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EL CAMINO A TIENTAS. REFLEXIONES EN TORNO A UN ITINERARIO TERAPUTICO

Odina Sturzenegger, EL CAMINO A TIENTAS. (1994)60

Odina Sturzenegger

Matre de confrences en anthropologie, Universit Paul Czanne dAix-Marseille III

(1994)

EL CAMINO A TIENTAS.

Reflexiones en torno a un Itinerario Teraputico

Un document produit en version numrique par Jean-Marie Tremblay, bnvole,

professeur de sociologie au Cgep de Chicoutimi

Courriel: [email protected]

Site web pdagogique: http://www.uqac.ca/jmt-sociologue/

Dans le cadre de: "Les classiques des sciences sociales"

Une bibliothque numrique fonde et dirige par Jean-Marie Tremblay,

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Jean-Marie Tremblay, sociologue

Fondateur et Prsident-directeur gnral,

LES CLASSIQUES DES SCIENCES SOCIALES.Cette dition lectronique a t ralise par Jean-Marie Tremblay, bnvole, professeur de sociologie au Cgep de Chicoutimi partir de:

Odina Sturzenegger

[Matre de confrences en anthropologie, Universit Paul Czanne dAix-Marseille III]

EL CAMINO A TIENTAS. REFLEXIONES EN TORNO A UN ITINERARIO TERAPUTICO.

Un article publi dans la revue Suplemento Antropolgico, vol. 29, no 1-2, pp. 163-227. Asuncin, 1994.[Autorisation formelle accorde par lauteure le 4 septembre 2008, et confirme par M. Jean Benoist, de diffuser cet article dans Les Classiques des sciences sociales.]

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Pour les citations: Times New Roman, 12 points.

Pour les notes de bas de page: Times New Roman, 12 points.

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Mise en page sur papier format: LETTRE (US letter), 8.5 x 11)

dition numrique ralise le 6 septembre 2008 Chicoutimi, Ville de Saguenay, province de Qubec, Canada.

Table des matiresSociedades pluralistas y sistema mdicoEl itinerario teraputicoa)La sistematizacin y lo imprevisibleb)El itinerario de Susanac)Toma de decisiones, cultura y sociedadBIBLIOGRAFIAOdina Sturzenegger

Matre de confrences en anthropologie, Universit Paul Czanne dAix-Marseille III

EL CAMINO A TIENTAS. REFLEXIONES EN TORNOA UN ITINERARIO TERAPUTICO.

Un article publi dans la revue Suplemento Antropolgico, vol. 29, no 1-2, pp. 163-227. Asuncin, 1994.Este artculo, que consiste en el anlisis antropolgico de prcticas referidas al mbito de la enfermedad, no est dirigido solamente a investigadores de ciencias sociales sino tambin a quienes se dedican a la prctica de la medicina. En efecto, la temtica de la antropologa mdica constituye un sitio donde convergen intereses de profesionales provenientes de dos campos en principio alejados: unos, que buscan comprender la enfermedad como hecho social, y otros, que la tratan como hecho biolgico. Ahora bien, los profesionales de la salud se ven diariamente confrontados, en su prctica, al hecho de que sus pacientes adoptan comportamientos referidos a la salud, que repercuten sobre ella, y cuyo sentido les escapa. Si desde el punto del vista del mdico tales comportamientos parecen inexplicables, el antroplogo se sita en un ngulo a partir del cual intenta descubrir la coherencia de tales comportamientos: coherencia que es social y cultural y que exige la profundizacin de hechos sociales y culturales que se sitan mas all de la enfermedad misma. En efecto, los comportamientos relativos a la enfermedad se hallan enraizados tanto en la concepcin del mundo como en el modo de las relaciones que se establecen entre los miembros de una sociedad.

Para los antroplogos, el mbito de la enfermedad y de la terapia constituye un punto particularmente rico para el anlisis tanto de las representaciones de una cultura como de las relaciones que se tejen entre los miembros de una sociedad. Para los mdicos, la apertura hacia formas de entender y de tratar la enfermedad que se apartan de la prctica hospitalaria y clnica cotidiana permite clarificar y ampliar su visin sobre el comportamiento de los pacientes y, al mismo tiempo, tomar conciencia de la manera en que la figura del mdico aparece relativizada dentro del conjunto de terapeutas que los miembros de una sociedad reconocen como tales.

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El trabajo que aqu presentamos ha sido elaborado a partir de datos obtenidos entre pobladores criollos de la localidad de Las Lomitas, ubicada en el centro de la provincia de Formosa, que junto con su zona de influencia alberga unos 8000 habitantes. Su poblacin, al igual que muchas otras localidades del Chaco, est conformada principalmente por criollos, luego por indgenas en el caso de Las Lomitas, los indgenas pertenecen a las etnas mataca y pilag; y finalmente por un grupo reducido de profesionales representativos de la cultura urbana. Veamos brevemente el origen de la poblacin criolla en la que este trabajo est centrado.

El territorio de la provincia de Formosa, en la regin del Chaco argentino, estuvo tradicionalmente habitado por grupos cazadores-recolectores. Hubo la guerra con el hombre blanco, y tras la derrota de los indios, a fines del siglo pasado, comenz el proceso de colonizacin, que cont con diferentes oleadas migratorias. Tuvo lugar, primero, la llegada de poblacin rural procedente, ya de la provincia de Salta, ya de Santiago del Estero o del Chaco, pero cuyos orgenes, en cualquiera de los casos, eran salteos. Se trataba de una corriente migratoria compuesta por criollos descendientes de muy antiguos colonos espaoles que, desde su establecimiento en el noroeste de la Argentina, se haban mestizado, en gran medida, con indgenas de grupos andinos. Venan a Formosa en busca de tierras de pastoreo. Comenz luego el arribo, con el mismo fin, de pobladores venidos del Paraguay. Se trataba tambin de una poblacin criolla ya mestizada, fruto de la unin de antiguos colonos espaoles con aborgenes de origen guaran. Estas dos corrientes migratorias, unidas en su cultura por el origen hispnico, constituyeron la base del grupo criollo en la provincia de Formosa. A este grupo se fueron integrando, ms tarde, especialmente a partir de los aos '30, europeos de diversos orgenes llegados a la Argentina en las primeras dcadas del siglo en el marco de los acuerdos de inmigracin. Hacia la misma poca, otros hechos contribuyeron a la instalacin de nuevos colonos (extranjeros o argentinos) en los pueblos recientemente creados en la provincia: la crisis econmica mundial, la guerra del Chaco, el asentamiento de las tropas en la regin, con el respaldo que ello implicaba para los intereses de los nuevos pobladores.

Sociedades pluralistas y sistema mdico

Retour la table des matiresAun en el caso de las sociedades en que las barreras entre los sectores que la conforman tienen la apariencia de infranqueables, la pluralidad tnica no permanece nunca ajena al tejido de las relaciones sociales; ya se trate del rito religioso, de los hbitos de alimentacin, del juego, de la vestimenta, del tratamiento teraputico, o de lo que se quiera, el contacto entre dos pueblos no es nunca neutro, y si lo es durante algn tiempo, deja de serlo un da. En el caso de los comportamientos y nociones relativos a la bsqueda de terapia, cuando diferentes grupos tnicos comparten un territorio por el que circulan diariamente, o cuando se instalan en l como vecinos prximos, la diversidad de recursos teraputicos que es producto de la pluralidad tnica pasa a ser, con el tiempo, y en mayor o menor medida segn el tipo de relacin que se establece entre cada grupo y cada uno de los otros, un patrimonio compartido. Se trata de una constatacin factual, que los etnlogos han podido observar aqu y all, que resulta tanto ms evidente cuanto ms importantes son la densidad y la heterogeneidad tnicas de una poblacin, y que se repite de sociedad en sociedad, como una tendencia universal.

El pluralismo mdico, que Leslie presenta como una caracterstica estructural del sistema social, constituye un dato que se obtiene de manera directa, mediante la observacin. Dato que lleva inmediatamente a interrogarse sobre su funcionamiento, sobre la lgica que lo hace posible, sobre la manera en que la visin y la accin del enfermo anan (o no) diferentes formas de terapia, es decir, lleva a interrogarse sobre la manera en que tales formas de terapia forman sistema.

Si tomamos el caso de Las Lomitas y hacemos el inventario de recursos teraputicos en ella presentes, vemos que a cada uno de los grupos tnicos establecidos en el lugar corresponde una o varias formas de consideracin y de tratamiento de la enfermedad. Les corresponden en el sentido en que son la creacin de un grupo, en que son solidarias de una visin cultural, pero no porque se trate de compartimentos estancos a los cuales slo los miembros de un grupo tnico podran tener acceso (aunque es cierto que hay, hasta hoy, ciertas puertas que permanecen cerradas).

Como instituciones solidarias de las culturas indgenas que proveen recursos teraputicos, podemos sealar, primero, el chamanismo de los Matacos que ha sido influido por la evangelizacin de los padres franciscanos de las misiones establecidas junto al ro Bermejo a partir del ltimo cuarto del siglo pasado. Hay que mencionar tambin la nueva forma de culto que constituye la Iglesia Evanglica Unida, iglesia indgena de inspiracin mennonita presente tanto entre Matacos como entre Pilags, as como otras formas de culto pentecostales (la Asamblea de Dios, la Iglesia del Cristo Nazareno, la Iglesia Cuadrangular). Finalmente, ciertas formas tradicionales de terapia no chamnica, destinadas a la curacin de quebraduras y heridas, permanecen casi solamente en el recuerdo de algunos, ya que tienden a desaparecer ante la presencia del hospital.

La poblacin criolla reconoce como tradicionales prcticas teraputicas que, desde la terapia familiar ms rudimentaria hasta la terapia curanderil como forma especializada del arte de curar, se mantienen totalmente vigentes. Las Iglesias Evanglicas aparecidas hace ya varios aos en la localidad, cuya funcin predicadora esta destinada sobre todo a los criollos, han pasado a constituir con la excepcin de los Testigos de Jehov, que por lo reciente cuenta an con muy pocos adeptos y con ningn pastor otros tantos nuevos recursos a los cuales dirigirse en caso de enfermedad. En el seno de la Iglesia Catlica, un grupo carismtico surgido no mucho tiempo atrs efecta curaciones que se atribuyen al poder del Espritu Santo.

A un lado de este conjunto de instituciones cuyas modalidades teraputicas se hunden, en unos casos, en sus respectivas tradiciones culturales o surgen, en otros, all donde el objetivo primero se dira que es religioso, se halla la medicina moderna. El hospital la ofrece gratuitamente a todos los sectores de la sociedad. Los consultorios privados la reservan a quienes pueden pagrsela y a quienes estn protegidos por un sistema de seguridad social que est muy lejos de alcanzar a la totalidad de la poblacin.

Tales son las instituciones en cuyo seno los pobladores de Las Lomitas hallan recursos teraputicos. Pero tal como hemos dicho ms arriba, se trata de un inventario de recursos, de una enumeracin, y no de un sistema. La nocin de sistema mdico, que a partir de la constatacin del pluralismo deviene central para la interpretacin antropolgica de las prcticas teraputicas, ha sido el objeto de diferentes definiciones y discusiones mltiples, que no es nuestro objeto resear en este momento. Aqu partiremos de la base de que un sistema mdico se define a partir de un nico grupo social o tnico (es decir, a partir de un grupo con una identidad definida), tomando en cuenta, primero, los comportamientos de sus miembros relativos a la bsqueda de terapia, y luego, las nociones que subyacen a tales comportamientos.

Si observamos adnde se dirigen criollos, matacos y pilags cuando un tratamiento teraputico se hace necesario, vemos que ninguno de los tres grupos se sirve nicamente de los recursos propios, ni tampoco de la totalidad de los recursos enumerados. Cada uno de los grupos teje su propia trama de recursos teraputicos, que es diferente de las otras dos. Cada trama de recursos teraputicos que utiliza un grupo social o tnico constituye un sistema mdico, y en una sociedad pueden definirse tantos sistemas mdicos como grupos tnicos o sociales distintos estn presentes en ella.

Veamos esto a travs del ejemplo de la poblacin de Las Lomitas. La poblacin criolla cuenta, para empezar, con la serie de prcticas que conforman la medicina tradicional propia, unin, a su vez, de las respectivas medicinas criollas que trajeron las migraciones de Salta y del Paraguay. Luego estn las Iglesias Evanglicas, aceptadas como recursos teraputicos especialmente por los respectivos fieles, pero, a fin de cuentas, aceptadas en mayor o menor medida por todos. Luego, el grupo carismtico de la Iglesia Catlica, con el que sucede algo anlogo a lo de las iglesias protestantes, ya que recurren a l principalmente los carismticos, aunque constituye una posibilidad abierta a todos. Hasta aqu los recursos, tradicionales y recientes, que la poblacin criolla se proporciona a s misma y de s misma. Ms all se sita la biomedicina, a la que los criollos recurren, ya en su forma gratuita, ya en su forma privada, segn la condicin econmica y la cobertura social de unos y otros. Aqu es preciso sealar que, desde el punto de vista criollo, el representante de la biomedicina es nicamente el mdico, mientras que el enfermero, que es criollo y que conjuga el saber tradicional con el saber moderno de la prctica hospitalaria, aparece como un recurso aparte. Y finalmente, tambin cuentan los criollos con terapeutas indgenas, y aqu se hace necesaria otra aclaracin. No se trata ni del chamn ni del predicador de la nueva religin; se trata de indgenas que no curan en la cultura propia, sino slo en la ajena. El status de terapeutas probablemente les haya sido dado a algunos tras haberse dedicado a vender pays entre los criollos, quienes habrn pensado que tal era entre los indios un saber de especialistas, tal como sucede en la cultura propia.

Los Matacos buscan la terapia en el hospital, en el culto de los chamanes "catlicos", en el de la Iglesia Evanglica Unida, marginalmente en otro de los cultos pentecostales cada vez ms marginalmente debido a la invasin de la iglesia aborigen. Pero (aparentemente) los matacos de la Iglesia Evanglica Unida no van al culto de los "catlicos", y viceversa, lo cual nos hablara de dos sistemas o al menos subsistemas para los miembros de la etna que se hallan instalados en Las Lomitas.

En caso de enfermedad, los Pilag recurren tambin al hospital, al culto de la Iglesia Evanglica Unida, cada vez menos a otros cultos pentecostales. En ocasiones, pueden solicitar los servicios de alguno de los pocos chamanes pilag que quedan, que viven hacia el ro Pilcomayo, a quien se har un mensaje por radio para hacerlo venir de urgencia y quien efectuar su terapia en el seno del culto de la Iglesia Evanglica Unida. En cada caso, cuando mencionamos la Iglesia Evanglica Unida, nos referimos al culto respectivo de cada etna, que tiene sus especificidades culturales y al que no asisten, salvo en ocasiones muy especiales, miembros del otro grupo tnico.

Ni Matacos ni Pilags realizan la distincin que efectan los criollos entre mdico y enfermero; para ambos grupos indgenas, uno y otro terapeuta forman parte del recurso de la biomedicina. Por otra parte, ni Matacos ni Pilags se dirigen al curandero, pero sin embargo han adoptado recetas medicinales de la tradicin criolla, que han pasado a constituir un recurso casero para afecciones benignas.

Volvamos a la poblacin criolla. Esta tiene a su alcance toda la serie de recursos teraputicos que le ofrecen la tradicin curanderil, la terapia casera, el chamanismo, el cristianismo y la medicina cientfica. Tiene su modo de pensar tales recursos, y se sirve de ellos selectivamente, segn las situaciones, tomando unos, dejando otros de lado, combinndolos, a veces de manera complementaria, a veces de manera alternativa, a veces de manera jerrquica, segn la enfermedad de que se trate y segn la situacin social y religiosa de los usuarios. Poco a poco se hace evidente su organizacin. Y esta construccin final constituye una trama que atraviesa la sociedad, que se extiende ms all de las fronteras tnicas, que la poblacin misma no reconoce de manera explcita como una organizacin nica. Una trama que no es visible a la primera mirada, pero que los comportamientos relativos a la bsqueda de terapia dibujan poco a poco hasta darles forma. Una trama que el etnlogo reconstruye buscndola a travs de tales comportamientos y a travs de las nociones que los subyacen. Una trama que, una vez reconstruida, constituye un sistema mdico. Por su parte, los dos grupos indgenas hacen lo propio. Cada uno por su lado va tejiendo su propia trama de recursos, y la resultante final es la aparicin de configuraciones diferentes cuyos campos algunas veces se superponen (el recurso al hospital es comn a todos) y otras se mantienen distantes (nadie se hace curar en la iglesia de un grupo ajeno). Digamos entonces que el concepto de sistema mdico se presenta como una nocin que no puede ser escindida del tejido y la modalidad de las relaciones sociales. Es un concepto que adquiere sentido en un mundo relacional. Es una herramienta que permite, trazando el esquema que los usos de cada grupo social plasman en itinerarios y dems hbitos teraputicos, y buscando la significacin de tales usos en el discurso y en actitudes no verbales, ver que detrs del fenmeno de la enfermedad hay una sociedad que funciona y una cultura que se expresa.

Es ante todo a travs de los itinerarios teraputicos donde se ve la integracin de los diferentes recursos en sistema. La utilizacin de un recurso, o el paso de un recurso a otro no siempre resulta comprensible a partir del discurso que el enfermo tiene. No se trata de una falta de coherencia, sino que sta no debe ser buscada en la adaptacin de los actos al razonamiento discursivo. La coherencia de estos sistemas the pattern which connects debe buscarse en una lgica de naturaleza muy otra, que apunta a adaptarse a las situaciones de todos los das, que est gobernada por lo contingente y lo pragmtico, una lgica propia a un mundo (y a situaciones) "en que la necesidad de comprender no obedece a la necesidad de conocer sino a la de vivir".

Nos centraremos a continuacin en el tema del itinerario teraputico en el mundo criollo.

El itinerario teraputico

a) La sistematizacin y lo imprevisible

Retour la table des matiresHemos mencionado los diferentes recursos teraputicos que conforman el sistema mdico criollo. Cabe preguntarse, entonces, qu sucede cuando alguien cae enfermo, a quin se dirige, cmo elige la terapia a seguir. Cabe preguntarse, tambin, hasta qu punto es posible hacer generalizaciones con respecto a este tipo de comportamientos.

Los datos sobre las decisiones y los comportamientos en este mbito pueden ser engaosos cuando uno se basa slo en un discurso que expresa la opinin de los informantes. Una pregunta del tipo de: "A quin hay que recurrir ante tal enfermedad?", evoca inmediatamente la clasificacin criolla de las enfermedades que distingue las de mdico de las de curandero (salvo entre los evanglicos, para quienes prima la comunidad religiosa de pertenencia), da lugar a una respuesta pautada, a un discurso inspirado en representaciones culturales y no en acciones concretas. Si nos restringimos al discurso acerca de lo que "se debera hacer", fcilmente se obtienen modelos en que, a partir del peso relativo del criterio nosolgico y del religioso, el recurso a un determinado terapeuta ante una determinada afeccin aparece casi como un comportamiento reflejo.

Modelos que pueden, verosmilmente, sugerir tendencias generales en casos tambin generales, pero no mucho ms que ello. Y es esto lo que muestra la comparacin de tal discurso con el referido a casos concretos, en que se ven aparecer otros criterios tanto o ms fuertes que el religioso o el nosolgico y que entran a jugar junto con stos haciendo el panorama mucho ms complejo. La situacin econmica y social del individuo, experiencias teraputicas previas, y situaciones aleatorias de diversa ndole tienen tambin su incidencia en la eleccin del camino a seguir cuando se busca la curacin de una enfermedad.

En efecto, en cuanto se pretende realizar una sistematizacin de los itinerarios teraputicos registrados, uno se halla frente al hecho de que los comportamientos slo siguen una cierta regularidad en los inicios de una enfermedad benigna, y que tal relativa regularidad inicial es tanto menor cuanto mayor es la gravedad percibida por el enfermo o por su entorno familiar inmediato. Cuando, tras los primeros intentos teraputicos, la afeccin persiste, ya sea que se agrave o no, el abanico de comportamientos se abre de tal manera que la posibilidad de sistematizar itinerarios se vuelve ilusoria. Veamos entonces, de acuerdo con el relato de casos concretos de enfermedad, hasta qu punto es posible hablar de una regularidad de comportamientos en la bsqueda de la terapia.

En un primer momento, la enfermedad suele recibir un primer tratamiento en casa. Si es benigna, es posible que no necesite otra terapia. Si persiste, a veces se recurre a un vecino, otras veces no. Luego, la nosologa criolla mostrar un camino a seguir, y lo mostrar con mayor o menor fuerza segn la enfermedad de que se trate: es raro que una enfermedad especfica de curandero reciba un primer tratamiento en el hospital, y viceversa, pero siempre y cuando reiteramos los sntomas no presenten la apariencia de ser graves. Si la afeccin todava persiste tras la consulta al mdico o al curandero, habr seguramente un cambio de terapeuta, ya sea dentro del recurso precedente (consulta a un segundo mdico o a un segundo curandero) o fuera de l (consulta a un mdico cuando previamente se ha recurrido a un curandero, o viceversa), e incluso puede haber el agregado de distintos terapeutas (la consulta a varios a la vez). Lo cual abre cada vez ms posibilidades de diferenciacin en el itinerario, y la variabilidad seguir aumentando en la medida en que la enfermedad se agrave o se haga crnica, y all la nica regularidad observable estar constituida por el recurso sucesivo o simultneo a cualquier puerta. Se puede todava seguir hablando de regularidad?

Hay que tener tambin en cuenta el peso de la comunidad religiosa de pertenencia del enfermo y/o de su familia. En las distintas sectas cristianas, cuanto ms desarrollado est el hbito teraputico en el seno del culto, mayor es la tendencia a reemplazar, desde un primer momento, el recurso al curandero por el recurso al pastor, y suele haber, desde el inicio de la enfermedad, una combinacin del tratamiento hospitalario con la terapia religiosa. Ante la persistencia de la afeccin, es muy posible que se solicite la oracin del pastor con una frecuencia mayor que lo habitual, se seguir o no con el tratamiento hospitalario, y se ir a la curandera sin que el pastor se entere.

Cuando una enfermedad presenta apariencias de gravedad desde el comienzo, el recurso se elige de manera mucho ms imprevisible. Se va al hospital sin detenerse a pensar si la afeccin tiene o no tiene visos de ser "de mdico", y algo anlogo ocurre si se acude al curandero. Se recurre a la vez, o en una secuencia muy rpida, al mdico y al curandero, o a varios mdicos o a varios curanderos. Se busca socorro a tientas y de manera irreflexiva. El nico criterio que aparece es la voluntad de acumular terapias: alguna ser eficaz.

He aqu un ejemplo. Un da un hombre es conducido a la guardia del hospital por su hija, asustada ante el sntoma de gran agitacin de su padre que denunciaba, a sus ojos, un estado de extrema gravedad. Se lo intern. Por la maana, la agitacin continuaba. La misma hija aprovech el primer momento de descuido del personal para sacar al padre clandestinamente del hospital, con la finalidad de conducirlo a casa de la curandera ms afamada del pueblo. Su terapia no tuvo efecto inmediato, y al otro da padre e hija estaban en un pueblo vecino, en casa de un "indio del evangelio que curaba con los santos".

Otro caso. El beb de Claudia tena an pocos meses de vida. Tuvo una fiebre muy aguda a la que siguieron convulsiones. La madre llev al hijo al hospital, donde se lo medic sin internarlo. Claudia dice que no se le dio diagnstico. Convencida de la gravedad del estado del nio, recurri al mismo tiempo a su madre, que aun siendo curandera no pudo darse cuenta de la causa de la enfermedad del nieto y slo se limit a hacerle algunos remedios caseros ms bien banales. Claudia recurri entonces en forma simultnea a otros dos curanderos. Uno diagnostic susto y el otro ojeo, y Claudia acept para el nio la terapia de uno y de otro, mientras continuaba yendo al hospital. Ella dice ahora que pensaba que habiendo diferentes terapeutas, cada uno con su diagnstico y su tratamiento, alguno acertara a dar curacin a su hijo, hecho que no sucedi, pues el pequeo falleci a los pocos das.

Todo lo dicho hasta aqu muestra la imposibilidad de esquematizar comportamientos, que slo tienden a adoptar una cierta forma, como se ha dicho, en los inicios de la enfermedad benigna. Ms all de ella, los caminos se hacen totalmente independientes. Tal como lo expresa Fassin en relacin con sociedades africanas, "el camino del enfermo en busca de un diagnstico y de un tratamiento aparece entonces como la resultante de lgicas mltiples, de causas estructurales (sistema de representacin de la enfermedad, lugar del individuo en la sociedad) y de causas coyunturales (modificacin de la situacin financiera, consejo de un vecino), lo cual hace vana toda tentativa de formalizacin estricta".

b) El itinerario de Susana

Retour la table des matiresSigamos ahora el largo itinerario de Susana, que me fuera relatado por su madre, y en el cual se vern aparecer criterios de toda ndole que posteriormente se analizarn.

Fueron los tos maternos de la madre de Susana quienes por primera vez me hablaron de la enfermedad de la joven, quien desde su infancia padeca "asma y ataques" a causa de un acto de brujera realizado sobre la persona de su madre cuando sta estaba embarazada de ella. Decid tomar contacto con Alicia Martnez, lo cual me llev algn tiempo debido al modo de vida que llevaba la familia. Criadores de ganado, el matrimonio divide su tiempo entre la propiedad en el campo, en el norte de la provincia, y la casa que poseen en el centro del pueblo. Sus dos hijos estaban, cuando los conoc, permanentemente en Las Lomitas porque asistan a la escuela secundaria.

Por fin, fui recibida un da por una mujer sumamente amable, de modales suaves, un acento que revelaba el origen paraguayo, y un semblante de preocupacin muy marcado. El aspecto de la casa mostraba el nivel socio-econmico medio de Las Lomitas. Me hizo pasar al patio de la casa, lleno de plantas, y me ofreci mate. Aunque le haba dicho de entrada que el principal motivo de mi visita era enterarme de la enfermedad de Susana y de los tratamientos que haba recibido, antes que me hablara de ello le hice algunas preguntas sobre la etiologa y la terapia de diversas afecciones. Su saber sobre la medicina tradicional representaba el nivel general de los conocimientos compartidos por la poblacin criolla: algunos remedios en base a plantas y a grasas de animales, para dar curacin o un primer alivio a enfermedades benignas. A no ser por el problema de su hija, sus idas al mdico o al curandero no parecan particularmente frecuentes. Era una mujer catlica, como el resto de su familia. Alicia Martnez apareca, pues, como una figura representativa del nivel medio de la poblacin de Las Lomitas.

Y comenz su relato:

Un ao tena. Era sansima, sansima. Nosotros vivamos en el campo, como a veinte leguas de aqu. Era gordsima, gorda. Esto era todo un solo formado de gorda, as las piernas. La gente de all me deca que cmo la criaba. La cri con el pecho, solamente. A los cuatro meses comi; empez a comer sopitas, as, con pur de manzanas. Pero lleg el ao y se enferm. Le fue agarrando as como le apretaba el pecho. Pero nunca tuvo ni un resfro, ni una alergia, por suerte, como esas alergias de la nariz, de la vista, o que dan ronchas. Lo nico que le atacaba era el pecho. Se comenz a torcer ya cuando tena ocho aos, nueve aos; se iba torciendo as, los hombros hacia adelante, y el pecho se iba hundiendo. Y la llev a un doctor de ac, de Resistencia, un especialista en asma y alergia. Tres meses la trat! Y me dijo que l nunca haba visto eso, que jams, de todos los pacientes que l tuvo haba visto eso, por la manera en que se encontraba la chica, por lo mal que estaba, y por la forma en que le atacaba. Era como si fuese que el corazn se le viniese aqu abajo, le daba una agitacin tremenda, que se hunda el pecho, y quedaba as; por lo menos cuatro o cinco das estaba as, durante los cuales no le tomaba ni agua! Se agitaba, y le daba una simple tos que no era ni catarro ni cosa por el estilo. Y ac en la espalda, usted le tocaba aqu, y aqu era como si fuese que tena hueco, hueco. Usted le tocaba as y era una cosa que sonaba como si hubiera un hueco, que en otros chicos no se siente. Y ese mdico de Resistencia me dijo que nunca haba visto eso, que lo perdonara, que me haba hecho pasar mucho tiempo, pero que l no saba qu era.

Adnde ms la llev?

Despus la llev a Asuncin tambin, a un mdico, pero no le hicieron nada.

Y en Asuncin qu le dijeron?

En Asuncin me dijeron que no tena nada. Despus me fui a una seora ah, que es muy famosa. Doa China le decan. En Piquete Cu, de Asuncin ms lejos. Y haba gente, pero gente! Pero gente rica! Yo digo que era gente rica porque muy bien vestida, tenan linda ropa, venan de Crdoba, de Buenos Aires. Llegaban en colectivo. Esa seora sacaba la muela sin dolor.

Usted vio eso?

S, porque yo le hice sacar la muela a mi mam. Con estos dos dedos [el ndice y el pulgar], mojaba en un morterito que tena, le daba dos, tres vueltas y sala con raz y todo. Ni le sangraba. Y tena un balde donde tena cualquier cantidad de muelas y de dientes. Si uno no ve, no lo puede creer, pero yo lo he visto. Cualquier cantidad de muelas y dientes! Haba una chica que tena un diente ac en el paladar, en el medio, que no se lo podan sacar; eso le decan los odontlogos. Se lo sac la seora y lo mostraron, un diente as, grande. Le sac ella. Y los odontlogos de Formosa no le podan sacar, la chica dijo. Y esta seora le hizo el tratamiento en una semana y se lo sac, con estos dos dedos.

Y no hace doler? Su mam qu dijo?

Nada, nada. No le doli a ella nada, no le sangr. Se lo sac y despus fuimos a comer. Y mi mam no crea, deca: "Parece que no me sac nada". Pero s, si no tena ms la muela! Y mucha gente se sacaba muelas y dientes, cualquier cantidad. Y yo he visto un balde de plstico donde haba cualquier cantidad de dientes y muelas! De distintos tamaos! Que ah hay que hacer cola! Yo fui tres veces por Susana. Y ella me dijo que ella no la poda curar: "Mir m'hija, yo lo nico que te puedo decir, que te apurs a hacerla curar. Yo no tengo poder me dice y esto va mal. Esta muy bien hecho. Para qu te vas a perder mas tiempo y para qu vas a venir hasta ac". Porque caro sale el pasaje, ida y vuelta. Vena cualquier cantidad de gente de todos lados. Pero no la cur ella. Me dijo que ella no la poda curar. Me dijo: "Bsquese otro lugar porque yo no puedo hacer nada".

Despus recurr a los naturalistas, y ellos me la levantaron. Me dijeron que eran cosas que, cosas feas. Que me haban hecho mal a m cuando yo estaba embarazada de ocho meses y que Susana haba enfermado por eso, porque le haba pegado todo a ella. Como yo soy muy fuerte, a m no me iba a afectar completamente nada. Y recin con los naturalistas empez a enderezarse, porque esto lo tena as, se le iban juntando los hombros, que los tena hacia adelante. Yo ya le haba preguntado al doctor de Resistencia por qu era eso, y me dijo: "Mire seora, con todos los aos de trabajo, y los pacientes que tengo, no s". Porque a Susana le hicieron un estudio, y no tena nada.

Cmo la curaron los curanderos? Qu le dieron?

Los naturalistas la curaron en secreto, y le daban unos simples yuyos, yuyitos que no tienen importancia.

A qu curanderos de ac la llev?

La llev a un tal Ramn, que viva en Fontana. Hay otros que se murieron ya.

Y a los curanderos de ac no la llev?

No, de Lomitas no.

A Clotilde, a Ernestina, a estas seoras de ac que curan?

Aquella seora, Doa Ernestina, la ha curado. Ella me deca que era un principio de bronquitis lo que tena, pero si no la curaba el doctor, menos la iba a curar ella! Ella le haca fricciones y la curaba delante de los santos. Siempre. Ella la atenda as antes. La mejoraba pero no se sanaba. No. No. Yo la llev mucho para que la curara, pero no se sanaba. Tambin el doctor Maradona hizo mucho por ella, le dio unos yuyitos. Pero me dijo que l no saba lo que tena, y los yuyitos no le hicieron nada. Me dio una receta casera para que yo le hiciera. Yo se la hice, pero no le hizo nada. Ella estaba mal, y segua no ms mal, no se mejoraba.

Nunca nadie le dijo quin le haba hecho el dao?

S, me dijeron.

Era una persona conocida?

S.

Y usted nunca le dijo nada a esa persona?

No, nunca le dije, porque yo tengo que ver, que me muestren. Hasta una aborigen que ya mataron hace mucho, la Luisa, me dijo. Esa vez me llev Don Toms. Vino aqu a casa a buscarme en la camioneta, y me dijo: "Vamos a La Bomba, te voy a llevar a la Luisa. Vamos!" Entonces estaba enferma la nena! Tendra diez aos, o ms quizs. Le dije a Susy: "Vamos, te voy a llevar a la Luisa""Adnde? No, no quiero ir.""Ven, que vamos a ir con Don Toms". Y fuimos. El entr conmigo en la casa de la Luisa, y ella me dijo: "Vos as, grande, tomando". Quera decir que yo tom, que me dieron de tomar. Y me dijo, sealando a la nena: "Este, ste es". No se haca entender bien, quera decir que yo haba tomado cuando estaba embarazada grande y que por eso ella estaba enferma. Y ella me dijo tambin que haba sido la abuela.

Su suegra?

S.

Y estaba Don Toms ah?

S, ah estaba.

Y Susana tambin la oy?

No, pero ella sabe porque hay otras personas que le dijeron. Y la Luisa vena a casa a curarla, pero ella le tena miedo. Quizs ella la iba a curar, pero Susana le tena miedo, lloraba. La Luisa le cantaba y le soplaba, y le haca as con la boca de ella, le chupaba en la espalda, as, le soplaba, le hablaba, pero no s yo qu ser que deca, porque era en el idioma de ella. Pero eso le hizo dos veces no ms, porque ella le tena miedo, no quera que viniera. Entonces le dije a la Luisa: "Mira, Luisa, dej no ms. Vos sabs, te voy a decir la verdad, te tiene miedo, no quiere que vos la cures.""Y, ese mal, de vos dice, as embarazada, vos grande".

Y otro que me dijo as tambin fue un brasilero que vino o no s qu es lo que era; yo ni le pregunt el nombre. Yo la llev no ms, para que l me la cure. Ella tendra once, doce aos. Mi mam me dijo: "And, llevale". Tena una bola de vidrio, y adentro tena como si fuese una flor. Se vea adentro. Y le hizo apoyar las dos manos de ella. Y ah l la iba estudiando. Y me dijo: "Sacala un ratito afuera a la nena". Yo le digo: "Susy, ven un ratito". Y me dijo: "Entre usted". Entr yo y l me dijo: "Mire, seora, es lamentable lo que le tengo que decir; usted no va a creer, pero es as. Usted cuando estaba embarazada de esta criatura, y estaba grande, su propia suegra le hizo. Usted tom, usted tom, pero a usted no le van a hacer nada, nada, porque usted, perdneme la expresin, tiene un espritu de macho as con estas palabras me dijo. Pero la voy a curar, la voy a curar. Pero en los das en que yo le voy a ir curando, cada da se va a poner peor. No se asuste, pero el sptimo da va a ser el peor da para ella. Pero se va a enfermar muy mal pero no se va a morir". El me dijo que le diera un vaso de agua en el sereno. Tena que amanecer en el sereno el agua, y darle en ayunas. Y me dijo: "Usted est por viajar?""No""S! me dice Por qu me miente? Usted se est por ir al doctor, usted esta por viajar, usted tiene todo listo para irse. Pero usted es duea de ir a tirar su plata".

Y era verdad?

S! Cierto! Si yo tena los bolsos listos para irme a Resistencia, al doctor. Me dijo: "Vyase, usted es duea de tirar su plata, a m no me importa, pero no me mienta, seora. Si usted est por viajar, para qu me miente?""No, si no voy a viajar""Pero s me dice, vyase, usted es duea de tirar su plata. Yo no me voy a oponer a que gaste su dinero, pero usted se va a ir a tirar de balde su plata. Y tenga cuidado, porque el sptimo da!" Y el sptimo da me toc all, en Resistencia. A las doce de la noche se enferm, hasta las seis de la maana. Descompuesta, descompuesta, descompuesta. No saba ms qu hacer yo! Y me dijo ella: "Mam, mam, estoy muy mal.""Nole digo, te parece. Siempre te agarra as.""No, mam, si estoy mal. Estoy mal, por qu ser? Pero no quiero que llores, no vayas a llorar". Y entonces ella estuvo mal, se desvaneca de la cintura para atrs, se iba para atrs. Le deca a la ta que por favor la ayudara, que haba una, una cosa como unas manos que le ahogaban, que le apretaban en la garganta. No s si usted cree en eso de que silban, eso que se escucha que silban. Usted sabe que en la casa de mi hermana hay una ventana grande as, y aqu atrs, en la parte de afuera, hay muchas plantas de bananas. Y cuando me dijo: "No, mam, si estoy mal", hubo en la ventana tres silbidos largos, silbidos largusimos! Me dijo ella: "Mam, esos silbidos son porque yo estoy mal.""No le digo, son pajaritos que estn cantando en la banana.""No me dice, qu van a ser pajaritos!" Estuvo mal, y ah en ese momento que ella estaba as, descompuesta, que le daban vueltas los ojos, ah ella grit desesperada: "Abuela, abuela! Por qu sos tan mala? Por qu le hiciste esto a mi mam?" Fue la nica vez que ella dijo eso, y se desvaneci. Entonces yo rpido la incorpor, traje un vasito de agua bendita y le di de tomar, y le mojaba la cabeza. Ella tom eso y empez a vomitar una cosa como la clara del huevo, esa cosa blanca, que quedaba hecho un montn, es decir que eso yo lo alzaba y no se despegaba, no se cortaba, era como una goma. Una cosa gruesa como la clara. Un alto as. Y as estuvo hasta las seis de la maana. A las seis de la maana se durmi, se tranquiliz, pero qued como muerta. Y a la tarde, a las cuatro de la tarde, me fui al doctor, la llev al doctor. Y l me dijo simplemente: "Esta bien, querida". Yo le cont que haba estado mal la noche anterior, y l no crea. "No puede ser, m'hija, si est bien, est bien". Y le dio solamente un simple jarabe. Pero si l la hubiera visto!

Pero esa vez me asust, le aseguro. Ay! Como me asust esa vez! Yo deca que ya se me iba a morir, porque le daban vueltas los ojos. Le daban vuelta y me miraba. Abra grandes los ojos y me miraba. Cuando se descompona, le daban vueltas. Mi hermana no saba qu hacer, estaba desesperada. Y no estaba mi cuado, que se haba ido a Buenos Aires.

Cuando ella era ms chica, me dijeron unos curanderos que el dao nunca se va a sanar. Por eso, cuando se enferma, ella llora, se pone a llorar, pero me pide a mi que nunca llore. Mire, cuando est enferma, con lo mal que est, yo no tengo que llorar. Me pide por favor que no llore. Yo me hice dura. Dura, dura me hice. A veces ella estaba a mis espaldas y me tocaba la cara, a ver si yo lloraba. "Llors, mam? No vayas a llorar nunca". Y ella tambin le dijo a mi mam que no se iba a sanar nunca, porque a ella le dijeron que no se iba a sanar. Y eso ella lo tiene grabado. Yo le dije que ella tiene que tener mucha fe en Dios y en la Virgen, que ellos la van a sanar.

Una vez ella estaba adentro, sentada en la cama. Y ella me dijo ese da que Dios la quera llevar, que le haba dicho que la iba a llevar. Y lloraba. Yo le deca que no, que a lo mejor a ella le pareca. Eso era cuando iba a cumplir quince aos. Y a m me supieron decir, una vez que vinieron dos muchachos de Corrientes, naturalistas, que el peligro de ella estaba en los quince aos, que se me poda ir en un ataque. Y que si pasaba los quince aos, a lo mejor iba a seguir bien. Yo a esos los traje a casa, por traerlos no ms, para ver no ms. Me queran cobrar, en esos aos, trescientos. Era mucha plata. Ella tena doce aos entonces. Hace seis aos. Venamos de all, de la esquina aquella, y me dijo: "Su casa cul es?""Aquella le digo yo cerca de la usina""Pero su casa me dice esta con todo el veneno!"

Cmo "con todo el veneno"? Qu quiere decir?

Quiere decir que hay muchsimos daos. "Cuando entramos no ms, ya vimos lo que hay dijo, porque tu casa est totalmente envenenada, de cosas malas. Aqu no se puede entrar, en tu casa, a nosotros ya nos esta doliendo todo!", deca el chico. Antes sabamos encontrar cosas Encontramos unas balitas, y as, cosas que yo encontraba, pero yo las barra y las tiraba a la calle, o las quemaba. Las balas yo las tir a la calle.

Ellos tenan una cinta roja, una verde, una amarilla, largas como de dos metros cada una, y con esas cintas le medan a ella desde la cabeza a los pies. Le medan los brazos, le medan las piernas, le medan los hombros. Y entonces me dijo uno de ellos: "Mire, seora, lamentablemente, ni aunque usted se vaya a Norteamrica y busque los mejores mdicos, doctores, no se la van a curar a esta chica. Tiene que buscarse un naturalista. Yo no le quiero sacar su plata. Usted dir si quiere hacerla curar por nosotros o si quiere buscar otro. Pero le voy a decir en su cara que los doctores no la van a curar. Y acurdese de m algn da. Esto no es para doctor, esto es para naturalista". Yo tengo anotada la direccin de los muchachos. Son de Corrientes. Fuimos a la otra habitacin y ellos me dijeron: "Esto que tiene su hija no era para esta inocente, pero ella, pobrecita, esta padeciendo este mal. A usted le hicieron, cuando usted estaba embarazada; usted estaba grande ya. Esto era para terminar con la vida de usted, pero a usted no le hace nada porque usted tiene un espritu de hombre. A usted no le van a hacer nada, porque si no, hace rato estara bajo tierra. Pero si usted quiere, nosotros le vamos a empezar a curar, usted nos da la mitad, y despus, cuando usted ve que la chica est bien, nos paga todo". Mi marido no estaba entonces, y yo le consult a mi hermano, le consult a mi cuada. Me dijo mi hermano: "Yo te voy a ayudar, yo te voy a ayudar en todo". Y despus dijo mi cuada: "A ver si a lo mejor son vividores". Pero a lo mejor, si yo la haca curar entonces, no iba a suceder todo lo que me est sucediendo. Y esos muchachos me dijeron: "Va a ver, tiene que tener mucho cuidado entre los quince aos; ah va a ser un peligro esta chica". Y no la hice curar con ellos. Pero ellos me dijeron que los doctores no me la van a curar. "Squese de la cabeza, seora me dice, que los mdicos, los mejores mdicos que usted puede irse a buscar a Norteamrica, la van a curar. Va a gastar de balde. Porque esto es para naturalista. No crea seora que yo quiero sacarle su plata. Con esa plata nosotros tenemos que hacer muchas promesas. No es para m, no es para nada que nosotros queremos hacer. Y no es que quiero sacarle. Pero yo la voy a curar. Si usted me entrega la chica yo la curo".

Pero gast cualquier cantidad! Muchsima plata! Mire, yo casi me qued en la calle por ella, hacindola curar. Y la casa la hice curar varias veces por gente que vena de afuera. Hacan humo en todas las habitaciones de la casa y rezaban el rosario. Y no s qu ms ser que hacan, porque yo muchas veces no escuchaba lo que decan, lo que hablaban. Oh, me sacaron cualquier cantidad de plata! Yo no creo ms nada!

Por ltimo ya lleg un momento que ya no cre ms, hasta no crea que exista Dios despus ped perdn a Dios otra vez, porque me desesperaba, me desesperaba, me desesperaba. Cada quince das yo tena que viajar, cada quince das con ella a cualquier lado. Me desesperaba; no saba qu hacer. Me iba al doctor, y me sala siempre con lo mismo: que no tiene nada, que no tiene nada. De Crdoba vine con unas pastillas, Geniol: "Lo nico que le puedo dar, seora, porque no tiene nada". Veintitrs das estuve en Crdoba, y no le encontr nada. Se rea el especialista, se rea! Le hicieron miles de estudios los especialistas, y se rean, decan: "No, la chica es sana, no tiene nada. Es sansima! No tiene nada!" Porque yo aqu en Formosa fui a un especialista, y me dijo que Susana estaba a punto de una tuberculosis. Entonces yo, como tena mi familia all en Crdoba, les escrib y me dijeron que fuera, que all haba muy buenos especialistas. Entonces fui. Estuve veintitrs das. Sabe lo que gast? Y vine sin nada. A los quince das de haber venido de Crdoba, la chica pareca que se me iba a morir. Volv a ir al doctor otra vez, a Formosa, y lo mismo de siempre.

No le agarraron los ataques mientras estuvo en Crdoba?

No, no le agarr ni un ataque. Para desgracia no le agarraba ni uno. Dice el doctor: "Si yo no le veo a esta chica enferma, seora, lo que usted me dice yo no le creo. Perdneme, yo no le creo. Y usted, en vez de tener doctor all en su pueblo, tiene caballo". Porque yo le llev todas las recetas, le llev todos los anlisis, las radiografas, todo le llev para que vea, para que se gue. Y no me crey nada, nada. As que yo me fui, gast, ms de lo que vala una camioneta en ese momento. Sin un remedio. Ni un remedio me dio! "Yo, si le doy un remedio, es porque soy un brbaro me dice, porque no le puedo dar nada porque no tiene nada". Me larg as.

Y cuando estuvo en la primaria perdi dos aos. Hasta que las monjas me dijeron: "Tiene que sacarla, porque no hay caso". A veces estaba enferma, se levantaba tambalendose y se iba a la escuela. Y ahora le va bien, pero va recin a tercer ao. En el primario perdi dos aos, porque a veces tena que sacarla. Cuando estaba en quinto la saqu en el mes de agosto. Y cuando estaba en sexto la saqu en el mes de octubre. Y despus perdi clases porque andaba enferma; no poda ir, no poda estudiar. Despus fue a estudiar ac en el Colegio San Jos, en Fontana.

Y cuando ella estuvo en Fontana, vino otro muchacho de Crdoba, uno que lea las manos. Ella me cont a m todo lo que le dijo. Una profesora de la escuela de Fontana la llev a verlo. Fueron las dos, la profesora tambin fue a hacerse ver, y le dijo a Susana que si quera ir la iba a llevar. Y fue Susana con ella. Y despus me cont: "Mam, yo me qued helada". Porque le dijo cmo fue lo que pas, que no era para ella, que era para m. "Todo esto era para tu mam dijo el muchacho; lamentablemente, si yo te muestro la persona (porque aqu est bien clara) vos la vas a conocer, as que es mejor que no la veas. Pero si viene tu mam, le voy a mostrar a ella". En la mano de ella ley l todo eso. Y a la persona se la ve en un vasito chiquito con agua: ella tena el vaso de agua en la mano y ah le iba leyendo l. Le dijo que ah estaba la persona, pero que no le iba a mostrar a ella porque ella la iba a conocer y que no le iba a caer bien. Y le dijo tambin: "Si tu mam viene un da en que yo estoy, entonces le voy a mostrar a ella, porque ella va a aguantar, pero vos no vas a aguantar". Y l la cur, tambin, en secreto, y san, pero slo un tiempo, porque ella no sigue la curacin. Porque ella prcticamente no quiere ni curanderos ni doctor ni nada. Y yo a ese muchacho no lo pude ver porque l no era de ah. El dijo que para tal fecha iba a venir, y no vino. Despus vino otra vez, y entonces, cuando a m me avisaron ya se haba ido.

Siempre le decan que era dao?

S, que era un dao, que me lo haban hecho personas que a m no me queran. Para perjudicarme a m no ms. Hay otra seora, una tal Rosa Paz, de Orn, ella la cur ese ao que estuvo muy mal, en el mes de junio, que estuvo malsima, y yo la llev ah. Ella me dijo que era un dao. Y siempre me decan eso. Pero yo igual la llevaba al doctor, siempre la llevaba al doctor.

Pero esa seora de Orn, ella la levant, porque cuando nosotros fuimos a llevarla, ella no tragaba ms. Lo nico que tomaba era un poquito de agua. Y esto, la garganta, reventaba todo, como si fuese que estaba todo roto. Le haca un ruido cuando tomaba el agua. Hasta que llegamos a Orn, que fuimos en un vehculo. Y ella le dijo despus a mi hermana que no pensaba llegar con vida, porque se senta muy, muy mal. Despus que yo vine de all, ella le cont a la ta que no crea que se fuera a salvar, que ella haca esfuerzos para que yo no me diera cuenta. Pero yo me daba cuenta de que ella iba mal, malsimamente. A la ida no dorm en toda la noche, porque nos agarr una lluvia y nos quedamos en Jurez, y al otro da llegamos a Orn. Y la seora la cur a la hora en que llegamos, y al rato ya estaba normal. La cur en secreto.

Le dio algo para tomar?

No le dio nada para tomar; la curaba en secreto, nada ms. Y me dijo que tena que llevarla de vuelta pero yo no la llev, por falta de dinero. Pero quisiera ir, porque esa seora la salv. Y aquella vez ella misma dijo que era difcil que volviera sana a casa. Porque estuvo muy mal, muy mal. Pero llegu, y gracias a Dios llegu a tiempo. Y ella me dijo: "Cuando usted venga otra vez, yo aqu le voy a hacer ver bien quin es la persona, usted la va a ver bien, la va a conocer". A m esta seora esta me asegur: "El da que usted quiera, lo vamos a traer a su marido, lo vamos a poner ac, y ah usted va a comprobar, y l va a comprobar, quin es la persona". Ella le muestra en un vaso de agua. Yo tena que volver a ir, porque ella no puede venir, porque es una seora que va para todos lados. De todos lados la llaman, hasta de Buenos Aires. La otra vez fue a curar a un matrimonio en Buenos Aires, y estuvo veinticinco das, y me dijo que sanaron bien. Yo quiero ir pero no puedo, necesito dinero, cuesta mucho. Si voy, por lo menos tengo que quedarme dos o tres das, tengo que pagar el hotel, y no tengo cmo ir. Usted sabe cunto sale el hotel por da? Sale mucho. Pero yo tendra que ir.

A Portillo no la llev?

Un da yo fui a verlo a Portillo, pero no la llev. No la llev a ella, porque no quiere ir; a los curanderos no quiere ir. Yo fui, y l me dijo que es cosa fea, que no era para ella sino que era para m. Que no era para ella.

Y como la cur?

No, l no la curo, porque ella no quiere ir. Fui yo sola y a m me ley la mano. Me dijo todo, todo, todo lo que a m me haba pasado, todo, todo, todo lo de mi marido: que mi marido es un sinvergenza, que anduvo con una mujer. Todo: vio que yo tenia un negocio y que yo lo perda al negocio. Y es cierto, yo tena un negocio grande, yo estaba muy bien. Y de un da para otro yo me ca, me ca, me ca y no me pude levantar ms. El me dijo que yo estaba muy bien, que trabajaba muy bien en el negocio, y era cierto, pero que yo lo iba a perder al negocio. Y lo perd. Y eso es por todos los daos que me hicieron, no puedo trabajar. Mejor dicho, no tengo suerte: trabajo bien un tiempo y despus caigo. El me dijo que es mucha envidia que hay contra m. Pero no me dijo quin era que me haba hecho. As no ms me dijo, y tambin que todo ese problema, todo el problema de la enfermedad de ella, viene todo de eso. Y tambin que yo no puedo levantar. Porque al principio yo trabaj muy bien, gracias a Dios yo trabaj muy bien. Yo compr campo, compr tractor, acoplado, adems tenemos la camioneta. Pero perd dos heladeras: una heladera vitrina, hermosa heladera!, y la vend por nada. Eran cosas que yo ya tena, que eran mas. Tres heladeras tena, y me qued con una.

Yo tengo que buscar una persona que cure, que sepa curar. Porque yo estoy cansada de gastar, y nadie me cura. Portillo me deca que l poda venir a curar, pero yo no lo traje. Y l me dijo que las mujeres que tiene mi marido, las mujeres que tena, que ellas tambin me hacen, me tiran cosas. Porque l ac varias mujeres tuvo, mujeres casadas. Tres mujeres tuvo. Nosotros andbamos mal por eso. Y que a esas mismas mujeres l les promete muchas cosas y no les cumple, entonces ellas mismas se desquitan conmigo. Si yo no tengo la culpa! As me dijo el hombre este tambin. Pero yo no s. Yo slo le pido a Dios que me ayude.

Yo me supe ir tambin a la escuela del evangelio. En Ibarreta hay una escuela adonde viene gente de Buenos Aires. Yo supe hablar con mucha de esa gente, porque yo me iba a veces. Es la escuela de Jess de Nazareth. Y ah ese seor la cur mucho. Mejor dicho, yo me iba a orar, y ah l pide a Dios. Porque l solamente los nombra a Dios y a Jess; no existen los santos. Yo iba. Peda perdn a mis santos, no?, pero me iba para ver si ellos me arreglaban las cosas. Volvamos a veces a las doce de la noche. Y all orbamos. Y ellos no cruzan los pies, sino que hay que estar sentados as; nada de cruzar. Y hay que estar continuamente en movimiento, as [golpeando con las palmas sobre las piernas]. Y ellos van pidiendo por el enfermo, y l peda por la hermana Susana, que iba de lejos y que se encontraba enferma. Le peda a Dios que salgan todos esos daos que nos han hecho a nosotros, que salgan del cuerpo. Y en tres oportunidades en que ella estuvo mal, en que estuvo mal ac [en Las Lomitas], l me dijo que ella haba bajado a la escuela. Que el espritu de ella bajaba a la escuela ah donde ellos oran, en Ibarreta, porque ella estaba mal y Dios la quera llevar ya. Y es cierto, estaba mal. A veces estaba mal ac y yo no poda ir, porque es lejos. En esa poca ella se mejor, se mejor mucho. Pero lo que pasaba es que yo despus ya no poda ir, quedaba lejos. Se llama Matildo Vera el que dirige la escuela. Es paraguayo, no s de donde. Pero l es el que esta encargado de la escuela. Escuelita chiquita, muy chiquita.

Y ese seor me dijo tambin que es una maldad muy grande que tiene Susana. La primera vez que yo fui, ella estaba enferma, y una seora que vino a Lomitas me dijo: "No quers que te lleve? Es un culto de evangelio, pero por la salud de tu hija tens que ir! Si vos quers, yo te voy a llevar me dice; yo soy amiga del seor.""Y bueno!" Le dije a mi marido: "Llevame". Y me llev. Apenas habl con ese seor, lo primero que me dijo fue eso, que era dao lo que tena. "Esas cosas no se hacen por ningn hermano me dice, pero lamentablemente hay gente muy mala. Pero no era para tu hija me dice, era para vos". Eso me dijo este hombre, sin conocerme y sin hablar yo nada! Yo fui y le dije que tena la chica enferma, y l me dijo as. Ellos me queran afiliar a la escuela. Yo le deca que tena que pensar un poquito; as siempre le engaaba. Yo lo que quera era que la curaran a ella! Y ellos tienen un diario, y sacan todo en el diario. A nosotros nos sacaron fotos. Ellos me dijeron que esta escuela nace en Buenos Aires, que all hay una escuela muy grande, y tienen en todos lados: en Resistencia, en Santa Fe, en Rosario. Una escuela muy grande. Y que para tal fecha tenan que venir unos profesores de Buenos Aires, pero yo no pude ir. Me decan que era bueno que yo hablara con ellos. Porque les dan los nombres, y ellos llevan, porque oran por los enfermos.

Y ellos no le pudieron sacar el dao?

No, yo tena que estar yendo continuamente. Y haba momentos en que no me poda ir, y ms, que se gasta mucha nafta.

Y l me dijo que Susana haba bajado tres veces en su iglesia. Porque un da que ella estuvo muy mal, yo fui. Le ped a un seor de ac que me llevara, y me llev. Y apenas me vio, me dijo: "Eh! Te acordaste de la escuela!""Y s le digo, no es que me olvid, sino que no puedo venir. Cada vez se pone ms fea la situacin. No puedo venir". Y l me dice: "Yo saba que vos ibas a venir, porque Susana baj a la escuela. Adelante de todos. Baj el espritu de Susana ac, as que yo saba que estaba mal".

Y cmo curan?

En la reunin, van orando en voz alta. Despus vienen arrimndose detrs de uno, y ponen la mano, y van orando ah. Oran mucho. Y despus los hacen pasar de a uno: ponen una silla adelante y van pasando de a uno todos los que estn enfermos. Entonces todos los que estn ah en la reunin, todos los que estn en la escuelita, piden por el enfermo y se golpean as [las palmas contra las piernas].

Y al templo evanglico de aqu no fue nunca?

No, aqu nunca me fui. No quiero ir aqu yo. Muchas veces yo me pongo a pensar que si yo me voy a este culto, pueden ofenderse Dios y los santos. Porque yo soy catlica, vio? Adoro a los santos y a Dios. Y hay muchos que me invitan para ir al evangelio aqu; siempre vienen a buscarme para ir con Susana. Pero yo nunca fui. No quiero. Nunca quise ir aqu. En otro lado s. Porque esa seora Rosa Paz tambin era del evangelio. Pero ella cree en la madre de Dios y en dos o tres santos, y en Dios. Es evanglica pero no s de qu grupo. Y yo tendra que irme a la iglesia de ella en Orn. Tiene una iglesia muy grande. Yo tengo que ir para orar ah, para cumplir con Dios. Yo digo que a lo mejor, cuando vaya a cumplir mis deberes, las cosas van a cambiar. Lo que pasa es que no me puedo ir. Y aqu, la seora de la esquina siempre me deca que fuera al culto que hacen ac: "Hija, tens que venir a pedir por la chica.""S, voy a ir.""Ven el sbado, el sbado es el da del Seor, vamos a or el culto." Porque ellos son evanglicos, la familia H. Y la seora de G tambin siempre me tira un palito para que vaya, pero a m no me gusta. No me gusta porque hablan mal de nuestra religin. Ser mala mi religin, pero para m es buena. Y dicen ellos que la nena no se sana porque yo no voy al culto. Y a m me duele irme al culto No s, me duele por mi religin. Igual, si ellos la quieren curar, si ellos quieren hacerle bien, lo van a hacer lo mismo. No hay necesidad de que yo vaya y me haga ya de la religin de ellos. No puede ser! La vez pasada vinieron tambin de Jujuy. Tambin vinieron a hablarme, a decirme que si yo quiero entrar en la religin evanglica van a venir a orar. Gente de Jujuy, que son evanglicos. Muchos vinieron. Me dijeron si yo quiero que se sane la nena. Yo le dije: "Mire, si ustedes quieren hacer un bien, si usted la quiere sanar, bien. Pero yo no voy a renunciar a mi religin. Si ustedes me quieren hacer un bien, me lo hacen, pero yo, renunciar a mi religin, no". Ellos queran que yo dejara, que yo me entregara a ellos. "Usted tiene que entregarse me dice al Seor.""No. Si ustedes me quieren curar la chica, hacer un bien, ya que dicen que el hermano debe hacer el bien le digo, me lo hacen. Pero yo, renunciar, no". Y no vinieron. A m me duele. Yo, cuando me iba all hasta Ibarreta, cmo me dola! Pero me iba, lo haca, por lo de la salud de mi hija. Porque si ellos le quieren curar, por qu le van a decir a uno que se entregue a la religin? El seor Matildo, de Ibarreta, se enojaba, me deca que por qu yo era as, por qu no me entregaba. Yo le deca que lo tena que pensar un poquito. Siempre le menta Qu me voy a entregar! Yo le deca que si ellos queran hacerme un bien, que ellos me lo podan hacer, como hermanos. Y ah decan que la Virgen son trapos sucios, son estampas sucias, que eso no hay que tener. A m me dola lo que decan. Yo aguantaba para ver si ella se sanaba. Pero no me gusta a m. A m no me gusta ni un poquito lo que ellos dicen. Lo mismo que si yo digo de Dios cosas feas: a ellos les va a doler. Y ese hombre, el seor Matildo, yo no s qu tiene, pero usted viera cmo sabe el pensar de uno! Porque l adivina lo que uno est pensando, si uno va con fe o no va con fe. Desde el primer da que yo empec a ir, l se dio cuenta de que yo no me iba a entregar. Y me deca siempre. Y yo me callaba. Le deca que s, que ya voy a pensar. Y un da fue al culto un matrimonio, y haba sido que el hombre tena la pistola en la cintura. Entramos todos a orar; todos juntos estbamos ah. Y en lo que estbamos orando, l dijo: "A Jess el Nazareno no le gustan las armas". Y era porque el hombre tena el arma. La tena metida abajo de la camisa. Entonces sali afuera y dej la pistola en el coche, y despus volvi a entrar. Pero cmo saba l que tenia pistola? Y despus, cuando estbamos orando, a cada ratito vena y se fijaba en las piernas, porque no hay que cruzarlas. Porque dice que a Jess no le gustan las piernas atadas, los pies atados. Eso deca. Y tambin deca que nosotros tenamos que hacer con las palmas con mucha devocin y no cansarnos. Usted sabe cmo cansa eso! A veces entrbamos a las 7 y media y salamos a las diez. Todo el tiempo haciendo as. Y cuando se cansa porque duele tambin, entonces hace as, en el aire. Susana lo primero que haca era rerse. Ella se rea de lo que hacan. Yo le deca: "Hac, Susy, no te ras." - "Pero mam, si me da risa!" Ella no haca. Y yo, tena que hacer todo. Aqu me dola todo. Despus me suba a la camioneta y me dorma. Porque cansa cuando uno no esta acostumbrado! Y hace doler el brazo! Imagnese, estar tres horas as! No hay descanso! "Acelere, acelere!", y gritaba que uno tena que hacer ms fuerte y ms fuerte. Que lo hagan con mas fuerza para que el Seor les saque todos esos daos que les hace el hermano. Y dle, y dle, y dle! Y usted sabe cmo cansaba? Pero yo lo haca con tal que mi hija se sanara. Mi marido no quera entrar ah. "No, dejame, Alicia me deca, qu voy a entrar!" Y me reprochaba: "Qu vas a meterte con esa gente!" No quera. Mi marido me esperaba afuera, hasta que nosotros terminbamos. Yo a veces a las 10.05, 10.10, ya me escapaba. Si a veces llegbamos ac a la una, a las dos de la maana! El camino feo! Yo le deca a este seor: "Me puedo retirar? Tengo que ir muy lejos""No quiere el hermano", me deca. Yo a veces me escapaba, porque era muy tarde; mientras l estaba mirando para el frente, yo me iba. Era la nica forma; si no, no me poda escapar. Porque l recorre las filas. Y hay mucha gente, viera! Muchas maestras, seoras de oficiales. Yo saba por otros que ah hay gente muy bien puesta. Ser que se curaban, digo yo. Iban con los chiquitos; decan que los chicos se sanaban todo. Yo digo que si ellos curan tan bien, con un tiempo que uno vaya ya se le siente Yo me fui mucho tiempo, muchsimas veces. El seor quera que yo contine yendo, pero no se puede. A veces mi marido no est y no tengo quin me lleve.

Pero esta chica era el colmo, el colmo, el colmo! Toda peste que llegaba, se la agarraba. Hasta esa simple fiebre rosada, no s si conoce, hasta eso le agarr. Y tos convulsa, sarampin, varicela! Y me deca el doctor que era porque el cuerpo tena falta de defensas. "Y bueno le digo entonces por qu usted no le da algo para que tenga defensas?" Y le daba, pero se ve que no le haca nada. Le daba vitaminas de todo tipo. Hasta ese aceite de bacalao le di, recetado por l. Lloraba esta inocente para tomarlo, porque es fesimo! Yo la amenazaba, la amenazaba con que la iba a castigar, para que lo tomara. Tena que darle casi un litro. Y horrible es!

Despus un da me dijeron que para el asma es muy lindo el aceite de carpincho. Le di una cucharadita y casi la mat. Le atac al hgado. Vino el doctor y me ret; me dijo que yo era una loca, que cmo le haba dado eso. Pero yo se lo di de desesperada, porque no saba qu hacer, porque los remedios de los mdicos eran calmantes. Le pasaba el calmante y volva todo. Y era peor, porque cuando le agarraba el ataque y le daban calmantes, quedaba como si fuese que se chupaba: seca, seca. Y quedaba sequita por lo menos ocho o diez das. Se consuma, vamos a decir. Quedaba la piel y el hueso no ms. Despus volva a reaccionar otra vez.

Un da casi la mataron, porque se le aceler el corazn a 120. Pero saltaba altsimo en la cama! Yo no la poda sujetar. Fue el ao pasado en septiembre, para los primeros das de la novena de la Virgen, que el doctor le coloc una inyeccin, aqu en casa. Y usted sabe que se le aceler el corazn! Estaba que se me iba. Y le dije yo al doctor que era la inyeccin; l me dijo que no, que no poda ser. Le dije: "Es la inyeccin. Esa inyeccin que usted le da (era Aminofirn con Decadrn), se es que le hace mal". Porque los medicamentos siempre la enferman. Si yo la conozco! Entonces, yo tena unos remedios que me haban dado los curanderos, y se los puse, la haca aspirar, la friccionaba. Estaba helada ya, helada, helada, helada. La friccion toda, hasta que l vino otra vez y ella ya reaccion. Y l no me quera entender que era la inyeccin. Le dije: "Es la inyeccin". Porque yo ya estaba vestida para irme a la novena, y apenas se la coloc, me dijo ella: "Mam, me siento mal, no s qu tengo, me siento mal y mal". Y despus ya no abra mas los ojos. Le agarr un chucho, que saltaba hasta este alto en la cama; yo la tena apretada as para que no saltara. Despus qued helada, y despus entr en un calor que quemaba! Pareca que volaba de fiebre!, y no era fiebre.

Los mdicos de ac tambin le dicen que es asma?

Y los mdicos de ac me dijeron que puede ser un principio de bronquitis, pero ellos con que "puede ser" me tuvieron muchos aos, y me hicieron perder tiempo.

Cmo fue cuando le pusieron las balas?

Estaban a ambos lados del portn, enfrentadas. Yo tena terror, porque tantas cosas me pusieron en casa! Siempre haba cosas que me ponan en la ventana. Pero yo nunca las dej ah. Yo las agarraba con la escoba y las tiraba para la calle. A veces haba trapos, as, atados. A veces papeles, as, caramelos, agujitas, as, envueltas. Y eso no creo que nadie lo vaya a olvidar ah. Yo siempre agarraba con la escoba. A veces haba cartas, sobres para m. Yo las tiraba. Se vea bien que no era el cartero que las haba dejado porque no tenan estampilla. Y yo las tiraba, las quemaba. No s qu ser que decan: sera bueno o sera malo, pero yo las tiraba.

Porque a m, antes de casarme, una linda jugada me hicieron! Yo trabajaba en la tienda Buenos Aires, y el cartero vino a la maana. Y mi ta y mi mam recibieron la carta. Tuvieron que pagar, porque era con franqueo a pagar. Como yo estaba para casarme, queran saber quin me escriba, y la abrieron. Yo no he visto porque no estaba. Yo lo nico que he visto, es que cuando yo llegu, ellas se pusieron a llorar. Pero una asquerosidad! Y cualquier cantidad de bichos, adentro de la carta! Bichos de toda clase: gusanos, cascarudos, araas, todos bichos chiquitos. Todos metidos adentro de la carta. Entonces mi ta dijo: "Pero qu es esto!" Y lo larg as, y le prendi fuego. Dice que reventaba, saltaba por todos lados. Como tiro reventaban esos bichos! Y despus se pusieron a leer la carta, las barbaridades que deca contra m! La carta deca que los bichos me iban a comer viva, que los gusanos me iban a comer viva. Qu cosa fea! Cuando yo vine del trabajo, ellas estaban llorando, y me contaron. Y a mi ta, del humo de eso que quem, le agarro en las dos piernas una cosa que le coma, que le picaba, como una eczema. Y tambin en los brazos. Porque al prender ella, el humo ese se le vino a las piernas y a los brazos; y levant alto el humo, porque eran muchos bichos. Lo tir as, le tir alcohol, y se agach a prender el fsforo. Era una cosa que le picaba demasiado, y ella se rascaba y se le armaba como una caspa. Y se rascaba tanto, por lo que le picaba, que se le comi todo esto. Y ella en estas cosas no cree, mi ta. Pero cuando fue con mi mam para llevar el orn de ella, para ver qu era eso que tena en las piernas, salan dos personas, una alta y una petisa. Y dijo la seora que vio el orn que eran ellas las que haban entregado la carta y echado los bichos. Ellas, mi mam y mi ta, no las conocieron, pero se vea bien que eran dos mujeres. La curandera puso el orn as contra la luz, y dice mi mam que ah al fondo se vean las dos mujeres. Y hasta no hace mucho, mi ta tena todava eso en las piernas. En Crdoba los doctores le dijeron que era eczema, pero debe ser de esos bichos.

Y si ellas dejaban la carta aparte, sin abrirla, yo iba a venir del trabajo y la iba a abrir, y ah iba a ser que me iba a agarrar lo que estaba hecho para m. Por eso ahora no abro las cartas. Mi ta me deca: "Nunca vayas a tocarlas cuando encontrs as, porque si es una cosa buena, van a golpear las manos y te van a entregar. Las cosas malas las van a dejar para que las lleves". Entonces yo las agarro y las tiro ah en la calle.

Cuando tom el preparado de su suegra, le dijeron si era preparado por ella o mandado a preparar?

No, no me dijeron. Me dijeron que yo haba tomado. Que era una cosa que yo tom. Que eso es lo que le hizo mal a la chica. Y que cuesta ms para sanarla porque es una cosa que nace ya, que est adentro, que nace ya. La seora de Orn me deca como si fuese que ella tiene comido adentro. Como si fuese que algo le va comiendo adentro.

Los dems qu le han dicho?

Los dems me decan, tambin, que era una cosa, un mal que ella tiene, que la va consumiendo. Y que yo soy demasiado religiosa, que estoy continuamente con mis santos (y es cierto!, yo no s cmo ellos saben), y que a ella le sana mucho con lo que yo estoy continuamente con los santos. Esa es la salvacin que tiene ella. Que tiene ella, porque ella es la que est enferma. Esa es la salvacin que ella tiene. Me dicen: "Usted esta continuamente con los santos. Ha promesado a santos, a santos Pag todas las promesas" Qu ser, que todava Dios no quiere? No s

Y con el padre Ral nunca hablaron?

No, nunca hablamos de estas cosas. No.

Cuatro aos ms tarde (a comienzos de 1987) regres a Las Lomitas. Cuando fui a casa de Alicia Martnez, la vi acercarse a la puerta de entrada con una expresin de despreocupacin que no le haba visto nunca antes. Me salud, me hizo pasar, e inmediatamente me dijo que su hija se haba sanado, antes que yo pudiera preguntarle por ella. Y me cont el final de su itinerario.

Susana se enferm mucho en junio del '83, el da del padre, que cay el da 15, y el 16 sal yo de ac, y llegu el 17 a las tres de la tarde. A Orn me fui yo esa vez. Esa seora la cur, y despus vino ac a mi casa. Estuvo una semana ac conmigo, y le curaba todos los das. Porque en esta casa haba muchos cmo le voy a decir? Cosas raras. Yo jams he visto nada, no? Pero era una cosa que, a m por lo menos no me dejaban tranquila. Era una cosa que siempre me despertaba, as, golpendome me despertaban. Eso, durante que ella viva enferma, era as. Cuando yo vena del campo, a veces vena muy cansada, me acostaba, y me alcanzaba a dormir media hora, y era una cosa que me despertaba, me tocaba. Me despertaba y ya no me dejaba dormir. Porque ya eran unos ruidos, ya era una cosa, ya llamaban, golpeaban, parece que pasaban por debajo de la cama A la noche.

Y en cualquier poca del ao?

En cualquier noche de luna, noche linda! Porque dicen que cuando est as por llover, que a veces se siente as que asustan, pero no, ni aunque estuviera linda la noche, ni aunque estuviera la luz prendida, era igual. Y yo, primero tena miedo. Y s que tena miedo. Pero yo deca: "No me va a vencer, yo no tengo que tener miedo, yo me voy a levantar". Y yo me levantaba a mirar, pero nunca he visto nada. Pero los golpes s. Los golpes los escuch. Y lo que me llamaban.

La llamaban? Por su nombre?

S. Pero de que yo haya visto algo, alguna cosa, nunca. Nunca.

Y a Susana la despertaban?

No. A ella no. A m.

Y a su marido o a su hijo?

Y ellos escuchaban tambin a veces. Tambin escuchaban. Porque bueno, mi marido casi no porque estaba en el campo. Pero las pocas veces que vena, yo le deca que escuche, cuando venamos juntos. Y a mi mam muchas veces le asust.

La despertaban tambin?

S. Le golpeaban la puerta. Y mi mam siempre deca: "Quin es?", y nunca contestaba.

Aqu o en la casa de su mam?

No, aqu, en esta casa. Bueno, y yo todo eso le cont a la seora. Y tambin antes haba hablado con los padres que estaban antes, que vinieron a bendecir ms o menos cuatro veces. Y yo le deca al padre que no obedeca eso. Y entonces l me dijo: "Debe ser que hay algo malo muy cerca me deca l; pueden ser malos espritus, que se quieren apoderar, o alguno que estudia magia que esta muy cerca", me deca el padre. Y no haca nada la bendicin. Nada nada. Era el padre Jos, que despus se fue a Asuncin. Despus estuvo el otro padre, el padre Jorge, que tambin vino a bendecir. Y nada. Y entonces la seora esta me dijo que deba ser el diablo. "Esto tiene que ser el diablo", me dijo.

Y ella cmo le cur?

Secreto le hizo.

Le dio algo para tomar o no?

Nada! Y cuando llegamos a Orn, Susana lleg para hundirse.

Qu tena?

Una agitacin, una agitacin brbara. Esto de ac se hunda con esto [tena el vientre hundido y los hombros deformados hacia adelante]. Se hunda y quedaba as. Esto se le estaba por unir ac [el hombro derecho con el izquierdo, debido a la postura]. Y este huesito que tenemos ac, en la nuca, se le iba doblando para afuera, ste estaba muy resaltado. Y el doctor Rossi, el especialista en asma y alergia de Resistencia, me haba dicho que ese cuadro, jams en la vida! Seis meses la trat! El me dijo que eso nunca haba visto. Que l tiene muchos pacientes de asma y de alergia, pero que no es como eso. Nunca nunca. Y la seora le cur en secreto, la cur durante la semana que estuvo conmigo. All cuando llegamos le hizo Nosotros llegamos a las tres de la tarde, y ella estaba mal, que le dijo a la ta que le pareca que ya se iba a morir. Porque yo viaj con mi cuada. Despus yo, lo nico que le daba a ella, que le haca tomar, era agua bendita. Y la espalda de ella, usted la tocaba as, sonaba como un hueco. Como si fuese una cosa hueca que estaba dentro. Y la seora le cur en secreto. Y para las 5 de la tarde era como si ella no hubiera estado enferma nunca. Con una curacin que le hizo. Y me pidi que quera tomar t y fuimos as a un restaurante que haba y tom un caf con leche con pan y manteca, y para las ocho ya tena hambre otra vez, entonces fuimos a cenar. Cenamos, pero muy bien! Muy bien! Y eso que haca fro all! Durmi lo ms bien; al otro da antes de las siete me dijo la seora que la lleve; la volvi a curar. Y salimos de all y vinimos lo ms bien. Vinimos con la seora al otro da. Y nos agarr la lluvia!, todo el camino. Pero llegamos bien. Y aqu estuvo una semana, una semana perdi el colegio, mientras la curaba la seora. Y desde entonces, ella anda bien. Y esta seora es evangelio.

No la curaba con los santos?

No, con la palabra de Dios. Y el Seor. Ella todo lo que haca, haca con el Seor. "Porque es el Seor el que hace dice, no soy yo, es el Seor". Y vinimos ac y ella sigui bien.

Y ac la curaba a la maana, a la noche, en cualquier momento?

A la maana, temprano. Y despus a la tarde.

Y por qu tuvo que perder el colegio?

Porque ella le estaba curando. Entonces yo no quera que se fuera, yo quera que la curara. Imagnese! Yo, diecisiete aos luch con ella. Desde el ao. Ella cumpli el ao y se enferm. Era una! Pero era de gorda esa criatura que no poda caminar! Y se enferm y cuero y huesos! Cuero y huesos! Cada da era peor. Y nunca los doctores le encontraban nada.

Y ac cur la casa la seora?

S, cur la casa.

Cmo haca para curarla?

Tena ella una oracin que ella no ms haca. Rezaba ella. Porque ella cree en la Virgen. En la Virgen Mara y en el Seor. Ella cree. Ahora, en los dems santos no cree. Yo tendra que irme a la iglesia.

A qu iglesia?

A la iglesia de los evangelios all en Orn.

No son los mismos de ac?

No, ellos tienen otra costumbre de orar. Lo que ella haca no es como Porque yo me fui tambin a Ibarreta a un culto. Me iba yo tambin. Ellos no creen totalmente en la Virgen ni nada, porque a m me queran hacer entrar y yo les dije que todava no me decida. En cambio la seora de Orn no me dijo nada. Ella me dijo que si yo me poda ir, que me vaya. Pero ella no me obligaba a renunciar a mi religin."Vos tens fe en el Seor?" "Si le digo yo tengo mucha fe, y en los santos"."Vos sos duea de adorar a tus santos", me dijo. Ella no me prohiba a m. Sin embargo, aquellos s. Aquellos me quisieron afiliar, no s, me queran poner en un Y ellos me dijeron, cuando ella estaba mal, que haba bajado a la escuela el espritu de ella. Pero a lo mejor me decan para hacerme entrar. Y esta seora no. "El Seor es el que hace todo dice as que vos tens que hacer porque ellos no hacen misa tens que hacerle la oracin para el Seor". Yo le hice hacer misas al Seor, y siempre le estoy haciendo. Ahora voy a hacer para el Espritu Santo. Y yo siempre rezo, los das jueves rezo para el Espritu Santo. Tengo la oracin.

Ella le ense?

No, no. Yo s no ms. Yo mi religin no la iba a dejar. Me iba, s, por la salud de ella; yo no encontraba solucin en los doctores y tena que recurrir a ellos.

Y esta seora me dijo que era el diablo. Y esa noche me dijo Me puso una cosa en la mano que yo no s qu era, me dijo que no mire. Haba una cosita. Me dijo que salga en el oscuro, a las 12 de la noche, pero que ella no me iba a acompaar. Yo con un miedo para salir! Ella me dijo: "No tenga miedo! Vyase y vuelva!" Y cuando yo sal ah, o al lado, ah, que me roncaba algo. As se me paraba el pelo! Un fro me agarraba! Y ella me ret: "No, seora, vyase! Vyase donde hace cruz en la calle!" As que yo tuve que cruzar y volver, solita en el oscuro. Hasta la esquina. Y cuando entr ac me volvi a roncar. Cuando entr se me abri el corazn, porque as, se me levantaba el cabello.

Y qu tena que hacer donde hace cruz la calle?

Lo que me dio en la mano, eso tuve que ir a tirar, pero no mirar y darme la vuelta. Y desde entonces usted quiere creer que yo no escucho ni un ruido en la casa! Yo puedo estar solita, porque a veces estoy solita, pero yo no tengo miedo. Nunca escucho ms nada.

Y eso que ella le dio, era algo que ella haba encontrado en la casa?

No me dijo nada. "Vaya, tire esto, y vngase. No tenga miedo dice, no sea cobarde, porque al Seor nadie lo va a vencer. Al Seor nadie lo va a vencer porque l es el poderoso del mundo". As me dijo. Y desde entonces yo puedo estar sola, sola, pero yo no tengo miedo. No tengo miedo ni escucho nada.

Y usted cmo tuvo referencias de esta seora de Orn?

Porque vino a curarle a Don Martn, el relojero. Ese seor estaba muy enfermo, y los doctores no le hacan nada. Dicen que l tena partido esto de ac, por adentro [el hueso del pecho]. Y los doctores no le hacan nada. Ya estaba para morir, estaba cuero y huesos, ya se empez a poner amarillo. Y se fue la seora de l, como pudo lo llev. Y esa seora lo salv. Ya para morir estaba. El le debe la vida a esa seora. Bueno, ella dice: "Al Seor, no a m". Es una seora joven.

No cobra ella?

Nada. Uno le da a voluntad, para el Seor. Para la iglesia.

Es aborigen?

No, no. Bien coyita es. Vive en el barrio ese que hizo Pern, que son casas de tablas, un barrio as pobre. Ella me dijo: "Si vos pods algn da, ven para ir a la iglesia". Yo me iba a ir, total es para adorar al Seor. Y l es el poderoso. El Seor est primero, y su santsima madre, y yo respeto a todos los santos porque yo adoro a todos los santos.

Y le dijo que era por el dao que le hicieron estando embarazada?

S, de eso. Y que a m no me agarra, que a m no me va a agarrar, me dijo. "A vos no te va a agarrar nunca nada dice, vos sabs, porque vos tens un don. Ese don te lo dio el Seor. Yo no te puedo decir qu es, pero vos tens un don, un don muy grande, porque a vos te hicieron de todas formas, pero no te van a matar. A vos te va a llevar el Seor cuando diga: "Bueno, hay que irse, vamos". Entonces, ah el Seor te va a llevar al cielo. Pero estas cosas no te van a hacer nada porque tens un don muy grande. Pero yo no te puedo decir qu es. Pero te lo dio el Seor. Porque te hicieron de todo. De todo. Te dieron de tomar." Y cuando estuve en Orn no me fui a la iglesia, porque yo ya me vena. Pero, ella me dijo: "Vos tens que agradecerle toda la vida al Seor, porque l te la curo, no yo". Y ya van a hacer cuatro aos!

Y nunca ms tuvo un problema?

No. Se san. Y si no era eso, no se iba a sanar. Por ejemplo, doa Ernestina me deca que era una bronquitis mal curada. Pero yo digo que no, porque esta otra seora me dijo que era mal hecho, y se san. Con lo que ella le hizo, con las oraciones que ella le haca, y que la curaba en secreto Y que la chupaba toda, esta seora, con la boca de ella la chupaba ac, todo el pecho. Todo el pecho. Y sac as como cmo le voy a decir? Como las cositas del choclo, vio, cuando todava no tiene el grano y tiene as los pelitos esos, no ms, chiquititos, bueno, similar a esos pelitos era. Y me deca que esos eran los gusanos. Y los quem. Porque le sac dos veces: all en Orn y ac en casa. Y era de hediondo cuando los quem! Los quem, pero era demasiado hediondo. Le sac dos en total. Y ella tambin me dijo que cuando vomit en Resistencia esa clara de huevo, as, como una baba que no se cortaba, yo tendra que haber quemado. Porque yo le cont a ella.

Nunca ms tuvo agitaciones?

No, no. Desde esa vez. Por eso le digo: es de creer o reventar. Porque mi marido, l no cree. Por ah cree, por ah no cree. Yo creo.

A los pocos meses, Susana se cas. Un ao y medio ms tarde su salud segua perfectamente bien y naca su primer hijo.

c) Toma de decisiones, cultura y sociedad

Retour la table des matiresEl caso de Susana es el de una enfermedad particularmente larga, y que (por lo menos a partir de la primera bsqueda de terapia mencionada en el relato) aparece, para quienes la rodean, no slo como grave, sino tambin como muy preocupante dado que, por un lado, los mdicos no aciertan a dar ni diagnstico ni terapia y que, por el otro, los curanderos dan el diagnstico de brujera pero no aciertan a darle curacin. Veamos los diferentes comportamientos relativos a la bsqueda de terapia para intentar acceder, a travs de ellos, a los criterios que los subyacen y que los guan.

Ahora bien, cul ha sido la razn que nos ha llevado a elegir este itinerario teraputico, y no otro, para hacer su anlisis? Sencillamente, el hecho de que era el que permita ver de manera ms completa y ms clara diferentes puntos que aparecen en forma recurrente en los relatos sobre la bsqueda de terapia. Es en ese sentido que podemos decir que se trata de un itinerario representativo, pero al mismo tiempo es preciso sealar que es excepcional que una bsqueda de terapia se prolongue durante diecisiete aos a menos que se trate de adultos con enfermedades crnicas.

Es evidente que en un caso como ste hay otra pregunta que se plantea, relativa a la influencia de la madre sobre la enfermedad de Susana. Pueden hacerse ciertas observaciones a este respecto. En primer trmino, que todos los curanderos (salvo uno) coinciden en el hecho de que la enfermedad de Susana es 1) la consecuencia de un acto de magia daina 2) realizado (o encargado) por su abuela paterna y destinado a su madre cuando estaba embarazada. El consenso en relacin con el primer punto se comprende fcilmente debido al carcter "inslito" de la enfermedad; la coincidencia de opiniones con respecto al segundo, por el contrario, lleva a preguntarse sobre la posible induccin del diagnstico por Alicia Martnez y, de haber existido tal induccin, en qu medida ello es atribuible a su estructura de personalidad.

Cabe sealar, por otra parte, que Susana ha sido tratada en numerosas oportunidades, pero una sola vez de manera definitiva. Su curacin tuvo lugar en 1983, y en 1990 (fecha de mi ltimo viaje a Las Lomitas) segua perfectamente bien de salud. En este contexto, la hiptesis de que fuera su madre quien la enfermaba es problemtica. En efecto, despus de su curacin, Susana vivi cuatro aos en casa de sus padres sin sufrir una sola crisis; adems, despus del casamiento, madre e hija seguan vindose todos los das. Por otra parte (aun cuando mi opinin sobre este punto no es la de un especialista), Alicia Martnez no tena, en apariencia, el aspecto de una personalidad neurtica. Cuando su hija estaba enferma, su imagen era la de una madre profundamente angustiada, pero serena. Ms tarde, tras la curacin de Susana, se la vea feliz, como quien se ha quitado un enorme peso de encima, ella misma afirmaba no tener ya motivos de preocupacin, y su serenidad era aparentemente la misma de siempre.

Es innegable que ha habido factores de perturbacin en el ambiente familiar de Susana (concretamente, la mala relacin de la madre con la familia del padre, los altibajos en la relacin del matrimonio, como tambin, con el paso del tiempo, la conviccin familiar cada vez ms fuerte de que la nia haba sido vctima de un acto de brujera por obra de su abuela), pero por otra parte parece evidente que si tales factores provocaron y alimentaron una enfermedad durante diecisiete aos, ello se debe a que fueron a recaer sobre una personalidad que era particularmente frgil. La madre misma de Susana ha definido a su hija como una "nia rara" desde su primera infancia apoyndose en el relato de diversos episodios que mostraban su comportamiento; entre ellos el ms llamativo es el referido a la actitud que Susana adoptara cuando, siendo aun pequea, se quem con agua hirviendo: permaneci en cama, ntegramente cubierta por la sbana para permanecer al abrigo de las miradas de todo el mundo, y aun de sus padres, hasta el da en que las quemaduras estuvieron completamente curadas; durante todo ese tiempo coma, incluso, bajo la sbana.

Hay, por un lado, segn se ha visto mas atrs, un discurso basado en la nosologa de la cultura. Un discurso que, en este caso concreto en que la madre parece desde un inicio convencida del diagnstico de brujera, recomienda la bsqueda de terapia junto a cualquiera de los especialistas capaces de tratar las llamadas "enfermedades de curandero". La enfermedad por magia daina entra exclusivamente dentro de esta categora. Sin embargo, en el caso de Susana, la consulta al representante de la biomedicina no slo est presente sino que se reitera en diferentes oportunidades. Hay, entonces, un discurso cultural que crea categoras y que las presenta como si fueran inmutable, y al mismo tiempo hay comportamientos que muestran hasta qu punto tales categoras son permeables. Lo cual exige ver esto un poco ms de cerca.

En el relato del itinerario, el primer recurso que se menciona es, justamente, el recurso al mdico: a un especialista de asma y alergia. Lo cual no implica que, en los hechos, haya sido el primero, y ello por dos cosas. Primero, en este tipo de relatos, el orden cronolgico cede ante el orden del inters del narrador. Adems, la narracin de los episodios no es necesariamente completa, tal como se desprende de lo sealado en la nota 13. Por ello, no debe descartarse la posibilidad de que el recurso al especialista en asma y alergia haya sido posterior a algn diagnstico de brujera o a cualquier otro que, por el motivo que fuere, el narrador ha obviado. Pero tambin podemos suponer que tal recurso haya sido el primero; en tal caso, la imposibilidad de diagnstico y, por ende, de terapia, por parte del mdico, ya es, para el criollo, si no un diagnstico, al menos un indicio de que la enfermedad en cuestin no entra dentro de la categora de "enfermedades de mdico". Y a pesar de ello, el recurso al mdico reaparece una y otra vez en el relato.

Y reaparece, en efecto, bajo dos formas diferentes. Una que puede hallar su justificacin en el discurso cultural, y otra que entra en franca contradiccin con l. La primera est ejemplificada en el caso en que Alicia Martnez apela al mdico cuando surge una crisis, donde todo lo que se busca es un calmante que pueda disiparla. En efecto, en este caso, la crisis aparece como un sntoma, y lo nico que se pretende entonces de la terapia es una eficacia momentnea; nunca una eficacia definitiva que se traducira en la desaparicin de la enfermedad para siempre. En efecto, no es infrecuente que quien padece una "enfermedad de curandero" consulte tambin a un mdico; ahora bien, lo que el discurso cultural legitima es que se lo consulte para paliar el sntoma (la fiebre, el dolor, el ataque), pero no para eliminar tal enfermedad en su etiologa, ya que ello se considera fuera de las posibilidades de la biomedicina.

Pero hay, en el relato del itinerario de Susana, otra forma de recurso al mdico: aquella que se contradice con lo que la cultura pregona. Se trata del recurso al clnico y/o al especialista con la finalidad de obtener un diagnstico y un tratamiento que permitan eliminar la enfermedad, cuando al mismo tiempo se est persuadido (tal como la narracin deja ver) de que la cur