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I5SN: 0210-4547 Anales de Literatura Hispanoamericana 1999, 28: 637-657 El caracol y la sirena de Octavio Paz: una lectura «surrealista» de Rubén Darío ALFONsO GARCíA MORALES Universidad de Sevilla Los lectores de Octavio Paz saben muy bien que una de las líneas que atraviesa de principio a fin su extensa y variada obra es la reflexión sobre la modernidad, tanto sobre la modernidad literaria como sobre la modernidad histórica así como las complejas relaciones entre ambas, entre lo que él mis- mo llamó, en un sentido amplio, «poesía e historia». Esta indagación no fue un ejercio puramente teórico, sino una necesidad personal: una forma de entenderse, definirse y finalmente justificarse como intelectual y poeta en las circunstancias concretas del siglo XX. Paz fue consciente de que al his- toriar la poesía moderna, al identificar sus conflictos y hacer la crítica de sus representantes no hacia sino hablar de mismo, empeñado, según sus pala- bras, en «una exploración de mis orígenes y una tentativa de autodefinición indirecta»’, en «la búsqueda —¿la invención?— de una tradición» 2. Recientemente Anthony Stanton ha profundizado en este aspecto fundamen- tal de la obra poética y ensayística de Paz, en las múltiples formas en que éste inventó la tradición moderna, descubrió o creó a sus precursores y, con- cretamente, releyó o reescribió a Francisco de Quevedo y a Luis Cernuda3. Mi intención es estudiar de qué manera Octavio Paz volvió sobre el que sue- Los hijos del limo, Obras completas. Edición del autor, Vol. 1 (La casa de la presen- cta. Poesia e historia), México, Círculo de Lectores-FCE, 1994, pág. 358. 2 0. Paz. «Algunos comentarios», A. Castañón et al. Octavio Paz en sus «Obras Com- pletas», México, CNCA-FCE, 1994, pág. 75. Inventores de tradición: ensayos sobre poesía mexicana moderna, México, El Colegio de México-FCE, 1998. 637

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I5SN: 0210-4547Anales deLiteratura Hispanoamericana1999, 28: 637-657

El caracoly la sirenade OctavioPaz:una lectura «surrealista»de RubénDarío

ALFONsOGARCíA MORALES

Universidadde Sevilla

Los lectoresde Octavio Pazsabenmuy bien que una de las líneasqueatraviesade principio a fin suextensay variadaobraes la reflexión sobrelamodernidad,tanto sobre la modernidadliteraria como sobrela modernidadhistórica así comolas complejasrelacionesentreambas,entrelo queél mis-mo llamó, en un sentidoamplio, «poesíae historia».Estaindagaciónno fueun ejercio puramenteteórico, sino unanecesidadpersonal: una forma deentenderse,definirsey finalmentejustificarsecomo intelectualy poeta enlas circunstanciasconcretasdel siglo XX. Pazfue conscientede que al his-toriar lapoesíamoderna,al identificar susconflictosy hacerla crítica de susrepresentantesno hacia sinohablarde sí mismo, empeñado,segúnsuspala-bras, en «unaexploraciónde mis orígenesy unatentativade autodefiniciónindirecta»’, en «la búsqueda—¿la invención?— de una tradición»2.RecientementeAnthony Stantonha profundizadoen esteaspectofundamen-tal de la obra poéticay ensayísticade Paz, en las múltiples formasen queéste inventó la tradiciónmoderna,descubrióo creó a susprecursoresy, con-cretamente,releyó o reescribióa Franciscode Quevedoy a Luis Cernuda3.Mi intenciónes estudiarde quémaneraOctavioPazvolvió sobreel quesue-

Loshijos del limo, Obras completas.Edición del autor, Vol. 1 (La casade la presen-cta. Poesiae historia), México, Círculo de Lectores-FCE,1994, pág. 358.

2 0. Paz. «Algunos comentarios»,A. Castañónet al. OctavioPaz en sus «ObrasCom-

pletas»,México, CNCA-FCE, 1994, pág. 75.Inventoresdetradición: ensayossobrepoesíamexicanamoderna,México,El Colegio

deMéxico-FCE, 1998.

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le ser consideradoel fundadorde la modernidadpoéticahispánica:RubénDarío,a quiendedicóen 1964 «El caracoly la sirena»,un ensayoimportantetanto dentrode supropia obracomo de labibliografía dariana,en el quemecentraré.

Antes deboreferirmea un articulito titulado «El corazónde la poesia»,escritopor OctavioPazen 1943, en el momentoen que culminay se cierrasuconflictiva etapajuvenil. De hecho,aunquees un homenajea Darío, «Elcorazónde la poesía»naciócomo consecuenciade las complejaspolémicasde esosaños,quetrato de resumirbrevemente.A medidadosde 1941 se habíapublicadoLaurel, lacélebreAntologíade la poesíamodernaen lenguaespa-ñola, recopiladapor Xavier Villaurrutia, con la colaboraciónde Pazy de losespañolesexiliadosEmilio Pradosy JuanGil-Albert4. La intenciónprimerahablasido realizarunaantologíaampliae integradora,que recogiesela tradi-ción modernade la poesíaen español,tanto de Hispanoaméricacomo deEspaña,y que reafirmase,en el momentogravísimo de la SegundaGuerraMundial, la fe en la poesía frentea los desgarramientosde la historia. Peropor su propia naturaleza,por la cargapolémicaque contienetoda antología,y sobre todo por las extremastensionespersonales,estéticasy políticas queenfrentabanalos escritoresconcentradosen México, Laurel resultóunabom-bay susconsecuenciasinmediatasse dejaronsentirduranteal menoslos dosañossiguientes.Octavio Paz,desdesu tempranaapariciónen el mundo lite-rario en 1931, se habíaesforzadopor mantenerun dificilisimo, precarioequi-librio entrelas distintasopcionesteóricasque dividían a los escritores,entrelosextremosdel cosmopolitismoy el nacionalismo,lapurezay la revolución.Laurel y las circunstanciasdel momentole obligaron si no a definirseconclaridady simpleza,si a decantarseenla práctica.De unapartelo llevaronalacaídaendesgracia,al enfrentamientoy finalmentea la rupturaconsuami-go y protectorPabloNeruda,entoncescónsulenMéxico, quese negóa figu-rar en la antología. De otra lo empujarona alinearsepúblicamentejunto aVillaurruija y los antiguosContemporáneos,tan influyentessieffipre sobr&éi,

Vid. LaureL Antología de la poesíamodernaen lengua española,pról. de XavierVillaurrutia, México, Séneca,1941. Sigo la 2~ ed.,México, Trillas, 1986, quecontieneel epí-logo escritoporPazen 1982 «Laurel y la poesíamoderna»,págs.483-5lO. Vid, tambiénO.Santonja.«Unaantologíaconflictiva (Algunos incidentes)»,Al otro lado del mar Bergamínyla editorial Séneca(México, 1939-1949),Barcelona,GalaxiaGutenberg-Circulode Lectores,1997,págs.167-194,y A. Stanton.«Tresantologías:la formulacióndelcanon»,op cii., págs.21-60.

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y a sostenermáscombativamenteideaspor las que estoshabíanluchadoenminoríaen México desdela décadade los veinte: la afirmaciónde la univer-salidadde la cultura mexicana,que empezabapor el reconocimientode suraízhispánica,frenteal nacionalismopostrevolucionario;la afirmaciónde laautonomíade la literatura,de su intrínsecovalor moral, «revolucionario»ensí, frente a las opcionespolíticaspartidistas5.Paralelamente—segúninsisti-ría Pazmástarde—se acentuósu desengañodel socialismo,al menosdelsocialismo burocrático soviético, lo que aún tardaría en manifestarse.Lasdisensionespolíticasy personalespusieronfin a la revistaliteraria Taller, queél dirigía; poco despuésdejó su colaboraciónen el diario de izquierdaElPopularpor otra en el másindependienteNovedades;y en 1943 contribuyó,junto a Villaurrutia, afundarEl H~o Pródigo, una revistaabiertaa Europaydefensorade la imaginaciónfrente a las exigenciasde la política inmediata.Los ataquesde los entoncespoderosospartidariosde un arte nacionalistaeideológicocontribuyerona que arraigaseen Pazuna concienciade disiden-cia, una íntima identificacióncon la imagen del intelectualmodernocomodisidente,quelo acompailósiempre.

En agostode 1943 Neruda se despidióde México conuna crítica a la«absolutadesorientacióny falta de moral civil» de suspoetas,que el grupode El H~oPródigo no podíadejarpasarpor alto. Pazle replicó desdeLetrasde México en su «Respuestaa un cónsul»;inmediatamentedespuéspublicóen Novedadesdos artículos:«Espejodel alma»y el citado «El corazónde lapoesía»,en los queretomabael origende la polémica.«ReleerLaurel. Anto-logía de la poesíamodernaen lengua españolapuedepareceren estostiem-postareayana,cuandono pecadocontra lasconsignasde ciertos sultanesdela poesía»,empiezael primero, en clara alusióna Neruda6.Paz reafirmael

Sigolas ideasexpuestasporRosa GarcíaGutiérreztantoen su tesis Contemporáne-os: la otra novela de la Revolución Mexicana,Huelva, Publicacionesde la Universidad(enprensa),comoenla Ponencia«OctavioPazy los Contemporáneos(1931-1943).Unarevisión»,presentadaen «Octavio Paz. La cultura hispánicaen el fin de siglo. Homenajea GiuseppeBeHini y Luis Sáinzde Medrano»,UniversidadComplutensede Madrid, 20-23de abril ¡999.Resultantambiénimprescindibles,ademásde los ensayosretrospectivosdel propioPazsobresu etapamexicanade formación,comoeí ya citado sobreLaurel y el quededicaa Taller, laintroducciónde E. M. SantíaO. Paz.Primeras letras, Barcelona,Seix Barral, 1988, 15-59, yA. Stanton.«LaprehistoriaestéticadeOctavio Paz: los escritosenprosa(1931-1943)»,Litera-tura mexicana, Vol. II, n0 1, 1991,págs.23-55.

«Espejodel alma» (Novedades,23 de agosto1943), en Primeras letras, cd. cit.,pág. 349.

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propósito inicial de los compiladores:«mostrarla comunidadde la palabrapoéticade Américay España»;hacerver la poesíamodernaen lenguaespa-ñola comoun servivo «queposee,por encimade la diversidadde los acen-tos y del antagonismode los individuoso de las tendencias,un tono propio,una fisonomíay un corazón»;revelarque la modernidad,de acuerdoa laforma no rupturistaen quelos Contemporáneosla entendieron,vive tantode«aventura»como de «tradición»7.Los verdaderosescritoresmodernosrom-pen con lo superficial de la tradición,paracontinuarsus líneas máscons-tantesy profundas;saben—dice, citandoa Darío sinnombrarlo—«escucharel latido de su corazón—“siento en roca, aceite y vino, yo, mi antigúe-dad”»8. Con lo que adelantala metáforaque da título al artículo siguiente.«El corazónde la poesía»comienzaconunaexplicacióny defensa,unanue-va explicacióny defensadel cosmopolitismode Darío: «La poesíamodernaprincipiaconun nombre:RubénDarío. En su tiempo se juzgó extranjerasuobra. Los españolesle reprochabansu «afrancesamiento»;los americanos,sueuropeísmo»9.Al contrariode tantosdefensoresde Darío, Pazno tratadecontrarrestartalesargumentossubrayandolos elementosespañoleso ameri-canistasde su obra,sino quereafirmael valor de esteeuropeísmobasándo-se en ideaspuestasen circulaciónpor los Contemporáneosy muy concreta-mentepor JorgeCuestaen ensayoscomo «El clasicismomexicano»(1934).Los casticistasno comprendieronque «la función del modernismoamerica-no consistióen recordarlea Españasuperdidauniversalidad»10;«los críticosamericanosde Darío, por su parte,parecíanignorar que nuestrocontinentees unacreaciónde Europaenun sentidoliteral»11.Américaes unainvencióndel Renacimiento,naceen un momentouniversalde España,de ahí que lamejortradición americana—piensaCuesta,piensaPaz—se identifiqueconel espíritu europeoo moderno,hecbode avidezy de insatisfacción,de ins-tinto crítico12. La defensade Darío concluyeasí con una autodefensaexplí-cita: «Esteesel sentidode nuestro«europeísmo»y éste es el sentidodel de

Ibid., págs.349-351.

8 ¡bid., pág. 349. La cita perteneceal poema«~Eheub>,de El canto errante (1907),

seleccionadoen Laurel. A lo largo del articulo hay tácitasperoclarasalusionesa otros poe-masde Dario incluidosen la antología.

«El corazóndela poesía»(Novedades,30 de agosto1943), ibid, pág. 352.0 Ibid.

¡bid., pág. 353.2 Vid. R. GarcíaGutiérrez. «Ulises vs. Martín Fierro (Notassobreel hispanismolite-

rario de los Contemporáneos)»,LiteraturaMexicana,Vol. VII, n0 2, 1996,págs.438-440.

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RubénDarío»’3;con lo quePazse apropiade suprestigiosafigura confinespolémicos—unavez másun clásico es utilizado como armaarrojadiza—,yhacefrentecomúncon los Contemporáneos.La segundapartedel artículoesunacaracterizaciónde Dado.No sólo comoescritormodernoy enciertossen-tidos vigente, ya que—como dijo Villaurrntia en el prólogo ala antología--supropioespíritueuropeoo critico lo llevó másalládelmodernismode escue-la: «El poetade Cantosde viday esperanzano sólo es el inventordel moder-nismosino, por encimade todo, el padredela poesíamodernaenespañol.Supoesíaes comoun corazónquealimentacon susangrea todoslos poetasquele sucedenen el tiempo»>4.Tambiéncomoun escritorcuyaimaginaciónapa-receregidap¿rel mar y cuyo corazónes,nuevametáfora,una caracola:

Todosviven en él. Su corazónlos concentray supalabralos empu-ja. Unos sonpiedra,otrosel cielo, el viento, el fuego; él es el mar. Sucorazónes unacaracolay en ella, juntoal latido de su corazón,oímosel flujo y reflujo infinitos de] mar, el latido inagotabledelas aguaspri-meras,origende la vida.Esacaracolaes un testimoniode nuestronaci-mientoy en ella estáninscritos los signosde nuestrodestino’5.

Son palabrasen las queresuenael versofinal del poema«Caracol»deDarío: «(El caracol la forma tiene de un corazón)»; las ideas de GastonBachelardsobrela imaginaciónde la materiaqueprecisamenteentoncesesta-ban dándosea conocery que siempreatrajerona Paz;pero sobre todo, lacaricaturalírica sobreel Darío marinoqueJuanRamónJiménezhabiapubli-cadoen 1940 en Letras de México y que acababade apareceral frente dellibro Españolesde tres mundos:«Siemprefue paramí mucho másente demar que detierra <...) Sin duda su instrumentosonorofavorito erael caracol.Su poesía¿noes unacantatade caracoly lira?»16.De estamanera«El cora-

‘~ «El corazónde la poesía»,ed.cit., pág. 353.

‘‘ Ibid.‘~ Ibid., pág. 354.~ «Rubén Dario», publicado enLetrasdeMéxico,n0 16, 15 deabril 1940, págs.1-2, fue

incluido en Españolesde tres mundos. Viejo Mundo, NuevoMundo, Otro Mundo, BuenosAires, Losada, 1942; asícomoen la reconstruccióndel proyectodeJuanRamón,por la quecito: Mi RubénDarío (1900-1956),cd.A. SánchezRomeralo,Moguer,FundaciónJuanRamónJiménez,1990, pág.43. Curiosamente«Caracol»,de Cantosdevida y esperanza,no figuraenLaurel. Vid, tambiénG. Bachelard.Leau el les réves.Essai sur 1 imaginationde la matiére,Paris,Librairie JoséCorti, 1942.

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zón de la poesía»,aunquenacidoen circunstanciasmuy concretas,planteabaya dos aspectos:la apropiaciónpersonale interesadade Darío y su interpre-tacióna partir de la imagende la caracola,sobrelos que OctavioPazvolvióal cabode veinte años,desarrollándolosy dándolesun sentidonuevoy másprofundoen «El caracoly la sirena».

Estefue un tiempointensísimoen la biografíaintelectualde Paz,del quesólo me interesarecordar,por suradical importanciay paraentenderlo quesigue,suaceptacióny asimilaciónpersonaldel surrealismo,quese convirtióen el centro, al menosen uno de los centros,que le ayudarona definir suvisión del mundo y su poética, así como su idea de la tradición literariamoderna.Despuésde su salidade México y su experienciaen los EstadosUnidos(1944-45),durantesuestanciaen París(1945-1951),superadasya lasresistenciaso precaucionesideológicasque lo habíanmantenidoinicialmen-te alejadodel surrealismo,Pazconocióa AndréBreton. Su incorporacióntar-díaal movimiento,supropia formaciónen la poesíamodernahispánica(Con-temporáneosy Generacióndel 27 especialmente),así como su conocimientodel modernismangloamericano(Ezra Poundy sobretodo T. 5. Eliot), hicie-ron que Paz asimilaseel surrealismomás como ética que como estética,menoscomo un estilo que como una actitud generaldel espíritu humanoyunavía de salidade la crisis de la modernidad17.Hay quesubrayar,además,queel Breton que él conocióy por el que se sintió especialmentefascinadofue el autor de Arrane 17 (1947), que de maneracadavez más decididaexplorabala vinculación del surrealismono sólo con la corrientede losrománticosvisionariosy sussucesoresmalditos,sino con la antiguatradiciónoculta; el Breton postrero,que tras el derrumbede sus ilusionespolíticasrevolucionariasy en mediodel infierno frío de la posguerra,siguió afirman-do el carácterdisidente,marginal, siempreherético del surrealismo,perotambiénvio llegar la hora de la dispersióny el ocultamiento,la continuidadsilenciosay secretade su movimiento.Intuicionesde las que, creo, OctavioPaz partió para modelar sus ideas sobre las relacionesentre la tradiciónmodernay la tradiciónoculta, así comosu concepciónde lapostvanguardia

‘~ Ademásde los propios ensayosde Paz sobreel surrealismo,reunidosahoraen elTomo II de susObrascompletas,y entrela extensabibliografia sobreel tema,vid, especial-menteJ. Wilson. OctavioPaz:A Studyofhis Poetics,Cambridge,CambridgeUl~ 1979y Octa-vio Pa2,Boston,Twayne, 1986,págs.27-73. Parala «recepcióndistorsionada»del surrealismoque, porrazonesfundamentalmenteideológicas,experimentóel Pazjuvenil y otros escritoreshispanoamericanos,vid. E. M. Santí,op cit., pág. 46.

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como una vanguardiaotra, desengañada,dispersay secreta,másinteresadaen explorarqueen inventar.

Estosveinteañosfuerontambiénun tiempode desarrollode los estudiossobreDarío y el modernismo,algunosde los cualesPaz—sin afán de espe-cialista— no pudo dejarde conocer.Mencionocomoejemploslos tresúni-cos libros citadosen «El caracoly la sirena»,todosellos publicadospor elFondo de CulturaEconómicaen torno a los añosenquePazregresóa Méxi-co y fue becarioen el Colegiode México (1953-1958):la ediciónde la Poe-sta de RubénDarío realizadapor el poetanicaragilensee investigadordelColegio, ErnestoMejía Sánchez,conprólogo de EnriqueAndersonImbert,de 1952; laBrevehistoria del modernismoqueMax 1-lenríquezUreñapubli-có en 1954; y la Historia de la literatura hispanoamericana,del mismoAndersonImbert, del 61. Además,aunquelas discusionessobreel tema selimitaban ya prácticamenteal ámbito académico,ocasionalmenteinterve-nían en ellas creadoresinteresadosen definirsefrente ala tradición. Así, en1960 Luis Cernudareavivó la polémicadesdesu exilio mexicano,al negarrotundamentea Darío comoun clásicovigente, fundamentalmentepor con-siderarloherederode la poesíafrancesa,o de lo peorde la poesíafrancesa(el romanticismomásexterno,el parnasianismo,nuncael simbolismo),deinfluencia nefastapara la españolay opuestaa la anglogermánica,cuyoromanticismoél identificabacomo el arranquede la poesíaauténticamentemoderna18.La reflexión en torno a la labor del fundadorDarío se iba ani-mandoa medidaquese acercabael centenariode sunacimientoen 1967 yque la literaturahispanoamericanaiba alcanzandosu mayor reconocimientointernacional.En este sentidoes indudablela oportunidadde «El caracolyla sirena»,firmado en Delhi en octubrede 1964 y publicadoal messiguien-

8 Los textos fundamentalesde la polémica aparecenreunidosen C. M. Bowra, A.

TorresRioseco,L. Cernuday E. Mejia Sánchez.RubénDarío en Oxford, Managua,Acade-mia Nicaragúensede la Lengua, 1966; aunqueel ensayode Cernudasólo cobraverdaderosentido situándolodentrode su obracríticaglobal. Convienetambiénsaberqueel poetaycrítico darianoErnestoMejía Sánchezno publicó su respuestaa Cernudahastadespuésdela muertede ésteen 1963, parano enturbiarsu amistad.Paraunadiscusiónrecientesobrela vigenciade Darío comomodelo poéticoy su consideraciónentrepoetasposterioresdelmundo hispánico,vid. N. Binns. «Entre la historia literaria y la poesía:vigenciay anacro-nismo de RubénDarío», enA. GarcíaMorales(ed.).RubénDarío. Estudiosen el Centena-rio de «Los raros» y «Prosasprofanas»,Sevilla, Secretariadode Publicacionesde Ja Uni-versidad,1998, págs.217-239.

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te en Revistade la Universidadde México, y que constituyeuna síntesisyunaaportaciónpersonal,reelaboracióncrítica de lecturasdarianasanteriores—incluyendotácitamentela del reciénfallecido Cernuda—,y aperturadenuevoscaminos.

Puedequeno sea inútil recordar,enel momentode abordarel ensayo,sucarácterintrínsecamenteliterario, el hechode queen él las ideasse expresanu originan a partir del ritmo, de un ritmo global en el que concurrenunaestructurarigurosa y digresiva a la vez; una prosavariada, en la que sinembargopredominala frase brevey epigramática(unade las razonesde quesea tan citable); y una serie de imágenesque, desdeel mismo titulo, vanhaciendoconcretolo abstractoy atraenal lector por su capacidadde suge-rencia.Parausar palabrascaracterísticasde Paz, esteensayooscila entreelpensamientodiscursivoy el antidiscursivo,estádictadotambiénpor esa«otracoherencia»,la analógica,llena de resonanciasmágicasy esencialmenterít-mica. Y comoel propiocaracol,es en sí un microcosmosque resumemúlti-ples aspectosde la obratotal del autor.

El ensayoconsta de dos partesindependientes,aunquecomplementa-rias: la primera estádedicadaal modernismohispanoamericanoen gene-ral; la segunda,a RubénDarío. Es fácil observarque lo que interesaa Pazes explicar el modernismocomo parte de la modernidady a Darío comoescritormoderno;perono sólo eso, lo que le interesamásconcretamentees explicarlos dentro de lo que considerala «verdadera»tradición moder-na, que empiezaen el romanticismoy culmina en el surrealismo.Sobrelaprimerapartesólo diré quees unaexposiciónsintética,unaverdaderaver-sión en miniatura de sus ideas básicassobre la modernidadpoética, talcomose veníangestandodesdesus primerosaños y se habíanadelantadoen partesde la primeraedición de El arco y la lira (1956)0en ensayosdeLasperas del olmo (1957); pero tambiéntal como se desarrollaránposte-riormente,en la segundaedición de El arco y la lira (1967)y sobretodo,de forma másprofunday relativamentesistemática,en Los hijos del limo(1974). Entre otrascosas,estaprimera parte de «El caracoly la sirena»contieneya el esquemanarrativo tripartito a partir del cual Paz ordenasiemprela historia de la poesíamoderna:nacimientoen el romanticismo,metamorfosishechade prolongacióny transgresión,lo que mástardella-mará«metáfora»,en el fin de siglo, culminaciónen las vanguardias.Tam-bién la aplicación de esteesquemaa la peculiarevolucióndel mundohis-pánico,dondelos conflictos y las expresionesde la modernidadno se danhastael segundomomento.«El romanticismoen lenguacastellanafue una

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escuelade rebeldíay declamación,no una visión»’9. A diferenciadelromanticismoalemáne inglés, «el verdadero»segúnPaz,el hispániconosupoo no pudoconcebirla poesíacomo el nuevoprincipio sagradocapazde rivalizar con el espíritu crítico moderno y de sustituir a los antiguosprincipios religiosos.Falta en él «la concienciadel ser dividido y la aspi-ración hacia la unidad»(139), estoes, falta la contradicciónque subyaceentodala poesíamodernay quePaztrató de formularde diferentesmane-ras: «oscilaciónentrepoesíade soledady poesíade comunión»,segúnlaexpresiónde suconocidaconferenciajuvenil; «diálogoentreironíay ana-logía», de acuerdoa la terminologíamásempleadaen sus libros de madu-rez. Hastael modernismolos escritoreshispánicosno empiezana sentirverdaderamentela experienciamodernadel «vacío»,de la «ausencia»,del«tiempo desencarnado»,origen de sus nostalgiasy búsquedasdiversas,que puedenresumirseen su «nostalgiade la verdaderapresencia»o, deacuerdoa una expresiónde procedenciasurrealista,en «la búsquedadelorigen»,del «verdaderoprincipio». Además,Pazenlaza la estéticamoder-nistaconsus motivacionesespirituales;la vueltaal ritmo de los modernis-tas con su redescubrimientode la analogía,la másantiguavisión religio-sa: «El modernismo—sentenciabrillantemente—se inicia como unaestéticadel ritmo y desembocaen unavisión rítmica del universo»(148).Y termina:el modernismono sólo fue el accesode la poesíahispanoame-ricana a la independencia(«la primeraapariciónde la sensibilidadameri-canaen el ámbitode la literaturahispánica»)y en generalde lapoesíahis-pánicaa la modernidad(«recreólos lazosentrela tradición españolay elespíritu moderno»);esto ya habíasido suficientementeprobadopor unaparteimportantede la críticaanterior,paraél hay algo más:

el movimientode los poetashispanoamericanosestáimpregnadodeunaidea extrañaa la tradición castellana:la poesíaes unarevelacióndistinta a la religiosa. Ella es la revelaciónoriginal, el verdaderoprincipio. No dice otra cosala poesíamoderna,desdeel romanticis-mo hastael surrealismo.En esta visión del mundo resideno sólo laoriginalidaddel modernismosino su modernidad(148).

9 «El caracoly la sirena:RubénDarío», Obras completas.Edición del autor, Vol. III

(Fundacióny disidencia.Dominiohispánico),cd. cit, pág. 139. Enadelantelascitasdel ensa-yo se haránentreparéntesisenel texto.

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La segundaparte,dedicadaya específicamentea RubénDarío, comien-za por unapresentaciónde su carácterliterario y personal. Darío aparececomoun cruceentrepoetasrepresentativosy contrarios,auténticosmitosdela modernidad,tanto de la tradición angloamericanacomo de la francesa:entreel EdgarA. Poeultraterrestrey desdeñosodel mundoamericanoy elpanteístay épicoWalt Whitman,o —comodijo el propioDarío («conHugofuerte y con Verlaine ambiguo»20)——entre el elocuentey profético VictorHugo y decadentePaul Verlaine.Como un cruceentrelas diversastenden-ciasdel momento:«Nacidaen plenofin de siglo, suobraes la de un román-tico que fuesetambiénun parnasianoy un simbolista.Un parnasiano:nos-talgia de la escultura;un simbolista:prescienciade la analogía»(150). Y enfin, comoun fruto del mestizajeracial y cultural: un híbrido, un ídolo raro,un monstruo.«¿Noson monstruosasla hermosuramodernay la másanti-gua?»se preguntaentoncesPaz (150), haciéndoseeco de la paradojaplan-teadaporel propio Darío,quiense definió como«muymodernoy muyanti-guo»21;y retomandola ideade Baudelairesobrela modernidadcomola otracara de la belleza,como una tradición diferentea la grecolatina,a la tradi-ción centralde Occidente,unaideaquePazdesarrollóenLos hijos del limo,cuandohablóde la modernidadcomo tradiciónheterogéneay plural, de lanovedadde lo muy antiguo y de la persistentecorrientearcaizantedel artemoderno.

Tras la presentaciónsigue un resumenbiográfico y critico de la evolu-ción, etapasy libros fundamentalesde Darío. La imagendel poetacomosín-tesisde tradicionesdiversasse completacon la del poetacomo viajero y, enmenor medida,como «traductor»;todosellos, a su vez, rasgosdel prototipode poetamodernohispanoamericanoque va a volver a ser encarnadoporVicenteHuidobroen la vanguardiay por el propioPazen la postvanguardia.En realidades una imagenesencialmenteidénticaa la que Dario, fundadortambién en esto,forjó de si mismo a lo largo de su obra,sobretodo en suspoemasy prosasautobiográficasfinales, y que han heredadogran parte desuscríticos, alos que Pazsigueatravésde AndersonImbert. Peroestoes tansólo el punto de partida. Ya dije que Pazno se limita a presentarlocomoescritorsimplementemoderno.Lo específicamentenuevoy arriesgadode suensayono estáaquí, sino en la lectura que, contodas las cautelasque caben

20 «Yo soy aquel...», en Cantosdeviday esperanza.Los cisnesy otrospoemas,cd. cit.,

pág. 248.2i Ibid

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entredoscomillas,me atrevoa llamar«surrealista»de la poesíadariana.Pazno podía,claro, descubrira Dado,pero sí redescubrirlo;volver con nuevosojos sobreel Darío modernistainstitucionalizadopara terminarviendo ymostrandootro Darío,que a lo largo del ensayoes calificadocomo el «ver-dadero»,el «mejory menosconocido»,el «secretoy oculto»,encarnacióndesu idea del mejor y menosconocidomodernismo,de la verdaderatradiciónmodernay de la tradiciónoculta:un Darío visionario,en la tradiciónde cier-tos románticosy simbolistascon los quecontinuamenteva acompararloy, enúltimo extremo,aunqueesto nuncalo dice explícitamente,antecedentedelsurrealismoy de él mismo. Se tratade una lecturaparcial, quedeja de ladounabuenapartede la obra del escritor: no sólo suprehistoria,que caeden-tro del romanticismohispánicoo superficial; tambiénlo esteticistay precio-sista, exotistay culturalistadel modernismo.Pazse sientemásinteresadoporla visión modernistaquepor el estilo, y privilegia decididamenteotra parte:la analogía(el caracol) y el erotismo(la sirena),dos aspectossobrecuyapro-funda relación él fue plenamenteconscientea partir de su iniciación surrea-lista. Algo —seencargade subrayaren variasocasiones—descuidadopor lacríticatradicionalo académica.Paraello se apoyaen ciertos,unospocospoe-masconcretosen los que,además,encuentra,pesea lasdistancias,y yo diría:casi con sorpresa,puntosde encuentroconsupropio mundo literario. En laprimera partedel ensayohabíaintroducido una primera valoracióngeneralalgo ambigua,al menosreticiente:

El lugar de Dario es central,inclusive si se cree, comoyo creo,que es el menosactual de los grandesmodernistas.No es unainfluenciaviva sino un término dereferencia:un punto de partida ollegada, un límite que hay que alcanzaro traspasar.Ser o no sercomoél: de ambasmanerasDarío estápresenteen el espíritu de lospoetascontemporáneos.Es el fundador(138).

En la segundapartevamosair viendodesplegarseun ejerciciode relec-tura que es tanto un redescubrimientocomoun reconocimiento,y en últi-mo extremounainvención,puescomoya habíadicho Pazen El arco y lalira:

laexperienciadel poema—su recreacióna travésde la lecturao larecitacióntambiénostentaunadesconcertantepluralidady heteroge-neidad.Casi siemprela lectura se presentacomo la revelaciónde

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algo ajenoa la poesíapropiamentedicha (,..) Cadalector buscaalgoen el poema.Y no es insólito que lo encuentre:ya lo llevaba den-tro22.

La valoracióny laelecciónquePazrealizasobreAzul...,el libro quemar-ca el comienzooficial del modernismo,no ofrece dudas: «En su tiempoAzul.. fue un libro profético: hoyes unareliquia histórica.Perohayalgomás:un poemaque es,paramí, el primero que sea realmenteuna creación,unaobra. Se llama Venus»(151). No es extrañoquesalveestepoema—un sone-to con versosde 17 sílabas,querecreala tradiciónrománticadel nocturno—,inclusoque lo sitúecomo lapiedra inicial de lapoesía«verdadera»de Darío.Su hermosurae importanciaha sido destacadapor muchospoetasy críticos.CabeapuntarqueJuan RamónJiménez lo reconociócomo unade las fuen-tesde suescritura,y quefue el primerpoemade Darío,y el únicode Azulrecogidopor GerardoDiego en la ediciónde 1934 de su famosaAntología23.Pazno sólo apreciósu extrañoritmo, la sensualidadde susfrasesy el brillode sus palabras;tambiénlo vio comounacreaciónquetrasciendeel lengua-je de época,como la primera expresióndarianade la analogíao correspon-dencia entre naturaleza,mujery poesía.«Venus»es el astro, la diosay lamusa.

Cadaunade susestrofases sinuosay fluida comoun aguaquebuscasu caminoen la«profundaextensión»(porquela nocheno esalta sino honda).Poemanegro y blanco, espaciopalpitanteen cuyocentro se abre la gran flor sexual,«como inscrustadoen ébanoundoradoy divino jazmín».El versofinal esuno de losmáspunzantesde nuestrapoesía: «Venus, desdeel abismo,me miraba con tristemiran> (151-152).

No deja de ser curioso, hastairónico, que JasonWilson, uno de losmejoresestudiososdel surrealismode Paz, al comentarel poemade éste«Hermosuraque vuelve» (Semillaspara un himno, 1954), y despuésdeseñalarla huellasegurade André Breton, indique que en su verso final,«Nadamásfulges, engastadaen la noche»,parecehaberecos del versode

22 El arcoy la lira, Obras completas,Vol. 1. ed.cit., pág. 50.23 Vid. i. R. Jiménez, op. cit, pág. 248, y G. Diego. Antología.Poesíaespañolacon-

temporánea,cd. A. SoriaOlmedo,Madrid,Taurus, 1991, pág. 93.

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Cernudaen Losplaceresprohibidos: «su fulgorpuededestruirvuestromun-do», y del citado«comoinserustadoen ébanoun doradoy divino jazmín»24.Cabe,además,recordarque el planetaVenuses un símboloclave en Piedrade sol (1957), el poemasíntesisde Paz;y es,en fin, otro nombrede Luci-fer, del triánguloincandescente—el de la libertad,el amory la poesía—,dela estrellade trespuntaso emblemade la rebelión surrealistainscrito porBretonen Arcane 17.

En cuantoa laseriederetratosliterarios deépocarealizadospor Darío enLos raros, es significativo lo quellama la atenciónde Paz:«Enciertoscasoses asombrosoel instintode Darío: fue elprimeroqueseocupó,fuerade Fran-cia, de Lautréamont.(En la misma Francia,si no recuerdomal, sólo LeonBloy y Rémy de Gourmont habíanescrito antessobreDucasse.Sospecho,además,que el primer escritorde lenguacastellanaque aludea Sade,en unsonetodedicadoa Valle-Inclán)»(141). Lautréamonty Sade,dos de los gran-desmalditos,antecedentesde los surrealistas.Pazno dice quela posicióndeDarío ante Lautréamont(a quien posiblementeno habíaleído aún directa-mente),y en generalantelos aspectosmásarriesgadosdel decadentismo,fuebastanteambigua: atracción,pero también distancia25.En cuanto a lo deSade,tan importanteen supropiaobra,es en la de Darío,efectivamente,epi-sódico. Y es que en realidadPazhablatambiénaquí de las preferenciasdeDarío a travésde suspropiaspreferencias.

Pero dondesu sorpresaes sin duda mayor es anteProsasprojhnas, ellibro centraldel modernismoen su momentode apogeo.Un libro de época,atacadocomomodelopor algunosvanguardistasde la primerahora,quecier-tamente«a vecesrecuerdauna tiendade anticuario»y que, sin embargo,«siguesiendoun libro joven», sobreel que «nuestrojuicio es diferenteal de

24 Vid. J. Wilson. OctavioPaz. A Study...,pág. 82.25 Pazvuelveainsistirenel papeldeDaríocomodescubridorhispánicodeLautréamont

en el capitulo«Versoy prosa»,dela segundaediciónde El arco y la lira, Obras completas,Vol. 1, cd. cit., págs.109-110.En estesentido Darío sehabría adelantadoa su propia labor,cuandodesdela direccióndeEl ¡Ido Pródigo promovió la publicaciónde la primeratraduc-ción al españoldePoesías.Prefaciodeun librofuturo de IsidoroDucasse,Condede Lautréa-mont, por JoséFerrel (vid. El Hijo Pródigo, n0 6, 15 de septiembre1943, págs.511-525,enRevistasLiterarias MexicanasModernas,México, FCE, 1983). Sobreel posible conocimien-to indirecto—a travésde Leon BIoy— que teníaDarío de Lautréanionten el momento deescribirLos raros, vid. E GonzálezRodas.«RubénDarioy el Condede Lautréamont»,Revis-ta Iberoamericana,abril-junio 1977,págs.375-389,y J. E. Arellano. Los raros. Una lecturaintegral, Managua,Instituto NicaragúensedeCultura, 1996, págs.149-153.

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la generaciónanterior»(154) y del que haceun estudioquetiene muchodedefensa:

Criticansuartificio y afectación:¿seha reparadoen el tonoa untiempo exquisito y directo de la frase, sabiamezclade erudición yconversación?La poesíaespañolatenía los músculosenvaradosafuerza de solemnidady patetismo;con Rubénel idioma se echaaandarSu verso fue el preludio del verso contemporáneo,directoyhablado.Seacercalahora deleer conotros ojos estelibro admirabley vano.Admirable porqueno haypoemaquecontengapor lo menosunalínea impecableo turbadora,vibración fatal de la poesíaverda-dera:músicade estemundo,músicadeotros mundos,siemprefami-liar y siempreextraña.Vanoporque la maneracolíndacon el ama-neramientoy la habilidadvenceala inspiración(155).

Pazdejaa un ladolo que consideravano, anticuado:ni una solapalabrasobre«Divagación»,«Sonatina»o «El reino interior»,sobrelo versallesco,loexotistao los conflictos del alma entrecristianismoy paganismo.Y se cen-tra en dospoemas:en el admirable«Coloquiode los centauros»y sobretodoen el aúnjoven «Yo persigouna forma». Del primero dice tan solo: «En elespléndidoColoquio de los centaurosla sensualidadse transformaen refle-xión apasionada»(156). Aunquetuvo que leerlo a fondo, los propósitosylímitesde su ensayole impediríanemprenderun análisisde esteambiciosoycomplejopoema:de suestructuraextensay circular, de susimbologiay sobretodo del esoterismo;temastodosde su interésy queabordaríancríticos pos-terioresalertadospor sus palabras.(Aprovechoparallamar la atención,alpasar,sobreun detallemínimo: elpoemaeróticodePaz,«Cuerpoa la vista»,tambiénde Semillaspara un himno, contieneun verso—«siemprehayabe-jas en tu pelo»-—, quepuedeparecerinspiradoen un alejandrinodel «Colo-quio», cuandoReto le dice aQuirón: «aúnpresasen las crinestienesabejasgriegas»26).Pazsí se detieneen el famososonetofinal de la segundaediciónde Prosasprofanas: «Yo persigouna forma», en realidaduna nuevay más

26 R. Darío. «El Coloquio de los Centauros», Prosasprofanas,ed. cit., pág. 203. El ver-

so de Paz habíasido elogiadopor J. Cortázar(«OctavioPaz: Libertad baja palabra», en A.Roggiano,cd. OctavioPaz, Madrid, Fundamentos,1979,pág. 109) y comentadoporJ. Wilsoncomo«a stunning line (...) thaí flhsesgoldenhair with honey,bees,sticky sweetness.move-ment, andeven dangerThis cosmic woman’ssexuality focusesthe poet’scascadeof analo-gies»(OctavioPaz, cd. cit., págs.43-44).

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maduraversión de «Venus»,al que considera«el más hermosodel libro»«resumende su estéticay unaprofecíadel rumbo futuro de supoesía»,en elque «los temasdel Coloquio de los Centaurosy otras composicionesafinesadquierenunadensidadextraordinaria»(156). Sin dudavio en él un poemainiciático, sobreel camino místico, erótico y poético tantasvecespresentesen su propia obra. Y no se limitó, como habíanhechocríticos anteriores,aseñalarla oscilación,característicade Darío,entrela exaltaciónqueplanteanlos cuartetosy la duda en que desembocanlos tercetos;la interpretócomounaexpresiónde la búsquedade la verdaderapresenciay de laconcienciadesu imposibilidad, de la oscilaciónentreanalogíae ironía. Además,al comen-tar los cuartetos(«Adornanverdespalmasel blancoperistilo; / los astrosmehan predichola visión de la diosa..»),fue el primero en señalarunafuenteconcreta: «Reconnais-tule TempLe au péristyle inmense,..»,los versos de«Délfica», uno de los sonetosde «Quimeras»de Gérardde Nerval.Él habíadescubiertojoven la significación de este poeta, seguramentea través dellibro de Albert BéguinLáme romantiqueet le réve: Essaisur le Rornantis-meallernande la Poésiefran~aíse(1939); y de Xavier Villaurrutia, quienen1942,enun preciosoprólogo a sutraduccióndeAurelia, apuntabaya la cone-xión: el «sol negro»de Nervalera lo queDarío llamabala «luz negra».Des-de entonces,másaúntras la experienciasurrealista,lo vio como uno de losrománticosque señalaronla verdadera(la mejor) tradición de la poesíamoderna27.«¡Cuántome hubieragustadoescribir algo sobreNerval!», selamentabacasi al final de su vida, al reunir sus Obras Completas28.SinembargoNerval fue siempreparaél unareferencia,unaestrellafija, queapa-

27 Su maestroXavier Villaurrutia, que recoge,entre otras, las opiniones de Breton y

Béguin, ya considera a Nerval como el inaugurador de «la verdadera y única corriente del ver-dadero y único romanticismo», y señala: «Nerval es un poeta de influencia misteriosa y secre-ta,deposteridadmediata.Su luz esla queRubénDarío llamaba«laluz negra»;su astroes «elsol negro»dequee] mismoNeiva] hablaenEl desdichado,cuandono es Jaluz de la inasible,muertao desaparecidaestrelladeAurelia» («LapoesiadeNerval»,Obras, México, FCE, 1974,pág. 903).Su ensayoincluye unatraducciónpropiade«El desdichado».Dario aludea estaluzmistica, gula de los poetasmalditos, ensu poema«La Dea»,deProsasprofanas. La obradeBéguin fue traducidaal españolporMario MonteforteToledoparael Fondo deCulturaEconó-micaen 1954, duranteel segundoperiodomexicanodePaz, enel queésteemprendela traduc-ción devariossonetosdeNerval. Sobrelasrelacionesentrela poesíade Pazy la deNerval,vid.los comentariosa «Piedradesol» deJi M. Fein. TowardOctavio Paz.A ReadíngofBis MajarPoems,1957-1976,Lexington, Universityof KentuckyPress,1986, págs.11-40.

28 «Prólogo.Excursionese incursiones»,Obras completas,Vol. 11, ed. cit., pág. 19.

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rece intermitentementea lo largo de su obra, a través de traducciones,referenciasy homenajes.En El arco y la lira dio unadefinición de «Délfi-ca»: «un sonetoherméticoque es un verdaderotemplo (en el sentidode Ner-val: sitio de iniciacióny consagración)»29,quebiencabríaaplicara «Yo per-sigo una forma...»,al menosa su arranque.Puesfrente a la búsqueda,a lacertezade la visión de los cuartetos,sucedeladuda,el sentimientode esteri-lidad e impotencia,quePazvuelveaponerenconexióncon la concienciacrí-tica de otros grandespoetasmodernos:Baudelairey Mallarmé. Sólo que enDarlo estaconcienciano se resuelveni en ironía ni en silencio, sino en pre-gunta: «Y el cuello del gran cisneblanco que me interroga».Para él «esalíneavale todo el poema,como esepoemavale todo el libro» (152).

Al abordarCantosde viday esperanzay los libros finales, Pazseñalalacontinuidad,pero tambiénlas diferenciasformalesy temáticascon los ante-riores.Darío llega a laplenitud verbal; peroahora—y estoes lo quele inte-resasubrayar——la comunicaciónentreidioma escritoy hablado,caracteristi-cade lapoesíacontemporánea,de supropiapoesía,es másintensa.Con todo,no deja de anotarque en este aspectoDarío fue menos lejosque LeopoldoLugones,poetacuyasignificaciónhistóricareconociósiempre,especialmen-te por haberintroducidoen Hispanoaméricaa Lles Laforgue (antecedente,asu vez, de su admiradoT. 5. Eliot) y por haberle mostradoel camino aRamónLópez Velarde, uno de los puntosde partidade la poesíamexicanamoderna(el otro es su «redescubierto»JoséJuan Tablada). Tambiénes elmomentode la reapariciónen Darío de la temáticahistórica,de la preocupa-ción por el mundohispánico,lo que lleva a Paza hacerdigresionessobrelasoledadhistóricade América, la relaciónentrela Américahispánicay la sajo-na, los paísesdesarrolladosy subdesarrollados,temassiemprepresentesensusensayospolíticos. Su valoraciónsobreesteaspectode Darío es clara:«Lapoesíade inspiraciónpolítica e históricade Darío ha envejecidotanto comola versallescay decadente.Si ésta hacepensaren la tienda de curiosidades,aquéllarecuerdalos museosde historia nacional: glorias oficiales apolilla-das» (164). Ciertamenteencuentraexcepciones,entre ellas «El Canto deesperanza»,poemacontra la guerra (el único de este tipo, por cierto, quefigura en la selecciónde Darío de Laurel), y que, segúnPaz,«contienealgu-nos versosmilagrosos,comoel inicial: “Un granvuelode cuervosmanchaelazul celeste...’»(164). De hecho, apenasunosmesesdespués,en el poema

29 Op ciÉ, pág. 102.

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«Viento entero»(1965), Paz—de acuerdoal método de alusionesy citasaprendidoen Poundy Eliot— utiliza esteversopara referirsea la invasiónestadounidenseque se estaballevandoa caboenla RepúblicaDominicana,ala concienciay la «mancha»de la historia en medio de la celebracióndelamor30. Pero en general su fallo sobreel Darío político es negativo: «Tuvoentusiasmo,le faltó indignación»(165). Añado: en 1974 Pazvolvió sobrelafalta de coherenciapolíticade Darío,vacilantesiempreentrela rebelión y laabyecciónante el poder. Para entoncessu anticomunismoy sus enfrenta-mientoscon la izquierdalatinoamericanase habíanagudizadoy Darío, conmotivo de sucentenario,habíasufridoalgunosjuicios negativosencompara-ción conJoséMartí. El polemistaPazno dejapasarla ocasión:

Unos,comoMartí, fueron incorruptiblesy llegarona] sacrificio;otros,como el pobreDarío, escribieronodasy sonetosa tigresy cai-manescon charreteras.Los presidenteslatinoamericanosde fin desiglo: jeques sangrientoscon una corte de poetashambreados.Peronosotrosquehemosvisto y oídoa muchospoetasde Occidentecan-tar en francésy españollashazañasde Stalin, podemosperdonarleaDarío que hayaescritounascuantasestrofasen honorde Zelaya yEstradaCabrera,sátrapascentroamericanos31.

Trasel paréntesisde la historia,Pazregresay concluyeconel queconsi-dera el tema centralde Cantosde vida y esperanzay de todo Darío: «Unagran ola sexual baiia toda la obrade RubénDarío» (37); cl erotismoconce-bido comounavisión mágicadel cosmos.A travésde los románticosy sim-bolistas,e indirectamentea travésde las filosofasorientales,perosobretodoa travésde su propia intuición y sensibilidad,piensaPaz,Darío volvió a vera la mujer como la presenciasensiblede la totalidadúnica y plural del cos-mos; redescubrióasí la analogíauniversal,la másantiguavisión religiosadelhombre,mantenidavivapor la tradiciónoculta.«Estavenade erotismomági-co se prolongaen varios grandespoetashispanoamericanos,como PabloNeruda»(166). Aunquesin dudaPazvolvía apensarsobretodo en si mismo.Estamanerade concebirel erotismoapenashabíasido exploradaenlos estu-

30 El mismo Paz señalala procedenciadel versoen las notasa «Viento entero»que

incluye en susObras Completas,Vol. XI (ObrapoéticaA 1935-1970), cd. cit., pág. 550.~‘ Los hnosdel limo, cd. cit., pág. 412.Parececlarala alusión aAragon, Éluardo Neru-

da, representativosdeesemomentode «deshonorde los poetas»quePazdenunciainsistente-menteenestosaños.

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dios darianos.Pedro Salinas,en su famosamonografiaLa poesíade RubénDarío (1948), babiaestudiadocomotemamayor del poetael erotismo,peroentendidocomo «erotismoagónico»,en lucha, cadavez másagravadaen suetapafinal, consuarraigadaconcienciade pecadoy de muerte.Pazno men-cionaa Salinasy sobretodo apenasse ocupade los conflictosde la atribula-da almade Darío.Cuandohablade ello en Los hijos del limo, es muy signi-ficativo cómolo hace: «Las creenciasde Rubén Darío oscilaban,segúnunafrasemuy citada de uno de suspoemas,«entrela catedraly las ruinaspaga-nas».Yo me atreveríaa modificarla: entrelasruinasde la catedraly el paga-nismo»32. De acuerdoa su concepciónsurrealistay heréticade la poesíamoderna,disminuyeel cristianismode Darío,por encimainclusodel propioescritor, y subraya el paganismo,en un sentido amplio de afirmación delcuerpoy de la visión analógica.Tambiénessignificativo queentrela poesíade Cantosy el periodofinal, aunquedeja constanciade su admiraciónporalgunospoemasintimistasy meditativoscomolos «Nocturnos»(que remitede nuevo a un contextouniversal y moderno, anotandosu semejanzacon«UExamende minuit» o «Le Gouffre» de Baudelaire), se detengafunda-mentalmenteen los eróticosy/o herméticos.Entre ellos redescubreel pocoatendido«Enel paísde lasAlegorías...»,perono le interesasuarranquecuí-turalistay fin de siglo, basadoen el mito de Salomé,sino susturbadoresver-sosfinales: «Puesla rosasexual!al entreabrirse!conmuevetodo lo queexis-te! con suefluvio carnal!y con suenigmaespiritual»33.En el quecomienza«¡Carne, celestecarnede la mujer! Arcilla.! —dijo Hugo—, ambrosíamásbien...», reparaen la utilización de una imagen («la vida se soporta, ¡tandolientey tan corta,¡ solamentepor eso:! ¡roce,mordiscoo beso!en esepandivino! parael cual nuestrasangrees nuestrovino!»34) ya empleadapor elrománticoNovalis, otro de los iniciadoresde la verdaderatradiciónmoderna,y que él mismohabíautilizado desdesu juventudparaejemplificar la cone-xión entrela experienciapoética,la amorosay la religiosa: «el cuerpode lamujer es el cuerpodel cosmosy amares un acto de canibalismosagrado»(l66)>~. El ensayose cierra con unareinterpretacióndel poema«Caracol»,

32 Ibid., pág. 415.

~ «En el paísde las Alegorías...»,Cantosde viday esperanza,ed. cit., pág. 291.>~ Ibid., pág. 287.~ Ya ensu conferencia«Poesíade soledady poesíadecomunión»,Pazhabíallamado

la atenciónsobrela fiestareligiosacomoparticipaciónen la divinidad, como sacramentodecomunión,y la habíaconectadoconel amory la poesía:«El festínsagradodiviniza lo mismo

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que ya no es sólo un emblemaconcretode la poesía de Darío, como habíavisto JuanRamónJiménezy habíarepetido él en los años40, sino, tras suaventurasurrealista,el símbolo de la correspondenciauniversaly de la poe-sía en su másamplio sentido. El arcoy la lira comienzacon una definicióno, mejor, unaoración,verdaderaletaníadirigida a la poesía,en la que se lee:«Analogía:el poemaes un caracolen donderesuenala músicadel mundoymetrosy rimas no son sino correspondencias,ecos,de la armonía univer-sal»36.

Todo esto,en fin, estedescubrimientode los valoreseróticosy mágicos,es lo queexplicaque en estasegundapartedel ensayoPaz vuelvaa situaraDarío conmásprecisióny a valorarlo máspositivamenteque en la primera,como si la relectura,el contactodirectoy casi olvidadocon supoesíahubie-ra vencidociertasresistencias,hastaconvencerlo,hastarescatarlo:

Por su edad,RubénDarío fue el puenteentrelos iniciadoresy lasegundageneraciónmodernista;por sus viajesy su actividadgene-rosa,el enlaceentretantospoetasy gruposdispersosen dos conti-nentes;animadory capitánde la batalla,fue tambiénsu espectadorysu crítico: su conciencia,y la evolución de su poesía,desdeAzuL..(1888) hastaPoemadel otoño (1910), correspondea la del movi-miento: con él principiay con él acaba.Perosu obra no tenninaconel modernismo:lo sobrepasa,va másallá del lenguajedeestaescue-la y, enverdad,de todaescuela.Es unacreación,algo quepertenecemása la historia de lapoesíaqueala de losestilos.Dadono es úni-camenteel más amplío y rico de los poetasmodernistas:es uno denuestrosgrandespoetasmodernos.Es el origen (149).

En 1965 OctavioPazincluyó «El caracoly la sirena»al frente del libroCuadrivio, seguidode otros tantosensayossobreLópezVelarde,Pessoay—paradojasdel destinoo, mejor, de la modernidad—Cernuda,el negadorde Darío; pues los cuatro, dice en el prólogo, estánseparadosy a la vezunidospor sudisidenciaante la estéticao la moral de su tiempo, por cons-

a los aztecasquea los cristianos.No es diverso eseapetitoal del enamoradoy al del poeta.Novalis hadicho:«El deseosexualno esquizá sino un deseodisfrazadodecarnehumana».Elpensamientodelpoetaalemán,queveen«la mujerel alimentocorporalmáselevado,>,nosilu-mina bastanteacercadel carácterprofundode la poesíay del amor:setrata, pormedio de laantropofagia,de readquirir nuestranaturalezaparadisiaca»(El Hijo Pródigo, n0 5, agosto1943, enPrimeras letras,cd. cit., pág. 294).

~ Ed. cit., pág. 41.

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tituir «la tradición de la ruptura», un conceptoque empezaráa perfilarenseguida.Paraterminar, convieneobservar,aunqueseasólo parcialmen-te y a grandesrasgos,el lugar que ocupa«El caracol y la sirena»en elorden final que Pazimpusoa sus Obras completas,por serun ordenmuyindicativo de sucarácterde poeta-criticoplenamenteconscientede la uni-dad de su produccióny de la constanciacon la que reflexioné sobre lamodernidady construyóunatradición modernaen la que insertarse.El pri-mer tomo lo tituló «La casade la presencia.Poesíae historia»y lo dividióen trespartesquesecorrespondenesencialmenteconsuslibros másgene-ralessobrela poesía:El arcoy la lira, Los hijos del limo en medio,La otravoz, en realidadtres«defensas»de la poesíaen el mundomoderno.Lostressiguientestomosreúnenensayosmuy diversossobreaspectosy figu-ras representativasde la poesíamodernade tres ámbitoso círculos con-céntricosa los que Paz se sintió perteneciente.El segundo,«Excursio-nes/incursiones:Dominio extranjero»,contiene algunosplanteamientosiniciales sobre la traduccióny artículos tanto sobre la poesíamodernaoccidental,fundamentalmenteangloamericanay francesa,conel surrealis-mo comocentro,como sobrela poesíaoriental y ocasionalmentelapoesíaclásica,pero siempreentendidasa través de aquélla.El tercero, «Funda-ción y disidencia:Dominio hispánico»,apartede un prólogotitulado«Uni-dad,modernidad,tradición»y otrasconsideracionesgenerales,arrancaconla citadacrónicasobreLaurel, el ensayo«Quevedo,Heráclitoy algunossonetos»y «El caracoly la sirena».El final estabaen el principio: en suensayoseminal «Poesíade soledad,poesíade comunión»,publicado en1943,simultáneamentea «El corazónde la poesía»,ya habíacalificado laobra«Heráclitocristiano»de Quevedocomo «el único poema«moderno»de la literaturaespañolahastaRubénDarío»37. Despuésde «El caracolyla sirena»siguenestudiossobrepoetasmodernistas,vanguardistasy post-vanguardistasde Hispanoaméricay España.El mismo esquemaque en elcuartotomo, «Generacionesy semblanzas:Dominio mexicano»,dondealos ensayospanorámicossiguen sus relecturasmodernasde los barrocosJuanRuiz de Alarcón y Sor Juana,y de nuevoun gran salto —indicativode la ausenciade modernidad—hastalos (pos)modernistasTabladayLópezVelarde,susmaestrosAlfonso Reyesy Contemporáneosy sus com-

~‘ Primerasletras, ed. cit., pág. 300. Vid. A. Stanton. «Octavio Paz y la sombra de Que-vedo,>, op cit.. págs.179-204.

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pañerosde generación.Todaunagenealogíaa partir de la queentendersupropia obra38.

Pero másallá de su significaciónpersonaly comopartede la obraglo-bal, en continuaexpansiónde Paz,«El caracoly la sirena»tuvo unarepercu-sióninmediataenlos estudiossobreDaríoy otros escritoresmodernistas,queya no se siguieron leyendoigual. Su advertencia«La crítica universitariageneralmenteha preferido cerrarlos ojos ante la corrientede ocultismo queatraviesala obra de Darío. Estesilencio dañala comprensiónde su poesía»(168), fue prontotenidaen cuentay el esoterismofUe uno los aspectosprivi-legiadosde la bibliografia sobreel temade los veinteañossiguientes.Bastedecirque la tesismáscompletahastael momento,la realizadapor Cathy L.irade: Rubén Darío and the RomantioSearchfor Unity T>11e ModernistRecourseto Esoteric Tradition (1983),comienzareconociendoexplícitamen-te el estímuloinicial de Paz39.Y sobretodo, con «El caracoly la sirena»ylos ensayosde la décadasiguiente,Pazcontribuyóde forma decisivaaesta-blecerla forma actualde entenderel modernismohispánico,como un fenó-menoespecíficopero integradodentrode la modernidadoccidental.

38 La importancia de las Obras completasordenadas y prologadas por Paz para la com-

prensiónfinal desu trayectoriaya fije analizadaenlaspresentacionesquesehicieronenMéxi-co de los seis primerostomosdurante1994, conintervencióndel propioautor Vid. A. Casta-ñón et al. op. oit, Passim.

~ Existe traducción al español: RubénDaríoy la búsquedaromónticade la unidad Elrecursomodernistaa la tradición esotérica,México, FCE, 1986.

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