Upload
antonio-aviles
View
221
Download
0
Embed Size (px)
DESCRIPTION
Poemas de amor de un joven hacia una muchacha sordomuda a la que por razones sociales, pierde para siempre.
Citation preview
1
El Azul Silencio De tu Mirada
poemas (foto de Internet, misterio gracias)
Antonio Avilés Rodríguez
2
Se me hace impenetrable la dureza de tus silencios,
ideados por la ira de un dios que no calculó su poder.
Cada espacio habitado
por el escudo protector de tu mirada, se llena de un misterio incontrolado al que no sé llegar con mis palabras.
Y tengo miedo.
Se me altera la consciencia de lo real buscando en el vuelo de tus manos
el verbo exacto que me haga comprender los poemas que dibujas,
pero no los hallo.
Y tú, persiguiendo mariposas por el aire, me dedicas una ruborizada sonrisa
capaz de difuminar todos los misterios que te rodean.
3
Tu silencio hace de mí un eterno peregrino hacia tu palabra.
Necesito hablarte
y el suave murmullo de tu silencio acalla todos los ecos de mi voz.
4
Alzo la vista,
y entre el algodón plomizo de las nubes, un eco de silencio recibe mis súplicas,
perdiéndose en el paisaje la amarga oración de la mirada.
Y no hay respuesta. Sólo un viento azul que clama al cielo,
resignado a su inutilidad y al falso reflejo de una esperanza.
Y tú,
rescatándome de las tinieblas, pones en mí tus ilusiones;
apoyas tu cabeza sobre mis hombros; cierras los ojos, para alejar
al mundo y sus presagios, y con el baile suave de tus manos
dices, acariciando el viento: Te quiero.
5
Se me hace raro mirar esta fotografía.
El verme menudo y sin forma, embutido en un traje
demasiado pequeño para mi talla. Sentir que aquello fui
y esto soy. Darme cuenta
que todos los sueños de antaño son dolorosos recuerdos jamás cumplidos.
Y recuerdo cuando era dueño
de un viento encabritado en caballos de espuma;
de una espada de punta roma y mellado filo de madera.
Cuando me disparaban balas de aire y moría de mentira,
resucitando, incólume y manso, a la llamada del maestro
o a la hora de la merienda.
Se me hace raro mirar esa fotografía. Obligarme a recordar lo callado.
6
Hacer de mí un nuevo escenario
donde representar la invisible obra de mi vida
- año tras año - en eterna reposición-
Y tú,
a mi lado, me miras a los ojos
y con la fe del amor puesta en ellos, me dices con tu sonrisa:
“Aún tienes el mismo brillo de inocencia que tanto me gusta”.
7
He de llegar a ti desde lejos, buscando el aire que te mece - dueña del mar y del viento -
He de llegar a ti,
atravesando el muro de maldad que nos separa,
la mortaja de ignorancia que nos cubre.
He de llegar a ti,
sediento y anhelante.
Dame, entonces, tu eterno respirar sin fondo, he inunda de paz mi cuerpo.
Dame el frágil cristal
que ennoblece tus ojos, irradiados de luz y reflejos.
Amansa con tus caricias
el bravo empuje de mis instintos, desbordado en deseos y aventuras.
8
Traza sobre mi vientre
el surco triunfal de tu figura y deja sobre mi frente
la marca indeleble de tus manos, poblando mi rubia crin
de sueños azules y etéreos como tú
9
Hablarte, es profanar el lecho que noche nos unía,
destruir el orgulloso silencio que te cubre y hermosea.
Callar,
la bendición de la luna y el perdón de mis vanidades.
10
Aún no he logrado ver dónde llega la misteriosa profundidad de tus ojos;
pero sigo buceando en el azul silencio que los rodea.
11
Ahora comprendo todo lo que sufría
cuando en la noche de mi espíritu -torturado por el miedo y la locura -
te aguardaba.
Ahora sé que toda mi vida es un eterno círculo
que hacia ti me lleva.
Ahora puedo sentirme vivo
porque estás ahí cuando te miro aunque tu boca no pueda decir nada.
Y tú,
encerrada en tu silencio.
Y yo intentando salir de mi agónica ausencia,
para llegar a tus palabras eternamente mudas.
12
Quien pudiera escribir tu nombre con vocablos de silencio. Quien pudiera atravesar
en el blanco folio los sonidos de brisa
con aromas a espliego.
Quién, amada mía, pudiera reflejar con negra tinta,
el crujir de la hojas secas, el eco del arroyo
rodando por los cerros
Quién, desde el oculto hilo de las palabras, pudiera pintar el susurro de una ola;
tallar los trinos del ruiseñor; creando en el frágil mundo de los sueños:
el cuadro más bello, el retablo más armonioso,
la más perfecta de las esculturas.
Te quiero. Y me conformo, sencillamente,
13
con unir mis manos a las tuyas y cogidos el uno al otro, dejar que sea el viento
quien trace los versos de nuestro poema.
+++++++++++++++++++
Y tú, esperando que madure el tiempo
como una rosa en su humilde tallo, como una estrella
en la noche oscura del firmamento.
Y yo, corriendo hacia la rosa,
hacia la estrella, hacia el firmamento que te rodea.
14
Sólo tengo mi voz
para llegar a ti. Sólo mi alma
para llenar la tuya; sólo mi yo para contener tu yo.
Y tú,
a mi lado, callada y en paz;
me llenas de felicidad con la simple caricia de tus ojos,
reconciliados los dos: tú conmigo,
yo con el mundo.
15
Tanto tiempo buscando un verbo
que dignifique el sentimiento de ser poeta y ahora
junto a ti no necesito buscar palabras
que hagan inmortal la sencilla expresión de tu mirada.
Dos turquesas veo cuando me miras,
dos lagos profundos de misterio cuando me miras.
Cuando me miras...
un azul silencio me acaricia, como me acarician tus manos
cuando me hablas.
Cuando me hablas hay un poema esculpido
en el vuelo de tus manos, palomas son al viento
que dibujan las palabras.
Las persigo con mis azules gavilanes intentando, cuando me hablas,
desvelar las metáforas
16
que dibujas en el aire, la poesía escondida
en el etéreo ballet con el que me hablas.
Y tú, dulcemente calma, sonríes levemente
atrapando en tu sonrisa mil alas de mariposa
que me llenan de felicidad
17
Quien intenta jugar con el pálido resplandor de la luna,
halla un anillo vacío; un círculo de gris plata aferrándole la garganta
hasta hacerle aullar de miedo; y nadie puede salvarlo de la angustia.
Y tú,
casualidad hallada en noches de luna llena, dejas un halo de bondad
que llena de luz los huecos de mi alma;
germinando bajo tu sombra un mundo de esperanzas
- maduras y serenas- como el corazón que les da vida
18
Quizá el recuerdo sea mi peor enemigo y las palabras dichas antaño
hieran ahora mi boca hasta hacerla sangrar.
No hay retorno.
Y el tiempo lleva en su tránsito el castigo para mis ayeres
o el perdón para mis mañanas.
Y tú, al trasluz de la ventana,
miras las estrellas del infinito y sonríes
mientras tus labios dejan un beso, tímidamente prendido en el cristal.
19
Quiero atravesar el viento con mi voz
y deshacerme como el hielo en el aire caliente de la noche.
Quiero alcanzar el profundo sueño del
silencio, perderme en su infinito misterio
tras una capa de olvido. Pero no me dejan.
Tienen las uñas cargadas de rabia y en los dientes
se les agolpa una infinita ira hasta hacerles daño:
y ladran.
Soy culpable, sin juicio ni preguntas,
sin respuestas, sólo condenas.
Y me sentenciaron a tu perdida.
Ven. Dame la mano.
En el vacío hueco de mis palmas, hallarás la verdad que promulgo
y la sinceridad que predico.
20
Jugaremos tú y yo con la aurora roja del miedo, entre las bordadas sábanas
de un lecho nupcial embellecido por el olvido.
Jugaremos tú y yo
henchidos de anhelos y esperanzas, cargados de volcánica sencillez
que nos hace humildemente sinceros y amantes.
Tu figura realizará la proeza
de reírse del aire envuelta en el etéreo caracol del viento.
Jugaremos...
y nos olvidarán.
21
Ella callaba mientras los demás
hablábamos.
Su silencio contenía el aliento de sus palabras.
Sus ojos dibujaban en el aíre
la simple luminosidad de sus sentidos.
Releía entre líneas el morado amasijo de nuestros labios, tumefactos de movimientos inútiles
palabras vanas que nada dicen. La miramos,
nos miró, y comprendimos:
La verdad no necesita de muchas palabras,
a veces basta con un silencio.
22
Salto sobre las vallas del pasado, he intento ser libre,
ser viento y soplar fuerte.
Recorro sendas silvestres que me llevan a la búsqueda da la verdad
-mi verdad – Hice de los recuerdos un hato
y los eché al olvido, preparando los mañanas con prudencia.
Hincho mis pulmones de palabras altruistas:
fe, esperanza, caridad, honor, patria, amistad;
las riego con la sangre que me inunda rabiosamente viva.
Oculto las mentiras que conozco, la hipocresía que he vivido; llego al centro del sendero
y me pregunto con resignación: ¿Cómo te va...? ¿La verdad...?
¡ Mal, terriblemente mal ¡
23
Siento dolor en mi alma sabiendo que voy perderte.
Siento vomitar mi odio contra este yo que han clavado
a la estaca de la miseria.
Siento que toda mi vida se mueve en el mismo camino, con la misma y cruel deriva, con el mismo y cruel destino.
¿Cuándo se acabará este ser
que nunca he sido? ¿Cuándo se acabarán estas noches de no
dormir por ya haber dormido? ¿Y cuándo seré feliz
como tantas veces lo he sido?
La noche escucha y calla. Las estrellas ni oírme quieren,
y todo el caos abatido sobre mi cabeza se cierne
24
Y tú. Silencio azul como la misma noche,
duermes a mi lado sin miedo a las preguntas
y con todas las respuestas ya olvidadas.
++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
A veces quiero escribir un poema
y al coger la pluma, surge el nombre que te identifica.
A veces, escribir tu nombre es el mejor poema que se me ocurre.
25
Alzo la vista, y entre el algodón plomizo de las nubes, un eco de silencio recibe mis súplicas,
perdiéndose en el paisaje la amarga oración de la mirada.
Y no hay respuesta.
Sólo un viento azul que clama al cielo, resignado a su inutilidad
y al falso reflejo de una esperanza.
Y tú, rescatándome de las tinieblas,
pones en mí tus ilusiones; apoyas tu cabeza sobre mis hombros;
cierras los ojos, para alejar al mundo y sus presagios,
y con el baile suave de tus manos dices acariciando el viento:
Amen.
26
Qué triste es sentir la boca seca y calmar la sed
con un avinagrado silencio.
Qué amargo tener el estómago vacío y llenarlo sólo con ira y rabia
(La ira de los cobardes la rabia de los condenados)
Es doloroso alzar los ojos buscando
clemencia y derramar tus lágrimas
por unas mejillas muertas, cansadas ya de esperar un futuro que no
llega, un mañana sin bendiciones.
Y tú,
a mi lado, cogida mi mano con tu mano, juegas a crear sueños azules
para obligarme a sonreír un... día... más
27
La noche te envuelve y enluta y de tus ojos
surge la increíble realidad de tu presencia, derramando tu sonrisa
por el hueco vacío de mi alma. Ven.
Fundámonos con la noche hasta que el día nos demuestre
que toda nuestra felicidad es pura fantasía
28
Solo. Y tras los cristales,
la aurora roja de tu presencia. Sola.
Y yo rodeando tu insaciable necesidad de amor. Solos.
Y toda la eternidad que nos contempla
29
Desolación. Aurora de marchitos crisantemos
que tiñen de púrpura negritud el destino que atisbo.
Desengaño.
Olvidadas palabras en un bloc de notas que ahora , años a,
hieren la sensibilidad de quien las dibujó.
Tristeza. Sólo una inmensa tristeza inundándolo todo.
Y tú,
en el cerrado mundo de mi almohada, vas tejiendo sueños de oro
con la rubia crin de mi cabeza.
30
Hago recuento de mis palabras y en el vendaval caído de mi voz,
sólo quedan verbos muertos que callan.
Y todo,
como una sinfonía inconclusa, agoniza tras el último compás
del pequeño pentagrama que les da vida.
Sólo tú,
en eterna renovación, sacas de la partitura
un silencio que hace perdurar la música
tras mi derrota.
31
La ausencia de tu yo, prolonga la agonía de lo inconfesable;
y el viento me borró la sencilla sonrisa de lo amable.
Son retazos de lo imposible,
recuerdos amargos e imborrables.
Pútridos aromas a pecado de los que yo fui culpable
al sentirme completamente olvidado de mí mismo y de Dios.
32
Aún siento la tristeza de los días, llamar a mis azules iris.
Aún está latente el corazón del animal que habita en mí.
Aún tengo la sangre demasiado caliente
y mis nervios brincan aún en mortal danza desordenada.
Aún me atacan pesadillas y desilusiones.
Aún me desespero y lloro, rompiéndome por dentro;
aún tengo miedo a los silencios, y un odio suicida
escondido entre mis dedos, se cruza en el camino de mi mente.
Y desde los tiempos del olvido,
en los que navegué en etílicas ilusiones
de muertas esperanzas, hundidas en el agobiante enjambre de los
pecados, he buscado la perfecta conjunción
entre el yo perdido y el añorado.
33
Y tras el fracaso de mi intento,
dolorido por la derrota, dejo que mi mundo se nuble
y sea el tiempo quien ponga fin a este vendaval de tristeza
que anega mi alma.
Y tú, sin que nada ni nadie te dé fuerzas,
luchando contra ti y tu destino,
dejas un beso en mi frente, conjugando al mundo y sus temores con la leve calentura de tus labios
mientras me dices adiós.
34
A veces
quiero escribir un poema y al coger la pluma,
surge el nombre que te identifica. A veces,
escribir tu nombre es el mejor poema que se me ocurre.
35
Con el último aliento del día, cuando un manto de tinieblas
cubra de luto la yerba, cuando de nada sirva el llanto
ni el resplandor ahogado de las lágrimas... yo te buscaré.
Y tú
sin miedo a la oscuridad, haciendo trenzas con la negra melena de la
noche, juegas a tejer sueños de espuma
blancos como la fantasía que les da vida.
36
Domina la ansiedad que me ahoga cada noche
cuando pierdo el cálido refugio de tus ojos.
Calma con tus besos el desbordado mundo de agonías
creados en el laberinto de los miedos que cicatrizan los momentos
en los que estoy sin ti.
Sella el compromiso sutil donde enraizará la esperanza
sembrada en cada sueño que tus manos me ofrecen
cuando le robamos al tiempo los minuto necesarios para ser felices.
Acuna
en la cuenca de tus senos la inocencia con la que mis labios
buscan los tuyos cuando desesperado
quiero olvidar el negro mañana que nos persigue
37
Encuéntrame en cada línea que te escribo para hablarte,
en cada verso tatuado en este folio.
Encuéntrame, hállame deshecho en tinta
para atravesar tus silencios con los ecos de mis poemas,
para crear en ti el mundo mágico que me inunda
cuando quiero hablarte y no sé esculpir la palabras
en las etéreas plataformas del aire. Encuéntrame
y seré tuyo por entero.
38
Hoy siento dentro de mí la terrible necesidad de escribir un poema.
Hoy galopa por mis venas
el insondable eco de la noche, y late en mi corazón
la marga sabiduría de la derrota.
Porque hoy estoy solo, y tú no estás conmigo.
Dejo que mi pluma navegue
por el lienzo inmaculado de mi presente - intocable e intocado por mi ego-
No sé cual será el designio de los dioses, ni qué cristalina espada
arrancará mi esencia y mi futuro; dejo, tanta sólo,
que el olvido inunde mi persona, y vierta su abismal silencio
sobre mis secas palabras sin forma;
porque hoy estoy solo, y tú no estás conmigo.
Quizá pudiera ser el más bello poema de
amor
39
que jamás he escrito, un sortilegio indestructible y manso
que hacia ti vuela por el vacío de mi esperanza;
pero hoy estoy solo,
y tú no estás conmigo.
Es inútil buscar en mi recuerdo noches anteriores, ni esperar las venideras.
Es inútil la reconciliación con mi alma
y mis desventuras. Inútil es la sangrante búsqueda de mi yo,
porque hoy estoy solo, y tú no estás conmigo.
Te amo,
y sólo la noche acompaña mi persona;
ella, con su sepulcral negrura,
revuelve en mis entrañas el pasado hasta hacerme vomitar de rabia
40
Y hoy estoy solo, y tú no estás conmigo.
He gritado al dios de los humanos,
y el diablo en su lujuriosa inteligencia: ni el diablo ni dios me han oído;
porque hoy estoy solo..., y tú no estás conmigo.
SANTIAGO DE COMPOSTELA ENERO DE 1982