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División de los reinos época de Jesus El reino quedaba dividido entre tres de sus hijos: Arquelao, que se llevaba la mejor parte con Judea y Samaría; Herodes Antipas, a quien correspondían Galilea y la Perea; y Filipo, que se quedaba con las regiones de la Gaulanítide, Traco24 nítide, Batanea y Auranítide. Además, Salomé, hermana de Herodes, recibió en posesión los enclaves de Yamnia y Azoto en la costa mediterránea, así como de Fasael en el valle del Jordán. Otros territorios, como las ciudades de Hipos y Gadara con sus distritos, pasaron a engrosar la comarca de la Decápolis, a la que en su día pertenecieron, y, por tanto, a depender directamente de la provincia imperial de Siria. También Gaza, en la costa mediterránea, al sur, pasó a depender del gobernador de la citada provincia. Arquelao, que llevaba el título honorífico de etnarca, era un hombre despótico como su padre, y fue recibido muy ne- 1. Mapa de Palestina a la muerte de Herodes el Grande, con sus distintos territorios y administraciones: la tetrarquía de Arquelao, que después se convirtió en provincia romana, y que incluía Judea, Samaría e Idumea; la tetrarquía de Antipas, con Galilea y Perea; la de Filipo, con la Gaulanítide, Traconítide, Batane y Auranítide; los distritos de Salomé: Yamnia, Azoto y Fasael; y las regiones circundantes: Fenicia, Decápolis, que pertenecían a la provincia de Siria. gativamente por el pueblo. El evangelio participa también en esta postura hostil hacia el nuevo monarca (Mt 2, 22). La situación llegó a ser tan conflictiva, que se hizo precisa la intervenció de las tropas romanas, para lo cual el gobernador de Siria, Quintilio Varo, se puso al frente de tres legiones, probablemente la VI Ferrata, la X Fretensis^y la XII Fulminata, y penetró en Judea, consiguiendo al fin, tras no pocos esfuerzos, devolver la paz al país. Por su parte, una legación de notables judíos, que había sido enviada a Roma, consiguió que el emperador depusiera al nuevo monarca, el cual precisamente acudía entonces a la capital del imperio para recibir oficialmente la confirmación de su título real. Era el año 6 d. C. Es posible que una de las parábolas evangélicas esté precisamente inspirada en ese hecho (Le 19, 12-14). En consecuencia, la tetrarquía de Arquelao pasó a ser administrada directamente por Roma, que envió de gobernador a un caballero romano de la clase media, llamado Coponio, con el título de procurador, o tal vez de prefecto. Lo que a nosotros quizá llame más la atención de la religión judaica de entonces sea su carácter rigorista en las prácticas, dado que se sobrevaloraba el cumplimiento meticuloso y literal de los preceptos (había 613 mandamientos). Esto se manifiesta principalmente en el sistema de comidas, donde la di visión bíblica de animales puros e impuros (Lv 11) y las prescripciones respecto a su forma de matarlos (desangrándolos) impedía prácticamente a los judíos tomar cualquier tipo de carne que no estuviera estrictamente controlada por ellos en todo el proceso desde el matadero a la mesa, y, por derivación, cualquier tipo de alimento. Igualmente, las múltiples vías de contaminación o impureza legal, tanto de origen bíblico como de la tradición (Misná), les impedían, por ejemplo, entrar en casa de los paganos bajo ningún concepto. Asimismo estaban obligados a purificarse

División de Los Reinos Época de Jesus

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Divisin de los reinos poca de Jesus

El reino quedaba dividido entre tres de sus hijos: Arquelao, que se llevaba la mejor parte con Judea y Samara; Herodes

Antipas, a quien correspondan Galilea y la Perea; y Filipo, que se quedaba con las regiones de la Gaulantide, Traco24

ntide, Batanea y Aurantide. Adems, Salom, hermana de Herodes, recibi en posesin los enclaves de Yamnia y Azoto en la costa mediterrnea, as como de Fasael en el valle del Jordn. Otros territorios, como las ciudades de Hipos y Gadara con sus distritos, pasaron a engrosar la comarca de la Decpolis, a la que en su da pertenecieron, y, por tanto, a depender directamente de la provincia imperial de Siria. Tambin Gaza, en la costa mediterrnea, al sur, pas a depender del gobernador de la citada provincia. Arquelao, que llevaba el ttulo honorfico de etnarca, era un hombre desptico como su padre, y fue recibido muy ne-

1. Mapa de Palestina a la muerte de Herodes el

Grande, con sus distintos territorios y administraciones: la tetrarqua de Arquelao, que despus se convirti en provincia romana, y que inclua Judea, Samara e Idumea; la tetrarqua de Antipas, con Galilea y Perea; la de Filipo, con la Gaulantide, Tracontide, Batane y Aurantide; los distritos de Salom: Yamnia, Azoto y Fasael; y las regiones circundantes: Fenicia, Decpolis, que pertenecan a la provincia de Siria. gativamente por el pueblo. El evangelio participa tambin en esta postura hostil hacia el nuevo monarca (Mt 2, 22). La situacin lleg a ser tan conflictiva, que se hizo precisa la intervenci de las tropas romanas, para lo cual el gobernador de Siria, Quintilio Varo, se puso al frente de tres legiones, probablemente la VI Ferrata, la X Fretensis^y la XII Fulminata, y penetr en Judea, consiguiendo al fin, tras no pocos esfuerzos, devolver la paz al pas. Por su parte, una legacin de notables judos, que haba sido enviada a Roma, consigui que el emperador depusiera al nuevo monarca, el cual precisamente acuda entonces a la capital del imperio para recibir oficialmente la confirmacin de su ttulo real. Era el ao 6 d. C. Es posible que una de las parbolas evanglicas est precisamente inspirada en ese hecho (Le 19, 12-14). En consecuencia, la tetrarqua de Arquelao pas a ser administrada directamente por Roma, que envi de gobernador a un caballero romano de la clase media, llamado Coponio, con el ttulo de procurador, o tal vez de prefecto.

Lo que a nosotros quiz llame ms la atencin de la religin judaica de entonces sea su carcter rigorista en las prcticas, dado que se sobrevaloraba el cumplimiento meticuloso y literal de los preceptos (haba 613 mandamientos). Esto se manifiesta principalmente en el sistema de comidas, donde la di visin bblica de animales puros e impuros (Lv 11) y las prescripciones respecto a su forma de matarlos (desangrndolos) impeda prcticamente a los judos tomar cualquier tipo de carne que no estuviera estrictamente controlada por ellos en todo el proceso desde el matadero a la mesa, y, por derivacin, cualquier tipo de alimento. Igualmente, las mltiples vas de contaminacin o impureza legal, tanto de origen bblico como de la tradicin (Misn), les impedan, por ejemplo, entrar en casa de los paganos bajo ningn concepto. Asimismo estaban obligados a purificarse lavndose con frecuencia y lavando los objetos de uso. En consecuencia, y pese a la vecindad entre paganos y judos, se levantaba de hecho un muro infranqueable entre ambos, que psicolgicamente les haca a los judos cerrarse cada vez ms sobre s mismos. Naturalmente, no todos cumplan estas normas (Mt 15, 1-2; 23, 4; Me 7, 1-2; Le

11, 46; Jn 7, 22; Hch 15, 10), y haba judos muy helenizados poco o nada practicantes, pero que siempre resultaban mal vistos, sobre todo en los medios ms ortodoxos del judaismo. La adopcin de nombres griegos para la onomstica estaba ya muy generalizada, empezando por los reyes, tanto asmoneos como herodianos (stos todos tenan nombres griegos), y afectaba incluso a las clases judas dirigentes y ortodoxas. No era infrecuente el uso simultneo o indistinto del nombre griego y el hebreo. San Pablo, por ejemplo, tena dos nombres: el latino Paulo y el hebreo Saulo.

Los evangelios se refieren constantemente a estos rasgos de las costumbres religiosas judas. A la interpretacin puramente formalista en el cumplimiento de las leyes (Mt 23, 16-24; Le 11, 42, etc.), al afn de purificar las cosas presuntamente contaminadas (Mt 15, 2-11; 23, 25; Le 11, 37-40, etc.), a las prohibiciones de entrar en casa de los gentiles o paganos (Mt 8, 5-8; Jn 18, 28; Hch 11, 3; etc.), al rigorismo en el cumplimiento del descanso sabtico (Mt 12, 1-14; Me 1, 21-26; 2, 23-28; 3, 1-8; Le 6, 1-11; 13, 10-17; 14, 1-6; Jn 5, 8-11; 9, 13-16), etc. Dentro del judaismo haba grupos ideolgicamente muy distintos. Estos eran los saduceos, los fariseos y los esenios. Los primeros formaban una faccin, muy extendida entre

la clase sacerdotal, cuyas principales caractersticas eran una interpretacin muy sobria de la ley mosaica, unida a una cierta apertura al helenismo. En consecuencia, de las Sagradas Escrituras admitan slo la Tora o Pentateuco, es decir, el llamado

Libro de Moiss (Gnesis, xodo, Levtico, Nmeros y Deuteronomio), subestimando a los profetas y escritores sapienciales, y no ac optando la tradicin oral. Tenan una concepcin bastante materialista de la religin, rechazando la creencia en la otra vida, as como la existencia de ngeles o la resurreccin de los muertos (Mt 22, 23-32; Me 12, 18-27; Le 20, 27-39). Durante la poca asmonea fueron partidarios de Aristbulo II en su lucha contra Hircano II, y en el tiempo de Jess trataban de mantener buenas relaciones con los romanos. Anas y Caifas eran saduceos, y ese afn conciliatorio con el poder establecido fue entre otras razones la causa de la decisin de acabar con Jess (Jn 11, 47-50). Sus enemigos declarados eran los fariseos, y de ah los conflictos y disputas que surgan entre ambos

(Hch 23, 6-10). Los fariseos constituan un grupo importante, que tena prcticamente copados los puestos de escribas o doctores de la ley. Eran mucho ms observantes que los saduceos y ms estrictos en el cumplimiento de todos los preceptos. Su teologa era, a su vez, ms espiritualista, pues admita la supervivencia despus de la muerte, la existencia de ngeles y espritus, y la resurreccin de los muertos. Para ellos no slo contaba la Tora, sino los profetas, y probablemente tambin los escritores sapienciales, as como, desde luego, la tradicin. El judasmo actual es en buena medida descendiente de este importante grupo. Si bien coincidan con Jess en su teologa y en el aprecio de la Sagrada Escritura, divergan de la Iglesia primitiva en que sta no admita la tradicin rabnica y era liberal en el cumplimiento de los preceptos.

Jess, considerado en su tiempo como rabino, estuvo en constante trato con los fariseos (Le 7, 36; Jn 3, 1-2), pero su carcter abierto frente a las prescripciones legales determin el choque definitivo (Mt 23, 1-36). Pablo haba sido tambin fariseo (Hch 23, 6).

La tercera faccin poltico-religiosa estaba constituida por mlos esenios y grupos afines. Procedan en su mayora de la clase

sacerdotal y, en todo caso, de su crculo de influencia, pero eran diametralmente opuestos a los saduceos. Consideraban que stos detentaban injustamente los puestos de responsabilidad en el templo, empezando por el sumo sacerdote, y su oposicin era tan radical que haban tomado la decisin de apartarse definitivamente del templo y del culto que en l se celebraba.

Posean una teologa bastante ms espiritual, y en ese aspecto se hallaban ms prximos a los fariseos, as como en su acendrada preocupacin por la guarda de las prescripciones, especialmente en lo tocante a las purificaciones. Pero, a diferencia de stos, ponan el acento en el contenido ntimo y en el autntico espritu religioso, ms que en la materialidad literal de la ley. Muchos de ellos vivan en comunidad monacal una vida de ascesis rigurosa y guardaban el celibato, mientras que algunos permanecan en el mundo y se casaban, manteniendo tan slo ciertos lazos de vinculacin con la comunidad. As, sabemos que, junto al Mar Muerto, en Qumrn, haba un cenobio muy importante dedicado a los de la estricta observancia , mientras que en la propia Jerusaln exista, a su vez, un barrio, en el sur de la ciudad, donde habitaba la mayora de los miembros seglares del grupo. Ni en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento se habla expresamente de los esenios, y cuanto sobre ellos conocemos se debe a otras fuentes contemporneas, como Flavio Josefo, o a los descubrimientos arqueolgicos de textos a ellos pertenecientes. No obstante, ahora que conocemos la literatura de las comunidades esenias, se aprecia un indudable parentesco en algunos aspectos con la doctrina evanglica; principalmente hay paralelos literarios con ciertas expresiones e ideas que vemos tambin en el evangelio de Juan. A su vez, existen autores que creen que Juan Bautista pudo tener alguna relacin con la comunidad de Qumrn, e incluso pertenecer a ella.

Al margen de todos estos grupos ortodoxos judos, hemos de traer aqu a los samaritanos, una faccin perfectamente diferenciada de las dems por su carcter heterodoxo y por las relaciones de enemistad declarada entre aqullos y sta. El origen de los samaritanos hay que buscarlo en los inmigrantes mesopotmicos forzados por la poltica asira a ocupar los territorios a su vez abandonados por las gentes de Israel obligadas a ir al destierro a la cada de Samara el 721 a. C. Estos se mezclaron con la poblacin israelita remanente y dieron lugar a una cultura mixta, donde la propia religin era un sincretismo o combinacin de elementos paganos e israelitas. Cuando los judos volvieron de su destierro de Babilonia a partir del siglo VI a. O, aquellas poblaciones hbridas del norte del pas quisieron participar en la reconstruccin del templo de Jerusaln e integrarse en la nueva comunidad, pero los judos se lo impidieron en razn de preservar la religin nacional en su integridad. Desde entonces viene la marginacin de los samaritanos y sus enconadas contiendas contra los judos. Como reaccin contra el de Jerusaln, edificaron un nuevo templo a Yahv sobre la cima del monte Garizn, lugar, por otra parte, de viejas resonancias histrico-religiosas para Israel, desde los tiempos de Josu (Jos 24, 1-28). Este templo sera derruido por Juan Hircano en el 128 a. C. Los samaritanos aceptan la Tora (el Pentateuco), de la cual poseen una versin propia, distinta del texto masortico. Tienen sus propios sacerdotes, sus cultos al aire libre sobre el monte Garizn, as como una modesta tradicin de interpretacin bblica. Es un pueblo cerrado sobre s mismo, en el que se ha venido practicando la endogamia desde tiempo inmemorial, por lo que se han acentuado algunos caracteres raciales del grupo, se ha empobrecido genticamente la poblacin, y en la actualidad no subsisten ms que 500 individuos pertenecientes

a l. En la poca de Jess se hallaban ya de alguna manera presentes todos estos factores, si bien el nmero de individuos era bastante superior al actual. En todo caso, habitaban aislados en pequeas poblaciones del campo en torno a la ciudad helenista de Samara, eran despreciados por los judos, y, a su vez, ellos respondan obstaculizando y boicoteando todo lo que tuviera relacin con el culto de Jerusaln. Siendo Pilato gobernador de Judea-Samara, el ao 35 d. C. ste tom una fuerte represalia contra los samaritanos haciendo una masacre precisamente en el monte Garizn, cuando un individuo se diriga all con el pueblo porque haba prometido descubrir los utensilios cultuales de la poca de Moiss, lo que le llevara a proclamarse Mesas. La trascendencia poltica que tuvo el hecho le cost el puesto al gobernador, ya que el legado de Siria lo puso en conocimiento de Roma y, al ao siguiente, Pilato tuvo que dirigirse a la metrpoli imperial para presentar explicaciones sobre lo sucedido. Los samaritanos son frecuentemente citados en los evangelios. Se hace referencia a la inveterada enemistad entre judos y samaritanos (Jn 4, 9); ms an, para un judo el nombre samaritano era un verdadero insulto (Jn 8, 48). Por su parte, los samaritanos dificultaban sistemticamente cualquier asunto en el que figuraran los judos (Le 9, 53-54). Jess los compara con los paganos, al recomendar a sus discpulos, durante su misin provisional en vida del Maestro, que no prediquen en las aldeas samaritanas (Mt 10, 5). Sin embargo, la valoracin que en los evangelios se da a los samaritanos es en conjunto muy positiva, quiz para fustigar el orgullo de los judos ortodoxos (Le 17, 11-19; 10, 30-37).

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