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1 Dos miradas un objeto: ensayos sobre transculturalidad en la etapa pos revolucionaria, México 1920-1930. ALICIA AZUELA DE LA CUEVA

Dos Miradas Un Objeto

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Dos miradas un objeto: ensayos

sobre transculturalidad

en la etapa pos revolucionaria,

México 1920-1930.

ALICIA AZUELA DE LA CUEVA

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Introducción

El presente libro expone una visión de distintas manifestaciones

de las relaciones artístico-culturales entre México y Estados

Unidos de América durante las décadas de 1920 y 1930, etapa de la

historia de ambos países en la que por circunstancias políticas,

sociales y económicas particulares se estrecharon los lazos

culturales. El saldo dio una rica producción transcultural en la

que se entrecruzaron visiones mutuas afines o discordantes, pero

generalmente relacionadas al impacto de la revolución mexicana y

la llegada al poder de los gobiernos posrevolucionarios.

A raíz de la lucha armada de 1910, los cambios

estructurales en el país derivados del reacomodo de los grupos y

de los modos de gobierno en México, implicaron transformaciones

sustanciales en los campos del poder político, económico y

cultural e incluyeron la necesidad de establecer nuevas reglas en

las relaciones internacionales, especialmente con la República

con la que compartían 3326 km. de frontera.

Estas mutaciones formaron parte de un fenómeno mayor que

debido a los movimientos independentistas afectó a toda

Latinoamérica. Éstas comenzaron a delinearse cuando sus

economías fueron reorientadas hacia los Estados Unidos y éste se

convirtió en guardián de sus créditos nacionales en la década de

1870, lo cual fue evidente a finales de 1890.1 Este fenómeno se

acompañó de una forma de dependencia cultural de perfil

trasnacional de dos tipos: uno de carácter oficial promovida por

los grupos políticos y económicos en el poder y otra derivada de

la interacción ciudadana.2,3

Las relaciones transculturales México-Estados Unidos se

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iniciaron en el porfiriato con las nuevas formas de interacción

económica entre las dos naciones, derivadas básicamente de las

inversiones estadounidenses en nuestro país en ramas como la

minería, los ferrocarriles, la agricultura a gran escala (alta en

precios y producción) y el petróleo. Implicaron entre otras cosas

la colaboración entre el gobierno mexicano y los inversionistas

extranjeros para transmitir una imagen positiva de nuestro país

mediante campañas publicitarias encaminadas a ganar la confianza

de los inversionistas informándolos sobre las condiciones

históricas, económicas y legales del país, así como la

organización de ferias internacionales, congresos científicos y

publicaciones.4 Por otro lado implicó tanto la migración de mano

de obra mexicana al país del norte, como la inversión de

capitales estadounidenses en nuestro país. En el primer caso

generó un fuerte racismo que segrega y discrimina racialmente a

los migrantes y que a nivel ideológico se alimentó en gran medida

de la leyenda negra.

De acuerdo con Lomnitz se generó también otro tipo de

internacionalismo menos controlado, el cual implicó el tránsito

de personas entre los dos países y la consecuente creación de

nuevas formas culturales transnacionales. Dio lugar a la creación

de redes sociales que estimularon el intercambio de ideas y

permitieron la movilidad de los actores de un país a otro. Estas

dos modalidades de internacionalismo – la que fue negociada desde

las esferas gubernamentales y aquella dadas entre la población en

general - generaron cronotopos5 contrastantes, es decir, maneras

en que se percibe o se piensa de México en el tiempo y en

espacio.6

La revolución mexicana, como expresión política y social,

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atrajo la mirada extranjera como fenómeno en sí, así como por sus

efectos locales y extraterritoriales en áreas tan variadas como

la económica, la diplomacia y la cultura. Entre otras cosas, se

pretendía entender en qué se había transformado el estado

nacional con el paso la primera revolución del siglo XX. El miedo

al vecino “bárbaro y violento”, el interés académico o la simple

curiosidad atrajeron a México numerosos viajantes extranjeros con

cuya presencia e interacción con los hechos y los actores locales

surgió un número importante de obras y eventos de carácter

transcultural con distintos grados de incidencia oficial. En el

caso del México revolucionario los vínculos entre los campos de

poder político y cultural derivaban de la propia constitución de

1917 donde se establecía que el Estado se ocupara de la enseñanza

y la cultura pública, siendo la élite intelectual la operaria de

esa tarea a nivel institucional.

El trinomio revolución social, reconstrucción política y

renacimiento artístico con que a nivel discursivo se explicó y

con frecuencia se exaltó esa asociación institucional entre el

poder y la cultura, intra y extramuros, conllevó también

relaciones transculturales con distintos grados de participación

oficial que marcaron el nivel de libertad de acción en el propio

campo de la cultura. Mexicanos y estadounidenses participaron en

esta labor transcultural, unas veces de manera conjunta y otras

antagónica, pero en un ir y venir de preocupaciones en común y en

medios de expresión que abarcaron áreas tan amplias como los

libros, la prensa periódica, los eventos culturales y la creación

artística.

La interacción entre mexicanos y extranjeros derivó en más

de un caso de la empatía intelectual y con frecuencia política

entre la elite internacional que convivió primero en México y

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6

posteriormente en Estados Unidos. El trabajo de unos se apoyó o

se sustentó en los conocimientos, opiniones o ayuda de los otros.

En ocasiones una de las partes gozó de las ventajas de su

extranjería, por ejemplo al tener acceso a lugares o fuentes de

información controladas, o discrecionales, caso de Carleton

Beals, Ernest Gurenning o Frank Tannenbaum con los gobiernos

mexicanos de Obregón, Calles y Cárdenas respectivamente. Gracias

a su fama, algunos pintores mexicanos en Estados Unidos pudieron

tratar ciertos temas tabú o tomar determinadas actitudes críticas

frente al status quo, las cuales estaban vetadas para los

artistas locales.

En México, las transformaciones político-sociales y la

correspondiente explosión cultural que las acompasaron dieron pie

a que se convirtiera en polo de interés de la élite cultivada

internacional además de atractivo turístico, e hizo que los

artistas, los intelectuales y los académicos, protagonistas de

ese “Renacimiento artístico” contaran con las habilidades y los

contactos para poder extender su labor al exterior. Para ello fue

determinante el paso de sus pares extranjeros por México, porque

fueron quienes a su vez difundieron en sus propios países la obra

de los mexicanos y explicaron a su propia gente lo que a su

parecer eran los orígenes y las repercusiones de la explosión de

lucha armada en 1910.

En la etapa que nos ocupa, el impacto y en algún sentido el

tono de dicha interacción artístico- cultural marcaron la

intervención de las élites de poder mexicano y estadounidenses

como patrocinadores o como promotores. Esta interacción fue

especialmente importante a partir de la presencia de D. W. Morrow

como embajador en México (1928- 1930), pues hizo de la diplomacia

cultural una vía para suavizar los constantes roces derivados de

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la necesidad de redefinir las relaciones con Estados Unidos en

los ámbitos político y económico dado los cambios en las

estructuras de poder y las normas de gobierno en esta etapa

posrevolucionaria.

Esta serie de factores acentuaron el proceso de

transculturación que se venía dando desde la etapa

revolucionaria, particularmente a principios de los años veinte,

mitigando los conflictos entre el campo del arte y el de la

política. Al mismo tiempo, la discrepancia de ciertos artistas e

intelectuales con el Gobierno de México y el recorte presupuestal

a la cultura y al arte provocaron la diáspora de artistas e

intelectuales mexicanos al país vecino; por otro lado, los grupos

de poder estatal y privado crearon foros para la realización de

las actividades transculturales.

En los capítulos de este libro y sus correspondientes

apartados nos ocupamos de cinco temas generales referentes a la

presencia y pensamiento de la élite intelectual extranjera a raíz

de la revolución mexicana y su renacimiento artístico, el uso

oficial político diplomático de dicha efervescencia cultural por

parte de los dos países, el papel de la crítica de arte y los

libros ocupados de la historia mexicana reciente en la

interpretación y difusión a nivel internacional, y por último de

la presencia e impacto del arte y los artistas mexicanos en

Norteamérica como el factor que cierra y completa esta etapa de

intensa interacción cultural entre México y Estados Unidos

durante la etapa posrevolucionaria.

Resaltamos como común denominador la manera en que la

política de la memoria7, aquélla que desde las esferas oficiales

a través de la imagen léxico visual consigna, ignora o deforma un

hecho de trascendencia colectiva, se enlaza a la imaginería que

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generan los grupos de poder político y cultural a través de los

programas y la producción pictórica y literaria ocupada del

México revolucionario. Los correspondientes enfrentamientos entre

los diversos actores, cuyos rangos de acción y espacios de poder

al no ser los mismos, por ser interdependientes con frecuencia

resultan antitético y generan tensiones. Como factor decisivo

que caracteriza el fenómeno de la transculturalidad, la manera en

que se construye la imagen del otro, la forma en que se

interpreta y se representan aquellos modos semejantes o ajenos,

que en último término a su vez producen un cúmulo de

manifestaciones cuyo imaginario se nutre de categorías

conceptuales tales como la noción de raza, primitivismo o

exotismo propios del paradigma tradición- modernidad. Al mismo

tiempo, contiene las características particulares que distinguen

a las distintas manifestaciones de ese constante intercambio

cultural que rebasa los límites de las fronteras geográficas y es

marco de relaciones y tensiones que generan identidades y

transvaloraciones. Por último, apuntamos como elemento común la

manera de percibir o aproximarse a los antecedentes, los

pormenores y los alcances de la lucha armada de 1910, con los

consecuentes cambios políticos y sociales, y las expectativas

sobre los actores colectivos que dieron lugar a la

reconfiguración de cronotopos sobre México y la mexicanidad.

Percepción cuyo tempo-espacialidad (cronotopo) se centró en la

revolución mexicana y se sustentó en una interpretación

teleológica y sincrónica del acontecer histórico. Esta

aproximación metodológica de cepa moderna propia de la etapa

previa a la profesionalización de las ciencias sociales parte de

una concepción evolucionista de la historia en la que el

presente se explica en función del pasado y el futuro resulta de

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las potencialidades del presente.

A manera de introducción, en el primer capítulo ofrecemos

una visión general de las circunstancias políticas, económicas y

culturales en las que interactuaron los campos de poder político

y cultural a la llegada de los intelectuales extranjeros a México

a principios de la década de 1920 y el éxodo de ese mismo sector

de mexicanos a los Estados Unidos entre 1928 y 1935. También, el

modo en que para 1928-1929 impactó a dicho movimiento

transfronterizo la conformación del programa de diplomacia

cultural ideado por D. W. Morrow, embajador de Estados Unidos en

México y promovido con el apoyo de las autoridades mexicanas

(1927-1930).

En el segundo capítulo hablamos de la imagen que transmiten

y la recepción que tienen el arte y los artistas mexicanos en los

Estados Unidos a través de las exposiciones organizadas como

parte del programa diplomático cultural, con la participación de

la elite intelectual mexicana y estadounidense y bajo el

patrocinio de varios de los trusties norteamericanos con

intereses económicos en México.

Nos ocupamos luego de Anita Brenner y su libro Ídolos tras

los Altares, por el papel que la autora jugó de puente entre los

dos países como creadora de una amplia obra de carácter

transcultural. Con sus escritos y su labor de promotora cultural

ella abarcó espacios y temáticas diversas en las que se mezclaron

las opiniones e influencias de intelectuales y artistas

mexicanos, con criterio teñido por la visión estadounidense sobre

México, su revolución y su renacimiento artístico. La capacidad

de Brenner de interpretar, conciliar y dar cuerpo al sentir de la

elite cultivada de su tiempo explica el peso que tuvo su obra

sobre sus contemporáneos y la convierte en paradigma del

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intelectual transcultural del siglo XX.

Presentamos a continuación un estudio comparativo entre los

libros Peace by Revolution escrito por F. Tannembaum e ilustrado

por Miguel Covarrubias, y Mexican Maze del periodista Carleton

Beales y con dibujos de Diego Rivera. Se trata de una muestra

representativa de la amplia producción de libros en habla inglesa

dedicados a la revolución mexicana, sus antecedentes,

consecuencias y desenlace. El que las publicaciones analizadas

conjuguen la labor de escritores estadounidenses y artistas

mexicanos, y la posibilidad de hacer un análisis comparativo y

léxico visual de las mismas nos permite conocer algunas de las

características representativas de la imagen que transmitió de

México esa elite internacional cuyo trabajo fue esencialmente

transcultural y el impacto de su obra extraterritorial.

El cuarto capítulo lo dedicamos a la producción mural de

los artistas mexicanos patrocinados con capitales extranjeros o

elaborada en el extranjero. Primero en Un muro entre dos imperios

presentamos el caso de los frescos de Diego Rivera en el Palacio

de Cortés titulados La historia de Cuernavaca y Morelos desde la

Conquista española de 1521 hasta la revuelta agraria capitaneada

por Zapata en 1911, para ejemplificar las diversas facetas que

puede tener el fenómeno de la transculturalidad. La obra

financiada en 1930 el embajador D. W. Morrow como una de las

primeras acciones de su programa de diplomacia cultural. El tono

hipercrítico del fresco sobre la época colonial y sus

repercusiones en el México actual muestran cómo en la obra se

ligan o entrecruzan dos maneras de mirar el pasado colonial desde

el ámbito oficial tanto mexicano como estadounidense, y la forma

en que precisamente el tono hispanófobo del mural derivó en un

extrañamiento diplomático por parte de España. Por último, esta

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obra refleja el fenómeno de la transculturalidad porque con ella

Bertram Wolfe ilustró su libro Portrait of Mexico y pretendió

probar la peculiar interpretación histórica de México, generando

un texto cuya transculturalidad derivó de la coautoría léxico-

visual de Rivera y Wolfe.

El segundo ejemplo, titulado El arte para la revolución y

la revolución al arte, versa sobre la labor político cultural de

David Alfaro Siqueiros, sus orígenes mexicanos y las

transformaciones e impacto que tuvieron en el extranjero. Por su

belicosa militancia en el PC, dichas estancias en Estados Unidos

y América del sur las hizo en calidad de exilado; a lo largo de

sus destierros el pintor cubrió un amplio espectro de acciones

dentro del campo de la creación, y la difusión artística

esencialmente ligadas a la subversión política a favor del la

Internacional Comunista (IC).

En este libro reunimos e interrelacionamos una serie de

escritos publicados por Alicia Azuela entre 1999 y 2009,

dedicados al estudios de una serie de caso de carácter

transcultural relevantes por haber formado parte de la

conformación y la difusión del imaginario que sustentó las

visiones de México en el extranjero durante la primera mitad del

siglo XX. En esta serie de ejemplos resalta la interacción entre

los campos de poder político y cultural y la manera en que se

apoyan o se repelen ambos en el ejercicio del poder simbólico. A

las semejanzas y divergencias de criterios e intereses político-

culturales se suman las diferencias o coincidencias de visiones

entre las autoridades y las élites intelectuales de los dos

países, complejo conjunto de encuentros y desencuentros que sin

embargo derivó en una rica producción transcultural. En ésta se

unió el esfuerzo de promotores culturales, escritores y artistas

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plásticos para elaborar, enriquecer y difundir el imaginario con

el que se explicó a México fuera de sus fronteras después del

cataclismo revolucionario.

El fenómeno transcultural rebasa los límites geográficos de

los Estados nacionales, y toda nación en su origen moderno se

nutre de fuentes nacionales e internacionales, aunque por su

discurso y territorialidad se presente de entrada primero

nacional y luego moderno y por lo tanto internacional.

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Capitulo 1

La forja del imaginario del México Artista y Revolucionario

De las diversas facetas que adopta la migración originada por la

lucha armada de 1910, poco se ha estudiado aquella que hizo la

elite ilustrada con el afán de difundir en el extranjero las

glorias del renacimiento artístico mexicano y explicar la

revolución mexicana. Este fenómeno fue fundamental porque

contribuyó a la conformación de la imagen de mexicanidad que

pretendía legitimar el nuevo orden político posrevolucionario.

Para desempeñar esta labor los mexicanos se apoyaron con

frecuencia en los pares extranjeros afines a sus ideales ético-

estéticos o sus principios políticos, cuyos intereses derivaron a

menudo en proyectos trasnacionales.8

Los gobiernos mexicanos y estadounidense - entre 1928 y

1933 - desempeñaron un papel central en las actividades

transculturales entre sus artistas e intelectuales. Esto se debió

a la importancia que se le otorgó entonces a la diplomacia

cultural en la nueva política del Buen Vecino creada por Dwigth

Withney Morrow (Figura 1) y aplicada por él mismo en México con

el apoyo del Presidente Plutarco Elías Calles; la difusión y el

patrocinio artístico y cultural, además de darle prestigio a sus

medidas políticas, les permitía aplacar la labor subversiva - o

al menos crítica - de muchos de sus artistas e intelectuales. Por

otro lado las relaciones entre los campos del poder político y el

cultural derivaron del interés de los intelectuales extranjeros

de estudiar el fenómeno revolucionario y sus facetas agraria,

laboral y educativa. Estos mismos aspectos siendo

consubstanciales a la revolución se relacionaban con el ámbito

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estatal y el grupo gobernante, quien manejaba esos aspectos como

bandera política, y tenía un afán especial en que los interesado

en el tema, difundieran su labor a nivel internacional.

A lo largo del Callismo y en los albores del maximato, el

recrudecimiento de la campaña en contra de los grupos opositores,

la crisis económica y el caos político derivado del asesinato del

presidente recién reelecto Álvaro Obregón, ocasionaron que el

apoyo estatal a las actividades artísticas fuera casi nulo; fue

necesario entonces que los mexicanos extendieran su labor a los

Estados Unidos. Esta serie de factores acentuó el proceso de

transculturación que se venía dando desde principios de los años

veinte y mitigó los conflictos entre el campo del arte y el de la

política: mientras que la discrepancia con el Gobierno y el

recorte presupuestal a la cultura y al arte provocaron la

diáspora de artistas e intelectuales mexicanos y el regreso a su

país de muchos norteamericanos. Por otro lado, los gobiernos de

ambas naciones para mitigar los conflictos de intereses

políticos y económicos, crearon foros para la realización de las

actividades artístico culturales para ganar prestigio y simpatía

entre la población de ambos países.

Entre los diversos actores que participaron en este

proceso, la intelectualidad transmigrante jugó un papel central.

Aunque los participantes fueron varios y en distintos campos,

analizaremos el caso de una serie de manifestaciones elaboradas

en los Estados Unidos en el terreno de la producción artística:

obra mural y libros ilustrados, y la difusión cultural mediante

las exhibiciones de arte mexicano, por ser representativos de los

frutos de la interacción artístico cultual y paradigmático de las

características y de la importancia del prototipo del intelectual

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transnacional en su actuación de puente entre las élites

cultivadas internacionales, traductor y difusor de la llamada

alta cultura.

A continuación presentaré una visión general del papel que

jugó la élite internacional de visita en nuestro país en la

conformación del estereotipo del México artístico y

revolucionario y, de los móviles y las circunstancias políticas

que acompañaron su difusión en el extranjero así como de la

función específica que desempeñaron los artistas y promotores de

arte en la transmigración cultural ligada a la diplomacia y a las

paradojas implícitas en su resonancia sobre la actividad

transcultural.

De testigos y cronistas

El constante flujo de extranjeros pertenecientes a la elite

ilustrada internacional que trajo consigo la Revolución y los

primeros gobiernos posrevolucionarios, aunado a la diáspora de

artistas e intelectuales mexicanos que desató el callismo,

propiciaron un importante movimiento de transculturación que se

transmitió sobre todo entre las clases media y alta

(principalmente urbanas) de varios de los países que sostenían

relaciones diplomáticas con los gobiernos nacidos de la

Revolución. Este proceso inició su despunte a principios de la

década de 1920 y vivió sus momentos más intensos entre 1928 y

1933 con las relaciones México-Estados Unidos.

Al principio, de la lucha armada y sobre todo el inicio de

la etapa posrevolucionaria las promesas y conquistas socio

políticas, junto con el consabido florecimiento cultural que se

llevaba a cabo paralelamente, llegaron a nuestro país un número

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importante de creadores y promotores culturales extranjeros

interesados en los cambios que había traído la Revolución. Muchos

de estos intelectuales y artistas venían de los Estados Unidos,

algunos huyendo de la caza de brujas que el gobierno de Woodrow

Wilson emprendió en contra de la izquierda en 1919 y otros

movidos por el interés de conocer los procesos de la

reestructuración que vivía el país al entrar en una etapa de

relativa calma social con el Presidente Álvaro Obregón.

La comunidad artística e intelectual local los acogió con

entusiasmo; así, varios de ellos pudieron integrarse a los

proyectos culturales más importantes: Roberto Habermas, por

ejemplo, participó con Vasconcelos en el Departamento Editorial

de la SEP en el proceso de selección de títulos para las

publicaciones de la serie de clásicos. Jean Charlot, y más tarde

Pablo O´Higgins Ione Robinson y las hermanas Grace y Marion

Greenwood, colaboraron en distintas etapas del muralismo

mexicano. Waldo Frank fue uno de los directores foráneos que tuvo

la Escuela para Extranjeros de la Universidad de México; John

Dewey asesoró al presidente Calles y Frank Tannenbaum a Lázaro

Cárdenas.

Este grupo de extranjeros realizó una parte importante de

su labor en escritos que abarcaron temas muy diverso que iban de

la política a la economía y a la educación. También hicieron

novelas, cuentos y crónicas de viaje, además de un nutrido

conjunto de artículos dedicados a tratar al unísono temas

políticos y artísticos, porque los triunfos revolucionarios se

asociaban al renacimiento del arte. Inicialmente los autores

pretendían ir mas allá de "los asuntos mineros y petrolero" [que

estaba empeñada en difundir la IP estadounidense, con intereses

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en México y su gobierno], con el propósito general de ”dar a

conocer a los estadounidenses los orígenes y las causas de un

asunto tan inquietante e incomprensible para ellos como la

Revolución mexicana; los logros de los últimos cinco años de los

gobiernos revolucionarios y sus retos principales.”9

Dentro de la heterogénea y heterodoxa gama del pensamiento

"radical" de ese conjunto de visitantes, igual existieron

elementos provenientes del anarquismo, el anarcosindicalismo, el

socialismo y el reformismo liberal. Un componente esencial de

empatía con la causa mexicana provino del populismo

norteamericano,10 que influyó a historiadores como Frank

Tannenbaum y el propio Carleton Beals, ocupados de México como

"movimiento social, como tradición política e intelectual y por

constituir un tema de análisis histórico social de los académicos

e intelectuales norteamericanos"11 En ese sistema de pensamiento

fue fundamental la comprensión de las cuestiones rurales, el

cuestionamiento de la modernidad y su corolario tecnócrata y

capitalista y su aplicación indiscriminada al caso de México.

Dentro de ese contexto, también, se puede entender la apertura y

admiración que tuvieron por el renacimiento artístico ya que

entre varios de ellos se dio una afición previa por las

manifestaciones artísticas de carácter democrático, comunitario y

popular en su forma, sus asuntos, su accesibilidad y su origen.

Esa posición derivó sobre todo de la percepción withmanesca de la

cultura como una "fuerza positiva esperanzadora política y

social.”12

A lo largo de 1920, predominaron los ensayos de carácter

pragmático, derivados del análisis y la recapitulación de la

propia experiencia en México. Ya para la década de los 30, a raíz

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de la profesionalización en el estudio de las ciencias sociales,

se contaron además, con recursos metodológicos en provecho de la

cientificidad de los análisis del caso mexicano“13 Con todo y que

tuvo mayor peso académico la obra realizada en la tercera década,

el público estadounidense que recibió en su país a los artistas e

intelectuales mexicanos entre 1928 y 1934, normó en mucho su

criterio inicial, con las opiniones de sus compatriotas

ilustrados que llegaron a México al inicio de los 20.

Tanto Mauricio Tenorio como John Briton reconocen entre los

autores mas importantes y representativos del abanico ideológico

"radical," ocupado de México en la década de los 20, a Frank

Tannenbaum, cuyo pensamiento estaba dentro del populismo

anarcosindicalista, a Carleton Beals en la línea del socialismo

populista, a Anita Brenner con una mezcla de ambos sumados al

esoterismo abocada a la historia del arte , y ya dentro del

liberalismo reformista a Ernest Gruening.14 Aunque todos ellos

publicaron su obra más importante a finales de los 20 y principio

de los 30, los cuatro como articulistas se empeñaron en dar una

imagen positiva de México.

Los artistas e intelectuales de tendencia radical de ambos

países compartieron la influencia de Manuel Gamio cuyo

pensamiento tendió los puentes en asuntos tan importantes como la

percepción artístico- histórica de México.15 Para todos, el

legado artístico prehispánico se convirtió en la muestra material

más importante de la grandeza cultural patria. En el arte popular

vieron la manifestación más antigua y vital de resistencia a 400

años de opresión política y cultural y el único espacio de sobre

vivencia identitaria y creativa de "la raza". Al igual que la

mayoría estadounidense con un espíritu de cepa "poinsettiana",

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inculparon a la Colonia de originar y enquistar los problemas más

graves y ancestrales de México: el despotismo, el feudalismo, el

latifundismo, la corrupción, el poderío desmedido de la iglesia

católica y la sujeción y discriminación racial, cultural y social

del indígena.16 De ahí que a su parecer, con excepción de las

artesanías, se produjera un arte colonialista ajeno al sentir

nativo. Se tuviera una visión crítica de la etapa

independentista, por el supuesto fracaso en alcanzar el mínimo

grado de justicia y libertad para poder pacificar al país. Los

autores, haciendo eco del antiacademismo modernista,

descalificaron casi en su totalidad la producción artística

decimonónica. El Porfiriato apareció como un mero revival de la

Colonia dado en términos de orden y progreso, y con una

producción cultural y artística elitista y afrancesada. Todos

ellos explicaron la lucha armada de 1910 como el resultado de una

gran explosión social frente a los cuatrocientos años de pobreza,

corrupción y explotación popular originado con la Conquista.

Dentro del pensamiento anarquista Tannenbaum entendió que la

lucha intestina era el precio de la paz. Beals, por el contrario,

con su pacifismo socialista reprobó toda clase de violencia y

Brenner, como veremos luego, incluyó a la revolución dentro del

ciclo ininterrumpido de la lucha de opuestos derivados de la

percepción histórica esoterista.

La mayoría de los textos de origen estadounidense sobre el

caso mexicano, más allá de su enfoque particular, se refirieron

al esfuerzo patrio de "reconstrucción espiritual" y se sumaron a

la corriente interpretativa nacionalista mexicana que conjugó la

revolución social y la artística en un solo fenómeno, y convirtió

al arte y a la artisticidad en el elemento identitario

reivindicatorio más importante. Las artes plásticas fueron

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entonces el centro de atención entre los estudiosos del momento,

y casi ninguno respetó las barreras del tiempo en su construcción

del eterno mexicano artista y su riquísimo legado, mismo que en

palabras de Manuel Gamio: “desentraña y revela la filosofía del

alma colectiva”17 (Figura 2)

Los criterios de juicio de la elite internacional

correspondieron a modelos antropológicos evolucionista

preboasianos y vanguardistas, sustentados en el supuesto carácter

inconsciente, anónimo colectivo y utilitario del arte popular.

Así por ejemplo el Doctor Atl y Katherine Anne Porter rescataron

el carácter primitivo e inocente del artesano, su integración a

la tierra y a la naturaleza y su consecuente capacidad de

decantar en su arte la esencia del alma popular de México, donde

"Casi todos los pájaros y todas las gentes cantan."18 Atl repitió

además el argumento, propio del mas acérrimo conservadurismo

primitivista, de que "ese pueblo creador y belicoso era capaz de

producir por igual obras de arte bellas, armónicas, delicadas,

enraizadas en la cotidianidad y de un hondo misticismo, y también

tornarse violentos, desordenados y turbulentos al tratarse de

manifestaciones políticas y sociales.”19 En muchos de los

artículos que se escribieron en los Estados Unidos sobre el tema,

ambas facetas del mexicano sanguinario y artista se aplicaron al

mexicano en general.

Para la mayoría de los extranjeros interesados en el

asunto, reconocieron en “la conversión espiritual y en el

florecimiento cultural y artístico, los triunfos revolucionarios

más importantes.”20 Por otro lado, después del arte popular,

dentro de las diversas manifestaciones artísticas literarias,

arquitectónicas y plásticas, el muralismo mexicano recibió el

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mayor reconocimiento. Carleton Beals compartió con su colegas la

convicción de que este movimiento le debía su grandeza a la

voluntad de los pintores por enlazarse con el arte indígena

popular y prehispánico, y lo alimentaba la misma energía

desbordada que movió el torbellino revolucionario. Al parecer de

Beals, en la obras de Rivera y Orozco, en quienes veía a los más

grandes exponentes del muralismo mexicano, se reflejaban ambas

características. La orozquiana, como la Revolución "is explosive,

terrifying, grotesquelly powerful." La percepción y empatía de

Rivera por las causas populares era comunista "but his

interpretation is fundamentally quite native, neo- Aztec […] He

is planting his feet in the tracks of the pyramid builders.”21

Todos estos autores mexicanos, al igual que otros más que

en los Estados Unidos se ocuparon del arte mexicano vieron en la

energía creativa y en la cepa indígena no sólo la fuerza y

originalidad de renacimiento artístico, sino una esperanza para

el resto del continente por construir una cultura común y propia,

capaz de forjar nuevas rutas de alcance universal.

Con todo y la importancia dada al fenómeno artístico en los

diversos texto sobre México, como veremos en el capitulo

correspondiente, en el campo de la historia del arte el caso más

típico y que mayor repercusión tuvo fue el de Anita Brenner y su

libro Idols Behind Altars. A mi parecer, esto se debió a que fue

la síntesis más lograda del pensamiento ético estético,

conformado por una serie de premisas derivadas de los componentes

estereotípicos con los que en esos momentos se identificó al

México artista y revolucionario dentro y fuera del país. Esta

Imagen la forjaron juntos la elite ilustrada nacional e

internacional y los propios artistas en México

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22

La diplomacia por otros medios.

Para 1927 la situación política y económica de México se había

tornado sumamente conflictiva y varios de los visitantes

extranjeros decidieron dejar el país. Al termino del régimen

callista se vivían problemas tan álgidos como la guerra cristera

provocada por la persecución del gobierno a la iglesia católica y

sus feligreses; el asesinato del general Álvaro Obregón en su

segunda vuelta por el gobierno del país; el creciente acoso a los

grupos políticos opositores; incluidos sus simpatizantes

extranjeros, frente a la imposición de un candidato presidencial

oficial; la grave crisis económica y la consecuente reducción

presupuestal al ramo cultural, que también provocó el éxodo de

numerosos artistas e intelectuales mexicanos a ese país . EL

gobierno de Washington decidió intervenir en aquellos conflictos

de incumbencia nacional que también amenazaban sus propios

intereses económicos y políticos en México. Con esta

determinación, indirectamente fortaleció la labor de sus paisanos

a favor de la causa revolucionaria y su cultura, a la vez que la

difusión y patrocinio del arte mexicano en los Estados Unidos.

La diplomacia cultural formó parte del nuevo programa de

política internacional diseñado por el diplomático y financiero

Dwigth Morrow para establecer una forma de dependencia pacífica

de Latinoamérica para con los Estados Unidos. Esta sustituiría la

política de mano dura que hasta esos momentos había utilizado su

gobierno. Dentro de este programa "Del Buen Vecino " ocupó un

lugar importante el fomento cultural y Morrow alentó la

colaboración del gobierno y la iniciativa privada de su país con

intereses en México mediante la promoción y el patrocinio al arte

mexicano. La exhibición y la venta de artes plásticas y la

Page 23: Dos Miradas Un Objeto

23

subvención de la pintura mural fueron dos de las actividades

principales de ese programa que se formalizó en 1928 con la

fundación de la Mexican Art Association.

En 1927, momento en que las tensiones entre los dos países

amenazaban incluso los intereses de los banqueros, el Senado

presionó al presidente Coolidge para que suavizara el trato con

México y Latinoamérica en general, donde se tenían conflictos

similares. La casa J.P. Morgan and Company -que era uno de los

bancos más poderosos del mundo- desempeñó entonces un papel

estelar en el juego de las relaciones internacionales entre

México y Estados Unidos. Su influencia fue muy importante para

que se sustituyera la política de mano dura por una de no

agresión. Mediante esta nueva estrategia obtuvieron del gobierno

mexicano, hasta 1938, concesiones fundamentales que les

permitieron relativizar los mandatos de la Constitución de 1917

eximiendo a los ciudadanos estadounidenses del cumplimiento de

los artículos 3°, 133° y sobre todo 27° - referido a la propiedad

del suelo y el subsuelo- de la Constitución Mexicana.

Ese año de 1927 la casa Morgan presionó con éxito al

presidente Coolidge para que sustituyera al embajador James R.

Sheffield por el abogado y hábil financiero Dwight Morrow, quien

también era amigo suyo, el cambio se llevó a cabo finalmente en

diciembre de aquel año. Morrow era socio y colega de Lamont en la

casa Morgan.22 Su relación con los funcionarios gubernamentales

mexicanos se había iniciado dos años antes de que lo asignaran

como embajador, cuando Lamont lo invitó a participar en las

negociaciones de la deuda mexicana con la casa Morgan. Calles más

que nunca necesitaba su apoyo económico y reconocimiento político

pues sus abusos de poder habían provocado el surgimiento de

Page 24: Dos Miradas Un Objeto

24

múltiples levantamientos armados en toda la República. Esta

situación obligaba al gobierno a realizar grandes gastos para

sofocarlos. Calles estaba dispuesto a hacer las concesiones

necesarias para obtener apoyo económico y político de la

iniciativa privada y el gobierno estadounidenses.

La intervención de Morrow fue vital para disminuir los

conflictos provocados por la persecución religiosa desatada por

Calles, que mantenían a cinco estados de la República levantados

en armas. “Aunque éste era un asunto de incumbencia estrictamente

mexicana, para Morrow resultaba fundamental llegar a una

solución, pues estaba convencido de que la inestabilidad política

amenazaba de manera directa los intereses económicos y políticos

de su gobierno.23 Por los mismos motivos intervino en la sucesión

presidencial, impulsó la imposición del candidato callista

Pascual Ortiz Rubio.24

Morrow tuvo que entrar en contacto con la élite ilustrada

mexicana, que en un número importante estaba en la oposición, y

sin ser muy nutrida, por su ascendencia social representaba un

obstáculo para los planes del embajador. Los intelectuales

mexicanos discrepaban con las concesiones efectuadas por el

gobierno mexicano a los extranjeros -sacrificando intereses

nacionales- y habían sido defraudados en la contienda política

con la colaboración del embajador Morrow , por lo que veían a

éste y a su gobierno con gran recelo. El diplomático, indiferente

a los ataques de la élite ilustrada, buscó acercase a ella,

ofreciendo una respuesta institucional a los esfuerzos que aquel

grupo opositor había realizado durante largo tiempo para defender

la desprestigiada imagen de México en el exterior. Además, la

crisis económica por la que transitaba el país sumada a la

Page 25: Dos Miradas Un Objeto

25

represión callista, hacía que los artistas y los intelectuales

pasaran por una grave situación de desempleo. Morrow supo

aprovecharse del momento al favorecerlos con un programa cultural

que podía responder a los intereses en común.

Esta serie de factores acentuaron el proceso de

transculturación que se venía dando desde principios de los años

veinte y contribuyeron a mitigar los conflictos entre el campo

del arte y el de la política: mientras que la discrepancia de

ciertos artistas e intelectuales con el Gobierno y el recorte

presupuestal a la cultura y al arte provocaron la diáspora de

artistas e intelectuales mexicanos, por otro lado, los grupos de

poder estatal y privado crearon foros para la realización de las

actividades transculturales como fueron la exposición y la venta

de obras y ejecución de murales. La mediatización de la élite

ilustrada abriéndoles oportunidades de trabajo, fue precisamente

uno de los móviles centrales del proyecto de diplomacia cultural.

Morrow se movió a varios niveles: el primero, como adelantamos

ya, creando un programa de difusión y patrocinio artístico con el

apoyo de la iniciativa privada y en particular de la fundación

Rockefeller.

El diplomático también se vio obligado a buscar entre 1927

y 1928, a dos de los personajes más afamados y poderosos de la

cultura mexicana: José Vasconcelos y Diego Rivera. Ambas figuras

eran claves: Vasconcelos se había lanzado como candidato a la

presidencia por el Partido Antirreleccionista y a Rivera lo

habían comisionado desde el Kremlin para dirigir la campaña

política de Pedro Rodríguez Triana candidato del PCM.

Page 26: Dos Miradas Un Objeto

26

Los artistas e intelectuales habían decidido combatir al

callismo a través de la contienda electoral después del asesinato

de Obregón, con quien muchos de ellos habían mantenido una

relación cercana desde la época de la Revolución. Tanto aquellos

que militaban en el PCM como los que se inclinaban por un régimen

democrático, estaban en contra de la manera en que Calles y su

grupo manejaban el poder. Se les enfrentaron desde las filas el

Partido Antirreleccionista con José Vasconcelos en la

candidatura25 agrupaba principalmente a ex-maderistas y tenía un

fuerte apoyo de la clase media y de los artistas e intelectuales

que habían participado en el programa educativo del

obregonismo.26 También participaban militantes del Partido

Comunista como David Alfaro Siqueiros, Xavier Guerrero, Pablo

O'Higgins Tina Modotti, y Diego Rivera quien encabezaba la

campaña de Pedro Rodríguez Triana.

Morrow como incondicional de Ortiz Rubio se entrevistó con

Vasconcelos en dos ocasiones con el fin de convencerlo de que

abandonara la contienda electoral, según narra este último en su

libro El proconsulado.27 Le ofreció, entre otras cosas, la

rectoría de la Universidad a cambio de la presidencia,

argumentando que merecía un lugar de honor en el terreno

intelectual pero que su talento no era político; también le habló

luego de la posibilidad de que ocupara una secretaría con Ortiz

Rubio.28 Vasconcelos reaccionó violentamente ante el ofensivo

chantaje, y mandó con caja destemplada a Morrow.29

El astuto diplomático estuvo al asecho de otro más de los

ya famosos bandazos políticos del pintor, quien finalmente dejó

de improviso la dirección de la campaña del PCM, argumentando que

tenía graves problemas de salud; poco tiempo después -en julio de

Page 27: Dos Miradas Un Objeto

27

1929- fue arrojado de sus filas. Según Joseph Freeman -miembro

distinguido del Partido Comunista Americano- una de las razones

de su expulsión fue precisamente haber aceptado colaborar en el

programa cultural de Morrow:"A quien el partido del que Rivera

era miembro atacaba como representante del imperialismo

norteamericano."30 Como veremos en el capítulo correspondiente,

esto sucedió en 1929 cuando Rivera aceptó con patrocinio de

Morrow pintar los frescos del Palacio de Cortés en Cuernavaca.

Freeman también señaló que otra razón de su salida fue el cambio

de actitud del pintor frente a su partido cuando se le pidió que

asumiera una postura consecuente ante la cruenta campaña

represiva que el gobierno había desatado.31

No era la primera vez que le hacían a Rivera ese tipo de

acusaciones; su primera salida del PCM, en 1924 sucedió cuando

sus compañeros de militancia dentro del SOTPE le habían pedido

que suspendiera sus trabajos en la Secretaría de Educación como

protesta contra el gobierno por la indiferente complicidad ante

la mutilación a los murales de San Ildefonso.32 Además, a través

del secretario de Educación, el gobierno había exigido a los

miembros del SOTPE que interrumpieran los ataques

antigobiernistas en sus murales y en las páginas de El Machete,

bajo la amenaza de que se les suspendería el presupuesto para

pintar en edificios públicos, lo que finalmente sucedió en agosto

de 1924.33 En septiembre de 1924 Rivera se distanció del SOTPE y

pocos meses después dejó las filas del PCM, partido al que muchos

de sus colegas estaban también afiliados. Rivera regresó al PCM

en 192634 y en 1927 se afilió a la Liga Antiimperialista, que

perseguía denunciar los abusos de Estados Unidos en México y el

resto de Latinoamérica, con su correspondiente política

expansionista y de mano dura.

Page 28: Dos Miradas Un Objeto

28

En 1927 viajó a Moscú como parte de la delegación mexicana

a la celebración del décimo aniversario de la Revolución de

octubre. Tuvo entonces problemas con el Partido Comunista de La

Unión Soviética, porque discrepaba con la expulsión de Trotski de

aquel partido y con los lineamientos de la política estalinista,

sobre todo en relación al arte. En el año de1929 a él como a

muchos otros militantes lo expulsaron del PC, esta medida era

parte de la respuesta al llamado de la Tercera Internacional de

limpiar sus filas de militantes que resultaran sospechosos, y ya

para entonces el propio PC señalaba que el artista encabezaba a

los grupos trotskistas..

El hecho de que Morrow finalmente se hubiera acercado a

Rivera cuando la relación de éste con el PCM estaba en crisis,

muestra de nuevo la astucia del embajador. Como ya vimos conocía

perfectamente la trayectoria de izquierda del artista y de su

postura antiamericana mediante los informes de su colega. El

mismo Morrow en sus despachos al Departamento de Estado en

Washington había dado cuentas de las actividades políticas y

"antiamericanas" del pintor. El embajador de propia mano envió a

Washington una copia del panfleto: ¡Fuera los fascistas

Legionarios Norte Americanos! firmado por Rivera en su calidad de

Secretario General de la Liga Antiimperialista.

Rivera, como artista, no le interesaba especialmente: su

biógrafo afirma que el embajador era impermeable a las cuestiones

estéticas. La señora Morrow sí tenía afición por el arte y la

literatura, y a ella se debió la colección de arte mexicano que

lograron reunir durante su estancia en México. Para el embajador,

como para su gobierno la producción artística era una cuestión

secundaria. No en balde en pleno renacimiento artístico mexicano

Page 29: Dos Miradas Un Objeto

29

en los archivos del Departamento de Estado referentes a asuntos

internos de México, no se hace ninguna referencia a cuestiones de

arte. Todas la noticias relacionadas con la élite ilustada,

artistas o intelectuales entran en categorías como actividades

bolcheviques, actividades antiamericanas o en la sección dedicada

al análisis de prensa. Las palabras del cónsul Alexander

W.Wedell, en relación a Rivera son claras en esta linea:

"Él y sus ideas sobre arte son muy bien conocidas en los

círculos artísticos locales. El pensamiento artístico de Rivera

cualquiera que sea es un asunto que difícilmente le interesa al

Departamento de Estado. Lo que realmente importa señalar es que

durante los últimos años este hombre ha sido elegido por el

Gobierno mexicano para decorar los muros interiores del

Ministerio de Educación Pública de la República".35

La iniciativa de Morrow para suavizar los roces políticos

entre los dos países, apoyándose en la cultura, ofrecía muchas

otras ventajas. Al promover al pintor, el diplomático se valió de

la imagen de Rivera como activista de izquierda para demostrar

que, si bien había apoyado a los callistas en su campaña

presidencial, era lo suficientemente abierto como para patrocinar

al pintor. Morrow buscaba también reconciliarse con una opinión

pública indignada por su intervención en política nacional y por

haber solapado la imposición de un candidato contra la voluntad

de los votantes mexicanos . Como veremos mas adelante Morrow con

sus propio dinero subsidió a Diego Rivera para que pintara un

mural en el Palacio de Cortés de Cuernavaca, y con el apoyo del

embajador El 10 de noviembre de 1930 Rivera llegó a California

EUA, en donde entró en contacto con acaudalados personajes, entre

los que estaban Voller Meyer -inversionista del Topeka, Atchinson

Page 30: Dos Miradas Un Objeto

30

& Santa Fe Railway- su hermana Florence (casada con George

Bumenth, presidente del Museo Metropolitano de Nueva York) y los

esposos Stern, en cuyo comedor Rivera pintó un mural alusivo a la

plácida vida del campo en California (abril de 1931). Rivera

realizó, bajo el impulso de Morrow, en ese estado de la Unión

Americana, pintó una serie de cuatro frescos: en el Club de la

Bolsa de Valores Alegoría de California (diciembre de

1930/febrero de 1931) la Comisión de Arte de San Francisco, le

pidió un fresco para The California School of Fine Arts. Rivera

lo tituló Himno a la Industria Moderna (abril 30/ junio 22 de

1931) Después de esta serie de murales, en cuya temática no

agredió al sistema político y la forma de vida norteamericanos

sino que exaltó favorablemente muchos de sus rasgos

característicos, la opinión que los estadounidenses tenían de él

cambió de manera positiva. Esto repercutió en su carrera

artística y estrechó sus lazos con el embajador Morrow, pues

respondía a las intenciones "pacifistas" de la nueva política

cultural.

Además de extender su prestigio artístico, Rivera pudo

ganarse la confianza de los círculos más importantes del arte y

las finanzas; demostró que, a pesar de su fama de comunista, era

capaz de representar con simpatía y respeto al mundo

estadounidense. Los personajes verdaderamente importantes del

mundo financiero y artístico estadounidense decidieron en aquel

momento convertirse en sus mecenas: Fue precisamente entonces

cuando lo invitaron a pintar una serie de murales: en el

Instituto de Artes de Detroit, bajo el patrocinio de la familia

Ford (1931-1932); en el Rockefeller Center (1933-1934), y para la

exposición universal de San Francisco (1940). Diego Rivera jugó

un papel estelar en el conjunto de esas actividades sustentadas

Page 31: Dos Miradas Un Objeto

31

por el programa de diplomacia cultural dada la magnitud e

importancia de sus contratos, la excelente calidad de sus obras y

sus resonantes escándalos.

El programa de diplomacia cultural implementado por el

embajador Morrow con el apoyo del sector privado con intereses

en México y la colaboración del gobierno mexicano para suavizar

los conflictos económicos y políticos entre los dos países, le

dio un nuevo giro a la relación inicial de los intelectuales y

artistas de ambas naciones derivada de las etapas revolucionaria

y pos revolucionaria.

En términos generales se fomentó la difusión de la cultura

mexicana no solo con las obras que se mandaron de México a EUA

sino con las que pudieron hacerse del otro lado de la frontera

norte. Si bien el caso recién analizado de Rivera muestra el tono

oficialista que llegaron a tomar ciertas actividades derivados

de dicho programa, este impacto no fue uniforme. Como veremos en

los capítulos subsecuentes, el campo de poder cultural pudo tener

la suficiente independencia para que aún en las obras de un mismo

artista, como sucedió con el propio Diego Rivera, variaran según

el patrocinador, el momento y la propia postura de los artistaS e

intelectuales participantes. El contacto previo que tuvo en

México la elite internacional matizó su interacción durante su

convivencia posterior en los EUA. Se ampliaron y enriquecieron

los lazos anteriores a favor de una rica producción

transcultural individual y colectiva que generó obras nuevas y

tiño las lecturas que el público ilustrado hizo del arte y la

cultura que le llegó de México.

La diplomacia cultural y sus actividades estuvieron lejos

de provocar indiferencia entre el público de las ciudades que

hospedaron al arte mexicano. La asociación del gobierno y la

Page 32: Dos Miradas Un Objeto

32

iniciativa privada de los Estados Unidos con las autoridades

mexicanas para el patrocinio artístico despertó las más severas

críticas. Parecía incomprensible que se aliaran al “régimen

bolchevique del general Calles,” desprestigiado por la guerra

cristera y el fomento de la educación socialista en un pueblo de

“bárbaros e iletrados”. Tampoco se explicaban que además el

subsidio a los artistas mexicanos para hacer pintura mural en ese

país cuando por ejemplo el propio Rivera había caricaturizado ya

a los Ford, los Rockefeller, y al mismo embajador Morrow, sus

futuros patrocinadores en los muros de la SEP.36

Este grupo de patronos del arte directa o indirectamente

habían alimentado la hostilidad con el cúmulo de artículos anti

mexicanos afines a su conservadurismo, que rutinariamente

aparecían en periódicos como el Washington Post y The Wall Steet

Journal. Estas publicaciones pertenecían a William Hearst y

Donehy quienes eran terratenientes en México y veían amenazados

sus intereses por la aplicación del artículo 27 constitucional.37

Los patrocinadores de la cultura mexicana para hacer frente

a ese ambiente de conservadurismo irónicamente se valieron con

frecuencia de la obra que los artistas e intelectuales de

izquierda de ambos países habían elaborado para transformar la

imagen negativa del México revolucionario.

Page 33: Dos Miradas Un Objeto

33

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Page 35: Dos Miradas Un Objeto

35

Capitulo 2

Ídolos tras los altares. Piedra angular del renacimiento

artístico mexicano

En este capítulo nos ocuparemos del libro de Anita Brenner, Ídolos

tras los altares, publicado en Nueva York el año de 1929, no sólo

por haber sido el primer estudio especializado sobre el

"renacimiento artístico mexicano", sino porque además difundió por

vez primera este momento del arte mexicano en el extranjero. Esta

obra tiene un gran valor testimonial como suma de datos históricos y

artísticos, reflejo de la percepción y el sentir de una joven que fue

juez y parte, protagonista y narradora, de la explosión cultural que

se dio a la par de la reconstrucción política y social de México en la

etapa posrevolucionaria. También ejemplifica la manera y los criterios

con que desde el terreno de la historia y la crítica de arte las

publicaciones de los autores llegados del extranjero que vivieron el

renacimiento artístico revolucionario a principio de la década de los

20 y se trasladaron luego a los EUA contribuyeron a difundir este

momento cultural y a proveer al público estadounidense con las armas

interpretativas para entenderlo y en muchos casos aceptar la presencia

de los artistas mexicanos en los EUA.

Anita su vida y su tiempo

Anita Brenner nació el 13 de agosto de 1905 en Aguascalientes (Figura

3). Era hija de Isidoro y Paula Brenner, emigrantes de Riga,

Letonia, quienes lograron forjarse en tierras mexicanas una

situación económica sólida, que perdieron con la Revolución Anita

padeció de cerca la lucha armada que estalló en 1910 y esto le dejó

huellas profundas.38

Page 36: Dos Miradas Un Objeto

36

En 1916, emigró con su familia a San Antonio, Texas, donde el

ambiente social le resultó muy difícil por ser mexicana y judía:

En la escuela de gobierno, siempre era la última de la

fila, sin importar para qué era la cola. Pero aprendí allí lo

bonito que era tener un "chum" [cuate]. Yo lo pronunciaba

"chom" y lo enfatizaba con un movimiento de hombros, por lo

cual me decían "dirty greaser" [aceitosa cochina, término para

los mexicanos]. Pero era una muchacha amable, con ojos grises y

pelo negro quebrado, y a mí me encantaba. De repente un día mi

amiga me dijo que ya no podía estar conmigo. Era yo una "Jew

Girl" [término despectivo para los judíos].39

La Universidad me quitó la religión. Era igual que en la

Preparatoria, con tortura mental y emocional adicional. Sustituí

el misticismo con emersonianismo, y luego pasé por varias etapas

de pesimismo, cinismo, fatalismo, agnosticismo, ateísmo. Sufrí.

Me preguntaba cómo podría cambiar mi nariz aguileña. No tenía

ningún amigo.40,41

En medio de esta crisis existencial, Anita decidió en 1923

regresar a su país de origen.42 Ahí pudo recuperar la confianza en

sí misma, afirmarse como mexicana y como judía. "Por lo que me ha

dado México, amo a mi país. Me re-introdujo a mí misma [...] después

de todo, estoy verdaderamente contenta de ser judía. Y no lo digo

con la agresión defensiva que la frase normalmente implica".43

Ambas facetas, más allá de ceñirla a patrones ya dados, le

abrieron el camino para entender otras formas de identidad.

Anita reconocía que "México se enfrenta, en su labor de

reconstrucción, a desenredar una cantidad impresionante de

problemas raciales [...] En México no esta presente la cuestión

judía universal", porque predomina una actitud básica de tolerancia

que no sólo se limita a cuestiones religiosas.44 Fue en México

Page 37: Dos Miradas Un Objeto

37

donde Anita comenzó a colaborar con grupos judíos. El doctor

Joseph Weinberger la invitó a participar en la asociación B'nai

B'rith, que él dirigía. Entonces inició su carrera periodística

como reportera del Jewish Morning Journal y como corresponsal de la

Jewish Telegraphic Agency. En 1924 se dedicó a dar a conocer las

ventajas que podía ofrecer México al inmigrante, lo cual era muy

importante en esos momentos porque los Estados Unidos habían

cerrado las puertas a la migración y principiaba el éxodo a raíz

del creciente clima de racismo que derivó en el nazi fascismo. Con

sus artículos, Anita ayudó a cambiar la imagen negativa que

debido a la Revolución tenía de México la comunidad judía

estadounidense abocada a ayudar a encontrar un lugar donde

establecerse a quienes querían emigrar.45 Desde entonces defendió

incansablemente la imagen de México en el extranjero, con este

fin, escribió sobre historia, política, antropología y arte

mexicanos, en periódicos como The New York Times.

Gracias a su conocimiento de las dos culturas y a que era

totalmente bilingüe, desempeñó una función vital en las

relaciones culturales entre los dos países, porque pudo explicar

en términos accesibles a los estadounidenses cuestiones de este

país que con frecuencia por provenir de una mentalidad y un contexto

histórico diferente, resultaban ajenas cuando no reprobables. Su

labor de traductora no sólo se limitó a lo textual, sino sobre

todo a costumbres y modos de pensamiento. Su papel como puente

entre los dos países fue vital, principalmente, por la amplia gama

de campos del conocimiento en que se movió, y por su honesto

compromiso con la realidad social.

Aunque durante toda su vida los asuntos mexicanos y judíos

fueron su preocupación central, eran sólo parte de la extensa

labor como activista social que la llevó a colaborar en la

Page 38: Dos Miradas Un Objeto

38

década de 1930 en el National Committee for the Defense of Political

Prisoners (NCDPP), el Non-Partisan Labor Defense y en el American

Committee for the Defense of Leon Trotsky, además de participar en

la guerra de España.

A su llegada a México en 1923, Anita Brenner se inscribió en

la Escuela de Altos Estudios de la Universidad de México, que

fue el antecedente de la Facultad de Filosofía y Letras. El

doctor Weinberger y su esposa, Frances Toor, maestra en la

Escuela de Verano de la Universidad y fundadora de la revista

Mexican Folkways, le presentaron al periodista estadounidense

Carleton Beals, quien la introdujo de lleno en el medio

artístico e intelectual de la Ciudad de México. El ambiente

entre la bohemia mexicana, tenía el mismo tono de liberalidad

política y moral que caracterizó al Village en Nueva York o a

Montmartre en París, antes de la Primera Guerra Mundial.

Anita relata en sus diarios lo sucedido en una fiesta que,

el viernes 28 de mayo de 1926, se hizo en honor del Chamaco

Covarrubias, Rosa Rolando y Barreda.

Gran vacilada. [...] Genaro Estrada bastante enloquecido,

con avoir dupois y gestos de dandy la hacía de Carmen con un

clavel en la boca y el demás atuendo. Diego rompió la mecedora en

que estaba sentado y luego la usó como lira. Roberto Montenegro

se aparece majestuoso y toma su pozole y coquetea con todas las

mujeres. [...] Rose se sentó en una taza de ponche y salió

volando a cambiarse a su casa. Pancho Díaz de León y Ugalde cantan

un corrido que compusieron para nosotras "De la niña americana".

Mientras tanto Nahui melancólica y formal. [...I Todos con

apariencia de normalidad.46

Anita se integró a este ambiente de la capital en el momento de

Page 39: Dos Miradas Un Objeto

39

mayor efervescencia cultural. Precisamente, entonces se estaban

pintando los murales de la Preparatoria Nacional y de la Secretaría

de Educación Pública, y se encontraba en proceso de integración el

Sindicato de Obreros, Técnicos, Pintores y Escultores ( 9 de diciembre

de 1923) . México se había convertido en el centro de reunión de

numerosos extranjeros, quienes llegaban atraídos a este país por la

Revolución Mexicana y su renacimiento artístico. Muchos de ellos,

decepcionados del capitalismo a ultranza y del uso abusivo de la

tecnología que, en su opinión, habían llevado a la Primera Guerra

Mundial, veían con esperanzas el nuevo orden social que nacía en

el México posrevolucionario. Partícipes de la visión del mundo

romántico y avant garde que había idealizado lo primitivo y lo

campirano, creían que la cultura mexicana "esencialmente indígena"

podía ofrecer nuevas alternativas a Occidente, al que cultural y

socialmente consideraban en decadencia.

Ya inmersa en el ambiente artístico e intelectual, Anita conoció

al doctor Ernest Gruening, colaborador del periódico liberal estadou-

nidense The Nation, quien la contrató para realizar la investigación

que derivaría en el libro Mexico and its Heritage. Ese mismo año de

1926, también emprendió la labor de formar un catálogo sobre arte

mexicano que el rector de la Universidad, Alfonso Pruneda.

subsidió.

Fue entonces cuando Anita Brenner comenzó a tener contacto

global con la realidad mexicana. En sus diarios se refiere con

frecuencia a los distintos sitios y ambientes que tenía que

visitar para Gruening o para su libro. Iba de conventos y centros

artesanales en Michoacán, a ruinas y fábricas en la Ciudad de

México. Esta serie de experiencias de trabajo, aunada a su

convivencia con el medio artístico, la animó a escribir un libro

sobre arte mexicano.

Page 40: Dos Miradas Un Objeto

40

Anita compartía sus planes con Jean Chariot, con quien

tenía entonces una relación amorosa e intelectual, y que

desempeñó un papel central en su formación artística. Trabajaron

juntos a tal grado que, según narra ella en sus diarios,

llegaron a escribir artículos que firmaban indistintamente, y fue

con él que eligió las ilustraciones para los dos libros que

preparaba. Desde su visión de artista europeo de vanguardia,

Charlot la metió por completo en su mundo artístico y cultural.

A la convivencia con los artistas se sumaron las relaciones

de trabajo que propiciaron sus proyectos de investigación. Además

de colaborar con Edward Weston. Tina Modotti y Lupercio, quienes

preparaban las fotografías para el catálogo, Anita requería

información verbal y escrita de los artistas. Así, habla en sus

diarios de las numerosas sesiones de trabajo que sostuvo con

ellos y menciona sobre todo a Charlot, Orozco, Goitia y Rivera

(Figura 4). Su obra e ideas fueron de vital importancia en la imagen

que ella se formó del arte mexicano. Comenta:

Anoche vino Diego a que le mecanografiara su artículo "Arte

de la revolución" y de allí salió una larga y emocionante

conversación, en el curso de la cual me convertí en una

revolucionaria activa, puesto que o estás con o [en] contra, y la

pasividad es la negación. La razón o convicción [son] puramente

mecánicas. Esto es, uno debe seguir el proceso lógico e

inevitable. Tiene mucho romance además. Por cierto, [mi] perspec-

tiva de Diego [es] como un verdadero gran hombre. Pinta por

repercusión ideológica. Juega desde luego con varias manos, ya que

"revolución" ahora es sólo incidentes, o guerra de guerrillas, y se

usan tácticas de [tal guerrilla. A medianoche estaba exaltada y me

sentía convertida, Diego asumiendo -en su conversación, por lo

menos- que lo había estado desde hace mucho. El valor de la

Page 41: Dos Miradas Un Objeto

41

conversión para mí es que me da una razón para trabajar. Si no,

trabajo ¿para qué? ¿Ganancia personal? Desaparece con la existencia.

¿En bien de la humanidad? Una vanidad sin importancia. Pero por nada

y sólo porque significa funcionar, éste es un camino que es

posible.47

En septiembre de 1927, concluido el proyecto de Gruening,

viajó a Nueva York con el catálogo Mexican Decorative Arts de la

Universidad y su manuscrito titulado Mexican Renaissacence.

Recorrió un gran número de editoriales que se interesaron en la

obra, especialmente por sus atractivas ilustraciones, pero que no

podían pagarla porque tenía más de cuatrocientas fotografías. Anita

finalmente tuvo que combinar los dos libros en uno solo que tituló

Ídolos tras los altares, y que Payson & Clarke publicaría en inglés

en 1929. Al mismo tiempo que promovía las publicaciones fue admitida

en el departamento de Antropología de la Universidad de Columbia. El

doctor Franz Boas (1858-1942) la animó a inscribirse directamente

en el programa de doctorado sin tener licenciatura ni maestría.

Desde ese momento, Anita combinó sus quehaceres antropológicos con

los periodísticos.

Ídolos tras los Altares

Ídolos tras los altares (figura 5) tiene la riqueza del documento de

época porque captura e interpreta la visión del mexicano, su historia

y su arte, que entonces caracterizó el pensamiento de un importante

grupo de artistas e intelectuales. El libro pretende dar una visión

general y multidimensional de México desde una perspectiva

antropológica y estética social. Comparte el carácter teleológico y

diacrónico de otros textos del momento asociados con las ciencias

sociales y posee también el tono anecdótico y ligero propio de la

Page 42: Dos Miradas Un Objeto

42

crónica periodística y la historia novelada. Por todo esto, jugó

un papel primordial en la construcción del binomio renacimiento

artístico - revolución mexicana, que aún alimenta el imaginario

sobre México su arte y su revolución.

El arte es el hilo conductor que explica y refleja la serie de

elementos que según la autora constituye la vida y el ser del

mexicano.48Aunque el arte ocupa un lugar central, Anita Brenner se

limitó al análisis y la descripción de los sucesos artísticos y su

contexto, sin describir las obras cuando éstas podían explicarse

por sí mismas. Relata un altercado que tuvo con Rivera, quien

pensaba que ella debía pasar al análisis formal.49

En el libro podemos reconocer dos influencias principales

provenientes de la antropología: una general, derivada del

antropólogo Franz Boas, y otra de Manuel Gamio, quien como Anita,

fue alumno de Boas en la Universidad de Columbia. La influencia de

Franz Boas en su tiempo fue definitiva, y en México tuvo una

importancia primordial. Su teoría del relativismo cultural y

racial contribuyó a romper con los patrones evolucionistas

defensores de la existencia de "un gran y único sistema de

evolución válido para toda la humanidad", sistema en el que la

cultura europea era el modelo, por haber alcanzado el mayor grado

de desarrollo, y sus creadores los europeos la raza superior.50

Boas propone un modelo relativista que concibe a cada cultura y

a cada raza como fenómenos independientes que, si bien comparten

elementos esenciales, deben ser medidas y explicadas en relación con

las múltiples circunstancias geográficas, históricas y psicológicas

que las determinan, y entendidas y valoradas en función de sus

resultados particulares.51 Esta serie de principios fueron básicos para

la revaloración racial y cultural de México como parte del enorme

conjunto de culturas y grupos no europeos que integran el conglomerado

Page 43: Dos Miradas Un Objeto

43

humano.52

La aplicación que Manuel Gamio hizo del relativismo

antropológico al estudio de México fue importante para la percepción

que se tuvo de lo mexicano dentro y fuera del país. Es palpable su

influencia sobre todo en sus libros Forjando patria (1916) y la

Población del Valle de Teotihuacan (1922). Las evidencias materiales

de la grandeza cultural prehispánica aparecían como una prueba

irrefutable de la validez de la teoría "boasiana" del relativismo

cultural. Como México pasaba en esos momentos por un trance político y

social, los nuevos grupos en el poder, forzados a justificar el

orden político que de ahí nacía, incorporaron esta tesis al

indigenismo del discurso nacionalista revolucionario, para legitimar

desde una perspectiva "científica" su valor como cultura y como

pueblo.

Ídolos tras las altares fue el primer libro que se ocupó de

explicar el Mexican Renaissance dentro del contexto general de la

historia de México y fuera de sus fronteras; recibió una influencia

definitiva de muchos de los principios indigenistas que animaron el

pensamiento de Gamio. Al respecto, Anita escribe en su diario:

Le declaré a ambos, Jean y Lucy, mi descubrimiento que mi

libro no es ni crítica de arte ni historia, sino realmente

antropología. Desde geografía hasta cultura, tradiciones,

folklore, interinfluencias, convergencia, divergencia y todas estas

cosas en casos individuales. Creo que es bello lograr que las cosas

sean científicas, casi matemáticas. equivalentes como esas. Gamio

y yo hemos hablado de fórmulas que correspondan a un hombre [...]

y quizás se pueda hacer, algún día, cuando sepamos un poco más.53

Anita admiraba profundamente a Gamio, se refería a él

como "el padre de la antropología mexicana"; relata en sus

Page 44: Dos Miradas Un Objeto

44

diarios con entusiasmo las pláticas que sostenían sobre arte,

cultura, historia y antropología; tradujo al inglés varios de

sus textos y tenían amigos en común como Jean Chariot, Jorge

Enciso y Francisco Goitia.

Como introducción al primer capítulo, Anita hace un

planteamiento general de los principios y la metodología en que

fundamenta su trabajo. Parte de una perspectiva antropológica y

emplea, como sus maestros, el método "boasiano" de la aproximación

integral, abarcando aspectos geográficos, psicológicos históricos y

culturales.

En el libro es central la idea de Gamio de la supervivencia

del arte indígena a través de los tiempos, y de sus

potencialidades para fincar en éste la nueva y auténtica cultura

mexicana. Anita, al igual que Gamio, lleva los principios

"boasianos" de la cultura al terreno del nacionalismo. Construye

la tesis de que el talento artístico del pueblo mexicano es

inherente a su raza, pues "[...] la necesidad de vivir creando y

de otorgar al mundo físico un rango espiritual así como un

sentido de la proporción, componentes todos de la pasión del

artista, son los ingredientes de esa integridad mexicana".54 A

partir de los mismos supuestos y de acuerdo con Gamio, ve en el

arte indígena el fundamento para la creación de la verdadera

mexicanidad, el elemento más noble que logró sobrevivir a la

presión del conquistador y que, por ello, habrá que conservar al

integrar al indio a la modernidad.

A pesar de la opresión, el dominio económico y la

imposición de una cultura ajena que imperaron desde la

Conquista, no se logró terminar con el espíritu indígena y su

visión del mundo, que igual comprendía su forma de relación con

la tierra que sus creencias religiosas, y, sobre todo, su

Page 45: Dos Miradas Un Objeto

45

creación artística.55

La sobrevivencia cultural dentro de unas circunstancias de

opresión social, provocó una superposición de culturas que Gamio

sintetizó con la frase: "Ídolos tras los altares", y que Anita

utilizó como título de su libro.56

La tesis que plantea Brenner al hablar del arte comparte

el tono indigenista que predominó a partir de 1924, con la

llegada al poder del presidente Calles y la salida de Vasconcelos

y su mestizaje hispanoamericano de la escena cultural. Por

distintos motivos ese indigenismo se manifestó en el discurso

oficial, la política cultural manejada por el Estado, y los

principios artísticos asentados por el Sindicato de Obreros,

Técnicos, Pintores y Escultores.57 Aunque ya desde la Revolución,

encabezados por Gamio, éstos supuestos caracterizaron el

pensamiento de los intelectuales más avanzados y dieron frutos

importantes.58

También, y sobre todo, la concepción de Anita de que el

talento artístico es una cualidad innata en el mexicano viene de

la idea euro centrista de identificar "lo primitivo" con la

emotividad, lo sensible, lo irracional y, por consiguiente, lo

artístico. Anita, con base en la idea de la sobrevivencia de la

cultura indígena a través del tiempo, concibe la historia de

México diacrónicamente: al mismo tiempo como parte de un proceso

concéntrico que contiene las peculiaridades de las distintas

épocas pero que en esencia es el mismo, igual que es misma la

geografía, la personalidad del mexicano y principalmente sus

dotes artísticas.

Desde una perspectiva teleológica, Brenner liga al arte con la

historia apoyada en los principios esotéricos compartidos por los

miembros del Ateneo de la Juventud, que también caracterizaron al

Page 46: Dos Miradas Un Objeto

46

pensamiento vasconceliano y su proyecto cultural.59 Influidos por

Nietszche y la teosofía, consideran al arte como la manifestación

más importante del espíritu humano, capaz por ella misma de cambiar

la historia y ser el motor en este tránsito del hombre en su constante

paso de la vida a la muerte, el sacrificio, la redención y la

resurrección. A partir de esta concepción teleológica de la

historia, ve en el sacrificio del pueblo el camino necesario para

vencer al opresor mediante la Revolución y, finalmente, alcanzar la

justicia. Rivera, que entonces compartió esas ideas, representó en el

segundo piso del patio chico de la Secretaría de Educación Pública

(1924) el ciclo de Los mártires transfigurados por la muerte.

Cuauhtémoc, Felipe Carrillo Puerto, Emiliano Zapata y Otilio Montaño

encarnan a los mártires de todos los tiempos que con su sangre

mantienen viva la justicia, y son el símbolo de la lucha que el

indígena ha sostenido por su libertad.

Anita encuentra una serie de ciclos que definen tres etapas

fundamentales de desarrollo, las cuales tienen que ver con su

concepción de las formas de sometimiento a que han estado sujetos

los indios precoloniales, coloniales y contemporáneos. En éstos se

da una evolución inversa o descendente. Durante el primer periodo

los habitantes de la región ostentaban un floreciente desarrollo

intelectual y material. La época colonial significó decadencia para

la población, que perdió su nacionalidad, pues sus leyes, el

gobierno, el arte, la industria, la religión, los hábitos y las

costumbres aborígenes se vieron destruidos y hostilizados sin cesar

por la cultura de los invasores, quienes poco o nada supieron, o

quisieron, darles a cambio de lo que les arrancaban.60 Los indígenas

fueron parias "hasta 1910 cuando la revolución dijo al indio que

abandonara su letargo y empezara a vivir".61

Para hablar del mundo prehispánico, con una visión

Page 47: Dos Miradas Un Objeto

47

utópica, Anita combina la descripción del paisaje, los objetos

artísticos y la psicología de sus creadores con leyendas y cróni-

cas. En un mundo idílico, los artistas y los artesanos

prehispánicos —según los describe—, tenían un lugar respetable

dentro de la sociedad. Su trabajo estaba al servicio de la vida

diaria, y preservaban las tradiciones y estilos distintivos de su

grupo. El artista era anónimo a la vez que encontraba el espacio

para expresar su individualidad. De acuerdo con Brenner esas

características siguieron vivas entre los indígenas, se

fundieron con las nuevas formas traídas del Viejo Continente y se

encarnaron sobre todo

en el arte popular, así nos dice: "Cualquiera que sea la

supraestructura y la época, el pensamiento mexicano más hondo

puede ser rastreado siempre hasta sus orígenes. Los hábitos de

pensamiento y los objetos correspondientes a ellos incorporan en

todo tiempo las formas monumentalizadas y hechas abstracción de

las creencias. [..1.62

En la parte que trata de la Colonia, describe y compara la

personalidad de indios y peninsulares. Atribuye a los primeros

sencillez, discreción y dignidad, y a los segundos violencia,

despotismo y crueldad. A partir de esos presupuestos nacionalistas

hace una descripción ágil de la Conquista y sus crueldades, en

la que mezcla los datos históricos con las leyendas y las citas

de cronistas de la época. De ahí resulta una narración amena y

fantasiosa que no deja de remitirnos a la misma versión que dio

Rivera del mundo prehispánico en los muros del Palacio de Cortés

y de Palacio Nacional.

La Conquista marca el principio del sincretismo, el

mestizaje y la superposición de culturas, en las que sigue viva

la religión indígena con sus ídolos ocultos tras los altares, que

Page 48: Dos Miradas Un Objeto

48

burlan la imposición de las creencias cristianas. Cuando describe

las guerras de independencia, Anita señala que en ese siglo se

perdió en el terreno cultural mucha de la originalidad que se

había alcanzado durante la Colonia, porque se afrancesó el gusto

de las elites. Reivindica de nuevo el presente mediante el pasado

indígena al afirmar que sólo en el arte popular se conservó la

originalidad, se mantuvieron vivas las tradiciones artísticas

indígenas y se dio a la vez un verdadero mestizaje cultural. No

deja de ser interesante que Anita se ocupe de analizar aquellas

manifestaciones consideradas las más representativas del sentir

del pueblo, y de las que artista e intelectuales hicieron un

modelo: exvotos -piénsese en Frida Kahlo-, corridos -que igual se

representan en los muros-, la gráfica y los murales de pulquería,

presentados como muestra de que el muralismo era desde siempre

parte de la producción artística del mexicano. También, es signo

de su tiempo que dedique todo un capítulo a José Guadalupe Posada,

considerado el padre espiritual de los artistas

posrevolucionarios, y lo llame “Posada, el profeta”.

Al tratar la época contemporánea, la autora se refiere a la

etapa revolucionaria antes de hablar sobre los artistas del

momento, debido a que maneja el binomio revolución mexicana-

renacimiento artístico; explica la explosión artística en función

de la lucha armada. Aquí, como en el resto del libro, al mismo

tiempo que expone los hechos históricos, mezcla la narración de sus

propias vivencias como hija de hacendados que tuvieron que

abandonar sus tierras por la Revolución. Para Anita, como para

muchos de sus contemporáneos y predecesores criollos y mestizos,

las turbas de los alzados resultaban incomprensibles, esencialmente

bárbaras. En esta sección, como en ninguna otra, se reflejan sus

sentimientos encontrados frente al derecho del pueblo a rebelarse

Page 49: Dos Miradas Un Objeto

49

y el rechazo a la brutalidad implícita en toda lucha armada.

Cuando habla del renacimiento cultural maneja los principios

del catecismo indigenista revolucionario. Se apoya sobre todo en dos

manifiestos que fueron fundamentales para los rumbos del arte: Tres

llamamientos de orientación actual a los pintores y escultores de la

nueva generación63 y el manifiesto del Sindicato de Obreros,

Técnicos, Pintores y Escultores.64 Para referirse a los

antecedentes del renacimiento artístico y sus ligas con el

vanguardismo parte de los Tres llamamientos, y reconoce en

Siqueiros, su creador, al precursor más importante del arte

contemporáneo mexicano. Dice:

El mexicano debe [...] abrazar las propias tradiciones,

pintar sus propias imágenes; identificarse a sí mismo en

espíritu con su extraordinaria herencia artística [...] y con

su descendencia. Cuando lo haya hecho habrá creado un arte que

reclame en lenguaje moderno los valores fundamentales de la

simplicidad, la construcción arquitectónica [...]”.65

[...] Siqueiros. avanzando en sus especulaciones a través

de vías puramente estéticas. empuja la estética más allá de la

pintura y pasa de la revolución en el arte -sin subrayar la

diferencia entre una brocha y un revólver-.66

Anita subraya las ligas iniciales de los artistas mexicanos

con la vanguardia europea, y clama por un arte contemporáneo en

su lenguaje formal pero enraizado en el pasado indígena del

continente americano con el fin de alcanzar la universalidad.

Define el arte actual con los mismos principios que explicó al

arte mexicano en general; enfatiza que está más cerca de sus

ancestros indígenas que de sus coetáneos europeos porque ha

regresado a los valores indios artísticos y espirituales; describe

Page 50: Dos Miradas Un Objeto

50

el esfuerzo de los artistas, identificados con su herencia, por

pintar sus propias imágenes. De acuerdo con los principios del

Sindicato de Obreros, Técnicos, Pintores y Escultores, señala que

el arte es público y cumple una función social. Ya definidas las

máximas artísticas, luego señala cual es el supuesto papel e

importancia del artista. El artista, como animador de tradiciones

y dador de vida, es por ello la persona "más esencialmente viva y

al mismo tiempo la más profundamente feliz o infeliz de todas las

criaturas”.67

La autora da posteriormente una visión general de las

características y sucesos más importantes del contexto cultural

mexicano. Habla de la intensa labor educativa y cultural de

Vasconcelos, quien abrió la puerta que permitió el renacimiento en

la cultura. Describe el ambiente de creatividad que predominaba en

esos momentos, en que los artistas llevaban la revolución hasta

los campos culturales. Dedica un lugar especial al muralismo

mexicano que devolvió al arte el significado social y la función

que había tenido en sus grandes periodos modernos, murales que con

una nueva ideología social empalmarían también con la tradición

mexicana -continuarían o complementarían los muros de los templos

prehispánicos, los frescos de las iglesias coloniales, y las

pulquerías-. Se trataba de la más obvia y legítima forma de arte

nativo.68

El mexicano moderno, afirmó Anita, está más cerca de sus

ancestros (indígenas) que de sus colegas europeos. Elementos de

espíritu nativo -impulso arquitectónico, carácter religioso,

realismo, simbolismo, intención social interpretativa- determinan

más que las interpretaciones científicas del Viejo Mundo.

Brenner dedica la última parte de su libro a hablar de

quienes consideró los artistas principales: José Clemente Orozco,

Page 51: Dos Miradas Un Objeto

51

muy a pesar del pintor, es conocido como "El Goya mexicano" por su

soledad y su grandeza, su gusto por la burla, su sentido del

drama y cruenta crítica política.69 En Diego Rivera, Anita ve a

un hombre mitómano, polémico, exhibicionista, culto y

cosmopolita, heterodoxo y profundo en su arte y sus ideales.

Para Anita, Francisco Goitia encarna la misteriosa sutileza

y el salvajismo del indígena: así, lo describe como místico,

pasional y versátil, humilde y capaz de amar, quien como nadie es

expresión de la civilización mexicana.70 Jean Charlot es pionero,

puente con Europa, descubridor de valores nacionales y difusor de

sus propios conocimientos europeos; además de promotor cultural y

gran historiador del arte.

Resulta notable y especialmente valioso la manera en que

Anita jerarquiza la importancia de los artistas y describe su

participación, porque logra dar una visión equilibrada de su

dinámica como grupo y de sus aportaciones individuales, no

obstante que su exaltación de Goitia ahora nos resulte exagerada.

Anita Brenner sintetiza y concluye que: “En el lapso de una

generación, México ha vuelto en sí. Su primer y definitivo

ademán ha sido artístico”.71 Lo perdurable y sólido han sido los

logros culturales y la creación artística que sobrepasan en

solidez a los triunfos sociales, porque persiste la violencia y

la injusticia, y aún no existe un Estado que sustente

instituciones sólidas capaces de superar la crisis social.72

Impacto e importancia de Ídolos tras los altares

El libro tuvo un gran éxito en los Estados Unidos donde se

publicaron alrededor de ciento veinte crónicas entre octubre de

1929, fecha en que apareció, y 1930. Se recibió con entusiasmo

porque trataba un tema que entonces tenía gran popularidad, por la

Page 52: Dos Miradas Un Objeto

52

riqueza de la información y lo ameno de su estilo. Muchos de sus

críticos valoraron que explicara por primera vez el movimiento

artístico más importante en el arte occidental de la época. Pero,

sobre todo, que deformando los hechos presentara al Renacimiento

Mexicano como algo vivo, cuando el despótico régimen callista

había terminado con él.

Ya desde entonces resultó muy atractivo el tono idílico del

libro, principalmente cuando se habla de arte. Tal vez, porque

correspondió de alguna manera a la imagen también romántica y

fantasiosa que los extranjeros en general tenían sobre México. El

hecho de mezclar las leyendas y los ideales con el propósito de

explicar una realidad sumamente compleja, provoca que al final pese

más al tono utópico de su discurso que los datos y análisis

objetivos de la realidad, y el manejo atemporal que hace del objeto

artístico debilita su intento de presentarlo y explicarlo dentro de

su contexto.

Las limitaciones que tiene Ídolos, paradójicamente,

provienen de que su autora participó como protagonista de la visión

utópica del mundo que tiñó el momento, con sus 24 años, lo que

tenía de extranjera y el tono teológico y sincrónico de esa etapa

de las ciencias sociales. Ídolos tras los altares fue y sigue siendo

una obra fundamental para entender el arte mexicano, sobre todo,

porque representa la sensibilidad e ideales de toda una época desde

la mirada “ transcultural de una joven periodista.

Page 53: Dos Miradas Un Objeto

53

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Page 57: Dos Miradas Un Objeto

57

Capitulo 3

Peace by Revolution: una aproximación léxico-visual al México

revolucionario

La Revolución mexicana no sólo se acompasó con un importante

movimiento cultural que completó e impulsó los cambios

sustanciales del nuevo orden político y social, sino que originó

también una serie de obras derivadas del interés por explicar

extramuros la que fuera la primera revolución del siglo XX.73

Dentro de la variedad de temáticas y enfoques desde los que

se habló de la Revolución mexicana, las ciencias sociales

tuvieron especial importancia, porque poco se conocía y se

traducía al inglés la obra de los propios expertos nacionales y,

en ocasiones, los estudios pioneros se debían a autores

extranjeros. Más allá de la vigencia informativa y metodológica

de dichas obras, resultan relevantes por haber formado parte de

la conformación y la difusión del imaginario que sustentó las

visiones de México en el extranjero durante la primera mitad del

siglo XX.

Esta vasta obra, en términos generales, manejó categorías y

metodologías propias de la etapa previa a la profesionalización

de las ciencias sociales que, precisamente a partir de una

interpretación teleológica del acontecer histórico, pretendían

explicar el pasado en función del presente, con la consecuencia

de dirigir su interpretación y manera de manejar la información

de forma sincrónica, derivada del determinismo evolucionista

propio del siglo XIX.74

Un nutrido número de escritos sobre asuntos mexicanos

estaba profusamente ilustrado, de tal manera que al texto se

sumaba la imagen para crear un corpus literario-visual en el que

Page 58: Dos Miradas Un Objeto

58

se conjuntó el esfuerzo de escritores y artistas plásticos para

elaborar, enriquecer y difundir el imaginario con el que se

explicó a México fuera de sus fronteras después del cataclismo

revolucionario. No se trató de obras producidas a partir de una

realidad y de una imaginería exclusivamente mexicanas, por los

antecedentes de sus creadores y porque en ocasiones fueron hechas

de manera conjunta por artistas e intelectuales nativos y

extranjeros. En ambos casos, se trató de una élite intelectual

con una cosmovisión y un capital cultural afín, cuyas redes

académicas y sociales le permitió una movilidad y un intercambio

de ideas constante que –en sí mismo– generó una cultura

extraterritorial de la que este grupo fue uno de los principales

consumidores. El carácter transcultural y extraterritorial de

esta literatura, dirigida inicialmente a un público de habla

inglesa, mantuvo, sin embargo, lazos fundamentales con su tema de

estudio, la cultura y la realidad histórica, capaces de generar

un corpus de emblemático con un sustento concreto y localizable.

La gran cantidad de publicaciones, la variedad de temas que

abarcaron, y las propias posibilidades de difusión e impacto de

los medios escritos, hacen indispensable el análisis de este

material para entender las diversas facetas de este periodo.

A manera de aproximación a tan vasto y complejo tema, nos

ocuparemos del libro Peace by Revolution, escrito por el

historiador y analista político Frank Tannenbaum e ilustrado por

el pintor Miguel Covarrubias. Es éste un caso representativo del

asunto que nos ocupa, dada su temática, la calidad de la obra y

el alto nivel académico y artístico de sus autores.

No se trata de un análisis, ni de una evaluación de

carácter histórico de la metodología y de los contenidos del

texto, sino de buscar la relación intertextual – léxico-visual de

Page 59: Dos Miradas Un Objeto

59

los componentes de la obra, con el fin de explicar el

funcionamiento y las características de un texto ilustrado, en

tanto manifestación y componente del imaginario con el que se

presentó a México entre los hablantes de lengua inglesa, a raíz

de la lucha armada de 1910.

A partir de la comparación de las tesis y temáticas

centrales manejadas por Tannenbaum y su relación visual con las

ilustraciones ejecutadas por Covarrubias, señalaremos algunas

características comunes a este tipo de escritos relacionadas con

el funcionamiento, la eficiencia y las posibilidades de

interacción del texto escrito con las ilustraciones.

Frank Tannenbaum

El libro Peace by Revolution escrito en el año de 1933 por

Tannenbaum e ilustrado por Covarrubias, en una edición de

Columbia University Press, es uno de los mejores ejemplos del

tipo de producción cultural creada de manera conjunta por

artistas e intelectuales mexicanos y extranjeros con el propósito

de explicar, sobre todo en el exterior, la lucha armada de 1910 y

sus consecuencias. Se distingue, además, por proporcionar una

lectura inteligente y visionaria de los sucesos del momento, por

la riqueza y la habilidad del artista de representarlos con un

estilo propio, mezcla del lenguaje plástico de la vanguardia y de

la iconografía distintiva del imaginario de la Revolución

mexicana. Aunque la totalidad de las ilustraciones incluidas en

el texto poseen una gran calidad plástica, nos detendremos a

analizar las más significativas.

Page 60: Dos Miradas Un Objeto

60

El escritor

Frank Tannenbaum nació en Austria en 1893 y emigró con su familia

a los Estados Unidos cuando tenía 14 años de edad. Recibió el

grado de doctor en The Brookings Graduate School con la tesis

“Mexican Agrarian Revolution”, y más tarde abrió el Centro de

Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Columbia.

En Peace by Revolution se dio a la tarea de ofrecer una

espectro global de la lucha armada de 1910 y sus consecuencias,

después de más de una década de haber trabajado, además de la

cuestión agraria, la laboral y la educativa, y de conocer de

cerca las condiciones políticas reinantes, gracias a su estrecha

relación con personajes pertenecientes a las más altas esferas

gubernamentales del país. Estuvo por primera vez en México de

julio a octubre de 1922 con el fin de observar las organizaciones

obreras. Había militado en la International Worker’s of the World

(IWW) y llegó con una recomendación de la American Federation of

Labor, dirigida a Luis Morones Prieto, secretario general de la

Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), quien le brindó

todas las facilidades para realizar su trabajo y le presentó al

entonces secretario de Gobernación, Plutarco Elías Calles. Los

siguientes 12 años de su vida los dedicó a estudiar la Revolución

mexicana en su faceta laboral, pero sobre todo agraria y

educativa, mismas que reconocía como el origen de los principales

problemas nacionales y el más importante logro

posrevolucionario.75 Tannenbaum contó con herramientas

metodológicas, conocimiento de los hechos, y capacidad para

analizar la lucha armada y su desenlace en la etapa

posrevolucionaria por encima de muchos de sus condiscípulos. Su

obra, sin embargo, continúa siendo la de un intelectual

funcional, cuya meta última es explicar el pasado en función del

Page 61: Dos Miradas Un Objeto

61

presente e influir en el contexto político del momento.76 Como

muchos otros extranjeros, compartió, como “humanista”, el espacio

ganado por la intelectualidad mexicana que buscaba influir en el

contexto político, pero por su extranjería desempeñó sobre todo

el papel de intercesor político-cultural entre las autoridades

mexicanas y las estadounidenses. A lo largo de su contacto con

México, Frank Tannenbaum se empeñó en mediar entre ellas; durante

el callismo, intentó en vano influir sobre la crítica posición

asumida por el embajador James Sheffield frente a Plutarco Elías

Calles –a quien tachaba de bolchevique– y su gabinete, y se

dedicó a impedir con la “política de mano dura” la aplicación del

artículo 27 constitucional que amenazaba los intereses de sus

coetáneos en México. Tannenbaum sostuvo con el presidente Lázaro

Cárdenas una relación muy cercana, y mediante el apoyo del

embajador Josephus Daniels fue el puente intelectual entre el

general Cárdenas y Franklyn Teodoro Roosevelt, quien entonces

gobernaba los Estados Unidos. La noción populista y

cooperativista del historiador sobre la Revolución mexicana fue

determinante para las argumentaciones de Daniels dirigidas a

negociar los problemas políticos entre los dos países, a raíz de

la incautación de las propiedades agrícolas a estadounidenses en

suelo mexicano durante la expropiación agraria cardenista.

El pintor

Miguel Covarrubias nació en la Ciudad de México en 1904, en el

seno de una familia porfiriana acomodada. Creció en un ambiente

culto que estimuló su creatividad y le dio la apertura de mente

que –a la postre– le permitió desarrollar una intensa y

polifacética vida de trabajo e interesarse en mundos y culturas

ajenas a la propia. Después de haber participado precozmente en

Page 62: Dos Miradas Un Objeto

62

el renacimiento cultural y artístico posrevolucionario, el

“Chamaco” Covarrubias decidió en el verano de 1923 probar mundo

en Nueva York, donde completó su formación artística y alcanzó la

fama, y en donde, según José Juan Tablada, “pocos seres han

tenido la frescura de llegar a la gloria tan fácilmente… al

liviano paso del fox trot”.77 Su bien ganado prestigio se debió a

la calidad de su trabajo como escenógrafo, diseñador de

vestuarios y sobre todo como caricaturista,78 distinguiéndose por

su calidad plástica y refinamiento humorístico presentes en obras

como El príncipe de Gales y otros famosos americanos famosos o

Entrevistas imposibles para Vanity Fair. A la vez que el artista

mexicano era el caricaturista de esta publicación, dirigida a las

clases altas neoyorquinas, tenía fuertes vínculos con la

comunidad afroamericana. Fue un activo participante de la llamada

era del Jazz o Harlem Renaissance, que plasmó con maestría y

difundió a nivel internacional por medio de la serie de dibujos

que más tarde Alfred Knopf publicó con el título de Negro

Drawings.79 Además, el artista ilustró una serie de libros sobre

la opresión sufrida por la comunidad de color, como Adventures of

an African Slave y La cabaña del tío Tom. Su simpatía por los mas

débiles era apartidista, ya que no pertenecía a ninguna

organización política.

Precisamente en el año de 1933, al concluir las

ilustraciones para Peace by Revolution, Covarrubias salió rumbo a

Bali, con una beca de la fundación Guggenheim, con el fin de

escribir un libro sobre arte y cultura balinesas. Permaneció en

esta isla del Pacífico en 1934, para regresar finalmente a vivir

a México. Con su visita a Bali inicia el proceso de desarraigo

del ambiente neoyorquino, primero, adentrándose en las culturas

Page 63: Dos Miradas Un Objeto

63

no occidentales, como la balinesa, y luego, dándole un nuevo giro

a su vida profesional y artística ya de regreso en México.

Aunque nunca se desligó de su país de origen, iniciaría

entonces con las comunidades indígenas una importante labor

etnográfica y arqueológica en el espacio del arte prehispánico,

al igual que de impulsor y promotor artístico. Esta labor

heterodoxa y polifacética no especializada lo ligó al grupo de

intelectuales funcionales que desde el campo de la cultura

participaron en las esferas de gobierno.

Si bien el “Chamaco” ya había publicado en México varias de

sus caricaturas, colaboró en la ilustración de El Método Best

Maugard e ilustró con motivos mexicanos el libro La Feria, de

José Juan Tablada; con los dibujos para Peace by Revolution se

reintegró plenamente al numeroso grupo de artistas plásticos que

participaron en México en la producción gráfica de esos años,

sobre todo como ilustradores de libros y de publicaciones

periódicas como El Heraldo, El Universal Ilustrado y ZIGZAG.

Covarrubias se apoyó en el ya conformado imaginario

distintivo del México artístico y revolucionario, para dar a su

propia interpretación de esta etapa histórica el toque de

refinamiento y sutileza que había adquirido como caricaturista de

Vanity Fair. Supo combinar, según el caso, los elementos

vanguardistas de este repertorio visual con los componentes

tradicionales y actuales del acervo iconográfico de la Revolución

mexicana.80

El libro

En el año de 1933, Frederick Coykendall, director de Columbia

University Press, le solicitó a Miguel Covarrubias que ilustrara

Peace by Revolution, trabajo que, al parecer del editor, era una

Page 64: Dos Miradas Un Objeto

64

de las obras más notables de Tannenbaum y uno de los análisis más

acertados y visionarios llevados a cabo en la etapa

posrevolucionaria relativo a los antecedentes y las consecuencias

del movimiento armado. Los dibujos se le pidieron para hacer más

llamativa la publicación que, por su grado de especialización, de

entrada contaría con pocos lectores.81

La única observación que el editor le hizo a Covarrubias

fue que modulara el tono sarcástico que en un principio proponía

dar a las ilustraciones, ya que, al no corresponder con la

intención del texto, podría impedir que se diera “una actitud de

simpatía hacia México por parte del público lector”.82 Con todo y

la molestia experimentada por el pintor ante esta recomendación,

en términos generales se abstuvo de dar a su obra un tono

satírico. Si bien sus caricaturizaciones de personajes y

situaciones del momento estaban cargadas de humor, carecían del

sarcasmo y del sentido crítico de otros artistas mexicanos, como

Rivera y Orozco. Este hecho tal vez explique por qué, por

ejemplo, no le pidieron a Rivera este trabajo, siendo que

Tannenbaum sentía gran admiración por Diego, quien contaba,

además, con una amplia y magnífica obra sobre asuntos

revolucionarios y una gran experiencia en la ilustración de

libros referentes al tema.

El pintor y el escritor se reunieron en varias ocasiones

antes de la elaboración de los dibujos. Además, el editor le

mostró a Covarrubias el índice y el texto, dándole un cuidadoso

seguimiento al proceso creativo.

Peace by Revolution consta de cuatro secciones que giran

alrededor de tres ejes temáticos centrales: la mentalidad del

mexicano reflejada en su actitud ante la violencia y la religión,

el contexto social y la historia política. El autor analiza estos

Page 65: Dos Miradas Un Objeto

65

asuntos en tres momentos históricos: como antecedentes de la

Colonia, las guerras de independencia y el Porfiriato, y como

asuntos centrales las etapas revolucionaria y posrevolucionaria.

Tanto las facetas o cuestiones de las que se ocupa –con el

propósito de presentar un contexto general– como el análisis de

los antecedentes históricos, forman parte de la argumentación

construida para explicar el estallido de la lucha armada de 1910,

y valora la actuación de los gobiernos posrevolucionarios cuyas

conquistas se medían precisamente a partir de los logros sobre

problemas “ancestrales” –originados con la Conquista– y de los

planes o proyectos para solucionarlos a futuro.

Este tipo de análisis de carácter teleológico no fue

exclusivo de Tannenbaum. Además de distinguir la etapa previa a

la profesionalización del quehacer histórico83 y no obstante los

matices ideológicos y temáticos particulares, reflejó la

mentalidad de muchos escritores, sobre todo estadounidenses, que

se ocuparon de México en la revolución como fueron Carleton Beals

o Robert Freeman, y de otros más que, al igual que Tannenbaum,

desde la corriente historiográfica radical estadounidense,

populista o socialista-marxista, formaron parte del movimiento de

revisionismo histórico-político de los Estados Unidos durante la

década de los treinta.84

A partir del índice temático, podemos agrupar las

ilustraciones en tres grandes apartados: a la introducción y los

antecedentes pertenece el mapa de la República mexicana con una

cartografía de la cultura, la historia, la geografía, las

riquezas naturales, los centros de producción, y los diversos

grupos raciales y su entorno cultural y social. Hay además tres

imágenes relacionadas con los ejes temáticos de este apartado: la

religión, la raza y la política: “Moros y cristianos”, “La danza

Page 66: Dos Miradas Un Objeto

66

del venado de los indios yaquis” y una “Escena típica de la

meseta central”. El segundo conjunto muestra los orígenes y

carácter de la lucha armada de 1910 mediante la ilustración

“Soldaderas en la revolución”, y “Último ganador en toda

batalla”. A esta misma sección pertenece la serie de retratos de

los líderes revolucionarios más importantes, Francisco I. Madero,

Venustiano Carranza, Emiliano Zapata, y Álvaro Obregón, además de

Porfirio Díaz y Plutarco Elías Calles. El tercer y último

conjunto de dibujos ilustra los asuntos considerados por

Tannenbaum sustanciales para entender al México actual: a la

cuestión laboral corresponde la lámina “Mitin obrero”, a la

agraria “Agrarista vigilando su tierra recién conquistada”, y

“Una escuela rural”, a la educativa.

El título del libro, Peace by Revolution es una especie de

acertijo o juego de palabras referidas a la mentalidad y a la

historia del mexicano; acorde con la idea generalizada entre

intelectuales y académicos del momento, el autor asienta que a

partir de la Conquista el mexicano se acostumbró a convivir con

la violencia, concibiéndola como el único medio para exigir

justicia.85

En las guardas del libro inicia el tejido léxico-visual que

logran construir Tannenbaum y Covarrubias. Se trata de un mapa de

la República mexicana que, como toda cartografía, presenta una

territorialización plástico-conceptual que conjunta los

componentes geográficos, raciales, culturales, las zonas y tipos

de producción, así como algunas de las etapas históricas claves

de la República mexicana.

El “Chamaco” aprendió el oficio de cartógrafo a los 16

años, y con este mapa inició una larga y trascendente labor

cartográfica que hizo escuela.86 Agrupa e interrelaciona cada uno

Page 67: Dos Miradas Un Objeto

67

de estos elementos que zonifica según el paisaje y la topografía,

al norte, el desierto, a lo largo de la costa del Pacífico, la

Sierra Madre Occidental y Oriental, la planicie en la meseta

central y el trópico en el sureste. En este esquema geográfico

acomoda las diversas etapas históricas, áreas culturales, grupos

raciales y centros de producción. En Sonora, donde se inicia la

lucha armada de 1910, aparece un revolucionario ya con las armas

depuestas. Los principales ejes de producción los ubica en

Monterrey, región industrial, en la zona petrolera del Golfo, y

en el centro de la República, como región ganadera. En la

representación histórico-social también aparece el origen de

algunos de los problemas de México; por ejemplo, la explotación

ancestral del indígena que Tannenbaum ve simbolizada en el

cargador, y Covarrubias la representa en el mapa con un huichol

transportando un bulto de leña que le dobla la espalda, con una

indígena otomí cargando sus artesanías en la parte baja de una

montaña, y con una tehuana que porta orgullosa sobre la cabeza

una batea con flores y frutos de la tierra. Las distintas maneras

de cargar reflejan diversas condiciones sociales, el indio

explotado desde la Colonia y el indígena que erguido lleva los

productos que lo alimentan. Curiosamente, la postura de los

indios cargadores corresponde a la forma en que las fotografías

etnográficas lo presentaban: de perfil, con un rostro inexpresivo

o desdibujado, sobre un fondo neutro. También incluye los

componentes culturales, como la religión y el arte: una iglesia

católica en el centro de la República y un templo maya en la

península de Yucatán. Al lado del primero, el ranchero abajeño

corresponde a la cultura criolla y mestiza, y la pirámide maya

cercana a un bohío flanqueado por dos yucatecos le permite

relacionar al indígena actual con su cultura ancestral. El mapa

Page 68: Dos Miradas Un Objeto

68

está quintado en el costado derecho con un sello compuesto por la

imagen superpuesta de una canana, símbolo de la lucha

revolucionaria, una hoz, arma y herramienta de trabajo, y una

mazorca, fruto de la tierra y de la faena. En el izquierdo sitúa

un águila real devorando una serpiente.

Antecedentes históricos de la Revolución

Con una visión teleológica de la historia, Tannenbaum achaca a la

conquista española los males que generó en los niveles social,

cultural y político, la imposición de una forma de gobierno

autocrático y los consecuentes enfrentamientos entre los nativos

y los conquistadores. De ahí deriva por igual los continuos

conflictos de raza, de clase y culturales que hasta la fecha

azotan al país. La interacción social de los habitantes

originales con los recién llegados la examina desde una

perspectiva racial que, a su vez, remite al sistema colonial de

castas. Se ocupa de manera especial del indígena y del mestizo a

quienes también sitúa en distintos niveles socioeconómicos; el

indio como esclavo, confinado a las minas y condenado al

exterminio, o refugiado en zonas geográficas recónditas,

aislamiento que, sin embargo, le permite preservar su idioma y

sus costumbres. A su parecer, generalmente “el mestizo es peón de

hacienda o vive en los pueblos y paga tributo y ocupa los puestos

burocráticos más bajos, carece del sentido indígena de

estoicismo, seguridad e integridad cultural y del sentido moral

de bien común.”87

Las únicas ilustraciones que hacen referencia a los

antecedentes socio-históricos de la Revolución mexicana tienen

que ver precisamente con el contexto social. Temática que, dado

la percepción sincrónica con que las ciencias sociales manejaban

Page 69: Dos Miradas Un Objeto

69

este asunto, a Covarrubias –como a muchos otros artistas– le

permitió dar a sus imágenes un sentido atemporal capaz de

relacionar el pasado con el presente. Se trata de dos escenas de

temas artístico-rituales y de una más de carácter costumbrista.

“La danza Yaqui del venado”, “La fiesta del Señor de Chalma” y

“Escena de la meseta central” de la que no nos ocuparemos en esta

ocasión.

La representación de esas dos danzas fue muy común entonces

como referente iconográfico del mundo y de la cultura indígena.

Covarrubias utilizó “La danza del venado” con el doble propósito

de referirse a las tradiciones nativas y a la presencia o

participación de las comunidades indígenas en el ejército

constitucionalista. Era común ver al general Obregón acompañado

de yaquis,88 y artistas prestigiados como Fermín Revueltas y

Diego Rivera los convirtieron en estereotipo de la temática del

indigenismo revolucionario. Este hecho, a la vez que respondió al

esfuerzo de los intelectuales y artistas por redimir el mundo

indígena, también encubrió la incumplida reivindicación

gubernamental, tanto política como económica, de los grupos

nativos. El caso de los yaquis, en ambas facetas, es

paradigmático por la dignificación de esta etnia frente a su

tradicional fama de salvajes y sanguinarios,89 mediante la

exaltación de su arte y sus tradiciones, y el simultáneo

incumplimiento de las promesas de diversos grupos rebeldes,

orozquistas, mayterenistas, maderistas revolucionarios, que a

cambio de apoyo militar ofrecieron responder a los reclamos

ancestrales yaquis de restitución de sus tierras, dotación de

agua y autonomía.90

Page 70: Dos Miradas Un Objeto

70

El tinte histórico-social que tiene la representación para

Peace by Revolution es muy interesante. Los miembros de la

comunidad participan atentos al ritual de “La danza del venado”

en el que se escenifica la dramatización de la persecución

llevada a cabo por los yoris (blancos y mestizos) en contra de

los yaquis. Mientras en las dos primeras filas de espectadores se

mezclan los hombres con las mujeres y los niños, atrás de ellos y

de pie, los circunda –entremezclado con unos cuantos indígenas–

un numeroso grupo de federales amaristas. Algunos llevan puestas

las carrilleras, otros van desarmados, y sólo uno de ellos carga

un máuser, pero lo tiene apoyado sobre el suelo, y este personaje

al igual que varios de sus correligionarios sigue atento e

involucrado el desarrollo del ritual. La sensación que despierta

la presencia de este contingente militar resulta inquietante,

porque sólo hasta después de un análisis cuidadoso de la escena

descubrimos que dicho contingente protege y no vigila a sus

paisanos. En consonancia con el texto y con el resultado del

análisis iconográfico, esta imagen aparentemente se refiere al

cuidado de las tradiciones por el propio pueblo, más que a la

represión de los gobiernos precardenistas sobre los yaquis.

No es casual que uno de los ejes centrales del libro sea la

religiosidad del mexicano, dada la gravedad de los conflictos

entre el Estado y la Iglesia no sólo para la estabilidad nacional

sino para la imagen de los regímenes revolucionarios proyectada

en el ámbito internacional. La postura de Tannenbaum frente al

fervor del mexicano y, por consiguiente, ante el papel de la

Iglesia tiene diferencias sustanciales con el jacobinismo

oficial, con el conservadurismo propio del catolicismo hispanista

y sobre todo con la visión anglosajona de desprecio por el mundo

católico y de prepotencia frente al indígena. A diferencia de

Page 71: Dos Miradas Un Objeto

71

todas estas posturas que de entrada reprueban el sincretismo

religioso indígena, Tannenbaum reconoce su valor y sentido en

tanto manifestación cultural. Comparte esta postura sobre todo

con Carleton Beals,91 quien, como él, hereda del populismo

estadounidense el respeto a la diversidad cultural y racial.92

Como resultado de este enfoque, Tannenbaum considera que el

impacto de la Iglesia en el ámbito religioso y cultural es menor,

dado que por razones políticas y sociales la evangelización es

muy relativa, ya que la Iglesia no tiene la fuerza inicial para

abarcar todo el territorio, ni el interés sostenido en la labor

evangelizadora. La delimitación, desde entonces, a los ámbitos

del poder de la Iglesia y el sentido e importancia de la

religiosidad popular, según Tannenbaum, determinan los problemas

religiosos posrevolucionarios. Por ello ve en la Cristiada la

lucha por la hegemonía entre el Estado y la Iglesia, más que el

combate al fanatismo o la defensa de la religiosidad popular.

Covarrubias representa el sincretismo religioso indígena

mediante una danza pía que en función de su simbología titula

“Moros y cristianos” (figura 6), pero que por la vestimenta y el

tipo de bailable representado corresponde a la danza de los

matachines.93 Fermín Revueltas y Fernando Leal ya se habían

ocupado de este tema, el primero en una pintura al óleo de

carácter folclórico y decorativo y el segundo en la Escuela

Preparatoria de San Ildefonso con el fresco “La fiesta del señor

de Chalma” para ejemplificar el fanatismo religioso popular con

sus componentes católicos e indígenas.94 La postura de Leal era

propia del anticlericalismo, que predominaba entre los grupos

dominantes en el campo de la política y la cultura. Implicaba lo

mismo la lucha por el poder entre el Estado y la Iglesia que el

deseo de la intelectualidad de liberar a la feligresía mexicana

Page 72: Dos Miradas Un Objeto

72

del yugo clerical, mediante la educación, la cultura y las

ciencias.

En la ilustración de Covarrubias, los danzantes con sus

penachos, sus estandartes guadalupanos y sus instrumentos

musicales realizan este ritual, rodeados de una multitud de

creyentes. La escena tiene lugar en el atrio, es decir, al

exterior de una iglesia colonial semi destruida, en cuya fachada,

a pesar de las cuarteaduras, sigue en pie una cruz flanqueada por

un sol y una luna, símbolo del culto católico popular y del

sincretismo cultural.

La lucha armada de 1910

De acuerdo con Tannenbaum, la lucha armada de 1910 representa el

intento por terminar finalmente con las consecuencias de la

Conquista y con sus vicios, perpetrados hasta el Porfiriato.95 La

Revolución deriva de la falta de un liderazgo intelectual, de la

gran diferencia entre la ciudad y el campo, de las divergencias

culturales entre lo urbano y lo rural, y del reclamo popular por

demandas elementales, como el agua, la tierra y, más tarde, la

educación. Al parecer del autor, se trató de un movimiento

anónimo y pragmático, encabezado por el pueblo, sin una

organización de partidos ni ideólogos. El insurrecto definió sus

objetivos en el camino, y mucho de lo que hasta ahora se ha

conseguido ha sido en el ámbito local.96 En esta interpretación

de las características de la Revolución también podemos percibir

la importancia que el autor da al individuo y a la comunidad como

actores principales y necesarios en toda insurrección que derive

en cambios sociales estructurales. Esto con la consecuente

desconfianza en los levantamientos y propuestas de cambio

impuestas o generadas por las élites intelectuales y políticas.97

Page 73: Dos Miradas Un Objeto

73

“Soldaderas en la revolución” es una de las imágenes más

originales y artísticas de esta publicación (figura 7).

Covarrubias se inspiró en una fotografía del Archivo Casasola,

titulada “Mujeres yaquis ayudando a los suyos”. El suceso es de

por sí sobrecogedor y atípico por la presencia de la adelita, no

como acompañante del guerrillero sino como una combatiente más, y

el pintor le da una dimensión artística de gran belleza, fuerza

expresiva y eficiencia simbólica.

Se trata, sin embargo, de una fotografía posada, y

Covarrubias se vale de las imprecisiones históricas para

simbolizar el carácter popular e integrador de los diversos

sectores de la población alrededor de la lucha armada de 1910. En

la fotografía, el personaje principal es una adelita que pretende

participar como uno de tantos combatientes en el campo de

batalla. De entrada sabemos que las mujeres no intervenían como

soldados en las tropas revolucionarias, y una mirada cuidadosa a

esta imagen evidencia que por la manera en que ella toma y apunta

el rifle, no sabía manejar el arma. De acuerdo con Lorenzo Meyer,

por el tipo de trinchera y de vegetación, la escena tuvo lugar en

el Bajío, y aunque pudiera ser que los soldados retratados fueran

algunos de los yaquis que se sumaron a las tropas obregonistas,

no estaban defendiendo los bastiones yaquis sino una posición de

guerra en la zona abajeña.98

En esta obra, al igual que en la fotografía, la soldadera

ocupa el primer plano de la composición, pero junto a ella, en

cuclillas, una contendiente más tiene a sus pies el cadáver de un

hombre. En el segundo plano, entre los revolucionarios, otro

miliciano también dispara su rifle, sucedido en el horizonte por

la imagen de sucesivas puntas de fusil. Del mismo modo que en las

demás escenas de batalla aquí representadas, tal vez para

Page 74: Dos Miradas Un Objeto

74

identificar a los combatientes como revolucionarios, los soldados

llevan el uniforme que ya para la década de los 20 portaron los

federales al mando del general Amaro. Covarrubias estructura la

obra con base en una serie de triángulos superpuestos que

enmarcan los cuerpos de la mujer en cuclillas, de la que está de

pie, y del soldado al centro. Este lado de la composición

contrasta con el costado derecho de la obra, en donde predominan

las líneas onduladas que perfilan la trinchera, el brazo y la

cabeza del hombre inerme, con la sucesión de rifles y de trancas

de madera que delimitan la trinchera a base de trazos

horizontales y verticales. Así pues, por medio de la combinación

de líneas rectas, onduladas verticales y horizontales, y del

manejo bidimensional y tridimensional de la profundidad espacial,

es como organiza la composición y le da solidez, armonía y

tensión a la obra, y reacomoda la imagen fotográfica dejando a un

lado las limitaciones compositivas impuestas al fotógrafo por el

tipo de lente de su cámara fotográfica y el ángulo desde el que

podía retratar la escena. Es ésta también la manera en que logra

que la eficiencia simbólica tenga prioridad sobre la veracidad

histórica.

Cierra esta secuencia “El último ganador de cualquier

batalla” (figura 8), imagen que ilustra las consecuencias de la

violencia por la violencia, mediante la representación de un

campo de batalla desolado en el que sólo queda un buitre sobre un

nopal, a cuyos pies se asoma el brazo de un combatiente muerto.

En contraposición a las escenas anteriores, esta temática refleja

la imagen del México bárbaro y del mexicano sanguinario que se

tiene en el exterior, sobre todo a raíz de la lucha armada. No en

balde es un asunto del que invariablemente se ocupan los

Page 75: Dos Miradas Un Objeto

75

estudiosos extranjeros en sus escritos sobre México en

revolución.99

Tiempos de paz

La última parte del libro se refiere a la primera etapa

posrevolucionaria y se ocupa de tres aspectos principales: la

situación laboral, la agraria y la educativa. En relación con la

primera, reconoce que aunque México no es un país industrializado

“si en la Constitución se incluyó un código laboral básico fue

como una forma de ataque en contra de la industria extranjera, y

significó la liberación del tutelaje extranjero.100 Como una

secuela de sus antiguas ligas con la IWW, Tannenbaum atribuye a

la CROM la existencia de un movimiento sindical sólido e

independiente, y con todo y el rechazo generalizado a su líder,

Luis Morones Prieto, el historiador le rinde especiales

reconocimientos, tal vez por el apoyo que recibió de éste en 1922

para la investigación que llevó a cabo entonces sobre el

sindicalismo en México.

Habla luego de la cuestión agraria, sobre todo, en relación

con el reparto y la tenencia de la tierra y las condiciones para

hacerla productiva en beneficio de las mayorías. Es determinante

su fe populista en el cooperativismo, la manera en que concibe el

problema del agro y su aprobación a la propuesta mexicana…

…como respuesta de origen popular y nativo a las

necesidades de las comunidades campesinas de desarrollo

económico, agrícola, y la preservación de sus tradiciones y de su

sentido comunitario, derivado de una ética fraterna reflejada en

la forma de autogobernarse, en el reparto del trabajo y de los

bienes.101

Page 76: Dos Miradas Un Objeto

76

En este contexto, Tannenbaum advierte que dado que “la paz

se dio después de una revolución rural como fue el zapatismo,

sólo la garantía de una distribución de tierra justa asegura la

estabilidad, la paz y el desarrollo social y económico”.102

Por último, el latinoamericanista reconoce que el logro más

importante de la Revolución es la educación rural, “programa

creativo y comprensivo en sus metas que pretende calar hondo en

el espíritu de las gentes y abrirles el mundo moderno sin

desprenderlo de su propia cultura”.103 Tannenbaum no atribuye el

éxito de la educación rural a la enseñanza escolarizada, sino a

que abra la posibilidad de un verdadero cambio derivado del

esfuerzo y de las iniciativas populares;104 sin embargo,

condiciona el que el programa de educación rural dé sus mejores

frutos al reparto agrario entre las comunidades rurales.105

“La escuela rural” y el “Agrarista vigilando su tierra

recién conquistada” son los símbolos de la conquista principal de

la Revolución y la condición para el cumplimiento de las demandas

populares que llevaron a la lucha armada. Este par de imágenes

con las que inicia y concluye el texto sintetizan dos de las

principales tesis de este libro sobre el México

posrevolucionario. Ambas representaciones forman parte del

imaginario con que se caracterizan el origen y los logros de la

Revolución mexicana.106 La representación de ambos temas para

Peace by Revolution derivan del panel “La maestra rural” que se

encuentra en la Secretaría de Educación Pública (SEP). A partir

de este fresco de Diego Rivera, Covarrubias construye dos escenas

distintas, con una ilustra la educación rural y con la otra la

reforma agraria. En la obra original, la profesora aparece

resguardada por un soldado a caballo, vigilante de que ella pueda

instruir a un grupo de niños indígenas. “La maestra rural”, como

Page 77: Dos Miradas Un Objeto

77

muchas otras escenas que decoraron los muros públicos, generó una

rica iconografía, sustento de la representación visual de la

Revolución mexicana. No es casual que ésta sea la fuente de

inspiración del “Chamaco”, además de ser Rivera el principal

inventor de la retórica plástica revolucionaria. Es precisamente

a él a quien dedicó el libro “por haber revelado al mundo, más

que ningún otro, la profunda dignidad de los mexicanos”107 y es la

reproducción del fresco de “La maestra rural” la única

ilustración incluida por Tannenbaum en su obra Mexican Agrarian

Revolution.

Más allá de la admiración que Tannenbaum y Covarrubias

tenían por Rivera, los frescos de la SEP fueron una fuente

iconográfica definitiva para asuntos de carácter educativo y

rural. El propio Diego inició la modalidad a partir de sus

murales para llevarla a las obras escritas, precisamente entre

1924 y 1927, tiempo que duró pintando en la Secretaría de

Educación Pública, ilustró el libro El Maestro Rural, texto

dirigido a crear vehículos de comunicación entre el Estado y las

clases populares agrarias.108 Las ilustraciones de Rivera para las

memorias de las convenciones de la Liga de Comunidades Agrarias y

Sindicatos de Campesinos del estado de Tamaulipas fueron a la vez

el abrevadero temático e iconográfico de los defensores del

agrarismo. Numerosos libros sobre asuntos mexicanos, publicados

dentro y fuera del país, reutilizaron o se inspiraron en este

espléndido conjunto de ilustraciones que, a su vez, pudieron

resignificarse de acuerdo con la interpretación conceptual y

plástica que cada autor dio al tema de origen, el agrarismo y la

educación para el campo.

“La escuela rural” (figura 9) es un ejemplo del poder de

síntesis de la representación visual, de su capacidad de dar

Page 78: Dos Miradas Un Objeto

78

cuerpo y realce a la médula del discurso escrito. En esta imagen,

Covarrubias reúne los componentes sustanciales del proyecto

educativo rural integracionista, tan caro a Tannenbaum y tan bien

descritos por él en Peace by Revolution. Al centro de la escena y

bajo el cobijo del árbol del conocimiento, aparece una maestra

joven, sentada en una silla rústica, cuya vestimenta, que se

destaca sobre todo por los zapatos de tacón, y el lenguaje

corporal llamativo, por la dignidad y el halo místico de su torso

erguido y su mirada firme y protectora, indican con sutileza su

procedencia citadina, y remarcan su jerarquía de misionera

cultural, referencia a la idea del latinoamericanista de que los

maestros son la liga entre la ciudad y el campo, “entre el pasado

y el presente”, y reflejo de la percepción milenarista del papel

del educador como "el vehículo para lograr la unidad y la armonía

nacionales”.109 Ella está rodeada de un grupo de hombres, mujeres

y niños de esta comunidad indígena que escuchan con atención a un

párvulo leyendo.

En un segundo plano, atrás de la profesora, sitúa la

escuela rural y el teatro al aire libre, centro de actividades

artísticas y sociales comunitarias y foro para la difusión del

catecismo cívico revolucionario entre el campesinado. En el

primer caso se trata de una construcción vernácula, en cuya

fachada está escrito el nombre de Emiliano Zapata, en el segundo,

de un edificación moderna. Por este medio, se alude a las

funciones de la escuela como difusora de conocimientos y

guardiana de las propias tradiciones, y a las del anfiteatro y

centro comunitario como sitio para transmitir la nueva doctrina

laica estatal, y poner los avances de la modernidad al servicio

del pueblo. Estas construcciones también simbolizan la necesaria

interacción de lo rural y lo urbano, la tradición y el mundo

Page 79: Dos Miradas Un Objeto

79

moderno, las habilidades prácticas y los saberes humanísticos y

artísticos. En el costado izquierdo de la composición, a espaldas

de la maestra rural, aparece la parcela comunitaria sembrada de

magueyes. Se trata de plantas recién sembradas, igual que la

semilla de los nuevos conocimientos en la colectividad rural. Las

cactáceas, como componentes de la flora local, refuerzan el

principio de la autosuficiencia de la comunidad. Al fondo de la

composición, recrea el paisaje típico del imaginario nacionalista

precisamente conformado por una magueyera y el perfil de la

sierra. Este motivo se repite en casi todos los dibujos para

darles secuencia narrativa y unidad compositiva a las

ilustraciones, además de ser el referente geográfico-espacial de

esta narración histórica. En esta obra se concentra la visión

cargada de nostalgia y en muchos sentidos proyectiva de los

intelectuales populistas que vieron en el cooperativismo mexicano

y en su sistema educativo la posibilidad de recuperar su propio

paraíso perdido con la desaparición de las comunidades utópicas

de los pioneros estadounidenses.

El complemento de la escuela rural y última imagen de este

libro es la representación del “Agrarista vigilando su tierra

recién conquistada” (figura 10). El propio carácter agrario de la

Revolución mexicana exigió que desde esta perspectiva se ocuparan

de la lucha armada de 1910 los antropólogos, sociólogos,

historiadores y periodistas mexicanos y extranjeros. El agrarismo

fue tema de inspiración artística y fuente iconográfica e

iconológica para el cine, la literatura, las artes plásticas y la

fotografía. El auge de la temática agraria en la pantalla grande

y en la novela, durante el reparto de tierras cardenista, fue

notable, pero ya para la década de los treinta contaba con una

Page 80: Dos Miradas Un Objeto

80

tradición o sustento iconográfico que la distinguía. Este último

se fue forjando en los campos de batalla, con las fotografías, el

cine documental y la propaganda de las facciones políticas

revolucionarias. Ya con el grupo sonorense asentado en el poder,

fue tema central del arte público, propagandista y de patrocinio

estatal, durante el renacimiento artístico en la década de los

veinte, que dio obras de la calidad plástica de “El canto a la

tierra”, conjunto mural de la capilla de Chapingo.

Covarrubias representa al “Agrarista vigilando su tierra

recién conquistada” sentado sobre un montículo y con el rifle

apoyado en el suelo, alerta de que el labriego que ara en la

planicie pueda cultivar la tierra. Por el tipo de sombrero

adornado con la imagen de la virgen de Guadalupe y el calzón de

manta sabemos que se trata de un miembro de la infantería

zapatista. El buen estado de su vestimenta y la energía y

autoridad que impone su cuerpo erguido y su mirada retadora

corresponden a la dignificación plástica de la imagen del

campesino revolucionario, emprendida por los artistas

posrevolucionarios. Esta forma de representación está en la misma

línea de la pintura de Fernando Leal “Campamento zapatista” y

contrasta con la idea que se transmite en la prensa comercial

sobre las huestes surianas con sus soldados miserables y

bárbaros.110

Covarrubias, con los dibujos “La maestra rural” y

“Agrarista vigilando su tierra recién conquistada”, hace una

síntesis perfecta de la argumentación principal sustentada por

Tannenbaum: El proceso agrario como un factor inherente e

inevitable de la historia de México, la educación y el reparto

agrario como vehículos complementarios y condiciones

Page 81: Dos Miradas Un Objeto

81

indispensables para lograr la paz, la justicia y el desarrollo en

el México posrevolucionario.

En el grupo de dibujos de los líderes revolucionarios se

percibe hasta dónde y con quiénes pudo Covarrubias dar a sus

retratos el tono satírico que inicialmente había propuesto al

editor. Aunque en todos los casos se trata de caricaturizaciones,

sólo satiriza a Villa y a Porfirio Díaz, quienes, en palabras de

Tannenbaum, encarnaban la fuerza bruta e irracional de la

violencia y la egolatría y la prepotencia del dictador. Una de

las pocas discordancias entre el texto y la imagen la encontramos

en el retrato de Plutarco Elías Calles (figura 11). Mientras

Tannenbaum, en el momento en que escribió el libro, consideraba

que “como soldado y como hombre de Estado, como patriota y como

nacionalista, como líder y como maestro, [Calles] continua siendo

la figura más notable de la revolución”,111 por otro lado,

Covarrubias plasma de manera sutil en su caricaturización la

imagen del Jefe Máximo que para entonces tenían sus coetáneos,

sobre todo en las filas de la disidencia. La contemporaneidad del

lenguaje plástico que el ilustrador utiliza refuerza el papel

principal que Tannenbaum otorga a Calles en la construcción del

México moderno. Se trata de un retrato a la manera de Paul Klee,

Pablo Picasso y Georges Braque, y con influencia directa de

Marius de Zayas,112 construido a partir de elementos geométricos

de cuyo nivel de abstracción deriva la eficacia comunicativa. Los

rasgos faciales de Calles se reducen a una combinación de figuras

geométricas superpuestas como son el hexágono para marcar los

ángulos de la cara, el triángulo, la nariz, y el círculo, el

mentón. Combina estos abstractos recursos estilísticos con una

serie de representaciones literales que obvian la identidad del

personaje y algunos rasgos esenciales a su personalidad como es

Page 82: Dos Miradas Un Objeto

82

el bigotito breve, el sombrero encasquetado y el torso redondo y

corpulento. El puño enérgico sobre la mesa delata la faceta

dictatorial del Maximato. No en balde aparece como Jefe Máximo,

vestido de civil, y no como militar. Más allá del saldo positivo

que el propio Tannenbaum hace de esta etapa de la historia de

México, el “Chamaco” refleja el justificado sentir de las

mayorías.

El historiador, en su saldo de la etapa posrevolucionaria,

culpó a los gobernantes del declive del liderazgo laboral y de la

ineficacia del sindicalismo e incluso de la lentitud de la

reforma agraria, “por ser consecuencia de la imposición de

intereses políticos e individuales sobre las demandas populares y

el consecuente incumplimiento del ideario revolucionario”.113 A

pesar de este diagnóstico y con todo y su justificada

desconfianza en el Estado, reconoce la necesidad de la mediación

gubernamental entre los incipientes movimientos laborales y

obreros, y la fuerza del capitalismo y los terratenientes. El

latinoamericanista concluye que México no tendrá paz hasta que no

logre la unidad interna y la armonía, hasta que no acabe, desde

sus raíces, con el desequilibrio social y racial que existe.

El libro apareció publicado en inglés en 1933 y su

traducción al español salió a la luz en1938.114 Según lo previsto,

llegó a un público especialista o con un bagaje cultural por

encima de la media que lo acogió con entusiasmo,115 y logró

también impactar sobre el campo de la política, principalmente

durante el cardenismo.116

Conclusiones

Podemos concluir que en Peace by Revolution más allá de la

infidencia de ciertas imágenes y las pequeñas discrepancias

Page 83: Dos Miradas Un Objeto

83

políticas entre Covarrubias y Tannenbaum se mantuvieron los

límites necesarios para que se diera la interrelación o cohesión

suficiente de los medios léxico-visuales, sin merma de la

creatividad del artista y la solidez del estudio académico.

En el libro, la variedad temática tuvo su correspondiente

gráfico, lo que dio lugar a que se establecieran distintos tipos

de relaciones intertextuales. En términos generales se recurrió

al repertorio plástico de la Revolución mexicana, adecuándolo al

tema y al enfoque interpretativo dado por el historiador. Se

buscó en una iconografía y en una temática ritual de carácter

atemporal, el equivalente plástico de la interpretación

teleológica y sincrónica de los antecedentes históricos-sociales

de la Revolución mexicana. Cuando el pintor utilizó como fuente

las fotografía de la prensa periódica, priorizó las posibilidades

expresivas de las representaciones sobre su veracidad. En escenas

cuya función era sintetizar un asunto común a la temática sobre

la lucha armada de 1910 e integrado ya su correspondiente

imaginario, la vigencia y eficacia del dibujo derivó de la

habilidad del pintor de dar al acervo iconográfico

correspondiente un tono propio, fiel a su estilo artístico y al

planteamiento particular del autor del texto, de manera que ni

uno ni otro se diluyeran en los estereotipos.

Covarrubias, en términos plásticos, supo utilizar todos sus

recursos y experiencia pictórica para, por medio del uso de una

lenguaje visual de vanguardia, presentar una imagen a la vez

reconocible y moderna de personajes y circunstancias de

actualidad.

Las ilustraciones rebasaron el interés del editor, quien

aparentemente no consideró que, además de ilustrar el texto para

hacerlo vendible, reforzarían visualmente las tesis centrales

Page 84: Dos Miradas Un Objeto

84

sostenidas por Tannenbaum. Seguramente, por encima de la propia

conciencia del historiador y del pintor acerca del poder de la

imagen, éstas abrieron la posibilidad de hacer lecturas paralelas

del libro, complementarias y aun alternas, que en nuestro caso

permiten explorar el proceso de construcción del imaginario de la

Revolución mexicana, a través de un medio con la fuerza expresiva

e impacto como fueron los libros ilustrados sobre el tema.

Peace by Revolution, como conjunto léxico-visual, es un

ejemplo prototípico de los componentes sustanciales del

imaginario con el que se proyectó la Revolución mexicana

extramuros; una muestra representativa de las manifestaciones de

carácter tanscultural y extraterritorial, orientadas a explicar y

representar, con las herramientas propias de una cultura de

élite, un fenómeno histórico-social, estructural y singular, con

el fin de incidir en él.

En Peace by Revolution, la originalidad y la fuerza

expresiva son la suma de la argumentación interpretativa del

historiador, y la capacidad de síntesis plástica del artista,

fundamentada en una iconografía ya para entonces arraigada en la

memoria colectiva. Este imaginario, forjado a base de repetirse,

fue referencia obligada o apoyo visual de las maneras en que se

concibió y se percibió, se representó, se rememoró, y se enseñó

en las escuelas la Revolución mexicana, evento trascendental para

la historia de la nación.

Page 85: Dos Miradas Un Objeto

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Page 90: Dos Miradas Un Objeto

90

Capitulo 4

Militancia política y labor artística de Siqueiros en el exilio

Una de las etapas mas importantes en la vida del pintor David

Alfaro Siqueiros transcurrió mientras estuvo exiliado en las

ciudades de Los Ángeles, Montevideo y Buenos Aires durante 1932 y

1934; en Nueva York en 1936, y por ultimo, a raíz de su

participación en el atentado en contra de León Trotsky en 1940,

en la ciudad chilena de Chillán, de 1941 a 1943.

Este periodo no sólo selló de manera permanente la relación

entre su carrera artística y su actividad política sino que les

dio, en sus contenidos e impacto, un amplio carácter

internacional y transcultural. Con sus propuestas estéticas y sus

consignas políticas, el pintor recorrió varios países del

continente americano con un mensaje y un propósito determinado

por sus ligas con la Internacional Comunista. Aunque su labor y

sus consignas debieron ir más allá de todo localismo o

nacionalismo, supo incorporar a sus experiencias previamente

adquiridas en México aquellas que obtenía en su recorrido

internacional. De la especificidad de la suma de esas prácticas

derivó precisamente la transculturalidad de su labor.117

En este artículo analizaré los antecedentes de la tarea

artístico-política de Siqueiros y su repercusión en la fundación

de equipos de militantes del Partido Comunista practicantes de su

misma profesión; los Bloque de artistas diseñados desde la Unión

Soviética marcaron la manera en que el y sus condiscípulos

combinaron la actividad artística con el activismo político a

favor del triunfo del “proletariado internacional“.

Siqueiros fue de los pocos pintores revolucionarios

forzados a dejar México por sus cuentas pendientes con la

Page 91: Dos Miradas Un Objeto

91

justicia a causa de la virulencia de su activismo en las filas

del Partido Comunista. Esta filiación política, sumada a su

prestigio artístico, diferenció su expatriación de la de otros

colegas y correligionarios suyos, quienes tuvieron que dejar el

país a causa de la crisis económica y la represión política

desencadenada a lo largo del callismo y del Maximato.

La pléyade de creadores del renacimiento artístico

posrevolucionario, gracias al patrocinio oficial, había contado

con una fuente de trabajo permanente; sin embargo, la relación de

los gobiernos revolucionarios con los artistas fue esencialmente

ambigua. Por un lado, el Estado mexicano, como patrocinador del

arte y la cultura, se hacía de un imaginario que a nivel nacional

contribuía a validarlo en el poder, y a nivel internacional a

ganar legitimidad. Por el otro, la actitud esencialmente crítica

sobre todo de los muralistas, que entre los artistas eran los más

prestigiados, evidenciaba también interna y externamente las

propias fallas del sistema estatal.

En este contexto resultó muy conveniente la herramienta de

promoción gubernamental del arte y los artistas nacionales en el

extranjero, pues sin subvertir el orden interno, con su labor

artística ellos prestigiaban al país a nivel internacional. Para

esta labor, las autoridades contaron con frecuencia con el apoyo

oficial de los gobiernos extranjeros correspondientes. A la vez,

dadas las relaciones previas de los artistas con sus pares en el

exterior, así como su bagaje cultural basado en un capital

cultural moderno y occidental, ayudaron a entender e interpretar

en términos artísticos el contexto sociocultural del país huésped

haciendo que su obra resultara inteligible y afín a la capa

social generadora y consumidora de la alta cultura internacional

de la que ellos mismos eran parte.

Page 92: Dos Miradas Un Objeto

92

En el caso de David Alfaro Siqueiros, los conflictos con

sus patrocinadores estatales y el carácter internacional de su

labor profesional, se potenciaron debido a su filiación con el

Partido Comunista. La injerencia de fuerzas externas implícitas

en esta relación, sumada al ya de por sí agresivo sentido de su

labor partidista, hacían que Siqueiros fuera doblemente

peligroso. A partir de 1930, al volverse su actividad política

inseparable de la artística, el carácter de su propia militancia,

el sentido e impacto de su pintura, y el mismo trato que recibió

de las autoridades tomaron un tono distinto que tiñó, las

peculiaridades de sus exilios. Como veremos a continuación, la

valía de su labor artística le permitió recibir un trato especial

por parte del gobierno mexicano, que en vez de encarcelarlo lo

exilió. De esta manera se benefició con la ausencia del pintor,

quien le otorgaba prestigio a la nación con su quehacer

artístico, pero al estar ausente no subvertía el orden

establecido. Por otro lado, mientras estuvo desterrado, la

actividad pictórica de Siqueiros también tomó el tinte

transnacional de la IC, por sus consignas partidistas encaminadas

a generar y a difundir entre el proletariado internacional los

principios políticos y ético-estéticos necesarios para su triunfo

como clase proletaria mundial.118

Gestación y desarrollo de un rebelde

David Alfaro Siqueiros nació en la ciudad de Chihuahua cerca de

1887.119 Era hijo de Teresa Siqueiros quien murió cuando él era

niño y de Cipriano Alfaro Palomino, el cual era un próspero

abogado penalista y un ferviente católico. En 1911, Siqueiros

comenzó a tomar clases en la Escuela Nacional de Bellas Artes, a

la vez que estudiaba la preparatoria. Los acontecimientos

Page 93: Dos Miradas Un Objeto

93

históricos ocasionaron que a través del Dr. Atl y por solicitud

del general Álvaro Obregón los artistas de la Academia se ligaran

a la vida política del país.

A finales de 1914, cuando los carrancistas tuvieron que

huir de la ciudad de México al puerto de Veracruz, el Doctor Atl

convenció a un grupo de maestros y alumnos de la Escuela Nacional

de Bellas Artes, entre los que estaba Siqueiros, de que se

desplazaran a Orizaba para apoyar al gobierno constitucionalista

principalmente en el espectro propagandístico.120 El 3 de marzo

de 1915 salieron hacia esa ciudad con todo y las prensas de los

talleres de artes gráficas. Todos ellos colaboraron en el

periódico político cultural La Vanguardia bajo la dirección de

Atl.121 Fue ésta la primera acción de este grupo de intelectuales

y artistas dirigida a hacer arte público didáctico y

propagandístico.122 Al triunfo de Carranza, el Dr. Atl y sus

seguidores regresaron a la ciudad de México y continuaron con sus

actividades propagandístico- culturales al lado de Obregón.

Siqueiros, por su parte, decidió sumarse a las filas del Ejército

de Occidente encabezado por el general Manuel Diéguez. El pintor,

en sólo dos años, ascendió de soldado raso a teniente-capitán y

miembro del Estado Mayor de la División de Occidente. En 1919

Siqueiros recibió el nombramiento de canciller de primera del

Consulado General de Barcelona. Dos años después, junto con Diego

Rivera, concibió en París el manifiesto “Tres llamamientos de

orientación artística actual a los pintores y escultores de la

nueva generación”123. Este documento, como veremos luego, contuvo

algunos de los puntos fundamentales del pensamiento artístico

siqueiriano.

Con la idea de hacer un arte propio y actual del continente

americano,124 Siqueiros regresó a México en 1922, y en septiembre

Page 94: Dos Miradas Un Objeto

94

se incorporó al programa cultural obregonista como profesor de

dibujo y trabajos manuales, además de sumarse al equipo de

muralistas que entonces pintaba en la Escuela Nacional

Preparatoria ubicada en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.

Entre enero y julio de 1923 realizó la encáustica El espíritu de

Occidente. De mediados de 1923 a principios de 1924, pintó ahí

mismo El entierro del obrero sacrificado, donde rindió homenaje

póstumo al líder socialista Felipe Carrillo Puerto, quien había

sido asesinado el 3 de enero de 1924.

En 1923 participó en la fundación del Sindicato de Obreros

Técnicos Pintores y Escultores (SOTPE).125 Sus afiliados estaban

en pro de una forma de arte público, didáctico y propagandístico

al servicio de las mayorías, comprometido con los problemas

sociales y políticos del momento. Siqueiros desempeñó un

importante papel en este proceso que tuvo que ver con la

definición de los principios artísticos de los agremiados, sus

funciones sociales y con la redefinición de las relaciones con

los grupos de poder. La incorporación de varios de los muralistas

al Partido Comunista Mexicano fue definitiva, sobre todo por la

intervención que este organismo tuvo desde entonces en la vida

artística y cultural mexicana, a través de personajes como el

propio Siqueiros.

Con la salida de Vasconcelos de la SEP, y al convertirse

los propios sindicados al SOTPE y hacerse jueces acérrimos del

régimen callista,126 perdieron también la protección estatal y con

ello sus contratos.127 La situación laboral de los muralistas se

torno crítica:

José Clemente Orozco se retiró a su estudio un año y medio

y fue hasta 1926 cuando pudo terminar sus frescos de la

Preparatoria Nacional; Jean Charlot tuvo que trabajar en Chichen

Page 95: Dos Miradas Un Objeto

95

Itzá para la fundación Carnegie; Fernando Leal, Fermín Revueltas,

Ramón Alva de la Canal y Gabriel Fernández Ledesma se dedicaron

de manera casi exclusiva a la labor de enseñanza en las Escuelas

al Aire Libre. A Xavier Guerrero y a Siqueiros los comisionó por

breve tiempo el gobernador de Jalisco, José Guadalupe Zuno, para

pintar murales en la Universidad de Guadalajara y en su

residencia particular, pero sobre todo fue entonces cuando David

Alfaro se dedicó de lleno a la militancia política.

Como miembro del PCM y con el apoyo del propio Zuno,

Siqueiros comenzó su beligerante labor subversiva encaminada a

realizar acciones de agitación política a nivel sindical a favor

de la causa del proletariado. Por encargo de la Liga, recibió la

encomienda de abrir una filial en Jalisco y conducir la lucha

laboral de los mineros que trabajaban para el consorcio

estadounidense Amparo.128 Finalmente, el 21 de octubre expulsaron

a Siqueiros de este Estado de la república, aunque continuó con

su activismo político dentro de las filas del PCM (Figura 12).

El repudio del Hijo Predilecto: la expulsión de Siqueiros del PC

Ya de regreso en la ciudad de México, en el verano de 1928,

Siqueiros encabezó el comité mexicano que asistió en Moscú al

Congreso Internacional Sindical Rojo. De acuerdo con Daniela

Spenser, durante el VI Congreso Internacional el Comintern adoptó

la posición del llamado “tercer periodo” que anticipaba la

“renovación del ímpetu revolucionario, de tal manera que toda

forma de lucha obrera debía asumir el carácter del ataque al

sistema existente y debía oponerse a cualquier forma de

colaboración con los órganos del sistema capitalista”.129

A partir de esos lineamientos generales Siqueiros asumió en

México las tácticas del “frente unido desde abajo” diseñadas por

Page 96: Dos Miradas Un Objeto

96

el Comintern. Pretendía lograr el control de las bases sindicales

y atraer nuevos miembros dentro de sus filas, mediante la

conformación de bloques obrero-campesinos. Éstos estaban

destinados a atacar a la burguesía junto con el imperialismo, en

una guerra de clases a escala global y no únicamente nacional.

Esta serie de principios marcaron la labor sindical de Siqueiros

a corto plazo, y en el exilio llevó esa labor y ese esquema

táctico al campo de la cultura, sobre todo mediante el

reclutamiento de futuros militantes comunistas entre los

intelectuales y los artistas.

A mediados de mayo de 1929, David Alfaro participó como

delegado de México en Uruguay en el Congreso Sindical

Latinoamericanista organizado por el Comintern. Se pretendía

supervisar el movimiento regional de Latinoamérica en contra del

imperialismo, el capitalismo y la burguesía. En Montevideo, en la

casa de la escritora Giselda Zani —dentro de un ambiente de

pintores y escritores— conoció a la poetisa de 24 años Blanca Luz

Brum. Se inició entonces entre ellos un tórrido romance de seis

años, el cual, a decir de algunos de los miembros del PCM, en

parte le costó al pintor la expulsión temporal de sus filas, y a

Blanca Luz una tortuosa estancia en México plagada de

persecuciones políticas y carencias económicas.

De regreso en México, Siqueiros se encontró con un ambiente

de ascendiente represión derivado de la guerra cristera y del

asesinato de Obregón. Al mismo tiempo se había desatado una

cruenta persecución política en contra de todo opositor (fuera

reeleccionista o comunista) que pretendiera amenazar el triunfo

de Pascual Ortiz Rubio, candidato callista del recién creado PNR.

Ese año de 1930, como consecuencia de la represión, el PCM entró

a la clandestinidad y el gobierno rompió relaciones con la Unión

Page 97: Dos Miradas Un Objeto

97

Soviética.

La activa labor de militancia del pintor no impidió que el

27 de marzo de 1930 el PCM lo expulsara de sus filas. Esta acción

se venía preparando dentro del seno del Comité Central desde

principios de noviembre y se debió a diferencias ideológicas y

problemas de disciplina del pintor.130 En el primer caso,

Siqueiros se sumó a la larga lista de expurgados del PCM131 que se

dio como resultado de la campaña de depuración llevada a cabo por

la IC.

Ésta expulsó a todos aquellos elementos que no seguían

fielmente los lineamientos políticos derivados del VI Congreso

Mundial y al caso Siqueiros se nombró una Comisión Especial de

Control integrada por Julio Ramírez, Erasmo V. Gómez y Hernán

Laborde. El dictamen quedó listo el 16 de diciembre, pero dadas

las irregulares asistencias del pintor a las sesiones del CC y a

la nueva ola de represión por parte del gobierno, se dio a

conocer el dictamen finalmente el 5 de enero de 1930.

15 del X Pleno del Comité Ejecutivo de la propia IC, que en

1929 hace una relectura de los acuerdos del VI Congreso de la IC

tras la destitución de Nicolás Bujarin.

En México, Siqueiros pertenecía precisamente a una línea

dura dentro del PCM, abogaba por el magnicidio como vía rápida de

solución asociada a un evento putchista. En 1930, los seguidores

de esta postura participaron en la lucha interna que finalmente

provocó la escisión del partido en tres: la de la oposición

comunista y de corte trotskista liderada por Rosalío Negrete, la

bujarinista de Fritz Bach y Úrsulo Galván y la estalinista

encabezada por Laborde, que tuvo el reconocimiento de Moscú. La

purga que causó ese desmembramiento incluyó a personajes tan

diversos como el propio Siqueiros, Roberto Reyes Pérez, Hilario

Page 98: Dos Miradas Un Objeto

98

Arredondo y Diego Rivera.132 Aunque se desconoce cuál fue a

ciencia cierta el posicionamiento de David Alfaro en la lucha

interna, en términos muy generales los anteriores expulsados

pusieron en duda, en el caso de México, la efectividad de la

aplicación indiscriminada de la política de lucha total “en

contra de los regímenes capitalistas y por el poder”.133

Consta en actas que el propio Siqueiros había reconsiderado

su postura en el pleno del CC al consentir en que “las masas iban

a fin de cuentas en vía de la radicalización”. Nos quedará

siempre la duda de qué tan definitivas fueron realmente para su

expulsión del PC las diferencias políticas iniciales. Quizá, como

afirma su alumno Philip Stain, sólo estuvo fuera de sus filas por

un breve tiempo y más bien el propio PCM pretendió que siguiera

expurgado para proteger al pintor de las represalias del gobierno

mexicano, y sobre todo para encubrir la intensa labor subversiva

que desempeñó en el extranjero, ya sin estar abiertamente ligado

a las filas del partido y protegido por la inmunidad derivada de

su estatus de artista y representante del renacimiento mexicano.

A pesar de que la policía tenía a Siqueiros en la mira y de

que estaba ya fuera del PCM, participó en el agitado desfile del

primero de mayo, que terminó con la llegada de la policía y la

detención del artista junto con once compañeros más. El 24 de

junio, el juez de Distrito lo declaró culpable de los delitos de

incitación a la rebelión, sedición, motín e injurias al señor

presidente de la República.

Durante cinco meses, hasta el 6 de noviembre de 1930,

Siqueiros purgó sus culpas en la prisión de Lecumberri.134 Pagó

una fianza de 3 000 pesos y lo confinaron a vivir en la ciudad de

Taxco, en donde estuvo bajo libertad condicional y de donde pudo

salir únicamente con permiso del presidente municipal y del

Page 99: Dos Miradas Un Objeto

99

comandante militar distrital.

Siqueiros en Taxco: primera estación

La salida forzada de Siqueiros a Taxco preludió su próximo primer

exilio, no sólo por ver coartada desde ese momento su libertad,

sino porque los conocimientos y las relaciones que adquirió

entonces fueron definitivos para su estancia en el extranjero.

Esa ciudad era entonces un lugar de visita obligado para la

pléyade de artistas e intelectuales extranjeros que visitaban

México. Ahí conoció al arquitecto y diseñador William Spratling,

quien era uno de los puentes más importantes entre la

intelectualidad mexicana y la elite cultural y política

estadounidense; tuvo lugar también el encuentro con el cineasta

ruso Sergei Eisenstein, el cual dejó una huella imborrable en la

carrera artística y política de David Alfaro (figura 13).

Para el pintor, ese contacto fue un parteaguas pues le

permitió concebir y realizar como una sola la labor artístico-

política a partir de una serie de lineamientos fundamentales

entre los que estuvieron: la percepción de la obra en tanto

herramienta dialéctico-subversiva, capaz de contribuir al triunfo

del proletariado y la certeza de la necesidad de la

experimentación artística a nivel de propuestas plásticas,

técnicas e instrumentales, incluidos los recursos

cinematográficos, para hacer arte revolucionario.135 A lo largo de

su exilio su obra y sus disquisiciones teóricas se encaminaron a

alcanzar esa meta.

En Taxco, mientras las actividades políticas de Siqueiros

fueron mínimas, regresó de lleno a la pintura. El 25 de enero de

1932 inauguró su primera exposición individual en el Casino

Español de la ciudad de México, misma que hizo en la

Page 100: Dos Miradas Un Objeto

100

Penitenciaría en 1930.

Incluyó también los cuadros que pintó en Taxco, en la

clausura de la exposición, Siqueiros dio una conferencia a partir

de sus nuevos postulados artísticos en su rango de acción

internacional y su conformación transcultural. Con una clara

influencia de Eisenstein clamó por la producción de una forma de

arte en consonancia con la naturaleza social y científica de la

época moderna y al servicio de la lucha proletaria del mundo.136

Estos postulados permanecieron desde entonces en la esencia del

discurso y la labor político-cultural del pintor.137 Para regresar

a la militancia política, Siqueiros violaba su arraigo judicial

cada vez que acudía a la ciudad de México con el pretexto de la

exposición. En vano, intentó organizar la Liga Internacional

Proletaria (LIP): un grupo de acción artístico-política que

antecediera a los bloques que fundó más tarde en el exilio con el

mismo propósito. Aunque supuestamente ya estaba fuera del PCM, el

CC le encargó dirigir la formación de esta agrupación y de su

órgano informativo Llamada. Asimismo, le encomendaron

reconstituir la Liga Antiimperialista.138 Sin embargo, a

consecuencia de sus desacatos el mismo gobierno le dio la orden

de dejar el país o volver a la reclusión.139 El pintor finalmente

se exilió en la ciudad de Los Ángeles, California, de mayo a

noviembre de 1932 para viajar luego a Uruguay y Argentina.

Siqueiros en Los Ángeles: segunda estación

Parecería que en distintos momentos los gobiernos de Pascual

Ortiz Rubio y Manuel Ávila Camacho encontraron en los exilios de

Siqueiros una respuesta salomónica para, sin encarcelarlo,

detener las acciones políticas subversivas del pintor en México,

y evitar el deterioro de la imagen que los propios gobiernos

Page 101: Dos Miradas Un Objeto

101

revolucionarios habían construido de sí mismos como benefactores

de la educación, la cultura y como patrones del arte público,

político y socialmente comprometido.

Ademas de las peculiaridades del caso, David Alfaro, como

muchos otros artistas mexicanos, se vio forzado a dejar el país a

raíz de la crisis económica y la represión política que reinaban

en México ya para finales del callismo y a lo largo del Maximato.

Ambas circunstancias afectaron de manera directa a los

académicos, a los intelectuales y a los artistas porque el

déficit presupuestal llevó al recorte en educación, arte y

cultura. Al ser el gobierno el principal empleador de este

crítico sector, rescindió los contratos de un número importante

de sus miembros, a la vez que colaboró en la promoción de su

actividad cultural en el extranjero.

Más allá de la innegable calidad que alcanzó a tener

entonces el arte mexicano, su impacto internacional se debió a

distintos factores. Uno de éstos fue la promoción que los propios

artistas e intelectuales estadounidenses le dieron en su país al

llamado renacimiento artístico mexicano. Esta importante labor de

difusión preparó el camino para que a partir de 1928, con el

apoyo del embajador de los Estados Unidos en México, Dwight

Morrow, el sustento de los inversionistas estadounidenses con

intereses económicos en nuestro país y el beneplácito de las

autoridades mexicanas, el arte y los artistas mexicanos llegaran

a ocupar un lugar central en la alta cultura estadounidense del

momento. Esto sucedió a pesar de la crisis económica del 29 y

hasta que ésta se los permitió. Dicho proyecto, con todo y sus

abiertos fines mediatizadores, ayudó a que los pintores mexicanos

dejaran una importante obra artística principalmente en Estados

Unidos.

Page 102: Dos Miradas Un Objeto

102

En gran medida, Siqueiros se sirvió del programa de

diplomacia cultural diseñado por el embajador Morrow, gracias a

que contó en Los Ángeles —y en el extranjero en general— con toda

una red de relaciones con militantes o simpatizantes del PCI.

Este mismo hecho permitió que el Coronelazo no sólo no

interrumpiera su labor de subversión artística y política sino

que, para llevarla a la práctica, usara el espacio que le abrió

en Estados Unidos el programa mencionado.

La labor artística de los muralistas, como la de los otros

miembros de la elite mexicana, tuvo un carácter transcultural

dado que su bagaje artístico y su cultura netamente moderna les

permitió ocuparse de asuntos de interés común para el público

cultivado y tratarlos con un lenguaje formal e iconográfico de

actualidad. Sus propuestas ético-estéticas tuvieron tal vigencia

en el nuevo contexto internacional (particularmente en el

estadounidense) que lograron que su obra trascendiera el ámbito

particular del renacimiento artístico mexicano.140

En el caso de Siqueiros, el carácter transcultural e

internacional de su actividad artístico-política se potenció

debido a sus ligas con el PC y a la audacia y actualidad de sus

experimentos plásticos. A lo largo de su exilio, el pintor cubrió

un amplio espectro de acciones dentro del campo del arte que

incluyeron la exhibición de su obra, la enseñanza artística, la

producción mural y la conformación de bloques de pintores.

Durante su destierro, tanto en los Estados Unidos como en

Sudamérica, el pintor se dio a la tarea de fundar bloques de

artistas. Inició esta actividad en México con la fallida creación

de la LIP, siguió en Los Ángeles con el Bloc of Mural Painters,

luego en Montevideo con el Sindicato de Pintores y en Buenos

Aires con el Equipo Polígrafo. Más tarde, en Nueva York, en 1934,

Page 103: Dos Miradas Un Objeto

103

sembró las semillas del Taller de Arte Siqueiros; en 1936 creó el

Experimental Workshop, y en 1939 y 1944 fundó el Centro de Artes

Realistas. Estas acciones parecen ser la respuesta al acuerdo del

VI Congreso del Comintern de conformar células de activistas

dadas a la tarea de “atacar al imperialismo expansionista y la

burguesía, sustento del capitalismo”. La formación de bloques de

pintores muralistas fue la herramienta para fundar núcleos de

activismo comunista entre los pintores. Como el propio Siqueiros

escribió:141 “se trataba de entrenar a nivel ideológico y

artístico a futuros faccionarios del PCI, cuya labor de grupo

debía consistir en realizar una militancia activa física e

ideológica en las organizaciones del combate del proletariado”.142

Para esta labor, además, contó con los espacios que el

propio partido le abrió a nivel internacional. Por ello en Los

Ángeles, el John Reed Club de Hollywood, que era filial de la

Asociación Internacional de Artistas y Escritores

Revolucionarios, fue su centro de acción. Siqueiros instaló ahí

un taller-escuela e impartió, entre otras, la sonada conferencia

en favor de una pintura efectiva para la liberación de las masas

proletarias: “Los vehículos de la pintura dialéctica

subversiva”.143

Durante y después de su destierro, Siqueiros abanderó dos

principios artísticos aprendidos de Eisenstein: el primero

sostenía que sólo aquella obra que era revolucionaria en sus

contenidos, sus técnicas, sus materiales y sus propuestas

plásticas, tenía el poder para subvertir el orden establecido y

conducir hacia el triunfo del proletariado en un régimen

comunista. El segundo se fundaba en la idea de que la relación de

la labor artística y la política debía ser indisoluble; esto

mediante la creación de un arte dialéctico-subversivo de

Page 104: Dos Miradas Un Objeto

104

actualidad. Tanto en Montevideo como en Buenos Aires regresó a

este tema matizándolo según las condiciones artísticas y

políticas de cada país. La capacidad de Siqueiros para conjugar

ambas actividades fue ejemplar para los artistas y los

intelectuales pertenecientes al partido, entre quienes era una

preocupación común, y una meta pocas veces lograda, conjugar el

mundo de la política y la acción social con el de la expresión

artística. Siqueiros impartió en Los Ángeles un curso de pintura

mural en The Chouinard School of Arts a mediados del mes de

junio. Además de estudiantes, había pintores, escultores,

arquitectos y fotógrafos. Este centro de enseñanza contrató a

David Alfaro para enseñar la técnica del fresco, pues se

pretendía generar en California un renacimiento artístico como el

mexicano, pero derivado de la creación de un nuevo tipo de

pintura adecuado a los espacios urbanos y arquitectónicos

modernos. 144

La imposibilidad de utilizar la técnica del fresco sobre

los edificios actuales hechos con hormigón armado, motivó a

Siqueiros a experimentar con nuevos materiales y herramientas de

trabajo que empleó como parte del curso durante la ejecución de

un mural dentro de la misma escuela. La dirección de la escuela

les asignó con ese fin la fachada de un patio exterior que daba

parcialmente a la calle. El muro de 69 m2 estaba interrumpido por

unas ventanas, una puerta y una cornisa que David Alfaro integró

con ingenio a la composición. Colocó en esos espacios a un grupo

de trabajadores de la construcción, que incluía albañiles,

pintores o arquitectos, ya que consideraba al artista como un

trabajador más. Desde una cornisa situada en un segundo piso,

este corro escuchaba el discurso de un obrero que, a la usanza de

los wobblie en California, llevaba una camisa roja y desde una

Page 105: Dos Miradas Un Objeto

105

caja de madera peroraba frente a su público, compuesto aquí por

una mujer blanca y un obrero negro, quienes llevaban cada uno a

un niño en los brazos. La obra se tituló Un mitin obrero (figura

14) y el pintor pretendió con ella denunciar al racismo como uno

de los problemas sociales sustantivos de los Estados Unidos.

Completó el mural en dos semanas no sólo porque sus alumnos

colaboraron con él sino gracias a la novedad de los métodos de

trabajo. En vez de dibujos preliminares utilizó una serie de

fotografías de mítines obreros tomadas por sus estudiantes en las

calles. Se valió de plantillas de metal y proyectores de imágenes

para plasmar las figuras en los muros, y empleó una mezcla

especial para poder pintar sobre el concreto. Dado que esta

fórmula no resultó efectiva, el mural se borró al poco tiempo.145

Esta deficiencia técnica se usó como pretexto para alimentar la

mitología siqueiriana, e indirectamente denunciar el clima

represivo. De esta manera, la desaparición del mural se atribuyó

a la idea de que la policía lo había mandado borrar.

Siqueiros hizo el siguiente mural angelino para el Plaza

Art Center en Olvera Street (figura 15), en el barrio Sonora.

Aunque a esta calle los comerciantes la habían dotado de un tono

típico para atraer a los turistas y los visitantes, era ahí

precisamente donde como reacción al racismo habitaban de manera

casi insular los trabajadores mexicanos, quienes además estaban

políticamente mal organizados.146 Esta serie de factores los hacía

presa fácil de las redadas: el año anterior del arribo del pintor

la policía sitió el parque en que se reunían los migrantes de

México, llevándose a todos los que ahí se encontraban sin darles

la oportunidad de avisar a sus casas, o de recoger los documentos

migratorios a quienes no los traían consigo.147 Este suceso,

sumado a los muchos otros que se fueron acumulando desde el año

Page 106: Dos Miradas Un Objeto

106

27 en que dio inicio la persecución de mexicanos, hacía que la

comunidad fuera especialmente sensible a las críticas a la

explotación latinoamericana por parte de los Estados Unidos. Por

ello, Siqueiros tomó como pretexto la solicitud del dueño del

Plaza Art Center de que pintara a la América tropical, para

denunciar la dramática situación en que se encontraban sus

paisanos (figura 16). En vez de la selva exuberante poblada de

plantas, animales y personajes exóticos que esperaba ver su

patrocinador, hizo una representación simbólica del imperialismo

estadounidense y sus consecuencias devastadoras en Latinoamérica,

de tal manera que, como lo marcaba el partido, el problema de las

deportaciones quedó englobado dentro del fenómeno general del

imperialismo. La abundante vegetación del trópico latinoamericano

sirvió de fondo para representar, adosado a un templo

prehispánico en ruinas, un indígena semidesnudo, atado a una

doble cruz en cuya punta se posa una amenazante águila imperial,

a la que a la vez acechan, sigilosos, dos guerrilleros armados.

En esta crucifixión, los deudos, en vez de llorar a su

difunto, se aprestan a vengar a su compañero de causa. Una vez

más, éste fue otro momento de la militancia comunista entregada a

encauzar la lucha de clase contra clase y agredir de frente a los

regímenes capitalistas opresores. Las ruinas prehispánicas

enclavadas en la selva, que enmarcaban la escena, permitieron

indicar que se trataba de un problema ancestral que atañía a

Latinoamérica entera, y cuyo origen común era el imperialismo en

el continente desde la conquista, ya fuera ésta ejercida por

Europa o, como sucedía entonces, por los Estados Unidos. Para la

elaboración de esta obra, Siqueiros trabajó con el primer bloque

de artistas muralistas que logró organizar, y varios de sus

integrantes pertenecían al John Reed Club. Le dieron una pared

Page 107: Dos Miradas Un Objeto

107

exterior de 5.18 x 12.9 m, visible desde tres calles distintas.

Él aprovechó la extensión del muro y su visibilidad para diseñar

una estructura compositiva capaz de ser contemplada por un

observador en movimiento que a la vez recorre un espacio

arquitectónico y pictórico. Aplicó para ello una variedad de

conceptos cinemáticos manejados por Eisenstein, tales como camera

eye, montage y moving perspective.148

Se valió además de una serie de recursos visuales

característicos del Barroco149 y empleó de nuevo para su ejecución

diapositivas y una plantilla metálica; experimentó con nuevos

materiales al exterior como la laca automotiva que lo obligó a

usar la pistola eléctrica además del pincel. Juntas, la propuesta

plástico espacial y las técnicas y herramientas de trabajo fueron

el punto de partida de toda una novedosa propuesta artística

revolucionaria, conducida a generar un nuevo tipo de muralismo

cinético. El pintor mexicano compartía con los miembros del John

Reed Club el interés por hacer arte público para el pueblo, y la

pauta o modelo a seguir derivaba del Prolecult impulsado entonces

en la URSS, y al que también Siqueiros se acogía en asuntos como

el uso de material fotográfico de carácter documental como

sustento de una obra realista con fines propagandísticos150

(figura 17).

Siqueiros pintó su último mural californiano en

colaboración con Luis Arenal, Rubén Kadish y Fletcher Martin en

la casa del director de cine Dudley Murphy, quien era amigo de

Eisenstein. Tituló la obra Retrato del México actual, y en ella

hizo una fuerte crítica a Plutarco Elías Calles y el Maximato:

símbolo “del México sometido al imperialismo”. No fue la única

obra en la que los muralistas criticaron al jefe máximo pero sí

una de las más virulentas. Es importante recalcar que además del

Page 108: Dos Miradas Un Objeto

108

desempleo y la censura que Plutarco Elías Calles ocasionó a los

artistas, Siqueiros, en lo particular entró a la clandestinidad

del PCM por culpa de éste. El pintor permaneció por breve tiempo

más en Los Ángeles, aun cuando su visa ya se había vencido. Es

muy posible que las autoridades de migración finalmente le

revocaran el permiso de permanencia no tanto por su actuación

política en México, como se asentó en acta, sino por la propia

labor de subversión que estaba realizando en Los Ángeles, de

donde salió el 16 de noviembre de 1932. A principios de

diciembre, junto con Blanca Luz y el hijo de ésta, Siqueiros se

embarcó en el carguero holandés Río Nilo rumbo a Uruguay para

llegar luego a Argentina.

Uruguay: segunda estación

El pintor arribó a Uruguay la primera semana de febrero de 1933.

El clima político rioplatense estaba especialmente tenso dada la

represión política que trajo consigo la reciente imposición de

regímenes dictatoriales sobre los pueblos argentino y uruguayo.

En 1930 había llegado al poder de Argentina el general José Félix

Uriburu. En el caso de Uruguay, a sólo unos días de la llegada de

Siqueiros, fue reposicionado en el poder Gabriel Terra, después

de un autogolpe de Estado encabezado por el gobierno. La

inestabilidad política y el proceso autodefinitorio al que se

vieron forzados los artistas y los intelectuales deben haberle

dado relevancia a la labor partidista de Siqueiros que

propositivamente trabajó en ambos campos: el del arte y el de la

acción política directa. Al llegar a Montevideo, Siqueiros se

puso en contacto con los dirigentes del partido comunista local

para darles a conocer las líneas de acción que pretendía seguir

en favor de la causa.151 Además de participar en mítines,

Page 109: Dos Miradas Un Objeto

109

manifestaciones y revueltas encabezadas por comunistas proponía

dedicarse a:

la impartición de conferencias y la publicación de textos

destinados a captar a los intelectuales para la ideología del

partido mediante la divulgación de la línea política estética que

éste sostiene sobre el particular […], a la creación de nuevos

vehículos de producción plástica revolucionaria monumental,

multiejemplar y subversiva y a la formación de bloques de

pintores, con la activa participación de militantes del partido

[…] bajo la dirección del partido por intermediación de su

facción y para utilidad del partido.152

En un ciclo de charlas en la Universidad de Montevideo,

Siqueiros completó su visión y diagnóstico del arte actual y del

futuro. Presentó, como una salida viable hacia el arte

socialmente comprometido, los resultados de su experiencia en Los

Ángeles.153 Esta serie de exposiciones alrededor de la función

social del arte y el artista en el mundo actual —referidas a la

propia experiencia del pintor— tuvo gran acogida, permitiéndole

finalmente fundar a mediados de mayo de 1933 la Confederación de

Trabajadores Intelectuales del Uruguay (CTIU). Esta organización

era parte de diversas agrupaciones de artistas e intelectuales

entre las que estaba la Unión de Plásticos.154

La CTIU funcionó entre 1933 y 1936. De ésta se derivó más

tarde la Agrupación de Intelectuales, Artistas, Periodistas y

Escritores correspondientes a los frentes internacionales en

contra de la guerra y el nazi-fascismo promovidos a nivel mundial

por la IC. El paso de Siqueiros por Uruguay contribuyó a

fortalecer el figurativismo a nivel pictórico con temas sociales,

tendencia que se desarrolló en ese país entre 1930 y 1950. Sin

embargo, el gobierno uruguayo, como era de suponerse, nunca vio

Page 110: Dos Miradas Un Objeto

110

en el muralismo una herramienta eficiente de propaganda política

ni se interesó en su subsidio.

Siqueiros en Argentina: tercera estación

El 25 de mayo de 1933 Siqueiros llegó a Buenos Aires invitado por

la Sociedad de Amigos del Arte, en donde además de exhibir su

obra presentó tres conferencias sobre la función social del arte,

la relación entre el arte y la sociedad, y los modelos de

producción y el mercado del arte. Inmediatamente después de su

llegada prosiguió con la misión de fundar bloques de artistas

revolucionarios. El 30 de mayo creó el Sindicato de Pintores, y

unos días después, el 2 de junio, publicó “Un llamamiento a los

plásticos argentinos” en el periódico Crítica de Buenos Aires.

David Alfaro perseguía la idea de crear en este país, en Uruguay

y en el resto de América del Sur las bases de un movimiento de

plástica mural al descubierto que fuera multiejemplar para las

grandes masas proletarias. El 23 de junio de 1933, la federación

universitaria de la Universidad Litoral en la provincia de Santa

Fe invitó a Siqueiros a disertar sobre las perspectivas estéticas

y sociales de la revolución plástica. Las pláticas que dio en

Argentina tuvieron como origen en común los principios ya

expuestos en la disquisición sobre “Los vehículos de la pintura

dialéctica subversiva” que presentó el artista en el John Reed

Club. Con variantes derivadas de las experiencias ético-estéticas

acumuladas a lo largo de la travesía sudamericana, y el público

al que iba dirigido, en general abordó los mismos temas, pero su

tono fue cada vez más belicoso. A raíz de su estancia en la

ciudad de Rosario, el pintor Antonio Berni creó la Mutualidad de

Artistas y Estudiantes Plásticos, y en un comunicado del 23 de

junio el Partido Socialista y su Federación Provincial apoyaron

Page 111: Dos Miradas Un Objeto

111

esta acción. El 10 de julio el pintor inició un mural para la

Quinta “Las Grandes” en Don Torcuato, propiedad de Natalio

Botana, quien era un connotado magnate quien era propietario del

periódico Crítica.155

La obra se denominó Ejercicio plástico y estaba destinada a

decorar la cava, que era una galería interior de techo cilíndrico

cortado horizontalmente por la mitad. Los pintores Antonio Berni,

Lino Eneas Spilembergo y Enrique Lazo fueron los colaboradores de

Siqueiros, y con ellos integró el equipo poligráfico. En

Ejercicio plástico (figura 18) David Alfaro tuvo la oportunidad

de poner en práctica muchas de sus propuestas experimentales

derivadas de la idea de hacer muralismo cinético, mismo que

concibió a raíz de su contacto con Eisenstein y comenzó a

experimentar con el mural América tropical. La pintura fue

concebida como un complemento orgánico del espacio arquitectónico

pensado en función de un espectador en movimiento envuelto por

este mismo espacio, y no en una figura estática añadida al muro.

Con esta propuesta, Siqueiros se adelantó al cinetismo pictórico

de la segunda mitad del siglo XX. El personaje central del mural

es una mujer desnuda hincada, que según el muralista simbolizaba

la víctima proletaria. Sin embargo, esta atribución parecería ser

una innecesaria justificación a la aparente contradicción entre

los principios ético-estéticos defendidos con ardor por

Siqueiros, y la muy válida oportunidad de realizar una obra

esencialmente pictórica y experimental, cargada de erotismo,

aunque fuera para el gozo del selecto grupo que tenía acceso a la

cava del magnate argentino.156

Al concluir el mural Ejercicio plástico, Siqueiros sufrió

dos cambios importantes en su estancia rioplatense: rompió

definitivamente con Blanca Luz y entró de lleno a la

Page 112: Dos Miradas Un Objeto

112

clandestinidad política.157 Con la finalidad de poner el arte al

servicio de la subversión inventó una serie de sistemas para que

la propaganda no se deslavara con la lluvia: propuso trabajar en

pareja y hacer uso de esténciles o moldes entresacados en

hojalata, usar aerógrafos o bombas de flit, y pinturas con base

en silicato indisoluble; y para los postes de hierro, se valió de

colores fabricados con nitrocelulosa. Los principios y los

métodos sugeridos fueron el punto de arranque de la Mutualidad de

Artistas y Estudiantes Plásticos.158 No en balde, en diciembre de

1933 expulsaron a Siqueiros de Argentina.159 De ahí se embarcó a

Nueva York, a donde llegó en febrero de 1934 y permaneció hasta

el mes de mayo. En ese lapso expuso en los estudios Delphic y

continuó también con la labor de fundar bloques de artistas

creando el Taller Experimental Siqueiros.160

El 19 de junio regresó a México. Reanudó su intensa labor

política en las filas del PCM y participó en la creación de la

Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), órgano de

carácter internacional instaurado por iniciativa de la IC con la

finalidad de luchar en contra del nazismo.

En enero de 1936, David Alfaro regresó a Nueva York para

asistir al congreso American Artist como parte de la delegación

mexicana de representantes de los frentes antifascistas. Fue

Clemente Orozco quien leyó la ponencia que preparó el grupo. En

ésta se hacía una severa autocrítica a su labor como muralistas

en México. El documento desconcertó sobre todo a los

estadounidenses, quienes precisamente entonces declararon al

muralismo mexicano como la manifestación más representativa del

arte público en el siglo XX y afirmaron que se habían inspirado

en este movimiento para la creación del WPA, es decir, su propio

programa de arte público subsidiado por el Estado.161

Page 113: Dos Miradas Un Objeto

113

Concluido el congreso, junto con Arenal, Pujol y Berdecio,

Siqueiros decidió abrir un estudio en Nueva York para hacer arte

experimental. Se inscribieron aproximadamente quince pintores,

entre los que figuraba Jackson Pollock: padre del expresionismo

abstracto, y uno de los pintores estadounidenses más notables del

siglo XX.

Varias de las novedades plásticas nacidas entonces fueron

fundamentales para este movimiento, considerado en Estados Unidos

a partir de 1950 el más representativo de su cultura (figura 19).

Por otro lado, el taller apoyó directamente al CPUSA con material

propagandístico que iba desde los carteles monumentales, la

promoción de las candidaturas de la presidencia y la

vicepresidencia del propio partido, hasta los carros alegóricos,

como el que desfiló el 1o. de mayo con una escultura móvil

policromada con forma de hoz y martillo que derribaba Wall

Street.

Siqueiros dejó Nueva York intempestivamente a finales de

1936 para irse a la Guerra Civil en España. Aparentemente la

presencia del pintor en las trincheras republicanas era entonces

más importante para la IC. Así que, al poco tiempo de su llegada

a España, en enero de 1937, David Alfaro se integró al Quinto

Regimiento. A mediados de 1939 se vio forzado a dejar ese país

dado el avance de las fuerzas franquistas. Ya en tierras

mexicanas, Siqueiros retomó sus actividades artístico- políticas.

Cuando estaba por concluir el mural Retrato de la burguesía para

el Sindicato de Electricistas, encabezó el primer atentado que se

realizó en México en contra de León Trotsky. Este mural es una de

sus mejores obras, ya que en él logró crear una visión dantesca

de la caída de Occidente en manos de nazi-fascismo (figura 20).

Siqueiros fue aprehendido por su participación en el atentado el

Page 114: Dos Miradas Un Objeto

114

4 de octubre de 1940.162 En abril de 1941, un día antes de que se

ejecutara la sentencia, el presidente Manuel Ávila Camacho lo

dejó en libertad a cambio del exilio. De esta manera, al igual

que sus antecesores, privilegió su condición de artista sobre la

de activista político. El poeta Pablo Neruda, que en ese momento

era el cónsul de Chile en México, así como un connotado

comunista, consiguió que lo asilaran en Chile. El gobierno de ese

país condicionó la estancia del pintor a que estuviera confinado

en la ciudad de Chillán. Por su parte, la embajada mexicana lo

comisionó para pintar un mural en la biblioteca de la Escuela

Primaria México, cuyo edificio había donado nuestro país a raíz

de los sismos que devastaron ese poblado. La obra se titula

Muerte al invasor.

Después de permanecer cuatro años en el exilio y dedicado

exclusivamente a la actividad artística, Siqueiros pudo volver a

México en noviembre de 1943 con la ayuda de Vicente Lombardo

Toledano, quien abogó por él ante el presidente Manuel Ávila

Camacho. En el saldo final, el exilio le dejó a Siqueiros

experiencias políticas y artísticas que lo marcaron para siempre.

En Estados Unidos, el contacto con una cultura de masas

tecnológica, científica y altamente industrializada le permitió

imbuirse en el mundo del proletariado moderno y experimentar un

tipo de arte adecuado a esa realidad. Esta vivencia fue punto de

arranque para sus especulaciones teóricas en sus giros

estilísticos y temáticos, y en sus experimentos técnicos y

formales que desde esos momentos se tiñeron con la presencia de

la modernidad. También se enriqueció como pintor con sus

experiencias como muralista en Los Ángeles y en Argentina, las

cuales culminaron en la ciudad de México con su obra más

importante: el mural para el Sindicato de Electricistas.

Page 115: Dos Miradas Un Objeto

115

Tuvo también una gran importancia la involución de

Siqueiros en un nuevo tipo de militancia artístico-política

dirigida a ganar adeptos al comunismo entre las filas de los

artistas y los intelectuales, proveyéndolos de principios

doctrinarios básicos y un plan de acción al servicio de ese

ideario. David Alfaro continuó con esa labor hasta el final de

sus días, dejando a través de ella una influencia fundamental en

sus seguidores. La relación del pintor con la IC acentuó aún más

el carácter transcultural e internacional que caracterizó el

quehacer artístico de los principales participantes del

renacimiento artístico mexicano.

Ni las propuestas ético-estéticas ni los móviles políticos

que entonces animaban a Siqueiros respondieron o reflejaron la

faceta nacionalista del renacimiento artístico mexicano con la

que se le asoció. Si bien el pintor conservó de ese movimiento

las ligas con el arte moderno de carácter público didáctico y

propagandístico, como ya vimos, él mismo presentó sus propias

propuestas ético-estéticas ligadas a su militancia en la IC y

fruto de su inventiva y audacia artística. Esta postura tuvo

también un trasfondo internacionalista que estaba lejos de

exaltar los valores o estructuras político-sociales nacionales, y

que más bien buscó suplantarlas por un régimen comunista que a

nivel estructural e ideológico era extraterritorial.

Podemos concluir que, a lo largo de los años que permaneció

en el exilio, David Alfaro Siqueiros se dedicó a ganar adeptos a

la causa comunista en la comunidad artística del continente

americano, así como a apoyar y encauzar las actividades

artísticas y políticas de los mismos. Por consiguiente, su labor

tuvo un sentido partidista derivado de sus ligas con la IC, un

impacto internacional por su rango de acción y un carácter

Page 116: Dos Miradas Un Objeto

116

transcultural, dado que sus propuestas ético-estéticas rebasaron

los límites geográficos e ideológicos de los Estados nacionales.

Las características y el desarrollo de su labor como

militante y artista tuvieron su origen en México al hacer arte

público didáctico y propagandístico. Tomaron su fisonomía

definitiva al adoptar las consignas de la IC de hacer una labor

artística y política dentro de un marco dialéctico subversivo y

revolucionario en sus contenidos, sus técnicas y sus propuestas

plásticas, y dirigido a llevar al poder al proletariado

internacional.

El ininterrumpido esfuerzo de Siqueiros por aplicar tales

metas en los países que recorrió le otorgó un toque distintivo a

su obra artística y a su labor política, y provocó que los

gobiernos de las naciones en que subvirtió el orden le cerraran

sus fronteras y que las autoridades mexicanas se vieran en la

necesidad de encarcelarlo en varias ocasiones. Éstos fueron los

motivos por los que terminó esa fructífera y agitada etapa de su

vida del pintor encaminada a fundar a nivel internacional bloques

de artistas revolucionarios cuyos principios ético estéticos en

común respondían a la convicción de contribuir a la toma del

poder del proletariado del mundo.

Cabe preguntarse si en la lógica macartista que ya para

entonces regía al mundo Sequeiros como elemento activo y

funcional de la IC cambiando la política estatal, debió ya estar

en la cárcel y no en el exilio.

Page 117: Dos Miradas Un Objeto

117

FUENTES

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Page 118: Dos Miradas Un Objeto

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Page 119: Dos Miradas Un Objeto

119

Capitulo 5

Un muro entre dos imperios: los frescos de Diego Rivera en el

Palacio de Cortés

En este apartado analizaremos la presencia del Anti hispanismo y

el panamericanismo en los discursos históricos, ligado a las

políticas de la memoria, fenómeno típico de las republicas del

continente americano y su independencia del imperio español a

principios del S XIX. Nos referiremos al caso del muralismo

mexicano ya que se trata de una de las manifestaciones de arte

público más notable del siglo XX paradigmáticas del ejercicio del

poder simbólico mediante la imagen y con la consecuente invención

de imaginarios.

El muralismo mexicano tuvo sus mejores momentos entre 1921

y 1940 y desde sus inicios se le asoció a la lucha armada de 1910

en México. La tríada revolución social-reconstrucción política

renacimiento artístico se gestó a la par del muralismo y derivó

de la esencia misma de este movimiento cuya vocación inicial e

ininterrumpida se desprende de su carácter de arte público,

didáctico y propagandístico, ocupado de asuntos de interés común

en el orden histórico, social y hasta filosófico. La rama de la

pintura mural era parte del programa educativo y cultural estatal

manteniendo por ello una relación estrecha, aunque no

incondicional, con los gobiernos en turno. Dentro de la amplia y

diversa producción mural posrevolucionaria, el caso del pintor

Diego Rivera es paradigmático de este entrecruce entre los campos

de poder por la cercanía de Rivera con las esferas oficiales y el

impacto artístico, político y cultural nacional e internacional

de su pintura. A la vez, la obra del muralista fue motivo de

admiración artística, fue tema de la historia reciente sobre

Page 120: Dos Miradas Un Objeto

120

México y en ocasiones llegó a ser también asunto de conflictos

diplomáticos.

De la variada y controvertida obra mural de Diego Rivera,

el caso de los frescos en el Palacio de Cortés titulados La

historia de Cuernavaca y Morelos desde la Conquista española de

1521 hasta la revuelta agraria capitaneada por Zapata en 1911,

ejemplifican el ir y venir de una obra de arte, de una sede

diplomática a la otra y de los muros a las páginas de un libro.

El mural se hizo precisamente en el edificio del siglo XVI que

fuera la mansión de verano de Hernán Cortés. Por su carácter de

arte público se prestó a que el patrocinio, además de oficial,

fuera extranjero, caso concreto del entonces embajador de Estados

Unidos en México, D.W. Morrow, quien en 1930 donó la obra al

pueblo de Morelos. El tono hipercrítico de la interpretación de

esa etapa de la historia nacional la liga a nivel discursivo a la

refuncionalización de la Leyenda Negra y su satanización del

imperio español, tanto por parte de la historia oficial

posrevolucionaria como del panamericanismo difundido desde los

Estados Unidos. De la misma manera, recrea un pasaje típico de la

memoria histórica colectiva local que la Revolución

refuncionalizó al crear la imagen anti hacendado y antiespañol

que se utilizó en Morelos entre 1850 y 1877, y más tarde, en el

ocaso del Porfiriato y durante la Revolución, el maderismo local

y el zapatismo la manejaron tanto en las caricaturas en los

corridos populares y en la prensa periódica como en los discursos

políticos. A finales de la década de los años veinte, esta imagen

fue adoptada por la historia oficial posrevolucionaria. El mural

provocó también que el gobierno y la colonia españoles en México,

debido a la supuesta carga hispanófoba de la obra, presentaran

airadas demandas tanto al diplomático estadounidense como a las

Page 121: Dos Miradas Un Objeto

121

autoridades mexicanas.

En este estudio sobre imaginarios y políticas de la memoria

me ocuparé precisamente de los murales del Palacio de Cortés como

discurso político visual, paradigmático del nacionalismo oficial

posrevolucionario cuya vocación populista equiparó al pueblo

oprimido con la población indígena, a la auténtica mexicanidad

con su cultura ancestral y a todos ellos con el ser nacional.

Mostraré la manera en que la refuncionalización de la Leyenda

Negra da pie a la narración de la historia de México en términos

de lucha de clase y de la relación entre colonizado y colonizador

en el camino hacia la liberación popular y rescate de los

orígenes patrios. También daré cuenta de la forma en la que en el

mural se mezclan la memoria histórica local con la visión

histórica oficial posrevolucionaria que Rivera ilustraba entonces

en el Palacio Nacional de la Ciudad de México, como parte del

proceso que llevaría a convertir a Zapata y a la lucha campesina

en el Estado de Morelos en el símbolo de los problemas, de los

combates y de las conquistas del agrarismo nacional163. Al mismo

tiempo daré a conocer el significado de la refuncionalización de

la Leyenda Negra precisamente en un mural patrocinado por el

embajador estadounidense en México, considerando que dentro del

discurso panamericanista el nuevo imperio estadounidense exaltó

los valores éticos y económicos propios del puritanismo y la

modernidad racionalista, cientificista, técnica, liberal,

progresista, a partir de la comparación denigrante con el antiguo

mundo imperial español tachado de tradicionalista, absolutista,

católico y enemigo de la modernidad.164 Recordemos que la Leyenda

Negra en tanto discurso historiográfico se construyó en la Europa

de los siglos XVI y XVII como arma de propaganda contra la

hegemonía española en las guerras coloniales religiosas y

Page 122: Dos Miradas Un Objeto

122

marítimas de esos cuatro siglos. Se incrementó su fuerza en

Estados Unidos como consecuencia de las disputas de ese país con

España en 1790 y culmina con la guerra hispano estadounidense de

1898

Por último, me ocuparé del impacto del mural y su visión de

la historia novohispana en el plano internacional, por parte del

gobierno de España y con la correspondiente reacción oficial

mexicana, y el uso que se hizo de la obra para ilustrar uno de

los numerosos libros escritos en inglés y difundido en el

extranjero sobre el México posrevolucionario, el cual se remonta

hasta las épocas de la conquista y de la colonia para explicar

los problemas del país que finalmente llevaron a la lucha armada

de 1910.

Dentro del amplio corpus bibliográfico de origen

extranjero ocupado en explicar los orígenes y motivos histórico

sociales de la Revolución Mexicana, analizo el libro Portrait of

México por ser paradigmático de varios de los rasgos que

conforman este fenómeno transcultural, con resonancia

internacional a nivel diplomático y editorial. Lo escribieron

conjuntamente el escritor estadounidense Bertram Wolfe y el

pintor mexicano Diego Rivera; al primero se debe el texto y al

segundo las ilustraciones tomadas en gran parte de su obra mural.

Desde el punto de vista léxico visual, el libro presenta una

visión general de la situación social y cultural de México hasta

fines del Maximato (1934), época en la que apareció la primera

edición de Portrait of México en la ciudad de Nueva York; sin

embargo, se remonta para su análisis a la época de la Conquista

española para explicar los males endógenos a la nación.

Así, en este trabajo me enfocaré en un conjunto de

Page 123: Dos Miradas Un Objeto

123

sucesos de carácter transcultural, nacional y local que se

conjugan en las circunstancias e impacto del mural y las fuentes

a las que recurre Rivera: elementos de las enseñanzas de

Bartolomé de las Casas, del discurso político del radicalismo

decimonónico, de la cultura campesina sureña y del

panamericanismo estadounidense, los cuales comparten el elemento

de la Leyenda Negra.

La Conquista de Cuernavaca en el Palacio de Cortés

Diego Rivera pintó sus murales en el antiguo Palacio de Cortés

entre 1930 y 1931 con el patrocinio del entonces embajador de los

EU. en México Dwight. W. Morrow (1927-1930), quien los donó al

pueblo de México como un gesto de amistad en el momento en que

por iniciativa del propio diplomático el gobierno estadounidense

pasaba de la tradicional política de agresión a la de la Buena

voluntad (figura 21). Con la donación del mural inició también

una serie de acciones para apoyar desde la diplomacia cultural

las negociaciones políticas y económicas entre los dos países.

Habían estado cerca de un nuevo enfrentamiento armado ante el

intento de México de aplicar los artículos 3, 133 y sobre todo 27

de la Constitución mexicana que tenían que ver con las

concesiones mineras y petroleras y la indemnización por bienes

expropiados y daños a propiedades extranjeras durante la guerra

civil, mismos que amenazaban directamente los intereses foráneos.

Hábilmente, Morrow suavizó con acciones culturales la

animadversión de los mexicanos a los resultados a favor de los EU

durante estas negociaciones, ya que entre otras cosas se pospuso

la aplicación de los artículos citados y se renegoció la deuda

exterior, que en el caso de la firma J. P. Morgan - de quien él

era socio - era la suma más cuantiosa.

Page 124: Dos Miradas Un Objeto

124

Que Morrow contratara a Diego Rivera para pintar los muros

en el palacio de Cortés fue también un golpe maestro porque

además de ser el pintor mexicano más prestigiado y el más cercano

al régimen callista, era un afamado comunista que precisamente

entonces el PC había expulsado de sus filas.

El arquitecto y diseñador estadounidense William Spratling

presentó a ambos personajes en 1929 y Morrow le pidió tratar un

asunto de interés para los morelenses recomendándole únicamente

que tuviera especial cuidado de no herir sensibilidades

políticas. Rivera decidió entonces representar La historia de

Cuernavaca y Morelos desde la Conquista española de 1521 hasta la

revuelta agraria capitaneada por Zapata en 1911. Antes de iniciar

la obra, Diego le envió a Morrow los estudios preliminares y

solicitaron a Genaro Estrada, Subsecretario de Relaciones

Exteriores, el permiso para pintar en un espacio público con

especial valor emblemático como el Palacio de Cortés:165 un

edificio del siglo XVl que perteneció al conquistador.

No fue casual que el pintor tratara un tema histórico, pues

precisamente entonces trabajaba en los murales titulados Historia

de México en el Palacio Nacional de el DF. Por lo tanto, inició

los frescos de Morelos justo cuando pintaba la sección

correspondiente a la Conquista en el muro central de Palacio

Nacional.

La visión riveriana de la historia con el eclecticismo

propio de su tiempo sumó elementos particulares derivados de su

formación inicial dentro de la historia patria, su credo marxista

del momento, la memoria histórica colectiva local e incluso las

circunstancias particulares de su contratación: el evolucionismo

histórico ilustrado con toques de materialismo dialéctico y la

visión liberal nacionalista decimonónica radical con un fuerte

Page 125: Dos Miradas Un Objeto

125

acento dado por la leyenda negra.

Como trataba de probar de manera contundente la tesis según

la cual el atraso del México actual derivaba del sistema imperial

de la España católica y oscurantista, y no de narrar con todos

sus matices un acontecimiento determinado Rivera eligió los

momentos, los personajes y la imaginería con la suficiente fuerza

simbólica para construir su discurso visual. Utilizó las fuentes

historiográficas, documentales, populares e iconográficas más

socorridas y familiares al espectador, privilegiando los

registros “por su mayor naturalismo” o por ser ya parte del

imaginario nacionalista.

El pintor usó para referirse a la conquista entre sus

fuentes históricas e iconográficas principales a Bernal Díaz del

Castillo y la Historia General de las Cosas de la Nueva España,

el Códice florentino de fray Bernardino de Sahagún, además del

Lienzo de Tlaxcala y el Códice Mendocino, todas ellas de la etapa

temprana de la Conquista.166 El tono crítico de su interpretación

del período novohispano derivó del liberalismo radical

decimonónico mexicano y de la visión hipercrítica de la

historiografía anglosajona de la conquista y la colonia española,

que a partir del siglo XIX se difunde en México con obras como la

de William H. Prescott Conquest of Mexico, (México 1844) ;

escritos que alimentaron el discurso indigenista hispanófobo no

sólo de los liberales decimonónicos radicales, sino de los

indigenistas posrevolucionarios más extremos de los que Rivera

era parte. Como resultado creó toda una imaginería cargada de

referencias visuales a sucesos históricos claves para construir

una diatriba cuyo tono exaltado lo ligan a los oradores y

periodistas decimonónicos como Agustín Rivera Sanromán, Lucas

Alamán, Carlos María de Bustamante, pero sobre todo al general

Page 126: Dos Miradas Un Objeto

126

Juan Álvarez167 y al caudillo morelense Francisco Leyva,

principales creadores y difusores de la prédica sureña

antihacendado y antiespañol que se esgrimió en Morelos entre 1850

y 1877.168 Esta retórica la retoma Patricio Leyva, hijo del

segundo, en 1909, cuando compite con Pablo Escandón por el

gobierno del Estado, compartiendo entonces la veta

antiterrateniente con Francisco Madero.169

De acuerdo con Rueda Mithers, maderistas y hacendados

comenzaron su ofensiva con lenguajes que recordaban a liberales y

conservadores en las guerras anteriores al Porfiriato, siendo

“ése el mismo discurso que usó Emiliano Zapata y que, vertiente

novedosa, dio origen al programa político agrarista de los

revolucionarios del centro y sur del país y, después de 1922, a

la visión nacional del campo y los campesinos propia del siglo

XX.”170

Este renacimiento argumental en un momento clave de

conflictos políticos es precisamente al que se inserta Rivera en

la sección dedicada a la explotación campesina en las haciendas

coloniales, y que luego, a mí parecer, en la ámbito de las

imágenes refiere al origen de la lucha zapatista y forma parte

del proceso de edificación de la mitología agrarista de la

historia oficial posrevolucionaria. Un último elemento al que

recurre Rivera en la sección dedicada a la Revolución mexicana es

el mito popular de la inmortalidad de Zapata . El pintor se

inspiró en la letra de uno de los tantos corridos zapatistas

sobre el tema.

En el muro dedicado a la memoria del caudillo del sur,

vemos el contenido de la leyenda en la descripción léxico-visual

y en la estructura narrativa, que al igual que en la memoria

colectiva, da pie a la superposición o confusión de planos

Page 127: Dos Miradas Un Objeto

127

históricos171. Este recurso le permitió referirse al público en

general en términos familiares, y jugar con los tiempos y los

sucesos para construir esta epopeya revolucionaria, misma que se

inserta en la historia oficial como símbolo del agrarismo

nacional.

Tales componentes ideológicos, aunados a la gran calidad

plástica de su obra, conformaron un poderoso imaginario

nacionalista capaz de intervenir desde el ámbito del poder

simbólico en el proceso de integración de la historia local

agraria a la gran historia oficial de la Nación-Estado

posrevolucionaria.

Hacendados y forasteros

Es importante señalar una serie de datos históricos sobre las

circunstancias y evolución de los conflictos agrarios y sus

protagonistas que precisamente permiten percibir las tesituras de

los imaginarios que alimentaron la conciencia colectiva y

nutrieron la producción artística. De acuerdo con Romana Falcón:

“Dentro del territorio mexicano, el escenario central del drama

entre españoles y mexicanos se localizó en tierra caliente, los

valles bajos de los actuales Estados de Morelos y Guerrero,

especialmente en aquella región donde, desde inicios de la

colonia, se habían desarrollado haciendas azucareras”.172 Sobre

todo a partir de finales del siglo XVII, la bonanza en el mercado

del azúcar, el aumento demográfico y la expansión de los

cañaverales desembocó en conflictos entre haciendas y

comunidades. “Mientras las haciendas buscaban dotaciones

adicionales de tierra, agua y mano de obra, con el fin de

abaratar la producción cañera, los pueblos luchaban por asegurar

sus ancestrales derechos sobre los mismos recursos”173.

Page 128: Dos Miradas Un Objeto

128

Para los años cuarenta del siglo de la Independencia, un

buen número de terratenientes en la ruina o con fincas

hipotecadas fueron reemplazados por nuevos propietarios,174 muchos

de ellos eran comerciantes o financieros175 que impulsaron las

transformaciones tecnológicas y las inversiones dando los pasos

necesarios para la modernización y la racionalidad propiamente

capitalista que tendría lugar durante el porfiriato176

Ya para esta época, por lo menos a nivel oficial,

desaparece el discurso hispanófobo y antihacienda y cambian

algunas cuestiones sustanciales tanto en el ámbito de la

impartición de justicia como en el laboral:

La represión existía y era dura e implacable, pero se

encontraba ya plenamente institucionalizada… el sistema represivo

estaba a cargo de las autoridades y de la policía rural y ya no

en las manos de capataces, mayordomos y administradores, cuya

misión era garantizar una disciplina de trabajo compatible con

la eficiencia laboral en una industria ya moderna y el

mantenimiento del consenso. Por otro lado, hubo una tendencia

general a la elevación de la percepción de los trabajadores y a

la modernización de los contratos laborales, eliminándose muchas

de las supervivencias precapitalistas como pago en especie,

sujeción por deuda -aunque se conservan algunos residuos de ésta-

.177

Zapata no se sublevó por las condiciones laborales en las

haciendas sino por la tierra y el agua, problema ancestral que

explica en gran medida el estallido de la lucha en 1910. Sin

embargo, la revolución refuncionalizó en el discurso político la

diatriba decimonónica del liberalismo radical, el tinte

antiespañol que pone de relieve los orígenes étnicos de todos

Page 129: Dos Miradas Un Objeto

129

los males del pueblo, y que a la vez se inspira en la memoria

histórica oficial: Primero se refiere a Hidalgo, Morelos y

Juárez, y posteriormente al discurso social vigente en Morelos

desde tiempos de Juan Álvarez.

Distintos y complejos factores influyen en la oposición

entre españoles y nativos, los cuales se incorporan a la memoria

étnica del pueblo. En el caso concreto de las zonas tropicales

del país acompañaron al consecuente rechazo antihacienda y

antiespañol. Así por ejemplo, a nivel político influyó que en los

conflictos militares un buen número de españoles tomara partido

en contra de los grupos independentistas y más tarde,

revolucionarios. En el terreno laboral se generó un fuerte

antihispanismo en la población nativa cuando los españoles que

eran dueños de ingenios contrataron a capataces traídos del

Caribe acostumbrados a manejar esclavos. El maltrato provocó

serios levantamientos en el campesinado y dejó un fuerte

resentimiento178.

Aunque Morelos no era controlado por la élite local ni a

nivel político ni a nivel económico, y ésta no conformó una

cultura regional importante, fue constante el roce cotidiano con

el sector popular que sí tenía una fuerte y arraigada cultura

local179, lo que generó un fuerte rechazo anti “ gachupín”. En la

jerga popular esta categoría incluía a todo fuereño, ya se

tratara de españoles, chinos o chilangos.

De acuerdo con Lomnitz, dicho comportamiento respondía a la

ideología localista que excluía de todo aquél que era ajeno a la

propia comunidad, especialmente si se trataba de no campesinos

económicamente prominentes, los cuales, en el imaginario popular,

se convertían en forasteros invasores. Entre la clase media rural

estaban los rancheros, los mayordomos y los administradores de

Page 130: Dos Miradas Un Objeto

130

haciendas180; en los poblados se encontraban al frente del

comercio de mayoreo o menudeo, de las tiendas de comestibles y de

las casas de empeño. A ambos sectores se les acusaba de usura,

maltrato y discriminación181. Estos grupos fueron víctimas de

saqueos, persecuciones y asesinatos en tiempos de crisis, como

fue el caso de la Revolución.182

Aunque con fluctuaciones, y siempre en el marco del

conflicto central de la dotación de tierras, agua y mano de obra,

este fenómeno de larga duración punteó una larga cronología:

estuvo presente desde los primeros y tambaleantes pasos de la

nación mexicana, alcanzó intensidad durante los años cuarenta y

cincuenta del siglo pasado y llegó a extenderse hasta la

revolución de 1910.183

Cuando Rivera recibe el encargo de pintar en el Palacio de

Cortés, “la industria azucarera se encontraba completamente

destruida por los efectos de la guerra, la quema de cañaverales,

el robo de la maquinaria de los ingenios por la fuerza de la

ocupación de Pablo González, e inclusive por la emigración de

obreros calificados”. Además de “la consecuente desintegración

del grupo empresarial de la región que había sido el más fuerte

del porfiriato y en torno del cual se habían vertebrado las

iniciativas de asociación y regulación del mercado más

significativas”184.

El Mural

De acuerdo con Itzel Rodríguez185 el artista se apoyó en la

historiografía liberal oficial para resolver los términos

generales de periodización de la historia nacional, la

jerarquización espacial de cada etapa, la selección de

personajes, los acontecimientos notables y uso de las fuentes

Page 131: Dos Miradas Un Objeto

131

históricas e iconográficas. En el Palacio Nacional representó los

momentos cruciales de la historia nacional en los cuatro bloques

temporales originales: Época prehispánica, Conquista, Colonia e

Independencia, añadiendo las del Porfiriato y la Revolución.186 A

manera de tesis y antítesis contrapuso a los orígenes de la

nación en el mundo prehispánico, la sujeción económica, cultural

y social de la etapa novohispana; y a las luchas de Independencia

opuso la dictadura porfiriana, para culminar ese proceso

evolutivo con la Revolución Mexicana, que marca el ascenso del

proletariado a la toma definitiva del poder.

En el caso de Palacio de Cortés, esta última periodización

sólo existió de facto en el título del mural porque centra su

narración en la conquista y colonización de la Nueva España, que

enlaza como contraparte de la Revolución haciendo mínimas

referencias a la Independencia. Se suma el carácter ahistórico y

propios de la época y en particular de las interpretaciones de

pasajes históricos riverianos, a la intención del autor de darle

a la visión panorámica de la historia de Morelos el tono

legendario de una narración popular187. Principia con La batalla

de aztecas y españoles encabezada por Hernán Cortés y concluye

en la Revuelta revoluciónaria con Zapata triunfante.

El mural tiene pues un tono legendario más que un carácter

histórico, se vale de los mitos y símbolos que conforman el

imaginario colectivo y alimentan los discursos políticos y las

versiones de la historia oficial. Sin dejar por ello de referirse

a hechos innegables como los abusos de todo proceso de conquista,

la necesaria asociación de la conquista militar a la ideológica

para lograrla, y los constantes enfrentamientos entre los peones

y los hacendados desde que en la zona cañera del sur se creó el

primer ingenio. El abierto carácter hispanófobo y anti hacienda

Page 132: Dos Miradas Un Objeto

132

del mural y la ausencia de referencias a los problemas centrales

de la zona: el agua, la fuerza de trabajo y la tierra patentizan

que no se trataba de crear conciencia social a través de la

historia sino de sustraer de ésta los elementos que con mayor

fuerza y efectividad podían resonar en el imaginario colectivo.

Estas características integran al mural en el proceso, iniciado

con Obregón, de la apropiación oficial y de la nacionalización

del zapatismo188 , como paradigma de lo rural en la historia

nacional.189

Este fresco se compone de un conjunto de ocho partes que

cubren las paredes norte, oste y sur de la galería exterior del

segundo piso del Palacio de Cortes. Se trata de un muro continuo

y de dos muros laterales cortados irregularmente por ventanas de

arcos ciegos y dos accesos. El ciclo temático se desarrolla de

norte a sur, y la narración de los acontecimientos históricos

sigue un orden cronológico alrededor de dos momentos en la vida

novohispana: la conquista militar y el asentamiento colonial.

Rivera representó este largo y complejo pasaje en una serie de

cuadros alegóricos inspirados en hitos de la historia nacional y

del Estado de Morelos titulados La batalla de aztecas y

españoles, El cruce del barranco, La toma de Cuernavaca, La

posesión de las tierras de Cuernavaca, La construcción del

Palacio de Cortés, La plantación de azúcar en Morelos, La nueva

religión y Revuelta. En la parte inferior del mismo muro incluyó

doce predellas que a la manera de los altares renacentista

enfatizan el mensaje central y contextualizan los sucesos

históricos particulares.190

Rivera inició el relato de la conquista militar en la pared

norte a ambos lados de una de las dos puertas de entrada con la

batalla de indios y españoles en la cuenca del valle de México

Page 133: Dos Miradas Un Objeto

133

previa a la caída de Tenochtitlan en 1521; y en las predellas

tres escenas que ilustran las causas principales que provocaron

el desplome del imperio mexica y el triunfo de los

conquistadores: la superioridad militar y numérica, la eficiencia

de sus armas de fuego y la alianza con los tlaxcaltecas y los

tarascos (de Michoacán) quienes formaban parte de los pueblos

indígenas sojuzgados por el imperio mexica.

La batalla de aztecas y españoles (figura 22) es una escena

apoteósica, dramática y colorida de gran belleza. En ella se

presenta, por una parte, a los aliados tlaxcaltecas con sus

atuendos de batalla en plena lucha cuerpo a cuerpo con los

guerreros aztecas, mientras que en la parte posterior de la

escena un Caballero Tigre, en cuclillas en la tierra, le clava

una daga de obsidiana a un soldado español. En el otro costado,

un Caballero Águila mexica, con el macuahuite, palo con hojas de

obsidiana, en la mano, lucha de pie con un jinete español montado

en un caballo blanco. La armadura y espada metálicas de éste

marcan las diferencias culturales y la desigualdad de fuerzas de

los combatientes.

Rivera le dio un sentido épico a este pasaje con la doble

intención de rendir homenaje a los caídos y de exaltar la

grandeza del mundo indígena precortesiano. De ahí el cuidado en

la descripción de los atuendos espléndidos, de los escudos y de

las armas que Rivera recreó a partir de una investigación

acuciosa iconográfica de códices y de crónicas indígenas y

novohispanas como El Lienzo de Tlaxcala, El Códice Mendocino, y

el Códice Florentino de Bernardino de Sahagún. Ya descrito el

contexto general de la Derrota de Tenochtitlan, Rivera pintó dos

escenas sobre la conquista del actual estado de Morelos: El cruce

del barranco (figuras 23 y 24), y La toma de Cuernavaca basándose

Page 134: Dos Miradas Un Objeto

134

en una descripción de ambos hechos en Historia de la Conquista de

Bernal Díaz del Castillo. Primero narra las dificultades para

tomar esa ciudad debido a que los mexicas habían derrumbado todos

los puentes y a que los invasores tuvieron que llegar desde la

retaguardia en una peligrosa odisea a través de bosques y

barrancos. El pintor recrea el momento en que los soldados se

desprenden de un enorme árbol recién cortado para poder cruzar

sobre un profundo barranco, mientras que a lo lejos sus

compañeros los observan y se preparan para sumarse a la

operación. Los combatientes tlaxcaltecas y españoles aparecen sin

sus trajes de batalla colgados de las enormes ramas zoomorfas de

una Ceiba amenazante a la que desde la orilla sus compañeros

lancean y talan acentuando la sensación de que se trata de un

animal vivo enfurecido por el maltrato de sus agresores. El

riesgoso, audaz y hasta heroico esfuerzo de los soldados

contrasta con la violencia con que aparecen luego, en la toma de

la ciudad, aprehendiendo a los indios y saqueando el sitio,

mientras Hernán Cortés supervisa la recolección del botín en las

arcas reales y uno de sus capitanes pone el hierro incandescente

sobre una esclava. De esta manera, Rivera delata lo que a su

parecer y de acuerdo con la Leyenda Negra fueron los móviles de

la conquista y la tónica predominante a lo largo de la colonia:

avaricia, injusticia y corrupción. Esta escena preludia el tono

esencialmente crítico de la obra, por que según el artista la

pintó “precisamente para hacer ver al pueblo el significado de

toda conquista, provenga ella de Madrid, de Londres, de

Washington o de cualquier otro lugar.”191

La toma de posesión de las tierras de Cuernavaca, La

construcción del Palacio de Cortés, La plantación de azúcar en

Morelos, y La nueva religión (figura 25) constituyen los paneles

Page 135: Dos Miradas Un Objeto

135

sobre las etapas de la edificación de un imperio y las

condiciones de su sobre vivencia: La construcción del andamiaje

institucional para el ejercicio del gobierno, la explotación

económica del suelo y subsuelo y el dominio cultural e

ideológico. En la primera escena, Cortés, acompañado de los

encomenderos, toma posesión del Marquesado de Oaxaca en una

ceremonia que celebra un sacerdote. Éste sostiene una enorme cruz

sobre la que el conquistador apoya la espada para sellar la

alianza entre los poderes imperial y eclesiástico.

Continúa el relato con la construcción del palacio de

Cortés, o la edificación del andamiaje institucional. El propio

Marqués del Valle supervisa la obra, mientras una cuadrilla de

indígenas labra y sube por los andamios, pesadas piedras. En la

predella, por contraposición, el ejército conquistador saquea un

centro ceremonial y derriba las imágenes sagradas, mientras un

sacerdote quema los códices prehispánicos. Rivera explica, con

sus propias palabras, la razón última de por qué “el primer acto

de mando de Cortés fue destruir la ciudad que tanto admiraba, sin

dejar piedra sobre piedra”… “Indudablemente no porque don

Fernando hubiese perdido su capacidad de apreciación estética, ni

tampoco porque fuera un monstruo de sadismo y maldad: simplemente

porque para dominar un país de cultura tan alta como la que él

tan cumplidamente admiraba necesitó como cualquier conquistador,

destruir cuanto le sea posible de esa misma cultura ya que la

cultura de un pueblo es la fuerza que mayormente da conciencia

social y lo afirma en sus derechos de independencia”.192

En La plantación de azúcar en Morelos (figura 26), Rivera

se ocupa de los procesos de producción y de las condiciones de

trabajo del campesinado en un ingenio cañero, que como otros de

su tipo en la Nueva España, dejaba enormes ganancias a la Corona

Page 136: Dos Miradas Un Objeto

136

y a los encomenderos. El artista ya había pintado antes en la

Secretaría de Educación Pública (1923 - 1928) una serie de

paneles con escenas azucareras y era especialmente hábil para

sintetizar los pasos esenciales de diversos tipos de procesos

productivos.

A diferencia de sus representaciones previas, con una

visión marxista que aquí interrelaciona los procesos productivos

con las condiciones laborales para condenar la explotación de los

trabajadores en este ingenio morelense aparecen los peones

cortando, recolectando y procesando la caña bajo el rigor del

látigo del capataz y la indiferencia del hacendado. En la casa

principal éste descansa plácidamente en una hamaca. Con esta

escena, Rivera refiere de manera particular los orígenes

ancestrales de los conflictos económicos y sociales de Morelos a

las explotación del campesinado por parte de encomenderos y

terratenientes: liga este pasaje de la historia local a los

orígenes y conquistas de la Revolución Mexicana representada en

el último panel con Emiliano Zapata exterminando al mismo capataz

español que maltrata a los peones en la hacienda.

Rivera concluye este ciclo sobre la conquista económica del

suelo y el subsuelo en la predella donde con la misma intención

describe el trabajo en las minas. Tanto el autor, como la propia

leyenda negra, sitúan ambas formas de economía en la etapa

precapitalista, presentándolas como el anclaje del imperio

español en el medioevo y por consiguiente es este uno de los

motivos de su posterior caída.

En La nueva religión (figura 27), Rivera hace una critica

mordaz e implacable al papel de la iglesia colonial y de la

religión en general como instrumento de control ideológico; el

asunto resultaba entonces especialmente espinoso en México porque

Page 137: Dos Miradas Un Objeto

137

los cristeros llevaban ya tres años enfrentándose contra el

gobierno callista, y precisamente entonces, con la intervención

de Morrow, se iniciaron las negociaciones de la Iglesia con el

Estado para pacificar las regiones centro oeste del país

levantadas en armas (1926-1929)193 . El mural en cuestión ilustra

su argumento en seis representaciones sobre diversas actividades

de la iglesia católica durante la etapa temprana de colonización:

la instrucción en la fe católica, la prédica, los bautismos

colectivos y el cobro de diezmos a los indios.

Rivera comienza su relato en la parte superior del muro,

donde una cuadrilla de indígenas construye bajo las órdenes de un

sacerdote lo que parece ser el convento de Tepoztlán en Morelos.

Igual que en la construcción del palacio de Cortés, los andamios

y el peso de las vigas y las piedras sobre el costado de los

indios enfatizan la idea de la edificación del andamiaje de la

iglesia física y espiritual a costa de la explotación nativa. A

la izquierda, en el siguiente par de registros, añade a la

representación de la explotación económica la del control

ideológico: en la escena del bautismo colectivo y la prédica del

evangelio, los conversos aparecen sumisos, con los ojos bajos y

los rostros inexpresivos. En el último par de registros de la

escena principal, Rivera hizo la única referencia positiva a la

labor de la Iglesia con un retrato de Motolinía, a quien un grupo

atento y devoto de hombres y mujeres indígenas escucha leer el

evangelio; y en las predellas, fray Bartolomé de las Casas

protege del maltrato de los conquistadores a los indios mientras

que fray Vasco de Quiroga les enseña las artes y oficios. Sin

embargo, este eje temático contrasta con la escena en el lado

derecho donde un dominico y un franciscano de rostros codiciosos

reciben oro, plata y alimentos como parte del diezmo de los

Page 138: Dos Miradas Un Objeto

138

naturales. “La sumisión en los rostros de los indígenas y la

altanería y codicia de los conquistadores” fueron rasgos que

Rivera quiso subrayar porque consideraba que “Los indios pintados

en Cuernavaca son todos ellos gente sometida e indigna, carente

de inteligencia política … que no entendieron que tenía que ser

peor la sumisión al extranjero que no daba pruebas de ser menos

cruel ni menos codicioso que los aztecas, y que en cambio era

ajeno a las culturas vernáculas y al territorio que venía a

dominar.”194

La última escena de La nueva religión presenta un grupo de

inquisidores presidiendo la ejecución de tres mujeres indígenas

quemadas en la hoguera -dato falseado, ya que los indios no

estaban sujetos a la Inquisición-. Esta imagen que cierra el

ciclo pictórico sobre la Nueva España, ocupa exactamente el mismo

lugar que la representación del sacrificio humano en el templo

azteca en la parte inicial del ciclo pictórico de la Conquista.

El hecho de que ambas escenas estén frente a frente en los

dinteles de los muros extremos y de que el atrio de la iglesia de

los inquisidores tenga en el acceso principal un talud escalonado

idéntico al del templo prehispánico, fue la manera como Rivera

enfatizó su idea de que “la nueva religión también exigía

sacrificios humanos y que las persecuciones constituían parte

integrante de su sistema de creencias.”195 Esta última crítica se

aplica a ambos pueblos por igual en la Leyenda Negra, enfatizando

su capacidad de llegar por fanatismo al sacrificio humano.

En el último paño del muro sur, inmediatamente después de

los inquisidores, Rivera pintó la escena más bella del mural y

una de la imágenes que más le gustaba: se trata de Emiliano

Zapata (Figura 28) -el caudillo agrario morelense, y

representante preclaro de los ideales revolucionarios– el cual

Page 139: Dos Miradas Un Objeto

139

está de pie, vestido de blanco, con el rostro radiante y en

actitud de triunfo. Sostiene en la mano izquierda un bello corcel

blanco y en la derecha una hoz. La figura que yace inerme a sus

pies es símbolo tanto del conquistador como del hacendado, quien

soltó la espada que Zapata pisa, porque éste ya se apropió de los

instrumentos de sometimiento, y tiene en las manos las

herramientas de trabajo. El hecho de que Zapata porte el traje

blanco de manta del peón en lugar de su vestimenta de ranchero,

asocia al caudillo a las causas y las leyendas de los campesinos

morelenses que aún lo escuchan durante las noches luchando por

ellos.

Rivera justifica el salto cronológico y temático de cien

años (desde la Colonia hasta la lucha armada de 1910)

argumentando que la dependencia económica actual no persiste por

“culpa de España, sino que es un resultado evidente del fenómenos

de conquista”196. Esta tesis netamente marxista la enfatiza con

datos exagerados, cuando no falaces, como que “los capitalistas

actuales españoles siguen controlando los monopolios de la

metalurgia y el de la fabricación de harina y de pan.”197 Estos

supuestos, así como el tono agitado y convulso de su discurso,

acercan a Rivera a los liberales radicales del XIX y a la Leyenda

Negra que nutría tanto a éstos como a sus coetáneos

estadounidenses. Por eso, se le pone al frente de la prédica

indigenista más extrema.

En la entrevista anteriormente citada, como en muchas otras

hechas al artista sobre sus murales de temática histórica,

abundan las preguntas sobre las razones de su aparente

antihispanismo y por parte de la izquierda se le critica por

haber aceptado trabajar para Morrow, el embajador de los Estados

Unidos. No obstante, nadie le cuestionó acerca de cómo pudo

Page 140: Dos Miradas Un Objeto

140

sostener su tesis sobre los males del colonialismo con mayúscula

en el México independiente si Rivera no se refiere a las

invasiones extranjeras de franceses y estadounidenses, ni a la

pérdida del 50 por ciento del territorio nacional que pasó a

manos del país vecino. Indudablemente, en un mural patrocinado

por el embajador Morrow con la recomendación de “no herir

sensibilidades políticas” era más comprometedor demandar al

imperio en funciones que mostrar las maldades del caído. Rivera

enfrentó el asunto en el arco escarzano con un retrato de cuerpo

completo de Morelos, el líder de la Independencia, y una alegoría

independentista formada por un chinaco, un guerrillero insurgente

y una mujer que podría ser la Patria, además de un ato de maíz

con la fecha memorable de 1821.

De esta manera, Rivera pudo tratar un tema histórico sin

agredir la sensibilidad de su patrocinador. Morrow, por su parte,

no tuvo empacho en que el pintor alimentara con sus murales la

Leyenda Negra, en cuya esencia estaba denostar al imperio español

precapitalista y católico para exaltar por comparación las

virtudes éticas y las bondades económico sociales del mundo

puritano y capitalista de la nueva potencia mundial. Así que el

embajador de los Estados Unidos de América, al ver terminado el

mural, se limitó a comentar que no obstante la belleza de la obra

aparecían demasiadas malas caras.

El reclamo del Gobierno Español

En 1930, recién concluyó Rivera sus murales en el Palacio de

Cortés, la indignada colonia española en México le pidió al

Vizconde García del Real que, como ministro de España, presentara

una queja oficial198. Aunque éste sí se inconformó con

Washington199, no era el momento adecuado para tener un conflicto

Page 141: Dos Miradas Un Objeto

141

con el gobierno mexicano que por las mediaciones del mismo Morrow

había pospuesto la aplicación de los artículos 27 y 33 de la

Constitución en beneficio también de los intereses económicos

españoles en México. Por otra parte, en las élites gobernantes

reinaba un clima antiespañol derivado de la censura por parte del

clero y el gobierno de España a la persecución religiosa. Este

clima, en términos generales exacerbado por la revolución misma,

llevó entonces en el imaginario popular a identificar al español

con la imagen del rico propietario del régimen porfirista, y dio

cabida a constantes ataques y la ocupación de tierras de

criollos y peninsulares200. Finalmente el Vizconde García del

Real, con prudencia y en perfecto acuerdo con instrucciones

superiores de Madrid, resolvió que lo mejor era echar por tierra

el asunto “con la esperanza de que dicha interpretación del mural

del período de la conquista apareciera cubierta de cal quedando

así automáticamente cerrado y sin dolor el accidente”.201

El conflicto se reavivó a mediados de 1933, precisamente

cuando por sugerencia de Calles el gobierno mexicano se disponía

a comprarle a España una serie de barcos para reforzar su flota

marina. El triunfo de la segunda República en 1931 había

despertado las simpatías inmediatas de las autoridades

nacionales, además de las afinidades ideológicas: “vieron la

posibilidad de convertirla en una aliada política en un contexto

internacional cada vez más conservador”.202

De acuerdo con el embajador de España en México, Don Julio

Álvarez del Vayo no fue casual que en el momento en que se

reforzaban los lazos culturales y económicos entre los dos

países, el periódico conservador ABC reviviera la querella

alrededor de los murales en un artículo publicado en sus

páginas203. García Sanchiz acusaba a los mexicanos de

Page 142: Dos Miradas Un Objeto

142

malagradecidos y pedía la destrucción del mural de Rivera en el

Palacio de Cortés por difamar al pueblo español. El ex gobernador

de Puebla, Leónides Andreu Almazán, quien por entonces se

encontraba en Madrid, defendió el asunto: “Por encontrar en dicho

artículo aproximaciones injustificadas que dañan el prestigio de

mi país tan escarnecido ya por el amarillismo internacional.”204

Almazán manejó dos argumentos centrales: primero, que el

mural en cuestión censuraba hechos deplorables como la

Inquisición o los sacrificios humanos, ya fuera que se cometieran

en México o España; segundo, que no se trataba de escenas

difamatorias para el pueblo español porque éstas se cometieron en

tiempos de la colonia, y tercero que nada tenía que ver ni con la

España actual ni con los grandes hombres que desde la conquista

habían llegado a tierras mexicanas y a los que México no tenía

más que eterna gratitud. Con el animo conciliatorio que

mantenían los dos gobiernos, el funcionario “formula sus más

fervientes votos porque las cordiales relaciones entre la

gloriosa España republicana, digna de la admiración del mundo

entero por su grandioso civismo, y el México revolucionario de

nuestros días, se estrechen cada día más y más para bien de sus

respectivos pueblos y prestigio de nuestra idealista raza

latina.”205

Ambos artículos se reprodujeron en la prensa mexicana y la

petulancia y el racismo del texto de García Sanchiz exacerbó la

hispanofobia de ciertos sectores mexicanos, por lo que en un tono

desmesurado fueron y vinieron las acusaciones.

El embajador Del Vayo narra en su informe que poco antes

del conflicto por los murales del palacio de Cortés, el entonces

gobernador del Estado de Morelos, Vicente Estrada Cajigal, le

había expuesto su deseo de “superar la interpretación parcial del

Page 143: Dos Miradas Un Objeto

143

momento histórico tratado por Rivera, dedicando el espacio del

mural que todavía quedaba libre a una exaltación alegórica de la

honda amistad hispano-mexicana avivada con el adviento de la

República.”206 Agradecido, el embajador propuso levantar frente al

Palacio de Cortés “un simple y recio pedestal de piedra mexicana;

un delicado y fuerte bronce español, unas fechas

conmemorativas... una lección pública de sencillez y de respeto a

las verdades creadoras.”207 A partir de ese momento ambos

funcionarios inician el proyecto, el mexicano de organizar la

comisión para reunir fondos en México entre nacionales y

españoles para patrocinar el monumento, y el español de convocar

en su país un concurso público para el diseño de la obra.

El 8 de julio de ese año salió la convocatoria en la prensa

madrileña. En términos generales, se invitó a tomar parte en el

concurso a escultores mexicanos y españoles para el diseño de un

monumento en bronce de no más de 5 metros, con una alegoría

representando “los dos pueblos y su auténtica compenetración del

modo más noble expresivo y original.”208

Las maquetas de las obras que iban a concursar se

exhibieron el 29 de noviembre de 1933 en el Museo de Arte de

Madrid. Fueron elegidas las correspondientes a Enrique Pérez

Comendador, Ángel Ferrán y Daniel González, y se pasó a la

selección final en la ciudad de México ya con las obras

mexicanas.

Las maquetas en yeso y sus bocetos llegaron finalmente al

puerto de Veracruz el 25 de enero de 1934 y ya en la Ciudad de

México se exhibieron junto con las obras de los mexicanos, pero

nunca se realizó el concurso (figuras 29 y 30). La fría acogida

que la erección del monumento tuvo entre la colonia española y el

término de la gestión de Estrada Cajigal en el Estado de Morelos,

Page 144: Dos Miradas Un Objeto

144

impidieron juntar la cantidad suficiente para la ejecución de la

obra.

El memorandum del encargado de negocios de la embajada de

España en México, Sr. Ramón María de Pujadas, dirigido al

ministro de Estado de su país, también da cuentas de que los

ánimos habían cambiado entre los funcionarios y retomaban el

discurso conservador antimexicano209. Primero justifica la falta

de entusiasmo de la Colonia Española para apoyar la obra porque a

su parecer: “Supuesto que la ofensa, partió de quien patrocinó la

obra (D.W.Morrow), de quien la ejecutó (Diego Rivera) y de quien

le dio cabida y asilo en un edificio público. Corresponde a ellos

repararla, no al ofendido”

En segundo lugar, se queja de que Rivera “falseó de nuevo

la historia de la obra civilizadora de España en México, en sus

frescos de Palacio nacional, reproducción casi exacta de los del

palacio de Cortés, sin que las autoridades mexicanas hicieran

algo al respecto o tomaran las mismas medidas que en la estatua

ecuestre de Carlos IV con una placa explicando que México la

conserva como monumento de arte” 210

En tercer lugar apunta que el ambiente general era poco

propicio “por estar a tal grado de moda el indianismo que el

propio presidente de la República da a su hijo el significativo

nombre de Cuauhtémoc.” 211 Por esa serie de razones y de acuerdo

con las autoridades en España, se sugiere posponer el asunto por

no ser el momento “de intentar una rectificación de conducta.” 212

Paradigmáticamente poco tiempo después es precisamente el padre

de Cuauhtemoc Cárdenas Solórzano, el general Lázaro Cárdenas,

quien acoge a los refugiados republicanos que huyen de la

represión franquista en España.

Page 145: Dos Miradas Un Objeto

145

De los muros al papel

Bertram D. Wolfe, futuro biógrafo de Rivera,213 fue quien le

propuso hacer un libro en común sobre México, su historia y sus

condiciones actuales. El texto sería del estadounidense y lo

acompañarían ilustraciones de las obras del pintor acordes a la

temática tratada; aunque Wolfe, como periodista y analista,

estaría al frente de la investigación, esto lo haría con la ayuda

cercana de Rivera, quien estaba al día de los acontecimientos

políticos más relevantes del momento y tenía relaciones directas

con los círculos de poder mexicanos.

Wolfe era originario de Brooklyn Nueva York (1886). Llegó a

México en 1922 huyendo de la caza de brujas de izquierdistas en

su país (1919); desde un principio se incorporó a la dirigencia

del PCM y desde sus filas participó en acciones subversivas que

le costaron la expulsión del país en 1925. Fue en esos años

cuando entabló amistad con Rivera. Ambos militaban en el PCM y

estaban inmersos en el ámbito de la cultura, por lo que tuvieron

una relación cercana. Ésta terminó cuando Diego, después de

diversos vaivenes en distintas filiaciones de izquierda, fue

readmitido en las filas del PCM (1948), mientras que Wolf (en

1951) rompió con el partido, se refugió en la Universidad de

Stanford y desde ahí cooperó como informante del gobierno

estadounidense. 214 215

Diego Rivera y Bertram Wolfe firmaron el contrato con la

editorial neoyorkina Covici Friede para hacer el libro Portrait

of Mexico en noviembre de 1934, y apareció publicado en 1937. Los

autores pretendían presentarle a un público no familiarizado con

la historia de México, desde una perspectiva marxista, una

condensación de los grandes fenómenos sociales que se habían

sucedido durante la vida de este país, al igual que los patrones

Page 146: Dos Miradas Un Objeto

146

en el comportamiento social y político que desde tiempos

ancestrales a la fecha supuestamente marcaban el devenir

histórico de México.216 Esta aproximación teórica propia del

materialismo histórico hace que el texto pase de las condiciones

laborales a los sistemas de explotación económica, de la lucha de

clases a la manipulación ideológica de la población, de los modos

de ejercicio del poder de los grupos dominantes a los males

derivados del colonialismo.

Aunque Wolfe alardea de que su libro, a diferencia de

muchos otros que tratan el mismo tema, sí ofrece una

interpretación científica de los hechos, debido a que no existe

una investigación previa sólida y original detrás del supuesto

andamiaje marxista, es claro que presenta una visión

metahistórica y diacrónica de los sucesos históricos que con

frecuencia lo llevan a caer en estereotipos derivados de la

leyenda negra que precisamente entonces retroalimentaban los

propios autores estadounidenses en aras del panamericanismo217.

Desde las primeras páginas es continua e ininterrumpida la

relación léxico-visual. La obra de Rivera sirve no sólo para

reforzar las argumentaciones del texto, sino para mostrar la

manera en que la vida y la obra del artista se interrelacionan

con su momento histórico. De esta forma validan también la

posibilidad de ver en las representaciones pictóricas mismas un

reflejo y testimonio de la realidad, yendo la coautoría más allá

de sumar texto e ilustraciones.

No obstante la importancia que en la introducción del libro

parece darse al arte como reflejo y producto de la realidad, en

el recorrido por la historia de México no se incluye la

producción artística y son mínimas las referencias a la creación

cultural. Esta omisión es llamativa porque en los libros de habla

Page 147: Dos Miradas Un Objeto

147

inglesa sobre el México actual que se escribieron entonces, la

revolución social, la reconstrucción política y el renacimiento

artístico aparecen como una triada inseparable para explicar el

proceso y las conquistas de la lucha armada de 1910218. De acuerdo

con el historiador del arte Mayer Shapiro, la omisión no fue

involuntaria, ya que el florecimiento artístico posrevolucionario

estaba fuera de contexto porque la estructura del libro derivó de

la intención general de los autores de mostrar la incapacidad de

los gobiernos nacidos de la revolución de solucionar problemas

ancestrales debido no nada más a la impericia y la corrupción,

sino a no haber podido concebir e implementar cambios

estructurales capaces de generar una verdadera revolución dentro

de los parámetros del socialismo219.

En su análisis socioeconómico, Wolfe presenta a la

Conquista como parte constitutiva de la historia de México, de

tal manera que a su parecer el origen de los problemas

estructurales de la nación deriva de las peculiaridades de la

colonización española por haber sido entonces y con el Imperio

español, cuando nace el capitalismo. Reconoce de entrada que la

conquista de la que sería la Nueva España por Hernán Cortés y su

reducida tropa es uno de los acontecimientos más notables de la

historia. Sin embargo, las circunstancias y motivaciones que

hicieron el “milagro de la conquista”, llamado así por Wolfe,

obedecieron al cambio estructural en el sistema económico, a la

composición social y a la mentalidad europea originado en la

España imperial, donde “con una irresistible fuerza explosiva el

reciente surgimiento capitalista aún en su infancia mercantil

unificaba las naciones de Europa expandiéndolas hacia los siete

mares.... El nuevo orden le brindó al naciente capitalismo las

fuerzas internas conductoras, la energía ilimitadamente

Page 148: Dos Miradas Un Objeto

148

depredadora del mundo del comercio, del mundo del imperio de la

Europa en tránsito hacia el capitalismo”.220 Esto generó la

desmedida sed de oro y la consecuente pérdida de valores morales

que en su opinión explican el carácter rapaz, cruel y sanguinario

de la conquista y sus conquistadores.

Wolfe se basó en el relato de Bernal Díaz del Castillo,

sobre todo en lo referente a los enfrentamientos y traiciones

entre los altos mandos peninsulares, en las promesas incumplidas

a los reclutas españoles que acompañaron a Cortés en sus

expediciones y en los abusos de confianza y traiciones a

Moctezuma y sus súbditos. Por ello, el autor subtituló Crónica de

traiciones a la parte dedicada a la Conquista.

Los orígenes, ánimo y consecuencias del primer capitalismo

mercantil lo reforzó refiriendo al lector al muro sur del Palacio

de Cortés: El cruce del barranco-con el subtítulo Un sacerdote

traidor muestra el camino secreto, La toma de Cuernavaca con sus

secciones: Saqueo, captura y violación de mujeres y, medición y

depósito del oro en las arcas reales y herraje de un esclavo

cautivo. En el primer caso, achaca a la sed de riquezas la

energía y el arrojo de los conquistadores; en el segundo vincula

las consecuencias de su codicia sobre la manera en que someten a

la población.

Según los estereotipos de la leyenda negra empleados con

frecuencia por Wolfe, el carácter cruel de la conquista fue

seguido por el del Virreinato, época de “atraso económico,

explotación de los indios, de despotismo monárquico y de

oscurantismo religioso.”221 Apoyó visualmente su diagnóstico en el

panel La Conquista por la cruz y la espada. Ahí sostuvo además

que la alianza de las élites religiosas y monarquías en el

gobierno de la Nueva España generaron los consecuentes vicios de

Page 149: Dos Miradas Un Objeto

149

Administración pública: el caudillismo, el caciquismo, la

corrupción del aparato burocrático y la subordinación a economías

foráneas que hasta la fecha perviven en México.

En La plantación de azúcar en Morelos con el subtítulo la

conquista se convierte en una manera permanente de explotación

humana y sustento de una economía feudal, repite la crítica

anglosajona a España y su imperio por su atraso y falta de

pragmatismo patente en su economía agrícola y minera semifeudal,

que a la larga provocó la caída del imperio español, y en México

como el resto de América latina el atraso económico y la

desigualdad social entre sus habitantes. La nueva religión y

Explotación y Rebelión fundamentan su denuncia del papel de la

iglesia en la dominación ideológica a través del fanatismo

religioso y también en la explotación económica del indígena

mismo: La iglesia recibiendo sus diezmos, La construcción del

templo con el trabajo de los siervos indígenas, y El sacrificio

humano continúa- La inquisición.

Bertam Wolfe concluye que México por herencia colonial

sigue siendo un país semifeudal, semicolonial y agrario con un

sistema de creencias, ideas y valores igualmente atrasados y

conservadores que le impiden acceder a la modernidad desde el

socialismo. La Leyenda Negra, concluimos nosotros, como jettatura

marcó, marca y marcará a México y a Latinoamérica, que al igual

que España están predestinadas al subdesarrollo.

En la amplia correspondencia que sostuvieron Wolfe y

Rivera no existe evidencia de la reacción del segundo frente a la

obra terminada. Consta que el escritor le pide sin ningún éxito a

Rivera que le envíe la introducción que supuestamente estaba a su

cargo y que finalmente nunca entrega. Lo que sí queda claro es

que Wolfe, con su dogmatismo, le dio a las propias pinturas una

Page 150: Dos Miradas Un Objeto

150

carga extrema colocándola entre las más conservadoras de su

género, cabe preguntarse si corresponden a las intenciones

iniciales del pintor.

Conclusiones

El conjunto de frescos de Rivera en el palacio de Cortés

denominado La historia de Cuernavaca y Morelos desde la Conquista

española de 1521 hasta la revuelta agraria capitaneada por Zapata

en 1910 es paradigmático de la relación consubstancial entre los

campos de poder político y cultural, y de la manera en que el

arte, como parte de éste último, es una herramienta indispensable

para el ejercicio del poder simbólico y de la manera en que de

modo particular se ejerció lo ético- estético en el México

posrevolucionario.

El carácter didáctico y propagandista del mural y su

temática histórica determinaron a la obra misma; las escenas

apoteósicas y las narrativas demandaron un distinto manejo

formal, pero éste siempre estuvo en función de la intención del

mural de dar a conocer una determinada versión de la historia

nacional. No se trató de un tema aislado ni de una postura

particular: el discurso oficial posrevolucionario tomó entre sus

referencias mas importantes la visión de los liberales radicales

sobre el imperio español para, por contraposición, redefinir la

mexicanidad. Con un nuevo discurso populista en la figura del

indígena, se reúnen a través de la raza condiciones de clase y

peculiaridades culturales, de manera que el pasado prehispánico

se convirtió en el verdadero origen histórico, la cultura nativa

es la mas auténtica manifestación del alma nacional y el indígena

es el auténtico pueblo mexicano explotado que los gobiernos

posrevolucionarios deberán rescatar, y que además encarno al

Page 151: Dos Miradas Un Objeto

151

pueblo oprimido. Los murales de Rivera en el Palacio de Cortés,

como muchas otras de sus obras sobre historia patria jugaron un

papel fundamental en la construcción del que sería el imaginario

oficial de la Revolución Mexicana, incluida la historia local,

que en el caso del zapatismo morelense ocupó un lugar fundamental

en el nacionalismo histórico revolucionario debido a su impacto

ideológico. Aunque este discurso parecería gastado no sucede lo

mismo con las cualidades estéticas de la obra que sobre todo en

las representaciones en que prevalece la metáfora, sobre la

narración doctrinaria, resaltan por su gran calidad plástica.

En su carácter de arte público, la cercana relación del

muralismo mexicano con los grupos de poder dio lugar a relaciones

conflictivas y en ocasiones ambiguas, que si bien muchas veces

permitieron hacer del arte un bien público, en otras fueron

herramientas para el ejercicio del poder simbólico en aras de

causas e intereses meramente políticos que alimentaron viejas

fobias y rivalidades, más allá de la que pudiera haber sido la

muy válida intención original de denunciar el fenómeno del

colonialismo.

La frecuencia con que se ilustraron los libros de habla

inglesa y los escritos extranjeros en general sobre la lucha

armada de 1910 y su repercusión en el México revolucionario,

además de dar a conocer el arte nacional, sirvieron para reforzar

visiones y juicios que a menudo resimbolizaron el sentido de la

obra gráfica y alteraron su intención original. Como fue el caso

de Portrait of Mexico, más allá de los reclamos diplomáticos o de

las intenciones de suavizar agravios, a través de sus páginas se

regó la Leyenda Negra ya no sólo con la satanización del imperio

español, sino con las noticias sobre el propio fracaso de sus

Page 152: Dos Miradas Un Objeto

152

antiguas colonias en América, marcadas por los vicios hispanos

hasta no asumir los rumbos del panamericanismo.

Esta serie de conclusiones confirman de nuevo el papel y el

sentido del arte como componente del conjunto de los fenómenos

socio históricos y la necesidad consecuente de explicar éstos en

su interacción para tener una visión más precisa de la realidad.

Page 153: Dos Miradas Un Objeto

153

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de Relaciones Exteriores-Archivo de la

Embajada de México en España.

AMAE-R Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores

y de Cooperación.

Page 158: Dos Miradas Un Objeto

158

ÍNDICE

INTRODUCCION

Capítulo 1 La forja del imaginario del México artista y

revolucionario.

Capítulo 2 Ídolos tras los altares. Piedra angular del

renacimiento artístico mexicano.

Capítulo 3 Peace by Revolution. Una aproximación léxico-

visual al México revolucionario.

Capítulo 4 Militancia política y labor artística de

Siqueiros en el exilio.

Capítulo 5 Un muro entre dos imperios. Los frescos de

Diego Rivera en el Palacio de Cortés.

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159

Lista de ilustraciones

Capítulo 1 La forja del imaginario del México artista y

revolucionario.

Figura 1 D. Morrow en Teotihuacan

Figura 2 Guerrero en Los Ángeles.

Capítulo 2 Ídolos tras los altares. Piedra angular del

renacimiento artístico mexicano.

Figura 3 Autor desconocido, Anita Brenner ante su máquina

de escribir, ca. 1930.

Figura 4 Autor desconocido, Viaje a Yucatán, ca. 1927.

Figura 5 Portada de Anita Brenner, Idols Behind Altars,

1929.

Capítulo 3 Peace by Revolution. Una aproximación léxico-

visual al México revolucionario.

Figura 6 Miguel Covarrubias, Moros y cristianos.

Figura 7 Miguel Covarrubias, Soldaderas en la revolución.

Figura 8 Miguel Covarrubias, El último ganador de cualquier

batalla.

Figura 9 Miguel Covarrubias, La escuela rural.

Figura 10 Miguel Covarrubias, Agrarista vigilando su tierra

recién conquistada.

Figura 11 Miguel Covarrubias, Retrato de Plutarco Elías

Calles.

Page 160: Dos Miradas Un Objeto

160

Capítulo 4 Militancia política y labor artística de

Siqueiros en el exilio.

Figura 12 Autor desconocido, David Alfaro Siqueiros, Amado

de la Cueva y Carlos Orozco Romero, ca. 1926.

Figura 13 Encuentro con Sergei Eisenstein.

Figura 14 David Alfaro Siqueiros, Un mitin obrero.

Figura 15 Olvera Street

Figura 16 David Alfaro Siqueiros, América Tropical, Plaza

Art Center, en América Street.

Figura 17 Miembros del mural painters

Figura 18 David Alfaro Siqueiros, Ejercicio plástico

Figura 19 Pollock en el Experimental Work Shop dirigido por

Siqueiros

Figura 20 David Alfaro Siqueiros, Retrato de la burguesía.

Capítulo 5 Un muro entre dos imperios. Los frescos de

Diego Rivera en el Palacio de Cortés.

Figura 21 Fotografía de Rivera y Morrow en los murales del

Palacio de Cortés, donados por el embajador al

pueblo de México.

Figura 22 Diego Rivera, La batalla de aztecas y españoles,

La historia de Cuernavaca y Morelos desde la

Conquista española de 1521 hasta la revuelta

agraria capitaneada por Zapata en 1911. Fresco,

Cuernavaca, Palacio de Cortés.

Figura 23 Diego Rivera, El cruce del barranco, La historia

de Cuernavaca y Morelos desde la Conquista

española de 1521 hasta la revuelta agraria

Page 161: Dos Miradas Un Objeto

161

capitaneada por Zapata en 1911. Fresco,

Cuernavaca, Palacio de Cortés.

Figura 24 Diego Rivera, El cruce del barranco (detalle), La

historia de Cuernavaca y Morelos desde la

Conquista española de 1521 hasta la revuelta

agraria capitaneada por Zapata en 1911. Fresco,

Cuernavaca, Palacio de Cortés.

Figura 25 Palacio de Cortés, vista del muro sur, Diego

Rivera, La historia de Cuernavaca y Morelos desde

la Conquista española de 1521 hasta la revuelta

agraria capitaneada por Zapata en 1911. Fresco,

Cuernavaca, Palacio de Cortés.

Figura 26 Diego Rivera, La plantación de azúcar en Morelos,

La historia de Cuernavaca y Morelos desde la

Conquista española de 1521 hasta la revuelta

agraria capitaneada por Zapata en 1911. Fresco,

Cuernavaca, Palacio de Cortés.

Figura 27 Diego Rivera, La nueva religión, La historia de

Cuernavaca y Morelos desde la Conquista española

de 1521 hasta la revuelta agraria capitaneada por

Zapata en 1911. Fresco, Cuernavaca, Palacio de

Cortés.

Figura 28 Diego Rivera, Emiliano Zapata, La historia de

Cuernavaca y Morelos desde la Conquista española

de 1521 hasta la revuelta agraria capitaneada por

Zapata en 1911. Fresco, Cuernavaca, Palacio de

Cortés.

Figura 29 Bocetos para el monumento a la amistad entre

México y España, (1933). AHDSRE-AEMESP Acervo

Histórico Diplomático de la Secretaría de

Page 162: Dos Miradas Un Objeto

162

Relaciones Exteriores-Archivo de la Embajada de

México en España.

Figura 30 Bocetos para el monumento a la amistad entre

México y España, (1933). AHDSRE-AEMESP Acervo

Histórico Diplomático de la Secretaría de

Relaciones Exteriores-Archivo de la Embajada de

México en España.

Page 163: Dos Miradas Un Objeto

163

NOTAS

1 LOMNITZ, Claudio, Chronotopes of a Dystopic Nation: The birth

of “dependency” in late Porfirian México”. Exploring the

Boundaries between History and Anthropology en CIO/ANTHROPOS,

editado por Eric Tagliacozzo y Andrew Willford, 2009, pp 102-137

2 Según Lomnitz se manifiesta en la manera en que “en el

tiempo y en el espacio se piensa a la nación”; por un lado

conforman nuevos espacios de relaciones internacionales, y por

otro emergen grassroots transnacional organization” Lomnitz, op.

cit., 2009, p 102.

3 Esta opinión la emite Lomnitz sobre Turner y puede aplicarse a

otros intelectuales radicales que se ocupan de México a raíz de

la Revolución. Lomnitz, op. cit., 2009, p 125.

4 Conllevaron “an elaborateed system of communications with and

through the US public and its economic counterpart Wall Street,

was well established by late Porfiriato.” Lomnitz, op.cit., p.

107 5 Según M. M Bakhtin se entiende por chronotope a la relación

temporal y espacial que de manera intrínseca se establece en todo

tipo de manifestación de carácter literario. Este concepto se

tomó prestado de las matemáticas para de manera metafórica

definir o señalar la relación temporal y espacial como una

categoría formalmente constitutiva de toda descripción

literaria. BAKHTIN, Michael, The Dialogic Imagination Four

Essais, Editado por Michael Holquis, University of Texas Press,

1992. Lomnitz utiliza en el contexto de las ciencias sociales el

Page 164: Dos Miradas Un Objeto

164

concepto de cronotopo (Chronotopo) para describir la manera en

que necesariamente se percibe a la nación de manera espacial-

temporal, es decir, situada en un tiempo y en un espacio

determinado. Ibidem 2009 6 “These two modalities of internacionalism government brokered

internacional relations and grassrots transnationalism- genereted

constrrasting chronotopes of for Mexico” Ibid., p. 109. 7 Entendemos por Política de la memoria la Determinación o

definición oficial de la manera en que un hecho de trascendencia

colectiva se conmemora, se pasa por alto y se interpreta “ La

que negocia – no sin violencia- lo que aparece y lo que se

oblitera, lo que accede y lo que censura. también la forma en que

a través de la imagen se consigna se oculta o deforma “ Danéo

Flores 2010, p 174 8 El Estado tiene gran interés en interferir en este proceso

porque, según Robert Smith, le permite enviar fuera y controlar

focos de inestabilidad política, a la vez que capitalizar sus

resultados a favor del prestigio e influencia estatal a niveles

extra culturales. La transmigración dio lugar a formas de vida

que Gledhill denomina como transnacionales; junto con el

consecuente proceso de transculturación y el consiguiente flujo

de ideas, símbolos y manifestaciones culturales. Ver Robert Smith

(1997). 9 Tannenbaum "Mexico a promise", Survay Graphic. 5 de mayo de

1924, 129- 132. 10 Con el termino populismo nos referimos al movimiento politico

y su partido Peoples Party 1890-1896, y la ideologia que lo

pervive. 11 “New York Sees de Mexico´s revolutionary art” en The Art

Digest, (New Jersey mid January, 1928).

Page 165: Dos Miradas Un Objeto

165

12 Ver Alan Trachtenberg, The incorporacion of Americas, Hillls

and Wany, NY 1987, p. 158. 13 Ver Mauricio Tenorio, “Viejos gringos radicales

norteamericanos en los años 30 y su vision de México” p. 104 14 Ver John A, Briton “In defense of revolution. American

Interest in Mexico, 1920-1929”Journalism History, 5:4 Winter

1978-1979, p.124. 15 Del abundante material que se publico entonces el numero que

coordinó en 1924 sobre Mexico. Tannenbaum, que era el

corresponsal en este pais de la revista radical neoyorkinaThe

Survay Graphic, fue paradigmatico, de la imagen que los artistas

e intelectuales de los dos paises forjaron entonces en su intento

de explicar al publico estadounidense la compleja y ajena

situación mexicana. En este numero participaron: Ramón Denegri

que se ocupo de la reforma agraria, el entonces Gobernador de

Yucatán Felipe carrillo Puerto, de su experiencia al frente del

gobierno socialista yucateco, y al mismísimo General calles al

sentido y legitimidad de la revolucion de 1910, el el campo

cultural contribuyeron Pedro Enriquez Ureña, el Dr. Atl, Katerin

Ann Porter y Diego Rivera. 16 Tannenbaum "Mexico a promise", Survay Graphic. 5 de mayo de

1924, 129- 132. 17 Manuel Gamio. Programa de la dirección de antropología para el

estudio y mejoramiento de las poblaciones regionales de la

República Mexicana. México, Poder Federal, Departamento de

Aprovisionamientos Generales, Talleres Gráficos de la Nación, 2a

edición, 1919): 166. 18 Katherine Anne Porter Porter, "Corridos" en Survay Graphic,

1924 Ibid; p. 157. 19 Dr. At. Popular Arts of Mexico", en Survay Graphic, 1924

Page 166: Dos Miradas Un Objeto

166

Ibid;. l61-164. 20 Tannembaum. op.cit p. 132. 21 Carleton Beals, Mexican Maze (New York: The Book Leag of

America 1931): 279. 22 Lorenzo Meyer , 1981 p. 361 23 Lorenzo Meyer 1981, p 375. 24 Éste sucedió finalmente al presidente provisional Emilio

Portes Gil, quien había tomado el poder el 1° de diciembre de

1928, tras la reelección presidencial y posterior asesinato del

general Obregón. 25 Los autores Joaquín Cárdenas y John Skirius tratan a

profundidad el tema en sus obras aquí citadas. 26 Entre ellos estaban muchos de los integrantes del grupo de los

Contemporáneos, entre los que se encontraban artistas de la talla

de Carlos Pellicer, Manuel Rodríguez Lozano y Julio Castellanos

Skirius, John José Vasconcelos y la cruzada Vasconcelista de 1929

México, Siglo XXI editores, segunda edición, 1982, p. 205 27 José Vasconcelos, El Proconsulado México, Fondo de Cultura

Económica, 1982. p 764-771. 28 Skirius, John, op. cit., p.132-134. 29 NAW, [0837 a 0838] Copia de el periódico La Opinión, Los

Nogales Cl 26 Dic. 1929. Acusación de Vasconcelos al Embajador

Morrow, quien por conducto de Mr .LLoy representante de prensa

asociada de México, ofreció a José Vasconcelos un ministerio en

el gabinete de Ortiz Rubio siempre que el ex candidato a la

presidencia declarara que había perdido oficialmente. 30 Robert Evans (Seudónimo de Joseph Freeman) "La pintura y la

política: El caso de Diego Rivera" New Masses Nueva York, enero

de 1932, pp. 22-25. 31 Robert Evans (Seudónimo de Joseph Freeman) "La pintura y la

Page 167: Dos Miradas Un Objeto

167

política: El caso de Diego Rivera" New Masses Nueva York, enero

de 1932, p. 23. 32 "Protesta del Sindicato de Pintores y Escultores por los

desperfectos causados en las pinturas que decoran los muros de la

Prepa”. El Demócrata, Julio de 1924. 33 "Fueron cesados todos los pintores estridentistas”, EL

Demócrata (17 de julio de 1924). 34 Bertram, D Wolfe, La fabulosa vida de Diego Rivera,. México,.

Diana, 1986, pp.187-194. 35 NAW. de Alexander W. Wedell a Secretario de Estado en

Washington, 20/octubre/1927, 711.12./ 1110. 36 En 1928 pintó, en el muro norte del tercer piso de la

Secretaría de Educación -dentro de la serie del Corrido de la

Revolución Agraria- el Banquete de Wall Street y El Banquete

capitalista, frescos en los que hace una furibunda sátira de este

sistema y de sus futuros promotores y mecenas: los Rockefeller,

los Ford y los Morgan. Desde la embajada americana Alexander

W.Wedell describió ofendido esta serie de murales al Departamento

de Estado en Washington:“un himno de odio contra el capitalismo,

el cual es marcado por un virulento y ruidoso odio de los Estados

Unidos.” NAW. de Alexander W. Wedell a Secretario de Estado en

Washington, 20/octubre/1927, 711.12./ 1110, 37 Para información sobre la imagen transmitida de México por los

periódicos de los terratenientes en México Hearst y Donehy dueño

del Whashintong Post y The World Steet Jurnal. Ver John A Britton

1978- 1979. Op.cit., 38 Isidoro Brenner llegó a México sin recursos, empezó trabajando

como mesero en Aguascalientes. Ya para 1916 se había convertido en

acaudalado empresario y terrateniente con un próspero rancho

ganadero. Después de perder en la Revolución Mexicana esta primera

Page 168: Dos Miradas Un Objeto

168

fortuna, hizo y perdió seis más. Entrevista con Susannah Glusker, 16

de diciembre de 1994. 39 Anita Brenner, "A Race of Princes", en Jewish Daty Forward, mayo

de 1925, p. 5. Manuscrito, Archivo Anita Brenner. 40 Ibid, p. 6.

41 En 1922 se fue a la Universidad de Texas, en Austin, donde asistió

al seminario de literatura de J. Frank Dobie Información

proporcionada por Susannah Glusker. 42 Novela autobiográfica inédita, s.f. Archivos Brenner. 43 Ibid., pp. 7 y 8. 44 Anita Brenner, `The Jew in México', en The Nation, 27 de agosto

de 1924, p. 211.

45 Véase Anita Brenner, "México Another promised land",, en

Jewish Morning Journal septiembre de 1925. Manuscrito en el

Archivo Brenner. Véase también en Susannah Glusker, Anita Brenner.

A Mind ofHer Own el apéndice con la bibliografía que Brenner

escribió sobre este tema y muchos otros. 46 Diario inédito, 28 de mayo de 1926.

47 Diario de Anita Brenner, 22 de junio de 1926. 48 Carleton Beals, “Goat's Head on a Martyr", en 'The Saturday

Review of 'Literature, Nueva York, 7 de diciembre de 1929, p.

505.

49 Diego Rivera pensaba que la descripción del contexto en que

una obra de arte se había producido no bastaba para interpretar

su significado ni valorar sus cualidades plásticas; por ello,

instaba a Anita a partir del análisis fomtal de los objetos

artísticos, para luego describir las circunstancias en que se

elaboraron. Anita escribió en su diario el 13 de marzo de 1926:

"Diego and I quarreled. He wants me to explain die stuff and I'd

Page 169: Dos Miradas Un Objeto

169

rather write about painters and let that and the work explains

itself".

50 George W Socking, Jr., Race, Culture, and Evolution. Nueva

York, The Free Press, 1971, p. 212.

51 Ibid., pp. 210 y 212. "For Boas, acculturation had to do with the

process of dissemination of cultural elements, with the conditions

that governed. 4.1 The selection of foreign material embodied in the

culture of the people, and the mutual transformation of the old

culture and the newly acquired material". 52 A principios del siglo xx, había ya en México una serie de

importantes intelectuales antidarwinistas que defendían la dignidad

del indio y su cultura, tal es el caso de José López Portillo,

Ricardo García Granados y Ricardo Flores Magón. Véase Aguirre

Beltran, ibid., 1972, pp. 194-200.

53 Anita Brenner, diarios inéditos, 14 de agosto de 1927. 54 Anita Brenner, Ídolos tras los altares, p. 30. 55 Manuel Gamio. La población del Valle de Teotihuacan. México,

Dirección de Talleres Gráficos. 1922. p. 169. 56 Idem.

57 A partir de la creación del Sindicato, el 9 de diciembre de

1923, parte importante de sus integrantes fueron rompiendo con el

universalismo e internacionalismo vanguardista que hasta entonces

compartieron con los diversos grupos de artistas mexicanos, y se

inclinaron por un arte nacionalista, enraizado en las propias

tradiciones indígenas, que fuera factor de cambio social, y

utilizara para ello un lenguaje formal realista con un tono

didáctico.

Page 170: Dos Miradas Un Objeto

170

58 Irónicamente, fue durante el régimen callista cuando Gamio tuvo

que dejar inconclusos sus proyectos y huir del país, por haber

delatado -como subsecretario de Educación-, una serie de fraudes

que se daban en esa secretaría encabezada por Manuel Puig

Casauranc.

59 Claude Fell, José Vasconcelos. los años del águila México,

Universidad Nacional Autónoma de México, 1989, pp. 366-551. 60 Manuel Gamio, op. cit., p. 19. 61 Manuel Gamio, Forjando patria. México, Porrua. 1960, p. 93.

62 Anita Brenner. op. cit., pp. 37 y 38.

63 Redactado por David Alfaro Siqueiros y firmado por él en la

revista Vida Americana, Barcelona, mayo de 1921, núm. 1, p. 1. 64 Anita Brenner, op. cit., p. 281.

65 Ibid. pp. 277 y 278. 66 Ibid. pp. 279 67 Idem.

68 Ibid., 276. 69 Orozco rechazaba que lo identificaran con Goya por sus

caricaturas, ya que a él en México primero se le conoció como

caricaturista y le resultó especialmente difícil que sus colegas

artistas reconocieran sus habilidades como pintor. Véase José

Clemente Orozco, Autobiografía. México, Era, 1970, p. 108.

70 Ibid., pp. 333-350. 71 Ibid., p. 363. 72 Idem.

Page 171: Dos Miradas Un Objeto

171

73 Doy las gracias por la lectura de este artículo y la valiosa

información que me proporcionaron a Itzel Rodríguez, Romana

Falcón, Guillermo Zermeño, Anne Staples, Lorenzo Meyer, Fausto

Ramírez y Engracia Loyo. 74 Guillermo Zermeño, “El concepto intelectual en Hispanoamérica:

génesis y evolución contemporánea”, en Historia Contemporánea,

núm. 27, 2003, p.789. 75 Como resultado de la primera visita de Tannenbaum a México, en

1922, escribió el artículo: “The Miracle School”, en The Century

Magazine, núm. 106, agosto de 1923, p. 499-506. En su siguiente

viaje, escribió la introducción y coordinó la edición de un

número que el Survey Graphyc dedicó a México, en mayo de 1924, en

el que participaron, entre otros, José Vasconcelos, Felipe

Carrillo Puerto, Manuel Gamio y el propio general Elías Calles. 76 Guillermo Zermeño, op.cit., p. 789. 77 De José Juan Tablada a Miguel Covarrubias, 22 de marzo de

l923, AMC/UDLA, Puebla, Fondo Miguel Covarrubias. 78 En la siguiente nota periodística se explica el por qué del

reconocimiento a Covarrubias, Harry Nicholis, “Young Mexican

Artist Proposed for May of Fame by Vanity Fair”, sección en

inglés de El Universal, 30 de abril de 1926. “Razones para la

propuesta: llegado apenas dos años antes, prueba ser un gran

caricaturista que ha exhibido su obra, diseñado las escenografías

y el vestuario de Andrócles y el león, de Bernard Shaw, y de la

Revue Nègre. El libro de caricaturas El Príncipe de Gales y otros

americanos famosos es una de las obras más afamadas de la

temporada. Covarrubias ha llegado a lo más alto sin amiguismos ni

favoritismos y está a la altura de Arturo Toscanini y de Rudyard

Kipling, gracias a la calidad plástica de sus trabajos.”

Page 172: Dos Miradas Un Objeto

172

79 Covarrubias Miguel, Negro Drawings, Nueva York, Alfred Knopf,

1927. 80 De acuerdo con Silvia Navarrete, en estas publicaciones se

demandaba una alta calidad en armonía con el diseño gráfico, al

que se le exigía elegancia y refinamiento, incluyendo a las

caricaturas. Véase Silvia Navarrete, Miguel Covarrubias/HOMENAJE,

México, Centro Cultural Arte Contemporáneo, 1987, p. 36. 81 De Frederick Coykendall, director de publicaciones de Columbia

University Press, a Miguel Covarrubias, 20 de julio de 1933,

AMC/UDLA, Puebla, carpeta Correspondencia, 172, Cajón 1/3, ref.,

Cari-Cavi 127. 82 Idem. 83 Guillermo Zermeño, La cultura moderna de la historia, una

aproximación teórica e historiográfica, México, El Colegio de

México, Centro de Estudios Históricos, 2002, p.132. 84 Mauricio Tenorio, “Viejos gringos: radicales norteamericanos

en los años treinta y su visión de México”, en Secuencia, Revista

de Historia y Ciencias Sociales, México, Instituto Mora, núm. 21,

septiembre-diciembre de 1991, p. 96-97. 85 “Esto ha moldeado de tal manera la mentalidad del mexicano que

la Revolución de 1910 fue considerada por los estudiosos

nacionales tan inevitable como el mar en movimiento y la luz del

día, como el único instrumento para la paz y para alcanzar y

romper con el desequilibrio social.” Frank Tannenbaum, Peace by

Revolution; an interpretation of Mexico. Drawings by Miguel

Covarrubias, Nueva York, Columbia University Press, p. 30 y 49. 86 Como bien señala Fausto Ramírez, este modelo, a su vez, deriva

de otro propuesto por Roberto Montenegro en el mural de la

Biblioteca Iberoamericana (1924). Comunicación oral de F.

Ramírez.

Page 173: Dos Miradas Un Objeto

173

87 Frank Tannenbaum, op. cit., p. 5-10. 88 El gobierno obregonista encabezó los ataques más virulentos

contra los grupos de yaquis insurrectos y fue el régimen

cardenista el que finalmente dio una solución duradera a las

demandas de esta etnia. Exigen a Cárdenas que les sean devueltos

a las ocho tribus yaquis los terrenos que les fueron expropiados

en épocas pasadas. Como parte de la reforma agraria cardenista,

en el margen derecho del río Yaqui se les dota de suficientes

tierras y agua para las poblaciones radicadas en Sonora y también

para los contingentes locales que se encuentran fuera del estado.

Además de dotarlos de tierra, se les brinda la infraestructura

para obtener el mejor aprovechamiento: agua de riego, ganado y

herramientas de trabajo. 89Por otro lado, dada la insumisión distintiva de los yaquis,

desde tiempos de la Colonia se ganaron la fama de salvajes y

aislacionistas. Fue frecuente que los blancos los mantuvieran de

manera alterna o simultánea como reserva de trabajo o reserva de

guerrero. Según los tiempos y el tipo de relación con los

blancos, su imagen oscilaba entre el bárbaro y sanguinario y el

trabajador eficiente. Cécile Gouy-Gilbert, Una resistencia india,

los yaquis, México, Instituto Nacional Indigenista, 1983, p. 204. 90 Este hecho no era casual dado el origen sonorense de los

iniciales brotes revolucionarios y la interrumpida lucha de los

pueblos yaquis por reivindicaciones que venían del siglo XIX de

recuperar el territorio y la independencia política. 91 Se utiliza el término populismo para referirse a la ideología

de los seguidores del movimiento político del Partido del Pueblo,

fundado en el estado de Kansas en 1890 y del que Tannenbaum,

Carleton Beals y Stuart Chase formaron parte y compartieron la

Page 174: Dos Miradas Un Objeto

174

creencia en que la virtud reside en el pueblo, celoso de sus

tradiciones y de una ética comunitaria. 92 Según el autor, dado que “la colonización espiritual era ajena

a los intereses económicos de la conquista que se lleva a través

del Estado, pueden prevalecer otros valores que abren el espacio

para preservar los derechos humanos básicos y las propias

creencias y tradiciones de los indígenas, generándose un

sincretismo cultural que le permite al nativo integrarse a la

nueva cultura. La Iglesia no sólo salvó al indio del exterminio,

dándole igualdad con el hombre blanco, sino que también lo salvó

en el sentido de su situación dentro del mundo, dándole un medio

para perpetuar sus creencias y para practicar su religión”. Frank

Tannenbaum, op.cit., p. 56. 93 Deborah Dorotinsky, “La vida de un archivo, ‘México indígena’

y la fotografía etnográfica de los años cuarenta en México”,

tesis de doctorado en Historia del Arte, México, UNAM, Facultad

de Filosofía y Letras, 2003, p. 103. 94 Alicia Azuela, “Vasconcelos: educación y arte, un proyecto de

cultura nacional”, en Antiguo Colegio de San Ildefonso, México,

UNAM, 2000, 2ª edición, p. 158-159. 95 Frank Tannenbaum, op.cit., p. 3. 96 Idem, p. 176-180. 97 Como bien señala Tenorio, Tannenbaum puso en circulación esta

noción de la Revolución mexicana como popular y cooperativista

que influyó de manera importante en los historiadores

estadounidenses ocupados en México. Para esta visión, fueron

importantes puntos de referencia su experiencia sindicalista

dentro del New Deal, además de la influencia de Andrés Molina

Enríquez y Luis W. Orozco. Mauricio Tenorio, op. cit., p.101.

Page 175: Dos Miradas Un Objeto

175

98 Lorenzo Meyer descifró los misterios de la fotografía de la

que partió Covarrubias para hacer su dibujo. Por él sabemos que

la adelita está posando porque no sabe apuntar, que el tipo de

paisaje y de trinchera –construida con tierra– indican que se

trata del ejército obregonista y que la escena tiene lugar en el

Bajío. 99 La temática sobre la violencia –como característica del

mexicano– y su historia es una constante en los escritos en

lengua inglesa sobre México, pero su tono varía. Puede ir desde

el que busca una explicación si no aprobatoria, sí de empatía,

como es el caso de Tannenbaum, hasta el de la demanda cargada de

racismo, caso de libros como The Devil in Mexico, de L. Morrill o

los múltiples artículos difamatorios sobre México que William

Hearst publicó en sus periódicos. Véase Alicia Azuela, Arte y

poder. Renacimiento artístico y revolución social. México 1910-

1945, México, El Colegio de Michoacán-Fondo de Cultura Económica,

2005. 100 Frank Tannenbaum, op.cit., p. 235. 101 Véase Charles A. Hale, “Frank Tannenbaum and the Mexican

Revolution”, ponencia presentada en la reunión de la Latin

American Studies Association, celebrada en Atlanta, Georgia, en

marzo de 1994, p. 37. 102 Frank Tannenbaum, op. cit., p.175-181. 103 Considera que “es el programa más moderno y sensible, y el

movimiento a gran escala de estimulación cultural y

sensibilización más importante del que se tiene memoria en

América y posiblemente en el mundo”. Frank Tannenbaum, op. cit.,

p. 263. 104 Este diagnóstico sobre los programas educativos

posrevolucionarios nos remite a su propia experiencia como alumno

Page 176: Dos Miradas Un Objeto

176

de John Dewey en la Escuela Moderna, institución de corte

anarquista fundada, entre otros, por Emma Goldman a partir del

modelo creado por el catalán F. Ferre, cuyos miembros aspiraban

precisamente a formar en los alumnos un fuerte sentimiento

comunitario a partir de la adquisición de conocimientos básicos

ligados a la solución de necesidades cotidianas, que les

proporcionarían las herramientas y el sentido ético necesarios

para contribuir en la conformación de una sociedad justa,

derivada del esfuerzo y compromiso de la ciudadanía. Comunidad

orgánica, celosa de sus tradiciones, capaz de resistir la inercia

del anonimato al que la industria y el Estado condenan a los

miembros de la sociedad moderna. Tannenbaum, op. cit., p. 303. 105 Charles A. Hale, op. cit., p. 33-35. 106 Tal fue el caso de Carleton Beals y su libro Mexican Maze, de

Stuart Chase Mexico, an Interpretation, o la serie de

ilustraciones de Rivera que se reutilizaron en la revista Mexican

Folk-Ways. 107 Tannenbaum, op. cit., p.181. 108 Guillermo Palacios, La pluma y el arado, México, El Colegio de

México/Centro de Investigación y Docencia Económicas, 1999, p.

17. 109 Tannenbaum, op.cit., p. 264. 110 En el archivo Covarrubias existe una fotografía de un

zapatista, muy similar a la ilustración, pero, precisamente por

la pobreza de su atuendo, el soldado debe haber formado parte de

la infantería aunque sostenga con orgullo un arma propia de la

caballería. 111 Frank Tannenbaum, op.cit., p.175. 112 Como bien señala Fausto Ramírez, Covarrubias tuvo una relación

directa con Marius de Zayas, el artista mexicano radicado en

Page 177: Dos Miradas Un Objeto

177

Nueva York cuya obra tenía ligas directas con la retratística

vanguardista, además de que promovía este tipo de

manifestaciones. 113 Frank Tannenbaum, op. cit., p. 246. 114Esta obra se publicó en español con el título La paz por la

Revolución, Santiago de Chile, Editorial Ercilla, 1938. 115 El director de Columbia University Press le había advertido a

Covarrubias sobre el tipo de público interesado en el libro y,

debido a que esto limitaba los rangos de venta, de entrada le

ofreció 250 dólares por la totalidad de las ilustraciones,

comprometiéndose a incrementar dicha suma si se vendía más de lo

previsto. El artista pudo conservar los originales de las mismas

y utilizarlos posteriormente para otros fines, además de que

contó con el permiso para incluir las imágenes en la versión

castellana del libro. De Charles G. Prodfitt a Miguel

Covarrubias, 20 de julio de 1933 116 En 1934, un año después de la aparición de Peace by

Revolution, Cárdenas, como parte del Plan Sexenal que rigió su

gobierno, le dio un lugar central al reparto de tierras, hecho

que necesariamente afectó las relaciones con Estados Unidos. Una

de las zonas en las que se inició la repartición fue el valle del

Yaqui, en donde el 27 de octubre de 1937 se les concedieron 500

mil hectáreas a los pueblos yaquis. El entonces embajador de ese

país en México, Josephus Daniels, debió mediar entre los

intereses de sus compatriotas y las posibilidades reales de las

autoridades mexicanas de cumplir con los reclamos de los

afectados, además de cuidar que estos conflictos no dañaran las

relaciones entre los dos países, que ahora con gran éxito se

normaban de acuerdo al protocolo del Buen Vecino impulsado por el

presidente Roosevelt. La asesoría de Tannenbaum a Daniels y con

Page 178: Dos Miradas Un Objeto

178

ello al propio Roosevelt ayudó a que ambos conocieran la compleja

situación del campo mexicano y midieran las graves consecuencias

que tendría el incumplimiento de la reforma agraria.

117 Véase Alicia Azuela, Arte y poder. Renacimiento artístico y

revolución social: 1910-1945, México, El Colegio de

Michoacán/Fondo de Cultura Económica, 2005. 118 David Alfaro Siqueiros, Me llamaban el Coronelazo. Memorias de

David Alfaro Siqueiros, México, Grijalbo, 1977, p. 16-32. 119 Debido a que no se ha encontrado el acta de bautismo del

pintor, y a que su biógrafo y él mismo dan fechas distintas en su

pasaporte, tomamos como la más fiable la que proporcionó su padre

del 4 de marzo de 1914, para la inscripción de los alumnos

numerarios a la Escuela de Santa Anita. En ésta declara que David

Alfaro tenía 17 años. Véase Archivo de Estudios de Historia

Moderna y Contemporánea de México, n. 35, enero-junio 2008, p.

109-144. 120 El 18 de enero Atl le envió un telegrama a Carranza

diciéndole: “Tengo confianza en poder unir a nuestra causa a los

trabajadores, estudiantes y a la clase media”. Véase Charles E.

Cumberland, “Dr. Atl and Venustiano Carranza”. Documento: “Cartas

del Dr. Atl al presidente Carranza, 31 de marzo de 1917”, The

Americas, n. 195, p. 288. 121 Este diario era parte de una serie de periódicos que

publicaron los constitucionalistas en varias ciudades de la

república a través de la Confederación Revolucionaria y con la

participación de los mundialistas. Véase: S. Aldeson Gruber,

Historia social de los obreros industriales de Tampico, 1906-

1919, tesis para obtener el grado de doctor en Historia, El

Colegio de México, Centro de Estudios Históricos, 1982. Varios de

Page 179: Dos Miradas Un Objeto

179

los colaboradores de La Vanguardia desempeñaron en distintos

momentos un papel destacado en la política y en la cultura

mexicana. El Doctor Atl fue su director; el secretario, Raziel

Cabildo; los redactores, Manuel Becerra Acosta, Luis Castillo

Ledón, J. M. Giffard y Jesús Ochoa. Los dibujantes fueron José

Clemente Orozco, Francisco Romano Guillemín, Miguel Ángel

Fernández, Francisco Valladares y David Alfaro Siqueiros.

Sebastián Allende y Octavio Amador fueron los corresponsales

enviados a las trincheras. 122 David Siqueiros, op. cit., p. 101. 123 El manifiesto se publicó en el único número de la revista Vida

Americana, en Barcelona, el mes de mayo de 1921. 124 Monserrat Galí, “Siqueiros en Barcelona (1920-1921). La

gestación de Vida Americana y de tres llamados a los artistas de

América”, El Alcaraván, abril- mayo-junio, 1993, p. 13. 125 El SOTPE se fundó el 9 de diciembre de 1923 por iniciativa de

Siqueiros, Rivera y Xavier Guerrero, entre otros. 126 Véase la caricatura “Calles prestidigitador” que acompaña al

artículo “Calles llega al

poder con una enorme carga de discursos y promesas de amistad

para la clase laborante”, El Machete, n. 23, 1924. 127 Los gastos en la represión militar al levantamiento

delahuertista dejaron sin dinero al gobierno y la deuda pública

se disparó, obligando a la reducción presupuestal, afectando el

patrocinio y la difusión artística. Véanse E. Zebadúa, Banqueros

y revolucionarios: la soberanía financiera de México, 1914-1929,

México, Fondo de Cultura Económica, 1994, p. 250, y G. D.

Cabarga, “Grandes ahorros hará la Secretaría de Educación”, El

Demócrata, 20 de julio de 1924. 128 Archivo General de la Nación (en adelante, AGN), Departamento

Page 180: Dos Miradas Un Objeto

180

del Trabajo, caja 1227, exp. 5, y caja 1155, exp. 3, f. 127. 129 D. Spenser, El triángulo imposible, México, Fondo de Cultura

Económica, 1998, p. 192. 130 Documento 549/7/369. Material proporcionado por Daniela

Spenser. 131 La compleja relación de Siqueiros con Brum impide saber a

ciencia cierta a qué grado influyó ésta en la expulsión del

pintor de las filas del PCM: Blanca Luz, a pesar de su corta

edad, tenía un pasado tortuoso y contradictorio: era viuda del

poeta peruano Parra del Riego y divorciada del también poeta

César Miró. Llegó a México en calidad de deportada política del

gobierno peruano, acusada de participar en un “complot

comunista”. Militó un tiempo en el partido comunista de Uruguay y

fue corresponsable de la página cultural de su periódico

Justicia. En 1930, para Laborde, Blanca Luz era agente

trotskista. Véanse B. Brum, Amor, me hiciste amarga. Poemas

cartas y memorias de México, México, Fondo Nacional para la

Cultura y las Artes, 2002, y H. Achurar, Falsas memorias de

Blanca Luz Brum, Buenos Aires, Siglo XXl, 2002. 132 En palabras de Siqueiros, a Carlos Denegri, Rivera y Marte R.

Gómez los habían expulsado del PCM “por su connivencia con el

gobierno, porque se ordenó que todos se despidieran del gobierno

[…] consideramos que dentro del gobierno actual son los más

enemigos de la clase trabajadora […] porque le facilitan al

gobierno el estandarte rojo”. Véase interrogatorio a David Alfaro

Siqueiros por el jefe del Servicio Confidencial de la

Presidencia, coronel José Manuel Escalante, AGN, Presidentes.

Fondo Pascual Ortiz Rubio, exp. 168-A, f. 513, 1930, reproducido

en Curare, primavera, 1996, p. 72. 133 Entre otros motivos, se debió a la propia experiencia del PCM

Page 181: Dos Miradas Un Objeto

181

con alianzas que le fueron tan provechosas como las que

entablaron con Zuno y Margarito Ramírez en Jalisco; la crisis por

la que pasaba el país a causa, entre otras cosas, de las guerras

intestinas y la correspondiente política de mano dura

gubernamental en contra de todo opositor. 134 Archivo de Gobernación Río de la Loza, Poder Judicial de la

Federación, Juzgado 2o. de Distrito, México, D. F.: Sección Penal

n. 767, mesa primera. Dirección General de Prevención Social, 30

de junio de 1930. 135 Quien ha estudiado de manera más completa tan importante

propuesta de Siqueiros es Maricarmen Ramírez. Véase M. Ramírez,

“Retrato de una década: David Alfaro Siqueiros”, en Otras rutas

hacia Siqueiros, México, Instituto Nacional de Bellas

Artes/Curare, 1996. 136 D. Siqueiros, “Los vehículos de la pintura dialéctico-

subversiva”, en Palabras de Siqueiros, recopilación y prólogo de

Raquel Tibol, México, Fondo de Cultura Económica, 1996. 137 Como consecuencia de su nueva línea de pensamiento a nivel

local, acusó al arte mexicano del momento de folclorizante y

comercial; criticó los sistemas de enseñanza tanto de educación

artística popular —las escuelas al Aire Libre— como especializada

—la Academia—, y para terminar, descalificó al muralismo mexicano

como verdadera forma de arte público al servicio de las mayorías. 138 M. Ramírez, “El clasicismo dinámico de David Alfaro Siqueiros:

paradigmas de un modelo ex-céntrico de vanguardia”, en Otras

rutas hacia Siqueiros, México, Instituto Nacional de Bellas

Artes/Curare, 1996, p. 82. 139 Raquel Tibol, Siqueiros, introductor de realidades, México,

Universidad Nacional Autónoma de México, Dirección General de

Publicaciones, 1961, p. 33.

Page 182: Dos Miradas Un Objeto

182

140 Entre 1929 y 1934, nuestros fresquistas pintaron 15 murales en

varias de las instituciones académicas y culturales más

prestigiadas de los Estados Unidos. En el caso de Diego Rivera

sus principales promotores y contratistas fueron varios de los

mismos colaboradores en el programa de diplomacia cultural, tales

como Morrow, Nelson Rockefeller para el Museo de Arte de Nueva

York y el Rockefeller Center, Henry Ford en el Detroit Institute

of Arts, The California School of Arts y para la Bolsa de Valores

de San Francisco California. Véase A. Azuela, op. cit. 141 Archivo Sala de Arte Público Siqueiros, Los Ángeles,

California (00197) Chouinard School. Plaza Art Center, Los

Ángeles, California, 1933, f. OO197-0028. 142 D. Siqueiros, “Los vehículos de la pintura dialéctico-

subversiva”, en Palabras de Siqueiros, recopilación y prólogo de

Raquel Tibol, México, Fondo de Cultura Económica, 1996, p. 223. 143 El John Reed Club de Hollywood era una organización que

conjuntaba a artistas e intelectuales de distintas tendencias

dentro de la izquierda con un ecumenismo ya para entonces muy

poco común, el cual incluía lovstonianos, comunistas y

socialistas. profesionales. 144 Véanse los numerosos artículos en los que se habló y se hizo

publicidad del curso dentro y fuera de Los Ángeles: Arthur

Millier, “True fresco held key to renaissance in painting”, Los

Ángeles Times, 8 de octubre de 1932. “Fresco painting

resurrected”, Los Ángeles Times, 18 de junio de 1932, Centro

Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes

Plásticas (en adelante, CENIDIAP), Archivo Siqueiros, fólder Los

Ángeles, y “California Group Studies Fresco Technique with

Siqueiros”, The Art Digest, 1 de agosto de 1932, p. 13. 145 Versión corroborada por los ayudantes de Siqueiros Ruben

Page 183: Dos Miradas Un Objeto

183

Kadish y Looser Jeilelson en una entrevista que les hizo Shifra

Goldman en 1973. Archivo Shifra Goldman, Caja Siqueiros, f. 14.

Agradezco a la doctora Goldman por permitirme consultar sus

archivos. 146 Véase R. Romo, East Los Ángeles, Austin, University of Texas

Press, 1983, p. 161. Los mexicanos vivían autosegregados e

incomprendidos social y culturalmente. No en balde, para 1928

sólo un 0.1 %, es decir 497 de ellos se habían nacionalizado,

situación que se presentaba como una muestra de su incapacidad

para incorporarse a la vida estadounidense. 147 Archivo Shifra Goldman. 148 Véase L. Hurlburt, The Mexican muralist in the United States,

Albuquerque, University of New Mexico Press, c. 1989, p. 284,

nota 37. 149 Véase S. Goldman, “Siqueiros y tres de sus primeros murales en

Los Ángeles”, Crónicas, 2002, p. 58. 150 Véase M. Ramírez, “El clasicismo dinámico de David Alfaro

Siqueiros: paradigmas de un modelo ex-céntrico de vanguardia”,

op. cit., p. 125-146. 151 D. Alfaro Siqueiros, “Los vehículos de la pintura dialéctico-

subversiva”, op. cit., p. 81-86. 152 Siqueiros se refirió a esta etapa y a su obra en las

conferencias tituladas “Las experiencias técnicas del

renacimiento mexicano y su importancia como factor

revolucionario”, “La obra del bloque de pintores de Los Ángeles”

y “La revolución técnica de la pintura y los nuevos derroteros de

las artes plásticas”. CENIDIAP, carpeta DAS 003730375. Borrador

de las conferencias impartidas en Uruguay en CENIDIAP, Siqueiros,

documento original del Getty Research Institute, p. 23. 153 D. Siqueiros, “Los vehículos de la pintura dialéctico-

Page 184: Dos Miradas Un Objeto

184

subversiva”, op. cit., p. 82. 154 Entre ellos estuvieron los escritores Ildefonso Pereda Valdés,

Vicente Basso Maglio, Juvenal Ortiz Saralegui; los pintores

Guillermo Laborde, Norberto Berdía y Julio Verdié y el escultor

Bernabé Michelena, quien a la vez era presidente del Comité

Nacional Antiguerrero del PCU. 155 Véase Pablo Yankelevich, Miradas australes. Propaganda,

cabildeo y proyección de la Revolución Mexicana en el Río de la

Plata, 1910-1930, México, Instituto Nacional de Estudios

Históricos de la Revolución Méxicana / Secretaría de Relaciones

Exteriores, 1997. 156 En vez de acomodar el desnudo en posición académica fue

colocado en una caja de cristal accionada mecánicamente, lo que

permitió lograr rica e insólita variedad de fotografías que se

utilizaron como bocetos tradicionales. 157 Las agrupaciones nacionales adoptaron el sistema de los

“Iecheeks” que las dividían en pequeñas entidades de 20 personas,

cuyo jefe sólo se comunicaba con los superiores. International

Affairs Record of the Department of State Related to Political

Relations Between Mexico and Other States, record group 59. 158 Gabriel Peluffo Linari, Pintura uruguaya: breve selección del

periodo 1840-1980, Montevideo, Capital AFAP, 1999. 159 International Affaires Record of the Department of State

Related to Political Relations Between Mexico and Other States,

record group 59. 160 Pretendió “coadyuvar con el movimiento obrero de los Estados

Unidos en la lucha diaria gráfica por los intereses del verdadero

pueblo americano” (La Trácala, 1962, p. 23). 161 A. Azuela, “Public art, Meyer Schapiro and Mexican muralism”.

Special Issue on Mayer Schapiro”, Oxford Art Journal, v. 17, n.

Page 185: Dos Miradas Un Objeto

185

1, 1994. 162 AGN, Investigaciones Políticas y Sociales, caja 106, v. 126,

exp. 14.2.1. En la galería 2 del AGN se encuentra un amplio

expediente sobre este incidente. 163 LOMNITZ, p.187. 164 GARCÍA CÁRCEL, Ricardo. La leyenda negra Historia y

opinión, Alianza Editorial, 1992. FALTA PÁGINA 165 ADMFK, Carta de Diego Rivera a D. W. Morrow, México, diciembre

5 de 1929, Sección Diego Rivera Murales, Serie 5 Palacio de

Cortés. 166 CATLIN, Stanton, “Some sources and uses of precolumbian art in

the Cuernavaca frescos of Diego Rivera”, Actas y memorias XXV

Congreso Internacional de Americanistas, 1964, p.439-449.

Este autor hizo una investigación sobre las fuentes iconográficas

en que se basó Rivera para elaborar los murales del Palacio de

Cortés y Palacio Nacional. 167 Caudillo de los pueblos del sur quien peleó contra los

españoles dueños de ingenios, haciendas, tiendas de raya y

comercios, “proclamó el Plán de Ayutla en 1854 y fue presidente

de la republica de 1855 a 1856, p. 182. 168 Francisco Leyva: General liberal que al mando de 600 hombres

atacó en 1860 las haciendas San Vicente, Dolores y Chiconcuac,

las cuales pertenecían a españoles. Con el apoyo de Álvarez, a

la caída de Maximiliano, promovió la creación del estado de

Morelos y fue su gobernador dos cuatrienios, durante los cuales

luchó contra la expansión de los latifundios sobre las tierras

indígenas. IBIDEM, p. 157 169 En ese fallido intento Leyva contó con el apoyo de Madero,

quien a su vez se enfrentó a los propietarios que defendían el

liberalismo económico y extendió su lucha hasta los hacendados

Page 186: Dos Miradas Un Objeto

186

azucareros, ganando adeptos a la causa maderista entre los

morelenses. 170 RUEDA MITHERS, p. 44. 171 JIMÉNEZ CATALINA, p. 127. 172 FALCÓN, op. cit. P. 103 173 Ibid p. 103 174En este proceso fueron importantes los efectos de la Ley de

desamortización elaborada por Lerdo de Tejada en 1856, que a la

larga contribuyó con la concentración de la propiedad en grandes

latifundios a costa de comuneros y pequeños terratenientes que

fueron perdiendo sus tierras a lo largo de la segunda mitad del

siglo XIX. 175 Los españoles estaban dedicados a la producción de alimentos:

para satisfacer la demanda urbana de cultivos de maíz, trigo,

frijol, azúcar, aguardiente y pulque. Leonor Ludlow, Empresarios

y banqueros: entre el porfiriato y la Revolución,

Clara E. Lida (comp.) Una inmigración privilegiada.

Comerciantes, empresarios

y profesionales españoles en México en los siglos XIX y XX.

Madrid, Alianza

América, 1994, pp.142-169. (ISBN 84-206-4234-7)

El sector más poderoso en las finanzas era el español. Fundó dos

de los bancos principales: Banco Nacional de México y Banco

Mercantil Mexicano. Los comerciantes mexicanos y españoles se

fusionan con el Banco Nacional Mexicano en 1882. Varios

peninsulares estaban en los sectores agrícola y financiero, tal

es el caso de Benito Arena en Banco de Morelos. LUDLOW, p. 146. 176 FALCÓN, op. cit. p. 105 177 CRESPO, p. 694. 178 FALCÓN, p. 113.

Page 187: Dos Miradas Un Objeto

187

179 “Por lo mucho que tuvieron en común - una historia de luchas

por la tierra, una identificación mestiza común, una larga

sujeción a las mismas políticas, movimientos sociales etc.- los

campesinos de Morelos comparten a grandes rasgos una identidad

regional.” LOMNITZ, p. 193 180 “En contacto directo con los campesinos mexicanos, obligados a

dar cuentas a los terratenientes, de escasa cultura y maneras

rudas, pero de un nivel de ingresos y posición social elevados

para el medio rural , se habría convertido en el grupo más odiado

y perseguido durante la revolución “ GONZÁLEZ, LOSCERTALES p.

276.

182 A partir de 1913 la situación de los españoles fue muy grave,

ya que fueron considerados cómplices y sostenedores de la

contrarrevolución. Fue la colonia extranjera que más sufrió por

su cantidad numérica, su dispersión geográfica y sus estrechas

alianzas de sangre. El 40 % tuvo que emigrar del país y el otro

30% emigró a otras zonas de la República. Citado en CERRUTTI,

p.178. 183 FALCÓN, op. cit. p. 115 184 CRESPO, op. cit. p. 839 185 RODRIGUEZ MORTELLARO, Itzel, El pasado Indígena en el

nacionalismo Revolucionario, El mural México Antiguo (1929) de

Diego Rivera en el palacio nacional. Tesis de Maestría en

Historia del Arte, FFL UNAM, 2003.¡ 186 IBID, p. 22. 187 WOLFE, Bertram D. Portrait of Mexico, Covici Frieds, 1937. 188 Rivera participa en este proceso desde 1923 en sus frescos de

la SEP en la sección dedicada a las fiestas cívicas con la

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representación del reparto agrario, y en la capilla de la

universidad de Chapingo donde rinde un homenaje a la revolución

agraria y sus próceres principales, Otilio Montaño y Emiliano

Zapata (1926-1927) 189 LOMNITZ, op. cit., p.187 190 La predellas, como en los altares renacentistas, hacen las

veces del pedestal del altar y se decoran con escenas

narrativas de pequeña dimensión que sólo pueden observarse de

cerca. 191 ADMFK, José González Ortega, “Los frescos de Diego Rivera en

el Palacio de Cortés. Una entrevista con su autor” p.14, Sección

Diego Rivera Murales, Serie 5, Palacio de Cortés. 192 IBID, p.5 193 La lucha fue especialmente sangrienta en los Estados de

Jalisco, Michoacán, Colima, Nayarit, Durango, Aguascalientes y

Zacatecas, por no hablar de la persecución sistemática en

Veracruz y Tabasco. 194 ADMFK, Carta de Manuel Genis Guevara a Diego Rivera,

Cuernavaca, Morelos a 16 de mayo de 1938, diciembre 5 de 1938,

Sección Diego Rivera Murales, Serie 5 Palacio de Cortés. 195 CATLIN, op. cit. p.283. 196 GENIS GUEVARA, p. 6. 197 Ibídem, p.6 198 PÉREZ MONTFORT, Ricardo, Hispanismo y Falange, Fondo de

Cultura Económica, 1992, p.33 199 MEYER, Lorenzo, El cactus y el olvido: las relaciones de

México y España en el siglo XX, Océano, 2002. P.233 200 PÉREZ MONTFORT, op.cit., p. 33. 201 AMAE-R 962, E1, “Las pinturas de Cuernavaca y su superación en

un monumento a la amistad y compenetración de México y España”

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informe del Embajador de España en México, Julio Álvarez del Vayo

al Ministerio de Estado Español, México, 1° de marzo de 1933, p.

1. 202 MEYER, op. cit., p. 249. 203 GARCÍA SANCHIZ, Federico, “Un ruego al señor Embajador de

México” en ABC edición de la tarde jueves 20 de mayo de 1933. 204 “El exgobernador Andreu contesta a Federico García Sanchiz” El

Universal Gráfico, jueves 18 de mayo de 1933. 205 “El exgobernador Andreu contesta a Federico García Sanchiz” El

Universal Gráfico, jueves 18 de mayo de 1933. 206 AMAE-R 962, E1, “Las pinturas de Cuernavaca y su superación en

un monumento a la amistad y compenetración de México y España”

informe del Embajador de España en México, Julio Álvarez del Vayo

al Ministerio de Estado Español, México, 1° de marzo de 1933, p.

2. 207 AMAE-R 962, E1, “Las pinturas de Cuernavaca y su superación en

un monumento a la amistad y compenetración de México y España”

informe del Embajador de España en México, Julio Álvarez del Vayo

al Ministerio de Estado Español, México, 1° de marzo de 1933, p

4. 208 AHDSRE-AEMESP 613, foja 276. “Convocatoria: Monumento a la

Amistad entre España y México”, Madrid, 9 de Julio de 1933. 209 AMA -R 962 E 10, “Pinturas murales de Diego Rivera” informe

del Encargado de Negocios de España en México Sr. Ramón María de

Pujadas dirigido al Ministro de Estado Español, México, 26 de

diciembre de1935. 210 AMA -R 962 E 10, “Pinturas murales de Diego Rivera” informe

del Encargado de Negocios de España en México Sr. Ramón María de

Pujadas dirigido al Ministro de Estado Español, México, 26 de

diciembre de1935.

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211 AMA -R 962 E 10, “Pinturas murales de Diego Rivera” informe

del Encargado de Negocios de España en México Sr. Ramón María de

Pujadas dirigido al Ministro de Estado Español, México, 26 de

diciembre de1935. 212 AMA -R 962 E 11, “Minuta del Subsecretario del Ministerio de

Estado Español al Encargado de Negocios de España en México” 14

de febrero de 1936, p. 3. 213 Diego Rivera his life and Times apareció en 1939 en la

Editorial Alfred A Knopf de NY. 214 En 1925 lo deportó el gobierno mexicano debido a su labor

subversiva en el PCM y a sus ligas directas con la IC como agente

de la tercera internacional, se dedicó entonces de tiempo

completo a la militancia política como director de actividades

culturales en la Rand School de Social Sciences en NY. 215 En 1929, bajo el liderazgo de Jay Lovestone, formó parte de

los fundadores del Comunist Party of the USA The Independent

Comunist Labor Leage 1937 and The Independent Labore Leage of

America (1938) Grupos Independientes de Stalin. En 1951 rompe con

el comunismo. HESSEN, p. 7. 216 ADMFK, Sección Diego Rivera Murales, Serie 5 Palacio de

Cortés, Sección 4 libros y escritos. WOLFE. 217 PEREZ MONTFORT, 1994, p. 350. 218 AZUELA, op, cit., 1994, p. 57. 219 Portrait of Mexico levantó una interesante polémica entre el

historiador del arte Mayer Shapiro y Bertram Wolfe. Véase

SCHAPIRO, WOLFE, y AZUELA. P. 55-59. 220 WOLFE, op. cit. p. 98.

221 IBIDEM, p.99

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