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EDOUARD VERMEULEN “FUE UN HONOR QUE MAXIMA ME ELIGIERA PARA VESTIRLA EN SU PRIMERA APARICION COMO REINA” Considerado uno de los “favoritos” de la realeza, el diseñador de la maison Natan recibe a ¡Hola! Argentina en su departamento de Bruselas. Y habla de la relación que lo une a Máxima, su clienta más fiel En el living, junto con dos de sus musas by Natan, la marca que creó en 1984. Graduado en diseño de interiores, le gusta mezclar lo clásico con lo moderno tanto en su casa como en la ropa. “Soy un amante del blanco y el beige”, dice.

EDOUARD VERMEULEN - Rodolfo Vera Crodolfoveracalderon.com/wp-content/pdf/edouardvermeulen.pdf“Tres años atrás, cuando la revista Vanity Fair la catalogó como una de las mujeres

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    EDOUARD VERMEULEN

    “FUE UN HONOR QUE MAXIMA ME ELIGIERA PARA VESTIRLA EN SU

    PRIMERA APARICION COMO REINA”

    Considerado uno de los “favoritos” de la realeza, el diseñador de la maison Natan recibe a

    ¡Hola! Argentina en su departamento de Bruselas. Y habla de la relación que lo une a Máxima,

    su clienta más fiel

    En el living, junto con dos de sus musas by Natan, la marca que creó en 1984. Graduado en diseño de interiores, le gusta mezclar lo clásico con lo moderno tanto en su casa como en la ropa. “Soy un amante del

    blanco y el beige”, dice.

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    “Máxima es una holandesa con un enorme corazón que denota su origen argentino. Siempre está bien vestida y no usa mucho tiempo para lograrlo”

    Espacioso y con mucha luz, el departamento del hombre que también confeccionó el vestido de novia de la princesa Matilde alberga obras del período de oro del arte flamenco y algunas importantes piezas contemporáneas. Sobre la mesa pueden verse varios libros de moda: “Soy un adicto de la

    estética. Le agradezco mucho a la vida por haber nacido en una familia que valora tanto el arte”, dice el prestigioso diseñador belga.

    L a cita es a las dos de la tarde. Aun-que hace frío, el sol brilla sobre la Avenue Louise, la calle más exclu-siva de Bruselas. En el segundo piso de un petit hotel, Edouard Vermeulen (56) –uno de los modistos favoritos de la rea-leza europea y el encargado de vestir a Máxima en su primera aparición públi-ca como reina de los Países Bajos en el balcón del Palacio Real de Amsterdam– recibe a ¡Hola! Argentina. Enseguida, el cálido trato del creador de Natan nos hace sentir como en casa y confiesa: “Máxima es una mujer fantástica. Tanto ella como su madre son encantadoras.

    Y creo que María del Carmen [Cerruti Carricart] fue quien más ha influido en la manera en que la reina holandesa se viste. Ella confía mucho en su mamá, quien tiene muy buen gusto”.

    Nacido en Ieper, al oeste de Bélgica, es considerado uno de los fashion makers más influyentes en las cortes europeas. Su cercanía con reinas y princesas lo convir-tieron en un eximio intérprete del buen vestir. “Antes de sus viajes oficiales, Máxi-ma siempre viene a verme para que la ase-sore y le haga algunos atuendos. Aunque sabe muy bien lo que le queda mejor, le gusta tener una segunda opinión y eso es

    un gran halago para mí. Estoy seguro de que hará un papel estupendo como reina. Su calidez y su carisma hicieron que se ga-nara el cariño de todos los holandeses”, asegura. Creador incansable, empezó su carrera en 1983 –después de terminar el servicio militar– como decorador en el mismo local en el que Paul Natan tenía la exclusiva tienda que vistió por años a la aristocracia belga. Cansado de que la gen-te entrara buscando ropa y no sus servi-cios como interiorista, decidió lanzarse al mundo de la moda con una pequeñísima colección. Desde hace treinta años, cada una de sus colecciones es un éxito.

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    –¿Cómo fue ese gran salto?–A pesar de que me iba muy bien

    como decorador, constantemente tocaban a la puerta preguntando si aún se vendían diseños de Na-tan y de Jacqueline Leonard. Así fue que un día de 1983 me ani-mé a crear una colección de seis prendas. Una tarde de 1984 vino a verme una señora de la aristocra-cia belga y me preguntó si me in-teresaba hacer un desfile con fines filantrópicos. Sin dudarlo acepté, ya que la presidenta de la funda-ción que organizaba el evento era la princesa heredera Paola, hoy mujer del rey Alberto de Bélgica. De hecho, estuvo presente en mi primer desfile. ¡Todo un honor! Fue un éxito rotundo y a los pocos días puse en marcha lo que sería mi tercera colección. La gran de-manda hizo que en 1986 creara mi primera línea prêt-à-porter y tuvo una aceptación enorme. Mi mar-ca ya cuenta con siete tiendas en Europa y mis diseños se venden en 128 puntos en todo el mundo. Voy a mostrar mi próxima colección en

    un desfile que se va a hacer en la embajada de Bélgica en París y en el que Elie Saab será mi padrino.

    –¿Cómo fue que nació el nom-bre “Natan”?

    –Quise rendirle un homena-je a Paul Natan y por eso bauticé mi marca así. También creo que lo hice por cábala, ya que fue un hombre brillante. Además de ser un apellido que me gusta como suena, creo que es una palabra que puede ser recordada muy fácilmen-te en cualquier idioma. Y a pesar de que mi nombre se hizo famoso a lo largo de los años, mucha gente me recuerda porque Natan es un ícono de la moda belga desde que Paul lanzó su marca en 1948.

    PALABRA AUTORIZADA–¿Cuál cree que es el secreto de

    su éxito?–Creo que mi fórmula es muy

    sencilla: minimalista, con buenos géneros y muy femenina. El se-creto pasa por pensar los diseños en función de la mujer que va a llevarlos. Además, creo que los ac-

    “La sangre latina de Máxima hace que luzca cualquier color maravillosamente. Entre sus favoritos están el rojo, el amarillo y el verde”

    A diferencia de los géneros que usa en sus diseños, prefiere el terciopelo y el shantung a la hora de decorar. También es fanático de los muebles de la época victoriana y de objetos eclécticos, como los taburetes con patas de cabra y tapizado animal print que decoran el living.

    Derecha, arriba: un sello de Vermeulen es la mezcla de estilos, como puede apreciarse en cada uno de los ambientes.

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    El comedor es uno de los ambientes más imponentes. Recubierto en cuero y madera, es el lugar donde recibe a sus invitados. La obra que lo decora es contemporánea y las vasijas que destacan encima de la mesa son de cerámica esmaltada. Las sillas, tapizadas en cuero, y la mesa son de la

    escuela Bauhaus, cuya estética fascina a Vermeulen.

    cesorios son fundamentales, ya que le dan la puntada final a cualquier atuen-do. También es importante el toque de tendencia, sin perder jamás la esencia de lo clásico.

    –¿Cómo definiría la elegancia?–Lo principal es el allure, esa magia

    con que se nace. Después, una mujer

    elegante es aquella que tiene muy cla-ro lo que le queda bien y la hace más joven y femenina. Yo siempre les digo a mis clientas que la simpleza es la mejor amiga de la elegancia.

    –¿Cuáles son sus géneros y colores favoritos?

    –Trabajo solamente con telas natura-

    les: chiffon, seda, algodón…, géneros con cuerpo. Soy un amante del blanco y el beige, pero creo que la magia de un buen diseño es la mezcla de colores, sin importar si son neutros o estriden-tes. Esta regla es tan importante que siempre muestro en mis vidrieras cómo deben llevarse mis creaciones.

    “Tres años atrás, cuando la revista Vanity Fair la catalogó como una de las mujeres mejor vestidas del mundo, la princesa Matilde de Bélgica me llamó para agradecerme. Yo le dije que me llenaba de honor su llamado, pero que ese logro

    también se debía a su elegancia y a su don de gente”

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    UN CALIDO COMIENZO–¿Cómo conoció a la reina Máxima?–Ella era la prometida del rey Guillermo

    Alejandro. Fue en una comida en Bruse-las, donde tuve la suerte de estar sentado a su lado. Máxima vivió aquí durante seis meses antes de convertirse en princesa para aprender el holandés, la historia de su futuro país y, por supuesto, las reglas del estricto protocolo de la realeza. En cuanto me presenté, me dijo muy naturalmente

    y con una gran sonrisa: “Es realmente un placer conocerlo. Me encantan sus dise-ños, son fantásticos”. Seis meses después vino a verme porque quería que le hicie-ra el vestido con el que asistiría al primer gran evento de los Orange: la boda de los príncipes Constantino y Laurentien. Des-de entonces, le hago muchas de las pren-das que lleva en los actos oficiales y en las visitas de Estado. Debo decir que desde aquella noche me di cuenta de que nos

    convertiríamos en buenos amigos.–¿Qué tal es como clienta?–Para mí es un honor trabajar con ella

    porque es una mujer única. Es tan dulce y educada que siempre es un placer recibir-la. Todo mi staff le tiene un gran cariño. Es una holandesa con un enorme corazón que denota su origen argentino. Siempre está bien vestida y es tan organizada que cada vez que viene a verme se instala en mi atelier agenda en mano, me habla de

    lo que tiene en mente y en muy poco tiem-po decide lo que quiere. Así sea un viaje oficial o una conferencia, ella sabe muy bien lo que debe llevar. Tal es su profe-sionalismo que muchas veces hace que se le tomen fotos con los modelos que elige para ver cómo dan en cámara porque no es lo mismo tener a una modelo posando que a una reina en movimiento.

    –Usted también diseñó los vestidos que las princesitas usaron en la ceremo-

    nia de proclamación. ¿Cómo se portaron durante las pruebas?

    –¡Maravillosamente! La Reina es una gran madre y sus hijas son tan educadas que es un placer tenerlas en casa. Todo lo piden de una forma tan gentil que siem-pre que las veo me conmueven. Además, tienen una personalidad muy marcada y se las ve felices.

    –Hablemos del diseño que llevó Máxi-ma en su primera aparición como reina

    de Holanda.–Cuando supo que Beatriz abdicaría vino

    a verme para decirme que le encantaría que le hiciera el modelo con el que saldría al balcón a saludar al pueblo holandés. Solo me puso una condición: debía sumar-le unas perlas que su suegra le había rega-lado después del viaje que hicieron juntas a Turquía. Era una cábala que quería llevar con ella y por eso se me ocurrió que podía bordarlas en la falda del vestido. Realmente

    El creador en el salón donde recibe a las reinas y princesas que lo visitan en su tienda de Bruselas. Aquí le hace las pruebas a Su Majestad Máxima. “Creo que mi fórmula para crear un buen vestido es muy sencilla: diseño minimalista, buenos géneros y estilo muy femenino. Siempre pienso las líneas en función de la mujer que lo va a llevar. Además, creo que los accesorios son fundamentales, ya que terminan de complementar cualquier

    atuendo”, asegura.

    “La reina holandesa es tan organizada que cada vez que viene a verme se instala en mi atelier agenda en mano, me habla de lo que tiene en mente y en muy poco tiempo decide lo que quiere. Así sea un viaje oficial o una conferencia, ella sabe

    bien lo que debe llevar”

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    estaba radiante en un día tan especial.–¿Se puede decir que existe un es-

    tilo Máxima?–Con excepción de Rania de Jor-

    dania, muy pocas princesas quieren ser consideradas íconos de estilo. Te-nemos que entender que las prince-sas, más allá de ir a bailes y ceremo-nias fastuosas, deben también visitar hospitales y ser parte de eventos con gran peso institucional, por lo que sus outfits siempre deben ser respe-tuosos y discretos. Máxima es muy consciente de que la imagen de la Corona está por encima de todo.

    EL ELEGIDO–Usted también es el diseñador favo-

    rito de la princesa Matilde de Bélgica.–Cuando uno tiene una casa como

    la mía, debe ser muy cuidadoso de sus clientes. Yo no nací dentro de la rea-leza, pero recibí una educación en la que la realeza era sumamente respeta-da, por lo que para mí es realmente un honor vestir a muchos de sus miem-bros. Una de las mayores gratificacio-nes que puede tener un diseñador es que una princesa de su propio país lo elija. Recuerdo cuando la princesa Ma-tilde me convocó para que le diseña-ra su vestido de novia, me dio mucho orgullo porque es una de las prendas que más me gusta hacer. Un vestido de novia es el más importante en la vida de una mujer y el vínculo que se gene-ra con el diseñador es ineludible. Y eso fue lo que me sucedió con la princesa Laurentien de Holanda y las princesas Matilde y Claire de Bélgica.

    –¿Qué es lo que siempre debe te-ner en cuenta un diseñador?

    –Lo más importante para mí es la vigencia. Estoy convencido de que aunque vista a reinas y princesas no puedo estar ajeno de lo que pasa en el mundo. Me encanta ir a eventos y ver cómo viste la gente. Mi misión como diseñador es que una mujer se vea clá-sica, femenina y auténtica.•

    Para Edouard Vermeulen, un buen diseño es aquel que luce cuando la mujer está en movimiento. “Estoy convencido de que aunque vista a reinas y princesas no debo estar ajeno a lo que pasa con las últimas tendencias. Mi única misión como diseñador es que una mujer

    sea realmente clásica y femenina. Y creo que con la reina Máxima lo he logrado”, afirma al pie de la escalera que lleva a su departamento.

    “Yo no me considero un diseñador, sino más bien un modisto, ya que solo interpreto los deseos de mis

    clientas y los materializo”

    “Cuando la conocí a Máxima todavía era

    la novia del ahora rey Guillermo”

    Texto: Rodolfo Vera Calderón Fotos: Ignacio Arnedo