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LA VANGUARDIA DEPORTES 10 consecutiva el Trofeo Conde de Godó detenis DAGOBERTO ESCORCL& Barcelona Thomas Muster no desfallece. Aguanta. Es Mustcr-King. Es el rey de la tierra. Es la máquina y también es la bestia. Esun monstruo y una muralla. Es imbatible, pero también parece invencible. Puede que sea el Supermandel teniseuropeo. O, a lo mejor,es el Célula,ese extraordinario personaje de la serie televisiva “Bola de drac”. que se autodestru ye. pero sigue vivo. Muster lleva ya treinta partidos so bre tierra sin conocer la derrota, lo cual quiere deirque en su vocabulario no existe la palabra perder. El sólo gana. En sus gestos no hay lugar para bajar la cabeza: él siempre va con la frente bien alta. En su tarjeta de pre sentación no hay nimiedades: se puede leer: CAM PEON. Musieres el señor de la tierra. Domina a los es pañoles, considerados los mejores sobre esta superficie. Fustiga al resto de los europeos y supera a los america nos. como lo demuestra el hecho de haberles arrebatado el liderazgo mundial por su maravillosa espectacular campaña en torneosjugados en superficies de tierra. Mustet- es “ReMuster”. El año pasado, cuando llegó la tercera semana de abril. había impuesto su ley en Mé xico (altitud), Estoril y Barcelona (a nivel del mar). Este año ha repetido los mismos resultados. Ayer, en la pista central del Real Club de Tenis Barcelona, desbordó las ilusiones del joven aspirante chileno Marcelo Ríos y mantuvo feliz a sus fans, muchos de ellos mujeresquese sienten atraídas por su fisieo de atleta, por su condición de deportista inagotable. Muster ganó en 2 horas y 15 minutos, por 6-3,4-6. 6-4 y 6-1. Demostró que no basta el talento para ganarle. Quien quiera derrotarlo tendrá que tener algo más. Tendrá que golpear desde la prime ra hasta la última pelota como si cada vez sejugara un punto de partido o un titulo, ola vida. Tendrá que Ile narse de paciencia. Deberá estar concentrado al máxi mo. No deberá relajarse. Tendrá que estar fisicamente tan preparado como el que se prepara para un maratón. Y tendrá que teneruna fuerza mental extraordinaria. Para batir a Muster no basta con romperle su servi (:0. ni con ganarle un set, ni con intentar ridiculizarlo con dc’jada. No. Ríos, de gran talento y de unas piernas rapidísimas, ocho años menor que Muster, ganó el sa que del austriaco en el tercerjuego del primer set, se ad judicó la segunda manga, practicó seis dejadas impre sionantes, corrió toda la pista, golpeó a izquierda y de recha intentando que Muster se conviniera en un “parabrisas”, buscó las líneas, pero falló en los momen tos oportunos, unas veces por su falta de concentración, pero la mayoría por la presión de Muster. Siempre cons tante, incisivo, punzante, agresivo, incómodo y seguro. La final tuvo momentos brillantes y otros menos en tusiastas. Gustaron los golpes conos que Ríos colocó ante un Muster al fondo de la pista. También fueron aplaudidos los puntos en los queel chileno hacia las co sas con sencillez, pero con una plasticidad enorme: como se preparaba el punto desde el fondo colocando su zurda sobre el revés de Muster y poco a poco avanzaba en busca de la red. Pero ese juego careció de consisten cia y regularidad. Es Ríos, en estos momentos, un tenis ta muy joven, col) los nervios a flor de piel, fácilmente descontrolahie, peleado machaconamente con su ra queta y excesivamente fallón, al mismo tiempo que poco educado en la pista. Cayó antipático durante el juego por sus malos modos, por no tener la caballerosi dad que siempre ha reclamado este depone a sus jugadores., por no pe dir disculpas cuando sin querer se golpea con la hola a un recogepelo tas o cuando la cinta de la red te fa vorece. Pero ganó simpatías cuan do, al final del encuentro, se dirigió al público. Ante un rival frágil de cabeza, Muster se dedicó a hacer lo que me jor sabe: poner la pelota dentro del rectángulo, presionar en los mo mentos clave y mantener su saque, que sólo perdió en dos ocasiones: la primera en el tercerjuego del primer set, y la segunda en el décimo del se gundo, cuando Ríos igualó el parti do a una manga. Tuvo el encuentro un momento clave en el tercer sel. Muster ya se había adelantado rom piendo el servicio de un rival que ya caminaba hacia la desesperación. Pero en el sextojuego, se puso el aus triaco con un 0-41) que, incompren siblemente, no aprovechó el chile no. Creyó Ríos que Muster regalaría un juego con semejante desventaja. LA VANGUARDIA Pero no. Muster no se rinde nunca. Así que se concentró más en sus pri meros servicios, mientras Ríos carecía de concentra ción. Todos sus restos fueron fuera, y el tercer pLinto de “break” lo desperdició con una zurda a la red. . uster no lo perdonó después. 1-labiaestado medio dudoso al principio, pensando en el cordaje, culpando en alguna ocasión a los malos botes de las pelotas, pero, desde ese momento, puso la directa. Tenía al alcance una nueva victoria. Con dos sets en contra, Ríos tendría que sufrir y sacri ficarse mucho para, por lo menos, igualar otra vez el en cuentro. Y Ríos no es un hombre fuerte mentalmente. Mustersabía que no iba aluchar. Todo lo contrario. En el cuarto set, el chileno dio la impresión de querer mar charse a la ducha lo antes posible. Sólo había mostrado destellos de su tenis talentoso, y a esas alturas del en cuentro ya no iba a demostrar nada más. No es el chile no unjugadorqtie destaque en el circuito porsu extraor- dinaria capacidad de lucha. Había combinado buenos golpes, especialmente sus dejadas, pero eso no es sufi ciente para hatira un imbatible, ni para vencera un in vencible. ni tampoco para derrocara un Muster-King,. ‘l’honias Muster Protestauna dorici.n arhjfr.iI 1,, fl...I LUN El austriaco con quistó porsegunda vez;1] Aces -i;0]

El austriaco con quistó por segunda vez;1] consecutiva el

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Page 1: El austriaco con quistó por segunda vez;1] consecutiva el

LA VANGUARDIA DEPORTES • 10

consecutiva el Trofeo Conde de Godó de tenisDAGOBERTO ESCORCL&

Barcelona

Thomas M uster no desfallece. Aguanta.Es Mustcr-King. Es el rey de la tierra. Esla máquina y también es la bestia. Esunmonstruo y una muralla. Es imbatible,pero también parece invencible. Puedeque sea el Superman del tenis europeo.

O, a lo mejor, es el Célula, ese extraordinario personajede la serie televisiva “Bola de drac”. que se autodestruye. pero sigue vivo. Muster lleva ya treinta partidos sobre tierra sin conocer la derrota, lo cual quiere deirqueen su vocabulario no existe la palabra perder. El sólogana. En sus gestos no hay lugar para bajar la cabeza: élsiempre va con la frente bien alta. En su tarjeta de presentación no hay nimiedades: se puede leer: CAMPEON. Musieres el señor de la tierra. Domina a los españoles, considerados los mejores sobre esta superficie.Fustiga al resto de los europeos y supera a los americanos. como lo demuestra el hecho de haberles arrebatadoel liderazgo mundial por su maravillosa ‘ espectacularcampaña en torneosjugados en superficies de tierra.

Mustet- es “ReMuster”. El año pasado, cuando llególa tercera semana de abril. había impuesto su ley en México (altitud), Estoril y Barcelona (a nivel del mar). Esteaño ha repetido los mismos resultados. Ayer, en la pistacentral del Real Club de Tenis Barcelona, desbordó lasilusiones del joven aspirante chileno Marcelo Ríos ymantuvo feliz a sus fans, muchos de ellos mujeresquesesienten atraídas por su fisieo de atleta, por su condiciónde deportista inagotable. Muster ganó en 2 horas y 15minutos, por 6-3, 4-6. 6-4 y 6-1. Demostró que no bastael talento para ganarle. Quien quiera derrotarlo tendráque tener algo más. Tendrá que golpear desde la primera hasta la última pelota como si cada vez sejugara unpunto de partido o un titulo, ola vida. Tendrá que Ilenarse de paciencia. Deberá estar concentrado al máximo. No deberá relajarse. Tendrá que estar fisicamentetan preparado como el que se prepara para un maratón.Y tendrá que teneruna fuerza mental extraordinaria.

Para batir a Muster no basta con romperle su servi(:0. ni con ganarle un set, ni con intentar ridiculizarlocon dc’jada. No. Ríos, de gran talento y de unas piernas

rapidísimas, ocho años menor que Muster, ganó el saque del austriaco en el tercerjuego del primer set, se adjudicó la segunda manga, practicó seis dejadas impresionantes, corrió toda la pista, golpeó a izquierda y derecha intentando que Muster se conviniera en un“parabrisas”, buscó las líneas, pero falló en los momentos oportunos, unas veces por su falta de concentración,pero la mayoría por la presión de Muster. Siempre constante, incisivo, punzante, agresivo, incómodo y seguro.

La final tuvo momentos brillantes y otros menos entusiastas. Gustaron los golpes conos que Ríos colocóante un Muster al fondo de la pista. También fueronaplaudidos los puntos en los queel chileno hacia las cosas con sencillez, pero con una plasticidad enorme:como se preparaba el punto desde el fondo colocando suzurda sobre el revés de Muster y poco a poco avanzabaen busca de la red. Pero ese juego careció de consistencia y regularidad. Es Ríos, en estos momentos, un tenista muy joven, col) los nervios a flor de piel, fácilmentedescontrolahie, peleado machaconamente con su raqueta y excesivamente fallón, al mismo tiempo quepoco educado en la pista. Cayó antipático durante eljuego por sus malos modos, por no tener la caballerosi

dad que siempre ha reclamado estedepone a sus jugadores., por no pedir disculpas cuando sin querer segolpea con la hola a un recogepelotas o cuando la cinta de la red te favorece. Pero ganó simpatías cuando, al final del encuentro, se dirigióal público.

Ante un rival frágil de cabeza,Muster se dedicó a hacer lo que mejor sabe: poner la pelota dentro delrectángulo, presionar en los momentos clave y mantener su saque,que sólo perdió en dos ocasiones: laprimera en el tercerjuego del primerset, y la segunda en el décimo del segundo, cuando Ríos igualó el partido a una manga. Tuvo el encuentroun momento clave en el tercer sel.Muster ya se había adelantado rompiendo el servicio de un rival que yacaminaba hacia la desesperación.Pero en el sextojuego, se puso el austriaco con un 0-41) que, incomprensiblemente, no aprovechó el chileno. Creyó Ríos que Muster regalaríaun juego con semejante desventaja.

LA VANGUARDIA Pero no. Muster no se rinde nunca.Así que se concentró más en sus pri

meros servicios, mientras Ríos carecía de concentración. Todos sus restos fueron fuera, y el tercer pLinto de“break” lo desperdició con una zurda a la red. . usterno lo perdonó después. 1-labia estado medio dudoso alprincipio, pensando en el cordaje, culpando en algunaocasión a los malos botes de las pelotas, pero, desde esemomento, puso la directa. Tenía al alcance una nuevavictoria.

Con dos sets en contra, Ríos tendría que sufrir y sacrificarse mucho para, por lo menos, igualar otra vez el encuentro. Y Ríos no es un hombre fuerte mentalmente.Mustersabía que no iba aluchar. Todo lo contrario. Enel cuarto set, el chileno dio la impresión de querer marcharse a la ducha lo antes posible. Sólo había mostradodestellos de su tenis talentoso, y a esas alturas del encuentro ya no iba a demostrar nada más. No es el chileno unjugadorqtie destaque en el circuito porsu extraor-dinaria capacidad de lucha. Había combinado buenosgolpes, especialmente sus dejadas, pero eso no es suficiente para hatira un imbatible, ni para vencera un invencible. ni tampoco para derrocara un Muster-King,. ‘l’honias Muster Protesta una dorici.n arhjfr.iI 1,, fl...I

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El austriaco con quistó por segunda vez;1]

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