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MITOS ACTUALESREVISTA PEREGRINAMITOS ACTUALES
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Camino de Santiago
Don Elas Valia SampedroX {ux x xvxw|
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Tal vez muchos jvenes pe-regrinos, y a ellos van diri-gidas fundamentalmenteestas lneas, desconozcan la figurade Elas y lo que signific para elCamino de Santiago. Acaso slo subusto, que aparece difuminado enuna escultura junto a las brumasde Santa Mara do Cebreiro, leshaya llamado la atencin, apenascomo un souvenir ms de la anti-gua aldea, hoy al borde de ser unparque temtico de no se sabe muybien qu. Pero es posible que, co-mo siempre, hayan sido los mscuriosos de estos jvenes peregri-nos, los que nunca faltan y siemprebuscan, los que se hayan pregunta-do por la curiosa inscripcin en la-tn que figura en una humilde tum-ba de la iglesia. Y, acaso, les hayallamado la atencin uno de los ttu-los que distinguen a la persona queall descansa: hermano y amigode todos los peregrinos. Esos pe-regrinos, los que buscan y siempreencuentran, habrn dado con laperfecta definicin de lo que fueElas: un hermano y un amigo detodos los que, amarrados a su bor-dn, recorran un camino renacidoal borde de un milenio. Y es que elpequeo prroco de O Cebreirofue el principal culpable del re-nacimiento actual de las peregrina-ciones jacobeas. Vivi el Caminocomo un sueo y un compromisopersonal que llev hasta sus lti-mas consecuencias. Y tal vez suhistoria (y su leyenda) contada a
No se encuentra ya entre nosotros,pero su recuerdo sigue vivo entremucha gente que ama el Camino
de Santiago. Por eso, y con tododerecho, lo incluimos entre los
mitos actuales del Camino, cuandose cumplen ya veinte aos de su
fallecimiento.
los jvenes peregrinos que se in-corporan a un Camino renacido, seresuma precisamente en eso, en lalucha cotidiana, sin cuartel y sintregua (Elas no haca prisioneros)en bsqueda de un sueo nacidoentre las remotas brumas de unaaldea perdida que dorma junto aun Grial, no poda ser de otra ma-nera.
El sueo del Camino de Santiago seresume en un pequeo cura arma-do de botes de pintura amarilla,conduciendo estrafalarios autom-viles, preparando invasiones, movi-lizando conciencias, espabilandoalmas dormidas, apostrofando au-toridades inanes, despertando laantigua ilusin: un Camino abiertoy libre para todos, un Camino al al-cance del ms humilde de sus pe-regrinos, una autopista de tierrapor donde, denuevo y comoen los siglos,transitara lomejor de lavieja Europab u s c a n d ouna tumbaen los confi-nes del Fi-nisterre. Pe-ro... un pe-queo cu-ra? Ena q u e l l aalma ca-ba to-do un
Jos Antonio de la Riera Autrn
Obras de Elas Valia Sampedro El Camino de Santiago. Estudio histrico-jurdico. CSIC, Madrid, 1971. Caminos a Compostela. Faro de Vigo, 1971 "Catlogo de los archivos parroquiales de la Dicesis de Lugo". Diputacin pro-
vincial de Lugo, 1991
"Inventario artstico de Lugo y su provincia". (Director) Servicio de Publicacio-nes del Ministerio de educacin y Ciencia, Madrid, 1975 1983. 6 volmenes.
Synodicom hispanum. Volumen 1, dedicado a Galicia. Biblioteca de Autores Cris-tianos, Madrid, 1981
Gua del peregrino El Camino de Santiago. Ministerio de Informacin y Turismo,Madrid, 1982
El Camino de Santiago. Gua del peregrino. Everest, Len, 1985 El Camino de Santiago, Gua del Peregrino a Compostela, Galaxia, Vigo, 1992. El Camino de Santiago. Ruta de peregrinacin a Santiago de Compostela, Roger
Lascelles, Brentforg (UK) 1993.
Camino. Cmo un hombre con subagaje intelectual, se encierra du-rante aos en una pobre aldea enlos ms remotos confines de Gali-cia, la levanta prcticamente consus manos y, desde aquellas sole-dades, se lanza a una de las msbellas aventuras que haya realizadohombre alguno a finales de la pa-sada centuria?, quin era Elas?,qu era aquello que mova al pe-queo prroco de O Cebreiro, queconmocion a todos los que le co-nocieron y que le convirti en unode los ms extraordinarios perso-najes que ha producido la Galiciadel siglo XX, por ms que haya sidoolvidado por muchos?
Pasin, alma y una voluntad de hie-rro. Todo ello llevado con una sen-cillez que han reflejado los que hancompartido con l aquellas inter-minables veladas junto al fuego deO Cebreiro, donde todo peregrinotena a su alcance y reciba la aten-cin personal de Elas. La mismasencillez con la que llen el Cami-no de esas pequeas balizas, lasflechas amarillas, que jalonan yatodos las rutas que llevan al occi-dente. Pasin, alma, voluntad, sen-cillez... no otra cosa son los valoresque ms deslumbran a pie de Ca-mino. Pero, algo ms? S, el senti-do de universalidad y fraternidadque tena Elas. Tuvo la visin sufi-ciente y la inteligencia- para,desde lo local, desde lo ms ntimoy escondido, saber transmitir yen ello no se dio tregua- que la an-tigua llama, apenas una debil can-dela entre la bruma, haba queconvertirla en hoguera entre todos,supo enseguida que la recupera-cin fsica y espiritual del Caminode Santiago era una labor coral ysupo tambin repartir juego. En-tendi perfectamente la universali-dad del Camino de Santiago.
Evidentemente para ello haca faltacarisma. Y l lo tena por arrobas.Daba lo mismo ponerse el monode trabajo para rescatar del olvidolas piedras de su Cebreiro, quearrancar a cualquier punto del Ca-mino para investigar un tramo que
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pulso abierto con mucha gente a la que se le debe-ra caer la cara a cachos de vergenza absoluta.Gente que le dej en la ms absoluta soledad (huboquien, desde la Catedral de Santiago, prohibi ta-jantemente la impresin del humilde Boletn en laDelegacin Diocesana de Enseanza), hubo tam-bin quien, desde las propias asociaciones jacobe-as que con tanto esfuerzo ayud a crear, le hizo ti-rar la toalla y retirarse desolado a O Cebreiro en susltimos momentos, pero no hubo absolutamentenadie que le hiciera apartarse un metro de su Ca-mino. Hoy en da, cuando tantas medallas se repar-ten y tantos golpes de pecho se dan gratuitamente, a
roja de Everest, uno de los misilesque el pequeo cura haba lanza-do al mundo. Carisma y pasin, vo-luntad e inteligencia.
Claro que, amigo, todo ello hay queimaginrselo sin fax alguno, sincorreo electrnico, apenas sin luz,con los nicos medios que puedeproporcionar el convencimiento,el coraje y la inteligencia. Despusde atender sus parroquias, ayudara los jvenes de la comarca a en-
contrar trabajo, pelearse para queno le destruyeran su Cebreiro o pa-ra reconstruirlo con sus propiasmanos (que tanto daba), saltar acualquier parte del Camino en sudestartalado Citren, mantenercorrespondencia cotidiana conmucha gente en toda Europa, elprroco de O Cebreiro se encerra-ba de madrugada en una pequeapensin de Pedrafita para lanzar almundo su Boletn del Camino deSantiago. Y todo ello manteniendo
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haba cado en el abandono. Era tan importante hablar con quien fuera nece-sario, y en cualquier parte, para alentar la creacin y el impulso de una aso-ciacin jacobea como sentarse a hablar con todo peregrino que pasara por OCebreiro. Ellos fueron los primeros que dieron la noticia al mundo: el Caminoestaba, de nuevo all, como en los siglos, reluciente en siete soles, recien sea-lizado, esperando otra vez el paso de sus peregrinos en todas las encrucijadas,en las sirgas de Castilla, en las montaas, en los bosques profundos de Galicia.Ellos fueron sus mejores corresponsales. Elas editaba para los peregrinos unhumilde Boletn del Camino, escrito a mquina en las madrugadas fras de OCebreiro, que pronto viaj en las mochilas de los jacobeos por toda Europa. Yellos hicieron pronto suyo el Camino, armados adems con aquella mtica gua
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Para saber ms: Celeiro, Lus. Elas Valia, valedor del Cami-
no. 1959 1989. Xunta de Galicia, 2007
DENNETT, Laurie Aportacin de D. ElasValia al resurgir jacobeo En Paso a Paso, Te-mas de la X Semana Jacobea As. Amigos delCamino de Navarra, Pamplona, 1997
ESPIA GAMALLO, Manuel - Elas Valia, unsoador realista, en Compostellanum n.XXXVII, 1992, (pg. 335340)
VIAYO GONZLEZ Antonio Caminos y pe-regrinos. Huellas de la peregrinacin jaco-bea Isidoriana, Len, 1991
VV.AA. - Elas Valia. El renacimiento del Ca-mino. Xunta de Galicia, 2007
VV.AA. .. Xunta de Gali-cia, 2009
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Elas no le call absolutamente na-die, fue honrado, coherente ysiempre de frente, Valia fue pre-monitorio, en el Boletn hizo cons-tar en referencia a nuestros poli-ticos-: No nos apuremos. Ya que,como de costumbre, pronto lu-charn denodadamente, despil-farrando dineros, en la tarea deconvencer a Europa que han des-cubierto el Camino de Santiago.Y tambin fue de frente y por dere-cho contra tanto fariseo incapaz deabrir un mnimo albergue para susperegrinos en la propia Composte-la, mientras los ms humildes pue-blos del Camino les abran sus
puertas, los mismos que ahora, agolpe de incienso y despendole debotafumeiro para soponcio debeatas de viaje low cost, llegadasen aeroplanos a la voz de ese ho-rror llamado turismo religioso,hacen suyo un Camino que nuncaentendieron ni mucho menos hi-cieron suyo. Y desde luego a Vali-a, puro espritu, tampoco lo hi-cieron suyo, era absolutamente im-posible que lo comprendieran, si-quiera de lejos.
Peregrino: ests ante una extraor-dinaria historia, rayana en el mila-gro. Por eso, cuando pases por OCebreiro acrcate a la humildetumba de Santa Mara y recuerdaen silencio al que fue hermano yamigo de los peregrinos. Y, tam-bin, al protagonista del ltimo delos grandes milagros del Caminode Santiago, Elas Valia Sampe-dro, prroco de O Cebreiro en lasremotas montaas de Galicia, elextraordinario solista que supo ha-cer un coro, y tambin un milagro,junto al viejo Grial.
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