Domingo XXIV 2011_4

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SOLEMNIDAD DE NUESTRA SEORA DE COROMOTO Ciclo A 11 de Septiembre de 2.011 Citas de las Lecturas: 1 Lectura: Eclesistico 24, 3-4.8-12.19 Salmo: Judit 13 2 Lectura: Glatas 4, 4-7 Evangelio: Lucas 2, 15-19

Hoy es un da especial para el pueblo creyente venezolano. Nos sentimos orgullosos de rendir homenaje a nuestra patrona: Nuestra Madre Mara bajo la advocacin de Nuestra Seora de Coromoto. La liturgia de hoy nos trae un bello pasaje bblico que recoge el momento en que los humildes pastores de Beln acuden al pesebre donde est el Nio Jess con la Virgen Mara y Jos. Inmediatamente despus de que se fueron los ngeles, los pastores actuaron, estaban atnitos pero queran hacer algo al respecto, y lo lgico era ir a ver. No import la hora, ellos decidieron ir. Lo que debemos aprender de esto es que no se quedaron con la experiencia, no quisieron quedarse para si la gloria del Seor, porque realmente la disfrutaron, ellos quisieron ir a ver a su Salvador. Debemos aprender que cuando suceda algo sobrenatural no debemos poner los ojos en las manifestaciones sino en el Salvador. Cuando llegaron y vieron al nio lo primero que hicieron fue lo que todos hubiramos hecho: Le dijeron a todos lo que haban experimentado. Dice la Biblia que todos se maravillaron. Y no era para menos. Con todo lo que haba vivido Mara y su concepcin sobrenatural, esto de los pastores era para confirmar lo que estaba sucediendo. Si nos ponemos en los zapatos de Mara y Jos podramos entenderlo mejor. Imaginmonos que ellos estn bien contentos con su beb y estn un poco incmodos por estar en el establo, pero estaban a media noche y de repente llegan un montn de pastores todos alborotados queriendo ver a su hijo. La primera pregunta que se han de haber hecho Mara y Jos es quin les avis. Cuando los pastores les dicen que nada ms y nada menos que cantidades de ngeles, la cara de asombro ha de haber sido inolvidable. Es de pensar que hubo un momento en que todos se hacan preguntas y preguntas. Son tantos los sucesos, que han de haber amanecido conversando y maravillndose de lo que vean y escuchaban. Actualmente as sucede con nosotros. Cuando Dios llega a nuestra vida, empiezan a suceder tantos y tantos eventos donde vemos a Dios, que nos podramos pasar horas hablando de l y de lo que nuestros ojos han visto. Sin embargo tambin vemos otra actitud de los mismos hechos, dice en este pasaje que Mara guardaba todas estas cosas, meditndolas en su corazn. Esto tambin nos hace reflexionar, ya que muchas veces vamos a vivir cosas sobrenaturales que debemos guardarlas y meditarlas en nuestro corazn. Guardarlas por la sencilla razn que no siempre podemos hacer lo que hizo Jos el soador, como lo vemos en el libro del Gnesis, que por andar revelando su sueo de grandeza lo vendieron como esclavo. La prudencia debe ser fiel compaera de las revelaciones. Durante toda nuestra vida de cristiano, si realmente vivimos de verdad la fe, veremos muchas cosas sobrenaturales. Y meditarlas porque no debemos slo ver y or sino meditar, lo cual es un ejercicio muy olvidado de los hombres y mujeres de este siglo. Segn el diccionario, meditar es: Aplicar con profunda atencin el pensamiento a la consideracin de algo. Profunda atencin significa: Poner un nfasis muy fuerte en lo que pensamos de una determinada cosa. No soltarla sino estar saboreando la idea, verla por todos lados, analizarla y ver con profundo cuidado todos los detalles de lo que estamos meditando. De todas las cosas sobrenaturales que nos van a suceder, al meditarlas encontraremos muchas enseanzas para nuestra propia vida. Es muy comn que un evento sobrenatural traiga consigo no solo algo impactante en lo natural sino algo trascendente de enseanza, pero hay que meditarlo. Tampoco se trata de convertirnos en seres msticos que vamos por la calle con la mirada perdida. Simplemente se trata de no soltar lo que Dios nos da.

Pidamos al Seor en esta gran fiesta de nuestra patrona, la Virgen Maria, Nuestra Seora de Coromoto, que nos enve Su Espritu, para que al igual que Mara, sepamos conservar y meditar en nuestro corazn, todas las cosas maravillosas que nos permite experimentar en nuestra vida espiritual. Amn.

Tesoro de Sabidura: Da VenticuatroINFANCIA DE MOISS PALABRA DE DIOS: Un hombre de la tribu de Lev se cas con una mujer de la misma tribu; ella concibi y dio a luz un nio. Viendo lo hermoso que era, lo tuvo escondido tres meses. No pudiendo tenerlo escondido por ms tiempo, tom una cesta de mimbre, la embadurn de barro y pez, coloc en ella a la criatura y la deposit entre los juncos, a la orilla del ro Nilo. Una hermana del nio observaba a distancia para ver en qu paraba aquello. La hija del Faran baj a baarse en el Nilo, mientras sus criadas la seguan por la orilla. Al descubrir la cesta entre los juncos, mand a la criada a recogerla. La abri, mir dentro y encontr un nio llorando. Conmovida, coment: - Es un nio de los hebreos. Entonces, la hermana del nio dijo a la hija del Faran: - Quieres que vaya a buscar una nodriza hebrea que te cre el nio? Respondi la hija del Faran: - Anda. La muchacha fue y llam a la madre del nio. La hija del Faran le dijo: - Llvate este nio y cramelo, y yo te pagar. La mujer tom al nio y lo cri. Cuando creci el muchacho, se lo llev a la hija del Faran, que lo adopt como hijo y lo llam Moiss, diciendo: (Exodo 2, 1-10). ENSEANZA Qu les ha parecido la historia? Muy bonita! Nos han encantado dos cosas: La primera, es el valor de su hermanita vigilando al nio a distancia. Hace falta valenta para estar horas y horas junto a un ro peligroso y muy grande, como es el Nilo. En segundo lugar, la inteligencia de la madre. Lo quera tanto, que se le ocurri hacer lo que hizo. Tan slo las madres son capaces de hacer sacrificios as. Quien mucho ama es capaz de todo. Los egostas nunca aman. Y el resto de la historia es la actuacin de Dios. l est siempre de parte de quien le es fiel. La madre hebrea fue ejemplar. Y Dios la bendijo. Pues el nio fue adoptado por la hija del Faran. Saben por qu le puso por nombre Moiss? Lo dice la Palabra de Dios: "Lo he sacado del agua". Dios lo llamar para ser parte del tesoro de sabidura de salvacin humana y cristiana de su pueblo elegido. DILOGO: QU HARAS T POR SALVAR A UN NIO O NIA?

Sacado del aguaEn una tarde nublada y fra, dos nios patinaban sin preocupacin sobre una laguna congelada. De repente el hielo se rompi, y uno de ellos cay al agua. El otro agarr una piedra y comenz a golpear el hielo con todas sus fuerzas, hasta que logr quebrarlo y as salvar a su amigo. Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que haba sucedido, se preguntaron: Cmo lo hizo? El hielo est muy grueso, es imposible que haya podido quebrarlo con esa piedra y sus manos tan pequeas... En ese instante apareci un abuelo y, con una sonrisa, dijo: Yo s cmo lo hizo. Cmo? le preguntaron. No haba nadie a su alrededor para decirle que no poda hacerlo. DIOS acta sin escndalo pero efectivamente a favor de sus hijos, en momentos de angustia. Confiemos en L y, como L, haremos imposibles.

ORACINSeor, hoy te dirijo mi oracin lleno de confianza. Eres el mejor amigo. Nunca fallas, ni siquiera en los momentos ms difciles. Hoy tendra que haber muchos hombres y mujeres entregadas a sus hijos y a la salvacin de todos los nios que sufren malos tratos. Amn.

Domingo XXIV Ciclo A 11 de Septiembre de 2.011 Citas de las Lecturas: 1 Lectura: Eclesistico 27, 33 28, 9 Salmo: 103(102) 2 Lectura: Romanos 14, 7-9 Evangelio: Mateo 18, 21-35

El perdn es el tema sobresaliente en las lecturas de este domingo. En la primera lectura se nos habla de la actitud que el israelita deba adoptar ante un ofensor. El texto sagrado anticipa la peticin del Padre Nuestro en el evangelio: Perdona nuestras ofensas como tambin nosotros perdonamos a los que nos ofenden. El autor considera la inevitable caducidad de la vida terrena, la muerte de los vivientes y la consiguiente corrupcin. Esta meditacin le hace ver que es vano adoptar una actitud de ira y de venganza en relacin con nuestros semejantes. Qu misericordia seremos capaces de pedir a Dios el da del juicio, si nosotros mismos nunca ofrecimos esta misericordia a los dems? Por ello, la venganza, la ira y el rencor son cosas de pecadores. No caben en un hombre creyente. La postura sabia, por el contrario, consiste en refrenar la ira, observar los mandamientos y recordar la alianza del Seor. La idea de fondo es profunda: Aquel que no perdona las ofensas recibidas, no recibir la remisin de sus pecados. En el evangelio el tema se propone nuevamente en la parbola de los deudores insolventes. Jess nos muestra que delante de Dios, no hay hombre justo que est libre de dbito. Ms an, expresa con vigor y firmeza que no hay quien pueda solventar la deuda contrada por los propios pecados. Si Dios, en su infinita misericordia, ha tenido compasin de nuestras miserias, no debemos hacer nosotros lo mismo en relacin con nuestros semejantes? La carta a los romanos, por su parte, nos presenta la soberana de Cristo, Seor de vivos y muertos. Si vivimos, vivimos para el Seor, si morimos para el Seor morimos. Nosotros no podemos constituirnos en dueos de la vida y de la muerte, ni tampoco en jueces de nuestros hermanos. El mundo que nos rodea est verdaderamente sediento de perdn. La escena internacional nos muestra fehacientemente que el camino de la venganza y del odio suicida conduce a un callejn sin salida, a una espiral de violencia y de muerte. Hoy se cumplen 10 aos del atentado terrorista a las Torres gemelas del World Trade Center en New York, USA. Se supone que la motivacin fue religiosa. Cundo la violencia ha solucionado algo definitivamente? El ser humano, con estas actitudes, declara guerra a la paz. Slo el perdn puede apagar la sed de venganza y abrir el corazn a una reconciliacin autntica y duradera entre los pueblos, como nos lo record continuamente el Beato Juan Pablo II. La justicia y el perdn no se oponen, van de la mano y son el nico camino para la paz entre los pueblos. Iniciemos la conversin del mundo, convirtiendo nuestro propio corazn. Sepamos que ser cristiano es desconocer el odio, por muy cruel y despiadado que sea mi enemigo, o por muy grave y penosa que haya sido la ofensa. En el fondo se trata de ser imitadores de Jesucristo, quien ante sus verdugos no tuvo sino palabras de perdn: Perdnales, Seor, porque no saben lo que hacen. Aprender a perdonar, perdonando: Perdonar es una decisin personal que debemos cultivar en nuestra vida domstica primeramente. En efecto, en el mbito restringido de la familia, donde los contactos humanos son ms frecuentes y ms intensos, es donde especialmente debemos perdonar las ofensas recibidas. Que no se ponga el sol sobre un hogar cristiano, sin que una palabra de perdn venga a suavizar y a borrar los malentendidos y los malos momentos de alguno de los miembros. Perdn entre los esposos. Perdn entre padres e hijos. Perdn entre hermanos. Esto exige dos actitudes: Saber pedir perdn cuando se ofende a alguien, especialmente a alguien querido; y saber ofrecer perdn, sin humillar, a quien se arrepiente y lo solicita. El cristiano que no es capaz de esta doble actitud, an no llega al pleno conocimiento de Jesucristo y de su propia vocacin. El perdn tiene unas razones humanas: Cuando cometemos el mal, deseamos que los otros sean indulgentes con nosotros. Todo ser humano abriga en s la esperanza de poder reemprender un camino de vida y no quedar para siempre prisionero de sus propios errores y de sus propias culpas. Suea con poder levantar de nuevo la mirada hacia el futuro, para descubrir an una perspectiva de confianza y compromiso. (Cf. Juan Pablo II, Mensaje por la paz 2002). Pidmosle hoy al Seor, con la intercesin de nuestra madre Mara, que nos eduque para ser siempre misericordiosos con los que nos rodean, y as consigamos que Dios nos dirija una sonrisa de complacencia y su Perdn. Amn.

La Fe se vive desde el coraznQueridos hermanos en Cristo, hoy los invito a meditar sobre la forma como vivimos nuestra fe. Uno de los mayores obstculos que se interponen entre los cristianos de diferentes denominaciones es la forma como cada uno vivimos nuestra fe. Ahora bien, qu es lo que nos criticamos realmente?: Lo que vemos externamente, porque los seres humanos vemos slo apariencias, mientras DIOS ve el corazn (1Samuel 16, 7). Jesucristo nos dice: No hay nada afuera del ser humano que, al entrar en l, pueda contaminarlo. Lo que lo hace impuro, es lo que sale de l (Marcos 7, 15). No son nuestras manifestaciones externas lo que determinan nuestra fe, ni tampoco lo que decimos, porque ya lo dijo el Seor: No todo el que me diga: Seor, Seor!, entrar en el reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de Mi Padre del cielo (Mateo 7, 21). Dios nos hizo libres de tal forma, que cada uno podamos usar nuestro libre albedro para expresarle el amor que le tenemos. Eso es lo hermoso de ser humano, pero lo que si tenemos que velar es si realmente estamos viviendo nuestra fe desde el corazn, porque el amor de DIOS ha sido derramado en nuestro corazn por el don del Espritu Santo (Romanos 5, 5). En nuestro pas, Venezuela, celebramos hoy el da de nuestra patrona, la Virgen de Coromoto, y en nuestra parroquia San Diego de Alcal se celebra una tradicin que ya tiene 70 aos y que fue iniciada por Monseor Rafael Encarnacin Prez Len, en el ao 1941, siendo prroco para esa poca. El acto central lo constituye la misa solemne que inicia a las 10 de la maana. Al concluir la celebracin eucarstica, se inicia la procesin con la imagen de la Patrona de Venezuela por el casco central, pasando del templo a la Plaza del Estudiante, de all, al sector Corocito, luego a la Plaza de los Indios, ubicada frente a la casa donde en vida habitaba Monseor Prez, en el sector El Palmar de Ocumare del Tuy. La motivacin de Monseor fue la de realizar una manifestacin penitencial al comienzo de la Cuaresma. Pero no es en el culto ni en la procesin donde se est produciendo la conversin, sino en nuestro corazn. Por tanto, si acudimos a esta manifestacin de fe solamente por lo externo y no revisamos lo interno, no estaremos logrando la conversin deseada y nos quedaremos nada ms con la manifestacin cultural, lo cual sera lamentable y un tremendo desperdicio de ese gran momento de gracia. La liturgia universal que la Iglesia propone para el da de hoy gira alrededor del Perdn. Algunos de nosotros, que nos llamamos cristianos, muchas veces decimos que es DIOS el que perdona y nosotros no. Al decir eso, lo que estamos es excusndonos porque no estamos viviendo una fe desde el corazn. Cuando la fe se vive internamente, de verdad y no de apariencia, entonces el perdn ya no es solamente una opcin, sino que se convierte en una obligacin, en una necesidad para nuestra paz espiritual. Hermanos, aprovechemos este da para reflexionar y autoexaminarnos, de tal forma que podamos constatar si nuestra fe est arraigada en nuestro corazn o se est quedando en apariencia. Hay algunos signos que pueden servirnos de alerta: Vivimos con gozo el culto que le rendimos a DIOS? Veo, siento y trato a los dems miembros de la Iglesia como hermanos? Recibo la Palabra de DIOS como el alimento necesario para nuestra alma? Si no podemos dar respuesta positiva a stas interrogantes, entonces nuestra fe no est sobre roca y cualquier viento la puede acabar. Es entonces, cuando debemos abrir nuestro corazn a Jesucristo y L se har cargo de todo porque:

L perdona nuestros pecados y cura nuestras enfermedades, rescata nuestra vida del sepulcro y nos colma de amor y de ternura [Salmo 103(102), 3-4]. Amn.

MARA DE COROMOTO MADRE DE VENEZUELAEl 11 de septiembre celebraremos con alegra la festividad de Nuestra Seora de Coromoto, Madre y Reina de Venezuela. Muy anterior a Lourdes y Ftima en Europa, en los albores de la evangelizacin del Nuevo Mundo, con diferencia de un poco ms de un siglo, primero en Mxico bajo el nombre de Guadalupe y luego en Venezuela, la Virgen se aparece a indgenas para anunciarles la voluntad de Dios de que su Hijo muy amado sea reconocido por los pueblos del continente como su Seor y Salvador.

Por eso Mara es llamada la primera evangelizadora del continente. Desde luego que la aparicin en el cerro del Tepeyac en Mxico supera en el tiempo y en la fama a la de Guanare, pero no por ello sta ltima es menos significativa, particularmente para nuestra patria donde la colonizacin fue lenta y encontr de parte de los indgenas gran resistencia, tanto que transcurrido un siglo y medio desde el arribo de Cristbal Coln a nuestras costas, muchas regiones todava no estaban bajo el dominio del colonizador y mucho menos tenan conocimiento del evangelio y de Jesucristo. Era el caso de la etnia de los cospes que habitaban una zona selvtica de los llanos del hoy Estado Portuguesa.

He aqu entonces que a finales de 1651 -otros dicen que a principios de 1652- una bella mujer se aparece a Coromoto, el cacique de los cospes, invitndole a pedir el bautismo para l y los suyos a fin de que alcancen la vida eterna en Cristo. Aunque al principio se resisti, poco despus estos indgenas, una vez adoctrinados, reciben el sacramento; pero tuvieron que pagar el precio de ser sometidos a una encomienda en un territorio circunscrito, con prdida de su libertad. Esta situacin llev al cacique a abandonar su recin adquirida fe y adentrarse de nuevo en la selva, recuperando la libertad perdida. El 8 de septiembre de 1652, la hermosa mujer se aparece de nuevo a Coromoto en su choza. ste la rechaza e intenta matarla con una flecha, fallado su objetivo trata de asirla y la seora desaparece, dejando en sus manos una especie de concha con la imagen de una mujer sentada con un nio que bendice con su mano derecha y con la izquierda sostiene la esfera del mundo (iconografa mariana muy comn en la Europa medieval). A pesar de ello el cacique se obstina en su rebelda, hasta que mordido por una serpiente se arrepiente y recibe en su postrer aliento el bautismo salvador.

Estos acontecimientos despiertan una enorme conmocin y el lugar de la aparicin se convierte en destino de peregrinaciones y de culto a la Virgen, y cuando el asentamiento poblacional en el sitio de la actual Guanare se consolida, la reliquia de la Virgen de Coromoto es trasladada a su iglesia parroquial. La devocin a la Coromoto permanece en dimensiones modestas y locales, adormecida durante casi tres siglos, hasta que en el segundo decenio del siglo XX el hermano de La Salle, Nectario Mara, demuestra con sus investigaciones la autenticidad histrica de la aparicin. Por su parte, los obispos venezolanos reunidos en Conferencia Episcopal declaran en 1942 a la Virgen de Coromoto como la patrona de Venezuela, lo que fue confirmado por el Papa Po XII en 1944.

El 30 de julio de 1952, el mismo Papa, en el marco de las celebraciones de los trescientos aos de la ltima aparicin, delega al Cardenal Manuel Arteaga, Arzobispo de la Habana, para que realizara la solemne coronacin cannica de la reliquia de la Virgen, lo que se hizo con gran solemnidad y regocijo del pueblo venezolano. Culmina as un proceso de recuperacin de esta devocin y comienza un camino de consolidacin que adquiere entonces un verdadero carcter nacional. La devocin a la Virgen de Coromoto encaja perfectamente con la enseanza del magisterio de la Iglesia sobre el verdadero sentido del culto a Mara: Est relacionada con el impulso a la evangelizacin, con la importancia que tiene el bautismo como inicio de la fe y lo que implica su realizacin en la vida; la imagen del cono muestra al Nio Jess en el regazo materno, desde donde bendice a la humanidad sosteniendo como rey del universo el mundo en sus manos.

Es una devocin, pues, con una fuerte dimensin cristocntrica y de un gran aliento para la misin evangelizadora:

La Madre nos conduce hacia el Salvador y nos invita a construir una Venezuela en justicia y en paz y a vivir nuestro bautismo y hallar el progreso de nuestra patria por caminos de justicia y de paz(oracin colecta de la Misa).

En la Dicesis de Los Teques hace dos aos fue fundada una parroquia que lleva el nombre de la patrona de Venezuela en los Valles del Tuy (Quebrada de Ca) y en febrero de este ao 2011 la Iglesia parroquial de San Diego de Alcal en Ocumare del Tuy recibi el ttulo de Nuestra Seora de Coromoto. Por eso, jubilosos y llenos de fervor misionero, proclamemos la tradicional jaculatoria: Nuestra Seora de Coromoto, patrona de Venezuela, renueva nuestra fe en toda la extensin de nuestra Patria. Freddy J. Fuenmayor. Obispo de Los Teques.