El concepto de desarrollo sostenible surgió en 1987 con el informe de Brundthlan, y éste se define como el "desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades".

En cumplimiento a los tratados convenidos por Colombia este concepto se integra a la nueva constitución colombiana de 1991.

Antes de que el desarrollo sostenible fuera integrado a la constitución para regular las interacciones del hombre en el medio que causaran interferencia ecológica, el decreto ley 23 de 1973 fue aprobado en base a la política ambiental de Estados Unidos que solo contribuía en lo que a permisos ambientales de construcción se refiere. Durante aproximadamente 20 años esta política ambiental colombiana regulo ciertos aspectos de la interacción entre el mundo cultural y el mundo natural, pero los problemas de esta interacción abarcan a toda la humanidad y toda la naturaleza del planeta, no solo a la colombiana y como se acentúa en el reporte del Club de Roma acerca de los límites del crecimiento, los problemas ambientales mas graves necesitan de un tratamiento cooperativo internacional en todos los ámbitos especialmente en el económico. No era suficiente con esta política ambiental para ayudar en los grandes problemas referentes a los recursos naturales de la humanidad por esta y muchas otras razones en 1991 se decide incorporar el concepto de desarrollo sostenible al ordenamiento jurídico colombiano pero como es de esperarse con una norma que no es surgida del consenso popular no se podría saber qué consecuencias socioculturales traería al afectar la vida económica del país. La legalización del concepto del desarrollo sostenible trajo como consecuencia para Colombia una serie de exigencias difíciles o complejas de satisfacer por muchos motivos que dificultaban la correcta adherencia de este concepto en la vida económica y política del país.

Estando la organización de este país guiada por dirigentes que no buscan el bienestar de los votantes comprados que representan, lo que desde la dirigencia del Estado se puede hacer para aplicar eficazmente las políticas de desarrollo sostenible es muy poco. Los políticos están extintos en Colombia, pues en el sentido clásico del término se considera político a aquella persona que decide buscar el bienestar de la población... Desde éste o aquél punto de vista, desde el oficial o el crítico, se necesitan urgentemente dirigentes políticos que sepan sacar todo el potencial a las políticas de desarrollo sostenible, que no muy gratuitamente fueron consagradas en la carta política Colombiana.

La sociedad del despilfarro que necesita el sistema de intercambios de bienes y servicios en mercados bursátiles capitalistas, contiene implícita una cultura anti ecológica, legal ante cualquier Estado que considere a el PIB como medida de la "felicidad", (pues entre más intercambio de bienes y servicios innecesarios -que irán a parar a un depósito de basura en menos del ya corto tiempo de duración de dichos productos- haya más se considera feliz a una persona promedio ;más aumenta el PIB), grave limitante de la implantación de políticas

de desarrollo sostenible y menos aún, de un sistema económico de desarrollo sostenible. Esta limitante sociocultural no presentada de forma tan marcada en Colombia como sí lo es en otros países mas "desarrollados" conjuntamente con la propaganda en los medios de comunicación masivos, chocan de frente con una posible educación cultural para todas las personas, tan necesaria ésta para que las políticas de desarrollo sostenible en Colombia sí funcionen: sean aceptadas, respetadas y cumplidas y así contribuir para nuestra supervivencia. El sistema de intercambios de bienes y servicios en mercados bursátiles capitalista no es un sistema económico, pues de eco no tiene nada. Necesita de un infinito movimiento de bienes y servicios en un mundo con recursos naturales finitos y cada vez más escasos para satisfacer las reales necesidades de la creciente población.

Las dificultades principales para la aplicación de las políticas de desarrollo sostenible son de índole político pues como bien lo dijo el Presidente de la República de Chile en su intervención de Río + 20 "La crísis es política. El hombre hoy no gobierna al hombre; gobierna el mercado." Pero con el espacio cada vez más abierto a la concientización de los graves problemas ambientales que enfrentamos, las oportunidades de un desarrollo sostenible crece, utilizando lo de hoy y sembrando para mañana.