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EL SISTEMA ESPAÑOL DE INNOVACIÓN. D IAGNÓSTICOS Y RECOMENDACIONES

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EL SISTEMA ESPAÑOL

D E I N N O VA C I Ó N .

DIAGNÓSTICOS Y

RECOMENDACIONES

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EL SISTEMA ESPAÑOL

D E I N N O VA C I Ó N .

DIAGNÓSTICOS Y

RECOMENDACIONES

F U N D A C I Ó N C O T E C P A R A L A I N N O V A C I Ó N T E C N O L Ó G I C A

L I B R O B L A N C O

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© Copyright:Fundación Cotec para la Innovación TecnológicaMarqués de Urquijo 26, 1º C/I28008 MadridTeléfono: (34) 91 542 01 86. Fax: (34) 91 559 36 74http://www.cotec.es

Diseño, maquetación y composición:La Fábrica de Diseño S.L.José Marañón 10, 1º dcha28010 Madrid

Imprime: Gráficas Arias Montano S.A.Ctra. de San Martín de Valdeiglesias, km 4,400Polígono Industrial 6 de MóstolesParcela 31-B. Nave 528935 Móstoles (Madrid)

Información y pedidos:CotecMarqués de Urquijo 26, 1º C/I28008 MadridTeléfono: (34) 91 542 01 86. Fax: (34) 91 559 36 74

ISBN: 84-922720-4-XDepósito Legal: 1998

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Índice

Prólogo 7

Resumen 11

1. Introducción: El concepto de innovación 39

2. Descripción del sistema español de innovación 45

Introducción 47

2.1. Administraciones públicas 49

2.2. Infraestructuras de soporte a la innovación 67

2.3. Sistema público de I+D 75

2.4. Empresas 81

2.5. Entorno 95

3. Diagnósticos y recomendaciones para el sistema español de innovación 107

Introducción 109

3.1. Administraciones públicas 111

3.2. Infraestructuras de soporte a la innovación 123

3.3. Sistema público de I+D 133

3.4. Empresas 143

3.5. Entorno 153

Bibliografía 163

Lista de abreviaturas 167

Anexo I. Metodología y participantes en la elaboraciónde este documento 169

Anexo II. Diagnósticos y recomendaciones del Libro Verde 199

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Prólogo

Cuando estamos a punto de doblar al siglo XXI, tenemos el privilegio de poderexaminar retrospectivamente la trayectoria que las principales economías indus-triales han seguido a lo largo de este siglo. Desde la emergencia de los sistemasde producción seriada en las dos primeras décadas, hasta su transformación eneconomías intensivas en conocimiento, característica del último tercio de siglo. Ala vez, y junto al florecimiento del sector servicios, hemos venido asistiendo a unrenacimiento industrial de nuevo tipo y a la aparición de vínculos estratégicos entreel sector servicios y el industrial. Y caben ya muy pocas dudas de que una de lascaracterísticas fundamentales del fin de siglo está siendo la creciente interdepen-dencia entre la capacidad de generar conocimientos científicos y tecnológicos, poruna parte, y la creación de riqueza, por otra. Cualquier previsión sobre el futuro,medianamente informada, tendrá por fuerza que tener en cuenta que esta asocia-ción ha de verse cada día más reforzada.

Porque hoy las sociedades avanzadas son ya economías intensivas en conoci-miento, alta y crecientemente dependientes tanto de la capacidad de generar,cuanto de la de difundir y aplicar nuevos conocimientos de manera ininterrumpi-da. A lo largo de este siglo hemos visto sucederse diversas “oleadas” de cambiostecnológicos, trasladados posteriormente a innovaciones radicales de procesos yproductos, pero ha sido precisamente en los últimos años cuando esos cambioshan cristalizado en un notable avance sostenido de innumerables áreas estratégi-cas, como los nuevos materiales, la electrónica, la informática, las telecomunica-ciones o la biotecnología. Avances científicos que se han ido traduciendo en laaparición de nuevas empresas, en productos escasamente imaginables hace tansólo un par de décadas, y en la emergencia de nuevos subsectores de actividadeconómica.

Por todo ello, los países líderes están reconociendo ya con sus decisiones elfundamental valor económico de la innovación tecnológica, y están tratando deasegurar su promoción sostenida con instrumentos y fórmulas diversas. Muchosde esos instrumentos toman la forma de políticas públicas, tanto las que son espe-cíficamente de I+D, como las políticas industriales, las de comunicación y trans-porte y, por supuesto, las de educación. Y bajo distintos mecanismos de coordi-nación, todas esas políticas han incorporado como una dimensión fundamental elapoyo al avance científico-tecnológico, a su difusión y a su aplicación, como fuen-te de ventajas competitivas estratégicas.

Como complemento fundamental de esas actuaciones públicas, todos los paí-ses avanzados han venido realizando un importante esfuerzo tecnológico, incor-

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porando como elemento central de las estrategias empresariales el reforzamientode la capacidad de innovación. Y desde los centros de educación superior y losde investigación se ha reconocido que la propia capacidad de asegurar una finan-ciación adecuada, así como la captación competitiva de personal, son muydependientes de una serie de transformaciones profundas de su arquitectura ins-titucional (haciéndola más flexible), de los modos de gestión (incrementando su efi-ciencia) y de la inclusión clara de objetivos del entorno productivo (dando primacíaa los objetivos y demandas del entorno sobre los intereses del colectivo profesio-nal de su personal).

En todo caso, hay que destacar que el resultado en los últimos años de todasesas actuaciones de los sistemas de innovación de los países líderes, tanto públi-cas como privadas, ha sido una continua producción de “doctrina”, de esquemasconceptuales, y de análisis empíricos, sobre la estructura y la dinámica de la inno-vación. Análisis y doctrina que han permitido a algunos países disponer de unmapa definitorio de los distintos procesos de la innovación capaz de orientar lasdiferentes actuaciones y de identificar los espacios de convergencia que optimizanel resultado.

La trayectoria histórica del caso español, como es conocido, ha sido sin embar-go diferente, porque durante décadas, nuestro desarrollo ha sido divergente res-pecto al seguido por los países de nuestro entorno. Ello explica que en los mo-mentos de integración y convergencia con la Europa comunitaria, la problemáticamultidimensional de la innovación apenas haya merecido la atención de los res-ponsables de la toma de decisiones, tanto del sector público como privado. Y deesta manera, nuestro tardío proceso de industrialización y nuestra débil tradiciónde creación científica, han dado como resultado una baja capacidad de innovaciónen las estrategias empresariales y en las políticas públicas. Como consecuencia,los avances conseguidos en algunos de los componentes del sistema de innova-ción, particularmente en el sistema público de I+D, apenas han beneficiado a losrestantes elementos del sistema, y la explotación de las potenciales sinergias deri-vadas de la actividad de los centros públicos de investigación y de las estrategiasempresariales, continúa siendo una tarea pendiente.

Cotec lleva ocho años contribuyendo a que la problemática de la innovacióncuente con “voz” en la opinión pública, así como que vaya ganando el peso quemerece en la consideración de los agentes públicos y privados, aspirando a queantes de entrar en el nuevo siglo pueda alcanzarse un compromiso nacional defomento de la innovación. Un plan o un programa a medio y largo plazo de impul-so de la innovación, que se convierta en un componente esencial de la conver-gencia con Europa y en el que las distintas comunidades autónomas tengan undestacado papel.

Acercarnos a ese macroobjetivo exige contar con una adecuada cartografía delos puntos fuertes y débiles del sistema de innovación tecnológica, de sus proce-sos y de sus ritmos. Por ello, y a lo largo de los dos últimos años, Cotec ha pro-movido y dirigido un profundo proceso de reflexión, análisis y debate, con exper-

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tos en diferentes cuestiones, para poner a disposición de la sociedad española undocumento que haga posible elaborar ese plan o programa de impulso de la inno-vación. Un documento que primeramente tomó la forma de “Libro Verde sobre laInnovación” y que, tras un amplio debate en las diecisiete comunidades autóno-mas, y en otras instituciones conectadas con lo tecnológico, ha cristalizado en elpresente “Libro Blanco Cotec”.

A todos los que en él hemos trabajado, nos gustaría que la contribución que elLibro Blanco Cotec signifique, fuera vista como un primer mapa de la innovaciónen el sistema español, en el que ya aparecen apuntadas las distintas rutas deavance, tanto las principales como las secundarias. Un mapa que deberá ser afi-nado y desarrollado en el futuro, pero que nos va a permitir desde ahora orientarla transición desde nuestra situación actual de esfuerzos débiles e inconexos, ametas de convergencia con los países europeos líderes en el plano de la innova-ción. Una convergencia en la que nuestros científicos y tecnólogos y nuestrasempresas, en definitiva nuestro país, ya han logrado acortar distancias en otrasáreas.

José Ángel Sánchez AsiaínPresidente de la Fundación CotecMadrid, 25 de mayo de 1998

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Resumen■

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IntroducciónEl cambio tecnológico proporciona constantes oportunidades a las empresas, y almismo tiempo es un reto para su actividad. Las empresas de los países desarro-llados están en mejor situación para acceder a la tecnología y conocer el compor-tamiento de los mercados más exigentes y de mayor poder adquisitivo. Éstas sonsin duda dos de sus más claras ventajas competitivas. Por ello, su estrategia delargo alcance es ofrecer novedades, basadas en las oportunidades que desvela elcambio tecnológico, que el mercado sepa apreciar.

En este contexto se define el proceso de innovación como aquél que convierteideas en productos o servicios nuevos o mejorados, que el mercado valora. Estecamino debe ser el utilizado por las sociedades avanzadas para aumentar su com-petitividad sin destruir empleo. La innovación puede tener su origen, básicamen-te, en tres tipos de conocimiento: el comercial, el gerencial y el tecnológico. Esposible, por lo tanto, hablar de innovaciones comerciales, gerenciales y tecnológi-cas. La vitalidad actual del cambio tecnológico hace que la mayoría de las innova-ciones comerciales o gerenciales se beneficien de nuevas soluciones tecnológicaso que sean sólo posibles recurriendo a la tecnología. Muchas veces, cuando sehabla de innovación tecnológica, se hace referencia a todo tipo de innovación.

El proceso de la innovación tecnológica incluye tanto la generación de conoci-miento tecnológico como su aplicación. Hoy se sabe que estas dos componentesdel proceso no son secuenciales, ni se desarrollan en forma aislada por las insti-tuciones especializadas en cada una de ellas. Así, si bien es evidente que la gene-ración del conocimiento científico y tecnológico es la principal preocupación de lasorganizaciones públicas o privadas de investigación y desarrollo (I+D), es muy fre-cuente que este conocimiento se ofrezca en forma de aplicación. También el teji-do productivo, naturalmente orientado a la aplicación, descubre en su trabajohabitual nuevos conocimientos, que pueden plantear cuestiones que serán objetode nuevas investigaciones. Estas dos componentes comparten y contribuyen aampliar la base de conocimiento que alimenta el continuo cambio tecnológico.

Además de las empresas y las organizaciones dedicadas a I+D, los paísesavanzados se han dotado de un conjunto de instituciones que de una u otra mane-ra participan en el proceso de innovación. Desde los años ochenta se estudia lainnovación tecnológica admitiendo que tiene lugar dentro de un sistema implanta-do en una realidad geográfica. Esta idea, debida principalmente a Freeman,Lundval y Nelson, define el sistema nacional de innovación como el conjunto deelementos y relaciones que, tanto a favor como en contra, actúan en la creación,difusión y uso del conocimiento económicamente útil. Numerosos estudios hanextendido esta definición a los sistemas regionales y locales de innovación.

El presente documento parte de esta idea para analizar el sistema español deinnovación y lo considera compuesto por cinco elementos o subsistemas. En esteanálisis, la empresa constituye el elemento central, siendo los otros cuatro: las admi-nistraciones públicas, las infraestructuras de soporte a la innovación, el sistema

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público de I+D y, por último, el denominado entorno, que reúne todas las otras ins-tituciones que tienen una vida propia al margen de la innovación, pero que sin ellasel proceso innovador no sería realmente posible. Entre éstas tienen un papel desta-cado el sistema educativo, el sistema financiero y los mercados privado y público.

MetodologíaEl contenido de estas páginas es fruto de un largo trabajo de recopilación y análi-sis de muchas opiniones, desarrollado en dos fases. La primera, guiada por unametodología de Andersen Consulting, produjo el “Documento para el debate sobreel sistema español de innovación” (Libro Verde). La segunda, la han constituidosesiones de debate, de un día de duración, organizadas en las diecisiete comuni-dades autónomas de España, en un ayuntamiento, en el Ministerio de Industria yEnergía, en las tres Universidades Politécnicas, en el Consejo Superior de Inves-tigaciones Científicas (CSIC) y en el seno de la Federación Española de Entidadesde Innovación y Tecnología (FEDIT).

El Libro Verde se escribió después de discutir el contenido de un documento ini-cial en cuatro mesas redondas y en reuniones individuales con más de cien exper-tos. Este libro contenía un diagnóstico formado por veinte conclusiones, y un con-junto de diecinueve recomendaciones. Las veinticuatro sesiones de debate se handesarrollado a partir de él, como base de discusión, y han valorado los diagnósti-cos y las recomendaciones.

Las opiniones de unas ochocientas personas, que han dedicado más de cincohoras cada una a este debate, y las de muchas otras, que han conocido el con-tenido del Libro Verde y las conclusiones de cada sesión gracias a su participaciónen los actos públicos con los que se ha cerrado cada jornada, han sido el mate-rial de partida para la revisión del citado Libro Verde y que constituye el contenidodel presente documento.

Esta nueva versión consta de tres capítulos y dos anexos. Después de un pri-mer capítulo de introducción, el segundo está dedicado a describir el sistemaespañol de innovación. En él se presenta una visión general de cada uno de loscinco subsistemas, incluyendo, cuando se ha creído conveniente, una referencia asu evolución histórica. Su objetivo es ayudar a entender el funcionamiento globaldel sistema español de innovación y facilitar la comprensión de las conclusiones yrecomendaciones, que son el resultado del trabajo.

El último capítulo contiene un diagnóstico de la situación actual de cada sub-sistema y una serie de recomendaciones que podrían mejorar la evolución de cadauno de ellos. Su objetivo es aumentar la eficacia de la innovación, medida en unamayor y más rápida entrada de productos y servicios españoles en el mercadonatural de nuestras empresas. Tanto los diagnósticos como las recomendacionesestán basados en datos y hechos verificados, en las opiniones de los expertos queparticiparon en la primera fase del trabajo y, sobre todo, en las ideas expuestas ycontrastadas en las numerosas sesiones de debate de la segunda fase.

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Descripción del sistema español de innovaciónEl sistema español de innovación es fruto de nuestra particular evolución histórica,caracterizada por la tardía industrialización del país y desarrollada en el seno de unmercado protegido, en la que los centros públicos se han preocupado fundamen-talmente de atender las necesidades de la administración. La situación actual sedescribe a continuación, desglosada en los cinco subsistemas citados.

Administraciones públicasLa participación de las administraciones españolas en el sistema español de inno-vación quedó regulada por primera vez en 1986 con la publicación de la Ley de laCiencia, que creó la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología (CICYT), dosConsejos Asesores y el Plan Nacional de I+D como instrumento de coordinacióna nivel estatal. Este Plan dispone de un Fondo Nacional de I+D, incluido en losPresupuestos Generales del Estado, cuyo importe es del orden del 4% del total delos recursos que España dedica a actividades de investigación y desarrollo.Mediante esta reducida cantidad ha sido posible, durante el periodo de vida de losdos primeros planes (1988-91 y 1992-95) y del tercero que estará vigente hasta1999, desarrollar una coordinación del sistema público de I+D.

En diciembre de 1996, la presidencia de la CICYT fue atribuida al Presidente delGobierno y en enero de 1998 se creó una Oficina de Ciencia y Tecnología en laPresidencia del Gobierno, con funciones de apoyo a la CICYT para la planificación,coordinación, seguimiento y evaluación de las actividades de ciencia y tecnología.

Si bien las funciones de coordinación gravitan en torno al Plan Nacional de I+D,muchos ministerios, y prácticamente todas las comunidades autónomas, desarro-llan actividades de investigación y desarrollo tecnológico, o para su fomento.Programas importantes en objetivos y cuantías presupuestarias no están incluidosen el Plan Nacional de I+D y, aunque supuestamente están coordinados en el senode la CICYT, es un hecho que su aplicación no sigue pautas uniformes. Dentro delgobierno central, el Ministerio de Industria y Energía y el Ministerio de Defensamantienen los programas más importantes fuera del Plan Nacional.

El gasto anual de I+D ejecutado en España es inferior al 0,9% del PIB (640.000MPta en 1996), muy por debajo de la media de la Unión Europea (UE) que se sitúaen el 1,82% del PIB comunitario. En valor absoluto representa una décima partedel de Alemania y el 4% del correspondiente al conjunto de los cuatro paísesmayores europeos, cuando nuestro PIB significa el 11% del de éstos. El númerode personas que se dedican a actividades de I+D, y el número de investigadores,están en consonancia con estas cifras. Sólo el 11% de la I+D de financiación públi-ca se ejecuta en la empresa, frente a porcentajes superiores al 25% en países denuestro entorno.

La administración española utiliza, con mucha más frecuencia que las demáseuropeas, el crédito como instrumento de fomento de la innovación. Aunque la fis-

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calidad española de la innovación no es muy diferente de la vigente en la mayoríade los países de nuestro entorno, es un hecho que las empresas utilizan menosestas ventajas. Existen razones para pensar que la escasa tradición innovadora delas empresas no les ha llevado a adaptar sus procesos contables a los requisitosque se exigen para obtener los beneficios fiscales a la innovación.

Las administraciones autonómicas han incluido el fomento de la ciencia, la tec-nología y la innovación entre sus objetivos. En estos últimos años se han iniciadomúltiples acciones, cuyo presupuesto anual total se cifra en unos 60.000 MPta,cerca de tres veces la cantidad asignada al Fondo Nacional de I+D. La importan-cia económica e institucional de las políticas autonómicas de innovación es extre-madamente diversa y no ha tenido marco alguno de referencia, ni ha sido objetode coordinación. Por regla general, estas políticas se han centrado en el desarro-llo tecnológico industrial y se han concretado en ayudas a las empresas y en la cre-ación de infraestructuras de soporte a la innovación: centros y parques tecnológi-cos y organizaciones de ayuda administrativa.

La administración de la comunidad europea ha tenido una indudable influenciaen la consolidación de nuestro sistema público de I+D. Ha facilitado su contactocon instituciones y grandes empresas europeas y ha contribuido a modernizar susmétodos de trabajo. La empresa se ha beneficiado mucho menos de este caminode acercamiento a Europa. Los Programas Marco, que están finalizando su cuar-to periodo de cuatro años, están orientados por las necesidades en tecnología delos grandes grupos industriales europeos y sus objetivos son difícilmente compa-tibles con las estrategias de negocio de las empresas españolas, más centradasen las necesidades del corto plazo y menos basadas en las ventajas del cambiotecnológico. En todo caso, es necesario admitir que esta ventana al mercadoeuropeo tiene indudables ventajas y que es necesario un continuo esfuerzo paraobtener beneficios, que potencialmente son muchos.

Infraestructuras de soporte a la innovaciónLas infraestructuras de soporte a la innovación son elementos destacados decualquier sistema nacional de innovación, pero su importancia es mucho mayorcuando las empresas son de pequeñas dimensiones y están concentradas en sec-tores tradicionales, como es el caso español. En este subsistema se incluyentodas aquellas entidades cuya misión es proporcionar medios materiales y huma-nos, y que se responsabilizan de llevar a cabo trabajos tecnológicos de muy diver-sa índole, que van desde la realización de proyectos de I+D a ensayos y medidas.Todos los países han hecho importantes esfuerzos, muchas veces desde el ámbi-to público, para que aparezcan estas infraestructuras que sólo se han mostradoeficaces cuando han gozado de la confianza del empresariado, expresada enaportes financieros y en su participación en los órganos rectores. Pertenecen ainfraestructuras de esta categoría las alemanas del Instituto Fraunhofer y de laFundación Steinbeis, los Engineering Centers de EE.UU. y los centros tecnológi-cos del MITI japonés, por citar unos pocos ejemplos.

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En España existe una significativa muestra de infraestructuras de este tipo, quecorresponden a una variedad de modalidades y son, generalmente, consecuenciade las políticas autonómicas de fomento de la innovación, aunque a veces tienensu origen en antiguas acciones de asociaciones empresariales que han sobrevivi-do a lo largo de los años por haberse mostrado útiles a sus creadores. Los cen-tros tecnológicos son verdaderos proveedores de servicios que tienen una entidadmuy dependiente de la comunidad autónoma en la que están radicados. En totalson alrededor de unos ciento cincuenta, de los cuales cincuenta están agrupadosen la Federación Española de Entidades de Innovación y Tecnología (FEDIT), cre-ada en 1996. Sus centros ocupan a más de tres mil personas y facturaron en 1996unos 26.000 MPta. Según sus informaciones, atienden anualmente a unas 18.000empresas, con unos 16.000 clientes habituales. También en 1996, la CICYT creóun registro de este tipo de centros, que denominó centros de innovación y tecno-logía (CIT), con el objetivo de facilitar su integración en el sistema español de inno-vación mediante la homologación de esta clase de entidades. A finales de 1997 sehabían inscrito en este registro alrededor de sesenta centros.

Los parques tecnológicos fueron operaciones emblemáticas de las políticasautonómicas de fomento de la innovación. Actualmente existen alrededor de unaquincena con diferentes grados de implantación. Los que están incluidos en laAsociación de Parques Tecnológicos de España (APTE) reúnen a unas quinientasempresas, que facturan más de 177.000 MPta anuales. Ahora existe mayor inte-rés por los denominados parques científicos, que surgen de un campus universi-tario con la intención de albergar a las empresas que nazcan de las tecnologíasque crea o asimila la universidad. Son menos exigentes en inversiones y se consi-deran instrumentos adecuados de las políticas locales de innovación.

Los laboratorios de ensayo y medida, los centros de empresas e innovación(CEI), las fundaciones universidad-empresa, las oficinas de transferencia de resul-tados de investigación (OTRI) y los organismos y agencias de fomento de la inno-vación son otras de las infraestructuras presentes en España. Aunque tienen unadistribución poco uniforme en la geografía nacional, todas ellas tratan de facilitar elacceso de las empresas a fuentes de tecnología, de información técnica o admi-nistrativa y, en algunos casos, gestionan fondos públicos o privados para el fomen-to de la innovación.

Sistema público de I+DEl sistema público de I+D es la mayor fuente de nuevo conocimiento del sistemaespañol de innovación. Está compuesto por las universidades, en tanto que entesinvestigadores, por los denominados organismos públicos de investigación (OPI) ypor otros pocos centros de investigación de titularidad pública a los que la Ley dela Ciencia no les atribuyó este nombre. En este documento todos los centros deinvestigación públicos son considerados OPI, ya que no existen de hecho cir-cunstancias que obliguen a un tratamiento específico para el objetivo presente.

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El sistema público de I+D contaba, en 1996, con unos 40.000 investigadores,frente a los 11.000 que trabajaban en las empresas. En esta proporción sedemuestra la mayor importancia relativa de nuestro sistema público, pues enEuropa casi la mitad de los investigadores desarrolla su actividad en el sector pri-vado. En cifras absolutas, el número de investigadores públicos españoles es delorden de un tercio de los de Alemania y alrededor de la mitad de los del ReinoUnido.

La universidad española aporta actualmente más del 60% de los investigadorespúblicos españoles y ejecuta el 63% del gasto del sector público. Desde 1991, launiversidad supera a los OPI en ejecución de gasto y la distancia se incrementa deforma continua.

Los OPI, considerados en el sentido amplio comentado, son alrededor de unaveintena, pero tienen dimensiones y orientaciones muy diversas. Un caso muy par-ticular lo constituye el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)dependiente del Ministerio de Educación y Cultura, que cuenta con el 50% de losefectivos (investigadores y personal auxiliar) del conjunto de OPI y se dedica a,prácticamente, todos los campos de investigación. Su profesionalización le permi-te producir alrededor del 18% de todas las publicaciones científicas y el 24,6% delas patentes del sistema público. Los demás OPI tienen una orientación sectorial ysus dimensiones son muy diferentes.

EmpresasAunque la empresa es el elemento fundamental de todo el proceso de innovación,por ser el único especializado en ofrecer productos y servicios al mercado, en elcaso español es considerado el eslabón más débil de la cadena.

La estructura productiva española presenta una terciarización similar a la de losrestantes países desarrollados. La estructura sectorial de la industria española haregistrado modificaciones en los últimos años que han supuesto un aumento de laparticipación de los sectores más innovadores y dinámicos. Así, por ejemplo, elvalor añadido generado en los sectores con nivel tecnológico alto pasó de repre-sentar el 10% en 1990 al 11,8% en el año 1996, valorado todo ello a precios cons-tantes de 1990.

Aún así, es preciso decir que la empresa española no ha basado su expansiónen la innovación. Según la encuesta sobre innovación tecnológica de las empre-sas en 1994 (INE, 1997a), sólo el 11% de las empresas industriales españolas soninnovadoras frente al 25% de las europeas. En términos de I+D, los porcentajessobre el PIB son del 0,4% para España y del 1,2% para Europa. De acuerdo conesta misma encuesta, de las 17.483 empresas consideradas como innovadoras,solamente el 25% realiza I+D y el 17% tiene un departamento de I+D.

Por otra parte, las empresas españolas parecen innovar principalmente reac-cionando a estímulos externos (exigencias de los clientes, presión de los compe-

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tidores), más que como consecuencia de su iniciativa de explotar nuevas oportu-nidades tecnológicas. Su objetivo final de innovación es aumentar, o mantener, lacuota de mercado a partir de la diversificación del producto principal, con una pre-sencia menor de motivaciones tales como la apertura de nuevos mercados o laobtención de ventajas derivadas de una pronta presencia en nuevos subsectores.

EntornoSe reconoce que el entorno español de las empresas es menos estimulante queel de nuestros países vecinos. El análisis comparativo de España con otros paísesdesarrollados en cuanto a la demanda de algunos bienes y servicios de alto con-tenido tecnológico, revela una situación de cierto retraso en nuestro país, queseguramente es tanto consecuencia de nuestro nivel de desarrollo como de la cul-tura general y tecnológica de la sociedad.

La demanda pública de bienes y servicios ha descendido gradualmente a par-tir de 1992, situándose en el 3,9% del PIB en el año 1995, y nunca ha sido utili-zada de forma eficaz para estimular la capacidad tecnológica y de innovación delsector empresarial español.

Las peculiaridades del proceso de innovación hacen que los mercados finan-cieros y las entidades financieras tradicionales, no resulten con frecuencia los másadecuados para su financiación. Se hace necesaria la existencia de institucionesespecializadas en la financiación de la innovación, tales como las entidades decapital-riesgo, los inversores privados y unos mercados bursátiles adecuados(segundos mercados).

El volumen de los recursos gestionados por las instituciones de capital-riesgoen España suponía el 8% del total de las europeas. En esta comparación debetenerse en cuenta el muy escaso desarrollo de la institución del capital-riesgo enEuropa.

Los segundos mercados de valores nacieron para responder a la crecientenecesidad de dinamizar la creación y el acceso al mercado de capitales de laspequeñas y medianas empresas (PYME), al estar éstas más capacitadas para elfomento del empleo y de la innovación, aunque han registrado escaso éxito enEuropa. España no ha constituido una excepción a este comportamiento.

Las condiciones laborales españolas han presentado históricamente diferenciascon las de nuestro entorno, pero la evolución reciente tiende a disminuirlas. Laevolución del empleo no ha sido ajena al grado de intensidad tecnológica de lossectores, beneficiándose los más exigentes en tecnología.

El análisis de la evolución de los gastos de formación muestra que España estárealizando un esfuerzo grande de convergencia con los países comunitarios en elterreno de la educación, de manera que el gasto español ha pasado de represen-tar un 2,5% del PIB en 1980 al 4,5% en 1993. El esfuerzo inversor realizado en losúltimos años comienza a reflejarse en la mejora paulatina de la cualificación de los

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recursos humanos en España. Así, dentro del grupo de población con edadescomprendidas entre 25 y 34 años, el porcentaje de aquéllos que, como mínimo,han cursado estudios secundarios asciende al 45%, mientras que en el grupo depoblación entre los 25 y 64 años este porcentaje sólo es del 11%.

Otro hecho significativo de las características de nuestro sistema educativo esla disparidad existente entre la demanda de la industria y la oferta de titulaciones.Todo parece indicar que la orientación hacia las carreras de carácter técnico esmenor en España que en otros países europeos. Paralelamente, las empresasespañolas cuentan con menos técnicos que las europeas. Según la clasificaciónde ocupaciones laborales ISCO, aquellas ocupaciones en las que se ubican estosprofesionales representaban en 1991, y sobre el total de los empleados, un por-centaje 10,9 puntos inferior en las empresas españolas que en las europeas, fren-te a los 11,4 puntos de diferencia en 1982.

Finalmente, debe decirse que la formación continua está siendo bien recibidapor empresarios y trabajadores, aunque es posible que no se oriente con la debi-da intensidad a capacitar para la innovación en las empresas.

Diagnósticos del sistema español de innovaciónLa primera conclusión a que lleva el análisis de la situación actual del sistemaespañol de innovación es su tamaño reducido y el peso excesivo de la adminis-tración pública. Es justo concluir, sin embargo, que el sistema público de I+D hasabido responder a los estímulos que ha recibido, fundamentalmente de la admi-nistración, y ha alcanzado una más que aceptable presencia internacional encuanto a la producción científica. Por esta razón, los científicos españoles son res-petados tanto en España como en el exterior. Sin embargo, serán necesariostodavía grandes esfuerzos para mantener esta calidad, a medida que el sistemase desarrolle más y vaya adquiriendo la dimensión adecuada.

El sistema productivo español no ha mejorado de forma tan clara, ni tampocoha sido capaz de aprovechar el aumento de calidad del sistema público de I+D.Las empresas que innovan no recurren con suficiente intensidad a la tecnología.Cuando lo hacen, prefieren adquirirla del exterior y a ser posible incorporada a losequipos de producción. Son aún menos las empresas que realizan internamenteactividades de investigación y desarrollo, y la cooperación con el sistema públicode I+D no es muy frecuente. La obligada preocupación por el aumento de la cali-dad científica y una falta de orientación desde la propia empresa son las causasde que ésta todavía no se haya beneficiado de la vitalidad de la I+D pública.

El análisis realizado para cada uno de los subsistemas ha llevado a los treinta yseis diagnósticos particulares que se detallan en el tercer capítulo. Éstos se reco-gen en los cuadros que figuran al final de este Resumen. A continuación se pre-sentan una serie de comentarios para facilitar el camino para su comprensión.

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Administraciones públicasLas administraciones públicas en sus niveles europeo, central, autonómico y localhan asumido diferentes responsabilidades, aunque no siempre convenientementecoordinadas. Existe una preocupación pública por el fomento de la innovación yse han creado las estructuras normales en Europa. Sin embargo, los mecanismosde ayuda a la empresa no están adaptados a las exigencias de sus negocios nisiguen las pautas de aplicación consagradas en los países europeos.

Es necesario todavía buscar caminos que garanticen la especialización de cadanivel administrativo, en aquellas etapas de la innovación que les interesan másdirectamente para que sean más eficaces y, en este sentido, es preciso reconocerque hasta ahora ha habido más preocupación por ocupar posibles campos deactuación, que por la detección de los más idóneos a las necesidades.

A nivel del gobierno central no ha existido hasta ahora un enfoque global delfomento de la innovación y tampoco las diversas políticas específicas han tenidola necesaria continuidad. Los gobiernos autonómicos tienen un creciente interéspor la innovación, aunque sus políticas son muy diversas por carecer de marcosde referencia. La preocupación de las administraciones locales es relativamentereciente y son escasos los ejemplos. Los programas de la administración comuni-taria, aunque beneficiosos para el conjunto del sistema español de innovación, noestán adaptados a los objetivos empresariales de las compañías españolas.

El énfasis de estas políticas públicas se ha puesto en la mejora de la capacidadde investigación científica, lo cual era necesario en el caso español. Sin embargo,la transferencia de resultados a la empresa ha ocupado un segundo plano y haadolecido de una falta de coordinación, tanto dentro de la administración centralcomo en las comunidades autónomas.

Infraestructuras de soporte a la innovaciónNo es posible aventurar un diagnóstico general sobre las infraestructuras españo-las de soporte a la innovación, salvo decir que son menos y de dimensiones máspequeñas de lo normal en los países desarrollados. Por diversas razones, se pue-de afirmar que no están todavía plenamente integradas en el sistema español deinnovación. La falta de una inquietud uniforme en el tejido empresarial por su desa-rrollo, que no puede ser sustituida por el interés del sector público, es con todacerteza la principal causa de su actual situación.

Los centros y los parques tecnológicos son las infraestructuras de soporte quemás incidencia tienen en la innovación. Las restantes entidades de soporte tienenuna actuación más concreta y se adaptan a modelos uniformes. Las OTRI son tra-tadas como una parte del sistema público de I+D, dado que las nuevas oficinasadscritas a otros subsistemas son demasiado recientes para ser analizadas.

Los centros tecnológicos no han sido objeto, hasta fechas muy recientes, deuna atención especial por parte de la administración central. Ésta es una de las

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posibles razones por las que su función de interfaz, o puente, entre la I+D públicay la empresa no esté suficientemente desarrollada y de que todavía no existanredes de centros a nivel nacional que faciliten a todas las empresas del país elacceso a los centros más especializados, lo que evitaría muchas de las innecesa-rias duplicidades detectadas.

La presencia empresarial en los órganos de gestión de los centros tecnológicosno ha sido garantía de una oferta y una gestión de servicios más adaptadas a lasnecesidades de las empresas de su entorno. Es posible que la creación de mu-chos de ellos respondiera más a la voluntad política que a una necesidad sentidapor las empresas de su entorno. Esto contrasta con la actividad desarrollada porotros centros, que demuestra que estas infraestructuras son capaces de conver-tirse en uno de los pilares del crecimiento de ciertos sectores españoles y del sos-tenimiento de otros.

Los parques tecnológicos españoles no han completado su proceso de crea-ción con el establecimiento de verdaderos mecanismos internos de transferenciade tecnología. Actualmente, existen más de 500 empresas de base tecnológicainstaladas en sus terrenos, con una facturación anual superior a 170.000 MPta.

Sistema público de I+DEl número de grupos de excelencia, especialmente en las materias que son máspróximas al tejido empresarial español, es todavía pequeño, al igual que lo es eltamaño de muchos de ellos, lo que dificulta la transferencia de tecnología al tejidoproductivo.

La escasa movilidad del personal investigador, dificultada por el actual ordena-miento administrativo, es una de las causas más importantes de la separación queexiste entre el mundo científico y el productivo. La empresa no se beneficia delconocimiento técnico de los investigadores y el sistema público de I+D no puedeconocer directamente los problemas que tiene la empresa, ni los condicionantesde ésta para resolverlos.

Se ha comprobado que las empresas tienen un profundo desconocimiento dela capacidad tecnológica del sistema público. Además, muchas empresas peque-ñas y medianas consideran muy difícil relacionarse con la universidad y con losorganismos públicos de investigación que pudieran ayudarles.

El actual reglamento de los OPI tampoco es adecuado para facilitar la relacióncon el tejido productivo, pues impone demasiadas rigideces a la gestión de susmedios materiales y humanos. Se tiene el convencimiento de que la aplicación dela Ley de Organización y Funcionamiento de la Administración General del Estado(LOFAGE) en su actual estado puede agudizar el problema, pero sin duda ha pues-to de manifiesto la necesidad de idear un nuevo modelo que debería tener encuenta las necesidades de financiación de los proyectos, las peculiaridades delpersonal investigador y la flexibilidad de la gestión.

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La enseñanza tampoco tiene en cuenta las necesidades de la empresa; ésta esuna consecuencia más de la escasa importancia que se ha atribuido a la relacióncontinua entre los sistemas productivo y educativo. En el caso de la enseñanzasuperior, la figura del profesor asociado, que creó la Ley de Reforma Universitariade 1983 con este objetivo, no se ha utilizado correctamente.

EmpresasLa empresa española basa su innovación fundamentalmente en tecnología adqui-rida y está más interesada en la innovación en procesos que en productos. No esfrecuente que las empresas consideren a la tecnología como una componenteesencial de sus estrategias de negocio.

Los datos demuestran que los recursos aplicados a la innovación son muchomenores que los que dedican sus competidores europeos, y tienen mucho menospersonal cualificado para entender y obtener ventajas del cambio tecnológico.

Por otra parte, la estructura del tejido empresarial español está concentrada ensectores cuyos caminos habituales de innovación parten de la tecnología suminis-trada por sus proveedores, por lo que tiene poca necesidad de resultados propiosde I+D. Las empresas de base tecnológica son muy escasas en España.

También ha quedado constatado en los debates que no existe en España unacultura de investigación cooperativa; y que solamente cuando las administracioneshan tomado la iniciativa se han emprendido acciones para identificar necesidadestecnológicas compartidas por las empresas de un mismo sector y sus posiblessoluciones.

EntornoEl entorno español no ha favorecido tradicionalmente la innovación tecnológica.Los mercados interiores, las finanzas y la educación no han sido inductores deactitudes innovadoras en la sociedad española. La demanda privada ha sido pocoexigente en cuanto al contenido tecnológico de sus compras, seguramente debi-do a su bajo nivel educativo.

Las administraciones se han comportado en contadas ocasiones como com-pradores inteligentes para inducir el aumento de la capacidad tecnológica denuestras empresas; y además hay que añadir que las compras públicas nunca hansido utilizadas eficazmente como un instrumento de la política tecnológica.

El sistema financiero tampoco ha creado instrumentos para compartir riesgosen el proceso de innovación, ni ofrecer caminos para la rápida desinversión enempresas ya consolidadas y con expectativas de rendimientos más seguros peromenores.

El sistema educativo no prepara para la vida empresarial, menos para la inno-vación. La formación profesional, que debería capacitar al trabajador para promo-

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ver innovaciones incrementales desde su puesto de trabajo, está muy poco desa-rrollada. La universidad no ha sido capaz de estimular un espíritu emprendedor ensus alumnos y en las carreras técnicas y de ciencias experimentales no se insistesuficientemente en transmitir las peculiaridades de la aplicación empresarial de losconocimientos que enseñan.

Recomendaciones para el sistema español deinnovaciónEl análisis realizado para cada uno de los subsistemas ha sugerido treinta y cua-tro recomendaciones de actuaciones concretas, que están justificadas en el tercercapítulo y reunidas en los cuadros que siguen. A continuación se expone una apre-ciación global de las recomendaciones para cada uno de los subsistemas.

Administraciones públicasLa innovación tecnológica debe formar parte de las políticas estratégicas de laadministración central. Para ello es necesario un único organismo administrativodel máximo nivel político, capaz de gestionar y coordinar eficazmente las actua-ciones del Estado destinados al fomento de la innovación. Sus responsabilidadesserían la coordinación e integración de los objetivos y prioridades de los ministe-rios sectoriales, la coordinación con las políticas afines de las comunidades autó-nomas, el establecimiento de las prioridades estratégicas en materia de innovacióny el control y asignación de todos los fondos destinados por la administración cen-tral a estos fines.

Se propone como instrumento para esta política la creación de un Plan deInnovación, en el que se presenten las líneas estratégicas del Estado en esta mate-ria, y se desarrollen mediante una serie de programas que contemplen todo el pro-ceso innovador desde la creación del conocimiento hasta la absorción de la tec-nología por el tejido empresarial. Cada programa debe definirse de forma que seestablezcan criterios específicos para la evaluación y el seguimiento de cada unade las etapas de la innovación. Los programas de dicho Plan se implantaríanmediante proyectos propuestos por los diferentes agentes del sistema español deinnovación.

Asimismo, se dan recomendaciones para que este Plan de Innovación desarro-lle la mejora e integración de las infraestructuras de soporte y la coordinación conlas políticas regionales de las comunidades autónomas.

Infraestructuras de soporte a la innovaciónPara una mayor integración de los centros tecnológicos en el sistema nacional deinnovación, se recomienda que los objetivos de estos centros, en su provisión desoporte y servicios, se enfoquen hacia una especialización en tecnologías y cono-cimientos relevantes para su entorno empresarial o sectorial. Es este sentido los

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niveles de calidad de los servicios prestados a las PYME deben enmarcarse enparámetros competitivos, internacionalmente aceptados, y su gestión debe llevar-se de acuerdo con criterios de eficacia, propios del sistema empresarial.

Para conseguir estos objetivos se precisa: una mayor participación e implica-ción de los representantes de su entorno empresarial en los órganos de dirección;un funcionamiento en red para conseguir un mejor aprovechamiento para lasempresas, evitando así duplicidades o insuficientes masas críticas; y que cadacentro actúe para las empresas de su entorno geográfico y sectorial como vía deentrada a su red cuando las demandas no correspondan al campo de especiali-zación del centro. El Plan de Innovación de la administración central debe con-templar mecanismos que fomenten este planteamiento.

En cuanto a los parques tecnológicos se recomienda que su utilidad, como ins-trumento de política de innovaciones, debería basarse en el fomento de las accio-nes de transferencia de tecnología entre sus empresas y de éstas con los centrosde investigación de su entorno. Estos objetivos deben guiar la estrategia de todoparque. Asimismo, no deben emprenderse nuevas creaciones de parques tecno-lógicos mientras no se haga un cuidadoso análisis de las posibilidades de sinergia,anteriormente apuntadas, que conduzcan a un valor añadido en materia de trans-ferencia de tecnología y fomento de la innovación. El parque científico puede ser,además, un adecuado instrumento de política local para aprovechar el potencialde los campus universitarios.

Sistema público de I+DEl sistema público de I+D debe crecer tanto en sus aspectos científicos como tec-nológicos. Debe hacerlo poniendo preferencialmente su atención en las etapas detransferencia de tecnología al tejido productivo. Es preciso que los organismospúblicos de investigación (OPI) adapten su tamaño y modos de gestión a este fin.Todo ello supone algunos cambios en los objetivos, gestión, organización y moti-vación de dichos organismos para cumplir su papel de generadores de tecnologíacon destino al tejido empresarial.

De igual forma, la universidad debe entender el quehacer y las necesidadesempresariales a la hora de definir sus planes de formación e investigación si quie-re mejorar su influencia social. El grado de satisfacción del entorno socioeconómi-co de una universidad debe formar parte de los criterios para la evaluación de lacalidad de su labor.

El sistema público de I+D debe partir de las necesidades de investigación de lasempresas españolas para orientar su especialización y crecimiento. Los estudiosde prospectiva llevados a cabo por la administración deben ofrecer suficiente infor-mación para este fin.

En la creación de institutos universitarios debe considerarse de la mayor impor-tancia la participación de empresas en su constitución, para que este tipo deinvestigación universitaria se oriente hacia las necesidades empresariales.

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Empresas La empresa española debe modificar su gestión para aprovechar las oportunida-des del cambio tecnológico. La tecnología debe gestionarse como cualquier otrorecurso de la empresa, por lo que debe estar integrada en los planteamientosestratégicos de negocio. Las empresas españolas deben intensificar la coopera-ción entre ellas y con los centros de investigación y tecnológicos.

La estrategia empresarial debe considerar la tecnología como recurso clavepara la competitividad diferenciadora y sostenida. La empresa no sólo debe orien-tarse a nuevas formas de planteamientos estratégicos, sino a estructuras organi-zativas que apoyen la innovación tecnológica. Esto supone el desarrollo de meca-nismos para crear el compromiso de todos los empleados con los objetivos denegocio y para gestionar su conocimiento y competencia. Para ello deberá ponerlos medios para absorber la información relevante de sus entornos científico, tec-nológico y de mercado, así como para valorizar los conocimientos y habilidadestecnológicas que posee.

Asimismo, las administraciones regionales y locales deben fomentar el asocia-cionismo y cooperación sectoriales entre las empresas pequeñas y medianas desu entorno, creando foros de discusión e infraestructuras que mejoren la calidad,capacidades, prácticas de gestión, competitividad y comercialización del tejidoempresarial inmediato.

EntornoLas compras públicas, la legislación del mercado financiero y el contenido de lasenseñanzas deben ayudar a crear una actitud innovadora en la sociedad y, espe-cialmente, en su clase empresarial. Las adquisiciones de la administración y losproyectos nacionales o regionales de modernización, debidamente coordinadoscon las políticas tecnológicas, deben ser un instrumento para aumentar la capaci-dad tecnológica de las empresas. Para ello, la administración central debe elabo-rar programas directores que orienten las futuras normalizaciones y homologacio-nes, y la redacción de las especificaciones técnicas de los concursos públicos ylos proyectos de modernización.

La legislación del capital-riesgo debe modificarse para facilitar la creación denuevas empresas y la realización de activos de las ya consolidadas. Las socieda-des de capital-riesgo precisan de criterios de gestión privada para conseguir efi-cacia. Es preciso avanzar hacia una mayor participación del capital privado enestas sociedades.

Es necesario movilizar a la sociedad española, en su conjunto, hacia una mayorcultura científica y tecnológica, empezando por los primeros niveles educativos, alo que deben contribuir también los medios de comunicación social. Los sistemaseducativos superiores han de dar relevancia a la cultura empresarial en los planes

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de enseñanza de las escuelas técnicas y facultades experimentales e, igualmente,a la formación tecnológica en las empresariales. Es fundamental fomentar, median-te la reglamentación apropiada, el trasvase de científicos y tecnólogos entre elmundo académico y el empresarial.

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Las políticas científica, tecnológica y de transferencia de resulta-dos al tejido empresarial no han estado coordinadas. No ha existi-do una estrategia integrada de ámbito estatal para el fomento de lainnovación.

Las políticas de apoyo a la I+D no han formado parte, con la nece-saria continuidad, de las prioridades presupuestarias de la adminis-tración central del Estado. De hecho, los recursos totales dedicadosal fomento de la innovación están muy por debajo, tanto en térmi-nos absolutos como relativos, de lo que es habitual en los países denuestro entorno.

La consolidación del Estado de las autonomías ha motivado unapotenciación de las actividades de fomento de la innovación, con unimportante crecimiento de los recursos e iniciativas, aunque sucuantificación es difícil dada la carencia de datos oficiales. Sinembargo, a esta dinámica, claramente positiva, le ha faltado madu-rez y un marco de referencia para su coordinación, tanto entre lasdiversas autonomías como de éstas con la administración central.

Las políticas públicas de apoyo a la innovación han estado másorientadas a la mejora de la capacidad científica que al aumento dela competitividad del tejido empresarial.

Los mecanismos de financiación pública de la I+D empresarialestán poco adaptados a la realidad de las empresas y no coincidencon los patrones europeos. Las administraciones hacen un usoexcesivo de créditos blandos y los plazos de las subvenciones noson compatibles con el ritmo de los negocios. Las empresas nosaben aprovechar las ventajas fiscales existentes.

Los mecanismos de coordinación de las políticas de los diferentesministerios no han sido eficaces. La recientemente creada Oficinade Ciencia y Tecnología es un primer paso para su mejora, pero subajo nivel administrativo puede ser un grave inconveniente para quecumpla adecuadamente su función de coordinación.

La coordinación de las políticas de innovación dentro de las admi-nistraciones autonómicas ha sido prácticamente inexistente, aúnsiendo esencial en el caso de las pequeñas y medianas empresas.

Los criterios que guían los programas de la Unión Europea no estánadaptados a los objetivos de negocio de la gran mayoría de lasempresas españolas.

ADMINISTRACIONES PÚBLICASDIAGNÓSTICOS

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ADMINISTRACIONES PÚBLICASRECOMENDACIONES

La coordinación, planificación, asignación de fondos y gestión dela política de innovación de la administración central del Estadodeben ser responsabilidad de un organismo del mayor rangopolítico.

La planificación de la política de innovación de la administracióncentral deberá basarse en un Plan de Innovación. Este Plan debe-rá desarrollarse mediante un conjunto de líneas estratégicas deinnovación, que integre las políticas científica, tecnológica, detransferencia de resultados y cualquier otra que se requiera parafomentar la innovación.

Las líneas estratégicas del Plan de Innovación deberán estardesarrolladas en una serie de programas que sustenten la estra-tegia. Los programas deberán concretarse en convocatorias a lasque concurrirán proyectos propuestos por los diferentes elemen-tos del sistema español de innovación.

El Plan de Innovación deberá considerar el tratamiento diferen-ciado de los proyectos de generación de conocimiento y de losorientados al fomento de la innovación empresarial basada en latecnología, así como de aquéllos tendentes a coordinar políticasregionales de innovación.

La asignación de recursos al Plan de Innovación deberá estar enconsonancia con sus objetivos. Es necesario un fuerte incremen-to de las partidas presupuestarias correspondientes para ajustarel gasto español a los patrones europeos.

Los criterios de evaluación y seguimiento de los proyectos debenser específicos para cada una de las etapas de la innovación.Estos criterios deberán ser suficientes tanto para fomentar la cre-ación de conocimiento como para incentivar la coordinación en elámbito nacional y entre comunidades autónomas, y tambiéndesencadenar los procesos de transferencia de tecnología entodas sus facetas.

El énfasis en la coordinación de las administraciones central,autonómicas y locales deberá ponerse en las etapas de las líneastemáticas del Plan de Innovación más directamente relacionadascon el desarrollo tecnológico empresarial.

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Los centros tecnológicos no han alcanzado un grado aceptablede integración en el sistema español de innovación.

Los centros tecnológicos dedican poco esfuerzo a su papel deinterfaz entre el sistema público de I+D y el tejido empresarial.Esto se deja sentir más en las tareas de marketing tecnológico,por lo que no ejercen en su debida extensión su importante fun-ción de articulación dentro del sistema de innovación.

La participación de los centros tecnológicos en el sistema espa-ñol de innovación no ha alcanzado la importancia relativa que lecorrespondería dentro del marco europeo.

Por lo general, el reducido tamaño de los centros tecnológicos esuna clara limitación para satisfacer la amplia gama de serviciosque demandan los sectores a los que sirven.

La participación empresarial en los órganos rectores de los cen-tros tecnológicos no ha dado, por lo general, los frutos esperados.

Aún reconociendo las necesidades regionales específicas, seproducen numerosas, y no siempre necesarias, duplicidades en laoferta y orientación de los centros tecnológicos. No se aprovechala potencial sinergia de una coordinación entre centros.

La mayoría de los parques tecnológicos españoles no están dota-dos de medios e instrumentos para el incentivo y fomento de unaestrategia de transferencia de tecnología entre los centros deinvestigación y las empresas, ni tampoco entre éstas últimas.

Los parques tecnológicos han perdido interés como instrumentosclave de política de desarrollo regional. Aparecen tímidamente losparques científicos como un nuevo campo de actuación de lapolítica local.

INFRAESTRUCTURAS DE SOPORTE A LAINNOVACIÓN

DIAGNÓSTICOS

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INFRAESTRUCTURAS DE SOPORTE A LAINNOVACIÓN

RECOMENDACIONES

Los centros tecnológicos deben enfocarse a la especialización entecnologías y conocimientos relevantes para las PYME de suentorno geográfico y sectorial, sin renunciar a una presencianacional e internacional.

Los centros tecnológicos deben organizarse en red para, en suconjunto, dar soluciones a las necesidades sectoriales, evitandoasí innecesarias duplicidades o redundancias. Deben desarrollarplenamente, dentro de este concepto de red, su función de inter-faz entre el sistema público de I+D y el tejido empresarial. El Plande Innovación deberá apoyar ambos objetivos.

El conjunto de los centros tecnológicos debe conseguir que cual-quiera de ellos esté en situación de canalizar, a otros centros dela red, las demandas tecnológicas y de servicios que por su espe-cialización no pueda satisfacer. Éste sería un camino adecuadopara conseguir su integración en el sistema, por lo que el Plan deInnovación deberá fomentar este objetivo.

Los centros tecnológicos deberán definir su misión y objetivos enun plan estratégico revisado periódicamente por sus órganos rec-tores. Este plan deberá concretar la implicación real en la finan-ciación y gestión del centro de su tejido empresarial.

Los órganos de gestión de los centros tecnológicos deberán defi-nir indicadores clave de rendimiento que permitan la continuaevaluación de su eficacia.

Los parques tecnológicos, para distinguirse de unas meras opera-ciones inmobiliarias, deberán definir, o en su caso profundizar, enacciones enmarcadas dentro de una estrategia que fomente latransferencia de tecnología entre las empresas y centros de inves-tigación, así como del parque con su entorno y con otros parques.

La promoción de nuevos parques tecnológicos sólo deberá lle-varse a cabo allí donde un cuidadoso análisis de viabilidaddemuestre la posibilidad de sinergia entre organismos de investi-gación productores de tecnología con proyectos empresarialescapaces de absorberla.

Las políticas locales de fomento de la innovación pueden encontraren los parques científicos un adecuado instrumento, siempre quese basen en las capacidades reales de los campus universitarios.

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La calidad del sistema público de I+D ha mejorado considerable-mente, aunque es todavía necesario que aumente el número degrupos de excelencia en muchos campos de la ciencia y la tec-nología.

El potencial tecnológico del sistema público de I+D no es sufi-cientemente conocido por el tejido productivo español. Muchasde las pequeñas y medianas empresas consideran muy difícilrelacionarse con la universidad y con los organismos públicos deinvestigación (OPI).

En la práctica, la transferencia de tecnología mediante personassólo tiene lugar a través de recién licenciados. La actual regla-mentación del sistema público de I+D hace casi imposible lamovilidad de personal investigador hacia y desde las empresas.

La Ley de la Ciencia considera un único modelo de OPI y no pres-ta especial atención a sus características como proveedores deservicios tecnológicos a las empresas. La Ley de Organización yFuncionamiento de la Administración General del Estado (LOFAGE)no tiene en cuenta las peculiaridades de estos organismos y segu-ramente dificultará su gestión.

La actual gestión de los OPI no tiene la flexibilidad necesaria paraadaptarse a las diferentes etapas de la innovación.

Las oficinas de transferencia de resultados de investigación(OTRI) no han alcanzado enteramente el papel que les fue atribui-do cuando fueron concebidas. Una razón puede ser que no hanasumido, seguramente por falta de recursos adecuados, la fun-ción comercial que les corresponde. Ni los centros a los que estánadscritas, ni la CICYT, les han dedicado la atención que su misiónrequiere.

La empresa no tiene un adecuado nivel de confianza en la univer-sidad española. Considera que las enseñanzas no atienden susnecesidades y que es difícil encontrar en ella una respuesta a sudemanda de innovación. Existe el convencimiento de que es ne-cesario un mayor número de profesores con experiencia empre-sarial.

SISTEMA PÚBLICO DE I+DDIAGNÓSTICOS

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Deberán introducirse mecanismos específicos de organización ygestión para facilitar la transferencia de tecnología desde los OPIa las empresas. Es necesario que sea posible incentivar a losinvestigadores para esta importante misión.

Las diferentes etapas de la innovación requieren métodos de ges-tión y de motivación diferenciados. No debe excluirse dotar a losOPI de regímenes de gestión que permitan la creacción de unida-des internas de orientación y dimensión adecuadas.

El Plan de Innovación, mediante acciones específicas en sus pro-gramas, deberá promover la orientación de los OPI hacia la trans-ferencia de tecnología.

Las necesidades de I+D de las empresas españolas, identificadaspor la administración mediante sus estudios de prospectiva y elcontinuo diálogo con los empresarios, deberán guiar la orienta-ción y el crecimiento del sistema público de I+D en sus aspectoseducativo, científico y tecnológico.

La universidad, como institución, a la hora de definir sus enseñan-zas, sus investigaciones y sus estrategias, debe dotarse de capa-cidad para entender las necesidades de las empresas y hacer eco-nómicamente rentables sus conocimientos tecnológicos.

Los institutos universitarios, creados con la participación de em-presas, deben ser utilizados con más frecuencia cuando se inten-te orientar la investigación universitaria a las necesidades empre-sariales.

SISTEMA PÚBLICO DE I+DRECOMENDACIONES

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La cultura empresarial dominante recurre a la tecnología, comobase de su innovación, en mucha menor medida que sus compe-tidoras europeas.

Las empresas españolas se caracterizan por una mayor frecuen-cia en la innovación en procesos, generalmente inducida por susproveedores de equipos y materias primas, que en la de produc-tos. En general, su actitud básica es la reacción frente a las accio-nes de sus competidores y no la anticipación.

Entre los caminos para materializar la innovación, el basado en laciencia es mucho menos frecuente que en los países de nuestroentorno. Es notorio el bajo porcentaje de empresas que realizantareas de investigación y desarrollo.

Las empresas españolas no dedican los suficientes recursosfinancieros y humanos a mejorar su capacidad tecnológica, cadavez más necesaria para entender y atender las crecientes exigen-cias del mercado. Estos escasos recursos son causa de la bajaintensidad tecnológica de nuestro tejido productivo.

Las empresas españolas carecen de experiencia en programasde investigación cooperativa y emprenden acciones de innova-ción de forma aislada, tanto de otras empresas como de los res-tantes agentes del sistema español de innovación.

Son poco usuales las iniciativas empresariales emprendidas paraidentificar necesidades tecnológicas comunes y sus soluciones.Son muy escasas las comunidades autónomas en las que se hanconstituido “clusters” y éstos han sido, normalmente, impulsadospor los gobiernos regionales.

EMPRESASDIAGNÓSTICOS

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Las empresas, independientemente de su tamaño, deben asumirla tecnología como un recurso básico para su competitividad, loque exige que se integre en todos sus planteamientos estratégi-cos y de gestión.

La dirección de la empresa debe implicarse en la gestión de lainnovación y de la tecnología, y conseguir que éstas figuren entodas las políticas empresariales.

La dirección de la empresa debe tener en cuenta el potencial querepresenta, para el desarrollo de su innovación, la cooperacióncon otras empresas, centros de investigación y tecnológicos. Lasadministraciones autonómicas y locales deben fomentar estaactitud en sus entornos geográficos.

Las empresas, en sus procesos de adaptación de sus organiza-ciones para la innovación, deberán considerar el recurso a losequipos de trabajo multidisciplinares, que se han demostrado efi-caces para crear actitudes de responsabilidad, confianza y com-promiso entre sus empleados.

La innovación tiene su origen en el conocimiento. Las empresasdeberán capacitarse para absorber información relevante de suentorno científico, tecnológico y de su mercado, para enriquecer-la en su propio contexto (gestión del conocimiento).

EMPRESASRECOMENDACIONES

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La demanda del gran público, como impulsora de innovación tec-nológica, es menos activa en España que en otros países.

La globalización de la economía y la privatización han dado lugara una demanda empresarial más exigente en innovación.

Las compras públicas y los grandes programas de modernizaciónplanteados por las administraciones no han tenido consecuenciassignificativas para el fomento de la innovación tecnológica.

Los instrumentos financieros diseñados para la innovación noestán suficientemente desarrollados en España. La creación denuevas empresas y la desinversión en empresas consolidadas seven especialmente dificultadas por las características actualesdel mercado financiero español.

El reducido mercado que ofrece España para las operacionesinnovadoras más frecuentes es considerado como uno de losprincipales obstáculos para una verdadera implantación y conso-lidación de los inversores de capital-riesgo.

Las necesidades de innovación y las peculiaridades regionales nose reflejan en los planteamientos que han guiado el reciente cre-cimiento de la oferta universitaria.

La formación universitaria, tanto en ciencias experimentalescomo técnicas, no ha incorporado en sus curricula formaciónpara que los estudiantes adquieran una visión del quehacerempresarial. Las escuelas de negocios tampoco han incluido deforma regular las enseñanzas de gestión de la innovación.

ENTORNODIAGNÓSTICOS

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La administración central deberá elaborar, dentro del Plan deInnovación, unos programas directores para acompañar cual-quier plan de modernización o de políticas sectoriales, dandoespecial consideración a las futuras exigencias de normalizacióny homologación. Estos programas orientarán la redacción de lasespecificaciones tecnológicas de los concursos públicos deadquisición de productos y servicios, y las condiciones técnicasde las acciones de modernización.

La administración deberá revisar la legislación de capital-riesgoteniendo especial cuidado en facilitar las acciones de creación denuevas empresas y la desinversión en las ya consolidadas.

El sistema financiero deberá crear segundos mercados orienta-dos a las PYME con un alto potencial de crecimiento. Por razonesde dimensión y liquidez su alcance debe ser europeo y aprove-char las ventajas de la moneda única.

Las administraciones autonómicas y locales deberán emprenderacciones de difusión de los objetivos de las sociedades de capi-tal-riesgo.

La consolidación de la cultura tecnológica de la sociedad debeser un objetivo prioritario de todas las instituciones educativas,administrativas y de la sociedad civil.

Los consejos sociales deben asumir, como una de sus tareas prio-ritarias, la responsabilidad que les atribuye la Ley de ReformaUniversitaria para la adecuación de la oferta universitaria a lasnecesidades empresariales y sociales de su región.

Deberán fomentarse las acciones de incorporación de científicosy tecnólogos de distintos niveles al mundo empresarial aprove-chando el potencial del colectivo de jóvenes investigadores. Laformación continua debe ser un instrumento para incrementar lacapacidad tecnológica de las empresas.

Deberán fomentarse acciones de formación de tecnólogos para laasunción de responsabilidades de gestión empresarial.

ENTORNORECOMENDACIONES

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1Introducción:El concepto de innovación■

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La innovación es, para los propósitos de este documento, el complejo procesoque lleva las ideas al mercado en forma de nuevos o mejorados productos o ser-vicios. Este proceso está compuesto por dos partes no necesariamente secuen-ciales y con frecuentes caminos de ida y vuelta entre ellas. Una está especializa-da en la creación de conocimiento y la otra se dedica fundamentalmente a suaplicación para convertirlo en un proceso, un producto o un servicio que incor-pore nuevas ventajas para el mercado. La primera usará recursos materiales yhumanos para generar nuevos conocimientos, mientras que la segunda lo harápara que estos conocimientos, normalmente integrados con otros más antiguos,se conviertan en riqueza. Ambas partes son necesarias para que exista innova-ción, aunque debe admitirse que su importancia puede ser muy distinta de unoscasos a otros.

El conocimiento en el que se basa la innovación puede referirse a un mejorentendimiento del mercado, a una mejor comprensión de la organización empre-sarial o también tener un contenido tecnológico. Se habla por esta razón de inno-vaciones comerciales, de innovaciones organizativas y, por supuesto, de innova-ciones tecnológicas. En los primeros casos, las ideas iniciales inciden fundamen-talmente en el coste de los productos y servicios, tanto en sus componentes deproducción como de distribución. Cuando se trata de innovación tecnológica, lanovedad podrá afectar tanto a costes como a prestaciones, y éstas últimas dan,por regla general, libertad a la empresa para determinar, aunque sea temporal-mente, el precio de su oferta. En cualquier caso, cualquier innovación debe tenerconsecuencias positivas para los beneficios presentes o futuros del empresario.

A pesar de las evidentes diferencias entre estos tipos de innovaciones, es nece-sario tener muy presente que en el momento actual es muy difícil encontrar inno-vaciones que sean posibles, o que no se vean dificultadas, sin recurrir a usos nue-vos de la tecnología. Por ello, con mucha frecuencia, cuando se habla de innova-ción tecnológica se incluyen, implícita o explícitamente, todas las demás. En todocaso, este documento está orientado específicamente a la innovación tecnológicay en él se supone que si bien puede haber, y sin duda existen, empresas quesobreviven en el competitivo mercado actual gracias a los otros tipos de innova-ción, sus resultados serían mucho mejores si recurrieran sistemáticamente a latecnología como fuente y factor potenciador de sus innovaciones.

Mucho se ha escrito sobre las diferentes actividades que son necesarias paraque exista innovación tecnológica. Se tiene hoy la evidencia que éstas son prácti-camente todas las que puede desarrollar la empresa, ya que ninguna de sus fun-ciones debe ser ajena a los procesos de innovación, y ésta es la razón por la queen el modelo de la figura 1.1 se representa todo el proceso productivo. La activi-dad de investigación y desarrollo es sólo una parte de la innovación, ciertamentela que crea la mayor cantidad de conocimiento tecnológico, y que puede tenerlugar tanto en la propia empresa como en el exterior.

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Los estudiosos de la gestión de la innovación han pretendido identificar diversasetapas en la actividad de investigación y desarrollo con el objetivo de establecer cri-terios de dirección de un trabajo creativo, que se escapan de las tradicionales reglasde la “gestión científica” de Frederick Taylor. Lo que sigue siendo válido de aquellosestudios es la diferenciación por finalidad “a priori” de los trabajos de investigacióny desarrollo. Así, mientras unos pretenderán fundamentalmente aumentar el cono-cimiento, o sea crear ciencia, otros buscarán su aplicación y se orientarán a la cre-ación de tecnología, es decir, intentarán mejorar de forma sistemática, ayudadospor el conocimiento científico, la utilización de recursos para obtener resultadosprácticos (Badawy, 1997). Desde el punto de vista de su gestión, la principal con-clusión es que, para los segundos, el factor tiempo se convierte en una magnitudde primera importancia ya que la tecnología queda rápidamente obsoleta, mientrasque la ciencia será siempre útil. Sin embargo, la complejidad actual de la actividadde investigación y desarrollo demuestra cada día que la diferenciación “a posterio-ri” resulta muy difícil y carente de sentido.

La innovación es, por las anteriores razones, un hecho característico de la em-presa y sobre el que ésta debe tomar la principal responsabilidad. Sin embargo,muchos otros agentes pueden llegar a ser imprescindibles en múltiples circuns-tancias y por ello uno de los métodos más eficaces para entender la innovación esadmitir que ésta tiene lugar dentro de un sistema nacional, regional o local. Estemétodo, que se describe en el capítulo 2, es el que se sigue en este documentopara hacer un análisis a nivel nacional.

Los demás agentes o subsistemas que, además de la empresa, componen elmodelo de sistema nacional de innovación utilizado, son las administracionespúblicas, en sus diferentes niveles, las infraestructuras de soporte a la innovación,el sistema público de I+D y el entorno constituido por un amplio conjunto de ins-tituciones que, aún no habiendo sido creadas para la innovación, sin ellas ésta

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Figura 1.1. Un modelo del proceso

de innovación

Pesetas constantes

INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO

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sería imposible o mucho menos eficaz. Sirvan como ejemplos el sistema educati-vo, el sistema financiero, las infraestructuras comerciales y, por supuesto, el mer-cado.

Debe advertirse, sin embargo, que el objetivo del presente documento es ana-lizar la situación de la innovación desde el punto de vista de la empresa. Así, cuan-do se estudian los diferentes subsistemas, no se abordan muchas de las cuestio-nes que no tienen una directa consecuencia empresarial. Éste es el caso de lasconsideraciones que se hacen del sistema público de I+D, de las que quedanexcluidas la mayor parte de las actividades en humanidades, por citar sólo unejemplo. Lo mismo ocurre con el análisis, necesariamente parcial, del sistemafinanciero, que sólo recoge los aspectos relacionados con la financiación de lainnovación. Otro tanto puede decirse del sistema educativo.

Tal como se describe en el Anexo I, el contenido de este documento es el resu-men de las numerosas opiniones recogidas en un gran número de debates desa-rrollados por toda la geografía española y en los que han participado muchosexpertos de la empresa, del mundo científico y de las administraciones. El puntode partida de estos debates, y también del presente documento, ha sido el deno-minado Libro Verde de Cotec, que fue elaborado después de un extenso trabajode consulta bibliográfica, de discusiones en mesas de trabajo y entrevistas indivi-duales a conocedores de la situación de la innovación en España.

El presente documento se compone de este capítulo de introducción y de otrosdos capítulos adicionales con objetivos diferentes y complementarios. El capítulo2 ofrece una descripción del sistema español de innovación y para ello define yconcreta sus agentes y muchos de los elementos que los componen y, en lamedida de lo posible, describe las relaciones que se establecen entre ellos. Elcapítulo 3, intenta diagnosticar la situación general, la de sus agentes y la de lasrelaciones que se establecen entre ellos y, a partir de las conclusiones obtenidas,deducir una serie de recomendaciones dirigidas a las empresas y a las adminis-traciones, que podrían hacer más eficaces, en tiempo y recursos, los procesos deinnovación.

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2Descripción del sistema español de innovación■

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IntroducciónAunque la innovación es un fenómeno fundamentalmente empresarial, muchosexpertos (Porter, 1993; Nelson, 1993) han demostrado que incluso las empresasindudablemente mundializadas reciben una enorme influencia de sus países deorigen a la hora de definir sus estrategias tecnológicas. Se calcula que menos deun 10% de las actividades de innovación de las 500 mayores empresas mundia-les están localizadas fuera de sus países de origen. Este porcentaje contrasta conlas actividades de producción, internacionalizadas en más de una cuarta parte, ycon las actividades comerciales, internacionalizadas en proporciones mucho ma-yores (Tidd y otros, 1997).

La conclusión más importante es que las fortalezas y debilidades del potencialinnovador de las empresas están, de hecho, condicionadas por la preocupaciónque existe en sus países de origen por desarrollar la actitud innovadora en susociedad. Esta actitud se apoya en una serie de instituciones implicadas en lageneración y transmisión del conocimiento y en la promoción del mismo. Entreellas ocupa de nuevo un lugar importante la empresa y, por supuesto, los incenti-vos y presiones que ejerce la demanda, bien en forma de exigencias sobre pres-taciones de productos y servicios o como consecuencia de la competencia entrelos propios ofertantes.

Una herramienta que se está mostrando particularmente eficaz para analizar lapropensión de un país a promover, o por lo menos a facilitar, la innovación de susempresas es la propuesta por autores como Nelson, Lundvall y Freeman (Nelson,1993), denominada sistema nacional de innovación. Este mismo concepto se hamostrado útil para analizar entornos geográficos más reducidos, siendo frecuenteencontrar estudios de este tipo referidos a regiones y a municipios.

El sistema nacional de innovación se define como “el conjunto de elementosque a nivel de una nación actúan e interaccionan, tanto a favor como en contra decualquier proceso de creación, difusión o conocimiento económicamente útil”.Admitido que la innovación tiene lugar dentro de un sistema, es necesario para suestudio determinar cuáles son los elementos que lo componen y cuáles son lasrelaciones que se establecen entre ellos y sus consecuencias favorables o desfa-vorables para la innovación.

En todo caso, el análisis de un sistema de innovación deberá buscar como últi-mo objetivo entender la estructura y competencias de todos los agentes quedeben intervenir en la producción propia de conocimiento que pueda llegar a sereconómicamente útil. No menos importante será comprender cómo se producela transferencia de estos conocimientos hacia la empresa, único elemento querealmente puede convertirlos en riqueza y, por supuesto, qué otros elementosintervienen en este último proceso. El comportamiento de otras instituciones,nacidas para otros fines, es también fundamental a la hora de que la empresaalcance mayores cotas en la intensidad y eficacia de su innovación. Ejemplos evi-dentes son el sistema financiero, el educativo y muchas de las infraestructuras

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convencionales e instituciones de la sociedad civil características de los paísesavanzados.

Una consideración especial merece el mercado más cercano a las empresas.Muchos estudios empíricos han demostrado que las pautas de innovación de lasempresas están muy influenciadas por los hábitos de compra de sus conciudada-nos privados y públicos, por los esquemas locales de precios y por las materiasprimas y semielaboradas que les son accesibles.

El presente documento ha sido desarrollado tomando como herramienta deanálisis el sistema nacional de innovación que acaba de describirse. Una larga ydetallada reflexión aconsejó “partir” el sistema español de innovación en los cincosubsistemas siguientes:

■ Las administraciones públicas■ Las infraestructuras de soporte a la innovación■ El sistema público de I+D■ Las empresas■ El entorno (la demanda y los recursos financieros y humanos)

Los nombres de cada subsistema dan una idea de sus contenidos, que seránanalizados en detalle en las páginas que siguen. Es de advertir también que seoptó deliberadamente por estudiar las relaciones entre estos subsistemas desdela perspectiva de cada uno de ellos, teniendo especial cuidado en evitar la dupli-cidad de las consideraciones. Aunque es necesario tener siempre presente, comose irá poniendo claramente de manifiesto a lo largo del texto, que las principalesdisfunciones de nuestro sistema de innovación tienen su principal origen en lasrelaciones entre los subsistemas, razones de orden práctico, dado el objetivo fun-damental del documento, aconsejaron optar por este procedimiento de análisis.Un enfoque complementario puede encontrarse en la obra de Fernández de Lucioy Conesa (Fernández de Lucio y otros, 1996) sobre estructuras de interfaz en elsistema español de innovación.

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2.1. Administraciones públicasMarco generalEn la actualidad, las administraciones públicas de todos los países avanzadosapoyan activamente el proceso de innovación tecnológica. Este apoyo se concre-ta en una serie de políticas y actuaciones que afectan a todas las etapas de crea-ción, difusión y uso del conocimiento. La ciencia, la tecnología y su utilización porel tejido productivo son objeto de muy diversas acciones por parte de las admi-nistraciones, cuyos principales objetivos se describen a continuación:

■ El fomento de la innovación. Se concreta en la concesión de subvenciones ycréditos blandos y en normas de política fiscal sobre las actividades de innova-ción. Además, son frecuentes acciones intangibles como la emisión de reco-mendaciones o la realización de programas de prospectiva tecnológica.

■ La difusión de innovaciones y la transferencia de tecnología. Son cada vez másfrecuentes los programas de comunicación cuyo objetivo es la difusión de solu-ciones tecnológicas o la información al mundo empresarial de las capacidadestecnológicas que les son accesibles dentro de su entorno. Forman parte tam-bién de estos objetivos la creación o el apoyo a instituciones orientadas a estefin, tales como oficinas de transferencia de tecnología, centros empresariales deinnovación, fundaciones universidad-empresa, etc.

■ La regulación de aspectos técnicos (calidad, seguridad de los usuarios, norma-lización) y jurídicos (propiedad industrial, competencia), relacionados con lainnovación tecnológica.

■ La organización del sistema público de I+D. Las denominadas genéricamenteagencias de política científica y desarrollo tecnológico tienen esta misión, quepuede ir desde la preparación de normas legislativas hasta la gestión de las ayu-das a las empresas, pasando por el diseño de acciones de orientación de lasactividades científicas y tecnológicas de los centros públicos de investigación,los cuales constituyen el sistema público de I+D. Sin embargo, y por razonesmetodológicas, se han excluido expresamente de este subsistema la creacióny transferencia de conocimientos y las acciones de fomento de la innovación,basadas en el poder de compra de las administraciones, que son analizadas enotros subsistemas.

Si bien la intensidad del apoyo público a la innovación tecnológica es materia dediscusión, la necesidad de su existencia no se pone en cuestión, e incluso paísesque tradicionalmente se han resistido a definir políticas de innovación de ámbitoestatal han dado ya ese paso, como es el caso de los EE.UU. (Shapira, 1994).

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Evolución y situación actual de las políticaspúblicas de innovación en EspañaLa descripción de la evolución de las políticas de I+D e innovación en España secompleta cuando se realiza en el contexto de la experimentada en los países másdesarrollados. Éstos crearon instituciones de gestión y coordinación de las actua-ciones en materia de fomento de la innovación en la década de los sesenta, en elmarco de las reflexiones y recomendaciones que la Organización para laCooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) llevó a cabo durante aquellosaños. En 1965, la mayor parte de los países de la organización contaban con polí-ticas explícitas de ciencia y organismos encargados de su coordinación (Sanz yotros, 1993). Ya desde entonces, estas políticas se tradujeron en un decidido apo-yo público a la innovación tecnológica.

En España, los pasos que se dieron en este sentido fueron de menor alcance.En 1958 se creó la Comisión Asesora de Investigación Científica y Técnica(CAICYT), que posteriormente se encargó de gestionar el Fondo Nacional para elFomento de la Investigación Científica y Técnica, creado en 1964 con una dota-

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Existen dos líneas de justificación de la necesidad del apoyo público en el siste-ma de innovación (Sanz, 1995). La primera de ellas se refiere a las imperfeccio-nes del mercado, relacionadas con el carácter de bien público de la tecnologíay con el riesgo inherente a todo proceso de investigación.

De este modo, las administraciones públicas deben intervenir para incentivara las empresas a alcanzar el nivel óptimo de inversión, en función de su propiobeneficio y de las externalidades que se generan para el resto del sistema eco-nómico. Este enfoque tomó cuerpo a finales de la década de los cincuenta yprincipios de los años sesenta, e inspiró el desarrollo de políticas públicas deapoyo a la innovación en los países tecnológicamente más avanzados del mun-do, que se produjo en la década de los sesenta.

La segunda línea de justificación del apoyo público en el sistema de innova-ción pone el énfasis en los aspectos relativos a la difusión de las innovacionesmás que en la incentivación del proceso innovador en sí mismo. En esta óptica,los problemas fundamentales son los que se refieren a la dificultad de convertirel resultado de la investigación básica en nuevos productos o procesos y detransformar conocimiento tácito, intransferible por definición, en conocimientocodificado, que sí puede ser transferido y generar difusión de innovaciones. Elpapel de las administraciones públicas en este contexto sería de catalizador delproceso de difusión y de articulador del sistema de innovación. Esta línea depensamiento se ha desarrollado en la década de los ochenta (Rosenberg,1982), y recientemente comienza a influir decisivamente en las políticas públicasde algunos países.

Fuente: Elaboración propia

Cuadro 2.1. Razones del apoyo

público a la innovacióntecnológica

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ción de 100 MPta. La CAICYT surgió como un intento de deslindar de la ejecuciónde la investigación las competencias en materia de gestión de la política científica,hasta entonces desempeñadas por el Consejo Superior de Investigaciones Cien-tíficas (CSIC).

Durante las décadas de los sesenta y setenta, aumentó el desfase entre la reali-dad española y la de los países occidentales. Mientras que éstos intensificaron losrecursos aplicados a la ciencia y a la tecnología, la situación en nuestro país fue deun cierto estancamiento. Esta situación apenas cambió substancialmente durantelos denominados años de la transición política, que abarcan la segunda mitad de ladécada de los setenta. La ciencia y la tecnología quedaron rezagadas en el núcleode las políticas públicas. No obstante, se dieron algunos pasos tales como la crea-ción en 1978 del Centro de Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) y, en el mismoaño, la creación de un Ministerio de Universidades e Investigación, que tuvo una vidaefímera. En 1982 se redactó un proyecto de Ley de Investigación Científica y Téc-nica, que la disolución de las Cortes y el cambio de gobierno impidieron aprobar.

No fue hasta la segunda mitad de la década de los ochenta cuando en Españase abordó de forma sistemática la definición y el desarrollo de políticas públicas deapoyo a la ciencia y a la tecnología. Los veinte años de retraso se traducían en unasituación de partida muy desfavorable respecto de los países occidentales. Así,mientras que en España el gasto total (público + privado) en I+D se situaba en1986 en el 0,3% del PIB, en Europa la media rondaba el 2% (Sanz y otros, 1993).

Desde entonces la situación ha evolucionado favorablemente, habiendo influidosignificativamente el ingreso de España en la Comunidad Europea en 1986 y lapreocupación mostrada por los gobiernos autonómicos. Por estas razones, a lahora de describir las políticas públicas de apoyo a la innovación es convenientedistinguir entre los ámbitos administrativos europeo, estatal y autonómico.

Administración centralPolíticas de fomento

La reciente política de apoyo a la I+D de la administración central tiene su origenen la Ley de Fomento y Coordinación General de la Investigación Científica yTécnica de 1986, conocida como Ley de la Ciencia. La Ley creó la figura del PlanNacional de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico, que constituye “elinstrumento de planificación y ejecución de la política científica y tecnológica delGobierno”. La Ley prevé que el Plan se financie con fondos de los PresupuestosGenerales del Estado y de otras administraciones públicas, así como con aporta-ciones públicas y privadas y con fondos procedentes de tarifas fijadas por elGobierno. Parte de esta financiación se canaliza a través del Fondo Nacional parael Desarrollo de la Investigación Científica y Técnica (Fondo Nacional de I+D).

Hasta la fecha se han completado la primera y segunda fases del Plan Nacional,correspondientes a los periodos 1988-1991 y 1992-1995, y está en plena ejecu-ción el III Plan Nacional, que debe cubrir el periodo 1996-99. Para esta fase se han

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elaborado unos supuestos escenarios de financiación, de los cuales el de nivelpresupuestario intermedio prevé alcanzar en 1999 un gasto total en I+D equiva-lente al 1% del PIB1, con una participación de la administración central en ese gas-to algo superior al 25%. El III Plan establece un horizonte presupuestario para elFondo Nacional de algo más de 30.000 MPta anuales en promedio para su perio-do de vigencia. Es necesario advertir que el Plan Nacional de I+D es fundamental-mente un instrumento de coordinación y su importe es aproximadamente sólo el4% del total de los recursos que el país dedica a investigación y desarrollo.

La Ley de la Ciencia creó la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología(CICYT), órgano de planificación, coordinación y seguimiento del Plan Nacional, ylegisló que es competencia del Gobierno establecer los ministerios que debenestar representados en ella y determinar qué ministro debe presidirla. Desde sucreación, esta responsabilidad había recaído en el Ministro de Educación yCiencia. Sin embargo, la Ley 13/1996 de 30 de diciembre, de Medidas Fiscales,Administrativas y de Orden Social, modificó la redacción de los apartados 1 y 2 delartículo 7 de la Ley de la Ciencia, atribuyendo la presidencia de la CICYT alPresidente del Gobierno o al ministro en quien éste delegue. Según esta mismaLey, y en lo que se refiere a la estructura orgánica, al personal y a los medios nece-sarios con que contará la Comisión Permanente de la CICYT, los mismos estaránadscritos al Ministerio de Educación y Cultura.

La Ley de la Ciencia creó asimismo dos consejos. El primero de ellos, el Con-sejo General de la Ciencia, está orientado a facilitar la coordinación de las políticasde la administración central y de las administraciones autonómicas. Lo preside elpresidente de la CICYT y está integrado por un representante de cada comunidadautónoma y por los representantes de la administración central que designe elGobierno. Asimismo, para la participación de los agentes económicos y socialesen la elaboración, seguimiento y evaluación del Plan Nacional, la Ley constituyó elConsejo Asesor para la Ciencia y la Tecnología, presidido por el ministro que elGobierno determine. Hasta la fecha esta responsabilidad ha recaído en el Ministrode Industria y Energía.

Finalmente, la Ley de la Ciencia otorgó nuevas competencias al CDTI, en parti-cular: la evaluación del “contenido tecnológico y económico-financiero de los pro-yectos en los que intervengan empresas”; la contratación “con las universidades,organismos públicos de investigación (OPI) y empresas, la promoción de la explo-tación comercial de las tecnologías desarrolladas por ellas”; y la colaboración “conla CICYT en la obtención de los adecuados retornos científicos, tecnológicos eindustriales de los programas internacionales con participación española”; asícomo la gestión de los que ésta le encomiende. Asimismo, la Ley establece que“el CDTI gestionará sus recursos de acuerdo con las orientaciones y criterios quese determinen en el Plan Nacional”.

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1 Es de destacar que las previsiones del I Plan Nacional de I+D establecían que la barrera del 1% delPIB en gasto en I+D se alcanzaría en 1990.

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Un reciente Real Decreto de la Presidencia del Gobierno (30 de enero de 1998)estableció la creación de la Oficina de Ciencia y Tecnología en la Presidencia delGobierno, con funciones de apoyo a la CICYT para planificación, coordinación,seguimiento y evaluación de las actividades de ciencia y tecnología de los distintosdepartamentos ministeriales y organismos públicos. Dicha oficina se adscribe alGabinete de la Presidencia del Gobierno con rango de dirección general y se nutri-rá de personal de la antigua Secretaría General del Plan Nacional. La creación deesta oficina, con clara vocación de coordinación, es demasiado reciente parapoder valorar la eficacia de su actuación, habiéndose creado ciertas expectativas,y también dudas, en cuanto a los resultados que pueden esperarse de la misma.Con la creación de esta oficina, la gestión del Plan Nacional, que antes ejercía laSecretaría General del Plan Nacional, se adscribe a la Secretaría de Estado deUniversidades, Investigación y Desarrollo y, específicamente, a la Dirección Generalde Enseñanza Superior e Investigación Científica.

En el seno de las políticas y actuaciones que gravitan alrededor del PlanNacional, algunos ministerios han desarrollado actuaciones en materia de I+D einnovación. Así, el propio Ministerio de Educación y Cultura cuenta con el Pro-grama Sectorial de Promoción General del Conocimiento, el Ministerio de Sanidadcon el Fondo de Investigaciones Sanitarias y el Ministerio de Agricultura, Pesca yAlimentación con el Programa Sectorial de I+D Agrario y Alimentario.

Sin embargo, otros ministerios han diseñado y puesto en práctica actuacionesde promoción de la I+D y la innovación que no se integran en el Plan Nacional,como son los casos del Ministerio de Defensa y del Ministerio de Industria y Energía(MINER), destacando por su generalidad las de éste último.

Gasto en I+D

El gasto en I+D ejecutado en España es motivo de una encuesta anual del InstitutoNacional de Estadística (INE), siguiendo en lo fundamental las recomendacionesdel Manual de Frascati recomendado por la OCDE. En 1994 se recogieron ade-más, y por primera vez, datos referentes a innovación de acuerdo a lo recomen-dado por el Manual de Oslo. Estos resultados fueron publicados por el INE en1997. España ha dedicado desde el año 1991 alrededor de medio billón de pese-tas corrientes anuales a esta actividad. Los últimos datos adelantados por el INEpara 1996 dan un cifra de 641.024 MPta. La figura 2.1 muestra la variación queesta cantidad ha experimentado entre 1988 y 1996, así como las contribucionesde las administraciones públicas y de las empresas, en pesetas corrientes y enpesetas constantes de 1988.

Cuando estas cifras se comparan con las de los países de nuestro entorno,resulta que España gasta en cifras absolutas una décima parte que Alemania y unaquinta parte que el Reino Unido. Es preciso decir que entre los años 1985 y 1990,España tuvo el mayor crecimiento de este indicador de la OCDE, con un 11,5%medio anual. Esta especial atención a la investigación y desarrollo nos acercó a lospaíses avanzados de una forma espectacular, pero desgraciadamente fue seguida

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La iniciativa de apoyo a la tecnología, la seguridad y la calidad industrial (ATYCA)del MINER, que estará vigente durante el periodo 1997-99, tiene como objetivofundamental la promoción de la innovación tecnológica, la calidad y la seguridadindustrial. Esta iniciativa recoge la experiencia de las distintas actuaciones que sehan desarrollado en esta línea en los últimos años (véase cuadro 2.2.1), talescomo:

■ Plan de Actuación Tecnológico Industrial (PATI), compuesto por cinco progra-mas sectoriales y uno horizontal, y dirigido a incentivar el esfuerzo en desa-rrollo tecnológico y en la incorporación de tecnologías avanzadas de lasempresas españolas.

■ Programa Industrial y Tecnológico Medioambiental (PITMA), con el objetivo depromover la I+D y la adaptación tecnológica de las empresas a la normativamedioambiental en vigor, y fomentar la consolidación de una oferta industrialmedioambiental nacional.

■ Plan Nacional de Calidad Industrial (PNCI), para impulsar la competitividad dela industria española a través de la mejora de la calidad de las empresas y susproductos.

■ Iniciativa PYME: acciones dirigidas a las pequeñas y medianas empresas enlos campos de la cooperación, la creación de redes de cooperación tecnoló-gica, el diseño, etc.

A estas acciones hay que añadir el Programa de Fomento de la CapacidadTecnológica (PFCT) y el Plan de Desarrollo en Sectores Básicos y Transforma-dores (SBT).

Cuadro 2.2.1. Programas de subvención a la innovación delMINER, anteriores al ATYCA

Programa Periodo Proyectos Proyectos Subvención Inversiónpresentados aprobados concedida total

(MPta) (MPta)

PATI 1991-1996 7.680 3.428 39.363 365.180SBT 1991-1996 2.061 856 10.186 175.567PFCT 1991-1996 422 103 1.988 2.782PNCI 1990-1995 13.227 3.741 13.814 48.500PITMA 1990-1995 8.020 3.292 29.158 424.658

Fuente: MINER, 1997a.

El cuadro 2.2.2 muestra la distribución geográfica de las ayudas del PATI que,como se puede comprobar, se encuentran bastante concentradas en las áreasde Madrid y Cataluña, seguidas del País Vasco y la Comunidad Valenciana.

La iniciativa ATYCA se centra en la innovación tecnológica, la calidad, la segu-ridad industrial y el diseño como “vectores” de generación de valor añadido y deventajas competitivas en la empresa española. Está dividida en dos programas:

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Cuadro 2.2. La iniciativa ATYCA

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el Programa de Fomento de la Tecnología Industrial y el Programa de Calidad ySeguridad Industrial. Su asignación presupuestaria se recoge en el cuadro 2.2.3.

Cuadro 2.2.2. Distribución regional de las ayudas del PATIdurante el periodo 1994-1996

Comunidad Proyectos Proyectos Presupuesto SubvenciónAutónoma presentados aprobados total (MPta) (MPta)

Andalucía 202 90 8.801 979Aragón 109 47 5.025 578Asturias 72 33 1.953 269Baleares 17 6 104 16Canarias 18 8 354 63Cantabria 23 9 788 54Castilla y León 87 45 3.039 439Castilla-La Mancha 65 27 1.819 252Cataluña 801 376 54.668 4.349Com. Valenciana 275 107 11.438 1.279Extremadura 17 4 140 12Galicia 86 43 1.750 292Madrid 1.092 545 49.997 6.004Murcia 44 24 803 183Navarra 108 49 5.410 571País Vasco 483 231 29.042 2.835La Rioja 52 27 1.842 126

Total 3.551 1.671 176.253 18.301

Fuente: MINER, 1997a.

Cuadro 2.2.3. Recursos previstos (MPta) para la iniciativa ATYCAdurante el periodo 1997/1999

1997 1998 1999 Total

Programa de Fomento de la Tecnología Industrial 18.603 19.600 19.700 57.903Programa de Calidad y Seguridad Industrial 2.900 2.700 2.800 8.400

Total 21.503 22.300 22.500 66.303

Fuente: MINER, 1997a.

El Programa de Fomento de la Tecnología Industrial abarca las siguientes áre-as: tecnologías de la información y de las comunicaciones, tecnologías de la pro-ducción, biotecnologías, tecnologías de los materiales, tecnologías farmacéuti-cas, tecnologías para el medio ambiente industrial, desarrollo y diseño industrial,e infraestructuras y redes de innovación.

El Programa de Calidad y Seguridad Industrial comprende las siguientes áre-as de actuación: difusión, formación e información en calidad y seguridad indus-trial, infraestructura para la calidad y la seguridad industrial, seguridad y calidadde los productos e instalaciones industriales, y seguridad y calidad de las empre-sas industriales.

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por retrocesos del orden del 4% en los años 1992 a 1994, que también fueron delos mayores de la OCDE.

En ellos se observa, de forma preocupante, cómo durante la última década, elgasto en I+D resulta excesivamente procíclico, como puede verse en la figura 2.2.Así, resulta que el gasto sigue los ciclos económicos, es decir, una participación delPIB creciente durante los periodos de bonanza económica y decreciente durante lasrecesiones, lo que vendría a acentuar sobre la economía los efectos de los cicloseconómicos. No obstante, las cifras de los años más recientes permiten apreciar sig-nos de cambio de tendencia, en especial en lo que respecta a la I+D empresarial.

La encuesta anual del INE proporciona información sobre la financiación y eje-cución del gasto español en I+D. Los datos de 1995 muestran que las empresasejecutaron I+D por valor de 284.892 MPta, el 48,3% de todo lo realizado enEspaña. El 84,4% de esta cantidad fue financiada por las mismas empresas, lo quees mayor que lo habitual en nuestro entorno. Las empresas españolas recibieron

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1988

150

200

250

300

350

400

450Total I+D

100

1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996

Administración Empresas

Mile

s d

e M

Pta

Año

1988

100

200

300

400

500

600

700Total I+D

01989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996

Administración Empresas

Mile

s d

e M

Pta

Año

50

0

Pesetas constantes de 1988

Pesetas corrientes

500

Fuente: INE, 1997b

Figura 2.1. Gasto total español de

I+D y lascontribuciones de las

empresas y de lasadministraciones, enpesetas corrientes y

en pesetas constantesde 1988

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0,7

0,75

0,8

0,85

0,9

0,95

1

0,65

Gasto en I+D en porcentaje del PIB%

19880,6

1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996Año

Fuente: INE, 1997b

Figura 2.2. Evolución del gastoen I+D en España en% del PIB

unos 26.000 MPta de las administraciones (un 9,2%) y otros 18.300 MPta delextranjero (6,4%). El origen y la aplicación de los fondos totales españoles se hanresumido en el cuadro 2.3.

La internacionalización de la actividad española de I+D está reflejada en el cua-dro 2.4, cuyos datos, referidos a 1995, están también tomados de la estadísticadel INE publicada en 1997.

Financian Financian en Ejecutan Ejecutan en España el extranjero con fondos con fondos

nacionales extranjeros

Empresas 263.026 16.180 266.615 18.277Admón. Pública 257.325 20.430 102.268 7.732Enseñanza Superior 26.158 1.293 175.843 13.323IPSFL 4.668 50 6.451 179

Total 551.177 37.953 551.177 39.511

Financian % Ejecutan % Diferencia

Empresas 279.206 47,4 284.892 48,3 -5.686Admón. Pública 277.755 47,1 110.000 18,6 167.755Enseñanza Superior 27.451 4,7 189.166 32,0 -161.715IPSFL* 4.718 0,8 6.630 1,1 -1.912

Total 589.130 100 590.688 100 -1.558

* Instituciones privadas sin fines de lucroFuente: INE, 1997b

Fuente: INE, 1997b

Cuadro 2.3. Origen y aplicación delos fondos totalesespañoles dedicados aI+D en 1995 (MPta)

Cuadro 2.4. Grado deinternacionalización dela I+D española (MPta)

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Incentivos fiscales

Además de las actuaciones citadas, las empresas cuentan con la posibilidad deacogerse a los beneficios fiscales existentes en España para la incentivación de lasactividades de I+D e innovación. Estos incentivos fiscales son cada vez mejoraceptados por el mundo empresarial europeo como vía de financiación indirectade la innovación; ello se debe a que suponen una menor carga burocrática que losotros tipos de ayuda y a que permiten que la empresa tome decisiones concretassobre la conveniencia o no de optar a los mismos. En contraste, los empresariosespañoles todavía están, en general, poco habituados a estos mecanismos deestímulo a la innovación y existe el convencimiento de que no se aprovechan delos mismos en la medida adecuada.

El punto de partida de las medidas e instrumentos fiscales de fomento de la I+Des la definición de esta actividad. En general, en la mayor parte de los países estadefinición se centra estrictamente en las tareas de investigación y desarrollo, noconsiderando las demás etapas o pasos del proceso de innovación (CDTI, 1993).Tal es el caso de la legislación española, que expresamente elimina de los benefi-cios fiscales a muchas de estas etapas, como se pondrá de manifiesto más ade-lante. Sin embargo, algunos gobiernos están ampliando el espectro de los benefi-cios fiscales. Tal es el caso de los EE.UU., que los extiende a los gastos derivadosdel registro de patentes, con tasas especiales para las PYME (CE, 1995).

A este respecto, la Ley del Impuesto sobre Sociedades actualmente vigente enEspaña establece la siguiente definición de las actividades que se pueden acogera los beneficios fiscales que en ella se establecen:

“A los efectos de lo previsto en el apartado anterior, se considerará investigacióna la indagación original y planificada que persiga descubrir nuevos conocimientos yuna superior comprensión en el ámbito científico o tecnológico, y desarrollo a laaplicación de los resultados de la investigación, o de cualquier otro tipo de conoci-miento, para la fabricación de nuevos materiales o productos o para el diseño denuevos procesos o sistemas de producción, así como para la mejora tecnológicasustancial de materiales, productos, procesos o sistemas preexistentes.

También se considerará actividad de investigación y desarrollo el diseño y ela-boración del muestrario para el lanzamiento de productos”.

De esta manera, puede comprobarse que las restantes fases del proceso deinnovación quedan excluidas de los beneficios fiscales. De hecho, la Ley estable-ce una lista de conceptos excluidos, entre los que se encuentran la supervisión deingeniería, los esfuerzos rutinarios para mejorar la calidad de materiales, produc-tos, procesos o sistemas, los servicios legales y administrativos, incluidos los rela-tivos a la propiedad industrial, la enseñanza, adiestramiento y la formación del per-sonal. Asimismo, se excluye cualquier otra actividad que no incorpore nuevas tec-nologías.

Sin embargo, la Ley abre una puerta a la inclusión de los gastos derivados deestas actividades cuando establece que “...podrán acogerse a la deducción cuan-

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do formen parte de un proyecto de investigación y desarrollo que reúna los requi-sitos para poder disfrutar del incentivo fiscal”.

Los beneficios fiscales se aplican, en general, con independencia del éxito o fra-caso del proceso de innovación en el que se integra la I+D realizada.

La actual Ley del Impuesto sobre Sociedades establece, con determinadas limi-taciones y restricciones2, el siguiente esquema de incentivos fiscales a la realiza-ción en España de actividades de I+D, conceptuadas conforme a la anterior defi-nición:

■ “La realización de actividades de investigación y desarrollo dará derecho a prac-ticar una deducción de la cuota íntegra del 20 por 100 de los gastos efectua-dos en el periodo impositivo por este concepto.”

■ “En el caso de que los gastos efectuados por la realización de actividades de inves-tigación y desarrollo en el periodo impositivo sean mayores que la media de losefectuados en los dos años anteriores, se aplicará el porcentaje establecido en elpárrafo anterior hasta dicha media y el 40 por 100 sobre el exceso de la misma.”

■ “El importe de los gastos de investigación y desarrollo a que se refieren los dospárrafos anteriores se minorará en el 65 por 100 de las subvenciones recibidaspara el fomento de dichas actividades e imputables como ingreso en el periodoimpositivo.”

Asimismo, en el artículo 11, la Ley establece que los activos inmovilizados mate-riales e inmateriales, excluidos los edificios, afectos a las actividades de I+Dpodrán amortizarse libremente. El mismo criterio de amortización se establecepara los gastos de I+D activados como inmovilizado inmaterial, excluidas las amor-tizaciones de los elementos que disfruten de libertad de amortización. Los edifi-cios, en la parte en la que se relacionen con la I+D, podrán amortizarse por partesiguales en 10 años.

Diferentes expertos han considerado algunos de los aspectos de la actual Leydel Impuesto sobre Sociedades como mecanismo de incentivación para la reali-zación de actividades de I+D. Asi, argumentan que la Ley confiere a la I+D unagran importancia, ya que ésta es la principal actividad que se pretende incentivaren la misma de forma estructural, dejando los objetivos de desgravación coyuntu-rales para las leyes anuales de presupuestos (Garde, 1995).

Habida cuenta de su reciente promulgación, el efecto de la actual Ley está aúnpor producirse. La anterior regulación contaba con coeficientes de incentivaciónmenores y, para ella, algunos expertos situaron en 50.000 MPta el techo total delas deducciones de las que se podrían beneficiar, de forma conjunta, las empre-sas españolas (CDTI, 1993).

2 El artículo 37 de la Ley establece un límite superior al conjunto de las deducciones por todos los con-ceptos del 35 por ciento de la cuota íntegra, minorada en las deducciones para evitar la doble imposi-ción interna e internacional y las bonificaciones. Las cantidades no deducidas podrán aplicarse, res-petando igual límite, a los periodos impositivos de los cinco años siguientes.

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Según los expertos, la fiscalidad actual de la investigación y desarrollo enEspaña es bastante favorable, ya que estas actividades gozan de una serie deimportantes incentivos fiscales que no han sido otorgados a otro tipo de activida-des, si bien en otros países de nuestro entorno existen algunos incentivos adicio-nales a estas actividades.

Por otra parte, de acuerdo con la normativa fiscal española, los gastos incurri-dos en actividades de I+D son, en principio, deducibles fiscalmente, siempre queestén recogidos en la contabilidad del sujeto pasivo. Este requisito de inclusión enla contabilidad es, por tanto, básico para poder aprovechar las ventajas que la nor-mativa fiscal otorga a la investigación y desarrollo.

Sin embargo, los sistemas de información de una parte significativa de lasempresas españolas, especialmente PYME, no están preparados para gestionardirectamente la contabilidad de costes por proyectos, necesaria para poder bene-ficiarse al máximo de estas ventajas fiscales.

Este aspecto, unido a un relativo desconocimiento por parte de las PYME espa-ñolas de las ventajas fiscales derivadas de la normativa fiscal actual, se traduce enque las empresas españolas, especialmente las PYME, no están aprovechando ensu totalidad dichas ventajas fiscales, como lo indica el hecho de que el gasto enI+D acreditado por las empresas a efectos de la declaración en el Impuesto sobreSociedades es inferior al gasto ejecutado en las empresas según las estadísticasoficiales.

Administraciones autonómicasLas administraciones autonómicas desarrollan actuaciones de promoción de la inno-vación, que son de importancia creciente en el conjunto nacional. Se estima que en1997, los fondos propios de las comunidades autónomas destinados a fomentar lainnovación tecnológica superaron los 60.000 MPta, unas tres veces los procedentesdel Plan Nacional de I+D. A diferencia del Plan Nacional, estos fondos regionales fue-ron aplicados tanto a salarios como a inversiones y a gastos corrientes.

Sin embargo, estas actuaciones difieren significativamente tanto en su impor-tancia económica, como en su soporte organizativo e institucional y, por supues-to, en su orientación.

Así, el Plan de Ciencia y Tecnología del Gobierno Vasco prevé dedicar en cadauno de los años de aplicación (1997-2000) unos 10.500 MPta anuales, y los pro-gramas de la Generalitat de Cataluña alcanzaron un montante económico de19.600 MPta en 1995, frente a los fondos propios de muchas otras comunidadesque, en este mismo año, no alcanzaron los 1.000 MPta.

También el grado de institucionalización de las políticas varía de unas comuni-dades a otras. Casi la mitad de las comunidades han aprobado, o están en tran-ce de hacerlo, leyes de la ciencia, frecuentemente similares en todos sus aspec-tos a la del Estado. Las otras se están limitando a crear planes de fomento de la

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innovación o a establecer ayudas para esta actividad. La Constitución Españolaprevé la posibilidad de que los gobiernos autonómicos asuman competencias eninvestigación científica y tecnológica, y así lo están haciendo muchos de ellos.

Desde el punto de vista de la distribución en el seno de cada comunidad de lasresponsabilidades administrativas en lo que se refiere al fomento de la innovación,de nuevo la diversidad es la tónica característica. Se encuentran comunidades,muy pocas, en las que las competencias han sido atribuidas a una o dos organi-zaciones, mientras que lo normal es que aquellas aparezcan dispersas, llegándo-se a encontrar casos en que son más de una decena los organismos competen-tes. Como se verá más adelante, lo mismo ocurre con las infraestructuras desoporte a la innovación.

Finalmente, por razones que tienen un origen anterior a la creación del estadode las autonomías, la presencia de unidades pertenecientes o que han perteneci-do a los centros públicos de I+D, tampoco escapa a esta diversidad.

Por otra parte, las políticas desarrolladas por las administraciones autonómicasen lo que se refiere al fomento de la innovación coinciden en una mayor orienta-ción a la componente empresarial de la innovación que a la científica. Este enfo-que está facilitado por la cercanía de los gobiernos regionales a los problemas delas empresas de sus regiones, lo que es una garantía de mayor eficacia de estaspolíticas.

También es común a casi todas las políticas regionales, la atención a las infra-estructuras de innovación y su consideración de instrumentos centrales de suspolíticas. Las comunidades han impulsado el desarrollo de centros tecnológicos,parques tecnológicos, incubadoras de empresas innovadoras y laboratorios deensayo y medida. Este impulso ha variado desde el apoyo a instituciones existen-tes, como ha hecho la Administración Vasca con sus centros tecnológicos, hastala creación de otras nuevas, como ha ocurrido con la totalidad de los parques tec-nológicos españoles.

La coordinación de las políticas de las administraciones autonómicas en el con-junto del sistema español de innovación no parece haber sido tan efectiva comose preveía en principio. Aunque la Ley de la Ciencia establece la inclusión en elPlan Nacional de programas de las comunidades autónomas, hasta ahora sólo sehan beneficiado de este mecanismo dos programas, uno de Cataluña y otro de laComunidad Valenciana. Asimismo, el Consejo General de la Ciencia, una de cuyasfunciones es velar por la coordinación de las políticas de I+D e innovación de lasdiferentes administraciones públicas, ha restringido su papel a informar los planesy programas del Plan Nacional, sin ejercer plenamente su papel coordinador.

La estructura regional de aplicación del gasto en I+D nacional presenta unafuerte concentración. En 1995, en Madrid se ejecutó el 34% del gasto total en I+Dy en Cataluña el 21% (INE, 1997b). Los fondos del Plan Nacional de I+D siguenuna distribución parecida: así, en 1996, Madrid absorbió el 31,7%, Cataluña el21%, la Comunidad Valenciana el 9,3% y Andalucía el 8,3%, siendo estas comu-

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nidades las de mayor porcentaje (Cotec, 1998). Esta concentración es aún másacusada si se analizan los gastos ejecutados en las empresas: en 1995, Madridconcentró el 36,5% y Cataluña el 26,7% (INE, 1997b). Este comportamiento seencuentra también, como es lógico, en la concentración de los investigadores enlas comunidades autónomas más favorecidas por el reparto: el 34% de los inves-tigadores se localizaban en Madrid y el 16% en Cataluña (INE, 1997b).

Una muestra de esta diversidad son las diferencias que aparecen entre el valorañadido generado en cada comunidad y los gastos en I+D ejecutados en ella,cuando se refieren a personas ocupadas, como muestra la figura 2.3, en la quetambién se ha incluido la media de las regiones españolas clasificadas como deObjetivo 1 por la Comisión de la Unión Europea (UE).

Administración europeaCon la creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) en1951, se inicia la política europea en I+D mediante la instauración de un sistemade ayudas a la investigación en ambos sectores. No obstante, la idea de que lacolaboración en I+D debía ser parte constituyente del proyecto de una Europa uni-da no tomó forma hasta el Consejo de Ministros de la Comunidad Europea de1974, que extendió las actividades comunitarias de I+D a todo el ámbito científicoy tecnológico y puso en marcha diferentes programas de investigación.

En 1987, con la entrada en vigor del Acta Única Europea, la colaboración comu-nitaria en materia científica y tecnológica experimentó un cambio cualitativo a tra-

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And

aluc

ia0,02

0,04

0,06

0,08

0,1

0,12

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VAB / Ocupada Gasto I+D / Ocupada

VABcf (MPta)/P. Ocupada

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Gasto I+D (MPta)/P. Ocupada

Fuente: INE, 1997 y elaboración propia

Figura 2.3. Valor añadido bruto al

coste de los factores ygasto en I+D ejecutadoen cada comunidad en

MPta por personaocupada

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vés de la adición al Tratado de Roma del Título VI sobre I+D tecnológico, alcan-zando la ciencia y la tecnología pleno rango como elemento constitutivo prioritariode la Comunidad. Finalmente, el nuevo Tratado de la Unión (1994) supone un pasomás en el desarrollo de la política comunitaria de I+D, a la que dedica el Título XVen el que se establecen los principales mecanismos de política industrial de tipohorizontal destinada a cubrir el desfase tecnológico con los Estados Unidos yJapón.

Los instrumentos fundamentales de las políticas de I+D de la administracióneuropea son los actuales Programas Marco de I+D, tal y como establece el ActaÚnica Europea (Art. 130). En estos Programas se establecen las líneas de investi-gación prioritarias, agrupadas en forma de programas específicos de I+D, los fon-dos que se aplican a cada una de ellas y las actuaciones mediante las que se hande desarrollar.

Hasta el momento se han aprobado cuatro Programas Marco. El IV ProgramaMarco cuenta con un presupuesto de 12.300 MECU (equivalentes a 1,9 billones depesetas) para el periodo 1994-1998. Este presupuesto es prácticamente el dobleque el del III Programa Marco, y las diferencias más notables con éste último son:

■ El incremento de los fondos que se dedican a las tecnologías difusoras (tec-nologías de la información y de las comunicaciones, biotecnología) y al medioambiente.

■ La inclusión, por primera vez, de una línea dedicada al estudio de los sistemasde transportes y otra a estudios socioeconómicos ligados a los nuevos siste-mas productivos y a los sistemas educativos.

■ El aumento del peso relativo de los fondos destinados a las ciencias de la vida(biotecnología, agricultura), que son de gran importancia para España.

Este Programa otorga un peso económico importante a las actividades de difu-sión y valorización de la tecnología y también a la formación y movilidad de inves-tigadores y tecnólogos muy cualificados, aspectos ambos que son de gran interéspara España. El Programa incluye, además, una actividad para financiar la coope-ración en ciencia y tecnología con terceros países y con otros programas interna-cionales de I+D.

El Parlamento, el Consejo y la Comisión son las instituciones de la UniónEuropea que se encargan de definir y llevar a cabo la política comunitaria defomento de la innovación.

La organización y el esquema de funcionamiento de todos los programas sonsimilares. La Comisión gestiona el día a día de los programas a través de las direc-ciones generales competentes. En estos cometidos es auxiliada por Comités deGestión, formados por los representantes nacionales, que en el caso español sonnombrados por la CICYT.

Los planes de trabajo de los programas se gestan mediante un mecanismo,más o menos formalizado, en el que las empresas y las instituciones de I+D de los

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distintos países elevan a los órganos de la UE sus intereses, hasta llegar a una pro-puesta definitiva. Posteriormente, se celebran convocatorias de propuestas en lasque participan consorcios formados por empresas, grupos universitarios, centrosde I+D y usuarios de al menos dos países. La concesión de las subvenciones seproduce a través de un esquema de competencia entre propuestas.

Cada país recibe subvenciones para sus empresas y entidades de investigaciónque consiguen ver aprobados los proyectos que presentan. Como la aprobaciónde los proyectos se lleva a cabo en régimen de competencia, los diferentes paísesobtienen fondos en función de la calidad de los proyectos que presentan. Españarecibió en el III Programa Marco subvenciones equivalentes al 6,3% del total. Estacifra es inferior a la aportación española a los presupuestos de la UE, que se sitúaalrededor del 8%. Sin embargo, cuando se toma en consideración que el conjun-to de investigadores españoles apenas supone el 5% de los de la UE, la cifra cita-da no se puede considerar insatisfactoria.

Hasta 1995, la evolución del IV Programa Marco, que se extenderá entre losaños 1994 y 1998, puede considerarse algo mejor para España que lo ocurrido enocasiones anteriores. España ha contribuido con el 6,2% de sus fondos y ha reci-bido participaciones por valor del 6,1%. La disminución del porcentaje de contri-bución se debe al aumento a 15 países de la UE, pero es de resaltar que a pesarde este aumento la participación española se mantiene en el mismo porcentaje.España ocupa la quinta posición en cuanto a porcentaje de participación y la sex-ta en términos de proyectos aprobados. De éstos últimos, los investigadores espa-ñoles son líderes en el 6,1%, mientras que antes sólo lo eran en el 4,2%. Las con-vocatorias resueltas en 1995 supusieron para España unos 38.000 MPta.

Si bien las empresas y centros de investigación españoles recibieron en 1995de los programas de la UE un retorno equivalente a la dotación del Fondo Nacionalde I+D, es necesario señalar que la participación española, en la mayoría de losproyectos, no alcanza la entidad que sería deseable para que éstos se orienten deacuerdo con los intereses de las empresas españolas.

Las aportaciones de los Fondos Estructurales de Desarrollo Regional (FEDER)de la UE, creados para mejorar el equilibrio entre las regiones europeas, tambiénse aplican al fomento de la innovación. Tradicionalmente, la CICYT ha gestionadopara España la parte de los fondos FEDER que están destinados a infraestructu-ras científicas y tecnológicas y a proyectos de I+D, los cuales son asignados a uni-versidades y OPI situados en las Regiones Objetivo, así denominadas por la UEaquellas que pueden beneficiarse de estos fondos, y en el caso de los proyectostambién a las empresas que colaboren con los centros públicos de investigación.En el periodo 1994-99, la inversión total será de 874 MECU, de los cuales la UniónEuropea aportará 580 MECU. De ellos, 174 MECU se destinarán a proyectos y elresto a infraestructuras.

Adicionalmente a estas acciones, el denominado artículo 10 de los fondosestructurales prevé medidas específicas destinadas a la innovación, que en la pre-sente edición tienen un carácter fundamentalmente experimental, ya que consu-

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men menos del 1% del total de los recursos puestos en juego. Estas acciones segestionan directamente desde Bruselas y deben ser ejecutadas en cada región encooperación con las empresas y las autoridades comunitarias, tener un efectodemostrador de sus resultados y aprovechar la dimensión europea. En España seestán desarrollando en muchas comunidades autónomas proyectos de identifica-ción de necesidades y recursos tecnológicos con cargo a estos fondos, que sondenominados proyectos RIS (Regional Innovation Strategies) y RITTS (RegionalInnovation and Technology Transfer Strategies). Su intención es recoger la infor-mación necesaria para crear nuevas medidas de política de cohesión basadas enel fomento de la innovación, ya que se pretende que en el futuro éste sea uno delos objetivos fundamentales para disminuir las diferencias de desarrollo entre lasdiversas regiones europeas.

En el momento de redactar este documento, está en discusión por la UE el VPrograma Marco. El presupuesto total es todavía un punto de desacuerdo, perose estima que no diferirá considerablemente del asignado al IV Programa Marco.Sin embargo, su estructura será muy diferente, pues ya existe acuerdo para ello.Se articulará en cuatro áreas temáticas, que en la terminología de la Comisión dela UE se califican de orientadas a soluciones y no a problemas científicos, y en tresactividades horizontales. Como es habitual, una pequeña parte del presupuesto,del orden del 5,4%, se destinará al mantenimiento del Centro Común de Inves-tigación (JRC) de la UE.

Los cuatro áreas temáticas se refieren a la vida, a la sociedad de la información,al aumento de la competitividad y a la energía y medioambiente. Las áreas hori-zontales, que absorben alrededor del 17% del presupuesto, son las relacionescientíficas con terceros países, el fomento de la innovación, especialmente en lasPYME, y la investigación socioeconómica. Para cada área temática se han defini-do también 21 acciones clave, que se dirigen a problemas más concretos. Aunqueno están todavía claros los mecanismos de gestión, es evidente que el Programasigue estando poco adaptado al tejido empresarial español. Es muy posible quecontinúe siendo beneficioso para elevar el nivel tecnológico del país a través denuestro sistema público de I+D, pero también que la mayoría de nuestras empre-sas encuentren las habituales dificultades para participar en los proyectos, fre-cuentemente guiados por las necesidades de aumento de la capacidad tecnoló-gica de los grandes grupos empresariales europeos.

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2.2. Infraestructuras de soporte a lainnovaciónNaturaleza y funcionesPor infraestructuras de soporte a la innovación, o más brevemente, infraestructurasde innovación, se entiende el conjunto de entidades de muy diversa titularidad con-cebidas para facilitar la actividad innovadora de las empresas, proporcionándolesmedios materiales y humanos para su I+D, tanto propios como de terceros, exper-tos en tecnología, soluciones a problemas técnicos y de gestión, así como infor-mación y toda una gran variedad de servicios de naturaleza tecnológica.

Las infraestructuras constituyen un poderoso instrumento de articulación del sis-tema de innovación, al situarse como interfaces entre las empresas, por una parte,y las administraciones y los centros públicos o privados dedicados a la investiga-ción científica y tecnológica, por la otra.

Las infraestructuras de innovación son particularmente importantes en el casode las PYME. Éstas, especialmente las de sectores productivos tradicionales1,

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1 Se entiende por sectores productivos tradicionales aquéllos cuya cadena de valor añadido no incor-pora un alto componente de I+D. La OCDE establece una clasificación en virtud de la cual se puedenconsiderar sectores tradicionales aquéllos en los que el gasto en I+D no supera el 1% de los costes deproducción.

Japón y EE.UU. son países en los que el protagonismo de la innovación tecno-lógica corresponde a la iniciativa privada. Sin embargo, uno y otro otorgan unfuerte apoyo público a sus infraestructuras de innovación, reconociendo sucarácter central para la competitividad del tejido industrial.

En el caso de Japón, destacan el programa de tecnópolis, impulsado por elMinisterio de Industria y Comercio Internacional (MITI), y la red de 300 centrosde tecnología y ensayo, que responden al acrónimo de Kohsetsushi, financiadosmayoritariamente por las autoridades regionales y locales, y en promedio en un20% por la autoridad central.

Por su parte, las autoridades de EE.UU. impulsaron, a través del Acta deTransferencia de Tecnología de 1988, la creación de 300 centros destinados adicha función. Asimismo, el Acta de Comercio y Competitividad del mismo añocreó el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST), principal promotora escala federal de la modernización industrial. El Proyecto de ReinversiónTecnológica de 1993 incrementó las actividades del NIST, de forma que en 1995existían 35 Centros de Tecnología de Producción y 19 Centros de Mejora de laProducción, previéndose un número de 100 centros de las dos categorías para1997.

Fuente: Elaboración propia.

Cuadro 2.5.Infraestructuras deinnovación en Japóny EE.UU.

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acceden más difícilmente a información, recursos humanos, recursos financierose instalaciones para completar por sí mismas sus procesos de innovación. Lasinfraestructuras se configuran así como entidades de servicios avanzados orienta-das a complementar los recursos de las empresas en su función innovadora.

En ocasiones se consideran infraestructuras blandas de soporte a la innovacióna las entidades que proporcionan formación y recursos financieros para la innova-ción, que en este documento se incluyen en el subsistema que se ha denomina-do entorno.

El reconocimiento de esta importancia ha conducido a que tanto Japón comoEE.UU. o los países de la UE, cuenten con redes de infraestructuras de innovaciónque constituyen elementos clave en sus sistemas nacionales de innovación y en eldesarrollo de sus tejidos industriales (véase cuadro 2.5).

Las infraestructuras en EspañaEn España las infraestructuras de innovación se han desarrollado fundamental-mente en la última década. En este desarrollo, el mayor protagonismo ha corres-pondido a las administraciones autonómicas, que con frecuencia han recurrido a lasinfraestructuras como instrumentos de apoyo a la modernización del tejido produc-tivo regional y, en general, como una manifestación de sus políticas industriales.

Existen diferentes tipologías de infraestructuras de soporte a la innovación, enlas que no coinciden los expertos. En España, una posible clasificación que resul-ta práctica a la hora de su análisis es la que se describe a continuación. Otras cla-sificaciones pueden encontrarse en otros trabajos que utilizan las mismas o muydiversas denominaciones. Buenas referencias son las obras del antiguo Institutode la Pequeña y Mediana Empresa Industrial, (IMPI, 1993) y la ya citada deFernández de Lucio y Conesa (Fernández de Lucio y otros, 1996).

Centros tecnológicosLos centros tecnológicos son, según el criterio usado en este documento, organis-mos cuyo objetivo es la prestación de servicios de carácter tecnológico, como larealización de I+D bajo contrato, la transferencia y difusión de tecnología, la infor-mación y asesoría en materia de gestión de la innovación o, incluso, la formación.Su objetivo último debería ser facilitar la implantación en las empresas de la culturade la innovación y demostrar que es posible para ellos la necesidad de innovar.

Según el antiguo IMPI, en España existían en 1993 alrededor de 130 centros enel conjunto de la geografía nacional (IMPI, 1993) que podrían considerarse com-prendidos en la anterior definición. En 1996 se produjeron dos hechos que ayudana clarificar, por lo menos desde el punto de vista administrativo, la situación deestas infraestructuras.

Por una parte, la creación el 28 de marzo de 1996 de la Federación Españolade Entidades de Innovación y Tecnología (FEDIT), por fusión de las antiguas Fede-

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ración Española de Asociaciones de Investigación Industrial (FEDIN) y FederaciónEspañola de Organismos de Innovación y Tecnología (FEIT), y la aprobación de susestatutos en noviembre del mismo año, que estableció unos criterios de afiliaciónque caracterizan a este colectivo. Por otra parte, el 20 de diciembre del mismo añose publicó el Real Decreto 2609/1996 que define el concepto de centro de inno-vación y tecnología (CIT) y crea un registro oficial que confiere carta de naturalezaa estas instituciones.

Como es lógico, los dos criterios citados no son coincidentes. Así, la pertenen-cia a la FEDIT supone que el organismo es privado, sin ánimo de lucro, con parti-cipación empresarial y trabajando para las empresas, y con gestión independien-te de las administraciones. La FEDIT cuenta a comienzos de 1998 con 49 centrosnumerarios.

El citado Real Decreto exige a los centros de innovación y tecnología (CIT) quetengan personalidad jurídica propia sin fines de lucro, que desarrollen actividadesen España de investigación y desarrollo con medios adecuados para ello, y queestos servicios a empresas se hayan prestado de forma ininterrumpida durante losdos años inmediatamente anteriores a su inscripción en el registro. A finales de1997 estaban inscritos en este registro unos sesenta organismos.

En todo caso, la principal característica del conjunto de los aquí denominadoscentros tecnológicos es su gran variedad, que cabe entender tanto en el grado deexcelencia tecnológica como en la gama de servicios que prestan y en su orienta-ción geográfica y sectorial. Los empresarios tienen conceptos muy diferentes delo que debiera ser un centro tecnológico, al igual que sucede en las administra-ciones autonómicas.

Los centros integrados en FEDIT, ya sea en calidad de numerarios o de aso-ciados, que son unos 60, facturaron en 1996 alrededor de 26.000 MPta y aten-dieron a unas 18.000 empresas. Para ello cuentan con más de tres mil personasy un activo inmovilizado bruto de unos 16.000 MPta. En esta Federación se hanintegrado la mayoría de los centros más activos nacidos de las antiguasAsociaciones de Investigación Industrial. Estas asociaciones fueron creadas a par-tir de 1961 en virtud de un Decreto que fue derogado en 1997, cuando se esta-bleció en la CICYT el registro de los centros tecnológicos, lo que ha dado natura-leza a los actuales CIT.

Parques tecnológicosLos parques tecnológicos son nuevas tipologías de suelo industrial, nacidas paratratar de replicar el éxito de modelos como el del asentamiento de industrias dealta tecnología en el Silicon Valley en California.

En general, los parques son iniciativas urbanísticas de ámbito local o regional,destinadas a estimular la inversión en actividades de alta tecnología, fomentar lacomunicación entre los sectores investigador e industrial y crear empleo mediantela concentración física de empresas con base tecnológica.

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Los parques pretenden crear un medio en el que se produzca un fenómeno dedifusión de innovaciones y transferencia de tecnología, que debiera culminar con elnacimiento, en el parque y sus inmediaciones, de un tejido de PYME innovadoras.

La consecución de este fin supone la presencia en el parque, o en su entorno,de universidades o centros de investigación que generen un flujo de conocimien-to útil para las empresas y de entidades dispuestas a financiar la creación dePYME innovadoras, asumiendo este riesgo (Castells y otros, 1994).

Tras los primeros parques implantados en Asturias, Barcelona, Bilbao, Tres Cantos(Madrid), Málaga, Orense, Sevilla, Valencia y Valladolid, existen en el momento actualotros seis más.

La Asociación de Parques Tecnológicos de España (APTE), que en este momen-to tiene 15 miembros repartidos por 8 comunidades autónomas, trata de manteneruna diferenciación frente a otros asentamientos industriales, basada precisamenteen su papel como infraestructura de innovación. Con este objetivo, procura queestén próximos a una universidad o centro de investigación, que las empresas queacogen tengan un perfil innovador y que sus estándares urbanísticos e infraestruc-turas logísticas y de comunicaciones tengan un elevado nivel.

La APTE, empezó siendo un foro de transferencia de experiencias en la gestiónde los parques y en los últimos años ha iniciado, con el apoyo del MINER, un tra-bajo en red que incluye el desarrollo de cooperaciones comerciales y de formacióny la demostración de nuevas tecnologías.

En el momento actual, sus parques reúnen alrededor de 500 empresas, conuna facturación total de alrededor de 180.000 MPta, y ubican además a unos 50centros tecnológicos, estimándose que dan empleo a unas 13.000 personas.

La APTE forma parte de la International Association of Science Parks (IASP),que agrupa del orden de 200 iniciativas de estas características repartidas por 48países y otras tantas en fase de creación. La sede de la IASP se ha fijado en elParque Tecnológico de Andalucía, situado en Málaga.

La financiación de este tipo de iniciativas es en España eminentemente pública,encuadrándose, en la práctica totalidad de las ocasiones, en iniciativas de crea-ción de infraestructuras tecnológicas de las administraciones autonómicas.

Bajo la denominación genérica de parques tecnológicos se engloban frecuen-temente las denominadas tecnópolis y también los parques científicos. Espe-cialmente éstos últimos deben ser considerados como unos instrumentos másenfocados a la creación y consolidación de empresas nacidas de campus univer-sitarios geográficamente muy próximos, o que se instalan en ellos, atraídas por lacapacidad tecnológica de una universidad. Por regla general, estas instalacionesson menos exigentes en inversiones y con frecuencia han sido utilizadas como ins-trumentos de políticas locales de fomento de la innovación.

En España, los parques científicos están en fase de creación y son muy pocos,por lo que es prematuro juzgar su eficacia. La Universidad de Alcalá de Henares,

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el campus de Gijón de la Universidad de Oviedo y, en cierta manera, el Park BITde Palma de Mallorca siguen este esquema. La Universidad de Barcelona ha opta-do por una solución parecida, aunque con menos compromisos inmobiliarios.

Laboratorios de ensayo y medidaLos laboratorios de ensayo y medida son aquellos organismos cuya función es larealización de pruebas y ensayos sobre materiales o productos finales. Dentro desus funciones está la certificación de que los citados productos se adecúan a lanormativa existente. La Red Española de Laboratorios de Ensayos (RELE), cons-tituye la organización que agrupa a las entidades que ofrecen este tipo de servi-cios a las empresas españolas. La creciente importancia del cumplimiento de lascorrespondientes normativas, derivada de la integración europea y de la necesi-dad de buscar mercados de exportación, ha mantenido una demanda crecientede estos servicios en los últimos años.

La naturaleza sectorial de la actividad de los laboratorios de ensayo (las normasson definidas y aplicadas en el seno de comités sectoriales) y la centralizaciónimpuesta por la necesaria homogeneidad de las medidas, han aislado la actividadnormalizadora de la dinámica regional de los centros y parques tecnológicos. Así,la mayoría de los casi sesenta existentes se encuentran en Madrid, si bien desta-can los laboratorios de ensayo de la Generalitat de Cataluña por su capacidad yequipamiento.

Centros de empresas e innovación Los centros de empresas e innovación (CEI) son organismos cuyo objetivo es favo-recer la creación de empresas innovadoras o potenciar las existentes. Toman for-mas muy diferentes, de las que no se excluyen los denominados semilleros o incu-badoras de empresas y generalmente extienden sus servicios al asesoramientosobre innovaciones y a la formación de empresarios. Estos centros han sido fuer-temente promovidos y financiados, desde 1984, por la Dirección General XVI dePolítica Regional de la Comisión Europea, y están integrados en la asociaciónEuropean Business Centers Network (EBN), financiada por la Unión Europea. EnEspaña se han unido en la Asociación Nacional de CEI Españoles (ANCES), quecuenta con una veintena de miembros y desarrolla proyectos en cooperación ten-dentes a la creación de nuevas empresas desde ámbitos universitarios y empre-sariales y a la detección de oportunidades de negocio.

La figura jurídica y la financiación de cada centro siguen fórmulas muy diversas,aunque en su mayoría son sociedades con capital público, contando a lo sumocon participaciones simbólicas de asociaciones empresariales o grandes empre-sas presentes en la zona. El hecho de que los CEI procedan de la iniciativa públi-ca revela, por una parte, la inexistencia en España de oferta privada suficiente decapital semilla y, por otra, la debilidad de una demanda potencial que pudieraestimular dicha oferta.

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Fundaciones universidad-empresaEn España existen, desde hace 25 años, fundaciones universidad-empresa quehan sido creadas por una o varias universidades y algún tipo de organizaciónempresarial, frecuentemente Cámaras de Comercio. Actualmente hay más de unaveintena que actúan como centros de información y coordinación para las empre-sas en sus relaciones con las universidades, contribuyendo de esta manera a unmejor conocimiento de la universidad en su contexto socioeconómico.

Las actividades principales de estas fundaciones son la gestión y administraciónde proyectos, la organización de actividades de formación, la promoción de prác-ticas en empresas y la difusión de publicaciones técnicas. Más recientemente,muchas de ellas han acogido oficinas de transferencia de resultados de investiga-ción (OTRI), que se describen a continuación.

Oficinas de transferencia de resultados de investigación(OTRI)En 1989, la CICYT creó la figura de la oficina de transferencia de resultados deinvestigación (OTRI) para activar las relaciones de los centros públicos de investi-gación con otros elementos del sistema español de innovación. Desde entonces,se han creado pequeñas oficinas en muchas universidades y organismos públicosde investigación que han asumido la misión de identificar resultados capaces deser transferidos a la empresa, difundir la oferta tecnológica de sus creadores, ayu-dar en la negociación de contratos y en la protección de la tecnología generada y,en menor medida, identificar necesidades de I+D en su entorno.

Más recientemente, en febrero de 1996, se ha dado la posibilidad de que enti-dades privadas sin fines de lucro (asociaciones empresariales, fundaciones univer-sidad-empresa, …) obtuvieran fondos de la CICYT para crear este tipo de oficinas,previa inscripción en un registro creado al efecto y gestionado por la propia CICYT.Su objetivo sería activar la demanda de los resultados de investigación como com-plemento de las acciones de oferta que principalmente desarrollan las primerasOTRI.

A finales de 1997 se habían registrado más de un centenar de oficinas, la mayo-ría de ellas todavía de pequeña dimensión, pero que mostraban un cierto dina-mismo que les había llevado a agruparse en dos redes, una formada por lasdependientes de las fundaciones universidad-empresa y otra por las creadas en elseno de las universidades. Es de esperar que en esta nueva etapa asuman unaactividad más comercial, perdiendo peso relativo su función administrativa quehasta ahora ha absorbido la mayor parte de sus recursos que, por otra parte, tení-an muy poca capacidad técnica.

La función administrativa ha sido, sin embargo, bien asumida por las OTRIpues mientras existe el convencimiento de su escasa dedicación a la promociónde las acciones de transferencia, es un hecho que han gestionado contratos por

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importes anuales importantes. Así, en 1995, su facturación total fue de unos35.000 MPta, de los cuales más de 18.500 MPta correspondían a contratos conempresas.

Organismos y agencias de fomento de la innovaciónLa mayoría de los gobiernos autonómicos han creado o están creando entidades,denominadas genéricamente agencias, con cierto grado de autonomía, que de for-ma general tienen responsabilidades de fomento económico, pero que no exclu-yen una especial dedicación al fomento de la innovación. Sus actividades van des-de acciones de difusión de la tecnología hasta la subvención de actividades tec-nológicas y provisión de servicios de información y asesoramiento. En algunascomunidades estas funciones son asumidas directamente por las consejerías, bienen exclusiva o simultáneamente con las entidades antes comentadas, aunque eneste caso tienden a seguir líneas sectoriales específicas.

Muchas de estas agencias se han convertido en los instrumentos más activos delas políticas autonómicas de fomento de la innovación y así son vistas por el mun-do empresarial. Son casos dignos de análisis las agencias de Andalucía (IFA),Asturias (IFR), Galicia (IGAPE), Murcia (INFO), País Vasco (SPRI) y Valencia (IMPIVA),entre otras.

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2.3. Sistema público de I+DDefinición y funcionesEl término sistema público de I+D se refiere al conjunto de todas las institucionesy organismos de titularidad pública dedicados a la generación de conocimientomediante la investigación y el desarrollo. En el presente documento, la discusiónse refiere fundamentalmente a aquellas instituciones orientadas a la generación deconocimiento científico y tecnológico con el objetivo último de su aplicación por eltejido empresarial 1. Esta definición engloba principalmente a las universidades y alos organismos públicos de investigación (OPI) 2.

El sistema público de I+D, tanto por ser generador y origen de conocimientoscientíficos como por su labor casi exclusiva en la formación de investigadores, tie-ne un importante papel en cualquier sistema de innovación. Su influencia no sedeja sentir sólo en los sectores de alta tecnología sino que, en el actual mercadocompetitivo y globalizado, debe estar conectado estrechamente con la totalidaddel sistema productivo. En España tiene sin duda una mayor responsabilidad queen los países de su entorno, pues en él se concentra con mucha más intensidadque en ningún otro país la capacidad de generación de conocimiento.

Sin duda, la utilidad para la innovación del sistema público de I+D depende nosólo de la calidad de la ciencia y tecnología que desarrolla, sino también de su arti-culación con el tejido empresarial. Dicha articulación depende tanto de la orienta-ción a la industria del sistema público de I+D, incluyendo las oficinas de transfe-rencia de tecnología que sirven de interfaz en contratos con empresas (redOTRI/OTT3) ya descritas, como del buen funcionamiento de las otras infraestruc-turas de soporte a la innovación.

En España, la evolución del sistema público de I+D tiene un último hito desta-cado en la década de los 80 con el diseño del sistema español de ciencia y tec-nología que se concretó en la publicación en 1983 de la Ley de Reforma Uni-versitaria (LRU) y en 1986 de la llamada Ley de Fomento y Coordinación Generalde la Investigación Científica y Técnica, popularmente conocida como Ley de laCiencia.

1 La orientación directa al tejido empresarial no debe ser la única guía para las actividades del sistemapúblico de I+D. Numerosos expertos coinciden en señalar también la importancia de mantener activi-dades de investigación básica con el nivel suficiente para mantener la competitividad tecnológica futu-ra. En cualquier caso, el presente trabajo se centra específicamente en las necesidades tecnológicasde las empresas.

2 Asimismo, la definición incluye las instituciones privadas sin fines de lucro que acceden a subvencio-nes públicas en igualdad de condiciones con los anteriores organismos, aunque con un papel muchomenos significativo. Estas instituciones realizan en general investigación con fines sociales, sin ánimode lucro, y a través de becas y otros instrumentos de financiación a investigadores. No deben confun-dirse con los centros tecnológicos, instituciones de interfaz proveedoras de soluciones y servicios tec-nológicos que forman parte de las infraestructuras de soporte a la innovación.

3 Las oficinas de transferencia de tecnología fueron creadas por el Plan Nacional de I+D en universi-dades, OPI y algunas asociaciones de investigación empresariales, como instrumentos de interfaz quepudieran acercar la oferta del sistema público de I+D al entorno socieconómico.

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Los objetivos iniciales de los responsables de este nuevo diseño eran suprimirlas, cada vez más artificiales, barreras entre investigación básica y aplicada, oentre ciencia y tecnología; potenciar el papel investigador de las universidades; ycoordinar los centros de I+D dependientes de cada ministerio, reforzando el papelde la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología (CICYT).

Las universidades y los organismos públicos de investigación (OPI) son losagentes más característicos del sistema público de I+D español. Adicionalmente,existen otros centros públicos dedicados a realizar I+D dependientes de distintosdepartamentos ministeriales. En 1995 reunían de forma conjunta cerca de treintay cinco mil investigadores, algo menos de las tres cuartas partes del total de inves-tigadores (INE, 1997b). Esta proporción es la más alta de la UE, donde casi lamitad de los investigadores están en la empresa (OCDE, 1997a). En relación algasto total, el gasto público ejecutado por universidades y OPI en I+D asciende al50,6%, siendo el gasto privado del 49,4%. En línea con el resultado anterior, siguesiendo significativo que universidades y OPI españoles absorban un alto porcen-taje del gasto nacional en I+D en comparación con otros países, tanto de la UEcomo de la OCDE. El gasto en I+D ejecutado por las universidades en 1995 (INE,1997b) ascendió a 189.166 MPta, mientras que el incurrido por los OPI fue de110.000 MPta. Para el periodo 1987-1996, se observa una tendencia al aumentorelativo del gasto público ejecutado en las universidades respecto a los OPI (véa-se figura 2.4).

1983

40

80

120

160

200

0

OPI Universidades

Mile

s M

Pta

1987 1989 1991 1993 1995

Figura 2.4. Evolución del gasto

en el sistema públicode I+D

Fuente: CICYT, 1997

Según el informe Cotec sobre tecnología e innovación en España (Cotec, 1998),a escala autonómica se observan en 1995 grandes discrepancias de una región aotra, tanto en la distribución del gasto en I+D entre sistema público y privado(empresas y instituciones privadas sin fines de lucro4), como en la ejecución delgasto público (universidades y OPI).

4 Las instituciones privadas sin fines de lucro fueron responsables sólo de 6.630 MPta en el año 1995(INE, 1997b). Su importancia dentro del sector privado, que ejecutó 291.522 MPta, puede ser consi-derada mínima.

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Estas diferencias permiten distinguir tres subsistemas de soporte a la innova-ción:

■ El primero englobaría a las regiones de objetivo 1, con la excepción de Castilla-La Mancha y Baleares, cuyos gastos en I+D son realizados principalmente porel sector público y, en concreto, por las universidades. El sector privado en nin-gún caso supera el 33% del total.

■ El segundo agruparía al resto de las regiones con la excepción de Madrid. Susgastos en I+D son realizados principalmente por el sector privado. El sectorpúblico, a su vez, concentra la mayor parte de su gasto en las universidades.

■ Madrid constituiría por si sólo el tercer grupo que, al beneficiarse del 52% delgasto en I+D destinado a los OPI, ejecuta en estos organismos la mayor partede su gasto público en I+D. El sector privado realiza el 52% del gasto en I+D (el36% del nacional privado).

Evolución reciente y situación actualUniversidadesEn la actualidad, el sistema de educación superior en España es de titularidadmayoritariamente pública. Por este motivo, y dado que la actividad de I+D en lasuniversidades privadas es aún limitada, se discutirá el conjunto de universidadesexistentes en nuestro país como perteneciente al sistema público de I+D.

Hasta no hace mucho, las universidades eran fundamentalmente centros de for-mación superior, con débil actividad de I+D. El órgano de investigación por exce-lencia, en el periodo comprendido entre las décadas de los cuarenta y setenta, fueel Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

A finales de la década de los sesenta y en la de los setenta, comienzan a organi-zarse grupos de investigación en las universidades españolas, iniciándose un largo ydiscontinuo proceso que culminó con la publicación en 1983 de la Ley de ReformaUniversitaria (LRU). La LRU confirmó a las universidades como agentes diferencia-dos dentro del sistema público de I+D, relativamente independientes de la adminis-tración y con una notable autonomía de gestión (Sanz, 1994). La LRU consolidó elcambio de modelo en la universidad española cuya gestación había comenzado enla década anterior a su promulgación: se pasó del centro de formación a la universi-dad investigadora, regida con criterios de calidad investigadora, organizada endepartamentos independientes con incentivos económicos para realizar I+D bajocontrato con el sector privado, y con un alto grado de autonomía en la gestión, quepasaba a ser responsabilidad de la comunidad académica de cada universidad. Enresumen, la LRU estableció las bases para una cultura de colaboración con laempresa, anteriormente poco desarrollada en las universidades.

Es de destacar que numerosos expertos señalan que los Consejos Sociales,creados por la LRU para orientar la relación de la universidad con la sociedad engeneral, han tenido una incidencia escasa y, en concreto, no han dedicado sufi-

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ciente atención a analizar las necesidades empresariales para que fueran atendi-das dentro de la actividad docente e investigadora.

El proceso de desarrollo del estado de las autonomías en España a lo largo delos ochenta, supuso un impulso para la creación de nuevas universidades. La LRUya preveía un destacado papel de las comunidades autónomas en la creación y enel ordenamiento normativo de la actividad de las universidades. Este papel se hahecho efectivo con la paulatina cesión de las competencias en materia de educa-ción superior a las diferentes administraciones autonómicas.

El resultado de este proceso queda reflejado en el cuadro 2.6. En 1998, existí-an en España 63 universidades de las que 13 se radicaban en la Comunidad deMadrid, 11 en Cataluña y otras 10 en Andalucía. Contrastan entre las universida-des españolas aquéllas con una existencia y una tradición centenarias, con las decreación reciente: 27 de las 63 se han creado con posterioridad a 1989. Es dedestacar que entre éstas se encuentran algunas de las universidades privadas,especialmente en Madrid y Cataluña.

Como resultado de la consolidación del papel investigador de la universidad yde la creación de nuevas universidades, el número de investigadores en universi-dades pasó de 13.033 en 1983 a 28.488 en 1994 (véase cuadro 2.7). El gasto enI+D ejecutado por ellas, sobrepasó al realizado por los organismos públicos deinvestigación (OPI), al pasar en dicho periodo de 25.000 MPta a 189.166 MPta.Entre las universidades españolas con mayores vínculos con la industria destacanlas Politécnicas de Madrid, Barcelona y Valencia. Por otra parte, entre las universi-dades con mayor volumen de producción científica cabe destacar la UniversidadAutónoma de Madrid, la Universidad Central de Barcelona, la UniversidadComplutense de Madrid y la Universidad Autónoma de Barcelona, cuyas publica-ciones tienen un impacto comparable al obtenido por las mejores universidadesinternacionales (Ayala, 1995).

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Comunidad Número de Comunidad Número deautónoma universidades autónoma universidades

Andalucía 10 Comunidad Valenciana 5Aragón 1 Extremadura 1Asturias 1 Galicia 3Baleares 1 Madrid 13Canarias 2 Murcia 1Cantabria 1 Navarra 2Castilla y León 6 País Vasco 3Castilla-La Mancha 1 La Rioja 1Cataluña 11 Total 63

Cuadro 2.6. Universidades españolas

por comunidadesautónomas

Fuente: Elaboración propia

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Organismos públicos de investigación (OPI)Los organismos públicos de investigación (OPI) son instituciones públicas genera-doras de ciencia y tecnología que, a diferencia de las universidades, no desempe-ñan actividades de enseñanza superior reglada. El Consejo Superior de Investiga-ciones Científicas, el OPI de mayor tamaño, ha creado unidades de investigaciónconjuntamente con departamentos universitarios, denominadas institutos mixtos yunidades asociadas (26 centros mixtos con universidades y 40 unidades asocia-das con 23 universidades de todo el país), las cuales están ayudando a descen-tralizar este OPI que ya cuenta con el 59% de sus efectivos fuera de Madrid.

Al igual que las universidades, los OPI han experimentado cambios significati-vos en la última década. La publicación en 1986 de la Ley de la Ciencia (que defi-ne en la actualidad el marco jurídico y administrativo en el que los OPI desarrollansu actividad) realizó ciertas reformas estructurales y atribuyó a los OPI un papelcentral como instrumento directo para la implantación de las políticas públicas deciencia y tecnología.

En rigor, sólo los organismos que la Ley de la Ciencia definió como OPI, o queen su creación se definieron como tales conforme a la propia Ley, merecen esaconsideración. Sin embargo, otros organismos de la administración desarrollanactividades de I+D similares a las de los OPI. Para simplificar la exposición, se haráreferencia a unos y otros organismos bajo la denominación genérica de OPI. Elcuadro 2.8 ofrece una relación de la mayoría de los entes españoles pertenecien-tes a la administración central, que pueden considerarse OPI en un sentido amplio.

A pesar del papel central que atribuye la Ley de la Ciencia a los OPI en el siste-ma español, la I+D universitaria los superó en gasto ejecutado en 1991 (INE,1995). Los fondos gestionados por los OPI pasaron, entre 1983 y 1995, de 31.000MPta a 110.000 MPta, creciendo a un ritmo anual inferior al de las universidades(véase figura 2.4).

Al hacer referencia a los OPI, es necesario diferenciar entre los de ámbito clara-mente sectorial, especializados en cierto tipo de tecnologías o sectores de aplica-ción, y los de carácter multidisciplinar, cuya actividad abarca un amplio espectrode campos. El máximo exponente de éstos últimos en España es el Consejo

1987 1991 1993 1994 1996*

Universidades• Personal de I+D 15,4 20,8 30 35 38,9• Investigadores 15,1 20,7 24 28,5 30,8

OPI• Personal de I+D 12,5 17,6 17,5 17,5 17,9• Investigadores 4,5 8,1 7,7 8,2 9,1

Cuadro 2.7.Evolución del personalen el sistema públicode I+D (equivalencia adedicación plena enmiles de personas)

Fuente: INE,1997b.* Datos adelantados por el INE (28-4-98).

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Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que depende del Ministerio deEducación y Cultura y aglutina a 107 institutos de investigación repartidos por todaEspaña. El CSIC, el OPI de mayor dimensión en España, representa el 50% de losefectivos (económicos y humanos) del conjunto de OPI y con el 6% de los inves-tigadores del país, produce el 18% de las publicaciones científicas y el 24,6% delas patentes del sistema público de I+D.

Respecto a los OPI sectoriales, los más significativos dependen de diferentesministerios, aunque existen también organismos en parte dependientes de lasadministraciones autonómicas o de la administración europea. Su actividad estámás orientada al asesoramiento y a la asistencia técnica especializada a su minis-terio de tutela y al sector socioeconómico al que pertenece. Su localización casiexclusiva en la Comunidad de Madrid (con la excepción del IEO que tiene centrosen todas las costas españolas), es un hecho que debe tenerse en cuenta para arti-cular una política de innovación más eficaz.

80

5 CSIC, Consejo Superior de Investigaciones Científicas; IAC, Instituto de Astrofísica de Canarias; CIDE,Centro de Investigación y Documentación Educativa; CIEMAT, Centro de Investigaciones Energéticas,Medioambientales y Tecnológicas; IDAE, Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía; ITGME,Instituto Tecnológico Geominero; INM, Instituto Nacional de Meteorología; INTA, Instituto Nacional deTécnica Aeroespacial; CEHIPAR, Canal de Experiencias Hidrodinámicas del Pardo; IHM, InstitutoHidrográfico de la Marina; ROA, Real Instituto y Observatorio de la Armada de San Fernando; LIE,Laboratorios de Ingenieros del Ejercito; CIDA, Centro de Investigación y Desarrollo de la Armada; INIA,Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria; IEO, Instituto Español deOceanografía; CEDEX, Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas; IGN, InstitutoGeográfico Nacional; ISC III, Instituto de Salud Carlos III; CEJ, Centro de Estudios Jurídicos; CEP,Centro de Estudios Políticos y Constitucionales; CIS, Centro de Investigaciones Sociológicas; INSHT,Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo.

Cuadro 2.8.Centros de

investigación quepueden ser

considerados OPI yministerios en los que

se integran5

Ministerio OPI

Ministerio de Educación y Cultura CSIC; IAC; CIDE

Ministerio de Industria y Energía CIEMAT; IDAE

Ministerio de Medio Ambiente ITGME; INM

Ministerio de Defensa INTA; CEHIPAR; IHM; ROA; LIE; CIDA

Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación INIA; IEO

Ministerio de Fomento CEDEX; IGN

Ministerio de Sanidad y Consumo ISC III

Ministerio de Justicia CEJ

Ministerio de la Presidencia CEP, CIS

Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales INSHT

Figuran en negrita los OPI que aparecen en el último texto legal que se ocupa de ellos: el Real Decreto574/1997 de 18 de abrilFuente: Elaboración propia

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2.4. EmpresasEmpresa e innovaciónLa innovación tecnológica es la conversión de conocimiento en nuevos productoso procesos para su introducción con éxito en un mercado, siendo, por tanto, fun-damentalmente un fenómeno empresarial. Por eso en las economías de mercadoson las empresas las que innovan. Otros agentes pueden facilitar o catalizar el pro-ceso, pero sólo las empresas innovan.

81

Cuadro 2.9. Trascendenciacompetitiva de lainnovación tecnológica

Algunos ejemplos pueden servir para ilustrar la importancia competitiva de latecnología y los efectos de la innovación:

■ Cuando el transistor reemplazó a los tubos de vacío en la década de los cin-cuenta, el comportamiento de las diez firmas que lideraban el mercado detubos fue diferente. Mientras seis de ellas despreciaron el efecto de la nuevatecnología, cuatro trataron de reaccionar desarrollando líneas de investigaciónen la nueva dirección. Sin embargo, la virulencia del cambio determinó ladesaparición de las diez empresas de las posiciones de liderazgo del sector.

■ La irrupción de la microelectrónica y de las técnicas de control numérico enel sector de máquina-herramienta ha forzado a las empresas europeas auna sobreespecialización en productos a medida, incapaces de hacer fren-te a las japonesas en los productos normalizados.

■ La posibilidad de continuar compitiendo en el mercado siderúrgico ha veni-do, para los países occidentales, de la mano de la acería compacta, muchomás competitiva en costes que la siderurgia integral, más intensiva en manode obra. Parte de la crisis de la industria siderúrgica española ha venidodada por el retraso en la adopción de esta nueva tecnología.

Fuente: Elaboración propia.

La innovación tecnológica sitúa a la empresa en una posición de ventaja compe-titiva. La empresa que no innova se ve, por tanto, sometida a una fuerte presión porparte de las que sí lo hacen. Por ello, la empresa que no innova sólo puede sobrevi-vir a medio plazo en mercados protegidos. En mercados abiertos, regidos por la librecompetencia, la innovación es un recurso competitivo imprescindible para las em-presas. En una época caracterizada por la generalización de los mercados abiertos,sólo son viables las empresas que innovan. En palabras de Peter Drucker, solamen-te merece la consideración de empresario aquél que innova (Drucker, 1993).

Para culminar con éxito el proceso innovador (Dankbaar, 1993), es necesarioque la empresa:■ Incluya la innovación en su estrategia■ Se organice para innovar■ Domine los conocimientos tecnológicos que deben fundamentar su innovación.

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La innovación tecnológica es un proceso integral, que afecta al conjunto de lasfunciones en una compañía. Por tanto, su gestión es responsabilidad directa delos máximos responsables empresariales.

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El proceso de innovación tecnológica es, por otra parte, complejo y de difícilgestión. Ello se debe a algunas de sus características, como son:

■ El carácter multidisciplinar de las competencias y de los recursos humanosnecesarios.

■ La incertidumbre asociada a la novedad de sus resultados y a la imposibilidadde planificar conforme a modelos de proyección del pasado.

■ La necesidad de una continua adaptación de la estructura de la empresa al cam-bio que la innovación supone. Algunos autores hablan de la gestión de la inno-vación como gestión del caos (Quinn, 1988).

■ La necesidad de otros criterios, además de los financieros, para determinar “a prio-ri” el interés de los proyectos de innovación tecnológica (Cobbenhagen, 1994).

La complejidad del proceso innovador conduce a que no todas las empresasinnoven de la misma forma. Mientras que unas desarrollan internamente la tecno-logía, otras la absorben. Unas orientan sus innovaciones a crear nuevos produc-tos, otras a mejorar los procesos productivos. El establecimiento de clasificacio-nes tipológicas de las empresas, según sus patrones de innovación, ha atraído elinterés de numerosos estudiosos e investigadores. Sus trabajos han conducido adiferentes taxonomías de empresas innovadoras.

Según Prahalad y Hamel (Prahalad y otros, 1990), los ejecutivos de los noventaserán juzgados por su habilidad para identificar, cultivar y explotar las compe-tencias clave que hacen posible el crecimiento. Esto implica que los ejecutivostendrán que replantear el concepto mismo de la corporación. Las tres caracte-rísticas que estos autores identifican para las competencias clave son aquéllasque permiten a la compañía acceder a una gran variedad de mercados, queproporcionan valor añadido perceptible por los clientes y que son difícilmenteimitables por los competidores. La estrategia corporativa que se deriva del mo-delo de competencias clave pasa por la concentración de los recursos y esfuer-zos en las mismas, externalizando las restantes.

Sin embargo, por lo que a las competencias tecnológicas respecta, la situa-ción parece ser distinta. Los estudios acerca de esta materia llevados a cabopor Pavitt y Patel (Pavitt y otros, 1995) revelan que las grandes empresas pre-sentan estrategias tecnológicas poco concentradas, debido a la cada vez mayorinterrelación entre tecnologías. De este modo, los investigadores concluyen queel concepto de competencias clave no puede explicar el rango y la variedad delos perfiles tecnológicos de las grandes empresas.

Cuadro 2.10. La innovación

tecnológica y el modelode competencias clave

(core competences)

Fuente: Elaboración propia

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Una importante aportación teórica al estudio de esta cuestión se debe a K. Pavitt (Pavitt, 1984). El análisis de 2.000 innovaciones efectuadas en el ReinoUnido entre 1945 y 1979, condujo al autor a establecer una clasificación de cua-tro patrones o tipologías sectoriales de innovación. En el cuadro 2.11 figura unesquema de su clasificación. Asimismo, a modo de ejemplo, en el cuadro 2.12puede hallarse la aplicación de la taxonomía de Pavitt a algunos sectores de laeconomía española.

El análisis de 2.000 innovaciones realizadas en el Reino Unido entre 1945 y1979, permitió a Keith Pavitt formular la siguiente clasificación taxonómica de lossectores en función de sus características innovadoras:

Sectores de proveedores especializados. Se caracterizan por su alta inten-sidad competitiva y porque la tecnología que se emplea para innovar procededel propio sector (tecnología endógena). Las empresas compiten en segmentosde mercado que exigen estrategias de especialización tecnológica. El tipo deinnovación que prima es la de producto, siendo la actividad innovadora princi-pal el diseño de producto. Sectores de este tipo son el de la maquinaria, el delos instrumentos de precisión o el del software a medida.

Sectores basados en la ciencia. Se caracterizan por una intensidad com-petitiva relativamente baja y por el carácter mayoritariamente endógeno de latecnología que emplean en sus procesos e incorporan a sus productos. Lasempresas registran altos índices de diversificación, compitiendo mediante unavariada gama de productos en diferentes mercados, en los que se sitúan cer-ca de la frontera tecnológica. Son sectores de este tipo el electrónico o el quí-mico.

Sectores intensivos en escala. Se caracterizan por una intensidad compe-titiva relativamente baja y por proceder la tecnología que emplean para innovarde otros sectores (tecnología exógena). La competencia en estos sectores sefundamenta en las ventajas que se derivan de las escalas de producción, de for-ma que la oferta de los sectores suele mostrar altos índices de concentración.Los procesos productivos de los sectores intensivos en escala son complejos y,en algunos casos, incorporan tecnologías de alto nivel de sofisticación. Sectoresde este tipo son el del automóvil o el siderúrgico.

Sectores dominados por los proveedores. Se caracterizan por una altaintensidad competitiva y por el carácter exógeno de la tecnología que empleanen sus procesos productivos y que incorporan a sus productos. La denomina-ción de estos sectores se debe a que la mayor parte de las innovaciones lasincorporan por medio de los equipos que les proporcionan sus proveedores.Entre los sectores dominados por sus proveedores se encuentran muchos delos de las industrias tradicionales, como el textil, la confección, el calzado, elmobiliario o la transformación de la madera.

Cuadro 2.11. La taxonomía detipologías sectorialesde innovación dePavitt

Fuente: Pavitt, 1984

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La aplicación, como se explica más abajo, de los criterios de clasificación dePavitt a un conjunto de sectores de la economía española, permite estableceruna taxonomía de los mismos en función de su forma de innovar. Este ejerciciorevela un comportamiento innovador cualitativamente similar al que el citadoautor halló para el Reino Unido.

La elaboración del cuadro se ha llevado a cabo de la siguiente forma:

■ El origen de la tecnología de los sectores se ha determinado mediante tresindicadores: el tipo principal de innovaciones en el sector (producto o proce-so), el tipo principal de investigación (básica, aplicada o de desarrollo) y laposición del sector en la cadena de comercialización. Se ha empleado paradeterminar el origen de la tecnología la información de los proyectos finan-ciados por el CDTI entre 1992 y 1995.

■ La intensidad competitiva se ha determinado mediante tres indicadores: elgrado de concentración de la oferta, las estrategias competitivas predomi-nantes en el sector (diferenciación frente a coste) y la madurez de los pro-ductos en la curva del ciclo de vida.

Cuadro 2.12. Sectores españolesen las tipologías de

Pavitt

• Petroquímica• Fertilizantes• Electromedicina• Productos de limpieza• Farmacia• Pintura y barnices• Plásticos• Aceros especiales

• Maquinaria obras públicas• Material eléctrico• Máquina herramienta• Componentes de electrónica• Ordenadores• Servicios de informática• Química industrial

• Pequeño electrodomestico• Aparatos de telefonía• Hormigón preparado• Vehículos industriales• Envases y embalajes metálicos• Automóvil• Electrodomésticos de línea blanca• Electrodomésticos de línea marrón• Distribución de productos farmacéuticos• Cervezas• Agua y gas• Cemento

• Confección masculina• Confección femenina• Componentes auto• Construcción• Mueble de hogar• Mueble de oficina• Calzado• Industria textil• Comercio de electrodomésticos• Indústrias lácteas• Elaborados cárnicos• Agua envasada• Touroperadoras• Artes gráficas• Editorial• Papel y cartón• Juguetes• Fundición• Cuero• Prefabricación de hormigón

Orig

en d

e la

tec

nolo

gía

Intensidad competitiva

Endó

geno

Exóg

eno

Baja Alta

Sectores basados en la ciencia

Sectores intensivos en escala

Sectores de proveedoresespecializados

Sectores dominados por losproveedores

Fuente: Andersen Consulting sobre datos CDTI, MINER, DGII de la UE y DBK, 1995

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En 1997, el MINER, en colaboración con el Institut Catalá de Tecnología, hapublicado los resultados del análisis del proceso de innovación en la industriaespañola (382 encuestas postales y 124 encuestas personales1). La distribuciónpor grupos de Pavitt de estas empresas permite constatar que casi los dos terciosde la muestra son empresas cuya capacidad innovadora está dominada por losproveedores (el 64,3% están dominadas por los proveedores, el 21,4% pertene-cen a sectores de producción masiva a gran escala, el 8,6% son proveedoresespecializados y el 5,7% son empresas de base científica).

Características estructurales del tejido empresarialespañolExiste una relación entre las características de un tejido productivo y el modo enel que sus empresas innovan (Pavitt, 1984). En los párrafos que siguen se presentauna breve descripción del sistema productivo español, basada en: el peso relativode los sectores primario, secundario y terciario en la economía; el contenido tec-nológico de los productos de los sectores industriales; la dimensión de las empre-sas; y el comercio exterior de bienes, servicios y tecnología.

La estructura productiva española presenta una terciarización similar a la de losrestantes países desarrollados. En 1995, el 3% del PIB a precios de mercado pro-cedió del sector primario, el 24,1% de la industria, el 8,2% de la construcción, el45,2% de los servicios destinados a la venta, el 13,7% de los servicios no desti-nados a la venta y el 5,8% restante del Impuesto sobre el Valor Añadido y de otrosimpuestos.

La estructura sectorial 2 de la industria española ha registrado importantesmodificaciones en los últimos años, que han supuesto un aumento de la partici-pación de los sectores más innovadores y dinámicos.

■ El valor añadido generado en los sectores con nivel tecnológico alto pasó derepresentar el 10%, en 1990, al 11,8% en el año 1996, valorado todo ello a pre-cios constantes de 1990. Estos valores fueron del 28,5% y del 31,8% en el caso

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1 Las empresas encuestadas pertenecen a todos los sectores industriales y a todas las comunidadesautónomas, con una fuerte representación de Cataluña, Madrid y País Vasco. Más de la mitad sonpequeñas empresas (< 50 empleados), el 40% son medianas (50-500 empleados) y algo menos del10% corresponde a grandes empresas.

2 La agrupación de los sectores manufactureros de acuerdo con su nivel de intensidad tecnológica sebasa en la definición de sectores de alta, media y baja intensidad tecnológica establecida por la OCDE.La composición sectorial de cada una de estas agrupaciones es la que se indica a continuación. El niveltecnológico alto lo integran: 8.1.- Productos farmacéuticos, 11.- Equipos informáticos, 12.- Máquinariaeléctrica y electrónica, 14.1.- Construcción aeronáutica y espacial y 15.- Instrumentos de precisión. Elnivel tecnológico medio lo forman: 5.2.- Metales no férreos, 8.2.- Fibras artificiales y sintéticas, 8.3.-Resto de la industria química, 10.- Maquinaria y equipo mecánico, 13.- Vehículos, 14.3.- Material ferro-viario, 14.4.- Otro material de transporte, 22.- Caucho y plástico y 23.- Otras industrial manufacture-ras. Por último, el nivel de intensidad tecnológico bajo lo constituyen: 5.1.- Siderurgia y primera trans-formación, 7.- Productos de minerales no metálicos, 9.- Productos metálicos, 14.2.- Construcciónnaval, 16.- Alimentación, bebidas y tabaco, 17.- Textil, 18.- Cuero, 19.- Calzado, vestido y otras con-fecciones, 20.- Madera, muebles y corcho y 21.- Papel, artes gráficas y edición.

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de las ramas de nivel tecnológico medio, mientras que los sectores de baja inten-sidad tecnológica pasaron de representar el 61,5%, en el año 1990, al 56,5% enel año 1996.

■ El análisis de la evolución del empleo en la industria en función del grado deintensidad tecnológica (véase figura 2.5) refleja el fortalecimiento de una ten-dencia observada en la distribución sectorial del PIB en los últimos años: la cre-ciente reorientación de la actividad productiva hacia sectores de mayor conte-nido tecnológico.

86

Figura 2.5. Evolución del empleo

industrial (%) según la intensidad

tecnológica

1989

-6

-4

-2

0

2

-8

ALTA4

1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996

MEDIA BAJA

Fuente: MINER, 1997b

■ En el periodo anterior a 1996, la creciente importancia relativa de los sectorescon mayor contenido tecnológico no se traducía en un trasvase de la poblaciónocupada hacia éstos, sino que era resultado de mayores crecimientos de la pro-ductividad del factor trabajo.

■ En el año 1996 se han producido importantes incrementos de la población ocu-pada en los dos sectores de intensidad tecnológica mayor (3,9% en el nivel tec-nológico alto y 1,6% en el medio).

Si bien se ha experimentado una evolución hacia los sectores de contenido tec-nológico medio y alto en sus productos, el grueso del tejido industrial español con-tinúa formado por sectores de bajo contenido tecnológico: dos de cada tresempleos industriales están en sectores de este tipo. Cabe señalar, no obstante,que muchos de los sectores de bajo contenido tecnológico en productos puedenemplear tecnología muy avanzada en sus procesos productivos.

Si se toma en consideración la dimensión de las empresas, el tejido productivoespañol está formado, como en la mayoría de los países europeos, fundamental-mente por empresas pequeñas y medianas, PYME (se define la PYME como laempresa que emplea menos de 250 trabajadores).

■ Según datos del Instituto de la Pequeña y Mediana Empresa Industrial (IMPI), el99,8% de las empresas españolas son PYME y el 93% son microempresas de

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menos de 10 empleados. Las PYME emplean al 80% de los trabajadores ygeneran el 70% del PIB (INE, 1995).

■ Cuando se compara con la UE, España cuenta con un mayor número de PYMEy un menor número de grandes empresas. La nota distintiva española es laescasez de grandes empresas y de empresas multinacionales.

Desde el punto de vista del comercio exterior, las principales características dela actividad española son las siguientes:

■ Su aún limitado volumen, pues a pesar del importante crecimiento de las impor-taciones y exportaciones, ambas representan todavía una proporción relativa-mente reducida del PIB.

■ La comparación entre las exportaciones e importaciones industriales arroja, enel año 1996, un saldo todavía deficitario. Sin embargo, este resultado suponeuna reducción significativa del déficit comercial y apunta a una tendencia demejora que ya se venía observando en los últimos años.

■ El análisis del saldo comercial en función de la tecnología que se incorpora a losproductos (véase figura 2.6), revela que existe una relación inversamente pro-porcional entre el resultado del comercio exterior y la intensidad tecnológica. Lapráctica totalidad del déficit manufacturero para 1996 es imputable a los secto-res de alta tecnología. Sin embargo, cabe destacar que desde su adhesión a laUE, España ha mejorado su competitividad en los sectores de demanda e inten-sidad tecnológica alta.

87

Fuente: MINER, 1997b

Figura 2.6. Saldo del comercioexterior industrialsegún la intensidadtecnológica

-1.400.000

ALTA

1996

MEDIA BAJA

-1.200.000

-1.000.000

-800.000

-600.000

-400.000

-200.000

0

200.000

400.000

1995199419931992199119901989

MPta

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■ La balanza de pagos tecnológica3 es tradicionalmente deficitaria en España.Según los resultados globales de la encuesta4 de balance tecnológico, el défi-cit tecnológico ha aumentado casi un 60% entre 1993 y 1995. Sin embargo, seobserva un aumento de los ingresos por venta de tecnología. Así, los ingresostecnológicos representaban el 5% de los pagos en 1993, el 9,7% en 1994 y el7,2% en 1995.

Indicadores de innovación en las empresasCon el fin de ilustrar algunas de las características de la innovación tecnológica enlas empresas españolas, se ofrecen a continuación una serie de indicadores.Como es sabido, es muy difícil medir una variable cualitativa como la capacidadde innovación y todos los indicadores suelen ser muy discutibles. Presentamosaquí los resultados de algunos trabajos, elaborados por la Comisión Europea, porel Círculo de Empresarios, el INE y el MINER, que pretenden arrojar alguna luzsobre la materia, pero que conviene analizar y valorar con prudencia y cuidado.

Empezando por los de tipo cuantitativo, podría señalarse que:

■ El número de empresas innovadoras según el número de empleados. Defi-niendo como empresa innovadora a aquélla que en un periodo dado desarrollanuevos productos o procesos productivos, tecnológicamente diferentes de losanteriores, el 29% de las empresas españolas de menos de 50 empleados sepueden considerar innovadoras, el 49% de las empresas con un número deempleados comprendido entre 50 y 249 merecen dicha consideración, el 74%de las empresas de entre 250 y 500 empleados pueden calificarse como talesy, finalmente, el 90% de las empresas de más de 500 empleados son innova-doras (CE, 1996)5. Otras fuentes matizan este resultado. La proporción de gran-des empresas innovadoras se situaría, como máximo, en el 72,8% (Círculo deEmpresarios, 1995), y en promedio, el número de empresas innovadoras enEspaña sería el 43,2% del total (Pradas, 1995). Este último resultado dista bas-tante del obtenido por la encuesta sobre innovación tecnológica de las empre-sas 1994 (INE, 1997a) que cifra en el 10,71% el número de empresas innova-doras sobre el total. El cuadro 2.13 proporciona una comparación del númerode empresas innovadoras para diez países europeos.

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3 El comercio de tecnología se refiere a pagos por transferencia de licencias, patentes o simplementede conocimientos tecnológicos y asistencias técnicas.

4 Desde finales de 1992 la principal fuente de información estadística sobre las transacciones en mate-ria de transferencia de tecnología, el Registro de Contratos de Transferencia de Tecnología del MINER,ha dejado de existir como resultado de los procesos de liberalización que caracterizan la creación delMercado Único. A partir de 1993, las estadísticas de la balanza tecnológica se establecen mediante unprocedimiento de encuesta. Los resultados de la tercera encuesta de transferencia tecnológica en laempresa, relativos al año 1995 (MINER, 1996) se refieren a 372 empresas (el 36% de las empresasencuestadas).

5 La encuesta de la innovación comunitaria consideró el periodo 1990-1992 como el de referencia paradeterminar el carácter innovador de las empresas.

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■ El número de empresas innovadoras según la cifra de negocios. El 8,72% delas empresas que facturan menos de 400 MPta son innovadoras. El 31,9% deaquéllas que tienen cifras de negocio entre 400 y 1.599 MPta y el 58,9% de lasque venden por encima de los 1.600 MPta, merecen también esta considera-ción según la encuesta sobre innovación tecnológica de la empresa españolaen 1994 (INE, 1997a).

■ El impacto de la innovación en las ventas. Para las empresas innovadoras espa-ñolas, el porcentaje de los nuevos productos sobre las ventas oscila entre el 30-35%. Este porcentaje llega a alcanzar al 93% para el sector de maquinaria detransporte no automóvil (CE, 1996). En el estudio realizado por el MINER sobreel proceso de innovación (MINER, 1997c), el 60% de las empresas encuesta-das valoró el impacto de las innovaciones en los resultados empresariales como“fundamental” y “mucho”. En promedio, el impacto de las innovaciones sobrelas ventas es en España menor que en Alemania, Italia, Irlanda y Holanda, simi-lar al de Dinamarca y superior al de Bélgica.

■ La proporción entre gastos en I+D y otros gastos de innovación. En España,según la encuesta sobre innovación tecnológica de las empresas 1994 (INE,1997a), las empresas invierten 620.000 MPta en innovación tecnológica, apro-ximadamente el 1% del PIB español, cifra todavía baja si se compara con elconjunto de países de la Unión Europea. En términos de I+D, los porcentajessobre PIB son del 0,4% para España y del 1,2% para Europa.

■ De acuerdo con esta misma encuesta, de las 17.483 empresas innovadoras,solamente el 25% realiza I+D interno o contratado y el 17% tiene un departa-mento de I+D (INE, 1997a).

■ En función de la tecnología que se incorpora a los productos. La figura 2.7 mues-tra cómo a medida que aumenta el nivel tecnológico de la empresa, aumenta elporcentaje de empresas innovadoras y, dentro de ellas, el de empresas que efec-túan I+D.

89

Dimensión de las empresas

< 50 50-249 250-499 500 ó más empleados empleados empleados empleados

Alemania 68 87 93 91Bélgica 54 65 87 97Dinamarca 46 65 81 90España 29 49 74 90Francia 33 45 62 88Holanda 45 74 82 95Irlanda 67 77 77 91Italia 27 46 63 88Luxemburgo 16 34 57 100Noruega 30 62 75 90

Cuadro 2.13.Porcentaje deempresas innovadorasen diferentes paíseseuropeos en 1992

Fuente: CE, 1996

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■ La tendencia mostrada en el párrafo anterior también se pone de manifiestocuando se realiza un análisis por tamaño de la empresa, medido tanto pornúmero de empleados como por cifra de negocio. A medida que aumenta eltamaño de la empresa, aumenta el número de empresas innovadoras y, dentrode ellas, el de empresas que efectúan I+D (INE, 1997a). Para los cuatro tramosde tamaño de empresas antes definidos en el cuadro 2.13, los porcentajes degastos en I+D sobre los gastos totales de innovación fueron, respectivamente,del 28%, 39%, 42% y 47% (CE, 1996). En la figura 2.8 puede encontrarse lacomparación internacional de este indicador.

90

Bajatecnología

0

10

20

30

40

50

60

70

80

Mediatecnología

Altatecnología

% del total de las empresas

% de empresas innovadoras en el sector

% de empresas innovadoras que realizan I+D en el sector

Figura 2.7. Distribución de la

actividad innovadorasegún la intensidad

tecnológica

Fuente: Sánchez y otros, 1998

Fuente: CE, 1996

Figura 2.8.Porcentaje de gastos

en I+D sobre losgastos totales de

innovación, en funcióndel número de

empleados

<500

20

40

60

80

50-249 250-499 >500

AlemaniaBélgicaDinamarca

EspañaGreciaHolanda

IrlandaItaliaLuxemburgo

■ El gasto en I+D ejecutado por las empresas. Es la cantidad de fondos econó-micos que éstas dedican a esta actividad, con independencia de que procedande ellas o de ayudas que reciban de la administración. Este indicador se sueleexpresar como un porcentaje sobre el PIB. Según la OCDE (Cotec, 1998), en1996 dicho valor se situó en España en el 0,35%, en Alemania en el 1,50%, enFrancia en el 1,43% y en Italia en el 0,65% del PIB.

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■ El gasto en I+D financiado por las empresas. Se define por la cantidad de recur-sos propios que las empresas dedican a realizar I+D. Este indicador se sueleexpresar como un porcentaje sobre el PIB. En España, la estructura de finan-ciación de los gastos en I+D difiere de la que presentan la Unión Europea y lamayor parte de los países industrializados, donde la empresa es la mayor fuen-te de financiación. En 1994, las empresas españolas financiaron un gasto deI+D equivalente al 0,31% del PIB, mientras que las francesas lo hacían en un1,15% y las alemanas en un 1,41%.

■ El número de empresas que desarrollan actividades de I+D. Los datos proce-dentes de la encuesta sobre innovación tecnológica en las empresas 1994 (INE,1997a) sitúa en 4.360 el número de empresas que realizan en España activida-des de I+D. Según esta misma encuesta, el 47,47% de las empresas industria-les con más de 200 empleados y la práctica totalidad de empresas pequeñas,no realizan actividades de I+D.

■ La distribución del gasto en I+D por dimensión de las empresas. El esfuerzo enI+D del tejido empresarial español muestra signos de concentración. El INEmuestra que en 1994, el 75,85% del gasto y el 76% de los empleados en I+D seconcentraba en las empresas de más de 200 empleados (INE, 1997a).

■ Cuando las empresas adoptan estrategias tecnológicas activas, la figura 2.9muestra que el esfuerzo relativo (expresado en % de gastos en I+D sobre elvolumen de ventas) de las PYME es superior al de las grandes empresas.También se observa que tanto en las empresas de menos de 200 empleadoscomo en las de más de 200 empleados, los gastos en I+D han disminuido.

Figura 2.9.Evolución del gastoen I+D según eltamaño de lasempresas españolasexpresado enporcentaje delvolumen de ventas

Total deempresas de200 y menostrabajadores

0

0,5

1

1,5

2

2,5

3

3,51990

Total deempresas demás de 200trabajadores

EMPRESASCON

INVERSIONEN I + D

Empresas queinvierten en I+Dde 200 y menos

trabajadores

Empresas queinvierten en I+Dde más de 200

trabajadores

1992 1994

Fuente: MINER, 1994b

■ La distribución sectorial del gasto en I+D. La citada concentración no sólo seproduce en las empresas de mayor dimensión, sino que además también lohace en algunos sectores. Por grandes sectores, se observa una concentración

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del gasto en I+D en la industria, que representa el 77% del gasto total para1995. La distribución del gasto en I+D dentro de la industria se agrupa a su vezen tres sectores: el químico, el eléctrico y electrónico, y el de fabricación demateriales de transporte. Estos tres sectores por sí solos realizan las tres cuar-tas partes del gasto en I+D en la industria y el 56% del gasto total en I+D de lasempresas (Cotec, 1998).

■ Las solicitudes de patentes. Las solicitudes de patentes por empresas (o per-sonas individuales) residentes en España, han tenido un crecimiento importan-te, más del 23%, entre 1988-1990, y han quedado prácticamente estancadasen el nivel de 2.100/2.200 solicitudes anuales entre 1991 y 1994. Esto repre-senta un total de 55 patentes por millón de habitantes para agentes residentesen España, cuando este número de patentes es muy superior en otros países:458 en Alemania, 219 en Francia y 316 en Gran Bretaña (Cotec, 1998).

Otros indicadores caracterizan, desde el punto de vista cualitativo, la innovaciónde las empresas españolas. Algunos de estos indicadores son: las razones quehan movido a las empresas a innovar; el modo de generación o absorción de latecnología; el tipo de innovación (de producto o de proceso); los problemas quelas empresas afrontan a la hora de innovar; y el grado de colaboración y coopera-ción con otros agentes a la hora de innovar.

■ Las empresas españolas parecen innovar reaccionando principalmente a estí-mulos externos (exigencias de los clientes, presión de los competidores), másque como consecuencia de su iniciativa de explotar nuevas oportunidades tec-nológicas. El objetivo final de su innovación es aumentar o mantener la cuota demercado a partir de la diversificación del producto principal, con una presenciamenor de motivaciones tales como la apertura de nuevos mercados o la obten-ción de ventajas derivadas de una pronta presencia en nuevos subsectores(IMADE, 1995; Círculo de Empresarios, 1995; Pradas, 1995; MINER, 1994a; CDTI,1992; MINER, 1993; García, 1993; Buesa y otros, 1992).

■ La fuente principal de tecnología de las empresas que innovan depende signifi-cativamente de los sectores a los que pertenecen, adaptándose el comporta-miento a las tipologías de Pavitt, antes citadas. Así, en el caso de los sectoresde proveedores especializados, la fuente de la tecnología es principalmenteinterna y reside en el I+D que las empresas llevan a cabo. Sin embargo, un nú-mero elevado de empresas, especialmente entre las de reducida dimensión, nodesarrolla actividades de I+D ni innova, alejándose de las características de supatrón sectorial. En el caso de las empresas de los sectores basados en la cien-cia, el origen de la tecnología es interno. En el caso de los sectores intensivosen escala, la tecnología que se emplea para innovar procede con igual peso delinterior y del exterior de la empresa, destacando los departamentos de I+D y deproducción propios y la cooperación con los proveedores y los equipos pro-porcionados por éstos. Finalmente, la tecnología de las empresas de los secto-res dominados por sus proveedores es esencialmente externa, procediendo desus suministradores de equipos productivos (IMADE, 1995; Círculo de Empre-

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sarios, 1995; Pradas, 1995; MINER, 1994a; CDTI, 1992; MINER, 1993; García,1993; Buesa y otros, 1992).

■ La distribución del gasto de innovación de las empresas innovadoras difiere segúnel tamaño de la empresa. Para el caso de la empresa de más de 200 empleados,la mayor parte de este gasto se realiza en actividades de I+D, tanto internas (44%)como externas (13%). Las compras de equipos de ingeniería en estas empresasno llegan a alcanzar el 25%. Esta partida de gastos de innovación es la que absor-be la mayor parte del gasto en las empresas de menor tamaño: 83% en las demenos de 5 empleados, 75% en aquéllas con un tamaño entre 5 y 19 emplea-dos, 67% para las que tienen un número de empleados entre 50 y 199, y casi un50% para las empresas de más de 200 empleados (INE, 1997a).

■ El tipo principal de innovación también muestra un patrón sectorial similar al delas tipologías de innovación de Pavitt. En los sectores de proveedores especia-lizados y en los sectores basados en la ciencia, las empresas innovadoras lohacen principalmente en productos. En el caso de los sectores intensivos enescala, las empresas de mayor dimensión innovan en productos, mientras quelas más pequeñas lo hacen en procesos. Las empresas innovadoras de los sec-tores dominados por sus proveedores innovan principalmente en procesos(IMADE, 1995; Círculo de Empresarios, 1995; Pradas, 1995; MINER, 1994a;CDTI, 1992; MINER, 1993; García, 1993; Buesa y otros, 1992).

■ En lo que a las barreras para la innovación respecta, las empresas señalan quela principal de ellas es el difícil acceso a la financiación, seguida de la falta decompetencia y de la falta de información (CE, 1996; IMADE, 1995; Círculo deEmpresarios, 1995; Pradas, 1995; MINER, 1994a; CDTI, 1992; MINER, 1993;García, 1993; Buesa y otros, 1992). Según indica la encuesta de innovacióncomunitaria, estos problemas parecen tener mayor importancia en el caso delas empresas españolas que en las de los restantes países de la UE, especial-mente en lo referido a la dificultad de acceso a la financiación.

93

Em

pres

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0

10

20

30

40

50

60Menos de 200 empleados

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Más de 200 empleados

Figura 2.10.Grado de colaboraciónde las empresasespañolas con otrasempresas y centrostecnológicos o deinvestigación

Fuente: INE, 1997a.

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■ La colaboración con otras empresas y centros tecnológicos o de investigaciónes aún escasa entre las empresas españolas que realizan I+D. Según la encues-ta de 1994 sobre innovación tecnológica de las empresas, el 60% de las empre-sas que realizan I+D no tiene establecido ningún tipo de cooperación (INE,1997a). Este porcentaje se reduce al 43% cuando se consideran sólo lasempresas de más de 200 empleados. El 41% de las empresas de este tamañocooperan con algún OPI y el 54% con alguna universidad. Estos porcentajespasan a ser del 20% y del 27% cuando se trata de empresas de menos de 200empleados (véase la figura 2.10). En el caso de las grandes empresas, la tec-nología absorbida de los centros tecnológicos y de investigación supone ungasto del 4% del gasto total en I+D, y la que procede de otras empresas del 6%(Círculo de Empresarios, 1995). Por otra parte, las empresas que para innovarcolaboran con centros públicos son el 2-4% del total (IMADE, 1995; Pradas,1995). Algunas medidas indirectas sitúan a las empresas españolas comomenos cooperadoras a la hora de innovar que las de países como Alemania,Bélgica, Dinamarca, Francia u Holanda (CE, 1996).

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2.5. EntornoDefinición y funcionesAdemás de los agentes anteriormente descritos, una serie de factores en el entor-no de las empresas influyen en sus procesos de innovación. La estrecha relaciónentre tres de estos factores, como son la demanda de bienes y servicios, losmecanismos de financiación de las empresas y las características del capitalhumano, con respecto a la actitud innovadora de las empresas, ha sido puestade manifiesto por numerosos expertos. Esta sección trata la influencia de dichosfactores sobre la innovación en las empresas españolas que, a diferencia de losagentes descritos en las secciones anteriores, no forman un subsistema homo-géneo.

■ En los mercados interiores de bienes y servicios, la demanda ejerce un efectodinamizador en el sistema de innovación (Rosenberg, 1993; Von Hippel, 1988;Dosi, 1982). Las características de la demanda privada derivadas de la culturatecnológica (conocimiento tecnológico y grado de exigencia) y el compromisocon el desarrollo tecnológico de la demanda pública, explican muchos aspec-tos del comportamiento innovador de las empresas de las sociedades desarro-lladas (Deschamps, 1995; Abernathy y otros, 1979).

Otros aspectos de los mercados de bienes y servicios, como son su grado deapertura y la consiguiente presencia de competidores internacionales, influyen enla actitud innovadora de las empresas.

■ La importancia del sistema financiero para la innovación ha sido puesta demanifiesto por la Comisión Europea en los siguientes términos: “La capacidadde innovación de la Comunidad Europea depende en gran medida de la finan-ciación de la innovación (...). La financiación es el obstáculo a la innovación máscitado por las empresas, independientemente de su dimensión, en todos lospaíses de la UE y prácticamente en todos los sectores (CE, 1996)”.

■ La innovación depende en buena medida de formas de conocimiento tácito,incorporado a las personas y difícilmente codificable. Por ello, para el éxito delproceso innovador es crítica la existencia de capital humano adecuado y de suposterior incorporación al mundo laboral (Dertouzos y otros, 1989).

Características en EspañaDemanda de bienes y serviciosEn este apartado se describen la demanda privada, formada por empresas y par-ticulares, la demanda pública y la competencia de empresas extranjeras.

Demanda privada

Una caracterización de la demanda de los hogares en España viene dada por laEncuesta de Presupuestos Familiares (EPF) del Instituto Nacional de Estadística.

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Su análisis revela una evolución hacia formas más sofisticadas de consumo, conun peso creciente de las partidas relacionadas con el ocio, la cultura y la adquisi-ción de aparatos que incorporan tecnología.

■ Así, si en 1980 las partidas 7, 8, y 9 de la EPF (que recogen estas formas de con-sumo) reunían el 22,4% del consumo de los hogares, en 1991 suponían el26,6%.

■ La comparación de la demanda global de electrónica de consumo españolacon la de otros países europeos muestra para España un cierto retraso, aunquese aprecia un cierto paralelismo con otros países europeos si se tiene en cuen-ta el nivel de renta del país (véase cuadro 2.14).

96

Reino Unido Alemania Francia Italia UE España

PC 24,0 28,0 16,0 20,4 20,8 11,5Modem 4 3 1 - -CD-ROM 7 11 4,5 6 - 7TV por satélite 12,4 17,5 - 0,2 - 7,2TV por cable 2,0 31,0 3,0 - 20,5 1,0Teléfono 89,0 74,1 95,0 88,4 83,8 75,0Vídeo 65,0 43,0 47,9 24,0 46,4 43,9TV Color 93,0 96,0 92,9 84,0 92,6 94,1

Cuadro 2.14.Equipamiento electrónicode los hogares en España

y otros paísesdesarrollados (porcentaje

de hogares equipados)

Fuente: ANIEL, 1994; OCDE, 1997b

Un análisis de la evolución de la demanda industrial revela un cambio en laestructura de la demanda hacia productos de mayor intensidad tecnológica.

■ En 1996, el consumo de los productos manufacturados con mayor contenidotecnológico ha aumentado en un 4,9% y el de los productos de contenido tec-nológico medio en un 0,9%. Por el contrario, el consumo de los productos denivel tecnológico más reducido ha descendido en un 4,2%. A pesar de esta ten-dencia, todavía los sectores de bajo nivel tecnológico representan un 53,7% delmercado industrial español, frente al 31,4% y el 14,9% de los sectores de con-tenido tecnológico medio y alto, respectivamente (MINER, 1997b).

■ El análisis comparativo de la demanda en España y otros países desarrollados dealgunos bienes y servicios de alto contenido tecnológico, revela una situación decierto retraso en nuestro país (OCDE, 1997b), que seguramente es consecuenciatanto de nuestro nivel de desarrollo como de la cultura general y tecnológica de lasociedad. Aunque este tipo de comparaciones es muy discutible, pues es nece-sario tener en cuenta el distinto grado de desarrollo económico, pueden resaltar-se algunos datos orientativos que conviene manejar con cuidado:

• La inversión en informática sobre el PIB (véase cuadro 2.15) fue en 1994, enEspaña, del 1,14%. En EE.UU. ascendió al 3,05%, en el Reino Unido al 2,50%,en Alemania al 2,41%, en Francia al 2,09% y en Italia al 1,37%. La media en laUE fue del 2,04%, casi el doble que en nuestro país (ANIEL, 1994).

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• La inversión en informática por persona como porcentaje de la renta por perso-na fue, en 1994, en España del 1,1%. En EE.UU. ascendió al 3,2%, en el ReinoUnido al 2,4%, en Alemania al 2,3%, en Francia al 2,2% y en Italia al 1,3%. Lamedia de la UE se situó en el 2,1% (ANIEL, 1994; y elaboración propia).

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Cuadro 2.15. Indicadores de lademanda deinformática enalgunos paísesdesarrollados, 1994

EE.UU. Reino Alemania Francia Italia UE EspañaUnido

Renta por persona ($) (A) 24.753 17.965 23.561 22.363 19.623 18.195 13.646

Inversión informáticasobre el PIB (%) 3,05 2,50 2,41 2,09 1,37 2,04 1,14

Inversión en informática por persona (ECU) (B) 634 344 434 387 204 312 119

B/A (%) 3,2 2,4 2,3 2,2 1,3 2,1 1,1

Ordenadores porempleado público* 174 24,8 10,8 18,8 16,3 12,9

Ordenadores por oficinista 0,83 0,73 0,79 0,60 0,50 0,72 0,44

Fuentes: ANIEL, 1994 * Datos de 1993, OCDE, 1997b

Demanda pública

La demanda pública de bienes y servicios ha descendido gradualmente a partir de1992, situándose en el año 1995 en el 3,9% del PIB, como consecuencia princi-palmente de la necesidad de reajuste por los compromisos derivados del Tratadode Maastricht (MINER, 1997b).

■ Entre las partidas que en mayor medida han soportado el peso del ajuste pre-supuestario destaca el equipamiento social.

■ Con relación a los sectores o productos de alta tecnología, si bien la mayor par-te de la demanda publica no guardó relación con ellos, es posible identificar enlos últimos años programas de compras públicas con un alto potencial de dina-mización de la innovación tecnológica de las empresas españolas, en determi-nados sectores. A título de ejemplo destacan en el sector de aeronáutica yespacio los proyectos Airbus, EFA y Saab-2000, orientados estratégicamente almantenimiento y mejora de la cualificación operativa y tecnológica; y en el sec-tor de tecnologías de información, las inversiones en equipos y programas infor-máticos y sistemas electrónicos para el programa EFA y el avión Harrier.

■ La inversión pública en infraestructuras ha mostrado un perfil continuamentedescendente a partir del año 1992. Sin embargo, considerada dentro de lainversión pública global, esta inversión ha pasado de representar un 57,4% enel año 1990, a un 61,5% en el año 1995. A pesar de ello, continúa siendo paten-te el déficit en infraestructuras que tiene España, sobre todo en relación a losotros países comunitarios, lo que ha llevado a desarrollar el Plan Director de

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Infraestructuras que, con horizonte en el año 2007, cuenta con un presupues-to de casi 19 billones de pesetas, actualizadas al año 1992.

■ En la figura 2.11, que recoge el destino de la inversión en infraestructuras, seobserva una pérdida del peso de la inversión en carreteras y en el transporteferroviario, aunque siguen siendo los principales destinos de la inversión públi-ca, a favor de las obras hidráulicas, urbanización y aeropuertos.

■ Durante 1996 se ha continuado potenciando la gestión de compras corporativas,dentro de las empresas que componen la Agencia Industrial del Estado, de pro-ductos que por su naturaleza permiten obtener ventajas por actuaciones conjuntas.

98

Figura 2.11. Inversiones en

infraestructuras (%),según destino

(1992-1995)

Fuente: MINER, 1997b

5

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1992

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1995

10

15

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45

Competencia

La competencia que las empresas españolas han sufrido en España por parte deempresas extranjeras ha registrado un importante incremento en los últimos años,especialmente tras el ingreso de España en la entonces denominada ComunidadEconómica Europea. Un indicador de este incremento es la creciente apertura delmercado español, que se ve reflejada tanto en la evolución de las importaciones yla penetración de éstas en la demanda interna de productos industriales, como enla inversión extranjera en España. El análisis según el MINER revela los siguientesdatos (MINER, 1997b):

■ En términos absolutos, se observa una moderación en el crecimiento de lasimportaciones industriales. El crecimiento nominal para 1996 ha sido del 10,3%.Atendiendo a su contenido tecnológico, el crecimiento de las importaciones delos productos que incorporan una intensidad tecnológica media, ha sido del11,8%, frente al 5,3% y 5,1% de los productos de contenido tecnológico alto ybajo, respectivamente.

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■ En términos relativos, la relación entre las importaciones y la demanda interna seha situado en el año 1996 en el 30,6%, frente al 13% de 1985. La tendencia alcrecimiento de la participación de las importaciones en la demanda de produc-tos industriales es prácticamente generalizada entre los sectores que conformanla industria española. Sin embargo, los valores más altos en esta relación se handado en el sector energético y en las empresas de alta (48,2%) y media (51,9%)intensidad tecnológica. Estos datos contrastan con la participación del 16% quehan supuesto las importaciones en el consumo aparente de los sectores demenor intensidad tecnológica. Otra muestra de la creciente apertura del merca-do español es la fuerte inversión extranjera en España, asimismo de las mayoresregistradas entre los países de la OCDE. En el año 1996, las actividades tercia-rias han absorbido el 51,5%, desplazando a la industria del puesto de principalsector receptor de la inversión extranjera. A pesar de este descenso en partici-pación relativa, el flujo de capital extranjero invertido en la industria ha aumenta-do un 5,7% frente al descenso del 38,9% que se registró en el año 1995.

■ El análisis de la orientación sectorial de la inversión extranjera en España en elperiodo 1991-1996, revela que el capital extranjero se ha orientado principal-mente a sectores de intensidad tecnológica media-alta. Destacan la industriaquímica, que en el año 1996 se consolida como principal sector industrialreceptor de capital extranjero, seguido del sector del automóvil con un 14,3% ydel de maquinaria eléctrica y electrónica, con un 13,3%.

Recursos financierosLas peculiaridades del proceso de innovación (elevado riesgo, difícil apropiabilidadde los resultados, complejidad de los proyectos) hacen que los mercados finan-cieros tradicionales y las entidades financieras comunes (bancos y cajas de aho-rros) no sean con frecuencia los instrumentos más adecuados para su financia-ción. Por ello, se hace también necesaria la existencia de entidades especializadasen la financiación de la innovación, como las entidades de capital-riesgo, los inver-sores privados y los mercados bursátiles adecuados (segundos mercados).

100.000

150.000

200.000

50.000

Recursos totalesacumulados

19860

1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995

Nuevos recursoscaptados en el año

250.000

Figura 2.12. Volumen de fondoscapital-riesgo enEspaña (MPta)

Fuente: Martí Pellón, 1995

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Los fondos gestionados por entidades de capital-riesgo en España ascendíanal 31 de diciembre de 1996 a unos 190.000 MPta, siendo aproximadamente el50% de los fondos de inversión española. Los recursos totales acumulados encapital-riesgo en España representan un porcentaje del PIB muy bajo en compa-ración con la media europea. La evolución de estas inversiones, puede verse en lafigura 2.12. Adicionalmente, las inversiones anuales en capital-riesgo, que en 1996ascendieron a 31.023 MPta, son asimismo mucho menores que en el resto deEuropa y más aún si se compara con el volumen alcanzado en Estados Unidos,tal y como se observa en el cuadro 2.16.

Los aspectos destacables de la situación del capital-riesgo en España son lossiguientes:

■ El capital-riesgo en España está concentrado en relativamente pocos operado-res, con una gestión elevada de fondos.

■ La distribución geográfica de los fondos capital-riesgo se caracteriza por unafuerte concentración en Madrid, Cataluña y País Vasco. La presencia en zonasmenos desarrolladas industrialmente es debida a la participación de sociedadespromovidas por algunas comunidades autónomas.

100

Cuadro 2.16.Situación de las

inversiones decapital-riesgo en

varios países

País Recursos Inversión 1996 % sobre PIB Crecimientoacumulados (MECU) sobre 1995

(MECU)

Reino Unido 25.653 2.973 0,32% 12,9%Francia 11.687 849 0,07% -0,3%Alemania 5.168 715 0,04% 7,5%Italia 4.884 510 0,05% 101,2%España 1.323 193 0,04% 18,7%

Total Europa 49.668 6.752 0,09% 21,7%

EE.UU. N/D 10.023 0,14% 25,9%

Fuente: EVCA, 1997

Figura 2.13.Porcentaje de inversión

capital-riesgo anualsuscrita, según el

número de empleadosde la empresa

Fuente: Martí Pellón, 1995

5

0-90

1992 1993

10

15

20

25

30

35

40

45

10-19 20-99 100-199 200-499 >500

1994

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101

La figura 2.13 muestra un aumento paulatino en los últimos años del tamaño delas empresas receptoras de estas inversiones. La reducción en un 50% de lasinversiones en empresas con menos de diez trabajadores, contrasta con elaumento en casi un 140% de la cantidad inmovilizada en empresas con más de200 trabajadores, que acumularon el 37% de la inversión total del año 1994 (MartíPellón, 1995).

La inversión de capital-riesgo en España se centra en empresas en fases deexpansión y LBO/MBO, con un porcentaje muy bajo dedicado a inversiones enfases de semilla o arranque. Esta aparente falta de interés por parte de las entida-des de capital-riesgo en invertir en las fases iniciales del desarrollo de las empre-sas, agravada en los últimos años, es común en el resto de Europa, como puedeverse en el cuadro 2.17, pero presenta una diferencia sustancial con EstadosUnidos, según se observa en dicho cuadro.

Inversión en 1992-96

Fase Europa España EE.UU.

Semilla 0,7% 0,9% 4,6%Arranque 5,3% 10,8% 28,6%Otros 94,0% 88,3% 66,8%

Cuadro 2.17.Destino por fasesde los fondos decapital-riesgo

Fuentes: EVCA, 1997; ASCRI, 1997; NVCA, 1997

Otra de las características diferenciales del capital-riesgo en España es la esca-sa importancia relativa de los sectores más intensivos en tecnología, particular-mente si se compara con lo que sucede en otros países. En Estados Unidos, lamayor parte de las inversiones de capital-riesgo se centran en los sectores conmayor componente tecnológico (en 1996 las inversiones de capital-riesgo en elsector de las tecnologías de la información representaron el 60% de las inversio-nes totales del capital-riesgo).

Adicionalmente, la procedencia de los recursos de las entidades españolas decapital-riesgo difiere sustancialmente de las fuentes de financiación de capital-ries-go en Europa y Estados Unidos. Las principales diferencias radican en la granimportancia del sector público y la inversión extranjera en España, frente a unaescasísima participación de los fondos de pensiones y compañías de seguros, taly como se muestra en la figura 2.14.

Existe una práctica unanimidad entre los expertos en que una de las condicionesbásicas para el rápido desarrollo de proyectos innovadores es la existencia de unmercado capaz de dar liquidez a los inversores y posibilitar las desinversiones en unperiodo de tiempo razonable. En este sentido, una de las principales razones quejustifican el éxito de la innovación en Estados Unidos es la existencia de un eficien-te segundo mercado, el National Association of Securities Dealers’ AutomatedQuotations (NASDAQ), donde cotizan en la actualidad más de 5.500 empresas quedan empleo a más de 9 millones de trabajadores, fundamentalmente en el sector

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Fuentes: EVCA, 1997; ASCRI, 1997; NVCA, 1997

de empresas de alta tecnología, cuyas características, y en particular las necesida-des de financiación para hacer frente a un rápido crecimiento, se ajustan mejor alas condiciones de un segundo mercado. En los últimos 10 años, el NASDAQ hasido un mercado mucho más rentable que la bolsa general, si bien la volatilidad es1,83 veces superior.

El éxito de NASDAQ (no sólo en Estados Unidos, ya que durante 1996 las ins-tituciones europeas invirtieron un 13,8% de sus fondos en participaciones ameri-canas, de las cuales el 92% se realizaron a través de NASDAQ) y la inexistencia de un segundo mercado eficiente en Europa, llevó a la creación de la EuropeanAssociation of Securities Dealers’ Automated Quotations (EASDAQ).

A principios de 1998 cotizaban en EASDAQ 25 sociedades (de las cuales 22correspondían a sectores de alta tecnología), con una capitalización bursátil deaproximadamente 800.000 MPta. El EASDAQ está todavía en fase de desarrollo,y los expertos lo señalan, por el momento, como demasiado conservador al acep-tar únicamente empresas consolidadas que buscan financiación para su creci-miento. Este conservadurismo es atribuido, posiblemente, a temor a un fracaso ensus primeros años de funcionamiento.

Figura 2.14. Fuentes de capital-

riesgo en EstadosUnidos, Europa y

EspañaOtros22%

Fuentes de capital-riesgoEuropa-Media 5 años

Bancos33%

Plusvalíasrealizadas

17%

Fondos depensiones

16%

Compañíasde seguros

12%Inversoresextranjeros

37%

Sectorpúblico

28%

Fondos depensiones

0%

Compañíasde seguros

1%

Plusvalíasrealizadas

2%

Bancos18%

Otros14%

Fondos depensiones

41%Bancos ycompañíasde seguros

11%

Fundaciones20%

Grandesempresas

4%

Particulares12% Inversores

extranjeros12%

Fuentes de capital-riesgoEspaña 1996

Fuentes de capital-riesgoEE.UU., media 1991-1992

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Los segundos mercados han venido a responder a la creciente necesidad dedinamizar la creación y el acceso de las PYME al mercado de capitales, al estarestas empresas más capacitadas para el fomento del empleo y la innovación.Estos mercados, que surgieron en el mundo como un mecanismo orientado arellenar el hueco existente entre los mercados de valores oficiales y los mercadosinformales y no regulados en los que empresas e inversores intercambian accio-nes, han registrado un escaso éxito en Europa. España no ha constituido unaexcepción a este comportamiento. En España existen tres tipos de mercados devalores: el Mercado Nacional Continuo, los corros locales y los segundos merca-dos. Éstos últimos son mercados muy marginales, esgrimiéndose como razonesde su fracaso la exigencia de un capital muy reducido para garantizar la liquidezen Bolsa de una sociedad, la escasa diferencia respecto al capital mínimo paracotizar en el primer mercado, la no existencia de ventajas fiscales, etc. (Parejo yotros, 1996).

El número de emisores en el segundo mercado alcanzó en 1995 la cifra de 30(frente a los 33 de 1994), de los que 19 corresponden a la bolsa de Barcelona, 8a la de Bilbao y 3 a la de Madrid, no funcionando este segundo mercado en la deValencia. El volumen total de contratación, que en 1995 fue de 2.237 MPta (3.173en 1994) y el de capitalización de 20.693 MPta, pone de manifiesto su escasaimportancia relativa.

Se puede concluir, por lo tanto, que los segundos mercados en España no hanalcanzado volúmenes significativos de capitalización, ni han concitado el interés delas PYME (CE, 1994a). Este hecho supone un problema para la innovación ya quelos segundos mercados se concibieron como una vía de acceso de las PYME acapital y financiación, tanto para propósito general como para sus procesos deinnovación tecnológica.

Capital humanoSi bien la comparación internacional suele caracterizar a España por su elevadatasa de desempleo y por las barreras existentes en el mercado de trabajo, en laactualidad esta situación está cambiando.

■ En 1996 se consolida el incipiente proceso de creación de empleo industrial inicia-do en 1995 tras cuatro años consecutivos de tendencia descendente. La evolu-ción del empleo por grado de intensidad tecnológica puede observarse en la figu-ra 2.5.

■ La reforma laboral de 1997 permite anticipar mayores crecimientos de la ocu-pación en la empresa durante los próximos años. Las principales medidas delas que consta dicha reforma pueden agruparse en tres: medidas para comba-tir la precariedad en el empleo, reforma de la negociación colectiva y clarifica-ción de la extinción del contrato por causas objetivas.

■ En relación con la actividad de I+D, en el periodo 1988-1994 el empleo de laI+D en España ha crecido a una tasa anual del 5,5%, lo que ha supuesto la cre-

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ación de más de 25.000 nuevos puestos de trabajo. El empleo en I+D en loscuatro grandes países de la UE también ha aumentado entre 1988 y 1993, aun-que a un ritmo mucho más lento, el 1,3% de media anual (Cotec,1998).

■ El porcentaje de investigadores (diplomados universitarios) sobre el total de per-sonal de I+D en España, en 1994, es superior al porcentaje de los cuatro gran-des países europeos. Esta diferencia puede ser debida a una menor actividadrelativa de la investigación técnica aplicada en España (para la que se requierenmayores aportaciones de técnicos y personal de apoyo) o a una mayor ocupa-ción de los investigadores diplomados españoles en tareas menos cualificadas.

■ A pesar de la moderación salarial registrada en los últimos años, los costes sala-riales han aumentado en el año 1996. El análisis de su evolución en función delgrado de intensidad tecnológica, muestra que el crecimiento de dicha variablesólo se ha producido en el grupo de sectores con nivel de intensidad tecnoló-gica bajo, mientras que los incluidos en el grupo de intensidad tecnológicamedia presentan un crecimiento nulo y el grupo con nivel de intensidad tecno-lógica alta un descenso del 0,8% (MINER, 1997b).

■ La comparación de los costes salariales a nivel comunitario revela que dichoscostes son más bajos en España que la media europea. Solamente Irlanda,Italia y Finlandia disfrutan de menores costes salariales.

■ Esta misma comparación en términos de gasto por investigador pone de mani-fiesto que la alta proporción de investigadores sobre el total del personal de I+Dhace que el gasto por investigador sea proporcionalmente mucho más bajo queen el resto de Europa. En España, el gasto medio anual por investigador ha sidode 94.000 $ cuando la media de los cuatro grandes países de la UE ha sido delorden de 160.000 $ (Cotec, 1998).

Otro elemento a analizar relacionado con los recursos humanos es su forma-ción. La existencia de una oferta de recursos humanos, amplia y cualificada, va adeterminar la difusión y la asimilación de nuevas tecnologías, ya que ésta sólo esfactible si los trabajadores están convenientemente cualificados y tienen capaci-dad de adaptación. Existe por tanto un vínculo directo entre tecnología, formacióny competitividad.

■ En España, el gasto público en educación y formación representó en 1993 un4,5% del PIB, lo que sitúa a nuestro país en una posición intermedia, igual a lamedia de los países de la OCDE. La situación relativa de España en compara-ción con la UE es algo peor, ya que el gasto público medio en Europa para esemismo año ascendió al 5,3% del PIB (MINER, 1997b).

■ El análisis de la evolución de los gastos de formación muestra como Españaestá realizando un esfuerzo grande de convergencia con los países comunita-rios en el terreno de la educación, ya que el gasto español ha pasado de repre-sentar un 2,5% del PIB en 1980 al 4,5% en 1993. Mientas tanto la UE en suconjunto ha registrado un ligero descenso en la última década pasando del5,6% del PIB en 1980 al 5,3% en 1993 (véase figura 2.15).

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■ El gasto español por alumno (véase figura 2.16) es menor que la media de laOCDE, lo cual, sin duda, influye en la calidad de la enseñanza.

■ El esfuerzo inversor realizado en los últimos años comienza a reflejarse en lamejora paulatina de la cualificación de los recursos humanos en España. Así,dentro del grupo de población con edades comprendidas entre 25 y 34 años deedad, el porcentaje de aquéllos que como mínimo han cursado estudios secun-darios asciende al 45%, mientras que en el grupo de población entre los 25 y 64años este porcentaje sólo es del 11%. Si en 1980 sólo el 26,2% de la poblaciónactiva tenía estudios medios o superiores, en 1992 esta cifra se había elevado al54,81% (Mas y otros, 1995). De los trabajadores empleados en 1993, el 56%contaba como máximo con estudios secundarios frente al 13% de universitarios(Mas y otros, 1995). Sin embargo, entre los empleados con contrato fijo, los uni-versitarios contaban con una cuota del 41% (Mas y otros, 1995).

105

Fuente: OCDE, 1997a

Figura 2.15. Gasto público eneducación y formaciónen relación al PIB,1993

EE.UU.

Japón

Francia

Alemania

España

Reino Unido

Media EU

Media OCDE

0 1 2 3 4 5 6

4,9

5,3

4,7

4,5

4,5

5,6

3,7

5,1

EE.UU.

Francia

Grecia

Alemania

Media OCDE

0 1.000 2.000 3.000 4.000 5.000 6.000 7.000 8.000

4.548

4.422

2.916

4.727

7.341

1.616

2.881

4.762

5.450

Media UE

España

Irlanda

Japón

* Gasto público en dolares ajustados según la paridad de poder de compraFuente: OCDE, 1997a

Figura 2.16. Gasto total poralumno*, 1993

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■ El bajo nivel relativo de educación que caracteriza a la población española con-trasta con el porcentaje aparentemente elevado de universitarios, que repre-sentan el 11% de la población adulta en España, frente al 11% de la UE y el12% de la OCDE: No obstante hay que tener en cuenta la escasa enseñanzaterciaria, no universitaria, en España (MINER, 1997b).

■ Otro hecho significativo de la situación española, es la disparidad existente entrela demanda de titulaciones por parte de la empresa y el volumen de la oferta.En comparación con otros países europeos, el capital humano español mues-tra una menor orientación hacia las titulaciones de carácter técnico. Mientrasque en éstos la mayoría de graduados universitarios corresponden a carrerascientíficas y técnicas, en España el porcentaje de los estudiantes en carrerasjurídicas y de humanidades triplica al de los estudiantes en carreras técnicas(Palafox y otros, 1995; IRDAC, 1994). Dado que los estudios técnicos son losque, en principio, parecen estar más adaptados a las necesidades de la indus-tria y a la adopción de nuevas tecnologías, este dato supone para la industriaun déficit competitivo en relación con los países de su entorno. Paralelamente,las empresas españolas cuentan con menos técnicos que las europeas. Segúnla clasificación de ocupaciones laborales ISCO de 1988, aquellas ocupacionesen las que se ubican estos profesionales representaban en 1991, y sobre el totalde los empleados, un porcentaje 10,9 puntos menor en las empresas españo-las que en las europeas, frente a 11,4 puntos de diferencia en 1982 (Collado,1995).

■ Si tenemos en cuenta la formación continua como elemento que potencia lamano de obra, se observa que ésta es superior cuanto mayor es el nivel deestudios oficialmente recibidos. Un rasgo común a los países de la OCDE esque la formación continua es recibida en mayor proporción por los ocupadosque por los parados. Las únicas excepciones se registran en España y Bélgica.(MINER, 1997b).

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3Diagnósticos y recomendacionespara el sistema español deinnovación■

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IntroducciónLos debates organizados en todas las comunidades autónomas y los celebradoscon la colaboración de colectivos académicos y empresariales han aportado in-formaciones y opiniones que recomiendan reelaborar las conclusiones sobre losdiagnósticos y las recomendaciones que contenía el Libro Verde.

Fruto de esta reelaboración es el contenido de este capítulo, que está estructura-do en los cinco subsistemas que, de forma general, han sido descritos en el capítuloanterior. Para cada uno de ellos se recogen una serie de diagnósticos sobre su esta-do actual, que están apoyados por datos, descripciones de situaciones concretas ysus comparaciones internacionales y, sobre todo, por las opiniones convenientemen-te contrastadas en las mesas de debate. Estas conclusiones se refieren a los aspec-tos más relevantes de cada subsistema, tanto para los expertos que participaron enla redacción del Libro Verde como al resultado de los diferentes debates.

A estos diagnósticos siguen, para cada subsistema, una serie de recomendacio-nes sugeridas tanto por las características del propio subsistema como por las delos otros, con los que necesariamente se relacionan. Éstas sugieren caminos queafectan a diversas actuaciones mejorables y no sólo al subsistema en cuestión.

Con el fin de facilitar el estudio de los subsistemas, cada uno de ellos se ha dividi-do en una serie de componentes característicos o líneas de análisis que, en su con-junto, definen el subsistema y sus relaciones con los demás. Así, por ejemplo, bajo elde administraciones públicas se establecen los componentes o líneas de análisis: al-cance de las políticas de innovación de las administraciones central y autonómicas;orientación de estas políticas; coordinación entre ellas… Dentro de cada línea de aná-lisis se han agrupado los datos (contrastados por hechos objetivos o publicaciones) ylas opiniones, con alto grado de consenso, vertidas en los debates. Todo ello reflejasu estado actual y permite resumir la situación real de ese elemento en uno o variosdiagnósticos que presentan sus fortalezas y debilidades. Estos diagnósticos, unidosa los de las otras líneas de análisis, dan una visión del subsistema en cuestión.

El estudio conjunto de los diagnósticos de los cinco subsistemas sienta las ba-ses para el establecimiento de las recomendaciones sobre cada subsistema, me-diante acciones encaminadas a mejorar la eficacia de cada uno de ellos, en parti-cular, y del sistema español de innovación, en general. El sistema seguido para laelaboración de las recomendaciones ha sido, igualmente, el debate en las sesio-nes y el análisis comparativo con otros países.

Por esta razón, no hay una relación biunívoca entre los diagnósticos y las reco-mendaciones, ya que éstas últimas, en su mayoría, suponen acciones que contri-buyen a la mejora de las debilidades puestas a la luz por varios diagnósticos y que,como se ha dicho, se han elaborado teniendo en cuenta el subsistema en cues-tión dentro del contexto global del sistema español de innovación.

Los diagnósticos y las recomendaciones del Libro Verde que fueron objeto dedebate se han incluido en el Anexo II.

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3.1. Administraciones públicasDiagnósticosLa trascendencia, los objetivos y la coordinación de las políticas de las diversasadministraciones con respecto a la innovación son las cuestiones que centran losdiagnósticos de este subsistema. A escala estatal no ha existido, hasta ahora, unenfoque del fomento de la innovación, ni tampoco las diversas políticas individua-les han tenido la necesaria continuidad. El énfasis puesto en la mejora de la capa-cidad de la investigación científica, un paso previo necesario, no ha permitido al-canzar todavía el nivel suficiente. La transferencia de resultados a la empresa haocupado un segundo plano y ha sufrido una falta de coordinación, tanto en la ad-ministración central como en las administraciones autonómicas.

Alcance de las políticas de la administración central y delas administraciones autonómicas■ Reducida aportación pública a la I+D, en términos económicos, en relación con

otras actividades de las administraciones. Mientras que en países como Alemania,Francia, EE.UU., Reino Unido o Japón, el gasto público en I+D representa por-centajes iguales o superiores al 3% del gasto público total, en España se sitúa enel 1,8%.

■ Falta de continuidad del crecimiento presupuestario. Con independencia de quesu valor absoluto sea bajo, la aportación de las administraciones a la I+D ha pre-sentado un comportamiento excesivamente vinculado al ciclo económico y pre-supuestario: fuerte crecimiento entre 1986 y 1991, por encima de la mayor par-te de los países de la OCDE, y descenso en pesetas constantes entre 1992 y1995.

A pesar de estas variaciones en el gasto publico en I+D, el número de investi-gadores en España ha tenido un fuerte crecimiento, pasando de algo más de26.000, en 1987, a más de 51.000, en 1996. Sin embargo, el gasto medio porinvestigador en I+D sí ha seguido las fluctuaciones cíclicas. En 1989 fue de97.000 $ PPC (poder de paridad de compra), para llegar a su máximo en 1992con 113.500 $ PPC y descender hasta 94.200 $ PPC en 1994.

■ La aplicación de políticas tecnológicas se ha empleado, con frecuencia, parajustificar actuaciones de reconversión industrial, pasando a un segundo planolos objetivos de innovación.

■ Ha sido escasa la atención a la prospectiva tecnológica. La Agencia Nacionalde Evaluación y Prospectiva (ANEP), órgano encargado de gestionar esta líneade actuaciones, no ha dispuesto de recursos adecuados para afrontar esta ac-tividad. Contrariamente, países como Alemania, Francia o el Reino Unido handesarrollado iniciativas de prospectiva tecnológica, que han influido en sus po-líticas nacionales.

111

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■ La responsabilidad sobre las diferentes etapas de la innovación tecnológica(desde la generación de conocimiento hasta la introducción en el mercado) haestado dispersa entre los diversos organismos y niveles administrativos del Es-tado.

■ Los organismos de la administración central del Estado no han estado coordi-nados, y en ocasiones se ha dado lugar a duplicidades y conflictos, a pesar dela escasez de recursos puestos a disposición de las políticas de innovación.

■ Desde el ingreso de España en la Unión Europea en 1986, las políticas de I+Dse han beneficiado de una mayor disciplina, calidad, continuidad y alineamien-to con las tendencias internacionales.

■ Las comunidades autónomas han establecido medidas de fomento y han legis-lado en materias de ciencia y tecnología, creando, asimismo, una gran variedadde infraestructuras de soporte, como parte de sus políticas de fomento a la in-novación.

■ No se ha realizado ningún esfuerzo para coordinar criterios de política autonó-mica de innovación. La manifiesta carencia de datos sobre las acciones y re-sultados de las políticas desarrolladas por las diferentes administraciones auto-nómicas, imposibilitan las comparaciones y la consolidación de un modelo dereferencia.

112

Diagnóstico sobre la estrategia estatal de innovación:

Las políticas científica, tecnológica y de transferencia de resultadosal tejido empresarial no han estado coordinadas. No ha existido unaestrategia integrada de ámbito estatal para el fomento de la innova-ción.

Diagnóstico sobre la continuidad de las políticas de fomento a la innovación:

Las políticas de apoyo a la I+D no han formado parte, con la nece-saria continuidad, de las prioridades presupuestarias de la adminis-tración central del Estado. De hecho, los recursos totales dedicadosal fomento de la innovación están muy por debajo, tanto en términosabsolutos como relativos, de lo que es habitual en los países denuestro entorno.

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Orientación de las políticas de innovación de lasadministraciones■ La orientación del I y II Plan Nacional de I+D fue esencialmente científica, tal co-

mo requería la situación en el momento de su elaboración. Ello permitió obtenerbuenos resultados en su ámbito de aplicación, al mejorar la calidad científica dela investigación del sistema público. El III Plan incluía ya un programa específi-camente destinado a articular el denominado entorno científico y tecnológicocon el productivo, el Plan de Articulación del Sistema de Ciencia-Tecnología-Industria (PACTI).

■ En España, al igual que en otros países de nuestro entorno, el sector de servi-cios sobrepasó hace años al industrial y agrario juntos. Una orientación de losesfuerzos de investigación y desarrollo hacia los servicios requeriría una adap-tación de los programas de innovación previstos y en curso.

■ En España, los mecanismos tradicionales de fomento de la I+D empresarial porparte del sector público han sido las subvenciones, los créditos blandos y las ayu-das fiscales. Contrariamente a lo que ocurre en Europa, el mecanismo más utiliza-do ha sido el crédito blando. Así, mientras que en España el 56% de las ayudascorresponden a este concepto, la media europea está en el 15% (Landabaso,1997).

■ Las ayudas fiscales que permite la legislación española no son básicamente di-ferentes de las de cualquier otro país europeo. Sin embargo, según los datos disponibles, no son utilizadas habitualmente por las empresas españolas(Landabaso, 1997).

■ El porcentaje del gasto público en I+D e innovación ejecutado por la industriaespañola fue del 10,1% en 1995, mucho menor que en países de la OCDE, co-mo EE.UU., Francia, Alemania, Italia, Reino Unido, Suecia o Noruega, y muy in-ferior a la media de la Organización, que se sitúa alrededor del 27,2% (OCDE,1994).

■ El peso de las actuaciones de difusión de innovaciones y transferencia de tec-nología es muy reducido. En el caso del II Plan Nacional, éstas se han limitadoal Programa de Estímulo a la Transferencia de los Resultados de la Investigación

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Diagnóstico sobre la importancia de las políticas autonómicas:

La consolidación del Estado de las autonomías ha motivado una po-tenciación de las actividades de fomento de la innovación, con un im-portante crecimiento de los recursos e iniciativas, aunque su cuanti-ficación es difícil dada la carencia de datos oficiales. Sin embargo, aesta dinámica, claramente positiva, le ha faltado madurez y un mar-co de referencia para su coordinación, tanto entre las diversas auto-nomías como de éstas con la administración central.

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(PETRI), realizando un gasto, durante 1994, del orden de los 600 MPta con car-go al Fondo Nacional de I+D, y a la creación de la red de oficinas de transfe-rencia de resultados de investigación (OTRI). Ésta, a su vez, gestionó en 1995alrededor de 18.500 MPta en contratos con empresas, que es un resultado no-table.

■ Los mecanismos de financiación de los programas de fomento de la innovaciónestán poco adaptados a la realidad empresarial: los procedimientos de solicitudde créditos y subvenciones son complejos, la tramitación de las solicitudes eslarga, la liberación de los fondos se produce a ejercicio vencido y sin plazo co-nocido, etc. Estos problemas son particularmente graves en el caso de las PYMEy de las microempresas, frecuentemente aquejadas de dificultades financierasen el corto plazo y agobiadas por su actividad diaria. Esto les retrae de acudira las ayudas públicas (IMADE, 1995).

■ Los mecanismos de financiación pública están todavía en un continuo procesode adaptación a la realidad del sistema español de innovación. Así, por ejem-plo, solamente desde el año 1994 los consorcios formados por empresas ycentros tecnológicos pueden participar en las convocatorias del Plan Nacionalde I+D.

■ La planificación de las ayudas públicas no asigna habitualmente recursos parauna difusión proactiva, ni tampoco incluye medidas de seguimiento de los pro-yectos ni de la evaluación y promoción de sus resultados.

■ Es de destacar que el Consejo Asesor de Ciencia y Tecnología, que debería ha-ber tratado de influir en la orientación de las políticas de I+D a las necesidadesempresariales, se ha mostrado muy poco eficaz en este cometido.

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Diagnóstico sobre los objetivos de las políticas de innovación:

Las políticas públicas de apoyo a la innovación han estado másorientadas a la mejora de la capacidad científica que al aumento dela competitividad del tejido empresarial.

Diagnóstico sobre las ayudas a la financiación:

Los mecanismos de financiación pública de la I+D empresarial estánpoco adaptados a la realidad de las empresas y no coinciden con lospatrones europeos. Las administraciones hacen un uso excesivo decréditos blandos y los plazos de las subvenciones no son compati-bles con el ritmo de los negocios. Las empresas no saben aprove-char las ventajas fiscales existentes.

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Coordinación de las políticas de innovación de lasadministraciones■ En el ámbito de la administración central, el Plan Nacional de I+D, concebido co-

mo principal instrumento de planificación y gestión de la política científica y tec-nológica del Estado, no integra las políticas de algunos ministerios relevantes,como por ejemplo el Ministerio de Industria y Energía o el Ministerio de Defensa.Este problema se encuentra estrechamente relacionado con el del bajo rangopolítico de los órganos directamente responsables de las políticas de innovación.

■ El Plan Nacional no ha sido capaz de integrar eficazmente las iniciativas de po-lítica tecnológica surgidas en las comunidades autónomas. Las comunidadesautónomas solamente cuentan con el cauce del Consejo General de la Cienciay la Tecnología para influir en la orientación del Plan. Sin embargo, éste apenasha llevado a cabo alguna actuación en este sentido. El PATI II propone la crea-ción de comités tecnológicos regionales, formados por representantes de las di-ferentes administraciones y con la tarea de definir objetivos, actuaciones e ins-trumentos que permitieran alcanzar la coordinación, si bien estos comités nun-ca fueron desarrollados.

■ En otros países de la UE, la coordinación de las políticas de las distintas admi-nistraciones ha conseguido frutos positivos. En Alemania, la coordinación entrela administración federal y los Länder llega incluso a la cogestión de las institu-ciones de investigación. Francia canaliza la coordinación a través de los deno-minados contratos-programa, que establecen los compromisos recíprocos delas administraciones central y regional para alcanzar objetivos comunes.

■ La decisión recientemente tomada de crear una Oficina de Ciencia y Tecnologíapuede ser un primer paso para aumentar la capacidad de coordinación y plani-ficación de la administración central, aunque es evidente que su rango admi-nistrativo actual no es el adecuado para el fin que se propone.

■ En el ámbito de las políticas de la UE, España continúa encontrando dificultadespara que los objetivos de los Programas Marco, definidos según criterios de es-tricta subsidiariedad, se orienten según sus intereses, ya que tradicionalmentehan surgido de las necesidades de los países más desarrollados y de los gran-des grupos industriales.

■ En el momento de redactar este libro, está muy próxima la aprobación del VPrograma Marco, que debe cubrir el periodo 1998-2002. Este nuevo programaestá diseñado con criterios muy diferentes de los anteriores, especialmente enla orientación de los programas y en lo que se refiere a los mecanismos de ges-tión. No obstante, puede decirse que la anterior crítica sigue siendo válida y noexisten razones para pensar que las nuevas pautas de gestión vayan a suponeruna mejor situación para España.

■ La materialización de las políticas tecnológicas y de innovación en el ámbito delas comunidades autónomas presenta dificultades muy parecidas a las descri-

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Diagnóstico sobre la coordinación de las políticas de innovación:

La coordinación de las políticas de innovación dentro de las admi-nistraciones autonómicas ha sido prácticamente inexistente, aúnsiendo esencial en el caso de las pequeñas y medianas empresas.

Diagnóstico sobre la coordinación de las políticas de innovación con la Unión Europea:

Los criterios que guían los programas de la Unión Europea no estánadaptados a los objetivos de negocio de la gran mayoría de las em-presas españolas.

tas más arriba para las políticas de la administración central. Ello no es de ex-trañar, ya que las leyes y los reglamentos autonómicos han intentado reprodu-cir los esquemas centrales.

■ Las políticas de innovación son consideradas cada vez más como instrumentospara la convergencia entre las regiones de la UE. Análisis como los de este do-cumento pueden ser una guía para definir estas políticas.

Diagnóstico sobre la coordinación a escala nacional de las políticas de innovación:

Los mecanismos de coordinación de las políticas de los diferentesministerios no han sido eficaces. La recientemente creada Oficina deCiencia y Tecnología es un primer paso para su mejora, pero su bajonivel administrativo puede ser un grave inconveniente para que cum-pla adecuadamente su función de coordinación.

RecomendacionesLa política científica y tecnológica de la administración central debe emanar de unórgano del máximo nivel administrativo, capaz de planificar las acciones a escalanacional y de coordinar las de los demás niveles administrativos. Su instrumentodebe ser un Plan de Innovación que englobe tanto las acciones de fomento de lacreación del conocimiento científico, como las encaminadas a su aplicación por elmundo empresarial. Este Plan de Innovación estatal debería tener en cuenta lasnecesidades específicas de cada etapa de la innovación y ser capaz de orientar,como consecuencia de estudios de prospectiva y de consultas al sector produc-tivo, tanto a la investigación pública como a la empresarial. Las diferentes admi-nistraciones deberían especializarse en las etapas del proceso de innovación queles son más propias.

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Un organismo de alto nivel administrativo para coordinar laspolíticas de fomento de la innovación■ La innovación tecnológica debe incorporarse al núcleo de las políticas estraté-

gicas de la administración central. Para ello, es necesario un nuevo organismoadministrativo que asuma las competencias que, como mínimo, según los ex-pertos, son necesarias para diseñar, gestionar y coordinar eficazmente las polí-ticas de innovación (OCDE, 1995). Estas competencias son las siguientes:

• Coordinación e integración de los objetivos y prioridades de los ministeriossectoriales.

• Coordinación con las políticas de innovación de las comunidades autónomas.• Planificación de la estrategia de innovación de la administración central, esta-

bleciendo orientaciones sobre objetivos y líneas de actuación. • Control, gestión y asignación de todos los fondos que se distribuyen en con-

vocatorias públicas competitivas.• Seguimiento de las acciones y evaluación de resultados de la política de in-

novación.• Gestión de una agencia nacional para la evaluación y seguimiento.• Gestión de un organismo de prospectiva tecnológica.

■ La elaboración de un presupuesto marco de innovación de carácter anual (OCDE, 1995), sería el instrumento para el desarrollo de las políticas de la admi-nistración central y reflejaría su estrategia. Este presupuesto debería recoger eltotal de las inversiones de la administración central, que gracias a su caráctercentralizado y único, garantizaría la coordinación de las políticas del Gobierno.

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País Órgano de Gestión

Alemania Ministerio de Educación, Ciencia, Investigación y Tecnología

Austria Ministerio de Ciencia y Transporte

Dinamarca Ministerio de Investigación

Finlandia Ministerio de Industria y Comercio

Francia Ministerio de Educación, Investigación y Tecnología

Grecia Ministerio de Fomento

Holanda Ministerio de Educación, Ciencia y CulturaMinisterio de Economía

Irlanda Departamento de Educación (Ministerio de Estado)Departamento de Empresas, Comercio y Transporte (Ministerio de Estado)

Italia Ministerio de Educación, Universidades e Investigación Científica

Reino Unido Ministerio de Industria, Energía, Ciencia y Tecnología

Suecia Secretaría de Estado de Educación

Cuadro 3.1. Órganos de gestiónde las políticas deI+D e innovación enalgunos países de laUnión Europea

Fuente: Elaboración propia

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■ El nuevo organismo tendría la responsabilidad de incorporar a las políticas de in-novación una sistemática de evaluación y seguimiento, tanto de las actuacionescomo del propio sistema. La gestión de esta actividad debería realizarse en unaagencia nacional de evaluación y seguimiento, que dependería orgánica y fun-cionalmente del nuevo organismo, pero con criterios específicos para cada unode los programas y de sus etapas.

■ Asimismo, este nuevo organismo también debería impulsar el desarrollo de unaactividad de prospectiva tecnológica sostenida en el tiempo. Sus resultados de-berían servir de orientación y referencia para todas las actividades de planifica-ción, tanto científica como tecnológica.

■ El nuevo organismo tendría también la responsabilidad de la interlocución conlas comunidades autónomas en la gestión de las políticas de innovación. El én-fasis de esta coordinación debería ponerse, fundamentalmente, en las políticasde desarrollo tecnológico, y no tanto en las de investigación científica. Paraello, dentro de su planificación deberían diseñarse instrumentos adecuadospara este fin.

■ Del mismo modo, el nuevo organismo asumiría la responsabilidad de la gestiónde la participación española en programas internacionales de apoyo a la inno-vación, así como de su inserción en la estrategia global del Gobierno.

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Un Plan de Innovación que integre todas las líneas deinvestigación y considere de forma específica lasdiferentes etapas del proceso de innovación■ La innovación tecnológica es un proceso más amplio y complejo que la I+D. De

hecho, en muchos sectores productivos la innovación tecnológica no lleva apa-rejada la realización de I+D, e incluso, para muchas empresas de reducida di-mensión la realización de I+D queda fuera de sus posibilidades. El tejido em-presarial español cuenta con muchos de estos sectores y empresas.

■ Incluso en los casos de las empresas que sí llevan a cabo actividades de I+D,la problemática relativa a la innovación trasciende el ámbito de la investigacióny el desarrollo, afectando a cuestiones de índole estratégica y organizativa.

■ Las políticas de fomento de la innovación no deben circunscribirse de forma ex-clusiva a apoyar la realización de I+D. Su espectro debe ser más amplio, tra-tando de extender su efecto a otras etapas del proceso de innovación, así co-mo a los sectores y empresas que no precisan investigar o no pueden hacerlo.

Recomendación:

La coordinación, planificación, asignación de fondos y gestión de lapolítica de innovación de la administración central del Estado debenser responsabilidad de un organismo del mayor rango político.

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Por lo tanto, se hace necesario diseñar un concepto de programa integrado queincluya de forma continua todas las etapas de la innovación, desde la etapa degeneración del conocimiento hasta la de su conversión en nuevos productos yservicios.

■ Las diferentes etapas que componen la innovación requieren procedimientos degestión, seguimiento y evaluación específicos y distintos. El nuevo concepto deprograma debería ser capaz de permitir la gestión con criterios adecuados a ca-da etapa. Estos criterios deberían referirse tanto a los procesos de evaluaciónprevia como a los de su posterior seguimiento.

■ El nuevo concepto de programa debería permitir identificar las etapas del pro-ceso de innovación que se beneficiarían en mayor grado de una coordinacióncon las comunidades autónomas. Este concepto debe incorporar los instru-mentos necesarios para esta coordinación.

■ Deberían formar parte de estos programas las acciones de prospectiva y los es-tudios comparativos de la posición tecnológica de los sectores y empresas es-pañolas frente a sus competidores. También se incluirá la asistencia a las em-presas en sus programas de organización para la innovación.

■ Finalmente, es necesario que estos programas contengan acciones de fomentode difusión y transferencia de tecnología en todos sus niveles, recibiendo un apo-yo en una medida semejante a las de las tareas puras de investigación. Entre es-tas acciones deben figurar:

• El fomento de la capacidad tecnológica de las empresas.• Las necesidades de formación específica, tanto en los centros públicos como

en las empresas, para que tenga lugar la transferencia de tecnología.• Las peculiaridades de la transferencia desde el sistema público de I+D a los

centros y parques tecnológicos, y la que pueda tener lugar dentro de éstosúltimos.

• La necesidad de fomentar la protección de la propiedad industrial e intelectual(política de patentes).

• La utilidad de las relaciones interempresariales, incluyendo la creación de re-des de empresas para la innovación.

• Acciones complementarias como estudios de viabilidad, asistencia a la orga-nización para la innovación o estrategias de comercialización.

■ El Plan de Innovación debería identificar líneas de investigación y preparar, paracada una de ellas, un programa siguiendo las indicaciones descritas. Cada pro-grama se compondría de proyectos o acciones, de manera que pudiera tratar-se cada etapa del proceso de innovación de modo diferente.

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Recomendación:

La planificación de la política de innovación de la administracióncentral deberá basarse en un Plan de Innovación. Este Plan deberádesarrollarse mediante un conjunto de líneas estratégicas de inno-vación, que integre las políticas científica, tecnológica, de transfe-rencia de resultados y cualquier otra que se requiera para fomentarla innovación.

Recomendación:

Las líneas estratégicas del Plan de Innovación deberán estar desa-rrolladas en una serie de programas que sustenten la estrategia. Losprogramas deberán concretarse en convocatorias a las que concu-rrirán proyectos propuestos por los diferentes elementos del siste-ma español de innovación.

Recomendación:

Los criterios de evaluación y seguimiento de los proyectos debenser específicos para cada una de las etapas de la innovación. Estoscriterios deberán ser suficientes tanto para fomentar la creación deconocimiento como para incentivar la coordinación en el ámbito na-cional y entre comunidades autónomas, y también desencadenar losprocesos de transferencia de tecnología en todas sus facetas.

Recomendación:

El Plan de Innovación deberá considerar el tratamiento diferencia-do de los proyectos de generación de conocimiento y de los orien-tados al fomento de la innovación empresarial basada en la tecno-logía, así como de aquellos tendentes a coordinar políticas regio-nales de innovación.

Recomendación:

La asignación de recursos al Plan de Innovación deberá estar en con-sonancia con sus objetivos. Es necesario un fuerte incremento de laspartidas presupuestarias correspondientes para ajustar el gasto es-pañol a los patrones europeos.

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Especificidad de las políticas de fomento de la innovaciónde los diferentes niveles administrativos ■ Las políticas de desarrollo tecnológico empresarial deben concretarse en los

ámbitos regional y local, dado que las políticas de promoción de la innovaciónno pueden concebirse más que a partir de un conocimiento muy profundo delas necesidades de las empresas, y éstas están muy influenciadas por su en-torno. Sin embargo, la política científica puede ser fundamentalmente de ámbi-to nacional y competencia de la administración central, porque no se beneficiade las peculiaridades regionales. En el ámbito de la administración central de-ben tener una especial cabida las políticas sectoriales de innovación.

■ Por su estructura, por su operativa y por su denominación, el Consejo Generalde Ciencia y Tecnología no es adecuado para actuar como órgano de coordi-nación entre las diferentes administraciones. Un nuevo Consejo debería ser elmarco en el que las necesidades, prioridades y objetivos fueran conocidos porel nuevo órgano de coordinación a partir de las opiniones de los diferentesagentes de los sistemas regionales de innovación. De esta manera, esta infor-mación podría ser tenida en cuenta en los programas que se incluirían en el Plande Innovación. Los incentivos de coordinación deberían identificar la etapa delproceso de innovación adecuada, normalmente más próxima a la aplicaciónque a la creación del conocimiento.

■ Si bien los ámbitos a los que afectarían los acuerdos del nuevo Consejo debe-rían determinarse en su propio proceso de definición, hay uno que no puede es-tar ausente. Se trata de la potenciación de las infraestructuras de innovación yde su coordinación al servicio de la estrategia global de innovación de las dife-rentes administraciones. Conviene resaltar la necesidad de que la administra-ción central las incluya de forma decidida en sus políticas y que las administra-ciones autonómicas incrementen su actual apoyo.

■ La provisión de infraestructuras de soporte a la innovación, tan característica delas políticas autonómicas de innovación, precisa de una coordinación a escalanacional, por pura economía de medios, que facilite a las empresas el acceso alos centros tecnológicos más adecuados y evite duplicidades innecesarias. Elnuevo concepto de programa deberá identificar también aquellas etapas de lainnovación que sean más propicias para conseguir este aspecto de la coordi-nación.

■ Las administraciones regionales y locales deberán considerar el fomento de ac-tividades asociativas y cooperativas que tengan como objetivo la innovación, es-pecialmente en los sectores de tecnologías maduras en los que la competitividaddepende fundamentalmente de mejoras de calidad, costes o comercialización.

■ Asimismo, las administraciones locales y regionales deberán desarrollar meca-nismos que conduzcan a alianzas entre empresas para conseguir complemen-tariedad, al tiempo que se fomenta la diseminación de resultados de I+D y latransferencia de tecnología entre empresas.

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Recomendación:

El énfasis en la coordinación de las administraciones central, auto-nómicas y locales deberá ponerse en las etapas de las líneas temá-ticas del Plan de Innovación más directamente relacionadas con eldesarrollo tecnológico empresarial.

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3.2. Infraestructuras de soporte a lainnovaciónLos centros y los parques tecnológicos son las infraestructuras de soporte quemás incidencia tienen en la innovación. Las restantes entidades de soporte tienenuna actuación más concreta y se adaptan a modelos uniformes. Las OTRI son tra-tadas como una parte del sistema público de I+D, dado que las nuevas oficinasadscritas a otros subsistemas son demasiado recientes para ser analizadas.

DiagnósticosLa integración de los centros tecnológicos en el sistema español de innovación, lanaturaleza de sus servicios y la búsqueda de sinergias entre las diferentes ofertas,son los temas que más preocupan cuando se analiza este tipo de infraestructuras.En el caso de los parques se debe prestar atención a la transferencia de tecnolo-gía en su seno y a su valor como instrumento de las políticas autonómicas y loca-les de innovación.

Participación de los centros tecnológicos en el sistemaespañol de innovación■ La distribución territorial de los centros tecnológicos es muy desigual y su ori-

gen muy diverso, lo que dificulta una consideración integral del conjunto de cen-tros en los diseños de políticas tecnológicas. Mientras en las comunidades deCastilla y León y Valencia el número de centros tecnológicos supera la quince-na, en Castilla-La Mancha y Murcia no llega a la media docena (Fernández deLucio, 1996).

■ Los usuarios actuales y potenciales de los centros tecnológicos tienen opinionesmuy diversas sobre los objetivos y las funciones que deberían desempeñar.

■ Los centros tecnológicos no han desarrollado, por lo general, relaciones de com-plementariedad con el sistema público de I+D, siendo frecuentes ciertas situa-ciones de conflicto, derivadas de actuaciones en campos con fronteras no biendefinidas.

■ Los mecanismos de asignación de los fondos públicos de financiación de I+Dno son capaces, por lo general, de evaluar la calidad e importancia de las acti-vidades de innovación de los centros tecnológicos. Concretamente, se resien-ten las actividades de difusión y de inducción de soluciones tecnológicas avan-zadas en las empresas.

■ La realización por parte del sistema público de I+D de actividades característi-cas de los centros tecnológicos, y a precios por debajo de mercado, distorsio-na el desarrollo de estas estructuras de interfaz.

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Diagnóstico sobre la participación en el sistema español de innova-ción de los centros tecnológicos:

Los centros tecnológicos no han alcanzado un grado aceptable deintegración en el sistema español de innovación.

Diagnóstico sobre la relación de los centros tecnológicos con el sistema público de I+D:

Los centros tecnológicos dedican poco esfuerzo a su papel de in-terfaz entre el sistema público de I+D y el tejido empresarial. Estose deja sentir más en las tareas de marketing tecnológico, por lo queno ejercen en su debida extensión su importante función de articu-lación dentro del sistema de innovación.

Servicios ofrecidos por los centros tecnológicos ■ Los presupuestos de los centros holandeses, franceses y británicos cuadrupli-

can a los de los españoles, mientras los de los alemanes les septuplican. En tér-minos relativos al PIB, los presupuestos de los centros españoles sólo supera-ban a los de los griegos. En el mismo año, el número de empleados en los cen-tros tecnológicos españoles sólo superaba con claridad, entre los países de laUE, al de los centros griegos, portugueses e irlandeses, siendo claramente in-ferior al de los centros alemanes, británicos, holandeses, franceses y daneses(CE, 1994a). Así, mientras la media europea de empleados por centro era de 95personas, en España era sólo de 30.

■ Las encuestas efectuadas entre PYME innovadoras (Cotec, 1995; IMADE, 1995;CIRIT, 1990) indican que los centros tecnológicos no figuran entre sus primerasfuentes de tecnología o de información para la innovación.

■ Algunos centros han destacado del conjunto por su actividad. Sólo en 1994, loscentros tecnológicos de EITE realizaron 519 proyectos de I+D bajo contrato,con una cifra de negocio superior a los 3.000 MPta (EITE, 1995), y sus actua-ciones dieron servicio a unas 1.000 empresas industriales. Los centros agrupa-dos en FEDIT atendieron globalmente a 18.000 empresas, con una facturación,en el ejercicio de 1996, cercana a los 26.000 MPta.

■ La visión de los centros tecnológicos sobre su función y los servicios que de-ben proporcionar difiere de los buscados por las empresas, lo que se viene amanifestar en la escasa presencia empresarial en los centros. Así, mientras lasempresas buscan en los centros tecnológicos ayudas que tengan en cuenta lasformas de operar y las necesidades empresariales, con frecuencia vienen a en-contrar en ellos expertos en tecnología, que demandan una formulación más

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técnica que funcional de los problemas, y unos periodos de desarrollo de las so-luciones difícilmente compatibles con los requeridos.

■ El origen de estas críticas puede encontrarse en algunas de las característicasde los centros tecnológicos españoles:

• La reducida dimensión de los centros, que les impide en muchos casos con-tar con la masa crítica necesaria y el personal adecuado para ser eficaces.

• El origen público de muchos de los centros, y las ayudas públicas de las quedisfrutan la totalidad, hace que su cultura no pueda ser empresarial. No estágeneralizada la elaboración de rigurosos planes de negocio, la definición deindicadores de eficacia, el uso de herramientas de gestión, etc.

• La distorsión que las ayudas públicas introducen en el mercado de serviciostecnológicos. Con frecuencia, la concesión de estas ayudas a las empresasse condiciona a la participación en los proyectos de determinado centro tec-nológico. De este modo, en ocasiones el mercado se orienta más según lascaracterísticas de la oferta (centros tecnológicos) que a las necesidades de lademanda (empresas).

• Los centros tecnológicos que responden a iniciativas mayoritariamente em-presariales, o en los que la participación privada en la financiación es signifi-cativa, disfrutan de una mejor imagen en el mundo empresarial, si bien seconstata que la simple presencia empresarial en sus órganos rectores no esgarantía de una mayor eficacia.

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Diagnóstico sobre el peso de los centros tecnológicos:

La participación de los centros tecnológicos en el sistema españolde innovación no ha alcanzado la importancia relativa que le corres-pondería dentro del marco europeo.

Diagnóstico sobre el tamaño de los centros tecnológicos:

Por lo general, el reducido tamaño de los centros tecnológicos esuna clara limitación para satisfacer la amplia gama de servicios quedemandan los sectores a los que sirven.

Diagnóstico sobre la participación empresarial en la gestión de los centros tecnológicos:

La participación empresarial en los órganos rectores de los centrostecnológicos no ha dado, por lo general, los frutos esperados.

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Coordinación entre centros tecnológicos■ Se encuentran centros con ofertas parecidas en distintas regiones, como es el

caso de los servicios tecnológicos ofrecidos en dos regiones adyacentes: elPaís Vasco y Castilla y León (Junta de Castilla y León, 1996).

■ Pueden coexistir centros con parecida vocación en la misma región: cuatro delos centros del País Vasco ofrecen servicios relacionados con la automatizaciónde la producción y otros cuatro están relacionados con los materiales; enCastilla y León, ocho se orientan a las tecnologías agroalimentarias, tres a la au-tomatización industrial y tres no muestran especialización alguna. Esta situaciónse repite con mayor o menor intensidad en la mayor parte de las comunidadesautónomas.

■ Apenas existen actuaciones conjuntas entre los centros. Los centros tecnológi-cos se han desarrollado como consecuencia de las políticas de innovación y de-sarrollo regional de las administraciones autonómicas, las cuales no se han co-ordinado entre sí ni con las de la administración central.

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Diagnóstico sobre la cooperación entre centros tecnológicos:

Aún reconociendo las necesidades regionales específicas, se pro-ducen numerosas, y no siempre necesarias, duplicidades en la ofer-ta y orientación de los centros tecnológicos. No se aprovecha la po-tencial sinergia de una coordinación entre centros.

Acciones de fomento de transferencia de tecnología de losparques tecnológicos■ En las estrategias de creación de los parques han predominado objetivos liga-

dos al aumento de la productividad de la región o al desarrollo industrial de lamisma, frente a los estrictamente tecnológicos (Álvarez y otros, 1995). Ello re-vela que los parques se han concebido más como instrumentos genéricos dedesarrollo regional que como sistemas de transferencia de tecnología.

■ Con alguna excepción, las universidades españolas han adoptado una actitudpasiva y no se han involucrado en la concepción y planificación de los parques(del Castillo y otros, 1995). Este hecho revela que no se ha aprovechado el po-tencial científico y tecnológico de las regiones al concebir estos instrumentos depolítica tecnológica.

■ Los expertos destacan que los parques tecnológicos españoles carecen de losmecanismos técnicos y de negocio suficientes para poner en marcha accionesde transferencia de tecnología. Por ello, la proximidad física de las empresas enlos parques no ha dado lugar a la sinergia esperada (del Castillo y otros, 1995).

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Los parques tecnológicos como instrumentos de políticaregional■ La incentivación de los intercambios de conocimiento, personal y experiencias;

el desarrollo de proyectos conjuntos entre empresas e institutos de investigación;los mecanismos de estímulo para la subcontratación con empresas del entorno;etc., son actividades prácticamente inexistentes en los parques tecnológicos.Según opiniones recogidas de los responsables de parques tecnológicos, antelas actuales tendencias de reducción del gasto público, no se perciben pers-pectivas de que esta situación de indisponibilidad de mecanismos de estímulovaya a mejorar.

■ Excepto en las comunidades autónomas en las que existe una estrategia regio-nal de desarrollo que expresamente los contemple, los parques tecnológicoshan dejado de estar presentes entre los instrumentos habituales de las políticasregionales. Sin embargo una figura parecida, que normalmente es denominadaparque científico, es considerada por algunas administraciones locales como unmedio de obtener nuevos beneficios de los campus universitarios implantadosen sus términos municipales. Dada su dimensión, y su necesaria proximidad alos campus universitarios ya existentes, este nuevo instrumento es menos exi-gente en inversión inmobiliaria.

■ Con estas nuevas instalaciones, los ayuntamientos intentan promocionar la apa-rición de nuevas aventuras empresariales nacidas de los avances científicos queconsiguen sus universidades. Como es lógico, estos instrumentos deben estaracompañados de otras acciones de promoción, especialmente aquellas que fa-ciliten el acceso a capital-riesgo, que ofrezcan orientación empresarial a los in-vestigadores y, por supuesto, que diminuyan la burocracia para la creación denuevas empresas.

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Diagnóstico sobre nuevos instrumentos de política local:

Los parques tecnológicos han perdido interés como instrumentosclave de política de desarrollo regional. Aparecen tímidamente losparques científicos como un nuevo campo de actuación de la políti-ca local.

Diagnóstico sobre acciones de transferencia de tecnología en los parques tecnológicos:

La mayoría de los parques tecnológicos españoles no están dotadosde medios e instrumentos para el incentivo y fomento de una estra-tegia de transferencia de tecnología entre los centros de investiga-ción y las empresas, ni tampoco entre éstas últimas.

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RecomendacionesEl ámbito de actuación, la búsqueda de la excelencia técnica y una gestión concriterios empresariales son las cuestiones objeto de recomendación para los cen-tros tecnológicos. Si se quiere alcanzar un alto nivel de competencia, es necesa-ria la especialización en un número limitado de tecnologías, aunque ello no debeimpedir que las pequeñas y medianas empresas encuentren en los centros máspróximos un lugar de consulta para sus problemas y de orientación, en caso ne-cesario, hacia otros centros con mejor conocimiento de las posibles soluciones.

Los parques tecnológicos deben asumir su función de promotores de transfe-rencia de tecnología entre las empresas instaladas en ellos y su entorno, lo cualobliga a incorporar a sus plantillas personal adecuado y a ser más exigentes en elmomento de la ampliación o la creación de nuevas instalaciones. Más recomen-dable, en la situación de consolidación de la estructura universitaria española, esel parque científico, que puede ser un adecuado instrumento de política local deinnovación.

Los centros tecnológicos como suministradores deservicios en los ámbitos regionales y suprarregionales.Especialización y funcionamiento en red■ Los centros tecnológicos deben tender a especializarse en las tecnologías rele-

vantes para su entorno, sin dejar de ser por ello buenos interlocutores tecnoló-gicos generalistas.

■ Los centros tecnológicos deben contribuir a reducir las dificultades que las PYME encuentran en sus procesos de innovación, poniendo a su disposiciónrecursos humanos y materiales de los que no pueden disponer debido a su ta-maño y campo de actividad.

■ La motivación de las PYME para emprender procesos de innovación, y la solu-ción a los problemas que estos procesos suponen, están frecuentemente con-dicionadas por el nivel tecnológico de su entorno. Por ello, los centros tecnoló-gicos deberán prestar atención primordial a las empresas que les son geográfi-ca o sectorialmente más próximas.

■ La relación de las PYME con los centros se vería facilitada si éstos:

• Recurrieran a técnicas de marketing tecnológico para conocer las necesida-des de las PYME geográfica y sectorialmente más próximas.

• Desarrollaran una activa política comercial para demostrar la utilidad de susservicios.

• Se dotaran de personal con amplia experiencia profesional en empresas, ca-paz de entender y poder atender las necesidades de las PYME.

• Consiguieran crear un clima de confianza, caracterizado por la confidenciali-dad, la competitividad y la calidad.

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■ La preocupación de los centros por sus entornos, no debe excluir la necesidadde contrastar la capacidad de su oferta de servicios de acuerdo con referenciasinternacionales. Es necesario que un centro con vocación de excelencia acce-da a amplios mercados competitivos para poder crecer y así ofrecer mejoresservicios a sus empresas próximas.

■ Es necesario que los centros entren en un proceso de cooperación que tras-cienda de su entorno próximo y que, simultáneamente, permita canalizar las ne-cesidades de las PYME hacia otros centros del país con capacidades más ade-cuadas.

■ Las administraciones deberán incentivar la cooperación de centros para queofrezcan sus servicios en red y que cada uno de ellos actúe como una oficinade difusión de los servicios de su red.

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Recomendación:

Los centros tecnológicos deben enfocarse a la especialización entecnologías y conocimientos relevantes para las PYME de su entor-no geográfico y sectorial, sin renunciar a una presencia nacional einternacional.

Recomendación:

Los centros tecnológicos deben organizarse en red para, en su con-junto, dar soluciones a las necesidades sectoriales, evitando así in-necesarias duplicidades o redundancias. Deben desarrollar plena-mente, dentro de este concepto de red, su función de interfaz entreel sistema público de I+D y el tejido empresarial. El Plan de Inno-vación deberá apoyar ambos objetivos.

Recomendación:

El conjunto de los centros tecnológicos debe conseguir que cual-quiera de ellos esté en situación de canalizar, a otros centros de lared, las demandas tecnológicas y de servicios que por su especiali-zación no pueda satisfacer. Éste sería un camino adecuado paraconseguir su integración en el sistema, por lo que el Plan de Inno-vación deberá fomentar este objetivo.

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La gestión de los centros tecnológicos■ La gestión de los centros tecnológicos, basada en criterios empresariales, faci-

litaría su relación con las empresas. Una vía de implantación de estos criteriossería la asunción efectiva por los empresarios, potencialmente usuarios de losservicios de los centros tecnológicos, de responsabilidades de gobierno en losórganos rectores.

■ Los empresarios participantes en los órganos rectores, deberían contribuir a defi-nir un plan estratégico y una serie de indicadores de gestión y rendimiento de loscentros, que permitieran evaluar en qué medida éstos se orientan a satisfacer lasnecesidades reales de las PYME y si lo hacen conforme a criterios empresariales.

■ Las áreas de gestión necesitadas de indicadores serían las siguientes:

• La financiación de los centros, con especial atención al grado de autofinan-ciación de los servicios que prestan.

• Los recursos humanos, valorando la experiencia empresarial de los emplea-dos y la adecuación de sus competencias a las necesidades tecnológicas delas empresas.

• El grado de satisfacción de los clientes de los centros, con énfasis en el ajus-te de tiempos, plazos, costes, funcionalidad de las soluciones, etc.

• La eficacia de los centros, en función de la cantidad y diversidad de los con-tratos, y de su labor canalizadora de las necesidades de las PYME de su en-torno hacia la red de centros coordinados.

• La penetración de los centros tecnológicos en el tejido empresarial de su en-torno geográfico sectorial.

■ La existencia de estos indicadores permitirá definir un conjunto de objetivos pa-ra los centros y contrastar su grado de cumplimiento. Estos objetivos, junto conla consideración de la difusión de las innovaciones y su efecto multiplicador ensus entornos, podrían constituir un criterio para la selección de centros viablesy el establecimiento de las prioridades de apoyo público.

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Recomendación:

Los centros tecnológicos deberán definir su misión y objetivos en unplan estratégico revisado periódicamente por sus órganos rectores.Este plan deberá concretar la implicación real en la financiación ygestión del centro de su tejido empresarial.

Recomendación:

Los órganos de gestión de los centros tecnológicos deberán definirindicadores clave de rendimiento que permitan la continua evalua-ción de su eficacia.

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Transferencia de tecnología en los parques tecnológicos■ Es conveniente definir criterios que permitan distinguir los parques tecnológicos

de otros asentamientos empresariales, tales como los parques empresariales olos tradicionales polígonos industriales.

■ Es necesario promover mecanismos que estimulen la transferencia de tecnolo-gía entre los diferentes agentes del parque para facilitar los procesos de inno-vación. Entre ellos podrían citarse programas de intercambio de información,proyectos de investigación del parque en su conjunto, o grupos de investiga-ción con personal procedente de múltiples empresas y organismos. Los par-ques tecnológicos deben ser un foro de formación e información.

■ La estrategia global del parque debe incluir mecanismos de relación tecnológi-ca con su entorno.

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Recomendación:

Los parques tecnológicos, para distinguirse de unas meras opera-ciones inmobiliarias, deberán definir, o en su caso profundizar en,acciones enmarcadas dentro de una estrategia que fomente latransferencia de tecnología entre las empresas y centros de investi-gación, así como del parque con su entorno y con otros parques.

Ambientes adecuados para los futuros parquestecnológicos■ El parque tecnológico es un instrumento de transferencia de tecnología hacia y

entre las empresas, y no debería concebirse inicialmente para elevar el nivel deinvestigación de la universidad o de otros organismos, ni tampoco únicamentecomo un instrumento de política industrial en sentido amplio. La experiencia hademostrado que, salvo excepciones, los parques no han sido eficaces para eldesarrollo basado exclusivamente en la eventual atracción de tecnologías ex-ternas. Los proyectos de parques tecnológicos no deben iniciarse sin un cuida-doso análisis de viabilidad, interpretada como la capacidad del parque para mo-vilizar los recursos tecnológicos endógenos de la región, con el objetivo de cre-ar un tejido empresarial innovador.

■ En el nuevo contexto, la componente inmobiliaria ha perdido parte de su im-portancia. Los nuevos proyectos de parques tecnológicos han de desarrollarsebajo esquemas diferentes de los utilizados anteriormente y donde la compo-nente tecnológica debe ser determinante.

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El parque científico, un instrumento para la política local deinnovación■ La reciente creación de un gran número de universidades, muchas veces en re-

giones de escasa tradición empresarial, ofrece la oportunidad de diseñar em-plazamientos empresariales próximos a los campus universitarios. En ellos pue-den encontrar un lugar adecuado para su desarrollo nuevas aventuras empre-sariales nacidas de la capacidad tecnológica de la propia universidad. Éste esel concepto de parque científico que, dadas sus reducidas exigencias de inver-sión, puede ser un instrumento adecuado para las políticas locales de fomentode la innovación.

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Recomendación:

La promoción de nuevos parques tecnológicos sólo deberá llevarsea cabo allí donde un cuidadoso análisis de viabilidad demuestre laposibilidad de sinergia entre organismos de investigación producto-res de tecnología con proyectos empresariales capaces de absor-berla.

Recomendación:

Las políticas locales de fomento de la innovación pueden encontraren los parques científicos un adecuado instrumento, siempre que sebasen en las capacidades reales de los campus universitarios.

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3.3. Sistema público de I+DDiagnósticosLa calidad de la investigación desarrollada por el sistema público español se con-sidera internacionalmente competitiva. Sin embargo, los recursos que Españadedica a la generación de conocimiento son mucho menores que los que le co-rresponden por su desarrollo económico. Es necesario que aumente el númerode grupos de excelencia, especialmente en las materias que son más próximasal tejido empresarial español. De esta manera se verá aumentada la posibilidadde transferencia de tecnología. La escasa movilidad del personal investigador,que está dificultada por el actual ordenamiento jurídico, es una de las causas másimportantes de la separación que existe entre el mundo científico y el empresa-rial. La empresa no se beneficia del conocimiento técnico de los investigadores yel sistema público de I+D no puede conocer directamente los problemas que tie-ne la empresa ni los condicionantes que ésta debe tener en cuenta a la hora deresolverlos. El actual reglamento de los OPI tampoco es adecuado para facilitarla relación con el tejido productivo, al imponer demasiadas rigideces a la gestiónde sus medios materiales y humanos. La enseñanza tampoco tiene en cuenta lasnecesidades de la empresa, una consecuencia más de la escasa importancia quese ha atribuido a su relación continua, que ha llegado hasta una mala utilizaciónde la figura del profesor asociado, que creó la Ley de Reforma Universitaria de1983.

Evolución de la producción científica española■ La producción científica española, en su inmensa mayoría originada por el sis-

tema público de I+D, ha tenido un importante crecimiento cuando se mide enfunción del número de artículos en publicaciones especializadas de prestigio.Según el Science Citation Index, entre 1987 y 1992 tuvo un crecimiento mediodel 9,5%, el mayor de los países de la OCDE. En 1996 alcanzó una cuota del6,8% de la producción de la UE y del 2,4% de la del mundo. Estos porcentajesson particularmente significativos si se tiene en cuenta que el número de inves-tigadores españoles representa aproximadamente el 5% de los de la UE (CE,1997).

■ El número de publicaciones científicas españolas por investigador es mayor queen países como Alemania, Italia o Estados Unidos, y el coste por publicaciónmenor (Lafuente y otros, 1993).

■ La calidad de las publicaciones científicas españolas ha registrado una notablemejoría en los últimos años. Si en 1984 el 25% de los artículos de investigado-res españoles se publicaban en las doce revistas de mayor impacto, en 1991 elmismo porcentaje se concentraba en las seis primeras (Lafuente y otros, 1993),siendo las citas de autores españoles el 1,8% de las mundiales en este mismoaño (CE, 1997).

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■ Todo lo anterior no significa que la producción española sea suficiente. Nuestrosistema de I+D, como ya se ha dicho, es de dimensiones excesivamente redu-cidas, pues representa sólo el 5% en cuanto a personal y el 4% en gasto del to-tal de la UE. Además, nuestras publicaciones se concentran en ciertos campos,siendo las de ingeniería y tecnología particularmente escasas.

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Diagnóstico sobre la evolución de la calidad del sistema público de I+D:

La calidad del sistema público de I+D ha mejorado considerable-mente, aunque es todavía necesario que aumente el número de gru-pos de excelencia en muchos campos de la ciencia y la tecnología.

Relación del sistema público de I+D con el tejidoproductivo■ El número de empresas que colaboran con el sistema público de I+D es redu-

cido. De una muestra de empresas entrevistadas por el Instituto Madrileño pa-ra el Desarrollo (IMADE), sólo un 2% habían colaborado con OPI, universidadeso centros tecnológicos para innovar (IMADE, 1995). La reducida magnitud deeste indicador adquiere relevancia al constatar que las empresas madrileñasson, en promedio, las más innovadoras de España, al gastar en I+D un 1,41%del PIB de la región (les siguen las empresas vascas, con un 1,22% y las cata-lanas, con un 0,65%) (Fernández de Lucio y otros, 1994). Otras encuestas deámbito nacional elevan aquel porcentaje a valores cercanos al 4% (Pradas,1995). La comparación de competitividad mundial del IMD y el World EconomicForum revela, además, que España ocupaba en 1994 el puesto nº 33 (de 41)en la colaboración entre empresas y universidades para la innovación tecnoló-gica, muy por debajo de sus principales competidores extranjeros (IMD, 1994).

■ Las empresas desconocen el potencial del sistema público de I+D como ins-trumento de apoyo a la innovación. Este hecho, revelado por algunas encues-tas, es una de las causas del bajo grado de colaboración entre las empresas yel sistema público de I+D. Las empresas, sobre todo las PYME, a menudo des-conocen la capacidad de I+D de universidades y OPI: el 94% de las PYME en-cuestadas manifestaron desconocer esta oferta (Cotec, 1995).

■ Se observan disparidades entre las disciplinas que concentran la mayor parte dela producción científica y las áreas en las que se firman más contratos con em-presas (señal, en parte, de una mayor demanda). Así, una encuesta realizada porla Fundación Universidad-Empresa en 1994 indicaba que el 36,4% de los profe-sores universitarios que contrataban proyectos con empresas lo hacía en el áreade ciencias tecnológicas, y sólo un 30,9% lo hacía en ciencias de la vida, cien-cias médicas y química, siendo estas áreas responsables del 75,9% de la pro-ducción científica española en el período 1981-89 (Fundación Universidad-Em-presa, 1995).

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■ Es necesario reconocer que en los últimos años ha sido positiva la evolución deesta relación, como pone de manifiesto el incremento de actividad de las fun-daciones universidad-empresa, la labor de las oficinas de transferencia (redOTRI/OTT) y el aumento de los proyectos concertados realizados por las em-presas en colaboración con OPI y universidades. De 1989 a 1993, la cuantía delos contratos concertados creció un 20% de media anual acumulativa en am-bos casos (Fundación Universidad-Empresa, 1995; CICYT, 1995).

■ A nivel más agregado, en 1995 las empresas sólo financiaron el 7% de la I+Dejecutada por el sistema público (INE, 1995), aunque se detecta en estos últi-mos años un aumento de este indicador1.

■ La movilidad del personal investigador entre el sistema público de I+D y las em-presas está dificultada por la reglamentación administrativa. Su práctica inexis-tencia hace que la transferencia de conocimientos mediante personas sólo searelevante a través de recién licenciados, pues es bien conocido que la empresaespañola no tiene el hábito de contratar doctores.

■ Aunque la acción del Plan Nacional de I+D para apoyar la contratación de doc-tores por la empresa tiene menos de un año de vida, y a pesar de la escasa tra-dición ya comentada, su aceptación por la pequeña y mediana empresa debeconsiderarse muy positiva pues ya ha contratado a casi dos centenares de titu-lados. Esta acción ha tenido, por el contrario, una respuesta muy escasa porparte de la gran empresa.

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1 Mientras que existe un cierto consenso sobre la financiación empresarial de los OPI en torno a unacifra del 3,8% (INE, 1994; OCDE, 1994), en el caso de las universidades existe una gran disparidadentre distintas fuentes (Consejo de Universidades, 1995; INE, 1994; OCDE, 1994), probablementeatribuible a las dificultades de contabilización derivadas del doble papel formativo e investigador deestas instituciones. En cualquier caso, todas las fuentes coinciden en señalar una evolución positiva enlos últimos años.

Diagnóstico sobre la relación del tejido productivo con el sistema público de I+D:

El potencial tecnológico del sistema público de I+D no es suficien-temente conocido por el tejido productivo español. Muchas de laspequeñas y medianas empresas consideran muy difícil relacionarsecon la universidad y con los organismos públicos de investigación(OPI).

Diagnóstico sobre la movilidad del personal investigador:

En la práctica, la transferencia de tecnología mediante personas só-lo tiene lugar a través de recién licenciados. La actual reglamenta-ción del sistema público de I+D hace casi imposible la movilidad depersonal investigador hacia y desde las empresas.

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Idoneidad de los OPI para las necesidades de la empresa■ La Ley de la Ciencia establece como funciones de los OPI: gestionar los pro-

gramas del Plan Nacional; contribuir a la definición, evaluación y seguimiento delmismo; y asesorar a los organismos públicos. Sólo, indirectamente, la Ley rela-ciona a los OPI con la competitividad de las empresas a través de sus objetivosgenerales.

■ La Ley no establece marcos de actuación diferentes para los OPI multidiscipli-nares y los de carácter sectorial. De este modo, la normativa que regula los ins-titutos de investigación académica del CSIC (por ejemplo, el Instituto de Filoso-fía) es la misma que la de los OPI sectoriales, como el CIEMAT o el INIA, enprincipio orientados a la generación de tecnologías. Las características dife-renciales de la investigación básica y la transferencia de tecnología no son re-cogidas por la Ley.

■ La Ley de la Ciencia define a los OPI como organismos autónomos sujetos aderecho administrativo y afectados por la legislación de contratos con el Esta-do. De este modo, los OPI quedan insertos en el entorno cultural de la admi-nistración pública, sin que la Ley facilite mecanismos para que las necesidadesde las empresas sean tenidas en cuenta al orientar su actividad.

■ La reciente Ley de Organización y Funcionamiento de la Administración Generaldel Estado (LOFAGE) no ofrece modelos de gestión que resulten adecuados alos objetivos de los OPI. Los propios OPI han denunciado las dificultades quese derivan de la aplicación directa de esta Ley y muchos de ellos han sugeridocriterios para su modificación.

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Diagnóstico sobre el modelo de los OPI:

La Ley de la Ciencia considera un único modelo de OPI y no prestaespecial atención a sus características como proveedores de servi-cios tecnológicos a las empresas. La Ley de Organización y Funcio-namiento de la Administración General del Estado (LOFAGE) no tie-ne en cuenta las peculiaridades de estos organismos y seguramen-te dificultará su gestión.

La gestión de los OPI■ Las rigideces del marco normativo y el predominio en los OPI de una cultura

funcionarial, constituyen un obstáculo para la eficacia de la transferencia de tec-nología, según confirman los escasos estudios existentes sobre la gestión delos OPI (Sanz, 1990).

■ Los mecanismos de promoción profesional de los investigadores toman como ca-si único criterio las publicaciones científicas, en detrimento de las colaboracionescon las empresas, restando así incentivos para que esta colaboración tenga lugar.

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■ Los procedimientos administrativos que regulan los OPI no favorecen la obten-ción por parte de los investigadores de beneficios económicos adicionales. Elsistema arbitrado a tal fin para el CSIC es mucho más reciente, y se consideramenos eficaz que el artículo 11 de la LRU, que permite a los investigadores uni-versitarios complementar sus ingresos a través de la colaboración con las em-presas. Este hecho actúa, al igual que el anterior, restando incentivos a la cola-boración de los OPI con la industria.

■ De forma similar, la gestión de los recursos materiales de los OPI no es lo efi-ciente que sería deseable, debido a las limitaciones que la burocracia imponepara la ejecución del gasto. Ello es particularmente evidente en la adquisiciónde equipos, muchas veces necesaria para satisfacer necesidades de empresas,que se demora como consecuencia de los procedimientos de compra de la ad-ministración.

■ Muchos OPI atienden una gran variedad de campos científicos y pretenden cu-brir diferentes etapas del proceso de innovación. En estos casos, sus grandesdimensiones dificultan todavía más la coexistencia de gestiones orientadas a losdistintos tipos de trabajo que desarrollan. La opinión generalizada es que los ac-tuales modos de gestión son los menos adecuados para atender los diversosaspectos de la transferencia de tecnología.

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Diagnóstico sobre los modos de gestión de los OPI:

La actual gestión de los OPI no tiene la flexibilidad necesaria paraadaptarse a las diferentes etapas de la innovación.

Estructuras de interfaz del sistema público de I+D■ La dotación de recursos (humanos y materiales) de la red OTRI/OTT ha estado

en consonancia con la escasez de fondos que el Plan Nacional de I+D ha de-dicado tradicionalmente a la difusión de la tecnología. Tampoco las universida-des y OPI han dedicado recursos adicionales a estimular esta fuente potencialde nuevos ingresos.

■ Las oficinas de transferencia de resultados de la investigación (OTRI) fueron con-cebidas como entidades de difusión y comercialización de la I+D realizada porcentenares de investigadores de una universidad u OPI. Un objetivo de este tipoexige una gran capacidad tanto técnica como comercial, que permita abarcarmúltiples campos científicos y tecnológicos, así como comprender las necesida-des de las empresas.

■ Muchas OTRI, en el citado contexto de escasez de recursos, se han limitadoa tareas de gestión de contratos y de catalogación de la oferta, dejando de-satendidas las funciones comerciales, entre las que debe tener especial rele-vancia la difusión de las capacidades tecnológicas disponibles en sus orga-nismos.

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■ La red OTRI/OTT ha generado un incipiente sistema de información sobre la ca-pacidad de la universidad y los OPI para ofrecer servicios tecnológicos a las em-presas. El evidente aumento de los contratos gestionados por la red puede es-tar relacionado con este hecho.

■ En el caso de las universidades, numerosos expertos coinciden en señalar quelos Consejos Sociales no se han dedicado a promover la orientación de la in-vestigación a las necesidades tecnológicas de las empresas y, en consecuen-cia, no han contribuido a potenciar el papel de las OTRI.

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Diagnóstico sobre las oficinas de transferencia de resultados de investigación (OTRI):

Las oficinas de transferencia de resultados de investigación (OTRI)no han alcanzado enteramente el papel que les fue atribuido cuan-do fueron concebidas. Una razón puede ser que no han asumido, se-guramente por falta de recursos adecuados, la función comercialque les corresponde. Ni los centros a los que están adscritas, ni laCICYT, les han dedicado la atención que su misión requiere.

Idoneidad de la universidad española para atender lasnecesidades de la empresa■ La condición de funcionario del profesorado se adquiere en plena juventud, lo

que sin duda condiciona la actitud vital de los docentes. La movilidad de estepersonal es, como se ha dicho, muy reducida y no es frecuente el profesor conexperiencia empresarial.

■ En la práctica, se ha desaprovechado la figura del profesor asociado que prevéla LRU como camino para llevar la experiencia empresarial a la universidad. Sinembargo, esta figura se ha utilizado con otros fines, habiéndose llegado a laaparición de profesores asociados con dedicación exclusiva.

■ La actual situación no favorece la aparición de una sana competencia entre lasuniversidades. Cuando se establecen comparaciones entre universidades, és-tas se intentan objetivar a través de las publicaciones científicas, el mismo cri-terio que se utiliza en la promoción de sus profesores. Para aumentar la calidadde nuestro sistema universitario es una urgente necesidad la evaluación de lasuniversidades con criterios que tengan en cuenta el grado de satisfacción de lasempresas que emplean a sus titulados y de las que contratan su investigación.

■ Los Consejos Sociales previstos en la LRU no están cumpliendo su misión dehacer llegar a la universidad las necesidades de la sociedad. No han actuadocomo promotores de la profesionalización de la gestión universitaria. Esta ges-tión debería conseguir la idoneidad y calidad de las titulaciones ofrecidas y dela capacidad investigadora para las necesidades de su entorno. Los Consejos

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Sociales deben ejercer esta responsabilidad, por cuanto el profesorado debeestar más dedicado a ofrecer una docencia y una investigación de excelenciaque a procurar los medios materiales que la hacen posible.

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Diagnóstico sobre la universidad:

La empresa no tiene un adecuado nivel de confianza en la universi-dad española. Considera que las enseñanzas no atienden sus nece-sidades y que es difícil encontrar en ella una respuesta a su de-manda de innovación. Existe el convencimiento de que es necesarioun mayor número de profesores con experiencia empresarial.

RecomendacionesSe considera necesario que el sistema público de I+D preste más atención a lasetapas de transferencia de tecnología al tejido productivo, adaptando para ello eltamaño y los modos de gestión de sus OPI. El crecimiento del sistema público deI+D debe tener en cuenta las necesidades empresariales, que deben ser detecta-das mediante los estudios de prospectiva que desarrolle la administración. Porotra parte, es necesario que la universidad entienda el quehacer empresarial paraque le sirva de guía al diseñar sus planes de estudio y para cuando sus órganosrectores opten por orientar su investigación tecnológica.

Naturaleza y gestión de los organismos públicos deinvestigación■ La transferencia de tecnología a las empresas constituye para los OPI un pro-

ceso aún más complejo que la propia generación de conocimiento. Cuando es-ta transferencia tiene lugar en la interfaz entre el sistema público de I+D y lasempresas o centros tecnológicos, las principales dificultades tienen su origen enlas distintas percepciones de los problemas que tienen los mundos empresarialy académico, cuyas culturas, estructuras y modelos de funcionamiento respon-den a objetivos no coincidentes.

■ La presente situación favorece los trabajos de creación de conocimiento perono propicia su transferencia. El tamaño actual y la diversidad de campos cientí-ficos abarcados por muchos OPI dificultan todavía más la gestión de las activi-dades de transferencia, las cuales, por su propia naturaleza, son menos atrac-tivas para los investigadores que los trabajos puramente científicos.

■ Aunque no parezca recomendable la diferenciación en OPI transferidores y notransferidores de tecnología, sí es necesario establecer mecanismos de gestióninterna que incentiven la dedicación a las relaciones con las empresas, lo queobligará a contar con un marco de actuación, modelos de organización y ges-tión y mecanismos de incentivación que estimulen dicho fin.

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■ Se ha comprobado la inquietud de muchas comunidades autónomas ante la fal-ta de centros OPI. La implantación de centros mixtos, de la universidad con elCSIC, se ha demostrado en muchos casos como una vía recomendable.

■ La posibilidad de realizar contrataciones de servicios y concesiones de licenciasde forma ágil y poco burocrática es un requisito imprescindible para favorecerla citada transferencia de tecnología. Para ello es necesario que cerca de lasunidades científicas existan adecuados soportes administrativos y que aquéllastengan delegadas capacidades de decisión.

■ El actual sistema de evaluación de los investigadores es poco adecuado al finque se comenta en este apartado, ya que más bien induce al científico a evitarestos contactos al no ser reconocidos para su promoción profesional. Es nece-sario que el investigador se vea motivado, económica y profesionalmente, paradedicar su tiempo y su capacidad a transferir sus resultados a la empresa.

■ El concepto de programa que incluiría el Plan de Innovación deberá amparar es-tas etapas de transferencia para poder ser un instrumento de orientación de lacapacidad tecnológica de los OPI.

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Recomendación:

Deberán introducirse mecanismos específicos de organización ygestión para facilitar la transferencia de tecnología desde los OPI alas empresas. Es necesario que sea posible incentivar a los investi-gadores para esta importante misión.

Recomendación:

Las diferentes etapas de la innovación requieren métodos de gestióny de motivación diferenciados. No debe excluirse dotar a los OPI deregímenes de gestión que permitan la creación de unidades internasde orientación y dimensión adecuadas.

Recomendación:

El Plan de Innovación, mediante acciones específicas en sus pro-gramas, deberá promover la orientación de los OPI hacia la transfe-rencia de tecnología.

Orientación a áreas de intensa aplicación empresarial■ La planificación estratégica de los OPI debe tener en cuenta los estudios de

prospectiva tecnológica que debería impulsar el nuevo organismo responsable

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de coordinar la política de innovación. Estos deberán identificar las necesidadesde I+D de la empresa española, teniendo en cuenta la realidad presente y supotencial de desarrollo futuro.

■ Los programas del Plan de Innovación utilizarán las conclusiones de los citadosestudios de prospectiva para orientar la capacidad tecnológica del sistema pú-blico de I+D.

■ Los programas del Plan de Innovación deberán estimular la transferencia detecnología a los centros tecnológicos, los cuales deben encontrar también sufi-cientes incentivos para adecuar los resultados de los centros de investigación ala capacidad tecnológica de sus empresas clientes.

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Recomendación:

Las necesidades de I+D de las empresas españolas, identificadaspor la administración mediante sus estudios de prospectiva y el con-tinuo diálogo con los empresarios, deberán guiar la orientación y elcrecimiento del sistema público de I+D en sus aspectos educativo,científico y tecnológico.

Una universidad adaptada a la necesidad empresarial■ La universidad cuenta con la suficiente autonomía para detectar y atender las

necesidades de su entorno. Dentro de un marco bien definido de necesidades,el profesor universitario debe ser capaz de determinar las enseñanzas más ade-cuadas, si cuenta con una clara visión de la forma de trabajar de la empresa.

■ La gestión de las relaciones con las empresas, y especialmente las actividadesde transferencia de tecnología, no es atractiva para el personal académico. Esnecesario que la universidad cuente con profesionales en este tipo de gestión,que descarguen al profesorado de estas tareas, aunque siempre será necesa-rio que éste asuma el trato directo con la empresa, que deberá considerar co-mo su cliente.

■ La profesionalidad en la transferencia de tecnología debe ser un criterio de eva-luación de una universidad, al igual que la calidad de sus titulaciones y de su in-vestigación.

Recomendación:

La universidad como institución, a la hora de definir sus enseñan-zas, sus investigaciones y sus estrategias, debe dotarse de capaci-dad para entender las necesidades de las empresas y hacer econó-micamente rentables sus conocimientos tecnológicos.

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La orientación de la investigación universitaria■ Las universidades, tal y como las regula la LRU, deben preservar el principio de

libertad de cátedra y de investigación. La Ley afirma que “la libertad académica(de docencia y de investigación) (es) fundamento pero también límite de la au-tonomía universitaria (...)”. Las universidades no pueden obligar a los investiga-dores a desarrollar su actividad conforme a una estrategia dada, ya que la LRUconfiere a éstos el derecho de investigar según sus propias líneas de interés.

■ La propia LRU establece un mecanismo para poder instrumentar una ciertaorientación de las actividades de investigación en la universidad. Este meca-nismo lo constituyen los institutos universitarios. La LRU establece que la tareafundamental de los institutos universitarios es la investigación, pudiendo desa-rrollar actividades de docencia especializadas o de tercer ciclo. Establece, asi-mismo, que mediante convenio podrán adscribirse a las universidades comoinstitutos universitarios “instituciones o centros de investigación (...) de carác-ter público o privado”.

■ La incorporación de los profesores universitarios a los institutos es voluntaria, ysupone la aceptación de los estatutos y la renuncia a una parte de la autono-mía investigadora que prevalece en el entorno universitario más genuino.

■ Aunque en 1992 existían ya en España 203 institutos universitarios, es precisoreconocer que su potencial de orientar la investigación universitaria hacia las ne-cesidades empresariales sólo ha tenido éxito en contadas ocasiones. En estoscasos, sin embargo, la figura del instituto universitario se ha mostrado eficaz yconstituye un modelo digno de imitación. A partir de los ejemplos válidos, de-ben definirse criterios de éxito para la creación de nuevos institutos universita-rios y la continuidad de los existentes.

■ Los institutos universitarios pueden constituir mecanismos de orientación a laaplicación empresarial de la investigación realizada en la universidad, lo que severía potenciado mediante la presencia de empresas en estos organismos, co-mo prevé la Ley.

■ Deberá fomentarse la figura de los institutos universitarios mixtos, con gruposde investigadores públicos y privados, ya que ofrece un camino que permitemejorar la articulación y sinergia del sistema público de I+D.

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Recomendación:

Los institutos universitarios, creados con la participación de empre-sas, deben ser utilizados con más frecuencia cuando se intenteorientar la investigación universitaria a las necesidades empresa-riales.

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3.4. EmpresasDiagnósticosLa empresa española basa su innovación fundamentalmente en tecnología adqui-rida y está más interesada en la innovación en procesos que en productos. Losdatos demuestran que los recursos que aplica a la innovación son mucho meno-res que los que dedican sus competidores europeos y que tienen menos personalcualificado para entender y obtener ventajas del cambio tecnológico. Por otra par-te, la estructura del tejido empresarial español está concentrada en sectores cu-yos caminos habituales de innovación parten de tecnología suministrada por susproveedores, por lo que tiene poca necesidad de resultados propios de I+D.

Ha quedado constatado en los debates que en España no existe una cultura deinvestigación cooperativa y que solamente cuando las administraciones han to-mado la iniciativa al respecto, se han emprendido acciones para identificar nece-sidades tecnológicas compartidas por las empresas de un mismo sector y sus po-sibles soluciones.

La cultura empresarial de innovación■ El porcentaje de empresas innovadoras en España es menor que en los demás

países desarrollados. La principal fuente que permite llegar a esta conclusión esla encuesta de innovación tecnológica realizada por la Comisión Europea (CE,1996). En el caso de las de menor dimensión, las PYME, que son la mayoría ennuestro país, España ocupa la octava posición entre los diez países analizados.

■ La reciente encuesta del INE realizada con datos de 1994 (INE, 1997a), de-muestra que sólo el 11% de las empresas españolas pueden ser consideradasinnovadoras, mientras que la encuesta europea equivalente, más estricta en ladefinición de empresa innovadora, cifra su media en el 25%.

■ Según la misma encuesta del INE antes citada, el 59% de las empresas espa-ñolas corresponde a sectores de baja tecnología. Además, cerca del 80% delas empresas innovadoras que lo hacen, basan su innovación en sugerencias desus proveedores. Solo un 6% tiene innovación de base científica, lo que es unarazón más para explicar la baja demanda de I+D.

■ De forma menos directa, otros indicadores relativos a la I+D o al registro de pa-tentes también apuntan en la misma dirección:

• El bajo gasto en I+D de las empresas españolas, tanto en su relación al PIBcomo en proporción al gasto total nacional.

• El escaso número relativo de empresas españolas que desarrollan actividadesde I+D. Según la encuesta de la innovación comunitaria (CE, 1995), el por-centaje de empresas españolas que normalmente realizan I+D es menor queen países como Bélgica, Dinamarca, Irlanda, Noruega u Holanda. Según laanteriormente citada encuesta del INE, sólo el 3% de las empresas españo-

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las realizan actividades de I+D y únicamente un 2% tienen un departamentocon esta función (INE, 1997a).

• El bajo número relativo de empresas españolas que participan en programasde apoyo a la innovación tecnológica de la UE, comportamiento que generapreocupación entre los responsables de la gestión de los citados programascomunitarios.

• El bajo índice de registro y solicitud de patentes de las empresas españolas.El número de patentes solicitadas en España por residentes en nuestro países 18 veces menor que este mismo indicador en Alemania y 6 veces menorque en Francia.

■ Es de destacar también que en España existe un desequilibrio entre los diver-sos modos de innovar. Estudios parciales, avalan que es mayor la innovación enprocesos que en productos.

■ A pesar del incremento de publicaciones en el ámbito español de I+D, es esca-sa la contribución de publicaciones de investigadores que trabajan en la em-presa, siendo además esta contribución decreciente.

■ Las empresas españolas innovan para situarse al nivel de sus competidores y nopara superarlos. Este comportamiento es coherente con las estrategias globalesde las empresas, más orientadas a conservar los mercados actuales que a ga-nar otros nuevos, como demuestra su baja propensión exportadora (MINER,1993). Algunos indicadores de esta característica de las estrategias de innova-ción son:

• El carácter reactivo de la innovación en las empresas españolas. En su origen, lainnovación se produce para responder a las exigencias de la demanda o a la pre-sión de los competidores, y sólo ocasionalmente para tomar la iniciativa compe-titiva en los mercados (Pradas, 1995; MINER, 1994a; Círculo de Empresarios,1995; IMADE, 1995). El objetivo de las innovaciones es más mantener la cuotade mercado que ampliar la gama de productos o la de tecnologías.

• El escaso énfasis en el desarrollo de tecnologías clave. Las tecnologías claveson las que otorgan ventajas competitivas en los mercados. Sin embargo, lasempresas españolas innovadoras se autoevalúan como de igual o menor ni-vel tecnológico que sus competidoras extranjeras (IMADE, 1995; Buesa yotros, 1992), poniendo de manifiesto la inexistencia de tecnologías clave pro-pias. Se puede así decir que la empresa española que innova se contenta conmantener el nivel competitivo. Por otra parte, el carácter de las innovacioneses raramente radical (Círculo de Empresarios, 1995; Pradas, 1995).

■ Existe la convicción de que la nueva generación de empresarios incorpora unacultura más orientada a la innovación tecnológica, lo que ha de tener conse-cuencias positivas en la competitividad de nuestra industria.

■ En España son muy escasas las grandes empresas con proyección internacio-nal, capaces de actuar como locomotora tecnológica de sus empresas sumi-nistradoras.

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Recursos dedicados a la innovación y capacidadtecnológica de las empresas■ El porcentaje sobre el total europeo del gasto empresarial de I+D que realiza

España ha tenido un comportamiento excesivamente seguidor de los cicloseconómicos, acusando además unas inercias muy perjudiciales. Así, mientrasque entre 1980 y 1991 se produjo un rápido crecimiento anual, que nos llevódesde un 1,5% a casi un 3,3%, en los años siguientes se produjo un vertigino-sos descenso, situándonos en 1995 por debajo del 2,5%.

■ La mayor parte de las encuestas sobre la innovación tecnológica en las empre-sas españolas destacan que el principal problema interno al que se enfrentan esla dificultad de acceso a recursos financieros para la innovación, dificultad quees mayor en España que en otros países desarrollados (CE, 1996; MINER,1994a; Cotec, 1995; IMADE, 1995; Circulo de Empresarios, 1995). Como ya seha dicho, una de las principales carencias del sistema español de innovación esla falta de capital-riesgo para la financiación de la innovación en las empresas.Siendo éste un problema general, es particularmente agudo para las empresasde los sectores de proveedores especializados, las cuales muestran un alto po-tencial innovador, muchas veces frustrado por esta razón (MINER, 1994a).

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Diagnóstico sobre el recurso a la tecnología:

La cultura empresarial dominante recurre a la tecnología, como ba-se de su innovación, en mucha menor medida que sus competidoraseuropeas.

Diagnóstico sobre las innovaciones más frecuentes:

Las empresas españolas se caracterizan por una mayor frecuenciaen la innovación en procesos, generalmente inducida por sus prove-edores de equipos y materias primas, que en la de productos. En ge-neral, su actitud básica es la reacción frente a las acciones de suscompetidores y no la anticipación.

Diagnóstico sobre los caminos de innovación:

Entre los caminos para materializar la innovación, el basado en laciencia es mucho menos frecuente que en los países de nuestro en-torno. Es notorio el bajo porcentaje de empresas que realizan tare-as de investigación y desarrollo.

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■ El número de empleados dedicados a tareas de I+D en las empresas españo-las1 es menor que en los países de nuestro entorno. Mientras que el PIB espa-ñol representaba el 3,1% del total de la OCDE en 1991, los investigadores enempresas españolas eran el 0,7% del total. El problema no es sólo de ordencuantitativo. Incluso entre las mayores empresas del país, la falta de personalcapacitado es uno de los factores internos que más dificulta el proceso de in-novación (Círculo de Empresarios, 1995), situación que se generaliza al conjun-to del tejido empresarial (IMADE, 1995; MINER, 1994a).

■ Se constata que las empresas necesitan personal cada vez más capacitado,simplemente para seguir la evolución del cambio tecnológico. En la encuestadel MINER recogida en el estudio “La industria española ante el proceso deinnovación”, el 60% de las empresas que basan su innovación en sus prove-edores y las intensivas en escala, declaran de gran importancia para su inno-vación la falta de personal cualificado (MINER,1997b). También pone de ma-nifiesto que son escasísimos los casos en que se dedican atención y recursosa la vigilancia tecnológica.

■ Es notorio el bajo porcentaje de investigadores que trabajan en la empresa (el20% en España frente al 50% de la media europea). La sociedad españolacuenta ya con un elevado número de investigadores con grado de doctor que,sin embargo, no absorbe el tejido productivo.

■ Se ha podido observar, igualmente, que la empresa española tiene dificulta-des para entender las repercusiones tecnológicas derivadas de los aspectosde normalización y homologación de un mercado cada vez más exigente.Esta es una clara consecuencia de la baja intensidad tecnológica del sistemaespañol de innovación.

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1 El número de empleados dedicados a la I+D es un buen indicador para medir los recursos humanosdedicados a la innovación, ya que son empleados específicamente dedicados a este procesoempresarial.

Diagnóstico sobre los recursos dedicados a la innovación:

Las empresas españolas no dedican los suficientes recursos finan-cieros y humanos a mejorar su capacidad tecnológica, cada vez másnecesaria para entender y atender las crecientes exigencias delmercado. Estos escasos recursos son causa de la baja intensidadtecnológica de nuestro tejido productivo.

Cooperación para la innovación■ Se ha podido constatar, a través de los debates ya referidos, que son muy po-

co frecuentes los casos de cooperación entre empresas durante las primerasetapas del proceso de innovación, circunstancia que caracteriza a los sectores

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más dinámicos de los países desarrollados. La necesidad de esta cooperaciónpuede ser especialmente acuciante en casos de dificultades financieras y de ac-ceso a la información, y ante la urgencia de innovaciones radicales.

■ Las organizaciones patronales no han tenido entre sus principales objetivos el fo-mento de la cooperación tecnológica. Las Asociaciones de Investigación han si-do activas solamente en sectores muy concretos, y su ejemplo no se ha gene-ralizado.

■ A pesar de que existe una larga tradición en el Ministerio de Industria de accio-nes de fomento para la cooperación empresarial, que incluyen específicamentela tecnología, su repercusión ha sido muy escasa, pues el total de acciones di-fícilmente supera las 200 anuales en todos los campos (MINER, 1994a).

■ No existe la práctica de alcanzar progresos y masa crítica a través de alianzasestratégicas con competidores del sector o con proveedores y clientes. Sola-mente han aparecido agrupaciones virtuales de empresas con clientes y prove-edores (“clusters”) para emprender acciones de estudio de demanda y de ne-cesidades tecnológicas, cuando ha habido un impulso de las administracionesregionales.

■ La encuesta del Círculo de Empresarios de 1995 demuestra que las grandesempresas españolas no están adecuadamente vinculadas al sistema público deI+D. Solamente un 30% de ellas considera esta colaboración como factor ca-talizador del éxito de la innovación.

■ Una encuesta sobre innovación tecnológica (MINER, 1997c), indica que más del60% de las empresas que realizan I+D no tienen establecido ningún tipo de co-operación con el sistema de innovación.

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Diagnóstico sobre la investigación cooperativa:

Las empresas españolas carecen de experiencia en programas deinvestigación cooperativa y emprenden acciones de innovación deforma aislada, tanto de otras empresas como de los restantes agen-tes del sistema español de innovación.

Diagnóstico sobre identificación de necesidades compartidas:

Son poco usuales las iniciativas empresariales emprendidas paraidentificar necesidades tecnológicas comunes y sus soluciones. Sonmuy escasas las comunidades autónomas en las que se han consti-tuido “clusters” y éstos han sido, normalmente, impulsados por losgobiernos regionales.

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RecomendacionesLa empresa española debe modificar su gestión para aprovechar las oportunida-des del cambio tecnológico. La tecnología debe gestionarse como cualquier otrorecurso de la empresa, por lo que debe estar integrada en los planteamientos es-tratégicos de negocio. Toda empresa, grande o pequeña, participa en el cambiotecnológico asumiendo el papel de impulsora, beneficiaria o, desgraciadamente,de víctima del mismo. Existen herramientas de gestión que se adaptan fácilmenteal tamaño de la empresa, por pequeña que ésta sea, habiéndose demostrado muyconveniente que la responsabilidad de la gestión de la innovación sea asumida porpersonas pertenecientes a los más altos niveles directivos. Estas personas debenprocurar que intervengan equipos multidisciplinares en las actividades de innova-ción, y que el conocimiento adquirido durante su desarrollo sea incorporado a laempresa y continuamente enriquecido.

El plan tecnológico empresarial, un instrumento de gestión■ Todas las empresas, independientemente de su tamaño, deben considerar la

tecnología como uno de sus recursos productivos. Ésta debe formar parte desu estrategia y debe estar integrada en su gestión diaria. Para ello, los expertosrecomiendan la utilización de una herramienta de gestión denominada “Plantecnológico de la empresa”.

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Partiendo de las fortalezas y debilidades empresariales, en el marco definido porlas tecnologías relevantes en cada momento, el plan tecnológico debe establecer:

■ Cuáles serán las tecnologías necesarias para alcanzar los objetivos competi-tivos definidos por la estrategia global de la empresa.

■ Qué actitud adoptará la empresa respecto de las mismas, que puede variardesde el liderazgo hasta el retraso calculado.

■ En qué medida se desarrollarán las tecnologías en la propia empresa, bien in-dividualmente, bien en colaboración con terceros o absorbiéndolas del exte-rior.

■ Qué grado de conocimiento tecnológico mínimo debe poseer la empresa encada caso y qué competencias se requieren.

■ Qué fuentes externas de tecnología se utilizarán: CPI, centros tecnológicos,ingenierías, etc.

■ Cuál es la política de cooperación con competidores, clientes y proveedoresen la generación o absorción de tecnología con terceros.

■ Cuántos recursos humanos y financieros se deben dedicar a la innovacióntecnológica.

Por la propia naturaleza del proceso de innovación, extenso en el tiempo, elplan tecnológico se establece a medio y largo plazo, constituyendo una de lasmás claras opciones de futuro de las empresas.

Cuadro 3.2.Ejemplo del contenidode un plan tecnológico

de la empresa

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■ El plan tecnológico es una percepción, continuamente actualizada, de las forta-lezas y debilidades de la tecnología que posee la empresa. Esta visión debe in-cluir la repercusión que para el negocio tienen las tecnologías disponibles y tam-bién sus propias limitaciones.

■ La extensión y organización del plan dependerán del tamaño de la empresa yde la naturaleza de su negocio. Es más importante que este plan sea compar-tido y asumido por los empleados claves de la empresa, que su materializaciónen un documento formal. Si se acepta que la tecnología es un factor empresa-rial clave, como lo pueden ser las finanzas o el marketing, el plan tecnológico estan necesario como el plan financiero o el comercial.

■ La importancia del plan tecnológico como herramienta para la gestión de la in-novación justifica sugerir el apoyo para su elaboración desde diversos agentes:

• Las administraciones públicas podrían valorar positivamente la existencia deplanes tecnológicos en aquellas empresas que deseen acogerse a los pro-gramas de apoyo a la innovación tecnológica.

• Los centros tecnológicos deberían ofrecer a las PYME el servicio de ela-boración del plan tecnológico. Ésta podría ser una vía para colaboracionesfuturas.

• Las asociaciones sectoriales deberían promocionar la realización de planestecnológicos y así evidenciar las ventajas que se derivan de ellos.

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Recomendación:

Las empresas, independientemente de su tamaño, deben asumir latecnología como un recurso básico para su competitividad, lo queexige que se integre en todos sus planteamientos estratégicos y degestión.

Presencia de la tecnología en todas las políticasempresariales ■ La gestión de la innovación tecnológica debe desarrollarse al máximo nivel je-

rárquico en las empresas, donde los máximos órganos de dirección deben asu-mir y desarrollar de una manera efectiva las funciones inherentes a esa respon-sabilidad:

• Los temas tecnológicos deben habitualmente formar parte de los asuntos tra-tados en las reuniones de dirección, independientemente del tamaño de laempresa.

• Los temas tecnológicos deben ser un componente más de las políticas em-presariales de motivación y comunicación.

• La implantación, seguimiento y evaluación de las decisiones tecnológicas nodeben ser responsabilidad exclusiva del personal técnico.

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■ Los planes de innovación deberán ser explícitos, tanto para el personal de laempresa como para sus proveedores y clientes.

■ Para las empresas de cierta dimensión, la complejidad organizativa puede ha-cer recomendable la creación de una figura específica que asuma funcionestecnológicas a alto nivel. Esta figura, cada vez mas presente en las empresasde los países tecnológicamente avanzados, podría definirse tomando comomodelo las vicepresidencias de tecnología, frecuentes en empresas norteame-ricanas y, sobre todo, japonesas (Roberts, 1996).

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■ Establecimiento de la estrategia tecnológica plasmada en el plan tecnológicoa partir de los objetivos de negocio.

■ Organización del proceso de innovación, lo que supone la formación de losequipos de trabajo (ver siguiente recomendación) y la definición de mecanis-mos de seguimiento y revisión de los proyectos.

■ Seguimiento del grado de cumplimiento de los objetivos fijados por el plantecnológico.

■ Seguimiento y análisis de la evolución de las tecnologías relevantes en su sec-tor, así como la valoración de las competencias de la empresa respecto delas mismas.

■ Establecimiento de programas orientados al desarrollo interno de competen-cias tecnológicas o de absorción de tecnología, bien sea de centros de in-vestigación, de centros tecnológicos, de proveedores o de clientes.

■ Coordinación de todas las fases del proceso de innovación y su interrelacióncon las tareas funcionales de ingeniería, marketing y producción.

Cuadro 3.3. Ejemplos de las

responsabilidades delos gestores de la

innovación

Recomendación:

La dirección de la empresa debe implicarse en la gestión de la in-novación y de la tecnología, y conseguir que éstas figuren en todaslas políticas empresariales.

Recomendación:

La dirección de la empresa debe tener en cuenta el potencial que re-presenta, para el desarrollo de su innovación, la cooperación conotras empresas, centros de investigación y tecnológicos. Las admi-nistraciones autonómicas y locales deben fomentar esta actitud ensus entornos geográficos.

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La integración de conocimientos diversos como base dela innovación■ Los equipos de trabajo multifuncionales son los más adecuados para todo pro-

ceso de innovación, que abarca desde la detección de oportunidades tecnoló-gicas o de mercado hasta la comercialización del nuevo producto. Además exi-gen que el personal que interviene asuma de forma simultánea diferentes pa-peles (Roberts y otros, en Roberts, 1996).

■ En estos equipos multidisciplinares deben formar parte representantes de lasdistintas áreas funcionales afectadas por el proceso de innovación (I+D, inge-niería, producción y marketing, etc.). La coordinación de los diferentes equipos,así como el seguimiento del cumplimiento de sus objetivos, debería ser objetode las reuniones de dirección de la empresa.

■ La organización en torno a equipos de trabajo multidisciplinares puede contribuirde forma decisiva a implantar en las empresas una cultura de compromiso y con-fianza, como primer paso para la materialización de una actitud innovadora.

■ Los mecanismos de relación entre las diversas funciones son más importantesen las pequeñas empresas que en las grandes, y por ello deben adoptarse enla realidad operativa.

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■ El carácter plano y poco jerarquizado de su estructura.■ La existencia de mecanismos formales e informales de comunicación hori-

zontal entre profesionales asignados a diferentes áreas funcionales.■ El empleo intensivo de tecnologías electrónicas de información y comunica-

ción, que permitan una eficiente gestión de los conocimientos y la reunión vir-tual de profesionales físicamente alejados.

Recomendación:

Las empresas, en sus procesos de adaptación de sus organizacio-nes para la innovación, deberán considerar el recurso a los equiposde trabajo multidisciplinares, que se han demostrado eficaces paracrear actitudes de responsabilidad, confianza y compromiso entresus empleados.

Cuadro 3.4. Características delas organizacionesempresarialesinnovadoras

El conocimiento como un activo de las empresas■ La empresa debe hacer un continuo esfuerzo para conseguir que su patrimonio

de competencias, representado por el conjunto de conocimientos de sus em-pleados, sea accesible, difundido y compartido por todos los miembros de laempresa. De esta manera será más fácil hacerlo evolucionar y evitar su pérdidao no utilización.

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■ Las empresas deben capacitarse para poder absorber el conocimiento genera-do por las instituciones de su entorno, capitalizarlo y transferirlo a lo largo de suestructura interna.

■ Los programas de reclutamiento y de formación deben tener como objetivo lapreparación de la empresa para afrontar las tecnologías que se prevén clavesen su futuro.

■ La empresa debe aprovechar las oportunidades de aprendizaje que ofrece elmercado y el análisis de la competencia. Su política de gestión del conocimien-to debería asegurar que su función de marketing tuviera la capacidad de ab-sorber estas enseñanzas para influir en su estrategia.

■ La organización de la empresa deberá enfocarse hacia la innovación, propi-ciando la transferencia del conocimiento entre su personal y mediante nuevasincorporaciones.

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Recomendación:

La innovación tiene su origen en el conocimiento. Las empresas de-berán capacitarse para absorber información relevante de su entor-no científico, tecnológico y de su mercado, para enriquecerla en supropio contexto (gestión del conocimiento).

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3.5. EntornoDiagnósticosEl entorno español no ha favorecido tradicionalmente la innovación tecnológica. Losmercados interiores, las finanzas y la educación no han sido inductores de actitu-des innovadoras en la sociedad española. La demanda privada ha sido poco exi-gente en cuanto al contenido tecnológico de sus compras, seguramente debido asu bajo nivel educativo. Las administraciones se han comportado en contadas oca-siones como compradores inteligentes para inducir el aumento de la capacidad tec-nológica de nuestras empresas. Es preciso señalar que las compras públicas nun-ca han sido utilizadas eficazmente como un instrumento de la política tecnológica.

Las instituciones del sistema financiero han mostrado escaso interés en abor-dar los riesgos e incertidumbres inherentes al proceso de innovación, que enEspaña se acentúan por ofrecer unas expectativas de beneficios bajas en aquelloscasos en que los proyectos se terminan con éxito, ya que el volumen de este tipode negocios es reducido. El sistema financiero adolece, además, de falta de flexi-bilidad para ofrecer caminos de desinversión en empresas ya consolidadas y conexpectativas de rendimientos más seguros pero menores.

El sistema educativo no prepara para la vida empresarial. La formación profe-sional, que debería preparar al trabajador para inducir innovaciones incrementalesdesde su puesto de trabajo, está muy poco desarrollada. La universidad no ha si-do capaz de estimular un espíritu emprendedor en sus alumnos, y en las carrerastécnicas y de ciencias experimentales no se insiste suficientemente en transmitirlas peculiaridades de la aplicación empresarial de los conocimientos que se ense-ñan.

La demanda de la sociedad y de la empresa■ Los indicadores sociales de España (INE, 1997c) revelan que la demanda pri-

vada española es menos exigente en productos de alta tecnología, y tiene unacultura tecnológica menor, que otros países desarrollados. Estas exigencias de-penden significativamente del grado de desarrollo y del nivel de renta por per-sona. El desequilibrio significativo existente entre las diferentes comunidadesautónomas hace que en España sea más patente la afirmación anterior. Existeuna relación de 2 a 1 entre los extremos de las rentas familiares netas disponi-bles en las regiones (El País, 1998).

■ Aunque el interés de la sociedad española por los temas científicos y tecnológi-cos es comparable al existente en otros países de la UE, la demanda privada sesitúa entre las peor informadas en materia de avances tecnológicos y científicos,sólo por delante de la portuguesa. En el grado de conocimiento de cuestionescientíficas y tecnológicas sólo supera a las de Portugal, Grecia e Irlanda y sucomprensión del impacto de la tecnología en el desarrollo industrial es inferior ala de la media de la UE (CE, 1993).

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■ En un momento de globalización y privatización, la demanda de las empresasrecurre al mercado mundial, lo que es particularmente desfavorable para un te-jido empresarial tecnológicamente poco evolucionado, como es el nuestro. EnEspaña, la importación de productos de alta tecnología se ha duplicado en losúltimos diez años (Cotec, 1998).

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Diagnóstico sobre la demanda de la sociedad:

La demanda del gran público, como impulsora de innovación tecno-lógica, es menos activa en España que en otros países.

Diagnóstico sobre la demanda empresarial:

La globalización de la economía y la privatización han dado lugar auna demanda empresarial más exigente en innovación.

La demanda pública■ En España, ha faltado una actitud de previsión y planificación, tanto de grandes

compras como de proyectos temáticos de modernización. Ello ha hecho que nohaya sido posible adelantar procesos de normalización y homologación de tec-nologías y productos, lo que en todos los países desarrollados ha sido una he-rramienta de fomento de la innovación.

■ Cuando se ha intentado este camino se han originado dificultades, tanto por lafalta de continuidad de las políticas como por la escasa confianza de las pro-pias empresas, lo que les ha impedido participar activamente en los programas,y les ha llevado incluso a apoyar soluciones extranjeras.

■ Las administraciones públicas no utilizan regularmente de forma efectiva suscompras para apoyar la innovación en las empresas españolas. La falta de co-ordinación entre la planificación de las compras, las competencias del tejidoempresarial español y las políticas de desarrollo industrial y tecnológico, haceque los proveedores nacionales no puedan estar preparados convenientemen-te en el momento de participar en los concursos de la administración, y que noexistan posibilidades reales de potenciar a largo plazo sectores de interés es-tratégico de titularidad nacional.

■ Ejemplos pasados que evidencian este hecho son la negociación de los con-tratos de retorno en la industria aeronáutica militar, la dotación de maquinaria yequipamientos para el tren de alta velocidad AVE, el desarrollo y construccióndel satélite Hispasat, etc. La falta de planificación a largo plazo de la demandade alta tecnología del conjunto de las administraciones públicas, y su insufi-ciente alineamiento con las políticas de desarrollo industrial y tecnológico, ha di-ficultado probablemente que las empresas orienten sus estrategias y cuentencon el tiempo necesario para poder competir con proveedores extranjeros.

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■ En España no existe tradición de grandes instalaciones de investigación cientí-fica, lo que en otros países ha tenido favorables consecuencias tanto en el de-sarrollo de la capacidad tecnológica de su industria en el corto plazo, como ensu desarrollo científico.

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Diagnóstico sobre la demanda pública:

Las compras públicas y los grandes programas de modernizaciónplanteados por las administraciones no han tenido consecuenciassignificativas para el fomento de la innovación tecnológica.

El sistema financiero■ La financiación de la innovación tecnológica no se adapta a los instrumentos finan-

cieros tradicionales, cuyas garantías deben descansar en activos reales. Esto obligaa que las empresas deban financiar la innovación mediante recursos propios.

■ La institución de capital-riesgo fue creada para proporcionar fondos propios ne-cesarios para innovar. Esta institución solamente es plenamente viable cuandoexisten mecanismos ágiles de desinversión, como los denominados segundosmercados de valores.

■ El volumen del capital-riesgo en nuestro país es reducido cuando se comparacon Estados Unidos y Japón. Mientras que en países como los Estados Unidosy el Reino Unido inversores de este tipo prestan mucha atención a las empre-sas de tecnología punta, en España (y en otros países europeos) estos fondosse dirigen más bien a la financiación de actividades establecidas en sectoresconsolidados con posibilidades claras de crecimiento futuro (especialmente a laexpansión de operaciones comerciales y productivas), en lugar de emplearse enfinanciar procesos puramente innovadores. Como muestra, un 86% de los31.023 MPta de capital-riesgo invertidos en 1996 correspondió a operacionesde crecimiento para sociedades consolidadas, y sólo un 6,2% de la inversión dedicho ejercicio se dedicó a capital semilla y arranque (ASCRI, 1997).

■ Además de los riesgos adquiridos, en línea con los asumidos en otros países,las expectativas de beneficios de estas inversiones son reducidas, no sólo porlos riesgos, sino principalmente por el bajo volumen de proyectos relacionadoscon estas inversiones, lo que no permite compensar pérdidas y beneficios.

■ La apertura a mercados exteriores no viene a ofrecer al inversor nuevos incen-tivos, por considerarse que esta estrategia obliga a incurrir en nuevos riesgos einversiones, debido a las barreras que deben superarse: monetarias, comercia-les, idiomáticas, homologaciones, legislaciones diferentes en cada país, etc.

■ La legislación vigente dificulta la creación de capital-riesgo. Así, mientras que enotros países los fondos de pensiones y las compañías de seguros son los prin-cipales inversores en capital-riesgo, en España los primeros son participantesminoritarios y a las últimas les está vetada su participación.

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Cuadro 3.5.Problemas del

capital-riesgo enEspaña

El capital-riesgo, instrumento de financiación fundamental para la innovación enel tejido empresarial, presenta un desarrollo muy limitado en España. El análisisde la situación en nuestro país y en otros países desarrollados, revela diferentescausas de este problema:

■ Limitación, provisionalidad y rigidez de la legislación vigente.■ Inadecuado tratamiento fiscal. ■ Escasez de vías de desinversión de las participaciones, especialmente en los

mercados de valores.■ Carencia de índices de rentabilidad y riesgo de las carteras de capital-riesgo.■ Escasa actividad de fondos de pensiones y compañías de seguros.■ Carencia de una cultura individual de emprendedores.■ Desconocimiento del concepto de capital-riesgo entre las PYME.■ Carencia de analistas formados en capital-riesgo en las entidades financieras.■ Determinadas malas experiencias en el pasado con resultados decepcio-

nantes.

Diagnóstico sobre el sistema financiero:

Los instrumentos financieros diseñados para la innovación no estánsuficientemente desarrollados en España. La creación de nuevasempresas y la desinversión en empresas consolidadas se ven espe-cialmente dificultadas por las características actuales del mercadofinanciero español.

Fuente: Adaptado de Martí Pellón, 1995 y Mesa de Expertos sobre el Mercado y la Innovación, 1995

■ Dada la atonía de la oferta privada, las administraciones públicas han tomado lainiciativa en la creación de estos fondos, lo que constituye una anomalía frentea los países más adelantados. La experiencia demuestra que ha sido más fácilel éxito de estas sociedades de titularidad pública cuando han tenido una ges-tión profesionalizada o han sido transferidas al sector privado.

■ Los mercados de valores tradicionales no están orientados hacia la innovacióntecnológica. Esto dificulta el desarrollo del capital-riesgo al no facilitar vías parala realización de participaciones. Esta situación contrasta con la realidad esta-dounidense, donde un segundo mercado, especializado en empresas media-nas de alto crecimiento (NASDAQ, actualmente fusionado con AMEX), tiene unacapitalización que supera a la del primer mercado. En el ámbito de la UE, el se-gundo mercado, EASDAQ, se ha convertido ya en una realidad operativa, aun-que todavía con un escaso número de empresas. La necesidad de tener un am-plio mercado hace muy deseable que esta iniciativa se extienda con rapidez yeficacia por toda la Unión Europea.

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El capital humano■ El nivel de educación en España ha experimentado una notable mejora en los úl-

timos años. Así, mientras que solamente un 8% de las personas nacidas entre1928 y 1937 tenían estudios de bachillerato, este porcentaje para las nacidas en-tre 1958 y 1967 es ya del 41%. Es de resaltar que, a pesar de esta sustancialmejora, nos encontramos todavía muy alejados de países como Alemania (89%),Reino Unido (81%) o Francia (67%) (CECS, 1996).

■ El déficit histórico español de educación es muy considerable, pues el 8% an-teriormente citado debe ser comparado con el 69% para las personas nacidasen Alemania en el periodo 1928-1937, con el 29% de los franceses y con el51% de los ingleses con estas mismas edades. No es de extrañar que la for-mación del empresario medio español sea considerablemente menor que la desus homólogos europeos, como indican diversas estadísticas (Palafox y otros,1995).

■ Es una opinión muy extendida que este déficit de formación de la sociedad es-pañola es una de las principales causas de que el sector productivo no sea ca-paz de transmitir sus necesidades de formación e innovación al sistema docen-te y a la administración en general, y seguramente sea productor de la sensa-ción de falta de planificación de la oferta universitaria.

■ Las empresas españolas cuentan con menos personal técnico que las europe-as. Según la clasificación de ocupaciones laborales ISCO de 1988, estos pro-fesionales representaban, sobre el total de los empleados en España, 10 pun-tos porcentuales menos que la media europea, si bien nueve años antes estadiferencia era de 12 puntos.

■ Los graduados en ingenierías y ciencias suponen en España aproximadamenteun 5% del total de los titulados españoles, mientras que en países comoFrancia, el Reino Unido, Irlanda, Alemania o Dinamarca superan o se aproximanal 10% (CE, 1994b). A pesar de ello, la tasa de desempleo de nuestros gra-duados es similar a la de dichos países (IRDAC, 1994).

■ En los últimos años se ha producido un aumento de los estudiantes de carre-ras de ciencias experimentales y técnicas. En el curso 94-95 casi un 30% de losestudiantes universitarios cursaban este tipo de estudios (Consejo de Univer-

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Diagnóstico sobre las inversiones de capital-riesgo:

El reducido mercado que ofrece España para las operaciones inno-vadoras más frecuentes es considerado como uno de los principalesobstáculos para una verdadera implantación y consolidación de losinversores de capital-riesgo.

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con este perfil.

RecomendacionesLas compras públicas, la legislación del mercado financiero y el contenido de las en-señanzas deben influir en la actitud frente a la innovación de la sociedad y especial-mente de la clase empresarial. Las compras públicas, debidamente coordinadas conlas políticas tecnológicas, son un buen instrumento para aumentar la capacidad tec-nológica de la empresa, sin ser un elemento que pueda distorsionar el mercado.

El mercado financiero debe adoptar nuevos mecanismos para facilitar activi-dades empresariales innovadoras, aportando recursos en forma de capital y faci-litando los procesos de desinversión cuando las empresas se hayan consolidado.

El sistema educativo, en sus diferentes niveles, debe ofrecer formación empre-sarial para facilitar la rápida incorporación a la empresa no sólo de los recién gra-duados, sino también de aquellos investigadores que en un momento de su vidaprofesional decidan reorientarse al mundo de la empresa.

Poder de fomento de la innovación de las inversiones delEstado■ Las administraciones deben emprender planes internos de modernización y pla-

nes sectoriales con importantes consecuencias económicas y amplios conteni-

sidades, 1995).

■ La oferta de formación empresarial es muy escasa en las escuelas de ingenie-ría y prácticamente inexistente en las de ciencias experimentales. Tampoco lasescuelas de negocios han sentido la necesidad de desarrollar programas es-pecíficos de gestión de la innovación tecnológica. Todo ello constituye un indi-cador indirecto de la débil demanda en las empresas de recursos humanos

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Diagnóstico sobre el sistema universitario:

Las necesidades de innovación y las peculiaridades regionales no sereflejan en los planteamientos que han guiado el reciente creci-miento de la oferta universitaria.

Diagnóstico sobre formación empresarial:

La formación universitaria, tanto en ciencias experimentales comotécnicas, no ha incorporado en sus curricula formación para que losestudiantes adquieran una visión del quehacer empresarial. Las es-cuelas de negocios tampoco han incluido de forma regular las en-señanzas de gestión de la innovación.

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Recomendación:

La administración central deberá elaborar, dentro del Plan de Inno-vación, unos programas directores para acompañar cualquier plan demodernización o de políticas sectoriales, dando especial considera-ción a las futuras exigencias de normalización y homologación. Estosprogramas orientarán la redacción de las especificaciones tecnológi-cas de los concursos públicos de adquisición de productos y servicios,y las condiciones técnicas de las acciones de modernización.

dos tecnológicos, los cuales pueden ser vehículos adecuados de políticas defomento de la innovación.

■ Las administraciones del estado deberían elaborar y publicar periódicamente,con carácter plurianual, unos programas directores de innovación tecnológicapara las compras públicas, que se incorporarían al Plan de Innovación. Ello per-mitiría que las administraciones desarrollasen una política tecnológica planificadaa medio y largo plazo y coordinada con las políticas de innovación, así como quelas empresas pudieran utilizar esta referencia tecnológica en sus planteamientosestratégicos. Estos programas deberían convertirse en una guía para definir lasespecificaciones tecnológicas de las futuras adquisiciones públicas.

■ Para la elaboración de estos programas directores, se partiría del potencial ac-tual de las empresas españolas y, adicionalmente, se ofrecerían ayudas para cu-brir todas las etapas de innovación, permitiendo de este modo situar a las em-presas españolas en un nivel competitivo en tecnología de cara a los proyectosde compras públicas.

■ Los programas directores deberían incorporar en sus propuestas los programasde grandes instalaciones y proyectos científicos que, como se ha dicho, no hansido frecuentes en España, y son dinamizadores del incremento de la capaci-dad tecnológica de las empresas.

■ Como es lógico, este enfoque ha de ser compatible con los principios de trans-parencia, competencia y economía para el comprador.

Un marco financiero adaptado a la innovación■ Las administraciones deben promover una regulación del capital-riesgo especí-

fica, completa y coherente con la filosofía del mismo. Las disposiciones queafectan a la práctica del capital-riesgo aparecen en distintos contextos legislati-vos y, por ello, no han sido específicamente diseñadas para su incentivación.Frente a la actual dispersión normativa, se hace necesario un marco legal y fis-cal estable que incentive a los inversores a comprometer sus recursos a largoplazo en operaciones de arranque de empresas y desarrollo tecnológico. Estemarco debería:

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• Mejorar la fiscalidad asociada a la desinversión, para lo que el instrumentomás directo es la distribución a lo largo de los años de los coeficientes fisca-les aplicados a las plusvalías realizadas por desinversión.

• Estimular la participación en nuevos proyectos y eliminar las restricciones le-gales que hoy impiden a algunos agentes, como las compañías de seguros,entrar a formar parte de la oferta del sector.

■ Con el objeto de estimular la confianza de los inversores, se debería promoverun programa de elaboración y publicación de índices de rentabilidad y riesgo delas participaciones mantenidas por las instituciones de capital-riesgo. Las ad-ministraciones autonómicas y locales deberían emprender acciones de difusiónde las oportunidades que ofrece el capital-riesgo.

■ En lo referente a los mercados de valores, las posibilidades de acceso a finan-ciación a largo plazo aumentarían con la puesta en marcha de un segundo mer-cado especializado en PYME, a semejanza del estadounidense NASDAQ1, mo-delo que ha seguido el proyecto europeo de mercado de valores, EASDAQ, elcual debería ser apoyado desde España.

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1 NASDAQ es un mercado continuo (basado en una red telemática) especializado en empresasrelativamente pequeñas, de alto crecimiento y con niveles de riesgo más altos que los normalmenteasociados a empresas que cotizan en los mercados de valores convencionales.

Recomendación:

La administración deberá revisar la legislación de capital-riesgo te-niendo especial cuidado en facilitar las acciones de creación de nue-vas empresas y la desinversión en las ya consolidadas.

Recomendación:

El sistema financiero deberá crear segundos mercados orientados alas PYME con un alto potencial de crecimiento. Por razones de di-mensión y liquidez su alcance debe ser europeo y aprovechar las ven-tajas de la moneda única.

Recomendación:

Las administraciones autonómicas y locales deberán emprender accio-nes de difusión de los objetivos de las sociedades de capital-riesgo.

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■ Es necesario avanzar en la profesionalización o en la privatización de la gestiónde las sociedades públicas de capital-riesgo.

Formación de personal tecnológico para la empresa■ La actitud de una sociedad ante la innovación se induce desde los primeros ni-

veles de la enseñanza. Es necesario, por lo tanto, insistir en el esfuerzo de la for-mación que debería ir acompañado por campañas de difusión y concienciaciónde la opinión pública.

■ Es necesario fomentar la utilización de mecanismos que faciliten el conocimien-to de la vida empresarial y de la tecnología a los estudiantes españoles en to-dos sus niveles. En muchos países (Dertouzos y otros, 1989) se han conside-rado caminos adecuados a este respecto las prácticas en empresas, la realiza-ción de tesis y tesinas en directo contacto con el mundo empresarial, e inclusolas subvenciones para la contratación de personal de reciente graduación deciertos niveles o con especialidades técnicas.

■ La gestión de la innovación debería incluirse entre las materias que se enseñanregularmente en escuelas de ingeniería y de ciencias experimentales. Los con-sejos sociales de las universidades deberían concretar estas necesidades a laspeculiaridades de su entorno social.

■ Debería asimismo fomentarse la formación teórica en gestión empresarial paratecnólogos. Un posible camino sería la incentivación de la participación de es-tas personas en cursos similares a los denominados de “entrepreneurship”,existentes en prestigiosas universidades anglosajonas. Un objetivo último de es-ta acción sería propiciar la creación de nuevas empresas por parte de este per-sonal.

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Recomendación:

La consolidación de la cultura tecnológica de la sociedad debe serun objetivo prioritario de todas las instituciones educativas, admi-nistrativas y de la sociedad civil.

Recomendación:

Los consejos sociales deben asumir, como una de sus tareas priori-tarias, la responsabilidad que les atribuye la Ley de Reforma Univer-sitaria para la adecuación de la oferta universitaria a las necesida-des empresariales y sociales de su región.

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Recomendación:

Deberán fomentarse acciones de formación de tecnólogos para laasunción de responsabilidades de gestión empresarial.

Recomendación:

Deberán fomentarse las acciones de incorporación de científicos ytecnólogos de distintos niveles al mundo empresarial aprovechandoel potencial del colectivo de jóvenes investigadores. La formacióncontinua debe ser un instrumento para incrementar la capacidadtecnológica de las empresas.

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Lista de abreviaturas

AMEX American Stock ExchangeANCES Asociación Nacional de CEI EspañolesANEP Agencia Nacional de Evaluación y ProspectivaANIEL Asociación Nacional de Industrias Electrónicas y de TelecomunicacionesAPTE Asociación de Parques Tecnológicos de EspañaASCRI Asociación Española de Capital-Riesgo InversiónATYCA Apoyo a la tecnología, la seguridad y la calidad industrial (Iniciativa)CAICYT Comisión Asesora de Investigación Científica y TécnicaCDTI Centro de Desarrollo Tecnológico IndustrialCE Comisión EuropeaCECA Comunidad Europea del Carbón y del AceroCECS Centro de Estudios del Cambio SocialCEDEX Centro de Estudios y Experimentación de Obras PúblicasCEHIPAR Canal de Experiencias Hidrodinámicas del PardoCEI Centro de empresas e innovaciónCEJ Centro de Estudios JurídicosCEP Centro de Estudios Políticos y ConstitucionalesCICYT Comisión Interministerial de Ciencia y TecnologíaCIDA Centro de Investigación y Desarrollo de la ArmadaCIDE Centro de Investigación y Documentación EducativaCIEMAT Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y TecnológicasCIS Centro de Investigaciones SociológicasCIT Centro de innovación y tecnologíaCPI Centro público de investigaciónCSIC Consejo Superior de Investigaciones CientíficasEASDAQ European Association of Securities Dealers’ Automated QuotationsEBN European Business Center NetworkEE.UU. Estados Unidos de AméricaEFA European Fighter AircraftEITE Eusko Teknologi Ikertegien Elkartea (Asociación Vasca Centros

Investigación Tecnológica)EPF Encuesta de Presupuestos FamiliaresEVCA European Venture Capital AssociationFEDER Fondos Estructurales de Desarrollo RegionalFEDIN Federación Española de Asociaciones de Investigación IndustrialFEDIT Federación Española de Entidades de Innovación y TecnologíaFEIT Federación Española de Organismos de Innovación y TecnologíaI+D Investigación y desarrolloIAC Instituto de Astrofísica de CanariasIASP International Association of Science ParksIDAE Instituto para la Diversificación y Ahorro de la EnergíaIEO Instituto Español de OceanografíaIFA Instituto de Fomento de AndalucíaIFR Instituto de Fomento Regional de Asturias

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IGAPE Instituto Gallego de Promoción EconómicaIGN Instituto Geográfico NacionalIHM Instituto Hidrográfico de la MarinaIMADE Instituto Madrileño para el DesarrolloIMD Institute of Management Development (Lausanne)IMPI Instituto de la Pequeña y Mediana Empresa IndustrialIMPIVA Instituto de la Mediana y Pequeña Industria ValencianaINE Instituto Nacional de EstadísticaINFO Instituto de Fomento de la Región de MurciaINIA Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y AlimentariaINM Instituto Nacional de MeteorologíaINSHT Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el TrabajoINTA Instituto Nacional de Técnica AeroespacialIPSFL Institución privada sin fines de lucroIRDAC Industrial Research and Development Advisory CommitteeISC III Instituto de Salud Carlos IIIITGME Instituto Tecnológico GeomineroJRC Joint Research Center (Centro Común de Investigación)LBO Leveraged buy-outLIE Laboratorios de Ingenieros del EjércitoLOFAGE Ley de Organización y Funcionamiento de la Administración General del

EstadoLRU Ley de Reforma UniversitariaMBO Management buy-outMINER Ministerio de Industria y EnergíaMITI Ministry of International Trade and IndustryNASDAQ National Association of Securities Dealers’ Automated QuotationsNIST National Institute of Standards and TechnologyNVCA National Venture Capital AssociationOCDE Organización para la Coperación y el Desarrollo EconómicoOPI Organismo público de investigaciónOTRI Oficina de transferencia de resultados de investigaciónOTT Oficina de transferencia de tecnologíaPACTI Plan de Articulación del Sistema Ciencia-Tecnología-IndustriaPATI Plan de Actuación Tecnológico IndustrialPETRI Programa de Estímulo a la Transferencia de los Resultados de la

InvestigaciónPFCT Programa de Fomento de la Capacidad TecnológicaPIB Producto interior brutoPITMA Programa Industrial y Tecnológico MedioambientalPNCI Plan Nacional de Calidad IndustrialPYME Pequeña y mediana empresaRELE Red Española de Laboratorios de EnsayosRIS Regional Innovation StrategiesRITTS Regional Innovation and Technology Transfer StrategiesROA Real Instituto y Observatorio de la Armada en San FernandoSBT Plan de Desarrollo en Sectores Básicos y TransformadoresSPRI Sociedad para la Promoción y Reconversión Industrial (País Vasco)UE Unión Europea

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Anexo IMetodología y participantes en laelaboración de este documento■

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El proceso de elaboración de este documento se ha extendido a lo largo de tresaños y se ha desarrollado en dos etapas bien diferenciadas.

La primera dio como resultado el denominado Libro Verde, cuyo título es“Documento para el debate sobre el sistema español de innovación”, debido a quesu principal objetivo era servir de base a una discusión que debería desarrollarseen todo el país. Se tenía la certeza de que era necesario abrir un debate nacionalsobre el tema de la innovación tecnológica y que para ello era imprescindible unsoporte documental, que guiara las discusiones.

La segunda etapa ha sido el citado debate, que se ha realizado con determina-dos colectivos académicos y empresariales en todas las comunidades autó-nomas.

La preparación del Libro Verde se basó en una metodología ampliamente expe-rimentada por Andersen Consulting, que se encargó de su aplicación a este pro-yecto. Un largo trabajo de gabinete permitió redactar un primer documento queseguía el modelo del sistema nacional de innovación de Freeman, Lundwall yNelson, y resumió un gran número de referencias bibliográficas referidas tanto aEspaña como a los países de nuestro entorno y, por supuesto, a trabajos teóricosy empíricos sobre innovación tecnológica.

La decisión de usar el modelo del sistema nacional de innovación y su particiónen los cinco subsistemas fue motivo de una detallada reflexión. Se ha podido com-probar que esta herramienta es muy adecuada para un análisis destinado a reco-ger opiniones de personas que participan en el proceso de innovación, pero queno son estudiosos del mismo. Ha sido muy fácil centrar en este concepto lasnumerosas discusiones mantenidas tanto en la primera como en la segunda eta-pa de elaboración del presente documento. Deliberadamente se optó por el estu-dio desde cada uno de los subsistemas y no desde las relaciones que se estable-cen entre ellos. Este segundo enfoque fue descartado porque exige un conoci-miento previo de las peculiaridades del sistema y no se consideró adecuado parael debate público y muy abierto que se quería organizar. Para el lector interesadopuede ser muy recomendable la lectura del libro de Fernández de Lucio y Conesa,ya citado en estas páginas, que recurre a este enfoque para analizar con grandetalle las estructuras de interfaz del sistema español de innovación.

El contenido del primer documento, nacido de las múltiples consultas bibliográ-ficas realizadas, fue sometido a análisis por cuatro mesas de trabajo especializa-das en subsistemas de administraciones, infraestructuras, sistema público de I+D,y mercado y factores productivos.

Las opiniones divergentes o no coincidentes con el documento de partida fue-ron de nuevo analizadas y contrastadas con más de cien expertos, en conversa-ciones individuales.

La información recogida fue reunida y estructurada en dos capítulos, uno dedi-cado a una descripción general del sistema español de innovación y otro con lasconclusiones de los diagnósticos, convenientemente soportadas con datos y opi-

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niones contrastadas, y las recomendaciones derivadas de estas observaciones,también justificadas. Este resumen ocupa las ochenta y cuatro páginas centralesdel Libro Verde.

Como ya se ha comentado, un debate nacional sobre innovación tecnológicaha sido el núcleo de la segunda etapa de preparación de este Libro Blanco. Se haorganizado una sesión en cada una de las 17 comunidades autónomas con par-ticipación de expertos conocedores de la situación regional de la innovación, quepertenecían a los colectivos empresariales, académicos y de la administración.Estos expertos han debatido durante más de cuatro horas el contenido del LibroVerde, intentando dedicar una atención específica a cada uno de los cinco sub-sistemas.

Además, se han celebrado debates con una estructura parecida en las Uni-versidades Politécnicas de Barcelona, Madrid y Valencia, con el colectivo de laFederación Española de Entidades de Innovación y Tecnología, en el Consejo Su-perior de Investigaciones Científicas de Madrid, en el Ayuntamiento de Tres Cantosy en el Ministerio de Industria y Energía.

El actual Libro Blanco se ha beneficiado extraordinariamente de estos debates,que han aportado fundamentalmente nuevas visiones desde las diferentes pers-pectivas regionales. Las conclusiones y recomendaciones del primer documentohan podido ser corregidas y matizadas, y se han aportado nuevas opiniones, quehan podido ser contrastadas en los sucesivos debates, para respaldar la actualredacción.

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Participantes en el debate sobre el sistema español de innovación

Comunidad Autónoma de Andalucía Sevilla, 10 de diciembre, 1997

Presidente: José Luis Pino MegíasRelator: José Antonio MorenoModeradores: Luis Salvador Martínez

José María QuintanaJosé Luis Ruiz de la Torre

Participantes: Pilar Aranda RamírezJosé María BuenoSalvador Durban OlivaJuan Carlos Fernández de la CruzJuan Gibert RaholaJavier IglesiasJuan Ramón Medina PreciosoJosé Manuel Olías JiménezJosé Olivares PascualFelipe Romera LubiasBelén Sánchez PeinadoJosé Sánchez SánchezJosé María SequeirosFrancisco Manuel Solís Cabrera

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Participantes en el debate sobre el sistema español de innovación

Comunidad Autónoma de Aragón Zaragoza, 26 de febrero, 1998

Presidente: Luis García PastorRelator: José Carlos ArnalModeradores: Armando Roy Yarza

Carlos Javier Navarro EspadaFrancisco Bono Ríos

Participantes: Jorge BernabéMaría CampoAntonio CasaoLuis DelgadoJosé Antonio Domínguez AndreuJosé Luis FandosFernando Fernández CuelloLuis Fernández OrdóñezJosé Vicente García EsteveJuan Manuel GaricanoJosé Joaquín Gerona de la FigueraJosé Enrique Girón MuntadasCarlos Gómez AscasoAbelardo Martínez IturbeManuel Muniesa AlfonsoVictor Orera ClementeSantiago PasamarJosé Luis PelegayÁngel Pérez NavarroCarmelo Pérez SerranoJuan RepisoVicente Salas FumásJavier Sánchez AsínGerardo Sanz SáinzJosé Manuel Villarig Tomás

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Participantes en el debate sobre el sistema español de innovación

Comunidad Autónoma del Principado de AsturiasGijón, 12 de noviembre, 1997

Presidente: José Antonio Hevia CorteRelator: Beatriz Junquera CimadevillaModeradores: Herminio Sastre Andrés

Emilio Gumiel BergantiñosTomás Reinares Fernández

Participantes: José Luis BarandaEnrique CuestaJuan José del Campo GorostiguiAlberto Díez GonzálezJavier FernándezÁngel Fernández FernándezJosé Esteban Fernández RicoGregorio Fernández RougeotAndrés FerreroJulio Gavito de LuisSantos González JiménezJosé Antonio López BrugosFaustino Obeso CarreraEmilio ParajónJosé Julio ParreñoAmador PérezLucien PoncetJavier Sebastián ZúñigaJosé Luis SuárezJuan Francisco SuárezJorge Xiberta

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Participantes en el debate sobre el sistema español de innovación

Comunidad Autónoma de Canarias Santa Cruz de Tenerife, 19 de enero, 1998

Presidente: Teresa González de la FeRelator: Martín Rodríguez AzeroModeradores: Rosendo Reboso Barroso

Jorge Lemus SaliangopoulosLuis Martínez Sáez

Participantes: Eduardo BezaresRaquel Blanco PrietoEva Rosa Cabrera CabreraAntonio Lecuona RibotLuis Martínez DoresteRafael Maure LizcanoRoberto MorenoAntonio Núñez OrdóñezElicio Rodríguez ReyesFrancisco SánchezJosé Luis Sánchez de la Rosa

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Participantes en el debate sobre el sistema español de innovación

Comunidad Autónoma de Cantabria Santander, 4 de marzo, 1998

Presidente: Pedro José Herrero LópezRelator: Félix VillalbaModeradores: José Manuel García Díaz de Villegas

Pedro Hernández CruzManuel Ampudia

Participantes: José Antonio Arroyo ÁlvarezSalvador Bracho del PinoJavier Castillo CortigueraEduardo de la Mora LasoCarlos de MiguelSegundo de PabloLuis del RíoAntonio Díaz de PazLuis Escalante GalánJosé Antonio Fernández MadrazoEutiquio FomperosaÁngel GandarillasJosé Luis García GarcíaJuan Carlos Gil AgudoCarlos Gómez de DiosFidel Gómez MartínJusto González TarrioFernando Gutiérrez GómezFrancisco IbarzRufino LandaluceIgnacio Les UrresolaRoberto MoralesHumberto MoyanoManuel Ortega MendiLuis PardoJuan ParesAngel Pedraja TeránManuel RevueltaJosé Mª Sarabia AlzagaFernando Viadero

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Participantes en el debate sobre el sistema español de innovación

Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha Toledo, 3 de diciembre, 1997

Presidente: Miguel OlmedaRelator: Luis del Pozo BarajasModeradores: Oscar de Juan Asenjo

José Méndez ÁlvarezFélix Rivas Anoro

Participantes: Javier Díaz HerranzJusto García SorianoIgnacio Gavira TomásMiguel Ángel Gómez MadrigalMaría Luisa GutiérrezFrancisco Jiménez PerisJuan Maza CiordaRafael Molina CantosFrancisco Mombiela MuruzabalFrancisco Montero RiquelmeJoaquín Obis SánchezFrancisco Pardo GutiérrezEusebio Pérez PastorGregorio Ramírez González-OrtegaJuan José Ramírez HijosaJavier Raso SánchezRoberto ReinaManuel Rojo RojoJosé María TarjueloJavier Velasco Mancebo

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Participantes en el debate sobre el sistema español de innovación

Comunidad Autónoma de Castilla y León Valladolid, 24 de febrero, 1998

Presidente: Jorge Font OrdóñezRelator: Miguel Ángel QuintanillaModeradores: María Asunción Orden Recio

Jorge Font OrdóñezJulio Arias Ruíz de Temiño

Participantes: Enrique Álvarez-Llaneza QuirosAlfonso J. ColladosJosé de No Sánchez de LeónLuis Miguel Díez BuenoFrancisco Esteban RedondoAntonio GarcíaJesús García MartínMyriam García MazorraJesús Hernández MéndezJuan Pablo Hervás GarrachónMikel LandabasoPatricio Llorente MuñozBruno Maltras BarbaWim MartensFrancisca Martín TaberneroJuan Miguel Martínez GabaldónAna Núñez NavaLázaro Olivares TafurRafael Pedrosa SáezMª José Pérez MarínJorge Rovira CarballidoAlfredo Sandoval CampillayModesto Santos LópezFrancisco Tinaut FluixáEsteban Villanueva Retuerta

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Participantes en el debate sobre el sistema español de innovación

Comunidad Autónoma de Cataluña Barcelona, 9 de julio, 1997

Presidente: Josep A. Plana I CastellvíRelator: Eduard BonetModeradores: Enric Banda

Pere VicensMiquel Barceló Roca

Participantes: José Luis BarandaXavier BellésJosé Luis Bori de FortunyJesús Carrera RamírezJordi CastellPere Escorsa i CastellsJuan Mª EstebanAntonio GiróJuan Carlos GonzálezJoaquín IbáñezJordi IsernJosep Enric LlebotJuan LlorensSalvador MaluquerDaniel PagesJoao PilotoMontserrat Ponsa i FontanalsFracesc Xavier Rius FerrusLuis SantamaríaFrancisco Serra MestresDavid SerratAlbert SerratosaRafael SuñolJosep Mª Surís i JordáXavier TestarEduard Valenti

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Participantes en el debate sobre el sistema español de innovación

Comunidad Autónoma de Extremadura Mérida, 9 y 10 de octubre, 1997

Presidente: Angel Robina Blanco-MoralesRelator: José Ramón García MartínezModeradores: Ricardo Mª Hernández Mogollón

Miguel Álvarez BayoLuis Crespo Rodríguez

Participantes: Miguel Ángel Aparicio TovarJulio Benítez RodríguezMario Blasco ReyJosé Luis CabreraJulián Cuellar ReynoldsMarcelino Díaz GonzálezJuan Francisco DuqueMiguel Elena RosellóAlfonso Gómez MorcilloJosé Mª Gómez NievesJosé Luis Gurria GascónCarlos Gutiérrez MerinoAndrés Holgado MaestroNatividad LacastaAntonio Libran RonsanoLuis Martínez OrtegaEmilio OsorioFrancisco Javier Prieto RodríguezMaría Dolores SerranoJorge Valle Manzano

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Participantes en el debate sobre el sistema español de innovación

Comunidad Autónoma de Galicia Santiago de Compostela, 26 de enero, 1998

Presidente: José Manuel González GonzálezRelator: Antonio Grandio DopicoModeradores: Rafael Sánchez

Miguel Ángel Merino GilRogelio Conde Pumpido

Participantes: Xavier AlcaláEloy Álvarez PelegryFrancisco Cal PardoRamón CascabelosAraceli de Lucas SánzMerce Faixes i CasalsXosé Luis Fernández CarnedoJosé Manuel HermidaJuan Manuel López-Valcárcel CerqueiraFernando Maldonado de MarcoEnrique Mandado PérezAlberto Mariño FernándezLuis Moreno DiéguezAlejandro Pazos SierraNorberto PenedoBraulio Pérez AstrayCarlos Pérez de VegaCarlos PradoMiguel Ángel Ríos FernándezJesús Ruíz RojoFrancisco SilvaPatricia Somorrostro LópezRafael ValcárcelFélix Vidal Costa

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Participantes en el debate sobre el sistema español de innovación

Comunidad Autónoma de las Islas BalearesPalma de Mallorca, 27 de noviembre, 1997

Presidente: Llorenç HuguetRelator: Enrique TortosaModeradores: Eduard Cesari

José Juan NovasAndreu Ripoll Muntaner

Participantes: Bernardo BalaguerMiquel BibiloniMiquel CarrióJaime CataláPedro DuránLuis FidalgoAlejandro ForcadesAlejandro ForgasJuan GiliFélix GrasesIsabel GuitartMiguel Llabres FelíuAntonio MaríGuillem MateuLuis J. QuetglasVicente RotgerPablo SeguíVicenç TurJulián Villar

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Participantes en el debate sobre el sistema español de innovación

Comunidad Autónoma de La RiojaLogroño, 5 de febrero, 1998

Presidente: Enrique Lapresa NoguesModeradores: Estrella Llanos Barriobero

Javier Ureña LarragánArturo Fernández Villamandos

Participantes: Fernando Aísa MelgosaJosé Antonio AlbaJuan Carlos AyalaAndrés BeracoecheaMario CalvoJesús Ángel CallePedro CamposArturo Colina AguirreSantiago EnguidanosLuis Alfredo FernándezArturo García ForcadaJuan Antonio Gómez TrinidadLeonor GonzálezEduardo González ArroyoIsaac GutiérrezCarmen LomasJosé Martín y Pérez de NanclaresMiguel Ángel Martínez de RibeñaFernando Martínez LandazábalTelmo Martínez SáenzSamuel PuelloSantiago Reig

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Participantes en el debate sobre el sistema español de innovación

Comunidad Autónoma de Madrid Madrid, 18 de febrero, 1998

Presidente: Saturnino de la Plaza PérezRelator: Francisco José Rubia VilaModeradores: Julio Álvarez-Builla

Francisco José Rubia VilaJosé Luis Castañeda Boniche

Participantes: José Ramón AliqueFrancisco Bas MaestreJosé Luis BelinchónJesús Blanco ÁlvarezGuillermo CastañónEmilio CriadoJesús de Benito SanzSantiago de Torres SanahujaLuis Delgado MartínezRicardo Díaz ZoidoFernando A. Dolz SahuquilloJulián González CidEnrique HermanaJoaquín Iglesias AlbiJosé María Insenser FarréFrancisco MarcellánMauro Martín MegíaJesús Miranda de LarraCarlos Nieva MartínezEnrique Otero HuertaAlfonso Remiro BallesterJosé A. RodríguezBenito Sáinz TorresFernando Sánchez SudónJosé Luis SoteloJosé Ramón TiscarAlberto Veboreiro AmaroJavier Villoslada PrietoJosé Luis Virumbrales

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Participantes en el debate sobre el sistema español de innovación

Comunidad Autónoma de la Región de Murcia Murcia, 20 de noviembre, 1997

Presidente: Patricio Valverde MegíasRelator: José Antonio Lozano TeruelModeradores: Francisco Esquembre

Juan Antonio ArocaPedro Molina

Participantes: Juan Albaladejo MontoroRegino Aragón PallarésJesús Cánovas LópezJosé Miguel Cascales LópezBruno DureuxJuan Fernández AceitunoManuel García EsquivaManuel García LaraAntonio Garrido PanesErnesto MartínSalvador Martínez-ArteroRafael Martínez FernándezEulogio MolinaPedro Morales ManzaneraJosé Luis Pérez SusoJosé Mª Salinas LeandroFrancisco Vidal AlbaladejoVicente Vidal MassóAntonio Viedma Robles

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Participantes en el debate sobre el sistema español de innovación

Comunidad Foral de Navarra Pamplona, 26 de noviembre, 1997

Presidente: Emilio IzquierdoRelator: Luis SarriesModeradores: Rafael Muguerza

Xabier Ruíz del Portal AnsoJosé Mª Zabala

Participantes: José María AymerichJavier BaigorriJavier BarazaluleAlfredo BastidaJavier CatalánJavier ChacónFrancisco de ArísteguiFernando de la PuenteUldarico GarcíaJavier GorrochateguiJavier IbilcietaJesús IrrureSergio MorellaMiguel A. MunárrizJosé Antonio Sarriá TerroRamón SolaManuel TorresJesús Ugarte ZugastiJosé Javier Zalacaín

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Participantes en el debate sobre el sistema español de innovación

Comunidad Autónoma del País Vasco Bilbao, 24 de noviembre, 1997

Presidente: Joseba Jaureguizar BilbaoRelator: José Mª Vázquez EguskizaModeradores: Manuel Fuentes Pérez

Félix GoñiJesús Cantera

Participantes: Alberto AbadEnrique Bediaga SagardoiJuan ColmeneroJosé Antonio Cristóbal CallejaJavier de MiguelAnselmo del Moral BuenoJuan José Duque MurúaÁngel Durández AdevaJuan A. Fernández TellecheaJosé Ignacio Goenaga LumbierNestor GoikoetxeaAntón GorriñoJosé Ramón IpiñazarAgustín Iturriaga ElorzaAndoni LaskurainMauricio Lazkano BrotonsJuan Andrés Legarreta FernándezIñaki Letona PicazaAlfonso Martínez CearraRafael Suso ÁlvarezJuan Tomé RuízJuan Mª Zorriqueta

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Participantes en el debate sobre el sistema español de innovación

Comunidad Autónoma ValencianaValencia, 25 de febrero, 1998

Presidente: Carlos Pascual de MiguelRelator: Juan Antonio Tomás CarpiModeradores: Ignacio Fernández de Lucio

José Emilio CerveraJosé Vicente González

Participantes: Antonio Aracil GarcíaRafael Benavent AdriánEnrique BenedeVicente BonoFrancisco Jesús Bueno CañigralJosé María Carrillo de AlbornozJesús Casanova PayaJosé Duato MarínAgustín Escardino BenllochAlfonso EstebanJesús Fernández VigilRafael Ferrando GinerFrancisco Ferrer RipollésEmilio GallegoJesús García LópezJuan Manuel García PucholCarlos García SandovalVicente Gil PrimoJoaquín Ibáñez LucíaFlorentino JusteCarmen Martorell PallásJosé Joaquín Mira SolbesFernando Monera OlmosJosé NúñezRafael Oliver BolinchesCésar Orgilés BarcelóJosé Pio BeltránJavier PortolésJaime PujolJavier QuesadaJosé Luis RipollManuel TabernerEnrique TortosaJosé Ramón Valhondo

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Participantes en el debate sobre el sistema español de innovación

Ayuntamiento de Tres Cantos (Madrid)Tres Cantos, 9 de diciembre, 1997

Presidente: Miguel Ángel Zamarrón MorenoRelator: Gregorio Torres TriviñoModeradores: Ángel García San Román

Emilio MartínezLuis Fernández de los Rios

Participantes: Juan José ArribaGema de Andrés PinillaOscar DíazBaldomero Fernández RondánJavier GarcíaAntonio García BlázquezFrancisco GilMercedes López CabreraLuis Manovel TascónManuel Jacinto Martínez ÁlvarezGustavo Matías ClaveroRafael MingoDaniel Morera AlonsoEnrique Revilla Pedreira

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Participantes en el debate sobre el sistema español de innovación

Consejo Superior de Investigaciones Científicas Madrid, 10 de febrero, 1998

Presidente: Emilio Lora-TamayoModeradores: Manuel Poza

José Luis Huertas DíazPonentes: Daniel Ramón Vidal

José de No Sánchez de León

Participantes: Pedro Bádenas de La PeñaFrancisco José Baltá CallejaEnric Canadell CasanovaAntonio Cerdá CerdáÁngel Durán BravoJosé Luis García FierroGuillermo Giménez GallegoManuela Juárez IglesiasEnrique Macpherson MayolCarlos Martínez AlonsoTeresa Mendizábal AracamaCarlos Miravitlles TorrasEmilio Pascual VázquezFrancisco Serra MestresJosé Ramón Urquijo GoitiaSerafín Valverde López

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Participantes en el debate sobre el sistema español de innovación

Federación Española de Entidades de Innovación yTecnologíaMadrid, 11 de marzo, 1998

Presidente- José Manuel Giral MañasModerador: Relator: Miquel Barceló Roca

Participantes: José Luis Bezanilla RivasJosé Manuel Boronat RamónCarmen Botifoll AlegreFrancisco Buil GimenoAntonio Clavería PastorEnrique Cuesta SuárezJosé Luis Ercoreca MotaLuis García PastorFrancisco Javier García RoblesJavier Iglesias RodríguezMiguel Isaacs AbrilÁngel Lanchas HervalejoIñaki Letona PicazaJosé Antonio López EgañaEnrique Mandado PérezJosé MendíaMaría Dolores Murria MeléJoaquín Ocón CarrerasCésar Orgilés BarcelóRogelio Pozo GarroEnrique Reina ReinaAlbert Roig JuanSebastián Subirats HuertaJoaquín Temprado SerneguetLuis Urkidi ValmañaMauro Villanueva MonzónFrancisco Javier Zabaleta MeríJosé Javier Zalacaín Jorge

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Participantes en el debate sobre el sistema español de innovación

Universidad Politécnica de Cataluña Barcelona, 22 de enero, 1998

Presidente: Jaume PagèsModeradores: Ferrán Laguarta i Bertran

Jesús CarreraPonentes: Pere Escorsa i Castells

Francesc Solé Parellada

Participantes: Antonio AguadoRamón Agustí ComesEduardo AlonsoJosé Mª BaldasanoJaume Barceló BugedaPere BrunetOlga Casals TorresJosep CasanovasJoan Ramón CasasLuis Castañer MuñozLlibert Coll TortosaJordi Corominas DulcetJoan de Pablo RibasJoan de Sola-Morales RubioJosep Dolz RipollesCarlos FerraterJoan Figueras PamiesAntonio Forn AlonsoJosep M. FortFrancisco J. Gil MurAndrés López PitaJosep M. MontanerSalvador MontserratNarcís NabonaAsensi OlivaEugenio OñateXavier OrtegaJosep A. PlanellAlbert Prat BartesLluis PuigjanerJoseba Quevedo

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José M. RedondoFrancesc RobustéJosep Roca CladeraJosep Antoni Rubio SolaSebastia Sallent RibesRamón San MartínAgustín Sánchez-ArcillaLluis TornerLluis Torres UrgellXavier Tort-MartorellMateo ValeroGregori Vázquez GrauRobert Vergés FernándezRamón Vilaseca

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Participantes en el debate sobre el sistema español de innovación

Universidad Politécnica de Madrid Madrid, 3 de marzo, 1998

Presidente: José Ramón Casar CorrederaPonente: Juan Manuel Meneses Chaus

Participantes: Pablo Amigo MartínAurelio Berges GarcíaÁngel Castaño CabañasPilar Chias NavarroAlfonso Cobo EscamillaCarlos Delgado Alonso-MartirenaMario García de MaríaNarciso García SantosFernando Gutiérrez MartínAntonio Hidalgo NucheraManuel López QueroJavier Llorca MartínezLuis Maldonado RamosPilar Martínez GarcíaIsidoro Martínez HerranzAndrés Monzón de CáceresJosé Manuel Páez BorralloLuis Pérez RojasMiguel Reyes CastroJosé Antonio Sánchez FernándezJesús Sánchez LópezJuan Ramón Sanmartín LosadaJavier Segovia PérezRafael Serrada HierroPascual Tarín RemohíManuel Vázquez-Prada y Grande

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Participantes en el debate sobre el sistema español de innovación

Universidad Politécnica de Valencia Valencia, 12 de febrero, 1998

Presidente: Justo Nieto NietoModeradores: José Francisco Duato Marín

Eduardo Primo YuferaPonente: Ignacio Fernández de Lucio

Participantes: Laurent BatailleJosé Bernabeu AubanVicente J. Botti NavarroJosé Manuel Campos QuijadaSalvador CastrilloFrancisco Cavallé SeséAlfons Crespo i LorenteJulio Delgado GomisPedro Fito MaupoeyHermenegildo Gil GómezCarlos Gracia LópezAntonio Gutiérrez GarcíaJuan Miguel MartínezAntonio Mocholí SalcedoPatricio MontesinosVicente Moreno FerreroMª Dolores MurniaEnrique PallarésFrancisco Payri GonzálezJosé Antonio Pérez GarcíaVicente Pérez PlazaJaime Primo MilloLuis Antonio Roig Picazo

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Participantes en el debate sobre el sistema español de innovación

Ministerio de Industria y EnergíaMadrid, 11 de mayo, 1998

Presidenta: Elisa Robles FragaRelatora: Concha Mayoral Palau

Participantes: Carlos BoschAgustín Campos FloresAntonio Cortés RuízCarlos de AguinagaManuel de CastroIgnacio Fonturbel CallejaFrancisco Freire OrtegaJosé Benito FuronesCristina García OrcoyenCristina Jiménez PleiteRafael Lamas CedrónCrisanto Las Heras SanzCarlos López CacicedoJuan Carlos MampasoAgustín Morales BuenoCarlos Piedra Luis-YagüeVictor M. RodrigoÁngel Ruíz RuízCarmen Vela

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Relación de expertos que han colaborado con Cotec en el proceso de elaboración de este documento

Equipo de trabajoMiguel Angel AlarioEnric BandaLuis CalvoJosé Luis de la Fuente Antonio Fernández-RañadaManuel Poza

Expertos consultadosFrancisco AlbisuPedro Echenique LandiribarIgnacio Fernández de LucioFernando Flores

Contribuciones solicitadasEloy Álvarez PelegryJosé Luis Fernández CarneroMikel LandabasoMauricio Lazkano Brotons

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Elena RevillaBraulio TamayoGregorio TorresEnric TortosaManuel Zahera

Eduardo InsunzaPedro PascualMiguel Ángel QuintanillaFernando Tejerina Garica

Javier López FacalMª Teresa MendizábalFernando PalopJosé Miguel Vicente Gomila

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Integrantes de las mesas de expertosreunidas para la elaboración del Libro Verde

Administraciones públicasJosé Ramón AliqueMikel Buesa BlancoJosé Luis de la FuenteAntonio de Lara CruzXabier DomingoManuel Lázaro Lafuente

Infraestructuras de soporte a la innovación Miquel BarcelóJosé Luis BerlanasJesús CastilleroFernando CobeloJosé Manuel GiralArturo Menéndez

Sistema público de I+DJosé Ramón AliqueJulián AlonsoJosé Luis BecerrilJesús BlancoJosé Antonio CorderoManuela JuárezCarlos López BarrioJosé A. Martín

Mercado interior y factores productivos Luis CrespoManuel FuentesJavier GilCarlos LópezRafael López de AndújarJacinto MongeIgnacio Olabarri

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Francisco Marín PérezEmilio MuñozLuis SanzEnrique TortosaLuis UrkidiFélix Yndurain

César OrgilésEmilio PiManuel PozaFelipe RomeraTomás Sierras

Aurelia ModregoEmilio MuñozEugenio A. PuenteMiguel Ángel QuintanillaTomás RodríguezArmando Roy YarzaLuis Sanz

Fernando PadillaVíctor M. Rodrigo NúñezPablo Rubio PérezJordi SerretJosep Mª Surís i JordáJavier Urzay

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Anexo IIDiagnósticos y recomendacionesdel Libro Verde■

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ADMINISTRACIONES PÚBLICAS (LIBRO VERDE)

DIAGNÓSTICOS

Las políticas de apoyo a la I+D y a la innovación no han formado parte de lasprioridades de la administración central del Estado.

Las políticas públicas de apoyo a la I+D y a la innovación han estado más orien-tadas a la mejora de la capacidad científica que al aumento de la competitividaddel tejido empresarial.

Los objetivos de coordinación previstos por la Ley de la Ciencia no se han alcan-zado.

RECOMENDACIONES

La coordinación, planificación y seguimiento de la política de I+D e innovaciónde la Administración del Estado debe ser responsabilidad única de un órganoadministrativo del máximo rango posible, como mínimo una Secretaría deEstado.

La planificación de la política científica y tecnológica de la Administración delEstado debe basarse en dos instrumentos de igual rango: un Plan Nacional deI+D y un Plan Nacional Tecnológico. Su financiación y gestión deberán ser espe-cíficas, aunque coordinadas y presupuestariamente amparadas por sendos fon-dos nacionales.

El énfasis en la coordinación de las políticas de las administraciones central yautonómicas debe hacerse en el ámbito tecnológico y de innovación, utilizán-dose a tal fin el Plan Nacional Tecnológico.

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DIAGNÓSTICOS

El peso de los centros tecnológicos en el sistema español de innovación esmenor que en otros países europeos.

Las características de la oferta de servicios de los centros tecnológicos no seajustan a las expectativas de las PYME.

En un contexto de escasez de recursos para la innovación, se producen nume-rosas y frecuentes duplicidades en la oferta y en la orientación de los centrostecnológicos en España, desaprovechándose las potenciales sinergias de unaeventual coordinación.

Los parques españoles han nacido de objetivos genéricos de desarrollo regio-nal, y no del estudio sistemático de su idoneidad como instrumentos de inno-vación.

La mayoría de los parques españoles no cuentan con una estrategia de trans-ferencia de tecnología entre los centros de investigación y las empresas y entreéstas últimas.

RECOMENDACIONES

La principal misión de los centros tecnológicos debe ser la prestación de servi-cios de soporte tecnológico a las PYME de su entorno territorial.

Los centros tecnológicos deben ser centros especializados en tecnologías rele-vantes para las empresas de su entorno y, simultáneamente, actuar como pun-tos de acceso a capacidades tecnológicas de otros centros tecnológicos espa-ñoles.

Las PYME que sean potencialmente usuarias de los servicios de los centros tec-nológicos deben estar significativamente representadas en sus órganos dedirección. Estos órganos deben definir indicadores clave de rendimiento para loscentros, que permitan la evaluación de su eficacia.

Los parques tecnológicos deben definir acciones dentro de una estrategia cohe-rente que fomente la transferencia de tecnología entre las empresas y centrosde investigación, así como del parque con su entorno.

La promoción de nuevos parques tecnológicos sólo debe llevarse a cabo allídonde coexistan organismos de investigación productores de tecnología y unaactitud empresarial capaz de absorberla.

INFRAESTRUCTURAS DE SOPORTE A LAINNOVACIÓN

(LIBRO VERDE)

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SISTEMA PÚBLICO DE I+D (LIBRO VERDE)

DIAGNÓSTICOS

El sistema público de I+D ha mejorado significativamente la cantidad y calidadde su producción científica.

Las empresas españolas no se benefician suficientemente del potencial científi-co y tecnológico generado por el sistema público de I+D.

El modelo de los OPI que se deriva de la Ley de la Ciencia no tiene como crite-rio inspirador principal su orientación a las necesidades tecnológicas de lasempresas.

Las limitaciones derivadas del ordenamiento administrativo de los OPI condicio-nan negativamente su transferencia de tecnología a las empresas.

Las entidades que constituyen la interfaz entre el sistema público de I+D y lasempresas, que forman la red OTRI/OTT, sólo han obtenido un éxito parcial en suactividad.

RECOMENDACIONES

Las administraciones deben definir marcos legales y de gestión específicos paralos OPI que desarrollan I+D no orientada, y los que la desarrollan orientada a laaplicación empresarial.

La Administración debe emplear la prospectiva tecnológica y los programas delPlan Nacional Tecnológico para especializar a los OPI orientados en áreas tec-nológicas de aplicación presente o futura en las empresas españolas, con voca-ción de constituir centros de excelencia.

La gestión de los OPI orientados debe basarse en un conjunto de “indicadoresclave de rendimiento” que permitan medir su grado real de orientación a la apli-cación industrial de su actividad.

La figura del instituto universitario definida en la LRU debe emplearse más fre-cuentemente como instrumento de orientación de la investigación universitaria.

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EMPRESAS (LIBRO VERDE)

DIAGNÓSTICOS

La cultura empresarial dominante no considera a la innovación tecnológicacomo un factor clave de la competitividad, y hace a las empresas españolasmás conservadoras que sus competidoras de los otros países desarrollados.

Las empresas españolas que innovan no dedican suficientemente recursosfinancieros y humanos al proceso de innovación.

Las empresas españolas que innovan lo hacen de forma aislada, tanto de otrasempresas como de los restantes agentes del sistema español de innovación.

RECOMENDACIONES

Las empresas deben asumir el papel central de la tecnología como recursocompetitivo a través de la formulación de planes tecnológicos que se integrenen su estrategia global.

La responsabilidad sobre la gestión de la innovación tecnológica debe situarseal máximo nivel jerárquico en las empresas, para garantizar que la estrategia tec-nológica y la tecnología se integren en el plan de negocio.

Las empresas deben implantar estructuras más planas y menos jerarquizadas,que faciliten la creación de equipos de trabajo multidisciplinar, que han demos-trado ser muy eficaces para la integración de la tecnología en la estrategia denegocio, y para crear actitudes de compromiso mutuo y confianza entre losempleados.

Las empresas deben desarrollar programas de gestión del conocimiento, quegaranticen su capacidad de generar tecnología o de absorberla de otras empre-sas, centros tecnológicos y de investigación, así como la participación de susempleados en la elaboración de los planes tecnológicos.

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DIAGNÓSTICOS

El papel de la demanda privada como incentivo a la innovación es menos acti-vo en España que en otros países desarrollados.

La demanda pública española no utiliza su potencial para impulsar el desarrollotecnológico.

El mercado financiero no ofrece a las empresas suficientes posibilidades definanciación de la innovación.

La demanda de personal técnico por parte de las empresas españolas esmenor, en términos relativos, que en otros países europeos.

RECOMENDACIONES

La Administración del Estado debe elaborar un programa director de investiga-ción tecnológica para las compras públicas, como instrumento de su política deinnovación tecnológica.

Las administraciones deben revisar la legislación del capital-riesgo e impulsarloeconómicamente, así como desarrollar segundos mercados ágiles orientados aPYME con alto potencial de crecimiento.

El Plan Nacional Tecnológico debería incluir un programa de formación de per-sonal tecnológico para las empresas, que fomentara tanto la incorporación detecnólogos a las empresas como su conversión en empresarios.

ENTORNO (DEMANDA Y RECURSOS)(LIBRO VERDE)

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