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R ecuerdo las palabras del Presidente Rodríguez Zapatero: “Más gimnasia y menos religión”, pronunciadas antes de las elecciones de 2004; y las de la actual Ministra de Defensa, recién ganadas las elecciones: “anularemos la LOCE porque impone como obligatoria la enseñanza de la Religión”. Y así, la de tantos dirigentes socialistas afirmando que ya está bien de privilegios y que la asignatura de Religión debería salir de la escuela. La enseñanza de la Religión, la única que tiene garantía constitucional como materia curricular, está siendo ahogada desde hace tiempo. Y sigo preguntándome, ¿a quién beneficia? ¿A qué se debe esta obcecación? ¿Qué daño le hace al alumno, que voluntariamente la desea cursar en su currículo? ¿Alguien, en su sano juicio, piensa que si se perjudicara el desarrollo y la formación de un alumno o de una alumna, los miles y miles de docentes que nos dedicamos en cuerpo y alma a esta tarea tendríamos tan poca vergüenza de seguir siendo profesores de tal materia? Pues no, porque sencillamente lo que le aporta a ese niño o joven la clase de Religión es tan importante que nos impulsa a no escatimar ningún esfuerzo ni ninguna ilusión en nuestra tarea. Me duele sobremanera la mezquindad y la pobreza de espíritu de tantos responsables de la educación de nuestro país, de nuestras comunidades autónomas que han hecho del acoso a la enseñanza de la Religión su ban- dera de progresistas. Parece evidente que en España solo es progresista quien está a favor no de la vida, sino de la muerte; quien se muestra partidario de olvidar nuestra identidad, de renunciar a un pasado que ha forjado nuestro presente, y que tiene en la religión una de las raíces sustentadoras. ¡Pobre gente! Creen que se es “progre” llamando a la Navidad “fiestas del inicio del invierno” y que con ello lograrán hacer desaparecer la Navidad de nuestras mentes, de nuestros corazones. Que quitando los crucifijos o cualquier vestigio religioso de nuestras escuelas, Dios desaparecerá de nuestras vidas. A estas personas les digo que actúan así porque les importa bien poco que las futuras generaciones sean personas con identidad, personas con criterios, personas con un sentido para sus vidas. Dice el refrán castellano que “no hay más ciego que el que no quiere ver”, lo que no nos impide decir en voz alta, a pesar de la ceguera de tanto “progre desnortado”, que nuestros alumnos aprenden en clase leccio- nes prácticas tan importantes como que la Religión potencia al máximo la dignidad de las personas, les invita a ser libres, justos, solidarios, sensibles, cariñosos, amables. Y todo ello desde el reconocimiento gratuito de la presencia de un Dios que, lejos de anularnos, sostiene nuestro esfuerzo para encontrar el sentido de nuestra vida, pues nos crea para ser felices. Lo que aprenden nuestros niños en clase de Religión no lo aprenden en otras materias. Por ello, convencidos de que merece la pena nuestro quehacer —porque con este contribuimos a forjar una humanidad nueva— no podemos desfallecer ante los que están continuamente arremetiendo contra la asignatura de Religión y poniendo en duda nuestro trabajo. En este año paulino conviene recordar las palabras del gran Apóstol y misionero: “quieren ignorar- nos, pero somos bien conocidos; nos castigan, pero no nos alcanza la muerte; nos tienen por tristes, pero estamos siempre alegres; nos consideran pobres, pero enriquecemos a muchos; piensan que no tenemos nada, pero lo poseemos todo” (2 Cor 6, 9-10). Que la palabra de Dios que escucharemos durante el Adviento y la Navidad nos ilumine y sepamos llevarla a nuestros alumnos. Ellos esperan que no desfallezcamos. Noviembre, 2008 5.ª época, número 10 REVISTA ALDEBARÁN es una publicación de GRUPO EVEREST CENTRAL Y EXPORTACIÓN Ctra. León-A Coruña, km. 5 Apartado 339 24080 LEÓN Teléfono: 987 844 200 - Fax: 987 844 202 Contestador automático - 24 horas: 987 844 209 e-mail: [email protected] Everest de Ediciones y Distribución, S.L. Servicio de Atención al Cliente: 902 123 400 Fax: 902 180 870 e-mail: [email protected] e-mail: [email protected] 1 - LEÓN (Central) Ctra. León-A Coruña, km. 5 Apdo. 339 - 24080 LEÓN Teléfono: 987 844 200 - Fax: 987 844 201 Servicio 24 horas: 987 844 209 Atiende: A Coruña, Asturias, Badajoz, Burgos, Cáceres, León, Lugo, Ourense, Palencia, Pontevedra, Salamanca, Valladolid y Zamora 2 - ZONA NORTE Navarra 6 - 5º Dpto. 3 - 48001 BILBAO Atiende: Álava, Cantabria, Guipúzcoa, Huesca, La Rioja, Soria, Teruel, Navarra, Vizcaya y Zaragoza 3 - CATALUÑA Concepción Arenal, 144-146 - 08027 BARCELONA Atiende: Barcelona, Girona, Lleida, Tarragona y Principado de Andorra 4 - MADRID Manuel Tovar, 8 - 28034 MADRID Atiende: Madrid, Ávila, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, Segovia y Toledo 5 - ALICANTE Avenida Mare Nostrum, 22 - 03007 ALICANTE Atiende: Alicante y Murcia 6 - ANDALUCÍA Parque Industrial P.I.S.A. - Lonja,17 - 41927 MAIRENA DE ALJARAFE (Sevilla) Atiende: Almería, Cádiz, Ceuta, Córdoba, Granada, Huelva, Jaén, Málaga, Melilla y Sevilla 7 - CANARIAS Urbanización Industrial Maipez - Jinamar Los Cascajos 35200 TELDE (Gran Canaria) Atiende: Las Palmas y Tenerife 8 - VALENCIA/BALEARES Bélgica, 22 - 46021 VALENCIA Atiende: Albacete, Castellón, Valencia y Baleares Consejo Editorial: Juan Carlos Carrascosa Calpena Fernando Rodríguez Pereyra y Nuria Mayoral del Barrio Dirección: Antonio Salas Ximelis Consejo de Redacción: José F. Blanco Desiderio Ferrer Delgado José Luis García Peña Javier Garralón Francisco González Arranz Nuria Mayoral Luci Ortega Marifé Ramos Diseño y Maquetación: Carlos Méndez Esther García de la Rubia Fotomecánica e Impresión: Evergráficas S. L. Grupo Everest no se hace responsable de la opinión de sus colaboradores y lectores en los trabajos publicados, no identificándose necesariamente con la opinión de los mismos. Depósito Legal: LE - 1030 - 2004 Fotografía de cubierta: Laura Salas Justicia / Antonio Salas Ximelis Antonio Salas Ximelis 7 5 4 8 10 12 13 14 Diario de abordo experiencias desde el aula • I Encuentro Escolar Cristiano (Adelina Martín. Delegación Diocesana de Enseñanza de Canarias) procedimientos Trabajar en infantil de manera significativa (Mercedes Robledo) el cuento La caja del "Si yo fuese tú" (Julia González Blanco) la parábola La planta de reciclado (Marifé Ramos González) sugerencias La corona de Adviento (Desiderio Ferrer) el póster La corona de Adviento (Ramiro Undabeytia) claves para entender Dalai Lama (Chema Pérez-Soba) en la red Almuerzo con Dios... (Miguel Ángel Majo Delgado) para pensar Primavera en el patio (Jorge Sans Vila) iconografía religiosa • Sacrificar la vida (Silvia Martínez Cano) Sumario n.º10 6 ¿A quién beneficia el acoso que está sufriendo la enseñanza de la Religión con la LOE? (c. 8124110204) 18

Diario de abordo · R ecuerdo las palabras del Presidente Rodríguez Zapatero: “Más gimnasia y menos religión”, pronunciadas antes de las elecciones de 2004; y las de la actual

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Page 1: Diario de abordo · R ecuerdo las palabras del Presidente Rodríguez Zapatero: “Más gimnasia y menos religión”, pronunciadas antes de las elecciones de 2004; y las de la actual

R ecuerdo las palabras del Presidente Rodríguez Zapatero: “Más gimnasia y menos religión”, pronunciadas antes de las elecciones de 2004; y las de la actual Ministra de Defensa, recién ganadas las elecciones: “anularemos la LOCE porque impone

como obligatoria la enseñanza de la Religión”. Y así, la de tantos dirigentes socialistas afirmando que ya está bien de privilegios y que la asignatura de Religión debería salir de la escuela. La enseñanza de la Religión, la única que tiene garantía constitucional como materia curricular, está siendo ahogada desde hace tiempo. Y sigo preguntándome, ¿a quién beneficia? ¿A qué se debe esta obcecación? ¿Qué daño le hace al alumno, que voluntariamente la desea cursar en su currículo? ¿Alguien, en su sano juicio, piensa que si se perjudicara el desarrollo y la formación de un alumno o de una alumna, los miles y miles de docentes que nos dedicamos en cuerpo y alma a esta tarea tendríamos tan poca vergüenza de seguir siendo profesores de tal materia? Pues no, porque sencillamente lo que le aporta a ese niño o joven la clase de Religión es tan importante que nos impulsa a no escatimar ningún esfuerzo ni ninguna ilusión en nuestra tarea. Me duele sobremanera la mezquindad y la pobreza de espíritu de tantos responsables de la educación de nuestro país, de nuestras comunidades autónomas que han hecho del acoso a la enseñanza de la Religión su ban-dera de progresistas. Parece evidente que en España solo es progresista quien está a favor no de la vida, sino de la muerte; quien se muestra partidario de olvidar nuestra identidad, de renunciar a un pasado que ha forjado nuestro presente, y que tiene en la religión una de las raíces sustentadoras. ¡Pobre gente! Creen que se es “progre” llamando a la Navidad “fiestas del inicio del invierno” y que con ello lograrán hacer desaparecer la Navidad de nuestras mentes, de nuestros corazones. Que quitando los crucifijos o cualquier vestigio religioso de nuestras escuelas, Dios desaparecerá de nuestras vidas. A estas personas les digo que actúan así porque les importa bien poco que las futuras generaciones sean personas con identidad, personas con criterios, personas con un sentido para sus vidas. Dice el refrán castellano que “no hay más ciego que el que no quiere ver”, lo que no nos impide decir en voz alta, a pesar de la ceguera de tanto “progre desnortado”, que nuestros alumnos aprenden en clase leccio-nes prácticas tan importantes como que la Religión potencia al máximo la dignidad de las personas, les invita a ser libres, justos, solidarios, sensibles, cariñosos, amables. Y todo ello desde el reconocimiento gratuito de la presencia de un Dios que, lejos de anularnos, sostiene nuestro esfuerzo para encontrar el sentido de nuestra vida, pues nos crea para ser felices. Lo que aprenden nuestros niños en clase de Religión no lo aprenden en otras materias. Por ello, convencidos de que merece la pena nuestro quehacer —porque con este contribuimos a forjar una humanidad nueva— no podemos desfallecer ante los que están continuamente arremetiendo contra la asignatura de Religión y poniendo en duda nuestro trabajo. En este año paulino conviene recordar las palabras del gran Apóstol y misionero: “quieren ignorar-nos, pero somos bien conocidos; nos castigan, pero no nos alcanza la muerte; nos tienen por tristes, pero estamos siempre alegres; nos consideran pobres, pero enriquecemos a muchos; piensan que no tenemos nada, pero lo poseemos todo” (2 Cor 6, 9-10). Que la palabra de Dios que escucharemos durante el Adviento y la Navidad nos ilumine y sepamos llevarla a nuestros alumnos. Ellos esperan que no desfallezcamos.

Noviembre, 20085.ª época, número 10REVISTA ALDEBARÁNes una publicación de

Grupo EvErEstCENTRAL Y EXPORTACIÓN

Ctra. León-A Coruña, km. 5 Apartado 339 24080 LEÓN Teléfono: 987 844 200 - Fax: 987 844 202

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3 - CATALUÑAConcepción Arenal, 144-146 - 08027 BARCELONA

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4 - MADRIDManuel Tovar, 8 - 28034 MADRID

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5 - ALICANTEAvenida Mare Nostrum, 22 - 03007 ALICANTE

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6 - ANDALUCÍAParque Industrial P.I.S.A. - Lonja,17 - 41927

MAIRENA DE ALjARAFE (Sevilla)Atiende: Almería, Cádiz, Ceuta, Córdoba, Granada,

Huelva, jaén, Málaga, Melilla y Sevilla

7 - CANARIASUrbanización Industrial Maipez - jinamar Los Cascajos

35200 TELDE (Gran Canaria)Atiende: Las Palmas y Tenerife

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Atiende: Albacete, Castellón, Valencia y Baleares

Consejo Editorial:juan Carlos Carrascosa Calpena

Fernando Rodríguez Pereyra y Nuria Mayoral del Barrio

Dirección:Antonio Salas Ximelis

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Desiderio Ferrer Delgadojosé Luis García Peña

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Grupo Everest no se hace responsable de la opinión de sus colaboradores y lectores en los trabajos publicados, no identificándose necesariamente con la opinión de los mismos.

Depósito Legal: LE - 1030 - 2004

Fotografía de cubierta: Laura Salas Justicia / Antonio Salas Ximelis

Antonio Salas Ximelis

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810121314

Diario de abordo

experiencias desde el aula • I Encuentro Escolar Cristiano (Adelina Martín. Delegación Diocesana de Enseñanza de Canarias)

procedimientos • Trabajar en infantil de manera significativa (Mercedes Robledo)

el cuento • La caja del "Si yo fuese tú" (Julia González Blanco)

la parábola • La planta de reciclado (Marifé Ramos González)

sugerencias • La corona de Adviento (Desiderio Ferrer)

el póster • La corona de Adviento (Ramiro Undabeytia)

claves para entender • Dalai Lama (Chema Pérez-Soba) en la red • Almuerzo con Dios... (Miguel Ángel Majo Delgado)

para pensar • Primavera en el patio (Jorge Sans Vila)

iconografía religiosa • Sacrificar la vida (Silvia Martínez Cano)

Sumario n.º10

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¿A quién beneficia el acoso que está sufriendo la enseñanza de la Religión con la LOE?

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experiencias desde el aula

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Foto

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cia de una buena población forestal, animándonos a formar parte de las actividades que ellos organizan y a trabajar por ser cada día más cuida-dosos con el medio ambiente.Ya fuera del parque (pues estu-vo cerrado por la seguridad del desarrollo óptimo del evento), y siguiendo el itinerario y el horario diseñado para tal efecto, tuvimos oportunidad de jugar al son de la música y participar en un taller de juegos cooperativos.Como ven, toda una experiencia que además contó con la presencia de nuestro Obispo, del Vicario General y del párroco de Arucas, con quien tuvi-mos el gesto de plantar un olivo (sím-bolo de la Paz) en el propio parque.La guinda del encuentro la tuvi-mos en la parroquia de San juan Bautista de Arucas, lugar en el que, todos los grupos participan-tes, pudimos colaborar en una sen-sible y emotiva ofrenda, fruto del trabajo elaborado durante sema-nas anteriores en sus centros.A las 13:00 horas comenzamos el regreso hacia nuestros centros correspondientes, con satisfacción de haber compartido este encuentro y con la ilusión de seguir participan-do en años sucesivos. A este respec-to es preciso añadir que ya se traba-ja en el diseño del que nos gustaría que sea el referente de encuentro de jóvenes en armonía, comunicación, colaboración y concordia.

Profesorado del Primer Encuentro Escolar Cristiano de Gran Canaria.

talleres, ya que empezamos simultá-neamente. Por ello rotábamos cada 10 ó 15 minutos según fuera el aviso de la música que nos lo indicaba.Pudimos participar en un taller de Protección Civil mediante el cual se nos alertó del peligro de los incen-dios, dificultad en Canarias de los rescates y cómo se juegan la vida voluntariamente a diario en situa-ciones de riesgo. También tuvimos la oportunidad de ver y aprender la labor que desempeña Cruz Roja, mostrándonos pautas elementales de primeros auxilios.Talleres como: "joven consumidor responsable", "Internet segura a tra-vés del buen uso de las tecnolo-gías" y "Prevención de drogas", nos recordaron los problemas que, a diario, están en nuestra sociedad y que desaparecen ante la presencia de ilusión y esperanza. Fines de una familia unida y responsable, así como de las pautas elementales del diálogo familiar que permiten y faci-litan vías de comunicación entre sus componentes. Así pues, los adultos, los chicos y las chicas al carecer de criterios unificados bien asentados en el seno familiar reciben unas fabu-losas orientaciones para no caer en el mundo de las drogas, malgastar el dinero, evitar las depresiones y, sobre todo, para no desorientarnos y hacer un mal uso de las nuevas tecnologías con las consecuencias que ya conocemos.junto a estos talleres, y dentro del par-que, la Fundación Foresta nos ayudó a concienciarnos sobre la importan-

E l martes, día 29 de abril, tuvimos la oportunidad de vivir una experiencia muy

gratificante. Celebramos un encuentro entre 400 alumnos del tercer ciclo de Primaria de distintos centros de Gran Canaria (Arucas, Moya, Telde) pertenecientes a diferentes colegios, tanto públicos como concertados. Ello fue promovido por el profesorado de Religión y Moral Católica. La mayor parte de ellos pertenecían a la zona norte, pero la experiencia fue junto a otros centros de la zona de Telde. Todos se dieron cita en Arucas para trabajar y disfrutar de diferentes talleres que se fueron reali-zando a lo largo de toda la mañana. Contamos con un apoyo material y humano exquisito en todo momento, desde el Ayuntamiento de la hermo-sa localidad norteña.La jornada comenzó sobre las 9:30 horas, pues los niños y las niñas que iban llegando acudían a visitar una pequeña exposición de alfombras realizadas en el suelo con sal teñida, además de otros trabajos relativos a valores morales cristianos y marcado-res de libros diseñados con temática cristiana. Todo el material fue elabora-do por el propio alumnado del área de Religión (colaborando la Asociación Corpus Christi). Esta exposición estu-vo expuesta en los salones de la Fundación Mapfre Guanarteme.Acto seguido acudimos al Parque Municipal (Parque de Las Flores), lugar en el que se les dio la bienveni-da y comentó el plan de trabajo que se realizaría durante la mañana en los distintos talleres. El alumnado de cada centro disponía de una cami-seta con el anagrama del centro con el color asignado a su colegio (por seguridad); el profesorado —inmer-so en la dinámica— disfrutaba de una gorra que nos diferenciaba del discente; así, cada uno ataviado con la camiseta alusiva al encuentro se fue distribuyendo en los diferentes

I Encuentro Escolar Cristiano

Texto: Adelina Martín y profesorado de Primaria. Delegación Diocesana de Enseñanza de la Diócesis de Canarias

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E ducación infantil es una etapa educativa en la que adquieren gran importan-

cia los procedimientos que utilice-mos para llegar al aprendizaje. Debemos de tener en cuenta que nos encontramos ante un alumnado con unas características cognitivas “especiales”, y que es muy impor-tante que su aprendizaje se haga por medio de los sentidos y la experimentación. Otro de los retos que nos encontra-mos en la etapa de educación infan-til en los centros públicos, es la falta de recursos y cómo la comunicación con las familias a veces no es tan fluida (por coincidencia horaria u otros motivos) como sería deseable, y los niños sin un soporte visual no son, a veces, capaces de explicar o expresar lo aprendido en clase.Por todos estos motivos, surgen unas serie de actividades emi-nentemente prácticas que realizar con los niños y que les ayuda a interiorizar y exteriorizar lo apren-dido o trabajado en el aula.La primera actividad para realizar con los alumnos es una marioneta (cada uno una) de la compañera de clase (Deba), que es la amiga de jesús. Al realizar cada uno su propia marioneta favorecemos que el niño sienta la “presencia” de Deba y de jesús, lo que era un concepto abstrac-to se ha convertido así en algo que el niño puede tocar e interactuar. Esta marioneta nos servirá para:

procedimientos

MOTIVACIÓNAntes de hacer la activi-dad, les presentamos a los niños la marioneta (suave, tierna, que les besa, les abraza, les conoce por el nombre….) y les contamos la historia de esta estrella (cuento cero del método de religión Everest) resal-tando que es muy espe-cial, una gran amiga de jesús que quiere estar muy cerca de nosotros porque así lo quiso Dios cuando la puso muy, muy cerquita de su corazón.Tras esta motivación pasa-mos a la realización de la marioneta de cada uno de los niños, para eso necesitaremos:• Plantilla de la estrella (la encontraremos en el libro del profesor de 3 años).• Gomaespuma fina de colchón o rollo de bayeta amarilla.• Agujas de plástico sin punta y lana amarilla (si la vamos a hacer de espuma fina), o pegamento si la hacemos de bayeta.• Rotulador negro permanente (los de CD valen).

MODO DE HACERLOLos niños repasarán el contorno de la plantilla con rotulador, para luego recortarla (el docente tendrá que recortarlo él si se trata de niños de tres o cuatro años; si los alumnos son de 5 años y se está haciendo con bayeta, lo pueden recortar ellos).Tras recortarla se coserá con agujas de plástico y lana amarilla, enseñán-doles a coser (pasamos la aguja de arriba abajo y de abajo arriba). Si no se dispone de tiempo es mejor que se haga la de bayeta amari-lla, ya que no hay que coser, sino pegar las dos partes.Colorear entre tanto (en otra sesión o mientras con unos alumnos se pega) un corazón en el que por uno de los lados estará dibujada la cara de jesús. Ese corazón será besado por todos los alumnos de la clase e introducido en Deba. De esta manera simbolizamos cómo los amigos y jesús, que también

Trabajar en infantil de manera significativa Texto y fotografía: Mercedes Robledo

Presentar a su familia lo traba-jado en el colegio.

Sentir la presencia de Deba, la amiga de Jesús, y por tanto de Este.

Repetir las narraciones bíblicas que Deba les cuenta en clase.

Aumentar su autoestima, por-que Deba siempre les acom-paña y protege por lo que pierden “los miedos”.

Sentirse unido al grupo de la clase, compartiendo todos algo.

es nuestro amigo, estará con nosotros y con Deba.Por último, dibujaremos la cara de Deba con una gran sonrisa, besa-remos nosotros también el corazón y lo meteremos dentro de la mario-neta, explicándole al niño que así él, Deba, su nuevo amigo jesús, sus amigos y yo, estaremos siempre juntos y no temeremos nada.

PARA QUÉEn clase la marioneta nos servirá para que los niños tímidos vayan perdiendo la timidez y usen la mario-neta para contar las historias que a veces ellos no se atreven a contar...En casa utilizarán la marioneta para contarle a su familia lo que han hecho en la clase de religión (identi-ficada con la mascota).Teniendo en cuenta en que la etapa de infantil casi todos los niños pasan una época en la que se despiertan sus miedos y pesadillas, se puede utilizar la marioneta como mascota que nos protege al irnos a dormir, porque Deba y jesús nos protegenOs puedo asegurar que funciona, dinamiza la clase y ayuda a los niños a entender cómo jesús nos acompaña y nos ayuda. Las drama-tizaciones e historias se convierten en algo único, los padres conocen mejor lo que se trabaja en clase y despierta su interés.

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que aún le quedaban emprendió su carrera hacia el mar. Cuatro días con sus cuatro noches duró su ilusión. Nadie volvió a ver a Rubén en el lado mísero. Cuando preguntas por él, unos pocos dicen que Rubén quedó tendido entre los cañaverales de la playa; otros, los más, creen que pudo embarcar en el último cayuco que partió del Puerto de "Si Yo Fuese Tú".

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La caja del "Si yo fuera tú"

medicinas, tan sólo algo de un brebaje adormilante preparado por el hechice-ro del poblado. El brebaje calmó el do-lor y sirvió para que su mamá pasase con menos sufrimiento los últimos días de su vida.Tras sequías, hambrunas, epidemias y conflictos por las únicas fuentes de agua potable del entorno, apenas quedaba vida en el poblado. Rubén lloraba con la impotencia de quien lo tenía todo perdido; sentía en sus entrañas lo que es la sed, el hambre, la soledad, la injusticia, el dolor,... Le gustaba acurrucarse, ce-rrar los ojos y evadirse recordando que él vivió en un lugar en el que la comida sobraba; un lugar en el que sus únicas preocupaciones aparen-tes eran la ropa o las diversiones. La boca seca y los retortijones del ham-bre le hacían abrir de nuevo los ojos y preguntarse: ¿cómo sobrevivir?¡Cuánto cambia la vida según en el lado del mundo en el que te haya tocado vivir!A la mañana siguiente, Rubén tomó la decisión de salir de allí. Sin darse cuenta fue llenando su mal-trecha caja de la vida de ilusión, de esperanza y de sueños en un maña-na mejor. Y, con las pocas fuerzas

Érase Rubén, que había naci-do en el lado abundante del mundo. Un lugar en el que

la comida sobra, un lugar donde el dinero se cuenta con muchas cifras, un lugar en el que son frecuentes las preguntas referidas a la ropa, la mú-sica o el cuidado del cuerpo.Rubén había sido afortunado. Le ha-bía correspondido nacer en el lado opulento y amable de la Tierra pero, lo que Rubén no sabía era que su caja de la vida encerraba un secreto: era la caja del "si yo fuese tú". Aquí acabaron las comodidades y el con-fort. Ahora a Rubén le correspondía cambiarse al lado donde cada boca-do es una conquista, donde el agua potable mana a varios kilómetros y donde vivir es una lucha diaria contra la desesperanza.Al instante, y sin saber cómo, Rubén apareció en un lugar muy diferente al suyo. Se miró a sí mismo y se vio sucio y muy delgado. Su madre yacía sobre un camastro aquejada de una grave dolencia sin que nadie la atendiera, y su padre hacía ya tres meses que ha-bía sido asesinado por miembros de un clan. Los ayes de su madre le empu-jaron a salir de la choza en busca de ayuda, pero allí no había urgencias ni

Pistas para trabajar:• ¿A qué lado del mundo perteneces? ¿Valoras lo que tienes?

• Imagína que te ocurre lo que a Rubén, ¿qué harías?

• ¿Cuál crees que fue el final de Rubén?

• La inmigración: ¿Por qué crees que cambia tanto la vida dependiendo del lugar de nacimiento?

• ¿Cómo mejorar las condicio- nes de los más desfavorecidos?

el cuento

Texto: Julia González Blanco • Ilustración: Ramiro Undabeytia

Cuen

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ríamos, para poder recuperar la materia prima. – ¡Cómo me gustaría verte trabajar en esa planta! –dijo entusiasma-da la maestra.– ¿Podrías llevarme algún día?El joven cogió a la maestra del brazo y se la llevó fuera de la escuela. Atravesaron el patio, cruzaron la valla y se detuvieron unos metros más allá. El joven le dijo: –Mira tu escuela: ¡aquí tienes la planta de reciclado! Soy el maes-tro que te sustituirá en septiembre, cuando te jubiles. Gracias por recuperar la materia prima que había en mí y por enseñarme a reciclar con amor. Y los dos se fundieron en un abrazo.

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otros elementos que estropean la materia prima.– ¿Y siempre lo conseguís? –pregun-tó con curiosidad la maestra.– No –le dijo el joven– Unas veces tenemos que enviar algunos productos a otras plantas de reci-

clado más especializadas, por-que nos llegan muy deteriorados. Otras veces los productos tienen que estar en nuestras instalacio-nes más tiempo del que desea-

E n junio, cuando el curso escolar llegaba a su fin, se presentó en la escuela

rural un joven. La maestra, a punto de jubilarse, le miró fijamente, como si le pareciera mentira lo que estaba viendo.

–¡Qué sorpresa! ¡Cómo me alegro de volver a verte! –dijo la maes-tra.– Tengo ante mí a uno de los alumnos más traviesos y difíciles que han pasado por la escuela. ¿Qué es de tu vida? – Estoy feliz –respondió él.– He con-seguido un trabajo estupendo en una planta de reciclado.– ¡Felicidades! ¿Y en qué consiste tu trabajo?– En la planta reciclamos productos muy diferentes; un equipo de espe-cialistas estudiamos cómo aprove-char la materia prima que contiene cada producto. Al mismo tiempo, vamos reciclando y transformando

La planta de reciclado Texto: Marifé Ramos González • Ilustración: Ramiro Undabeytia

Cuestionario1. Sustituye la palabra “productos” por alumnos o alumnas y relee la parábola: ¿qué sientes?

2. Recuerda alguna experiencia semejante que hayas vivido: ¿qué te enseñan tus recuerdos y cómo impulsan la tarea educativa en tiempos de dificultad?

“Tengo ante mí a uno de los alumnos más traviesos y difíciles que han pasado por la escuela. ¿Qué es de tu vida?”

la parábola

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4. Motivación e ideas previasVisionado de los videoclips de la película Godspell. Hacedles ver que el primero de ellos corresponde al inicio de la película, y el segundo, al final de la misma. Se pueden visionar en las siguientes direcciones web de youtube:

1. h t t p : / / e s . y o u t u b e . c o m /watch?v=Tmb0VtL-DFE

Texto: Desiderio Ferrer • Ilustración: Ramiro Undabeytia

etc., parecen hoy más que nunca formar parte de la vida más cercana de los niños y jóvenes gracias a los medios. Pero a la vez son una rea-lidad alejada, porque están dimen-sionalizadas en un espacio—tiempo virtual y, por tanto, distante de su propia vida. Este alejamiento impide llevar a cabo experiencias de vida comprometidas. Educar en el com-promiso cristiano es una manera de anticipar el encuentro con el Dios encarnado (Navidad). A través de esta sugerencia educativa trataremos de hacer que esta anticipación se rea-lice de forma tangible en la vida del niño y del joven a través de pequeños compromisos vividos que expresen la idea de la esperanza cristiana como una anticipación del encuentro con el Dios encarnado.Educar según el Espíritu del

Adviento en el mundo de hoy, es sensibilizar a los

jóvenes hacia el descubrimiento de la Esperanza como valor a partir del cual desarrollar la promesa de Salvación. El Adviento encuentra su sentido cristiano en la Esperanza realizada. Y la realización de esta Esperaza de Salvación compete a cada uno de nosotros. En la medida en que contribuimos a la construcción de un mundo más justo y humano, estamos dando cumplimiento a la promesa de Salvación: realizamos nuestra Esperanza.

1. DestinatariosAlumnos del tercer ciclo de Educación Primaria y, sobre todo, alumnos del pri-mer ciclo de Educación Secundaria

2. JustificaciónEn un mundo “multimediatizado”, en el que el niño y el joven perciben e interactúan con la realidad a través de un mando de ordenador o una con-sola interactiva, resulta difícil hacerles percibir el sentido de la Esperanza desde la perspectiva cristiana: una Esperanza realizada y realizadora de Vida. Acostumbrados a interferir en la realidad a través de la virtualidad, la injusticia, la desigualdad, la agresión,

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La corona de Adviento

Sí. Preparad el camino al Señor,

Y escuchad la Palabra de Dios.

Voz que clama en el desierto,Preparad el camino al Señor.Haced rectas todas sus sendas,Preparad el camino al Señor.

Preparad el camino al Señor,Y escuchad la Palabra de Dios.

(Canción "Prepare Ye", del musical "Godspell")

sugerencias

Analizar los elementos que caracterizan el Adviento.

Expresar, a través de la rea-lización de la “Corona del Adviento”, el sentido de la Esperanza Cristiana.

Anticipar y llevar a cumpli-miento, a través de pequeños compromisos de vida, la pro-mesa de Salvación cristiana: una esperanza realizada.

3. Objetivos

2. h t t p : / / e s . y o u t u b e . c o m /watch?v=FMWo7eHqhQU

Realizar una serie de preguntas acer-ca de las proyecciones vistas:

¿Sabrías identificar los personajes más importantes que aparecen en los videoclips?¿Sabrías identificar y titular las acciones que ocurren?¿Qué canción se repite al princi-pio y al final? ¿Por qué crees que sucede así? ¿Qué tienen que ver el principio y el final de la película?¿Sabrías traducirla al español (es-tá en inglés)?¿Sabrías cantarla sobre el primer videoclip?

5. DesarrolloSe divide la clase en grupos de cua-tro. A cada miembro del grupo se le da uno de los colores siguientes: Morado, Rojo, Rosa y Blanco. Cada uno de los alumnos tiene que realizar una pequeña investigación acerca de cada uno de los elementos de la Corona de Adviento. El resultado de la investigación realizada por cada uno, les va a permitir configurar el mapa del Adviento en grupos. En este mapa los alumnos tienen que conseguir la siguiente información:

I. Significado del color que se les ha dado.II. Significado de los elementos que constituyen la Corona de Adviento (círculo, velas, cinta roja y ramas verdes).III. Temporalización de cada uno de los colores, según la semana de Adviento que le corresponda.IV. Búsqueda, lectura y copiado del texto evangélico para cada una de las semanas de Adviento que le corresponda.V. Elección de un pequeño com-promiso cotidiano relacionado con el color de la vela que les ha tocado.

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Por último, se les pide que creen una corona de Adviento. Sugerimos utilizar la técnica de la cristalera que aparece en el póster de esta revista (se fotocopia y se reparte a cada alumno, que la pega sobre una cartulina negra). Cada alumno recorta los espacios en blanco, da la vuelta a la cartulina negra y rellena los huecos pegando papel celofán utilizando los colores trabajados. Se dejan sin rellenar los huecos de las llamas de las velas, que se rellenarán (se encenderán) cada una de las semanas del Adviento.

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Dónde encontrar la información:Se puede llevar a los alumnos a la sala de informática y se les propone la búsqueda de la información que necesitan para construir el mapa en las siguientes direcciones de internet:

http://www.churchforum.org/info/Liturgia/Navidad/Adviento.htmhttp://es.wikipedia.org/wiki/Advientohttp://es.catholic.net/celebraciones/120/301/articulo.php?id=1199

6. Mapa del Adviento

sugerencias

COLOR

SIGNIFICADO

ELEMENTOS/SENTIDO

CUáNDO

TExTO

Una vez conseguida la información construyen el siguiente mapa del Adviento. El mapa debería ser completado de la siguiente manera:

COMPROMISO

MORADO ROjO ROSA BLANCO

Indica la entrega a los demás (amor cristiano).

Indica el compromiso y el esfuerzo de llevar a cabo su cumplimiento (sacrificio/penitencia).

Indica la alegría por la venida de jesús.

Indica la proximidad a la luz: el nacimiento de jesús.

Velas: indican la luz de jesús que nos per-mite ver en la oscuri-dad. Cada semana de Adviento se enciende una vela.

Círculo: indica que el principio del cristianis-mo (Esperanza cristia-na) coincide con su final (Salvación cristiana).

Ramas verdes: indican que Cristo está vivo (color verde de hojas perennes).

Cinta roja: expresa el amor que Dios nos tiene.

Primera semana. Segunda semana. Tercera semana. Cuarta semana.

Mt 24, 37-44 Mt 3, 1-12 Mt 11, 2-11 Mt 1, 18-24

Respuesta personal. Respuesta personal. Respuesta personal. Respuesta personal.

Motivación / ideas previas: 1 sesión

Creación de grupos, reparto de tareas, búsqueda de infor-mación, creación del mapa de Adviento: 2 sesiones.

Creación de la corona de Adviento: 1 / 2 sesiones.

Temporalización:

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el póster

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el póster

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Texto: Chema Pérez-Soba • Fotografía: Archivo Everest

T enzin Gyatso, el XIV Dalai Lama, es, sin duda, la ima-gen más conocida del budis-

mo en Occidente. Premio Nobel de la Paz en 1989, ha escrito decenas de libros, ha recibido numerosas distinciones internacionales y su ros-tro se ha convertido en un referente mundial de la lucha por la Paz.

Sin embargo, lo que significa el Dalai Lama para el budismo es poco cono-cido. El Dalai Lama es la referencia espiritual del budismo tibetano, el lla-mado budismo vajrayana, que repre-senta algo más del 6% del budismo mundial. La tradición vajrayana es una tradición budista tántrica, que usa numerosas imágenes de dioses y demonios, así como mantras (cantos repetitivos) y mandalas (dibujos simbó-

licos), en sus meditaciones. Esta ima-ginería, bastante recargada, resulta muy exótica a los ojos europeos y ha hecho que, desde muy pronto, el Tíbet tenga un aura de misteriosa espiritualidad para Occidente.

El budismo vajrayana considera que determinados maestros espi-rituales pueden elegir su próxima reencarnación, para seguir ayudan-do a las personas a encontrar la liberación. Sin embargo, el Dalai Lama no es un maestro más. Es la emanación en nuestro mundo con-dicionado de un Buda, el Buda de la Compasión, que, a través de una figura intermedia, un bodhisattva, se hace presente entre nosotros para animarnos a todos los seres vivos a superar el sufrimiento.

‘Dalai’ proviene del mongol y signi-fica ‘océano’ y ‘lama’ es la traduc-ción tibetana de ‘gurú’, es decir, ‘maestro’. Así, su título suele tradu-cirse como ‘maestro del océano de sabiduría’. Históricamente la institu-ción del Dalai Lama se instaura en el siglo XVI, cuando Sonam Gyatso, segunda reencarnación de un famo-so monje, asume el título de III Dalai Lama.

Desde el V Dalai Lama esta figura no solo se convierte en la referencia reli-giosa del Tíbet, sino también en su líder político. Esta situación continua-ría hasta la ocupación del Tíbet por la China comunista, que se mantiene desde 1950 y hasta hoy.

Si bien en un primer momento el actual Dalai Lama intentó convivir con la nueva administración China, en 1959 abandona el país para exiliarse en Daramsala, en el norte de la India, desde donde dirige el movimiento de resistencia al dominio chino del Tíbet.

Las diversas persecuciones que algunos gobiernos chinos alentaran contra el budismo en el Tíbet y la obligada ruptura del tradicional ais-lamiento tibetano, harán que diver-sos lamas emprendan el camino de Occidente. Empezarán a fundarse nuevas comunidades vajrayana en Francia, Estados Unidos o la misma España. En nuestro país fue muy conocido el caso de un niño espa-ñol, Osel Hita, hijo de practicantes de esta tradición budista, que fue reconocido como encarnación de uno de estos lamas emigrados a Occidente, el lama Yeshe.

Más recientemente, han sido graba-ciones de los mantras tibetanos las que han recordado a la sociedad española la presencia de esta escue-la budista entre nosotros.

Dalai Lama

claves para entender

Para saber másDalai Lama: El mundo del budismo tibetano. J. de Olañeta, editor.

Thubten Chodron: Budismo para principiantes. Alianza Editorial.

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U n niño pequeño quería conocer a Dios. Sabía que tendría que hacer un largo

viaje para llegar hasta donde Él vive. Así que guardó en su maleta paste-litos de chocolate y zumos peque-ños…Y empezó su andadura. Cuando había caminado unas horas, se encontró con una mujer ancia-na. Estaba sentada en un banco del parque, sola, contemplando en silen-cio algunas palomas que picoteaban migajas de pan que ella les arrojaba.El niño se sentó junto a ella y abrió su maleta. Comenzó a beber uno de sus refrescos cuando notó que la anciana le miraba, así que le ofreció uno de ellos. Ella, agradecida, lo aceptó y le sonrió. Su sonrisa era muy bella, tanto que el niño quería verla de nuevo. Así que le ofreció entonces uno de sus pastelillos. De nuevo ella le sonrió. El niño estaba encantado, y se quedó toda la tarde junto a ella, comiendo y sonriendo, aunque sin hablar una palabra.

Cuando oscurecía, el niño se levantó para irse. Dio algunos pasos, pero se detuvo; dio vuelta atrás, corrió hacia la anciana y le dio un abrazo. Ella, después de abrazarlo, le dedicó la sonrisa más grande de su vida.

Cuando el niño llegó a su casa, su madre quedó sorprendida de la cara de felicidad que traía. Entonces le preguntó: —Hijo, ¿qué hiciste hoy que te hizo tan feliz? El niño le contestó:—¡Hoy almorcé con Dios!... Y antes de que su madre reacciona-ra, añadió: —Y ¿sabes? ¡Tiene la sonrisa más hermosa que nunca he visto!

Mientras tanto, la anciana, también radiante de felicidad, regresó a su casa. Su hijo se quedó sorprendido de la expresión de paz que reflejaba en su cara, y le preguntó:—Mamá, ¿qué hiciste hoy que te ha puesto tan feliz? La anciana le contestó:

en la red

—¡Comí pastelitos de chocolate con Dios, en el parque!... Y antes de que su hijo respondiera, añadió: —Y ¿sabes? ¡Es más joven de lo que yo pensaba!…

Moraleja:Con frecuencia, no damos importancia: • al poder de un abrazo, • de una palmada en la espalda, • de una sonrisa sincera,• de una palabra de aliento, • de un oído que escucha, • de un cumplido sincero,• o del acto más pequeño de preocupación...

Mas todos esos detalles tienen el mágico poder de cambiar tu vida o la de los demás, de darle un gran giro y hacerla feliz.

Todas las personas llegan a nuestras vidas por una razón, bien sea por un tiempo o se quedan para toda una vida. ¡Recíbelos a todos por igual!

¡¡¡ AH, Y NO OLVIDES ALMORZAR SIEMPRE CON DIOS...!!!

Almuerzo con Dios... Texto: Miguel Ángel Majo Delgado • Fotografía: Archivo Everest

La sonrisa es el idioma univer-sal de la gente inteligente...

Mejor es hacer el bien que prometerlo...

Disfruta hoy; es más tarde de lo que crees...

El comportamiento es un espe-jo en el que cada uno muestra su imagen...

No olvides que te espero, y no esperes que te olvide...

La alegría es la forma más sencilla de gratitud...

El sabio no dice todo lo que piensa, pero piensa todo lo que dice...

(Cosas que te encuentras navegando por la Red)

Algún pensamiento ilustre:

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Hace tiempo publiqué: «Carta a un neo-educador sobre bibliografía pedagógica» [Seminarios 33(1967)599-612]. Naturalmente citaba libros. Diez. Y los comentaba. De G. Mosca, Jardín de año-ranzas, decía: "Probablemente este libro esté agotado. Pero así y todo lo incluyo en la lista, porque hay que leerlo. Sea como sea. El titulo original, Ricordi di scuola, es mucho más exacto que el de la traducción.Un maestro de Primaria cuenta sus andanzas, pequeñas-grandes aventuras en el espacio grande de su pequeña clase. Y conocemos a Guerreschi, jefe armado de un tirador de goma roja; a Leonardi, el de "yo andé, tú andaste, él andó"; al bueno de Ronconi, "tan chiflado que hasta estudia en casa"; a Giuliani, que vio un hada en la llama de un fósforo encendido; a Martinelli, sobre todo a Martinelli, que regalaba al maestro caramelos previamente chupados, pintaba árboles floridos en medio de la nieve, espiaba la primavera y movía las agujas de su reloj para que el tiempo de clase pasase más pronto... Y nos hacemos amigos de la señorita Cenci, enemiga irreconciliable de las manchas; del anciano maestro Pagliani, el de los tesoros confiscados a los alumnos; de la señorita Caracciolo, que dejó de pintarse los labios para poder besar a los pequeñines de su clase; de Lorenzo Battistoni, el conductor de tranvías que con gran indignación del maestro-comisario no sabía la capital de Liechtenstein...Es posible, y desgraciadamente probable, que alguien opine que este libro es romántico, infantil, rosa. Bueno, todo el mundo puede opinar. Para mí el libro es realmente estupendo. Tanto es así que opino que aquellos a quienes no guste tendrían que ir urgentemente a un oculista. De corazón, claro está.¿Libro para niños? No. Los niños lo encontrarían aburridísimo. Porque dice cosas «ordinarias». Ordinarias para ellos, pero desgraciadamente olvidadas por los «mayores». Y más por quienes viven en casas grandes, con paredes desnudas y calendarios escolares en los que no consta qué día empieza la primavera".¿Agotado en 2008? Pues, no. Hace unos meses lo vi en una librería de Roma: Ricordi di scuola. Bur, Milano 2007, 212 p. Inmediatamente compré cinco. Y los regalé. Transcribo el capítulo 8. Ya, ya sé que la primavera oficial quedará lejos todavía cuando este número de «Aldebarán» llegue a los lectores. Pero, ¿por qué no anticiparla?

de cielo gris, el árbol con las ramas desnudas y oscuras... No obstante, todos miran a la ventana. El maestro la abre de par en par, mira hacia abajo: nada, nadie; la hojarasca extendida por el patio, los charcos, las paredes altas y pardas con muchas ventanas todas iguales —cada ventana, una clase—, muchos maestros, muchas maestras, muchos chicos vestidos con el mismo uniforme, los mismos pro-blemas de tantos años... No hay, en verdad, nada nuevo. ¿Qué esperan los muchachos? Sin embargo, en sus ojos se lee que alguien subirá del patio, dará unos golpecitos en los vidrios de la ventana y... Doy un vistazo al pasillo: como siempre, una larguísima percha con muchos gaba-nes, muchas bufandas coloradas, dos o tres abrigos de piel (niños ricos), y, en los bolsillos, ¿qué?: pitos, botones, tornillos, la tapa de una caja de betún, restos de dulces comidos Dios sabe cuánto tiempo hace, restos que van en constante disminución, porque, de vez en cuando, para recordar aquel sabor, incluso una migaja sirve...

El invierno no ha terminado. Todavía los gabanes, los abri-gos. Todavía, por la mañana,

están las manos heladas y hay que frotarlas con fuerza y calentarlas con el aliento para poder coger la pluma y escribir: «Roma, 28 de febrero de 1933. Dictado». Pero en los ojos de los chicos hay algo nuevo que ayer no había. Giordani, ese Giordani, siempre atento, siempre con los brazos cruzados, los ojos fijos y los oídos vigilantes para no perder una pala-bra, el que acostumbra a responder con un codazo al compañero que quiera hacerle hablar, hoy ríe, mira hacia la ventana como si espiase la llegada de alguien o de algo que ha de venir, lo llamo y no me oye... Martinelli no está quieto un momento; se levanta, viene a arrojar al cesto unos pedazos de papel, vuelve a su banco, se levanta de nuevo para tirar otra cosa al cesto... El cesto es contagioso: comienza un ir y venir, un levantarse y volverse a sentar. ¿Quién es el que ha tirado con la cerbatana contra el mapa y ha hecho un agujero

en Grecia? ¿Quién rumorea, allá al fondo, en el banco de los repetidores? Y todos miran hacia la ventana que da sobre el patio...«Roma, 28 de febrero de 1933». ¿Habéis escrito?¡Pero qué! No hay manera de hacer-les escribir esta mañana. Hoy las plumillas se mellan, los papeles se manchan; Leonardi no puede escribir porque Manili le da golpes en el brazo; Marianecci se ha puesto a llorar sin que se sepa por qué, pues nadie le hizo daño.— Marianecci, ¿qué tienes?Ni él mismo lo sabe, de la misma mane-ra que Giordani, siempre tan serio, tam-poco sabe por qué siente ganas de reír (con disgusto suyo, pues es un muchacho respetuoso y disciplinado), y frunce las cejas, esforzándose por adoptar un aire sombrío, mas los ojos se rebelan y con-tinúan riendo...— Ea, muchachos. Pero, ¿qué sucede esta mañana?Sin embargo, está todo como los demás días, todo igual: en el rectán-gulo de la ventana, el habitual trozo

Texto: Jorge Sans Vila

Primavera en el Patio

para pensar

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para pensar

una tras otra. A juzgar por el ruido, la Dirección parece, a final de año, una oficina de correos.Desde donde estoy, veo solamente la luz de la Dirección, que ilumina

también la antesala donde el maestro secretario, con hermosa caligrafía, prepara los pliegos de presentación para mañana. Las caligrafías de los maestros secretarios se asemejan todas: los apellidos de los profesores escritos en caracteres góticos, los nom-bres en cursiva, los renglones, largos, derechos, y, de vez en cuando, una inicial en tinta roja.De niños, habréis sido premiados alguna vez, habréis obtenido una medalla. Aquella medalla os conmo-

lación? Tiene siempre frío, el invierno es interminable...). Y junto a la pluma y el tintero de plata, un gran reloj sostenido por dos mujeres de bronce. (Aquel tic-tac es espantoso para los

chicos llamados a la Dirección, en los instantes de hosco y preocupado silencio que precede al regaño de la Directora). En medio, el sello de la Dirección: aquel timbre mágico que da validez a las notas, a los certifica-dos, a los testimonios, a los diplomas; aquel sello taumatúrgico que solo la Directora puede tocar.Quizá sea por el sello, únicamente por el sello, por lo que ambicionaría ser Director. Aplicarlo con fuerza, a fin de curso, sobre novecientas papeletas,

Hace frío en el pasillo. Veo pasar al maestro Pagliani, viejo y achacoso, con la bufanda arrollada hasta los ojos:— Este invierno —dice con voz tem-blorosa— es interminable.Y con el aliento intenta calentar las puntas de los dedos, que le salen de los mitones de lana.En el extremo del corredor, sobre una silla, duerme el bedel. Nada nuevo: el bedel duerme y el maestro Pagliani se lamenta de que el invierno no se acaba. Como siempre.En la Dirección está encendida la luz. La directora reposa al calor de la estufa. Algunas veces pienso que me gustaría ser Director, estar senta-do ante aquella luciente escribanía con la pluma y el tintero de plata, regalo de los profesores (el maestro Pagliani aportó sólo cinco liras; dicen que es un avaro, que tiene dinero en el banco, ¡pobre maestro Pagliani!, tendrá quizá mil liras ahorradas en treinta años de enseñanza..., piensa: disfrutaré de ellas cuando me jubilen, pero ¿quién sabe si llegará a la jubi-

“Este invierno, dice con voz temblorosa, es interminable. Y con el aliento intenta calen-tar las puntas de los dedos, que le salen de los mitones de lana”

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para pensar

el maestro Pagliani, ni el maestro-secretario, pero los muchachos sí?Me veo obligado a levantar la voz, a mirar severamente a Giordani, a prohibir que vengan a echar papeles en el cesto, y a repetir:— «Roma, 28 de febrero de 1933. Dictado». Escribid.Tomo un libro, lo hojeo, no encuentro nada para dictar. Ningún trozo que, sin ser demasiado extenso, tenga sen-tido completo. Y, además, me interesa que contenga alguna dificultad grama-tical, para adiestrar a los muchachos.¿Qué hacer? ¿Dictar el acostumbrado: «Adiós, montes...»? ¿O: «No sopla-ba ni una ráfaga de viento: el lago yacía liso y plano...»? ¿O bien: «Es Pescarénico...»? No. Los chicos de las

vió. Pero hoy, después de tantos años, está olvidada en el cajón, y si un día, revolviendo, dais con ella, no os emociona tanto como la «P» trazada en rojo, muy historiada, del diploma que acompañaba a la medalla y sobre el que figura escrito: «Premio de estu-dio». Aquella «P» la ha dibujado, para vosotros, vuestro antiguo secretario de escuela, que habrá dejado de existir. Pero existe todavía en cada escuela un maestro-secretario que historia la «P» igual que lo hacía el vuestro, con la misma caligrafía, los mismos adornos, la misma tinta encarnada...Entro de nuevo en clase. La agitación ha aumentado.¿Hay, pues, hoy, alguna cosa en la que yo no reparo, ni repara tampoco

escuelas elementales no comprenden nada de eso.Y entonces dicto, como hago con fre-cuencia, lo que se me ocurre.— Escribir: «La ventana de mi clase».Dictado el título, paso entre los bancos. ¡Ay de mí! ¡Y yo que estoy buscando frases con dificultades gra-maticales! Manili ha escrito: «La ben-tana demi clase». Y precisamente Manili me mira y sonríe. Una sonrisa que no devuelvo, porque noto que hay algo en el aire, algo que los chicos advierten y yo no.Me siento viejo como el maestro Pagliani, que tiene helados los dedos que le salen de los mitones negros. Me veo, dentro de veinte años, pasar por el pasillo frío y oscuro, con la bufanda hasta las orejas. Oigo ya como digo: — Este invierno no se acaba nunca...Y dicto aquello que llevo en mi cora-zón: «Desde la ventana de mi clase se ve solo un cuadrilátero de cielo gris y la cima de un árbol negro con las ramas desnudas...».— ¿Qué he dictado, Martinelli?Martinelli se levanta azorado, confuso. — Desde la ventana de mi clase se ve solo un cuadrilátero de cielo gris...

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“Por eso miraban, los muchachos, hacia la ventana: aguardaban la primavera, que ascendería al árbol desde el patio. Aquella primavera que ya había venido, sin que la sintiese venir yo”

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habría que castigarlos mirando a la pared detrás de la pizarra.Salgo para buscar a Martinelli. Llamo al bedel. No lo ha visto. Mas el bedel qué sabe, si estaba dormido. Por pri-mera vez, yo, que nunca he amones-tado a un empleado, le digo palabras que lo hacen saltar en la silla. Bajo las escaleras, pregunto al portero.El portal permanece cerrado durante las clases: Martinelli no puede haber salido. Vuelvo arriba, sigo buscando, tropiezo con la Directora, y le digo que ha desaparecido un muchacho. Las directoras padecen manías detec-tivescas. Entra en la clase, reconstruye el hecho, hace comparecer al bedel y al portero y concluye que Martinelli no puede haber salido. El maestro Pagliani, con la bufanda hasta los ojos, se asoma a la puerta y, al ver a la Directora, indica por señas a los muchachos que finjan no darse cuenta de su presencia, pero, juntando las puntas de los dedos y moviendo la cabeza, pregunta: «¿Qué ha ocurri-do?» El asunto se complica. Dentro de un rato lo sabrá toda la escuela; los maestros saldrán a los umbrales de las puertas, darán algunos pasos por el corredor, aunque no muchos por temor a la Directora, y los muchachos se aprovecharán de todo esto para arro-jar dardos de papel y hacer la guerra con los cartabones de dibujo.Naturalmente, la culpa es mía, por haber permitido salir a Martinelli. Y la Directora, es una Directora, sí, pero en el fondo es una mujer y se agita como haría en su casa buscando a un nietecito que hubiese desaparecido. Solo los muchachos están tranquilos. Giordani, secas ya las lágrimas, ha vuelto a reír. — ¿Sabes a dónde ha ido Martinelli?— Al patio, señor maestroBajamos por las escaleras la Directora y yo. Claro que ella llegará, mucho des-pués que yo, que ya estoy en el patio, miro en torno y veo a Martinelli, sereno e impávido, contemplando con fijeza.Me aproximo. Está mirando, y acari-ciando suavemente la pequeña planta de un tiesto, toda llena de hojitas verdes.— Decía usted que aún no estábamos en primavera, señor maestro.En este momento llega la Directora. Será difícil explicarle el asunto.— Es mía la culpa, señora...

— ¿Y qué más?— Nada más. No he llegado a escri-bir más que hasta aquí.— «...y la cima de un árbol negro con las ramas desnudas».Martinelli escribe contra su voluntad.— «Estamos todavía en invierno. El año pasado, por estos días, habían nacido ya las yemas en las ramas del árbol. Este año, la primavera está aún lejana...». Martinelli, ¿has escrito?Ha escrito «abía, iemas, legana», pero ha escrito.— Sigamos: «...la primavera está aún lejana. Dos puntos. ¿Habéis puesto los dos puntos?... Está aún lejana. No hay un árbol florido ni una planta que haya alumbrado las primeras hojas...».— Señor maestro...Martinelli ha alzado la mano. Quiere salir. — ¿Has terminado de escribir? — No.— Saldrás cuando hayas acabado.Me mira como no me había mirado nunca, — Puedes salir —Le digo, arrepenti-do de haberme comportado, por un momento, como un enojoso y viejo maestro sin esperanza.Querría dictar aún un poco más, pero presumo que seguiría dictando estupi-deces.— Basta ya. Veamos las faltas.Me sorprendo a mí mismo contento de que hayan cometido muchos errores, para poner malas notas. Dejo en el cajón el lápiz rojo que sirve para señalar las faltas leves. Tomo solo el azul. Los muchachos abren unos ojos de pasmo.Un maestro tan bueno...Manili, ahora, está llorando: le he puesto un cuatro.También Giordani llora. Otro cuatro también a él. De aquellos ojos que reían brotan ahora lágrimas silencio-sas, que se esparcen por la amarilla cubierta del cuaderno, tiñéndose con su color.Martinelli no regresa.Pongo otros cuatros, otros cincos; hago llorar a muchos otros ojos que antes reían; luego, le envío a buscar. No lo encuentran.— Ya sé yo cuándo volverá. Dadme su cuaderno.Y sobre el dictado incompleto pongo un tres enorme que ocupa toda la página.También a los maestros, algunas veces,

Le hablo del dictado, de la ventana gris, del árbol seco. Y, cogiendo a Martinelli, le llevo de nuevo a clase, al par que noto que el alma se me transforma, que vuelvo a ser bueno y que me aguijonea el arrepentimiento de haber puesto aquel tres, aquellos cuatros...— Martinelli —digo— ¿tú sabías de la plantecilla del patio?...— Lo sabían todos, señor maestro. La descubrimos esta mañana, antes de entrar en clase. Y estábamos esperan-do que también le nacieran hojas al árbol. Diez plumillas ganaría el que viese la primera hoja.Por eso miraban, los muchachos, hacia la ventana: aguardaban la primave-ra, que ascendería al árbol desde el patio. Aquella primavera que ya había venido, sin que la sintiese venir yo, ni el viejo maestro Pagliani, ni la Directora encerrada en su despacho al calor de la estufa, ni el bedel adormi-lado, ni el maestro-secretario empeña-do en historiar la «P» de los diplomas con tinta encarnada.— ¿Qué? ¿Se ha marchado? —Pregunta el maestro Pagliani, volviendo a aso-mar la cabeza por la puerta.— Ha venido.— ¿Quién?— ¡La primavera!¡Pobre maestro Pagliani! Se retira escan-dalizado, murmurando entre dientes:— ¡Esos maestros jóvenes!Y todos nosotros, todos, porque tam-bién yo me he vuelto muchacho y me avergüenzo de haber sido el maestro duro y malo de hace media hora, nos agolpamos en la ventana para contemplar el árbol. ¿Quién ganará las diez plumillas?Abajo, en el patio, está la Directora inmóvil ante la plantecilla. ¡Ah, se ha dado cuenta también ella!... También ella, como Martinelli, acaricia las hojas suave y cuidadosamente, teme-rosa de romperlas o ajarlas. Ella, una Directora alta y gruesa, ha necesita-do de un niño de la cuarta elemental para enterarse de la venida de la primavera.¡Ah! He visto la primera hoja del árbol. Ha nacido precisamente en la juntura de una rama con el tronco, y es difícil verla. Martinelli no la ha visto todavía. Si lo digo, las diez plumillas son mías. Pero me callo. No las merezco. Sería un robo.

para pensar

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iconografía religiosa

Sacrificar la vidaTexto: Silvia Martínez Cano

gar la vida genera vida, que sacrificar-se por los demás no es una acción bal-día, sino fuente de amor para los otros en su propia vida. En este sentido los artistas barrocos dotaron a sus obras de un patetismo exuberante que in-tentaba expresar estos sentimientos desbocados en las

caras y los cuerpos de quienes eran retratados. Destacaban de esta manera la humanidad de Cristo, su paso por la vida como semilla que fructifica y da bendiciones a quienes comparten su quehacer.

Si paseamos por el Museo Nacional de Escultura, situado en Valladolid, podemos percatarnos de este empeño de los artistas. En especial en una obra del artista francés y afincado en esta ciudad, juan de juni, que fue realizada entre 1541-1545 como retablo para

una capilla funeraria edificada en ese momento en el desaparecido con-vento de San Francisco. El conjunto, de una calidad máxima, representa el momento en que jesús muerto es descendido de la cruz y su cuerpo recogido por sus amigos y por María. En el centro se encuentra Cristo yacen-te, que ya ha sido depositado en lo que será su ataúd. Sus seres queridos le rodean y en un ambiente de dolor incontenido se acercan a limpiarlo y prepararlo para la sepultura. A la izquierda, josé de Arimatea saca

¿Cuáles son los sen-timientos que nos invaden cuando al-

guien querido muere? Sensación de vacío, pérdida, sufrimiento por no comprender... Nos cuesta expresar lo que supone un ser humano para nosotros, lo que supone la vida, aquello que la muerte nos arrebata sin ninguna piedad. Quizá también por el miedo a terminar lo que tene-mos, por la incertidumbre del des-pués, por el miedo a sentirnos solos aquí y más allá de este momento.

El dolor en el contexto cristiano es expresado sin miedo, con toda su fuerza y su sentimiento. Porque en la conciencia del cristiano se sabe y se paladea que la muerte no tiene la última palabra, que el dolor tiene que ver más con nuestras limitacio-nes que con la bondad de Dios. Así el dolor es una experiencia humana que hay que expresar, que descar-ga nuestra impotencia y nos per-mite continuar con la vida que nos queda. La expresión del dolor nos permite abrir las puertas a algo más, hacer presente lo bueno que vivimos con la persona perdida, a valorar el pasado como fundamental en nuestras vidas, a proyectar nuestros deseos hacia los que conviven con nosotros hacia el futuro. La muerte de jesús expresa esta realidad, visualiza su vida en clave de sacrificio. Una entrega desde el amor, que es la clave de su existencia. Por eso la muerte de jesús constata que entre-

una espina de la corona de la frente de jesús y la enseña confirmando lo sucedido: el proyecto de jesús exige un compromiso hasta el final, incluso en momentos de persecución y debi-lidad. Nicodemo dialoga con María Magdalena a la derecha. Sujeta en sus manos una jarra y un paño con el que está limpiando el cuerpo de Cristo. María Magdalena, sabiéndose sola por la falta de su amigo y Señor se inclina con dolor y ternura hacia el cuerpo, preparada para untarlo con su tarro de ungüentos. En el centro, cerca de jesús, María y juan, que la sujeta en su dolor y la consuela. La pér-dida de lo más amado, que para una madre o un padre son los hijos, rasga los muros del corazón entristeciendo el mundo en que se vive. María Salomé sujeta con su mano derecha un paño de limpieza y con la izquierda la coro-na de espinas que acaban de quitar suavemente de la cabeza de Cristo. El equilibrio del conjunto es perfecto. Cuerpos fornidos y musculados al estilo de Miguel Ángel, se torsionan y nos recuerdan que la muerte de jesús es un acontecimiento traumático, pero ello mismo nos genera una esperanza desesperada de que la voluntad de Dios en Cristo no puede terminar aquí, en los límites humanos.

Poner la muerte en los altares de un templo es lo más incorrecto en el ámbito religioso que podemos encontrar. Está destacando la parte más humana de jesucristo, y por tanto la menos divina. Pero para el creyente esta realidad es la constata-ción de que el ser humano es capaz de sacrificar la vida hasta la muerte, a veces horrible, por la voluntad de Dios, es decir, la salvación del otro a través de mi vida y mi amor. Esta representación teatral barroca nos evoca la escena y nos invita a dar un paso más a los que ya nos sabe-mos el final (feliz) del acontecimien-to: que el Amor de Dios trasciende todas las barreras, incluso la que para el ser humano es la definitiva, la muerte. Para Dios, Felicidad, Misterio y Salvación, no.

“La muerte de Jesús constata que entre-gar la vida genera vida y sacrificarse por los demás no es una acción baldía”.