17
DOMINUS EST Reflexiones de un Obispo del Asia Central sobre la sagrada Comunión. Mons. Athanasius Schneider Extracto Agrupación Litúrgica Agustina Apóstoles Victoriosos del Ejército Mariano EDICION EXPLICADA, MEJOR TRADUCIDA E INTERPRETADA AL ESPAÑOL 2012. Deutschland FRIEDEN RECHTE UND LEBEN

DOMINUS EST - Eminente Mons. Athanasius Schneider - Bendita Comunión

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: DOMINUS EST - Eminente Mons. Athanasius Schneider - Bendita Comunión

DOMINUS EST

Reflexiones de un Obispo del Asia Central sobre la sagrada Comunión.

Mons. Athanasius Schneider

Extracto

Agrupación Litúrgica Agustina Apóstoles Victoriosos del Ejército

Mariano

EDICION EXPLICADA, MEJOR TRADUCIDA E INTERPRETADA

AL ESPAÑOL 2012.

Deutschland

FRIEDEN RECHTE UND LEBEN

Page 2: DOMINUS EST - Eminente Mons. Athanasius Schneider - Bendita Comunión

PRÓLOGO

DONO INESTIMABLE - (INAESTIMABILE DONUM) Acerca de Algunas Normas concernientes al Culto del Misterio Eucarístico, de Juan Pablo II. La Santa Congregación por los Sacramentos y el Culto Divino. (Jueves Santo) 03 de abril de 1980: “ (…) La Santa Eucaristía es el Dono del Señor, que se debería distribuir a los laicos A TRAVES DE LA MEDIACIÓN DE LOS SACERDOTES CATÓLICOS que son ordenados especialmente para esta obra. A los laicos no está permitido ni de agarrar la hostia Sagrada, ni de tomar del caliz Consagrado.”

En el libro del Apocalipsis, San Juan cuenta que habiendo visto y oído aquello

que le había sido revelado, se postraba en adoración a los pies del Ángel de Dios (cf. Ap.22,8). Postrarse o arrodillarse ante la majestad de la presencia de Dios, en humilde adoración, era un hábito de reverencia que Israel manifestaba siempre delante de la presencia del Señor. Dice el primer libro de los Reyes: “Cuando hubo acabado Salomón de hacer esta oración y súplica, levantóse delante

del altar del Señor, donde estaba arrodillado y con las manos tendidas al cielo,

puesto en pie, bendijo a toda la asamblea de Israel” (1 Reyes 8, 5455). La postura

de la súplica del Rey es clara: él estaba arrodillado delante del altar.

La misma tradición se encuentra también en el Nuevo Testamento donde vemos a Pedro ponerse de rodillas delante de Jesús (cf Lc 5,8); Jairo para pedirle que cure a su hija (Lc8, 41); el Samaritano cuando regresa para agradecerle y María, hermana de Lázaro, para pedirle la vida a favor de su hermano (Jn 11, 32). La misma actitud de postración delante del estupor de la presencia y revelación divinas se nota generalmente en libro del Apocalipsis (Ap 5, 8, 14 e 19, 4). Estaba íntimamente relacionada con esta tradición, la convicción que el Templo Santo de Jerusalén era la casa de Dios y por lo tanto era necesario disponerse en él en actitudes corporales expresivas de un profundo sentimiento de humildad y de reverencia en la presencia del Señor. También en la Iglesia, la convicción profunda de que bajo las especies Eucarísticas el Señor está verdadera y realmente presente, y la creciente praxis de conservar la santa comunión en los tabernáculos, contribuyó a la práctica de arrodillarse en actitud de humilde adoración del Señor en la Eucaristía. Efectivamente, al respecto de la presencia real de Cristo bajo las especies eucarísticas, el Concilio de Trento proclamó: “in almo sanctae Eucharistiae sacramento post panis et vini consacrationem Dominum nostrum Iesum Christum verum Deum atque hominem vere, realiter et substantialiter sub specie illarum rerum sensibilium continere” (DS 1651). (*)

Page 3: DOMINUS EST - Eminente Mons. Athanasius Schneider - Bendita Comunión

Sto. Tomás de Aquino, el “Doctor Angélico” nos dice: “Por reverencia a este Sacramento, ninguna cosa entra en contacto con Ella (La Eucaristía) a no ser que esté consagrada; por lo cual se consagran no solo el corporal sino también el Cáliz y, asimismo, las manos del Sacerdote, para tocar este Sacramento. De donde se deduce que a ningún otro le es lícito tocarlo” (Suma. Teológica, III Q, 82, a, 3). Además, Santo Tomás de Aquino ya había definido la Eucaristía latens Deitas (S. Tomás de Aquino, Inni ). La fe en la presencia real de Cristo bajo las especies eucarísticas pertenecía ya entonces a la esencia de la fe de la Iglesia Católica y era parte intrínseca de la identidad católica. Era evidente que no se podía edificar la Iglesia si esa fe fuese mínimamente menoscabada. Por lo tanto, la Eucaristía, pan transubstanciado en Cuerpo de Cristo y vino en Sangre de Cristo, Dios en medio de nosotros, debía ser acogida con estupor, máxima reverencia y actitud de humilde adoración. El Papa Benedicto XVI, con su testimonio vivo, al defender distribuir la comunión de rodillas y en la boca, nos recuerda las palabras de San Agustín:

“nemo autem illam carnem manducat, nisi prius adoraverit; peccemus non adorando” (Enarrationes in Psalmos 89, 9 ; CCLXXXIX, 1385). Subraya que “recibir la Eucaristía significa ponerse en actitud de adoración hacia aquel que recibimos (...) sólo en la adoración puede madurar una acogida profunda y verdadera” (Sacramentum Caritatis, 66). Hay muchos testimonios más, que nos enseñan la importancia de recibir a Cristo en la boca: Tertuliano, Clemente de Alejandría, Orígenes, Atanasio, Cirilo de Jerusalén, Gregorio de Nisa, Juan Crisóstomo, Teodoro de Mopsuestia, Cirilo de Alejandría, Teodoreto de Ciro, Juan de Damasco, San Ambrosio (Mentor y Maestro de San Agustin) San Alberto Magno (Mentor y Maestro de Santo Tomás de Aquino) . Otra enseñanza de san Agustín:

Dice san Agustín: "Lo que veis, queridos hermanos, en la mesa del Señor es pan y

vino, pero este pan y este vino, al añadírseles la palabra, se convierten en cuerpo

y sangre de Cristo. Si quitas la palabra, es pan y vino; añades la palabra, y ya son

otra cosa. Y esta otra cosa es el cuerpo y la sangre de Cristo. Quita la palabra, y

es pan y vino; añade la palabra, y se hace sacramento. A todo esto decís: ¡Amén!

Decir amén es suscribirlo. Amén significa que es verdadero"

(Sermón 6,3). OH HERMOSO MISTERIO DIVINO, OH AMOR SACRIFICADO, OH

TRANSUBSTANCIACION PRESENCIAL REAL.

Page 4: DOMINUS EST - Eminente Mons. Athanasius Schneider - Bendita Comunión

Ya San Agustín había advertido: “Sería una locura insolente el discutir qué se ha

de hacer cuando toda la Iglesia universal tiene una práctica establecida…”. (Carta

54, 6; a Jenaro).

Queda claro para quien sigue esta tradición de asumir gestos y actitudes del cuerpo y del espíritu que facilitan el silencio, el recogimiento, la humilde aceptación de nuestra pobreza delante de la infinita grandeza y santidad de Aquél que nos sale al encuentro en las especies Eucarísticas, se vuelve coherente e indispensable. El modo mejor para expresar nuestro sentimiento de reverencia hacia el Señor Eucarístico era el de seguir el ejemplo de Pedro que, como nos cuenta el Evangelio, se arrojó de rodillas delante del Señor y dijo “Señor, apártate de mi, que soy hombre pecador”. (Lc 5, 8). San Alberto Magno, fue un notable científico, pero ante todo un gran teólogo y místico Mariano. Observante y mortificado, hombre de oración ininterrumpida. Pasaba muchas noches rezando y pidiendo aumentar el amor ante la presencia real de Cristo en el Pan y el Vino. Amante fervoroso de la Eucaristía: "Celebraba los Misterios Divinos con la más grande pureza y el más ardiente amor, postrado de rodillas y administrando la Comunión en la boca". Ahora bien, actualmente, se nota que en algunas iglesias, la práctica de la comunión, se hace cada vez más rara y los responsables no sólo imponen a los fieles recibir la Sagrada Eucaristía en pie, sino que incluso han sacado los reclinatorios obligando a los fieles a permanecer sentados o en pie, hasta durante la elevación de las especies Eucarísticas presentadas para la Adoración. Es extraño que tales procedimientos hayan sido adoptados en las diócesis, por los responsables de la liturgia, y en las iglesias por lo párrocos, sin la más mínima consulta a los fieles, aunque hoy se hable más que nunca, en ciertos ambientes, con el pretexto del relativismo, de “democracia en la Iglesia”. Al mismo tiempo, hablando de la Comunión en la mano es necesario reconocer que se trata de una práctica introducida “abusivamente” y a prisas en algunos ambientes de la Iglesia inmediatamente después del Concilio, cambiando la secular práctica anterior y volviéndose enseguida en la práctica regular para toda la Iglesia, argumentando un libreto repetido y acomodado, que tal cambio refleja mejor el Evangelio con la práctica antigua en la boca o también en la mano, siendo ambos órganos del cuerpo de igual dignidad ???... Otros, para justificar más tal práctica, se refieren a las palabras de Jesús: “Tomad y comed” (Mc 14,22; Mt 26,26). Cuales quiera sean las razones para sostener esta práctica, no podemos ignorar lo que sucede a nivel mundial en todas partes donde es mal adoptada y no se obedece al Papa. Este gesto contribuye a una gradual y creciente debilitación de la actitud de reverencia hacia las sagradas especies Eucarísticas. La praxis anterior en cambio preservaba mejor ese sentido de reverencia.

Page 5: DOMINUS EST - Eminente Mons. Athanasius Schneider - Bendita Comunión

A ella ha sucedido enseguida una alarmante falta de recogimiento y un espíritu general de distracción. Ahora se ven comulgantes que frecuentemente regresan a sus puestos como si nada de extraordinario hubiera ocurrido. Aún más distraídos se ven los niños y adolescentes. En muchos casos no se nota ese sentido de seriedad y silencio interior que deben señalar la presencia de Dios en el alma. El Papa habla de la necesidad de no sólo entender el verdadero y profundo significado de la Eucaristía, sino también de celebrarla con dignidad y reverencia. Dice que hay que estar conscientes “de los gestos y de las posturas, como el arrodillarse en los momentos prominentes de la oración Eucarística” (Sacramentum Caritatis, 65). Además de ello, hablando de la recepción de la Sagrada Comunión, invita a todos a “hacer lo posible para que el gesto en su simplicidad corresponda a su valor de encuentro personal con el Señor Jesucristo en el Sacramento” (Sacramentum Caritatis, 50). En esta perspectiva es de apreciar la gran obra escrita por Su Eminencia Mons. Athanasius Schneider, Obispo Auxiliar de Karaganda en Kazaquistán, bajo el muy significativo título “Dominus Est”. El mismo quiere dar una contribución a la actual discusión sobre la Eucaristía, presencia real y substancial de Cristo bajo las especies consagradas del Pan y del Vino. Es significativo que Mons. Schneider inicie su presentación con una nota personal de quien fue ejemplo y le enseñó el amor auténtico hacia la presencia real de Cristo en el Pan y Vino consagrados, recordando la profunda fe eucarística de su Madre y de otras dos mujeres; con fe conservada en medio de tantos sufrimientos y sacrificios que la pequeña comunidad de los católicos de aquél País padeció en los años de la persecución soviética. Partiendo de esta experiencia suya, que suscitó en él una gran fe, estupor y devoción por el Señor presente en la Eucaristía, él nos presenta un excursus histórico teológico que aclara cómo la práctica de recibir la Sagrada Comunión en la boca y de rodillas fue acogida y practicada por la Iglesia durante un largo período de tiempo.

San Sixto I, Papa (115-125) prohibe a los laicos tocar los vasos sagrados (Mansi 1, 653). Yo creo que ha llegado la hora de valorar bien la mencionada práctica y de revisar, que es necesario, abandonar la práctica actual, que de hecho no fue indicada ni por la Sacrosanctum Concilium, ni por los Padres Conciliares, sino que fue aceptada después de su introducción abusiva en algunos Países. Ahora, hoy más que nunca, es necesario ayudar al fiel a renovar una viva fe en la presencia real de Cristo bajo las especies Eucarísticas para reforzar así la vida de la Iglesia y defenderla en medio de las peligrosas distorsiones de fe que tal situación continúa creando.

Page 6: DOMINUS EST - Eminente Mons. Athanasius Schneider - Bendita Comunión

Las razones de tal medida deben ser no tanto académicas cuanto pastorales –más bien espirituales como litúrgicas – es decir, aquellas que edifican mejor la fe. Mons. Schneider en este sentido muestra valientemente un encomiable coraje, pues ha sabido entender el significado de las palabras de San Pablo: “pero que todo sea para edificación” (1 Cor 14,26).

+Mons. Malcom Ranjith Secretario de la Congregación del Culto Divino

y la disciplina de los Sacramentos.

A raíz de la herejía de Berengario de Tours, se tiene lugar un estudio más profundo sobre el misterio eucarístico [a partir de 1059, donde se aprecia en Berengario la tendencia a negar la presencia del cuerpo de Cristo en la Eucaristía, de suerte que parece defender una presencia más bien figurativa (F. Vernet Bérenger de Tours DTC 2,729; la obra de Berengario se llama "De sacra coena", cf 100, 248)]. Fulberto de Chartres fue de hecho el que primero utilizó la expresión "mutare in corpus substantiam", así como se aprecia algo similar en las obras de Lanfranco y Guitmundo de Aversa: Lanfranco ya habla de un cambio sustancial: "las sustancias terrenas se convierten en la esencia del cuerpo de Cristo, mientras que permanece la forma exterior, las especies: de hecho nos introduce en la terminología "substantia"/"species" [Lanfranco, De corpore et sanguine... PL 150, 430; ]. Guitmundo de Aversa habla también de "substantialiter transmutari" y distingue claramente entre la sustancia que cambia y los accidentes que permanecen.

Algunas citas importantes de los santos Padres de la Iglesia, nos harán comprender que la Iglesia de los orígenes creía en la presencia real de Cristo en la Eucaristía y la obligación de recibirla en la boca, ya que no es ninguna invención lo que la Iglesia enseña, sino que lo ha hecho siempre. Justino hablando de la Eucaristía dice: "Este alimento se llama entre nosotros ´Eucaristía´, del cual a ningún otro es lícito participar, sino al que cree que nuestra doctrina es verdadera, ya que ha sido purificado por el bautismo para el perdón de los pecados y para la regeneración; y que vive como Cristo enseñó. Estas cosas no las tomamos como pan ordinario ni como bebida ordinaria, sino que así como por el Verbo de Dios, que se encarnó, tomó carne y sangre para nuestra salvación, así también se nos ha enseñado que el alimento eucaristizado mediante la palabra de oración que procede de él (alimento con el que nuestra carne y nuestra sangre se nutren con arreglo a nuestra transformación) es la carne y la sangre de aquel Jesús que se encarnó" (Apología 1,65,ss). Ireneo dice: ¿Cómo, pues, les constará que este pan en el que han sido dadas las gracias, es el cuerpo del Señor y el cáliz de su sangre, si no dicen que él es el Hijo del hacedor del mundo, su Verbo, por el que el leño fructifica y las fuentes manan, y la tierra da primero tallo y despues espiga y finalmente trigo pleno en la espiga? (Adv. Haer 4,18; PG 7,1027). También contra los herejes se pregunta cómo ellos no admiten la resurrección de la carnes, siendo que en la Eucaristía nos alimentamos de la carne resucitada de Cristo (Adv. Haer 4,18; PG 7,1027).

Page 7: DOMINUS EST - Eminente Mons. Athanasius Schneider - Bendita Comunión

Ignacio de Antioquía escribe contra los que no creen que Cristo haya asumido la carne humana, por ello es que niegan asimismo la Eucaristía, pues no confiesan que la Eucaristía es la carne de nuestro salvador Jesucristo, la misma que padeció por nuestros pecados, la que por su benignidad resucitó el Padre. "Los que contradicen el don de Dios, litigando, mueren. Más les convendría amar para que resucitaran" (Ad Smirniotas c.7, No. 1 PG 5,731).

San Cipriano. En la Iglesia de Cartago encontramos a Cipriano, discípulo de Tertuliano. Para Cipriano, la Eucaristía es una cosa secreta y santificante, pero en grado superior a los demás sacramentos, pues la Eucaristía es el cuerpo y la sangre de Cristo. Lo afirma claramente en su relación a los herejes y los lapsos. Los herejes no pueden recibir la comunión sin haber recibido antes el bautismo católico. Y a los lapsos les exige la penitencia adecuada antes de recibir la Eucaristía, pues, de no ser así, se hace violencia al cuerpo y a la sangre de nuestro Señor: «Desdeñadas y despreciadas todas estas cosas antes de expiar los delitos, antes de hacer la confesión del crimen, antes de purificar la conciencia con el sacrificio y la mano del sacerdote, antes de aplacar la ofensa del Señor que está indignado y amenaza... se hace violencia a su cuerpo y sangre, y pecan ahora más contra el Señor con las manos y la boca que cuando le negaron»

En el Sínodo de Rouen (649-653), siguiendo la línea observada en Roma, se prohibe Comulgar en la mano, y se amenaza a los sacerdotes que no cumplan estas disposiciones. (Mansi X, 1199-1200). En el VI Concilio Ecuménico de Constantinopla (680-681) se prohibe a los fieles que comulguen por sí mismos, y se amenaza con la Excomunión a los que tengan la osadía de hacerlo (Mansi XI, 969). Catecismo Iglesia Católica 1413: Por la consagración se realiza la transubstanciación del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Bajo las especies consagradas del pan y del vino, Cristo mismo, vivo y glorioso, está presente de manera verdadera, real y substancial, con su Cuerpo, su Sangre, su alma y su divinidad (cf Cc. de Trento: DS 1640; 1651). Catecismo Iglesia Católica 1376: El Concilio de Trento resume la fe católica cuando afirma: "Porque Cristo, nuestro Redentor, dijo que lo que ofrecía bajo la especie de pan era verdaderamente su Cuerpo, se ha mantenido siempre en la Iglesia esta convicción, que declara de nuevo el Santo Concilio: por la consagración del pan y del vino se opera el cambio de toda la substancia del pan en la substancia del Cuerpo de Cristo nuestro Señor y de toda la substancia del vino en la substancia de su sangre; la Iglesia católica ha llamado justa y apropiadamente a este cambio transubstanciación" (DS 1642).

Page 8: DOMINUS EST - Eminente Mons. Athanasius Schneider - Bendita Comunión

Nota:(*) Concilio de Trento, Sesión XIII, Cap II: "En primer lugar enseña el santo Concilio, y clara y sencillamente confiesa, que después de la consagración del pan y del vino, se contiene en el saludable sacramento de la santa Eucaristía verdadera, real y substancialmente nuestro Señor Jesucristo, verdadero Dios y hombre, bajo las especies de aquellas cosas sensibles".

“Christus vincit, Christus regnat, Christus imperat” Mujeres “eucarísticas” y la sagrada Comunión en la

clandestinidad soviética.

Solo en caso de guerra y persecución, los laicos podrían administrar la comunión si no hubiere Sacerdotes.

San Basilio (329-379) en carta del año 372, no permite la Comunión en la mano y menos administrar la Eucaristía por laicos, salvo en alguna situación extraordinaria como en caso de persecución y guerra. (Ep. 93, Patrol. Griega, 332, 483,6).

El régimen comunista soviético, que duró cerca de setenta largos años (1917- 1991), pretendía establecer una especie de paraíso sobre la tierra. Sin embargo, este reino no podía tener consistencia, pues estaba fundado sobre la mentira, sobre la violación de la dignidad del hombre, sus Derechos Humanos, y sobre el odio a Dios, sus fieles y a su Santa Iglesia. Era una reino donde Dios y los valores espirituales no podían y no debían tener ningún espacio. Todo signo que hiciese a los hombres acordarse de Dios, era suprimido de la vida pública y de la vista de los hombres. Existía, sin embargo, una realidad que hacía recordar a los hombres máximamente a Dios: el Sacerdote. Por esta razón, el sacerdote no debía ser visible; más bien debía ser eliminado y no debía existir para los dictadores y el comunismo. Para los perseguidores de Cristo y de su Iglesia, el sacerdote era la persona más peligrosa. Quizás ellos, implícitamente, conocían la razón por la cual el sacerdote era considerado como la persona más peligrosa. La verdadera razón era ésta: sólo el sacerdote podía darle a Dios a los hombres, entregarles a Cristo de la manera más concreta y directa posible, esto es, a través de la Eucaristía y de la sagrada Comunión. Por esto, estaba prohibida la celebración de la Santa Misa. Pero ningún poder humano estaba en grado de vencer la potencia Divina que operaba en el misterio de la Iglesia y sobre todo en los sacramentos. Durante aquellos oscuros años, la Iglesia, en el inmenso imperio soviético, estaba obligada a vivir en la clandestinidad. Pero lo más importante era esto: la Iglesia estaba viva, más bien, vivísima, si bien le faltaban estructuras visibles, edificios sagrados, y aunque hubiese una enorme escasez de sacerdotes, la Iglesia estaba vivísima porque no le faltaba en plena dificultad del todo la Eucaristía.

Page 9: DOMINUS EST - Eminente Mons. Athanasius Schneider - Bendita Comunión

Si bien raramente accesible a los fieles, porque no le faltaban almas con una fe firme en el misterio eucarístico, a menudo madres de familia y abuelas con un alma “sacerdotal”, custodiaban e incluso administraban la Eucaristía debidamente con el respeto y el permiso especial de un Sacerdote ante tal persecución. Ellas lo hacian con un amor extraordinario, con delicadeza y con la máxima reverencia posible, en el mismo espíritu de los primeros cristianos, expresado en el adagio “cum amore ac timore”. Entre los numerosos ejemplos de mujeres “eucarísticas” del tiempo de la guerra y clandestinidad soviética, se presentará aquí el ejemplo de tres mujeres de conocimiento personal del autor: María Schneider (madre del autor), Pulcheria Koch (hermana del abuelo del autor) y María Stang (Alemana parroquiana de la diócesis de Karaganda). * * * MONS. ATHANASIUS SCHNEIDER RELATA: María Schneider, mi madre, me contaba que después de la II Guerra Mundial, el régimen stalinista deportaba a muchos fieles y a muchos alemanes creyentes de los que hoy ya no se ven mucho con el fervor de esos tiempos y los traían del Mar Negro y del río Volga hacia los Montes Urales, para emplearlos en trabajos forzados. A todos se les internaba en pobrísimas barracas en un ghetto de la ciudad. Entre ellos, se encontraban increíblemente algunos cientos de alemanes católicos en contra del régimen. A menudo, se acercaban a ellos, en la máxima clandestinidad y secreto, algunos sacerdotes para administrar los sacramentos, lo cual hacían poniendo en peligro su propia vida. Entre los sacerdotes que acudían más frecuentemente estaba el Padre Alexij Saritski, (sacerdote ucraniano, greco – católico y birritualista, muerto como mártir el 30 de octubre de 1963 cerca de Karaganda, beatificado por el Papa Juan Pablo II en el año 2001). Los fieles le llamaban afectuosamente “el vagabundo de Dios”. En el mes de enero del año 1958, en la ciudad de Krasnokamsk, cerca de Perm,en los Montes Urales, llegó de improviso y como siempre, secretamente, el Padre Alexij, proveniente del lugar de su exilio en la ciudad de Karaganda en Kazakhstan. El Padre Alexij se las ingeniaba para que el mayor número posible de fieles fuese preparado para recibir la sagrada Comunión. Para esto, se disponía a escuchar la confesión de los fieles, literalmente, día y noche, sin dormir ni comer. Los fieles le suplicaban, diciendo: “Padre, ¡debe comer y dormir!”. Pero él respondía: “No puedo, porque la policía puede arrestarme de un momento a otro ¡y tantas personas quedarían sin confesión, y por tanto, sin Comunión!”. Después de que todos se hubieron confesado, el Padre Alexij comenzó a celebrar la Santa Misa. De improviso resonó una voz: “¡La policía está cerca!”. María Schneider, que asistía a la Santa Misa, dijo al sacerdote: “Padre, yo lo puedo esconder: huyamos!”. La mujer condujo al sacerdote hasta una casa fuera del ghetto alemán y lo escondió en un cuarto, llevándole algo para comer. “Padre, finalmente ahora puede comer y descansar un poco.

Page 10: DOMINUS EST - Eminente Mons. Athanasius Schneider - Bendita Comunión

Cuando caiga la noche, huiremos a la ciudad más cercana”. El Padre Alexij estaba triste, porque si bien todos se habían confesado, ninguno alcanzó a recibir la sagrada Comunión, porque apenas comenzada la Misa, y tuvo que ser interrumpida por la intervención de la policía. María Schneider le dijo: “Padre, todos los fieles harán con mucha fe y devoción la Comunión espiritual, y esperamos que pueda usted volver para darnos la Comunión sacramental”. Con la llegada de la noche comenzó la preparación de la fuga. María Schneider dejó a sus dos hijos pequeños (un niño de dos años y una niña de seis meses), a cargo de su madre, y llamó a Pulcheria Koch (tía de su marido). Las dos mujeres se reunieron con el Padre Alexij y huyeron 12 kms. a través de un bosque, por la nieve y el frío, con una temperatura de 30ºC. Lograron llegar a una pequeña estación, compraron un pasaje para el sacerdote y se sentaron en la sala de espera, pues el tren tardaría todavía poco más de una hora en llegar. De pronto, se abrió la puerta y entró un policía que se dirigió directamente hacia el Padre Alexij. Estando frente a él, le preguntó: “Usted, ¿hacia dónde se dirige?” El Padre no pudo responder a causa del espanto. No temía por su vida, sino por la vida y el destino de la joven madre Maria Schneider. A su vez, la joven mujer respondió al policía: “Éste es un amigo y nosotros lo acompañamos. Aquí está su pasaje”. Y mostró al policía el billete. Éste, mirando al sacerdote, le dijo: “Por favor, no suba al último vagón porque será desenganchado del resto del tren en la próxima estación. ¡Buen viaje!”. Y rápidamente el policía salió de la sala. El Padre Alexij sorprendido, miró a María Schneider y le dijo: “¡Dios nos ha enviado a un ángel. No olvidaré jamás lo que usted ha hecho por mi. Si Dios me lo permite, volveré para darles la sagrada Comunión, y en cada una de mis Misas rezaré por usted y sus hijos”. Un año después, el Padre Alexij pudo volver a Krasnokamsk. Ésta vez sí pudo celebrar la Santa Misa y dar la sagrada Comunión a los fieles. Maria Schneider le pidió un favor: “Padre, disculpe mi atrevimiento ¿podría dejarme una hostia consagrada?, pues mi madre está gravemente enferma y ella quisiera recibir la Comunión antes de morir y solo Dios sabe cuando lo volveremos a ver”. El Padre Alexij ante tal situación, dejó una hostia consagrada a condición de que si administraba la Comunión, lo hiciera con el máximo respeto posible. María Schneider prometió hacerlo de ése modo. Antes de trasladarse con su familia al Kirghistan, María Schneider dio a su madre enferma la sagrada Comunión. Para hacerlo, usó guantes blancos nuevos y con unas pinzas dio la Comunión a su madre. Después, quemó la bolsa en la cual estuvo reservada la hostia consagrada. * * *

Page 11: DOMINUS EST - Eminente Mons. Athanasius Schneider - Bendita Comunión

La familia de Maria Schneider y de Pulcheria Koch se transfirió posteriormente a Kirghistan. En 1962, el Padre Alexij visitó secretamente Kirghistan y encontró a Maria y a Pulcheria en la ciudad de Tokmak. Celebró la Santa Misa en la casa de María Schneider y posteriormente, todavía otra vez en casa de Pulcheria Koch. En gratitud hacia Pulcheria, esta mujer anciana que lo había ayudado a escapar por el frío y la oscuridad del invierno hacia los Montes Urales, el Padre Alexij que no sabia cuando las volvería a ver, le dejó una hostia consagrada, dándole, sin embargo una precisa instrucción: “Le dejo una hostia consagrada. Haga la devoción de los primeros nueve meses en honor del Sagrado Corazón de Jesús. Cada primer viernes de mes, exponga en su casa el Santísimo Sacramento, invitando para la adoración a personas de absoluta confianza. Todo deberá hacerse con la máxima discreción y secreto. Después del noveno mes, usted podrá consumir la hostia, pero hágalo con gran reverencia”. Y así se hizo. Durante nueve meses se realizó en Tokmak una adoración eucarística clandestina. También María Schneider estaba entre las mujeres adoratrices. Estando de rodillas delante de la pequeña hostia, todas las adoratrices, mujeres verdaderamente eucarísticas, deseaban ardientemente recibir la sagrada Comunión. Pero desgraciadamente, sólo había una pequeña hostia, y al mismo tiempo, numerosas personas deseosas de recibirla. Por esto, el Padre Alexij había decidido que al término de los nueve meses la recibiese solamente Pulcheria y que todos los demás hiciesen una Comunión espiritual. De todas formas, éstas Comuniones espirituales eran muy valiosas, pues hacían a estas mujeres “eucarísticas”, capaces de transmitir a sus hijos, por así decirlo “con la leche materna”, una profunda fe y un gran amor por la Eucaristía. La consignación de aquella pequeña hostia en la ciudad de Tokmak en Kirghistan fue la última acción pastoral del beato Alexij Saritski antes de morir. Inmediatamente después del retorno a Karaganda de su viaje misionero en Kirghistan, en el mes de abril de 1962, el Padre Alexij fue arrestado por la policía secreta y enviado al campo de concentración de Dolinka, cercano a Karaganda. Después de muchos maltratos y humillaciones, el Padre Alexij obtuvo la palma del martirio “ex aeruminis carceris”, el 30 de octubre de 1963. Este día se celebra su memoria litúrgica en todas las iglesias católicas del Kazaquistán y de Rusia; la Iglesia greco católica ucraniana lo celebra junto con todos los mártires ucranianos el día 27 de junio. Fue un santo eucarístico que educó a mujeres eucarísticas, mujeres que fueron como flores crecidas en la oscuridad y en el desierto de la clandestinidad, haciendo así que la Iglesia permaneciera realmente viva.

Page 12: DOMINUS EST - Eminente Mons. Athanasius Schneider - Bendita Comunión

El tercer ejemplo de mujer “eucarística” es el de María Stang, alemana del Volga, deportada a Kazaquistán. Esta madre y abuela santa tuvo una vida llena de increíbles sufrimientos y de continuas renuncias y sacrificios. Sin embargo, fue una persona de gran fe, esperanza y alegría espiritual. Ya de niña deseaba dedicar su vida a Dios. A causa de la persecución comunista hacia los católicos y de la deportación, el camino de su vida fue aún más doloroso. María Stang escribía en sus memorias: “Nos han quitado a los sacerdotes. En el pueblo vecino había todavía una iglesia, pero lamentablemente ya no estaba presente el Santísimo. Así, sin sacerdotes y sin Santísimo, la iglesia se sentía fría, lo cual me hacía llorar amargamente”. Desde aquel momento, María comenzó a rezar y a ofrecer sacrificios a Dios cada día, diciendo ésta oración: “Señor, danos un nuevo sacerdote, danos la santa Comunión. Todo lo sufro con gusto por amor a Ti, oh Sacratísimo Corazón de Jesús”. En el recóndito lugar de la deportación en Kazaquistán oriental, María Stang reunía secretamente en su casa, todos los domingos, a otras mujeres para hacer oración. Durante aquellas asambleas dominicales, muchas veces las mujeres lloraban rezando así: “María Santísima y amada Madre nuestra, mira qué pobres somos. Danos de nuevo sacerdotes, Santos doctores y pastores”. A partir del año 1965, María Stang pudo viajar, una vez al año, a Kirghistán (distante a más de mil kilómetros de su hogar), en donde vivía un sacerdote católico en exilio. En el apartado pueblito de Kazaquistán oriental, los católicos alemanes no veían un sacerdote desde hacía más de veinte años. María escribe: “Cuando llegué a Frunse (hoy Bishkek), en Kirghistán, encontré a un Sacerdote. Entrando en su casa, vi un tabernáculo. No imaginaba que alguna vez en mi vida podría volver a ver, ni siquiera una sola vez, un sagrario. Me arrodillé frente a él y comencé a llorar. Luego, me acerqué al tabernáculo y lo besé”. Antes de regresar a su pueblo en Kazaquistán, el sacerdote entregó a María una píxide con algunas hostias consagradas. La primera vez que los fieles se reunieron en presencia del Santísimo Sacramento, María les dijo: “Tenemos una alegría y una felicidad que nadie puede imaginar; tenemos con nosotros al Señor Eucarístico y podemos recibirlo”.

Page 13: DOMINUS EST - Eminente Mons. Athanasius Schneider - Bendita Comunión

Los presentes respondieron: “No podemos recibir la Comunión, pues no nos hemos confesado”. Seguidamente, los fieles tuvieron una reunión y tomaron la siguiente decisión: “Los tiempos son dificilísimos, y ya que se nos ha traído el Santísimo a través de más de mil kilómetros, Dios nos será propicio. Entraremos espiritualmente en el confesionario delante del sacerdote. Haremos un acto de perfecta contrición y cada uno de nosotros se impondrá una penitencia”. Así lo hicieron todos y después recibieron la sagrada Comunión, arrodillados y con lágrimas en los ojos; lágrimas de alegría y al mismo tiempo de contrición. Por treinta años María reunió, cada domingo, a los fieles para la oración. Enseñaba el catecismo a niños y adultos, preparaba a los esposos para el Sacramento del Matrimonio, cumplía con los ritos de exequias y, sobre todo, administraba la sagrada Comunión en la boca con permiso especial del Sacerdote en su ausencia, para este caso extremo en tiempos de guerra y persecución. Cada vez que hacía esto último, lo hacía con corazón ardiente y temor reverencial. Fue una mujer con un alma verdaderamente sacerdotal, una mujer eucarística, que custodiaba con celo y amor los misterios divinos de Cristo, presente en el Pan y Vino Consagrados. (Si os faltan Sacerdotes, hay que hacer “rogativas” para que el Dueño de la Mies envié obreros a su Mies. Y si no hay Misa, se puede organizar a los fieles para que recen el rosario y/o mediten la Palabra y hagan una Comunión Espiritual. Si no fuere posible comulgar, podrían recibirse las mismas Gracias en una Comunión Espiritual. Santa Catalina de siena -Doctora de la Iglesia)

CONCLUSIÓN.-

Sobre el fondo de la bimilenaria historia de la piedad y de la tradición litúrgica de la Iglesia Universal en Oriente y Occidente, sobre todo respecto al desarrollo orgánico del patrimonio patrístico, puede concluirse la siguiente síntesis:

NO EXISTEN FUNDAMENTOS BÍBLICOS para justificar el rito de la Comunión en la mano, sino más bien para denegarlo. Dios revela el contenido litúrgico en el Antiguo Testamento, del que Cristo no viene a abolir “ni una sola tilde”. El Antiguo Testamento es como un cliché que ha de revelarse en la Era Cristiana. El rito de no tocar las cosas sagradas (Num. 4, 15; II Sam 6, 1-9; Jdt 11, 13), se hace realidad en el Nuevo Testamento cuando Cristo dice a la Magdalena (jn, 20, 17): ¡NOLI ME TANGERE! (No me toques), y se revalida cuando la Iglesia, llegada la madurez suficiente en la comprensión del misterio eucarístico, prohibe la Comunión en la mano. Entonces se cumple también el Salmo 81:“Abre tu boca y Yo la llenaré”, en un pasaje en que dios promete alimentar a sus fieles con “flor de harina y miel de la Roca”.

Page 14: DOMINUS EST - Eminente Mons. Athanasius Schneider - Bendita Comunión

Esta es la correcta interpretación de los textos sagrados en el tema, por cuanto la Iglesia prohibió esta práctica durante tantos siglos. Hoy existe un cáncer anti-Eucaristía que se ha esparcido bajo la consigna de construir una nueva y moderna comunidad.

Por tanto: 1. El desarrollo orgánico de la piedad eucarística como fruto de la piedad de los Padres de la Iglesia, ha conducido a todas las Iglesias, tanto en Oriente como en Occidente, aún ya en el primer milenio, a administrar la sagrada Comunión a los fieles directamente en la boca. En Occidente, al inicio del segundo milenio, se agregó el gesto profundamente bíblico de arrodillarse. En las múltiples variaciones litúrgicas orientales, se circunda el momento de la recepción del Cuerpo del Señor con solemnes ceremonias, y a menudo se exige a los fieles una previa postración en tierra. 2. La Iglesia prescribe el uso del platillo de Comunión o patena, para evitar que algún fragmento de la Hostia consagrada caiga en tierra (Cf. Missale Romanum, Institutio generalis, n.18; Redemptionis Sacramentum, n.93) y que el obispo se lave las manos después de la distribución de la Comunión (Cf. Ceremoniale episcoporum, n.166). En el caso de la distribución de la Comunión en la mano, frecuentemente se desprenden de la Hostia pequeños fragmentos los cuales, o caen en tierra o quedan adheridos a la palma y a los dedos del comulgante. 3. El momento de la sagrada Comunión, en cuanto encuentro de los fieles con la Divina Persona del redentor, exige, por su naturaleza, y aún exteriormente, gestos típicamente sacros, como la postración de rodillas En la mañana de la resurrección las mujeres adoraron al Señor Resucitado postrándose en tierra delante de Él, (Cf. Mt 28,9); también los Apóstoles lo hicieron (Cf. Lc 24, 52) y comprendemos también que el Apóstol Tomás se arrodilló diciendo: “Señor mío y Dios mío” (Jn 20, 28). 4. El dejarse nutrir como un niño, recibiendo la Comunión directamente en la boca, expresa de la mejor manera, ritualmente hablando, el carácter de la receptividad y del ser niño delante de Cristo que se nutre y “amamanta” espiritualmente. El adulto en cambio, ya frio y desvinculado del amor, lleva por sí mismo el alimento hasta su boca con sus propios dedos. 5. La Iglesia prescribe que, durante la celebración de la Santa Misa, al momento de la Consagración, todo fiel deba arrodillarse. ¿No sería, litúrgicamente más adecuado si, al momento de la sagrada Comunión, cuando el fiel se aproxima físicamente tanto al Señor, al Rey de reyes, lo saludase y lo recibiese arrodillado?.

Page 15: DOMINUS EST - Eminente Mons. Athanasius Schneider - Bendita Comunión

6. El gesto de recibir el Cuerpo del Señor en la boca y de rodillas podría ser un testimonio visible de la fe de la Iglesia en el misterio eucarístico, como así mismo un factor restaurador y educativo, contrario para la cultura moderna, que piensa y cuestiona la Eucaristia, y le parecen fenómenos extraños, el gesto de arrodillarse y recibir a Cristo con los labios. 7. El deseo de prestar a la augusta persona de Cristo, también en el momento de la sagrada Comunión, el afecto y el honor de manera visible, debería adecuarse al Espíritu también en la manera invisible y al ejemplo de la bimilenaria tradición de la Iglesia: “cum amore actimore”, el adagio de los Padres del primer milenio, además del “quantum potes, tantum aude” (“cuanto puedas, eso haz”), el adagio del segundo milenio. “Oh mi Señor y Jesus vivo en la consagración del Pan y Vino, la obscuridad ha nublado los ojos del corazón de muchos teólogos, su ciencia queda en la nada, no tienen sentido ni rumbo en sus vidas cuando tu les faltas, ya no tienen sed de ti. Ya no te reconocen vivo en el Santísimo Sacramento. (Vida 22 y Moradas VI,7)” Vida, experiencia y doctrina, Santa Teresa de Jesús de Avila. Doctora Mística de la Iglesia. .-Para terminar, damos espacio a una conmovedora plegaria de María Stang, madre y abuela alemana del Volga, deportada por el régimen stalinista en Kazaquistán: “Ahí, donde habita mi querido Jesús, donde truena desde el tabernáculo, ahí quiero permanecer continuamente arrodillada. Ahí quiero rezar perpetuamente. Jesús, te amo profundamente; Amor escondido, yo te adoro. Amor escondido, te adoro. Amor abandonado, te adoro. Amor despreciado, te adoro. Amor golpeado, te adoro. Amor infinito, Amor muerto por nosotros sobre la Cruz, te adoro. Mi querido Señor y Salvador Jesús, haz que yo sea enteramente amor, enteramente expiación por el Santísimo Sacramento en el corazón de tu clementísima Madre María, Amén”.

( “Comunión: Sólo ellos, los Sacerdotes deben administrarlo, y no otros”. (Carta 2ª a todos los fieles, 35). San Francisco de Asis ) *Dios podría hacer que todos los seres humanos cayéramos de rodillas llenos de pavor, en este mismo instante…Hay cientos de otras formas en que Dios puede hacer caer de rodillas a la humanidad, pero el Señor se rehúsa a ganarse a su pueblo de otra forma que no sea por el amor (P. Stephen Valenta, OFM Cap.). Quiera Dios que los Pastores de la Iglesia puedan renovar la Casa de Dios, que es la Iglesia, situando a Jesús Eucarístico en el centro, dándole el primer puesto, de modo que sea Él quien reciba los gestos de honor y adoración, también en el momento de la sagrada Comunión.

Page 16: DOMINUS EST - Eminente Mons. Athanasius Schneider - Bendita Comunión

Santo Evangelio de San Mateo 26, 27-28 Jesús toma el caliz y, después de haber dado gracias, lo dio a ellos, diciendo: "Bebed todos de el, porque ésta es Mi Sangre de la alianza nueva derramada POR MUCHOS, en remisión de los pecados.

Santo Evangelio de San Marco 10, 45 El Hijo del hombre en efecto no ha venido para ser servido, sino para servir y dar la propia Vida en rescate POR MUCHOS».

Santo Evangelio de San Lucas 13, 24. Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, MUCHOS pretenderán entrar y no podrán ». “La fidelidad al Romano Pontífice implica una obligación clara y determinada: la de conocer el pensamiento del Papa, haciendo cuanto esté de nuestra parte para que todos los católicos atiendan al magisterio del Padre Santo, y acomoden a esas enseñanzas, su actuación en la vida” (San José María Escrivá).

Vi al Papa en oración; estaba rodeado de falsos amigos que a menudo hacían lo contrario de lo que decía. (AA.II.203).Vi también en Alemania a eclesiásticos mundanos y modernos sacerdotes, entre protestantes iluminados manifestar obscenos deseos y formar un plan para la fusión de las confesiones religiosas y para la supresión de la autoridad papal.(AA.III.179) «Vi la iglesia de los apóstatas crecer grandemente. Vi las tinieblas que partían de ella, repartirse alrededor y vi muchas personas abandonar a la Iglesia legítima y dirigirse hacia la otra diciendo: «Ahí todo es más bonito, más natural y más ordenado» (AA.II.414) (De las visiones de la beata Anna Catalina Emmerick)

¡Entrad, inclinémonos para adorarlo! ¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó! Porque él es nuestro Dios, y nosotros, el pueblo que él apacienta, las ovejas conducidas por su mano. Ps 95; 6-7

Por eso tenemos que lamentarnos de sobremanera al ver que muchos no saben estimar en su valor este misterio saludable, que alegra el cielo y conserva al mundo entero: Tomás de Kempis, Imitación de Cristo, El Sacramento Eucarístico

El Concilio Vaticano II no se pronunció sobre la práctica de la Comunión en la mano. La aprobación viene después, en un periodo de abusos litúrgicos sin obediencia al Papa, por los que Juan Pablo II pidió perdón en “Domini

Cenae” (24-2-80).

“ EN EL NOMBRE DE JESÚS CADA RODILLA SE DOBLE, EN LOS CIELOS, SOBRE LA

TIERRA Y BAJO TIERRA ” (Fil, 2,10,)

Page 17: DOMINUS EST - Eminente Mons. Athanasius Schneider - Bendita Comunión

EL MISTERIO Y EL CULTO DE LA SANTA EUCARISTÍA - Epístola, (DOMINICAE CENAE) Enviada a todos los Obispos y Sacerdotes por el Papa

Juan Pablo II 24 de febrero de 1980: “ (…) Con cuanta elocuencia el ritual de la unción de las manos de los Sacerdotes en nuestra ordenación en latín nos dice,

que una Grazia y un poder especial del Espíritu Santo son necesarios propio para las manos de los Sacerdotes! Tocar la Santa Eucaristía y distribuirla con las

manos es un privilegio de los Ordenados.”

“No estoy de acuerdo con el Documento que hoy autoriza dicha forma de Comulgar en la mano”. Fulda (Alemania) JUAN PABLO II (Cfr. “Vox Fidei”, n.10-

1981; “Chiesa Viva”, n.112; “Sol de Fátima”, n.82).

El mal de estos tiempos para la Iglesia son dos: La comunión en la mano y el

aborto: MADRE TERESA DE CALCUTA (”The Wanderer”, 23-3-89; “The Fatima

Crusader”, 3er, trim.89).

'Al igual que mi antecesor Juan Pablo II, no estoy de acuerdo con la comunión en

la mano. Estoy convencido de la urgencia de dar de nuevo la hostia en la boca a

los fieles, sin que la toquen, y de volver a la genuflexión como signo de respeto'.

Joseph Ratzinger: S.S BENEDICTO XVI.

“¡La Iglesia debe ser enmendada a partir de la Eucaristía!” (“Ecclesia ab Eucharistia enmendata est!”). En la sagrada hostia no hay cualquier cosa, sino Alguien. “¡Él está ahí!”: así ha sintetizado el misterio eucarístico san Juan Maria Vianney, el santo cura de Ars. Porque no se trata de ningún otro, ni de ninguno

más grande que el mismo Señor: “Dominus est!”.