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T. P., 61, n. o 1, 2004 NOTICIARIO EL ASENTAMIENTO FORTIFICADO DE SAN BLAS (CHELES, BADAJOZ). III MILENIO AC. THE FORTIFIED SETTLEMENT OF SAN BLAS (CHELES, BADAJOZ). III MILLENIUM BC. TRABAJOS DE PREHISTORIA 61, n. o 1, 2004, pp. 141 a 155 VÍCTOR HURTADO (*) RESUMEN Las excavaciones de urgencia realizadas en el Guadia- na medio han descubierto un gran poblado del III milenio AC de 30 Ha de extensión, fuertemente fortificado en la mitad occidental y con un complejo sistema defensivo jun- to a la zona de acceso. En el interior, otro recinto amuralla- do y rodeado por un gran foso, delimita un espacio circular con evidencias de corresponder a un área de especial sig- nificación. Además se han excavado varias viviendas co- rrespondientes a distintas fases y con técnicas constructivas diferentes, silos y otras estructuras domésticas. El asenta- miento se encuentra rodeado por una necrópolis de túmulos; la excavación de uno de ellos confirmó que se trata de una tumba tipo Tholos. ABSTRACT Recent archaeological work carried out along the Gua- diana river basin has led to the discovery of San Blas, a pre- historic settlement dated in the third millennium BC. Accor- ding to the results of the rescue excavations undertaken, this settlement was strongly fortified in its western half and had a complex defensive system to protect its main access. In- side the main defensive perimeter appears a second enclo- sure, circular in plan and surrounded by a wall and a lar- ge ditch, which seems to correspond to an area of special significance. Other identified structures include dwellings corresponding to various chronological phases and built with different construction techniques, as well as silos and other domestic structures. The site is also surrounded by a necropolis of funerary structures covered by mounds; the excavation of one of this monuments confirmed it as a tho- los type tomb. Palabras clave: Calcolítico. Asentamiento fortificado. Foso. Ciudadela. Recinto. Cabaña. Silo. Túmulo. Tholos. Key words: Chalcolithic. Fortified settlement. Ditch. Ci- tadel. Enclosure. Hut. Storage pit. Mound. Tholos. 1. INTRODUCCIÓN En el año 2001, con motivo de la construcción de la presa de Alqueva en Portugal, la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura decidió realizar una excavación arqueológica de urgencia en el ya- cimiento de la dehesa de San Blas (Cheles, Bada- joz), una vez que había sido localizado previamente durante las preceptivas prospecciones realizadas dentro de las actividades de minimización de im- pacto arqueológico llevadas a cabo por la empresa portuguesa EDIA en toda el área inundable. Y ha sido esta empresa la que ha financiado todas las actividades arqueológicas en el yacimiento. Tras el encargo de dirigir la intervención proce- dimos ese mismo año a efectuar una primera acti- vidad arqueológica con un equipo de la Universi- dad de Sevilla (1). El volumen de hallazgos y la extensión del sitio hicieron que se realizaran otras nuevas campañas durante los años 2002 y 2003. El yacimiento se encuentra en el término de Cheles (Badajoz), a 4 kms. al norte de esta pobla- ción (Fig. 1). Se sitúa junto al río Guadiana, en su (*) Dpto. de Prehistoria y Arqueología. Universidad de Sevi- lla. Maria de Padilla s/n 41004 Sevilla. Correo electrónico: [email protected] Recibido: 30-I-04; aceptado: 20-II-04. (1) El equipo de arqueólogos ha estado formado por Mark Hunt (subdirector), Miguel A. de Dios, Jacobo Vázquez, Olga Sánchez, Josefa López, Daniel García y Tomás Cordero.

El Asentamiento Fortificado de San Blas

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EL ASENTAMIENTO FORTIFICADO DE SAN BLAS (CHELES, BADAJOZ). III MILENIO AC. 141

NOTICIARIO

EL ASENTAMIENTO FORTIFICADO DE SAN BLAS(CHELES, BADAJOZ). III MILENIO AC.

THE FORTIFIED SETTLEMENT OF SAN BLAS (CHELES, BADAJOZ).III MILLENIUM BC.

TRABAJOS DE PREHISTORIA61, n.o 1, 2004, pp. 141 a 155

VÍCTOR HURTADO (*)

RESUMEN

Las excavaciones de urgencia realizadas en el Guadia-na medio han descubierto un gran poblado del III milenioAC de 30 Ha de extensión, fuertemente fortificado en lamitad occidental y con un complejo sistema defensivo jun-to a la zona de acceso. En el interior, otro recinto amuralla-do y rodeado por un gran foso, delimita un espacio circularcon evidencias de corresponder a un área de especial sig-nificación. Además se han excavado varias viviendas co-rrespondientes a distintas fases y con técnicas constructivasdiferentes, silos y otras estructuras domésticas. El asenta-miento se encuentra rodeado por una necrópolis de túmulos;la excavación de uno de ellos confirmó que se trata de unatumba tipo Tholos.

ABSTRACT

Recent archaeological work carried out along the Gua-diana river basin has led to the discovery of San Blas, a pre-historic settlement dated in the third millennium BC. Accor-ding to the results of the rescue excavations undertaken, thissettlement was strongly fortified in its western half and hada complex defensive system to protect its main access. In-side the main defensive perimeter appears a second enclo-sure, circular in plan and surrounded by a wall and a lar-ge ditch, which seems to correspond to an area of specialsignificance. Other identified structures include dwellingscorresponding to various chronological phases and builtwith different construction techniques, as well as silos andother domestic structures. The site is also surrounded by anecropolis of funerary structures covered by mounds; the

excavation of one of this monuments confirmed it as a tho-los type tomb.

Palabras clave: Calcolítico. Asentamiento fortificado.Foso. Ciudadela. Recinto. Cabaña. Silo. Túmulo. Tholos.

Key words: Chalcolithic. Fortified settlement. Ditch. Ci-tadel. Enclosure. Hut. Storage pit. Mound. Tholos.

1. INTRODUCCIÓN

En el año 2001, con motivo de la construcción dela presa de Alqueva en Portugal, la Consejería deCultura de la Junta de Extremadura decidió realizaruna excavación arqueológica de urgencia en el ya-cimiento de la dehesa de San Blas (Cheles, Bada-joz), una vez que había sido localizado previamentedurante las preceptivas prospecciones realizadasdentro de las actividades de minimización de im-pacto arqueológico llevadas a cabo por la empresaportuguesa EDIA en toda el área inundable. Y hasido esta empresa la que ha financiado todas lasactividades arqueológicas en el yacimiento.

Tras el encargo de dirigir la intervención proce-dimos ese mismo año a efectuar una primera acti-vidad arqueológica con un equipo de la Universi-dad de Sevilla (1). El volumen de hallazgos y laextensión del sitio hicieron que se realizaran otrasnuevas campañas durante los años 2002 y 2003.

El yacimiento se encuentra en el término deCheles (Badajoz), a 4 kms. al norte de esta pobla-ción (Fig. 1). Se sitúa junto al río Guadiana, en su

(*) Dpto. de Prehistoria y Arqueología. Universidad de Sevi-lla. Maria de Padilla s/n 41004 Sevilla. Correo electrónico:[email protected]

Recibido: 30-I-04; aceptado: 20-II-04.

(1) El equipo de arqueólogos ha estado formado por MarkHunt (subdirector), Miguel A. de Dios, Jacobo Vázquez, OlgaSánchez, Josefa López, Daniel García y Tomás Cordero.

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orilla izquierda y sobre una pequeña terraza que seeleva suavemente hacia el Este hasta culminar en laSierra de San Blas (Lám. I y Fig. 2). En este mismo

lugar desemboca el arroyo del Corcho, delimitán-dose el yacimiento al oeste por el río Guadiana y alnoroeste por el referido arroyo; entre ellos apareceun pequeño promontorio, denominado El Pico,donde se encuentra un asentamiento de época ro-mana que ha sido excavado por un equipo portu-gués. La abundancia de agua, con manantiales en elmismo yacimiento, el control sobre un cercanovado del río y la presencia en los alrededores de mi-neralizaciones filonianas de cobre y hierro propi-ciarían la elección del sitio para la instalación de loshábitat de época calcolítica, romana, medieval ymoderna, hasta su abandono en el primer tercio delsiglo XVII.

2. INTERVENCIONES ARQUEOLÓGICAS(Fig. 2)

La primera actuación tenía como objetivo eva-luar el potencial arqueológico del sitio. En super-

Fig. 1. Situación de San Blas.

Fig. 2. Plano topográfico del yacimiento con la situación de los cortes excavados, líneas de fortificación, reconstrucción delespacio ocupado por la ciudadela y el área de necrópolis (círculos negros).

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ficie no se detectaban indicios que permitieran ob-tener una idea aproximada sobre la extensión delyacimiento o sobre la existencia de estructurasconstructivas. La topografía, en suave pendienteascendiendo desde el río hasta culminar por el Esteen la Sierra de San Blas, no parecía reunir condicio-nes estratégicas para la construcción de un sistemadefensivo y el pequeño muro visible que bordea-ba el lado más próximo al río podía corresponder auna época histórica, como más tarde se confirmó.Es por ello que la primera intervención consistió enrealizar una prospección geofísica que abarcase lamayor parte de la terraza en forma de rectángulocon los lados mayores orientados en sentido Este-Oeste: El resultado más destacado de las anomalíasse manifestó en un sistema de construcciones situa-das en el centro cuyas características hacían pensarque pertenecieran a época romana; al Oeste, unamancha en arco de círculo podía corresponder a ungran foso y otras anomalías se relacionarían conacumulaciones de mineral. La planificación de lasexcavaciones se ajustó, pues, a la información pro-porcionada por los resultados de las prospeccionesgeofísicas.

La primera campaña se centró en las cotas másbajas (las de inminente inundación), donde se tra-zaron una serie de trincheras dispuestas en sentidoNorte-Sur y Este-Oeste, resultando una zona muyafectada, en algún caso por construcciones poste-riores y en otras por hallarse sobre un terreno bajoel cual discurría un arroyo subterráneo. Sin embar-go se pudo localizar una muralla de época calcolí-tica bajo los muros de contención romano y medie-val, un pequeño foso que separaba un sectordedicado a actividades de combustión, varios silosy algunas cabañas prehistóricas.

La segunda campaña de 2002 se planteó median-te excavaciones en extensión, ampliando las cua-drículas en las que habían sido localizadas variascabañas superpuestas y la correspondiente a la mu-

ralla, descubriendo también las estructuras mura-rias de época romana situadas en el centro y abrien-do nuevas trincheras para estudiar el supuesto fosode las anomalías del lado Este. Se trataba efectiva-mente de un foso rodeando una muralla, que cerra-ría un espacio calculado en una hectárea de exten-sión y que interpretamos como una ciudadelainterior ocupada posteriormente por una ermita y uncementerio de época medieval y moderna.

La tercera campaña de 2003 tenía como objeti-vo preferente delimitar la extensión del asentamien-to prehistórico, lo que no resultó fácil, especialmen-te por el lado Sur ya que la muralla se encontrabaoculta bajo una cerca moderna, y por el Este lasconstrucciones posteriores situadas en la sierra di-ficultaban su identificación. También se insistió enla excavación del interior de la ciudadela localizan-do una cabaña prehistórica, fuera del área de ente-rramientos medievales, que supuso uno de los ha-llazgos más interesantes al permitir comparar losdiferentes espacios funcionales situados a uno yotro lado de este recinto amurallado. Por otra par-te se pudo localizar al Sur una necrópolis compues-ta por 10 túmulos de los cuales tan sólo pudo serexcavado parcialmente uno de ellos descubriendola estructura constructiva correspondiente a unasepultura tipo tholos.

Todo esta gran cantidad de información pudoobtenerse gracias a la intervención de varios equi-pos de arqueólogos que han actuado simultánea-mente en diferentes sectores del yacimiento. Inte-resaba conocer sobre todo la organización espacialdel asentamiento, sus límites, la funcionalidad delas diferentes estructuras, la dinámica de ocupa-ción, la base económica y el modo de vida de laspoblaciones que ocuparon este lugar a lo largo detodo el III milenio AC. Sin perder de vista talesobjetivos se ha tenido que seleccionar mucho el tipode intervención arqueológica debido a la enormeextensión del yacimiento y al escaso tiempo dispo-

Lám. I. Vista general del yacimiento desde el Suroeste. En primer plano la puerta Suroeste al comienzo de la excavación.Al fondo la Sierra de San Blas. A la derecha el área de necrópolis.

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nible. Así se trabajó con mayor detalle en aquelloscasos donde era probable obtener mayor volumende información mediante excavaciones en exten-sión y análisis microespacial; en otros ha habidoque limitarse a realizar sondeos o trincheras, o a noagotar todo el potencial estratigráfico. En generalconsideramos que gran parte de estos objetivos sehan cumplido consiguiendo dar hoy una visión ge-neral del funcionamiento de la ocupación calcolí-tica que podrá ampliarse con un mayor detalle unavez que finalice el estudio y análisis del conjunto delos hallazgos que se está llevando a cabo.

3. RESULTADOS

En primer lugar, entre los resultados de caráctergeneral obtenidos sobre el conjunto del yacimien-to se puede destacar el hecho de que el yacimientoes mucho más amplio de lo que inicialmente se pre-suponía, siendo su extensión de casi 100 Has, inclu-yendo los asentamientos de época medieval y mo-derna, situados en la ladera occidental de la sierra;sin embargo las limitaciones impuestas para la rea-lización de excavaciones por debajo de la cota deinundación no han permitido conocer el desarrollode las estructuras que se encuentran en ese sector.El objetivo principal de la intervención consistía enestudiar el asentamiento prehistórico, que ocupa lazona de inundación y, aunque también han sido ex-cavadas estructuras de épocas posteriores se expo-nen aquí los principales hallazgos prehistóricos.

A nivel descriptivo los hallazgos más destacadosdel asentamiento prehistórico se refieren a:

– Su gran extensión. Si en las primeras prospec-ciones se había estimado su tamaño en unas doshectáreas, posteriormente se ha podido constatarque ocupa como mínimo 30 Has., que asociadas alespacio de necrópolis elevan a 50 Has. las dimen-siones totales del yacimiento calcolítico. Se trata,pues, de uno de los asentamientos de mayor exten-sión de la Península Ibérica y de los más grandesfortificados.

– Su amplia cronología. Las dataciones absolu-tas y las estratigrafías han podido atestiguar la ocu-pación ininterrumpida del asentamiento desde finesdel IV milenio hasta finales del III milenio AC (2),con una dinámica desarrollada en varias fases de laEdad del Cobre.

– El sistema de fortificación. Una compleja es-tructura defensiva formada por una muralla exteriorde casi 2 km. de longitud, con foso, bastiones y unapuerta de acceso rodeada por torres.

– Un recinto o ciudadela interior de forma cir-cular, defendida por una muralla y un gran foso.

– La variedad de estructuras constructivas: di-ferentes tipos de viviendas, edificaciones anejas,silos, hornos y obras hidráulicas.

– Poblado y necrópolis asociados. La localiza-ción de 10 túmulos alrededor del poblado y la ex-cavación de uno de ellos, indica que se trata de tum-bas tipo tholos.

3.1. La muralla exterior y la extensión delasentamiento

En la primera campaña ya se observaba en su-perficie la existencia de un escalón formado por unaalineación de piedras en el borde norte de la plata-forma amesetada. La excavación de la trinchera E9dispuesta perpendicularmente sobre dicho escalónpermitió comprobar que se trataba de un pequeñomuro correspondiente a época moderna cuya fun-ción sería la de contener las tierras e impedir la ero-sión. En el nivel inmediatamente inferior otra cons-trucción de época romana tendría la misma función;éste se asentaba sobre un grueso muro de pizarrasde la Edad del Cobre que identificamos como unamuralla, a la cual se adosaba un bastión semicircu-lar relleno de piedras y tierra. La muralla se adap-ta a la superficie rocosa, que aflora por todo el ladooccidental junto al río constituyendo por sí mismauna barrera natural al elevarse en algunos puntoshasta una altura de 4 m.

La detección de la muralla prehistórica (Fig. 2)permitió seguir su trazado a lo largo del tramo situa-do junto al río Guadiana; sin embargo, hacia el Nor-te y bordeando el arroyo del Corcho la línea demuralla se detecta con mayor dificultad debido aque se encuentra en una pendiente pronunciada, aque el sistema de construcción varía respecto a otroslados y a que existen otras construcciones de épo-cas posteriores sobre ella. La excavación de la trin-chera 2S en este tramo confirmó la presencia de lamuralla prehistórica bajo un muro romano, como enel corte E9. El extremo Norte se interrumpe no sinantes realizar un pequeño giro en dirección a la Sie-rra. Algunas piedras sueltas en la superficie podríanseñalar su continuación hacia la cima, pero no esposible confirmarlo sin realizar alguna excavación.

(2) Todas las dataciones a las que se hacen referencia en estetrabajo son calibradas.

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Hacia el Sur la muralla forma un ángulo de 90°y se dirige al Este, alejándose del río y bordeandouna cárcava o depresión formada por la desembo-cadura de un pequeño torrente. Este tramo se inte-rrumpe a unos 100 m del río y se consideró en unprimer momento que podía constituir el límite Surdel asentamiento; sin embargo los sondeos realiza-dos para detectar la muralla sobre su hipotético re-corrido lineal hacia el Este tan sólo mostraron lapresencia de cabañas, por lo cual el poblado debíaextenderse mucho más al Sur. Más adelante se pudocomprobar que la muralla bordeaba esta depresióncruzando el arroyo y dirigiéndose de nuevo haciael río. La dificultad de localizarla por este lado sedebía a la existencia aquí de una granja actual y auna cerca de delimitación de fincas; se suponía quelas piedras de derrumbe existentes a un lado y otrode la cerca podían pertenecer a otras más antiguas;por otra parte en superficie no se había detectadoalguna evidencia que permitiera indicar que el asen-tamiento se extendiera hasta esa línea.

Con la excavación de la trinchera 1S se pudolocalizar la muralla prehistórica debajo de la cerca,conservándose hasta una altura de 1,5 m y una an-chura de 1,80 m. La cerca, efectivamente, habíaaprovechado la trayectoria de la muralla y su ma-terial constructivo de pizarras para erigirse a lo lar-go de todo su recorrido hacia el Este, que alcanzauna longitud de 700 m, realizando en su extremo ungiro hacia el Noreste e interrumpiéndose aquí. Apartir de este punto no ha sido posible localizar sucontinuación: por una parte la dirección que mar-ca el muro señala hacia la Sierra, pero podría girarhacia el interior del poblado y, continuando por lascotas bajas de la Sierra en dirección Norte-Noroes-te, unirse a la ciudadela; aunque también es posibleque el lado oriental nunca se hubiera amurallado, locual nos plantearía otras interpretaciones relativasal valor estratégico de este complejo sistema defen-sivo.

En total el recorrido de la muralla detectado al-canza una longitud de c.1700 m, de los cualesc.1000 m se sitúan a lo largo de la orilla del río yc.700 m en el tramo situado hacia el interior, ce-rrando el lado Sur.

La muralla se construye fundamentalmente conhiladas de pizarras planas, aunque en algún casoaparecen otras piedras, como cuarcitas. La basedescansa sobre una nivelación de arcilla. En el casodel corte 1S esta preparación consistió en hincarfinas lajas de pizarra de forma vertical en el terre-no, para darle consistencia y estabilidad y es sobre

esta base que se colocan las hiladas horizontales dela muralla. Mientras que dentro del muro la dispo-sición de las piedras, mezcladas con tierra, no pre-senta una regularidad definida, se procura que elexterior de las paredes tengan una superficie apla-nada disponiendo hacia fuera las caras lisas y pla-nas de las pizarras. La anchura media de la mura-lla en los cortes E9 y 1S es de 1,8 m, aunque existenotros tramos localizados junto al río con anchurasde 1 m.

También en la excavación del corte 1S se loca-lizó un pequeño foso exterior de un metro de pro-fundidad y 5 m de anchura que hemos de suponercontinúe por todo el recorrido del tramo Sur, la zonacon menos pendiente de la muralla y cuya funciónparece ser más simbólica que defensiva. Es proba-ble también que este tramo se encuentre reforzadocon bastiones, hipótesis apoyada por la existenciade un bastión al Norte y mayores acumulaciones depiedras a intervalos regulares junto a la línea demuralla.

3.2. La puerta Suroeste

En el punto de unión de las líneas de murallaOeste y Sur se ha localizado una compleja estruc-tura defensiva en forma alveolar, con puerta deacceso al río (Lám. I y II). En este ángulo Suroestedel poblado se decidió abrir un corte para localizarla conexión entre las dos líneas de murallas. El cor-te, identificado como Q012, proporcionó el descu-brimiento de dos bastiones –al Norte y al Sur–, unatorre semicircular frente al corredor de acceso yotros muros curvos que conectan los bastiones dela entrada con la muralla (Lám.II).

El acceso desde el exterior se realizaría a travésde un estrecho corredor en forma de Y (A) con unaanchura que varía entre 0,8 m al inicio y 1,3 m alfinal y flanqueado por dos bastiones a uno y otrolado (B y C). Los bastiones de la entrada son hue-cos y de tendencia semicircular y se encuentran enuna posición adelantada respecto a las demás cons-trucciones murarias; desde el corredor se accedea un espacio abierto (D), posiblemente un patiointerior, delimitado por muros (E y F) curvos y demayores dimensiones (sólo se conservan los dellado Sur) que conectan los bastiones de la entradacon la línea de muralla.

En el espacio existente entre el muro exterior (E)y otro muro concéntrico (F), ambos construidos conpizarras de mayor tamaño, existe un relleno de 2,8

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m de anchura (G); esta estructura se interpretacomo una rampa que, desde el interior del fortín,permitiría ascender hacia lo alto de la muralla, si-guiendo un trazado curvo. Es de destacar el siste-ma constructivo utilizado en esta rampa, pues no selabra íntegramente de mampuesto, sino que seconstruyen unas “camisas” de piedra, conforman-do las caras exterior e interior de la estructura, y serellena posteriormente el interior con un “emplec-ton” de pizarra machacada y tierra.

El segundo muro interior (F) rodea un espacio(H) del que se desconoce su continuación hacia elinterior del poblado. Una torre semicircular (I) seencuentra justo enfrente del corredor de entradaposiblemente con la finalidad de reforzar la defensaen caso de que el enemigo hubiera conseguido ac-ceder al interior del patio. Aunque sólo se conser-vaba hasta una altura de un metro es probable quetuviera saeteras, como ocurre en otros sistemas defortificación.

La construcción de los bastiones de la entrada serealiza mediante dos muros concéntricos rellenosde piedras y tierra (a y b). En el caso del bastiónmejor conservado (B) este relleno interior está col-matado con pizarras rojas y pellas de barro enroje-cidas por el fuego. Los bastiones son huecos y juntoa la pared interna se encuentra un escalón o poye-te (c), que podría utilizarse o bien para colocar ob-jetos o para acceder a las saeteras que, en el caso detenerlas, se encontrarían a mayor altura. Todo el

suelo de esta estancia, como también en el interiorde la torre I, aparece cubierto de cenizas y junto ala pared se hallaron varias puntas de flechas.

3.3. El recinto amurallado interior. Laciudadela

Las anomalías de la prospección geofísica ha-bían señalado la presencia de un posible foso en lascotas más altas del sector Este del yacimiento. Lasexcavaciones corroboraron su existencia junto auna muralla, su disposición en arco de círculo plan-teado por las anomalías y su pertenencia al perío-do calcolítico. Dos trincheras (J24 y M25) perpen-dicularmente dispuestas sobre tales anomalíaspermitieron seccionar un ancho muro delante delcual se abre un profundo foso (Lám. III). En buenalógica la reconstrucción de este sistema defensivodebe cerrar en circulo una zona elevada que desta-ca en la superficie del terreno, quedando delimita-do un espacio con un diámetro de c.130 m. Paracorroborar la tendencia circular del foso decidimos

Lám. II. Composición fotográfica del sistema defensivo dela puerta Suroeste, con indicación de las estructuras referi-das en el texto.

Lám. III. Vista de la excavación de la muralla y foso delrecinto interior desde el Oeste.

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realizar otra prospección geofísica en la zona Norteque resultó positiva, confirmando la curvatura delas estructuras que delimitan el recinto interior.

La reconstrucción, pues, es que se trata de unespacio cerrado de forma elíptica, fuertementedefendido, dentro del mismo asentamiento; unaciudadela interior que, en un primer momento con-sideramos podía corresponder a una primitiva for-tificación, pero que posteriormente se confirmó quehabía sido coetánea de la muralla exterior.

El muro defensivo, de 1,8 m de anchura utilizauna técnica constructiva similar a la empleada en lamuralla exterior, a excepción del nivel de arcilla enla base. El foso se encuentra inmediatamente ado-sado a la cara exterior: de sección en U muy abier-ta, su profundidad máxima respecto a la base de lamuralla es de 3,75 m., con una anchura de 10 m; fuerealizado artificialmente, excavando los nivelesgeológicos consistentes en grava con matriz arcillo-sa roja y, bajo él, en margas miocénicas. El foso secolmató completamente en época Calcolítica: Losniveles más bajos fueron formándose durante elmomento de utilización del sistema defensivo, losrellenos más superiores, que representan la mayorproporción de la colmatación, se depositaron con elaporte de la destrucción de la muralla, que final-mente parece que fue intencionadamente demoliday, por último, se rellenó la depresión existente paranivelar el terreno.

En la excavación del lado interior de la mura-lla la estratigrafía muestra que su construcción semantuvo durante toda la fase del Calcolítico Ple-no. Las dataciones obtenidas por C14 en el niveldel corte J25, situado inmediatamente por debajode la muralla, muestran que su construcción se pro-duciría poco después de c.2955 AC y que el fosose colmata hacia c.2235 AC. Otra datación abso-luta procedente del nivel base del corte E9 testifi-ca que la muralla exterior se encuentra construidaya en una fecha en torno a c.2550 AC y que, portanto, ambos sistemas constructivos llegaron acoexistir.

En el interior de esta ciudadela existen inclusoniveles de ocupación más antiguos a la construc-ción de la muralla, como demuestra el sondeo rea-lizado en el corte K27, donde se obtuvo una fecharadiocarbónica de fines del IV milenio AC (c.3175AC) (3).

(3) Las dataciones radiocarbónicas obtenidas proceden de:– K27,la más antigua (SB/K27/8 ) c. 3175 (4570 ±40 BP/ 2 σ

Cal BC 3240 a 3110) procede del primer nivel de ocupaciónde la ciudadela

La sincronía de ambos sistemas defensivosplanteaba cuestiones relativas a una diferenciaciónfuncional y organizativa del espacio que conveníainvestigar. Los primeros intentos resultaron infruc-tuosos cuando en la segunda campaña se abrió elcorte K27 y se descubrió que esta zona estaba ocu-pada por una necrópolis de época medieval-moder-na. En la campaña de 2003, el corte J27, aunqueafectado por remociones de esos mismos períodos,permitió excavar ampliamente una cabaña cuyovolumen y riqueza de hallazgos ponía en eviden-cia que se trataba de un área distinta a la que pre-sentaban las estructuras domésticas halladas al ex-terior de este recinto, como se expondrá másadelante.

3.4. Las estructuras domésticas

A lo largo de las tres campañas han sido locali-zadas varias estructuras de habitación en la mayorparte de las cuadrículas excavadas, lo que da ideade la densidad del espacio ocupado. En total se handetectado 12 estructuras, de las cuales 3 han sidoexcavadas en extensión y 9 de forma parcial.

En general las cabañas corresponden a dosmodelos constructivos:

Tipo A: Estructuras circulares, construidas conramaje y cubiertas de barro, con pequeñas lajas depizarra rodeando su base para contener las paredes.Corresponde a las fases más antiguas de ocupacióndel asentamiento.

Los mejores ejemplos de este tipo se hallaron enel corte K7 (Fig. 3), donde aparecieron tres cabañassuperpuestas; otras cuatro se conocen de maneraparcial en F5, CZ, R7 y H22. El sistema construc-tivo de estas cabañas consiste en una pequeña zanjaperimetral de planta circular y aproximadamente0,20 m de anchura en la que se introduciría el para-mento vegetal, el cual se calza con pequeñas lajasde pizarra colocadas de canto. El diámetro docu-mentado es 5,60 m. Al exterior se observan los ho-yos de los postes que sostendrían las vigas de latechumbre, por lo que ésta presentaría algo de vuelosobre la pared. En el interior de la cabaña se loca-liza un hoyo de poste central de mayores dimensio-

– J25, nivel anterior a la construcción de la muralla (SB/J25/12) c.2955 (4340 ±40 BP/ 2 σ Cal BC 3020 a 2890).

– J24, colmatación del foso (SB/J24/15) c. 2235 (3820±40 BP/2 σ Cal BC 2340 a 2130).

– E9, Muralla exterior se encuentra construida ya en una fecha(SB/E9/38 )c.2550 (4030±40 BP /2 σ Cal BC 2630 a 2470).

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nes que los perimetrales. La techumbre, al igual quela pared, sería vegetal, y ambas estarían imper-meabilizadas con pellas de barro, de las que resul-tan las improntas recogidas.

Tipo B: Estructuras circulares construidas conparedes de piedra y cubierta con ramaje. Se datanen las fases correspondientes a la segunda mitad delIII milenio AC

De este tipo han sido excavadas en extensión trescabañas localizadas en los cortes K7 (situada sobrelas tres anteriormente descritas), H22 y J27 (Fig. 3,4y Lám. IV), además de descubrir superficialmentela estructura constructiva de otra en R7 y detectardos más bajo los edificios de época romana.

El sistema constructivo documentado en todasestas cabañas consiste en un muro perimetral de

Fig. 3. Planimetría del corte K7 e interpretación del trazado del muro de contención a través de los resultados de la prospec-ción eléctrica.

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mampuesto apoyado directamente sobre el terreno,de planta circular y 0,70/0,80 m de anchura, cuyoalzado no puede precisarse con total certeza, aun-que sí se podría asegurar que no constituyó un sim-ple zócalo sobre el que se alzara el resto del para-mento, sino que el muro de piedras circular selevantaría hasta la cubierta (4), pues en los derrum-bes depositados sobre las estructuras de habitaciónno se observaron restos de otro material construc-tivo que no fueran lajas de pizarra. El diámetro os-cila entre los 6,5 m de la cabaña EM2 en H22 (Lám.IV) y los 8.10 m de EM9 en K7.

Tampoco se han localizado soportes centrales,excepto en la mayor cabaña de K7 (Fig.3), donde unagujero de poste se utilizó en una primera fase deocupación abandonándose en la siguiente.

En una segunda fase se distinguen dos momen-tos de ocupación en la cabaña EM 9 de K7. Estosdos momentos vienen a consistir básicamente enuna reorganización interna de la misma estructurade habitación; reorganización que se materializa enla sustitución de los hogares excavados en el sue-lo de la cabaña y delimitados por un anillo de lajasde pizarra –de los que han sido documentados cua-tro superpuestos– por un nuevo tipo de hogar situa-do sobre un poyo de mampuesto de planta rectan-gular, junto al que se localiza, a ras de suelo, unpequeño silo excavado en el suelo que presenta laboca reforzada con un anillo de lajas de pizarra ycubierto con una tapadera circular, también de pi-zarra.

De las tres cabañas se conoce el vano correspon-diente a la puerta de acceso. La puerta se orienta alsureste, aprovechando así las mejores horas de in-solación y protegiéndose de los vientos dominan-

Lám. IV. Vista general del corte H22-H23. Al fondo la cabaña EM2 con los silos correspondientes a otra cabaña (EM69)de la fase anterior. A la izquierda resto de un muro perimetral de la cabaña EM2. A la derecha tumbas de incineración ro-mana.

(4) Este mismo sistema constructivo se ha mantenido en lacomarca en los chozos de pastores, sin apenas modificaciones,hasta bien entrado el siglo XX..

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Fig. 4. Planimetría del corte J27 mostrando la distribución de las principales áreas de ocupación de la fase campaniforme.

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tes en la zona (5). En el caso de EM 9 se han docu-mentado dos umbrales superpuestos que se corres-ponderían con los dos momentos de ocupación a losque ya nos hemos referido. Así, al primer umbral,conformado por pequeños cantos rodados (cuarci-ta), sucedería otro construido con lajas de pizarradispuestas horizontalmente. Asociadas a este últi-mo umbral estarían otras lajas de pizarra de menortamaño, dispuestas de canto, y localizadas junto alos testeros del muro de cerramiento, las cuales seinterpretan como posibles calzos de lanchas de pi-zarra hincadas en el interior del vano a modo dejambas de la puerta.

En las cabañas situadas en H22 y J27 se identi-ficaron dos momentos de ocupación con los suelosparcialmente enlosados de piedra. También comu-nes a H22 y J27 son unas plataformas semicircula-res situadas en la pared Norte delimitadas por unenlosado de piedras, encontrándose sobre ellas pie-dras graníticas con indicios de fuego.

En H22 (Lám. IV) se identificó, además, un pe-queño murete frente a la puerta de entrada demar-cando el área correspondiente al centro de la vi-vienda, una organización del espacio interior muysimilar a la que se encuentra en el cercano yaci-miento de Monte do Tosco, y con un conjunto aná-logo de elementos campaniformes (Varela 2000) .Otro espacio de 2 m de largo y 1 m de ancho, sepa-rado por pequeñas pizarras en vertical, se localizajunto a la pared Sur.

Bajo la cabaña de piedras tipo B de H22 se hadescubierto otra cabaña del tipo A con dos silos dealmacén, ambos cubiertos con lajas de pizarra, encuyo interior se encontraron, entre otros elementos,varios molinos de mano y vasos cerámicos. Resultainteresante constatar que en la fase correspondientea las cabañas tipo B desaparecen los silos de alma-cenamiento dentro de ellas; el pequeño tamaño delsilo hallado en K7 y el hecho de hallarse vacío ha-cen pensar que tuviera otra función diferente. Elsistema de almacenamiento durante la última fasedebió producirse mediante grandes recipientes ce-rámicos como muestra el hallazgo de los vasos ha-llados junto a la pared interior de la cabaña J27.

El análisis microespacial realizado en la excava-ción de estas viviendas permitirá un mejor conoci-miento de las diferentes áreas de actividad y susrespectivas funciones cuando finalice el estudio delos artefactos. Durante el proceso de excavación se

han evidenciado determinadas aglomeraciones defauna y otras con restos de talla de material lítico;en el caso de K7 varios instrumentos de cobre, cri-soles y restos de fundición podrían ser indicativo decierta actividad metalúrgica y en las cabañas deH22 y J27 las plataformas con suelo de pizarra dellado Norte, sobre las cuales se han hallado variosobjetos de prestigio.

Las cabañas de tipo B pertenecen a la fase cam-paniforme y en ellas aparecen cerámicas con deco-ración incisa campaniforme y otros artefactos ca-racterísticos de esta fase, como una punta de cobretipo “palmela” en H22 o un puñal de lengüeta enJ27. Es en esta última donde se encuentra el mayorconjunto de cerámicas campaniformes de todo elasentamiento.

Las dataciones radiocarbónicas obtenidas hastaahora para el segundo momento de ocupación de lascabañas tipo B de H22 y K7 muestran que ambasson coetáneas y corresponden a mediados del IIImilenio, c.2550 AC (6). La única datación para lascabañas de tipo A procede de F5, situada junto al ríoy en el extremo Oeste del asentamiento, y corres-ponde a fines del IV milenio, c. 3250 AC.

La cabaña, de tipo B, del corte J27 en el interioramurallado, presenta varios niveles de suelo forma-dos por pavimentos construidos con piedras de pi-zarra y suelos de tierra. El área noreste, junto a laentrada, se encuentra construido con un pavimen-to de pizarras hasta casi la mitad de la cabaña. Estepavimento continúa por el vano de entrada y sale alexterior. La plataforma semicircular delimitada porpiedras mencionada más arriba, se sitúa al noroes-te. Sobre ella se localizó una piedra granítica muyalterada por el fuego (posiblemente un betilo), encuyo alrededor se encontraron varios fragmentosde cerámica simbólica. Fuera de esta plataforma yen la mitad Oeste se hallaron seis vasos de caliza yun puñal de cobre entre restos de fuego; en la zonaoriental un grupo de cerámicas decoradas casi com-pletas se hallaban agrupadas en una pequeña oque-dad, intencionadamente dispuestas, mientras queotras concentraciones cerámicas se disponían en di-versos puntos sobre el suelo de ocupación y gran-des recipientes de almacenamiento se encontrabanjunto a la pared Oeste.

(5) La misma orientación sureste se observa en la puerta delos chozos conservados en los alrededores de Cheles.

(6) Las dataciones radiocarbónicas obtenidas en las cabañascorresponden a :

H22: (SB/H22/29 )3950 +/- 40 BP / 2 σ Cal BC 2550 to2540.

K7: (SB/K7/37 )3990 +/- 40 BP / 2 σ Cal BC 2580 to 2430. F5: (SB/F5/33)4430 +/- 40 BP / 2 σ Cal BC 3320 to 3220.

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El conjunto de hallazgos de esta cabaña destacano sólo por la gran cantidad de artefactos halladosen un mismo nivel de ocupación, que supera al to-tal hallado en cada una de las otras cabañas excava-das, sino por la calidad y variedad de los mismos,indicando con ello que se trata de un lugar con unaalta concentración de objetos de prestigio: ademásde los ya mencionados objetos de cobre, vasos demármol, cerámicas campaniformes y con motivosdecorativos oculados y “a peine”, se han localiza-do varios ídolos de caliza, como un oculado del tipocaracterístico de la Cuenca Media del Guadiana, unídolo betilo cónico y otro cilíndrico, objetos deadorno en hueso pulido y marfil y placas de arque-ro, entre otros elementos.

Este nivel de ocupación se hallaba cubierto, es-pecialmente en la mitad Este de la cabaña, por otropavimento de pizarras, al parecer dispuesto de for-ma intencionada, a juzgar por la colocación de lasmismas y no como consecuencia del derrumbe delas paredes, mientras que en el suelo de la mitadOeste aparecían abundantes restos de fuego. Todoello, junto al estado de fragmentación en que sehallaron las cerámicas o la deposición intenciona-da de algunos vasos rotos en pequeños hoyos y suforma de ocultarlos apuntan a una práctica sancio-nadora o de carácter ritual.

Al exterior se ha documentado la existencia depavimentos en la zona limítrofe con el vano de en-trada y varios suelos de uso relacionados con acti-vidades domésticas (especialmente alimenticias)que se encuentran asociados a la cabaña por el ladoOeste; aquí se han identificado dos áreas en las queaparecen por un lado concentraciones de restosfaunísticos y por otro de cerámica común, separa-das por piedras de mediano tamaño.

A la espera de poder concluir el estudio de loselementos hallados todo parece indicar que la ca-baña J27 responde a un tipo de espacio con una fun-ción diferente a la que habitualmente se manifies-ta en otras estructuras domésticas; incluso podríaequipararse al ajuar que acompaña a algunas tum-bas de tipo tholos. Será interesante poder determi-nar si esta cabaña está relacionada con su pertenen-cia a un grupo social elevado o con actividades deculto, pero lo que ya resulta evidente es que la si-tuación de esta estructura en el interior de un espa-cio fuertemente fortificado y la riqueza de su con-tenido subrayan una clara diferencia organizativaen las funciones que se atribuirían a una y otra zonadel asentamiento.

En cuanto a la distribución espacial la potencia

estratigráfica que refleja la dinámica evolutiva du-rante el III milenio AC, especialmente en las estra-tigrafías de los cortes K7, H22 y J27, muestra unaintensa ocupación de la misma área durante un pro-longado periodo, donde una cabaña sustituye a otraen el mismo lugar de emplazamiento aún cambian-do las técnicas constructivas. Esta observación sor-prende si tenemos en cuenta la gran extensión delpoblado, por lo que supuestamente no debería exis-tir la necesidad de constreñirse a un espacio concre-to; sin embargo esta tendencia llega hasta el puntode desecar una zona anegada por el cauce de unarroyo para ubicar sobre ella una cabaña, como sedemuestra en el caso del corte U7.

Por el contrario las cabañas de tipo B no se aglo-meran, sino que disponen de un amplio espacio a sualrededor dedicado a actividades domésticas. Laexcavación realizada en los cortes H22 y H23muestra la construcción de varios muros que rodeana la cabaña EM2, uno de los cuales se encuentraadosado a su pared exterior. Estas construccionesse encontraban muy alteradas por otras estructurasde época romanas (principalmente tumbas de tipo“Bustum”) impidiendo conocer el trazado comple-to, sin embargo en el cercano asentamiento calco-lítico de Miguen 3 (Calado 2002) se pudo excavarun complejo entramado de muros que, de formasemicircular, se adosaban a la cabaña.

Al Norte de K7 y a escasa distancia de la caba-ña EM9 aparece un muro grueso de 1,40/1,50m yun desarrollo documentado de 7 m, construidocon mampuesto de pizarra (Fig. 3). Este muro co-incide con una anomalía detectada por las prospec-ciones geofísicas, presentando una longitud total deaproximadamente 43 m. Otra anomalía de dimen-siones similares se sitúa de forma casi paralela unos20 m al Norte, pudiendo corresponder a un muro desimilares características. El terreno que existe en-tre ellos es de arcillas permeables por las que dis-curren las aguas subterráneas derivadas del torrenteque se encuentra algo más al Sur. Una hipótesis deinterpretación es que esta zona se comenzara a ane-gar hacia mediados del III milenio AC (a lo que esposible que contribuyera el hecho de que la mura-lla cruzara el arroyo), abandonándose entoncescomo lugar de habitación (en medio existen caba-ñas más antiguas del tipo A) y construyéndose lasnuevas viviendas en sus márgenes, de manera quepara prevenir inundaciones se levantaran estosgruesos muros.

En este mismo sector occidental se localizaronvarios silos durante la primera campaña excavados

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en la roca caliza que sirve de límite norte a la zonade inundación. En general son de pequeño tamaño,apenas alcanzan el metro en anchura y en profun-didad. No se hallaron evidencias de que estos silosestuvieran relacionados con viviendas y es proba-ble que estos silos se situaran fuera y no dentro deellas. Quizás debido al abandono posterior de lazona es por lo que apenas contenían material y so-lamente en uno de ellos se localizó una aguja decobre y una espátula de hueso. Las prospeccionesgeofísicas indicaban la presencia de posibles oque-dades en la zona central que podrían correspondera un numeroso grupo de silos. La única excavaciónrealizada aquí, el corte F11, proporcionó el descu-brimiento de tres silos bajo unos niveles de ocupa-ción de época romana.

3.5. Otras estructuras

Otras estructuras del asentamiento se sitúan enel extremo Noroeste. Aquí se localizó un pequeñofoso en los cortes CY, F5 y F7, detectado primera-mente en la prospección geofísica, con un trazadoque delimita en arco de circulo el espolón que so-bresale hacia el río Guadiana. No se han detectadoevidencias que indiquen que sirviera de drenaje,aunque su proximidad a la zona de inundación pu-diera haber motivado su construcción para aislar elárea del espolón.

En el fondo del foso se hallaron dos vasos prác-ticamente completos que habían sido depositadossobre un lecho de pequeños guijarros en el interiorde un rebaje excavado previamente. Posiblementela presencia de estos vasos tuviera una función decarácter ritual.

Las excavaciones realizadas en el espolón apun-tan a que se trataría de una zona aislada del asenta-miento, posiblemente en relación con actividadescuya combustión la hiciera mantener separada, yaque han sido hallados varios hornos delimitados poruna estructura de piedras. El horno mejor conserva-do no contenía restos en su interior que permitieranatribuirlo a prácticas de fundición metalúrgica. Estehorno tiene unas dimensiones de 70 cm en el ejemayor oval y 50 cm de profundidad, con las pare-des verticales revestidas parcialmente de pizarra ycon un suelo también de pizarra. A la espera de losresultados analíticos el registro arqueológico recu-perado no contribuye a esclarecer la funcionalidadde esas estructuras de combustión. Aunque en unprincipio se barajó la posibilidad de que se trataran

de hornos dedicados a la elaboración de alimentos,actualmente cobra mayor peso su relación conactividades metalúrgicas, ya que es en este lugardonde se detectaron los más variados indicios delproceso metalúrgico: materia prima (mineral, fun-damentalmente carbonatos de cobre), subproduc-tos relacionados con la reducción (escorias, cerámi-cas escorificadas) y productos elaborados.

La relativa concentración de estos restos en unárea concreta permite plantear la hipótesis de queestas estructuras de combustión, delimitadas por elfoso, configuren un espacio reservado, aislado delárea de habitación.

El sector Norte del asentamiento es el que resultael menos conocido ya que la confirmación de queel poblado pudiera extenderse hasta ese límite no seprodujo hasta la última campaña. La trinchera 2Srealizada sobre la muralla y un pequeño sondeo enel centro de este sector confirmaron la ocupaciónprehistórica y aunque no se hallaron evidencias deestructuras de habitación llamó la atención el nú-mero de molinos de mano existente, en algunos ca-sos reutilizados en muros y cercas posteriores, enotros mezclados con majanos y otras concentracio-nes de piedras.

3.6. La necrópolis megalítica

Durante las prospecciones superficiales realiza-das en el entorno del yacimiento pudimos descubrirun túmulo en la falda Sureste de la Sierra (Fig. 2) enel que afloraban alineaciones circulares de lajas depizarra, que interpretamos como parte de la estruc-tura en falsa cúpula de un tholos (T1) y cuyo pun-to más elevado se habría hundido a juzgar por laoquedad que presentaba. Ello nos hizo sopesar enun primer momento la posibilidad de localizar lanecrópolis en esta zona, aunque se encontraba muyalejada del asentamiento; sin embargo no se halla-ron indicios de otras estructuras funerarias. Por elcontrario, hacia el Sur y cerca de la muralla (Fig. 2),detectamos la presencia de algunas aglomeracionesde piedras y guijarros, apenas perceptibles y muypoco destacadas, de las que resultaba difícil preci-sar si efectivamente correspondían a estructurasmegalíticas. A pesar del escaso tiempo disponible,se decidió realizar una excavación como único re-curso para resolver si efectivamente se trataba o node túmulos arrasados. Así pudo confirmarse que setrataba efectivamente de una tumba construida conpizarras tipo tholos, con corredor y cámara de fal-

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sa cúpula que había sido destruida hasta el nivel delsuelo, aunque quedaban evidencias del túmulo,erigido solamente con arena y guijarros. La exca-vación fue interrumpida tras descubrir el total de laestructura construida, sin llegar a profundizar en losniveles de enterramiento (Lám.V). La tumba mide9,5 m de longitud total, siendo el diámetro interiorde la cámara de 4,5 y el corredor de 3,75 m. Juntoal corredor se encuentra otra tumba de menoresdimensiones y de construcción posterior, ya que setrata de una intrusión realizada en el túmulo.

Los únicos hallazgos en el interior de la cáma-ra se refieren a un vaso globular completo y otrofragmentado con decoración puntillada, rellena depasta blanca, representando varios animales condos cuernos (posiblemente cabras o corzos), entreuna serie de pequeños mamelones (Lám.VI).

Las evidencias aportadas por esta excavaciónpermitieron confirmar que los demás posibles tú-mulos correspondían a otras tantas estructuras fu-nerarias. Seis de ellos (Tholos1, T2-T5 y T9) sesitúan sobre la plataforma amesetada junto al río ypróximos a la muralla; dos (T6 y T7) se encuentranmás al Sur alejados de los anteriores y en una posi-ción elevada; otro (T7) ha sido localizado en el in-

terior de una vaguada y el mayor (T10), cuyo túmu-lo tiene un diámetro en torno a los 30 m, se asientasobre una colina situada hacia el interior, frente a lamuralla. El más lejano (T11) se encuentra a casi unkilómetro de distancia del yacimiento y fue el pri-mer túmulo detectado en la campaña de 2001; sinembargo no consideramos que pudiera formar partede la necrópolis de este poblado, sino más bien co-rresponder a una estructura dolménica aislada,como las que se encuentran en los alrededores delpueblo de Cheles. Hasta ahora todos los túmulosdetectados se sitúan al Sur del asentamiento dis-puestos en una ancha franja semicircular, pero exis-te la posibilidad de que hayan otros más hacia elNorte, aunque sería necesario confirmarlo median-te excavaciones.

3.7. La dinámica de ocupación

El yacimiento se abandona desde fines del III oinicios del II milenio AC hasta la época romana. Eneste período se construye un vicus en el lugar cono-cido como El Pico, al otro lado del arroyo del Cor-cho (Fig. 2). En la zona de San Blas la ocupación ro-mana se limita a construir en el siglo I (d.C) unaserie de dependencias para actividades industrialesy de almacenamiento situadas en el punto medio dela pendiente. Durante este período algunas estruc-turas calcolíticas debían encontrarse parcialmentevisibles y, como en el caso de la cabaña de H22 sereutiliza, como también muchos materiales cons-tructivos del período anterior. Junto a esta cabañaaparecen varias tumbas tipo Bustum que posible-mente estuvieran situadas al lado de un camino queconduciría al poblado de El Pico. En los límites dela zona amesetada se construyó un pequeño murosobre la línea de la muralla calcolítica con objeto,posiblemente, de evitar la erosión, aunque no confines defensivos.

Lám. V. Vista general del final de la excavación del tholosdesde el Este.

Lám. VI. Fragmento de vaso decorado con figuras anima-les procedente de la cámara del tholos.

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La ocupación romana continúa hasta el siglo IV(d.C.). La mayor parte de los restos materiales co-rrespondientes a este momento se encuentran en elsector occidental, aunque la actividad debió sermuy limitada, posiblemente dedicada a tareas rela-cionadas con la producción metalúrgica del hierro.En el espolón Noroeste se encuentra un edificio deplanta rectangular y a pocos metros más al sur nu-merosas escorias y restos de hornos. La mayor can-tidad de escorias aparece junto a la orilla del ríoGuadiana.

Existen evidencias de época medieval y moder-na. No conocemos aún si la ocupación continúaininterrumpidamente a partir de la época romana,ya que no se ha estudiado la estratigrafía en las zo-nas altas del sector oriental. Los restos de la ermi-ta se remontan al siglo XII d.C., aunque es posibleque sea anterior. A su alrededor se encuentra unanecrópolis, que no ha podido ser excavada. Todosestos indicios continúan por la ladera occidentaly en la cima de la Sierra; aquí es donde se situaríalos asentamientos correspondientes a las épocasmedieval y moderna. Se observan aún hoy restosde la muralla, de las viviendas, de la llamada ermi-ta de Los Mártires y de una fortaleza, mantenién-dose en algunos casos en buen estado de conser-vación.

Hacia 1630, según documentos de la época, elasentamiento es destruido por las tropas portugue-sas y la población se traslada cuatro kilómetros alSur, donde se ubica la actual Cheles.

AGRADECIMIENTOS

Quiero expresar mi agradecimiento a las nume-rosas personas que han participado en las excava-ciones arqueológicas de San Blas, comenzando porel equipo de arqueólogos antes citado, a los alum-nos de la Universidad de Sevilla, así como a AngelPolvorinos (Fac.Química), Oscar Torres (Depto. deAudiovisuales) y Vicerrectorado de Investigaciónde la Universidad de Sevilla, al Excmo. Ayunta-miento de Cheles, a la empresa EDIA y especial-mente a su equipo de coordinadores en Mourâo(Antonio Carlos Silva, Maria J. Lança, MiguelMartinho y Paulo Marques), a Juan J. Enríquez(Junta de Extremadura), al CSIC por su colabora-ción en el análisis arqueometalúrgico, a Elías Ló-pez-Romero (CSIC), Sheila E. Kohring (Universi-dad de Cambridge), David Duque (Universidad deExtremadura) y a todos los habitantes de Cheles porsu amable hospitalidad.

BIBLIOGRAFÍA

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