Devenires-19

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    DEVENIRES

    Revista semestral de Filosofa y Filosofa de la CulturaFacultad de Filosofa Samuel Ramos

    e Instituto de Investigaciones Filosficas Luis VilloroUniversidad Michoacana de San Nicols de Hidalgo

    Morelia, Mich., Mxico. Ao X, No. 19, Enero 2009, ISSN 1665-3319Inclusin en servicio de indizacin: Filos y Latindex

    Revista Devenires On-line http://ramos.filos.umich.mx

    Consejo Editorial

    Mauricio Coronado MartnezAlberto Cortez RodrguezEduardo Gonzlez Di Pierro

    Rosario Herrera GuidoOliver KozlarekMarina Lpez

    Elena Mara MejaEduardo Pellejero

    Vctor Manuel PinedaAna Cristina Ramrez

    Mario Teodoro Ramrez Cobin

    DEVENIRES

    Director fundador: Mario Teodoro RamrezDirectores: Fernanda Navarro Solares y Juan lvarez-Cienfuegos Fidalgo

    Editora y responsable de redaccin: Marina Lpez LpezServicio Social: Rosalba Nicols Lpez

    Correspondencia dirigida a Facultad de Filosofa Samuel Ramos e Instituto de Investigaciones Filosficas de laUniversidad Michoacana de San Nicols de Hidalgo, Edificio C4, Cd. Universitaria, Francisco J. Mjica s/n,Morelia, Mich., 58030, Mxico. Tel. y fax (443) 3 27 17 98. Internet: http://filos.ramos.umich.mx, [email protected], [email protected] Precio ejemplar: $ 100.00; suscripcin anualenel pas: $ 180.00; en el extranjero: 25 dlares.

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    Comit Asesor Nacional

    LUIS VILLOROUNAM y El Colegio Nacional.

    AMBROSIO VELAZCO GMEZInstituto de Investigaciones Filosficas, UNAM.

    CARLOS PEREDAInstituto de Investigaciones Filosficas, UNAM.

    MAURICIO BEUCHOTInstituto de Investigaciones Filolgicas, UNAM.

    NSTORBRAUNSTEINFacultad de Psicologa, UNAM.

    ENRIQUE DUSSELUAM-Iztapalapa.

    LEN OLIVInstituto de Investigaciones Filosficas, UNAM.

    MARA ROSA PALAZNInstituto de Investigaciones Filolgicas, UNAM.

    Comit Asesor Internacional

    EUGENIO TRASUniversidad Pompeu Fabra de Barcelona.

    MAURO CARBONEUniversit degli Studi di Milano.

    JORGE J. C. GRACIAUniversidad de Nueva York en Buffalo.

    CARLOS B. GUTIRREZUniversidad de los Andes y Univesidad Nacional de Colombia.

    FRANCISCO MARTNEZ MARTNEZ

    UNED, Madrid.JAVIERSAN MARTN

    UNED, Madrid.

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    ndice

    Artculos

    La transmutacin por el espritu. Ensayo sobre la economa, el amory el sacrificio en Antonio Caso y Jos VasconcelosESTHERSANGINS GARCA

    El arte de curar. Hermenutica de la salud y la enfermedadMARA ROSA PALAZN MAYORAL

    El neoaristotelismo y la consideracin moral de los animales no humanosOSCARHORTA

    DOSSIER: FILOSOFA DE LA HISTORIA E HISTORIA CONCEPTUALI

    PresentacinFAUSTINO ONCINA COVES

    DEVENIRESREVISTADE FILOSOFAYFILOSOFADELA CULTURA, AO X, NO. 19, ENERO 2009

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    La historia conceptual como crticaJOS MANUEL ROMERO CUEVAS

    Se puede ser histrico sin ser historicista?ANTONIO GMEZ RAMOS

    Antropologaadversus filosofa de la historia. Odo Marquardante la modernidadMAXIMILIANO HERNNDEZ

    Teora y prctica desde la historia de las ideas:Cassirer y su relectura de la Ilustracin europeatras el debate sobre Kant celebrado en DavosROBERTO R. ARAMAYO

    Reseas

    Catherine Malabou, La plasticidad en el atardecer de la escritura.Dialctica, destruccin, deconstruccinPORROCO GARCS FERRER

    Hannah Arendt, La promesa de la polticaPORMARINA LPEZ

    Hannah Arendt, Responsabilidad y juicioPORLUIS ARMANDO VILLASEORHERNNDEZ

    Resmenes -AbstractsColaboradores

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    Artculos

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    DEVENIRES X, 19 (2009): 7-23

    LATRANSMUTACINPORELESPRITU.ENSAYOSOBRELAECONOMA, ELAMOR

    YELSACRIFICIOEN ANTONIO CASOY JOS VASCONCELOS

    Esther Sangins Garca

    Universidad Michoacana de San Nicols de Hidalgo

    Introduccin

    En la alborada del Siglo XX, cuando el positivismo a la mexicana con sulema, libertad, orden y progreso, dominaba la conciencia acadmica del pas,un grupo de jvenes disidentes fund en 1906 la revista Savia Moderna.1 Aldisolverse la revista en 1909, el grupo formEl Ateneo de la Juventud, desde allemprendi una lucha abierta contra el cientificismo y la ideologa dominan-te2 con argumentos sobre la moral, la educacin, la religin, la filosofa y lacultura como instrumento moral.3 Entre ellos, Antonio Caso y Jos

    Vasconcelos se propusieron superar la dimensin egosta de la existencia comoeconoma por medio de la filosofa, el arte y la tica.4 Mario Teodoro Ramrezal referirse a ellos destaca su visin del hombre como voluntad y libertad,como espritu activo y creador, y [su] concepcin antieconmica respectodel ser y la esencia de la cultura.5 Es posible recuperar y actualizar la heren-cia que han dejado para construir alternativas viables en este siglo XXI cuan-do el aparato de dominacin mundial basado en la economa capitalista, en laracionalidad instrumental, en lo que Caso defini como la existencia egosta,que se genera en la lucha por la vida, la nutricin y reproduccin, parececonsolidarse?

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    Esther Sangins Garca

    En la bsqueda de respuestas, pretendo acercarme a la filosofa cristiana deAntonio Caso a partir de sus concepciones de la economa, el amor y el sacri-ficio, planteadas en las obras: La existencia como economa y como caridad. Ensayosobre la esencia del cristianismo (1916),El problema de Mxico y la ideologa nacional,yLa existencia como economa, como desinters y como caridad (1943); para compararsu propuesta con la utopa que Jos Vasconcelos bosqueja en La raza csmica,en Indologa, una interpretacin de la cultura Ibero-americana, y en Pesimismo alegre.En esas obras, estos gigantes de la filosofa mexicana abren nuevas vas depensamiento, con su pasin por la vida, la belleza y el amor. Otras preguntasque guan este ensayo son: Cules son los fundamentos para la anttesis de la

    existencia como economa-caridad en Caso? De qu manera se manifiesta enlas propuestas de ambos la diferente forma como conciben la actividad econ-mica?, el ideal de Caso y la utopa de Vasconcelos nos pueden dar elementospara responder a los problemas actuales?

    De las coincidencias y las discrepancias entre Antonio Caso y JosVasconcelos, sus ideas, sus actitudes filosficas, quiero enfatizar tanto su vi-sin esttica como su postura ante la economa. Mi objetivo es retomar loselementos que me parecen bsicos en sus propuestas y ver sus posibilidadesactuales. A pesar de lo breve del ensayo, he tenido que dividirlo en variosapartados, en el primero: El ideal cristiano presento las tesis de Caso, en elsegundo: Cristianismo y hombre econmico en Vasconcelos sintetizo las

    principales ideas de Vasconcelos sobre el tema, el tercer apartado es El cami-no de la bella apariencia, en el cuarto considero algunos lmites del ideal yla utopa, por ltimo, en las conclusiones bosquejo una reflexin sobre su

    vigencia.No hay tal lugar, es el significado etimolgico de la palabra Utopa,

    acuada por Tomas Moro, aqu la uso en el sentido que fue redefinida porMax Horkheimer como respuesta humana generosa al crecimiento de la des-igualdad, con ideas precisas y sistemticas sobre un orden social basado en los

    valores de justicia y equidad, para lograr una vida mejor; como el ideal detransformacin de la sociedad actual en un orden social justo, en una asocia-cin de seres humanos libres en la cual cada uno tenga la posibilidad de desa-

    rrollarse.6

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    La transmutacin por el espritu. Ensayo sobre la economa, el amor y el sacrificio

    1. El ideal cristiano

    Mas hay un amor que no es egosmo; existe una pasin queno es hambre es la caridad cristiana, el sagradoentusiasmo de aliviar el dolor sin medir calculadoramenteel beneficio

    Antonio Caso

    La primera versin del ensayo de Antonio Caso sobre la esencia del cristianis-mo, cuyo ttulo sugiere la anttesis entre la realidad y el ideal cristiano Laexistencia como economa y como caridad, se edit en 1916 en pleno proceso revo-

    lucionario, como material de apoyo para una serie de lecciones en la Univer-sidad Popular, la ltima versin se public veintisiete aos despus, con elttulo La existencia como economa, como desinters y como caridad. En ambos contra-pone los sentimientos evanglicos a la existencia como economa, a las tesisbiolgicas de seleccin natural, nutricin y reproduccin. A la concepcin dela vida como una lucha constante por la sobrevivencia, se contrapone el amorcristiano. La economa y la caridad son antagnicas. La frase Ser es luchar, vivires vencer,7 sintetiza el afn de provecho, el egosmo, la voluntad de poder, quees inconsciente en la bestia y consciente en el hombre:

    El egosmo atvico, sin nacimiento en la experiencia, como lo dice Dastre, explica

    o puede explicar, indisolublemente, la nutricin y el crecimiento [] La adapta-cin-nutricin y la herencia-reproduccin, el hambre, en suma (a la cual necesidadelemental se reduce el apetito sexual) es el slo motivo de accin de la vida. 8

    El puente entre esa forma de existencia casi animal y la caridad es el artecomodesinters:9 Porque el artista sacrifica la economa de la vida a la objetividad dela intuicin que es innata,10 porque en el arte hay un idealismo, una actitudde renuncia al tener para consagrarse a contemplar.

    El arte s, el desinters innato, pero no slo el arte. Para refundar el pashace falta algo ms, un sacrificio mayor, el del hombre de bien que socorre alsemejante para evitarle el dolor, tal sacrificio es el bien supremo, es redenciny gracia, la caridad es una octava superior del arte, es lo sublime por excelen-

    cia, en l se vence al animal y surge el hroe, con l la vida tiene sentido. La

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    Esther Sangins Garca

    frmula egosta: Vida=mnimum de esfuerzo X mximum de provecho, que rigela vida como voluntad, se transmuta por la ecuacin del bien:Sacrificio=mximum de esfuerzo X mnimum de provecho.

    El sacrificio es para Antonio Caso la vida en la accin, el bien, la bsquedade lo sublime, la pasin del amor (caridad), en contraposicin al fro interseconmico. En apoyo a su tesis, recurre a una cita de Tolstoi: El verdaderoamor est en la renuncia al bienestar personal. Consiste en un estado de bene-

    volencia para todos los hombres,11 y remata recordando que la filosofa es uninters de conocimiento, en cambio la caridad es accin, lo que verdadera-mente importa en la vida es la accin del hombre de bien. Lo sublime es el

    sacrificio, el entusiasmo ntimo del alma,12

    lo divino en el ser humano, darse as mismo, prodigarse ms all del miedo, del agotamiento. Es la fuerza misma.Si el universo como economa es un punto de accin centrpeta. En el

    universo como caridad cada ser moral es un punto de accin centrfuga.13 Laesencia del cristianismo est en la caridad, en la imitacin de Jess que repeti-damente se confesaba como hijo del padre, que descendi para salvar a lahumanidad. En Caso prevalece la idea de salvacin, el que se sacrifica es el quese da a la obra, el que apuesta todo en los hechos, no en las palabras. Esta ideadel sacrificio como renuncia sublime, como accin divina, la desarrolla anms en el apartado sobre La ltima navidad, de su obraEl problema de Mxico

    y la ideologa nacional, all afirma: Dios y hombre pudo ser aquel maravilloso

    sacrificado por su propio deseo y su deliberada intencin.14

    El criterio deCaso para probar lo que l llama la superioridad de Jesucristo sobre todos losseres humanos es el sacrificio de s, por lo que ste tiene de negacin de laindividualidad psquica. Segn l todos los justos del mundo han tomado comomodelo al Cristo, pero ninguno ha podido igualarle en la renuncia absolutaque implica la caridad divina.

    Slo el que se sacrifica se posee a s mismo, en el acto del sacrificio se cumple lanegacin de la individualidad y la apoteosis de la persona. Se es fuerte para dar ypor eso se da todo, por encima de toda ley y de todo orden. En ese instante sagradoy nico se es ley y acto indiscerniblemente Noms Cristo pudo realizar porcompleto su individualidad en el sacrificio de la Cruz... Todos renunciaron, pero

    no fueron la renunciacin absoluta que implica la caridad divina. Ninguno esdigno de prenderse sobre el santo madero vaco. Ah queda el leo, el lbaro,

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    La transmutacin por el espritu. Ensayo sobre la economa, el amor y el sacrificio

    aislado en su gloria y luminoso a travs de los siglos. Quin pueda crucificarse denuevo habr igualado al Seor!15

    As, para Caso, el smbolo del cristianismo es la cruz vaca que espera elautosacrificio por el bien y el amor, la renuncia, el darse a s mismo con elentusiasmo de Cristo. En su oposicin entre economa y caridad, puede verseel antagonismo entre cuerpo y alma tan arraigado en el cristianismo y en lacultura occidental, por ello, para fundamentar su propuesta y plantear estadualidad escoge tesis biolgicas muy discutidas ya en su medio desde la apa-ricin de su primer libro,16 simplifica y esquematiza para contrastar una for-ma de vida basada en la racionalidad instrumental, el egosmo que prevaleceen las relaciones econmicas imperialistas de poder y dominio frente a otra,como caridad. El problema de concebir y aceptar como verdaderas las tesisque nos presentan la vida como lucha y que excluyen toda la complejidad delas formas de relacin incluso en el reino animal, en donde encontramos tam-bin formas de cooperacin y sacrificio, es que nos lleva a ver el dominio comoalgo natural y como consecuencia la solidaridad, el amor, la cooperacin, lacaridad que l argumenta seran contranaturales. Negacin, no afirmacin delser. Jos Vasconcelos a diferencia de Caso no se opone al hombre econmico,slo propone superarlo.

    2. Cristianismo y hombre econmico en Vasconcelos

    No basta resplandecer. El ser a quien buscas, el ser de losseres ha de ser capaz de crear y transmutar.17

    Jos Vasconcelos

    El cristianismo representa para Vasconcelos la religiosidad csmica, el misti-cismo csmico. Las posibilidades mltiples de un pueblo cristiano, latino,mestizo que puede ser plataforma del hombre eterno, sntesis de Cristo yQuetzalcoatl, una utopa de amor que para darse necesita que la produccin sehaya multiplicado por la tcnica, la mquina, el trabajo organizado, gracias a

    los logros del hombre econmico.

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    El hombre econmico tiene aspectos ruines y aspectos generosos, pero es menesterque el hombre eterno prevalezca sobre el hombre econmico... El hombre econ-mico de la escasez y la angustia material tendr que ser sustituido por el hombrepleno de maana. Otra vez el hombre total de los tiempos grandes. Enriquecidocon la experiencia econmica pero no su siervo.18

    Y ese hombre eterno es el que aspira a la totalidad, el que busca, el que definelos valores ms altos del poeta, del hroe, el que logra la emocin pura msall de la pasin, trnsito mstico Consumacin de lo absoluto.19 Suideal de hombre eterno no lo desubica, tiene los pies bien asentados en latierra, conoce Amrica Latina, la ha recorrido, sabe de su miseria, de la explo-

    tacin, de la marginacin, por ello se plantea la doble exigencia de resolverlas urgentes necesidades econmicas colectivas apelando al podero de la tc-nica moderna [] para liberar el esplendor de la naturaleza americana,20

    sabe que si el problema econmico no se resuelve con la ciencia, la tcnica y deacuerdo con el inters colectivo, no puede haber progreso, por ello proponetambin resolver los problemas de explotacin de la tierra. No slo educacin,no slo filosofa, raza csmica, belleza y justicia social.

    Vasconcelos form parte de los jvenes del Ateneo, pero a diferencia deCaso, particip en forma activa en los movimientos polticos del pas: fuesecretario del Club Anti-reeleccionista y director de su rgano de difusin en1909, se uni a la lucha maderista y form parte del Partido Constitucional

    Progresista, conoca la discusin de los crculos anarco sindicalistas,21

    conside-raba fundamental resolver el problema social y responder a las demandas dereivindicacin popular, afirmaba que el socialismo era la nica manifestacinsuperior de nuestro continente en los ltimos veinticinco aos. Un ideal socialser esto [se pregunta] lo primero que entre nosotros forme escuela y produz-ca frutos?22 En su texto Indologa, deja constancia de su conocimiento de lasteoras de apoyo mutuo, que haban dado lugar a las sociedades mutualistas ya las fraternales, Caso, amigo de Vasconcelos estaba al tanto de estas discusio-nes? Probablemente, pues habla de los anarquistas y cita a Tolstoi, a quienconsidera entre las figuras paradigmticas del cristianismo. Por qu no lasmenciona? Por qu considera como vlido el catastrofismo de Malthus y el

    colonialismo de Darwin y Spencer, llevado a la biologa? Es muy probableque Caso no las mencione para contrastar el cristianismo con la ideologa delos cientficos todava con mucha influencia en los crculos universitarios.

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    La transmutacin por el espritu. Ensayo sobre la economa, el amor y el sacrificio

    3. El camino de la bella apariencia

    El hombre econmico tiene intereses, calcula, busca los medios para conseguirsus fines, aplica la racionalidad instrumental en sus actos, en los animalessuperiores la condicin biolgica rebasa la actitud econmica, el mximo be-neficio con el mnimo de esfuerzo deja segn Caso un surplus vital, con ese plusel animal juega, el hombre puede realizar acciones desinteresadas y actos deherosmo. El ser humano hace obras de arte y comete acciones caritativas.23

    El arte se opone a la vida material, renuncia al tener, para contemplar, y paracontemplar no sirve la economa: Mientras ms se renuncie se lograra mejor

    el espritu artstico El arte es un desinters innato que la vida no explica,reclama un esfuerzo enorme y su resultado es intil. El arte es el medio parallegar a la belleza y a la caridad.

    Si Caso da un gran valor al arte como medio, Vasconcelos ve la contempla-cin, la experiencia esttica que se vive tanto en la obra de arte como en elpaisaje, como un fin, pues, lo que es trasciende la mirada.24 Lo bello no tienerostro, el arte no puede representar lo divino y menos el semblante de Cristo:Lo que nos queda de la fiera es el rostro. Por eso nadie ha logrado pintar la fazdel Seor.25 En la contemplacin del paisaje hay un afn mstico de bellezanatural. Su pasin por lo criollo lo lleva a afirmar, en Indologa, que la herenciaespaola a partir de la conquista puede sintetizarse, en los dos grandes factores

    del alma castellana: el misticismo religioso y el afn mstico de la bellezanatural, el idealismo pragmtico de los conquistadores, que no estaban movi-dos por la bsqueda de oro, sino seducidos por la belleza:

    el apetito que los empujaba era el apetito de la contemplacin, el encanto y elesplendor de los paisajes ms hermosos de la tierra iban cumpliendo los princi-pios espirituales de un nuevo rito de esa suerte de religin que es necesario formu-lar en nuestro continente: el culto del paisaje como la manera ms pura de mani-festacin de lo divino.26

    En La raza csmica, uno de sus libros ms polmicos, el ideal esttico estpresente. En su utopa mestiza pretende recuperar la obra portentosa inicia-

    da por los conquistadores y consumada por los sabios y abnegados misionerospara cumplir la gran misin de conducir al mundo hacia el fin ulterior de la

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    historia cuya meta es para l, la fusin de los pueblos y las culturas para arribara la etapa del mundo uno, un tipo sntesis que juntar los tesoros de la huma-nidad con las voces que traen los acentos del mito de la Atlntida, contenidosen la pupila del hombre rojo que supo tanto, hace miles de aos y ahoraparece que se ha olvidado de todo.27

    Para Vasconcelos la historia se rige por la ley del gusto o ley de los tresestados28 que gradualmente nos liberan del imperio de la necesidad y poco apoco encausan la vida entera a las normas superiores del sentimiento y la fan-tasa. En el tercer perodo la conducta se orienta por el sentimiento creador yla belleza que convence, las normas las dar la facultad suprema, la fantasa, slo

    inspiracin constante el mismo imperativo tico ser sobrepujado ms alldel bien y del mal, en el mundo delpathosesttico slo importar que el actopor ser bello produzca dicha. Hacer nuestro antojo, no nuestro deber; seguirel sendero del gusto, no el del apetito ni el del silogismo, vivir el jbilo funda-do en amor.29 Para llegar a ese estado de Dioses hay que pasar por todos loscaminos, el del deber para depurar los bajos apetitos, el de la ilusin, parallegar a la pasin: Sentir por todo una emocin tan intensa que el movimien-to de las cosas adopte ritmos de dicha. A ese estado se llega soltando el anhelodivino para que alcance, sin puentes de moral y de lgica, la revelacin, el amorexaltado.

    La voluntad se hace libre, sobrepuja lo finito y estalla y se anega en una

    especie de realidad infinita, se confunde con la alegra del universo, se hacepasin de belleza. Vasconcelos considera que la fusin de las razas se dar en elcontinente americano por las leyes de la emocin, la belleza y la armona queregirn la eleccin de las parejas, por la eugnica misteriosa del gusto esttico.

    Y en este mundo de la utopa mestiza, los muy feos no procrearn. Pero tam-poco habr feos, pues la fealdad es una consecuencia de la pobreza, la educa-cin defectuosa, la miseria, los vicios. Todas estas calamidades desaparecerndel estado social del futuro, en que la vida y el matrimonio se convertirn enuna obra de arte. Prevalecern los instintos superiores y perdurarn como sn-tesis feliz, los elementos de hermosura que hoy estn repartidos en los distin-tos pueblos. La belleza del paisaje se manifestar plenamente en las personas

    cuando el mestizaje acriollado culmine: Quiz entre todos los caracteres de laquinta raza predominen los caracteres del blanco, pero tal supremaca debe ser

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    La transmutacin por el espritu. Ensayo sobre la economa, el amor y el sacrificio

    fruto de eleccin libre del gusto Los caracteres superiores de la cultura y lanaturaleza tendrn que triunfar.30

    En la medida en que mejoren las condiciones sociales el cruce de sangreestar sujeto al gusto o a la curiosidad. El motivo espiritual se ira sobreponien-do a las contingencias de lo fsico. Por motivo espiritual ha de entenderse,ms bien que la reflexin, el gusto que dirige el misterio de la eleccin de unapersona entre la multitud.31 Todo est dado para la fusin de las razas, slofalta el impulso creador, el plan de formacin de la especie nueva. Culesdebern ser los rasgos de ese impulso creador? La potencia creadora de jbiloque es emocin de belleza y un amor tan acendrado que se confunde con la

    revelacin divina. Vasconcelos nos recuerda que ya Platn, en el Fedro afirma-ba que la belleza tiene la propiedad de ser pattica; su dinamismo contagia ymueve los nimos, transforma las cosas y el mismo destino. El esteticismocristiano que impregnar a la quinta raza, ya lo posee la gente mestiza delcontinente iberoamericano, su fina sensibilidad esttica y un amor de bellezaprofunda, que sobre la misma fealdad pone el toque redentor de la piedad queenciende un halo alrededor de todo lo creado. Tenemos todos los pueblos ytodas las aptitudes:

    slo hace falta que el amor verdadero organice y ponga en marcha la ley de lahistoria Las tendencias todas del futuro se entrelazan en la actualidad: mendelismoen biologa, socialismo en el gobierno, simpata creciente en las almas, progreso

    generalizado y aparicin de la quinta raza que llenar el planeta, con los triunfosde la primera cultura verdaderamente universal, verdaderamente csmica. 32

    El paisaje habla a sus criaturas y la conciencia espiritualiza el paisaje. Lo queno ha cristalizado en emocin o imagen dentro de una conciencia o en laliteratura y el arte, es una naturaleza que no ha conquistado su ms alto fin.

    El alma necesita permearse de todas las auras fundamentales para elevarsehasta el aura universal; pues toda verdadera cultura es a la vez particularista,pluralista y sinttica. La posibilidad de comunicacin y movilidad que da latcnica crea la oportunidad de creacin del alma universal.

    Nos acercamos a Dios por la belleza y donde podemos gozarla en su mxi-

    ma expresin es en la naturaleza. La filosofa misma para Vasconcelos debe sercontemplacin del universo:

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    Esther Sangins Garca

    No podemos entonces eximirnos de ir definiendo una filosofa; es decir, una ma-nera renovada y sincera de contemplar el universo. De tal inevitable contempla-cin, habr de ir surgiendo, primero, el razonamiento que formula la metafsica;despus la prctica inspirada que consagra las leyes de la moral y en seguida lamstica, en cuyo seno profundo germina el arte y se orienta la voluntad. 33

    4. Lmites del ideal y la utopa

    Tanto el ideal de Caso como la utopa cristiana de Vasconcelos surgen unidosa la filosofa y a la recreacin de valores supremos: la caridad, el amor al prji-

    mo, la entrega, la redencin, pero sobre todo la belleza sublime, el hombreeterno, artista, sobre el hombre econmico. Ambos filsofos encuentran en uncristianismo idlico y mitificado el principio unificador, el faro que gua parala construccin de una mejor sociedad, contra la experiencia de varios siglosde cristianismo en Mxico. La figura de Cristo, su doctrina de amor y perdn,su dignidad, su forma de encontrar el camino, son para ellos la va de la nuevacultura latinoamericana. Se trata de un cristianismo filosfico, tico y estticoque tiene poco que ver con la realidad. Caso se basa en algunas personalidadeshistricas, que como arquetipos le indican un camino, puntos de reflexinfilosfica para vivir de otra manera. Vasconcelos con la idealizacin de lo espa-ol intenta justificar la injustificable destruccin del otro.

    Pero, puede el cristianismo ser el faro que unifique a Latinoamrica? Esdifcil pensar que una religin que se impuso a sangre y fuego, excluyendotoda forma religiosa diferente y que se sigue considerando a s misma como lanica religin verdadera pueda unificar un pas multicultural. Qu represen-ta el cristianismo en Mxico? Una afirmacin, un ideal, una utopa, pero tam-bin la negacin del otro. Una esperanza y una violencia. Una justificacinteolgica del proyecto de dominacin. No slo en el choque brutal que signi-fic el acto de conquista y colonizacin, sino en la destruccin y la sustitucin.La catedral metropolitana se construy sobre los cimientos del Templo Mayor,los hospitales fundados por Vasco de Quiroga se organizaron sobre la base delequaro, en los barrios de la Ciudad de Mxico quedaron reminiscencias del

    Calpulli. Pero Qu sucedi con el pensamiento, la religin, la sabidura?Todo eso se neg y lo negaron tambin Antonio Caso y Jos Vasconcelos, se

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    La transmutacin por el espritu. Ensayo sobre la economa, el amor y el sacrificio

    sigue negando en los proyectos religiosos, de los que no se salva incluso lateologa de la liberacin que segn Subirats

    forma parte integrante a pesar de las intenciones de sus pastores de la teolo-ga de la colonizacin definida desde 1492 por el poder papal. Ms concretamente,la defensa lascasiana y quiroguiana de los indios expresa uno de los principiosbsicos de la colonizacin como negacin de las culturas, el momento interiorde dominio.34

    Conclusiones

    Antonio Caso nos habla desde la tradicin occidental cristiana que ve en elamor al prjimo y en el sacrificio de s el mximo bien. Tradicin que separacuerpo y alma, que de dualismo en dualismo va incorporando interpretacio-nes geniales de la vida hasta llegar a l, que se basa en ella para darle un nuevogiro. Inspirado en Jesucristo y en algunos arquetipos cristianos formula unapropuesta en la que contrapone el ideal cristiano de la caridad a la existenciacomo economa, egosmo y lucha por la vida; para llegar a travs del sacrificioy la entrega a la obra, a la luz de aquello que llama por dentro, para cumplir lamisin divina de la redencin plena por el amor. Sugiere la salvacin personal.

    Jos Vasconcelos35 en cambio tiene una propuesta colectiva, a Mxico le

    toca ser el puente para lograr en la tierra la unidad en el Cristianismo, en unDios de bondad [que] redime con una sola mirada,36 si a la economa quealimenta el cuerpo Caso contrapone la bondad y el amor, Vasconcelos tomala economa como plataforma y soporte para plantear la posibilidad de la uninuniversal, cuyo cimiento sea la raza csmica. En ambos hay una preocupacinpor Mxico, una pasin amorosa, que se nutre de amor y de filosofa, de deseode cultura y transmutacin en un Mxico cuya elite se haba volcado hacia lamodernidad capitalista.37

    En estas propuestas alternativas, est la idea de recuperar el sentido de lavida que nos da la tradicin cristiana, oponer a la racionalidad instrumental elamor al prjimo, Vasconcelos es ms prctico y nos invita a utilizar la raciona-

    lidad instrumental y el desarrollo tecnolgico para impulsar la cultura y elespritu, su propuesta multirracial puede sustituirse por una multicultural.

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    Esther Sangins Garca

    En esta primera dcada del Siglo XXI me parece fundamental retomar laesencia de estos dos grandes maestros, su entusiasmo y deseo de transmutaruna situacin en que predomina el inters econmico y la cosificacin, parasustituirla por el amor y el entusiasmo, replantear sus inquietudes y matizar-las, pensar en las posibilidades de ser un puente para formar una sociedad msplural y ms abierta que ponga en primer plano las discusiones sobre unamoral laica, la educacin, las religiones, la filosofa y la cultura como propues-ta tica, sin desentendernos de los avances de la ciencia y de la tcnica quedeben ser peldaos para el cambio.

    Si bien no coincido con la idea de sacrificio como renuncia sublime, como

    accin divina, s considero indispensable la accin desinteresada y el amor alprximo-prjimo y al prjimo lejano para lograr un mundo mejor para todos.Considero que una de las grandes lecciones de Vasconcelos es su visin de laeconoma y la justicia, coincido en que si el problema econmico no se resuel-

    ve, no puede haber progreso. No slo educacin, no slo filosofa, tambinjusticia social. Aunque la utopa cristiana de Caso y Vasconcelos est msunida a la filosofa y a la recreacin de valores supremos, niega las posibilida-des de dilogo mltiple entre diferentes religiones y concepciones de la vida,introducirlas ha sido labor de sus discpulos.

    Hasta ahora el cristianismo ha formado parte de la colonizacin interna,pero puede presentar una alternativa? Caridad, amor, entrega, redencin,

    belleza sublime, pueden formar parte de una utopa liberadora incluyente quereconozca la diversidad cultural?, que nos abra a la experiencia de lo queMario Teodoro Ramrez llama una cultura-culturante? Creo que esto slo esposible al margen del dominio de la Iglesia como Jerarqua. En un intento deIglesia como Asamblea, con una voz entre muchas otras para la explicacindel mundo. La utopa liberadora podr construirse en nuestro pas slo si sereconoce el multiculturalismo y se crean condiciones de respeto, dilogo, co-municacin libre y fecunda entre las distintas tradiciones-culturas.38 Cuandose participe activamente en la educacin, la cultura y el cambio de las relacio-nes econmicas y de injusticia social.

    Caso tiene razn, se requiere de sacrificio, de entusiasmo, de prodigarse

    ms all del miedo, pero, sin perder el suelo, la cabeza y el corazn en el ideal,los pies en la tierra, no como renuncia al bienestar, sino como equidad y exten-

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    sin de ste, con la ciencia y la tcnica como peldaos, con los aspectos gene-rosos del hombre econmico para lograr la utopa, la respuesta humana ge-nerosa al crecimiento de la desigualdad, con ideas precisas y sistemticas sobreun orden social basado en los valores de justicia y equidad, la transformacinde la sociedad actual en un orden social justo, en una asociacin de hombreslibres en la cual cada uno tenga la posibilidad de desarrollarse con base en elestado actual de las fuerzas humanas de produccin. Con el esfuerzo terico yprctico, individual y colectivo para comprender tanto la situacin actual comolas posibilidades de una sociedad sin opresin ni miseria, que recupere la he-rencia cultural indgena [que] est an presente y viva,39 nuestro legado es-

    paol, y la utopa que estamos construyendo a diario para lograr la transmuta-cin de esta sociedad en el lugarpara un orden social de equidad y justicia, conbase en el estado actual de las fuerzas productivas y las posibilidades de liber-tad y desarrollo de todos los seres humanos. Ante el mundo sin sentido de lamodernidad trabajar por la utopa de recuperar nuestra cultura a la vezparticularista, pluralista y sinttica. Y retomar del desarrollo tecnolgico, laposibilidad de comunicacin y movilidad que da la tcnica para crear la opor-tunidad de una mejor convivencia universal.

    tica y esttica de la libertad y el amor para construirnos a nosotros mis-mos en las mltiples posibilidades de la creacin, con un dinamismo quecontagie y mueva los nimos, para transformar las cosas, el pas, nuestro desti-

    no. Ese es el sentido del lema por mi raza hablar el espritu.

    Bibliografa

    lvarez Jos Rogelio, et.al .Encic loped ia de Mxico, Tomo II, Mxico, Impresora y EditoraMexicana, 4ta. edicin, 1978.

    Caso, Antonio. La Existencia Como Economa y Como Caridad. Ensayo Sobre la Esencia delCristianismo, Mxico, Porra, 1916.

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    Horkheimer, Max. Teora Crtica, Buenos Aires,Editorial Amorrortu, 1974.

    Kropotkine, Pedro.El apoyo mutuo , un factor de Evoluc in, Barcelona, Biblioteca de laCultura, Editorial B. Bauza, Tomo I, s/f.

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    Esther Sangins Garca

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    Vasconcelos, Jos. Indologa, Una interpretacin de la Cultura Ibero-Americana, Barcelona,Agencia Mundial de Librera (sin fecha en la antologa) .

    Vasconcelos, Jos. Pesimismo Alegre, Madrid, M. Aguilar, 1931.Vasconcelos, Jos. La raza csmica. Misin de la raza iberoamericana. Notas de Viaje a la

    Amrica del Sur. Agencia mundial de libreras, Barce lona, S/F.Vieyra Garca, Jaime. El Surgimiento Colonial de Amrica, en Mario Teodoro Ramres

    (coord.), Filosofa de la Cultura en Mxico, Mxico, Plaza y Valdez, 1997Vieyra, Jaime, Mxico, Utopa, Legado y Confli cto, Morelia, Jitanjfora, Mrelia Editorial,2007.

    Notas

    1. Entre los que fundaron la revista, en 1906, estaban: Antonio Caso, JosVasconcelos, Pedro Henrquez Urea y Carlos Gonzlez Pea, bajo la direccin deAlfonso Cravioto y Luis Castillo Ledn. Jos Rogelio Alvarez (et . al. ),Enciclopedia deMxico,Tomo II, Mxico, Impresora y Editora Mexicana, 4a. edicin, 1978, p. 814.

    2. Mario Teodoro Ramrez, La Filosofa Mexicana en la poca de la Revolucin

    en Filosofa de la cultura en Mxico, Mxico, Plaza y Valdes, 1997, pp. 160-162, elpositivismo emerge en 1867 como el proyecto ideolgico filosfico de la repblicaJuarista Barreda propuso un sistema educativo basado en las leyes del pensamientocientfico y circunscrito a los contenidos de las ciencias positivas (matemticas, cienciasnaturales, lgica [para] superar los prejuicios y eliminar o atenuar las creencias indi-viduales (relig iosas, morales, metafsicas) cuyas consecuencias siempre sern nefastaspara la construccin del orden y el progreso sociales.

    3. Ibd., p. 157.4. Caso considera que la existencia del hombre como economa se refiere a la

    concepcin del hombre como organismo natural sujeto a necesidades. En esta dimen-sin, la razn sirve como instrumento de dominio de la naturaleza. Pero el hombretiene que superar esa dimensin por medio del arte y la tica. El arte es el desinters yla caridad la tica. Gabriel Vargas Lozano, Esbozo histrico de la filosofa mexicanadel Siglo XX en Filosofa de la Cultura en Mxico, op. cit., p. 89.

    5. Mario Teodoro Ramrez, op.cit., p. 167.

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    6. Max Horkheimer, Teora Crtica, Buenos Aires, Amorrortu, 1974, pp. 239 ysiguientes. Horkheimer afirma que esta idea se diferencia de la utopa abstracta porqueaduce como prueba de su posibilidad real el estado actual de las fuerzas humanas deproduccin. Sin el esfuerzo terico por comprender tanto la situacin actual como lasposibilidades de una sociedad sin opresin, no hay esperanza.

    7. Antonio Caso, La Existencia Como Economa y Como Caridad. Ensayo Sobre la Esenciadel Cristianismo, Mxico, Ed. Porra, 1916, p. 1.

    8. Antonio Caso, La Existencia Como Economa, como Desinters y Como Caridad, Mxi-co, UNAM, 1972, pp. 38-39.

    9. Ibd., pp. 18 y 19. En su argumentacin Caso sigue en principio a Schopenhauer,por la oposicin que el filsofo alemn realiza entre arte y vida material.

    10. Ibd., p. 25, la cita completa es: Porque el artista sacrifica la economa de la

    vida a la objetividad de la intuicin que es innata; y el hombre de bien sacrifica elegosmo a socorrer al semejante, a evitar su dolor, y tal sacrificio es libre.11. Antonio Caso, op. cit, p. 36.12. Ibd., El bien no es un imperativo, una ley de la razn, como lo pens Kant,

    sino un entusiasmo. No manda, nunca manda, inspira, no impone, no viene de fuera,brota de la conciencia ntima, del sentimiento que afianza sus races en las profundida-des de la existencia espiritual. Es como la msica que subyuga y encanta, fcil, espon-tneo, ntimo, lo ms ntimo del alma, pp. 26-27.

    13. Ibd., p. 28.14. Antonio Caso, El Problema de Mxico y la Ideologa Nacional, en Obras

    Completas, UNAM, Direccin General de Publicaciones, Mxico, 1976.15. Ibd., p. 95.16. Por qu Caso tom como vlidas las concepciones darwinistas-colonialistas-

    imperialistas de la vida y slo las problematiz desde el cristianismo y no desde otrasconcepciones de la ciencia de su poca? Es muy probable que por su formacin, sutrayectoria, su participacin en el Ateneo de la Juventud como su primer presidente ysu amistad con Vasconcelos no desconociera el movimiento crtico que haba cuestiona-do la base ideolgica de la modernizacin liberal desde la segunda mitad del SigloXIX, cuando los ideales del socialismo utpico, del cooperativismo y de algunas va-riantes anarquistas prendieron en Mxico por la crudeza con que se manifestaban losprocesos de despojo de los campesinos y la destruccin del artesanado. Contra el posi-tivismo, el darwinismo social y las teoras de Herbert Spencer, se discutan en loscrculos obreros de Mxico las propuestas anarquistas de Bakunin, las socialistas deOwen y Fourier y las tesis biolgicas de apoyo mutuo del prncipe Kropotkine. Contrael catastrofismo de Malthus se haban levantado ya algunas voces que Vasconcelos cita,como el caso del profesor Nicolai: Nicolai, que nos ha trado nuevos conceptos biol-gicos y sociales y a la vez se ha dejado absorber del ambiente iberoamericano, puestoque sus obras recientes ya se publican en castellano. Sus teoras solidamente cientficas

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    y contrarias a las tesis del exterminio de los dbiles por la lucha y la competenciavitales, etc. , sern algn da como la bas de toda sociologa iberoamericana. En frentedel darwinismo que, como una ponzoa destructora, nos dieron los filsofos de lasnaciones imperialistas, las doctrinas de cooperacin y auxilio mutuo, que antes quenadie Nicolai ha propagado en nuestros medios, responden exactamente a la condicinsocial de la Amrica Latina y a la misin histrica que nos est encomendada, JosVasconcelos, Indologa. Una interpretacin de la cultura Ibero-Americana, Barcelona, AgenciaMundial de libreras, p. 136.

    17. Jos Vasconcelos, El Sol, en Pesimismo Alegre, Madrid, Aguilar, 1931, pp.227, 228. La cita completa dice: Maana cuando pases por otros soles y otros mundosy encuentres extraos prodigios, por mucho que te asombren no les rindas culto; apro-vecha la leccin del sol. No basta resplandecer. El ser a quien buscas, el ser de los seres

    ha de ser capaz de crear y transmutar.18. Jos Vasconcelos, Pesimismo Alegre, op. cit., p. 234-235.19. Idd., p. 241.20. Jaime Vieyra,Mxi co, Utopa, Legado y Confli cto, Morelia, Jitanjfora, 2007, p. 9, 4.21. Gabriel Vargas Lozano, Esbozo histrico de la filosofa mexicana del Siglo

    XX en Filosofa de la Cultura en Mxico, Mxico, Plaza y Valdes, 1997, pp. 90-91.22. Jos Vasconcelos, Indologa, op. cit., p. 136.23. Antonio Caso, La Existencia, op. cit., p. 14.24. Jos Vasconcelos, Pesimismo Alegre, op. cit., p. 67.25. Idem.26. Jos Vasconcelos, Indologa, op. cit., p. 121.27. Jos Vasconcelos, La raza csmica. Misin de la raza iberoamericana. Notas de Viaje

    a la Amrica del sur, Barcelona, Agencia mundial de libreras, S/F. p. 19.

    28. Vasconcelos aclara que estos tres estados se definen no a la manera comtiana(Ibd., p. 25), es evidente que hay una influencia tanto de Comte como de Saint-Simon enesta su filosofa de la historia. Aunque su descripcin del tercer estado corresponde auna versin ms antigua que lleg a Mxico con los misioneros franciscanos de lamisin de San Gabriel (entre ellos Fray Martn de Valencia) y que haban interpretadolas tesis de: Joaqun de Fiore (1130-1202), telogo contemporneo de San Francisco alque se atribuye el desarrollo de tesis trinitarias y una filosofa de la historia segn lacual la humanidad debe vivir tres estados: el del Padre, el del Hijo y el del EsprituSanto. Jaime Montel, La conquista de Mxico Tenochtitlan, Mxico, Planeta, 2001, elprlogo a la segunda edicin del libro de Robert Ricard, La Conquista espiritual de

    Mxico, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 2000, y Joseph Ignasi Saranyana, So-bre el milenarismo de Joaqun de Fiore, en Teologa y Vida, Vol. XLIV, Universidad deNavarra, Espaa (2003), pp. 221-232, versin en Internet. http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0049-34492003000200007&script=sci_arttext&tlng=es. Visita 3 deenero 2008.

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    29. Jos Vasconcelos, La raza csmica, op. cit., p. 27.30. Ibd., pp. 23-24.31. Ibd., p. 25.32. Ibd., p. 39.33. Ibd., p. 110.34. Jaime Vieyra Garca, El Surgimiento Colonial de Amrica, en Mario Teodoro

    Ramres (Coord.) Filosofa de la Cultura en Mxico, op. cit., p. 45-46, quien presenta demanera crtica esta interpretacin a Eduardo Subirats, ya que no pierde de vista ladimensin de la resistencia poltico-cultural de los pueblos de Amrica.

    35. En las obras posteriores de Vasconcelos, sobre todo en la Revista Timn, hay unaevolucin de su pensamiento que no me interesa tratar aqu, pues no tiene que ver conla utopa.

    36. Jos Vasconcelos, Himnos breves, en Pesimismo Alegre, op. cit., p. 232.37. Ver nota 2.38. Jaime Vieyra Garca,El surgimiento, op. cit, p. 57.39. Jaime Vieyra Garca, Mxico: Utopa, Legado y Conf lict o, Morelia, Jitanjfora,

    2007, p. 172.

    Fecha de recepcin del artculo:30 de junio de 2008Fecha de remisin a dictamen:3 de octubre de 2008

    Fecha de recepcin del dictamen:31 de octubre de 2008

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    ELARTEDECURAR.HERMENUTICADELASALUD

    YLAENFERMEDAD

    Mara Rosa Palazn MayoralInstituto de Investigaciones Filolgicas, UNAM

    No quisiera caer bajo la sospecha de que mis reflexionesslo reflejan el deseo de un hombre muy anciano dedesarrollar perspectivas de futuro en medio de la oscuridad.

    H.-G. Gadamer.

    Introduccin

    Quien leeEl estado oculto de la saludcon la expectativa de que Hans-GeorgGadamer analice a Galeno, a los mdicos persas y Averroes es sorprendido,porque como antiguo platnico que soy,1 cita fundamentalmente a esteateniense, al meteco Aristteles, a Herclito y dos fragmentos de Alcmen.Los dems autores que nombra redondean lo que se escuch hace miles deaos y encuentra eco en la hermenutica contempornea.

    A partir de las conferencias (seguramente apuntes) que Gadamer dict alos mdicos, ofrece en El estado oculto de la saludsus diversas perspectivashermenuticas sobre la vida. La salud es una extraa y oculta realidad que slose percibe cuando se ha perdido. Gadamer propone que la medicina rebase elmtodo slo cuantitativo hacia el sistmico u orgnico, y que, adems, tengaen cuenta el carcter nico de cada organismo.

    Desde la tica, Gadamer critica el comercializado, fro y clasistahospitalismo. Asimismo, defiende el derecho que tiene el enfermo terminal,en uso de sus facultades, a decidir cundo morir. La muerte, fin de la vida, es,sin embargo, un auxiliar de Eros, porque si furamos eternos, no crearamos la

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    cultura. En fin, el buen mdico, como el antiguo chamn, debera conversarpara descubrir la enfermedad y cmo la experimenta el paciente, y tiene queacompaarlo hasta su fin, aunque su misin bsica es, por supuesto, regresarloa la vida e, indirectamente, devolver la salud a la sociedad.

    La salud y la enfermedad

    En La repblica, Platn compara la salud con la rectitud del ciudadano queconcibe la comunidad como armona, concordancia de opuestos complemen-

    tarios. Gadamer aade, ejemplificando con un tronzador: uno tira de unextremo de la sierra y quien est en el otro lado se deja arrastrar; este vaivngenera un crculo para que el movimiento tome un ritmo: si una fuerza au-menta o disminuye, arruina el trabajo. El ritmo hace suponer falta de esfuer-zo.2 La salud es, pues, el ritmo de la vida, un proceso continuo en el cual elequilibrio se estabiliza una y otra vez. La resistencia es desequilibrio, operacomo la ingravidez de pesos que se compensan.3 Para completar, Gadamercita lasElegas de Duino. Rilke: Como el permanente defecto se convierte en

    vacuo exceso,4 el equilibrio no existe forzado ms all de su medida. Experi-mentamos estar sanos como armona, lo apropiado; la enfermedad, en cambio,da a conocer lo perdido. Frente al envoltorio protector de la liviandad vital,

    es la presin que oprime hacia abajo.La enfermedad es vacuo exceso. La misin del arte curativo es conservar lasalud en equilibrio, dejar que siga la vida como un proceso de derroche5

    orientado a su preservacin. Como una capacidad sapiente es arte excepcionalporque su competencia no se confirma con una obra (ergon): la salud se presen-ta como un vaco, no como un producto. La esencia del arte de curar consiste,ms bien, en poder volver a producir lo que ya ha sido producido.6 Como elartista, el mdico contribuye con la naturaleza,7 la ayuda; se encuadra en laimitacin y la complementa: se trata de una especie de hacer y de lograr, queno hace nada propio ni se interesa por lo propio,8 simplemente procura resta-blecer un curso natural perturbado, y al hacerlo, su accin desaparece. Herclito

    lo dijo en un aforismo: La armona no evidente [la salud] es ms fuerte que laevidente [la curacin].9

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    La vida oscila entre salud y enfermedad. Alcmen dijo que los hombresmueren porque no han aprendido a unir el final con el comienzo.10 Esto es, lasalud regresa al principio, lucha dentro de las oscilaciones por el relativo equi-librio. La prospeccin hacia un maana, la tensin y distensin proyectanmetas audaces que mantienen la unidad; tal es una clave para que el mdicointente devolver al paciente la unidad consigo mismo al reintegrarlo a sucapacidad de hacer y a su ser.11 El mdico trata la enfermedad como unenigma que al desaparecer testimonia el milagro que otorga el don del olvi-do, del bienestar y las ganas de vivir bien. Su prestigio parece esfumarse cuan-do el peligro desaparece, porque ni toma distancia de su obra ni la conserva.

    Tampoco la salud es suya. La relacin entre su hacer y lo hecho es enigmtica.La enfermedad es intensidad y resistencia; la salud escapa al examen, nadietiene conciencia de estar sano, es el milagro que es el olvido de uno mis-mo.12 El sentido en griego de symptones casualidad que llama la atencin. Loque originalmente los griegos llamaron nouses el husmear del animal salvajecuando siente que merodea algo extrao: mdico y paciente husmean los sn-tomas.

    Nadie pregunta se siente usted sano? Pregunta ridcula porque estar sanoes no sentirse a s mismo, sino estar en el mundo y mantenerse activo. El xitodel mdico es la supresin del dolor, lo cual significa regresar al paciente a unestado natural, de bienestar, que nicamente reconocer al enfermarse. Luego,

    el objetivo del arte curativo es combatir las perturbaciones, la intensidad y lasresistencias a la salud. Segn entendan los griegos, vida, sinnimo de alma,es el ser-en-s mismo que se ocupa de s mismo.13 Nuestro hermeneuta aceptatal identificacin, lo cual no es pequeez.14

    Curarse es una suerte de distensin instintiva, como un reencuentro conla liviandad del propio ser y poder.15 La salud es armona interna y con elmedio natural y con la sociedad: posibilita reincorporarse a la vida y sus rit-mos. Desde un tratado sofista annimo, se habla de que la enfermedad advier-te a quien la padece que estaba-en-el mundo con una presencia, que llenabaun lugar en el espacio. Rilke, aquejado por dolores agudos, exclam: Ay,

    vida, vida, estar afuera!.16 Los padecimientos fsicos aslan, conducen al reco-

    gimiento interior, a la soledad. Desde su lectura, nada ortodoxa deEl ser y eltiempo, Gadamer piensa que se angustia porque se siente desamparado, como

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    si no estuviera en casa. El sujeto quiere refugiarse en casa (Einhausen, palabrafavorita de Hegel): para despertar de esta pesadilla es menester que aprenda amorir viviendo.

    La ciencia curativa aprende a trasladarse al arte, o dimensin en que lavitalidad se conserva y renueva: su objetivo es que el enfermo olvide que se haestado perturbado, lo cual tiene una cara poltico-moral:17 cuando desapare-cen sus dolencias, el individuo ha de ensamblarse con el todo social de queforma parte y ejerce influencia. La salud colectiva es proporcional al sentidode economa domstica, del mantenimiento de la casa en funcin de s mismay de los suyos, y revivir as una responsabilidad que va ms all del individuo:

    la de ser naturalmente conscientes de una escala de valores.18

    La sabidura delmdico competente no slo consiste en prescripciones y altos niveles de infor-macin, sino que incluye lo tico-poltico: entre la conviccin cientfica y laresponsabilidad tica ha de decidirse tambin por la ltima, escribe Gadameradaptando la distincin de Max Weber. En suma, como asent Husserl, en elmundo de la vida (die Lebenswelt) que nos sustenta y de que somos parte hemosde encontrarnos. El mdico eficiente participa en la Lebenswelt, al reincorporaral sujeto a las actividades que lo hacen feliz; su recuperacin conlleva queregrese a su existencia normal, a su crculo social, a su mbito familiar y profe-sional. Necesita ms que nada el oikos, su hogar para recuperar su ritmo vital.

    La vida como lo psicofsico

    Vida, zoe o bios,19 conceptos que abarcan el de salud, es lo que semueve solo, a s mismo (es el heauto kinou). Nada se mueve sin motor, pens

    Aristteles, excepto la auto-regulativa y unificada vida. Su unidad significaque el alma (los pensamientos, afectos...) no es un sector, sino parte de laexistencia corporal del viviente. Platn en el Fedro dijo que para Scrates esimposible conocer la naturaleza del alma sin la del cuerpo, a lo que agrega suinterlocutor que para Hipcrates la unilateral perspectiva contraria tampocoentiende al cuerpo. Despus establece una analoga: la oratoria es un arte pa-

    ralelo al del curar; igual que el orador, el mdico ha de saber qu discursos yfundamentos usar para convencer. Nadie entender al ser humano si no lo

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    hace con el todo de la naturaleza, el holonque no slo es lo entero, sinotambin la vitalidad autnoma y auto-regulativa de los vivientes, cuya finali-dad ltima y bsica es la auto-poiesis(que le confiere sus dotes y tambin suinestabilidad). Psique y carnalidad son dos faros que iluminan, siendo impo-sible prescindir de uno u otro. Completando, Aristteles advirti el peligro detomar al pie de la letra la divisin del alma en partes: lo vivo est en realidad,como el todo que es, siempre presente en su totalidad en cada una de susdiversas posibilidades.20 Tambin en alemn,psychese vincula la palabra Leben(vida) o funcionamiento de los rganos del cuerpo (Leib). Cuerpo y vida supo-nen lapsyche, el alma o hlito, la respiracin que separa a vivos y muertos.

    No se ha resuelto la pregunta de Karl Jaspers: en estos tiempos tecnificadosqu significa la ciencia para que la vida alcance su rendimiento? La respuestaes que si algo interno anima al cuerpo, el mdico debe trabajar con ese orga-nismo, sin que obvie sus propias experiencia de vida a favor de una construc-cin planificada de antemano; fallar en su arte si obvia sus propias experien-cias de vida (saber prctico,phrnesis, casi perdido en la actualidad). La esferaprofesional del mdico crece si con su technadquiere un conocimiento de smismo y del paciente; si no ignora las tradiciones culturales: cuanto msracionales son las formas de organizacin de la vida, tanto menos se practica yse ensea el uso individual del sentido comn.21 El mal galeno soslaya latensin entre el diagnstico y la situacin del paciente.

    De la praxis a la cuantificacin

    Los gemetras egipcios, los mdicos y los astrlogos rabes, formulaban unateora e iban transformndola segn los aciertos y errores en su aplicacin. Latcnica o arte era herramienta para sanar. Desde su horizonte, el conocimientoes un proceso de aprendizaje que contempla y reconoce lo que se muestra, yformula el arte de comprender. La medicina evolucion por auto-correccin,hizo aquello que poda hacerse, tambin eligi y tom decisiones entre posibi-lidades. Los mdicos reconocan el funcionamiento holstico o como un orga-

    nismo. Entendieron la naturaleza del todo donde se implantan las conviccio-nes de dolor, psquicas y sociales. La prctica fue saber qu hacer con el estadoglobal del organismo, porque nada conoceremos sin tener en cuenta el todo,

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    el holonde la naturaleza.22 El ser humano es integridad (hole ousia),23 tieneun carcter gestltico completo. De lo anterior concluye Gadamer que hemosde regresar a la visin de las evoluciones orgnicas de la vida. Ya Kant en Lacrtica del juicio aconseja pensar en lo vivo no como el trabajo realizado porpartes intercambiables, sino como un todo que acta por s mismo: cada rga-no no es medio para un fin externo, sino un fin dentro del engranaje.

    De su idea de sistema psicofsico o holon, Gadamer concluye que pensar lainmortalidad del alma separada del cuerpo, generalmente no deja lugar parala intimidad de la conciencia moral o la idea del espritu en comn:24 es unareaccin solipsista.

    Las cuantificaciones y la especializacin

    La confusin entre teora y prctica ha pagado un alto costo: no somos mqui-nas autmatas sin proximidad, sin conciencia de s ni social. Hemos de bata-llar en contra de la expansin totalizadora de la civilizacin tcnica:25 lainvestigacin cientfica debe saber que requiere de la poltica y que sta debeestar pendiente de aqulla si es responsable. Esto es, la tarea del mdico y delpoltico tiene que ser convincente para su ejecutante y la opinin pblica. AScrates le cost la vida demostrar que los profesionales han de tener una

    filosofa prctica conectada con la poltica. Hoy debera hacerse lo mismo aescala mundial,26 porque la capacidad social y poltica no ha evolucionado almismo ritmo que el esclarecimiento cientfico y el progreso tcnico. La hu-manidad no est preparada, y oscila entre el rechazo irracional a los inventostcnicos o los racionaliza como la novedad que pone al da, con independen-cia de su destructividad. El inalienable derecho a exigir la libertad de inves-tigar para que los conocimientos prosperen, supone que el investigador asu-ma el riesgo del aprendiz de hechicero. Gadamer no llena de culpas al mdico,tampoco la ciencia carga con la responsabilidad de sus avances, pero a veces elprimero es capaz de entender que no existe conflicto entre la aplicacin delremedio y su saber hacer: su tcnica artstica y prcticas las construye sobre sus

    experiencias vitales, y su brjula debe ser la edificante conviccin de que pue-de estar equivocado, porque nadie lo sabe todo.

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    Sin embargo, desde la Grecia clsica, la teora o conocimiento (epistemai) secomienza a independizar de las artes (technai), o conveniencia de unos mediospara llegar a un fin, o de unos medios para distintos fines y su orden de prefe-rencia. La ciencia prosigui el camino de los nmeros, hasta que la revolu-cin galileana postul el mtodo nomolgico-deductivo, supuestamente ni-co o universal, que explica el mundo bajo indicadores cuantitativos, y prediceel cumplimiento de la probabilidad fenomnica en el tiempo. Este paradigmadizque supera la metafsica y lo que cae dentro de su influencia, como lahechicera, la magia y el chamanismo. Desde entonces se dejaron en la peoroscuridad, en una zona gris, descubrimientos fascinantes. Triunf el

    mtodo sobre la ciencia y se transform la verdad en certeza: Nietzsche.27

    El mtodo, deca Descartes, es estar seguro de aquello que se sabe. Tras elreconocimiento de las excelencias epistmicas del mtodo galileano, Leibnizrecord la entelequia de la totalidad vital, postulada por Aristteles. Perohaba surgido la capa civilizatoria que envuelve al mundo entero,28 eclip-sando culturas, sabiduras y artes. En palabras del propio Lessing, desde quese perdi el consuelo en el paso a otra dimensin, y hubo mayor rendimientoen los anlisis crticos, el individuo mir la Verdad mdica y cientfica engeneral como un fin en s misma; pero la medicin y sus construcciones teri-cas obedecen al afn de dominar, desplazando los lmites de lo no dominable.La medicina contempornea simplifica, divide, cuantifica y reduce la persona

    a un modelo: subordina el caso a la norma cuantitativa, y separa las partes delorganismo para reconocer sus anomalas mediante el diagnstico fsico-qumi-co del laboratorio y las sofisticadas mquinas radiolgicas y de ultrasonido. Enel consultorio tenemos que aguardar en una sala de espera colmada de angus-tiados, a que nos atienda alguien con un guardapolvo blanco que cree deter-minar el mal con mediciones comparadas con valores estndar, sin enterarseque slo son directrices para obtener una visin conjunta del estado global decada uno de los angustiados.

    Como la informacin es tanta y la experimentacin positiva es tarea in-terminable, los especialistas, aun simplificando el cuerpo, se ahogan en talmarea de datos29 que son incapaces de asimilarlos. El especialista alivia una

    dolencia y provoca otra. Segn Gadamer hubo un retroceso en el cuidado dela salud al llegar la especializacin, que separa el organismo en compartimien-

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    sociedades masivas ha de institucionalizarse nuevamente el puente entre lateora mdica, que conoce de generalidades, y la prctica artstica del curande-ro, que debe habrsela con un y nico enfermo. Rebasando, sin olvidar, pro-yectos basados en experimentos y clculos cuantitativos, el mdico ha de en-contrar lo adecuado para cada paciente. No slo ha de aprender a leer losinstrumentos de medicin, sino tambin ha de escuchar cmo padece la enfer-medad alguien con nombre y apellido. Las prescripciones fras han aplastado ala vida, una realidad que no se deja normar: no se puede determinar la enfer-medad sobre la base del conjunto de sntomas que los valores normativos deuna medicin promedio establecen como salud o ausencia de sta:34 las con-

    diciones no mensurables de la vida son muchas y los valores promedio pre-sentan bordes muy deshilachados.35

    La palabra mecnico calificaba un invento ingenioso; con el tiempo sig-nific no participar en el proceso natural, sino reelaborarlo; la mecnica inten-ta calcular y dominar la naturaleza artificialmente. Esta orientacin ha sidobuena, un auxiliar de la naturaleza; por ejemplo, las prtesis; empero en otroscasos ha sido algo desastroso. EnEl poltico,Platn distingue mtron, la medidaexterior que proporciona un aparato o instrumento, de mtrion, lo mesurado,apropiado, o medida interior de cada ser vivo. Si lo vivo no se deja medir, lomesurado est fuera del universo cuantificado y dentro del estar-en-el mun-do.36 La medida interna mesurada37 no siempre coincide con los dems. Los

    programas de medidas son patrones de acercamiento, ciegos a que el enfermodej de ser quien era, de que se desprendi de sus hbitos sociales y permaneceaislado, expuesto al peligro de perder el gran equilibrio en el que se mantienela vida humana.38

    El ser para la muerte y sus derechos. La libertad de morir

    Es insoslayable que el mdico no viole nuestra libertad. Antes la vida se lleva-ba como el mayor bien; actualmente, se habla de la calidad de vida, frasereveladora de que la oferta curativa esconde cunto se sufre y puede llegar a

    sufrir en manos del personal hospitalario, mdicos incluidos. Desde que seingresa al sanatorio, se pierde el nombre: el paciente es un caso numerado. Elpersonal desconoce que debe con-vivir, no quebrar el equilibrio mediante un

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    arsenal de actitudes y aparatos; tampoco est enterado de que la salud seencuentra siempre dentro de un horizonte de perturbaciones y amenazas,39

    de errores y de la racionalizacin anquilosada en hbitos que automatizan alser humano, hacindole tragar pldoras a desgano,40 consumir medicamen-tos que no aciertan ni en el instante de su ingesta ni en la dosis correcta. En elsanatorio se pierde la decisin personal; saber y entender del lego no correpareja con la decisin del especialista: han de respetarse los derechos del pa-ciente y los lmites de la competencia mdica, es decir, los derechos humanos.

    El hospitalismo,41 entrada constante al sanatorio, impide al individuovolver al trabajo, a jugar aquello que le gusta, aun despus de haber sido dado

    de alta. El buen mdico apela al curado dicindole preserva la salud o estadode equilibrio que se restaur por inversin; cuida el balance porque el efectocurativo elimin el factor de perturbacin, cambi el exceso en defecto o eldefecto en exceso; si creas dependencia de m, lo hecho se volver malogrado.Incluso en una enfermedad mental, la salud se obtiene liberando al paciente.

    Al retirar la proteccin, el curado olvidar la enfermedad y quedar ligado demanera innominada y no nombrable a quien le restaur el bienestar. Gadamerdiscpulo de Husserl y Heidegger,42 incita a que el mdico apele al curadodicindole implcitamente: en adelante cudate a ti mismo.

    Nuestro ser es para la muerte, llegar el momento en que salud y enferme-dad no oscilen y el organismo se disloque; la vida perder el carcter episdico

    entre salud y enfermedad para entrar la estabilidad completa. El enfermo ter-minal y el crnico se hallan en el camino de encuentro con la muerte; ambosdeben conocer las posibilidades degenerativas de su organismo y aceptar sudestino43 final. Segn Alcmen, Hasta la muerte es un simple incorporarse ala circulacin de la naturaleza.44 El balance y decisin sobre la vida y muertepersonales tendra que hallarse fuera del alcance de los mdicos. Por desgracia,stos deciden por el enfermo crnico o incurable: lo conservan artificialmente;le prolongan su agona hasta que se desdibuja la reflexin del yo; los sedantesmantienen artificialmente al moribundo en funcin vegetativa. Equipado conlos ms avanzados aparatos, debera afrontarse la decisin del enfermo respectoa qu momento o hasta dnde le debe proporcionar ayuda. Como es deci-

    sin de cada quien, nadie debe obstaculizarla; no obstante, en lo bsico, lamuerte es tratada como una empresa de produccin industrial.45

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    En contrario, nadie debera saber el instante en que morir. Gadamerejemplifica con el Prometeo encadenado de Esquilo contra la pena de muerte y lamuerte predicada voces: este hroe nunca se jacta de haber entregado a loshombres el fuego o la cultura, sino de haberlos privado de saber cundo serala hora de su fallecimiento; anteriormente llevaban una existencia miserable einactiva en cavernas. Prometeo es el benefactor de la humanidad por haberlequitado la certeza anticipada de su muerte,46 lo que volvi a la Tierra unlugar habitable.

    Los rituales de muerte son importantes porque, si no, tambin se aplasta lavida: hoy somos por lo que hicieron otros y debemos agradecrselo. Los ritos

    adjudicaban un lugar solemne al deceso. A partir de la Revolucin Industrial,se han eliminado: el cortejo fnebre, majestad de la muerte,47 las plaiderasque manifestaban dramticamente el dolor ajeno, el entierro, costumbre dis-tintiva del homo sapiensque comporta la solemnidad, el fausto de poner juntoal cadver sus joyas y objetos, quitarse el sombrero, llorar..., actitudes cuyosignificado es mostrar que el no-vivo es un allegado que no olvidamos. Ahorala muerte es annima: ocurre en fros sanatorios.

    La muerte y el futuro

    Aceptar la muerte, la diosa Ananke que inexorablemente corta el hilo de lavida, se vuelca hacia el futuro, haciendo cultura. En el aforismo 62 de Herclitose lee: Mortales inmortales, inmortales mortales. Vivos en ese morir, en ese

    vivir muertos.48 El hombre crea cultura porque no quiere que, cuando des-aparezca, las generaciones futuras se extingan. Epicuro combati el miedo alfin perfeccionando el arte de vivir creativamente. Superar el miedo al finaldefinitivo invita a preocuparse por algo y a cobijarse en construcciones imagi-narias: a usar el fuego.

    La medicina como una disciplina humanstica y la hermenutica

    La medicina se basa en la comunicacin con el prjimo que pide ayuda. Apartir de sus conocimientos y habilidades asociadas, el buen mdico no mira al

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    paciente como un simple caso, sino ha de encordar con l, sin perder lainformacin por falta de cuerda en un banco de datos: el enfermo se deprimeal saber que es parte de un archivo computarizado y no una persona. El trata-miento excluye la arrogancia de una informacin dicha en terminologa incom-prensible y gesto dspota. Paciente y galeno han de ser hermeneutas educadosen el placer de la responsabilidad compartida, de la autntica convivencia yde la recproca entrega.49

    Rebasando, sin olvidar, la qumica y los instrumentos de diagnstico, elmdico eficiente aplica un tratamiento que consiste en los secretos de su expe-riencia: su mano palpa, su odo ausculta, su mirada est alerta y es consolado-

    ra. Dirige al paciente con cautela para que recupere el cauce perdido50

    en elcuidado de la salud, la enfermedad y la convalecencia. Este verdadero artetrata de buen modo, sin importunar, ni separar el t del yo. Es el lado opuestodel cientfico que con prescripciones ejerce el despotismo, la autoridad fu-riosa que ignora la alteridad, el tratamiento convence y concede libertad dedecisin, no slo receta (si logra que el paciente asuma su responsabilidad, eltratamiento tiene muchas posibilidades de recuperacin). En griego, terapiaes servicio, dominio de un arte contrario al sometimiento. El mdico no slose esmera en eliminar el padecimiento, sino que orienta a quien lo tiene paraque lo supere. Dicho en unas frases: el buen mdico tiene la cautela y conside-racin que inspiran confianza en su autoridad, que, adems, reconoce sus

    lmites.

    La autoridad del buen mdico

    Confiamos en el galeno que admite no saber todo de nosotros. Tambin comopacientes necesitamos reconocer la autoridad que se ha ganado por sus conoci-mientos, su autodisciplina y autocrtica. Adems, confiamos en su moral quenos respeta. EnEl estado oculto de la salud, Gadamer impugna la vieja acusacinde que haba defendido el autoritarismo staliniano:51 he apelado a la palabraautoridad, afirma, para significar que el ser humano se apoya en quien me-

    rece su confianza. El paciente exige la superioridad en conocimientos y expe-riencia del mdico y su indispensable poder de conviccin. En alemn la pala-bra exacta para su pensamiento es autoritativ(autorizado), no autoritario. Au-

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    torizado tiene un significado difano, es el acento positivo que carga la auto-ridad (sin sta un profesor, por ejemplo es prescindible: no hay educacin noautorizada, y s anti-autoritaria). Autoridad no significa ocupar un lugar demando: durante la repblica romana, la autoridad era dignidad atribuida alsenado por su mayor capacidad de penetracin en los problemas52 generalesde la poltica, aunque la potestad recaa en los cnsules. El desplazamientoentre autoridad y autoritario es corriente. La segunda palabra fue introducidade 1920 a 1930 por los neoconservadores cuando hablaban de la dbil Cons-titucin de Weimar y la necesidad de una autoridad dictatorial. Con Hitler seconfundi autoridad con totalitarismo, sacrificando la propuesta

    constitucionalista que, desde Montesquieu, divide los poderes estatales y de-fiende los derechos de las minoras. En suma, acepta lo autoritario quien notiene el coraje de servirse de su propia razn (Kant).53

    El mdico autorizado no apela a su autoridad: cuanto ms domina el co-nocimiento y el saber-hacer o su arte, cuanto ms libre es, menos necesitademostrar su superioridad:54 la superioridad, en mxima platnica, facilitatomar distancia respecto a ella. El autorizado no tiene duda de que conocealgo, y el enfermo exige la autoridad del galeno, no su potestad impositiva.

    Desgraciadamente, la aplicacin de los conocimientos mdicos ha dejadode ser ciencia y tcnica artstica; desborda con flamante desparpajo, la fuerzade la costumbre y las inhibiciones nacidas de un determinada Weltanchaung,55

    entrando en conflicto con nuestros valores. Cuando la disciplina ordena seguiruna instruccin que no nos cuadra,56 provoca contraposicin: es necesariohacer marcha atrs para religarse.

    La enfermedad es una perturbacin que requiere entrega, apertura yreceptividad espiritual. El arte curativo espraxisque trasciende el mero saber-hacer en pro de la bondad (Platn). La intelligentiamdica no es el rendimientoo capacidad indefinida de hacer, sino agudeza, rapidez de captar, sagacidadcomprensiva. Por encima de la ratio, despierta la simpata que conjura la sole-dad y se emparienta con la phronesis, o sabidura prctica. Tal intelligentiase

    vincula a las humanitas, al sensus communiso sociabilidad. El arte de curar sabeque el dolor no siempre es el padecimiento ajeno a la esperanza de recuperar

    antiguos beneficios opuestos a lo perjudicial (Aristteles, PolticaA 2). El do-lor no slo tiene que ver con la enfermedad, sino con la falta de objetivos oresponsabilidad comunitaria.

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    El mdico ejerce desde una metodologa interdisciplinaria (la confusinentre sus teoras y su prctica, hija de la especializacin, ha pagado un altocosto). Fiedson, socilogo estadounidense, destaca que la ciencia mdica esincompetente sin una escala de valores, hbitos, preferencias e intereses. Elmdico ocasionalmente ha de dejar en latencia sus conocimientos y no descar-tar que trabaja dentro de las humanidades: su material es el ser humano entoda su imponencia57 y sus variaciones individuales. Un buen mdico con-cede que, en algunas facetas, la intuicin humanstica se ha adelantado a laciencia. Las humanities, calificadas como un conocimiento impreciso evitanque se utilicen los conocimientos bajo prejuicios desmedidos.

    La conversacin

    Los discursos apropiados del mdico dependen de su filosofa vital. El pa-ciente, salvo el que haya perdido sus capacidades lingsticas o sustituya elprincipio de realidad por otro ficticio, inhibe su avidez de sanar y crea unlenguaje que espejea su reflexin sobre la incgnita de su corporeidad. Muchoinforma lo que aflora del habla;58aporta tanto como el diagnstico de labo-ratorio cuando reconoce que los seres humanos somos diferentes59 y que, en-fermos, estamos en estado de indefensin. Durante el tratamiento, no debe-

    ran bifurcarse el que restaura la salud y el paciente: ambos tienen que encon-trar el terreno en comn que se ha perdido con el mdico de cabecera.La conversacin entre galeno y paciente, el intercambio de preguntas y

    respuestas, forja la correspondencia coincidencial;60 durante sta cambia elcentro de gravedad: se est-con-algo61 y entregado a alguien. En tales inter-cambios, cada interlocutor adquiere cierta luminosidad de s mismo. Los m-dicos llaman a este fenmeno colaboracin.62 Adems, la rememoracin, oanamnesisdel paciente que recuerda y habla de s, logra, al menos por uninstante, compensar su dolor y re-vivir: segn los pitagricos, lapsychees elreino del recuerdo dirigido a la bsqueda de lo vivido; funciona, aade Hegel,como la noche de la conservacin.63

    Krineinyknein, distinguir y moverse, son facultades de cualquier viviente;pero slo nuestra especie se distancia de s misma. Nada tiene de raro que elarte curativo se inicie con la pregunta: qu le duele o falla?, para que afloren

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    perturbaciones ocultas.64 El mdico entremezcla diagnstico con el arte deconversar; dilogo que adquiere un lugar esencial en el caso de perturbacionesmentales, pero es vlido para cualquier tipo de relacin mdico-paciente. Enla ciencia moderna hace falta el dilogo. Si la aplicacin razonable de la medi-cin ha logrado grandes xitos, la investigacin actual no sabe ms de nuestrapersona que nosotros mismos.

    La vida humana elige fines como propios en contra de quienes la convier-ten65 en un instrumento manipulable, que si acepta, habr perdido la justacompaginacin de su animalitas y su condicin humana.66 Por lo mismo,la psicologa [...] combina los mtodos de la investigacin de las ciencias

    naturales y sociales con las ciencias hermenuticas.67

    El mdico es psiclogo yhermeneuta, aplica el arte de interpretar aquello desconcertante en la econo-ma mental y del espritu (hermenutica, docta palabra griega, se emplecomo sinnimo de conocimiento del hombre). Cada persona es siempre elmismo y los otros, o microcosmos que en sus contenidos o mensajes espejea elmacrocosmos y que, por lo tanto, es capaz de entender qu les ocurre a losotros: y en esto reside la universalidad de la hermenutica,68 que penetrahasta las races ms ntimas de la filosofa, la cual no slo es pensamientolgico e investigacin metdica, sino habilidad de razonar con otros. Si en arasde un mtodo, se declaran muertas la filosofa y la hermenutica, no se lescausa ningn dao.

    En suma, el arte de curar, el saber hacer, depende tambin del autoexameny la autodefensa del mdico ante s mismo y contra s mismo.69 Para hacersemerecedor de apologa,70 habr integrado diagnstico, tratamiento, dilogo ycolaboracin del paciente o conversacin curativa.71 Los conocimientos yhabilidades comprensivas del mdico eficiente estn destinados a terminarcon el desequilibrio fsico-mental de las personas, abrindoles las puertas paraque reinicien su marcha vital. Tal es su prudencia.

    La apologa de este arte, que penetra en el principio o nacimiento y el fin odefuncin, del bien y del mal, topa con la realidad sociopoltica y econmica,o sea en cmo se usan los resultados cientfico-tcnicos. Asimismo, topafrontalmente con la organizacin clnica y hospitalaria o industria de la

    muerte.

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    Conclusiones

    Ontologa

    1) La salud, el ritmo que equilibra la vida, es un estado que slo esdesocultado por la enfermedad o desarmona vital.

    2) Curarse es reencontrarse con la liviandad del equilibrio oculto.3) Curar tiene funciones poltico-sociales: reincorpora a los enfermos a la

    vida comunitaria.

    Epistemologa

    4) Para que el mdico cure no ha de limitarse a cuantificar (sintomatologa)y aplicar unos frmacos, sino que necesita, adems, y especialmente, enfocar elorganismo como un sistema: un conjunto de relaciones tal, que si se altera unaparte, se altera el todo (tales relaciones se jerarquizan).

    5) Cada organismo es, tambin, uno y nico. La especializacin extrema hadegenerado el arte curativo.

    6) La confianza en el t, o quien cura, no depende de que apele u ostentesu autoridad, sino que la demuestre en la prctica.

    tica

    7) En su aspecto humanitario, la medicina ha involucionado: el chamnrestauraba la salud con sus charlas y su compaa. La presencia y las conversa-ciones son una base de la curacin.

    8) La cura no coarta la libertad: si se crea dependencia con el mdico y losfrmacos cuando el organismo ya ha sanado, no se habr restaurado su equili-brio oculto (la salud).

    9) Cuando an est en uso de sus facultades, al enfermo terminal asiste elderecho de elegir hasta cundo y bajo qu condiciones desea estar vivo o morir.

    10) Al conocer a fondo a sus pacientes, el buen mdico tambin se conoce

    a s mismo (autognosis).

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    Bibliografa

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    Autnoma de Barcelona, 1992.

    Lessing, G. E.Nathan el sabio, Mxico, UNAM, 1964.Rilke, R. M. Elegas de Duino, Mxico, UNAM, 1995.

    Notas

    1. Hans-Georg Gadamer,El estado ocul to de la salud, p. 147. La cita del epgrafe es dela p. 98.

    2. Ibd., p. 52.3. Ibd., p. 129.4. Idem.5. Ibd., p. 25.

    6. Ibd., p. 46.7. Ibd., p. 47.8. Ibd., p. 48.9. Ibd., p. 93.10. Ibd., p. 164.11. Ibd., p. 104.12. Ibd., p. 113.13. Ibd., p. 162.14. Ibd., p. 155.15. Ibd., p. 97.16. Ibd., p. 92.17. Ibd., p. 33.18. Ibd., p. 98.

    19. Ibd., p. 157.20. Ibd., p. 163.

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    21. Ibd., p. 30.22. Ibd., p. 105.23. Ibd., p. 90.24. Ibd., p. 165.25. Ibd., p. 19.26. Ibd., p. 37.27. Las tres notas de ibd., pp. 148, 23 y 162.28. Ibd., p. 103.29. Ibd., p. 10.30. Ibd., p. 147.31. Ibd., p. 112.32. Ibd., p. 31.

    33. Ibd., p. 19.34. Ibd., p. 175.35. Ibd., p. 103.36. Ibd., p. 116.37. Ibd., p. 123.38. Ibd., p. 56.39. Ibd., p. 127.40. Ibd., p. 128.41. Ibd., p. 145.42. Ibd., p. 87.43. Ibd., p. 107.44. Ibd., p. 114.45. Ibd., p. 78.

    46. Ibd., pp. 170-171.47. Ibd., pp. 78 y 83.48. Ibd., p. 84.49. Ibd., p. 100.50. Ibd., p. 151.51. Ibd., p. 137.52. Idem.53. Ibd., p. 134.54. Ibd., p. 35.55. Ibd., p. 21.56. Ibd., p. 138.57. Esta nota y la siguiente en ibd., p. 43.58. Ibd., p. 141.59. Ibd., p. 142.60. Ibd., p. 143.

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    61. Ibd., p. 149.62. Ibd., p. 152.63. Ibd., p. 158.64. Ibd., p. 145.65. Ibd., pp. 178,179.66. Ibd., p.75.67. Ibd., p. 26.68. Ibd., p. 181.69. Ibd., p.47.70. Ibd., p. 110.71. Ibd., p. 153.

    Fecha de recepcin del artculo:13 de noviembre de 2007Fecha de remisin a dictamen:13 de diciembre de 2007

    Fecha de recepcin del dictamen:26 de diciembre de 2007

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    EL NEOARISTOTELISMOYLACONSIDERACINMORAL

    DELOSANIMALESNOHUMANOS*

    Oscar HortaUniversidad de Santiago de Compostela

    1. La consideracin moral de los animales no humanos: perspectivasdiversas

    A lo largo de las ltimas dcadas, una serie de autores han comenzado acuestionar la idea, sostenida hasta hace poco de forma casi unnime,1 de quelos lmites de nuestra consideracin no han de ir ms all de la especie huma-na. Han defendido, as, que los intereses de los animales pertenecientes a espe-cies distintas a la nuestra (los animales no humanos) han de ser consideradosen funcin de su peso. De esta forma, han rechazado como discriminatoria la

    idea de que el hecho de pertenecer a una determinada especie pueda determi-nar que un poseedor de intereses se vea favorecido sobre otro. El nombre quese ha acuado para denotar una posicin de este tipo es el de especismo. Confor-me a esto, la actualmente generalizada consideracin de los animales no hu-manos como meros recursos a nuestra disposicin vendra a constituir unaforma de discriminacin que podramos llamar especismo antropocntrico.

    Estos planteamientos, si bien todava resultan novedosos, han comenzadoa abrirse un espacio cada vez mayor tanto a nivel social como, en particular, enel mundo acadmico. Ahora bien, en este sentido son todava desconocidasmuchas de las aportaciones que se han realizado al estudio de la cuestin. Enconcreto, a este respecto resulta muy comn que, a la hora de referir la litera-

    tura dedicada a este tema, se haga alusin de manera prcticamente exclusivaa las posiciones utilitaristas de Peter Singer2 y a la centrada en una tica de los

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    derechosprima faciede Tom Regan.3 Conforme a esto, podra tal vez pensarseque el cuestionamiento del especismo antropocntrico es slo posible asu-miendo determinadas perspectivas normativas (a saber, las asumidas por estostericos), y no si se opta por otros enfoques. Ello supondra que la adopcin deun punto de vista no antropocntrico implica la adopcin de alguna teoratica particular. Sin embargo, este no es el caso. Al limitarse a las contribucio-nes de Singer y Regan las aportaciones dignas de mencin al respecto se estincurriendo en un reduccionismo notable (que, de hecho, es a menudo elresultado de un desconocimiento de la literatura sobre el tema). En realidad,el cuestionamiento del especismo se ha llevado a cabo desde teoras muy dis-

    pares, que incluyen aquellas que resultan ms representativas en la actualidad.As, tal empresa ha sido emprendida por igualitaristas como Ingmar Persson,que han defendido que, a la hora de determinar qu distribuciones de aquelloque resulta valioso en s mismo son ms deseables, ha de jugar un papel clavelo igualitario del reparto.4 Por prioritaristas como Nils Holtug,5 que han man-tenido que la satisfaccin de los intereses de quienes se encuentran en unasituacin peor debe tener prioridad. Por partidarios de un enfoque neokantianocomo Christine Korsgaard, Julian Franklin o Evelyn Pluhar,6 que consideranque podemos encontrar alguna forma de inferir racionalmente un imperativocategrico universalista. Por contractualistas como Mark Rowlands, que hansostenido que, en una posicin original en la que eligisemos los principios

    morales por los que regirnos poniendo entre parntesis nuestra identidad,optaramos por principios no discriminatorios.7 Por defensores de plantea-mientos neoaristotlicos como Stephen Clark, Daniel Dombrowski o MarthaNussbaum (cuya posicin veremos ms adelante).8 Por quienes asumen unatica del cuidado, como Carol J. Adams o Josephine Donovan, que han de-fendido la relevancia de los sentimientos en tica.9 Etctera.

    Este artculo intentar ayudar a corregir, pues, la asuncin errnea de queslo desde posiciones determinadas cabe cuestionar el especismo. Ahora bien,como resulta evidente, el espacio aqu disponible no es suficiente para llevar acabo una exposicin del modo en el que los argumentos al respecto han sidodesarrollados desde cada una de las perspectivas arriba mencionadas. Pero s lo

    es para hacerlo en el caso de uno de estos. Por tal motivo, aqu me centrar enexaminar qu aportaciones pueden hacerse al anlisis de la cuestin desde un

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    El neoarist oteli smo y la c onsid erac in moral de l os animales no humanos

    punto de vista en concreto que en las ltimas dcadas ha sido objeto de unaatencin notable, hasta convertirse en la tercera opcin en disputa, junto alconsecuencialismo y el deontologismo,10 entre las teoras normativas de acep-tacin mayoritaria en la actualidad: el inspirado en la tica aristotlica. En lasprximas secciones veremos fundamentalmente lo que se puede inferir al res-pecto partiendo de la adopcin de una tica de la virtud. Pero tambin podre-mos reparar en lo que conforme a una concepcin aristotlica de lo buenopodemos concluir con respecto a la posesin de intereses por parte de los ani-males no humanos.

    Dos aclaraciones resultan precisas antes de continuar. En primer lugar,

    quiero puntualizar que hablar, de forma muy general, de tica aristotlicapara referirme a una serie de propuestas dadas en la filosofa moral contempo-rnea que descansan en ideas propias del pensamiento del estagirita. Conside-rar la tica de la virtud como una expresin fundamental entre estas, peroutilizar una expresin ms amplia debido a (i) que podemos considerar tam-bin otros aspectos de la tica de Aristteles ms all de los que inspiran a estateora tica; y por supuesto (ii) que Aristteles sostuvo una concepcin parti-cular de las virtudes que puede no ser suscrita, o serlo slo parcialmente, porlos neoaristotlicos actuales.

    En segundo lugar, he de aclarar que mi intencin aqu no es defender unaconcepcin aristotlica de la tica. Tampoco lo ser el cuestionarla aunque, de

    hecho, habr algunos puntos en los que indique algunos problemas serios alos que se enfrenta. No me identificar ni como seguidor ni como detractor deeste punto de vista.11 Mi intencin aqu es nicamente mostrar de qu manerase puede analizar la cuestin del especismo antropocntrico desde esta pers-pectiva, independientemente de si esta debe ser aceptada o no.

    2. Es el enfoque aristotlico necesariamente antropocntrico?

    Una forma por supuesto ingenua de abordar el problema que nos ocupa pasa-ra por fijarnos en lo defendido por el propio Aristteles. El hecho es que la

    posicin prctica mantenida por este con respecto a quin deberamos de con-

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    siderar moralmente no ha gozado en la actualidad de muchos seguidores oseguidoras. Es bien sabido el modo en que este defendi que

    mandar y ser mandado no slo son hechos, sino tambin convenientes, y pronto,desde su nacimiento, algunos estn dirigidos a ser mandados y otros a mandar. 12

    Partiendo de esta visin de las cosas, Aristteles defendi la dominacin, porparte de una minora de seres humanos, de los animales no humanos, por unaparte, y los dems seres humanos, por otra. No es de extraar, as, que losneoaristotlicos contemporneos han rechazado sin paliativos el dominio mo-ral concebido por el estagirita. Proponen, ante est