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Discurso pronunciado por el bachiller don
Flavio Herrera la noche del concierto
verificado en el Palacio del Ejecutivo el 14 de
septiembre de 1916
Transcripción y notas por: Ariel Batres Villagrán
Guatemala, 1 de septiembre de 2020
1
Discurso pronunciado por el bachiller don Flavio
Herrera la noche del concierto verificado en el
Palacio del Ejecutivo el 14 de septiembre de 1916
Transcripción y notas por: Ariel Batres Villagrán
Guatemala, 1 de septiembre de 2020
2
Ferrocarril sobre puente de aldea El Fiscal, Palencia. 1916
Guatemala Histórica @GuatHistorica. Apr 5, 2018
3
Cd. Guat. 1915. 6a. Av. vista desde la esquina de la 14 hacia la 15 calle
Guatemala Histórica @GuatHistorica. Dec 1, 2018
4
5
Nota preliminar
En 1916 Flavio Herrera Hernández (1895–1968), entonces bachiller y cursante del
cuarto año de la carrera de Derecho (se graduará en 1918 de abogado y notario con la tesis
José Enrique Rodó y el americanismo literario), fue seleccionado por la Municipalidad
capitalina para ofrecer el discurso de salutación por el 95 aniversario de independencia patria,
durante acto conmemorativo realizado el 14 de septiembre de ese año.
En sus palabras puede apreciarse que no efectuó los acostumbrados ditirambos al
dictador Manuel Estrada Cabrera, a sabiendas que se encontraba presente.
No obstante que en el tercer párrafo de hecho exalta la labor del mandatario, cuando
señala que “Guatemala, ha tiempo, se ha iniciado en la era próspera por la que una sabia
voluntad la orienta”, en los párrafos finales prácticamente hace un astuto llamado a subvertir
el orden, al señalar: “Asistimos a una briosa renovación de ideas, en todos los órdenes; hasta
en aquellas esferas tildadas de inamovilidad. Las nuevas ideas, a veces, cuánto cuestan!”.
Plantea la necesidad del reconocimiento de las razas sin detrimento o sobre posición
de ninguna sobre otra, del respeto a la mujer y la eliminación de los criterios misóginos
porque el talento no tiene sexo, y del sufragio universal: “El prejuicio de las razas y el
prejuicio de los sexos agonizan socavados por la fuerza propulsora de las ideas de hoy”.
En varios párrafos Herrera hace referencia a la Primera guerra mundial, la cual se
encontraba en pleno fragor en Europa y que concluiría hasta dos años después.
Previo a concluir su discurso, emite un mensaje de esperanza. Mientras la guerra
concluye, existe la posibilidad de que “como en el mito persa, en que, el poder de Arimán,
genio del mal, triunfa siempre sobre de Croscha, guiador de los buenos, hasta que un día, tres
mil años después de Zoroastro, cuando la lucha llegue al período más álgido, Arimán sea
aniquilado”. Es posible que quienes le escucharon no entendieron sus palabras, las que
pudieron haber tomado como doctrina exótica venida desde el otro lado del mundo. Sin
embargo, Herrera sí sabía de lo que hablaba; sus conocimientos no se limitaban a lo
aprendido en sus cursos de derecho, sino también de sus lecturas y publicaciones previas,
como un ensayo de 1912 intitulado “La India”, en el que realiza toda una descripción poética,
pero en prosa, de un país del que quizá sus oyentes solo habían oído, pero no conocían.
A continuación, la transcripción completa del discurso, cuyo texto fue tomado de la
edición publicada por la Tipografía Nacional, c. 1916, páginas [3] a [14].
6
Discurso de Flavio Herrera; 14 de septiembre de 1916
[3]
“Señor Presidente de la República:
Señoras:
Señores:
Hoy, en el aniversario glorioso, el árbol nacional agita todos sus brazos en un
sacudimiento de triunfo; mientras, sobre la más alta rama, resplandece la majestad heráldica
del Quetzal, que ahora nos hace más vivos los símbolos que encarna en los colores del
plumaje: El verde, símbolo de la esperanza, y el rojo, fuego que le enciende el pecho y es el
símbolo de la vida.
Y, ya que en la vida la esperanza puede tener un noble sentido estimulante si sume
sus raíces en potenciales de energía y en el vigor intensivo de la voluntad, abramos el espíritu
hacia el resplandor augural de los símbolos.
Guatemala, ha tiempo, se ha iniciado en la era próspera por la que una sabia voluntad
la orienta, y que es la que ha de afirmar su carácter entre los pueblos americanos.
Atravesamos por una égira reformadora, 1 consolidada en la forma de la democracia moderna,
que abre espacio libre a todas las actividades del ciudadano. 2 La Diosa de los ojos claros ha
dejado el Acrópolis para reinar entre nosotros. Y hoy, nuestras juventudes co– [4] mulgan en
el nuevo altar en que marcialmente se yergue Minerva, perpetuando, a través de las edades,
la gloriosa tradición helénica. 3
*
* *
1 Égira: “Sustantivo femenino. Este vocabulario es de uso obsoleto se refiere al tiempo, época, intervalo o
periodo que antiguamente pertenecía a los mahometanos y musulmanes desde la cual se empezaba a contar de
sus años o las edades, puede referir a los hechos, acontecimientos y noticias y la edad de los habitantes, también
quiere decir huida o fuga.” https://definiciona.com/egira/ 2 Para 1916 era vano afirmar que Guatemala atravesara por una “égira” o tiempo en el cual “la forma de la
democracia moderna” fuera puesta en práctica. La dictadura de Manuel Estrada Cabrera devenía desde 1898,
habiendo sido “reelecto” dos veces, la última en 1915 cuando de nuevo hizo que la dócil Asamblea Nacional Legislativa modificara el artículo constitucional que prohibía la reelección. De partidos políticos, ni hablar:
estaban prohibidos. 3 Las “Minervalias” impuestas por el tirano desde 1899 se celebraban cada año, donde supuestamente se
exaltaba a la juventud estudiosa, y en realidad constituían desfiles de maestros y escolares que rendían obligado
culto no a Minerva sino a don Manuel, a quien gustaba que le llamaran “Protector de la juventud estudiosa”.
7
En esta hora de glorificación a la libertad, vibran las notas del himno patrio como una
bélica fanfarria que nos envuelve en una racha evocadora. 4 Las próceres figuras de los
libertadores emergen de la sombra, consagrados por el tiempo y aureolados con el prestigio
romántico de todos los revolucionarios. Yo los evoco, en un desfile sereno y marcial. Pasan
todos….. Y pasa el más grande. Dije Bolívar. El genio de la revolución americana. Este pesa
4 La “bélica fanfarria” de la letra del himno nacional, fue modificada en 1934. Las estrofas sangrientas que
figuran en la edición original del Himno Nacional de Guatemala (1896) y que se entonaron por primera vez el
30 de agosto de 1897, de la inspiración del maestro cubano José Joaquín Palma y Lasso de la Vega (1844–
1911). Según Lisandro Sandoval, “Nuestro Himno Nacional se estrenó solemne y oficialmente en la velada
lírico literaria que en el Teatro Colón tuvo efecto el 30 de agosto de 1897; día que se escogió con el objeto de
exaltar y conmemorar también la apertura de la Exposición Centroamericana, fijada de antemano, por acuerdo
gubernativo, para el 31 del citado mes.” Véase “Notas de Lisandro Sandoval (III edición. Guatemala 1950)”,
en: Palma, José Joaquín; Poesías y notas biográficas de José Joaquín Palma y Lasso en el Centenario de su
Muerte (1911–2011). Prólogo Dr. Eusebio Leal. Guatemala : 5ª Edición. Ministerio de Cultura y Deportes,
Editorial Cultura, 2011. Página 76. La letra del himno fue modificada en 1934, por el profesor y filólogo José María Bonilla Ruano (1889–1957),
quien en 1931 efectuó un viaje a Bélgica, inicialmente para revisar las pruebas de imprenta de uno de sus libros;
la estadía se prolonga por cuatro años. Viviendo ahí y por iniciativa personal aprovecha para investigar y
traducir el contenido de varios himnos nacionales de Europa, que agrega a los de América; el resultado de su
esfuerzo que le llevó dos años (1932–1934) lo presentó a la Academia Guatemalteca de la Lengua de la cual
era miembro, mismo que publicó posteriormente con el título: Anotaciones Criticodidácticas (Unión
Tipográfica, 1935. 351 p.).
De acuerdo con Bonilla, la letra original era impropia para ser entonada por escolares en vista que contenía
llamados a la guerra, a la sangre. La primera estrofa decía: “¡Guatemala feliz ya tus aras no ensangrienta feroz
el verdugo, ni hay cobardes que laman el yugo ni tiranos que escupan tu faz. Si mañana tu suelo sagrado lo
profana invasión extranjera tinta el viento tu hermosa bandera de mortaja al audaz servirá”. Cómo aceptar que
un extranjero que después de hollar el suelo patrio y morir en el intento, prácticamente se le corone colocándole un símbolo patrio como mortaja. La modificación realizada por Bonilla deja el verso siguiente: “¡Guatemala
feliz! Que tus aras no profane jamás el verdugo; ni haya esclavos que laman el yugo ni tiranos que escupan tu
faz.”
En la versión original otra estrofa, no apta para niños, indicaba: “Es tu enseña pedazo de cielo entre nubes de
nítida albura, y ¡ay de aquel que con mano perjura sus colores se atreva a manchar. Que tus hijos valientes y
altivos ven con gozo en la ruda pelea el torrente de sangre que humea del acero al vibrante chocar.” Para
disminuir el tono, Bonilla propuso y le fue aceptado: “Es tu enseña pedazo de cielo en que prende una nube su
albura y ¡ay aquel que con ciega locura sus colores pretenda marchar!”. Considerando que los aportes de Bonilla
Ruano al análisis del himno eran válidos, la Academia propuso al dictador Jorge Ubico que se adoptaran las
reformas planteadas por el filólogo, quien las aprobó en acuerdo gubernativo del 26 de julio de 1934.
Para más detalles véase: Batres Villagrán, Ariel; Biobibliografía de Manuel Coronado Aguilar. Publicado el 23 de junio de 2018.
https://ensayosbatres.wordpress.com/2018/06/23/biobibliografia-de-manuel-coronado-aguilar/ Véase también
en:
https://www.academia.edu/36904525/Biobibliograf%C3%ADa_de_Manuel_Coronado_Aguilar_Ensayo_por_
Ariel_Batres_Villagr%C3%A1n_Guatemala_22_de_junio_de_2018. Páginas 335 a 350.
8
más que el Continente. Es del linaje de las águilas. Un sacro fuego lo nimba. Cargado de
dolor y de utopías sale de la vida para vivir más intensamente en la eternidad. Porque este
hombre que, para repetir el bello símil de García Calderón, 5 es el Superhombre concebido
por Nietzche 6 o el Representativo moldeado por Emerson, cuando se acogió a la muerte,
llevaba en su cerebro formidable un mundo de proyectos tan vastos y de sueños tan sublimes
que, la [5] gloria, cada minuto que pasa, tiene que agrandar su marco para ajustarse a esta
figura de coloso.
*
* *
Cuando, en un minuto severo, se tiende la vista sobre esta América nuestra, una
marejada de optimismo nos anega el corazón. Ante estos jóvenes pueblos que, más o menos,
han sacudido el sueño ominoso en que los sumieran tantos factores tradicionales y,
despertando todas sus energías inteligentes, se aprestan a su reajuste moral.
Terminaron para ellos esas épocas de desacierto político en que, tras el letargo del
coloniaje, y apenas pasado el relumbrón de la epopeya libertadora, los ahogaran la falsa
interpretación de dogmas políticos y los sofismas revolucionarios que hacían fortuna en
ultramar bajo el delirio de una fiebre terrorista.
La ideología revolucionaria obrando sobre la imaginación hiperbólica de estas
democracias nacientes, sin tradiciones políticas ni sólida organización social; que se
apresuraban a hacer copias falsas de instituciones de pueblos de idiosincracia diversa. Y fue
en– [6] tonces que, se ahondaron las diferencias subsistentes desde el coloniaje entre los
pueblos hijos de España y de Inglaterra. Cada una de estas madres hubo de forjar a sus hijos
en su molde nacional. Así, mientras el retoño latino, esmirriado bajo las teocracias opresoras
entraba a la vida autónoma huérfano de experiencia política y creaba las anarquías militares;
la América sajona, que desde el nacimiento recibiera los principios de libertad, no rompía
con su pasado. No iban a la conquista de nuevos derechos cuando los tenían todos. Su
revolución, exclama Van Dike, filosóficamente no fue una revolución sino una forma de
resistencia. Se reconoció y no se creó un estado de cosas como se intentara en los estados
latinos, afanados por demoler su tradición política para construir un presente autónomo que
iniciase otra era.
El futuro eligió su proscenio en esta América potente y magnífica que se abre como
un Eldorado de la fábula a los aluviones inmigratorios. Hoy es el seno prolífico donde el siglo
que comienza desarrollará no sabemos que portentosas energías aún aletargadas. Es el útero
máximo en que han de fundirse [7] todos los gérmenes cosmopolitas para forjar el ciudadano
del porvenir. Es el laboratorio de la libertad. Sus diez y ocho pueblos entran al futuro con un
5 Se refiere al peruano Francisco García Calderón Rey (1883–1953). 6 Debió haber escrito “Nietzsche”.
9
gesto de victoria. Óyese un vasto rumor de colmenas que arrulla el sueño milenario de los
Andes.
¿Qué importan los fracasos pretéritos de los utopistas que quizás prematuramente
soñaron el ideal federativo, 7 si los obstáculos antes irresolubles hoy se simplifican ante el
afirmamiento de la conciencia política y el desenvolvimiento de la potencia interna, mientras
van desapareciendo los factores disolventes? ¿Qué será de las burocracias crecientes cuando
se realicen las transformaciones auguradas por la riqueza de sus tierras ubérrimas y jóvenes?
¿No la realidad presente rebate la opinión de los sociólogos que, por la relativa diversidad
étnica en los pueblos de Latino América, creían difícil en ellos la formación de una conciencia
nacional? 8 Jamás en estas nuevas Repúblicas las ideas federativas pueden tener más auge
como ahora que la actividad del siglo y el industrialismo creciente abren todos los caminos,
y acaso, estas ideas se impongan también como un principio de equilibrio ante las
transformaciones geo– [8] gráficas y políticas que dará al mundo la contienda que se libra; 9
jamás la historia vio repetido el prodigio que se obró en América; diez y ocho pueblos que
acerca la unidad religiosa: desde la placidez del golfo mexicano hasta la bravura de las aguas
magallánicas, la cruz abarca con sus brazos protectores. La unidad étnica y la unidad de
idioma: la bélica majestad del castellano rueda desde el Caribe hasta las Pampas. Diez y ocho
pueblos, en fin, atados por la identidad religiosa y la identidad moral.
En tanto, las tendencias al fraccionamiento, al disgregamiento atómico van
desapareciendo y casi en todos ellos comenzó ya la fase definitiva que augura el sabio
peruano. 10 La era de la riqueza, del orden interior y del industrialismo. Porque la riqueza
7 En Centroamérica dicha utopía deviene de 1824 cuando se aprobó la Constitución de la República Federal de
Centro América. Sin embargo, las luchas intestinas dieron al traste con el sueño de los próceres Pedro Molina
y José Cecilio del Valle, por lo que a partir de 1838 Guatemala se declaró separada del resto y la Federación prácticamente fue declarada insubsistente. En 1921 hubo otro intento de unificación, del que participaron
solamente tres de los cinco países y no obstante que se firmó una Constitución Federal el 15 de septiembre de
ese año, no fue reconocida por ninguno de los gobiernos. Con el derribo del poder de Carlos Herrera –proclive
a suscribirla– el 5 de diciembre de ese año, se perdió la oportunidad. 8 Sin ser sociólogo, ya que en tal época no existía la carrera de sociología en la Universidad Nacional, Miguel
Ángel Asturias, siete años después del discurso de Herrera, planteó en su tesis de graduación como abogado la
necesidad de reconocer el valor cultural de todas las etnias en Guatemala y propuso elementos para entender el
sentido de la “identidad nacional”. Véase: Asturias, Miguel Ángel; Sociología guatemalteca : El problema
social del indio. Guatemala : Tipografía Sánchez & De Guise, 1923. 9 Herrera se refiere a la Primera guerra mundial (1914–1918), en curso cuando pronuncia su salutación a la
patria. 10 El filósofo y abogado peruano Francisco García Calderón Rey (1883–1953), hasta antes de 1916 había
publicado, entre otros textos: Les conditiones sociologiques de l'Amérique Latine (1908); Profesores de
idealismos (1909); La creación de un continente (1912); y, Les démocraties latines de l'Amerique (1912). En
alguno de estos seguramente se inspiró Herrera para señalar la “fase definitiva” que eliminara el
fraccionamiento entre naciones.
10
agrícola asegura la libertad financiera mientras el industrialismo tiende sus hilos de hierro
sobre las fronteras y en las sirenas de los navíos lanza un grito de victoria por la conquista de
nuevos mercados. Y sobre este concierto maravilloso, una literatura nueva y vigorosa ata
millones de almas con sus mallas ideológicas! 11
[9]
Estamos viendo una frase trascendental de la civilización. En una época en que la
humanidad libra una de sus más grandiosas epopeyas. ¿Quién prevé las reacciones que
originará el cataclismo presente ante esos factores nuevos que surgen en la evolución de los
pueblos? 12
El carácter analítico del pensamiento contemporáneo arremete contra todas las viejas
instituciones y completa la emancipación del espíritu. Todo se discute y analiza. La vida
moderna ha ganado en intensidad. Las generaciones de hoy se dan más cuenta del minuto
que pasa y, desenvolviendo todos los círculos de su actividad, se acercan a la perfección y la
felicidad de la vida. 13
Asistimos a una briosa renovación de ideas, en todos los órdenes; hasta en aquellas
esferas tildadas de inamovilidad. Las nuevas ideas, a veces, cuánto cuestan! 14 La humanidad
tiene escritas muchas de sus victorias con sangre. Una verdad llega a alzarse sobre el acre
vaho de las matanzas. La tierra ha debido de empurpurarse para que germine una nueva
simiente. Y el hombre tiene un gesto pesimista pensando que la verdad paga muy caras sus
conquistas y que, a pesar de todo, [10] cae un error para consagrar otro; una mentira se
derrumba para cimentar otra mentira. Sin embargo, haciendo el balance moral, se gana más
que se pierde. La evidencia confirma una ecuación feliz. 15
Pero las ideas se amasan con sangre, como piensan los apologistas de la lucha. Lo que
sucede es que los sofismas históricos y las fanáticas propagandas de erróneas ideas, pueden
extraviar el criterio de las épocas, haciendo ver mirajes fantásticos a través de lentes falsas.
11 Herrera no abre signo de exclamación. 12 La epopeya y cataclismo están referidos a la primera guerra mundial, en desarrollo cuando Herrera pronuncia
su discurso. El peruano García Calderón publicará El dilema de la Gran Guerra (1919). 13 Sin que sus palabras fueran incendiarias, decir que en 1916 “Todo se discute y analiza” pareciera un
contrasentido, toda vez que el miedo al dictador y sus esbirros era tal que las paredes tenían oídos y era mejor
callar. Miguel Ángel Asturias en El Señor Presidente (1946) describe muy bien la situación política de la época. 14 No hay apertura del signo de exclamación en el original. 15 De hecho, en este párrafo del discurso se advierte que Herrera está clamando por la libertad de las ideas,
conculcadas por la dictadura de Estrada Cabrera. No es un llamado revolucionario y ni al de la guerra civil en contra del sátrapa, pero señalar en 1916 que se asiste a una “briosa renovación de ideas, en todos los órdenes;
hasta en aquellas esferas tildadas de inamovilidad”, era como advertir que instituciones como la iglesia católica
y la universidad debían renovarse y si era necesario que el país y la tierra se tiñeran de sangre “para que germine
una nueva simiente”, ello ocurrirá hasta en las jornadas de marzo y abril de 1920, cuando el gobernante sea
derrocado porque “la verdad paga muy caras sus conquistas”.
11
Tal sucede con los juicios reinantes sobre el movimiento francés del 89. La revolución
había tenido más apologistas que detractores; pero faltaba la visión clara y severa de un
Tockeville 16 y más: lo que tanto pidiera un célebre escritor del siglo pasado: El admirable
escalpelo de un Taine que, barriendo mentiras consagradas y lirismos hiperbólicos, asentase
un criterio definitivo sobre la hecatombe. Porque hoy pensamos que, más que a las
exaltaciones demagógicas, a las fiebres de terrorismo y a los fanatismos demoledores, el
hundimiento feudal, el coto al absolutismo, se debe a la irrupción triunfal de las ideas largo
tiempo atrás incubadas en Europa. Así, [11] la redención social que se ha querido localizar
en la época de la revolución, hacía mucho que palpitaba entre las marejadas de la filosofía.
*
* *
El espíritu del siglo es iconoclasta y renovador. Hunde bizarramente su piqueta
demoledora contra todas las mentiras que amontonaran los siglos y los prejuicios seculares
consagrados por la estrechez y la estulticia humanas.
De intento hago hincapié en uno de los problemas más hermosos y más hondos que
está solucionado el alto espíritu de la época. La reivindicación de la mujer. Nunca como en
los días actuales, se ha marcado en el ambiente tal interés por la revolución feminista. El
exaltamiento de un escritor contemporáneo llama a nuestro siglo el siglo de la mujer. Se alzan
las voces de Bebel y de Finot —para no citar sino a los más entusiastas— con majestad de
apostolado y con grandeza de profecías. Bebel, con sus exagerados argumentos y sus juicios
recriminantes, tiene la épica belleza de los redentores. 17 Finot, este alto poeta del optimismo,
sabe rugir y convencer cuando batalla por la igualdad [12] humana y una fanática indignación
presta destellos olímpicos a su verbo cuando clama la reivindicación de la raza negra. 18
Y la lid igualitaria sigue su marcha, triunfando de los rezagados y del postrer baluarte
de los criterios misóginos: La inferioridad mental de la mujer, derribado ya por el axioma
biológico de que el talento no tiene sexo.
16 Aunque debió haber escrito “Tocqueville”, se transcribe tal como está en el original. 17 Fueron Karl Marx (1818-1883), Friedrich Engels (1820-1895) y August Bebel (1840-1913) los que
establecieron las bases del pensamiento socialista sobre la “cuestión de la mujer”. Bebel publicó La mujer y el
socialismo (1879), en donde definió que: “La mujer de la nueva sociedad será plenamente independiente en lo
social y lo económico, no estará sometida lo más mínimo a ninguna dominación ni explotación, se enfrentará
al hombre como persona libre, igual y dueña de su destino”. Véase “Feminismo y movimiento obrero”, en:
http://www.historiasiglo20.org/sufragismo/movobrero.htm 18 Se refiere al sociólogo francés Jean Finot (1858–1922) quien se oponía a los teóricos que establecían que la raza aria era superior a cualquier otra y basaban sus argumentos en las tesis de Darwin y otros científicos
sociales. Fue parte del movimiento que recibió el nombre de “la revuelta contra el racismo científico”. Entre
sus obras, y seguramente de alguna de ellas extrajo Flavio Herrera su descripción, se tienen: El prejuicio racial
(1906); La Carta de las Mujeres ... seguida de una encuesta sobre el voto político de las mujeres en
Francia (1910); La agonía y la muerte de las razas (1911); y El prejuicio y el problema de los sexos (1912.
12
El prejuicio de las razas y el prejuicio de los sexos agonizan socavados por la fuerza
propulsora de las ideas de hoy. Ellos han sido un espeso bloque que, derribado, descubre más
amplias perspectivas. Y si, no tan optimistas como Finot, para creer que la ascención de la
mujer hacia el sitio definitivo que le reconoce el pensamiento contemporáneo, sea la
condición que realice la felicidad humana, a ella, al menos, nos acercará, y si, buscarla es
nuestro fin, como ya dijo Aristóteles, y ella está en nosotros como dice el filósofo de hoy,
acaso todo radique en tomar la vida en un sentido integral. En la exacta compenetración de
sus dos círculos: espiritual y orgánico. Y así, aspirar al supremo objetivo de nuestra conducta
en una concepción racional que nos aleje tanto de la fría sequedad del concepto estoico, del
espíritu de re– [13] nunciación y de aniquilamiento de la idea cristiana, de las vacías
abstracciones del querer Kantiano, como del exclusivo sensualismo de teorías epicúreas y
utilitarias. Aspirando a someter las turbulencias de la afectividad a los serenos cauces de la
razón. Alzando los apetitos y sentimientos hacia el plano de la voluntad soberana, como
opinaban Bruno y Spinoza, para llegar a la adquisición de la moral más noble de todas las
morales, la moral de la felicidad.
*
* *
Y ante la hecatombe actual, mientras las quimeras pacifistas se ahogan entre el humo
de la pólvora y el vaho de la sangre; y otra vez en cabalgata fatídica pasan todos los males
pisoteando esta humanidad tantas veces destrozada; mientras sobre los campos del viejo
mundo otra vez galopan los cuatro ginetes del Apocalipsis, que ha dicho Blasco Ibáñez,
haciendo la siega del fruto más sacro que se haya alzado jamás bajo el sol: la vida. 19 Mientras
truenan obuses y se derrumban ciudades y se aniquilan pueblos, los hombres, acaso por el
remanso de optimismo que duerme aún en los espíritus más escépticos, si– [14] guen
puliendo ese talismán precioso de la esperanza; siguen alzando andamiajes de utopías y llenos
de energía y de fe, como en el mito persa, en que, el poder de Arimán, genio del mal, triunfa
siempre sobre de Croscha, guiador de los buenos, hasta que un día, tres mil años después de
Zoroastro, cuando la lucha llegue al período más álgido, Arimán sea aniquilado y, purificados
todos por el amor y la tierra renovada, comience el dominio del luminoso Ahura para no
acabar jamás. 20
19 Debió escribir “jinetes”. Se respeta el original porque así se estilaba en aquella época.
Los cuatro jinetes mencionados en el Apocalipsis son: la Guerra, el Hambre, la Peste y la Muerte.
Herrera se encontraba al día en cuanto a lecturas ya que la novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis fue publicada por entregas en el periódico El Heraldo de Madrid, a partir de marzo de 1916, por el escritor
español Vicente Blasco Ibáñez (1867–1928), el que la redactó entre noviembre de 1915 y febrero de 1916; fue
impresa en formato de libro en 1919, por su propia empresa editorial, Prometeo. 20 “Angra Mainyu (Avesta), también Ahriman o Arimán (en persa اهريمن, tr. Ahrimán), es la mala mente del
humano. / El nombre no aparece en las inscripciones persas de la Antigüedad. En el Avesta es llamado el
13
Como en el mito persa, dije, que tiene lumbres de augurio, los hombres esperan
también los siglos mejores. 21
Dije. 22
hermano gemelo de Ahura Mazda, y el opuesto de Spenta Mainyu. Es considerado como el Satán destructor, la
fuente de todos los males en el mundo y, al igual que Ahura Mazda, existió desde la creación del mismo.
Ahrimán escogió el mal conscientemente, creó las enfermedades para provocar la llegada de la muerte. Se considera que su mayor maldad fue corromper el fuego puro creado por Ahura Mazda, al que le dio color y le
añadió el humo, dándole su característica contaminante. En el día del Juicio Final será destruido por Spenta
Mainyu y desaparecerá del mundo para siempre.” Véase: Angra Mainyu, en:
https://es.wikipedia.org/wiki/Angra_Mainyu 21 En este discurso y la referencia que efectúa sobre la religión persa de Zoroastro, Herrera demuestra que sus
estudios iban más allá de lo puramente literario o bien en materia de derecho. Cuatro años antes, en un recorte
de periódico sin identificar que se encuentra pegado dentro de un libro de contabilidad, dejó conservado su
artículo “La India”, publicado el 5 de agosto de 1912. Se resguarda en los archivos de la Casa de la Cultura
Flavio Herrera. En un párrafo de prosa poética dice sobre la India:
“Selvas maravillosas donde la vida palpita en todas las cosas, en todos los átomos; selvas plenas de poesía
donde los dioses multiformes meditan en las pagodas y los templos en ruina evocando la gloria de las edades remotas! Y fulguran las hipnóticas pupilas de los tigres, y rugen los leones, y pasean su indolencia, los elefantes
colosales mientras una serpiente forma un símbolo en la arena y pasa la esmeralda gigantesca de un lagarto por
entre los bambúes soñolientos……. ¡Selvas vírgenes donde palpita el panteísmo de aquel pueblo colosal!” 22 Herrera, Flavio; Discurso pronunciado por el bachiller don Flavio Herrera la noche del concierto verificado
en el Palacio del Ejecutivo el 14 de septiembre de 1916. Guatemala : Tipografía Nacional, 1916. Págs. 3 a 14.
14
FUENTES CONSULTADAS
BIBLIOGRÁFICAS
• Asturias, Miguel Ángel; El Señor Presidente. México : Editorial Costa-Amic, 1946.
• -----------; Sociología guatemalteca : El problema social del indio. Guatemala : Tipografía Sánchez & De
Guise, 1923.
• Herrera, Flavio; Discurso pronunciado por el bachiller don Flavio Herrera la noche del concierto
verificado en el Palacio del Ejecutivo el 14 de septiembre de 1916. Guatemala : Tipografía
Nacional, 1916.
• “Notas de Lisandro Sandoval (III edición. Guatemala 1950)”, en: Palma, José Joaquín; Poesías y notas
biográficas de José Joaquín Palma y Lasso en el Centenario de su Muerte (1911–2011).
Prólogo Dr. Eusebio Leal. Guatemala : 5ª Edición. Ministerio de Cultura y Deportes, Editorial
Cultura, 2011.
HEMEROGRÁFICAS
• Herrera, Flavio; La India”. Guatemala 5 de agosto de 1912. Publicado en un periódico que no se puede
identificar de cuál se trata ni la fecha de edición. Se encuentra colocado y pegado como recorte
de prensa, junto a varios de Flavio Herrera y de otros autores, publicados entre 1912 y 1914, y de varios más copiados a mano entre 1901 y 1905 por el anterior propietario de un libro
para asuntos de contabilidad, de 72 folios (el resto fueron arrancados). El artículo o ensayo
está en folios 9 a 11 En la portada interior se lee: “Propiedad de Arturo R. Vielmann.
Guatemala julio 27 de 1901”. El folio 1 lo identifica como ”Libro Diario abierto el día 16 de
julio de 1901”. Está resguardado en los archivos de la Casa de la Cultura Flavio Herrera.
INTERNET
• Batres Villagrán, Ariel; Biobibliografía de Manuel Coronado Aguilar. Publicado el 23 de junio de 2018.
https://ensayosbatres.wordpress.com/2018/06/23/biobibliografia-de-manuel-coronado-
aguilar/. Y, en:
https://www.academia.edu/36904525/Biobibliograf%C3%ADa_de_Manuel_Coronado_Agu
ilar_Ensayo_por_Ariel_Batres_Villagr%C3%A1n_Guatemala_22_de_junio_de_2018.
• ----------; El Señor Presidente (Edición conmemorativa de la RAE y la ASALE). Publicado el 11 de julio
de 2020
https://www.academia.edu/43588443/El_Se%C3%B1or_Presidente_Edici%C3%B3n_conm
emorativa_._3_de_septiembre_de_2020_fecha_de_su_lanzamiento; y, en la misma fecha, en:
https://ensayosbatres.wordpress.com/2020/07/11/el-senor-presidente-edicion-
conmemorativa-septiembre-de-2020/
ABV/101