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68 Economía sectorial de la frontera norte NORA L. BRINGAS ALEJANDRO DÍAZ-BAUTISTA SALVADOR GONZÁLEZ* * Nora L. Bringas es profesora-investigadora del Departamento de Estudios Urbanos y del Medio Ambiente del Colegio de la Frontera Norte (COLEF ), Alejandro Díaz-Bautista y Salvador González son profesores-investigadores del Departamento de Estudios Económicos del COLEF. Estrategia sectorial de la frontera norte En el contexto de cambio sectorial en la orientación de objetivos, estrategias e ins- trumentos, así como de recomposición de las responsabilidades de los actores políticos implicados en la frontera norte, es necesaria una reflexión sobre el sistema de estrategias de fomento a la competitividad sectorial fronteriza. La definición y análisis de un con- junto de líneas sectoriales son de importancia para orientar la política fronteriza que habrá de desarrollarse en el futuro. En el marco de referencia sectorial, se debe llevar a cabo el replanteamiento de la política fronteriza del norte, a fin de adecuarla a la nueva realidad económica y política de esta frontera. ¿Cuál es la situación actual de la zona fron- teriza en términos sectoriales? En nuestro país en general y en la frontera norte en particu- lar, los mayores problemas estructurales en la mayoría de los sectores son el centralismo y el desarrollo regional desequilibrado, al tratarse al margen de las grandes políticas de desarrollo y desvinculados de su entorno regional. Nues- tro país tiene la necesidad de reconstruirse en sus diversos referentes económicos, sociales e institucionales, en donde una de las estrategias fundamentales de desarrollo económico se ba- san en las dinámicas sectoriales y los esfuerzos de los actores locales. Un buen plan sectorial es aquel que logra elaborar un análisis de si- tuación y en consecuencia permite que la ruta elegida sea lo suficientemente precisa para fo- mentar el crecimiento de los sectores. Conclui- do el proceso de elaboración del plan estraté- gico sectorial queda por delante la importante tarea de gestionar la implementación del plan sectorial, aspecto que requiere el compromiso explícito de la alta gerencia de cada sector y habilidades de liderazgo para movilizar conti- nuamente a los actores económicos y los recursos de las organizaciones sectoriales en función de los propósitos definidos. La planeación estratégica sectorial de la región fronteriza debe apoyarse en las estructuras y las instituciones que le permitan llevar a cabo la práctica de tareas relacionadas con la misma planeación, tomando en cuenta la falta de me- canismos administrativos regionales adecuados. De igual forma, se deben tomar en cuenta los planes regionales sectoriales en la elaboración del plan nacional para obtener una adecuada integración sectorial, con pleno poder de de- cisión, entre los estados y la federación. En ne- cesario reconocer al Estado como el organismo

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ALEJANDRO DÍAZ-BAUTISTA

SALVADOR GONZÁLEZ*

* Nora L. Bringas es profesora-investigadora del Departamento de Estudios Urbanos y del Medio Ambiente del Colegio de la Frontera Norte (COLEF ), Alejandro Díaz-Bautista y Salvador González son profesores-investigadores del Departamento de Estudios Económicos del COLEF.

Estrategia sectorial de la frontera norte

En el contexto de cambio sectorial en la orientación de objetivos, estrategias e ins-trumentos, así como de recomposición de las responsabilidades de los actores políticos implicados en la frontera norte, es necesaria una reflexión sobre el sistema de estrategias de fomento a la competitividad sectorial fronteriza. La definición y análisis de un con-junto de líneas sectoriales son de importancia para orientar la política fronteriza que habrá de desarrollarse en el futuro. En el marco de referencia sectorial, se debe llevar a cabo el replanteamiento de la política fronteriza del norte, a fin de adecuarla a la nueva realidad económica y política de esta frontera.

¿Cuál es la situación actual de la zona fron-teriza en términos sectoriales? En nuestro país en general y en la frontera norte en particu-lar, los mayores problemas estructurales en la mayoría de los sectores son el centralismo y el desarrollo regional desequilibrado, al tratarse al margen de las grandes políticas de desarrollo y desvinculados de su entorno regional. Nues-tro país tiene la necesidad de reconstruirse en sus diversos referentes económicos, sociales e institucionales, en donde una de las estrategias

fundamentales de desarrollo económico se ba-san en las dinámicas sectoriales y los esfuerzos de los actores locales. Un buen plan sectorial es aquel que logra elaborar un análisis de si-tuación y en consecuencia permite que la ruta elegida sea lo suficientemente precisa para fo-mentar el crecimiento de los sectores. Conclui-do el proceso de elaboración del plan estraté-gico sectorial queda por delante la importante tarea de gestionar la implementación del plan sectorial, aspecto que requiere el compromiso explícito de la alta gerencia de cada sector y habilidades de liderazgo para movilizar conti-nuamente a los actores económicos y los recursos de las organizaciones sectoriales en función de los propósitos definidos.

La planeación estratégica sectorial de la región fronteriza debe apoyarse en las estructuras y las instituciones que le permitan llevar a cabo la práctica de tareas relacionadas con la misma planeación, tomando en cuenta la falta de me-canismos administrativos regionales adecuados. De igual forma, se deben tomar en cuenta los planes regionales sectoriales en la elaboración del plan nacional para obtener una adecuada integración sectorial, con pleno poder de de-cisión, entre los estados y la federación. En ne-cesario reconocer al Estado como el organismo

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CUADRO 1Composición sectorial porcentual en términos del PIB

para los estados de la frontera norte de México, 1998

Sector/Estado B.C. Sonora Chihuahua Coahuila N.L. Tamaulipas Nacional

Agropecuaria, silvicultura y pesca 9.0 2.3 12.5 17.2 1.81 6.1 8.4

Minería 0.2 0.7 1.7 7.2 0.41 5.8 6.8Industria

manufacturera 17.9 35.5 14.1 12.1 28.12 26.9 23.0

Construcción 8.4 5.9 9.4 7.3 2.97 6.4 6.5Electricidad,

gas y agua 1.9 1.0 1.9 1.7 1.27 0.9 1.0

Comercial,restaurantes y hoteles 29.1 23.5 26.3 24.3 19.84 25.9 23.4

Transporte, almacenaje y comunicaciones 5.0 7.7 9.0 6.2 11.68 6.6 6.5

Servicios financieros, seguros, inmobiliarias y de alquiler

8.2 8.1 7.8 7.7 14.76 5.9 7.9

Otros servicios 20.3 15.3 17.3 16.3 19.14 15.5 16.5

Fuente: Sistema de Cuentas Nacionales, INEGI, 2002.

central de la planeación, por lo que debe ocupar un lugar primordial en la estructura jerárquica para la preparación de la planeación estratégica sectorial; además de que debe contar con los sis-temas necesarios de información, fijar procedi-mientos de vigilancia y supervisión y contar con sistemas de coordinación entre las diferentes es-feras del sector público, donde la participación de los estados de la frontera norte debe ser parte fundamental.

La planeación sectorial se aplica como un instrumento capaz de modificar las tendencias espontáneas del sistema económico regional. Lo anterior, debido a que la estrategia de desa-rrollo sectorial regional debe hacer frente a un doble reto: las marcadas y graves desigualdades en las macro regiones del norte, centro, sur, las costas del golfo y las del Pacífico; además de las asimetrías entre las microregiones que en cada una de las entidades federativas muestran

condiciones de desventaja económica y social. Tomando en cuenta lo anterior, la planeación estratégica y el desarrollo sectorial de la región fronteriza requerirá que se realicen acciones de integración programática y presupuestal de los estados entre sí, a través de los órganos estatales y regionales de planeación, mediante el análisis de la estructura sectorial y conside-rando las tendencias del sistema económico regional. Por esta razón, es necesario presentar el análisis sectorial de la frontera norte que se presenta a continuación.

Estructura sectorial de la frontera norte

Las actividades económicas sectoriales se di-viden en tres grupos. En el sector primario se encuentran agricultura, ganadería, caza, pesca y recursos forestales. El sector secundario incluye industria de la transformación, maquiladoras,

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CUADRO 2Industria maquiladora de la exportación,

número de establecimientos por estado

Período B.C. Sonora Chihuahua Coahuila Tamaulipas Otros Nacional

1980 211 84 128 34 76 45 5781985 307 82 198 51 77 47 7601990 640 155 311 133 225 241 1 7031995 729 176 322 184 281 438 2 1302000 1 218 284 446 280 375 987 3 5902001 1 285 290 452 285 394 1 035 3 741

Fuente: INEGI, 2001, 2002.

industria de la construcción, sector energía, agua e industria de la extracción. De igual forma, el sector terciario comprende comercio, servicios y transportes. A continuación se muestra la com-posición sectorial de los estados de la frontera norte. Los sectores maquilador, manufacturero, agropecuario, comercial y de servicios destacan en la región fronteriza de México en términos de la contribución porcentual del Producto Interno Bruto (PIB). Dentro del sector manufacturero destaca la industria maquiladora, donde se pue-de constatar su elevado crecimiento en términos de número de establecimientos por estado. Se puede observar que existen varios sectores fron-terizos de importancia dentro de la economía entre los que destacan los sectores secundario y terciario. Los sectores se encuentran relaciona-dos a las iniciativas de los gobiernos estatales y federales, y el sector privado, no existiendo una institucionalidad común, por lo que es necesario considerar a cada uno de los sectores de mayor importancia por separado al realizar el análisis sectorial.

fuerzo del sector privado por preservar la planta productiva y en especial en el sector maquilador, al introducirse nuevas técnicas de producción, se ha contribuido a enfrentar las desaceleraciones económicas en la frontera norte y se han llevado a cabo actividades promocionales en el sector manufacturero e industrial. El subsector en el que se espera en un futuro ser de gran impor-tancia para fomentar el crecimiento de la región fronteriza es el sector energético. La inminente apertura del sector eléctrico y el incremento en el uso del gas natural pueden generar un alto creci-miento en la región fronteriza.

La construcción de plantas de energía eléc-trica y líneas de trasmisión y ductos a lo largo de la frontera de México, pueden fomentar el crecimiento de la región, satisfaciendo la demanda actual y en los requerimientos de oferta futuros. Díaz-Bautista (2000) menciona que la solución para fomentar el crecimiento económico de la frontera norte y para redu-cir la escasez de energía depende de una vi-sión fronteriza donde se tenga una estrategia conjunta binacional de la política energética sectorial, ahorro de energía y consideraciones de programas de manejo de la demanda con consideraciones ambientales.

Por otro lado, el sector manufacturero ha sido de vital importancia para el crecimiento

Sector secundario: industria

La actividad económica de los estados de la frontera se sustenta de manera importante en el sector manufacturero e industrial. Gracias al es-

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de la región y lo seguirá siendo al menos en la siguiente década. El sistema de maquiladoras empezó en 1965 como medida de urgencia para combatir el desempleo. El plan preveía que las empresas de Estados Unidos establecerían factorías de ensamblado a lo largo de la frontera norte de México para absorber los excedentes de mano de obra. Para 1982, el desarrollo de las maquiladoras se convierte en una priori-dad a nivel regional fronterizo y nacional. Los subsectores más representativos en el fomento del crecimiento fronterizo son el electrónico, el textil, la confección y el del automóvil. Estos sectores se consolidan con la entrada de México al Acuerdo General de Comercio y Aranceles (GATT) en 1986, y aún más en 1994, con la en-trada en servicio del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Desde los ochenta y noventa, las ciudades de la frontera se convirtieron en importantes puntos de crecimiento en el país debido a la importan-cia de su dinámica industrial y de servicios. El incremento de la participación ocupacional en actividades de maquila fue un claro efecto de la dinámica de este sector. Un hecho relevante fue la capacidad del mercado laboral para absorber la fuerza de trabajo migrante. A finales de 2000, operaban 4 820 maquiladoras en el país, 2 128 más de las que existían en 1993. Sin embargo, según cifras del INEGI (2001), el empleo en la industria maquiladora disminuyó a 1 149 073 personas durante septiembre de 2001, lo que representa un decremento anual de 13.7%. Esta última tendencia se derivó de la reducción en el número de obreros (15.3%), técnicos de producción (7.8%) y empleados administrati-vos (4.7%).

Son en las localidades fronterizas donde se manifiestan las dinámicas económicas y secto-riales particulares, con los mayores desafíos a

ser considerados en el marco de las propuestas de desarrollo de mediano y largo plazos. En las localidades fronterizas del país existen cir-cuitos sectoriales económicos que van acorde a las ventajas comparativas y competitivas de cada región, presentándose contradicciones en algunas de ellas acordes a las actividades pre-dominantes en las localidades (por ejemplo, en el caso de la actividad manufacturera, minera, energética y pesquera industrial). Muchas ve-ces estas realidades locales obedecieron a otras épocas de bonanza fronteriza, y que pasadas ellas siguen procesos de reconversión produc-tiva, comercial y de servicios.

En cada localidad existe una economía sectorial enfocada al sector industrial o de ser-vicios, que produce una diversidad de eslabo-namientos económicos, sin embargo en estos espacios sectoriales no todos ganan porque están impulsados por la fuerza del mercado, planteándonos la necesidad de desencadenar procesos de gestión y planificación locales, construyendo realidades acordes a una visión compartida.

El sector industrial fronterizo está debilitado al guardar prácticas y vicios del viejo maquila-dorismo. No hay nuevos retos para plantearse la competitividad y productividad bajo formas organizativas creativas e innovadoras. Ello con-tribuye al desarrollo unisectorial de una región, lo que amplía el desempleo y la pobreza. El com-bate al desempleo, la pobreza y la descentraliza-ción deben superar aquellas visiones de desarrollo macroeconómico nacional, con la necesidad de actuar tras una visión de desarrollo sectorial fron-terizo. En un esfuerzo de desarrollo sectorial son importantes las micro y pequeñas empresas dentro de las aglomeraciones fronterizas por su importancia económica, social y cantidad, debiendo articularse localmente y accediendo a

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servicios de desarrollo empresarial y financieros con este carácter. Las medianas y pequeñas em-presas (MyPES) deben de ser uno de los factores de desarrollo económico sectorial, pero no el único para fomentar una estrategia económica sectorial de la frontera norte. Algunos otros sectores como el energético y el de telecomuni-caciones cobran importancia en una estrategia sectorial de largo plazo.

A diferencia de las iniciativas sectoriales de desarrollo que se registraban hace apenas una década, las que se proponen actualmente ocurren en un contexto caracterizado por el abaratamiento, velocidad y flexibilidad alcan-zada por las tecnologías de telecomunicaciones. Con éstas, el potencial para difundir procesos de aprendizaje y para diversificar la economía al nivel local y sectorial se ha incrementado expo-nencialmente. Las facilidades de comunicación, la valoración de los recursos naturales y la par-ticipación local son los tres pilares en los que descansa la gestión de iniciativas sectoriales lo-cales. La consideración de este contexto permite que las iniciativas logren convertirse en el enlace entre esfuerzos sectoriales y las metas colectivas al nivel de la frontera norte.

En una propuesta de este tipo lo que se trata es de promover un desarrollo equilibrado en los ámbitos sectoriales fronterizos, en contraposi-ción una tendencia centralista que predomina en la economía nacional. Se desean construir nuevas iniciativas con los actores sectoriales que desarrollan sus capacidades regionales para su gestión y planeamiento, poniendo sobre su base las políticas locales de descentralización, desarrollo económico local fronterizo y de lucha contra la pobreza y la corrupción.

En la frontera norte, al tomarse en cuenta las diferencias de desarrollo y necesidades sectoria-les, existen algunos sectores donde las iniciativas

locales pueden florecer y los cuales son los si-guientes: sector construcción, transporte terrestre, aéreo y marítimo, acceso a redes de telecomu-nicaciones, servicios financieros, crediticios y de cambio de moneda, rescate de la herencia cultural y oferta de entretenimiento, renovación urbana sectorial vinculados a esfuerzos productivos que fortalecen la base económica, producción sec-torial en pequeña escala de artesanías, muebles, productos alimenticios, manejo de basura y solución de problemas ambientales, asesoría en nuevas tecnologías, sistemas de producción y en la comercialización de productos, servicios básicos al productor, servicios educativos, servicios co-munitarios y de salud.

Las necesidades muestran la importancia de tomar en cuenta las variaciones que existen en las condiciones locales, como son en este caso, la fuerte integración que existe con Estados Unidos. Esta integración es derivada de la migración inter-nacional, la existencia de una base y experiencia industrial y energética, el nivel de deterioro de los recursos naturales, los patrones de distribución de la población, la composición del sector agropecua-rio y la transición hacia una economía de servicios vinculada a los nuevos procesos tecnológicos sec-toriales y el flujo de turistas nacionales e interna-cionales.

Sector terciario: turismo

El reconocimiento de la importancia que el turismo representa para la economía de mu-chos países ha sido progresivo. Después de la Segunda Guerra Mundial, organismos inter-nacionales como la Organización de las Na-ciones Unidas (ONU), entre otros, presentaron al turismo como una alternativa que podría ayudar a resolver los problemas económicos de los países en vías de desarrollo, partiendo de la

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experiencia que ya se tenía en los países más industrializados.

En la actualidad nadie duda de la importan-cia que el turismo representa para países como México. Tan sólo en 2001 nuestro país recibió 19.8 millones de turistas, con lo cual se mantu-vo en el octavo lugar en la atracción de turistas en el mundo y ocupó la plaza número 12 en la recepción de divisas (8.4 millones de dólares), lo cual denota su relevancia. Cabe destacar que mientras el flujo de turistas disminuyó 4% con respecto al año anterior, la captación de di-visas aumentó 1.3% (Sectur, 2002.) Asimismo, la participación del turismo en la economía nacional es significativa: tan solo en 2001 con-tribuyó con 8.4% del PIB nacional y el personal ocupado en el sector ascendió a 1.9 millones. (INEGI y Sectur, 2002.)

Es innegable que la actividad turística ha juga-do un papel central en el desarrollo de la frontera norte de México. Exiguos caseríos de principios del siglo pasado colindantes con la línea divi-soria se convirtieron en grandes ciudades con una fuerte “terciarización” de sus economías. En un primer momento los flujos de visitantes que llegaban a la frontera estaban asociados con actividades prohibidas en el vecino país del

cuales 89% fueron visitantes del día y 11% fueron turistas.

Destaca el hecho de que el destino de la visita para 48% de las corrientes turísticas que llegan a México sea la franja fronteriza y 52% es turismo que se desplaza hacia los distintos centros turísticos del país (Sectur, 2002). Pero los flujos turísticos no son únicamente de norte a sur, también existe una fuerte interacción de visitas hacia el lado estadounidense, misma que se confirma con el hecho de que en ese mismo año, hubo 111.8 millones de mexicanos que visitaron la franja fronteriza colindante.

Lo anterior es importante porque en México generalmente no se le ha brindado la impor-tancia que merece el turismo fronterizo, po-siblemente por el hecho de que los ingresos generados por los visitantes en esta franja sólo representaron en 2001, 9.1% del total de los ingresos del país (597 millones de dólares), a pesar de que capta 1 647 millones de dólares por concepto de excursionistas del día, captan-do entre ambos 26.7% del total de divisas que ingresaron al país en 2001. (Véase gráfica 1.)

Gráfica 1Gasto generado por los visitantes

internacionales a México, 2000-2001(millones de dólares)

norte, sobre todo como consecuencia de la “Ley Seca” (1920-1933), lo que derivó en la construcción de una imagen negativa de muchas ciudades, principalmente de Tijua-na, misma que con el paso de los años se ha ido modificando en otra más dinámica y positiva, aunque todavía empañada por la inseguridad y el narcotráfico.

De los flujos de visitantes que continua-mente arriban a las principales ciudades de la frontera se deriva en gran medida su dinamismo y crecimiento económico. Para ilustrar lo anterior, baste señalar que tan solo en 2001, a esta frontera llegaron 86.6 millones de visitantes internacionales, de los Fuente: Secture, 2002.

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Efectivamente la franja fronteriza del norte de México es la que recibe la mayor cantidad de visitas (turistas y excursionistas) de todo el país, sin embargo, la distribución del volumen de personas es distinto a lo largo de la mencio-nada zona. Así tenemos que en 2000, Ciudad Juárez atrajo 25% del total de visitantes de toda la frontera (22.8 millones), incrementan-do su participación en 8.6% con respecto al año anterior. Le siguió en importancia Tijua-na, quien captó 24% del total (22 millones), aumentando también los flujos en 14.4% con relación al año precedente.

Sin embargo, a pesar de que Ciudad Juárez recibió una mayor afluencia, es Tijuana la ciu-dad que capta el mayor porcentaje (24%) de las divisas que ingresan a la frontera (550.9 mi-llones de dólares), siguiéndole en importancia Ciudad Juárez y Nuevo Laredo con 20.3% y 12.4%, respectivamente. Cabe destacar que el gasto promedio de toda la frontera fue de $25 dólares, siendo Nuevo Laredo la ciudad que presentó el gasto más alto: $42 dólares, le si-guió en importancia Mexicali con $31 dólares en promedio, Reynosa y Matamoros con $30 y Tijuana con 25 dólares. El resto de las ciudades tuvo un gasto medio por debajo de la media de la frontera (Banco de México, 2001).

Los datos anteriores ejemplifican la intensidad de las relaciones que se establecen entre la pobla-ción de ambos países. Esta intensidad del flujo turístico es una de las características que identi-fican al turismo en la frontera. A pesar de la evi-dente importancia y magnitud de dichos flujos, el turismo no fue considerado como punto rele-vante en las negociaciones del TLCAN, reduciendo así su importancia en un contexto de integración entre naciones, donde el turismo podría ser uno de los ejes que estructuren las relaciones comer-ciales entre los tres países. (Bringas, 1999.)

De este modo, es necesario atender a la especificidad del turismo fronterizo, no sólo con el fin de aprovechar de manera adecuada las posibilidades que ofrece la colindancia con Estados Unidos que cuenta con elevados in-gresos per cápita y con un alto porcentaje de población de ascendencia mexicana, que ya es reconocido, representa uno de nuestros princi-pales segmentos de mercado, principalmente para la frontera norte.

Si bien existen evidencias claras sobre la im-portancia económica de la actividad turística en la frontera norte de México, ésta no se ve reflejada en el diseño de una política integral con estrategias específicas para aprovechar el potencial turístico de la región. A diferencia de otras actividades económicas, el turismo no parece concebirse como una actividad exporta-dora de servicios intensivos en mano de obra.

Quizá por la inercia histórica del desarro-llo fronterizo, éste se ha sustentado sobre la base exportadora industrial, con tratos fisca-les preferenciales y programas específicos de promoción industrial. Aunque se reconoce su relevancia, conviene subrayar que el comercio y los servicios, en particular el turismo, se han consolidado como actividades dinámicas y de capital importancia para el desarrollo econó-mico regional.

Es indiscutible el papel estratégico que jue-gan tanto el turismo como la industria maqui-ladora para el desarrollo de la frontera norte y del país. Sin embargo, cabe destacar que en el caso del primero su trascendencia no se ha vis-to correspondida por una política de estímulos de la misma naturaleza que la recibida por la industria maquiladora.

Para mostrar la importancia económica que tiene el turismo para la frontera se ejemplifi-cará el caso de Baja California, a partir de un

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En lo que respecta al número de cuartos, destaca Baja California con 25.6% de los cuar-tos de toda la frontera, le sigue en importancia Tamaulipas (19.5%) y Sonora y Chihuahua con 16.7 y 16.4%, respectivamente. Sin embar-go cabe recordar que en la mayor parte de la frontera el turismo que utiliza los centros de hospedaje es nacional, pues el turismo extran-jero que llega no pernocta, y es muy posible que aquellos que no lo hacen se deba a que prefieren hospedarse en el “otro lado” por cues-tiones de seguridad y debido a que en muchas veces las tarifas son baratas (véase cuadro 3).

Además de la falta de infraestructura turística, también existe un déficit de infraestructura urba-na en las principales ciudades de la frontera, cabe recordar que durante las décadas de los ochenta y noventa estas ciudades experimentaron un fuerte crecimiento poblacional debido a la inmigración y al crecimiento natural de la población junto con un estancamiento en la oferta de servicios públicos, lo que estrechó la capacidad económi-ca de la región para satisfacer las necesidades de infraestructura de la población, de la industria y del comercio.

Este hecho se convierte en un cuello de botella para aprovechar las ventajas producto de la localización, por lo que requiere de pro-

estudio realizado por la Secretaría de Turismo del Estado (Secture, 1998). En 1997, el turis-mo contribuyó con 9.4% al PIB estatal. En ese mismo año Baja California representó 5.6% de la economía turística nacional contra 2.3% que significó la industria maquiladora, pese a que creció a un ritmo anual de 18% entre 1993 y 1997, y el turismo lo hizo a un ritmo más lento (7.9%). El turismo representa al ni-vel nacional 5% de la economía, en tanto que en el ámbito estatal tiene mayor importancia, 9.4%. (Ibid.)

Si bien es cierto que el gobierno federal ha promovido el perfil económico de la zona fron-teriza basado en la industria maquiladora, en Baja California la actividad turística ha ido a la par, incluso desde épocas anteriores, aunque con menos incentivos fiscales y apoyos a la inversión. Quizá por desconocimiento se ha subestimado el papel social del turismo y su importancia eco-nómica. O tal vez porque en el estado, el origen de la actividad turística ha estado asociado con la búsqueda de lo “ilegal” o “prohibido” en el vecino país y en la actualidad su práctica se ve entorpecida por la sombra del narcotráfico, la violencia e inseguridad del estado, lo que ha impedido calibrar su peso real.

Aunado a lo anterior cabe destacar que com-

CUADRO 3Oferta hotelera, 2000

Estados Establecimientos % Costos %Total nacional 10 320 100.0 421 850 100.0Frontera norte 1 730 16.8 73 646 17.5Baja California 392 22.7 18 921 25.7Coahuila 173 10.0 7 083 9.6Chihuahua 355 20.5 12 110 16.4Nuevo León 112 6.5 8 924 12.1Sonora 299 17.3 12 270 16.7Tamaulipas 399 23.1 14 338 19.5

Fuente: Sectur, 2002.

parada con otras regiones del país, la frontera norte cuenta con muy poca infraestructura turística. Tan sólo en 2000 en esta región existían 1 730 establecimientos de hospeda-je, mismos que conformaban una oferta de 73 646 habitaciones. La mayor parte de los hoteles se con-centra en el estado de Tamaulipas (23%), seguido de Baja California (22.6%) y Chihuahua con 20.5% (véase cuadro 3).

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gramas de financiamiento especial para infra-estructura, tanto de fuentes nacionales como de los países socios del TLCAN. En este sentido, ya existen avances en materia de inversiones en infraestructura ambiental.

Para atraer y fomentar más turismo a la frontera norte, se debe pensar seriamente en la imagen urbana que presentan las ciudades fronterizas, pues éstas son la principal puerta de entrada para los visitantes que llegan por vía terrestre y en la mayor parte de los casos, la imagen de casi todas ellas es lamentable. En este sentido, es necesario que no sólo el go-bierno sino también el sector privado generen programas de inversión orientados a financiar la infraestructura urbana.

Generalmente no se le ha prestado mucha atención al impacto visual que proyecta esta región y sus efectos negativos para el turismo, salvo en los ambiciosos programas que se ins-trumentaron en la década de los sesenta, como el PRONAF y el PIF, pero fueron hechos pen-sando más bien en dar empleo a esa masa de trabajadores que serían deportados de Estados Unidos como consecuencia de la terminación del Programa Braceros.

Quizá hoy más que nunca es de vital impor-tancia poner atención al aspecto urbano que presentan las ciudades fronterizas, pues dados los cambios en la demanda, el turista cada vez más busca interactuar en las comunidades de acogida y en ambientes sanos, de no atenderse este aspecto puede constituirse en un factor que desaliente las visitas turísticas a la región fronteriza.

Sector primario: agricultura

En el ámbito nacional, la población ocupada en el sector agropecuario representa la cuarta

parte, esto contrasta con la participación en el producto total pues apenas alcanza 8% del PIB. Particularmente, los seis estados de la frontera norte participan con 25% del PIB agropecuario y pesquero nacional mientras que en empleo representan aproximadamente 10%, es decir, ochocientos mil personas ocupadas (INEGI, 2001). Estos datos son el reflejo de un sector con marcadas diferencias regionales en pro-ductividad. En la frontera norte el sector agro-pecuario se caracteriza porque sus productos se destinan a la exportación y es un sector inten-sivo en tecnología. Los factores que explican esta situación son la vecindad con el mercado más grande del mundo (Estados Unidos), el alto nivel de infraestructura y el uso de tecno-logía moderna. La incidencia de estos factores se refleja en elevados índices de productividad en el sector agropecuario del norte a diferencia del resto de las regiones del país.

La participación del sector agropecuario en el PIB estatal es muy desigual. Por un lado, en 1998, para Coahuila y Chihuahua el sector agrope-cuario participó con 17% y 12.5% respecti-vamente, mientras que para Sonora representó apenas 2% del PIB estatal. Adicionalmente, en los seis estados fronterizos existen marcadas di-ferencias en los niveles de desarrollo, así como una acentuada heterogeneidad en la especia-lización de procesos. Algunas de las cadenas productivas importantes son, por ejemplo, en el Valle de Mexicali en Baja California y el sur de Sonora para el cultivo y transformación de trigo; el sureste de Coahuila y sur de Chihuahua para las plantaciones de manzana y nogal; y el centro de Nuevo León y Tamaulipas para plan-taciones de cítricos. La agricultura del norte es más de tipo mecanizada con relación al resto del país, a pesar de ello la baja productividad en relación con otros sectores de la región se

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evidencia al observar que 77.4% del empleo no agrícola genera 94.3% del ingreso total, mien-tras que 22.6% del empleo agrícola sólo genera 5.7% del ingreso total de la economía regional (Sagarpa, 2002).

A pesar del ligero aumento en el empleo las condiciones laborales de los trabajadores agrope-cuarios y pesqueros se siguen caracterizando por los bajos salarios, la inclusión esporádica de pres-taciones, poco apoyo a la vivienda y, lo más crítico de la mayoría de las zonas hortaliceras como las de Baja California y Sonora, es que se incorporan menores de edad al proceso productivo.

Durante la década pasada hubo ligeros au-mentos en la producción, entre 1991 y 2000, la superficie cosechada en el sector agrícola del norte de México creció a un ritmo de 1.2% anual. La estructura productiva del sector agrí-cola registro cambios significativos aumentando su participación los forrajes (de 29.3 a 39.5%), las hortalizas (de 4.1 a 4.6%) y las frutas (de 3.5 a 3.6%). En contraparte, los granos, las oleagi-nosas y la ganadería bovina de carne perdieron importancia en la estructura productiva del sec-tor a nivel regional.

Debemos reconocer el acierto de la política agropecuaria, desde antes del TLCAN, donde uno de los ejes centrales para la modernización del agro de la región norte es la reconversión pro-ductiva. Dicha reconversión fomenta la modi-ficación del patrón de cultivos sustituyendo los tradicionales por los de mayor valor agregado, buscando aprovechar las ventajas competitivas de aquellos y reducir las desventajas en granos básicos y oleaginosas (Wong y Salazar, 1996).

Aunado a la tendencia mundial en la dismi-nución de los precios mundiales de los produc-tos agropecuarios, los productores de la frontera

norte deben enfrentar la disminución constante de los apoyos del Estado, la apertura comercial en condiciones desventajosas y la volatilidad de los precios mundiales, por ejemplo del algo-dón. Adicionalmente, otros de los principales problemas que enfrenta el sector en la región fronteriza del norte se refieren a: limitadas lluvias (donde predominan las zonas áridas y semiáridas de errática precipitación en una pro-porción de 57.4%); deficiencias en infraestruc-tura productiva y particularmente deterioro de la de irrigación; falta de financiamiento1 para la producción, transformación y comercialización; mínimo o nulo desarrollo de esquemas organi-zativos para la producción, y desvinculación entre la investigación y transferencia tecnológi-ca y las necesidades reales para el desarrollo del sector productivo (Sagarpa, 2002).

Ante el nuevo contexto de globalización la orientación de los recursos debe hacerse considerando las especificidades regionales y locales resaltando y aprovechando las venta-jas comparativas y competitivas. En el sector agropecuario de la frontera norte para hacer un uso eficiente de los recursos escasos, tanto privados y gubernamentales, es necesario defi-nir y delimitar nichos de mercado regionales donde se aprovechen las ventajas comparativas y competitivas del sector. El fomento de cul-tivos, productos y en general el desarrollo de cadenas productivas con elevada derrama eco-nómica debe ser un objetivo de política.

En este sentido, es imprescindible precisar la orientación de la política agropecuaria enfocada a reducir los costos de producción, aumentar la producción y con ello la rentabilidad, mejo-rar el ingreso de los productores y, en general, el de los trabajadores de campo, para situar al sector en

1 El financiamiento del sector en la región se ha limitado fuertemente, los créditos, tanto de avío y refaccionario, otorgados a la agri-cultura, ganadería, agroindustria y pesca se redujeron en 20% en términos reales entre 1995 y 2000 (INEGI, 2000).

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niveles de competitividad internacional. Las estrategias a seguir deben cubrir las diferentes etapas del proceso de producción, transforma-ción y comercialización. Comprenden desde la inversión en generación y transferencia de tecnología, el financiamiento (en las diferentes etapas del proceso productivo). Central en esta estrategia es la capacitación para formar y con-solidar organizaciones autogestivas con visión empresarial pasando de la dependencia de los productores hacia los apoyos gubernamentales (cada vez más limitados) al protagonismo de los mismos como forjadores de su propio destino, con una visión competitiva empresarial.

El papel regional en la planeación estratégica sectorial

Quizás el aspecto más interesante de cualquier discusión referente al papel que desempeñan los gobiernos locales fronterizos en la planeación y promoción del desarrollo económico sectorial es simplemente el hecho de que ya está ocurriendo en los ámbitos regional, estatal y municipal en la Frontera Norte de México. Tal discusión hu-biera pasado inadvertida hace poco más de una década, cuando los temas relacionados con el desarrollo económico sectorial se trataban casi exclusivamente a instancias nacionales donde las preocupaciones de crecimiento regional sectorial como la creación de empleos a nivel regional fueron dejadas de lado para priorizar el control de la inflación y otros objetivos ma-croeconómicos del gobierno federal.

Actualmente los funcionarios de la frontera norte están vinculados estrechamente en la de-finición de agendas de política regional, tales como el cambio de naturaleza de la responsabi-lidad política y la responsabilidad en la región. Hay una clara correlación entre el poder del

gobierno local y regional y el nivel relativo a la planeación y desarrollo económico de la fronte-ra, como ha sido evidenciado por la proporción diferente entre ingresos, gastos gubernamentales y empleo que se ha encontrado a nivel sectorial en México. En este sentido, la planeación y de-sarrollo económico depende de factores como la adaptabilidad de la iniciativa regional sectorial a la iniciativa nacional sectorial, la facilidad de tener actividades de negocios comerciales o in-dustriales, un marco legal que brinde apoyo, y la habilidad para movilizar los recursos necesarios y responder rápidamente a un ambiente econó-mico en transformación continua. Estos reque-rimientos se cumplen más fácilmente cuando las autoridades regionales tienen la capacidad para cooperar con los empresarios, ya sean locales o nacionales, para planear y fomentar el desarrollo económico. Otra estrategia importante consiste en la creación de nuevas estructuras regionales para facilitar la planeación del desarrollo econó-mico de largo plazo, al ayudar a la identificación de nichos particulares de mercado y sectores po-tenciales para el desarrollo futuro.

Asimismo, otra estrategia útil tiene que ver con la orientación de las prácticas locales de compra hacia los vendedores y productores secto-riales locales. El apoyo a iniciativas locales sec-toriales es una ruta complementaria a otros ins-trumentos macroeconómicos que afectan al ni-vel sectorial como son la vigilancia estricta de las tasas de interés, la tasa de inflación o la apertura comercial. Además de los factores endógenos, la política económica sectorial tiene una gran influencia en la forma como se desarrollan las actividades en pequeña escala. Evidentemente la selección de las políticas sectoriales aplicadas para apoyar las iniciativas está determinada por las condiciones particulares en las que éstas ocu-rren, pero particularmente por las instituciones

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sociales y económicas en las que están basadas o que intentan cambiar.

La estrategia sectorial participativa requiere que por lo menos se lleven a cabo las siguientes acciones: mejoramiento del potencial empresa-rial local, ampliación de escalas de producción aunadas a posibilidades de integración sectorial, facilitar la comunicación sectorial, y finalmente una redefinición de la racionalidad de la in-tervención del Estado a nivel sectorial. La inter-vención del Estado en la gestión de iniciativas sectoriales puede servir también para corregir fallas existentes en los mercados sectoriales locales pero sobre todo de fallas en la manera como éstos están conectados con los mercados nacionales e internacionales. Por ejemplo, se pueden abatir condiciones monopólicas en la comercialización de productos locales o se pue-de facilitar el acceso a sistemas de información a nivel sectorial.

Por otro lado, la estrategia de desarrollo sec-torial se centra en utilizar la vocación de cada área de la frontera norte, fortaleciendo a los municipios y considerando el desarrollo susten-table para obtener un modelo de crecimiento económico mediante estrategias sectoriales.

Al considerar el modelo presentado de es-trategias sectoriales aplicado al crecimiento endógeno, sugerimos que la intervención del Estado afecta las dimensiones organizacional, económica y legal de la gestión de iniciativas y por tanto no privilegie o excluya ninguna de las estrategias señaladas. La orientación de la inter-vención del Estado es muy distinta en cada una de las estrategias, Así, en la dimensión organi-zacional, el Estado puede simplemente aportar información y facilitar la coordinación de las empresas que compiten en los sectores, tratar de administrar la cooperación de los sectores o bien servir de enlace y facilitar la comunicación

entre quienes están involucrados en la gestión de iniciativas dentro de los sectores. El mode-lo organizacional, económico y legal sugerido para la frontera norte toma los elementos de competitividad y de cooperación participativa en la planeación estratégica, donde el Estado cumple la tarea de enlace entre sectores y facilita la creación de capital de riesgo y la formación y coexistencia de los múltiples sectores. De igual forma, el modelo incluye la formación de redes de iniciativas sectoriales e industriales. Las redes sectoriales permiten lograr economías de escala, desarrollo de confianza y cooperación en coexis-tencia con la competencia, y efectos de bienestar que incrementan la eficiencia total de una in-dustria o un sector a nivel regional y nacional. Estas redes sectoriales orientadas a la planeación estratégica tienden a formarse con el apoyo de fundaciones privadas pero sobre todo con estí-mulos del Estado y del sector privado regional.

Finalmente, la formación de redes regionales sectoriales es un paso importante puesto que la capacidad innovadora que se encuentra implíci-ta en el surgimiento de iniciativas de desarrollo regional, tiende a ser escasa y enfrenta fuerzas que se oponen al cambio. A nivel local los pro-blemas de coordinación y de cooperación secto-rial, para producir y crear empleo son tan serios que incluso las mismas redes tienen problemas para mantenerse activas en la tarea de apoyar iniciativas. El problema principal que enfrentan las redes sectoriales regionales para fomentar el crecimiento, es la dificultad para lograr que estos mantengan su compromiso con una meta colectiva durante un largo tiempo, por lo que se deben tener estrategias sectoriales alternas para complementar las estrategias sectoriales. Algunas de ellas incluyen el financiamiento e inversión sectorial, mayor inversión directa na-cional y extranjera por sectores, capacitación de

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los recursos humanos y fomento a programas de investigación y desarrollo.

Conclusiones

Hoy en día no se puede pensar en un desarrollo económico desligado de las condiciones de vida de la población más desprotegida. La visión tra-dicional de desarrollo, que muchos organismos internacionales aún persisten en concebir como sinónimo de crecimiento económico, debe ce-der su lugar a una visión más integral y compro-metida por parte de los distintos actores impli-cados en la búsqueda del desarrollo económico orientado a combatir las enormes desigualdades económicas y sociales exacerbadas por la globa-lización y visiblemente reflejadas en una región como la frontera norte.

Si bien la economía de la frontera se ha con-solidado durante los últimos años, traduciéndo-se en mayores niveles de empleo y de valor de la producción, en realidad ha correspondido más a un crecimiento económico puro en regiones y sectores determinados, que a un desarrollo armónico con niveles aceptables de bienestar general para toda la población. El objetivo de planeación estratégica para el desarrollo consis-tirá en impulsar mejores niveles de desarrollo económico en que participen y se beneficien todas las regiones y sectores de la frontera. La planeación estratégica de la frontera norte debe-rá desarrollar integralmente la planta producti-va y ocupacional con base en el apoyo de todos los sectores que conforman la economía de la región para promover el desarrollo endógeno sectorial, lo anterior debido a que la población en edad de trabajar en la frontera norte crecerá 60% entre 2000 y 2025.

Son necesarias líneas de acción urgentes para apoyar la diversificación de las actividades eco-

nómicas en la frontera, ya no es posible pensar que la maquila es la panacea para solucionar to-dos los males económicos que aquejan a la fron-tera. Cabe señalar que según estimaciones de la Organización Mundial de Turismo (OMT), para el siglo XXI, el turismo se perfila como uno de los sectores más dinámicos de la economía mundial y todas las proyecciones apuntan hacia un mar-cado crecimiento de este sector en todos los as-pectos, situación que se debe tener presente en la frontera sobre todo a la luz de los problemas presentados por la industria maquiladora.

En la actualidad, el escenario mundial se caracteriza por las transformaciones dinámicas que experimentan las sociedades modernas. Los procesos de globalización, la acelerada evolución de las telecomunicaciones y la tecnología en ge-neral, la transformación de los sistemas políticos, la emergencia y expansión de nuevos mercados como Asia del Este y su incorporación en la eco-nomía mundial, han tenido un impacto directo en el comercio y la actividad turística.

La fragmentación de los espacios se ve corres-pondida con el surgimiento de particularismos regionales, el refuerzo de las identidades locales, y una revalorización del territorio como parte fundamental de las estrategias de desarrollo regional. Es en este contexto que el turismo en la región fronteriza del norte de México cobra vital importancia.

En esta región en especial se necesita dar un impulso decidido a la vocación económica de los principales sectores mediante políticas que pro-muevan la micro, pequeña y mediana empresas, la industria manufacturera, el sector energético, telecomunicaciones, el sector servicios como el turístico y el sector agropecuario cuyos beneficios son fácilmente focalizados. Esta promoción in-cluirá criterios de responsabilidad ecológica y jus-ticia a los trabajadores. Cabe destacar que hasta

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ahora la preminencia de la dimensión económica en el modelo de desarrollo seguido hasta hoy, se soslayaron las posibilidades reales de superar la pobreza y mejorar la calidad de vida de la pobla-ción. Lo anterior dio como resultado un modelo de desarrollo que era sustentable económicamen-te para unos pocos, pero poco factible social, cul-tural y ecológicamente para las mayorías.

Se pueden potenciar los centros económicos sectoriales transfronterizos mediante estrategias comunes para un desarrollo territorial duradero. Como en el modelo europeo de planeación y de-sarrollo económico se debe fomentar el desarrollo urbano, rural y costero, alentar al sector empresa-rial sectorial y el desarrollo de pequeñas empresas (incluidas las del sector turístico) y las iniciativas de empleo regionales y locales. De igual manera, fomentar la integración del mercado laboral y la inclusión social, compartir los recursos humanos y los centros de investigación, desarrollo tecnoló-gico, enseñanza, comunicaciones y salud a fin de aumentar la productividad y contribuir a la crea-ción de empleos estables, alentando la protección del medio ambiente.

En este orden de ideas se reconoce la necesidad de crear infraestructura adecuada para que la po-blación de bajos ingresos tenga acceso a realizar actividades recreativas y a un uso creativo de su tiempo libre en actividades de ocio. Lo anterior puede lograrse mediante el apoyo y fomento a la pequeña y microempresa turística familiar, con lo cual a través de créditos a bajas tasas de interés, es posible construir espacios apropiados para fo-mentar el turismo social en zonas rurales, convir-tiéndose así en uno de los factores clave del éxito para que este tipo de proyectos se cristalice.

En este escenario, el turismo social y el turis-mo alternativo se vislumbran como posibilidades reales de inducir inversiones hacia zonas rurales que cuenten con potencial para desarrollar pro-

yectos sustentables, no sólo en términos ecológi-cos y económicos, sino también socioculturales, generando así las condiciones que hacen posible el acceso de la población de escasos recursos a un disfrute creativo del tiempo libre a bajos costos.

Como una acción complementaria se observa la necesidad de aumentar la eficiencia energéti-ca y fomentar las fuentes de energía renovables, mejorar las redes, servicios de transporte, desa-rrollar la cooperación jurídica y administrativa para fomentar el desarrollo económico, aumen-tar el potencial humano e institucional para que la cooperación transfronteriza fomente el desarro-llo económico y la cohesión social. La planea-ción estratégica debe estar enfocada a la inte-gración sectorial armoniosa de la frontera norte de México con Estados Unidos, mediante un desarrollo duradero y equilibrado, al propiciar un plan de desarrollo económico y regional sus-tentable, es decir, ordenado y congruente con la distribución territorial de la población y de sus recursos tanto naturales como materiales; para con ello elevar la calidad de vida de la región fronteriza mediante la atención de los rezagos económicos sectoriales, fortaleciendo la infra-estructura básica sectorial y modernizando los principales ejes sectoriales del desarrollo, como la industria maquiladora, energética, agrícola, comercial y turística.

En suma, en la frontera norte de México urge instrumentar una política de ordenamiento terri-torial que involucre la participación de todos los actores (gubernamentales, privados y sociales) y encaminada a lograr una distribución equilibra-da no sólo de la población sino de los recursos y actividades económicas. Para lograr lo anterior se requiere tener una visión de largo cuyo objetivo sea mejorar la calidad de vida de la población y buscar que el desarrollo no sólo económico sino social transite por la ruta de la sustentabilidad.

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