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Ética Militar

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  • APROXIMACIN AL CONCEPTO DE MORAL MILITAR

    Antonio Moliner GonzlezCoronel del Ejrcito del Aire.

    Introduccin

    La guerra es un fenmeno social pero de tan gran repercusin en el ser humano que lasimple reflexin sobre ella genera en ste sentimientos y sensaciones radicales, por loque su conocimiento y comprensin ha sido y es objeto de numerosos estudios y anli-sis. La guerra es un fenmeno en el que ms que en ningn otro, el alma humana se veinvolucrada antes, durante y despus.

    En los albores del siglo XXI, una parte significativa de la humanidad ha alcanzado unascotas de desarrollo cultural y social que, sin embargo, no han impedido eliminar el fenmeno blico que surge una y otra vez de esas mismas relaciones polticas, socialesy culturales.

    De las muchas profesiones que existen en las sociedades, la militar es una ms. Eso s,con sus peculiaridades y caractersticas propias. En esta profesin es claro que hay queestar preparado para hacer la guerra y despus, llegado el caso, hacerla. El ejercicio deuna profesin avala plenamente el preguntarse por ella y las cuestiones bsicas queconstituyen su esencia, por lo que indagar en la legitimidad del ejercicio de la fuerza y laviolencia en grado sumo se estima que es no slo adecuado, sino necesario para los quetienen una profesin en la que seres humanos matan y mueren.

    Adems, est en la propia esencia del hombre intentar comprender y dar un sentido alos fenmenos que le afectan como ser social, y entre ellos el conflicto blico ocupa unlugar preferente.

    Lo humano est dotado de sentimientos que predisponen a la accin (1) y aquellos cuyaconducta profesional ms especfica es el empleo de la fuerza con la finalidad de impo-nerse en el enfrentamiento y para ello, si llega el caso, eliminar a otros, deberan estaramparados en slidas razones y firmes convicciones que legitimaran dicha conducta. Elsoldado no es un elemento material ms de los que intervienen en una guerra, es un indi-viduo dotado de razn y emocin, y que como todo ser humano intenta encontrar unosslidos fundamentos morales y ticos a su profesin.

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    (1) MARINA, J. A. y LPEZ PENAS, M.: Diccionario de los sentimientos, editorial Anagrama, Madrid, 2001. En lap. 431 se define sentimiento: Experiencias que integran mltiples informaciones y evaluaciones positi-vas y negativas, implican al sujeto, le proporcionan un balance de su situacin y provocan una predispo-sicin a actuar.

  • Al igual que otras profesiones, la militar tiene un cdigo moral que, dada la especificidaddel poder de destruccin y letalidad que tiene en sus manos el profesional de la milicia,exige una reflexin tica serena que culmine en una justificacin muy exigente de su legi-timidad y legalidad.

    Por todo esto, el militar profesional tiene que recibir una adecuada formacin para sercompetente tambin en la esfera moral y as, capaz de que sus decisiones, conociendolas obligaciones y restricciones morales a las que debe someter su conducta en paz yen guerra, estn justificadas desde el punto de vista tico.

    La bsqueda de justificacin tica

    El principio reiteradamente expuesto desde Carl von Clausewitz de la instrumentaliza-cin del fenmeno blico por principios polticos se ha utilizado como criterio de racio-nalidad de la guerra, y ante esto hay autores que encuentran en la subordinacin de laguerra a la poltica el elemento justificador y otros para quines no constituye un proce-so de racionalizacin.

    En dnde encuentra, entonces, el militar la justificacin y razn de su profesin desdeel punto de vista tico?, Qu principios morales deben guiar su conducta desde el con-flicto hasta las misiones de mantenimiento de la paz? y Por qu debe extremar la ade-cuacin de su comportamiento en paz?

    Aunque se parte de la evidencia histrica de la existencia de un fenmeno: conflictosblicos que se han dado reiteradamente a travs de la historia de la humanidad; y de unarealidad actual que nos viene dada: existen militares y Fuerzas Armadas, no sern la bs-queda del origen o de las causas del fenmeno blico los asuntos a qu se dirigirnestas reflexiones que ms que dar soluciones pretenden desvelar los problemas que hayque considerar.

    Habr que analizar las razones legitimadoras a la conducta especfica de los profesio-nales de la milicia tanto en paz, instruyndose y adiestrndose, como en guerra, llevn-dola a cabo. Habr que estudiar aquello que legitima la conducta blica, puesto quesi nada legitimara la guerra, en ninguna circunstancia, nada podra haber que legitimaraa quines tienen como trabajo llevarla a cabo. En consecuencia, habra que intentar, tam-bin, plantear aquellas circunstancias precisas que permiten hablar de guerra legtima,adems de legal, o sea de guerra justa.

    Cuando se exponen opiniones sobre lo que se debe y no se debe hacer, sobre lo queest bien y mal, uno tiene que dar su propia opinin. Por ello, como una primera hipte-sis, se apunta que la justificacin moral que tiene el militar profesional ante la guerra eslograr, a travs de ella y mediante la derrota del enemigo, la paz, cuando, ante la impo-sibilidad absoluta de hacer valer la legtima causa propia por otras instancias legales,aqulla ha estallado.

    Se encontrara, as, la justificacin tica de que determinadas personas elijan esta pro-fesin en el convencimiento de que los ejrcitos son un medio de evitar las guerras y pre-servar la paz.

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  • Primera aproximacin al concepto de moral militar

    Quiz sea conveniente intentar establecer en primer lugar una distincin entre los trmi-nos de moral y tica, pues frecuentemente se utilizan ambos como sinnimos.

    Aunque ambas palabras se utilizan como sinnimos en la vida corriente, moral y tica serefieren a distintos niveles de reflexin. Moral tiene un valor normativo para orientar nues-tra conducta, para que sea buena y justa, y se le suele atribuir un contenido prximo acreencias religiosas. tica es la reflexin sobre los problemas que se plantean a la con-ducta cuando pretende ser moral.

    La moral afecta a lo cotidiano, al desarrollo de la propia vida, al quehacer y por ello delos distintos conceptos atribuidos al trmino moral, interesa aqu remarcar el que consi-dera la moral como:

    Un conjunto de principios, preceptos, mandatos, prohibiciones, permisos, patro-nes de conducta, valores e ideales de vida buena que en su conjunto conforman unsistema ms o menos coherente, propio de un colectivo humano concreto en unadeterminada poca histrica (2).

    En cuanto conducta humana efectiva de individuos y grupos, se habla de comporta-miento prctico-moral. Ante la conducta a seguir en una situacin concreta, al ser huma-no se le plantea un problema que es prctico y es moral, mientras que definir lo que esbueno con carcter general es un problema terico y tico.

    La conducta moral existe porque quin la ejecuta es responsable de sus actos y portanto es una dimensin propia de individuos y colectividades, que permite al considerarese sistema, ese cdigo de conducta adoptado por un grupo humano, el que se puedadecir que una conducta ha sido, correcta o incorrecta. La conducta habr sido moral oinmoral y el juicio que determina esta cualidad es un juicio tico.

    Por tanto, la conducta de un individuo que pertenece a un colectivo en cuanto miembroy componente profesional del mismo, en nuestro caso un militar, ser moral o inmoral sise ajusta al cdigo moral vigente en la profesin militar y a las normas, principios y valo-res en l contenidos.

    Distincin entre moral y tica militar

    De estos ltimos conceptos: normas, principios y valores, interesa reflexionar un pocosobre el ltimo: los valores. La importancia del estudio de los mismos en un determina-do entorno social es algo que afecta no slo a la tica, sino a todos los saberes sobre laconducta humana, por su presencia e intervencin en todos los fenmenos sociales ypor su influencia en las emociones y conflictos.

    Es claro que no todos los valores son morales, pero stos son los nicos que son exclu-sivos de los seres humanos y a los que pueden aspirar todos los individuos.

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    (2) CORTINA, A.: tica, p. 14, editorial Akal, Madrid, 1998.

  • La moral en referencia a un cdigo que se acepta como gua de conducta, hace quehablemos de moral militar cuando nos referimos al cdigo propio de la profesin militar,el que orienta el ejercicio de esta profesin y que se desarrolla y evoluciona histrica-mente al mismo tiempo que los cdigos morales de otras profesiones y grupos huma-nos y en el marco general de los principios morales de una sociedad determinada.

    Respecto a la tica, que se torna filosofa moral en cuanto reflexin sobre la coherenciapropia y los valores sociales, sobre los problemas que la aplicacin cotidiana de esoscdigos morales trae consigo con el objetivo de dar una fundamentacin a las conduc-tas morales, sera tica militar la entendida como reflexin y racionalizacin en torno alcdigo moral que a modo de principios, normas, valores, preceptos y actitudes guan laconducta del que ejerce la profesin de las armas.

    Parece que podran plantearse tres grandes cuestiones a las que dirigir esta reflexin filo-sfica-tica: qu es la moral y la tica militar?, cules son sus fundamentos? y cmose traslada lo anterior a la realidad profesional del militar?

    Puede objetarse que mejor que hablar de tica militar debera serlo de eticidad del mili-tar o de tica del militar, si se parte del supuesto de que:

    La tica es la conciencia individual de cada miembro de las Fuerzas Armadas enconsonancia con a) los principios y objetos de la Institucin militar, as como con b)los de la sociedad en su conjunto y los de las instituciones polticas y sociales delas que las Fuerzas Armadas forman parte y a las cuales sirven (3).

    Ante la cuestin de si la profesin militar debe tener un cdigo que integre en un cuerpocoherente el orden moral al que se han de ajustar los militares, la respuesta que se da esclaramente afirmativa. En nuestro pas existe tal cdigo debidamente promulgado: Ley85/1978 de 28 de diciembre de 1978, de las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Arma-das, actualmente en proceso de revisin. Esta regulacin permite acomodar la conduc-ta del militar, individual y colectivamente, en paz y en guerra al conjunto de valores y prin-cipios vigentes en nuestra sociedad y ello favorece, en ltima instancia, que las FuerzasArmadas puedan cumplir la misin que la Constitucin les encomienda. An ms, en suar-tculo uno se establece:

    Estas Reales Ordenanzas constituyen la regla moral de la Institucin militar y elmarco que define las obligaciones y derechos de sus miembros. Tienen por objetopreferente exigir y fomentar el exacto cumplimiento del deber inspirado en el amora la Patria y en el honor, disciplina y valor (4).

    Pero jerrquicamente anterior, en el plano de los valores, a las Reales Ordenanzas estla Constitucin, que en su Prembulo establece unos principios de justicia, legalidad,proteccin de derechos humanos y fortalecimiento de relaciones pacficas, a los quedebern esforzarse todos los ciudadanos, incluidos los militares. En su artculo unoenuncia los valores de libertad, justicia, igualdad y pluralismo poltico y en el 10 estable-

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    (3) BARBEITO IGLESIAS, R.: Los valores y las instituciones como principios de autoridad tica, Monografasdel CESEDEN, nmero 46, p. 168, Madrid, abril de 2001.

    (4) Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas, Ley Orgnica 85/1978, de 28 de diciembre de 1978.

  • ce como valores fundamentales la dignidad de la persona y la conformidad a la Decla-racin Universal de Derechos Humanos.

    Cuando nos aproximamos a los conceptos de tica y moral militar tambin es necesarioconsiderar que entre los varios significados sustantivos que se atribuyen al trmino moralhay uno que parece muy relevante para el que ejerce la profesin militar.

    Este significado es, en palabras de su autora:Aqu la moral es sinnimo de buena disposicin de nimo, tener fuerzas, corajeo arrestos suficientes para hacer frente con altura humana a los retos que nosplantea la vida (5).

    En esta acepcin an se nos aclara: La moral no es slo un saber, ni un deber, sino sobre todo una actitud y un carcter,una disposicin de la persona entera que abarca lo cognitivo y lo emotivo, las cre e n-cias y los sentimientos, la razn y la pasin, en definitiva, una disposicin de nimo(individual o comunitario) que surge del carcter que se ha forjado pre v i a m e n t e (6).

    Es la acepcin de moral referida a la disposicin de nimo de las tropas, al impulso psi-colgico con que se acometen los combates, a ese espritu que hay que reforzar y man-tener en las Fuerzas Armadas y que stas se exigen a s mismas:

    Mantendr y elevar la moral de sus subordinados... (artculo 71). Ha de sentirse[el oficial] responsable de la moral, instruccin y adiestramiento de la unidad a quepertenece,... (artculo 73). El prestigio del mando es fruto de su entrega, enterezamoral,... (artculo 78). Har cuanto pueda por mantener y elevar la moral de las uni-dades... (artculo 115). Los mandos con decidida y constante atencin a la accinpsicolgica del enemigo. No permitirn elogios al adversario, actos o conversacio-nes ensalzando al enemigo cuando tales hechos puedan desmoralizar a las fuerzasa sus rdenes (artculo 130) (7).

    tica militar

    As como sobre esta concepcin se tratar con posterioridad, adems de recoger a con-tinuacin algunos de los presupuestos iniciales que deben tenerse en cuenta, podemosestablecer que aunque habitualmente empleamos el trmino de moral militar, hablar deestas cuestiones en el mbito militar es, posiblemente, hablar de tica militar.

    Entre esas consideraciones previas estn las cuestiones de la universalidad y la histori-cidad de los valores morales. Robert Cooper dice que los valores morales no son uni-versales. Para este autor lo que s pueden surgir son valores regionales, de aqu quela imposicin de una determinada moralidad, de unos valores que no todos compartenpuede llevar al conflicto, incluso:

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    (5) CORTINA, A.: opus citada, p. 16.(6) CORTINA, A.: opus citada, p. 17.(7) Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas, Ley Orgnica 85/1978, de 28 de diciembre de 1978.

  • A que las guerras se libren sin lmites, como las de religin, o las nacionalistas enel siglo XX. El momento en que se dice mejor rojo que muerto (better red than dead)es el final (8).

    Consecuencia de ello es que no sera pues correcto hablar del concepto de tica de lasFuerzas Armadas como universal en el tiempo y en el espacio:

    Hay una tica de lo militar, hoy y ahora, y en un contexto determinado (9). Lo queen un momento histrico es ticamente asumido por una colectividad, puede no serlopor la misma unos aos despus... Lo mismo cabra decir de la tica en el seno delas Fuerzas Armadas, siendo en un momento dado y en un ejrcito concreto acepta-ble una conducta ticamente, y no serlo en otras circunstancias o lugares (10).

    Pero por muy relativista moral que sea la postura adoptada, hoy en da tenemos, por unlado los derechos humanos con creciente aspiracin de universalidad y por otro, frenteal choque de culturas los intentos de fundar un dilogo intercultural.

    La humanidad no parece aceptar que se produzcan transgresiones sistemticas de losderechos bsicos del hombre y el antiguo principio de la no injerencia se cuestiona anteestas realidades, pues no se puede aceptar que se vulneren fuera de las fronteras nacio-nales lo que se respeta dentro, a pesar del problema que presenta el que diferentes cul-turas pueden interpretar de forma distinta la dignidad de los hombres. Pero el ser huma-no tiene en su dimensin moral unos rasgos comunes a todas las culturas: unosmnimos culturales que deberan valer para cualquier persona. Entre ellos, no slo lajusticia, sino los derechos humanos bsicos, son elementos bsicos que se deben pro-mover como valores comunes interculturales.

    Otro elemento previo a considerar es el referido a la transformacin del Estado modernoy la cesin de parte de su soberana a entes polticos multilaterales. La defensa de lasoberana, la inviolabilidad de las fronteras, ha estado amparada por un principio bsico:el de no injerencia en los asuntos internos de los Estados.

    Al cuestionarse ahora ese principio en el campo de las relaciones multilaterales, se re p l a n-tea el sistema de valores de las organizaciones militares y cuando no son solamente losvalores e intereses nacionales los que se defienden, sino otros geogrficamente ms alejados de ndole cosmopolita, como la defensa de los derechos humanos, el manteni-miento de la paz y la libertad poltica, habra que pensar si no se debera dotar de nue-vos contenidos a conceptos tan importantes al militar como los de disciplina, cohesino espritu de cuerpo.

    Como ltima consideracin en esta exposicin de problemas se plantea la cuestin dela identidad entre los valores de nuestra sociedad y los de las Fuerzas Armadas forma-das por individuos de la misma. Est inspirada la tica que gua el comportamiento delmilitar en esos valores? Para Samuel P. Huntington:

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    (8) COOPER, R.: Valores y guerra, El Pas, 12 de enero de 2003.(9) COOPER, R.: Valores y guerra, El Pas, 12 de enero de 2003.

    (10) FERNNDEZ LPEZ, J.: tica, derecho y nuevas misiones para las Fuerzas Armadas, Monografas delCESEDEN, nmero 46, p. 61, Madrid, abril de 2001.

  • La tica profesional militar, ms an, existe sin fecha ni ubicacin, al igual que laprofesin de la cual es la expresin intelectual. En la medida que no hay alteracinbsica en la naturaleza propia de la funcin militar, no habr cambio alguno en elcontenido de la tica profesional... La tica militar, en consecuencia, es un patrnconstante por el cual es posible juzgar el profesionalismo de cualquier Cuerpo deOficiales en cualquier momento y lugar (11).

    Con esos elementos inicialmente planteados sobre la existencia o no de una universali-dad e historicidad de los valores morales, de un conflicto o un dilogo entre culturas, deunos posibles derechos esenciales a la dignidad de cualquier ser humano, de una glo-balizacin que afecta a la propia naturaleza del Estado-Nacin, se llega a la considera-cin de la especificidad de la moral del militar y por tanto de la tica militar.

    Valores y especificidad de la tica militar

    Al aplicar la reflexin tica al mbito de la vida social que constituye una profesin, hayque tener en cuenta que todas las profesiones, incluida la militar, tienen sus propias exi-gencias morales y sus valores especficos. Para ello:

    Es menester averiguar cules son los bienes internos que cada una de esas acti-vidades debe aportar a la sociedad y qu valores y hbitos es preciso incorporarpara alcanzarlos (12).

    En el artculo 15 de las Reales Ordenanzas se establece: Las Fuerzas Armadas darn primaca a los valores morales que, enraizados ennuestra secular tradicin, responden a una profunda exigencia de la que sus miem-bros harn norma de vida.

    Al considerar la moral militar como la especfica de una profesin especialmente vinculadaa tareas comunitarias (a lo que tambin se dedican otras profesiones), sus peculiaridades,si las hay, no deberan ocupar posiciones dominantes ni mucho menos trascendentalespara la consecucin de esos fines pblicos. Tambin esos otros sectores profesionales ysociales pudieran reclamarlas, por lo que el cdigo moral de la profesin militar debe estarplenamente armonizado con otros de la sociedad y an de la humanidad.

    Incluso los cambios de valores que se vayan produciendo en la sociedad deberan seranalizados para ver si estn o no en consonancia con esos del cdigo moral del militar.

    El someter a fundamentacin y crtica los valores que forman parte de ese cdigo moraldebe tener en cuenta que ellos tambin son tenidos en consideracin, y en algunoscasos son referentes esenciales, en el ejercicio de otras profesiones y organizacionessociales relacionadas con la consecucin de fines e intereses generales. El valor (no elconcepto moral, sino la cualidad basada en la fuerza y energa y que desprecia el miedo,el entendido por Mara Moliner como capacidad para emprender o realizar esfuerzos fsi-cos o morales), la disciplina o la obediencia, que tan significativo, y debe decirse que

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    (11) HUNTINGTON, Samuel P.: El soldado y el Estado, p. 73, G.E. Latinoamericano, Buenos Aires, 1995.(12) CORTINA, A.: opus citada, p. 151.

  • imprescindible, papel representan en la profesin militar, no son virtudes exclusivas delmilitar ni fines en s mismas, sino que se constituyen, junto a otras, en pautas de con-ducta para la accin profesional que persigue un bien comn y que en el campo de laseguridad y defensa tampoco es exclusiva del militar profesional hoy que, ms quenunca, reivindica e intenta transmitir el principio de que la defensa es tarea de todos.

    Las anteriores consideraciones estn en la lnea de afirmar que no debiera haber distin-cin entre los valores y principios que inspiran los cdigos morales del militar y los deotros colectivos de la sociedad.

    Pero aparecen opiniones que ante esa cuestin afirman que s existe una tica militardistinta de la de otras profesiones:

    A nuestro juicio la respuesta es afirmativa; la formacin recibida por los soldadosprofesionales en sus academias, promueve una especial cosmovisin, una singulartabla de valores, que genera una tica diferente a la que es usual en otras par-celas estrictamente civiles. El militar suele tener una concepcin moral de la vidams desarrollada que en otras esferas; quizs convenga tener presente que la exis-tencia de la profesin militar supone, como apunta Samuel P. Huntington, intereseshumanos en conflicto y el uso de la violencia para defender y mantener todos esosintereses (13).

    A esta posicin se suman tambin Fernndez Segado y Martnez Paricio: La milicia posee un sistema propio de relaciones morales que informa su conduc-ta y que viene a constituir, en lnea con el pensamiento orteguiano, una tica pro-pia, una verdadera tica militar, sin la que en realidad ser imposible hablar de ver-daderos ejrcitos (14). Las Fuerzas Armadas, como institucin y organizacincompleja que es, tiene su propio sistema de valores que exige a sus miembros yensea a los nuevos... No cabe duda que de esta manera se imprime carcter, yse forma una mentalidad profesional (15).

    La reflexin tica sobre el cdigo moral del militar debe alejarse de consideraciones tra-dicionales basadas en concepciones eternas, de fe religiosa u otras de componentesmticos. A este respecto expresa Delgado Cobos:

    En este sentido la deontologa habra recurrido a veces a ser el cdigo moral abs-tracto y poseedor de esencia eterna que permitira al militar no responder ms queante Dios y la Historia desligndose cuando le ha parecido oportuno del poder yla organizacin estatal temporal (16).

    Un cdigo moral del militar adaptado a los tiempos en los que la convivencia se basa enun pluralismo poltico, moral y religioso slo puede constituirse:

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    (13) BLANCO ANDE, J.: Rasgos del militar profesional, Cuadernos de Estrategia del CESEDEN, nmero 19,p. 155, Madrid, junio de 1990.

    (14) FERNNDEZ SEGADO, F.: El perfil diferencial de la escala de valores del militar profesional, Revista deEstudios Polticos (Nueva poca), nmero 51, p. 93, mayo-junio de 1986.

    (15) MARTNEZ PARICIO, J. y SNCHEZ NAVARRO, E.: opus citada, p. 232.(16) DELGADO COBOS, J. M.: La deontologa profesional, Cuadernos de Estrategia del CESEDEN, nmero

    19, p. 165, Madrid, junio de 1990.

  • Como aplicacin concreta en el mbito de una profesin, de un cdigo general demoral social y cvica (17).

    Cdigo en el que de forma creciente juegan un importante papel de legitimidad de lasintervenciones armadas los valores universalistas y cosmopolitas como el respeto a losderechos humanos, las libertades individuales y la promocin de la democracia (18).

    Pero la reflexin que se viene planteando sobre la tica militar no puede perder nunca devista, por mucho que interese su armona y coherencia con los planteamientos de lasociedad civil, que los ejrcitos son una Institucin que se preparan para la guerra y suorganizacin y actividades van encaminadas a cumplir dicha funcin.

    Deontologa profesional

    Tambin ocurre que deontologa y tica, referidas al mbito de las profesiones, son pala-bras que se utilizan como sinnimos intercambiables. Parece til establecer el significa-do de la primera e intentar posteriormente ver su aplicacin asociada a la profesin demilitar, situando las normas deontolgicas en el horizonte de las aspiraciones ticas.

    Deontologa procede del la palabra griega deon: algo que es necesario, preceptivo odebido, y se ocupa de lo que es vinculante para todos los que ejercen la misma profe-sin (19), contribuyendo a la consolidacin de la misma.

    La deontologa profesional pretende que los miembros de una profesin sepan quedeberes y obligaciones tienen en el ejercicio de su profesin, para lo cual se recogen enun cdigo escrito y de cumplimiento exigible desde instancias jurdicas o propiamenteprofesionales. Plantea las cuestiones ticas, sobre todo, como normas y deberes.

    Aunque el trmino aparece por primera vez con el utilitarista Jeremy Bentham en su obraDeontologa. Ciencia de la Moral (Pars, 1832 y Londres, 1834), segn A. Hortal:

    Los cdigos de tica profesional tienen su origen a partir de la obra de ThomasPercival, Medical Ethics, or a Code of Institutions and Precepts, Adapted to the Pro-fessional Conduct of Physicians and Surgeons (1803) (20).

    En la obra de Bentham la deontologa se presenta como una disciplina cientfica y des-criptiva, emprica y normativa que, estudiando las ventajas de los comportamientos,determina los deberes, lo que se debe hacer porque con un clculo utilitarista de tal ocual manera de obrar, establece aquella que tiene ms ventajas entendidas como expe-riencias de bienestar.

    Cuando un individuo se incorpora como profesional a las Fuerzas Armadas, formado enla cultura moral de una sociedad, se encuentra con un cdigo profesional elaborado ydefinido, con unos valores que tendr que interiorizar y en relacin con los cuales desa-rrollar sus actuaciones y comportamientos.

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    (17) DELGADO COBOS, J. M.: opus citada, p. 166.(18) Sobre la aceptacin de los llamados valores universalistas en el conjunto de los pases europeos

    puede verse BARBEITO IGLESIAS, R.: opus citada.(19) HORTAL, A.: opus citada, p. 194.(20) HORTAL, A.: opus citada, p. 196.

  • Puede ocurrir que en la organizacin encuentre, en ocasiones, inconvenientes y obst-culos a la hora de compatibilizar su papel como profesional y lo que la organizacinespera de quin trabaja en ella y para ella. La cuestin es si no se plantearn situacio-nes en las que se le exijan actuaciones profesionales que deber compatibilizar con suresponsabilidad moral.

    Lo que no podra hacer el profesional, de la milicia es no aceptar el cdigo deontolgicode la profesin, cuya revisin y crtica siempre podr promover. Lo que podr hacer, juntoa los dems miembros del colectivo, es tender a la excelencia en los quehaceres profe-sionales apoyndose en dicho cdigo y contribuir desde ese colectivo al bien comn dela sociedad, que en su caso son la paz, la seguridad y la defensa militar.

    Establecidas como fuentes de la tica profesional la tica general y la competencia pro-fesional, su aspiracin ser establecer criterios, reglas, mtodos y normas que sirvan degua o pauta para un comportamiento tico en el ejercicio profesional.

    Nos debemos preguntar ahora por el origen de esos criterios, de dnde salen?: De unos criterios superiores o principios que permiten orientarnos acerca de loque, en trminos ticos, es deseable o aceptable y lo que no lo es (21).

    Si bien esos principios estn mediados por las pocas histricas, las diferentes culturasy la diversidad de circunstancias en que se llevan a cabo las actuaciones profesionales,se podran considerar como principios de la tica profesional: Respeto a la dignidad, la igualdad y los derechos humanos. Proceder siempre conforme a la justicia. Poner los conocimientos y habilidades profesionales al servicio del bien de los clien-

    tes o usuarios. Proceder siempre con conciencia y responsabilidad profesionales (22).

    Tambin hay que dejar claro la dependencia de los principios de la teora tica desde laque se formulan y de la prctica en que se aplican, por lo que hay que considerarloscomo provisionales, como algo que se puede y debe revisar y cuestionar:

    Para evitar problematizaciones procedentes de las concreciones y aplicaciones sereclama para ellos una mera validez prima facie (a primera vista o de salida), esdecir mientras no entren en colisin con otros principios o su aplicacin literal notraiga consecuencias inaceptables (23).

    Sobre la justificacin de la conducta blica

    Se suele argumentar que lo moral no es natural al fenmeno guerra y que ste no puedeincluir como justificacin a sus productos razones morales. Los que hacen la guerrahacen algo que no tiene justificacin moral en s, sino que la tiene fuera de s.

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    (21) HORTAL, A.: opus citada, p. 92.(22) CO B O SU E R O, J. M.: tica profesional en Ciencias Humanas y Sociales, pp. 74 y siguientes, Huerga Fierro

    ediciones, Madrid, 2001.(23) HORTAL, A.: opus citada, p. 100.

  • Al tratar de buscar las bases morales de la conducta del que hace la guerra hay queenmarcarla en el contexto situacional en que se produce.

    Con la denominacin de conducta blica entenderemos el desarrollo de operacionesmilitares en las que se dan rdenes para utilizar sistemas de armas que se sabe van aproducir muertes entre las filas del enemigo y entre las propias. Las rdenes, en cuantosean legales y legtimas, estn ah para ser cumplidas con eficacia y al mnimo costehumano y material. No son puntos para iniciar una discusin.

    En una organizacin jerarquizada como son las Fuerzas Armadas, se postula que el xitoen el cumplimiento de sus misiones en poca de paz, pero sobre todo en guerra, tieneuno de sus fundamentos en la subordinacin de gran parte del derecho y la libertad per-sonal de cada combatiente individual al del grupo. El problema est en identificar conclaridad que derechos de la colectividad tienen preeminencia sobre los del individuo.

    El dilema moral para el responsable del grupo: su jefe militar, es conjugar adecuada-mente hechos que suelen entrar en conflicto. Por un lado, la responsabilidad por la vidade sus soldados y por otro, la necesidad de cumplir la misin encomendada, lo que aca-rrear muertes entre los soldados enemigos.

    Tambin puede haber un conflicto entre la lealtad a sus compaeros y el principio dehumanidad y en guerra, el militar profesional suele dar ms prioridad a esa lealtad que alprincipio de humanidad y las restricciones morales que conlleva.

    Un elemento relativamente reciente y que tambin hay que considerar es el hecho de lasnuevas misiones que en el marco actual de las relaciones internacionales de seguridadse encomiendan cada vez ms a los militares, las denominadas misiones humanitarias,de mantenimiento de la paz o similares. En estas acciones cvico-militares (24), eluso de las armas no es determinante, pues en algunos casos incluso se prohbe.

    Los ejrcitos de nuestros das tienen otras misiones no estrictamente militares, misionesque son diferentes a la tradicional de combatir a otros ejrcitos. Los riesgos y amenazasa la seguridad global no son especficamente militares y la percepcin de las mismas porparte de la sociedad es mucho ms intensa que la que se tiene ante la posible agresinarmada a las fronteras nacionales.

    La consideracin de esas nuevas misiones, en cuanto significa un nuevo re p l a n t e a m i e n-to de la tradicional funcin guerrera del ejrcito, es pertinente, pues podra llegarse al casode que un militar no tuviera ningn re p a ro moral en considerar legitimadas sus actuacio-nes en ciertas misiones, llammoslas no armadas y en las que tiene mandatos muy re s-trictivos sobre el empleo de las armas (exclusivamente defensa propia), y si tuviera esosre p a ros cuando tuviera que emplear la violencia en las guerras tradicionales.

    Este elemento tambin contribuye a la crisis en la identidad profesional del militar decarrera, que en este mundo de la globalizacin deber acostumbrarse al cambio perma-nente de su mentalidad militar. La que lleva implcito aceptar que hay unas misiones

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    (24) JAR COUSELO, G.: Las misiones de las Fuerzas Armadas en el siglo XXI, Monografas del CESEDEN,nmero 46, p. 139, Madrid, abril de 2001.

  • no convencionales para las cuales, a lo peor, el militar no ha sido suficientemente pre-parado. Sin duda, ste es un elemento ms de ese concepto que desde los ltimos aosdel siglo XX se ha acuado como revolucin de los asuntos militares y que si es ver-daderamente una revolucin producir cambios profundos en todas las estructuras a lasque afecte.

    Todas estas consideraciones no pueden hacer que se pierda de vista el referente y laespecificidad de las Fuerzas Armadas: prepararse para llegado el caso hacer la guerra.

    Conclusiones

    Y se llega as, otra vez, a la guerra. El fenmeno blico reclama ocupar su puesto cen-tral y la reflexin tiene que volver a centrarse en la guerra a pesar de que en este fen-meno lo frecuente es que la emocin se introduzca en el discurso y enturbie el intentode racionalizacin.

    Cuando los militares hacen la guerra, matan y causan bajas al enemigo. Lo que se justi-fica en la consecucin por parte del Estado de un fin ideal, si ello permite conseguir unbien superior al dao que se causa.

    Como en muchos otros comportamientos, en la situacin extrema que es guerra dondese puede usar la violencia hasta la eliminacin del adversario, legtimo no es lo mismoque legal. Esto es lo establecido por ley y conforme a ella; legtimo, adems de ser con-forme a leyes, debe ser lo cierto, genuino y verdadero en cualquier lnea.

    Max Weber expresa que el Estado es quien monopoliza el uso legtimo de la violencia,con lo que est indicando que la utilizacin de la fuerza no slo debe estar basada en unal e y, sino en una razn de ser. Adems de su ajuste al Derecho, mediante la aplicacin denormas legales, los guerre ros han de basarse en principios, normas y valores morales,que declarados explcitamente constituyen una garanta de sujecin al poder civil.

    A veces se ha postulado que ciertas acciones ilegales pueden ser legtimas si se dirigena alcanzar principios fundamentales del Derecho Internacional, aunque para ello obvienciertas normas indicadas en ese mismo Derecho Internacional. No se debe olvidar quela legitimidad es una nocin multifactica conectada con el Derecho Internacional, lapoltica internacional, la tica internacional, la opinin pblica y la idea de justicia.

    A este respecto es muy interesante la corriente de pensamiento que plantea una ticainternacional, una tica mundial, a modo de valores morales que inspiren el derechoque regula las relaciones entre las naciones y entre los que el respeto a la paz ocupa unpapel primordial.

    Aunque es difcil plantear la discusin sobre la justicia o injusticia de la guerra si nos refe-rimos a sus finalidades, algunos autores desde Maimnides y Santo Toms o Vitoria yGrocio hasta Walzer, mantienen el que se puede defender determinados valores a travsde la violencia, si el ejercicio de aqulla est sujeto a reglas coherentes con los valoresdefendidos. En la bsqueda de la felicidad los humanos tienen que defender ciertos prin-cipios, incluso con la guerra.

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  • Hoy en da hay una corriente en el Derecho Internacional que justifica las intervencionesarmadas protectoras de los derechos humanos, algo as como una versin moderna dela guerra justa que incluye en la legtima defensa la reivindicacin de los derechos y lareparacin de las injusticias, siempre que haya proporcionalidad y que la intervencinsea necesaria, til y segura ante violaciones extremas y gravsimas de los derechoshumanos.

    Nos encontramos ante una especie de guerra moral emprendida en nombre de losderechos humanos y sus caracteres de universalismo y prioridad en su proteccin, aun-que no siempre aquellos que tenan la capacidad de intervenir para conseguir tan noblesfines lo han hecho, puesto que a pesar de las informaciones de que disponan los occi-dentales, en la primavera de 1994 dejaron que tuviera lugar el genocidio de cerca de unmilln de civiles tutsis.

    Ahora bien, el que esa intervencin sea de moralidad permisible no implica, la obligacinde que sea moralmente exigible, ya que los costes de la misma pueden ser mayores quelos beneficios probables y an no existe en el Derecho Internacional doctrina sobre lanecesidad humanitaria irresistible.

    Si se busca una razn moral en la conducta blica del que hace de la guerra una profe-sin, no se debe excluir el que la guerra misma responda a una razn moral. Pero la fun-damentacin moral ltima de la conducta blica del combatiente reside en ella misma,pues incluso aceptando la justicia y legitimidad moral de una guerra, las conductas quelos individuos desarrollan en ella, a lo peor no la tienen.

    Por eso hay que analizar la cuestin desde una perspectiva que no pierda de vista latica y entonces se tratarn de encontrar pautas, directrices y principios de la tal con-ducta blica del combatiente profesional. An ms y como se ha dicho, tambin de sucomportamiento en la paz.

    Una vez establecidos, y todo este trabajo solamente responde al intento de plantear losproblemas que su bsqueda enfoca, debera lograrse su conocimiento e interiorizacindesde las academias y centros militares de enseanza y formacin.

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