el Moro” Merlo,Ricardo “el Alemán” Hierling, Yamil “elTurco” Yabohur, Hugo Síntora, HugoParents, Roberto Hugo Aspitía, AntonioJosé Roselli, Laureano Bengolea, OmarIzcardi, Daniel López, Juan Carlos Nie-to, Gustavo Peralta, Manuel Reartes,Alberto Rosas Senen, “Coco” Damonte,“Cara con riendas” Lucero y AntonioReginaldo Castro (SARAVIA, 2005: 43 –47). El Subjefe, el Dos, era el ComisarioFernando Esteban, mientras que elTres en el orden de mando era el Comi-sario “Patilla” o “el Tío” Juan AntonioTissera, militar retirado que había sidocontratado por el gobierno provincial.

Con una estructura piramidal, el D2estaba conformado por cinco brigadas:a) la Brigada de Investigaciones: a car-go de Américo “Gringo” Romano, lacual se subdividía a su vez en GrupoCalle, Grupo Fábrica y Grupo Facul-tad. Reunía a alrededor de 50 efectivos,los cuales se encargaban del trabajo enlos procedimientos, la detención y losinterrogatorios. Si bien en esta Brigadase decidía sobre el destino de las vícti-mas (si las enviaban a la cárcel, si eranpuestas en libertad, trasladadas adependencias del Ejército o asesina-das), la supervisión final, en cada caso,estaba a cargo del propio Telleldín. b)la Sección Sumario, donde se tomabadeclaración a los detenidos que eranlegalizados. c) la Sección Libros, la cualconfeccionaba los legajos de los deteni-

dos. d) la Sección Archivos, que seencargaba del fichado de todos los dete-nidos y de las personas con anteceden-tes políticos. e) la Sección Armas, efec-tuaba la limpieza y cuidado del arma-mento legal e ilegal. f) el Centro deOperaciones Tácticas (COT), donde seplaneaban las operaciones, se evaluabael desarrollo de la “lucha antisubversi-va” y se contabilizaban las pérdidassufridas en ella. Todas estas seccionescompetían entre sí a los fines de obte-ner el favoritismo del Uno; de estamanera, la vida y la muerte se volvíanparte de un juego macabro. El D2 fue,por aquellos años, una dependenciapolicial que estaba prácticamente almargen del resto de la Policía, con unaamplia autonomía y un estrecho víncu-lo con el Ejército. En el testimonio antela CONADEP brindado por TeresaCelia Meschiati, queda claro que“Telleldín se relacionaba más conMenéndez que con el propio Jefe de laPolicía de Córdoba”.

Además del D2, otro de los engrana-jes del nuevo modelo represivo poraquellos años fue el Destacamento deInteligencia 141 “General Héctor A. Iri-barren”, ubicado en la calle Ricchieridonde hoy se emplaza la “Ciudad de lasArtes”, con dependencia directa delComando del Tercer Cuerpo de Ejércitobajo las órdenes de Menéndez. El Jefedel Destacamento, Cnel. Oscar Inocen-cio Bolacini mantenía relaciones perió-dicas con el Jefe del Tercer Cuerpo,informándole sobre los avances en larepresión. El Destacamento 141 alber-gaba la central de inteligencia, el “cere-bro” del cual dependían cuatro seccio-nes: Política (1ra Sección), tenía comofunción la centralización y selección dela información además del control delas actividades sindicales, políticas,estudiantiles, etc.; Calle (2da Sección),abocada a seguimientos, escuchas einfiltraciones; Operaciones Especiales(3ra Sección – OP3), encargada de losoperativos, secuestros, interrogatoriosy traslados; y Logística (4ta Sección),que proveía material para el funciona-miento necesario del accionar represivoy clandestino. El personal abocado aestas tareas, estaba conformado poroficiales de menor graduación, subofi-ciales y personal civil adscripto al ser-vicio de inteligencia.

ACCióN CoNjuNtA

las actuaciones del tercer Cuerpo y del D2 antes del golpe de 1976 en Córdoba

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La acción conjunta entre oficiales delDestacamento de Inteligencia 141 ypersonal policial del Departamento deInformaciones D2, bajo el aval y super-visión del Comandante del TercerCuerpo de Ejército, se plasmó en laconformación del “Comando Libertado-res de América” (CLA). La aparición enla escena pública cordobesa de estafunesta organización paraestatal data,precisamente, de mediados de 1975,momento en el que se agudizó la repre-sión ilegal en la provincia. La confor-mación del CLA habría sido impulsadapor el propio López Rega, quien envió aCórdoba al Capitán Héctor Pedro Ver-géz4, alias “Vargas”, y al Suboficial deAeronáutica Pedro Raúl Telleldín comojefes de la organización. Con esta sofis-ticada organización se cristalizó elingreso activo del Ejército en la repre-sión clandestina del Estado; integran-do en su seno al ala más recalcitrantede la derecha nacionalista militar(algunos de ellos eran el Cnel “Nono”Bolacini, el Sargento Primero LuisManzanelli, el Mayor Gustavo Von Die-drich y el Mayor Ernesto GuillermoBarreiro), a un numeroso grupo de poli-cías y a varios civiles afines (JorgePereyra, Ricardo Lardone, Arnaldo“Chubi” López, Ricardo Luján y Jorge“Palito” Romero, entre otros).

Si bien el Estado Terrorista logró ins-talar el miedo en la sociedad a travésdel obrar oculto y la negación de la ver-dad, la visibilidad de las accionesrepresivas que llevaban adelante losgrupos que aquí hemos mencionado,buscaba imponer en el imaginariosocial la idea de un castigo “ejemplar”.En este sentido, podemos analizar lasostentosas metodologías de las que sevanagloriaban los miembros delComando Libertadores de América alos fines de amedrentar a los “enemigossubversivos” además de crear confu-sión y caos entre la población. Por ellono resulta extraño lo mencionado por elinspector de la Policía Federal, RodolfoPellegrino Fernández, en su testimoniobrindado en Suiza en 1983, en el querevelaba que Vergéz “hacía públicaostentación en medios policiales y mili-tares de su participación en crímenes yotros delitos tales como el asesinato decinco estudiantes bolivianos residentesen Córdoba”.

Entre las modalidades que adquirióla represión a partir de mediados de1975, bajo la plena actuación del CLA,podemos mencionar las amenazas eintimidaciones al entorno familiar delos detenidos y/o asesinados, el “asesi-nato pedagógico” de aquellas familiasque habían sido públicamente identifi-cadas con la causa de sus hijos militan-tes, los asesinatos no esclarecidos y lossecuestros seguidos de desaparición.La alevosía y la impunidad de este tipode métodos fueron una constante a par-tir de agosto, durante ese mes el núme-ro de asesinatos no esclarecidos crecióde forma considerable alcanzando lasdoce víctimas. Luego de las desapari-ciones ocurridas entre marzo y abril de1975, esta modalidad volvió a instalar-se, con renovada fuerza, durante losmeses de octubre y diciembre del mis-mo año (en octubre fueron secuestra-das y desaparecidas un total de sietepersonas, mientras que en diciembre lacifra subió hasta los diecinueve casos).Una de las denuncias realizadas en laprensa local por la Unión de Familiaresde Presos Políticos, Estudiantiles yGremiales que puso al descubierto lamodalidad de la desaparición forzadafue la del secuestro de José MiguelFerrero, Oscar Domingo Chabrol yJuan José Chabrol ocurrido el 18 deoctubre de 1975. Luego del secuestro,las víctimas fueron llevadas a lasdependencias del D2 donde, bajo tortu-ra, fueron interrogadas sobre sus acti-vidades políticas y sociales, después delo cual sus familiares no volvieron atener más noticias sobre su paradero.

Hacia fines de ese año, los asesinatosy las desapariciones formaban parte dela vida cotidiana de los cordobeses. Elelevado número de personas desapare-cidas desde diciembre de 1975 fue laconsecuencia inmediata de la puesta enfuncionamiento del primer CentroClandestino de Detención en la provin-cia de Córdoba, y el tercero en todo elpaís. La infraestructura del “CCDCampo de La Ribera”, ubicado en elacceso noroeste de la ciudad de Córdo-ba a pocos metros del Cementerio SanVicente y de la avenida costanera entrelos barrios Maldonado y Müler, permi-tía mantener vivos a los secuestradosel tiempo “necesario” con la finalidadde obtener, mediante la aplicación de la

tortura sistemática, información paraidentificar nuevos “blancos” a secues-trar y así continuar la cadena delterror. Vale decir que, si bien la desapa-rición como forma de represión políticasurgió tras el golpe de 1966, comenzó aconvertirse en uso desde 1974, con laaparición de la Triple A. Sin embargo,fue a principios de 1975, particular-mente luego de que el decreto del PoderEjecutivo diera la orden de aniquilar ala guerrilla a través del “OperativoIndependencia”, que se inició en Tucu-mán una política institucional de des-aparición de personas. En este sentido,tal como sostiene Calveiro (2004), “lafigura de la desaparición, como tecnolo-gía del poder instituido, con su correla-to institucional, el campo de concentra-ción-exterminio hizo su apariciónestando en vigencia las llamadas insti-tuciones democráticas dentro de laadministración gubernamental de Isa-bel Martínez.”

Ahora bien, una vez producido el gol-pe de Estado, la estructura represivaclandestina e ilegal que se había mon-tado desde marzo de 1974, conformadapor militares, civiles y policías de laprovincia de Córdoba, desapareciócomo tal para insertarse inmediata-mente en el nuevo sistema represivoorganizado por las Fuerzas Armadas.Si bien en el período previo al golpe, elEjército actuó conjuntamente con civi-les adscriptos y con miembros delDepartamento de Informaciones de laPolicía de Córdoba (D2), a partir del 24de marzo de 1976 el poder militarmonopolizó el manejo de la represiónabsorbiendo a los integrantes delComando Libertadores de América ydel nefasto D2.

Notas1. Licenciada en Historia, docente de la Carrera

de Antropología de la FFyH de la UNC. Miembro

del Equipo Argentino de Antropología Forense.

[email protected]

2. Donde, desde el año 2006, funciona la sede

de la Comisión y del Archivo Provincial de la

Memoria.

3. Incorporado a la Policía de la Provincia de

Córdoba por el Tte. Cnel. Navarro. En 1974 fue

designado Jefe de la Unidad Regional Bell Ville

siendo, al año siguiente, ascendido a Jefe de la

División Informaciones D2.

4. Torturador, asesino, interrogador y saqueador,

desprocesado por la Ley de Obediencia Debida.

En 1985 publicó el libro Yo fui Vargas, el antite-

rrorismo por dentro, dejando al descubierto su

activa participación en la represión ilegal.

FuentesBOBBIO, N., MATTEUCCI, N., PASQUINO, F.,

Diccionario de Política. Año 1991.

CALVEIRO, Pilar, Poder y desaparición. Los

campos de concentración en la Argentina. Año

2004.

COMISIÓN PROVINCIAL DE LA MEMORIA y

ARCHIVO PROVINCIAL DE LA MEMORIA,

Centros Clandestinos de Detención en Córdoba.

Colección Territorios de Memorias. Año 2008.

CONADEP, Informe. Delegación Córdoba,

Editado por Familiares de Detenidos y

Desaparecidos por Razones Políticas. Año 1999.

DUHALDE, Eduardo Luis, El Estado Terrorista

Argentino. Quince años después, una mirada

crítica. Año 1999.

OVIEDO, Silvina y SOLIS, Ana Carol, Violencia

institucionalizada y formas de resistencia: Los

Organismos de Derechos Humanos en Córdoba

durante la Dictadura. Año 2006.

SARAVIA, Mariano, La sombra azul. El caso

Luis Urquiza. Año 2005.

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Julia ParodiÁrea Legales, Investigación y Comunicación

de H.I.J.O.S Córdoba.

Estamos ante el inicio de unhecho que marcará la historiade lucha por la Memoria, la Ver-

dad y la Justicia. Se trata de la MegaCausa “La Perla” que ha sido denomi-nada así por su dimensión en términosde víctimas, testigos y querellantes;aunque su magnitud también refiere alpeso simbólico que conlleva su juzga-miento. Comprende dieciséis expedien-tes unificados que ya han culminado lasinstancias previas de instrucción y ape-laciones, por lo que se encuentran encondiciones de iniciar el debate oral.Durante el juicio –que, según se estima,superará el año y medio de duración– seconocerán las historias de 410 víctimasentre desaparecidos, asesinados y libe-rados. Cientos de testigos brindaránsus testimonios en calidad de sobrevi-vientes o familiares, y abundante prue-ba documental será el sustento para laatribución de responsabilidades.

Más de cuarenta represores se senta-rán en el banquillo de los acusadospara responder por los delitos cometi-dos. Todas las garantías procesales queellos negaron a sus víctimas hace 36años serán cumplidas, para obtener unfallo legítimo y reparador. Con unaduración estimativa de un año y medio,este proceso traerá luz y justicia por loscrímenes más aberrantes jamás come-tidos contra la humanidad, en estecaso, en Córdoba.

Historia de la CausaLa investigación judicial de lo actua-

do por el III Cuerpo en la provincia deCórdoba comenzó apenas inauguradala democracia, pero fue inmediatamen-te suspendida a partir de la vigencia delas Leyes de Impunidad, sancionadasdurante el gobierno de Alfonsín en elmarco de los episodios de Semana San-ta del ’871. Es importante recordar queuno de los principales protagonistas deaquel levantamiento que se oponía aljuzgamiento de las planas menores delas Fuerzas por su responsabilidad enlos crímenes de la dictadura fue Gui-llermo Barreiro, Jefe de La Perla yrecordado por los sobrevivientes comoun sádico e inclemente torturador.

En aquellos años de obstáculos para laMemoria, la Verdad y la Justicia, losindultos menemistas2 alcanzaron al prin-cipal exponente de la represión en Córdo-ba, Luciano Benjamín Menéndez, aúncuando no había sido condenado por nin-guno de los crímenes cometidos. De estáforma quedó demostrada la irregulari-dad de estos decretos que tenían la únicafinalidad de paralizar y diluir en el olvi-do todo proceso de justicia.

Pero aún entonces, la lucha persis-tente de los organismos de DerechosHumanos, que jamás bajaron los bra-zos, se coló por los intersticios y grietasde la impunidad para llegar a la situa-ción judicial e institucional actual don-de el Estado asume la responsabilidadque le compete en el juzgamiento deestos delitos. En la década menemistase iniciaron las causas por la VerdadHistórica, que aunque aparentaban noimplicar riesgo alguno para los impu-nes culpables del genocidio –ya que no

habilitaban a la justicia para emitircondenas– sí desempolvaron las cien-tos de carpetas archivadas en las quehabían dormido las investigaciones3.Desde ese lugar se combatió la premisade Olvido y Reconciliación fogueadadesde el Gobierno y se conocieron deta-lles sobre nuestro pasado reciente.

Finalmente, durante el gobierno deNéstor Kirchner, el Congreso terminódeclarando la nulidad de las leyes deObediencia Debida y Punto Final, loque luego fue ratificado por el fallo de laCorte Suprema al declararlas inconsti-tucionales4. Estos hitos habilitaron a lajusticia para comenzar a procesar eindagar a los señalados como responsa-bles de los delitos de Lesa Humanidad,a más de 30 años de su ejecución. EnCórdoba, esto estuvo a cargo del Juzga-do Federal n° 3 y del Ministerio PúblicoFiscal, representado por la Dra. Gracie-la López de Filoñuk, donde se llevó acabo la instrucción de los expedientesque hoy llegan a juicio.

Qué se juzga en la Mega CausaLos quince expedientes integraban

antiguamente otro conocido como 31M87y fueron unificados para su elevación apartir de un criterio básico: el paso delos detenidos por La Perla. Además,el conglomerado de causas permitirávisualizar el funcionamiento del circuitorepresivo en Córdoba, con la incorpora-ción de hechos que hacen referencia alaccionar del Comando Libertadores deAmérica y el paso de las víctimas por losEx Centros Clandestinos Campo de laRibera y Departamento de Informacio-nes de la policía (D2).

1) Expte. nº 14.122 – “Rodríguez yotros…” Fue la primera causa ins-truida. El hecho refiere a la desapa-rición de Diego Hunziker, egresadodel Colegio Nacional Montserrat quefue secuestrado a sus 18 años.

2) Expte. nº 17.434 - “Ríos y otros…”Busca la verdad de los hechos queterminaron con la vida del jovenmatrimonio conformado por EsterSilvia del Rosario Felipe y Luis Car-los Mónaco, secuestrados en VillaMaría y desaparecidos después de supaso por La Perla.

3) Expte. nº 17.237 – “Herrera yotros…” Investiga la muerte de cua-tro detenidos secuestrados duran telas sesiones de tortura en La Perla.

4) Expte. nº 17.485 – “Quijano yotros…” Reúne los casos de 11miembros del Partido Comunista,todos secuestrados en La Perla y pos-teriormente desaparecidos, con laexcepción del caso de Eber Pablo Gri-lli, quien fue fusilado frente a sufamilia en su casa durante un allana-miento. Los comunicados de prensaoficiales hablaron del “suicidio de unsubversivo”.

5) Expte. nº 17.053 – “Manzanelli yotros…” Investiga el asesinato deCésar Roberto Soria, militante oriun-do de Salta a quien secuestraron jun-to a su esposa en una confitería delcentro, y continúa desaparecido.

6) Expte. nº 18.415 – “Pasquini yotros…” Las víctimas de este expe-diente son un grupo de miembrosdel Partido Comunista MarxistaLeninista que fueron secuestradosmientras mantenían una reuniónen una casa quinta. Todos están des-

Hacia el inicio de la Mega Causa

la Perla

28

Diario de la memoria

A cinco años de la apertura de los

juicios en Córdoba comienza una

causa que será clave para revelar el

funcionamiento del plan sistemático

de represión dirigido desde el Estado

terrorista –en connivencia con ciertos

sectores de la sociedad civil– y sus

consecuencias económicas y sociales.

Se trata de la Mega Causa “La Perla”

que investiga los delitos de lesa

humanidad cometidos contra cientos

de hombres y mujeres militantes

sociales y políticos, en el Centro

Clandestino de Detención, Tortura y

Exterminio “La Perla”, el más grande

del interior del país. El inicio de este

proceso, a cargo del Tribunal Oral

Federal nº 1, se espera para finales de

noviembre de este año.

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aparecidos, a excepción de uno deellos quien fue liberado y tenía sólo16 años al momento de su secuestro.

7) Expte. nº 17.320 – “López yotros…” Al igual que la causa deno-minada “Herrera”, en este expedientese investiga la muerte por torturasen La Perla de ocho militantes: seishombres y dos mujeres.

8) Expte. nº 17.552 – “Díaz y otros…”En este expediente se encuentra elcaso de Silvina Mónica Parodi yDaniel Francisco Orozco, quienesesperaban la llegada de su hijo.Sonia Torres, Presidenta de Abuelasde Plaza de Mayo Filial Córdoba,continúa hoy la búsqueda de eseniño, su nieto.

9) Expte. nº 11.550 – “Vega y otros…”Integra los casos de un matrimoniode abogados gremialistas, un diri-gente obrero y un albañil que fueronsecuestrados la misma noche enmayo de 1976.

10) Expte. nº 17.204 – “Romero yotros…” Es uno de los expedientesmás extensos. Integra 108 hechos entotal y durante su instrucción reuniólas investigaciones de secuestrosproducidos sucedidos en el inviernode 1976, algunos son casos de “enfren -tamientos fraguados” (procedimien-tos mediante los cuales los milita-res intentaban instalar la hipótesisde enfrentamientos para ocultar lasmuertes en el centro clandestino)como en el caso del Operativo enAscochinga.

11) Expte. nº 14.573 – “Laborda yotros…” Surge a partir de una car-ta que sale a la luz en 2004 en la queel imputado Bruno Laborda dirige

un reclamo administrativo al Jefede Estado Mayor. En ella, el exteniente coronel se muestra ofendi-do porque se le ha negado un ascen-so que considera merecido por sudesempeño en lo que él denomina“guerra contra la subversión”. Allídescribe de manera escalofriante suparticipación en una sucesión de crí-menes cuyos detalles permitieronasociar los hechos con denuncias dedesapariciones en Córdoba.

12) Expte. nº 17.419 – “Checchi yotros…” El expediente reúne diver-sos casos de detenidos desapareci-dos en La Perla que fueron “Trasla-dados” en febrero de 1977. El “Tras-lado” es un eufemismo mediante elcual los represores nombraban elasesinato clandestino de los secues-trados, quienes aún permanecendesaparecidos.

13) Expte. nº 16.618 – “Acosta yotros…” En esta causa se hará jus-ticia por los delitos cometidos contra139 víctimas sobrevivientes de LaPerla.

14) Expte. n° 11.543 – “Vergéz yotros…” Una de las últimas causasen acumularse es la conocida como“Causa Vergéz” (cuyo inicio habíasido anunciado para principios de2011). Allí se investigan 22 secues-tros y asesinatos cometidos en enerode 1976, antes del Golpe, por elComando Libertadores de Américay la Policía Provincial en el marcode “Lucha contra la Subversión”. Sibien por entonces no existía La Per-la como Centro Clandestino, el crite-rio de su inclusión en esta MegaCausa responde a que muchos de los

miembros del Comando eran losmismos que luego conformarían laPatota de Operaciones de la Perla(el imputado Vergéz incluido en estegrupo), con lo cual el cuerpo proba-torio es compartido con otros expe-dientes de la Mega Causa.

15) Expte. Nº 14.434 – “Morard yotros…” Fue instruida junto con lacausa Vergéz, e investiga los secues-tros y aplicación de torturas a cincoseminaristas y su superior, el Sacer-dote Weeks, de la orden de La Salet-te.

16) Expte. nº 12.627 – “Barreiro yotros…” Fue la última causa enacumularse. Los hechos que investi-ga son del año 1975, anterior al 24de marzo y a la inauguración de LaPerla. Las víctimas permanecieroncautivas en el Departamento deInformaciones de la Policía (D2) o enCampo de la Ribera. Al igual quecon la Causa Vergéz, su acumula-ción responde a las conexiones encuanto a los imputados.

La Perla:5 Símbolo emblemático de lamaquinaria de exterminio, dispositivocultural del Terrorismo de Estado

Fue fundada el mismo día en que seanunció el Golpe de Estado la madru-gada del 24 de marzo de 1976, cuandoempezaron a llegar los primeros dete-nidos del Ejército golpista. A diferenciadel Campo La Ribera o el Departamen-to de Informaciones (D2) –que ya erandestino de los presos políticos secues-trados por del Comando Libertadoresde América durante los años del Nava-rrazo–, La Perla nació junto con el asal-

to al Gobierno por parte de la Juntaencabezada por Jorge Rafael Videla yencarnó el punto más álgido de lametodología de desaparición de perso-nas en Córdoba.

Por allí pasaron más de 2.500 mili-tantes sociales y políticos secuestrados,contabilizados hasta la fecha.6 Todosellos estaban comprometidos en laconstrucción de un mundo más justo einclusivo. Algunos tenían militancia enorganizaciones políticas, otros milita-ban en escuelas, en universidades, enbarrios, en fábricas. Trabajadores,estudiantes, profesores, periodistas,sacerdotes, intelectuales, artistas.Hombres y mujeres con un promedio deedad de 20 a 35 años, aunque tambiénancianos y niños, fueron el blanco de lamaquinaria de La Perla a quienes elrégimen necesitó desaparecer porrepresentar una amenaza al modelo depaís que ellos venían a instalar.

En el amplio universo de víctimas deeste Centro Clandestino está represen-tado el gran espectro poblacional quesufrió las consecuencias directas de larepresión en la Argentina. En este sen-tido, La Perla es un ícono, un símbolomacabro del plan de exterminio llevadoadelante por el Estado terrorista, en elcual las dependencias de las FuerzasArmadas sirvieron como Centros Clan-destinos diseminados en todos los rin-cones del país.

Las personas que lograron sobrevivira La Perla pudieron describir, tras suliberación, los mecanismos y dispositi-vos diseñados con el único objetivo dedesarticular toda forma de organiza-ción social. El secuestro, los interroga-torios y la aplicación de torturas, lapermanencia en el campo en condicio-nes inhumanas, el despojo de su identi-dad y la atribución de un número paraidentificar a los prisioneros; así comolas amenazas y torturas aplicadas con-tra seres queridos, formaban parte dela metodología que pretendía infundirel suficiente terror para acallar lasvoces disidentes.

Se trataba de un método enseñado yaprendido en los entrenamientos ofre-cidos por la Escuela de las Américas alos represores de Latinoamérica en elmarco del Plan Cóndor. No hubo exce-sos o errores. Existió un Plan Sistemá-tico, donde el Estado arremetió contrael propio Pueblo. Prueba de ello es queel funcionamiento de La Perla comodispositivo clandestino de exterminiode los opositores al régimen fue el mis-

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mo que el relatado por los sobrevivien-tes de otros centros de detención cuyaexistencia y funcionamiento viene sien-do probada en los fallos del resto de losjuicios en el país y en Córdoba.

Sin embargo, también son comunes ala vida en estos centros y cárceles lostestimonios sobre resistencias. Relatosque devuelven la humanidad a las per-sonas a pesar de la voluntad de suscaptores. En esas historias aparecen–como trincheras del amor– una mira-da, una caricia, un diálogo furtivo, unmomento de distensión, una canción ouna merienda compartida entre com-pañeros durante su cautiverio.

Al banquilloEn el juicio se juzgará en total a 43

miembros de las fuerzas represivas.Entre ellos hay cuadros de distintosrangos del Ejército, Personal Civil deInteligencia e integrantes de la Policía.

El ex General Luciano BenjamínMenéndez está imputado por el totalde los hechos, por tratarse del Coman-dante del III Cuerpo de Ejército entre1975 y 1979. Esta repartición tuvo epi-centro en Córdoba, pero abarcaba a 10provincias del Noroeste y Cuyo: Jujuy,Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan,Mendoza, San Luis, Santiago del Este-ro y Tucumán. Por lo tanto, Menéndezfue el máximo responsable de los deli-tos de lesa humanidad cometidos enestas jurisdicciones y de la existenciade todos los Centros Clandestinos quefuncionaron en ese territorio. El“Cachorro” cumple actualmente prisióndomiciliaria y sobre su persona recae elpeso de seis condenas, tres de las cua-les fueron dictadas por el Tribunal OralFederal nº 1 de Córdoba. El 24 de juliose cumplió el 4º aniversario de su pri-mera condena –en el marco de la causaBrandalisis–, y el último 11 de septiem-bre la Corte Suprema dictó el fallo defi-nitivo que dejó firme aquella históricasentencia.

Uno de los establecimientos militaresfundamentales para entender laestructura de la represión en Córdoba(Área 311) es el Destacamento de

Inteligencia 141 Gral. Irribarren.Su organización y sus funciones son detrascendental importancia para com-prender el funcionamiento del plan sis-temático de exterminio ejercido por elEstado terrorista ya que desde allí seprocesaba todo el trabajo de inteligen-cia realizado por los militares en nues-tra Provincia.

Sus principales Jefes ya están falleci-dos y no serán juzgados por estos hechos.Se trata de los coroneles Oscar Inocen-cio Bolacini y César Emilio Anadón.Este último se suicidó mientras cumplíala prisión preventiva en su domicilio. Porsu parte, el subjefe Teniente CoronelHermes Oscar Rodríguez alcanzó aser juzgado y condenado en los juicios de2008 y 2010 en Córdoba, y murió acomienzos de este año.

La estructura de este destacamentoestaba dividida en cuatro secciones:Sección Política, dividida en “mesas” deacuerdo a los sectores de la sociedadque perseguían, Sección Calle, Secciónde “Operaciones especiales” y SecciónLogística.

La Sección Tercera “OperacionesEspeciales” (OP3) fue reconocida bajodiferentes denominaciones entre 1975a 1979 (Grupo de Operaciones Especia-les, Sección de Actividades Especialesde Inteligencia). Su centro de operacio-nes estaba situado en La Perla, dondetenían a cargo de la parte operativaque consistía en el secuestro de la vícti-ma, su mantenimiento en condicionesinfrahumanas de vida mientras durabael cautiverio, y el sometimiento a tor-mentos, torturas e interrogatorios.Integrada por miembros de las FuerzasArmadas y Personal Civil de Inteligen-cia como Jorge Exequiel Acosta,Aldo Carlos Checchi, Carlos Alber-to Díaz, Carlos José González, JoséHugo Herrera, Luis Alberto Manza-nelli, Eduardo Porfirio Ríos, Ores-te Valentín Padován, José AndrésTófalo, Carlos Alberto Vega, entreotros. Algunos de ellos ya fueron juzga-dos y condenados en los juicios anterio-res y otros enfrentan por primera vezun tribunal. Éstos tenían una partici-

pación esencial en el destino final delos detenidos, muchos de los cuales per-manecen desaparecidos.

En este sentido decimos que la causaes clave, ya que por primera vez seencuentran imputados un grupo demilitares que a pesar del rol que cum-plieron en la avanzada represiva aúnno habían enfrentado procesos judicia-les en su contra. Se trata de Luis Gus-tavo Diedrichs, Héctor Vergéz yGuillermo Barreiro, consideradosoperadores políticos e ideólogos delrégimen. Desde el comienzo de la etaparepresiva, que en nuestra provinciaempezó en 1974 y en los momentos máscríticos del salvajismo golpista amediados de 1976, la intervención deestos militares en la planificación delsistema de represión fue fundamental7.Luis Gustavo Diedrichs, alias

“Von Diedrich” intervino en el diseñodel funcionamiento de “La Perla”.Como responsable de la primera sec-ción –política– del Destacamento deInteligencia 141, dirigió este Centrodesde 1975. Fue ascendido a Mayor en1977. Elaboró personalmente las listasde los futuros detenidos desaparecidosde la provincia de Córdoba.

Manifiesta expresamente su adhe-sión a la ideología fascista y por susactitudes e intervenciones puede consi-derárselo un actor más político queotros dentro de la represión. Formaparte de un grupo de militares naciona-listas y fue fundador e ideólogo en estaprovincia de la Logia Integrista, ungrupo fascista liderado por el coronelMohamed Alí Seineldín.

Llega a este juicio a sus 73 años. Seencuentra detenido con prisión preven-tiva en Almafuerte.

A Ernesto Guillermo Barreiro, ledecían “Gringo” o “Nabo”. Este Tenien-te Primero, ascendido en 1978 a Capi-tán fue Jefe de la Sección Política, inte-grante del Comando de OperacionesEspeciales (OP3) y Jefe de Interrogado-res de “La Perla” entre 1976 y 1979.Como miembro del Comando de Opera-ciones Especiales participaba de losoperativos de secuestros.

En 1987 se acuarteló, negándose adeclarar ante la Justicia Federal porlas responsabilidades en los delitos delesa humanidad cometidos en “La Per-la”, lo que provocó la recordada crisisde “Semana Santa”.

De ideología nazi, se identificaba conla derecha peronista. Antisemita, odia-ba a los judíos y tenía hacia los traba-jadores un desprecio de clase. Junto aDiedrichs y otros represores de La Per-la conformó la “Logia Integralista”, quesumaba a oficiales fascistas de todo elpaís.

Ya llegada la democracia co-fundó elMODIN (Movimiento por la DignidadNacional) junto a Aldo Rico y luego seacercó al menemismo, trabajando en laFELAC, la fundación que dirige Alber-to Kohan. Fue asesor de la familiaTrusso, propietaria del quebrado BancoComercial de La Plata (B.C.P.), ademásmantenía excelentes relaciones conAmalia Lacroze de Fortabat.

Fue detenido en Estados Unidos enla ciudad de Arlington, Estado de Virgi-nia, en abril de 2007, desde donde fuedeportado. Llegó allí en 2004, cuandohuyó de la Argentina pocos días antesde que la Justicia intentara detenerlopor su responsabilidad en crímenes delesa humanidad perpetrados durantela última dictadura militar, ocultandoa la Oficina de Migraciones Estadouni-dense sus antecedentes penales.

Se encuentra detenido y procesado ennumerosas causas por violaciones a losDerechos Humanos y espera el iniciode este juicio alojado en el Penal Mili-tar de Marcos Paz.Héctor Pedro Vergéz fue el primer

Jefe de La Perla. Años antes, había for-mado parte del grupo parapolicialComando Libertadores de América, quebajo la órbita del III Cuerpo dirigió larepresión y persecución de opositoresal régimen durante el Navarrazo y lasintervenciones provinciales, en la ante-sala del Golpe Cívico Militar. Fue vistopor detenidos en Campo La Ribera y,según sus propias palabras, estuvo enla ESMA y en otros Centros Clandesti-nos de Buenos Aires y Tucumán.

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El 16 de octubre de 1977 y con el gra-do de Capitán, es trasladado al Bata-llón 601, máximo órgano de Inteligen-cia del Ejército Argentino.

En 1978 se retira del Ejército y seintegra temporariamente a la SIDE enMendoza. Luego vuelve a vivir a Córdo-ba, donde en 1979 se desempeñó comogerente en la financiera de CONDE-COR, empresa sospechada de habersido fundada en “La Perla” con el fin de“lavar” el dinero robado y obtenido dela venta de los bienes saqueados a lossecuestrados. Durante la democraciaadquirió cierto protagonismo mediáticoparticipando en los programas de “Chi-che” Gelblung y Mauro Viale. Ademástiene publicado un libro sobre su actua-ción en la Dictadura, de título “Yo fuiVargas, un soldado contra la subver-sión”, donde sus relatos pretenden ins-talar la imagen de una película deaventuras de detectives y justicieros.

Se encuentra detenido, alojado en elestablecimiento penitenciario de Mar-cos Paz, procesado en múltiples causaspor violaciones a los Derechos Huma-nos cometidas en La Perla y llega a suprimer juicio a los 69 años.

Con respecto a los imputados perte-necientes a la Policía provincial, soninvestigados por su participación en elComando Libertadores desde la sededel Departamento de InformacionesD2, donde hoy funciona el Archivo Pro-vincial de la Memoria. Ellos son Car-los Alfredo Yanicelli, Hugo Cayeta-no Britos, Calixto Luis Flores,Miguel Ángel Gómez, Alberto LuisLucero, Marcelo Luna, Yamil Jabour,Juan Eduardo Ramón Molina, Ricar-do Cayetano Rocha; implicados enlos casos cometidos antes de marzo de1976.

un Mega Juicio en CórdobaEs necesario poder comprender estos

crímenes de Lesa Humanidad perpe-trados por funcionarios del Estado enel marco del sistema que los hizo posi-ble, el plan sistemático de exterminio;que como ha sido confirmado reciente-mente por la Corte Suprema al dejar

firme la sentencia del primer juicio enCórdoba (2008), fue implementado conclaros objetivos socio económicos porun sector de la sociedad civil en conni-vencia con las Fuerzas Armadas, histó-ricos expertos en derrocamientos ygobiernos de facto en el país.

La apertura de los juicios tuvo ciertascaracterísticas comunes en los procesosllevados adelante en las distintas pro-vincias de la Argentina. Causas conescasos hechos, que permitieron tenerlas primeras experiencias judicialesdespués de tantos años transcurridosdesde el momento en que los delitosfueron cometidos. Pero aquella sería laprimera etapa, la del lanzamiento, lade los primeros pasos, la de preparar elambiente para ejercer la memoria.

Hoy la posibilidad de contar con unaMega Causa que reúna un amplionúmero de casos es celebrada por quie-nes venimos luchando por justicia. Cre-emos que la unificación a partir de lasrelaciones de conexidad que mantienenentre sí los diversos expedientes –Cen-tros Clandestinos, represores, testigos–permite, por un lado, evitar el esfuerzoemocional que implica para los testigosrelatar una y otra vez los mismoshechos y, por el otro, poder visibilizar lamagnitud del proceso dictatorial quepersiguió y asesinó a miles de argenti-nos en el marco de un sistema puestoen marcha por las Fuerzas Armadaspara servir a los intereses económicos ypolíticos de los sectores más poderososdel país.

Este será un paso gigante en el largocamino de lucha que llevamos. Porquecada vez que asistimos a un juiciovemos con alegría realizarse lo quedurante años permaneció como unautopía en el horizonte de las posibilida-des de nuestro país. Con la respuestade un Estado comprometido, pero sobretodo con el acompañamiento de unasociedad cada vez más involucrada, laArgentina está a la vanguardia deestos procesos en el mundo, y día a día,con lo que queda y lo que falta, estamosescribiendo la historia; con memoria yconstrucción colectiva.

Notas

1. La Ley de Punto final (23.492) fue aprobada

por el Congreso en diciembre de 1986 a pesar

del repudio de amplios sectores de la sociedad

encabezados por los Organismos de Derechos

Humanos. Su texto estableció: “Se extinguirá la

acción penal respecto de toda persona por su

presunta participación en cualquier grado. . . que

no estuviere prófugo, o declarado en rebeldía, o

que no haya sido ordenada su citación a prestar

declaración indagatoria, por tribunal competente,

antes de los sesenta días corridos a partir de la

fecha de la presente ley. El Congreso aprobó la

Ley de Obediencia Debida (23.521) en junio de

1987. El Presidente Raúl Alfonsín la había pro-

puesto a causa de los alzamientos militares. La

ley absolvió a los militares de rango intermedio y

menor, acusados de violaciones a los derechos

humanos durante la dictadura, por haber cumpli-

do órdenes cómo subordinados. En el artículo 1

de la Ley se lee: “Se presume sin admitir prueba

en contrario que quienes a la fecha de comisión

del hecho revistaban como oficiales jefes, oficia-

les subalternos, suboficiales y personal de tropa

de las fuerzas armadas, de seguridad, policiales

y penitenciarias, no son punibles por los delitos.

. . por haber obrado en virtud de obediencia

debida.”

2. Los decretos de Indulto fueron firmados por

el ex Presidente Menem el 7 de octubre y el 29

de diciembre de 1990.

3, La primer causa que llega a la Comisión

Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)

fue caratulada “AGUIAR DE LAPACO c/ Estado

Nacional – Solución Amistosa”. A través de ella,

la CIDH pronuncia el fallo que obliga al Estado

Argentino en 1998 a reabrir las causas con el

primordial objeto de determinar cual fue la ver-

dad histórica y destino final de los desapare-

cidos. Fruto de la instrucción de estos juicios se

ha localizado importante documentación que

nutre de pruebas a las causas penales que se

abrieron posteriormente.

4.  El 12 de agosto de 2003, la Cámara

Nacional de Diputados anuló las leyes de

Obediencia Debida y Punto Final, y el 20 del

mismo mes la Cámara Nacional de Senadores

finalizó su anulación. El 14 de junio de 2005, la

Corte Suprema ratificó la inconstitucionalidad de

las leyes, declarándolas “constitucionalmente

intolerables”. Como consecuencia pudieron ini-

ciarse nuevamente juicios contra los responsa-

bles ejecutores de violaciones sistemáticas a los

derechos humanos durante la última dictadura

cívico militar.

5. Situado en un campo militar a la vera de la ruta

20 en el camino que une Córdoba con la ciudad

de Carlos Paz, fue el Centro Clandestino de

Detención Tortura y Exterminio más grande del

interior del país. Funcionó bajo la órbita del III

Cuerpo de Ejército –a cargo del destituido general

Luciano B. Menéndez– y fue el centro de opera-

ciones de la Patota OP3, la 3ra sección del desta-

camento de Inteligencia 141 Gral. Iribarren.

Permaneció en manos del Ejército hasta el año

2007 cuando el Gobierno de Néstor Kirchner lo

otorgó a los a la Comisión Provincial de la

Memoria –integrada, entre otros, por los organis-

mos de Derechos Humanos de Córdoba– para

fundar el “Espacio para la Promoción y Difusión

de los Derechos Humanos Ex CCDTyE La Perla”.

6. Aunque durante la década de los 80 a muchos

el temor les impidió dar testimonio ante la comi-

sión Conadep, con la consagración de una

democracia que se comprometió realmente en la

reparación de los crímenes de Lesa Humanidad

nuevas historias engrosan estas listas.

7. Fuentes: Sitio de Memoria y Promoción de los

Derechos Humanos “La Perla” y Comisión

Escrache (H.I.J.O.S.)

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Diario de la memoria

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Mariana Tello WeissÁrea de investigación del Espacio

para la Memoria “La Perla”

Allá, por principios de los ’80, comenza-ba a confirmarse una aterradora sospe-cha. Aquellas personas que habían“desaparecido”, tras haber sufrido innu-merables tormentos en los campos deconcentración, habían sido asesinadas einhumadas anónimamente en fosasclandestinas. Esta verdad saldría a laluz al ser exhumadas las primeras fosascomunes a lo largo de todo el país,mientras que el relato sobre lo sucedidocon esas personas en esa franja de som-bra que se extiende entre el secuestro yla muerte, quedaría en manos de unpuñado de sobrevivientes. Más de 500campos de concentración funcionandoen todo el país, al interior de los cuarte-les, en dependencias policiales, encasas, 30000 desaparecidos, 500 niñosnacidos en maternidades clandestinas osecuestrados junto a sus padres, seríanuna realidad difícil de asimilar y, hastael día de hoy, de “saldar”.

Si pensamos que el secuestro, la tor-tura y la desaparición como método,fueron aplicados durante la última dic-tadura cívico militar de manera clan-destina, todo lo relatado por aquellaspersonas que habían atravesado elinfierno y volvían de él parecería impo-sible, inimaginable, incomprensible.¿Cómo unas personas, representantesde las instituciones del Estado, habríanpodido secuestrar, torturar y desapare-cer a miles de otras? ¿Cómo seres huma-nos podían haber hecho un daño infinitoa otros seres humanos? ¿Cómo una per-sona podía “no estar ni viva ni muerta”?

La desaparición sistemática de per-sonas constituiría una de las experien-cias más desconcertantes y demoledo-ras de nuestra historia reciente. Por lomismo, cuando algunos desaparecidoscomenzaron a “aparecer”, desde el prin-cipio, denunciar; relatar; testimoniar,se convertiría en una empresa quedebería lidiar con la “imposibilidad”, omás bien con la dificultad de imaginarlo sucedido con esas personas que, deun día para otro, faltaban en sus casas;en sus trabajos; en sus lugares de estu-dio; en sus barrios.

El silencio casi total de los ejecutoresde la represión enfrentaría a los sobrevi-vientes (y a unos escasísimos testigosocasionales) a la responsabilidad de serlos únicos capaces de atestiguar elhorror en nombre de aquellos que no loharían más que con el hecho de su muer-te. Ellos llevarían a los familiares, a loscompañeros, a los amigos de los que nohabían vuelto, un relato precioso peroaterrador. Los sobrevivientes se conver-tirían en portavoces de una memoriadestinada a transmitir, por partes igua-les, el alivio y el dolor de saber.

“El que salga tiene que contar”Por La Perla pasaron alrededor de

2500 personas entre 1976 y 1978. Detodas las causas que integran este nue-vo juicio, hay una que representa unenfoque novedoso con respecto a lasdemás y a las causas históricas: la lla-mada “causa Acosta” por la cual se juz-gará a la “patota” que actuó en La Per-

la por los crímenes cometidos contra139 sobrevivientes de La Perla.

Los delitos cometidos contra las vícti-mas que quedaron vivas tras su pasopor este campo no han sido hasta ahoraobjeto de un juicio, o al menos no tancentralmente. Las personas que inte-gran este grupo, en la escena judicial,han sido consideradas históricamentetestigos, pero no víctimas. Esto tienequizás su raíz histórica: testimoniar ennombre de aquellos que no volvieron hasido desde los primeros momentos elprincipal objetivo de contar los horrores

sufridos, pero eso muchas veces ha sola-pado otras dificultades, el dolor inheren-te a recordar experiencias sumamentetraumáticas, el intentar contar digna-mente experiencias que fueron suma-mente indignas, de modo que muchasveces no llegamos a visualizar clara-mente –ni tampoco los sobrevivientes–que tras ese testigo hay una víctima quesufrió las mismas atrocidades de las quefueron objeto los que no volvieron. Fren-te al drama del asesinato y desapariciónpermanente de muchos, tendemos ainvisibilizar que todos fueron desapare-

cidos, que todos conocieron el horror. Loque separa a unas de otras víctimas esel trágico final de algunos, final que sinembargo traza una delgada línea entrelos vivos y los muertos.

La Perla era una maquinaria de des-integración de grupos y personas, unlugar concebido para la muerte. Aúnasí los secuestrados de tanto en tantose permitieron pensar en la posibilidadde sobrevivir, de que alguno saliera.Ante la omnipresencia de la muerte sedecían: “yo no salgo pero a lo mejor vossí, decile a mi familia que estuve aquí”,

sobrevivir a la Perla

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Diario de la memoria

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“el que salga tiene que contar”, se repe-tían unos a otros, una y otra vez.

Es difícil comprender la profundidadde esa promesa que está en la raíz deun testimonio, sin intentar situarse enel contexto donde fue formulada.

Minuto a minuto, día tras día, lossecuestrados esperaban la ejecución deuna sentencia de muerte que, a priori,se aplicaría a todos por igual. Mientrastanto “duraban”, viendo como día trasdía caían nuevos compañeros y como,día tras día, el funesto camión se losllevaba hacia el “traslado”. Pero lo máshorroroso en los recuerdos del campono se anuda al dolor o la muerte propia–para la que muchos militantes esta-ban preparados– sino la supresión dela voluntad, de la capacidad de decisiónsobre cualquier aspecto de la vida pro-pia, la invasión de la intimidad, laindignidad. Este contexto de total arbi-trariedad donde los represores, porejemplo, eran capaces de curar a unapersona que había intentado quitarsela vida para fusilarla al día siguiente,desintegraba paulatinamente la posibi-lidad de imaginar cualquier futuro.

Sin empezar por comprender el con-texto del campo de concentración, esemundo “invertido” con respecto al nor-mal y el profundo proceso de desinte-gración que fue aplicado por el aparatorepresivo sobre las personas, difícil-mente podremos dimensionar lo queimplicó la promesa de contar y las difi-cultades específicas que supuso.

Contar –que sólo luego esbozó la posi-bilidad de testimoniar– la existencia deese exterminio clandestino, invisible,se volvió casi la única forma en quepudo asomar dentro la oscuridad, un

pequeño haz de luz. Resistencia imper-ceptible para sus captores, la posibili-dad de contar se volvió, junto con laesperanza de volver a ver a sus seresqueridos, el único motivo para soportarel contacto cotidiano con muerte y elsufrimiento propio, pero sobre todo aje-no.

Una y otra vez, en cada despedida,ante la inminencia de cada “traslado”,sería repetida la promesa. Promesaque, entre los que iban quedando, que-daría ligada al nombre, al rostro, a lahistoria de cada compañero. Grabada afuego en su memoria, la promesa losacompañaría por el resto de sus vidas.

Ese pequeño-gran gesto de resisten-cia es también la supervivencia delmilitante, de la identidad de militanteque el campo buscó exterminar. Sientendemos que La Perla no sólo hacíadesaparecer personas sino que preten-día también desaparecer su memoria ysus proyectos, sobrevivir para contar sevolvería también una “causa”.

un horror “inenarrable”Las experiencias vividas en los cam-

pos han sido calificadas muchas vecesde “inenarrables”. Jorge Semprún,republicano español sobreviviente delHolocausto, plantearía de modo elo-cuente la tensión entre el relato y laescucha de este tipo de situaciones:todo puede ser contado –dirá– pero¿Quién sería capaz de escuchar eserelato aterrador, de comprenderlo sinsentirse espantado? “Siempre asustanlos aparecidos” –continuará diciendoSemprún– porque los que han atrave-sado la muerte de punta a punta tienensiempre un halo fantasmal. Aún así, a

riesgo de aterrar, los sobrevivienteshan buscado hacer audibles sus expe-riencias, han concurrido a testimoniarante la justicia durante años, han sidotenaces y constantes en el recuerdoaportando a la construcción de la ver-dad y la justicia. Sin embargo, a dife-rencia de otros actores más presentesen instancias públicas como lasmadres, las abuelas, los hijos, han per-manecido invisibles por fuera de lasinstancias judiciales a las cuales sonconvocados en calidad de testigos. Elcumplimiento de aquella promesa for-mulada como un conjuro ante la muer-te y el olvido encontraría a la salida delos campos condenas y dificultadesespecíficas en la escucha.

Ante la inminencia de esta nuevacausa judicial, donde los represores sonjuzgados por los delitos cometidos con-tra estas víctimas vivas, debemos pre-guntarnos entonces por las razones deesta invisibilidad histórica de los sobre-vivientes, situándola en ese espacioque se abre entre la voluntad de hablardel testigo y las condiciones de escucha,de re-conocimiento por parte de perso-nas, grupos e instituciones concretas.

Analicemos las razones de esta invi-sibilidad. Una de ellas preexiste a supaso por el campo: los sobrevivientesson parte de “la generación del ‘70”,estigmatizada por la llamada “teoría delos dos demonios”. En este sentido,toda la generación parece signada porla frase “por algo habrá sido”, la cualresponsabilizó a los desaparecidos desu propia desaparición haciendo hinca-pié en su militancia como causal de larepresión e invisibilizando la responsa-bilidad de un Estado terrorista.

Haber “andado en algo”, en esta lógi-ca, no sólo justificaría las atrocidadescometidas, sino que también invalida-ría la legitimidad del testigo transfor-mándolo en uno de esos “demonios” que“sembraron la violencia en el país”.Durante largos años la teoría de los dosdemonios sentó argumentos éticos ehistoriográficos que cargaron sobre esageneración –y ante todo su parte super-viviente– la responsabilidad en torno ala violencia política de los años 60 y 70.Silenciados en calidad de militanteshasta tiempos muy recientes, losmiembros supervivientes la generaciónreconstruirían sus identidades a partirde la experiencia represiva. Tímida-mente, con recaudos, se comenzarían anarrar las experiencias de prisión o deexilio. Sin embargo, esto no sucedió conaquellos que estuvieron en los campos.Los sobrevivientes de campos conser-van, al día de hoy, esa invisibilidad quecaracterizó a toda la generación en losprimeros años de la reapertura demo-crática.

Una segunda capa de silencio tieneque ver, entonces, con haber sobrevivi-do específicamente a un campo deexterminio. Si tantos no volvieron ¿Porqué algunos si? El exterminio demuchos contra la supervivencia deunos pocos generaría en la sociedad yen los grupos de pertenencia de lossobrevivientes valoraciones y estigmasespecíficos. Si como militantes la acu-sación social sería “por algo habrásido”, a la supervivencia de unos pocosse les aplicaría una condena similar:“por algo habrá sobrevivido”.

Trabajo en el área de investigación delEspacio de Memorias ex CCDTyE “La

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Diario de la memoria

Muestra de objetos “(Sobre) vidas”

del Espacio para la Memoria y

Promoción de los DD.HH. Relata

historias de despojos, herencias y

resistencias a través de los objetos

que algunos sobreviventes lograron

llevarse consigo del CCDTyE La Perla.

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Diario de la memoria

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Perla” hace cuatro años reconstruyendoel funcionamiento del campo, las identi-dades de sus víctimas, las experienciasvividas allí y las estrategias de los sobre-vivientes para reconstruir su mundo.Desde la investigación sistemática comola que requiere mi tarea, es posible afir-mar que no hay actitud de los secuestra-dos o de sus grupos allegados –recursosempleados por sus organizaciones ofamilias– que hayan intervenido sustan-cialmente en la decisión final sobre esaspersonas. Hubo gente a la que se learrancó información bajo tortura, gentea la que no, gente que permaneció convida mucho tiempo y luego fue asesina-da, familias que pagaron importantesrescates, secuestrados que tenían fami-liares en altos estratos del ejército o con-tactos diplomáticos, pero ninguna deestas situaciones incidió efectiva o regu-larmente en su asesinato o superviven-cia. No existe una relación directa entrelo que en el mundo de afuera considera-ríamos “ventajas” y los desenlaces posi-bles. Esa decisión estuvo siempre enmanos de los responsables del campo, yvarió tanto en relación a los momentosrepresivos como a las “reglas” –por otraparte pobladas de arbitrariedades– queregían ese mundo.

En un sentido más profundo en tantoque toca los límites de lo humano, loque las personas fueron obligadas –y esimportante recalcar obligadas– a hacerdentro de ese universo que sustraía alos secuestrados de cualquier margende decisión individual no puede ser eva-luado con los parámetros de las situa-ciones normales. Ninguna víctima, yasea que haya sido asesinada o hayasobrevivido, tuvo margen de decisión apartir de su ingreso al campo que nofueran unas pequeñas e imperceptiblesresistencias. Por lo tanto no existen –talcomo enuncian algunas trampas simbó-licas que intentan enturbiar responsa-bilidades– víctimas culpables o inocen-

tes. Existen víctimas. Todo aquel quefue secuestrado es una víctima, todo elque cometió delitos como miembro delas fuerzas armadas y de seguridad esresponsable de los mismos.

Sin embargo, no podemos desconocerque la equiparación del sobrevivientecon un “traidor” es potente. Gestada alinterior del campo por los propiosrepresores, sembraría una desconfian-za permanente e indefinida hacia lossobrevivientes, entre ellos mismos,entre los grupos a los que habían perte-necido, en la sociedad. En una antiquí-sima matriz de interpretación sobre elmartirio, los muertos serían héroes,mientras que la supervivencia se trans-formaría en una variante de la traición.

Los represores lo sabían, y como úni-cos responsables de dejar vivir o hacermorir a miles de personas, se asegurarí-an así una desintegración permanentede la persona y de sus grupos de perte-nencia. Así, los tentáculos del campo, deesa maquinaria del terror concebidapara la desintegración de grupos organi-zados, nos alcanzarían hasta nuestrosdías. Pero algo falló: los sobrevivientessiguen atestiguando en su contra.

Estas acusaciones, estas condenasmorales, tuvieron –y tienen– sus corre-latos en la escena judicial, donde losprincipales argumentos de los aboga-dos defensores de los represores sevalieron de acusaciones semejantespara deslegitimar y hostigar a los testi-gos. “Ensuciarlos” tildándolos liviana-mente de “traidores”, de “putas” o de“suyos”, constituiría no sólo una revic-timización para los que sufrieron laexperiencia concentracionaria, sinoque insistiría en el permanente intentode desacreditar las únicas versionesque podrían inculparlos.

En ese marco ¿Cómo pueden los tes-tigos, los sobrevivientes, dar cuenta delo sucedido en el campo, de esas situa-ciones extremadamente indignas

teniendo a la vez que rebatir esas ver-siones? Para poder atestiguar –no yaser reconocidos como víctimas– las per-sonas debían revestirse, primero, de unhalo completamente prístino, inocente,negando sistemáticamente su perte-nencia a cualquier tipo de organizacióny, después, rendir cuentas por las razo-nes de una supervivencia incomprensi-ble hasta para ellos mismos.

El debate sobre lo que supuso en todala sociedad la existencia de un campocomo La Perla no es posible sin comen-zar a romper el largo silencio, la invisi-bilidad, la imposibilidad de escucharprofundamente esos “imposibles” querepresentan las experiencias concen-tracionarias. Escuchar “imposibles”implica, desde luego, ser permeables alo que supone el límite.

El valor del juicioAlgunos países que pasaron por expe-

riencias represivas similares a lasnuestras optaron por la amnistía, lareconciliación, la desestimación de lajusticia. En otros casos, la venganzatambién fue una opción. En Argentinano. Desde el principio estuvo claro quesi las cuentas pendientes con ese pasa-do llegaban a “saldarse” sería pormedio de la justicia. Esta presencia,esta fe en la justicia como vía de repa-ración de una herida que deja sus tra-zos hasta el presente, aparece comouno de nuestros signos distintivos,como parte de nuestra identidad nacio-nal. También provoca dudas ¿Qué repa-ra la justicia treinta años después?¿Qué devuelve a las víctimas? ¿Esnecesario invertir esfuerzos en costososprocesos judiciales? Los derechoshumanos violados durante la dictadura¿Son de hoy o de ayer?

He intentado hasta aquí dar cuentade un proceso dinámico donde el lugarasumido y otorgado a los sobrevivien-tes, esa extraña celebridad que les otor-

ga haber atravesado la muerte y supapel como portavoces de los que no vol-vieron, ha ido siendo modificado con eltiempo. Al día de hoy esas personas sonsobrevivientes, testigos y víctimas. Susdolores, sus resistencias, serán escu-chadas en una causa que los re-conoce,generando nuevas claves de interpreta-ción. Pero esto no es azaroso, es posibleporque hemos llegado a comprenderque el horror no sólo les ocurrió a ellos:les ocurrió a sus organizaciones, a susfamilias, a sus hijos. Nos ocurrió a todosen diferentes medidas y de diferentesformas. Hacer de cuenta que esto nonos toca implicaría desligarse como hanhecho hasta ahora todas las versionestranquilizadoras que sitúan la posibili-dad de la instalación de campos de con-centración por fuera de la sociedad quela produjo. Tranquilizadoras, si, peroin-ciertas e injustas. Las experienciasde los campos, por extremas, no hacensino revelar nuestro mundo “normal”,un mundo donde se sigue culpando alas víctimas de los delitos de los quefueron foco, donde se encuentra instala-do que, llegado el caso, es posibleimplantar regimenes de excepción don-de hay ciudadanos con más o menosderechos, donde podemos permanecerindiferentes al sufrimiento ajeno.

En este sentido re-conocer a lossobrevivientes como víctimas, juzgar alos responsables de los crímenes de losque fueron objeto, ordena. Restituye unlugar a ese aparente sin sentido quesupuso el campo de concentración.Integra aquello que pretendió ser des-integrado, regenera. No sólo a ellos. Atodos en tanto sociedad que pretendeser más justa, más democrática. Otor-gar un lugar social a esas experiencias,tal como se hace en un juicio, nos per-mitirá conocernos y re-conocernos endonde más nos cuesta vernos. Allí don-de se hubo perdido el sentido de lohumano.

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Diario de la memoria

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En marzo de 2012, el museo de

sitio del APM, inauguró la muestra

“Instantes de Verdad. Fotografías

del Registro de Extremistas del

D2”, que exhibe parte del Fondo

de la Policía de la Provincia de

Córdoba, integrada por negativos

de fotografías tomadas entre

1964-1992. Allí están retratadas,

entre otras, personas detenidas

por razones políticas cuyos nom-

bres fueron asentados en un lista-

do diferencial bajo el título

“Registro de Extremistas”.

Esta muestra propone un recorri-

do posible en base a las fotos de

aquellos extremistas. Con el pro-

pósito de mirarnos en ese espejo

inquietante a través de desarchi-

var parte de lo clandestino de

este espacio.

imágenes capturadasEn marzo del 2007, el Archivo abrió

sus puertas al público y comenzó laardua tarea de rastrear fondos docu-mentales que hablaran del funciona-miento del terrorismo de Estado enCórdoba. Por tratarse de una experien-

cia nueva para nuestra provincia eranecesario afinar el ojo y poner manos ala obra.

En este inicio de búsqueda, la copiadel libro “Registro de Extremistas”ancló en papel, en prueba palpable, unode los engranajes de la gran maquina-ria del terror en nuestra ciudad. Se tra-ta de un libro que registra alfabética ycronológicamente, a partir del año 1961al año 19771, un total de 5548 personasconsideradas subversivas por la Policía,que fueron detenidas y fotografiadas2.

El libro confeccionado por “el D2”de laPolicía de la Provincia de Córdoba,registra la fecha de la toma fotográfica,el apellido y nombre de la persona, elnúmero de negativo y el número de folio.Tenía como objetivo el registro pormeno-rizado de todos aquellos catalogadoscomo extremistas, que en algún momen-to eran secuestrados, detenidos y foto-grafiados como una forma más de avan-zar sobre sus identidades y violentarlas.

En principio este libro permitió teneral menos un listado de personas en lascuales el Departamento de Informacio-nes había “hecho foco”, primero defi-niéndolas como extremistas, luego per-siguiéndolas, secuestrándolas, fotogra-fiándolas de frente y perfil y anotandoeste acto en un detallado libro de regis-tro. Como un mapa de las miles de imá-genes de inteligencia que iban ateso-rando sobre aquellos que catalogabancomo peligrosos o sospechosos, otros aquienes perseguir por su posible mili-tancia política o gremial.

La práctica de la fotografía prontua-rial lleva más de un siglo como métodode vigilancia. En este caso, existía den-tro de la policía un fotógrafo (o varios)

encargado de visitar las distintasdependencias policiales para tomarestas imágenes. Así y con la Central dePolicía funcionando en el Cabildo, lagran mayoría de esos más de cien milnegativos fueron tomados en esa man-zana céntrica de Córdoba. En algunoscasos para formar parte de los prontua-rios (generales) y en otros de las Carpe-tas Políticas3.

imágenes conservadasSe trata de 136.242 negativos distri-

buidos en 82 cajas, con imágenes toma-das desde 1964 a 1992 que, junto con ellibro “Registro de Extremistas”, esta-ban en poder de la Justicia Federal deCórdoba como parte del material pro-batorio de las causas por delitos deLesa Humanidad en la provincia. Estematerial, ofrece coordenadas para acce-der a lo clandestino de la represión ennuestra ciudad y particularmente en el“D2, Departamento de Informaciones”.

En un primer momento, el archivocomenzó a entregar, a pedido de las víc-timas o sus familiares, copias caladasde las páginas en las que figuraba elregistro de la persona fotografiada, yponiéndolos en conocimiento que dichaimagen estaba en poder de la Justicia.Finalmente en agosto de 2010 el fondocompleto de los negativos fue transferi-do al Archivo con su agrupamiento ynomenclatura original. Una vez allí, elÁrea de Conservación y Archivo realizólas tareas correspondientes a:• Descripción de la serie documen-

tal, acompañada de tratar de desci-frar la lógica institucional detrás dela práctica del/los fotógrafo/s. Regu-laridades, especificidades; y más

datos que desde la archivística nospermitieran una noción cabal deesta serie con la que estábamos tra-bajando.

• Conservación: muchos de losnegativos tenían hongos, estabanpegados o con marcas de cinta uotros materiales. Se trataba a la vezde distintos formatos (placas y35mm) y materiales; por lo que fuenecesario la capacitación para lle-gar a la alquimia de cuales eran losmateriales correctos para acondicio-narlos y conservarlos.

• Positivación: Convertir los milesde negativos en imágenes que pudie-ran imprimirse y entregar, lo que de -bía realizarse con los cuidados nece-sarios y las precauciones que convir-tieran esa tarea en útil a largo plazo(saber como digitalizarlos: formato,peso de la imagen, nomenclatura).

• Sistematización de la serie: Con-vertir esos datos sueltos en informa-ción que permitiera nuevas coorde-nadas en el gran mapa del aparatorepresivo policial. Y allí la articula-ción con el Área de Investigación sevuelve más concreta.

Por tratarse de miles de negativos, elproceso de pasar a imágenes se realizóen función de los pedidos de Investiga-ción (personas que habían solicitadosu fotografía o la de sus familiares).En esa intersección entre las áreascomenzaron las aproximaciones con-cretas a la comprensión global delmaterial con el que estábamos traba-jando. Fue allí, en donde se hizo nece-sario compartir la experiencia con elresto de las áreas, lo que terminó sien-

Instantes de verdadFotografías del Registro de ExtremistasÁrea de Investigación APM

Desarchivandoel pasado

Esta sección está destinada a

difundir el material documental

del Archivo Provincial de la

Memoria, el cual centraliza la

documentación vinculada al

accionar del terrorismo de

Estado y a la lucha en defensa

por los Derechos Humanos en el

ámbito de la provincia de

Córdoba.

La documentación puede

ser consultada en el marco de lo

establecido por el Reglamento

de Accesibilidad del Archivo

Provincial de la Memoria.

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do el “grano de plata” inicial de lo quedio como resultado la muestra “Ins-tantes de Verdad. Fotografías delRegistro de Extremistas” expuestadesde marzo de 2012.

imágenes rebeladas

“La foto es literalmente una emanación

del referente. De un cuerpo real, que se

encontraba allí, han salido unas radia-

ciones que vienen a impresionarme a

mí, que me encuentro aquí; importa

poco el tiempo que dura la transmisión;

la foto del ser desaparecido viene a

impresionarme al igual que los rayos

diferidos de una estrella. Una especie de

cordón umbilical une el cuerpo de la

cosa fotografiada a mi mirada: la luz,

aunque impalpable, es aquí un medio

carnal, una piel que comparto con aquel

o aquella que han sido fotografiados”

(Barthes, Roland:1989,142-143).

La posibilidad de investigación y entregade esas imágenes siempre ha sido un nor-te. Sin embargo, a más de dos años de tra-bajo (en la conservación, positivado,investigación, entrega y sistematizaciónde la serie documental) aún resulta incon-mensurable lo que han provocado en “losreceptores”, en quienes trabajamos con elmaterial y, en quienes han recorrido yrecorren la muestra.

Poder narrar, como Espacio de Memo -ria, lo que aquí ocurrió y sobre quienes,a través de imágenes, es un recursoextremadamente valioso. Compartir loque producen estas fotografías, es unamanera de desarchivar desde documen-tos concretos, poniendo sobre la mesadistintos sentidos de nuestro pasadoreciente a través de “vehículos” que sonparte de nuestro acervo, con el que tra-bajamos cotidianamente. Siendo lasimágenes el soporte, para también com-partir lo que ellas nos muestran, lo quesilencian; lo que generan, el poder de“cercanía, verdad, realidad, pruebafehaciente” que tienen sobre lo que qui-

so mantenerse clandestino, oculto,silenciado. Como grandes grietas en elmuro del terror y silencio, recuperadasdesde el hoy y “expuestas” a todos losque recorren el espacio.

Imágenes conectadas inevitablemen-te, con la situación límite y la experien-cia vital. Y que por sus múltiples signi-ficancias decidimos abordar en equipo;desde la obligación de ser extremada-mente respetuosos del derecho a laintimidad como al imperativo de hacerpúblicas estas fotos como vehiculizado-ras para rearmar diálogos entre gene-raciones que no están.

Estas huellas quedaron y nos hablanal mismo tiempo de vidas intensas einstantes perdidos para siempre, de laexperiencia concentracionaria, delterrorismo de Estado aplicado en loscuerpos de seres concretos; narrando loque muchas veces la imposibilidad deescucha define como inenarrable; mos-trando lo que la incapacidad de visiónnos quiere forzar a definir como impen-sable o inimaginable.

Esas imágenes hacen foco en una ins-titución, en sus prácticas y en los sereshumanos que fueron sus objetos, a losque buscaron negar su humanidadpero que por los resquicios que abrenlas memorias hoy nos permiten refle-jarnos en ellas y sentirlas un poco par-te de las nuestras.

“Tengo los ojos llenos de lágrimas y elcuerpo lleno de amor. Nunca pensé queuna foto de registro policial pudieraconvertirse en un instante de verdadtan contundente. En muchos casosestas fotos son el último registro visualde una vida…

Siguen vivos

Memoria

Verdad

Justicia

Nunca Más

R. A

28/3/12”

Libro de Visitas muestra

“Instantes de Verdad”

Notas1. Por una limitación en la cantidad de hojas en cada letra, presenta discontinuidades, por lo que

entendemos existía un Tomo 2, que hasta la fecha no ha sido hallado.

2. El total de tomas, negativos es más del doble, ya que se trata de fotografías de frente y perfil. En

algunos casos también se agregaban fotografías de cuerpo entero.

3. Desdoblamiento del prontuario personal que era generado a los perseguidos políticos y que en

su mayoría incluía información producida por servicios de inteligencia. No han sido halladas hasta

el momento.

Hasta hace dos o tres años no cono-cía el Archivo Provincial de la

Memoria. Sabía de su existencia, peroésta es una dirección por la que sentíauna especie de resquemor. Desde quevolví de Brasil en 1995 –donde vivímuchos años– pasé muchas veces porel pasaje y todas, sin excepción, miréadentro de la casona; o intenté mirar yno pude porque al principio estabacerrada y abandonada; y cuando pudeno puse demasiado interés. Antes dellegar al pasaje, fuera que viniera des-de la plaza San Martín o desde la calleObispo Trejo, venía pensando “voy apasar por frente a Informaciones…”, yalguna cosa en mi interior hacía un rui-dito.

En aquellos tiempos, ya habían suce-dido la obediencia debida, el puntofinal y el indulto, vivíamos en épocasde Menem y la sensación era de que lascosas eran así, inmutables. A pesar deesto nunca dejé de estar convencido dela posibilidad de que el mundo fueramejor. Cada vez que pasaba, en esaépoca, en frente a Informaciones, sen-tía que yo (nosotros) tenía la razón,había tenido la razón allá por 1975cuando la policía me detuvo y allí mellevó. Sin embargo, ahí estaba incólu-me la casona donde yo y miles de per-sonas –incluido mi hijo de 4 días– habí-amos padecido tanto por entender elmundo de otro modo.

Hace dos o tres años tuve que ir al (ya)Archivo Provincial de la Memoria a bus-car requerir documentación relativa ami detención y alojamiento en la D2(¡ahí!) –en caso de que la hubiere, por-que en el Juzgado Federal Nº 1, a cuyadisposición estuve y por cuyo titular,Adolfo Zamboni Ledesma, fui condena-do, no había nada (¡¡!!)–. Ésa fue la pri-mera vez que entré. No hace falta que lodiga: con poco interés. Pretendía hacerel trámite e irme. A medida que ibaacercándome al pasaje, aquellos mencio-

nados ruiditos iban haciéndose mayores–pero nada del otro mundo–. La personaque estaba en la recepción me indicócómo tenía que hacer para llegar a laoficina pertinente. Al contarle sintética-mente el motivo de mi presencia ahí, enel trayecto hacia la oficina este compa-ñero en dos oportunidades me preguntó:“¿Te acordás del ‘tranvía’, de este patio,del baño…?” En una nebulosa me acor-daba –óbice para el recuerdo: la capu-cha–. De un patio, del lugar exacto deéste donde estuve parado como unasemana, ¡de los tres escalones!..

Del momento cuandome sacaron la foto

Lo que sí impresión me causó fue oírlas campanadas de la Catedral, des-pués de treinta y pico de años, desdedentro de la D2. En esa semana de misdetenciones todos quienes oíamos cadacuarto de hora. A veces, también, algu-nos cánticos de fieles. A pesar de lo úti-les que eran las campanadas paramantener, en ese estado se semicon-ciencia en el que estábamos –productode la tortura y el sueño, como mínimo–,un vínculo con el tiempo, generaba ungran rechazo, más rechazo a la hipocre-sía y a la mentira.

En la oficina le expliqué el caso a Cla-risa quien, después de lo burocrático, medijo que había posibilidades ciertas deque mis datos ahí estuvieran, pero que lonegativo del asunto era el tiempo quepodía demorar su localización ya que elequipo del que formaba parte estaba enesa tarea, y en la de clasificación.

Después me preguntó si quería haceruna recorrida por el (ahora) Archivo.Accedí con poco entusiasmo –no meacuerdo si disimulado o no–. Y los diá-logos que tuvimos sobre “esa” época; ylas preguntas que me hizo que no puderesponder porque, obviamente, hay enmi memoria partes borradas; y las quesí pude, pero gracias a que ella me ayu-

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dó por las reconstrucciones que el equi-po ha hecho por medio de los cientos,hicieron que lo que iba a ser un merotrámite burocrático se transformara enun ejercicio de memoria.

Pasaron dos o tres meses –durantelos cuales hubo intercambio de llama-das telefónicas– y volví a ir. Esta vezfue con Natalia con quien conversé.Después de recorrer nuevamente lasinstalaciones, de rememorar otrosaspectos y otras situaciones distintasde las que había recordado con (y gra-cias a) Clarisa, quedamos en que ellame haría una especie de entrevista enla cual yo relataría “mis vivencias” enel D2. Al final no sé por qué no se con-cretó pero sí, al poco tiempo, me llamóClarisa para avisarme que habían loca-lizado toda la documentación que yohabía requerido, inclusive la foto.

A los pocos días fui. Cuando Clarisame ofreció el sobre enorme con los pape-les y la foto, con decisión lo tomé, lo abríy allí estaba yo a los 20 años, con la caratorcida, hinchada, deforme, y con unaexpresión de tristeza que salía desde lomás profundo de mí. Y a mi lado –en lafoto–, la panza de uno de los verdugos yen sus mano la capucha –que el tipo mehabía sacado sólo a los fines de tomar lafoto–. En ese momento no quise verlademasiado, no me detuve a verla. Lametí en el sobre y me dediqué a ver lospapeles. Pero esa imagen fue recurren-te en los días siguientes, vuelta así, derepente a la memoria.

También volvía y volvía la imagen demi mujer –en ese momento tenía 19años–, que no dejaba de ser dulce apesar de las circunstancias y de queapenas cuatro días antes había paridoa nuestro hijo.

A raíz de ésas mis visitas al Archivo yde lo que en ellas sucedía empecé avalorar el trabajo que allí se hace. Elparámetro de comparación fue lo quepor mí hicieron: esto, multiplicado por

los cientos-miles de casos, ¡mi dios!..¡Cuánto trabajo!.. Trabajo (de) militan-te por la memoria.

Antes de este 24 de marzo “las chicas”–salvo el compañero de la recepción,sólo mujeres me han atendido– me lla-maron para pedirme permiso parapublicar ésa, mi foto, en una exposiciónque iba a hacerse –y se hizo– con moti-vo del aniversario del golpe. Debía auto-rizar por escrito así que tuve que ir másuna vez (ya sin ruiditos). Fue exacta-mente un día antes de que se abriera alpúblico la exposición –que se llamó Ins-tantes de Verdad-Fotografías del Regis-tro de Extremistas del D2–. (He de reco-nocer que una parte de mí sintió satis-facción por formar parte de eseregistro). El estado “físico” –escombros,pintores, albañiles…– del Archivo pare-cía reflejar que la exposición iba a serinaugurada semanas después o, en elmejor de los casos, días después. Perono: al día siguiente se abría al público.

Menos de 24 horas después volví y, ohsorpresa, todo en su interior estabaperfectamente dispuesto para la aper-tura. En menos de un día estuvo todolisto. Trabajo (de) militante por lamemoria.

Ahí volví a verme, a ver a quien erami mujer y a tantos otros compañerosExtremistas –de los extremos: delextremo de la igualdad, del extremo dela solidaridad; del extremo del bien;esos Extremistas fuimos–. Y me vi y via todos colaborando desde esas fotos,que integraron esa exposición trabajo-sísima, en mirar para atrás para reco-nocer y memorizar los puntos encomún de tantos vocablos que el siste-ma nos ha hecho transformar en “natu-rales” y que, por otra parte, son sinóni-mos en distintas épocas.

Y todo hecho con mucho trabajo. Demilitante por la memoria.

Wenceslao Cabral

Mi viejo desanda cuarenta años.Y me mira en blanco y negro.Me mira desafiante.Me mira.Pienso que está mirando al hijo de

puta que le está sacando la foto, a él lomira con mirada desafiante.

Mirada miradora y mirante.Yo miro la forma en que mira el lente

de la cámara. Y pienso que en verdaden ese momento, hace 40 años el tipoestá pensando una ordinariez bienordinaria. Pensando con la mirada.Diciéndole al tipo que le está sacandola foto, al tipo, al cana que le estásacando la foto “¿porque no te vas a lamierda, porque mierda no te vas a lamierda?”. Eso debe estar pensando,.Eso debe haber estado pensando en esafoto, que le sacó la cana, con un nume-rito bastante tentador, para ser jugadoa la quiniela. El numero de fichaje delas fotos de la cana.

Mi viejo, mirando al cana que le estásacando la foto, de repente me estámirando a mí. Y sí, su mirada es des-afiante. En verdad me parece que meestá enseñando a desafiar. Y me estádiciendo, así se desafía, hijo mío.

Así se desafía a la cana. Así se des-afía la ráfaga en la panza, así se desafí-an las instituciones hijo mío. Así sedesafía la nada. Así se desafía el indivi-dualismo, las bolas pesadas del tedio.Así se desafía la mugre del sistema.Sus indolencias, sus falsos calmantes,así se desafia el dolor de los huerfanos.Con una mirada. Con esta mirada hijomío, que te envió para que cuarentaaños mas tarde, puedas desafiar, cual-quier fantasma.

Mi viejo, con el cartelito, que tiene unnumerito, bastante tentador, para serjugado a la quiniela, me enseñó a des-afiar a cualquier gigante.

Ernesto Argañaraz

En diciembre del año 2010 y en mar-zo del año 2011 me avisaron del

Archivo Provincial de la Memoria quetenían fotos de la detención de mispadres en la D2.

Por la edad que tenía al momento desus secuestros y desaparición, no tengorecuerdos de ellos. Sólo los conocí porfotos. La frase que escribió mi mamá ensu última carta:“muéstrenle las fotos desu cumpleaños todos los días para queno se olvide de sus papás” iba a tenermucho significado en mi vida. No sécomo eran sus voces, ni su olor, ni elsonido de sus risas, ni de sus gritos defelicidad o bronca. Sólo los vi, duranteaños, en fotos. Imaginándolos, imagi-nándome, imaginándonos. Las fotos,que mi mamá había pedido me mostra-ran todos los días mis abuelos (con suscasas allanadas varias veces) no pudie-ron hacer otra cosa que guardarlas yesconderlas. Vivíamos en un tiempo desilencio y de miedo continuo. Con ladetención de mis viejos, también sedetuvieron las imágenes y las palabrassobre ellos. No más fotos de Berta yDaniel por ningún lado. Desde 1975hasta 1985, diez años de paréntesis, queculminan con el Juicio a las Juntas ymis abuelos diciéndome que era hija dedesaparecidos y no como creía hasta esemomento, de muertos en un accidente.

Fue y sigue siendo un aprendizajedifícil, que implicó muchos años, el leery escuchar los testimonios de sobrevi-vientes de los Centros de Detención sindesarmarme. Porque los testimonioscuentan las condiciones en las queestaban detenidos, las situaciones deviolencia y destrucción de la condiciónhumana y no quiero ni pensar en esaposibilidad para ellos. No quiero deninguna manera ese destino para ellos.Los testimonios de los sobrevivientesno dejan mucho margen para pensar enotros escenarios. Me atraviesan lasimágenes, me pegan, me tortura pen-sarlos ahí. Es mi dolor más grande.

Las fotos de la detención en la D2 sonun documento del paso por el horror. Elencuentro con esas fotos me da unadimensión nueva de mis viejos. Un aspec-to de mis viejos que no conocía, la imagende la tristeza, del dolor, del miedo.

Me duele ver a mi mamá así. Me due-le ver su pelo sucio y despeinado, meduele verla sin maquillaje, me asustaver su postura encorvada. Me impactanlas fotos, el parecido de mi mamá conmi hija, la juventud de ella y mi papá.Me impactan porque es como asomar-me y acceder a un segundo de aquellosmomentos de terror.

Pero ver las fotos expuestas en elArchivo Provincial de la Memoria mealivia. Porque es ver, finalmente, alEstado reconociendo que hubo Terroris-mo de Estado, “curando”. En este caso,como en los mundos del arte, el curadorrefiere a quien guarda, quien custodia,quien cuida. El reconocimiento de esediscurso es reparador, como en otrosaspectos y con otros objetivos es repa-radora la instancia judicial. Las insti-tuciones reconociendo el derecho a lapalabra, a la denuncia y a la defensa.El Estado cumpliendo su obligación deser representante. Con la muestra, losucedido, entra en el discurso social. Ladocumentación sobre la detención ile-gal y la tortura está ahora inserta en latrama; entra, al fin en la cadena desentidos sociales. Antes era un nohecho, un no sentido. No era tema deEstado y no era tema, entonces, másque en el interior de las familias y enlos organismos de derechos humanos.Era muy alienante tener datos sobredetenciones, torturas y muertes guar-dados durante años en los cajones de lacasa porque no había nadie a quien leimportara.

Pienso que mostrar es doloroso, por-que lo que sucedió es traumático, peroque el nombrar alivia y repara.

Natalia Colón

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Diario de la memoria

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por Marcos R. Gastaldi*

Desde la finalización de la última dicta-dura militar y principalmente desdemediados de la década del ochenta algu-nas de las nuevas camadas de arqueólo-gos que salían de las distintas Universi-dades Nacionales en las que se dictabala carrera, empezaron a participar acti-va y comprometidamente en el esclare-cimiento de los crímenes cometidos porla represión de la dictadura (Funari yZarankin 2006, Zarankin y Salerno2008). La participación en la recupera-ción e identificación de restos de perso-nas desaparecidas, excavaciones y aná-lisis de la estructuración espacial ydinámica interna de los Centros Clan-destinos de Detención (CCD), registrode las expresiones grabadas por losdetenidos en los muros de los calabozosde reclusión y el análisis de los objetosvinculados a la represión, tales como lavestimenta, fueron algunas de las inter-venciones realizadas.2 El involucra-miento de la arqueología en los conflic-tos sociales del pasado reciente o delpresente coincidió con cierto giro episte-mológico en la disciplina. En primeralugar empieza a reconocer que lasnarrativas creadas por la arqueología,lejos de ser historias neutrales, sehallan en un diálogo tenso con los inte-reses y conflictos políticos y sociales delpresente (Trigger 1994). En segundolugar, pensar la práctica arqueológicainserta en el presente promovió el invo-lucramiento de muchos arqueólogos conlas comunidades donde trabajaba: parti-cipación en las diputas por reconoci-miento de tierra en comunidades indíge-nas y campesina; defensa de lugaressagrados o patrimonios culturales loca-les; construcción de museos locales conparticipación comunitaria tanto en lagestión como la creación de la narracióndel pasado; entre varios otros. Así laarqueología entró en un diálogo fluido ymás simétrico con los pobladores localesdonde trabaja.

La arqueología en el caso del estudiodel pasado reciente vinculado con laúltima dictadura militar; historia sig-nada por la violencia y el dolor que qui-so ser ocultada y borrada de la memo-ria colectiva por quienes la propiciaron,se transformó en una herramienta efi-caz que permitía no sólo comprender yanalizar los mecanismos represivosutilizados, sino que también, junto conlos relatos orales de los sobrevivientesy testigos, posibilitó visibilizar lasvoces, percepciones y vivencias de quie-

nes pasaron por esos lugares e inclusode quienes fueron asesinados allí aúnausentes entre nosotros.

Halbwachs (2004), en su ya clásicoensayo sobre la memoria colectiva,señalaba que el entorno material llevaal mismo tiempo nuestras marcas y lade los otros. En ese sentido observó queno existe una memoria colectiva que nose desarrolle en un marco espacial. Enel espacio según este autor nuestrasimpresiones se suceden unas a otras.En arqueología diríamos que confor-man verdaderas estratigrafías; capasque se sedimentan una sobre otra ynarran la apropiación que la gente rea-lizó de ese espacio en el pasado. De estamanera, como bien la señala este inves-tigador que centró su mirada en larelación entre memoria y cultura mate-rial, nada permanece en nuestro espíri-tu y no sería posible comprender orecuperar nuestro pasado si no se con-servase en el medio material que nosrodea. Los vestigios materiales con loque la arqueología trabaja y hace visi-ble por medio de sus técnicas cobran eneste contexto una relevancia funda-mental en tanto la memoria puede serreinscripta en ellos, pasando a configu-rar verdaderos monumentos de esepasado y de un presente en continuaresignificación y disputa.

En Córdoba la “Arqueología de la repre-sión” se vincula principalmente a dostipos o modalidades de intervenciones:3

En primer lugar la excavación y pros-pección de áreas para la identificación yrecuperación de personas desparecidas.4

Algunos ejemplos de esto son:5 A partirdel año 2001, a pedido de la Justicia seinician investigaciones y excavaciones,realizadas por el Equipo Argentino deAntropología Forense (EAAF) en calidadde perito, con la participación de arqueó-logos del Museo de Antropología de laFFyH-UNC y estudiantes avanzados dela Escuela de Historia de la mismaFacultad, en el Cementerio Municipal deSan Vicente.6 Dando lugar al hallazgo dela fosa común más grande, asociada alterrorismo de Estado, que se ha excava-do en nuestro país con métodos arqueo-lógicos. Asimismo, se inició una serie deprospecciones para la búsqueda de fosasde enterramiento clandestino en el cam-po militar La Perla y más recientementeen el predio de la ex prisión militar LaRibera. Por otro lado, se promovieron,por ejemplo, convenios entre el Equipode Arqueología Pública del Museo deAntropología, el EAAF y la Justicia Pro-vincial para el análisis de restos de cuer-

pos que pudieran aparecer en las distin-tas actividades de rescates realizadaspor el Equipo del Museo en distintas áre-as de la provincia.

La otra modalidad en la que se des-pliega este tipo de “Arqueología” estávinculada a la recuperación y recons-trucción de los lugares que funcionaroncomo Centros de detención, tortura yexterminio y que se van conformandocomo Sitios de Memoria. En Córdobadurante el año 2006 la Legislatura Pro-vincial promulga la “Ley de la Memo-ria” nº 9286. En función de la misma secrean la Comisión y el Archivo Provin-cial de la Memoria (APM) En el 2009 yen el 2010 respectivamente, abren suspuertas el Espacio para la Memoria yla Promoción de los DDHH en el exCCD La Perla y Sitio de Memoria exCCD La Ribera. A partir de la creaciónde la Ley se da entonces un proceso derecuperación, señalización, estudio ypuesta en valor de estos espacios yotros que también fueron parte del cir-cuito represivo de la Provincia de Cór-doba tales como Casa de Hidráulica yPuesto caminero de Pilar.

Algunas de estas tareas lo conformanlas intervenciones realizadas, duranteel 2006, por un equipo de arqueólogos,antropólogos sociales, artistas y museó-logos del Museo de Antropología en elrelevamiento de los grabados dejadospor los detenidos en el ex D2, actualAPM. Como resultado de dicha labor seconfeccionó un informe de las inscripcio-nes (donde se recuperaron nombres,fechas y distintas expresiones) y semontó la muestra “Memorias en losMuros”.7 En este mismo Sitio se realiza-ron a su vez excavaciones en uno de lossótanos con el objetivo de la recupera-ción de documentos de la época quepudieran haber quedado ocultos. Ade-más, se lograron identificar marcas enlos pisos que permitieron determinaralgunos de los lugares por donde pasa-ron los detenidos y que eran menciona-dos en los relatos de los sobrevivientes.También arqueólogos del Museo deAntropología intervinieron en el Espa-cio para la Memoria y la Promoción delos derechos humanos ex CCD La Perla.En este caso se llevó a cabo el releva-miento de huellas en los muros, identifi-cándose rastros de sangre en paredes, omarcas que permitieron comprender anivel espacial el funcionamiento dellugar. Algunos otras acciones se trata-ron de excavaciones en D2 de MarianoMoreno y Caseros y peritajes en la Casade Hidráulica, camino a Carlos Paz.

Un caso que amerita detenernos aanalizar el tipo de intervención realiza-da es el ex CCD “Puesto Caminero dePilar” o “La Escuelita de Pilar”, vincu-lado con el circuito represivo del ex D2.A diferencia de los otros Sitios deMemoria presentes en la ciudad deCórdoba y alrededores, la casa que fue-ra utilizada como CCD ya no existe, fuedemolida en el año 2007 por el Munici-pio de Pilar. Lo único que quedó en piefue el muro perimetral oeste de lavivienda y los cimientos apenas visi-bles superficialmente. La inexistenciadel edificio completo, dificultaba lareconstrucción del funcionamiento delmismo: su disposición espacial, modosde circulación, lugares de reclusión ytortura. Esta situación se complejizóaún más debido a una segunda demoli-ción, efectuada el 19 de octubre de2012, que destruyó completamente elúnico muro en pie.

Durante el 2008, gracias a la labor deemprendedores de la memoria (Jelin2001) de la zona se logra que el Conce-jo Deliberante Municipal impulse lacreación del espacio donde estaba ubi-cado el CCD como Plaza de la Memoria.Asimismo se conforma la Comisión dela Memoria de Pilar y Río Segundo. Apartir de ese momento, comienza aexistir una permanente articulaciónentre esta Comisión y el APM. Entrelos diferentes ejes abordados (algunosmás vinculados a lo pedagógico) surgela inquietud por preservar el espaciodonde se haya ubicada la Plaza. Seesbozan algunas propuestas tales comopromover la apropiación del espaciopor la comunidad de Pilar o señalizar ellugar con una marca o monumento queindique su condición de Sitio de memo-ria y comienzan a interactuar diferen-tes actores convocados para colaboraren la puesta en valor del mismo.8

A raíz de estos interrogantes el APMy la Comisión de Pilar-Rio Segundoorganizan un encuentro taller: “Relie-ves de la Memoria” en noviembre de2010. Esta jornada reunió a miembrosde distintos equipos de arqueólogos yantropólogos que colaboran en Sitios dela Memoria de Córdoba y el país (exCCD Mansión Seré en Pcia. de BuenosAires y ex CCD “El Pozo” de Rosario,pcia. de Santa Fe).9 En el taller, no sólose expusieron los distintos recorridostransitados por cada grupo en los dife-rentes Espacios de Memoria donde tra-bajaban, sino que en el segundo día dejornada, que se realizó en Pilar, se dis-cutió entre los participantes las posi-

Arqueología de la represión en Córdoba:el caso del CCD“Puesto caminero de Pilar”1

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Diario de la memoria

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bles acciones y sus implicancias respec-to de la visibilización e intervención enlos restos de los cimientos aún conser-vados en subsuperficie del edificio delex CCD “Puesto Caminero de Pilar”.

Los debates iniciados en dicho Jor-nada se han prolongado durante eltranscurso del 2011 y 2012. Duranteencuentros periódicos y puestas encomún entre los distintos actores invo-lucrados y sus aportes interdisciplina-res e interinstitucionales se fueronabordando las inquietudes allí esboza-das. Los interrogantes se dieron en dosplanos: uno vinculado a cómo interve-nir museográficamente en el lugar y elotro sobre la reconstrucción de la diná-mica de funcionamiento del espacio enel momento considerado. Como señala-mos el Sitio es una plaza que se usacomo espacio de recreación y de reme-moración. La misma ha sido interveni-da por la comunidad local: se han plan-tado árboles por parte de niños de lasescuelas de la zona en determinadasfechas conmemorativas; existe unmonolito en memoria de una personadesaparecida; se confeccionó un muralcolectivo sobre el muro que aún queda-ba en pie; se realizan durante el añovarios encuentros de la memoria endicho lugar. Todo esto nos habla de unafuerte vinculación y apropiación de lacomunidad con este espacio. Un ejem-plo de los interrogantes surgidos fuesobre que los cimentos aún conserva-dos, cubren casi toda el área de la Pla-za, la excavación podría modificarcompletamente el lugar, en este senti-do emergieron preguntas sobre quévisibilizar de ese espacio y qué no;cómo hacerlo sin alterar la dinámicaentablada por la comunidad con eseespacio.

En relación a la circulación y dinámi-ca del espacio, aún existen vacíos deinformación. Si bien existen testimo-nios que describen el funcionamientodel lugar durante la dictadura militar,hay fotografías y se consiguió un planoantiguo del inmueble, aún queda porresolver cuales eran las funciones decada uno de los espacios observados enel plano y en los cimientos. La elabora-ción de la plani-altimetría de loscimientos y el muro10 permitió observaralteraciones y modificaciones en dichoespacio a través del tiempo. Algunos

relatos señalan al Puesto como un edi-ficio de pequeñas dimensiones, con unpatio al costado y un portón de accesoal lugar. En el relevamiento se hallóuno de los pilares que habría sido par-te de esa entrada, así como se identifi-có el área que pertenecería al patio.Aunque, si se comparan los relatos conel plano, la cimientos muestran unaedificación más compleja y más grandeque la señalada. Esto está en pleno pro-ceso de análisis en la actualidad.

Los continuos debates durante laspuestas en común junto a las distintastareas especificas desarrolladas por losEquipos (talleres en las escuelas, reco-rridos barriales, relevamiento in situ delos cimientos, etc.) abrió un espacio parala emergencia de relatos e imágenesvinculados a ese espacio que no habíancirculado previamente, posibilitandodelinear nuevas estrategias de indaga-ción de la dinámica del CCD, así comode intervención en la comunidad e invo-lucramiento de la misma en la significa-ción y reconstrucción de este espacio.Un ejemplo de esto fue la confección deuna postal utilizando una imagen, de lacasa aún en pie, que se recuperó recien-temente de las filmaciones realizadasdurante la demolición del año 2007,donde mediante un interrogante ¿sabequé ocurrió en ésta casa? y un espacioen blanco donde las personas puedanescribir lo que piensan, se propiciaba elinvolucramiento de la comunidad en lareconstrucción activa de este espacio.

El caso del ex CCD de “Puesto Cami-nero de Pilar”, así como los otros casossucintamente descritos, donde laarqueología ha comenzado a interveniractivamente en la recuperación delpasado represivo reciente, muestra laemergencia en Córdoba de un nuevocampo de desarrollo fértil donde laarqueología no sólo se transforma enuna herramienta importante en larecuperación de esas materialidades endonde se inscriben y reinscriben lasmemoria de ese pasado. Sino que tam-bién, abre la posibilidad para que ésta,como disciplina, definitivamente enta-ble un diálogo productivo, sincero y útilcon las comunidades locales y grupossociales donde se inserta, dejando atráspara siempre ese pasado disciplinardonde la arqueológico nada tenía quever con el presente.

Notas

* Dr. en Arqueología. Instituto de Antropología de

Córdoba CONICET-UNC, Museo de

Antropología de la Facultad de Filosofía y

Humanidades (FFyH) de la UNC y, Docente de

la Licenciatura en Antropología FFyH-UNC.

1. Si bien la arqueología comienza a vincularse

a estos espacios en la década del 80, el término

arqueología de la represión es más reciente ver

Funari y Zarankin (2006).

2. Para profundizar en los distintos tipos de

investigaciones emprendidas por la arqueología

en Argentina y en el contexto latinoamericano

mayor se puede consultar Zarankin y Salerno

(2008).

3. En muchos casos estas se dieron de manera

simultáneas. Estas dos modalidades coinciden

con las descripciones realizadas por Zarankin y

Salerno (2012) para caracterizar a nivel general

los tipos de Arqueología de la represión realiza-

dos en Argentina.

4. Para ampliar sobre los aportes de la arqueolo-

gía al ámbito forense consultar Somigliana,

“Cap. 1. Materia oscura. Los avatares de la

antropología forense en Argentina en Zarankin

(2012)

5. Este recorrido por los tipos de actividades rea-

lizadas por la arqueología de la represión en cór-

doba y alrededores no pretende ser un reconto

exhaustivo, si no ejemplificador.

6. Para mayor información consultar (EAAF

2005).

7. Para el análisis de las expresiones gráficas

conservadas en los calabozos del patio trasero

del edificio, se usaron técnicas de registro y rele-

vamiento de arte rupestre, para luego analizar

los datos en el laboratorio.

En los calabozos, primero se cuadricularon

imaginariamente las paredes con un sistema de

coordenadas en filas y columnas para poder ubi-

car espacialmente cada inscripción. Luego se

fotografió cada cuadrícula, tratando de que la

fotografía poseyera superposición con las cua-

dricula lindantes para poder reconstruir luego

digitalmente un mosaico fotográfico de la pared

entera. Además, de cada cuadrícula se realizó

un calco de las inscripciones mediante un grafi-

tado, una técnica que consiste en pasar un grafi-

to sobre un papel de manteca en el que se

imprime el relieve de las inscripciones; de este

modo se recuperan otros graffiti que no se ven a

simple vista. Las inscripciones que podían leerse

directamente también fueron registradas en

fichas y en una libreta de campo. En el laborato-

rio se procedió a armar el mosaico fotográfico de

las paredes. Sobre éste, se aplicaron diferentes

filtros de colores, sombras, contraste o relieve,

con el fin de que resaltaran inscripciones que no

podían observarse en el lugar o directamente

sobre la foto.

8. Cátedra de Estrategias de Intervención

Comunitaria de la Facultad de Psicología,

Cátedra de trabajo Social Comunitario de la

Escuela de Trabajo Social, Tesistas de la

Facultad de Arquitectura (UNC); Arqueólogos del

Museo de Antropología. Archivo de la Memoria.

Comisión de la Memoria Pilar-Rio Segundo;

Establecimientos educativos de la zona; Artista

por la Secretaría de DDHH de la Nación.

9. Ambos equipos poseen particularidades espe-

cíficas, el caso de Mansión Seré estuvo enfoca-

do recuperar objetos, restos, acciones y espa-

cios que dieran cuenta del CCD ahora destruido.

En la otra experiencia, si bien se realizaron tra-

bajos arqueológicos vinculados a la recupera-

ción de inscripciones en los muros, se concentró

en la construcción de los relatos sobre el lugar

de una manera dialógica. Para más detalles

Bianchi (2008).

10. Del relevamiento participaron las tesistas de

la Facultad de Arquitectura: Virginia Arruti y Ana

Lucía Oses y el artista Matías Lozada de la

Secretaría de derechos Humanos de la Nación.

Bibliografía

EAAF. 2005. “Cementerio San Vicente. Informe

2003”. Ferreyra Editor.

Equipo de Investigación por la Memoria Político-

cultural. 2008. “El Pozo. Un Centro Clandestino

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personas de la ciudad de Rosario, Argentina.

Antropología política del pasado reciente.

Prehistoria, Rosario.

Funari F. y Zarankin A. 2006 “Arqueología de la

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1960-1980”. Encuentro Grupo Editor, Córdoba.

Jelin, Elizabeth (2001). “Los trabajos de la

memoria”. Madrid, Siglo Veintiuno de España

Editores.

Halbwachs M. 2004 “La Memoria Colectiva”.

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Trigger, B. 1994 “Historia del Pensamiento

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Zarankin, A. y M. Salerno. 2008. “Después de la

tormenta: Arqueología de la represión en

América Latina”. Complutum 19(2): 21-32.

http://revistas.ucm.es/index.php/CMPL/article/vie

w/CMPL0808220021A/29137

Zarankin, A.; Salerno, M. y Perosino, M. 2012.

“Historias desaparecidas: arqueología, memoria

y violencia política.” Encuentro Grupo Editor,

Córdoba.

Plano de los cimientos del edificio

donde funcionó el CCD “puesto Caminero

de Pilar” derrumbado en 2007.

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“La escuelita de Pilar” o “Puesto Caminero de Pilar”

En la localidad de Pilar, funcionódurante los años previos al golpe deEstado un puesto caminero de la Poli-cía. Este lugar en los años de la últimadictadura fue utilizado como CentroClandestino de Detención y Torturasiendo parte del circuito de represióndel D2 (Departamento de Informacio-nes de la Policía de la Provincia de Cór-doba). Varios testimonios y denunciasjudiciales dan cuenta del funciona-miento de este sitio conocido como “Laescuelita de Pilar” o Puesto Caminerode Pilar”.

Ese espacio ha sido reconocido comoSitio de Memoria por la CONADEP, elArchivo Nacional de la Memoria, laRed Federal de Sitios de Memoria y elArchivo y la Comisión Provincial de laMemoria de Córdoba.

Diferentes acciones y marcas realiza-das en el lugar fueron sacando a luz lahistoria y los acontecimientos que ocu-rrieron en tiempos del terrorismo deEstado de la década de 1970, lo cual fueinstituyendo al espacio como un lugarde memoria en donde lo material y losimbólico se articulan para dar formasy sentidos a la sociedad.

La importancia histórica del lugar,también es relevante como medio deprueba en diferentes instancias judi-ciales en curso sobre el terrorismo deEstado de nuestro país.

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Diario de la memoria

Memorias urbanasLa ciudad –con sus escenarios, tiempos y len-

guajes– es el lugar en donde se posibilitan las

construcciones sociales. En ella se entretejen

lo material y lo simbólico, que se articulan para

dar forma y sentidos a la sociedad.

Los grupos se esfuerzan por transformar,

mediante actos de apropiación, el territorio.

Algunas de estas transformaciones se dan a

partir de inscripciones sobre el espacio, de

huellas que van tensionando las interpretacio-

nes del presente, del pasado y del futuro.

El espacio (como el tiempo y el lenguaje) es

condición indispensable para que las memo-

rias puedan ser. El lugar es el terreno donde el

acontecimiento es posible; es el sitio donde las

memorias se pronuncian, se hallan, acontecen.

La ciudad es afectada y marcada por los acon-

tecimientos, muchos de los cuales se constitu-

yen como lugares de memoria.

Pilar