El Anticapitalismo de La Intelectualidad Argentina

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    Los autores nacionalistas argentinos influyeron decisivamente en

    los crculos que consideraron ms proclives a su propuesta

    autoritaria, particularmente en el Ejrcito y en el seno de la Iglesia

    Catlica, as como en los estudiantes universitarios. Pern y su

    movimiento no fueron innovadores en cuanto a ideas, sino que

    popularizaron y difundieron masivamente las ideas nacionalistas en

    la Argentina, y de esa fuente surgieron las consignas de la tercera

    posicin, la justicia social y la independencia econmica.

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    El anticapitalismo

    de la intelectualidad

    nacionalista argentina

    Por Ricardo Lpez Gttig

    Ao III Nmero 41

    17 de octubre de 2005

    Ricardo Lpez Gttiges egresado de la carrera de Historia en laUniversidad de Belgrano y Doctor en Historia egresado de laUniversidad Karlova de Praga, Repblica Checa. Investigador Senior

    y profesor titular de Teora Social en la Maestra en Economa yCiencias Polticas de ESEADE. Investigador Asociado de CADAL.

    Este texto fue originalmente publicado en la revista Laissez-Faire,No. 22-23 (Marzo-Sept 2005), pp. 54-62, que edita la UniversidadFrancisco Marroqun (Guatemala).

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    Los historiadores que se han abocado al estudio delpasado del nacionalismo argentino suelen prestar escasaatencin a la visin que esta corriente ha tenido sobre laeconoma, concentrndose mayormente en sus aspiracionesa implantar un sistema de gobierno autocrtico y jerrquico,ya sea de predominio militar o clerical. Por su lado, lostericos marxistas, a partir del decenio de los veinte y con elaval delKomintern, presentaron al fascismo como el estadiofinal del gobierno burgus capitalista, en el que los gruposreaccionarios manipulaban a las masas para asegurar mayorrentabilidad al capital1. Muy por el contrario, los intelectualesnacionalistas de principios del siglo XX abrazaron a la ideade la supremaca del estado en la economa como una desus principales banderas, no slo para impedir una supuestadependencia del capital extranjero, sino tambin paraeliminar la corrupcin, el materialismo y el afn de lucro ylujo que caracterizaran al capitalismo y la democracia liberal.Para ello, los nacionalistas propusieron la injerencia activa

    del estado en la economa2a fin de: 1.limitar la riqueza, 2.que los capitalistas se sometieran a los proyectos diseados

    por los gobernantes y 3. que el estado tuviera plenadisposicin de los recursos en caso de guerra. El estadocorporativo deba prestar atencin preferente a la justiciasocial, puesto que el capitalismo considerado comoantesala del comunismo ateo- exacerbaba la lucha de clases,atentando contra la armona social que se perdi con larevolucin industrial. En esta lnea de pensamiento seinscribieron autores como Manuel Glvez, Carlos Ibarguren

    y el sacerdote Julio Meinvielle, por ejemplo, simpatizantesdel modelo corporativista.

    Manuel Glvez

    El primero de ellos, un influyente novelista que fue nominadoen los aos treinta para el premio Nobel de literatura, ya ensu novelaEl diario de Gabriel Quiroga, publicada en 1910,inicia su prdica nacionalista en contra del espritu liberal ycosmopolita que se senta en la ciudad de Buenos Aires, y alque caracterizaba como corrupto, vulgar y materialista:

    Y bien: qu revela Buenos Aires? Ante todo,la presencia de un materialismo repugnante. Laveneracin fetichista hacia el dinero quereemplaza al culto de los valores morales eintelectuales y una total ausencia de poesatrasluce su vida tumultuosa3.Buenos Aires, usando de una imagenantropomrfica, es una hermosa prostituta queest aprendiendo a embellecerse y que, bajo elesplendor de su carne cosmopolita y elmimetismo de su lujo complicado y estrepitoso,

    deja percibir a cada instante los modos burdosde su condicin4.

    Glvez, a travs de su personaje ficticio, ensalzaba al idiomacastellano y al catolicismo romano como los fundamentos

    esenciales en que reside la nacionalidad, por lo que todadiferencia resultaba un elemento extrao quedesnacionalizaba a los argentinos5. En las provincias delInterior residiran las fuerzas de reaccin contra estos

    peligros:El alma nacional, refugiada en las provincias,se defiende desesperadamente contra elcosmopolitismo de Buenos Aires. Luego, las

    provincias, con su amor a las tradiciones, suculto a la patria, su odio al extranjero, susentimiento de nacionalidad, su esprituamericano, encarnan en el provincialismo, o seaen el localismo provinciano, la mejor expresin

    posible, actualmente, de la resistencia a ladesnacionalizacin. Quiere decir, pues, quedebemos fomentar el provincialismo. De ellotal vez resulte este bien inapreciable: la salvacinde la nacionalidad6.

    Para lograr la grandeza espiritual y combatir ladesnacionalizacin, Glvez no trepid en sugerir el usode la violencia interna, expulsando a los pastores

    protestantes a pesar de la libertad de cultos consagrada enla constitucin7, as como en la poltica exterior, propiciandola guerra contra Brasil8y el fomento del imperialismoargentino9. Ricardo Rojas, un autor contemporneo suyo,tambin seal a la presencia de inmigrantes y capitalistasextranjeros como un factor de disolucin de la sociedadargentina, por lo que aconsejaba con urgencia imprimir un

    carcter nacionalista a la enseanza de la historia y lashumanidades10. A diferencia de los nacionalistas pseudoaristcratas que se inspiraron en las lecturas de CharlesMaurras, -como Julio y Rodolfo Irazusta, Juan Carulla yErnesto Palacio- que a partir de 1927 publicaron elhebdomadarioLa Nueva Repblica, Glvez apoy la

    poltica de justicia distributiva del presidente radicalHiplito Yrigoyen, publicando en 1939 una biografa delmismo. Lo consideraba como el padre de los pobres yapoy su poltica obrerista:

    En el mundo obrero hay esperanzas deliberacin. Los obreros criollos son radicales,han votado por Irigoyen. (...) Lo saben de grancorazn, amigo de los pobres, hombre que tieneel sentido de la justicia. (...) Saben que HiplitoIrigoyen no pondr el poder del Estado alservicio del capitalismo.11

    Para Glvez, Yrigoyen marc una ruptura con la posturadel llamado Rgimen de los gobiernos conservadores,adoptando una clara postura en contra del capitalismo

    britnico y a favor del obrero argentino:

    Entre nosotros, las empresas son extranjeras,y sus directorios, que deben responder a lasexigencias de los capitalistas ingleses, carecende simpata hacia el trabajador argentino. A

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    quin reclamar? Antes de Irigoyen, las empresasno escuchaban ningn pedido de mejoras, y losgobiernos, formados por profesionales alservicio del capital extranjero, apoyaban a lasempresas. No les quedaba a esos obrerosdesesperados otro recurso que la huelga. Y silas empresas, durante la presidencia radical,ceden, es porque Yrigoyen deja caer sobre ellassu mano dura.12

    En la particular visin de Manuel Glvez, la misinprovidencial de Hiplito Yrigoyen es la de un socialismocristiano, con valores espirituales de los que carece elmarxismo:

    Yrigoyen ama al pueblo. En su obra socialentran por mucho las razones sentimentales. Ladesigualdad entre los hombres lo hace sufrir aeste krausista y cristiano. Pero detesta alsocialismo. Le repugna su sentido materialista

    de la vida, su enemistad para con lo espiritual.La ternura de Yrigoyen no puede simpatizar conla sequedad cientfica de la doctrina de Marx.Su patriotismo la considera extranjeriza, ajenaa las modalidades de nuestro pueblo. Hay enYrigoyen un socialismo sentimental, patritico,cristiano y paternal.13

    Carlos Ibarguren

    Sin embargo, esta expansin del estado sobre la sociedad

    civil no comenz durante la primera presidencia de Yrigoyen,sino ya durante los gobiernos conservadores que leantecedieron. Carlos Ibarguren, por ejemplo, fue funcionariode las ltimas administraciones conservadoras previas a laaplicacin de la Ley Senz Pea de voto obligatorio ysecreto. Como ministro de Justicia del presidente RoqueSenz Pea, propici en 1914 un sistema obligatorio y estatalde seguridad social, desplazando a las asociacionesvoluntarias de socorros mutuos que se haban organizadosin necesidad de un marco jurdico14. En tanto dirigente delnuevo Partido Demcrata Progresista, una amplia coalicinconservadora nacida para detener a la ascendente UninCvica Radical, Ibarguren redact el programa de gobierno,en el que destacaba los siguientes puntos:

    Contra el individualismo egosta que hadominado y domina en nuestro medio y quetantas fallas determina, sobre todo en lo querespecta a la economa social, sostenemos lamutualidad ayudada por el Estado para la

    previsin y la asistencia de los proletarios y lacooperacin para la produccin, el fomento, la

    distribucin y el consumo de la riqueza(...) Seal la necesidad premiosa de aumentarnuestra potencia productora y deindependizarnos econmicamente del

    extranjero. A este respecto la poltica querecomendamos adoptar es la del fomentointensivo de nuestras industrias, de laexplotacin, elaboracin y aprovechamiento delos productos de nuestro pas, para sustituir enlo posible a los extranjeros. A fin de lograr dije- nuestra independencia econmica esindispensable crear una marina mercantenacional y, adems, organizar un comercio deexportacin amparado y fiscalizado por elEstado. Para realizar esta transformacin, quenos dar la independencia de nuestra economa,

    propuse estas soluciones: Organizar la msconveniente defensa y explotacin de nuestro

    petrleo, implantar un sistema bancario defomento a nuestra produccin que difunda elcrdito destinado al trabajo y un rgimen quecontrole y regule los cambios y la circulacin

    monetaria15.Era, pues, un claro abandono de los principios liberales queinspiraban a la Constitucin histrica de 1853/60. Seis aosms tarde, como candidato a la presidencia de la Repblica

    por el PDP, Ibarguren levanta nuevamente la bandera de lajusticia social16. Durante el gobierno de facto surgido delgolpe de estado de 1930, fue interventor en la provincia deCrdoba y esboz el plan de reformas constitucionales del

    presidente provisional Jos Flix Uriburu su primo-, a finde establecer un rgimen corporativo en reemplazo del

    gobierno representativo.La sociedad ha evolucionado profundamentedel individualismo democrtico que se inspiraen el sufragio universal, a la estructuracincolectiva que responde a intereses generalesms complejos y organizados en formacoherente dentro de los cuadros sociales17.

    A la par que se eriga como idelogo de la implantacin delrgimen corporativo, en su labor como interventor enCrdoba desplegaba un papel como regulador de laactividad econmica, creando una Junta EjecutivaEconmica en el mbito provincial, para establecer los

    precios de arrendamientos, alquileres, fletes, y fijando losprecios del pan, la leche, la carne y el azcar18. Ibargurenseal al capitalismo como un enemigo a derrotar:

    Desde el punto de vista econmico los interesescapitalistas, que en gran punto soninternacionales, se oponen casi siempre en elEstado liberal al inters nacional y triunfan sobreste. (...) Desde el punto de vista social, esosintereses polticos y las poderosas empresas del

    capitalismo cosmopolita predominan en elEstado y agravan la lucha de clases, la queresulta fomentada al calor del sistemademoliberal19.

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    En 1934 Ibarguren publica un libro exaltando al fascismocomo solucin ante la supuestamente agonizante democracialiberal individualista. La primaca estaba en el grupo y, porende, el individuo deba someterse a los altos intereses

    polticos del estado. Tanto el marxismo como el fascismoson las alternativas para matar definitivamente al capitalismoindividualista:

    Una formidable lucha ha comenzado entre lasdos grandes corrientes, que son las que ahoraocupan principalmente la escena polticamundial: el comunismo internacional ymaterialista y el fascismo, o corporativismonacionalista y espiritualista. Estas dos poderosascorrientes combaten encarnizadamente a lademocracia liberal para ultimarla. Tal es laevidencia innegable de la realidad actual20.

    La diferencia radical entre el comunismo sovitico y elfascismo italiano, era el supuesto contenido espiritual y

    religioso que animaba al segundo, as como la existencia deun margen muy limitado para la iniciativa privada, siempreque esta se acomodara a los objetivos trazados por el estado.En lo dems, ambos suprimen las libertades fundamentalesdel hombre:

    Ambas procuran un cambio fundamental enlas instituciones; ambas transforman al Estadoen el que implantan un poder fuerte, ambas sonantiindividualistas; en las dos los interesessociales priman y gobiernan sobre los

    particulares21

    .El capital y el trabajo colaboraban para mantener la disciplinay la produccin, asegurando la paridad de patrones y obrerosa travs de su representacin funcional en las corporaciones

    profesionales legalmente reconocidas22. El estado intervenaen la economa si faltaba la iniciativa privada, si esta erainsuficiente o bien si median los altos intereses polticos delEstado23.La supremaca de la nacin, encarnada en el estado, debaimponerse a los individuos y fijarles la meta hacia dondedeban dirigir todas sus acciones:

    El Estado fascista es un organismo distinto delos ciudadanos que lo forman, tiene su vida yobjetivos superiores a los que debensubordinarse los individuos. El Estado fascistarealiza la organizacin jurdica de la sociedadcon su mximum de potencia y de cohesin.

    No es prescindente como el Estado liberal, sinoque tiene en todos los dominios de la vidacolectiva una funcin propia y una misin quecumplir. El Estado debe estar sobre todas las

    fuerzas, ordenarlas, encuadrarlas y dirigirlashacia los fines superiores de la vida nacional24.(...) en el concepto nacionalista aquel [elindividuo]est siempre dentro del Estado, es

    un tomo del gran organismo homogneo ysolidario que debe ser la Nacin y en ningncaso puede ser elemento antagnico contraella25

    Ibarguren no fue un personaje solitario dentro del gobiernoprovisional del general Uriburu con su discurso nacionalista,estatista y anticapitalista. Otro de los mentores del golpe deestado de 1930, el escritor Leopoldo Lugones, ya en 1923

    present un programa de accin que contena un captulodedicado a la economa nacional:

    Presupuesto basado en el impuesto sobre larenta, un sobrecargo especial para losinquilinatos y latifundios. Impuesto progresivoa los depsitos bancarios, que constituyenmeras acumulaciones de dinero. Iniciacin delas medidas conducentes a la conversin en oro.Reglamentacin de la industria bancaria.Monopolio de las hipotecas del Estado. (Debe

    redimirse cuanto antes toda tierra argentinahipotecada a sociedades extranjeras).Organizacin del crdito industrial. Estmulointensivo a la minera y a la metalurgia, con el

    propsito de que el pas sea dueo cuanto antesde su combustible mineral (hulla, rafaelita,

    petrleo) y de sus metales de industria(principalmente hierro, cobre, estao y

    plomo)26.

    Glvez, promotor de la dictadura fascista.Tambin en 1934, Manuel Glvez escribi en una serie deartculos en un matutino de Buenos Aires, luego reunidos ensu libroEste pueblo necesita..., lo que consideraba comoel programa nacionalista que deba unir a quienes deseabanabolir al orden constitucional liberal definitivamente. Enmayor medida que Ibarguren, detesta a la autonoma de lasempresas y propugna una poltica para combatir al capital.

    El Estado debe ser el nico rico verdaderamente rico- que exista en el pas. Hayque terminar con los latifundios, imponergrandes impuestos a las herencias, reglamentarlas excesivas ganancias del capital nacional yextranjero27.El gobierno puede dictar leyes o decretos quefomenten la austeridad o disminuyan los hbitossensuales. No son magnficos esoscampamentos de jvenes que se han creadoen Alemania, en los que se practica la msrigurosa vida austera?28.

    Manuel Glvez seala la ntima coincidencia que el

    nacionalismo o el fascismo italiano, al que admiraba ysugera emular- tiene con el socialismo en su programaeconmico:

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    Si en poltica puedo considerarme reaccionarioporque voy contra el rgimen demoliberal ylas gastadas mentiras que son el sufragiouniversal y el parlamentarismo-, en materiasocial no ocurre lo propio. El programa mnimodel Partido Socialista es, en la parte econmico-social, tmido al lado de lo que afirman esas

    palabras. Para que el Estado pueda ser el nicorico, es necesario concluir con las grandesfortunas.29

    El fascismo, tal como se practica en Italia, esslo una doctrina de derecha en cuanto se oponea la democracia y al socialismo; pero en lo socialy en lo econmico es una doctrina de izquierda,en cuanto realiza una obra a favor del pueblo yconduce al socialismo de estado. El fascismoes derecha cuando respeta la religin yestablece la jerarqua, pero es izquierda cuando

    disminuye el poder del capitalismo30.La diferencia esencial entre el socialismo (Mosc) y elfascismo (Roma) se hallaba en coincidencia con CarlosIbarguren- en la religin, en el llamado a la vida espiritualque supuestamente caracterizara al segundo modelo.

    (...) hay que hacer socialismo, pero dentro deun marco de orden, respetando a la familia, a lareligin, a las tradiciones histricas, sociales yculturales. Hay que hacer socialismo, pero sin

    pretender deificar al hombre, sino, al contrario,

    colocarlo en la jerarqua del universo31

    .Ante la desaparicin inevitable de las libertades quevaticinaba Glvez, el individuo quedaba sometido a lamaquinaria del estado:

    Hay que vivir menos para nosotros mismos yms para la vida colectiva del pas. Cada hombredebe actuar, pero sin perder su personalidad,como una pieza en la inmensa mquina delEstado. Igualmente cumple el mbolo que el

    pequeo tornillo. Que sea jefe el que tengaaptitudes para mandar y para realizar. Losdems cumpliremos nuestras funcionesalegremente, como soldados de un regimientoen marcha.32

    Slo un lder providencial que no procediera de las familiastradicionales del patriciado argentino que en 1945 Glvezhall en Juan Domingo Pern33- podra resistir a lacorrupcin del dinero para realizar la gran obra de la justiciasocial:

    Si se quiere hacer obra de justicia social ydebe quererse, no hay para qu decirlo- es

    necesario poner la solucin en manos de unhombre que proceda sin contemplaciones, quesea capaz de resistir a la presin de los ricos,que no tenga intereses de ninguna clase34.

    Julio Meinvielle

    El sacerdote Julio Meinvielle, un influyente propagador delnacionalismo y activo docente en los Cursos de CulturaCatlica en los aos treinta, tambin seal al capitalismo ya la democracia como los dos males de la sociedad moderna.El capitalismo, nacido del pecado de la avaricia, eraintrnsecamente satnico35. La edad media haba logradoun milagro de equilibrio nico en la historia de la humanidad,la armona social en la que cada hombre ocupaba un rol enel ordenamiento jerrquico, cada uno cumpliendo en paz yfraternidad su funcin36. Este orden haba sido quebrado

    por la reforma antitradicional de Lutero:(...) llamo mundo moderno al engendrado porla accin antitradicional de la ReformaProtestante, perpetuado en el liberalismo delsiglo XIX y dispuesto ahora a sepultarse en laanarqua bolchevista37.

    La misin del empresario, segn Meinvielle, debe ser la de

    dar trabajo a los ms necesitados, y luego el de obteneruna ganancia que le permita subsistir38. Para ello, proponaque el estado interviniera como distribuidor de las riquezas:

    En la misma doctrina se funda el derecho quecompete al Estado de limitar y regular la

    propiedad privada de suerte que alcance enefecto su destinacin comn. Porque, si la

    propiedad privada es para asegurar el usocomn de los bienes exteriores, el Estado, quetiene por misin promover el bien comn, debe

    regularlo para tal fin39

    .El gobernante no debe dudar en expropiar a quien nocumpla con estas disposiciones a favor del bien comn:

    Las medidas gubernativas no consistirn enprivar de sus propiedades y riquezas a los quehacen estos beneficios excesivos, sino enobligarlos a que hagan extensivos estos

    beneficios al mayor nmero de familiasnecesitadas, ya proporcionando trabajo, yaentregando al Estado estos beneficios para quel los distribuya entre las familias necesitadasde la colectividad. Si los detentores de estasriquezas productivas se niegan por egosmo ocarencia de sentido social a someterse a estaregulacin, no titubee el gobierno en castigarloscomo violadores del orden social; y ningncastigo ms eficaz que el privarles de susriquezas40.

    Hacindose eco de las numerosas teoras conspirativas enboga en aquellos aos, incluyendo a los probadamente falsosProtocolos de los sabios de Sin41, Meinvielle afirmaba

    que la economa estaba al servicio de los financistasinternacionales, por lo que propugnaba un gobierno fuerte:

    (...) digamos que la imposicin de un orden enel problema de la propiedad y en la produccinde la tierra requiere un gobierno fuerte, libre de

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    compromisos polticos y de prejuicios liberales,que independice al pas del crculo de hierro enque le tienen amordazado los financistas yespeculadores internacionales42.

    El modelo ms prximo a seguir era, al igual que paraIbarguren y Glvez, el rgimen fascista de Benito Mussolini,rechazando al nazismo por su carcter pagano:

    De hecho hay que reconocer que el fascismo,tanto en su fin como en sus medios es, por ahora,el nico movimiento de realizacin concreta querestaura los principios tradicionales de economa

    poltica.Su misma violencia de medios se justifica cuandose abren los ojos a la realidad del momento,que es un momento de violencia. En estesentido, la realidad est por encima de las teorasy los deseos. Si la violencia no impone el orden,la violencia impondr el desorden43.

    Conclusiones

    Los autores nacionalistas argentinos influyeron decisivamente

    en los crculos que consideraron ms proclives a su propuestaautoritaria, particularmente en el Ejrcito y en el seno de laIglesia Catlica, as como en los estudiantes universitarios.Esta prdica que durante algunos aos fue acompaada

    por las marchas de grupos paramilitares que emulaban a laslegiones fascistas de Europa- tuvo sus frutos en el golpe deestado de 1943, que impuso una dictadura militar deinspiracin nacionalista catlica en la que tuvo destacadaactuacin el coronel Juan Domingo Pern, su principalusufructuario. Los tres autores mencionados en este artculocontribuyeron a fertilizar el humus cultural en el que luego

    brotaron el autoritarismo peronista, el estatismo anticapitalistay la supremaca del lder providencial que vulner los

    principios liberales y republicanos que recoga la Constitucinde 1853/60, luego sustituida por la justicialista de 194944.Pern y su movimiento no fueron innovadores en cuanto aideas, sino que popularizaron y difundieron masivamente lasideas nacionalistas en la Argentina, y de esa fuente surgieron

    las consignas de la tercera posicin, la justicia social y laindependencia econmica.

    Notas:1KERSHAW, Ian,La dictadura nazi. Problemas y perspectivas de interpretacin.Buenos Aires, Siglo XXI, 2004; p. 48. PAYNE, Stanley

    G.,El fascismo. Madrid, Alianza, 2001; p. 190.2PAYNE, Op. Cit., seala con referencia a los grupos de cuo fascista: Lo que s tenan en comn los movimientos fascistas era elobjetivo de una estructura y una relacin funcional nuevas de los sistemas sociales y econmicos, en los que se eliminara la autonoma(o, en algunas propuestas, la existencia) del gran capitalismo, se modificara el carcter de la condicin social y se creara una nuevarelacin de produccin comunitaria o recproca. P. 16.3GLVEZ, Manuel,El diario de Gabriel Quiroga. Buenos Aires, Taurus, 2001. PP. 92-93.4dem, p. 93.5dem, p. 95.6dem, p. 141.7dem, p. 96. Hace un hincapi particular en el Ejrcito de Salvacin.8dem, p. 101.9dem, p. 104.10ROJAS, Ricardo,La restauracin nacionalista.Buenos Aires, Pea Lillo, 1971. PP. 83-84.11GLVEZ, Manuel, Vida de Hiplito Yrigoyen. El hombre del misterio.Buenos Aires, El Elefante Blanco, 1999; p. 376.12dem, p. 378.13dem, pp. 384-385.14IBARGUREN, Carlos,La historia que he vivido. Buenos Aires, Sudamericana, 1999; pp. 268-269.15dem, p. 324.16dem, p. 367.17dem, pp. 427-428.18dem, pp. 445-446.19dem, p. 493.20IBARGUREN, Carlos,La inquietud de esta hora.Buenos Aires, La Facultad, 1934. P. 60.21dem, p. 61.22dem, p. 117.23dem, p. 67.24dem, pp. 111-112.25dem, p. 142.26HALPERN DONGHI, Tulio, Vida y muerte de la Repblica verdadera (1910-1930).Buenos Aires, Ariel, 2000. Tomo IV de laBiblioteca del Pensamiento Argentino; pp. 592-593.

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    27GLVEZ, Manuel,Este pueblo necesita...Buenos Aires, Garca Santos, 1934. P. 44.28dem, p. 36.29dem, p. 51.30dem, p. 119.31dem, p. 103.32dem, p. 81.33ROCK, David,La Argentina autoritaria.Buenos Aires, Ariel, 1993. P. 156.34GLVEZ,Este pueblo necesita..., p. 102.35MEINVIELLE, Julio, Concepcin catlica de la economa.Buenos Aires, Cursos de Cultura Catlica, 1936; p. 39. Muchos aos

    despus, Julio Meinvielle moder notablemente su posicin con respecto al rol del empresariado, como puede verse en el libro Conceptosfundamentales de la economa, Buenos Aires, EUDEBA, 1973. Agradezco al Dr. Gabriel Zanotti esta valiosa referencia.36dem, pp. 17-18.37dem, p. 13.38dem, pp. 85-86.39dem, p. 58.40dem, p. 69.41Sobre los Protocolos, ver COHN, Norman,El mito de la conspiracin juda mundial. Madrid, Alianza.42MEINVIELLE, Julio, op. cit., p. 73.43dem, p. 253.44Marcelo Snchez Sorondo, uno de los destacados promotores del nacionalismo argentino, reconoci que Pern nos desplaz comogestores de una poltica, pero al mismo tiempo recibi en buena parte la herencia del capital ideolgico que nosotros habamos elaborado:fue de hecho el usufructuario del mensaje del nacionalismo. SNCHEZ SORONDO, Marcelo,

    Memorias.Buenos Aires, Sudamericana, 2001; p. 89. Asimismo, Carlos Ibarguren reconoci ver realizados sus ideales en la constitucinde 1949, excepto la implantacin del sistema corporativo en reemplazo del gobierno representativo. IBARGUREN, Carlos,La historia...,op. cit., p. 496.

    El Centro para la Apertura y el Desarrollo de Amrica Latina (CADAL), con sede en Buenos Aires,Argentina, se constituy como Fundacin el 26 de febrero de 2003 con el objetivo de promover elfortalecimiento de la democracia, el estado de derecho y las libertades econmicas en los pases de la

    regin. Para tal fin, CADAL realiza actividades de anlisis, investigacin, difusin y capacitacin trabajandoen las siguientes reas: Poltica Latinoamericana, Derechos Humanos, Periodismo y Democracia,Economa y Estado de Derecho, Modernizacin de los Partidos Polticos, y Desarrollo y ComunicacinInstitucional. CADAL integra la Red Interamericana para la Democracia, el Network of DemocracyResearch Institutes y ha recibido dos premios internacionales por su labor: 2005 Templeton FreedomAward Grant for Institute Excellence y 2005 Francisco De Vitoria Prize for Ethics and Values.

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