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EJERCICIO N° 3 Desarrollo de ensayo: “El Carácter Forense de la Justificación”. INFORMACIÓN GENERAL: En el cristianismo la salvación se concibe de varias maneras. Una concepción importante destaca la justificación – el proceso con el cual el individuo, enajenado de Dios por el pecado, se reconcilia con El y es contado entre los justos o rectos a través de la fe en Cristo. En segundo lugar, solo después de la creencia en la Biblia como característica del Protestantismo, está la convicción de que los humanos no se salvan por sus méritos o buenas obras, como los reformadores del siglo XVI habían oído decir a los católicos, sino sólo “por gracia, a través de la fe”. Según nuestra convicción Protestante, Dios tomó la iniciativa de salvar al mundo del pecado mediante Su actividad en Jesucristo, e incluso la fe que lleva a la gente a creer en esa actividad, es un don, no un logro. No obstante, por muy consistente que sea la enseñanza protestante sobre este tema, las culturas protestantes a menudo han producido honestos buscadores de Dios – gente sobria y trabajadora – que intentan probar que son los elegidos de Dios

El carater forense de la Justificación

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Page 1: El carater forense de la Justificación

EJERCICIO N° 3

Desarrollo de ensayo: “El Carácter Forense de la Justificación”.

INFORMACIÓN GENERAL:

En el cristianismo la salvación se concibe de varias maneras. Una concepción importante destaca la justificación – el proceso con el cual el individuo, enajenado de Dios por el pecado, se reconcilia con El y es contado entre los justos o rectos a través de la fe en Cristo.

En segundo lugar, solo después de la creencia en la Biblia como característica del Protestantismo, está la convicción de que los humanos no se salvan por sus méritos o buenas obras, como los reformadores del siglo XVI habían oído decir a los católicos, sino sólo “por gracia, a través de la fe”. Según nuestra convicción Protestante, Dios tomó la iniciativa de salvar al mundo del pecado mediante Su actividad en Jesucristo, e incluso la fe que lleva a la gente a creer en esa actividad, es un don, no un logro. No obstante, por muy consistente que sea la enseñanza protestante sobre este tema, las culturas protestantes a menudo han producido honestos buscadores de Dios – gente sobria y trabajadora – que intentan probar que son los elegidos de Dios (predestinación), y predicadores u otros líderes que parecen tan legalistas en su enfoque de la vida de la iglesia como eran los católicos del siglo XVI.

JUSTIFICACIÓN

Justificación es un término forense, antónimo de condenación. La palabra forense viene del latín adjetivo Forensis, que significa “perteneciente o relativo al foro”. En la antigua Roma, una imputación por crimen suponía presentar el caso ante un grupo de personas notables en el foro. Tanto la persona que se le acusaba por haber cometido el crimen como el denunciante tenían que explicar su versión de los hechos. La argumentación, las

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pruebas y el comportamiento de cada persona determinaba el veredicto del caso. En lo que concierne a su naturaleza, es un acto judicial de Dios por el cual perdona todos los pecados de los que creen en Cristo, y a quienes incluye, acepta y trata como justos ante la ley, es decir, conformes a todas las disposiciones de ésta. Además del perdón del pecado, la justificación implica que los justificados satisfacen todos los imperativos de la ley. Es el acto de un juez y no de un soberano; la ley no se relaja ni se ignora, sino que se declara cumplida en el más estricto sentido; y así se establece que la persona justificada tiene derecho a todas las ventajas y recompensas de la obediencia perfecta a la ley (Romanos 5:1-10). Procede imputar o acreditar al creyente, por Dios mismo, la perfecta justificación, activa y pasiva, de su Representante y Seguridad, Jesucristo (Romanos 10:3-9).

La justificación no es el perdón de un hombre sin rectitud, sino la declaración de que éste posee una justificación que perfectamente y para siempre satisface la ley, a saber, la justificación de Cristo ( 2° Corintios 5:21; Romanos 4:6-8). La única condición con la que esta justificación se imputa o se acredita al creyente es la fe en el Señor Jesucristo. A la fe se la llama “condición” no porque posea algún mérito, sino porque es el instrumento, el único instrumento por el cual el alma aprehende o se apropia de Cristo y de su justificación (Romanos1:17; 3:25, 26; 4:20, 22; Filipenses 3:8-11; gálatas 2:16). El acto de la fe que así asegura nuestra justificación asegura también y simultáneamente nuestra santificación; y por ello la doctrina de la justificación por la fe no conduce al pecado (Romanos 6:2-7). Las buenas obras no son la base, sino la consecuencia cierta de la justificación (Romanos 6:14; 7:6).

El hecho básico de la religión bíblica es que Dios perdona y acepta a los pecadores creyentes (ver Salmos 32:1-5; 130; Lucas 7:47 y siguientes; 18:9-14; Hechos 10:43; 1° Juan 1:7; 2:2). La doctrina de Pablo de la justificación por la fe es una exposición analítica de este hecho en todas sus implicancias teológicas. Según lo señalado por Pablo (más plenamente en Romanos y en Gálatas, aunque también en 2° Corintios 5:14 y siguientes; Efesios 2:1 y siguientes; Filipenses 3:4 y siguientes), la doctrina de la justificación determina todo el carácter del cristianismo como religión de la gracia y de la fe. Define la significación salvadora de la vida y muerte de Cristo al relacionar a ambas con la ley de Dios (Romanos 3:24 y siguientes; 5:16 y siguientes).

Evidencia la justicia de Dios al condenar y castigar el pecado, su misericordia en perdonar y aceptar a los pecadores, y su sabiduría en ejercitar armoniosamente ambos atributos a través de Cristo (Romanos 3:23 y siguientes). Aclara que es la fe, creencia en la muerte expiatoria de Cristo y su resurrección justificadora (Romanos 4:23 y siguientes; 10:8 y siguientes), y confianza solo en El para la justificación (Filipenses 3:8-9). Esclarece que es la moral cristiana, y guardar la ley por gratitud al Salvador, cuyo don de la justificación hizo que guardar la ley fuera innecesario para la aceptación (Romanos 7:1-6; 12:1-2). Explica todas las indicaciones, profecías e instancias de salvación en el Antiguo Testamento (Romanos 1:17; 3:21; 4:1 y siguientes). Deroga el exclusivismo judío (Gálatas 2:15 y siguientes) y proporciona los cimientos sobre los cuales el cristianismo se

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convierte en una religión para el mundo (Romanos 1:16; 3:29-39). Es el corazón del evangelio; con justicia Lutero la llamó artículos stantis vel cadentis ecclesiae, una iglesia que prescinde de ella no se puede llamar cristiana.

SIGNIFICADO DE LA JUSTIFICACIÓN

El significado bíblico de “justificar” (en hebreo, sadeq; en griego, LXX y N.T., dikaioo) es declarar, aceptar y tratar a uno como justo, por un lado, no imputable penalmente y, por otro, con derecho a todos los privilegios de los que han guardado la ley. Es, pues, un término forense, que denota un acto judicial, en este caso, el de administrar la ley emitiendo un veredicto de absolución, excluyendo así toda posibilidad de condenación. De este modo, la justificación establece el status jurídico de la persona justificada. (Ver Deuteronomio 25:1; Proverbios 17:15; Romanos 8:33-34. En Isaías 43:9, 26, “ser justificado” significa “obtener el veredicto”). La acción justificadora del creador, que es el juez real de este mundo, tiene un aspecto a la vez sentenciatorio y ejecutivo, o declaratorio: Dios justifica, primero, llegando a un veredicto, y luego, por acción soberana da a conocer su veredicto y asegura a la persona justificada sus derechos, que ahora se le deben. Lo expuesto en Isaías 45:25 y 50:8, por ejemplo, es específicamente una serie de eventos que reivindican públicamente a aquellos a quienes Dios tiene por rectos. La palabra también se usa en un sentido prestado, para la atribución de justificación en contextos no forenses. Así se dice que los hombres justifican a Dios cuando lo confiesan justo (Lucas 7:29; Romanos 3:4 = Salmo 51:4), y a sí mismos cuando declaran ser justos (Job 32:2; Lucas 10:29; 16:15). La voz pasiva se puede emplear al ser justificado por los acontecimientos, contra la suspicacia, la crítica y la desconfianza (Mateo 11:19; Lucas 7:35; 1° Timoteo 3:16).

En Santiago 2:21, 24-25 se hace referencia a que la prueba de la aceptación de una persona por Dios se da cuando sus acciones muestran que tiene la clase de fe viva y activa a la cual Dios imputa justificación. La afirmación de Santiago de que los cristianos, al igual que Abraham, están justificados por sus obras (vers. 24) no es, pues, contraria a la insistencia de Pablo en que los cristianos, al igual que Abraham, son justificados por su fe (Romanos 3:28; 4:1-5), sino que es complementaria a ésta. Santiago mismo cita a Génesis 15:6 para idéntico propósito que Pablo, para mostrar que fue la fe lo que aseguro la aceptación de Abraham como justo (Romanos 4:3 y siguientes; Gálatas 3:6 y siguientes). La justificación que preocupa a Santiago no es la aceptación original del creyente por Dios, sino la subsiguiente reivindicación, debido a su vida, de su profesión de fe. Es en terminología, y no en pensamiento, que Santiago difiere de Pablo. No hay base léxica para la opinión de Crisóstomo, Agustín y los teólogos medievales y romanos, de que “justificación” signifique, o denote como parte de su significado, “hacer justo” (por renovación espiritual subjetiva). La definición Tridentina de la justificación como “no solamente la remisión de pecados, sino también la santificación y la renovación del hombre interno” es errónea.

COMPARACION: DOS CLASES DE JUSTICIA; LA JUSTICIA HUMANA Y LA DIVINA.

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JUSTICIA HUMANA: A) Ley. B) Hechos o delitos contra la ley. C) Juicio. D) Pruebas. E) Veredicto. F) Sentencia (dictada por un Juez).

JUSTICIA DIVINA: Aunque los hombres son culpables delante de Dios, Dios mismo ofrece el MÉTODO SUSTITUTIVO, Jesucristo, tomando el lugar de cada hombre de la raza humana; Él siendo santo y justo pagó la deuda de cada uno ante la Justicia Divina. Solo por creer en él y en su obra salvífica, se obtiene la inocencia delante de Dios.

A) LA LEY: En la Justicia Humana, la “Ley” es una declaración de la voluntad soberana manifestada en la forma prescrita por la constitución que manda, prohíbe o permite. En la Justicia Divina se denomina “Ley”, a los preceptos dados por Dios a los hombres en cuanto a lo que Dios solicitó al hombre en el ejercicio de su libre albedrio. Conocido como diez mandamientos, la Ley de Dios se la encuentra en la Biblia, en los libros: Éxodo (20:1-17), Deuteronomio y Levítico. Si bien, hoy estamos en tiempo de gracia, es sabio considerar el buen consejo de Dios, hallado en Deuteronomio, capitulo 4.

B) HECHOS O DELITOS CONTRA LA LEY: La Justicia Humana, según el artículo 44 del Código Civil Chileno, define “Dolo” como: La intención positiva de proferir injuria (daño) a la persona o propiedad de otro, esto constituye el dolo característico del delito. Los hechos producen consecuencias que pueden estar vinculadas a ellos en forma directa, según sea el grado de esta vinculación, serán las consecuencias: inmediatas, mediatas o casuales. En la Justicia Divina, los hombres no quieren compromisos, han elegido vivir como bien les parece, han dado la espalda a Dios, no creen en sus palabras, han elegido intermediarios entre ellos y Dios, menoscabando al mismo creador. Aquellos que han decidido realizar su vida desechando de ella el reconocimiento de su Creador viven sin discernir que por más que les vaya bien, su actitud traerá consecuencias a sus vidas, pues aunque no lo crean llegará el día en que serán inculpados de un delito grave: Homicidio al Hijo de Dios. Hechos realizados por los hombres y comprobados por la Justicia Divina: 1) No han cumplido la Ley. 2) Han desechado la palabra de Dios, han decidido no oírla. 3) Viven como quieren sin temor a su Creador. 4) No han guardado sus almas. 5) Permiten que sus hijos vivan como quieren y no como Dios dice. 6) Han creado religiones para calmar sus conciencias. 7) Han creado sustitutos y formas no comprometidas para acercarse a Dios. 8) Son participes y cómplices de asesinato al desechar a Jesucristo quien murió en la cruz por cada uno de ellos. Ante la Justicia Divina los Hechos de cada hombre son por demás contundentes y conocidos. Nadie puede discutir que la acción humana es voluntaria, a sabiendas y en cuanto a Jesucristo, criminal. Las consecuencias de la desobediencia a Dios cada hombre deberá pagarla.

C) EL JUICIO: En la Justicia Humana los jueces en el ejercicio de su entendimiento y judicatura, examinan las pruebas que le son presentadas, forman en sus mentes una convicción en cuanto a la naturaleza objetiva del hecho y el verdadero carácter moral de una persona o cosa, en virtud del cual disciernen la realidad,

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incluyendo lo malo y lo bueno. La Justicia Divina tiene preestablecido un Juicio: “Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios” Romanos 3:19. El hombre, la humanidad podrá seguir escapando del amor de Dios, pero jamás escapará de su juicio. Día y hora, no la sabemos, pero a esa cita todos compareceremos, sin excusas posibles, nadie podrá escapar a él.

D) LAS PRUEBAS: En la Justicia Humana al leer en el Código de Procedimiento Civil Chileno en su artículo 341, se puede comprender que para que la relación jurídica exista, no basta el hecho producido, es necesario contar con las pruebas del mismo, y demostrar su existencia. Para establecer “la prueba”, la Ley, establece medios de prueba: a) documentos o instrumentos públicos o privados; b) testigos; c) confesión de las partes del juicio; d) inspección personal del Tribunal; e) peritos; y f) presunciones. En cuanto a la Justicia Divina, teniendo en cuenta esto me remito a los medios de prueba: Confesión de partes: El gobernador romano Pilato dijo: “Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros.” Mateo 27:24. “Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él”. Juan 19:5. Los judíos no obstante exclamaron: “Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios.” Juan 19:7. El pueblo en una sola voz, dijo: “su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos” Mateo 27:2. Testigo Presencial: El Apóstol Pedro, dijo: “varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabeís; a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole” Hechos 2:22-23. Los hechos fueron comprobados por las expresiones de sus bocas, en ellas se encuentra una tendenciosa responsabilidad criminal. Los hechos sucedieron, las pruebas fueron demostradas por testigos oculares, innegable es la imputación criminal y su responsabilidad ante Dios. “Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado” Romanos 3:19-20. La Justicia Divina ha hallado en contra de la humanidad las siguientes pruebas para ejecutar su pena o condena: Pecado Universal: “por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios”. Silencio Universal: “para que toda boca se cierre”. Culpa Universal: “todos pecaron”. Juicio Universal: “y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios”. Incapacidad Universal: “por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él”.

E) SENTENCIA: La Sentencia es la decisión de un Juez o de un Tribunal. Si un juez humano tuviera que dictar sentencia sobre la actuación de los hombres ante Dios

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y la actitud posterior ante el sacrificio de su hijo, sin duda alguna el fallo sería: ¡¡Culpables¡¡ La Justicia Divina ya ha dado su sentencia: “por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” Romanos 3:23. ¿Podrán los hombres encontrar alguna manera de escapar a la justicia de Dios?

F) LA PENA O CONDENA: Según la Justicia Humana la definición de pena en el Derecho Penal, esta es la consecuencia primaria del delito, o la retribución al delito cometido. Por tanto la pena no es una acción arbitraria del legislador. En Chile, ante la pena o condena, la justicia prevé la concesión del perdón. La Constitución Política de la República, contempla el indulto, en su artículo 32, inciso 16°, y establece: “Son atribuciones especiales del presidente de la Republica; otorgar indultos particulares en los casos y formas que determine la ley”. La máxima autoridad del país está autorizado por Ley a expedir el indulto, mediante decreto, se identifica al reo beneficiado, pero la condena queda registrada como antecedente penal. El sentenciado no podrá negar sus antecedentes penales, quedará libre, pero sus antecedentes no son borrados. Otra posibilidad que contempla la Constitución, es en sus artículos 60 inciso 16°, y artículo 62 inciso 2°, es la Amnistía. La Amnistía se pone en práctica, mediante una Ley del Congreso, no es un decreto unipersonal, deben concurrir para su concreción de esta los diputados y senadores de la nación, es un verdadero perdón, la llaman “la ley del perdón o del olvido”, porque borra la condena como antecedente penal. No es frecuente y debe ser general. Solo se describe el hecho beneficiado (delito) y no al beneficiario. Tanto el indulto como la amnistía, son herramientas vacías de regeneración del delincuente. Ya que el perdón no requiere el arrepentimiento del sentenciado, solo se recibe por decreto o ley, sin mediar arrepentimiento alguno. La Justicia Divina, ha establecido la pena para el hombre, en ella no se contemplan ni indultos, ni amnistía, Dios no tendrá contemplación con los culpables o aquellos que desecharon un amor tan grande, resultado de la gracia infinita de Dios para con los hombres. El hombre sin reconocer a Dios queda expuesto al juicio y a la ira venidera. El pecado hace a los hombres imputables del delito de crimen, son inexcusables delante de Dios, comprobado por su desobediencia a la ley y por el crimen de un inocente y justo, deben sujetarse al juicio y a la pena instituida por Dios, el Juez Supremo. “Por cuanto todos pecaron están destituidos de la gloria de Dios” Romanos 3:23.

Habiendo utilizado los mismos métodos y procedimientos jurídicos humanos, se comprueba la responsabilidad del hombre al desechar primeramente la ley de Dios y luego a Jesús quién vino a satisfacer la Ley de Dios.

La justificación legal en la Justicia Humana es una declaración de inocencia, ante la comprobación de esa inocencia. Si no, el delincuente, cuenta con que se le otorgue el

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perdón a través del indulto, por decreto extraordinario, logrando su libertad pero sus antecedentes penales no son borrados.

La Justicia Divina extiende su brazo de amor y de misericordia ante la humanidad ofreciendo un Método Sustitutivo, que jamás el hombre podrá imitar en su sentido de justicia.

La Justificación Legal de Dios es superior, muy superior, el culpable es perdonado y aceptado por Dios, como si fuese justo, en realidad es contado como justo, aunque sea anteriormente injusto, sobre el fundamento del único justo Jesucristo. “Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.” Mateo 12:37.

La Justificación por la fe en Jesucristo, consiste en ser perdonados y aceptados por Dios. Es decir debido a la fe, los hombres son tratados como si fuesen justos, no es que la fe es el fundamento de la justificación, el fundamento es Cristo, pero éste es el modo en que los pecadores son perdonados, aceptados y justificados por amor a Cristo y a su obra redentora.

¿O conoce a alguien que esté dispuesto a inmolar a su hijo de la misma manera que el Dios del universo lo ofreció por nosotros?

BIBLIOGRAFÍA:

www.recursosevangelicos.com.

www.Congreso.cl.

Código Penal y Civil Chileno.

Código de Procedimiento Civil Chileno.

Código Procesal Penal Chileno.

Constitución Política de la República de Chile.