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No. 15 Tercera época Guatemala, 27 de junio de 2010 De la IMPUNIDAD al Estado de DERECHO Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO-Sede Académica Guatemala, reconocida por el Decreto 96-87 del Congreso de la República, ratificado por el Ejecutivo en el instrumento de adhesión de fecha 29 de diciembre de 1987.

Diálogo 15/ De la Impunidad al Estado de Derecho

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De la Impunidad al Estado de Derecho / Publicación mensual de FLACSO-Guatemala

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No. 15 Tercera época Guatemala, 27 de junio de 2010

De la IMPUNIDAD al Estado de DERECHO

Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO-Sede Académica Guatemala, reconocida por el Decreto 96-87 del Congreso de la República, ratificado por el Ejecutivo en el instrumento de adhesión de fecha 29 de diciembre de 1987.

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Profesores e investigadores eméritos flacso-GUATEMALA

Dr. Gabriel Aguilera/Lic. Edgar Balsells Conde/Dr. Santiago Bastos / Dr. Víctor Gálvez Borrell/Lic. Mario Aníbal González / Dr. Jorge SolaresSecretario general de flacso

Francisco Rojas AravenaSan José, Costa Rica

Consejo académico de flacso-guatemala

Virgilio Álvarez Aragón- director/Oscar López / Marcel Arévalo/Aura Cumes/Claudia Donis /Virgilio Reyes/Simona V. Yagenova /Edgar F. MontúfarLuis Raúl Salvadó/Edmundo Urrutia

Los medios de comunicación en

GuatemaLa

Antes de iniciar el análisis sobre los medios, se planteó una duda: ¿a qué medios se refieren cuando se habla de los medios guatemaltecos? El cuestionamiento surge de la tenden-cia a ver bajo esa idea a una entidad monolítica, que tiene una acción conjunta y concertada simultánea so-bre toda la población guatemalteca: hombres, mujeres, niños, indígenas, ladinos, personas del área rural y per-

sonas urbanas. Sin embargo, cuando se habla del ré-gimen de los medios gua-temaltecos, se habla de cinco reali-dades distin-tas. La pri-mera de ellas es la que se observa en la ciudad ca-pital, donde existen los grandes me-dios capitalinos de proyección na-cional. Estos medios, asentados en la ciudad, se nutren constantemente del

palpitar de los centros del poder eco-nómico, político y social y, en última

instancia, se toman como referente para analizar la realidad gua-t e m a l t e c a , aunque en di-cha realidad no tengan un asiento que abarque a

toda la sociedad. Entre dichos me-dios están, en primer lugar, los perió-dicos; en segundo lugar, las grandes cadenas de radio, que son las que

constantemente se enlazan, pero que, con redacciones desde la capital, por lo regular proveen información de hechos acaecidos en la metrópoli, dándole una cobertura marginal a lo que sucede en el resto del país; y en tercer lugar, la televisión guatemalte-ca, también asentada en la capital.

Los medios mencionados respon-den a una misma línea, aunque con algunas variaciones. Esto puede verse en las campañas concertadas en contra de gente de otros bloques informativos; la más reciente fue la campaña que se divulgó sobre la for-ma en que la juez Verónica Galicia procesó los datos relacionados con la

introducción

Ante la crisis de institucionalidad que se vivió recientemente con la elección y renuncia del Fiscal General, FLACSO-Guatemala organizó

un foro público cuyo objetivo fue promover un acto de reflexión y discu-sión desde distintos puntos de vista sobre esta experiencia y, de esta mane-ra, aportar un conjunto de ideas que permitan al lector o lectora comprender dicha crisis en sus múltiples manifestaciones. Para el efecto, se invitó a un especialista en medios de comunicación, a un jurista y a un representante del gobierno, cuyas exposiciones resumidas se dan a conocer en el presente trabajo, enmarcado en la Regla de Chatham House.1

Mientras el presidente Álvaro Colom y otras autoridades gubernamentales realizaban en la Plaza de la Constitución un acto de reconocimiento a las víctimas mortales por el caso de la tormenta Agatha, el mandatario fue informado sobre la con-ferencia en la que Carlos Castresana anunciaba su renuncia, medida que provocó un cambio radical en la coyuntura po-lítica del país. En el gobierno algunos ya se habían hecho la pregunta: ¿qué pasaría si algún día Castresana decidiera renunciar?

De esta cuenta, hay quienes afirman que en Guatemala casi se debe actuar dentro de una lógica de alcohólicos anónimos: un día a la vez. Ésta es una frase que refleja el problema profundo del país: se mira la realidad con dema-siada inmediatez, con un ojo puesto en la coyuntura, y se olvidan los procesos.

Es necesario pensar en qué clase de Estado estamos construyendo; hay que preguntarse si éste es un Estado que está a la altura de responder a cualquier necesidad, pues ante los desastres quienes siempre “pagan los platos rotos” son los más pobres de este país; hay que insistir en que este Estado refleja los problemas estructurales, en que el Estado es producto de su historia y está caracterizado por la impunidad, por una impunidad que no empezó con el gobierno de Alfonso Portillo ni en la época democrática,

sino mucho antes. Éste es un Estado que arrastra deudas históricas, donde muchos caminan tranquilamente aunque carguen con miles de muertos so-bre los hombros. Esa impunidad ha marcado y caracteriza al Estado guate-malteco.

La renuncia del doctor Castresana a la dirección de la Comisión Interna-cional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) colocó al país en una disyuntiva muy compleja al afirmar que su renuncia se debía a la existen-

cia de una campaña de desprestigio hacia su persona y la CICIG y que, si optaba por defenderse, perdería su capacidad para seguir dirigiendo esa institución. Aseguró, además, que a pesar de que se va, continuará demandando acciones muy importantes para el beneficio de la justicia en Guatemala, entre éstas el tema del Fis-cal General.

Según Castresana, los medios de comunicación jugaron un pa-pel muy importante en dicha campaña; pero, aclaró, más que los medios de comunicación en sí, hubo gente en los medios vincula-

da con esta campaña. Conocer los medios y entender a los periodistas es muy im-

portante para entender Guatemala. Hay quienes sostienen que los medios no censuran a quienes en sus páginas escriben, lo cual creen confirmar algunos periodistas cuando aseguran no haber tenido nunca una censura. Sin embargo, en medio de la crisis que nos ocupa, surgió información que respalda

la posibilidad de que en los medios exista gente a quien se le paga por emitir opinión. Estar de acuerdo o no con ello es un tema muy importante que aún no ha formado parte del debate nacional.

Si lo que afirma Castresana es cierto, asusta el poder que tienen algu-nos comunicadores para llevar a la renuncia de un personaje tan importante como él, pero, además, asusta la fuerza que está tomando la Corte de Cons-titucionalidad más allá de la estructura política y social. Esta instancia ha ido pasando de ser la que opina sobre los procesos constitucionales a la que resuelve los conflictos. ¿Hasta dónde puede ello afectar la estructura insti-tucional del país? 1 Cuando una reunión o parte de ella se sostiene bajo las reglas de Chatham House, los parti-

cipantes tienen la libertad de usar la información recibida, pero ni la identidad o la afiliación de los participantes, de ninguno de los participantes, puede ser revelada.

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entrevista que Aroldo Sánchez hizo a uno de los hermanos Valdez Paiz. También hay que recordar la acción concertada de esos medios en contra de Gustavo Berganza. En ese sentido, dichos medios pueden verse como un bloque, porque responden a una mis-ma línea en determinado momento, aunque, como ha constatado doses2 en las observaciones electorales, es-tos medios tienen diferentes matices a la hora del proceso electoral.

El otro bloque son los medios que existen en el resto del país, fuera de la capital. Estos medios (muchos de ellos independientes) generalmente responden a intereses locales; por ejemplo, los sistemas de cable. Aho-ra se puede observar que en las ca-beceras importantes, en los grandes mercados mediáticos, cada sistema de cable tiene su propio noticiero de producción local, orientado a los pro-blemas y a los protagonistas de cada uno de esos mercados locales.

Existen, además, los medios estata-les. Actualmente, una de las políticas del gobierno en el tema de la comuni-cación es rehabilitar las estaciones de la radio nacional y tratar de proyec-tarlas más hacia la totalidad de la po-blación. Otro ejemplo es el Diario de Centroamérica y la política de darle una línea editorial distinta. Lamen-tablemente, estas propuestas sólo se quedan en el intento, con la intención inicial de convertirlos en medios pú-blicos, pues en el camino se ha visto que se convierten más bien en una contraparte de las caras que mues-tran los medios independientes y los medios del interior del país.

A pesar de la diferencia de régimen de propiedad, de los alcances de inte-rés y de las coberturas, generalmente todos los medios se asumen respe-tuosos de la democracia, respetuosos de la diversidad política, respetuosos del Estado de Derecho y, por supues-to, manifiestan un compromiso, por lo menos verbal, con la lucha contra la impunidad (aunque no se encuen-tren prácticas efectivas y decididas al respecto), pues una cosa son los prin-cipios y otra cosa son las acciones.

En el caso de los medios locales, muchos de ellos están sometidos, lamentablemente, a los intereses de los líderes del lugar. Éstos suelen ser no solamente los líderes locales en términos económicos, sino además los propietarios de las franquicias

electorales que lue-go van a ser nego-ciadas, transadas, cooptadas e inte-gradas dentro de un régimen de par-tidos políticos que, como el guatemal-teco, no es un régi-men que represente a toda la población dada la estructura de la ley. Sí, hay un régimen que se apoya muchísimo en los caciques locales, quienes a su vez son los que controlan los me-dios del lugar. Por ello, muchas veces, en ese contexto es muy difícil ejercer un periodismo de investigación, un periodismo crítico, porque estos me-dios de comunica-ción están vincula-dos orgánicamente con la estructura de los medios locales y, en ese sentido, los medios juegan un papel mínimo en la lucha contra la impunidad.

Por otra parte, también existe el problema de la práctica profesional de los periodistas departamentales, pues, a diferencia de lo que sucede aquí en la capital, los periodistas que trabajan en los medios departamen-tales muy pocas veces –es más una cuestión de excepción que de regla– pueden dedicarse tiempo completo a dicha labor. A pesar de que se han hecho esfuerzos para profesionali-zarlos en las extensiones universita-rias departamentales en cuanto a sus carreras de comunicación, lo cual en mayor o menor medida ha permiti-do empezar a compartir el uso de un lenguaje común en términos de ética y de técnica periodística (un avance en comparación con lo que se tenía), aún existe el problema de la falta de dedicación completa de los periodis-tas a la que han escogido como su profesión.

La mayoría de los periodistas que trabajan para grandes medios nacio-nales asentados en la capital, que

envían noticias de los departamen-tos, no tienen un salario fijo, sino cobran por nota publicada. Ése es un gran problema que les plantea una cuestión de supervivencia: cómo complementar sus ingresos. Algunas veces esta circunstancia ocasiona conflictos de intereses con la práctica periodística misma, ya que trabajan como relacionistas públicos o secre-tarios en las municipalidades, como administradores de los negocios de los caciques locales, o simplemente trabajan en una actividad que no tie-ne nada que ver con la práctica pe-riodística en general. Esta situación hace mucho más difícil que en los medios locales haya crítica, transpa-rencia de lucha contra la impunidad y denuncia de lo que sucede en los poderes locales. Lo anterior plantea muchas limitaciones para que haya un verdadero ejercicio periodístico libre e investigativo que luche contra

la impunidad en el interior del país. Se asevera que en el caso de la

televisión guatemalteca en general existe una actitud de mucha com-placencia hacia el gobierno, pues la mayor parte de la pauta publicitaria del presupuesto que éste invierte para promocionar sus mensajes se destina a la televisión abierta –ya sea por razones de ley o por razones prácticas– y, de hecho, hay una gran avidez de la televisión nacional hacia ese financiamiento. El resto de dicho presupuesto se reparte en canales de cable, medios impresos y algunas ra-dios.

Sin embargo, en el caso de la tele-visión abierta, hay que recordar que fueron los diputados quienes aproba-ron en el decreto de presupuesto del 2009 (que tiene vigencia durante el 2010) un artículo en el cual se esta-blece que 50 millones de quetzales de los 79 o 78 millones de quetzales

2 Asociación para el Desarrollo, la Organi-zación, Servicios y Estudios Socioculturales.

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asignados, que es el monto que se ha destinado a la Secretaría de Comuni-cación de la Presidencia, deberán ser invertidos en este tipo de medios.

Aunque habría que matizar, uno de los medios de mayor penetración es la televisión abierta. Si bien es cierto que a ésta se le asigna un gran poder, debemos tomar en cuenta que, en este marco de mediocridad, los periodis-tas y los editores, no sólo de los me-dios televisivos sino de muchos me-dios, no profundizan en la búsqueda de la información. Esa mediocridad conspira para que la poca informa-

sionalismo, a un compromiso de lu-cha contra la impunidad, desvelando aspectos de mal funcionamiento del sistema político guatemalteco y del sistema judicial, por el hecho del gran acuerdo que pareciera existir en la cima, entre la persona que controla esos canales, los políticos, el gobier-no y algunos otros grupos de poder.

Está además el sector de la llama-da prensa independiente, donde se realiza sistemáticamente la crítica con todas las limitaciones que esto implica, porque la prensa llamada in-dependiente, por supuesto, también tiene sus intereses; es una prensa que depende fundamentalmente de la facturación comercial. Éste es, en síntesis, el panorama de los medios de comunicación en Guatemala.

otros factores determinantes en La

Generación de opinión

Existe otro factor determinante en la generación de opinión y que a veces no se cuestiona: el papel de algunas universidades. Al final de cuentas, és-tas son centros de reproducción ideo-lógica y esas ideologías se propagan mediante columnas de opinión, pro-gramas de radio o programas de te-levisión. En todos los medios se está construyendo también un sistema de pensamiento, uno que penetra en las elites urbanas y en la ciudad capital y que profundiza esa división entre

lo urbano y lo no urbano, los de los departamentos y los de la capital, con una profunda división en Guatemala que se ve todos los días.

Gran parte de la población (urbana y rural) de Guatemala es muy joven y no recuerda o no tiene conciencia de la historia reciente. Esto sucede, quizás, por el modelo educativo, por las Iglesias, por los mismos medios o por otras causas; lo cierto es que esa juventud no conoce su historia. Se podría estar pasando hacia una generación relativamente anodina, pero que es también producto de su entorno.

Por ello, hay que pensar en ese pa-pel de los centros de generación de pensamiento, pues el desafío no sólo es analizar el problema, sino plan-tearse la necesidad de apuntalar a las nuevas generaciones con otras ideas. El desafío es crear una verdadera democracia, con diversidad ideoló-gica en el planteamiento, pero, sobre todo, en el análisis, en la compresión de la realidad. No obstante, como ya se dijo, la mayoría de los medios son propiedad de políticos o de aspiran-tes a políticos o de elites económicas y son un reflejo de estos grupos de poder.

Hay ciertas elites poderosas que tie-nen una de las deudas más importan-tes, la de profundizar en la interpreta-ción adecuada de nuestra realidad, en la interpretación adecuada de los que hoy somos producto de esa historia y, por lo tanto, poder comprender ese Estado que tenemos y poder actuar, ojalá para transformarlo.

ción que circula sea la base sobre la que

construyan un imagina-rio que posteriormente reproducen a través de la televisión, la radio y los cables departamen-tales.

Dentro del mismo tema está el asunto del dueño de la televisión abierta como un gran

elector, o por lo menos eso es lo que piensan los políticos. Existe una rela-

ción perversa no solamen-te entre los políticos sino

también entre el gobierno y la persona que domina

los cuatro canales de televisión abierta. ¿Cómo se traduce esto en términos de un compromiso contra la impunidad? En general, los medios de televisión abierta no han desarro-llado, lamentablemente, una práctica periodística investigativa que permi-ta desvelar con exactitud las falen-cias del sistema legal, del sistema po-lítico guatemalteco. Aunque, como ya se dijo, no se puede generalizar, la cobertura de los medios en la ac-tualidad es más factual que analítica e interpretativa. Es muy arriesgado prever hasta qué punto podrá llegar-se a una libertad, a un amplio profe-

El 14 de julio, en el auditorio “René Poitevin” de esta Facultad, se presentó el libro “La solidaridad era la base de sus vidas”, en memoria de los mártires, desaparecidos y sobrevi-vientes del magisterio de Guatemala durante el conflicto armado interno. La publicación fue comentada por los doctores Carlos Figueroa Ibarra y Sergio Tishler, y el Lic. Walter Valen-cia. Participaron en el acto de entrega del libro al Lic. Miguel Ángel Franco, viceministro de Diseño, y Verificación de la Calidad Educativa, el Dr. Carlos Gonzalez Orellana y el M.A. Virgilio Reyes, Coordinador académico de docencia de FLACSO-Guatemala.

Se hizo entrega del libro “La solidaridad era la base de sus vidas”

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eL tránsito de La impunidad aL estado

de derecho

El análisis de la lucha del paso de la impunidad al Estado de Derecho implica un análisis histórico, políti-co y social, desde la Constitución de 1985, pasando después al segundo gran pacto social: los Acuerdos de Paz. En ellos se encuentra uno de los puntos prioritarios: cómo llevar a cabo ese tránsito.

Al respecto, habría que hacer una primera reflexión sobre el papel que jugó las Naciones Unidas (ONU) como mediador de la paz, sobre todo en países en donde ha habido un con-flicto armado tan largo, tan profundo y tan destructivo como Guatemala: treinta y seis años de guerra. Ésta es una reflexión obligada, porque, al parecer, la situación que hoy se vive en Guatemala demuestra que en los países en donde ha habido un con-flicto de tales dimensiones y donde las estructuras de la impunidad están tan arraigadas dentro del Estado, es necesario que la ONU y las partes en conflicto, al momento de establecer acuerdos de paz, traten de solucionar lo antes posible el tema de la lucha

contra la impunidad. En Guatemala se cometió el error

de postergar por mucho tiempo uno de los temas básicos para el fortale-cimiento del Estado y para el trán-sito hacia un Estado de Derecho. Los mecanismos establecidos por la ONU permitieron que pasara ese tiempo. Los gobiernos que han tran-sitado desde la firma de la paz, pro-bablemente en forma deliberada, han permitido que pase ese tiempo, por-que no les interesaba la lucha frontal contra la impunidad. Si se compara la situación de Guatemala con la de El Salvador, las reformas constitu-cionales se hicieron antes de la firma de los Acuerdos de Paz y las medidas estructurales para el fortalecimiento del Estado se tomaron poco tiempo después de la firma de la paz.

La presencia de La

comunidad internacionaL

Una segunda reflexión sobre la his-toria de la firma de los Acuerdos de Paz y un poco antes de 1985, permite ver que este país ha estado influen-ciado y marcado por una importante presencia de la comunidad interna-

cional. Sin embargo, en distintos me-dios hay quienes hablan de la sobera-nía nacional, que hay que defender la soberanía, “que se vaya Castresana”, decían, pero hay que explicar que el Estado de Guatemala, por su confi-guración y sus características, es un Estado racista, excluyente, dirigido por dictaduras militares, en donde ha imperado el Estado de excepción y el conflicto, y que esto ha sucedido en el marco de las relaciones internacio-nales.

La carta de la ONU ante esa rea-lidad requiere del acompañamiento internacional, porque la comunidad internacional debe preocuparse por lo que sucede en estos países. Para solucionar el problema del refugio y el desplazamiento forzado causado por el conflicto, se tuvo que acudir a la figura del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refu-giados (ACNUR), con un mandato completo. Como sociedad, se tuvo la experiencia de contar con un organis-mo internacional que, de hecho, vino a limitar la soberanía del Estado. Ob-viamente, desde la carta de la ONU, la soberanía del Estado cada vez se limita más, pero los mismos Estados, en un acto soberano, aceptan la limi-tación, porque aceptan ratificar con-venciones, aceptan cumplir con esas convenciones y los mecanismos que existen en ellas.

Se vive en una época en donde el concepto de soberanía absoluta está siendo modificado permanentemen-te. Como sociedad, se ha experimen-tado la presencia de la ACNUR, pos-teriormente se tuvo una negociación del conflicto armado mediada por la ONU, con una participación impor-tante de su Secretario General, que inició como una observación, pero al final, a pedido de la misma sociedad y de las partes en conflicto –sobre todo de la Unidad Revolucionaria Nacio-nal Guatemalteca (URNG)–, se logró que esta entidad estuviera no sólo como observadora del proceso, sino también como mediadora del mismo, y allí cambió sustancialmente su pa-pel, porque ya pudo proponer inclu-so acuerdos de solución a las partes. Anteriormente era únicamente obser-vadora. Después se tuvo una misión de la ONU para Guatemala, que vino

para verificar el cumplimento de los Acuerdos de Paz que, dicho sea de paso, el gobierno de Álvaro Arzú logró que el caso de Guatemala y la mediación de los Acuerdos de Paz no fueran conducidos por el Consejo de Seguridad, lo cual fue negativo, por-que estaba fuera de la realidad.

El caso de Guatemala debió ser conducido por el Consejo de Segu-ridad y no por la Asamblea Gene-ral, porque el Consejo de Seguridad le hubiera dado más importancia al proceso, partiendo de la realidad del caso guatemalteco, que fue muy se-mejante al salvadoreño, un caso que la comunidad internacional valoraba como paradigmático para el mante-nimiento de la paz mundial. Fue la Asamblea General la que determi-nó que se aprobara una misión de la ONU, como MINUGUA que, en cierta medida, ya partía de una de-generación del concepto, porque era una resolución de asistencia técnica en derechos humanos al Estado de Guatemala, cuando el caso de Gua-temala era un caso de mantenimiento de la paz, típico para ser conducido por el Consejo de Seguridad.

El funcionamiento de MINUGUA dependía de quién fuera su represen-tante; por ejemplo, Leonardo Franco entró de lleno a decirle al Estado: usted tiene que cumplir. Franco –por su experiencia– sabía que había que hacerlo rápido, porque en estos ca-sos, entre más tiempo pasa, menos posibilidades hay de implementar los acuerdos que construyen la demo-cracia. Sin embargo, posteriormente hubo otros representantes que vinie-ron a hacer de diplomáticos y no se preocuparon porque se cumplieran los compromisos, por construir el Estado de Derecho, la democracia, el Acuerdo de Nación que está estable-cido en los Acuerdos de Paz.

Luego se creó la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Gua-temala (OACNUDH), aún presente, pero casi al margen de los aconte-cimientos que nos ocupan. Aunque emitió una declaración en un mo-mento determinado sobre la elección del Fiscal General, en el quehacer cotidiano actúan como diplomáticos y no como activistas. Ello a pesar de

Dentro del marco de la VII Feria Internacional del Libro/Guatemala, FILGUA 2010, FLA-CSO- Sede Guatemala, organizó el viernes 23 de julio el foro “Cambio climático y vulne-rabilidad ambiental”. En esta actividad se contó con la participación de los especialistas Enrique Castro Conde del MARN, Susy Girón de CONRED, Delia Nuñez de SEGEPLAN y Roberto Cáceres del CEMAT/ASOREMA.

Cambio ClimátiCo y vulnerabilidad ambiental

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que su mandato es de observación y de asistencia técnica. Muchas veces los funcionarios de la ONU no quie-ren enfrentarse al Estado y terminan por acomodarse en la asistencia téc-nica. A grandes rasgos, ésta ha sido la experiencia que Guatemala tiene sobre la presencia de los mecanismos de la ONU.

de La ciciacs a La ciciG

Después de diez años de la firma de la paz y al no cumplirse el Acuerdo Global sobre los Derechos Humanos –acuerdo básico para la democracia–, otra vez la sociedad civil guatemalte-ca le propone a la ONU y empieza a negociar con el Estado la creación de una Comisión de Investigación de Cuerpos Ilegales y Aparatos Clan-destinos de Seguridad en Guatemala (CICIACS), que era la propuesta ori-ginal. Finalmente, por una resolución de la Corte de Constitucionalidad se modifica el Acuerdo, ya firmado, y se termina en la CICIG, que es de hecho una organización de la ONU de ca-

rácter híbrido, pues aunque el Estado firma con el Secretario General (de la ONU) el mandato del Convenio, al mismo tiempo, la CICIG no se rige por todas las normas de dicha enti-dad.

Esta característica ha permitido que la CICIG se haya apartado de lo que es la forma clásica de trabajar de la ONU –más orientada en concederle muchas cosas a los Estados–, se ha logrado colocar en un campo en don-de realmente se necesitaba que estu-viera, que es el de incluso denunciar y llegar al fondo de los casos. A esto hay que agregarle que se nombra a una persona que tampoco era un fun-cionario de la ONU, Carlos Castre-sana, un fiscal que estaba dispuesto, incluso en un momento determinado, a renunciar en aras de un proceso na-cional.

Tomando en cuenta que la CICIG terminará su misión en 15 meses, hay que reflexionar como sociedad si se pide que se prorrogue o no su permanencia; hay que discutir con la ONU si están pensando en mandar a alguien para preparar la salida de la CICIG o no; hay que ver si la ONU

envía a un fiscal o a un diplomático, pues en caso de que mande a un di-plomático, mejor sería que cerraran la CICIG, porque ya no seguiría cumpliendo con su mandato, se nece-sita a un fiscal para que pueda seguir cumpliendo como lo venía haciendo Carlos Castresana.

Queda otra reflexión: ¿y si se va la CICIG, qué pasa?, ¿se seguirán bus-cando esos mecanismos de la ONU? Por estar el Estado de Guatemala en ese concierto de naciones tampoco se puede decir que se vayan todos los organismos internacionales y que se queden sólo los guatemaltecos. Esto hay que resolverlo, pues si bien es cierto que los guatemaltecos podemos contribuir a la solución del problema, también ha quedado evidenciado que aquí se necesita el concurso de otras naciones, porque la mafia está incrus-tada en lo más profundo y sus redes son complejas, no son sólo redes de narcotráfico y crimen organizado, a éstas hay que sumarles las redes de amiguismo. Romper con esto no es fácil y se requiere de la presencia in-ternacional.

El tema del Fiscal General y Carlos Castresana fue una prueba importante para el país, de la que de alguna ma-nera se salió raspado, como siempre se ha salido de todas las crisis, con profundas raspaduras por no atender los problemas que realmente son pro-fundos. Ésta fue una crisis que puso de manifiesto una capacidad de reac-ción de la sociedad, de lo que que-

de o de lo que haya de ella, o de lo medio puesto de sus instituciones, y se resolvió con una decisión, se pue-de decir, judicializada. La Corte de Constitucionalidad tomó una deci-sión que le gustó a la mayoría, pero si hubiera sido al contrario, entonces la Corte de Constitucionalidad hubiera sido satanizada, se hubiera pasado de lo blanco a lo negro inmediatamente; actitud muy guatemalteca que tam-bién tendría que analizarse.

Más del sesenta por ciento de los hechos de violencia tienen que ver con el narcomenudeo, lo que quiere decir que las drogas están ya en las esquinas, obviamente porque Gua-temala, después de ser un país de tráfico, de paso, ahora es un país de mucho consumo, porque los narcos pagan las transacciones con droga.

Hay que considerar también otros temas que están invisibilizados de la coyuntura de nuestro imaginario colectivo: la violencia que empieza en casa. La mayoría de hechos de-lictivos en muchos departamentos tiene que ver –aunque no por ello es la causa general, asunto que hay que explorar– con la violencia intra-familiar o violencia contra las muje-res. Por otra parte, cada año mueren ocho mil niños menores de 18 meses de edad por causas que pudieron ser evitadas, cifra a la cual casi nadie le pone atención porque el otro tipo de violencia es más macabro y más ven-dible.

eL proGrama de estudios de Género de fLacso-GuatemaLa en coordinación con eL idei-iumusac

Género y migraciónDra. Ana Silvia Monzón

(Programa de estudios de género de FLACSO)Dra. Emma Marín

(Universidad de Sevilla)

Auditorio “René Poitevin”FLACSO-Guatemala, 3a calle 4-44 zona 10, ciudad de Guatemala

Lunes 16 de agosto de 201017:00 horas

(entrada libre)

invitan aL foro

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Hoy día el narcotráfico y el crimen organizado son un tema del manteni-miento de la paz mundial y el caso de Guatemala debería ser conocido por el Consejo de Seguridad para hacer justicia no sólo a la impunidad del presente sino también a la impuni-dad del pasado. Aquí se necesita un tribunal penal internacional desde hace tiempo, pero no como la CICIG (querellante adhesivo), sino como un tribunal con fiscales y jueces defen-sores, con jurisdicción en el país, que lleven a los juzgados o al tribunal in-ternacional a militares, ex militares y mafias que los tribunales nacionales no pueden o no quieren juzgar.

sobre Las comisiones de postuLación

El procedimiento de funcionamien-to de las Comisiones de Postulación pretende constituir un sistema de justicia, y en particular a la Corte Suprema de Justicia (CSJ), más in-dependiente. En la década de 1980, en la época de las dictaduras milita-res y en la época de la Constitución de 1965, quien nombraba a los jueces era el presidente y quien nombraba a la CSJ era el presidente. Con la refor-ma de 1985 se da un paso adelante y se establecen los mecanismos de las Comisiones de Postulación. Esto re-presentaba un paso adelante pues se enmarcaba dentro del concepto de democracia participativa. Si se anali-za la primera fase de las Comisiones de Postulación, éstas son un autén-

tico ejercicio de democracia partici-pativa, en donde la sociedad acciona con diferentes sectores importantes. La segunda fase es ya la democracia representativa, en donde el poder po-lítico elige a las autoridades.

El sistema no es malo, pero se ha prostituido. Desde 1985, diferentes grupos (las mafias y el crimen orga-nizado) se dieron cuenta que había que penetrarlo. Por ese entonces, Vi-nicio Cerezo dijo: “el crimen organi-zado ahorita está avanzando”. Sobre el tema hay mucho texto en la pren-sa. Una de las formas de avanzar fue tomar las Comisiones de Postulación y con ello tomar el sistema de justi-cia. Las Comisiones de Postulación empezaron a verse infiltradas y, dado que funcionaban con el principio de secretividad en vista de que no había una ley que las regulara, entonces sesionaban en secreto; se encerraban entre cuatro paredes y así era muy fácil elegir a los que quisieran elegir, no había publicidad, no había audito-ría social.

Promulgar la Ley de Comisión de Postulación fue un gran logro, pues a partir de ese momento se pudo iden-tificar realmente cómo funcionaban las Comisiones de Postulación. Esto se vio en las elecciones de magis-trados de la Corte Suprema de Jus-ticia, aunque aquí la crítica se diri-gió al Organismo Legislativo, hacia el Congreso, hacia la segunda fase. No hubo crítica hacia el poder polí-tico, porque aquí hay una tendencia a evitar la crítica a las universidades privadas, que han sido consideradas como intocables. En ningún momento hubo una crítica a las Comisiones de

Postulación, pero ellos cometieron los mismos gran-des errores que cometieron en la elección del Fis-cal General.

El problema sobre la elección de Fiscal Gene-ral no está en la Corte de Consti-tucionalidad, el problema está en los mecanismos de selección, en cada uno de los mecanismos p o s t u l a d o r e s . En el caso de la elección de la Corte de Constitucio-nalidad también hay un mecanismo que puede ser pervertido. Habría que empezar a pensar en ello, pues estas elecciones están programadas para el próximo año. Dicha Corte va a tener mucho que decir sobre el proceso electoral, así que otra vez las decisiones tendrán que pasar por una suerte de judicialización y por una institución que hoy por sus fallos quizás gusta, pero que de repente el día de mañana por sus fallos podría disgustar.

La sociedad civil organizada tam-bién ha aportado un trabajo coordi-nado que podría haber sido mejor, que podría haber empezado antes, ya que el cuestionamiento sobre el nom-bramiento del Fiscal General, con bases reales y contundentes, surgió después de que fue nombrado por el Presidente, no surgió antes.

La reflexión an-terior lleva a lo siguiente: si ya se vivieron dos pe-riodos por ley de Comisión de Pos-tulación, la solu-ción al problema sería la reforma a la Constitución en este campo; ha-bría que pasar de las Comisiones de Postulación a una carrera judicial y a una carrera den-tro del Ministerio Público. Esto es lo que en realidad permitiría una de-puración.

Aunque el gobierno sostiene clara-mente que se debe seguir fortalecien-do el trabajo de la CICIG, reconoce que, a pesar de que hay muchas co-sas que se han hecho, quedan otras pendientes que transitan fundamen-talmente por el problema financiero, pues no todo es voluntad política, ya que las finanzas de este país son realmente malas. Éste es otro tema estructural sobre el cual las elites so-ciales tampoco dicen mucho.

Con el ambiente electoral enarde-cido que presumiblemente se va a dar el próximo año, es cuando inclu-so va a ser mucho más importante la presencia de la CICIG. Pero también hay que pensar en políticas públi-cas –aunque ello suene a la retórica tradicional–, políticas públicas que busquen luchar contra la impunidad, contra el crimen organizado en todas sus versiones. Es muy importante comprender la vinculación que exis-te entre el narcotráfico, el Estado que tenemos el día de hoy y la violencia común que vemos en las calles; ése es un vínculo importantísimo.

Hay que determinar cuáles son los problemas de fondo, los problemas estructurales del país y trabajar para superarlos. Está claro que debe ha-ber más control de auditoría social, más participación, pero no hay que olvidar lo importante que es romper con esa impunidad, luchar contra la desigualdad y contra la pobreza en este país y garantizar que haya jus-ticia. Pero justicia no sólo es aplicar la ley, no sólo es que los tribunales dicten sentencias, justicia es vivir en un país justo.

Convoca a participar en el

Seminario libertad de expresión, medios de comunicación

y construcción de la democracia

El seminario se llevará a cabo los días miércoles 1 y jueves 2 de septiembre de 2010, con expositores nacionales e internacionales

Cupo limitadoMás información con Alma Valdéz [email protected] Teléfono 2414-7444

la FaCultad latinoameriCana de CienCias soCiales FlaCso-sede Guatemala

Con el apoyo de

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8 No. 15 /julio 2010

Publicación mensual de flacso-Guatemala Director: Dr. Virgilio Álvarez Aragón/Coordinación y diagramación: Lic. Hugo de León P.

Tel. PBX (502) 24147444 Fax: (502) 24147440 Correo electrónico: [email protected] Página web: http://www.flacso.edu.gtLas ideas expresadas en esta publicación no son necesariamente

compartidas por FLACSO-Guatemala30 mil ejemplares

El martes 27 de julio de 2010 se llevó a cabo en las instalaciones de flacso la proyección de la película “La Bodega”. Esta actividad forma parte del Ciclo de Cine Guatemalteco or-ganizado por el Área Cultural de esta Facultad y el Grupo Intergeneración. La participación de aproximadamente 80 personas logró que el ambiente fuera muy cálido y que la discusión fuese bastante enriquecedora. Como interlocutor entre el público y los realizadores de la película participó el escritor Javier Payeras. El diálogo estuvo diverso gracias a la participa-ción en el Foro del director y guionista de la película Ray Figueroa, el editor Joel Prieto, el actor Luis Carlos Pineda, la directora de arte Jennifer Soto y el productor Hugo Koper. En general, la apreciación del público hacia el largometraje fue bastante positiva. Des-tacaron los comentarios elogiando la calidad de las actuaciones y la construcción tan com-pleja de los personajes. Se hizo, demás, una valoración de la capacidad del guionista para problematizar la violencia y no caer en moralismos ni en lugares comunes al retratar clases sociales, actores diversos y antagónicos de nuestra sociedad.

PresenCia de FlaCso en la FilGua 2010