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Divorcio y pensión alimenticia transfronterizos: Competencia y ley aplicable Capítulo 1 Divorcio transfronterizo: competencia y procedimiento

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Divorcio y pensión alimenticia transfronterizos:Competencia y ley aplicable

Capítulo 1 Divorcio transfronterizo:competencia y procedimiento

Índice

1. Divorcio transfronterizo: competencia y procedimiento ......................................... 3

1.1. Introducción ......................................................................................................... 3

1.2. Ámbito de aplicación del Reglamento Bruselas II Bis ........................................ 5

1.3. Competencia en materia matrimonial ............................................................... 8

1.4. Motivos de competencia basados en la residencia habitual ........................... 12

1.5. Motivos de competencia basados en la nacionalidad ..................................... 13

1.6. Otros motivos de competencia ......................................................................... 13

1.7. Reconocimiento y ejecución de resoluciones judiciales .................................. 14

1. Divorcio transfronterizo: competencia y procedimiento

1.1. Introducción

REGLAMENTO (CE) N.º 2201/2003 DEL CONSEJO de 27 de noviembre de 2003 (Bruselas II Bis) establece las normas sobre competencia, el reconocimiento y la ejecución de resoluciones judiciales en materia matrimonial y de responsabilidad parental.

Deroga el Reglamento n.º 1347/2000 (Bruselas II), que únicamente cubría la responsabilidad parental en materia matrimonial y, por consiguiente, había sido criticado duramente. El Reglamento Bruselas II Bis contiene nuevas normas en materia de responsabilidad parental que se aplican independientemente de si están o no relacionadas con un proceso de divorcio. El Módulo 2 aborda dichas disposiciones. Las disposiciones en materia matrimonial, que se tratan en este módulo, se han transferido desde el Reglamento Bruselas II prácticamente sin modificaciones.

Los Reglamentos Bruselas II y Bruselas II Bis estuvieron precedidos del Convenio de 28 de mayo de 1998, que se aplicaba a la misma cuestión. Este instrumento fue negociado entre los Estados miembros, ya que la Unión como tal, en ese momento, no tenía competencia en asuntos de cooperación civil. Nunca entró en vigor. Sin embargo, como las normas pertinentes en materia matrimonial prácticamente no se han modificado, el Informe explicativo redactado por la Catedrática Alegría Borrás y publicado en el Diario Oficial (DO C 221, 16.7.1998, pág. 27) sigue siendo relevante para la interpretación del presente Reglamento. La Guía práctica publicada por la Comisión en relación con el Reglamento Bruselas II Bis se dedica principalmente a las normas en materia de responsabilidad parental; únicamente contiene un resumen acerca de las normas en materia matrimonial en el Anexo I.

1.2. Ámbito de aplicación del Reglamento Bruselas II Bis

El Reglamento Bruselas II Bis se aplica en asuntos civiles en materia de divorcio, separación judicial o nulidad matrimonial. El Preámbulo aclara en el apartado (8) que únicamente se ocupa de la disolución del matrimonio y que otros problemas secundarios, como las obligaciones alimentarias o el patrimonio del matrimonio, no están incluidos en el ámbito de aplicación material del Reglamento (véase también el artículo 1.3). Los asuntos de responsabilidad parental que surgen periódicamente en relación con los procedimientos matrimoniales, como los derechos de custodia y de acceso o visitas, sí están incluidos, pero con sujeción a normas distintas que se tratan en el Módulo 2.

La naturaleza del órgano jurisdiccional que se ocupa de la disolución del vínculo matrimonial es irrelevante. El artículo 2.1 establece que el término “órgano jurisdiccional” se aplicará a todas las autoridades de los Estados miembros con competencia en las materias que entran en el ámbito de aplicación de este Reglamento. El Reglamento, por lo tanto, establece las normas sobre competencia y el reconocimiento de decisiones que se aplican asimismo cuando, de conformidad con las normas vigentes en el Estado miembro respectivo, las autoridades administrativas conceden la disolución del vínculo matrimonial.

Las instituciones de separación judicial y nulidad no son conocidas en todos los sistemas jurídicos europeos, como se indica en la Cuestión A.1 de las secciones nacionales. La finalidad del Reglamento no es la armonización del derecho sustantivo. Independientemente de que sea posible o no obtener una decisión que conceda la separación judicial o la nulidad de un matrimonio en un Estado miembro determinado, se trata de una cuestión que depende de la ley aplicable, tal y como hayan determinado las normas del derecho internacional privado en vigor en dicho Estado miembro (véase tema 2, ley aplicable y (Cuestión A.4 de las secciones nacionales). Por consiguiente, podría darse el caso jurídica que la competencia en materia de separación judicial se conceda a los órganos jurisdiccionales de un Estado miembro, pero que en dicho Estado miembro no sea posible obtener una separación judicial porque la ley aplicable al asunto no establece dicha institución.

El Reglamento 2201/2003 no se aplica en Dinamarca, de conformidad con los artículos 1 y 2 del Protocolo sobre la posición de Dinamarca anexo del Tratado de la Unión Europea y el Tratado constitutivo de la Comunidad Europea. El Reino Unido e Irlanda decidieron optar por participar y, por consiguiente, están vinculados por el Reglamento (véase el apartado (30) del Preámbulo).

El Reglamento Bruselas II Bis entró en vigor el 1 de agosto de 2004 y es aplicable a partir del 1 de marzo de 2005 (Articulo 72).

Las disposiciones transitorias se establecen en el Artículo 64.

1.3. Competencia en materia matrimonial

El Reglamento 2201/2003 establece las normas de competencia que determinan el Estado miembro en el que pueden iniciarse procesos de divorcio, separación judicial o nulidad. Estas normas únicamente giran en torno a la competencia internacional: el órgano jurisdiccional o la autoridad en un Estado miembro con competencia en un caso en concreto se determina por las disposiciones nacionales de procedimiento.

Las normas de competencia internacional que existen en virtud de la legislación de los Estados miembros no son aplicables, en principio, si uno de los cónyuges reside habitualmente en un Estado miembro o es nacional de un Estado miembro, o si, en el caso de Irlanda y el Reino Unido, tiene allí su domicilio (articulo 6).

Sin embargo, y con carácter excepcional, las normas nacionales en materia de competencia internacional entran en juego si no hay órganos jurisdiccionales en ningún Estado miembro con competencia en el asunto, en virtud de la norma de competencia residual del articulo 7. (véase Cuestión A. 2 de las secciones nacionales). Esta norma quedó claramente establecida por el TJE en el caso Sundelind/López (Caso C-68/07).

El artículo 3 del Reglamento Bruselas II Bis establece siete motivos que otorgan competencia a los órganos jurisdiccionales de los Estados miembros. Estos motivos no se enumeran por orden jerárquico, sino que se aplican alternativamente. Un órgano jurisdiccional debe, por iniciativa propia, declarar que no tiene competencia si se ocupa de un caso en el que no tiene competencia en virtud del Reglamento y un órgano jurisdiccional de otro Estado miembro sí tiene competencia de conformidad con el Reglamento (artículo 17). Si no hay ningún órgano jurisdiccional con competencia en virtud del Reglamento en ningún Estado miembro, el órgano jurisdiccional podrá invocar la competencia de conformidad con sus propias normas nacionales de procedimiento civil (competencia residual artículo 7, véase también la Cuestión A. 2 de las secciones nacionales).

El hecho de que haya tantos motivos disponibles en relación con la competencia puede dar lugar a que haya más de un Estado miembro con competencia en un mismo caso. Una vez que distintos procedimientos relativos al mismo matrimonio se hayan instituido en distintos Estados miembros, se aplicará la norma de litispendencia establecida en el artículo 19.1. La norma de litispendencia se aplica también si las acciones en el primer y en el segundo procedimiento son distintas, y si uno de los procedimientos tiene que ver con la separación judicial y el otro con el divorcio o la nulidad.

La disposición de litispendencia aplica la norma prior tempore. El órgano jurisdiccional que conoce del caso en segundo lugar debe suspender el procedimiento hasta que el primer órgano jurisdiccional decida si tiene competencia o no. Si tal es el caso, el primer órgano jurisdiccional se ocupará del asunto y el segundo órgano jurisdiccional se inhibirá en favor del primero. En ese caso, la parte actora que hubiera presentado la acción ante el segundo órgano jurisdiccional podrá presentar la acción ante el primero. El artículo 16 determina cuándo se considera iniciado un procedimiento ante un órgano jurisdiccional.

Los motivos de competencia del artículo 3 pueden clasificarse de acuerdo con el factor principal que se use como motivo de competencia: la residencia habitual o la nacionalidad.

1.4. Motivos de competencia basados en la residencia habitual

Artículo. 3. El apartado 1 (a) contiene los motivos de competencia basados en la residencia habitual de uno de los cónyuges o de ambos. Al concepto de residencia habitual se le debe dar una interpretación autónoma. El TJE se ocupó de este concepto en relación con la norma de competencia en materia de responsabilidad parental establecida en el Artículo 8 del Reglamento. De conformidad con la resolución del caso C-523/07, la residencia habitual ese corresponde con el lugar en el que se tenga cierta integración en un entorno social y familiar. El órgano jurisdiccional nacional debe establecer la residencia habitual, teniendo en cuenta todas las circunstancias específicas de cada caso individual.

Los motivos de competencia basados en la residencia habitual son los siguientes:

• La residencia habitual de los cónyuges. • El último lugar de residencia habitual de los cónyuges, siempre que uno de

ellos aún resida allí.

• La residencia habitual del demandado. • En caso de demanda conjunta, la residencia habitual de uno de los cónyuges. • La residencia habitual del demandante si ha residido allí durante al menos

un año inmediatamente antes de la presentación de la demanda. • La residencia habitual del demandante en caso de que haya residido allí al

menos los seis meses inmediatamente anteriores a la presentación de la demanda y de que sea nacional del Estado miembro en cuestión o, en el caso del Reino Unido e Irlanda, tenga allí su “domicilio”.

1.5. Motivos de competencia basados en la nacionalidad

El artículo 3.1 (b) concede competencia también a los órganos jurisdiccionales del Estado miembro de la nacionalidad de ambos cónyuges o, en el caso del Reino Unido e Irlanda, del “domicilio” de ambos cónyuges.

Los casos de pluralidad de nacionalidades fueron objeto del TJE en el caso Hadadi (caso C-168/08). De conformidad con la parte dispositiva de la resolución judicial, cuando ambos cónyuges tengan la nacionalidad de dos mismos Estados miembros, los órganos jurisdiccionales de dichos Estados miembros cuya nacionalidad tengan los cónyuges tendrán competencia en virtud de dicha disposición, y los cónyuges podrán dirigirse al órgano jurisdiccional del Estado miembro que prefieran.

1.6. Otros motivos de competencia

El Reglamento contiene dos motivos más relativos a la competencia, que pueden resultar relevantes en casos concretos.

De conformidad con el artículo 4 el órgano jurisdiccional ante el que se sustancien los procedimientos con arreglo al artículo 3 también será competente para examinar la demanda reconvencional, en la medida en que ésta entre en el ámbito de aplicación del presente Reglamento.

El artículo 5 se ocupa de la conversión de la separación judicial en divorcio y tiene en cuenta el hecho de que, en virtud de la ley de determinados Estados miembros (por ejemplo, Italia), la separación judicial es un paso previo al divorcio. (para más información, véase la cuestión A. 1 de las secciones nacionales). El artículo 5 dispone que el órgano jurisdiccional del Estado miembro que hubiere dictado una resolución sobre la separación judicial será asimismo competente para la conversión de dicha resolución en divorcio, si la ley de dicho Estado miembro lo prevé.

1.7. Reconocimiento y ejecución de resoluciones judiciales

El capítulo III del Reglamento Bruselas II Bis aborda el reconocimiento y la ejecución de las resoluciones judiciales. De conformidad con el artículo 59 del Reglamento, sustituye a los convenios celebrados entre dos o más Estados miembros y relativos a materias reguladas por el Reglamento. Véase más información al respecto en el capítulo V y Cuestión D. 3 de las secciones nacionales.

Una resolución judicial de divorcio, separación jurídica o nulidad dictada en un Estado miembro será reconocidas en los demás Estados miembros sin necesidad de recurrir a procedimiento alguno (artículo 21.1). Esto significa, en particular:

• Que no se requerirá ningún procedimiento especial para la actualización de los datos del registro civil de un Estado miembro sobre la base de las resoluciones en materia de divorcio, separación judicial o nulidad matrimonial dictadas en otro Estado miembro (artículo 21.2). Las autoridades competentes para actualizar los datos del registro civil decidirán si la resolución extranjera puede reconocerse o no en virtud de las normas del Reglamento.

• Cuando el reconocimiento de una resolución se plantee de forma incidental ante un órgano jurisdiccional de un Estado miembro, dicho órgano jurisdiccional podrá pronunciarse al respecto (artículo 21.4).

No obstante, cualquiera de las partes interesadas podrá solicitar que se resuelva el reconocimiento o no reconocimiento de la resolución. El procedimiento sigue las normas establecidas en la sección 2 del Capítulo III en relación con la ejecución de decisiones en materia de responsabilidad parental (véase el Módulo II). Las autoridades competentes para este procedimiento han sido comunicadas por los Estados miembros a la Comisión y esta información se ha publicado en el Diario Oficial. La competencia local se determinará en virtud del derecho interno del Estado miembro en el que se inicie el procedimiento de reconocimiento o no reconocimiento. El Atlas Judicial Europeo en materia civil y mercantil constituye una herramienta para localizar el órgano jurisdiccional específico que tiene competencia en un caso concreto.

Las resoluciones en materia matrimonial que se pronuncien en un Estado miembro se reconocerán, en principio, en el resto de Estados miembros. El Reglamento establece claramente que una resolución no podrá, en ningún caso, ser objeto de una revisión en cuanto al fondo (artículo 26) y que no podrá negarse el reconocimiento de una resolución de divorcio, de separación judicial o de nulidad matrimonial alegando que el derecho del Estado miembro requerido no autorizaría el divorcio, la separación judicial o la nulidad matrimonial basándose en los mismos hechos (artículo 25).

De conformidad con el artículo 24, no podrá procederse al control de la competencia del órgano jurisdiccional del Estado miembro de origen de la decisión.

El artículo 22 contiene los motivos de denegación del reconocimiento de resoluciones en materia de divorcio, separación judicial o nulidad matrimonial. El reconocimiento de una decisión en materia matrimonial podrá denegarse:

• Si el reconocimiento fuere manifiestamente contrario al orden público del Estado miembro requerido;

• Si, habiéndose dictado en rebeldía del demandado, no se hubiere notificado o trasladado al mismo el escrito de demanda o un documento equivalente de forma tal y con la suficiente antelación para que el demandado pueda organizar su defensa, a menos que conste de forma inequívoca que el demandado ha aceptado la resolución;

• Si la resolución fuere inconciliable con otra dictada en un litigio entre las mismas partes en el Estado miembro requerido, o bien

• Si la resolución fuere inconciliable con otra dictada con anterioridad en otro Estado miembro o en un Estado no miembro en un litigio entre las mismas partes, siempre y cuando la primera resolución reúna las condiciones necesarias para su reconocimiento en el Estado miembro requerido.

Una parte que invoque el reconocimiento deberá presentar (artículo 37):

• Una copia de la resolución que reúna los requisitos necesarios para determinar su autenticidad.

• Un certificado conforme al modelo de formulario que figura en el Anexo I del Reglamento. Dicho certificado es emitido por el órgano jurisdiccional o la autoridad competente del Estado miembro de origen de la decisión cuyo reconocimiento se invoque.

• En el caso de una resolución dictada en rebeldía, el original o una copia auténtica del documento que acredite la notificación o traslado del escrito de demanda o documento equivalente a la parte rebelde; o cualquier documento que acredite de forma inequívoca que el demandado ha aceptado la resolución.

De no presentarse los documentos mencionados en los apartados b) y c), el órgano jurisdiccional podrá fijar un plazo para la presentación de los mismos, aceptar documentos equivalentes o dispensar de ellos si considerase que dispone de suficiente información (artículo 38).

Se presentará una traducción de los documentos únicamente si el órgano jurisdiccional lo exigiere. En ese caso, la traducción estará certificada por una persona habilitada a tal fin en uno de los Estados miembros (artículo 38).

No se exigirá legalización ni formalidad análoga alguna en lo que se requiere a los documentos (artículo 52).