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 EL ASCENSO IMPARABLE DE LA POSESIÓN Gunther Gonzales Barrón Profesor de Derecho Civil y Registral en pregrado y postgrado de la PUCP, USMP, UIGV, UNMSM, U de Piura y U de Sipán. Doctor en Derecho, Magíster en Derecho Civil y Abogado por la PUCP. Miembro de la Unión Mundial de Agraristas Universitarios (UMAU), con sede en Pisa, Italia. Juez Superior Titular de la Corte de Justicia de Lima. LA POSESIÓN ES UN FIN La doctrina italiana, encabezada por Rodolfo Sacco, ha puesto al descubierto que la propiedad es el instrumento jurídico para lograr el disfrute de la riqueza material; y teniendo en cuenta que el disfrute presupone la posesión, entonces se concluye que la propiedad es el medio, mientras que la  posesión es el fin; y, evidentemente, desde una perspectiva teleológica de las cosas, el fin se encuentra en situación de primacía. La racionalidad de esta constatación también es de índole económica: la posesión es trabajo, actividad, esfuerzo, producción, riqueza; mientras que la vacua titularidad no produce beneficio individual, ni social alguno. Un mundo en el cual solo hubiese títulos de propiedad pegados en la  pared, pero sin explotación económica, no sería el mejor de los mundos posibles. Los propietari os de puro papel vivirían en la pobreza extrema. La propiedad sin posesión es absurda; en cambio, la posesión sin propiedad, todavía tiene sentido, y mucho; lo que constituy e la mejor prueba que uno es fin, y el otro es medio. La posesión funda la propiedad, y la propiedad sirve para la posesión; en consecuencia, son conceptos interconectados, por lo que el Derecho no puede obviar esta realidad, y la regulación  jurídica de los derechos reales debe hacer patente esta dualidad de institucion es vinculadas: la  propiedad se protege como valor absoluto y definitivo; sin embargo, la posesión, por más que solo sea un hecho, también se protege, aunque solo lo sea como valor relativo y provisional . La propiedad se adquiere por apropiación (bienes sin dueño), por tradición (bienes con dueño, pero con acto de voluntad) o por usucapión (bienes con dueño, pero sin acto de voluntad). En todos ellos, la posesión se encuentra presente. Esta constatación histórica es la mejor prueba que la propiedad necesita de la posesión; por tanto, el sistema de título y tradición es el más adecuado para la transferencia de propiedad. En cambio, el registro es un mecanismo exclusivamente técnico, artificial, de carácter asegurador, pero jamás puede fundar la propiedad. Por tanto, la solución lógica es que el registro nunca sea constitutivo, pues la propiedad es una expresión de las relaciones vitales, y no una simple suma de artificios. EL CASO CONCRETO La Corte Suprema ha emitido una reciente ejecutoria de fecha 30 de julio de 2012 (Casación N° 3098-2011-Lima), que resuelve una demanda de nulidad de acto jurídico, en la cual se valora especialmente la posesión. Los hechos son los siguientes:

El Ascenso Posesión

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la posesion como fin y no como medio

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  • EL ASCENSO IMPARABLE DE LA POSESIN

    Gunther Gonzales Barrn

    Profesor de Derecho Civil y Registral en pregrado y postgrado de la

    PUCP, USMP, UIGV, UNMSM, U de Piura y U de Sipn. Doctor

    en Derecho, Magster en Derecho Civil y Abogado por la PUCP.

    Miembro de la Unin Mundial de Agraristas Universitarios

    (UMAU), con sede en Pisa, Italia. Juez Superior Titular de la Corte

    de Justicia de Lima.

    LA POSESIN ES UN FIN

    La doctrina italiana, encabezada por Rodolfo Sacco, ha puesto al descubierto que la propiedad es el

    instrumento jurdico para lograr el disfrute de la riqueza material; y teniendo en cuenta que el

    disfrute presupone la posesin, entonces se concluye que la propiedad es el medio, mientras que la

    posesin es el fin; y, evidentemente, desde una perspectiva teleolgica de las cosas, el fin se

    encuentra en situacin de primaca.

    La racionalidad de esta constatacin tambin es de ndole econmica: la posesin es trabajo,

    actividad, esfuerzo, produccin, riqueza; mientras que la vacua titularidad no produce beneficio

    individual, ni social alguno. Un mundo en el cual solo hubiese ttulos de propiedad pegados en la

    pared, pero sin explotacin econmica, no sera el mejor de los mundos posibles. Los propietarios

    de puro papel viviran en la pobreza extrema.

    La propiedad sin posesin es absurda; en cambio, la posesin sin propiedad, todava tiene sentido, y

    mucho; lo que constituye la mejor prueba que uno es fin, y el otro es medio.

    La posesin funda la propiedad, y la propiedad sirve para la posesin; en consecuencia, son

    conceptos interconectados, por lo que el Derecho no puede obviar esta realidad, y la regulacin

    jurdica de los derechos reales debe hacer patente esta dualidad de instituciones vinculadas: la

    propiedad se protege como valor absoluto y definitivo; sin embargo, la posesin, por ms que solo

    sea un hecho, tambin se protege, aunque solo lo sea como valor relativo y provisional.

    La propiedad se adquiere por apropiacin (bienes sin dueo), por tradicin (bienes con dueo, pero

    con acto de voluntad) o por usucapin (bienes con dueo, pero sin acto de voluntad). En todos ellos,

    la posesin se encuentra presente. Esta constatacin histrica es la mejor prueba que la propiedad

    necesita de la posesin; por tanto, el sistema de ttulo y tradicin es el ms adecuado para la

    transferencia de propiedad. En cambio, el registro es un mecanismo exclusivamente tcnico,

    artificial, de carcter asegurador, pero jams puede fundar la propiedad. Por tanto, la solucin lgica

    es que el registro nunca sea constitutivo, pues la propiedad es una expresin de las relaciones

    vitales, y no una simple suma de artificios.

    EL CASO CONCRETO

    La Corte Suprema ha emitido una reciente ejecutoria de fecha 30 de julio de 2012 (Casacin N

    3098-2011-Lima), que resuelve una demanda de nulidad de acto jurdico, en la cual se valora

    especialmente la posesin. Los hechos son los siguientes:

  • A vende un bien a B, en 1973, pero no inscribe; no obstante, luego A le vende el mismo bien a C,

    en 2000, lo que s inscribe. El heredero de B (primer comprador) presenta la demanda de nulidad

    por causal de fin ilcito, contra A-C.

    El sistema legal protege los acuerdos privados, pero, dentro de las reglas de validez, se exige que

    los actos tengan un propsito honesto, pues el Derecho incurrira en incoherencia valorativa si

    pretendiese la correccin de las leyes (Alexy), pero no hiciese lo propio con los negocios jurdicos

    de los particulares.

    El negocio jurdico implica el mximo potencial jurdico de la voluntad, en cuanto la decisin del

    hombre, previa coordinacin con el sistema jurdico objetivo, se convierte en regla de conducta,

    obligatoria, vinculante. Sin embargo, es evidente que esta decisin solo puede protegerse cuando los

    propsitos son razonables y honestos; aunque previo a ello, deba tratarse de una voluntad real, es

    decir, que se haya producido en el mundo fenomnico.

    En el presente caso, el fin ilcito del acto jurdico queda evidenciado por la voluntad comn de las

    partes del segundo contrato, cuyo objetivo es despojar al primer comprador del bien. El animus

    nocendi (intencin de perjudicar) es una hiptesis tpica de causa inmoral, reprobada por el

    ordenamiento jurdico, por lo que no merece tutela alguna. En efecto, si dos partes se ponen de

    acuerdo para extraer bienes del patrimonio ajeno, aprovechndose de los resquicios del sistema

    jurdico, desvindose de sus funciones, entonces tal contrato contiene un fin contra ius. Hace poco,

    la Primera Sala Civil de la Corte de Lima ha definido con detalle el fin ilcito (Exp. 11610-2004,

    que puede verse en: www.gunthergonzalesb.com)

    La Corte Suprema, en el caso, valora dos elementos importantes para dar por comprobada la causa

    inmoral: primero, el precio pactado fue nfimo; segundo, los compradores primigenios tenan la

    posesin desde hace treinta aos, por lo que el segundo comprador no poda ignorar un hecho tan

    consolidado, notorio, pblico, inequvoco y que se encontraba sancionado por el paso del tiempo.

    Aqu tiene sentido lo que habamos sealado en el acpite anterior: la propiedad sin posesin no

    tiene justificacin, por tanto, la falta de verificacin posesoria (que es un deber en el Common Law)

    hace nacer una sospecha de fraude. En este punto, la sentencia impone una regla jurisprudencial de

    la mxima relevancia: debido a la importancia econmica de los bienes inmuebles y los usos generalmente aceptados en este tipo de negocios la diligencia ordinaria mnima impone al

    comprador el deber de verificar el estado actual del bien que adquiere (14 considerando).

    La conclusin es que el segundo comprador ha actuado en forma sospechosa, extraa, anmala; y

    ello no solo por la indiferencia que demuestra frente a la posesin ajena, sino, tambin, por la

    existencia de un precio absolutamente reducido, lo que hace suponer que se conoca que el bien le

    corresponda a otra persona, pero, a pesar de ello, se tuvo la intencin de aprovechar del formalismo

    registral para obtener un lucro indebido, a costa del primer comprador, pese a que su derecho era

    patente por efecto de la posesin. Por tales motivos, la intencin fraudulenta de ambas partes hace

    que el contrato sea nulo por fin ilcito.

    Es cierto que el art. 1409 CC declara la validez de los contratos sobre bienes ajenos, pero ello no

    ocurre si el resultado pretendido por ambas partes se encamina hacia el fraude, el dao injustificado

    o el despojo.

    EL PRINCIPIO DE FE PBLICA REGISTRAL TIENE APLICACIN EN EL

    PRESENTE CASO?

  • El contrato de A (vendedor) y C (segundo comprador) es declarado nulo, en consecuencia, el hecho

    jurdico es degradado a un simple hecho, sin efectos jurdicos, por lo que resulta irrelevante la

    buena fe, o no, de C, pues, en la relacin inter partes la invalidez se impone absolutamente, en

    cuanto el ordenamiento jurdico no puede tutelar actos que contravienen principios tico-jurdicos.

    Por tal motivo, si el contrato entre A y C es nulo, entonces nada puede salvarlo, ni siquiera la

    hipottica buena fe de una de ellas (lo que en este caso es imposible, pues, sino, cmo se explica el

    fin ilcito?), en tanto resultara absurdo que el negocio jurdico se parta a la mitad: invlido para el

    vendedor, vlido para el comprador, pues, qu cosa sera vlido para este?

    Por el contrario, imaginemos que C vende el bien a D, que es un sucesivo adquirente, distinto a las

    partes del contrato nulo celebrado entre A y C, por lo que cabe preguntarse: la nulidad de A-C

    afecta al tercero D? Solo aqu entra en juego el principio de fe pblica registral, que constituye un

    mecanismo extraordinario, in extremis, excepcional, por el cual se protege al tercero de buena fe

    frente al contrato previo que ha sido declarado nulo (art. 2014 CC).

    Debe recordarse que una cosa es proteger a las partes del contrato invlido, por su buena fe, en cuyo

    caso se tratara de un fenmeno de convalidacin de la nulidad, lo que no es aceptado por nuestro

    ordenamiento; y otra es proteger al tercero sucesivo, ajeno al contrato nulo (D), quien

    excepcionalmente puede ser mantenido en su adquisicin por virtud de la seguridad jurdica y

    justicia del caso concreto, sin embargo, ello no sana el ttulo nulo anterior (A-C).

    En consecuencia, la sentencia yerra cuando se entretiene en explicar el principio de fe pblica

    registral, que en realidad no poda ser aplicado al presente caso, por la falta de un tercer adquirente,

    empero, el sentido de la decisin sigue siendo correcto, pues al concluirse que no hubo buena fe,

    entonces igual se sanciona la nulidad, bajo el particular criterio de la Corte.

    CONCLUSIONES

    La posesin sigue revalorizndose por la jurisprudencia suprema, lo que constituye una buena

    noticia pues implcitamente termina reconocindose su condicin de valor intrnseco dentro de la ordenacin jurdica de los derechos reales. Adems, el criterio pro-posesin no es aislado, pues en

    una sentencia anterior, de fecha 21 de junio de 2011 (Casacin N 3667-2010-La Libertad), se

    admiti el triunfo de la posesin frente al registro, bajo el entendido que no basta la inscripcin de

    puro papel cuando el comprador tiene pleno conocimiento de la existencia de poseedores

    contradictorios, con lo que se desmorona la buena fe.