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2013

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Había una vez un niño que era yo. Un 25 de diciembre de hace 23 años aterricé en mitad de una comida navideña, y claro, mis padres no pudieron disfrutarla en condiciones, hecho por el que sigo pagando. Aventuras de todo tipo en las que siempre me acompañaba mi fiel escudera, la comida. He aquí algunas historias locas d e mi vida y la comida.

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Antes de descubrir mi gran pasión por la comida, hubo un tiempo en el que todo lo que tenía en un pla-to delante mío, resultaba de todo menos divertido.

Los minutos se hacían eternos viendo como el pes-cado seguía ahi mirandome, impasible, las verduras crecían cada segundo,movías a una lado la carne, te inventabas juegos.... Pero siempre nos decían: Con la comida no se juega

Teníamos una fórmula para cuando esto ocurría, ere decir: “¿Me perdonas esto?” pero sólo se podí usar en contadas ocasiones.

Pues bien, creo que no es justo para la comida que los niños crezcan odiandola de esa froma, es por lo que inventé PLAYFOOD, con esta comida si se juega.

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BrazosPunta

CuerpoSuperior

Piso 1

Piso 2

Piso 3

Cuerpo base

Cabeza

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Pan (x2)

Cuerpo

Cabeza

Brazos

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Brazos

Cabeza

Cuerpo

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Cuerpo(Espalda)

Cabeza

Moño

Brazos

Alga (Cinturón)

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Cuerpo (frontal) CuerpoTrasero

Cabeza

Brazos

Hueco (Interior)

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Cabeza

Brazos

Cuerpo

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Jugar está bien, pero no hay que olvidarse de pensar en el futuro, aunque se sea demasiado joven. Como la mayoría de los niños yo también quise ser astronauta durante un tiempo. Pero un día vi en la tele que los astronautas sólo comían comida en polvo nada apetecible, y eso no me dejaba dormir tranquilo. Por eso pensé que sería bueno inventar una gama de productos para que los astronautas comieran en condiciones, y así es como decidí crear “Astrobistro”, la comida de los astronautas, pero no se trata de una comida cualquiera, sino que son los sabores especiales que me apetecerían si estuviera flotando por la galaxia. Nunca se sabe… Como veis, por aquel entonces iba bastante en serio, pero cuando me enteré de lo complicado que resultaba llegar a ser astronauta lo dejé de lado, total para llevar una pecera en la cabeza... Me tuve que conformar con ser el primer niño empresario con tan sólo 7 años.

LA COMIDA DE LOSA S T R O N A U TA S

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Siempre me he preguntado si en el espacio se podría comer chi-cle, y qué pasa cuando haces un globo... Gracias a mí ya se ha podido com-probar, porque estaba seguro de que los jefes de arriba no dejaban comer chicle a los astronautas. Eso sí, muy importante, aviso: no hacer nunca un globo dentro del casco espacial.

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Recuerdo una de las primeras veces que “cociné”, fue en mi viaje a Inglaterra, chili con carne. Nunca lo había probado, pero lo elegí en el supermercado porque era el único producto que estaba escrito en español. La experiencia resulto ser curiosa al principio, hasta que el picante se apoderó de mi boca... Pero bueno, yo, que pensaba mucho en los demás, me decía: “¿y si hay un astronauta mejicano y quiere comer picante?, pues también tiene derecho”.

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No sé si hace frío o calor en el es-pacio, si tiene estaciones su año o no, pero lo que sí sé, es que a todo el mundo le gusta un helado fresquito de vez en cuando. En la playa yo siempre me pedía el famoso “pirulo tropical” y pienso que los astronautas que se pa-seen varios meses por el espacio también deberían tener su verano en condiciones.

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Este sabor lo he puesto por ob-ligación de mi madre, y también con el apoyo de todas las madres de Astronautas del mundo. Siempre se preocupan, pero, sin-ceramente, no creo que se coman las espinacas sin “mamá” vigilando.

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Nunca me ha gustado el caviar, bueno, no lo sé, no lo he probado en mi vida. Pero pensando un poco en los demás, creo que es jsuto que los paladares más exquisitos puedan darse un capricho a pesar de estar en el espacio. !Además, así sube el caché de la empresa y se puede vender más caro!

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Cuando uno crece y se hace mayor comienza a darle mucha más importancia a los re-cuerdos. A veces me veo sólo recordando gente que se ha cruzado conmigo en la vida, no tienen porqué ser importantes, pero, de repente te acuerdas de alguien que has visto, aunque sea una vez en tu vida y te ríes... Otros en cambio, conocidos, han pasado horas y días contigo de forma que la confianza es tal, que puede llegar a asustar. Pues bien, aquí os presento a algunas de esas personas que por un motivo u otro me han venido a la mente y les rindo este pequeño homenaje.

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Este es mi amigo Raúl, de la uni-versidad. Me acompañó durante toda la carrera, o más bien, en los múltiples descansos que hacíamos. A la hora de la comida nunca le faltaba su “Taper” de pasta XXL, que nunca se llegaba a terminar.

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Aquí os presento a Carla, una niña cuyo enorme egoísmo me llamo mucho la atención. Fue en su fiesta de cumpleaños, cuando la vi comiendo “cupcakes”, sola en la mesa, así que yo, que era mayor, me acerqué para darle conversación. Según me senté, me echó de la mesa, como había hecho con el resto de niños de la fiesta, quería disfrutar ella sola de sus “cupcakes”.

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Este es Ben, le conocí en unas va-caciones de verano. Había venido a conocer España, pero sólo conoció su fiesta... Una noche me contó que había ganado durante dos años consec-utivos el concurso de comer per-ritos calientes en Oakland, Cali-fornia, algo que me llamó mucho la atención, pues lucía siempre un atuendo deportivo de lo más “cool”.

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Este es Pedro, otro amigo de la car-rera. Aunque nos separamos, porque es un trotamundos y nunca está más de un año en el mismo sitio, seguimos manteniendo el contacto. Es muy bueno dibujando, pero nunca le era suficiente el lápiz... A veces, hasta dibujaba con la co-mida, era hiperactivo en lo que a dibujar se refiere.

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La pobre Mandy... Fue una mujer preciosa y con fama en los 60’s, pero por desgracia el paso del tiempo no la ha ayudado. Es comedora compulsiva de ham-burguesas y estaba en un grupo de comedores anónimos. Llevaba varios meses “limpia” pero el mes pasado, en la visita del grupo a Disney World, desapareció, y la encontraron así...

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En memoria de la comida, pues me acompaño siemprey la dejé por una dieta.

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