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Dimenciones de La Grupalidad, Margarita Baz

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El artículo se ocupa de explorarciertos aportes conceptuales quesustentan la problemática de la grupalidad desde la perspectiva de la psicología social y que se refiere al vínculosocial en tanto dimensión crucial de laexperiencia humana que tiene que vercon los procesos que unen (y desunen)a los sujetos entre sí y con su sociedad.Se argumenta la trascendencia socialque tiene ese fundamento del “estarjuntos” y de “ser con otros”, dada nuestra constitución como sujetos sociales,y se sostiene que la calidad de la dimensión ética de nuestra referencia identitaria (los múltiples “nosotros”) y lasvicisitudes de los procesos de diferenciación y transformación de las tramasvinculares, están en estrecha relacióncon el devenir histórico-social en suconjunto

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  • DDimensiones de la grupalidadConvergencias tericas

    MARGARITA BAZ Y TLLEZ

    l artculo se ocupa de explorarciertos aportes conceptuales que

    sustentan la problemtica de la grupa-lidad desde la perspectiva de la psico-loga social y que se refiere al vnculosocial en tanto dimensin crucial de laexperiencia humana que tiene que vercon los procesos que unen (y desunen)a los sujetos entre s y con su sociedad.Se argumenta la trascendencia socialque tiene ese fundamento del estarjuntos y de ser con otros, dada nues-tra constitucin como sujetos sociales,y se sostiene que la calidad de la dimen-sin tica de nuestra referencia identi-taria (los mltiples nosotros) y lasvicisitudes de los procesos de diferen-ciacin y transformacin de las tramasvinculares, estn en estrecha relacincon el devenir histrico-social en suconjunto.

    PALABRAS CLAVE: subjetividad, grupalidad,experiencia, vnculo social.

    LA INTERDEPENDENCIA entre procesos sociales y la experiencia de los sujetossituados en condiciones histricas particulares, constituye el gran horizonteproblemtico que gest el mbito de conocimiento cientfico que conocemoscomo psicologa social y en el que, ms all de la diversidad de lneas deinvestigacin y pensamiento que lo componen, destaca la necesidad deentender cmo se articulan en su fundacin y desarrollo estos planos diferen-ciados del acontecer humano como son: la sociedad por un lado y los indivi-duos por el otro. Resulta una obviedad recordar que es inconcebible unsujeto sin sociedad como una sociedad sin sujetos, pero al mismo tiempo, lacomplejidad de la relacin que acontece entre ambos regmenes lo socialy lo propio del individuo resiste cualquier lectura simplista. Los conocidosreduccionismos sean de tinte psicologista o sociologista son defini-tivamente insatisfactorios. Se han documentado mltiples correspondencias

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    ANUARIO DE INVESTIGACIN 2006 UAM-X MXICO 2007 PP. 684-699

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    entre ciertos procesos sociales y el plano psicolgico del orden psquico yconductual pero esto no autoriza deducir mecnicamente ste de aqullos.Tan equvoco es adscribir posiciones donde el sujeto es concebido comotroquelado y sometido en su totalidad a los universos regulatorios propiosde su sociedad de una manera completamente determinista, como pretenderrealizar una lectura ingenua, reductora de la realidad social, a partir del ordende lo psquico.

    En el vrtice del desafo tanto conceptual como en el terreno de la inves-tigacin para desarrollar un conocimiento que permita pensar de otro modola relacin entre subjetividad y orden social superando reduccionismos ytrascendiendo dicotomas insostenibles entre individuo y sociedad seencuentra la tarea de la psicologa social, cuya pertinencia emerge tanto delas grandes temticas que le son propias en el terreno terico como de laurgencia por encontrar vas de accin posible ante las severas problemticasque ataen a la salud mental caractersticas del mundo contemporneo.Consideramos que la cuestin de la grupalidad resulta de la mayor impor-tancia, tanto por los procesos que la constituyen como por las posibilidadesde instrumentacin con finalidades de intervencin. El trmino grupalidaddesigna, en un sentido amplio, una dimensin crucial de la experienciahumana que tiene que ver con el vnculo social, con lo que enlaza a lossujetos entre s y con su sociedad. Nuestra propuesta es explorar algunosaportes conceptuales que orientan la comprensin sobre el campo de logrupal, as como reflexionar acerca de algunos dispositivos en el marco de laintervencin grupal.

    Cuando hablamos de intervencin grupal ubicamos una dimensinprctica y operativa sobre procesos especficos en el marco de un mbito degrupo. Cabe sealar que partimos de la idea de que la cuestin de la inter-vencin grupal no puede caracterizarse exclusivamente como un recursotcnico de la psicologa social aplicada, sino que apunta a definir acciones decarcter especializado que van a reflejar no slo formas conceptuales y metodo-lgicas vinculadas a la forma de entender el trabajo con grupos, sino quetambin se refiere a las finalidades y las implicaciones de ese tipo de trabajo.Intervenir es una accin, o mejor, como sealaba K. Lewin, pionero delestudio de la dinmica grupal, un proceso de investigacin-accin, quedemanda una reflexin imperiosa sobre el sentido social y de proyecto del

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    psiclogo en ese horizonte. Tanto las cuestiones tericas como las de interven-cin referidas a la grupalidad se implican mutuamente y comprometen losprocesos de investigacin en ese campo. Desde esa perspectiva, se orientanlas reflexiones que proponemos.

    La grupalidad como campo problemtico

    Como se sabe, el tema de los grupos ha sido un captulo imprescindiblede todo texto de psicologa social. Sin embargo, hablamos en primera instan-cia de grupalidad, no de grupos, ya que se trata de pensar en la grupalidadcomo una dimensin constitutiva de la condicin humana, fundamento yexpresin de los lazos que definen nuestro ser social en tanto destino comn.Esta es la perspectiva amplia que supone explorar las condiciones y vicisitudesdel vnculo social. Por ello, la grupalidad, como amplio campo problemtico,no puede reducirse a los agrupamientos, grupos naturales o dispositivosgrupales como acontecimientos empricos especficos, pero naturalmentelos incluye, en la medida en que los grupos constituyen el escenario ntimoy prximo de la vida cotidiana y, si nos colocamos como estudiosos de losvnculos entre seres humanos, constituyen un verdadero microcosmos social(Yalom, 1995).

    El grupo brinda un paradigma terico y metodolgico para el anlisis tantode los vnculos intersubjetivos (es decir, entre varias personas relacionadas)como tambin de las instituciones que regulan nuestro ser social, es decir, lasformas de funcionamiento social, normas y valores. Desde esta perspectiva, lasmodalidades de hacer grupo y, en trminos amplios, la capacidad de ser conotros en proyectos compartidos, tendran que leerse como procesos colectivosen estrecha relacin con el devenir histrico-social en su conjunto. En virtudde ello, los procesos grupales brindan una oportunidad para el estudio deaspectos muy bsicos que apuntan a una dinmica de construccin y descons-truccin de vnculos, de referencia identitaria por un lado y de diferenciaciny transformacin por otra que llamamos grupalidad.

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    La constitucin grupal del sujeto

    Para enmarcar este primer punto, es necesario reconocer la dimensincolectiva presente en toda singularidad y que se refiere a las redes simblicasque sustentan el orden social y que proveen las formas de regulacin quegravitan en todo intercambio y construccin social. Este plano simblico,constituido por el lenguaje y las instituciones, constituyen el tejido socialque preexiste y trasciende al individuo y que fundan al sujeto, el cual devieneheredero y eslabn de una trama a la que queda sujetado y que lo hatransformado de un organismo biolgico en un miembro de la sociedad, enun sujeto social.

    La familia representa la matriz grupal y la condicin para ser sujeto. Estambin el lugar que le exigir al individuo un trabajo de desprendimientoy de elaboracin de vnculos, para enlazarse al mundo social ms amplio.Entonces, la idea de una constitucin grupal del sujeto supone la premisade que el individuo es propiamente un sujeto de una red de otros, siendoconstituido como una entidad plural, heterognea, producto de procesos deidentificacin y pertenencia, estructurados a su vez desde una lgica grupal,en la medida en que nuestra experiencia constitutiva se deriva de vnculosrelacionales que establecen una suerte de escena grupal. Esta experienciaoriginaria deriva en una identidad, en un yo que se manifiesta como unapolifona, es decir, como producto de mltiples voces provenientes de laexperiencia social que ha sido normada por una diversidad de lugares, reglasde intercambio y roles.

    Entre las teorizaciones que pueden considerarse pioneras en cuanto apostular la constitucin grupal del individuo, est la del destacado psiclogosocial George H. Mead (1863-1931), cuya principal contribucin fue suintento de mostrar cmo el sujeto surge en el proceso de la interaccinsocial: la persona, en cuanto que puede ser un objeto para s, es esencialmenteuna estructura social y surge en la experiencia social (1973:6).

    Para Mead, la persona no puede reducirse a un organismo biolgico, niser considerado un elemento aislado e independiente. Por el contrario, suconstitucin depende de la internalizacin de la experiencia de grupo, quese describe desde las idea de interaccin, roles y de otro generalizado. Deah que convertirse en un objeto para s es para Mead la capacidad reflexiva

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    de pensarse desde la actitud de los otros hacia l y desde la internalizacin delas actitudes de los otros individuos con referencia a los procesos, actividadesy funciones del todo social. Su idea de las relaciones cotidianas se funda enla comprensin de los roles mutuos, enfatizando la importancia de que losindividuos pueden imaginarse ocupando el lugar de otros y mirarse comostos pueden verlos. La persona se constituye como tal no directamente sinoindirectamente a travs de la comunidad o grupo social organizados queproporcionan al individuo su unidad de persona. A esto le llama Mead elotro generalizado. Con ello se refiere a una organizacin de las actitudes delos sujetos que estn involucrados en el mismo proceso, sea un grupo social(por ejemplo un equipo deportivo), o la sociedad en su conjunto a la quepertenece el individuo. Para Mead slo adoptando las actitudes del otrogeneralizado hacia s mismo se hace posible incorporar un sistema designificaciones sociales que lo inscriben en el universo humano. No dejande ser sorprendentes las intuiciones y los desarrollos de este autor, que anticipcuestiones contemporneas de gran relevancia (principalmente: el tema delotro, el papel del lenguaje hablado en la interaccin simblica, el asunto delas significaciones sociales) y que fundan una nocin de grupalidad comoasiento de la persona y del vnculo colectivo.

    El pensamiento freudiano ha constituido una fuente de inspiracinfundamental para trabajar el tema de la grupalidad y en trminos amplioslas formas colectivas, desde una mirada que articula la dimensin libidinalcon las instituciones y la organizacin social. En el contexto de una multi-plicidad de trabajos desarrollados por distintos autores desde esta perspectiva,1

    nos parece interesante mencionar al psicoanalista francs Ren Kas, quienha desarrollado una nocin de grupalidad psquica. Dice Kas:

    [...] constru ese trmino desarrollando la intuicin formulada por D.Lagache cuando escriba que la vida interior es, desde todo punto devista, un captulo de la dinmica de los grupos2 [1995:153].

    1 En nuestro medio latinoamericano, pueden mencionarse a destacados estudiosos como: LenRozitchner (Freud y los lmites del individualismo burgus), Juan Carlos de Brasi (Subjetividad, grupalidad,identificaciones) y Fernando M. Gonzlez (Ilusin y grupalidad).

    2 La referencia es a un artculo de D. Lagache (1960) titulado La psychologie et les scienceshumaines, Revue de lEnseignement Suprieur, nm. 1, pp. 51-57.

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    El concepto de grupalidad psquica, aunado al de grupos internos, hasido considerado como elemento central de su teora psicoanaltica de grupo,tarea en la que ha trabajado desde hace ms de tres dcadas. Para este autorla idea de grupalidad psquica describe la organizacin y funcionamientodel aparato psquico, que consiste en la actividad de asociacin/disociacinentre elementos psquicos producida desde la dinmica pulsional, que seexpresa en todo momento como una puesta en juego de fuerzas en conflicto.A partir de esta nocin ms amplia de grupalidad psquica, Kas desarrollala de grupos internos, que designa formaciones y procesos intrapsquicos enlos cuales los elementos que los constituyen estaran organizados por unaestructura de grupo. Entre los grupos internos paradigmticos destaca lafantasa. Las fantasas tienen la propiedad de poner en escena una situaciny sus personajes: la relacin del sujeto con sus objetos, con su deseo y conotros, que es en todo momento una escena grupal.3 Otro ejemplo interesantede grupo interno en la perspectiva de Kas es la imagen del cuerpo, que hasido considerado desde la concepcin psicoanaltica de grupo como uno delos organizadores ms primitivos del vnculo grupal. Las distintas partes yzonas ergenas, con sus zonas de desequilibrio, tensiones y huellas de lahistoria afectiva encuentran su ligazn en el todo, del cual el yo es garantey representante (Kas, 1995:168).

    Enrique Pichon-Rivire, fundador de la influyente corriente de psicologasocial de los grupos operativos en Argentina, utiliza tambin el trmino degrupo interno, pero en un sentido diferente, ya que en el caso de esteautor es sinnimo de mundo interno, el que se considerar en un interjuegopermanente con el mundo externo. El grupo interno segn Pichon estconstituido por relaciones sociales internalizadas4 y es considerado como unescenario de objetos y vnculos que se estructuran a partir de un procesode reconstruccin fantaseada de las relaciones en que el sujeto emerge. Paraeste autor, slo incluyendo la comprensin del dilogo con el otro dentro deuno mismo y el vnculo con los objetos internos, se puede acceder a la

    3 Esta caracterstica de la fantasa ha sido uno de los fundamentos de las corrientes psicodramticasen el trabajo grupal, donde el grupo externo o real es considerado como un espacio posible derepresentacin del drama psquico.

    4 Puede apreciarse en el pensamiento de este autor la influencia (que el mismo Pichon-Rivirereconoce) de las aportaciones de G.H. Mead.

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    comprensin del campo de interaccin, a su vez tejido por los vnculos conlos objetos y las situaciones de la vida cotidiana. Para Pichon-Rivire elsustento de la grupalidad son las tramas vinculares que se verifican en ladialctica adentro/afuera en un proceso de creacin y recreacin continua.Su aporte es significativo, tanto por el desarrollo de las teorizaciones que ldenomina del psicoanlisis a la psicologa social, como por su directaasociacin con una propuesta prctica de intervencin grupal que a su vezha sido fuente privilegiada de reflexin y de investigacin.

    Este breve recorrido por algunos referentes tericos establece como ideabsica que los sujetos somos grupales en el doble sentido de ser productode una trama vincular en el trnsito por la experiencia social como en elplano mismo de la dinmica interna que se constituye como una dramtica,con instancias heterogneas que tejen tramas conflictivas.

    La dimensin del otro

    Estrechamente relacionada con la premisa de la grupalidad constitutiva delsujeto est la cuestin del otro, misma que amerita una reflexin especficaporque pone en el centro de la discusin la vertiente tica y poltica que sedesprende de las relaciones entre seres humanos. Es una temtica que hacobrado gran relevancia en los debates contemporneos en los campos de lafilosofa y de las ciencias sociales y que se inscribe en el corazn de las proble-mticas que ataen a la psicologa social. Puede decirse que la categora queorganiza el mundo humano es el otro, dimensin fincada en los procesos dereconocimiento, separacin y diferenciacin que dan paso a la construccinde la identidad, la que se sostiene (y tensiona) desde la alteridad. Es decir, laexistencia del ser humano supone la creacin y recreacin continua del sentidode los otros. Es lo que M. Aug (1996) llama el sentido social. El otro,cuando connota al semejante, da lugar a los procesos de identificacin y depertenencia: diversos nosotros responden por la ubicacin en colectividadeso universos de referencia de diferentes escalas y caractersticas (familia, amigos,etnia, equipo de trabajo, compaeros de estudio, pandilla, nacin...). Cuandoel otro es el extranjero, el diferente, confronta e inquieta, generando distintosprocesos de relacin. Ambos ejes identidad y alteridad establecen una

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    dinmica mvil y conflictiva ya que, por ejemplo, es posible llegar a sentirseextrao en las agrupaciones a las que uno presuntamente pertenece, o sepuede ser perfectamente solidario con otros que an no existen (porejemplo, el tema ecolgico de lo sustentable, que implica pensar en futurasgeneraciones). Lo que est en juego son los sentidos que se construyenalrededor del estatuto de ser miembro de la colectividad humana, que, comoplantea E. Levinas (2000), abren la cuestin de la responsabilidad respectoal otro, la que altera inexorablemente el mbito de la mismidad: el sentidode s mismo depender en buena medida de cmo se va construyendo elsentido de los otros.

    La identidad tiene que ser entendida como un proceso siempre enconstruccin y reconstruccin a travs del cual un sujeto va forjando laconciencia de su singularidad, es decir, va descubriendo su lugar en el mundohumano y estableciendo como consecuencia una peculiar relacin consigomismo y con el mundo.

    En un campo intersubjetivo la constitucin del yo surge a partir de lamirada del otro y por identificacin con el otro, que puede ser la madre oquien cumpla su funcin. Segn el psicoanlisis, el proceso fundamentalque opera para poder enunciarse como yo, es decir, para reconocerse comosujeto diferenciado es la identificacin con la imagen del semejante. De ahque la identificacin constituye el proceso ms bsico, no slo del origen delfenmeno mismo de la identidad sino tambin del lazo colectivo, es decir,de la constitucin de la diversidad de nosotros que como sujetos colectivosdan cuenta de los fenmenos de la grupalidad. No obstante, es importantedestacar que para el psicoanlisis es imposible tomar como equivalentes elyo (ego) y el sujeto. El yo que se representa en el discurso el sujeto delenunciado es una instancia imaginaria que persigue incansablementeunidad e identidad y que no coincide con el sujeto de la enunciacin, esecampo transindividual que funda al sujeto, el lenguaje como red de relacionessimblicas que estn ms all del s mismo. Hay que distinguir al menos dosnociones del otro: la otra persona y lo otro. Este ltimo uso se refiere,para decirlo llanamente, al inconsciente, que es finalmente, el Otro implan-tado en m. De ah que se sostenga una nocin de sujeto dividido entreaquel que cree enunciar su verdad desde la forma de un yo imaginario y elOtro que verdaderamente habla. Pero tambin podra hablarse de un sujeto

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    en exilio, es decir, interpelado constantemente por lo desconocido que hayen l, por las misteriosas fuerzas que sostienen la vida, por la imposibilidadde responder a esa pregunta paradigmtica de la identidad: quin soy?

    Por ello la identidad slo puede entenderse desde sus paradojas. La primerade ellas es que esa palabra emblemtica que presume de originalidad y desingularidad, no viene de s mismo sino de un vnculo, es decir: yo esotro. Y esto vale no slo para pensar en el momento mtico de la emergenciade la criatura como sujeto humano: tambin a lo largo de nuestra existenciael dilogo con los otros tanto en la forma actualizada de la experienciacotidiana como en el plano imaginario es el ingrediente esencial que nospermite sostener el sentido del s mismo, reconocernos cada amanecer. Sinlos vnculos cotidianos y los referentes institucionales que nos confirmannuestro lugar en el mundo, que nos recuerdan los roles que cumplimos, nosperderamos para nosotros mismos. Sin embargo segunda paradoja de laidentidad esas representaciones que sostienen nuestra humanidad noexpresan una realidad confiable, son roles prestados por el orden social y elefecto estratgico del poder; establecen el marco por el que se ocupan lugares,se cumplen jerarquas, se organizan tareas y reparto de riquezas. Las artesescnicas lo saben bien: somos actores en el teatro de la vida. Estas repre-sentaciones tienen desde luego un valor: son una premisa bsica deintercambio y comunicacin y una va de conocimiento (cmo se ve la vidadesde el lugar de hijo, madre, maestro, obrero o dirigente), pero son siemprerelativas, productos culturales que adoptamos en forma de imgenes y quese anclan a las redes de mitos y discursos sociales: es la trama de sentidosdonde el sujeto queda vinculado a la colectividad. Pero como planteaCastoriadis (1998), el sustento de la identidad no se genera nada ms apartir de las relaciones interpersonales y de los grupos de referencia ypertenencia, sino de la posibilidad de crear como sociedad significacionesque sustenten el valor de ser una sociedad, de asumir una responsabilidadcomn, de ser con otros en proyectos compartidos. Este es el sentidoamplio de la nocin de grupalidad, donde el otro, semejante y extrao,actualiza en la vida cotidiana esta dimensin de vinculacin y desvinculacinfundamental de la experiencia humana. El conformismo, la desesperanza yfalta de perspectiva de futuro en los jvenes, los comportamientos adictivos,las nuevas facetas que va adquiriendo la violencia y la criminalidad, por un

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    lado, y los fundamentalismos, xenofobias, racismos e intolerancia a ladiversidad sexual, religiosa o de forma de vida, por otro, son expresionespsicosociales que tienen que ver con ese fundamento del estar juntos,fuertemente tensionado y en alguna medida deshabitado, dadas lascondiciones sociales imperantes.

    La experiencia de grupo

    Pasaremos ahora a referirnos a la especificidad que representan los gruposcomo colectividades que constituyen el escenario de una parte significativade la experiencia humana. Siendo un trmino de uso corriente aplicado auna serie de conjuntos de condiciones muy variadas se impone una discrimi-nacin que permita destacar los fenmenos en juego a partir de los criteriosque se han sealado desde su estudio. Hay que mencionar que la constitucindel campo de lo grupal como lnea de investigacin y conocimiento cientficoaparece en el siglo XX vinculada en el mundo occidental a una historia quetiene que ver con la organizacin industrial del trabajo y los abordajescolectivos en la educacin y en la psicoterapia, correlativamente a los desa-rrollos tericos desde perspectivas de la psicologa social, el psicoanlisis, lasociologa de las organizaciones y la pedagoga, entre otros aportes destacados.Este desarrollo del tema de los grupos ha derivado en un despliegue conceptualy metodolgico de una gran diversidad, producto de distintos enfoquesacerca de cmo se concibe a lo grupal, cmo se lo piensa y sistematiza en uncuerpo terico sustentable y cmo se ha intentado su estudio, a partir dequ metodologas y procedimientos.

    La situacin grupal la define la condicin de grupo pequeo, cara acara o un nmero numerable de personas. Este aspecto est lejos dereducirse a un simple criterio cuantitativo; antes bien, se refiere a una dife-renciacin necesaria entre distintas formaciones colectivas y al reconocimientode la especificidad de procesos que se establecen entre sujetos cuando loscuerpos de los otros se hacen discernibles (Fernndez, 1992:141), a diferenciade otro tipo de agrupamientos compuestos por una gran cantidad deindividuos (masa, multitud, comunidad, club, asociacin, etctera). Ahorabien, el simple agrupamiento o condicin de serialidad (uno ms uno, ms

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    uno...) debe diferenciarse de la idea de grupo en el sentido psicolgico, quese entiende en el sentido de interdependencia y de mutua representacininterna, es decir, de la capacidad de tomar en cuenta la pertenencia deciertos individuos a un nosotros. Esta condicin de grupalidad, que suponeuna calidad que supera la simple sumatoria de integrantes para constituir unplus, puesto de relieve desde la aplicacin por parte de Kurt Lewin de lapremisa de que el todo es ms que la suma de las partes, proveniente de lateora de la Gestalt, se ha constituido en un punto crucial con respecto altema de lo grupal (Fernndez, 1992). Parece fundamental el reconocimientode que en un grupo se desarrollan fenmenos que son propios de la situacinde grupalidad. En los grupos se producen procesos que no pueden reducirsea las intenciones individuales de sus integrantes. No obstante, como alertaA.M. Fernndez (1992), si la ficcin del individuo impide pensar cualquierplus grupal, la ficcin del grupo como una gran mente que poseeintenciones, deseos y sentimientos es igualmente equivocada. Distintosenfoques sobre grupos han superando las dos ficciones antes mencionadasa partir de la nocin de organizadores grupales, que se refiere a lascondiciones y procesos que generan el efecto de grupalidad. Si para Lewinsera la interdependencia, no slo entre los miembros del grupo sino entrelos distintos elementos del sistema, para Pichon-Rivire los organizadoresgrupales estaran constituidos por la tarea y la mutua representacin interna.Por su parte, los tericos del campo psicoanaltico que se han ocupado dedesarrollar el tema del grupo (como W.R. Bion, S.H. Foulkes, D. Anzieu yR. Bejarano), han desarrollado la nocin de organizadores fantasmticos.Desde su perspectiva se considera que el plus de los grupos no consiste enun fantasma colectivo puesto que los fantasmas (producciones inconscientes)slo pueden ser individuales, pero el efecto organizador grupal se debe a queen un proceso de grupo las producciones de sus miembros entran enresonancia.

    Tambin hay que sealar que la cuestin de la relacin todo/partes escompleja; particularmente hay que diferenciar entre la idea de un todo queunifica, en el sentido de totalidad que reposa en la homogeneizacin de susintegrantes y la idea contraria que establece que el grupo encuentre su potenciade aprendizaje en la convergencia de diversidades, plantendose que la nicahomogeneidad productiva es la que se refiere a compartir la valoracin por

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    la tarea. En efecto, para hablar de grupo se requiere que exista una puestaen comn de una tarea o proyecto que constituya su finalidad. No haygrupo sin esta dimensin que convoca e interpela al grupo: el para questar juntos. Esto constituye, para la concepcin operativa de grupo, la tarea,entendida como metfora de los sentidos que va construyendo un grupo ensu proceso y no reducida al significado habitual de objetivo.

    Esta nocin de tarea, en su doble vertiente de convocante (como finalidadexplcita) y de sentidos a construir permanentemente a partir de la elaboracinde los obstculos, dificultades y posibilidades del vnculo grupal (lo que seha llamado tarea implcita), slo puede entenderse cabalmente a partir de lacomprensin del grupo como proceso, como historia a construir, y nuncacomo una entidad acabada. La puesta en comn gesta una historia sujetaa una serie de vicisitudes y a diversas temporalidades (emergencia, desarrollo,disipacin, fin o renovacin):

    [...] dialctica siempre inacabada, jams habr de constituir un ordenontolgico, sustancial, jams podr definirse segn el modelo de uncuerpo biolgico: su unidad ser prctica y estar siempre referida a unquehacer doble: trabajar y trabajarse [Woronowski, 1992].

    La idea lewiniana del grupo como un campo en equilibrio dinmico,resultante de un juego de fuerzas antagnicas (cohesivas y desintegradoras),ha sido un aporte significativo para la comprensin de los procesos grupales;la nocin de campo como grupo en situacin sujeto a tensiones desequili-brantes que buscaran resolverse, pone de manifiesto el tema del conflicto ydel obstculo como manifestacin de los retos que enfrentan los espacioscolectivos. En ese contexto aparece la cuestin del cambio y la resistencia alcambio, como un aspecto esencial de la vida de los grupos. Lewin encuentraque una de las principales fuentes de resistencia al cambio es el temor deapartarse de las normas de grupo y sugiere que ms que plantear un equilibriocuasi estacionario hay que trabajar sobre las resistencias, por ejemplo, en elcaso mencionado, llevando a los miembros del grupo a admitir la posibilidadde poner en tela de juicio tales normas. Sin embargo, como dice Maisonneuve:

    En definitiva, los trabajos de los dinamistas han descubierto en formadecisiva importantes factores psicosociales de la resistencia al cambio y

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    ciertos medios para reducirla. Pero hay otras fuentes de resistencia queescapan a su anlisis y que [...] si no se las tiene en cuenta, la interpretacinresulta trunca, y aleatoria la intervencin.

    Lo que se deja de lado, y que constituye un parteaguas en cuando a laslecturas posibles de lo grupal, es el reconocimiento de procesos inconscientesque estaran presentes no slo en grupos teraputicos sino en cualquier grupo,incluyendo los grupos espontneos. Asimismo, se han sealado las limita-ciones en algunas interpretaciones y prcticas de los seguidores de la corrientedinamista al propiciar la idea de un campo cerrado sobre s mismo: elgrupo-isla inmerso en su dinmica propia, lo que ha generado justifica-damente la crtica de grupismo. Lo que se seala es que se olvidan lasmltiples inscripciones y atravesamientos de lo social-histrico en el procesodel grupo, en el plano de las significaciones imaginarias, producto del sistemasimblico-institucional en el que un grupo se inscribe. En cambio, tomaren cuenta como premisa bsica para el anlisis grupal la llamada dimensininstitucional de los grupos, brinda un campo privilegiado de investigacine intervencin de enorme potencial para la comprensin de los procesosque nos constituyen como sujetos; slo as el grupo sera realmente consi-derado como un microcosmos social en toda su complejidad. Sin perderlo especfico de la grupalidad ni la singularidad del aporte de cada integrante(la doble vertiente de la horizontalidad y la verticalidad que se expresar atravs del emergente, desde la lectura de Pichon Rivire), el campo deanlisis del acontecer grupal desde esta perspectiva, trascendera las fronterasempricas del grupo para incluir la historia colectiva que caracteriza elmomento socio-histrico en el que se inscribe. La produccin de subjetividaden el grupo, que se expresa a travs de los mitos, normas y consensos, creencias,ilusiones y proyectos no podra estar desarticulada de las significacionesimaginarias sociales. Por el contrario, la experiencia de grupo constituye uncampo potencial de aprendizaje social en el que el reconocimiento de losprocesos ms amplios que nos constituyen como sujetos permitira abordarcon mayores recursos la movilizacin de estereotipos y certezas que obturanla creatividad y la adaptacin activa a la realidad, segn la nocin deobstculo y aprendizaje en la teora de los grupos operativos. El tema delcambio y del aprendizaje grupal se enlaza a la otra gran vertiente del tema de

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    la grupalidad dentro del campo de la psicologa social, y que se refiere a lacuestin de la intervencin que abordaremos a continuacin como cierre dela temtica de la que nos hemos ocupado.

    Reflexiones sobre la intervencin grupal

    Al hablar de intervencin grupal ubicamos una dimensin prctica y operativasobre procesos especficos en el marco de un mbito grupal. Las prcticasgrupales como dispositivos de intervencin e investigacin ante tareas deformacin, capacitacin, accin comunitaria, diagnstico, terapia y preven-cin se han desarrollado paralelamente a la constitucin de lo grupal comocampo de conocimiento. Adicionalmente al trabajo de intervencin sobremuy diversas problemticas y en distintos mbitos, el uso de dispositivosgrupales como instrumento de investigacin cobra creciente importancia,desde su origen en las experiencias del modelo experimental que inici KurtLewin hasta su inscripcin en metodologas cualitativas una de lasmodalidades de desarrollo en el campo contemporneo de la investigacinen la medida en que posibilitan la produccin de materiales empricossusceptibles de diversas miradas analticas.

    La intervencin grupal se inscribe en una historia caracterstica del sigloXX que adquiere particular difusin y relevancia a partir de la segunda guerramundial. Los nombres de Bion, Ezriel, Moreno, Rogers, Pichon-Rivire ymuchos ms, van marcando diversas lneas de pensamiento y de problema-tizacin, aunadas al desarrollo de distintos dispositivos. La heterogeneidadde los discursos tericos que nutren estas prcticas grupales (dinmicas degrupo, grupos de encuentro, grupos de formacin, grupos focales, psico-drama, grupo operativo, grupo orientado psicoanalticamente, etctera),enriquece sin duda el panorama metodolgico pero tambin puede generarla ilusin de que son tcnicas intercambiables que pueden ser desligadas delos modelos tericos que les dan sustento.

    En relacin con estos modelos para el trabajo grupal, al menos treselementos son motivo de largos debates an vigentes: el primero se refiere ala diferencia de enfoque entre operar sobre el grupo o bien sobre el individuoen grupo. El segundo concierne a un posicionamiento terico relativo a los

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    procesos sobre los que se basa la lectura de lo grupal, y que pasa por anclar eltrabajo, sea en los procesos de interaccin observables y manifiestos en el grupoo por el contrario, en postular la operacin de un plano latente en el procesodel grupo, que dependera de mecanismos inconscientes. Un tercer elemento,largamente analizado, es el que se refiere a la funcin del coordinador ofacilitador del grupo, discusin ligada a las estrategias de formacin querequieren estas prcticas, y vinculadas tambin a la imprescindible distincinentre finalidad, mtodo, tcnica y estrategia en el trabajo grupal. Quierosubrayar la importancia que subyace a la cuestin de la finalidad. staconstituye un interrogante que tiene que hacerse todo profesional que trabajacon grupos ya que, junto al sustento terico y metodolgico de estas prcticas,subyace una dimensin tica y poltica que no puede ser soslayada. El paraqu de una intervencin es una cuestin que debera ser invariablementereflexionada, tarea crtica que brinda la condicin bsica para la intervencin,la cual, como hemos insistido, no puede pensarse simplemente como laaplicacin de una tcnica.

    Desde mi punto de vista: 1) el reducir un proceso de intervencin grupala la implementacin de una forma grupal; 2) el limitar la nocin de logrupal a la agrupacin de individuos por cuestiones prcticas, o 3) el pretendertrabajar sobre los fenmenos grupales aislados de la comprensin del tejidosocio-histrico con el que estn ntimamente vinculados, no garantiza eldespliegue ptimo de ese recurso complejo que es la intervencin grupal,el que requiere para su utilizacin tica de la direccionalidad que marcan susfinalidades y sus fundamentos cientficos.

    Al valor de contencin que tienen los espacios grupales, a sus potencia-lidades teraputicas de transformacin no slo del sufrimiento individualsino como reconstitucin del sentido de las experiencias colectivas debeaadirse su riqueza como estrategia formativa, como sustento de la tareaeducativa en el sentido amplio de formacin para la vida. Por ello me pareceque la apuesta por prcticas que tienen potencialidad para sacudir losfundamentos del ir siendo sujetos ante el devenir social, resultan altamentepertinentes para imaginar alternativas en la accin psicosocial. En ese contextose inscribe la intervencin grupal y su sustento: el campo de la grupalidad ensu conjunto.

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