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A LA SOMBRA DE UN ARBOL VENERABLE El mismo lo cuenta: "Movido por una natural curiosidad y deseoso de encontrar ciertos datos históricos que por el momento necesitábamos, hojeamos prolijamente el libro, compuesto en su Era Manuel Nicolás Corpancho un erudito anticuario peruano que cierto día registraba la Biblioteca Nacional de Lima, hace más de cien años, metiendo sus manos y narices en las publicaciones anteriores a la Independencia; cuando, de improviso, encontró un pequeño libro empastado en pergamino, en cuyo dorso se leía: "Gacetas y proclamas del año 8". 1808.— mayor parte de la colección de la "Minerva Peruana" y de algunas proclamas, bandos y manifiestos; pero ¡cuál sería nuestra agradable sorpresas, cuando hallamos un pliego intercalado, de la misma dimensión que los demás, que contenía una composición poética con la siguiente nota! El doctor don José Joaquín Olmedo lleva adelante en esta oda su sensibilidad a nuestros infortunios que respira en su anterior en las exequias de la virtuosa princesa María Antonia, f) A.— Al final decía: Con permiso superior. Impresa en Lima, en la Casa Real de niños expósitos. Año de 1809. Se vende en la Librería de don Guillermo del Río." Así reapareció la silva "El Árbol" que a mi modesto saber y entender, es lo mejor que produjo en toda su vida Olmedo, bien entendido que la silva se compone de dos partes, la primera que es filosófica— tiene hermosísimos símiles y altos vuelos imaginativos y la segunda, que por la materia que trata, que es política y de la barata, ha sido como incorporada a la fuerza pues ambas no marchan de acuerdo. Y si se me preguntara qué otras producciones me agradan de Olmedo, diría en orden descendente: 2) Al general Flores, vencedor en Miñarica. 3) La victoria de Junín, Canto a Bolívar, 4) El alfabeto para un niño compuesto para Pepito Vivero Garaycoa y 5) Mi retrato, dedicado a su única hermana Magdalena, a quien quizo mucho. La silva al Árbol ha sido copiada en las paredes de la Casa de Olmedo, que se levanta frente a Babahoyo, en terrenos de la antigua hacienda "La Virginia" y dice así: EL ÁRBOL.- ¡A la sombra de este árbol venerable/ donde se quiebra y calma/ la furia de los vientos formidables/ Y cuya ancianidad inspira a mi alma/ un respeto sagrado y misterioso,/ cuyo tronco desnudo y escabroso/ un buen asiento rústico me ofrece; / Y que de hojosa majestad cubierto/ Es el único rey de este desierto,/ que vastísimo en torno me rodea;/ aquí mi alma desea/ venir a meditar, de aquí mi musa,/ desplegando sus alas vagarosas,/ por el aire sutil tenderá el vuelo;/ Ya cual fugaz y bella mariposa/ por la selva florida, /libre, inquieta, perdida/ Irá en pos de un clavel o de una rosa,/ Ya cual paloma blanda y lastimera / Irá a Chipre a buscar su compañera; / Ya cual garza atrevida,/ Traspasará los mares,/ Verá todos los reinos y lugares;/ O cuál águila audaz alzará el vuelo / Hasta el remoto y estrellado cielo,/ ¿No ves cuan ricas tornan a sus playas/ de las Indias las naves españolas/ a pesar de los vientos y las olas? Pues, muy más rica tornarás, mi musa,/ De imágenes, de grandes pensamientos,/ y de cuantos tesoros de belleza/ contiene en sí la gran naturaleza/ Y de tu largo vuelo fatigada/ Vendrás a descansar, como á seguro/ Y deseado puerto,/ a la sombra del árbol del desierto......... Corpancho copió la hermosísima silva y la puso al lado de las demás poesías conocidas de Olmedo, formando un solo cuerpo que salió con el nombre de "Poesías Completas" para deleite del buen gusto y honra y gloria de las americanas letras; lamentablemente a Corpancho lo persiguió la mala estrella pues habiéndose ausentado a México en calidad de agente diplomático del Perú, editó las Poesías de Olmedo como ya quedó referido y al regresar a su Patria en 1863, naufragó el vapor "México", perdiendo la vida y destruyéndose la casi totalidad de la edición. Pero algunos ejemplares habían quedado en México y uno de ellos adquirí de casualidad en 1963 en New York, en la irrisoria cantidad de 20 dólares. Entonces yo atravezaba una de las mayores arranquitis de metal de mi vida, teniendo que trabajar part — time para pagar los gastos de mi Universidad de New York donde estudiaba inglés. Ya se podrá imaginar con cuánto sacrificio saqué los dólares del cuento. El ejemplar aludido se perdió en la inundación de Los Ceibos el año pasado, conjuntamente con algunos libros raros, antiguos e incunables que conservaba con el afecto que se le tiene a las cosas bellas del pasado, que hablan al espíritu más que a la materia. Calculo que no quedan más de 10 "Corpanchos" en el mundo, de los cuales 2 estarán en México y no más de 2 en el Perú. Los otros deben andar diseminados por algunas ricas Bibliotecas de los Estados Unidos. ¿Habrá alguno en el Ecuador ? (1)De las poesías de Olmedo conservo dos volúmenes valiosos. Las recopiladas por Clemente Ballen que murió antes de verlas editadas por Garnier Hermanos en 1896 y que corren con un prólogo de Crisanto Medina, cuñado de Ballen, y la traducción al francés efectuada por Víctor Manuel Rendón, que según el Padre Espinosa Pólit constituye el mayor esfuerzo intelectual jamás realizado por un diplomático ecuatoriano en el exterior.

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A LA SOMBRA DE UN ARBOL VENERABLE

El mismo lo cuenta: "Movido por una natural curiosidad y deseoso de encontrar ciertos datos históricos que por el momento necesitábamos, hojeamos prolijamente el libro, compuesto en su Era Manuel Nicolás Corpancho un erudito anticuario peruano que cierto día registraba la Biblioteca Nacional de Lima, hace más de cien años, metiendo sus manos y narices en las publicaciones anteriores a la Independencia; cuando, de improviso, encontró un pequeño libro empastado en pergamino, en cuyo dorso se leía: "Gacetas y proclamas del año 8". 1808.— mayor parte de la colección de la "Minerva Peruana" y de algunas proclamas, bandos y manifiestos; pero ¡cuál sería nuestra agradable sorpresas, cuando hallamos un pliego intercalado, de la misma dimensión que los demás, que contenía una composición poética con la siguiente nota! El doctor don José Joaquín Olmedo lleva adelante en esta oda su sensibilidad a nuestros infortunios que respira en su anterior en las exequias de la virtuosa princesa María Antonia, f) A.— Al final decía: Con permiso superior. Impresa en Lima, en la Casa Real de niños expósitos. Año de 1809. Se vende en la Librería de don Guillermo del Río."Así reapareció la silva "El Árbol" que a mi modesto saber y entender, es lo mejor que produjo en toda su vida Olmedo, bien entendido que la silva se compone de dos partes, la primera que es filosófica— tiene hermosísimos símiles y altos vuelos imaginativos y la segunda, que por la materia que trata, que es política y de la barata, ha sido como incorporada a la fuerza pues ambas no marchan de acuerdo. Y si se me preguntara qué otras producciones me agradan de Olmedo, diría en orden descendente: 2) Al general Flores, vencedor en Miñarica. 3) La victoria de Junín, Canto a Bolívar, 4) El alfabeto para un niño compuesto para Pepito Vivero Garaycoa y 5) Mi retrato, dedicado a su única hermana Magdalena, a quien quizo mucho.La silva al Árbol ha sido copiada en las paredes de la Casa de Olmedo, que se levanta frente a Babahoyo, en terrenos de la antigua hacienda "La Virginia" y dice así: EL ÁRBOL.- ¡A la sombra de este árbol venerable/ donde se quiebra y calma/ la furia de los vientos formidables/ Y cuya ancianidad inspira a mi alma/ un respeto sagrado y misterioso,/ cuyo tronco desnudo y escabroso/ un buen asiento rústico me ofrece; / Y que de hojosa majestad cubierto/ Es el único rey de este desierto,/ que vastísimo en torno me rodea;/ aquí mi alma desea/ venir a meditar, de aquí mi musa,/ desplegando sus alas vagarosas,/ por el aire sutil tenderá el vuelo;/ Ya cual fugaz y bella mariposa/ por la selva florida, /libre, inquieta, perdida/ Irá en pos de un clavel o de una rosa,/ Ya cual paloma blanda y lastimera / Irá a Chipre a buscar su compañera; / Ya cual garza atrevida,/ Traspasará los mares,/ Verá todos los reinos y lugares;/ O cuál águila audaz alzará el vuelo / Hasta el remoto y estrellado cielo,/ ¿No ves cuan ricas tornan a sus playas/ de las Indias las naves españolas/ a pesar de los vientos y las olas? Pues, muy más rica tornarás, mi musa,/ De imágenes, de grandes pensamientos,/ y de cuantos tesoros de belleza/ contiene en sí la gran naturaleza/ Y de tu largo vuelo fatigada/ Vendrás a descansar, como á seguro/ Y deseado puerto,/ a la sombra del árbol del desierto.........Corpancho copió la hermosísima silva y la puso al lado de las demás poesías conocidas de Olmedo, formando un solo cuerpo que salió con el nombre de "Poesías Completas" para deleite del buen gusto y honra y gloria de las americanas letras; lamentablemente a Corpancho lo persiguió la mala estrella pues habiéndose ausentado a México en calidad de agente diplomático del Perú, editó las Poesías de Olmedo como ya quedó referido y al regresar a su Patria en 1863, naufragó el vapor "México", perdiendo la vida y destruyéndose la casi totalidad de la edición.Pero algunos ejemplares habían quedado en México y uno de ellos adquirí de casualidad en 1963 en New York, en la irrisoria cantidad de 20 dólares. Entonces yo atravezaba una de las mayores arranquitis de metal de mi vida, teniendo que trabajar part — time para pagar los gastos de mi Universidad de New York donde estudiaba inglés. Ya se podrá imaginar con cuánto sacrificio saqué los dólares del cuento.El ejemplar aludido se perdió en la inundación de Los Ceibos el año pasado, conjuntamente con algunos libros raros, antiguos e incunables que conservaba con el afecto que se le tiene a las cosas bellas del pasado, que hablan al espíritu más que a la materia. Calculo que no quedan más de 10 "Corpanchos" en el mundo, de los cuales 2 estarán en México y no más de 2 en el Perú. Los otros deben andar diseminados por algunas ricas Bibliotecas de los Estados Unidos. ¿Habrá alguno en el Ecuador ? (1)De las poesías de Olmedo conservo dos volúmenes valiosos. Las recopiladas por Clemente Ballen que murió antes de verlas editadas por Garnier Hermanos en 1896 y que corren con un prólogo de Crisanto Medina, cuñado de Ballen, y la traducción al francés efectuada por Víctor Manuel Rendón, que según el Padre Espinosa Pólit constituye el mayor esfuerzo intelectual jamás realizado por un diplomático ecuatoriano en el exterior.Crónica escrita en 1.984

ACHICHARRADOS POR LA INQUISICION

Juanita la Mondonguera y Chica Calabazas fueron un buen par de grandísimas brujas del Guayaquil del siglo XVIII. Sus delitos, viéndolos bien, fueron de aquellos que la ley hoy reprime con penas menores; pero a tanto llegó sus famas, que no solo venían gentes de los pueblos cercanos a "consultarlas" sino también de la Punta (Santa Elena) y hasta de Ojiba (Naranjal).Juanita se especializaba en cocinar ricos mondongos de día y por las noches leía manos, cartas y adivinaba el porvenir, cobrando por anticipado. Tenia su covacha en la tercera calle de la ría, en esos tiempos el arrabal, mas allá de donde ahora es la calle General Córdova. Vale recordar que esos terrenos eran fangales intransitables hasta que en 1947 los hizo rellenar el doctor Rafael Mendoza Aviles durante su gestión como Alcalde de Guayaquil.Juanita era de mediana edad, algo regordeta y dizque viuda, aunque nunca mostró la correspondiente partida de matrimonio. Tenía una hija llamada Agustina, moza libre y soltera, pero madre de dos pequeños mulatos que andaban trajinando por esas calles de Dios sin oficio ni beneficio, viviendo de las "consultas" de la abuelita. A todos ellos echo mano la inquisición limeña en 1776 y deportó a Daule, donde siguieron viendo cartas, manos y porvenir hasta que volvieron al puerto en 1779 y allí les perdemos el rastro.La pena aplicada fue de confinamiento; pero creo que a Juanita, en el largo interrogatorio que se le hizo en la cárcel, le aplicaron el tormento como método para conocer sus tratos con los espíritus. Lo de "mondonguera" le vino de apodo a la pobre porque era experta cocinera y los días sábados, dedicados a la Virgen y a las hayacas, preparaba una gran paila de mondongo, salchichas y tripaje, con gran ilusión de los golosos que no sabían que apreciar más, si las morcillas de Juanita o a la autora del delicioso caldo negro y con sangre. CHICA CALABAZASDe Chica Calabazas decían que era hija de un Teniente de Corregidor que hubo en el siglo XVII en el puerto y aunque su fecha de nacimiento no aparece en el expediente mixtureado que se le siguió en 1704, por otras fuentes conocemos que Guayaquil meció su cuna hacia 1.670 aproximadamente.

Era baja y rolliza, algo coloradona y muy traviesa en el juego del amor; el apodo le caía al pelo debido a las muchas calabazas que dio en vida. Su especialidad era invocar a los espíritus y tuvo fama de ser gran médium. La parte graciosa en esta bruja antigua de nuestra ciudad es que se especializaba en llamar a los exreyes de España con los que tenia grandes conversaciones.Las autoridades la respetaban mucho porque ¿Quién podía asegurar que esas ánimas benditas no influyeran en sus descendientes los Reyes para que cancelaran a aquel que interfiriera en la vida de "Chica Calabazas"?Pero como todo tiene su fin, la médium fue tomada prisionera, atormentada y confinada a la Isla Puna, donde tuvo que hacer penitencia por algunos meses rezando dos rosarios todos los días, oyendo misa dos o tres veces y en fin, convirtiéndose en católica y nada de espíritus.EL BRUJO CANGUILCanguil era un negro alto y fornido, nieto de esclavos venidos a Panamá y traídos de casualidad a Guayaquil. Por estas circunstancias recordaba las costumbres y el idioma de sus mayores, que eran del centro de África, de la región ribereña.Canguil era algo poeta: de noche gustaba mirar la luna y soñar con otras regiones y mejores días. Por las mañanas iba al mercado a comprar y conversaba con las placeras de muchos tópicos interesantes. Su amo se llamaba Bernabé Gómez Cornejo y López de la Flor, allá por 1815, época en que Canguil se hizo famoso debido a que en un corralón de la actual calle Colón, conocida entonces como "Del Fango”, montó una destartalada tienda donde atendía la venta de alcohol a los marinos; por las noches echaba cartas, leía el pensamiento y decían palabras que no podían ser entendidas por ningún cristiano; pero esto no lo hacia de continuo sino cuando había bebido su buen litro de anís. Entonces cambiaba por completo y era otro. ¡Había que verlo!.Las autoridades lo apresaron por faltar el respeto a un rondín que hacia la vigilancia en 1816 después de la invasión "pirática" del Comodoro William Brown. Canguil paso al tormento y confesó no se cuantas majaderías, porque lo interrogaron borracho. Dijo cosas comprometedoras para algunos vecinos, ligándolos con ciertos brotes anárquicos que había al sur y norte del país.Por todo esto su pena fue la del confinamiento a Portoviejo, donde se enroló en una milicia que vino a Guayaquil en 1821 con motivo de la campaña de Sucre contra la sierra. Nada más se sabe de él.Y así, a grandes rasgos, hemos visto pasar a dos brujas cocineras y a un negro soñador; tipos guayaquileños de otros días, seres del pasado oscuro y colonial de nuestra ciudad, rescatados del olvido.

AJEDREZ FATAL

A causa del juego de ajedrez murieron los dos últimos Incas del Tahuantinsuyo: Atahualpa y Manco Inca y aunque parezca el dato falso y novelesco, es verdadero, como paso a demostrarlo a continuación:La captura de Atahualpa se efectuó el 15 de Noviembre de 1532 en Cajamarca y su injustificable ejecución el 29 de Agosto siguiente, o sea que entre su prisión y muerte transcurrieron diez largos meses que el Inca pasó encerrado en una gran habitación del Palacio de esa ciudad, recibiendo las visitas de los conquistadores que iban a acompañarlo por las tardes, más para cuidar que no escapara que para otra cosa. Entre todos los visitantes brillaba Hernando de Soto con quien el Inca hizo "grande y buena amistad" y para no aburrirse los españoles jugaban al ajedrez en dos toscos tableros pintados al carbón y con piezas de barro que habían mandado a fabricar. Se jugaba rápido pues que así era la costumbre, de donde no debía caerles el versito que dice: // El uno jugar y el otro dormir / ¡Oh qué gentil! / no comer ni apercibir/ ¡Oh qué gentil! / Uno ronca y el otro juega/ ¡I así va la brega!//Sin embargo a nadie se le había ocurrido enseñar el movimiento de las piezas a Atahualpa quien veía sin decir palabras; pero una tarde fatídica para él y mientras jugaban el Tesorero Alonso Riquelme y el Capitán Hernando de Soto y cuando éste iba a mover un caballo para atacar el flanco de su enemigo, sintió que el Inca le tocaba el brazo y decía: "No capitán no..... el Castillo.""De Soto estudió el movimiento y luego de una breve pausa movió dicha pieza y en dos jugadas más concluyó la partida con el consabido "Jaque mate" para el Tesorero; quien, vengativo como un gitano por descender de moros y gitanos de las Alpujarras, jamás olvidó la vergüenza de verse derrotado por un indio novato en la ciencia del Ajedrez.Un mes después Pizarro convocó un Consejo de Justicia para juzgar la conducta de Atahualpa y determinar si lo dejaban libre o condenaban a muerte y veinticuatro jueces sacados de entre los principales capitanes de la conquista discutieron el asunto, trece lo declararon culpable y solo once proclamaron su inocencia, ajusticiándosele en aquella ciudad. Uno de los trece fatales votos fue depositado por el Tesorero y algunos más salieron de los ajedrecistas que concurrían por las tardes a la pieza del Inca y que, como los reyes no pueden rozarse con la plebe, habían sido despreciados; pues al tratar de jugar con Atahualpa, éste les contestaba invariablemente "No gracias, yo juego muy poquito y vuestra merced mucho...." pero no lograba engañarlos, de suerte que salían muy disgustados y hasta verdes de las iras y así concurrieron al famoso Consejo donde lo condenaron a muerte.Ajusticiado Atahualpa, el Imperio quedó sin cabeza y Pizarro más asustado que nunca pues se veía rodeado de indios vengativos y para aplacarlos un poco se fue al Cusco en 1534 y ofreció reconocer sus derechos y propiedades a los principales Caciques, a quienes decía que había llegado para vengar muerte de Huascar, matando a su asesino.Acto seguido proclamó al hermano de Huascar, joven de dieciocho años. llamado Manco, quien pocos meses después se disgustó con Juan y Hernando Pizarro y huyó con algunos de sus subditos a Vilcabamba donde estableció la capital y al año justo recibió la visita de varios españoles que le pidieron su ayuda en la guerra contra los Pizarro. Manco Inca los ayudó enviando gentes para que pelearan por el bando de los almagristas y cuando estos fueron derrotados, les dio cordial refugio en Vilcabamba, contándose entre los principales a los Capitanes Diego Méndez y Gómez Pérez, que lograron españolizar al joven emperador enseñándole las costumbres peninsulares y el idioma castellano, pero una fatídica tarde en que Gómez Pérez jugaba al ajedrez con Manco Inca, delante de dos o tres mirones, el emperador que no era tan inteligente como su medio hermano Atahualpa, quiso enrocar su rey cuando ya lo había movido con anterioridad y al ver esto su contrario, dizque exclamo "Es tarde para ese enroque, señor fullero", que en buen castellano significa "tramposo" y en oyendo tamaño insulto el Emperador decidió no dar su brazo a torcer, por principio, pero su contrincante, dirigiéndose a Diego Méndez, volvió a insultarlo; "Mire Capitán, con la que me sale este Indio hijo de....."Y se armó Troya, porque Manco Inca alzó la mano y asestó un tremendo bofetón al atrevido, que lo sacó de la silla donde estaba; mas, el español, que no era manco ni pintado en la pared, sino soldado y de los buenos, con su daga asestó dos mortales puñaladas al monarca, que a los dos días pasó a mejor vida.

Esta escena había sido observada por la guardia indígena que salió de su sitio y mató a los españoles. Al cadáver del asesino arrojaron fuera de Vilcabamba y saliendo en tropel no dejaron español vivo en quinientas millas a la redonda, vengando la muerte del último Emperador, asesinado por chambón.

ALGUACILES MAYORES DE GUAYAQUIL

Hacia 1634 Guayaquil era un emporio de riqueza por su privilegiada situación geográfica y la feracidad de la tierra de la cuenca del Guayas, sus aduanas estaban abarrotadas y se aforaban sus frutos y mercaderías con notable beneficio para la corona española. Entonces Felipe IV creó el honroso destino de Alguacil Mayor y Guarda Mayor de Guayaquil con derecho a formar parte del Cabildo y con las siguientes atribuciones:1) Guardar las leyes sin abusar de sus facultades, 2) Sujetarse a lo dispuesto en el Real Arancel so pena de perder la dignidad y ser arrestado por perjuro.El cargo tenia las siguientes regalías: 1) El Alguacil cobraba un impuesto especial como derecho por sus intervenciones, debiendo concurrir delante de los Oficiales Reales y de los Guardas de Aduana en procesiones, desfiles, juras y homenajes y en general en toda ceremonia pública y privada, y 2) Como Capitular de la ciudad tenía adheridos los derechos propios del Ayuntamiento.Para obtener tal prebenda se requería nobleza, hijodalguía, buena raza, cristianía vieja y no haber sido penitenciado por la inquisición; lo raro es que no se exigía conocimientos especiales.Habían otros derechos; por ejemplo, durante las sesiones del Cabildo podía permanecer armado, caminar por las calles portando vara alta de Alcalde, en las visitas de las cárceles tenía primacía, designando y removiendo a los Tenientes y Alcaldes de Cárcel y a los Oficiales Reales y Guardas de aduana. Organizaba rondas para el cuidado de la urbe y en las conmemoraciones hacia de jefe de Protocolo dirigiendo el ceremonial de estilo.Los Alguaciles "Mayores de Guayaquil fueron doce durante la colonia. 1.— Juan de Vargas Ramírez de Arellano, Capitán de las Reales Milicias (1634 - 53).2.— Diego de Noboa — Feijoó, Comisario de Caballería, Alcalde Mayor de Santa Hermandad (1654 — 61).3.— Baltazar Pérez de Burgos, se juramentó por cesión del anterior (1661 - 76).4.— Lorenzo de Sotomayor y Aller (1676 — 87) pereció en el desempeño de sus funciones y a manos de los piratas de la escuadra de los Capitanes George Dhout y Francois Picart. Su muerte ocurrió por venganza de un esclavo suyo llamado "el Zambo Bozo" que andaba prófugo; Bozo señaló a Sotomayor, lo hizo salir de la Iglesia de Santo Domingo donde estaba guarecido con el resto de los vecinos y lo apuñalaron en el malecón de la ría a vista y paciencia de todos, arrastrándole hasta que falleció.5.— Juan Antonio de Vargas y Rodríguez de Ocerín, se posesionó en 1691 y ejerció hasta 1731.6.— Francisco X. Alvarez de Aviles y Jiménez, Capitán de las Milicias Reales y Teniente de Corregidor del Pueblo de Santa Clara de Daule, solo duró pocos meses, renunciando en su yerno Pedro de Aguirre Oliver.7.— Pedro de Aguirre Oliver, actuó interinamente entre 1731 y el 34 pero el 12 de Mayo de ese año presentó al Cabildo su título firmado por Felipe V. Murió en 1737.8.- José Millán de Trejo. Figuró desde 1738 hasta 1741. Fue Regidor Perpetuo del Cabildo y Capitán de Milicias.9.— Francisco de Gorostiza y Aviles. Se juramentó en 1742 y renunció en 1765 a favor de su hijo. Fue Capitán de las reales Milicias y reformó la administración aduanera de su tiempo imponiendo las medidas del Virrey de Nueva Granada.10.—José de Gorostiza y Muñoz (1765 — 1809) heredó el cargo y lo desempeñó hasta su fallecimiento.11.—José López— Merino y Moreno. Regidor Perpetuo del Cabildo, luego su Procurador General. En 1811 presentó el título de Alguacil Mayor y ejerció hasta 1813, y12.—Juan Barnó de Ferruzola (1813 —20) vino a la Audiencia como secretario del Presidente Barón de Carondelet, era Capitán de Mar y Guerra y había estado en el sitio de Pensacola en la Florida. En 1816 actuó contra la flotilla del Almirante Guillermo Brown en el malecón de la ría. En 1820 fue obligado a firmar el Acta de Independencia, después encabezó la contrarevolución de 1821. Es interesante resaltar que los pocos días que estuvo ejerciendo sus funciones después de la revolución del 9 de Octubre, ya no figura de Alguacil Mayor sino simplemente como "Administrador de la Aduana Nacional" siendo por lo tanto el primer director de Aduanas que ha tenido el país.

ANECDOTARIO DE LOS CONVENTOS

En 1684 las monjas del convento de Santa Catalina de Siena de Quito se rebelaron contra sus superiores del convento de Santo Domingo acogiéndose a la protección del Obispo Dr. Alfonso de la Peña y Montenegro. El Provincial se dirigió a la Audiencia y logró del Presidente Dr. Lope Antonio de Minuve que las regresara a la obediencia, pues los motivos que ellas esgrimían eran de índole interna y disciplinaria y no constituían causa suficiente para tal cambio.Al conocerse la resolución, el Canónigo Manuel Morejón, Vicario de la Diócesis y encargado del Obispado por enfermedad del titular, resolvió apoyar a las monjas revoltosas y reunió a la comunidad para que eligieran Superiora a la Madre Leonor de San Martín, de las más viejas, virtuosas y abnegadas monjas del claustro, de tal suerte que las independentistas tomaron fuerza y el monasterio quedó escindido en dos bandos irreconciliables. De un lado las monjas viejas que querían la coyunda dominicana y se llamaban a si mismas "Las Observantes" y del otro las jovencitas que ambicionaban una vida distinta y por eso fueron llamadas "las relajadas".El 28 de Abril, antevíspera de la fecha de la Santa Patrona, reinaba un ambiente de zozobra pues ambos bandos se habían fortificado con parientes, amigos y allegados y el Presidente Munive, que apoyaba a las Observantes, dio permiso al Provincial dominicano para que acompañado con un Escribano y un Alguacil, visitara a las monjas y les leyera el dictamen de la Audiencia.Al día siguiente el provincial se hizo abrir las puertas del convento y tomó asiento en el Coro alto con veinte frailes. Leída la Orden, el mismo Provincial la acató con gran obediencia poniéndola por encima de su cabeza, pero las monjas gritaron al unísono: "No la acatamos" y allí ardió Troya, Pues los veinte dominicos bajaron a escape y cayeron a puntapiés contra las revoltosas, armándose una algarabía horrible que terminó con la fuga de las rebeldes magulladas, que fueron a implorar la clemencia del Obispo.El asunto tomó cuerpo y hasta llegó al Virrey de Lima quien resolvió equitativamente manifestando que las que quisieran continuar así lo hicieran y las que no, que busquen a donde irse, que conventos sobraban en Quito.

Esta fue la primera protesta femenina y el primer enfrentamiento armado entre sexos que se tiene memoria en nuestra historia colonial, no teniendo nada de raro que ocurriera en un convento, pues los conventos eran los sitios más importantes de la vida citadina, lugares de reunión de gentes de toda clase y condición, sitio donde se realizaban buena parte de las etiquetas sociales y hasta escuelas abiertas para niñas con internado.Los conventos también cumplían funciones no específicas pues se prestaban a mecenazgo de artistas y a cultivo de las más felices manifestaciones del espíritu y la inteligencia. El numero de monjas poetisas y escritoras era considerable en relación al medio; sus bibliotecas y archivos se enriquecían con obras piadosas, literarias y hasta de teatro; la vida comunitaria daba oportunidades diversas para ascender en el camino del perfeccionamiento.El siglo XVII, sobretodo, fue el siglo de los conventos quiteño tanto de sacerdotes como de monjas y como dato curioso cabe anotar que la familia Navarro Navarrete de Guayaquil, por casi un siglo, dio monjas de importancia al Convento de Santa Catalina de Siena, donde parece que las tías llevaban a sus sobrinas y así sucesivamente hasta que el ciclo se rompió hacia 1740. Entre ellas sobresalió Catalina de Jesús Herrera y Navarro - Navarrete, de clausura y velo negro, que escribió una hermosísima autobiografía por orden de sus superiores, titulada "Diálogos entre el alma y Dios", donde campea un estilo hermoso y al mismo tiempo barroco y lleno de giros que lo embellecen y le dan profundidad', donde la presencia del demonio se manifiesta en algunas de sus paginas tomando las formas más raras, desde simples sombras furtivas que se aparecen en la obscuridad de la noche hasta seres tan reales como los de la vida corriente. Esto del diablo, que antaño era tema de muchos comentarios y que hogaño pasa desapercibido, debería ser estudiado a la luz de la moderna parapsicología como manifestación de fuerzas aún desconocidas que pueden llegar a confundirse y en el caso de nuestra monja, ella tenía un especial don o carisma para sufrir tentaciones, de las que solo lograba salvarse merced a su fuerza de carácter y tenacidad en la oración, así trastornada andaba.

BARBEROS, DENTISTAS Y MASCARRABOS

La noble profesión de la dentistería que tantas lágrimas ha hecho rodar por el mundo es relativamente nueva en nuestra ciudad. Que yo sepa solo desde 1880 comenzaron los dentistas a ponerse de moda cuando llegó el "gas hilarante" y "el éter", primeros anestésicos usados en las extracciones. Mientras tanto la sufrida cristiandad había tenido que aguantarse los dolores de dientes y de muelas o llamar a los "barberos sangradores", que hacían el pelo y la barba y se prestaban para todo tipo de cirugía menor, tal como extraer dientes y muelas, remover raigones, suturar heridas superficiales, cauterizar las más profunda, ligar venitas, sangrar a los que sufrían de hipertensión arterial y aplicar las repugnantes sanguijuelas, muy medicinales si chupaban sangre de la nuca, para bajar la tensión y provocar una terapia de descanso, evitando los derrames cerebrales.Los primeros dentistas propiamente dichos llegaron del exterior como es natural, unos de Colombia y otros del Perú, se establecían en el puerto y anunciaban sus servicios por periódico. Poco era el instrumental, solamente un gatillo mango ancho para las muelas, especialmente si eran del juicio y con tres patas retorcidas y otro gatillo menor para los dientes y colmillos. A veces se producían hemorragias muy fuertes y era necesario coger puntos, pero casi siempre la destreza de sus manos hacía que la extracción fuera rápida y no muy dolorosa.A un curita de los contornos el señor Obispo le prohibió que sacara muelas gratuitamente en el campo, porque le avisaron que el buen padrecito, dizque para agarrar bien la pieza tomaba posiciones y realizaba insólitos manoseos en los pechos de las damas y damitas, sus pacientes. Otro barbero ad— honorem de los contornos, era conocido por su manía de orinar frecuentemente y aún en medio de las extracciones porque sufría de la próstata y a veces cuando regresaba del escusado hasta olvidaba lavarse las manos y seguía maniobrando en la boca de sus sufridos clientes, con los ascos que son de imaginar.En cuánto a dientes y muelas, se perdían con mucha frecuencia por la mala alimentación y falta de conocimientos dietéticos, así como también por los continuos embarazos anuales que desproveían de calcio a las señoras y era de ver como jovencitas de 25 y 30 años andaban hueras y con la fea costumbre de taparse la cara con un pañuelito o con el abanico cada vez que sonreían, para no enseñar los huecos. En las antiguas fotografías de Presidentes de la República se observa que estaban desdentados, pero a mediados del siglo pasado llegaron las dentaduras postizas de marfil y tan pesadas, que la gente que las usaba tenía que hacer verdaderos esfuerzos para hablar. Por otra parte, comer con ellas, era un martirio. La comida se quedaba a medias en la boca y era peligroso tragar. Se cuenta que Rocafuerte se mandó a fabricar una completa, de arriba y abajo, pero que nunca se acostumbró al uso. Y tenía toda la razón. Y fue recién con el siglo que salieron las actuales planchas de material menos pesados y sobre todo más maniobrables.Mi tío abuelo Carlos Concha aprendió dentistería en Alemania y allí se estuvo algunos años en el empeño, lamentablemente nunca ejerció la profesión, pero que de saber sabía y hasta era diplomado y todo lo demás. Una prima que vivía en casa de mi bisabuela, llamada Victoria Balanzátegui Torres, entonces chicona de no más de doce años, tenía una muela que le dolía mucho y no se la dejaba sacar por nada de este mundo pues era floja y miedosa y como no era tonta se disculpaba diciendo en cada ocasión: "Solo me la sacaré cuando regrese de Europa mi primo Carlos" y pasaron meses pero un buen día, ¿Qué creen que sucedió? Pues que regresó de Europa el primo Carlos y todos a una decidieron probar al nuevo dentista, con la famosa muela de Victoria.El recién llegado mandó a pedir un instrumental adecuado al doctor Pazmiño que vivía cerca y entre todos la trincaron en el suelo porque se defendía como fiera y en un dos por tres quedó sin muela. Ella no podía gritar pero cuando pudo, dijo solamente: "Sácame tus dedos sucios de tabaco de mi boca". Así se estrenó Carlos Concha en el Ecuador, como dentista.Recuerdo y esto no me lo han contado, cuando en cierta ocasión asistí al recital de un poeta famoso que ya andaba por los 70 años. El vate usaba plancha, como después se supo, porque el recital fue un fiasco debido a la mala pronunciación. Solo dijo: Elhs shiello hersmosamente clasroañunshia la eshistenshia de nuestro gran creadorsY todo fue un sonarse de narices y sacar pañuelos para evitar que el pobre poeta se diera cuenta de la risa que estaba despertando su dentadura postiza unida a un fuerte acento interandino que hacía impenetrable la correcta y galana apreciación de su estro, que en otros tiempos había sido genial. Los mascarrabos de antaño eran personajes famosos. Había uno por barrio, que la profesión no daba para más; por lo general eran indios de la sierra, muy fornidos y con grandes dentaduras, que iban a las casas a mascar los rabos de los cachorros y cachorritas de no más de seis semanas de nacidos, para luego cosérselos con aguja e hilo y dejarlos que ni pintados para una exposición canina. Dicen personas que llegaron a verlos en acción, que afeitaban la partecita del rabo por

donde iban a pegar la dentellada y tomándolo suavemente lo metían en la boca y lo cortaban de un solo mordiscón, botando la punta al suelo y apretando el muñón para impedir la hemorragia. Tan antihigiénica operación costaba un peso y habían mascarrabos de buen bajo a los que jamás se les había infectado una herida.

BRUJOS Y BRUJERIAS

Los sacerdotes de las antiguas religiones indígenas han pasado a la historia con el nombre de Brujos o Hechiceros por sus creencias animistas, tratos con demonios, malos espíritus, y relaciones con los muertos, que invocaban como ayuda para sus curaciones y hechicerías.Los brujos se pintaban el rostro y cuerpo de achiote, usaban maracas para hacer bulla y alejar a los malos espíritus y utilizaban numerosos objetos para sus hechicerías, tales como pedazos de soga de los ahorcados, dientes de animales, figuras humanas, cabellos, uñas, ajíes, cordeles de lana roja, flores, manteca de oso, pico de tucán, huesos humanos, puñalillos, vestidos, joyas personales, tierra de las pisadas y hasta "agua de las tinieblas."Este complicado aparato era necesarísimo para conmover a sus auditorios y obtener el fin deseado: sanar o enfermar, según los casos. En este último asunto revelaban profundas dotes psicológicas porque hacían creer a la víctima que efectivamente estaba embrujada y entonces si no se trataban enfermaban y hasta podían morir.Para curar los brujos aún utilizan frotaciones con orines, saliva mezclada con tabaco y soplidos de aguardiente, tanto en el pecho como en la espalda del paciente, que debe aguantar con santa paciencia, sin descuidarse, porque entonces puede ser víctima de un abuso o por lo menos de un simple manoseo y casos se han dado de que avispados brujos han llegado a cometer crímenes sexuales en sus ignorantes víctimas.También se conocen otros métodos suigéneris, preventivos de maleficios y brujerías. Los baños de suerte son los más usados y consisten en regar sobre el paciente una olla de agua serenada toda una noche, a la que se le han arrojado varios limones cortados en cruz, luego se hierve con ciertas yerbas fragantes y cuando el agua se entibia, se da el baño, que resulta bastante agradable y hasta deja oloroso por mucho rato. Estos baños de suertes son lo máximo en materia de prevención de cualquier brujería o daño. En nuestras serranías los brujos dejan encendida una vela en el interior de una cazuela de barro para anunciarse por las noches. Las curaciones son a base de huevos crudos que frotan por el cuerpo del paciente para quitarles el mal de ojo cuando han sido ojeados. Parece que este remedio causa mejoría en cierta clase de fiebres y se han dado casos de infantes de no más de 2 años de edad a los que se les cortó el vómito y la diarrea con pasadas de huevo, que de crudo se cocina y luego hay que romper en un tiesto para examinar los residuos y ver hasta donde había avanzado el maleficio.Los más renombrados brujos que aún quedan en el Ecuador están en Urcuquí en Imbabura, en Mira en el Carchi, en Santo Domingo en Pichincha y en los Yumbos en Napo — Pastaza. Los Brujos cuando son finos, es decir, cuando tienen poderes hinópticos o facultades parasicológicas, son muy buscados por gentes incautas que nunca deja de haber y se han dado casos de personas que viajan cientos de kilómetros para consultarlos.En las marchas procesionales, como los pases del niño que se realizan entre el 24 de diciembre y el miércoles de Ceniza, el brujo o hechicero se representa con el diablo, por ser su principal ayudante y preside el cortejo, saltando y danzando a la antigua usanza y esgrimiendo su largo rabo que utiliza como látigo para dirigir a los restantes disfrazados, que marchan al compás de una banda del pueblo. Hacer el papel de diablo rojo no es mal visto, pero jamás ingresan a la iglesia cuando ocurre la misa y ceremonia de bendición del niño Dios, quedándose en espera de la salida y entonces el disfrazado de diablo vuelve a cobrar importancia como director del cortejo y guía del conjunto. En el Oriente los brujos o hechiceros aún mantienen sus creencias y poderes y hasta utilizan brebajes alucinantes y fuman yerbas oníricas. La ayahuasca es un potente narcótico que crea visiones horrorosas que los indios toman como contacto con el más allá y tal es el espanto que experimentan, que muchos, al despertar, quedan tan aterrorizados como para no volver a tentar la ayahuasca por el resto de sus vidas. Otros en cambio, como el célebre geógrafo ecuatoriano Manuel Villavicencio, han descrito sus experimentos con lujo de detalles. En la costa, el mal más expandido es el de ojo, que en los niños se evita con una cinta roja atada a la mano para que el ojeador se distraiga y no lo mire fijamente que es como se pasa la enfermedad. Otro mal generalizado es el de espanto, que puede ser mortal si ataca a los recién nacidos y se presenta con algún susto o impresión y hace que la víctima se seque o chupe a ojos vista. Contra el espanto solo cabe un pase de huevo crudo por el cuerpo, con salivazos y todo lo demás, según me han contado. En Duran existen algunos brujos que curan de esta forma a los espantados y a los ojeados solamente por cien sucres, que no es caro, dada la devaluación que ha experimentado nuestra moneda en los últimos tiempos.

CABALLEROS INCAS

En 1533 Atahualpa estaba prisionero en Cajamarca y después de entregar parte del tesoro ofrecido por su rescate se convirtió en un estorbo para los españoles, que temían sus iras si lo liberaban, así es que decidieron sacrificarlo. Al comunicarle la inicua sentencia de muerte, con lágrimas en los ojos les preguntó el Inca que en qué había delinquido él, sus mujeres o sus hijos y por supuesto nadie le pudo responder. La sentencia debía cumplirse en la hoguera, muerte por fuego, que no se acostumbraba entre los Incas del antiguo Perú, donde creían que el espíritu del sol, transmitido de padres a hijos entre los Incas desde Manco Cápac y Mama Ocllo, escapaba del cuerpo del Inca difunto solamente al ser enterrada la cabeza y entonces volaba al del heredero reinante. Esto no lo sabían los españoles y al ser requeridos por Atahualpa con el bautizo, optaron por concederle esta gracia y la muerte por asfixia, pues ya no era hereje. De esta manera se preservó la Divinidad de los Incas a sus descendientes. Al otro día del suplicio cundió la mala nueva por Cajamarca y los Orejones y las mujeres lloraron tendidos en el suelo, las ropas desgarradas, las mejillas arañadas y los cabellos sueltos, en señal de luto. Pizarro había decidido avanzar al Cusco con sus cuatrocientos ochenta castellanos, perros, caballos, corazas, mosquetes, culebrinas y haciendo el mayor ruido posible como signo de poder. Con él iba también el recio Capitán Calicuchima, recostado en hamaca dorada y sobre los hombros de sus faquines y un joven de no más de 15 años, de aspecto tonto y esmirriado, llamado el Inca Toparca, por ser de los últimos hijos de Huayna Cápac, a quien Pizarro acababa de proclamar emperador, imponiéndole las insignias de su rango. Primero atravesaron la provincia de Guacamachuco y llegaron a Andamarca donde sostuvieron las primeras guazabaras en plena serranía y en Jauja el pobrecillo de Toparca murió a manos de sus súbditos, que no quisieron reconocerlo.Y la marcha continuó y poco después supieron que el indómito Quisquís los esperaba con sus hombres para tomar venganza por lo de Atahualpa, entonces decidieron desprenderse de Calicuchima y lo hicieron arder en las llamas; pues ya no lo necesitaban. Luego prosiguieron su camino, al encontrar el ejército de Quisquís recibieron la sorpresa de saber que otro hijo

de Huayna Cápac, llamado el Inca Manco, había resuelto aliarse con los cristianos y pasarse a su bando, dejando a Quisquís sin gentes.Manco Inca a veces parecía tímido y a veces audaz, era dúctil y político, podría ser utilizado mientras no constituyera un peligro, y luego se lo sacrificaría como a los anteriores.Pizarro se enteró que los soldados de Quisquís habían regresado al Cusco y estaban desvalijando templos y palacios de sus planchas de oro y plata y que existía el pillaje por toda esa región; entonces ordenó avanzar a marchas forzadas y ocupar la vieja capital, que encontró parcialmente destruida y "en medio de un silencio solemne, apenas turbado por el vuelo de ciertas aves nocturnas y agoreras.""Y vinieron días de quietud, de transformación de templos del sol en iglesias de Cristo, los indios dejaban hacer como bestias perezosas incapaces de reaccionar, mientras en las altas sierras Quisquís esperaba el día de la venganza". Y estando en Vilcas, Pizarro se enteró que el Cap. Pedro de Alvarado había desembarcado en Coaque, para disputarle el dominio de esos territorios y mandó a Diego de Almagro a contenerlo.Mientras tanto fundó la ciudad de los Reyes a la vera del río Rimac o Limac, actual capital de Perú, donde colocó el llauto imperial sobre la frente de Manco Inca II, a quien mandó al Cusco para que gobierne sobre unos cuantos de sus vasallos, bien cuidado por soldados españoles que no le dejarían obrar en libertad. Entonces Manco Inca II comenzó a conspirar y hasta se fugó por tres veces, siendo aprehendido otras tantas y puesto en prisión, pero como no era tonto logró convencer a Hernando Pizarro que sólo él sabía el sitio exacto donde se encontraba una estatua gigantesca de oro y que si lo dejaba salir se la traería, así es que con esta infantil treta logró fugarse a Yurcay donde se hizo fuerte por mucho tiempo, sin que pudieran sus enemigos capturarlo; después se lanzó contra el Cusco pero no pudo tomarlo y retirado a los bosques empezó a vagar por entre los roquedos, sin punto fijo ni acción concreta, hasta que un día recibió una misiva de Diego de Almagro, ofreciéndole su espada contra Pizarro y se unieron en el odio al Marqués, pero el 26 de Abril de 1538, perdieron la batalla de Salinas, que selló la suerte de Manco Inca II casado con su hermana la Colla Rabba Ollo.Su hijo Sairy Túpac fue bautizado con el nombre de Diego y cuando llegó a la pubertad casó con la Colla Cusí Huarcay bautizada como Doña Beatriz Clara Colla Inca, por ser hija de Huáscar y de su hermana Mama Huarcay Coya. Doña Beatriz fue agracidad por el Rey Felipe III con el señorío del Valle del Yurcay en el Perú y llegada a la pubertad fue casada en el Cusco por mandato del Virrey Toledo, con un sobrino nieto de San Ignacio de Loyola, llamado Don Martín García Oñez de Loyola, quien era Caballero de la Orden de Santiago y Capitán General del Reino de Chile y existe un cuadro al óleo en la Catedral del Cusco donde aparecen ambas familias con elegantes vestiduras y en el momento de la solemne ceremonia. Loyola murió a poco en Chile, peleando contra los Araucanos y su viuda crió a la única hija de esta unión llamada Doña Ana María Colla Inca de Loyola, a quien Felipe IV confirmó en el título de pariente mayor de los caballeros incas del Perú e hizo I Marquesa de Santiago de Oropesa y quien casó con Don Juan Francisco de Borja y Enríquez de Almansa, perpetuando en su descendencia el Marquesado de Oropesa, el señorío del Valle del Yurcay y la primogenitura de los Incas peruanos; sin embargo, al morir su nieta Doña Teresa Enriquez de Almansa sin sucesión, recayeron los derechos sobre el Tahuantinsuyo en los descendientes del Inca Tupac Amaru, también hijo de Manco Inca II, que vivían en el Perú y se apellidaban Condorcanqui. A este real linaje perteneció en el siglo XVIII el Cacique don José Gabriel Condorcanqui, que ha pasado a la historia de América como Tupac- Amaru.

COSAS DE LA PUNÁ

Puná es una isla de origen volcánico, tal como lo descubriera en 1881 el sabio Teodoro Wolf cuando estuvo en los manantiales del sector "Punta Española" a pocas cuadras de la casa del Cerro y muy cerca de la playa. En el sitio Cauchiche hay horizontes de conformación volcánica muy recientes, posiblemente de la era cuaternaria y hacia el sur y en el Canal del Morro existe un bajo que aparece solamente con las marcas y emite emanaciones de azufre, por eso es llamado "Bajo hediondo". Además en la isla existen minas de yeso, azufre, caolín, cerros calizos, manantiales de agua dulce y numerosas minas de sal cuyas piscinas brillan al sol. El yeso de Puná es de primerísima calidad, pero dada la falta de transporte adecuado para su comercialización, se encarece notablemente y no puede resistir los precios de la competencia de Cerro Azul, más cercano a Guayaquil. Algún día, cuando las minas de Cerro Azul se extingan y tienen para largo, Puná nos abastecerá de yeso siquiera por un siglo. En Puná existió un pueblo aborigen y belícoso a quien los cronistas mencionan como de origen chimú; al tiempo de la conquista española su cacique llamaba Tumbala, cuyo nombre se originó en el dios Tumbal de esa isla. Los indios punáes estaban divididos en parcialidades, se conoce a los Bocacas, Cauchiches, Quesenes, Sargamasas, Laguadas, Yanzunes y Trincheras. Estos últimos deben su nombre al sitio donde vivían, que fuera convertido en trincheras por las autoridades españolas de la colonia para defensa contra los piratas en el siglo XVII.Entre los caciques prehistóricos de Puná cuyos nombres ha superado el olvido está Polang - Rac, que declaró la guerra a sus vecinos los Tumbecimos, desatando una odiosidad que se tornó centenaria.Uno de sus descendientes llamó Boc - Aco quien casó con Tohara. De ellos descendió Tum - Palla que luchó contra los demás reyezuelos y los dominó a todos, fundando una dinastía cuyo último Rey fue Tumbala, gobernador mayor de la Isla a la llegada de los conquistadores. Este Tumbala terminó prisionero de sus enemigos los Tumbecinos, que capitaneados por su cacique Chile - Maza y con el apoyo de los españoles invadieron la isla y se asentaron en el estero de Chunches, donde se formó Puná Vieja y desde allí' trataron de someter al resto.Mientras tanto los conquistadores habían fundado un poblado a la entrada del estero de Bui denominado "Asiento de Amay", porque el actual río Guayas lo conocían con dicho nombre. Después fue la "legua de Puná" y en 1835 llegó a ser capital del gobierno de Vicente Rocafuerte y demás revolucionarios "Chihuahas" exiliados de Guayaquil. Por eso Rocafuerte, al ascender a la presidencia de la República, se preocupó de vender la legua de Puná en 1.100 pesos a sus poseedores, que no tenían títulos a pesar de haberla poseído por generaciones.Hoy Puná es una población suigéneris en la República, sus calles son anchas pero en escalera y es que no se requiere que sean de otra forma debido a que en la isla no existen automotores. Vivir en Puná es habitar una sociedad conformista que trabaja solamente para subsistir con cultivos tradicionales. Nadie tiene prisa, tampoco hay sitios a donde ir, a menos que uno quiera comunicarse con el continente por Balao o Posorja, los dos polos más cercanos de esa ínsula.La mayor parte de los habitantes viven del mar, unos son pescadores y otros balandreros que van y vienen a sus sitios de cultivo. Ahora han salido los boteros motorizados que prestan servicios en las camaroneras y recorren el golfo a gran velocidad. La población escolar es grande y goza de los beneficios de una educación gratuita y primaria. Los que desean ampliar horizontes y conocer más, tienen forzosamente que emigrar. Salones hay numerosos, todos venden cerveza y tienen

música que toca en alto volumen, pero las gentes no son borrachas como sucede en otras zonas del país, lo importante es pasar el tiempo sin hacer nada los fines de semana.Las principales familias han sido tradicionalmente los Santos, Pérez, Capelos y Monteros, pero hay otras que son también numerosas y viven diseminadas en el resto de la Isla. Los Tomalá que abundan tanto en Balao y la península, desaparecieron de Puná en el Siglo XVI a causa de la migración al continente. Varios presidentes de la República cuentan con ascendientes Tumbala o Tomala, porque una hija del Cacique formó familia con español en el siglo XVI.Los frutos principales son el camarón, el guanchiche. Las chirimoyas, los obos y ciruelas de Castilla y una que otra verdura. La leche es escasa porque no hay mucho ganado y la sequía mantiene a la isla en un permanente erial. Se conoce por tradición oral de los viejos habitantes de la Puná, que antes era todo lo contrario y los inviernos se sucedían cada vez más fuertes y mejores. Entonces había pastos abundantes lo mismo que en el Morro, de donde era famosa la ganadería, la leche, quesos y hasta la mantequilla, hermosa a la vista por su cremoso color amarillo. Hoy nada de esto existe más que en la memoria de los viejos.Así pues, Puná sigue viviendo por no decir muriendo ante la ineficacia de las medidas gubernamentales que se han aplicado para avivar su decrépita economía.

CRONICAS DE GUAYAQUIL

El primer Cronista que dio noticias de Guayaquil fue Cristóbal de Molina quien narró los trabajos de la ciudad para surgir del medio inhóspito que la rodeaba. Molina fue de los segundos conquistadores del Perú, partidario del bando almagrista y sufrió serias persecuciones. En su obra "Conquista y población del Perú" escrita en Lima en 1552, indica que el pueblo de la Culata no durará mucho tiempo y se quedará sin gente porque en sus cercanías hay una montaña formadas por árboles de mangle, muy altos, derechos y tan duros que hacen pedazos las hachas conque se trata de cortarlos y la tierra está llena de surtidores y manglares que tornan difícil la vida.Después de esta lectura se comprenderá la lentitud con que Guayaquil surgió en sus primeros años pues sus pobladores ni siquiera contaban con instrumentos de labranza adecuados y sus rudimentarias hachas eran ineficaces y se rompían al punto que debió serles muy duro comenzar: sin embargo, el Sochantre Molina, parece que juzgó muy a la ligera, sin considerar la fuerza de carácter y la tenacidad de nuestros mayores y cuan asombrado quedaría hoy si reviviera, viéndonos tan adelantados, cuando nos desahució en su Crónica.También se habla de Guayaquil en el Capítulo V titulado "Descripción breve de toda la tierra del Perú" que forma parte de la obra "Descripción y población de las Indias", escrita entre 1596 y 1607 por Fray Reginaldo de Lizarraga, sacerdote aventurero y jovial, bautizado como Baltazar, nombre que cambió cuando entró a religión. Lizarraga era un viejo conocedor de estas comarcas a las que había llegado cincuenta años antes con sus padres, recorriéndolas a gusto y antojo y observando todo con atención. Lo que menos le atraía en Guayaquil eran sus casas abiertas, de madera y con techos de hojas de bijao, que permitían la cría de insectos y sabandijas como sapos muy grandes, culebras, víboras venenosas y ratones en cantidad, etc. Cuenta que "estando sentado a la mesa y en casa de personas pudientes, observó con toda la familia a una culebra en el techo corriendo tras un ratón y que casi se desmayó del susto; sin embargo, el anfitrión no se tomó la molestia de comentar el incidente, explicando al final de la reunión que las culebras eran beneficiosas en casa como exterminadores de ratas y que en todos los hogares había alguna en el techo dedicada a ese honorable pasatiempo". ¡Cosas del país!También protestó por "la cantidad de zancudos y mosquitos, de lo más inoportunos y fastidiosos, que no le permitían descansar en paz ni de noche ni de día, con sus eternos ataques y zumbidos"; opinó desfavorablemente de "la forma y situación de la ciudad, endilgándole frases despectivas por estar en un mal asiento con figura de silla estradiota y para colmos, solo se podía arribar a ella con marea creciente y salir en menguante, por ser mucha la correntada de la ría."¡Observó sucesos y cosas beneficiosas anotándolas cuidadosamente para la historia chica. Pintó "sus alrededores con grandes bosques de mucha y muy buena madera que se exporta a la ciudad de los Reyes. "Dice que la carne de puerco es sana, la de aves bonísima y el agua agradable y hasta medicinal porque en las cercanías del cerro crece en forma silvestre el arbusto de la zarzaparrilla, de donde se obtiene una cascarilla con fines depurativos que sirve para curar las enfermedades contagiosas de la piel y sobre todo las venéreas", contando que "para la persona afectada del mal francés o bubas no hay nada mejor en la tierra.""Yo vi un hombre enfermo de sífilis en el valle de Riobamba, que ni siquiera podía comer con sus manos y que en hamaca fue traído a Guayaquil. A los seis meses le reconocí en Lima totalmente curado, como si nunca hubiera estado afectado y a otros muchos más he visto volver sanísimos del puerto. Suficientes excelencias éstas para contrarrestar las plagas referidas" -apunta Fray Reginaldo- pero nosotros no estamos de acuerdo con tan distinguido viajero en eso de diagnosticar sífilis al pobre riobambeño, porque pudo adolecer de reumatismo y al llegar a un clima caliente mejoraría con el tiempo y en Lima, que tiene clima seco, curaría totalmente. "El maíz es muy blanco y aunque no se da el trigo, la gente se conforma consumiendo panes de fruta pan o yuca, que son blancos, suaves y me gustaron más que el de trigo. Las naranjas y limas son sabrosas, pero las badeas realmente superan en gusto a todas las demás frutas de Guayaquil, pues son tan grandes como un melón y de color verde, su interior es blanco y suave, con pepitas unidas entre si por un caldillo y cuando todo esto se come me parece en gusto a las uvas moscatel de España." ¡Ah goloso! Cuántos “come y bebe” te habrás mandado al buche. Si me parece estar viendo a Fray Reginaldo, gordo y gozador como buen turista, probando la comida y metiendo sus curiosas narices hasta en el techo donde se asustó con las culebras y ratones. Y así, Fray Reginaldo se despidió de Guayaquil y pasamos con él hacia el golfo, para que nos siga relatando sus curiosas aventuras."Los caimanes, enormes bichos, son muy dormilones y cuando duermen no hay quién los despierte. Cerca de Panamá ocurrió el caso de tres doncellas que fueron a un estero a bañarse y ya escurridas se sentaron sobre una peña de la orilla como a eso de las siete de la noche, hora en que todo está obscuro por falta de luz. En eso, una de las bañistas se hincó la mano diciendo: ¡Qué peña tan espinosa! Y empezó a palparla tomando la cola del caimán y alzándola para verla mejor; aquí su sorpresa fue grande porque jamás se imaginó estar sentada sobre una bestia y dando voces llamó a sus compañeros que con espadas mataron al saurio, que seguía dormido y ajeno a los sucesos del cuento.! Que rico sueño el de ese caimán! opinó nuestro guía y ¡Qué suerte la de las niñas agregamos nosotros, porque de haberse desvelado el saurio, no habría escapado ninguna de ellas."Los caimanes son muy amigos de comer perros y caballos y al distinguirlos en las balsas las siguen mucho trecho en espera de agarrarlos para darse un banquete descomunal, digno de su apetito. Cuando están cebados con carne ya no gustan del

pescado y es de ver los esfuerzos que realizan para conseguirla, esperando largas horas en la orilla a ver si agarran en sus mandíbulas algún bicho viviente, llámese pájaro, animal o gente. ¡Así son de caprichosos!""Existen tres clases de naturales. Los Huancavilcas son blancos, limpios en sus vestidos, bien dispuestos con el resto de la población y de recto parecer. Se dedican al comercio y usan arcos y flechas así de continuo. Otros indios hay llamados Chonos o Chonanas que habitan en la región de Daule, belicosos, portan arcos y flechas, son de tez curtida, tiene el cabello sujeto en alto y terminando en moño y el cogote nuca trasquilado, por eso los demás los afrentan al grito de Perros Chonos cocotados, que les enfurece enormemente, como es de suponer. Entre ellos se practican vicios nefandos (sodomía) cuyo único castigo es el fuego.""Otros indios hay que llaman lampunas pero las gentes les dicen Perros lampunas come - obispo" por haber saboreado la carne de Fray Vicente Valvcrdc, Obispo del Cusco en tiempo del Marques Francisco Pizarro. "Estos, lampunas son de origen distintos a los Huancavilcas y desde antaño tenían punto tocado con sus vecinos de la ribera opuesta del golfo: los Tumbecinos, a quienes decían traidores por ser parte del Incario y los punaes en cambio se preciaban de mayor antigüedad y ser chimúes. Son grandes marineros y tienen fama de construir las mejores y más livianas balsas de toda la Mar del Sur. Labran chaquiras de oro de finas y retorcidas hebras que las mujeres de España tienen en gran estima y usan como collares para sus gargantas."

LA RELACION DE JUAN Y DE ULLOAEn el siglo XVIII los marinos españoles Jorge Juan y Antonio de Ulloa acompañaron a los físicos franceses en las mediciones realizadas en Quito para establecer un arco del cuadrante del meridiano terrestre y compararlo con otro medido en las regiones polares, a fin de conocer exactamente cuales eran las dimensiones del globo. Juan y Ulloa eran dos apuestos marinos españoles, cultos, distinguidos y vivieron en los territorios de la Audiencia algunos años. En 1748 y por expresa orden del Rey, escribieron la monumental obra "Relación histórica del viaje a la América Meridional" y trataron a Guayaquil en el Tomo I, Libro VI, Capítulo III al X.De Guayaquil les sorprendió que la ciudad era "demasiado larga, pues contaba con media legua de casitas diseminadas frente al río para que sus propietarios gozaran de las frescas brisas del malecón contemplando el espectáculo, que nunca era igual, porque las aguas subían y bajaban portando balsas y otras embarcaciones de vela que aprovisionaban al vecindario con frutos de los pueblos comarcanos." A nadie se le ocurría construir para atrás y solo existían dos calles, la de la ría y la interior (Hoy Panamá) Las casas eran de madera y caña y tenían techos de hojas de gamalote y bijao en Ciudavieja, pero las de Ciudanueva se guarnecían con tejas para precaver los incendios. En Ciudavieja por existir un suelo más duro, habían varias casas de adobe y piedra tenidas por seguras, firmes y de gran lujo. Se contaba que muchos de los incendios ocurridos en Guayaquil habían sido provocados por esclavos del vecindario, en venganza por los maltratos que recibían de sus dueños". "Las casas eran grandes, hermosas y de madera incorruptible y algunas duraban un siglo. Tenían la planta baja destinadas a almacenes y bodegas, la alta eran para vivienda de sus dueños y los entresuelos para alquilar a forasteros de paso mientras vendían sus mercaderías. Para precaverse del fuego los ingeniosos moradores utilizaban un método práctico, alejando los sitios destinados para las cocinas a como doce o quince pasos, con comunicación por un puentecito techado que se cortaba a hachazos apenas comenzaban los incendios, de tal suerte que se salvaba el resto de la propiedad." "El suelo de Ciudavieja estaba empedrado en parte y era resistente a las inclemencias del invierno, transitándoselo con facilidad todo el año. El de Ciudanueva era de greda muy resbalosa y profunda que en invierno se anegaba y las gentes tenían que andar en canoas. Para el mes de Mayo colocaban grandes troncos de madera en los portales pues las aguas habían bajado. El clima era menos cálido que el de Panamá y Cartagena de Indias pero de todas maneras se sentía mucho calor. Algunos viajeros llamaban a la zona con el vistoso nombre de Países bajos equinocciales, en recuerdo a las tierras bajas de Bélgica y Holanda que había sido españoles hasta hacía pocos años, pero esto constituía un error por no existir semejanza alguna con esas regiones. Muchos esteros cruzaban los dos barrios y existían vistosos puentecillos. La gente española en Guayaquil era blanquísima, fenómeno que extrañaba a todos por igual pues en la península son trigueños. Incluso existía un alto porcentaje de albinos y todos los pequeños tenían el pelo y las cejas rubias." Aquí anotamos que Guayaquil fue varias veces visitada por los piratas que se apoderaron del puerto y vivieron entre nosotros en días de aventuras, saqueos y orgías y bien pudieron originar nacimientos posteriores. Sin embargo antes de Juan y Ulloa, el Inca Garcilaso en sus "Comentarios Reales" había manifestado que los guayaquileños eran rubios y después volverá sobre el tema Sir Basil Hall, en su obra "Voyage au Chili au Perout et au Mexique", escrita en 1821 y recién publicada en 1925, cuando en el Tomo II, Capítulo IX afirma que "las guayaquileñas son de tez blanquísima, porque están constantemente en casa a cubierto del sol tropical.Juan y Ulloa dicen que son blancas porque el suelo de greda (arcilla) producía vapores calientes que las blanqueaban.En cuanto al asunto relacionado con los piratas, aunque algunos hijos habían dejado por estos contornos y sobre todo en la Isla Puna que era donde más paraban, cabe rechazarlo pues su escaso número y agitada vida no les daba tiempo para mayores devaneos, aparte de que antes de sus arribos ya Garcilaso se había fijado en el problema.Las mujeres guayaquileñas usualmente andan con polleras ó faldas redondas, acampanadas y de muchos vuelos. Cuando visitan se las cubren con un faldellín corto, abierto por delante y cruzado el uno sobre el otro; Lo adornan con mucha ostentación, con ribetes y guarniciones de sedas, vuelas o encajes importados de Europa y fileteados con hilos de oro y plata. Con tantas arandelas quedan muy vistosas y así salen a las calles, cubriéndose la cabeza con un largo manto de seda fría o de algodón. Otras usan mantillas de bayeta confeccionadas en los obrajes de la sierra y que terminan en punta porque son triangulares, adornándolas con fajas de terciopelo negro y flecos colgantes. En las orejas ostentan cadenas, perlas, corsarios, manilas y corales a la usanza panameña. En la orejas usan unos zarcillos de piedras semipreciosas con botones de terciopelo rodeados de perlas, que llaman pollones.""A la llegada de las lluvias el río se hincha y suceden furiosos temporales con rayos y truenos amenazadores. Muchas víboras, culebras, ciempiés, alacranes, salamanquesas, mosquitos, grillos y ratas de gran tamaño se introducen en las habitaciones y no es raro ver que hasta en las camas anden esos bichos. Entonces se toman las medidas del caso y se mira primero antes de acostarse porque se han dado numerosos casos de picaduras de alacranes a incautos dormilones. El uso de toldos está generalizado, así como las hamacas y cada cuarto tiene dos o tres de promedio. Hay muchas personas afectadas de cataratas y nubes que se producen por los vapores de la tierra. Otros mueren de vómito prieto o fiebre amarilla traída por primera vez en la Armada de Galeones del Sur que visitó Guayaquil en 1740 procedente de Panamá, donde el mal era endémico. Hay numerosos casos de fiebres palúdicas e intestinales y los parásitos abundan. Cuando pasa el invierno las gentes regresan y el clima se torna seco y sano pues desde las doce del día soplan fuertes vientos de Chanduy que se reciben en el malecón y refrescan."

"Los criollos comen plátanos en vez de pan por ser más baratos. El río provee de sabrosos peces, el estero de cangrejos que se aderezan de distintas maneras y del golfo vienen deliciosos ostiones y sus conchas son depositadas en el malecón de la ría para servir de muralla contra las mareas". A lo único que Juan y Ulloa no pudieron acostumbrarse fue al continuo uso de un pimiento muy pequeño que llaman ají, cuyo olor indica su fuerza. Hay muchas variedades y lo ponen en todo, impidiendo al viajero paladear los potajes a gusto porque se abraza la boca; sin embargo, cuando alguien logra acostumbrarse a su sabor después de algunas semanas de sufrimientos, las comidas sin ajíes no sabe a nada.""En las invitaciones los guayaquilcños son muy ostentosos, pero sirven las comidas de tal manera que pocos visitantes logran apreciarlas. Primero brindan un plato de dulce de almíbares de frutas, luego sigue algo picante como un cebiche y así alternan, ají y azúcares hasta el final, a la usanza indígena." "En cuanto a las bebidas se toma el aguardiente de uva que llaman pisco de Castilla, así como numerosas Mistelas con dulces y olores penetrantes. El vino se bebe poco por caro y los punches de frutas y licor son deliciosos y aceptados después de las once de la mañana y al anochecer a las cinco de la tarde. Los habitantes no se abandonan al agua."En nuestra opinión estos punches que probaron Juan y Ulloa son los lejanos antecesores de las bebidas refrescante de hoy, de los cocktails y otros menjurjes solo que en aquellos tiempos se fabricaban con pisco, unas gotas de algún ácido benigno para darles mayor sabor y el jugo de las diversas frutas tropicales producidas en nuestro suelo.

CULTOS POR TRADICION

El primer Egas que llegó al Ecuador llamaba Antonio Egas — Venegas y Fernández de Córdoba, era Maestre de Campo de los Reales Ejércitos y Caballero 24 del Cabildo de Sevilla, habiendo pasado a América en la armada del Conde de Saucedillas que lo llevó a Panamá y a Lima, de donde siguió a Ibarra nombrado Corregidor. Años después se instaló a vivir en Riobamba, casó con Catalina Tello de Meneses y Zarate y fue padre de numerosos hijos, sobresaliendo Antonio Egas—Venegas y Meneses, quien nació en Riobamba el 16 de mayo de 1663 y allí casó con Juana de Ortega—Osorio y del Espinal, fue Procurador Judicial en 1730, tuvo ilustración superior para su época, poseyó una de las mejores bibliotecas de su tiempo y fue autor de unas "Observaciones sobre cuestiones económicas, permuta de objetos fungibles y explotación de la riqueza minera de la Audiencia de Quito."Su hijo, tercero del nombre Antonio, apellidado Egas—Venegas y Ortega, nació en Quito el 30 de Enero de 1696 y casó allí con Francisca de Olais y Barnuevo, fue Capitán de Milicias y Alguacil de la Inquisición, conservó la biblioteca de su padre y la acrecentó, pero no se le conoce obra alguna.Su hijo Mariano Egas—Venegas y Olais, fue riobambeño de nacimiento, perito en asuntos políticos y económicos, Catedrático de Filosofía en el Seminario y Colegios Mayor de San Luis de Quito en 1780, encargado por la Audiencia de compilar y reunir los últimos tomos del Cedulario que hoy pertenece a la Corte Suprema de Justicia. En Quito casó con su parienta María Manuela de Olais y Clerk, hija del Abogado y Oidor Esteban de Olais y de la Quintana. También fue hijo de Antonio del Capitán Félix Joaquín Egas—Venegas y Olais, Capitán de Milicias en 1780, Regidor del Cabildo de Riobamba en 1785, Regidor Perpetuo al siguiente, Alférez Real en 1787 y Alcalde de primer voto en 1789 y 1790. Poseyó cuantiosas riquezas en la zona del Chimborazo (la hacienda Convalecencia en Guamote, Ychanac en Cebadas. Taregan y Conventillo en Quimiag y Guano) casó en Riobamba con María de la Torre y Sotomayor, pero para el terremoto de 1797 todo se perdió quedando en la más absoluta pobreza, pues fue tan violento el sismo, que muchos árboles fueron arrancados de sus sitios y aparecieron a cientos de metros de distancia, achicharrados contra el suelo, los ríos se salieron de sus cauces y las montañas se abrieron y desgarraron formando avenidas de lodo destructor. Sus descendientes emigraron a otras ciudades. Rosa Egas—Venegas y Olais casó en Quito con el Dr. Luis González de Noriega y Riera, abogado, culto, de donde proceden numerosas familias quiteñas. Cristóbal Egas—Venegas y Olais, fue Capitán de Milicias en Ibarra y caso con Rosa Paz — Duque de Estrada, siendo padres del Capitán Justo Egas Paz, quien formó familia para la Independencia con Susana Paredes y Palacios, vecina asimismo de Ibarra y fueron padres entre otros de a)Rosa Egas Paredes, de donde proceden los Jaramillo de Ibarra y el poeta coronado Pablo Hannibal Vela Egüez; b) Manuel Egas Paredes que casó en Ibarra con Rosa Cabezas, heredera de los indios de Otavalo de su padre don Tiburcio, ultimo Cacique de esa parcialidad, pues tales títulos fueron abolidos con la independencia. Doña Rosa era muy rumbosa cuando entraba a Quito hacia en silla de mano enchapada en láminas de oro y llevada en brazos de sus indios, pero después empobreció. Fueron padres del Dr. Miguel Egas Cabezas, médico notable y Rector de la Universidad Central, quien se peleó con Montalvo y le dijo zambo, siendo respondido con el apelativo de Indio con el que ha pasado a la historia. Uno de sus hermanos se estableció en Manabi y de allí proceden sus bisnietos los poetas José María y Miguel Augusto Egas Miranda, a) Hugo Mayo. También pertenecieron a esta misma familia Egas el Capitán Antonio Egas — Venenas, quizás hijo natural del fundador, casado con Isabel de Santiago, hija del celebre pintor Miguel de Santiago. Tanto el Capitán Egas como su mujer fueron aficionadísimos a la pintura y de ésta última se conservan algunos cuadros al óleo con escenas de la vida de la Virgen, cuya particularidad consiste en la corona de rosas que rodea composición, fue padres, entre otros, del también célebre Presbítero Agustín Egas — Venegas y Santiago, orador y teólogo quiteño en la colonia.Como dato anecdótico contaré que el Capitán Antonio Egas — Venegas fue llamado al convento de las monjas conceptas de Santa Clara de Quito a pintar el rostro de la madre Sor Juana de Jesús, quien acababa de fallecer en "Olor de santidad", pero a causa de alguna indisposición o por encontrarse muy emocionado, lo cierto es que dos días después y bajo la gravedad del juramento, declaró en Quito que no había podido trazar ni una sola pincelada con acierto, pues de un instante a otro mudaba de faz la difunta, como si no quisiera que la pintaran. Entonces Egas midió bien la simetría del rostro y luego de varios cálculos tomó el pincel para esbozar de memoria, sintiendo un estremecimiento en el brazo que le bajaba a todo el cuerpo y "conoció" que no era la voluntad de Dios que retratase a la monja y dejó la obra. Horas después su esposa Isabel de Santiago la sacó de memoria, solamente por referencia de personas que la habían conocido en vida, pues no quizo ver el cadáver por temor a que se repitiera en ella el fenómeno del estremecimiento sentido por su marido.De esta rara situación tomó nota el Padre Francisco de Santa María quien escribió la biografía de la madre Sor Juana de Jesús, mencionando que tampoco se le pudo tomar una mascarilla mortuoria porque su rostro "se hinchó terriblemente de un solo lado, quedando desfigurado.

DECADENCIA DE LOS PRINCIPES

Es a partir de 1.550 que comienza a consolidarse la conquista en América. Los Caciques indígenas, que hasta entonces habían gobernado sus parcialidades con la aquiescencia de las pocas autoridades españolas, empezaron a ver disminuidos sus privilegios en beneficio de nuevos burócratas peninsulares que llegaban por millares, atraídos por la bonanza de la minería y por los crecidos tributos indígenas.Este fenómeno de entrega de poder no se realizó rápidamente, por el contrario, necesitó de medio siglo para su asentamiento, de suerte que pocos notaron el cambio; hacia 1620 las antiguas familias de Caciques, otrora poderosas y hasta feudales, estaban casi todas arruinadas y clamaban ante la lejana corte en Madrid por la concesión de minúsculas canongías para no caer en la indigencia.Los orgullosos Quishpe, señores naturales de Punín y que en 1540 habían entroncado con doña María Atabalipa, hija del Emperador Atahualpa, trabajaban de modestos organistas en la Iglesia de Riobamba y eso que eran descendientes de Incas. Igual cosa ocurría con los Chapalbis de la jurisdicción de San Luis, que habían emigrado y andaban por pueblos y collados prácticamente mendigando. Los Conllocando, también de regia estirpe puruhá, vegetaban en Licán dedicados a la agricultura. Los Llagurima que habían peleado denodadamente un siglo atrás contra las fuerzas invasoras de Huayna Cápac, aún se conservaban en Calpi pero tan disminuidos y maltrechos que hasta sus moradas habían sido abatidas por el tiempo y vivían en chozas. También residían en Calpi otras familias de la nobleza puruhá como los Luisa, los Chambo y los Quimiag, sus miembros figuran en los primeros padrones levantados por los diezmeros para cobrarles tributo y aunque apelaron a la Audiencia de Quito para liberarse de esa pesada carga personal, ni siquiera se les hizo justicia en todos los casos y sólo los hijos y nietos de Caciques, que no las ramas colaterales, obtuvieron excepciones. Estos Quimiag también gozaban de tierras en la población que lleva su nombre y que aún existe en la provincia del Chimborazo.En Guano vivían los Tunca y los Chamba. Estos últimos eran descendientes de príncipes y generales puruhaes miembros de la corte de Condorazo y habían gobernado vastas regiones, incluso el río Chambo tomó su nombre del apellido de esta familia, al pasar por sus territorios.En Yaruquíes residían los Duchicela, rama mayor de la familia reinante en Puruhá y por lo tanto Caciques principalísimos. Allí se había escondido después de conocer la muerte de su padre el Inca, uno de sus hijos varones llamado Rocca o don Fernando, por haber sido bautizado por los franciscanos de Quito y allí vivió obscuramente y siempre atemorizado de que lo fueran a asesinar.Este príncipe tenía en sus venas la sangre imperial de los Incas y la real de los Shiry - Duchicelas, unía en su persona a las tres casas más poderosas e importantes de los Andes del norte, pero la suerte que corrió fue triste, viviendo en un poblado de segunda categoría, sin corte ni servidores y dentro de la monotonía gris de un paisaje nunca cambiante; sin embargo sus descendientes los Lobato, los Huaraca y los Carrillo nunca olvidaron sus regias estirpes y en los siglos XVII y XVIII las probaron numerosas veces ante la Audiencia y las últimas ramas viven aún en poblaciones rurales como Sigcho y Píllaro.Si tan desalentador era el panorama en la sierra, no lo era mejor en la costa donde los indómitos chonos fueron diezmados por la epidemia de viruelas que azotó el continente en 1599, reduciendo la población indígena en un 40%. Así pues, a medida de sus posibilidades, fueron internándose por la cuenca del Guayas hacia el norte, primero a Daule, luego a las montañas de Balzar y por último a las espesuras de Santo Domingo, entonces llamada tierra de "Nono y Nanegal", para formar las actuales comunidades de indios Colorados En este lento pero incontenible avance fueron acompañados por los Huancavilcas, Yanques y Puilches, con quienes se avinieron a última hora para hacer frente común al enemigo español.Los Caciques de Puna, de apellido Tumbala, jefe mayores de la confederación de esa isla, fueron asesinados con motivo de las guerras contra los incas y tumbecinos primero y contra los españoles después. Hacia 1585 vivía en Lima don Diego Tomalá (había castellanizado su nombre indígena) como militar de baja graduación especializado en construir navíos mercantes y de guerra. Después regresó conservando sus tierras y Salinas en Puná, pasó a residir en Guayaquil y dejó descendencia, que gozó de riqueza, quedando como recuerdo un hermosísimo escudo de armas donde figuran indios bogando en canoas sobre ondas celestes y blancas de agua.

Los Cayche de Daule descendían de los reyes de Colonche y Manglaralto por varonía y ejercían el Cacicazgo de Daule en propiedad, fueron los últimos en detentar poder político y económico. Doña María Cayche se daba el lujo de recibir en su casa a presidentes, obispos y oidores de la Audiencia cuando pasaban por Daule, atendiéndose con boato. También les proporcionaba ayuda para que prosiguieran sus viajes, enviándolos con guías sacados de su tribu o parcialidad. Los caciques Guale, los Quijije y los Piguave subsistieron en Jipijapa, los Cacao y sus descendientes entre los cuales figura la actual familia Rosales de Guayaquil, en lo que hoy es Palmar; los Tumbaco, los Borbor, los Vite, los Mite, los Orrala, los Quimi, los Pincay, los Ascencio, los de la O, los Alejandro, los Yagual y los Villao, también de la provincia del Guayas, aunque no caciques, eran considerados indios principales, de orígen Huancavilca.Los Sono y sus son descendientes de apellido Reina salen de Caciques de Lambayeque en el norte del Perú y los Sangurimas, de la novela famosa de ese nombre, son los mismos Llangurimas de Calpi, que al pasar a la costa por razones estrictamente fonéticas modificaron la pronunciación de la primera letra del apellido.

DEMONIOS DE NUESTRO FOLKLORE

Cuando en las oscuras noches de nuestro litoral algún cristiano oye un silbido ululante, siente que los nervios se le crispan y pronuncia entre aterrado y confuso: "El Tin - Tin"; nombre mágico y poderoso que recuerda la figura traviesa de un enanito cabezón, gnomo encantado de los bosques, cuya particularidad consiste en atraer a las mujeres pelonas y cejonas y envolverlas en una especie de trance hipnótico, secuestrándolas hasta lo más profundo de las arboledas, en donde abusa carnalmente de ellas. El hijo que nace de esta unión es con el correr de los años un verdadero diablo con las mujeres, a las que enredará con mil artimañas, así como su padre el Tin - Tin supo atraer a su progenitora.Esa es, en síntesis, la cándida historia que conocemos y que cualquier montubio y cholo costeño cree a pie juntillas, sin dudar de su autenticidad. El Tin - Tin es en nuestro folklor una figura casi familiar, y tan antigua como nuestra historia; sus orígenes más remotos se proyectan desde mucho antes de la conquista, cuando existía en la isla Puna una elevada cultura, enemiga irreconciliable de los tumbencinos a los que combatía incansablemente.EL TIN - TINPor una ley histórica los dioses de las religiones vencidas pasan a ser demonios en las religiones vencedoras y por este motivo, cuando los sacerdotes españoles iniciaron la aculturización de los indios ecuatorianos, sometiéndolo al régimen de las Encomiendas para explotarlos y enseñarles los rudimentos de la civilización europea, tuvieron mucho cuidado en

hacerles olvidar sus antiguas divinidades, llegando a extremos como el de quemar sus quipos, destruir los templos y castigar duramente a quienes seguían adorando ídolos. Uno de los más considerados por los naturales de Puna era el murciélago noctámbulo llamado TIN (que en lengua china significa DIOS) que tenía por costumbre seducir mujeres casadas de la tribu, cuando estaban dormidas, entregándoles el don de la fecundidad. Tin - Tin, significa Dios de dioses o el Dios Mayor de todos los demás, por ser el de la procreación. Para los crédulos naturales, esa simple explicación solucionaba el complicado problema de la concepción de un ser humano y nadie dudaba que TIN fuera el responsable de cada nacimiento. Había que invocarlo con ceremonias y ritos especiales hoy olvidados, para que el matrimonio fuera premiado por el dios con numerosas visitas y otros tantos hijos.No nos debe sorprender en lo absoluto que estas gentes hayan imaginado que el Murciélago, que lo representaban muy estilizado en sus cuentas de adorno con figuras zoomorfas, fuese el espíritu de vida nueva en la tribu; porque los europeos recién a principios de este siglo – con la ayuda del microscopio electrónico - pudieron descubrir el complicado mecanismo de la concepción, que se efectúa en el interior del cuerpo de la madre luego de la unión con el sexo opuesto.Para los Punáes, que poco conocían de anatomía y de algo tan complejo como la existencia del óvulo y el espermatozoide y su imprescindible papel en la concepción, el hecho de que una pareja tuviera intimidad , no estaba relacionado con el fenómeno consecuente, es decir, con el nuevo ser. Esos dos momentos en la vida matrimonial de una pareja no estaban entrelazados íntimamente dentro de la simple imagen de la vida que poseían nuestros aborígenes. Ellos creían que una cosa era tener relaciones y otra muy distinta la visita del dios Murciélago, que traía aparejado un nuevo ser al que se denominaba hijo de la pareja, pero que en realidad era de la divinidad: del TIN, origen y continuación de la especie.DE DIOS A DEMONIO POR CULPA DE ESPAÑAEn Puna el dios Tin era sumamente popular y no podía ser de otra manera, a todos nos agrada tener hijos que nos atiendan en nuestra vejez; además era un mandato social proporcionar a la tribu nuevos miembros que la robustezcan haciéndola crecer. Por eso el dios - Murciélago era bienvenido en todos los hogares y nadie se resistía a su visita ni se consideraba signo de vergüenza que las mujeres, en sueños siempre, fueran poseídas por tan peregrina criatura, mamífero nocturno que aparece a la caída del Sol y vuela con sorprendente agilidad, silbando al pasar por los aires debido al continuado aleteo con que se impulsa.En la conquista las cosas empezaron a cambiar para el pobre Tin, tan querido antaño y empezado a ser odiado hogaño, por representar un falso concepto de la vida, tan opuesto al que se importó de la península ibérica y que enseña que los hijos son un don preciado de Dios, pero no del dios TIN de Puna sino del Dios de la Trinidad cristiana. Había que exterminar al Tin indígena y así se hizo, primero con paciente labor y luego violentamente.Su figura desapareció de los altares cuando éstos fueron destruidos, mas su recuerdo siguió gravitando en los naturales y se ha transmitido de generación en generación a través de cuatro siglos, no como Dios sino como Demonio. (1).Por estas razones, queridas lectoras pelonas y cejonas, la próxima vez que vayan ustedes al campo y oigan un silbido ululante, no se asusten, que ya saben que no existe el Tin - Tin, viejo Dios — murciélago convertido en enanito cabezón y endemoniado. Pero no se fíen mucho del silbo porque de todas maneras pueden salir embarazadas si se dejan seducir por la melodía, pues detrás de ella puede estar acechando un pícaro cholo o montubio de nuestro litoral.LA VIUDA DEL TAMARINDOEsta segunda figura del folklor de la Costa es tan interesante como el Tin - Tin; la viuda es oriunda de la región que produce la sal prieta y los tamarindos que pertenecían a la corona española por estar situados en terrenos realengos. Ya habrán adivinado que ella es manabita.La viuda del Tamarindo, según dicen, es una bella mujer elegantemente vestida, que camina rápidamente y sale de improviso delante de algún nocturno parrandero que ilusionado la sigue y tiene que caminar largos trechos detrás de ella, hasta que cansado por el ejercicio, habla y rompe el encantamiento, haciendo que la Viuda se dé vuelta y enseñe la horrible y fantasmagórica presencia de una calavera envuelta en ropas femeninas. Indudablemente esto ocasiona el desmayo de la víctima que rueda sin sentido y no podría ser de otra manera, la historia siempre termina con el triunfo de la viuda que asusta al candidato por ella escogido.Esta historia se repite siempre con iguales resultados, nadie ha podido darle alcance y ver su cara. Únicamente se la contempla cuando se transforma en horrible calavera. ¡Que susto! ¡De la Viuda del Tamarindo, líbrame Señor!.(1) En la costa, propiamente en la península de Santa Elena y en la isla Puná, se cree que el Tin Tin es un enanito cabezón con un gran sombrero y que casi arrastra el miembro viril por el suelo: También se habla ahora de la Tintina, su mujer, que adopta figura de animal para perder a los cristianos, sobretodo, si son niños. Esta Tintina viene a hacer lo mismo que la Tunda esmeraldeña. Diógenes Fernández Borrero me ha referido que cuando nacían niños contrahechos, peludos y con dientes los ahorcaban con sus manos y luego los colgaban con soga de un cactus, al pie del cementerio, para que se los coman los gallinazos; pues como hijos de Tin tin, no podían ser enterrados entre cristianos. A estos niños los llamaban “Congelios”. Igualmente me han referido que Chanduy y en el Morro los naturales viejos hablaban el idioma Huancavilca, vernáculo de esa región hasta principios de siglo, según recuerdan todavía algunos de los vecinos, pero que por 1.920 murieron los dos últimos que conocían esa lengua Huancavilca milenaria, hoy perdida irremediablemente. Que era de oírlos cuando se encontraban en la plaza principal de Chanduy, pues solo se entendían entre ellos. Lo raro del caso es que la viuda sólo aparece en las cercanías de algún añoso y opaco tamarindo, frondoso árbol que crece profusamente en Manabí y carga un fruto de cascara muy fina que encierra una pulpa sedosa color marrón y de sabor amargo, que hervida en agua y mezclada con azúcar produce una sabrosísima bebida de propiedades purgantes que se consume con agrado en el Ecuador.Esta relación de Viuda y Tamarindo constituye la clave del problema. Pues como los templos se construían en los altos de los cerros, casi siempre cerca había un tamarindo. Al destruirse los templos quedaron únicamente las bases de piedra, llamadas corrales. Los indios unieron entonces el recuerdo de su divinidad al tamarindo cercano y así nació la leyenda de una antigua dama española que asesinó a su marido y sale por las noches a encontrar el cadáver y seguirá saliendo hasta la consumación de los tiempos.Los tamarindos proliferan entre 600 y 2.000 metros de altura en zonas semitropicales que abundan en Manabí, especialmente en algunas elevaciones como Cerro de Hojas, Montecristi, etc., justamente donde en tiempos precoloniales los indígenas Huancavilcas tenían sus principales centros y templos de adoración a sus divinidades. Esto explica la enorme cantidad de cerámica y tiestos hallados en aquellas elevaciones.Llegados los sacerdotes españoles a Manabí y prohibida la adoración de los antiguos dioses, los indios siguieron manteniendo en secreto sus creencias. Entre sus ídolos tenía lugar privilegiado la diosa umiña o de la fertilidad, representada con cuerpo femenino que originó la leyenda de la Viuda del Tamarindo. Así pues, parrandero lector, nada de

miedo a la viuda, que no existe más que en la imaginación de nuestros cholos y montubios, solamente es la antigua diosa de la fertilidad transformada en demonio para asustar únicamente a los blancos, que son los que viven en las ciudades.LA DIOSA UMIÑALos Manta tenían un adoratorio frente al mar muy concurrido por indios de todos los contornos, siendo su máximo ídolo femenino, símbolo de la fertilidad y de la tierra, "la Diosa Umiña"."Umiña" era una estatua con un gran esmeralda en la frente, gema que fue arrancada por algún codicioso soldado de las huestes de Pedro de Alvarado en 1534. La piedra corrió varias aventuras siempre cambiando de propietario, hasta que la remitieron a Carlos V, a la sazón en Viena, donde permaneció hasta el siglo XIX formando parte de un lote muy valioso de joyas. Con posteriormente se ha perdido la pista. ¿Aparecerá esta esmeralda algún día? .posiblemente era de las minas de Muzo en la actual Colombia.Umiña, la Viuda y la Tunda parecen una sola deidad, primero conocida como protectora de cosechas y luego transformada en demonio femenino.LA TUNDA PATA DE MOLINILLOEn Esmeraldas la antigua Diosa de la Fertilidad se representaba con otra forma y así nació "la Tunda", demonio femenino de origen mixto, indio y africano.La Tunda es multifacética y adopta diversas formas según los casos, su especialidad consiste en raptar niños y con ese fin cambia continuamente su figura, de una tranquila señora, normal y corriente, excepto que tiene el pie derecho en forma de molinillo, quizá en recuerdo a la clásica figura del demonio cristiano con patas de macho cabrío. ¿Quién sabe?.Entre sus costumbres hay una muy curiosa. Es aficionada a los camarones que recoge de los esteros, los cocina en el interior de su cuerpo y los da a los niños que rapta. Para atontarlos, les quita la voluntad sofocándolos con gases de su organismo que huelen a cobre. La Tunda es una caldera con fuego interior, gases asfixiantes y todo lo demás. Cuánto nos recuerda a la madre tierra o Diosa de la Fertilidad con sus emanaciones volcánicas que huelen a cobre, mineral noble para los indios, que lo sabían utilizar en diversas aleaciones, en la confección de joyas y demás utensilios, LECTURA DE UN CURIOSO CASOEn "Juyungo" se cuenta que un muchachito esmeraldeño fue enviado a eso de las cinco de la tarde, hora de la oración, a recoger unas cuantas gallinas que andaban desperdigadas por los contornos. De pronto una linda pollona blanca atrajo la atención del chicuelo "Cho, cho, jurón, jurón", gritaba, corriendo detrás de ella, pero la polla era experta y lo fue tirando al monte; cuando quizo regresar, ya era tarde, estaba perdido. Era la Tunda que se había convertido en polla.Pero la Tunda teme a los perros y el solo ladrido de uno de ellos la hace desaparecer; por eso, los parientes de la víctima corrieron por los montes con una verdadera jauría hasta encontrarlo al tercer día casi muerto de susto e indigesto de tanto camarón. ¡Qué mala es la Tunda!EN DONDE ENTRA PATICA Y CUCOEn Esmeraldas, algún erudito en Sagradas Escrituras, queriendo explicar la existencia de la tunda ser tan raro y peregrino, propio únicamente de esa provincia, se remontó hasta la Biblia, llegando a la conclusión siguiente, que por pretenciosa la expongo, júzguela el lector: La Tunda fue uno de los ángeles preferidos del Señor, pero se rebeló contra él juntamente con Luzbel y fue castigada por el resto de los siglos a morar en la tierra y en Esmeraldas para colmos. Siglos después Adán y Eva, nuestros santos padres progenitores, sufrieron el mismo castigo, pero se quedaron en el viejo mundo, sin que se conozca que hubieran venido a esta provincia costeña del Ecuador.También se dice que la Tunda casó con el Patica, demonio de la mitología africana traído por los negros que poblaron Esmeraldas y de este siniestro enlace nació un solo hijo llamado Cuco, que resultó feísimo y pasó a morar en las profundidades del infierno con su papá. Estas consejas se creen a piejuntillas en Esmeraldas, tierra habitada en gran parte por descendientes de los negros que naufragaron en sus costas."Cuco" o "Coco" llama el muchacho y siempre vive solo porque nadie lo quiere de puro feo que es, siendo su mayor placer el presentarse a jugar con la gente menuda, porque es muy travieso y juguetón, lo que casi siempre ocurre cuando se le llama o invoca por su nombre; entonces se presenta con buenas intenciones causando el consabido susto de los presentes. Los niños gritan: "El Cuco" y no queda uno sólo y "Cuco" debe regresar a su casa en espera de otra llamada. En Ecuador muchas madres acostumbran invocarle cuando sus niños no quieren tomar la sopa y por eso también se le conoce como "el asusta niños".DON ALONSO DE ILLESCAS FUE REY“En 1593 encalló frente a la bahía de Atacames un barco negrero que llevaba 53 piezas de ébano entre hombres, mujeres y niños traídos como esclavos para su comercio, que estaba muy desarrollado en América”.Los náufragos pudieron nadar felizmente hacia las costas sentando sus reales desde Tumaco hasta Charapotó, siempre en guerra con los indios y bajo el gobierno del más fuerte de ellos, bautizado después como Alonso de Illescas. En 1598 tres de estos caciques – don Alonso y dos de sus hijos - fueron llevados a Quito, siendo solemnemente cristianados en la Catedral con enorme concurso de gentes, entre los que se contaba el Presidente, varios Oidores, Regidores y algunos Alcaldes. El afamado pintor mestizo Andrés Sánchez Gallque, cuyo nombre constaba entre los artesanos de la Cofradía del Rosario de esa ciudad, los pintó a instancia del Oidor Barrio de Sepúlveda, obsequiándose el óleo al Rey, como cosa rara y peregrina. Hoy cuelga orgulloso en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.LAS SERPIENTES DE LAS 7 CABEZASEsmeraldas está llena de fábulas donde se mezclan las más dispares supersticiones provenientes de tres civilizaciones: la blanca cristiana - española; la negra afro - pagana y la india cayapa – animista; Quizá la más interesante es la que nos habla de una descomunal serpiente con la característica de tener no una, sino siete cabezas y sus respectivas fauces con las que traga a más no poder todo lo que encuentra a su paso; muy voraz este bichito, por agua y tierra.Culebrón y antediluviano, su nacimiento arranca de la fértil imaginación cayapa - colorada pues en la mitología americana la culebra y el círculo que forma con su cuerpo, que no tiene principio ni fin, representa el origen de la vida y así ha pasado a ser conocida hasta nuestros días, con el nombre de : "Madre de las Aguas" por ser en ese elemento donde se inició la vida, en épocas que no alcanzamos a calcular.La Madre de las aguas tiene la piel cubierta de conchas verdes y duras cerdas como agujas. Reina en las profundas selvas de Esmeraldas donde no se oye sonido alguno; ningún animal se le acerca ya que irremediablemente es atraído por succión y tragado vivo y entero. Los hombres saben de su existencia por esa ausencia total de sonido y vida que presagia su proximidad y ni cortos ni perezosos le huyen con pavor.EL RIO ESMERALDAS LA LLEVA AL MARTambién se comenta que sabe hipnotizar con el poder de sus siete pares de ojos; claro, con tantos ojos quien no hipnotiza y lo hace como nadie. El único "contra" conocido es cortar el aire a punta de machetazos para impedir que se propague el

magnetismo de su cuerpo y ojos. Cada cincuenta años más o menos baja a las aguas del Pacífico por el río Esmeraldas, sumergida en sus profundidades, para encontrarse con un culebrón macho que hace de amante en la inmensidad del mar.Esta circunstancia provoca que se hinche el río y aumente considerablemente su volumen, ocurriendo inundaciones que dañan cultivos y plantaciones. Los indios y los negros saben que la Madre del Agua está bajando y tienen miedo. La última vez que bajó, creo que fue en 1943, según me han informado. Y aquí va un cuarteto que oí en mi niñez contado por una vieja doméstica, que resume la mitología costeña con sus principales demonios, en muy pocas líneas. Calavera sin nariz (La Viuda)Tin — Tin, Tin — TinAl diablo te paresis (patica)Tin — Tin. Tin — TinLA VENADA DE LOS CASCO DE OROEn la comuna Casas Viejas creen los viejos de la región que existían brujas en los poblados, que se van al monte, se desnudan y convierten en venadas con cascos de oro. Que si un cristiano pasa por el sitio donde han dejado sus ropas y se las orina en forma de cruz, la venada no puede ponérselas, se rompe el embrujo y entonces la bruja aparece muerta en casa.

DOS PRIMOS DOCTORES

Por su madre José Joaquín de Olmedo procedía de un añoso tronco social guayaquileño que remontaba sus orígenes al Conquistador Juan de Vargas, encomendero de Amai, Languto y Pimocha y compañero de Orellana en el descubrimiento del gran río de las Amazonas; sus descendientes conservaban el poder económico originado en tales privilegios hasta bien entrado el siglo XVIII a través de las familias Vargas, Solís, Mestanza, Endérica, Salavarría y Maruri, gentes de muchos esclavos, plantaciones y haciendas que invariablemente participaban del gobierno de nuestra urbe a través del Cabildo sucediéndose entre primos, tíos y sobrinos. A esta gran familia ingresó el Capitán Miguel de Olmedo y Troyano hombre inquieto y emprendedor, al contraer matrimonio con Francisca Maruri y Salavarría, pasando de pobre a rico y de recién llegado a persona conocida. Dos hijos vendrán con los años: Magdalena y José Joaquín, en quien puso todas sus complacencias.PRIMEROS ESTUDIOS Y VELOZ APRENDIZAJEDe escasos 9 años, en 1780, el niño José Joaquín de Olmedo pasó a estudiar a Real Convictorio de San Fernando de Quito, dirigido por sacerdotes dominicanos, a aprender catecismo, moral, religión y algo de gramática latina y castellana. La enseñanza era pésima y los benditos profesores, por aquello de que en nada podían contravenir al dogma, aún respetaban el sistema tolemaico sobre la inmovilidad de la tierra y desechaban por peligroso el "nuevo" y ya comprobado por Copernico y por Tycho Brane en Europa 200 años antes. ¡Y pensar que tanto atraso intelectual continuó hasta 1839 en que Rocafuerte clausuró el Colegio por esta razón! Olmedo demostró ser inteligente y estudioso, distinguiéndose junto a José Mejía Lequerica, otro alumno brillante, y ambos fueron preferidos por Espejo, que les brindó su amistad y guía y los libros que habían sido propiedad de los jesuitas expulsados, para que leyeran cosas más sabrosas que las permitidas por los dominicos quiteños.En 1792 regresó a Guayaquil, de 12 años, y quedó algunos meses en nuestro puerto tomando vacaciones en la hacienda de su mamá, donde aprendió a amar la naturaleza y sobre todo a admirar la soledad del campo, que tanto le emocionó e inspiró como en la Silva "Al Árbol" y pudo haber compuesto sus primeros versos a las orillas del Babahoyo de escasos 14 años, aunque las primeras composiciones poéticas que se le conocen datan de sus años posteriores en Lima, a donde viajó en 1794, llamado por su primo segundo el ilustrado doctor José de Silva y Olave, recién electo Director del Colegio del Príncipe, que le guió en la populosa capital del Virreynato. ¿Qué hubiera sido de Olmedo sin este pariente? Poca cosa quizá, porque impedido de extender sus alas en un medio tan pequeño como el nuestro, se hubiera quedado sin adquirir erudición.INICIOS POETICOS Y TRIUNFO SOCIALPrimero estudió filosofía y matemáticas con tanto éxito que se convirtió en un perito en algebra y cálculo, siendo escogido para sostener un debate en la Universidad de San Marcos donde luego será Rector el doctor Silva. Cabe mencionar que muchos años después y en algunas de las cartas a su hijo José Joaquín, el poeta le plantea agudos problemas de ecuaciones que el muchacho se muestra reticente para resolver y, por consiguiente, prefiere ignorar el tema en las contestaciones. Por eso le recriminará el 20 de Junio de 1846. En esta carta hay un episodio revelador de Olmedo, que al final dice: Te recomiendo sobre el modo de andar, no meter las puntas de los pies; sobre comer con despacio y aseo y sobre no reír mucho porque en la mucha risa se conoce al necio. En otra le informa que no debe abrir mucho la boca cuando se ría, porque enseña las encías, etc. Claras pruebas de cortesanía y finezas virreynales. En 1805 se graduó de abogado "in utroque jure" (Ambos derechos civil y canónico) y se recibió a la práctica en los Tribunales de Lima, gozando de bien ganada fama de hombre de sociedad y no hay convite al que no asista. Tiene un verso para cada caso, escribe epitalamios, odas, décimas y romances. REALISMO DE SUS AÑOS DE JUVENTUDEn 1807 escribió la Elegía a la Muerte de la Princesa María Antonia de Borbón, poema que deja vislumbrar sus futuros y magistrales Cantos a Junín y Miñarica, En esa Elegía Olmedo aprovechó la muerte de tan pequeña realeza para cantar a España, afligida por los estragos de la invasión napoleónica. También había compuesto una Loa al Virrey Abascal, su fiel amigo, al que ensalza sin exageración. En 1829, y desde El Mercurio de Valparaíso, le insultan, indicando que Olmedo en su juventud acostumbraba "postrarse en presencia de un visir", criterio que Olmedo refutó por falso y calumnioso. "Yo he amado y amaré la libertad, por ser una deidad a quien se sirve de pie y con la frente levantada". Fue en Lima, un realista moderado.En 1808 regresó a Guayaquil y permanece siete meses, después viajó a Quito para inscribir sus títulos en la Universidad de Santo Tomás de Aquino y en el Colegio de Abogados.NUEVAMENTE SU PROTECTOR EL DOCTOR SILVAEl doctor Silva fue nombrado individuo de la Junta Central de Sevilla y con tal motivo vino a Guayaquil y convidó a Olmedo, a quien hizo su secretario. Juntos viajaron a México y se enteraron de que aquel organismo había desaparecido para dar paso a las Cortes de Cádiz y regresaron desanimados; pero, en Olmedo había prendido la chispa del servicio y pronto se hizo elegir Diputado por la Provincia, siendo festejado en un convite que le brindó el Arzobispo — Virrey de Perú, en Tacubaya, del que ha quedado un "Improntu" en verso. ¿Qué participación tuvo en esta elección el doctor Silva, por entonces Rector del Colegio Seminario de Santo Toribio? No lo sabemos, aunque pudo no haber sido pequeña.

Olmedo viajó a España e instalado en Cádiz asistió a las sesiones sin mayor figuración porque no era orador; en agosto de 1812 y con motivo del dictamen de abolición de las Mitas propuesto por la Comisión de Ultramar a petición del Diputado Castillo de México, leyó un enérgico discurso que imprimió Rocafuerte en Londres; aparte de esta edición solo existen dos más de difícil obtención. Las Mitas fueron abolidas sin discusión.Entonces fue nombrado Secretario de las Cortes y luego Miembro permanente por Guayaquil, siendo uno de los que firmó el famoso decreto que impedía reconocer por Rey de España a Fernando VII, sino juraba la constitución y fue perseguido y tuvo que esconderse en Madrid hasta 1816, que regresó a Guayaquil, casi de incógnito.OLMEDO Y LA REVOLUCION DE OCTUBRE DE 1820El doctor Silva murió en el Perú de Obispo electo de Huamanga, por designación de las Cortes de Cádiz y con apoyo de su primo Olmedo, que de protegido ha pasado a la categoría de protector. ¡Así es la vida!Olmedo vivió en Guayaquil y en sus haciendas cercanas a Babahoyo dedicado al estudio literario y a la vida campestre. porque el desempeño profesional, no le atraía lo suficiente como para retenerlo en el puerto. Había contraído matrimonio de 37 años de edad con su sobrina tercera Rosa de Ycaza Silva, hija de su prima segunda Rosa de Silva y Olave, hermana del protector de antaño. De este matrimonio nacerán tres hijos...Y así, apaciblemente, llegó el 9 de Octubre de 1820, que a muchos tomó por sorpresa y entre ellos a Olmedo, porque aunque ya se veía venir la revolución a estas tierras calientes, nadie se imaginaba que sería tan rápida su llegada. Olmedo cumplió con su papel de civilista, elaboró con José de Antepara "el Estatuto Provisorio" o Constitución de Guayaquil; creó la bandera celeste y blanca, organizó la administración, pidió auxilio al norte y sur y puso en su sitio al revoltoso Gregorio Escobedo, que alzado a mayores pretendía impedir la instalación del Colegio Electoral convocado para el 11 de Noviembre de 1820. Esta sola actitud, la más brillante de su trayectoria política, le sitúa a la altura de los primeros demócratas de América e impidió que nuestra revolución fuese traicionada al mes de su nacimiento, por un militar ambicioso. Ese día Olmedo destituyó a Escobedo de Jefe Militar de la Plaza, a pesar de que la casa municipal estaba rodeada de cañones y sólo le apoyaba el pueblo. OLMEDO Y BOLIVAR FRENTE A FRENTEMientras tanto dio inicios a la campaña libertadora que finalizó en Pichincha el 24 de Mayo de 1822. Entonces Guayaquil quedó empobrecida con la guerra. Bolívar y San Martín vinieron a anexar esta provincia, arribando primero Bolívar, que fue recibido por la Junta compuesta por Olmedo, Roca y Jimena.El Procurador Síndico del Cabildo y prominente miembro del partido "Colombiano" José Leocadio de Llona y Rivera le dio la bienvenida con efusivas frases y pidió la inmediata anexión de Guayaquil a Colombia. Bolívar contestó con palabras duras y pasó por alto a los miembros de la Junta, que se retiraron indignados por las veladas acusaciones de querer dividir a la Patria. Bolívar envió a su Edecán a visitar a Olmedo y le expresó su sentimiento por la falta involuntaria que había cometido al pasar por alto a la Junta, debido a que no conocía a Roca ni a Jimena y estos no llevaban en sus trajes los distintivos especiales que los diferenciase. Había dicho Bolívar! Esta explicación es para Olmedo solamente; en quien respeto su genio y no su empleo. ¡Mayor grosería para los demás!... Y claro, al poco rato, la frase se conoció en la ciudad y obligó a Roca y a Jimena a tomar rumbo hacia Puna, seguidos por Olmedo, que por delicado no pudo dejar partir solos a sus compañeros. Además, Bolívar, acababa de hacer arriar la bandera de Guayaquil que flameaba en el Malecón, en señal de que había anexado la ciudad a Colombia. Así terminó la Provincia Libre de Guayaquil por obra del genio de Bolívar, la demora de San Martín en llegar a nuestro puerto y las frases del Procurador Llona, que se salió con las suyas después de todo. Por otra parte Olmedo jamás quizo anexar Guayaquil a ningún estado limítrofe como se le ha querido imputar y siempre pensó en una Provincia libre, fuerte y soberana, capaz de abastecerse a sí misma sin necesidad de sus vecinos.EL CANTO A JUNIN Y EXALTACION DE AMBOSEn 1823 el Perú designó a Olmedo Diputado por el Departamento de Puno y como tal firmó la primera Constitución peruana, de donde viene el equívoco de creerlo nacionalizado, lo que es falso.Poco después viajó como delegado del Perú a Quito, a fin de entrevistarse con Bolívar y pedirle auxilios para continuar la campaña libertadora en el sur. Con este motivo ambos se abrazaron y olvidaron antiguas rencillas y para rubricar esta nueva amistad, cuando triunfó en las llanuras de Junín, Olmedo sintió que su dormida musa despertaba a los sones épicos de la batalla y compuso su célebre "Canto a Bolívar, La Victoria de Junín" que ha unido sus nombres para la eternidad. Este Canto épico, quizá el más grande que se ha escrito en América por la perfección y belleza literaria de sus imágenes, enlaza las batallas cumbres de Junín y Ayacucho mediante la aparición del Inca, Huayna Capac, arbitrio que según Andrés Bello fue felizmente logrado y con habilidad consumada, pues, con esa ficción, se logra la unidad de la obra, a pesar de que trata de dos acontecimientos militares distintos.

EL 10 DE AGOSTO DE 1809

Por el tratado de Tilsit, Napoleón recibió de las grandes potencias la autorización para intervenir libremente en los asuntos de España, donde gobernaba el poco inteligente Carlos IV y su ambicioso ministro Manuel Godoy, Príncipe de la Paz, quienes accedieron a las pretensiones francesas y permitieron que sus ejércitos atravesaran el territorio español para invadir Portugal. Previamente Napoleón había declarado vacante el trono de esa nación dividiéndola en tres partes: el norte para el Rey de Etruria, el centro que se reservaba para si y el sur que ofreció a Godoy para obtener su aquiecencia en ese inmoral juego. Pero el asunto no era tan sencillo como a primera vista podía parecer, entrañaba la pérdida de la soberanía española y el país se vio ocupado por un ejército de mucha experiencia que convirtió al rey y a su Ministro en prisioneros al servicio de Napoleón. Comprendida esta política, fue el propio Godoy quien aconsejó a Carlos IV el exilio en América, idea rechazada por los madrileños que impidieron la salida de la familia real y obligaron a Carlos IV a abdicar a favor de su hijo Fernando, príncipe de Asturias, luego llamado Fernando VII. Entonces Napoleón se negó a reconocer esta situación y llamó al padre y al hijo a Bayona donde celebraron varias entrevistas y ambos terminaron por cederle España. Napoleón se apresuró a designara su hermano mayor José Bonaparte, llamado "el Botellas", por su afición desmedida al licor.Tanta ignominia hizo que algunos españoles dignos establecieran Juntas Supremas de Gobierno para oponerse al dominio francés en la península, iniciando una guerra de liberación a raíz del alzamiento del pueblo de Madrid el 2 de Mayo de 1808, que terminaría años después, tras mucha sangre y esfuerzo.Mientras tanto en América los pueblos habían declarado su voluntad de gobernarse al amparo de la Junta de Sevilla, reconocida como la primera de todas las de España, y luego por las Cortes de Cádiz, que en 1812 dictaron una Constitución.

En Quito había sembrado la semilla de la libertad un mestizo genial llamado Eugenio Espejo, médico, teólogo y periodista, que de todo tenía tan especial personaje. En 1784 había hecho colocar unos banderines de tafetán rojo con cruz blanca al medio y una leyenda en latín; por esta y otras andanzas fue tomado prisionero y murió casi en prisión a consecuencia de disentería amebiana.Sin embargo, su semilla había germinado en los espíritus más elevados de su tiempo: José Mejía, discípulo queridísimo, contrajo matrimonio con su hermana Manuela Espejo y heredó su extensa biblioteca; José Anastacio Guzmán y Abreu el botánico que murió trágicamente al rodar una quebrada, Juan Pío Montúfar el rico y generoso Marques de Selva Alegre; los Dres. Morales, Quiroga y Ante, el Coronel Salinas y otros más, no lo olvidaban, y para 1809 decidieron conspirar al rescoldo de su recuerdo. Primero se reunieron en la casa del Valle de los Chillos del Marqués de Selva Alegre, pero descubierta la conspiración fueron apresados por orden del Asesor General de Gobierno Dr. Manzanos y cayeron Morales, Montúfar, Rodríguez de Quiroga, Salinas, de la Peña y Riofrío, acusados de intentar la subversión para gobernar en detrimento de los sagrados derechos de la monarquía. La causa fue iniciada con todo el aparato de la época y hasta se designó Fiscal al Dr. Pedro Muñoz, de probada solvencia y confianza, pero habiendo los conspiradores negado toda participación y sobornado a uno de los pasantes del juzgado, poco después andaban libres por falta de pruebas y en espera de una mejor ocasión para dar el golpe sobre seguro y no fallar, que se realizó en la madrugada del 10 de Agosto.Hora antes se había reunido en casa de Manuela Cañizares so pretexto de servirse unas cuantas bebidas, jugar tresillo y departir a los acordes de una bien tocada mandolina. La señora Cañizares era treintena y soltera, poseía algunos bienes de fortuna heredados de sus mayores y vivía en la casa del Sagrario a un costado del actual Palacio Presidencial. No había contraído nupcias con el Dr. Quiroga, con quien convivía, por estar él casado en Charcas, aunque separado de su mujer ya muchos años. Después de la reunión los próceres tomaron la decisión de actuar enseguida y salieron a comprometer a los batallones el Comandante Zaldumbide y el Coronel Juan Salinas y con destino a Palacio el Dr. Antonio Ante, que intimó orden de prisión al Presidente Conde Ruiz de Castilla.A las seis de la mañana se vio gente reunida en corrillos en la plaza de la Catedral, que vivaban insistentemente a la Junta de Gobierno y daban gritos por la religión y al monarca Fernando VII. Poco después fueron despertados el Asesor Manzanos, el Colector de Rentas Sáenz de Vergara, el Comandante Villaespesa, el Administrador de Correos Vergara Gabiría, el Regente de la Audiencia Bustillos, el Oidor Merchante de Ayala y unos pocos "godos o chapetones" que resultaban sospechosos a los patriotas y se los condujo detenidos a los cuarteles en previsión de que pudieran actuar.A las ocho de la mañana los próceres estaban reunidos y esperando la llegada del marqués de Selva Alegre, a quien habían ido a traer una comisión. A las diez entro Montúfar en fino caballo y con toda la pompa y ceremonia de estilo juró su cargo. Realizaba la elección de dignidades se ratificó a Montúfar Presidente, la Vicepresidente fue entregada al Obispo Dr. José Cuero y Cayzedo y las Secretarías a los Dres. Manuel Rodríguez de Quiroga, Juan de Dios Morales y Leonín de Estrada y Juan de Larrea Villavicencio, Vicente Alvarez fue designado Secretario particular del Presidente. ¡Quito estaba libre para servir de Luz de América!

EL BARRIO DEL ASTILLERO

La primera Galera que se fabricó en la América del Sur salió de una de las caletas, de las muchas que existían en la Isla Puna, a pedido de Andrés Hurtado de Mendoza, Virrey del Perú, siendo su fabricante el Maestro Baltazar Rodríguez de los del número de Carpinteros de Ribera de la Isla. Igualmente se conoce que al siguiente año el mismo Rodríguez construyó dos Galeras más, una de las cuales fue tripulada por García Hurtado de Mendoza, hijo del Virrey, para viajar a Chile, llevando auxilios a las tropas del Cap. Pedro de Valdivia, que combatía a los indómitos araucanos tratando de sojuzgar la región. (1).Durante los siguientes siglos Guayaquil fue un emporio de riqueza maderera y de sus caletas y astilleros salieron las más veloces embarcaciones de América. En importancia ningún puerto le sobrepasaba en el Pacífico desde Norte América a la Antártida; pero, la tala inclemente de sus bosques terminó con las reservas forestales del Guayas y al iniciarse el Siglo XVIII poco quedaba de su antigua grandeza; a pesar de ello, en 1766 arribó al puerto José Cipriano Echenar, Comisionado por el Consejo de Indias, a estudiar las posibilidades de fundar en Guayaquil el Real Astillero de la Mar del Sur. Años después el Comisionado murió repentinamente sin dejar nada establecido y el Gobernador Coronel Francisco de Ugarte, comunicó la noticia al Rey (1772).De Echenar se sabe que escribió un informe sobre Guayaquil razonándolo de la siguiente manera: 1) Se daba en abundancia la materia prima para construir barcos.2) El costo del transporte de la madera hasta el Astillero era ínfimo dada la cercanía de los bosques. (1) Más alto que ellos, los arboles -Por Julio Pimentel Carbo.3) Los Carpinteros de Ribera que existían en el puerto teman experiencia y estaban organizados en un Gremio. 4) El Cabildo de la ciudad había separado una extensa faja de terreno para que sirviera de asiento al Astillero Real.Pero en el Consejo de Indias, Manuel José Orejuela se opuso a la construcción del Real Astillero en Guayaquil, aduciendo que mejores condiciones existían en el sitio denominado "Realejo" dentro de los limites de la Gobernación de Tierra Firme (Nicaragua).Larga fue la disputa y aun se agravó más cuando el Virrey del Perú José de Amat y Borbón opinó en contra de Guayaquil, aduciendo que los materiales accesorios para la construcción y carena de navíos, tales como clavos, betún, etc., eran de muy subido costo en la ciudad. En tal situación y como de muchos puertos españoles en América habían surgido peticiones para el Real Astillero, el Consejo de Indias se abstuvo de opinar y el proyecto quedó en receso.EL BARRIO DEL REAL ASTILLERO¿Cuál fue la suerte de los terrenos destinados por el Cabildo de Guayaquil para el Real Astillero? Desde 1770 en que se dio la disposición, numerosos vecinos hablan levantado sus viviendas en dichas tierras, a pesar de la prohibición en contrario que sobre ello pesaba, corriendo el riesgo de una demolición. En 1785 los vecinos de esos parajes suscribieron una petición para que se les concediera la propiedad efectiva pues ya no se pensaba en el Astillero. El Gobernador Ramón García de León y Pizarro, cauteloso en su proceder, el 5 de marzo solicitó a los Oficiales Reales, Luis de Ariza y Gaspar de la Cruz Ximena; al Escribano Público Mayor de Cabildo, Minas y Real Hacienda, Alejo Guiraldes Pereyra y Castro, y al Escribano Público e Interino de Gobierno y Guerra, José Vásquez Melendez, que informaren si en la Escribanía de la Gobernación, en el Archivo del Cabildo o en el de la Real Contaduría existía algún Superior Despacho o Real Orden para que los Gobernadores concedieran a los vecinos que lo solicitaren autorización para construir sus casas en los solares existentes entre el Estero llamado de Carrión y el recién construido Fortín de San Carlos de norte a sur y entre el Río Guayas y la Sabana de este a oeste, respectivamente, sitio que estaba destinado por el Cabildo para asiento de las Fábricas del Real Astillero de la Mar del Sur.

No se halló tal Orden o Decreto pero existiendo la costumbre inveterada de conceder solares con cláusulas de resolución y consecuente demolición si el caso lo requería; el Gobernador, el 15 de Mayo de 1785 dictó el Auto de Ley ordenando la mensura de los terrenos y designando los peritos. Así se inició el barrio, veamos la iglesia. En 1786, Fray Salvador Guerrero, del convento mercedario del barrio del Bajo, reunió a los vecinos y les manifestó la necesidad de contar con una Capilla y Hospicio dedicados a la Virgen de las Mercedes y a los pobres. La idea fue bien acogida, se pidió a Quito el permiso para la fundación religiosa, que llegó sin problemas, porque al comienzo la Audiencia no quizo concederlo diciendo que el barrio estaba ubicado en las cercanías de la iglesia Matriz (Hoy Catedral) y San Agustín (hoy manzana del Correo) y que por lo tanto no era necesario una nueva capilla, pero a fines de año todo se había solucionado y don Severino Franco y Navarrete dio el dinero y se compró el solar donde hoy se levanta la iglesia San Alejo y su casa parroquial.GARCIA MORENO Y GUILLERMO FRANCOY aquí interviene la historia porque en 1859, un nieto de Don Severino, llamado Guillermo Franco Herrera se proclamó Jefe Supremo de Guayaquil y ante la invasión y bloqueo peruano de nuestro puerto, transó con los vecinos del sur aceptando el Tratado de Mapasingue, que jamas llegó a aplicarse porque fue rechazado por ambas legislaturas y no se canjearon las ratificaciones como es de ley en estos casos.Libre ya del enemigo, Franco se enfrenta con García Moreno, que llegó por Babahoyo procedente de Quito, con numeroso ejercito comandado por el General Juan José Flores. La luchare fue ardua en Guayaquil; pero, a la postre, la mayor experiencia bélica de Flores pudo con el ardor juvenil de los soldados de Franco y nuestra urbe fue tomada por asalto el 24 de Septiembre de 1860.LA VIRGEN DE LAS MERCEDES ES PROCLAMADALo primero que hizo García Moreno es proclamar a la Virgen de las Mercedes Patrona del Ejército y las armas nacionales, obsequiándole un bastón de mando en prueba de poder. Hay guayaquileños antiguos que afirman que fue la imagen de la Capilla de San Alejo la que recibió tan valioso presente y que García Moreno, sin conocer los antecedentes históricos de esa imagen, la hizo sacar en procesión por toda la ciudad, en acción de gracias por el triunfo. Cómo se habrán sorprendido los Franco al ver que, después de la derrota, se tributaba honores a una imagen que tantos recuerdos traía a la familia. ¡Así son las paradojas del destino!.Hoy ya no está la imagen que obsequiara el piadoso Don Severino. Ya no se la puede admirar en la Iglesia de San Alejo; porque su actual Párroco Monseñor Antonio Bermeo, buen conocedor de su valor histórico, queriendo preservarla de cualquier daño material que pudiera sufrir con motivo de los trabajos de terminación del interior de la Iglesia, la ha hecho retirar a la Sacristía, poniendo en el altar mayor, una nueva y moderna, de reemplazo.Sin embargo, de vez en cuando sale a lucir su apostura “nuestra madre de Las Mercedes” y entonces se la puede admirar en toda su espléndida belleza, de talla antigua, a veces en el presbiterio, otras en el baptisterio, donde la observé en semanas pasadas. ¡Quién creyera que tiene casi 200 años de antigüedad, si parece nueva, recién adquirida!Esta imagen y una talla moderna de hace 70 años, situada en la nave izquierda del templo, representando a dos soldados azotando a Cristo, son las atracciones históricas del actual templo de San Alejo. ¡Hay que ir a verlas! Los dos verdugos de Cristo, uno negro (el General Montero) y otro blanco (el General Alfaro) fueron mandados a tallar con dedicatoria (uno con chiva y otro con mostachos) por un padrecito anti alfarista que ejercía el ministerio a principios de siglo y que no pudiendo contener más su ira antiliberal, decidió un buen día tomar desquite, representando a ambos caudillos en el innoble proceder de latiguear a Nuestro Señor. Hoy la talla ha perdido actualidad y muy pocos recordamos su significado que tanto dio que hablar en su tiempo y al ver la escultura sonreímos maliciosamente con la consiguiente intranquilidad de alguna beatita que nos cree judíos, fariseos o por lo menos testigos de Jehová, sin conocer la causa de nuestra actitud.

EL CABILDO DEL 9 DE OCTUBRE DE 1820

Desde el día lunes 2 de Octubre de 1820 los patriotas de Guayaquil se esmeraron en dar los toques finales a la revolución. José de Villamil y José de Antepara dirigían el movimiento y ofrecieron la jefatura al Cor. Jacinto Bejarano y Lavayen que no aceptó por estar pletórico (obeso) por su avanzada edad y numerosos achaques, no sin antes formular votos por el éxito de la arriesgada empresa. Luego hablaron con el Dr. José Joaquín de Olmedo, quien se excusó por no ser militar y por último visitaron al Coronel Rafael Jimena Larrabeitia, quien tampoco aceptó por su educación en España, tierra de su padre y por ser él un héroe de la guerra contra los franceses. En tan difíciles circunstancias y motivados por el arrojo del Capitán León de Febres — Cordero, los próceres decidieron tomarse los cuarteles en la madrugada del lunes nueve y tras el triunfo, en horas de la mañana se convocó a Cabildo ampliado para las diez de ese histórico día.A la hora señalada una gruesa muchedumbre rodeó el edificio y numerosos vecinos se instalaron en el salón de sesiones con el objeto de esperar el ingreso de los Cabildantes, quienes no tardaron en llegar acompañando a los temerosos funcionarios de la administración colonial. La sesión fue corta. Olmedo comunicó que las autoridades políticas y militares habían sido depuestas y guardaban prisión en los cuarteles. Nuevos vivas a la Patria... los peninsulares se hallaban incómodos pues temían que el cambio afectara la tranquilidad de sus vidas y hubo momentos en que la multitud se encrespó y tornó audaz. Ya no habrían mas elecciones pareadas de Alcaldes y Regidores (un español y un criollo por cada ocasión) y de nada servirían los entronques en España ni los cargos comprados a la corona, se había conquistado la igualdad de derechos.En ese estado se presentó Febres — Cordero que había sido llevado prácticamente en triunfo y fue pedido para Jefe Civil pero se excusó en reiteradas ocasiones por su calidad de militar, solicitando que se designe a Olmedo. La tropa de voluntarios obedeció y aclamaron al poeta. Luego exigieron la Jefatura militar para Febres Cordero que volvió a excusarse por su corta edad y se nombró al Coronel Gregorio Escobedo, que tenía un rango mayor.Enseguida se juró fidelidad a la Patria y don Bernardo de Alzúa y Lamar tomó la palabra para manifestar que era funcionario sin nombramiento, por lo que había venido cobrando como simple agregado y que para no seguir perjudicando al erario había renunciado, por lo que le dispensaron del juramento sin indicar el acta en que fecha había renunciado, luego se resolvió que la jurisdicción contenciosa siga en el Cabildo y que se comunique a los Libertadores Bolívar y San Martín la grata nueva e ingresó a la sala don Juan Barnot de Ferruzola que se disculpó del atraso y juró desempeñar el cargo de Administrador de Aduanas que venía ejerciendo.En 1820 el Cabildo guayaquileño estaba formado por patriotas como Villamil, perseguido en 1812 por los realistas de Venezuela; Olmedo que aunque fue partidario de la monarquía en 1810 había cambiado en las Cortes de Cádiz y para 1820 actuaba con sinceridad por la Patria; Juan José Casilari y González conocido por su actividad revolucionaria; José Antonio de Espantoso y Avellán que aunque más tranquilo también se dio por entero a la independencia; Manuel José de Herrera y

Lavayen y José Ramón Menéndez de quienes no se tiene mayores noticias porque fallecieron en 1821 y 1823 sin traicionar sus juramentos patrióticos; Jerónimo Zerda y Chávez que actuaría en los siguientes años como uno de los principales impulsores del progreso de la ciudad participando en distintas comisiones; Gabriel García Gómez, español con parientes monárquicos en el Perú, pero astuto y servicial, al punto que pocos días después se ofreció al Jefe Militar Escobedo para realizar una colecta entre sus paisanos, en ayuda de la causa patriota; el Dr. Francisco de Marcos y Crespo, hijo del abogado que en 1809 defendió a los prisioneros patriotas cuencanos cuando llegaron al puerto en completo abandono. En tal ocasión su padre había cubierto de su peculio el valor del papel sellado para la defensa. Otros cabildantes no eran de tanta confianza pues el Regidor Pedro Santander y de la Peña, criollo y Diputado en el Colegio Electoral reunido en Noviembre de ese año, no volvió a tener actuaciones públicas; Manuel Ignacio de Aguirre era español, el Dr. José María Maldonado y Torres, lojano, después actuó como Ministro Juez en la Corte Superior de Justicia de Guayaquil por designación de Bolívar y el Dr. Bernabé Cornejo y de la Flor había sido agente secreto del Gobernador Cucalón en 1809 contra los patriotas de Quito; sin embargo todas las autoridades eran realistas. Los Ministros de Hacienda Pública eran Pedro Morías, Tesorero; Gabriel Fernández de Urbina, que se regresaría a España por no estar de acuerdo con el nuevo estado de cosas y Bernardo de Alzúa y Lamar; Juan Barnot de Ferruzola y José Joaquín Lobo Guerrero, eran administrador y Contador de la Aduana Nacional y habían arribado a Guayaquil portando sus nombramientos sin otro nexo que la recomendación de algún influyente amigo. Ferruzola intervino en la contrarevolución realista en 1821. Todos ellos nacido en España. En cuanto a los americanos Ángel de Tola y Salcedo, Administrador del ramo de Tabaco; Carlos Calisto y Borja, Contador de Tabaco y Ramón Pacheco y Echeverría, Administrador de Correos eran tenidos y reputados por mas realistas que el rey. Tola tenía un hijo oficial en el Ejército acantonado en Quito, y no abrió las toldas de su casa durante un año en señal de duelo por haberse declarado la independencia; Calisto se pertenecía a una de las familias de mayor raigambre realista del país y Pacheco había denunciado en 1818 a Vicente Ramón Roca ante el Gobernador de Guayaquil por haber retirado una misiva comprometedora que le había enviado el Cura insurgente de Acapulco, con los pormenores de la marcha de la revolución en México.

El CHULO( Juego de suertes )

Juego guayaquileño de los años 1.940 al 50. El Suertero se situaba en cualquier esquina de barrio o en algún parque o plaza principal y comenzaba con los llamados:Venga a ver como el indio le pega a la india En la punta de la cococha ( la cabeza ) Porque le encontró mojadosLos pelitos de la bizcocha Los curiosos se reían A la carga cargadorQue la lancha está vacíaComo el mico a la papayaComo la garza al pescadoComo este que está a mi ladoQue es mi cuñadoLos curiosos volvían a reírNo le tenga amor a la plataQue viene el diablo y le jala la pataCuando alguien se alejaba del grupoInstalado el mantel con las figuras en juego que eran animales y objetos, el suertero hacía que los curiosos pusieran sus monedas – casi siempre pesetas que equivalían a veinte centavos de sucre - sobre el cuadrado de su preferencia. De una bolsa o a través de una ruleta con dibujos, que se hacía girar, empezaban a salir las figuras premiadas. Entonces se le daba al ganador una suma igual a su apuesta, pero cuando salía el Diablo con los siete mil cachos ganaba la banca y el suertero se quedaba con todas las apuestas que aún seguían sobre el mantel. El diablo se anunciaba de variados modos, pero siempre con mucha gracia, por ejemplo: Podía también ser el cachudo de tu padre ( risas de los presentes )La gracia del juego consistía en que el suertero gritara los versos picantes que a continuación se copian y que hiciera bromas de subido calibre a los apostantes. Todo era jolgorio y la gente se interesaba más en las conversaciones, en las bromas con las señoritas que pasaban cerca y en los demás detalles del juego, que en ganar propiamente dinero, pues se sobrentendía que el suertero debía ser premiado por su gracia.Los gritos:El Chulo ( Un pájaro con el pico largo )El chulo tira que jalael ombligo de doña Pascuala La calavera La calavera de tu abuelaque en un tiempo dio candela El SapoEl sapito de tu ñañatan chiquito y cómo gana El PerroCelín celedoniopariente del mismo demonio También había otro grito para el perroCelín se llamaba el perroCeledonia la perritay el hijito que tuvieronle pusieron CelenitaLa Culebra La Culebra está liverdeque entre las piernas se pierde ( de la ñaña de este ) Risas, bromas y empujones. Una tijera

Tris traslas orejas para atrásEl Barco El Barco de alta mar,no me hagas fracasarporque mañana me voy a casarcon la ñaña de este ( y señalaba al más bobo ) Otra vez risas y chistes de subido calibre.El Tigre El Tigre caripintadoque hace ganar de lado y lado El Rey El Rey Pepinoque mete goles argentinos Grito que se puso de moda en l.947 cuando el sudamericano de fútbol en GuayaquilEl Diablo Terminaba la ronda y el suertero recogía las apuestas.

EL CORREGIDOR Y LA CACICA

A raíz de la Guerra de Sucesión española Inglaterra permitió a varios empresarios privados que salieran a piratear por los mares. Un grupo de banqueros de Londres equipó los navíos "Duque" y "Duquesa" y los puso a las órdenes del Cap. Woodes Rogers que partió de Bristol el 12 de agosto de 1708 con destino a los puertos del Pacifico. En el archipiélago de las Islas Chiloe se le unió el Cap. Etienne Coutney con otro barco y juntos avanzaron a las Islas de Lobos y al Golfo de Guayaquil donde a fines de abril de 1708 apresaron a los comerciantes Juan Bautista Palacios, José de Arizavalaga y Juan Morel que conducían varias cargas de esclavos destinadas a Lima. Llegados a la Puna apresaron al Teniente de Corregidor y a sus familiares que mantuvieron en rehenes. El jueves 2 de Mayo observaron el malecón de la ría y se toparon con la sorpresa de encontrarlo encendido, pues era la víspera de la fiesta de la Cruz muy celebrada por la Cofradía de ese nombre; pero esto lo ignoraban los piratas- que creyeron que el vecindario los esperaba en pie de guerra.Rogers vaciló en atacar de inmediato porque a pesar de la prudente distancia llegaba hasta sus oídos el incesante tañido de las campanas, así es que prevalido de mucha sagacidad prefirió esperar al día siguiente, destacando a sus mejores hombres para observar de cerca. El viernes 3 de mayo los piratas desembarcaron en el malecón ante el asombro del desprevenido vecindario que jamas se imaginó tamaña osadía. Los primeros en saltar a tierra fueron el Teniente de Corregidor de la Puna y el cocinero de la nave de Rogers, que propusieron al corregidor Gerónimo de Boza Lima y Solís la venta de algunas mercaderías y las piezas de ébano que habían apresado. Boza tomó una canoa y subió a la embarcación de Rogers quedándose al almuerzo y en graciosa conversación que se prolongó hasta las primeras horas de la noche, atendido por los principales cabecillas de la expedición que se dieron cuenta de su debilidad de carácter y lo agasajaron con ron en abundancia. El Corregidor era un mocetón bastante simple y de solo 26 años de edad, que poco a poco fue revelándoles nuestras débiles defensas y por eso los ingleses se llenaron de bríos y le permitieron desembarcar con 20 hombres armados. Boza venía azumagado por la bebida. Había arrojado y se hallaba adolorido, además, tenia que aflojar 50.000 pesos de oro que le hablan pedido para no incendiar la ciudad.Esa noche impuso algunas contribuciones a los principales vecinos: Antonio de Salavarría, Juan de Vargas, Miguel de Terranova y Moncada, Cristóbal Ramírez de Arellano, José Millán de Trejo, Fernando Franco Dávila, Manuel de Carranza y Francisco Troya y Lobo, que fueron los más afectados, y a tanto llegó en su cobardía que pocos días después permitió que los piratas acamparan en los conventos de San Francisco, San Agustín y Santo Domingo y se dedicaran robar los almacenes, subiendo a las casas y despojando a los propietarios de sus haberes y pertenencias como si estuvieran en una ciudad rendida. A muchos miles ascendió el monto de las tropelías, pues solo en vajilla de plata labrada y martillada y alhajas de oro y piedras finas amasaron una cuantiosa fortuna, amén de otras pequeñeces que también pillaron y subieron a sus naves donde almacenaron 230 sacos de harina, 15 botijas de aceite, numerosos sacos de café, cacao, añil y 40 barricas de vino. Grupillos de 5 o 6 escandalizaban beodos por las calles y no había señora o señorita que pudiera salir de sus casas, so pena de quedar sometidas a las más crueles humillaciones que se puede uno imaginar. Por las noches eran obligadas a bailar en rueda de alcohólicos, al son de guitarras y panderetas y muy sueltas de vestidos. Unas lo harían por placer atraídas por tanto extranjero y otras por miedo a morir a manos de esos desalmados, mientras el impertérrito Boza los seguía atendiendo en la casa de su amante Petra de Villamar Cedeño y Tomala del Castillo, con quien vivía en público concubinato dando pésimo ejemplo a la comunidad, "aunque la miraban como a una reina". Cien días duraron estos abusos y al cabo de los cuales Guayaquil quedó desierta porque el que menos había escapado al monte: solo el Corregidor y su hermosa amante continuaban de anfitriones tratando de salvar los bienes de ella que seguían sin tocarse en su casa de la sabana de Ciudanueva, hasta donde se llegaba por un puente de siete leguas mandado a construir por Boza con tablitas y estacas de mangle.El 7 de Agosto los piratas comenzaron a excavar las tumbas en las iglesias dizque para encontrar tesoros y joyas, pero solo se llevaron la pestilencia e infección de los cadáveres. Entonces decidieron huir del lugar no sin antes hacerse dar de rehenes a los comerciantes Manuel Jiménez y Manuel de la Puente, a quienes matarían si el vecindario no les entrega 50.000 pesos de oro, 2 bajeles nuevos, 6 barcas y mientras en estas andanzas se hallaban comenzó la peste a asolar a la tripulación con el llamado "Mal de Siam" o "Fiebre amarilla", al cual los vecinos estaban vacunados, no así los invasores que enfermaban por docenas.Rogers zarpó a la Puna y esperó por el oro, días después los comisionados Alonso de Olvera, Alcalde de la Santa Hermandad; Fray Francisco de Rojas, Guardián del Convento de San Francisco y Juan Bautista Inviziati, Superior de los Jesuitas, los fueron a visitar portando únicamente 30.000 pesos y hubo nueva oferta y plazo. En otro viaje se juntó 1.500 pesos más en vajillas plata porque ya no había monedas en Guayaquil y como los piratas seguían enfermando Rogers creyó más prudente irse de una vez por todas, poniendo proa a las costas de Méjico donde abandonó a los rehenes.Esta fue la ultima y la peor de las invasiones que sufriera Guayaquil.El principal responsable de la tragedia salió a Lima y allí contrajo matrimonio con Juana Guerra de la Daga y de la Cueva. En 1736 cuando el vergonzoso episodio guayaquileño había sido olvidado en la Corte, obtuvo el Marquesado de Casa Boza por

sus "exactos servicios a la corona, tan importantes, que en mucho tiempo no se había dado ejemplo igual en celo y cumplimiento..." como reza el documento de concesión.Aquí quedó la Cacica, madre soltera de María Gerónima Boza y Villamar, que ya mayor se unió al español Agustín de Gorostiza y Palacios y dejó ilustre descendencia, pues su nieto fundó el Mayorazgo de Gorostiza Garzón en base de la hacienda Tenguel, cerca de Balao, heredada de sus mayores los caciques de Puna.

El CUENTERO

En el Guayaquil de la década de los años l.940 era usual observar a ciertos vendedores que se situaban en una esquina céntrica o en un parque, acompañado de dos ayudantes que se mezclaban entre el público sin que nadie se diera cuenta.El cuentero comenzaba a gritar:Yo soy el representante de la Fountain pen Ueseaneivi de los Estados Unidos y he venido a demostrarles los últimos productos elaborados por esta fábrica transnacional de los Estados Unidos de América. ( Pausa ) para que la gente rústica pudiera digerir el mensaje.Por lo tanto me voy a prestar para darles a conocer estos productos que les acabo de mencionar, de la más alta calidad, partiendo por esta peinilla de muchos usos, que es de carei - nácar y sirve para alisar el pelo más reacio, limpiar de piojos y liendres y en fin, para que a los calvos les salga nuevamente el pelo. Se puede arquear y doblar en trescientos sesenta grados y no se quiebra. El precio en el comercio local es de un sucre pero yo, por ser empleado de la empresa transnacional Fountain pen Ueseneivi de los Estados Unidos y auspiciador de la calidad de estos productos milagrosos, la voy a vender a Ud. en la pequeña suma de veinte centavos, dinero que no hace a nadie rico, ni a nadie empobrece. Pasaré entregando a Uds. esta peinilla de alta calidad para que la aprecien. Es un regalo, no gano nada, pero quiero saber que Uds. tiene la capacidad de comprar. ( Esto último incitaba el amor propio de los campesinos )Repartía las peinillas y la gente sacaba el dinero, que tomaba el cuentero y lo ponía en su otra mano..Luego agregaba:¿Quieren decir Uds. que esta plata es mía y puedo guardarmela?Si – contestaban los dos ayudantes y la gente seguía el son y también gritaba Si.No señores, respondía el cuentero, yo soy el representante de la Fountain pen Ueseaneivi de los Estados Unidos y por lo tanto solamente he venido a hacer propaganda, de manera que les voy a devolver los veinte centavos que generosamente han pagado por esta milagrosa peinilla.Devolvía las pesetas, retiraba las peinillas y continuaba gritando.Ahora les voy a presentar algo nuevo, este si de todo uso, un cepillo especial de dientes porque tiene mucho quiebre y les limpia por todos los ángulos sus dientes. Señores no se laven los dientes con los dedos porque después les van a parecer dedos de ahogado. Pasaré entregando estos cepillos a las personas que tengan capacidad de pago, al módico precio de cuarenta centavos cada uno. Una ganga, un verdadero regalo. A ver ¿ Quien quiere uno?Yo, yo, gritaban los ayudantes sacando al mismo tiempo el dinero, enseguida la gente los imitaba y todos querían un cepillo y entregaban la plata al cuentero, que la ponía en su mano y preguntaba..¿Están contentos con el cepillo? Si, si, gritaban los ayudantes. ¿Quieren decir que esta plata es mía y puedo quedarmela? preguntaba alzando el dinero.Si, Si.No señores, ya les he dicho que no he venido a vender nada, porque soy representante de la gran firma transnacional norteamericana Fountain pen Useaneivi y por eso solo estoy mostrando sus geniales productos, así es que les devuelvo su dinero y tomo los cepillos para pasar a enseñarles en esta ocasión algo realmente asombroso, único en el mundo, maravilloso como ningún otro producto, se trata nada menos que de la mejor pluma fuente, algo inusitado, pluma que haría palidecer de envidia a los siete sabios de la Grecia si la tuvieran en sus manos.Se trata de una pluma fuente increíble, digna de ser usada solo por los Gerentes de las más grandes compañías del mundo, pero ahora - por gracia y generosidad de la Fountain pen Useaveivi de los Estados Unidos – mi compañía como ya Uds. saben - porque la represento en el Ecuador, está al alcance de todo el que quiera tenerla, lucirla y usarla.¿Quién desea admirar esta elegantísima pluma fuente de banqueros por el módico precio, prácticamente de regalo, de tres sucres, cuando su precio oficial en las mejores tiendas de París es de cincuenta sucres?Yo, yo, gritaban los ayudantes y el público coreaba con cara de bobo. El cuentero se relamía de gusto, dándose cuenta que había enganchado varias ventas y procedía a entregar las plumas fuentes y a cobrar tres sucres por cada una.Entonces preguntaba levantando la mano con el dinero.¿Les gusta la pluma? Si si – otra vez los ayudantes y algunas personas más ¿Quieren decir que esta plata es mía y puedo quedármela?Si , si , gritaban emocionados, mientras trataban de abrir la pluma y observar su interior.Bueno señores, como han dicho que esta plata es mia ¿ Puedo quedármela? Si, si.Entonces me la quedo¡ Se producía un silencio comprometedor, porque recién en este momento los presentes se daba cuenta que había sido timado. El cuentero, rápidamente agregaba. Me la quedo gracias a Uds., la guardo en mi bolsillo y con esto me despido y me voy (. Alejándose rápidamente.}No faltaba alguien que preguntara ¿I la manguerita? Porque entonces las plumas fuentes se llenaban de tinta a través de una manguerita de caucho.Uno de los ayudantes que se había quedado ex profeso, comenzaba a distribuir gratuitamente las mangueritas, para evitar que la gente siguiera al cuentero a reclamarle la plata, pues tres sucres por una pluma fuente fabricada en el Japón ocupado y no en los Estados Unidos, era mucho, debido a que las plumas se podían adquirir en cualquier bazar por la mitad de dicho valor. Los curiosos se agolpaban para recibir sus mangueritas y hacían maniobras para colocarlas. No faltaban algunos que se prestaban para ayudar, pues el asunto era asas complicado.Finalmente, tras varias maniobras, colocaban sus mangueritas y se disolvían, mientras el Cuentero se instalaba a dos o tres cuadras y comenzaba nuevamente sus ventas, atrayendo a los curiosos de esa nueva esquina con su llamado.

EL DERECHO DE ASILODesde épocas inmemorables era costumbre en Europa que las iglesias y monasterios ofrecieran asilo en sagrado a los delincuentes que lograban acogerse a ellas, justificándose este asilo en el daño que se producía en el interior de los templos

al momento de la aprehensión y de este parecer fueron juristas de la talla de San Isidoro de Sevilla, uno de los creadores del Código Visigotorum, que es la recopilación más antigua de leyes hispanas que se conoce. Muchos reyes primitivos aceptaron el derecho de asilo en sagrado y hasta legislaron sobre el.Suintila, Wamba, Teodoredo y Recadero entre ellos. San Agustín indicó que el castigo como el perdón tienen por único fin la corrección del delincuente y que por estas razones debía otorgarse protección a todos los que se acogieran a la misericordia divina en una casa sagrada.I tanto se generalizó esta costumbre en América que hasta se la llegó a practicar como signo de jerarquía y distinción en casas particulares, pues bastaba que un delincuente tocara la aldaba de la puerta principal de una de esas moradas para que terminara la competencia del juez común y se iniciara la del dueño, que bien podía entregarlo a la justicia o perdonarle, a su libre albedrío y criterio.Por ello fue que Felipe V en 1737 ajustó con la Santa Sede un Concordato para legislar sobre el derecho de asilo, por el cual se dividieron las iglesias en sitios de Asilo y Frías. Igualmente se dictaminó que cuando en las hermitas y parroquias no estuviera expuesto el Santísimo, tampoco gozarían de asilo. Los asesinos con premeditación fueron excluidos por una Bula de Clemente XIII llamada "Supremo justicia solio" y también los que delinquían dentro de la iglesias porque hubiera sido muy simple matar dentro y luego quedarse quieto.Carlos IV restringió aun más el Derecho de Asilo en 1794 otorgándolo únicamente para los casos de Defensa Propia, aunque en la practicaron esta reforma dejó de existir.Durante la colonia no existieron en Guayaquil casas con derecho de aldaba o asilo y esto fue una suerte, pues se evitaron numerosos litigios por esta causa.A los criminales se los juzgaba sumariamente y a los ladrones les aplicaban latigazos con un "Plazarte" de siete varas trenzadas, de suerte que los culpables salían tan molidos que no volvían a las andadas.En cambio, las iglesias, si gozaron de asilo, no así las capillas que fueron consideradas frías. Los conventos creyeron al principio que podían servir pero luego se les restringió el asilo a solo aquellos que podían exhibir el titulo de "Real Convento con privilegio, como fue el de los agustinos”.En cada caso el Procedimiento podía ser así: El Cura o Superior de la Orden comunicaba al Juez Eclesiástico que un delincuente se hallaba asilado para que se instaure el proceso y se establezca si había derecho al asilo. El Juez podía callar, en cuyo caso aceptaba el asilo o iniciaba el sumario, pero mientras se dilucidaban los hechos era común que el delincuente fugara hasta perderse de vista y entonces era difícil encontrarlo, y la justicia quedaba burlada. Por tal motivo Carlos III ordenó en 1764 que mientras se tramitaran los juicios de asilo se llevaran a la cárcel a los delincuentes, asegurándolos como simples detenidos. Años antes había ocurrido en Quito el caso del célebre pintor Miguel de Santiago, que en un rapto de locura creativa hirió de muerte a un discípulo que hacia de modelo y al que previamente había desnudado y atado con sogas a una gran cruz, para pintar a Cristo; pero era tan poco expresiva la faz del modelo, que Santiago decidió herirlo y como lo pensó lo hizo, consiguiendo un gran cuadro que actualmente se conserva en Lima y por supuesto, la muerte de modelo. Mas, recuperándose a la realidad, el pintor se horrorizó del crímen y se acogió al asilo de los agustinos donde pintó los hermosísimos cuadros que aún se admiran en esos claustros. Y aunque a la fecha se conoce que los pintó por contrato, las gentes prefieren seguir pensando que fueron el fruto de su arrepentimiento y gustan repetir esta leyenda.De todo esto queda solamente comentar que el derecho de Asilo sirvió en muchos casos para burlar a la Inquisición, institución que nació en España con Fernando V el Católico y tuvo como primer Inquisidor al dominicano Fray Tomas de Torquemada, fallecido en 1498, con fama de haber sido el responsable de la expulsión de los judíos. A Torquemada sucedió Fray Diego Daza y a este el Cardenal Benito Jiménez de Cisneros en Castilla y León y Fray Juan Enguerra en Aragón, quien a su vez fue reemplazado en 1516 por el Cardenal Adriano de Ultrech, después elevado al pontificado con el nombre de Adriano VI. En su tiempo se designó a Fray Pedro de Cordova Inquisidor para América, con residencia en la Isla Española de Santo Domingo y parece que este Fraile puso gran empeño en el buen cumplimiento de su misión porque obligó a las autoridades civiles a prestarle todo género de apoyo en la persecución de los infieles e incrédulos. López de Gomara en su crónica refiere que Nicolás de Obando gobernó aquella isla cristianísimamente y durante siete años, obligando a todos a tener un buen comportamiento, sin abusar de los indios ni traficar con sus mujeres, de lo cual se infiere que la Inquisición lo ayudo a imponer una moral saludable y fue buena cosa en sus orígenes, aunque luego se dedicó a perseguir a troche y moche al género humano, sopretexto de la religión, convirtiéndose en un poder omnímodo que hacia temblar hasta a los reyes y usaba de azotes, prisiones y tormento para lograr sus maléficos propósitos.

EL DIA QUE NOS SALVO SAN AGUSTINEl Estatuder de los Países Bajos, Mauricio de Nassau, inició en 1624 una guerra de ablandamiento contra España, preparando una armada compuesta de 11 navíos equipados con 220 cañones y más de 1.500 soldados que puso bajo las órdenes del Almirante Jacaues, conocido con el apodo de "El Heremita" por su costumbre de permanecer solitario la mayor parte del tiempo.La flota pirata salió a la mar y desembarcó en la isla de San Lorenzo donde se atrincheraron y formaron el cuartel general de operaciones para atacar al Callao y destruir la capital del Perú; mas, el Virrey Marques de Guadalcázar, puso en aviso a los puertos costeros y alistó sus tropas para resistir hasta la muerte. Mientras tanto El Heremita había comisionado al Capitán Ghen Huigen con 3 galeones y 1 lancha a que sorprendiera Guayaquil quemando cuanto pudiera. El 6 de junio se produjo el enfrentamiento del vecindario guayaquileño con el destacamento pirata y la victoria fue de los nuestros, que mataron a 50 y apresaron a 8, aparte de otros 4 y que fueron pillados mientras robaban unas vacas de la sabana, con el fiero propósito de comer carne. Los restantes piratas arribaron a la Puna donde estaban los demás esperándoles y todos se hicieron a la mar, no sin antes incendiar los poblados indígenas de esa isla.Cuando el Almirante holandés se enteró de esta derrota, montó en cólera y despacho una segunda expedición bajo el mando del Capitán Robert Gubernat que arribó con los suyos el 25 de agosto en 16 galeones. Al día siguiente despachó 11 lanchones contra Guayaquil. Eran 600 los desalmados que venían jurando no dejar piedra sobre piedra y como a eso de las seis de la mañana del 26 arribaron justo a tiempo para destruir dos pequeñas fragatas de propiedad de los hermanos José y Toribio de Castro Guzmán que habían retornado de Santa Elena después de poner sobre aviso a esa población.El incendio de ambas embarcaciones sirvió para alertar a los vecinos cuando ya ardían las techumbres de las iglesias de Santo Domingo y San Agustín en la actual plaza Colón, luego el fuego tomó por la boca del pozo y siguió por Julián Coronel y cuando todo parecía perdido y los vecinos fugaban sin control, hicieron su providencial arribo los mencionados hermanos Castro Guzmán, por el lado derecho de Santo Domingo, con dos columnas formadas por españoles, esclavos y soldados venidos de Quito y contraatacaron exitosamente, entablándose una mortífera lucha entre ambos bandos.

Los guayaquileños trataban de sofocar el fuego y disparaban al mismo tiempo y los piratas estaban de espaldas al río cuando de improviso - dicen los cronistas y luego repitió el Procurador General del Cabildo, Juan de Robles Alfonso – se abrieron las bóvedas celestes y bajó furioso y en medio de ruidos ensordecedores, nada menos que San Agustín y no sin razón digo yo, porque los nuestros eran sus partidarios y le tenían ofrecida una solemne novena que casualmente acababa de finalizar la víspera y justo ese día iban a principiar los festejos del Santo Obispo de Hipona, cuando hete aquí que los piratas dañaron la fiesta y para colmos hasta quemaron su templo, dejando a todos aliñados y sin visita. Y parece que fue por esto que San Agustín tomó cartas en el asunto y detrás de él avanzaron los nuestros que sitiaron a los holandeses de espaldas al actual fortín de las Peñas, donde el desastre fue general, pues algunos vecinos que estaban escondidos les dispararon por atrás. En esos momentos Gubernat quedó tendido en el suelo, muerto a la vista de todos y sus huestes aprovecharon la marea vaciante para embarcarse, huir y no regresar, que el golpe había sido demasiado duro.Poco después moría de un infarto el Almirante heremita y fue enterrado en la isla de San Lorenzo, recayendo el mando en Ghen Huigen, quien levantó el bloqueo del Callao y regresó a Amsterdam asolando algunas costas del Brasil. Guayaquil quedó totalmente destruída por el fuego pero ganó 2 lanchas coronadas de pedreros, 53 mosquetes, 6 lanzas, 2 espingardas, 11 lanchas, 6 espadas, 4 sables curvos, 1 tambor, 3 chambergos, 2 clarines, 6 cajas de municiones y 2 gallardetes negros sobre los que figuraban bordadas en el anverso con hilos de plata, dos tibias cruzadas con una leyenda en holandés que decía: "Gaet ick keere" que significa "¿Como será mi regreso?”. Entre los nuestros las bajas fueron de 15 muertos y 28 heridos, los piratas perdieron 83 hombres y tuvieron 40 heridos, así como 11 prisioneros que fueron enviados a Lima para su castigo inquisitorial, pues fueron asados a fuego lento en un Auto de Fe memorable.El lugar donde se graneó fuego contra los holandeses fue declarado Monumento por el Concejo en 1906, reparándose el sitio de la planchada, en las Peñas, con murallas, almenas y dos antiguos cañones de bronce. Concluidas las obras se empotró una placa recordatoria, como que al pie murió el jefe holandés, peleó el vecindario y bajó de los cielos un santo. ¡Cuanta historia para ese sitio! y pensar que ni siquiera en son de leyenda se narran estos sucesos a nuestros educandos...!

EL FUSILAMIENTO DE LOS CALISTO

Declarada la revolución quiteña del 10 de agosto de 1809 los patriotas cayeron en el error de comisionar a Pedro Calisto y Muñoz (1) para que se trasladare a los pueblos del Sur con el fin de lograr la adhesión a la nueva causa; mas, por desgracia, el muy taimado, en lugar de cumplir con su cometido o de excusarse, que hubiera sido lo más prudente dadas sus ideas, intrigó en cada pueblo que visitaba, sublevando a los principales vecinos a quienes convencía en favor del rey.Así logró atraerse a Antonio de la Peña, Comandante del Destacamento de Alausí; al Cabildo de Riobamba, que obligó a su corregidor Pedro Montufar a abandonar el lugar; al pueblo de Guaranda, que sacó en fuga al corregidor José de Larrea; al Corregidor de Latacunga y al grueso de las tropas de los Capitanes Manuel Aguilar y Feliciano Checa, permitiendo de esta criminal manera, el ingreso a Quito de las tropas realistas a fines de año, finalizando la primera revolución.Calisto era un riobambeño casado con Francisca Borja y Chiriboga y estaba rico desde que en 1784 había adquirido a la Junta de Temporalidades las haciendas "Agualongo", "Caldera", "Chalguayacu", "Cabra" y el Obraje de Laguna en la hoy provincia de Imbabura, que le fueron adjudicadas en 140.000 pesos y con facilidades, a pagar 120.000 a dos años plazo y el saldo mediante hipoteca a censos. Para 1809 era uno de los más importantes terratenientes de la región por eso su acendrado realismo.Y pasaron los años, en 1812 la situación política se tornó gris para los patriotas. La vanguardia del Presidente Toribio Montes ocupaba el sitio "El Calzado" y amenazaba invadir Quito. El coronel Carlos Montúfar trataba inútilmente de detenerlos. Un día, los montufaristas descubrieron(1) Hijo legítimo de Nicolás Calisto y Alarcón por uno de los caminos del Norte a Pedro Calisto y a su hijo Nicolás que huían de la capital con cuarenta mulas cargadas de oro y municiones y sesenta hombres armados para unirse a los realistas de Pasto. Apresados infraganti, fueron conducidos a Quito, donde se vivía el frenesí de la guerra, esperando en cualquier momento el ataque del enemigo.Los prisioneros iban a caballo, amarrados, pero altivos, como desafiantes y casi fueron linchados por el populacho, siendo encerrados en la cárcel de la Audiencia. Entonces Ignacio Zaldumbide Izquierdo, que le tenía ojeriza a Calisto por asuntos de tierras desde que en 1.794 Calisto le había ganado algunas haciendas en la Junta de Temporalidades, intrigó contra los presos y consiguió malquistarlos con los miembros de la Junta de Gobierno. El 28 de octubre fueron sentenciados a morir fusilados y a las 8 de la noche se les intimó e hizo conocer tal orden. Don Pedro era Regidor del Cabildo y replicó: "Recibo esta sentencia de muerte porque viene de la voluntad de Dios, no reconozco autoridad en quien me la notifica y declaro no haber cometido delito alguno. Jamás podré variar mis principios. A los facciosos los reputo como aguateros de la plaza, sin otro valor superior a eso". El hijo se quedó callado, sin deseo de lanzar discursos o peroratas. A las doce de la mañana del 29 fueron conducidos al cadalso entre repiques de tambores; iban vestidos con túnicas blancas y cruces rojas de seda, llevaban cadenas en los brazos y piernas, sendos cristos en las manos izquierdas y mientras doblaban las campanas murieron fusilados con todas las de ley.La multitud se dispersó en sepulcral silencio, escondiéndose en sus casas. Esa tarde parecía Quito una ciudad desierta. Tan fuerte habla sido la impresión del aparato inquisitorial desplegado contra los Calisto...!En 1817 una hija de don Pedro Calisto y Muñoz llamada Teresa Calisto y Borja obtuvo en favor de su hijo Pedro Pérez Calisto, vecino de Cádiz, la concesión del título de Marqués de Casa Fiel Pérez Calisto, en retribución por las vidas de su padre y hermano, conjuntamente con el derecho a usar un Escudo Nobiliario con una corona de oro en el centro, sostenida en alto por dos leones afrontados.Los actuales Marqueses descienden de este joven Pedro que no quizo regresar a la tierra de sus mayores (Quito) donde los habían tratado con tanta crueldad.

EL GALLO DE TUMBEZ

En 1531 Bartolomé Ruiz de Estrada conduciendo a una treintena de aventureros y a Francisco Pizarro arribó por segunda vez a las costas ecuatorianas, a la altura de la hoy provincia de Esmeraldas, cuya comarca desconocía por completo y donde pensaban que podía comenzar el fabuloso reino del Birú (Perú).(1).Pizarro largamente había anhelado su conquista, hallábase impaciente y dispuesto a correr los peligros que muchos le habían anunciado. Lejos estaban los dolorosos padecimientos sufridos en las islas del Gallo y la Gorgona, cuando abandonado por todos languideció largos meses, sufriendo las inclemencias del tiempo, la sed y el hambre.

Ruiz era Piloto Mayor y experto en toda clase de navegaciones, en ocasión anterior había explorado hasta las costas del golfo de Guayaquil donde descubrió la isla de Santa Clara o el Muerto, avistando una pequeña población de pescadores costeros y un primitivo templo construido de piedras grandes y superpuestas y decorado con figuritas de metal en su exterior, que representaban diversas partes del cuerpo: Los españoles imaginaron que se trataría de un templo usado en ciertas épocas del año para realizar sacrificios a las deidades de la medicina. Dicho templo había sido abandonado cuando llegaron los españoles, que lo despojaron de sus adornos metálicos.Sin embargo, por algunos indios que pudieron ser sorprendidos, los españoles conocieron que la isla grande o Puna estaba habitada por gente animosa, que se apreciaba de tener un origen distinto a los demás pueblos, que eran sobrevivientes de una cultura que floreció siglos atrás en la costa peruana y que hoy se conoce como Chimú y que en el siglo XIII habían sido conquistadores aplastados por los Incas, pero los de Puna seguían(1) La primera venida de Bartolomé Ruiz fue en 1.526independientes a pesar de las numerosas expediciones que el Inca mandaba desde las costas de Túmbez. Así es que Pizarro sabía a lo que se exponía en este viaje y tuvo la suerte de apresar a varias canoas de guerreros tumbecinos que iban a combatir a Puna, enterándose que en el Birú se gastaba mucho lujo y boato, eran cultos y limpios, pues sus prisioneros estaban debidamente presentados y revelaban un gran adelanto cultural como jamás se había hallado en los indios de Centroamérica.Pizarro tenía muchas virtudes y una de ellas era la perspicacia, de donde se le ocurrió hacerse “amicísimo” de los presos y con ellos siguió a Túmbez, donde se deslumbró ante la magnificencia de la primera ciudad incásica que visitaba, viendo un enorme edificio llamado "Pucará" y numerosas torres y terrazas de abundante verdor y hasta lujuriosa vegetación tropical, que daba el aspecto de un misterioso esplendor a la ínclita Túmbez.Las gentes eran cariñosas y curiosas al máximo, conduciéndole en son de fiesta a donde estaba el "Pacha Curaca" quien atendía a uno de los Orejones de la corte y entre ambos se interesaron muchísimo de conocer lo más que podían a los extranjeros, preguntándoles sobre el futuro y las razones de tan largo y peligroso viaje. Muy bien se notaba que el orejón quería informar al Inca con lujo de detalles y por eso Pizarro contestaba con cortesía e inteligencia, diciendo que era un viajero de paz y orden, para encantar a su interlocutor.Los tres tumbecinos, que Ruiz había capturado en su primer viaje, ya conocían el español y le sirvieron de intérpretes. Uno de ellos se hizo famoso con el apodo de Felipillo. Pizarro obsequió ''valiosos presentes" consistentes en varias sartas de cuentas de cristal y una hacha de hierro, que fue la comidilla de la población y al final llegó a manos de Atahualpa.Al día siguiente subió el orejón al barco y lo hizo resplandeciente de gemas, seguido de un brillante cortejo de dignatarios menores que miraban a diestras y siniestras, tratando de captar hasta el último detalle de la rara nave que pisaban. Numerosos presentes fueron llevados a bordo, consistentes en frutas y legumbres de la región. Pizarro volvió a obsequiar al Curaca con un cerdo, dos gallinas y un gallo, que al ser conducido al palacio tuvo la ocurrencia de salir cantando y espantó a la multitud con algunos bien sonados quiquiriquíes, que produjeron gran confusión y una desbandada en medio de terrores y pisotones; pero Pizarro no perdía su tiempo en zalemas diplomáticas con el Curaca y el Orejón, también aprovechaba para espiar por la ciudad averiguando noticias del Birú y a fe que mucho aprendió del Inca, su capital llena de palacios y templos revestidos de planchas de oro y plata, las ofrendas de piedras preciosas y el sistema de su gobierno, pero lo que más le llamó la atención fue el respetuoso trato que le profesaban al Inca y a la nobleza con que se expresaban de los Chimúes, al punto que Pizarro decidió seguir hacia Chincha, pues en aquellos tiempos parecía que la “unificación incásica, basada en el despotismo, era la novedad” y la "tradición en cierta forma de bárbara libertad y menor servidumbre era la herencia antigua" que aún se admiraba en los Chimúes.

EL MESIANIsMO

¿Qué significó la muerte de Atahualpa en los Andes y por qué se la recuerda como algo especial, extremadamente solemne? ¿Por qué algunos indios visten e poncho negro en señal de luto y rebeldía mientras los demás usan el rojo? ¿Tendrá vigencia el renacimiento del Inkarri?Para los creyentes del Mesianismo andino estas preguntas son tontas, porque si bien Atahualpa murió en Cajamarca en 1534; el espíritu del Inca sigue existiendo y volverá a liberar a los indios de la opresión del blanco. En esto radica el mito, trasposición del Mesianismo andino, trasposición del Mesianismo judío traído a América por el cristianismo, ya conocido antes de la llegada de los españoles como revelación del Inca Pachacutec, legislador y profeta según lo asegura Garcilaso de la Vega en sus “Comentarios Reales”, pero otros autores creen que es más antiguo, que estaba extendido como creencia religiosa antes de la conquista de los Incas que únicamente se apropiaron de la idea. Nuestro poeta Olmedo, por haberse educado en Lima hizo aparecer en la mitad de su canto a Bolívar, al célebre Inca Huayna Capac, para anunciar la liberación mesiánica del Indio por mano de Bolívar. Veamos varios fragmentos del Canto, cuyo objetivo mesiánico no ha sido estudiado por la crítica.Aparición /Yo soy Huayna Capac, soy el postrero /del vástago el sagrado: /Dichoso rey, más padre desgraciado. /De esta mansión de luz y paz he visto /Correr las tres centurias /De maldición de sangre y servidumbre: / I el imperio por las furias.. /Mensaje: /Tuya será; Bolívar, esta gloria, tuya romper el yugo de los reyes/ y a su despecho entronizar las leyes;/ I la discordia en áspides crinada/ Por tu brazo en cien nudos aherrojada,/ ante los haces santos confundidas/ harás temblar las armas parricidas! / Luego agrega a Bolívar/ Tu la salud y honor de nuestro pueblo/ serás viviendo, y ángel poderoso/ Que lo proteja cuando/ Tarde al empíreo el vuelo arrebatares,/ Y entre los claros Incas/ A la diestra de Manco te sentares.Clemente Ballen, editor de la Poesías de Olmedo publicadas en París en 1896, dice refiriéndose a la aparición de esa sombra del Inca Huayna Capac, que "era un Inca dotado de espíritu profetico y que según las antiguas tradiciones predijo la invasión de los españoles, el establecimiento de una nueva religión y el hado del Imperio..." Así pues, todo concuerda en el Canto a Bolívar con el Mesianismo imperante en los Andes, que como todo mesianismo es un culto religioso de tiempo de crisis, especialmente si lleva implícita la idea de una resurrección, entendiéndose que en el Mesianismo andino el Inca es el espíritu del sol, divinidad suprema cuya representación física es el astro rey del cielo; culto elitista, cuya ceremonia secreta de iniciación solo era para la familia imperial de donde se extraían los sacerdotes, quedando el ceremonial externo para las multitudes, obligadas a participar en los Intiraimis y otras fiestas religiosas.Cuando el Imperio Incásico se hundió en el Perú, una elite huyó a Vilcabamba y eligió a Manco Inca II, que gobernó en Machu Picchu hasta la época en que el Virrey Toledo lo atrajo a su bando, mientras tanto el mesianismo se había ido extendiendo paulatinamente a nivel de Panacas y Curacas como última esperanza liberadora y estos se encargaron de adoctrinar al pueblo durante el siglo XVI y el XVII. En 1660 estaba tan difundido que durante los levantamientos de ese año fue la idea unificadora y central de la revuelta. Para entonces el Mesianismo ya era una doctrina que se explicaba de esta manera: "El Inkarri o espíritu del Inca o del Sol había existido siempre y en algún momento se posó en el primer gobernante Manco

Capac y en su hermana y esposa Mama Occo que vivían a las orillas del lago Titicaca, quienes lo trasmitieron a sus descendientes hasta Atahualpa. A la muerte de este último Inca y al ser enterrada su cabeza, se liberó de ella, pasando a la tierra donde está habitando y esperando el momento oportuno para volver a salir y a reinar en los altos Andes, como antaño y como siempre, en gloria y majestad."Y aunque parezca extraña esta creencia, mitad solar y mitad Judío – cristiano, se ha mantenido hasta nuestros tiempos y cuando el Rey de España, Juan Carlos I, visitó el Cusco en 1979, fue recibido en apoteosis y la muchedumbre hasta se arrodilló, recibió varios reclamos de tierra para que dicte sentencia como a la antigua usanza y las más apartadas comunidades creyó ver en él al Inkarri, debido a que en la colonia las autoridades españolas asimilaron a los reyes de España a los antiguos Incas, idea que aun subsiste en los riscos andinos.Juan Carlos I, que no estaba obligado a conocer estos detalles, se emocionó con la recepción, declarando que de todas las partes de América que había visitado jamás lo habían recibido como a monarca reinante, como había sucedido en el Cusco, donde le rindieron pleitesía más que en ninguna otra parte. Sin embargo de ese año a esta parte la situación ha cambiado totalmente y el Mesianismo andino ha crecido como idea político- religiosa, originando a dos grupos belicistas. El Partido Indígena en Bolivia, ha manifestado que si el Rey de España vuelve, lo matan, así de claro, porque no se andan con eufemismos; y el Grupo guerrillero Sendero Luminoso del Perú, quiere tomar el poder de esa república para expulsar a los blancos. Es decir, que de un concepto tradicional como es el Mesianismo andino, mezcla de religión y patriotismo, se ha pasado a una posición política nacionalista y extrema, sumamente peligrosa por el racismo que encierra.¿Qué porvenir le espera al mesianismo andino?. ¿Se hará marxista o sólo querrá retrotraer la historia hacia el cómunitarismo primitivo del antiguo Perú? Volveremos sobre el tema.

EL TESORO DEL CORREGIDOR PASTOR

Relata Luciano Andrade Marín en su obra "Llanganati" que "según la tradición, allá en los días de la colonia hubo en Latacunga un español de apellido Valverde, que siendo muy pobre se transformó en un hombre riquísimo de la noche a la mañana, regresando a España, donde murió. La riqueza de este individuo se atribuye a que habiéndose casado con una chiquilla india, el padre de ella, Cacique de Píllaro según dicen, llevó muchas veces a Valverde a unos agrestes parajes de los Llanganatis, mostrándole el sitio en que estaba escondida una parte de oro acumulado por los indios de Quito para el rescate del Inca Atahualpa. Antes de morir y en su lecho fatal, Valverde reveló el secreto del escondite de tales tesoros, en un escrito destinado al rey de España. Este escrito es su Guía o Derrotero".El Rey debió enviar la Guía o Derrotero a Latacunga, con un sacerdote de apellido Longo, quien hizo entre 1792 y el 93 una entrada a las montañas, acompañándose del Corregidor de Latacunga, Antonio Pastor y Marín de Segura, casado con María Ruiz Jiménez y Montesinos, natural de Ambato, en quien tenía hijos."Esta expedición de Pastor y Longo había llegado casi al termino de la ruta cuando una noche desapareció misteriosamente el Padre Longo y ninguna traza de él pudo ser descubierta, de modo que sea que haya caído en una quebrada cercana al lugar en que acamparon o en una de las ciénegas que abundan por todos lados, su rastro se perdió. Después de buscar al Padre en vano por algunos días, la expedición regresó sin haber conseguido su objeto".Sin embargo parece que el inteligente Corregidor Pastor si descubrió el oro en grandes cantidades y guardándose el Derrotero original dejó una copia en la escribanía de Latacunga, con la pista final maliciosamente alterada para que otros no pudieran hallar el tesoro.Andrade Marin indica que el Derrotero contiene varias jornadas de camino, siendo las tres o cuatro primeras de una exactitud pasmosa con relación a las realidades geográficas de esa región de Pillaro y la entrada a las montañas de los Llanganati. Poco después el Corregidor Pastor dejando a su familia en Ambato viajó a Lima, y radicó en esa capital; en 1801 falleció su esposa y contrajo segundas nupcias en el Perú con Narcisa Martínez de Tejada y Ovalle, de este matrimonio tuvo solamente un hijo de quien descienden los Pastor de esa república y la familia Puga Pastor de Guayaquil.En 1803 Pastor embarcó en el puerto de Lambayaque a bordo de la fragata "El Pensamiento", de nacionalidad inglesa y al mando de los capitanes John Deigg y John Fanning, un cargamento de valiosísimas barras de oro y otros metales, para ser depositadas en el Royal Bank of Scotland por Sir Francis Mollison, de conformidad con un Poder otorgado a su favor por los esposos Pastor Martínez de Tejada. Las barras debía producir intereses y el monto total de todo ello se repartiría entre los descendientes de dicho matrimonio, pero solamente en la quinta generación.Mientras tanto ¿Qué había ocurrido en Latacunga a la huida de Pastor? Por otros documentos se conoce que el Cura de Píllaro Mariano Enríquez de Guzmán ese mismo año de 1793 realizó una expedición a los Llanganatis, sin aparente éxito, porque utilizó el Derrotero falso dejado por Pastor, quien también debió escribir el título que lleva en la portada y que dice así; "Guía o Derrotero que Valverde dejó en España donde la muerte le sorprendió a él, habiendo ido desde las montañas de Llanganati, a las cuales el entró muchas veces y sacó una gran cantidad de oro; y el Rey ordenó a los Corregidores de Tacunga y Ambato que buscasen el tesoro, cuya Orden y Guía se conservan en una de las oficinas de Tacunga".Que el Cura Enríquez anduvo interesado en el tesoro y que hasta expedicionó a los Llanganatis, no cabe la menor duda, porque en 1954 apareció su tosco mapa del Tesoro pintado por él a colores; no así la Guía o Derrotero que también debió sacar a mano de las oficinas de Latacunga, copia que años después fue de propiedad del señor Lorenzo Gortaire Viteri, vecino de Quito a fines del siglo pasado y que al morir dejó a sus herederos, quienes la vendieron a Stellan Moerner, ciudadano de nacionalidad sueca, que pasaba en Quito por Conde a principios de este siglo y vivía interesadísimo por conseguir el tesoro.Igualmente y casi contemporáneo con el cura Enríquez fue el ilustre botánico español Anastacio de Guzmán y Abreu, llegado a Quito en 1801, hombre cultivado en las ciencias naturales y eruditísimo en botánica, que tuvo por discípulo al no menos ilustre José Mejía, a quien enseñó en Quito a "Herborizar". Guzmán se instaló en la capital y tuvo botica, allí trató al Barón de Humboldt, quien lo llegó a estimar tanto que públicamente reconocía a Guzmán como superior a Linneo en conocimientos.Hacia 1804 Guzmán se trasladó con igual profesión de boticario a Latacunga, su vida era herborizar la mayor parte del día y clasificar por las noches las plantas que encontraba a su paso, pero todo esto cambió cuando llegó a sus oídos la existencia del tesoro de los Llanganatis. Entonces sacó una copia del Derrotero de Valverde y empezó a buscarlo, para cuyo efecto hizo varias entradas por la parte sur de Ambato, cerca de Mulaló y el páramo de Jaramillo y aunque no hallo oro, encontró varias minas de plata y cobre trabajadas en la antigüedad, pero la fragosidad del terreno y las dificultades propias del laboreo le impidieron beneficiarlas. Hacia 1806 dibujó las montañas de los Llanganatis y murió en 1807 "en el valle de Leyto, a unas cuantas leguas al este de Ambato, en una pequeña casa de campo ubicada en el sitio Leytillo o San Antonio; era sonámbulo y habiendo salido de su casa dormido cayó al fondo de un precipicio", no expiró enseguida, dejó de existir días después.ULTIMAS NOTICIAS DEL TESORO

Cuando en 1807 murió en Leytillo el botánico Anastacio de Guzmán y Abreu, sus papeles con dibujos de plantas y la copia del Derrotero de Valverde pasaron a poder de las autoridades. Años después el Presidente de la Audiencia, General Toribio Montes, ordenó a sus subalternos que reanudaran la búsqueda del tesoro, pero en eso vinieron las guerras de la independencia y todo quedó en nada. Después de la batalla del Pichincha guardaba los papeles el Corregidor de Guaranda, Víctor Félix de San Miguel y Cacho, quien fue conminado por el Intendente del Departamento de Quito, General Vicente Aguirre y González, para que los entregara a la Universidad, donde dictaba una cátedra el Dr. Manuel Ángulo, que los revisó y guardó hasta su muerte. Entonces los heredó un hijo suyo, Canónigo en Quito, quien los dio en el lecho de muerte a su ahijado el abogado y doctor Cruz Rivera, que por consejos del historiador Celiano Monge se los regaló al Arzobispo González Suárez. Muerto el Arzobispo, pasaron a Monseñor Manuel María Pólit y luego a su pariente el Padre Aurelio Espinosa Pólit, quien en alguna ocasión se los mostró a Jacinto Jijón Caamaño, rogándole que escribiera algo al respecto, pero nunca lo hizo.En cambio el Mapa de Guzmán, por alguna razón que no se conoce andaba por cuenta propia y terminó en manos del Dr. Salvador Zoilo Ortega, que lo conservaba en Quito muy destruido y roto en ocho pedazos pegados a un trozo de zarasa. Este Mapa está realizado con lápiz de tinta india, los caminos y techos de las casas son colorados y los nombres también y aunque originalmente fue escrito con claridad, se halla en muchas instancias apenas legibles, por el desgaste y por el uso que le han dado. Así lo vió Luciano Andrade Marín, recopilador de historias en su obra "Llanganati".Se supone además que de este Mapa saco copia el sabio Richard Spruce cuando visitó el Ecuador en 1862, la que envió como descubrimiento valioso a la "Royal Gcographical Society" de Londres donde se conserva. Varias compulsas se han obtenido para investigadores europeos y americanos interesados en el Oro del Inca y por tal motivo, ahora más que nunca, el tesoro de los Llanganatis es conocido en el mundo, despertando la curiosidad de los aventureros más audaces y mejor dispuestos a desafiar las inclemencias del clima helado de esas montañas, con tal de dar con las riquezas.Mientras tanto los descendientes del Corregidor Pastor en el Perú, apurados por rescatar el depósito efectuado por su tatarabuelo, comenzaron en 1942 por publicar una obra con la lista completa de ellos, genealogía que despertó la curiosidad de sus agnados y cognados en varias repúblicas de Sudamérica, quienes también están dispuestos a reclamar.En 1956 hicieron una reclamación formal al "Royal Bank of Scotland" utilizando los servicios de un staff de abogados de Londres y aunque movieron numerosas influencias, aun del orden diplomático, sólo recibieron negativas de los funcionarios del Banco, quienes dijeron que nada sabían porque sólo acostumbraban llevar registros de hasta cien años de antigüedad. Disculpa nimia y hasta tonta en tratándose de un capital tan fuerte como el que se dice que embarcó el corregidor en Lambayaque.También los Pastor del Ecuador al tener noticias de estos incidentes decidieron hacer su árbol genealógico y hasta tuvieron varias reuniones en Quito, congregándose algunos cientos de personas. El árbol fue enviado al Perú y debe estar en Lima esperando que salga el dinero para el reparto.Y habiendo tratado del oro, hablemos algo sobre la cordillera de los Llanganatis, parte de la Cordillera del Cóndor, llamada también el tercer ramal de los Andes en el Ecuador; inhóspita región que está como encunetada entre el ramal oriental y el tercer ramal propiamente dicho, pues existen más de cien kilómetros de distancia entre ambas cordilleras. La hoya que queda formada es un vertedero de agudos torrentes, bravíos despeñaderos y abismos sin fondo, tapizados de azuladas lagunas situadas en pequeños cráteres o en las laderas de picachos prácticamente inaccesibles. Para atravezar la zona se requiere de enorme resistencia y mucho valor. Cada paso puede resultar en falso y ser mortal. Por la mañana hay una espesa neblina que impide toda visibilidad. Al mediodía el sol aparece por escasos minutos y entonces el paisaje es inmenso y la sensación de soledad completa. No se escucha un solo ruido y casi no hay mayor vegetación. Por la tarde vuelve la neblina opaca y comienza el frío que se acentúa en las primeras horas de la noche y dura hasta la madrugada.En este páramo sin fin, en alguno de sus lugares bien puede estar esperando el fabuloso tesoro del Inca, que el codicioso Pastor arañó muy poco, por no decir casi nada, entre 1792 y el 93.El problema es ir a buscar y encontrarlo.

EL TRIBUNAL DEL CONSULADO

Durante la colonia era costumbre que para la exportación de cacao desde el puerto de Guayaquil a Acapulco en México, primero debían los comerciantes enfilar sus naves portadoras de la pepa de oro hacia el Callao, donde se tasaban las cargas y se pagaban los almojarifazgos o impuesto a las exportaciones, que era muy crecido e injusto, pues no revertía en favor del país y solo servía para enriquecer a unos cuantos españoles explotadores radicados en Lima, que estafaban a esta provincia merced a los privilegios recibidos de la corte.Estos monopolistas compartían sus jugosos ingresos con el Virrey de turno y con una que otra autoridad menor pero necesaria para el normal desenvolvimiento del Tribunal del Consulado, institución encargada de recaudar los impuestos al comercio y la exportación: pero aún así, el reparto era cuantioso entre el Prior y los Cónsules, como pomposamente se titulaban los funcionarios de este organismo colegiado, cuyo orígen arrancaba de la noche del medioevo en Europa, cuando los gremios aplicaban sus leyes de comercio entre los miembros a través de Tribunales especiales aprobados y reconocidos por los reyes mediante estatutos o fueros.En Barcelona y Valencia existieron gremios de fabricantes de paños que recibieron de Pedro IV de Aragón el derecho a administrarse justicia, obteniendo un auge económico por el Comercio existente entre las provincias aragonesas del mediterráneo, que incluían tierras tan distantes como Napóles, Sicilia, Cerdeña, Córcega, las Baleares, Cataluña, Aragón, Valencia y el Rosellón. Esta situación duró algunos siglos hasta que el emperador Carlos V fusionó las coronas de Castilla y Aragón abrogándose los fueros y privilegios concedidos por sus antepasados. Un solo gremio sobrevivió a esta nueva situación y fue el de actividades navieras de Bilbao, que por dicha condición pasó a ser directivo en toda España, manteniendo Tribunales del Consulado donde se dirimían contiendas marítimas, mercantiles y asuntos de pesos. Para formar parte del Tribunal del Consulado se requería tener la calidad de comerciante, mercader o factor. Eran comerciantes los que sentaban plaza de comercio abierto al público. Mercaderes lo que traían o llevaban productos por mar o tierra para su venta al por mayor o menor y Factores los socios o compañeros de un Mercader o Comerciante y quienes ejercían actos de comercio o mercadeo como Apoderados o Representantes de terceras personas.El Tribunal del Consulado era un organismo colegiado formado por el Jefe o Prior que lo presidía, un Primer Cónsul o Tesorero y un Segundo Cónsul o Contador. También actuaban dos Cónsules comisionados siendo el primero el Síndico o Fiscal en toda "Quimera" o contienda, discusión o pleito y el Segundo el Abogado Asesor que indicaba el procedimiento. También componían el Tribunal dos "Colegas" sacados de entre los comerciantes, mercaderes y factores de la plaza por su capacidad, fama y buena conducta; no eran miembros natos del organismo y en cada ocasión variaban pues siempre eran provisionales.Uno era designado por el actor y otro por el demandado.

El Tribunal del Consulado funcionó en Guayaquil desde el 14 de Junio de 1795 como simple delegación de la matriz que estaba en Cartagena de Indias. El Tribunal podía delegar funciones como sucedió en Guayaquil, mediante Representantes o Diputados con facultades para dirimir contiendas entre comerciantes, mercaderías y factores.Martín de Icaza Caparoso fue designado Diputado para Guayaquil el 14 de diciembre de 1795. Le sucedió Juan Millán en 1799, pero Icaza regresó en 1803 desempeñándose desde entonces. La tercera parte de las rentas de la Delegación fue puesta a disposición del Cabildo para que iniciara la construcción del malecón. Hacia 1806,debido a la vecindad de Guayaquil y Lima, nuestra Delegación pasó a depender del Tribunal de la capital peruana y todo volvió a ser como antes de 1795. Por ello, cuando estalló la revolución del 10 de Agosto de 1809 en Quito, los más asustados fueron los miembros del Tribunal del Consulado de Lima, que veían peligrar sus pingües rentas con este movimiento político. De allí es que para 1812 sacaron de sus repletas arcas la enorme suma de cien mil pesos de a ocho reales, que obsequiaron al Virrey Abascal para financiar la campaña militar del General Toribio Montes, quien llegó a Guayaquil el 21 de junio y se reunió con el Gobernador de Cuenca Melchor Aymcrich, planificando la marcha sobre Quito.Con Montes arribó a Guayaquil el Coronel Juan Sámano, cuyo nombre ha sido recogido por la historia Sudamericana como sinónimo de ferocidad en la guerra. Pocos días después Montes, Sámano y los suyos salieron del puerto y escalaron la cordillera, derrotando a las fuerzas del Coronel Feliciano Checa y Barba en la población de Mocha cerca del Chimborazo; también doblegaron en Mochapata a los hombres del Capitán Carlos Larrea; en Punta de Piedra a los de los oficiales Manuel Lama, Tomás Sevilla y Salvador Bahamonde y entonces les quedó expedito el camino a Ambato.En Mocha se dio él caso que un octogenario caballero de Ambato llamado Joaquín Hervas, salió de su casa armado de una escopeta, que descargó a quemarropa contra los realista, matando a dos de ellos, para luego rodar por los suelos cosido con un centenar de balas. Así murió este héroe ecuatoriano hoy prácticamente olvidado!De Mocha salió Montes Ambato, siempre hostilizado por el Coronel Manuel Matheus y pudo avanzar gracias a la oportuna ayuda que recibió del Corregidor de Riobamba Martín Chiriboga, luego agraciado con el título de Marqués del Chimborazo. Por último tomó por la quebrada de Jalupana, que atravesó con el grueso de sus fuerzas solamente por la presencia de ánimo de Andrés Fernández Salvador, fanático americano que arengaba a la tropa en contra de sus conciudadanos, arribando a la capital que tomó sin resistencia y emprendiendo marchas forzadas hacia el norte, para derrotar a los últimos patriotas en San Antonio de Caranqui y Yaguarcocha, donde hizo fusilar a Francisco García Calderón y a sus compañeros Guyón y Aguilar.Poco después las autoridades se dedicaron a la innoble tarea de exterminar los últimos vestigios de resistencia, fusilando a Nicolás de la Peña Maldonado y a su consorte Rosa Zarate y a los Coroneles Pontón y Caicedo. A Pontón lo mataron dentro de una canoa cuando era llevado detenido a Tumaco y a Caicedo en Pasto junto al Coronel John Mac Kaulay.Como corolario, a esta Campaña, el Virrey premió a los miembros del Tribunal del Consulado de Lima con la Gran Cruz de Isabel La Católica; pero en 1826 el Libertador tomó desquite, suprimió el cobro del amojarifazgo y habiendo quedado el Tribunal del Consulado sin rentas, desapareció como institución comercial.

EMPERADORES INCAS

I.- Lo que sabemos de los Emperadores Incas nos ha venido de diversas fuentes, siendo la más importante "Los Comentarios Reales" del inca Garcilaso de la Vega.La genealogía imperial comienza con los hermanos Manko Kapac y Mama Ocllo que inauguran la I dinastía de los Urin Kosko al sojuzgar a las tribus que vivían en las cercanías del Valle del río Urubamba y fundar el "Kosko" o Cusco, haciéndola capital del Tahuantinsuyo o Imperio de las Cuatro regiones del mundo andino.Años después, cuando se descubrieron las momias de los Incas y fueron paseadas por los españoles por las calles del Cusco, no se encontró la de Manko Kapac; por eso muchos historiadores han llegado a negar su existencia, indicando que se trataría de un personaje mítico o legendario; sin embargo, nosotros creemos con Garcilaso que Manko Kapac realmente existió, aunque no se haya encontrado su cadáver momificado y que gobernó entre los años 1150 y 1178 de nuestra era cristiana, pues la costumbre de momificar los cadáveres de los Incas pudo comenzar con el de su hijo.II.- Le sucedió su hijo Sinchi Roka, 1178 a 1197. Su nombre significa "Jefe Valeroso" y en verdad hizo honor a él pues continuó las conquistas de su padre hacia el suroriente. III.- Su hijo Lloke Yupanki, 1197 a 1246, cuyo nombre significa "Zurdo Contador", prosiguió con el sojuzgamiento de las tribus del Alto Perú o Bolivia, y luego recibió una triunfal bienvenida en su capital.IV.- Fue sucedido por su hijo Mayta Kapac, 1246 a 1276, que quiere decir "Donde poderoso" y fue muy temido en la guerra por su valentía y coraje aunque siempre andaba meditabundo y triste. En su tiempo se terminó la conquista del altiplano o Collao e incorporóse al imperio la ciudad religiosa de Tiawanaku que veneraba al sol y la luna. Después bajó al sur y tomó el valle donde ahora se yergue la hermosa ciudad de Arequipa. Al respecto hay una leyenda que dice que uno de sus principales capitanes, encantado de las bellezas de esa zona, la pidió para gobernarla y que el Inca le contestó en quechua "Ari Kipay" que significa "si tómala" o "si quedaos", de allí salió el nombre de Arequipa.V.- Le sucedió su hijo Kapac Yupanki, 1276 a 1321, que significa Jefe Poderoso y Supremo y Contador. Guerreó permanentemente contra sus vecinos ayudado por su hermano el general Auki Tito con quien bajó a la costa y tomó Nazca, por último embelleció la capital del Cusco con templos y palacios revestidos de láminas de oro y plata.

VI.- A su muerte ascendió al trono su primo Inka Roka, 1321 a 1348, cuyo nombre significa "Supremo soberano y Valeroso". Aquí cabe aclarar que a quien le tocaba el trono era al hijo mayor de Kapac Yupanki, muchacho torpe e incapaz mental depuesto por su pariente y se ignora la suerte que le tocó correr, Inka Roka fundó la II dinastía conocida en la historia como la de los Janan Kosko, descendientes de Manko Kapac aunque por línea segundogénita, que se apoyaron en el elemento religioso del Imperio e instituyeron la jerarquía sacerdotal del "Willak Uma" o Sumo Sacerdote; también dictaron leyes muy sabias para su tiempo y fundaron la Escuela de Sabios o Amautas que pasaron a ser sus consejeros y administradores. Inka Roca terminó con las idolatrías seccionales, destruyó tótems y cultos particulares y animó la Heliolatría, generalizándola en todos los Andes.VII.- A su muerte le sucedió su hijo Yawar Waka que gobernó entre 1348 y 1370. Este Inca había guerreado en tiempos de su padre y tenía experiencia administrativa cuando ascendió al poder y a pesar de ello su historia es una leyenda difícil de ser creída. Comencemos por su nombre que significa "El que llora sangre" y sus hechos son como siguen: Su padre el Inca habíase desposado con la colla Micai de la tribu de los Wayllacanes, quien estaba prometida al Cacique Tokay Kapak, de los Ayamarcas. Este enlace motivó la furia de Tokay Kapak que declaró la guerra. Mientras tanto el Inca había tenido un hijo llamado Kusi Wallpa (sol de la alegría) y cuando cumplió 8 años fue llamado por su parientes maternos que celebraron en Paullo, una fiesta en su honor, pero dicha ciudad fue atacada por los Ayamarkas que se llevaron al niño prisionero. Tokay

Kapak lo condenó a muerte pero el principito los amenazó con voz de trueno y de sus ojos fluyeron lágrimas de sangre, entonces todos gritaron "Yawar Wakak" que significa en quechua "llora sangre" y sólo lo confinaron a las alturas de Zurite al cuidado de unos pastores, de donde logró fugar al Cusco, bueno y sano. Una vez en el trono de sus mayores gobernó con su hermano Wikakirau y su primo Apu Mayta y años después castigó a su heredero el príncipe Inka Ripac que tenía carácter irascible y vida disipada, a cuidar los ganados del sol en las alturas de Chitapampa, donde se le apareció un misterioso personaje llamado Wirakocha, que vestido de blanco le reveló ser de la familia imperial indicándole que un poderoso ejército enemigo se acercaba para atacar al Cusco.Este aviso fue trasmitido al Inca por el propio príncipe y el Inca se retiró a ocho leguas de la ciudad y fue su hijo Ripac quien salió a enfrentar los enemigos a los que destruyó en las puertas del Cusco, sitio que desde entonces se llama "Yawarpampa" o "Pampa de sangre" contando con la ayuda providencial de Wirakocha, que por eso recibió honores y hasta le levantaron un templo en ese mismo lugar.VIII.- Al regresar al Cusco vencedores, el Inca Yawar Waka fue destronado y Virakocha, cuyo nombre significa "Generador de las aguas", fue convertido en semidiós y coronado Inca, gobernando entre 1370 y 1430 bajo el sistema de mitimaes, es decir, sacando gentes de un sitio y llevándolas a otro distante para debilitar a los pueblos vencidos; también construyó una hermosísima residencia veraniega en Yucay y el acueducto de Rukanas que aún causa admiración. En cambio sufrió la revuelta que le hizo su hermano Urco, al que derrotó e hizo ejecutar.En su vejez prefirió a su hijo Urco sobre el primogénito Kusi (alegría) y hubo guerra civil que favoreció a Kusi, quien se hizo coronar con el nombre de Pachacutec (el que da nuevo ser al mundo) y gobernó entre 1430 y 1478.— Urco, en cambio, fue derrotado y muerto en Ollantaitambo.IX.- El Inca Pachakutek gobernó el Tahuantinsuyo entre 1430 y 1478. Desde cuando era príncipe se había hecho famoso por su carácter templado ahorcando a los Pokras que se habían insurreccionado y formando un hacinamiento de cadáveres tan grande, que el sitio fue conocido con el nombre de "Ayacucho" o "rincón de los muertos."Posteriormente sometió a la tribu de los Pumapampas que resistieron con gran valor a las fuerzas que dirigía su hermano Kapak Yupanqui, y con ellas conquistó también a los Chankas. A uno de esos generales llamado Anko - Wallo lo incorporó al ejército imperial y cuando estaban en la conquista de los Huaylas, éste aprovechó para internarse en la selva con todos sus hombres, sin que se los volviera a ver, suponiéndose que las actuales tribus selváticas del Amazonas que hablan quechua, sean los restos de su ejército. Pachakutek también conquistó a los Chimúes que tenían su capital en Chan Chan y en Paramungaj y por todo ello se le conoce como el más grande estadista andino de todos los tiempos.En su reinado se estableció el calendario solar y la biblioteca imperial de Pukikancha o "patio de la cultura" para guardar las telas pintadas con las efigies de los monarcas y los bastones trazados con signos ideográficos que contenían la historia del imperio, dividida en periodos, correspondiendo un período a cada monarca.Cuando llegó al Perú el Virrey Francisco de Toledo y sin saber que significaban esos bastones, se tomó la lisura de enviar cuatro al Rey Felipe II, que los recibió en su Palacio, ignorándose cual fue el destino de tan importantes reliquias. Igualmente instituyó el sistema decimal, la organización contable a base de "quipus" para archivar las estadísticas de producción y consumo. Los "quipus" fueron mejorando a base de hilos de diferentes colores y escalas. Años después la momia de Pachakutek fue examinada por Garcilaso de la Vega cuando se dirigía a España; estaba depositada con las demás momias de los Incas en casa del cronista Sarmiento de Gamboa. Entonces impresionó a Garcilaso el cabello blanco de Pachakutek que denotaba que había vivido muchos años y como Garcilaso era joven, tomó en su mano la de su bisabuelo Huayna Kapak y la sostuvo algunos instantes. Todo esto lo refirió en sus "Comentarios Reales".X.- A Pachakutek sucedió en el trono su primogénito Amaru Inka Yupanki cuyo nombre significa "supremo soberano sagaz", pero la debilidad de su carácter y la falta de dotes de gobierno hizo que solo reinara pocos meses en 1478 porque el cuerpo consultivo de consejeros imperiales llamado "Suyuyuk Apus" lo destronó, proclamando a su hermano Tupak Yupanki, quien gobernó entre 1478 y 1488. XI.- Tupak Yupanki quiere decir "contador que resplandece" y fue el que inició las guerras del norte y dominó hasta el Cañar, pero viendo que la empresa no iba a resultar del todo fácil, prefirió regresar al Cusco dejando a su heredero Wayna Kapak en "Tumipampa" o Tomebamba.XI.- Wayna Kapak significa "joven poderoso" y reinó entre 1488 y 1525. En su tiempo sacó a los Cañaris de su territorio y los mandó en calidad de mitimaes a Pomabamba donde aún viven en paz y formando un barrio que ha conservado el nombre de "barrio de los kañaris". Pobres paisanos nuestros, tienen 500 años de ostracismo! pero creo que se han acostumbrado a la situación y no se preocupan por ella, en síntesis ahora son más peruanos que ecuatorianos.Con motivo del fallecimiento de Tupac Yupanki, se forjó en el Cusco una cadena de oro de 200 brazadas que sólo podía ser levantada por 200 hombres y que estuvo lista al mes lunar de ese suceso, estrenándose con motivo del corte de pelo del hijo primogénito de Wayna Kapak, que por eso se llamó Waskar, que significa "soga". Después Wayna Kapak, prosiguió sus guerras contra los Kitus del norte a los que derrotó, casando con la Palla Pakcha, con quien vivió en Tomebamba.Aquí cabe aclarar que existen dos versiones sobre el nacimiento de Atao Wallpa. Unos aseguran que fue hijo de Pakcha y otros que de una concubina del Cusco aunque bien pudo ser hijo de Pakcha y nacer e el Cusco que es más probable. Wayna Kapak embelleció Tomebamba y prefería a Atao Wallpa que siempre le acompañaba, mientras que en el Cusco el pobre Waskar se daba a la vida muelle, entregado en cuerpo y alma a los sacerdotes que lo tenían entontecido en rituales complicados y con la promesa de que los Dioses lo protegerían.En 1525 Wayna Kapak fue atacado de viruelas que degeneraron en pulmonía y murió luego de hacer testamento, siendo conducido su cadáver al Cusco donde recibió sepultura al lado de las momias de sus antepasados. Atao Wallpa tuvo el buen sentido de quedarse en Tomebamba y se apropió de la mitad del imperio que su padre le había dejado por testamento, mientras que la nobleza del Cusco proclamaba a Waskar que gobernó hasta 1532, en pugna con su medio hermano. XII.- Waskar fue desafortunado en todo porque si bien al principio de la guerra la suerte le fue propicia, al final tuvo que replegarse a la región del Cusco en una campaña netamente defensiva. Mientras eso sucedía en el Imperio, los españoles habían hecho su arribo a nuestras costas y la noticia de su llegada se esparció rápidamente. Titu Kusi Yupanqui los ha descrito así: "Era una gente que sin duda no puede ser menos que Wiracocha porque dicen que vienen por el viento y que es gente barbuda, muy hermosa y muy blancos, comen en platos de plata, solamente eran latón, pero los indios no lo sabían y las mismas ovejas que traen a cuestas son distintas, las cuales son grandes y tienen zapatos de plata (eran los caballos); echan rayos como el cielo (disparos de mosquetes y cañones). Mira tu si semejante gente y que de esta manera se rige y gobierna, serán Wirakocha?. Y aún nosotros los habemos visto, por nuestros ojos, a solas hablar con paños blancos y nombrar algunos de nosotros por nuestros nombres sin que lo decir nadie (los españoles sabían los nombres de los principales indios por sus conversaciones con el intérprete Felipillo que los tenía al tanto de todo y esto lo escribían en papeles de color blanco), no más con mirar el paño blanco que tienen delante, y más que es gente que no se les aparecen sino

las manos y las caras; y las ropas que traen son mejores que las tuyas porque tienen oro y plata (coraza y yelmo de latón); y gentes de esta manera y suerte ¿Qué pueden ser sino Wirakochas?.Con esta mentalidad mágica se comprenderá cuan fácilmente los conquistadores se impusieron sobre los primitivos indígenas.

ERMITAÑOS DE SAN AGUSTIN

Los agustinos arribaron a Guayaquil en 1593 llamados por los Castro Guzmán piadosa familia que les financió el viaje y construyeron su Convento de Ermitaños y la primitiva Iglesia con el nombre de "Capilla de Nuestra Señora del Soto" en 1594. En esto fueron los segundos, pues antes habían llegado los Dominicanos que aún conservan su primitivo asiento al pie del cerro y en los inicios de la antigua calle Real hoy Rocafuerte y los terceros los franciscanos.Durante el siglo XVII estas fueron las tres únicas órdenes religiosas en el puerto, pues los Mercedarios moraban en Portoviejo hasta que en el siglo XVIII se asentaron en la parroquia de la Concepción construyendo una "iglesia linda y espaciosa" que se quemó en el Incendio Grande de 1896 para ser reedificada de madera en el sitio que hoy ocupa frente al parque.El primer templo agustino en Guayaquil fue edificado con generosos donativos de los hijos del Capitán Toribio de Castro y Grijuela, que eran valientes y pudientes y estaba situado en los límites de la actual iglesia de Santo Domingo, cerca de un esterito que había que atravesar por un puente de maderos y caña. El templo era de naturaleza precaria, de una nave de ancho, techo de hojas de bijao entrelazadas con lianas, los puntales de guayacán y amarillo y las rústicas paredes de caña. No era bonito pero nuestros antepasados llegaron a apreciarlo mucho.El nombre de "Nuestra Señora del Soto" se remonta a la villa de Toranzo en España de donde era oriundo el Capitán Toribio de Castro y Grijuela, padre de los benefactores. Este buen señor había nacido sin una mano y sus devotos padres acostumbraban llevarlo a visitar la imagen de una virgen venerada en la villa del Soto, vecina del lugar de Iruz, peregrinando en solicitud de una mano de repuesto y caso curioso, la virgen no se hizo la desentendida, que para milagritos ella se las vale y una mañana cuando todos estaban ocupados en las faenas agrícolas propias de la granja, se apareció en la puerta de la calle una noble señora y solicitó una limosna. Toribito de Castro que era buen chico y sabía portarse generosamente con todos, le entregó un pan recién horneado y ¡Oh portento! le creció la mano con tal velocidad que no atinó a ver a la señora pues esta había desaparecido. ¡Era la virgen, no podía ser nadie mas!.I como para señal del milagro, al niño le quedó de por vida una leve marca rosada en el sitio donde terminaba su muñón, siendo tan comentado el caso que el Escribano Público del Valle de Toranzo, Francisco Arce, el 10 de Marzo de 1584, tomó declaración a más de cuarenta testigos, certificando el milagro. Años después, el 24 de Mayo de 1608, el Escribano Real de Iruz, Francisco Gómez, hizo lo propio con testigos diferentes, con iguales resultados.Tal acontecimiento dio prestigio al niño Castro que se estableció en las Indias, propiamente en Guayaquil y casó con Leonor de Guzmán y Vargas, hija del conquistador Rodrigo de Vargas Guzmán y de María de Robles, su mujer, fundando una familia que multiplicó su descendencia.Algunos años tenía la Capilla de Nuestra Señora del Soto en Guayaquil y los agustinos se habían aclimatado a la malignidad de nuestros inviernos cuando los piratas asolaron el puerto en 1624. Tenía su altar mayor tallado en madera por artífices porteños y un lienzo al óleo que se salvó, de regulares dimensiones, con la imagen milagrosa de la Virgen del Soto circundada en aureola y con el niño en brazos. A los pies de la imagen y casi al extremo de la tela figuraba otro niño al que faltaba el brazo derecho. Este lienzo, con numerosos remiendos y empastes perduró en Guayaquil colgado en una de las paredes de la sacristía del templo y desapareció en el incendio de 1902 devorado por las llamas.En 1627 Felipe IV ordenó que el Convento de Religiosos Ermitaños de San Agustín de Guayaquil, recibiera una suma no menor de ochenta pesos anuales en calidad de ayuda y le otorgó el título de Real Convento, con el privilegio de colocar encima de la puerta principal un cuadro con las armas personales del monarca reinante. También les dio el derecho de recabar entre el Vecindario la pólvora necesaria para la celebración de las vísperas del glorioso Santo y con lo cara que estaba la pólvora, no fue poca cosa el privilegio.PRESENCIA AGUSTINAEntre 1624 y el 51 los ermitaños de San Agustín se quedaron sin iglesia y convento morando en una ramada que para el efecto les mandó construir el Cabildo, en ese último año edificaron la segunda Iglesia que tuvieron en Guayaquil, más amplia y mejor presentada que la primitiva, aunque no muy central, pues estaba en los arrabales cerca de la actual calle Rocafuerte; pero no importaban las incomodidades, la ciudad crecía y el Cabildo había comisionado al Cap. Alonso Moran de Butrón con el objeto de reparar el "puente del pasaje de San Agustín", con 40 estacas de camino y de algunos maderos enlucidos para pasamano y apoyo de las beatas madrugadoras que no esperaban la salida del sol para asistir a los servicios religiosos. ¡Buen Cabildo que se preocupaba de detalles tan nimios!.Este segundo templo sirvió por muchos años, tiempos buenos para la Orden, pues adquirió numerosas haciendas en Baba y Babahoyo que administraba con éxito, obteniendo pingues ganancias que repartía, en limosnas y caridades a manos llenas. También poseía joyas para el culto, esclavos para el servicio, ganado caballar y vacuno y hasta las campanas del templo, tres grandes y muy sonoras, diariamente tañían llamando a los fieles. Estas campanas fueron las primeras que se fundieron en el puerto, pues las de Santo Domingo vinieron de Lima.También tenían un reloj de arena con dos ampollas que vigilaba un hermano lego. Cuando la arena caía en la clepsidra inferior les daba la vuelta y tocaba la hora halando tres cabos de soga que conectaban con los badajos Din, don, dan, suenan las campanas agustinianas. ¿Qué se habrán hecho? suponemos que fue tan grande el calor del incendio del Carmen de 1902 que se han de haber fundido pues no se las ha vuelto a ver ni a escuchar.Para 1693 Guayaquil sufrió un disloque urbanístico, algunos vecinos creían que era necesario extender la ciudad por la sabana fangosa del sur, abarcando una estrecha faja de terreno entre el río y el estero que en sus altas mareas llegaban a unirse. Las opiniones estaban divididas pero triunfaron los del cambio y empezó la mudanza, primero casa por casa y luego los barrios.Ciudanueva se llevó a los Agustinos que construyeron su tercera Iglesia emplazándola donde actualmente existe el edificio de la Biblioteca y Museo Municipal, calle 10 de Agosto entre Chile y Chimborazo. El solar fue donado por el Cabildo con no se qué cláusulas de devolución en caso de no edificación. La Iglesia fue levantada de apuro y se la refaccionó en 1723 por parte del Padre Nicolás Paredes, que entabló su interior para evitar molestias a los feligreses, calzó los estantes para que sostuvieran una hermosa torre de madera donde instaló el campanario y rehizo el techo a gusto de los vecinos, poniendo tejas en vez de hojas de bijao, fáciles de combustionar.

El Padre Paredes debió morir casi centenario pues en 1815 el Regidor José López Merino solicitó al Cabildo que dirigiera una atenta nota al Capítulo agustino que se celebraría pocos días después, indicándole la conveniencia de que continue dicho padre en el ejercicio de sus funciones de Maestro Prior.Con la independencia decayó la Orden considerablemente en Quito y Guayaquil. Para 1821 el convento permanecía desocupado al cuidado de Pedro Santander que tenia plena autorización del Cabildo para cerrarlo en caso necesario. Allí se hospedaban los batallones de criollos y en aquel convento, otro sitio de meditación y oración, solo se escuchaban las ordenes superiores y cuando vinieron los heridos de los dos Huachi, las quejas de los más adoloridos.Hacia 1825 vivían muy pocos frailes y el Intendente de Guayaquil, General Juan Paz del Castillo, había informado al Cabildo que los conventos de agustinos y franciscanos amenazaban ruina y que creía del caso echarlos a tierra, pero felizmente no le escucharon. El Cabildo instaló en una parte de él a la Escuela de niñas que regentaba la Junta Curadora de Instrucción que presidía la Srta. María Urbina Llaguno. Allí estudiaron por tres años las niñas hasta que en 1828 se fueron a una casa del malecón. Pero en 1870 se acabó dicha escuela y pasaron a estudiar al recién creado Colegio de los Sagrados Corazones cuya superiora era la Madre Sor María Rath, de quien se tejió una fantástica leyenda que la hacía guayaquileña despechada de amores que viajó a Europa y regresó monja.En 1831 se inauguró el Colegio de Enseñanza Media y Superior del Guayas bajo la rectoría del Dr. Manuel Aguirre, al que sucedió el Dr. Francisco Marcos.En 1840 poco más o menos los agustinos habían recuperado su convento que echaron a tierra por viejo y erigieron otro que fue sitio de moda por lo hermoso y risueño, con amplia verja de hierro que cercaba el atrio enladrillado a la usanza española. La fachada era sevillana y en su interior numerosas imágenes y cuadros religiosos le daban el prestigio de iglesia rica y pulcra. Esta iglesia se quemó el 12 de febrero de 1896 y fue la Cuarta Iglesia Agustiniana en Guayaquil.La quinta debió levantarse hacia 1898 y en ella invirtieron ingentes sumas, les salió muy hermosa iglesia pero se quemó al poquísimo tiempo en 1902 y este flagelo fue un golpe decisivo para la Orden que no pudo reponerse pues la revolución liberal habíales dejado sin haciendas. Entonces la Municipalidad les arrebató el solar y como los Agustinos tenían una pequeña capilla llamada del Silencio, en Quisquís y Pedro Moncayo, allí levantaron en 1916 la actual iglesia y convento, que viene a ser la sexta que han tenido en casi tres siglos en Guayaquil.

ESCRIBANOS, ABOGADOS Y TINTERILLOS

Durante la colonia las escribanías eran sitios concurridos por chismosos que se iban a enterar de la vida y novedades del género humano, soltando la lengua sobre los últimos escándalos de la vecindad. Estas escribanías funcionaban en piezas ubicadas en los bajos del edificio del Cabildo, junto al mercado y con frente al malecón. Allí redactaban los amanuenses pesados infolios o sacaban copias debidamente legalizadas y con el tiempo y la experiencia ascendían a tintcrrillos o leguleyos por sus conocimientos empíricos en el arte de pleitear.A este gremio pertenecía un vivaracho moreno llamado Francisco Salvatierra, empleado antiguo en la escribanía de Juan Gaspar de Casanova, que de tanto leer y escribir llegó a convertirse en el terror de los jurisconsultos de su época, a los cuales acostumbraba derrotar en juicio.A tanto llegó la fama de Salvatierra que el público lo mantenía ocupado en asuntos contenciosos y administrativos hasta altas horas de la noche, de allí es que los abogados se quejaron ante la Audiencia, sindicando a los amanuenses de empíricos y perjudiciales para la normal administración de justicia y aunque el trámite fue largo y la contienda pareja, porque los amanuenses nombraron Procurador común al propio Salvatierra, a la larga la perdieron y la Audiencia los sentenció el 12 de Enero de 1797 al pago de multa, con la expresa disposición de que en lo futuro "no se mixturen en dar plumada ni escriban en autos" so pena de ser condenados a prisión. El fallo causó justa alarma en la ciudad porque supuso de allí en adelante la obligación para todo abogado de firmar conjuntamente con su cliente en los escritos de defensa y a éstos últimos de pagar por cada firma. De Salvatierra se sabe que "se inmiscuía en las causas, asesoraba a las partes, redactaba escritos por paga y casi siempre con buen éxito, derrotando a los más importantes abogados en ejercicio, con salidas legales y muy inteligentes..."Así estaba a finales del siglo XVIII la "Ilustre, clara, distinguida y noble facultad y profesión de Abogados" puesto que el título de tal solo podía ser alcanzado por hidalgos con prerrogativas. El gremio había comenzado a funcionar en Guayaquil hacia 1.760, época en que se exigía la presencia de un Abogado Asesor ante el Cabildo y otro ante el Gobernador; antes se desempeñaban como abogados o curiales los escribanos y amanuenses como ya quedó dicho, llamados por el pueblo "letrados" y "empíricos" por sus conocimientos meramente rutinarios.La abogacía se aprendía en las Universidades donde se enseñaba jurisprudencia, cuyo ratio studiorum se asentaba en el derecho romano o civil y en el eclesiástico Canónico, pudiendo el alumno graduarse en ambos, en cuyo caso era Doctor in Utroque Jure o sea en Ambos Derechos.En los dos primeros años se leían y comentaban en latín las Institutas o derecho romano recopilado por Triboniano y diez juristas más a petición del emperador Justiniano el 525 aproximadamente. Este Código recopilaba los edictos y rescriptos imperiales posteriores al Edicto Perpetuo del emperador Adriano y apareció en Ravena el 529, pero la versión que se salvó del olvido y pudo llegar hasta nosotros está copiada el 543, dividida en doce libros y tiene el nombre de "Nuevo Código".Durante el tercer año los estudiantes leían y comentaban "Las Pandectas", también llamadas "El Digesto" o "La Clasificación" y que se compone de cincuenta libros conteniendo los Comentarios de los más ilustres juristas romanos anteriores al emperador Adriano, diseminados en más de dos mil volúmenes en épocas de Justiniano y que éste mandó a coleccionar.En el cuarto año se estudiaban "Las Novelas" o "Nuevas Leyes auténticas" dictadas por dicho emperador. En el quinto año se averiguaban las "Leyes Reales de España" y en el sexto se profundizaba en el conocimiento de ellas comparándolas con las "Instituciones Canónicas" y si se quería obtener el título doctoral, se hacía un año más de especialización aparte. Con el título bajo el brazo el abogado solicitaba a la Audiencia más cercana que se le permitiera "Tomar estrados" en ella para abogar en su jurisdicción territorial, ceremonia que revestía gran boato y se realizaba ante el Presidente de la Audiencia o quien hiciere sus veces.El abogado llegaba acompañado de un heraldo y dos maceros hasta muy cerca de la mesa de sesiones, donde permanecían inmutables los miembros, de pie, esperándole y lo invitaban a subir y a sentarse junto a ellos en señal de respeto, distinción, honor y jerarquía, luego se inscribía su título en el Registro de la Audiencia y en los Reales Consejos de España, pagando crecidos emolumentos.Los Escribanos podían ser del Rey si aprobaban un examen de competencia ante el Consejo de Indias y de Audiencia si se examinaban ante dicho organismo. En ambos casos había que probar actitudes, honorabilidad e hidalguía, pues los escribanos tenían la calidad de funcionarios de la administración. También existían los Notarios Eclesiásticos que actuaban

solamente en procesos canónicos y de gobierno. También tenían que registrar sus nombramientos y autorizaban actos y contratos en los sitios donde ejercían, si no habían Escribanos por los contornos.En 1813 las Cortes de Cádiz reglamentó al gremio de Escribanos manifestando que cualquier vecino podía solicitar tal calidad al Cabildo más cercano a su domicilio, probando honestidad, conocimientos c hidalguía. Esta reforma llegó tardíamente a Guayaquil pues años atrás la Audiencia de Quito había dictaminado que cualquiera podía solicitar su inscripción al Cabildo para trabajar de Escribano y si no habían protocolos vacíos hasta podía hacerlo en el de algún colega que se le permitiera, "que para dar gusto a antojos, he mandado hasta España por anteojos...."

ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS

Las Universidades americanas fueron regentadas por santos y sabios fabricados en arcaicos moldes en Salamanca y Alcalá de Henares. De allí que sus enseñanzas eran casi medioevales. Los estudiantes no eran tan ricos como se podría pensar aunque debían tener algo siquiera para sufragar los gastos. Olmedo, en Lima, compuso la siguiente coplilla://A la diez llegó Estenos/ muy peripuesto y ligero/ y le dijo al chinganero/— Déme Ud. don Juan de Dios/medio jamón en dos/ pedazos grandes sin hueso/ y no le compro a Ud. queso/ porque experimento tal/ arranquitis de metal/ que no me alcanza para eso...//Dentro y fuera de las aulas se usaba la lengua de Cicerón con mucha soltura, escapándose en cada frase un latinazgo mal pergeñado que era un contento oírlos. Cierta ocasión un estudiante regresaba a su casa después de una larga temporada de estudios en Quito y al toparse con su perro, este, al principio no le reconoció; pero, luego, al oírle, batió la cola por largo rato, pues el estudiante le dijo:// Perriquitis miquis/ no me conociorum?/ ego sum amicus/ el estudiantorum.//Entre fiestas religiosas y mascaradas públicas el gremio estudiantil se daba mañas para representar entremeses latinos que casi siempre terminaban en riñas, bochinches y heridos. Un extenso memorial llamado "Probanza de Méritos y Servicios" iniciaba la vida universitaria, los aspirantes debían señalar lo que habían hecho a favor de la corona sus antepasados, pudiendo dispensarse la presentación de tal documento en casos extremos. Espejo tuvo suerte y lo aceptaron sin pruebas pero Mejía recurrió a padrinazgos por tener la calidad de hijo ilegítimos.Los profesores y estudiantes vestían prendas especiales dentro y fuera del claustro según los casos. Vestiduras complicadas que moverían a risa en los actuales momentos pero que entonces era sinónimo de elegancia y distinción. El manto fue conocido por los estudiantes con el nombre de "capa larga de cuello" y cuando salían a la calle debían ponerse la "Toba" o capa corta. El birrete, bonete o capelo cubría la cabeza según la temporada y sobre el manto iba la graciosa "Beca" o faja de muchos colores, distintivo de cada facultad.Los profesores llevaban capilla, capuz o capirote, también llamado capucha, para resguardarse del frío, y sobre la cabeza la muceta de capillo parecida al birrete estudiantil pero más adornada.Cuando se decretaban honras fúnebres por la muerte de alguna autoridad los profesores se cubrían con la Chia o manto de bayeta y muy pesado, pero más corto que la capucha pues solo llegaba a la cintura aunque cubría las mangas. Cada facultad tenía sus colores propios y las becas eran de fino raso con muchos flecos de hilos de oro y plata al punto que en algunos casos se confundían con las insignias de las Cofradías religiosas muy numerosas y con las Ordenes de Caballería. Los estudiantes salían a las calles en grupos y con estas vestimentas que tanto llamaban la atención de las damas, entonando coplillas picarescas como ésta que va aquí: //La capa del estudiante/parece jardín de flores/toda llena de remiendos / y de distintos colores// El amor del estudiante/es como un terrón de azúcar/ las muchachas que lo prueban/ hasta los dedos se chupan// La muchacha que no ha sido/ la novia de un estudiante/ no sabe lo que es cajeta/ ni ha probado el chocolate.El rector era la máxima autoridad y ejercía poderes omnímodos sobre el profesorado, bedeles, alumnos y oyentes en los asuntos o disputas universitarias. Podía encarcelar, corregir y castigar a los ociosos y desobedientes según su real criterio y nadie le discutía.Cuando se originaba un caso en donde había sangre perdía su autoridad y el asunto pasaba a un juez de policía. Algunos doctores opinaban que para los universitarios existía fuero especial dentro y fuera del claustro, tesis que nunca triunfó por la oposición de las autoridades comunes. Estaba prohibido portar armas blancas a los estudiantes, los profesores podían usar puñales y dagas. Si alguno infringía el reglamento se le arrestaba y comunicaba al rector, quien castigaba si lo creía necesario con prisión de hasta ocho días y en una celda del claustro o recinto.Los exámenes finales eran de rigor y con mucha ceremonia. Una prueba majestuosa e imponente que se rendía ante el tribunal compuesto de cinco profesores que calificaban con papeletas A o R (aprobado o reprobado). El día anterior se vendaba a un niño para que señalara los temas que traían los textos. Enseguida venía la noche triste, recordando la que pasó Cortés cuando huyó botando sus tesoros. El día siguiente comenzaba temprano, un bedel tocaba la campanilla a las siete y conducía al estudiante a otro bedel, se formaba la comparsa, y avanzaba hasta donde estaban sentados los profesores del tribunal. Los bedeles portaban mazas de plata puestas sobre los hombros derechos y por ello se les conocía como maceros. Vestían severos mantos de paño o bayeta negra, golilla de tafetán blanco en el pecho y los zapatos tenían hebillas de plata.El Decano de la Facultad presenciaba el acto, uniformado y serio y nadie osaba interrumpir la disertación que podía durar hasta dos horas. A las nueve el estudiante salía y tomaban votación; si aprobaba, los profesores y el decano lo llevaban a casa en son de triunfo para recibir el agasajo familiar, pero en caso contrario salían subrepticiamente y dejaban anonadado y solo al cansando estudiante reprobado. Un año más de estudios le esperaba en puertas.Cada promoción era materia de una ceremonia sencilla y hasta afectuosa, con saludos y despedidas. El alumno recibía sus insignias nuevas que lo ascendía al grado superior en una ceremonia llamada de Investidura o Imposición en la cual el Decano lo besaba en la mejilla, le obsequiaba un libro y ambos firmaban con los profesores presentes el acta de ascenso.Los Juramentos de Grado eran igualmente solemnes pues se hacían ante los evangelios y delante de la presencia de Dios. Entonces el estudiante recibía su anillo de oro en señal de igualdad con sus antiguos profesores y una espada de metal dorado para defender la verdad hasta con su vida. Se le calzaban espuelas pues ya era caballero por sus conocimientos especializados. Estaba en el pináculo de una carrera terminada con éxito.

FANESCA DE INQUISICION

José Toribio Medina, llamado el Príncipe de los investigadores americanos, en su libro sobre la Inquisición, dice que los padres dominicanos abusaban del miedo que inspiraba el aparato inquisitorial que ellos manejaban y que solo los jesuitas con todo su prestigio, pudieron frenarlos en algo siquiera, consiguiendo con esta hazaña reafirmar la fama de poderosos que tenían.

De los inquisidores se comentaba lo dicho por el Bachiller Carrasquilla al pasar por la casa de un usurero en Bogotá: "Aquí vive un santo varón que está más grueso que el marrano de San Antón" y como hoy hasta los bobos hablan mal de la inquisición, que del árbol caído todo el mundo hace leña, veamos algunos ejemplos y tratemos de comprender hasta donde llegó la maldad, la ignorancia y el fanatismo de esa época, que toda cara bonita sino un lunar ostenta una pequita.De entre las muchas causas hubo la de Fray Francisco Romano, sentenciado a abjuración, destierro y penitencia porque un día, en el sermón de la misa y desde el público, dijo: "Ya pasó el tiempo en que Dios mandaba que si a uno le daban un bofetón en un carrillo, volviese la otra, que quien a mi me enojare con un zapato, le sacaré el alma a mojicones”, Parece que por esta solemne declaración que el pueblo le tomó gran respeto pues el Fraile exhibía una respetable musculatura ganada en la conquista de Chile peleando contra los araucano.Doce indias y una mestiza acusaron a un apuesto portugués de nombre Pedro de Avis y Lobo, de cometer pecados carnales, que no deseo mencionar. La inquisición lo desterró de América y muy bien hecho pues de haber seguido en estas comarcas no quedaba hogar decente. Además el citado don Juan acostumbraba usar disfraces para engañar mujeres, pero no llegó a emprender el destierro porque falleció de pulmonía sencilla en Piura, guardando prisión. ¡Ah, menos mal que no fue doble! En 1601 también se castigó a otro portugués Duarte Mendes por disfrazarse de jesuita y sembrar el terror en los hogares. Era verboso y arrogante y estando en cierta ocasión "retozando", entiéndase abrazando, a una guapa; un caminante se escandalizó del espectáculo y le gritó: ¡Ea, señor! No siga Ud. que es pecado, siendo respondido por nuestro héroe: “¿Si retozar es pecado, cómo nació vuestra señoría?"La mayor parte de los procesos inquisitoriales, cosa rara y peregrina, se tramitaban contra religiosos. Juan de Oliva, Cura y Vicario, fue multado con cien pesos de plata por decir en pleno catecismo a los indios que : "En cierta ocasión San Pedro preguntó a Jesús ¿Señor, que haremos nosotros con mujeres? y el Cristo le respondió: " ¡Anda hombre, no preguntes tonterías y entremeteos por allí!"Y parece que la multa no fue mayor porque Oliva era oriundo del cogollo de Andalucía, tierra famosa por las mentiras grandotas que allí cuentan. También hubo personas de viso social como el Capitán Francisco de Aguirre, Conquistador del Río de La Plata y Gobernador de Tucumán, que fueron procesadas por simples opiniones. A Aguirre lo persiguieron por haber dicho "Que era a Dios a quien había que adorar y no a la Cruz en que fue atormentado." Que no era necesario ir a misa pues portándose bien en la tierra se iba al cielo con gran rapidez. "En otra ocasión expresó que si a él le daban a escoger entre desterrar al Cura o al herrero, el desterraba al Cura porque los hombres pueden vivir sin religión pero los caballos sin herraduras no sirven." También se le acusó de que, cuando el Obispo de Lima le mandó a un sacerdote a cobrar los diezmos y las primicias, salió a recibirle con la siguiente frase: "Dígame Padre ¿Qué pena tendría en esta vida y en la otra por matar a un cura a punta de estocadas? Dicen que el asustado fraile se puso muy nervioso y solo atinó a pedirle un plazo de dos días para responder y pasado ese lapso, cuando lo fueron a buscar, no le hallaron, porque había regresado a revienta caballos a Lima, huyendo de tan incómoda situación.Otra acusación que le formularon es que solía curar los dolores de muela sentando al paciente en una silla y horadando una de las patas de los muebles, pronunciaba lo siguiente: "Que esta silla se enferme y que el que está sentado se sane". El tratamiento dizque costaba doce pesos y aseguraba Aguirre que era lo mejor que se había inventado para el dolor de muelas.En 1569 Felipe II creó para los Virreynatos de México y Lima el Tribunal de la inquisición. El Obispo de Quito, Fray Pedro de la Peña, de la Orden dominicana, al saber la nueva montó en alegría y le escribió : "Muchos blasfeman, otros interpretan las Sagradas Escrituras, hay casados dos veces, una en España y otra en América, no respetan las propiedades, abusan de los indios..." para Fray Pedro, Inquisición era sinónimo de orden y así fue entendido al principio, solo que con el tiempo la institución degeneró en lo que todos sabemos.Felipe II tenía fama de sádico y el Virrey del Perú, Francisco de Toledo, era conocido como hombre intransigente y acostumbrado a castigar hasta las palabras livianas. De Felipe II se cuenta que diez años antes y habiendo llegado a Valladolid, le fue ofrecido un "Auto de Fe" por los dominicanos de esa ciudad, suponiéndose con eso que se le contentaría, pues gustaba mucho del espectáculo del fuego. En aquella ocasión se atormentó a catorce herejes entre los que figuraban algunas damas luteranas y el célebre caballero Carlos de Cesse, "noble, grande y pertinaz filósofo y teólogo de gran fama en Europa" que viéndole al Rey gritó: ¿Porqué me dejais quemar? a lo que contestó el soberano "Aún para quemar a mi hijo traería leña si fuera tan malo como vos", escena inmortalizada por el célebre pintor Valdivieso en un óleo de tamaño natural que se ha reproducido en numerosas ocasiones.

FIN DEL PAIS DE LA CANELA

Después de la destrucción de Sevilla de Oro el feroz Quirruba conoció de la traición de los indios Huamboyas y ordenó su exterminio en algunos caseríos aledaños a la zona, pero éstos se comunicaron el peligro con tambores y lograron internarse en lo más espeso de las selvas de donde jamás volvieron a salir. Se piensa que de todas maneras pudieron haber sido exterminados por los Jíbaros del Napo, aunque otros opinan que las inclemencias del tiempo y las profundidades boscosas redujeron la tribu a solo algunos cientos y dan como prueba que de tiempo en tiempo y hasta mediados del siglo pasado, aparecía uno que otro miembro de esta tribu en las ferias de Riobamba, con productos manufacturados y objetos de cerámica y artesanía, que cambiaban por instrumentos metálicos de caza y de labranza, volviendo al interior tan misteriosamente como habían salido.De todas maneras la insurrección de Quirruba en 1599 terminó con el gobierno de Quijos y aunque el de Macas no fue atacado, vio disminuida su población por efecto del pánico; pues, sus gentes, desprotegidas y a merced de los indios, prefirieron habitar en Quito, Tacunga y Riobamba, a donde viajaron con las faltriqueras bien provistas de pepitas de oro y no regresaron jamás. En el Oriente quedaron las villas y ciudades reducidas a simples caseríos o anexos como Mazpa y Papallacta. La Villa de Avila se desmembró en parroquias de no más de veinte familias cada una llamadas Concepción, Cotapino, Santa Rosa, San Salvador, Loreto y Mote. La villa de Archidona languideció por más de un siglo hasta que los Jesuitas la convirtieron en "puerta de entrada al Oriente, con nuevos edificios de calicanto, murallas de piedra y cómodas bodegas para abastecer las Misiones del Marañón”. En 1743 los Jesuitas trasladaron Archidona, del pésimo sitio en que habíanla fundado a otro más elevado e higiénico, para entonces contaba con setecientos blancos y numerosos indios, suma no escasa si consideramos que Guayaquil no pasaba de las ocho mil personas; pero con la expulsión en 1767 volvió a quedar abandonada como simple caserío, subsistiendo con Tena, Misaguallí y Puerto Napo sobre el río de ese nombre.En 1753 se había creado el gobierno de Napo desmembrándolo de la Tenencia de Macas, pues los Jesuitas deseaban convertir la zona norte de la amazonía en zona aparte por estar próxima a Quito y fundaron los puertos de Napo y Jesús como capitales, según las estaciones seca o lluviosa.

Dentro de este gobierno funcionaron las siguientes misiones con características parecidas a las del Paraguay, a saber: Archidona, Tena, Misagualli y Napo que tenían por finalidad servir de tambos entre Quito y Capucay. Otras Misiones de interés fueron Trinidad de Capucay para los indios Encabellados; San Miguel de Zicollas para los Zicollas; Jesús de Guencoyas para los Guencoyas; María de Guencoyas y Ancúteros para los indios Guencoyas y Ancúteros; San Javier de Ichahuates para los Ichahuates y San Pedro Apóstol de Guanco de Payaguas para los Payaguas.Hacia el sur estaba la Tenencia de Yaguarzongo lindando con los Corregimientos de Loja y Piura sobre tierras de indios Pacamurus y Yaguarzongos; estos últimos habían sido aliados de Atahualpa en sus guerras contra Huáscar, luego prestaron su contingente a los Conquistadores desde 1548 que se fundó Zamora entre los ríos Yancuambi y Zamora, considerada la mejor ciudad del Oriente pues sus muros eran de adobe y piedra.En 1550 se fundaron los reales asientos de oro de Cangasa en el río Iraviza y de Yancuambi sobre el de ese nombre. Igualmente la ciudad de Santiago de la Montaña al extremo oriental y cerca del famoso Pongo o Cascada del río Manseriche, donde el Capitán Juan de Salinas y Loyola perdió el oro que traía desde los pajonales del río Ucayali cerca del Cusco, siguiendo por los numerosos afluentes del Marañón.Al sur de estas regiones estaba la provincia de los Indios Pacamurus que habían derrotado a Huayna Capac en el siglo XIV impidiéndole la entrada al Oriente. Tenían por capital al poblado de Cumbinamá, residencia del régulo, que ya no existe. En 1541 los españoles fundaron Valladolid sobre el río Chinchipe, un año después Loyola sobre el río Vergel y el señorío, asiento y real sitio de minas de San José sobre el río Francisco.En 1557 se declaró capital de Yaguarzongo a la ciudad de Zamora pero se la abandonó en 1599 por la sublevación Jíbara. Por entonces contaba con iglesia y convento de los padres Dominicanos y monasterio de las Carmelitas descalzas. La ciudad era toda de piedra y volvió a poblarse una vez pasado el peligro, a pesar que los indios Jíbaros y Yaguarzongos la habían incendiado.Después se vio la imposibilidad dé volver a colonizar la zona y la Tenencia de Zamora fue agregada al Corregimiento de Loja, quedando de simple gobernación o señorío y con el nombre de Yaguarzongo. El resto de la extensa provincia de los Pacamurus pasó a depender del Corregimiento de Jaén, que llamó por eso Jaén de Pacamurus y luego Jaén de Bracamoros por corrupción fonética.A mediados del siglo XVII poco o nada quedaba del fabuloso país de la Canela que pobló Gonzalo Díaz de Pineda en 1536, con miras a la comercialización del Ishpingo que tan buenos precios tenía en Europa.

FINISIMOS SOMBREROS ALADOS

Hacia 1800 Napoleón recibió de los reyes españoles Carlos IV y María Luisa, un hermoso obsequio manufacturado con fibra de palma de paja toquilla de Manabí, que acentúo las magníficas relaciones de amistad imperante entre ambas cortes y constituyó un triunfo diplomático para el Ministro Manuel Godoy, en su política de acercamiento hacia el emperador de los Franceses.Desde entonces numerosos científicos prestaron atención a la palma que servía para confeccionar obsequios entre reyes y los sabios José Celestino Mutis, José de Caldas, Amideo Bompland y Alejandro von Humboldt la dibujaron en sus apuntes, justipreciándola con gran publicidad.En 1820 fue clasificada en botánica con el nombre de "Carludovica Palmata", que viene de Carolus y Ludovica, los nombres en latín de los reyes Carlos y María Luisa, sus auspiciadores.La historia de tan rara planta arranca de 1534, año en que el adelantado Pedro de Alvarado llegó a las costas de Manabí y se asustó al ver a los indios desnudos y cubiertos con "alas de murciélago", según creyó en un primer momento, después se dio cuenta que las alas eran finísimos sombreros y no tuvo empacho en ponerse uno y pavonearse entre los suyos, con uno tan suave que al tacto parecía como de seda.I pasaron los años, llegó el siglo siguiente y en 1630 don Francisco Delgado impuso en Manabí la moda indígena de los "sombreros alados", que hizo alargar en forma de cono para los hombres y en tocas para las mujeres, que todos querían usar por elegante y chic; pero, al poco tiempo, el calor redujo los grandes sombreros femeninos cortados considerablemente formándose unas tocas pequeñas o "Toquillas", nombre que se impuso para la palma y su paja.Con toquillas iban las mujeres a misa los domingos, con toquillas se acostaban en las hamacas de los corredores y patios, con toquillas se asomaban a las ventanas, en fin de cuentas solo se las quitaban cuando nadie las veía, y a tanta aberración llegó el gusto por ellas que hubieran dejado de comer con tal de tener algunas en el ropero pues servían para toda ocasión.Muchos quisieron aclimatar la palma en sus haciendas, pero ésta parecía más manabita que la sal prieta, puesto que solo en dos o tres puntos aislados de la geografía del Guayas se comenzó a dar, que en el resto se moría por poca o mucha humedad, por falta de sol, en fin, parece que es un cultivo muy delicado. En 1824 el Capitán Damián Najar y Valenzuela, mejor conocido como Capitán Nájera, habiendo terminado la campaña militar del Perú se venía de regreso a Guayaquil, cuando al pasar por Moyobamba se aficionó de ese pueblo del norte peruano y sentó sus reales, trabajando en la agricultura y el comercio. Años después, tres amigos suyos que huían de la policía, le pidieron posada y no teniendo qué hacer durante el encierro, se pusieron a tejer sombreros, enseñando el oficio, a los hábiles moyobambinos y pronto numerosos tejedores iniciaron la industria de la paja toquilla en esa región y los pícaros pasaron a benefactores.La memoria de Nájar también quedó relievada ante sus vecinos que le sacaron el siguiente verso //Damián de Damián renace/ como el fénix en su nido/. Pues el Damián que ha venido,/ Siempre al punto nos complace,/ fue por muchos años, electo y reelecto corregidor de Moyobamaba, en paz y justicia con todos.I volviendo a la paja toquilla, cabe aclarar que se da en casi toda Manabí, y fuera de ella solamente en Jujan, Manglaralto y Gualaquiza, a donde la llevó amorosamente la benemérita civilizadora Sor Mercedes de Jesús Molina. La Palma es esbelta y grácil como pocas y sus hojas alargadas alcanzan hasta tres metros de largo, sosteniéndose en el peciolo central, color verde con tonalidades diversas. Una prima cercana de esta especie sirve de adorno a muchos jardines cuencanos, pero no proporciona paja para tejer, es tacaña, solo se deja mirar.

Durante la independencia se relieve la importancia de la paja pues ambos ejércitos, el patriota y el realista, se cubrían con sombreros. En 1834 el jefe Militar de Guayaquil, Coronel Pedro Mena, ordenó a Agustín Alegría, Gobernador de Manabí, que procediera a requisar la totalidad de los sombreros vendiéndolos a los comerciantes y sosteniendo el ejército con el producto de ellos, Rocafuerte no se atrevió a contradecirlo y tuvo que pasar por la vergüenza de observar cómo los soldados se robaban los sombreros, los precios decrecían y se terminaba el mercado. De allí nació la mala costumbre de ir a vender la paja al Perú. En 1835 el Congreso prohibió dichas exportaciones que amenazaban terminar con los cultivos de paja, a menos

que éstos se produjeran con tanta velocidad como eran arrancados los cogollos. Para 1843 se había superado la crisis y el Ecuador podía contar nuevamente con una industria progresista y de exportación.En 1844 se obligó en Cuenca a enseñar en las escuelas a tejer sombreros. El comerciante Bartolomé Serrano convenció al Municipio para que recogieran a los vagos y mendigos de las calles y los pusieran a trabajar tejiendo por módicos precios, así libró a Cuenca de sus harapos y a los vagos de sus necesidades, refosilando sus bolsillos con jugosas ganancias y como no era nada tonto, para congraciarse con la policía, les empezó a regalar unos graciosos sombreritos adornados con cintas bicolores (teníamos la bandera celeste y blanca de Guayaquil), inponiéndose la moda del "fino toquilla" en todas las cabezas serranas. La paja se sacaba de la zona de Manglaralto en cajones cerrados, en Cuenca se la sahumaba para ablandarla, luego la teñían de blanco con cal.Cuentan que una tarde estaba Don Bartolomé Serrano en su tienda despachando a bien y mejor cuando de improviso entró un fornido negro de casi dos metros que fingiéndose policía, le intimidó prisión. Serrano protestó y se negó al arresto, el intruso sacó un tremendo cuchillo con ánimo de matarlo y no lo consiguió por la rápida intervención de "Bocotón Rojas", alias con el que se conocía a Benjamín Rojas, empleado de la tienda de Serrano, que se lanzó contra el negro, lo desarmó y apresó. Minutos después, Ponciano García, que así se llama el malvado, confesó que había recibido algunos pesos de un comerciante de Jipijapa para que lo despachara al otro mundo, por competidor y quita trabajo.Un sombrero de paja toquilla costaba 1 peso de a 8 reales, lo que relativamente era barato dado la carestía de la vida.LA FIEBRE DE ORO EN CALIFORNIAEn 1848 y con el descubrimiento de oro en California, enormes caravanas comenzaron a salir del este norteamericano con destino al otro lado del continente, hacia el Pacífico. Meses después comenzó el retorno por tierra y mar. Los que prefirieron esta última vía navegaron desde Los Angeles y San Francisco hasta Panamá donde cambiaban de rumbo y de mar. Allí compraban sombreros de paja, de los fabricados en Montecristi y Jipijapa porque los cuencanos servían para el consumo interno de Ecuador y por eso llamabanles “Panamá Hats”.

En 1855 y con motivo de la Feria Internacional de París, Monsieur Phlippe Raimondi, que vivía y trabajaba en el istmo, instaló una hermosa vitrina con "sombreros de Panamá" fabricados en Manabí y logró que Napoleón III y el Mariscal Patricio Mac Mahon, Duque de Magenta y héroe nacional francés, colocaran sobre sus cabezas bellos sombreros de paja toquilla, tan finos que podía entrar plegados en una caja de fósforos corrientes. ¡Qué maravilla!Raimondi, comerciante al fin, cedio el resto de la existencia de sombreros a precios exorbitantes. Hasta 1.000 francos (193 dólares) pagaron los aristócratas de Europa por no quedarse atrás del Emperador y ellos también lucían la última moda masculina por los parques Elíseos y el bosque de Boloña. Napoleón, en cambio, no se cansó de recorrer la feria bien ensombrerado y saludando a todos con suprema elegancia y buen gusto.EDAD DE ORO DE NUESTRO SOMBREROAnte este éxito los comerciantes españoles de Cuba iniciaron la guerra del sombrero contra Ecuador, aclimatando la palma de paja toquilla en la isla, pero con motivo de la guerra de la independencia vieron destruidas sus esperanzas por la quema de las plantaciones y seguimos como reyes indiscutibles.Los entendidos refieren que en 1897 el primer Ministro español, Práxedes Mateo Sagasta, prefirió los fabricados en Ecuador a pesar que Cuba era colonia de la madre patria y nos mandó a comprar media docena que usó a discreción en Madrid. Tres años después la moda norteamericana desplazó al tongo o sombrero de felpa por el de paja, más fresco y cómodo para los meses de verano y no había elegante que no tuviera siquiera uno. Las damas también los encargaban de colores vivos, para juego con sus vestidos. Todos usaban sombreros ecuatorianos con el nombre de "Panamá hats".De 1904 al 14 se construyó el Canal y aumentó la demanda inusitadamente. Las principales familias cuencanas viajaban a Europa con el producto de las ventas y todo era holgura y bienestar económico en el austro. De esta época nos dio una clara visión G. Humberto Mata en uno de sus "libros prohibidos"; donde llora amargamente por las injusticias cometidas con los pobres tejedores, únicos perjudicados con la industria, porque morían de enfermedad, debido a la explotación en que vivían. Esto fue hasta por los años 30.Desde esa fecha el sombrero ecuatoriano no ha podido levantar cabeza y hoy, a pesar de los esfuerzos que distintas instituciones nacionales realizan para diversificar sus formas y modelos, permanecen olvidados de la moda y solo unos cuantos "dandies" los usan de puro "snobs".

EXPOSICION DE MOTIVOS SOBRE LAFUNDACIÓN DE GUAYAQUIL

Ante la destrucción por incendios de las actas y demás documentos de nuestro Cabildo en sus primeros cien años de existencia (1534 a 1634) nuestros mayores paulatinamente fueron perdiendo el recuerdo de las personas, circunstancias, fechas y lugares relativos a los orígenes de la ciudad y sólo mediante relaciones de Cronistas, Procuradores e Historiadores sabían vagamente algo de ello. Con el fin de remediar esta situación, en 1929 el Cabildo designó una Comisión para que dictamine sobre el lugar donde debía colocarse "La base de un monumento para perpetuar el recuerdo de la sede fundamental de Guayaquil". La Comisión estuvo compuesta por el Dr. Modesto Chávez Franco, Gabriel Pino Roca, José Antonio Campos, J. Eleodoro Avilés, Dr. Pedro José Huerta, Carlos Matamoros Jara y José Antonio Campos y Juan Antonio Alminate, así como el Dr. Otto Von Buchwald que no pudo concurrir a las sesiones por encontrarse ausente de la ciudad. Los demás citados miembros presentaron un dictamen, que en su parte pernente dice:"Se hizo primero un detenido estudio de toda la bibliografía hasta hoy conocida, que especial o accidentalmente trata sobre los orígenes de la ciudad de Guayaquil, su geografía, topografía, etnología, historia y sus ramas auxiliares, según la lista de autores que citan al pie de este informe. Luego cada uno de los miembros fue aportando liberalmente la suma de conocimientos y fruto de sus investigaciones particulares y hasta datos inéditos ignorados o no expresados en los tratadistas, cronistas, monógrafos, etc. etc., y tras maduro y reflexivo examen y crítica de este copioso acervo, acordó respecto del primer tema confiado a su parecer "lugar para situar la base de un monumento para perpetuar el recuerdo de la sede fundamental de Guayaquil", lo siguiente: Desestimar como indecisas, confusas e imprecisas o meramente accidentales las llamadas fundaciones de Guayaquil, en Charapotó, Boca de Yaguachi, Estero de Dimas, Lominchao, Boca de Baba, Paso del Inca, Babahoyo Viejo, etc., oscuramente narrados por primeros cronistas, quizás ninguno asistente a ellas y propagadas y diversificadas luego, por ligeros o fantaseadores cronistas posteriores. Considerar estas citas en todo caso, puesto que confiesan haber sido la existencia efímera, como meros intentos o circunstanciales puntos de parada en el largo y fragoso camino hacia la busca del punto más a propósito como para estrategia, comercio, facilidad de abastecimientos, puerto,

amplitud de tierra, clima soportable y otras condiciones más en que indudablemente eran prácticos los primeros exploradores para fincar sus fundaciones.Cortar de una vez por todas esas ramas que enmarañan y perturban sin objeto el conocimiento cierto y concretarse a lo que es evidente, seguro, definitivo y claramente fijado por la historia y las mismas crónicas primeras, esto es, la fundación efectuada por el Capitán Francisco de Orellana, al pie del cerrito Verde, luego Colina Santa Ana, actual asiento de nuestra ciudad y que, aunque también destruida a poco por los Huancavilcas, fue sobre los escombros tibios aún, restablecida por el Capitán Diego de Urbina y que es la que perdura hasta hoy. En consecuencia la Comisión opina: Que para la situación de la base del monumento en proyecto debe elegirse el sitio que más adecuado juzgue el Municipio en la pequeña zona que circunscribimos entre estos puntos: Oriente: muro del río al pie de la planchada. Occidente; templo de Santo Domingo, calles "Rocafuerte y Matheu". Norte: Cerro Santa Ana, y Sur: lindero de los almacenes actuales de Aduana, Plaza Colón. De preferencia en nuestro concepto, el pie del Cerro Santa Ana o principios de su falda, lado sur". Cabe mencionar que en 1929 la Municipalidad no había adoptado ninguna fecha para conmemorar la fundación y por ello la citada Comisión de historiadores informó en los términos ya expresados, haciendo mención que cortaba de una vez las ramas que enmarañaban y perturbaban el conocimiento, pero sin profundizar en el problema; por ello la opinión pecó de incompleta. Años después el acceso a los archivos, reproducción de documentos y edición de abundantes monografías, ha revelado una numerosa información antes desconocida y que ahora se encuentra debidamente recopilada y estudiada y ha permitido precisar hechos ignorados en 1929 sobre la fundación de Santiago y comprender a cabalidad todo su trasunto histórico, y ya no es posible Seguir manteniendo el criterio simplista de esa comisión.Así pues, es preciso reestudiar a la luz de nuevos documentos todo lo relacionado con dicha fundación, indicando que cuando don Francisco Pizarro, en su calidad de Gobernador de Perú realizó el descubrimiento, conquista y colonización de los territorios de las hoy Repúblicas de Perú, Ecuador y Bolivia, empleó para ello el mismo mecanismo jurídico que se usó en España durante la reconquista y hasta la expulsión de los moros en 1492, cuando se fueron formando sucesivas provincias, que según tal uso debían tener cuando menos tres pueblos con Cabildo, sean estos pueblos, ciudades o villas.Para ello en 1534 al comisionar Pizarro al Mariscal Diego de Almagro para que constituya una provincia hacia el norte, fundando en ella tres pueblos, es que se origina las fundaciones de la ciudad de Santiago y las villas de San Francisco y de San Gregorio después llamados por los sitios geográficos en que se erigieron: Santiago de Guayaquil, San Francisco de Quito y San Gregorio de Portoviejo.La intromisión codiciosa del Gobernador de Guatemala, don Pedro de Alvarado al territorio del norte del Perú, fue causa de precipitación para determinar los sitios convenientes para estas tres poblaciones, puesto que se requería hacer actos de dominio antes que llegara Alvarado, en otras palabras, se necesitaba ganarle la delantera.Por eso días el Emperador Carlos V dictó en Toledo una Real Provisión, muy general pero muy clara, que tiene fecha 4 de mayo de 1534, autorizando al Gobernador Pizarro: ..... "Para que si algún pueblo de los que se hubieren de poblar o poblare en los términos de vuestra gobernación, después de poblado conviniese a nuestro servicio mudarse por no tener buen asiento o ser enfermo, lo pudiese desmudar en la parte que os pareciere que conviniese o como mi merced fuese . . . por la presente doy licencia y faculto a vos el dicho Capitán Francisco Pizarro para que cada vez y cuando os pareciere que conviene a nuestro servicio mudarse algún pueblo de los hubiesedes poblado o poblasedes en los límites de vuestra gobernación ....lo podáis mudar y mudéis en la parte y sitio que vos pareciere que convenga".Así fue como en el viejo sitio de Riobamba (hoy de Sicalpa) el día sábado 15 de Agosto de 1534, el Mariscal Diego de Almagro, a nombre del Gobernador Francisco Pizarro, fundó un pueblo que le puso por nombre ciudad de Santiago, con la condición de que si le pareciere al Gobernador que el pueblo se debe mudar a otra parte con su nombre, se puede mudar. Almagro nombró Alcaldes para administrar justicia y Regidores para solucionar los problemas de la ciudad, jurándolos y posesionándolos de inmediato.La mencionada acta de fundación está en el Archivo del Cabildo de San Francisco de Quito porque el escribano Gonzalo Díaz llevó consigo la matriz de Cabildo por ser escribano con protocolos itinerantes, habiendo anotado luego la fundación de la villa de San Francisco de Quito el 28 de Agosto de 1534, fundación que originó al Quito actual. PROYECTO DE ACUERDO.EL M.I. CONCEJO CANTONALDE SANTIAGO DE GUAYAQUIL.CONSIDERANDO:1.— Que todas las actas de Cabildo de los siglos XVI, XVIl, XVIII y XIX al referirse al 25 de julio de cada año, siempre dicen que es la fiesta del Apóstol Santiago el mayor, patrono de la ciudad y jamás indican que se trata del día de la fundación de esta urbe.2.— Que ninguna de las fechas desde la fundación de la ciudad de Santiago hasta su peregrinar por diversos asientos con Benalcázar, Zaera, Orellana y Urbina, en 1535,1536, 1537 y 1543, respectivamente, coinciden con el día 25 de julio. 3.— Que estas repoblaciones llevaron siempre el nombre de "ciudad de Santiago” y todos los llamados fundadores de ellas cumplían comisión de don Francisco Pizarro, Gobernador del Perú, para dejar organizada con los tres Cabildos fundamentales a la Provincia de Nueva Castilla, después llamada de Quito y ahora Ecuador, todo lo cual destaca la unidad histórica de los orígenes de nuestra ciudad.4.— Que por Cédula del 4 de mayo de 1534 el emperador Carlos V dio licencia y facultad a Pizarro para que cada vez y cuando le pareciere que conviene mudarse un pueblo ya fundado o fundase en lo futuro, lo pueda mudar al sitio que le pareciere conveniente; hecho que confirma aún más la unidad de los traslados de la ciudad de Santiago.5.— Que cuando el mariscal Diego de Almagro, comisionado por Pizarro durante la emergencia producida por la intromisión del adelantado Pedro de Alvarado, precipitadamente fundó la ciudad de Santiago en el antiguo asiento de Riobamba, actual población de Sicalpa, el 15 de agosto de 1534; explícitamente consignó en el acta que de así parecerle a Pizarro la ciudad podía mudarse a otra parte.Igualmente cabe destacar que el mismo Almagro, con similares provisiones, trece días después, el 28 de agosto siguiente, fundó en el seno del Cabildo de la ciudad de Santiago, a la villa de San Francisco.6.— Que según el concepto jurídico del siglo XVI único aplicable en este caso, el término fundación significa la organización del Cabildo o Municipio, corporación que tenía a su cargo la administración de las ciudades, villas y lugares, sin límite específico de territorio en que ejercería su jurisdicción. 7.— Que la fundación quedaba realizada desde el momento en que se consignaba el Acta, designando Alcaldes y Regidores, indicando el sitio o asiento. Lo demás, es decir, trazar calles, formar manzanas, repartir solares y construir casas, era cuestión secundaria o accesoria, debido a que la fundación quedaba hecha desde el momento que por Acta se creaba el cabildo o Municipio.

8.— Que don Francisco Pizarro Gobernador del Perú, desde la ciudad de los Reyes — Lima — el 22 de enero de 1535, a solicitud de los cabildos de la ciudad de Santiago y villa de San Francisco, confirma y aprueba sus fundaciones y ratifica el nombramiento de sus personeros, por lo que el Cabildo de Santiago resulta el primer organismo jurídico de la hoy República del Ecuador y la ciudad más antigua de sus territorios. Y por supuesto, con esta confirmación se establece que Santiago y San Francisco son dos poblaciones distintas.9.— Que en el "Compendio Histórico de Guayaquil” publicado en 1741 por el Dr. Dionisio de Alcedo y Herrera, que se atribuye haber sido escrito por el padre Jacinto Moran de Butrón, se dice que el Presidente de la Audiencia de Quito vio en el Cabildo de la ciudad de Santiago de Guayaquil, una Real Cédula del 6 de octubre de 1535, de su Majestad Imperial y Católica Carlos V, que reconocía a Guayaquil por la segunda ciudad más antigua de estos reinos, siendo la primera y más antigua San Miguel de Piura, fundada en 1532. Esta Cédula desapareció posteriormente del archivo municipal de Guayaquil, posiblemente consumida por un incendio, como ha sucedido con otros muchos documentos antiguos. 10.—Que sin precisar día, todos los testimonios concuerdan en que la repoblación de la ciudad de Santiago en el estero de Dimas, por el capitán Sebastián de Benalcázar, acaeció a fines de 1535 y fue quemada por los indios en enero siguiente.11.—Que el día 6 de marzo de 1536 en Piura, el Gobernador Pizarro nombró de Teniente de Gobernador de la ciudad de Santiago al capitán Hernando de Zaera, que la restableció de inmediato en el asiento de Chaday, donde también fue efímera, puesto que Zaera se ausentó de ella para concurrir a debelar la rebelión del Inca Manco.12.-Que según Acta del 27 de mayo de 1625 del Cabildo de la ciudad de Santiago de Guayaquil y testificación en la Audiencia de Lima por parte del Contador de Guayaquil, don Juan de Arriola Ipeñarrieta, fue en el año de 1557 que el capitán Francisco de Orellana volvió a formar la ciudad de Guayaquil, esta vez en la costa.13.—Que el Escribano de Cámara de la Real Audiencia de Panamá, don Sebastián Sánchez de Merlo, vino al asiento de la ciudad de Santiago en 1541, poco después de haberse ausentado Orellana a Quito, con el exclusivo propósito de sacar copia autorizada de la Provisión otorgada por el Rey, en Madrid, el 19 de septiembre de 1540. Que dicho Escribano, el 29 de septiembre de 1541, deja constancia que ha sacado la copia en la ciudad de Santiago de Quito, para diferenciarla de otras ciudades de Santiago, ubicadas en Guatemala, Chile, Veraguas, etc. Cabe anotar que aún no se llamaba Santiago de Guayaquil, ya que este nombre completo lo obtuvo años después, por la provincia en que estaba asentada.

14.—Que el Congreso Nacional, por Acuerdo que es ley de la República, del 30 de octubre de 1934 y sin duda alguna, refiriéndose a la fundación o traslado efectuado por Orellana, la señaló como realizada en 1537, lo que concuerda con el acta del Cabildo de Guayaquil del 27 de mayo de 1625, donde se dice que Orellana la formó en 1537.15.—Que la carta escrita desde el Cusco por el Obispo de San Miguel de Piura, fray Vicente Valverde, dirigida al Rey en diciembre de 1538, dice que había iglesia hecha en la nueva fundación de la ciudad de Santiago, cuando viajando al sur, al comenzar dicho año de 1538, estuvo residiendo en ella, lo que ratifica que la ciudad estaba en la costa desde 1537.16.—Que recién en 1543 comienza a poblarse la ciudad al pie del cerro Santa Ana, donde el capitán Diego de Urbina la estableció definitivamente, desconociéndose el sitio donde la formó Orellana y que posiblemente estuvo en la ribera opuesta, donde hoy se levanta la urbanización Peñón del Río. 17.—Que sin tener a cabalidad estos antecedentes documentales e incontrovertibles y algunos con fuerza de ley, en julio de 1966 la Municipalidad de Guayaquil procedió equivocadamente a declarar, que la fundación de la ciudad por Orellana acaeció el 25 de julio de 1538, día, mes y año totalmente equivocados, puesto que el día y el mes nunca se ha conocido y el año ya se ha visto que es 1537 y no 1538.18.—Que es preciso que la ciudad de Santiago de Guayaquil, señale en forma definitiva la fecha de la creación de su Cabildo, fecha primera e inicial de la estructura jurídica de la hoy República del Ecuador y cuya Municipalidad es la más antigua del país.ACUERDA1.— Declarar y reconocer que el Cabildo de la ciudad de Santiago (de Guayaquil) inicia su existencia el 15 de agosto de 1534 y es el mismo que en diversas mudanzas de sitios o asientos y a través de los primeros años de la conquista española, ha dirigido por más de cuatro siglos y medio la vida y el progreso de la cuenca del Guayas.2.— Declarar que el día 25 de julio, como consta en todas las actas coloniales del Cabildo sin excepción, es el día del Apóstol Santiago el Mayor, patrono de España y de esta ciudad. Día dedicado a su advocación y en consecuencia día de fiesta para Guayaquil y su provincia, por lo que deberá seguirse celebrando, en lo futuro como el día de la ciudad de Guayaquil. 3.— Hacer constar que merece el bien de Guayaquil y de su Cabildo el Ing. Miguel Aspiazu Carbo por su libro "Las fundaciones de Guayaquil" publicado en 1955 y por su paciente trabajo de investigación en pro de la historia de Guayaquil especialmente en sus primeros años de vida; igualmente los cónyuges Dres. Adam Szaszdi y Dora León de Szaszdi por su trabajo histórico denominado "la doble fundación de Santiago de Nueva Castilla" presentado y aprobado por el "IV Congreso Internacional de Historia de América celebrado en Buenos Aires en 1980; así como el profesor Demetrio Ramos, de la Universidad de Valladolid, por sus trabajos sobre el problema de las fundaciones publicado en la "Revista de Indias" y el Sr. Julio Estrada Icaza, por su obra "La fundación de Santiago de Guayaquil", publicada en 1974 donde hace un análisis muy completo sobre las fuentes históricas del problema. 4.— Publicar este acuerdo por la prensa y hacerlo conocer al Cabildo de San Francisco de Quito, así como el Congreso Nacional.Dado en la sala de sesiones del M.I. Concejo Cantonal de Guayaquil a ..... días del mes Junio del Dos mil uno.

GIGANTES DE SUMPA

En la actual península de Santa Elena llamada Sumpa en tiempos prehistóricos, gobernaba el Cacique "Tumbe" y a su muerte lo sucedió su hijo segundo "Otoya", que dejóse llevar por los más bajos, sentimientos y tiranizó a la región convirtiendo a los pobladores en víctimas de sus excesos. Los hombres realizaban trabajos forzados y las mujeres engrosaban su harén, pero una mañana divisaron enormes balsas que se acercaban a la playa y fondearon en medio mar; de ellas bajaron enormes hombres que al tocar el agua aun sobresalían de la cintura para arriba y caminando a la playa se acostaron a reposar y roncaban tan alto y fuerte que por poco desgajaban las ramas de los más cercanos árboles, (1)ANDANZAS DE LOS GIGANTESHoras después y ya despiertos, no encontrando cosa alguna de comer en los alrededores, fueron a un prado cercano y dieron buena cuenta de más de cien llamas, tomaron de las patas y las mataron en un santiamén. Con troncos de mangles hicieron una fogata, medio cocinaron sus carnes y las devoraron. Bien se conocía que llegaban con hambres atrasadas porque no

contentos con eso arrasaron con frutas, verduras y legumbres en un radio de dos kilómetros a la redonda, sin encontrar seres humanos, porque los sumpeños habían tenido la buena idea de subirse a los más lejanos árboles, a contemplar la escena.(1) La leyenda de los gigantes de Santa Elena se funda en el mito de una invasión muy antigua, posiblemente de origen Chimú, procedente del norte del Perú, donde existían indios de gran talla y corpulencia.El mejor plantado súbdito de Otoya no llegaba ni a la barbilla de un gigante, cuyos dedos eran del grosor de un tronco de guasango y desde ese día pasaron a ser esclavos de estos nuevos señores, iguales o peores que Otoya, quienes construyeron fortalezas de grandes dimensiones desde donde salían en sucesivos viajes a devastar los contornos, acabando con sembríos, rebaños y poblaciones para satisfacer su voraz apetito. Nada les llenaba, una sementera era poca cosa, necesitaban más y como eran jóvenes y juguetones, cierto día apresaron a Otoya y en son de broma le dieron muerte cruel y así terminó este desgraciado príncipe.VORACIDAD DE COMER y BEBERTambién fabricaron redes para pescar cientos de peces en cada ocasión, alejando los cardúmenes de Santa Elena. De un sorbo bebían el agua de los pozos construidos por los naturales y se vieron forzados a construir otros nuevos, mucho más grandes y profundos, que aún existen a la entrada de la población. Y así, en estas andanzas, los gigantes vivieron algunos meses sin problemas hasta que notaron con cierta desazón que se habían olvidado de traer a sus mujeres, a las que posiblemente dejaron abandonadas en alguna otra zona del planeta e iniciaron una sistemática persecución entre las hijas de los habitantes de la península, que no sabían qué hacer con estos incómodos huéspedes. (2).Ignoro y ni siquiera llego a imaginar como habrá sido el amor entre tan descomunales seres con las mujeres de la región. Los antiguos aseguraban que el más simple abrazo las trituraba como obleas y que una mínima caricia les rompía los huesos. Lo único cierto es que la cosa no progresó por imposibilidad física, y entonces los gigantes, lejos de conservarse castos y puros, se dedicaron a hacer el amor entre ellos, a vista(2) Hasta aquí se ha seguido los relatos originales conservados a través del cronista José Gabriel Pino Roa entre otros.de la población, con lo que incitaron a la divinidad en su cólera y cierta mañana, memorable en los anales de la región de Santa Elena, Dios se dignó componer el error cometido al enviar a los gigantes para libertar a los sumpeños de Otoya, mandando esta vez al Arcángel San Miguel con su espada de fuego, que exterminó a los intrusos rápidamente, volviendo las cosas a la normalidad.ORIGEN DE LA LEYENDADesde los albores de la conquista española numerosos habitantes de la zona de Santa Elena al arar las tierras de sembrío descubrían enormes muelas, quijadas, costillas y osamentas que atribuyeron a restos humanos prehistóricos. Nada más fácil que achacar estos huesos a seres enormes fallecidos en remotas épocas y así surgió la leyenda de los gigantes, recogida por Cronistas de tanta importancia como Agustín de Zarate, Cieza de León y los padres Acosta y Oliva, para mencionar solamente a unos cuantos.En 1736 el Sargento Mayor Juan del Castillo llevó a Quito una singular muela de cinco libras de peso, igual a la de un hombre, pero mucho mayor. Esta muela formó parte de una valiosa colección de fósiles hallados en Santa Elena y no hubo títere con cabeza en la ciudad capital que se quedara sin contemplar y palpar tan descomunal pieza dentaria, nunca vista ni soñada y nadie dudó que hubiera pertenecido a un gigante.El propio del Castillo exhibía en su poder una certificación notarial obtenida en Guayaquil, donde se informaba que la quijada de donde sacó tal muela media tres cuartas partes del tamaño del cuerpo de un hombre normal. Otro descubridor de muelas prehistóricas en Santa Elena fue el Capitán Juan de Olmos, que concluyó sus observaciones asegurando la existencia de seres gigantescos cuyo porte sobrepasaba a cuatro hombres. Igualmente, en 1550, se descubrió cerca de la actual población un lote de muelas de una libra cada una y tuvo varias en su poder el cronista Oliva.Mas la moderna investigación ha llamado a desengaño a los estudiosos de nuestro folclor, porque habiéndose enviado a Europa y Norte América estos restos, nos han venido como única respuesta que son de una especie extinta de “mastodonte andinun”, cuyo peso y tamaño concuerda con la talla atribuida a los gigantes y debieron existir en gran número, en la época terciaria hasta principios de la cuaternaria, por aquella zona.

GUERRAS CIVILES

A la muerte de Wayna Kapak su hijo Atahualpa envió al Cacique Kilako a su hermano Waskar y mientras estaba la embajada quiteña en el Cusco coincidió que Waskar recibió la visita de los dos soldados españoles que se habían quedado en Tumbes en 1527, encantados con los goces camales de las mujeres de esa región, que se les brindaban incansablemente.Y parece que Waskar se entendió con los dos españoles que muy ladinamente le aseguraron que eran los Wirakochas anunciados en las profecías y que lo ayudarían en todo; lo cierto es que fortalecido por esta promesa Waskar despidió con cajas destempladas a los embajadores de su hermano e inició la guerra civil. Además, el chismoso de Urco Kolla, Cacique de los Cañaris, que lo tenía al tanto de los preparativos bélicos de Atahualpa, le había manifestado que éste recibía honores de Inca y hasta usaba las andas de oro de su padre Wayna Kapak que aun permanecían en Tomebamba.Así pues, por chismes y torpes promesas, Waskar abrió operaciones enviando a su general Atok, nombre que significa “El zorro", para que aliado con los cañaris enfrentara a los quiteños. El primer encuentro se dio en las llanuras de Tomebamba y fue tan completa la victoria de Atok que apresó a Atahualpa y lo encerró en esa fortaleza con sus generales Kiskis, Rumiñawi y Calkuchimak; sin embargo, pocos días después, lograron escapar, según dice la leyenda, convertidos en serpientes.Reorganizado Atahualpa, venció en Ambato a Atok, a quien mandó decapitar, cometiendo la crueldad de asesinar a casi todos los Kañaris arrancando sus corazones y sembrándoles en tierra dizque para ver qué frutos daba corazones de traidores. Esta ferocidad después la repetirá en el Cusco con los miembros de las panakas o familias imperiales, de tal suerte que a la llegada de los españoles a la capital del Imperio, casi no quedaban Incas en el Perú. Mientras tanto el General Wanka Auki había reemplazado a Atok pero también fue derrotado en varios sitios trasladando las operaciones militares a la provincia peruana de Huari donde Kiskis inmoló a miles de soldados vencidos convirtiendo la guerra en una carnicería. Después se enfrentaron kiteños y cuskeños en Jauja y muriendo casi 140.000 hombres quedando la región de Mantaro en poder de Atahualpa, mientras que las "fuerzas pizarristas desembarcadas en Túmbez, seguían la ruta de los ríos y con fingida hipocresía, prometiendo ayudar a ambos bandos, fueron adentrándose en el Imperio."

Waskar les envió una comitiva a recibirlos en Tangarara (hoy Piura) donde se celebró el primer encuentro formal entre indios y españoles. El General Waman Malki Topa solicitó a Pizarro toda ayuda contra los usurpadores y éste le contestó que se dirigía al Cusco para deshacer agravios.En esas estaban cuando los últimos orejones fieles de Waskar se retiraron ordenadamente a Tawaray. Allí se les unió Waskar, que al fin había comprendido la gravedad de su situación y alentados con el Inca, los orejones dieron un movimiento envolvente y lograron incendiar los pajonales de Cotabamba, en la margen izquierda del río Apurimac, derrotando a un ala del ejército quiteño; pero ya toda resistencia era imposible porque la otra ala se había dirigido al Cusco a marcha forzada y pusieron sitio a la capital. Entonces Waskar retrocedió y los enfrentó en el sitio de Kipaypan, siendo derrotado y tomado prisionero con sus principales, allí los generales Kiskis y Kalkuchimak cometieron la villanía de afrentar a Waskar ordenándole que marchara a pie hacia Cajamarca, donde estaba Atahualpa reponiéndose de una herida en la pierna. Waskar marchó semidesnudo, descalzo, con las manos atadas a la espalda y para colmo de sadismo se le había perforado las clavículas y pasado con sogas lo jalaban de ellas provocándole dolores terribles, fiebre e infección, pero así eran de bárbaros aquellos tiempos y a la vida humana no se le daba la importancia que tiene ahora.Entonces ocurrió la sorpresa española de Cajamarca y la prisión de Atahualpa; quien, para librarse de tal situación, ofreció un cuarto lleno de oro hasta la altura de la mano levantada de un hombre de pie. Pizarro aceptó tan tremendo regalo que superaba sus más caras expectativas y ordenó a Pedro de Moguer, Martín Bueno y José de Zarate que se adelantaran al Cusco con los comisionados de Atahualpa, para que ayudaran a sacar las planchas de oro y plata de los templos y se cumpliera la promesa efectuada. En el camino se encontraron estos comisionados con los generales Kiskis y Kalkuchimak que traían a Waskar prisionero y le sacaron las sogas, pero sabedor Atahualpa de este encuentro, ordenó secretamente que mataran a Waskar, por el temor que tenía de un pacto de él con los españoles y así se cumplió, ignorándose el sitio exacto del crímen, que fue por asfixia.El resto de la historia es conocida, Atahualpa fue juzgado por un consejo de españoles y condenado a muerte. Enseguida los españoles llegaron al Cusco tomándola sin resistencia y con el general beneplácito de los pocos Incas que aún quedaban después de la matanza general que hiciera de ellos Kalkuchimak.

HISTORIETAS Y AVENTURAS

Gaspar de Villaroel refiere en su "Gobierno eclesiástico y pacífico" que a fines del siglo XVII hubo un raro caso en el Cusco porque cierta mañana el Corregidor y varios prelados recibieron comunicaciones del "Obispo electo de Caracas", indicando que iba de viaje a esa ciudad a posesionarse de su silla y que esperaba que lo recibieran y atendieran con el rigor de la ley y en razón de su rango.Entre los santos varones eclesiásticos se inició entonces una gran contienda por quien agasajaría al ilustre visitante hasta que después de muchas discusiones triunfó Fray Lucas de Mendoza, Prior del Convento de San Agustín, que preparó un grupo de habitaciones para su Excelencia el señor Obispo, que no se hizo esperar y poco después arribó con rico acompañamiento, bajo palio y durante los siguientes días recibió el saludo cordial y respetuoso de los vecinos, del Corregidor y de los miembros del Cabildo, que lo llevaron y trajeron por toda la ciudad y sus alrededores en evidentes saraos. Al domingo siguiente predicó en la Catedral y demás está decir que lo hizo bien, sentado sobre almohadones por su alta dignidad y cuentan que hasta salió de la sacristía con guantes olorosos a ámbar y que solo se los quitó después de mucha parsimonia al tomar la palabra y todo a vista y paciencia de la ciudad entera que se había congregado para oírle.Al final, luego de tres semanas, pudo el Obispo de Caracas desprenderse de sus aduladores y continuar viaje a Lima, Guayaquil y Caracas: mas, á poco de su ida, llegó la noticia de que no había tal prelado y que solo se trataba de un estafador de grandes alcances que se pasaba por Obispo para engañar a quienes podía como en efecto lo había conseguido en el Cusco, pues con el pretexto del viaje había recibido varios préstamos y donativos en dinero, así como joyas y objetos de arte. El Corregidor en persona salió a perseguirle, pero solo encontró las mulas abandonadas pues el prelado, las donaciones, préstamos y demás regalos en oro y plata habían desaparecido.En 1675 se imprimió en Madrid "El Ramillete de varias flores poéticas recogidas y cultivadas en los primeros abriles de sus años por el Maestro Jacinto de Evia, natural de la ciudad de Guayaquil en el Perú"; sus cuatrocientas paginas en formato de octava mayor contienen numerosas poesías culteranas de tres literatos: el propio autor, su Maestro el Padre Antonio Bastidas y el jesuita Hernando Domínguez Camargo; mas, en el ciclo, debió producirse una desagradable y absurdo entrevero, algo así como un fenomenal batiburrillo, pues en horrible confusión se encuentra a los santos, la Virgen, ángeles y arcángeles, mezclados con felices mortales y dioses paganos sacados del Olimpo. Dafne y Apolo conversan con Píndaro, Dcmóstencs y la Elocuencia. El prólogo corrió a cargo del guayaquilcño Atanasio Amescua y Navarrete y la construcción resulta artificiosa y gongorista, recargada, modosa y llena de eufemismo, aunque no exenta de belleza y armonía. Las artes y las ciencias se hallaban recluidas en los conventos y flotaba en el ambiente aire de reminiscencias lejanas. Esta obra y la del Maestro en retórica Antonio Navarro Navarrete, también guayaquileño, es casi lo único que nos queda de la poética colonial. En cuanto a Navarro Navarrete, por más esfuerzo que se han hecho para investigar su origen genealógico, aún no se consigue ubicarlo en tan famosa familia de ingenios. ¿Será acaso un simple seudónimo?. "El Clérigo Agradecido", como a si mismo se llamaba Pedro Ordóñez de Ceballos, escribió un hermoso libró de aventuras, quiza único en su género en América, pero lamentablemente poco conocido y del que podrían entresacarse historias de todo género. En una de esas narraciones cuenta que los indios levantados en Quijos, después de asesinar a la población de Avila, marchaban a un pueblo cercano a Archidona donde reinaba un Cacique muy simpático llamado don Felipe, amiguísimo de brindar hospitalidad a quien la necesitara. Allí estaba Ordóñez de Ceballos morando en su casa, cuando una noche, negra como boca de loco, oyó que en el cobertizo de al lado una mujer gritaba en buen castellano y pedía auxilio.Nuestro Clérigo tomó una macana y con una tea para alumbrar entró al sitio, viendo a una bella dama que completamente desnuda estaba atada de pies y manos a un tronco y a varios indios desnudos y pintados de diversos colores, que en son de guerra preparaban con su jefe Jumandi un gran caldero para asarla viva.El Clérigo empezó a dar de macanazos a algunos pero no pudiendo con todos gritó y pudo llegar don Felipe, que al ver la escena empezó a divertirse. Entonces Ordoñez de Ceballos lo increpó: "Así es como se sufre en tu casa. Mal amigo", y consiguió con este atroz insulto conmover al Cacique, que también entró a la pelea, rompiendo un brazo a uno, una cabeza a otro y luego de algunos instantes pudieran expulsar de la choza a Jumandi y a los suyos.La señora lloraba a mares, pero una vez respuesta del susto, contó a su providencial amigo que Jumandi quería comérsela viva porque así dizque es mejor la carne de señora y luego matar al Clérigo para beber chicha en su calavera. ¡Qué cosas! Don

Felipe se había conmovido con este episodio y abrazó a Ordoñez diciéndole en su lengua trapajosa: "Padre, como es de bueno Dios."Y no termina aquí la anécdota porque Ordoñez hizo llamar a Jumandi y lo perdonó, entregando a la dama en matrimonio al Capitán Joaquín de Salazar, junto a los indios de Jumandi que se los dió en encomienda para que tuviera cama, dama y chocolate. ¡Qué suerte la de Salazar!Jacinto Jijón y Caamaño editó en 1921 "Las Armas Antárticas" de Miramontes Suázola, poema en el que se halla una descripción de Guayaquil que dice: //Su puerto es Guayaquil que circundado / de un monte excelso, de árboles sombríos,/ de naves astilleros, está ilustrado/ con un profundo y navegable río /de donde el tenaz ferro ha levantado/ en felices punto aquel navío/ navegando a Perico, vía recta/ puerto que en Panamá esta en una isleta......

¿HUBO ALQUIMISTAS EN LA COLONIA?

Juan Bautista Aguirre Carbo es el mayor poeta de la colonia, criterio que se tiene desde su redescubrimiento en el siglo pasado por obra del erudito bibliógrafo argentino Juan María Gutiérrez, quien publicó en 1865 "Estudios Biográficos y Críticos" con poesías del jesuita guayaquileño. Posteriormente correspondió a Gonzalo Zaldumbide culminar esta misión y he aquí que la obra de Aguirre se nos presenta más honda y más bella.No con la opacidad del disparate bien dicho, ni del delirio conceptista o culterano como la leyera en 1866 Juan León Mera, sino con el conocimiento del secreto que encierra y que Aguirre lo confió sólo a medias, bajo un ingenioso sistema para eludir las pesquisas de la inquisición.Aguirre tituló uno de sus poemas de la manera que sigue: "El P. Juan Bautista de Aguirre.— Revelación del Poeta. Leed desprevenidos unas cuantas estrofas de ésta su carta a Lizardo".— ¡Ay querido Lizardo! / si feliz muerte conseguir esperas/ es justo que advertido,/ pues naciste una vez, dos veces mueras;/ así las plantas, brutos y aves lo hacen/ dos veces mueren, una sola nacen.Hemos copiado sólo la primera estrofa, por ser el poema muy largo; atroz rompecabeza conceptista le pareció a Mera, igual que a cualquiera que lo lee sin darse cuenta del mensaje, porque a primera vista establece una tesis aparentemente ridícula que todo ser vivo debe morir dos veces para nacer una; pero Aguirre sabía lo que decía a Lizardo (personaje ficticio o quizá también alquimista como él) a quien le refería el secreto oculto, de tal forma disfrazado, que nadie más que los iniciados pudieran entenderlo. Hasta que un buen día a alguien se le ocurrió descubrir ese mensaje y hoy lo sabemos tú y yo, querido lector.El padre Aguirre fue alquimista y de los buenos, practicó la antigua Al — Chimia que importaron los árabes a Europa en la alta edad media, ciencia tan antigua como el occidente y que se remontaba al antiguo Egipto, a una misteriosa piedra verde llamada la "Esmeraldina" donde un faraón escribiera su mensaje con palabras obscuras y de eternidad. Dicha piedra dizque fue descubierta por el Califa Ornar en el interior de una de las pirámides, de donde la sacó en el siglo VIII.Posteriormente los alquimistas se multiplicaron por Europa. Unos intentaron la vía seca, del fuego, queriendo combinar mercurio con una substancia también misteriosa llamada la piedra filosofal, para sacar oro. Otros, en cambio, fueron más sutiles y espirituales y trataron de llegar a Dios mediante la perfección corporal y moral, a base de ejercicios y lecturas, de meditaciones trascendentales, de purificaciones y a todo esto se llamo la vía húmeda, porque no requería del fuego, daba salud y prolongaba los años de juventud más allá del tiempo razonable.Entre los primeros se dieron sonados descubrimientos químicos casi por casualidad, su alquimia se llenó de experimentos, redomas, crisoles, retortas y hornos que funcionaron a todo vapor. ¿Que si encontraron oro? Parece que no, aunque la ciencia moderna ha probado que los átomos de los cuerpos simples pueden disgregarse y combinar a voluntad del hombre, aunque a costos elevadísimos. ¿Sería la alquimia la etapa final de una ciencia avanzada y extinguida hace mucho, cuyo recuerdo se conservó en Egipto? ¿Quién lo puede saber? sólo conocemos que a partir del siglo XVI los alquimistas tuvieron que trabajar en el secreto de sus laboratorios para huir del populacho y del Santo Oficio, que en España y sus colonias quemaba a los heterodoxos en la hoguera.Así pues, no es vana pretensión imaginar a Aguirre metido hasta las narices en experimentos alquímicos, por diversión o por curiosidad de científico, que lo fue sin duda, porque vio con el primer microscopio traído a la Audiencia a "los corpúsculos pequeñísimos llamados microbios causantes de todas las enfermedades y hasta compuso un Tratado completo de Física en latín." Igualmente conoció los sistemas físicos modernos de Pascal y Newton que enseñó con gran éxito en la Universidad de Quito y así podríamos seguir mencionando sus logros, pero temo cansar. Al final de sus días fue extrañado del país por la Pragmática de Carlos III y junto a sus compañeros viajó a Italia donde recibió la protección del Arzobispo de Tívoli. Fue consejero de Cardenales y Prelados y tenido por hombre de consulta de casi todos ellos. Le decían "Pico de Oro" por su talento, murió apreciadísimo de todos. ¿Y el verso? ¿Porqué hay que morir dos veces para nacer una? No los voy a dejar con la curiosidad, les descifraré el mensaje a Lizardo. Aquí va: Todo ser vivo nace muerto según los filósofos, porque nace ignorante y en pecado, por eso debe ser bautizado; para los alquimistas esto no era lo último, debía morir de nuevo, para nacer en el conocimiento del secreto, del mensaje, del símbolo y obtener su unión con Dios. A la primera muerte por la ignorancia y el pecado, debía seguir la segunda muerte, a las cosas del mundo, a sus placeres, a sus tentaciones sólo así podría vivir eternamente el hombre en unidad perpetua con Dios.

INSTRUMENTOS DEL DIABLO

Aunque nunca existió el cargo de Maestro de Capilla en la Iglesia Matriz durante la colonia, no por eso nuestros mayores se privaron del placer de escuchar música sacra tocada en órgano de fuelle y a base de la lectura de libros de motetes, como llamaban las partituras musicales. El organista y el fuellero, porque sin ambos era imposible maniobrar tal instrumento, eran parte integrante de la liturgia guayaquileña. El primero casi siempre fue algún eclesiástico de los muchos que habían en el puerto. El segundo era moreno liberto al servicio de la Iglesia, o quizá hasta alguno de los esclavos que tenia el Cura de la Matriz.

La música sacra no hacia desdén de la profana y sus instrumentos típicos y para las festividades de los Belenes o Navidades, se oía el sonido de las chirimías y las trompetas, los pífanos, los clarinetes y los atabales, que mas servían para convocar ejércitos que para otra clase de resonancias. Desde el siglo XVIII la chirimía fue reemplazada por la dulzaina y luego por el oboe moderno. La flauta llegó tarde de Europa y solo se impuso con el advenimiento de la República. El clarinete y el bajón o fagot nos vino de la Italia postrenacentista. La

corneta blanca, porque era de marfil, con sus suaves y tenues sonidos, también fue apreciada y hasta se prestaba para que con ella ofrecieran verdaderos conciertos los "ministriles" o músicos a domicilio, llamados cuando se requería alguna distracción.El sacabuche, antepasado del trombón recibía tan raro nombre debido a los esfuerzos que había que realizar para tocarlo. El serpentón era una larga cometa retorcida cuyos más antiguos orígenes venían de la Francia de los Druidas y era pariente de la trompa o Corno, con el que se daban los toques mayores. El Clarín o trompeta servía para dar las dianas en los cuarteles y fue un instrumento militar. El arpa tenía fama de ser un noble instrumento nacido en Grecia, más propio de mujeres que de hombres, fue muy usado en la colonia y principalmente entre los naturales o indígenas. La vihuela era una guitarra pequeña y el violín solo se impuso en el siglo pasado cuando fue considerado instrumento digno de dar conciertos.Violas y violonchelos casi no se conocieron y el canto llano y el gregoriano, el primero popular y el segundo sacro, siempre requirieron de acompañamiento, aunque a veces se llegó a cantar a capella, es decir, a simple voz, pero esto fue la excepción.En la Iglesia Matriz hubo la costumbre de contratar a seis niños cantores que por eso compusieron un coro agudo llamado de los seises, pero pocas noticias se tienen al respecto. Los seises cantaban normalmente en las iglesias de España y América y no pudieron faltar en nuestra pequeña Matriz, donde quizá hasta cantó alguna vez un tiple capón, como se llamaban los eunucos, castrados con fines artísticos para que no les cambiara la voz y pudieran seguir en el oficio hasta los últimos días de sus vidas. Famoso fue el caso del italiano Farinotti, joven que decidió que lo castren, cuando empezó a notar que su voz de tiple se le estaba engrosando y luego de un corto y doloroso receso, pudo reintegrarse a la Cámara de Música de su Majestad Felipe V de España, donde cantaba siempre la misma tonadilla para distracción del melancólico Borbón, que lo tuvo en grande estima y por muchos años más, diciendo que cantaba como los ángeles.Pero no faltaron obispos maliciosos que definieron a la música como un abrebocas diabólico para que los "cristianos se pierdan en mundanos vericuetos" y sobre todo si con ella se servían para bailes con mujeres y ni cortos ni perezosos prohibieron estas demostraciones y hasta condenaron a quienes practicaban danzas y a los instrumentos musicales, por ser invenciones del Diablo.Durante las Fiestas de Corpus era usual que salieran los cristianos en procesión y que algún maestro de danzas enseñara los pasos a los angelitos. Estos maestros eran españoles llegados de la península, que por su profesión de espaderos habían aprendido "pasos ágiles y gimnásticos" y de allí, con habilidoso tino, resultaron maestros de danza ¡Vaya giro profesional!.Desconocemos si por aquí también anduvo algún Maestro cantor, de los que solían componer "Autos sacramentales" para ser representados en los atrios de las iglesias. Chávez Franco menciona este tipo de demostraciones artísticas pero como nuestra documentación municipal sufrió el embate de los incendios, poco o nada queda de recuerdo y no se puede asegurar ni que si ni que no.Los "autos sacramentales" eran sainetes litúrgicos donde nunca faltaba el coro de seises o niños tiples, ni el bufón o bobo a cuyo cargo corrían las mojigas y mojigangas, con las que el público se distraía a más no poder. Sin embargo estos autos tenían de todo, eran drama y comedia, poseían coros y canciones y a veces hasta existía el dialogo franco y cordial con el pueblo, que de espectador pasaba a actor, entonando villancicos o canciones populares por todos conocidas. Eran lo sublime mezclado con el ridículo y en no pocas ocasiones terminaron en tumultuosas riñas cuando el mojiga abusaba de sus bromas, chanzas y charadas con algunas mozas espectadoras y los novios o maridos salían en sus defensas.La música existió en la coloma como arte latente aunque no cultivado. No hubo maestros ni especialistas que enseñaran la técnica ni compositores que crearan piezas o tonadas, pero el sentimiento popular mantuvo ciertos niveles de arte a través de los años y en los conventos se cultivó la Música sacra o noble para deleite de todos y riqueza del ceremonial.

LA CASA DE MIS ANTEPASADOS PIMENTEL

En la jurisdicción del sitio de Moreda y dentro de la Provincia de Santiago de Compostela, en Galicia, está situado el Pazo del Villar de Ferreyros (1) “uno de los más antiguos que aun existen en España, de los mejor conservados y de más interés histórico".Su antigüedad data de 1470 cuando las guerras civiles de los Hernandarios asolaban las verdes planicies gallegas. Entonces el Mariscal Suero Gómez de Sotomayor y Mendoza viendo que la Torre y Fortaleza de Moreda, de su propiedad, había sido destruida hasta sus cimientos, por los bandos contrarios, decidió reconstruirla, con otra arquitectura, más a tono con los adelantos de su época y con las mismas piedras dispersas de la anterior mandó fabricar el Villar a muy corta distancia.Durante los siglos XVII y XVIII sus poseedores lo decoraron con buen gusto y algunas inversiones. De estas épocas son las mejoras que aun se aprecian y aunque hoy permanece desierto y abandonado es lujo y ornato de Galicia, por estar asentado en una bella hondonada en la que la naturaleza se ha mostrado pródiga en vegetación con frondosos árboles frutales que brindan una alegre vista al caminante.“Desde lejos se divisan sus almenas y ya dentro del edificio y en la plaza de armas, puede admirarse el poético conjunto que forma su torre cuadrada de dos pisos y fuertes paredes; la galería con celosías, la balconada sobre las murallas; la capilla inmensa en que las arañas en paz tejen sus telas y un suntuosos Portón de entrada, estilo renacimiento, sobre el que campea el escudo de armas de sus antiguos poseedores: los Sotomayor - Pimentel, con la cruz de Santiago y timbrado en lo alto”.(1) En Galicia se conoce con el nombre de Pazo a las haciendas y se llama Villares a las casas de campo.“En medio del patio existe la fuente de piedra, ancha y maternal, de allí arranca junto a la torre una artística escalinata que conduce al corredor y recibimiento y de él se pasa al amplio salón que mide 1.200 metros cuadrados, al que siguen muchos otros tan silenciosos como el primero y sin las ricas sillerías de moscovia que los adornaban. También faltan los bargueños con incrustaciones de marfil y nácar, arcones, tapices, cortinajes, cuadros, platería y armaduras que figuran en los ricos inventarios allá en los lejanos días en que sus dueños aún no venían a América."“La escalera que corre por una pared de la torre da servicio a la planta baja, en la que se encuentran la despensa, horno o panera, bodega, habitaciones de criados y caballerizas. Otra escalera interior sale al jardín de atrás y comunica con las casas de los antiguos colonos, la hera, la huerta, el palomar, el soto, la cascada y extensas praderías llenas de parras de finísimas vid y circundándolo todo una alta y extensa muralla de recias piedras santiagueñas. Hemos recorrido el Villar..."En los grandes salones silenciosospolvo y olvido con quietud se acuestany en las siestas de Junio, alucinantesinacabable, terca,se escucha a la carcoma "royendo sordamente, las maderas...

(De: El Pazo, por Rey Soto)

LEYENDA DEL MARISCAL SOTOMAYORUna de las más deliciosas crónicas que registra la historia de España de todos los tiempos es la que refiere las andanzas del insigne guerrero Suero Sotomayor, elevado a Gran Mariscal, por Enrique III, Rey de Castilla, en premio a sus heroicas acciones contra los moros.Posteriormente el monarca envió al Mariscal Sotomayor al Asia en lucido cortejo de caballeros, con la misión de entrevistar al Príncipe Tamerlán. No se sabe cual habrá sido el objeto de tal embajada, quizá pudo desear el castellano monarca una alianza con los mongoles o simplemente tenerlos de amigos por aquellos de que bien podían llegar a la propia península ibérica con igual facilidad con la que estaban merodeando por Europa. Mas, sea que Enrique III pensó lo uno o lo otro, lo cierto es que después de dos años de audaz travesía, pudo el Mariscal Sotomayor arribar a Samarcanda, entonces capital de Tamerlán, siendo recibido con la pompa y cortesanía digna de su rango; pero no se crea que el rey de los Mongoles era hombre fácil de agradar con los pobres obsequios de los españoles, por el contrario, enseñado a las riquezas de oriente exigía de los embajadores muchos y buenos presentes y esto obligó a Sotomayor a idear una feliz estratagema con la que lo sorprendió.El día de la entrevista llevó bajo el brazo una piedra porosa que depositó en medio de la mesa que precedía Tamerlán y preguntado por ella le respondió que era mágica, siendo su virtud la de exudar humedad cuando se mentía en su presencia. Tamerlán le preguntó varias veces y Sotomayor le contestó sin que la piedra sudara, por lo que el cándido emperador creyó a pie juntillas todas las mentiras que le dijo el gallego sobre el poder y la riqueza de Enrique III, estableciéndose alianza entre ambos países y quiza, de no haber sido por esta estratagema, Tamerlán hubiera llegado en su conquistas a España, subyugándola, con visible retraso en el descubrimiento y conquista de América. Varios meses permaneció Sotomayor en la corte y llegado el tiempo de su regreso a Castilla fue obsequiado por Tamerean que ya se le había hecho amigo, y entre los obsequios que le envió al monarca catellano se contaban tres bellas princesas cautivas llamadas María, Catalina y Angelina, hijas del conde Juan y nietas del Rey Luis de Hungría, a las que había tomado prisioneras, el muy bárbaro, en su ultima correría militar por ese país europeo. Las dos últimas llegaron en buen estado a Castilla, no así la primera que era la mayor y más bella, porque en medio camino, nuestro buen Mariscal Sotomayor, sin poderse contener, tomó un adelanto, producto de la mucha confianza que le había dado doña Angelina. Lo cierto es que en la corte se descubrió que estaba embarazada y Enrique III, propietario de las tres y en síntesis, el único afectado; ordenó que le cortaran la cabeza por atrevido, siendo salvado en ultimo momento por la Princesa, que se arrodilló ante el monarca y pidió que cambiaran la pena de muerte por la del destierro perpetuo de la corte. Y cuenta la misma leyenda que años después, ya ancianos, el bravo embajador y su no menos valientes princesa, aun vivían felices en Galicia, disfrutando del destierro en compañía de numerosos descendientes.UN BISNIETO DE MAL CARACTERHacia 1546 vivía en el Pazo del Villar un bisnieto del Mariscal llamado Luis de Sotomayor y Villamarín, de los más poderosos señores gallegos de su tiempo, que viudo de su primera mujer Catalina Rodríguez de Torres y Silva, en quien no tenía descendientes, casó nuevamente con Mayor de Pimentel y Tovar.Este don Luis era de temperamento vivo, muy mal carácter y dado a la impaciencia, por lo que en cierta ocasión en que ordenó algo sin importancia y por el solo hecho que no le obedecieron con prontitud, mandó ahorcar a dos infelices vasallos; lo que efectivamente se cumplió con detrimento de la justicia y motivó un ruidoso pleito en la Real Audiencia de ese reino de Galicia siendo condenado a la perdida de sus estados feudales, que apuradamente vendió a su propia mujer para conservarlos, aunque indirectamente.De aquí proviene el hecho que su hijo y heredero antepusiera el apellido materno al paterno, para evitarse problemas con los jueces de Santiago de Compostela; que seguían obstinados en mantener la sentencia. Y por eso me llamo Pimentel y no Sotomayor como me correspondería en estricto derecho.

LA CUESTION JESUITA

El 2 de abril de 1767 el Rey Carlos III firmó la Pragmática Sanción que expulsó de la metrópoli, sus territorios y colonias a los padres de la Compañía de Jesús. Gobernaba la Audiencia de Quito don José Diguja, que en la madrugada del 20 de agosto visitó el convento jesuitas conminándoles la expulsión. El bueno de Diguja estaba muy abatido y seco sus lágrimas en un pañuelo de encajes antes de leer la Real Orden, siendo confortado por el Superior, que muy finamente le dio valor al verdugo, siendo él la víctima. Lágrimas de cocodrilo las del pícaro Diguja, que habiéndose acostado más pobre que una rata amaneció inmensamente rico por los bienes confiscados y aunque el Rey pretendía conservar las propiedades mediante la creación del Tribunal de Temporalidades, estos se vendieron y todo se hizo agua de borrajas, pasando el patrimonio jesuita a enriquecer los bolsillos de unos cuantos privilegiados que no tuvieron ningún rubor en hacerse de las haciendas más lindas y valiosas del país, comprándolas a crédito y en cómodas cuotas. Mientras tanto los padres quiteños habían salido por Guayaquil y luego de mil vicisitudes llegaron a Facnza en territorio Pontificio, donde permanecieron haciendo vida de Comunidad hasta la total extinción de la Orden, decretada por Clemente XIV.Muerto Carlos III fue sucedido en el trono por Carlos IV que no se percató del notable decaimiento de sus colonias, donde el ramo de la educación había corrido casi enteramente por cuenta de los jesuitas, así como las numerosas casas de misiones en el Marañón.Con el ascenso de José I Bonaparte algunos ex jesuitas creyeron que había llegado la hora de la reivindicación, pero él los ignoró por completo y entonces se fueron a la oposición. En las Cortes de Cádiz los reverendos padres consiguieron que pasara Una solicitud tendiente a obtener nueva vida jurídica, pero fue rechazada por la mayoría liberal que veía con malos ojos el resurgimiento de una Orden religiosa de tanto empuje, de tantas ansias de dominio y de tanta peligrosidad política, en momentos en que se estaba luchando por las libertades civiles y constitucionales; sin embargo, hubo algunos ex—jesuitas que desde el más completo anonimato trabajaban para rehabilitarla y al fin lo consiguieron en Italia, donde el Papa Pío VII los reconoció el 21 de agosto de 1814, ante las miradas condescendientes de los demás miembros de la Santa Alianza de Metternich, que todo lo observaba a través de los prismas conservadores. Entonces se dijo que nada podría detener al desorden francés sino el orden, la disciplina y la cultura jesuita y como del dicho al hecho no hay mucho trecho, volvió a la vida la Compañía bajo las felices esperanzas de que los entuertos se

enderezarían, para volver a ser como en los antiguos tiempos de la vieja Europa, cuando la nobleza dominaba sin trabas de ninguna índole.En España gobernaba Fernando VII, que al enterarse de la Bula "Sollicitudo omnium cecelsiarum" revocó la Pragmática Sanción de su abuelo Carlos III el 29 de julio de 1815 y confesó paladinamente lo siguiente: "He llegado a convencerme de que los verdaderos enemigos de la religión y de los tronos son los que tanto trabajaron y minaron con calumnias, ridiculez y chismes para desacreditar a la Compañía de Jesús, disolverla y perseguir a sus inocentes individuos ..." y esto, dicho, cuando estaba en el poder quien había sido libertado de Francia por los diputados de las Cortes de Cádiz, no solo era una mentira del porte de la catedral sino el colmo de la desfachatez y la calumnia. Por otra parte también es cierto que si la Orden Jesuita hubiera podido reestructurar sus filas en 1815 no se habría producido la independencia de América con la celeridad que se realizó en los siguientes años, pero, no fue así, pues la Orden requería de dos o tres generaciones para volver a ocupar su puesto de preeminencia en el concierto de las naciones iberoamericanas y ya para 1834 el Comisario de la Cruzada de Loja Rafael Maldonado, pidió al Ministro Benigno. Malo, que gestionara la venida de los jesuitas ofreciendo 2.000 pesos para gastos de viaje, 1.000 anuales para manutención de los padres y 4.000 de fondo de reserva, todo lo cual se sacaría de una remisión de dinero que efectuará el Presbítero José Veloz Suárez. Igualmente informaba el Comisario que existía en Lima unos cuantiosos legados a favor de la Orden, que usufructuaban desde su expulsión en 1767 los padres de la Buena Muerte y que de venir los jesuitas al Ecuador pasarían a sus legítimos propietarios.

El asunto progresó con facilidad y hasta entusiasmó a los Obispos de Quito y Guayaquil y habiendo caldo el régimen floreano el 6 de marzo de 1845, se perdió la iniciativa, aunque desde meses atrás ya habían jesuitas en territorio colombiano (12 sacerdotes y 6 hermanos) que gozaban de pensiones estatales que luego se las quitaron los liberales.En 1847 la oposición al Presidente Roca tocó el punto para desprestigiar al gobierno por el solo hecho de haber olvidado el proyecto del Ministro Malo. Mientras en Cuenca, el Padre Vicente Solano publicaba un larguísimo discurso defendiendo a la Orden que nadie atacaba, comparando al Ecuador con México, que acababa de ser derrotada por los Estados Unidos y profetizando que nuestro futuro sería igualmente negro por no tener padres jesuitas que evangelicen el oriente, eduquen a los jóvenes, aconsejen a los políticos y confiesen a las damas.Estas disquisiciones movieron a Pedro Moncayo a burlarse a más no poder. Francisco Montalvo también escribió en Quito y los políticos comenzaron a dividirse en dos bandos, de una parte los liberales antijesuitas y de la otra los tradicionales projesuitas.En Colombia también se escandalizaba y el Presidente López terminó por decretar su expulsión pero, al día siguiente, fue visitado por algunas exaltadas matronas, que le pidieron que revocara la orden. Entonces pronunció el siguiente discurso, muy aplaudido por varios estudiantes liberales que también lo habían ido a importunar con la cuestión jesuita. "No soy Coriolano y no me dejaré seducir por mujeres (aplausos) Los jesuitas son la bandera que el partido Conservador ha tomado para hostilizar al gobierno y saldrán aunque sea inocentes" (burlas de los estudiantes para las damas) que contestaron con carterazos y sombrillazos y se armó una gran trifulca, dejando al Presidente con la palabra en la boca y saliendo de ambos bandos numerosos contusos.Mientras esto acontecía en Colombia, en el Ecuador había dejado el poder el Presidente Roca y era Jefe Supremo Diego Noboa; quien, más por simpatía y caridad cristiana que por otra causa, cometió la debilidad de recibir a los expulsados, sin calcular que con esta conducta se enfrentaba a los liberales de Colombia, que hasta quisieron declararle la guerra, situación que por momentos se tornó de tanto peligro, que los propios jesuitas tuvieron que huir con sus nuevos alumnos a Cuenca, pues ya se veía a los Colombianos atravezando la frontera y a un paso de la capital. Todo esto escandalizó al país y motivó la revolución del General José María Urbina en 1851 y una nueva expulsión de los padres de la Compañía, esta vez del territorio ecuatoriano.

LA HERMOSA HUANCAVILCA

Cuenta una leyenda huancavilca que el Inca Tupac - Yupanqui. ambicionando la península de Santa Elena, envió a los más granado de su ejercito a proponer una alianza a los pueblos que la habitaban, para trabajar unidos por la paz y el progreso del Tahuantinsuyo y que los infelices delegados perecieron martirizados a manos de los indómitos habitantes del trópico ecuatoriano.Huancavilcas y Punáes, en connivencia, acabaron con los crédulos delegados del Inca, ahogándolos en las profundidades del Golfo de Guayaquil, y celebrando luego un grandioso festín donde devoraron a los pocos que aún quedaban con vida y parece que fue tan grande la ira que esto ocasionó al monarca cusqueño, que enfermó gravemente y de dolor murió, no sin antes recomendar a su hijo y sucesor Huayna - Cápac, que tomase venganza o muriese en la contienda.Terrible fue la ira del nuevo monarca, alistó un poderoso ejército de orejones y abandonando las regiones del septentrión ecuatoriano, bajó a las costas en son de guerra. Sabedores de estos sucesos los Huancavilcas y viendo que no podían ofrecer resistencia al conquistador, decidieron implorar clemencia y en estas duras cavilaciones estaban cuando algo inusitado iluminó el cerebro del más anciano de los Caciques de la Confederación.¿No era el Inca, famoso, por lo acertado de sus juicios, de gran inteligencia y de recto proceder?.¿Acaso no era digno hijo del poderoso Tupac - Yupanqui, que hacia temblar a los ejércitos de la Tierra, con su nombre?.Entonces, ¿por qué no invocar su divina clemencia como última esperanza antes de morir? Y, ¿quién lo haría?. Y el mismo viejo Curaca, ducho en el arte de la diplomacia y la política, ofreció a su nieta para embajadora. Bien lo sabia él, hombre de mar, curtido en muchas pescas, que el hombre más valiente tiembla ante un bello rostro y que no hay mejor componedor que una mujer hermosa.Y así sucedió en efecto, lo cuentan viejos Cronistas: pues, a la altura de Yaguachi, Huayna — Cápac vio venir un singular concurso de gentes Huancavilcas, presididos por los Caciques y Curacas y numerosas vírgenes, que en completa formación presentaban a los ávidos ojos del enemigo la hermosa piel canela de la mujer tropical, bronceada por las irreverentes caricias que del sol reciben.Espectáculo tan hermoso sedujo al joven monarca que era buen catador del sexo débil. Las doncellas avanzaban por en medio de su tropa llegándose hasta el Inca y allí se postraron, tocando el suelo con sus frentes en señal de respeto y sumisión. El aire estaba lleno de dulces melodías salidas de los instrumentos de viento que soplaban sin cesar y el olor a finas esencias rompía el horizonte, haciendo más embriagadora la escena.Una de las vestales se levantó resueltamente y en lengua de Mantas del Sur habló:

¡Oh, gran señor, depón tu cólera y óyeme! Soy la elegida de mi pueblo para implorar tu perdón; cuando joven, el mar me regaló una promesa y las ondas me dieron sus secretos. Soy de Colonche, del linaje de los Cayche; sal significa mi apellido, pero dulce es mi ser como mi pueblo, mi rostro oval refleja la poesía de mi nombre y en mi carne cimbreante están las virtudes de mi raza, la brisa fresca y marina me acompaña y yo os imploro el perdón de la raza Huancavilca!.El joven Huayna - Cápac, que la había escuchado, dijo: ¡Oh hija de Caciques, eres generosa con los tuyos y yo no puedo dudar de tus sentimientos. Levántate, salvadora de tu pueblo, que te bendecirá eternamente en sus cantares; seré benigno con los culpables del crímen que había venido a castigar!. Y en efecto, lo fue, dice Gabriel Pino y Roca en sus Tradiciones, ya que el Inca, fiel a su promesa, perdonó la vida a todos y sólo decidió reunir a los culpables y apostrofándoles sus crímenes les hizo tirar suerte, mandando ejecutar al 10 por ciento de ellos para que nadie diga jamás que había tenido preferencias. Igualmente decidió que los nobles y sus descendientes se arrancasen los dos dientes delanteros superiores en señal de expiación y arrepentimiento por la infamia cometida, costumbre que perduró hasta la llegada de los conquistadores.

LA LENGUA MUERTA

Sobre el idioma quechua hay mucho que aclarar todavía, comencemos por aclarar que KICHUA es la forma correcta de decirlo y escribirlo y QUECHUA es su castellanización y en nuestro país aún lo hablan algunas comunidades indígenas del páramo, que por acción de la continua migración de sus miembros hacia los valles andinos y a la costa, se están quedando sin población, al punto que de seguir así y con este ritmo, para el año 2.000 tendrán solamente un cuarto de su población actual. Por otra parte el quechua es una lengua tan antigua en los Andes sudamericanos que su orígen se pierde en la noche de los tiempos y por ello se reputa idioma "antiguo y noble". Lamentablemente los indios sudamericanos vivían en la edad de bronce cuando llegaron los conquistadores, trabajaban la piedra y la alfarería y usaban de aleaciones de metales, pero no conocían la rueda ni tenían alfabeto, de allí es que el quechua era un lenguaje oral mas no escrito y por ende, falto de reglas gramaticales.

Para llenar este vacío algunos Misioneros de los primeros años de la conquista se dieron a la ímproba tarea de escribir una gramática quechua. El que mayores logros alcanzó en este sentido fue el Padre Santo Tomás, del Convento dominicano de Lima, que se convirtió en el Antonio de Nebrija del quechua, por su gramática, muy utilizada para el aprendizaje. Con posterioridad al padre Santo Tomás algunos Misioneros siguieron puliendo dicha gramática y ya en el siglo pasado y en nuestra República no faltaron estudiosos que se dedicaron a componer Diccionarios quechuas.En Cuenca Luis Cordero escribió el Diccionario quechua - español y español — quechua y posteriormente su sobrino Octavio Cordero Palacios elaboró el quechua - cañari y quechua - español.Pio Jaramillo Alvarado anota en "El Indio ecuatoriano" que las más antiguas formas de quechua que se conocen en América son las habladas en la parte norte del territorio ecuatoriano, de donde se podría inferir que dicho idioma tuvo su asiento inicial en nuestra Patria. Esta teoría reafirma la enunciada por el jesuita Annello de Oliva sobre el origen de los Incas, a quienes suponía oriundos de la península de Sumpa o Santa Elena, de donde debieron salir en épocas remotísimas para poblar en sucesivas oleadas migratorias la costa norte peruana y luego el altiplano Perú - boliviano llamado también "El Collao". Justino Cornejo en alguna ocasión me conversaba que en el lenguaje diario del Ecuador existen ciertas palabras a las que no es posible encontrar su orígen y peor aún su correcta grafía y me ponía de ejemplo la palabra CEVICHE que también podría escribierse SEVICHE, SEBICHE o CEBICHE; palabras que podrían pertenecer a alguna lengua anterior al quechua o a otra familia lingüística diferente pero este último es menos probable.El sabio Otto Von BuchwaId que pasó largos años estudiando los dialectos que aun se hablaban en nuestro país a principios de este siglo, descubrió que la lengua colorada o "safíqui", hoy en vías de extinción y reducida únicamente a la zona selvática de Santo Domingo, era de origen arawaco - caribe y había llegado a la costa desde la selva Amazónica. Igualmente descubrió que los actuales indios colorados fueron chonos en su origen habitaban la cuenca del Guayas a la llegada de los conquistadores y no resistiendo la vida de esclavitud con los españoles, poco a poco fueron emigrando por ese camino natural que es el actual carretero Guayaquil - Daule, Empalme - Quevedo y Santo Domingo, estableciéndose en una zona boscosa donde nadie los molestó por siglos. Con esto probó Von Buchwald el principio científico de que la migración de los pueblos arrastra consigo a su lenguaje, y esto pudo suceder en épocas muy remotas con los pueblos de habla quechua, que tuvieron todo un amplio panorama natural para emigrar a través de Los Andes, llevando su cultura megalítica o de piedra, alfarería rudimentaria y hasta conocimientos más sofisticados como la aleación de los metales.Pero ¿Quienes eran estos pueblos andinos que hablaban quechua? He allí el dilema. ¿De donde salieron? Otro asunto que se está esclareciendo. Si salieron de Sumpa o Santa Elena y pasaron al sur y fundaron "Tumpiz" o Tumbes, tendríamos que aceptar que avanzaron por la costa desértica peruana para estructurar las culturas arcaicas o más antiguas que existieron en el callejón de Huaylas, que extendidas hacia el sur construyeron Tiahuanaco o "Tiawanaku", coexistiendo con la Cultura "Chavin" o "Parakas". Ambas culturas tenían muchos nexos o parecidos, cultivaban la tierra, tejían las fibras, vegetales y se vestían de algodón, calculándose su antigüedad en cerca de 3.500 años. Posteriormente se formaron en el Perú diversas confederaciones tribales y surgieron nuevas culturas intermedias: Chimú, Chincha, Kuyus, Manko, Konchuko, Wanka, Rukana, Chanka, Keswa, Kolla, Koliana y Choque - Manko que florecieron aproximadamente por tres siglos y medio, para dar paso al Imperio o super estructura administrativa de los "Inkas" o Incas, que es como se dice en castellano. Asi pues, el quechua o "Kichua" se habló por miles de años en Ecuador, Perú y Bolivia y sólo en este ultimo lugar tuvo que enfrentarse al "aymará" y aun se sigue hablando en estas regiones, pero cada día menos, por las migraciones internas de los miembros tribales del altiplano hacia las grandes ciudades de los valles, donde sufren un brusco proceso de aculturización, perdiendo parte de sus vestigios ancestrales. De allí es que el quechua ha sido reputado como lengua o idioma en proceso de extinción y como lengua muerta por no tener futuro, no contar con una gramática y grafías propias, ni tampoco con obras literarias escritas, que a nadie interesa escribir; tampoco existen centros culturales para su estudio ni es utilizado para relacionarse como otros países.

LA LEYENDA DE MAZORRA

El español Baltazar Carriedo Arce vivía en la señorial mansión de su hacienda ubicada en la llanura de "Yatapi", cerca de Riobamba y falleció para el gran terremoto del 4 de febrero de 1797 arrastrado por las aguas del río Pastaza, "sin que

quedara reliquia alguna del edén en que forjaba sus sueños de mayor opulencia con la esperanza de títulos y condecoraciones".Años después Juan León Mera publicó su leyenda "Mazorra", sobre la vida de Carriedo, aunque desfigurada por completo, que fue premiada en el extranjero. La leyenda dice que Mazorra, apodo de Carriedo, "heredó de sus suegros unas haciendas ubicadas a uno y otro lado del río Patate y a la cabecera del Pastaza. que se tornó muy avaro y tirano de su mujer y de los indios y negros que trabajaban para él en sus haciendas y que trato de haragán y miserable a un franciscano que fue a pedirle limosna, haciéndole morder de los perros, de lo que quedó mal herido. La mujer de Mazorra curó al religioso lavando sus heridas a escondidas y el sacerdote maldijo a Mazorra y al producirse el terremoto, junto a la señora y a un hijo de pecho que ella tenía, sobrevivieron al cataclismo del terremoto, mientras las casas, haciendas, ganado, animales y peones, junto a su malvado dueño, perecían arrastrados por el fango y la tierra, formados por un aluvión. Finalmente un negro vio como los tres únicos sobrevivientes ascendían a las alturas celestiales".Tal la leyenda, prontamente refutada como mentirosa por Celiano Monge, que probó que Carriedo era un español más en América, pero no el portento de maldad conque ha pasado a la historia por culpa de algún vecino envidiosos.Carriedo vino a América hacia 1750 como simple soldado, pero tenía porte marcial y mucha inteligencia. Cuando el Gobernador de Guayaquil, Juan Antonio de Zelaya, se hizo cargo interinamente de la Presidencia de Quito, se le incorporó como soldado de caballería. Zelaya lo llegó a estimar y recomendó para el Corregimiento de Chimbo, cargo que ejercita entre 1772 y 74. Al mismo tiempo administraba las haciendas que habían sido de los jesuitas en la actual provincia del Tungurahua, "con la misma diligencia de los primeros propietarios, introdujo mejoras en ellas, especialmente en la de San Ildelfonso, para la cual sacó una acequia de siete leguas de extensión y construyó dos molinos".Al termino de su mandato le entablaron juicio de residencia en Guaranda pero se defendió con éxito, haciendo gala de sus conocimientos bíblicos y latinos, pudo desvanecer los cargos en su contra y contra sus principales colaboradores, obteniendo sentencia favorable del Oidor, Conde de Cumbres Altas, que lo recomendó para el Corregimiento de Latacunga.Allí fue recibido con palmas y hasta hubo una corrida de toros en su honor. Edificó la fabrica de pólvora en 1786, fomentó los estudios y proveyó de una cátedra de Latín, designando profesor a Cayetano Montenegro. Cuando en 1793 las haciendas de los jesuitas fueron sacadas a publico remate, compró un grupo de las más valiosas, ubicadas en Sicalpa, hoy Provincia del Chimborazo, tales como "Leito", "Puñapí", "San Javier", "Guadalupe", "San José de Pingue" y "Sicalpa". En Yataqui estuvo su mansión predilecta donde descansaba de sus faenas agrícolas; el presidente Muñoz de Guzmán ponderó "el fausto y la magnificencia artística del palacio levantado a orillas del Patate”, pero todo esto se perdió cuando el terremoto, que no dejó casas, ni haciendas. Tal la vida del desventurado Baltazar Carriedo y Arce, mejor conocido como “Mazorra”, apellido que ha de haber sido muy notable y que le venía por algún abuelo, pues solía usarlo de vez en cuando.

LA NACION CHONO

El reino de los Chonos o nación Chono abarcaba en el siglo XVI una gran extensión de la región litoral ecuatoriana que iba desde el rio Perdomo y las poblaciones de Yengue, Gata y Balao hacia el sur, hasta Chone, Canuto, Calceta, Quevedo al norte; pasando por Zapotal, Ventana, Catarama, Caracol, Telimbela, Balzapamba, Lavan, Garaycoa, Bucay, Jesús María y Naranjal al este; y Ayacucho, Alagua, Olmedo, Pedro Carbo y Soledad al oeste, englobando una buena parte de las actuales provincias del Oro, Guayas, Manabí y Bolívar y la totalidad de los ríos. Su influencia alcanzaba por el sur hasta la región de Parimas en la costa peruana, como lo indican recientes hallazgos arqueológicos.Los Chonos también eran conocidos con los nombres de Yungas y de Jívaros. El sabio Otto Von Buchwald a fines del siglo pasado les dio el nombre de Cultura de las Tolas porque sus sepulturas tenían urnas funerarias múltiples y superpuestas. Posteriormente Emilio Estrada los denominó "Milagro — Quevedo" por los sitios epónimos donde los estudió llegando a establecer dos fases diferenciadas, siendo la más antigua la Quevedo, identificada por una cerámica negativa pintada con bandas rojas y la más reciente la Milagro de cerámica monocroma, hachas monedas y objetos de cobre fundido. Los Chonos, fueron de origen netamente amazónico, lo que está probado no solamente por numerosos documentos sino también por la lengua que hablaban, igual a la de los indios del Aparia.Los Chonos que significa perro en lengua Yunga, fueron mencionados así por los Incas, que en tiempos de Tupac Yupanqui y de su hijo Huayna Capac quisieron conquistarlos, pero no pudieron, pues la bravura chona unida a la espesura de las selvas tropicales, hizo imposible tal labor. Los Chonos eran morenos y no tenían tabúes contra la homosexualidad que practicaban libremente, cortábanse el pelo hasta el cuello y pintaban sus rostros como sus vecinos los Huancavilcas con líneas rectas y dibujos geométricos. El trabajo no estaba reglamentado por sexos, cultivaban sus sementeras, cazaban y pescaban en los ríos y esteros, pero la agricultura era su base alimenticia. Para ello despejaban la selva y quemaban las yerbas, aprovechando las inundaciones, y cuando se retiraban las aguas sembraban con palitos el maíz, la yuca, el camote y los frijoles.También usaban instrumentos domésticos, tenían trípodes ceremoniales, metates y ralladores. La pesca les enseñó a fabricar anzuelos y redes y a utilizar el barbasco, navegando en balsas y en canoas con mucha destreza. Para vestirse trenzaban el algodón, se hacían unas camisas sin mangas que les llegaban hasta las rodillas y teñían con colorante vegetal para hacerlas mas vistosas. Los jefes acostumbraban usar oro en la dentadura y narigueras y aretes en los labios, nariz y orejas. Su cultura era rudimentaria, contaban hasta treinta y medían el tiempo con un calendario lunar. Sus chozas eran de madera y caña con techo partido a dos aguas, que las construían sobre montículos de tierra para impedir que las inundaciones las destruyeran. Sacrificaban prisioneros de guerra pero en algunas tolas se han hallado telas con huellas de sangre que revela claramente que enterraban vivas a las víctimas propiciatorias.En política aceptaban el gobierno de las mujeres, quienes poseían ciertos derechos civiles y ejercían mando en los Cacicazgos. En tiempo de los españoles la nación Chono tenía entre 20.000 y 25.000 habitantes según cuentas que sacó Fray Tomás de Torres. Su capital era el antiguo asiento de Daule que abarcaba la región del río Amay, después llamado Grande y hoy conocido como Guayas. Los Chonos usaban el mullo, concha espondilius de color rojo y origen marítimo, así como de las hachas - monedas, de cobre y sin punta en sus filos, para comerciar con los pueblos del interior y de la costa. Eran intermediarios de productos, ya que no tenía cobre ni conchas en su habitad.Vivían en constante guerra con los Huancavilcas y Punaes de la costa y junto a los Quitus, Puruhaes y Cañaris formaban el contexto humano protohistórico de la hoy República del Ecuador, lástima grande que el Padre Juan de Velasco desde su posición de cronista serrano desconociera a los pueblos de la costa, de donde surgió la equivocación de creer que las únicas

parcialidades de importancia fueron la confederación Quitu - Puruhá y la tribu de los Cañaris, vencidas y dominadas por los Incas en el siglo XV, mientras que los pueblos costeños, a pesar de que también fueron invadidos, nunca se sometieron, pagando únicamente un tributo anual consistente en finísimas pieles de murciélago que los Incas utilizaban como parte de sus vestimentas reales.Por ello la actual Guayaquil es la heredera de la fiereza Chono, ciudad que no se levantó al otro lado de la ribera del Guayas justamente por ser tierra Chona de gente belicosa que no permitía el florecimiento de una ciudad española en su seno; de suerte que en 1540 tuvo el Capitán Diego de Urbina que escoger el sitio actual en tierras de indios Huancavilcas pacíficos, como definitivo emplazamiento de la ciudad de Santiago.Para entonces ya los punaes habían sido sometidos y arrasados y los Chonos empezaban a emigrar por esa vía natural que es el actual camino Daule, Empalme, Quevedo y Santo Domingo, a las selvas vírgenes donde hoy habitan con el nombre de Colorados.

LA QUIMERA ALQUIMICA

"Considerada largo tiempo como una quimera, la alquimia interesa cada día más al mundo científico puesto que se ha comprobado la posibilidad de disociación de los elementos químicos primarios simples que antes se tenían por absolutos; así pues, el universo no es una suma de cuerpos inertes sino la asociación de ellos. De allí a la trasmutación de los metales hay solo un paso para obtener oro o plata del simple plomo, a través de un crisol alimentado de fuego y por medio de una sustancia tan rara y peregrina que nadie conoce su exacta composición y que se llama en la historia con el nombre hermético de "la piedra filosofal".Pero no se crea que el asunto es fácil pues se ignora como preparar la piedra y aunque muchísimos sabios de la antigüedad experimentaron por años para obtener su composición, parece que todos o casi todos fracasaron; conociéndose, eso sí, que la piedra contiene azufre y mercurio entre otros cuerpos, pero nada más.El oro que resultaría de estos experimentos, por su condición de oro purísimo ha sido llamado no sin razón "oro filosófico" y aquí entramos en otro género de consideraciones porque los alquimistas clásicos fueron de dos órdenes; los puramente trasmutadores que intentaban su obra por la vía seca o caliente y los filosóficos superiores que buscaban la eterna juventud y/o la vida eterna y que lo hacían por la vía húmeda o fría. Para ambos grupos la alquimia era una ciencia hermética, con lenguaje propio y cabalístico y sus adeptos formaban una sociedad secreta que ha subsistido hasta nuestro días, por los menos en Francia, donde el más famoso es Eugene Canseliet, célebre prologuista de los libros del misterioso maestro "Fulcanelli", seudónimo bajo el que aparentemente se esconde Canseliet, pues Fulcanelli viene del italiano Fulcan que significa volcán, idea paralela a la ebullición de los elementos químicos cuando entran en contacto entre sí y con la piedra filosofal que los trasmuta en oro o en plata.El lenguaje cabalístico de los Tratados de alquimia se explica por la necesidad de trasmitir el secreto a través de palabras ininteligibles para los no iniciados. Esta costumbre de disfrazar la verdad en raros símbolos y palabras no es propiamente una costumbre alquímica. Los antiguos Oráculos de Grecia trasmitían sus mensajes en esta forma, los sacerdotes del Egipto imperial que formaban una casta cerrada y poderosa, poseían la lengua hierática que sólo ellos conocían. Entre los miembros de la familia imperial de los Incas del Perú era usual el habla cortesana o diplomática, donde cada palabra incluía una doble significación, la una aparente y la otra profunda. Los sacerdotes judíos escribieron la Cábala o libro de los jeroglíficos que tanto dolores de cabeza ha producido a los que han querido interpretarlo; en la Cábala se manejan las palabras y los números con significación ambivalente, pues a veces pueden significar algo diferente a su sentido y valor comúnmente aceptado. Sin embargo de estos intrincados problemas, la alquimia sigue siendo materia de numerosas investigaciones en el mundo moderno. Unos la han llegado a considerar como el último residuo de un conocimiento antiquísimo, de los tiempos en que una civilización hoy desaparecida tenia el poder de disociar los átomos de los cuerpos para formar otros cuerpos diferentes, operación de reconstitución que se practicaría con métodos que no conocemos.De todas maneras la alquimia medioeval a base de experimentos, unos fallidos y otros no tanto, dio paso a la moderna química, base de nuestra civilización. Los alquimistas antiguos se dividían en espagiritas o experimentadores y alquimistas o filósofos. Los primeros se dedicaban a la botánica y a los minerales y evolucionaron hacia los fármacos y las boticas. Los segundos podían intentar las trasmutaciones o subir a los grados superiores de iniciación para llegar a obtener la fuente de la eterna juventud y/o de la vida eterna. Estos últimos eran los místicos que gobernaban esa sociedad secreta solo para iniciados.

De todas maneras la lista de alquimistas europeos, aunque incompleta porque no contiene muchos nombres de ilustres científicos, es bastante impresionante. Comienza con el célebre Artefio (1.130) de quien se sabe que tenía laboratorio y hasta contaba con ayudantes. Luego viene el monje Roger Bacon llamado también "Doctor Admirabilis" (1214) el parisino Arnaldo de Vilanova (1245) autor de varios textos herméticos y el italiano Tomás de Aquino que la Iglesia ha llevado a los altares con el nombre de "Doctor angélicus".En España surgió Raimundo Lulio, franciscano conocido como "Doctor Iluminatus" (1235); en Inglaterra "Roberto el inglés" (1330) que escribió "Correctum Alchymiae"; en París Jehan de Meun, llamado Clopinel" (1280) coautor de "Román de la Rose"; Grasseo u "Hortulano", comentarista de la "Tabla de la Esmeralda" y el más famoso de todos Nicolás Flamel, de quien se asegura por su gran fortuna que si logró sus objetivos (1330).Casi en los albores del Humanismo la lista se alarga con el monje benedictino Basilio Valentín (1413) considerado el más notable artista hermético de todos; ysu compatriota alemán "Tritemio". En el siglo XVI trabajó el gran médico "Paracelso" en alquímicos experimentos y en el XVII Láscaris, D' Espagnet y el misterioso Ireneo Filaleteo, llamado el "enigma vivo porque su personalidad jamás pudo descubrirse" y del que solo ha quedado un libro.Así pues, en llegando al siglo XX volvemos a hallar tratadistas alquímicos de tanto valer con Canseliet y Fulcanelli, a quien se asegura que no se ha vuelto a ver desde hace muchos años, pues "habiendo descubierto la fuente de la eterna juventud como el Doctor Faustus de Goethe, vive retirado y cambiando de moradas para proteger su vida y su invalorable secreto." Puro cuento opino yo.En nuestra patria solo se conoce que haya practicado la alquimia, por una poesía escrita en lenguaje esotérico que nos ha dejado, el insigne Padre jesuita Juan Bautista Aguirre Carbo, oriundo de Daule, en la provincia de Guayaquil, que también es autor de un "Tratado de Física" que acaba de ser traducido del latín y consta impreso por la Universidad Católica de Quito. El

Padre Aguirre sufrió la expulsión, al llegar a Europa se enroló con los iniciados que vivían en Italia y escaló posiciones hasta colocarse de secretario de un futuro pontífice.

LA REVOLUCION DE BOGOTA

A raíz de los vergonzosos sucesos familiares ocurridos durante la entrevista de Bayona, en la cual el Rey Carlos IV y su hijo Fernando Principe de Asturias renunciaron sus derechos, las Cortes en Sevilla abrieron las hostilidades a los franceses. Estas Cortes fueron trasladadas pocos meses después a Cádiz y designaron Comisario Regio para Bogotá a Antonio de Villavicencio y Berástegui, quien arribó a Cartagena de Indias, instaló una Junta de Gobierno y emprendió camino a Bogotá, donde los patriotas más exaltados le prepararon un grandioso recibimiento.Entonces ocurrió la anécdota de los próceres Morales, pues habiendo salido el viernes 20 de Julio de 1810, a eso de las 11 1/2 de la mañana, don Francisco Morales y Fernández y su hijo Antonio Morales Galavís, a solicitar una contribución voluntaria para las fiestas que se ofrecerían a Villavicencio; el comerciante español José González Llorente, que tenía tienda en la calle Real, se enfadó y dijo que no daba y que ojalá se pudrieran los americanos, siendo castigado por Morales hijo con dos sonoras bofetadas y habiéndose arremolinado un gentío, alguien quizo linchar a González, que escapó a la casa de su vecino Lorenzo Marroquín y como era día de mercado y la calle estaba congestionada de gente, los criollos hicieron gran alboroto y el Alcalde Ordinario José Miguel Pey, trepó a donde Marroquín y detuvo a González en nombre del rey, llevándole a la cárcel para su seguridad; pero el asunto había tomado cuerpo y el pueblo destrozaba las casas de José Trujillo y Ramón de la Infíesta, chapetones y conocidos usureros, apresando a éste último.El Virrey Amar y Borbbn temblaba en su palacio y por la noche concedió Cabildo abierto a los insurgentes que proclamaron la independencia, apresando a Juan Sámano, Jefe del Regimiento Auxiliar. Entonces Miguel de Pombo exclamó: "¿Qué hay que temer? Los tiranos perecen, los pueblos son eternos". José Acevedo y Gómez dijo: "Si se pierden estos momentos, antes de doce horas seréis tratados como insurgentes. Ved los calabozos que os esperan (señalando la cárcel) y el pueblo le respondió: "La Junta, La Junta, Viva la Libertad."En Agosto la Junta de Cartagena convocó a las demás Juntas de Nueva Granada a un Congreso Federal que debía reunirse en Medellín en Septiembre, invitando a concurrir a todos los Cabildos granadinos y a los de Guayaquil y Maracaibo, con quienes les ligaban nexos comerciales por medio del Tribunal del Consulado.El Congreso resolvería como punto principal si declaraba la independencia como lo había hecho la Junta de Bogotá o si por el contrario aceptaba a las Cortes de Cádiz como gobierno supremo y bajo la monarquía constitucional de Fernando VII el Rey Deseado.Esta malhadada convocatoria inició una larga disputa entre los criollos que formaron dos bandos irreconciliables. Unos con Cartagena federalista y otros con Bogótá centralistas, de donde salieron dos Congresos. El de Bogotá que presidía Jorge Lozano y después Antonio Nariño y el de Cartagena, mientras en el valle del Cauca el General Tacón mantenía un poderoso ejercito para atacarlos, puesto que acababa de ser destruida la revolución quiteña. El 11 de Noviembre de 1811 el pueblo de Cartagena se levantó y destruyó el edificio de la odiada Inquisición, quemó sus archivos y liberó a los presos y el Cabildo sesionó y declaró la Independencia. El acta fue firmada por numerosos patriotas entre los que estaba Juan de Dios Amador y Rodríguez - Fúnez, recién nombrado Gobernador Civil de la plaza. Feliz podía sentirse el Comisario Regio Antonio de Villavicencio, pues ello era el resultado de su obra. Lamentablemente, sobre este ilustre quiteño poco se conoce hasta ahora, a no ser que era hijo legítimo de Juan Fernando de Villavicencio y Guerrero, II Conde del Real Agrado, casado en Bogotá con Joaquina de Berástegui y Dávila, hija de un Oydor de esa Audiencia, quien tuvo la feliz iniciativa de fundar la Biblioteca Nacional de Colombia.Villavicencio había nacido en Enero de 1755, estudiado en el célebre Colegio del Rosario de Bogotá y luego viajado a España donde ingresó a la Marina, siendo Alférez y luego Segundo Ayudante del Mayor General de la Escuadra Española y con tal rango peleó en la batalla de Trafalgar. Después fue Comisionado Regio, viajó a Nueva Granada y fundó la Junta de Gobierno de Cartagena pero no le fue reconocida su calidad por la de Bogotá; sin embargo, luchó al lado de dichos patriotas en diferentes acciones de guerra, hasta que en 1815 formó parte del Triunvirato de Gobierno que presidio el Brigadier José Miguel Pey. Enseguida fue General en Jefe del Ejército en reserva y Consultor de Operaciones Militares. Había casado en Bogotá con Gabriela Barriga y Brito pero no tuvo descendencia y al morir fusilado por los españoles en 1816, su título mobiliaria quedó vacante hasta nuestros días.

LA RICA PIÑA MILAGREÑA

Cuenta la tradición que en 1786 un vecino del caserío Chirijo llamado Miguel Salcedo, pidió al Cabildo, que en homenaje a la milagrosa curación de unas fiebres malignas que habían atacado a su esposa doña María, se cambiara de nombre al sitio poniéndole "El Milagro”, y agregaba que el milagro había corrido por cuenta de San Francisco de Asís, de quien era muy devoto.Para la independencia Milagro, así a secas, fue elevado a la categoría de Recinto, designándose a Francisco Javier de Mora para Alcalde.Los vecinos de Yaguachi protestaron por que con tal motivo se había instaladoen Milagro una "casa de pulpería" para comprar y vender víveres y como situada más hacia la sierra que Yaguachi, podría tomar ventajas, dejando a los yaguachenses sin provisiones y lo que era peor, sin negocio. En agosto de 1821 algunos milagreños pidieron a Olmedo que les permitiera levantar una capilla indicando que las personas sumaban más de seiscientos y que, aunque solo estaban a escasas cuatro leguas de Yaguachi, en invierno se ponían los caminos intransitables por las lluvias y en verano por el polvo, entorpeciendo y fatigando a los piadosos habitantes cada vez que iban a misa.La solicitud fue aceptada y pocos meses después tenían su capilla. Cuatro veces al año el cura de Yaguachi visitaba Milagro para confirmar, bautizar, casar, confesar y dar la comunión a sus feligreses. En cada ocasión celebraba el Dr. Francisco Javier de Garaycoa una misa en latín, con la pompa necesaria y revestido de ornamentos sagrados como imponía la liturgia. Días de gloria aquellos en que los milagreños celebraban sus misas.Sin embargo no todo fue fiesta y lisonja, pues el 9 de marzo de 1841 y mientras se celebraba la procesión de San Jacinto de Polonia en Yaguachi, el fuego de una vela contaminó una pared de caña y se fue todo el poblado tan violentamente, que casi nadie pudo salvar sus cosas, quedando en la más completa indigencia. El gobernador Vicente Rocafuerte ordenó el traslado de la población a la zona que actualmente ocupa, más cercana a Guayaquil, pero no todos acataron la orden y una minoría

prefirió irse a vivir a Milagro, por estar próximos a sus cultivos y siembras. Así, a costillas de Yaguachi, crecía Milagro en importancia y población; mas, la avalancha de nuevos vecinos, trajo también una serie de problemas, el peor de todos fue el habitacional, pues el recinto era estrecho y no proporcionaba comodidades mayores, por lo que María Coello pidió al Cabildo Guayaquileño que le proporcionaran unos terrenos para aumentar la zona habitable.Coincidió este auge con otra catástrofe igualmente importante, resultó que por esos días se declaró una rara peste en Guayaquil que después se supo era la temible fiebre amarilla que tantas víctimas había cobrado en Siam y Panamá.Los milagreños fueron de los últimos en ser contagiados, pues primero se enfermaron sus vecinos de Yaguachi. Que entre noviembre del 42 y febrero del 43 muriendo mas de trescientos, suma exorbitante para esa fecha, que Yaguachi a duras penas contaría con 3.000 personas.A fines de 1842 ya se anotaban algunos casos en Milagro y entonces el pánico cundió entre las familias y habiendo emigrado algunas al campo o la montaña llevaron el contagio sin saberlo, de suerte que la peste siguió hasta esos apartados rincones, generalizándose en todo el litoral.Milagro y Yaguachi quedaron prácticamente deshabitados y como pueblos fantasmas de los que aparecen en las películas del antiguo oeste, pues ninguno quizo esperar sentado la muerte y cerraban sus casas y se iban a donde podían. Recién en abril de 1843 se normalizó la vida urbana con el regreso de los sobrevivientes; unos tan demacrados (eran los que habían enfermado pero no muerto) que más parecían espectros, y otros mostrando aun la preocupación y el susto.En 1874 el ferrocarril de García Moreno hizo su arribo triunfal a Milagro uniéndola con Yaguachi, punto de partida. Milagro servía de estación intermedia y contaba con una caseta desde la cual el jefe ad—honorem Alcides Andrade Manrique, huido de Ibarra a consecuencia del terremoto de 1868, dirigía el tráfico de la locomotora y enviaba mensajes telegráficos.Otras estaciones menores estaban en Chobo, el Arenal, Venccia. Naranjito y Barraganctal.En 1894 Milagro se levantó en armas contra el régimen progresista del Presidente Luis Cordero, al mando de los guerrilleros estuvo Enrique Valdés Concha quien se unió a Plutarco Bowen en Daule y juntos ingresaron a Guayaquil; para entonces se había generalizado la revolución liberal y triunfaban los alzamientos armados.Poco después Alfaro derrotó a los ejércitos conservador y progresista en la célebre batalla de Gatazo, siguiendo a Quito y tomando posesión del gobierno. Mientras tanto Milagro continuaba su vida bucólica y pueblerina a la sombra de las instalaciones industriales del Ingenio Valdés. Para 1911 nuevamente Milagro se alzó en armas con Enrique Valdés Concha y apoyó al ejercito constitucionalista de Julio Andradc y Leonidas Plaza, que derrotó en Yaguachi a las fuerzas de Flavio Alfaro y Pedro J. Montero, quienes se retiraron a Guayaquil. En 1912, se formó un comité pro Canonización, lo presidía Ernesto M. Seminario, rico propietario de la zona y el 7 de septiembre, el Presidente del Congreso, Miguel Valverde logró la aprobación y firma.Desde entonces Milagro no ha dejado de crecer al punto que hoy es la cuarta ciudad en población de la República, detrás de Guayaquil, Quito y Cuenca. La bandera cantonal es blanca y verde en franjas iguales y horizontales, con cinco estrellas rojas en la punta superior derecha que simbolizan a las parroquias que componen el Cantón. Su escudo es cuartelado: lo. y 4o. De plata, con una caña de azúcar de sinople y una espiga de arroz de oro, respectivamente.— 2o. y 3o. de azur, con una punta de hacha indígena de oro y una rueda del progreso de oro, respectivamente.—Bordura de gules con ocho piñas de oro.— Leyenda inferior: Sobre una cinta blanca y verde, en fajas horizontales, la siguiente frase: "San Francisco de Milagro" y dos fechas 1786 y 1913, del milagro y la cantonización.La versión del escudo fue adoptada en Agosto de 1964 por el Concejo Cantonal presidido por el doctor Alejandro Zaldúa Vallejo e integrado por los ediles José Lappenti Acuña, Gonzalo Salas Pazmiño, doctor Alberto Serrano Gatgens, Luis A. Viteri Gamboa, Rodolfo Rodríguez Rodríguez y Héctor Arrregui Chávez; su autor es quien escribe estas líneas, y el coro de su Himno dice:Tierra dulce, ardorosa, fecunda;por todo ello, más madre y más tierra¿Qué tesoro, tu entraña no encierra?¿Qué dulzura tus senos no dan?

LA TOCA DE JUANA LA LOCA

Cuando subieron los Borbones a España muchas costumbres cambiaron en la península y en América pues Felipe V prohibió a los hombres que usaran en su presencia aquellas prendas de vestir que eran de los tiempos de la dinastía de los Habsburgos, tales como el cuello de "Gola" el ceñido saquillo de "Jubón" o la "Tontilla" que se usaba para ahuecar los vestidos de damas y caballeros, así como los "guardainfantes" para alargar las colas de las damas y hasta las pelucas lacias sufrieron persecución. Se imponían las nuevas costumbres traídas de París y había que vestir con "Cotillas, briales, cabrioles de piel de marta o armiño", sombreros empenachados con plumas de avestruz y descomunales pelucas blancas y rizadas que hacían aparecer a los jóvenes como viejos.La autora de este intrincado cambalache fue la joven reina María Luisa de Saboya, quien había sido una de las más elegantes Princesas de la Corte de Versalles, pero que no contaba con la enorme resistencia que le opusieron las damas de Palacio, comandadas por la Duquesa del Infantado, grande de España, que para no vestir al gusto de "la extranjera" y pretextando diversas causas, se alejaron de la Corte. Unas dijeron que tenían al marido enfermo, otras que sufrían calamidad doméstica, la de más allá que iba a convalecer de un fuerte ataque de tercianas y en fin, poco a poco fue quedándose vacía la Corte "para no vestir la estrambotica y extranjera moda" y el asunto parecía que no tendría solución cuando a la desengañada reina se le ocurrió consultar con su Camarera Mayor la Princesa de los Ursinos, monstruo diplomático con polleras que había llegado en el séquito real y fue santo remedio, porque la Ursinos mandó imprimir un Decreto por el que se permitía el uso de las prendas antiguas con la advertencia de que tanto la reina como sus damas vestirían "a la moderna".En el decretito de marras, verdadera pieza jurídico—literaria, se puso especial interés en ridiculizar la moda antigua indicando que podía complementarse con "la toca de Juana la Loca", sombrero muy antiguo, pesado, aparatoso y en forma de cucurucho, que debía su nombre a la infeliz reina que perdió la razón por amar demasiado a su marido el casquivano Príncipe Felipe de Habsburgo, llamado "El Hermoso". Así se impuso la moda francesa y la Ursinos subió sus bonos ante la Reina.Medio siglo después, en 1759, empezó el reinado de Carlos III, quien fundó el Musco de Historia Natural de Madrid designando Director a nuestro paisano Pedro Franco Dávila y como no podía ser de otra manera, también se interesó tan inteligente monarca, por la moda, enriqueciéndola y transformando el vestuario con nuevos aditamentos y se puso en boga la casaca ya no de paño o de bayeta sino de terciopelo bordado con hilos de oro o de plata. Las camisolas amplias de seda

blanca y puños de encajes de Alenzón, que se importaban para uso de los elegantes o petimetres, así llamados para ridiculizar las costumbres del Rey que acababa de llegar de Napoles. Un lujoso corbatín "espumoso" caía del cuello alto y subido y complementaba el atuendo. Por eso, un poeta anónimo y satírico a mas no poder, compuso el siguiente verso: //Mucha hebilla, poquísimo zapato/ media blanca, bruñida y sin calceta / calzón que con rigor el muslo aprieta / vestido verde, inglés, mas no barato. // Magníficos botones de retrato / chupa blanca, bordada a cadeneta / bien rizado crizón, poca coleta; /talle estrecho, a las corbas inmediato. // Con esto y vueltas de ántolas muy finas/ felpudo sombrerón y una corbata / que cubra el cuello, mucha muselina / aguas de olor, rapé, capa de grana / es petimetre quien le da la gana.Pero al advenimiento de la revolución francesa en 1789 se terminaron las relaciones con Francia y cuando se supo la muerte de Luis XVI y de su esposa María Antonieta se despertó el odio contra "los impíos", por eso "pasó la moda francesa" nacionalizándose la nueva forma de vestir y los petimetres dieron paso a los pisaverdes o currutacos y la gran dama dio paso a la Maja. Para el campo se usaban los sombreros pastoriles de paja, iguales a los que antes lucían en Guayaquil las alumnas del Colegio "María Auxiliadora". En la ciudad las mujeres se cubrían la mitad de la cara con unas largas y hermosas mantillas que caían desde lo alto de una peineta de carey. Los hombres usaban pantalones ceñidos, pañuelo al cuello, chaleco de un solo palmo de largo, camisa de blanca seda, un arete en la oreja izquierda, sombrero pequeño con lazo y el pelo caído sobre la frente. Este tipo de vestimenta imperó hasta 1830 que fue reemplazada por la moda romántica que nuevamente llegó de Francia.En Guayaquil se vestía más o menos igual, como que fuimos colonia por largos siglos, sólo que el calor atenuaba las costumbres y las famosas casacas se usaban para las ocasiones muy solemnes, dignas de ser sudadas a la gota gorda. Las mujeres se ponían medias de seda que exhibían cuando sacaban la punta del pié derecho al darse vuelos de hamacas y de allí salió el decirles "por la patita bonita, se calienta la marmita" y no pocas fueron las afortunadas que pescaron novio estirando el pie un poco más de lo conveniente en cada vuelo de hamaca, que // con una rica media / y un buen zapato / las guayaquileñas hacen / pecar a un beato.//El vestido típico era a media pierna y con manga larga, muy ancho y sin escote y una vuelta de arandelas resaltaban al cuello. Este sencillo vestido distinguía a nuestras abuelitas hasta entrado el presente siglo, que empezó a llegar la moda de Francia y los Estados Unidos.Un abanico de palito, el clásico abanico español o de plumas cuando había galas, completaban todo atuendo y si salían a la calle, una mantilla o la manta de seda fría traída de Manila era de ley; por eso en la zarzuela "La Verbena de la Paloma" se recita y canta el siguiente estribillo: //¿Dónde vas con mantón de Manila? ¿Dónde vas con vestido chiné?/ voy a ir a lucir la verbena/ y a los toros del Caramanchel...//Los caballeros de Guayaquil usaban saco que si largo se llamaba levita o levitón, chaleco y camisa de puños y cuellos almidonados, pero la mayoría de nuestro pueblo se contentaba con la camisa simple sin puños ni cuellos que se transformó en "Cotona"; otros autores opinan que la cotona fue solamente una camisa montubia tríada del Caribe por los soldados de los ejércitos del Libertador Bolívar y que nadie usaba en la ciudad y aunque ese no es mi modo de pensar diré como el montubio: // ¡Aleluya! ¡Aleluya! /que cada cual está en la suya.// El sombrero Jipijapa con la bandera tricolor también fue de uso campesino, en la ciudad se estilaban los de paño importados de París o Londres, aunque los más caros y apetecidos eran los Borsalino de Italia.Las damas asistían sólo de vez en cuando a diversiones y espectáculos y entonces podían lucir sus joyas y guardados vestidos de encaje, pasados de moda por falta de oportunidad para ser lucidos.

LA TRADUCCION DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE

A finales del siglo XVIII brillaba en la sociedad de Bogotá Manuela Santamaría de Manrique por su cultura y don de gentes y por mantener en su casa un museo de historia natural con nuestras de los tres reinos tomadas en los alrededores. Por las noches acudían a visitarla los principales talentos de la época y se conversaba sobre literatura, ciencias y arte en amenas reuniones que fueron llamadas "Del buen gusto". Otro círculo literario y científico tenia don Manuel del Socorro Rodríguez, director de la Biblioteca Pública por nombramiento del Virrey Ezpeleta. Sus amigos fundaron la "Sociedad Eutrapélica" y hasta llegaron a editar el "Papel Periódico" que salía dos veces por mes y en medio de tan selecto grupo de jóvenes llamados a ocupar grandes destinos, se formaba Antonio Nariño, que al decir de sus contemporáneos era "de distinguida figura, rubio, blanco y pecoso; de mirar dulce y animoso, ojos saltados, labios gruesos, boca pequeña y con belfo, voz suave, lenguaje fácil, pecho firme, pie pequeño y mano nerviosa y delicada..."Nariño tenía en Bogotá una casa principal al lado de la plazuela de San Francisco, alhajada con cierta opulencia. Su familia era noble y muy conocida. Había estudiado jurisprudencia en el Colegio de San Bartolomé y gozaba de la amistad de los virreyes Gil y Lemos y luego de Ezpeleta, en sus funciones de Tesorero de Diezmos. Había sido Alcalde del Cabildo, leía periódicos extranjeros y conocía los principales clásicos griegos y latinos así como las obras de los modernos escritores europeos. De un oficial de la Guardia del Virrey obtuvo en préstamo un ejemplar en francés de "La Historia de la Asamblea Constituyente de Francia" que leyó con sumo agrado y entusiasmo creciente. Corría el año 1794 y en una pequeña imprenta de mano de su propiedad, utilizando a su empleado Antonio Espinosa de los Monteros, publicó la parte correspondiente a los Derechos del Hombre, que previamente había traducido al castellano, saliendo con algunos ejemplares a recorrer las calles. Primero vendió uno, otro dió a un tercero y cuando se disponía a vender los restantes fue apresado por orden superior, exactamente a los dos días de haber realizado la impresión y aunque se practicaron sonadas pesquisas las autoridades no pudieron hallar los restantes ejemplares que el cauteloso Nariño había mandado a quemar minutos antes, cuando se dio cuenta de la gravedad de su labor; aunque otros opinan que nunca hubo tal incendio y que el resto de la edición se repartió en secreto entre algunos intelectuales.Mientras tanto su amigo el Virrey Ezpeleta que se hallaba en Guadúa, fue a Bogotá llamado por la Audiencia e inició tres juicios contra Nariño, ordenando al Regidor Joaquín Mosquera y Figueroa que requisara la casa del prócer, hallándosele algunos apuntes de tinte revolucionarios y en un cuaderno el epitafio de Benjamín Franklin que dice así: EPITAFIO. //Arrebató al cielo el rayo/ y el cetro a los tiranos."// Por tales motivos Nariño fue condenado a diez años de prisión en el África, la confiscación de sus bienes y el extrañamiento perpetuo de América. Otros amigos suyos corrieron suertes parecidas: Francisco Antonio Zea fue extrañado a España por ser de "ánimo revoltoso y travieso"; Sinforoso Mutis recibió multa dizque porque siempre se quejaba diciendo: ¿Cuándo será el día en que seamos libres y, vivamos en un estado republicano?" y los demás fueron absueltos por el Consejo de Indias de Sevilla pero bajo graves prevenciones de que si reincidían en sus afanes revolucionarios no habría compasión para ellos. Esto sucedió el 28 de Noviembre de 1795.

El barco que conducía a Nariño al Africa arribó a Cádiz y fue rodeado de numerosos barquichuelos que llevaban gentes a bordo y, en dicha confusión Nariño tomó una soga, bajó a una canoa y compró al propietario con un doblón, convenciéndole de llevarlo a tierra, de donde pasó a la casa de su amigo el comerciante Esteban Baltazar de Amador, quien lo escondió y atendió a cuerpo de rey.(1) Este Amador era un andaluz que anduvo muchos años por Colombia dedicado a la profesión de mercader. En Cartagena de Indias había contraído matrimonio con Josefa Rodríguez Fúnez y tuvieron varios hijos que servían en el Tribunal del Consulado de esa plaza y como le unía a Nariño una vieja amistad y no escasos negocios, al verlo perseguido y pobre, no trepidó en ayudarle a emprender un viaje a la corte para defender su causa como abogado, pasando luego a París donde recorrió los Tribunales, estudió las nuevas leyes republicanas y trabó amistad con los principales personajes de la revolución francesa. De allí tomó hacia Londres y conferenció con Lord Liverpool, Ministro de Negocios extranjeros de Inglaterra, que le solicitó la entrega de Colombia como colonia, a lo que el precursor se negó de plano, ya que jamás había pensado en tan descabellada acción.Meses después regresó a Maracaibo disfrazado de sacerdote y evitando los centros de mayor población llegó a Bogotá y se presentó ante el nuevo Virrey, Pedro Mendinueta y Musquis, por medio de una recomendación muy especial del Arzobispo Monseñor Martínez Montañon, que le quería desde antaño como a un hijo y tras largas negociaciones aceptó guardar prisión en el cuartel de caballería, donde estuvo como en su casa por seis largos años, entrando y saliendo a discreción.En 1803 los Dres. Celestino Mutis, Sebastián José López y Miguel de Isla certificaron que adolecía de una tisis pulmonar en segundo grado y que requería descansar en su casa y las autoridades le permitieron abandonar su encierro bajo fianza. En 1807 logró manejar personalmente sus bienes saliendo de la interdicción en que se hallaba y todo volvió a la normalidad.(1) Padre de Esteban José de Amador y Rodríguez-Funes, natural de Cartagena de Indias y fundador de su apellido en Guayaquil.Más, no se crea que sus sufrimientos hablan sido inútiles, pues la semilla caída en tierra fértil estaba dando abundantes frutos. En 1799 aparecieron unos impresos en Cartagena de Indias que decían: "Infelices habitadores de Cartagena, ya es tiempo de que rompamos el yugo que tanto nos oprime: acábese para esto el infame gobierno que tanto nos abate... "El Virrey Mendinueta, que no era nadita tonto, sabia que esto podía ser obra de Nariño y así lo escribió en una interesante relación que mandó a la corona: "Los ánimos quedaron disgustados de resultas de las actuaciones y de los procedimientos contra algunos sujetos. A mi llegada a Bogotá todo estaba en perfecta calma, pero no duró mucho tiempo esta feliz situación; la fuga de Madrid de uno de ellos (Nariño) y su oculta venida a esta capital, de que se tuvo pronta noticia, renovaron los cuidados y alarmaron los ánimos recelosos de nuevas actuaciones, pesquisas y procedimientos."

LAS DOS SERPIENTES

El dios supremo de los Incas era "Apu Kon Titi Wira Kocha", que significa "Supremo Señor del fuego y de todo el conjunto de la tierra y el agua" y correspondía a un culto monoteísta existente desde épocas inmemoriales en el templo de Pachakamaj, muy cerca de la actual ciudad de Lima. Este Dios Unico, creador de todo lo existente en el universo, no era propiamente quechua y fue admitido en la religión de los Incas al ser incorporadas las tierras del rey Juyus Manko; sin embargo, los Incas creían desde muy antiguo en la existencia de tres mundos o reinos llamados Janán Pacha o mundo de arriba (cielo) Cay Pacha o mundo del medio (tierra) y Uku Pacha o mundo de abajo (infierno) que explicaban por medio de la leyenda de las dos serpientes. Dos seres míticos recorren los tres mundos. Empiezan por dentro, pasan por aquí y siguen hacia arriba. Uno es Yaku - Mama y el otro es Sacha - Mama. Ambos están representados por dos serpientes; una culebra de agua y la otra de dos cabezas: Sacha - Mama quiere decir, serpiente de árbol o selvática. La primera repta y se convierte en un gran río, madre de las aguas. La otra camina verticalmente y tan despacio que no se percibe su movimiento y se asemeja a un árbol viejo. Con la cabeza hacia arriba va alimentándose de todos los seres voladores, aves, insectos y con la cabeza baja va atrayendo a todos los animales que están en la superficie. Al pasar al mundo de arriba Yaku Mama se convierte en rayo y Sacha - Mama en el arco iris que es una deidad que fertiliza a las plantas, dándoles color a los seres en general. El rayo es El dios de las aguas que cae sobre la tierra en forma de lluvia, con la tempestad y el relámpago. Así, estos tres mundos se hallan unidos por estos dos seres míticos, dioses del agua y de la fecundidad. Y el sol ¿Qué significa en esta mitología? ¿Qué atributos se le asignan? Es una deidad a la manera del Zeus de los griegos, que tiene de humano y de divino porque engendra seres, sus Churis, hijos, pero que nacen en la tierra. En consecuencia es un dios intermedio entre el cielo y la tierra, un enlace con sus Intip Churin, o sea, con los hijos del sol; pero más que nada es un dios de la agricultura al que se le ofrenda el primer vaso de chicha al comenzar la rotura de la tierra para los sembríos. Es el que dá calor, fertiliza el crecimiento de las plantas y la correspondiente cosecha, proporcionándole su utilidad. El sol era la religión oficial del Imperio, aunque los emperadores no creían en su divinidad".Pachakutek, el más inteligente y sabio de los Incas, había dicho en cierta ocasión que "el sol se parecía a una res amarrada, dando vueltas en el mismo sitio", con lo que trataba de explicar el fenómeno científico de la rotación de la tierra sobre su propio eje, que hace aparecer y desaparecer al sol cada veinticuatro horas. Así era de mágico el mundo de nuestros antepasados indígenas porque vivían aún en la edad de bronce, de la aleación de los metales, nada más.Esta leyenda de las dos serpientes tuvo tal difusión que aún hoy los Cayapas de las selvas de Esmeraldas creen en la existencia de una serpiente gigantesca y misteriosa que habita en el fondo de la selva, en su parte más inaccesible y que cada setenta años baja por el río Santiago hacia el Esmeraldas y el mar, donde vive la otra serpiente y allí desoba y regresa. Ciclo que se renueva siempre, desde épocas inmemorables. Mientras la serpiente pasa todo es silencio mortal porque hipnotiza con los ojos y devora lo que encuentra a su paso. A estas dos serpientes le llaman las Madres de las Aguas.También es curioso recordar que el escudo nobiliario de la familia Imperial de los Incas concedido por Felipe II a Beatriz Colla, hija de Manco Inca II, cuando contrajo matrimonio con Martín Oñez de Loyola, se compone de un arco iris con sus siete colores y de dos serpientes que se miran. Estas armas están refrendadas por Cédula Real cuyo original se guarda en el Archivo de Indias de Sevilla.Hay algo más, el Inca Wirakocha propiamente no se llamaba así; gobernó entre 1370 y 1430 y dio fin a un período, que puso en peligro la estabilidad del Imperio. Le correspondió ocupar el octavo puesto entre los descendientes de Manko Capak y Mama Okllo y fue divinizado en vida, recibiendo el tratamiento de semidiós, por ello su nombre fue tomado de la suprema deidad. No hay que confundirlo con el Dios Wira Kocha Kon Tiki Dios supremo del Imperio.La Legislación Incásica descansaba en un Código moral sintetizado en tres aforismos: 1) Ama Sua, no seas ladrón, 2) Ama Hulla, no seas mentiroso y 3) Ama Kella, no seas ocioso, que se repetía como saludo en los caminos. La violación de estos preceptos era castigada con penas que podían ir de los azotes a la muerte por ahorcamiento, despeñadero o sumersión. A los

culpables de delitos se los azotaba y cuando alguien robaba por necesidad se castigaba a la autoridad seccional por no haber velado por sus inferiores jerárquicos ni haber distribuido bien los bienes de consumo.También existían delitos políticos y religiosos como atentar contra la vida del monarca o de las autoridades o violar a las vírgenes del Sol. En estos casos se mataba al causante y a su familia y hasta podía terminarse con toda su comunidad. Tan graves eran las penas.El calendario Incásico era de tipo agrario y estaba destinada a marcar los trabajos. Enero era para pesca mayor y arreglo de las sementeras. Febrero para siembra de verduras, frutas e higuerilla. Marzo o maduración de la tierra en choclos, parición del ganado y siembra en la costa. Abril o pascua del rey. Mayo, regocijo y canto de la cosecha, desgranes y terminación de los tejidos de ropa en las colectividades. Junio era dedicado a la cosecha de papas y la pesca menor. Julio para preparar sembríos. Agosto para sembrar las chacras. Septiembre era la pascua de la reina. Octubre para la pascua de la lluvia y la comida pública, Noviembre mes de los muertos y riego de las sementeras y Diciembre para la pascua mayor del Sol.Si observa con detenimiento este Calendario hallarán muchas similitudes con el nuestro. ¿Meras Coincidencias?.

LAS PAPAS DEL DR. GANDARA

En 1869, el Dr. Camilo Casares, atendiendo a un muchacho de no más de 14 años y constitución linfática que padecía de una ulcera en la pierna derecha, le suministró grandes dosis de condurango, raíz que crece casi silvestre en la provincia de Loja y que le habla mandado de regalo su colega el Dr. Javier Eguiguren y a los pocos días puso al chico sano y bueno de la ulcera y andando sin dificultad. Entonces Casares se alegró tantísimo que llamó a Mr. Corin, Ministro de Inglaterra en Quito, para que conociera su descubrimiento, el remedio contra las ulceras o saratanes, vulgarmente llamados cánceres.Corin, que no ha de haber sabido nada de medicina, inmediatamente dio la noticia a su Patria y los principales médicos de Europa empezaron a enterarse de ese milagroso condurango por diversas publicaciones científicas, de manera que en pocos meses comenzaron a llover los pedidos de la raíz o fuete, cuyo nombre es quechua y significa "Cóndor duro" y los hermanos Ordóñez Lazo invirtieron en grandes plantaciones para exportarlo. Las primeras muestras fueron envasadas para Londres y Hamburgo pero no dieron el resultado apetecido y todo quedó en simple novelería; sin embargo, los médicos nacionales no se dieron por vencidos y hasta bien entrado el presente siglo seguían recetando condurango en emplastos e infusiones amargas, así se trató a don Diego Noboa, de quien se dice que falleció a causa de un cáncer en la lengua o a la garganta, porque en esta última parte fue donde se le inició.El Dr. Ascencio Gándara era considerado en 1890 como uno de los más importantes facultativos de Quito pues sostenía la teoría de que no existía mejor cura que la de la propia naturaleza, para lo cual había que ayudarla a expulsar los malos fluidos del cuerpo del enfermo. Su método consistía en recetar con discreción cataplasmas, emplastos, frotaciones y parches y muy rara vez algún jarabe, píldora o sangría. Cuando visitaba a sus enfermos los observaba con gran atención hasta descubrir la causa del mal, entonces decía: "Ele, ahí esta la condición (causa) pasando al ataque con mucha sagacidad para no agravarla."En sus comidas era sumamente cuidadoso y solo tomaba una media copita de vino tinto al día, rehusando beber líquidos. También se decía que cuando le servían locros de papas se ponía muy serio y sacando una varita de papel tornasol procedía a medir su grado de acidez o alcalinidad. Si el locro estaba alcalino lo ingería con gran placidez pero si por desgracia estaba ácido debido al quesillo que contenía, montaba en santas furias y lo desechaba con rabia, diciendo: ¡Esto es veneno, está fermentado! así era de escrupuloso.De otros médicos también se decían cosas parecidas o peores, que entonces la profesión no estaba muy desarrollado como ahora y se daba de todo en la mata.Así por ejemplo, había un medico en Quito que curaba la pleuresía a base de raquetazos, con el resultado que sus enfermos, si sobrevivían, le cogían pavor. El caso era muy sencillo, la pleuresía consiste en que se llenan de líquido los espacios interpleurales y sube la fiebre y la infección.La curación se realizaba con una raqueta de madera con agujas que se calentaban al rojo blanco; entonces, sin que el enfermo se diera cuenta, se lo acostaba boca abajo y aplicaba tremendo raquetazo, para que las agujas penetraran a la pleura, retirándolas en seguida, para que el líquido pudiera salir y quedara la región descongestionada. Sin embargo, era tan grande el dolor, que los enfermos terminaban desmayados después del primer raquetazo y con toda la espalda hinchada y quemada. Ninguno se dejaba aplicar el segundo raquetazo al día siguiente, aunque se me aseguró que el tratamiento se componía de tres y que lo usaban hasta en Europa.De una parejita guayaquileña de recién casados supe que habían ido a pasar la luna de miel a Barcelona donde se enfermó el novio y le dieron los tres raquetazos, pero los dos últimos con inyecciones de morfina para aplacarle el dolor, de suerte que lo curaron de la pleuresía pero lo dejaron aficionadísimos a esa droga y regresó convertido en una morfinómano, hasta que se suicidó años después a causa de dicho vicio o enfermedad.La morfina entonces causaba furor y se recetaba para todo triquitraque. Yo logró conocer en Guayaquil a un doctor que habla sido muy famoso, pero que por el vicio a esa droga había perdido su clientela y prácticamente vivía de la caridad del prójimo; "temblaba al caminar y era de ver los apuros que pasaba para poder trasladarse de un lugar a otro donde tenía su consultorio y sus pantallas radiográficas”. se decía que en su juventud había sido un rumboso caballero, amado por las damas y hasta perseguido por ellas.De los años 20 también fueron los vicios literarios tales como las gotas de ajenjo, la ampolla de la coquein, etc. que junto al divino opio, hacían dormir y soñar en países raros, en viajes a Citerea; en fin, en todo aquello que por inalcanzable, el hombre ansia.Los jóvenes literatos que no morían suicidados, llegaban a la siguiente etapa de la vida totalmente destruidos; de allí es que los padres se asustaban cuando alguien en la familia salía escribiendo poemas, ya lo dijo Verlain "Cuando nace un poeta la madre lo maldice como a la peor desgracia que le pudiera suceder. Así eran esos tiempos, no tan lejanos pero ya olvidados.

LAS VICTIMAS DEL PACIFICADOR

En 1815 el Rey Fernando VII escogió al Teniente General Pablo Morillo para pacificar los territorios de Venezuela y Nueva Granada levantados contra su poder. Morillo era de regular estatura y muy corpulento, tenía don de mando y ojos negros y profundos que brillaban atentos y sin descaro; incansable, robusto, talento superior y genio constante en todo género de

privaciones; pero, la elección no fue correcta, porque Morillo equivocó el método y en lugar de venir con genio conciliador prefirió el látigo y las cadenas y aumentó la brecha entre criollos y chapetones. A Venezuela llegó acompañado de los Brigadieres Pascual Enrile y Francisco Tomás Morales llamados "los terrores de los malvados americanos" y miles de experimentados soldados de la península que habíanse curtido en las guerras contra los franceses.El 18 de agosto puso cerco a la amurallada plaza de Cartagena de Indias frente al Mar Caribe y después de 106 días, el 6 de Diciembre la tomó por hambre.Cuando entró a la plaza hizo fusilar a numerosos patriotas, volvió a erigir el Virreynato de Santa Fe y activó a la Inquisición como si nada hubiera pasado desde 1810. Enseguida su lugarteniente Sebastián Calzada derrotó a los patriotas en Cachiri y el Pacificador pudo entrar sin problemas en la capital colombiana, mientras los próceres se desbandaban en todas las direcciones. Camilo Torres, llamado "el verbo de la revolución", renunció la presidencia de la Junta de Gobierno y fue reemplazado por José Fernández- Madrid, quien no pudo reorganizar a los derrotados soldados del país, pues solo seis voluntarios se presentaron a su llamado por Bando y claro está, con tan corto ejercito, nada se hacia. El 5 de mayo de 1816 el Presidente Fernández— Madrid abandonó la ciudad; ese día amaneció claro y despejado, aunque negros nubarrones políticos se cernían sobre todas las cabezas. Había un desorden desconsolador y muchas gentes se movían en las plazas sin saber qué hacer. Varios cañones estaban abandonados en las calles, igual que los fusiles, lanzas y municiones dejados por los soldados en su huida. Solo el General Serviez y quinientos patriotas siguieron en perfecta formación rumbo a Pore, a donde llegaron el 23 de junio con solo 56 leales, pues los demás se habían desbandado en el camino, donde también quedó botada la imagen de la Virgen de Chiquinquirá. Morillo había marcado su paseo triunfal desde Cartagena a Bogotá, pasando por Mompós y Ocaña, con la sangre de numerosos mártires patriotas fusilados o arrastrados a prisiones y esto se conocía en la capital. El 26 de mayo Morillo y Enrile entraron de noche y por una callejuela secundaria, vestidos con amplio levitón que les cubría casi todo el cuerpo y parte de la cabeza y ancho sombrero de paja sin insignias. ¿Dónde está el general Morillo? le preguntaban algunos jinetes, creyendo que se trataban de simples comerciantes. ¡Atrás viene, contestábales y se hacía señalar la casa que el Cabildo le había destinado para morada, a donde entró sin saludar a nadie.Poco tiempo después todos conocían de su presencia y se formó una Comisión para saludarlo, siendo recibidos en la sala por el burdo Pacificador que salió de gran uniforme y conderaciones al pecho, a decirles: "No se extrañen señores: un General español no puede asociarse a la alegría fingida o verdadera de quienes hasta hace pocos días regaron sangre de soldados de su Majestad. Si hasta he temido que mi caballo resbale en ella..."' Llegó, dicen las Crónicas, "fiero y fementido y entre las sombras agoreras de la media noche, creyendo que América aún era la misma salvaje región que conquistaron los Corteses y Pizarros siglos antes y se metió a sus habitaciones. ¡Cuan equivocado estaba!"Al día siguiente se constituyeron los Consejo Permanentes de Purificación y la Junta de Secuestros para condenar a muerte, a prisión y a la pérdida de sus bienes materiales, a los sujetos que de una u otra forma hablan sido alguna vez del partido Patriota. La cárcel y los edificios del Colegio del Rosario y de la Tercera Orden franciscana fueron convertidos en presidios, donde los detenidos permanecían incomunicados. El 30 de Mayo algunas matronas lo visitaron pidiéndole clemencia para la ciudad por ser el día del onomástico del Rey Fernando VII y sufrieron el ultraje de salir despedidas con palabras de grueso calibre. El primer mártir fue el General Antonio de Villavicencio y Berástegui, fusilado el 6 de junio previa degradación militar, por la espalda y sentado en silla para mayor escarnio. "Salió muy entero y llegó al sitio donde estaba el pelotón. Allí lo degradaron quitándole el sombrero, la espalda y el uniforme y todo botaron con desprecio. El mismo se sentó en el banquillo y le tiraron por la espalda." Días después murió ahorcado y fusilado al mismo tiempo, el infortunado José María Carbonell, pues su cuerpo fue estropeado por el verdugo y se sacudió varios minutos pendiente de la horca en horribles contorsiones y sin poder morir, entonces la tropa le disparó tan de cerca que la túnica de lienzo que le cubría la ropa comenzó a arder. Poco después fueron fusilados en la huerta de Jaime, así llamada por un peninsular que había sido su propietario, los próceres Jorge Tadeo Lozano, Emigdio Benites, Crisanto Valenzuela, Miguel de Pombo, Francisco García de Celis y José Gregorio Gutiérrez que fueron al suplicio acompañados de varios sacerdotes y presididos de los hermanos del Monte de Piedad con ropas de color morado y tocando campanillas de lúgubres sonidos.

Cuenta la tradición que José Gregorio Gutiérrez al pasar por la antigua calle Real de Bogotá, divizó en el balcón de su casa a su mujer Antonia Vergara y a cuatro hijos suyos vestidos rigurosamente de duelo y arrodillados, entonces se hizo un momento de profundo silencio en que las miradas se enlazaron. Plantó la comitiva y las campanillas dejaron de tocar. El reo les dio su bendición y continuó la marcha hacia la muerte.Días después fueron ajusticiados Camilo Torres, Rodríguez Torices, Dávila y el no menos recordado Pedro Felipe Valencia, Conde de Casa Valencia, que antes de hacerse patriota había estrellado contra el suelo su escudo nobiliario de piedra que tenia sobre la chimenea del gran salón de su casa, diciendo: "Así como rompo este escudo, rompo con la tradición y el título y desde hoy seré solamente Valencia, ciudadano de la Patria." Años después sus deudos lograron reunir los trozos dispersos, conciliando la tradición con la República y hoy se enorgullecen de sus ancestros nobiliarios y sirven a su país con honor. El 29 de Octubre fue fusilado en la plaza de San Francisco el sabio Francisco José de Caldas, compañero de Humboldt en Quito, que permanecía preso en el Colegio de Rosario. De él se cuenta que al salir de la celda pasó por un callejón que daba al patio y recogiendo un trozo de carbón, escribió en una pared una letra "O" alargada y dividida con una raya y agregó: " ¡Oh larga y negra partida."El Jefe Fernández- Madrid, que había huido al interior, fue apresado pero salvó su vida porque el taimado Morillo logró enterarse que tenía numerosos parientes en Madrid y temió el poder de ellos en el Rey, pero de todas maneras lo desterró gritándole "Tiene tres días para partir y vaya a aprender lealtad donde sus parientes." Después desterró a noventa y cinco sacerdotes y a dos Gobernadores del Obispado, Monseñor José Domingo Duquesne y Juan Bautista Pey, por tener "muy alborotados a los demás curas con ideas raras y truculentas."Por fin, el 16 de Noviembre abandonó Morillo la capital y pasó nuevamente a Venezuela donde los acontecimientos militares reclamaban su presencia porque "un bravo generalito llamado Bolívar" les estaba ganando varias batallas a los soberbios soldados españoles vencedores de los ejércitos de Napoleón.

LECTURAS PROHIBIDAS

Del estudio de los legajos del ramo de contratación que contiene el Archivo General de Indias, donde constan los registros de las naos a Tierra firme (Panamá) y Nueva España (Méjico), así como de diversos datos tomados al azar, se conoce que fueron numerosas y muy buenas las bibliotecas públicas y privadas que florecieron en América durante el régimen colonial, a pesar de las severas medidas tomadas por Fernando el Católico, quien firmó en Ocaña el 4 de Abril de 1531, una resolución sobre circulación de libros en el nuevo mundo, prohibiendo expresamente la venta de "libros profanos ni de vanidades, ni de materias escandalosas", que fue incorporada en el Repertorio de Leyes de Indias de 1680, conjuntamente con las Cédulas aclaratorias de 1543 y 1575, que reglamentaron la del Rey Católico, dando prioridad a las lecturas piadosas y a la instrucción religiosa de los indios, prohibiendo que se les enseñe con libros profanos y mentirosos como el "Amadis de Gaula - muy en boga por aquellos años -puesto que por llevarse a Indios "libros de romance y materias profanas y fabulosas se siguen muchos inconvenientes porque los Indios que supieren leer - ladinos - dándose a ellos, dejarán los libros de buena y sana doctrina y leyendo los de mentirosas historias, aprenderán malas costumbres y vicios y además de esto podrían perder la autoridad a las Sagradas Escrituras y Doctores Santos, creyendo como gente no arraigada en la fe que todos nuestros libros son de una misma autoridad y manera." (sic)Criterio que por otra parte responde a las doctrinas del Padre Victoria, quien tenía a los indios por seres necesitados de tutoría por su naturaleza primitiva, e incapacitados para discernir sobre las verdades contenidas en las Escrituras y sobre las falsedades de las novelas de caballería, por lo que leyendo unas y otras, dudarían de todas y de todo.En 1555 los Procuradores de las Cortes de Valladolid, fundándose en razones morales, pidieron al Rey que prohiba la circulación en Castilla de los tan afamados libros de caballería, política de tutela que no sólo se aplicaba en América sino también en España. Posteriormente se ordenó recoger muchos Confesionarios y Libros Píos impresos en España e Indias, que no estuvieren examinados y aprobados por el Tribunal del Santo Oficio (La Inquisición) correspondiendo al de Sevilla revisar los libros que se enviaban de España, uno a uno, porque se habían filtrado numerosos textos expresamente prohibidos, que después aparecían en las librerías del nuevo mundo vendiéndose libremente. Tales las obras de Erasmo de Roterdam y de algunas Biblias con "sospechosos comentarios”.En 1556 y en 1585 se expidieron dos nuevas Cédulas sobre el tráfico de libros a Indias encargándose a las Oficiales de la Casa de Contratación de Sevilla que se fijen muy bien en todos y cada uno de los libros que se embarcaren a América, debiendo asesorarse y ayudarse con los Provisores Eclesiásticos para tal fin.LAS CLASES DE LIBROSPrimordialmente se prohibió el paso a América de libros que por su condición atacaban a las instituciones sociales y a la monarquía, con novedades de las que podían dimanar inconvenientes para la política del gobierno y las regalías del soberano; después, en el siglo XVIII, los que inspiraban ideas sediciosas en favor de la revolución.También se prohibió el paso de los llamados libros o novelas de caballería y los que trataren sobre historia y geografía de las regiones americanas recién conquistadas o los que versaren sobre la vida en Indias, ya que sus descripciones servían para que enemigos de España se enterasen de pormenores domésticos que luego les servirían de derroteros en sus viajes y piraterías. Por ellos se prohibió en 1566 que se escribiera sobre el nuevo mundo sin tener licencia del Consejo de Indias, prohibición que se recordó en 1641. BIBLIOTECAS Y LIBRERIASDe todas formas la venta y lectura de libros proliferó en Indias desde los días de la conquista. Una de las dos bibliotecas particulares más famosas de España, la del agustino Alonso de la Veracruz, apreciada en 7.000 ducados en 1575, pasó íntegramente a Méjico, siendo alojada en el Convento de la Orden. En 1590 el Contador Tristán Sánchez informaba desde Lima que los libros no pagaban impuestos, que pasaban muchos a esa parte de las Indias y que habiendo solicitado al Virrey del Perú, Conde del Villar, que ordene el cobro de impuestos, este no le hizo caso porque en las cortes de Toledo de 1480 se había liberado de tal pago a los libros, disposición que fue transcrita en la Real Cédula de 1548, en donde se especificó que sólo pagarían "avería", es decir, los gastos que irrogaba el sostenimiento de navíos que acompañaban a las flotas en su navegación por el Atlántico.En 1605 se embarcaron 346 ejemplares del "Quijote" en la flota que se hizo a la vela en junio y si se considera que ese fue el año de la aparición de dicha obra, tendremos que convenir que su difusión fue inmediata en América, porque la edición total no superó los 750 ejemplares.En 1606 el Mercader Juan Sarria embarcó en Sevilla 61 cajas de libros consignadas a su hijo de su mismo nombre, librero en Lima, quien viajó a Portovelo a esperar la remesa que llegó afectada por la humedad. En el trayecto a Panamá, Sarria el Mozo vendió 8 cajas de libros para satisfacer el flete y otros gastos y con las 53 cajas restantes llegó a Lima, encontrando 72 ejemplares del Quijote en su edición príncipe, así como otros 2.823 volúmenes más de diversos autores y materias. Sarria y su socio Miguel Méndez expidieron en ese año una remesa de parte de dichos libros a la ciudad del Cusco, donde se vendían a buenos precios.LAS FAMOSAS NOVELASFueron prohibidas por tratar de materias profanas y no verdaderas pero su lectura se expandió velozmente en América por ser del gusto del vulgo que las seguía con ansiedad siempre creciente. Las más famosas y leídas fueron: "El Amadis de Gaula", "La Crónica de Don Floriseal de Niquea" que por su índole pastoril excedió en el doble al número de lectores de la anterior. En las del ciclo bretón anotaremos: “La crónica de los nobles caballeros Tamblante de Ricamonte y Jofre” muy elogiada por Cervantes; luego tenemos "La demanda del santo Grial". En el ciclo Carolingio encontramos la popularísima "Historia del emperador Carlomagno y los 12 pares de Francia" conocida como "El Piamonte" por el apellido de su traductor al español. "El Orlando enamorado" de Boyardo apareció como primera parte del "Espejo de Caballería". El hijo que tuvo Amadis figuró como personaje central en "Las Sergas del virtuoso caballero Esplandian" escrita por Ordóñez de Montalvo. El nieto de Amadis figuró con "Lisuarte de Grecia" pero sin alcanzar la popularidad de sus antepasados. En cambio el bisnieto, personaje central del "Amadis de Grecia, caballero de la ardiente espada" escrita por Feliciano de Silva, fue popularísima, porque contiene parte de las aventuras corridas en América por el hijo de Silva, que figuró entre los conquistadores del Perú que regresaron a España, donde dejó escrita una crónica rimada, publicada en forma anonima en 1848.Otras novelas de este género, igualmente apetecidas, fueron: el "Palmerín de Oliva", las de su hijo "Primaleón", el "Belinianís de Grecia" de Jerónimo Fernández, el "Cristalián de España" compuesto, por su mujer Beatriz Bernal, libro que también llamábase "La Trapisonda" por la cantidad de aventuras en él narradas. Del ciclo grecoriental fueron famosas el "Pierre de Provenza y la linda Megalona" que escandalizó a Vives por su sensualidad no oculta, la "Flor y Blanca flor" que narra los amores de un rey Sarraceno y la hija de un esclavo cristiano; "el libro del esforzado y noble caballero Conde de Partinoples" traducido del francés, que según Menéndez y Pelayo es obra recomendable. Entre las novelas orientales se leía la "Historia del muy esforzado y valiente caballero Clamados", "Las Mil y una Noches"; la "Doncella Teodor" obra muy corta pero generalizadísima; "La Historia del Rey Canamor" y entre las españolas "El espejo de Príncipes y Caballeros" de Ortúñez de

Calahorra, la horrorosa "El Caballero de Febo" de Corvera, a la que Menendez y Pelayo calificó de basta enciclopedia de necedades ; "El Lepolemo o Caballero de la Cruz" condenado a las llamas en el escrutinio de la librería de don Quijote por Cervantes; "La historia de los amores de Clareo y Florisea" que influyó en "El Persiles" del propio Cervantes y "La Historia ethiópica" o "Teagenes y Clariquea" escrita por Heliodoro. Entre las novelas moralizantes figuraban "El Caballero determinante" traducida del alemán al castellano por el Emperador Carlos V y que Hernando de Acuña puso en coplas castellanas, que fue la versión conocida en América. También en verso fueron escritas los novelas "Calidón de Iberia" de Gómez de Luque; el "Florando de Castilla" de Jerónimo Huerta y "El Caballero de la Clara Estrella" de Loza.Entre las biografías en verso hallamos al "Caballero Así" o Biografía de San Francisco de Asís, escrita por Fray Gabriel de Mata.No fueron novelas sino más bien libros de aventuras, los siguientes, que también se leían mucho por aquellos días en América: "El libro del Infante don Pedro de Portugal" que cuenta sus viajes por África; "La espantosa y maravillosa vida de Roberto el Diablo" personaje histórico de Francia. "La Crónica Troyana" traducida por Núñez Delgado de alguna versión antigua de la Iliada, “La crónica de Cid”, “La crónica del Conde Fernán González, La crónica del Rey don Rodrigo” todas estas anónimas y sería muy largo seguir este tipo de novelas de caballería o de aventuras, unas imaginarias y otras reales, pero todas muy del gusto de las gentes en los siglos XV, XVI, y XVII.

LIBROS PERSEGUIDOS O QUEMADOS

En el "Indice de los registros de los denunciados desde 1780 hasta 1820" ante la Santa Inquisición de Lima, publicado a fines del siglo pasado como rareza de otros tiempos mas que como documento importante para la historia, aparecen los nombres de algunos ecuatorianos que vale la pena recordar. Van sin comentario alguno. - ALVARADO, Agustín.- En 1792 fue denunciado desde la villa de Riobamba por cantar una tonadilla malsonante, ser irreverente en el baile y leer en público ciertos versos de tinte heterodoxo.- LORENZANA, Agustín.- En 1799 se le denunció desde Guayaquil por libertino y expresar que no había infierno, amén de leer todo cuanto se le antojaba en gana, prohibido o no. Posiblemente este caballero debió ser pariente de don Fernando de Lorenzana, designado en 1848 por el gobierno ecuatoriano para Ministro ante la Santa Sede; fue recibido por el Papa Pío IX el 28 de Julio de ese año y hasta llegó a ser amiguísimo del Pontífice y uno de los que estuvieron presentes durante su agonía y muerte. POZO, Antonio.- Denunciado en 1806 por romper un crucifijo en la cabeza de su mujer, llevado por las iras, pues no le tenía la comida caliente. Era de profesión herrero.— GUILLON, Andrés.— Natural de Genova en Italia y comerciante en Guayaquil hacia 1806, fue denunciado por tener en su poder una artística tabaquera adornada con una Venus desnuda. Fue apresado y enviado a Lima, de donde no regresó, ignorándose cual habrá sido su triste destino. MEDICHE, Blas.— Quiteño y denunciado en 1820 por masón y leer toda clase de libros franceses, pues hablaba esa lengua a la perfección y había viajado mucho.CALVO, Diego.— Denunciado en Quito en 1801 por escandaloso, impío y lector de novelas francesas, además por estar amancebado con una india muy jovencita para la edad del goloso de don Dieguito. MEJIA LEQUERICA, José.— Ilustre orador quiteño en las Cortes de Cádiz, pero antes de su viaje fue denunciado en Quito por leer libros prohibidos, posiblemente tomados de la biblioteca de su maestro y cuñado el Dr. Eugenio Espejo, ya fallecido. Mejía era casado con Manuela Espejo, hermana del Precursor. GAINZA.- Gabino de.— Denunciado en el Cusco en 1796 por tener en su casa libros como "Pan y Toros" de Jovellanos.Este Gaínza fue elevado a la Presidencia de la Audiencia de Guatemala, había casado en Guayaquil con una hermana de Vicente Rocafuerte, de quien dejó nutrida descendencia. OLMEDO, José Joaquín de.— Guayaquileño, poeta y prócer de nuestra independencia. Fue denunciado dos veces, la primera en 1802 por leer la novela "Zaira" de Voltaire y la segunda en 1803 por prestar la "Henriada" del mismo autor a un compañero en el Colegio de San Carlos de Lima, donde estudiaba el bachillerato. Por lo visto ese tipo de lecturas eran muy populares en el Perú preindependentista. SÁNCHEZ DE ORELLANA, José.— Quiteño, hijo del Marqués de Villa Orellana, fue denunciado en 1817 en Quito por tener en su biblioteca "El Arte de Amar" de Ovidio traducido al español y "Las Cartas de Abelardo y Eloísa" en la versión francesa original, así es que debemos aceptar que este paisano dominaba el francés, era culto y conocedor de buenas obras literarias.ESPANTOSO Y AVELLAN, Vicente.- Guayaquileño y prócer del 9 de Octubre de 1820, fue denunciado cuando sólo contaba 16 años en 1804, por leer y tener en su poder algunos libres franceses, sin decirse cuáles.— CARCELEN, Rosa.— Quiteña de vasta cultura y perteneciente a las primeras familias de la capital, denunciada, por romántica y leer "las Cartas de Abelardo y Eloísa" y CAMPUSANO, Rosa.- Heroína guayaquileña por sus amores con el Protector del Perú, General José de San Martín. Mujer de gran belleza e inteligencia, de conversación agradabilísima y fino trato; se la denunció en Lima en 1820, meses antes de sus amores, por leer a D'Alambert y a Saint Simón y tuvo que abandonar dichas prácticas filosóficas para escapar de mayores problemas.Pero no crea el lector que solamente en la colonia se prohibía u obligaba a las gentes a leer lo que las autoridades a bien tuvieren en gana, que también en la República se ha cometido tan feo vicio; pues, en 1869,1a constitución garciana llamada Carta Negra, decretó la obligatoriedad de lectura de ciertos textos en las escuelas y colegios y Juan Montalvo denunció tan absurdo abuso en "La Dictadura Perpetua".Posteriormente en 1935, en Cuenca, el entonces Rector de la Universidad mandó a los porteros a que retiraran los pliegos de "Chorro Cañamazo", libro de versos, en 405 ejemplares, que había impreso G. Humberto Mata, diciendo que se los entregaran dizque para dárselos a su autor, cuando en realidad lo que hizo fue arrojarlo al fuego en la plazoleta de Santo Domingo, por ser lectura contraria al buen gusto y a los intereses de los sombrereros de la zona austral del país.Así es que tan hermosos romances, reclame contra la explotación de los tejedores por mano de los exportadores, fueron a dar a las llamas y se necesitó de más de treinta años para que saliera la segunda edición; que felizmente pudo G. Humberto salvar dos ejemplares que tenía en su casa corrigiendo, que si no, se hubiera perdido la obra para siempre.Otro curioso caso de persecución se dio en el Guayaquil del siglo pasado, hacia 1850 aproximadamente, cuando un joven colombiano y poeta, de apellido Gómez, descontento por no haber sido invitado a un baile de sociedad, se puso detrás de un estante a apuntar a todos los invitados, que zarandeó después en versos urtipicantes, ridiculizando sus torpezas y fatuidades y tal fue el escándalo provocado por "La Ensaladilla", que así llamaba la poesía, que el autor tuvo que tomar el primer buque que se hacia a la mar para burlar a sus peligrosos perseguidores, que hasta querían lincharlo. Nunca más se le vio la cara a Gómez por estos contornos. Era dueño del almacén "La Maravilla", donde se habían hecho públicos los versos, tuvo que cerrar por algún tiempo para evitar los denuestos de los perjudicados.

LOS BORBONES ESPAÑOLES

La Infanta María Isabel de Braganza, que por mayoría de edad le tocó ser mujer de Fernando VII, realmente era feúcha, modesta y modosita como hija de familia y no tenía nada de cortesana, aunque según rezan las crónicas de antaño, su virtud era incomparable. Todos los días iba a misa sin perder novenas, seguía las cuarenta horas sin fallar y rezaba un rosario completo con estaciones meditadas. Bueno, de ella todo esta dicho y a no ser que murió prematuramente, no de parto como era lo corriente sino de enfermedad natural y como estaba embarazada los médicos le practicaron una cesárea postmortem sacándole una niña sin vida.El publico, siempre pendiente de cualquier noticia truculenta, dio en decir falsamente que al sacarle a la niña, la reina había abierto los ojos y prorrumpido en gemidos, presumiéndose una verdadera carnicería y tuvo que salir la tropa a disolver al populacho que gritaba desaforadamente pidiendo la cabeza de unos cuantos hijos de Galeno, culpables de tan horrendo y espeluznante crimen.En Guayaquil tuvimos noticias de este funesto suceso y las damas se escalofriaron, habiendo llegado la noticia junto a otra, también triste, pues había muerto en Roma Carlos IV, a donde vivía desterrado luego de su vergonzosa abdicación. El Cabildo decretó ceremonias luctuosas y mató como vulgarmente se dice, dos pájaros de un tiro.Meses después y repuesto de su dolor, el asustado Fernando VII decidió contraer nuevas nupcias porque necesitaba un hijo que lo heredase y no deseando que se repitiera el verso de las portuguesas, escogió de más lejos y en la persona de Mana Josefa Amalia de Sajonia, excelente niña de solamente quince años, hija del Gran Elector de Brandeburgo, Maximiliano I. Eran los años cumbres de la Santa Alianza de Meternich y había que unir coronas e intereses por matrimonios; demás está decir que los comprometidos ni siquiera se conocían y cuando se vieron, se sorprendieron ambos. El encuentro se produjo el 20 de octubre de 1820, así es que no nos compitió celebrarlo porque desde ya éramos once días independientes; sin embargo, como la princesa se casó meses antes y por poderes, en Alemania, en teoría fue la última en gobernarnos. Ella era muy serena, entiéndase fría y germana hasta el tuétano y a su entrada en Madrid volvieron a desengancharse los caballos para que el pueblo halara su carruaje como la vez anterior. Dos hermanas del rey condujeron del brazo a la novia. Eran las dos feas pero inteligentísimas Infantas Marta Francisca y Luisa Carlota, esta última pasaría a la historia por la sonora bofetada conque premió al Ministro Tadco Calomarde, cuando, aprovechándose de la agonía de Fernando VII, le había hecho firmar una cláusula testamentaria por la que dejaba sin parte en la real sucesión a su hija mayor la futura Isabel II. En dicha ocasión, Calomarde solo había atinado a balbucear: "Manos blancas no dañan" pero si pegan, agregó el vulgo por su cuenta, riendo del ridículo incidente.María Josefa Amalia de Sajonia gobernó algunos años con su marido pero fue muy desdichada porque no pudo concebir debido a que tenía matriz infantil, según diagnosticaron los mejores especialistas de Europa que la fueron a examinar y como ella misma lo dijo en una de sus poesías, porque era poeta en sus ratos de ocio:De mi no quedo qué hacer/ obre Dios en su clemencia...// indicando que no podía traer hijos al mundo por causas mayores, mas el vulgo sacó que en cambio daba numerosos partos de su numen, pues era muy propensa a quedar embarazada por cualquier nimiedad, como por ejemplo, estar frente al rey, rezando ambos. Conózcase este verso y juzguesela. La víspera del día/ de excelsa gloria lleno/ que apareció sin mancha/ la madre del eterno;/ en el dulce recinto/ de nuestros aposentos/ me hallaba con mi esposo/ solo los dos y quietos/ y entre ambos de la iglesia/ con los himnos selectos/ cantábamos las glorias/ de aquel que es solo eterno./ ¡Que bonito! ¿Que más se puede pedir a una reina que no tenía al español por su idioma nativo?Fernando VII la sobrevivió algunos años, suficientes para contraer cuartas nupcias con una sobrina de Italia, de la rama segundogenita de los Borbones españoles, llamada María Cristina de Borbón, quien llegó jovencita a Madrid y casi se murió de susto al ver a su tío y esposo, pero como ya no quedaba nada por hacer, se decidió al matrimonio y pudo dar a luz dos Infantas, que después serían Isabel II y su hermana Luisa Fernanda. De la primera descienden los actuales Borbones de España pues se casó con su primo hermano el Infante Francisco de Asís de Borbón, matrimonio que le fue impuesto contra su voluntad y que no resultó, porque él era homofilíco terminando en separación. Ella era muy maja y simpática, bajita, regordeta y muy sensual; él, algo afeminado por decirlo en términos elegantes. Cuando advino la revolución del 68 que proclamó la I República española, ya los regios cónyuges ni se veían aunque vivían en Madrid y con motivo del viaje a París llegaron a Palacios diferentes y nunca más se les vió como a marido y mujer. De este matrimonio fue hijo Alfonso XII que se casó en primeras nupcias con su prima hermana Mercedes de Borbón Orleans, fallecida a los pocos meses de tuberculosis pulmonar y en segundas nupcias cuando él estaba también tuberculoso, con Marta Cristina de Habsburgo. De este segundo enlace nació Alfonso XIII, que contrajo nupcias con la Princesa Eugenia de Battemberg, nieta de la reina Victoria de Inglaterra y que sin quererlo ni saberlo portó en su sangre el gene de la hemofilia que sufrieron sus hijos, pues es sabido que esa enfermedad la transmiten las mujeres y la sufren los hombres. El único sano de todos ellos fue el Infante don Juan de Borbón, que casado con su prima Mercedes de Borbón vive actualmente en Estoril con el título de Conde de Barcelona y son padres del Rey Juan Carlos de España.(1) Y para terminar con este largo recuento genealógico ha de saberse que la reina María Cristina al enviudar de Fernando VII pasó algunos años cuidando a sus dos hijas menores de edad, hasta que una tarde que iba en carruaje y de paseo, atinó a ver por la ventanilla a un apuesto Guardia de Corp que la escoltaba; averiguando el asunto se trataba de Manuel Muñoz, joven y plebeyo, pero muy de su real placer, con quien contrajo matrimonio morganático y secreto en una de las capillas del Palacio y tuvo casi una decena de hijos que heredaron su fortuna personal y numerosos títulos de nobleza. De aquí descienden los Duques de Rianzares, Grandes de España y colorín colorado, este chisme se ha acabado.Artículo escrito en 1985.- Hoy ya es fallecido y gobierna España su hijo Carlos de Borbón.

LOS CAICHE

Poco antes de la llegada de los conquistadores gobernaba las parcialidades de Daule y Quijo - Daule la cacica Caiche, quien estaba casada con un Cacique que llevaba el nombre de Daule, hasta que este último fue asesinado por otro cacique llamado Ambiocón, del pueblo de Guayas. Poco después la Cacica Caiche contrajo nuevas nupcias con el Cacique Chaune de Chongón - Colonche, que se opuso a los avances de las tropas del conquistador Pedro de Alvarado en 1534, quien ordenó al Cap. Pedro de Moscoso que avanzara al interior con una partida de hombres armados y a su hermano el Capitán Gómez de Alvarado que explorara hacia el sur.

Moscoso navegó por las márgenes del río Colimes hasta llegar a un poblado que halló desierto y lo bautizó con el nombre de "Las Golondrinas" por la profusión de ellas, después siguió internándose hasta descubrir a Vacaín y Chonana, dos centros de primer orden en la tribu de los Daules, que encontró igualmente desiertos.Gómez de Alvarado llegó al sitio Amay donde gobernaba el Cacique Guayaquile. Allí comisionó al Capitán Benavides para que llevara noticias a su hermano y aprovechó para explorar la cuenca fluvial en una enorme extensión. El caserío de Amay estaba asentado en la ribera del río Changuil muy cerca de la actual Babahoyo y en terrenos que después fueron del Ingenio San Pablo, de propiedad de Jaime Puig - Mir.Poco después Pedro de Alvarado y el Cap. Benavides siguieron a Amay y por allí pasaron a la sierra utilizando la vía de Guaranda. El Capitán Juan Enríquez de Guzmán quedó con algunos soldados y exploró las márgenes del río Chongón donde sostuvo un sangriento encuentro con los Daules, apresando a Chaune y a varios Caciques a los que hizo dar muerte.CULTURA DE LAS TOLAS Y HUANCAVILCASLos indios de la costa conservaban buenas relaciones entre sí a pesar de sus diferentes orígenes pues tenían como enemigo común a los Incas, que desde tiempos de Tupac Yupanqui y luego de su hijo Huayna Cápac habían querido sojuzgarlos. A la llegada de los conquistadores los habitantes de la actual provincia del Guayas se dividían entre Huancavilcas, Chonos y Punáes. Desde el mar hasta la margen izquierda del río Grande eran Huancavilcas o Manteños del Sur como también se los ha denominado últimamente por su orígen. Desde la margen derecha hacia la cordillera eran Chonos y en la isla de su nombre vivían los Punáes.Los Chonos, cuyo nombre significa perro en quechua, fueron así denominados por los incas, que como no los pudieron sojuzgar los bautizaron tan despectivamente. El primero que estudió su cultura fue Otto Von Buchwald en 1908 quien los llamó "Cultura de las Tolas" por la forma especial como enterraban a sus muertos. Posteriormente Emilio Estrada los bautizó como "Milagro - Quevedo" por los sitios estratigráficos en que realizó sus cortes. Hoy se conoce que los Chonos fueron parte de la cultura "Chorrera", sabían tejer y cultivar, descollando como ningún otro pueblo de nuestra costa en el delicado arte de la orfebrería, forjando láminas delgadísimas de un milímetro de espesor con las que confeccionaban artísticas joyas de concepciones zoomorfas y antropomorfas, algunas de las cuales se exhiben en la actualidad en el Museo de Oro del Núcleo del Guayas de la C.C.E. (aretes, narigueras, ajorcas, collares de ceremonia, etc.) (1).(1) El museo fue incendiado intencionalmente dos veces para robar las piezas que contenía.LA CACICA CAICHEHacia 1.545 los padres de la Orden Mercedaria llegaron a Daule y bautizaron a la Cacica Caiche con el nombre de Constanza, educándola en la Encomienda del Capitán Alonso Giraldo de Vargas. La sucesión debía pasar a su hijo mayor llamado Francisco pero como este murió de enfermedad natural, fue llamado el segundo a quien conocían como don Alonso Chaune, por haber sido bautizado con dicho nombre en 1542 en la encomienda de los Caps. Hernando Agustín de Holguin y Baltazar de Navas, a quien se admitió como señor natural de toda la tierra y provincia de Daule, bajo cuya jurisdicción caían diferentes jefes subalternos que no eran otra cosa que indios principales o señores de indios.Entonces ocurrió que la cacica Constanza Caiche contrajo terceras nupcias con el Cacique don Pedro Guayanave, de los Quijo - Daules, quien tenia una antigua concubina nombrada Catalina Xaune, con quien convivía según sus leyes, puesto que los Chonos eran polígamos, respetando a la principal como jefe de todas las demás. Así pues, Guayanave no escapaba a esta regla y mantenía a la Xaune en calidad de "mujer secundaria o dama de compañía" para que le sirva en todo dentro de su casa. Después se supo que al llegar Doña Constanza Caiche, la tal Catalina paso a dirigir las labores de la panadería y allí se estaría muy quietecita, guardando el rígido estatus de segundona. Guayanave ya tenia en ella por lo menos, a un hijo, que se conoce con el nombre de don Domingo Banepo. Eran los tiempos de las reducciones de pueblos de indios; cada reducción tenía un señor natural y el jefe de todos ellos era el Cacique principal, dignidad que recaía en don Pedro Guayanave de los indios Quijo - Daules, pues los Daules eran administrados por don Alonso Chaune, hijo de doña Constanza como ya quedó visto. Para el censo general de 1581 aún figuraba como Cacique de Daule don Alonso Chaune, que también era conocido como Alonsa Caiche, caracterizándose por su gran capacidad para mantener la paz y las buenas relaciones de armonía entre indios y españoles, así como por su probada fe cristiana, lo cual le había atraído el respeto de las autoridades y el amor de sus súbditos. Mas, ocurrió, que habiendo fallecido sin sucesión masculina, fue llamada a sucederle su hija única doña María Caiche, menor de edad, y se planteó un problema; las cosas se allanaron de la mejor manera pues doña Mencía Guayanave Caiche, hija legítima de don Pedro Guayanave tercer marido de doña Constanza Caiche, renunció a sus derechos sucesorios en el cacicazgo y contrajo nupcias con un español vecino de Quito llamado Juan Núñez, recién llegado a Guayaquil, con quien parece que fue muy feliz aunque no tuvieron hijos y habiendo enviudado de Núñez siguió viviendo en su casa de Guayaquil, querida y respetada y murió de edad provecta. Su hermano entero llamado don Cristóbal había fallecido joven. Su medio hermano don Domingo Banepo entró entonces al gobierno de los Daules como simple gobernadoro regente hasta que doña María cumpliera su mayoría de edad. No está demás indicar que Banepo ya tenía a su cargo el cacicazgo de los Quijo - Daules, por muerte de su medio hermano don Cristóbal y renuncia de doña Mencía.I pasaron los años y doña María llegó a la pubertad y casó con el Cacique Juan Nauma, hijo legítimo de don Juan Guayxi, Cacique de Solpo y de doña Isabel Peñajo su legítima mujer, quien también descendía de Caciques. Entonces fue reconocida como Cacica de los Daules y adquirió el de Quijo - Daule por su condición legítima,De ella se ha conservado una buena memoria pues fue humilde con los humildes y soberbia con los soberbios, siempre franca, jovial y generosa a pesar de que las rentas de su gobierno, antiguamente esplendorosas, desde la llegada de los conquistadores habían decaído ostensiblemente. I para colmos debía servir a las autoridades ayundandolas en todos los casos que se presentaban como sucedió con las dos invasiones piráticas, la revolución de las alcabalas en Quito y en otras oportunidades, sobre todo cuando los viajeros pasaban por Daule de ida o vuelta a Quito.También se sabe que fue siempre llana en su trato y muy hospitalario, siendo su casa un remanso de paz y de atenciones, pues sabía agasajar a sus invitados a la usanza de Lima y Guayaquil. Mas, no se crea que ella era una dama delicada, muy por el contrario, era fuerte y aguerrida, contándose el siguiente episodio.MATA UN LAGARTO CON UN PALOFray Antonio Vásquez de Espinosa en su "Compendio y Descripción de las Indias Orientales" relata que una mañana en que doña María tomaba su baño, desnuda, en el río Daule, fue avisada con grandes voces para que saliera, porque un enorme lagarto se le aproximada por atrás y anticipándose al banquete lucía en sus pestíferas fauces una mueca de profundo agrado. Doña María, sin pensarlo dos veces, nadó a la orilla y presa de pavor saltó a tierra; pero, pasado el susto inicial, regresó al agua provista de un palo de mas o menos una vara de largo y enfrentó a la fiera, que no se amilanó. La lucha fue intensa y ante casi un centenar de espectadores, que temblaban por la triste suerte que le esperaría a la Cacica si no ganaba a su oponente.

I frente a frente, la bestia y la bella, ésta última le introdujo el palo en las fauces abiertas, a manera de estaca, sujetándolo con todas sus fuerzas para impedir que se librara de él y así se estuvo en tensión, sin aflojar, hasta que el animal se empezó a cansar y aflojó, siendo obligado a voltearse, a tragar líquido y a morir. Los presentes no podían dar crédito a sus ojos. ¡Una mujer matando a un lagarto! y algunos hasta quisieron entrar a auxiliarla pero ella se opuso tenazmente, pues no quería compartir su victoria con nadie. Demás está decir que fue vitoreada sin fin y que por esta hazaña ha quedado su memoria aureolada por siempre. ¡Ah, se me olvidaba, claro que es solo un pequeño detalle, pero vale la pena que lo sepan: doña María pesaba casi doscientas libras y tenía fuertes músculos...!SU GENEROSIDAD ERA PROVERBIALYa se ha indicado que las rentas del Cacicazgo de Daule estaban muy disminuidas pero en cambio ella era propietaria de extensas arboledas y sembríos que la hacían rica. Casi siempre donaba gran número de alfajías para la construcción de los navíos reales. Para la expedición militar del Capitán Andrés Contero y su yerno Martín González de Carranza contra las tribus de Esmeraldas, mantuvo a su costa a un soldado armado y a caballo, dándole de comer y dormir a la tropa en su ida y regreso, que fue aparatoso.En 1599 compró a la corona el Cacicazgo de los Indios Quijo - Daules en 500 patacones de oro. El Virrey Marqués de Salinas legitimó dicha negociación que tuvo como antecedente un reclamo presentado en su contra por Domingo Banepo. Igualmente en 1629, cuando murió en Daule Domingo Huacón, Cacique de los Yancos, obtuvo del Corregidor de Guayaquil, Francisco Pérez Navarrete, que le adjudicare dicha parcialidad, aumentándola a sus dominios y extendiendo su gobierno a lo ancho y largo del rio Daule en el actual cantón de su nombre.UN LEGULEYO EN LA FAMILIAPara 1631 la dicha doña María había fallecido pues ese año figuraba un hijo suyo llamado Juan Caiche como Cacique de Daule, Quijo-Daule, Yanco, etc. abogando por los derechos de sus vasallos indígenas, que aunque ya no eran muchos por haber sido diezmados por las pestes de viruelas que azotaron este continente de norte a sur, gemían en la opresión y en la desigualdad con que los trataban los blancos.Caiche convocó a comicios dauleños y obtuvo la representación ante el Cabildo de Guayaquil para alcanzar las exenciones que esperaba. El protector de naturales Benito Cisneros de Mendoza terminó dándole la razón y extinguió la mita y el concertaje a que estaban obligados los indios de Daule en la real fábrica de aguardiente y tabaco, así como también a trabajar de chasquis, esto ultimo era muy peligroso por la cantidad de fieras que existían por la selva y que en algunas ocasiones habían devorado a los correos.EL HIJO RESULTA AUMENTADO Y CORREGIDOAl morir don Juan le heredó su hijo mayor llamado Tomás Caiche, quien ya no era muy joven. Este Tomás se había iniciado como aventurero en sus años mozos trabajando en los astilleros de Guayaquil. De él se decía que siendo muchacho había escapado de la casa paterna para Guayaquil, después siguió a Lima, centro de la elegancia de la época, ciudad en la que los nobles andaban en carrozas y acostumbraban fiestas de mucho boato.Allí trabajó de Cabo de escuadra de Infantería en la Compañía de Naturales de Lima, luego siguió como Alférez y Capitán en la de Forasteros, de donde salió con letras de buena conducta para retornar al fin a Guayaquil, ingresando al gremio de Carpinteros de ribera donde llegó a Jefe y Maestro.Hacia 1685 estaba nuevamente en Daule en pacífica posesión de sus dominios y fue sorprendido por una orden del Corregidor Domingo de Iturri Gaztelú, quien había posesionado en el Cacicazgo de Yanco a Miguel Saracualla, hijo de Tomás de Saracualla y de Pascuala Ana, nieta ella de Miguel Huacón fallecido en 1629 ejerciendo el Cacicazgo de los Indios Yancos como ya se vio.

CAICHE CONTRA SARACUALLALa disputa que siguió Tomás Caiche a Saracualla envolvió la vida judicial de Daule por algunos meses y motivó mas de una discusión pues dicha población tomó partidos ya que no faltaban los descontentos contra Caiche que querían ver disminuido su poder y otros que siguiera como Cacique. Más de una camorra se armó en las entonces estrechas callejuelas. Saracualla esgrimía ser bisnieto de Huacón, aunque no se sabe si por línea legítima o ilegítima debido a que doña María Caiche sucesora de Huacón, nunca explicó el asunto y antes, parece que quiso ocultarlo.Igualmente Saracualla dijo que había servido a la corona como Cobrador de Reales Tributos con cuentas siempre limpias, asistido a las trincheras de 1684 desde las que luchó valientemente contra el pirata William Dampier junto a numerosos indios amigos suyos, formando un batallón propio y de lucida actuación militar.Caiche tampoco se quedó atrás y buscó papeles que lo favorecieran; encontró que en el curriculum de su contrincante había partes escabrosas como una aventura que alejó a Saracualla de Daule cuando aun joven hirió a puñaladas a un vecino; además estaba el hecho de que Saracualla, a pesar de ser descendiente de un Cacique jamás se había tomado el trabajo de probar su condición de indio noble y ladino ante ningún Tribunal, de donde se deducía que no era posible que se le posesionara de Cacicazgos.Esto ultimo motivó el Corregidor a sentenciar a favor de Caiche, quien hizo su entrada triunfal en Daule el 14 de Abril de 1686, a las diez de la mañana, saliendo a recibirle el Cura Párroco Dr. Juan Girón de Cabrera, comisionado por el Cabildo para darle posesión de sus dominios, quien le otorgó la Vara alta de Alcalde Mayor, le entregó armas ofensivas y defensivas, lo cubrió con capa española de paño y vueltas, forrada en su interior de seda negra por ser Cacique y en fin, le confirió la mayor de todas las distinciones de esas épocas, decir Misa en su presencia y en la iglesia Matria del pueblo, solicitándole previamente la venia para poder consagrar. ¿Se quiere más?.Meses después el 29 de Noviembre de 1699 tuvo la inmensa alegría de saber que el Real Consejo de Indias le había otorgado en forma definitiva el Cacicazgo de Daule y sus parcialidades, a la usanza de los antiguos Mayorazgos de España, con el carácter de vitalicio y hereditario, para si y sus descendientes, con derecho a beneficiarse de una pensión de 500 a 600 pesos anuales sacados de la primera encomienda que quedara vacante en Guayaquil y su provincia, con categoría de hidalgo y derecho a figurar como Capitán de la Real Maestranza del puerto y astillero de Guayaquil, a la usanza de los del Callao y Sevilla.Además el Consejo ordenaba al Presidente de la Audiencia que don Tomás debía ser tratado con los miramientos acordes a su rango por su condición de miembro de "un muy antiguo linaje de Caciques y por las mercedes que sus antepasados ganaron en el Real Servicio de su Majestad", de acuerdo a lo expresado en la Cédula de Su Majestad Carlos II, del 26 de Marzo de 1697, que declaraba a los Caciques y a sus descendientes "nobles y por limpios de sangre" a todos los indios de América, habilitándoles para ocupar oficios eclesiásticos, políticos y administrativos, tanto en lo militar como en lo civil, pudiendo

ingresar a las Ordenes de Caballería de Santiago, Alcántara, Calatrava y Montesa, tradicionales en España desde la guerra de la Reconquista. También podían ingresar a las Ordenes Religiosas y profesor los votos mayores y menores.El Informe fue firmado por el Licenciado Pedro de Gamarra y Amaga, Fiscal del Real y Supremo Consejo de Indias, en Sevilla, el 25 de Septiembre de 1699.DESCENDENCIA DE DON TOMAS CAICHEEl Cacique Don Tomás Caiche fue padre de otro don Tomas y de dona María Caiche, quien recibió del Rey Felipe V el 2 de Agosto de 1714 una cédula concediéndole 500 pesos anuales de por vida, sacados de encomienda de indios y 1000 por una sola vez de la primera que vacare; Doña María tuvo otros hijos pues se unió en su ley al Capitán Juan Pérez de Villamar y Aviles, hijo legítimo del Capitán Juan Pérez de Villamar y Pérez de Caborno, Caballero de la Orden de Santiago, natural de la villa de Villamar de Arriba en el principado de Asturias y fundador de Ciudanueva de Guayaquil en 1693 y de Isabel Alvarez de Aviles Obregón, guayaquileña, descendiente de conquistadores. De la familia Villamar Caiche, que tuvo muchas riquezas en Daule, descienden en la actualidad los Veles, Varas, Pimentel (una de sus ramas) Segarra, etc. de esta ciudad.Igualmente en el Capitán Tomás Carbo y Martí tuvo a Bartolomé que testó en Daule el 3 de Setiembre de 1752 casado con Francisca Castro Morán, a Francisco Carbo casado con Bartola Alvarez sin hijos, a Magdalena y Catalina Carbo que se dedicaron solteras a servir a sus coterráneos quienes las consideraban las madres de todos y a Fray José Carbo, franciscano, que por su gran talento y capacidad fue llevado a España y no volvió.Doña María debió fallecer antes de 1719; pues, en ese año fue confirmado en el Cacicazgo su nieto Juan Teodoro Caiche, hijo de Tomás Caiche ya fallecido. El dicho Juan Teodoro obtuvo en 1739 una Real Merced de posesión en el gobierno de los pueblos de Daule y Chanduy en el Corregimiento de Guayaquil y el título de Capitán de Infantería con sueldo por dos vidas para él y sus descendientes, con la tasa que debe gozar en los puertos de Callao y Panamá. Dn. Juan Teodoro Caiche fue padre de José Caiche, nacido hacia 1.720, quien casó con Maria Baidal y fueron padres a su vez de Pedro Isidro Caiche, bautizado en 1.750, quien quedó huérfano y por eso el Gobernador de Guayaquil procedió a entregar el señorío de Chanduy, Daule y Colonche a Juan Chonana quien gobernó hasta 1.770, año en que por orden del Gobernador Juan Antonio de Zelaya y Vergara se le dio el mando al joven Pedro Isidro Caiche. Diez años después, el 80, hubo reclamos, pues algunos indios adujeron que el tal don Pedro Isidro Caiche era mestizo y no indio puro y había robado a su mujer un rosario de cuentas de oro.Ante tales hechos se hizo Cargo del señorío su tío Dn. Antonio Caiche, hermano de José Caiche, fallecido como ya quedó establecido.El segundo don Tomás Caiche hermano de Doña María, fue hombre rico y principal y también Cacique en Daule, tuvo casa principal en Daule pero solo la ocupaba de vez en cuando, pues prefería vivir en Guayaquil, hacia el costado izquierdo de la actual calle Julián Coronel y a la altura de la boca del pozo, en un callejoncito que borró el Incendio Grande de 1896 y que hasta ese año era conocido con el nombre de "Callejón del Cacique" o "Callejón del tigre", porque tenía la sana costumbre de aflojar a un tigrillo o gato montes domesticado para que merodeara por los contornos alejando a los ladrones y a los numerosos pretendientes de sus hijas, que han de haber sido guapas y ricas para merecer tanto honor.Todavía existen Caiches en Daule pero ya no usan tan significativo apellido pues lo han transformado en Carchi; son gentes pudientes cuidadosa en su conducta. En ese vecindario les guardan las consideraciones debidas asu noble condición de descendientes de Caciques.

DESCENDENCIA DE LA CACICA CONSTANZA CAICHE EN SUS TRES MARIDOS

Cacique Daule

Cacique ChauneEl viejo + en 1534 por los españoles

=ConstanzaCacicaCaicheDe Daule

=CaciquePedroGuayanaveDe los indios

Catalina Xaune

Francisco

Chaune + Cacique AlonsoChaune

=CristóbalGuayanave + joven

Mencia Guayanave

Domingo Banepo, Cacique De Quijo-Daule (Gobernador del Cacicazgo de Daule en la

=

Juan NúñezVecino de Quito

Cacica María Caiche =

Juan Nauma

Cacique Juan Caiche1624-1682Cacique Tomás Caiche

TomásCarbo y Marti

María CaicheN.1680? + 1719

Flia. Carbo Caiche

Cap. Juan Pérez de Villamar Y AvilésFlia. Villamar

Caiche

Juan Teodoro CaicheSe querelló en 1737 con José Chonana padre legítimo de Alejo Chonana, Cacique confirmado 1719

José Caiche N. 1720?

María Baidal =

Pedro Isidro Caiche N. 1750 Confirmado Cacique en 1770 y acusado de mestizo el 80

Antonio CaicheCacique en 1780

LOS CUATRO TESOROS DE ATAHUALPA

Cuando Pizarro llego a las cercanías de Cajamarca tuvo el buen cuidado de enviar a dos de los suyos a parlamentar con Atahualpa, que acepto recibirlo al día siguiente. Junto al Inca estaba el General Rumiñahui, hombre viejo y experimentado, que había combatido desde los tiempos de Huayna Cápac, que no creía en la sinceridad de los extranjeros y aconsejaba desconfiar. Llegado el momento de la reunión, el Padre Valverde se adelantó y presentó una Biblia. Atahualpa la tomó con curiosidad y no sabiendo de qué se trataba pensó que se estaban burlando con un regalo tan pobre, indigno de su real persona y la arrojó al suelo. Entonces Valverde dio la señal convenida y se realizó la mayor traición que registra la historia de Sudamérica siendo apresado Atahualpa y muriendo muchísimos caballeros de su cortejo, desprevenidos y desarmados sobre todo este último, que ha sido silenciado por los historiadores. Rumiñahui no se encontraba lejos y al oír el ruido de la artillería española salió hacia el norte con cerca de 5.000 guerreros que tenia a su mando y sin ayudar a su monarca. Con esta tropa llegó a Quito, capital del reino y llamándose apoderado del Inca depuso al Cacique Cozopanga haciéndose entregar los tesoros. Poco después Atahualpa los solicitó para pagar su rescate pero Rumiñahui se negó a devolverlos, aduciendo que de cualquier forma el Inca moriría a manos de los extranjeros y que era mejor conservar el oro lejos de tan ambiciosos hombres.Un hermano de Atahualpa llamado Illiscacha, en español Illescas, viajó a Liribamba, Capital de Puruhá y tomó el oro del templo y del palacio, entregándolo a Fernando Pizarro que estaba cerca de Cajamarca. Sin embargo no tuvo corazón para ver a su hermano en prisión y regresó a Quito donde permanecían los hijos menores del Inca, con peligro de muerte,por la ambición de Rumiñahuy. Cori Duchicela, hermana y mujer de Atahualpa y señora de mucho entendimiento, vivía en Quito con su hijo mayor Hualpa Cápac ycuando conoció lanoticiade la muerte de su esposo, pidió a Rumiñahuy que la entierre junto al cadáver de Atahualpa, que había sido llevado de regreso a Quito; luego se quitó la vida y con este motivo se oficiaron solemnes honras a las que asistieron los parientes de la Casa Real y cuando todos estaban embriagados, Rumiñahuy apresó a Illiscacha amarrándole a una estaca y delante suyo hizo pasar a cuchillo a más de 200 parientes consanguíneos de Atahualpa, por el lado materno, exterminando a la alta nobleza indígena quiteña.A continuación acabó con los hijos del emperador que eran muchos y con todas sus mujeres y concubinas que pudieran estar embarazadas, finalizando con Illiscacha al que ahorcó con sus propias manos y sacándole por entero la piel hizo un tambor sobre el que clavó su calavera.RUMIÑAHUY UNICO DICTADORSin competidores por el momento, Rumiñahuy se sintió fuerte en sus crímenes y se hizo jurar y reconocer por soberano, convirtiendo el templo del sol ubicado en la cima del monte Panecillo en un verdadero harén. Más de cien doncellas de las primeras clases sociales del reino de Quito, que allí vivían dedicadas a bordar y tejer telas para el Inca y saludar al dios sol todos los días, pasaron en poco tiempo, de doncellas a concubinas, cambiando sus papeles de vírgenes puras por señoras de un General, que por algo era llamado "Cara de Piedra."PICARDIA DEL CACIQUE DE OTAVALOMientras tanto las noticias volaban por las sierras, unos contaban que Atahualpa había muerto en Cajamarca y su cadáver había sido sepultado en Quito con los de sus parientes asesinados por Rumiñahuy; otros afirmaban que un grueso ejército de

españoles se avecinaba por el sur y en fin nadie sabía a qué atenerse y las gentes vivían en constante zozobra, esperando encontrar a Rumiñahuy o a los extranjeros en cualquier momento.Por el norte de Quito, en la actual región de Imbabura, habitaba un inteligente y joven Cacique, Régulo de los Indios de Otavalo, que discurrió hacer una buena pasada a sus vecinos los de Caranqui. Hizo disfrazar a sus indios de españoles con ropas confeccionadas a propósito y les montó sobre un numeroso grupo de llamas remedando en todo a los extranjeros. Con ellos avanzó por la noche hasta Caranqui, donde es fama que existía mucho oro, adelantando a varias familias que lloraban y huían de los cristianos que los perseguían a corta distancia para matarlos.Grande fue el susto en Caranqui y algunos pensaban huir en tropel a pesar de lo avanzado de la hora; cuando, de pronto, oyeron ruidos y vieron a lo lejos que el enemigo venía al galope en medio de gritos de combate, lo que hizo que en pocos minutos no quedara un indio en la población, huyendo a los montes vecinos y abandonando sus pertenencias, que fueron robadas por el Cacique de Otavalo y sus seudos militares que regresaron a Otavalo cargados de suntuosos bienes. Repuestos de la sorpresa los fugitivos, se enteraron con espías de cuánto habla sucedido y el Padre Juan de Velasco afirma que fue tanto su sentimiento, que hasta el siglo XVIII, fecha en que el jesuita escribe su Historia, nada había que les pudiera disgustar más que el recuerdo de esta aventura.EL COTOPAXI DECIDE LA GUERRAA todo esto Rumiñahui estaba en Liribamba, capital de Puruhá, donde el Gobernador Calicuchima aumentó sus fuerzas con 4.000 hombres; los Cañaris, en cambio se asustaron con su presencia y enviaron delegados a San Miguel de Piura para implorar la ayuda de Benalcázar, pues todo era preferible a la dictadura de Rumiñahuy. Los españoles avanzaron al Cañar en 1534 y poco después se avistaron los ejércitos, el indiano y el cristiano, en Tiocajas, teniendo Benalcázar el buen cuidado de hacerse guiar por los cañaris para no caer en los lazos y asechanzas de Rumiñahuy, que había preparado numerosas trampas de púas y lazos corredizos para debilitarlo, descalabrando a los caballos.Con Benalcázar combatían numerosos españoles de los primeros conquistadores de Perú, entre ellos el Capitán Juan de Ampudia, que hizo quemar vivo al Cacique Chapera, porque no le quizo decir dónde tenía una supuesta cantidad de objetos de oro que se creía que estaba ocultando. Enfrentados los ejércitos, la batalla fue reñidísima y llego la noche sin que ninguno de los bandos se anotara la victoria y hubiera sido fatal para los españoles de no haber ocurrido una erupción en el volcán Cotopaxi, que a media noche se hizo sentir por medio de sordos ruidos subterráneos que aterrorizaron a los indios y estos abandonaron el campo. Esta fue la segunda erupción del Cotopaxi en menos de un año; la primera ocurrió la víspera de la prisión de Atahualpa en Cajamarca. Los españoles tampoco la pasaron bien porque el terremoto y luego las lluvias persistentes y continuas cenizas les hizo mal efecto, debilitando sus ya extenuadas fuerzas. Por esta época Cachulima, señor de Cacha y hermano menor de Calicuchima, se convirtió al cristianismo con el nombre de Marco Duchicela, dando ejemplo a los principales señores de Puruhá, que le imitaron. Este Cachulima era hombre pacífico y sensato, de escaso espíritu guerrero y amigo de la paz más que de cualquier otra ocupación, querido y apreciado por todos. Con el paso del tiempo hizo amistad con Benalcázar y teniendo éste que marchar a Colombia a conquistar El Dorado, es fama que le preguntó: Cachulima, amigo mío ¿Qué regalos deseas?Solamente que me dejes un sacerdote en Cacha, para que adoctrine a los míos y nos ayude en el camino de Dios....Ante respuesta tan sencilla como desinteresada, Benalcázar abrazó a Cachulima y le dejó un sacerdote franciscano para que lo acompañare algún tiempo. De este Cachulima descienden los caciques de apellido Duchicela, que hasta hoy se conservan en nuestra patria y se titulan pretendientes al trono del Tahuantisuyo; cuando nada tienen que hacer con los Incas, por ser emparentados con Atahualpa solo por la tama materna.ULTIMA RESISTENCIA DE RUMIÑAHUYDespués de la batalla de Tiocajas Rumiñahuy escapó de Liribamba, donde todo lo destruyó, mientras Benalcázar se guarecía de la erupción volcánica. El templo del sol estaba casi desprovisto de joyas por haber sido saqueado por el Inca Illiscacha o Illescas para pagar el rescate de su hermano Atahualpa. Lo poco que quedaba lo tomó Rumiñahuy, luego incendió la población y huyó al norte. Las vírgenes del sol pasaban de 150, fueron liberadas y sueltas en las calles y cada cual tomó su portante en espera de alguna aventura en esta nueva vida que se les abría, cuando ya muchas no tenían mayores esperanzas por haber envejecido en siempre ridícula la esclavitud religiosa.Luego pasó a Mocha donde no encontró al Gobernador Zopozapanqui, que había huido con el pretexto de no se qué comisión en los campos y tras incendiar esta población, hizo igual en Mullchambato y por último, cansado de tanta sangre y destrucción, entró en Quito, visitó el templo del sol convertido en su harem personal y dijo;- Señoras, alegraos, ya vienen los cristianos y ustedes gozarán con ellos de sus deleites.Algunas bobaliconas se rieron y fueron pasadas a cuchillo en presencia de las otras. De allí en adelante ninguna se rió ni con el más gracioso chiste y con razón digo yo, que cuando las cosas se ponen tan serias no es para menos. En Quito Rumiñahuy lo destruyó todo, quemando los restos, y habiendo salido hacia el norte y viendo que aún no llegaban los españoles, volvió a entrar para arrasar aún con los escombros, para que no se sepa ni el lugar donde dicho tambo estuvo situado. Cuéntase que Benalcazar sólo pudo obtener un enorme sol de oro que los indios no sacaron del templo del Panecillo, por ser demasiado pesado y de grandes dimensiones.FIN DE RUMIÑAHUY Y ORIGEN DE SU LEYENDAAlgunos cronistas indican que este General se internó por las lejanías del monte que hasta hoy lleva su nombre, viviendo en lo profundo de esas espesuras sin volver a salir, que meses después murió de nostalgia y su pequeño contingente se dispersó y que antes de morir hizo enterrar en un lugar hasta hoy desconocido las riquezas que pudo reunir en Puruhá y Quito. Otros, quizás más informados, indican que no fue solamente en un sitio donde enterró el tesoro, sino que lo mandó a guardar en varios sitios ubicados en distintas direcciones:PRIMER TESORO: DE CANTUÑA"Muy de mañana se sale de Quito, siguiendo el antiguo camino del Inca, hasta la Parroquia de Chillogallo y por ésta; tomando el camino de San Juan, hasta llegar al picacho más elevado del Atacazo, donde se mirará a los dos montes Ninahuilcas y por la derecha hasta una quebrada profunda y nuevamente por la derecha hasta el puente de socabón y río Canchacoto y mirando a este pueblo, hasta tres arroyos y por la derecha, allí hay mucho oro en polvo con joyas de las más variadas clases, que se puede coger por palas y llenar cientos de bolsas." Este derrotero fue dado por el indio Cantuña, descendiente de un guerrero de Rumiñahuy, a su protector el español Hernando Juárez y luego a los padres Franciscanos de Quito que construyeron la famosa Capilla de Cantuña con parte del dinero descubierto. El 26 de mayo de 1770 el Indio José Bamacho escribió el derrotero en quechua para un compadre; éste, a su muerte, entregó el original a un pariente y éste a su hijo y éste sucesivamente a dos señoras de Quito, hasta que el 24 de septiembre de 1927 lo protocolizó un señor Cueva de la capital.

Hay un segundo derrotero para llegar al mismo sitio. Se originó de otra versión dada por Barnacho en 1775 a Gabriel Hidalgo, con ocasión de haber regalado el oro necesario para la fundición de una custodia para la Iglesia de Chillogallo. Esta versión está en quechua y español y la traducción corrió a cargo del Padre Ricardo Vásconez, jesuíta, entre los años 1926 y 1927. SEGUNDO TESORO: DE QUINIARES Y TUMIANUMALo descubrió en Loja, en el siglo XVII, un caballero español de modestos recursos que desenterró una huaca en la hacienda "Solanda" de su propiedad. Años después era tanta su riqueza, que su nieto Antonio Sánchez de Orellana y Ramírez de Arellano obtuvo en 1700, de Carlos II, Rey de España, el título de Marqués de Solanda, con el Vizcondado previo de Santa Cruz. Para conseguir esta prerrogativa probó a su majestad poseer la suma de 200.000 pesos de oro, heredados de su abuelo, en bienes vinculados a la familia y como no eran nobles estos Sánchez, recién el 20 de julio de 1715 lograron Real Carta Ejecutoria de Nobleza e Hidalguía, que les confirió Felipe V, Rey de España, en premio a los servicios prestados en el gobierno de la Provincia de Mainas.De estos Sánchez de Orellana descendía Doña Mariana Carcelen y Larrea, mencionada como heredera de los marquesados o simplemente como Marquesa de Solanda y Villarica, mujer del Mariscal de Ayacucho, con quien se casó en Quito.TERCER TESORO: DE LOS LLANGANATISUbicado en una inaccesible región boscosa de la cordillera oriental de los Andes, en medio de varias lagunas situadas a más de 4.500 metros de altura. A este tesoro se lo vincula con la legendaria civilización de los "Shabelas" y para llegar a él existen varios caminos o derroteros, siendo los más famosos: a) El de Valverde, el más completo y b) El del libro "Becerro de Oro" que actualmente se encuentra en la Biblioteca del Colegio "Vicente León" de Latacunga, a disposición de cualquier interesado en su lectura. Quien quiera conocer más a fondo sobre este tesoro puede consultar la obra: "Llanganati" de Luciano Andrade Marín, cuya segunda edición salió en Quito en 1970, por haberse agotado la primera.Para llegar a los Llanganatís hay que entrar por Píllaro de donde eran Atis o Régulos, los Pillahuasos, antepasados de Rumiñahuy.CUARTO TESORO: DE NICSAG.También llamado de la Nariz del Diablo del ferrocarril, que se dice esta enterrado en la quebrada de la población de Nicsag. Las más autorizadas versiones sobre este fabuloso tesoro las trae el doctor Silverio Torres de Sibambe y el indígena Gregorio Boina de Nicsag.

LOS DOS CUCHILLOS Y ALGO MAS

El anecdotario de la obra "Los dos Cuchillos" o "Gobierno eclesiástico y pacifico", que escribiera Gaspar de Villaroel, es numeroso y diverso. Cuenta Villaroel que el Marqués de Montes claros. Virrey del Perú, refería que en Sevilla había quedado un asistente suyo, viejo y medio chiflado, que creía ser la Santísima Trinidad y que un día se le presentó sucio y con la ropa desgajada, así es que el Marqués le preguntó con sorna ¿Cómo es posible que siendo la Santísima Trinidad estéis así de roto? Esto es, señor ¡porque somos tres al romper! le respondió riéndose el loco y el bromista Marqués quedo chasqueado.El Abad San Besarión tenía un nuevo testamento copiado a mano y sobre pergamino que reputaba muy valioso y se entretenía en leerlo con gran consuelo. Un día se lo robó un monje y fue a venderlo lejos, dejando el manuscrito en manos del presunto comprador para que lo estudiara con detenimiento. Esta persona viajó al convento a consultar el precio con Besarión, que al ver la obra, dijo: "Vete con Dios, esta obra no está cara"... guardándose de avisarle el robo. Al otro día volvió el monje ladrón por su dinero y el comprador le manifestó: "Cuenta las monedas que ya llevé el libro donde Besarión para que lo estudie y me ha dicho que está barato". El monje se avergonzó del robo y no quiso tomarlas, corriendo a devolverlo a Besarión y le pidió perdón, pero el santo, lejos de aceptarlo agregó: "Te perdono, pero léelo tu, que buena falta te hace ... ¡Te lo regalo!Vivía un monje en su retiro haciendo mofa del mundo y tenía por celdas dos pequeños cuartos y muy contados muebles y ropas; cuando un día, mientras rezaba en uno de los cuartos, notó que dos ladrones entraban al otro, hacían un atado con sus bienes y libros y los cargaban sobre un borrico. Entonces el perjudicado se levantó con gran paz y los saludo: ¡Hijos míos! ¿A dónde nos mudamos? Ellos, obstinados y groseros, se fueron con burlas y el monje quedó a su vez riendo...Diego el Ermitaño, santo varón de Dios, moraba en una cueva de Porfírión en el Asia cuando algunos burdos individuos decidieron ponerlo a prueba enviándole una mujer de malas costumbres y esa noche, mientras Diego dormía, ella tocó la puerta y fingiendo gran susto por las fieras de los alrededores, pedía entrar. Déjeme entrar, soy del monasterio y he perdido mi camino - Vete mujer, contestó el santo desde adentro, sin atreverse a abrirle, pero tanto molestó la perversa que al fin logró sus propósitos y penetro en la cueva con suplicas y lloros.Una vez en el interior, gritó que le dolía el corazón y se tendió en el suelo a revolcarse. El pobre santo no atinaba a curarla y ella le rogó que le frotara aceite tibio en el pecho, desnudándose como Dios la había mandado al mundo y Diego — en vista de tanto escándalo— le comenzó a aplicar el aceite y cada vez que retiraba la mano del pecho de la supuesta enferma, esta comenzaba a quejarse y en tan ridícula porfía se estuvieron ambos cosa de diez minutos, hasta que el santo varón comenzó a sentir extraños deseos y para no caer en pecado, solo atinó a poner la mano libre sobre el fuego! y dándose cuenta la mujer del sacrificio, reaccionó favorablemente y pidió perdón y convirtióse. El Ermitaño Diego la mandó con recomendaciones donde el Obispo Alejandro, que la metió en un convento; luego de ello Diego abandonó la cueva y buscó un sepulcro más alejado aun, alimentándose de hiervas hasta que ocurrió su pacífica muerte, que sirvió de ejemplo a todos por igual.Felipe IV salía una tarde con lucido séquito a pasear por las calles de Madrid cuando oyó a mitad del camino un ruido de voces y preguntó la razón. ¡Es un cura burdo que lleva el viático y no quiere ceder el paso! Oír esta respuesta y bajar del caballo, fue todo uno, arrodillándose delante del viático con toda la corte y pasó el cura y detrás de el fue él rey y los suyos hasta la casa del moribundo, donde esperaron la salida para volver a acompañar hasta la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Atocha. Ejemplo digno de imitación para los demás reyes del mundo, según apuntó Villaroel.Fray Luis López de Solis era tan generoso y desprendido de los bienes materiales que en cierta ocasión, mientras él mismos remendaba su viejo hábito, un criado que lo vio, le dijo: Monseñor, en vuestras cajas hay dinero suficiente para comprar cien hábitos de armiños. ¿Por qué pierde su tiempo remendando éste que ya es muy viejo? ¡Idos con Dios! le contestó el Obispo, que soy un pobre fraile mayordomo de los que no lo son. Ese dinero no es mío, con este habito vine a ser Obispo y habiéndole pedido a Dios que me entierren con él, si no lo remiendo, no lo harán sin milagro.Obispo bueno y limosnero, López de Solís, pues construyó de su peculio el famoso Seminario de San Luis en Quito y dejó imborrables recuerdos.

LOS DUCHICELAS DE YARUQUIES

Como toda familia real y más aún si es Imperial y real al mismo tiempo, los Duchicela de Yaruquíes son orgullosos de su ancestro que según la genealogía que ellos han podido conservar, arranca de Atahualpa y de una princesa llamada Cori Duchicela, que tenía su domicilio en la antigua población de Cacha, hoy provincia del Chimborazo.De esta unión no legítima, porque los Incas estaban obligados a casarse solamente entre hermanos, nació el Príncipe Inca Rocca, que pasó oscuramente su vida en el interior de la fortaleza de Cacha, después del hundimiento del Imperio y de la muerte de su padre. Sin embargo el pueblo de esta remota localidad lo reconoció como heredero de los derechos de mando y gobierno y le dio el título de Shiry Duchicela XVIII, por ser éste el número que le correspondió en la genealogía de sus antepasados, Poco o casi nada se conoce del Inca Rocca, solamente que los ambiciosos españoles, creyéndole poseedor del secreto de los tesoros del Inca, querían apresarlo para darle tormento y obligarle a confesar; por esos sus fieles vasallos vivían escondiéndole por los contornos, hasta que terminó por fijar su domicilio en la cercana población de Yaruquíes, donde nada indicaba su origen real. (1)Así fue como este hijo de Atahualpa, para sobrevivir en su desgracia, tuvo que dedicarse a la agricultura como el resto de su gente y aunque su residencia vivía permanentemente custodiada desde los cerros (todavía se observan una serie de graderías y atalayas construidas con dicho fin) la intranquilidad y la zozobra fueron sus constantes compañeras. Entre sus descendientes, en cambio, superados los peligros de las primeras etapas de la conquista, reinó la paz y la tranquilidad, como que nunca molestaron a los nuevos señores de la tierra ni hicieron valer derechos de propiedad sobre esas heredades. (1) Bautizado con el nombre de Don Fernando.A Rocca le sucedió su hijo Chasca y de allí en adelante la genealogía se vuelve tribal, es decir, que saltándose varias generaciones por falta de documentos, se conserva la filiación por varonía o tronco que es lo que interesa recordar.Así las cosas, a fines del siglo pasado vivía en Yaruquíes doña Tomasa Duchicela, hija de una Margarita, que fue propietaria en esa población y nieta de otra Margarita que vivió para la independencia y estaba cercanamente emparentada con los Lobato Duchicela que probaron ante la Audiencia de Quito su noble ascendencia indígena.Esa Tomasa fue madre de don Huaraca Luis Felipe Duchicela, XXVI de su genealogía, (según estudios realizados por su hijo Don Huaraca Luis) a quien conocí mucho por los años 50 cuando él vivía en Guayaquil dedicado a la enseñanza y un día tuvo la amabilidad de perder algunos minutos conmigo, que era chico de no más de 11 años, enseñándome las insignias reales de su dignidad (el Llauto Imperial) que se había mandado a fabricar con lana de vicuña o de alpaca teñida de rojo; con borla y todo lo demás.Don Huaraca Luis era obeso y trigueño, indio puro parecía, bajito y muy hablantín, con la inteligencia propia de quién sabe que vale y está orgulloso de ello. Muy orondo firmaba con las tres plumas y aunque no faltaban los ignaros que se sonreían a su paso, él no les hacia caso y hacía bien, que no hizo Dios el biscochuelo para la jeta del burro, como dice el refrán. También don Huaraca Luis se las tenía en algo con la iglesia por aquello de la muerte de Atahualpa y por eso le puso a su primogénito el nombre de Calvino, que luego se cambió a Calvin, Este primogénito llamado Luis Felipe Calvino Huaraca Duchicela XXVII Ramírez, nació en Guayaquil el 19 de Septiembre de 1925, se educó en los colegios Cristóbal Colón y Vicente Rocafuerte y aunque siguió estudios en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Guayaquil, prefirió la rama de contador y se graduó en el Colegio Municipal Andrés Matheus. En 1946 trabajó en la Compañía Bananera del Ecuador y en 1950 contrajo matrimonio con Olga Isabel Santa Cruz. Para 1965 se trasladó a residir a Costa Rica y en 1970 pasó a Panamá como asistente de Contralor de la Chiriqui Land Co., puesto que seguía desempeñando con general beneplácito; sin embargo, una afección lo obligó a viajar a Galveston donde se trató infructuosamente de cáncer, falleciendo de 59 años de edad. De su matrimonio ha dejado a Luis Felipe, Jorge, Francisco, Carlos, Olga y Delia Duchicela y Santa Cruz, XXVIII en la genealogía de su familia, quienes tienen diferentes carreras profesionales.Y si alguna vez lector amigo, pasas por la ingenua y dormida población de Yaruquíes, detén tu marcha y pide que te enseñen la casa real de los Duchicela, que aún encuentra en perfecto estado de conservación a pesar de sus años de existencia y está en una de las más hermosas esquinas del poblado y entra en ella, con el respeto propio que se le debe a las cosas nobles y auténticas del pasado; allí encontrarás una glorieta, sus interiores aromados de eucaliptos, pobres pero limpios y muy bien ventilados, luego bajarás las gradas circulares y entrarás al patio empedrado que lleva a las caballerizas antiguas y a dos huertos con árboles frutales y hermosas flores. ¡Entonces sentirás que ha vuelto el pasado: la colonia!

LOS HEROES DE URICA

Una de las más grandes gestas de valor que ha presenciado América se dio el 5 de Diciembre de 1814 en los llanos de Urica al este de Venezuela, entre las fuerzas de los Generales Bermúdez y José Félix Rivas que bajaban del pueblo de Maturín hacia el susodicho valle y los siete mil hombres del fiero General Boves, que formaban dos líneas paralelas de infantes con caballería a los costados para impedir cualquier movimiento envolvente. Los patriotas solamente eran cuatro mil pero estaban dispuestos a morir antes que permitir que Boves siguiera asolando los llanos venezolanos.Rivas había arengado a los suyos diciéndoles que la suerte de la naciente República se decidía en aquella batalla y hasta ofreció a cada oficial un ascenso de grado y recompensas pecuniarias a los soldados, si la ganaban.Lentamente los patriotas bajaron al llano y se formaron de frente a los realistas. En el centro estaban los Capitanes Andrés Rojas y Blas José Paz del Castillo con la infantería, reforzados en las espaldas con el grueso de la caballería del general Jesús Barreto y de un grupo de Reservas. A la derecha el general Monagas con doscientos jinetes y a la izquierda el general Zaraza con iguales fuerzas. Ellos eran los llamados, según el plan de batalla del general Rivas, a realizar un movimiento envolvente que debía romper los bordes de la línea realista y atacarla por detrás, sembrando el desconcierto en las filas de Boves. ¡Sólo tres piezas de artillería poseían los patriotas!Poco a Poco los ejércitos fueron estrechando la faja de terreno que los separaba. Rivas y los suyos tenían lanzas de casi dos metros de largo llamadas de "Santa Catalina", cuyo peso era de veinte libras aproximadamente. Los realistas blandían picas y finas hojas de acero toledano que relucían con mortal brillo en esas primeras horas de la mañana. Ningún bando usó cañones pues la lucha era entre caballeros y cuando el choque se hizo inminente por la proximidad de ambos ejércitos. Zaraza y Monagas avanzaron gritando por ambos costados.

El primero logro su objetivo, rompió el costado izquierdo de los realistas y pudo atacar por atrás al centro. Boves comprendió la gravedad del momento y auxilió a los suyos, cayendo al suelo mortalmente herido de un lanzazo que le asestó un soldado anónimo, pero aún así siguió ordenando.Monagas había sido rechazado por el flanco derecho y retrocedía con su caballería en desorden, desbandando a los refuerzos del general Barreto, que también huyó despavorido con sus reservas; por eso Zaraza que estaba triunfando, al darse cuenta de que iba quedando solo y para evitar un encierro, tuvo que volver bridas y también fugó. Al final solo quedaron las débiles líneas de infantería que mandaba Paz del Castillo, quien mirando a su gente, decidió morir en la contienda. ¡Ninguno de los suyos escapó con vida de Urica! Años después, en 1877, el poeta F.A. Díaz compuso el siguiente soneto en su honor, que hoy recitan orgullosamente los estudiantes del país hermano.BLAS PAZ DEL CASTILLO//Al frente de sus filas Paz Castillo/sin otra perspectiva que la muerte /huir en fuga vergonzosa advierte/al jinete sin orden ni caudillo// "Oh cara libertad, si el tosco brillo/ mi planta ha de arrastrar, si he de perderte/mil veces yazga, en este campo inerte,/antes que empañe de mi honor el brillo,"// dijo: y blandiendo el rutilante acero/ opone el pecho a la enemiga pica,/ de los suyos siguiéndole el postrero...// Todos murieron ¡Y la fama indica/de un lado a Boves, en la muerte fiero/ y del otro, a las víctimas de Urica.//Cuando se conoció su trágico fin el Libertador aplaudió su conducta y lo ascendió postmorten al grado de Teniente Coronel, con el que ha pasado a la historia, pero su sacrificio no fue en vano, pues el final de Boves dio paso a la libertad de Venezuela.Paz Castillo había nacido en Caracas el 18 de Noviembre de 1780, a su fallecimiento sólo contaba con 34 años de edad. En 1798 probó su limpieza de sangre e ingresó al ejército. El 3 de abril de 1809 había casado en Caracas con su prima Manuela Machado de Orta. El 19 de abril de 1810 se pasó a los patriotas como Oficial del Batallón de Milicias Blancas de Caracas.Hermano de Blas fue el también prócer Juan Paz del Castillo, quien era capitán de las Milicias reales cuando se instaló la Junta Soberana de Caracas en 1810. En mayo de 1812, era Gobernador de esa capital y a petición del general Antonio Briceño volvió a las armas, esta vez por la Patria, interviniendo en las capitulaciones de San Mateo donde cayó prisionero del Capitán patriota Manuel María de las Casas, que entregó a Miranda, a Paz Castillo y a otros próceres más, en manos del feroz realista Monteverde.Remitido con cadenas a Cádiz, llegó el 19 de Noviembre de 1812 y figuró detenido hasta el 5 de mayo siguiente cuando pasó al presidio de Ceuta, pero el 17 de febrero de 1814 logró fugar y en unión del Canónigo Cortés de Madariaga, el coronel Juan Pablo Ayala y el Dr. Juan Germán Roscio llegaron a Gibraltar, siendo entregados por el pérfido gobernador de esa plaza a las autoridades españolas, que nuevamente los remitieron a prisión, donde estuvieron otros veinte meses. En noviembre de 1815 y solo por la intervención del Príncipe Guillermo,regente de Inglaterra, fueron canjeados y pudo llegar a Londres, donde personalmente le dio las gracias a su libertador. En 1816 estuvo en Jamaica, luego en México y Filadelfia, descansando, pero sabedor de los triunfos de San Martín en Chile y Argentina volvió a Sudamérica en 1818 y fue designado Jefe de Estado Mayor del Ejército de los Andes que triunfo en la batalla de Maipú, habiendo planeado la disposición de los ejércitos que entraron en batalla.Hasta mayo de 1819 sustituyó al Brigadier Antonio Valcarcel en el mando de una División y en 1820, por la inactividad de las fuerzas chilenas, viajó a Lima y fue ascendido a Ayudante Mayor de la expedición del Perú, habiéndosele comisionado para establecer contactos con Bolívar. En Popayán halló al general Pedro León Torres en junio de 1821 y fue designado Jefe de Estado Mayor. En diciembre actuó a nombre de Bolívar en el canje de prisioneros de Babahoyo, después peleó en la batalla del Pichincha y fue comisionado por Sucre para arreglar el armisticio con Aymerich. En julio asistió a la Conferencia de los Libertadores, en 1823 le fue encargada la difícil Intendencia de Guayaquil, firmando en mayo de ese año un Convenio de auxilios al Perú con el general Mariano Portocarrero. En 1825 fue ascendido a General de División y se vió envuelto en las luchas de partidos que asolaban la Gran Colombia; en 1825 salvó a Guayaquil de los desplantes del almirante Guisse y en 1826 murió misteriosamente asesinado en las montañas de Chilintomo. Su viuda, la guayaquileña Micaela de Llona y Rivera y dos hijitos menores de edad, quedaron en total desamparo. Ella casó después con un señor Peyremale y Vivero, ex Corregidor realista de Ambato, con sucesión en Chile.Entonces se dijo que había sido un sujeto llamado Chilingo quien había disparado contra Paz del Castillo en altas horas de la noche; pero a ciencia cierta, nunca se ha sabido la verdad.

LOS HIJOS DE FELIPE V

En enero de 1724 Felipe V renunció al trono español porque no se sentía bien de salud y pasaba la mayor parte de su tiempo en abulia y depresión. Su heredero Luis I solo contaba 18 años y estaba casado con la Princesa Marta Luisa de Orleans, a quien amaba mucho. Luis I era bien cómodo y dado al descanso y regodeo en Palacio; enemigo de las cacerías y otros ejercicios físicos, permanecía días enteros sin hacer nada, atracándose de bocaditos salados de rábanos, tomates y otros vegetales no engordantes. También jugaba con su mujer y otras damas un jueguito afrancesado y picaresco llamado "broche en cul", modalidad algo pecaminosa que puso de moda en Palacio, pero el 15 de agosto de ese año cayó gravemente enfermo de viruelas y aunque fue cuidado por su esposa, que no hizo asco del peligro de contagio, murió el 31, lleno de pústulas y con alta fiebre.Su viuda casi perdió la razón y regresó a París donde entró al convento de las Carmelitas para llevar una vida pueril, corriendo por los jardines con su joven hermano y la Camarista Wavre, como si fueran chiquillos. Felipe V reasumió el trono y hasta se portó mal con ella, cortándole la pensión económica a que tenía derecho en su calidad de ex—reina.De Luis I sólo ha quedado su recuerdo de muchacho llano y sencillo como cualquier otro adolescente que salía por las noches disfrazado de Chulo a vagar por las calles de Madrid hasta la madrugada, cuando regresaba a robar frutas al jardín del Buen Retiro.Su padre, en cambio, seguía mal de la cabeza, creyendo que lo perseguían con intenciones de asesinarlo y entonces gritaba y se desesperaba pidiendo auxilio. Por esos días se fundó en Madrid la "Santa y Real Hermandad de la Salvación de las Almas", especie de campaña moralizadora cuyos miembros merodeaban las noches alumbrados con faroles y amedrentando con ruegos y suplicas proféticas para que el género humano no cayera en pecado: Esta falta que cometes, mira atento y considera, que podrá ser la postrera. Alma que estas en pecado, si esta noche te murieras, piensa bien a donde fueras . . .El Rey nunca pudo mejorar de sus dolencias, que con los años se le acentuaron de tal forma, que habiéndose dejado crecer las uñas, se desgarraba el rostro y los brazos, mirando con deleite como le corría la sangre. Al fin murió el 9 de julio de 1746, sucediéndole su segundo hijo con el nombre de Fernando VI, que desde años atrás venía entendiéndose en los negocios del reino por incapacidad de su padre.

Este Fernando había sido casado de sólo 16 años con la Princesa María Barbara de Braganza, de la Casa Real de Portugal, que solo contaba con 15, pero la unión fue muy feliz y duró hasta la muerte de ella a consecuencia de obesidad y varios tumores infecciosos que le salieron por todo el cuerpo. Ambos vivían el uno para el otro y sin hijos, frente a las cortes de Europa que contemplaban este ejemplo de amor conyugal. Durante su reinado siguió cantando Farinotti y España progresó a ojos vista. Se modernizó la marina y el ejército, abriéndose nuevas vías de tráfico para los galeones de Indias y las industrias y artesanías trabajan cada vez mas. Sin embargo la muerte de la reina contribuyó para que su esposo comenzara a sufrir de las mismas enfermedades de su padre, encerrándose en el Castillo de Villaviciosa de Odón en completo estado de dolor. Reía, gritaba y se lamentaba, delirando a todas horas, contando sus alucinaciones, no comía, se abofeteaba el rostro, tenia pesadillas y el 10 de julio de 1759, a menos de un año de viudez, entregó su alma a Dios quien habla sido amante esposo, buen gobernante y justo Rey, a las cuatro de la mañana, hora en que había muerto su esposa.A este Rey le sucedió su medio hermano que gobernaba en Nápoles con el nombre de Carlos I y que al pasar a España fue conocido como Carlos III. Sus trazas no eran tan recomendables pues tenia mediana estatura y una gran nariz, boca desdentada y rígida peluca blanca. Contaba con 43 años pero por sus feas vestimentas aparentaba mayor edad, pues casi siempre usaba larga levita de anchos bolsillos, guantes y zapatones para disimular sus gigantescos juanetes; pero detrás de este mal empaque se escondía una de las mentalidades más modernas y positivas de su época, que sabia lo que deseaba y por eso condujo a España por senderos de innegable superación. Estaba casado con la Princesa María Amalia de Sajonia, quien le había dado diez hijos y no gustaba de andar con muchas etiquetas ni políticas aunque juzgaba y aconsejaba cuando lo creía oportuno, siendo escuchada con cariñoso respeto por su marido. Lamentablemente la reina murió a poco de llegada y aunque su esposo la sobrevivió 28 años, no volvió a contraer nupcias, diciendo como su hermano Fernando, que el único disgusto recibido de su esposa habla sido el de su muerte.Carlos III ha pasado a la posteridad por el fomento de la riqueza económica de España y América, la colonización de extensas zonas en Andalucía, una sabia legislación fiscal y tributaria, la expulsión de los jesuitas y el impulso a las artes y a las letras. En otras palabras, fue un fiel exponente del despotismo ilustrado de su época.

Ya muchos años viudo y en altas horas de la noche solía pasear descalzo por el Palacio, aprovechando esos momentos para pensar en política y en una de esas caminatas, la del 7 de noviembre de 1788, sufrió un grave enfriamiento que lo obligo a guardar cama donde lo atendió su fiel criado napolitano Almérico Pini y como no había sábanas a mano, fue arropado con las mantas que servían para cubrir las jaulas de los pajaritos que alegraban su habitación, donde vivía como un monje o como el más pobre de los mortales.Los tres médicos que fueron llamados opinaron en junta que sufría de fiebre catarral y como al día siguiente le subió la fiebre todos se alarmaron y el Patriarca de las Indias, Cardenal de Toledo, primado de la iglesia española, ordenó que el cuerpo de San Isidro, las reliquias de Santa María de la Cabeza y las de San Diego de Alcalá le fueron llevadas para ver si así operaba un milagro, pero nada, habiendo musitado Carlos III al adorarlas: La salud que deseo es la espiritual, que la del cuerpo me importa poco". El día 13 hizo su testamento ante el Notario, Conde de Florida y recibió la extrema unción. Por la tarde pidió ver a sus hijos, los aconsejó y bendijo. A las 12 y 40 de la madrugada del 14 expiró y fue sepultado el 15 a las tres de la tarde, en el sitio que tenia escogido en el Escorial y juntos a los reyes que lo hablan antecedido.En casi cien años, desde 1700 hasta 1788, habían gobernado América y España Felipe V y sus tres hijos: fueron años de progreso pero América ambicionaba su libertad y Europa y España se sacudirían meses después con la revolución francesa.

LOS MAS ANTIGUOS HABITANTES

Los rastros humanos más antiguos encontrados en el Ecuador proceden del sitio Chalán en la quebrada de Punín, cerca de Riobamba. Se trata de un cráneo de aproximadamente 10.000 años de antigüedad, de tipo australoide y del grupo de los dolicocéfalo o cráneo alargados. En 1925 varios investigadores norteamericanos lo clasificaron como perteneciente al "Homo sapiens" pero después de esta hallazgo se han realizado algunos mas en Paltacalo," Provincia del Oro, que prueban que nuestra Patria estuvo habitada desde épocas muy remotas por cazadores tempranos llegados en la última glaciación, pues también se hallaron huesos de animales. La cultura del hombre del Inca fue descubierta en la provincia del Pichincha en 1961 a través de restos líticos, conchas y huesos, conocían el fuego y cocinaban sus alimentos.Debieron ser diestros cazadores que andarían desnudos utilizando hachas de piedra y oxidiana para defenderse de animales y hombres; no eran agricultores, les unía el instinto de supervivencia, cazaban en compactos grupos de suerte que ya habían superado la etapa rccolectora.Gozaban de libertad sexual, desconocían a sus padres y tenían un corto período de vida, la edad promedio no llegaba a los treinta años. Su forma social pudo haber sido la tribu regida por el matriarcado o dominio de la mujer más vieja, tronco común conocido de todos los miembros.Con estos cavernícolas de la sierra coexistió un hombre mucho más culto en la costa, que desarrolló una admirable cultura en la península de Santa Elena en la provincia del Guayas, según lo ha rebelado los trabajos de la Dra. Magareth Stother, descubridora del centro poblacional Las Vegas, ubicado a pocas cuadras de La Libertad. Los habitantes de Las Vegas iniciaron la agricultura en el Ecuador. Por los fotolitos encontrados se sabe que llegaron a domesticar al maíz, ciertas variedades de calabazas, zapallos y algunas raíces parecidas a la yuca. Francisco Huerta Rendón descubrió en un pequeño poblado de nombre Valdivia, sus primeros vestigios arqueológicos, pero no contando con .implementos modernos ni con la ayuda del estado, no supo aprovechar su hallazgo. Correspondió entonces a Emilio Estrada Icaza darle el impulso vital a los trabajos de Huerta y pagó el viaje a Guayaquil de los esposos Clifford Evans y Betty Meggcrs, del Smithsoniam Muscum, de Washington, quienes utilizaron en 1.956 el método del carbono radioactivo 14 para señalar su gran antigüedad.Carlos Zevallos Menéndez demostró que los Valdivianos fueron agricultores por la impronta de un grano de maíz hallada en un tiesto arqueológico. Practicaban la pesca, tan abundante ayer como hoy en el Pacífico, cazaban en las hermosas y feraces llanuras de Santa Elena pobladas por aquellos días de bosques que hoy ha extinguido la sequedad del ambiente. En Valdivia no conocían el uso de los metales y sus aleaciones, sus herramientas eran toscas y de piedra, practicaban el culto de la fertilidad diseminando figurines de barro del sexo femenino, algunas preñadas y otras normales, para atraer la voluntad de los dioses tutelares y disfrutar de buenas cosechas. A veces, cuando el clima arreciaba tornando fría la zona, se retiraban a las partes interiores en busca de mayor protección.

La Cultura Valdivia no se detuvo jamás y con el devenir de los milenios dio lugar a otras formas. Es la cultura madre del litoral, de ella se desprendieron las culturas restantes: Machalilla, Chorrera, Bahía, Guangala, Jambelí, Atacames, Manteña y Milagro, pues partieron de un fermento generalmente aceptado: Quevedo, como de orígen Valdivia, que a su vez partió de Las Vegas.IICon la obra del Padre Juan de Velasco terminada en 1.789 y recién editada en París en 1837, se inicia en nuestro país el estudio sistematizado de la prehistoria. La Historia del Padre Velasco ha conocido diversas ediciones. En 1840 se hizo la segunda edición de París para corregir los notorios errores de la primera. Pocos meses después, desde 1841 hasta el 44, salió la tercera en Quito, por entregas. En este siglo se volvió a editar el diario El Comercio en 1946 y en Clásicos Ariel, por entregas, con erudito prólogo del Lic. Hernán Rodríguez y a pesar de haber conocido tantas ediciones el libro es relativamente escaso y ha sufrido diversas suertes. El americanista Marco Jiménez de la Espada lo refutó con citas y documentos, asegurando a fines del siglo pasado que la heterogeneidad de lenguas y costumbres probaba la imposibilidad de un todo político y orgánico en estos territorios. En 1902 Monseñor González Suarez empezó a dudar de Velasco, manifestando que correspondía a la arqueología desentrañar los secretos del pasado prehistórico y no a base de simples suposiciones o leyendas como las relatadas por Velasco.En 1918 Jacinto Jijón y Caamaño y Hornero Viteri Lafronte publicaron sendos ensayos sobre las equivocaciones que contenía la Historia de Velasco. Una Comisión del Consejo Superior de Instrucción Pública trató de borrar en un texto de Historia nacional las páginas correspondientes al capítulo de prehistoria, donde se repetía lo expuesto por Velasco sobre la existencia del reino de Quito, pero fue tal la polvareda que se levantó en la República, que poco faltó para que sus opositores se sepultaran con el sabio jesuita, bajo tan diversos comentarios. En 1922 el Dr. Pio Jaramillo Alvarado publicó "El Indio Ecuatoriano" refutando a Jijón y a Viteri y basando sus argumentos en los Cronistas de Indias. Comenzó por citar a Fray Marcos de Niza, Capellán de las expediciones de Pizarro que escribió cuatro tratados sobre la antigüedad del Perú; luego estudió a Cieza de León, considerado, no sin razón, el príncipe de los Cronistas; pero no por ello olvidó a Cabello Balboa, Gómara, Garcilaso y otros más.Jaramillo hizo especial énfasis en las afirmaciones de Annello de Oliva sobre el pasado preincásico, incluso se ha llegado a pensar que los Chimúes de la costa norte del Perú conocían una especie de escritura cuneiforme, de cuñas impresas sobre tablillas de arcilla, abolida por los Incas después de la destrucción del régimen del Gran Chimú. Dos de estas tablillas debieron escapar de la destrucción, pues según decía Emilio Estrada, él las había tenido en sus manos, en el museo salesiano del padre Crespi, de Cuenca.IIIEl jesuita europeo Juan Annello de Oliva, cronista que visitó América a principios del siglo XVII, mucho antes que Velasco escribiera su obra (1) refiere que, estando en Cochabamba, oyó de boca del quipocamayo Catarí (2) que después de un diluvio ocurrido hacía muchos años, un grupo humano huyó de Centroamérica y orillando por el Mar Caribe llegó a las actuales costas de Venezuela, donde fundó Caracas. Años más tarde algunos de los descendientes de estos aventureros pasaron por mar a las playas de Manabí y fundarían Caráquez o ciudad de los Caras. Un príncipe de esta nación llegó a Sumpa o Santa Elena, donde conquistó a sus naturales. Su nombre es Tumbe y tuvo dos hijos: Quitumbe, que siguió el viaje, y Otoya, que lo sucedió en el gobierno de Sumpa sobre las parcialidades indígenas de la región (3).(1) Oliva recibió de manos del Dr. Bartolomé Cervantes, Cura Racionero de la Iglesia de Charcas (Bolivia), numerosos manuscritos con leyendas y tradiciones incaicas.(2) Quipocamayo era el sabio que descifraba los quipos en el antiguo Perú.(3) Oliva es autor de “HISTOIRE DU PEROU” con el nombre de Una Historia del Perú 1631, publicada en 1857 en París, traducida al francés por M. H. Terneux Compans – 128 pags.Quitumbe fundó la población de Túmbez y luego volvió hacia el norte, enamorando en la isla Puna a la princesa Llira, a la que abandonó embarazada y de la que nacerá su hijo Guayanay, que en quechua significa golondrina, quien prolonga la estirpe paterna en las tribus Huancavilcas del Guayas y Puna. Quitumbe, cuando esto ocurre, está de nuevo en guerra, esta vez en la sierra, en la hoya del Guayabamba, donde derrotó a los Quitus y fundó el Reino de este nombre. Tiene otro hijo llamado Tome, que huyó hacia el sur,llegó a Puna, conoció a su sobrino Atau, hijo de Guayanay y juntos viajaron hasta las orillas del lago Titicaca. Allí Atau se casó y fue padre de una pareja de hermanos y cónyuges llamados Manco - Cápac y Mama Ocllo, que con una varita de oro y llamándose "hijos del Dios Sol", fundaron el Cuzco y la dinastía de los Emperadores del Tahuantinsuyo.La genealogía de Manco Cápac señala su origen, su sangre, su procedencia, .como descendiente de Tumbe, padre de Quitumbe fundador de Quito y del desgraciado príncipe Otoya, asesinado en Sumpa por los maléficos gigantes de ese lugar, abuelo de Guayanay, bisabuelo de Atan y tatarabuelo de Manco Cápac.En síntesis el origen sería:1) Tumbe2) Quitumbe3) Guayanay4) Atau5) Manco Cápac

LOS MERCEDARIOS Y EL CAMINO DE MALDONADO

A fines del siglo XVI el quinto Presidente de la Audiencia Dr. Manuel Barros de San Millán, encargó al Oidor Juan Barrio de Sepúlveda, la colonización de los territorios de Esmeraldas. Por esos días el Superior de los Mercedarios de Quito Fray Juan Salas, envió a Fray Gaspar de Torres a la región de los indios yumbos que habitaban desde las estribaciones de Nono y el poblado de Niguas cerca del río Inga en la costa. (1)La Misión evangelizadora rindió frutos porque el Mercedario con gentileza y don de persuación, bautizó a cientos de salvajes e internándose entre los Cayapas fundó los pueblos de Nuestra Señora de Guadalupe y Pueblonuevo del Espíritu Santo, que tuvieron cortas vidas pues poco después se los fue tragando la selva.El Padre Torres retornó a Quito en 1598 con algunos indios y mulatos y acompañado de Juan Mangache, negro cimarrón recién bautizado y vestido a la usanza española. Sepúlveda se entusiasmó con este éxito y hasta lo agasajo con esmeraldas, ordenando al pintor Andrés Sánchez Gallque que retratara a Mangache para enviar su efigie al rey Felipe II, en señal de triunfo, por la conversión del feroz caudillo.

NUEVAS MISIONES MERCEDARIASMuy contentos con las aventuras del Padre Torres los Mercedarios organizaron una segunda Misión que confiaron al Padre Juan Bautista de Burgos, quien atravezó la selva y por fin logró arribar a las costas esmeraldeñas, bautizando a cuanto salvaje encontraba a su paso.Yumbos o Chonos, como ya se ha visto.En la bahía de Atacames fundó en 1599 la población que aún perdura con ese nombre, y al año siguiente volvió a Quito con el negro Sebastián, hijo del Jefe Antonio de Illescas, que ya era fallecido.El cuarto Obispo Fray Luis López de Solís confirmó en la iglesia de San Blas a los negros esmeraldeños y ante numeroso concurso de gentes que no cesaban de admirar los aretes de oro que portaban en las orejas, así como los de los labios y nariz. I a tal punto llegó el asombro que Sepúlveda mandó a retratar y la pintura aun se conserva en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid.Del Obispo López de Solís cuenta González Suarez que era hombre piadoso, culto y de recto carácter y que estando de simple clérigo en el puerto de Cádiz y muy atareado en el muelle, haciendo subir el equipaje de sus compañeros agustinos que también viajaban a América, un hombre que pasaba por astrólogo y entendido en las creencias de las adivinanzas, mirándole fijamente al rostro, le dijo: "Padre: ¿Qué hace Ud. aquí? ¿Porqué no se va a Roma, pues Ud. llegará a ser el primero en religión en cualquier parte del mundo en que habite.... Vaya a Roma y será Papa".I con el tiempo se realizó el pronostico porque el humilde religioso llegó a Jefe de la Diócesis quítense y cabeza de ese rebaño.LOS INDIOS MALABASEn esas andanzas se hallaban los Mercedarios en Quito cuando los indios Malabas de Esmeraldas, recelosos de las buenas intenciones de los frailes de Quito, se unieron a algunos Cayapas conversos y llegaron a Quito con mañas y engaños hasta las oficinas del Oidor Sepúlveda, a quien interrogaron ayudados por interpretes sobre los planes de colonización de Esmeraldas. Felizmente para las Misiones, Sepúlveda les habló de paz y de orden y los indios, dándose por satisfechos, volvieron a sus tierras, en la certeza de que no corrían peligro alguno.Otro Misionero de importancia fue el español Hernando Hincapié, fraile que logro permanecer varios meses con algunos colonos en los pueblos de Guadalupe y Espíritu Santo. FUNDACION DE MONTESCLAROSEn 1611 el Capitán Diego de Ugarte se asentó en las selvas con algunos civiles, soldados y con el Mercedario Fray Pedro Romero fundó el pueblo de San Ignacio de Montesclaros, dándose el raro caso que el Cacique Cayapa, indio gigantesco, queriendo probar al Padre Romero, le invitó a su humilde choza en la selva y después de ofrecerle joyas y bebidas alcohólicas que el religioso no pudo rechazar pues hubiera sido una grave ofensa para el anfitrión, le ofreció el espectáculo de un strep tease, como ahora se diría, de varias indias cubiertas con faldas que se iban quitando poco a poco en medio de un enloquecedor baile y al ritmo de los lejanos tambores de la tribu. El pobre fraile supo resistir tamaña tentación y su anfitrión ya seguro de la intachable virtud de su huésped, se convirtió al catolicismo de buen grado. Semanas después y por rencillas entre los soldados de Ugarte y algunos indios, se alzaron los Cayapas en armas y mataron a la mayor parte de los vecinos, haciendo que los restantes huyeran de la población. Pocos regresaron a Quito y el Padre Romero entre ellos, pero muy enfermo a consecuencia de cinco heridas recibidas, muriendo días después, a pesar de las solícitas atenciones de sus hermanos en religión.FUNDACION DE SAN MATHEOEl Capitán Pablo Durango Delgadillo, Corregidor de Otavalo, fue el que mayor éxito alcanzó en esas expediciones pues en 1611 fundó en la costa el puerto de San Matheo, que desde sus inicios logró un marcado progreso; pero el Virrey del Perú, Principe de Squilace, temiendo que los corsarios que merodeaban por el Pacífico, se hicieran de el, dispuso la suspensión de los trabajos y aunque la villa aun subsiste, únicamente es una caleta de marinos y pescadores, sin mayor importancia.Durango Delgadillo también es coautor de un célebre camino que iba de Quito al Pacífico, abierto por los frailes mcrcedarios, en plena selva. Durango Delgadillo lo amplió considerablemente y colocó postas para el servicio de aprovisionamiento y correo.NECESIDAD DE UNA NUEVA VIA AL MARNegadas las posibilidades de una conexión directa al mar cuando el trazo de Durango Delgadillo quedó cerrado, el Presidente de la Audiencia Dr. Miguel de Ibarra, dispuso la fundación de una nueva población hacia el norte y en plena sierra, que sirviera de avanzada y tambo. Así nació la actual ciudad de Ibarra, capital de la Provincia de Imbabura, que se fundó en el camino que utilizaban los misioneros para internarse a la selva y que comenzaba en tierras de Caranqui, bajaba por las estribaciones de la cordillera en plena hoya del río Chota, desembocaba en el río Mira y por fin salía hacia el Pacífico en el sitio llamado de San Lorenzo, hoy convertido en puerto. Esta vía fue utilizada a fines del siglo pasado para trazar el ferrocarril Ibarra - San Lorenzo que tantos quebraderos de cabeza ocasionó hasta hace poco.Dos eran los motivos que impulsaban a las autoridades españolas a colonizar la provincia de las Esmeraldas, uno era el comercio, puesto que el libre tránsito al mar abriría enormes posibilidades mercantiles a la ciudad de Quito, abaratando las provisiones ultramarinas; otro era el minero, porque se creía que en esas zonas existían enormes yacimientos de oro, platino y esmeraldas, pues en los bancos auríferos del río Cayapas y casi a flor de suelo se encontraban pepita de oro y hasta de platino, que entonces se consideraba oro de baja calidad y precio, por su color gris blanquinoso, poco atractivo para el gusto de esa época.El Sabio Teodoro Wolf en su Geografía y Geología del Ecuador manifestó en 1892 que había encontrado una proporción de tres a uno entre la cantidad de oro y platino que anualmente se obtenía de los lavaderos esmeraldeños, pero que por ignorancia de los negros de la región, las laminas y pepitas de platino se lanzaban fuera del cedazo, por feas e inservibles, mientras que las de oro se guardaban para su venta. Este oro esmeraldeño era del más puro del mundo,NEGOCIACIONES DE DURANGO CON LA REALAUDIENCIA

Mientras el Virrey Squilace finalizaba su periodo en Lima, Durango Delgadillo bastante empobrecido por el trazo del camino a las Esmeraldas, gestionaba ante la Audiencia de Quito, a fin de conseguir la Gobernación de la zona, que al fin le fue concedida. Posteriormente y gobernando el Perú el Marques de Guadalcázar, celebró un contrato para abrir nuevamente esa vía; mas, a último momento, surgieron complicaciones y la Audiencia lo reemplazó con el Capitán Francisco Pérez Menacho, que no llegó a actuar, traspasando sus derechos a Juan Vicencio Justiniani de Panamá y éste a Hernando de Soto Calderón, que cambió el rumbo original y al final nada hizo.TRABAJOS DE PEDRO VICENTE MALDONADO

Muchos años después y en tiempos del Marqués de Castelfuerte, Virrey del Perú, un noble riobambeño llamado Pedro Vicente Maldonado solicitó al Presidente de Quito, Dionisio de Alcedo y Herrera, el necesario permiso para volver a abrir un camino, esta vez de herradura, para el paso de mulares entre Quito y el mar.Alcedo por ser hombre de gran cultura vio en Maldonado al hombre preciso para empresa tan arriesgada y costosa y le brindó todo su apoyo, además de las preeminencias y mercedes requeridas. Maldonado puso el dinero, los hombres y su persona.El 16 de Abril de 1728 firmaron el respectivo contrato y las obras duraron siete años. Al mismo tiempo Maldonado hacía mediciones y hasta llegó a trazar una "Carta Geográfica de la Provincia de Quito y sus adyacentes" que le sirvió para ingresar a las Academias de Ciencias de Paris y Londres. Igualmente el Rey Felipe V de España lo designó Caballero de la Llave de Oro y Gentil hombre de Cámara.FATIGAS EN EL CAMINO A ESMERALDASLa construcción de esta vía de herradura fue una de las más arduas tareas que se ha emprendido en el país. Maldonado gastó casi toda su hacienda en la empresa debido a que dejó sus propiedades abandonadas y sin trabajadores.Maldonado circulaba entre ellos repartiendo tabaco, ayudando con pico y lampa, infundiéndoles ánimo e inspeccionándolo todo. Al fin, en 1753, logró ver coronado su esfuerzo desde Cotocollao hasta la desembocadura del río Santiago en el Pacifico.SU BIOGRAFIAFueron sus padres Pedro Atanasio Maldonado y Sotomayor. Teniente de Corregidor de Riobamba y Caballero de Alcántara e Isidora Palomino y Flores. Realizó sus estudios en el Seminario de San Luis de Quito, aficionándose a las matemáticas con su hermano José que era mayor que él y ejercía el Curato de Latacunga. A la llegada de los Académicos franceses acompañó a Charles de La Condamine en su viaje al oriente, llegó a las riberas del Amazonas y salió para Europa, Las más importantes instituciones científicas lo acogieron en su seno. Visitó Portugal y España, pasó a Francia e Inglaterra y al regreso tocó en Madrid. En un segundo viaje a Londres en 1748 murió en la flor de su edad, cuando aun su Patria podía esperar mucho de su genio.Fue un autodidacta porque sin libros y mayormente sin profesores logró cultivarse por intuición, hasta colocarse a la altura de las más altas mentalidades científicas de su tiempo en Europa.Al ocurrir su muerte el camino se fue destruyendo por el abandono y la ineptitud de las autoridades que nunca comprendieron ni valoraron suficientemente el esfuerzo desplegado.LA SOCIEDAD ECONOMICA DE QUITOCasi un siglo después, en 1821, Juande Larrea y Villavicencio presentó a la Sociedad Económica de Quito un proyecto de colonización para establecer un puerto en Esmeraldas. El discurso se imprimió en Guayaquil, por V. Duque, ese mismo año, pero no lograron coronarse tan sanos propósitos. Posteriormente otro quiteño, el Dr. Pedro Moncayo y Esparza, trató de interesar a sus conciudadanos en la colonización de Esmeraldas pero fracasó como Larrea; sin embargo, la semilla sembrada por los frailes mercedarios y aumentada por Maldonado, empezó a rendir frutos en este siglo y hoy Esmeraldas es una provincia rica en todo género de productos, con caminos amplios y gran afluencia turítica.

LOS PRISIONEROS DE CUENCA

El 2 de Agosto de 1809 había salido un piquete de soldados de Quito con dirección a Cuenca, a relevar a los que estaban en dicha urbe. Eran catorce quiteños al mando del Sargento Mariano Pozo, riobambeño de 36 años de edad. La tropa marchaba secretamente comprometida por el Capitán Juan Salinas para propagar las ideas revolucionarias en el sur. El 8 arribaron a Cuenca pero la traición de don José Neyra y Vélez, hizo que una carta enviada desde Quito, pasara directamente a manos del Coronel Melchor Aymerich, Gobernador de Cuenca, quien se informó de todo, mandó a desarmar el piquete y apresó con grillos a Pozo.Los otros comprometidos eran el tesorero de las Reales Cajas, Francisco García Calderón y el Alcalde de Cabildo Fernando Guerrero de Salazar y Piedra, apresados por el Teniente de Milicias Manuel Rodríguez y Villagómez cuando a las dos de la tarde del 24 de agosto tranquilamente almorzaban en casa del primero.El Contador Interventor de la Real Renta de Correos Joaquín Tobar, vecino de Popayán y de 25 años, vivía en una de las piezas de la casa del cura de Biblián, Dr. Pedro Ochoa, donde también alquilaba el Dr. Ignacio Alonso de Velasco y el día que el correo Blas Santos llegó a Cuenca trayendo las noticias de la revolución quiteña, habiendo manifestado el citado correo que "en Quito queda hecho el pan y aquí mascarán el ajo", dizque Tobar había agregado "Al fin gozará América de libertad con el mando de sus hijos, cesando los pechos de la rigorosa España, sacudiendo el yugo de la Casa de Borbón; puesto que es mejor ser gobernados por los patricios que por estos ladrones". De todo esto se enteró Aymerich por boca del chismoso del Dr. Velasco y ordenó la prisión del correo insolente y de don Joaquín Tobar.Igualmente Velasco denunció al comerciante quiteño Juan Antonio Terán y al ibarreño Manuel Rivadeneyra y González, que tenía una tienda de comercio en el frente de la plaza principal de Cuenca, porque habiendo visto pasar por delante al odiado Aymerich dizque se habían dicho entre ellos: "Mejor sería que nos gobiernen los criollos que los chapetones". “Pluga a Dios que así sea."De todo este embrollo de delaciones y chismes obtuvo Aymerich la prisión de Fernando de Salazar y Pidra, Francisco García Calderón, Joaquín Tobar, Vicente Melo, Juan Antonio Terán, Manuel Rivadeneyra y González, Marino Sánchez, Miguel Fernández de Córdova y Mariano Pozo y al 4 de Septiembre los puso en la vía de Naranjal con destino a Guayaquil, con manos atadas a las espaldas, engrillados y sobre mulas, y cuantas veces perdían el equilibrio y caían, los volvían a montar como si fueran fardos de tejidos. Obligados a dormir a la intemperie y sobre suelos fangosos y húmedos, pasaron frio al principio y luego el insufrible tormento de los mosquitos, hasta que el 15 de Septiembre llegaron a Guayaquil donde el ya conocido Gobernador Cucalón los recibió en el portal de ese edificio. Los presos llegaban en total estado de calamidad y fueron bajados a hombros de negros porque los grillos les impedía cualquier movimiento por pequeño que este fuera.Después los encerró en un calabozo de la planta baja con cepo alto, la familia de García Calderón intervino y se les bajó el cepo y así estuvieron hasta que el 10 de Enero de 1810 fueron remitidos a la orden del Presidente de la Audiencia, Manuel Urríez, Conde Ruiz de Castilla, que había vuelto a gobernar, aunque solamente de nombre, pues dependía en todo del Coronel Manuel Arredondo.Durante los días de la prisión guayaquileña se les inició un proceso penal con la participación del Fiscal Dr. Joaquín Montesdeoca que muy suelto de huesos, después de receptarlas declaraciones instructivas, terminó por pedir la pena de

muerte para los sindicados de "traición y rebelión" al Rey. En este absurdo y ridículo proceso actuó como defensor de oficio el Dr. José Antonio de Marcos y González de la Carbonera, quien prestó buenos y gratuitos servicios y hasta contribuyó de su propio peculio para la adquisición de papel sellado y tinta de escribir. El 2 de Diciembre, el Procurador Común Baltazar Joaquín de Torres, contestó la Acusación del Fiscal con un brillante alegato jurídico donde no se sabe qué admirar más, si sus conocimientos en la materia o la valentía conque los supo exponer, ante autoridades tan inhumanas como despóticas.Fernando Guerrero de Salazar y Piedra fue asesinado mientras era conducido a Quito por una poblada reunida ex profeso en Ambato. Tobar falleció en prisión, calzando aún sus atormentadores grillos. Melo no volvió a recobrar su libertad pues cayó asesinado en el cuartel Real de Lima el aciago 2 de agosto de 1810, Francisco García Calderón logró su libertad y después encabezó a los patriotas del bando sanchista y luego de batirse bizarramente en 1812 en San Antonio, último baluarte de la resistencia patriota, fue derrotado por Sámano en la retirada de Yaguarcocha, entregó su espada y murió fusilado junto a sus compañeros Aguilar y Guyón.Esa fue la triste suerte que esperaba a los valientes del año nueve en Cuenca, a través de sus odiseas en Guayaquil y Quito.

LOS PUNEÑOS SE COMIERON UN OBISPO

A causa de la sequía Guayaquil recibió hace poco a una nutrida delegación de puneños que llegaron muy orondos y desfilaron con macabras osamentas de ganado, en protesta por la falta de apoyo gubernamental, ya que, de seguir negándonos San Pedro sus famosas lágrimas, la Isla Puna perderá la poca vegetación que le queda y los Santos y los Pérez tendrán que buscar mejores oportunidades de vida en otros parajes. (1)Yo presencié el espeluznante desfile cuando se encaminaba a la gobernación y confieso que me entró pánico; creí que repetirían con el primer mandatario de la nación lo que hicieron los nativos en 1541 al obispo Vicente Valvcrde, a quien se lo comieron vivo, en desquite por los abusos cometidos meses antes, al destruirles la colosal estatua de piedra que simbolizaba al Dios Tumbal, supremo hacedor espiritual de la antigua cultura Puna; pero, no, parece que en esta ocasión no tuvieron malas intenciones y sólo se contentaron con solicitar ayuda para superar la crisis.FRAY VICENTE POR DENTROEspañol de nacimiento y nativo de la Villa de Oropesa en Toledo, fue un niño modelo en el hogar de sus padres, un par de honestos campesinos llamados Francisco de Valverde y María Alvarez Vallejeda y Toledo y por buenito entró de escasos años a seguir estudios religiosos en el Convento dominicano de San Esteban, cerca de Salamanca, donde profesó el 23 de abril de 1524. Poco tiempo después vino a Panamá acompañando a Francisco Pizarro, con el encargo de predicar la fe entre los indígenas de las regiones que se pensaba conquistar; pero el genio vivo de Valverde, su(1) Esta crónica fue escrita en 1969.fanatismo religioso, su amor a las cosas mundanas y su insaciable ansia de escalar posiciones políticas y económicas, le apartaron de la senda pacífica del misionero, acercándolo irremediablemente a la vorágine militar de la época.José Gabriel Pino Roca dice de él lo siguiente: Valverde, poseído de un falso celo, menos discreto que sus compañeros, desde que puso pie en tierra americana se echó a la innoble tarea de derribar Ídolos, destruir oratorios, quemar quipos, aconsejando el exterminio de los contumaces idólatras. En cada indígena veía un servidor del demonio y un condenado a las Calderas de Pepe Botero."Con estas miras acompañó a Pizarro en su viaje a Puna donde abusó sin límites, y luego a Tumbes y a Cajamarca. Allí se acercó al Inca con un ejemplar de la Biblia que le ofreció en obsequio. El Inca tomó el libro, lo olió, probó y puso al oído, sin mayores resultados y lo arrojó al suelo desconcertado, pensando que se trataba de un regalo vulgar y nada mágico por cierto. Gesto que fue aprovechado por el dominico para lanzar a los soldados españoles sobre la indiada, rugiendo al mismo tiempo los cañones y soltando numerosos mastines para que clavaran sus afilados colmillos en las posaderas incásicas que corrían a más y mejor. Un cronista de Indias ha escrito que en esos momentos. Fray Vicente, lleno de ardor militar, azuzaba a los españoles gritando que no dieran planazos, sino que hiriesen con las puntas de sus espadas. Después de este episodio se hizo poderoso señor, concurriendo a todos los actos sonados del Perú; lo vemos actuando decididamente en el juicio contra Atahualpa, seguido por supuesta rebelión, que terminó con su muerte, no sin antes haberse bautizado por manos de Valverde, un bautismo sin fe - como lo dice el ilustre Cronista de Indias López de Gomara – fue una humillación más, de las tantas que tuvo que sufrir en su cautiverio.FRAY VICENTE POR FUERAEn premio a tan brillante labor militar Pizarro lo designó Obispo de San Miguel de Piura y con tal motivo ocurrió la consagración de óleos en Lima, la mañana del lunes 29 de marzo de 1540, segundo día de Pascua de Resurrección, celebrándose esa tarde la primera corrida de toros que registra la historia de Sudamérica.Mas, los conquistadores, no pudieron gozar por mucho tiempo de sus crímenes y comenzó la guerra civil entre ellos. Primero Pizarro venció y condenó a la pena de muerte por garrote vil a su rival el Mariscal Diego de Almagro; luego fueron los amigos de Almagro el joven, hijo del anterior, los que vengaron la muerte de su antiguo jefe, asaltando la tarde del domingo 26 de junio de 1541 la casa donde habitaba Pizarro. A esa hora se encontraba alegremente departiendo alrededor de una bien servida mesa con el Obispo de Quito, el Alcalde Juan de Velásquez y cosa de quince amigos más, cuando entró a toda carrera un joven paje gritando "Los de Chile vienen a matar al Marqués mi señor" - refiriéndose a Pizarro, que se titulaba Marqués de los Atabillos. Todo fue confusión. Los amigos del viejo conquistador empezaron a arrojarse por los corredores al jardín, otros se descolgaban por los ventanales a la calle, contándose entre estos al Alcalde Primero de Cabildo Juán de Velásquez, nada menos que cuñado de Fray Vicente Valverde, no faltando individuos que sin hacer nada gritaban aumentando la confusión. El único que no perdió ánimos y decidió enfrentar al peligro fue el propio Pizarro, que terciada la capa a guisa de escudo, sujetando su gloriosa espada en la derecha y mal ajustada su coraza al pecho, se opuso a los doce caballeros armados hasta los dientes que pugnaban por entrar a la pieza. Junto a él sólo tenia a su medio hermano Martín de Alcántara, a Juan Ortiz de Zarate y a dos pajes inexpertos pero valientes; Juan de Rada comandaba a los almagristas y viendo que el tiempo apremiaba en su contra, arrojó a uno de los suyos empujándole contra Pizarro, éste trato de contenerle logrando herirle el vientre, pero descuidó su flanco izquierdo y fue alcanzado en el cuello por Martín de Bilbao de una certera estocada. ¡Jesús!, clamó la víctima que con 64 años encima ya no estaba para héroe y cayó al suelo, donde recibió varias heridas de arma blanca y en ese trance pudo hacer una cruz de sangre con su dedo índice y la besó. Juan Rodríguez Barragán le rompió en la cabeza una enorme tinaja de barro hecha en Guadalajara y lo mató de contado. Alcántara y los dos pajes también murieron, salvándose Ortiz de Zarate muy malherido.

Esa tarde apresaron a Juan de Velásquez por ser pizarrista y lo trasladaron a la cárcel de Lima, de allí fugó ayudado por su cuñado el Obispo Valverde y con una veintena de pizarristas lograron escapar con dirección a Tumbes, donde esperaban ser recibidos por personas leales a su bando, lo que no ocurrió. Y como la situación empeoraba, Valverde decidió viajar con su séquito a Puna, sitio que por su condición de isla creía inaccesible. COMIDO VIVO POR LOS PUNAESTumbala había muerto meses antes. Ese infeliz Cacique, jefe poderosísimo de la isla, vio en sus últimos años cómo los españoles de Pizarro y Valverde pisoteaban las tradiciones, llegando al extremo de derribar la estatua de piedra de TUMBAL, sacándolo del altar circundante, donde se sacrificaba a los prisioneros de guerra en su honor.Reinaba en la Puna hacia 1541 el hijo mayor de Tumbala, llamado Don Diego Túmbala, nombre que le habían dado los españoles pizarristas cuando lo bautizaron a la fuerza.Y este Don Diego, guardaba feroz venganza contra los españoles y muy especialmente contra Valverde, a quien reconocía por el hábito negro y blanco de los Dominicanos, que siempre portaba. Muy callado guardó su rencor. Pero mandó mensajes a toda la Isla para que se aprontaran los guerreros sobre las armas y una mañana en que el Obispo estaba cerca de la playa, en una cabaña de troncos, diciendo misa, se oyeron roncos gritos y 400 guerreros salieron de la espesura y mataron a la mayor parte de los asistentes a la ceremonia religiosa, con excepción de Valverde, al que condujeron desnudo a la antigua capital.

Allí le tuvieron amarrado a unas varas más de 10 horas, con el suplicio de la sed y el sol y cuando creyeron que su resistencia estaba liquidada, comenzaron a darle tormento, arrancando su piel en delgadas tiras, con filudas hojas de occidiana, sustancia cristalizada y muy dura a la que es posible sacar filo y que utilizaban nuestros aborígenes para diferentes menesteres. El pobre Obispo lanzaba gritos desgarradores viendo cómo, los más feroces indios mascaban su piel. Esta macabra ceremonia duró tres horas hasta que expiró el Obispo, sin que lograra calmar las iras de los feroces puneños que siguieron con el canibalesco festín, asando el cuerpo de Fray Vicente a fuego lento, para devorarlo después en una orgía. Y cuentan los entendidos que su Señoría estaba gordito y sabroso como un lechón. ¡Bocatto di Cardinale, dirían los caníbales!...

MACHUPICCHU

El viaje del Cusco a Machupicchu tiene todo un matiz de impresiones, reza una guía turística de por allí y es verdad. Comienza a las 5 y 1/2 de la mañana cuando lo despiertan a uno en el Hotel para que desayune a las 6 porque a las 6 1/2 sale el único tren que viaja diariamente a las ruinas, desde la estación de San Pedro, a pocas cuadras del centro de la ciudad y si se pierde el viaje, habrá que esperar el siguiente día. Por eso se compran los pasajes con antelación, por medio de una agencia de turismo, dada la gran demanda que existe de ellos. Su costo en sí no es caro, no pasa de los 35 dólares incluyendo el derecho a escuchar los interminables discursos de un guía bilingüe inglés y español.El trencito amarillo de más de diez vagones movido por una locomotora, pita y repita antes de partir. Adentro se acomodan turistas de casi todas las nacionalidades del mundo; no se encuentra peruanos, no les interesan sus ruinas o ya las han visto, y comienza el viaje. El panorama es cambiante y lleno de emociones, se sale del Cusco y se llega al Valle Sagrado de los Incas que baña el Vilcamayo o "Río del Sol”, después llamado Urubamba, que va por el Amazonas a desembocar al Atlántico. Montañas nevadas, indios con ponchos y cultivos andinos van dando paso a paisajes semi-tropicales de armoniosa grandeza. De vez en cuando se divisa a lo lejos las llamadas "terrazas andinas", construidas en lo más abrupto y empinado de las montañas para cosechar la quinua, el olluco, el maíz y la papa, que produce la madre tierra o "Pachamama". Estas terrazas evitan los efectos negativos de la erosión y en algunos casos eran proveídas con tierras fértiles traídas de los valles en canastas o mantas.A eso de las once de la mañana y luego de hacer una breve estación en un tambo donde se puede comprar riquísimos choclos cocinados, de un tamaño descomunal, se llega al terminal del ferrocarril y allí hay que esperar para subir a unos buses que trepan el cerro a gran velocidad por la carretera zigzagueante "Hiram Bingham", con la que se ha honrado la memoria del ilustre explorador americano que en 1911 casualmente descubrió las ruinas de Machupicchu en la selva. Esta carretera sirve para probar los nervios de los más templados valientes, porque es una vía estrecha, sinuosa y pendiente, la única para subir a lo alto de la montaña donde se encuentran las ruinas. Una vez allí, ¡Oh sorpresa! aparece ante los turistas una modernísima cafetería automática con comedor adosado y más atrás un hotel de cinco estrellas, que siempre está copado porque dicen que la salida del sol en Machupicchu es un espectáculo religioso sin par en el mundo y hay gente que se queda hasta el día siguiente sólo por eso.Nosotros, modestamente, sólo habíamos ido por el día, así es que después de ingerir un refresco nos dejamos llevar por un caminito ubicado al otro costado y que da la vuelta a la montaña y luego de un corto trecho se presentó ante nuestros asombrados ojos la visión más rara y dantesca del mundo, toda una ciudad fantasma, conservada tal como fue construída hace tantos siglos, que realmente nadie sabe cuántos.Machupicchu es un conjunto arqueológico monumental, con calles y casas abandonadas donde no se escucha un ruido ni se mueve una hoja; todo es de piedra, desde sus calzadas hasta sus acequias, que en un tiempo entre 1538 y 1561 albergó a más de 2.500 habitantes, miembros de la corte de Manco Inca II, que huyeron del Cuzco después de perder la batalla de Sacsaywaman.¿Qué hizo ese gentío en Machupicchu durante 23 largos años? ¿De qué vivían? Estas y otras preguntas sólo pueden ser contestadas a base de simples conjeturas. En 1911 Hiram Bingham descubrió en el cementerio de Machupicchu 110 momias, de las cuales 82 eran del sexo femenino, suponiendo que se tratarían de vírgenes del sol que Manco Inca II llevó consigo para que no cayeran en poder de los españoles. Por otra parte una serie de jardines colgantes o terrazas de cultivos que rodean a Machupicchu hace pensar que de allí sacaban sus cosechas y que bien pudieron alimentarse de modo tan ingenioso.La ciudad está dividida en barrios o complejos, tiene su reloj solar que aún existe y se puede tocar, compuesto de una gran piedra graduada matemáticamente sobre una base para dar con su sombra las horas del día. Tiene su plaza sagrada para las conmemoraciones históricas y el ceremonial religioso, el Templo de las tres ventanas está ubicado en lo más alto del conjunto, existe la tumba o mausoleo real, la ventana de las sierpes, así llamada por las culebras venenosas que encontró Bingham en su interior; la hermosísima portada de acceso o puerta principal, un puente incásico que se dirigía a Chinchaysuyo y una mesa funeraria complementan el conjunto que finaliza en el cementerio.Machupicchu tiene todo lo necesario y es una ciudad incásica como cualquier otra.¿Entonces, cuál es su importancia y porqué es tan visitada? La respuesta es simple; primero se trata de ruinas muy bien conservadas, intocada hasta su descubrimiento en 1911 y desde allí respetadas por el gobierno del Perú. Segundo, se trata

de una ciudad - fortaleza, símbolo de la resistencia nacional frente al invasor español que todo lo atropelló en el antiguo Perú. Tercero, es tan especial su encaje natural en la cima de la montaña, tan sutil su atmósfera y tan radiante el sol que la decora, que visitarla es una experiencia religiosa más que turística y uno sale de ella sobrecogido por la grandiosidad del paisaje y el respeto que inspira lo más noble del pasado de la humanidad.El regreso se hace por el mismo tren, que llega al Cusco a eso de las nueve de la noche, cuando la ciudad ya está dormida, la lluvia llora inclemente sobre sus oscuras y apagadas calles de piedra y el frío hace temblar. Entonces cae bien una tacita de hirviente infusión de coca, lo mejor que existe para el soroche y quién sabe para qué otras cosas porque la coca es la hoja sagrada y mágica de los Andes. ¿Lo sabias lector?.

MARIANA DE JESUS

El 22 de Noviembre de 1618 y en la Capilla Mayor del Sagrario de Quito bautizaron una niña llamada Mariana, hija del matrimonio de Jerónimo Flores y Zenel de Paredes y Mariana Meléndez de Grannobles y Jaramillo, es la última de la familia y pasará a la historia ecuatoriana con el nombre de Mariana de Jesús.De ella se cuentan en los Procesos Canónigos que se iniciaron después de su muerte, muchas anécdotas. Su mismo nacimiento ocurrido el 1° de noviembre de ese año fue “portentoso” porque en los momentos del alumbramiento se vio en el cielo una multitud de estrellas formando un haz de luz resplandeciente que desapareció tan misteriosamente como había surgido. Este fenómeno fue observado por parientes, amigos y servidumbre, como veinte personas en total, según se desprende de la lectura de "Los Procesos", donde la Magia y lo sobrenatural se mezcla con la realidad en cada pagina, de allí que no sean nadita confiables como testimonio histórico debiéndoselos tomar más bien como algo vernáculo y casi folcklorico, digno de esos tiempos de cursilerías y de credulidad.PRIMEROS PASOSLa futura santa solo tomaba el seno materno dos veces al día y a horas fijas, al mediodía y al comienzo de la noche. Nadie le hacia cambiar de costumbre, ni las nodrizas criollas y españolas que contrataron lograron mayores éxitos.Su belleza física llamaba la atención. Era una criatura hermosísima que lloraba inconsolablemente cuando alguien le descubría el cuerpo o le acariciaba la cara.A los dos años viajó a Cayambe con su madre y al tratar de vadear el río Pisque, también llamado de las Ovejas, la cesta donde la conducían fue lanzada a las aguas por la mula que la conducía y en lugar de ser arrastrada por el torrente, flotó sobre las ondas del río y un doméstico las rescató sana y salva y volvió a montar, siguiendo el camino como que si nada hubiera ocurrido. Portento que se comentó por varios años en Quito. En otra ocasión cayó de una pared de cinco metros sobre un montón de filudas piedras sin sufrir lesiones. Estas coincidencias presagiaban una vida maravillosa; pocos meses después murió su madre, quedando al cuidado de su hermana mayor Jerónima de Paredes mujer del Capitán Cosme del Caso, con quienes vivió en familia.PRIMEROS JUEGOS Y ENSEÑANZASEstudió letras, aritmética, canto y labores con profesores especiales, llegando a sobresalir en música y al cabo de poco tiempo tocaba guitarra, cítara y vihuela. Atenta al espíritu de su época dedicaba muchas horas a la oración, enseñando a los menores de la casa cuanto concernía a las cosas del espíritu y muy especialmente a las de Dios. Levantó numerosos altares en los largos corredores que daban al patio y a la fuente interior, organizando procesiones con andas e imágenes sagradas. En otras ocasiones reemplazaba las estatuas de santos con cruces y ella tomaba la mayor y más pesada, en plan de expiación y sacrificio.VIAJE Y PROYECTOS DE VIDAEn 1624 su hermana Jerónima se trasladó por una corta temporada a la hacienda familiar situada en Saguanche no lejos de Quito. Allí Mariana, que ya contaba seis años, se hirió la espalda con ramalazos hasta hacerse llagas y sangrar profundamente. El mayordomo se enteró del asunto y lo comentó, lo que le valió una fuerte reprimenda a la niña penitente. Pocos días después volvió a las andadas y se puso un silicio de ramas de zarzamora y espinas en la cintura, pecho y espalda. Su hermana Jerónima la descubrió y a poco regresaron a la capital. En 1626 hizo su primera comunión en la Iglesia de la Compañía de Jesús bajo la dirección espiritual de Padre Juan Camacho, reputado en su tiempo como santo y docto varón de Dios. Mariana renuncio públicamente a llevar su apellidos Paredes y Flores, herencia de sus padres, firmando en lo sucesivo "Mariana de Jesús."Enseguida quizo viajar a las Misiones orientales de Mainas a civilizar a los salvajes, comunicando el proyecto a sus sobrinas Juana y María del Caso y a la doméstica Escolástica Sarmiento. Por la tarde se proveyeron de galletas y huevos duros, así como de las llaves de la casa, para iniciar la aventura al amanecer. Mas, contra la costumbre, al día siguiente no lograron despertar, siendo descubiertas las llaves de la puerta en el lecho de Mariana, que terminó por confesar.En otra ocasión planeó una visita al Pichincha donde tallada en la roca existe un imagen de la Virgen Marta; Mariana quería hacer vida de oración en las alturas y se hizo acompañar de sus sobrinas. Salieron de la casa a las 2 p.m. y subieron las primeras laderas del volcán, pero se toparon con un toro negro que les cerraba el paso y las atacó con furia. Las intrépidas expedicionarias cayeron en una zanja y el animal las hostilizó por más de una hora, sin dejarlas salir, hasta que habiendo rezado con promesa de regresar al hogar, el animal se retiró mansamente.Con estos antecedentes Cosme del Caso decidió que Mariana entrara al Convento de Santa Catalina donde era Priora la Madre Ana de San Pablo, que al verla se alegró y mandó varios recados a Don Cosme, avisándole que estaba a su cuidado y se quedaría allí.Y cosa rara, a pesar que el citado caballero tenia por costumbre atender sus negocios en la plaza de San Francisco, en la tienda de su propiedad, ninguno de los mensajeros lo encontró y esa tarde Mariana tuvo que volver al hogar descorazonada por el fracasado intento de hacer vida conventual.En esas circunstancias sus biógrafos afirman que oyó una voz que le ordenó "vivir en su casa, recogida en la estrechez de la pobreza y sin pensar en las cosas del mundo, como si estuviera en la comunidad mas austera". Esto fue el primero de sus desequilibrios psicológicos. Su Confesor Antonio Manosalva se sorprendió y asustó al saber esta novedad porque Mariana solo tenía doce años de edad y ya todo se había dispuesto para su ingreso al Convento, incluso, hasta se habían entregado las invitaciones para el banquete de despedida; pero notando la seriedad del propósito, habló con Don Cosme, que al fin acepto darle tres habitaciones en su propia casa para que allí viviera de oración y penitencia, como si fuera en convento.FLAGELACIONES Y SUPLICIOS

Parece raro que una niña de esa edad pudiera desear una vida tan dura como la que por su propia voluntad se impuso Mariana de Jesús; pero si tomamos en consideración el misticismo reinante en la época, así como la austeridad de costumbres, no nos debe sorprender que en una ciudad como Quito y en pleno tenebrismo de la contrareforma en el siglo XVII, se dieran casos como este.Y fueron tan duros los castigos corporales y el ayuno impuesto que empezó a desmejorar a ojos vista, para asombro de los curiosos vecinos del barrio que diariamente la veían caminar a la Iglesia de la Compañía en pos de misa y comunión. Entonces Mariana pidió a Dios que le devolviera la hermosura y así ocurrió, pensándose que esto se debía a que había cesado su ayuno.En su cuarto tenia colocado un ataúd negro con un simulacro de esqueleto cubierto con el sayal franciscano que le serviría algún día de mortaja. Una calavera y un crucifijo adornaban su mesa de trabajo y en el único armario del aposento guardaba numerosos silicios y otros instrumentos de penitencia. Bajo el lecho tenía una escalera que utilizaba para las cuatro horas que dormía al día, acostumbraba cargar por los corredores de la casa una pesada cruz de madera rezando el Vía Crucis.En el rostro llevaba un velo que cubría la corona de espinas que siempre usaba. Diariamente tomaba un poco de jugo de manzana o membrillo y esto solo por consejo de sus superiores. ¡Era todo cuanto ingería!En el horario que se encontró después de su muerte se anota que cinco horas al día dedicaba a la oración, dos veces se disciplinaba con sangre, cuatro horas dormía para reponer fuerzas y el resto lo dedicaba a oraciones vocales, rezo del oficio divino, enseñanza del catecismo a los indios, examen de conciencia y trabajos manuales para socorro de los menesterosos. Y así pasaron catorce años.OFRECIMIENTO Y ENTREGA A DIOSEn febrero de 1645 ocurrió un fuerte temblor en Riobamba; la ciudad quedó destruida y ya eran dos los meses que Quito temblaba continuamente por efecto de las convulsiones volcánicas que experimentan los Andes; la ciudadanía vivía en zozobra, pendiente de cualquier movimiento para huir a las calles.Mariana escuchó en la Iglesia de la Compañía al famoso orador Padre Alonso de Rojas que dirigiéndose a Dios exclamó: "Si para alzar de Quito el azote de tu justa indignación -Oh Dios Mío!- necesaria es una víctima, me ofrezco gustoso por ella". Mariana, que solo contaba veintiséis años se emocionó y exclamó: "Oh Dios Mío, yo ofrezco mi vida por mi pueblo" pues creyó que lo dicho por el orador sagrado era cierto, cuando solo se trataba de una licencia literaria, para dar mayor énfasis al discurso y es fama que desde ese instante la ciudad volvió a la tranquilidad porque desaparecieron los temblores, pero la noble Mariana de Jesús, presa de un mal desconocido, desfallecía. Ahora se comprende que estaba sin proteínas pues a poco se le declaró una hidropesía y murió.

SOLEMNES FUNERALES EN QUITOEn esos momentos su Confesor el Hermano Hernando de la Cruz aseguró que el alma de tan angelical doncella pasó directamente al cielo sin tocar en el purgatorio y que no debía guardarse ningún luto, razón por la que se adornó el cuarto donde permaneció el cadáver con mucha riqueza y gusto, como si se tratara de un convite. ¡Todo estaba impregnado en perfumes de su cuerpo!Del hoyo donde la sirvienta Catalina echó la sangre de Mariana que sus médicos le han extraído para mejorarla, surgió una espléndida azucena que floreció el mismo día de su muerte, asombrando a los presentes por la belleza de su flor. De aquí surgió el llamar a Mariana de Jesús "La Azucena de Quito."Provisionalmente la enterraron en la Iglesia de la Compañía al lado del altar de San José, en un cuerpo de bóvedas de propiedad de Juan de Vera y Mendoza, por no estar terminado el altar de la Virgen de Loreto, donde lo había solicitado la propia Mariana.El publico, concurrió en masa queriendo verla y tocar sus restos con medallas y rosarios. Los ancianos y pordioseros que ayudó en vida lloraban incesantemente. El Padre Alonso de Rojas tomó la palabra y lo hizo tan bien que su Oración Fúnebre salió impresa en Lima; finalmente, se recitaron poesías en castellano y latín alusivas a su vida y obras, que fueron favorablemente acogidas y comentadas y que bien pudieron haber sido recogidas en un grueso volúmen de haber existido la imprenta en Quito.HONORES DE LA IGLESIA CATOLICAPío VI declaró el 19 de Marzo de 1776 que las virtudes de nuestra compatriota hablan sido en "grado heroico". Pío IX la beatificó en 1853 y Pío XII la elevó a los altares en el Año Santo de 1950, tras largos trámites y con declaraciones juradas de más de 53 testigos en el proceso que inició el Obispo de la diócesis quitense Dr. Alonso de la Peña y Montenegro, el día 23 de Septiembre de 1670, accediendo a un pedido formulado por el Procurador General del Cabildo, Capitán Baltazar de Montesdeoca.Entre las biografías de Mariana de Jesús, la más antigua es la que escribió el guayaquileño Jacinto Moran de Butrón y Rendón, jesuita notable de época posterior a la de nuestra santa, ya que el Padre Moran nació en este puerto, el día 9 de Mayo de 1668, es decir, 23 años después del fallecimiento de Mariana. (1).La biografía del Padre Moran es también la más completa por la prolijidad desplegada por el autor en constatar las citas y juramentos del proceso canónico iniciado en 1670 en Quito, demostrando dotes de investigador paciente y veraz. Escribió la primera versión por orden del Provincial de los jesuitas, Padre Diego Francisco Altamirano, que lo obligó en 1695; demoró dos años en esta labor y entregó los originales en 1697 a (1) Para escribir su historia el Padre Moran dee Butrón utilizó los papeles recogidos por el Padre Pedro Alcocer y unos apuntes que dicho religioso tenia manuscritos y que no pudo concluir por su temprana muerte. En 1746 Moran de Butrón declaro bajo juramente» en Guayaquil y dentro del Proceso Canónico de Beatificación, cuales habían sido las fuentes consultadas. Nota del Autor. dos sobrinos nietos de la santa para que los llevaran al Perú e hicieran publicar, mas, fue el caso, que ambos murieron sin ver coronados sus esfuerzos, perdiéndose el libro entre los papeles del archivo episcopal de Arequipa en 1702 Moran de Butrón no se desalentó y entregó una segunda versión en 1706 a dos padres jesuitas que también llevaron una copia de los procesos canónicos por Panamá a Roma, para interesar al Papa en la canonización de Mariana de Jesús. El barco en que viajaban los religiosos fue asaltado por piratas ingleses y hundido en pleno mar Caribe, entre Portovelo y Cartagena de Indias, perdiéndose todo en medio de las aguas.Por fin, nuestro paisano, en 1724, entregó una tercera copia que salió impresa en Madrid ese año, con el nombre de "La Azucena de Quito, que brotó del florido campo de la Iglesia en las Indias Occidentales, la venerable virgen Mariana de Jesús Paredes y Flores, admirable en virtudes, profecías y milagros."

RAREZAS BIBLIOGRAFICASDel Compendio de la Obra del Padre Moran de Butrón, que Manuel Guerrero de Salazar y del Caso publicó en 1702 en Lima. únicamente se conocen dos ejemplares, uno en Quito y otro en la capital del Perú, siendo por lo tanto una rareza bibliográfica imposible de conseguir. La obra original del mencionado Moran de Butrón impresa en 1724 en Madrid, es también difícil de leer porque los ejemplares que aun quedan no están en venta.En cuanto al original en Arequipa, por aquellas rarezas de la vida fue descubierto en Lima en 1949, por un distinguido jesuita investigador del pasado religioso americano, que la remitió en obsequio a la biblioteca de Cotocollao donde actualmente reposa con la importancia que merece, porque el Padre Jacinto Moran de Butrón, siendo hagiógrafo fue también historiador, razón por la que el Centro de Investigaciones Históricas de Guayaquil, en 1930 lo declaró en homenaje publico: "Iniciador de los Estudios históricos de la Patria."

MEDICOS DE ANTAÑO

El primero que utilizó un microscopio en nuestra patria fue el Padre Juan Bautista Aguirre, más conocido como poeta que como médico y fue ambas cosas. De el se cuenta que estudiaba la vida microbiana en uno de esos aparatos traídos de Europa por el Padre Hospital, deleitándose en enseñar las formas y movimientos de esas criaturas, llamadas en el siglo XVIII "corpúsculos".También era aficionadísimo a mirar los microbios el Padre Juan de Velasco, jesuita como Aguirre, que llegó a explicarlos en su "Historia Natural", mencionando que según le habían informado en cierta región de América, cuando caía un cabello al suelo, se formaba una de esas criaturas y que a esta peregrina teoría se la conocía con el nombre de "Generación espontanea". Posteriormente el Dr. Eugenio Espejo recogió algunas experiencias médicas en la peste de viruela de 1785, tratando de mitigar las dolencias en los pestosos y las publicó en su obra "Reflexiones acerca de la viruela", aconsejando al Cabildo quiteño las medidas de higiene que debía tomar para precaver otra epidemia en el futuro.Entonces, la viruela y el sarampión eran confundidas en la Audiencia bajo el común denominador de "Alfombrilla". Espejo se había especializado desde la epidemia de 1764 que mató a un hermano menor y a él lo dejó marcado en el rostro. La viruela era una enfermedad casi siempre mortal y de lo más repugnante, pues salían pústulas que al reventarse producían una aguadija apestosísima. Días después se elevaba la fiebre, el enfermo quedaba inconsciente y llagado, muriendo entre grandes padecimientos, o sanando tan estropeado y carachoso, que era difícil reconocerlo.Espejo creía en la contaminación del aire como vehículo de contagio, siendo de los primeros médicos en abordar tan apasionante tema; pensaba en el aire por ser una masa inmensa de fluido, que mudaba constantemente, ejerciendo diversas presiones y efectos sobre el organismo humano. Creía que las enfermedades se producían por agentes microbianos y desechaba la teoría de los vapores podridos o putrefactos, también conocida con el nombre de "Teoría de las Miasmas delectéreas", muy en boga por esos años. Cuando ocurrían las epidemias, se disparaban cañonazos al aire, para que el olor de la pólvora limpiara la atmósfera. Igual se pensaba del incienso, pero en menor escala. Espejo pudo llegar a las conclusiones utilizando el microscopio del Padre Aguirre, confiscado por la Audiencia a raíz de la expulsión de Los jesuitas en 1767. Por eso escribió en su obra que él había visto cómo los cuerpecillos distintos del fluido elástico llamado aire, de tamaño infinito, verdaderos atomillos vivientes y muy pequeñitos, se movían entre sí y causaban las enfermedades, porque las trasmitían al aire y de allí a la sangre, etc. También dijo que eran hormiguillas, "torbellinos de átomos veraces y animados."Grande fue el mérito de los jesuitas Hospital, Aguirre y Velasco, así como de Espejo, al afirmar la teoría microbiana como causa de enfermedades; cien años después y en pleno siglo XIX todavía la negaban los atrasados profesores de la Universidad de Quito, burlándose de los científicos que la sostenían.

Así, el Dr. Rafael Barahona, profesor de Filosofía e Higiene en 1861 (no me explico que relación puede existir entre ciencias tan diferentes) opinaba que los microbios no existían y sus alumnos debían opinar de igual manera so pena de perder el año si decían lo contrario. ¡Hay de ellos!. Barahona era una buena persona y sabía mucho de botánica y farmacia, dando lecciones de estas artes en la pequeña botica del Hospital Civil. Era lo que se decía entonces, todo un herbolario, porque conocía de hierbas, pero nada más.El Dr. Antonio Sáenz, de Riobamba, compuso el primer texto de Patología especial y general escrito por un médico ecuatoriano y estaba tan orgulloso de su obra que exclamaba; “Esto que tengo en la mano es la doctrina más pura de los sabios que han cultivado la medicina. Cada coma es una axioma y cada punto una verdad eterna..." ¡Pobres alumnos si se equivocaban en algo siquiera....!García Moreno, que ni fue sabio ni científico como se ha asegurado, pues solo estuvo un año en París leyendo Tratados de Medicina, era un estudioso de la materia y hasta gustaba conversar sobre enfermedades y recetaba algunas veces; en 1870 fundó la Escuela de Ciencias y Escuela Politécnica y trajo varios jesuitas alemanes para que dictaran clases, también hizo comprar de nuestro Cónsul en París numerosos instrumentos de cirugía y otros objetos para el estudio de medicina.El Dr. Cayetano Uribe hacia 1880 recomendaba en Quito que para llegar a viejo había que salir diariamente al patio y sin camisa, a eso de las siete de la mañana, porque el frío quitaba las impresiones y dejaba al cuerpo sano y robusto. También garantizaba que comiendo naranjas se adquiría robustez y no debió estar muy equivocado pues murió de 90 años, sin mayores dolencias, simplemente de viejo.

El Dr. Domingo Miño, en cambio, para curar recetaba alcohol en forma de canelazos. Muchos de sus enfermos sanaban y hasta le quedaban profundamente agradecidos, sobre todo si eran del gremio de los "chupaditos", pero otros se iban de este mundo borrachos. También mandaba tomar infusiones de la raíz llamada "Mastuerzo" que disque era muy buena para limpiar el hígado, los riñones y el estomago. Era muy bromista y estando una tarde limpiando el oído de una anciana, que lo tenía lleno de grumos y cerilla, le dijo en voz baja: "Señora ¿Ya está oyendo?. Si, señor, ya alcanzo a oír algo. Tres pesos vale. ¿Que tan dice el caballero? le respondió la sorda de conveniencia y lo dejó chasqueado y sin cobrar.El Dr. Nicolás Aurelio Espinosa era partidario del sistema de la dosificación o "dosimétrico", inventado en Francia por el Dr. Chanteud y que consistía en administrar al organismo pequeñas dosis de sustancias venenosas para reforzar sus defensas e inmunizarlo contra los venenos. Las dosis se administraban con una maquinita que granulaba los venenos. Espinosa murió de un tumor el esófago y en su lecho, ante sus colegas, exclamó: "Muero, muero de hambre", y efectivamente moría de

inanición al no poder pasar los alimentos. Igualmente cuentan que al morir dejó mas de cien frasquitos vacíos, causantes de su mal, por haber contenido los diferentes venenos que el muy cándido había ingerido en los últimos años de su vida.

MEDICOS Y BRUJOS

Antes de la llegada de los conquistadores crecía en las riberas del Guayas donde se levantan las Peñas, la simpar y milagrosa raíz de Zarzaparrilla, tiñendo de rojas las aguas y muchos enfermos se bañaban al pie del cerro Santa Ana, balneario de aguas medicinales que conseguía curar sus dolencias, regresando a sus pueblos con botijas llenas del agua milagrosa para las enfermedades de la piel.Para los huancavilcas la muerte no era un fenómeno natural en el proceso de la vida sino un signo inequívoco de acciones maléficas, por eso practicaban la magia, para impedir que las enfermedades pudieran ser pasadas por los enemigos como misteriosas e invisibles flechas. Los brujos creían estar en comunicación constante con los espíritus, que podían ser buenos o Dioses protectores y malos o demonios destructores. Con todos había que relacionarse mediante la ingestión de drogas tóxicas y alucinantes, preparadas con yerbas trituradas en piedras durante las ceremonias rituales que precedían al baile o danza de "Llamado al convite."Con la conquista terminaron estas bárbaras costumbres pues los sacerdotes pusieron mucho empeño en acabar con la práctica de la brujería, que bien podría ser considerada como medicina empírica o precolombina.Cada tribu tenía su brujo, medico o chamán cuyos conocimientos botánicos no eran escasos, si creemos al cronista Fray José de Acosta, quien escribió que los espíritus de los antepasados tenían el don de la comunicación con sus descendientes por medio de señales o enfermedades, de allí que al presentarse los primeros síntomas los enfermos corrían a las tumbas llevándoles comidas y bebidas, pues se perseguía la revocatoria de la orden en ultratumba. Esta idea aun se mantiene en algunas tribus del Amazonas.Tampoco era raro encontrar sacrificios y hasta hoy se acostumbra para el día de difuntos sacar artísticas creaciones de panes con figuritas humanas (guaguas de pan) en pálido sustituto de los sacrificios de los niños que se hacían a los dioses hasta hace apenas cuatro siglos, cuando fallecía un Cacique.En poblaciones como Progreso el 2 de Noviembre se traslada las gente al cementerio portando viandas de comida para permanecer el día haciendo camping con sus muertos; costumbre que esconde el llamado de la raza y de los siglos, que pide alimento al difunto para evitar sus ponzoñosas flechas enfermantes. La prehistoria aun ruge entre nosotros, solamente que no nos damos cuenta de ello porque un ligero barniz de civilización oculta el origen y significado de las costumbres de nuestro pueblo.Hacia fines del siglo XVIII figuraba en Guayaquil don Diego Sono Huerta Tupac — Yupanqui, cirujano descendiente de Caciques de Lambayeque; también ejercía el Dr. José del Pulgar, a quien se ha calificado de protomédico.Por los años de la revolución del 10 de Agosto recetaba en Quito el Dr. Vicente Alvarez, botánico y naturalista que curaba con plantas a su numerosa clientela.El Dr. José Mejía había viajado a Cádiz donde tuvo una destacada actuación en las Cortes y falleció de fiebre amarilla en 1813. Fray José Mariano del Rosario, de la Orden de los betlemitas, había llegado a Quito procedente de Cajamarca, haciéndose acompañar de un indio llamado Juan Benítes Espejo (padre del Precursor) en Quito mejoró sus conocimientos de botánica y pasó a ser considerado un maestro. Eugenio Espejo creció viéndole recetar y luego se aprovechó de la rica biblioteca de los jesuitas para aumentar sus conocimientos científicos; mas sus ideas de renovación le concitaron el odio de las autoridades y la emulación del cuerpo médico, fue perseguido y encarcelado y falleció de disentería. Después de 1820 practicaban medicina en Guayaquil los Dres. Carlos Moore, venido con los ejércitos de Sucre, que peleó en Yaguachi y en el segundo Huachi. El médico mejicano José Francisco Araujo sirvió sin sueldo en 1821. Henry Ogle prestó su casa para que se reunieran en Noviembre de 1820 los conjurados contra el despotismo del Ten. Cor. José Gregorio Escobedo. En la Grancolombia encontramos al mulato Cor. Cerveleón Urbina, cirujano de quien se decía que era muy aventajado caballero y médico. En Quito casó con Mana Borja y Tinajero viuda .de Martín de Chiriboga y León, realista riobambeño que estuvo a punto de ser declarado Marques del Chimborazo por Fernando VII, quedando sin el título por haberse interpuesto la independencia. El Dr. José Lamprea, natural de Bogotá, peleó en Tarqui; el italiano Camilo Marquizo llegó a Coronel; Juan Bautista Destruge también lo fue y además ocupó la plaza de Cirujano Mayor del Ejército Libertador. Era Francés de nacimiento y su hijo Alcides fue médico en Guayaquil, originando a la familia Destruge Illingworth de su matrimonio con Carmen Illingworth Decimavilla.Ya en la república descolló el Dr. Francisco Martínez Aguirre, a) El Perico Martínez, por el seudónimo que utilizó en una de sus publicaciones políticas en 1893, inventó unas pinzas quirúrgicas para usar en los partos. Del Dr. Julián Coronel Oyarvide se cuenta que era un gran clínico pero tenia muy mal carácter.Un día que salía malhumorado como de costumbre, de unos exámenes bastantes flojos, vio pasar a dos burros por la vía y exclamó: "Hola, hola muchachos, que hacen en media calle, porqué no entran a donde sus compañeros..."De Agustín Leonidas Yerovi se sabe que era tan buen médico como excelente literato y economista. A él debemos la primera biografía de su amigo Juan Montalvo, en la que describió sus últimos momentos en París. Fue un convencido liberal, de espíritu aventurero y por eso murió pobre.Pedro José Boloña y Roca fue el primer profesor de obstetricia que tuvo la Facultad de Medicina de la Universidad de Guayaquil. Antes, el 2 de Mayo de 1866, había combatido en las torres del Callao contra la armada española del Almirante Casto Méndez Núñez.

MILAGROSO FLUIDO VARIOLOSO

En 1780 el Dr. Jenner editó un folleto en Inglaterra exponiendo sus experiencias con la terrible peste de viruela, azote de la humanidad desde las más lejanas épocas y casi siempre mortal enfermedad. Jenner había descubierto que los campesinos afectados de cow—pox por contagio de las vacas que ordeñaban, eran inmunes a la viruela, sufriendo únicamente de pequeñas pústulas en las manos que duraban pocas semanas. En consecuencia, según Jenner, existía la posibilidad de escoger entre el cow—pox y la viruela, siendo el primero un mal inocuo y temporal y la segunda dolencia terrible que si no

mataba dejaba marcado al sujeto para el resto de su vida. Jenner, experimentando con ganado enfermo de cow—pox, logró obtener muestras de pus que inoculó en el hombro de algunos niños, inmunizándolos. Se había descubierto un método preventivo, originado en las vacas y por eso se llamó “Vacuna”.Pero no se crea que todo era fácil pues a veces el fluido varioloso o pus se debilitaba o perdía y había que volverlo a obtener de las vacas o de los seres humanos, directamente de las pústulas y muchos padres se horrorizaban y asqueaban con tales inmundicias.En la Audiencia de Quito se supo de estos progresos casi inmediatamente por que fue tanto el revuelo causado por Jenner en el mundo, que su vacuna dio que hablar por mucho tiempo. Espejo en 1785, comentó el asunto, refiriéndose al método de vacunación del español Francisco Gil, basado en los trabajos de Jenner. En sus reflexiones sobre la Viruela, Espejo aconsejaba el aislamiento de los enfermos y la vacunación de los niños. Mientras tanto Carlos IV de España, habiendo leído la obra del médico italiano Careno, traductor de Jenner, se interesó en obtener hilachas de seda humedecidas en el fluido vacuno y las hizo pedir al extranjero. En 1801 estaban en Madrid y la Gaceta oficial consignó el agradecimiento real. Para 1802 se comenzó a vacunar en las colonias americanas y a raíz de una fuerte epidemia en Bogotá, su Cabildo solicitó la vacuna.En España contestaron que ya la habían enviado a Guatemala pero que por la demora del viaje las hilachas llegaron pasadas y que mejor seria enviar médicos y niños para que el fluido no perdiera vigor, designándose al Dr. Francisco Balmis y Berenguer, que el 3 de noviembre de 1803 salió de la Coruña, a bordo de la goleta "María Pita", presidiendo la I Expedición Internacional Sanitaria que se conoce en la historia de América, compuesta de niños huérfanos de 8 a 10 años de edad de promedio, tomados de la Casa de Desamparados de Madrid y de los doctores Manuel Julian Grajales, José Salvany, Ramón Ochoa y Antonio Pastor, que acompañaban en calidad de Ayudantes.Los niños eran vacunados de brazo a brazo con fluido que se obtenía de pequeños cristales con oquedades, sellados y lacrados, para la conservación del germen hasta por 17 meses.Llegados a Tenerife vacunaron a cientos de niños y siguieron a San Juan de Puerto Rico donde se repitió la operación. Después estuvieron en la Guayra y en Caracas y enfilaron a Campeche, Veracruz y México a donde arribaron a finales de 1805.En México se designó al Dr. José Salvany para que siguiera al Perú, pero al llegar a Barranquilla naufragó la nave, pudiendo salvarse los niños y el fluido casi milagrosamente. Después pasaron todos a Cartagena de Indias y por allí a Bogotá y Pasto. En julio llegaron a Quito y fueron agasajados con un solemnísimo tedeum por el presidente Barón de Carondelet y el Obispo José Cuero y Caizedo.El 3 de agosto se reunió el Cabildo con los médicos, el presidente y los miembros de la Comisión y se fundó la Junta de Vacunación de la Audiencia.Salvany repartió algunos de los ejemplares de la traducción de Balmis del “Tratado histórico de la vacuna”, escrito por el Dr. Moreau de Sarthe, comentando el método de Jenner y el 13 de septiembre pasó a Ambato y Riobamba, siempre vacunando a los que se dejaban, que no eran todos, e instruyendo a los vecinos más curiosos.El 12 de octubre estuvo en Cuenca y se organizaron fiestas en su honor, trabajó en el Azuay hasta fines de ese mes y vacunó a más de 7.000 menores de edad, sobre todo en las zonas de Azogues y Gualaceo donde reinaba una epidemia benigna. Para el 16 de noviembre inició su trayecto a Loja y vacunó 1.500 niños, luego vacunó en Gonzanama, Cariamanga y Chachamarca y siguió a Piura donde enfermó tan gravemente que se temió por su vida, pero repuesto de su dolencia partió a Lima después de haber vacunado a casi 100.000 niños entre Cartagena de Indias y Piura.En Lima Salvany designó a su ayudante el Dr. José Julián Grajales para que viajara a Guayaquil a vacunar en su nombre. El Cabildo lo esperaba con verdadera impaciencia y por eso comisionó al Regidor Domingo Iglesias y García para que corriera con los gastos de la Junta de Vacunación, entregándole un esclavo de raza negra de propiedad municipal, que ayudara en todo lo posible. Iglesias, sin embargo se excusó de la comisión y se lo reemplazó con el Ejecutor José Moran de Butrón y del Castillo.Recién el 24 de Febrero de 1806 Grajales llegó al puerto y comenzó a trabajar en los hombros de cuarenta niños escogidos y ante gran concurrencia de curiosos. Poco después organizó la Junta Conservadora de la Vacuna y para el lo. de abril siguió a Tumbez vacunando a más de 2.000 niños, en su reemplazo quedó al Dr. Ignacio Hurtado de López.En Lima Grajales siguió vacunando, luego pasó a Chile y en 1808, con motivo de la declaración de independencia de ese país, decidió quedarse en Santiago e instaló consultorio. Años después se hizo famoso por el "Agua de Grajales" que vendía en casi toda Sudamérica por ser muy buena para tonificar la salud, pero su carácter expansivo y alocado lo obligó a salir de Chile, poco después, en 1822.Mientras tanto, en Guayaquil, la vacunación se hizo masiva hasta que en 1832 se perdió el fluido por descuido o error humano, teniendo el Dr. Hurtado que viajar a Lima a traerlo. En 1836 se descubrió el fluido en el ganado de la parroquia Chillogallo. En 1836 el presidente Vicente Rocafuerte ofreció premio en dinero para el medico que lograra crear fluido en el país. En 1840 se republicó en la gaceta oficial un interesante articulo sobre la vacuna. En 1841 se hablaba de la vacuna en los Reglamentos Municipales de Policía. ¡Había terminado el Misterio!.

MINAS DE ZARUMA

Ahora que andamos de minería cabe mencionar que las minas de oro de la Villa de San Antonio del Cerro rico de Zaruma fueron conocidas y explotadas desde las épocas prehistóricas por los naturales de esos contornos que se beneficiaban de las entrañas del cerro y cavaron siete túneles superpuestos que aun se pueden apreciar parcialmente, pues los tres más profundos se encuentran inundados e inutilizados para siempre.Entre los más antiguos datos que se tienen de esa mina está el de la coronación de Huayna Capac, tomado de un raro infolio iniciado en 1539 en el Cusco y abandonado años después en Huanuco, donde se cuentan los bailes y festejos realizados con tal motivo. "Y a medida que el pueblo bebía se acercaban muchos danzantes a saludar al Inca, formando grupos de hasta cien parejas de ambos sexos que cogidos de la mano entonaban mitológicas melodías heredadas de sus antepasados. Las mujeres obsequiaron al Emperador diversas flores y los hombres objetos de oro extraído de las minas del Marañón. Los Chinchasuyos del norte formaron seis grupos de a cuatro y entonaron dos melodías: El Chimpu— raso (Chimborazo) o cerco de nieve y el Turo — Manya o Arco Iris. Las mujeres estaban ataviadas con elegantes tupus conocidos como Pichonchas, obsequiados a Huayna Capac con esmeraldas extraídas de Manta y dijes de oro de Zaruma y Chinchipe."Sin embargo nada se conoce sobre la población de Zaruma, suponiéndose que si sus riquísimas minas estaban explotadas debió existir como agrupación humana en algún sitio de los alrededores. El historiador Alfonso Anda Aguirre indica que la fundó en 1560 el Cap. Juan Salvador Román. Para 1593 fue elevada a la categoría de Villa por Cédula de Felipe II y en la República se la declaró ciudad.

Román era madrileño y llegó casado con Inés de Baeza, además de fundar Zaruma y explotar varios asientos mineros fue Teniente de Corregidor y falleció muy anciano pues aun figuraba en 1622. Otro vecino distinguido fue Rodrigo de Arcos que con trescientos indios puruhaes conciertos explotó el cerro utilizando una maquinaria moledora fabricada en Cuenca. El oro zarumeño era blanco pues contenía mucha plata.La maquinaria le costó a Arcos 6.000 pesos de oro pero aumentó sus ganancias. Los indios sacaban como promedio 218 pesos en oro cada noche, según informaba Alfonso Sánchez Cabrera, Corregidor de Cuenca, en una relación al Rey. Arcos estuvo algún tiempo en Zaruma y luego pasó a Cañaribamba donde abrió la mina "Nuestra Señora del Rosario" a base de quince vetas de oro descubiertas por casualidad. Entonces tardó un año en construir una gigantesca acequia para lavar el metal. Poco después le compró a Bartolomé Núñez sus minas y hasta llegó a extender sus propiedades a Catacocha. Para 1592 era el español que más tejos de oro guardaba en las bodegas de su casa pero no era avaro y se desvivía por ayudar a los caminantes pobres, a los monasterios y a las viudas.En 1581 el Obispo de Quito, Fray Pedro de la Peña, al pasar por Zaruma declaró que "había conocido el infierno" pues de 60 españoles y mestizos solo 6 eran casados y los demás andaban sin mujeres de ley pero con dos o tres arrimadas en las que procreaban familias y abandonaban enseguida. Hacia 1587 hubo una tremenda peste de viruelas que terminó con la mayor parte de los indios mitayos. Las monedas fueron escondidas y nadie compraba nada. Las enfermedades comenzaban a presentarse por falta de aseo e higiene personal pues el clima frío y la falta de agua impedía los baños frecuentes. Los blancos sufrían del mal venéreo pero en mayor grado de elefentiasis y lepra y aun hoy es común ver este tipo de enfermos en esas regiones.Para comienzos del siglo XVII (1600) las vetas de Zaruma empezaron a empobrecer pues no eran muy profundas, algunos vecinos emigraron a otras comarcas y el Rey Felipe III en 1608 aprobó el uso de negros esclavos para reemplazar a los indios muertos, señalando el sitio "Puerto Bello" (Portovelo) para que los mercaderes de la región se proveyeran de "esta clase de objetos".Sin embargo todavía quedaban vecinos de importancia. Juan de Montesdeoca obsequió en 1623 a Felipe III una banda esmaltada y adornada con 160 esmeraldas pequeñas dentro de una caja de plata finamente cincelada. Los lojanos no quisieron quedarse cortos y ese mismo año enviaron a Madrid 7.346 pesos y dos reales en tejos de oro de 15 centímetros de largo por 10 de ancho y 6 de espesor.Con motivo de las invasiones piráticas 18 zarumeños fueron reclutados a la fuerza y traídos a Guayaquil por los Oficiales Reales, como simples soldados. Esto ocasionó una protesta de ese Cabildo. En lo demás la vida era monótona y aburridísima en esa Villa pues solo habla una pulpería donde los vecinos se reunían por las tardes en insípidas tertulias. En las casas nunca faltaba una vihuela para alegrar el ambiente. La agricultura estaba poco desarrollada y las viandas se traían a lomo de mula de sitios distantes, saliendo altos sus precios para la mayor parte del vecindario.El laboreo comenzaba a las seis de la mañana. A las diez se descansaba y por la tarde se regresaba a las minas trabajando entre las dos y cinco que se retiraban todos a dormir. Los jornaleros ganaban un tomin y medio por día y de allí les sacaban el tributo al Rey. Cada indio estaba obligado a dormir con su cuadrilla por el tiempo que duraba la mita, que generalmente era de dos meses. Si se entremetía en las cuadrillas vecinas era azotado. Los jefes de cuadrilla blancos o mestizos estaban impedidos de permitirse granjerías y demasiadas confianzas sopena de caer en el cepo de brazos y piernas; así se cuidaba a las mujeres de los trabajadores.El acarreo del mineral se hacía con mulas y hasta se pensó en traer algunas llamas del Perú pero no pasó de proyecto. Nadie cargaba mineral porque había el peligro de rodar por el cerro.Hoy Zaruma es la primera productora de café del país y tiene otras entradas por concepto de sus industrias de caucho. Como ciudad es una verdadera joya colonial enclavada sobre siete pisos abandonados. En Zaruma menudean los Valarezo, Ramírez, Galvez Gallardo, Romero Moscoso y Román que sienten la grandeza de un pasado esplendoroso. A principios del presente siglo "The South American Development Co." inició sus actividades en Portovelo y Zaruma y trabajó esa zona hasta los años 60. Hoy lo hace una compañía nacional organizada por el gobierno, tal parece que la tierra zarumeña aun tuviera mucho que entregar al hombre que la trabaja,

MISTERIOSA OPHIR

Era don Fernando de Montesinos descendiente de una vieja familia leonesa de la villa de Osuna y más pobres que un gato cuando empezó a estudiar derecho canónico y habiéndose graduado de Doctor tomó las Sagradas Ordenes y pasó a Chagres en 1628, en la armada del Virrey Conde de Chinchón y de allí siguió al Perú, siendo destinado a la secretaria del Obispado de Trujillo y luego al rectorado de ese Seminario, donde por su aplicación y méritos lo transfirieron al Curato de Potosí, cargo pingüísimo y muy apetecido, dadas las riquezas de esa villa; y como no era tontito allí se preocupó de averiguar las antigüedades de los indios, preguntándolo todo hasta llegar a tener un conocimiento vasto de las gentes del Collao andino.Poco después pasó a Lima y en 1636 comenzó a escribir un Informe que tituló: “Beneficio común o directorio de beneficiarios de metales y arte de ellos, con reglas ciertas para los negrillos. Memorias antiguas, historiales y políticas del Perú" que entregó al Virrey para ver si lo premiaban, lo que no ocurrió.En 1639 impresionado por el Auto de Fe inquisitorial celebrado en esa capital el 23 de enero, escribió otro Informe, que también permaneció inédito como el primero y de allí en adelante empezó a pergeñar "Los Anales del Perú", obra que le ha dado la fama que tiene. Para 1642 vivía en Cajamarca y poco después regresó pobre a España, a ocupar el Curato de la Campana en Sevilla. En 1644 dirigió un Memorial al Rey "demandando una pensión en premio a sus servicios y con el objeto de pasar sus últimos días dedicado al estudio en México o Lima" , pero parece que ni siquiera recibió una negativa y nada más se conoce de él, suponiéndose que debió fallecer en Sevilla, donde quizá algún día se halle su partida de defunción.La importancia de Montesinos radica en haber manifestado que antes que nacieran los catorce incas de la genealogía de Garcilaso de la Vega, existieron varias dinastías compuestas de un centenar de monarcas, lo que ampliaría la antigüedad andina siquiera hasta el año 2.000 antes de Cristo.Clements Markham, en su "Historia del Perú", ha indicado que Montesinos se limitó en esto a seguir las aseveraciones del jesuita Blas Valera, el primero en estudiar las antigüedades andinas en forma científica y uno de los autores que más consultó Garcilaso para componer sus Comentarios.Montesinos no vio publicadas sus obras; sus Memorias antiguas recién salieron a la luz en 1882 y Los Anales en 1906 y en dos volúmenes, de tal suerte que no produjeron ningún efecto entre sus contemporáneos y aquí cabe anotar que como tampoco se publicó la obra de Valera, los dos únicos autores que trataron sobre la antigüedad andina, esta fue desconocida.

Montesinos es fabulista y su libro habla de la misteriosa Ophir en los siguientes términos: "Un nieto de Noé, llamado Ophir, viajó a poblar una región hasta entonces desconocida llamada Hamérica, nombre originado en una variante de la locución latina "Hec María" con el que entonces, siglos antes del nacimiento de Cristo, ya se celebraba el anuncio de lo que había de ocurrir en casa de un carpintero de Nazaret ". Aquí cabe preguntar cómo es que desde los tiempos de Noé se hablaba el latín en Palestina, idioma que solo fue llevado menos de un siglo antes de Cristo por los romanos.Pero siguiendo con Montesinos leemos que "la rica ciudad fenicia de Tiro cortó toda comunicación con Ophir" Y pasaron muchos años hasta que los reyes católicos Fernando e Isabel, titulados también reyes de Jerusalén, restablecieran las comunicaciones con Hamérica y en razón de su título ejercieran legítimo derecho de dominio sobre los indios de estas comarcas descendientes de las gentes de Ophir, quienes les debían pleitesía a sus antiguos reyes de Jerusalén y a sus nuevos de Castilla y Aragón. Linda forma de explicar jurídicamente un derecho de conquista ejercido con sangre sobre gentes extrañas c inocentes. Sin embargo cabe mencionar en favor de nuestro Cronista que esos eran tiempos tomísticos y todo se trataba a base de concatenamientos lógicos obtenidos de premisas forzadas y casi siempre falsas como en este caso, una expedición a Hamérica que jamás se realizó y parentescos bíblicos sin base científica.Montesinos tiene partes de mucho interés que servirían para escribir novelas de la vida real del antiguo Incario; por ejemplo, cuando se refiere a las señales que hubo en el cielo en tiempos de la antigüedad, dice que se vieron dos cometas espantosos que aparecían en forma de león y sierpe y además ocurrieron dos eclipses de sol y luna muy notables, el Rey mandó a reunir a los sabios y amautas que consultaron sus ídolos y entendieron que el "Illatici" o diablo malévolo, quería destruir al mundo, acabando con la luna, que sería comida por los cometas. Entonces los niños y mujeres empezaron a dar voces lastimeras y gritos de espanto, forzando a los perros a que aullaran para que el dios sol los oyera y los guerreros tocaban sus bocinas y tambores para hacer mas bulla, arrojando grandes piedras al cielo para asustar y herir al león y a la sierpe y de tal suerte se libró el mundo de una segura destrucción. ¿qué psiquiatra hubiera podido describir mejor la mentalidad mágica de los antiguos indios americanos, tan dados a las supersticiones.

MISTERIOSO LENGUAJE DE LOS INCAS

Se ha dicho que los Incas tenían una lengua especial y sagrada que sólo hablaban entre ellos y que no era conocida por el pueblo, venía a ser un idioma familiar que se enseñaba a nivel de las "Panakas"; es decir, de los descendientes legítimos e ilegítimos de cada uno de los 14 Incas que tuvo el Tahuantinsuyo.Igualmente misteriosos son los Kipus o cordeles con nudos cuyo origen se pierde en la nebulosa de los tiempos y que no parece que fueron inventados en el Perú, porque cuando Huayna Capac conquistó a los primitivos Cañaris, se sorprendió de oírlos hablar en quechua y que sabían leer los quipus, que ellos aseguraban conocer desde siempre. Después, Huayna Capac los sacó de la actual provincia del Cañar, los mandó en calidad de mitimaes al Perú y trajo a los Huayancuntos a habitar el Cañar, de allí es que Urco Kollac, Cacique de estas gentes, muerto Huayna Capac y sintiéndose más afín con el Cusco que con Quito, envió emisarios a Huascar y lo reconoció Inca, desatando la cólera de Atahualpa y con ella la guerra civil que destruyó al Imperio.Y volviendo a los idiomas y dialectos del Tahuantinsuyo cabe indicar que eran muchos y muy variados, siendo el más generalizado el quechua o "Kichua" que antes de hablarse en el Collao y el Titicaca donde vivían los aymaraes se habló primeramente en la costa norte, en la cultura Chavin; lo que concuerda plenamente con el mito referido por Catari, el anciano quipocamayo o lector de kipus, quien aseguró que los Incas y demás pueblos del Perú eran oriundos de la región de Sumpa, nuestra actual península de Santa Elena. De tal suerte que el quechua fue lengua salida de Santa Elena y llevada al sur en épocas inmemoriales por una corriente migratoria poderosa que se fue adentrando por la costa peruana hasta finalmente llegar al Collao peruano - boliviano. Por ello vendría a ser el quechua una lengua antigua y noble, lengua de hombres cultos.Otro asunto que vale aclarar es el origen aymara de los Incas ¿Qué pruebas hay al respecto? Ninguna: se ha supuesto su origen aymara por haber salido de las inmediaciones del lago Titicaca hacia el año 1.150 de nuestra era cristiana, época en que el Titicaca estaba habitado por pueblos de raza aymara, pero esta suposición no resiste la crítica más débil ya que los Incas no hablaban aymara sino quechua, lo que indica su origen peruano y no boliviano. ¿Entonces de donde salieron los hermanos Manco Capac y Mama Ocllo? para ello tenemos que estudiar las noticias más antiguas que se conocen.Pachakútek o Dios que transforma –dá nuevo ser- al mundo, fue un emperador divinizado posteriormente. De él se dice que dividió al mundo andino en cuatro regiones o "suyos"; "Chinchaysuyo", "Kollasuyo", "Antisuyo" y "Contisuyo" o sea las regiones del norte, del sur, del este y del oeste, cuyos símbolos fueron la cabrilla, el tigrillo, el jaguar y el cóndor. La capital del Cusco o Kosko estaba en el centro y de su plaza principal salían los cuatro caminos principales que comunicaban las parte del imperio con dicha capital. Cusco fue construido sobre una laguna desecada bordeada por el río Watanay, de allí que el mito de su fundación habla de una varilla de oro regalada por el sol a sus hijos Manco Capac y Mama Ocllo, a quienes hizo salir del Titicaca y caminar por el mundo andino, buscando un sitio donde la varilla se enterrara y éste fue justamente en Wanacaury, al lado de la laguna desecada, sitio formado por terreno frágil y húmedo, donde se erigió el Cusco.De inmediato nos encontramos con otro mito, el de los Pakarektampu o "hermanos Ayar" que explica el triunfo de Manco Capac sobre sus oponentes, de la manera siguiente: De Pakarektampu o posada de la aurora salieron por tres ventanas tres tribus, los Tampus, Maras y Ayars. De esta última tribu eran cuatro príncipes casados con cuatro princesas sus hermanas y llamaban las parejas Manco y Ocllo, Kachi y Waro, Ucho e Ipakura y Auka y Rawa y todos se dirigieron al norte, en busca de buenas tierras. Kachi era el más fuerte e iba alardeando por el camino y tirando piedras con su honda, lo que alarmó a sus tres hermanos que decidieron unirse y con engaños lo metieron a una cueva, tapando la entrada con una gran piedra para que no pudiera salir y quedara atrapado para siempre. Poco después Ucho también se convirtió en piedra (aquí el mito recuerda la antigua cultura megalitica de los Andes) y al llegar Manco y Auka a la región del Cuzco, este último también se hizo piedra y quedó solo Manco Capac que fundó el Imperio con su hermana.La interpretación lógica de este mito es como sigue: Los cuatro hermanos y hermanas simbolizan cuatro familias o "panakas" de una misma tribu, por eso son hermanos. Salen a buscar mejores tierras porque alguna circunstancia los obligó a dejar su primitivo solar (sequías, inundaciones, erupciones volcánicas, quien puede saberlo). En el camino tres de las familias destruyen a la cuarta en alguna emboscada que debió tener lugar en una garganta de montaña, de allí la mención de la cueva donde quedó sepultado Kachi. Luego las otras dos familias fueron absorbidas por la más fuerte y todos lograron llegar a tierras fértiles pobladas por tribus que se hallaban en estado de anarquía, donde fundaron el Imperio del Tahuantinsuyo o de las cuatro regiones y denominaron su capital el ombligo o Kosko (Cusco).Se ha dicho además que estas cuatro familias debieron ser de origen Maska y por ello los Incas usaban como corona la "Maskaypacha" o borla imperial de los mascas, de lana trenzada de color rojo, pero esto es sólo una mera suposición.

NOBLEZA Y BURGUESIA

La característica del antiguo régimen fue el predominio de la nobleza en los órganos administrativos del estado y en los municipios que ocupaba en su totalidad, asesorándose con profesionales de la burguesía quienes tenían posiciones secundarias. Los nobles usufructuaban las instituciones y hasta determinados servicios públicos estaban ligados a diversas familias. Así por ejemplos, los Arbeláez fueron Correos Mayores de Irún, los Pareja, Alfez Reales del cabildo de Guayaquil, los Carvajal de Chile Correos Mayores de las Indias, posición que luego cambiaron por el Ducado de San Carlos con grandeza de primera clase, etc.Al iniciarse el siglo XVIII el campo y la ganadería pertenecían a la nobleza casi siempre favorecida por el estado con exenciones de impuestos, pero, habiendo surgido numerosos inventos que revolucionaron la producción con el devenir de las ideas de los Enciclopedistas franceses y el crecimiento de la economía liberal, la situación cambió radicalmente, pues estos nuevos grupos empezaron a tomar posiciones y al producirse la revolución Francesa de 1789, España había reformado los Consejos de Indias, de Castilla y de Hacienda, colocando hidalgos burgueses en reemplazo de nobles titulados. También, Carlos III, el rey liberal, había alejado a los Colegiales, nobles graduados en los Colegios Mayores, de los cargos directivos de la política.Para 1770 dicho rey había dictado la ordenanza por la que se dispuso que las ocupaciones industriales, comerciales y económicas (no las artesanales) eran compatibles con la condición de hidalguía. Un año después creo la Real y Distinguida Orden de Carlos III con las mismas prerrogativas que tenían las cuatro tradicionales Ordenes Nobiliarias españolas (Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa) pero cuya divisa "Virtute et Mérito" rompía el viejo sistema de pureza de sangre y cristianía vieja y permitía el ingreso de cualquier persona honorable, que por su acrisolada conducta, talento y méritos se hiciera acreedora a tan señalado premio y condecoración.Carlos III fue un representante distinguidísimo del despotismo ilustrado y el que puso las bases de todas las reformas que después se produjeron en España, innovó el sistema legislativo y económico con la creación de nuevos organismos como las famosas "Escuelas de la Concordia" y "Las Sociedades de Amigos del País"; inició la reforma agraria que originó la pequeña propiedad rural, anotándose que el único sitio donde no se aplicó esta reforma fue en Andalucía, pues muchos de sus parajes eran considerados semidesérticos y poco productivos.Sin embargo, se trató de incorporar esa zona con las famosas repoblaciones del Conde de Aranda, Olavide y el Conde de Casa Gijon en Sierra Morena.Para 1809 los criollos americanos rompieron el esquema político tradicional apropiándose del gobierno en Quito y en Chuquisaca con el propósito de preservar la monarquía española bajo el nuevo tinte de constitucionalidad. Entonces surgieron dos bandos, los tradicionales que deseaban prolongar el antiguo régimen absoluto de gobierno monárquico y que después se han llamado en España con diferentes nombres tales como Carlistas, Legitimistas, Ultramontanos, Conservadores, Tradicionalistas y Falangistas; y los Liberales o Constitucionalistas que limitaban el gobierno con una Constitución y una Asamblea, Convención de Notables o Padres de la Patria, formada por miembros de la burguesía. Después surgirían los republicanos que tomaron el puesto de estos últimos, aunque por corto tiempo.En 1810 Carlos Montufar llegó a Quito y pretendió una monarquía constitucional para evolucionar después a una república aristocrática o de elites. Olmedo en 1820 ambicionó esto último, coincidiendo con Bolívar; no así San Martín que siempre pensó que mejor sería una Monarquía constitucionalista. Hacia 1825 se formó en Bogotá el partido liberal o Santandereano para frenar la dictadura de Bolívar, aunque en esencia, ambos caudillos republicanos aristocráticos, se diferenciaban únicamente por razones de subjetiva índole personal.En Guayaquil, puerto abierto al comercio internacional del cacao, las familias se dividían por su origen en tradicionales o antiguas y en recién llegadas de España y por su actividad en productoras y comercializadores del cacao o lo que es lo mismo en terratenientes agrícolas, mercaderes y compradores.Estas cualidades las unían o diferenciaban. Los vascos eran comerciantes recién llegados en su mayor parte y se casaban entre ellos. A este grupo pertenecían los Santistevan, Lavayen, Llaguno, Garaycoa, Urbina, Cortázar, Requena, Larrea, Lamar, Elizalde, Izaguirre, Echanique y a su lado estaban los Larrabeytia, Arteta, Aspiazu, Antepara, Llona e Icaza. Los andaluces provenían de Sevilla y Cádiz y formaban un fuerte núcleo comandos por los Tama, Matheus, y Amador con ramificaciones en Portovelo, Veraguas, Cartagena, Sevilla y Cádiz, que hacían de despachadores, banqueros y embarcadores y siempre estaban listos a ayudarse.

Las familias tradicionales, muchas de ellas afincadas en el valle de San Francisco de Baba, tenían hermosas y ricas propiedades que producían "cacao de arriba", el mas amargo y de más fino bluquet y por lo tanto el más apreciado en el exterior, también tenían haciendas en la vegas del Daule, en los bajos de Samborondón, en las lomas de Santa Lucia, en los llanos de Yaguachi y en los campos de Balzar, lo que hoy se llama la Cuenca del Guayas y eran numerosas, pero como sus miembros no salían al exterior, se dejaban dominar de las nuevas, sobre todo en el Cabildo. A este grupo pertenecían los Aviles, Noboa, Gómez-Cornejo, Moran de Butron, Aguirre, Plaza, Vera, Vergara, Yépez, Cepeda, Ariscún – Elizondo, Erazo, Arzube y Mariscal. Sin embargo en Guayaquil, nada fue determinante y cuando los lazos del amor se unían, se producían sorpresas y conflictos entre estos grupos, zanjados a base de compresión y buena voluntad.Al final de la colonia la riqueza se daba en Guayaquil por el número de transacciones comerciales, más que por la propiedad de la haciendas y los obrajes como sucedía en Quito.

OLLANTAY

Este célebre drama anónimo en tres actos y versos octosílabos data posiblemente de fines del siglo XV y fue primeramente trasmitido en forma oral hasta que el Presbítero Antonio Valdés lo copió cien años después, dándole la forma que actualmente tiene. "Ollantay" es el más antiguo testimonio escrito de la literatura indígena sudamericana y la pieza literaria de mejor calidad y mayor extensión que se conoce en idioma quechua, drama donde se narran las desventuras del guerrero de ese nombre, Cacique principal en tiempo del Inca Pachacutec, héroe afortunado que ostentaba el champí de oro por sus victorias y gozaba de la predilección de ese monarca. Pues bien, Ollantay se enamoró perdidamente de la bella princesa Cusi Coyllur (la estrella de la alegría) hija de Pachacutec, que le correspondió entregándose con pasión a ese amor prohibido, pues las diferencias sociales impedíanle siquiera mirar a quien no perteneciera a la familia Imperial de los Incas.Una fiel sirvienta pretende disuadir a Ollantay, igual sucede con el Villac o Sumo Sacerdote, pero él no les hace caso y luego de mucho meditar con sus compañeros de armas resuelve acercarse al Inca y pedirle su hija en matrimonio, pero éste lo

rechaza con ira, indicando que dictará una ley contra esas uniones. Además Ollantay es depuesto, castigado y se lo deja sin mando, pero ayudado de sus fieles amigos se rebela contra la tiranía del Inca y retírase a la fortaleza que hasta hoy lleva su nombre (Ollantaytambo) cerca del Cusco, donde declara la guerra que duro quince años. Cusi Coyllur da a luz una niña que se llama Ima Sumac o "La Bellísima" y enseguida fue condenada a vivir prisionera en una celda del templo de las vírgenes del sol bajo la vigilancia de la sacerdotisa Mama Rocca.Ima Sumac creció en dicho templo e impresionada por los gemidos y lamentos que oía venir desde el sótano, arrancó a su vieja nodriza el secreto de su nacimiento y se entera que la infeliz mujer que sufría en el subterráneo era nada menos que su madre la Princesa Cusy Coyllur.Al mismo tiempo el General Rumiñahui (1) tratando de destruir a Ollantay, se hizo pasar como herido y entró en su campamento, convenciendo a Ollantay de la sinceridad de sus sentimientos para que éste lo protegiera de las iras del Inca, a quien aseguró haber traicionado. Ollantay cayó en la trampa y alojó a Rumiñahui, que aprovechó la fiesta del Dios Sol para abrir las puertas de la fortaleza y llamar a sus gentes, apresando a Ollantay, a quien condujo prisionero al Cusco; pero ya no gobernaba Pachacutec sino su hijo primogénito el Inca Túpac Yupanqui -hermano de Cusy Coyllur- quien condenó a Ollantay a muerte.En eso Ima Sumac logra penetrar a la alcoba de su tío Túpac Yupanqui y le pide la libertad de su madre. El joven Inca se conduele y va con la corte a liberarla, encontrándola atormentada y casi en trances de expirar. Entonces pregunta quien es aquella mujer a quien se ha mantenido en prisión por tantos años y la Mama Rocca le confiesa toda la verdad, siendo arrojada del Templo por su complicidad criminal en el asunto. La prisionera recobra el conocimiento merced a las atenciones, respetos y cuidados de la corte y se vé frente a su hermano el Inca, a su hija Ima Sumac y a su esposo Ollantay, que acaba de ser conducido al Templo, perdonado y ennoblecido de nuevo y todo es felicidad.La pieza finaliza con un canto de Ollantay y Cusi Coyllur que se retiran a vivir juntos como si nada hubiera pasado en tantos años,bajo el amparo y protección del Inca y junto a la bella Ima Sumac.La importancia del drama es innegable, constituye un documento histórico que prueba el final del gobierno hierático de los Incas absolutista que dio paso a una nueva era más humanizada en tiempo de Túpac(1) Este Rumiñahui debió ser otro general, homónimo del ecuatoriano, pues las cronologías no calzan.Yupanqui. Igualmente tiene valor literario como testimonio poético, indicativo del perfeccionamiento del quechua y del buen gusto literario de los pueblos andinos; y habiendo sido traducido al español por el Padre Valdes que también conservó la versión original en quechua, hoy se lo puede leer y admirar en ambos idiomas.De Ollantay existen otras versiones aunque no tan antiguas. "Posteriormente, a principios del siglo XX, un músico peruano elaboró una ópera con su argumento, la cual lleva el mismo título."Una de las versiones diferentes, muy conocida en la región del Cusco, trata sobre dos aborígenes perteneciente a la tribu de los Cañaris, parcialidad conquistada por Tupac Yupanqui y llevada como mitimae a la capital imperial y al valle de Jauja. Igualmente interviene "Cara de Piedra" o Rumiñahuy, general cusqueño que no debe ser confundido con su homónimo quiteño de los tiempos finales de Atahualpa, quien hace el papel de malo, justamente como desquite o venganza del autor, pues lo presenta con bajos atributos morales frente al héroe Ollantay, todo nobleza y generosidad. Los Cañaris, en cambio, son aguerridos y valientes por haber prestado el juramento de fidelidad a Huascar y no a Atahualpa.Todos estos detalles hacen suponer sin temor a equivocaciones que del poema original, por el paso de los siglos, se han desprendido varias versiones de factura indígena, que aún se repiten y cantan en los páramos andinos del Ecuador, Perú y Bolivia con igual intensidad que hace cuatrocientos años, aunque con ligeras deformaciones, "ingredientes que no desvirtúan su esencia vernácula."El “Ollantay” y el “Atahualpa Huañuy” constituye dos tesoros poéticos y dramáticos del teatro precolombiano y más propiamente del teatro andino, que había alcanzado muy altas cumbres de perfección y belleza cuando ocurrió la llegada de los conquistadores.

ORIGEN COMUN DE LA CULTURAQUECHUA – AYMARA

Numerosos investigadores filológicos han establecido que el idioma quechua se hablaba varios siglos antes de establecerse la dominación de los Incas. En consecuencia no puede considerarse a los Incas como originadores de la cultura quechua, sino como un producto de ella (1).Pío Jaramillo Alvarado asegura en "La Nación Quiteña" que las más antiguas formas de quechua que se conocen y conservan, a pesar de la influencia colonizadora del dialecto del Cuzco, se encuentran en el distrito quiteño; todo induce a pensar que el dialecto quechua del Ecuador es más antiguo que el de Perú. El pueblo quechua viajó de norte a sur, por siglos, pacíficamente, dando su lengua a las tribus vecinas, a lo largo de los Andes y del río Marañon, hasta la región de Huaraz, en Perú, donde infiltró su lengua y costumbres a la nación Aymará que habitaba en Bolivia.

Allí surgió el mito incásico explicado por el Inca Garcilaso de la Vega en sus "Comentarios Reales", quien afirma que la pareja inicial compuesta por el Inca Manco y su hermana y cónyuge Mama Ocllo, origen de la dinastía imperial, nace a las orillas del Lago Titicaca, del sol y de la luna, bajando a Perú con tribus aymaráes y dominando a los quechuas o chimúes mediante bondad, persuasión y conocimientos.¡Nada más ridículo! Garcilaso es bisnieto de Tupac Yupanqui y por eso falsea la historia a su antojo. Se ha probado que los Incas, mediante una traición militar, conquistaron a los chimúes, nación culta y muy antigua.(1) Esta teoría es sostenida, entre otros, por el sabio peruanista Tashudi y el Presbítero José María Coba Robalino, propugnadores del Prequechuismo.Las ruinas de su capital Chanchán existen todavía e indican cuan hermosa y adelantada debió ser esa gran urbe, destruida a fuego en pleno florecimiento.TEORIA DEL HOMBRE AUTOCTONO DE AMERICAHacia fines del pasado siglo un valioso científico argentino lanzó la teoría que el hombre es autóctono de América. El doctor Florentino Ameghino equivocó restos de animales fosilizados muy antiguos, encontrados en la Patagonia, dándoles procedencia humana, cuando en verdad pertenecen a otras especies hoy extintas.Actualmente se cree que el hombre llegó a América procedente del Asia hace aproximadamente 30.000 años, formando numerosos grupos nómadas de cazadores que atravesaron el actual estrecho de Bering a pie, cuando se encontraba congelado y pasaron de Siberia a Norte América poblando las costas del Pacífico lentamente.

Esta tesis se prueba a sí misma porque de Norte a Sur se han encontrado restos humanos fosilizados que disminuyen en antigüedad. Así tenemos que los más antiguos hallados en Canadá tienen 25.000 años; en Estados Unidos 20.000; México 15.000. En Centro América hay de 12.000. En Colombia de 9.000. En Ecuador, los más antiguos son los encontrados en Punín, cerca de Quito, en un área de cavernas, con 8.000 años. En Perú tienen 7.000 y 6.500 en Chile. Es muy probable que esta migración periódica se produjo a través de 25.000 años de viaje desde Canadá a Chile, a través de valles, montes y collados. ya nadie discute este lento caminar histórico.Bien puede la arqueología informar que América ha sido poblada por dos vías. Una de norte a sur, lenta y paulatina por mesoamérica, el Caribe y el Amazonas y que al fin llegó a Chile, y otra, violenta e inesperada, a base de contactos transoceánicos, que se realizó por varios puntos de la costa americana del Pacífico, en diferentes épocas, desde Asia y Oceanía y por el Atlántico desde Africa.OTRAS HISTORIAS DE CATARIA través de la obra de Oliva, el sabio Catari relata más historias sobre la existencia del Reino de Quito, paralela a la de los Incas del Perú, e indica que en tiempos del séptimo Inca, Quispe Yupanqui, vivía en Cuzco un poderoso cacique quiteño de nombre Chipotome, padre de la princesa Chelleca, mujer bella y de mucha educación. Todo es que el Inca la conoce de lejos, una tarde que sale a pasear por las calles de Cuzco y queda prendado de su belleza. Sin embargo no logra hacerla suya por la oposición de Chelleca, que no quiere disgustar a la reina y le indica que está prometida en matrimonio al Inca Atau Roca, hermano de Quispe Yupanqui, por lo que éste se da mañas para enviar en misión a Chipotome y aprovechando la oscuridad de una noche para raptar a la joven, la llevó a palacio y abusó de ella, devolviéndola a los pocos días.Atau Roca la aborrece y al regreso de Chipotome le cuenta sus desventuras, recordando que el Inca padre de Quispe Yupanqui había mandado matar a su abuelo y hecho otros daños y guerras a sus antepasados. Chipotome, ocultando su pena disimuladamente, pidió permiso para ir a su tierra en Quito donde formó un gran ejército con el General Chimpo, recordando los numerosos agravios recibidos. El ejército se exalta y marcha hacia el Cuzco, ocupando la ciudad sin mayores resistencias porque el avance ha sido de sorpresa.Poco después Quispe Yupanqui se repone y da batalla allí mismo, muriendo 30.000 indios de ambos bandos y a los 2 días pactan una tregua y mientras Chipotome y Chimpo están lejos de su tierra, el Inca recibe nuevos contingentes que obligan a los primeros a marchar al norte donde llegan casi sin hombres metiéndose en los montes del Oriente ecuatoriano con sus mujeres e hijos, sin que de ellos se vuelva a saber. Así fue vengado el honor de la mujer quiteña, señala Catari.

PAIS DE LA CANELA

En 1536 el Capitán Gonzalo Díaz de Pineda bajó por el río Pastaza al Oriente y llamó a esa desconocida región con el poético nombre de "País de la Canela", por los numerosos árboles de "Ishpingo" que en forma silvestre encontraba a su paso.Desde ese año hasta 1551 numerosas expediciones se adentraron a los bosques y selvas próximas a las estribaciones del ramal oriental de la cordillera, atraídas por el alto precio que la canela tenía en Europa, al punto que solo podía ser paladeada por reyes y potentados.En 1551 se erigió el gobierno de los países de la Canela, con amplia jurisdicción, dependiendo de Quito con el nombre de Tenencia de Quijos. Al año siguiente se fundó la ciudad de Quijos sobre el río de ese nombre, que duró muy poco pues en 1558 sus vecinos la abandonaron para formar dos nuevas poblaciones llamadas: Baeza sobre los ríos Mazpa y Bermejo y Mazpa sobre el de su nombre. En 1560 se fundaron tres centros más: Avila, Archidona y Tena sobre los ríos Suno, Misaguallí y Tena, respectivamente, creándose al sur el gobierno de Macas, en una amplia zona boscosa cercana al Corregimiento de la Villa del Villar Don Pardo hoy Riobamba. La capital de la tenencia de Macas era Sevilla de Oro fundada en 1552 sobre el antiguo asiento aborigen de los indios Macas, con poblaciones filiales en la villa de Mendoza sobre el asiento de los Huamboyas y en Logroño sobre el de los jíbaros del río Paute.La explotación de la canela no llegó a prosperar debido al desconocimiento del cultivo y cuidado de tan raro y delicado Ishpingo o flor de la canela, planta desconocida en Europa, pues solo se producía en el archipiélago de las Especies, donde los portugueses habían fundado colonias comerciales a fines del siglo XV.La canela de Ceylán, Java, Sumatra y Borneo es de aroma fuerte y agradable cuando está seca y compacta, lo que facilita su molienda y trituración hasta convertirla en polvo, que es lo que se comercia. Era tan caro este polvo de canela que su peso y medida se hacía en balanzas de oro y de alta precisión para evitar desperdicios. En cambio la canela de nuestro Oriente, aunque de aroma superior, adolecía del grave defecto de ser muy húmeda y en ocasiones pegajosa y difícil de conservar debido a las constantes garúas que se producen en las cejas de montañas, por eso su sabor era más bien desagradable.Hoy se conoce que la canela necesita de abundante sol para evaporar cualquier reserva de líquido que pudiera haber acumulado en el tallo y como en nuestro oriente florecía a la vera de grandes y corpulentos árboles, solo quedaba en "ishpingo babosus" o canela inferior, poco comercial, fácil de descomponer.Mas la infalible visión comercial del conquistador español muy pronto le indicó que el porvenir del país de la Canela no estaba justamente en dicho vegetal sino en los numerosos lavaderos de oro de los ríos orientales, sobretodo en aquellos que se desprendían de los ramales andinos situados entre el volcán Cotopaxi y la cordillera de los Llanganatis, ricos en este metal, al punto que Manuel Villavicencio, en su "Geografía de la República del Ecuador", publicada en 1858, manifiesta que no cree en la leyenda del tesoro de Atahualpa enterrado por orden de Rumiñahui en los Llanganatis, sino que dicha leyenda se ha originado por las numerosas vetas subterráneas de oro que allí se encuentran y que son tan ricas, que parte de ellas pasan al Oriente en forma de pepitas encerradas en terrenos de aluvión, que arrastran los ríos en las épocas de deshielos. Para probar este aserto Villavicencio manifiesta que mientras más cerca de la cordillera se lava el oro, mayor es el peso y tamaño de las pepitas que se descubren, pues las menores, llamadas "láminas o laminitas", son empujadas por las torrentosas aguas.Para 1560 existían en Sevilla de Oro y sus alrededores más de treinta reales de minas de oro en plena producción. Quijos y Macas también prosperaban; pero, desde 1589 hubo una gran epidemia de viruela que azotó los territorios de la Audiencia de Quito, diezmando a la población indígena. Solamente en la ciudad de Quito murieron en pocos meses mas de treinta mil personas y al poco tiempo las minas, asientos y ciudades quedaron abandonados. Los indios huían con terror y sin saberlo portaban el mal, contagiando a sus vecinos con Viruelas, enfermedad que por nueva y desconocida en América los exterminaba sin compasión. Para los indios esta dolencia era como un castigo divino y lo atribuían a la presencia de los blancos entre ellos. La idea quedó latente por muchos años hasta que en 1599 hubo otra epidemia y un "pende" o sacerdote – mago, nombrado Quirruba, autodenominado Jefe de la nación Jíbara, atacó a Logroño, incendiándola y pasando a cuchillo a todos sus habitantes hombres y niños, llevándose a las selvas a las mujeres y niñas que jamás volvieron a la civilización, perdiendo familia, patria y Dios, en un solo día.

El tal Quirruba había sido educado en las cercanías de un real asiento de minas de la Tenencia de Macas donde conoció de cerca a los españoles y aún se dice que llegó a estimarlos, pero fiel a la selva de sus mayores, se escapó al bosque y logró unir a los Jíbaros de los ríos Morona y Paute enemigos por tradición y con ellos se dirigió a Mendoza, encontrándola desierta, pues sus vecinos habían marchado dos días antes, avisados por los Macas y Huamboyas que jugaban a dos aguas y aunque estaban de acuerdo con Quirruba servían de guías y proveedores a los españoles.Quirruba destruyó Mendoza, dejando solo las construcciones de piedra que no pudo demoler. Enseguida se dirigió a Sevilla de Oro donde fue rechazado por el vecindario, pero una semana después volvió a la andadas cuando ya había sido abandonada y entonces la destruyó. Hoy se yergue sobre ese sitio la población de Macas, capital de provincia y ciudad próspera en nuestro Oriente, pero el gobierno del país de la Canela no volvió a surgir, perdiéndose tan importante esfuerzo civilizador.

PALOTES SOBRE EDUCACIÓN

El Capitán Jacinto Moran de Butrón y Rendón a fines del siglo XVII solicitó al Cabildo de Guayaquil que arbitrara las medidas convenientes para recabar del Rey Carlos II el permiso para la fundación de un Colegio de enseñanza secundaria y como era de esperarse, la Ilustre corporación así lo hizo en 1688, levantando fondos para la construcción del edificio, adecuación de las aulas y formación de una modesta biblioteca con libros y textos de estudio.El Padre Juan Bautista Herrera - Campusano era el más empeñado en esta tarea ofreciendo dictar clases gratuitas de Gramática, Retórica, Dicción y Latín hasta que finalmente llegó el esperado permiso y se inauguró el Colegio con gran pompa y regocijo general, trazándose bien logrados discursos en el acto de apertura de clases y cuando todo iba viento en popa y los jesuitas estaban muy contentos, el incendio de 1727 redujo a escombros el edificio y aunque se siguieron dictando clases de Gramática en forma aislada, no se lo volvió a abrir sino hasta veinte años más tarde.Con la independencia surgieron nuevas esperanzas, anotándose que para la época algunos preceptores daban clases particulares por paga. Solo en 1843 y durante la Gobernación de Vicente Rocafuerte se consiguió la fundación del "San Vicente del Guayas", primer colegio estable, en el entero sentido de la palabra, que funcionó en Guayaquil.Como dato anecdótico vale la pena mencionar que el Capitán Toribio de Castro y Grijuela había fundado en el siglo XVII un vínculo hereditario sobre varios terrenos de su propiedad ubicados cerca de Posorja, donde funcionaban las salinas de Punta Arenas, para que con el producto de su extracción se pagaran preceptores y aprendieran a leer y a escribir sus descendientes mujeres.Esta sabia disposición que a primera vista parecería incongruente, tiene su explicación en el hecho de que no existiendo escuelas en Guayaquil, eran las madres de familia las llamadas a enseñar a leer y a escribir a sus hijos; en ellas descansaba el peso de la educación durante esos largos siglos de formación que tuvimos que atravezar hasta la República.A los naturales se les enseñaba en las Parroquias a hablar el idioma castellano mediante el ardid de hacerlos cantar, lo que vencía la incontenible modorra que les asaltaba cuando estaban aprendiendo y por eso era que desde el alba hasta bien entrada la mañana, cantaban con hermosas voces el alfabeto, las palabras y los rezos del día, como aquel que decía: //Dios nos dé muy buenos días// y amanezcamos con bien// gracias, con que le sirvamos/ por siempre jamás, amén// Igualmente en las Encomiendas se cantaba para aprender durante el primer siglo de colonización, que después de 1.600 el castellano se generalizó entre los indios y ya no hubo necesidad, de tal suerte que el canto fue más sonado que las narices y como decían antes, mejor es cantar a no hacer nada, que cuando el diablo no tiene qué hacer, mata moscas con el rabo.Como dato curioso cabe aclarar que el mismo Capitán Jacinto Moran de Butrón y Rendón era casado con doña María de Guzmán y Mestanza, quien había heredado el cerro Santa Ana de sus mayores. Moran tenía negocios con los Dominicanos de Guayaquil, cuyo convento se encuentra todavía al pié del dicho cerro y a tanto llegó la deuda de Moran que un día de 1674 tuvo que entregar la propiedad de su mujer en pago de la deuda que ascendía a 1.600 pesos y desde entonces los dominicanos pudieron agrandar su iglesia y convento. El cerro se tasó en 2.100 pesos y Moran de Butrón recibió sus documentos y 500 pesos encima. Pasaron los siglos y para 1.880 la propiedad de los dominicanos lindaba con la hacienda Mapasingue del Dr. Francisco Javier Aguirre Jado, que se vendió en dos partes, la de atrás al Ing. Gómez Gault con el nombre de Mapasingue y la de adelante que se reservó algunos años más, vendiéndola a la Junta Municipal de Beneficencia, que pagó con 200.000 pesos recibidos en calidad de legado de la testamentaría de don José Domingo de Santistevan.Posteriormente el gobierno quiso arrebatar a los dominicanos su histórico ccrrito y hasta la Municipalidad de Guayaquil llegó a negarle sus derechos, pero Monseñor Juan María Riera se dedicó a buscar papeles en el archivo del convento y logró hallar en 1915 los títulos de venta de Moran de Butrón a los dominicanos, cosa que él atribuyó a un milagro obrado por Catalina de Jesús Herrera, monja y escritora mística guayaquileña fallecida en olor de santidad y de la que era muy devoto, por haber encontrado sus cuadernos de apuntes autobiográficos.Hoy los dominicanos ya no conservan su propiedad pues se la vendieron al Dr. Alfredo Valenzuela Valverde y este continuó cobrando el alquiler a los inquilinos, pero queda la tradición y el recuerdo de otras épocas cuando les pertenecía el Cerro y lo alquilaban a la clase pobre de nuestra ciudad; allí vivían las lavanderas, los albañiles, carpinteros y calafates, así como personas de viso que habían caído en desgracia. El Cerro era para Guayaquil un sitio de recogimiento, que estando muy cerca del tráfago del puerto al mismo tiempo conservaba la paz y el discreto encanto de lo que se ve a medias, algo así como bajo el claroscuro que se difumina a los lejos.

PATRIOTAS QUE APOYARON A QUITO

Al producirse la revolución del 10 de Agosto en Quito las nuevas autoridades comenzaron a cambiar a los funcionarios subalternos de la administración por personas adictas al nuevo estado de cosas. El 9 de septiembre, Miguel Hernández Bello, Corregidor de Latacunga, designó a Carlos Mendoza como Teniente Pedáneo de Zapotal, en reemplazo de Matías Victoriano Morales que se había pasado a los realistas de Portoviejo.Zapotal está ubicado al norte de la actual provincia de Los Ríos y entonces era zona estratégica de paso entre la sierra y la costa, era la frontera de la Gobernación realista de Guayaquil con la Junta Libre y Soberana de Quito, cuya jurisdicción por Latacunga llegaba hasta Zapotal, Ventanas y Ventanilla.Pocos días después hizo su entrada en Zapotal el nuevo Teniente Hernández Bello acompañado del jefe de las tropas Capitán Agustín Rebolledo y de 4 soldados rasos llamados José Herrera, Agustín Viscaíno, Manuel Clavijo y José Camino, siendo recibidos por el Cura Párroco Fray Pedro Vallejo que los acompañó a Ventanas y a Ventanillas, que fueron anexados a la Junta de Quito.

Mientras tanto el Cura de Puebloviejo, José María Ormaza y Gazitúa se llenaba de celos contra el padre Vallejo, a quien no le reconocía ningún derecho a meterse en su jurisdicción parroquial, por ello escribió varias misivas al Teniente Coronel José Falques y "Rubí de Mountilion y al Sargento Mayor Veterano José de Pimentel Sotomayor para que con el escuadrón de Dragones de a caballo se movilicen a aprehenderlo.Falques y Pimentel no se sentían tan fuertes como para organizar una expedición militar a Zapotal y por ello comisionaron al propio Ormaza para que sirviera de intermediario ante las autoridades de esas zonas.Carlos Coello y Barreiro era Teniente de Puebloviejo y Agustín Rebolledo lo era en Zapotal y se trenzaron en una discusión bizantina sobre si le correspondía al Obispo de Quito o al de Cuenca ejercer mando en Zapotal, Ventanas y Ventanillas.Así las cosas, Rebolledo aprovechó para alistar a todos los hombres disponibles en Zapotal y Ventanas con lo que formó una falange belicosa y a caballo, pero sin armas. En cambio su vecino Coello, ni siquiera disponía de gente, pues sólo tenía seis paisanos armados a su favor; sin embargo, escribió al Gobernador de Guayaquil pidiendo refuerzo y manifestándole que los quiteños no invadirían la costa por Babahoyo como todos pensaban, sino por Zapotal, recibiendo a la postre unos doscientos hombres a las órdenes del Capitán José Valdez y cincuenta más que se situaron en Moquique dirigidos por el viscaíno Julián Antonio de Aspiazu y Bonechea, teniente de Gobernador de Palenque.Estas fuerzas, más la labor de zapa que había estado realizando el Cura Ormaza, que no trepidaba en mentir, amenazar o rogar a favor del bando realista, hizo que los patriotas de Zapotal se desalentaran y cuando el 21 de septiembre llegó de Quito un enviado Extraordinario de la Junta llamada Juan Ponce, para discutir con su amigo el Teniente Coello sobre una fórmula de arreglo amistoso, casi no quedaban patriotas. La entrevista debía tener lugar en Ventanas el día 30, pero el pícaro de Coello, la noche del viernes 29 sorprendió a Ponce que tranquilamente descansaba y fue intimado a prisión por el Cap. José Sebastián de Puga y Ayala, quien también detuvo a Rebolledo y sus cuatro soldados y comisó un fusil con bayoneta, una tercerola, una daga con mango de carey, dos escopetas y una lanza. Los milicianos pudieron salvarse porque dormían en sus ranchos y al oir el galope de los caballos, las órdenes de mando y demás gritos, tuvieron tiempo para saltar de sus camas y meterse al monte.Al día siguiente el Teniente Coello comunicó su victoria a Guayaquil y fue felicitado por el Gobernador Bartolomé Cucalón y Villamayor. ¡Se había despejado la vía de Zapotal para los realistas!Los detenidos fueron enviados por Puga a Babahoyo, descalzos, con grillos y cadenas. Allí los esperaba Falques que los llenó de dicterios, tratándoles con grosería y en forma impersonal como si fueran delincuentes. Las riendas les fueron bajadas a los caballos y se les hizo montar para que la población entera los viera en tan triste circunstancias. En la plaza pública les vendaron los ojos y quitaron las ropas dejándoles en paños menores, luego les pasaron una soga por el cuello amarrándola a un canuto hasta las manos, en forma tal que la sangre se les agolpaba en las muñecas y en ese calamitoso estado los metieron a una celda, remachándoles los pies con pesados grillos cogidos a la pared. Esa noche se los comieron los mosquitos a los que ni siquiera podían espantar.El 3 de octubre los metieron en una canoa sin más vestido que un mísero calzonsillo y durante un día y dos noches los presos se vieron atacados de toda clase de insectos. Tenían las caras hinchadas y la alta fiebre los hacía delirar; sólo el segundo día pudo Juan Ponce descansar un poco porque entregó un pantalón que había salvado del pillaje en Zapotal.Al llegar a Guayaquil, fueron obligados a caminar por medio del populacho que miraba absorto la escena. Frente al edificio de la Gobernación estuvieron una hora hasta que Cucalón bajara. Ponce sufrió un síncope producido por la fatiga de tres días de ayuno y no cayó al suelo porque uno de los presentes lo auxilió. Vuelto en sí, se encontró frente a Cucalón que gritaba denuestos contra los vencidos y que ordenó meterlos en calabozos separados con cepo alto y grillos, ubicados en los bajos de la Gobernación. Allí pasaron 25 días con alimentación escasa y mala hasta que cansado de los ayes que oía, el propio Cucalón los hizo trasladar a otros calabozos comunes donde se confundieron con ladrones y vagos de la peor especie.Los equipajes confiscados fueron rematados en pública subasta. Miguel Ponce, hermano del detenido, salvó algunos comprándolos para sí, menos un cuchillón y dos escopetas que se había reservado el Gobernador según costumbres de esa época y de un eslabón de plata que cogió su ayudante José Castro.Entonces el Regidor José López Merino y el Dr. José Joaquín de Olmedo, Asesor de la Junta de Temporalidades, intervinieron para que se trasladara a los detenidos al primer piso alto, libres de ladrones, cepos y grillos y allí completaron 65 días de prisión, saliendo a Quito merced a las influencias de los Rebolledo y Ponce que habían escrito a Cucalón.

PEQUEÑOS CRONISTAS

Toda ciudad que se respete ha visto florecer a los pequeños cronistas, especie de historiadores domésticos que acostumbraban anotar en libretitas o papeles sueltos todo acontecimiento humano o divino de alguna significación. Decir "Pequeño cronista" es referirse a épocas anteriores a la imprenta o al periodismo hispanoamericano; lastimosamente Guayaquil sólo cuenta con pocas muestras de este género literario. Allí la crónica de la revolución de Octubre de Fajardo con detalles de mucho interés sobre los escarceos prerevolucionarios, como si el autor los hubiera sabido desde siempre, como si hubiera compartido algunos pasajes de ellos y en fin, dando la impresión que hasta hubiera estado completando desde 1816 cuando menos. Manuel Gallegos Naranjo hizo de pequeño cronista en una de sus obras, inédita por cierto, pero merecedora de salir al público por la variedad de datos y noticias que trae insertos.En la Colonia se dice que el presidente Alcedo mandó al padre Jacinto Moran de Butrón a escribir una Memoria documentada de Guayaquil y su provincia, que salió después con el nombre del citado funcionario y de la que se conocen varias ediciones. Esta crónica fue escrita como documento público o más bien como Informe, no teniendo por tanto el dato suelto y pequeño que aguza la curiosidad del lector de casa adentro.EN LA REPUBLICAPedro Carbo iba escribiendo una buena historia del Ecuador con documentación abundante y bien hilvanada, cuando un incendio intencional comenzado en una pieza de los bajos de la casa que habitaba, lo dejó sin papeles y lo que es peor, sin el ánimo de rehacerlos.Así pues, la pequeña historia guayaquileña está por escribirse y será materia de un buen proyecto al alcance de cualquier persona con suficiente curiosidad, tiempo y que se dedique a la benedictina labor de ir anotando día por día los principales acontecimientos del lugar, con sus correspondientes anécdotas, para matizar tan áridas lecturas ¡Manos a la obra!El Dr. Carlos A. Rolando me contaba allá por 1958 que en su primera juventud él había tenido en sus manos algunas crónicas del Guayaquil decimonónico anteriores al Incendio Grande pero que entonces no tenía mayor interés que eso le vino después de su viaje a Quito y tras largas conversaciones con el Arzobispo González Suárez. Lástima grande, porque dichos papeles se han perdido.

En Bogotá hubo un vecino que fue anotando los sucesos de la colonia día por día, y con ingenuidad de cronista inexperto; así escribió "El Carnero", de tan grata recordación. En Lima vivieron los Mugaburu, padre e hijo, José el primero y Francisco el segundo, que entre ambos hicieron 50 años de crónicas. Estos Mugaburu han dejado un diario que abarca más de un siglo del vivir límense. En Quito floreció el Escribano Ascaray así como su continuador, pero sólo historiaron aspectos religiosos en sus famosa serie de Obispos. Los Mugaburu en cambio se dedicaron a sucesos mundanos sin despreciar por eso la chismografía de los conventos. El Mugaburu padre posiblemente fue español de Viscaya y nació hacia 1.601, pasó a Lima de militar y llegó a Sargento, comenzando a escribir desde 1640 hasta su muerte, salvo un pequeño lapso de dos años en que viajó al Cusco y donde anotó los acontecimientos de esa ciudad. Murió en 1686 y su hijo Francisco tomó la posta con interesantes noticias. Se sabe que fue hijo legítimo en Jerónima de Maldonado y Flores y debió nacer hacia 1647, que fue franciscano y residió en los conventos del Cusco y Callao, secularizándose en 1683 para regresar a Lima. Tres años después siguió el Diario de su padre, escribiendo hasta 1690 en que no se tienen más noticias de él. Así es que el padre escribió 46 años y el hijo solamente 4, pero ambos con el mismo estilo, enumerando festejos y ceremonias, prodigios como el de la estatua de San Pedro Nolasco, la colocación de la campana grande de la iglesia de la compañía, el paseo del Virrey y sus hijos a caballo y con vestidos de colores y plumas blancas, la ceremonia de bendición de la primera piedra del convento de Santa Catalina, los paseos nocturnos a la luz de hachones e incidentes varios como la desgraciada caída de un mulato carpintero cuando se encontraba en lo alto del túmulo levantado para la ceremonia de homenaje a la muerte del Príncipe Baltazar Carlos ocurrida en Madrid.La pequeña historia de casa adentro y de vecindario queda abrillantada por la ingenuidad de los cronistas Mugaburu, como quedaría después con otros más de la misma condición, que cuando el periodismo no había nacido aun en estas ciudades ya existían compiladores o cronistas que historiaban lo que sucedía diariamente en ingenuas y primorosas crónicas, espejos de la vida lugareña.Pero como no las hay sin misterio, las crónicas de los dos Mugaburu también trae ciertas hazañas de picos pardos como la ejecutada por un sacerdote italiano que ni bien llegó al Perú se puso a jactar de haber tenido relaciones con más de 390 mujeres guapas, que las feas no las contaba en su lista y todo ello, en menos de dos años. ¡Vaya con el cleriguillo mentiroso y procaz! También se rebela la causa de la súbita muerte del Virrey Conde de Niebla, otro don Juan famoso de esos tiempos, que encontró trágico fin cuando salía misteriosamente de la casa de una de las señoras Manrique de Lara, a manos de algunos parientes.

PESTE Y EPIDEMIAS

El Dr. Luis Alfredo Noboa Baquerizo figuro a fines del siglo pasado como alienista o médico de locos, tratando a los enfermos del Hospicio "José Vélez" donde ya no se usaba el látigo como antaño en Europa, sino la civilizada camisa de fuerza. Después estuvo en el "Lorenzo Ponce y hasta su muerte, ocurrida a temprana edad, introdujo nuevos métodos y mereció la gratitud de sus pacientes.Eduardo Tola Merino le dedicó el siguiente acróstico: //Luz le das a la insania/Ufano de tu misión/ I devuelves la razón/ Sólo con tu alopatía/// Bien se vé que no estaba tan trascuerdo don Pablo, pues componía versos y no de los malos.Alfredo Valenzuela Valverde es quizá el más recordado por sus constantes bromas con las que deleitaba y mortificaba al mismo tiempo a sus pacientes. Hombre de conversación chispeante, agudo ingenio y gran mundo, distraía sin cesar con sus sabrosas salidas. En Europa había sido obsequiado por el Rey Leopoldo de Bélgica con su valiosísimo reloj de oro, pues le diagnosticó un tumor amebiano cuando acababa de llegar del Congo, donde había permanecido algunos meses.Cuéntase que en su consultorio primero hacia pasar a los niños de pecho exclamando "Que pasen los que maman". "Una cierta tarde muy calurosa, una dama encopetada y enferma, al oír la frase, se levantó y dijo: ¡A mí. Doctor, que ya tengo media hora esperando ¿Ud. también mama? fue la respuesta y la señora se sentó a seguir esperando.Del Dr. César Borja Lavayen se afirma que era tan seguro en sus diagnósticos que al cobrar sus honorarios decía "La consulta vale dos sucres y si no se cura regrese Ud. que le devuelvo la plata."En 1918 Guayaquil sufrió la última epidemia de fiebre amarilla aunque según autores fue fiebre icteroide solamente, ya que ambos males se confunden por ser muy parecidos. Años antes se conocía a la fiebre amarilla con los nombres de vomito prieto o mal de Siam y a la icteroide como fiebre aduanera o hemorrágica.El sabio japonés Hideyo Noguchi que investigó estas plagas y hasta creyó descubrir el germen de la fiebre amarilla a través del ultramicroscopio, solo consiguió aislar el de la fiebre icteroide en 1920; su esfuerzo trajo un cambio fundamental a Guayaquil, se desecaron algunos pantanos, se generalizó el uso del petróleo sobre las charcas o pozas de agua y murió gran cantidad de larvas de mosquitos propagadores de esas dolencias.La bubónica vino a Guayaquil desde los pueblos del sur del continente y en los vapores de la Pacific Steam Co. La primera peste data de 1907, la segunda de 1913, la tercera de 1918 y la última de 1930. Miles de personas morían en las casas, las familias emigraban a las poblaciones cercanas y otras a la sierra donde la bubónica no se daba con igual intensidad. Los médicos creían terminar con la "peste negra" mediante la aplicación del suero de Yersin. En cada ocasión la epidemia era precedida de una gran mortandad de ratas o "epizootio", por inoculación del germen a través de las pulgas infectadas. Entonces se generalizó el uso de trampas y la Sanidad organizó cuadrillas cazadoras de estos roedores llegando a pagar cuarenta centavos por rata grande o pericote y veinte por ratón pulpero o laucha.La bubónica se presentaba en tres formas: 1) Ganglionar, 2) Septicémica o Neumónica, y 3) Dérmica o Carbuncosa, siendo las más graves éstas dos últimas y la más contagiosa la neumónica, que se trasmitía por todos los medios o sea por picada, mordida o inhalación del baho de un enfermo. El Hospital de aislamiento o Lazareto se llenó al tope y hasta se rechazaban enfermos. La ciudad quedo vacía por dos o tres meses y los edificios en que se habían producido casos eran desinfectadas, cerrándose las ventanas y cubriendo las paredes con sábanas blancas desde el tumbado al suelo, humeando numerosos braseros de azufre para matar las pulgas que caían del techo y a través de las sabanas en grandes cantidades; también se acostumbraba que cuando alguien moría de bubónica se rociaba el cadáver con gasolina o kerosene para evitar el contagio.

Otras enfermedades también se producían en forma intermitente en la costa ecuatoriana, por ejemplo en Esmeraldas, era común el Mal de Pian o Bubas, tumores a veces mortales. En El Oro y en Loja y especialmente en Zaruma se decía que existían numerosos casos de lepra, lo mismo en Puna donde vivían algunos enfermos retirados de la población; pero la peor de todas las dolencias era la tuberculosis que mantenía a la población con una baja tasa demográfica. Igualmente la parasitosis era causa de numerosas muertes. Se calculaba que el 80 por ciento del campesinado tenia parásitos en los primeros diez años de vida, no siendo raro observar a niños con enormes vientres llenos de lombrices que clamaban a gritos por un vermífugo que nadie les proporcionaba. Esos seres tenían graves problemas de crecimiento pues la solitaria les chupaba sus glóbulos rojos transformándolos en eternas víctimas de la anemia tropical.

PRIMEROS COLONIZADORES EN ESMERALDAS

Durante los días de la conquista española habitaban el territorio de Esmeraldas unas cuantas tribus indígenas de escasa cultura e importancia tales como los Miguas Lachis, Campaces, Malabas y Cayapas y como por su posición geográfica Esmeraldas es la región más cercana al itsmo de Panamá, nuestras primeras autoridades coloniales se interesaron en incorporar la selva a la civilización y enviaron numerosas expediciones que entrando por Guayaquil, atravesando Daule y las actuales planicies de El Empalme y Balzar arribaban al Sur de Esmeraldas. Otras vías de penetración partían de la sierra, por el valle del Chota y desde Quito por la región de los Indios Yumbos. Por Quito entró a Esmeraldas Alonso de Rojas con 100 hombres; Gaspar de Valderrama con 60; Ochoa, que muere en la empresa y es sucedido por Bazán, que la continúa con 80 soldados; Simón de Zarate - Chacón, con 50 hombres; los Capitanes Juan Mosquera, Benavente, Alonso Vera, Cristóbal de la Carrera, Lucas Porcel.De Pasto y por Barbacoas fueron a Esmeraldas los Capitanes Juan Sánchez Rosero con 65 soldados y Galindez que estuvo un año visitando la zona para encontrar las fabulosas minas de esmeraldas cuya secreta ubicación sólo conocían los indios Malabas, según se decía.Posteriormente visitaron las selvas esmeraldeñas los Capitanes Alvaro de Zúñiga y Andrés Contero, vecinos de Guayaquil, que se emprocieron en la empresa.

EXPEDICION DE ALVARO LOPEZ DE ZUÑIGAHacia 1566 salió Alvaro López de Zúñiga por el camino de Daule a Portoviejo donde embarca. Llegado a las costas avanzaron hasta topar con un caserío de negros y toman prisioneros; siguió a la tribu de los Campaces, lucharon cuatro horas y se retiraron, heridos y maltrechos de regreso a Guayaquil. Los actuales negros esmeraldeños descienden de una partida de esclavos que se salvaron de un naufragio frente a esas costas nadando en la obscuridad. Venían de Panamá con destino a Guayaquil y Lima y se organizaron bajo el mando de Alonso de Illescas que hablaba español por haber vivido en Sevilla con su amo por muchos años. En la selva tuvo varios hijos: Alonso, Enrique, Sebastian y María, casada con un náufrago portugués llamado Gonzalo. Illescas fue hombre civilizado, no así Antonio, su mortal rival negro, sacado de las selvas del Congo sin ningún roce cultural y que a pesar de hablar español, era nómada, andaba desnudo y sólo atinaba a explotar a los indios que encontraba.EXPEDICION DE ANDRES CONTERODos años después, en 1568, el Visitador General del Perú, Licenciado Vaca de Castro, encargó al Capitán Andrés Contero la realización de una expedición a Esmeraldas. Contero era hombre de edad, fama y prestigio, sus aventuras podrían llenar un libro. Nació en España y llegó de cortos años a Panamá, donde se alistó como mozo de silla de jineta de Vasco Núñez de Balboa, siendo el primero en divisar el Océano Pacífico y entrar en sus aguas hasta la cintura al grito de: "Estas tierras son para mi Rey de España". En la Isla de la Gorgona cruzó la raya que Pizarro trazó en la arena, después lo ayudó en la captura del Inca Atahualpa, tomándole del brazo en medio del estruendo de los cañones y bajando al monarca al suelo, de las andas doradas en que era transportado por la plaza de Cajamarca. Carlos V lo premió haciéndole Caballero de la Espuela Dorada y el Consejo de Indias le concedió el Corregimiento de Guayaquil en propiedad.Con estos antecedentes nadie dudaba que Contero triunfaría en la expedición. En Octubre salió de Guayaquil y subió por las aguas del río Babahoyo hasta Huili, donde fundó la Villa de Castro en honor del licenciado Vaca de Castro su protector, creyendo que estaba en tierras de Esmeraldas, cuando aún no había salido de los límites de su Corregimiento; con posterioridad se deshizo la nueva ciudad por orden de la Audiencia. Contero estaba confundido por la geografía boscosa de la región de Quevedo y decidió seguir el río Daule en busca de las fabulosas minas de Esmeraldas, que según decían los indios, se hallaban cerca de la cordillera, por la región de Angamarca; nada encontró y regresó a Guayaquil dejando a su yerno el Capitán Martín González de Carranza al mando de la expedición, éste aguardó un año y viendo que no tenía noticias de su suegro regresó a Portoviejo donde estaba domiciliado con su esposa Ana Contero y Ponce, más, en el trayecto, fue herido y murió pocos días después en una huasabara con los indígenas de esas zonas. Años después Contero reclamó a Felipe II las encomiendas de esta zona, con las parcialidades indígenas de Baba, Mapán, Mompenitos y Pimocha, que le fueron concedidas por dos vidas para él y un descendiente.LITIGIOS LEGALES EN LIMAContero llevó en su expedición a los Capitanes Alvaro de Figueroa y Rodrigo de Rivadeneyra; el primero le disputó sus derechos a la Gobernación de Esmeraldas manifestando que por haber expedicionado en compañía de Alvaro López de Zúñiga, le correspondía proseguir tal empresa. El asunto llegó a Lima y Contero salió favorecido; pero años después, en 1594, vendió sus derechos a Rivadeneyra, solicitando al Rey el respectivo traspaso y reconocimiento.Contero fue hombre jovial y hablantín, ya viejo , en nuestro puerto, contaba sus aventuras indicando que había tenido que construir balsas para remontar contra corriente el río Santiago, sacándolas a tierra en algunos trechos por existir caídas y bajíos, para llevarlas cargadas en las espaldas durante seis días con sus noches. En otras ocasiones se dividían en grupos,

haciendo anotaciones secretas en cortezas de árboles para no perderse y enterrando botellas de cristal con papeles escritos debajo de algunos troncos. Con este primitivo sistema pudieron sobrevivir tantos meses en condiciones de grave peligro.EXPEDICION DE FRAY MIGUEL CABELLO BALBOAHacia 1575 el III Presidente de la Real Audiencia, licenciado García de Valverde, ordenó al Presbítero Miguel Cabello Balboa, sobrino nieto de Vasco Núñez de Balboa, que se trasladara a Esmeraldas acompañado del Diácono Juan de Cáceres Patiño, para que entre ambos llamen al orden a Alonso de Illescas, de quien se conocía que era hombre cuerdo y civilizado por la ayuda prestada a un náufrago español en esas costas.En 1577, tras mucha demora, salieron los expedicionarios de Quito a Manta; eran muchos, llavaban abundantes provisiones y objetos de culto porque iban a fundar una población estable que sirviera de avanzada para futuros intentos de pacificación. El día 15 de septiembre llegaron a las playas de Atacames, repoblándolas por primera vez desde que las abandonó el Capitán Juan de Olmos. Los expedicionarios bajaron la carga, la nave regresó a Manta, dejándoles solos. Días después Alonso de Illescas bajó por el río con indios armados de flechas y cerbatanas y les gritaban: "¿Qué hacéis aquí en mi tierra? ¿Quién os ha permitido llegar acá? Estas son mis playas! Idos de aquí...." Balboa le contestó con suaves palabras y entonces Illescas con sus hijos y yerno besó la mano del Presbítero y de su acompañante Cáceres Patiño que estaba a su lado y lo mismo hicieron los demás. Balboa les mostró las Reales Provisiones y su proyecto de fundar una población para mejorar las condiciones de todos los vecinos. Illescas se alegró, eligieron la Bahía de San Matheo, que también estaba abandonada, por ser más conveniente y prometió regresar en doce días con viandas y provisiones. Luego rezaron con unción en la pequeña capilla que se había construido.AVENTURAS DEL DIACONO CACERES PATIÑOEn la fecha convenida Illescas bajó nuevamente con numerosos concurso de gentes engalanadas que saltaron a tierra y regaló 90 pesos en prendas de oro a la capilla, bien y al día siguiente se despidió amistosamente, llevando al Diácono Cáceres Patiño para que conociera su choza en la espesura, a solo tres días de viaje.La vivienda era sucia y llena de mosquitos que martirizaban al religioso; pero, todo lo aceptó por el servicio a Dios. Un día le visitó el negro Antonio movido de curiosidad por verle, se arrodilló y le besó la mano, oportunidad que Illescas consideró propicia para arrojársele encima con un puñal y de no haber sido por la agilidad de Cáceres posiblemente lo habría matado; mas, el religioso se interpuso y lo salvó, apostrofando al atacante con tanta vehemencia que logró que ambos se reconciliaran y abrazaran regresando todos a Atacamos a visitar la ranchería.Días después un buque pasó de Nicaragua a Perú, los divisó y atracó, desembarcando sus ocupantes para proveerse de agua fresca y vender todo género de mercancías a los de la expedición. Los indios se dieron cuenta de estas maniobras y sospecharon contra blancos y negros por igual; sin embargo nada dijeron porque eran astutos. Cinco días después se despidieron Antonio y el portugués yerno de Illescas, prometiendo una nueva visita para el jueves siguiente, que no se realizó. El sábado Cabello Balboa exploró las márgenes del río sin éxito. Una semana después subió Cáceres Patiño encontrando numerosas balsas destruidas y señales de violencia y volvió a la ranchería presa de mil temores.A los veinticinco días de esos sucesos, en horas de la mañana, se escuchó un grito que venía de lejos; era uno de los negros de Illescas que avisaba que había guerra entre las tribus y que vendrían a asesinar a todos. Se armó un zafarrancho descomunal, los más asustados gritaron y corrieron buscando sus pertenencias, nadie trató de guardar la calma y en pocos minutos, salieron en caravana hacia el sur. Era el día de Todos los Santos lo. de noviembre de 1557.En mitad del camino se dividieron, unos hacia Portoviejo y otros por la cordillera entraron a Quito. Cabello Balboa había tenido que abandonar los ornamentos para cargar a una señora que ya no podía caminar más. Unos llegaron descalzos y otros desnudos por haber perdido sus vestiduras entre las puntiagudas ramas de los arbustos del camino, todos llagados por los mosquitos y con tal aspecto que movían a conmiseración y lástima. Tal fue el desastroso resultado de esta aventura.EXPEDICIÓN DE DIEGO LOPEZ DE ZUÑIGAEn 1579 el hijo del Capitán Alvaro de Zúñiga solicitó al Presidente de la Real Audiencia, Diego de Narváez, como premio por haber sojuzgado a los indios orientales sublevados meses antes, se le concediera el derecho de colonizar Esmeraldas con 100 soldados que armó por su cuenta.Bajó de Quito y durante cuatro meses deambuló en las selvas buscando indios y negros, pero los muy ladinos, al saber de esa expedición, habían huido a las partes más profundas con sus familias y pertenencias. Por fin llegó el pobre Zúñiga a Manabí con sólo veinticinco soldados que volvió a armar y regresó por mar desde Manta, sorprendiendo a Antonio y apresándolo. Con este rehén siguió por el río Santiago, mas nada encontró y las famosas esmeraldas no aparecían en ningún lado.Para colmos, perdió la canoa con provisiones de boca, que se hundió en un rápido y pasaron tales penurias que para no morir de hambre debieron alimentarse con raíces, hojas y cogollos de palmas. Sus soldados lo abandonaron y en tan precarias circunstancias el pícaro de Antonio se fugó y López de Zúñiga regresó a Quito empobrecido, derrotado y habiendo gastado en ambas expediciones, ocurridas en 1583 y 1585, sus caudales propios y los de su esposa Mayor de Bastidas, que quedó en la miseria y de paso sin siquiera una esmeraldita, de las muchas prometidas por su marido.Con esta desgraciada empresa terminó la primera etapa de colonización de los territorios de la Provincia de Esmeraldas y se cerró el siglo XVI sin haberse conseguido ningún beneficio para esas regiones.

PROCESIONES, MILAGROS Y TAUROMAQUIA

El Oidor Cristóbal de Ceballos y Borja era tan creyente que pasaba por cándido pues de todo hacia motivo de alharaca. Una mañana que estaba en su casa con varios amigos y celebrando su onomástico, empezó a dar de gritos y a hacer muecas de asombro ¡Madre mía! ¡Que maravilla! ¡Esto es milagro! y señalaba a los sorprendidos invitados un papel muy fino, sobre el que se había servido varias suculentas empanadas de morocho rellenas de carne y que por haber destilado aceite habíanlo dejado manchado de grasa. Pues bien, en la mancha creía el buen Oidor distinguir a la Virgen con el niño en sus brazos y

como todos al punto se levantaron y creyeron, pronto se armó el alboroto y vinieron vecinos y salieron con el papel y lo enseñaban por las calles formándose una procesión de crédulos eufóricos hasta que el propio Ceballos reclamó su papel maravilloso y lo llevó a casa, donde lo guardó bajo llave.El caso habría finalizado si al día siguiente el pueblo no se hubiera arremolinado pidiendo misa a gritos para honrar a la Virgen de la Empanada. Saberlo el Obispo Diego Ladrón de Guevara y amenazar con excomunión mayor a todos los incautos que propagaban el nuevo culto, fue solo uno, con lo que terminó tan ridículo incidente antes de que pudiera propagarse por otros pueblos.Igual de tonto fue el caso de la Virgen de la Nube que ocurrió durante uno de los rosarios procesionales que salían de los conventos de Quito y llegaban a la catedral. El 30 de Diciembre de 1696 iba dirigiendo las plegarias el Presidente Licenciado Mateo de la Mata y Ponce de León, magistrado bien entrado en años, de gran responsabilidad y devoción y las oraciones estaban dedicadas a obtener la mejoría del Obispo Dr. Sancho de Andrade y Figueroa, desahuciado en cama y con pulmonía. De Guápulo se había hecho traer la imagen de la Virgen de Guadalupe y la concurrencia era numerosísima cuando arribó al atrio de la Iglesia de San Francisco, pero he aquí que el Presbítero José de Ulloa y de la Cadena vociferó que veía a la virgen en el cielo formada por una nube blanquísima.La procesión se transformó en un maremagnum, unos decían que si y otros que no veían nada, pero no faltaron los que dieron hasta detalles de la aparición. El asunto fue rápido, quizá no pasó de los diez segundos, pero las almas más piadosa se sintieron transportadas al grado máximo de la dicha humana, lloraban y hasta se desmayaban. El Vicario General, Pedro de Zumárraga, instauró el proceso eclesiástico con miras a conocer la verdad y tomó varios testimonios. El Obispo sanó porque era fuerte y tuvo para rato, edificando en la Catedral un suntuoso altar a la "Virgen de la Nube" que aún se conserva en memoria de tal prodigio.La Tauromaquia fue otra de las debilidades de nuestros antepasados y no hubo español que no pidiera "toros" a gritos, siquiera para recordar en eso a la madre Patria. Diego del Corro y Carrascal comenzó a gobernar como Presidente de la Audiencia en 1670 y organizó un coso en la plaza mayor con corridas los Jueves por las tardes, que comenzaban a las dos, con gran puntualidad. Se sacaban amarrados los novillos y se toreaba con donaire y distinción. El Presidente reía a carcajadas viendo las idas y venidas de los transeúntes y comerciantes que no querían perder la oportunidad de hacer sus cosas y vender, sobre todo si era época de cosecha o si había feria. Numerosos accidentes ocurrían en dichas corridas bufas pero como el Presidente las expectaba sin peligro alguno y desde su ventana, el asunto no tenía importancia para él.Las indias viejas botaban sus canastas, eran perseguidas, gritaban, se entusiasmaban y terminaban por festejar las ocurrencias de los novillos y a eso de las cuatro o cinco, se terminaba de encerrarlos para dar paso a la procesión del Rosario. ¡Tiempos de diversión los de antaño!.Los Sábados se corría en la plaza de la Carnicería y frente a la Caja de Rastro. En Guayaquil también se dieron corridas, pero no han quedado noticias. Otro notable defecto colonial fue presumir, la fatuidad. Del Oidor Dr. Manuel Tello de Velasco se cuenta que aun siendo viejo le quedaban los resabios de niño malcriado y que de continuo andaba por las calles de Quito acompañándose de numerosos litigantes a los que Manifestaba en tono dogmático. ¡Soy un hombre de mucha garnacha — y se señalaba el pecho, agregando ¡Esta es la mejor garnacha que hasta ahora ha existido en estas tierras, lamentablemente están lejos de conocer el alto mérito de mis alegatos! refiriéndose a sus colegas en la Audiencia que no lo podían ver ni soportaban tanta presunción. Nicolás de Larráspuro y Araníbar estaba casado en Riobamba con una de las hijas de Juan de Vera y Mendoza, de los más ricos, de notable inteligencia y hasta piadoso, que sufría por todas las barbaridades que hacía su yerno, mozo de malos instintos y costumbres, amigo de vivir metido en pendencias propias y ajenas y de quien se comentaba que ciertas noches enloquecía y con la punta de su espada atravezaba el vientre de las mujeres embarazadas que encontraba en su camino y todo por simple diversión. De eso resultaba que moría la madre y la criatura al mismo tiempo. Tamaño crimen, repetido varias veces, era ocultado a los ojos de la sociedad debido al dinero del suegro que no podía permitir el escándalo; pero una noche el Alguacil Pedro Sayago de Hoyo, corpulento y decidor, sorprendió a Larráspuro y a otros más con grave escándalo y los reprendió. Pocas noches después Sayago fue asaltado en pandilla y aunque se defendió bien fue herido de muerte y cayó al suelo. Un curioso fue por el cura, pero se interpuso el malvado Larráspuro e impidió actuar al sacerdote gritándole: "Fuera de aquí, Padre, que lo que quiero es que este pícaro se vaya al infierno, a confesarse con el diablo!.De este crímen tuvo que rendir cuentas a la Audiencia, pero logró escapar a España. Años después estaba de regreso y nuevamente haciendo de las suyas bajo la protección que le brindaba el Visitador Juan de Mañozca, su paisano, por ser viscaínos de origen.LA REBELION DE MONJAS EN SANTA CATALINAEn 1684 las monjas del Convento de Santa Catalina de Siena en Quito, se rebelaron contra sus superiores hombres, del Convento de Santo Domingo, acogiéndose a la protección del Obispo, doctor Alfonso de la Peña y Montenegro. El Provincial de la Orden se dirigió a la Audiencia y logró del Presidente doctor Lope Antonio de Munive que las regresara a la obediencia, ya que los motivos que esgrimían para declarar la independencia se relacionaban con aspectos de índole interna y no constituían suficiente causa para tal cambio.Al conocer la resolución, el Canónigo Doctor Manuel Morejón, Vicario de la Diócesis y encargado del Obispado por enfermedad de Monseñor de la Peña, resolvió apoyar a las revoltosas, reunió a la comunidad y eligieron Superiora a la Madre Leonor de San Martín, de las más virtuosas y abnegadas monjas del claustro; con esto la causa de la independencia tomó fuerza y dividió al monasterio en dos bandos irreconciliables, las monjas viejas que querían la coyunda dominicana y se autotitulan "Las observantes" y las jóvenes que ambicionan una vida independiente y distinta, a las que dieron en llamar "Las relajadas".

El día 28 de Abril, antevíspera de la fecha de la Santa Patrona, reinaba un ambiente de zozobra en Quito porque ambos bandos se habían fortificado con parientes, amigos y allegados y el Presidente Munive, que apoyaba a las "Observantes", permitió al provincial dominicano que con un Escribano y un Alguacil, visitara a las monjas y les hiciera leer el dictamen de la Audiencia. PRIMER GRITO FEMINISTA ECUATORIANOAl día siguiente el Provincial abrió las puertas del Convento y se metió con escribano, alguacil y veinte frailes que tomaron asiento en el coro alto, haciendo compañía a su jefe. El escribano leyó la orden y el provincial la acató con tres reverencias y poniéndola por encima de su cabeza, pero las monjas, llegado el turno, gritaron a unísono. "No la acatamos" y aquí ardió Troya, porque los veinte dominicos del coro bajaron a escape y cayeron a puntapiés sobre las revoltosas armándose una algarabía horrible que terminó con la fuga de las pobres rebeldes, magulladas y perseguidas, a donde el Obispo. El asunto tomó cuerpo porque fue a conocimiento del Virrey de Lima que lo resolvió equitativamente y cosa curiosa, es la primera vez que ocurría un incidente femenino de esa índole en los anales de nuestra historia. Esta justa protesta por un trato desigual dado al sexo débil es el primer grito de independencia que lanzaron las mujeres en el país.Así fue la colonia y duró casi trescientos años, desde 1534 hasta 1822. Tiempo más que suficiente para que la forma de pensar de nuestros mayores evolucionara al punto que prefirieron la independencia al yugo, y la libertad a la esclavitud.

QUEVEDO Y LA MUSA TERPCICORE

Cuando veo los bailes modernos llenos de contorsiones, estridencias y meneos, recuerdo lo que cuenta la historia sobre los bailes antiguos, especialmente los españoles de los siglos XVI y XVII, anteriores al rigodó, la mazurca y la polca, que después llegaron de Francia. Los dichos bailes españoles eran la zamacueca, el ras— ras, la chacona, el rastro viejo, el bullicuscuz, el daca aquí el palo y otros más que tanto agradaban a los nobles como al pueblo llano y servían de diversión a todos por igual.El ilustre poeta Quevedo y Villegas, autor de muy pocos de los cachos que aun hoy se cuentan en el Ecuador como suyos, en su libro "La Musa Terpcícore" y haciendo alarde de conocimientos en el ramo de la danza, trazó una larga cronología de los bailes aplebeyados de su tiempo y que también se conocían en América, comenzando por enumerar el famoso "Ay, ay, ay" de lejana procedencia árabe y considerado el mejor modo de pasar el tiempo con mozas generosas y antojadizas y continuando con la perramora, la capona, el polvillo, el hermano Bartolo, el pollo, el gateado, que se lo bailaba en cuatro y el escamarrán, pues todos eran de uso corriente y nadie se ruborizaba por ellos. Tanto éxito tenían las danzas, que una noche el jocundo y españolísimo rey Felipe IV, al salir del tablado de la Pacheco y del estreno de una de las creaciones de Lope de Vega, invitó a don Luis de Haro y a don Baltazar de Guzmán y Pimentel, Conde - Duque de Olivares, a un escondido salón del palacio, para aprender a bailar dichos pasos con don Cleofas, maestro de un popular bodegón de los contornos. Gran regocijo les entró a aquellos nobles señores cuando empezaron a menearse al son del vilipinti, la marionda, el guirigay— de donde salió la palabreja que hasta hoy se usa para calificar reuniones con mucha bulla y gritos, la pipironda y el canario. Todas esas canturrias tenían frases procaces de muy mal gusto pero que dichas al calor de los tragos olían a rosas y a azafrán. Algunas como el bullicuscuz revelaban el uso vernacular del lenguaje para alcanzar ritmo dentro del baile. Allí va la letra para quien le guste: //Zarabullí/ ¡Ay bulí, bullí, zarabulli, / Bullí... cruz, cruz/ de la vera cruz, / yo me bullo y me meneo/ me bailo, me zangoloteo/ me refocilo y me recreo/ por medio maravedí/ Zarabulli, bullí, bullí....//Pero a los exigentes teólogos no les caía en gracia tales frases, un si es no impías, ni tampoco los ademanes, mojigangas, vueltas, dimes y diretes que se cantan y por eso cayeron sobre ellas con todas las admoniciones del infierno. El Padre Juan de la Cerda decía desde el convento de San Francisco de Madrid, que penaba con excomunión mayor al que metiera la palabra cruz dentro de los versos del Bullicuscuz y así fue como este baile comenzó a desaparecer. En Guayaquil, danzones como hemos sido desde tempranas épocas, las admoniciones del reverendo de la Cerda no nos llegaron ni nos importaron un comino. Ricardo Palma al tratar sobre la vieja enemistad que tenían franciscanos y jesuitas del Perú, dice que todo se originó por un baile o mascarada en que ambas congregaciones tuvieron parte y de la que no quedaron buenos recuerdos por la forma en que terminó, pero sea así o de otro modo, en estas regiones se amó a la musa Terpsicore y amén.Otro autor español de aquellos años, Esquivel y Navarro, daba tanta importancia al baile que escribió un enjundioso trabajo titulado "Discursos sobre el arte del danzado" dividiendo a los movimientos rítmicos de la danza en cinco, a saber: Accidentales, extraños, transversales, violentos y naturales y hasta se atrevió a opinar que eran los mismos que se usaban en la práctica de la esgrima ¡Qué cachaza!.De estos cinco movimientos hacía desprender otros más, que por accesorios eran menos importantes: el de pasos, las florestas, los saltos al lado, los saltos de vuelta, los encajes, las campanetas de compás mayor, los graves, las breves, las de adentro, las de afuera, las cabriolas enteras, las medias cabriolas y las cabriolas atravesadas, los sacudidos, los cuatropiados (en cuatro), las vueltas de pecho, las vueltas al descuido, las de folias, las gradas, las continencias (¿cómo habrán sido?) los boles, los dobles, los sencillos y los rompidos (así como se escribe).El tal Esquivel y Navarro causó sensación con su Tratado de danzas pues sucesivas ediciones así lo demuestran, por eso cabe pensar que nada muere, todo se transforma y en materia de danzas las antiguas se parecían mucho a las modernas.

QUIPUS ANDINOS

En 1527 gobernaba Huayna Capac en Tomebamba y llegó la noticia que un par de hombres blancos y barbados habían desembarcado en Tumbez. Este mal presagio que venía a confirmar la profecía del Inca Wirakocha, le hizo ver que el fin del imperio se acercaba y en eso enfermó de viruelas, enfermedad antes no conocidad en el Inacrio, pues fue traída por los españoles a Sudamérica y que por su avanzada edad se complicaron con bronconeumonía. En tan duro trance hizo su testamento en un bastón y lo mandó al Cusco.

Allí declaraba que su Imperio debía dividirse entre Atahualpa y Huascar. Poco después murió y doscientos de sus sirvientes se sacrificaron en su honor ¿los mataron o se suicidarían? y su cuerpo fue embalsamado y llevado al Cusco donde recibió sepultura junto a las momias de sus antepasados.Su famoso bastón testamentario o quipu fue depositado en el "Pukinkancha" o Biblioteca Imperial. Posteriormente fue enviado a España por el Virrey Francisco de Toledo, sin saber de qué se trataba y se perdió su memoria. Este tipo de quipu servía para conservar la narración oral de los sucesos y quienes sabían leerlos o descifrarlos se llamaban "quipukamalloc" y constituían una clase elevada dentro de la sociedad del imperio.Los quipus eran cordeles de hilos trenzados, transversal y horizontalmente, siendo los primeros más gruesos. Mucho se ha discutido sobre ellos pero como su lectura o desciframiento se ha olvidado, nada en concreto se puede saber al respecto. De los encontrados en las tumbas se concluye que podían ser confeccionados de lana, algodón o cáñamo y aún de cabellos humanos, habían otros más selectos hechos con hilos de oro y plata, estos eran los imperiales. Los habían grandes y chicos, los mayores llegaban al metro de extensión, el cordel principal o matriz y también los hilos que de él pendían. Entonces sólo se conocía en el Tahuantisinyo como medidas de longitud a la brazada y la media brazada. La brazada o Kgasgo iba del mentón a la punta del dedo pulgar.Los colores de los cordeles y de los nudos tenían un significado especial. Habían nudos para cifras y otros para ideas y sonidos, de tal suerte que leer un quipu no era cosa fácil.En el Cusco existían los archivos y la biblioteca del Imperio formados por quipus donde constaban los hechos principales de cada Inca, parcialidad y tribu, así como las cifras y estadísticas de producción y consumo. Tan bien se llevaban estos récord que los españoles se quedaron admirados según lo refieren los Cronistas.Habían Amautas o sabios del Imperio que se dedicaban a enseñar a los hijos de familias nobles de caciques o de las "Panakas" imperiales; los quipucamayoc enseñaban la lectura de quipus, pero estas clases cultas nunca tuvieron el poder político, económico y social de la clase sacerdotal formada por magos, brujos y adivinos.Los magos propiciaban el bien y curaban a los enfermos, por lo tanto se preparaban para sus funciones aprendiendo el uso de plantas, hojas y raíces. Los brujos eran propiciadores de buenas y malas cosas, podían leer en el cuerpo de animales y gentes, concedían amuletos y fabricaban tótems. Los adivinos eran propiamente los sacerdotes y hacían sacrificios y oraciones, ayunaban y se abstenían de ciertas comidas y se los consideraba intermediarios ante los poderes cósmicos. Al lado de ellos florecían las vírgenes del sol o sacerdotisas de la Suprema deidad, su misión era guardar castidad y vivir para el solaz del Dios sol o Inca, al que servían y atendían en todas sus necesidades, hasta en las íntimas si es que el Inca así lo requería. Cualquier desliz sexual de ellas era castigado cruelmente con la muerte porque se suponía una traición a Dios, pecado gravísimo que podía atraer fatales consecuencias para toda la Comunidad y hasta para el Imperio.La educación de los nobles comenzaba a los 15 años y duraba hasta los 19 con ejercicios, caminatas y pruebas, a la par de consejos y leyendas. También se les daba rudimentarios conocimientos de lectura y ejecución de quipus e idiomas. La "Warachico" o examen final era una prueba de resistencia, coraje y conocimientos. Los que pasaban recibían el supremo honor de recibir del Inca el galardón de la masculinidad, con sistente en que les abrieran los dos lóbulos de las orejas con agujas, para que pudieran llevar aretes pesados de oro, que terminaban por agrandárselos con el tiempo, de allí el nombre de "orejones". Lo raro de esta ceremonia es que era espectada por enorme concurrencia con inusitadas muestras de interés, pasando esta prueba ingresaban al ejército. A los niños del pueblo se les daba una enseñanza práctica, no de elite, preparándoles para las faenas agrícolas, la caza, la pesca, el pastoreo y las artesanías populares. Una moral elevada y de sumisión absoluta a las autoridades, complementaba el ciclo.Tan rudimentaria cultura mantenía al pueblo en un estado de semi-ignorancia aunque de estricta disciplina. Nadie tenía derecho a pensar por si mismo y peor a rebelarse contra las autoridades. La sociedad era vertical y descansaba en el pueblo, que soportaba todo el peso de la pirámide. El Inca era la cúspide, los sacerdotes y adivinos, los guerrero u orejones, su familia o panakas, los caciques o gobernantes y los suyos formaban los grupos de privilegio. El pueblo estaba dividido en agricultores, pescadores, cazadores, pastores y artesanos, pero nadie podía cambiar de actividad porque se heredaban de los mayores.

QUITO LUZ DE AMERICA

Por el tratado de Tilsit Napoleón recibió de las grandes potencias la autorización para intervenir libremente en los asuntos internos de España. A la sazón gobernaba la metrópoli el poco inteligente Carlos IV teniendo de Ministro General al ambicioso Manuel Godoy, recientemente creado Príncipe de la Paz, y ambos accedieron a las pretensiones del francés, permitiendo que sus ejércitos atravesaran el territorio español con destino a Portugal. Emperador había declarado vacante el trono de dicha nación, dividiéndola en tres partes, a saber: El Norte para el joven Rey de Etruria; el Centro que se reservaba el insaciable corso y el Sur había sido generosamente cedido al propio Godoy para que se prestara al juego.Pero el asunto no era tan sencillo como se pensaba, entrañaba la pérdida de la soberanía española y el país se vio ocupado por varios ejércitos de gran experiencia que convirtieron al Rey y a su privado en prisioneros al servicio de Napoleón. Esto lo comprendió Godoy y aconsejó al Rey el exilio a América, idea que fue rechazada de plano por los madrileños que impidieron la salida de la familia real, obligando a Carlos IV a abdicar en favor de su primogénito el Príncipe de Asturias, luego Fernando VII.El Emperador se negó a reconocer al nuevo soberano y este y su padre se trasladaron a Bayona a conferenciar con Napoleón y en una entrevista ambos abdicaron en su favor cediendo sus derechos al trono.Tanta ignominia hizo que algunos peninsulares establecieran Juntas Supremas de Gobierno para oponerse al dominio francés en España, con lo que se inició la guerra de liberación que terminaría años después con el triunfo de los valientes patriotas que se negaron a reconocer a Napoleón como supremo decidor de los destinos de la Madre Patria.

REMILGOS DE NUESTROS ULTIMOS REYESCuando en 1788 ascendió al trono español Carlos IV de Borbón, correspondió al Alférez Real de Guayaquil, Joaquín Pareja y Troya jurarlo y reconocerlo por Rey y soberano en representación del Cabildo porteño, acompañándose de los Reyes de Armas, Damián de Arteta y Larrabeytia y Miguel de Anzoategui y Lecuona, que se mostraron reacios a vestir la dalmática o sobrepelliz, de estilo en esta clase de ceremonias, por creer que el papel que les tocaba representar en la ceremonia era un tanto desairado. Hubo gran trabajo para convencerlos de lo contrario y el Cronista Chávez Franco dice que solamente aceptaron cuando el Cabildo les certificó que no harían el ridículo y por el contrario serian tomados como personas de la primera distinción de la ciudad.El reinado de Carlos IV fue deslucido y tambaleante y Napoleón terminó por invadir la península so pretexto de anexar a Portugal, colocando en el trono español a su hermano José I Bonaparte, más conocido como "Pepe Botellas" por su afición al alcohol.Carlos IV no estaba preparado para gobernar por su carácter extremadamente simplón, poco amigo de las agudezas del intelecto y muy mediocre. Hoy hubiera sido un gran deportista pero lamentablemente en su época no se estilaba el cultivo del músculo. Su ascenso al trono ocurrió un año antes de estallar la revolución Francesa, presumía de buen jinete y en vida se hizo retratar en diversas poses sobre hermosos caballos de pura sangre que hacía llevar de Andalucía para su uso personal. Al iniciar su gobierno tenia cuarenta años de edad que no le habían dado experiencia ni dignidad. Era un hombronazo fortacho, guasón y dicharachero.En una ocasión, cuando joven y de tertulia con su padre Carlos III y varios nobles cortesanos, logró hilvanar una frase en torpes palabras, reveladora de un carácter: "Pienso que las reinas jamás traicionan a sus esposos los reyes, por la imposibilidad que tienen de conseguir hombres de rango superior al de sus maridos".Mucho esfuerzo hizo la concurrencia para contener la risa, pero su padre, no pudiendo soportar la ira, le replicó: "Ay, Carlos, Carlos... que tonto eres", pues ya circulaban en los corrillos de Madrid numerosas anécdotas de las veleidades de su regia consorte, María Luisa de Borbón—Parma, que lo traicionaba con todo el que podía.Sin embargo no se crea que Carlos IV era del todo bobo, pues tocaba el violín modestamente pero lo tocaba y su horario regular de vida era como sigue: 5 am. Levantarse, doble misa y lecturas pías.7 am. Trabajo en el taller de su propiedad pues hacia muebles de toda clase.9 am. Desayuno ligero acompañado de su esposa.10 am. Visita a las cuadras, lazo de potros, pruebas de fuerza con los mozalbetes de las caballerizas, a quienes vencía en buena lid, pues era un toro.11 am. Recepción a personas de la Corte, incluyendo al primer Ministro.12 am. Almuerzo abundante y solo.2 pm. Cacería con 6 coches, 12 guardias, 15 ojeadores, 30 perros. Una algarabía de los mil demonios.6 pm. Regreso, encuentro con la reina. Risas.7 pm. Despacho con los Ministros.8 pm. Música y tertulia.9 pm. Cena rápida y a dormir para estar en forma para la cacería del día siguiente.Su hijo Fernando VII llevaba diez años de viudo en 1816 y ya las gentes pensaban que dejaría al país sin descendencia cuando en septiembre -mes de muchos meneos como dicen las Crónicas del Arcipreste de Hita- proclamó que el y su hermano el Infante Carlos María Isidro, habían decidido contraer nupcias con dos hermanas, las infantas María Isabel y María Francisca de Braganza y al solo anuncio de los desposorios España y sus colonias, incluyendo Guayaquil por supuesto, tuvieron que decretar cabriolas sin par, en señal de fiesta y alegría por tal noticia.Fernando VII realmente era feo si no dudamos de los artistas que lo retrataron, mejilludo, cariredondo, de nariz gruesa y ganchuda, tenía rostro de majo con muy poca elegancia, pues se parecía muchísimo a su madre. Ya por entonces carecía de dientes, su boca sumida y unas espaldotas peludas completaban una apariencia de arriero disfrazado de monarca. Sólo sus ojos, grandes y endiablados lo salvan de nuestro acerado juicio.La oposición repetía en esos años dentro y fuera de España, la siguiente tonadilla: //Este narizotas /cara de pastel /que a los liberales /no nos puede ver// Copla que el mismo Fernando, cuando la supo, acomodó de la siguiente manera: //Ese narizotas /cara de pastel /a negros y a blancos /os ha de romper// por no decir algo mayor, que si lo ha de haber pensado.Así y todo parece que las infantes portuguesas, ni lerdas ni perezosas, decidieron casarse con el narizotas y su hermano menor, que la historia ha juzgado "peor que Fernando en liviandades y torpezas" y el 28 de septiembre entraron en Madrid acompañadas de sus regios pretendientes, que les habían ido a recibir cinco leguas antes y el pueblo no sólo que desenganchó los caballos de los carruajes sino que también los condujo y danzó frente a las portuguesas con singulares bríos. No puede negarse que en aquellos años a las gentes les gustaban las testas coronadas. El padrino de las bodas fue el Serenísimo Infante don Antonio de Borbón, tío de los esposos, que andaba muy orondo porque la Universidad de Alcalá de Henares lo había proclamado Doctor Honoris Causa y todo el mundo se desvivía en decirle su Alteza el doctor, lo que encantaba al fatuo, que no cabía en sí de gozo.En Guayaquil también celebramos los desposorios aunque con algún retraso por la demora en llegarnos las noticias. El cabildo ceremoniosamente ordenó repiques de campanas, tres noches de luminarias y uno de las baratitas y no se cuantas cosas más, pero ya se olía la independencia, que se acercaba a ojos vista.Desafortunadamente los poetas no estuvieron muy buenos en cantar alabanzas a los recién casados. "Al gran Arriaza", como le decían al más popular de la corte, se le ocurrió componer la siguiente letrilla, insulsa y tonta a más no poder// Entra en el seno amoroso /de su pueblo y de tu esposo /veras del rey el anhelo / por guardar justicia y leyes /Y un pueblo que es

modelo /de como se ama a los reyes /y los pasquineros, en cambio, escribieron en las paredes: "Fea, pobre y portuguesa, chúpate esa."

RENCILLAS ENTRE CRIOLLOS Y CHAPETONES

El Gobernador militar de Guayaquil Gregorio Escobedo se posesionó de su cargo el 9 de Octubre de 1820 a las pocas horas de haberse producido la toma de los cuarteles y el apresamiento de las autoridades realistas, esa misma tarde convocó a unos cuantos hombres de su confianza y formó la "Junta de Pacificación" para evitar cualquier contragolpe.La Junta trabajó intensamente, ordenó la prisión de los españoles avecindados en el puerto y la confiscación de sus bienes y efectos personales. El día Jueves 12 de Octubre los presos pasaban de cincuenta y estaban en el interior de un barco anclado en mitad de la ría. Cada mañana se los traía al malecón, haciéndoles formar en presencia del populacho como si fueran presos comunes.Ese mismo día hizo fusilar a un fraile lenguaraz del Hospital de San Juan de Dios para que sirviera de escarmiento, pues el dicho religioso había intentado dirigir una manifestación al Cabildo para retomar el poder en favor de España y aunque la Junta aprobó esta decisión, Olmedo no la compartía, pues era hombre de paz que circunscribía su trabajo a los asuntos propiamente de gobierno. El 10 había convocado a los padres de familia para que eligieran diputados al Colegio Electoral y presidió el solemne Te Deum de Acción de Gracias que el Superior de la Orden franciscana ofició en dicho templo; por eso, el 12, luego de enterarse del fusilamiento, presentó su renuncia al Cabildo y se alejó a su domicilio; entonces se formó una Comisión compuesta por Escobedo, Rafael María Jimena y José Vicente de Espantoso que gobernó a la ciudad hasta la instalación del Colegio Electoral el 8 de Noviembre, siendo electos Olmedo y Antepara, Presidente y Secretario, respectivamente por ser los más viajados y versados patriotas del país. Olmedo tomó la palabra luego de su elección y planteó la descalificación de Escobedo, que había colocado dos bombardas en el malecón, con el objeto de atemorizar a los diputados pues miraban directamente hacia las ventanas del edificio del Cabildo, pero como no se atrevió a dar la voz de fuego, tuvo que embarcarse hacia el sur, según decía, decepcionado por la ingratitud de los Diputados, pero con los bolsillos llenos. En cambio, Olmedo, fue el héroe de esta primera jornada civil que le tocó vivir a Guayaquil.El 11 de Noviembre el Colegio aprobó la Constitución o "Carta provisoria de la Provincia de Guayaquil Independiente" que presentaron Olmedo y Antepara. Una copia de este memorable documento reposa en el Archivo Municipal manuscrita por Antepara.Por la tarde se renovó el Ayuntamiento designándose Alcaldes a Manuel José de Herrera y Juan José Casilari y Regidores a Pedro Santander, Ignacio de Icaza Silva, Manuel Tama Ponce, Manuel Ignacio Moreno y Moran, Domingo de Santistevan, Fernando Sanz, Gerónimo Zerda, Manuel de Isusi, Manuel Moran de Butrón y Francisco de Aviles y Pacheco y Procurador General a Bernardo Roca Rodríguez. Todos eran criollos americanos y fue la primera ocasión en la historia de tan alta corporación que se excluyó a los extranjeros, mientras en las calles se los insultaba en verso como podremos apreciar: // Cesaron los males todos/ de este Guayaquil querido/ que al fin nos hemos unido/ para salir de los godos./ Cayeron de varios modos/ como pérfidos ilotas,/aumentaron sus derrotas/ y ya en Quito tendrán fin/ porque viene San Martín/ a ayudar a los patriotas.//Melchor de Alarcón y Guzmán, mejor conocido como el "Cholo Virrey", terrateniente en Daule y Manabí pero vecino de Guayaquil, escribía a diario sabrosas producciones de su numen recogidas en "El Patriota de Guayaquil", Una de ellas dice: //Toda la plaza en corrillos/ no se puede atravezar/ los militares aquí/ los abogados allá,/ por en medio los seglares/ y los frailes por acá,/ Todos se muestran quejosos/ ninguno contento está/ y sólo los traidores godos/ gozan de tranquilidad.../ Pobre munícipes godos!// refiriéndose a los cabildantes Gabriel García Gómez y Manuel de Aguirre que tras de prestar el juramento a la Patria el 9 de Octubre y haber contribuido con 650 y 2.000 pesos respectivamente para las armas patriotas, se habían quedado sin sus puestos en el Cabildo. Igual cosa le ocurrió al Administrador de la Aduana Nacional, Juan Barnot de Ferruzola, que aunque también había jurado el mismo día 9 y contribuido con 800 pesos, fue declarado vacante en sus funciones por el Colegio Electoral.RENCILLAS ENTRE PADRECITOSSabido es que a González Suárez siempre le dio por la historia y la arqueología; investigaba desde cuando se inició como Secretario de monseñor Estévez de Toral, época en que escribió su primer libro "Arqueología de los Cañaris". Cuando se podía se tomaba un descansito para escribir asuntos relacionados con esta ciencia . Así pues, a fines de la década del 80 decidió viajar a Manabí para hacer algunas excavaciones y al llegar a Portoviejo se apresuró a visitar al Dr. Pedro Schumacher, flamante Obispo de aquella diócesis, que lo atendió con mucha cortesía y se interesó por sus aficiones.Mas, al poco tiempo, al prelado le llegaron cuentos y habladurías de González Suárez, al que los chismosos de Portoviejo acusaban de tener largas tertulias científico — políticas con los más notables talentos de Manabí, entre los que no podían faltar algunos liberales radicales y hasta ciertos masones como el Dr. Felicísimo López; de suerte que Schumacher, dejándose llevar de ese espíritu tan intemperante que lo singularizaba, mandó a llamar a González Suárez y en forma poco cortés le pidió que se cambie de domicilio, a la casa del presbítero Vicente Loor, anciano venerable y de pocas palabras, donde González Suárez no debió sentirse a sus anchas y tanto, que a los pocos días se marchó de regreso a Quito, sin tomarse la molestia de despedirse del señor Obispo, como entonces se estilaba entre sacerdotes. Desde ese instante se rompieron las relaciones entre ambos y quedaron de enemigos.Poco después comenzaron a editarse en Quito los primeros tomos de la "Historia General del Ecuador", así como el “Mapa Arqueológico” de González Suárez. Los tres primeros volúmenes fueron recibidos con general beneplácito, pero no sucedió lo mismo con el cuarto, que causó sensación y malestar porque contaba ciertos incidentes poco agradables ocurridos en las

comunidades de padres y madres dominicanas de Quito, en los siglos XVII y XVIII, de lo que se hizo eco la prensa liberal de Guayaquil.Schumacher aprovechó la ocasión y escribió al padre Reginaldo María Duranti, superior de los Dominicanos, incitándolo a replicar y este contrató los servicios del Dr. Pablo Herrera, quien aportó los documentos y escribió un folleto titulado: "La veracidad del Sr. Dr. Federico González Suárez, en orden a ciertos hechos referidos en el Tomo IV de su Historia General", aparecido bajo la firma del padre Duranti, en la imprenta de la Orden Dominicana, con autorización del Provincial Fray José María Magalli. Se había entablado la polémica y mal la hubiera pasado González Suárez de no haber coincidido este asunto científico con el negociado de la bandera, ocurrido entre el Cónsul General del Ecuador en Valparaíso Sr. Noguera y el gobierno de Chile, que necesitaba de nuestra bandera para traspasar su goleta de guerra "Esmeraldas" al Imperio del Japón, sin necesidad de romper la neutralidad que había declarado en el conflicto con China.Así pues, el incidente de la bandera trajo como consecuencia la caída del régimen progresista del presidente Luis Cordero y el ascenso al gobierno del Partido Liberal. Mientras tanto Schumacher había abandonado su diócesis de Manabí y fugado a Quito en son de guerra, provocando en el trayecto el incendio de la población de Calceta. En la capital fue recibido en triunfo y ante el avance de las fuerzas de Alfaro, que acababan de vencer en Gatazo, emigró a Samaniego en el sur de Colombia, donde siguió organizando la resistencia conservadora por algunos años y murió de tifus exantemático a principios de este siglo.Libre el camino y sin opositores, González Suárez terminó de publicar su obra y fue electo Obispo de la Diócesis de Ibarra. Mientras tanto las guerrillas conservadoras del centro y sur de la República se habían levantado en armas en 1896 y amenazaban destruir el gobierno de Alfaro, que tomó medidas de represión y expulsó del país a numerosos sacerdotes extranjeros, por habérseles comprobado su participación activa en dichos movimientos subversivos. A los padres dominicanos La Cámara y Duranti, de nacionalidad italiana, se los condujo a la Costa para su deportación. Tal el fin del padre Duranti como misionero en el Ecuador.

RETRATOS DE COLON

El Prof. Richard Gaettens, especialista en monedas antiguas, ha dictaminado que el único retrato auténtico de Cristóbal Colón consta en dos ejemplares de la misma medalla que hoy se conserva en el Museo de Viena. Ambas tienen escrito "Christophoro Colombo" en letras góticas y el descubridor está representado con pómulos salientes, escasa barbilla, nariz ancha y enérgica, frente amplia y cruzada de arrugas. Dichas medallas fueron confeccionadas por Guido Mazzoni, escultor, pintor y miniaturista de Padua, Italia. Su centro es áspero y lleno de sinuosidades e imperfecciones y fueron trabajadas sobre cera refinada como era costumbre en la Italia del siglo XVI, pues se calcula que datan de 1504 al 7. Mazzoni había servido a Carlos VIII de Francia, trabajando las figuras alegóricas de su Mausoleo en París; después regreso nuevamente a Francia llamado por su protector, que lo engrandeció, declarándole noble. En 1504 había fallecido Isabel la Católica y Mazzoni fue a España a trabajar las obras secundarias de su Mausoleo. En 1509 solicitó a la Corte inglesa el privilegio de realizar bajo contrato la urna funeraria de Enrique VII, conservándose en Londres un boceto del proyecto.Colón, en cambio, anduvo en Mayo de 1505 por Segovia, a principios de 1506 en Salamanca y hacia 1507 en Valladolid, siempre detrás de la Corte de Fernando el Católico; hasta que le sorprendió la muerte ese año, pobre y desesperado, a consecuencia de un agudo ataque de gota con complicaciones renales, cuando sólo tenía 55 años de edad. Sin embargo no se vaya a pensar que estas medallas son los únicos retratos del Gran Almirante, pues existen muchos más, como veremos a continuación.En 1520 Alejo Fernández de Córdoba pintó un cuadro de grandes dimensiones y al óleo, para la Cofradía de Pilotos, contramaestres y dueños de barcos de Sevilla, titulado: "Nuestra Señora del Buen Aire", donde aparece arrodillado y a la derecha de la Virgen, un apuesto marino, que según la crítica histórica no puede ser otro que Cristóbal Colón, pues entre el artista y Colón existió una buena amistad desde que este ultimo había retornado triunfalmente a España en 1493 y el pintor vivía casado en Sevilla.El cuadro permaneció colgado en un Salón del Palacio de Lanza, sede del Archivo de Indias en Sevilla y después fue llevado al Palacio Real de Madrid. En 1922 Paúl Hammonds, miembro de la expedición colombiana de la Universidad de Harvard, lo hizo fotografiar, señalando que la popa cuadrada de la embarcación central indicaba que el cuadro no había podido ser pintado antes de 1520, año en que ya no existía el Almirante.Otro cuadro famoso de Colón perteneció a Edward Horne, de Southampton, Inglaterra y fue reproducido por Edward Bryan y T. Miller en Londres. Es un antiguo óleo y contiene los retratos de cuatro personas: Colón, su esposa y sus hijos Diego y Fernando. Las palabras "Mar del Sud" pintadas sobre el Mapa indican su origen hispánico. Al fondo está una estatua que simboliza la esperanza, en el primer plano un perro y sobre la mesa un globo, planos y objetos astronómicos.En el "Mapamundi" de Juan de la Cosa editado en 1500, aparecen impresas las regiones recién descubiertas y un cromo - fotografía de San Cristóbal, que puede tener el rostro del Almirante. San Cristóbal lleva sobre sus hombros y a través del Atlántico a la fe católica. Juan de la Cosa fue piloto de Colón en varios de sus viajes, pero el San Cristóbal no tiene ropas de marino sino de sacerdote, de tal suerte que se ha desechado la idea de que pudiera representar a Colón.Pero el más famoso e importante retrato de Colón es el llamado "Retrato Giovio" y es un antiguo óleo que perteneció al Obispo Paulus Jovius o Paolo Giovio nacido en 1480. De Giovio se conoce que fue sacerdote, médico, humanista, coleccionista de retratos de personajes célebres, historiador de no muy recto criterio y autor del libro "Elegía Virorum literis illustrium" publicado en Basilea, Suiza, en 1551, sin el grabado de Colón. Actualmente se conserva una estatua de Giovio en la Biblioteca Laurenciana de Florencia, cercana a la célebre Iglesia de San Lorenzo.

El obispo Giovio debió haber adquirido la pintura del Almirante poco antes de la publicación de su obra, pues si la hubiera tenido entre sus cuadros a tiempo, figuraría en el libro. En cuanto al orígen del retrato se ha pensado que Giovio pudo preguntar a Fernando Colón durante la estadía de ambos en Roma, sobre las características físicas de su padre, obteniendo un parecido que sirvió para pintar a Colón con mucha verosimilitud.En marzo de 1577 Petrus Berna imprimió en Basilea un volumen titulado "Musaei Joviani Imagines" con 139 retratos grabados en madera y tomados de la colección Gioviana. El editor fue Theobald Muller, quien escribió el elogio de los personajes retratados.Otro retrato de Colón es el conocido como D' el Altíssimo por haber sido copiado por el célebre Cristóforo D' el Altíssimo del original de Giovio, por orden de Cosme I Duque de Toscana. D' el Altissimo viajó hasta la ciudad de Como donde copió más de doscientos cincuenta retratos que hoy se conservan en la Galería de Arte de los Uffizi de Florencia. Tan ímproba tarea fue realizada entre 1552 y 1556 y luego después de 1557, año en que envió la copia del de Colon pintada sobre madera y tiene como detalle de interés un hoyuelo en la Barbilla; concuerda en mucho con la publicada por Petrus Berna en Basilea, aunque difiere en los detalles del vestido, que D' el Altisimo acostumbraba alterar a su antojo.EL RETRATO MAS IMPORTANTE: D' ORCHI.El retrato D' Orchi también fue de la colección de Giovio y perteneció en el siglo pasado al Conde Alessandro D'0rchi, noble italiano descendiente de Francisco Giovio, sobrino del Obispo.Su historia no deja de tener interés pues a la muerte del Obispo le sucedió su sobrino en la posesión de los bienes hasta que falleció en 1613, de avanzada edad, dividiéndose la colección de arte en tres partes. La mayor correspondió al primogénito de sus hijos, que la lego a sus descendientes. En 1848 quedaban dos hermanos llamados Paolo Giovio que falleció sin herederos y Alessandro Giovio, que tuvo una sola hija llamada Antonia Giovio, casada con el Conde Flaminio D' Orchi. En 1870 la heredó su hijo el Dr. Alessandro D'0rchi, que dio a la publicidad el retrato, planteando un arduo problema a los entendidos de arte, pues no se sabe si este retrato es el original que no aparece por ninguna parte o simplemente es una copia.Los que sostienen que es una copia indican que pudo haber sido pintada por Rafael y debió pasar a poder de Giovio entre las obras que adquirió al pintor Giulio Romano, a la muerte del célebre Rafael. Otros indican que bien puede ser de pincel de Bartholomeus Sardi, apodado el Bramantino y discípulo de Giulio Romano, quien por orden del Papa Julio II se dedicó a copiar cuadros de personajes célebres. El retrato D' Orchi tiene interés en la iconografía de Colon pues es parecidísimo a los demás retratos (D' Altísimo y el grabado de la obra de Basilea) que se conservan del Almirante y que sin lugar a dudas fueron pintados a principios del siglo XVI, igualmente las vestimentas son muy semejantes, de donde se podría colegir que el retrato D' Orchi constituye el primero de todos, siendo el que poseyó el Obispo Giovio en su colección y que sirvió de base a los demás, de suerte que nunca estuvo realmente perdido como erróneamente se creía, sino que permaneció en poder de sus sobrinas, hasta que el Conde Alessandro D' Orchi lo dio a la publicidad.

RIDICULECES DE LA PATRIA BOBA

Con el nombre de "Patria Boba" se conoce en el Ecuador a los tiempos que se iniciaron con la revolución quiteña del 10 de Agosto de 1809 y terminaron con las batallas de San Antonio y Yaguarcocha en Diciembre de 1812, pues en aquellas épocas eran los próceres cándidos y tiernos como niños, obraban sin la prudencia y madurez que aconseja la política y se esforzaban en ejercitarse tanto en grandes hazañas como en actos pueriles propios de sus sencillas costumbres," mas, no por esto vamos a juzgarlos mal, porque sus veleidades eran de gobernantes inexpertos que obraban de buena fe. Y como para muestras valen los ejemplos, aquí van algunos sacados de aquí y allá, como quien dice, al azar.Don Antonio Nariño publicaba el periódico "La Bagatela" en Bogotá entre los meses de Julio a Septiembre de 1811, atacando el sistema "Federal" adoptado por el Congreso Libre de Cundinamarca cuyo presidente era Jorge Tadeo Lozano, a quien la oposición llamaba Jorge I en son de burla. El 19 de Septiembre se armó un tumulto en la plaza principal y el flamante presidente renunció, siendo reemplazado por el propio Nariño, que con este acto consumó el primer golpe revolucionario que registra la historia colombiana.Enseguida inició su gobierno con una declaración de unidad que fue replicada desde Cartagena de Indias con otra de los Federalistas, quedando planteado el dilema entre ambos bandos. En Bogotá las opiniones estaban divididas y los federalistas publicaban el periódico "El Carraco", adoptando este nombre como sinónimo de oposición al régimen de Nariño. Un día, en mitad de la plaza, un ardiente unitario arrancó de las manos de un lector un ejemplar del Carraco, pateándolo enfurecidamente ante numeroso publico que espectaba el sainete. De allí en adelante los unitarios pasaron a ser apodados "Pateadores" y con este nombre han pasado a la historia.Tiempo después Nariño renunció el cargo y fue reemplazado por el Primer Consejero de Estado, Manuel Benito de Castro, más conocido como "El Padre Manuel" por haber estudiado el noviciado donde los jesuitas, hasta que habiendo sido expulsados, el joven Castro se negó a acompañarlos al destierro, prefiriendo quedarse en Bogotá.Castro era hombre de genio raro que nunca entró en modas. Vestía en 1812 como había sido usual cincuenta años antes, con casaca redonda con charreteras, chaleco largo, pantalón corto de terciopelo, medias blancas, zapatos puntiagudos de oreja grande y hebilla de plata, capa larga color de grana y con aleta galoneada y sombrero de tres picos con escarapela roja.Su figura era noble por lo aseada, cutis blanco, rosado y muy afeitado, las narices y la gola o corbata llevaba siempre manchadas de tabaco de Sevilla del que era muy aficionado; peinaba con coleta y bucles plateados con polvos de almidón. Sus costumbres austeras, parco en las palabras, a veces jovial y hasta jocoso. Médico de profesión, no le faltaba clientela, vivía sólo en un cuarto de una antigua casa, tenia predilección por el chocolate pero lo tomaba en la misma vajilla de barro en que se lo cocinaba. Para todo arregladísimo, dividía su tiempo en espulgar a una perrita, rezar el rosario, visitar amigos o

parientes y atender enfermos. Nada le hacía cambiar de horas y ya se sabía de antemano su itinerario. De joven había estudiado gramática, filosofía y teología y después medicina por su propia cuenta. En 1805 rechazó un titulo nobiliario de Castilla y cuando Presidente del Estado de Cundinamarca jamás quizo cobrar sueldos, donándolos íntegramente a la Patria. Tal el retrato físico y moral de quien dirigió los destinos del Congreso colombiano.Poco tiempo atrás, cuando Nariño gobernaba en Bogotá, el general Baraya sitió dicha ciudad para obligarlo a renunciar y ante la inminencia de una guerra civil, no faltó un denodado campeón que escribió ofreciéndose a pelear "pecho a pecho" con su hermano compatriota Baraya, "solo para evitar el inminente derramamiento de sangre" que todos preveían. Tan valeroso gesto de heroísmo mereció un "oficio de gratitud" en que el Consejo de Estado díjole a don Manuel del Socorro Rodríguez, "se admite el desafío que propone este nuevo púgil; pero con la condición de que en la lucha no ha de haber zancadillas." Demás está que indique al lector que jamás se llevó a cabo tan disparatado lance y que el bibliotecario Rodríguez cobró tal fama en Colombia, que aun muchos años después se le recordaba por su gentil propuesta. Sin embargo la sangre hermana corrió a raudales el 9 de Enero de 1813, en que los bogotanos derrotaron a Baraya en reñida y ajustadísima lid, que las crónicas mencionan como milagrosa, puesto que habiéndose sacado días antes, de la Iglesia de San Agustín, la milagrosa imagen de Jesús Nazareno, Nariño le atribuyó el triunfo, condecorándola con una placa de plata dorada, de forma circular, grabada en su interior con la fecha del combate y otorgándole el grado de "Generalísima de los ejércitos..."Pero no se vaya a creer que todo era pueril en aquellos tiempos, que también tuvieron mucho de heroicos como cuando Nariño supo de una conspiración para su muerte y a pesar de ello le concedió la entrevista que habla pedido el asesino. Una vez frente a frente, empezó a cerrar puertas y ventanas y le entregó las llaves. El asesino preguntó a qué se debía tal rareza y Nariño le expuso su pecho, asegurándole que había cerrado todo para facilitarle la fuga, pues no deseaba que sufriera daño alguno a causa suya. Tan elevada frase conmovió al criminal que le entrego el arma y entonces ambos se sentaron amigablemente a discutir los problemas de la Patria.Los miembros de la Junta Soberana de Gobierno de Quito acostumbraban antes de entrar a resolver los problemas de la Patria, santiguarse muchas veces y cantar todos de pie el himno "Veni creator Spiritus"; luego, a cada rato salían a los pasillos a contestar recados y no faltaban las suculentas jícoras de plata con rebosante, espeso y sabroso chocolate en leche que consumían en grandes cantidades, para volver al tema de Fernando VII y si debía venir a habitar en Quito o reinar en santas paces en Madrid.Al sello real se le tenía por la representación física del monarca reinante y usábase para timbrar el papel, habilitar los folios y otros menesteres. Algunos opinaron que debía ser guardado en una cajita de madera fina con terciopelo por dentro y otros que si estaría mejor en poder del tesorero de la Audiencia y así pasaban el tiempo en ridículas porfías.

SANTOS Y MILAGROS

Por 1569 Fray Pedro de la Peña era Obispo de Quito y el Lcdo. Hernando de Santillán ejercía la Presidencia de la Audiencia, aun se vivían los temores de los tiempos de las guerra civiles de los conquistadores pues su recuerdo seguía fresco; así, pues, el señor Presidente, temeroso de que lo quisieran asesinar por las noches, hizo cercar su casa con tiras ajustadas y llenas de ruidosos cascabeles que lo hubieran despertado al menor intento de traspasar su propiedad. En otra ocasión manifestó que la gente de Quito era la peor del mundo porque lo peor de Méjico y Centroamérica vivía en Quito.Unos hablan llegado por el norte desde el río Magdalena y otros del sur por Guayaquil. González Suárez opina que Santillán tuvo razón en sus apreciaciones geográficas y demográficas pero no en el resto. Santillán era de genio vivo, mal hablado y drástico en sus resoluciones, para quien nada habla imposible en la tierra. Al final de sus días y bastante achacoso, tuvo que viajar a España a desvanecer cargos que se formularon en su contra y cansado de tantos avatares se metió a sacerdote, siendo promovido al Arzobispado de Charcas (hoy Bolivia) por lo que tuvo que volver a cruzar el Atlántico y falleció en Lima sin haberse podido posesionar de su silla, a causa de los maltratos de este segundo viaje.Por su parte el Obispo de la Peña sufrió la rebelión de los canónigos quiteños que no acataron una de sus disposiciones relacionadas con la buena conducta que debía primar en los actos públicos y privados de los religiosos, ordenando la prisión de Bartolomé Hernández de Soto y Antonio Ordóñez de Villaquirán. Igualmente tuvo muchos roces con Santillán, pues ambos eran de fuerte carácter, lo que sumado a la estultes del medio, hacíales proclives a desavenencias.Años después el Oidor Diego de Ortegon, muy ufano por estar casada con Francisca de Colón, descendiente directa del descubridor del nuevo mundo, exigía que se le trate con Excelencia a él y de Duquesa a su consorte y como el orgullo y la fatuidad son contagiosos, tenía una negra esclava y levantisca y ésta abofeteó por cuestiones baldíes a otra esclava de propiedad del Dr. Venegas, español recién llegado a Quito, quien al presenciar el desplante intervino con su espada y le atravesó el vientre, pero luego pagó quinientos pesos de indemnización, tuvo que retirarse de estos territorios y su crímen quedo en la impunidad.Al conocer estos hechos, Ortega había exclamado: "Que insolencia, Venegas debió haberse sentido honrado al recibir el mojicón que le propinó a su esclava, una esclava de la Duquesa. En 1569 el Guardián del convento franciscano de Quito, Fray Juan Cabezas de los Reyes, predicando en una fiesta religiosa sobre el tema de la oración, dijo que "la oración de un hombre en pecado mortal no puede agradar a Dios y aconsejaba confesarse primero para rezar con éxito. "Muchos fieles quedaron tan impresionados que fueron a sincerarse con el Obispo, quien ordenó levantar causa eclesiástica para estudiar dicha proposición a la luz de la teología.Como resultado de tales estudios se sacó en claro lo siguiente: 1) Que Adán recibió de Dios todos los bienes espirituales necesarios para una vida sana y feliz. 2) Que los escribas y fariseos tentaron a Nuestro Señor con muchas sutilezas y estratagemas de las que Jesús pudo salir bien parado. 3) Que solamente se consigue gracia y santificación por medio de la Virgen María, y 4) Que más grave pecado contra la castidad y la virtud se comete con viuda que con mujer soltera y libre. ¿Y qué de la oración, motivo de la consulta? Bueno, estimados lectores, con tantos temas de interés, los teólogos quiteños se fueron por las ramas y no tuvieron tiempo para entrar al estudio exhaustivo del meollo del asunto, dejándolo para próxima ocasión que jamás les llegó.

El VIII Presidente de la Audiencia Dr. Antonio de Morga y Villaseñor, era considerado muy ilustrado y hasta hombre de letras. De joven había estudiado en la Universidad de Osuna con singular éxito siendo de los más destacados literatos del claustro, Felipe III lo nombró para Quito y trajo en su equipaje más de ochenta pinturas de las escuelas de Sevilla y Venecia, muchas de ellas aun existen en Quito porque murió de repente y sin herederos, pasando sus bienes a poder de algunas familias, por remate.Nos dejo varias composiciones en verso y en prosa, siendo la más famosa una escrita con motivo de las solemnes exequia a Felipe III; también mandó a erigir varias estatuas de la muerte de ilustres personajes en la Catedral, para indicar que a nadie respeta la guadañadora cuando hace su cosecha de vidas. Fray Gaspar de Villaroel en su "Historias sagradas eclesiásticas" cuenta que Fray Presentado de Salmerón, religioso que viajaba con intenciones de llegar a España, al arribar a Lima, habló de una milagrosísima imagen de San Juan de Sahagün que tenía en su poder y que empezó a obras maravillas. Muchos quisieron que la regalase para que se repitieran los milagros pero el sacerdote cada vez respondía "Antes me dejare hacer pedazos que dejar a tan buen compañero en estas tierras"; así es que algunos clérigos jóvenes, entre los que estaba Villarroel, decidieron robarle la imagen y lo ejecutaron con gran alboroto en el convento, porque Fray Presentado gemía y formó tremendo problema, pero a los pocos días comprendió que el asunto estaba concluido y que mejor sería regalar lo perdido y quedar como filántropo antes que regresar mohíno y contrariado a España e hizo lo mismo que aquel vendedor de liebres, que siendo robado por uno a caballo, le dijo: "Buen hombre, deténgase un rato y escuche" El otro, bien asegurada la rapiña, por curiosidad más que por otra cosa detuvo su huida y oyó no sin asombro lo que su víctima le grito: "Cómasela en mi nombre, señor ladrón, porque no puedo recuperarla."Y Fray presentado dijo que siempre había sido su resolución donar la imagen al convento de Lima y que solo quería verla de vuelta para mandar a confeccionar un cuadro al óleo por Francisco Bejarano, famoso pintor de esos tiempos y Santo remedio, apareció al día siguiente. Marchóse el Fraile a España pero San Juan de Sahagún quedó en Lima y dicen que del puro coraje castigó a los ladrones negándose a realizar milagros y entonces su fama cesó, pero aun puede admirarse el bulto en el templo de San Francisco, donde se le labró un riquísimo altar de plata con la esperanza de que se compusiera, lo que aún no ha sucedido.

SECRETOS DE LA REGION ANIMISTA

Los indios del Amazonas son nómadas y se desplazan sin rumbo fijo en busca de animales que matan para saciar sus necesidades. Entre ellos descuella la nación antiguamente denominada Jíbara del Oriente ecuatoriano y que hoy conocemos que forman más de veinte grupos étnicos diferentes, pero todos ellos combinan las proteínas con plantas de las que extraen las hojas, tallos, frutos y raíces; saben que existen algunas de sabor agradable y alto poder alimenticio, otras de mal sabor y no faltan las que producen reacciones negativas en el organismo. Son experimentados botánicos, conocen las que ocasionan cambios síquicos de tipo depresivo o eufórico que conducen a estados alucinantes y modifican la percepción y la personalidad, especies de puertas para comunicarse con los espíritus o "arutames" en sesiones secretas, donde la magia juega un papel preponderante; esta es la religión de la jivaría ecuatoriana, basada en la existencia de todo género de espíritus que pueden ocasionar beneficios: cosechas abundantes, lluvias necesarias y salud robusta, así como maleficios; enfermedades, pestes, sequías, guerras y muertes. Una tempestad con truenos y relámpagos, la lluvia, las crecientes de los ríos, los temblores, los huracanes y en fin, la misma naturaleza, es producida por fuerzas superiores que no se ven pero que existen poderosas y complejas a las que hay que agradar con sacrificios y ofrendas para impedir sus furias. Los dioses o espíritus viven en sitios poco accesibles y sagrados como los ríos, cascadas, cuevas, montes altos de la Cordillera oriental de los Andes.Cada familia tiene su tótem particular y para representarlo en forma comprensible a los sentidos les dan apariencias humanas o de animales según los casos, mediante la fabricación de toscos ídolos de barro, madera o metal. Estos tótem protectores originan un nexo cordial entre el jefe de la tribu que intercede por ella y la tribu en sí. Cada tribu tiene un jefe intercesor que al mismo tiempo es hechicero pues al conocer a los dioses o espíritus queda capacitado para sanar a los enfermos. El hechicero utiliza casi siempre cocimientos de yerbas para ver, tocar, oír, probar y oler a los espíritus o "arutames". Las yerbas les producen sensaciones y visiones en las que estos arutames se les aparecen y hablan sobre diversos asuntos. En Méjico y en Guatemala dichas plantas son consideradas divinas por ser vehículos para llegar a los dioses.Los Jíbaros piensan que durante las sesiones mágicas pueden predecir el futuro y convertirse en hombres superiores, también aceptan objetos "tabúes" que causan desgracias y "talimanes" que sirven para obtener felicidad. Los tabúes y los talismanes trasmiten poderes a quienes lo poseen. Una uña de jaguar, un colmillo de tigre, etc. proporcionarán fiereza a los guerreros. La medicina se realiza por rezos, exorcismo y brebajes vegetales. El hechicero generalmente es escogido entre los más corpulentos e inteligentes muchachos de cada región, capaz de poseer una o más "arutames" que beneficien su labor de descubrimiento y curación de las enfermedades. Cuando muere un anciano la tribu estima que ha ocurrido un hecho natural y previsto en el devenir físico de cada ser humano; pero cuando la enfermedad ataca a un joven, se piensa en maleficios y allí entra el hechicero para consultar con su arutame sobre el origen del mal y sus posibles curas. El hechicero llega a la casa del enfermo portando un saco con yerbas y polvos y sobre el pecho lleno de hojas le cuelgan piedras con poderes mágicos; el saco tiene un sinfín de remedios vegetales, su botiquín de primeros auxilios. Escucha al pariente más cercano sobre los síntomas del "mal" y entra en la choza ocasionando gran ruido con invocaciones y conjuros dichos en alta voz. En ocasiones baila alrededor del paciente para alejar a los malos "arutames" que lo tienen postrado y enfermo. Luego sopla, raspa o chupa la "trunchi" o flecha del mal que el enfermo tiene dentro de su organismo y que le fuera lanzada por algún enemigo desconocido. Enseguida se retira del cuarto y emite su dictamen que puede ser desfavorable si la "trunchi" está muy adentro y nadie puede sacarla; entonces pasa por sabio y se decreta la muerte a tal o cual enemigo autor de la venganza o del mal y al que se supone necesario matar. Esta estúpida costumbre se ha venido trasmitiendo de generación en generación y ha diezmado a la tribus orientales. Si el hechicero anuncia la curación del enfermo y éste muere, puede ser que los parientes se resignen a la equivocación y piensen en la acción negativa de algún enemigo o estimen que el hechicero es el verdadero autor del mal y deben matarlo en venganza. De allí es que el cargo de hechicero en nuestras selvas orientales es oficio duro y peligroso y muchos han pagado con sus vidas por una equivocación.La ayahuasca o banisteria caapi es una planta de la familia de las malpighiaces y del orden de las geraniales, que por lo general tienen hermosas formas con flores hermafroditas y tallos que se alargan como lianas o bejucos. El jugo cocinado de la ayahuasca provoca visiones alucinantes y viajes al estilo del Acido Lisérgico. Manuel Villavicencio relató en su Geografía

que probó la ayahuasca y contempló hermosos paisajes con torres y palacios, en un viaje feliz que lo elevó por los aires; pero luego, al volver a la tierra, se sintió en medio de la selva y rodeado de los más feroces monstruos y enemigos, hasta que poco a poco la droga perdió sus poderes y regresó a la realidad, liberándose de tantos horrores. Varios días después aún le dolía la cabeza, no recobraba el apetito y vómitos y mareos lo aquejaban sin misericordia. En otras palabras, seguía bajo los efectos tóxicos del brebaje.Los indígenas solían ingerir dosis pequeñas de ayahuasca para no sentir esos efectos. Drogados bailan y cantan, quedan adormecidos y se llenan de visiones eróticas y sensuales que luego devienen en caprichosas formas de vibrantes colores para terminar agitándose en sones de guerra. En ese estado salen a la cacería y matan a cuanto ser vivo encuentran a su paso, regresando a los pocos días con trofeos que prueban sus victorias.Cuando un Jívaro famoso muere es necesario conservar su arutame cortándole la cabeza para reducirla a tzantza. El proceso fue celosamente guardado durante siglos, pero los Jesuitas lograron averiguar su secreto y es como sigue: 1) Por el cuello se extrae la materia gris del cerebro. 2) Lavan la cabeza con hierbas cocidas, 3) Le introducen hierbas aromáticas, 4) La reducen en sucesivas operaciones con humo de las fogatas. 5) La pintan de negro con el tinte de la planta "súa" o genipa americana, para impedir que el espíritu del fallecido cobre venganza contra su asesino o parientes.De regreso a la tribu se organiza un festín, bailan, cantan y beben chicha. El matador sostiene su trofeo en alto. Una o dos mujeres de la tribu lo acompañan y también se benefician con la tzantza, después la depositan en el centro para escarnio y mofa de la tribu y el espíritu que la habita huye de vergüenza al lugar de su nacimiento. Entonces, ya perdido su poder mágico, la tzantza puede ser regalada, vendida o abandonada, conforme le parezca a su propietario, que no está obligado a conservarla.Las mujeres están prohibidas de beber ayahuasca pues les ocasiona desórdenes menstruales y hasta abortos, pero tienen para sí la elaboración de la "nijamanchi" a base de yuca, que siembran, cosechan, pelan, cortan, cocinan y mascan sobre una escudilla de madera o pondos de barro para su fermentación. Este es el único licor de la jivaría, que lo consume gozosamente.La caza y la pesca son faenas viriles reservadas a los hombres iniciados (guerreros) y la agricultura es para las mujeres incapaces de realizar otra labor por su débil condición.Los niños pertenecen a la tribu y son criados por las madres hasta los siete años. De allí pasan a manos de maestros adiestrados en los secretos de la selva. De cada veinte niños sale un hechicero que recibe los conocimientos mediante el depósito de una punta de madera que le da su maestro, boca a boca, con saliva mojada en tabaco. Luego transcurre algunas semanas a dieta de vegetales preparados por mujeres vírgenes, apartado de la tribu y en una choza aislada. De allí en adelante necesitará dos años para aprender botánica y mitología, ciencias que consideran afines para la curación de las enfermedades. Durante este tiempo debe inhibirse de todo trato carnal pues espantaría a su arutame. Al final puede decir que es un hombre sabio, depositario de la tradición oral de su tribu y con la calidad de curandero ayuda a su maestro, acompañándole en la práctica de la medicina. Allí se adiestra en pasar sobre el cuerpo de los enfermos diversas piedras mágicas, distinguirá los polvos, las semillas, raíces, hojas y flores y aprenderá a realizar sus cocimientos. También sabrá distinguir a los malos arutames provocadores de enfermedades. ¡Ese será su oficio!.

SEXO DURANTE LA CONQUISTAEl discutido régimen de las Encomiendas indígenas solo tuvo en la costa ecuatoriana una aplicación parcial y breve durante el siglo XVI, por las graves epidemias de viruelas que azotaron estas regiones, sobre todo en 1599; pero si efímera fue su existencia, no por ello pasó desapercibido en nuestra historia, pues las Encomiendas se crearon para evitar los abusos de la sádicas y codiciosas autoridades. El 28 de Enero de 1536 se prohibió marcar con hierros candentes a mujeres y niños, bajo ningún pretexto, so pena de perder oficios y haciendas. El 30 de Mayo de 1541 se prohibió a las autoridades llevar a sus casas a las mujeres indígenas, casadas o solteras, para su servicio. En Octubre de 1549 se prohibieron los trabajos forzados de mujeres y también que jueguen naipes o dados, ingieran bebidas alcohólicas o contraigan vicios que mermen su virtud, pues con la llegada de los españoles habían degenerado las costumbres sexuales, tornándose promiscuas.Los indios practicaban la homosexualidad en alto grado como lo prueban numerosos testimonios precolombinos; otros eran polígamos en exceso, alcanzando tal prebenda en premio a servicios distinguidos en el campo de batalla y sus mujeres no por eso se sentían postergadas, dada la desigualdad numérica existente entre los sexos.Los indios llanos eran monógamos a la fuerza y podían ser casados o concubinos. Los primeros se unían a sus compañeras en vistosas ceremonias. Los concubinos vivían libremente pero con los mismos derechos y obligaciones de los casados, castigándose el adulterio en ambos casos. El divorcio era concedido con gran facilidad aunque no gustaba pues constituía una prueba de fracaso sexual. Las mujeres podían ser regaladas como sucedió en Méjico con la famosa "Malinche", entregada a Cortés por el Cacique de Cempoala, quien informó que era hija de "Caciques de muchas tierras y siervos", esclavizada por causa de una guerra ocurrida años antes. La esclavitud era conocida y practicada en casos de guerra, pero también hubo esclavos por conveniencia y otros por deudas, recuperando su libertad al tiempo de pagarlas con servicios personales. Es difícil explicar si los hijos de esclavos por guerras nacían libres o esclavos; por la conformación tribal de los indígenas, se cree que dichos hijos nacían libres y procreaban en libertad.El regalo de mujeres no entristecía ni apocaba a nadie pues tal regalo significaba una contraprestación en quien lo recibía al iniciar la relación sexual y estando el concubinato admitido y legalizado como el matrimonio ¿Qué de raro tenía el regalo? De allí se explica el éxodo de indígenas costeños hacia el centro y norte, a través de los bosques de Daule, las vegas de Balzar y las montañas de Santo Domingo, para escapar del duro e incomprensible sistema sexual español que imponía el matrimonio monogámico cuando los conquistadores practicaban los más desenfrenados excesos sexuales. Del Cap. Sebastián de Benalcázar se conoce que en su recorrido por tierras de América dejó más de 6 hijos ilegítimos en otras tantas mujeres indígenas y con este ejemplo ¿Qué varón indígena podía sentirse feliz practicando la monogamia impuesta por los evangelizadores y encomenderos? Por eso los Chonos huyeron para conservar su libertad sexual y hoy forman las tribus de los indios Colorados que no existía en la zona de Santo Domingo para la época de la conquista, pues se formó después.Con las tribus de la costa marítima ocurrió algo muy diferente. Su régimen de producción económica era inconveniente para el conquistador, enseñado a obtener abundantes frutos de la rica economía de hacienda. Esos indios solo poseían los frutos del mar, difíciles de ser guardados y trasladados, pues se podrían enseguida. De allí es que pudieran escapar a la codicia española, que los dejó libre del pesado yugo de su autoridad y practicando sus costumbres sexuales ancestrales en la pobreza y aridez de sus tierras aledañas al mar. Esos "cholos" no sufrieron una aculturización inmediata, conservándose hasta la presente, mas o menos puros.

SUCESION ESPAÑOLA EN 1700

El Rey Carlos II de España murió en 1700 sin haber tenido descendencia de sus dos matrimonios, primero con María Luisa de Orleans y segundo con Mariana de Necoburg, que le sobrevivió. Sus últimos años estuvo muy enfermo y presa de rudos ataques de nervios que se sucedían con largos períodos de abulia durante los cuales permanecía sentado y sin pronunciar palabras.En la corte habíanse formado dos partidos. Unos querían que el Sucesor fuera un príncipe de la familia francesa de Borbón y otros preferían que siguieran los Habsburgo de Austria. Entre los primeros estaba el Cardenal Portocarrero, quien tenía convencido al débil Carlos II de la necesidad de hacer un testamento a favor del Príncipe Felipe, Duque de Anjou, hijo segundo del Delfín de Francia.Portocarrero era tan hábil que suponía que Carlos II podía en cualquier momento cambiar de opinión, así es que para asegurar que esto no sucediera, convenció al enfermo monarca de que estaba "Hechizado". El Inquisidor Mayor de España, Cardenal Rocaberti, también se dejó engañar y apeló a las artes de Fray Froilán Díaz, Confesor del Rey, para que lo exhorcise, ordenando a los demonios y demás espíritus malignos que salieran por donde mismo los habían metido "los partidarios de los Austrias".Mientras tanto, el Emperador de Alemania, sabedor de tales sinvergüencerías, ni lerdo ni perezoso mandó al Capuchino Fray Martín Tenda, famoso en esas artes, para que también lo exhorcise y cuando este llego a Madrid declaró que los únicos y verdaderos causantes de la real enfermedad eran los partidarios de los Borbones, y junto a los ramalazos que diariamente le aplicaban estos impostores al Rey, dizque para curarlo, también le hacían ingerir nauseabundas pócimas que lo enfermaron del estómago y el 20 de septiembre de 1700, a eso de las cuatro de la mañana, viendo Portocarrero que el Rey podía expirar en cualquier momento, decidió actuar con el Cardenal Borja, el Conde—Duque de Benavente, don Manuel Arias y los Duques de Medina—Sidonia, Sessa y del Infantado y bajo la amenaza de hacerlo caer en las penas del infierno consiguieron que el moribundo firmara su testamento a favor del Duque de Anjou. Al firmar, dijo, con los ojos anegados en lágrimas: "Dios es quien da y quita los imperios. Ya no soy nada ..."Sin embargo, no murió enseguida, pues aunque afiebrado y sumido en letargos vivió hasta el lo. de noviembre de ese año y practicada su autopsia se conoció que ninguno de sus órganos eran normales pues unos estaban hinchados y otros atrofiados; por algo había pasado por la vida con fama de cretino. Casi enseguida las cancillerías europeas se movilizaron y comenzó una guerra diplomática para impedir que el nieto del todopoderoso Luis XIV ocupara el trono de España; mas, a pesar de ello, el día 18 de febrero de 1701 entró Felipe V en Madrid, a quien el pueblo apodo "El animoso", quizá en contraste con su antecesor que era abúlico. Y como todo lo nuevo despierta curiosidad, desde los comienzos fue admirado, quizá en demasía.El día de su ingreso en la Villa y Corte hubo "mojigangas", arcos de triunfo, esquelas poéticas y ninfas vestidas con finas telas que llevaron al ungido a Palacio entre repetidas vivas y aplausos del populacho, que aun no sabía si el nuevo Rey sería bueno y loable. El gremio de Plateros y Martilladores le presentó una cabeza real labrada en plata que media seis metros de alto y tres de ancho y que se colocó en lo alto de un Arco triunfal. Un poeta le cantó así: Felipe de mis entrañas, /gran rey y dichoso eres/ pues, los hombres y mujeres/ te adoran en las Españas./ A tu esposa María Luisa/ queremos en igual modo:/ Vuestro es nuestro amor y todo,/ hasta el pellejo y camisa. . . / /.Felipe V era alto y delgaducho, gustaba de llevar una peluca blanca empolvada con polvos de plata como entonces llamaban a los polvos de arroz y con muchos rizos a la usanza francesa. Desgarbado en sus movimientos y bastante cómodo para sentarse, estaba casado con María Luisa de Saboya, princesa igualmente joven pero débil de carácter, que pronto fue dominada por la Princesa Orsini, María de la Tremouille, a quien nombró su Camarera Mayor y que el pueblo bautizó como "de los Ursinos", aplebeyándole el apellido.La reina María Luisa residió muy poco tiempo en Madrid pues tuvo que huir ante el ejercito del Archiduque Carlos de Habsburgo, el otro pretendiente al trono. Se cuenta que la reina lloró desconsoladamente, no así su marido que se alejó muy fresco; el pueblo también recibió al Archiduque, que se hacia llamar Carlos III y cantó lo siguiente: //Viva Carlos III/, mientras dure el dinero / pues llegó gastando muchas monedas que largamente repartió entre la población; pero ese mismo año las tropas de Felipe consiguieron dos brillantes victorias en Brihuela y en Villaviciosa y este pudo regresar a Madrid, quedándose definitivamente en España.Su Mujer la reina, tuvo cuatro principitos, sobreviviendo solamente dos, los futuros reyes Luis I y Fernando VI, murió el 14 de febrero de 1714, de solo 26 años y de parto, aunque a ciencia cierta nunca se le descubrió la infección pues de su último parto quedó muy delicada y por tal motivo su abuelo político Luis XIV le envió de París al Dr. Helvetíus, célebre médico holandés quien diagnosticó "hidropesía a los pechos", pero no la curó. ¿Que habrá tenido?.A su muerte el rey sufrió mucho, iniciándose su mal psíquico que años después lo llevaría a la tumba. De entonces le salió la costumbre de escuchar diariamente al famoso cantante Farinotti, divo italiano que para preservar su aflautada voz no trepido en someterse a una delicada operación de castración que le permtió el privilegio de pronunciar hasta los más altos tonos de la escala musical, que sólo cantan las sopranos.Pero como las razones de estado siempre se imponen, Felipe V tuvo que volver a contraer nupcias para asegurar su dinastía y en agosto de ese año casó con Isabel de Famesio, mujer de gran talento que llegó a España dispuesta a reinar y para ello comenzó por expulsar a la terrible Princesa de los Ursinos. El suceso fue contado por una testigo: "Estaba la recién llegada en Jadraque, cerca de la capital y descansando del largo viaje, cuando fue visitada por la Princesa, que en un abuso de confianza le señaló algunos defectos del tocado, quizá queriendo caerle en gracia, pero sólo consiguió que la echaran de la real presencia y en medio de la hilaridad de las concurrentes". Nunca regresó a la Corte y poco después salió con destino a Roma donde murió de más de ochenta años.

SUCESOS DE LA PATRIA BOBA

En 1810 doña María Ontaneda y Larraín formó en Quito una compañía de damas patriotas cuyo principal objeto era cuidar al Coronel Carlos Montúfar durante su estadía en esa capital como delegado de la Junta de Regencia, que ya para entonces se había trasladado a la isla de León, huyendo de las fuerzas francesas. No se conocen los pormenores del caso pero es de presumir que las atenciones y convites menudearon para Montúfar, que no podía rechazarlas por delicadeza, pues estaban dirigidas a precautelar su gozo y seguridad.El 29 de abril de 1813 Antonio Nariño ordenó que en todas las poblaciones insurrectas se plantara un árbol emblema de la libertad a usanza de la antigua Roma y Grecia. El asunto sonaba a novedad traída de París por cuanto los revolucionarios franceses habían hecho lo mismo veinte años antes y las autoridades de Bogotá desfilaron encabezadas por los Oidores y Alcaldes a caballo, correspondiéndole al Corregidor la tarea de declarar solemnemente inaugurado un árbol de arrayán, en cuya copa se colocaron carteles con leyendas alusivas a la libertad y un óvalo confeccionado en cartón con los nombres de

Jesús y María para solicitar la protección divina. De las ramas guindaban tarjetas y gorros frigios y no hubo personaje grande o pequeño que no visitara tan raro y peregrino altar del civismo.Esa noche hubo luminarias y numerosos concurso de pasantes y se bailó hasta bien entrada la madrugada a los acordes de las bandas militares de los batallones urbanos, pero en 1816 cuando entraron los realistas a la ciudad no se les ocurrió otra cosa más provechosa que descuajar el árbol de arrayán, que no tenia la culpa de nada, perdiéndose tan hermosa reliquia de la Patria Boba.Mientras tanto había ocurrido en Quito un suceso verdaderamente feliz y que bien merece contarse. Guardaba prisión en Julio de 1810 varios próceres en el cuartel del batallón Real de Lima y entre ellos, uno de los más importantes era Pedro Montúfar y Larrea, hermano del jefe de la Junta y hombre muy adinerado, que ya fuere por pasar las horas o por agradar a los tahúres del batallón, accedía a jugar cartas con ellos, perdiendo de propósito buenas sumas de dinero.Con este motivo existía un clima de familiaridad poco normal en la prisión entre los soldados y algunos de los detenidos, circunstancia propicia para Montúfar que era diariamente visitado por su sobrina Rosita y por doña María Larraín de Ontaneda, damas de alcurnia, que a veces presenciaban el juego hasta las ocho en que abandonaban el cuartel rumbo a sus casas.Una noche Montúfar se puso las polleras que usaba la Larraín, quien era tan empingorotada que usaba muchas, con el mantón largo de su sobrina se cubrió los brazos y el rostro e imitando graciosamente el andar de las quiteñas pudo escapar a sitio bien seguro, donde no lo encontraron más.Del asunto se hizo un escándalo y el presidente Conde Ruiz de Castilla montó en culera, pero nadie dio razón del fugado. Las damas causantes del hecho fueron abochornadas y presas pero a los pocos días se las dejó salir en libertad y años después aun se reían de la pasada que dejó en muy mal sitio al temible Fiscal Dr. Tomás de Aréchaga, quien había jurado hacer colgar a Montúfar por "traidor a la corona".Por entonces toda disputa se resolvía en grupos de familias de donde surgían antagonismos pueriles que se volvían eternos. Los Montúfar, Larrea, Jijón y Matheus eran montufaristas y los Peña, Maldonado, Ante, Mancheno, Sánchez de Orellana, Barba, Checa y Guerrero se sentían postergados en la Junta y formaban la oposición. A todo esto no faltaban los realistas empecinados como los Carcelen, Fernández- Salvador, Calisto, Ricaurte, Arteta y Muñoz que andaban perseguidos por los montes o escondidos en sus haciendas. Igual cosa ocurría entre los frailes de los conventos, los viejos apoyaban al rey y los jóvenes se alzaban contra ellos dando gritos por la libertad. En algunos conventos de monjas se confeccionaban uniformes para las tropas patriotas y a los de clausura se le habían agregado candados mayores para evitar que el aire realista de sus interiores se evaporara al contacto con las nuevas ideas y tendencias.De un Arcediano quiteño se cuenta que yendo por media calle fue detenido por un grupo de revoltosos que le pidieron el santo y seña, costumbre típica en esos tiempos. El pobre tuvo que gritar: "Viva la Junta de Gobierno" para evitar que le faltaren el respeto y fue largamente aplaudido; mas, cuando apenas había llegado a la esquina y sintiéndose libre, dio vuelta en redondo y con la mayor voz que le podía salir de los pulmones vociferó: "Si es que el diablo sigue con Uds. Barrabases!" echando a correr en precipitada fuga, perseguido muy de cerca por los burlados mocetones.En otra ocasión un santafereño poeta y patriota, iba prisionero, cuando un realista le pidió que compusiera un verso de los que se llaman de pie quebrado, que habiéndose dado una frase inicial tienen que rimar. La frase era "Viva don Fernando VII y su noble y leal nación..." y para hacer más efectiva la cosa hasta apostaron un doblón. Pensó un minuto el poeta y cantó la siguiente estrofa con la gracia propia de los paisas: "Viva Fernando VII y su noble y leal nación, pero con la condición, de que en mi no tenga mando y venga acá ese doblón ...Con lo que dejó burlado al soldado realista y se ganó su moneda en premio a su talento y en buena ley, que apuesta es apuesta y siempre se debe pagar.

TERREMOTO DE RIOBAMBA

El día sábado 4 de febrero de 1797 un poco antes de las ocho de la mañana; gran parte de la meseta andina sufrió un fenómeno geológico de los más espantosos que se recuerda en todos los tiempos, pues varios temblores de ondulación sacudieron los Andes entre Riobamba, Ambato y Latacunga. El suelo se hundía en varias partes y en otras se levantaba, de tal suerte, que las casas, árboles, animales y gentes fueron lanzadas al aire, con tal fuerza que cayeron a cientos de metros de distancia.Extensas llanuras quedaron convertidas en hondonadas, valles y cerros se descuajaron y las tierras de algunas colinas se precipitaron sobre villas y ciudades sepultándolas, como aconteció con la avenida de lodo formada en la Colina de Culca, que cayó sobre Riobamba antigua. Muchas personas y edificios desaparecieron y jamas se volvió a saber de ellos, otros quedaron tan atontados que demoraron años en volver a la normalidad. ¡Fue un terremoto horroroso!A un mismo tiempo se inflamaban los volcanes. El Tungurahua, el Altar, el Quilotoa y el Igualata comenzaron a votar fumarolas y entraron en erupción. La laguna de Quilotoa arrojaba llamaradas que contaminaron los sembríos cercanos, emanaciones delectereas mataban el ganado y a cada nuevo temblor el Igualata arrojaba bocanadas de azufre. La noche del 8 de febrero el cerro Puchulagua se rompió incendiándose y lanzó lava en diversas direcciones. Casi un mes después ocurrió lo mismo con el Saraurco y por las noches la población de Quito veía el horizonte sur en llamas.Los derrumbes impedían el libre tránsito de las aguas de los ríos y se formaban peligrosísimos diques que detuvieron el Patate, el Ambato y el Chambo entre otros. El Chambo logró abrirse camino y el Ambato se detuvo veintiséis horas hasta el domingo 5 de febrero a eso de las seis de la mañana, que volvió a encontrar su curso. El Patate estuvo detenido cosa de tres meses, inundado una extensa zona de cultivos y sus aguas llegaron hasta la hacienda "Iziña" situada en "Los Quillanes" de propiedad de José Egüez, que demoró quince días para abrirle un estrecho cauce y salvó su predio. Cincuenta hombres trabajando día y noche pudieron realizar tan épicas Jornadas. Se dijo entonces que antes de la catástrofe se había sentido mucho calor y que una intensa sequía había convertido a la parte central de nuestra serranía en un erial, también se habían escuchado fuertes ruidos subterráneos como si las moles andinas se estrellaran en el subsuelo.Riobamba antigua fue la ciudad más perjudicada y no pudo recobrarse jamás pues la nueva fundación se levantó a muchos Kilómetros de distancia. Sus edificios antiguos de cal y canto volaron prácticamente por los aires porque el temblor fue trepidatorio y muchos cadáveres aparecieron desperdigados por las colinas cercanas hasta donde fueron arrojados por la violencia del sismo y el movimiento de la tierra. Muebles de una casa se hallaron bajo los escombros de otras a dos y tres

cuadras de distancia y seis mil habitantes perecieron solamente en esta ciudad, fuera de algunos miles más que murieron en las villas, pueblos, haciendas y casas de campo de los contornos. Nunca se sabrá a ciencia cierta el número exacto de víctimas pues no quedaban personas para dedicarse a este empeño. Riobamba antigua era una ciudad hermosa, grande y rica. Había comenzado como simple caserío cuando algunos españoles se asentaron en la llanura de Liribamba donde se había fundado la ciudad de Santiago el 15 de agosto de 1534, ciudad que fue trasladada por Sebastian de Bcnalcázar a la costa, como se ha comprobado a la luz de antiguos documentos. Luego, Riobamba fue elevada por el Cabildo de Quito a la categoría de villa y en el siglo XVIII el sabio Maldonado viajó a Madrid a conseguirle la categoría de ciudad. En Riobamba vivían muchas familias de la primera distinción de la Audiencia y los pocos sobrevivientes tuvieron dificultades para volver a surgir socialmente, pues la mayor parte emigró a otras poblaciones (1).Mi antepasado materno José Antonio de Lizarzaburo y Dávalos donó cerca de las llanuras de Tapi un extenso arenal para que allí se fundara la nueva San Pedro de Riobamba, que ya no fue la hermosa "Villa del villar don Pardo" como llamábase antes, sino una ciudad nueva, con muchos deseos de surgir y olvidar la pasada catástrofe, Don Bernardo Darquca trazó los planos y por eso Riobamba es una ciudad de calles rectas y bien delineadas, que en el siglo XIX creció en población e importancia hasta convertirse en "La sultana de los Andes".(1) En ese histórico sitio existe actualmente la población de Sicalpa.- Vale.

TRAGEDIA DE DOS MARQUESES

El 16 de junio de 1747 el Rey Fernando VI firmó en su Palacio del Buen Retiro una Cédula por la que concedía la presidencia de la Audiencia de Quito a Juan Pío Montúfar y Frasso, natural de Arequipa en el Perú. Al año siguiente lo nombró Marques de Selva Alegre y Vizconde previo de Tacar, para mayor lustre de su nombre. El agraciado era propietario de un Mayorazgo en casas que se alquilaban a viajeros y transeúntes en Madrid y solamente a fines de 1752 emprendió viaje a América, tocando en Buenos Aires, Lima y Guayaquil. En julio 1753 estaba en Riobamba y recibió el homenaje de una delegación del Cabildo quiteño que lo fue a recibir.El 22 de septiembre entró ceremoniosamente en la capital, montado en fino alazán y silla de plata. En la plazoleta de San Sebastián su antecesor don Fernando Sánchez de Orellana y Rada, II Marques de Solanda, le entregó el bastón de mando y a las 12 procedió a tomarle el juramento, luego almorzaron casi cien personas con vinos y mistelas hasta las 6 de la tarde. El nuevo mandatario no era "letrado" y por eso carecía de voto en la administración de justicia, aunque por su rango le correspondía presidir el tribunal de la Audiencia; en cambio, se dedicó a supervigilar los detalles del gobierno con tino y discreción, sin dejarse sentir ni influenciar de los vivos de siempre. Era enérgico y sabía mandar pero se enfurecía fácilmente cuando le contradecían, creyendo que cualquier razón u objeción era falta de respeto a su persona.Fuerte y corpulento, pasaba de los 55 años y llevaba más de 10 de viudez de doña Martina de Taborga, muerta en Arequipa. En 1755 conoció en un pasco a Rosa de Larrea y Santa Coloma, de no más de 23 años, hija de los más estimados vecinos de Quito y se enamoraron, pero como entonces no podían contraer matrimonio las autoridades con mujeres del lugar donde tuvieran mando, mientras se decidía a solicitar el permiso a la Corte comenzaron a nacer sus hijos. Sólo en 1761 pudieron casarse y esto es, previo el pago de una fuerte multa que le impuso la corona y que la Audiencia rebajó por considerarla injusta, mas, para entonces, enfermó la marquesa de fiebre puerperal y murió dejando a su viudo tan inconsolable que por las noches no dormía y golpeándose en la frente exclamaba: "Muerta mi Rosita y yo viviendo" . . . hasta que a las pocas semanas le vino un infarto y murió el 22 de septiembre, a la 1 1/2 de la tarde, justamente a los 8 años justos de haber entrado en Quito, siendo el día y hora en que vencía el período de su mandato. Cuantas coincidencias!.Su cadáver fue vestido con casaca militar y manto rojo (distintivo de la Orden de Santiago a la que se pertenecía) con botas, espuelas y un bastón con empuñadura de oro que simbolizaba su mando. Las campanas fueron echadas al vuelo y se lo llevó por dos días a la Catedral para la exposición publica. El mismo don Fernando Sánchez de Orellana que lo había recibido y que para 1761 era Deán de la Catedral, dirigió la ceremonia.El día 24 salió el cortejo fúnebre llevando un ataúd forrado de damasco negro. Detrás iban dos hermosos caballos blancos, numerosos sacerdotes llevando la Cruz en alto, funcionarios de la Audiencia y del Cabildo y curiosos en general. Cada hora se escuchaba el retumbar de diez cañones y el repique a difuntos de las 200 campanas de la ciudad. Todo era lúgubre y rígido, al final llegaron a la Iglesia de la Merced y fue enterrado en un cuerpo de bóvedas al lado de su amada Rosita, para que siempre permanecieran juntos.Los cuatro hijos llamados Juan Pío, Pedro, Ignacio y Joaquín quedaron muy pequeñitos y al cuidado de sus abuelos paternos el General Ignacio de Larrea y Davalos y doña Catalina de Santa Coloma y Gondra, que los amaban con entrañable ternura. Dichos niños aun no hablan sido bautizados por aquello de que no llegaba el permiso de matrimonio y cuando llegó fueron cristianados el mismo día y con poderosos padrinos.Juan Pío Montúfar se convirtió en un hermano ejemplar pues todos sus desvelos iban encaminados en beneficio de los intereses familiares.No era un hombre impositivo, por el contrario, podría haber pasado por tímido y bonachón, de índole servicial, y afectuosa y muy dado al trabajo. Mucho le costó reclamar la herencia paterna del Perú que había quedado descuidada. Su padre, el Marques, tenia olivares de donde hacía conducir anualmente a Quito grandes tinajas de aceitunas y no pocas garrafas de aceite y vino que consumía con singular deleite, vendiendo el resto en el comercio y a muy buenos precios; así es que hasta allá se trasladó el hijo a pleitar y obtener la posesión de dichas tierras, que consiguió a la postre.Después se dedicó a rematar el rubro de "Bulas de vivos y difuntos" con su tío Manuel Larrea y Santa Coloma; fue Regidor del Cabildo quiteño por cinco años y en tales funciones le tocó conocer el caso del mulato Esteban Zamora, que con otros "pardos" intentó quemar Guayaquil en julio de 1780, siendo derrotados por el vecindario que se libró de su tremenda venganza. Zamora fue condenado a muerte y paseado atado a un caballo de manos y pies y con una soga al cuello, luego se lo ahorcó; después empezó el descuartizamiento del cuerpo y sus miembros fueron arrojados a la vera de los caminos públicos como prescribían las leyes de la colonia.Montúfar fue gran amigo de la cultura y hombre muy rumboso. Apoyo económicamente a Espejo y recomendó su libro "Reflexiones sobre la viruela", le pagó la publicación del discurso de instalación de la "Sociedad Patriótica de Amigos del País" donde los talentos de esa época brillaron y a los sabios Humboldt y Bonpland los atendió en su casa de la hacienda de

los Chillos. Con el ilustrado Presidente de la Audiencia, Barón de Carondelet, tenía útiles y patrióticas conversaciones; luego fue su Albacea testamentario. Para 1809 era el vecino de mayor prestigio de la capital y por ello fue electo presidente de la Junta de Gobierno que se instaló el 10 de Agosto, aceptando únicamente por evitar mayores trastornos políticos, ya que dada su natural condición pacífica, era el menos llamado a hacerlo. Los posteriores sucesos políticos demostraron que Montúfar no estaba preparado para el cargo, al que renunció casi enseguida. Después de 1812 sufrió destierros y prisiones y sus casas y haciendas fueron confiscadas. Lleno de tribulaciones y sufriendo intermitentes fiebres palúdicas viajó a Madrid en 1818 donde fue cariñosamente recibido por sus primos, luego se instaló en Cádiz y falleció en 1822. Su cadáver fue enterrado en la Catedral, donde aun permanecen sus restos en espera de que la Patria los reclame. Fue el primer Presidente de la América Libre.

TRIUNFO Y TRAGEDIA DE LOS CACIQUES

La transculturización se inició con la llegada de los Conquistadores a América y presenta entre la nobleza indígena aspectos por demás sugestivos en el orden histórico y sociológico, pues los Caciques querían asemejarse, ser como los recién llegados, imitándoles aún en los detalles mas nimios, las vestimentas, las comidas y las prácticas de sociedad y culto, en moda híbrida, por ser mitad hispana y mitad nativa.Igualmente se aferraban a sus antiguas preeminencias luchando por el reconocimiento de los méritos y servicios prestados durante la conquista y llegaron a obtener escudos de armas y títulos honoríficos y por matrimonios o simples uniones naturales se mestizaron hasta aumentar tanto el porcentaje de raza blanca que pasaban por criollos ante la comunidad.En la costa ecuatoriana fue costumbre que los Caciques siguieran viviendo en sus antiguas tribus, no sucediendo lo mismo con la alta nobleza indígena del Perú y Méjico que viajó a España y radicó en la corte.Los Caciques no pagaban tributo al rey ni se obligaban con servicios personales y conservaron parte de sus tierra.En lo jurídico tenían fuero especial. Nadie los podía aprehender con orden emanada de jueces ordinarios pues su tribunal era la Audiencia, único organismo que reconocía sus nombramientos y los destituía. También podían recurrir directamente al monarca y demás autoridades y en sus dominios ejercitaban funciones judiciales, resolvían problemas limítrofes de pueblos de indios, otorgaban posesiones de tierras, residenciando a las autoridades de indígenas y usaban vara alta de justicia como los Alcaldes y Regidores de los Ayuntamientos.La nobleza indígena de la Costa devino muy a menos en el siglo XVII con la desmembración de sus territorios y el éxodo hacia la actual provincia de Esmeraldas. En la sierra, aunque con altas y bajas, los Caciques pudieron conservar sus preeminencias hasta bien entrado el siglo XVIII y aún hasta comienzo del XIX. Basta recordar que doña Rosa Cabezas, hija del Cacique de Otavalo, Tiburcio Cabezas, cuando entraba en Quito, lo hacía precedida de numerosos indígenas de la parcialidad de su padre que la llevaban en andas enchapadas de oro; sin embargo, al poco tiempo, con el advenimiento de la independencia, se arruinó el Cacicazgo, pues esas guerras fueron fatales para las Comunidades indígenas porque las continuas levas de voluntarios se llevaban a los indios jóvenes, que no volvían a sus parcialidades; igualmente, las autoridades, aprovechando el desorden, cercenaban las tierras de propiedad de los Caciques, al no poder apropiarse de las otras tierras, de las Comunidades, que estaban mejor defendidas. La importancia de los Caciques en el sistema socio - administrativo de América arranca del hecho histórico de no haber desaparecido como clase social durante la conquista, pues fueron ellos los que mantuvieron el orden durante el período de transición entre la dominación indígena y la nueva forma de gobierno española, impidiendo el caos inicial de la colonia. En cambio, los Orejones o Panakas, miembros de la realeza urbana e imperial Incásica, fueron exterminados como elementos peligrosos porque fue justamente a ellos a quienes reemplazaron los conquistadores. Igualmente, los comerciantes indígenas, tuvieron que ceder sus puestos a los que llegaron después. El ejército dejó de ser necesario, pero no así los guerreros, que sabiamente utilizados por los españoles, consumaron la conquista a base del sistemático enfrentamiento de unos contra otros. Los sacerdotes pasaron a brujos, por cuanto sus antiguos dioses, al ser vencidos, fueron considerados demonios, por el cristianismo. Además ¿No era la cristianización de estas regiones la causa moral, justificativa del derecho de conquista?.Mas no se vaya a pensar que los conquistadores y primeros pobladores era gente burda, pues algunos fueron fieles exponentes del hombre renacentista con sus virtudes y defectos. Muchos habían asistido a las guerras del Milanesado, otros habían combatido en Nápoles contra los franceses, a Barbarroja en el norte del África y después en Flandes y en Lepanto y aunque miserables e iletrados, venían de ciudades donde trajinaban santos y tahúres y frente a los burdos ídolos indígenas reaccionaban con el esteticismo propio de los europeos, que jamás llegaron a comprender tan desformes e irregulares apariencias antropomorfas. No nos debe extrañar que reaccionaran destruyéndolos, pues, hasta el bronco sonido de los tambores cuando anunciaban sus ceremonias religiosas, les causaba una mala impresión, acostumbrados como estaban al risueño tañido de sus campanas, como relata el Cronista Bernal Díaz del Castillo; "los tambores de estas tierras tañían como instrumentos del infierno."Hernán Cortés, frente a Moctezuma y en la legendaria Tenotchitlan, díjole: "Estos ídolos no pueden ser dioses sino demonios malvados" y el emperador le respondió: "Nos dan salud y agua, buenas sementeras y temporales y victorias cuando queremos." Mas, en la lucha teológica, los sacerdotes indígenas no se deslumbraban ante las difíciles abstracciones de los recién llegados, ni intentaban siquiera comprenderlas. ¿Acaso no tenían ellos una religión que explicaba y daba sentido a la vida con tradiciones de muy hondas raíces históricas?Así, al triunfar los Conquistadores, llegados y movidos por "el amor a Dios hasta el desprecio a si mismo", sus doctrinas fueron aceptadas por la fuerza de las circunstancias y no por otras razones, mientras ellos se apropiaban del oro y el sexo; sin embargo, poco después, las cosas empezaron a cambiar y hubo indígenas que dieron primacía al espíritu, alcanzando las altas cimas de la cultura occidental

ULTIMAS COLONIZACIONES DE ESMERALDAS

Cuando los próceres del 10 de Agosto proclamaron la independencia y apresaron al Conde Ruiz de Castilla, tuvieron muy en cuenta el mantenimiento del dominio administrativo y militar del camino a las Esmeraldas; pues, no escapaba a su criterio ,el valor táctico de esa vía que conducía al mar y cuando los Gobernadores realistas de Guayaquil y Pasto bloquearon

Quito, impidiendo el libre comercio de productos, dicho camino quedó como única vía de abastecimiento. Por eso, en diciembre de 1809, fue designado Gobernador de Esmeraldas el Capitán Miguel de Betancourt y Nicolalde, con jurisdicción desde Tumaco al norte, hasta Bahía al sur.Betancourt era quiteño, hijo del matrimonio formado por Gregorio de Betancourt y Morales y Ana de Nicolalde y Ormaza y rápidamente se trasladó a Esmeraldas en compañía de su joven sobrino Xavier Torres Betancourt.Quizá pudo pesar en el ánimo de los señores de la Junta Patriótica quiteña para designar a Betancourt, el ser muy dado a la vida campestre, a la par de haber desempeñado numerosos servicios en el estanco de tabacos y tener propiedades en una extensa zona ubicada en las montañas de Nono y Nanegal.

GOBIERNO DE BETANCOURT

En Marzo de 1810 el nuevo Gobernador se estableció en Atacames, a la que hizo su capital, fortificándola contra el ataque de realistas y piratas. Numerosos colonos quiteños que allí habitaban le prestaron su colaboración y no hubo uno que alzara bandera a favor del rey. En las otras poblaciones sucedió lo mismo; pues, Atacames, Tumaco, Borbón y San Mateo eran pequeños caseríos agrícolas donde las gentes cultivaban caña, café, tabaco, cacao, banano y frutas para su comercio con el Chocó y Quito.Bctancourt tuvo un gobierno pacífico hasta la restitución de las autoridades realistas. Entonces Ruiz de Castilla ordenó su prisión y traslado a Quito para juzgamiento, siendo reemplazada por el Capitán Diego de la Carrera, natural de Barbacoas, a quien la Audiencia nombró interinamente.GOBIERNO DE LA CARRERADon Diego era hombre de mediana edad pues había nacido hacia 1.770 y estaba casado con una señora Portocarrero. En Atacames le nació en 1795 una hija llamada Francisca que murió soltera. De ella se cuenta que estando en esa población tejiendo cordones de cabuya con una navaja se vació el ojo derecho por accidente. Luego María en 1797 que casó con el guayaquileño José María González de Vera, no tuvieron hijos. Después Lucía en 1799 que contrajo nupcias con Xavier Torres Betancourt y finalmente Juana que falleció de corta edad.Don Diego estuvo un año interinamente reemplazado a Betancourt, pues en 1811 recibió despachos de Teniente de Corregidor y cuando sobrevino la revolución del 9 de Octubre de 1820, viendo que su situación personal se tornaba crítica, solicitó a su secretario Xavier Torres Betancourt que se internara en la selva con su mujer e hijas, mientras el preparaba las defensas con quince esclavos. A poco arribaron los expedicionarios guayaquileños que arrestaron a de la Carrera después de atacar su casa y lo pasearon en un burro por el poblado al grito de "Viva la Patria”.Uno de los más exaltados le pidió en un momento dado que vivara las revolución; pero, de la Carrera, que era un anciano venerable, respondió con toda serenidad: "Viva Fernando VII" y fue atravesado a bayonetazos. Ese fue el triste fin de la administración española en Atacames.AVENTURAS EN LA SELVASu viuda e hijas pasaron numerosas privaciones en la selva, ocultándose de sus enemigos y de las fieras, pero siempre en la fiel compañía del secretario Torres, que las cuidaba de todos los peligros y cuando los ánimos se calmaron y volvieron las cosas a ser como antes, pudieron salir al poblado. Mientras tanto un romance habíase iniciado entre el fiel secretario y la joven Lucía. Bellos tiempos aquellos en que se podía disponer de toda una provincia virgen para planificar el futuro y conquistarlo.I casados en Atacamos comenzaron a llegar los hijos: Primero fue Simón Torres de la Carrera casado con Matea Cuero, con sucesión y padre natural de Simona de Torres, casado con Simón Plata Uribe, de donde procedió Simón Plata Torres, Alcalde y Gobernador de Esmeraldas y autor de la vía carrozable que une Esmeraldas con Quinindé y Santo Domingo. De este Simón Torres también desciende el celebre novelista y poeta Adalberto Ortíz Quiñonez. Segunda fue Rosa Torres de la Carrera, nacida hacia 1830, que contrajo matrimonio 1° con el quiteño José María de los Reyes y tuvo sucesión, 2o. con Miguel Palacios Lobaton, también con hijos y en don Uladislao Concha Piedrahita fue madre del Coronel Enrique Torres Concha. Tercera fue Delfina Torres de la Carrera, nacida en 1836, quien lo. casó con el comerciante colombiano Luis Vargas y al enviudar contrajo 2o. matrimonio con Uladislao Concha Piedrahita, Vice Cónsul General de Nueva Granada en Esmeraldas, con sucesión en las familias Vargas Torres y Concha Torres que tantas campañas gloriosas dieron al país. Cuarta fue Flora Torres de la Carrera quien nació por 1860 y casó con el Capitán de navío guayaquileño José María Balanzátegui y González, Gobernador de Esmeraldas en 1866 con hijos y Quinta fue Adela Torres de la Carrera, esposa del guayaquileño José María Bodero, con hijas.Xavier Torres Betancourt era de genio apacible y bonachón, muy dado a las faenas del campo y poseyó un trapiche en su hacienda "Victoria", esclavos y trabajadores libres y a los cuarenta y cinco años de edad empezó a sufrir de reumatismo al punto que se agravó, no podía moverse de su cama y la mandíbula se le atrofió sin que pudiera hablar ni ingerir sólidos.Por esos días no se conocía remedio alguno contra tan despiadada enfermedad y de no haber sido porque en su juventud se había extraído dos dientes, hubiera muerto de inanición; mas, por el hueco dejado por esas extracciones, fue alimentado algunos meses con jugos y papillas, pero se iba consumiendo y debilitando a ojos vista. Su hija Delfina era cortejada por Luis Vargas, dueño de las haciendas "San José" y "La Propicia”, pero ni aún así gozaba del favor de doña Lucía, que era de carácter enérgico y dada a las ideas obsesivas, de allí que el pobre de don Xavier, viendo que iba a morir, quiso arreglar sus asuntos y con engaños envió a su esposa al pueblo, mientras llegaba el cura, y delante de su cama se realizó la boda Vargas — Torres, expirando a los pocos días.EL MATRIMONIO VARGAS TORRESLos jóvenes esposos viajaban mucho, de sus haciendas a Colombia y viceversa, siempre comerciando o distrayéndose y con el andar de los meses tuvieron a Froilán, que murió niño; a Rómulo, que de casi 30 años viajó a Costa Rica y nunca más se supo de el a pesar de las intensas gestiones que realizó su madre. Pudo haber sido robado, muerto y echado al mar o quizá naufragó la embarcación y todos murieron ahogados. En fin, su desaparición sigue siendo un misterio a pesar de haber transcurrido más de un siglo. De él conservo un retrato de cuerpo entero que lo representa alto, delgado y algo feúcho.— También nació Zulema que falleció púber en Esmeraldas, a consecuencia de una tuberculosis, enfermedad corriente por entonces y el último fue el heroico Coronel Luis Vargas Torres, héroe del liberalismo ecuatoriano, fusilado ignominiosamente en Cuenca en 1887 por orden del Presidente Caamaño.Luis era alto, de color canela, ojos negros y cabello negro y levemente ondulado. Su frente ancha, la nariz recta y aguileña, el cuerpo delgado, nervioso y ágil para los deportes y ejercicios gimnásticos. Nació en 1859 en Esmeraldas y estudió con los jesuitas. Se había establecido en 1875 en Guayaquil, asociándose con T. Avellaneda y tuvo éxito económico. Su novia en

Esmeraldas era la bella Gertrudis Gil y Santa Cruz y todo le sonreía cuando se alistó en las fuerzas Regeneradoras de Alfaro que lucharon en Mapasingue contra Vcintemilla en 1882 y 83 y tomaron a Guayaquil por la fuerza. Posteriormente y ya de Coronel, vendió sus bienes y entregó el dinero para que continuara la revolución. Después pasó varios meses en Lima, complotando, pero la inercia no se había hecho para él y desbordante su pecho de patriotismo cruzó en 1887 la frontera sur con el propósito de llevar la revolución al austro, y tomó Loja, pero fue apresado casi enseguida y llevado a Cuenca le fusilaron los conservadores el 20 de Marzo en la plaza central de esa población. No aceptó vendas en los ojos y dio la voz de fuego que segó su vida. Dejó un conmovedor testamento político y varios libros de campaña. Fue un valiente y un héroe, tuvo facilidad de palabra, estilo literario y un intenso deseo de justicia y de mejores días para su Patria.El Padre de Vargas Torres había muerto repentinamente frente a las costas de Tumaco en viaje con doña Delfina. Era un hombre bondadoso y trabajador y tenía mucho don de gentes para tratar problemas difíciles. De él se cuenta que compadecido de los sufrimientos de su cuñada Flora, por lo mucho que padecía en su matrimonio, tramitó en Roma la disolución y cartas van y vienen pasaron años y lo cogió la muerte en medio del papeleo, quedando todo en el olvido. Como comerciante y empresario nadie le ganaba en Esmeraldas y llegó a poseer una de las más sólidas fortunas de la región. La suya fue la primera casa de madera en la actual población y este buen ejemplo hizo que sus vecinos también construyeran. La segunda casa fue la Iglesia, que costeó de su peculio, con una pequeña torre y dos campanas que hizo traer de Quito a lomo de mula. Eso ocurrió después del Incendio de la primitiva San Mateo en la década de los años 50. Las Esmeraldas actual se construyó a pocos kilómetros de distancia, en la desembocadura del río. SEGUNDO MATRIMONIO DE DOÑA DELFINAMuerto don Luis Vargas entró en la vida de doña Delfina el Vice Cónsul Uladislao Concha Piedrahita, natural de Buga, hijo de Ignacio Concha Grafe y de Teresa Piedrahita Racines, quien había pasado a Guayaquil en 1843 acompañando a su tío el Presbítero Dr. Fernando Racines, que huía de una de las percusiones políticas tan comunes en su patria.Concha trabajó en Guayaquil primeramente con la empresa Roca exportadora de cacao a Méjico, luego estuvo con Caamaño e Hijo, que lo nombró su agente en Manabí, donde vivió algunos meses, para seguir a Esmeraldas donde instaló tienda de comercio, adquirió haciendas y consolidó su fortuna, convirtiéndose en el primer exportador de su tiempo.Julio Estupiñán en la página 105 de su "Monografía Integral de Esmeraldas" dice: "El señor Concha es propietario de extensas porciones de tierra de cultivo, especialmente en los ríos Teaono, Viche, Esmeraldas, etc. y solares y casas en la capital, sin considerar el activo comercial con que ejerce. Sus haciendas son Timbres, Tatica, Tabule, Mutile, Guabal, La Clemencia, Tachina, Pampilar, etc. Estas tierras unidas a las de doña Delfina Torres, su cónyuge, que hereda a su primer esposo y a sus padres y es propietaria de San José, La Propicia, La Victoria, etc. forman un solo conjunto de casi cien kilómetros de largo, estando dedicadas a cacao, café, ganado. Todo esto dio a la familia Concha poder suficiente para reunir en pié de guerra, de la noche a la mañana, sucesivos contingentes humanos. Así lo había hecho Vargas Torres, así los Alfaro, valiéndose de los Concha en varias ocasiones..."Estas aventuras, a la postre costaron a la familia Concha la pérdida de casi todo su capital, avaluado en 1913 en la cantidad de cuatro millones de dólares, mas treinta mil reses y dieciocho haciendas, no de otra forma es explicable que el General Carlos Concha Torres haya podido darse el lujo de derrotar a tres ejércitos serranos entre 1913 y el 14, que sucesivamente le enviaba el presidente Plaza desde Quito, manteniéndose en la Jefatura Suprema contra los deseos del Estado Mayor Militar y el dinero del Banco Comercial y Agrícola de Guayaquil, que gerenciaba el inefable don Pancho Urbina Jado.LABOR COLONIZADORA DE LOS CONCHAUladislao Concha Piedrahita fue un católico fervoroso que convirtió a Esmeraldas en puerto exportador de mucha consideración en la República. Enérgico, altivo, sincero, no transiguía con las medias tintas ni con las situaciones deshonrosas, ni engañaba, ni mentía, ni gastaba bromas. Amaba a su esposa y a sus numerosos hijos y pensó en ellos hasta en sus últimos momentos, cuando a consecuencia de un incendio en su almacén, se levantó de la hamaca donde descansaba, se mojó y resfrió. Para curarse vino a Guayaquil y se hospedó en el hogar de su hija Victoria (casada con Rafael Valdés) y murió de pulmonía el 28 de Diciembre de 1877, ordenando en su testamento que las niñas pasaran a educarse en Quito al colegio de los Sagrados Corazones y los niños fueran enviados a Europa y los Estados Unidos, a aprender idiomas y profesiones útiles al país. Lo único de malo en Don Uladislao era su donjuanismo inveterado, que le llevó a correr aventuras y formar varias familias en diferentes damas, sin respetar honores ni situaciones.En la provincia fue un patriarca que formó haciendas y se preocupó en acrecentar la economía de la región. Sus hijos continuaron por casi cuarenta años con esta política hasta el advenimiento de la revolución en 1913. MADRE MARTIR DEL LIBERALISMOPara suerte la de doña Delfina Torres, que tuvo trece hijos de los cuales seis murieron en forma trágica y de estos, cuatro por causas políticas. De ella se cuenta que al saber la muerte de su hija Esther de Tamayo en 1922, llorando, dijo: "Virgen de las Mercedes, dame como premio que no vea morir a otro hijo" y efectivamente falleció al poco tiempo, con su deseo cumplido.Era mujer de mucho sentido del humor y para el segundo incendio de San Mateo se negó a bajar un enorme óleo de la Virgen de las Mercedes que tenía en su escalera diciendo: "Virgen santa, o me cuidas la casa o te quemas con ella" y cosa rara, el fuego se detuvo en una de las casas vecinas que se destruyó por completo, pero no avanzó a la de doña Delfina que se libró de milagro. Por acción de la Virgen, como después decía, riéndose.En 1878 se trasladó a Guayaquil a terminar de educar a su familia, viviendo en el barrio Villamil y frente al portal de las Moran, donde era visitada por los principales políticos liberales de entonces. Con Alfaro se tuteaba, lo mismo que con los Generales Leonidas Plaza y Manuel Antonio Franco. Fue una madre inmejorable y con su buen ejemplo encauzó la vida de los suyos por senderos de corrección y sacrificio.Ya viejecita se dedicaba por horas y en el patio posterior de su vivienda a enseñar a hablar a varias loras que se había hecho traer de Esmeraldas y así gastaba su tiempo. Una mañana de esas, que se descuidó, vio cómo se le escapaba volando una de sus regalonas y muy compungida anunció la mala nueva a sus hijas y yernos. El Dr. José Luis Tamayo (marido de Esther Concha) tomó su sombrero y bastón y se fue a recorrer el vecindario, preguntando a troche y moche si habían visto a la fugitiva y casi una hora después regreso triunfante, con ella en la mano, siendo recibido con miles de agradecimientos por doña Delfina, que desde entonces lo prefirió entre todos, diciendo que era su salvador. Tamayo, mucho después la llevó a vivir a su casa y tenía por costumbre saludarla todos los días diciéndole: ¿Cómo está Misia Delfina?— Bien, José Luis, era la respuesta.En esa casa doña Delfina compartía un extenso dormitorio con su ahijada de bautizo, tocaya y nieta Delfina Tamayo Concha, después señora de Navarro Gardin. Y muy viejecita se sentaba en una estera y hacía que sus nietas le abrieran sus baúles donde tenía ropa blanca, cartas, papeles, escrituras, fotografías y muchas menudencias, para que se los fueran sacando de uno en uno. Entonces cobraba vida para ella el pasado y cada cosa tenía su explicación. Esa foto era de una tía soltera, la otra era una carta de su suegra, el mantelito lo había bordado ella misma en Lima, ese fajo de medallas eran de su hijo Luis, una

polca muy elegante la tenía reservada para alguna fiesta de gran etiqueta y así por el estilo. También tenía sus ahorros pues no gastaba en nada porque sus necesidades eran domésticas y estaban cubiertas por sus hijas y por ello cualquier renta o dinero que le caía lo hacia cambiar por libras esterlinas de oro, las metía en unos tubos de bronce e iban a parar a sus baúles, donde dormían el sueño de los inocentes. Mis tías me han referido que a la muerte de doña Delfina encontraron mas de diez tubos llenos de esas monedas.Un hermosísimo retrato al óleo donde aparecía joven y hermosa, quedó en poder de mi tia abuela Delfina Concha de Cucalón quien lo mantuvo en su sala por muchos años, pero habiéndose cambiado a Esmeraldas lo dejó en depósito en casa de mi abuela Teresa donde lo vi colgado en la sala mas de veinte años. Muerta mi abuela volvió a donde su hermana Delfina y al fallecer ésta, su hija Maruja Cucalón lo obsequió a Fina Tamayo que lo tuvo en Ambato y finalmente es obsequio al Banco Central de Esmeraldas. Yo poseo una reproducción. Es el único retrato de mi bisabuela, donde se la ve de mediana edad y hermosa.

ULTIMOS DIAS COLONIALES

Corría el año 1803 y un robusto aragonés llegó a nuestras costas nombrado Gobernador de Guayaquil. Bartolomé Cucalón venía investido de plenos poderes y reemplazó a Juan de Mata Urbina. A poco de llegado la ciudad hervía en descontento por su proceder. Cucalón creía que gobernar equivalía a aplicar las leyes sin distingos, castigando a todos los infractores y así gobierna, implacablemente, a pesar de tener amigos que le aconsejan y ayudan como el Procurador Síndico del Cabildo que en 1805 pidió y obtuvo del Ayuntamiento que le afianzaren en el desempeño de la Gobernación. Parte del descontento existente contra Cucalón nacía de la cerrada oposición de los comerciantes acostumbrados a introducir ilícitamente diversos frutos y mercaderías provenientes del exterior. Eran muchos, estaban bien organizados y como Cucalón tampoco era “un angelito” la pelea fue pareja (1).El Jefe de los que no pagaban los correspondientes derechos era Jacinto Bejarano aunque a los ojos del Presidente de la Real Audiencia, del Arzobispo de Santa Fe y del Rey de España, que varias veces le habían escrito agradeciéndole generosos donativos, pasaba por honrado comerciante, filántropo y buen cristiano. Bejarano es guayaquileño, a diferencia de Cucalón nacido en Ayerve Aragón , y fue bautizado en la Iglesia Matriz del Puerto el lo. de Octubre de 1752, de 10 días de nacido, (II) sus padres José Rodríguez Bejarano, natural de Villafronte (España), militar que de 57 años se casó con la guayaquileña Manuela Lavayen Santistevan, bonita y adinerada joven de sólo 22, pasando por este enlace el cincuentón Bejarano a formar parte del bloque familiar Vasco—Navarro de los Lavayen que dominaba socialmente en Guayaquil.(1) Al final de su gobierno, en el Juicio de Residencia que se siguió a Cucalón, los residentes anotan que ha dejado "empreñadas" a dos de las más linajudas señoritas de la urbe y que vivía con ellas en público concubinato. Nota del autor.Bejarano falleció a los 10 años de matrimonio dejando a su viuda rica y madre de 5 niños, siendo Jacinto el único varón. No debe admirar que Manuela Lavayen le comprara diversos cargos militares para que siguiera la noble carrera de las armas. SE DECLARA LA GUERRACucalón asumió la Gobernación y tomó drásticas medidas para impedir el contrabando. Bejarano le formó un frente común incorporando a su equipo al abogado José María Luzcando, enemigo del Gobernador, porque éste se asesoraba con Pedro Alcántara Bruno, inquieto jurisconsulto competidor de Luzcando, quien era más antiguo que Bruno en el desempeño de la abogacía y se creía con mayores derechos a ser Asesor de Gobierno. También era enemigo de Cucalón el Cura Párroco de la Matriz, doctor José Ignacio Cortázar, primo segundo de Bejarano, y que luego ocupará el Obispado de Cuenca. El equipo de descontentos aumentó con la presencia de otro abogado, José Joaquín Pareja, guayaquileño, recién graduado en la Universidad de San Marcos de Lima, inquieto y pendenciero como su padre, de quien heredó el título de Alférez Real del Cabildo, pasando a intrigar en el Ayuntamiento.La guerra privada se inició cuando los opositores de Cucalón se enteraron del incidente "Cortland". En 1804 el barco ballenero inglés de ese nombre fondeó en el estuario del Guayas. Inglaterra estaba en guerra con Francia y su aliada España. Cuatro barcos españoles que iban de Montevideo a Lima fueron apresados por Corsarios ingleses y como la (II) Con fecha 15 de abril de 1788 Carlos III le concedió el hábito de Caballero de la Orden de Santiago, expidiendo el correspondiente título el 19 de julio. Para esta época Bejarano ya es una personalidad en Guayaquil. En 1780, en su calidad de Coronel de las Milicias y de sólo de 28 años de edad, actuó interinamente de Gobernador, cuando el titular Coronel Ramón García de León y Pizarro, radicaba temporalmente en Babahoyo, en plan de recuperación física. noticia se conoció en todas las colonias españolas, Cucalón tomó desquite en Guayaquil incautando la nave "Cortland" y apresando a su tripulación. Pronto fueron puestos en libertad los ingleses más no así la nave que se avaluó y remató en pública subasta por los dos tercios de su precio. Cucalón reservó 3.154 pesos para sí como apresador de la Fragata, conforme lo disponía la Real Cédula de 1762 para estos casos, pero el doctor Luzcando descubrió que dicha Cédula había sido derogada en 1802 por otra nueva que expresaba lo contrario, es decir que los apresadores de naves incautadas durante el tiempo de guerra no podían disponer del dinero del remate que en su totalidad pertenecía al Real Erario. En buen lío se había metido Cucalón al gastarse el dinero. Debía devolverlo ¿De dónde? Sus enemigos denunciaron el hecho a la Audiencia usando términos hirientes, fueron rechazados y apelaron ante el Virreinato de Lima; mientras tanto Cucalón empezaba a vivir en intranquilidad y zozobra.QUITO LUZ DE AMERICAEn esos problemas de casa adentro se hallaba Bejarano y su equipo cuando sucedió en Quito el Grito de Independencia del 10 de Agosto de 1809.Este movimiento, traicionado como tantas otras revoluciones fue instuido por Eugenio Espejo, visionario quiteño nacido en 1.749, licenciado en Derecho y Cánones, su carrera política se inició en Bogotá desterrado por el Presidente de la Audiencia, Juan José de Villalengua, por publicar una ruda sátira en la que habló de cambios políticos y otras cosas. "El retrato de Golilla" llama tal escrito y por él Espejo dejó clientela y familia; en Bogotá trabó amistad con don Juan Pío Montúfar y juntos regresaron a Quito cuando al feroz Villalengua sucedió en la presidencia el civilizado don Muñoz de Guzmán. El destierro también sirvió para que Espejo trabara amistad con Antonio Nariño que le aconsejó fundar una sociedad para la Independencia y poco después formó la "Sociedad Patriótica de Amigos del país" bajo los auspicios de la Audiencia ."Primicias de la Cultura de Quito" tituló el periódico de la Sociedad donde Espejo hizo conocer sus ideas hasta que el 21 de octubre de 1794 amanecieron colgados de los faroles de Quito varios letreros confeccionados en tafetán rojo conteniendo la siguiente leyenda: "Liberi Esto. Felicitatem et Gloria consecuto. Salva Cruce" Junto a ellos se encontraron numerosas proclamas incitando a la rebelión. Eran los frutos de la reciente revolución francesa y así lo creyó el Presidente

Muñoz de Guzmán, que de inmediato hizo apresar a Espejo, Director de la Biblioteca Pública por esos días, y lo recluyó en un inmundo calabozo.A mediados de diciembre falleció Espejo a consecuencia de disentería amebiana, por lo duro de su prisión, endeudado y sin haber visto la libertad de Quito, siendo sus últimas palabras: "díganle a mis acreedores que me perdonen por amor de Dios". Había gastado sus sueldos de la Biblioteca por conseguir la independencia de América, pero el germen de la rebelión que había sembrado fructificó 15 años después cuando Carlos IV abdicó la Corona Española en favor de Napoleón. En España funcionaban las famosas Cortes Constitucionalistas de Cádiz y en Quito algunos personajes decidieron defender los derechos del heredero Fernando, respaldando la labor de las Cortes que no aceptaban la influencia napoleónica en España.

LOS CONSPIRADORESEran americanos casi todos los reunidos la noche del 9 de Agosto en la casa de Manuela Cañizares y designaron Presidente de la Junta de Gobierno a Juan Pío Montúfar, Vicepresidente al Obispo José Cuero y Caicedo, y Secretarios a Juan de Dios Morales, Manuel Rodríguez de Quiroga y Juan de Larrea, personas de mucha preparación, siendo Morales el más peligroso por sus abiertas ideas en pro de la Independencia; el más ladino Montúfar como se verá después; el más astuto Cuero y Caicedo. Estos dos últimos jamás calcularon la gravedad de los acontecimientos que se estaban gestando. Si el Obispo y el Marqués hubieran imaginado que la Junta iba a ser calificada de sediciosa, no hubieran participado porque no eran revolucionarios, únicamente pretendían rechazar al francés Bonaparte, proclamar los derechos de Fernando VII, mantener el dominio católico y asumir el poder.En la madrugada del día 10 el doctor Antonio Ante comunicó al Presidente de la Audiencia, el anciano y achacoso Manuel Urries, Conde Ruiz de Castilla, que había cesado en sus funciones y que la Junta le permitía seguir ocupando el Palacio Presidencial por respeto a sus canas, pero sin gobierno. A continuación la Guarnición Militar de Quito vitoreó a Fernando VII, a la Junta Soberana y al Coronel Juan Salinas que la comandaba. Se convocó a Cabildo Abierto en la Sala Capitular de San Agustín, donde se consumaron los hechos. Ganaban los americanos el gobierno de la Audiencia y lo perdían los españoles. No hubo sangre ni disparos, todo fue urbanidad, buenas maneras y orden; era la revolución de la aristocracia criolla unida al talento de la burguesía.ESTOS MALDITOS AMERICANOSNo todos los "patriotas" eran titulados ni se sentían españoles. Habían muchos americanos y otros quiteños, por haber nacido en estos territorios. De estos últimos era el Marqués de Villa Orellana, José Sánchez Cabezas, natural de Quito, abogado recién graduado y en plenas funciones dentro de la Audiencia; de padre quiteño y madre ibarreña. Villa Orellana en carta dirigida a su tío decía por aquellos días: "Que los quiteños habían logrado la libertad porque los habían forzado motivos urgentísimos nacidos de la guerra abierta que los españoles de la península les habían declarado a los americanos y por ello es que estos les habían quitado el mando mediante una Junta Suprema Gubernativa que mande el Reino de Quito".Los peninsulares también habían comprendido el verdadero juego de los patriotas y así lo dice Joaquín Molina, al Virrey de Lima, General José de Abascal, cuando le expresa" "Que el verdadero término a que aspiran —los americanos— es su soñada independencia, fruto de las semillas que dejó sembradas un vecino llamado Espejo, que se ha cultivado después por la familia de los Montúfares". En esta última parte anduvo equivocado Molina, porque el único de los Montúfares que pensó en la independencia fue Carlos, mas nunca su padre Juan Pío, siempre corto en la acción por enemigo de cualquier transformación mayormente ideológica.LA NOTICIA LLEGO A GUAYAQUILJosé María Cucalón y Aparicio envió a Francisco Pérez Portugués, hombre de su entera confianza, con noticias a Guayaquil, para que pusiera a su padre el Gobernador al corriente de los sucesos capitalinos. El 19 de agosto y a escasos 10 días de la revuelta, llegó Pérez Portugués a Guayaquil, portando varios pliegos escondidos entre las cobijas de su cabalgadura. Muchos peligros había corrido para llegar al puerto, en las barreras impuestas por la Junta Soberana de Quito para impedir la propagación de la noticia. Sabedor Cucalón del suceso de Quito aprovechó la feliz coyuntura que le deparaban las circunstancias, para ajustar ciertas cuentas pendientes que mantenía con los vecinos de la oposición y consultado con su Asesor doctor Pedro Alcántara Bruno, acerca de la conveniencia de ello, determinaron las medidas para evitar que el golpe fuere secundado en Guayaquil. Primeramente adiestraron a Pérez para que regara la noticia de que "los serranos" estaban preparando un ejército de 2.000 hombres para quemar el puerto y entregar el mando a Bejarano y sus secuaces quitando del medio al propio Cucalón.Todo eso y mucho más se dijo al día siguiente produciendo consternación y curiosidad entre los vecinos. Cucalón confinó a Bejarano a 25 leguas de Guayaquil, lanzando el 24 de agosto la siguiente proclama: "Guayaquileños, nada necesitáis de Quito. Este no puede vivir sin vuestros auxilios y habrán de perecer irremisiblemente entregados a su desesperación. Ya está cortada toda comunicación. Hoy marchan tropas para sostenerlas y evitar la invasión de los alzados".Frases que dichas por el Gobernador causaron espanto entre los pacíficos porteños, que imaginaban otra invasión pirática, igual a las de antaño, con incendios, robos, violaciones y aventuras de peor calibre, por venir la invasión de dentro y no de fuera. Sólo así y merced a esta argucia, pudo el Gobernador Cucalón mantener el control de la ciudad; lástima grande porque si Guayaquil hubiera plegado a la Junta Suprema Gubernativa de Quito, otros habrían sido los destinos de la Patria ecuatoriana. Por su parte, el Virrey Abascal, enterado de las novedades y enemigo implacable de toda revuelta en sus dominios, púsose en contacto con el Virrey de Santa Fe, con el Gobernador Cucalón y con el anciano y achacoso Presidente Ruiz de Castilla, a la sazón depuesto de su cargo y vigilado estrechamente en Quito, remitiendo desde el Callao con destino a la plaza de Guayaquil 4 cañones con cartuchos de metralla y balas rasas, 200.000 cartuchos de fusiles y algún dinero. También ordenó al General Melchor de Aymerich que retuviera parte de los fondos de la ciudad y mandara el resto a Cucalón, impidiendo cualquier envio a Quito.Abascal siempre creyó más peligrosa a Guayaquil que a Cuenca y por eso prefería apertrecharla en armas y dinero; ordenó a Cucalón que iniciara campaña a los quiteños desconfiando de la prontitud con que los españoles de Nueva Granada pudieran sitiar Quito y terminó la orden con la siguiente frase: "Ejercite usted a los artilleros en el tiro de cañón y sepa que en España vamos triunfando", (refiriéndose a la guerra iniciada en Madrid el 2 de mayo de 1808 por Daoiz y Velarde, contra las tropas del Mariscal Soult).El 19 de septiembre ordenó al General Manuel de Arredondo que tomara a cargo las tropas destinadas a Guayaquil y que se mantuviera bajo la sumisión de Cucalón. En la fragata "Hortensia" llegó Arredondo a Guayaquil en octubre, portando el parque y las municiones.Bejarano y sus amigos, alertados por los patriotas de Quito y ante el despliegue de tropas limeñas, veían imposibilitados sus esfuerzos para iniciar cualquier acción revolucionaria y tuvieron que mantenerse a la expectativa. Había soldados en cada

sitio de Guayaquil y era tal su cantidad que no quedaba casa en el puerto que no tuviese dos o más en calidad de invitados o como simples huéspedes. ¡Así estaban las cosas!En Quito el viejo Conde Ruiz de Castilla pudo comunicarse con José María Cucalón y le entregó una misiva para su padre el Gobernador en la que escribió lo siguiente: "Cuatro pícaros sin honor ni religión se han apoderado de la vil tropa del cuartel valiéndose del soborno. Han cometido atentados, han dilapidado el Real Erario. Yo estoy en libertad, ya, pero sin fuerzas. En este conflicto, no me queda más que CONFIARLE A USTED TODAS MIS FACULTADES SIN LIMITACIÓN ALGUNA como a jefe de toda mi confianza. Si es necesario pida auxilios al Virrey de Lima, que las cajas reales de Quito reintegrarán a usted todos los gastos que hubiere hecho. Ponga el remedio que pondría yo mismo en el caso de encontrarme libre de opresión".Al mismo tiempo aceptaba entrar en conversaciones secretas con el Marqués de Selva Alegre para zanjar las disputas suscitadas con el golpe del día 10. Montúfar ofreció a Ruíz de Castilla restituirle en la Presidencia con la condición que ejerciera al mismo tiempo la de la Junta que él presidía, porque, no pudiendo abandonar a sus amigos que le han elevado a la dignidad de jefe del movimiento y no deseando continuar, decidía conciliar ambos intereses con la jugada perfecta, es decir, volver las cosas a su antiguo cauce y aquí no ha sucedido nada. Volvía pues a gozar de las prebendas anteriores al golpe, que no eran pocas por su calidad de rico y titulado y aún más, merced a esta estratagema, pensaba quedar como político desinteresado que se sacrifican por Fernando VII. Aspiraba por esos días, el de Selva Alegre, a retirarse a su finca de los Chillos y mirar de lejos los acontecimientos, como simple espectador, saliéndose del juego que ya le resultaba agotador y peligroso en todo sentido.El Presidente Ruíz de Castilla resentido y todo con Montúfar, decidió aceptar tan ventajosa proposición. ¿Qué más podía hacer? Nadie le apoyaba, estaba sin fuerzas y bastante achacoso. ¿De qué otro modo podía llegar a su antigua condición de Presidente de la Audiencia? Se realizó el Pacto, por el momento la situación permaneció igual, Cucalón y Abascal lograron conocer del asunto por intermedio de José Ma. Cucalón y volvieron a sentirse dueños de la situación. Entonces Cucalón decidió acabar con cualquier brote de posible insurrección y dio el golpe de gracia a sus numerosos enemigos en Guayaquil. Algunos comerciantes quiteños, afectos al movimiento del 10 de Agosto, fueron sus primeros perseguidos: Carlos Lagomarcino —el más audaz - era conocido por la libertad con que expresaba su admiración por los próceres, Lorenzo Espinosa, Tomás Jurado, Antonio García, José Benalcázar, Martín Chico, José Hernández, Felipe Jara, Manuel Silvestre Valverde, Mariano Cadena y Francisco Xavier Pazmiño cayeron presos y sus bienes fueron confiscados.En Babahoyo capturaron a Diego Granados, Pedro Veliz de la Fuente y José Matheus. En Cuenca, Aymerich también había abusado.Mientras esto sucedía en Guayaquil y Cuenca, los patriotas quiteños, intuyendo el pacto secreto de su Presidente, se dividían en grupos. Montúfar comisionó al Marqués de Villa 0rellana a que viajara a Guayaquil y hablara con Cucalón, para que plegara al movimiento; pero, Villa Orellana, conocedor de los sucesos últimos y de la llegada de la tropa limeña al puerto, en mitad del camino decidió no perder más tiempo y regresó a Quito.José María Cucalón se enteró que su amigo José Fernández Salvador y López viajaba a Guayaquil comisionado por Montúfar, circunstancia que aprovechó para sumársele y viajar con el pasaporte y salvoconducto concedido. Así lo hizo y ambos se descubrieron detrás de las líneas fronterizas y avanzaron a la ciudad en triunfo, siendo agasajados por el Gobernador que se enteró de los últimos detalles capitalinos y gozó a sus anchas del doble juego de Montúfar. ¡Cómo se reiría de las andanzas del aterrorizado Marqués!CHOCAN LAS ARMASEn el resto de los territorio de la Audiencia los pueblos se levantaban, José Ignacio Arteta, Antonio Peña, Pedro Calisto Muñoz y Francisco X. Montúfar insurreccionaron los asientos de Ambato, Latacunga, Guaranda, Alausí, Ibarra y Pomasqui y aguardaban los acontecimientos, en espera de la llegada de Cucalón.El Gobernador por su parte marchó a Riobamba, ciudad que jugaba a dos aguas, un día con los quiteños y al siguiente con los realistas y no era mala táctica porque situada como estaba en medio de Guayaquil y Quito y siendo paso obligado de los ejércitos, estaba a expensas de ambos. Además, ya no podía compararse a lo que fue hasta 1797 en que sufrió el terremoto que la sepultó en el lodo. ¡No era ni la sombra de lo que había sido en otros días no lejanos!. Cucalón acantonó sus tropas cerca de Riobamba y envió a Montúfar un comunicado del Virrey Abascal, exhortándole a rendir la plaza de Quito sin resistencias. Cucalón ignoraba que el Marqués había enviado una atenta esquela al Virrey en la que le manifestaba: "sólo espero la ocasión favorable para reponer las cosas en su debido estado, porque estoy prometido con su Excelencia (Ruiz de Castilla) bajo la palabra de honor, a hacer los esfuerzos más vigorosos para que se le haga justicia a su mérito, reponerlo en su puesto y reconocerlo públicamente como jefe legítimo, cediéndole gustoso el lugar que se me dio contra toda mi resistencia".Abascal, a vuelta de correo y en lugar de respetar el secreto de la misiva, arengó a los quiteños diciéndoles desde Lima lo siguiente: "El insidioso Marqués de Selva Alegre me ha escrito, cargándoos la culpa de sus excesos". Esto no lo podía saber Cucalón que seguía esperando en Riobamba la respuesta de Montúfar a la misiva de Abascal, tiempo precioso que fue aprovechado por su segundo, el ambicioso Arredondo, para entrar en Quito, sin oposición en los patriotas capitalinos y ocupar la ciudad. ¡Cucalón había perdido la jefatura del ejército realista.Entonces Arredondo exigió de Ruiz de Castilla su reconocimiento como Jefe de las Fuerzas acantonadas en el Pichincha y obtuvo que el propio Conde ordenara a Cucalón su regreso a Guayaquil conjuntamente con las fuerzas que mantenía bajo su mando en Riobamba. Arredondo presionaba con el doctor Tomás Arrechaga, a quien había hecho nombrar Asesor de la Audiencia y Fiscal de ella y entre ambos iniciaran la persecución de los próceres y sus muertes el 2 de agosto siguiente.Mientras tanto Cucalón había regresado a Guayaquil y encontró que su reemplazo en los destinos del Gobierno, Coronel Luis Rico y Pérez, pariente político de Bejarano por estar casado con su sobrina carnal, una hermana de Rocafuerte. Rico había despachado copia certificada de los autos de embargo decretados por Cucalón contra los bienes del comerciante Lagomarcino, para que con esa documentación se iniciara la apelación ante la Audiencia. Cucalón se enfureció con Rico a quien acusó abiertamente de traidor; igual cosa hizo con Rocafuerte al que obligó a salir de la ciudad a pesar de ser Alcalde Ordinario de ella. Rocafuerte salió con destino a Panamá para evitar mayores ultrajes a su persona; todo eso, unido al deseo de hacerle mal que imperaba en Quito, ya que Arredondo le creía su competidor, hizo que a la postre las quejas de Lagomarcino, los alegatos de Bejarano y sus amigos, las misivas de Ruiz de Castilla y las intrigas de Arredondo predispusieran el ánimo de Abascal contra el Gobernador de Guayaquil, a quien por oficio de 7 de agosto de 1810, depuso.Ganaba Bejarano su guerra privada contra Cucalón y sólo la muerte de éste, ocurrida hacia 1819, hizo ver al Rey de España la verdad de los hechos, por lo que dictó una Real Orden publicada en la Gaceta de 16 de agosto de ese año, en la que recomienda su memoria diciéndo lo siguiente: "Que la conducta del Brigadier Bartolomé Cucalón había sido pura".LA REVOLUCION DE AGOSTO POR DENTRO

Pero ¿qué había sucedido en Quito con los patriotas del 10 de Agosto, para que permitieran la entrada de los realistas sin disparar siquiera un tiro? Montúfar no deseaba continuar como jefe de la revolución y menos aún que siguieran progresando los acontecimientos, y habiendo entrado en tratos secretos con el Presidente depuesto, el movimiento revolucionario se había dividido en dos bandos opuestos: 1) El del Marqués de Selva Alegre que lo formaban los Condes de San José y de Selva Florida, entre otros nobles más de mucho poder económico y 2) El de Marqués de Villa Orellana que contaba con el apoyo de la juventud de agosto y que aspiraba a continuar la revolución hasta alcanzar la libertad en los territorios de la Audiencia, propugnando una acción decidida y valerosa contra los españoles.

Divididos es esta forma, Montúfar hizo público su pacto secreto con Ruíz de Castilla, dimitió el mando de la Junta y lo entregó al Conde de Selva Florida, que lo ejerció nerviosamente y por pocos días, porque ya las fuerzas de Arredondo se aproximaban a Quito.Con Arredondo los montufareños se sintieron seguros. Menudeando los agasajos en honor de los soldados y oficiales limeños. Los Aguirre, muy amigos y luego parientes de los Montúfar ofrecieron una recepción y cosa igual sucedió en el Palacio de Carondelet, donde el achacoso Presidente Ruiz de Castilla había regresado. En Guayaquil gobernaba interinamente el Coronel Francisco Gil y Taboada, con nombramiento del Virrey Abascal, y mucho cuidado tenía de no enemistarse con el bando de Bejarano que había pactado con Arredondo y Aréchaga para deponer a Cucalón. Cabe mencionar que el Coronel Jacinto Bejarano en realidad no actuaba como patriota, como algunos historiadores le presentan, sino como enemigo de Cucalón.Al año siguiente fue comisionado por los españoles para tratar con el Coronel Carlos Montúfar, Jefe de la Junta de Quito, levantado en armas contra España. Esa comisión se la encargó el propio Cucalón, que aunque depuesto, seguía al frente de las tropas Santafereñas acantonadas en Guayaquil. Bejarano mantuvo una posición expectante en la controversia pues representaba a unos y pactó con otros; conferenció con Montúfar en Ambato y regresó a Guayaquil a tratar con Arredondo. No consiguió arreglar la situación y se quedó en Guayaquil. En 1816 organizó las Milicias de la Plaza y las desplegó en combate en el Malecón de la ría, para rechazar las fuerzas del Almirante Brown que venía de Buenos Aires trayendo la independencia, lamentablemente se le confundió y trató como pirata. La acción se desarrolló el 10 de febrero de dicho año, Brown apareció con dos buques frente a la orilla, en circunstancias que cambiaba la marea y se vararon sus naves frente al punto denominado "La Aguardienteria", Bejarano ordenó que la mitad de la tripulación sostuviera el fuego y los demás se arrojaran al río bayoneta en boca y nadaran al encuentro de las naves argentinas. La tripulación de Brown se asustó ante tanto arrojo y abandonó la cubierta de la nave varada y ésta fue abordada, pereciendo la mitad de los defensores. Manuel de Jado, previendo la matanza, se había lanzado en una canoita que no ofrecía ninguna clase de seguridad al fuego graneado de la nave y subiendo a bordo, arengó a los guayaquileños al grito de: "Muchachos: Estáis manchando vuestra victoria. Cuartel a los vencidos".Posteriormente Bejarano encabezó un petitorio al Rey para que anexara Guayaquil al Virreynato del Perú, cosa que jamás se efectuó. En su ancianidad pletórico, lleno de dolencias y achaques, tuvo el altísimo honor de recibir al comisionado José de Villamil, enviado por los patriotas octubrinos, quien le propuso la jefatura del movimiento. Era el 2 de octubre de 1820 y la aurora plácida estaba próxima. Bejarano dijo en aquella ocasión: "DIOS PROTEJE A UDS. LES DESEO EL MAS COMPLETO TRIUNFO. ACUÉRDENSE QUE TODO CEDE AL ARROJO". Poco tiempo después moría en Guayaquil independiente.

UN MAYORDOMO CON SUERTE

La historia sólo recoge los nombres de las primeras figuras, olvidando a las demás sombras del pasado desdibujadas por el transcurso de los años. Aquí va la historia de un simple Mayordomo.En 1746 vivía en Madrid y en casa de María Teresa Montúfar de Montoya, un tal Gerónimo González, castellano de mediana edad y "viejo servidor" de esa familia. Un año después, el hermano de doña María Teresa, llamado Juan Pío Montúfar y Frasso, requirió su compañía para pasar a las Indias y residir en Arequipa, puesto que acababa de comprar en 32.000 patacones el título de Presidente de la Audiencia de Quito y necesitaba esperar seis años hasta la terminación del gobierno de Fernando Sánchez de Orellana.González era muy considerado en esa casa y por ello Gaspar de Montoya, hijo de doña María Teresa, se opuso tenazmente a su viaje; pero a la postre aceptó en consideración al deseo de González, de correr aventuras en el nuevo mundo. Ya para entonces le manejaba a Montúfar sus caudales y hasta administraba algunos negocios, así propios como ajenos, para lo que traía instrucciones al Perú. Igualmente, con motivo del viaje, se hizo cargo de la compra y traslado de géneros a Arequipa, pequeño contrabando que todo viajero realizaba y de los "cajones, baúles y trastes por mar y por tierra", así en la corte de Lisboa donde se hizo el embarque, como en el puerto de Buenos Aires y tránsito a Arequipa, donde Montúfar tenía varias haciendas y tambos heredados de su madre, que el solícito González administró con toda corrección y por espacio de seis años, corriendo con las cuentas y controles, sobre todo en el ramo de olivos y aceitunas, en la fabricación del aceite, en la cosecha de uvas y destilación del alcohol y el vino.En 1753 pasaron a Lima y el Callao y de allí vino en la comitiva presidencial a Guayaquil, escalaron en mulas las sierras hasta llegar a Quito el 22 de Septiembre de ese año, encargándose del servicio de la casa y del trato de la servidumbre palaciega.Meses después se le presentó la ansiada posibilidad de ascender cuando Juan Fernando de Villavicencio dejó de ser Tesorero interino de las Reales Cajas; pero no pudo permanecer mucho tiempo en funciones porque tal nombramiento fue desaprobado por el Virrey de Santa Fe. Después de poco fue el propio Montúfar quien solicitó al Corregidor de Quito, General Francisco Javier de Larrea Zúrbano, la designación de Tesorero del Cabildo para Gerónimo González, "empleo honorífico y de considerable utilidad y conveniencia", con el 4% de comisión sobre los impuestos que recaudaba, que había quedado vacante por muerte de su anterior propietario José de Barrina.Para entonces González había contraído matrimonio en el asiento de San Vicente Mártir de Latacunga con mujer de "no inferior nobleza", en quien halló "la igualdad de la sangre". Claro está que dicho matrimonio fue negociado por el Presidente Montúfar para su fiel Mayordomo y la novia aportó 2.000 pesos de dote que guardó el Presidente para que no se malgastaren. Estos 2.000 pesos más otros 600 que le prestó Montúfar a González, sirvieron para que éste los depositare en calidad de fianza y pudiera ejercer sus funciones de Tesorero del Cabildo de Quito, como ya quedó visto. Así eran los negocios de antes, se subía de poquito a poquito y siempre con padrinos.El asunto del matrimonio tuvo sus ribetes cómicos porque ni al novio ni a la novia les importó un comino el conocerse o al menos verse para saber si se gustaban. En esos tiempos el matrimonio era un contrato que se discutía en términos metálicos,

de tal suerte que Montúfar debió viajar a Patoa en Pujilí, para conversar con el Canónigo Antonio Sáenz de Viteri y con el Comisario de la Caballería Pedro de Ortega, acerca del susodicho enlace.¿Que cómo le fue a González con su empleo y novia? La historia no lo cuenta, únicamente se sabe que tuvo bastantes hijos, más de media docena y que progresó a ojos vista, llegando a acumular una considerable fortunita. Cuando murió su padrino el Presidente Montúfar tuvo la desfachatez de presentar demanda contra la testamentaría, reclamando que se "regule el servicio y asistencia personal que le había brindado en diez años que le asistió en calidad de su Mayordomo", desde 1746 fecha de su viaje a Arequipa a 1755 que contrajo matrimonio y se empleó de Tesorero del Cabildo de Quito, saliendo de la mayordomía.

A los pocos meses su Procurador Mariano Coello obtuvo sentencia favorable y los herederos del presidente se vieron obligados a "satisfacerle" a González la suma de 500 pesos decretada por la audiencia, que sumados a los 300 que le había dejado en testamento y a los 600 que le dió en obsequio para la fianza sumaban 1.400 pesos, cantidad no pequeña para entonces, que contabilizada con los demás emolumentos que debió recibir González y que la historia no ha recogido en sus páginas, hubiera dado mucho más que el total de sueldos.

UNA FIESTA FAMILIAR

La Noble y Torera Villa de San Francisco de Baba fue en tiempos mejores una altanera y pujante población que disputaba a Guayaquil el liderazgo de la cuenca del Río Guayas, hasta que con la independencia comienza su decadencia para convertirse en lo que es hoy, un simple pueblito de nuestra costa; pero eso si, con mucho garbo, señorío y distinción.Había que ver cómo se vivía en Baba por el siglo XVIII, cuando tuvo una sociedad criolla de primer orden, compuesta por las más ilustres familias españolas de la de la cuenca de Guayas.Una crónica de esos felices tiempos nos cuenta que tanto las damas como los caballeros vestían de seda. Ellas con trajes blancos y alguna que otra arandela para adorno, zapatito de tacón y largas trenzas. El sexo masculino con pantalón blanco hasta la media pierna, medias muy finas y zapatos con hebilla de plata. La camisa con encajes y una larga levita de dril. Para las ocasiones solemnes esta prenda cambiaba y salían a relucir las casacas de paño o terciopelo tejidas con hilos de oro y plata. La espada al cinto y un bejuco "plazarte" complementaban el atuendo.EL INCIDENTE DE LA PELUCATodavía no se conocía la cotona que parece que llega con la independencia pues su nombre viene de la palabra Cotton que significa algodón en inglés. El Liquiliqui es la prenda que se le parece en Venezuela, porque es oriunda del Caribe. Los mulatos, mestizos y negros, porque los indios puros son escasos, vestían igual que los blancos pero sin tanto lujo. La capa española de muchas vueltas era de ley, no así las pelucas blancas que solo usaban los nobles. Acerca de esta costumbre se cuenta que hubo un largo pleito entre dos vecinos porque uno de ellos, usando a su esclavo, hizo arrebatar la peluca del otro, dizque porque no le correspondía. Tamaña afrenta, registrada en una calle principal de Baba, dió lugar a un juicio criminal que llegó hasta la Audiencia de Quito y termina con las fortunas de ambos y una orden pertinente para que se le repusiera la peluca al perjudicado, porque habiendo probado su nobleza de sangre durante el litigio, podía llevarla en público cuantas veces lo deseare.LAS FIESTAS Y SANTORALESDe 1700 a 1800 Baba es un centro agrícola de primer orden. Muchas familias residen en haciendas cercanas, Citemos al paso las siguientes, solo para refrescar la memoria: Aguirre, Plaza, de la Cuadra, Vera, Cepeda, Aviles, de la Rocha, Arzube, Yépez, Zarate— Chacón, Noboa, del Castillo, Zepedillo, Avellan, Pacheco, Urtarte, Ayala, Larrabeytia, Rivera, Malo de Molina, Troya, Moreta, Pareja, Abad, De la Serna, Moreira, Cedeño, Montesdeoca, Zumálave, Coello, Cuadrado, Montalvan, Sobenes, Erazo, Guerrero, Contenete, Bayas, Munites, Aguilar, Ruy—Díaz, Tello de Meneses, Franco, Ariscún—Elizondo, Echeverría, Arbeláez, Montalban, Venegas, Badaraco y Platzaert.Prácticamente no hay noble en Guayaquil que no tenga una hacienda en Baba y pase allí siquiera seis meses al año y en esos meses son numerosos los compromisos sociales que ocurren a causa del santoral.EL SANTO DE LA DEVOCIONEl día del Santo de la dueña de casa—hacienda, los preparativos se iniciaban con el clarear del alba. Muchos faroles forrados dé papel coloreado se colocan en los árboles cercanos y, dentro de ellos una gruesa vela de esperma casera, para prenderla a las seis, cuando lleguen los convidados.La imagen tallada en madera del santo patrono tocayo de la propietaria es sacada del oratorio que toda Casa—hacienda tiene por obligación y luego de una limpieza general se la coloca en la mitad del corredor del patio, donde todos la puedan ver. Muchas parientes y amigas mandan sus mejores alhajas para adorno y entonces la imagen queda hecha un "San Jacinto " de pie a cabeza. En ocasiones el santo es pequeño y entonces el lujo consiste en tenerlo dentro de una arca de vidrio traída de España, cruzada por cintas de colores alusivas a la Cofradía a la que se pertenece la propietaria.No es raro que se la pinte ex profeso, arreglando sus vestiduras con aguja e hilo y quiza hasta con pan de oro impreso al fuego para que dure. A esta operación la llaman: "dorar al santo" y aun se la repite en algunos de nuestros pueblos costeños; solo que ahora, por estar tan caro el precioso metal, usan la horrible y fea purpurina.Termina el arreglo del Santo con muchas ramas fragantes y flores y frutos que se colocan a los pies para dar más ambiente a la escena.Los santos más concurridos son San José, San Jacinto, San Pedro, San Juan, San Francisco, San Pablo, Santa Ana, Santa Clara, Santa Luisa y Santa Isabel; Santa Elena también tiene partido, pero no en Baba, y la Virgen en sus diferentes advocaciones del Carmen, de las Mercedes y del Soto es venerada con gran frecuencia.UNA VELADA INFORMALA la caída de la tarde comienzan a llegar los invitados, unos a pie, otros en caballo y los más ancianos en sillas de mano o carrozas de madera, chirriantes, sin balancín y primitivas desde todo punto de vista. Los franciscanos vienen a caballo con la sotana café y tosca, pero calzan hebillas, espuelas y estribos de plata martillada que valen un Perú. Así, tan inteligentemente, obedecen las reglas de la orden y demuestran a los vecinos que sí tienen con que sacar prosa en determinadas ocasiones. Los Alcaldes y Regidores del Cabildo llegan muy orondos, todos de pantalón blanco hasta la media pierna y con peluca; unos portan la vara de la justicia que los distingue y otros solamente una espada toledana fina y cara a mas no poder. Les acompañan sus señoras en hermosos caballos llevados de las riendas por sirvientes o esclavos. Se descubren y directo van donde el santo, al que rezan con unción. Luego se dirigen al sitio en que la dueña está sentada y le dan abrazos y besos de felicitación. Se ha cumplido con la religión; ahora sí, a divertirse todo el mundo. Son las ocho. ¡Que se inicie el baile!

Las comadres "de medio pelo" también asisten, los trabajadores de la hacienda Ídem; se vive una sociedad muy amplia y los diversos niveles económicos no se encuentran muy diferenciados. La riqueza la da el cacao, pero siendo la zona tan fértil el que menos tiene para vivir. No hay ricos ni pobres en extremo, todos gozan de la bonanza del suelo y llevan las cargas al puerto de Guayaquil para su exportación al Callao, Acapulco, Realejo y Panamá.Muchas señoras se empolvan con flor de zinc, otras se defienden con pomadas fragantes de pétalos de flores aromáticas. Se huele a jazmín, clavel y rosa. El abanico y la mantilla no faltan y los pocos militares de la zona lucen vistosos uniformes que hacenjuego con los coloretes de las casacas. Los padres no son recelosos y permiten a los jóvenes que se aparten del grupo. Cada cual se acomoda como a bien tiene. BAILE, COMIDA Y BEBIDA EN ABUNDANCIASe oye un leve rasgar de guitarra española y alguien canta un zapateado, con mucho de andaluz y criollo. No falta quien saque a bailar y la anfitriona ríe. ¡Su fiesta es todo un éxito! Adentro las cocinas están llenas de criados y esclavos, muchos de ellos traídos desde lejos, para ayudar al servicio, que no se alcanza. Se han sacrificado dos reses de las que casi salvajes moran en las cercanías umbrosas de la floresta y en estos momentos se dan los toques finales para presentar las bandejas. En el comedor, grande y espacioso, se acomodan tres enormes mesas. Una está llena de frutas y confites, sin faltar las conservas preparadas con dos o tres meses de antelación. Otra tiene licores y mistelas así como un licor muy criollo y que hoy ya no se toma, llamado Ratafía . Hay vinos traídos de Panamá y Chile en barricas de cien litros. Mistelas caseras con alcohol potable y jugos de frutas tampoco faltan y todas son aromatizadas con los pétalos de flor de la msitela. Allí la de leche, que tiene que ser más cristalina que el agua para estar buena. La de anís, tan criolla como ninguna otra. La de menta, que es carita porque las hojas vienen de México.Las de naranja, guineo y papaya son las más dulces y empalagosas y para los "viejitos" el infaltable rompope, es lo que hay para dar fuerza a los enfermos de debilidad. La receta, claro está, es un secreto de cada familia, pero todas se parecen entre si; lo que varia es la cantidad de huevos. Hay señoras que utilizan hasta diez en cada litro de aguardiente para que salga espesito y cogedor. (1)(1 ) El rompope de la familia Ycaza solo era con 6 huevos por cada litro de alcohol pero en cambio se cernía la mezcla 4 veces en algodones y se la cocinaba dos. Salía más rico que ninguno.— Nota del autor.La última mesa contiene cosas de sal, criollas todas porque todavía no se conocen los secretos de los cocineros franceses e italianos. Hay empanadas, verdes, pintones, maduros, pan de yuca, muchines, carne de res, costillas, fritadas y arroz en tres o cuatro formas. Con azafrán si es rojito, con carne y achiote si es amarillo, con gallina si esta aguado y el mejor de todos, el blanco con salsa picante de chivo o borrego preparada con ají peruano para darle sabor. Cada cual se sirve las veces que quiere y allí nadie anda con meandros ni dietas. La mujer, mientras más gorda, más hermosa y el hombre si barrigudo mejor; es signo de distinción, clase y elegancia.CHISTES Y MORESCAS POR LA FECHALos padres se divierten en grupo sin tomar en cuenta a los jóvenes que casi siempre están fuera en el patio o jardín, papando moscas. No hay malicia en el ambiente y raras son las violaciones o secuestros. Todo se hace delante de Dios y con el Cura de por medio. ¡Felices aquellos tiempos babiecos donde todo era Arcadia, buenas maneras y bonanza económica!. La moral se respetaba y la religión se imponía patriarcalmente.Pero. ¿qué veo? allí al rincón hay una señora fumona que absorbe velozmente un tremendo cigarro de hojas de tabaco, lanzando sinnúmero de volutas que se deshacen al contacto con el aire. Parece que todos por igual practican este vicio. Los hombres con cigarrillos pequeños de tabaco negro y fuerte de las vegas del Daule. Ellas se atosigan con cigarros del porte de un guineo, confeccionados con tabaco rubio para señora y preparado con la mano y a lo mejor sobre una hermosa pierna. El cigarro de muslo dicen que es el más sabroso. ¿Por qué será? Es usual que como galantería, una dama brinde su tabaco a un caballero, ¡Qué bello! Hasta los padrecitos mercedarios, agustinos y franciscanos se tientan con esto y caen en el vicio. ¡Nadie se asombra! ¿Acaso no tiene gusto?.Los señores después de la cena forman corrillos y cuentan "cachos de Quevedo", riendo de buena gana. Las mistelas van al sexo débil pero el rompope es peleado por igual. Una gran copa de plata llena de delicioso vino tinto esta en cada mano y todos dicen salud por la anfitriona, que corre de un lado al otro, atendiendo y ordenando. No se da un minuto de descanso. A las doce en punto suena la campana de la hacienda y todos se detienen en el patio. Una banda de violines traída de alguna hacienda cercana entona una canción triste para ablandar a la santa. Luego se cambia con violencia y las niñas y jovencitas bailan "morescas" a grandes pasos, con castañuelas y todos cantan acompañando. Algunos intrépidos mancebos saltan al ruedo y completan el grupo.TEATRO Y BALLET INCIPIENTEEstas "morescas" o bailes acompasados que tanto mencionan los cronistas coloniales, ¿serán acaso incipientes demostraciones de ballet? Quizás en estos bailes en grupo pueda encontrarse el origen del ballet ecuatoriano que hoy recién se esta creando con carácter montubio y folclórico. La verdad es que la "morescas" fueron conocidas en España, Italia y Francia desde el siglo XIII habiendo sido importadas por los moros de África. En Italia se bailaba por 1502 y hubo varias de estas representaciones en Roma con motivo del matrimonio de Lucrecia Borgia con Alfonso I de Este, heredero del Ducado de Ferrara.En la costa y en plena colonia fue el único baile acompasado y de grupo que nuestros lejanos abuelos conocieron y si hemos de ser veraces estas "morescas" hoy perdidas y olvidadas en el folclore litoralense, debieron haber sido hermosas y excitantes, llenas del embrujo moro de la raza hispana.Luego de tales demostraciones de danza se presentan dos entremeses, uno gracioso y otro serio, interpretados por los sacerdotes concurrentes. El primero llama; "El disgusto de Juan el Bobo" y su argumento no puede ser más simple. Se trata de un campesino representado por un franciscano con careta, que hace movimientos defectuosos y chuscos al caminar, recita dos o tres zonceras que llaman a risa y luego enseña a su familia que por coincidencia, repite las torpezas del padre con idénticos movimientos. Al final todos se dan ramalazos en la cabeza por una discusión baladí y luego que el publico ha reído a mas no poder, los improvisados actores atacan a la concurrencia con sorna, provocando un desbande en donde los vivos se aprovechan de las bobas que yacen caídas y las levantan. ¡Allí está la gracia! Este entremés gustaba mucho y la parte final se denominaba "mojiganga", quizá porque todos intervenían y se armaba un zipizape del demonio.El segundo es una "loa triunfal" de carácter serio y en el interviene la erudición clásica del siglo XVIII con todo su abuso de términos culteranos. Igualmente es presentada por sacerdotes, jesuitas quizá porque protagonizan un diálogo de Plauto o Terencio, autores los más conocidos entre los clásicos y termina con la aparición de varias jóvenes enmascaradas que simbolizaban La Dicha, La Fortuna, La Felicidad y La Religión, recitan un monologo por turno, de los más cursi, haciendo la exaltación o loa de la santa,

que con esto se da por bien servida e invita a todos hacia adentro, porque el frío de la madrugada corta y acatarra y el programa ha terminado. CAFE DE PISCANO Y MAS TRAGOAllí se vuelven a llenar las mesas con café aromático de Piscano, recién tostadito y muchos panes y dulces caseros. Todos se reconfortan y siguen danzando, incluso los sacerdotes invitados, que eso de barrer con la sotana en aquellos días no se tomaba a mal. Las copas siguen su marcha y al fin, al clarear el alba a eso de las seis, se despiden y ensillan las cabalgaduras, partiendo presurosos a sus haciendas y llevándose a los criados que —aquí entre nos— también se han distraído en las cocinas y bodegas con las criaditas, achicando vino con el cuento de que son sobras. Algunos ni se pueden parar y todos están sin zapatos, porque no hay costumbre de usarlos.La santa ha cumplido, no volverá a ser tan importante sino hasta después de un año.

VACANCIA Y ATENCION JUDICIAL

A raíz de la fundación de Guayaquil los Alcaldes de Cabildo hacían las veces de Comisarios, Jueces Cantonales y Provinciales, recibían en Audiencias Públicas los Lunes y Jueves de cada semana y en el interin se desocupaban de las diligencias del procedimiento.Durante el siglo XVIII el horario de atención al publico varió considerablemente; por el crecimiento de la urbe, las tareas Alcaldilicias se habían multiplicado. Los cuatro Jueces o Alcaldes que componían parte del Cabildo despachaban dos horas por la mañana "contadas desde que tocan a Misa Mayor" y dos por la tarde "desde las tres hasta el Angelus".— La Misa Mayor se celebraba todos los días en la Iglesia Matriz de la ciudad a las nueve de la mañana y la oficiaba el Cura propio de la Matriz. Por Angelus se conocía el llamado a rezar los oficios divinos de las cinco de la tarde.Los términos y plazos judiciales, eran desconocidos en el régimen colonial, debido a que eran relativamente escasos los asuntos contenciosos al igual que los vecinos y el comercio. Los Jueces — Alcaldes obraban de acuerdo a su buen criterio y sin prolongar las causas que eran ordinarias o regulares. También existían los juicios brevísimos Sumarios, usados por el Santo Oficio de la Inquisición mediante la presencia de uno de sus Ministros con residencia en cada Ciudad, Villa o Asiento importante de América.Los Procesos judiciales podían ser extendidos hasta el infinito presentando los recursos de Apelación y Consulta. El de Apelación consistía en la solicitud de elevación de los autos hasta el Juez Superior y el de Consulta hacia ciertas autoridades o dignatarios políticos ajenos a la órbita judicial. Este recurso sólo operaba en los Procesos ordinarios y demoraba la acción hasta cinco años, período en el cual los autos viajaban a España para estudio del Consejo de Indias o del mismo Rey según los casos.La Vacancia Judicial contemplada en nuestra Ley Orgánica de la Función Judicial fue conocida como costumbre desde los remotos días del medioevo cuando los habitantes de los burgos eran comerciantes y agricultores a la vez. Todos los años y al llegar la época de las cosechas interrumpían sus actividades comerciales y cuanto se refería a ellas y marchaban al campo a recoger los frutos de la siembra. La Vacancia Judicial era una realidad que duraba dos y tres meses sin que legalmente existiera en ninguna Ley o Estamento.Transcurrirían muchos siglos para que se la autorizara y hoy es una institución reconocida por el estado.En Guayaquil el año judicial finalizaba el día 24 de Diciembre. En dicha ocasión se reunían los Cabildantes y discutían todo lo referente a la nueva conformación del Ayuntamiento y a la sesión a realizarse el día lo. de Enero; igualmente ponía y cerraba el punto.Poner el punto era dejar en suspenso la tramitación de las causas civiles hasta el día 6 de Enero en que la Iglesia conmemora a los Reyes Magos de Oriente. Durante este período de Vacancia Judicial no se citaba a los demandados y se interrumpían los términos en lo civil. Los Cabildos americanos acostumbraban considerar que existía una sola Vacancia Judicial al año, comprendida entre los días 24 de Diciembre y 6 de Enero; la Vacancia Judicial que hoy existe en la Semana Santa y Pascua de Resurrección jamas se consigna en los Libros Capitulares por innecesario; los espíritus de la época consideraban un irrespeto a la memoria del Salvador el laborar esas fechas. Cerrar el punto era una antiquísima costumbre castellana que se aplicaba rigurosamente durante la Vacancia Judicial del 24 de Diciembre al 6 de Enero y durante los días de descanso y recogimiento de Semana Santa y Pascua de Resurrección. Estaba relacionado con los Reales Perdones concedidos en dichas ocasiones. Se cerraba el punto en las visitas de cárcel del 24 de Diciembre y Miércoles Santo con opción a perdonar y liberar en forma condicional a determinados prisioneros, reos de la comisión de delitos menores, de notoria buena conducta y que habían cumplido las dos terceras partes de la condena. Previamente se seguía un Expedientillo Mixturiado que consistía en una Información Sumaria en la que intervenían varias personas opinando sobre el tema.De lo citado se deduce que nuestras autoridades conocían y practicaban las visitas de cárceles y otorgaban libertad condicional en el Guayaquil del siglo XVIII. La Vacancia Judicial no operaba en las causas penales y existía tal respeto por laborar judicialmente en lo criminal durante la Vacancia Judicial, que eran fuertemente multados los jueces que descuidaban sus obligaciones en estos períodos y solo el Viernes Santo, considerado día verdaderamente excepcional, vacaba para lo criminal.

VIRGENES QUE PINTO BEDON

La advocación de la Virgen del Rosario es muy antigua en nuestra Patria y se la conoce por documentos de los inicios de la colonia. En Quito funcionó la Cofradía de la Virgen del Rosario adscrita al convento dominicano. En 1564 fue electo Jefe Pedro Bedón de Agüero, padre del joven Pedro, que de 12 años ingresó a la Orden dominicana para seguir la carrera de las letras y el sacerdocio, allí estudió artes y teología, luego viajó a Lima y obtuvo título académico en la Universidad de San Marcos. Enseguida pasó a servir al Obispo Toribio de Mogrovejo, que lo ordenó sacerdote. Por aquellos años los Jesuitas de Europa enviaron a Lima al Hermano Bernardo Bitti, técnico en pintura y bellas artes, para que funde una Academia y enseñe la ciencia de los colores. Su especialidad eran las madonnas renacentistas. El joven Bedón trabó amistad con el italiano y aprendió de los numerosos modelos traídas por Bitti. A poco el discípulo regresó a Quito y comenzó a copiarlas cambiando únicamente sus rostros, que de italianos se tornaron indígenas, ocurriendo por vez primera en nuestra patria el mestizaje pictórico, producto del cruzamiento de razas que ya se practicaban en el continente.

El Padre Bedón vivió en Quito para el arte, enseñando a sus discípulos en la Escuela de la Cofradía de la Virgen del Rosario, de la que era devoto su padre; la revolución de las Alcabalas que todo lo estremeció en esa época interrumpió su trabajo. Por tal motivo abandonó la ciudad pero regresó a los 4 años, dedicándose a la construcción de la Iglesia de la Recoleta. Luego viajó a la recién fundada población de Ibarra y realizó trabajos en el Convento de los Dominicanos para regresar por tercera vez a Quito, prematuramente viejo y achacoso, muriendo de Provincial de la Orden Dominicana el 27 de febrero de 1621, cuando frisaba 57 años de edad, a consecuencia de cáncer indoloro al estómago. Tal era la fama de santo y artista que tenía, que el año de su muerte, el doctor Juan López de Solís, Obispo de Quito, compuso una pequeña pero completa biografía, indicando que Bedón fue uno de los primeros americanos que intentaron con éxito recorrer el camino de las artes plásticas fundando escuela, creando obras y dejando discípulos. Y no era para menos, porque la tenacidad realmente asturiana que el Padre Bedón mostró a través de su vida, pintando a la Virgen María en su advocación del Rosario, induce a pensar en la importancia y trascendencia de los misterios rosarinos. No otra razón pudo haber tenido cuando fundó en la capital una Cofradía dedicada al conocimiento del Rosario, a la que ingresaban sin distingo de ninguna especie españoles, criollos, indios, negros, mulatos y mestizos, interviniendo con igualdad de derechos y en forma democrática; la Cofradía mantenía con el producto de sus rentas un taller de pintura y escultura donde los cofrades recibían gratuitamente la enseñanza del maestro Bedón. En esta labor hizo numerosos discípulos y entre los más aventajados estaban Sánchez Galque, Vilcacho, Chacha, Gualoto, Vásquez, Antonio y Felipe, que han pasado a la historia del arte hispano quítense con méritos propios.El método seguido en el taller se expone claramente en la obra de Bedón titulada "Teoría del Arte". Allí se mencionan las tres reglas fundamentales para todo artesano, a saber: Conocer un método de pintura, ejercitarse en él y disponer de modelos para la aplicación en la práctica.EL ROSARIO COMO TEMA DE ARTEEn la primitiva Capilla del Hospital de la Misericordia de Quito, conocido también con el nombre de Hospital de San Juan de Dios, se conserva una imágen quiteña del siglo XVI, posiblemente salida de los pinceles del Padre Bedón. En ella se contempla a la Virgen María en su advocación del Rosario, sosteniendo en su brazo derecho al niño Dios y en el izquierdo un largo rosario de cuentas de madera; la figura está ligeramente inclinada a la derecha para mantener el necesario equilibrio y tiene a sus pies a Santo Domingo de Guzmán y a San Francisco de Asís, el primero con una varita floral y el segundo con una calavera, en señal de santidad y sacrificio respectivamente. Ambos eran patronos de los primeros Conventos que se fundaron en Quito a raíz de la conquista.Se ha probado que ante esa antiquísima imágen se inclinaba diariamente a rezar sus oraciones Mariana de Jesús a la hora del Rosario. Imagen que llena un siglo de pintura quiteña y sirvió para que un enorme número de artistas la copiaran como modelo.Sólo se conoce otra imágen del Rosario que difiere del patrón creado por el Padre Bedón. Se trata de la Virgen que se venera en la Población de Baños, Provincia del Tungurahua, llamada también de "La Agua Santa"; está sentada sobre un trono y se atribuye la versión original al pintor e imagínero Diego de Robles, Maestro con taller propio en Quito a principios del siglo XVII y discípulo de Bedón.En muchas pinturas de la Virgen del Rosario aparece rodeada de un halo de nubes que le sirve de marco diferenciador de los demás personajes del cuadro, como símbolo de su naturaleza. También se la pinta con dimensiones mayores a las otras figuras.El detalle de haber escogido Bedón a Santo Domingo y a San Francisco es muy interesante por su origen histórico. Sabido es que en Quito durante el siglo XVI funcionaron tres Conventos de los Dominicos, de los Franciscanos y de los Mercedarios, Bedón decidió tomar a los santos protectores de los dos Conventos mayores como patronos de su Cofradía de la Virgen del Rosario, pero no imaginó jamás que su taller donde se mezclaban las razas sin distinción alguna, iba a ser el centro originador de una de las más depuradas escuelas pictóricas del nuevo mundo, sublimada por blancos, mestizos e indios pintores que comenzaron imitando los modelos de la Virgen, el Niño y los santos del Maestro que los iniciara, prosiguieron con los diversos misterios del Rosario, aprovechando la oportunidad que les brindaba la temática rosarina con sus Misterios gloriosos, gozosos y dolorosos, para estudiar finalmente a la figura humana, irradiando hacia el paisaje, la vida común y la cuestión folclórica.Estos Misterios incitaron a los artistas a repetir la pasión de Cristo en la Oración en el Huerto, el Desprendimiento, la Cruz a Cuesta, la Coronación de Espinas, El Ecce Homo, Los Azotes, La Traición de Judas Iscariote y otras tantas escenas que propugnaron el conocimiento de la anatomía, proyectada en el arte para complementar paisajes, conseguir elementos, dramatizar escenas o centralizar la atención del espectador con elementos plásticos más sutiles, como el equilibrio, el cromatismo y la fuerza de expresión.