Dic Cio 0086

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Antigedad pagana y Biblia mario contra los cristianos. La respuesta del emperador es firme y matizada: a los cristianos como tales no hay que buscarlos individualmente; en cambio, si se denuncia la existencia de grupos cristianos, hay que arrestar a sus miembros e interrogarles. Si niegan pertenecer a la secta y consienten en sacrificar al genius del emperador sern puestos en libertad; al contrario, si persisten en su fe, hay que condenarlos (Plinio el Joven, Cartas 10,96-97). Semejante rigor se explica por el recelo con respecto a las asociaciones, que tanto proliferaban en Asia Menor justamente en el momento en que Trajano acababa de prohibir la creacin de cualquier corporacin, aunque fuera de inters pblico (Plinio el Joven, Cartas 10,33-34). De este modo, recaa sobre las Iglesias, en su calidad de sectas no reconocidas, el peso de la legislacin sobre las asociaciones establecida por Julio Csar y completada por Augusto. Algo ms tarde, la afectada sera la Iglesia de Antioqua, cuyo obispo Ignacio sufri el martirio en Roma (hacia el ao 115). Se puede recordar aqu tambin a Policarpo de Esmirna (157), Justino de Roma (ca. 165), los mrtires de Lyn (177) y los de Escilio (Caserina en Tnez, hacia el 180). No obstante, durante todo el siglo II la persecucin fue slo espordica y discontinta; se trata de represiones aisladas, que dan testimonio de las intolerancias locales. Este fenmeno viene acompaado, como corolario, del desarrollo de una nueva literatura cristiana, las apologas. Esta especie de splicas, escritas por cristianos cultos y formados en letras clsicas -como Atengoras o Justino- y dirigidas a los emperadores, son alegatos en favor de la Iglesia. Despus de una captatio benevolentiae, sus autores insisten en la inocencia y pureza de los ritos cristianos para refutar las acusaciones de incesto y antropofagia; al mismo tiempo, subrayan la falta de lgica y las contradicciones del paganismo, para terminar postulando su derecho a la diferencia. Este irenismo dur poco tiempo y el dilogo de sordos se transform rpidamente en violenta polmica. Ya Frontn, el preceptor de Marco Aurelio, denunciaba los peligros de la supersticin cristiana, lo mismo que Luciano de Samosata haca burla de la fe en el crucificado. Hacia el ao 178, Celso publicaba una obra considerable, el Discurso verdadero (en gr. alethes logos), y en ella atacaba punto por punto la nueva doctrina. Estos libros, aunque se hayan perdido, son conocidos ampliamente por la refutacin escrita que de ellos hizo Orgenes hacia el ao 200. Los argumentos penetrantes desarrollados por Tertuliano en su Apologtica indican la importancia que haba adquirido la disputa paganocristiana. En tal contexto se comprende que el gran erudito neoplatnico Porfirio (mediados 96 del siglo m) pusiera todo su talento en la defensa del paganismo contra los ataques de los telogos cristianos. Estos asaltos literarios muestran que, en aquella poca, paganos y cristianos se conocan bien y explican la violencia de las persecuciones que se desarrollarn bajo Decio (249-250) y Valerio (256-258), en un momento en que el imperio se ve amenazado por todas partes en sus fronteras y el poder del prncipe parece vacilar en sus mismas bases. La persecucin de Diocleciano en los primeros aos del siglo IV no es ms que un ltimo reflejo de defensa de las tradiciones de Roma contra un fenmeno irreversible. Deba corresponder a Constantino el mrito de comprender su fecundidad integrando a los cristianos en un sistema renovado. El emperador Juliano (361-363) fue el ltimo que intent rehabilitar un paganismo moribundo en nombre de los valores tradicionales de la cultura griega. Fue una tentativa sin futuro. Haba nacido el imperio cristiano, que a un soberano desdivinizado le confera poderes de derecho divino y converta las discusiones teolgicas en asuntos de Estado. Bibl. J. MELZE-MoDRZEJEWWSKI, lllifs dll Nil, Pars 1981. 17-41; C. SAULNIER, Histoire d'lsrael, Pars 1985. CSaul ANTlLBANO. En gr. antilibanos; como su nombre indica, es la cadena montaosa paralela al ~ Lbano, de la que la separa la llanura de la Beqa'. Termina al sur con el monte ~ Hermn, que Cant 4,8 y 1Cr 5,23 distinguen del Antilbano, mientras que Dt 3,9 lo identifica con l. El nombre semtico del Antilbano, empleado hasta el siglo XIV d.C., era sanlr, transcrito saneir por los LXX y vocalizado senlr, en el texto masortico. El nombre griego de alltilibanos se encuentra ya en Jdt 1, 7, Estrabn (Geografa 16, 2, 16). Plinio (Historia natural 5. 20) Y Polibio (Historia 5, 45, 59). Bibl. ABEL 1, 344-349: . LIPINSKI, El's Abpde, OrLovPer 2 (1971) 13-69 (d. 17 Y 32). ELip ANTLOPE. Los trminos hebr. zemer (Dt 14,5), dlson (14,5), yajmzr (14.5: 1Re 5,3) y ("'o (Dt 14,5; Is 51,20), designan diversas especies de antlope que no se pueden identifi- car con certeza. MDef ANTOCO. En gr. antiokhos, que est enfrente de; nombre de varios soberanos selucidas. 1. Antoco 1 Soler (281-261). Hijo de Seleuco 1, corre gente con su padre y gobernador de las satrapas superiores antes de acceder al poder el ao 281; dirigi la primera guerra de