Diccionario Chilenismos Ilustrado

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  • 3Diccionario deChilenismosPor Zorobabel Rodrguez

  • 4Esta publicacin fue posible gracias apoyo de las carre-ras de Diseo Grfico Profesional y Publicidad, rea Diseo & Comunicacin, Inacap sede Apoquindo.

    diseo editorial: Nicole Cavieres

    tiraje: 500 ejemplaresImpreso en Chile por andros impresores

    que slo acta como imprenta.

    Ninguna parte de este libro puede ser reproduci-da, traducida o apropiada de ninguna forma y por

    ningn medio (incluido electrnico, mecnico u otro, como ser fotocopia, grabacin o cualquier sistema de almacenamiento o reproduccin de

    informacin) sin el permiso por escrito del editor.

  • 5PRELIMINARESPALAbRAS

    a Carrera de Diseo Grfico Profesional de Inacap Apoquindo, ha decidido afron-

    tar el desafo de contribuir al rescate patrimonial de nuestro pas, difundir el quehacer acadmico y entregar a la comunidad un registro material de carcter disciplinar. Esto se materializa en esta se-leccin de palabras extradas del Diccionario de chilenismos del autor Zorobabel Rodrguez, publi-cado por primera vez en 1875. La particularidad de esta seleccin reside en que est ntegramen-te diseada e ilustrada por nuestros alumnos. El objetivo como escuela: reafirmar la legitimidad del diseador como autor intelectual, en este caso por la contribucin de las hermosas ilustracio-nes realizadas por nuestros estudiantes, las cuales reinterpretan de forma visual los chilenismos ex-

    puestos y definidos en la versin original del autor. Con este pequeo grano de arena pretendemos contribuir a la ardua tarea de rescatar nuestro pa-trimonio: el material por tratarse de un libro y el inmaterial por tener como tema el lenguaje. Y fi-nalmente buscamos fortalecer las relaciones de carcter profesional en los encargos acadmicos realizados a nuestros alumnos, y para explicar este punto me permito citar al poeta Jos Santos Cho-cano con su frase El ave canta aunque la rama cruja, porque conoce lo que son sus alas.Pablo Balzo G.Director de carreraDiseo grfico Profesional | Publicidadrea Diseo & Comunicacininacap Apoquindo

  • 6l ao 1875, desde la imprenta El Indepen-diente, ubicada en la calle De la compaa

    (nmero 102), surge un Diccionario de chile-nismos cuyo autor, don Zorobabel Rodrguez, dedica al presidente de la Repblica de la poca, Federico Errzuriz Zaartu. Una de las carac-tersticas que vuelve especial este libro, dejando de lado el enrevesado nombre del autor, es la forma en que nos conecta con palabras utiliza-das hasta hoy por el pueblo chileno. Uno recorre sus pginas y se sorprende al encontrar las de-finiciones de al apa, chcaro, amurrarse, lulo, etc., ms de un siglo despus de impre-so. De pronto genera la sensacin de un nivel de pertenencia que no se tena dimensionado.

    PRLOGO

  • 7Impacta. As como muchos chilenos que han vi-vido por aos en el extranjero y afirman aorar la marraqueta crujiente no slo como una experien-cia gastronmica sino tambin como una prctica cultural profunda, este libro parece una marraque-ta inmaterial, fabricada con la harina del misterio y horneada en el taller del tiempo. Muchas de las palabras recogidas en el libro de don Zorobabel impactan el corazn y la memoria familiar. Son signos que han ido creciendo como una enreda-dera a travs de las dcadas, y ahora nos muestran una parte de la flor del lenguaje. Fue la forma viva con la cual este libro se movi ante nuestros ojos, lo que nos impuls a Fernando Alvarado y a m considerar parte de este texto como la base

    del proyecto final de nuestros talleres de la carre-ra de Diseo Grfico. De este modo, juntamos los dos cursos de segundo ao y encargamos a los alumnos disear un libro recopilatorio con algu-nas de las palabras que nos parecan ms vigentes y llamativas. Cada estudiante ilustr y diagram este producto editorial, del cual el libro que tienes en tus manos es la seleccin realizada a partir de las propuestas individuales. Estamos contentos con el resultado. Y agradecidos, por cierto, de la direccin de la Escuela de Diseo Grfico y Publi-cidad inacap Apoquindo, cuya visin respecto al aprendizaje, la creatividad y la cultura, es la base y respaldo de esta publicacin.

    Marcelo Uribe Lamour, Docente.

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    Al apa Amurrarse AsorocharseBadulaque Bochinche

    BolicheCabro Cartucho Cocav Cototo

    C

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    Al

    ap

    a stndonos a la semejanza de sonidos, parece que nuestra conocida frase adverbial al apa no fuese ms que una corruptela de la muy castiza a la zapa; pero la falta absoluta de semejanza que se nota en el sentido de ambas frases, nos inclina a pen-sar que al apa (esto es a cuestas, sobre las espaldas) ha debido su existencia a gentes que segn todas las probabilidades, ni oyeron nunca decir a la zapa, ni menos supieron que esa es una frase militar que sig-nifica ir los sitiadores resguardados por las zanjas y trincheras que abren ellos mismos, o arrimados a las fortificaciones que sitian. -(Diccionario de la acade-

    E mia.) El nico medio de descubrir entre ambas fra-ses alguna relacin de parentesco, sera imaginar que se toman las espaldas del que lleva al apa por muros de la fortaleza, y al llevado como a un sitiador que se adhiere y pega bonitamente a la muralla para no ser visto. Lo que es nosotros, no nos sentimos capaces de un tal esfuerzo de imaginacin. Ms probable es que al apa venga del quichua, en cuyo idioma apac significa llevar, apani la bestia cargada, y apa el jorna-lero que gana su vida acarreando. (Pueden ver sobre este punto los curiosos el Diccionario quichua-caste-llano del Rev. P Honorio Mossi, en la palabra apa.) En Atacama en vez de al apa dicen a la tota.

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    Amurrarseuin podra decirnos si nuestro conocidoamurrarse es una corrupcin de amorrar,

    como parece darlo a entender el seor Reyes en el vocabulario que ha puesto al fin de su Gram-tica, o si se encuentra su verdadero origen en el sustantivo murria, que denota, segn la Academia, una especie de tristeza y cargazn de cabeza que obliga al hombre a andar cabizbajo y melancli-co? Resuelva el lector inteligente, que non nos-trum tantas componere lites.

    q

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    AS

    OR

    OC

    HA

    RS

    E ocablo originario del Per, probablemen-te de origen quichua, an cuando no es posible descubrir concordancia alguna de signi-ficado entre soroche y las dos palabras quichuas que ms se le asemejan en su estructura, convie-ne a saber, zorochi, el que vive a sus anchas, y zuruchie, margajita. Soroche es la sofocacin y ahogo causados por la rareza de la atmsfera en las regiones que se hallan a grande altura sobre el nivel del mar. En una relacin escrita por el viajero Mr. Wedel, de la subida que hizo al Mis-ti, parte de cuya relacin transcribimos noso-tros en los Apuntes de viaje que publicamos so-bre Arequipa en La Estrella de Chile, hallamos el siguiente prrafo: A medida que nos elevba-mos, no solo aumentaba la opresin, obligndo-nos a hacer descansos ms prolongados, sino ve-nia an a aumentarse la fatiga de los miembros, accidente ms molesto que el soroche, pues un descanso de algunos minutos no bastaba para aliviarlo. Rstanos solo agregar que asoro-charse, en el lenguaje usual del vulgo, es perfec-tamente sinnimo de ruborizarse.

    v

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    Badulaquesase a veces en Chile en un sentido que notiene cual es el de bellaco, belitre. Badula-

    que, es sandio, tonto, fatuo, necio.u

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    bo

    ch

    inc

    he

    ada de extrao tiene que habiendo hereda-do nosotros de los espaoles nuestros abue-

    los la propensin a los pronunciamientos, asona-das, bataholas y chamusquinas, hayamos querido, como para apropirnoslas mejor, bautizarlos con nombres de nuestra invencin y particular agrado. Con tal propsito, como se ver en su lugar, re-juveneciendo y retocando a Liorna, sacamos de l los sustantivos de leona y leonero y el adjetivo aleo-nado. Tcanos ahora hablar de bochinche y de bochinchero, que en verdad, en lo tocante a la sig-nificacin, se asemejan hasta casi confundirse con aqullos. La nica diferencia apreciable consiste en que el bochinche trae a la imaginacin una re-vuelta de carcter algo ms serio que la leona; pues mientras aqul huele a plazas, salas de sesiones y cuarteles, ste pocas veces huele a otra cosa que a refectorios de colegios. Si hubiramos de juz-gar por el silencio que sobre esta palabra guardan los seores Cuervo y Arona, acaso nos sentiramos tentados a sealarla como un provincialismo ex-clusivamente chileno. Tenemos, empero, por ms probable que la omisin en los Apuntes (muy bre-ves por lo dems, de este ltimo escritor) pro-venga de involuntario olvido, pues si nuestra me-moria no nos traiciona, aquella ocurre con cierta frecuencia en los escritores peruanos. Tambin creemos que la usaba mucho en sus escritos po-ltico el seor don Antonio Jos de Irisarri, y casi

    n podramos afirmar que una de sus composiciones poticas se titula El Bochinche. Dicho lo que que-da en lo tocante al uso de bochinche, lo nico que en cuanto a etimologa nos permitiremos agregar, y eso con cierto temo, es que en la lengua araucana vucheun, significa saltar, bufonearse, chancearse. Qu dificultad hay para admitir que los mismos que transformaron en bochan el vuche arauca-no, no convirtiesen el vucheun en bochinche, tanto ms cuanto que la partcula che, (gente) ocurre en muchas voces de indudable origen araucano, sin que pueda descubrirse otro motivo para su agre-gacin que una razn de eufona? Por qu ver-bi-gracia, decir al negro, negro curiche, cuando con curi (negro) sera suficiente? En resumen y sin pretender meternos en camisa de once varas, opi-namos que as como en araucano curi se dice solo de las cosas negras, y curiche de las personas de ese color, as puede suceder que vucheun indique el triscar de los animales, y vucheunche (bochin-che) el saltar de la gente.

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    bolichelaman as en las provincias del Norte y en lacosta de Bolivia y Per lo que en Espaa fi-

    goncillo o bodegn de mala muerte, o como suelen llamarlos tambin tiendas de preguntas y respues-tas. El uso de la voz sta indica que no faltaran al-gunos gitanos entre los conquistadores y poblado-res de la Amrica, pues en el dialecto germanesco boliche significa casa de juego, garito. Tambin se dice por el Norte en el mismo sentido timbun-che, y por ac piguchen.

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    ca

    br

    o lmese cabrn en castellano al macho de lacabra. En Chile, conocemos todos al barba-do cuadrpedo ese con el nombre de cabro; sin ha-cer diferencia entre el sentido recto y el metafri-co, pues del nio travieso y trepador decimos: es un cabro. Viste all entre esas cabras algn ca-brn? (Cervantes.- Quijote.) Y baja la san-gre del cabrn y unas poquitas de las barbas que t le cortaste. (Fernando de Rojas.- Traji-come-dia de Calixto y Melibea.)

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    Ca

    rtu

    ch

    oejamos, sobre el uso que hacemos de esta vozcomparado con el cucurucho, la palabra al se-

    or Cuervo: Entre cartucho y cucurucho, dice, me-da la misma distancia que entre la paz y la guerra, entre la vida y la muerte: el primero est repleto de plvora y lleva su dotacin de bala y tal vez de pos-tas; el segundo entraa dulces o especias o dinero: que diferencia! y cometemos los bogotanos (y los chilenos tambin) la nefanda profanacin de ofre-cer a las damas cartuchos y reservarnos los cucu-ruchos para los nazarenos! Proh pudor! En se-al de tu boda le llevar un cucurucho de dulces de calabaza. (Hartzenbusch.- La coja y el encogi-do.) Ay, de cuantos poemas cucuruchos Har el tendedero, y cuanto y cuanto chirlo Preparan el ratn y la polilla A ms de una rimada mara-villa! (Breton.- Desvergenza.) Puedo saber Que encierra ese cucurucho? -Son bom-bones, capuchinas, Almendras garapiadas, Yemas acarameladas Y pastillas superfinas. (Id.-Marcela.) El cucurucho es de forma cnica y el cartucho de forma cilndrica; as no sera impro-pio un cartucho de duros. Ahora, y puesto que ya se ha tratado de cucuruchos, anticiparemos, para no vernos en la necesidad de hablar ms de ellos, que

    d nunca hemos conocido en Chile otros que los que salen a recorrer las calles en la Cuaresma, con sable o garrote en una mano y cepillo en la otra, pidiendo limosna para el Santo entierro de Cristo y soledad de la Virgen. El Diccionario de la Academia llama a los tales, nazarenos, aunque ignoramos si los de Espa-a acostumbran arrearse como los de por ac. Si as fuera sera reconocer que mejor inspirados estuvie-ron los que en Chile los bautizaron de cucuruchos en atencin al alto y puntiagudo gorro que llevan en la cabeza, que los que en Espaa les dieron sin motivo aparente el nombre de nazarenos. Copia-mos ahora dos prrafos, histrico el uno, descrip-tivo el otro, sobre los cucuruchos y la procesin de que son siempre, al menos para los muchachos, la novedad y el ornamento: Conocase la procesin con el nombre de la Soledad porque la Cofrada que la celebraba tena una capilla bajo esta denomina-cin junto a aquella iglesia (la de San Francisco) la que segn creemos debi su origen a la piedad ya al dolor de la viuda de Pedro Valdivia, y es la misma que hace algo ms de 20 aos restableci con sus cu-curuchos y su sepulcro al devoto auditor don Pedro Palazuelos Astaburraga. (Vicua Mackenna.- Historia de Santiago.) Siguiose la Semana San-

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    ta. Los cucuruchos enmascarado y vestidos de negro, apoyndose, a guisa de bastones, en sa-bles mohosos o gruesos colihues recorran las ca-lles gritando en voz lgubre y montona letana: Para el santo entierro de Cristo y soledad de la Virgen! Yo nunca he sabido lo que los cucu-ruchos significan. Cuando en mis das de recogi-miento y fervor religioso los he visto, me han pa-recido un smbolo triste a la par que aterrante de la ms grandiosa y espantable catstrofe que ha presenciado el mundo. Cuando, por el contra-rio, los he observado en mis das de disipacin, me han parecido una ridcula personificacin del cuco con que se da susto a los muchachos. En estos se pueden ver por otra parte de manifiesto los dos aspectos que presentan a la imaginacin. Cuando al volver de una esquina una parvada de nios se encuentra de manos a boca con alguno de ellos, los mas grandecitos lo siguen, rodean y acosan gritndole sin tregua: Cucurucho cabe-za de cambucho! hasta que lo ponen en el caso de amenazarlos con su sable o garrote; al paso que los menorcitos se ocultan tras sus madres o, pidindoles amparo, se cuelgan de sus faldas. (Z. Rodrguez.- Loco Eustaquio.)

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    Co

    cav

    rovisin de comestible que llevan en las alfor-jas los que viajan a caballo; la palabra es com-

    puesta probablemente del nombre que tiene el co-nocido arbusto llamado coca (erythoxylum peru-vianum) cuyas hojas se quemaban a manera de incienso en los altares dedicados al Sol bajo el r-gimen de los incas, y en la actualidad, mezcladas con quinua o tierra calcrea, mascan en sus viajes, para entretener el hambre y el cansancio, los indios del Per y Bolivia. Cuando sal de mi tierra De nadie me desped; Solo de una china vieja Que

    p me arregl el cocav. (Tonada popular.) Con las criadas de casa preparaba El cocav sabroso y necesario; Gallinas fiambres, tortas y conserva En sendos hermossimos canastos. (C. Walker Martnez.- El Proscrito.) Tambin pudiera venir cocav de la voz cubana cacab o cazab, como se ve por el siguiente ejemplo que tomamos del Sumario de la natural Historia de las Indias por don Gonzalo Hernndez de Oviedo y Valds. Hay otra mane-ra de pan que se llama cazab que se hace de las ra-ces de una planta que los indios llaman yuca, etc.

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    COTOTOel mismo origen que el anterior, o acaso de su primo hermano el sustantivo, ccotto, que

    en el idioma de los incas significa monton. En Chile es uso de general por chichn, el bulto o hin-chazn que se forma en la frente o cabeza a conse-cuencia de algn golpe.

    d

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    Chacharas Chacra

    ChauchaChcaro

    DestajoGaruar

    Guaraca

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    DG

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    Chcharashcharas, Chacharachas. La segunda no es espaola: la primera si lo es, y significa abun-

    dancia de palabras intiles. Debe reputarse por lo tanto como un provincialismo chileno el uso que hacemos indistintamente de uno u otro de los dos sobrescritos vocablos, dando a entender con ellos, baratijas, adornos ridculos y de poco valor.

    c

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    ch

    ac

    ra

    hacra, chacarero, a, era. El S. D Juan M. Gutirrez, en un artculo que sobre el qui-

    chua public no ha mucho en una revista literaria de Buenos Aires, dice que chacra viene de chhacra, que en esa lengua significa heredad de labor; pero no hemos encontrado la palabra en el diccionario del P. Mossi, ni en otros vocabularios menos com-pletos que tenemos a la mano. Segn lo atesti-gua D. Gonzalo Hernndez de Oviedo y Valds en el vocabulario de voces americanas que adjunt a su Historia general de las Indias, charca, es una voz aymar que significa cercado de piedras o rboles para sealar la extensin de cada hacienda. Dan-do por verdadera sta etimologa, es fcil imagi-narse como en su traslacin del aymar al caste-llano charca dej de significar el continente y pas a significar el contenido, denotando ya la heredad misma, ya las sementeras que era costumbre hacer en ella. En efecto, chacra en nuestro uso corrien-te significa dos cosas: 1. las propiedades rsticas que por su extensin ocupan un lugar intermedio entre quintas y haciendas: y 2. la sementeras de legumbres, en contraposicin a las de trigo y ce-bada. Chacarero es el que habitualmente se ocu-

    c pa de sembrar y cultivar legumbre. Chacarera el conjunto de chacras en el segundo sentido, y tam-bin el arte de cultivarlas con provecho. Chacra por granja, o ms exactamente acaso por lo que los franceses llaman ferme y los ingleses farm, no tiene derivado alguno; pero tiene en cambio la va-riante chcara, como suelen decir ciertos puristas al divino botn, que se imaginan que para hablar castizo con apartarse siempre del vulgo basta y so-bra. Parece que a los principios los espaoles di-jeron y escribieron como todava dicen y escriben algunos chcara. De un auto sobre repartimien-to de chcaras expendido en Santiago por su fun-dador don Pedro de Valdivia, el 12 de abril de 1546 en la frase que sigue: Otros, mandan que ningu-na persona pueda vender ni enajenar la chcara o estancia que tuviere sino fuere yndose de esta tie-rra, o en caso de fallecimiento que las pueda dejar a sus herederos como bienes propios ganados por sus servicios (Del primer Libro Becerro del Cabil-do de Santiago.)

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    CHauchan quichua y araucano una clase de papa chi-ca y tempranera, y tal es tambin el senti-

    do que se atribuye a chaucha en el Per. Entre no-sotros es la papa menuda que queda para semilla despus de escogida la grande. Apenas las viejas pesetas, monedas de dos reales, fueron reemplaza-das por las de veinte centavos que ahora tenemos, el vulgo se apresur a remediar el descuido del go-bierno en darles un nombre, y las llam chauchas y chirolas. Vaya un ejemplo, en que la fuerza del consonante, que tantos estragos causa en la len-gua, oblig al poeta a dar a chaucha terminacin masculina: De arriba vienen los gauchos Los que ganan real y medio; (hoy ganan seis) Vienen buscando en la lnea De sus males el remedio Adonde corren los chauchos. (Tonada Popular)

    e

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    chcarocerca de esta voz dice el seor de Arona lo que a continuacin copiamos: El potro,

    burro o mula antes de ser enfrenados, arrendados o meramente domados. Es voz de muchsimo uso y no le veo estricto equivalente en espaol, por-que indmito, bravo, montaraz, servil, salvaje etc. Parecen decir ms de lo preciso. No tendr ch-caro alguna relacin con chacra o chcara como dicen algunos?

    A

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    destajoa significacin castiza de este vocablo es la misma que atribuimos en Chile a tarea, esto

    es, la obra u ocupacin que se ajusta por un tan-to. Entindase, en consecuencia, que se comete un chilenismo cuando se emplea aquel para indi-car la porcin de frutas, legumbres u otros artcu-los de uso domstico que se compran sin pensar, contar ni medir, a la vista y ad corpus. As el fruti-llero, mostrando el fondo de su canasto a la casera que le pregunta a cunto el ciento?, le contesta: no me quedan ya ms que unas pocas: ofrzcame por el destajito.

    l

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    GA

    RU

    AR l seor Gormaz quiere que se diga garu-ando. Olvida sin embargo de advertir que

    en espaol se dice lloviznar y no garuar. Garuar es provincialismo peruano y chileno, y la gente educada no debe hacer uso de provincialismos, sino en casos muy bien justificados. Gara es en espaol llovizna, mollizna, cernidillo; Garuar es lloviznar, molliznar o molliznear. En Chile la gente zafia dice garuga y garugar. Con el tiem-po y la garuga todo se arruga; es refrn que nos advierte la brevedad de la vida e inestabilidad de la belleza juvenil.

    E

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    Gu

    ar

    ac

    a el quichua huaraca, la honda. Adems de su significacin primitiva de honda, damos a guaraca la de soga corta, trenza de c-amo. As en los antiguos bailes de chinos, ne-gros, catimbaos y empellejados que aprecian en las fiestas de Corpus, los que desempeaban el papel de Diablos, llevaban en la mano una gua-raca, con la cual ahuyentaban a los muchachos chasquendola con fuerza y hacindola produ-cir un estruendo como de cohete. As los ni-os llaman tambin guaraca la cuerda con que envuelven el trompo y con que azotan el cus-pe (peonza). Guaracazo es el golpe dado por la guaraca, y tambin el sonido que se hace con sta chasquendola.

    D

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    H J

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    HabilosoJulepeLuloL

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    ha

    bil

    os

    o abiloso en nuestro lenguaje familiar es aquel que en su conducta da muestras de habili-dad e inteligencia muy especialmente de astucia. O nos engaan las apariencias o este habiloso chi-leno no es ms que el habilidoso, andaluz que se aplica a la persona que tiene habilidades. Com-parando el uso de hbil con el habiloso, es fcil no-tar que mientras aquel indica la posesin de altas o por lo menos de tiles facultades, este indica solo que se tienen las precisas para las pequeas em-presas y grandes travesuras. Hbil es el publicista, el general, el abogado, el banquero, y hasta el arte-sano: habiloso es el nio que, despus de hacer al-guna ratera en la alacena o algn estropicio en el jardn, encuentra medios de obtener perdn y biz-cochos de yapa.

    h

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    julepee s palabra usada en Espaa, solo en el tratofamiliar, y equivale a reprimenda, zurra.

    Es adems bebida medicinal, segn Salv. En Chile denotamos con ella, miedo, susto.

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    luloosible derivado del quichua llullu, brote, pim-pollo. El lulo es cualquier objeto a que, con-

    tra su naturaleza y ordinario ser, se hace tomar la fi-gura de un largo y delgado cilindro. La mujer que anda con la ropa pegada al cuerpo, mxime si es alta y flaca, anda como un lulo. Se hace un lulo de una tira de papel enrollndola, de un pelotn de masa que se soba sobre la mesa con el ulero o lulero, de un rbol que se despoja de sus ramas, etc.

    p

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    atoPana

    PatulecoPelar

    PilloPololearQuiltro

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    PQ

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    atoesignamos con esta palabra, cuyo origenpuede ser muy bien la quichua anppi, em-

    botado, sin punta, a los que en castellano se llaman chatos o romos, gente de nariz pequea y aplasta-da. ato es a menudo trmino de cario en el trato familiar; y tanto en este sentido como en el de romo es usado en el Per y la Repblica Argen-tina. Yo que a narigona, ata, Alta, baja, fea, hermosa, etc. (Estanislao del Campo.- Mo-nlogo de un tronera.) Y de las consabidas nari-ces nada ms diremos, porque est escrito: En cuanto a nariz ata, punto y coma La nariz de esta clase no entra en broma

    d

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    panaatanceros, carniceros, galopines y fregonas decocina, llaman pana el hgado del las vacas,

    carneros, cerdos, etc. Pana es evidentemente la puanca, con que los araucanos designan los intesti-nos o menudos de los animales.

    m

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    patulecolamamos as al que por tener las piernastorcidas o desiguales es desgraciado al an-

    dar. En espaol a los tales se llama patojos. Patu-leques, dicen en Cuba a los rencos o rengos.

    l

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    pelarn lenguaje familiar chileno se pela a alguiencuando se murmura de l, se descubren sus

    faltas o vicios, se le desacredita. El pelambre es la accin de desacreditar y la misma calumnia o ma-lvolo rumor con que se desacredita. Un pelado es el que no tiene blanca o como suele decirse, ni donde caerse muerto.

    e

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    pilloel araucano pillu, especie de cigea. Porextensin se aplica a las personas flacas y

    zancudas. En la acepcin de pcaro, bellaco, bri-bn, es castellano.

    d

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    po

    lo

    le

    ar el araucano pulomen, especie de moscar-dn. Usmoslo ya en ese sentido, ya fi-guradamente para designar a los mozos que

    acosan a las nias casaderas galantendolas, y que carecen de los medios, o con ms frecuen-cia de la voluntad de llagar al casorio. Ejemplo del sentido recto: . A la hora en que, ale-jndose las golondrinas en bandadas, comienza a salir de entre las tejas los murcilagos y revo-lotear los pololos en torno de los naranjos nue-vos (Z. Rodrguez.- Loco Eustaquio) Del sentido figurado: Sucedi que un viejo cho-lo A una nia pretenda: Y la madre le deca: Cuenta con ese pololo! (Guarjardo.- El Viejo lacho.) Pololear es andar en las tertulias y saraos de una a otra nia requebrndolas, no muy a su gusto y con un tantico de impertinen-cia. Nuestros pololos son pequeos abejorros.

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    qu

    iltr

    o rovincialismo chileno cuya etimologa no hemos podido averiguar, si bien es de sos-pecharse nos venga de Arauco. Srvenos para de-signar al perro pequeo, bullicioso y de mala raza, al mismo que en espaol se llama gozque y gozquejo. El rey de Espaa es un generossimo lebrel que pasa acaso solo por una calle y no hay gozque en ella que a ladrarle no salga. (Vlez de Guevara.-El Diablo cojuelo.) Don Francis-co de Quevedo dice en alguna parte: Si goz-ques todos me ladran Yo quiero ladrar a todos; Pues que me tienen por perro, Mas yo lo ten-go por porros.

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    S

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    SiticoTacho TeteraTocayo TracaladaT

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    SITICOaprichosa voz, aunque no tanto que hastacierto punto no refleje en sus sonidos silbo-

    sos y estructura ridcula, la risible catadura de los pajarracos que con ella designamos; que son los mismos que en Madrid llaman cursis: la gente cur-si, es una cursi, un cursi, etc.

    C

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    tachos chilenismo y significa un tiesto de cobrefierro o greda en que se calienta el agua al

    fuego para varios usos y especialmente para el mate. Estar como un tacho, fundido como un tacho, son frases con que se quiere dar a enten-der que la persona a quien se aplican est excesi-vamente mimada. Delante de nosotros la co-cinera, cruzada de piernas a orilla del bracero, cabeceando, arrullada por el ruido del agua que herva en el tacho y por los ronquidos del gato (Z. Rodrguez.- Loco Eustaquio.) En Cuba, segn Salv, se llama tacho la gran paila en que acaba de cocerse el melado y se le da el punto de azcar.

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    teteran espaol tetera es el vaso en que se hace lainfusin de t. Nosotros llamamos tam-

    bin de esa suerte el tiesto, generalmente de cobre o fierro, ms o menos redondo, con asa encima y con pico por uno de sus lados, que sirve para ca-lentar agua.

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    Tocayol seor Vicua Mackenna dice en su Histo-ria de Santiago que esta voz no es ms que la

    mejicana indgena tocalt castellanizada; y su equi-vocacin es de marca mayor, como que basta abrir el Diccionario de la Academia para leer: Tocayo, ya: m. i f. Cualquiera persona respecto de otra u otras que tienen su mismo nombre. El error del seor Vicua provino sin duda de haber visto en el diccionario de Salv que tecale y tecali son pro-vincialismos mejicanos, y olvidado despus que lo que ellos significan es una especie de mrmol blanco muy transparente de que se hacen vidrieras para las ventanas como de la alabastrina. Nues-tro tocayo nada tiene que ver con eso; es de buena cepa vascuence, como puede verse en el Dicciona-rio etimolgico de Monlau, pg. 61.

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    tracaladacurren en autores antiguos dice el seorCuervo, voces que no aparecen en los dic-

    cionarios y podra asegurarse que no estn vigen-tes en Espaa, y sin embargo por ac se oyen a cada paso.Hemos llegado a sospechar que nues-tro tracalada (nuestro tambin,) muchedumbre, cfila, es, cercenada la primera slaba, el matraca-lada de que usa Quevedo en el lugar siguiente, y que no hallamos en ningn diccionario: Solo para vencer a Crlos Magno Con tal matracalada a pars baja. (Necedades de Orlando.)

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    ILUSTRADORES INVITADOS

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    aguasarseguarse, aguasado, a. Aguasarse es tomar lascostumbres y maneras de los guasos. Se dice

    de los nios que se azoran en viendo caras desco-nocidas y de los habitantes de las ciudades que al cabo de algn tiempo de residencia en el campo se vuelven verdaderos pjaros. Ya viene (el bote de resguardo) y con l una lancha y dos chalupas y otras embarcaciones, que traen a pasear en tierra, ingleses taciturnos, franceses presumidos, alema-nes tiesos, italianos alegres, peruanos plidos, ar-gentinos erguidos, espaoles flemticos y chilenos ahuasados. (JotabecheEl puerto de Copiap.)

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    aleonarleonar, se, aleonado, a. Derivadas todas deleona, voz favorita de rotos y estudiantes,

    en el sentido de alboroto, batahola, chamusquina; mas claro, desorden bullicioso y sin mayores con-secuencias que algunos mojicones en los rostros, i vidrios quebrados en las ventanas. Aleonar, es azuzar, excitar al alboroto o a la desobediencia. Aleonado es el que da muestras de andar siempre pronto a tomar parte en alborotos y pendencias.

    a

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    on

    ce or la refaccin que se toma a media da, es palabra castiza; aunque no sea fcil encon-trar ejemplo de ella en los escritos de los clsicos.

    Como que la dicha colacin deriva su nombre de la hora en que se toma, carece de plural y es un disparate decir: vamos a tomar las onces. Luego entraron los porteros y traan sendas botellas y va-sos acompaados de tiernos panecillos, con lo cual todos se apresuraron a tomar las once para cobrar nuevas fuerzas (Mesonero.) Apenas nos ha-bamos sentado, cuando ya haba prevenido el amo

    p que sacase las onceAmigo, nos pusieron una mesa con tantas viandas y tanto lujo, que apenas me atrev a probar un bocado. (HARTZEN-BUSCH.) Es por lo tanto, aunque curiosa, com-pletamente antojadiza la etimologa que atribuye al vocablo cuestionado el seor Vicua Mackenna en el siguiente pasaje de su Historia de Santiago: Y era tomar entre el desayuno y la comida, por va de confortativo un poco de mistela o aguar-diente, y por las once letras de este ltimo llama-ban esta distribucin o parvidad las once.

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    peladaa pelada, llaman vulgarmente a la muerte,aludiendo sin duda a la circunstancia de ca-

    recer de pelo las calaveras, emblemas de aquella. l

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    picarsePicacena, picarse. Picarse por ofenderse, enfadarse, provocado de alguna palabra o

    accin injuriosa, es castellano, y por consiguien-te picado, a, para designar al que est enojado. No puede decirse, en verdad, otro tanto de picacena que, como equivalente de pique, es un chilenis-mo de tomo y lomo. Un uso de picarse que no nos atrevemos a sealar como provincial de Chile, pero que nos parece oportuno recordar aqu, es el que nos muestran estos versos de Guajardo: Se pic a norte la mar Y tanto se enfureci Que en breve rato creci I hacia al pueblo temblar. (Gran temporal en Valparaso.)

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    ndice

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    Al apa Nicole Cavieres

    Amurrarse Nicole Cavieres

    Asorocharse Nicole Cavieres

    Badulaque Claudia Aniir

    Bochinche Jocelyn Araya

    Boliche Jocelyn Araya

    Cabro Claudia Aniir

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    Cartucho Viviana Arellano

    Cocav Paulina Carrillo

    Cototo Miguel Espinoza

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    Chacharas Tania Ogaz

    Chacra Paulina Carrillo

    Chaucha Nicols Hoyos

    Chcaro Jocelyn Araya

    Destajo Joshua Sobarzo

    Garuar Nicole Cavieres

    Guaraca Nicole Cavieres

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    Habiloso Jocelyn Araya

    Julepe Claudia Aniir

    LuloNicols Hoyos

    A - B - C Ch - D - G H - J - L 6 28 44

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    Sitico Nicole Cavieres

    Tacho Vanesa Alarcn

    Tetera Nicole Cavieres

    Tocayo Claudia Aniir

    Tracalada Viviana Arellano

    - P - Q S - T Ilustradoresinvitados

    52 66 81

    atoJocelyn Araya

    PanaNicols Hoyos

    Patuleco Claudia Aniir

    Pelar Jocelyn Araya

    PilloCarlo Prez

    Pololear Nicols Hoyos

    Quiltro Miguel Espinoza

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    AguarseVernica Rodrguez

    Aleonar Alfredo Cceres

    OnceFrancisca Yez

    PeladaRicardo Guzmn

    Picarsengeles Vargas

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    ste libro se termin de imprimiren agosto de 2013 en la imprenta

    Andros ubicada en Santa Elena N 1955, Santiago, Chile. Este libro contiene ilus-traciones realizadas en base a la tcnica del collage. Las tipografas que se utilizaron para este libro fueron: Minion Pro, Short-cut y Bell MT.

    ECOLOFN