Discurso Acerca de La Licantropia

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Discurso acerca de la licantropa

Discurso de la licantropa

o de la transmutacinde los hombres en lobos

Francia, 1559Compuesto por el Seor de Beauvois,

Gentilhombre AngevinoY Dios dijo amenazando a su pueblo: Yo har que el cielo sea para vosotros de bronce y la tierra de hierro. Y con estas palabras, tal y como afirma Filn el Judo, no slo nos amenaza con la esterilidad y el azote de las estaciones del ao, sino que tambin nos amenaza con la destruccin y matanza de las guerras as como de los innumerables e insoportables males que se derivan de ellas, puesto que el hierro y el bronce son los materiales con los que se confeccionan toda suerte de armas.

Dios ha visitado en el presente a nuestra pobre Francia con estos dos azotes, haciendo especial ahnco en el pas de Anjou. Durante los ltimos diez aos nos ha flagelado hasta tal punto que no puedo sino sobrecogerme ante los corazones endurecidos de los hombres, que, como si fuesen barro resecado por los rayos y el calor del sol, se revuelven obstinadamente en su desgracia y su miseria en el barrizal de su malignidad. Abre los ojos pueblo miserable! Considera con amargas lgrimas tu lnguida cautividad! Suplica a la clemencia divina! Ruega para que tire de las riendas y detenga la espantosa procesin de los pecados, instigadores de la justa clera! Nosotros as lo hemos hecho, y slo de este modo podrs ver cmo tus burgos, tus pueblos, tus castillos, tus ciudades y tus casas desiertas recobran la vida, y podrs ver cmo los guardias y los soldados que andan errantes por los campos degollando los cuellos de los tuyos a diestro y siniestro se disipan de inmediato, y podrs de nuevo circular con toda libertad, y tu tierra podr ser nuevamente labrada sin incidencias, y tus campos se cargarn de semilla, tus frutos proliferarn, y tus graneros, que han permanecido vacos durante los ltimos cuatro aos, volvern a llenarse y, por fin, habrs logrado que el miserable destino que te haba sido impuesto por el implacable juicio divino vea disipados sus afanes belicosos.

Y lo que sin duda supondr para ti mayor consuelo ser el verte por fin librado del flagelo sanguinario de esos lobos hambrientos y rabiosos que, da tras da, te asaltan miles de veces, siguiendo tu rastro por doquier hasta lograr devorarte con sus afilados colmillos. Por Dios bendito! Cuando pienso en la posibilidad de verme envuelto en esa situacin, no hay un solo pelo de mi cabeza que quede sin erizar, y un terror glido paraliza mi corazn y todos mis miembros ante la duda de si se trata de lobos verdaderos y naturales o si se trata, de acuerdo con los rumores del vulgo, de hombres desnaturalizados hasta tal punto que, desprovistos de su primer origen, se despojan de su divina forma transformndose en una bestia inmunda, cruel y salvaje. A juzgar por lo que se dice de ellos, no puedo creer que se trate de lobos naturales! Ahora bien, si no se trata de lobos naturales, tambin debo decir cun dificil es afirmar que se trata de hombres. El hombre, de acuerdo con la razn y segn el decir de Filn el Judo, est prximo al verbo divino y es portador de una naturaleza dichosa, emanada cual radiacin de la naturaleza divina, y el creador ha empleado en la composicin de su cuerpo la matriz de los cuatro elementos a fin de constituir una imagen visible, culmen y perfeccin de todas las cosas. En efecto, el hombre ha sido creado por el ms excelente de los obreros y de la ms noble de las materias, y ello con un nico fin, a saber, destinarlo a la contemplacin del universo y a la alabanza inmortal de su Creador. Dios le ha impuesto al hombre que domine al resto de las criaturas, establecindolo como gobernador y lugarteniente de las mismas. El Len, el Lobo, el Tigre y cualquier bestia feroz se amansan, endulzan y apaciguan, incluso llegan a huir, ante la voz o la mirada del hombre, y debidamente domesticados se dejan gobernar por l. Acaso no hemos visto miles de veces como un numeroso rebao de camellos es conducido y pastoreado por un solo nio? O cmo un tierno infante es capaz de conducir un elefante llevndolo por donde le place? Y lo mismo puede hacer con un rebao de bueyes, consiguiendo adems proteger a su redil de la rabia de los lobos. No disertar en este lugar acerca del discurso Cabalstico sobre las dos influencias, la diestra y la siniestra, de Dios, tan celebradas por Agrippa, ni tampoco hablar de la respuesta dada por Apolonio a su compaero Damiet. Simplemente dir que aunque las bestias salvajes sean por naturaleza enemigas juradas del gnero humano, no obstante tienen al hombre como maestro y seor suyo, y que pese a su bravura cambian su natural salvaje y solitario por un natural amable.

As pues, no es posible que a causa de una cierta marca de la asistencia divina infusa en el espritu del hombre e invisiblemente inscrita en su frente, ste sea capaz de causar terror y espanto a una bestia feroz que le salga al paso. Y no obstante es posible afirmar que el Len teme al Gallo, pues este ltimo, como dice Proclo, es de una naturaleza ms elevada que aqul y participa de la la naturaleza del Sol. Por esta misma razn Filn el Judo sostiene que aquellos que han sido dejados de la mano de Dios y que no son dignos de ser salvados por l, son alcanzados con gran coraje por la crueldad de esas bestias, las cuales se mantienen avisadas y atentas en espera de la mejor ocasin para darles caza y llevar a trmino su empresa, y que tambin los que son ms dbiles pueden ser alcanzados a traicin por ellas. No quiero inferir de aqu que todos aquellos que en estos tiempos miserables han sido devorados por esos lobos rabiosos que da tras da rondan por las cercanas de Anjou, sean gentes olvidadas de Dios. Soy consciente de hasta qu punto estara faltando a la verdad si afirmase tal cosa, pues entre todos los que han sucumbido a la fiereza de esas bestias cabe contar a gentes de bien, especialmente a los nios pequeos que, no obstante su inocencia, han sido cruelmente devorados por la voraz boca de esos Hombres-Lobo.

Todas estas cosas me han llevado a pensar que esta abominacin y maldad proviene de una pura voluntad y de un libre albedro, deteriorado y mancillado por inspiracin e influencia de un espritu maligno. Y que estos lobos que nosotros creemos ser lobos, y que ellos mismos creen ser lobos, son en realidad autnticos hechiceros que, tras dar la espalda a la Iglesia de Dios, han unido y ligado su perversa voluntad a la de Satn, y que libremente se han sometido a sus inicuos mandatos, y que haciendo esto se han convertido en enemigos mortales del gnero humano.

No es una peculiaridad de nuestros tiempos la presencia de estos personajes merodeando con su mana y su rabia por el mundo esforzndose con todo su poder en lograr la total destruccin del mismo: maniatados, retenidos e impedidos por la Providencia divina, es tambin ella la que les permite ejercer y sembrar sus villanas durante un cierto tiempo, para despus descubrirlos y disiparlos en un instante, como de hecho sucedi no hace mucho con un hombre llamado El Gallo, ejecutado en Saulmur, el cual, segn tengo entendido, preparaba junto con sus cmplices sus pcimas contra los nios y otros muchos tipos de ponzoas y venenos execrables, los cuales cesaron con su miserable e ignominosa muerte. Al mencionar este hecho, me ha venido a la cabeza que de un tiempo a esta parte corre el rumor de que los hechiceros han lanzado su suerte diablica sobre los colchones de las camas con el fin de concrear y engendrar entre sus plumas ciertas serpientes, las cuales, inadvertida y secretamente, pican y muerden a los durmientes provocando su muerte. Yo mismo, como tantos otros, hice desfundar hace poco mis colchones, y en el interior de uno de ellos mis sirvientes encontraron un manojo de plumas de capn o gallo mezclados con paja formando el siguiente artificio: las plumas en cuestin estaban unidas por su base, y permanecan ligadas y conglutinadas de tal modo que tan slo podan haber alcanzado tal estado de una manera deliberada. Y lo que ms me sorprendi fue que el colchn haba sido confeccionado estrictamente con plumas de oca. Ms tarde o decir que esos pequeos manojos de plumas tambin fueron encontrados en Poictou, y que producan una especie de serpientes que, tras nacer, empezaban a moverse; no obstante no puedo asegurar que tal cosa sea cierta, pues no lo he visto con mis propios ojos. En cualquier caso no me costara creer que este tipo de historias hayan sido transmitidas e infundidas en esos lugares por operacin diablica. No extender ms mi discurso a este respecto, a pesar de que sera para m tarea sencilla dado que ya he hablado de ello extensamente en un discurso particular que he titulado De las maravillas de estos tiempos. Pero no me parece que est fuera de lugar, para ilustrar lo dicho ms arriba, referir una historia contada por Cardano y acontecida en Cafala, una pequea ciudad de Italia, en el ao 1536.

Haca tiempo que una fuerte epidemia reinaba en esas tierras, y en cuanto disminuy levemente su fuerza, un grupo de cuarenta lugareos, hombres y mujeres entre los que se encontraba el juez de la localidad, compusieron unos ungentos, grasas o colirios con los que se dedicaron a frotar los cerrojos y aldabas de las puertas, y cuyo objeto era provocar la muerte a todo aqul que los tocara al verse emponzoado por el tal veneno. Tambin se dice que trituraron unos polvos con los cuales se dedicaron a pulverizar las ropas de las gentes causando su muerte. Estas cosas fueron finalmente descubiertas tras perseguir a una mujer. Se observ que la tal mujer iba de casa en casa fingiendo buscar a una serie de gentes con las que pretendidamente tena negocios que resolver. Se pudo comprobar que los habitantes de todas y cada una de las casas en las que entr, murieron. La mujer fue prestamente apresada y puesta en manos de la justicia, y sin presionarla demasiado lo confes todo y delat a sus complices, los cuales, tras ser torturados, acabaron por confesar que su plan era causar la muerte de todos los ciudadanos por medio de una serie de ungentos. Haban llenado con el dicho ungento un total de veinte botellas, y con ellas pretendan untar los bancos, sillas y asientos de una Iglesia, bajo la prevencin de que en un breve plazo de tiempo toda la poblacin se reunira en dicha Iglesia para el festejo de un Santo local.

No es mi intencin hablar aqu de los ungentos y pcimas de los hechiceros, ni siquiera de sus prestigios y encantamientos. Lo nico que pretendo es llegar a discernir si es posible en Naturaleza que una cosa se transmute en otra y, en especial, si es posible que el hombre pueda abandonar su hermosa representacin humana y deshacerse hasta tal punto de su humanidad que le sea posible revestirse con la forma de los brutos irracionales.

S a ciencia cierta que esta cuestin ya ha sido tratada por San Agustn, Santo Toms, Guillermo de Pars y otros muchos antiguos Doctores, incluso por nuestros dos luminares angevinos, Bodin y le Loyer, y por tantos otros modernos, cada uno de los cuales ha dado su opinin al respecto. Los Antiguos saban que un sorprendente cambio tiene lugar en la Simetra del alma respecto al cuerpo tras la depravacin de los humores de aquella, y que una vez abandonada la parte racional de la que ha sido dotada, se despoja hasta tal punto de su dignidad que, a decir de Simplicio, va perdiendo su fuerza y poder, y que tan slo puede recobrar su antiguo vigor y reunirse con su primera causa abandonando definitivamente el camino desordenado que ha tomado. De tal manera que cuando el alma se desva, no tarda en pagar, como dice Teofrasto, sus tributos al cuerpo, propiciando que este ltimo pueda experimentar miles de cambios en cualquier momento, a pesar de que en realidad la principal mutacin tan slo se debe al apetito sensual por el que el alma se deja transportar con total lasitud.

De este modo, una vez demostrada la diferencia existente entre el alma y el cuerpo, y de la diferencia esencial entre la quietud y una constancia continuada, se armaron con el escudo de la virtud y combatieron contra el vicio y contra todos aquellos que se dejaron sobornar y reducir bajo el yugo de un lacio corage. De este modo sentenciaron los antiguos esa extraa metamorfosis del cuerpo humano en bestia bruta. Por eso afirma Severino Boecio las siguientes palabras: Por medio de la bondad y la virtud el hombre puede florecer y elevarse por encima de todos los dems, por eso todo hombre que, a causa del vicio, haya sido despojado de su condicin humana, ser despojado necesariamente por el mismo vicio del mrito y de la dignidad del hombre (Consol. Phil., l. 4- pr. 3). Por ese mismo motivo, cuando vemos a un hombre corrodo por la avaricia arrebatar violentamente los bienes de otro, no lo reputamos como hombre, sino que lo comparamos al lobo y le consideramos como su semejante. Boecio demuestra subsecuentemente cmo por medio de los diversos vicios los hombres se metarmofosean en distintas bestias brutas, cosa que demuestra ms extensamente en los versos siguientes refiriendo a Circe:

A sus invitados ofrece

El venenoso brebaje.

De todos los encantamientos sabedora,

Sus cuerpos diversamente transforma.

A uno otorga la figura

De un jabal cruel y salvaje;

A otro dota de fuertes uas y dientes,

Hasta darle la apariencia del fiero len,

Y al otro, reflejando el vicio humano,

Con los lobos le hace aullar,

Y an el otro, en forma de tigre se pasea

Alrededor del castillo con lento paso.

Algunos consideran que estas palabras no son ms que una fbula, y nadie ignora que la fbula no es ms que el velo bajo el cual los antiguos acostumbraban a ocultar sus misterios, por lo que no se debe creer en absoluto en la verdad del hecho que relatan. Pero afirmar a partir de aqu que Circe jams existi sera mostrarse ms crtico que el propio Aristarco, pues supondra repugnar la opinin de todos los autores antiguos. Diodoro la hace hija de Hcate, la gran bruja y hechicera descubridora del Acnito, hierba tan extraordinariamente venenosa que los antiguos decan que haba sido engendrada a partir de la espuma de Cerbero, sacado por Hrcules de los infiernos. As lo atestiguan Plinio y Ovidio: Cerbero de las tres cabezas, sobre el campo verdegueante, su blanquecina y horrible espuma va vomitando lanzndola en el seno de la tierra fecunda, y de este modo ha sido producido en la montaa ese inmundo veneno que los lugareos llaman Acnito (Lib. 27-c.2, Metam. Lib.7).

De todos modos, Plinio considera una etimologa distinta, y hace proceder esta hierba de unas montaas que l denomina conas. Teofrasto y Solino afirman que procede de un pueblo de los Mariandinos, llamado Acones de Heracleo del Ponto, que Guarinus Veronense y su compaero, en Estrabn, han cambiado erneamente por Cauconas. A este propsito parece consentir Festus Avieno, intrprete de Dionisio el Gegrafo: All donde habitan los Mariandinos, all donde el lcido indmito se mostr tras ascender de los infiernos, el cielo ha iluminado al perro de las tres cabezas.

Los mdicos la denominan Lycoctono o matalobos, pues sostienen que el lobo, tras comer de ella, perece. De ese Ponto obtienen los Magos sus hierbas venenosas a partir de las cuales componen sus pcimas y encantamientos, y a este propsito dice Virgilio: Moeris me hizo entrega de esas hierbas y venenos infernales que crecen en el Ponto. Yo mismo he podido ver en varias ocasiones a ese Moeris correr entre los rboles del Ponto convertido en lobo.

Estas palabras me invitan a creer que el Diablo, inventor de la maldad y sabio en toda suerte de malignidades, hace uso de esas hierbas para la composicin de sus venenos que, despus, ofrece a sus proslitos, los cuales, ignorantes como son, son incapaces de reconocerlos.

Regresando a la figura de Hcate, la gran maga, quiero decir que su hija Circe no le and a la zaga, llegando incluso a superar a su propia madre. Circe envenen a su esposo, el Rey de Sarmatia, y tras escapar de su Reino se refugi en un promontorio del mar Oceano, en Italia, llamado en su honor Circaeum, lugar prximo a Gayette a decir de Dionisio de Halicarnaso y Solino. A pesar de que Estrabn lo considera una fbula, no obstante no duda en afirmar que la ms grande de las islas Pharmacusas es conocida desde antao como el sepulcro de Circe. Lactancio dice que tras su muerte, fue considerada como Diosa y adorada por las gentes del lugar bajo el nombre de Maryca.

De las palabras de todos estos autores, sacaremos nosotros una conclusin, a saber, que lo que ha llegado hasta nosotros acerca de Circe no es totalmente fabuloso, y que al menos en parte, debe ser considerado como verdadero. No creo que sea imposible que, siendo sabia en Magia, pudiera transformar y convertir por medio de sus pociones, ungentos, colirios y polvos a todos aquellos que ella hubiese podido decepcionar. Con esto no estoy diciendo que los convirtiera por completo, pues soy consciente de que tal cosa no es posible sin deteriorar la forma y la materia del cuerpo humano, cosa que es, por otra parte, absolutamente imposible. S que Plinio se burla y reputa como fbula lo que otros muchos consideraron verdadero, entre otras cosas que los hombres se puedan transformar en lobos y que, despus de un cierto tiempo, puedan recuperar su antigua y primitiva forma. Sin embargo, cita a un tal Evantes, antiguo autor griego, que afirma que en Arcadia habitaba una familia del linaje de Antaro, de la cual uno de sus miembros pudo salvarse, por suerte, huyendo a nado por un estanque. Cuenta Evantes que ese hombre se despoj de sus vestiduras y las colg en una encina, y que completamente desnudo continu el curso del ro hasta alcanzar el desierto, donde lleg convertido en lobo. All permaneci durante nueve aos viviendo entre lobos y compartiendo con tristeza su miserable y brutal vida. Trancurridos nueve aos, sintiendo la necesidad del alimento de la sangre humana, atraves de nuevo el ro y recuper su forma humana. Plinio se burla del relato diciendo: Mirum est que precedat Graeca credulitas. Ms adelante alega la autoridad de otro autor griego, Copas, que cuenta la historia de Demarco el espartano, atleta o luchador, que tras asistir a los sacrificios de Jpiter Licaeo y tras comer de las entraas de un nio inmolado, se transform en lobo, forma en la que permaneci durante diez aos, transcurridos los cuales recuper su forma humana y sali victorioso en numerosos juegos Olmpicos. Pausanias mantiene que esta historia es verdadera, y asegura haber visto una inscripcin en forma de cuarteto en las Olimpiadas que rezaba:

A Demarco, el valiente campen olmpico

Hijo de Dimithas, del linaje de los espartanos,

Nativo del pas de la Arcadia

En su memoria se erige esta imagen.

De estos sacrificios a Jpiter Licaeo hace mencin Platn, as como de los cambios que alcanzan a los que durante los banquetes del sacrificio comen de las entraas de los que han sido sacrificados, y Platn reputa estas historias como fabulosas. A este respecto habla Varrn, segn alega San Agustn, afirmando que Jpiter o Pan Lycaeo fue denominado de este modo por su transmutacin en lobo: Lupus enim, Graece dicitur, unde .... Al parecer era costumbre entre los arcadios metamorfosearse en lobos. Su Rey, Lycaon, nos servir de testimonio, pues por contrariar a Jpiter fue convertido en lobo como castigo por haber tentado en vano su divinidad. De esto habla Ovidio en estos trminos:

Fue llenado de temor y rabia

Aullando se retir a un lugar salvaje

Esforzndose en vano en hablar, no paraba de gemir,

Ora se tumbaba, ora rondaba por el lugar.

De repente, con su fauce voraz,

y no anhelando ms que sangre, abord al cordero.

Sus brazos se convirtieron en patas, su cuerpo se cubri de pelo,

Y se transform en lobo.

De esto concluimos nosotros que estas horribles mutaciones y cambios tan slo pueden ser debidos a un castigo divino, y que por tanto tan slo pueden alcanzar a aquellos que se han apartado de Dios y sometido al yugo de Satn. Esto es lo que quiere decir Pausanias al lamentarse de la corrupcin de los humores de su tiempo, y por eso refiere la transmutacin de Lycaon, que l considera que es debida al menosprecio que mostr hacia la divinidad. Por eso dice que en la primera edad rein entre los hombres la Justicia, y que los Dioses conversaban con los hombres y los tenan como sus huspedes, hacindolos incluso partcipes de sus banquetes. Pero que en sus tiempos, la maldad de los hombres era tan grande y comn en el universo entero, que Dios les castig y les priv de su compaa, dejndolos completamente abandonados. Por eso, a fin de mostrar la verdad acerca de la transmutacin de Lycaon, dice que los hombres, abrazando la mentira en vez de la verdad, han considerado como increibles las cosas que por efecto del tiempo han acontecido, siendo incapaces de comprender la causa primitiva de su accidente. Y sostiene que ese hecho no le aconteci nicamente a Lycaon, sino tambin a otro arcadio que, mucho despus, fue un licntropo durante un cierto tiempo (yo creo que se refiere a Demarco, del que hemos hablado antes, si es que no se refiere a Dementhus, del que habla San Agustn citando a Varrn). Pausanias afirma que los licntropos necesitan saciarse de sangre humana, y que mientras se alimenten de ella mantendrn su forma, hasta el momento de su traspaso. Una cosa como esta, si es cierta, debe ser tenida por admirable, pues en ella quedan reflejados los maravillosos efectos del castigo divino.

Los antiguos no slo observaron que esta transmutacin entre los arcadios, sino que tambin la notaron entre los pueblos septentrionales. Entre ellos, Solino y Mela destacaron los Neuros, que el intrprete de Ptolomeo tradujo erroneamente como Nauari, pueblo de la Escitia Europea cuyos habitantes se privaban voluntariamente de la figura humana y se transformaban en lobos, y una vez transcurrido un cierto tiempo, recuperaban su primera forma de hombre. Herodoto no suscribe esta transformacin, y Olao el grande, autor reputado como verdadero, cuenta que esa extraa mutacin era comn y ordinaria entre los septentrionales, y especialmente frecuente en Linovia y en Prusia, y afirma que cualquiera que quisiese formar parte de la congregacin de los Licfilos, ya fuese del propio pas o bien extranjero, reciba una pocin diluida en cerveza que le era administrada por uno de los principales hechiceros, sabio en el arte de la licantropa, junto con ciertos conjuros y palabras ininteligibles, y que una vez bebida la pocin, se retiraba a un rincn y se converta en lobo. Las palabras exactas que usa este historiador son las siguientes: hominis ideam in lupi formam totaliter transmutare posest, de manera que el autor no afirma que sea posible cambiar real y efectivamente, sino que slo constata el cambio de apariencia, la cual cosa deduciremos por nosotros mismos ms adelante. Olao nos aporta varios ejemplos del hecho, entre los cuales he considerado especialmente interesante el que sigue a continuacin.

Un Seor del pas, escoltado por una numerosa servidumbre, fue sorprendido por la noche mientras atravesaba un espeso bosque. Alejado como estaba de todo refugio, decidi pasar la noche a la intemperie. Orden preparar sus tiendas bajo un rbol y se dispuso a pasar all el resto de la noche. Uno de sus sirvientes observ que los vveres eran escasos, y anim a sus compaeros a que le acompaasen a buscar algo que echarse a la boca. Les dijo que no lejos de all haba visto un rebao de carneros, y decidi adentrarse en el bosque procurando hacer el menor ruido posible. Fue entonces cuando se transform en lobo y, en un visto y no visto, y tras aullar furiosamente se lanz sobre el rebao y apres a uno de los carneros que, de inmediato, llev hasta sus compaeros sin haber abandonado su forma de lobo. Al retorceder el camino a travs del bosque hasta llegar a las tiendas, recuper su forma humana.

Tambin cuenta la historia de una dama del pas de Livonia que discuta con uno de sus sirvientes si era o no posible que un hombre se transformase en lobo. La dama negaba que tal cosa fuese posible, y entonces su sirviente, a fin de demostrrselo, le pidi permiso para transformarse en lobo. La dama se lo concedi, y el sirviente se retir a una habitacin secreta de la casa. Poco despus, el sirviente sali de la habitacin transformado en lobo. De inmediato se avalanz sobre l una jaura de perros, y le persiguieron hasta el bosque hasta arrancarle un ojo. Al da siguiente, tras recobrar su forma humana, el sirviente regres a la casa privado de uno de sus ojos.

El tercer ejemplo hace mencin de un duque de Prusia que, dudando que tal metamorfosis fuese posible, desafi a un hechicero a que se transformase en lobo, la cual cosa hizo ante la presencia del duque y de toda su corte. Despus de su transformacin, el hechicero fue quemado vivo por orden expresa de dicho duque. Hasta aqu lo que Olao asegura que sucedi en su tiempo.

Apuleyo, que fue considerado como el mayor de los magos de su tiempo, habla acerca de los efectos admirables de la hechicera de la anciana Meroe, que por la virtud de una sola palabra murmurada por ella transform en vbora a su enamorado, que se haba lanzado a los brazos de otra mujer, y en rana a un hostalero vecino. Tambin transform en carnero a un abogado que haba declarado en su contra. Y Panphilo, su huesped, tras haberse frotado la cruz de la mano y el resto del cuerpo se transform en bho y, como tal, levant el vuelo. Y la pastora Fotis, en agradecimiento por las caricias y abrazos recibidos de Apuleyo durante varias noches, le unt con sus grasas y le transform por error en asno al confundir las bestias. Tambin cuenta Luciano que estuvo en Tesalia para conocer los secretos de la magia.

Estoy de acuerdo en que lo que cuentan Apuleyo y Luciano son puras fbulas, y que jams sufrieron tales transformaciones. Lo nico que podemos conjeturar es que en tanto que doctos y sabios en toda especie de magia, nos quisieron relatar estas cosas no tanto para hablar de su posibilidad o imposibilidad, sino para mostrarnos las cosas usitadas entre los magos y hechiceros. Del mismo modo, San Agustn afirma que haba odo decir que en su poca ciertas hechiceras transformaban a los hombres en caballos o jumentos por medio de un queso que les ofrecan, a fin de utilizarlos despus como animales de carga, y que les devolvan su forma humana cuando les pareca.

Pero cmo debe ser considerado el arrebato de Gilles Garnier en Dolle, en la hermita de Saint Bonet, que fue encontrado en forma de lobo totalmente encarnizado sobre un nio, y el cual abog repetidas veces en su defensa que se haba metamorfoseado en lobo al frotarse con un ungento que le haba regalado el propio diablo, que se haba personificado ante l.

Daniel dAuge, docto profesor de las letras griegas, ha ilustrado este tipo de arrebato con un bellsimo discurso, donde cuenta entre otras cosas que, -usando su propias palabras-, en el francocondado de Borgoa, en la puerta del templo de Pollygni, en la dicesis de Besanon, hay una bella inscripcin colocada en perpetua memoria de dos lugareos que, en el ao 1521 renunciaron a la Cruz y al Bautismo para hacerse esclavos de Satn, dejndose deslumbrar por sus bellas promesas de grandeza. Accedieron a su ofrecimiento y les fue otorgada la facultad de convertirse en lobos al frotarse con ciertos ungentos que el mismo diablo les don. Bajo los efectos de dicho ungento, asesinaban y devoraban nios bajo su forma de lobo, y mantenan tal actitud hasta que la pcima disminua su potencia, momento en el que recuperaban su primer aspecto.

Un caso similar es el de Jacques Raollet en la parroquia de Maumusson, en la dicesis de Nantes, que haba llegado a ese lugar procedente de la prisin de Angers, el cual confes que haba devorado a varios nios, mujeres y hombres. Se dice que Raollet se acerc en una ocasin a un gentilhombre del lugar, al que le pregunt si se acordaba de l. Ante el asombro del gentilhombre, Raollet le record una ocasin en que haba intentado disparar con su arquebuz contra tres lobos, a lo cual asinti el interpelado. Entonces Raollet le asegur que l era uno de esos lobos, y que si no llega a ser por su intervencin habran devorado a una mujer que estaba cerca del lugar. Tambin he odo decir que cuando fue apresado tena un largo cabello que le penda por la espalda y unas uas extraordinaria e increiblemente afiladas, y que desprenda un olor tan infecto que era imposible acercarse a l, que tena su cuerpo totalmente cubierto de una espesa grasa, la voz desgarrada, las cejas fruncidas y los ojos hundidos en la cabeza. Todas estas cosas son indicios suficientes, junto con las confesiones, de que efectivamente haba llevado esa vida miserable durante un largo perodo de tiempo. No quedaba en l ningn resto de humanidad, careca de todo sentimiento humano, y lo nico que le quedaba de hombre era su apariencia, pues haba sido por completo sometido y sujeto a la brutalidad por su maestro Satn. Los jueces de Angers lo condenaron a muerte por sus confesiones, sin dejarse influir en absoluto por la industria diablica que le haba inflingido su maestro Satn, a saber, el arte de hacerse pasar por loco. En efecto, viendo que no poda negar lo que l mismo haba confesado, simul su propia locura en un intento desesperado para salvarse, y aleg que tambin se haba comido carretas de hierro, molinos de viento, Abogados, Procuradores y Sargentos, carne esta ltima que, a causa de su extrema dureza y por estar mal sazonada, an no haba podido digerir. El caso es que su sentencia de muerte fue apelada, y su caso fue llevado a la Corte del Parlamento de Pars. Los seores de la Corte del Parlamento, haciendo gala de su habitual clemencia y suavidad, y en un intento por vencer el rigor de los Jueces dando ms peso a la equidad que al rigor de la ley, moderaron el juicio de Angers, y se limitaron a encerrarlo durante un perodo de dos aos en los hogares del hospital de Saint Germain. Debo decir que en su proceso obraron con la suavidad y la prudencia que de hecho deberan presidir cualquier juicio, y no con lo que suele gobernar en la mayor parte de los juicios, a saber, la venganza y el odio de los parientes y amigos de las vctimas. Yo supongo que los seores de la Corte interpetaron todas las acusaciones valorando, como era su costumbre, la rusticidad del hombre en cuestin, sus variaciones, su modo de vivir, su continencia, sus acciones y, en definitiva, la totalidad de sus comportamientos, y tras deliberar decidieron que dos aos sometido al regimen alimentario de Saint Germain bastaran para que se desprendiera de sus hbitos. No obstante, el seguimiento diario de sus actos, no hizo ms que poner en evidencia su malicia y que lo ms adecuado a su comportamiento pasaba por ponerle una cadena en el cuello y mantenerlo bien atado.

Cardano nos cuenta que su padre, Facius Cardanus, le haba referido que haba conocido a un hombre llamado Bernard que, una vez probada su calidad de hechicero, no le caba esperar otra cosa de la austeridad de la justicia que ser condenado a muerte, pues, por otra parte, se mantena firme en la defensa de sus escandalosas e inopinadas convicciones. Pero el maestro al que Bernard haba servido sinti compasin de l, y logr que la Justicia le permitiese alojarlo en su casa por espacio de veinte das. As pues, lo fue a buscar a la crcel y lo aloj en su propia casa, con intencin de acostumbrarlo a unos buenos hbitos capaces de cambiar su condicin. Todas las maanas le daba de comer cuatro huevos frescos, le daba a beber el mejor de sus vinos y las viandas ms deliciosas y delicadas. Transcurrido ese tiempo, su opinin sobre las cosas cambi paralelamente a su cambio alimenticio, y de este modo evit ser condenado a muerte. No pretendo concluir, basndome en el relato de Cardano, que los Seores de la Corte del Parlamento se retractaron de todas las condenas imputadas a ese hombre llamado Raollet, simplemente creo que tuvieron en cuenta en su fallo final la mala alimentacin y rgimen de vida que haba llevado hasta el momento, ya que es cosa comnmente aceptada entre los mdicos que la digestin de unos buenos alimentos engendra una buena sangre y que, por el contrario, el alimento tomado de las viandas groseras y corruptas, engendra una sangre grosera que, por su impureza, da lugar a un espritu vital igualmente impuro y atrabiliario, la cual cosa provoca una afeccin del cerebro alterando su parte fantstica e imaginativa. De aqu puede proceder la enfermedad que los mdicos llaman Licantropa y de la cual acabo de exponer las causas que ellos alegan- y creo que, en efecto, los Seores de la Corte del Parlamento observaron ciertos indicios de dicha enfermedad en ese pobre miserable.

Continuando con el hilo de mi discurso, quiero referir en este lugar el relato que me cont un hombre de condicin irreprochable. El relato de este hombre es espantoso, y no obstante indudable. Un mercader lleg hace un tiempo hasta uno de los puertos prximos a la ciudad de Turn, y le pidi a un barquero si le poda llevar de una orilla a otra del ro en su barco esa misma noche. Por este concepto le avanz cuarenta sueldos como recompensa por su pasaje. Cuando se hizo de noche, el hombre en cuestin llam al barquero que haba contratado, el cual, al entrar en su barco se encontr frente a frente con una manada de treinta y nueve lobos. Ante el terror del barquero, el mercader le tranquiliz y le prometi que no corra ningn peligro y que se comprometa a hacerse cargo de cualquier imprevisto. Todos los lobos entraron en el barco, y finalmente entr el mercader, el cual, al pisar el barco, se transform en lobo. Al pobre barquero se le hel el corazn en un instante y le entr un sncope, y permaneci tendido en el suelo hasta ser encontrado al da siguiente por sus vecinos. Tras volver en s cont lo sucedido y describi minuciosamente al mercader. Dos o tres das despus del suceso, el barquero falleci. Sea como sea, una cosa es indudable, y de ella dan testimonio tanto los historiadores antiguos como los modernos, y es la prueba de que, para detrimento de muchas pobres gentes, esta miserable especie de hombres se dejan seducir mansamente por el enemigo de naturaleza, el cual se delecta malvadamente en esta licantropa, y los persuade de que son verdaderos lobos, en la cual cosa su maestro y archimentor les instruye a la perfeccin.

Ahora bien, atribuir la transformacin a Satn, concedindole el poder de cambiar un cuerpo en otro, sera atribuirle al demonio el mismo poder que a Dios, ya que la transformacin es una segunda creacin que tan slo compete al Creador nico del universo, creador de todas las cosas en su esencial perfeccin. A fin de cerrar la boca a todos aquellos curiosos que se entretienen en intentar discernir qu fue primero, si el huevo o la gallina cosa que ya haba sido debatida por Plutarco y Macrobio-, quiero decir que a nadie se le ocurrir afirmar que la mujer fue creada antes que el hombre a menos que se remita a la opinin de Aristteles, que sostiene la existencia de un principio generativo de todas las cosas, como el huevo o el gusano. No. Todas las cosas han sido creadas en su esencial perfeccin, tal y como nos lo ensean las escrituras, lo cual nos obliga a afirmar que no pueden ser cambiadas en otra naturaleza sin la destruccin de su primera forma. En efecto, como dice Aristteles, toda trasnmutacin requiere tres cosas, a saber, dos agentes contrarios y un paciente. As pues, suponer que existe una superabundancia que es causa de una forma ms excelente o de una forma ms pobre, es lo mismo que decir que Satn puede cambiar un cuerpo en una forma ms excelente, pudiendo convertir a un hombre en un ngel, o bien reducirlo a una forma ms degenerada, convirtindolo en lobo, len, leopardo o cualquier otra bestia irracional, la cual cosa es a todas luces imposible. En efecto, Dios puso lmites al poder del Demonio, y no le concedi el poder de operar sobre las formas esenciales. Por eso sus acciones tan slo son superficiales. Para apoyar mis palabras, recurrir a un axioma de Platn: no se puede dar aquello de lo que se carece, y no se puede ensear aquello que se ignora. Cmo podra dar el demonio un cuerpo natural al hombre si no dispone de cuerpo natural ni para s mismo? El cuerpo que el Demonio ostenta para aprecerse ante los hombres es un cuepo fantstico e imaginario, carece de toda solidez, y si en algn momento llega a revestirse de un cuerpo palpable, tam slo logra tal cosa por haberlo robado de los sepulcros y tumbas.

Por otra parte, si la transformacin de un cuerpo en otro fuese posible, esta transformacin debera ser o bien sustancial o bien accidental. No es posible que sea sustancial, pues en este caso sera introducida otra forma sustancial que debera subsistir con la primera, de diferente especie, de modo que, refirindonos al caso que nos ocupa, nos encontraramos con dos formas, la de lobo y la de hombre, conviviendo en un mismo cuerpo, lo cual es imposible. Tampoco es posible una transformacin segn los acidentes, ya que por su medio la materia se dispone a recibir la forma que le es propincua, por lo cual resulta imposible que en una sola materia puedan acomodarse dos formas distintas. Alguno podra decirme que en las bodas de Canan en Galilea, el agua fue realmente cambiada en vino, alegrando de este modo la fiesta, y que la mujer de Loth, al mirar tras de s, fue convertida en estatua de sal, y que Josefo dice que esta estatua permaneci hasta sus tiempos y que l mismo la vi. Y se me podr decir adems que la vara de Moiss cobr vida al ser lanzada al suelo, y que se desliz hasta convertirse en un gran Dragn, y que cada uno de los magos que estuvieron presentes en el acto, lanz su propia vara al suelo y apareci una gran multitud de dragones, y que el rey Nabucodonosor fue transformado en bestia y anduvo errante de un lado para otro durante siete aos conviviendo con las otras bestias y comiendo lo mismo que ellas. Estoy de acuerdo con todas y cada una de estas alegaciones, tanto de la transmutacin del agua en vino, como de la vara de Moiss en serpiente, y de la mujer de Loth en estatua de sal. Pero estas cosas son todas y cada una de ellas fruto de la operacin divina. Acaso ignoris que Dios, en tanto que Creador universal, dispone a voluntad de la materia? Dios es como un alfarero, el cual tras haber dado forma al barro, si no sta no le es grata, la cambia por otra. Pero Dios, al que nada le es imposible, no dispone nicamente de la forma, sino tambin de la materia y de toda su esencia. De este modo, por voluntad suya, la vara de Moiss fue total, realmente y de facto cambiada en serpiente, la cual devor y engull a las dems serpientes, que haban sido cambiadas por los prestigios del Diablo, que tan slo oper una metamorfosis aparente para seducir al pueblo egipcio. Incluso puedo llegar a acordar que las varas de los magos fueron cambiadas sustancialmente, pero gracias a la intervecin divina, que quiso ensear al pueblo egipcio que la ley de su pueblo no era ms que fraude y corrupcin y sus sacerdotes no eran ms que brujos, por eso transform las varas de los magos en serpientes, a saber, para que de inmediato fueran todas ellas devoradas por la vara de Moiss.

As pues, la transformacin tan slo es propia de Dios, padre original de todas las cosas. Esto era perfectamente sabido por Satn cuando tent a nuestro Seor en el desierto, pues al conocer su absoluta potencia le dijo: Si eres el Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en panes. En cuanto a Nabucodonosor, la escritura no dice exactamente que fuese cambiado en bestia, sino que habiendo sido rechazado por los hombres, se retir con los otros brutos y vivi entre ellos, reputndose a s mismo, en su imaginacin, como uno de ellos. De este modo, la disformidad de su cuerpo, a saber, los cabellos que le cubrieron todo el cuerpo, y las uas grandes y afiladas como de aves de presa, puede ser considerada de manera figurada como una transmutacin de la figura humana en brutal, pero el alma permaneci en su integridad.

Es ms, aunque el Diablo tuviese el poder de metamorfosear realmente y de facto una cosa en otra, le sera totalmente imposible actuar sobre el hombre, pues el alma, que es de naturaleza inmortal y reflejo de la divinidad, que no respira ms cosa que el mismo cielo, no puede ser en absoluto encerrada en este segundo cuerpo, totalmente terrestre, imperfecto y completamente intil para ella, pues tal y como explican los platnicos, ya es bastante penoso para ella verse encerrada en este sepulcro humano, pues las dos esencias, la corporal y la racional, se hallan hasta tal punto unidas, que tan slo la muerte las puede separar.

En cuanto a m, me contento con este pequeo discurso, y remito al lector, si desea un discurso ms amplio, a los espectros del seor de la Brosse le Loyer, que ha tratado muy doctamente sobre esta materia. Ahora bien, para responder a los que se preguntan cmo es posible que esos lobos que devoran tan salvajemente a los hombres se transformen tan rpidamente en humanos si son sorprendidos y que no obstante aleguen su condicin de lobos, les dir que no saben la cantidad de mentiras, engaos y trampas que es capaz de urdir Satn, en tanto que padre de la mentira y enemigo de la verdad, para enredar al gnero humano. Este industrioso afrentor, despus de cautivar a los pobres miserables, y tras inscribirlos en su libro de muerte y hacerles jurar su alianza y detestable confederacin, opera en ellos por diversos medios, de entre los cuales, tras largas investigaciones, destaco dos modos principales. El primero es que, por su pura y simple sutileza, penetra en sus cuerpos y ocupa sus rganos interiores convirtindose en su verdadero poseedor, les persuade de cualquier cosa que le apetezca, transtorna su fantasa y su facultad imaginativa, y les hace creer que son bestias brutas, engendrando en ellos los deseos y afecciones propios de los brutos, hasta el punto de propiciar el contacto carnal entre los de su especie. Y cuando le parece, abandona sus cuerpos, de modo que al renacer en el mundo toman de nuevo su antigua y primitiva forma. El segundo medio del que se sirve el Diablo para operar en los hombres es por medio de los ungentos, colirios, grasas, polvos y pociones que les administra. Todas estas pcimas tienen una virtud activa tal sobre el cuerpo pasivo que, una vez consiguen dominar los sentidos exteriores, no tardan en perturbar los interiores. La fuerza de esta bella droguera es enorme, penetra por los poros y conductos del cuerpo hasta ocupar los sentidos naturales, y por medio de stos no tarda en alcanzar al cerebro perturbando la fantasa y la capacidad imaginativa, y una vez perturbadas estas facultades, todo el cuerpo se ve afectado. Las pociones y brevajes tienen una potencia mucho mayor y ms enrgica que los frotamientos, ya que logran perturbar de una sola vez el interior y el exterior. El olor y el aire infecto de estas villanas es tal que no se limita a operar sobre su paciente, sino que es tan vehemente que tambin opera sobre los sentidos exteriores de los espectadores, de modo que el veneno alcanza sus ojos y los perturba de tal modo que quedan persuadidos de que las transformaciones que observan son reales.

No ignoro que algunos han pretendido alegar su ignorancia sobre la virtud de estos ungentos para defender su causa, y me remito al proceso que fue juzgado en Moulins, en Bourbonnoys, sobre el caso de una carreta que haba sido frotada por un criado con los ungentos de su amo, y que sirvi de transporte para toda la corte diablica, cosa cierta y de la que dan testimonio numerosos hombres de honor intachable. Espero que me permitis, como mayor prueba de mi argumento, alegar en este lugar lo que aconteci en el camino de Lyon, entre Palysse y Rouanne. Se dice que un hombre se cubri con una piel de lobo que encontr en el fardo, maleta o bolsa de un caminante, y que al cubrirse con ella se transform en lobo y se ocult en el bosque durante tres das. Quin fue el curtidor o peletero que, movido por ese espritu o intencin, prepar esa piel? Honestamente, yo creo que tan slo pudo ser obra de la industria del espritu de prevaricacin, ya que en ese mismo fardo fueron encontrados numerosos huesos de cristianos devorados por el dueo del paquete en cuestin. El espritu maligno cuyos esfuerzos no tienen ms deseo que engaar y perjudicar, alcanza a los pobres miserables que, desprovistos de entendimiento y de espritu, son arrastrados y gobernados del mismo modo que el titiritero gobierna a su oso.

Segn el modo que yo he descrito, deben ser entendidas las palabras de San Agustn cuando afirma que el padre de Prestancio fue transformado en mula y carg sobre su lomo los pesados fardos y equipajes de unos soldados, y que sin embargo, a pesar de las apariencias, el hecho no fue ms que una ilusin diablica que encant los ojos de los asistentes. Por esa misma razn san Macario no sucumbi al engao y no crey ni por un momento que la doncella que se haba acercado a l se hubiese convertido en jumento y hubiese dejado de ser una mujer natural, pues el Diablo no tena ningn poder para engaar a un tan santo personaje.

Quiero concluir, con San Agustn, que no es posible que el Diablo pueda alterar el cuerpo del hombre y convertirlo en forma bruta, y que todo lo natural que vemos en el mundo est destinado al servicio de Dios, y no de los ngeles malignos y transgresores de sus mandamientos. Los extraos sucesos que nuestros ojos observan y que ms arriba he referido, deben servir de llava para abrir los ojos del entendimiento de todos aquellos que, atribuyendo estas cosas a los hechiceros, ponen en duda el poder del demonio y llegan a negar su existencia; se trata de los ateos de los que habla el salmista: dixit insipiensin corde suo non est deus. Tanto los cristianos, como los judos, los mahometanos y los antiguos tnicos, han tenido por cierto que las operaciones de los hombres dados a la magia o hechicera pueden, por medio de su arte cargado de iniquidad, procurar a los hombres una infinidad de males. Por eso unos los han execrado en sus escritos, otros han ordenado leyes especficas para castigarlos, y otros, como los prncipes y magistrados, han revertido sobre sus cabezas castigos ejemplares. Y aunque realmente y de hecho no se transformen sino que siendo engaados por su amo Satn creen serlo, no obstante, en razn de los crueles homicidios por ellos perpetrados y por haber renegado del gran Dios al hacerse servidores del enemigo de Dios y enemigos del gnero humano, un Phalaris, un Dionisio el Tirano, un Nern , un Domiciano y, en resumidas cuentas, todos los hombres crueles y sanguinarios del mundo, no seran suficientes para excogitar un tormento digno de su merito.

Y dado que sin la asistencia divina, no podemos transitar con seguridad en este pergrinaje mundano, tomemos la armadura de Dios y protejmonos con el escudo de la fe para poder resistir contra los asaltos del enemigo, pues nuestra lucha no es cntra la sangre, sino contra los principados, las potencias y los rectores del mundo de las tinieblas de este siglo y contra las malicias espirituales, pues si nos dejamos guiar por el Espritu Santo regresaremos de la batalla con los despojos de la maldad y revestidos de inmortalidad, y nuestro trofeo ser felizmente erigido en el Reino de Dios.

FIN

Fide taciturnitate