DISCURSO A LOS PRESBÍTEROS DE ÉFESO EN MILETO(Hch 20,17-38)

Texto: Antonio Rodríguez CarmonaTexto: Antonio Rodríguez CarmonaMontaje: Antonio García PoloMontaje: Antonio García PoloCitas bíblicas de la Biblia de JerusalénCitas bíblicas de la Biblia de JerusalénMúsica Celta: CynthiaMúsica Celta: Cynthia

1. Discurso importante porque ofrece información de la Iglesia de la segunda generación (años 70-100) sobre los presbíteros.

* Han muerto los grandes apóstoles fundadores de comunidades.

* Las comunidades eclesiales evolucionan doctrinalmente, profundizando en el contenido del Evangelio transmitido por los apóstoles

2. Situación de la Iglesia en la segunda generación.

* Pero también aparecen doctrinas extrañas, especialmente entre las comunidades griegas. ¿Qué hacer? ¿Rechazar toda evolución y mantenerse en formulaciones arcaicas en pro de la fidelidad al pasado?

* Lucas, en su doble obra Evangelio y Hechos de los Apóstoles, responde: es necesaria la evolución, no hay que mantenerse anquilosado en el pasado.

* Pero ¿a quién hacer caso? Lucas ofrece un criterio: El Evangelio auténtico está garantizado por el Espíritu y los Doce Apóstoles. Por ello hay que confrontar toda enseñanza nueva con las enseñanzas de los apóstoles. Así ha sido desde el principio en que Todos ellos perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones (Hch 2,34).

* Este discurso a los presbíteros de Éfeso se escribe en este contexto, subrayando la responsabili-dad de los presbíteros ante esta problemática.

* Pablo está terminando la Gran Misión (Hch 15,34-21,14), en concreto el conocido como “tercer viaje” (18,23-21,14) cuyo resultado fue la implantación de la Iglesia en el corazón del mundo helenista. Ahora va a Jerusalén a entregar la colecta que ha organizado a favor de los pobres de Jerusalén. Es consciente de que no volverá más por las iglesias que ha creado y se despide de ellas. Lucas ofrece un ejemplo concreto de despedida, presentando la de los presbíteros de Éfeso a los que convoca en Mileto.

3. Situación en la vida de Pablo

* La nave de Pablo ha hecho escala en Mileto. Pablo no quiere acercarse a Éfeso porque desea llegar pronto a Jerusalén; por ello manda venir a los presbíteros de Éfeso. Mileto está a un día de camino a pie de Éfeso. Es de suponer que después de un día para avisar a los presbíteros y otro para venir, Pablo no los despacharía con un discurso de 18 versículos en cinco minutos.

4. Género literario.

* En realidad lo que Lc ofrece es un pequeño discurso compuesto por él, completo, usando el género discurso de despedida o testamento, en el que sintetiza las ideas que expondría Pablo.

* Analizado el estilo y el fondo doctrinal, se trata de una composición redaccional de Lucas, pero inspirada plenamente en el pensamiento de Pablo, pues todas las ideas se encuentran también en las cartas paulinas.

* El “tercer viaje”

- AT: Gen 49 (Jacob), Dt 1-4; 31-33 (Moisés), Jos 23-24 (Josué), 1 Sam 12 (Samuel), 1 Re 2,1-9 y 1 Cron 28-29 (David), Tob 14,3-11 (Tobías), 1 Mac 2,49-69 (Matatías)

- Literatura intertestamentaria: Jubileos, Testamento de los XII Patriarcas

- Nuevo Testamento: Lc 22,24-38 y Jn 13-17 (Jesús), 2 Tim (Pablo), 2 Pe (Pedro)

* El género discurso de despedida o testamento es frecuente en el Antiguo Testamento, Literatura intertestamentaria y Nuevo Testamento:

* En la antigüedad se atribuía a los moribundos una gran clarividencia, que en el caso de Israel se reforzaba cuando se trataba de un enviado de Dios.

Normalmente constan de tres miradas del que se despide:

* una mirada al pasado para constatar el bien y el mal experimentados,

* una mirada al presente sobre el que se proyecta la experiencia pasada por medio de exhortaciones para afrontar las dificultades,

* y otra mirada al futuro, previendo peligros y ofreciendo remedios, todo ello igualmente basado en la experiencia del pasado.

5. Contenido del género.

a. Introducción redaccional (20,17)

1) parte: Pablo habla de sí mismo (20,18-27)

a. Recuerdo del pasado: ministerio en Éfeso (20,18-21)

b. Sentimientos actuales ante los peligros que amenazan a la comunidad (20,22-24)

c. Previendo la separación definitiva: sentimiento del deber cumplido (20,25-27)

6. Visión del contenido

2) parte: Pablo habla de los deberes de los responsables de la Iglesia (20,28-35)

a. El cargo que han recibido es sagrado (20,28)

b. Deben vigilar ante los peligros que amenazan al rebaño (20,29-32)

c. Deben ser desinteresados (20,33-35)

3). Conclusión redaccional (20,36-38)

a. Introducción redaccional (20,17):

Desde Mileto envió a llamar a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso. Cuando llegaron donde él, les dijo: (20,17-18ª)

* En la segunda generación cristiana es corriente emplear el término presbítero para designar al responsable de una comunidad. Pablo no lo empleó sino epískopos o vigilante. Lucas identifica en este texto ambos términos, pero pondrá en labios de Pablo epískopos y jugará con su etimología.

7. Leyendo el texto

a. Recuerdo del pasado: ministerio en Éfeso (20,18-21):

«Vosotros sabéis cómo me comporté siempre con vosotros, desde el primer día que entré en Asia, sirviendo al Señor con toda humildad y lágrimas y con las pruebas que me vinieron por las asechanzas de los judíos; cómo no me acobardé cuando en algo podía seros útil; os predicaba y enseñaba en público y por las casas, dando testimonio tanto a judíos como a griegos para que se convirtieran a Dios y creyeran en nuestro Señor Jesús.

1ª parte: Pablo habla de sí mismo (20,18-27)

b. Sentimientos actuales ante los peligros que amenazan a la comunidad (20,22-24)

c. Previendo la separación definitiva: sentimiento del deber cumplido (20,25-27)

« Mirad que ahora yo, encadenado en el espíritu, me dirijo a Jerusalén, sin saber lo que allí me sucederá; solamente sé que en cada ciudad el Espíritu Santo me testifica que me aguardan prisiones y tribulaciones. Pero yo no considero mi vida digna de estima, con tal que termine mi carrera y cumpla el ministerio que he recibido del Señor Jesús, de dar testimonio del Evangelio de la gracia de Dios.

«Y ahora yo sé que ya no volveréis a ver mi rostro ninguno de vosotros, entre quienes pasé predicando el Reino. Por esto os testifico en el día de hoy que yo estoy limpio de la sangre de todos, pues no me acobardé de anunciaros todo el designio de Dios.

«Yo sé que, después de mi partida, se introducirán entre vosotros lobos crueles que no perdonarán al rebaño; y también que de entre vosotros mismos se levantarán hombres que hablarán cosas perversas, para arrastrar a los discípulos detrás de sí. Por tanto, vigilad y acordaos que durante tres años no he cesado de amonestaros día y noche con lágrimas a cada uno de vosotros. «Ahora os encomiendo a Dios y a la Palabra de su gracia, que tiene poder para construir el edificio y daros la herencia con todos los santificados.

b. Deber de vigilar ante los peligros que amenazan al rebaño (20,29-32)

« Yo de nadie codicié plata, oro o vestidos. Vosotros sabéis que estas manos proveyeron a mis necesidades y a las de mis compañeros.

En todo os he enseñado que es así, trabajando, como se debe socorrer a los débiles y que hay que tener presentes las palabras del Señor Jesús, que dijo: Mayor felicidad hay en dar que en recibir. »

c. Deber de ser desinteresados (20,33-35)

Dicho esto se puso de rodillas y oro con todos ellos. Rompieron entonces todos a llorar y arrojándose al cuello de Pablo, le besaban, afligidos sobre todo por lo que había dicho: que ya no volverían a ver su rostro. Y fueron acompañándole hasta la nave.

7. Conclusión redaccional (20,36-38)

a. Lo que Pablo hizo: una tarea testimonial-kerygmática y catequética:

- Como kerygma

* proclamó el Reino de Dios (25)

* dio testimonio (21.24), es decir, habló desde su experiencia de la necesidad de la conversión y la fe, y de Jesús como Evangelio y gracia de Dios. Este testimonio es la diakonía, que le pide Jesús: encarnar en su vida el mensaje (24)

- Como catequesis,

* enseñó el designio de Dios (27) y todo lo que era necesario y de provecho para la comunidad (20), sin olvidar un aspecto importante, la corrección a cada uno con lágrimas (31)

8. Resumiendo el contenido

* Se puede resumir el contenido en dos partes: (a) lo que Pablo hizo, (b) lo que deben hacer los actuales responsables (epískopoi-presbíteroi):

►► El modo de esta tarea fue

* total: cumplió plenamente su obligación, es decir, no hay culpa por su parte (20.27), y por ello es inocente de la sangre de todos. No se le pueden imputar deficiencias futuras (las que se están dando cuando Lc escribe);

* perseverante: día y noche, sin descansar (31),

* abierto a todos: en público y en privado (20), a judíos y griegos (21), a cada uno en particular (31)

* buscando el interés de los demás, con humildad y desinterés, entre las lágrimas que le produce la comunidad y las asechanzas de los judíos (19.31.33)

►► Resume su tarea como * una diakonía que recibió del Señor

Jesús, * una carrera que ha de consumar y le

realiza, * un dar testimonio * y servir al Señor (19.24)

►► Vigilad (episkopein) por ellos, vigilando por el pueblo que Dios les ha confiado; han sido puestos por el Espíritu para vigilar la Iglesia, que no es de ellos, sino de Dios, comprada con la sangre de Jesús (28.31)

►► Razón: peligro inminente. Vendrán lobos de fuera e incluso de los mismos vigilantes y hablarán cosas perversas contra el plan de Dios para arrastrar a los discípulos en pos de sí (29s).

►► Para que puedan realizar la tarea de vigilar, Pablo los encomienda y pone en manos de Dios y de la Palabra de su gracia: que se "empalabren", sumergiéndose en la Palabra, cuyo origen y contenido es gracia. La Palabra es poderosa para edificar la comunidad y dar la herencia entre todos los que han sido santificados. Así en manos de Dios y de la Palabra construirán la comunidad y ellos se realizarán y se salvarán (32).

b. Lo que han de hacer los responsables actuales (epískopoi-presbíteroi):

* Pablo y Lucas conocen diversas facetas del servicio apostólico: la palabra, las celebraciones sacramentales, el pastoreo de la comunidad, la caridad pastoral.

* Pero en este contexto se subraya el servicio a la palabra en función de los problemas de los lectores. Por eso se presenta la obra paulina básicamente como actividad testimonial-didáctica, kerygmática y catequética. A esta actividad apostólica hay que permanecer fieles como forma de edificar la comunidad y llegar a recibir la herencia, evitando el peligro de los falsos maestros.

* Los vigilantes se juegan su futuro personal en el cumplimiento de esta tarea.

9. Se subraya el ministerio de la palabra.

1) Es servir al Señor (20,19), actuando como doulos, siervo-esclavo, que pertenece existencialmente a su dueño (Kyrios).

* En la Biblia doulos se emplea para designar la dependencia de un esclavo respecto de su amo, de un súbdito respecto de su rey y del hombre respecto a Dios. Aquí Pablo afirma que concibe su tarea como una entrega existencial al Kyrios Jesús, a sus intereses y de acuerdo con sus normas. Véase lo mismo en las cartas paulinas: Pablo, siervo de Cristo (Gal 1,10; Rom 1,1; Flp 1,1; 1 Cor 9,16).

* Además de doulos, aquí se emplea diakonía, servicio de esclavo, pero hecho con agrado.

10. Teología del apostolado:

La tarea del apóstol es una vida de servicio - con humildad - con lágrimas y persecuciones - con entrega existencial - responsable - desinteresada, que implica una vida de oración. Todos estos temas aparecen en las cartas paulinas:

2) Es servir con humildad (20,19), con sentimientos propios de la humildad, del pobre. Puesto que humildad es la verdad, significa vivir el servicio en la justa relación con Dios y con los hombres, es decir, como servicio al Kyrios y como servicio fraternal a los hombres-hermanos. Esto excluye

- el querer ser protagonista, ocupando el lugar del Kyrios. Véase en las cartas: no al orgullo humano, a gloriarse en uno mismo: Así que no se gloríe nadie en los hombres (1 Cor 3,21);

- al contrario, hay que gloriarse en el Señor: El que se gloríe, gloríese en el Señor (1 Cor 1,31; 2 Cor 10,17).

- Excluye igualmente el querer servirse de los hermanos, en lugar de servirlos; en las cartas esta actitud humilde va unida a la mansedumbre y capacidad de aguante:

“Os exhorto, pues, yo, preso por el Señor, a que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados, con toda humildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros por amor, (Ef 4,1-2); Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros.” (Col 3,12-13).

“Os exhorto, pues, yo, preso por el Señor, a que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados, con toda humildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros por amor, (Ef 4,1-2); Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros.” (Col 3,12-13).

3) Servir con lágrimas y entre asechanzas (20,19).

* Pablo suele hablar de lágrimas cuando alude a los sufrimientos que inflige la comunidad:

* Asechanzas alude a las maquinaciones de los judíos (cf. Hch 9,23; 20,3; 23,10), que han tenido para él carácter de tentaciones (peirasmoi), pruebas escatológicas, como ellos saben.

Os escribí en una gran aflicción y angustia de corazón, con muchas lágrimas, no para entristeceros, sino para que conocierais el amor desbordante que sobre todo a vosotros os tengo (2 Cor 2,4);

Porque muchos viven según os dije tantas veces, y ahora os lo repito con lágrimas, como enemigos de la cruz de Cristo (Flp 3,18).

4) Servir es entrega existencial a la tarea encomendada (20,22-24).

* Pablo vive encadenado por el Espíritu, guía de su camino apostólico. Se siente totalmente dócil a su impulso hasta el punto de renunciar a su libertad personal:

Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no predicara el Evangelio! (1 Cor 9,16)Yo, Pablo, el prisionero de Cristo por vosotros los gentiles (Ef 3,1); No te avergüences, pues, ni del testimonio que has de dar de nuestro Señor, ni de mí, su prisionero; sino, al contrario, soporta conmigo los sufrimientos por el Evangelio, ayudado por la fuerza de Dios, (2 Tim 1,8).

* Por ello

- Positivamente sólo le importa consumar la carrera y el ministerio (Hch 20,24), lo mismo que lo hicieron Jesús (Lc 9,51) y Juan Bautista (Hch 13,25). Consumar, es decir, terminar por maduración, por plena realización (cf Flp 3,10-14). A Pablo sólo le importa llevar a su maduración y perfección la diakonía que le ha encomendado el Señor y que consiste en dar testimonio de él con una actitud de servicio gustoso, personal y experimental:

Y más aún: juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no con la justicia mía, la que viene de la Ley, sino la que viene por la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios, apoyada en la fe, y conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos. No que lo tenga ya conseguido o que sea ya perfecto, sino que continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús. Yo, hermanos, no creo haberlo alcanzado todavía. Pero una cosa hago: olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por delante, corriendo hacia la meta, para alcanzar el premio a que Dios me llama desde lo alto en Cristo Jesús (Flp 3,8-14).

- Negativamente: no doy ningún valor a mi vida, pues la faceta positiva lo relativiza todo (Hch 21,13):

Ahora como siempre, Cristo será glorificado en mi cuerpo, por mi vida o por mi muerte, pues para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia. Pero si el vivir en la carne significa para mí trabajo fecundo, no sé qué escoger... (Flp 1,20-22).

* Hizo todo lo que tenía que hacer y por eso está limpio de la sangre de todos (cf Hch 18,6; la fórmula limpio de la sangre se inspira en Ez 3,17-21; 33,2-9: el profeta, responsable de la vida del pueblo).

* Vendrán dificultades y muertes de ovejas, pero no se deberán a él. Son los sucesores los que deben examinarse sobre el cumplimiento de su tarea de vigilar.

5) Servir es entrega responsable (20,25-27):

* Pablo recurre a la experiencia: como sabéis (20,34). Ha ido a servir, no a servirse de la comunidad.

* Por ello Pablo no codició (cf Ex 20,17; Dt 5,2 donde el verbo tiene matiz de deseo idolátrico), al contrario en su praxis renunció al derecho que tenía de ser alimentado por la comunidad y trabajó para ganarse su sustento, quitando así motivos a los que le acusaban de ser interesado.

¿Acaso únicamente Bernabé y yo estamos privados del derecho de no trabajar? ¿Quién ha militado alguna vez a cosa propia? ¿Quién planta una viña y no come de sus frutos? ... Si en vosotros hemos sembrado bienes espirituales, ¡qué mucho que recojamos de vosotros bienes materiales! Si otros tienen estos derechos sobre vosotros, ¿no los tenemos más nosotros? Sin embargo, nunca hemos hecho uso de estos derechos. Al contrario, todo lo soportamos para no crear obstáculo alguno al Evangelio de Cristo. (1 Cor 9,6-12)

6) Servir es entrega desinteresada (20,33-34):

¿Acaso tendré yo culpa porque me abajé a mí mismo para ensalzaros a vosotros anunciándoos gratuitamente el Evangelio de Dios? A otras Iglesias despojé, recibiendo de ellas con qué vivir para serviros. Y estando entre vosotros y necesitado, no fui gravoso a nadie; fueron los hermanos llegados de Macedonia los que remediaron mi necesidad. En todo evité el seros gravoso, y lo seguiré evitando. ¡Por la verdad de Cristo que está en mí!, que esta gloria no me será arrebatada en las regiones de Acaya. ¿Por qué? ¿Porque no os amo? ¡Dios lo sabe! Y lo que hago, continuaré haciéndolo para quitar todo pretexto a los que lo buscan con el fin de ser iguales a nosotros en lo que se glorían (2 Cor 11,7-12)

¿En qué habéis sido inferiores a las demás Iglesias, excepto en no haberos sido yo gravoso? ¡Perdonadme este agravio! Mirad, es la tercera vez que estoy a punto de ir a vosotros, y no os seré gravoso, pues no busco vuestras cosas sino a vosotros. Efectivamente, no corresponde a los hijos atesorar para los padres, sino a los padres atesorar para los hijos. Por mi parte, muy gustosamente gastaré y me desgastaré totalmente por vuestras almas. Amándoos más ¿seré yo menos amado? Es verdad, en nada os fui gravoso; pero en mi astucia, os capturé con dolo. ¿Acaso os exploté por alguno de los que os envié? Invité a Tito y mandé con él al hermano. ¿Os ha explotado acaso Tito? ¿No hemos obrado según el mismo espíritu? ¿No hemos seguido las mismas huellas? (2 Cor 12,13-18)

* El motivo es importante en otros testamentos bíblicos cf Samuel (1 Sam 12,3), Moisés (Num 16,15).

7) Todo ello en contexto de oración (20,36), medio para recorrer el camino.

Orad constantemente (1 Tes 5,17); perseverantes en la oración (Rom 12,12); en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias (Flp 4,6);

siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión en el Espíritu (Ef 6,18);

Sed perseverantes en la oración, velando en ella con acción de gracias; orad al mismo tiempo también por nosotros para que Dios nos abra una puerta a la Palabra, y podamos anunciar el Misterio de Cristo, por cuya causa estoy yo encarcelado, para darlo a conocer anunciándolo como debo hacerlo (Col 4,2-4)

8) Así el apóstol recorre su camino (20,24) y se realiza como persona cristiana, pues habrán vigilado sobre ellos mismos (20,28), siendo fieles al encargo-tesoro recibido del Padre, Hijo y Espíritu Santo: la Iglesia es del Padre, que la adquirió con la sangre del Hijo, y por el Espíritu Santo constituye vigilantes para apacentarla:

«Vigilad sobre vosotros y sobre toda la grey, en medio de la cual os ha puesto el Espíritu Santo

como vigilantes para pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre de su propio hijo.»