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Conceptos de Frontera y su desarrollo aplicado al asdojgsdognsdoágnasdo´gnasdo´gnsádognasdo´gnasdo´gnasdo´gnasdo´jgnasdo´gnasdo´gnasdgojnasdojgnasdo´gjnasdojgnasodjg

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  • 105MT DOSSIER Aportes a los estudios de frontera a partir del avance productivo en el norte argentino... [105-122] ISSN 1852-7175

    " Sergio BraticevicInstituto de Ciencias Antropolgicas, Facultad de Filosofa y Letras, Universidad de Buenos Aires, Argentina

    Resumen

    Existen diversas acepciones del trmino frontera provenientes de diferentes campos de estudio en las Ciencias Sociales. De este modo, se est en condiciones de afirmar que se trata de un concepto complejo y polismico, que ha sido influenciado por diferentes disciplinas que estudian los procesos humanos. En este sentido, la principal intencin del autor es presentar una propuesta sobre el tratamiento del concepto de frontera para los estudios rurales, a partir de la indagacin sobre distintos procesos de avance del frente productivo en el norte de la Repblica Argentina. En la misma direccin, se pretenden realizar aportes novedosos teniendo como centro el concepto de formacin social de fronteras para los estudios del espacio rural. Asimismo, se muestran tambin las relaciones entre esta categora y los procesos de subsuncin indirecta, tanto real como formal.

    Abstract

    New contributions for frontier studies from the productive advance at argentinean north with two regional cases. There are varied meanings of the term frontier coming from different fields of Social Sciences studies. Thus, we are in conditions to affirm that this is a complex and polysemic concept, which has beeninspired by diverse dis-ciplines that study the human processes. This way, the authors main intention is to present a proposal on the treatment of the frontier concept for rural studies, starting with the investigation of different advancement processes of the agricultural frontier at Argentinean North. In addition, we pretend to bring forth new contributions centering on the concept of social formation offrontiers for rural spacesstudies. Also, we will show the relation between this term and the processes of indirect subsumption, both formal and real.

    Recibido: 7 de junio de 2013. Aceptado: 29 de julio de 2013.

    Palabras Clave

    Espacio ruralAvance de la frontera productivaFormacin social de fronteras

    Palavras-chave

    Espao ruralAvano da fronteira produtivaFormao social de fronteiras

    Keywords

    Rural spaceAdvance of productive frontierSocial frontiers formation

    Aportes a los estudios de frontera a partir del avance productivo en el norte argentinocon dos casos testigo

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    Introduccin

    A lo largo del presente trabajo se proponen diferentes categoras relacionadas con el trmino frontera, mostrando como ejemplo el anlisis de los procesos de avance productivo en el norte argentino, entendiendo este avance como la puesta en movi-miento de los distintos factores de la produccin. De esta manera, se exponen diversos casos basados en investigacin emprica donde result provechosa la utilizacin de las conceptualizaciones propuestas en un contexto de reduccin del efecto de friccin espacial, fenmeno que ha permitido que los flujos materiales e inmateriales puedan circular a mayor velocidad y con menores costos (Gutirrez Puebla, 1998).

    Primeramente, se realiza una presentacin del trmino en cuestin, su origen y la distincin con el concepto de frente. A continuacin, se describe la definicin turneriana de la frontera, contrastando esta visin con los procesos sucedidos en Amrica Latina. Asimismo, se realiza una propuesta a partir del concepto de frontera productiva, con el objetivo de comprender las transformaciones espaciales recientes que confluyeron en el avance agropecuario e hidrocarburfero a escala regional, aplicando la nocin de formacin social de fronteras.

    Con este aporte, se intenta analizar el proceso conectivo de espacios heterogneos sobre los cuales se despliegan especficas relaciones de produccin con la particular forma en que estas relaciones se encuentran mediatizadas en cada momento histrico por el proceso de construccin de las fronteras polticas del Estado-Nacin (Trinchero, 2000).

    En el mismo sentido se caracterizan, a partir de estas herramientas, los casos del Alto Uruguay y el Chaco Central analizando el proceso de territorializacin (Di Cione, 2004)como parte de la articulacin entre la constitucin de las fronteras estatales y la movilidad de los frentes extractivos, que durante el siglo XX se transforman en fronteras agropecuarias consolidadas. Asimismo, se identifican, en ambos espacios, caractersticas concurrentes a nivel marco (el avance las distintas fronteras, los procesos de subsuncin), a la vez que se muestran ciertas particularidades a meso y micro escala (usos del suelo y puesta en produccin, formas espaciales resultantes, las diferentes modalidades que adopta la reproduccin domstica).

    Primera aproximacin a la categora de frontera

    Bsicamente, podra definirse la frontera como un rea ms o menos permeable a travs de la cual dos espacios que se suponen diferentes entran en contacto. Pueden ser fronteras polticas, econmicas y/o culturales, que se diferencian material y simblicamente. Desde esta perspectiva un tanto genrica, se puede pensar en la frontera como parte del proceso de produccin social de espacio, entendiendo a este espacio geogrfico como producto, condicin y medio para la reproduccin de las relaciones sociales vigentes (Lefebvre, 1974).

    Ms especficamente, para el caso de la constante movilidad de las fronteras agrarias de manera simultnea a la constitucin de los estados nacionales, se ha empleado comnmente la nocin de espacio disponible. De forma general, se puede aseverar que a partir de esta representacin de vaco se fue cimentando el proceso de colonizacin de los estados emer-gentes en Amrica Latina a finales del siglo XIX. En aquel momento, la expansin del espacio productivo y el ejercicio de territorialidad estatal deban barrer las poblaciones originarias que no se correspondan con el incipiente desarrollo moderno y capitalista (Nweheid, 1992).

    Desde el inicio de la postguerra, una vez consolidadas definitivamente las fronteras estatales, estos espacios de fronteras han sido lugar de asentamiento de pequeos productores agrcolas en la faja intertropical de Sudamrica. En este sentido, la frontera

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    debe ser analizada a partir de la consolidacin del espacio productivo rural- en el contexto de la expansin constante de la produccin agropecuaria (Schiavoni, 1997).

    No obstante, para los casos especficos del norte argentino se han identificado, especial-mente durante los ltimos treinta aos, procesos de transferencia de tierra que tienden a modificar ese patrn. Esto puede verificarse en distintos tipos de migracin con rasgos especficos. El desplazamiento rural-rural, que se materializ en el proceso de recampesi-nizacin en algunas reas del Alto Uruguay en Misiones; la migracin rural-urbana, que se desarroll con mayor fuerza en la Provincia de Chaco y el Alto Paran en Misiones; as como la consolidacin a nivel regional de una tendencia a la concentracin en ciudades intermedias las denominadas aglomeraciones de tamao intermedio que, para el caso analizado, son las capitales provinciales, como los ejemplos de Resistencia en Chaco y Posadas en Misiones- (Usach y Garrido Yserte, 2009; Vaparsky, 1995).

    Origen del trmino frontera y su distincin con el concepto de frente

    La procedencia del trmino frontera deriva de frente, un trmino militar que designa la zona de contacto con una armada enemiga. Con la consolidacin del Estado-Nacin moderno durante los siglos XVIII y XIX, la frontera se convierte en sinnimo de lmite entre estos estados. De esta manera, el trmino adquiere un sentido poltico y es asimilado a la concepcin de frontera natural. As, la mayora de los lmites intentan establecerse sobre una caracterstica fsica (Reitel y Zande, 2004).

    Ms tarde, aparecen algunas distinciones entre conceptos asociados a la frontera. Una de ellas es la diferencia entre las expresiones border y frontier. La primera refleja el lmite territorial entre la jurisdiccin de distintos Estados-Nacin. Por su parte, el segundo remite a la articulacin entre dos sistemas socio-espaciales diferentes y donde un frente de inversiones capitalistas y estatales tiene una tendencia a expandirse sobre una zona marginal (Gordillo y Leguizamn, 2002:15).

    De esta manera, el concepto de frontera se nutre de contenido desde diversas disciplinas de las Ciencias Sociales (Geografa, Poltica, Historia, Economa, Sociologa y Antropo-loga, entre otras). Asimismo, tambin se realiza una diferenciacin entre las nociones de frente y frontera. En este sentido, Reboratti resume la distincin de este modo:

    Un frente es un fenmeno transitorio, una lnea mvil de contacto entre diferentes tipos de asentamiento y uso del espacio. El frente puede no estar ligado al desarrollo posterior de una frontera, y es tanto una forma de organizar el espacio como un momento del contacto de la sociedad con territorios hasta el momento no utilizados. Los frentes atraviesan los territorios sin dejar un rastro muy marcado, y estn por lo general ligados a actividades extractivas, puntuales como en la minera, o extensas como en la extraccin maderera o la ganadera de monte (Reboratti, 1990:4). Mientras que se define a la frontera como la franja de transicin entre un espacio ocupado en forma estable y continua por una cierta sociedad y otro que, desde el punto de vista de dicha sociedad en un particular momento de su desarrollo, se encuentra libre (Reboratti, 1979:2).

    A su vez, en los estudios desarrollados en el campo de la Geografa, aparece la categora de frente pionero para denominar la transicin entre un frente que, en su expansin, se transforma espacialmente en una frontera agraria consolidada o, dicho de otro modo, en un rea que se integra al espacio productivo nacional o regional a travs de la colo-nizacin efectiva. En este sentido, Pierre Monbeig analiza los frentes pioneros como: La extensin de la ecmene contina realizndose por medio de la penetracin de grupos humanos pioneros en sectores del planeta an poco habitados. Una regin pionera puede

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    ser definida como uno de estos sectores en curso de incorporacin a la ecmene y distingue entre frentes pioneros y franjas pioneras, las cuales son las mrgenes donde se disean subecmenes ms o menos temporariamente colonizadas (1966:974).

    Para el caso que se analiza, la coexistencia de frentes y fronteras es parte de un proceso que se registra hasta la actualidad. En algunos casos, se habla del final de la frontera agraria por el agotamiento del espacio fsico, como en el ejemplo del Alto Uruguay en Misiones. Desde una perspectiva desanclada a una visin unidimensional del espacio, puede aseverarse que desde hace unos treinta aos se articulan avances de la frontera agropecuaria por desplazamiento o empuje de otras explotaciones (como es el corri-miento de la ganadera en la Regin Chaquea gracias al crecimiento de la soja), con la constitucin de frentes extractivos altamente tecnificados (petrleo y gas en el Umbral al Chaco o foresto-industrial en el Alto Paran). En la Figura 1 se muestran los avances recientes de la frontera productiva a nivel regional a partir de los casos analizados.

    La visin turneriana de frontera y sus diferencias con el caso de amrica latina

    Si se vuelve al origen del concepto, es imposible desconocerel aporte fundacional del historiador estadounidense Frederick Turner (1893), quien recoge un fenmeno de poca y un debate que se vena desarrollando desde mediados del siglo XIX en los Estados Unidos: la expansin territorial hacia el medio-oeste. El autor afirmaba que el avance a travs de esta frontera representaba un espacio de liberacin, una tierra de oportunidades para los nuevos colonos norteamericanos. Se trataba de una tierra libre e inexplorada, en un ambiente hostil, donde los pioneros potenciaran sus posibilidades para el desarrollo individual. As, a travs de la consolidacin de trayectorias sociales ascendentes, la fron-tera constitua una vlvula de seguridad. En este sentido, el actor social emergente, el pionero americano (entendido como productor familiar independiente) encarnara los ideales de la naciente democracia liberal norteamericana (Ratto, 2001; Schiavoni, 1997).

    Figura 1. Avance de la frontera productiva en el Alto Uruguay

    y el Chaco Central. Fuente: ela-borado en base a datos propios

    (2011).

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    Son numerosas las crticas al modelo turneriano de frontera, as como las traspolaciones de esta experiencia para explicar otros casos de extensin de la frontera. Como seala Hevilla (1998), la publicacin de The significance of the frontier in American History estimul la investigacin desde diferentes disciplinas sobre el tema y, de este modo, logr influir en la prctica poltica y el sentido comn sobre la frontera.

    A su vez, Escamilla (1999) afirma que Turner no tuvo en cuenta que el territorio nor-teamericano ya haba sido explorado y que existan ciudades fundadas por franceses y espaoles en el medio-oeste y en el lejano oeste, respectivamente, con anterioridad a la expansin anglosajona. All tambin se localizaban diversos grupos indgenas. Como sostiene Reboratti, Si la frontera oeste de los Estados Unidos puede ser tomada como ejemplo y en muchos casos ha sido el ejemplo- es en verdad muy dudoso que la tierra al oeste de los Apalaches pudiera ser considerada deshabitada, o que no formara parte del ecmeno (Reboratti, 1990:2).

    La visin que resume Turner implica, nada ms y nada menos, gran parte de la con-formacin identitaria actual de la primera potencia mundial. El ideal de democracia individual se reafirm, de este modo, a travs de la posesin efectiva de la tierra, el manejo autnomo de la economa individual y la posibilidad de ascenso social a travs del trabajo rural. En el mismo sentido, Escamilla sugiere:

    Se ha tratado, a travs de la mitificacin del proceso de conquista del oeste que hicieron las obras de Turner y muchos otros, de crear una visin positiva y afirmativa del ideal americano de tener xito en la vida, de realizar grandes proezas luchando con la naturaleza, de construir grandes empresas. La frontera oeste de los Estados Unidos (en el sentido que Turner le da al trmino) se consideraba a travs de una imagen exagerada: un extenso territorio escasamente poblado por granjeros, ganaderos y mineros muy exitosos y sin ciudades, porque el ideal americano ha tenido y sigue teniendo una connotacin buclica, rural y antiurbana. En la formacin ideolgica del ciudadano norteamericano a partir del siglo XIX (y, podramos decir, en la del ciudadano argentino, brasileo y de casi todos los pases del mundo) interesaba mucho realzar ciertos hechos histricos y ocultar otros (1999:3).

    A diferencia de lo planteado desde la visin turneriana, el anlisis del caso brasileo coloca en discusin esta perspectiva de frontera como mbito de democracia e indepen-dencia, como afirmaba Turner (Velho, 1979). Desde este punto de vista, la intervencin del Estado se limita a un proceso desinstitucionalizado de expansin de la frontera agraria en reas marginales, donde el acceso a los recursos y la promocin social se circunscriben a estrategias individuales y a la accin de fuerzas represivas privadas que sobreponen al poder pblico (Schiavoni, 1997).

    Por su parte, Souza Martins (1997) realiza una crtica a la visin turneriana para el estudio de la frontera, tanto dentro como fuera de los Estados Unidos. El despojo hacia la poblacin indgena, la concepcin del vaco y la percepcin de la frontera como lugar de autogestin y libertad afirma- han accionado ms desde una motivacin ideolgica que a partir de una perspectiva terica.

    En este punto es interesante destacar el razonamiento de Otvio Velho en Capitalismo autoritrio e campesinato (1979), ya que el caso brasilero permite establecer el papel del campesinado y con la frontera durante una transicin al capitalismo que requiere un proceso continuo de acumulacin primitiva (Palmeira, 1977 en Schiavoni, 1997). La extensin de la frontera agraria se rige a partir de un proceso permanente de acumulacin originaria y no slo como un estadio inicial del proceso expansivo en el mbito rural1. Asimismo, el autor compara la expansin de las fronteras agrarias en Estados Unidos y Rusia, para finalmente abordar el ejemplo brasileo, desde mediados del XIX hasta la actualidad. En el mismo ao Carlos Reboratti escribe Migraciones y

    1. Un anlisis muy similar se encuentra planteado en el libro El Nuevo Imperialismo (2003) de David Harvey.

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    frontera agraria: Argentina y Brasil en la cuenca del Alto Paran-Uruguay, otro texto que sirve para comprender la extensin de la frontera agropecuaria a nivel regional.

    El primero intenta desentraar la visin de la frontera como un fenmeno que genera productores libres e independientes como base de una sociedad democrtica, contra-poniendo el ejemplo del medio-oeste americano con el caso brasileo. Ante la tesis de Turner, quien propone la posibilidad de trayectoria social ascendente en Nortea-mrica, Velho afirma que la frontera en Brasil desmarginaliza a la fuerza de trabajo proveniente de sistemas represivos del Nordeste, operando como contenedor ante el emergente conflicto por la tierra en reas ya ocupadas (Schiavoni, 1997).

    El desplazamiento de los campesinos, en sucesin cronolgica, hacia el Serto, el Mato Grosso y la Amaznia durante la segunda mitad del siglo XX se relacion estrechamente con las corrientes polticas e ideolgicas que configuraban al Brasil y a la regin, en aquella poca: el desarrollismo y el intervencionismo estatal. En los aos setenta, y en consonancia con lo ocurrido en la Argentina, el agotamiento del modelo sustitutivo de importaciones imprimi un giro hacia la integracin y la liberalizacin con los mercados mundiales. De todos modos, el rgimen autoritario prosigui en la construccin de infraestructuras para la puesta en valor de nuevas tierras y el estmulo a la migracin de la mano de obra hacia dichas regiones. En este sentido, se suceden colonizaciones no planificadas en los estados de Maranho, Par, Rondnia y Acre, ubicados en el Nordeste y la Amaznia.

    Es as como Velho identifica la necesidad de una expansin constante de la frontera agraria en correspondencia con el dispositivo de acumulacin originaria permanente, a remolque de la puesta en produccin de nuevas tierras mediante el trabajo campesino. Este proceso es articulado en la matriz agroexportadora (caf y azcar principalmente) protegida por el Estado como fuente primordial de entrada de divisas.

    Por su parte, Reboratti realiza un anlisis sociolgico a partir de las diferentes fases de expansin, identificando cuatro tipos de fronteras con los tres estados del sur de Brasil (Rio Grande do Sul, Santa Catarina, Paran) y Misiones. La presin demogrfica junto al movimiento de la frontera agropecuaria produce distintos tipos de estructuras agrarias, segn el caso.

    Si bien la clasificacin puede resultar un tanto esquemtica, permite reconocer los desplazamientos histricos en la regin, con especial inters en Rio Grande do Sul, en donde la expansin de la frontera encuentra un mximo de ocupacin territorial en la dcada del sesenta. En las antpodas se coloca el estado de Paran, donde la frontera crece a gran velocidad. Este espacio se consolida como vlvula de escape para los colo-nos que no encuentran lugar en los estados del sur, producindose tambin la ocupacin desde el norte a raz de la expansin del caf desde el estado de So Pablo. Entre 1940 y 1970 el nivel de ocupacin crece del 5% al 60% del territorio productivo estadual, lo cual evidencia un gran crecimiento de estas reas durante el perodo que Velho deno-min Estado Autoritario. Ms tarde, las corrientes migratorias se ven empujadas hacia los estados del Mato Grosso y Gois ante la falta de espacio. Finalmente, la Amazona se erige como la ltima frontera agraria durante los aos setenta (Reboratti, 1979).

    El trmino frontera productiva y la formacin social de fronteras

    Sencillamente, si se piensa la frontera como proceso dinmico, se puede afirmar que cualquier avance o movimiento de flujos orientado al desarrollo agrario, pecuario, hidrocarburfero o agroindustrial es parte de la extensin de la frontera productiva. Se entiende, tambin, que el desarrollo capitalista per seno reconoce lmites estrictos

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    respecto al tipo de actividad, ni en cuanto a las formas espaciales que produce. A su vez, estas ltimas son tipificadas como rurales, urbanas o de transicin slo con el propsito de comprender las transformaciones en reas sumamente dinmicas.

    Por su parte, con la categora formacin social de fronteras se intenta penetrar el pro-ceso de constitucin del Estado argentino a travs de la consolidacin de las fronteras polticas (borders) en combinacin con la apropiacin y valorizacin de los espacios vacos en trminos productivos (frontiers). En este sentido, Hugo Trinchero afirma en Los Dominios del Demonio:

    La construccin de la nacionalidad inscripta en la ocupacin de espacios vacos, construye un otro en trminos de enemigo; que el nfasis puesto en los conflictos territoriales facilita la institucionalizacin del uso de la violencia armada; que las relaciones de produccin presentes en la formacin social de fronteras Chaco Central, generan mecanismos de coercin poltica y militar para garantizar el proceso de valorizacin; que la construccin de tipologas tnicas, estigmatiza los significantes de las contradicciones que en determinados momentos aparecen entre la reproduccin de la vida y la reproduccin del capital; que la naturalizacin del estigma tnico, oscurece las trayectorias sociales de los pobladores y la dinmica de los procesos de subsuncin del trabajo y reproduccin de la vida, al capital; y finalmente, que la construccin de un escenario de revalorizacin del territorio y de la fuerza de trabajo, dilata la regularizacin dominial de sus ocupantes criollos y aborgenes (2002:275-276).

    Siguiendo esta lnea de razonamiento, la expansin de la frontera agraria se desarroll de manera concomitante al proceso de territorializacin del Estado (entendido como el ejercicio efectivo de control sobre el territorio). Durante el proceso formativo del Estado argentino (1870-1930) una vez controlado el espacio de las fronteras internas a finales del siglo XIX- comienza a consolidarse el aparato productivo nacional orien-tado a la exportacin de materias primas. De esta manera, los dispositivos de control y disciplinamiento sociales en la intervencin del espacio vaco indgena se articularon con las hiptesis de conflicto hacia las fronteras externas (Trinchero, 2007)2.

    A la vez que se consolidaba el control territorial del Estado-Nacin, el avance del frente extractivo de colonizacin (Abnzano, 2004) se apoy en diversas explotacio-nes primarias. En el territorio de lo que hoy es Misiones la extraccin de yerba mate y madera fue abrindose espacio en la selva paranaense, mientras que la produccin quebracho-taninera predomin en la regin del Chaco, estableciendo lo que podra tipificarse como una gran formacin social de fronteras a partir de la conformacin de la nueva nacin (Trinchero, 2000).

    Ejercicio de territorialidad y puesta en produccin del espacio de fronteras

    Durante el ltimo tercio del siglo XIX, la ocupacin efectiva del Chaco y las Misiones Jesuticas estuvo basada en la necesidad de colonizar tierras para su posterior puesta en produccin a remolque del proyecto modernizante de la generacin del ochen-ta- a travs de diversos dispositivos estatales que fueron plasmados en el complejo y contradictorio proceso de apropiacin espacial.

    Desde el punto de vista econmico, la tierra no era el nico estmulo a la expansin y demarcacin definitiva de las fronteras estado-nacionales. La conformacin territorial estable del Estado, la puesta en valor del territorio y la consolidacin de mercados

    2. Resultan interesantes los apor-tes, en torno a la conceptualizacin sobre las fronteras, realizados por Boccara (2005), Quijada (2002) y Spota (2010), entre otros. No obstante, se trata de anlisis elaborados desde una perspec-tiva etnohistrica, excediendo los propsitos de este trabajo.

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    de fuerza de trabajo y productos de exportacin, eran factores que se encontraban asociados al proyecto hegemnico de las clases terratenientes de la pampa hmeda.

    De este modo, la nocin de territorio vaco se materializ en el doble proceso de des-territorializacin indgena y la reterritorializacin eurocntrica3, con la constitucin definitiva de los lmites fronterizos del Estado nacional. Este fenmeno de acumulacin originaria pudo materializarse y prolongarse en el tiempo gracias a la nueva clasifica-cin social impuesta a partir de las supuestas diferencias raciales- y una intersubjeti-vidad emergente sobre un patrn moderno y capitalista (Quijano, 2001).

    En este sentido, la imposibilidad de viabilizar un proyecto democrtico con bases sociales se ciment en la negacin de gran parte de la poblacin en la organizacin poltica y social de la nacin. Ahora bien, denegado el derecho de las mayoras, una minora asumi el control estatal, impidiendo la participacin democrtica de la mayor parte de la poblacin. As, los indgenas fueron integrados marginalmente a la nueva sociedad, considerando necesaria la conquista de su territorio y el exterminio de esta poblacin como forma expeditiva de homogenizar la nacin y, de ese modo, facilitar el proceso de constitucin de un estado moderno a la europea. La atraccin de millones de inmigrantes europeos consolidando, en apariencia, la blanquitud de la sociedad argentina forj tambin el proceso de homogeneizacin nacional (Quijano, 2000).

    Finalmente, la poblacin indgena fue, en gran parte, aniquilada o desplazada en los mismos mrgenes fronterizos del estado. Si se trata de homogeneizacin blanca, una referencia innegable lo constituye el ejemplo de los Estados Unidos. All, una cuan-tiosa superficie del recurso tierra fue distribuida en vasta proporcin entre mediana y pequea propiedad (adems de los latifundios) propiciando una notable participacin democrtica en el control de la generacin y la gestin de la autoridad pblica, como se mencion ms arriba (Quijano, 2001).

    De este modo, la poblacin blanca asumi el rol de mando sobre el resto de la socie-dad, ya que indgenas y otros grupos fueron separados de la vida poltica. As, se pudo llevar adelante el dispositivo de re-identificacin nacional por parte de los ciudadanos inmigrantes que pasaban a ser parte de la nacin emergente. A diferencia del caso norteamericano, en la Argentina la extrema concentracin de la tenencia de la tierra y, en particular, de las tierras conquistadas a los indios- volvi imposible cualquier tipo de relacin democrtica, tanto de tipo social como poltica entre los propios blan-cos. Sobre esta base, en lugar de una sociedad democrtica, capaz de representarse y organizarse polticamente en un Estado democrtico, lo que se constituy en su lugar fue una sociedad y un Estado oligrquicos, slo parcialmente desmantelados desde la Segunda Guerra Mundial (Quijano, 2000).

    Por su parte, de manera paralela a la conformacin del Estado centralizado como uni-dad jurdico-administrativa, en el ltimo tercio del siglo XIX la Argentina profundiz su insercin en el proceso de mundializacin capitalista a travs de su integracin al mercado de materias primas, gracias a las excelentes ventajas comparativas que ofreca la tierra. Siguiendo este razonamiento, la expansin de la frontera agropecuaria se desa-rrollaba de manera concomitante a la extensin de las fronteras interiores, mediante el control efectivo del territorio. La ofensiva militar se fundament, entonces, en la doble liberacin del territorio. Esto es, la apropiacin del territorio de la ocupacin indgena para su puesta en valor y la liberacin de la fuerza de trabajo orientada a la reproduccin domstica (Trinchero, 2007).

    A partir de ello, se plantea una contradiccin en la construccin del imaginario geo-grfico nacional. En este sentido, se habl de un territorio en estado de naturaleza, donde imperaba el desgobierno y la barbarie: la conquista del desierto. A este respecto,

    3. Tambin podra identificarse a este proceso como multite-

    rritorialidad. Segn Haesbaert (2005), no se trata de hablar de desterritorializacin -que impli-

    cara la desaparicin completa de formas espaciales pretritas- sino,

    ms bien, de un fenmeno de reterritorializacin discontinuo y complejo que el autor denomina como multiterritorialidad (2005).

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    cabe preguntarse, entonces cmo conquistar el vaco? Quienes all habitaban no fueron considerados como personas, principio que sent las bases para justificar el primer genocidio a gran escala por parte del Estado argentino, a travs del ejercicio sistemtico del terror.

    El proceso de ocupacin territorial interior se sustent, de esta manera, en un doble principio de afirmacin. Por la positiva, se bas en el control efectivo del territorio a partir de la concreta instalacin de las diversas agencias estatales y, por la negativa, se ciment sobre la constitucin de una otredad negadora que consideraba a las pobla-ciones indgenas como enemigas del proyecto modernizante y civilizador. Para el caso del Chaco existen caractersticas dismiles con respecto a la Pampa o la Patagonia. La extraordinaria matanza en estas dos regiones no deba ser replicada si se necesitaba disponer de mano de obra indgena para los emprendimientos agroindustriales de algodn, azcar y tanino, principalmente.

    El pacto entre la corporacin militar y las clases oligrquicas estuvo basado en la expan-sin econmica para el mercado externo pero tambin y como contracara- en la dele-gacin simblica e institucional hacia el ejrcito por la cual, la dirigencia poltica y la intelectualidad orgnica, legitimaron su expansin territorial, ubicando en el centro de la modernidad nacional a la ciudad de Buenos Aires. Ello puede constatarse en el presupuesto nacional de 1863, cuando ms de la mitad del mismo es destinado a la institucin militar.

    De este modo, se produce la profesionalizacin de los cuerpos militares a travs de la jerarquizacin del pago del salario, se mejora el material blico y se crean organismos dependientes del ejrcito con el propsito de fortalecer el podero de la corporacin militar. En este contexto, el despliegue corporativo del ejrcito se materializa en el ejercicio de poder y control sobre los territorios conquistados y a conquistar.

    Es precisamente, en los nacientes Territorios Nacionales donde la modernizada corporacin militar va a desplegar su especfica territorialidad, reproduciendo, adems, un tipo de espacio particular. Desde el punto de vista fsico, la Oficina Topogrfica Militar constituye la seccin ingenieril del Estado Mayor General del Ejrcito, la cual se encarga de la cartografa, geodesia, inventario, archivo y rele-vamiento de planos y mapas, hasta la creacin del Instituto Geogrfico Militar en 1904 (Trinchero, 2000).

    Asimismo, la posibilidad de apropiarse de una parte del territorio colonizado tambin funcion como un estmulo para los hombres del ejrcito que iban abriendo la frontera. Es decir, tanto los altos rangos como los oficiales y reservistas se quedaban con una parte del botn de guerra. De todos modos, la mayora de estas tierras fueron enajenadas, ms tarde, a precios irrisorios debido a la demora en la entrega definitiva de los inmuebles y a la falta de apego a la tierra por parte de la corporacin militar. Adems, cuando se haca pblica la planificacin de alguna campaa, los ttulos de tierra cotizaban en la Bolsa de Londres (Novick, 1992).

    Por aquellos aos se crean los Territorios Nacionales con dispositivos normativos espe-cficos, en los cuales los habitantes no gozaban de derechos ciudadanos y, gran parte del ejercicio de poder, lo ejerca la corporacin castrense. Este hecho colocaba a los militares en un lugar de alto estatus frente al resto de la sociedad local, relativamente nueva y conformada por pequeos colonos y latifundistas ausentistas. Para 1872 se establece la administracin del Territorio Nacional del Chaco, en 1878 el Territorio Nacional de la Patagonia y en 1881 el de Misiones. El primero de estos comprenda las actuales provincias de Chaco, Formosa, parte de Santiago del Estero y Santa Fe y un sector del actual Chaco Boreal paraguayo.

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    En 1884 se dividen estos tres territorios en nueve gobernaciones, Chaco y Formosa para el primer caso, La Pampa, Ro Negro, Neuqun, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego para la Patagonia y Misiones para el homnimo (Minvielle y Zusman, 1996). De todas maneras, las provincializaciones4se producen durante la dcada del 1950, con excepcin del Territorio Nacional de Tierra del Fuego, que lo hace en el ao 1990. Tanto la territorialidad desplegada como el proceso de territorializacin registrado, se fundamentaron en los requerimientos del capital agroindustrial regional y extra-local, en combinacin con las clases oligrquicas del litoral-pampeano junto a la intelectua-lidad orgnica la cual se encarg de determinar el esquema de reproduccin simb-lica bajo las directrices del proyecto modernizante- y, por supuesto, su brazo ejecutor en el terreno de batalla: la corporacin castrense.

    En este sentido, la funcionalidad del ejrcito para los grupos dominantes se cristaliz en el dominio y puesta en produccin de nuevos territorios, en la utilizacin del indio como mano de obra barata (sustentndose su bajo precio en la coaccin extraeconmica) y en el afianzamiento de la hegemona simblica del proyecto ilustrado de nacin. En este modelo racionalizador del Estado, el papel de las fuerzas armadas fue fundamental y se expres a travs de la constitucin de los Territorios Nacionales. Como menciona Trinchero:

    En este contexto, las tareas de reconocimiento y exploracin, sistematizacin y representacin del territorio fueron los pilares en los cuales el ejrcito construy la centralidad de su poder sobre los Territorios Nacionales: sobre las fronteras (interiores), el desierto, se construa paulatinamente una cadena de mandos centralizada a travs de la cual se tejan las utopas geopolticas del poder central (2007:201).

    Tras la institucionalizacin de estos espacios como Territorios Nacionales, era fun-damental controlarlos, ejercer el monopolio de la violencia fsica y orientarlos a la produccin para exportacin. Es decir, llenarlos de contenido de manera moderna y civilizada. Una vez pacificado el territorio comenzara la expoliacin. La apertura de frentes extractivos sostuvo su mayor expresin en la explotacin taninera del Chaco, adems de la extraccin de madera y yerba mate. Ms tarde, se iran extendiendo las fronteras productivas sobre la base de diferentes explotaciones agrcolas ms intensivas: algodn y azcar en el Chaco y t, tung y yerbales implantados en Misiones.

    A mediados de la dcada del cincuenta se provincializan la mayora de los Territorios Nacionales, Chaco en 1951, Misiones en 1953 y Formosa en 1958. Este cambio admi-nistrativo, que otorga mayor autonoma a los gobiernos provinciales, se produce en simultneo con el avance de la frontera productiva pero con grandes porciones de tierra en manos de propietarios ausentistas (sobre todo para el caso misionero), por lo que el posterior desarrollo de productores pequeos y medianos va a encontrarse obstaculizado por dicha situacin. No obstante, la expansin a travs del minifundio va a sustentarse sobre territorios fiscales que manejan los institutos de tierras y colonizacin provinciales.

    Economas de enclave y proceso de subsuncin en la formacin social de fronteras

    La constitucin de economas de enclave, a partir de la expansin de estas fronteras agropecuarias, conform un espacio productivo en gran medida disociado del espacio de reproduccin social, donde actualmente se superponen economas de subsistencia con empleos temporarios en las actividades propias del avance productivo (Garca, 2009a). En este contexto, se generan asimetras espaciales entre las actividades econmicas ms concentradas y tecnificadas con respecto a los espacios de reproduccin local, que se relacionan slo a travs de diferentes mecanismos de subsuncin indirecta.

    4. Con la provincializacin los ha-bitantes de estos territorios pasan

    a tener estatus de ciudadanos, eligiendo al ejecutivo provincial

    y a sus representantes en las cmaras legislativas naciona-les y provinciales. A su vez, el

    Estado provincial pasa a tener su propia polica y mecanismos de

    designacin de jueces, su propia constitucin y poder recaudatorio.

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    Este tipo de relacin marginal se materializa a travs del mercado de trabajo, el trabajo domstico y por medio de las transacciones comerciales que se desarrollan entre el sector minifundista y el capital agrario. Este fenmeno es parte del funcionamiento propio de la formacin social de fronteras, lugar donde ciertas ramas especficas del capital (agrario, comercial, hidrocarburfero) persiguen tasas de ganancia extraordi-narias, evitando la nivelacin producida por la competencia que tiende a igualar los beneficios en reas espacialmente ms consolidadas. De este modo, mediante instru-mentos especficos de regulacin sobre el espacio de fronteras, las agencias estatales y los organismos de desarrollo promueven oportunidades de negocios para que el proceso de acumulacin siga su marcha (Trinchero, 2004).

    Para el caso del Alto Uruguay, hasta hace 35 aos predominaban las explotaciones de especies nativas con escaso procesamiento en el lugar (exceptuando algunos aserrade-ros). A su vez, los poblados eran muy pequeos y se estructuraban, fundamentalmen-te, a partir de una economa de enclave basada en la extraccin sin reforestacin. De este modo, fueron sentndose bases un tanto precarias para la expansin de la produc-cin local. Sin embargo, con avances en materia de infraestructura desde hace unos diez aos (como la consolidacin de caminos y tejidos urbanos, que se tradujeron en mejores condiciones de accesibilidad y distribucin de mercancas) y la conformacin de mercados locales y economas de escala (con algunos pequeos clusters5 madereros) se produce el pasaje hacia un espacio ms integrado con el resto de la provincia, tanto a nivel econmico como territorial.

    En este sentido, en el constante movimiento de la frontera se observaron rasgos de mayor integracin espacial pese a la especializacin tabacalera- que se visualizan en la diversificacin de las actividades complementarias, aunque con escasa orientacin al mercado (pequea ganadera, maz, mandioca, poroto y hortalizas). Asimismo, subsisten enclaves extractivos de madera, pero sin el nivel de tecnologa que se observa en el Alto Paran, acaso la zona maderera ms tradicional (ver Figura 2).

    El boom del tabaco burley se inicia a fines de la dcada del setenta desde el sudeste provincial, hasta alcanzar una dcada despus- los municipios del Alto Uruguay (Rof-man et al., 2008). Con la actividad tabacalera aparecen los dealer multinacionales6, a travs de las empresas acopiadoras llamndose a s mismas con el eufemismo de cooperativas de productores- quienes controlan la totalidad del proceso productivo. Este tipo de integracin vertical se desarrolla bajo la modalidad de agricultura bajo contrato (Baranger et al., 2007; Diez, 2009). De acuerdo con Baranger (2007):

    La produccin tabacalera en el Alto Uruguay puede encuadrarse como un caso tpico de agricultura bajo contrato, porque los productores directos son formalmente agricultores independientes pero trabajan para una compaa que les adelanta los insumos y con la cual asumen el compromiso de entregar su produccin. En esta modalidad de integracin vertical de la produccin las compaas tercerizan el proceso productivo agrcola, aunque conservando un control casi absoluto sobre el mismo (citado en Diez, 2009:108).

    As, los minifundistas tabacaleros conservan la propiedad de dichos medios pero, como afirma Diez: las empresas controlan y supervisan la esfera productiva e imponen pre-cios de acopio y condiciones de entrega en la esfera de comercializacin del producto (2009:33). Los mecanismos de esta clase de subsuncin indirecta se ven reflejados a partir del cambio tecnolgico sobre el proceso laboral domstico, junto con la intro-duccin de formas intensivas de produccin (Gordillo, 1992).

    Por su parte, durante las ltimas tres dcadas, en el Chaco los usos del suelo se han centrado en tres sectores. En las zonas con mejor acceso a fuentes de agua han pre-dominado los cultivos de secano extensivos (poroto alubia, maz y soja) y algunos

    5. Se define por cluster a un es-pacio fsico relativamente acotado en el cual se realiza una actividad econmica con agregacin de valor y encadenamiento productivo, con-formando un espacio econmico integrado tanto con actividades afines, como con el entramado social local, a contraposicin del concepto de enclave.

    6. Se denomina dealer al comprador internacional de hoja en bruto que funciona como pro-cesador final y comercializador de los distintos derivados del tabaco. El mercado mundial de la hoja est dominado por tres dealers estadounidenses: Dimon, Standard Comercial (ambos conformaron en 2005 Alliance One) y Universal. Dichas empresas influyen junto con las compaas cigarreras en la produccin de cada pas, tanto en cantidad como en tipo de hoja. En Argentina, Massalin Particu-lares y Nobleza Piccardo son las filiales de Philip Morris y British American Tobacco, respectiva-mente, dos de los cuatro emporios de cigarrillos ms importantes del mundo (Garca, 2009b).

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    enclaves a base de riego. En las zonas ms ridas cercanas a los bajos de los ros Bermejo y Pilcomayo se desarroll el sector ganadero y silvoganadero (desplazado recientemente por el avance sojero). Por ltimo, el Chaco semirido se encuentra abarcado por parte de la cuenca petrolfera del noroeste argentino y, si bien no aporta tanto volumen a la produccin global de la cuenca, ha alcanzado un fuerte dinamismo durante los ltimos veinte aos gracias al hallazgo de nuevos pozos tanto de gas como de petrleo. La explotacin de las reas de Palmar Largo, El Chivil y Selva Mara en el oeste de Formosase desarrolla en reas con gran cantidad de pobla-cin indgena (ver Figura 3)7.

    En comparacin con el Alto Uruguay, estas reas se encuentran menos integradas a la geografa nacional y poseen menores niveles de densidad en materia de accesibilidad y transporte, por lo que el desarrollo de enclaves extractivos es un tanto mayor. Los polos gasfero-petroleros constituyen su cara ms visible, ubicndose en el este de Salta y oeste de Formosa. A su vez, algunos oasis de riego, enclaves sojeros y frentes madereros completan la geografa extractiva regional, en un espacio donde las isoietas se ubican entre los 600 y 800 mm.

    En este caso, el sector domstico mantuvo la propiedad de los medios de produccin, pero perdi el control sobre sus condiciones de existencia ya que, en forma indirecta a travs del intercambio y del sistema de precios- el capital introdujo el conjunto de normas de la produccin domstica. Este proceso fue denominado subsuncin indirecta formal del campesinado a las normas capitalistas de produccin en el agro (Gordillo, 1992).

    El caso ms paradigmtico corresponde a las comunidades indgenas del Chaco Central desplazadas hacia las zonas de frontera y los bajos de los ros Pilcomayo y Bermejo, reas con pocas precipitaciones y escasa fertilidad de la tierra. En este espacio la eco-noma indgena cazadora, recolectora y pesquera se mantuvo gracias a las condiciones

    7. En la actualidad, existen tres reas de explotacin en Formosa,

    dentro del territorio indgena o cercano a ste. El lote de Palmar

    Largo es el ms grande y ocupa parte de territorio titulado

    indgena, con una superficie de 1.380 km2 y una participacin de

    Pluspetrol (operador trasnacional con base en Argentina) de 38,15%,

    Repsol-YPF (Espaa-Argentina) de 30%, 17,85% CGC (Argentina)

    y Gran Tierra Energy (Canad) de 14%. (contina en pgina 118)

    Figura 2. Expansin de la frontera productiva en el Alto

    Uruguay. Polgono forestal y concentracin tabacalera.

    Fuente: Elaborado en base a Corradini (2005) y Diez (2009). Nota: la concentracin tabaca-

    lera se calcula con el porcentaje de explotaciones que poseen

    como principal cultivo al tabaco burley sobre el total de unidades

    productivas por municipio.

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    naturales y la escasa valorizacin del territorio, pero refuncionalizada de acuerdo con diversos dispositivos de subsuncin indirecta. Segn Gordillo, tanto el fenmeno de los ingenios como el de la ganadera no implicaron una desarticulacin completa de los Wich y los otros grupos nativos del Chaco:

    En el Chaco centro-occidental (oeste de Formosa y nordeste de Salta), la desarticulacin del modo de produccin no signific una total destruccin de la dinmica econmica cazadora-recolectora. Dada la semiaridez de esta regin, la expansin del capital en ella no se bas en su ocupacin directa, sino en el reclutamiento de los indgenas como mano de obra estacional por parte de sectores productivos situados a su alrededor: primero los ingenios salto-jujeos y ms recientemente las fincas poroteras salteas y las colonias algodoneras del Chaco oriental. En este sentido, el avance directo del blanco se limit a la colonizacin por parte de pobladores criollos que, provenientes de Salta, practicaban una ganadera montaraz. En este contexto, a pesar de la presin territorial generada por los criollos, los indgenas mantuvieron el control de relativamente amplios territorios y del acceso a los ros, lo que les permiti reproducir las actividades de pesca, caza y recoleccin y las relaciones sociales y econmicas asociadas a ellas (1995:106).

    Sin embargo, existe una diferencia sustantiva entre los dos casos. En el Chaco Central, la subsuncin indirecta formal se establece por la no alteracin del proceso de pro-duccin, la marcada estacionalidad del trabajo domstico y su carcter plenamente extensivo. Para el Alto Uruguay, en cambio, la metamorfosis tcnica y el control sobre el proceso de trabajo, la rigidez del ciclo anual de produccin del tabaco y la utilizacin intensiva de los factores de produccin determinan una subsuncin indirecta de tipo real.

    Figura 3. Chaco Central. Usos del suelo, precipitaciones y terri-torio indgena. Fuente: Elabora-do en base a PEA (1999).

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    Conclusiones

    Por medio del recorrido realizado se han intentado mostrar las transformaciones recien-tes operadas sobre dos espacios localizados en la regin norte del pas a partir del anlisis del avance productivo en materia agropecuaria e hidrocarburfera, anclando el estudio en las fronteras. Asimismo, se ha propuesto revisar la nocin de frontera agrcola desde una visin centrada en la constitucin del Estado-Nacin, de manera especfica para Amrica Latina y, en especial, para el caso argentino.

    Si bien se trata de procesos anlogos, el ejercicio de territorialidad sobre el espacio nacional permiti, seguidamente, la puesta en valor del territorio. As, se han des-cripto brevemente los dispositivos que fueron consolidando las fronteras estatales y productivas durante el proceso de territorializacin (border y frontier) a partir de la introduccin de la categora formacin social de fronteras. Con este concepto, se logr avanzar en el anlisis sobre la insercin marginal de las reas analizadas.

    En este sentido, la conformacin de economas de enclave, la falta de integracin espa-cial con el resto del tejido productivo y la aparicin de fenmenos de subsuncin se revelan las formas que adquiere la extensin de la frontera productiva en el contexto histrico y geogrfico, tanto a nivel nacional como regional. De este modo, la categora central del presente trabajo frontera- ha servido para mostrar de manera condensada e integradora procesos aparentemente inconexos, como la consolidacin territorial del Estado argentino y la apropiacin originaria de la tierra con respecto al avance reciente de la frontera agropecuaria, las formas de usufructo del suelo y los tipos de subsuncin indirecta, de acuerdo a las caractersticas que observa la reproduccin domstica.

    a Notas

    7. En la actualidad, existen tres reas de explotacin en Formosa, dentro del terri-torio indgena o cercano a ste. El lote de Palmar Largo es el ms grande y ocupa parte de territorio titulado indgena, con una superficie de 1.380 km2 y una parti-cipacin de Pluspetrol (operador trasnacional con base en Argentina) de 38,15%, Repsol-YPF (Espaa-Argentina) de 30%, 17,85% CGC (Argentina) y Gran Tierra Energy (Canad) de 14%. Esta empresa conjunta de Palmar Largo la cual abarca a varios campos productores- ha extrado desde 1984 aproximadamente unos 44 millones de barriles de petrleo bruto (antes de pagar regalas) con un total de 13 pozos en produccin. El campo de El Chivil es de concesin exclusiva de Gran Tie-rra Energy con un rea de123 km2 y se encuentra actualmente en explotacin. Por otra parte, a finales de 2008 se anunci la apertura de un nuevo pozo petrolfero con participacin del Estado provincial en el paraje El Surub (campo petrolero de Selva Mara). All se encontr crudo en septiembre de 2008. Eldescubrimiento se produjo en el rea concesionada con una superficie de 368 km2 y se localiza en una faja cercana al campo de Palmar Largo. La participacin es del 85% para la empresa Gran Tierra Energy mientras que el 15% restante qued en manos del consorcio provincial REFSA-Recursos Energticos Formosa SA.Adems, la coreana Golden Oil que tambin se encuentra en el rea de El Vinalar, en la provincia de Salta- realiza exploraciones en la zona. (En pgina 116)

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    Sergio Ivn Braticevic / [email protected]

    Licenciado en Geografa y Doctor en Antropologa, ambos ttulos obtenidos en la Facultad de Filosofa y Letras, Universidad de Buenos Aires. Actualmente, se desem-pea como Becario Postdoctoral de CONICET, con lugar de trabajo en el Instituto de Ciencias Antropolgicas, perteneciente a la misma unidad acadmica. Sus lneas de investigacin son la antropologa econmica y la geografa rural. Algunas de sus publicaciones recientes integran nmeros de revistas que forman parte del Centro Argentino de Informacin Cientfica y Tecnolgica (CAICYT), como Intersecciones en Antropologa, Av y Papeles de Trabajo.

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