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Dossier de prensa Icnelia 2006

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Dossier de prensa del año 2006 con las noticias publicadas sobre la ONGD Icnelia

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Escenas - Nº 239 - Julio 2006 General

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Icnelia, la primera ONG de Santa Pola, ayudará a las comunidades de Nicaragua

En la lengua de los indígenas azte-cas, Icnelia significa “hacer el bien”, y ése es precisamente el fin de un grupo de santapoleros que, aprovechando el trabajo iniciado por la Junta Mayor de Cofradías a través del Proyecto Humano Nicaragua, acaban de crear una organización no gubernamental para el desarrollo, la primera que se gesta en la villa.

José Miguel Zaragoza, jefe de la Policía Local, es el presidente de Icnelia. En la presentación oficial, hizo mención al viaje que él mismo realizó a Nicaragua en noviembre del año pasado: “la ocasión que me brindó la Junta Mayor de Cofradías me causó un gran impacto. Al volver transmití mi experiencia y mucha gente me expresó la voluntad de hacer algo más, y de ahí partió la idea de crear una ONG gracias a la voluntad de un grupo de personas que nos unimos para aunar esfuerzos y que hoy inicia su andadura”.

El fin de Icnelia es crear proyectos para cubrir las necesidades básicas y

la ayuda al desarrollo: “nuestro primer paso es Nicaragua, en concreto la ciu-dad de Bluefield y las comunidades del interior de la selva, al este del país, aunque no descartamos en un futuro actuar en otros lugares del mundo”.

Manuel Martínez Monera, secre-tario de la Junta Mayor de Cofradías y vocal de Icnelia, hizo repaso de la gestación de este proyecto: “coincidió que Miguel Ángel García, un sacer-

dote joven que estuvo siete años en Santa Pola, marchó a Nicaragua como misionero y nos transmitió su labor y las necesidades, lo que supuso para nosotros un estímulo y lanzamos el Proyecto Humano Nicaragua. Este verano celebraremos el tercer festival en el que participan los colegios y guarderías de Santa Pola para re-caudar fondos, la gente aquí es muy generosa. El dinero se lo mandamos

a Miguel Ángel y él lo distribuye en micro créditos, actuaciones sanitarias y con los ancianos, etc”.

Según Martínez, “surgió la posibi-lidad de que José Miguel Zaragoza vi-sitara la zona el año pasado y gracias a la gran motivación que ha supuesto para todos, el Proyecto Humano Nicaragua se unirá al proyecto de Icnelia”. La tercera edición del festival se celebrará el próximo 8 de agosto en el Auditórium El Palmeral y con-tará con la presencia del misionero Miguel Ángel García.

María Dolores Mulá, pintora ilici-tana afincada en Santa Pola, se ofreció encantada para diseñar la imagen corporativa de Icnelia, lo que supone en palabras de su presidente “un valor añadido muy importante por su prestigio como artista”. Mulá elogió la iniciativa “en la que hay personas muy variadas en su campo profesio-nal y con mucho que aportar, con las ideas muy claras y con muchas ganas de trabajar, porque hay mucho por hacer”.

Componentes de la junta directiva de Icnelia el día de la presentación

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JOSÉ JUAN LÓPEZ-Miguel Ángel, no me resisto a preguntarte

cómo despierta en ti la vocación.-En mi familia siempre ha habido un ambiente

cristiano y una educación religiosa. Entré en el semi-nario con 16 años a estudiar 3º de BUP, no con un planteamiento de ser cura, sino por ver qué sentido

tenía. En un viaje a la Hospitalidad de Lourdes, en medio de un ambiente de servicio y un encuentro de jóvenes, oí el testimonio de una muchacha que iba a entrar en un convento de clausura. Conocí muchos seminaristas en ese viaje, gente muy sana, y en aquella reunión me surgió la chispa, recuerdo que me fui a la gruta de la virgen y me dije: “el

año que viene me cambia la vida”. Y estando en el seminario, surge un misionero que venía del Japón después de casi 30 años allí y me impactó. Desde el año 88 no he dejado de participar en convivencias con gente de toda España, y fui alimentando esa vocación misionera hasta el punto de que, cuando me ordeno, el planteamiento que le hago al obispo es el de marchar a misiones, aunque tenía que estar unos años en la Diócesis “para aprender a ser cura”.

-Es decir, que tuviste claro desde el principio tu alma misionera.

-Mi vocación misionera surge al mismo tiempo que la sacerdotal. Yo he disfrutado mucho de ser cura en Santa Pola, hay mucho que hacer, pero siempre ha habido una ilusión de compartir mi vida con la gente más pobre, incluso de vivir pobre entre los más pobres. Si eso se pierde de vista, se pierde

Hay que ser conscientes de que lo que más alegría nos da es poder hacer algo por

los demás

sacerdote y misionero

en Nicaragua

Miguel angel

Garcia i

i

Como el vino de su tierra natal, es humilde y de pura cepa. Miguel Ángel García Martínez nació en la riojana Arnedo hace 37 años, y en 1993 recaló por estas tierras para dar sus primeros pasos como sacerdote. Su carácter afable le granjeó pronto la simpatía de los

santapoleros, y él correspondió con su cercanía y amistad. Después de seis años partió a Nicaragua para cumplir su sueño en la vida: ser misionero. Desde su pueblo de adopción no se le olvida y sus comunidades son destinatarias de nuestra ayuda humanitaria.

Miguel Angel García contempla la playa de Levante siete años después de su marcha a las misiones

Oficiando misa en una de las comunidades de la selva atlántica de Nicaragua

ENTREVISTA Escenas nº 240 - Agosto 2006 24

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frescor evangélico. Y no se puede decir que la Iglesia no sea solidaria, porque veo las necesidades en Nicaragua, el dinero que llega, y viviendo en medio de diez u once iglesias diferentes, me doy cuenta de la solidaridad de la Iglesia Católica.

-¿No te desvió lo más mínimo tus seis años como sacerdote?

-Yo llegué a Santa Pola en 1993 siendo diácono, en diciembre de ese año me ordené sacerdote en Callosa y estuve aquí hasta el 99. Llega un momento en que te vas metiendo en la pastoral, en el trabajo aquí, siempre hay necesidades y pobreza… Pero el gusanillo estaba ahí, mis compañeros se iban marchando y supuso un discernimiento: ¿cuál era el proyecto que tenía Dios para mí? Hablé con el entonces obispo don Victorio y siempre recordaré que me dijo: “me das una alegría y una tristeza. Una alegría porque puedo decir que tienes vocación misionera, pero una tristeza porque tengo que desprenderme de un cura”.

Santa Pola, su primera “novia”-¿Qué recuerdos tienes de esos seis años entre

nosotros?-Mi primera “novia”… (risas), me refiero a

Santa Pola. Vine con 24 años con la ilusión de aprender después de ocho años en el seminario. Santa Pola fue como el primer amor, disfruté mu-chísimo. Tengo conciencia de que trabajé mucho, algún verano tuve estrés, pero tuve suerte porque el pueblo estaba con muchas ganas, salieron muchos jóvenes en el instituto para montar la escuela de catequistas, el movimiento familiar cristiano, grupos de matrimonios… Fui afortunado porque hubo mucha gente que me fue introduciendo en algunos ámbitos que no pasaban por mi mente.

-¿Te refieres a haber sido el primer cura “moro”?

-Lo de participar en las fiestas de moros y cristianos fue algo que empezó como una broma, cenando en una casa con dos matrimonios, quisieron animarme y cuando me di cuenta ya tenía el tra-je… Pasé mucha vergüenza el primer día, pero el meterme en la fiesta me abrió un abanico de conocer gente, porque todo el mundo no va a la iglesia. Las amistades que pude ir haciendo a través de la fiesta no las habría conseguido de otra manera, porque creo que soy un sacerdote muy tradicional. La gente puede criticar mucho a la Iglesia, pero para mí es madre, esposa e hija. ¿Qué padre no se pone de mal humor cuando su hija ha hecho, como decimos en Nicaragua, una “zanganada”? Y no por eso deja de quererla. Sí llamó la atención el tema de las fiestas porque nunca había pasado, yo me quedo con lo

de los Moros y Cristianos por el hecho de tener un grupo de amigos que te abre a otros amigos, y vas viviendo historias personales, desde la amistad se

acercan cuando probablemente de otra forma nunca lo hubieran hecho.

-¿En aquella Santa Pola se podía ser misio-nero?

-Yo hice la prestación social en el Calvario con

los niños y aquello también me abrió a esa realidad. Me acuerdo que vino a vivir aquí gente de fuera que había trabajado en Cáritas, y me decían que

no seguían porque como en Santa Pola no había pobreza… Claro que hay, pero hay que meterse. Fue una alegría que se creara el grupito de Cáritas, que se fuera desarrollando el tema de inmigrantes, de familias rotas… Yo tengo historias dolorosas,

Cuando me marché dije que no sólo yo me iba a misiones, sino que me gustaría que la comunidad de Santa Pola viniera conmigo

La falta de comunicaciones es una de las grandes trabas para el desarrollo en la zona. Las “bestias” siguen siendo un medio de transporte imprescindible para transitar embarrados caminos.

ENTREVISTAEscenas nº 240 - Agosto 200625

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Escenas nº 240 - Agosto 2006 26

-¿Qué situación te encuentras cuando llegas a Nicaragua?

-Nicaragua alcanza un período de paz en 1990, antes había casi una guerra civil entre el Frente San-dinista y la Contra apoyada por los norteamericanos. Si aquí decimos que aún hay heridas de la guerra civil, imagínate allí tras sólo 16 años… La clase política de Nicaragua es una desgracia para el país, la gente está desatendida, un millón de niños sin escolarizar, en los hospitales públicos hacen lo que

Nicaragua: hastío y pesimismo

pueden pero no hay buena atención ni medicinas, los maestros ganan cien dólares, y a lo que no hay derecho es a que el presidente de Nicaragua gane cinco veces más que el de España…

-¿Y en concreto en la zona atlántica de Blue-fields, en plena selva?

-En la zona donde estoy no hay carreteras, y como el desarrollo está muy ligado a la formación y la educación, habiendo un millón de niños sin escolarizar… Y los que lo están, me gustaría que

vieras la formación de un universitario… Con lo que gana, la gente vive al día, además no hay trabajo. Mi ciudad, Bluefields, vive de las remesas de lo que mandan los nicaragüenses que han salido fuera. Cuando llegas allí, ves las casas, las calles, se te cae el alma a los pies. Hay muchos contrastes, los ricos son muy ricos y los pobres son muy pobres. Políticamente hay indiferencia, hastío, pesimismo… Al principio, los borrachos me daban mucha rabia. Ahora los miro con compasión, porque es una enfermedad, el alcoholismo es una salida al no pensar. Te da pena. La familia está destrozada, hay mucho machismo, en una casa es normal encontrarte hermanos de cinco padres distintos, hay muchos niños en la calle… En la costa atlántica, donde vivo, las condiciones de vida

son penosas, las comidas, el tener que ir a por agua para bañarte, los mosquitos, la suciedad de las casas, todo eso te impacta, pero el cuerpo es una máquina que se habitúa. Yo me siento privilegiado pudiendo compartir con ellos mi vida y mi fe como sacerdote.

-Santa Pola se ha mostrado solidaria con tu causa, primero con los tres festivales del “Proyecto Humano Nicaragua” organizados por la Junta Mayor de Cofradías, y ahora con la creación de la ONG Icnelia, que comenzará a trabajar en la selva nicaragüense. ¿Qué sientes al comprobar de primera mano este movimiento de ayuda?

-Primero, me da mucha alegría que haya gente que no haya perdido la sensibilidad de que el mundo está muy mal repartido, y también el sentirme querido. Mi madre asistió al primer festival y me contaba cosas muy bonitas, estaba muy orgullosa. Cuando me marché dije que no sólo yo me iba a misiones, sino que me gustaría que la comunidad de Santa Pola viniera conmigo, y sin moverlo me sorprendió que se lo tomaran en serio. Después, hay un sentimiento de pequeñez, temor y temblor por que este proyecto se base en mí, una gran responsabilidad por ser el des-tinatario de ese dinero que la gente dona con su confianza en mí, y que redunde en riqueza, que se cree una comunión mutua entre las parroquias de Los Ríos y de San Mateo con Santa Pola, y al mismo tiempo que Santa Pola lo sienta suyo.

-Nos dicen que la gente de allí conoce Santa Pola…

-Claro, la conocen porque con las ayudas que han llegado se han ido arreglando cosas, por ejemplo a los ancianos les estamos dando una bolsa de comida cada mes, y decimos que ese dinero viene de un festival que se ha hecho en Santa Pola.

-¿Qué se puede decir a las personas que aportan su granito de arena?

-El llamamiento a la gente es que esto no quede en un ratito que tranquilice su conciencia, sino que forme parte de su estilo de vida, en la educación de sus hijos. Yo digo esto y sé que la gente lo quiere hacer, hay una ilusión, pero luego la sociedad nos puede. Pero hay que se conscientes de que lo que más alegría nos da es poder hacer algo por los demás.

Los vertederos de las grandes ciudades son un lamentable entorno de trabajo para muchos niños

Situación de la ciudad de Bluefields y las comunidades de la selva en el extremo oriental de Nicaragua

ENTREVISTA

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Escenas nº 240 - Agosto 200627

pero preciosas: de llevarte al centro de atención a una mujer con su niño porque el marido la quería matar, o en algún momento jugarnos la vida con muchachas que estaban metidas en las mafias de la prostitución… La vida es para darla, el que no vive para servir, no sirve para vivir.

-Y llega el momento de abandonar esa vida y buscar nuevos horizontes.

-Lo que suponía era el desprenderte de la familia, los amigos, las comodidades. Cuando tocó marchar, dolió mucho, es una separación que rompe, y no sabía dónde iba a marchar, era dejarlo todo. Cuando dejé la casa, tenía ocho sacos grandes de basura con papeles y cosas que había ido acumulando, y todo fue al contenedor. Y salí con dos maletas a misiones, eso me dio mucha libertad. Yo creo que hay que recuperar en España una pastoral desde la misión en su mayor pureza, hay que anunciar a Jesucristo como buena noticia. Ante las dificultades y los problemas, allí la gente se agarra a Dios, aquí me agarro a unas buenas vacaciones o a una noche de juerga. El agua no es un bien escaso, pero hay que andar a veces kilómetros para conseguirla

Santa Pola da un ejemplo de solidaridad

Más de 600.000 de las antiguas pesetas es la cifra provisional de la recaudación conseguida a través del III Festival Proyecto Humano Nicaragua. Santa Pola volvió a dar un ejemplo de solidaridad el pasado 4 de agosto en el festival benéfico que organiza la Junta Mayor de Cofradías por tercer año consecutivo y cuya recaudación va destinada a ayudar a las comunidades de la selva de Nicaragua. En el evento participaron todas las guarderías y escuelas de baile de la localidad, con lo cual el protagonismo fue para los más peques, quienes demostraron sobre el escenario del auditórium El Palmeral el buen trabajo que han venido ensayando durante semanas. En mitad del acto, la presidenta de la Junta, María Asunción Ruiz, pidió la presencia

de Miguel Ángel García, quien se dirigió al numeroso público asistente para compartir su experiencia misionera, ayudado por la proyección de un audio-visual que mostró a través de imágenes impactantes la dura situación que se vive en Nicaragua. Estuvo acompañado por el nicaragüense padre Iván, quien ensalzó la labor llevada a cabo allí por Miguel Ángel, y por José Miguel Zaragoza, presidente de la ONG Icnelia, que comenzará su labor humanitaria en la misma zona.

Fruto del pago de la entrada al festival y de la “fila cero”, hasta el momento se ha recaudado unos 3.600 euros, aunque según fuentes de la Junta Mayor de Cofradías, todavía no se ha cerrado el recuento, ya que siguen llegando donativos

que añadir a esta cifra, por lo que se espera siga aumentando.

Los nadadores también colaboranPor otro lado, el Club Natación Alone, organi-

zador de la XI Travesía a Nado Tabarca-Santa Pola, tuvo la feliz idea de destinar parte de los recursos obtenidos a la solidaridad, así que donaron un euro de cada inscripción registrada a Icnelia, la primera ONG de Santa Pola creada recientemente, y cuyo primer objetivo humanitario está ligado también a Nicaragua. El presidente del club, Manuel Giner, junto al campeón del mundo David Meca, entrega-ron a José Miguel Zaragoza, presidente de Icnelia, un cheque por valor de 350 euros, tantos como nadadores participaron.

De izquierda a derecha: niños de todas las guarafl

ENTREVISTA

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generalEscenas nº 243 - Noviembre 200613

Una delegación de la ONG Icnelia viaja este mes a Nicaragua para organizar ayuda desde Santa Pola

El próximo 20 de noviembre parte en dirección a Nicaragua una delegación de la ONGD Icnelia, creada hace unos meses en Santa Pola con el primer objetivo de aportar ayuda humanitaria al desarrollo de las comunidades de la zona selvática de este país centroamericano, uno de los más deprimidos de América, en el que desempeña su labor como misionero el padre Miguel Ángel García, quien fuera cura en Santa Pola durante seis años.

José Miguel Zaragoza, presidente de Icnelia, junto a sus compañeros de directiva Augusto Soler y nuestro director José Juan López, viajan con el objetivo de concretar los proyectos que la ONG santapolera se dispone a poner en marcha en materia de salud, educación y empleo, destinados a las pequeñas comunidades que habitan en la selva oriental de Nicaragua, en

el entorno de la ciudad de Bluefields, que sufren grandes dificultades por la mala situación económica y social del país.

La labor principal es observar de primera mano las necesidades prio-ritarias y valorar su coste económico para, a continuación, comenzar una campaña de captación de donaciones que permitan materializar los proyec-

tos con el objetivo de que las personas a los que van dirigidos sean capaces de autogestionar sus propios recursos a través de la educación, la formación laboral y la comercialización de sus productos.

Campaña de concienciaciónLos miembros de Icnelia tienen en-

comendada asimismo otra importante

labor: la de documentar ampliamente este viaje para, a su regreso a Santa Pola, lanzar una ambiciosa campaña de concienciación ciudadana que irá destinada a los escolares, asociaciones y público en general, a través de charlas, exposiciones fotográficas y un video que recogerá en imágenes la situación real que viven los nicara-güenses y cómo desde aquí podemos contribuir a mejorar su calidad de vida en aspectos que para nosotros forman parte de nuestra cotidianeidad, pero que para ellos son extraordinarios.

La junta directiva de Icnelia quiere agradecer la inestimable colaboración de diversas entidades y empresas locales que se han volcado para hacer posible la financiación y los medios necesarios para llevar a cabo esta primera iniciativa de la ONGD santapolera, y que han preferido guardar el anonimato.

Miembros de Icnelia reunidos el pasado mes de agosto con Miguel Angel García

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Aprobado el nuevo Plan General con los votos del Partido PopularMaría Lafuente será alcaldable por el PSOE y Miguel Zaragoza repetirá

Toda la programación de actos de la Navidad 2006/07

Santapoleros en Nicaragua

Diciembre 2006 - Nº 244 - Fundada en 1992 - Ejemplar gratuito

www.portalsantapola.com

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Escenas nº 244 - Diciembre 2006 22reportaje

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I)JOSÉ JUAN LÓPEZ

Hace ahora un año que mi buen amigo José Miguel Zaragoza, jefe de la Policía Local, me llamó para contarme sus experiencias tras un inolvidable viaje a Nicaragua. En noviembre de 2005 aprovechó sus vacaciones para pasar unos días con Miguel Ángel García Martínez -el que fuera sacerdote en Santa Pola durante seis años y ahora misionero en aquel país- y al mismo tiempo cumplir el en-cargo de la Junta Mayor de Cofradías de hacerle entrega personalmente del dinero recaudado ese año a través del festival y de otras donaciones.

Su relato de lo vivido aquellas semanas en tierras nicaragüenses no pasó desapercibido para mí –véase Escenas nº 234 de febrero del 2006- y su propuesta de aportar nuestro granito de arena en este proyecto humanitario me enganchó desde el principio. Y de esta forma, junto con otros compañeros igualmente motivados, nos embarcamos en la creación de la primera ONG constituida en Santa Pola, Icnelia -palabra que en

el idioma nawatl de los antiguos nicas significa “hacer el bien”-, que es ya una realidad y ha empezado a dar sus primeros pasos.

Nuestro primer reto fue experi-mentar en primera persona cómo es la vida en este país centroamericano. Les puedo asegurar que, por mucha tele que veamos y por mucho que nos cuenten, la única forma de valorar las condiciones en que los nicaragüenses viven es estar allí, compartir viven-cias con ellos, comer sus mismos alimentos, charlar horas y horas, caminar por los míseros andenes de los barrios más desfavorecidos, dormir en sus mismas hamacas, sentirse uno más de ellos… Sólo de esta manera podíamos ser realmente conscientes de cuál es la mejor forma de pode ayudarles desde el mundo que noso-tros llamamos desarrollado.

Pues dicho y hecho. Una vez inscrita Icnelia en el registro nacional de Organizaciones No Gubernamen-tales para el Desarrollo, y con varios proyectos en las manos que se fueron gestando tras la visita de Miguel Ángel

T r e s m i e m b r o s

activos de Icnelia, la primera ONG creada en

Santa Pola, han tenido la oportunidad de vivir en primera persona las carencias, la pobreza, la falta de medios y las necesidades que se sufre en tierras de Nicaragua, uno de los lugares donde la ayuda humanitaria santapolera se hace más patente gracias a la solidaridad de muchos ciudadanos. Para que los nicaragüenses puedan salir adelante y aprovechar la grandeza de ese país son necesarios nuevos proyectos de desarrollo, algunos de los cuales Icnelia está poniendo en marcha. Éste es el primer

capítulo del relato de nuestro viaje.

José Miguel Zaragoza, Augusto Soler y José Juan López, en primer plano, junto a Absalón, líder de la comunidad de San Pancho, atravesando la selva de Nicaragua

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Escenas nº 244 - Diciembre 200623 reportaje

García el pasado verano a Santa Pola –véase Escenas nº 240 de agosto de 2006-, la colaboración desinteresada de varias empresas e instituciones locales que se volcaron con nosotros nos permitió organizar una expedición de doce días integrada por tres miem-bros de la junta directiva de la ONG: José Miguel Zaragoza, Augusto Soler y quien firma.

Los objetivos de la expedición eran claros. En primer lugar, conocer de primera mano a los nicaragüenses y las condiciones de vida del segundo país más pobre de América y, en consecuencia, ser capaces de definir los proyectos de ayuda humanitaria con conocimiento de causa, no plan-teados desde nuestro punto de vista, sino del suyo.

En segundo lugar, establecer relaciones fructíferas con personas y organizaciones nativas que nos aseguren llevar un seguimiento fiel del desarrollo de nuestros proyectos. No te puedes fiar de cualquiera, ni

allí, ni aquí, y es importantísimo poder demostrar a quienes nos aportan su pequeño o gran granito de arena que su dinero es bien empleado para los fines que se han propuesto.

Y en tercer lugar, debíamos hacer un gran esfuerzo de documentación. Aprovechar el viaje para no sólo conocer nosotros al país y sus gentes,

sino ser capaces de trasladar nuestras sensaciones cuando volviéramos. El resultado que nos traemos en bruto es de más de dos mil fotografías y unas nueve horas de grabación en video, un material indispensable para elaborar este reportaje y las actuaciones que llevaremos a cabo a corto plazo: exposiciones, documentales, charlas y campañas de concienciación.

Tengo que reconocer que para mí ha sido una experiencia inolvidable, tanto en lo personal como en lo pro-fesional. Una de esas aventuras que despiertan sentimientos a flor de piel, que te ayudan a ser mejor persona, a valorar aquellas pequeñas cosas que creías olvidadas, a conocer el lado humano de los gozos y las sombras, a disfrutar de la naturaleza más salvaje e integrarte en ella, a recordarte a ti mismo que no es tu cuerpo, sino tu mente, quien marca los límites. Así te lo demuestra el niño que camina dos horas por la selva para ir cada día al colegio.

Es una de esas a v e n t u r a s que ayudan a

recordarte a ti mismo que no es tu cuerpo, sino tu mente, quien marca los límites. Así te lo demuestra el niño que camina dos horas por la selva para ir cada día al

colegio.

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Escenas nº 244 - Diciembre 2006 24

Por cuestiones de agenda en nues-tros trabajos, Augusto y yo partimos hacia Nicaragua el 20 de noviembre, mientras que José Miguel lo haría más tarde. Tras hacer escala en Miami –donde conocimos a Jorge López, sargento de la Policía del Condado en el aeropuerto, que fue nuestro amable anfitrión durante la estancia en los Estados Unidos- llegamos a Managua a mediodía del 21, con siete horas menos en España y el cuerpo un tanto desordenado por el jet-lag.

Desde que salimos del aeropuerto sólo vemos miseria a ambos lados de la carretera. Improvisados hogares levan-tados con lo que uno va encontrando: maderas, trozos de tablero, planchas de cinc cubiertas de óxido, algunas más sólidas construidas en parte con bloques de cemento… La mayoría son paupérrimas. En el extrarradio de nuestras ciudades hay chabolas que

comparadas con estas viviendas son verdaderos chalets. La verdad es que la primera impresión que percibimos en Nicaragua fue impactante para nosotros, es más duro de lo que nos po-díamos imaginar. Demasiada miseria. Y quizá no hayamos visto lo peor.

Los semáforos son un foco de va-gabundeo y comercio ambulante: niños desaliñados que te venden cualquier cosa que se les ocurra, que te limpian el parabrisas a cambio de unos pesos, paraditas en las que se ofrece frutas tropicales, verduras, mazorcas de maíz, agua embolsada… Dirigiéndome a Abraham, empleado del seminario que nos recibió, hago un comentario de sorpresa: “Sí que son grandes los suburbios de Managua…”. Su contestación me sorprende todavía más: “¿Suburbios? Pero si estamos en el centro de la ciudad…”

En la capital de Nicaragua convi-

ven más de dos millones de almas. El noventa por cien viven en el umbral de la pobreza o por debajo de él. El resto de privilegiados llevan una vida casi occidental, son ricos de verdad en un mundo pobre. Desde el parque de la loma de Tiscapa, el punto más alto de la ciudad, se divisa a los cuatro puntos cardinales toda la extensión de Managua, tan solo rota por la inmensidad del lago Xolotlan, donde van a parar sus aguas residuales y los desechos de alguna que otra industria. Se mezcla un sentimiento de gozo por la inesperada belleza salvaje del paisaje con otro de decepción cuando recuerdas que lo que ves a tus pies no son las casas de Miami, sino las chabolas de Managua.

En 1972 un trágico terremoto destruyó el centro histórico de la ciudad. De aquella zona cero apenas quedan las ruinas de la catedral vieja,

reportaje

Managua: hamburguesas contra frijoles

todavía en pie pero sin restaurar, como un recuerdo muerto de lo que fue antaño. El Palacio de la Cultura, la Casa Presidencial, el monumento a Rubén Darío y el Teatro Nacional son los escasos detalles que nos recuerdan que estamos en una capital. Incluso la cercana Asamblea Nacional, sede parlamentaria del país, está tapada en parte desde la carretera por la mugrienta estructura de un edificio que debe llevar décadas en esqueleto. Todo un signo de dejadez mientras sus políticos cobran mucho más que los nuestros a pesar de la situación del país.

Mientras, en otro extremo de la ciudad, un moderno centro comercial plasma el trágico contraste entre el primer y el tercer mundo, entre la ropa de marca y los harapos, entre la hamburguesa de McDonald’s y el plato de arroz y frijoles.

La laguna de Tiscapa muestra una bella pero engañosa vista de Managua

Caminando por uno de los barrios de la capital de Nicaragua La catedral vieja fue dañada por el terremoto de 1972 y no ha sido reconstruida

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Escenas nº 244 - Diciembre 200625 reportaje

Managua: hamburguesas contra frijoles

A 46 kilómetros al sur de Managua visitamos Jinotepe, una ciudad de unos 60.000 habitantes dedicada sobre todo a la agricultura. Junto a la animada plaza del pueblo nos recibe Guillermo Munguía, alma mater de uno de los quince asilos del país, muy diferentes de nuestras modernas residencias de tercera edad. Guillermo nos lleva en su carro –allí los coches se denominan carros- hasta las afueras de Jinotepe donde un arco de obra nos da la bienvenida al Hogar de Ancianos Dr. Agustín Sánchez Vigil.

Guillermo nos cuenta que “en 1997, después de los efectos del hu-racán Mitch, comprobamos que había muchos mayores abandonados por sus familias que necesitaban que alguien se ocupara de ellos. Aprovechamos un edificio abandonado que conseguimos que nos fuera donado y empezamos acogiendo a cinco viejos con la única colaboración de la gente del pueblo y tres colegios que nos ayudaban”.

Hoy por hoy el hogar creado para 20 ancianos atiende a 36, más de lo que sus medios les permiten, y cuentan con algunos voluntarios y once trabaja-dores que cobran un modesto salario. A los huéspedes se les da un lugar donde vivir, se les alimenta, asea, se les ofrece terapia ocupacional y todo el cariño del mundo, hasta que al fin de sus días reciben cristiana sepultura.

“Cuando se nos muere algún viejito –reconoce Guillermo- tenemos que vaciar el comedor para poder velarlo un rato, y luego volver a montarlo para comer. Tenemos muchos problemas de espacio y de medios”. Cuando recorremos las instalaciones del hogar comprobamos que las camas que usan fueron retiradas de un hospital cercano de tan viejas. La mayoría son metálicas, ya oxidadas, con finos colchones de esponja desgastados por el tiempo y el uso. En las habitaciones los ancianos están casi hacinados, aunque felices por tener un techo bajo el que dormir.

Encontramos gente de diversas procedencias y condición social a los que la vida no les ha tratado bien. Como una anciana de 104 años, la más veterana del grupo y la única

superviviente del grupo que inauguró el hogar, que todavía sonríe fresca como una rosa. O como Guillermo Bermúdez, con un nivel cultural fuera de lo habitual en sus compañeros gracias a sus años de juventud pasados en España, que recordó con nosotros e incluso nos recitó una vieja poesía inspirada en Molina del Segura.

Farmacia socialAdemás de los dormitorios y al-

gunos –pocos- cuartos de aseo, el comedor, la cocina, el lavadero, la oficina y una farmacia social completan las instalaciones. “Gastamos en medi-cinas alrededor de mil dólares al mes, así que decidimos invertir un dinero en montar esta farmacia social, tanto para nuestro abastecimiento como para

A 46 kilómetros al sur de Managua

El Hogar de Ancianosde Jinotepe

Una de las voluntarias atiende a las ancianas en los pasillos del asilo. Abajo, algunos de los huéspedes, la primera de ellas es la más veterana del grupo con 104 años

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Escenas nº 244 - Diciembre 2006 26reportaje

vender al público medicamentos un 30% más baratos que las farmacias comerciales. Aquí los medicamentos son muy caros y la gente difícilmente puede acceder a ellos. De esta forma nos ayuda a generar recursos para el asilo”. Además, el médico atiende gratis un día a la semana a la gente del pueblo que lo necesita.

El pozo de Santa PolaEn el jardín tropical del hogar (no lo

han creado a propósito, es que crece de forma natural) Guillermo nos señala un pozo construido hace unos meses con dinero donado desde Santa Pola por la Junta Mayor de Cofradías. Precisamente ese día el padre Miguel Ángel le hizo entrega de un donativo de tres mil dólares, parte del dinero recaudado este pasado verano a través del festival Proyecto Humano Nicaragua, que irá destinado a la compra de medica-mentos y otro material para el cuidado de los ancianos. Nos pidieron que a través de estas líneas trasladáramos

su más sincero agradecimiento a toda la gente que ha colaborado, y así lo trasladamos.

En el exterior del asilo han em-pezado a construir un salón de usos múltiples de unos 40 m2 que les permita celebrar actividades recrea-tivas, reuniones, cumpleaños, misas, velar a sus difuntos… Los pasillos y el pequeño comedor no son lugar para estos actos. Han comenzado con la instalación de la estructura metálica y buscan financiación para completar la obra, que tiene un presupuesto de 12.000 euros.

De la misma manera necesitan apoyo económico para consolidar su equipo profesional fijo, a los que no se les paga ni el salario mínimo, sino que se les da una ayuda para que se hagan cargo de todos los trabajos de atención a los adultos mayores, sin contar siquiera con beneficios sociales. Mantener los once asalariados durante un año costaría menos de dos millones de las antiguas pesetas.

Este pozo fue construido hace unos meses con los fondos recibidos de Santa PolaEl padre Miguel Ángel García, en nombre de la Junta Mayor de Cofradías, entrega

a Guillermo Munguía tres mil dólares para el mantenimiento del asilo

Una de las camas metálicas en las que duermen los ancianos

Cruzamos de oeste a esteun país espectacular

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Escenas nº 244 - Diciembre 200627 reportaje

Miguel Angel y Augusto antes de subir al avión que nos llevaría a Bluefields En el habitáculo de doce plazas es imposible perderse

Desde el aire se pueden observar casas aisladas casi perdidas en la selva

Cruzamos de oeste a esteun país espectacular

Terminada nuestra estancia en Managua y visitado lo más destacable de sus alrededores, cruzamos de oeste a este el país a bordo de una pequeña avioneta de doce plazas que nos permitió contemplar una increíble vista desde la capital hasta Bluefields, la ciudad cabecera de la RAAS (Región Autónoma del Atlántico Sur) y nuestro destino principal, divisando los grandes lagos, la frondosidad de la selva

nicaragüense hasta llegar a las costas del Caribe más salvaje de Centroamérica.

Después de tres días intensos en que Managua fue nuestro centro de operaciones, volamos en una pequeña avioneta de La Costeña hacia Bluefields. En su habitáculo podíamos ver operar e incluso conversar con el comandante, y tuvimos la suerte de disfrutar el amanecer de un día claro, por lo que el viaje nos regaló unas vis-tas increíbles que nos hicieron valorar la grandiosidad natural de este país. En una hora de trayecto gozamos de la vista de pájaro sobre el entorno de Managua, sobre el gran lago Nicara-gua o Cocibolca que besa las orillas de Granada, con sus islas Zapatera y Ometepe o los volcanes Mombacho, Concepción y Madera; sobre las vastas extensiones de bosques tropicales

no exentas de zonas donde la tala indiscriminada ha causado estragos; sobre casas perdidas en medio de la selva, hasta divisar el mar Caribe y la inmensa bahía de Bluefields -muy parecida en su configuración al Mar Menor de Murcia-.

Tras el aterrizaje en el modesto aeropuerto de la capital de la RAAS en un vuelo agradable y sin incidentes, pisamos por fin el suelo de Bluefields. En la ciudad, y especialmente en las comunidades de los ríos que la rodean, vivimos algunos de los mo-mentos más especiales e inolvidables de nuestro viaje.

Pero eso se lo contaremos el mes que viene. Mientras tanto, disfruten de las vistas.

La modesta terminal del aeropuerto de Bluefields