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  • JESUCRISTO, PLENITUD DE LA REVELACINEl testimonio del Nuevo Testamento*

    RESUMEN

    Desde la perspectiva del Nuevo Testamento, el autor se propone un estudio que ayu-de a comprender y profundizar la enseanza del Concilio Vaticano II acerca de Je-sucristo, plenitud de la revelacin (DV 2). La exposicin se organiza en dos seccio-nes relativas al Antiguo y al Nuevo Testamento: en el primero se presenta cmo Is-rael fue descubriendo en su historia el proyecto de Dios para s y para la humanidad;en el segundo se trata sobre Jess, el lugar donde el designio de Dios tuvo y tienesu plena realizacin. Para todos los discpulos, Jesucristo sigue siendo el camino ha-cia una vida plena (cf. DA 375).

    Palabras clave: Jesucristo, plenitud de revelacin, Dei Verbum, Nuevo Testamento.

    ABSTRACT

    From the perspective of the New Testament, the author proposes a study to help un-derstand and deepen the teachings of the Second Vatican Council about Jesus Ch-rist, who is both the mediator and the fullness of all revelation (DV 2). The article isorganized in two sections: one relative to the Old Testament and the other to theNew Testament: the first shows how Israel discovered the will of God for themselvesand for humanity by reading its history; the second is about Jesus, the place whe-re Gods design had and has its full realization. To all the disciples, Jesus remains theway to a fulfilling life (cf. DA 375).

    Key Words: Jesus Christ, Revelation, Dei Verbum, New Testament.

    GABRIEL M. NPOLE, OP

    249Revista Teologa Tomo XLVI N 99 Agosto 2009: 249-266

    * Texto de la conferencia pronunciada en la Facultad de Teologa el 21 de abril de 2009, conocasin del Curso Abierto de reflexin teolgica, espiritual y pastoral sobre el tema: La Palabrade Dios. Don del Padre para el encuentro con Jesucristo vivo.

  • 1. Introduccin

    En la maravillosa homila llamada Hebreos el predicador comien-za diciendo:

    Muchas veces y de muchas maneras habl Dios en el pasado a nuestros padres pormedio de los profetas. En estos ltimos tiempos nos ha hablado por medio de suHijo (Hb. 1, 1)

    Cmo entender que Jess es la Palabra definitiva ofrecida por Diosen estos ltimos tiempos? La tradicin cristiana afirma que Jess es laplenitud de la Revelacin, en cuanto que expresa de la manera ms alta ydensa posible para nosotros, todo lo que Dios ha querido decirnos de Smismo. De acuerdo con el Concilio Vaticano II:

    Dispuso Dios en su sabidura revelarse a S mismo y dar a conocer el misterio desu voluntad, mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, Verbo encarnado,tienen acceso al Padre en el Espritu Santo y se hacen consortes de la naturaleza di-vina. En consecuencia, por esta revelacin, Dios invisible habla a los hombres co-mo amigos, movido por su gran amor y mora con ellos, para invitarlos a la comu-nicacin consigo y recibirlos en su compaa. Este plan de la revelacin se realizacon hechos y palabras intrnsecamente conexos entre s, de forma que las obrasrealizadas por Dios en la historia de la salvacin manifiestan y confirman la doc-trina y los hechos, significados por las palabras, y las palabras, por su parte, pro-claman las obras y esclarecen el misterio contenido en ellas. Pero la verdad ntimaacerca de Dios y acerca de la salvacin humana se nos manifiesta por la revelacinen Cristo, que es a un tiempo mediador y plenitud de toda la revelacin.1

    Ese plan de la revelacin se nos brinda en las Sagradas Escriturasa lo largo del Antiguo y del Nuevo Testamento. El primero testimonia dequ manera Israel fue descubriendo al interior de su historia el proyectode Dios para s y para la humanidad: la verdad que Dios quiso comuni-carnos, segn el mismo Concilio.2 El segundo centra su atencin en la

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    1. DV, 2.2. Ibid. 12. Dado que ninguna Palabra de Dios ha pasado a la historia sin haberse articulado en

    palabra humana, el pensamiento y la expresin artstica, el estudio y la reflexin, los acontecimien-tos y decisiones histricas, han sido los medios por los cuales, en el Antiguo Testamento, Israel hadescubierto una y otra vez la voluntad de Dios como Palabra dirigida a l. La revelacin de Dios sedespliega en una serie extensa de manifestaciones distintas en el tiempo y de contenidos diferen-tes. En el Antiguo Testamento van desfilando en oleadas sucesivas la comprensin teolgica decada generacin o escuela o autor sobre las grandes experiencias religiosas y tradiciones de suhistoria. Estas comprensiones carecen de una sistematizacin al modo como hoy puede entender-

  • persona de Jess como ese lugar donde el proyecto de Dios tuvo y tie-ne su realizacin ms plena.

    Cabe entonces la pregunta: cul es ese designio que Dios ha pensa-do desde toda la eternidad, segn el testimonio de las Escrituras?

    2. El Antiguo Testamento

    2.1. En la vida

    Ms all de la procedencia de los materiales que lo componen, elPentateuco podra organizarse de la siguiente manera:3

    Gn 1-11Los orgenes

    Gn 12-50Los patriarcasEx 1, 1-15, 21

    Opresin y liberacinEx 15, 22-18, 27

    De Egipto al SinaEx 19, 1 - Nm 10, 11Estancia en el SinaNm 10, 12-21, 35

    Del Sina a la estepa de MoabNm 22 - Dt 34, 12

    En las estepas de Moab(Dt 12-26)

    Como puede verse, el bloque central de la obra considera la estanciadel pueblo en el monte Sina, donde el Dios que sac al pueblo de la ser-vidumbre le revel a Moiss las normas para su vida futura como el pue-

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    se. Los nicos principios unificadores de todo este itinerario son el Seor, el Dios de siempre y pa-ra siempre (cf. Is 41, 4; 44, 6), e Israel, el pueblo de Dios que siempre aparece como totalidad (cf.G. VON RAD, Teologa del Antiguo Testamento I, Salamanca 1982, 159-160).

    3. Cf. J. L. SICRE, El Pentateuco. Introduccin y textos selectos, Buenos Aires 2004, 25.

  • blo de Dios (cf. Ex 19, 1-Nm 10, 11). Pero tambin, antes que el puebloentrara en la tierra de Canan, sobre las estepas de Moab, se afirma queMoiss les dio otra serie de leyes que el Seor le haba revelado en el Si-na (cf. Dt 12-26).

    Estas leyes se ocupan de todas las dimensiones de la vida humana. Yas, el complejo legislativo del Pentateuco -junto con sus secciones narra-tivas- se ha convertido en Tor, es decir, ley, instruccin destinada aindicar cul es el camino que debe seguirse para responder a la voluntadde Dios.4 Los estados monrquicos que surgieron posteriormente podrnestablecer leyes, pero las del Sina se presentan como limitadoras de todanorma posterior.5

    Quizs a este conjunto complejo hay que dirigirse a la hora de en-contrar los primeros pasos en ese descubrimiento del proyecto de Diospor parte de Israel, a partir de su propia historia y a medida que se fueconfigurando como pueblo en medio de otros pueblos. Slo citamos al-gunos textos, ordenndolos de la siguiente manera:6

    Legislacin referida a la administracin y distribucin de losbienes

    La tierra no puede venderse a perpetuidad, porque la tierra es ma, y ustedes sonforasteros y huspedes en mi tierra. En todo terreno de su propiedad concedernderecho a rescatar la tierra. Si se empobrece tu hermano y vende parte de su pro-piedad, su pariente ms cercano vendr y rescatar lo vendido por su hermano. Ysi uno no tiene quien ejerza este derecho, pero adquiere por s mismo recursos su-ficientes para el rescate, descontar los aos pasados desde la venta y abonar alcomprador la diferencia; as recobrar su propiedad. Pero si no obtiene lo suficien-te para recobrarla, la propiedad vendida quedar en poder del comprador hasta elao jubilar, y en el ao jubilar quedar libre; y volver a la propiedad del vende-dor. (Lv 25, 23-28)

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    4. Vase G. N. KNOPPERS; B. M. LEVINSON, How, When, Where, and Why Did the PentateuchBecome the Torah? en ID., The Pentateuch as Torah. New Models for Understanding Its Promul-gation and Acceptance, Winona Lake 2007, 1-19.

    5. En el proceso de recopilacin de estas leyes se formaron tres grandes cdigos legales: elCdigo de la Alianza (Ex. 20, 22-23, 29), el Cdigo Deuteronmico (Dt. 12-26) y el Cdigo deSantidad (Lv. 17-26).

    6. Para el fin propuesto en esta exposicin sera conveniente traer a la memoria las legisla-ciones referentes a la justicia en la vida de la sociedad, la atencin de los pobres, las viudas y losnecesitados, la institucin del jubileo y otras, pero ello extendera demasiado este trabajo. Cf. J.L. SKA, Introduccin a la lectura del Pentateuco. Claves para la interpretacin de los cinco pri-meros libros de la Biblia, Estella 2001, 65-80.

  • Slo que no habr ningn pobre entre los tuyos, porque YHWH te bendecirabundantemente en la tierra que YHWH tu Dios te da en herencia para que la po-seas, pero slo si escuchas de verdad la voz de YHWH tu Dios cuidando de poneren prctica todos estos mandamientos que yo te prescribo hoy. Porque YHWH tuDios te bendecir, como te ha dicho: t prestars a naciones numerosas, y t nopedirs prestado; t dominars a naciones numerosas, y a ti no te dominarn. Sihay junto a ti algn pobre de entre tus hermanos, en alguna de las ciudades de tutierra que YHWH tu Dios te da, no endurecers tu corazn ni cerrars tu mano atu hermano pobre, sino que le abrirs tu mano y le prestars lo que necesite pararemediar lo que le falta. (Dt 15, 4-11)

    Legislacin referida a la convivencia

    Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus das sobre la tierra queYHWH, tu Dios, te va a dar. No matars. No cometers adulterio. No robars. Nodars testimonio falso contra tu prjimo. No codiciars la casa de tu prjimo, nicodiciars la mujer de tu prjimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno,ni nada que sea de tu prjimo (Ex 20, 12-17).Ponte en pie ante las canas y honra el rostro del anciano; teme a tu Dios. Yo,YHWH. Cuando un forastero resida entre ustedes, en su tierra, no lo oprimas. Alforastero que reside entre ustedes, lo mirarn como a uno de su pueblo y lo ama-rs como a ti mismo; pues tambin ustedes fueron forasteros en la tierra de Egip-to. Yo, YHWH, su Dios. No cometan injusticia ni en los juicios, ni en las medidasde longitud, de peso o de capacidad: tengan balanza exacta, peso exacto, medidaexacta y fanega exacta. Yo soy YHWH su Dios, que los saqu del pas de Egipto(Lv 19, 32-37).

    Legislacin referida a la relacin con su Dios

    Yo soy YHWH, tu Dios, que te he sacado del pas de Egipto, del lugar de escla-vitud. No tendrs otros dioses fuera de m. No te hars escultura ni imagen algu-na de lo que hay arriba en los cielos, abajo en la tierra o en las aguas debajo de latierra. No te postrars ante ellas ni les dars culto, porque yo YHWH, tu Dios, soyun Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la terceray cuarta generacin de los que me odian, pero tengo misericordia por mil genera-ciones con los que me aman y guardan mis mandamientos (Ex 20, 3-6).Cuiden, pues, de olvidar la alianza que YHWH su Dios ha concluido con uste-des, y de fabricarse alguna escultura o representacin de todo lo que YHWH tuDios te ha prohibido; porque YHWH tu Dios es un fuego devorador, un Dios ce-loso. Cuando hayan engendrado hijos y nietos y hayan envejecido en el pas, si sepervierten y se fabrican alguna escultura de cualquier representacin, haciendo lo

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  • malo a los ojos de YHWH tu Dios hasta irritarle, pongo hoy por testigos contraustedes al cielo y a la tierra de que desaparecern rpidamente de esa tierra que vana tomar en posesin al pasar el Jordn. No prolongarn en ella sus das, porque se-rn completamente aniquilados. (Dt 4, 23-26)

    2.2. En el principio

    El mismo itinerario en la fe ha llevado al pueblo de la Biblia a perci-bir y afirmar que esa voluntad de Dios es, en realidad, su proyecto desdela creacin y lo es para toda la humanidad. Gn 1, 1-11, 32 es, fundamen-talmente, una narrativa cosmognica que contiene una descripcin de loscomienzos del mundo. Colocado antes de las sagas de los patriarcas de Is-rael, estos sucesos son presentados dentro de un contexto ms amplio: elde la humanidad en su conjunto.

    Aquello que Dios ha deseado para el ser humano desde toda la eter-nidad queda formulado as:7

    En el plano de la relacin con los bienes

    Y los bendijo Dios con estas palabras: Sean fecundos y multiplquense, y ocu-pen la tierra y somtanla; ordenen en los peces del mar y en las aves del cielo y entodo animal que repta sobre la tierra. Dijo Dios: Miren que les he dado todahierba de semilla que existe sobre la faz de toda la tierra, as como todo rbol quelleva fruto de semilla; les servir de alimento. Y a todo animal terrestre, y a todaave del cielo y a todos los reptiles de la tierra, a todo ser animado de vida, les doyla hierba verde como alimento. Y as fue. Vio Dios cuanto haba hecho, y todo es-taba muy bien. Y atardeci y amaneci: da sexto. (Gn 1, 28-31)

    En el plano de la convivencia

    Dijo luego YHWH Dios: No es bueno que el hombre est solo. Voy a hacerleuna ayuda adecuada.8 () Entonces ste exclam: Esta vez s que es hueso de

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    7. J. S. CROATTO, Crear y amar en libertad. Estudio de Gnesis 2: 4 - 3: 24, Buenos Aires,1986, 226: Junto a las limitaciones humanas (el pecado, la muerte, el sufrimiento), el macro-re-lato de Gn. 1-11 va sealando las posibilidades y la fuerza del ser humano creado a imagen deDios. Desde la bendicin de 1,28 que nunca se pierde, pasando por el trabajo, los logros cul-turales (no criticados en s mismos sino por sus derivaciones religiosas) y hasta el tema sobresa-liente de las genealogas, todo ensea que el designio de Dios es crear una humanidad creativapero sana, enmarcada en sus propios lmites.

    8. La soledad, la falta de comunicacin no es buena para el ser humano; el ser humano esthecho para ser sociable. Dios ve que le hara bien al hombre el tener a su lado un ser que lo ayu-

  • mis huesos y carne de mi carne. sta ser llamada mujer, porque del varn ha sidotomada. Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y sehacen una sola carne. Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no seavergonzaban uno del otro. (Gn 2, 18.23-25)

    En el plano de las relaciones con el Creador

    Y dijo Dios: Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nues-tra, y manden en los peces del mar y en las aves del cielo, y en las bestias y en to-das las alimaas terrestres, y en todos los reptiles que reptan por la tierra. Cre,pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo cre, macho y hem-bra los cre. (Gn 1, 26-27)

    2.3. No me han odo

    En el proyecto de Dios, la interrelacin entre los tres planos es fun-damental. Estn vinculados de tal manera que, de acuerdo con el testimo-nio bblico, su designio puede ser herido en cualquiera de los niveles;ms an, la infidelidad en uno de ellos afecta directamente a los otros dos.Un ejemplo paradigmtico lo encontramos en 1Re 21, 1-26. La ambicindel rey Ajab por apropiarse de la tierra de Nabot (21, 1-3), lo llev al ase-sinato (21, 13-16); al final se indica que Ajab ha sido idlatra (21, 25-26).Esta posibilidad se reconoce ya en los orgenes (cf. Gn 3, 1-4,16).

    La profeca de los siglos VIII-VI a. C. se hace presente porque laapostasa constitua un peligro para la existencia de los reinos de Israel yJud. El poder de su palabra resida en que ella, protegiendo el derechodivino de Dios respecto a Israel y recordando las promesas hechas al pue-blo, anunciaba la voluntad de Dios en la historia. Ella vuelve al plan deDios sobre Israel y Jud, y denuncia su ruptura.9

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    dase, una ayuda que le fuese adecuada: (lit.: como frente a l). La soledad se define aqu co-mo una carencia de ayudas (cf. Ecl. 4, 9-11). La palabra hebrea czere es un trmino que se em-plea frecuentemente para la accin de Dios mismo, como accin salvadora. La ayuda es, a me-nudo, el instrumento gracias al cual Dios auxilia a quien lo necesita (cf. Ex. 18, 4; Dt. 33, 7; Sal.33, 20). El trmino nunca es usado en la Escritura para designar a un ser inferior. El sentido de laayuda se especifica por el trmino adecuada, que debe entenderse como el estar frente a al-guien, en presencia de l, a su lado (cf. Ex. 34, 10; Gn. 31, 32), en una relacin de reciprocidad.La que est en frente es exterior: puede ser considerada como interlocutora. La creacin de laayuda sita al ser humano en la perspectiva de la comunicacin. La relacin adecuada suponela alteridad para empezar la comunidad humana.

    9. Cf. G. M. NPOLE, Escuchar a los profetas hoy, Buenos Aires, 2008, 46.

  • En cuanto a la administracin y distribucin de los bienes

    Ay del que edifica su casa sin justicia y sus pisos sin derecho! De su prjimo se sir-ve de balde y su trabajo no le paga. El que dice: Voy a edificarme una casa espacio-sa y pisos ventilados, y le abre sus correspondientes ventanas; pone paneles de ce-dro y los pinta de rojo. Sers acaso rey porque seas un apasionado del cedro? Tu pa-dre, no coma y beba? Pero practicaba justicia y equidad! Por eso todo le iba bien.Juzgaba la causa del cuitado y del pobre. Por eso todo iba bien. No es esto cono-cerme? - orculo de YHWH. Pero tus ojos y tu corazn slo buscan tu propio inte-rs: derramar sangre inocente, cometer atropello y violencia. (Jer 22, 13-17)

    En cuanto a la convivencia

    Pero yo digo: Escuchen, jefes de Jacob, y dirigentes de la casa de Israel: No lescorresponde conocer el derecho? Pero ustedes odian el bien y aman el mal, arrancanla piel de encima, y la carne de los huesos. Los que han comido la carne de mi pue-blo, han arrancado su piel, han roto sus huesos y lo han despedazado como carne enel caldero, como tajadas en la olla, clamarn a YHWH, pero l no les responder:entonces les esconder su rostro por los crmenes que cometieron. (Mi 3, 1-4)

    En cuanto a la relacin con YHWH

    Extender mi mano contra Jud, contra todos los habitantes de Jerusaln, y extir-par de este lugar lo que queda de Baal, el nombre de ministros y sacerdotes, los quese postran en los terrados ante el ejrcito del cielo, los que se postran ante YHWHy juran por Milcn, los que no siguen a YHWH, los que no buscan a YHWH ni leconsultan. Silencio ante el Seor YHWH, que est cerca el Da de YHWH!YHWH ha preparado un sacrificio, ha consagrado a sus invitados. (So 1, 4-7)

    En definitiva, el designio de Dios es que todos los seres humanos, entanto imagen y semejanza de Dios, participen de la realeza divina, co-laborando en el establecimiento de un orden justo del mundo, sin excluirni matar a sus hermanos y reconociendo, por sobre todas las cosas, a suCreador.

    2.4. La misin del pueblo de Dios

    La profeca a partir del siglo VI a. C. sealar que el pueblo de Israelno es un pueblo como las dems naciones, porque tiene que cumplir una

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  • misin respecto de ellas. El segundo Isaas describi esa misin en laeleccin del Siervo del Seor, enviado como luz en medio de las naciones,para que la salvacin de Dios llegue hasta los confines de la tierra (Is 42, 6;49, 6). El servidor no desfallecer ni se desalentar hasta implantar el de-recho en la tierra, y las costas lejanas esperarn su ley (Is 42, 3). Dios esrey universal, y por eso su justicia llegar hasta los confines de la tierra.10

    El servidor Israel fue enviado con la misin de hacer que toda la hu-manidad reciba esa justicia de Dios, salvacin para todos. Pero la justiciaes tambin la norma por la que se debe regir el mismo pueblo de Dios,expresada en su ley. El servidor llevar esa ley a todas las naciones.

    Otras corrientes profticas de la poca de la cautividad en Babiloniay posteriores a ella, pondrn el acento en la transformacin que Diosobrar en los seres humanos para que todos puedan adherirse a su ley yla cumplan fielmente. Al final de los tiempos Dios har una nueva alian-za, pondr su ley en su interior y la escribir en sus corazones (cf. Jr 31,31; Ez 36, 26-27). La justicia de Dios se manifestar plenamente en estemundo, incluso en las relaciones entre los seres humanos, porque todosobservarn fielmente los mandamientos. Esto ser obra suya; en ello seapoya la esperanza.

    3. El Nuevo Testamento

    Tal como afirma el Concilio Vaticano II:

    La palabra divina que es poder de Dios para la salvacin de todo el que cree (cf.Rm. 1, 16), se presenta y manifiesta su vigor de manera especial en los escritos delNuevo Testamento. Al llegar la plenitud de los tiempos (cf. Gal 4, 4) la Palabra sehizo carne y habit entre nosotros llena de gracia y de verdad (cf. Jn 1, 14). Cristoinstaur el Reino de Dios en la tierra, manifest a su Padre y a S mismo con obrasy palabras y complet su obra con la muerte, resurreccin y gloriosa ascensin, ycon la misin del Espritu Santo. Levantado de la tierra, atrae a todos hacia s (cf. Jn.12, 32), pues es el nico que tiene palabras de vida eterna (cf. Jn 6, 68).11

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    10. Vulvanse a m y sern salvados, todos los confines de la tierra (Is 45,22); Digan entrelas naciones: El Seor reina! (...) el Seor juzgar a los pueblos con rectitud (...) l gobernar almundo con justicia (Sal. 96, 10.13).

    11. DV, 17.

  • Lo que todo el Nuevo Testamento encierra es que:

    Cristo es la Palabra que est junto a Dios y es Dios, es imagen de Dios invisi-ble, primognito de toda la creacin (Col 1, 15); pero tambin es Jess de Naza-ret, que camina por las calles de una provincia marginal del imperio romano, quehabla una lengua local, que presenta los rasgos de un pueblo, el judo, y de su cul-tura. El Jesucristo real es, por tanto, carne frgil y mortal, es historia y humanidad,pero tambin es gloria, divinidad, misterio: Aquel que nos ha revelado el Dios quenadie ha visto jams (cf. Jn 1, 18). El Hijo de Dios sigue siendo el mismo an enese cadver depositado en el sepulcro y la resurreccin es su testimonio vivo y efi-caz.12

    3.1. Los Evangelios sinpticos

    Los Evangelios sinpticos presentan a Jess como Aquel que conautoridad revela el proyecto de Dios, su eterna voluntad de salvacin pa-ra todas y todos; proyecto que se expresa y se condensa en el Reinado deDios, del cual el mismo Jesucristo inaugura y es portador.

    Al comienzo de su vida pblica, Jess proclamaba una Buena Noti-cia de parte de Dios. No una noticia cualquiera; una noticia que tiene lacaracterstica de ser buena para quienes la van a recibir (cf. Mc 1, 14-15;Mt 4, 23; Lc 4, 18), y esa noticia buena era el Reinado de Dios. Israel,recordando a sus profetas, saba muy bien qu era una buena noticia departe de Dios y qu relacin tena con su accin de reinar (cf. Is 52, 7-10;61, 1-11).

    Jess no hace una exposicin sistemtica en torno a ese Reino deDios; utiliza un lenguaje simblico, potico y sugerente. Parte de la com-prensin juda, pero la va matizando de una forma muy particular. Algu-nos Salmos celebraban en el Templo de Jerusaln la realeza universal ypermanente de Dios:

    Pueblos todos, batan palmas, aclamen a Dios con gritos de alegra! PorqueYHWH, el Altsimo, es terrible, el Gran Rey de toda la tierra (...) Toquen paranuestro Dios, toquen; toquen para nuestro Rey, toquen! Es Rey de toda la tierra.Reina Dios (...) Sentado en su trono sagrado. (Sal 47; cf. Sal 93; 96-99).

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    12. Mensaje al Pueblo de Dios del Snodo de los Obispos sobre la Palabra de Dios, Roma,2008, 4.

  • En el Salmo 145 se enumera una situacin humana de libertad, jus-ticia, superacin de la enfermedad y de la carencia, bondad y acogida deldbil. Cuando esto ocurre Dios reina.

    Pero exista otra concepcin del Reino de Dios que aparece en mo-mentos de singular tribulacin del pueblo, en los momentos de la depor-tacin a Babilonia, como se pone de manifiesto en el libro de Isaas, y dela terrible opresin de los griegos, segn se refleja en el libro de Daniel.En esos momentos el Reino de Dios se proclamaba en neto contraste conlos reinos opresores del presente y pretenda suscitar la resistencia y es-peranza de un pueblo que sufre, refirindose a una intervencin futura yliberadora de Dios, que cambiara la historia.

    Justamente Daniel, en los captulos 2 y 3, describe la visin de unaestatua enorme y terrible, con la cabeza de oro, su pecho y sus brazos deplata, su vientre y sus lomos de bronce, sus piernas de hierro, sus piesparte de hierro y parte de arcilla. Representa a los diversos imperios quehan ido oprimiendo a los santos. Pero despus, sin intervencin de ma-no alguna, se desprende una piedra que pulveriza a la estatua enorme yterrible, y que acaba convirtindose en un gran monte que llena toda latierra. Se est refiriendo al Reino de Dios, que jams ser destruido ysubsistir eternamente (Dn 2, 44).

    Jess anuncia que esa soberana de Dios anhelada por toda la tradi-cin religiosa de Israel, irrumpe irreversiblemente con su persona y suministerio. Es una presencia del Dios abb (cf. Mt 11, 25; Mc 14, 36; Lc23, 34.36; Jn 11,41) como misericordia y esperanza.13 El Reino de Diosno se compara con los imperios del mundo, sino con la pequea semilla,que se entierra y muere para fecundar la tierra; con la invisible levadura,que hace fermentar la masa; con el grano de mostaza, tan diminuto perotan cargado de futuro.

    Jess invita, ante todo, a creer en el Reino de Dios, es decir, a creeren esa nueva dimensin de la realidad, invisible, pero ya actuante y queun da habr de manifestarse en plenitud. Para Jess el Reinado de Diosya est en marcha y el ser humano est incorporado a ese inslito plan desu amor, que se desarrolla en la historia.14

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    13. Cf. J. JEREMIAS, Abba. El mensaje central del Nuevo Testamento, Salamanca, 1983; J.BARR, Abba, Father and the Familiarity of Jesus Speech, JTS 39 (1998) 28-47; F. DOLDN, Esabba todava un caso nico?, RevistB 61 (1999) 81-90.

    14. J. P. MEIER, Un judo marginal. Nueva visin del Jess histrico II/1, Estella, 2001, 537:[Jess] indic conscientemente que el poder manifestado en su ministerio constitua una reali-

  • Segn los evangelios de Mc, Mt y Lc, Jess nunca desisti de anun-ciar el Reinado de Dios como una Buena Noticia. Sin embargo, puedeverse cmo los contenidos de ese anuncio se diferenciaban de acuerdo alos destinatarios:

    A los pobres y pecadores, considerados malditos e in-felices por la so-ciedad de su tiempo, los proclam benditos y bienaventurados, porqueDios los haba elegido para el Reino. Cuando lo hace, no est pensando enpremiar sus virtudes morales. No se trata de que los pobres y los que su-fren sean especialmente buenos y piadosos. Quiz lo sean, o quiz no; pe-ro, en cualquier caso, no es sta la perspectiva de las bienaventuranzas. Je-ss no idealiza romnticamente la pobreza. Al contrario, como una reali-dad no elegida, es un mal que se opone a la voluntad de Dios, que quiereliberar a los que sufren. Jess anuncia cmo es Dios y cmo acta cuandointerviene en la historia. La Buena Noticia es para los enfermos, pobres ypecadores una verdadera rehabilitacin humana y religiosa (cf. Mc 2, 1-12;Lc 6, 20-23; Mt 5, 1-12).

    A los usureros y ricos en general, Jess los invita a la solidaridad,rompiendo con una forma normal de vivir. El Reinado de Dios lesofreca nuevas posibilidades de actuacin humana. La Buena Noticia in-cluye para ellos la exigencia y la experiencia del compartir (cf. Mc 10, 17-27; Lc 19, 1-10).

    Para las autoridades religiosas del pueblo, el anuncio de la BuenaNoticia es una invitacin a nacer de nuevo (Jn 3, 3-8) entendiendo quela fe no es cargar pesados fardos sobre las espaldas de la gente (cf. Mt 23,4), que nada hay fuera del ser humano que entrando en l pueda conta-minarlo, sino lo que sale de su corazn (cf. Mc 7, 15) y que Dios se ale-gra ms por un pecador que se convierte que por noventa y nueve justosque no tengan necesidad de conversin (cf. Lc 15, 7).

    3.2. Las tradiciones paulina, jonica y Hebreos

    Por su parte, las tradiciones paulina, jonica y la reflejada en el es-crito Hebreos se volcaron hacia una elaboracin ms teolgica de lostestimonios sobre Jess y pusieron de manifiesto el fundamento ltimo

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    zacin parcial y preliminar del reinado de Dios, que pronto iba a mostrarse con toda su fuerza.Queriendo poner de relieve esa vinculacin orgnica entre su propio ministerio en el presente yla plena llegada del gobierno escatolgico de Dios en el futuro, Jess opt por aplicar a ambascosas la denominacin reino de Dios. Vase la detallada y actualizada presentacin del temaen las pginas 293-538.

  • por el cual ese Jess de Nazaret, que anduvo por los caminos de una pro-vincia marginal del imperio romano, pretendi anunciar e instaurar elReinado de Dios.

    La reflexin hecha por Pablo en medio de la actividad evangelizado-ra y producto de ella, le permiti descubrir que Dios haba concebido suproyecto desde siempre y que podra expresarse con mucha claridad en lafrmula ofrecida en la primera carta a Timoteo: Dios quiere que todos losseres humanos se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad (cf.1Tm 2, 3-4). Ese plan lo revel Cristo Jess:

    Porque, si confiesas con tu boca que Jess es el Seor y crees en tu corazn queDios le resucit de entre los muertos, sers salvo. Pues con el corazn se cree pa-ra conseguir la justicia, y con la boca se confiesa para conseguir la salvacin. Por-que dice la Escritura: Todo el que crea en l no ser confundido. Que no hay dis-tincin entre judo y griego, pues uno mismo es el Seor de todos, rico para todoslos que le invocan. Pues todo el que invoque el nombre del Seor se salvar.(Rm 10, 9-13; cf. Ga 4, 4).

    Por ser Dios nico, por ser l la razn nica soberana por encimade todas las cosas, su designio es universal. Si Dios tiene un plan, ste se-r a su imagen: uno y universal.

    Y as, San Pablo comprendi y anunci que la Buena Noticia queDios ofreca de una manera absolutamente gratuita era la redencin, gra-cias a la obra salvadora obrada por Cristo Jess. Unindose a Cristo re-sucitado por la fe, se podra alcanzar la justicia. Esa gratuidad de la salva-cin pona en igualdad de condiciones a todos los seres humanos, de ma-nera que ya no haba razones para el aislamiento o la discriminacin; me-nos an, para hacer alarde de los propios mritos.15 Pablo descubre launiversalidad del Evangelio precisamente cuando ste es anunciado fueradel mundo judo. Que los no-judos lo acepten en sus propias culturasprueba que el plan de Dios es para todos sin distincin (cf. Ef 3, 1-13), espara todo hombre que cree (Rm 1, 16).

    El designio que Dios alcanzar su plenitud cuando Cristo

    entregue a Dios Padre el Reino, despus de haber destruido todo principado, do-minacin y potestad. () Cuando hayan sido sometidas a l todas las cosas, enton-ces tambin el Hijo se someter a Aquel que ha sometido a l todas las cosas, paraque Dios sea todo en todos (1Co 15, 25.28)

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    15. Cf. L. H. RIVAS, San Pablo. Su vida, sus cartas, su teologa, Buenos Aires, 2001, 183.

  • El evangelio de Juan manifiesta que el fundamento de todo est enque Jess es el Hijo y que guarda una relacin nica con el Padre:16 el Hi-jo es el enviado del Padre, es el que revela al Padre, es el que da la vida delPadre y el que lo glorifica con su vida (cf. Jn 8; 10, 38; 14, 10; 17, 21). ElPadre y el Hijo cooperan en la misma obra (cf. Jn 5); el Hijo no puede ha-cer nada por s mismo, solo hace lo que ha visto, odo y aprendido del Pa-dre, quien le muestra todo al Hijo y pone todo en sus manos (cf. 3, 3). ElHijo est sometido por completo a la voluntad del Padre: jams Jess ha-ce un gesto de obediencia ni reza por l, porque siempre est en contac-to con el Padre.17 Nadie va al Padre sino es a travs suyo (cf. 14, 6; 17, 3).Por todo ello, se conoce y se ve al Padre en el Hijo:

    Entonces le decan: Dnde est tu Padre?. Respondi Jess: No me conocen nia m ni a mi Padre; si me conocieran a m, conoceran tambin a mi Padre. (Jn 8, 19)Si me conocen a m, conocen tambin a mi Padre; desde ahora lo conocen y lo hanvisto. Le dice Felipe: Seor, mustranos al Padre y nos basta. Le dice Jess:Tanto tiempo hace que estoy con ustedes y no me conoces, Felipe? El que me havisto a m, ha visto al Padre. Cmo dices t: Mustranos al Padre? (Jn 17, 7-9)

    El Hijo tiene tal dignidad que se puede creer en l y obtener Vidaeterna (cf. 21, 30-31); Vida que no es una realidad material o fuerza m-gica, sino la participacin en la Vida de Dios. Se tiene la Vida porque seest en comunin con el Padre y con el Hijo. La Vida se ofrece a travsde los signos y las palabras del Hijo. Tu tienes palabras de vida eterna,le dice Pedro (6, 68). Quienes creen en los signos y en las palabras del Hi-jo, a esos se les otorga la Vida en la vida, y eso ya es la superacin de lafrontera con la muerte (cf. 5, 24). No es extrao, entonces, descubrir quela Vida equivale a la salvacin:

    Lo que exista desde el principio, lo que hemos odo, lo que hemos visto connuestros ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos acerca de la Pala-bra de vida, pues la Vida se manifest, y nosotros la hemos visto y damos testimo-nio y os anunciamos la Vida eterna, que estaba junto al Padre y que se nos mani-fest. (1Jn 1, 1-2)

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    16. Cf. R. SCHNACKENBURG, El Hijo como autodesignacin de Jess en el Ev Jn, en ID., ElEvangelio segn San Juan II, Barcelona, 1980, 158-175.

    17. Ntese que Jn no ofrece un relato de la agona de Jess en Getseman.

  • Solo en el escrito llamado Hebreos se aplica al mismo Cristo losttulos de sacerdote y sumo sacerdote.18 Las otras tradiciones delNuevo Testamento no describen nunca su persona, ni su actividad, ni sumuerte en trminos explcitamente sacerdotales. De hecho, no haban co-rrespondido a lo que se esperaba en ese momento de un sacerdote al in-terior del pueblo de Israel. Pero la luz de Cristo resucitado provocar unareelaboracin de ciertos elementos de la tradicin evanglica que en laperspectiva inicial no tenan ninguna connotacin sacerdotal o sacrificial.Eso es lo que ofrecer Hebreos.

    En l se afirma que Cristo no solamente posee el sacerdocio, sinoque es el nico sacerdote en el sentido pleno de la palabra, ya que es elnico que ha abierto al gnero humano el camino que lleva a Dios y quelos une entre s. Superando la etapa de los ritos exteriores, incapaces depurificar las conciencias (cf. 9, 1-10), Cristo se ofreci a s mismo en unimpulso dado por el Espritu, derram su propia sangre y obtuvo as latransformacin sacrificial de su humanidad, que se convirti en la tien-da ms perfecta, adaptada al verdadero santuario:

    En cambio se present Cristo como sumo sacerdote de los bienes futuros, a tra-vs de una Tienda mayor y ms perfecta, no fabricada por mano de hombre, es de-cir, no de este mundo. Y penetr en el santuario una vez para siempre, no con san-gre de machos cabros ni de novillos, sino con su propia sangre, consiguiendo unaliberacin definitiva. Pues si la sangre de machos cabros y de toros y la ceniza deuna becerra santifican con su aspersin a los contaminados, en orden a la purifica-cin de la carne, Cunto ms la sangre de Cristo, que por el Espritu eterno seofreci a s mismo sin tacha a Dios, purificar de las obras muertas nuestra con-ciencia para rendir culto al Dios vivo! (Hb 9, 11-14)

    Superando al mismo tiempo la etapa de la primera alianza, imperfec-ta y provisional, debido precisamente a la impotencia de sus ritos (cf. 8,7-13), Cristo, gracias a la eficacia irreversible de su muerte, se convirtien el mediador de una alianza-testamento, con validez total y eterna:

    Por eso es mediador de una nueva alianza; para que, interviniendo una muerteque libera de las transgresiones de la primera alianza, reciban, los llamados, la he-rencia eterna prometida. Pues donde hay testamento se requiere que conste lamuerte del testador, ya que el testamento es vlido en caso de defuncin, no tenien-

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    18. En Rm 15, 16, es el ministerio del apstol el que se presenta como realizando una accinsagrada. En 1Ped 2, 1-10 y en Ap. 1, 4-8; 5, 10; 20, 6 es a propsito de los cristianos cuando sehabla de organismo sacerdotal o de sacerdotes.

  • do valor en vida del testador. As tampoco la primera alianza se inaugur sin san-gre. Pues Moiss, despus de haber ledo a todo el pueblo todos los preceptos se-gn la Ley, tom la sangre de los novillos y machos cabros con agua, lana escarla-ta e hisopo, y roci el libro mismo y a todo el pueblo diciendo: Esta es la sangrede la alianza que Dios ha ordenado para ustedes. Igualmente roci con sangre laTienda y todos los objetos del culto; pues segn la Ley, casi todo ha de ser purifi-cado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay remisin. As pues, si esnecesario que las figuras de las realidades celestiales sean purificadas de esa mane-ra, tambin lo es que las realidades celestiales se purifiquen pero con sacrificios msexcelentes que aqullas. (9, 15-23)

    Superando finalmente la etapa del culto terreno, que era meramentefigurativo (cf. 8, 3-6), Cristo estableci realmente una comunicacin per-fecta y definitiva entre el ser humano y Dios

    Pues bien, Cristo no entr en un santuario hecho por mano humana, en una re-produccin del verdadero, sino en el mismo cielo, para presentarse ahora ante elacatamiento de Dios en favor nuestro, y no para ofrecerse a s mismo repetidas ve-ces al modo como el sumo sacerdote que entra cada ao en el santuario con sangreajena. Para ello habra tenido que sufrir muchas veces desde la creacin del mun-do. Sino que se ha manifestado ahora una sola vez, al fin de los tiempos, para ladestruccin del pecado mediante su sacrificio. Y del mismo modo que el destinode los hombres es que mueran una sola vez, y luego ser juzgados, as tambin Cris-to, despus de haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados de la multi-tud, se aparecer por segunda vez sin relacin con el pecado a los que le esperanpara su salvacin. (9, 24-28)

    As es como se convirti en el perfecto sumo sacerdote.19

    3.3. Cielos y tierra nuevos

    En el plan de Dios, la humanidad se encamina hacia un mundo quese revelar cuando aparezcan los cielos nuevos y la tierra nueva anun-ciados por los profetas (cf. Is 65, 15; 66, 22) y que Dios crear al final delos tiempos. El Apocalipsis confiesa la llegada de esos cielos nuevos y tie-rra nueva, y describe esa ciudad futura con los rasgos de una Jerusalnque desciende del cielo.20 En ella, Dios secar todas las lgrimas y ya no

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    19. Cf. A. VANHOYE, La structure littraire de lptre aux hbreux, Paris, 1975; ID., La Cristo-loga Sacerdotal de la Carta a los Hebreos, Buenos Aires, 1997.

    20. Vase A. LVAREZ VALDS, La nueva Jerusaln, Ciudad celeste o ciudad terrestre? Estu-dio exegtico y teolgico de Ap. 21,1-8, Valencia, 2005.

  • habr muerte, ni llanto, ni queja, ni dolor, porque todo lo viejo habr pa-sado:

    Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva - porque el primer cielo y la primera tie-rra desaparecieron, y el mar no existe ya. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusaln, quebajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia ataviada para su espo-so. Y o una fuerte voz que deca desde el trono: Esta es la morada de Dios con loshombres. Pondr su morada entre ellos y ellos sern su pueblo y l, Dios - con -ellos, ser su Dios. Y enjugar toda lgrima de sus ojos, y no habr ya muerte ni ha-br llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado (Ap 21, 1-4).

    Los cristianos aguardan ese mundo nuevo, pero esa esperanza no in-duce a una actitud meramente pasiva; implica una forma de comportarseen la comunidad y en la sociedad, viviendo desde ahora en aquello que seespera. Todos los miembros del pueblo de Dios comparten una vocacinque consiste en apresurar la venida del da del Seor, en el que se ma-nifestarn los cielos nuevos y la tierra nueva, en los que habite la justi-cia (2Ped 3, 12.13). La forma de apresurar la llegada de ese da sercomprometerse en la construccin de una sociedad que cada vez ms seacerque a aquel plan de Dios querido desde toda la eternidad.

    Si bien esa sociedad que construyamos los seres humanos no puedeconfundirse con los cielos nuevos y la tierra nueva que Dios otorgar,porque l har nuevas todas las cosas (cf. Ap 21, 5), existe una misterio-sa continuidad ya que todos los frutos buenos de la naturaleza y denuestro trabajo21 aparecern transfigurados cuando el Reino de Dios semanifieste en su plenitud.

    4. Concluyendo

    El conjunto de la revelacin neotestamentaria nos presenta una in-trnseca relacin entre la identidad del que Anuncia y lo anunciado; tan-to que, eliminar uno de estos aspectos es perder la dimensin de plenitudque tiene el Nuevo Testamento. La revelacin que nos ofrece es la propiay originalsima relacin de Jess con Dios: su identidad de Hijo y lo queel mismo Jess anuncia con palabras y acciones: el proyecto de Dios, muybien sintetizado por la Conferencia del Episcopado Latinoamericano ce-lebrada en Aparecida:

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    21. GS, 39.

  • El proyecto de Jess es instaurar el Reino de su Padre. Por eso pide a sus disc-pulos: Proclamen que est llegando el Reino de los cielos! (Mt 10,7). Se trata delReino de la vida. Porque la propuesta de Jesucristo a nuestros pueblos, el conteni-do fundamental de esta misin, es la oferta de una vida plena para todos. Por esola doctrina, las normas, las orientaciones ticas, y toda la actividad misionera de laIglesia, debe dejar transparentar esta atractiva oferta de una vida ms digna, enCristo, para cada hombre y para cada mujer de Amrica Latina y de El Caribe. 22

    GABRIEL M. NPOLE, OP21.04.09 / 20.05.09

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    GABRIEL M. NPOLE, OP

    22. V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Aparecida, 2008,375.