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Presentación del espacio formativo: “EL YO TODOPODEROSO” (5 minutos) Desde la mirada de la psicología nos sumergiremos en el interior del hombre para rastrear el porque de sus actos. Nos centraremos en el Yo del hombre, entendido por Freud como la parte de la personalidad que se organiza con la influencia del ambiente. Aquí debemos advertir de un gran peligro; que el relativismo actual nos determine, dejándonos presos de nosotros mismos. Para alejarnos de esta prisión, retomaremos a Viktor Frankl que nos habla del valor del Yo, no de una forma egocéntrica, sino en relación a un tú y a un mundo. FALTA COMPLETAR EL TEXTO (EL SABADO) LO TENGO LISTO Introducción: (texto) Pensar al hombre contemporáneo desde la exacerbación del YO, como le trae problemas, guerras, hambre, desigualdad, desnutrición. Buscar en estos desastres (que son consensuados como desastres la raíz del egoísmo). Problematizar el aborto, la sexualidad desordenada, los conflictos de pareja, las violaciones, “necesidades sexuales”, las adicciones como todas parten de una exacerbación del YO consecuencia del egoísmo. Ese vacio que provoca la falta de sentido a la vida, la falta de Dios es llenado con el YO, de aquí deviene lo del “YO TODOPODESORO” (PARA UNIR CON ESPIRITUALIDAD) La moda actual de que no hay verdad, todo es relativo, todo es determinado por el Yo. Aquí aparece la falsa justicia, esa que se transforma en venganza y se aleja de la misericordia. El hombre no puede cegarse en su egoísmo y prejuicios, la razón es fundamental para iluminar el camino del hombre, no para alejarlo del resto de los hombres, sino la razón para servir. La solidaridad es una herramienta fundamental en este tiempo, es la que nos ayuda a hermanarnos, salir del interior, salir de la prisión del yo. En términos psicológicos Frankl percibe al espíritu como un eje que atraviesa el consciente, preconciente e inconciente. El espíritu –el yo en su esencia- se introduce en estos tres planos. Surge un nuevo concepto de “persona profunda”. No será ya la facticidad psicofísica, algo vegetativo o propio de un 1

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DA 2

Presentacin del espacio formativo: EL YO TODOPODEROSO (5 minutos)

Desde la mirada de la psicologa nos sumergiremos en el interior del hombre para rastrear el porque de sus actos. Nos centraremos en el Yo del hombre, entendido por Freud como la parte de la personalidad que se organiza con la influencia del ambiente. Aqu debemos advertir de un gran peligro; que el relativismo actual nos determine, dejndonos presos de nosotros mismos. Para alejarnos de esta prisin, retomaremos a Viktor Frankl que nos habla del valor del Yo, no de una forma egocntrica, sino en relacin a un t y a un mundo.

FALTA COMPLETAR EL TEXTO (EL SABADO) LO TENGO LISTO

Introduccin: (texto)

Pensar al hombre contemporneo desde la exacerbacin del YO, como le trae problemas, guerras, hambre, desigualdad, desnutricin. Buscar en estos desastres (que son consensuados como desastres la raz del egosmo).

Problematizar el aborto, la sexualidad desordenada, los conflictos de pareja, las violaciones, necesidades sexuales, las adicciones como todas parten de una exacerbacin del YO consecuencia del egosmo. Ese vacio que provoca la falta de sentido a la vida, la falta de Dios es llenado con el YO, de aqu deviene lo del YO TODOPODESORO (PARA UNIR CON ESPIRITUALIDAD)

La moda actual de que no hay verdad, todo es relativo, todo es determinado por el Yo.

Aqu aparece la falsa justicia, esa que se transforma en venganza y se aleja de la misericordia.

El hombre no puede cegarse en su egosmo y prejuicios, la razn es fundamental para iluminar el camino del hombre, no para alejarlo del resto de los hombres, sino la razn para servir.

La solidaridad es una herramienta fundamental en este tiempo, es la que nos ayuda a hermanarnos, salir del interior, salir de la prisin del yo.

En trminos psicolgicos Frankl percibe al espritu como un eje que atraviesa el consciente, preconciente e inconciente. El espritu el yo en su esencia- se introduce en estos tres planos. Surge un nuevo concepto de persona profunda. No ser ya la facticidad psicofsica, algo vegetativo o propio de un animal, sino la persona espiritual-existencial que en su dimensin ms profunda es inconsciente.

Frankl observa que en los actos espirituales la persona queda de tal modo absorbida que no puede ser objeto de reflexin, no puede aparecer la verdadera esencia de la persona: la propia existencia dir- es irreflexiva y no analizable; el espritu tiene la capacidad de captar el mundo como objeto, siendo l mismo inobjetivable. Lo espiritual, concluye tanto en su ltima instancia como en su origen tiene que ser inconsciente.

El hombre ya no es considerado un manojo de instintos. Tampoco un compuesto de actos reflejos, no es un ttere movido por alambres exteriores visibles o que corren por su interior. Es un ser libre y espiritual.

Actividad individual

-Leer texto y reflexionar a partir de unas preguntas eje. (Respondern en el cuadernillo)

Existimos hacia algo, algo que nos supera: el sentido y los valores. Ellos se descubren, no se crean. Algo que en ltima instancia ser alguien o ms an Alguien: Dios. Es l que nos da nuestra misin. Solamente en la medida en que consideremos a nuestra vida como misin buscaremos como llenarla de sentido, realizar los valores. No podemos detenernos en nosotros mismos, es necesario trascender, completar el acto intencional.

Si a veces la distincin entre el actuar conciente y lo inconsciente puede ser poco clara, existe siempre una lnea divisoria que separa lo espiritual de lo impulsivo (Frankl, 1979, pg.23).

Al tener que (unido a la causalidad, a los condicionamientos ligados al pasado) y al querer (derivado de una finalidad anmica) se agrega una categora nueva: la del deber. El hombre solo puede actuar como ser responsable y que decide, existir como tal, cuando no es impulsado, cuando no hay un ello que impulsa sino un yo que decide.

Previo al querer hay un deber del que se ha tomado conciencia. El ser humano se encuentra frente a los valores por los que es atrado ms que empujado.

El Anlisis existencial, promovido por Frankl sostiene que la dinmica de lo espiritual no est basada en la impulsividad sino en el anhelo por los valores. El papel de la Logoterapia ser ayudar a ampliar el campo visual de los valores en el enfermo, para dejar luego lugar a su iniciativa para la eleccin.

LA RELIGIN refleja una relacin esencial con la Trascendencia.

PARA FINALIZAR O REBATIR EL CONCEPTO FREUDIANO

Solo se puede encontrar el sentido a la propia vida y al ser mismo si se capta su valor, el valor de la existencia, el valor del Yo, no de forma egocntrica, siempre en relacin a un t y a un mundo. http://logoforo.com/el-concepto-de-autoestima-desde-la-logoterapia/

Actividades: (En grupo): El yo en el mundo (Tiempo 45 minutos)

-Dinmica para dividirnos en grupo: Se les entregar a cada APU (Agente de pastoral Universitaria) un caramelo. Segn el color del caramelo, se reunirn en grupo

-A partir del texto ledo, estableceremos una relacin, entre el Yo, un valor y una problemtica actual.

A cada grupo se les entregar un palabra con un valor y una pieza publicitaria (sobre problemtica actual) para que en relacin al Yo, problematicen la situacin.

Volcar la reflexin en un afiche.

Grupo 1: (Libertad) (El aborto)

Grupo 2: (Conciencia) (Adiccin)

Grupo 3: (Amor) (Guerra)

Grupo 4: (Caridad) (Opresin)

Plenario: (20 minutos) -5 minutos por grupo

Analizar las siguientes frases

Frases:

-Yo no siento lo mismo

Yo decido

Es mi cuerpo

No es mi problema

Mientras sea feliz

Cada uno hace de su vida lo que quiere

Autores: Jung, freire, freud, viktor frankl

Misin, antropologa y sociologa

Idea-fuerza que atravesar la exposicin: la misin necesariamente va de la mano de una antropologa teolgica positiva; esto es, de una concepcin optimista sobre el hombre. Las concepciones del hombre como mera materia o bien como un individuo aislado imposibilitan cualquier misin que permita identificar a un otro como tal. No permiten llegar al misterio de cada persona humana. Es tambin funesta, para el tema que nos ocupa, una antropologa teolgica pesimista que conciba que el hombre se encuentra totalmente corrompido por el pecado original; tal como sostena Lutero.

Aqu se vuelve imperioso discurrir sobre la antropologa teolgica como presupuesto necesario para la misin. La misin parte de la humanidad como una familia de hermanos (Dios quiere que todos los hombres se salven). En base a la perspectiva antropolgica, debemos tomar en consideracin el contexto socio econmico y cultural de los pueblos para la misin.

Premisa de la que partimos en este apartado: nos parecen acertadas las palabras de Juan Esquerda Bifet (1998: 110): Necesitamos un nuevo aprendizaje que nos capacite para intuir y admirar el misterio de cada ser humano. Por nuestro lado pasan y vienen a nuestro encuentro personas que traen huellas de culturas diferentes y milenarias, sin complejos de inferioridad, pero, a veces, con expresiones de dolor y de bsqueda. [...] slo constatamos gestos, vestidos y rostros distintos de los nuestros, que, a veces, nos parecen exticos. Pero detrs de esas expresiones, que algunos tienden a caricaturizar (con el calificativo de extracomunitarios o sin papeles) o tambin a idealizar y utilizar, hay huellas imborrables de un amor eterno.

En tal sentido, los pueblos no son meros recipientes vacos que la Iglesia llena de valores. Por el contrario, la misin se realiza en un contexto cultural e histrico concreto, del que no es posible prescindir y que tampoco se puede infravalorar. Si el evangelio no entrara en el corazn de la cultura, la evangelizacin quedara slo en la superficie, con el riesgo de ser mal interpretada o de tener una existencia efmera. La fe hay que encarnarla en la conciencia (criterios, valores, motivaciones, decisiones) y en la vida social. Es esto, precisamente, lo que pretendemos elucidar.

Antropologa moderna y antropologa teolgicaActividades: - Divisin en grupos de trabajo

- Lectura de pasajes de Lutero, Hobbes, Locke, Rousseau, Kant, Marx

- Para la reflexin grupal:

- Formar una opinin grupal y personal sobre el fragmento: las preguntas que planteamos son solo disparadores. Apuntamos a la reflexin crtica y al debate.

- Las preguntas consisten, por ejemplo, en:

Es positiva o negativa la concepcin sobre el hombre en el autor que les ha tocado trabajar?;

Es posible el dilogo con el autor y su corriente y como se lo imaginan?;

Qu elogios y crticas le haran al mismo?;

Como creen que el autor caracteriza a la fe y en particular, a la Iglesia?;

Qu piensan ustedes que dice la Iglesia sobre la teora que le toc?

En base a estas distintas concepciones sobre el hombre, sera posible ensayar un proyecto misionero con una lgica y una mentalidad similar al del autor?

- Elegir al menos dos expositores que compartan con el resto, en breves palabras, la concepcin del autor sobre el hombre y que expongan las conclusiones, crticas y/o debates que hayan surgido al interior del grupo

- Exposicin de los responsables de formacin sobre el tema, basada en lo que sigue a continuacin en el cuadernillo

Misin: antropologa, sociedad y cultura:Llegada al ser humano

La misin, como proyecto de Dios, va dirigida al ser humano en toda su integridad y en sus circunstancias concretas socio-culturales e histricas. Dios trascendente llega a la contingencia del ser humano para hacerlo partcipe de su misma vida. La misin empieza en Dios y contina en la creacin y en la historia. Cada ser humano tiene la misin de compartir los dones recibidos.

El hecho de que el ser humano est inserto en el cosmos y en la historia, es ya una misin o encargo. El hombre es un misterio de contingencia y de trascendencia, de luces y sombras, que se concreta en una bsqueda sobre el significado de su ser (ontologa), de su relacin con los dems (sociologa), de su relacin con el mundo (cosmologa), de su relacin con Dios (teologa).

La vida del hombre tiene sentido por esta bsqueda de verdad y de bien, que es ya un encuentro inicial, descubriendo el misterio de su persona, de su conciencia, de su libertad y de su misma realidad integral de cuerpo y alma. El hombre, como persona, antes de que la sociedad se lo reconozca con sus leyes, es un ser relacionado: con Dios, con los hermanos, con el cosmos. El embrin humano es ya una existencia humana personal relacionada. En toda cultura y en todo pueblo, se encuentran huellas profundas de esta bsqueda milenaria. La misin tambin consiste en detectar estas huellas y compartirlas con toda la familia humana.

Como puede colegirse de lo que venimos exponiendo, desde una mirada antropolgica optimista podemos decir que la misin consiste en proclamar y defender esta dignidad humana como vocacin a construir una humanidad basada en el amor, que es camino para participar en la comunin de Dios. En este sentido, el hombre es ms que un microcosmos, puesto que es superior al universo entero (GS 14).

La misin, en su dimensin antropolgica, est enraizada en la realidad de cuerpo y alma, como unidad indisoluble que debe construirse durante la historia salvfica. La misin se realiza en la diferenciacin y complementacin entre hombre y mujer, compartiendo los dones recibidos (sin privilegios) en el campo humano, familiar, social, eclesial, espiritual.

Ms especficamente, la misin, en clave antropolgica y en perspectiva cristiana, se desvela a la luz del misterio de Cristo. Realmente, el misterio del hombre slo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado. Pues Adn, el primer hombre, era figura del que haba de venir, es decir, de Cristo, el Seor. Cristo, el nuevo Adn, en la misma revelacin del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocacin (GS 22). El humanismo es una corriente de pensamiento que quiere valorar al hombre en toda su realidad integral. Se suele decir que el movimiento se inici a principios del siglo XVI (a modo de renacimiento) pero, de hecho, se inspir en los clsicos de la antigedad. Hubo siempre grandes pensadores (filsofos, telogos, literatos...), que dejaron su huellas en los diversos campos (cultural, artstico, cientfico, poltico, social, familiar). Las ciencias humanas dependen todas del propio concepto sobre el hombre. Pero el progreso cientfico no es un valor absoluto, puesto que debe respetar la vida y la dignidad humana.

En suma, el humanismo a la luz de la fe implica que la misin necesita apstoles expertos en humanidad, que valoren la persona humana, la vida, la conciencia, la libertad, la historia, la razn, la ciencia, el progreso y la creacin entera, para poder anunciar que el hombre, creado a imagen de Dios, se descubre y se realiza en la entrega de s mismo a los dems (GS 24).

Llegada a la persona concretaEl Concilio Vaticano II nos introduce en este tema: En lo profundo de su conciencia, el hombre descubre una ley que l no se da a s mismo, pero a la que debe obedecer y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los odos de su corazn, llamndolo siempre a amar y a hacer el bien y a evitar el mal [...] Porque el hombre tiene una ley escrita por Dios en su corazn, en cuya obediencia est la dignidad humana y segn la cual ser juzgado (cf. Rom 2,14-16) (GS 16). Todo corazn humano, a pesar de sus debilidades y errores, est capacitado para entender y buscar la verdad y el bien. Es el santuario del hombre, en el que est solo con Dios, cuya voz resuena en lo ms ntimo (GS 16). Como expusimos con antelacin, para una concepcin como la de Lutero este aserto sera imposible, puesto que el hombre se encuentra totalmente corrompido.

Como contrapartida, la libertad de conciencia es algo inalienable, que no puede supeditarse a ninguna ideologa ni a ningn grupo, porque slo la persona conoce la propia respuesta a la voz de la conciencia. Por esto, cada ser humano est llamado a asumir con responsabilidad los propios actos. Dadas las razones que venimos exponiendo, la bibliografa consultada es unnime en afirmar lo que sigue: la misin de la Iglesia no puede quedar en la superficie, sino que est llamada a llegar al corazn de cada persona y de cada pueblo, promoviendo, al mismo tiempo, la libertad y la apertura al proyecto de Dios en Cristo. Juan Pablo II, en Redemptoris Missio (58) nos ensea que La Iglesia educa las conciencias revelando a los pueblos al Dios que buscan, pero que no conocen; la grandeza del hombre creado a imagen de Dios y amado por l; la igualdad de todos los hombres como hijos de Dios; el dominio de la naturaleza creada y puesta al servicio del hombre; el deber de trabajar para el desarrollo del hombre entero y de todos los hombres.

Empero, debemos hacer notar que la persona humana no puede difuminarse en la masificacin de una sociedad consumista, que tiende a crear nuevos absolutismos, olvidando el valor irrepetible de cada ser humano. Toda persona humana, reconocida o no por la ley, desde el momento de su concepcin (el embrin humano) y hasta el momento de su muerte, es imagen de Dios y est llamada a realizarse en el camino de retorno a Dios con todos los hermanos.

La misin en la sociedad humanaLa misin se inserta en la sociedad humana concreta, caracterizada por sus circunstancias culturales e histricas distintas, dentro siempre de la nica familia humana, cuyo origen y destino es el mismo Dios. La constitucin de la sociedad humana tiene lugar en solidaridad de pueblos y culturas, aportando cada uno su idiosincrasia. Las comunidades estn compuestas por personas libres y responsables, no por simples individuos, puesto que cada ser humano es irrepetible y aporta algo especfico a una interrelacin activa. El bien comn de la sociedad es ms importante que el bien particular de cada individuo. Es aqu donde el liberalismo, cuyo padre es John Locke, muestra sus limitaciones.

El ser humano siente en su interior la necesidad de asociarse a otros hermanos en su caminar histrico. Esta asociacin puede ser ms espontnea o ms estructurada, ms familiar o ms socio-cultural. Pero siempre existe la tendencia natural que impulsa a los seres humanos a asociarse, con el fin de alcanzar objetivos que exceden las capacidades individuales.

La sociedad humana universal es custodia de una herencia del pasado, que es peculiar en cada pueblo, cultura y religin. La herencia es comn, como en una gran familia, pero hay matices diferenciados en los diversos campos sociolgicos, cultura, religin, educacin, historia, democracia, economa, familia, justicia social, poltica, trabajo. Estas diferencias deberan hacer resaltar la igualdad de todos los pueblos y de todas las clases sociales, as como la colaboracin y complementacin en la solidaridadMisin: una breve mirada teolgicaEl Pueblo de Dios como sujeto misionero: misin e historiaUn valor reconocido al concepto Pueblo de Dios, que lo distingue de otras nociones, es su relacin a la historia. Esto se tanto verifica en la elaboracin preconciliar como en la enseanza conciliar acerca de la Iglesia como Pueblo de Dios en la historia. El Pueblo de Dios, por ser histrico, ingresa en la historia comn de los pueblos. La unidad entre el Pueblo de Dios y la historia del mundo denota as la esencia y el camino de la Iglesia.

Esta relacin entre el Pueblo de Dios y la Historia se revela con energa en la imagen del Pueblo de Dios peregrino (LG 9c). Nuestra designacin mira a la Iglesia como pueblo peregrinante, que atraviesa la historia, como antiguamente el pueblo de Israel cruz el desierto hacia la tierra prometida. Expresa tanto la pertenencia a Dios, como la condicin histrica. El Pueblo de Dios no es una magnitud esttica y suprahistrica sino un pueblo vivo, congregado de entre los pueblos, que camina en medio de ellos a lo largo de los tiempos.

La imagen de la peregrinacin refleja la visin de la Iglesia del Vaticano II, como "la Familia de Dios, concebida como Pueblo de Dios, peregrino a travs de la historia, que avanza hacia su Seor" (DP 232). Tal visin conciliar y posconciliar tiene slidas bases bblicas. Israel es el Pueblo que confiesa su fe en el Dios de la historia que interviene en su xodo y que conduce su marcha por el desierto (Dt 26,59; Nm 11,1720). El Pueblo guard esa experiencia itinerante, la actualiz en la Pascua durante su historia y la retuvo como imagen ideal del tiempo original. La condicin provisoria del Pueblo, que nunca arraiga del todo en su tierra, incide en la confianza de que el Seor es su nica herencia (Dt 10,9; Nm 18,20).

El Pueblo mesinico se autocomprende, ya en el discurso de Esteban, a la luz del pueblo peregrino (Hch 7) y sabe que su verdadera Patria est en el cielo (Flp 3,20; 2 Cor 5,68). La Iglesia del NT vive en el "entretiempo" como Pueblo de Diosencamino, a la espera del descanso escatolgico (Hb 3,74,44), el reposo sabtico del pueblo caminante (Hb 4,9). La asamblea del Seor que peregrina es el tipo del Pueblo cristiano que tiene en los patriarcas un modelo de fe y esperanza para la marcha (Hb 11). El Pueblo de Dios camina en situacin de "dispora. Este trmino no se avecina necesariamente al de "minora" sino que indica, simplemente, esa condicin peregrina. Si "pueblo" evoca necesariamente a "historia", tambin la idea de "misin" tiene una connotacin histrica.

Teolgicamente, misin e historia son conceptos correlativos. Por eso debemos hacer hincapi en la peregrinacin espacial y temporal de la accin del Pueblo de Dios en el mundo histrico. El carcter "histrico" es la base de la ndole "dinmica" de la Iglesia, de su misin y de la misma eclesiologa misionera. El Pueblo de Dios universal es un Pueblo histrico, peregrino y misionero. A la luz de AG 89 la historia se descubre como el tiempo de la misin. El Pueblo de Dios es misionero por ser histrico, enviado por Cristo al tiempo que va de la Pascua a la Parusa (AG 9a). Su misin se comprende dentro de la relacin historia-escatologa, en el horizonte de la catolicidad. El fin de la Iglesia y de su misin es "que se cumpla efectivamente el Propsito de Dios, que puso a Cristo como principio de salvacin para todo el mundo (LG 17). La misin es la colaboracin que los hombres prestan, en la Iglesia, para manifestar y realizar el Plan de Dios, preparando en la historia la plenitud final.

El sujeto misionero en la historia

Si, como mostramos, el Pueblo de Dios se define esencialmente por su misin en la historia, podemos concluir: el Pueblo de Dios es el Sujeto colectivo de la Misin en la Historia. Sin abarcar la totalidad del tema situamos el tema de la Iglesia como sujeto misionero.

Por ser sujeto de la misin en la historia la Iglesia queda sujeta a las vicisitudes de la historia. Pero, por ser sujeto-agente, el Pueblo de Dios porta y lleva adelante activamente la misin, manteniendo una dependencia esencial de las Personas divinas, sujetos originarios de la misin (AG 2a).

Un gran axioma de la teologa y de la pastoral postconciliar dice: "la Iglesia es toda ella misionera, y la obra de la evangelizacin es deber fundamental de todo el Pueblo de Dios" (AG 35). Se puede reformular esta verdad aprovechando la categora de sujeto, que para nosotros tiene sobre todo el sentido de ser sujeto de una accin comn. Entonces se puede decir que el Pueblo de Dios es el sujeto comn de la misin histrica. El sujeto eclesial es un sujeto colectivo, pluriforme, especfico, histrico, activo y misionero en el mundo.

La misin histrica del Pueblo de Dios a los pueblos: la peregrinacin de los pueblos al Pueblo de DiosLa relacin que el NT establece entre el Pueblo de Dios y los pueblos reclama una doble perspectiva: la peregrinacin de los pueblos al Pueblo de Dios y la misin del Pueblo de Dios a los pueblos. Ambos procesos tienen su fundamento en el germinal universalismo del AT y alcanzan su cumplimiento en Jess y en su Iglesia. Si el primer modelo expresa la relacin de un modo centrpeto, el segundo lo hace de un modo centrfugo, pero ambos con un contenido universal.

La nueva Jerusaln, centro del Pueblo de Dios, no ha de ser slo la patria de los israelitas sino tambin la "ciudad abierta" (Is 60,5; Ap 21,24) a todas las naciones. As se puede interpretar la maternidad universal de Jerusaln: "Qu pregn tan glorioso para t, ciudad de Dios!... Se dir de Sin, uno por uno han nacido en (de) ella... Yahv escribir en el registro de los pueblos: 'Este ha nacido all'. Y cantarn mientras danzan: 'Todas mis fuentes estn en t'" (Sal 87,37).

Jess congrega al Pueblo de Dios limitando su actividad misionera a Israel. Slo en dos ocasiones presta ayuda a paganos (Mc 7,2430; Mt 8,513). Haba sido enviado (Mt 15,24) y enva a sus discpulos a las ovejas perdidas de Israel (Mt 10,5.23). Al mismo tiempo anuncia que el rebao de Dios comprender a los gentiles (Mt 25,32; Jn 10,16). La aparente contradiccin entre aquella reserva y esta promesa se relaciona con la tensin entre el particularismo del pueblo y el universalismo del Reino. Jess se dirige a Israel pero trae la salvacin a todos. La solucin est en ver la llamada a Israel y la incorporacin de los paganos como "dos acontecimientos consecutivos". Jess inicia la accin escatolgica de Dios trayendo el Reino y congregando al Pueblo de Dios, reunin que comienza por Israel y est abierta a todos los pueblos. Los pueblos como destinatarios de la misin.

El tema que nos interesa, como cuestin de fondo, estriba en la unin y el intercambio entre el Pueblo de Dios y los pueblos.

Como Pablo, la misin universal de la Iglesia es dar testimonio del Evangelio "ante todos los hombres" (Hch 22,21; 9,15; 26,17; Gal 1,6; Rm 1,1). Es de notar que AG siempre se refiere al destinatario de la misin con expresiones universalizantes o totalizantes (AG 1b, 3c, 7a) indicando que es el "mundo universo" (AG 5a, 6c). Este destinatario no es presentado de manera abstracta sino que se concreta en "todos los hombres" (AG 1a, 5a), tomados no de forma individual o separada sino reunidos en "colectividades humanas". Para el Concilio, fiel al NT, los destinatarios de la misin son todos los pueblos.

La misin universal, en su ms amplia acepcin, no se dirige solamente a los individuos sino a la variedad de pueblos y culturas. La formulacin clsica de la Iglesia, tanto en su organizacin como en su Liturgia, se refiere a la evangelizacin de los pueblos. Muchos autores consideran expresamente a los pueblos como destinatarios colectivos de la misin.

Los pueblos no son meros recipientes vacos que la Iglesia llena de valores, como expusimos lneas arriba. Ya traen consigo su propio dinamismo y realizan histricamente determinados valores. El Pueblo de Dios, en su misin, no los debe tratar como meros "objetos" sino como "sujetos", reconocindolos en "toda su dignidad de sujeto". El respeto a la subjetividad del destinatario, individual y colectivo, exige concebir la misin como un encuentro o un intercambio. Esta premisa nos permite reafirmar la lnea conceptual sobre la que venimos trabajando: una concepcin antropolgica que prescinda de estas cuestiones es bice para cualquier intento de misin.

Desde esta perspectiva, de produce un enriquecimiento mutuo entre lo dos polos: la fe del Pueblo de Dios y las culturas de los pueblos. La fe y la Iglesia son inculturadas, y los pueblos, con sus culturas, son evangelizados. Por ambos movimientos la misin nunca es un proceso unilateral sino un intercambio bilateral.

La iglesia particular: sujeto de la inculturacin misionera. Misin y cultura

El fin de la misin, en el Plan de Dios, es realizar la unidad del Pueblo de Dios, en el horizonte de la unidad fraterna de toda la familia humana (AG 7c).

La misin tiene siempre un punto de partida y un punto de llegada en una iglesia local. Pero, como la misin se desarrolla desde muchas iglesias particulares, inculturadas en muchos pueblos, surge el interrogante: "cmo vivir una nica fe a travs de una considerable diversidad de thos culturales?". La subjetividad eclesial y misionera de las iglesias particulares, inculturadas en distintos pueblos, desafa a armonizar la unidad y la diferencia en el dilogo entre la Iglesia y las culturas.

La catolicidad y la misin del Pueblo de Dios fundamentan el misterio de la inculturacin en todos los pueblos. La misin, en cuanto relacin de la Iglesia con el mundo, ha sido entendida como un proceso de encarnacin que introduce el Evangelio en las culturas. En ese horizonte, Juan Pablo II ha visto a la inculturacin como una dimensin del misterio de la encarnacin de la Iglesia en los pueblos y de la introduccin de los pueblos en la Iglesia (RMi 52). Esto nos lleva a hablar de inculturacin misionera o de inculturacin de la misin, de inculturacin evangelizadora o de inculturacin de la evangelizacin, siendo sta la actividad por la cual el Evangelio y la Iglesia se encarnan en los pueblos.

La iglesia particular es el sujeto de la evangelizacin y de la inculturacin. Es el mbito en el que el Pueblo de Dios universal se particulariza culturalmente y en el que la cultura de un pueblo se abre a la novedad evanglica, catlica y escatolgica. En esa iglesia, local constituida "de tal o cual porcin de humanidad concreta" (EN 62a), se enriquecen simultneamente la Iglesia universal y la cultura particular. As el Pueblo de Dios se enraiza en las culturas y los pueblos se enraizan en la Iglesia. El discurso de Pablo en el arepago de Atenas (Hch 17,19-34) es un ejemplo de como puede insertarse el evangelio en una cultura (inculturarse), afirmando sus valores y llamando a la trascendencia a la luz del misterio de la encarnacin y de la resurreccin de Jesucristo. Independientemente de su resultado final. En efecto, la inculturacin no es un simple encuentro de culturas, puesto que los contenidos de la revelacin no se pueden confundir con una cultura. Pero en el proceso de inculturacin, salvando el valor permanente y trascendente de la palabra revelada, tambin hay un encuentro entre culturas: el encuentro entre la cultura con la que ya se expresa la fe y la cultura a la que se anuncia la fe. La palabra revelada se dirige a todas las culturas sin excepcin y sin preferencias.

En este sentido, Esquerda Bifet (1998:148) plantea que la inculturacin es un proceso lento y permanente, para poder llegar, con los contenidos de la fe, al corazn de un pueblo, que ha expresado su idiosincrasia por medio de una cultura. Hay un dar y recibir, en cuanto que el mensaje evanglico recibe la ayuda de otras expresiones, para ser comprendido y vivido mas adecuadamente en un ambiente concreto socio-cultural.

Actividades: para el da 3 deseamos movernos en dos planos: terico-expositivo por un lado; y por otro, en un plano ms vivencial de misin, encarnada en una realidad concreta regional y personal.

-Exposicin sobre: - Introduccin sobre el contexto del Documento de Aparecida -Metodologa empleada por la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe sobre el tema que nos ocupa. - El rol del cardenal Bergoglio referido al Documento conclusivo y qu gesto realiza con el mismo, ya hoy como sucesor de Pedro. - Contenido terico de Aparecida sobre la misin - Video del mensaje del papa Francisco en el encuentro con los argentinos en la Jornada Mundial de la Juventud, Ro 2013- Trabajo en grupo sobre el video y el contenido de Aparecida: -Como creen que el papa traduce el contenido de Aparecida en acciones concretas o gestos simblicos? -Cmo interpretan las distintas frases del mensaje del papa en relacin a la misin? -Porqu creen que el papa cita a mateo 25 y las bienaventuranzas como programa de misin? -Qu les sugiere la frase: la iglesia no tiene que ser una ONG? - Elegir uno o dos expositores que expongan brevemente las conclusiones grupales sobre el tema en cuestin.- Tiempo de reflexin vivencial-personal: - Sienten que los conceptos de misin que vimos en la formacin se hicieron carne en la actividad de los tres das? Que te aport este Manos y la formacin que hemos compartido a tu vida personal y de fe?. Aqu apelamos a la reflexin personal para que lo compartamos en conjunto.- Esquema PUAL- VIDEO sobre la vida del CURA BROCHERO. Hemos decidido cerrar este espacio de formacin con el testimonio de misin encarnado por el beato Jose Gabriel del Rosario Brochero. La razn estriba en que su testimonio de vida y de servicio ministerial constituyen ejemplos prcticos de misin aplicados a un pueblo y a una cultura determinada. Se trata de la inculturacin del Evangelio en un contexto especfico. En este sentido, nos parece elocuente lo que el Documento conclusivo de Aparecida plantea en el nmero 55: El nfasis en la experiencia personal y lo vivencial nos lleva a considerar el testimonio como un componente clave en la vivencia de la fe. Los hechos son valorados en cuanto que son significativos para la persona. En el lenguaje testimonial podemos encontrar un punto de contacto con las personas que componen la sociedad y de ellas entre s. Metodologa utilizada en Aparecida. Papel desempeado por el entonces Cardenal BergoglioEn continuidad con las anteriores Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, este documento hace uso del mtodo ver, juzgar y actuar. Este mtodo implica contemplar a Dios con los ojos de la fe a travs de su Palabra revelada y el contacto con los Sacramentos, a fin de que, en la vida cotidiana, veamos la realidad que nos circunda a la luz de su providencia, la juzguemos segn Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, y actuemos desde la Iglesia, Cuerpo Mstico de Cristo y Sacramento universal de salvacin, en la propagacin del reino de Dios.

En cuanto al segundo de los puntos a tratar en este apartado, el cardenal Bergoglio tuvo un rol fundamental en la confeccin y redaccin del Documento conclusivo de Aparecida. Fue el encargado de la misma y de su supervisin final. Para tal fin, haba sido elegido por los dems obispos como presidente de la comisin que dirigi la constitucin de aquel. Tal es la importancia de este documento, que el ahora papa Francisco suele entregarlo a mandatarios latinoamericanos, con el objeto de que sean co-protagonistas de un nuevo orden social en Latinoamrica, basado en la dignidad del ser humano y la justicia. En efecto, Aparecida opera como un mediador que ofrece oportunidades, sugerencias, diagnsticos y aportes para esos cambios estructurales necesita la sociedad. Contexto del Documento de Aparecida. Su necesidad histrica-culturalEn el discurso inaugural de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (2007), Benedicto XVI explic que esta se celebr en continuidad con las otras cuatro que la precedieron en Ro de Janeiro, Medelln, Puebla y Santo Domingo. Con el mismo espritu que las anim, los pastores quieren un nuevo impulso a la evangelizacin, a fin de que estos pueblos sigan madurando en su fe. Benedicto plante que se percibe en la regin un cierto debilitamiento de la vida cristiana en el conjunto de la sociedad y de la propia pertenencia a la Iglesia catlica debido al secularismo, al hedonismo, al indiferentismo y al proselitismo de numerosas sectas, de religiones animistas y de nuevas expresiones seudorreligiosas. Asimismo, el hoy papa emrito sostena que la Conferencia General tena como lema: Discpulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en l tengan vida (Jn

14, 6). La Iglesia tiene la gran tarea de custodiar y alimentar la fe del pueblo de Dios, y recordar tambin a los fieles del continente americano que, en virtud de su bautismo, estn llamados a ser discpulos y misioneros de Jesucristo. Todo bautizado recibe de Cristo, como los Apstoles, el mandato de la misin: Id por todo el mundo y proclamad la buena nueva a toda la creacin. El que crea y sea bautizado, se salvar (Mc 16, 15).

En funcin del mtodo ver, juzgar y actuar, los Obispos describen el estado de situacin en nuestra regin. Enumeramos someramente los elementos principales que aparecen en el Documento conclusivo:

Vivimos un cambio de poca, cuyo nivel ms profundo es el cultural. Se desvanece la concepcin integral del ser humano, su relacin con el mundo y con Dios. Surge hoy una sobrevaloracin de la subjetividad individual. El individualismo debilita los vnculos comunitarios. Se deja de lado la preocupacin por el bien comn para dar paso a la realizacin de los deseos de los individuos, a la creacin de nuevos y arbitrarios derechos individuales, a los problemas de la sexualidad, la familia, las enfermedades y la muerte. En Amrica Latina y El Caribe, urge tomar conciencia de la situacin precaria que afecta la dignidad de muchas mujeres. Algunas, desde nias y adolescentes, son sometidas a mltiples formas de violencia dentro y fuera de casa: trfico, violacin, servidumbre y acoso sexual; desigualdades en la esfera del trabajo, de la poltica y de la economa; explotacin publicitaria por parte de muchos medios de comunicacin social, que las tratan como objeto de lucro. Las nuevas generaciones son las ms afectadas por la cultura del consumo en sus aspiraciones personales. Crecen en la lgica del individualismo pragmtico y narcisista, que suscita en ellas mundos imaginarios de libertad e igualdad. Afirman el presente porque el pasado perdi relevancia ante tantas exclusiones sociales, polticas y econmicas. Para ellos, el futuro es incierto. Asimismo, participan de la lgica de la vida como espectculo, considerando el cuerpo como punto de referencia de su realidad presente. Tienen una nueva adiccin por las sensaciones y crecen sin referencia a los valores e instancias religiosas.

La riqueza y la diversidad cultural de los pueblos de Amrica Latina y El Caribe resultan evidentes. Sin embargo, coexisten en condiciones desiguales con la llamada cultura globalizada. Ellas exigen reconocimiento y ofrecen valores que constituyen una respuesta a los antivalores de la cultura que se impone a travs de los medios de comunicacin de masas: comunitarismo, valoracin de la familia, apertura a la trascendencia y solidaridad. Estas culturas son dinmicas y estn en interaccin permanente entre s y con las diferentes propuestas culturales.

Globalizacin: la cara ms extendida y exitosa de la globalizacin es su dimensin econmica, que condiciona las otras dimensiones de la vida humana. En la globalizacin, la dinmica del mercado absolutiza la eficacia y la productividad como valores reguladores de todas las relaciones humanas. Este peculiar carcter hace de la globalizacin un proceso promotor de inequidades. Conducida por una tendencia que privilegia el lucro y la competencia, la globalizacin sigue una dinmica de concentracin de poder y de riquezas en manos de pocos, no slo de los recursos fsicos y monetarios, sino sobre todo de la informacin y de los recursos humanos, lo que produce la exclusin de todos aquellos no suficientemente capacitados e informados.

Un gran factor negativo en la regin es el recrudecimiento de la corrupcin en la sociedad y en el Estado, que involucra a los poderes legislativos y ejecutivos en todos sus niveles, y alcanza tambin al sistema judicial que, a menudo, inclina su juicio a favor de los poderosos y genera impunidad, lo que pone en riesgo la credibilidad de las instituciones pblicas y aumenta la desconfianza del pueblo. En amplios sectores de la poblacin, y especialmente entre los jvenes, crece el desencanto por la poltica y particularmente por la democracia, pues las promesas de una vida mejor y ms justa Ante este estado de situacin, el nmero 11 de Aparecida plantea que la Iglesia no puede replegarse frente a quienes slo ven confusin, peligros y amenazas, o de quienes pretenden cubrir la variedad de situaciones con una capa de ideologismos gastados o de agresiones. Se trata de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio arraigada en nuestra historia, desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo, que suscite discpulos y misioneros. Ello no depende tanto de grandes programas y estructuras, sino de hombres y mujeres nuevos que encarnen dicha tradicin y novedad como discpulos de Jesucristo y misioneros.

En Amrica Latina y El Caribe, nos encontramos ante el desafo de revitalizar nuestro modo de ser catlico y nuestras opciones personales por el Seor. Esto requiere una evangelizacin mucho ms misionera, en dilogo con todos los cristianos y al servicio de todos los hombres. Es en esta lnea que hemos planteado las actividades del da 2, con el objeto de fortalecer el dilogo con distintas corrientes de pensamiento incluso contrarias a fe y a la Iglesia. Contenido terico del Documento conclusivo de Aparecida sobre la misin. Seleccin de los nmeros mas relevantes para nuestra jornada202. No basta la entrega generosa del sacerdote y de las comunidades de religiosos. Se requiere que todos los laicos se sientan corresponsables en la formacin de los discpulos y en la misin. Esto supone que los prrocos sean promotores y animadores de la diversidad misionera y que dediquen tiempo generosamente al sacramento de la reconciliacin. Una parroquia renovada multiplica las personas que prestan servicios y acrecienta los ministerios. Igualmente, en este campo, se requiere imaginacin para encontrar respuesta a los muchos y siempre cambiantes desafos que plantea la realidad, exigiendo nuevos servicios y ministerios. La integracin de todos ellos en la unidad de un nico proyecto evangelizador es esencial para asegurar una comunin misionera.243. El acontecimiento de Cristo es, por lo tanto, el inicio de ese sujeto nuevo que surge en la historia y al que llamamos discpulo: No se comienza a ser cristiano por una decisin tica o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientacin decisiva246. El encuentro con Cristo, gracias a la accin invisible del Espritu Santo, se realiza en la fe recibida y vivida en la Iglesia. Con las palabras del papa Benedicto XVI, repetimos con certeza: La Iglesia es nuestra casa! Esta es nuestra casa! En la Iglesia Catlica tenemos todo lo que es bueno, todo lo que es motivo de seguridad y de consuelo!

262. Es verdad que la fe que se encarn en la cultura puede ser profundizada y penetrar cada vez mejor la forma de vivir de nuestros pueblos. Pero eso slo puede suceder si valoramos positivamente lo que el Espritu Santo ya ha sembrado. La piedad popular es un imprescindible punto de partida para conseguir que la fe del pueblo madure y se haga ms fecunda. Por eso, el discpulo misionero tiene que ser sensible a ella, saber percibir sus dimensiones interiores y sus valores innegables. Cuando afirmamos que hay que evangelizarla o purificarla, no queremos decir que est privada de riqueza evanglica. Simplemente, deseamos que todos los miembros del pueblo fiel, reconociendo el testimonio de Mara y tambin de los santos, traten de imitarles cada da ms. As procurarn un contacto ms directo con la Biblia y una mayor participacin en los sacramentos, llegarn a disfrutar de la celebracin dominical de la Eucarista, y vivirn mejor todava el servicio del amor solidario.269. Mara es la gran misionera, continuadora de la misin de su Hijo y formadora de misioneros. Ella, as como dio a luz al Salvador del mundo, trajo el Evangelio a nuestra Amrica. En el acontecimiento guadalupano, presidi, junto al humilde Juan Diego, el Pentecosts que nos abri a los dones del Espritu. Desde entonces, son incontables las comunidades que han encontrado en ella la inspiracin ms cercana para aprender cmo ser discpulos y misioneros de Jess. 276. La vocacin y el compromiso de ser hoy discpulos y misioneros de Jesucristo en Amrica Latina y El Caribe, requieren una clara y decidida opcin por la formacin de los miembros de nuestras comunidades, en bien de todos los bautizados, cualquiera sea la funcin que desarrollen en la Iglesia.

278. En el proceso de formacin de discpulos misioneros, destacamos cinco aspectos fundamentales, que aparecen de diversa manera en cada etapa del camino, pero que se compenetran ntimamente y se alimentan entre s:

a)El Encuentro con Jesucristo. Quienes sern sus discpulos ya lo buscan (cf. Jn 1, 38), pero es el Seor quien los llama: Sgueme (Mc 1, 14; Mt 9, 9). Se ha de descubrir el sentido ms hondo de la bsqueda, y se ha de propiciar el encuentro con Cristo que da origen a la iniciacin cristiana. Este encuentro debe renovarse constantemente por el testimonio personal, el anuncio del kerygma y la accin misionera de la comunidad. b) La Conversin: Es la respuesta inicial de quien ha escuchado al Seor con admiracin, cree en l por la accin del Espritu, se decide a ser su amigo e ir tras de l, cambiando su forma de pensar y de vivir, aceptando la cruz de Cristo, consciente de que morir al pecado es alcanzar la vida.

c) El Discipulado: La persona madura en el conocimiento, amor y seguimiento de Jess maestro, profundiza en el misterio de su persona, de su ejemplo y de su doctrina. Para este paso, es de fundamental importancia la catequesis permanente y la vida sacramental d) La Comunin: No puede haber vida cristiana sino en comunidad: en las familias, las parroquias, las comunidades de vida consagrada, las comunidades de base, otras pequeas comunidades y movimientos.

e) La Misin: El discpulo, a medida que conoce y ama a su Seor, experimenta la necesidad de compartir con otros su alegra de ser enviado, de ir al mundo a anunciar a Jesucristo, muerto y resucitado, a hacer realidad el amor y el servicio en la persona de los ms necesitados, en una palabra, a construir el Reino de Dios. La misin es inseparable del discipulado, por lo cual no debe entenderse como una etapa posterior a la formacin, aunque se la realice de diversas maneras de acuerdo a la propia vocacin y al momento de la maduracin humana y cristiana en que se encuentre la persona. 501. Los discpulos y misioneros de Cristo deben iluminar con la luz del Evangelio todos los mbitos de la vida social. La opcin preferencial por los pobres, de raz evanglica, exige una atencin pastoral atenta a los constructores de la sociedad. Si muchas de las estructuras actuales generan pobreza, en parte se ha debido a la falta de fidelidad a sus compromisos evanglicos de muchos cristianos con especiales responsabilidades polticas, econmicas y culturales.506. El discpulo y misionero de Cristo que se desempea en los mbitos de la poltica, de la economa y en los centros de decisiones sufre el influjo de una cultura frecuentemente dominada por el materialismo, los intereses egostas y una concepcin del hombre contraria a la visin cristiana. Por eso, es imprescindible que el discpulo se cimiente en su seguimiento del Seor, que le d la fuerza necesaria no slo para no sucumbir ante las insidias del materialismo y del egosmo, sino para construir en torno a l un consenso moral sobre los valores fundamentales que hacen posible la construccin de una sociedad justa.

548. Esta V Conferencia, recordando el mandato de ir y de hacer discpulos (cf. Mt 28, 20), desea despertar la Iglesia en Amrica Latina y El Caribe para un gran impulso misionero. No podemos desaprovechar esta hora de gracia. Necesitamos un nuevo Pentecosts! Necesitamos salir al encuentro de las personas, las familias, las comunidades y los pueblos para comunicarles y compartir el don del encuentro con Cristo, que ha llenado nuestras vidas de sentido, de verdad y amor, de alegra y de esperanza! No podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos, sino urge acudir en todas las direcciones para proclamar que el mal y la muerte no tienen la ltima palabra, que el amor es ms fuerte, que hemos sido liberados y salvados por la victoria pascual del Seor de la historia, que l nos convoca en Iglesia, y que quiere multiplicar el nmero de sus discpulos y misioneros en la construccin de su Reino en nuestro Continente. Somos testigos y misioneros: en las grandes ciudades y campos, en las montaas y selvas de nuestra Amrica, en todos los ambientes de la convivencia social, en los ms diversos arepagos de la vida pblica de las naciones, en las situaciones extremas de la existencia, asumiendo ad gentes nuestra solicitud por la misin universal de la Iglesia.

Da 2

Textos para trabajar en grupo: Martin Lutero

Extractos de la obra: Comentario a la carta a los Romanos

Que es el pecado original? Segn las sutilezas de los telogos, es la privacin o carencia de la justicia original; segn el Apstol la privacin de toda rectitud y de todas las facultades, tanto del cuerpo como del alma. Es como un enfermo cuya enfermedad mortal no es la privacin de la salud de un miembro, sino el deterioro de todos los sentidos y facultades. Y adems es esa misma inclinacin a lo malo, la repugnancia por lo bueno, la aversin hacia la luz y la sabidura y por otra parte el amor al error y a las tinieblas, la tendencia de huir y aborrecer las obras buenas y correr hacia lo malo, como est escrito en el Salmo 14:3: "Todos se desviaron, a una se han corrompido", y en Gn. 8:21: "El intento y los pensamientos del corazn humano estn inclinados a lo malo". Pues Dios odia y cuenta por pecado no slo aquella "ausencia" (as como muchos se olvidan de su pecado y no lo reconocen), sino toda esa concupiscencia que hace que desobedezcamos el mandamiento que dice: "No codiciars" (Ex. 20: 17). Este tema lo discute el apstol con admirable claridad en el captulo 7 de su carta; all nos dice que este mandamiento nos abre los ojos acerca de la realidad del pecado: "Yo no saba que la codicia era un pecado, si la ley no dijera: No codiciars" (Rom. 7:7) [...] Pasa como con un enfermo; en qu consiste su enfermedad mortal? No es solo la carencia de salud en un miembro, sino que es, adems de la carencia de salud de todos los miembros, un decaimiento de todos los sentidos, de todas las facultades, y por aadidura, una repugnancia contra todo lo que es saludable, y una avidez de todo lo que es nocivo. El pecado original es, pues, aquella hidra policfala, el monstruo por dems pertinaz con el cual luchamos en la Lema de esta vida hasta nuestra misma muerte.Extracto del prefacio de Las Obras Completas de Lutero, que l prepar para su publicacin en 1545Sin importar cun irreprochablemente viva como monje, me senta ser un pecador en la presencia de Dios. Mi conciencia me molestaba demasiado. No poda creer que agradaba a Dios con las cosas que haca para ganarme su favor. No amaba a Dios ni a su justicia. De hecho, lo odiaba si no con una blasfemia abierta, por lo menos con gigantescas murmuraciones en mi corazn. Estaba indignado con l, pensando que encima de condenarnos a nosotros, los miserables pecadores, a la destruccin eterna a travs del pecado original y oprimirnos con toda clase de calamidades a travs de la ley y de los diez mandamientos, l haba aadido tristeza sobre tristeza al darnos el evangelio (imposible de obedecer) a travs del cual su Ira finalmente caera sobre nosotros.

Textos para trabajar en grupo: thomas hobbesExtractos del LeviathnHallamos en la naturaleza del hombre tres causas principales de discordia: la competencia, la desconfianza y la gloria, La primera impulsa a los hombres a atacarse para lograr un beneficio; la segunda, para lograr seguridad; la tercera para ganar reputacin. La primera hace uso de la violencia para convertirse en duea de las personas; la segunda, para defenderlos; la tercera, recurre a la fuerza por motivos insignificantes, como una palabra, opinin distinta o cualquier signo de subestimacin. [...] Con todo ello es manifiesto que durante el tiempo en que los hombres viven sin un poder comn que los atemorice a todos se hallan en estado de guerra, que es una guerra de todos contra todos. Porque la guerra no consiste solamente en batallar, sino que se da durante el tiempo en que la voluntad de luchar se manifiesta de modo suficiente. [...] el hombre es un enemigo de los dems; el hombre es el lobo del hombre [...] existe un continuo temor y peligro de muerte violenta; y la vida del hombre es solitaria, pobre, embrutecida y breve. Acaso puede pensarse que nunca existi un tiempo semejante y en efecto, yo creo que nunca ocurri, pero existen varios lugares donde ahora viven de ese modo [...] De cualquier modo, puede percibirse cul ser el gnero de vida cuando no exista un poder comn que temer, pues el rgimen de vida de los hombres que antes vivan bajo un gobierno pacfico, suele degenerar en una guerra civil. Los reyes y personas revestidas con autoridad soberana se hallan en continua enemistad, en postura de gladiadores. [...] Donde no hay poder comn, la ley no existe: donde no hay ley, no hay justicia. En la guerra, la fuerza y el fraude son las dos virtudes cardinales. Justicia e injusticia son cualidades que se refieren al hombre en sociedad, no en estado solitario. En cambio, las pasiones inclinan a la paz son el temor a la muerte, el deseo de las cosas necesarias para una vida confortable y la esperanza de obtenerlas por medio del trabajo. [...] Un hombre se halla en la condicin de naturaleza (que es de guerra) mientras el apetito personal sea la medida de lo bueno y de lo malo. [...] El nico camino para poder erigir un poder comn, capaz de defender al hombre, es conferir todo su poder y fortaleza a un hombre o asamblea de hombres para que puedan reducir sus voluntades a una sola. [...] Esta es la generacin del gran Leviathan, de aquel dios mortal bajo el Dios inmortal, nuestra paz y defensa. Porque en virtud de esta autoridad que se le confiere por cada hombre particular, el Estado posee tanto poder que por el terror que inspira es capaz de conformar la voluntad de todos para la paz en el propio pas y su defensa contra los extranjeros.[...] El entendimiento de las gentes vulgares, a menos que no est nublado por la sumisin a los poderosos, o embrollado por las opiniones de sus doctores, es como el papel en blanco; apto para recibir cualquier cosa que la autoridad pblica desee imprimir en l. No son inducidas naciones enteras a prestar su aquiescencia a los grandes misterios de la religin cristiana que estn por encima de la razn? y no se hace creer a millones de seres que un mismo cuerpo puede estar en innumerables lugares, a un mismo tiempo, lo cual va contra la razn?y no sern capaces los hombres, por medio de sus enseanzas y predicaciones y con la proteccin de la ley, para recibir lo que est de acuerdo con la razn? [...] Aunque la autoridad espiritual se halla envuelta en la oscuridad de las distinciones escolsticas y de las palabras enrgicas, como el temor del infierno y de los fantasmas, no deja de procurar un estmulo suficiente a la perturbacin y, a veces, a la destruccin del Estado. Es esta una enfermedad que con razn puede compararse con la epilepsia (que los judos consideraban como una especie de posesin por los espritus)Textos para trabajar en grupo: John LockeExtractos del Segundo Tratado sobre el gobierno civil

El estado natural de todos los hombres (estado de naturaleza) es un estado de perfecta libertad para ordenar sus acciones y disponer de sus posesiones como juzguen adecuado dentro de los lmites de la naturaleza, sin pedir permiso ni depender de la voluntad de otro hombre. Es tambin un estado de igualdad, en el que todo poder y jurisdiccin son recprocos [...] son iguales sin subordinacin ni sujecin, a menos que el Amo y Seor de todas ellas, por medio de una manifestacin de su voluntad hubiera colocado una por sobre otras.

[...] Aunque sea un estado de libertad, no es un estado de licencia: el hombre posee una incontrolable libertad para disponer de su persona o posesiones, no tiene libertad para matarse ni matar a ninguna criatura, excepto cuando lo requiera su mera preservacin. El estado de naturaleza tiene una ley de naturaleza que lo rige y que obliga a cada uno.

Y la razn, que es esa ley, ensea a todos los hombres que siendo iguales e independientes, ninguno debe daar a otro. Pues al ser todos los hombres la obra de un creador omnipotente y sabio, todos ellos siervos de un Seor Soberano, enviados a este mundo para cumplir su misin, constituyen la propiedad de aquel cuya obra son y han sido creados para subsistir por el tiempo que le plazca a l, no a otro.

[...] El estado de guerra es un estado de enemistad y destruccin donde los hombres no se hallan bajo las obligaciones de la ley comn de la razn, no tienen otra regla que la de la fuerza y la violencia. [...] Evitar ese estado de guerra es una de las razones principales por las que los hombres se agrupan en sociedades y abandonan el estado de naturaleza. Si no hay un juez sobre la tierra, la apelacin se dirige slo a Dios en el cielo. [...] Quin decidir la controversia que surge en el estado de guerra? Quien ser el juez? Soy yo mismo el nico que puede ser juez de mi propia conciencia y en el da del juicio final responder por mi decisin al Juez supremo.

[...] Aunque la tierra y todas las criaturas inferiores son comunes a todos los hombres, cada hombre detenta la propiedad de su propia persona. Sobre ella nadie, excepto l mismo, tiene derecho alguno. [...] Dios les ha dado el mundo a los hombres en comn y les ha dado la razn para que hicieran uso de l en aras del mayor beneficio y provecho de su vida. La tierra y todo lo que hay en ella les fue dado a los hombres para el sustento y comodidad de su vida.

Aunque la tierra y todas las criaturas inferiores son comunes a todos los hombres, cada hombre detenta la propiedad de su persona. Sobre ella nadie, excepto l, tiene derecho legtimo. El trabajo de su cuerpo y de sus manos son, propiamente suyos. Por ende, cualquier cosa que ha sacado del estado en que ha sido suministrada por la naturaleza y le ha mezclado su trabajo, le ha aadido algo que es suyo propio: la convierte, pues, en su propiedad. Este algo aadido por su trabajo, excluye el derecho comn de otros hombres. [...] el que se apropia de tierra para s mismo por medio de su trabajo no reduce sino que incrementa el acervo comn de la humanidad Textos para trabajar en grupo: jean jacques rousseau

Extractos sobre el Discurso sobre el origen y fundamento de la desigualdad entre los hombres

Concibo en la especie humana dos clases de desigualdad, una que llamo natural o fsica, porque es establecida por la naturaleza y consiste en la diferencia de edades, de salud, de fuerzas corporales: La otra que se puede llamar desigualdad moral o poltica porque depende de una convencin y porque es establecida por el consentimiento de los hombres [...] Los filsofos trasladaron al estado de naturaleza ideas que han tomado en la sociedad. Hablaban del hombre salvaje y pintaban al hombre civil. [...] Es evidente por la lectura de los Libros Sagrados que el primer hombre al haber recibido de Dios luces y preceptos, no estaba en estado de naturaleza [...] La religin nos ordena creer que, al haber sacado el mismo Dios del estado de naturaleza a los hombres, estos no son iguales. [...] Hobbes pretende que el hombre es naturalmente intrpido y tan slo busca atacar y combatir. Por el contrario, un filsofo ilustre piensa que no hay nada mas tmido que el hombre en el estado de naturaleza y que est siempre tembloroso y listo para huir al menor ruido. Todo marcha de una manera uniforme y la faz de la Tierra no est sujeta a cambios bruscos y continuos que provocan las pasiones y la inconstancia de los pueblos reunidos.[...] La mayor parte de nuestros males son nuestra propia obra y los hubiramos evitado casi todos conservando la manera de vivir simple, uniforme y solitaria que nos prescriba la naturaleza. Cuando se piensa en la buena constitucin de los salvajes, por lo menos de aquellos a quienes no hemos arruinado con nuestras bebidas fuertes, cuando se sabe que casi no conocen otras enfermedades que las heridas y la vejez, se est muy inclinado a creer que se hara muy fcilmente la historia de las enfermedades humanas siguiendo la de las sociedades civiles [...] Cuidmonos pues de confundir al hombre salvaje con los hombres que tenemos ante nuestros ojos: al volverse sociable y esclavo, se vuelve dbil, temeroso, rastrero y su manera de vivir blanda y afeminada acaba por enervar su fuerza y su valor [...] El primero a quien habiendo cercado un terreno se le ocurri decir Esto es mo y encontr gente tan simple como para creerle, fue el verdadero fundador de la sociedad civil. Qu de crmenes, guerras, de muertes se habra ahorrado el gnero humano aquel que hubiera gritado: Cuidaos de escuchar a este impostor, estis perdidos si olvidis que los frutos son de todos y que la tierra no es de nadie Esta idea no se form de golpe en el espritu humano. Fue necesario hacer muchos progresos, adquirir mucha habilidad, y muchas luces, transmitirlas y aumentarlas de poca en poca. [...] La desigualdad puede deducirse del establecimiento y del abuso de las sociedades polticas por las leyes de la razn e independientes de los dogmas sagrados. La desigualdad saca su fuerza del desarrollo de nuestras facultades y de los progresos del espritu humano. Se vuelve finalmente firme y legtima por el establecimiento de la propiedad y de las leyes

Textos para trabajar en grupo: immanuel Kant

Extractos de: Qu es la Ilustracin?La ilustracin es la liberacin del hombre de su culpable incapacidad. La incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la gua de otro. Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia sino de decisin y valor para servirse por s mismo de ella sin la tutela de otro. Sapere aude! (atrvete a saber) Ten el valor de servirte de tu propia razn!: he aqu el lema de la ilustracin. La pereza y la cobarda son causa de que una gran parte de los hombres continen en estado de pupilo, a pesar de que ha la Naturaleza los liber de ajena tutela; tambin lo son de que se haga tan fcil para otros erigirse en tutores, Es tan cmodo no estar emancipado! Tengo a mi disposicin un libro que me presta su inteligencia, un cura que me ofrece su conciencia, un mdico que me prescribe las dietas, etc. Si puedo pagar no me hace falta pensar: ya habr otros que tomen a su cargo, en mi nombre, tan fastidiosa tarea. Y los tutores que se arrogan este oficio cuidan de que los hombres consideren el paso de la emancipacin, adems de muy difcil, en extremo peligroso. Despus de entontecer sus animales domsticos y procurar que no se salgan del camino trillado donde los metieron; les muestran los peligros que los amenazaran caso de aventurarse a salir de l.

[...] Qu limitacin es obstculo a la ilustracin? Y cul, por el contrario, estmulo? Contesto: el uso pblico de la razn le debe estar permitido a todo el mundo y esto es lo nico que puede traer ilustracin a los hombres; su uso privado se podr limitar. [...] Entiendo por uso pblico aquel que, en calidad de maestro, se puede hacer de la propia razn ante el gran pblico del mundo de lectores. Por uso privado entiendo el que ese mismo personaje puede hacer en su calidad de funcionario.

[...] El clrigo est obligado a ensear la doctrina y a predicar con arreglo al credo de la Iglesia pues fue aceptado en esa condicin. Pero como doctor tiene la plena libertad y hasta el deber de comunicar al pblico sus ideas bien intencionadas acerca de las deficiencias que encuentra en aquel credo [...] el uso que de su razn hace un clrigo ante su feligresa constituye un uso privado; porque se trata siempre de un ejercicio domstico. Pero en calidad de doctor que se dirige que se dirige por medio de sus escritos al pblico propiamente dicho, es decir al mundo, hace un uso pblico de su razn, y disfruta de una libertad ilimitada para servirse de su razn.

[...] Es que vivimos en una poca ilustrada? La respuesta ser: no, pero s en una poca de ilustracin. Falta todava mucho para que, tal como estn las cosas, los hombres considerados en conjunto, se hallen en situacin de servirse con seguridad y provecho de su propia razn en materia de religin.

[...] He tratado el punto principal de la ilustracin, a saber, la emancipacin de los hombres de su tutela intelectual, en especial por lo que se refiere a cuestiones de religin; pues lo que atae a las ciencias y las artes los que mandan no tienen ningn inters en ejercer ninguna tutela religiosa sobre sus sbditos y, por otra parte, hay que considerar que esa tutela religiosa es, entre todas, la mas funesta y deshonrosaTextos para trabajar en grupo: Karl Marx

Extractos de: Crtica de la filosofa del derecho de Hegel

La crtica de la religin es la condicin preliminar de toda crtica. El hombre que slo ha encontrado su propio reflejo en la fantstica realidad del cielo donde buscaba un superhombre, ya no estar dispuesto a encontrar slo la apariencia de s mismo, deber buscar su verdadera realidad. El fundamento de la crtica es este: el hombre hace la religin, no la religin al hombre.

[...] La religin es la realizacin fantstica de la esencia humana, porque la esencia humana carece de verdadera realidad. La lucha contra la religin es, pues, indirectamente, la lucha contra ese mundo del que la religin es el aroma espiritual. [...]

La religin es el suspiro de la criatura abrumada, el sentimiento de un mundo sin corazn, as como es el espritu de una situacin sin espritu. La religin es el opio del pueblo. La superacin de la religin como felicidad ilusoria del pueblo es la exigencia de su verdadera felicidad. La crtica de la religin es, pues, en germen, la crtica de ese valle de lgrimas, del cual la religin es la imagen sagrada. La crtica ha deshojado las flores imaginarias que cubran las cadenas, pero no para que el hombre lleve la cadena prosaica y sin consuelo, sino para que sacuda la cadena y tome la flor viva.

La crtica de la religin quita al hombre las ilusiones a fin de que piense, acte y amolde su realidad como un hombre sin ilusiones que ha alcanzado la razn, a fin de que se mueva alrededor de s mismo y por consiguiente alrededor de su verdadero sol. La religin no es mas que el sol ilusorio que se mueve alrededor de s mismo. La historia tiene la misin, una vez que la verdad del ms all se ha desvanecido, de establecer la verdad del ms ac. [...] La crtica del cielo se transforma en crtica de la tierra, la crtica de la religin en crtica del derecho, la crtica de la teologa en crtica de la poltica.

[...] La crtica de la religin desemboca en la doctrina de que el hombre es el ser supremo para el hombre; termina, pues en derribar todas las relaciones sociales en que el hombre es un ser rebajado, humillado, abandonado, despreciado [...] Lutero venci la servidumbre fundada en la devocin, porque [..] convirti a los curas en laicos y a los laicos en curas. Libert al hombre de la religiosidad exterior porque puso la religiosidad en el interior del hombre. [...] Si el protestantismo no fue la verdadera solucin, fue por lo menos el verdadero planteamiento del problema. En adelante no se trata ya de la lucha del laico con el clrigo que est fuera de l, sino de la lucha con su clrigo interior. [...] En el pasado la guerra de los campesinos se estrell contra la teologa. Hoy, cuando la teologa ha fracasado, el hecho mas servil de la historia alemana -nuestro statu quo- se estrellar contra la filosofa Para profundizar lo que hemos visto en el da 2 sobre la misin, proponemos la siguiente reflexin desde un anlisis bblico y exegtico:

La misin del Pueblo de Dios a los pueblos

La perspectiva misionera se insina en el AT: la vocacin de Israel contiene una eleccin particular y una misin universal. Israel, "primognito" de Yahvh (Ex 4,22), pueblo "elegido" (Dt 4,37; Sal 135,4), "amado" (Os 11,14; Is 63,9) y "separado" (Lv 20, 24; Is 52,11), tiene una responsabilidad para que la Bendicin divina llegue a "todas las familias de la tierra" (Gn 12,3), porque Abraham est llamado a ser "padre de una multitud de pueblos" (Gn 17,5; Sir 44,1922). Israel existe para los pueblos porque tiene "una vocacin misionera ante las otras naciones". La intrnseca tensin existente entre particularismo y universalismo encuentra su principio de solucin en que "la eleccin de Israel no es interpretada en sentido exclusivo, sino inclusivo: en su caso particular deber devenir visible la eleccin de todos los pueblos".

A pesar de los orculos hostiles contra los pueblos paganos (Is 1224; Jer 4651; Ez 2532), en los que el celo de Israel descubre los adversarios de Yahveh, el pueblo elegido se sabe portador de una misin universal. En el DtIs esa conciencia alcanza su culmen a travs de una mediacin activa en la salvacin de las naciones (Is 42,16; 45,2025; 55,35). En los poemas del "Siervo de Yahv" se palpa que "el universalismo judo se hace misionero". El SiervoPueblo es "luz de las gentes, para que mi salvacin alcance hasta los confines de la tierra" (Is 49,6). Universalidad y misin configuran la conciencia juda, que no slo alaba al Seor, sino que divulga entre los pueblos sus hazaas y los invita a la alabanza universal (Sal 47; 66; 96).

El NT da testimonio del destino universal de la misin. El mandato misionero del Resucitado a los Apstoles es elocuente en los evangelios: "a toda la creacin" (Mc 16,15); "a todos los pueblos" (Mt 28,18); "a todas las naciones" (Lc 24,47); "hasta las confines de la tierra" (Hch 1,8); "ante todos los hombres" (Hch 22,15). Los textos revelan el carcter de totalidad que incumbe al envo apostlico y llevan admitir una apertura misionera universal en la Iglesia primitiva hacia las naciones paganas. Con la Pascua ha comenzado el Reino escatolgico y la misin es el primer principio de la accin divina que, al final de los tiempos, ha de llamar a los paganos. La misin que Jess encomienda participa de ese cumplimiento final y debe alcanzar a todos (EN 49). Por esa razn la Iglesia se debe dirigirse hacia aquellos que estn lejos (Hch 2,39; 22,21; Ef 2,13. 17; EN 51a) para reunir "a los hijos de Dios dispersos" (Jn 11,52). Esta universalidad exige imperiosamente la misin y ambas dependen de la voluntad salvfica universal de Dios manifestada en la entrega de Jess por todos (1 Tim 2,4; Jn 3,16; Rm 11,32; Hb 11,6).

En Mateo la orientacin centrfuga del universalismo de los cantos del Siervo encuentra su cumplimiento eclesial. Este Evangelio presenta al Pueblo de Dios no al modo paulino de una "Iglesia de judos y gentiles" sino como una Iglesia de los pueblos. El texto ms elocuente de este camino "de dentro hacia afuera" resalta que la misin del Pueblo de Dios se dirige a todas "los pueblos", destinatario universal que se identifica mejor al analizar el manifiesto del Resucitado de Mt 28, 1820. En este texto el concepto clave es discpulo tanto referido a la pertenencia a la Iglesia como a la finalidad de la misin, que incluye "bautizar y ensear". Jess no les dice "enseen a todos los pueblos" sino "hagan discpulos a todos los pueblos". "Discpulos" es una autodenominacin de las comunidades cristianas ms antiguas (Hch 6,1.2.7; 9,1.19.25.26.38; 11,26; 13,52). El mandato se podra traducir como hagan comunidades de discpulos en todos los pueblos segn la praxis del Reino.

El universalismo de Lucas trae el decisivo texto de Hch 15,1318, en el que Dios reconstruye a su Pueblo para que el resto de los pueblos lo formen y alaben su Nombre. Aqu nos brinda el himno de Lc 2,2932, que refleja una autocomprensin eclesiolgica antiqusima. All las comunidades judeocristianas de Palestina se entendan como Pueblo de Dios y se autodenominaban "Israel", felices de recibir la salvacin. La presencia del Reino de Dios ilumina a todos los pueblos desde el Pueblo de Dios. Con el lenguaje del DtIs (40,5; 42,6; 46,13; 49,6; 52,10) el texto trae ecos de la "peregrinacin de las naciones", ya que la salvacin en el SiervoMesas, que es "alianza y luz" (Is 42,6), resplandece "a la vista de todos los pueblos" (v. 31). Y la "gloria de tu pueblo (las) Israel" (v. 32) puede ser la "riqueza de los pueblos" que los gentiles llevan desde todas partes al subir a Sin. Segn Is 60,11: "tus puertas estarn siempre abiertas, no se cerrarn ni de da ni de noche, para que traigan las riquezas de las naciones, bajo la gua de sus reyes".

En la teologa de Pablo Rm 911 es el texto esencial, que da testimonio de la fidelidad de Dios a la Alianza y en el que la suerte de Israel tiene detrs el tema de la peregrinacin de las naciones. Lo lgico hubiera sido que un Israel creyente en Cristo fuera salvacin para los dems. Pero sucede de otro modo: Israel, que no trasmiti a los pueblos la salvacin "a travs de su fe", la comunicara ahora "por medio de su incredulidad". La reunificacin de Israel es suplantada por la misin a los gentiles. As se invirti la direccin de la peregrinacin de las naciones. Como Israel se neg a creer, Dios convirti al nopueblo en Pueblo (Rm 9,25), para suscitar celos en Israel y as lograr que un da, cuando entre "la totalidad de los gentiles" (Rm 11,25), Israel sea salvado, gracias al atractivo mesinico de la Iglesia de los paganos. En este punto se reinstaura el esquema de la peregrinacin de los pueblos, como testimonia Rm 11,1215. En el Plan de Dios, el destino de los pueblos est ligado inseparablemente al camino de Israel, de igual manera que la suerte de Israel est atada al camino de los pueblos (Rm 11,1632).

Hidra de Lema: en la mitologa griega, un monstruo de nueve (segn otros: Siete), cabezas que viva en el pantano de Lema (Arglide). Sus nueve cabezas volvan a crecer a medida que eran cortadas. La destruccin de este monstruo fue una de las doce hazaas de Hrcules.

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