Egología y Fenomenología

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  • 8/6/2019 Egologa y Fenomenologa

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    Egologa y fenomenologa:la crtica heideggeriana de Husserl

    Jocely BENosr(Universidad de Rennes)

    Como es sabido, el curso semestral desarrollado por Heidegger en laUniversidad de Marburgo durante el verano de 1925 fue escenario de una dis -cusin con la fenomenologa husserlianal. En l Heidegger presenta unaespecie de primera versin de lo que ser la problemtica de Sein una u y,por tanto, de lo que, si ha de crersele, seria el primer pensamiento sustrado

    a la metafsica, por haber cuestionado sus presupuestos hasta el limite. Perolo previo es lo que el propio Heidegger llama una critica inmanente 2 de lafenomenologa, es decir, de la fenomenologa husserliana, concebida sinembargo por ello mismo como el suelo natural del pensamiento.

    El centro de gravedad de la crtica se sita claramente del lado del ego.Lo que aprisionara el pensamiento husserliano en un dispositivo tradicional,materia de lo que propiamente se llamar metafsica es su referencia egol -gica, o en todo caso, a una conciencia constituyente. Es decir, que el Husserl

    (. entre la abundante literatura, Jean-Luc Marion, Lego es e Dasein. en Rduction el donaion,Paris, PU. F.. 1989, p. II Ss., Jean Fran9ois Courtine, Rduction phnomenologi -que el diffrenee ontico-ontologique, en Heidegger es la phnomnoogie,Paris, Vrin, 1990,p207s.. Rudolf l3ernct, Intentionalit et transeendance (Husserl es }leidegger). en La vie dusa je S .Paris, PUF, 1994, p.39s., y la exposicin sistemtica de Jean Creisch, Onsologie el ten,- ~mralit, Paris. PUF, 1994, p.44s.

    2 Martin Heidegger, Prolegomena zur Ges chic/ile des ZeilsbegriIIK ((la 20), hg. Von PetraJaeger. Francfort. Vittorio Klostermann, 1979, pl40.

    R+tswrlu hikrcfia. U p c x z ~ ,vol. Xi 1999),nm. 22,pgs.2)42. Seixicin d e Publicaciones,Un&eoidadComplutense.Madrid

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    al que se apunta aqul es esencialmente el de las Ideen, al tiempo que se man -tiene fiel y respetuoso a la exposicin de las Investigaciones lgicas porcuanto representa una obra de caa, nica que permite el acceso al sueloautntico de la filosofTa, esto es, a los fenmenos, en tanto que este ha dehacerse de forma libre de presupuestos. Con Ideen Husserl parece haberintroducido nuevamente un presupuesto masivo que recoloca su empresadentro de la historia de la metafsica, sacando a la luz un postulado que sinduda ya funcionaba en la obra fundacional. Este postulado es el de la estruc -tura egolgica del aparecer: nada hay que no aparezca en un ego.

    Qu obstaculiza una aprehensin radicalmente fenomenolgica de losfenmenos? Estos son, en efecto, los trminos en que Heidegger plantea lacuestin: no se trata tanto de negar o desbordar la fenomenologia cuanto dellevarla hasta el limite de su s exigencias, esto es, hasta la ausencia absolutade presupuestos, hasta lo que podra llamarse la libertad de los fenmenos.Entonces en qu medida la va adoptada por Husserl a partir de Ideen 1 , alhacer ms rgidas sus opciones iniciales, puede obstaculizar la completa libe -racin de los fenmenos?

    La paradoja de la respuesta heideggeriana es que seala de entrada ysobre todo una carencia ms bien que un error peroambas cosas estn aqu ligadas. El planteamiento husserliano del problema de la intencionalidad secaracteriza, segtin Heidegger, por un fallo, una falta (Wrsiuinnis). Lo que seecha en ella de menos es cualquier tratamiento serio de la pregunta por el ser(Frage nadz tem Sein,>,entendida como pregunta por el sentido del ser Enninguna parte Husserl se interroga realmente por el sentido de la palabraser, ni siquiera ysobre todo por el sentido que podra adquirir cuando seaplica al fenmeno cuyo papel central ha destacado la fenomenologa, a

    saber: la intencionalidad. Esta carencia de explicitacin del ser de lo inten -cional o quizs ms bien, por seguir a Heidegger, de lo intencional en tantoque en ello va implicado el ser mismo, lastra todo el proyecto de la investi -gacin fenomenolgica.

    Obviamente se puede ser escptico a ese respecto y preguntarse por lanecesidad de referirlo todo a una problemtica ontolgica, problemtica que,en la propia exigencia de autenticidad que lleva consigo, podra ser el lti -mo nombre de la metafsica misma. Acaso la propia fenomenologa husser -liana no prescinde del sentido del ser, e incluso uno de los aspectos de su pro-

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    ceder no consiste en cortocircuitar esta cuestin, en desarmara realmentemediante ese cortocircuito (Ausschaltung,) que es la reduccin? La fenome -nologa husserliana no se sita esencialmente sobre el terreno de la ontologae, incluso, en virtud de su giro idealista de 1907, induce a una nueva relacincon la ontologa. Hay buenas razones para confiar en que pueda soslayarse laontologa, algo necesario para las tentativas contemporneas de superar elontologismo heideggeriano 3.

    Queda por ver que la argumentacin heideggeriana sea capaz de crear su spropias condiciones de credibilidad. Porque, en efecto, en vez de pegar puray simplemente una problemtica externa sobre el texto huserliano lo nicoque hace es marcar un trabajo de diferenciacin propiamente ontolgica den -tro del propio texto. Aqu, Heidegger toma a Husserl al pie de la letra y elnico lmite dc su estrategia de apropiacin y al mismo tiempo de dccons -truccin no es, sin duda, ms que el tomarlo precisamente demasiado al piede la letra. cii el arraigamiento penosamente metafrico de la fenomenologaen el lenguaje de la metafisica, al margen de la cual juega.

    El anlisis heideggeriano parte de la idea de que la intencionalidad per -tenece al mbito de una regin del ser, la conciencia. La cuestin es saber siel pensamiento de la intencionalidad ha planteado o no la cuestin previa delser de esa regin. Ya puede uno indignarse sin ir ms lejos: es cierto que laconciencia en Husserl puede caracterizarse como una regin del ser? Pero eneste punto la lectura de los textos es inapelable: sin duda que s. El Husserlde Ideen razona en trminos de regiones, entendidas como regiones de ser, yarticula particiones propiamente ontolgicas4. Husserl habla aqu de ontolo -gas regionales, al margen de la paradoja de una frmula que parece sub -vertir el estatuto tradicional de la ontologa como nctap/n.sica generalis. Y laconciencia misma est bien determinada como una regin de ese tipo, sus -ceptible de una ontologa regional; la oposicin entre las dos regionesmundo y conciencia adquiere as un valor axial en esa demarcacin. El

    objetivo del fenomenlogo que lleva a cabo la reduccin es alcanzar unanueva regin del ser (Seinsregion) que hasta el presente no se ha delimitadoen su especificidad5. Se trata ciertamente de una conquista ontolgica, y all donde se busca la conciencia se la busca desde el primer momento como ser.[.a conciencia slo se resiste a la reduccin fenomenolgica en la medida en

    (ti Por ejemplo Jcan LucMarion. L are et la rgion. ci i op. rif. p.2 II(II hIero. 9. llua 111/1,p.23.

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    que se ve provista de un ser propio (Elgensein). Es en virtud de su consti -tucin ontolgica particular como subsiste a modo de residuo fenomenol -

    gico, subsistencia que, recprocamente, la confirma como regin del seroriginal por principio 6. No slo es la conciencia regin del ser sino que,como tal, reviste una especie de primaca ontolgica que retendr toda laatencin crtica de Heidegger, porque este ser de la conciencia se ve deter -minado como ser absoluto7. Qu hay que entender con ello, pues al mismotiempo la tesis central de la fenomenologa, que parece invalidar la posibili -dad de toda absolutez ontolgica, sigue siendo que no hay ms ser que el queaparece para una conciencia?

    Que haya ser absoluto es evidentemente, como en toda afirmacin de

    absolutez, relativo. Si la conciencia es absolutamente es que hay un ser queno es absoluto, en el sentido de ser relativo, esto es, relativo precisamente alde la conciencia. Toda la exposicin de tIcen 1 gira as en torno a una parti -cin ontolgica esencial (la distincin de principio ms radical que puedadarse entre los modos del ser8), que parece introducir un dualismo en elcorazn del ser mismo, en nombre de una evaluacin propiamente ontolgi -ca de sus diferentes regiones, que lleva a privilegiar una de ellas, excluyendotodas las dems.

    En la medida en que lo que se distingue ahi son ciertamente dos esferas

    del ser la pregunta de Heidegger resulta plenamente legtima: se ha aclara -do previamente de manera suficiente el sentido de lo que quiere decir seren general? Heidegger pretende dejar aqu abierta (de momento) la cuestinde saber si dicha cuestin es fundamental. Pero la cuestin se suseita de todosmodos por los trminos mismos que Husserl emplea, por la necesidad queexperimenta de caracterizar ontolgicamente su punto de vista.

    Simultneamente, Heidegger plantea a Husserl una cuestin propiamen -te fenomenolgica que se refiere, propiamente hablando, a lo que podra la -marse una fenomenologa de la fenomenologa: sobre qu suelo fenome -

    nolgico se gana el dominio de objetos de la fenomenologa? Es decir, ensuma: de qu se habla al hablar de intencional? Qu es lo que confiere sucontenido fenomenolgico concreto a esta nocin de intencionalidad? Sobrequ fenmenos puede conquistarse su sentido autntico, que subyace cons -tantemente a los anlisis pretendidamente ontolgicos de la fenomenologa?

    < Op.cit, p.68.Y O p .

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    Es esta exigencia fenomenolgica aplicada a la propia fenomenologa (des -velar el fundamento fenomenolgico de la intentio) la que abrir a Heideggeren un segundo momento la posibilidad de radicalizar su anlisis en forma defenomenologa de la temporalidad. Pero en un primer momento sirve tambinde arma de guerra y de medio de deconstruecin contra la abstraccin de lasdeterminaciones ontolgicas propuestas por Husserl.

    Estas son cuatro.

    1 La primera determinacin es la de la conciencia como ser inmanente.Como hace observar Heidegger, y sobre ello volveremos en los captulos

    siguientes, en el punto de partida esta nocin es relativa. Ser inmanente sig -nifica en primer lugar ser inmanente a, luego en tanto que ser en otro distin -to de si mismo. Si se entiende as. a qu puede ser inmanente el ser de laconciencia? A nada distinto de la conciencia misma, pero en tanto que estapuede convertirse, en cierto modo, en su propio contenido. Esta situacin noremite a nada distinto de la figura clsica de la reflexin, como no lo niega cltexto de Ideen. Lo que Heidegger quiere decir es que no hay inmanencia ensi. sino inmanencia de la conciencia desde cierto punto de vista, en tanto queesta puede convertirse en objeto de una operacin metafisicamente determi -nada que se llama reflexin y solamente as. Slo bajo la mirada de la reile -

    xion, es decir, de una reflexin al menos posible, se ve provista la concienciade un ser inmanente. La conciencia husserliana se ve ya aqu determinada ensu ser por unas estructuras que corresponden a las de una concepcin tradi -cional de la actividad filosfica. Toda determinacin del ser de la concienciamisma se descarta por lo dems en beneficio de la determinacin de la posi -ble relacin de un ente a otro (que en este caso resulta ser el mismo), es decir,de lo vivido de la reflexin a lo vivido como aquello sobre lo que se refle -xiona: ah se origina el sentido husserliano de la inmanencia, en la conexinde un ente a otro, incluso la ecuacin de un ente con otro. La transparencia

    de la reflexin se aprehende aqu como una propiedad fenomenolgica fun -damental slo por lo que da a conocer de un ente, y no es interrogada encuanto a que hace o no posible este ente en cuanto ente, por tanto en su ser.La regin conciencia es presupuesta por referencia a ella misma como lo quehace posible su propia inmanencia, a travs de ese modelo preconcebido quees el de la reflexin, pero de la procedencia ontolgica de la concienciamisma (cmo puede la conciencia ser conciencia?) no cabria hacerse cues -lin.

    Se verifica esta ecuacin inmanencia/reflexin en el texto de Ideen 1?

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    1 -layque reconocer a la lectura lieideggeriana el mrito de su indiscutiblerigor Cuando en el 42 de Ideen 1 Husserl sigue distinguiendo en el mismovocabulario ontolgico el ser en cuanto conciencia y el ser en cuanto rea -lidad, lo hace en nombre de una divisin entre inmanencia y trascendencia.Pero, como es lgico en fenomenologa, esta oposicin entre inmanencia ytrascendencia implica una distincin de principio en la frma darse una yotra9. A partir de ese momento la cuestin es saber cmo se da la inmanen -cia (qu modo de dacin la caractenza como inmanente?), con exclusin dela trascendencia. Sobre eso el texto de Husserl parece claro: hay inmanenciadonde hay posibilidad de una percepcin inmanente. Pero esta, en 38, ya hasido asociada a la reflexin como a su gesto o actitud constitutiva. La esen -cia del cogito, en cuanto estructura intencional, entraa la posibilidad deprincipio de que la mirada se vuelva reflexivamente sobre ellaO.Pero parala conciencia esta esencia no es una esencia como cualquier otra. En ella esla conciencia misma, o al menos uno de sus momentos, la que se manifiesta.El acto de conciencia en la que aqul se presenta posee desde ese momentoesa propiedad particular de poder caracterizarse como acto dirigido demanera inmanente. Los actos de este gnero se definirn por el hecho de quesus objetos intencionales pertenecen al mismo flujo de lo vivido que ellosmismos II. Pero esta propiedad de inmanencia, que no mide aqu otra cosa

    que la pertenencia (la inmanencia) de dos contenidos a un mismo flujo, no sefunda de hecho ms que en aquella propiedad planteada en el punto de parti -da de Ideen, es decir, la reflexividad de la conciencia misma, en la que se

    juega su posibilidad de que cualquier cosa que se manifieste lo haga comocontenido en ella, o sea como inmanente. La reflexin es a la vez un casoparticular de percepcin inmanente y el horizonte necesario para poner enevidencia (y a dotar de sentido) la inmanencia de cualquier cosa a la con -ciencia, percepcin o no, por lo dems. As, pues, para elucidar el ser de laconciencia en el 46 se pondr en primer plano la reflexin, como va de

    acceso de la conciencia a s misma. Toda percepcin inmanente garantizanecesariamente la existencia de su objeto. Cuando la reflexin se aplica a lovivido mo para captarlo, capto un absoluto en s mismo cuya existencia porprincipio no puede ser negada12. Si el ser de la conciencia se manifiestacomo ser inmanente lo hace ciertamente por y en la reflexion.

    9 Opeil., p.SS.< ~ Op dl., 28, p.77.

    II Opdil., p.78.2 Qp~, 46, p.96.

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    La nocin de inmanencia est por consiguiente ligada a la idea de unmodo de acceso a la conciencia, lo que la fenomenologa heideggeriana, ensu orientacin hermenutica, no podra negar; pero un modo de acceso cuyaevidencia es ms postulada que mostrada, en la adscripcin iruplicita a unatradicin previamente no cuestionada. Aqu se ignoran las cautelas de las Investigaciones lgicas 3, lo que subraya la falsa evidencia de la remisin aDescartes al final del 46. De todos modos hay ciertamente un yo, que encuanto tal ntegra el flujo de la fenomenalidad, y es lo dado en y por la con -ciencia mediante la reflexin. Tesis fenomenolgica cuyo carcter interpreta -tivo e interpretativamente violento en relacin con los fenmenos intentasubrayar 1 leideggen

    2 La segunda interpretacin es la de la conciencia corno ser absoluto enel sentido de dato absoluto.

    Lo vivido reflexionado es en si mismo absolutamente dado. Las vivenciasexisten en un sentido absoluto en relacin a lo trascendente, es decir, que nose presentan de forma indirecta, simblicamente, sino que son captados en s mismos, dice l-leidegger4, volviendo as a servirse del vocabulario brenta -niano del primer Husserl, que distingue entre la representacin propia (direc -ta> y la representacin impiopia (indirecta). De hecho, esta determinacin,que parece ms inmediatamente fenomenolgica que la primera, pues carac -teriza un modo de dacin, est construida sobre el andamiaje de la preceden -te y presupone su dispositivo, no aclarado ontolgicamente. es decir: la tesisde la reflexin como va de acceso de la conciencia a s misma. Ah se juegala absolutez de lo dado que sc supona impartida a los fenmenos de con -ciencia. Y una vez ms Heidegger resalta la incapacidad de Husserl para pre -cisar aqu el contenido ontolgico de su propsito.

    Reproche tal vez injustificado pues acaso no reside la originalidad ylaoriginariedad de la fenomenologa en dejar de lado toda determinacin

    ontolgica para remitirse a la iimcdiatez incluso de un modo de dacin?El problema es que eJ propio 1 lusserl transcribe su tesis (Y) en el lenguaje

    de la ontologa, lo cual fundamenta la tercera determinacin de la pura con -ciencia.

    30 Esta tercera determinacin es como sigue: la conciencia es ser absolu -to en el sentido de que nuih re indiget ad exismendurn.

    CII JI? Y * 4-S.14 Ca 20. pL43.

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    En la adopcin de la determinacin cartesiana de la substancia para cali -ficar el ser de la conciencia no habra que ver el retorno de la metafisica con

    toda su fuerza? Es aqu sin duda donde la interpretacin de Heideggerencuentra, si no su mejor razn, en todo caso su mejor pretexto.

    Ningn ser real, ningn ser que para la conciencia sejigura y se legitima por medio de apariencias es necesario para el ser de la conciencia misma (entendi -da en su sentido ms amplio conio flujo de lo vivido).El ser inmanente es pues, indudablemente, un ser absoluto, en el sentido de quepor principio nul/a re indigel ad existendum.iS

    Es por tanto el propio Husserl quien formula una tesis ontolgica sobre laconciencia, la de ms peso, en el lenguaje de la metafsica tradicional. No con -tenta con estar determinada ontolgicamente, la conciencia gana aqu una fun -cin ontolgica eminente, en el sentido de ser en ella donde, de manera insig -ne, se acredita el ser en general. En efecto, el ser de la conciencia se ve car -gado con todo el peso del ser, porque es ser absoluto. Heidegger ilustra estadeterminacin refirindose con toda razn a otras frmulas del 49, quehacen de la conciencia un sistema de ser cerrado sobre si6. Con la irrup -

    cin de la paradoja de la representacin sin objeto, que se conviede ahora en

    el proscenio terico de la reduccin, Husserl quiere subrayar aqu la indepen -dencia ontolgica de la esfera de la representacin o, al menos, de la con -ciencia, en relacin con su objeto, es decir, con su objeto determinado en tantoque real y no en el sentido ordinario del trmino. Pase lo que pase con el obje -to, que puede quedar suspendido en su existencia, la conciencia subsiste. y esen esa subsistencia en la que se expresa lo que es en el nivel ontolgico un serabsoluto, prcticamente en el sentido de la substancialidad cartesiana, lo quees por si. No encuentra Husserl los trminos de la definicin de la substan -cia propuesta en los Princ~ios le lajilosofla para caracterizar la absolutez del

    ser de la conciencia? NaPa re indiget ad exisendum, escribe, calcando prc -ticamente yno puede ser casual, hasta tal punto est presente aqu la refe -rencia a Descartes el nulla aPa re indiget ad existenduml 7.

    La conciencia es por tanto el ser primero, no necesita de ningn otro ser

    5 Ideen 1, 49, Hua 1 1 1 /1 ,p104.< Op.rit,p.1O5.1 7 Descartes, Principia Philosophiae, 1 , 51, XVVIII 14. Sobre esta vinculacin, vase

    Rudolf Eoel,u, Das Absoluto und dic Realitat, en btu Gesic/ispunk der Phnonwnologie. L La Haya, Nijhofi, 1968.

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    para existir. Inversamente, no hay ningn otro ser que no tenga necesidad deella pues cualquier otro ser se anuncia en ella: el mundo de las res trascen -dentes se refiere por entero a una conciencia, yno a tina conciencia conce -bis/a logicamente sino a una conciencia actuatlS.

    A primera vista parece que se trata de una distincin propiamente mcta -fisica entre dos sentidos del ser, un sentido primero en el que es absoluto yse basta por tanto a si mismo, y un sentido segundo en el que no se definesino por referencia a lo otro, como el de un ser dependiente de l y constitui -

    do en su ser en tanto que dependiente. Hay un ente (la conciencia) que es msy mejor ente que los otros y por referencia al cual va a definirse el ser de losotros entes. Estructura exacta de lo que Heidegger ms tarde llamar onto -

    teologa.No obstante, es evidente que hay que tomar ciertas distancias respecto ala aplicacin demasiado precipitada de este esquema. De entrada hay quehacer observar que, por ms prdigo que se muestre Husserl en determina -ciones ontolgicas de la conciencia (cualiticada abundantemente de serabsoluto), se muestra sin embargo prudente a la hora de calificar en trmi -nos ontolgicos en sentido propio la dependencia (o referencia, Angewie -scnheit. que es el trmino que emplea) de las cosas constituidas por referen -cia a ella. Es precisamente el hecho de ser constituidas lo que no es un deta -

    le sino lo esencial del descubrimiento inducido por la reduccin, y que slopuede expresarse muy imperfectamente en el lenguaje de la ontologa carte -sana, que es la de la relacin de res a res. l)e ello resulta que lo que podrano ser ms que la mesfi>ra de la realidad (cuya necesidad ausente mide aqu la absolutez de la conciencia) no pueda desarrollarse hasta sus ltimas con -secuencias.

    Inmediatamente despus hay que ser sensible precisamente al desmarquedel texto husserliano (tanto ms sorprendente por tratarse prcticamente deuna cita> respecto de la frmula cartesiana. Qu quiere decir exactamenteque la conciencia mil/a re indiget as exstendum? Si coino ocurre enDescartes, pero en ningn caso en el contexto de una definicin de la con -ciencia sino en el de una definicin metafsica de la substancia se tratara deuna cosa, quae ta/la alia re indiget ad existendum, el alio dara a entenderque se trata tambin de una res, que simplemente se basta en su ser de res,notiene necesidad de otra res para existir. Pero si Husserl se ha cuidado de reni -tirse a lo idntico es precisamente porque la conciencia no es, no puede ser

    W ticen 1 . 49. Non 111/1.p. 04.

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    una res por razones estructurales. No hay res, cosa, con su contenido derealidad esencial, ms que para la conciencia, en el sentido de ser esta la

    que la constituye en su ser de res. Pero es la conciencia es absoluta y, segnun trmino tal vez infeliz, ser absoluto en la justa medida en que no es unares, no se identfica con ningn contenido que ser constituido y presentadoante ella. La reflexin, lejos de proporcionar un contenido particular que seriasusceptible de constitucin (una res como otra cualquiera), no enfrenta a laconciencia a nada distinto de su inmediatez a s misma. Y esta inmediatez noes la de una cosa, por definicin susceptible de constitucin. Eso es exacta -mente lo que quiere decir la tesis que afirma que la conciencia no tiene nece -sidad de cosa alguna

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    no hay conciencia ms que en la medida en que las cosas son aprehendidascomo objeto de una evaluacin, de una prestacin de valor o, por emplear eltrmino usado entonces por Husserl, de sentido, que las constituye en lo queson. La conciencia no es aquello de donde saldra la cosa misma en cuantoser, sino el sentido de la cosa, que define el contenido de su ser, en unadacin de sentido (Sinngebung).

    Heidegger no reconoce en ello ms que la actualizacin de la nocin dea priori, tal como caracteriza los pensamientos transcendentales en el senti -do establecido por Kant. La conciencia husserliana es lo anterior, lo a priorien el sentido de Descartes y de Kant 22.

    Lejos de formular una tesis metafsica en el sentido clsico del trmino,Husserl, con Ideen, pasa al terreno de lo transcendental. Pero es precisamen -te este movimiento contra el que protesta Heidegger, y en primersimo lugarporque ofrece un excelente pretexto a las determinaciones ontolgicas que,como tales, son infundadas, al estar limitadas por las restricciones propias dela problemtica trascendental. Si la exigencia trascendental no tuviese efec -tos sobre la determinacin del ser propuesto, tal vez resultara aceptable. Perolo cierto es que lleva a Husserl a formular aqu afirmaciones propiamenteontolgicas que desde ese momento parecen constituir tan slo un artefactode la problemtica trascendental. Por decirlo en el lenguaje de Heidegger, elcarcter de ser absoluto slo se atribuye a la conciencia en la medida en quesc la entiende dentro del horizonte de una teora de la razn, de la validez(Ge/tung,>, como si se tratase exclusivamente de saber a condicin de qupuede algo ser verdadero o falso, a condicin de qu es real o no. Esta pre -suposicin inherente a la clsica reduccin del ser a la realidad sigue sien -do aqu absolutamente vlida y conduce, no a suprimir toda problemticaontolgica, sino a confinara dentro de los lmites de una cuestin que no es,o al menos no directamente, la del ser. Para Heidegger, el acceso a la cues -tin de ser como tal pasa precisamente por aislar la problemtica de la razn

    en lo que puede tener de prejudicial, no por irracionalismo en un sentidoingenuo, sino por repetir y radicalizar la preocupacin husserliana (y tal vezpor ello mismo de sus aporas) de una vuelta a las cosas mismas absoluta -mente libre de presuposiciones, proclamada clara y terminantemente en esecurso de 1925. Al ordenar el despliegue de la fenomenologa a una teoria dela razn en la que se cumple y culmina, segn la economa de Ideen!, Husserlrenunci a la tarea esencialmente descriptiva que corresponda a la fenome -

    22 (ja 20, II e), p.145.

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    nologa y, ms en concreto, sucumbi histricamente a los cantos de sirenadel neokantismo y de la predeterminacin no fenomenolgica que da de lafilosofa como teoria del conocimiento. ;Como si el conocimiento consti -

    tuyera una va de acceso nico o incluso slo privilegiado al ser!Heidegger. por tanto, da pruebas aqu de cierta fidelidad a le exposicin

    del punto de vista de Husserl. Pero es aqu mismo donde se separa radical -mente (y no slo en el contenido), Porque lo que se juega ahora es precisa -mente la ruptura con lo transcendental, si ello es posible.

    4 Esta dificultad cobra todo su sentido con la cuarta determinacin onto -

    lgica que hace Husserl de la conciencia, que es la de la conciencia corno serpuro. Es en ella donde, para Heidegger, se manifiesta de hecho el carcterradicalmente no ontolgico, es decir, falsamente ontolgico, de todas lasdeterminaciones propuestas.

    En efecto qu hay de lo intencional, esto es, del ente determinado por laestructura de la intencionalidad?

    La conciencia pura es precisamente lo que rompe toda atadura con l.La conciencia pura es en efecto la regin conciencia no ya en su indivi -duacin concreta y en su vinculacin a un ser viviente, sino tomado en abs -tracto. puramente en su contenido de esencia.

    Puede uno asombrarse de esta interpretacin del fenmeno de la con -ciencia pura, o trascendentalmente purificada, obtenida luego por la reduc -cin cuando se pone fuera de circulacin el mundo entero, incluidos noso -tros mismos as como toda especia de cogitare. En efecto, siguiendo la letrade Ideen esta reduccin slo debera desembocar en una nueva regin del serque hasta el momento no ha sido delimitada segn su especificidad y en lacual. tania en lodo regin autentico, el ser es individual 23, Este ser indivi -dual que es entonces dado es precisamente el ser absoluto, a saber el del flujode lo vivido en tanto que puro vivido. Pero justamente este no vale sino en

    tanto que es absolutamente desconectado de todo viviente que estara ah paravivirlo y de todo ente que seria el soporte previamente dado de ese ser-inten -cional que es el de lo vivido. Puro significa lo mismo que ideal en el sen -tido de no-real, precisamente por no pertenecer al orden de la res. No sepuede vincular el ser-intencional de lo vivido a ninguna res que le dara sumedida. Sc debe sin duda a la penetracin de Husserl en direccin a la fuen -te misma de la intencionalidad el presentir negativamente su exterioridad res -

    /deen 1 . 33. p.6Y. Subrayado nuestro.

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    pecto de las res, de las cosas del mundo, pero quedara an por determinarpositivamente este fenmeno, y de todos modos con qu derecho calificar -lo entonces como vivido? No equivale a negar la originariedad que se esta punto de adelantar al relacionar, siquiera slo metafricamente (aunque lasmetforas nunca son metafsicamente inocentes), la estructura de la intencio -nalidad con una res (aquella que habitualmente posee la propiedad de vivir)?Toda la dificultad del anlisis husserliano de la intencionalidad radica en supretensin de abstraer de las propiedades del ente que en su caso le prestasoporte, por temor a introducir en la definicin de intencionalidad una res(pero debe interpretarse todo ente en trminos de res?), pero invocando almismo tiempo subrepticiamente para determinar esa intencionalidad ciertaspropiedades reales, por referencia a las cuales y slo a ellas se la comprende.Husserl se ve entonces detenido ante una alternativa estril entre lo real y loque no lo es, sin que ambos puedan determinarse ms que ~OT la referenciadel uno al otro y dentro del horizonte de su constitucin. Tal vez habra sidonecesario, para empezar, entender el ser de lo que es pretendidamente cons -tituido de manera distinta, o al menos no exclusiva, a real. Pero en el fondoesta cuestin no le interes realmente a Husserl. Poco importa el ser de lointencional, porque importa poco el ser en general. Heidegger intenta eolo -carse en el punto de vista de Husserl: desde este sin duda no hay que pedir

    ms de lo que se ha anunciado. Si, desafortunadamente, ha podido sugerirseuna determinacin ontolgica de la conciencia o de lo intencional, en verdadno ha sido ni prometida ni investigada. Lo que interesa a Husserl no es cl serde la conciencia, o del ser a la que se remite, sino la conciencia en cuantocampo de un posible conocimiento, y ms precisamente, de un conocimientocomo ciencia. En el anlisis husserliano todo se ordena a la idea de la cien -cia, como ciencia absoluta. Pero, una vez ms, esta idea est determinada his -tricamente: es la que domina la filosofa desde Descartes.

    Puede aislarse el dominio conciencia y hacer de l el objeto de una

    ciencia para si misma, autosuficiente y portadora de su propio criterio de ver -dad, la fenomenologa transcendental, La cuestin es saber si la aparentemodestia de este propsito (puramente gnoseolgico) no implica asimismopor fuerza una decisin ontolgica esencial. Porque tiene sentido en simisma esa separacin de la conciencia y el mundo? No se encuentra ah elolvido del ser ms inmediato y evidente, y la incomprensin de este fenme -no de la transcendencia cuyodescubrimiento por Husserl ser Heidegger elprimero en saludarque se caracteriza aqu por la reconstitucin de una esfe -ra de pretendida inmanencia, que constituye desde entonces la fuente de

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    todas las determinaciones ontolgicas de la conciencia en el discurrir husser -liano?

    A partir de ah Heidegger va a abrir una crtica de la reduccin que podradesempear el papel de crtica de la forma husserliana del olvido del ser. Lacuestin es la de la pertinencia, no ya de las determinaciones propuestas porHusserl para el ser de la conciencia, sino de la propia regin conciencia,que podra por tanto constituir una herencia, en trminos fenomenolgicos,de la va de acceso o no a esa regin. Esta va de acceso se llama reduccin.Constituye esta o no un procedimiento autnticamente fenomenolgico, esdecir, deja ver algo al levantar los presupuestos tericos?

    La tesis de Heidegger, como ms tarde la de Sartre. es fundamentalmen -

    te hostil a la reduccin. Segn l la reduccin de hecho no slo abstrae de lareal-idad. de las res, sino tambin de la encarnacin, en cada caso singular,de lo vivido. Abstrae de que los actos sean los mos o los de otro individuo.Querra Heidegger volver a psicologizar la fenomenologa, que ha hechoescapar los actos de la trampa del mentalismo, poniendo en evidencia suesencia intencional, que los define como exterioridad, pura relacin al suje -to? Ciertamente no; l, que no razona ms que en trminos de conporta -mientos {frrha/ten), amplificar esa exterioridad, que es lo que quiere rete -ner como lo mejor de la fenomenologa husserliana. Pero no cree que se

    pueda separar esta exterioridad de su configuracin determinada. El anlisisde la conciencia absoluta abstrae por completo de su existencia de hecho, oms bien del hecho de su existencia, nunca la lleva temticamente al prosce -nio, cuando es por ah por donde habria que empezar Heidegger no confun -de reduccin fenomenolgica con reduccin eidtica, ni cree que parallusserl el cgo sea pura y simplemente una esencia; pero le reprocha no plan -tear jams la cuestin de su ser individual concreto. Para l, esta cuestin le-vara necesariamente a Husserl a la conciencia de la imposibilidad de mante -ner el cgo para s como objeto de consideracin temtica. El ser del ego remi -te necesariamente al ser del inundo, o ms bien a la imposibilidad de repartirel ser entre dos esferas radicalmente separadas. La reduccin aparece enton -ces como un procedimiento que sirve para no plantear dicha cuestin, parasoslayara. lIs por tanto la posibilidad y la pertinencia de la reduccin lo queaqu se cuestiona.

    Para qu sirve entonces a reduccin? Para hacerse presente -segn ungesto autnticamente metafsico, que hunde sus races en la idea, en s mismametafsica, de la ciencia - el Was de los actos, lo que son en el sentido desu esencia, de su contenido de prestacin objetiva. Pero la manera de ser

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    (Weise zu sein) de sus actos, el hecho de que sean y sus entre-actos: eso es loque se deja en s mismo incuestionado. Se est en el registro de lo estructu -

    ral: la fenomenologa colecciona las estructuras y las declina como su s obje -tos propios, pero en ningn sitio se plantea la cuestin de su ser, del hayde sus estructuras. A lo que nos invita aqu Heidegger es a superar una apro -ximacin puramente estructural de la intencionalidad, en la exigencia de unainterrogacin propiamente ontolgica de ese fenmeno que, a su manera, ltambin reconoce como el fenmeno fundamental. En una frmula sinttica,el problema es que, a partir del W as(qu), jams aprendo nada sobre el mododel DaIS (que, en el sentido del hecho de que)24. Ahora bien, si hubiera unente cuyo W as fuera esencialmente y ante todo ser, en el sentido de ser de

    hecho, por el hecho de ser, entonces esa mirada que consiste en abstraer en llo que es no desembocaria ms que en su propia ilusin, en la obnubilacinde su no-estructura esencial, que es ser (existir25).

    Evidentemente se plantea entonces la cuestin yHeidegger la planteade saber si no hay en Ideen respuestas a todo eso. Porque, en efecto, no seha vuelto pura y simplemente imposible, estril y yana por la fenomenologatranscendental la bsqueda de una existencia de la conciencia, es decir, deuna relacin a su propio ser como previo a toda esencia o, en todo caso, con -tenido de qu, habida cuenta de la respuesta que aquella ha dado de todos

    modos a la cuestin del ser? En cierta forma, confiesa Heidegger, en Ideen lacuestin del ser est ya planteada. Est incluso resuelta. Al menos quedaclara la suerte reservada al ser en tanto que efectividad (Wirkliehsein), esdecir, la de la actitud natural: este en cuanto ser debe ser constituido. Hay portanto una esencia del ser, por el hecho de ser: ser constituido. Lo que es debeser para. Para Husserl, en rigor carece de sentido hablar del ser en el senti -do de una posicin de existencia (que es lo que propiamente parece aportarHeidegger) Ibera de los limites de una constitucin. Todo aquello de lo quese dice que existe lo hace dentro de ciertos lmites que son los de una presta -

    cin de sentido intencional26. Pero sigue siendo cierto que Husserl empleatambin el vocabulario del ser para calificar el ser intencional de la presta -cin misma, esto es, la conciencia, como ser absoluto. Pero a decir verdad

    2 4Ca 20, 12, p.152. Esdifcilno or aqu un eco de Sehellingyde Kierkegaard:cf AM.Koktanek, Sehe/lings Seinslehre und Kierkegaard, Munich, 1961, p.92.

    25 Existir, esto es tener que ser.26Cf Ideen!, 55, citado por Heidegger, Ca 20, ~ 12, p.I54.

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    este ser ams es calificado en si mismo ms que con los trminos que remi -ten a una lgica de la esencia, del contenido intencional proporcionado por la

    conciencia paraque los objetos

    mismospuedan decirse ser. Se vuelve

    siempre a la misma alternativa, ya sea el ser en el sentido de la existentia dela cosa natural tomada como objeto, ya sea la esencia como contenido de sen -tido de hecho desprovista de ser, o al menos indeterminada en su ser.

    Es aqu donde Heidegger lleva a cabo su ruptura ms espectacular. Sutesis es, en efecto, la siguiente: no es primario el error o la indeterminacinsobre la conciencia absoluta; es ms bien en el punto de partida el anlisis dela actitud natural lo que es errneo, y todo resulta de ah. El hombre como serviviente que sera el podador de lo vivido y de la estructura intencional no

    puede formar parte, como uno de su s momentos determinantes, de la inten -cionalidad que debe constituirlo y permitirle plantear su existencia. Pero elproblema es como sigue: es ciertamente la experiencia natural del hombreel tratarse como zoon, ser viviente entre los objetos de la naturaleza? Nada esmenos evidente. Husserl hace como si ese ser del que se desprende, por refe -rencia al cual se sita la conciencia pura y que esta tiene por tarea constituir,fuese una res, pero nosotros nos tratamos ordinariamente como una res?,yhay ah algo a lo que sea necesario oponer algo como una conciencia pura?

    Es sin duda en su oposicin al contenido de lo que el propio Husserlllama la actitud natural donde se despliega la dimensin propiamente feno -menolgica de la crtica heideggeriana. Husserl nos recuerda con insistenciaque la conciencia, al contrario de las cosas del mundo o incluso de nosotrosen cuanto realidad mundana, no es una cosa. Pero es cierto que nos apa -recemos a nosotros mismos habitualmente, en tanto que objetos mismosdados a nuestra conciencia (si precisamente esta determinacin sigue tenien -do sentido...), como cosas? Y de hecho, si no es verdad nada de esto, nose debe a que no hay conciencia a la que las cosas pudieran o debieran apa -recer y a que es la particin misma entre cosas y conciencia la que est fuerade lugar? He ah las cuestiones de extraordinaria radicalidad planteadas porla crtica heideggeriana.

    La actitud natural nada tiene de natural. Es una actitud determinadaporotra actitud bien conocida de los filsofos (como metafsicos) que es la de lateora. El presupuesto de los filsofos es que en la actitud natural en el sen -tido de la que es natural el hombre se las ve con lo que est determinadocomo naturaleza. Pero por qu es as sino por el saber de la teoria, y poreste entendimiento previo del mundo que es la visin terica de las cosas (la

    de las ciencias de la naturaleza o de cualquier ciencia que delimita una natu -

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    raleza con la que se supone que el hombre tendra precisamente que vrse -las? Por esta vez se trata de una actitud y por tanto de una decisin. El com -portamiento humano que se presupone as o es neutral en relacin con el apa -recer de las cosas mismas. Es decir, que no se tiene naturalmente una natu -raleza; el sentido para que haya una est siempre determinado por ciertaslimitaciones del comportamiento humano.

    Es por tanto el error sobre la realidad misma (sobre el ser de las res entanto que eso con lo que uno se las ve) o lo que ms bien podra denominar-se el mito de la realidad (la tesis que pretende que uno se las ve naturalmen -te con res, o que el mundo natural es un mundo de res) el que induce al errorsobre el ser de la conciencia y/o de lo intencional, o ms bien a la incapaci -dad de proponerle cualquier determinacin ontolgica. Y es que conciencia yres son dos errores correlativos y gemelos. Quien razona en trminos de con -ciencia no puede tener ms que un mundo de res, y quien razona en trminosde res ya y siempre las coloca bajo la mirada de una conciencia. La parado -

    ja es que, lejos de suprimir el privilegio de la cosa en la determinacin delser, y al profundizar en el presupuesto (la conciencia), Husserl lo ha reforza -do y lo ha dejado, por decirlo as, incuestionado, adoptando como evidenciaque el ser debe manifestarse en el horizonte de una conciencia, es decir, ya ysiempre en una determinacin terica del ente, como mirada, determinacinque va a calificar siempre ese ente como res, contenido de lo visto.

    Podra creerse que el giro que conduce dc ideen 1 a Krisis, en la explora -cin cada vez ms intensa de la llamada actitud natural en el camino de unaontologa del Lehenswe/t y un tomar en cuenta de la dimensin primaria eirreductiblemente prxica de esta habra podido atenuar las crticas deHeidegger, en la convergencia evidente de las preocupaciones de ambos auto -res. Pero no ocurre as. Heidegger se muestra aqu muy al tanto de investiga -ciones y de una evolucin que de hecho se remontan a finales de los afios diez

    y que, en cierta medida, quepa incluso percibir en la primera versin del textode Ideen II, escrito inmediatamente despus de Ideen 1 .Conoce el manuscri -to de Ideen II y lo cita en los pasajes que atestiguan el punto culminante deuna evolucin completamente real de Husserl sobre estas cuestiones. Msan: remite incluso al curso sobre la psicologa fenomenolgica que Husserlimparte a la misma poca de los Prolegomena heideggerianos, perfectamen -te al corriente de las enseanzas de su maestro y todava amigo. Este cursode Husserl de 1925 tiene gran importancia para estas cuestiones porque, alintentar nuevamente ganar, a continuacin de ideen II, la particin fenome -

    nolgica naturaleza /persona, Husserl se ve obligado a cuestionar un nivel

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    del aparecer que parece situarse, por decirlo as, aquende de esa particin, ya plantear cuestiones de gran radicalidad sobre el estatuto del Lebensveelt ode lo que an llama experiencia, allende tal vez la oposicin naturaleza persona. Estas tentativas no convencen a Heidegger El Husserl de Ideen II seesmera mucho en distinguir actitud natural y actitud naturalista. Lo quehace natural la actitud natural es su familiaridad, su originariedad, y no elque tenga que ver con una naturaleza en el sentido estrecho del trmino.Cuando percibo un gato no lo percibo naturalmente como objeto fsico27.l.o percibo como gato. Pero esta percepcin tiene que ver, en sentido propio,con la que Husserl llama actitud personalista, que es sensible a la existen -cia de personas. o al menos de animaba, en la naturaleza. Pero es precisa -mente esa particin la que recusa Heidegger: distinguir entre actitud natura -lista y actitud personalista es presuponer la oposicin entre naturaleza ypersona y fiarse de una conceptualizacin heredada e inadecuada, aceptarun dualismo (cualquiera que sea su valor, ontolgico, gnoseolgco o inclusopuramente fenomenolgico) comprometido con la ontologa realista en sudistincin, si no de diferentes gneros de cosas, sien todo caso de las cosasy de la mirada que contiene su contenido de cosas, su quid, la cuestin del Da,8, de la pura y simple facticidad que. por lo que a ella respecta, siempreha sido dejada de lado. Que la mirada est aqu presente como el presupues -to absoluto es lo que aparece sin lugar a dudas en la persistente determina -cin de la persona y de la actitud personalista en el horizonte de la inspee -do sui. Se mantienen hasta el fin las decisiones ontolgicas vinculadas a laidea cartesiana (o por lo menos atribuida a Descartes> de conciencia. Sesigue definiendo la persona como ordenada a la constitucin de un mundo derealidades entendidas como objetos (ob-yectados)z el acceso de la perso -na as misma no pasa sino por la reflexin inmanente sobre esa constitucin,por la vuelta de la mirada sobre s (inspectio sui); en cuanto a la unidad delconjunto de las vivencias como espritu o persona, queda esencialmente

    determinada por la imagen tradicional de la identidad ontolgica del hombrecomo animal rationale, es decir, ser animado unificado e identificado a s ensu razon como capacidad de producir para s lo verdadero. El tercer Husserl(el de la va ontolgica que distingue rdenes de realidad, que sigue siendo

    ~7 Ideen II. 49 a> ,edicin de Marly Biemel. Hua IV ,La haya, Nijhon 1952. p.75s.traduccin Francesa de F I une Escoubas, R e e b e rc/g e .g p/znom~w/ogiquc.s pote a con.,litulion.Paris. PUF i982. p. 249s.

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    al ser, que es la verdadera definicin de una filosofa idealista) de Ideen, esemomento queda muy subordinado28 y sometido siempre a la tarea primor -dial de edificar el sentido. Pero la asociacin de la hyltica a la presencia que

    caracteriza asimismo la inmanencia del ego en tanto que lugar de percepcininmanente (de auto-dacin), asociacin que sin duda permitira en ltimainstancia arriesgar otro sentido de la inmanencia (liberado de la reflexin),no puede dejar de introducir una cuestin suplementaria en relacin con el serde la conciencia, habida cuenta de la facticidad de lo que se revela ya y siem -pre, en sentido metafrico, encarnado. Esa facticidad hechoprimero delsurgimiento de la impresin humeana, tal como la meditan ya las Leccionessobre el tiempo de 1905, en las que se detendr Heidegger como lugar de laverdadera elaboracin husserliana de la intencionalidad, no se confunde enningn caso con la efectividad de una naturaleza, o de una anti-naturaleza queseguira an entendindose por referencia a ella. Gana con ello un nivel onto -lgico propio que la eximira del rgimen general de la realidad y que deter -minara por ello mismo una reformulacin global del entendimiento husser -liano del ser ?Nada es menos seguro, hasta tal punto sigue siendo pregnante lametfora del contenido, sigue estando el anlisis husserliano de la concien -ca ordenado a la problemtica del cumplimiento como justificacin -laconstriccin de la racionalidad y por tanto de la confirmacin se sigue ejer -

    ciendo sobre la descripcin husserliana de los fenmenos, como su problein -tica axial y algo aplastante, obnubilante. Y sin embargo, al leer textos ms tar -dos se instala la duda. Podra ser que con el ego transcendental en tanto quepresencia (y no ya simplemente dacin de un presente), lugar del advenircarnal de la conciencia a s misma, Husserl hubiera podido entrever algo as corno una facticidad originaria (acontecimentalidad transcendental) que nodebiese nada a la efectividad.

    Como escribe Eugen Fink, en un lenguaje que ciertamente podra a sumanera ser sospechoso de metafsica perono ms que ciertas pginas de

    Heidegger:

    En los manuscritos de investigacinde los mi/timosaos de su vida se encuen -trae/notable pensamiento de que la profundidad vita/ ms originaria de/a con -ciencia no se vera ya afretada por la distincin entre cssentiay existentia, seriams bien el arquifundamento (Urgrund) de/ que brotara tan s/o la a/ternativa

    25 Ideen 1 . 86, p. 198s.

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    del hecho (Faktum) y de la esencia, de la efretividad y la posibilidad, del ejem -~lO Y de la especie, de lo uno y lo plural?29

    Queda entonces por plantear, evidentemente, la cuestin del mundo. Y enlo que concierne a este ltimo punto, decisivo, si el ltimo Husserl hablaseguramente mucho del mundo, y dice sin duda tambin lo que Heidegger nodice (la responsabilidad que tenemos por l), uno puede igualmente pregun -tarse s en definitiva ha podido verdaderamente poner en relacin esta ideadel mundo y la facticdad primordial que tan a menudo haba rozado. Si hayencuentro de la facticidad para Husserl, esta sigue estando del lado de loabsoluto (aun cuando incluso este revistiese una forma u otra de loTotalmente Otro). En cuanto al mundo --por muy problemtico que sea y sinduda por serlo, no constituye el menor de los intereses de la inquietud quehabita la Krisis30seguir siendo hasta el final un tema transeendentalmenteconstituido.

    29 Lugen Fink, Dic Sptphilosophie Husserls u der Freiburger Zeit, en Husserl /859-1959. La Haya. Nijhoff, p.l3. Sobre todo esto, cf. nuestro Egotogia y donacin: primera apro -ximacin ala cuestin de la presencia, Anuario tYlos4ko, XXVIIIII, l995, p.109-14l.

    30 Cf nuestro ensayo El mundo para todos: universalidad y Lebenswelt en cl ltimoHusserl. en Reeherchs Hosserlennes (Bruselas), voiS, p.27-52.